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Monitor Después de la Ascensión del Señor, la primera comunidad cristiana se reunía con
(1 joven) María, la madre de Jesús, encontrando con ella el modelo y la maestra de la
verdadera adoración. Hagamos también nosotros esa misma experiencia.
Adoración
Adoremos a Jesús, Pan perfecto y celestial, don del Padre, bajado del cielo.
Cuerpo nacido de María la Virgen, guardado en el Arca de la Nueva Alianza Cielo
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre).
Silencio
Música de fondo
Resonancias de la lectura
REPARACIÓN CON MARÍA Música de fondo María (si se puede
Hijos míos, ¡cómo se llena de gozo mi Corazón viéndoles a ustedes aquí para adorar, una imagen que está
amar y agradecer a Jesús, mi Hijo y mi Dios, presente en la Eucaristía. abriendo los brazos
Gracias por la alegría que brindan, al corazón de Jesús, que se llena de ternura por como mostrándonos
ustedes. Gracias por la alegría que dan a mi Corazón Inmaculado. a su Hijo Jesús)
He llegado a ser Madre del Santísimo Sacramento con mi “sí” en el momento de la
encarnación, permitiendo al Verbo del padre de hacerse verdadero hombre en mi
seno.
Ahora, en la Eucaristía, Jesús se hace presente con su Cuerpo glorioso, aquel Cuerpo
que él recibió de su madre y que no es distinto del cuerpo nacido en Belén, muerto
en el Calvario y resucitado. Como su cuerpo glorioso está aquí ahora frente a ustedes,
igualmente su madre celestial, con su cuerpo glorioso, estoy aquí al lado de mi Hijo
Jesús.
Yo soy por lo tanto la Madre de la Eucaristía. Yo soy la Madre llena de gozo de la
Eucaristía.
Por lo tanto, hijos míos, consagrados a mi Corazón Inmaculado, sean ustedes hoy los
que, con su testimonio de vida en sus familias, expresen que mi Hijo Jesús está vivo
y está siempre en su Sagrario con los brazos abiertos para acogerlos y amarlos.
NO TE RINDAS (Anexo 1)
MOMENTO DE ADORACIÓN
Aquí frente a nosotros, tenemos la Presencia Real de Jesús, Pan Vivo que se nos dona
como alimento espiritual. Junto a Él, está nuestra Madre, la discípula fiel y atenta al
querer de Dios. Renovamos nuestra respuesta de seguimiento, agradeciendo y
pidiendo con insistencia sus dones para responder en fidelidad al llamado de Dios.
A cada alabanza respondemos: Te bendecimos Señor, eres nuestro Consuelo.
(Anexo 2)
7 peticiones
Terminamos este tiempo de oración.
Creo Señor, contra viento y marea, con mis dosis de duda y mis pocas certezas.
Confiado en ti seguiré buscándote y caminando contigo. Ahora y siempre. Amén
Aquí frente a nosotros, tenemos la Presencia Real de Jesús, Pan Vivo que se nos dona como
alimento espiritual. Junto a Él, está nuestra Madre, la discípula fiel y atenta al querer de Dios.
Renovamos nuestra respuesta de seguimiento, agradeciendo y pidiendo con insistencia sus
dones para responder en fidelidad al llamado de Dios.
A cada alabanza respondemos: Te bendecimos Señor, eres nuestro Consuelo.
Gracias Dios de la Vida, por tu Presencia en la creación y en el corazón de la humanidad.
Gracias Señor de la Historia, por llamar a María, mujer sencilla y abierta a tu Voz y
Voluntad.
Gracias Dios de Amor, por hacerte uno de nosotros, pequeño, pobre y necesitado. Por
confiar cada día en nosotros.
Te alabamos Señor, por tu Presencia Viva en la Eucaristía y en tu Palabra, llénanos
siempre de Ti.
Te alabamos Señor, porque nos has llamado a tu servicio, fiándote de nosotros con
infinita misericordia.
Te alabamos Señor, por Tu Madre, la Virgen María, quien es para nosotros maestra,
madre y guía.
Bendito seas Señor, por regalarnos la fe necesaria para creer firmemente en Ti, la
esperanza para anteponer tu llamado a las realidades que nos rodea y tu amor para
servirte.