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M. L. RHODES
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
PRÓLOGO
Hace 100 años
Byram, gran hechicero y auto proclamado gobernante
de Velesperia, estaba de pie con su capitán de más
confianza en la cresta de la colina con vistas a los restos
calcinados del pueblo draegan que estaba más abajo.
La localización para el primer golpe en su guerra no
había sido elegido al azar. Había sido la mala suerte de
la aldea, llamada Ilyrie, que la lord draegan reinante y su
comitiva de acompañantes hubiesen estado viajando a
través de las tierras del norte y hubiesen elegido pasar
la noche allí. Aunque al final poco importaba, puesto que
la aldea habría caído a pesar de todo cuando las tropas
de Byram se abatiesen con fuerza y rapidez sobre cada
pueblo draegan en su reino. Con la muerte de la líder
draegan y todos los miembros del gran concilio draegan,
su infraestructura ya estaba en ruinas. En algunas horas
más, toda la gran raza que había vivido y volado sobre
Velensperia durante milenios sería reducida a unos
escasos prisioneros bajo el control de Byram.
Con la primera luz pálida del amanecer invernal,
jirones grises de humo aún ondulaban a través del cielo
como fantasmas abandonados a la búsqueda de un
paraíso celestial que no existía. No como las magníficas
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CAPÍTULO 1
Actualidad
La luz etérea de las dos lunas hermanas, Halla y Ell,
brilló a través de la enorme ventana, inundando el
aposento del lord de la antigua fortaleza draegan de
Kellesborne. Se deslizó hasta cada esquina e hizo brillar
el suelo de piedra pulida, ahuyentando a las sombras y
dejando la habitación bañada en un brillo plateado y
dorado.
Keiran Hareldson, líder de los marginados restos de la
gente draegan, estaba de pie perdido en sus
pensamientos, contemplando la noche otoñal sin verla
en realidad.
Aunque el agotamiento lo lastraba, y se dolía de la
herida que había recibido en el pecho la mañana previa
por la espada del General Rizik, no podía descansar o
cerrar siquiera los ojos. Cada vez que lo había intentado
la preocupación por su gente, y especialmente por su
pareja, lo devoraba hasta que pensaba que había
perdido la cabeza.
Así que había estado de pie durante largas horas, a
veces caminando, a veces con la mirada fija en el fondo
del valle, muy por debajo de la montaña, y siempre
escuchando cada matiz de la respiración angustiada de
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* * * *
* * * *
CAPÍTULO 2
Keiran volvió a entrar a la habitación a tiempo para
ver a Gaige lanzarse de la cama y caer sobre las manos y
las rodillas en la alfombra blanca que cubría el suelo de
piedra. Sus ojos estaban cerrados, su respiración era
pesada, y Keiran experimentó un dolor tan insoportable
como si fuera propio.
—¡Gaige! —Corrió a través de la habitación y se
arrodilló a su lado. Tan suavemente como pudo, le pasó
un brazo alrededor de la espalda desnuda de su amante
y se inclinó sobre él—. ¿Qué ocurre?
Gaige tembló y cerró los ojos con más fuerza,
luchando contra la invisible agonía.
—Keiran...
—Estoy aquí. Estoy justo aquí. Dime qué puedo hacer.
—Yo... —La palabra era poco más que un sonido
rasposo. Sacudió la cabeza—. Nada. Estoy... estoy bien.
—No, no lo estás. Es evidente que no lo estás.
—Lo estoy.
Luchó por mantener su respiración bajo control, y
Keiran lo miró, preocupado, necesitando ayudar.
Extendió sus sentidos, sondeando en busca de detalles
sobre lo que había causado esa repentina y agonizante
indisposición, y se sorprendió cuando no percibió
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complejidades?
—Viví aquí por un tiempo cuando era un niño. Antes
estaba desierto.
Gaige le miró con curiosidad, y Keiran casi pudo
sentir sus pensamientos girando, preguntándose cuándo
podría haber sido eso, y sencillamente cuánto hacía que
los draegans habían dejado de vivir allí. Pero no pidió
más explicaciones, lo cual alivió a Keiran. Tuvo otra
punzada de culpabilidad por mantener resistirse a darle
aGaige toda la verdad, pero su pareja tenía suficiente en
la cabeza ahora mismo sin tener que estar empantanado
también con su complicado pasado. Estaba llegando el
momento en que le diría todo —pronto no tendría otra
opción. Cuando lo hiciera, sólo podía esperar que su
pareja fuera comprensivo.
Desenvolvió la piel de alrededor de su amante, retiró
el vendaje de su hombro, exponiendo la carne mellada e
hinchada tanto por delante como por detrás donde la
flecha le había atravesado, y le ayudó a entrar en la
piscina.
* * * *
—Yo sólo...
—Dime.
Gaige tragó con dificultad.
—Asesinó a mi madre.
Keiran no pareció sorprendido.
—Me lo imaginaba. El General Rizik nunca fue
conocido por su amor a los draegans. No sabía que ella
era una draegan cuando se unió con ella, ¿no?
—No. —Gaige se había enterado de su herencia
durante su captura, junto con la oscura verdad de lo que
su padre y Byram habían hecho—. La historia que
Byram me contó era que mi madre se enamoró de mi
padre, pero sabía que si él averiguaba que era una
draegan la mataría. Así que se quedó embarazada con la
esperanza de que un niño le atara a ella, de que si le
entregaba descendientes, la mantendría con él. Pero en
el nacimiento descubrió que era una draegan. Una vez
que lo comprendió, la mató en el acto.
Keiran suspiró y rozó su mejilla con la mano.
—Lo siento.
—También quería matarme —susurró, sintiendo
como si las palabras estuvieran siendo arrancadas de su
garganta, a pesar de que no podía retenerla—. Me
habría matado justo allí cuando nací... excepto que
Byram le hizo dejarme vivo.
—¿Byram?
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quiero herirte.
—Si. Necesito que lo hagas. Necesito que me ayudes a
olvidar.
Sintió una sensación de rabia en su mente, la rabia de
Keiran, pero no dirigida a él; dirigida a Byram por lo que
le había hecho.
::Eres mio, m'aerlas. Nunca te tocará de nuevo. Y
pronto no habrá más espacio en tus recuerdos para nada
aparte de nosotros, aparte de esto...::
Su mano se deslizó entre las piernas de Gaige y sus
largos y suaves dedos juguetearon sobre la tirante piel
de su escroto, siguiendo la curva de cada testículo,
resbalando más abajo para hacer círculos sobre y
alrededor del estrecho y apretado anillo de músculos
que guardaban el pasaje anal de Gaige, moviéndose a
continuación hacía arriba para frotar una caricia lenta
con la palma a lo largo de la parte inferior de su
hombría, que se iba endureciendo.
Gaige inspiró en un siseó lento y cerró los ojos,
saboreando la sensación y las palabras de Keiran en su
cabeza.
Keiran envolvió la mano alrededor de la extensión de
Gaige, los dedos cerrándose juntos hasta que su polla
estuvo aislada en el agarre ligeramente apretado. El
calor, las seductoras caricias, la suave presión que era
justo suficiente sin ser demasiado para su aún sensible
órgano, creó un pulso de anhelo desesperado muy
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CAPÍTULO 3
Gaige se despertó sobresaltado por otro sueño, éste
tan real que se sentó en la cama lleno de pánico,
respirando con dificultad, y miró alrededor en busca de
Kieran y de consuelo.
Keiran estuvo instantáneamente a su lado,
sentándose a su lado en la cama. Líneas de preocupación
cruzaron su frente.
—¿Qué sucede?
—He tenido otro sueño. Sobre Kellesborne.
—¿Qué ocurría?
—Lo veía a la luz de la luna. Estaba abandonado.
—Ya lo está. Somos los únicos que estamos aquí .
—No —dijo Gaige con un estremecimiento
recorriéndole la columna—. Quiero decir abandonado
de verdad, Keiran. Estaba vacío, desmoronándose. En
ruinas.
—Es solo un sueño. —Le apartó el cabello de la cara a
Gaige.
