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Definiciones
1. Representación
Se suele confundir el poder con el mandato, ya que ambos, por naturaleza, tienen como finalidad
la representación, esto es que un tercero actúe a nombre y por cuenta de otra repercutiendo los
actos en el patrimonio del representado. Se da una especie de “don de la ubicuidad”, ya que
permite que una persona pueda efectuar actos jurídicos en dos o más lugares a la vez, con motivo
de esa ficción jurídica de la representación.
Entre el representado y el representante existirá una liga jurídica independiente a la que prevalece
frente a terceros. Es como si el negocio, o el acto, o el juicio en el que hubiere intervenido el
representante lo hubiera llevado a cabo de manera directa el propio representado, de ahí que
hubiéremos dicho que se trata de una ficción jurídica instituida por la propia ley. Afirmación que
coincide con lo expresado por Bernardo Pérez Fernández del Castillo “La representación puede
definirse como la facultad que tiene una persona de actuar, obligar y decidir en nombre y por
cuenta de otra… permite que una persona actúe, simultáneamente y en lugares distintos,
produciendo el milagro jurídico de la multiplicidad en la unidad. A través de ella se obtiene una
doble ventaja: por parte del representado se da la ubicuidad por la utilización de la habilidad ajena
para los propios negocios; y por parte del representante, en caso de representación legal, se tiene
la posibilidad de activar la capacidad de ejercicio de quien la tiene limitada.”1
En este mismo sentido, tenemos la opinión doctrinaria siguiente “Entendemos por representación,
la realización y ejecución de actos jurídicos a nombre de otro: es decir, el obrar a nombre ajeno
para la realización y ejecución de un acto o la celebración de un negocio jurídico.” 2
Clasificación de la Representación.
Sin afán de entrar a un estudio minucioso de la representación por no ser la finalidad de la
presente investigación, mencionaremos de manera breve, su clasificación, ahondaremos en la
representación voluntaria indirecta (según como la han clasificado diversos doctrinarios) por estar
vinculada al objetivo de la investigación aquí planteada.
Así tenemos que la representación, puede ser de diferentes formas, dependiendo de su fuente:
voluntaria, legal y orgánica.
El representado determina, pues, las facultades del representante, por lo que no podrá actuar
fuera de ellas, lo que puede corroborarse de la siguiente Tesis, cuya ubicación, rubro y texto a
continuación se transcriben:
Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIX, Febrero de 2009
Página: 1817
Tesis: I.4o.C.38 K
Tesis Aislada
Materia(s): Común
(énfasis añadido)
2. Representación legal es aquella que es impuesta por la ley; esto es, por la situación jurídica en
la que se encuentra el individuo prevista en la hipótesis legal, deberá actuar a través de un tercero,
ya que carece de capacidad para ejercer sus derechos y obligaciones. De tal manera que las
facultades que podrá ejercer ese representante, se encuentran previstas en la propia norma
jurídica. Tal es el caso, por ejemplo, de la patria potestad, cuando los hijos son menores de edad;
la tutela, cuando son incapaces; el albacea, en la sucesión, etcétera.
Es claro que existen varias diferencias entre la representación voluntaria y la legal como son en
que en aquélla no existe una incapacidad jurídica del representado, lo que sí acontece en la
segunda; en la voluntaria el sujeto representado elige libremente quién puede obligarlo y las
facultades con las que podrá contar, en cambio en la legal, la ley es la que establece quién será el
representante y sus facultades; la voluntaria es revocable y no es necesaria, en cambio la legal no
es revocable y es necesaria; la representación voluntaria es conferida en un acto de confianza por
el representado, en cambio en la legal, no tiene su base en la confianza, lo que podemos dilucidar
de la siguiente tesis:
Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXXIII, Mayo de 2011
Página: 1060
Tesis: I.3o.C.963 C
Tesis Aislada
Materia(s): Civil
(énfasis añadido)
Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXXII, Agosto de 2010
Página: 2324
Tesis: XXI.1o.P.A.127 A
Tesis Aislada
Materia(s): Administrativa
Amparo directo 227/2009. Construcciones Herlava, S.A. de C.V. 4 de marzo de 2010. Unanimidad
de votos. Ponente: Jorge Carreón Hurtado. Secretario: Alfredo Rafael López Jiménez.
