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Universidad de
Naturaleza
Humana
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Naturaleza Humana 1
Presentación
La educación superior se ha convertido hoy día en prioridad para el gobierno
Nacional y para las universidades públicas, brindando oportunidades de superación
y desarrollo personal y social, sin que la población tenga que abandonar su región
para merecer de este servicio educativo; prueba de ello es el espíritu de las
actuales políticas educativas que se refleja en el proyecto de decreto Estándares
de Calidad en Programas Académicos de Educación Superior a Distancia de la
Presidencia de la República, el cual define: “Que la Educación Superior a Distancia
es aquella que se caracteriza por diseñar ambientes de aprendizaje en los cuales
se hace uso de mediaciones pedagógicas que permiten crear una ruptura espacio
temporal en las relaciones inmediatas entre la institución de Educación Superior y
el estudiante, el profesor y el estudiante, y los estudiantes entre sí”.
Introducción
Una de las grandes preocupaciones del ser humano a través de la historia ha
consistido en esclarecer el interrogante ¿Qué es el Hombre?. Cuestión que a la
fecha de hoy no ha sido lo suficientemente aclarada. El interrogante tiene
implícito además la relación hombre – naturaleza o naturaleza humana. Concepto
que recoge una infinidad de aserciones y relaciones desde la cultura, ya que el
hombre construye su realidad sólo en relación con el otro, es decir, en sociedad.
Más que nunca hay que hacer valederas las palabras de Antonio Gramsci: llevar a
una masa de hombres a pensar coherentemente y de modo unitario el presente
real y efectivo es un hecho “filosófico” mucho más importante y original que el
descubrimiento por parte de un genio filosófico de una nueva verdad que se
convierte en patrimonio exclusivo de pequeños grupos intelectuales. La educación
debe liderar una reflexión renovada y fresca de la misión del nuevo hombre del
próximo milenio despojado de intereses mezquinos.
Horizontes
• Explorar los caminos históricos significativos que han abordado el problema del
hombre y la naturaleza humana, con el propósito de encontrar espacios
conceptuales y metodológicos que permitan al alumno – maestro, discernir,
contextualizar y construir sus propios significados sobre el tema.
Además, recoge las diferentes definiciones del hombre en sociedad desde el mito,
la religión, el lenguaje, el arte, la historia y la ciencia. Alude también a temas
actuales sobre la inteligencia, la vida sensitiva e intelictiva del hombre.
Horizonte
• Se busca dar a conocer en los contenidos temáticos, información pertinente
sobre la naturaleza humana y manifestaciones socio culturales más
significativas de la realidad humano – social; sabedores de que lo que
caracteriza al hombre es su sociabilidad y comunicabilidad, como la constante y
permanente culturización de su realidad biológica, sensitiva y afectiva.
Proceso de Información
En la primera parte se abordan contenidos temáticos y problemáticos relacionados
con el problema del hombre, ser persona y naturaleza humana. Se hace énfasis
en el desglose de contenidos teóricos y metodológicos significativos que permitan
una mayor comprensión por parte del alumno – maestro, de las diversas
tendencias del pensamiento y concepciones religiosas, que han matizado con
mayor fuerza la discusión y claridad sobre el problema del hombre, la naturaleza
del hombre en sociedad, con el ánimo de propiciar diálogo de saberes y
concepciones propias y relevantes, que orienten la formación valorativa y reflexiva
de la verdadera misión del hombre como ser social libre y autónomo.
Las siguientes actividades a realizar por parte del alumno – maestro, se orientan a
la búsqueda de información y material complementario sobre los núcleos temáticos
y problemáticos propuestos, información que se puede extraer de artículos,
revistas, periódicos, textos, Internet y otras fuentes a su alcance.
Aristóteles, nos dice que todo conocimiento tiene su origen en una básica
tendencia de la naturaleza humana, que se manifiesta en las acciones,
manifestaciones y reacciones más elementales del hombre. El ámbito de los
sentidos se halla determinado e impregnado por esta tendencia:
(Metafísica. Aristóteles)
Para Platón, la vida de los sentidos se halla separada de la vida del intelecto por un
ancho e insuperable abismo. El conocimiento y la verdad pertenecen a un orden
trascendental, el reino de las ideas puras y eternas. El mismo Aristóteles está
convencido de que no es posible el conocimiento científico a través únicamente y
exclusivamente de la percepción; pero cuando niega la separación que Platón
establece entre el mundo ideal y el empírico, se presenta como un biólogo. Trata
de explicar el mundo ideal, el mundo del conocimiento en términos de vida. Según
Aristóteles, en ambos reinos encontramos la misma continuidad ininterrumpida.
Si se adopta este punto de vista biológico, se afirmaría que la primera etapa del
conocimiento humano tendría una explicación exclusiva con el mundo exterior, por
lo que se refiere a las necesidades inmediatas del hombre e intereses prácticos, se
evidencia una dependencia al ambiente físico. Los primeros pasos hacia la vida
intelectual y cultural pueden describirse como actos que implican una suerte de
adaptación mental al entorno.
Podemos estudiar este paulatino desarrollo en casi todas las formas de la vida
cultural. En las primeras explicaciones míticas del universo encontramos siempre
una antropología primitiva al lado de una cosmología primitiva. La cuestión del
origen del mundo se halla inextricablemente entrelazada con la cuestión del origen
del hombre. La religión no destruye estas primeras explicaciones mitológicas, por
el contrario, preserva la cosmología y la antropología míticas dotándolas de nueva
forma y de mayor profundidad. Por lo tanto, el conocimiento de sí mismo no es
considerado como un interés puramente teórico; no es un simple tema de
curiosidad o de especulación; se reconoce como la obligación fundamental del
hombre. Los grandes pensadores religiosos han sido los primeros que han
inculcado esta exigencia moral. En todas las formas superiores de la vida religiosa
la máxima “conócete a ti mismo” se considera como un imperativo categórico,
como una ley moral y religiosa definitiva.
Pero aquí entraría otro cuestionamiento, ¿hasta qué punto, esos defectos con los
cuales nos clasificaron o nos clasificamos, son grotescos o buenos?. Realmente lo
son o ¿están cumpliendo una doble función en ese universo que esconde el ser
persona?, ¿que pasaría si a todos nos etiquetaran igual?. Sería como decir que no
somos seres humanos subjetivos, que no somos capaces de movernos y romper
las normas, porque, aunque hay leyes, escuelas con un currículo y buenas
costumbres, conforme las cuales se pretende que actuemos, como si estuviéramos
programados para ello, estos no acaban siendo más que ideales, que si bien tienen
control y están sobre nosotros marcando ese poder que siempre nos mantiene
dentro de dicha norma, "somos capaces de romperlas", ya sea de vez en cuando
o muy seguido (y que padre es hacerlo).