—No se sentía como un sueño. Se sentía real. —Tan
real que las imágenes le seguían acechando.
Keiran lo miró pensativo, y bajo la luz parpadeante de
las velas que iluminaban la gran cámara, Gaige vio algo
en sus ojos… algo que le causó un sobresalto en su
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pecho.
Keiran tomó sus manos con las palmas hacia arriba.
—¿Puedes mostrármelo?
Gaige lo miró a él y a continuación a sus manos con
las palmas hacia arriba.
—¿Cómo?
—Sostén mis manos, cierra los ojos e imagina lo que
viste.
—¿Funcionará?
—Para ser honesto no estoy seguro. Pero hemos
estado compartiendo otras conexiones, así que vale la
pena intentarlo.
—Bien. —Aferró las cálidas manos de Keiran con las
suyas y cerró sus ojos como Keiran le había indicado.
Por un segundo su mente estuvo tan ocupada girando
con cientos de pensamientos diferentes que fue difícil
centrarse, pero apartó todo lo demás y se concentró en
el sueño, tratando de volver a entrar en él, ver las
imágenes, oler los aromas, sentir el frío contra la piel…
En el sueño había subido hasta Kellesborne a pie, por
el camino de la montaña, y lo que le dio la bienvenida no
fue el altísimo y magnifico castillo de piedra blanca tal y
como lo conocía, sino un caparazón de lo que una vez
fue, con grandes trozos de piedra de las paredes
desparramados por el lado de la montaña. Las en una
ocasión intrincadas tallas y filigranas yacían en
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como tú, así que imaginé que esa ropa te quedaría mejor
que la mía. Y las armas son las que llevaba con él todos
los días. Puesto que las tuyas se perdieron en Thrythgar,
pensé que podrías usar estas.
Gaige admiró el arco bien manufacturado y hermoso
carcaj de cuero labrado, y a continuación los dejó en la
cama antes de sospesar el vrieg en la palma,
encontrando que el peso se sentía cómodo en su mano y
la empuñadura era tan confortable como había sido la
de la suya—incluso más que eso, casi como si hubiera
sido hecha para él. Sin embargo, a diferencia de la
anterior, ésta tenía el mango y la hoja de un sólido metal
plata-azulado que no se parecía a nada que hubiese
visto jamás.
Historias antiguas de minas de hacia mucho tiempo
regresaron a él y su pulso se aceleró.
—¿Esto es elorium?— preguntó, oyendo la sorpresa
en su voz. Si lo era, explicaría por qué encajaba tan bien.
Se decía que el elorium se amoldaba al usuario —en este
caso, la empuñadura de la daga había reorganizado su
estructura para adaptarse a su mano.
Keiran sonrió.
—Lo es. No encontrarás muchas más. Las minas se
perdieron hace mucho con los terremotos y los estragos
del tiempo.
—¿Cómo encontró tu padre tamaño tesoro? —
preguntó maravillado. Además de sus propiedades
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aceptarlo.
Las oscuras cejas de Keiran se elevaron, pero
entonces sonrió. Lo cogió, pero en lugar de dejarlo a un
lado la deslizó dentro de su funda en el cinturón de
Gaige.
—Ahora es tuyo.
Cuando Gaige abrió la boca para protestar, Keiran lo
interrumpió.
—Ni siquiera pienses en discutir. Quiero que lo
tengas. —Agarró con los puños la camisa de Gaige y lo
atrajo, besándolo a continuación—. ¿Te he dicho el
gilipollas testarudo que puedes llegar a ser?
Eso le arrancó una sonrisa.
—Que curioso, me parece recordar haber dicho lo
mismo sobre ti esta misma mañana. Aunque no creo que
te haya llamado gilipollas.
—No, pero estoy seguro de que en algún momento
has pensado en mi polla.
A Gaige se le escapó una suave risa.
—Eres incorregible.
—Cuando se trata de ti… sí. —Sus ojos brillaron como
fragmentos de plata. Pero líneas de preocupación
surcaron su frente y se serenó—. ¿Estás seguro que
estás listo para viajar?
—Sí. Aunque, con toda honestidad, dudo que nadie
del campamento se alegre al verme. No me marche en
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* * * *
CAPÍTULO 4
Gaige cayó sobre el brazo de Keiran, agradecido por
su apoyo ya que no estaba seguro de si sus piernas o sus
propios brazos, aún aferrados al árbol, lo sostendrían.
::Te amo tanto.::
Pasó un segundo, luego dos, antes de que Gaige se
diera cuenta de que no era Keiran quien se lo estaba
diciendo en su mente; era él diciéndoselo a Keiran.
¿Qué demonios?
La sorpresa surgió como una ola dentro de él. Nunca
había sido capaz de hacer eso antes. Podía escuchar a
Keiran en su mente, sí, pero siempre había sido
unidireccional. Nunca había sido capaz de responderle
con la mente.
Se giró para mirar a Keiran y ver si se había dado
cuenta, pero en lugar de la sorpresa que esperaba
encontrar, vio un amor feroz y ¿era eso orgullo?, brillar
en los ojos gris plateado de su amante. ¿Lo había
escuchado Keiran o sólo se había imaginado que lo
había dicho telepáticamente?
Los labios de Keiran formaron una sonrisa tan sexy
que le quitó el aliento. ::No lo imaginaste. Otras
habilidades, ¿recuerdas? Y yo también te amo. Más de lo
que podrías saber.::
Pasó una mano sobre el cabello húmedo de Gaige
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reconectarnos.
—Después de lo de Byram, quieres decir —dijo Gaige
suavemente, capaz de decirlo y pensar en ello por
primera vez sin que alguna parte de su mente se
bloquease en la oscuridad.
Keiran asintió.
—Sí. O... —Se detuvo y su mirada se volvió
preocupada, indecisa.
—¿O? —le animó Gaige
—Yo... no lo sé. ¡Y, maldición, debería saberlo! Pero ha
pasado mucho tiempo desde que pasó algo como esto..
—Me he perdido.
—Es complicado.
—¿Qué es lo que no me estás diciendo, Keiran? He
sentido que has estado ocultando algo desde hace días.
—En respuesta a la mirada sorprendida de Keiran, Gaige
se encogió de hombros—. No eres el único que puede
leer las emociones.
Por un momento Gaige pensó que iba a negarlo. Pero
luego suspiró y pareció resignado.
—Tienes razón. Lo siento. Hay... cosas. Cosas que
necesito comentarte, explicarte. Pero no aquí. —
Sacudió su cabeza—. No aquí afuera. Necesitamos
privacidad.
—A mí me parece bastante privado... sólo tú, yo y el
bosque.
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CAPÍTULO 5
haré yo.::
Gaige hizo una mueca. :: Keiran ...::
::Es la única manera, m’aerlas.::
—Dejemos que hable —aguijoneó Jax—. Sólo está
diciendo lo que ya sabemos todos. Intenté que lo
colgases cuando descubrí por primera vez lo que
planeaba, pero fuiste demasiado blando con él, decidiste
llevarlo a Kellesborne para sacarlo del campamento.
Kellesborne... que está mucho más cerca de Thrythgar,
lo que le hizo aún más fácil volver con su amo cuando se
escapó de ti.
—Fui a Thrythgar —dijo Gaige, respondiendo por sí
mismo antes de que Keiran lo hiciera—. Pero no a la
fortaleza. Fui a la aldea, para poner a salvo a las familias
con niños antes de que Byram pudiera lastimarlos o
matarlos como me había amenazado.
Jax soltó un bufido.
Lo cual sólo pareció incitar más a Keiran —Gaige
sintió irradiar su enfado a lo largo del fino hilo que los
conecta—, aunque su voz cuando habló era tranquila
—¿Necesitas pruebas? Muy bien, envía un corredor
ahora mismo a la aldea de la fortaleza. Te diré lo que
encontrará… a ni un solo niño presente, y sus familias
escondidas en las cuevas de las montañas cercanas o
psaando ya por los túneles bajo tierra en busca de
refugio en las ciudades de los reinos del este.
