Sei sulla pagina 1di 78

~

(..- ":°'
o
..¡...J
·~
·~
........
u
<l.)
'~
~
~
ro
bfJ
o E ·-
ro
a\...)
~
·~- ~
'
H ~
• ....-1
~
o a
~ ~
~~
~
a l~
~~
~ ~
.......
r.r; o ~
~
o
H
ro
a
.,..._._
·~

a
........
~
,..!::)
u 'º~
~
a

a
~

~ ~
~ ~
COLECCIÓN Animalia Carlos Qyiroga
DIRECCIÓN Esteban Dipaola

El prójimo
y lo abyecto

Ensayo sobre lo extraño en psicoanálisis

'L~ia
Quiroga, Carlos
El prójimo y Jo abyecto: Ensayo sobre Jo extrafío en psicoanálisis
- I º ed. - Buenos Aires, Letra Viva, 2013.
Índice
148 pp. ; 20 x 13 cm.
ISBN 978-950-649-489-6
l. Psicoanálisis. l. Título

CDD 150.195

Prólogo. La amistad imposible, LUCIANO LUTEREAU . . 7

El extranjero y el semejante . . . . 17

La incorporación y el canibalismo . 29
© 2013, Letra Viva, Librería y Editorial
Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires, Argentina Las pasiones I . .41
letraviva@imagoagenda.com
www.imagoagenda.com Las pasiones II . .51

© 2013, Carlos Quiroga Cadáver insepulto, venganza y muerte. . 63


karoga8@hotmail.com
Lo imposible del amor .71

La función del padre . .77


Ilustración de portada: Alberto Durero [ 151 9]
Sobre la guerra y la muerte .87
Queda hecho el depósito qu e marca la Ley 11 .723
La imposibilidad de escribir la relación sexual .99
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
La interpretación de la pulsión y el amor. 105
Dirección editorial: Leandro Salgado
Lalengua funda la serie . . . . . 119

Queda prohibida, bajo las sanciones que marcan las leyes, Ja reproducción Apéndice 1. El decir y la creación . 129
total o parcial de esta obra bajo cualquier método de impresión incluidos
Ja reprografía, Ja fo tocopia y el tratamiento digital, sin previa autori zación Apéndice 2. Reacción epiléptica, sueño y cadáver 133
escrita del titular del copyright.
Post-scriptum . . . . . . . . . . . . . . . 143
PRÓLOGO
La amistad imposible

El prójimo y lo abyecto son los dos términos que abren la


vía para una exploración sistemática de lo extraño en psicoaná-
lisis. En est~ ensayo, Carlos Quiroga expone diferentes figuras
que desandan la concepción clásica de la conciencia como pre-
sencia a sí, aunque también subvierte la noción del sujeto en-
tendido a través de su imagen especular: el yo. En este sentido,
el libro podría ser considerado una puesta en tensión de la mis-
midad a partir de una lógica del resto que instituye su carácter
" productivo de diferencias.
Un argumento recorre el conjunto de estas páginas. La relec-
tura que realiza el autor de Tótem y tabú permite situar la con-
dición estructural de toda tragedia: la articulación entre cadáver
insepulto, venganza y muerte (de los jóvenes). De este modo, la
forma de razonar expresa también el estilo del autor en la ilu-
minación constante y digresiva de diferentes tópicos. Quiroga
es fundamentalmente un ensayista: enfático e hiperbólico, se
abre paso entre las más diversas referencias, para perderlas en
el camino, pero también para reencontrarlas en la resignifica-

7
CARLOS Qu1ROGA
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

ción. De este modo, estas páginas hacen pasar una experiencia


vibrante antes que un esclarecimiento erudito. Esta doctrina de la amistad, basada en el amor de sí, fue re-
Un motivo es central en el recorrido estético-argumentati- tomada en el curso de la Edad Media, especialmente por Tomás
vo del autor: la disyunción entre canibalismo e incorporación. de Aquino, a quien Lacan cita en su conferencia de Italia (el 4 de
He aquí el puntapié que podría reformular todo lo que se ha di- febrero de 1973) en los siguientes términos:
J
cho sobre la oralidad en psicoanálisis. No obstante, no se trata
"He escuchado hablar del tomismo desde la adolescencia [ J:
de una colaboración a una especie singular de clínica, un saber
a saber que no hay teoría del amor que pueda fundarse, que
aplicable a determinados pacientes, un tipo de especialización. tenga sentido, que tenga una coherencia lógica, a menos que
Por el contrario, esta disyunción permite elucidar lo más propio se funde, esta teoría del amor, en el amor de sí, es decir, en eso
de la constitución del semejante cuando el otro es Otro. Por esta que, por lo general, llamamos 'egoísmo'." __ }
vía, Quiroga retoma la cuestión clásica de las pasiones y la re-
vitaliza a partir de ciertas escansiones sobre la venganza, la ver- Esta afirmación de Lacan permite extraer una conclusión res- -
güenza y la confianza que demuestran hasta qué punto los psi- pecto de la relación con el prójimo a partir de la relación espe-
coanalistas no nos hemos puesto a trabajar con solvencia (a ex- cular: "desear el bien de alguien ciuiere decir -como lo recuer-
cepción de Germán García, Gabriel Lombardi y Colette Soler) da Ph. Julien en su libroq;étrang!f.i_~Rsance dÜ ~prochail'I¡- so-
una teoría de los afectos que no sea una pedagogía encubierta. meterlo". Por esta vía, el amor en que sefúñCialaa mistad lleva,
En lo que me a mí respecta, desde un punto de vista perso- finalmente, a la guerra con el otro. Se trata, entonces, del amor
nal, pero que me excede, debo a este libro una reflexión sobre basado en el narcisismo y en el reconocimiento, donde la falta
la amistad, en la medida en que su desarrollo ha servido como de este último introduce la discordia.
hilo conductor para pensar ciertas cuestiones en torno a la "co- Sin embargo, no es este el único modelo que puede tomarse
,.
munidad" psicoanalítica. Expongo aquí mis reflexiones como de la Antigüedad para pensar una relación entre amigos. Podría
un modo de devolver al autor lo que él no sabe que me dio. pensarse también, por ejemplo, en el canto XXIII de la !liada, que
En el capítulo 4 del libro IX de la Ética a Nicómaco, Aristóteles narra los rjtos funerarios que son dedicados at amado deAqui-
afirma que la amistad (philia) deriva del amor de sí (philautia). les, quien se hubiera presentado por la noche ante su amante en
En efecto, demuestra el Estagirita, todas las definiciones que pu- calidad de fantasma (psyché eidolon) solicitando una sepultura
eden darse de la amistad -aquel a quien se hace bien, se desea humana. Patroclo no podía morir hasta tanto no se realizara el
una vida prolongada, con quien se comparten alegrías y tristezas, duelo que, simbólicamente, inscribiera su pérdid~ q_. Agamben
etc.- dependen de la relación que cada uno tenga consigo mis- describe este pasaje en los siguientes términos:
mo. He aquí el núcleo de la relación especular con el semejante:
"Aquiles ha velado toda la noche junto a la hoguera donde se
"El hombre de bien tiene con su amigo una relación idéntica consume el cuerpo de su amigo, llamando a gritos a su alma y
a la que mantiene consigo mismo." derramando vino sobre las llamas, o desahogando ferozmen-
te su dolor en el cadáver insepulto de Héctor. De pronto, el en-
sañamiento da lugar al placer jovial y al entusiasmo agonístico

8
9
CARLOS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

que suscita la contemplación de la carrera de carros, los com- ca de comprensión o empatía; b) en segundo lugar, si hay reco-
bates de pugilato, la lucha y el tiro con arco [... ]." nocimiento sólo es de la extrañeza del prójimo, una "extrañeza"
que es recíproca, es decir, una relación que consiste en la "no re-
Desde la infancia, Patroclo era el mejor amigo de Aquiles; lación" misma; c) en tercer lugar, a partir de lo anterior, el ami-
eran amantes, y la muerte de aquél acontece en el contexto en go no puede ser el objeto de un enunciado, sino un destinatario
que simuló ser Aquiles al ponerse su armadura. Esta última in- específico: el interlocutor o, para utilizar la expresión de Blan-
dicación basta para apreciar de qué modo su relación era in- chot (quien utiliza un giro cercano al de Lacan en su conversa-
transitiva y cómo Aquiles sólo puede responder por su amistad ción con Henri Ey) "aquellos a quienes se habla".
con un acto que rinda tributo al ausente, sacrificando varias de De acuerdo con esta perspectiva, se habla a los amigos en su
, sus propias pertenencias. ausencia -de ahí la referencia inevitable a la figura de la muer-
Esta indicación del amigo que responde ante la muerte de te-, en una distancia que no es reducible pero que es, al mismo
otro, en una actitud que desafía la empatía y el amor de sí, es la tiempo, lo que pone en contacto.
que puede encontrarse en una referencia contemporánea a par- Ahora bien, retomemos esta circunstancia para plantear una
tir de la obra de M. Blanchot. En un artículo escrito en homena- pregunta inquietante: ¿qué es un psicoanalista para otro psicoa-
je a G. Bataille, titulado justamente "La amistad" (1971), Blan- nalista? De acuerdo con lo anterior, intentaremos aprehender
chot encuentra la ocasión para pensar sobre la amistad en su este vínculo en función de una concepción específica de la amis-
relación con la inminencia de la muerte e introduce algunas re- tad. Sin embargo, antes de detenernos en este motivo, cabe rea-
flexiones que permiten circunscribir la función del interlocutor: lizar un roqeo suplementario sobre ese prójimo singular que es
el amigo para cernir un nuevo elemento para este argumento:
"Debemos renunciar a conocer a aquellos a quienes algo esen- la noción de comunidad.
cial nos une; quiero decir, debemos aceptarlos en la relación La figura del amigo e~ un concepto central en la filosofía de
con lo desconocido en que nos aceptan, a nosotros también, F. Nietzsche. Así lo demuestra, por ejemplo, un famoso pasaje
en nuestro alejamiento. La amistad, esa relación sin dependen- del apa11:ado "De los amigos" en Humano demasiado humano:
cia, sin episodio y donde, no obstante, cabe toda la sencillez de
"¡Oh, amigos! No hay amigos': Por esta vía, Nietzsche propone
la vida, pasa por el reconocimiento de la extrañeza común que
la enemistad en el centro de su concepción de la amistad. Esta
no nos permite hablar de nuestros amigos, sino sólo hablar-
les, no hacer un tema de conversación (o de artículos), sino el "enemistad" implica la apertura a la diferencia, a aquello más
movimiento del convenio de que, hablándonos, reservan, in- heterogéneo en el otro que, para el caso, podría hacerlo difícil
cluso en la mayor familiaridad, la distancia infinita, esa sepa- de asumir como propio.
ración fundamental a partir de la cual lo que separa se con- A su vez, esta referencia nietzscheana es retomada por J. Q:.:_
vierte en relación." rrida erysu libro Políticas de la amistad (1994). En esta obra, De-
rridaapunta a introducir la amistad en lo político, con el pro-
Una paráfrasis de esta referencia de Blanchot permite apre- pósito de pensar la democracia más allá de su fundamento en
ciar diferentes elementos: a) en primer lugar, el am igo no pue- la fraternidad, sino en la tensión y la resistencia a la homoge-
de ser conocido, esto es, no cabe plantear una relación simétri-

10 11
CARLOS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

neidad. De este modo, su reflexión sobre la amistad avanza ha- "Éstas son palabras, como se sabe, de Bataille. ¿Por qué las cita-
cia el ámbito de las virtudes públicas (como una suerte de re- mos aquí? Para atestiguar demasiado brevemente, pobremen-
verso del planteo de la Ética a Nicómaco de Aristóteles) al recu- te, la atención y el reconocimiento que me llevan aquí a pen-
sadores y textos a los que me liga una amistad de pensamien-
perar la figura del enemigo como motivo de tensión. Asimis-
to con la que seré siempre desigual. Sin esperanza, pues, de ha-
mo, de acuerdo con el planteo de Blanchot, en el comentario cerles justicia aquí. Estas palabras de Bataille las sitúa Blanchot
que realiza de la afirmación de Nietzsche mencionada, Derrida como exergo de La Communauté inavouable (Minuit, Paris,
destaca la relación de la amistad con la muerte: 1983 ), obra que, desde sus primeras líneas, como se sabe, dia-
loga con el artículo de Jean-Luc Nancy, que se convertirá en li-
"El apóstrofe 'Oh, amigos míos no hay ningún amigo' dice la bro, La Communauté désouevrée (Bourgois, París, 1986). Es de
muerte de los amigos. La dice. En su 'contradicción realizati- nuevo, como La amitié (1971), al que nos referimos más ade-
va' (no debería uno poder dirigirse a amigos llamándolos ami- lante, un libro sobre la amistad según Bataille."
gos para decirles que no hay amigos, etc.), ese decir vacila en-
tre la constatación -tiene la forma gramatical de ésta-y el fa- De este modo, Derrida pone en acto -con esta referencia-
llo de la sentencia ... "
su interlocución con los textos de sus precedentes, ese punto
en que sus "amigos-textuales" lo han hecho pensar y, eventual-
En este contexto, las elaboraciones de Derrida conducen a
mente, le han permitido encontrar su propio mensaje invertido."
ciertas observaciones sobre el tipo de comunidad que los "ami-
A partir de este esclarecimiento sobre la comunidad que alo-
gos-enemigos" constituirían:
ja al amigo:enemigo, podemos detenernos en la pregunta que
concierne a la relación entre analistas. La importancia de este
''Amigos completamente diferentes, amigos inaccesibles, ami-
tópico podría ser parafraseada con los siguientes interrogantes:
gos solos, en tanto que incomparables y sin medida común, sin
reciprocidad, sin igualdad. Sin horizonte de reconocimiento,
pues. [ ] Así se anuncia la comunidad anacorética de aquellos a. Una comunidad de analistas, ¿puede estar reunida bajo
que aman alejarse. La invitación os viene de aquellos que no un Ideal?
aman más que separándose lejos." b. Una comunidad de analistas, ¿se define por su diferen-
cia con otra comunidad?
Destacar el tono blanchotiano de esta indicación de Derrida c. Una comunidad de analistas, ¿cabría se organice por
es inevitable, al apreciar la amistad que se funda en la distancia una práctica?
(del yo), sin reciprocidad (especular) y que prescinde del reco-
nocimiento (narcisista). Curiosamente, es una suerte de testi- Estas tres respuestas deben ser respondidas negativamen-
monio de dicha influencia de interlocución -y de la amistad te. Respecto de la primera cuestión, cabe apreciar que si fuera
que lo uniera con otros pensadores-, el que le permite recu- de ese modo, la comunidad analítica se vería reducida al esta-
rrir al sintagma "comunidad de los que no tienen comunidad": tuto de masa y, orgánicamente, sería difícil de diferenciar de la
barra de simpatizantes de un equipo deportivo. Si fuera el caso

12 13
\
'~

1-~
'
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
c.. CARLOS QUIROGA

de la segunda posibilidad, la comunidad analítica sólo atende- consistencia, el lector cuenta con las páginas de Carlos Quiro-
ría a la diferencia de manera extrínseca y, por lo tanto, el esta- ga, a partir de distinguir la figura del prójimo en función de dos
tuto que mejor le cabría es el de un partido político, destinado variables que delimitan la noción de amistad: no se trataría tan-
a plantear su crecimiento en términos de tensiones y búsqueda to de pensar en el amigo como aquel que es un semejante, sino
de poder. Y, por cierto, si este aspecto no es desdeñable en una como aquel que se constituye como "alguien a quien hablar", que
comunidad de analistas, no es el motivo suficiente que podría no es objeto de identificación (o de discurso) sino un destinata-
darles una condición singular. En tercer lugar, si una comuni- rio radical que sostiene"e interpela la enunciación del que habla.
dad se organizara por una práctica, no distaría de asemejarse Carlos Quiroga no es mi amigo. Hemos sido enemigos mu-
a una comunidad profesional y, por lo demás, el psicoanálisis chas veces. Por fortuna, su presencia nunca me fue indiferente.
escapa a esa chance. En todo caso, los mejores encuentros en-
tre analistas -cuando verdaderamente hay "encuentro" ( tyché)- LUCIANO LUTEREAU

acontecen para testimoniar de aquello que hace que la prácti- Buenos Aires, agosto de 2013
ca del psicoanálisis sea un imposible (como lo es también edu-
car y gobernar).
De acuerdo con lo anterior, entonces, el lugar privilegiado
que puede encarnar un analista para otro analista es el de inter-
locutor, al dar lugar a ese amigo-enemigo que puede sostener
la pregunta por el acto analítico cuando, por lo general, se está
demasiado cómodo en las confirmaciones habituales de la ex-
periencia decantada. Dicho de otro modo, el analista en su co-
munidad vuelve a ser el prójimo que se opone a la totalización
del saber en un borde intrínseco.
En el cierre de las Jornadas de la Escuela Freudiana de Paris
de 1977, "Los maternas del psicoanálisis", Lacan realizaba la si-
guiente intervención:

"El beneficio principal que se puede extraer de una reunión


como esta es el de instruirse, en resumen, es el de darse cuenta de
que no sólo hay el modito de cada uno de revolver la ensalada."

Con estas palabras Lacan enfatizaba que es preciso que el psi-


coanalista encuentre en los demás la revisión de su acto. Sin em-
bargo, ¿cuál es el estatuto de los otros en una comunidad como
la del psicoanálisis? Para responder a esta pregun ta con mayor

14 15
El extranjero
y el semejante

"
"
En el libro de Jorge Semprúm La escritura o la vida -una de
las obras más extraordinarias acerca del testimonio- podemos
encontrar uu conmovedor ejemplo de la función del extranjero.
Sobre el final del libro, el autor relata que había sido invitado a
volver a las ruinas del campo de concentración en el cual había
estado secuestrado por la maquinaria nazi; invitación que había
rehusado anteriormente en varias oportunidades.
Por ese entonces, ya había muerto Primo Levi -y ese dato no
resultaba menor para quien había renunciado a escribir sobre
la experiencia en los campos-. Cabría preguntarse si es verdad
que a Primo Levi no le alcanzó con escribir, o si, por el contra-
rio, no será que el escribir le brindó una sobrevida considerable.
Semprúm cuenta que la noche anterior a aceptar la visita
guiada al horror, nuevamente tiene un sueño, que a modo de
pesadilla, lo acompañaba desde la salida de Buchenwald. La pe-
sadilla transcurría en el campo de concentración, él estaba allí y
escuchaba la voz de un nazi que gritaba: "¡Apaguen los hornos!':
grito que indefectiblemente lo despertaba sobresaltado. Pero esa

17
CARLOS QurnoGA EL PRÓ JIMO Y LO ABYECTO

noche ocurrió el milagro: en lugar de la voz del nazi comenzó una deuda que el autor honra plasmándola para siempre en su
a sonar la voz femenina de una cantante, también alemana, in- maravilloso libro.
terpretando una canción de amor. La sustitución de una voz por otra en el sueño, con la consa-
bida feminización que engendra, da lugar al rechazo de un goce
Así me represento el amor mortífero y da paso a que el sujeto acepte volver a ese lugar y
yo no estoy más solo advierta que no fue él mismo. Es más, que advierta aún, que el
linda era la época en la que hecho de no haber sido él mismo durante su estancia en el ho-
nosotros nos amábamos tanto. rror le había salvado la vida.

Esa sustitución de una voz por otra le permitió a Semprúm Veamos qué podemos extraer de este relato. Luego de un
no sólo seguir durmiendo, sino además aceptar a la mañana si- tiempo en que Jacques Lacan utilizara sus grafos para la ense-
guiente la amable invitación. Una sustitución que le posibilitó ñanza y transmisión del psicoanálisis, comenzó a echar mano a
al sujeto desprenderse de un goce, al que aún seguía aferrado. la topología de superficies. Así, entonces, la Banda de Moebius,
La visita a Buchenwald le deparó a nuestro héroe una ma- la botella de Klein y el toro, entre otras superficies, le sirvieron
yúscula sorpresa: el anfitrión del evento le acercó su ficha de en- para continuar con la construcción de la topología del sujeto.
trada al campo. Semprún recuerda de inmediato aquella oscu- El toro es una superficie que se puede imaginarizar como
ra escena, relatada anteriormente en el libro. una cubierta de auto: tiene su agujero central y un agujero in-
Cuando el joven ingresó a Buchenwald, su receptor, un vie- terior llamado: el alma del toro. Esta superficie tiene dos gene-
jo obrero militante del Partido Comunista, le preguntó su ofi- radores: el paralelo y el meridiano. En estos dos ejes se concen-
cio. Semprún, con la soberbia de los años mozos respondió: tran los generadores de la superficie. Estando en el interior del
"Estudiante''. La reacción del viejo militante comunista pareció toro, podemos decir que lo recorremos en el sentido del para-
extemporánea, y le hizo alusión a que eso no servía para nada, lelo haciendo un primer bucle. Si la operación se detiene allí y
provocando la ira e indignación del joven intelectual bilingüe. volvemos al punto de partida, no habremos tenido una expe-
Ahora, habiendo leído su ficha de ingreso escrita por aquel riencia de la estructura porque sólo habremos experimentado
viejo extranjero, sufre una verdadera conmbción ya que en lu- uno de sus generadores.
gar de "estudiante" había escrito "estucador". Ambas palabras Ahora bien, de no ser así -esto es, que sigamos recorriendo el
en alemán guardan cierta homofonía (Studenty Stukateur) pe- alma del toro con sucesivos bucles hasta nuestro punto de parti-
queño juego del significante que a Semprún le había salvado la da- entonces, sí habremos hecho la experiencia de la superficie,
vida, ya que los estudiantes, como no servían para nada, eran porque habremos recorrido los dos generadores de la misma.
de inmediato asesinados mientras que los estucadores no, por-
que servían para la construcción de la máquina de matanza
inspirada en los mataderos de Chicago. He allí que un extran-
jero, de quien el sujeto no puede casi recordar su rostro y mu-
cho menos su nombre, se convierte de golpe en el referente de

18 19
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS Qu1ROGA

no tiene como "misión persuadir, sino ver los medios de per-


Agujero central
,.---------..., 1
suadir que hay para cada cosa particular':
La retórica es un arte y como todas las artes no tiene como

l
Agujero interior
fin curar, sino más bien, conducir hacia esa cura en cuanto sea
posible. De hecho, en el caso de la medicina, también es po-
sible que los incurables sean bien atendidos. La retórica está
destinada a encontrar los medios de persuadir, pero particu-
larmente ¿en qué casos? En el paradoja! mundo de las leyes, en
la defensa de los contrarios o en el incalculable del goce con
el que un gran auditorio puede seguir la argumentación cien-
tífica. Entonces, la retórica busca los medios de persuadir allí
donde la garantía falla.
Recorrido interrumpido,
anulación desestimiento,
Recorrido completo, experiencia
de los dos generadores,
Aristóteles, en su Retórica, trata las pasiones humanas. En-
experiencia de uno solo. experiencia de la estructura. tre ellas a la indignación, la vergüenza y la ira como vengan-
za. Estas afecciones que están presentes en nuestras vidas co- "
"· Esta simple operación da cuenta de la experiencia de Jor- tidianas, muchas veces sin saberlo, son vicisitudes de la angus-
ge Semprún, ya que la posibilidad de seguir desatando el bucle tia neurótica, aquellas que vemos surgir ante la amenaza de la
hasta llegar al mismo lugar -Buchenwald- hace que retorne al pérdida del amor.
punto de partida. Pero, él mismo ya no es él mismo. Sabemos que esta angustia surge de la culpa ante el deseo,
Tomemos otro sesgo. En su Seminario La angustia, Jacques como una defensa a otra angustia, que con Freud llamamos: in-
Lacan dice: "¿Dónde es que Aristóteles trata mejor sobre las pa- defensión (Hilflosigkeit). A raíz de esta pequeña diferenciación_
siones? Pienso que incluso hay unos cuantos que ya lo saben: en podremos decir que todas las dificultades humanas respecto del
el Libro II de su Retórica. Lo mejor sobre las pasiones está tomado acto se encuentran regidas por la relación que se tenga con la
en la referencia, en el hilo, en la red de la Retórica. No es casua- posibilidad de esa indefensión. La prevención, la huida, la pro-
lidad. Es el hilo. Por eso les hablé del hilo a propósito de los pri- castinación, buscar la angustia del otro para alejarse de la pro-
meros señalamientos lingüísticos que traté de ofrecerles. No he pia, o pretender instituirse en ese gran Otro, son algunas de las
seguido el dogmático camino de hacer preceder por una teoría estrategias para eludir el poder ser vulnerable. ~
general de los afectos lo que tengo que decirles acerca de la an- Cada vez que hay indecisión, hay culpá. Pero, ¿culpa de qué?
gustia. ¿Por qué? Porque aquí no somos psicólogos, somos psi- Culpa de la pérdida que supone toda decisión. Esa pérdida será e •
coanalistas. No les desarrollo una psicosis directa, lógica, un dis- testigo de que no hay acto exitoso, correcto, completo, sin falla.
curso de esa realidad irreal llamada psiquis, sino una praxis que La angustia por culpa, entonces, es el tapón a la angustia por
merece un nombre: erotología. Se trata del deseo, y el afecto ... ': indefensión, ya que esta última es la constatación subjetiva de '-
Asumiendo el riesgo de convertirnos en psicólogos, visite- que no hay garantía.
mos a Aristóteles. Aristóteles afirmaba en su Retórica que ella

21
20
(!\!