Nosotros como seres humanos tenemos ya sea poco o mucho control sobre esos
defectos, cosas y normas que no queremos, eso te hace único, como las cosas que
nos molestan, o que no queremos y siempre estamos en búsqueda de ellas, con
esto no niego que hay ideales culturales muy marcados, pero la vida te sella de tal
manera, que aquello que nos hace falta y nos motiva a seguir; siempre son cosas
diferentes, incluso esa basura o esas cosas tontas de las que nunca nos
deshacemos y están toda una vida guardadas en el closet, pero cuando limpiamos
nunca las tiramos, ¿qué papel están jugando?. Si tienes algún objeto así, intenta
recordar ¿cómo lo obtuviste?, ¿te trae algún recuerdo?.
Pero esa es mi opinión, puede que tú estés inconforme o te sientas mal con tu vida
pasada, presente y hasta futura pero yo no quiero dar consejos, sólo estoy
comentando un poco de lo que yo pienso, y pienso que algunas veces en lugar de
estar lamentándonos por lo que ha sido nuestra vida, puede surgir la pregunta
¿quién soy yo?, ¿que onda con mi persona y mis etiquetas que me han impuesto o
he asumido?. Porque aunque la vida te sonría o decidas tomar terapia para
mejorarla, nunca vas a poder huir o desechar todos esos significados y
acontecimientos que le dan sentido a esa persona que tú eres; pero la respuesta a
las preguntas sólo la tienes tú y nadie más, quizá hasta este artículo te pareció
ridículo, porque puedes llegar a pensar que no tengo ni idea de lo que digo o que
son tonterías, y tienes razón, porque no tengo idea de tus problemas, de tus
sentimientos o de la manera en que te conectas con tu yo interno, por eso no te
puedo dar consejos (ni quiero dártelos).
del niño que tiene en sus brazos. El corazón conoce estos aspectos de la vida
humana y muchos otros matices más. No debemos olvidar nunca cómo cualquier
estadio de la vida, cualquier vida, puede dar lugar a la amistad incondicional, a la
ternura del corazón.
Quizá lo más bello de la vida humana es que existen otras vidas humanas, decía
un buen amigo mío. Todo ocurre como si en el simple ser uno mismo, no se
realizase todavía lo que la idea de la vida humana contiene o promete. La
verdadera vida parece ser un vivir al lado de otra vida: junto a Dios, si es verdad
el más profundo misterio cristiano. Pero también humanamente la vida alcanza su
plenitud en ciertas, condiciones y entre ellas está que la vida no se encuentre sola,
sino con otras y por otras; que exista comunión de vida. Tampoco podemos
olvidar esto: que la vida más auténtica y más fuerte no es la que se contrapone a
las otras, o la que las amenaza, sino aquella que se comunica con todas las vidas.
La vida humana aparece como una cuarta maravilla cuando se contempla desde la
profundidad de la fe. Todas las celebraciones anteriores son infinitamente
superadas. Aquí la vida humana es una aventura sin fin. Una vez que existe,
existe para siempre. Después de haber recibido la vida, ésta y no otra, por eterno
decreto, habremos sido la única historia del ser dentro de los infinitos posibles,
habremos pertenecido al club más exclusivo que se pueda pensar. El ser habrá
tenido mi rostro. La eternidad tendrá por siempre mi semblante, ¿por qué
precisamente el mío, elegido por el Amor infinito?.
Pero nada visible distingue aquella célula de las otras células vivientes y mortales,
sólo desde el fin in, desde la fe, se comprende el inicio. En Dios reside antes lo
que viene después, el cumplimiento de la historia. Parece imposible que unas
células como todas las demás constituyan el comienzo de una vida de experiencia
consciente; esas células son sagradas. La fe aumenta todavía más lo imposible y
lo sacro: aquellas células como todas las otras son el inicio de una vida eterna
elevada a la visión de Dios. Desde el “después” se entiende el “antes”.
La fe ve el mundo al revés. “La vida es sueño” desde la vida que es sueño nos
despertaremos a la vida que es realidad. Diremos: era sólo un sueño. Las cosas
se verán de un modo muy distinto. La grandeza humana: era un sueño, el
sufrimiento, la quiebra, el horror: eran solamente una pesadilla. Esto es lo que
Desde la célula inicial hasta la gloria de Dios, la vida humana se nos muestra en su
constante grandeza, desgraciadamente ignorada o reducida o negada por los
adalides de nuestra cultura, a nivel teórico, jurídico o de costumbres.
Hemos visto que la ciencia ofrece panoramas maravillosos. Pero su paradoja está
en que mientras revela, por un lado, el prodigio bioquímico y cósmico de la vida, y
nos ofrece medios cada vez más eficaces para conservarlo, por otra parte nos
ofrece cada vez menos razones para salvarla en vez de destruirla.
Una cultura de la vida, en este siglo nuestro que quizá más que a ningún otro ha
negado y destruido la vida, resulta cada vez más necesario, porque el desafío del
subjetivismo absoluto y sobre todo del reduccionismo cientifista es reciente y
todavía espera una respuesta Adoculda. El desierto del nihilismo antropolótico y
moral se extiende, amenaza con agotarnos a todos, porque ningún hombre
moderno es completamente inmune a los gérmenes del nihilismo propio del
pensamiento moderno.
Sin duda alguna que la cultura se halla dividida en actividades que siguen líneas
diferentes y persiguen fines diferentes.
El hombre en esta dinámica se revela no solo como un objeto del mundo sino
como un sujeto activo, transformador, que con su conocer y su actuar va
originando y constituyendo una serie de situaciones, entornos, y ambientes. La
cultura aparece como la dimensión ontológica diferenciante entre el hombre y el
animal. Seguirá siendo cierto que el hombre como organismo está sujeto a las
mismas leyes naturales y biológicas.
Paul Ricoeur, entiende por cultura, el conjunto de expresiones que objetivan, con
mayor y menor plasticidad, el universo de sentido generalizado en un determinado
pueblo o grupo humano. O dicho de otra forma, el sistema integrado por las
formalizaciones de un grupo social. Se pueden distinguir tres grandes niveles en la
cultura: el nivel de las industrias, el de las instituciones y el de los valores; niveles
que abarcarían el conjunto de manifestaciones culturales aunque en cada uno se
dan mayores o menores desarrollos, según los diferentes grupos.