Dioses, eso espero, Gaige pensó, sintiendo otro
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la espalda.
El repentino ataque de cuerpos y las intensas
emociones abrumaron a Gaige. Su corazón se hincó y sus
pulmones se constriñeron, dificultándole el tomar aire.
Inseguro de cómo hacerle frente, buscó
desesperadamente a Keiran usando su enlace
telepático. En segundos, la intensidad de las emociones
disminuyó, como si Keiran hubiera colocado algún tipo
de escudo protector entre él y los draegans. Podía
verlos, podía oírlos, pero la presión de sus emociones y
de su contacto anhelante estaba ahora amortiguada,
como si le llegasen desde lejos o a través de un grueso
panel de cristal.
Entrelazó los dedos con los de Keiran y le dio un
agradecido apretón.
Cuando levantó la vista vio a Jax, ya no como el centro
de atención sino de pie al borde de la multitud. Y por
primera vez desde que les había hecho frente, mostró
una reacción visible ante las noticias de Keiran. Su piel
rubicunda había palidecido hasta tener el color del
pergamino, excepto por las mejillas, que ardían con
brillantes puntos rojos. Sus ojos oscuros parecían salirse
de las órbitas mientras miraba fijamente las manos
entrelazadas de Keiran y Gaige. Su mirada se alzó
lentamente hasta el rostro de Keiran mientras Gaige le
observaba.
Keiran, que hablaba con una mujer draegan, tenía la
espalda algo girada y no se dio cuenta.
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CAPÍTULO 6
había tenido público una vez ese día para algo que había
esperado mantener entre él y Keiran, así que se tragó las
palabras.
Pero mientras miraba a Keiran se dio cuenta de que
aparte del breve contacto que habían tenido cuando le
dio la camisa a Gaige, Keiran a duras penas le había
mirado o hablado desde la confrontación con Jax.
¿Estaría lamentado la perdida de Jax y no quería que
Gaige lo supiera? Por lo que había dicho Jax, habían sido
amigos desde antes incluso de que Gaige naciera, lo cual
le recordó la conversación que Keiran y él habían estado
teniendo cuando Jax los interrumpió esa mañana. Si lo
que Keiran le había dicho era cierto, él era mucho más
viejo de lo que Gaige había soñado jamás. Y ahora Jax, su
mejor amigo, se había ido, desterrado del campamento.
Marta lo había confirmado mientras caminaban. Jax
también había sido el lugarteniente de confianza y la
mano derecha de Keiran, una pérdida que sin duda
Keiran ya estaba sintiendo mientras se preparaban para
enfrentar a Byram. Además, la posibilidad de que el
enojado draegan y Keiran hubieran sido amantes
colgaba como una pieza de ropa sucia movida por el
viento viciado, causando un dolor apagado en el corazón
de Gaige.
¿Estaría Keiran lamentándose de haberse unido a él y
deseando no tener que cargar de un medio humano
corrupto y joven para sus estándares? «Dioses…» Aún
peor, con un joven medio-humano quien de ningún
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Gaige se levantó.
El hijo menor de Marta entró en la tienda justo en ese
momento, respirando con dificultad.
—Tengo un mensaje para Hareldson —jadeó,
presionándose el costado.
—¡Guau! Frena —dijo Marta acercándose a su hijo,
que casi era tan alto como ella—. ¿Qué ocurre?
Keiran le dirigió a Gaige una mirada dolida.
—Lo siento. ¿Más tarde?
Gaige no tuvo otra elección más que asentir.
—Lo prometo —dijo Keiran antes de girarse para
unirse a Marta y al chico.
Las palabras fueron dichas en un tono suave, y Gaige
no pudo culparlo por poner su papel de líder primero,
pero aún así sintió una punzada de dolor por ser
rechazado.
Aplastó ese pensamiento dándose a sí mismo una
sacudida mental, sabiendo que la lealtad de Keiran
estaba con su gente desde mucho antes de que él
entrase en escena… tal y como debía ser. Sus
preocupaciones e inseguridades sobre algo tan personal
como si podía o no “sentir” a su amante no tenían lugar
allí. Keiran era el líder de su gente. Le necesitaban. Por
esa razón Gaige casi había dejado Velensperia antes de
que Byram lo capturara… porque no quería ser una
distracción para Keiran. Los draegans, y los humanos
que se habían aliado con ellos, estaban a punto de entrar
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CAPÍTULO 7
El silencio descendió sobre el grupo cuando sus
palabras calaron.
Marta fue la primera en hablar.
—Tiene un punto terrorífico, Keiran.
—No se detendrá ante nada para encontrarte y
matarte —dijo Gaige en voz baja, observando a Keiran,
quien seguía mirando detenidamente el mapa como si
pudiera proveer un milagro de algún modo—.
Especialmente ahora. Después de lo que sucedió cuando
dejamos Thrythgar.
Keiran levantó la cabeza con brusquedad y su mirada,
con una intensidad ardiente, se clavó en Gaige. ::No
todos saben de mí. No se lo digas.::
Gaige estuvo a punto de tambalearse hacia atrás por
la fuerza de las ásperas palabras en su cabeza. Miró
fijamente a Keiran, más que un poco impactado por
estar oyéndolo y sintiendo un destello tan potente de
emociones entremezcladas provenientes de él. Pero tan
rápido como se había abierto la conexión, Keiran la
cerró, dejando a Gaige fuera otra vez.
Lo que significaba… que no era él después de todo.
Keiran era quien lo mantenía fuera.
Ni siquiera se molestó en intentar responder
telepáticamente porque sentía la misma pared blanca
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ambos la vida. Y aún así esa cosa maldita por los dioses
se aferraba a sus secretos con tanto celosamente como
se aferraría un buitre mhrova a un trozo de carroña.
Gaige continuó saltando por las hojas crujientes
mucho después de que los otros cambiaran de tema.
En algún momento, y no estaba seguro de cuándo, se
alzó lo suficiente como para coger pergamino, pluma y
tinta, y empezó a anotar palabras y símbolos que veía
repetirse una y otra vez.
Levantó la vista el tiempo suficiente como para darle
las gracias a Marta cuando ésta colocó un tazón de
estofado frente a él y otra taza de vino, volviendo
después a su trabajo mientras comía y bebía.
Las delgadas hojas de pergamino y su contenido lo
tenían hipnotizado, seducido, y se convirtió en un
desafío, como tratar de unir las piezas de un
rompecabezas cuando ni siquiera estabas seguro de qué
aspecto tenían las piezas
—¿Gaige?
La mano de Keiran en su hombro bueno, cálida y
apretando con suavidad, le trajo finalmente de vuelta a
su cuerpo y a lo que le rodeaba. Levantó la vista del libro
y parpadeó.
—Lo siento —murmuró cuando se dio cuenta que no
era la primera vez que Keiran le llamaba. Los ojos le
ardían entre la pequeña escritura y el agotamiento puro,
y sentía la mente embotada. Miró alrededor y notó la
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CAPÍTULO 8
me ves?
—¡No! —Miró fijamente a su pareja, horrorizado de la
percepción de Gaige de lo que había sucedido—. Por los
dioses, no lo hacia por eso para nada. Te veías tan
cansado y exhausto que no podía imaginar el arrastrarte
a patrullar esta noche. Te lo dije, que esperaba que
pudieras conseguir recuperar un poco de un bien
merecido sueño.
—Y supongo que el hecho de que se te haría más fácil
el seguir manteniéndome a distancia si te ibas ni se te
pasó por la cabeza. Ni tampoco la esperanza de que
estuviera dormido cuando volvieses, si es que decidías
volver, para poder retrasar el hablar conmigo hasta la
mañana. A menos, claro, que también tuvieras algo
importantísimo de lo que ocuparte por la mañana por lo
que tuvieras que irte corriendo.