CARLOS Q U IROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO


( /
ü
()

Aristóteles dice que la indignación se contrapone a la com- Tomemos solamente un significante como insignia de esa ·f'
' 0 pasión, ya que mientras esta última es el sentir pena por las des- omnipotencia, lo cual quiere decir de ese poder todo en po- ~ ,
e
.......) gracias inmerecidas, la indignación es el sentir pena por las for- tencia, de ese nacimiento de la posibilidad, y tendremos el tra- . .·7 ·: •
tunas inmerecidas. Ambas pasiones son propias de un carácter zo unario que, por colmar la marca invisible que el sujeto reci- s~ .~
noble, y se diferencian de la en(idiaf'p orque la envidia es una be del significante, enajena a ese sujeto en la identificación pri- Q.
pena con turbación que se si~n-te "ífor el bien ajeno, más allá de mera que forma el Ideal del lf>
La lógica de Aristóteles es )ógica de clases y en esta lógica
lo merecido o no. Es remarcable que la diferencia fundamental
ent re la envidia y la indignación es que la envidia es una pasión de clases, propia del fantasma, se organizan jerarquías y pode-
contra la persona igual o semejante, mientras que la indigna- res atados al orden paterno. Es la ventaja de pertenecer a la cla-
ción es contra el desigual, el que no pertenece al orden antiguo, se, participar de la esencia del rico, de la jerarquía, del clan o de
en fin, existe indignación por el "recién llegado". los jefes. Esta lógica rechaza a cualquiera: no sólo al extranjero
El "recién llegado" -objeto siempre presente en los celos- es como ciudadano de otra ciudad, sino a cualquiera que aparez-
aquel al que se le supone ser el que goza de fortuna inmerecida, ca por sorpresa, cualquiera que pueda por su deseo y ambición
realizar una diferencia a lo establecido. ..;¡ q
ya que inevitablemente vendrá a ocupar el lugar donde uno al-
guna vez estuvo. La afrenta que se sufre a manos del "recién lle- La indignación, entonces, crecerá hasta la ira y la vengan- cr
gado" es la de la usurpación de un lugar que, por estructura, se za, proporcionalmente al fracaso de las técnicas de seducción o
cree propio por naturaleza. Lo antiguo aparece más próximo, es amenaza para con aquel que se sostiene en la insolencia de su •i
lo qu e es natural. De allí lo antiguo obtiene su oscura autoridad, extranjeridad, ya que su intrusión amenaza ese tiempito de alu- ;,
como los primeros dichos, que legislan y aforizan. cinado pri~llegío. ~
Tomemos aquí unos párrafos de Subversión del sujeto y dialéc- En fin, "habitando" esta lógica, el que rechaza al "intruso" r¡
tica del deseo en el inconsciente freudiano de Jacques Lacan: "Todo que irrumpe, ignora e ignora que desconoce que ese "intruso" :...,..,
esto no ha sido articulado sino de manera confusa por filósofos, es también él mismo o no ha sido alguna vez un "recién llegado':
~

sin embargo, profesionales. Pero es claro que la palabra no comien- El que rechaza cree que sustantificando al extranjero, o sea \
za sino con el paso de la ficción al orden del significante y que el nombrándolo como: "el extranjero" o "el extraño", se libra de lo
significante exige otro lugar -el lugar del Otro, el Otro testigo, el que el adjetivo "lo extraño" o "lo ajeno", conlleva y con ello tam-
testigo Otro que cualquiera de los participantes- para que lapa- bién, la ajenidad que lo habita desde siempre en el exilio prime-
labra que soporta pueda mentir, es decir plantearse como verdad. ro de su existencia.
Así, es de un lugar otro que la realidad a la que concierne Habrá de ignorar, entonces, que esta ajenidad es en la que se
de donde la verdad saca su garantía: la palabra. Como es tam- soporta su singularidad. Cuando se dice, por ejemplo, que algo
bién, de ella de quien recibe esa marca que la instituye en una ha sido de carácter extraño, hasta bizarro, incomprensible, por
estructura de ficción . lo mismo único y algunas veces, como para Baudelaire, el con- ,.,
Lo dicho primero: decreta, legisla, 'aforiza', es oráculo, con- dimento indispensable de lo bello, se está resaltando el carácter ,,
•"l
j
fiere al otro real su oscura autoridad. singular de ese algo. Mi singularidad se soporta en aquello que

22 \ l 23
..,¡~ .n
'•
l. EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

CARIDS Qu1ROGA

pues, un propósito práctico y un fin biológicamente estableci-


me es más ajeno y que retornará, en el mejor de los casos, de los do, a saber: volver a dirigir hacia la catexia neuronal faltan te una
otros en forma invertida. cantidad (Qh) que se halla emigrando desde la percepción so-
Existe una idea bastante extendida en la enseñanza del psi- brante. En tales condiciones se alcanza la identidad y, al mismo
coanálisis, que es creer que el problema de la identificación se tiempo, el derecho a la descarga, siempre que aparezca además
resuelve con la lógica de clases. Ahora bien, no es exactamente el signo de realidad desde la neurona b. Pero el proceso también
así como resulta el planteo de Sigmund Freud en toda Sll obra y puede independizarse de este último fin [o sea, de la descarga],
en particular en P~oyecto d~ U!:J.~-Psicología para neurólogos o"en tendiendo únicamente a la identidad. En tal caso nos encontra-
Psicología de las masas y análisis del'Jyo. Para él, el rasgo unario remos ante un puro acto cogitativo [de pensamiento], pero que,
/
e; un atributo, pero no en el sentido en que lo podría ser para _"J en todo caso, más tarde podrá ser prácticamente aprovechado.
Aristóteles o para Kant. - Además, en estas condiciones el yo catectizado se conduce de
La
.
lógica del rasgo unario en la obra de Sigmund Freud-que -/ manera exactamente igual".
le costó a Jacques Lacan, al menos, el dictado de todo el Semi- En efecto, para Freud dirigir el pensamiento reproductivo
nario La identificación- no se resuelve en la lógica de clases. En :..> tiene un propósito práctico y un fin biológicamente estableci-
efecto, el rasgo unario como atributo no es más que una fun- do. Se trata de dirigir hacia una "catexia" faltante un "quantum"
ción del conjunto y no un mero accidente.' Este rasgo no de- de energía que se desborda y emigra sin orientación, como pro-
signa ninguna propiedad o cualidad, lo propio que constituye ducto de una percepción sobrante. La falta y el exceso están en
la clase. Al modo de decir de los estoicos, el atributo designa un el origen de dicho pensamiento.
estado de cosas, una manera de ser expresado siempre por un Así se alcanza la identidad y el derecho a la descarga, siem-
verbo. Un acontecimiento, un hecho que no altera la naturaleza pre y cuando se cuente con el encuentro de un signo de reali-
del ser. Un concepto límite en la superficie que es dicho o asen- dad (el hábito) . Sin este encuentro, sólo tendremos la identidad
tido, que no prejuzga existencia alguna. y por lo mismo, un puro acto de pensamiento (la masturba-
Ya en su Proyecto de una Psicología para neurólogos, Sigmund ción). Tomando la alucinación primordial podríamos, con Sig-
Freud advertía que el llamado juicio de atribución no es reali- mund Freud, fabricar un nuevo cogito: alucino, entonces pienso.
zado sobre la suposición de un existente previo, juicio de exis- Freud continúa con un tercer caso, a saber: "En presencia
tencia previo que ha resultado una condición primera para toda de una catexia desiderativa puede surgir una percepción que
atribución desde Aristóteles a Kant. 2 no coincida en ninguna forma con la imagen mnemónica de-
seada (que llamaremos Mero+) . En tal caso surgirá un interés
Freud escribió este texto por el año 1895, y en su apartado por (re)conocer esta imagen perceptiva, de modo que quizá se
"Memoria y juicio" decía: "El pensamiento reproductivo tiene, logre encontrar, a pesar de todo, un camino que conduzca des-
de aquella hacia Mero+".
l. Agradezco a Pablo Román sus comentarios sobre este punto, que me
Si traducimos "catexia desiderativa" por "moción pulsio-
brindaron la posibilidad de definir esta articulación. nal", encontramos el origen en Sigmund Freud del concepto
2. Este desarrollo resultará fundamental más adelante, cuando tratemos la
interpretación como un "decir apofántico".

25
24
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

de pulsión y a la vez hallamos, lo que es más importante aún, den no-representacional (fuera del significante). Lo que adelan-
en el origen de todo acto, sea o no de pensamiento, a la pulsión ta una comprensión mucho más aguda de la estructura del len-
como motor fundamental. Entonces, la atribución no se reali- guaje que con la que podía contar en su época, y con ello dar-
za sobre un existente previo, sino que ante esa discordancia tan le un golpe final a la tradición filosófica enredada en la querella
radical como contingente entre moción pulsional y represen- de los universales entre nominalistas y racionalistas.
tación se pone en marcha una búsqueda que sin forzamiento En efecto, sigue Freud: " ... el juicio no es una función prima-
alguno podemos llamar: deseo. Por lo mismo, se constata que ria, sino que presupone la catexia de la porción dispar [no coin-
el deseo no es deseo de "algo" previamente estandarizado, sino cidente] del complejo a partir del yo. En un principio el juicio
un movimiento que se origina en estado de discordia (como lo no tiene ninguna finalidad práctica, y parecería que en el curso
llamaría Heráclito). del enjuiciamiento fuese descargada la catexia de los elementos
El interés para Sigmund Freud se despierta por las "porcio- dispares [del complejo], pues ello explicaría por qué las activi-
nes discrepan tes'', dando lugar a dos clases de actividad cogita- dades, los «predicados», tienen sólo una frágil vía de conexión
tiva, el recuerdo evocado errátil o la concentración en las por- con el elemento «sujeto» del complejo". Definitivamente que-
ciones recién surgidas e incomprensibles de la percepción po- dan así eliminados tanto el prejuicio de la necesidad de un exis-
niendo en juego "una actividad judicativa igualmente errátil". tente previo, propio de la tradición filosófica, como el no me-
Si el encuentro de esta actividad es un semejante "su primer nos prejuicioso biologismo práctico en el que se basa la ideolo-
objeto hostil y también su única fuerza auxiliar'', se sigue que es gía científica de las neurociencias para la fabricación de drogas
"en sus semejantes donde el ser humano aprende por primera legales como son los psicofármacos. Para las dos tradiciones, el
vez a (re)conocer': deseo humano queda abolido.
Ahora bien, la estructura de este semejante constituye un Entonces, difícilmente podríamos decir que en la obra de
complejo, que se divide en una porción comprensible, evoca- Sigmund Freud existe algún rastro de cualquier lógica de cla-
ción de los propios movimientos y aprendizaje de nuevos en ses pero podemos afirmar que el llamado "rasgo unario" no se
' espejo, y otra porción que se mantendrá tan incomprensible incluye en ella. Se trata de una lógica de conjunto en la que se
como constante y coherente como una cosa. Siguiendo con lo ha sostenido Jacques Lacan en su "retorno a Freud ".De allí que
que expresa el mismo Freud en "Memoria y juicio": "El Com- afirme en Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el incons-
plejo del semejante se divide en dos porciones, una de las cua- ciente freudiano tratando la constitución del sujeto en el cam-
les da la impresión de ser una estructura constante que persiste po del Otro, que el sujeto no se constituye sino sustrayéndose
coherente como una cosa, mientras que la otra puede ser com- de ese campo descompletándolo por deber a la vez contenerse
prendida por medio de la actividad de la memoria, es decir, re- en ese campo y tomar la deuda por no ocupar allí otra función
ducida a una información sobre el propio cuerpo del sujeto". que la de falta. Ninguna lógica de clases admitiría que un ele-
mento pertenezca y no pertenezca a la clase ya que no admite,
Así Freud ha diferenciado desde el comienzo lo que es de como sí lo hace la lógica de conjunto, el llamado: conjunto vacío.
un orden representacional (significante) y lo que es de otro or-

26 27
CARLOS QUIROGA

Con este planteo básico, hemos intentado establecer la orien-


tación con la cual habremos de proseguir nuestro desarrollo.
Además, continuaremos con algo que parece haber sido de in- La incorporación
terés para Freud. Efectivamente, él mismo concluye el aparta-
do anteriormente citado de esta manera: "Estas consideraciones y el canibalismo
podrían inducirnos a profundizar el análisis del acto judicativo;
pero con ello nos apartaríamos de nuestro tema actual. Confor-
mémonos, pues, con dejar bien establecido que es el primitivo
interés en establecer la situación de satisfacción el que lleva en
un caso a la reflexión reproductiva y en el otro a la judicación,
como medios para llegar, desde la situación perceptual dada en "Un agujero en lo real, he aquí al agujero,
la realidad, a la situación que es deseada". un poco fácil. Estamos todavía ahí al
nivel de la metáfora. Encontraríamos, sin
embargo ahí, al detenernos un instante,
una indicación preciosa ... Estaríamos
todavía en el campo de la operación de
atribución. Reencontraríamos ahí el ca-
mino necesario para lo que Freud define
como Bejahung en principio y única que
vuelve concebible la Verneinung. Hay
Bejahung y la Bejahung es un juicio de
atribución. No prejuzga de la existencia,
no dice lo verdadero sobre lo verdadero:'

Esta afirmación, de la que parte Jacques Lacan en la clase 3


de su Seminario El objeto del psicoanálisis, nos reenvía a nuestra
afirmación de que en su Proyecto de una psicología para neuró-
logos Sigmund Freud invierte la relación aristotélica del juicio,
haciendo del juicio de atribución un juicio que no prejuzga so-
bre ningún existente previo.
En cuanto a los atributos que constituyen a la identidad del
sujeto en su dialéctica con el semejante, su captación debe for-
mularse en proposiciones complejas, de inferencia y no de tér-
minos al estilo de A=A. Para ello habremos de seguir a losan-

29
28
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

tiguos estoicos en su ética, lógica y física. Tripartición del dis- Se puede seguir:
curso filosófico en topos (campos) o gene (géneros) que ha sido
de gran influencia a lo largo de la historia para grandes filóso- Es de día entonces hay luz;
fos y lógicos hasta la actualidad. Podríamos nombrar a Plotino, es así que es de día;
Spinoza, Meinong, Peirce, quizás debamos agregar a esta lista entonces hay luz.
al mismo Sigmund Freud y de allí por su antecedencia y la de
Peirce, a Jacques Lacan. En la lógica estoica aparecerán proposiciones hipotéticas y
Jan Lukasiewicz, en Estudios de Lógica y Filosofía, afirma que disyuntivas, a diferencia de la silogística aristotélica donde sólo
la lógica moderna nos ha enseñado a distinguir dentro de la ló- aparecerán proposiciones categóricas. No obstante el silogismo
gica formal, dos disciplinas bien diferentes: la lógica de proposi- "si a pertenece a todo b y c pertenece a todo a, entonces c per-
ciones y la lógica de términos. Aquella en la que aparecen cons- tenece a todo b" denota una implicación transitiva y por ende
tantes lógicas y variables de proposiciones o aquella en la que una proposición hipotética. Pero no presenta variables propo-
sólo aparecen variables de términos. sicionales sino variables de términos.
Las presentaciones lógicas de los antiguos estoicos se inscri- Prantl, que continúa a Jan Lukasiewicz, ha cometido la torpe-
ben dentro de la lógica de proposiciones. El principio de iden- za de establecer el silogismo estoico en los siguientes términos:
tidad que rige esa lógica reza: "Si lo primero entonces lo prime-
ro", mientras que la misma ley en los peripatéticos dice: "a per- Si es lo primero entonces es lo segundo;
tenece a todo a': es así que es lo primero;
"Si p entonces p" para una, "todo a es a" para la otra organiza luego·es lo segundo.
la diferencia que existe entre ellas. Si ... entonces es una constan-
te lógica y p será la variable proposicional que puede sustituirse Está aparición antojadiza del verbo "ser" en el asunto falsea
sólo por proposiciones del tipo "es de día"; "si es de día es de día': la lógica proposicional estoica y la convierte en una lógica de
La dialéctica estoica, a diferencia de la silogística aristotéli- términos. Porque en este esquema lo primero y lo segundo son
ca, es el origen de la lógica de proposiciones. De esto atestigua sólo sustituibles por términos y no por proposiciones.
la ley estoica de identidad, antes mencionada. Otra diferencia fundamental entre estas lógicas es que los si-
Siguiendo a Jan Lukasiewicz, examinaremos el esquema de logismos aristótelicos son tesis lógicas en las que la proposición
inferencia que los estoicos colocaron a la cabeza de su dialécti- es verdadera para todos los valores de las variables.
ca como el primer silogismo indemostrable. Dice Jan Lukasiewicz: "Los silogismos estoicos son esque-
mas de inferencia, en el sentido de reglas de inferencia, y una
Si lo primero, entonces lo segundo; regla de inferencia es una prescripción que autoriza al que ra-
es así que lo primero; zona a derivar nuevas proposiciones a partir de otras ya admi-
entonces lo segundo. tidas. Mientras que una proposición categórica sólo puede ser
obedecida, una proposición proposicional debe ser admitida".

30 31
CARWS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

Entre una y otra se desliza la cuestión de la forclusión del su- Aristóteles, digámoslo) que de un solo corazón (a partir de él)
jeto. Efectivamente el silogismo aristotélico genera una "lógica quieren que, la menor convierta a Sócrates en cómplice".
de hecho': la cópula por el "ser" así lo atestigua, mientras que La proposición estoica: "Si es de día, entonces es de día" no
la lógica estoica de proposiciones es una "lógica de derecho" ya es forclusiva porque llama al sujeto de la enunciación por me-
que la ley de inferencia "obliga" el asentimiento de las premisas dio del asentimiento de esta premisa. Con "es así que es de día"
para tener el derecho de concluir. constatamos, luego concluimos "es de día".
Jacques Lacan ha enseñado claramente cómo el silogismo: El juicio que se efectúa es por inferencia y esa inferencia que
supone la implicación, modernamente llamada material, exi-
Todos los hombres son mortales; ge el asentimiento de las premisas. La existencia será entonces
Sócrates es hombre; "existencia lógica" o de atribución que libra del prejuicio de la
Sócrates es mortal. existencia.
En Moisés y la religión monoteísta, Sigmund Freud expresa la
forcluye al sujeto de la enunciación: "¿Quién lo dice?': fórmula de su inferencia sobre el origen del Uno de la serie de
Toda "lógica de hecho" rechaza la implicación de quien ha- los judíos en la proposición, a todas luces estoica, de Si ... en-
bla. Lo verdadero se organiza en éstas, como una genealogía que tonces. Nosotros podremos sustituirla en este caso así: "Si Moi-
lleva inexorablemente a una primera verdad mítica, de la cual sés era egipcio, entonces Moisés': He aquí una existencia lógica
se asegura que de lo verdadero no puede derivar lo falso. Que constituida por una proposición hipotética y disyuntiva, apo-
de lo verdadero puede devenir lo falso se llega sólo por sostener yada en el principio de identidad estoico que requiere de la ley
la hipótesis del inconsciente. de inferencia y del asentimiento de las premisas para tener de-
El rechazo del inconsciente es evidente en este punto don- recho a la conclusión. No hay una verdad mítica que se obede-
de la verdad no podrá ser, no sólo interrogada en el banquillo, ce a ciegas y que vela el origen sexual del asesinato del padre
sino tampoco será considerada como tal para un sujeto. La ver- como acto fundador
dad, entonces, copula con el saber y de ella nada quiere saber- El asentimiento resulta fundamental a la teoría estoica de la
se. ¿No nos enseña Sigmund Freud que cuando nos desperta- acción y, por lo mismo, a la propia constitución de la condición
mos de ciertos sueños lo hacemos justo antes de que la verdad humana y de su permanencia en ella.
se manifieste? ¿No es este rechazo de la verdad en el sueño, este El primer objeto del impulso (hormé) era para los estoicos
no querer saber nada con ella lo que nos hace despertar a ese la propia constitución y su permanencia en ella, la apropiación
otro sueño llamado realidad? (oikelosis) es fa apropiación de todo lo que la promueva y con-
Jacques Lacan afirma en Radiofonía y Televisión: "Todo hom- serve. La condición humana es un especial modo de adueñarse
bre (¿quién no sabe lo que eso es?) es mortal (reunámonos en de la propia constitución y de la propia identidad.
esta igualdad entre todas comunicable). Y ahora hablemos de La secuencia de este modo particular de apropiación es la
«todo», es el caso de decirlo, hablemos en conjunto, escamotean- siguiente:
do rápidamente lo que hay en la cabeza de los silogistas (no de

32 33
EL PRÓJIMO Y LO ABYEClD

CARLOS Qu1ROGA

nente actúa sin la aprehensión necesaria. Los estoicos se adelan-


1) La presentación tan en esto a San Pablo que afirmaba que veía el bien y lo asen-
2) La phantasía tía, pero hacía el mal.
3) El asentimiento No obstante, la precipitación no es necesariamente la prisa,
4) El impulso ya que puede ser muy prudente realizar un acto de forma inme-
diata cuando pasa la oportunidad. De allí que la forma de tiem-
La acción que se desencadena del impulso será buena o mala, po que conviene a la prudencia es el llamado Kairós, el tiempo
es decir, virtuosa o viciosa según funcionen los lekta, los deci- de la oportunidad. Ahora bien, cabe la pregunta: ¿quién asien-
bles (proposiciones, argumentos, u otros) que harán que cada te? ¿Se trata del sujeto? ¿O de una especie de yo en los comien-
sujeto dé su asentimiento o rechazo a la presentación primera zos de la constitución del individuo?
(phantasía en el animal racional). El niño frente al espejo no se asegura de su proyección en el
El asentimiento de la verdad de tal proposición inscribe el plano, se da vuelta hacia el adulto que lo lleva en brazos y recibe
elegible: "es elegible que me ejercite". El elegible es un cuerpo o no de allí el asentimiento, que la mirada señala. El yo enton-
en el sentido estoico, como la virtud y el alma, entre otros. La ces, queda entrecruzado por un doble lazo entre el Ideal del yo
inscripción del elegible por su asentimiento no basta, es nece- [I(A)] efecto de una introyección imaginaria y el Yo ideal [i(a)]
sario un redoblamiento de este estado. "¡Ejercítate!", el impera- efecto a su vez de una proyección imaginaria.
tivo es entonces el tiempo de verbo que corresponde al impul- Este asentimiento de la mirada del Otro coincide con la in-
so que desencadenará la acción buena. teriorización de lo que esa mirada señala, no es necesaria una
No basta el instante de ver el elegible, es necesario el mo- interiorización masiva, sólo la de un pequeño signo, el einze-
mento de concluir que lo es en la prisa que dirige con el auxilio ger zug, qÚe a partir de allí podrá estar a disposición del sujeto.
de los otros, el tiempo de comprender. Jacques Lacan en su Seminario La transferencia dice acerca de
Los estoicos admitían la existencia del incontinente, el re- este "pequeño signo": "Este término simbólico primordial que
verso de aquel que posee la virtud fundamental: la prudencia, puede ser mono-formal, monosemántico, ein einziger Zug, esto
que por implicación recíproca de las virtudes las posee a todas. es capital para todo el desarrollo de lo que tenemos para decir.
El incontinente se precipita desde el instante de ver el elegi- Y, si aún se me da un poco de tiempo, empezaré entonces a re-
ble en el asentimiento al momento de concluir como pasaje al cordar simplemente lo que puedo llamar, lo que debo conside-
acto, sin mediación alguna de un tiempo para comprender. El rar como recibido de nuestra teoría del amor".
incontinente, por más que conoce la mejor razón hace lo con- El "mono-formal" o ese "monosemántico, ein einziger Zug'
trario, no es que desconoce las "flechas que orientan" sencilla- hace resonar el mito freudiano, la comida totémica del mono
mente no las sigue. Seguir las "flechas" es admitir, entre otras co- macho gozador. La interiorización de ese pequeño signo, enton-
sas, que hubo uno que puso esa "flecha" a condición de perder- ces, se relaciona así con la incorporación que hace a la identifi-
se más de una vez. Tomar la deuda con aquél que hubo es con- cación primera y al fundamento del amor del padre.
dición para seguir, como lo testifica Jorge Semprún en el pasaje
de su libro que comentamos en el capítulo anterior. El inconti-

35
34
CARLOS QuIROGA fü PRÓJIMO Y LO ABYECTO

Esta forma de concebir el movimiento que hace a la iden- de nombrarse al nivel del término velado del ser, que es el ser
tificación del sujeto en su constitución en el Campo del Otro, del otro que, aquí está a consumir, que es asimilado bajo la for-
zanja la cuestión de la pregunta: ¿quién asiente? En un sentido ma por la cual se resume el ser del cuerpo. Lo que se nutre en el
parece que no es el niño quien asiente, sino más bien es asenti- cuerpo de este ser se presenta como lo más inasible de él, lo que
do o recibe su asentimiento desde el lugar del Otro en el pun- nos reenvía siempre a la esencia ausente del cuerpo':
to I del rasgo unario. Toda demanda de análisis se funda en al- Lo que se consume en esta identificación primera es vela-
gún desencuentro con este asentimiento, de allí que esa deman- do por el verbo ser, es lo que nutre, es lo más inasible del ser: la
da se constituya la más de las veces en demanda de adopción. "esencia ausente del cuerpo': No se trata del cuerpo en su na-
La incorporación,3 que inaugura la relación libidinal, no su- turaleza de cuerpo, sino de algo que siendo su esencia habita
pone ninguna subjetividad. Se produce sin que nadie esté allí el cuerpo sin modificarlo. Lo que se consume en este tiempo
para saberlo. primero de la identificación, la más mítica y estructurante del
Siguiendo a Sigmund Freud, la incorporación se correspon- Ideal del yo es la esencia del cuerpo, como quien dice absorber
de a la primera identificación al padre anterior a toda carga de la "esencia del rico".
objeto. El canibalismo subyace a esta operación de incorpora- Esta identificación primordial que es la antesala de un segun-
ción, que aunque siendo anterior a toda carga de objeto no se do tiempo donde se desarrollará la rivalidad con el padre, indi-
la puede, por más que funde la subjetividad, poner en el activo ca la posición pasiva del sujeto, su actitud femenina que para-
de ésta. A pesar del hecho de que el niño demande a quien ocu- dojalmente instala la identificación que Sigmund Freud nom-
pe el lugar del Otro, el asentimiento. bra como exquisitamente masculina.
La teoría que deriva del mito freudiano de Tótem y tabú, dice La prindpal actividad de los Tupi, indígenas que habitaban
Jacques Lacan, tiene esa forma de materialismo radical cuyo so- el suelo de Brasil antes de la llegada de los portugueses, era la
porte es el cuerpo, pero el cuerpo del cual no podemos casi ha- guerra. Dentro de la tribu, eran indígenas amistosos y específi-
blar ya que por la operación cartesiana no lo pensamos más que cos, aunque con sus enemigos eran implacables. La guerra tenía
en términos de la extensión. su ética para ellos. Si el enemigo era capturado, el que lo captu-
Jacques Lacan, en la clase 10 del Seminario Problemas cru- raba, a modo de adopción, le daba una palmada en el hombro
ciales para el psicoanálisis afirma: "¿Pero qué es esta incorpora- y le decía: "Te hago mi esclavo".
ción? Si su referencia mítica, etnológica, nos es dada por el he- De allí en más, el cautivo tupinamba era preparado para ser
cho de que él consume la víctima primordial, el padre desmem- devorado físicaménte pero no moralmente por el estigma de la
brado, es algo que se designa sin poder nombrarse, que no pue- cobardía. Hacerle perder la virtud de la valentía hubiera deja-
do vacío de sentido la mayor celebración de la aldea: la comi-
3. "Incorporación" sería el llevar hacia el interior del cuerpo algo, mientras da del enemigo.
que "introyección" sería lanzar algo hacia adentro, hacia el interior. En
Lejos de degradar al cautivo, los Tupi lo trataban a "cuerpo
realidad, tanto in- como intro- (formado a partir del primero) tienen que
ver con la idea de un movimiento hacia: en este caso hacia un in.ter.ior. De de Rey". Le daban una india para servirlo incluso sexualmen-
manera que queda descartado el prefijo negativo de, por ejemplo, "im.par" te, lo hacían participar de los más exquisitos manjares y orna-
(¡el regocijo del dos!) o "in.sensato': con otra etimología.

