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inclusión formal de la mujer al electorado que tuvo efectos inocuos para el sistema
político. De esta manera en la década de los 60 propusieron que el nivel de actividad
política y concurrencia electoral de las mujeres era significativamente mejor que en los
hombres, estos diagnósticos concurrieron a pensar que la participación electoral de la
mujer era algo irrelevante para el sistema político.
De esta manera, la pregunta que se propone a responder y da sentido a este trabajo es ¿De
qué manera influyo las repercusiones sociales del voto femenino en América Latina, en
el siglo XX?
Para iniciar, es necesario definir el término “voto femenino”, término importante del tema
y del problema. Por consiguiente una publicación realizada por José Gerardo García en
la página de la universidad de Guatemala, realiza una correcta definición.
« El sufragio femenino hace referencia al derecho de voto ejercido por las mujeres
y por tanto el derecho político y constitucional a votar a los cargos públicos electos
así como a ser votado (…) un reconocimiento completo de igualdad y ciudadanía,
ejerce un efecto directo sobre quién gobernará para todos, por lo tanto ha sido
restringido por los grupos, y el género, en el poder. » (García 2013:1)
Por tanto como se puede apreciar en la cita, el “voto femenino” hace referencia a voto o
sufragio realizado por el género femenino.
La motivación para la realización de este tema surge al momento del análisis ético de la
película “Las Sufragistas”, donde enfoca de forma detallada las agresiones, maltrato,
abuso de la sociedad hacia la mujer en su búsqueda de la igualdad y poder dar un voto,
símbolo de la lucha por su dignidad.
Desde un punto de vista académico y social, este tema es muy importante ya que nos
conlleva a conocer las consecuencias de la “la obtención del derecho a voto” que
obtuvieron las mujeres y la complejidad histórica legal que se produjeron.
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Comunicadora social, periodista y diplomada en historia, Universidad de la Sabana. Por
último y no menos importante a Elizabeth Jelin es una socióloga e investigadora social
argentina, que trabaja temas como derechos humanos, las memorias de represión política,
la ciudadanía, género, familia y movimientos sociales.
En primer lugar, partimos desde el acontecimiento del sufragio femenino en nuestro país,
hecho que se realizó en 1956 tal como detalla el Ministerio de la Mujer y Poblaciones
vulnerables, MNMP:
“En el Perú se ejerce por primera vez el voto femenino en las elecciones generales
de 1956, en la que se eligieron nueve representantes mujeres: 1 senadora y 8
diputadas de diferentes circunscripciones del país (…). Así, el Perú aprobaba el
ejercicio del derecho al sufragio femenino 52 años después que lo hiciera Nueva
Zelanda (1893), el primer país en el mundo que otorgó el voto a la mujer; 37 años
después de Canadá (1918, excepto la provincia de Quebec), el primer país que lo
aplicó en América; y 26 después de Ecuador (1929), el primero en hacerlo en
América Latina.” (MIMP 2016:2)
“El debate político ocurrido en 1930 y en 1950 para incorporar los derechos
políticos y ciudadanos de las mujeres refleja la dualidad de la sociedad moderna
peruana expresada en la separación de la esfera pública (asuntos públicos, Estado
a cargo de los varones) y privada (familia a cargo de las mujeres). La mentalidad
de la época afirmaba que "el hombre es para la calle y la mujer para la casa". (…)
Este debate demostró que ni el Estado ni las políticas son neutrales sino que
reflejan y reproducen valores y normas vigentes en la sociedad” (MINSA, 2015)
En segundo lugar, en la perspectiva colombiana durante los siglos XX las mujeres aun
no podían adoptar una postura pollita en el entorno de su sociedad. Mediante los
levantamientos de protesta de parte de la población femenina donde lidero Betsabé
Espinosa, heroína de las jornadas, fue la primera mujer en conseguir que los medios de
comunicación difundieran discusiones en el interior del Gobierno.