La repugnante bola caliente de culpabilidad en su
interior creció hasta un peso casi insoportable. No había
esperado escaparse fácilmente y sabía que se merecía la
censura de su pareja. Pero Gaige no se estaba
conteniendo, y la verdad de sus palabras se abría paso
quemando directamente hasta el alma de Keiran. El tono
tranquilo y uniforme de Gaige sólo hacia que Keiran se
sintiera peor, porque sabía que debajo su amante estaba
dolido y enfadado y aún así hacía lo manejaba mucho
mejor de lo que lo haría él si sus posiciones estuvieran
invertidas. Había sido un tonto al pensar que
escondiéndose detrás de un muro creado por sí mismo
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temblorosas.
—Lo siento —murmuró Keiran—. Te dije que era
demasiado.
—No… no es demasiado. Se siente… — Respiró
profundamente de nuevo, suspirando a continuación en
lo que sonó casi como alivio—. Se siente correcto. He
estado jodidamente vacío sin ti todo el día.
Keiran también había estado vacío, aunque no se
había dado cuenta hasta ahora que el amor de Gaige y la
infinidad de emociones y pensamientos de su pareja lo
llenaban, mezclándose con los suyos para crear un todo.
::Siento tanto haber hecho que dudaras de lo mucho
que me preocupo por ti. Era lo último que pretendía.::
::También yo lo siento.:: La voz de Gaige era una
bienvenida invasión en la cabeza de Keiran. ::No debería
haber dudado tan rápido. Sólo que no entendía, y cuando
no pude acercarme a ti me sentí traicionado.::
Keiran se sintió mal del estómago al recordar todo el
daño que había causado.
::No lo hagas.::
::¿Que no haga el qué?::
::Puedo sentir como te castigas por esto. No lo hagas,
Los dioses saben que también yo soy culpable de tomar
decisiones mediocres. Antes de que Byram me capturara,
casi te dejo, ¿recuerdas? Porque tenía la idea equivocada
que eso te protegería a ti. Y sé que cuando descubriste
cual había sido mi intención, te hizo daño. No estoy
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por completo.
La cálida mano de Gaige en su rostro y la suave
presión de sus labios sólo lo empeorarón.
—No fue tu culpa.
—Debería haberte encontrado antes.
—No. Yo tomé la decisión de regresar a Thrythgar. Te
drogué, por el amor de los dioses, así que no podías
detenerme ni seguirme. ¿Recuerdas? Y una vez que
estuve allí, Byram fue y es el único responsable de lo que
ocurrió. No tuviste control sobre ello.
—No quiero perderte —murmuró Keiran—. No
quiero que vuelvan a hacerte daño
—Lo sé —dijo suavemente, pasando la punta de los
dedos por la mandíbula de Keiran—. Y aprecio tu
necesidad de protegerme de cualquier otro daño, físico
o verbal, más de lo que puedas imaginar. Créeme, lo
hago. Pero, Keiran, tenemos una lucha entre manos.
Byram va a estar respirándonos en la nuca más pronto
de lo que creo que cualquiera de nosotros quisiera
aceptar, y necesitaremos enfrentarlo con todas nuestras
facultades intactas, sin distracciones. Lo que significa
que no puedes estar preocupándote a cada segundo por
lo que me sucede, porque perder la concentración sólo
conseguirá que tú termines muerto.
Keiran hizo una mueca, reconociendo la verdad en lo
que decía.
—Tienes que dejarme sostenerme en mis propios
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
—¿El qué?
—¿Tu madre era el lord draegan? Supongo que
simplemente asumí que era tu padre
—Sí, lo era. Su nombre era Eirene, y mi padre,
Markus, era su pareja verdadera. Ambos fueron
asesinados en Ilyrie. Fueron de los primeros en morir en
el ataque inicial de Byram.
—Lo siento.
—Yo también.
Gaige frunció el ceño.
—Si el nombre de tu padre era Markus y fue
asesinado hace mtanto tiempo, ¿quién es Hareld?
Cuando llegué aquí, me dijeron que Hareld era tu padre
y que había muerto hacía treinta años. Y tu nombre es
Hareldson; el hijo de Hareld.
Keiran suspiró.
—Y así llegamos a la encrucijada de la retorcida red
que se ha tejido y en la cual he tenido que vivir todos
estos años.
Ante las cejas arqueadas de Gaige, continuó.
—Hareld y Iann eran miembros del draeganjhere de
mi madre. Su trabajo era protegernos a todos nosotros…
a ella, a mi padre y a mí mismo. Cuando las tropas de
Byram irrumpieron en la casa en donde nos habíamos
quedado a pasar la noche y asesinaron a mi padre y a mi
madre en su cama antes de que pudieran cambiar a su
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
CAPÍTULO 9
alimento básico.
Se giró de lado y, apoyándose en el codo para
descansar la cabeza, miró embelesado la ingle de su
amante.
—Desde luego te has despertado —sonrió— excitado
esta mañana —dijo.
Keiran dejó los objetos que llevaba en la mesa baja al
lado de la cama y correspondió la sonrisa de Gaige.
—Dice el hombre que ha dormido con su polla
eternamente dura dentro de mi durante toda la noche.
—Sólo me he despertado una vez —le recordó,
sentándose para coger la taza que Keiran le tendía—. Y
si mi memoria no me falla, los ruidos que hacías cuando
me desperté eran todos de placer y no de quejas.
Sosteniendo la segunda taza, Keiran se sentó con las
piernas cruzadas a su lado y, llevando la mano hasta la
nuca de Gaige, lo atrajo a un beso que calentó la fría
mañana mejor que el fuego que crepitaba a unos metros
de ellos.
Cuando se separaron en busca de aire, se sostuvieron
la mirada durante varios segundos y un increíble flujo
de amor y paz llenó a Gaige. Parecía como si desde el
momento en que hicieron el amor por primera vez en la
cueva, con los hombres de Byram cerca, hubiesen
pasado a través de una violenta tempestad que los había
arrastrado de un momento intenso al siguiente,
forzándolos a luchar por sus vidas, su amor, algunas
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* * * *
Gaige?
—Estaba pensando qué con mis antecedentes… Sólo
soy parte draegan, y no de la línea de los lores. Y los
humanos no viven más de ochenta o noventa años.
Entonces… —Inspiro de manera temblorosa—. A menos
que nos ocurra algo a alguno en batalla o en un
accidente, me verás envejecer y morir mientras tú
seguirás siedo relativamente joven.
Su dolor desgarró el corazón de Keiran.
—No, amor… eres mi imlain’ du draeganlahn.
—¿Qué significa eso exactamente? Me dijiste que
significaba la verdadera pareja de un draegan. Iann dice
que es la verdadera pareja de un lord draegan. En
cualquiera de los casos, ¿qué tiene que ver eso con esto?
Keiran suspiró.
—No fui completamente honesto contigo cuando me
preguntaste con anterioridad qué significaba porque
todavía no te había dicho quién era en realidad. Iann
tiene razón. Significa la verdadera pareja de un lord
draegan. Y tiene mucho que ver con esta conversación.
¿Recuerdas que te dije que podía ser que descubrieras
habilidades que nunca habías tenido antes?
Gaige rodó sobre el costado, separándose de él y
quedando cara a cara con Keiran, con la cabeza apoyada
en la mano.
—Porque nos unimos, sí.
—Cuando los draegans se unen con su pareja
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modos
Aún así, no pudo evitar preguntar.
—¿Estás bien con todo esto?
—No te puedo negar que es… mucho. Por un lado,
estoy aterrado por los factores desconocidos. Por el
otro, también estoy emocionado de un modo extraño.
Pero, sí, estoy bien con esto.
Aunque había percibido la respuesta, un suspiro de
alivio recorrió a Keiran.
Los azules ojos de Gaige brillaron con malicia.
—Aunque tendrás que volver a comprobarlo conmigo
si todo eso de escupir fuego empieza.
Eso le arrancó una risa entre dientes. Se enderezó y
tomó la caja de madera delik tallada que había traído
con él antes, colocándola entre ellos.
—Tengo algo que enseñarte.
Gaige se enderezó y la estudió.
—¿Es eso draega? Las palabras que están labradas en
la caja.
—Lo es. La traje de Kellesborne.
—¿Qué es lo que dice?