Se entiende por estado social de derecho aquel en el cual todos los ciudadanos
disfrutan de los mínimos de justicia. Mínimos morales de justicia, que no son otra
cosa que los derechos humanos. En primer lugar, los derechos civiles y políticos
que consisten en el derecho que toda persona tiene a la vida, a pensar libremente,
a reunirse y asociarse, a elegir y a ser elegido, a participar de la vida pública, a
desplazarse libremente. Son derechos de primera generación, promulgados por
primera vez por el liberalismo ilustrado del siglo XVII. Pero existen otro grupo de
derechos fundamentales igualmente importantes como; los derechos económicos,
sociales y culturales, ampliamente difundidos en el siglo XIX. Derechos que dan
apoyo real a los derechos civiles y políticos.
¿De donde proviene la dignidad humana?. Existen por lo menos dos versiones al
respecto. La primera es la versión judeo - cristiana, que se fundamenta en el
hecho de ser creados los humanos a imagen y semejanza de Dios. La segunda
versión hace referencia, a la reflexión filosófica de Emanuel Kant, que ayudo a
comprender la universalidad de la dignidad del ser humano. Según Kant, todo ser
humano tiene dignidad porque es un ser autónomo, capaz de darse sus propias
leyes y de cumplirlas sin que nadie lo obligue descubriendo su necesidad. Para
este filósofo, los seres humanos son los únicos seres vivos capaces de darse sus
leyes y vivir según ellas.
Por lo tanto una persona es autónoma cuando obra libremente, es decir con
responsabilidad. Esta autonomía configura un valor guía muy importante; la
“libertad”. Libertad que debe entenderse como independencia del individuo frente
a los poderes del estado y frente a los otros y, como la posibilidad de participar en
las decisiones con respecto a las leyes vigentes en la comunidad política, libertad
para pensar y opinar, libertad de culto, libertad ideológica, libertad de reunión, de
asociación y libertad de desplazamiento.
La educación es puerta de entrada para todas las demás conquistas sociales. Sin
educación la gente no encuentra trabajo, no sabe cuidar su salud, no descubre
mecanismos para salir de la pobreza, no el tiempo libre y los beneficios de la
cultura. La educación es pilar fundamental de la conquista de los mínimos de
justicia, de moral, derechos humanos, sin los cuales sería imposible hablar del
estado social de derecho.
La materia, los temas y motivos del pensamiento mítico son inmensos. No existe
fenómeno natural ni de la vida humana que no sea capaz de una interpretación
mítica y que no reclame semejante interpretación. El mito, en su verdadero
sentido y esencia, no es teórico; desafía nuestras categorías fundamentales de
pensamiento. Su lógica si tiene alguna, es inconmensurable con todas nuestras
concepciones de la verdad empírica o científica; pero la filosofía no puede admitir
jamás semejante bifurcación.
En la teoría de psicoanalítica del mito que nos ofrece Freud, las creaciones míticas
no serían sino variación y disfraz de un mismo tema psicológico, la sexualidad. El
mito combina un elemento teórico y un elemento de creación artística. Lo primero
que nos llama la atención es su estrecho parentesco con la poesía. Se ha
manifestado que el mito antiguo constituye la masa de donde ha ido emergiendo
poco a poco la poesía moderna mediante el proceso que los evolucionistas
denominan diferenciación y especialización.
El mito ofrece, un rostro doble. Por una parte nos muestra una estructura
conceptual y por otra, una estructura perceptual. No es una mera masa de ideas
confusas y sin organización; depende de un modo definido de percepción. Sí el
mito no recibiera el mundo de un modo diferente no podría juzgarlo o interpretarlo
en su manera especifica. El mundo mítico se halla, en un estado mucho más fluido
y fluctuante que nuestro mundo teórico de cosas y propiedades, de sustancias y de
accidentes.
La belleza parece ser uno de los fenómenos humanos más claramente conocidos;
la belleza es parte de la humana experiencia, algo palpable e inconfundible. El
arte es expresivo, más no puede ser expresivo sin ser formativo y este proceso
formativo se lleva a cabo en un determinado medio sensible. Lo mismo que las
demás formas simbólicas, tampoco el arte es mera reproducción de una realidad
acabada, dada. Constituye una de las vías que nos conducen a una visión objetiva
de las cosas y de la vida humana. No es una imitación sino un descubrimiento de
la realidad.
El arte nos proporciona una imagen más rica, más vivida y coloreada de la realidad
y una visión más profunda en su estructura formal. Caracteriza a la naturaleza del
hombre que no se halla limitado a una sola manera especifica de abordar la
realidad sino que puede escoger su punto de vista y pasar así de un aspecto de las
cosas a otro.
La ciencia busca en los fenómenos algo más que semejanza: busca orden. Las
obras de los grandes cientificos; Galileo, Newton, Maxwell, de Planck, Einstein. No
consistieron en recoger datos y hechos; eran obras teóricas y esto quiere decir,
conocimiento constructivo. Esta espontaneidad y productividad constituye el
verdadero centro de todas las actividades humanas. Es el poder del hombre y
señala, al mismo tiempo, los confines naturales de nuestro mundo humano. En el
lenguaje, en la religión, en el arte, en la ciencia, el hombre no puede hacer más
que construir su propio universo simbólico que le permite comprender e
interpretar, articular y organizar universalmente su experiencia social.
Marx inicia su filosofía con una crítica al idealismo y al materialismo, para lo cual se
fundamenta en la concepción que tiene del hombre. Para Marx no existe una
esencia en general: “el hombre se hace a sí mismo a través de la historia, en la
sociedad y transformando la naturaleza”. Así pues, el hombre es un ser activo,
práctico, siendo el trabajo su actividad principal. Hay que superar la concepción
del hombre como ser “teórico”, concepto que hasta entonces se había mantenido
en la filosofía. El trabajo pone en relación al hombre con la naturaleza y con los
demás hombres, construyendo así, la sociedad, de tal manera que la esencia
humana es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales. Resulta pues, que
“no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino a la inversa, su ser
social es el que determina su conciencia”.
mejor” en otra vida (la religión es el opio del pueblo).· La alienación filosófica lo
es, en cuanto que sólo “interpreta la realidad y además falsamente”, según Marx
no es suficiente interpretar la realidad, sino que es necesario transformarla.