(énfasis añadido)
Esta clase de representación surge en el momento en que son designados los órganos a que se
refiere el artículo mencionado, como lo es, el administrador único, el consejo de administración,
gerentes, socios administradores, etcétera. Y sus facultades se circunscriben al objeto social que
tenga su representada, de conformidad con lo regulado por el artículo 10 de la Ley General de
Sociedades Mercantiles que a la letra dice:
(…)”
Para que surtan efecto los poderes que otorgue la sociedad mediante acuerdo de la asamblea o
del órgano colegiado de administración, en su caso, bastará con la protocolización ante notario de
la parte del acta en que conste el acuerdo relativo a su otorgamiento, debidamente firmada por
quienes actuaron como presidente o secretario de la asamblea o del órgano de administración
según corresponda, quienes deberán firmar el instrumento notarial, o en su defecto lo podrá firmar
el delegado especialmente designado para ello en sustitución de los anteriores.
Si la sociedad otorgare el poder por conducto de una persona distinta a los órganos mencionados,
en adición a la relación o inserción indicadas en el párrafo anterior, se deberá dejar acreditado que
dicha persona tiene las facultades para ello.”
(énfasis añadido)
2. Poder
Está vinculado con la representación en el sentido de que se actúa a nombre de otra; sin embargo,
podemos distinguirla del poder en cuanto a que “… es el otorgamiento de facultades que da una
persona llamada poderdante a otra denominada apoderado para que actúe en su nombre es decir,
en su representación”4
“Desde el punto de vista jurídico la palabra “poder” tiene dos analogados: en sentido amplio
significa la facultad que tiene una persona para intervenir en la esfera jurídica de otra: en sentido
estricto es la declaración unilateral de voluntad por la que una persona llamada poderdante faculta
a otra llamada apoderado para intervenir en su esfera jurídica.”5
“Poder es el acto jurídico unipersonal por el que el poderdante confiere al apoderado facultades
para que éste ejecute actos jurídicos por cuenta de aquél.”6
Como vemos el poder es un medio para la realización de ciertos fines, mismos que están
vinculados al mandato, fideicomiso, prestación de servicios profesionales, etcétera. Esto es,
acorde con lo que comenta Bernardo Pérez Fernández del Castillo, el poder es un negocio
abstracto y autónomo, pero para su función requiere del vínculo con otro negocio que exprese el
alcance de la representación. 7 Se requiere de dicho vínculo, para determinar los fines del poder
que se hubiere conferido.
3. Mandato
Mandato es el contrato por el cual una persona llamada mandatario se obliga a ejecutar por cuenta
de otra denominada mandante los actos jurídicos que éste le encarga”.8
Como vemos, el mandato es un contrato que implica la actuación de un tercero por cuenta de otro,
a fin de realizar los actos jurídicos que le encarga el mandante. A través del mandato la actuación
que lleva a cabo el mandatario, afecta a la esfera jurídica del mandante.
El mandato puede ser o no representativo, lo que implica que el mandatario puede actuar a
nombre del mandante o por cuenta propia, como si el negocio fuera propio.
