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El pensamiento científico
EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Cuando nos referimos en la vida diaria a que algo constituye “un hecho”
queremos indicar que se trata de algo que está suficientemente verificado, que
se da en la naturaleza como un fenómeno real y verdadero. Algunos ejemplos
de hechos serían: - Un imán atrae a una aguja metálica. - Un perro tiene cuatro
extremidades.- El azúcar sabe dulce.- El agua pura hierve a 100º C cuando la
presión es de 1 atmósfera.
Se observa que el agua con la que se riega una maceta desaparece. El hecho
científico es “la planta absorbe el agua”
Los conceptos científicos serían, el primer eslabón con que la ciencia intenta
explicar e interpretar el mundo. El mundo no está estructurado de por sí de un
modo unívoco. Somos nosotros los que lo estructuramos al proyectar sobre él
nuestros conceptos, Así, propiedades como la temperatura o la inteligencia no
son intrínsecamente cualitativas o cuantitativas, sino que ese carácter sólo
reside en los conceptos que empleamos para hablar de ellas. Sin embargo, una
vez introducidos ciertos conceptos de un determinado modo, ya no podremos
usarlos a nuestro antojo, sino sólo siguiendo los perfiles que la realidad adopte
al proyectar sobre ella dichos conceptos (Mosterín, 1987).
Lo primero que salta a la vista es la gran variedad de conceptos científicos que
existen y las diferencias tan grandes en su naturaleza. Baste, como ejemplo, la
lista siguiente:
Unos -como pez, fuerza o calor- proceden del lenguaje ordinario; otros- como
ARN o entropía constituyen creaciones ligadas a nuevos descubrimientos o
teorías. Pero unos y otros se articulan de mil modos distintos en el seno de
múltiples teorías.
Los conceptos concretos, tipo 1, son los que poseen atributos definidos y
ejemplos que son observables directamente con nuestros sentidos; por
ejemplo: insecto, planta y mineral. Los conceptos concretos, tipo 2, representan
entidades inobservables que sólo son asequibles a nuestros sentidos a través
de la instrumentación. Por ejemplo, las bacterias y los virus.
Los conceptos abstractos son aquellos que no tienen ejemplos perceptibles o
tienen detalles o atributos definidos que no son perceptibles. Ejemplos de
conceptos de este tipo son los quarks, los agujeros negros, la energía, la
densidad, etc.
Se puede definir una ley científica como una proposición que expresa una
regularidad que encontramos en los fenómenos que ocurren en la naturaleza,
que es aceptada por todos y que, generalmente, tiene un amplio campo de
aplicación. Las leyes expresan relaciones de dependencia entre hechos o
fenómenos. La confianza que se tiene en una ley científica una vez aceptada
es tal que, en adelante, se duda antes de cualquier cosa que de la misma ley.
Una visión actual y filosóficamente más aceptada es que las leyes son
construcciones realizadas por los científicos que encajan muy bien con la
realidad, de tal forma que a través de ellas nos parece que la naturaleza
manifiesta su propia ordenación. No existen, por tanto, “leyes de la naturaleza”,
independiente de nuestro entendimiento. Sólo existen las leyes que son
conocidas y, podríamos añadir, practicadas: de poco sirve que un científico
enuncie una ley si la comunidad científica no la acepta y no la practica
(Echeverría, 1998).
Las leyes son abstracciones de la realidad en las que sólo aparecen los
factores relevantes de las situaciones o de los fenómenos. Se pueden
representar mediante expresiones matemáticas que relacionan dos o más
variables (P.V. = n.R.T.; F= m.a.) y también se pueden formular verbalmente. El
lenguaje matemático, además de presentar la ley de forma precisa y compacta,
tiene la ventaja de facilitar el trabajo de extraer consecuencias de esas leyes, al
permitir realizar operaciones lógicas con ellas.
Este significado de modelo sería similar al propuesto por Mosterín (1987) como
“sistema que sirve de modelo para una teoría”.
Modelos teóricos
Mientras que algunos autores consideran que los “modelos teóricos” son lo
mismo que “teorías”, otros consideran que necesario diferenciar ambos
términos. Así, se suelen considerar los “modelos teóricos” como “una teoría
más cuantitativa y exacta que la teoría original que está establecida en
términos más generales”.
La metodología científica
Definir hipótesis
Experimentar
Observar
Medir
Una deducción es, por el contrario, una afirmación (sobre las propiedades,
comportamiento, etc.) de un objeto, individuo o situación particular, basada en
las reglas de propiedades, comportamiento etc., del grupo al que ese elemento
pertenece. Por ejemplo, dado el hecho de que los metales se dilatan al ser
calentado es posible deducir el hecho de que los raíles del ferrocarril (hechos
de metal) igualmente se dilatarán con el calor.
Comunicar
La ciencia escolar
La transposición didáctica
Tipos de contenidos
Los contenidos del currículo pueden ser de muchas clases y abarcar realidades
bien diversas desde el punto de vista de su carácter y sus propiedades.
En este currículo se incorporan por primera vez las competencias básicas que
permiten identificar aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles
desde un planteamiento integrador y orientado a la aplicación de los saberes
adquiridos y que el alumnado deberá desarrollar en la Educación primaria y
alcanzar en la Educación secundaria obligatoria.
El currículo del área favorece que los estudiantes de estas edades encuentren
respuestas válidas a las cuestiones que se formulan, sin olvidar que dichas
respuestas han de ser coherentes con criterios científicos actualizados,
superando posibles concepciones previas de escasa base científica pero con
gran peso experiencial, familiarizándose así con la forma en que se construye
el conocimiento científico.
El bloque 1,
El bloque 2,
El bloque 3,
El bloque 6,
El bloque 7,
Contenidos
Identificación de las partes del cuerpo humano. Aceptación del propio cuerpo y
del de los demás con sus limitaciones y posibilidades.
CHALMERS, A., 1989. ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Siglo XXI de
Editores, S.A., Madrid.
GIORDAN, A. y De Vecchi, G.; 1988. Los orígenes del saber. Diada Editoras.
Sevilla.