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Hechos similares, tales como: manifiesto de 1400 mujeres indígenas protestando por el
"orden ilegal e injusto" impuesto por el sistema colombiano; la participación de Georgina
Flecher con Ofelia Uribe de Acosta, presentaron "el Régimen de capitulaciones
matrimoniales" reforma que ayudo a las mujeres poder acceder a sus bines de forma
directa. Así mismo, el apoyo en las editoriales de Calibán por parte de Magdala
Velásquez Todo en a condición jurídica y social de la mujer fue el paso inicial a la
transformación a la funesta costumbre.
El voto femenino se logró en 1954, gracias al arduo y permanente trabajo por parte de las
mujeres. Este proceso trajo movimientos sociales e ideologías revolucionarias,
sembrando un nuevo rol para la mujer.1
Hacia 1910, diversas asociaciones se unen a Madero, entre ellas el club femenil
antireeleccionista "Las Hijas de Cuauhtémoc". Poco tiempo después, las integrantes del
club protestan por el fraude en las elecciones y demandan la participación política de las
mujeres mexicanas.
Uno de los principales acuerdos a los que se llegó en este Primer Congreso feminista fue
demandar que se otorgara el voto ciudadano a las mujeres, aunque en realidad la demanda
no hizo mucho eco. Por tal motivo, según la investigación de Lucy Virgen, nos detalla
algunas repercusiones que se fue dando de a poco en México:
“En México los primeros antecedentes exitosos del voto datan de 1923 en
Yucatán, aunque hubo peticiones desde 1916. Yucatán reconoció el voto tanto
municipal como estatal en 1923, con tres mujeres electas para diputadas al
congreso estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce;
además Rosa Torre fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Sin
embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto murió asesinado en 1924,
las cuatro tuvieron que dejar sus puestos. En San Luis Potosí, las mujeres
obtuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las
estatales en 1925 pero este derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se
reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925.” (Virgen 2013)
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Por tal motivo, luego de estos sucesos o repercusiones que se daban de a poco en cada
pueblo de México, se consideró como un gran avance ya que les daba un lugar a las
mujeres en la vida política del país aunque fuera uno muy restringido. En una de las
primeras jornadas electorales en Chiapas a finales de ese mismo año, la mujer mexicana
finalmente ejerció éste derecho.
Pese a la importancia que tenía ese primer ejercicio de libertad de decisión, la verdadera
democratización de la ciudadanía tardó mucho más en gestarse, sobre todo porque la
tradición imperaba sobre la razón.
Muchas mujeres sufrían un severo nivel de represión familiar que les impedía acudir a las
urnas, y otras simplemente reproducían los designios que los "hombres" de la casa les
sugerían que debían manifestar.
Se considera que es hasta los años setenta cuando en realidad las mujeres empezaron a
ejercer su derecho ya que en el mundo se daba una revolución ideológica y política, como
consecuencia de la filosofía de la liberación.
En esos años se constituyó el concepto de género como categoría de análisis para explicar
los mecanismos de opresión y a partir de ahí se abrió la posibilidad de superarlos, lo que
en la práctica sembró la semilla de la democracia, entendida como la igualdad de los
géneros, conservando la diferencia sexual. Por tal motivo Beatriz Vallejo Franco, brinda
su apreciación sobre este hecho:
“De América se pueden hacer muchas historias. Por lo general, solo se escribe la
de los hombres, y entre la de los hombres, la de los generales, los presidentes, los
gobernadores. La de quienes tienen un destino político. Lo demás queda sin autor.
Pero podría hacerse la historia al revés y escribir la de los hombres más humildes,
la de los ríos, la de las casas viejas, la biografía de la plaza de la capital la de las
mujeres” (Vallejo 2009)
Por este motivo, Ya en los años noventa, la reivindicación de los derechos va más allá.
Inicia la lucha contra la violencia, esa que día a día se ejerce en las casas por medio de
golpes, palabras o actitudes, esa que día a día maltrata a muchas mujeres que dan todo
por sostener sus hogares a costa de su integridad misma. Inicia entonces el
reconocimiento de la pluralidad, la tolerancia y el respeto.