Marx no elaboró ninguna filosofía moral, pero sin embargo manifestó un alto grado
de sensibilidad moral en su crítica al capitalismo como estructura económica -
social explotadora alienante e injusta con la mayoría, particularmente con los
débiles. Por otro lado se puede decir que manifestó su amor por el hombre, la
justicia y la libertad. Marx quería mejorar la sociedad y las mejoras significaban
más libertad, más igualdad, más justicia, etc., es decir, la autorrealización del
hombre a través del trabajo en una sociedad justa e igualitaria.
Es un término que apunta a la acción de cultivar (del latín colo), significa la acción
mediante la cual el hombre se ocupa de sí mismo, no quedando en puro estado
natural. El término cultivar, denota atención, cuidado, acompañamiento, ayuda al
propio espíritu. Cultura significa además, aprender y poseer lo aprendido, tener
conocimientos, riqueza interior.
Sin duda que la cultura se halla dividida en actividades que siguen líneas diferentes
y persiguen fines diferentes. Desde una perspectiva filosófica, la cultura aparece
íntimamente ligada al modo peculiar del hombre respecto a su ser y su quehacer.
El hombre en esta dinámica se revela no solo como un objeto del mundo sino
como un sujeto activo, transformador, que con su conocer y su actuar va
originando y constituyendo una serie de situaciones, entornos, y ambientes.
Quién incorpora una nueva maquinaria, compra una computadora o incluso, una
simple agenda electrónica, como paso previo a su utilización, lee atenta y
cuidadosamente su respectivo manual. Pues médicos que se encuentran en la
esfera psíquica mencionada, bien el médico del trabajo y quien gerencia en la
moderna empresa no puede soslayar la lectura de este tipo de investigaciones, que
han de acercarlo a la realidad cotidiana del factor más importante para desarrollar:
el “hombre”.
“Hace casi veinte años fui testigo de una interacción entre dos personas que
suscitó mi interés por lo relativo a la Inteligencia Emocional. Por aquel entonces
yo era un estudiante de postgrado y trabajaba en un centro de salud mental. Un
día, estaba hablando con un grupo de compañeros cuando uno de los psiquiatras
del centro entro enfurecido y comenzó a llorar una mujer del grupo que estudiaba
para asistente social. No sabe lo que haciendo, grito con los ojos encendidos ¡está
causando un daño irreparable al paciente!.
En los años siguientes, comprobé tanto por mis propios estudios como a través de
la lectura de un corpus de publicaciones cada vez más extenso, que la mayoría de
los individuos tiene dificultades para manejar situaciones emocionalmente
delicadas, sobre todo cuando las emociones que se despiertan son la ira y la
ansiedad. Cuando esta dificultad va unida a una dificultad, como quedó de
manifiesto en el caso del psiquiatra, por poner un ejemplo, los resultados suelen
ser bastantes desastrosos.”
1.6.1 La Motivación
Una de las formas en que podemos definir a la Motivación sería algo así como la
pasión por lograr. Es un rasgo que comparten prácticamente todos los líderes
efectivos. Aquí, la palabra clave es lograr. Numerosas personas se sienten
motivadas por factores externos: un gran sueldo, la situación que acompaña la
obtención de un título impresionante o el formar parte de una empresa prestigiosa.
Para contestar estas preguntas, en primer lugar debemos aclarar una serie de
conceptos básicos: todos tenemos determinadas capacidades que podríamos
resumir en grupos, cada uno con elementos básicos, a saber:
Capacidades Innatas
• La capacidad física
• La capacidad intelectual
• La resistencia psíquica
• La inteligencia emocional
Capacidades Adquiridas
• Las habilidades
• El conocimiento “potencial”
• La experiencia
En las empresas, que tanto necesitan del trabajo de los seres humanos para vivir y
desarrollarse, se da mucha importancia a este conjunto de capacidades, que se
denomina potencial.
Esta clasificación puede ser discutida, ya que solo persigue ofrecer una visión
global del ser humano. La diferencia entre adquiridas e innatas puede ser
ampliada según la actividad de cada uno.
El potencial es un estado latente del ser humano que sólo es puesto en actividad
cuando tenemos que lograr algo.
1.6.2 Teorías
Según esta teoría las personas responden a cinco tipos distintos de necesidades:
• De Seguridad
• Sociales
Los grupos informales son aquellos que se constituyen por amistad entre sus
miembros, por comunidad de intereses o hobbies (los jugadores de tenis, los de
golf, los que viven en la misma localidad, etc.).
• De Estima
• De Autorrealización
Las investigaciones que dieron origen a esta teoría consistieron en analizar las
respuestas que distintos trabajadores daban para describir situaciones en las que
se sintieran excepcionalmente bien o excepcionalmente mal en relación con sus
trabajos.
Observó que cuando los trabajadores hablan de sentirse bien mencionan factores
como logro, reconocimiento, el trabajo mismo, responsabilidad, progreso, y
crecimiento. Herzberg denominó “motivadores” a las fuerzas de satisfacción.
En 1957 MC Gregor planteó una serie de consideraciones sobre las actitudes de las
personas en la empresa y postuló que la “filosofía de la gerencia determina la
práctica”. Esta suposición se ha ido comprobando en el marco del
autocumplimiento de las hipótesis. Vendría a decir la idea que tiene la gerencia
sobre cómo espera que se comporten las personas produce una serie de actitudes
y estilos gerenciales que tienden a autoconfirmarse.
Por el contrario, la teoría Y parte del supuesto de que las personas son curiosas
por naturaleza, que tienden espontáneamente a hacer cosas con gusto, a superar
y a compartir responsabilidades y que, por tanto, el papel de la gerencia es crear
las condiciones para que estas actitudes o conductas se desarrollen. Y es que,
aunque existan personas X, el papel del autocumplimiento hace que las gerencias
deban trabajar con el modelo Y o teoría Y.
Fuentes de Motivación
• Un “Mentor Emocional”. Recibe este nombre aquella persona que sirve como
modelo de motivación, es el individuo al que le preguntaríamos: “¿Qué harías
en esta situación?” o “¿Cómo te sentirías?”. No importa que esté vivo o
muerto, sea real o ficticio. El “Mentor Emocional” puede ser Nelson Mandela,
Superman, Discepolo o James Bond, lo fundamental es que realmente motive.
Hemos visto docenas de anuncios de empleo en los que uno de los requisitos
exigidos es la automotivación. En dichos anuncios se suele leer “debe ser
emprendedor” o “debe saber trabajar por su cuenta”, lo que quiere decir que la
persona debe ser capaz de asumir una tarea, perseverar en ella, desarrollarla y
resolver cualquier contratiempo que se produjese en el proceso. No es difícil ver
porque la automotivación es una cualidad tan deseable en el ámbito laboral: un
empleado automotivado requiere menos control, pierde menos tiempo y suele ser
más productivo y creativo.
