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Una minga para el postdesarrollo: lugar, medio ambiente y movimientos sociales en las

transformaciones globales – Arturo Escobar

Publicado por el Programa Democracia y Transformación Global en Lima en un momento en el que los
debates sobre el desarrollo y postdesarrollo se vuelven de cruciales.

La pertinencia de la crítica al desarrollo:

Se generan conclusiones sobre el desarrollo a las que han llegado muchos movimientos sociales e
intelectuales y académicos críticos en las últimas dos décadas.

Podemos destacar las siguientes ideas; el desarrollo es un proyecto tanto económico como cultural.
Cultural en dos sentidos: surge de la experiencia particular de la modernidad europea; y subordina a las
demás culturas y conocimientos, las cuales pretende transformar bajo principios occidentales.

Desarrollo y la modernidad involucran una serie de principios: el individuo racional, la separación de


naturaleza y cultura; la economía separada de lo social y lo natural; la primacía del conocimiento
experto por encima de todo otro saber.

Podemos considerar también que el lenguaje es una de las barreras las cuales impiden el desarrollo y el
conocimiento.

Se hace referencia a textos anteriores como el “Buen Vivir” dentro de lo que se destaca que; la mayoría
de las políticas de los gobiernos están aún en contradicción con el Buen Vivir, pues continúan
encarnando una visión modernista del desarrollo.

Se habla respecto a el “Plan Ecuatoriano” en el que podemos destacar lo siguiente: se enfatiza respecto
al crecimiento, crecimiento se considera una meta no un medio, se entra en un conflicto respecto a las
áreas las cuales tiene como objetivo intervenir el estado, ya que no se ve un beneficio claro en materia
ambiental y cultural.

Plantea como relevante empezar a incursionar en estos puntos:

1) Al acoger la visión del Buen Vivir, asume que no hay un estado de ‘subdesarrollo’ a ser
superado, ni uno de ‘desarrollo’ a ser alcanzado, pues refiere a otra filosofía de vida:
2) Se mueve el debate del antropocentrismo al biocentrismo, y reinserta la economía en la
sociedad y los ecosistemas; se genera una “nueva ética de desarrollo”.
3) Articular economía, medio ambiente, cultura y sociedad;
4) Recupera lo público, la diversidad, y la justicia social e intergeneracional como principios;
5) Reconoce diferencias culturales y de género;
6) Nuevos énfasis, incluyendo la soberanía alimentaria y el control de los recursos naturales.

Aunque el desarrollo ha sido descentrado al abrir espacio para la cultura, la naturaleza, y aspectos no
económicos, el modelo propuesto sigue siendo modernizante y dirigido por expertos. De esta forma,
aunque vislumbra el postdesarrollo, no se adentra hacia el con paso firme.

Algunos criterios para el postdesarrollo:

La transformación que se requiere en la actualidad es una que involucra no solo a las estructuras
socioeconómicas; sino que involucra también a la cultura y la epistemología.
Para Boaventura de Sousa el desarrollismo del Estado y las izquierdas tiene mucho que ver con esta
producción social de la invisibilidad y la ignorancia; respecto a las propuestas de desarrollo generadas
por parte de grupos indígenas.

El postdesarrollo busca avanzar en la transición cultural de cambio de época, resolviendo las


contradicciones entre neodesarrollismo y postdesarrollo a favor de este último.

Algunos principios del postdesarrollo

El postdesarrollo significa la creación de un espacio - tiempo colectivo en el que se debe llevar a cabo lo
siguiente:

1) El desarrollo como el principio central que organiza la vida económica y social.


2) Cuestionar el concepto de crecimiento económico, así también, este como meta.
3) Deconstruir la matriz cultural de donde proviene el desarrollo y su historicidad.
4) Desarticular el modelo de desarrollo basado en la premisa de la modernización y de la
explotación de los recursos.
5) Reconocer la multiplicidad de definiciones e intereses alrededor de las formas de sustento,
relaciones sociales y practicas económicas.
6) Diseño de políticas desde la ralacionalidad entre grupos humanos y entre estos y la naturaleza.
7) Diálogos interculturales respecto a las condiciones que hay en la multiplicidad de propuestas y
visiones.
8) Formas de integración regional autónoma basadas en criterios ecológicos
Capítulo 2: Más allá del Tercer Mundo: globalidad imperial, colonialidad global y movimientos sociales
antiglobalización.

En la actualidad se han generado condiciones de vida en las que los recursos naturales son explotados
en demasía, así como la calidad de vida de las personas es deplorable, todo se ha enfocado
primordialmente a países con mayor dominio sobre la vida de los demás. Es por lo que la necesidad por
una solidaridad internacional es más grande ahora que nunca, en nuevas formas, por no hablar acerca
de la imperiosa necesidad de resistir el mercado global que demanda, así también el mundo tiene que
ser organizado para su explotación y que no se podrá hacer nada para evitar que se siga explotando.

David Scott, plantea su posicionamiento respecto a la situación del “Tercer mundo” en la que “la
situación global actual se asocia a un nuevo espacio-problema al cual ni el tercermundismo ni el
consiguiente criticismo postcolonial proveen buenas respuestas.” (P. 60)

Se debe imaginar más allá de un Tercer Mundo, más allá del orden del conocimiento y de la política que
se nos ha dado, así como de las formaciones sociales que se han asociado.

Se generan las siguientes interrogantes: ¿qué lenguajes y visiones serán los apropiados para el actual
espacio-problema de la hegemonía capitalista y las luchas contra hegemónicas?, ¿Pueden ser inventadas
nuevas formas de utopismo? ¿Cuál debería ser la contribución de la modernidad occidental en este
esfuerzo?; entre otras.

Para lo cual se tratará de demostrar que, en los lenguajes de la diferencia subalterna, utopismo crítico y
una modernidad reinterpretada nos benefician para encontrar un nuevo marco teórico que ve más allá
del Tercer Mundo.

Tres componentes para considerar:

 La habilidad de la modernidad para proveer soluciones a los problemas modernos ha sido


crecientemente comprometida, argumentado que no existen soluciones modernas a muchos de los
problemas de hoy. La crisis moderna es una crisis de los modelos de pensamiento y las soluciones
modernas, al menos bajo la globalización neoliberal, sólo agudizan los problemas. Moverse más allá
o por fuera de la modernidad deviene, entonces, en un sine qua non para imaginar el más allá del
Tercer Mundo.
 Cuestionar la idea de que la modernidad es ahora una fuerza universal e inescapable, que la
globalización implica la radicalización de la modernidad, y de que en adelante la modernidad está en
todas partes, la colonialidad es constitutiva de la modernidad, y el «Tercer Mundo» es parte de su
lógica clasificatoria.
 Desplazarse de la sociología de las ausencias de los conocimientos subalternos a la política de la
emergencia de los movimientos sociales; imaginar más allá del Tercer Mundo.

Los fracasos de la modernidad y la emergencia de la globalidad imperial

La globalización implica la universalización y radicalización de la modernidad; también se puede


argumentar que el presente es un momento de transición: entre un mundo definido en términos de
modernidad y sus corolarios, así como la certidumbre generada, y la nueva realidad global que se ha
visto como una profundización de la modernidad sobre el mundo, asimismo vista como una realidad
negociada que comprende múltiples formaciones culturales heterogéneas con diversos matices.
Globalización como radicalización de la modernidad: una visión intra-moderna de la modernidad

Siendo considerada la modernidad como un proceso meramente europeo, sociológicamente, la


modernidad es caracterizada por instituciones como el Estado-nación, y por algunos rasgos básicos,
como la reflexividad, la descontextualización de la vida social del contexto local y el distanciamiento
espacio/tiempo.

Modernidad a su vez es considerada como la apropiación de la cultura, así como la noción de que el
“hombre” es el fundamento de todo conocimiento separándolo de lo natural y de lo divino, triunfo de la
metafísica; siendo también relacionado con la globalización, esta ultima una radicalización y
universalización de la modernidad.

Más allá de la modernidad: posmodernismo opositor

Boaventura de Sousa; indica que nos estamos alejando del paradigma de la modernidad, tanto
epistemológicamente como sociopolíticamente; en el primer caso debido a una transición de la
dominancia de la ciencia moderna a un panorama plural de formas de conocimiento; esta transición
entre el capitalismo global y las formas emergentes.

Se ha generado una emancipación social en la que se reta el orden creado por la regulación en nombre
de un ordenamiento diferente, recurriendo a la racionalidad estética, científico cognitiva y ética. Siendo
contradictorias entre ellas, en especial en el manejo de la globalización neoliberal.

La globalización es el más reciente estado de la modernidad capitalista; para el primero, la globalización


es el comienzo de algo nuevo.