Keiran dijo unas palabras en voz alta en la lengua
antigua, observando a Gaige mientras las decía,
sabiéndolas de memoria.
Las rubias cejas de Gaige se juntaron.
—Eso se me hace familiar, ya lo he oído antes.
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correcto.
—Bien, eso ha sido… extraño —dijo Gaige, todavía
con la vista fija en el suyo—. ¿Se ha sentido el tuyo como
si...?
—¿Comenzara a ser parte de ti? —terminó Keiran por
él. Asustaba como terminaban las oraciones del otro
cada vez más y más.
Gaige flexionó el brazo.
—Es más cómodo que lo que creía que sería. Como
si… bueno, como has dicho, como si fuera parte de mí.
—Es el elorium, se moldea a tu cuerpo, a tu forma y
movimientos.
Gaige alzó la vista hacia Keiran con una sonrisa
temblorosa en el rostro.
—Así… que se ha sujetado.
—Claro que lo ha hecho.
—Supongo que eso significa que ahora oficialmente
eres mío.
Eso le sacó a Keiran una sonrisa. Miró el hermoso
cuerpo alto y delgado de Gaige, sus ojos azules
destellando, el cabello rubio platino cayendo más allá de
los hombros adornado con trenzas draegan y el
brazalete azul plateado alrededor de su bíceps,
marcándolo tanto como pareja verdadera de Keiran y
lord por su propio derecho. Una feroz oleada de amor y
orgullo lo inundó.
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CAPÍTULO 10
Una agonía oscura envolvió y atravesó a Gaige, como
agua envenenada y oleosa que se filtrase hasta su
mismísima alma. Quiso rendirse, dejar que lo tomase,
que lo tragase, que pusiera fin a su dolor. Y aún con ello
había una sensación de apremio que no se lo permitía.
Algo tiraba de él, lo arrastraba de vuelta... de vuelta... de
vuelta...
Se despertó con una sacudida, respirando con
esfuerzo.
—Gracias a los dioses. —Reconoció la voz de Keiran
mientras parpadeaba y comprendió que éste estaba
sentado a su lado con nubes de tormenta arremolinadas
en sus ojos y la preocupación invadiéndole en oleadas.
Rozó la mejilla de Gaige con la mano—. ¿Estás bien?
La cabeza de Gaige latía con fuerza. Cerró los ojos,
tratando de hacerlo parar, pero cuando no funcionó los
abrió de nuevo y trató de averiguar dónde estaba.
Estaba en la cama, tapado a medias con una sábana.
—No... estoy seguro. ¿Lo estás tú? —Tenía un
recuerdo vago de Keiran sufriendo también antes de
que el dolor se convirtiera en insoportable y se
desmayase.
—Sí. Creo que sólo recibí el exceso de lo que fuera
que te ha pasado, por nuestro vínculo. No he estado
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—¿Qué?
—Lo he visto. Va a matarlos a todos... draegans,
humanos. Los va a masacrar.
—¿Has tenido una premonición? Eso es lo que era...
una premonición. —Keiran sonaba sobresaltado.
—¿Una premonición? —repitió Marta—. ¿Tiene la
visión?
—No estamos seguros. Ha tenido un par de sueños...
——¡Keiran! —Gaige le agarró la mano—.
Escúchame. No era sólo un sueño. Tenemos que ir.
¡Ahora! —Hizo otro intento por sentarse, y esta vez lo
consiguió. La cabeza todavía le dolía como si un
demonio del infierno le hubiese clavado una hoja en el
cráneo, pero las náuseas no eran tan malas, y siempre
que no tuviese que moverse demasiado rápido podría
sobrellevarlo.
Keiran le estabilizó con un brazo alrededor de sus
hombros.
—Sé que estás alterado, pero ya te lo dije, amor...
incluso si ves cosas, no significa que sea seguro que vaya
a ocurrir.
Gaige le miró a los ojos y deseó que su compañero le
escuchase.
—No era como los otros. Está ocurriendo. O va a
ocurrir muy pronto. Tienes que creerme. Esto... esto era
diferente. Era real.
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Sois...
—Si —dijo Keiran.
—Si —repitió ella en un susurro—. Te he conocido
durante todo este tiempo... Y aún así... Y aún así se sentía
como si conociera a otra persona. ¿Pero cómo es
posible? Creía... todo el mundo creía que la estirpe había
terminado.
Keiran colocó una mano suave sobre su hombro y
apretó.
—Es una larga historia, Marta, y una que me
complacerá contarte. Pero ahora mismo necesitamos
empezar a movernos. —Keiran era amable, y aún así el
tono firme de voz, el ser líder de manera indudable,
envió un escalofrío placentero por su columna.
La mirada de Keiran se alzó para encontrar la de
Gaige más allá de la cabeza de Marta, y la llamarada de
calor que vio en sus ojos le dijo que Keiran no había
pasado por alto su reacción.
—Por supuesto. —Marta sacudió la cabeza como para
aclararla. Volvió sin detenerse a su habitual yo práctico
aunque la expresión aturdida de sus ojos permaneció—.
¿A quién quieres dejar al cargo?
—Iann —respondió Keiran.
—Querrá ir.
—Lo sé, pero vamos a viajar ligeros y rápido, y
aunque su corazón y voluntad es tan fuerte como los de
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después en Gaige.
Lo cual hizo que éste se retorciera de incomodidad.
Seguramente no estaba implicando que también
pensaba en él como lord, ¿verdad?
—Sospecho que incluso los draegans en las zonas
periféricas serán atraídos hasta aquí —continuó Marta
—. Buscarán la protección de los lores.
Keiran hizo una mueca. No lo suficiente como para
que Marta se percatase, pero Gaige conocía tan bien
cada una de sus expresiones que no podía no verla. Las
palabras de Marta le habían recordado el peso de su
responsabilidad, y quizás sus miedos de fallar a su
gente.
En esa ocasión fue Gaige quien extendió la mano,
depositándola en la parte baja de la espalda de Keiran,
ofreciendo su apoyo.
—Y eso es algo bueno —dijo, tratando de darle
seguridad—. Cuantos más estén aquí con nosotros, más
fácil será protegerlos de los asaltos de Byram y de sus
asesinos.
Keiran asintió y su mirada expresó su apreció por los
ánimos de Gaige.
—Pero ahora mismo nuestra atención necesita
volverse al exterior —dijo Keiran—. Hay gente en
peligro y es necesario que estemos allí.
Marta asintió ya a medio camino del exterior de la
tienda.
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* * * *
inmortal?
—Haces demasiadas preguntas. Me imagino que ese
rasgo te convirtió en un excelente inquisidor cuando
eras el capitán de la Guardia Real del Gran Hechicero
Byram.
Sintió que Eliessán estaba siendo meramente
objetiva, tal y como parecía serlo con todo. Pero un nudo
de plomo se asentó en su estómago ante el recordatorio
de su pasado.
—Te he disgustado.
—No —dijo, rápido en su defensa—. Simplemente
trato de no pensar demasiado en mi época trabajando
con Byram.
—No deberías ignorarla. Es por ella que tienes
muchas habilidades inestimables para Hareldson. Tu ira
y tu dolor por la gente de tu pasado te hace fuerte. Te da
un poder por encima y más allá de aquellos que tiene y
que te concederá tu unión con él.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó, sobresaltado de que
supiera algo de lo que había creído que sólo Keiran y él
estaban al tanto—. Sobre las habilidades que he recibido
y que conseguiré por nuestra unión.
—Lo siento en ti, el poder de los lores draegan, tal y
como siempre lo he sentido en Hareldson.
—¿Sabías que él lo era? — Esa noticia le estremeció
aún más—. ¿Sabe Keiran que lo sabes?
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CAPÍTULO 11
Una rama se quebró en la distancia... un estallido
denso y húmedo. La clase de estallido que se producía
cuando un pie pesado y con botas la pisaba.