De igual manera, las empresas valorizan a aquel profesional que cultiva él hábito
de un asado los fines de semana. La figura del adicto al trabajo (“workaholic") se
ha convertido en una figura deprimente.
Se sabe que el 90% del tiempo de cualquier ejecutivo está ocupado por tareas que
involucran relacionarse con otros. Lo mismo sucede con profesionales de ciencias
exactas, por ejemplo: la Ingeniería, una de las profesiones mejor conceptuadas
por sus niveles de CI, tiene en la mayor parte de sus actividades las relaciones
interpersonales.
emociones. Las personas con esta habilidad consiguen conducir mejor sus
vidas.
Inteligencia Interpersonal
Inteligencia Intrapersonal
Por otro lado, las exigencias de calidad de vida, tanto fuera como dentro del
trabajo, han hecho que la cultura del confort, de las facilidades y de la calidad
conecte los productos y los servicios con las necesidades, tanto de los usuarios
como de todas las personas implicadas en los procesos. Y todo ello en un marco
congruente: “no se puede producir a cualquier precio, ni de cualquier manera”,
“hay que trabajar con calidad, hay que trabajar bien”; con una derivación
consecuente: “trabajar bien pasa por trabajar a gusto”.
Resulta evidente hoy día que el cambio tiene que ir en la dirección de poner las
organizaciones al servicio de las personas (clientes, usuarios, empleados, obreros)
y que no es por generosidad o por ser amable con el personal por lo que se desea
la rápida desaparición de la burocracia y el Taylorismo, todavía omnipresente. Es
esencialmente porque con las nuevas reglas de juego, estas organizaciones acaban
por repartir mas pérdidas que beneficios.
Yo soy biólogo y pienso que es biológico todo suceder que implique la realización
del vivir de por lo menos un ser vivo. De modo que cuando hablo de biología hago
biología, y con ello no estoy necesariamente pretendiendo reducirlo todo a
moléculas, o metabolismo. Si no que lo que hago es una invitación a mirar los
procesos que tienen lugar en cualquier hacer humano como realización del vivir. Y
en esto quiero usar el pizarrón para darle forma visible a lo que voy a decir.
nos pasa, distinción que hacemos en el lenguaje. Así que voy a anotar aquí todo
esto en “lenguajear”. Y como el castellano o el español es maravilloso y permite
transformar un sustantivo en verbo, ahí escribo, len guajear. Y como la pregunta
es ¿cómo hacemos lo que hacemos?, indico la pregunta a ambos lados del
diagrama, porque es una igualdad y porque quiero invitarlos a aceptar la pregunta.
Piensen, cuando Uds. piden una explicación, ¿qué es lo que quieren oír?. Cuando
se dice a alguien, “Ud. llegó tarde”, lo que esperamos oír es un relato de un
suceder tal que si hubiese tenido lugar, el resultado sería el haber llegado tarde.
que está ahí”. Y el que aceptamos que las cosas están ahí con independencia de
nosotros se nota en los argumentos que damos al otro: “pero si está ahí, míralo,
todo el mundo lo puede ver” y todo el mundo lo puede ver porque está ahí con
independencia de lo que yo digo; yo no soy responsable de lo que está ahí, pero
yo lo puedo decir que está ahí porque veo que está ahí. ¡Ah¡, esa es la actitud
cotidiana, es así como vivimos cuando no nos preguntamos como hacemos lo que
hacemos. Y para este modo de estar tenemos una expresión cotidiana, esa
expresión es objetividad “somos objetivos”.
El ser objetivo indica que cuando uno dice que es objetivo está diciendo que lo que
él dice se fundamenta externamente. Los fundamentos que van dando validez a lo
que yo digo son externos a mi. Cuando a uno le dicen, eres subjetivo, lo que le
están diciendo es: los fundamentos de lo que tu dices no son externos a ti, sino
que están en ti. Y en esta actitud, por supuesto, desvalorizamos lo subjetivo. Y
esto lo voy a indicar en el diagrama con la palabra “objetividad”.
Si miramos el vivir nos encontramos con dos situaciones cotidianas para las cuales
tenemos dos palabras maravillosas en castellano, que son “ilusión” y
“percepción”. Cuando hablamos de percepción hablamos como si aquello que
decimos que vemos, que distinguimos, fuese independiente de nosotros; pero
cuando hablamos de haber tenido una ilusión, lo que estamos diciendo es que
tuvimos una experiencia que vivimos en el momento de vivirla como una
percepción, pero que después comparándola con otra experiencia nos dimos
cuenta de que no era válida.
acera pasa alguien y me grita: “hola Pérez, ¿cómo te va?” y yo le contesto: “muy
bien, Jiménez, cómo estás tu?”. Más tarde yo pensé que la persona que me
saludó se habría preguntado ¿con quien me confundiría Pérez?. Yo no era Pérez,
seguramente el no era Jiménez. Pero cuando él saludó a Pérez tuvo gesto de
alegría, vivió el encanto de encontrarse con Pérez. Lo interesante de la ilusión es
que cuando uno vive una ilusión, uno la vive como una experiencia de percepción
en el momento en que la vive, y es sólo después que la descalifica como ilusión.
ayer”. Pero si lo hago porque pienso que puedo validar lo que afirmo haciendo
referencia a una realidad independiente de mi, quiere decir que para mi el error es
una falla fundamental, que resulta de mi ceguera al no ver aquello que está allí,
que existe con independencia de mi. Esa ceguera, el que yo no vea
adecuadamente, es una falla mía. Pero si me hago cargo de que intrínsecamente
no tengo cómo validar lo que digo con una referencia a una realidad externa y
objetiva, el error tiene un carácter completamente distinto.