La nueva fase del imperio global y el crecimiento del fascismo social

Ha predominado en su totalidad la exclusión sobre la inclusión, todo esto referenciado al sistema


mundial, en particular con naciones pertenecientes a Asía, África y Latinoamérica. Siendo así el
resultado es un nuevo tipo de fascismo social como un régimen social y civizacional.

Este fascismo puede operar de varios modos: en términos de exclusión espacial; territorios disputados
por actores armados; el fascismo de la inseguridad; y el fascismo financiero, el cual a veces dicta la
marginalización de regiones y países enteros que no cumplen con las condiciones necesitadas por el
capital, según el FMI.

Así mismo se ha estado procreando un imperio encabezado por Estados Unidos, en el que su modo de
operación es mediante la imposición de normas (mercados libres, democracia estilo Estados Unidos,
nociones culturales de consumo, entre otros).

Teniendo como fin la expansión “pacifica” de la economía de mercado, la economía global viene siendo
sustentada por una organización global de la violencia y viceversa.

El caso colombiano: modernidad, desarrollo y la lógica del desplazamiento

De acuerdo a Joxe; Colombia es el ejemplo perfecto de la situación de exclusión debido a que el país
representa patrones de exclusión histórica, situación se ha agravado en los últimos veinte años por los
sucesivos regímenes neoliberales.
También más del 60% de la población colombiana tiene un ingreso por debajo de la línea de pobreza;
25% vive en pobreza absoluta, esto significa que sus ingresos son inferiores a un dólar al día. Sumándole
a esto el conflicto constante que se ha generado con los carteles de drogas, los cuales han provocado un
estigma en la población desde los años 80s, también debemos tomar él cuenta el conflicto que se ha
provocado con las guerrillas.

Muchas de estas causas han generado consecuencias tales como el desplazamiento, muchas
comunidades ribereñas, tanto guerrillas como paramilitares han impulsado a la gente a plantar coca o a
salir; esto ha alcanzado proporciones increíbles, con muchos cientos de miles de personas desplazadas.

El caso de Colombia y de su región Pacífica, entonces, refleja tendencias cruciales de la globalidad


imperial y la colonialidad global; La primera tendencia es la articulación entre la economía y la violencia
armada; causando que se contribuya a la dispersión del fascismo social.

Para esto la respuesta del gobierno ha sido escalar la represión militar, la vigilancia y la
paramilitarización dentro de una concepción de seguridad democrática que es similar a la estrategia
global de los Estados Unidos frente a Iraq.

Se ha intentado pensar más allá de la modernidad para el confrontamiento de estas problemáticas.

Más allá de la modernidad: subalternidad y la problemática de la colonialidad

Podemos empezar a considerar el triunfo de la modernidad como una imposición de designio global por
parte de los países euros centristas.

La conceptualización de la modernidad/colonialidad se asienta en una serie de operaciones que la


distinguen de las teorías establecidas de la modernidad las cuales son: localización de los orígenes de la
modernidad en la conquista de América y el control del Atlántico a partir de 1492, la atención al
colonialismo, pos colonialismo e imperialismo como constitutivos de la modernidad, la adopción de una
perspectiva global en la explicación de la modernidad, identificación de la dominación de otros afuera
del centro europeo como una necesaria dimensión de la modernidad, re conceptualización del
eurocentrismo como la forma de conocimiento de la modernidad/colonialidad.

De lo cual debemos considerar que sin modernidad no habrá colonialidad, la diferencia colonial es un
hecho meramente epistemológico y político privilegiado.

Dado que la modernidad es un proyecto, el proyecto triunfal del Occidente cristiano y secular, la
colonialidad es, de un lado, lo que el proyecto de modernidad necesita eliminar y borrar en aras de
implantarse a sí misma como modernidad.

Debemos comprender también las diferencias que plantean estos dos conceptos tales como la
colonialidad es el sitio de enunciación que revela y denuncia la ceguera de la narrativa de la modernidad
desde la perspectiva de la modernidad misma, y es al mismo tiempo la plataforma de la pluriversalidad,
de proyectos diversos provenientes de la experiencia de historias locales tocadas por la expansión
occidental.

La colonialidad incorpora el colonialismo y el imperialismo pero va más allá de ellos; es por esto que la
colonialidad no termina con el final del colonialismo, sino que ha sido re-articulada en términos del
imaginario de los tres mundos surgido tras la 2da Guerra Mundial.
De esta manera el ponerle fin al 3er Mundo implica una rearticulación de la colonialidad del poder y del
conocimiento. A pesar de todo esto existen sus consecuencias tales como el más prominente carácter
de la colonialidad hoy parece ser ambiguamente dibujado por la figura del terrorista; asociado
principalmente con el Medio Oriente.

Otros mundos son posibles: Movimientos sociales, política basada-en-lugar y colonialidad global

Construir políticas a partir de la diferencia colonial, particularmente en el nivel del conocimiento y la


cultura, e imaginar y construir mundos verdaderamente diferentes. Mundos que sean más justos y
sustentables y, al mismo tiempo, mundos que sean definidos mediante principios distintos a aquellos de
la modernidad euro centrada.

Para generar estas condiciones se debe enfocar en políticas de la diferencia representada por muchos
movimientos sociales contemporáneos, particularmente aquellos más directa y simultáneamente
engranados con la globalidad imperial y la globalidad colonial.

Así mismo se deben considerar que no hay diferencias en el espectro de culturas no conquistadas aún
por la modernidad, sino que existen prácticas de diferencia que permanecen en la exterioridad del
sistema mundo moderno/colonial, incompletamente conquistadas y transformadas. Sumando a esto
existen muchos movimientos sociales actuales que no sólo son construidos a partir de estas prácticas de
diferencia, sino que llevan a cabo una lógica diferente de política y movilización colectiva.

La nueva lógica de los movimientos anti-globalización

Se ha tratado de comprender los movimientos anti globalización los cuales son en muchas de sus causas,
se oponen tanto al proyecto modernista como a su epistemología de mercado; este movimiento
cuestiona más allá del sistema de mercado en nombre de las alternativas derivadas de este.

Implican una negación del proyecto de globalización en términos de la universalización de la


modernidad capitalista.

La política del lugar como una nueva lógica de lo político

Las políticas de lugar constituyen una forma emergente de política, un nuevo imaginario político en el
cual se afirma una lógica de la diferencia y una posibilidad que desarrollan multiplicidad de actores y
acciones que operan en el plano de la vida diaria.

En el proyecto de la modernidad/colonialidad, existe una exterioridad a la globalidad imperial.

Dos aspectos más del movimiento de redes: primero, al confrontar la globalización neoliberal y la
globalidad imperial, los movimientos locales, nacionales y transnacionales pueden ser vistos como
constituyendo una forma de globalización contra-hegemónica; La globalización contra-hegemónica es
un movimiento tremendamente diverso.
Conclusión: más allá del Tercer Mundo

Se plantean las siguientes propuestas:

1. Si aceptamos ya sea la necesidad de ir más allá de la modernidad o el argumento de que


estamos realmente en un periodo de transición paradigmática, esto significa que el concepto del
Tercer Mundo es algo pasado. Así como «la modernidad y sus exterioridades» deben ser
tratados como una verdadera multiplicidad, donde las trayectorias son diversas y pueden
conducir a múltiples estados.
2. Rearticulación de la globalidad y la colonialidad es principalmente efectuada a través de
discursos y prácticas sobre el terrorismo; «Más allá del Tercer Mundo» implica entonces que
nuevas clasificaciones están emergiendo que no son basadas en una división del mundo en tres.
La imaginación más allá del Tercer Mundo puede contribuir en este proceso desde una posición
crítica.
3. Las políticas de lugar deberían ser un ingrediente importante de imaginar el más allá del Tercer
Mundo, son un discurso del deseo y la posibilidad que se construye sobre las prácticas
subalternas de la diferencia para la reconstrucción de mundos socio-naturales alternativos,
también dan nuevos sentidos a conceptos de globalización contra-hegemónica, globalizaciones
alternativas o transmodernidad.
4. Se deben hallar formas reales sin antecedentes de pensamiento sobre estos «terceros mundos»
y la gente que los habita, que vayan más allá de los predominantes lenguajes racializados.

Dado el rol actual de muchos estados en la globalidad imperial no es impensable que el anterior
Tercer Mundo podría estar mejor en un mundo sin Estados, con la condición de que ambas formas
locales o regionales y meta nacionales de estructuración y gobierno sean creadas para que eviten las
trampas mortales del Estado-nación mientras se crean nuevas formas de protección y negociación.

Los movimientos sociales de la pasada década son, en efecto, un signo de que esta lucha ya está
dándose, la imaginación del más allá de la modernidad y de los regímenes de economía, guerra,
colonialidad, explotación de la gente y la naturaleza, y del fascismo social que han sido desarrollados
en su encarnación global imperial.

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