El largo cuchillo de caza de Eliessán ya estaba su
mano para cuando Gaige alzó el arco con las manos
todavía frías y temblorosas por las revelaciones de la
elfa. Durante un momento volvió a palpitarle la cabeza,
obligándole a cerrar los ojos. Pero los abrió por pura
voluntad e hizo que el dolor se marchase. Con un
esfuerzo inmenso, se obligó a centrarse en el aquí y
ahora, apartando la aterradora charla sobre el futuro,
poderes que ni siquiera podía imaginar y elecciones que
se negaba a hacer.
—Todo recto —susurró Eliessán.
—Vamos.
Se deslizaron alrededor del lugar del campamento y
se adentraron más en el bosque, deteniéndose a
menudo para escuchar, moviéndose hacia delante
cuando no oyeron nada más que la brisa en las
moribundas hojas de otoño que todavía se aferraban a
los robles. Gaige era muy consciente de que el
campamento detrás suyo no estaba guardado con
ambos a la caza. Todavía estaban lo suficientemente
cerca como para oír cualquier cosa que pudiese pasar,
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* * * *
tembloroso. ::Desearía...::
::¿Desearías el qué?::
::Desearía poder cambiar simplemente de forma,
maldición. Entonces sabría y no me preocuparía tanto
porque podría estar ahí contigo. No me sentiría tan inútil,
malditos sean los dioses.::
Con el corazón retorciéndose por la desesperación de
su pareja, Keiran acunó su mejilla, deseando saber qué
decir o cómo hacerle sentir mejor. Había una pequeña
posibilidad de que Gaige llegase a desarrollar la
habilidad de cambiar a la forma alada a causa de su
unión y de la sangre de lord draegan. Pero al ser parte
humano, Keiran sospechaba que tal cosa no era
probable. Y no podía darle a su compañero falsas
esperanzas.
—No puedo prometerte no volar, ¿pero de qué otro
modo podría ayudar? —preguntó—. ¿Cómo podría
hacértelo más fácil?
Gaige volvió a mirarle a los ojos.
—Llévame contigo. A partir de ahora, cuando vayas
allí arriba llévame contigo, de manera que al menos... —
Tragó con dificultad—. De manera que al menos sepa lo
que te está pasando.
El corazón de Keiran se inundó de amor y orgullo. No
se molestó en recordarle a Gaige que el ir con él le
pondría también en peligro si caían en una red y atraían
a los nyctophan. Sabía que su pareja ya lo habría
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CAPÍTULO 12
Había siete de ellos en total; una pareja mayor,
Agathe y Jacob, que habían permanecido escondidos en
una de las cabañas durante el ataque; la mujer a la que
Wen había salvado de una probable violación, Sarah, y
su hijo adolescente Wesley; el hombre delgado cuyo
nombre era Thomas, una mujer sólo algunos años más
joven que Gaige llamada Lilia que era la curandera del
grupo y una mujer draegan diminuta y marchita a la que
el resto llamaba Sele.
La mujer draegan estaba afectada por lo que Lilia
llamaba “la enfermedad de la mente” y no podía hablar.
Lo cual explicaba por qué había estado tan silenciosa
cuando los soldados la había arrastrado fuera de la
cabaña, pensó Gaige. En ese momento estaba
acurrucada junto al fuego arropada en una manta con el
largo cabello gris desordenado sobre la pequeña
espalda, mirando fijamente las llamas como si el resto
de la gente en el claro no existiera.
A pesar del peligro al que acababan de sobrevivir, la
gente del pequeño asentamiento insistía en que no
necesitaban ni querían volver al campamento draegan
con Gaige, Keiran y los demás, sin importar lo mucho
que Keiran discutía que la seguridad estaba en el
número y era para su mayor interés. El ataque les había
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* * * *
CAPÍTULO 13
—Lilia dijo que Thomas es un historiador y lingüista
—dijo Gaige mientras se vestían a la mañana siguiente
—. Y viste lo obsesivo que es con sus libros. Puede que
sea justo quién necesitamos para averiguar de qué
demonios va el grimorio de Byram.
—No sé si confiar en él —murmuró Keiran—. ¿Cómo
sabemos que no es espía de Byram?
—No lo sabemos. Pero de hecho no estamos seguros
de que nadie del campamento no sea un espía. Y Lilia
dijo que ninguno de ellos, incluyendo a Thomas, se había
marchado del asentamiento durante mucho tiempo...
excepto por ese misteriosos Caleb desaparecido. Tengo
este presentimiento; no creo que Thomas sea el tipo
malo.
Keiran se pasó las manos por el pelo, juntándolo en la
base del cuello y atándolo con una cinta de cuero.
Suspiró.
—Tampoco yo lo creo. Pero me pone de los nervios.
—Lo sé. Pero si es tan inteligente como cree que es,
podría ayudar. Los dioses saben que no hemos hecho
ningún progreso con el grimorio. Vale la pena dejarle
echar un vistazo.
Keiran se dejó caer sobre el borde de la cama y se
puso las botas.
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avergonzada—. Me complace.
El beso abrasador que le dio Keiran, seguido por su
propia sonrisa acalorada, decía en términos nada
inciertos que también le complacía a él. ::Te lo contaré
todo,:: le prometió Keiran.
Comprendiendo que tenía que volver a centrarse en
su trabajo, Gaige asintió.
—Te tomo la palabra. Pero ahora mismo necesito ir a
trabajar. Y, por mucho que sé que no te emociona, tú
tienes que ocuparte de nuestro amigo Thomas.
Keiran gimió suavemente.
—Muchas gracias por recordármelo.
—Quién sabe —dijo Gaige, rozando sus labios con los
de Keiran en un beso rápido—. Podría terminar
salvándonos a todos. Solamente no dejes que Eliessán le
corte el cuello.
La sonrisa de Keiran le siguió mientras salía por la
puerta de la tienda.
* * * *
entrecortado.
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CAPÍTULO 14
Keiran acababa de volver a la tienda tras una
expedición de exploración con Marta e Iann cerca del
límite este del campamento, donde se había visto a un
grupo de soldados de Byram a principios de la tarde,
cuando la oleada de angustia le golpeó, robándole el
aliento.
—Oh, no.
Tres pares de ojos le miraron; los de Iann, los de
Marta y los de Eliessán. Thomas, distraído, ni siquiera
levantó la cabeza de la montaña de libros y papeles
extendidos a su alrededor.
—¿Keiran? —preguntó Marta, su voz ribeteada de
preocupación.
—Tengo que irme. —Cogió su capa, que se había
quitado hacia poco, y se la puso mientras se movía.
—¿Qué ocurre? ¿Quieres que vayamos contigo? —
Marta se levantó de la mesa, al igual que Iann.
—No. No, quedáos. Tengo que encontrar a Gaige.
Se marchó corriendo, con el miedo por su pareja
agitándose con tanta fuerza que hacía que el corazón se
le acelerase.
::¿Dónde estás?:: llamó, buscando a Gaige
frenéticamente, tratando de sentir dónde del
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—Y tú sexy.
—¿Qué tiene eso que ver con nada?
—Sólo digo lo que veo.
Un bufido suave que era casi una risa escapó de Gaige.
Era el mejor sonido y el más tranquilizador que Keiran
había oído en toda la noche.
Gaige rodó los ojos, pero Keiran sintió el humor en los
pensamientos de su pareja.
—De acuerdo. Haz lo tuyo —dijo Gaige.
Todavía sonriendo, Keiran se concentró en la reserva
de magia dentro de él, y con un resplandor en el aire y
una gloriosa explosión de fuerza y poder cambió a su
forma alada. Bajó la vista hacia su pareja, y sintió una
fuerza completamente diferente invadiéndole. Dioses,
amaba a ese hombre... más allá de la comprensión, más
allá de cualquier cosa que pudiera ser entendida
basándose en las reglas del mundo en el que vivían.