Podríamos argumentar de muchas maneras para mostrar que esto es así, pero
Uds. pueden reconocerlo en sus propias vidas. Todo momento del vivir se vive
como válido en el momento en que se vive. Pero tenemos un problema. Decimos
que aprendemos de los errores, pero los castigamos. En vez de felicitar a quién
dice “me equivoque”, diciéndole “te felicito, qué cosa más buena”, ¿cómo no va a
ser magnífico el que alguien reconozca que se equivocó?. Si uno no se da cuenta
de que se equivocó va a seguir cometiendo el mismo error. Así que, por favor, de
ahora en adelante, cuando alguien diga que se equivocó, felicítenlo. Es una
oportunidad para ampliar la reflexión y salir de la trampa de la ceguera de creer
que uno sabe lo que dice que sabe. Pero si no podemos pretender referirnos, o
sustentarnos más bien, en la referencia a algo externo a nosotros, que llamamos lo
real, para validar nuestro quehacer y nuestro explicar, ¿con qué validamos nuestro
quehacer y nuestro explicar?.
tengo cómo pretender validar lo que digo, mis afirmaciones, o mis explicaciones
con una referencia a una realidad externa independiente de mi, y me doy cuenta
también de que valido mis explicaciones con mi vivir, y de que explico mi vivir con
coherencia de mi vivir. Explicamos nuestras experiencias con las coherencias de
nuestras experiencias, incluso en el explicar científico, aunque no voy entrar en
eso en este momento. El resultado es que al poner la objetividad entre paréntesis
nos damos cuenta de que vivimos muchos, muchos dominios de realidad, muchas
realidades distintas. Pero para darme cuenta de esto, yo tengo que aceptar la
legitimidad de la ilusión y por otro lado la legitimidad del error como un aspecto
del vivir que no puede desdeñar.
Tengo que aceptar que no tengo acceso a una realidad independiente para validar
mi explicar; tengo que aceptar que no puedo exigirle al otro que vea lo que yo
veo; tengo que aceptar que cuando hay una discrepancia con otro, el otro se
encuentra moviéndose en un espacio de coherencia experiencial tan válido como el
mío, aunque sea diferente. Tengo que aceptar que un error es una afirmación
hecha en un dominio y escuchada desde otro. Lo mismo es en el caso de la
ilusión: una ilusión es una experiencia vivida en un dominio que es considerada
desde otro.
En este diagrama ontológico lo que indico, son los dos camino explicativos que el
observador puede adoptar según acepte o no la pregunta ¿cómo hacemos lo que
hacemos?. O, como yo prefiero decir; según acepte o no la pregunta por el
observador y el observar. Si el observador no acepta preguntarse cómo hace lo
que hace, explica su experiencia buscando alguna referencia a lo objetivo, a lo que
él o ella llama la realidad, y opera en el supuesto implícito de que él o ella tiene un
acceso privilegiado a ver las cosas como son, ya sea directamente o según algún
procedimiento racional. Yo llamo a este camino explicativo, el camino explicativo
de la objetividad sin paréntesis.
Pero cuando nos interesa la compañía del otro, cuando lo que nos interesa es el
otro, uno nunca es objetivo o realista. Uno nunca es objetivo o realista con sus
amigos. Y cuando uno se vuelve objetivo y realista con los amigos o amigas, se
acaba la amistad. Esto es de la vida cotidiana, ¡por favor!, no les estoy diciendo
nada nuevo. Pero sí, lo que quiero destacar es el tema que vamos a desarrollar lo
más profundamente posible ahora y más adelante, es una emoción particular, y
esa emoción es el “amor”.
Ya hemos estado hablando del amor. Recuerden que yo soy biólogo, no soy
terapeuta. Ximena hace conversaciones liberadoras que resultan terapeutas. Y es
por esto que las reflexiones que vamos a hacer en conjunto Ximena y yo, tienen
que ver en último término con terapia. ¡Ya voy a terminar!. Sigan conmigo un
momento más. Quiero invitarlos a otra reflexión que Uds. pueden hacer ahora o
durante la noche y darse cuenta de algo que ya saben. Esto es, que cada vez que
hablamos de emociones hablamos de algo que tiene que ver con nuestro vivir
cotidiano, no de algo que tenga que ver con un mundo independiente de ese vivir.
Si dicen, “que Pedro tiene miedo” saben perfectamente que se refieren al espacio
de conductas relacionales en las cuales Pedro se moverá o se puede mover en este
momento. De modo que uno puede caracterizar a todas las emociones en forma
de conductas relaciónales. Voy a caracterizar aquí en estos términos la emoción
más fundamental y más simple de todas, el amor, y sin mayúsculas. “Cuando
vemos conductas relacionales a través de las cuales el otro, o la otra, o uno
mismo, surge como legítimo otro en convivencia con uno, decimos que vemos
Introducción
Este texto muestra nuestra reflexión personal suscitada por la resonancia que tuvo
en nosotros la lectura de algunos escritos del biólogo chileno Humberto Maturana
(1990, 1995, 1997, 1999 y 2001). Citar es citarse. Por lo tanto siempre
“hablaremos desde nosotros mismos”, porque al hacerlo develamos nuestra
historia personal y la emoción desde la cual conversamos. Cuando hablamos
desde nosotros mismos, no decimos lo que decimos con una fundamentación
ajena a la aceptación de lo que decimos. Lo decimos y somos nosotros los que
nos adueñamos de eso. Hablamos desde nosotros y por lo tanto lo que decimos
nos compromete y nos revela, y creemos que eso da confianza a quien nos
escucha.
Tenemos que entender los fundamentos biológicos del saber y el aprender, para
expandir nuestra comprensión de lo que ocurre en el proceso educativo y las
consecuencias que tiene ese proceso para la vida humana.
1.8.1 Educación
Los valores deben ser “vividos” en todo instante en el proceso educativo y no ser
enseñados como nociones abstractas o acciones independientes. Los valores
tienen que ver con el dominio de las emociones, no de la razón, y en particular con
el dominio del amor, que es la emoción que hace posible la convivencia social.
1.8.2 Comunidad
En nuestro caso por ejemplo, las familias poblaron el barrio como parte de
erradicaciones ocurridas en estos últimos años. Separados de sus familias de
origen y de las redes de apoyo a ellas asociadas. Por lo tanto, son asentamientos
humanos formados por grupos de diversas procedencias, con débiles lazos de
cooperación y reciprocidad entre ellos, y por lo tanto, son escasas las experiencias
organizativas y asociativas para enfrentar problemas comunes.
Decimos que la educación tiene que ver con el alma, la mente, el espíritu, es decir,
con el espacio relacional o psíquico que vivimos y que deseamos que vivan
nuestros niños. Las cosas particulares que nuestros niños puedan hacer en la vía
de su realización es asunto de conocimiento, aprendizaje y enseñanza. La
educación tiene que ver con llegar a ser seres humanos.
Es tarea nuestra hacer uso de la enseñanza como un medio para educar al niño en
la creación de los espacios de vida que lo llevarán a ser un ser humano
responsable, socialmente consciente, que se respeta a sí mismo y a los demás.
A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos
de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo
según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el
mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.
Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal
(sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer
en cualquier momento. Por ejemplo:
El modo de vivir que ahora tenemos está determinado por la emocionalidad, por el
espacio psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el
conocimiento, o los tipos de argumentos racionales que podamos haber acumulado
a lo largo de nuestra vida. Ver esto es crucial, lo central de la educación es la
dinámica de llegar a ser humano, como personas responsables, socialmente
conscientes y que se respetan a sí mismas.
Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En
el fluir de sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los
adultos entendamos esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto
y la colaboración. Cualquier niño que se sienta escuchado se dispone a la
creatividad, aprende a escuchar, vive su seguridad consciente de sus límites y
fortalezas.
Decimos que las culturas son redes de conversaciones, con esto queremos decir,
redes de coordinaciones de haceres y emociones. Es la emocionalidad que se
Los niños “también los adultos” se enferman cuando se les priva del amor como
la emoción fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y
con ellos mismos. La carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales
(ansiedad, agresividad, falta de interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.).
El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico,
constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación,
que nos definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más
millones de años.
Inteligencia
Con todo, la conducta inteligente del niño puede tornarse restringida o expandida
según el flujo emocional que emerge en su convivencia con sus educadores y sus
padres. Así, el temor, la envidia, la rivalidad, restringen su conducta inteligente,
porque estrechan el espacio de relaciones en el que el niño se mueve. Sólo el
amor expande la inteligencia, al ensanchar el espacio de relaciones en el cual
opera el niño, ampliando su ámbito de lo posible.
Los niños son seres que aprenden. Son seres que aprenden tanto en los dominios
emocional como racional. Sin embargo, aprenden y aprenderán a vivir cualquier
tipo de vida que les toque vivir. La emocionalidad que los niños viven en su niñez
es conservada por ellos como fundamento del espacio psíquico que generarán
como adultos. Su niñez es tanto su tesoro como su azote.
• Que les guíen y presten apoyo en su crecimiento como seres capaces de vivir
respetándose a sí mismos y a los otros.
• Que les guíen en su crecimiento como seres humanos que pueden decir “sí” y
“no” basándose en la autonomía e integridad de su respeto por sí mismos.
• Que les guíen en su crecimiento como seres humanos cuya individualidad se
fundamenta en su respeto y aceptación de sí, y no en su oposición respecto a
otros y que, por lo tanto, pueden cooperar porque no temen desaparecer en su
relación con otros.
Para que los niños sean adecuadamente acogidos y guiados es fundamental que
los educadores recuperemos nuestra dignidad, recuperando el respeto por
nosotros mismos y por nuestra profesión. Amarnos a sí mismos como seres
autónomos y responsables a través de entender mejor nuestra condición humana.
Al cambiar los educadores su relación consigo mismos, cambia su relación con los
niños y sus colegas, y los niños pasan a ser los mejores colaboradores en la tarea
educativa. Insistimos, los niños se transforman en la convivencia según el convivir
que ellos viven con nosotros los adultos.
Los niños aprenden el vivir que conviven con su maestro, aprenden el pensar, el
reaccionar, el mirar, que viven con él. Los niños aprenden el espacio psíquico de
sus educadores. Los temas y contenidos son sólo modos particulares de vivir en
esa convivencia, instrumentos a través de los cuales el niño se va a transformar en
adulto socialmente integrado, con confianza en sí mismo, con capacidad de
colaborar y con capacidad de aprender cualquier cosa, sin perder su conciencia
ética.
Conclusiones
Hay, sin embargo, algunos productos que escapan a ese mercado, a estos desfiles
vertiginosos. Después de veinte o treinta años de estudios culturales, es posible
reconocer que esta corriente generó algunos resultados mejores que la época de
fast - thinkers en que le tocó desenvolverse. Unas cuantas investigaciones han
contribuido a pensar de otro modo los vínculos con la cultura y la sociedad de los
textos literarios, el folclore, las imágenes artísticas y los procesos
comunicacionales. En algunos casos, sobre todo en América Latina, al estudiarse
conjuntamente la interacción de estos campos disciplinarios con su contexto se
viene produciendo una renovación de las humanidades y las ciencias sociales.
El otro aspecto crítico que deseo destacar es que la enorme contribución realizada
por los estudios culturales para trabajar transdisciplinariamente y con procesos
interculturales “dos rasgos de esta tendencia” no va acompañada por una
reflexión teórica y epistemológica. Sin esto último, puede ocurrir lo que tantas
veces se ha dicho de los estudios literarios, del folclor y de otros campos
disciplinarios: que se estancan en la aplicación rutinaria de una metodología poco
dispuesta a cuestionar teóricamente su práctica.
Creo que los estudios culturales pueden librarse del riesgo de convertirse en una
nueva ortodoxia fascinada con su poder innovador y sus avances en muchas
instituciones académicas, en la medida en que encaremos los puntos teóricos
ciegos, trabajemos las inconsistencias epistemológicas a las que nos llevó
movernos en las fronteras entre disciplinas y entre culturas, y evitemos “resolver”
estas incertidumbres con los eclecticismos apurados o el ensayismo de ocasión al
que nos impulsan las condiciones actuales de la producción “empresarial” de
conocimiento y su difusión mercadotécnica. Lo digo así para insinuar que el
énfasis teórico epistemológico, al que me limitaré por restricciones de tiempo, no
puede hacernos olvidar que nuestras incertidumbres están relacionadas con la
descomposición del orden social, económico y universitario liberal, con la irrupción
Quiero situar estas preocupaciones en relación con los procesos de fin de siglo que
por el momento, para entendernos, voy a sintetizar como las estrategias de
construcción, circulación y consumo de estereotipos interculturales. Llegué a este
asunto luego de estudiar varios años las políticas culturales y su transformación en
el contexto de libre comercio e integración regional y global.
La Inconmensurabilidad Ideológica
Este primer relato aparece en debates sobre el libre comercio en América del Norte
que tienen en cuenta la cultura y las comunicaciones no sólo como parte de los
intercambios económicos sino también como claves para los logros o fracasos de
tales interacciones. La compatibilidad en los estilos culturales de desarrollo es
considerada un ingrediente básico para realizar cualquier integración multinacional
y para que se desenvuelva con éxito.