Por otro lado, la obtención del derecho femenino al voto durante el siglo XX tuvo
influencias múltiples en los ámbitos social y político. En particular, donde las mujeres
adquirieron ese derecho, tuvo consecuencias sobre asuntos y políticas que se relacionan
con la asistencia social materno–infantil.
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Paradójicamente, la obtención del derecho de voto estuvo acompañada, en varios aspectos
y en distintos casos nacionales, por una menor influencia de las mujeres, como se constata
en el libro. De acuerdo con muchos autores citados, la incorporación de la población
femenina al electorado mostró que las mujeres se abstuvieron en mayor medida que los
hombres o que no cambió el mapa de preferencias político–partidarias preexistentes. La
obtención de cargos electivos ocupados por mujeres fue casi nimia. Es por ello que mucha
bibliografía especializada supone que las mujeres asimilaron las preferencias políticas de
sus parientes hombres, o que los partidos políticos captaron sus intenciones de voto sin
necesidad de modificar su enraizamiento electoral previo. Por ello a esto, Gisela
Zaremberg advierte o manifiesta lo siguiente:
“Esta situación adquiere mayor relevancia cuando se observa que durante esos
años, en México, donde prevalecía un régimen político al que frecuentemente se
le atribuían características similares a su contemporáneo peronista, la situación de
las mujeres seguía los patrones diagnosticados para los casos noroccidentales.
¿Por qué en dos regímenes que compartían fuertes rasgos similares la inclusión
política de las mujeres registró resultados tan diferentes? Este acertijo incitó y
guió la investigación que se expone en el texto.” (Zaremberg 2010)
En conclusión, las mujeres de la nación mexicana tuvieran una fuerte lucha durante esos
años, en el cual el machismo prevalecía similarmente sucedido en otros países donde solo
miraban a las féminas como un objeto de casa o cumplir labores simples mas no decidir,
pero ahora en la actualidad eso ha cambiado un poco pero no del todo, esto es una lucha
constante que cada vez irá adquiriendo apoyo de toda la población de cada nación, la
mujer siempre será fundamental para la mejora en cada país.
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Por ende, el nivel de alfabetización baja en los lugares rurales y zonas urbanas, y una baja
muy significativa en la brecha de género en las sociedades de clase alta todo eso debía a
que las mujeres tenían más oportunidades de desarrollarse socialmente, ya que en las
escuelas les daban las herramientas necesarias para hacerlo.
Por otro lado las mujeres latinas a raíz de que obtuvieron un logro importante al poder ser
y participar como ciudadanas, fueron incrementando su poder en la sociedad de manera
desigual en cada país de Latinoamérica, así lo muestra el informe que citare a
continuación
«Los datos para los países de América Latina no son la excepción. Dentro de la
región, hay, como era de esperar, considerable variación entre países. Tornando a
la región, hemos elaborado este cuadro »:
(Jelin 1996:21)
Sin lugar a dudas en países como Nicaragua, El Salvador, Honduras tengan grados de
participación de mujeres relativamente altos puede ser entendido si se tiene en cuenta que
se trata de países muy pequeños y con estructuras de clase muy parejas, donde la presencia
de algunas mujeres de clase alta en posiciones de poder no cuenta como indicador de
empoderamiento
Por otro lado llama la atención las dificultades de acceso de las mujeres a posiciones de
poder en Uruguay, Argentina, Chile, Venezuela y Brasil, todos ellos países donde el
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modelo organizativo dominante es el patrón moderno, y donde la presencia de culturas
indígenas era menor
También debemos mencionar ¿Por qué aún se da este tipo de discriminación hacia la
mujer? Estamos en una era donde la tecnología es la guía hacia el desarrollo y
comunicación entre nosotros, los individuos, que con un amplio vasto conocimiento
cometemos los mismos errores del pasado. No reconocer a la mujer en igualdad en
derecho, libertar.
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BIBLIOGRAFIA: