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PATOLOGÍA PULMONAR CRÓNICA

Probablemente dentro de las enfermedades pulmonares crónicas en la infancia, la


displasia bronco pulmonar (DBP) es la patología más habitual que podemos
encontrarnos en la consulta, (con exclusión de la fibrosis quística), si bien el
manejo de estos niños desde el punto de vista nutricional puede hacerse
extensible a otros trastornos pulmonares (hipertensión pulmonar, enfermedad de
las membranas hialinas, asma grave y mal controlada, etc.). La DBP, es una
patología pulmonar crónica del prematuro que habitualmente sigue a la ventilación
mecánica, con requerimientos de suplementos de oxígeno por encima de la 36
semana de edad gestacional. Presenta clínica respiratoria y anomalías en la
radiografía de tórax. Suele asociarse a alteraciones nutricionales (desnutrición).
La interacción de la nutrición y el desarrollo adecuado de la función pulmonar
Actualmente se fundamenta en sólidos estudios científicos. Existen claras
videncias, tanto de estudios clínicos como de revisiones sistemáticas, sobre el
efecto beneficioso de determinadas medidas nutricionales en pacientes con riesgo
de padecer DBP u otras patologías pulmonares, tanto en la prevención de la
misma la disminución de su incidencia como en la mejoría clínica de los pacientes
ya afectados por la enfermedad.
La desnutrición, y por tanto el retraso del crecimiento, se relaciona claramente con
la inmadurez pulmonar, la situación de hipoxia mantenida, el aumento del trabajo
respiratorio y de las infecciones, que ocasionan un incremento del metabolismo, y
con la baja reserva de nutrientes. Las necesidades energéticas de un neonato
afectado por DBP están incrementadas al menos en un25%. Sin embargo, en
estos pacientes es muy frecuente la disminución de la ingesta, tanto por la
dificultad para alimentarse por su inmadurez (dificultad para la succión) como por
la sensación de saciedad temprana. Si a esto añadimos los efectos secundarios
de medicamentos usados en su tratamiento (esteroides, diuréticos, xantinas) y el
incremento de las secreciones bronquiales qué inducen al vómito con frecuencia,
estos pacientes pueden tener graves dificultades para conseguir la administración
de los nutrientes adecuados que les permitan obtener los mejores resultados
desde el punto de vista, tanto respiratorio como nutricional.
OBJETIVOS NUTRICIONALES:
1.- Lograr el crecimiento deseable, ya que estos niños con DBP presentan retraso
2.- corregir la desnutrición y anorexia debido a la insuficiencia respiratoria y
soporte ventilatorio
3.-Ahorrar proteinas proporcionando energía extra de CHOS y grasas, sin
excederse porque puede aumentar el CO2
4.- reemplazar los electrolitos perdidos especialmente el cloro, lo que puede llevar
a la muerte si no se corrige
5.- Corregir el reflujo gastroesofágico, que es común sobretodo si se da una
formula alta en grasas.
6.- prevenir la enfermedad ósea metabólica

INTERVENCIONES NUTRICIONALES BÁSICAS


1. Incremento del aporte de calorías, debe ser un 25% superior a lo normal. Es
decir del 120 a 150 kcals/kg/dia
2. Incremento del aporte proteico., para los lactantes la proteina debe ser del 7 al
10% del VCT
3. Restricción del aporte hídrico (especialmente en casos graves).se puede limitar
a menos de 150 ml/kg/dia
4.- el sodio se restringirá solo si existe edema pulmonar o hipertensión
5.-Prevención de los vómitos inducidos por el aumento de las secreciones
bronquiales.
6.-auméntese la proporción grasa carbohidrato cuando exista insuficiencia
respiratoria. Para satisfacer las necesidades de ácidos grasos esenciales se
empieza con 0.5 a 1 g/kg y se aumenta hasta 3 g/kg
7.-Proporcione dosis adecuada de Calcio, hiero y fósforo
8.- Evitar el déficit de antioxidantes (vitamina D, E, selenio).
9. Administración de dosis altas de vitamina A.
(Estas dos últimas medidas se aplican habitualmente de modo precoz y durante
ingreso hospitalario del paciente).
Mantener las saturaciones de oxígeno en un rango del 92-95%, así como una
temperatura adecuada, son medidas importantes que deben llevarse a cabo una
vez que el niño es dado de alta a su domicilio.
VÍAS DE ALIMENTACIÓN
Dependiendo de la gravedad de la DBP, el paciente podrá ingerir cantidades
adecuadas por vía oral (tanto alimentación al pecho como biberón), o bien precisar
nutrición enteral, por sonda nasogástrica, bien a modo continuo, bien émbolos,
según la situación clínica y las necesidades de oxígeno domiciliarias del niño. Se
valorará la realización de gastrostomía, especialmente en situaciones graves con
previsible alimentación enteral prolongada y/o vómitos tan frecuentes que impidan
una ganancia ponderal adecuada.
El niño alimentado al pecho o con biberón suele regular el volumen que ingiere
(alimentación a demanda). Puede optarse por dar toma más frecuente si el niño se
cansa o se sacia pronto. En estos casos hay que vigilar que la ganancia Ponderal
sea correcta. Estas medidas son también muy útiles para evitar los vómitos por el
aumento de las secreciones, situación que ocurre habitualmente, así como
adoptar medidas posturales similares a las que utilizamos en patologías como el
reflujo gastroesofágico (posición semiincorporada, evitar mover bruscamente al
bebé tras las tomas, etc.).
FÓRMULAS MÁS ADECUADAS
El tipo de fórmula más adecuada para cada paciente debe valorarse
individualmente, aunque inicialmente tanto la leche materna (sola o con uso de
suplementos) como las fórmulas para prematuros (que son más calóricas y con
mayor aporte proteico) parecen ser lo más adecuado. Fórmulas con concentración
de 1kcal/ml y alrededor de 2 gramos de proteínas por 100 ml son bastante
utilizadas.
Los aportes hídricos se ajustarán entre 130-150 ml/kg/día, sobre todo en niños con
afectación moderada-grave, si bien esto no es necesario en niños con afectación
leve, intentando conseguir unos aportes calóricos de 120-150 kcal/día según el
estado de nutrición del paciente. En ocasiones se precisa llegar hasta aportes
calóricos de 180 kcal/día.
Por lo tanto, para incrementar el aporte en estos pacientes se puede optar por:
1) Utilización de fórmulas para prematuros. Algunas revisiones recomiendan su
uso durante los primeros 12 meses de vida.
2) Aumento del número de tomas.
3) En mayores de tres meses, o bien en cualquier caso controlando que la
osmolaridad urinaria no sea superior a 400 mOsm/L, aumentar la concentración
del preparado al 15-18%.
4) Añadiendo suplementos de dextrinomaltosa y/o triglicéridos de cadena media,
bien a la leche materna, bien a la fórmula láctea elegida.
A partir de los 12 meses puede introducirse una dieta polimérica pediátrica iso o
hipercalórica sustituyendo a la fórmula. En el niño mayor pueden utilizarse
preparados comerciales hipercalóricos como complemento de la dieta cuando no
es capaz de ingerir lo necesario para mantener una función pulmonar adecuado el
estado nutricional, así como en casos de infecciones o cuando el aumento de
mucosidad le hace vomitar a pesar de ingerir cantidades correctas de alimentos.

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