Los mismos autores sostienen que quizá tales divergencias históricas no sean tan
importantes si pensamos que el proceso de integración, iniciado a mediados de
este siglo, favorece la apertura de las sociedades y lleva a aceptar nuevos marcos
conceptuales para transformarlas. En los países de Norteamérica la convergencia
se lograría al tener intereses compartidos por desarrollar economías de libre
mercado y formas políticas democráticas y dar menor peso a las instituciones
nacionales en beneficio de la globalización. Pero sabemos que estos tres puntos
supuestamente comunes motivan controversias en las tres naciones: su
cuestionamiento se acentuó durante los debates sobre si se firmaba o no el TLC y
en los tres primeros años de su aplicación. Los autores citados, pese a su visión
optimista de la liberación comercial, reconocen que ésta “produce oposición
política porque atrae claramente la atención hacia dilemas antiguos o de reciente
aparición”.
Algunas de estas cuestiones son más consideradas en otra narrativa, con una
extensa historia, que examina las relaciones entre estas sociedades como si lo
principal fuera la creciente “americanización” de la cultura en los países
latinoamericanos y en sentido inverso, la latinización y mexicanización de algunas
zonas de Estados Unidos. Carlos Monsiváis ha escrito que tales preocupaciones
son tardías, porque América Latina viene americanizándose desde hace muchas
décadas y esta americanización ha sido “las más de las veces fallida y epidérmica”
(C. Monsiváis, “De la cultura mexicana en vísperas del Tratado de Libre
Comercio”, en G. Guevara Niebla y N. García Canclini (eds.), La educación y la
cultura ante el Tratado de Libre Comercio, 1994).
No tengo espacio aquí más, que para remitir a textos en que varios autores
distinguimos tales variaciones: J. Beverley, “estudios culturales y vocación
política” (Revista de crítica cultural, N. 12, 1996); N. García Canclini, Culturas en
globalización (1996); L. Grossberg et al, Cultural studies (1992); F. Jameson,
“Conflictos interdisciplinarios en la investigación sobre cultura” (Alteridades, N. 5,
1993); N. Richard, “Signos culturales y mediaciones académicas” (B. González,
Como parte de este proceso, los estudios culturales configuran hoy un ámbito
clave de interlocución entre los especialistas de la cultura estadounidense y
latinoamericana y, por tanto, pueden examinarse como un espacio de elaboración
intelectual de los intercambios entre ambas culturas. Pero para que esta
elaboración avance con rigor es necesario trabajar sobre las divergencias teóricas y
las inconsistencias epistemológicas responsables de que no pueda hablarse en los
estudios culturales de paradigmas o modelos científicos sino de narrativas.
En segundo lugar, pensar los vínculos entre cultura, sociedad y saber, no sólo en
relación con las diferencias sino con la desigualdad, requiere ocuparse de la
totalidad social. No estoy hablando de las nociones compactas de totalidad
pseudouniversalistas y en realidad etnocéntricas, por ejemplo las hegelianas o
marxistas, sino de las modalidades abiertas de interacción transnacional que
propicia la globalización económica, política y cultural.
En este punto, cabe señalar una diferencia significativa entre los estudios
culturales de Estados Unidos y los de América Latina. Me parece que la
discrepancia clave entre la multiculturalidad estadounidense y lo que en América
Latina más bien se ha llamado pluralismo o heterogeneidad cultural reside en que,
como explican varios autores en Estados Unidos “multiculturalismo significa
separatismo” (R. Hughes, Culture of Complaint. The Fraying of America, 1993;
Ch. Taylor, “The Politics of Recognition”, en D. T. Goldberg (ed.),
Multiculturalism: a critical reader, 1994; M. Walzer, “Individus et communautés:
les deux pluralismes”, en Esprit, junio, 1995). De acuerdo con Peter McLaren,
conviene distinguir entre un multiculturalismo conservador, otro liberal y otro
liberal de izquierda.
Por eso, pensadores como Michael Walzer expresan su preocupación porque “el
conflicto agudo hoy en la vida norteamericana no opone el multiculturalismo a
alguna hegemonía o singularidad”, a “una identidad norteamericana vigorosa e
independiente”, sino “la multitud de grupos a la multitud de individuos”. “Todas
las voces son fuertes, las entonaciones son variadas y el resultado no es una
música armoniosa”, “contrariamente a la antigua imagen del pluralismo como
sinfonía en la cual cada grupo toca su parte (pero ¿quién escribió la música?)
sino una cacofonía” (M. Walzer, op. cit.).
Esta historia diferente y desigual de Estados Unidos y de América Latina hace que
no predomine en los países latinoamericanos la tendencia a resolver los conflictos
multiculturales mediante políticas de acción afirmativa. Las desigualdades en los
procesos de integración nacional engendraron en América Latina
fundamentalismos nacionalistas y etnicistas, que también promueven
autoafirmaciones excluyentes “absolutizan un solo patrimonio cultural, que
ilusamente se cree puro” para resistir la hibridación. Hay analogías entre el
énfasis separatista, basado en la autoestima como clave para la reivindicación de
los derechos de las minorías en Estados Unidos y algunos movimientos indígenas y
nacionalistas latinoamericanos que interpretan maniqueamente la historia
colocando todas las virtudes del lado propio y atribuyendo la falta de desarrollo a
los demás.
En tanto las reivindicaciones de los ofendidos y los estudios que las interpretan se
canalizan de este modo, muestran su propósito de hacer conmensurable la
heterogeneidad y volverla productiva.
En otros aspectos, como los aportes del pensamiento feminista a los estudios
culturales, su desarrollo es débil en casi todos los principales especialistas
latinoamericanos, aunque el diálogo más fluido con la academia anglosajona está
reequilibrando un poco esta carencia (H. Buarque, “O estranho horizonte da
crítica feminista no Brasil”, en C. Rincón, et al. Nuevo texto crítico, N. 14 - 15,
1995).
Esto implica pasar también de concebir los estudios culturales sólo como un
análisis hermenéutico a un trabajo científico que combine la significación y los
hechos, los discursos y sus arraigos empíricos. En suma, se trata de construir una
racionalidad que pueda entender las razones de cada uno y la estructura de los
conflictos y las negociaciones.
Solución de Problemas
• Indagar sobre las relaciones y diferencias que existen entre emociones
animales y humanas, teniendo en cuenta los últimos estudios realizados en
este campo.
• Realizar un ensayo sobre inteligencia emocional y la importancia de la misma
en el proceso educativo.
• En un corto escrito fundamentar las diversas posiciones desde el creacionismo
y evolucionismo sobre el hombre y naturaleza humana.
• Identificar las tendencias del pensamiento que con mayor profundidad han
abordado la relación hombre – lenguaje.
• Realizar un escrito donde se recojan, elementos sustanciales para fortalecer al
ser social a las puertas del próximo milenio.
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