::Entonces qué, ¿vas a quedarte ahí de pie simplemente
y esperar que desarrolle de repente la habilidad de saltar
lo suficientemente alto como para montarte o vas a
ayudarme a subir?::
Keiran pudo distinguir la sonrisa de Gaige, y ésta
envió una espiral de ternura a través de él. Arqueó el
cuello hasta que pudo mirar a su compañero a los ojos y
rozó suavemente con el morro su mejilla. ::Te quiero.::
Gaige alzó las manos hacia el rostro de Keiran y le
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CAPÍTULO 15
Keiran miró al grupo reunido alrededor de la mesa;
Marta, Iann, Wen y Gaige, que se sentaba a su lado con el
cuerpo apretado lo suficientemente cerca como para
excitar sus sentidos con su esencia limpia y masculina.
Había ocasiones en que Keiran alzaba la vista y
todavía esperaba ver también a Jax en la mesa, sus
trenzas oscuras colgándole sobre la espalda, su mirada
intensa... y entonces recordaba que Jax ya no estaba allí,
ya no era uno de sus tenientes, uno de sus confidentes.
En ocasiones echaba de menos a su amigo; había pasado
por mucho juntos, y Jax era un buen luchador en las
situaciones difíciles. Pero aunque Keiran se consideraba
una persona indulgente, no estaba seguro de poder
perdonar jamás a Jax por lo que había pasado el día en
que Gaige y él habían vuelto al campamento. Keiran
siempre se había preocupado por el otro draegan, pero
nada, ni siquiera una amistad de cuarenta años, podía
compararse a lo profundos que eran sus sentimientos
por su pareja. Gaige estaba en su corazón y en su alma, y
en el momento que Jax se había abalanzado sobre él
para herirle, todos los lazos que Keiran había tenido que
con el draegan habían quedado cercenados a
consciencia, como si hubieran sido cortados con una
espada. No le importaba que Jax hubiera intentado
atacarle a él al final... nadie, nadie volvería a herir a su
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compañero.
—Repítelo otra vez. —La voz débil de Marta hizo
volver a Keiran al presente y a la razón por la que
estaban reunidos allí esa mañana.
—Gaige puede ver las redes de Byram.
Siguió otro largo segundo de silencio hasta que Wen
murmuró “Joder”.
Iann no habló, pero Keiran pudo la expresión
concentrada en su rostro mientras el anciano draegan
procesaba la información.
—¿Cómo es eso posible? —quiso saber Marta,
mirando de Keiran a Gaige.
—No estamos seguros —respondió el segundo, la
calidez del tono ronco de su voz rodeando a Keiran
como el bienvenido calor de un fuego en una noche de
invierno—. Creemos que quizás sea porque soy parte
humano y parte draegan, y hay algún aspecto en el
hechizo de Byram que no cuenta para los mestizos.
Arrancado de su deleite momentáneo, Keiran hizo
una mueca ante la palabra, odiando su connotación
despectiva. Aunque no era de sangre completa de
ninguna de las razas, Gaige no era medio nada. Era un
hombre entero, fuerte, inteligente y compasivo. Prefería
ver a su pareja como una raza única... una unión de las
otras dos. Pero a Gaige no parecía molestarle el término
puesto que él mismo lo había usado, y Keiran no sentía
ningún resentimiento proviniendo de él.
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
* * * *
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Gaige sonrió.
—De hecho he venido con la esperanza de que puedas
ayudarme a entender un poco. Keiran sugirió que quizás
podrías ayudar.
—Me esforzaré.
—¿Has conocido a alguna de las personas que
trajimos con nosotros del asentamiento cerca del
Zekklesian? Aparte de Thomas, quiero decir.
—Conozco al chico, Wesley... parece un muchacho
agradable, y también está pegado por la cadera a Jarrad,
el hijo de Marta. También he visto a la madre de Wes,
aunque no nos han presentado.
—¿Te ha hablado Keiran sobre Sele?
—¿La mujer draegan con la enfermedad de la mente
que no puede hablar?
—Ésa.
—Sólo sobre que era la única draegan en el
asentamiento, y dijo que a los dos os costaba creer que
Byram quisiera tenerla por alguna razón. Tengo que
estar de acuerdo en eso. Parece más probable que
Byram estuviese tras el otro hombre, el que no estaba
en el campamento cuando ocurrió el ataque. Sabes por
experiencia como se siente Byram acerca de aquellos
que le traicionan, y quizás ese hombre le había estado
ofreciendo información el hechicero pero se negó a
continuar y Byram trató de terminar con él o apresarlo y
encarcelarlo.
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CAPÍTULO 16
El mundo cayó lejos de Gaige.
Fue vagamente consciente de Lilia a su lado y de los
dos draegans frente a él, pero se sentía como si colgara
suspendido en mitad del aire, balanceándose,
necesitando con desesperación encontrar agarre pero
incapaz de aferrarse a nada sustancial.
Hasta que Lilia acercó otro banco al fuego y empujo a
Gaige para que se sentara. Sólo entonces el suelo se alzó
a toda velocidad para encontrarle y se llenó de aire los
pulmones, sin percatarse de que hasta ese momento se
había olvidado de respirar.
—¿Qu...é? —susurró, seguro de haberlo entendido
mal.
—Es tu abuela —dijo Iann con suavidad.
Gaige miró fijamente a la anciana, quien giró
lentamente la cabeza para mirarlo.
Abrió la boca, trató de hablar, pero no salió nada.
«Abuela.»
—También es una vidente.
Dioses, era una vidente, justo como había sospechado.
«Mi abuela, la vidente.»
Tanta emociones giraron dentro de él, tantas
preguntas abrumándole. ¿Había sabido ella ya su
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Gaige asintió.
—Me pregunto si...
Lilia dejó la olla y le puso la mano en el antebrazo.
—¿Qué ocurre?
—Tu madre dijo que algo había hecho que Selene
llorase durante días y que después de eso era una
persona diferente. Bueno... tengo treinta y dos años. Mi
madre fue asesinada cuando nací...
Los ojos de Lilia se abrieron de par en par.
—Oh, Gaige, ¿crees que eso fue lo que causó su
enfermedad? ¿Su dolor por la muerte de su hija?
Tragó para deshacer ese maldito nudo que había
vuelto a llenarle la garganta mientras pensaba de nuevo
en lo fría y desolada que sería su vida si algo le ocurriese
a Keiran.
—El duelo puede ser poderoso. Pero supongo que
jamás sabremos con seguridad qué le ocurrió a Selene.
La mano sobre su brazo apretó con suavidad.
—Ahora te tiene a ti. Y a Iann. Ha sido más receptiva
desde que entrarse en su vida de lo que lo ha sido nunca
antes, y esta noche incluso más. Vosotros dos quizás
podáis suavizar el vacío dentro de ella. Y quizás ella
también pueda ayudar el vacío que hay dentro de ti.
—No estoy vacío. Tengo a Keiran.
—Y lo amas más que a ningún otro, lo sé. Pero jamás
tuviste una madre, y no necesito oír los detalles de tu
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—preguntó.
—Lo he visto y lo he sentido.
Gaige se lo había imaginado. Keiran lo habría leído en
su mente, completo con todos los detalles y emociones,
probablemente antes incluso de llegar allí. Se alegraba
de ello. Estaba aliviado de no tener que contarlo y pasar
de nuevo por ello.
—¿Cómo sabías que deseaba que estuvieras aquí?
Los labios de Keiran se alzaron para rozarle el ceño
fruncido, descansar a continuación contra su frente y,
acunando la nuca de Gaige con la mano, sonrió.
—¿Tienes que preguntarlo?
Gaige le dirigió una sonrisa temblorosa.
—No. Pero me alegro de que estés aquí. Parece que
sigues teniendo que venir a encontrarme cuando paso
por momentos difíciles.
—Siempre te encontraré, Gaige.
La intensidad en su palabras y el brillo en sus ojos
gris platino envió una oleada de amor fiero a través de
Gaige, inundándole las venas y entrando en su alma.
—Y yo siempre te encontraré a ti cuando me
necesites —dijo con la voz ahogada por la emoción—.
Siempre, Keiran.
—Lo sé —susurró Keiran contra sus labios, sellando a
continuación el juramento con otro beso.
—Necesito sentirte.