En el primer caso, estamos hablando de un acto representativo, en el segundo no. Los autores
establecen que cuando se actúa de manera representativa, se requiere el otorgamiento de un
poder. Ello viene a confirmar lo visto en el inciso que antecede, en el sentido de que el poder
deriva de un acto jurídico, en este caso, de un mandato, sobre todo cuando el mandato es
representativo, “…el mandato siempre requiere del poder para ser representativo y surta efectos
entre el mandante y tercero”9 Ya que la regla general es que el mandato es no representativo,
situación por lo que para que lo sea se requiere que en el contrato que al efecto se celebre, se
confiera un poder. No obstante ello, la doctrina ha considerado que el mandato sin representación
es una especie, siendo que en realidad es la regla.10
Puntos importantes también a destacar de la definición del mandato y sobre los que abundaremos
en capítulos posteriores, es el alcance de los términos relacionados con la actuación del
mandatario, pues se dice que actúa a nombre y por cuenta del mandante, toda vez que el actuar
en nombre de él implica ostentarse como si fuera el propio mandante, permite la actualización del
fenómeno representativo. 11
Ahora bien, en cuanto, a actuar por cuenta de alguien implica que tal actuación repercutirá en el
patrimonio del mandante, ingresará al patrimonio del mandante.
“La primera distinción se refiere a la fuente jurídica. El mandato es un contrato; el poder, una
declaración unilateral de voluntad. La segunda, en que el poder tiene como objeto obligaciones de
hacer, consistentes en la realización de la representación en forma abstracta y autónoma, o sea, la
actuación a nombre de otra persona para que los actos efectuados surtan en el patrimonio del
representado, de tal manera que la relación jurídica vincula directamente e inmediatamente al
representado con el tercero. Por su parte el mandato no es representativo, sin embargo, puede
serlo si va unido al otorgamiento de un poder, es decir, el mandato siempre requiere del poder
para ser representativo y surta efectos entre el mandante y tercero”.12
Las diferencias son simples y claras, sin embargo, en la práctica profesional si existen confusiones
frecuentes y expresan indistintamente apoderado, mandatario e incluso, representante, siendo que
en este último caso, también existen diferencias.
"La representación y el mandato se distinguen de una manera especial en una persona moral,
dado que los representantes sociales de ésta son órganos para la formación y ejecución de la
voluntad social y por ello en cierto sentido son parte integrante de la misma persona moral y se
identifican con ella, en tanto que los mandatarios de la misma persona moral no forman parte de
ésta, sino que son personas extrañas a la persona moral en cuestión. Esta diferencia se basa en
que el objeto de una sociedad tiene dos dimensiones en contraste, a saber, un lado negativo, por
cuanto los representantes sociales de ella no están facultados ni pueden realizar actos que sean
contrarios o ajenos al objeto social, y son nulos por consiguiente los actos ultra vires, y otro lado
positivo, en virtud de que dichos representantes sociales en principio están facultados y pueden
llevar a cabo todos los actos que requiera la realización de objeto social, salvo las limitaciones que
expresamente se les hayan impuesto.”13
Asimismo, encontramos distinción entre la representación y poder, ya que la primera surge para
que la persona moral pueda actuar y obligarse, esto es, sus representantes surgen de manera
natural para actuar por ella, es una institución obligada en una persona moral; en cambio, el poder
podrá o no existir. En el nombramiento de los representantes se requiere la autorización del
órgano máximo de la sociedad, lo que no acontece en el poder, que puede ser conferido, incluso
por uno de los representantes.
La representación se da como consecuencia del ejercicio de un mandato, así como del ejercicio de
un poder, por lo que son figuras interdependientes
Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
XII, Julio de 1993
Página: 245
Tesis Aislada
Materia(s): Civil
1 PEREZ Fernández del Castillo, Bernardo. Representación, poder y mandato, 14ª ed., México,
Porrúa, 2009, pág. 3
2 DOMINGUEZ Martínez, Jorge Alfredo. Derecho Civil Contratos, 3ª ed., México, Porrúa, 2007,
pág. 524.
5 RICO Álvarez Fausto y GARZA Bandala Patricio. De Los Contratos Civiles, 2ª ed., México,
Porrúa, 2009, pág. 239
7 Idem, pag 15 y 16
10 Idem, pag 18
11 RICO Álvarez Fausto y GARZA Bandala Patricio. De Los Contratos Civiles, 2ª ed., México,
Porrúa, 2009, pág. 234.
13 SANCHEZ Medal, Ramon. De los Contratos Civiles. 12ª ed. México, Porrúa, 1993, pág. 299.
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