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* * * *
CAPÍTULO 17
La oscuridad helada se arremolinó alrededor de
Gaige, cortándole la piel y hundiéndose en los músculos
y huesos mientras se precipitaba a través del aire a una
velocidad que le robó la respiración. Vio una luz
delante... un parpadeo solitario en el abismo negro. ¿Qué
era? Se acercó... acercó... hasta que comprendió que era
una antorcha. Una sola antorcha, montada en la pared
de piedra.
Gaige se detuvo con brusquedad, sus botas sobre
tierra firme. Jadeó en busca del muy necesitado aire y
trató de ubicarse mientras se aclaraba la espiral
mareante que tenía en la cabeza.
Supo dónde estaba con una oleada de reconocimiento
que le provocó náuseas. De regreso en la sala de tortura
de Byram.
El mismo gran hechicero estaba de pie a sólo algunos
pasos.
La furia inundó en Gaige y sin pensar, por puro
instinto, se lanzó sobre él... y no ocurrió nada.
¿Qué demonios?
Lo intentó de nuevo, sintió contraerse los músculos, a
las extremidades respondiendo, pero continuó en el
mismo lugar. Alzó una mano, sintió el movimiento, pero
no llegó a verla aparecer delante de sus ojos, donde
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
Y no estaba solo.
Golpeó el suelo con una sacudida de agonía ardiente.
Las sensaciones se abrieron paso por él, el aire le
llenó los pulmones, el corazón empezó a latir con un
estremecimiento brutal y una agonía cegadora le
martilleó en la cabeza.
Sus ojos se abrieron, se cerraron para evitar la luz
deslumbrante después de estar en la oscuridad durante
tanto tiempo y a continuación los abrió de nuevo cuando
comprendió que el rostro de Keiran estaba justo sobre
el suyo.
—Gaige... —Sus fuertes brazos le envolvieron—. Has
estado inconsciente tanto rato, estabas tan frío y
después tan caliente. Pensé que te había perdido.
Gaige alzó una mano para presionar con ellas las
palpitantes cuencas de los ojos e intentó sentarse. Se las
arregló con la ayuda de Keiran.
—Jax —graznó, con la voz sonando y sintiéndose
como si no se hubiera usado en semanas—. Byram tiene
a Jax. En su mazmorra.
Los ojos de Keiran se abrieron de par en par.
—¿Lo sabes seguro?
—Le vi. Byram está torturándolo para cogernos. Pero,
Keiran... eso no es todo. —Su cuerpo empezó a temblar
mientras revivía el terror que acababa de
experimentar... ¿cuánto tiempo había estado
LORES DE KELLESBORNE | M. L. RHODES
desapareció.
Gaige se quedó mirando fijamente un espacio vacío.
—¡Keiran!— gritó. ::Dioses, Keiran, respóndeme.::
No oyó ni sintió nada.
La presencia de Keiran, en todos los aspectos, se
había ido.
Gaige cayó de rodillas con los brazos laxos a los lados,
su cuerpo asolado por un temblor que no podía
controlar.
Marta, con la respiración dificultada por los
profundos sollozos, se arrastró hasta él y le rodeó con
los brazos, atrayéndolo a su abrazo.
Gaige le dejó sostenerle y, después de un rato, incluso
se las arregló para alzar los brazos y rodearla para
confortarla. Pero por dentro... el vacío le consumía. No
sentía nada excepto la terrible correa apretada
alrededor de su pecho y el vacío cavernoso en su centro.
Cuida de los otros, m'aerlas.
Sintiendo como si se moviera en la bruma, la mirada
de Gaige encontró a Iann, hundido en un banco de la
mesa, su rostro gris de dolor. A Wen frotándose los
rasguños en las manos y mirando con la mirada vacía a
través de los ojos húmedos y brillantes al pequeño fuego
que aún ardía en el foso. Thomas lloraba sin hacer ruido,
encogido en una bola tumbado de lado cerca de la
puerta. Y Eliessán de pie, tan fiel y hermosa como
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suavemente.
Gaige sintió como si estuvieran hablando en círculos.
—¿No decirme nunca el qué?
—Lo que Iann está diciendo es que cuando un lord
draegan está emparejado de verdad, si algo le ocurre al
lord, la autoridad cae automáticamente en su pareja. Por
eso el poder del lord pasa a su pareja cuando se unen.
Ése es el por qué tu título también es “Lord”. Eres el
nuevo líder de los draegans, Gaige.
La parte baja del estómago de Gaige cayó.
—¿Qué? —susurró—. Cuando la gente me ha llamado
“lord” pensé que era sólo honorífico porque estaba
emparejado con Keiran.
—No, te llaman así porque en el momento en que te
emparejaste de verdad con Keiran, te convertirse en
lord por propio derecho.
—Pero... —Intentó aferrarse a algo, cualquier cosa
que pudiera tener sentido—. ¿No se supone que el gran
concilio elige al nuevo gobernante?
—En los viejos días, cuando había un gran concilio, lo
hacían —dijo Iann—. Pero era una formalidad. En
realidad no seleccionaban al líder, sólo daban su
aprobación a a él o a ella... a quién fuera que tuviera
sangre de lord draegan y fuera el siguiente en la línea.
—Pero... —Gaige se agarró al borde de la mesa para
mantener el equilibrio—. Ni siquiera soy
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Keiran.
Gaige respiró hondo.
—Eso no importa. Es un draegan y no nos
quedaremos al margen y dejaremos a Byram torturar
uno de los nuestros nunca más.
Iann asintió, el orgullo y el respeto brillando en sus
ojos.
—Pero primero lo primero. Vamos a evacuar el
campamento.
—¿E ir dónde? —preguntó Wen.
—A Kellesborne. Jax no nos traicionó, pero alguien
más lo hizo. Cuando tuve la visión de Jax en la
mazmorra, Byram mencionó específicamente que tenía
un espía de confianza, e insinuó que era alguien que
podía infiltrarse entre nosotros. Entre eso y el hecho de
que la Muerte sabe donde estamos, ya no estamos
seguros aquí. En Kellesborne la magia es antigua,
poderosa, y los escudos protectores se extienden
durante leguas alrededor.
—Tiene razón —dijo Iann—. Y sólo aquellos con
sangre draegan pueden encontrarlo. Podemos llevar a
los humanos allí —asintió hacía Thomas, que parecía
dividido entre el terror abyecto y el júbilo salvaje de
tener la oportunidad de ir a un lugar de leyenda—, pero
si cualquier humano debe salir, la magia del castillo
confundirá sus mentes. Casi tan pronto como dejan el
límite protector, no podrán recordar dónde está o si
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ayudar.
—Bien. Y Eliessán. Tengo una misión especial para ti.
—¿Qué hay de él? —Asintió hacía Thomas.
—No creo que requiera un vigilante por más tiempo.
No va a ir a ningún lado. ¿No, Thomas?
El humano sacudió la cabeza tan fuerte que habría
sido cómico si Gaige no hubiese estado tan muerto por
dentro.
—No, milord. Absolutamente a ningún sitio, a menos
que tú quieras.
—Asignaré uno de los miembros más jovenes de la
draeganjhere para tu protección, Thomas. Pero
comprende que no es porque no confíe en ti.
Sencillamente no quiero que nada te ocurra. Eres
nuestro recurso más valioso ahora mismo.
El hombre pareció azorado por el cumplido.
—Lo entiendo, milord.
Gaige devolvió su atención a la elfa.
—Eliessán, sospecho que puedes ir a lugares y ver y
oír cosas que otros no pueden. Quiero que averigües
donde está el portal entre nuestro mundo y el otro, el
que los elfos cerraron hace tanto tiempo.
—¿Planeas abrirlo y pasar por él? —No oyó censura
en su tono... era una pregunta objetiva. Pero tuvo que
preguntarse qué estaba pensando en realidad por
dentro.
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Créditos:
La Espiral de
Fibonacci
(y Yukitomiko Fansub Reload !)
Traducción:
GothicSegu & Gaby & Belle & Esther
Corrección:
GothicSegu & Gaby
Portada y formato:
GothicSegu & Destroyer
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