36 37
CARLOS Qu1ROGA

fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
mentos dignos de una deidad. Luego, el verdugo que no parti-
cipaba del banquete lo ejecutaba, las mujeres lo desollaban, le Siguiendo a Emile Brehier en su extraordinario texto sobre
colocabán un palo en el ano para que no escape el espíritu y lo la filosofía estoica: "Los incorpóreos sin los cuerpos no existen,
llevaban al fuego. pero los cuerpos sin los incorpóreos sólo serían masas sin los
Si el verdugo no participaba del banquete porque se retiraba agujeros destinados a la sensibilidad y por ello al gusto''.
a "digerir la muerte", es porque es la muerte lo que ha consumi- La pulsión ha sido definida por Jacques Lacan como" ... el
do y retirándose se hace cargo de ese resto mortífero que exclui- eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir, pero que este
do deja en evidencia el acto de incorporación. No todo es carne, decir, para que resuene, para que consuene, para emplear otro
algo de ese acto permite la redistribución entre cuerpo y carne. término del sinthomadaquin, para que consuene, es preciso que
Sigue Jacques Lacan en Radiofonía y Televisión: "Quién no el cuerpo sea allí sensible, y que lo es, es un hecho''.
sabe el punto crítico del cual datamos en el hombre el ser ha- De aquí, Lacan extrae su indicación de "saber hacer con el
blante: la sepultura, es decir donde se afirma de una especie que síntoma" que supone un saber hacer con la pulsión, producción
al contrario de cualquier otra, el cuerpo muerto guarda lo que de la verdad del síntoma propia del artesano. Es así como se in-
al viviente otorgaba el carácter: cuerpo [corps]. Cadáver [corp- troduce la verdad (de la que nada se quiere saber en los discur-
se] queda, no se torna carroña, el cuerpo que habitaba la pala- sos tautológicos) en el discurso del analista, a condición de que
bra, que el lenguaje cadaveriza [corpsitiat]". sea medio dicha.
El antropólogo Darcy Ribeiro, comentando su obra El pue- En este punto, se nos hace necesario emprender un peque-
blo brasileño, afirma: "Las pocas cosas más resistentes que una ño estudio sobre las pasiones.
etnia tiene como identidad, más que el acero u otro material,
es: lo duro''.
Una etnia es dura si un padre puede criar a sus hijos. Si sus
hijos son criados de acuerdo a sus tradiciones y lenguas, el pa-
dre se perpetuará. La identidad de un pueblo se sostiene, más
allá de las circunstancias geopolíticas y económicas, por una
identificación íntima y secreta. Esta se realiza, según Sigmund
Freud, al modo de la comida totémica.
Lo que se consume en ella es, quizás, nombrable a nivel de
lo que los estoicos antiguos llamaron lo "incorpóreo". Concepto
fundamental en el labrado del principio de identidad que atra-
viesa toda la teoría estoica, su ética, su física y su lógica. El atri-
buto en esta lógica es una función, no una propiedad o cuali-
dad específica del objeto.

38
39
Las pasiones 1

Aristóteles afirma también en su Retórica que la vergüenza,


en principio, es una turbación que se siente ante el hecho de ha-
ber realizado algún vicio, siempre ante la mirada, fundamental-
mente, de aquellos que admiramos y respetamos. "En los ojos
está la vergüenza". Pero más allá de estas consideraciones, Aris-
tóteles afirma más adelante;" .. . se tiene vergüenza que por pri-
mera vez han pedido algo, porque ante ellos nunca uno ha des-
merecido; tales son los que están comenzando a querer ser ami-
gos de uno". Es claro que para Aristóteles, el pedir no es deman-
dar. Ya que el pedir supone el derecho al "no" del otro, contrario
a la demanda que exige como si se tratara de un derecho propio.
Tal es el caso del melancólico, que exige con una demanda algo
que de ser otorgado sería rechazado por él mismo.
Contrariamente al melancólico, la vergüenza - según Aris-
tóteles- es una vergüenza por la falta y no en el sentido moral
del término falta. Es la vergüenza también de aquellos que ha-
cen algo, porque son aquellos que quieren algo.
Más adelante, Aristóteles continúa: "Se tiene vergüenza no
sólo de lo que se llama vergonzoso, sino también de los signos,
por ejemplo, no sólo del acto amoroso, sino también de sus sig-
CARLOS QurROGA

EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

nos. Y no sólo de cometer acciones torpes sino también de las


palabras': bra. En fin, por esta función separadora del resto, por esta par-
"Un piojo tu muerte", era la proclama que traducida a va- cialidad que rompe el todo propuesto, existe una vida y no una
rios idiomas colgaba en los barracones de Buchenwald adelan- muerte que compartir.
tando el terror al contagio de los mandos SS. En francés la pro- El objeto como resto, es sostén del Otro como lugar de la di-
clama estaba escrita con una falta gramatical: un poux ta mort - ferencia, de allí que la eliminación del resto-sueño tan inalcan-
un piojos tu muerte, un lapsus calami que denuncia en plural la zable como perseguido por el obsesivo-sea la ilusión de todo to-
vocación de exterminar a esos que por homofonía se los consi- talitarismo. Ahora bien, esa eliminación del resto ¿no cancelaría
deraba unos pocos-peu, por el peux-poder del peuh-desprecio-. entonces esa función de sostén del Otro? ¿No originaría su caída?
Por el contrario, para aquellos a los que apuntaba el tú mor- La caída del Otro es el infierno de la paranoia, infierno en el
tal, según cuenta Jorge Semprún, la situación en el barracón era que las sociedades occidentales han caído hace un tiempo, en
muy otra ... "Pese al vaho mefítico y al olor pestilente ... las le- especial la norteamericana. En esa caída se constata que no es
trinas del Campo pequeño eran un lugar convencional, una es- lo mismo la caída del Otro como sitio o lugar de la palabra que
pecie de refugio donde encontrarse con compatriotas, compa- su barramiento o división. En efecto, no es lo mismo la caída
ñeros de barrio o de maqui, un lugar donde intercambiar no- o disfunción del Otro -que desliza necesariamente a la certeza
ticias, briznas de tabaco, recuerdos, risas, un poco de esperan- infinita del paranoico- que el barramiento del Otro que dando
za: algo de vida en suma. Las letrinas inmundas del Campo pe- lugar al malentendido permite al sujeto una certidumbre siem-
queño eran un espacio de libertad: por su propia naturaleza, pre jaqueada por su propia división.
por los olores nauseabundos que desprendían, a los SS y a los La presencia, entonces, de este objeto irreductible, no espe-
Ka pos les repelía acudir al edificio, que se convertía así en el si- cularizable, sostiene la desarmonía esencial que debe permane-
tio de Buchenwald donde el despotismo inherente al funcio- cer entre el Uno y el Otro.
namiento mismo del conjunto concentracionario se hacía sen- Resulta conmovedor observar cómo la existencia de la letri-
tir menos ... Las letrinas se convertían en mercado ... en ágora na y el barracón de contagiosos, constituían un exterior en el
donde intercambiar unas palabras, calderilla de un discurso de interior de la esfera del encierro. Este resguardo de lo Otro en lo
fraternidad, de resistencia". Mismo, tiene allí una función paterna. Es el objeto el que asegu-
El relato de esta experiencia nos puede enseñar la otra ver- ra esa función, por restablecer allí el lugar de lo irrepresentable
güenza de la que nos habla Aristóteles en su Retórica, es la ver- que se encontraba forcluido. Esta operación convierte a la super-
güenza que se puede tener. Por otro lado, la mierda, presente ficie de esfera que el encierro constituía en una otra superficie,
en el cagadero, tiene allí la función de separación que podemos botella de Klein. Y presta a su vez, testimonio de una separación.
atribuirle con Lacan al objeto resto. La mierda llevándose so- Separar, decía Lacan, lleva en la lengua francesa al equívo-
bre sí el goce mortífero, fabrica un tiempo de comprender, ya co con se parer, vestirse, defenderse, abastecerse de lo necesario
que sustrae de la mirada que objetaliza. Los sujetos reconquis- para que los demás se cuiden de uno. De este modo, entonces,
tan su posición de sujetos, ven renacer la función de la pala- nadie se separa sin perder su inocencia ante el otro. En castella-
no existe una hermosa palabra con la cual puede traducirse se

42
43
CARLOS QU JROGA EL PRÓJ IMO Y LO ABYECTO

parer, engalanarse, que designa muy bien la función del pudor tiva, la vergüenza cobra otro sentido que aquel que tiene junto
de toda separación. al asco como efecto de la represión.
El tiempo es la cuarta dimensión ausente en la esfera que es Sigmund Freud estableció la vergüenza como efecto de la
de tres dimensiones (metáfora inmejorable de la esfera). Cada represión sexual secundaria. Se reprime todo aquello que pue-
dimensión constituye un grado de libertad. Así de dos a tres, de de conducir a un deseo sexual inconsciente de carácter inces-
tres a cuatro, se suceden grados de libertad. Demos un ejemplo: tuoso, de allí también el asco. Tanto en los varones como en las
En dos dimensiones un objeto también de 2D quedaría en- mujeres, esta represión invoca la presencia de un padre del que
cerrado por un círculo. ¿Cómo podríamos liberar a ese objeto se teme quedar feminizado.
sin cortar el círculo? Sumerjamos esta situación en tres dimen- Otro modo que Jacques Lacan nos ha enseñado de esta fun -
siones (3D), entonces podríamos sacar al objeto por arriba sal- ción de la vergüenza, es el poder morir de vergüenza. "Morir
tando el circulo de la prisión. Ahora bien, ¿cómo podríamos li- de vergüenza", decía en su Seminario El reverso del psicoanálisis
berar un objeto de 3D encerrado en una esfera? Sumerjamos esta ( 1969-70), " ... es un efecto que raramente se consigue': para ello
nueva situación en 4D y tendremos un grado de libertad para hay que analizarse. "Morir de vergüenza es el único afecto de la
liberar al objeto. ¿Cómo? Definamos la cuarta dimensión como muerte que la merece" ... ya que la muerte es algo que puede
el tiempo, entonces podríamos hacer retroceder dicha situación merecerse. "Sostener que la muerte se merece, al menos al mo-
en el tiempo hasta el momento previo al ingreso del objeto a mento de morir de vergüenza, que eso se merezca no es pavada':
la esfera, así podríamos liberar al objeto de 3D de su encierro. "En Gurs -escribía Hanna Arendt- me planteé que la pre-
gunta sobre el suicidio se trataba de algo serio y me la contesté
algo en broma''. Ella no sentía simpatía alguna por los compañe-
ros que evitaban la cuestión como una broma lúgubre. De ellos
decía: "Estas personas, tan pronto volvían a sus problemas apa-
rentemente individuales adoptaban ese insano optimismo que
es vecino de la desesperación". Ese insano optimismo, alimen-
tado por el espíritu del Ghetto fue, quizás, la trampa mortal de
muchos que no pudieron escapar de la máquina nazi de exter-
minio. "Pocas semanas después de nuestra llegada al campo -
continúa Hanna Arendt- Francia fue derrotada y todas lasco-
municaciones se colapsaron ... Ninguno de nosotros podía 'des-
cribir' lo que les esperaba a los que se quedasen atrás. Todo lo
Hannah Arendt-cuenta Elisabeth Young-Bruehl-insistió en que pudimos hacer es decirles lo que creíamos que sucedería, es
que sus compañeras de barracón en Gurs conservaran el mejor decir, que el campo sería entregado a los alemanes. (Se marcha-
aspecto posible, pues su moral se resentiría si se entregaban a la ron 200 mujeres de un total de 7.000). La profecía se cumplió.
fealdad de su entorno. "¡Lavarse es resistir!", era la consigna más .. .Después de unos días caóticos, las aguas volvieron a su curso
difundida entre las prisioneras de los campos. En esta perspec-

44 45
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARWS QUIROGA

habían tomado la decisión de partir y con ello, partir en el sen-


y la huida se hizo casi imposible. Predijimos correctamente este tido de dividir el todo allí concentrado. Pero, ¿con qué contaban
retorno a la normalidad. Era una posibilidad única, pero signi- quienes constituían ese nosotros que partía? Algo se deja leer en
ficaba que uno tenía que marcharse sin nada más que un cepi- el hecho de que existiera esa consigna de no abandonar la be-
llo de dientes, pues no existían medios de transporte': lleza, digamos la vergüenza de ser bellas. En efecto, esta posibi-
Las mujeres que no se marcharon y resistieron a las condi- lidad del paso al semblante da cuenta de la articulación entre
ciones del Campo, fueron transportadas en 1942y1943 por los el falo como significante y la muerte. Un punto de resistencia a
alemanes a los centros de exterminio. Gurs para ellas era un lu- la identificación mimética se hace presente produciendo, no la
gar, una dirección en donde podían ser localizadas por sus ma- suma de un atributo sino la exclusión de un goce, de una acu-
ridos. Las que decidieron marcharse y no tuvieron la suerte de mulación. Esta posibilidad, junto con el hecho de haber consi-
encontrar hospedaje, como la tuvo HannaArendt, simplemen- derado en serio la posibilidad del suicidio, hace pensar que la
te erraron de una parte a otra. La población las llamaba: le Gur- decisión de dejarlo todo, incluida la referencia por la cual po-
siennes, parecían desnutridas, exhaustas, pero aseadas. Todas der ser localizadas, ya había sido tomada.
llevaban un pañuelo colorido a la moda en la cabeza. Muchos Las que pudieron salir del marasmo y la perplejidad, lo hi-
años después otras mujeres en nuestro país, también camina- cieron porque pudieron conjeturar en un plano de tensión tem-
ban errantes dando vueltas a una plaza, exhaustas pero asea- poral y de angustia. Paradojalmente, se puede acertar sólo si se
das y con un pañuelo blanco en sus cabezas. Ellas se enfrenta- puede no saber. Lo que supone una distancia con el Ideal soste-
ron por sus hijos, a una nueva versión de ese Discurso del Amo nido como referente. Como lo intentamos demostrar con Sig-
pervertido, esa nueva puesta en acto de la lógica concentracio- mund Freud en el capítulo anterior, es ese "fracaso del saber"
naria nazi, que fue la práctica de la desaparición de personas en lo que origina un camino hacia el otro en quien se encuentra el
la Argentina durante el proceso militar. auxilio para reconocer.
Ahora bien, una pregunta se desgaja de este testimonio brin- Por eso los griegos tenían, además de Kronos -el tiempo de la
dado por Hannah Arendt. Una pregunta que es necesario rele- cronología- y del Aion -el del período-, el Kairós, el tiempo de
var y sostener, aunque no encuentre respuesta definitiva. ¿Cómo la oportunidad propio de las artes como la caza y la navegación.
pudo pasar que un porcentaje tan pequeño de internas decidie- Santo Tomás también estableció tres dimensiones tempo-
ran optar por la salida en la prisa? Cualquier referencia a alguna rales a saber:
supuesta relación torturado-torturador resulta, además de un
automatismo mental, falsa. Ya que semejante interpretación des- La Eternidad, la esfera de Dios sin principio ni fin.
conoce el borramiento de ciertas coordenadas de tiempo y espa- La Duración, la de los espíritus que teniendo principio no
cio, cuando es el terror el que domina la escena o cuando el ab- tienen fin.
solutismo explota el fantasma de amenaza de fuera de discurso. El Tiempo, la de los fenómenos físicos con principio y fin.
¿A qué nosotros se refiere Hannah Arendt cuando dice: "Nin-
guno de nosotros podía describir lo que esperaba a los que que-
dasen atrás"? En principio, ese nosotros designa a aquellos que

47
46
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS QurROGA

Con estas figuras del tiempo de los antiguos y su utilización fuese x, etc.': Movimiento propio del conocimiento paranoico,
por Santo Tomás, más la topología, se puede seguir tirando del que encuentra su límite en el corte que supone la exigencia de
hilo establecido por Jacques Lacan sobre el tiempo lógico. El concluir. Quizás por esto Arendt le dedicaba muchas horas de
Kairós denotaba para los antiguos griegos el momento favorable lectura a las novelas policiales de Simenon, para entender la ló-
o la oportunidad idónea, el "punto justo" para Homero, de allí gica de la policía de Vichy.
que el Kairós se emparienta con la prudencia. Entonces, la pru- Por lo tanto, la función del corte -en este caso la decisión
dencia no es la cavilación obsesiva de la procastinación ya que ética de concluir- es lo que vuelve periódica la serie convergen-
puede resultar muy prudente precipitarse en la partida (como te, extrayendo al sujeto de los efectos infinitizantes al que lo so-
lo demuestra el ejemplo de Hanna Arendt). mete toda convergencia.
De este modo, también queda asociado con Platón, quien Estas mujeres pudieron pensar bien, porque allí pensar bien
consideraba esta modalidad del tiempo relacionado con la arit- era pensar a tiempo. Una vez más, vemos como la función del
mética y la geometría, indicando el ideal de "valor medio", lamo- resto -constituida en este caso de otro modo que en el ejemplo
deración o el equilibrio en la toma de decisiones. La relación del anterior- hace a la separación y a la constitución de un tiempo
Kairós y la decisión es absoluta tal como lo demuestra su rela- de comprender que prepara el momento de concluir. El objeto,
ción con Kainos es decir, lo nuevo, la innovación. decía Lacan en su Seminario Encare comentando una vez más
Extravagante, fugaz e irrepetible, el Kairós no es pasado, pre- su escrito sobre el tiempo lógico, presiona la salida en la prisa.
sente ni futuro, no es exterior ni interior, es sitio más bien que
lugar y se define como un concepto límite que se corresponde
al tiempo del acontecimiento, al momento de concluir.
Un concepto límite no es causal ni argumentativo, la opor-
tunidad aparece a condición de desaparecer y sólo se puede opi-
nar de él pero sólo cuando ya pasó.
Es interesante considerar que el término Kairós también fue
utilizado para denotar el "punto débil"; de allí que el talón de
Aquiles era su Kairós. Podemos relacionar, entonces, el Kairós
con la castración de la cual el objeto a da testimonio de la in-
certidumbre del referente que hace al conjunto vacío entre ver-
dadero y falso, y forja una estrategia para salir del impasse. Lu-
gar vacío que engendra la posibilidad de inferir, no sólo acerca
de uno y otro, sino también acerca de la probable inferencia de
otro. Como en el tiempo lógico, aquellos que pudieron mante-
nerse a cierta distancia de su marca del Ideal pudieron inferir
que "si yo fuese x, el otro hubiera podido inferir: si yo también

49
48
Las pasiones 11

Aristóteles nos dice sobre la ira, siguiendo el texto citado en


el capítulo anterior: "Sea la ira impulsión con pena a dar casti-
go manifiesto por un desprecio manifiesto, de algo que le atañe
a uno mismQ.o a los suyos y que no merecía tal desprecio". Más
adelante agrega: "Y a toda ira sigue cierto placer, causado por la
esperanza de vengarse; puesto que es placentero creer que se va a
alcanzar lo que se desea, nadie desea cosas que le parecen impo-
sibles para sí, y el iracundo desea cosas posibles para sí. Por eso
se ha dicho bien sobre la ira: que mucho más dulce que la miel
que destila; en los pechos de los humanos crece; pues la acom-
paña también cierto placer, por eso y porque se pasa el tiempo
vengándose con el pensamiento, y a la imaginación que viene
entonces causa placer, como la de los sueños".
Parece cierto que a la esperanza de la venganza, la acompa-
ña cierto placer. Podríamos decir en los términos de Freud: una
prima de placer, o en términos de Lacan: un plus de gozar. Pero,
¿resulta del mismo modo cierto que ese goce es posible?
Toda la experiencia analítica manifiesta lo contrario. El de-
seo y el goce están marcados por estructura por un imposible
radical. Así lo manifiestan los sueños que son intentos de reali-

51
CARWS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

zación de deseos, ya que la cercanía de su realización despierta Ahora bien, Nietzsche ubica la cuestión de la venganza como
inexorablemente al soñante. la contra-voluntad de la voluntad contra el tiempo y su fue.
Aristóteles lo afirma quizás sin saberlo; acaso, ¿no dice él Quiere decir que es la contra-voluntad de la voluntad contra el
mismo que el iracundo se la pasa consumiéndose en sus pen- tiempo y su fue y no la mera voluntad contra el tiempo y su fue.
samientos y fantasías en el caldo de su sed de venganza? Jacques Hace falta un redoblamiento de esta contra-voluntad para que
Lacan nos ha enseñado que no gozamos del fantasma, sino que la voluntad encuentre, dice Heidegger: "La roca, ahí donde no
más bien es el fantasma el que nos goza. puede avanzar, en esta cuestión del fue del tiempo". El fue del
Aristóteles decía, a modo de burla, que Eurípides escribía so- tiempo no es el pasado, el fue es el ahora y el será. ¿Qué quiere
bre mujeres que espiaba en el baño. Quizás esa burla es en ver- decir? Que el fue del tiempo es el rasgo del tiempo. Heidegger,
dad una buena indicación de dónde buscar las razones de los comentando a Nietzsche, agrega: "¿Qué pasa con el tiempo? Lo
mayores accidentes de la vida sexual de los individuos. La ven- que pasa con el tiempo es que el tiempo pasa". En este sentido,
ganza, tema central de los textos de Eurípides, es uno de los mo- este rasgo característico del tiempo es lo que hace lo pasajero, lo
tores más activos de esos accidentes y quizás, una de las pasio- que fluye regido por la contingencia que hace entrar en la eco-
nes que se enmascara mejor. nomía libidinal del sujeto a la muerte.
Confundida la venganza4 muchas veces con los celos y la La contingencia va a ser el punto sobre el cual entra esta di-
agresividad, muestra que su fundamento es el odio, que como mensión de la muerte o la dimensión de la castración, no sólo
sabemos siempre se dirige al ser del otro aunque ese otro sea referido al período de nuestra existencia sino también, a lo que
uno mismo. hace a la c9nstitución de los lazos. Cualquier lazo, desde una
Martín Heidegger subraya un pasaje de Así hablaba Zaratus- pareja hasta un agrupamiento, está bajo esta cuestión del fue
tra donde Nietzsche expresa: "El hombre sea liberado del espí- del tiempo.
ritu de la venganza''. En este sentido, lo que podría considerar- Vemos que la venganza se dispara, se desata, por lo general,
se el puente, el pasaje del hombre común al superhombre, es la con relación a alguna ruptura, algún acontecimiento que supo-
liberación del espíritu de la venganza. Nietzsche va a subrayar ne la ruptura de un lazo evidenciando su carácter de pasajero.
que toda venganza está motivada, movida, por la necesidad de Es un lazo que hace a las relaciones interpersonales, por que de-
castigo y hace una consideración muy interesante: le pide a los viene de ser un lazo con la representación. Un ejemplo de esta
mártires que consideren si no ha sido el espíritu de la vengan- ruptura lo da el testimonio de Marco Polo al llegar a Australia.
za el que los llevó hasta el límite. Por lo tanto, se puede asegu- Entre otros hallazgos, encuentra al ornitorrinco, al que prime-
rar que no hay venganza que no devenga en sacrificio, y al mis- ro va a describir como un puercoespín, para luego ir haciendo
mo tiempo se podría decir que no hay sacrificio que no deven- el duelo de su propia representación hasta llegar a admitir que
ga en venganza. se trata de algo absolutamente nuevo (Kainos) .
Retomando a Nietzsche, digamos que no hay modo de sub-
jetivizar la muerte sin la aceptación de la voluntad, sin un sí de
4. Germán García hace referencia al tema de la venganza en su curso sobre la voluntad, sobre este fue del tiempo (aceptación de lo nuevo)
las pasiones dictado en la Fundación Descartes.

52 53
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS QUJROGA

Por ejemplo, en Antígona de Sófocles, Creonte, sosteniendo


que impulsa por efecto del duelo al individuo hacia el hoy y el la ley de la ciudad, prohíbe el entierro del hermano de Antígo-
mañana, sustrayéndolo de las sombras de la inexistencia en las na por ser un traidor a la Polis. Esto plantea una división entre
que se envuelve el pasado. Sabemos que un pasado sin una his- la ley escrita y la ley no escrita, como lo demuestra Hegel que
toria relatada es un pasado pleno, lleno en su totalidad, como un reparte para el varón la relación a la ley escrita y para la mujer
cuerpo sin órganos, un cuerpo sin sujeto, deshabitado de tiempo, la relación a la ley no escrita, a la familia, a la ley subterránea,
desgarrado en la angustia. Heidegger lo subraya de este modo: doméstica. Cuando Creonte prohíbe el entierro de uno de sus
"La voluntad debe decirle que sí a este carácter de fue del tiem- hermanos, Antígona se opone al hecho de que se borre la mar-
po, para que el tiempo no sea un mero pasar sino un puro de- ca de que él ha existido. A la muerte le corresponde la marca de
venir': No en el sentido de la procastinación, no es echar a futu- que ha existido, la falta de sepultura es la desmentida de la exis-
ro, sino que este devenir sea la posibilidad de pasar a otra cosa. tencia del que ha nacido por el significante, por el nombre en
El devenir del tiempo es la posibilidad de pasar a otra cosa, a la el que se cifraron los deseos que lo engendraron y por los actos
vez que es la posibilidad del retorno.
que lo liberaron, en alguna medida, de esa alienación. Las mar-
Como lo plantea Freud en Lo perecedero, cuando a diferen- cas en la sepultura son más el testimonio de la vida de alguien
cia del poeta, dice: "La muerte de esa belleza es la condición de que de su muerte. La venganza se desarrolla luego en la posición
que eso vuelva a aparecer': fórmula genial para definir lo esen- reivindicativa de Antígona sostenida en la decisión de Creonte,
cial de la función de la falta.
el resultado final: la muerte de Antígona y de su prometido, el
En Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci, Freud dice: propio hijo de Creonte.
"Solamente el neurótico no considera al azar digno en la cons- En Hamlet de Shakespeare encontramos el mismo circuito:
titución de su destino''. Luego, en su Conferencia La feminidad, aparición del cadáver del padre -entonces, cadáver insepulto-
afirma: "La mujer en el reproche, que es el espíritu mismo de la venganza contra el fue del tiempo que se verifica en ese salto
venganza a la madre, no considera que ha sido el azar lo que de- temporal-la comida del funeral es usada de entremeses para la
terminó que naciera mujer': Quiere decir, entonces, que hay una boda-, venganza procastinada de Hamlet a quien se le ha arre-
relación entre la contingencia (Kairós), la castración y la muer- batado "el tiempo del duelo': "el tiempo de comprender", enton-
te; y la venganza va a ser la venganza del tiempo en este carác- ces, muerte de Ofelia, de Laertes y del propio Hamlet.
ter de fue del tiempo.
Este recorrido puede encontrarse en cualquier tragedia y
Ahora, cuando el fue es considerado como el pasado y no en quizás pueda observarse muchas veces en la vida de los pueblos.
este sentido como el rasgo característico del tiempo, hay, lo que Si tomamos el método de desaparición de personas por par-
se podría decir, una obturación de la falta en favor del símbo- te del Estado, como ha ocurrido en la Alemania de posguerra
lo. ¿No es acaso esta obturación la que da origen tanto al nacio- o en la Argentina del siglo XX, podremos observar que se sigue
nalismo como a la secta, y de allí a toda forma de totalitarismo? la lógica del cadáver insepulto, venganza y muerte de los jóve-
Volviendo a la dimensión trágica, vemos que la venganza ocu- nes. Las guerras así lo testifican, y las guerras civiles dan su tes-
pa un lugar en la trilogía que organiza toda tragedia, a saber: ca- timonio más abyecto. ¿No se sigue así, acaso? ¿Por qué en nues-
dáver insepulto, venganza y muerte de los jóvenes.

SS
S4
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

CARLOS QurROGA

Corifeo: A mí también. Pero el poder es inviolable para quien


tro país no cesa la matanza de jóvenes? Desaparecidos, gatillo lo tiene. ¿Cómo se le ocurrió oponerse? No te quejes, amiga mía,
fácil, exilio forzado, tragedias como el incendio del local Cro- no se puede pagar un destino tan dentro y tan fuera de la norma
magnon en Buenos Aires que causó la muerte de muchos jóve- con moneda de cobre.
nes ... son significantes claros de esa forma terrible de parrici- Antinoo: La perdió su carácter.
dio que es el filicidio. Corifeo: Hubiera escuchado consejos. ¡Nuestros consejos!
Cabe recordar también la obra de teatro Antígona furiosa de Antígona: ¡El sol! ¡El sol!
Griselda Gambaro, que recrea una Antígona distinta a la de Só- Corifeo: Ahí está. Miralo por última vez.
focles, en un contexto histórico político argentino particular. En Antígona: Por última vez. Me llevan sin llantos sin amigos sin
ella se acentúa el asesinato de jóvenes y la desaparición de per- esposo. En mi muerte, no hay lágrimas ni lamentos. Sólo los míos.
sonas durante la última dictadura militar. Corifeo: ¿Miraste el sol? ¿Te diste el gusto? ¿Te calentó? Bue-
no, ¡basta! Si nos dejaran gemir antes de morirnos, ¡no moriría-
Antígona: ¡Me rodean los muertos!(... ) Me piden ... ¿Qué? mos nunca!
Corifeo: Que nadie gire -se atreva- gire, gire como loca dando ... ¡Enciérrenla! Que sea abandonada en esa tumba. Si ella de-
vueltas frente al cadáver insepulto, insepulto, insepulto. sea morir allí, que muera. Si desea vivir sepultada bajo ese techo,
Antígona: Polinices clama por tierra. Tierra piden los muer- que viva. Quedaremos puros de su muerte y ella no tendrá con-
tos y no agua o escarnio ... ¡Los vivos son la gran sepultura de los tacto con los vivos.
muertos! Antinoo: ¡Que sabiduría! Está y no está, la matamos y no la
matamos. ··
Antígona: Que las leyes, ¡qué leyes!, me arrastran a una cue-
va que será mi tumba. Nadie escuchará mi llanto, nadie percibi- En Psicología de las Masas y análisis del yo, Freud nos ha ense-
rá mi sufrimiento. Vivirán a la luz como si no pasara nada. ¿Con ñado que a la caída del líder sigue la dispersión de la masa, dis-
quién compartiré mi casa? No estaré con los humanos ni con los persión sin ley que encuentra su estabilización en formas cada
que murieron, no se me contará entre los muertos ni entre los vi- vez más radicalizadas de segregación y totalitarismo al reunirse
vos. Desapareceré del mundo, en vida. por un nuevo liderazgo. ¿No es en este punto en el cual los dis-
Corifeo (bondadosamente): El castigo siempre supone la fal- cursos que nos asisten deberían dar respuestas a los problemas
ta, hija mía. No hay inocentes. políticos? O como bien afirmaba Hannah Arendt, estos proble-
Antinoo (bajo): ¿Nunca? (Se recompone) Lo apruebo: ¡muy mas políticos son tan serios que no deberían dejarse en manos
bien dicho! de los políticos profesionales.
Corifeo: Y si el castigo te cayó encima, algo hiciste que no de- Si tomamos el ejemplo de la práctica de la desaparición de
bías hacer. ¿Qué pretendés? Llevaste tu osadía al colmo, te caíste personas, tenemos que a la muerte sucede el borramiento del rito
violentamente. del funeral del cuerpo, del nombre, en suma, el borramiento de
la marca que ha existido. Cuando se reclama desde los organis-
Antinoo: ¡Me parte el corazón!

57
56
EL PRÓJIMO Y ID ABYECTO
CAR!DS QUIROGA

derivar de 'rodilla' -por el reconocimiento al nacer, etc.- nos


mas de derechos humanos, la consigna debería hablar de asesi- podría indicar el camino por el que también significa 'digno
nato y no de desaparición; ya que la desaparición es lo que ver- de hombre libre', 'noble')-. Si el padre tomaba al niño sobre
daderamente ocurre a la muerte de un ser querido. La desapa- sus rodillas y lo presentaba como su hijo, eso significaba que lo
rición del asesinado supone la imposibilidad real de la sustitu- aceptaba y adoptaba. También el esclavo podía ser adoptado, o
ción, a la que abraza el melancólico que lo toma como verdad. el extranjero, al que en el mundo antiguo no se le exigía la asi-
La neurosis desplaza, en el intento de sustitución de su objeto, milación, razón por la cual esa extranjeridad sostenía el hete-
y lo hace para conservarlo. La castración es la inscripción de la ras. Por lo tanto, el xenós era una relación muy fuerte, más aún
desaparición como falta. En ese sentido, hay una nueva alianza que la erótica, o por lo menos más estable. La traición de Poli-
respecto de lo simbólico. méstor consiste en asesinar a Polidoro, romper con esto la ley
Por eso es que la venganza es el odio, lo que está destinado a de la hospitalidad y traicionar también la amistad de Hécuba.
producir la segunda muerte -en el sentido de este borramien- El problema subyacente -como lo consigna Marta Nussbaum-
to--- de hacer que el otro no haya existido. En el caso del melan- es la teoría del amor, que a su vez es la teoría del Bien, que está
cólico, sobre todo cuando concluye en suicidio, esa muerte sim- allí implícita en Hécuba, y que no es lejana de la de Aristóteles
bólica es realizada por el sujeto mismo, él mismo se desapare- en la medida en que se cree que el carácter noble no debe dejar
ce del orden simbólico. de serlo en ninguna circunstancia.
Retornemos a Eurípides, en particular a las tragedias Hécu- Para Hécuba había un centramiento de los lazos sociales en
ba y Medea. Resulta interesante notar que hay dos Hécuba. La el pacto y el acuerdo, sin otro tribunal más que sí misma. O sea,
primera es el paradigma de la madre, de la mujer de carácter que la ruptura del acuerdo supone la catástrofe, la destrucción
incorruptible. Madre de héroes: Héctor, Paris, es la figura que del universo y ningún otro tribunal donde apelar por el daño.
utiliza Shakespeare cuando Hamlet ironiza a su propia madre. Esta es la Hécuba que se desata con el asesinato de Polidoro. Has-
La segunda es la de la venganza, la que ha llegado a Tracia con ta entonces habían muerto sus otros hijos: Héctor, Paris y tam-
su hija Polixena a buscar a su hijo Polidoro, al que había deja- bién Príamo; por otro lado, cuando llega a Tracia debe sacrifi-
do en guarda de Poliméstor. Para comprender mejor la trage- car a su hija Polixena para calmar la furia de Aquiles. Sin em-
dia, debemos recordar que la ley más sagrada de la antigüedad bargo, nada de esto la precipita en venganza.
era la xenía: la hospitalidad. El asesinato de Polidoro es un crimen que no recibe sepul-
Poliméstor era xenós de Hécuba. La ley de la hospitalidad or- tura. Nuevamente vemos aparecer la cuestión del cadáver inse-
ganizaba en el mundo griego el heteras, con relación a la mu- pulto. Ante la destrucción de su orden, Hécuba hace de la ven-
jer, al niño. En el caso del niño, siempre que éste fuese ingenuo ganza un nuevo orden. Se vuelve loca, si entendemos que la lo-
-término que proviene de en-genou, 'en las rodillas'. Otra po- cura supone la ley del corazón, es decir, hacer de lo singular un
sible acepción para tener en cuenta es la que toma como base valor universal (Hegel contra Kant).
a la raíz geno, 'en.gen.drar' (que está en nuestro verbo castella- ¿En qué consiste la venganza de Hécuba? No se trata de ma-
no): esta posibilidad se adecuaría mejor al segundo sentido de tar a Poliméstor-lo que sería u_n ojo por ojo, diente por diente-
ingenuus 'nativo', 'natural', 'indígena' (mientras que el que lo hace

59
58
EL PRÓJIMO Y ID ABYECTO
CARLDS QU IROGA

sino que se trata de arrancarle los ojos y matarle los hijos. Otra transmisión, su descendencia. Siempre se encuentra precedida
vez, vemos aparecer el desenlace de siempre: la muerte de los jó- por la falta de sepultura que organiza la maquinaria vengativa
venes. En este caso se trata de dejar vivo a Poliméstor y cortarle que destruye todo a su paso, hasta su última consecuencia: el
la descendencia. Lo cual toca la cuestión de la segunda muerte. canibalismo ejercido sin piedad sobre los hijos.
Lo deja vivo para que su destino sea ser amordazado por Aga- Se constata que la abolición de la sepultura y el filicidio, como
menón y desterrado a una isla desierta. ruptura de trascendencia y transmisión, es un ataque directo al
Medea, por otro lado, se escapa con Jasón, a condición de fue del tiempo -entendido como el rasgo del tiempo, su deve-
matar a su hermano, al cual despedazan, para que su padre pier- nir- que permite estar habitado de tiempo, tomar la posta como
da tiempo en juntar las partes del cuerpo y no pueda encon- sujeto del deseo sin el cual, sabemos, la vida carece de todo sen-
trarlos. Luego, Medea dedica su vida a hacer del aventurero Ja- tido. La angustia que, como ha afirmado Lacan, es el terror de
són, un héroe. Hasta que el aventurero tiene la idea de casarse quedar reducido a un cuerpo, así lo testifica.
con la hija de Creonte y entrar en la familia real. Entonces, Me- Nos falta articular, entonces, la falta de sepultura y el filicidio
dea mata a Creonte y a su hija -lo que entraría en el plano de como dos formas del parricidio al canibalismo, ya que como lo
la venganza- pero mata también a sus propios hijos. Este pun- consigna Jean-Claude Milner en su libro Lo triple del placer, la
to es el que conlleva la idea de la venganza, toca al ser de Jasón ley de la hospitalidad está basada en la prohibición del caniba-
y lo deja sin descendencia. Se trata aquí otra vez de la segunda lismo. Canibalismo que, por otro lado, suele confundirse en for-
muerte, ya que Jasón queda convertido en un resto inmundo. ma muy extendida con la incorporación, dejando a ésta como
En este punto, no podemos seguir a Jacques-Alain Miller en su un tema enigmático para la teoría de la identificación.
afirmación de que la tragedia de Medea da cuenta de la posi-
ción verdaderamente femenina en detrimento de la madre, ya
que esa lectura desconoce que no hay castración en el Otro que
no se refrende en la castración del sujeto mismo.
El mito de Edipo empieza cuando el oráculo le prohíbe a
Layo tener descendencia y, en caso de tenerla, los males caerían
sobre él y los que lo sigan. El pecado de Layo es haber seduci-
do y raptado al hijo menor de Pelopee. Esto explica más la si-
tuación según la lógica antigua, porque también se trata de la
ley de la hospitalidad. Layo, que es huésped de Pelopee, seduce
y rapta a su hijo Crisipo. Paris, a su vez, seduce y rapta con los
oficios de la diosa a Helena, y así se desata la guerra de Troya.
Se sigue entonces, con lo anteriormente planteado: la ven-
ganza es el goce del odio que se dirige al ser del otro, aunque
ese otro sea uno mismo, su eliminación del orden simbólico, su

60 61
Cadáver insepulto,
venganza y muerte

El cadáver insepulto, la venganza y la muerte de los jóvenes,


esta secuencia parece ser uno de los ejes de la tragedia y de la vida
de los pueblos. Le debemos a la atenta lectura que hace Derri-
da de Edipo en .Colona un dato muy importante para esta tesis:
el que resulta de recordarnos que Antígona, antes de vivir la ex-
periencia de enterrar clandestinamente a su hermano muerto,
ya soportaba ese hecho terrible de estar privada -como su her-
mana Ismena- de saber dónde se ubica la tumba de su padre,
según la última voluntad de Edipo. En efecto, en el momento
de morir, Edipo ordena a Teseo bajo juramento no revelar ja-
más el lugar de su tumba a nadie, y en particular a sus hijas. Va
a privarlas del duelo y, como Hamlet, ellas quedarán arrebata-
das del tiempo del duelo, del tiempo de comprender, del tiem-
po de subjetivar.
Otra vez estos personajes de la saga sofocleana quedan some-
tidos a cierto no-saber, eje fundamental que guía a Freud hacia
el Complejo de Edipo. Todos sabemos que el interés de Freud
acerca del mito de Edipo no se centra en el relato pueril de matar
al padre y acostarse con la madre, sino en la función particular

63
CARLOS Qu1ROGA fü PRÓJIMO Y LO ABYECTO

de un saber que no sabido dirige al héroe trágico. "Es la misma Milner se sustenta, entre otras cosas, en el concepto que los
Tebas y sin saberlo .... Estaba inconsciente cuando maté, masa- antiguos tenían de la physis, es decir, de lo natural. Remarca que
cré ... ''. Esto es lo que profiere Edipo -extranjero en el extran- para los antiguos una gota de lluvia que penetra la tierra sigue
jero aún extranjero-y es lo que importa: un no-saber que lejos siendo una gota de lluvia, a pesar de su supuesta transforma-
de hacerlo inocente, lo responsabiliza cada vez más. ción al mezclarse con la tierra. Es un concepto bastante cerca-
Edipo ciego conduce a todos hasta su última morada, en ese no al concepto estoico del incorporal, que nos resulta muy útil
lugar desaparece y se deja encriptar al menos dos veces. Es de- para comprender la incorporación freudiana que deriva de lo
cir, se conoce el lugar pero no se sabe el sitio, es como decir por que ya hemos planteado acerca del rasgo unario como una fun-
ejemplo: los tiraron al río, pero ... ¿dónde? Entre el lugar y el si- ción del conjunto.
tio surge el limbo en el que moran los inolvidables, y Edipo lo Para los estoicos el atributo no pertenece al cuerpo, mientras
dice:" .. .les deseo que sean felices; pero en el medio de la felici- que para Aristóteles sí. Él no dudaría en decir, por ejemplo "la
dad no me olviden, incluso muerto, si quieren que la prosperi- mesa es roja"; es decir, "rojo" como un atributo de un existente
dad siga siendo vuestro sino para siempre". Edipo se deja caer previo, la mesa. Mientras que un estoico diría más bien que "la
en un sitio inaccesible y desde allí pide que no lo olviden, por- mesa enrojece" no como una propiedad o atributo de la mesa
que si lo olvidan todo iría muy mal. Esboza una amenaza, un sino como un accidente, un caso. Se advierte aquí claramente
chantaje. ¿No es acaso el modo en el cual toda la descendencia el carácter temporal del atributo, ya que rojo no es un atributo
-y sobre todo Teseo, el amigo amado- se convierten en rehenes? que haga al ser de la mesa sino que ella sólo temporalmente en-
Como afirma Derrida:" ... Edipo, un poco como Cristo, hace rojece, entre otras cosas, porque puede hacerlo.
de su moribundez su permanencia: este es mi cuerpo consérven- Enrojecer, en esta última lógica, es un incorporal. No justa-
lo como recuerdo de mí". El ejemplo de Cristo es especial en el mente en el primer sentido que resuena la palabra incorporal,
sentido de que liga cadáver insepulto y canibalismo. Este pasaje ya que allí el prefijo in es privativo. Resulta necesario invertir la
por el canibalismo es lo que nos permitirá saber de qué mane- relación existencia - atribución.
ra un huésped se vuelve parásito. Esto tiene gran importancia, En el huésped entonces, su rasgo no es un mero accidente
ya que sabemos que el neurótico que vive muerto en el sueño de un ser pre-existente sino una f-t.mción del conjunto en cues-
del Otro siempre resulta parasitado por un duelo no realizado, tión. De aceptarse esta condición de irreductible no sería nece-
es más, por un duelo tan imposible como la melancolía. ¿No es saria su asimilación, siempre tributaria de una lógica de clases.
acaso un observable en cualquier aflicción que el sujeto ha de- En esta línea se sigue que el huésped invitado a la mesa fa-
venido rehén de un muerto, de una pura pérdida? miliar, es alguien que es respetado y adoptado, la presencia de
Vayamos a la ley de hospitalidad y el canibalismo. Jean-Clau- la comida sobre la mesa indica que el invitado no es la comida.
de Milner, en su texto Lo triple del placer, hace varias considera- Así entonces, la presencia en la mesa de la comida familiar ubi-
ciones acerca del tiempo antiguo y el moderno con relación al ca al extranjero en otro estatuto, el extranjero como el Otro ab-
tratamiento del placer. Todas ellas parten de la definición anti- soluto, es decir, el "sin ley': el "bárbaro''.
gua de la ley no-escrita fundamental: la ley de la hospitalidad.

64 65
CARWS QurnoGA fa PRÓJIMO Y LO ABYEClD

De acá se desprenden dos consecuencias: el extranjero que Este mito de origen, como cualquier mito de origen, tiene la
resulta en sí mismo una amenaza a toda creencia, a toda ley pa- bondad de otorgar un lugar a la falta necesaria para la vida, ya
terna y que por lo mismo es un riesgo de disolución, es amigo que la vida no es sin esa falta -que no se confunde con el vacío--
en el verdadero sentido del término, un amigo extraño, alguien es fundamental a la ex-sistencia humana, es decir, ex-sistir fuera.
del cual es evidente que no sabemos algo, y es más, del cual no No obstante, existe una objeción que hay que realizar a la
podremos saber fundamentalmente, porque habla una lengua vulgata que se desparrama sobre este mito a-histórico funda-
extraña. Es alguien, en definitiva, del cual debemos tolerar que mental. La objeción estriba en el hecho de que el relato que se
pida sus derechos y admita sus deberes en una lengua otra que hace de la hipótesis freudiana es que el mono jefe fue matado
la nuestra, poniendo de manifiesto que la nuestra también nos por los otros y luego comido, cuando en verdad queda claro en
es extraña. Todo un ejercicio de castración, ya que este concep- lo que asegura Freud que la necesidad que lleva al crimen es la
to de extranjero, de extraño en tanto que no pide la asimilación, pulsión de devorarlo. Entonces, no es que porque se lo mata se
nos orienta hacia una renuncia fundamental, a saber: la prohi- lo come, sino más bien porque se lo come necesariamente se lo
bición del canibalismo. mata. Es decir, la muerte es una consecuencia y no la causa, la
Ya Platón en La República afirmaba que el hombre librado causa es la necesidad pulsional de devorarlo.
a sus instintos terminaría en el mayor placer: probar carne hu- Esta lectura permite, en principio, ubicar a la pulsión como
mana. ¿Quiere decir esto que la primera prohibición a la que primera y desde allí echar algo de luz sobre algunas afecciones,
se somete la humanidad no es el incesto sino el canibalismo? tales como la anorexia, la bulimia o la imposibilidad de leer.
O más aún, ¿es que el incesto y el canibalismo son en definiti- ¿Quién no entendería que las letras que pasan sin ninguna com-
va la misma cosa? prensión son efecto de un canibalismo que impide escuchar la
Tomemos el mito a-histórico freudiano de Tótem y tabú. En voz que se le presta al texto? Así es que el canibalismo parece
este relato estructural, Sigmund Freud nos brinda su hipótesis firme en obtener el anterior del anterior en la génesis humana.
acerca de la existencia de una horda de primates conducida por Georges Bataille en su texto El Erotismo afirma: "La época
un primate macho que somete a todos por igual. Sometimien- que la prehistoria asigna al hombre de Neanderthal es el Paleo-
to que borra la diferencia sexual, ya que machos y hembras se lítico Medio. A partir del Paleolítico Inferior, que, al parecer, fue
igualan al capricho del jefe. Se puede afirmar a partir de este anterior a él en centenares de miles de afias, existieron unos se-
mito, que el origen de la especie es monosexual. Decimos mono- res humanos bastante parecidos que al igual que los neander-
sexual ya que todavía no se ha dado el nacimiento del hombre. thalenses dejaron testimonio de su trabajo. Las osamentas de
Está extendida la interpretación de que Freud afirma que una esos hombres más antiguos llegadas hasta nosotros nos llevan a
conspiración de los monos machos dieron muerte al mono jefe pensar que la muerte ya había comenzado a preocuparles, pues
y con ese acto surgió lo que conocemos como humanidad, ya al menos los cráneos habían sido objeto de su atención. Pero la
que el lugar vacío del cuerpo del mono jefe posibilita el lugar inhumación, tal como en su conjunto la humanidad actual la
de lo sagrado, lo prohibido, en fin, de la falta necesaria para la practica siempre religiosamente, aparece hacia el final del Pa-
organización del juego. leolítico Medio ... La costumbre de la sepultura es testimonio de

66 67
CARLOS Qu1ROGA fü PRÓJIMO Y LO ABYECTO

una prohibición semejante a la nuestra con relación a la muer- voración primera, es decir, que porque se lo come se lo mata?
te y a los muertos .. . esa prohibición es lógicamente anterior a El japonés en cuestión no fue preso mucho tiempo ya que por
la costumbre de la sepultura ... ese nacimiento coincidió con el los oficios de la jurisprudencia francesa fue retirado a un hos-
del trabajo. Esencialmente se trata de una diferencia entre el ca- picio de enfermos mentales para ser repatriado luego a su país
dáver de un hombre y los demás objetos ... Percibamos el paso natal, en el cual se dedicó a filmar películas pornos donde se in-
que hay de estar vivos a ser un cadáver, es decir, ser ese objeto cluían escenas de canibalismo y a publicitar restaurantes de car-
angustiante que para el hombre es el cadáver de otro hombre". nes exquisitas.
Georges Bataille, continúa su desarrollo para establecer que Retomando lo dicho, la ley de hospitalidad como ley no es-
el no del hombre a la naturaleza se testifica en el rechazo de co- crita se basa en la prohibición del canibalismo, no sólo por no
mer el cadáver del otro. Rechazo que -como lo sabemos- liga- devorar al extranjero, sino por aceptarlo como sujeto. Un acto
do a una ley deviene aceptación lujuriosa, es decir, que de allí de adopción que por ser un acto no es ilimitado. Hay un pacto,
en más las sociedades se han comportado en la dialéctica si- una aceptación, un derecho del extranjero a mantener su rasgo y
niestra de la prohibición y del levantamiento de la prohibición un deber al mismo tiempo de aceptar los rasgos del que lo hos-
del canibalismo. peda. No se trata de una hospitalidad absoluta, en la cual sin el
Ahora bien, ¿en qué radica el rechazo de cualquier injeren- "no" fundamental la hospitalidad se volvería hostilidad, ya que
cia sobre el cadáver?, ¿en lo que éste patentiza de la muerte pro- están emparentadas en su raíz.
yectada como propia? Si fuera así, ¿por qué no causa horror la El huésped es, entonces, un incorporado en el sentido en el
visión de un esqueleto o calavera, que además son motivo de cual los estpicos nombraban el incorporal, esto es, "el inasimi-
juegos de niños y de festivos ritos funerarios? No, lo que cau- lable': Esta condición se conservaba sólo si para el huésped, el
sa horror es la putrefacción, la corrupción de la carne mientras anfitrión también funcionaba como un incorporado, es decir,
mantiene algo de materia viva. Entonces, y por lo mismo, ¿no un inasimilable.
es la vida lo que se pretende fagocitar en el acto del canibalis- Evidentemente se trataba de un mundo con puertas por don-
mo, más que la muerte? de entrar, puertas de hospitalidad que exigían permisos, dere-
Más allá del inocente "Te comería a besos" amoroso, tanto chos y deberes. ¿Podemos afirmar esto hoy de nuestras puertas
entre madre e hijo como entre amantes, tenemos testimonios invadidas por micrófonos, por visores, cuando no cerradas con
actuales de casos de caníbales modernos y del primer mundo. candados para que la gente no entre, sino para que salga y a ve-
Tal es el caso renombrado del japonés que hizo sushi de su no- ces muera calcinada?
via holandesa, profesora de alemán. Esta extranjera en el ex- Resulta obvio que no podemos pensar la hospitalidad en
tranjero, profesora de idiomas extranjeros, extranjeros entre sí, nuestros días como en Platón, no podemos pensarla en térmi-
fue objeto de un extranjero en suelo extranjero. El nipón se la nos tan distintos como la incorporación que mantiene como
devoró de un modo muy civilizado, para luego declarar que él derecho los rasgos de cada uno y la asimilación que los devo-
en verdad con su acto quería obtener la vida de su novia y no ra. Lo que sí podemos hacer es pensar qué hacer con eso, siem-
la muerte. ¿No es lo que afirma Sigmund Freud acerca de la de- pre y cuando entendamos qué quiere decir la diferencia entre

68 69
CARLOS QumoGA

canibalismo e incorporación. Es más, entender que a más cani-


balismo menos incorporación. Es decir, que el extranjero no lo
es por nacimiento o nacionalidad o secta sino, y fundamental-
Lo imposible del amor
mente, que el extranjero es uno mismo.

Se lee en El Sofista de Platón: "Te haré aún un ruego -dice


el xenos a Teeteto- no considerarme como un parricida". "¿Qué
quieres decir?" -pregunta entonces Teeteto, y el extranjero res-
ponde: "Que deberemos necesariamente, para defendernos, po-
ner en duda.Ja tesis (logon) de nuestro padre Parménides y, por
fuerza, establecer que no ser es, en cierto aspecto, y que el ser, a
su vez de una manera, no es':
Si el extranjero pide no ser tomado como un parricida, en-
tonces es que sabe que lo es. En verdad, su ser mismo de extran-
jero lo convierte en una amenaza disolvente al logos paterno. Pero .
no resulta el mismo ataque que realiza el vengativo, como veía-
mos anteriormente. En efecto, el extranjero no ataca al ser del
otro, su existencia, su singularidad, sino todo lo contrario: ata-
ca al padre del lagos, aquello que mantiene la masa. Se transfor-
ma, entonces, en un testimonio de la falta en el Otro sin violen- 1
cia, ya que lo hace con su propia indefensión, su rasgo.
El extranjero no se define por su nacimiento o su nacionali-
dad, sino porque habla otra lengua, y es eso lo que lo sitúa en la
máxima indefensión. No es el Otro Absoluto, el bárbaro, si ha
sido adoptado como huésped y como tal tiene sus derechos y sus

70 71
CARLOS QU IROGA

fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

deberes. La indefensión que él presenta nos remite a la propia,


ya que todos somos extranjeros al mismo tiempo de la lengua y, Todos sabemos que la traza de Kant está en el decir de Freud,
en particular, de la llamada "lengua materna': Todos somos ex- desde el comienzo, vía Brentano; de manera tal que hablar de
tranjeros con relación a lo que no podemos captar de nosotros Kant es una manera de poder trabajar, de elaborar la transfe-
mismos ni del otro, de allí que el odio es primero. La xenofobia rencia misma de Freud. Si tomamos el Proyecto nos encontra-
resulta, en última instancia, el odio de sí. Del mismo modo que remos muchas veces con la traza de Kant.
la imposibilidad de asimilarlo nos enseña el por qué cada uno El problema que Kant trabaja en la tercera crítica-Crítica del
de nosotros somos inasimilables, incorporales. juicio- hace a la cuestión de Das Dingy a la división del Com-
En el Seminario La transferencia, Lacan habla primero de plejo del prójimo, como lo hemos desarrollado anteriormente,
disparidad y luego decide sobre el término "imparidad" de la si la moción-pulsión no encuentra la representación adecuada
transferencia. Impar en inglés se dice odd y se refiere tanto a ni el signo de realidad la búsqueda puesta en marcha encuentra
impar como a extraño. En este sentido, el extranjero es un par en el semejante -fuente de auxilio y hostilidad- una identifica-
que resulta impar. (Veremos luego, cómo podemos relacio- ción de lo que es especularizable, mientras que lo que resta hace
nar esta cuestión con la objeción al universal "el hombre" que a la porción incomprensible del Complejo, porción que pone en
realizan las mujeres.) No se trata de una disparidad, de algo juego el problema del goce. Cuando Lacan dice que donde hay
que podría ordenarse por vía de la jerarquía, del ideal, sino de otro hay goce, o que el otro es la presencia del goce, se refiere a
algo relativo a la imparidad que supone ya un problema de di- la división de lo que es de la identificación y de lo que no lo es.
mensión. Esta observación no es banal en la clínica, cuando los Este punto se relaciona con el tema del extranjero (que, como
análisis se sostienen en el supuesto prestigio del analista por la decíam os, ne lo es por nacimiento o nacionalidad sino porque
función del ideal promovida en cierto lazo social, entra la dis- presenta algo inasimilable, una porción refractaria a la identifi-
paridad. En este punto la disparidad puede sostener el cam- cación) y con lo imposible del amor.
po de la transferencia, pero sólo en las coordenadas que pre- Cuando nos adentramos en el Seminario La transferencia,
sentan la cuestión del ideal, mientras que la imparidad libera observamos que Lacan plantea dos posiciones: la del erómenosy
al analista de la impostura porque se trata de algo relativo a la la del erastés, en el sentido del amado y del amante. Tanto el eró-
posición del analista, al deseo del analista y al análisis como menos como el erastés son posiciones, no se trata de la persona
discurso, como lazo social. del erómenos y de la persona del erastés, sino que alguien pue-
Así, el término imparidad nos orienta más respecto de lo que de ubicarse respecto de alguna de esas posiciones según el dis-
está en juego en la topología de la transferencia, que es la topo- curso que lo determine y el deseo que esté allí en juego. Es muy
logía del sujeto. Supone ubicar las cuestiones que entendemos importante considerar que la dialéctica erastés -el desean te- y
en topología en un más allá de la Estética Trascendental, que no erómenos-el deseado- encuentra su punto de toque en la cues-
se reduce a las categorías de tiempo y espacio -tiempo de lacro- tión del saber. Ya que el erastés no sabe lo que desea en el desea-
nología y espacio euclidiano en sus tres dimensiones- sino que do y erómenos no sabe por qué es deseado, es decir, dos no-sa-
implica problemas cruciales en el psicoanálisis. beres que no se recubren.

72
73
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

La posición inaugural de Sócrates, que Lacan homologa a la Hilda Doolittle nos relata en su libro Tributo a Freud, que
cuestión del amor en el principio para el psicoanálisis, es el re- estando en sesión siente un golpe en el diván que provoca que
chazo de Sócrates de la posición de ser amado por Alcibíades aparezca sentada súbitamente. Recuerda que el golpe de Freud
-la posición del erómenos- lo que lo ubica en esa posición de en el diván fue acompañado de la frase: "Usted cree que yo soy
erastés -de amante- a pesar del amor que Sócrates tiene por él. demasiado viejo para amarme". Allí nuevamente, "el amarme"
Es muy importante situar las coordenadas de El banquete y la desprende la cuestión del amor del plano de la identificación y
situación de tensión que existe entre Sócrates y Alcibíades en el pone en juego esa función de enigma que resta a la identifica-
comienzo de esa escena. Se puede considerar a nivel del proble- ción en el plano mismo de la transferencia.
ma del amor, lo que del amor se articula respecto de la identi-
ficación, y lo que del amor resta de la identificación. Entendido
esto en el plano de la relación de objeto, el amor narcisista su-
pone un plano de la identificación donde las cosas se suceden en
la dialéctica ser amado / ser amado. La dialéctica de la relación
narcisista no es amar / ser amado, sino ser amado / ser amado,
porque el enamorado se ama en el otro.
El amor va a desarrollarse en dos dimensiones en el plano
de la identificación. Resulta útil para orientarnos, considerar
el amor en el ámbito de la identificación y el amor en el ámbi -
to de lo que no es la identificación, en tanto este último se ubi-
ca en relación a la falta como vacío. Es importante diferenciar
el vacío de la falta, de la falta del vacío. Para los existencialistas,
lo que lleva a recorrer en modo infinito una angustia para nada
productiva es el vacío de la falta como el vacío de la existencia.
Justamente, para el psicoanálisis la angustia se origina en la falta
del vacío, en que la falta falte, por lo que resulta muy importan-
te en la práctica analítica la construcción del vacío como falta. 5
Existe, entonces, una separación del amor a nivel de la iden-
tificación y de esa otra dimensión donde algo resta de la iden-
tificación y crea la función del enigma. Es una operación de re-
chazo de la posición del erómenos a la posición de erastés, simi-
lar a la que hace Freud con Hilda Doolittle.

5. Conversación personal con Pablo Román.

74 75
La función del padre

Un hombre relata un sueño que ha tenido en distintas ver-


siones a lo largo de su vida y que siempre tiene más o menos la
misma estructura, aunque pueden variar los escenarios y algunos
personajes. f'.l sueño -que en verdad es una pesadilla- comienza
cuando él está con una patota, tiene la sensación de haber hecho
algo malo, supone que eso malo es un crimen, se detiene en un
estado de semi-conciencia respecto del acto realizado. Se deba-
te entre si ese acto es algo que hizo o le hicieron hacer o es algo
que le endilgan, pero se trata de un crimen que tiene la presen-
cia real de la culpa. Muy angustiado, va a la casa de los padres y
tiene que disimular, hacer de cuenta que todo está bien -aun-
que sabe que todo está mal, que viene de cometer un crimen-.
En ese disimulo ante sus padres, comienza a ver rastros de san-
gre que se corresponden con un pedazo de carne relacionado
con el asesinato. Ante la posibilidad de que aparezca este peda-
zo de carne a la vista de sus padres, se despierta por la angustia.
En La interpretación de los sueños, Sigmund Freud recomien-
da que los sueños hay que leerlos de atrás para adelante, porque
la última escena se corresponde con la primera. No es pertinente

77
CARLOS Qu1ROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECW

analizar aquí el historial de este paciente, sino tomar esto como recae sobre todas las mujeres y la potencia supuesta al jefe de la
apoyo en relación a por qué Freud se autoriza en su práctica y re- horda es una potencia real. Solamente luego del acto de comer
lativiza las críticas académicas sobre las tesis de Charles Darwin al mono macho jefe -que conlleva matarlo- se funda el asesi-
o W. Robertson Smith. Esas tesis y el cruzamiento que hace de nato del padre como institución. Por lo tanto, decimos que el
ellas, le sirven porque eso lo ha escuchado en sus analizantes. padre se funda como padre muerto, lo que quiere decir que hay
Si tomamos el sueño de atrás para adelante tal como reco- un vacío que anida en el mito mismo. Esa existencia del vacío
mienda Freud, lo que es primero se revela como lo último. La dada en el mito mismo -de un padre que nunca existió- per-
serie sería: la horda -es decir, la patota-, los padres y el disimulo mite afirmar, como ya lo hemos hecho, que no es lo mismo afir-
del asesinato y el crimen. O sea que el asesinato -testimoniado mar el vacío de la existencia que la existencia del vacío. El vacío
por el pedazo de carne cruda y sangrante- no es la última esce- de la existencia es siempre la nostalgia de un lleno. Decir que el
na sino la primera; el ocultamiento ante los padres la segunda, asesinato del padre es o que funda al padre como padre muer-
ya que ese ocultamiento constituye a los "padres" en una ins- to, es decir que ese asesinato es la fundación misma del vacío. Si
tancia segunda al crimen; y la última escena es la fiesta manía- no fuese así, lo que tomará consistencia en el fantasma o la fan-
ca representada por la patota. Damos vuelta el sueño y tenemos tasía es que hay un padre en los orígenes que fue matado, el pa-
la siguiente consecuencia para considerar que lo que se llama dre como causa. Mientras que para Freud, la génesis del tótem
"los padres" son siempre por adopción, porque son segundos, supone encontrar en el orden de necesidad del tótem la existen-
es decir, consecuencia del crimen primordial que se homologa cia del vacío en el origen. Si se llena el origen con algo, lo que se
a la alienación al lenguaje. llena es el VflCÍo que queda construido por esta operación. Todo
Freud necesita escribir y fundar el mito de Tótem y tabú por- mito es efecto de la necesidad lógica de la construcción de ese
que se le hace necesaria la existencia de un padre primitivo que vacío. No hay un vacío previo.
no es el padre del Edipo. El sueño es ejemplar en el sentido de Lacan nos ha enseñado que las matemáticas nos pueden ser
que cuando él va a la casa de los padres, esos padres son segun- útiles para ubicar una suerte de lógica donde funciona el mito.
dos al crimen que ya está cometido. Hay una relación a la culpa En efecto, en matemática es necesaria la fundación del cero para
que es lo que sostiene la repetición de la pesadilla. Una vez más, la serie de los números naturales. Cuando se dice respecto de
él encuentra ese estado de culpabilidad que bien podría ser ho- la serie de los números naturales el 1, el 2, el 3, se está haciendo
mólogo a un estado de humillación. Hay un intento de borra- una adición del cero, con lo cual el primer número es el O. El 1
miento de las huellas en el disimulo respecto de los padres y la desconoce, e ignora que desconoce que es el O el que lo funda.
inquietante presencia de ese objeto que puede retornar. Por eso Lacan dice en varios momentos de su recorrido, que el
Freud organiza el mito de Tótem y tabú con las hipótesis de número 2 se regocija de ser impar en el sentido de que el goce
Charles Darwin de la horda primitiva y de W. Robertson Smith del 2 es su propia imposibilidad, dado que se cree par pero es
respecto del banquete totémico. Para Freud, lo que hay en juego impar porque en realidad es tercero en la serie. (De aquí extrae-
con relación a la horda primitiva es la pasión celosa del mono mos otra consecuencia muy importante que desarrollaremos
macho jefe, dueño de todas las mujeres. Es decir, la prohibición más adelante, es la que surge de diferenciar el tercero del núme-

78 79
CARWS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

ro 3, haciendo jugar la diferencia entre lo ordinal y lo cardinal.) da al plano institucional? Freud dice que el Uno de la serie de
Entonces, es la repetición del Olo que produce el l; y es la repe- los judíos es Moisés (El gran hombre) y que éste era egipcio. El
tición del Oy el l lo que produce el 2; con lo cual el 2 es 3 y por Uno, es decir el fundador, se constituye como anterior y, por lo
eso el 2 se regocija de ser impar, esto es, goza de un imposible. 6 mismo, es reprimido. Nadie es profeta en su tierra. Freud afirma
En Moisés y la religión monoteísta, Sigmund Freud ubica la que es necesario que Moisés haya venido de otro lado para ser el
formación de la serie de los judíos en una fórmula que es ho- Uno de la serie de los judíos y va más allá para afirmar que lo re-
móloga a la formulación estoica del condicional: Si ... entonces. primido es el asesinato del propio Moisés a manos de su pueblo.
Para Freud es lógicamente necesario que Moisés no haya sido Es importante considerar que esta operación que estamos
judío para constituirse en el Uno de esa serie. Por eso afirma transmitiendo y aprendiendo es sumamente relevante para leer
que si Moisés era egipcio, entonces Moisés puede ser el Uno, el a Freud y a Lacan, como lo demuestra el ejemplo del sueño que
padre de la serie de los judíos. Se trata en esta operación de una mencionamos antes. La operación del Si .. . entonces da cuenta
incorporación: se incorpora a la serie de los judíos como fun -' de esta repetición: para que haya Uno de la serie de Moisés como
dador de esa serie a condición de no pertenecer a ella. Moisés el Uno que funda la serie de los judíos -es decir, lo que posibi-
mismo se vuelve un incorporal, un irreductible, un inasimila- lita la clasificación- es necesaria la repetición.
ble, un extranjero en definitiva, ya que se sustrae a la serie de Cuando leemos Tótem y tabú y comprendemos que no es
los judíos y a la de los egipcios a la vez que pertenece a ambas. que el padre está en los orígenes, sino que la comida y asesinato
La represión de esta operación crea la ilusión de consistencia a del mono macho jefe constituye al padre ya como padre muer-
una de las series, del mismo modo que llamados a contar, inde- to, estamos haciendo la operación de vaciamiento en el origen
fectiblemente, contamos 1, 2, 3 ... de algo que ~e pretende consistente en el origen. Que la incor-
La incorporación también quiere decir incorporarse del es- poración sea lo contrario del canibalismo supone que lo que se
tado en cuatro patas a la bipedestación, lo que nos aleja del sue- incorpora es un vacío, y esa incorporación exige la aceptación
lo y, por lo mismo, de los restos que yacen allí. Son muchos los del otro en su diferente modo de gozar. De hecho, el Otro está
ensayos en los que Freud da cuenta de este incorporarse a la bi- limpio de goce.
pedestación e incluso incorporarse a un grupo e incorporar un Entonces, el problema se presenta con el otro, nuestro se-
grupo a otros grupos. Lo cierto es que para la incorporación es mejante en la diferencia, nuestro diferente en la semejanza en
necesaria la función del vacío, función de la falta o fundación el instante en que advertimos que su modo de gozar nos exi-
del cero. Sino, ¿por qué el Si ... entonces con el que Freud insis- ge algo. Algo de nosotros mismos que no tenemos. Ese algo es
te en uno de los últimos ensayos sobre la función paterna lleva- la incomprensión de ese goce extranjero, es esa incomprensión
a la que debemos darle al menos una oportunidad. Eso se lla-
6. Hoy en algunas escuelas primarias, sobretodo en los Estados Unidos, se ma comúnmente confianza y en psicoanálisis: castración. Una
enseña a contar con el cero (O, 1, 2, 3 .. . ). Este aparente progreso, no hace más
oportunidad que le damos al otro, es la posibilidad que el otro
que desconocer la necesidad de la represión como operación fundamental
en la constitución del sujeto. Nos hace preguntar, una vez más, ¿que será del tiene de volverse responsable de la confianza dada. Una opor-
sujeto por venir?, que no parece justamente ser lo mismo que el porvenir tunidad no es la hospitalidad absoluta, es más, es la restricción
del sujeto.

80 81
CARLOS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

misma de la hospitalidad, ya que no hay hospitalidad sin lapo- por lo mismo ser segregado, lo hicimos para intentar transmi-
sibilidad de la negación. La hospitalidad absoluta no resulta nin- tir ese irreductible como lo que resiste a la parasitación que pre-
guna hospitalidad, ya que no es un acto, porque niega que el ex- tenden las políticas del todo. Por eso es que la última puntada,
tranjero siempre será un intruso. Un acto supone la posibilidad si se pudiera hablar así, que hace al atravesamiento del fantas-
del sujeto de decir que no, y sabemos que el no es anterior lógi- ma, siempre compromete a la xenofobia. Cuando se vive en el
camente al sí -ya que sin el no, no tenemos el sí- o lo que es lo imaginario de lo que semeja y des-semeja, se entiende que un
mismo: el sí en cuestión resulta entonces, un sí de obligación. amigo es un amigo porque tenemos que ver con él, porque se
En esta pequeña pero potente operación, desarrollada por nos parece, porque nos identificamos. Esa ilusión óptica respec-
Freud de muchas maneras a lo largo de su obra, tenemos la di- to del amigo, ignora -e ignora que desconoce- que en el amigo
ferencia que existe entre el acto del sujeto y su sumisión a la de- hay algo extraño (de eso resulta lo que en verdad hace honor a
manda del Otro. Estar a condición de no estar, estar por no.po- la amistad frente al amiguismo).
der irse son algunas de las modalidades en las que el sujeto de- Entre dos potes de mostaza, lo más idéntico que hay entre
sarrolla el repertorio de esa sumisión a la demanda del Otro. ellos es el vacío. Después, eso puede ser llenado por lo que sea,
¿Cuál es el corazón de esta sumisión sino el canibalismo? ¿Aca- pero lo más idéntico que hay en el vacío es justamente lo que
so no cabe pensar que el que ha elegido su estar en esas moda- no refleja. Entonces, reconozco el derecho a esa falta en el otro
lidades, lo ha elegido para seguir comiendo del cadáver del pa- en la medida en que reconozco el derecho a esa falta en mí. Se
dre? Por ejemplo, es muy extendido el síntoma de aquél que lee trata de lo idéntico de ese vacío.
sin leer, esa pesadilla del que pasa las hojas leyendo las letras una Por lo general se dice -bajo efecto de un dudoso hegelianis-
tras otra hasta advertir que nada le ha quedado. ¿Qué ha ocu- mo mezcladó con cristianismo-que hay que tolerar las diferen-
rrido? ¿Cómo puede haber pasado las hojas leyendo y pensan- cias. Este planteo parte de que hay algo supuestamente intolera-
do a la vez en otra cosa? Es evidente que para leer es necesario ble en las diferencias, lo cual no parece presentar ninguna obje-
que el que lee preste la voz a las letras escritas por el autor. Ese ción. No obstante, la operación respecto del huésped nos ense-
acto de feminización no va de suyo, no es obvio que cualquie- ña lo contrario: la aceptación de lo semejante en lo extraño. Lo
ra lo realice así como así. Entonces, ¿qué hace aquel que lee sin que es intolerable va a estar en relación a esto idéntico que nos
leer, es decir, sin prestar la voz en falta? Come. Sin duda, fago- afecta de ese vacío o falta. En fin, que como sujetos: somos no-
cita a modo canibalístico sin incorporar nada de nada, o mejor sotros mismos extranjeros de nosotros mismos. Esto modifica
dicho: come nada al modo de la anorexia. Así, entonces, mu- la lógica con la que nos guiamos, una lógica clasificatoria que
chos síntomas de la llamada lecto-escritura deberían encontrar nos impide desde ya pensarnos a nosotros mismos en esa rela-
su origen en el problema del canibalismo, como anterior a la re- ción de extranjeridad. La incorporación, entonces, es la incor-
presión a la que comúnmente se le atribuye su causa. poración de un vacío que en el mito de Tótem y tabú está clara-
Si planteamos que para los antiguos griegos, el huésped era mente planteado en el hecho de que el asesinato del padre es lo
un extranjero al que no se le exigía la asimilación, es decir, que que funda al padre como padre muerto. Operación fundado-
se le permitía la posibilidad de mantener su extranjeridad sin ra de la metáfora que es posible por el rechazo de la anterior: la

82 83
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

necesidad pulsional de devorarlo. Sabemos ya que no se lo de- jar, degradar, envilecer. En ese sentido, lo que es abyecto toma
vora después de muerto, sino más bien porque se quiere devo- tanto la vía de separar -fundamentalmente en el sentido del re-
rar la vida de aquel a quien se mata. chazo- como la vía de la degradación.
Freud dice que el lazo social que se constituye luego del ase- Existe una relación entre lo que es extraño y lo que es ab-
sinato del padre requiere que el lugar del jefe de la horda quede yecto. Algunos prefieren decir "obsceno", pero nos parece me-
vacante, vacío, que nadie ocupe ese lugar, porque de ocuparse jor abyecto por el sentido que cobra de rechazo, alejamien-
ese lugar se volvería a la misma situación. (Quizá por eso el co- to, mantenimiento fuera, del cual puede derivar el asco, por
mandante Marcos se hace llamar subcomandante Marcos.) Ese ejemplo. El asco aparece como un límite, una frontera respec-
lugar vacante, ese lugar vacío presta una ayuda fenomenal a la to de lo que está arrojado fuera. Sobre el tema de la abyección,
constitución misma del lazo que se crea. ¿Qué es lo que estaba George Bataille y Claude Lévi-Strauss (en las Mitológicas), es-
en ese lugar que ahora debe quedar vacío? Gozar de todas las cribieron cuestiones muy interesantes a tener a cuenta. Pode-
mujeres. El jefe de la horda lo es porque a partir de su pasión ce- mos considerar estos desarrollos que estamos haciendo con Tó-
losa prohíbe a las mujeres que constituyen su bien, con lo cual tem y tabú respecto de Lo crudo y lo cocido, en relación a este
no es forzar mucho las cosas decir que todos los miembros de objeto que va a aparecer abyecto en su crudeza. En lo arcai-
la horda, incluidos los hombres, son sus mujeres. co, la abyección siempre tiene relación con los tabúes. Está el
Este padre primitivo originario que por su asesinato se cons- asco alimenticio en relación a la prohibición de comer al tó-
tituye como padre en tanto padre muerto, lleva sobre sí el ex- tem, también el asco en relación a los excrementos, al cuerpo
cedente, el lugar del exceso, el lugar de ese goce en más. Su ca- femenino en la medida en que ha participado del goce del pa-
rácter de tabú proviene del hecho mismo de que se ha llevado dre, a la sangre menstrual, por eso hemos hablado de la esté-
sobre sí ese goce. Freud dice que a la muerte del padre devie- tica. Pero en el sentido más arcaico, el objeto abyecto por ex-
ne el duelo, el dolor, la nostalgia y la fiesta. Respecto de la fiesta celencia es el cadáver.
hay un exceso permitido. La cuestión del exceso, del exceden- El cadáver es el testimonio -por su mudez- de la ruptu-
te está dentro de esta economía, que es la economía del exceso ra de cualquier identidad. Si uno está en silencio ante alguien
o de la abyección.
que está hablando, ese alguien puede abismarse en la medi-
En el Diccionario de la Real Academia Española, abyección da en que no obtenga sanción alguna de quien lo está escu-
se define como "bajeza, envilecimiento, humillación': El verbo chando respecto de lo que dice. Hay una relación entre lo ab-
que hay que tomar como base respecto de la abyección es ab- yecto y lo sagrado en cuanto son los objetos de la abyección
icio. Abyecto viene de ab-icio. Pero siempre el término ab supo- misma los que constituyen lo sagrado, y eso está en relación a
ne un alejamiento. Por ejemplo, abstenerse es tenerse lejos. Hay esos objetos de abyección que son el testimonio de una poten-
dos corrientes que se van a derivar como sentidos de abyecto. cia fundamental en el otro. El sueño que relatamos al princi-
Una es la idea de separación, de alejamiento, de echar de sí, ti- pio es claro en relación a la amenaza de aparición de ese obje-
rar, arrojar, perder, abandonar. La otra línea -en un aspecto que to abyecto: el pedazo de carne cruda y sanguinolenta. Lo que
toma un carácter moral- es echar abajo, abatir, derribar, reba- despierta en relación a la pesadilla es la posibilidad de la apa-

84
85
CARLOS QUIROGA

rición de ese pedazo de carne que proviene del asesinato efec-


tuado en la patota.
Otro ejemplo de exceso: un hombre cuenta que tiene el re- Sobre la guerra
cuerdo de que su plato de lentejas nunca se vaciaba. Hasta que
advirtió que, mientras comía el plato de lentejas mirando la te- y la muerte
levisión, con mucha delicadeza su madre se lo llenaba otra vez.
Esa violentación, esa imposición del alimento puede ocasionar
el asco. La tierna y suave papilla puede convertirse para el bebé
en una masa calentita inmunda. Cuando el amor tapa el obje-
to que lo sostiene -que siempre es un objeto inmundo- la cosa
está velada, pero cuando el amor decae, se devela ese objeto. En-
tonces, ese objeto que es objeto del horror irrumpe en la esce-
na donde el amor narcisista está velando y donde se va a soste-
ner paradojalmente el deseo. No se trata de otro objeto, sino de
otra función de ese objeto.
Cuando Sigmund Freud dice que lo abyecto y lo sagrado Hasta aquí hemos intentado ubicar algunas de las pasiones
constituyen el tabú y es sobre estas leyes que se funda todo lazo humanas-como la venganza, la ira, la indignación y la vergüen-
social, es esa tesis la que va a retornar luego en Psicología de las za- dentro de un orden al que podemos llamar el orden sexual.
masas y análisis del yo cuando dice que la masa se constituye por Un orden que, estructurado con relación a la función paterna
identificación en relación a un líder a condición de la expulsión- ordena -en el sentido de la organización y, también, en el senti-
segregación de un objeto (judío, negro, etc.). Es la expulsión de do de un mando- el goce. En el estudio de dichas pasiones, in-
lo abyecto, del campo del narcisismo lo que permite su consti- tentamos también aislar y diferenciar la incorporación y el ca-
tución y mantenimiento. Podríamos decir que a cada narcisis- nibalismo. Este último presente siempre en el origen de todo
mo su objeto y a cada superyó, su abyección. sufrimiento humano.
Vimos que la relación que el sujeto pueda tener con el tiempo
y el espacio depende de la posibilidad o no de la existencia del
otro, tan semejante como diferente. Intentamos en esta orienta-
ción -mediante la figura del extranjero- poner en juego la nece-
sidad de la función de la falta ligada a la operación de incorpo-
ración, que es la que permite, en última instancia, que ese otro
semejante-diferente exista. Operación de incorporación que en
la práctica analítica se hace posible en tanto se mantenga lo que
definimos como la imparidad de la transferencia.

87
86
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

CARLDS Qu1ROGA

médico y el pedagogo, que establecen la nueva alianza que hace


En una Conferencia dictada en el Coloquio de la Fundación el poder con la histérica. La primera alianza (poder-histeria) es
del Campo Lacaniano, en diciembre del 2001, hicimos un traba- con la Iglesia -por la cuestión de las dotes, entre otras cosas-.
jo a partir de dos textos de Freud: El por qué de la guerra y Con- Esta nueva alianza, entonces, se da con el discurso pedagógico y
sideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, que reúne el discurso médico. Hoy en día, la alianza de la histérica es evi-
en forma resumida varios de los puntos que ya abordamos. Nos dente que se da con el discurso jurídico, como por ejemplo la
pareció pertinente a nuestro recorrido, y por eso la reproduci- proliferación de juicios, el triunfo del feminismo, entre otros.
mos a continuación: Estas distintas 'alianzas' son, en definitiva, variables de la explo-
tación que el poder ha hecho del fantasma histérico.
"Primero quería leerles un pasaje de Michel Foucault tal y En la sociedad de sangre la guerra está glorificada, en el sen-
como yo lo imagino, de Maurice Blanchot -que escribe en ho- tido de que hay una honra del crimen, la dignidad de la espada
menaje a Foucault-. Ese tal y como yo lo imagino tiene gran tm- articulada a la ley del antiguo régimen. Mientras que en la so-
portancia, ya que Blanchot y Foucault no se conocieron perso- ciedad de saber la guerra entra dentro del aparato de la técnica
nalmente, aunque tuvieron un cruce en Mayo de 1968: Blan- y de la ciencia, para desembocar en una nueva antropología -
chot le habló a Foucault sin que Foucault supiera quién le ha- que es la antropología nazi- que intenta rearticular la sociedad
blaba. No obstante Blanchot se considera amigo de Foucault, de sangre con la sociedad de saber. La raza y la técnica. La exal-
una amistad intelectual, designación de gran resonancia spino- tación de la sangre -como sangre pura, la sangre aria- se arti-
ziana. El libro es todo un trabajo sobre la amistad. Este pasaje cula con un modo total de xenofobia que hace a una antropo-
está contextuado en un momento en que Blanchot toma una logía, porque parte del nosotros y ellos.
operación que Foucault hace en su Historia de la sexualidad-a La antropología nazi no permite pensar en alguna esencia
mi entender una operación muy útil-: diferenciar las socieda- humana, en el sentido que sea una y común a todos. Y las dife-
des de sangre de las sociedades de saber. La sociedad de sangre rencias se convierten en diferencias, no de grado sino de natu-
está basada en el simbolismo de la sangre y se desarrolla hasta raleza. Entonces, con la maquinaria del saber la guerra se vuelve
la caída del feudalismo y el advenimiento del Estado moderno. exterminio y genocidio. Para la ejecución del genocidio es nece-
La alianza antigua -por el desarrollo de la técnica pero no sin sario un discurso que Foucault denomina 'biopoder'.
los oficios de la Iglesia Católica- rompe con ese modo de alian- Voy a leerles la cita de Blanchot: 'Freud presintió la necesidad
za para su provecho, así deviene el Estado tal como lo empeza- de dar marcha atrás. Lo que lo condujo -con su infalible instin-
mos a conocer en el siglo XVIII: el Estado del bienestar, la so- to que hacía de él el adversario privilegiado del fascismo- a res-
ciedad de saber. Un Estado que ya no se dedica a administrar la taurar la antigua ley de la alianza, la de la cosanguineidad pro-
muerte, sino, fundamentalmente la vida del ciudadano. La so- hibida del padre soberano. En una palabra, Freud devolvía a la
ciedad de saber está en relación a un saber que intenta contro- ley en detrimento de la norma los derechos anteriores, sin sa-
larlo todo. En la sociedad de saber, la sexualidad pasa a quedar crilegizar por ellos la prohibición, es decir, el estatuto represivo
atrapada no en relación a la ley, sino en relación a la norma y a del que únicamente le importaba desmontar el mecanismo o
la disciplina. En ese momento surgen dos figuras centrales: el

89
88
CARWS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYEClD

develar su origen. Censura, represión, superyó, etc . . . De ahí el tura. Esto ocurre en el Paleolítico Medio y a pesar de que en el
carácter ambiguo del psicoanálisis. Por un lado nos hace descu- Paleolítico Inferior hay existencia de ciertos rudimentos de he-
brir o redescubrir la importancia de la sexualidad y de sus ano- rramientas y armas, Bataille sostiene que la cuestión de la se-
malías. Por otro lado, reúne en torno del deseo, más para fun- pultura y el rito, -que es el tiempo de duelo- es el origen de lo
darlo que para practicarlo, a todo el antiguo orden de la alianza que podemos llamar la humanidad. La existencia de la sepul-
de modo que no vaya por la senda de la modernidad, constitu- tura es testimonio de la prohibición de cualquier acción sobre
yendo incluso una especie de formidable anacronismo. Lo que el cadáver, fundamentalmente, la de comerlo. En ese sentido, el
Foucault llamará una retroversión histórica, denominación pe- origen de la ética y también de la estética se ligan a una renun -
ligrosa, pues parece hacerle partidario de un progresismo histó- cia al goce de accionar sobre el cadáver, renuncia que testimo-
rico e incluso historicista del que está muy alejado'. nian la sepultura y el rito funerario. Además, sabemos que in-
Este punto que articula Blanchot en relación a la lectura que corporación denota incorporarse, ponerse de pie, pasar de cua-
hace de Foucault, es muy interesante por la idea de volver a la tro patas a dos, es decir, alejarse del piso.
ley en contra de la norma y de la disciplina, dando cuenta por ¿Por qué subrayamos la cuestión de la estética? Freud, sobre
esta orientación de que no hay a nivel del Otro ningún saber el final del texto de El por qué de la guerra le dice a Einstein 'No
que se pretenda absoluto ni que llegue a constituirse en el futu- soportamos la guerra por una cuestión constitucional', como
ro como tal, ya que la ley de la que se trata es la del significante. si dijera hemos sufrido una modificación orgánica, que era el
Hay dos textos en los que Freud se ubica respecto de la gue- modo que Freud tenía, entendemos, para designar la civilización
rra: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, de del goce. Nos parece fundamental, no tomar como metáfora el
1915, y El por qué de la guerra, de 1932. En el texto de 1932, Freud término modificación orgánica. Para Freud no es una metáfo-
hace pie en su mito de Tótem y tabú. En este mito ahistórico apo- ra sino que habla efectivamente de la posibilidad de una modi-
ya su interpretación sobre el nacimiento de las ideas morales, ficación orgánica respecto del goce, una nueva estética. Imagi-
la religión, el derecho y la violencia, en fin, el nacimiento de la némoslo trasladado al siglo XVIII -como el libro El Perfume de
ética y también -punto que quiero remarcar- el nacimiento de Patrick Süskind lo testifica- el primer impacto, el más violento
la estética. El mito de Tótem y tabú es la articulación del asesi- que seguramente sufriríamos sería, el del olor insoportable. En
nato del padre y la comida totémica, lo que establece una inte- ese sentido hay una modificación orgánica, y eso no es ningu-
resante articulación de origen: crimen y canibalismo. Así, en el na metáfora. Freud plantea que lo desagradable para nosotros,
origen de la ética y de la estética están el crimen y el canibalis- podría haber sido inocuo o incluso agradable para nuestros an-
mo. En ese punto es necesario hacer una diferencia entre cani- cestros. Esto toca el sentido y el concepto del gusto y por allí ve-
balismo e incorporación. Por ahora, planteamos que el caniba- mos perfilarse el problema del juicio.
lismo es el reverso de la incorporación o, dicho de otro modo, Conocemos la historia de Paris: Hijo de Príamo y Hécuba
a más incorporación - de la falta- más rechazo del canibalismo. su nacimiento - como todo nacimiento de héroe trágico- fue
George Bataille, en su libro El erotismo, afirma que el primer precedido de un prodigio. Su madre a punto de dar a luz, soñó
rastro que tenemos de la existencia de lo humano es la sepul- que arrojaba una antorcha que prendía fuego a la ciudadela

90
91
CARLOS QUIROGA fa PRÓJ IMO Y LO ABYECTO

de Troya. Según una versión, a pesar de las advertencias dio el para siempre la hegemonía de la pulsión escópica en materia de
niño al cuidado de unos pastores que lo llamaron Alejandro belleza y su relación al deseo.
(el hombre que protege). El niño se convirtió en un joven de De esta leyenda se desprende que si se hubiera contado con
gran belleza y valor. En una contienda, luego de vencer a to - la aceptación de este juicio como necesidad humana principal,
dos sus hermanos y a punto de caer muerto por la venganza la guerra no habría tenido lugar. El rechazo de la guerra, enton-
de su hermano Deífobo, fue a protegerse en el altar de Zeus. ces, depende de una aceptación de las condiciones estéticas del
Su hermana Casandra lo reconoció y Príamo, feliz de encon- deseo humano y un rechazo enérgico de las pulsiones que se le
trar al hijo que creía muerto, lo recogió y le restableció el lu- oponen. Quizás por esta vía podríamos afirmar que: lo que no
gar que le correspondía en la casa real. Es a este joven al que la es estético no es ético. Esto sería posible si pudiéramos reformu-
leyenda le otorga el privilegio de tener que realizar el 'primer lar seriamente la Estética Trascendental.
juicio de la historia'. Hallándose los dioses reunidos en ocasión Cuando Freud en Consideraciones de actualidad sobre la gue-
de la boda de Tetis y Peleo, Éride (la Discordia) echó en medio rra y la muerte habla de la decepción ante la guerra, dice que
de ellos una manzana de oro, diciendo que debía ser otorga- no es que nuestros congéneres hayan caído en una especie de
da a la 'más hermosa' de las tres diosas: Atenea, Hera y Afro- regresión, sino que quizás nunca llegaron al punto de civiliza-
dita. Zeus ante el rechazo general de tener que elegir a la más ción en el cual los suponíamos, que simplemente pudo haber un
bella de las tres deidades, encargó a Hermes que se dirigiera al efecto de represión por el cual las pasiones podrían estar con-
joven Paris para que resuelva el conflicto. Todas las diosas hi- tenidas. No es que eso supusiera lo que Freud diría: un progre-
cieron su oferta imposible de rechazar. Sin embargo, Afrodi- so en la espiritualidad, o una modificación en el sentido orgá-
ta sólo le ofreció el amor de Helena de Esparta. Paris conclu- nico, digamos··estético.
yó rápidamente que era Afrodita la más bella de las diosas. La El crimen éticamente aceptado como pérdida de la inocen-
envidia y los celos, causa de todos los males, cayeron entonces cia y de la ignorancia, será entonces estéticamente inaceptable.
sobre Paris, Elena y todos los suyos, en particular, sobre los jó- El deseo de muerte por aceptado es deseo de muerte articula-
venes que se destrozaron sin piedad al 'arder Troya'. do por el acto, tanto en el decir como en la obra, ya que ambos
El veredicto del príncipe-pastor es considerado el primer 'jui- tienen como condición la firma del autor.
cio del gusto' de la historia y origen del rapto de Helena, trans- Lacan subraya en Hamlet la ausencia del rito -acto ligado
gresión de la ley de hospitalidad y desencadenante de la tragedia. a la satisfacción del muerto, articulación de la deuda- como la
El juicio de Paris es el primero de una serie de acontecimien- falta del tiempo del duelo. Es ahí donde la forclusión es el re-
tos trágicos que parecen dar origen mítico a la entrada de la hu- verso del duelo. Si hay dolor-duelo, no hay angustia. El tiempo
manidad europea en la historia. del duelo es el tiempo de comprender, en los tiempos lógicos,
Afrodita-Venus, forma de la belleza ligada directamente a la un tiempo de subjetivización de la falta, el tiempo de construc-
sexualidad, vence en el primer juicio sobre la sabiduría y la al- ción del otro. Y no hay castración sin el otro. En esta construc-
tivez. Desde allí, muestra que su poder es superior a cualquier ción del otro--que siempre puede presentar su cara incompren-
instancia que se le oponga. Además de refrendar de una vez y sible- es el significante del Nombre del Padre el que permite los

92 93
CARLOS Qu1ROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

pasajes en las escansiones, en los sinsentidos y hace posible lo La Segunda Guerra Mundial es la extensión de la primera y
que se entiende como la fusión pulsional. la cristalización de la forclusión en lo que llamaba anteriormen-
En el caso de Hamlet, si lo que se usó para los oficios fune- te la antropología nazi, no sin que la ciencia hubiera hecho su
rales del padre se usó también para la boda de la Madre de Ha- oficio. Hoy estamos ante la disolución de los Estados naciona-
mlet con su tío Claudio, el cadáver queda insepulto. 'Algo hue- les, en ese sentido no se podría hablar de guerra mundial. Por-
le a podrido en Dinamarca', de nuevo la presencia ahí de lo po- que la guerra mundial supone un mundo, y un mundo es algo
drido, de lo putrefacto. En Antígona es el cadáver insepulto del que se constituye de una manera. El mundo y los Estados na-
hermano, la carroña, entre otros. cionales se corresponden en una cierta ficción que ya no ope-
Hay una articulación entre la venganza, la culpabilidad, la fal- ra. Lo que se vive es una extensión de lo que ha sido la Primera
ta de sepultura y la muerte de jóvenes, o sea, la cuestión del ca- Guerra, respecto de que Estados Unidos ha heredado la guerra
dáver fuera de lugar, motivo principal en toda película de terror. colonial. Estados Unidos siempre apoya lo peor contra lo malo.
Todo este desencadenamiento tiene como fondo siempre al- La escena clara de los franceses yéndose de Vietnam y entrando
guna trasgresión a la primera ley no escrita: la ley de hospitali- los americanos, da cuenta de esta herencia.
dad. Sabemos que esta ley está basada, como dice Platón en La A partir de este movimiento de la guerra de 1914 comienzan
República, en la prohibición del canibalismo. El extranjero en- las teorías -como lo plantea Alain Badiou- acerca del hombre
tonces es incorporado y no asimilado, es decir tragado. La Pri- nuevo. Toda la lucha revolucionaria estaba detrás del sueño del
mera Guerra Mundial acontece luego de lo que se llamó El siglo hombre nuevo. Para que haya el hombre nuevo tiene que des-
de las delicias: durante un siglo no hubo guerra en Europa, es el aparecer el hombre viejo (¡hay que matar al viejo!, ¡la guerra del
siglo del grand ennui, del gran aburrimiento, del hastío. Europa cerdo!). Vuelve a estar en escena el mito de Tótem y tabú, mito
está sin guerra, sin guerra entre los Estados europeos. La acu- que se reproduce en distintas representaciones históricas con
mulación entrópica del nuevo modo de relación de producción consecuencias fundamentalmente ligadas a la función del resto.
más lo que oculta o forcluye esa falta de guerra entre los euro- Ese hombre nuevo, por oficio de la ciencia, hoy se puede pro-
peos, es decir, las guerras coloniales, van estableciendo ese fon - ducir, hoy se puede hacer a través de la clonación, por supuesto.
do de podredumbre. Esto se manifiesta en dos expresiones cla- Lo que plantea Alain Badiou es que si ya eso no correspon-
ras: el Romanticismo, sus suicidios y los poetas malditos (es in- de a un pensamiento revolucionario, a una política, o a lo que
teresante como casi todos los poetas malditos o intelectuales de podría ser una nueva relación de la economía y la política -hoy
esa época, -siglo XIX- terminan de un modo u otro en África). en muchos lugares divorciadas-, solamente quedaría la ganan-
En el siglo XIX sufre un retorno de lo forcluído por la instala- cia para regir sobre la cuestión del hombre nuevo. Es la ganan-
ción de ese nuevo modo de producción, que retorna en la Pri- cia la que decide hoy el qué hacer. En ese sentido, la cuestión
mera Guerra Mundial. Entonces, la Primera Guerra Mundial - del capital financiero se sostiene en la operatoria del resto que
como dice Steiner- es el fuego purificador. Es una guerra de im- se resume en que la ganancia - plus de gozar- hoy decide el qué
perialismos, pero en relación a este resto que está relacionado hacer. Sobretodo, en el contexto en el cual la ciencia plantea la
con las guerras coloniales. posibilidad cierta de que hoy al hombre nuevo lo podemos ha-

94 95
CARLOS QumocA fü PRÓJIMO Y LO ABYECTO

cer. Por eso, no es para nada casual que vuelvan a aparecer los al indio, al negro, al gaucho, al cabecita, al grasita y entre otros.
significantes de la carroña en el discurso de la economía: los ca- Es decir, que además de latinoamericanos tenemos en nuestra
pitales buitres. Los buitres, sabemos, están absolutamente liga- patria el lacerante efecto de un odio que no cesa. Sino, ¿por qué
dos a la existencia del cadáver insepulto. ninguna dictadura de estas latitudes ha sido tan sangrienta y a
Una reflexión final para pensar en relación a la guerra que la vez tan expoliadora de riquezas como el llamado 'Proceso de
sufrimos en nuestro país es que, evidentemente, si hay buitres, Reorganización Nacional'?, ¿por qué tan ta abyección y barbarie
hay cadáver insepulto. El asunto es: ¿cuál es el cadáver insepulto de aquellos que al parecer provienen de la civilización? Nosotros
para los argentinos? No digo la falta de cadáver, como por ejem- - si eso existe- siempre fuimos colonia, no tendríamos nada que
plo, que el Gral. Don José de San Martín quien es considerado acotar acerca de los 'pobres africanos'. Latinoamérica también
el Padre de la Patria haya muerto en Boulogne Sur-Mer, Fran- contribuyó a la plusvalía que sostuvo la paz del siglo XIX para
cia, o que Juan Manuel de Rosas haya muerto en Gran Bretaña. Europa. Y a la financiación de otros primeros mundos. ¿Por qué
Creemos que en la Argentina se ha cristalizado desde el 1800 esto no se consigna, por lo general, en los análisis que se hacen
una historia hamlética, en el sentido de que hay algo de ese rito sobre el tema? ¿Será que seguimos renegatoriamente pensando
de duelo que no se puede realizar. Hay una guerra subterránea que somos Europa? En fin, lo claro es que hay un retorno ince-
que se extiende en el tiempo sin ninguna solución de continui- sante de esa lógica presente en toda tragedia: cadáver insepulto,
dad. Freud nos aporta: 'Es evidente que una guerra puede traer venganza, matanza de jóvenes, desaparecidos, guerras como la
un nuevo orden, una unidad mayor de derecho'. Lamentable- de Las Malvinas, gatillo fácil y esa forma -quizás la más cruel-
mente, esto en Argentina nunca sucedió. La burguesía argen- de la derrota, que es el exilio".
tina nunca cumplió el rol histórico que le correspondía, desde
siempre y salvo algunas honrosas excepciones, ha sido rentista Dos consideraciones más se desprenden de esta Conferen-
y especulativa. La cabeza de Goliat de Ezequiel Martínez Estra- cia, que desarrollaremos más adelante: la posible definición de
da y otros tantos textos explicitan muy bien el estrangulamien- la heterosexualidad como "aquel que gusta de las mujeres, sea
to del Buenos Aires europeizan te sobre la llamada Argentina in- macho o hembra"; y la llamada "modificación orgánica", rela-
visible. Esa misma burguesía es la que desató una feroz vengan- cionadas ambas con la estética.
za sobre la llamada clase media cuando los hijos del gorilismo
fueron captados por la izquierda y el peronismo revolucionario,
restándole de ese modo el sustento político a los dueños del di-
nero en la Argentina. El efecto de esa captación de una intelec-
tualidad formada en la Universidad frondizista para una Argen-
tina Potencia que nunca llegó, tuvo consecuencias directas so-
bre los usos y costumbres sexuales de las clases dominantes. Sus
propios hijos fueron tomados por la pasión revolucionaria o por
el movimiento hippie. Esa corrosión se acopló al odio ancestral

96 97
La imposibilidad
de escribir la relación sexual

Lo real en la práctica del discurso del analista implica la im-


posibilidad de escribir la relación sexual. Se define esta imposi-
bilidad en el hecho de que "x" e "y" no hacen relación de com-
plementariedad, ya que hay una inadecuación de esta relación
de "x" e "y", y es el 3, el 3 como número, el 3 que es nomina-
do 3, lo que se puede plantear como este imposible adecuado a
esa relación de "x" e "y''. ¿Cómo entender el nominado 3 cuan-
do éste no puede ser tomado por el tercero de la serie? Tenemos
que diferenciar aquí lo ordinal de lo cardinal; en efecto, no es lo
mismo preguntar"¿Cuántos hay?" -una pregunta por el cardi-
nal- que "¿Cuál es el que sigue?" -que establece una interroga-
ción por el orden, por el ordinal-.
¿Qué significa contar? Existe un supuesto contar de los ani-
males que está ligado a la percepción. Por ejemplo, el cuervo
puede contar supuestamente hasta cuatro. Esto no es un contar,
sino una percepción que el animal puede tener respecto del nú-
mero cuatro, mientras que después del cuatro ya no hay cuenta.
Si colocamos algunos signos en una hoja, a un primer golpe

99
CARLOS QutROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

de vista, hasta el cuatro la percepción responde con eficacia, no como dice Lacan, que es el imposible adecuado a la relación x -y,
así si colocamos más signos que cuatro. El cinco fuerza a la ne- supone una operación de cardinalidad que se deriva muy clara-
cesidad de contar. El cinco como el uno en más del cuatro fuer- mente de la operación de partición.
za a una ordenación y, por lo tanto, a un contar. El ordinal-pri- Ahora, si el conjunto en cuestión es el Hombre (en el senti-
mero, segundo y tercero- que se sostiene de la ley de sucesión y do del genérico), respecto del genérico Hombre, van a ser nom-
se define por lo necesario, lo que necesariamente se sigue es un brados hombres y mujeres. Se dice: la historia del Hombre. En
modo de contar que hace a un orden que llamamos el orden se- verdad, el conjunto Hombre es más bien una clase, o mejor di-
xual (un orden dado, en todos los sentidos que queramos darle cho un conjunto de los conjuntos formado por hombres y mu-
a la expresión: lo dado). Este orden es necesario también en un jeres. Ahora, si hacemos la misma operación que hicimos an-
sentido amplio, pero no posibilita mucho hacerse ninguna pre- tes respecto del conjunto "phi"; o sea, hacemos el conjunto de
gunta, como por ejemplo: ¿es siempre el todo menor a la suma partes del conjunto Hombre, esta partición será: hombre, mu-
de sus partes? Es importante esta pegunta ya que tiene conse- jer, hombre-mujer y el conjunto vacío. Con lo cual, la cardina-
cuencias políticas, o ¿no es que el totalitarismo se funda en la lidad que vamos a encontrar del conjunto de partes del con-
exclusión de algunas de sus partes? Si tenemos un conjunto de junto Hombre va ser cuatro, que surge de la partición del dos.
referencia que consta de dos elementos al que podemos llamar Entonces, existe el orden sexual regido por la lógica fálica,
"phi': tal que "phi" es igual a la suma de 1 y 2. Aquí no se ve a que es aquella que se organiza en torno a la función del falo que
"primera vista'' como es que el todo es menor a la suma de sus Lacan pudo extraer y desarrollar a partir de la teoría freudiana
partes. Pero si consideramos respecto de este conjunto de refe- que asegura que para el niño existe una organización genital in-
rencia, su conjunto de partes obtendremos que "phi" va a ser fantil regidá por la llamada: Premisa universal del falo.
igual a (1), (2), (1y2) y el conjunto vacío. En efecto, para el infantil sujeto, en un momento de su cons-
En este sentido, el cardinal que se va a desprender del con- titución, todo ser vivo tiene falo, luego hay algunos que no lo
junto de partes del conjunto "phi" ordenado por 1 y 2, va a ser tienen; es así que los seres vivos se reparten entre aquellos que
cuatro. Existe en esto una operación de alineación y separación son fálicos y los que no lo son -los castrados-. Varones y varo-
con relación a que el cardinal del conjunto de partes del conjun- nes castrados son los elementos en los que intenta ordenarse el
to "phi", se puede contar solamente teniendo en la cuenta a uno universo sexual del niño.
por uno de los elementos de partes del conjunto "phi". Quiere Actualmente -y sobre todo, desde otros discursos- se acusa
decir que, cuando se cuenta el conjunto, ya no se cuenta 2 sino al psicoanálisis de falocentrismo, de esencialista, es decir, de es-
que se va a contar 4, como el conjunto de partes del conjunto tablecer la heterosexualidad como lo esencial al ser hablante. Por
"phi". En este sentido va a haber un uno por uno que se cuen- ejemplo, en su libro Reflexiones sobre la cuestión gay, Didier Eri-
ta de otra manera que cuando planteamos la cuenta sucesoria bon hace toda una crítica obstinada al psicoanálisis planteando
del conjunto "phi". que el psicoanálisis sostiene la esencialidad de la heterosexua-
El cardinal se obtiene uno por uno, y es en ese sentido que lidad del ser hablante. Se toma de una vulgata del psicoanáli-
el 3 no es el tercero, sino el número que se denomina 3. Este 3, sis ligada a la cuestión del falocentrismo e irrumpe en un error

100 101
CARLOS Qu1ROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

muy extendido: el de relacionar falocentrismo con heterosexua- el intervalo que no contiene el Oy 1 como límites de ese interva-
lidad, cuando en verdad se trata de exactamente lo contrario. lo. En esta línea se puede plantear que el conjunto Hombre con
Digamos que el llamado falocentrismo va a fortificar una ló- hombre y mujer como sus elementos, es un conjunto cerrado.
gica de lo horno, pero no del homosexual en el sentido de aquel Pero (nombre de la objeción) el conjunto mujer abre ese con-
que elige a alguien del mismo sexo, sino del hombre sexual en junto haciendo que el conjunto Hombre no alcance su límite.
el sentido en el que Lacan lo dice en L 'Etourdit: aquel que "pa- Nos preguntamos: ¿Qué es el sexo cuando no tiende al or-
ratodea", ese amante del todo que no duda en eliminar algunas den sexual? Lacan dice en su texto L'Etourdit: "Lo que llaman
de sus particiones para que su adorado todo no sea estúpida- el sexo y aún el segundo, cuando es una necia propiamente por
mente menor que la suma de sus partes. fundarse en no toda, el heteras que no puede saciarse de uni-
Justamente, parece ser el psicoanálisis -y sobretodo a par- verso''. Es por esto que planteamos la cuestión del conjunto de
tir de Lacan- el discurso que puede criticar el concepto de he- partes del conjunto de referencia, ya que es necesaria la obje-
terosexual definido por la anatomía de los partenaires. Si noso - ción femenina al universal para hablar de sexo que resulta coin-
tros tomamos el conjunto Hombre con los subconjuntos hom - cidir con el heteras.
bre y mujer, entonces como afirma Lacan "no existe ningún x El heteras supone la división, no es cuestión de tomar res-
del cual se pueda decir que no es verdadero, que ser hombre no guardo en ninguno de los lados. Tampoco entonces, el lado hem-
es ser mujer': bra o mujer es el "buen lado" como objeción de conciencia al
Como dijimos anteriormente, se puede plantear que res- "mal lado macho''. Sabemos que dirimir las cuestiones en térmi-
pecto del conjunto universal Hombre, tenemos el subconjunto nos del Bien o el Mal, es el modo principal de eludir la castración.
hombre y el subconjunto mujer, en ese sentido, el subconjun- El sexo sé excluye como natural del orden simbólico y fun-
to hombre puede definirse por lo que no es mujer, pero el con- da el orden sexual que no es lo mismo que el sexo. En ese impo-
junto mujer no puede definirse como lo que no es hombre, por- sible de nombrar el sexo está la castración para el ser hablante,
que de hecho mujer es un subconjunto del conjunto universal que debe realizar su apuesta de su elección sexual sin garantía.
Hombre. Entonces, del subconjunto mujer se puede decir que Como afirma Jacques Lacan, al comenzar su Seminario El
es un hombre que no es un hombre. Sinthome: "Tengan mucho cuidado sin embargo, de no ir a de-
De esta manera, es el subconjunto mujer el que objeta la uni- cir que el sexo no es nada natural. Traten más bien de saber lo
versalidad del conjunto Hombre, por lo cual este conjunto uni- que es en cada caso, desde la bacteria hasta el pájaro -ya he he-
versal no puede alcanzar su límite. cho alusión a la una y al otro- desde la bacteria hasta el pájaro,
Tomemos un conjunto cerrado tal como tratamos al con- puesto que estos tienen nombres. Observen al pasar que en la
junto de referencia. Un conjunto cerrado es un conjunto que se creación llamada divina, divina no solamente en cuanto que se
define porque el número que designa los números intervinien- refiere a la nominación, la bacteria no es nombrada, y que tam-
tes en el intervalo incluye su límite. Por ejemplo, el conjunto 0,1 poco es nombrada cuando Dios, mofándose del hombre, del
está formado por todos los números que están en el intervalo de hombre supuesto original, le propone que comience por decir
Oy 1 y contienen Oy 1 como sus límites. Un conjunto abierto es el nombre de cada bicho''.

102
103
La interpretación
de la pulsión y el amor

En una reunión del Seminario ¿Es necesario seguir hablan-


do de pulsión?, organizado por la Fundación del Campo Laca-
niano trabajamos la relación entre la interpretación de la pul-
sión y el amor.
La primera articulación que se puede hacer en relación a la
interpretación de la pulsión y el amor, es la que se efectúa entre
la pulsión y la demanda.
La más evidente, que me gusta nombrar como lo hace Mous-
tapha Safouan en el libro El ser y el placer, es el amor considera-
do como pulsión de muerte. Safouan sigue el recorrido de Sig-
mund Freud en su texto Más allá del principio del placer en don-
de el juego del Fort Da muestra el modo en el cual la pulsión
de muerte se articula al amor en la constitución del narcisismo.
Un punto central en la relación de sobredeterminación del su-
jeto por la cadena significante.
De este modo, pasa a existir para el sujeto hablante la prima-
cía del lenguaje sobre la representación y del significante sobre
la imagen. Quiere decir que en lo que hace al campo de exis-

105
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

tencia del significante hay una doble emancipación para el su- Así entonces, esa no-coincidencia deja en ridículo la impos-
jeto, la emancipación de la representación y de la imagen en el tura e infatuación del que se pretende amo del objeto. Esta no-
punto en el cual el niño haciéndose amo del significante puede coincidencia -antecedente de la inexistencia de la relación se-
prescindir de la presencia real. xual- causa del sentimiento cómico, Lacan la desarrolla exhaus-
Esa es la primera articulación, más obvia y más evidente, en- tivamente en la comedia en general y en la comedia de Moliere.
tre el amor y la pulsión. El amor ahí considerado como pulsión Como así también, en la entrada de la comedia por la pluma de
de muerte es la entrada de la muerte en la vida, donde por ofi- Aristófanes en la Grecia Antigua.
cio de la cadena significante: Lo que es agujero se hace lugar y lo La tercera articulación necesaria y que es bisagra, es la arti-
que es carencia se hace falta. culación que Lacan hace en su Seminario La transferencia res-
La segunda articulación que se puede hacer de la interpre- pecto de la particularidad de las dos caras del objeto agalmático.
tación de la pulsión y el amor en esta vía de la pulsión y la de- Ahí Lacan va a situar el par: erastés-eromenón, el eras tés como
manda, está en relación a la definición que Jacques Lacan da del deseante y el eromenón como deseado, de ahí surge la fórmu-
amor como "un sentimiento cómico". la: "se ama con lo que no se tiene a quien no ro-es'~ fórmula que
En el Seminario Las formaciones del inconsciente, Lacan va pone en juego la relación entre el amor y el deseo en su articu-
a plantear que en lo cómico a diferencia que en el chiste, es ne- lación al saber.
cesario tener una relación más "personal". No hay efecto cómi- En esta dialéctica el par erastés-eromenón cobra sentido con
co sin una relación "personal", es decir, una relación de tensión la función del saber, mejor dicho, con la función del "no saber''.
imaginaria en la cual el amor es la coartada del ser hablante de El erastés n9 sabe lo que no tiene -que es con lo que ama- tanto
tener un otro para sí. Cosa que no pasa en la "metida de pata" como el eromenón no sabe lo que no es -por lo que es amado-.
donde en el lugar de lo cómico se instala "la vergüenza ajena". Estos dos no saberes no se recubren; ahí vuelve a ver esta di-
No hay comunidad en la equivocación, más bien todo lo con- sarmonía en el plano de una escena donde aparece el tres: Só-
trario, rompe esa comunidad. La "metida de pata" resulta gra- crates, Agatón, y Alcibíades.
ciosa después, cuando se cuenta como chiste. Esta función negativa introduce en la dialéctica del amor, la
En la risa con "el tropiezo de la imagen", el sentimiento có- imparidad, lo extraño la otra cara del agalma, la que no es bri-
mico, da cuenta ahí de una tensión con el otro -por más que se llo. Hay en ese camino una posible interpretación de la pulsión
desconozca- que está dada porque la unidad del yo no está en yel amor.
sí mismo sino en la imagen del otro. Para la cuarta articulación parto de algo que me sorpren-
En relación a la pareja amorosa, lo cómico resulta de la pre- dió, lo que Jacques Lacan llama "su canto del amor al revés''.
tensión de tener otro para sí, ya que el yo ignora que desconoce Entiendo que se trata del revés del análisis del diálogo platóni-
que para ese otro existe a su vez su propia serie de objetos me- co de El Banquete.
tonímicos. Y nada dice que una serie de objetos metonímicos En el Seminario Los no incautos yerran, Lacan va a plantear
coincida con la otra serie de objetos metonímicos. la cuestión del amor en relación al nudo. Plantea la cuestión
del amor porque va a usar el nudo para hablar de los nudos del

106
107
CARLOS QUJROGA
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

amor. Toda una derivación del amor divino que tiene como eje sisten. O sea, que están estas dos dimensiones del plano una vez
la sustitución del deseo por el fin, y en esa sustitución del deseo que se cierra la curva. El plano de dos dimensiones va a cortar el
sólido que es de tres dimensiones, pero una vez que está el cor-
por el fin, la perversión.
En la cuarta clase de este Seminario es donde más desarro- te se revela la estructura en cuestión. Si la propiedad del borro-
lla este punto. En el principio de esta clase dice: "El nudo es su meo es que al desatar un hilo se desatan todos, es en el momen-
decir" y advierte que dijo "decir" y no palabra, ya que no toda to del corte que se revela la estructura en tanto tal.
palabra es un acontecimiento. O sea que lo que importa en el Entonces, hay una cuestión relativa a la lectura, al aconteci-
nudo es su decir. "Su decir" es interesante, porque "su decir" es miento, al decir, al corte, y a las dimensiones.
tanto el decir del nudo como el decir de Jacques Lacan mismo. Respecto de la pulsión, la cuestión de la curva cerrada de Jar-
Dice: "El decir es un acontecimiento que no es igual que un dan, es un buen modo de pensar el trayecto de la pulsión. En
momento de conocer", hay una diferencia que se puede estable- el sentido que el trayecto de la pulsión supone esta línea cerra-
cer entre la cuestión del decir y el conocimiento. El momento del da y la superficie de tensión es lo que se va a constituir como
conocer es homólogo a la revelación, el instante de la revelación. zona erógena.
El decir como acontecimiento está en el efecto, está en el corte. Ahora bien, este planteo ¿Qué tiene que ver con el amor?
Allí el tiempo que le corresponde es el kairós, el tiempo de Lacan comienza el Seminario Los no incautos yerran diciendo:
la oportunidad mientras que el tiempo que corresponde al co- "El amor va a encontrarse con una objeción". La objeción con
nocimiento es el tiempo de la revelación, de la contemplación, la que se va a encontrar el amor es que no se puede concebir el
ser manipulable por ningún ente.
es decir la eternidad.
En la oportunidad no se piensa, no hay lugar para el pensa- Quiere decir que el ser en tanto se hable de él queda en nada,
miento que sí ocupa lugar-cualquiera que toque un instrumen- se va a deshacer. No hay objeto respecto del cual pueda manipu- r
to sabe que si piensa, pierde-. Las condiciones del decir son las larse el ser. Es lo mismo que plantear la cuestión de la pulsión
del acto y no hay acto sin corte. en relación a la imposibilidad de constituir una pulsión sexual,
Estas condiciones exigen otro orden de dimensiones que el entendida la pulsión sexual como la pulsión genital.
que rige el espacio euclídeo de tres y, por lo mismo, otro orden No hay objeto determinado que pueda cerrar el circuito, el
de categorías que los a priori kantianos atrapadas en las coorde- campo indeterminado de las pulsiones. O sea que, no hay pul-
nadas determinadas entre la res cogitans y la extensa. sión sexual en tanto que pulsión genital.
En esta modalidad del tiempo encontramos lo que vale la Cuando se trata del amor lo que hay es un desencuentro, en
pena seguir llamando pulsión, ya que determina el golpe, el tanto que el hombre cuando ama, ama como mujer, y cuando
corte y también el llamado "punto débil". Por ejemplo, el "ta- desea, desea como hombre. De allí que el hombre suele avergon-
lón" era para Aquiles su kairós. La estructura se revela como tal zarse de amar tan to como las mujeres de desear, en esta partición
se ve resurgir la dimensión del amor como sentimiento cómico.
a partir del corte.
En el sentido más sencillo es que en una curva cerrada-como Entonces, si el amor va a encontrarse con la objeción de que
la curva de Jordan- divide el plano en dos vecindades que con- no hay objeto determinado que pueda cerrar el circuito, el cam-

109
108
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS Qu!ROGA

Retomemos sobre el amor divino. Si la objeción del amor es


po indeterminado de las pulsiones. Si no hay pulsión sexual en no poder concebir el ser manipulable por ningún siendo, por
tanto que pulsión genital, el encuentro con el objeto de amor ningún ente, eso lleva directo a que el ser es porque lo quiere
será por azar. Dios, al deseo de Dios. Justino en el siglo II se encuentra con esta
~d de ubicar el amor en relación a un orden de respuesta que causa su conversión al Cristianismo.
acontecimiento, también a un orden de decir, va a situar el amor En un lugar solitario se encontró un anciano que le preg'un-
en relación al azar. Lacan dice: "¿Cómo ama un hombre a una tó acerca de Dios y del alma. Justino, por entonces platónico,
mujer? ¿Por azar?". esgrimió una argumentación del Timeo. El anciano le dijo que
El amor no considerado en relación al azar, al tiempo, al de- poco le importaba el Timeo, la inmortalidad del alma según
cir, al acontecimiento, es decir sin su articulación al deseo como Platón y Platón mismo. El alma vive, no es porque ella sea vida
medio, es el amor en términos de la eternidad. como enseña Platón sino más bien, porque la recibe como en-
La eternidad es la ausencia del tiempo de la contemplación; señan los cristianos. El alma vive porque Dios lo quiere y todo
la eternidad es la ausencia del tiempo de la vida contemplativa el tiempo que Él quiere.
que hace al amor en términos del amor divino. Para tratar los nudos del amor como derivación del amor
Existen tres diferencias para hacer respecto del amor. El divino, Lacan plantea su nudo que tiene una propiedad borro-
amor en los términos del acontecimiento, del decir, del azar, no meana, en los términos que el corte de un redondel, produce
hay relación entre el amor y la verdad, sino que el amor se diri- el corte de las tres consistencias que suponen una equivalencia.
ge al saber que está en el inconsciente. Es una de las diferencias. Entonces, hace una diferencia entre el nudo borromeo, la ca-
Otra de las diferencias, es en relación a una ironía que gasta dena simpfo y el nudo olímpico. Una cadena simple es de tres
respecto de los existencialistas, en cuanto al amor al compañe- consistencias, anudadas unas con otras, con lo cual si se corta
ro de ruta, a aquel con el cual hemos compartido un tiempo en cualquiera de los extremos, dos quedan unidas. Pero si se corta
la vida. Lacan dice: "¿Esto puede ser el amor? ¿Se puede cono- la del medio, las dos de los extremos se separan.
cer al otro por medio del amor?", con lo cual pone en juego los En el nudo olímpico, que es un nudo, el efecto es que si se
términos del conocer, del conocimiento, y el punto refractario corta una consistencia, dos quedan unidas, se corte la consis-
que va a plantear la cuestión del otro. tencia que se corte dos quedan unidas. A diferencia del borro-
El amor en los términos de "un buen hombre", de "una buena meo. Entonces, el nudo es imaginable -es lo que hace a lo ima-
mujer", respecto de acompañarse en la vida, Jacques Lacan dice ginario del nudo-, es calculable -es lo que hace a lo simbólico
que en esa línea: "Un buen hombre y una buena mujer tienen del nudo- y es un decir, un acontecimiento -es lo que hace a lo
en el horizonte -lo sepan o no- el abuelo y la abuela", y agrega: real del nudo- .
"No es que eso esté mal, pero hay otra cosa". También se podría considerar con respecto del nudo que hay
Esa otra cuestión que existe es justamente el corte, el azar, la categorías, consistencias y equivalencias. La equivalencia es: (2
contingencia. Entonces, ahí se encuentra separado lo que es de = 1 o 3) = (2 o 1) = (2 o 3) _,-Quiere decir que hay una equiva-
la necesidad, y lo que es de la contingencia. El amor es del or- lencia respecto de que, en el nudo cada uno puede participar
den de la contingencia.

111
110
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS Qu1ROGA

del lugar del otro. Esta cuestión hace que lo importante es que que se orienta, que da origen, a lo que han sido las primeras he-
las tres sean tres consistencias, en tanto esas tres consistencias, rejías cristianas, retorno de mitos pre-cristianos. Me parece muy
cualquiera, puede ir al lugar del medio, por ejemplo. importante esta cuestión.
Respecto de la equivalencia, ahí se encuentra que el 2 parti- Jacques Lacan va a situar en este punto el arrianismo y el
cipa tanto del 1 como del 3. En términos de equivalencia es: (2 marcionismo. El arrianismo es la primera herejía en los co-
= 1 o 3), (2 o 1, 2 o 3). O sea que el 2 es del 1 y es del 3. mienzos del Cristianismo. Mientras que el marcionismo como
Lacan dice que el dos que es la cifra del amor, se pone en jue- otras producciones puede pertenecer al gnosticismo, que de-
go en tanto se escamotee el tercero. Siempre la cifra del dos va rivará en el maniqueísmo - forma de fanatismo contra lo im-
a escamotear al tercero. "El dos se regocija de ser impar''. Esta puro del cuerpo y de la división entre el Bien y el Mal- "justi-
propiedad borromeana del nudo va a permitir las distintas pre- cia infinita" mediante. Estas primeras herejías van a interrogar
sentaciones de los nudos del qmor, nudos que se diferencian una cuestión fundamental con respecto al nudo que constitui-
f";¡o~ 1

sólo por el orden RSI, RIS ~SIR haciei:ido eje en la consisten- rá la Santísima Trinidad.
cia que va al medio. Quiero diiitJ_~grlfi qué consistencia nom- Lo que van a interrogar los gnósticos, lo que va a interro-
brada como real, simbólico o imaginario, va al medio cambia gar el arrianismo, y que también se va a mantener en el mani-
el nudo del amor. queísmo, toca a la cuestión de: "El verbo que es el lagos encar-
La orientación que da esta cuestión del medio es fundamen- nado, eterno y preexistente''. Es decir la interrogación caerá so-
tal. Que sea fundamental se nota bien en la cadena simple, en la bre la naturaleza de Cristo, la segunda persona de la Trinidad
medida en que en la cadena simple el corte del hilo del medio creada en el tiempo.
separa a las dos. Con respecto al nudo borromeo, la particula- Las palabras Physis e hypostásis denotaban "naturaleza" has-
ridad es que cualquiera puede ir al medio, pero una vez que al- ta el Concilio de Calcedonia en el que se plantea la separación
guno va al medio ya no es cualquiera porque orienta la estruc- de estos términos que hasta ese momento se trataban indistin-
tura de un modo diferente. tamente. A partir de ese Concilio celebrado en el cuatrocientos
En este momento de su enseñanza, Jacques Lacan plantea lo y pico se determina physis para "naturaleza", e hypostásis para
real como la muerte, fundamentalmente su núcleo, lo simbó- "persona". De esta manera Cristo es de doble naturaleza -divi-
lico en términos del amor, la palabra amor como lo que ahí se na y humana-y una sola persona. Es decir, tres.
soporta del goce, y el imaginario como el cuerpo. Toda la interrogación que va a dar origen a las primeras he-
Jacques Lacan dice: "El amor divino es en tanto y en cuanto rejías católicas va a apuntar sobre la naturaleza de Cristo. Vamos
lo que oficia de medio es lo simbólico". En ese sentido "lo que a encontrar que la operación que hace el Concilio es muy inte-
oficia de medio es lo simbólico" en tanto la palabra como sopor- resante, como dice: "Es genial", porque entiende que son nece-
te de goce. Ese medio va a anudar el cuerpo y la muerte. En esta sarias tres consistencias para que algo funcione.
lógica el cuerpo deviene muerte, y la muerte cuerpo por el amor. Es decir, que las tres consistencias de la Trinidad no podrían
El amor divino, entonces, es una perversión del Otro (no en sostenerse si no se da este misterio de la fe en Cristo de dos na-
términos morales, sino lacerantemente reales), es una versión turalezas y una persona. Por eso, el punto en donde se va a in-

112 113
CARIDS QumoGA EL PRÓJIMO Y LO ABYEC1D

terrogar la herejía es en esto. Por ejemplo, el docetismo afirma delo es el canibalismo presente en la comunión. Sabemos que a
que Cristo no es verdadero hombre. Otros plantean que el la- mayor canibalismo menos introyección de la falta.
gos Dios sustituye el alma humana de Cristo. El hecho de que el amor divino haya expulsado al deseo no
El monofismo es una doctrina directamente opuesta a la or- quiere decir que haya extinguido el deseo; el deseo es el deseo de
todoxia de la naturaleza de una sola persona en Cristo, y afirma Dios. Una cuestión que está en relación a esto es el efecto sobre
la existencia de una sola naturaleza del lagos. El nestorianismo el cuerpo de lo que tiene que ver con las sectas, también con lo
sostiene la existencia en Cristo de dos naturalezas y dos perso- planteado anteriormente respecto al arrianismo, el marcionis-
nas. Entonces, o bien va al 2 (dos personas) o va al 4 (cuatro per- mo, maniqueísmo, etc.; son los fenómenos de levitación, cuer-
sonas), pero lo que está interrogado respecto de Cristo es el tres. pos angélicos, anestesias, hay alguna cuestión que afecta direc-
Arrío, es él que cita Jacques Lacan, sostiene que el lagos no es tamente al cuerpo cuando el cuerpo y la muerte están en esa
consustancial al padre y que por lo tanto no es Dios. articulación donde lo simbólico es el medio. El efecto es direc-
El gnosticismo es toda la cuestión de Dios y el Demiurgo, to sobre el cuerpo.
esto es, Dios no ha creado la materia impura sino que eso es En relación con esto, podemos leer el libro de Gérard Pom-
obra del Demiurgo. Van a interrogar la naturaleza humana de mier Los cuerpos angélicos de la posmodernidad, donde ubica la
Cristo. El punto que el gnosticismo destaca es el conocimien- articulación de la ciencia como religión.
to intuitivo de la divinidad, es lo mismo que decir que conoce La ciencia como religión es, justamente, la articulación del
a su mujer por el amor. fantasma, porque la ciencia es un fantasma. Lacan dice: "La cien-
Entonces, cuando se trata del amor divino es lo simbólico cia no tiene ningún efecto sobre lo que tiene que tener, inclusi-
que va al medio. La palabra que soporta al goce. Esto es más que ve incluyendo a la televisión". La ciencia es la pulsión de muer-
evidente en los primeros padres de la Iglesia, los apologistas. te. Entonces, se podría decir, claramente, que hay una cuestión
Jacques Lacan dice: "Generalmente la idea misma de finali- que tiene que ver con el cuerpo y la muerte que quedan bajo
dad es algo atribuido a la intermediación del deseo. El amor de ese efecto cuando el amor divino tiene a lo simbólico como el
Dios es la suposición de que él desea lo que se cumple para to- medio. El medio no es lo que está en el medio, solamente, es el
-'
dos los fines, por así decir. Es la definición de la trilogía misma''. medio que traslada una cosa sobre la otra.
O sea, el deseo de Dios en relación a los fines. Continóa Jacques En la presentación del nudo que se corresponde con el amor
Lacan: "Es una transformación del término deseo en el térmi- cortés, el medio es la imagen del cuerpo entre la muerte y Ja pa-
no fin". Con respecto a este desarrollo de Jacques Lacan "el fin labra que sostiene el goce. Acá se presenta una operación que
a sustituido al deseo". es muy interesante. Lacan dice: "Si en el amor cortés el medio
En la articulación del nudo borromeo: "Todo fin puede ser- es el cuerpo se podría tener la ilusión de que algo ha cambiado ·
vir de medio''. Aquí se podría hacer un simple paréntesis. Al to- sustancialmente. No, en el feudalismo, con el amor cortés, nada
mar este lugar "el amor divino" ha expulsado el deseo al cielo. cambia fundamentalmente respecto del amor divino, sino que
O sea, que el amor divino ha sacado el deseo del medio, pero no por el contrario sino que va a afirmarse es el antiguo régimen".
ha terminado con él, todo ha derivado en perversión cuyo mo-

114 115
CARLOS QUIROGA EL PRÓJI MO Y LO ABYECTO

Al seguir este desarrollo, pensé que es el sentido exacto de En el amor divino, el deseo es el deseo de Él y el no saber no fun-
la interpretación que hace Denise de Rougemont en El amor y ciona como tal, brilla el conocimiento y la revelación.
Occidente. Rougemont va a plantear que el amor cortés, como Cuando se plantea que tanto el gnosticismo, como el ma-
amor pasión se articula al amor considerado como pulsión de niqueísmo, etc., abrevan mucho en teorías neoplatónicas. Por
muerte, retorno de mitos pre-cristianos como por ejemplo los ejemplo, Tertuliano es un gran combatiente del platonismo, se
mitos cátaros. Rougemont dice que el amor como amor pasión trata de un Platón que está ligado a ese punto de detención que
es amor a condición de no realizarse. No hay nada que impida es lo bello, no justamente, al Platón de El Banquete o al del Par-
a Tristán e Isolda concretar su amor, salvo la condición misma ménides. No hay un sólo Platón -también habría que hacer el
de ese amor que es a condición de no realizarse. Toda la litera- nudo de Platón-.
tura del amor cortés se presenta de esta manera. Continúo leyendo el desarrollo de Lacan: "Todo esto querría
Para terminar la presentación del nudo borromeo que co- decir que cada uno teje su nudo. Es parecido cantar el revés del
rresponde al amor cristiano, tiene a lo real (la muerte, su nú- amor, si hay un inverso, verán ustedes cómo si el amor de He-
cleo) como medio entre la palabra que soporta el goce y el cuer- lena es realmente el medio por el cual la muerte se une al goce.
po. Es decir, el masoquismo. Si la muerte es medio entre el goce El hombre y la mujer devienen realmente el medio por el cual
y el cuerpo, nada llamado "humano" puede tener lugar allí, ya la muerte se une al goce; el ser con el saber, deviene realmente
que el masoquismo no tiene nada que ver con una entrada de en medio; el amor no se define ya como fracaso, porque sólo el
la muerte en la vida, sino que está en relación a ese punto que medio puede desanudar uno del otro".
hace a la articulación como medio entre el goce y el cuerpo. Esta última frase, "el amor no se define ya como fracaso" es
Jacques Lacan se ríe al denunciar la falacia de Cristo cuan- muy interesante como definición, porque queda planteada una
do afirma que los lirios del campo ni tejen ni hilan, no hacen cuestión inherente a la equivocación, a la equivocación respecto a
otra cosa. ¡Tejen e hilan todo el tiempo, es decir, gozan! En esto lo que hace pendiente hacia el sexo y al fracaso del amor. Acá está
está el trabajo como goce masoquista entre la palabra divina y planteando el fracaso del amor en esa función de ser el medio.
la imagen del cuerpo. Me parece que una posibilidad de interpretación de la pul-
Jacques Lacan dice: "El amor es lo imaginario específico de sión y el amor es que al usar el nudo borromeo hay algo ya de
cada uno, lo que no lo unen más que a cierto número de per- esa interpretación de la pulsión y el amor que va a afectar lapo-
sonas no elegidas del todo al azar. Es aquí que está el resorte del sibilidad de extender la cuestión respecto de los discursos.
plus de gozar. Ésta es la relación de lo real con cierto saber y el Se podría pensar que hay una cuestión que ya no queda de-
amor tapa el agujero. Como ven, no es nada fácil, alguna vez dije, limitada respecto de la cuestión de la demanda, en el sentido de
al escribir el objeto a entre paréntesis. Todo esto querría decir que se podría entender la articulación de pulsión-transferen-
que cada uno teje su nudo. Es parecido cantar el revés del amor''. cia en la práctica analítica, sino que la cuestión del nudo per-
Me refería a esta cuestión cuando planteaba "el revés del mite que se pueda "extender': "delimitar" algo respecto de los
amor" respecto de El Banquete. Diálogo en el que está la articu- discursos como hace Jacques Lacan en relación al Cristianismo.
lación del amor y el deseo respecto de la función del no saber.

116 117
La lengua
funda la serie

En una reunión del Seminario El Aturdido del sexo, organi-


zado por la Fundación del Campo Lacaniano trabajamos la re-
lación entr~. lalengua y el inconsciente. Lalengua o lalangue, es-
crito todo junto tal como Jacques Lacan la ha definido a partir
de El saber del psicoanalista en adelante.
Como afirma Jean-Claude Milner en El amor por (o de) la
lengua, si al decir la lengua evocamos la serie lengua, habla, len-
guaje; lalengua será ese término que siéndole exorbitante a la se-
rie, la funda. Lalengua, ese término exorbitante a la serie lengua,
habla, lenguaje es la conjunción de la lengua y el inconsciente.
Es decir que la serie lengua, habla, lenguaje sin la hipótesis del
inconsciente no podría encontrar la excepción que sustrayén-
dose a la serie, la funda.
El lenguaje como elucubración de saber sobre lalengua se
precipita en la pregunta por la existencia de la lengua y de allí a
la pregunta por el origen. En la lengua, no se trata de la existen-
cia sino de la modalidad. Podríamos preguntarnos: ¿cómo es la
lengua? ¿Cómo se dice? Y no, ¿de dónde viene?

119
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS QUIROGA

La retórica que injustamente ha sido separada de la lógica


La lengua se hace, entonces, el soporte (como realidad) de (como lo afirma Jacques Lacan), es el punto en donde se ancla
!alengua; ya que !alengua es el no-todo, se dice del modo como el dicho y el decir.
se debe decir en la lengua. El dicho está en relación al hablar, en el sentido de la facul-
Con respecto a L'Etourdit, a los Seminario .. .ou Pire y En- tad de hablar, mientras que el decir en la retórica, está dirigido
care de Jacques Lacan, decidí hacer un recorte. En el título de a hablar concretamente, a hacer algo con el hablar. El decir está
L'Etourdit, tenemos algo interesante que me gustaría despejar, en más del lado de la poiésis, de la creación que derivará necesaria-
el sentido de lo que decimos cuando decimos: "el decir y el dicho''. mente del "decir apofántico".
Estamos acostumbrados a homologar el decir a la enuncia- Pilatos se acerca a Cristo y le pregunta: "Dime, ¿eres tú el Rey
ción y el dicho al enunciado. No obstante, por algo Jacques La- de los Judíos?". A lo que Cristo contesta: "Tú lo has dicho". El
can fue declinando en el uso del enunciado y la enunciación a de Cristo es un decir apofántico. Imaginen ustedes por un se-
favor del decir y el dicho. Esa declinación, me parece, que está gundo que Cristo hubiera contestado: "Y a usted, ¿qué le pare-·
referida a la noción de discurso. ce?". ¡Que bochorno!
Definimos discurso como: "la praxis de la palabra entre dos Vayamos ahora a la raíz de apóphansis. La apóphansis es la
seres calificables de hablantes en la cual la ex-existencia del in- "revelación", "aparición luminosa de una idea", "manifestación".
consciente da cuenta de !alengua como ese real que hace al im- Su adjetivo derivado es apophantikós, que encontramos en la ex-
posible del lazo social". presión lógos apophantikós, es decir: discurso [enunciado) ma-
Si decimos que el decir y el dicho se refieren al discurso, esa nifiesto [asertivo, declarativo).
idea ya proviene de Aristóteles. Él escribe la Retórica justamente Ahora bien, existe entonces respecto del neutro una doble
en relación a una necesidad de discurso, se nota cierto fastidio raíz: Para phan, tenemos en primer lugar el verbo phaíno: 'bri-
en Aristóteles al comienzo de la Retórica al tener que realizarlo llar', 'mostrar'; phainómenon: 'lo que aparece'; phásis, phántas-
pero ocurre que la silogística, que se puede plantear como lo que ma, phantasía: 'aparición'; phós: 'luz'.
ha sido dividido en el organon, no alcanzaba respecto del arte de Para pha (y su alternancia phe) está el extendido verbo phe-
convencer que es el modo en que Aristóteles entendía la trans- mí: 'decir', 'afirmar'; phásis: 'dicho'; phéme: 'fama'; prophetés:
misión. La Retórica surge como una necesidad de discurso, dada 'vate', 'poeta'.
la imposibilidad del cálculo del goce con el que se es escuchado. Agreguemos que la especialización de esta raíz indoeuropea
Esto no lo dice Aristóteles, pero se puede extraer de muchas en el sentido de 'decir', también se encuentra en latín -no así la
maneras en relación a que justamente, la Retórica es como el de 'aparecer'-de donde tenemos fama (que corresponde al grie-
tratado de las pasiones de Aristóteles; quiere decir la predispo- go pháma antes citado), fablare 'hablar' (y a partir de esta últi-
sición con que va a ser escuchado. Por ejemplo la indignación, ma el sustantivo fábula). Incluso también hado es de esta raíz
alguien recién llegado tiene que contar con la indignación que (de fatum 'declaración').
produce el hecho de ser un recién llegado. Introducimos aquí algunos conceptos extraídos de La silogís-
tica aristotélica de Peirce, en el apartado "El Cuadrante": "Se dice

121
120
CARLOS QUIROGA fa PRÓJIMO Y LO ABYEClD

que la distinción entre proposiciones Universales y Particulares dice Jacques Lacan "el ser se produce pues señaladamente" aco-
es la distinción en Cantidad, y que entre proposiciones Afirma- rralado por el imperativo que responda con un sí o un no. Por
tivas y Negativas es la distinción en Cualidad. Tal es la termino- eso Jacques Lacan toma el ejemplo de Popilio, un buen ejem-
logía tradicional. Pero ese es un abuso terrible de las importan- plo de phasis.
tes palabras cantidad y cualidad, cuya inconveniencia se siente Ahora, voy a plantear algunas cuestiones con respecto a la len-
al estudiar la Crítica de la razón pura. Por tanto, a pesar de que gua y el inconsciente para definir: qué entendemos por la lengua.
durante una generación hayan ocupado cada carta en la bara- Según Jean-Claude Milner se podría definir la lengua como
ja, y también el comodín, voto de una vez por rechazarlas. Di- el núcleo en que cada una de las lenguas soporta su unicidad y
gamos que las Universales y las Particulares difieren en Lexis, y distinción. La lengua, a partir de Saussure como definición, es
las Afirmativas y Negativas en Phasi. Lexis y Phasis son el modo la forma. Jacques Lacan dice en su Seminario L'insu que sait de
de distinguir y el modo de decir. Lexis viene de legein, escoger, y l'une bevue s'aile a mourre: "la forma es la estafa", la forma son
también distinguir; es el modo de elegir o de reconocer. Phasis los invariantes, y las actualizaciones de la lengua son definidas
es 'decir', en el sentido de '¿Qué dices? ¿Sí o no?', siendo la base siempre en términos de relaciones. O sea, que "la lengua" (es-
de la kataphasis, afirmación, y la apophasis, negación. Realmente crito separado), para la lingüística quiere decir: "no sustancia".
no veo ninguna objeción para ellas, excepto su novedad. Como La forma no soporta la dimensión de la no identidad, tan-
inversión de Lexis usaré metalexis y como inversión de Phasis, to como que la lengua no soporta el equívoco, la homosemia,
metaphasis, aunque el significado es casi el del griego antiphasis''. la homofonía y tampoco, el performativo. Subrayo estos temas
Volvamos al trabajo de Jacques Lacan. El título L'Etourdit porque más adelante los vamos a retomar.
pone en juego algo de esto que estábamos diciendo. L'Etourdit Tomemos un ejemplo con respecto a la sustancia; que Jac-
surge de la puesta en par de aturdido: L'Etourdi y L'Etourdit que ques Lacan llama en su Seminario Encore: "sustancia gozante'',
funcionan a modo de si y s2. Quiere decir: "aturdicho'', particu- y también cómo el decir se produce en el intervalo de S1 y S2 •
larmente, no me agrada la traducción E!Atolondradicho que ha Una persona que venía hablando del asco que le producía el
tenido en la versión castellana porque me parece que la riqueza "olor a concha" (así lo expresaba él), llega un día al consultorio
del decir de Jacques Lacan está en este "aturdicho''. y señalando los libros, me pregunta si yo había leído todo esos
En ese sentido, el S2 funciona como la deriva o la deforma- libros. Dice: "Hay mucha gente que tiene cosas para no leerlas'',
ción de lo entendido del dicho. Ahí, en ese caso, aturdido fun- a lo cual le respondo: "Es cierto para no olerlas".
ciona como S1 y aturdicho como S2, ya que aturdicho es Jo que Ese movimiento de "no leerlas" a "no olerlas" es el mismo
constituye el saber respecto del S1• El decir es lo que se produ- movimiento que hay entre "aturdido" y"aturdicho"; quiere de-
ce en el intervalo. cir que el S2 en ese sentido es deriva y deformación en relación
En el intervalo, como dice Jacques Lacan, de S y S se pro- a lo que a lo que se escucha. Jacques Lacan trabaja también con
1 2
duce el sujeto y el resto de la operación que es el objeto a. El su- el equívoco entre lo que se escucha y lo que se entiende. Ésta es
jeto nunca ataca al S1 que es el sostén de su identificación, sino la sustancia que rechaza la lengua entendida como la forma, o
que ataca al intervalo. El intervalo es el punto en el que, como sea que el decir se produce en el intervalo.

122 123
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS Qu1ROGA

existe a esa serie, ex-siste, se sostiene fuera. Lo que ex-siste a esa


Voy a agregar un punto sobre el sujeto, para después desa- serie es lo que Jacques Lacan denomina: lalangue.
rrollar más que el decir se produce en el intervalo y se muestra Jean-Claude Milner tiene una forma muy interesante de
a condición de ocultarse. plantear la cuestión de lalangue, dice: "Lalangue es un simu-
Decimos que el sujeto es el sujeto del corte, en verdad el su- lacro que apunta al real de la lengua". Lo plantea como una
jeto es el corte. Pero al mismo tiempo que el sujeto es el corte, el máscara, no en el sentido de la máscara que se construye so-
sujeto queda afanísico respecto a eso, hay una invasión signifi- bre una matriz, sino la máscara que construye el vacío en un
cante en el mismo momento en que se produce el corte, que es momento de su construcción. "Es una lengua entre otras que
el sujeto mismo. Es decir, que hay una aparición y desaparición impide por inconmensurabilidad construir una clase de len-
en el momento mismo del corte, no es que ese corte queda efec- guas que la incluya".
tivizado de ahí para siempre. Otra vez aparece el par pha-phan. Lalangue se cuenta una por una, no hace clase, es lo incon-
Siguiendo esa línea en la práctica analítica, sobre todo hace mensurable de la lengua, ocupa el lugar de la objeción al todo.
varios años, utilizábamos bastante la cuestión del corte: sujeto No todo puede decirse, y esto marca el real de la lengua como
sorprendido y término de la sesión. Esto no deja de ser así, sobre un imposible y no como una prohibición.
todo para mí en el comienzo del análisis, en tanto y en cuanto esa Como decíamos anteriormente, la lingüística hecha mano
situación afanísica se pueda soportar, es una cuestión relativa a por vía de la gramática a la prohibición, o sea el lenguaje se cons-
lo que cada uno, cada analista hace con su saber hacer. El tema tituye en relación a la pregunta "¿Por qué el lenguaje?': mientras
empieza a cambiar cuando está la puesta en juego del fantasma que la lengua está en relación a "¿Cómo se dice? ¿Cómo es una
en la transferencia. Es decir, cuando la cuestión se sitúa ya en la lengua?". Allí €ncontramos lo que se puede decir y lo que no se
posición de semblant del analista como objeto. Ahí la cuestión puede decir, pero lo que se puede decir y lo que no se puede de-
del corte, el sujeto sorprendido y afuera solamente, no funcio- cir están sostenidos en una prohibición que hace semblant a lo
na. Por eso, las sesiones no son sesiones cortas (como se dice ac- imposible de la lengua.
tualmente en muchos lados), sino que las sesiones son "con cor- Si Freud dice que en el Complejo de Edipo le debemos al
tes", y ese corte hay que establecerlo en distintas dimensiones. padre, es porque el padre hace semblant de prohibición de algo
Retomando, la lengua es forma y rechaza la sustancia. El len- que es imposible, que es el incesto. De esta manera, mete en un
guaje, como lo define Jacques Lacan en su Seminario Encare:" ... atolladero al lingüista porque lo que se prohíbe decir va a cons-
es una elucubración de saber, es lo que la ciencia hace con la- tituir una aspiración por el todo decir.
langue y le presta a lalangue los rasgos que la conducen hacia la Ahora bien, lo que no se puede decir por prohibición no es
compatibilidad y pertenencia a una clase". que no se pueda decir, lo cual lleva a la aspiración del todo puede
El lenguaje es a las lenguas el punto ideal del conjunto de las decirse. Sabemos de las paradojas de la prohibición y de cómo
lenguas, en tanto que las lenguas constituyan clase. El proble- la ley indica el deseo.
ma está en que, justamente, no constituyen clase por la existen- La lengua, lo que va a plantear es la modalidad de existen-
cia del inconsciente, entonces la lengua, el lenguaje y el habla cia. La lengua le presta realidad a lalangue, cuando digo le pres-
constituyen una serie que como toda serie se funda porque algo

125
124
CARLOS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

ta realidad a lalangue es que la lengua estaría constituida como Otro punto a plantearnos es el siguiente: cuando Lacan está
el Complejo de Edipo, es el fantasma compartible. desarrollando la cuestión de la castración y el Edipo, dice: "Freud
Jacques Lacan dice que sería difícil conseguir alguna comuni- nos encamina a que el ausentido (absens) designa el sexo, seña-
cación por lalangue, no podríamos comunicarnos por lalangue. la, en el gusto de este sentido 'ausexo' se explaya una topología
Lalangue es singular, no es un particular, es uno por uno, en el donde la palabra es lo tajante".
sentido de cada uno, se podría decir cada uno con su lalangue. Es decir, que el sexo se aloja ahí en el "ausentido". Se podía
Entonces, si la lengua es el conjunto de seres hablantes, más discutir, si es en la falla del lenguaje o no.
la existencia del inconsciente, eso es lalangue y la cuestión del Por otro lado, en L'Etourdit hace su presentación de la to-
decir, es el decir lalangue. pología, no porque sea la primera vez que lo plantea, sino por-
En L'Etourdit Jacques Lacan dice: "Que se diga queda olvida- que da un resumen de lo dicho hasta ese momento. L'Etourdit
do tras lo que se dice en lo que se escucha". Con respecto a "se se puede dividir en tres tomos, y va a hacer introducir a la to-
escucha", en francés es tanto "se escucha" como "se entiende". pología de una manera muy interesante. Se podría intentar la
Cada vez que leo esta frase o queda evocada por alguna cues- demostración de que este escrito está hecho en forma de nudo
tión, recuerdo algo que alguna vez leí. Parece que cuando Adolf de tres, siendo el cuarto: el nombre Jacques Lacan.
Hitler estaba escribiendo su libro Mi Lucha, Gebbels o alguno Jacques Lacan toma la Banda de Moebius, el cross-cap y dice:
de esos sátrapas, le dijo: "¿Pero va a poner toda la verdad?". Y "El ser se produce señaladamente''. Luego, continúa: "Nuestra
Hitler respondió: "Sí, total no lo van a creer". esfera en todo los avatares atestigua que si lo dicho se concluye
Jacques Lacan agrega: "Este enunciado es de hecho modal, de un corte que se cierra, hay ciertos cortes cerrados que no ha-
existencial como tal, el subjuntivo con que se modula el suje- cen de esta esfera dos partes, dos partes que pueden denotarse
to lo testimonia". en el sí y el no, en cuanto a lo que hay". Al comienzo, había ex-
Se podría considerar que esta frase hace semblant de ser una presado: "La interpretación es decir lo que hay".
frase asertiva. Me parece fantástico lo que hace Lacan con esta
frase, porque la frase misma da cuenta de lo que sucede, la fra-
se hace semblant de ser asertiva en tanto queda olvidado que se
diga, que es el subjuntivo, que siempre está a nivel de un ruego,
que siempre está a nivel de una demanda. Con respecto a: "que
se diga: te pido que me rechaces", este "que se diga" que designa
ahí al sujeto queda olvidado detrás de lo que se dice en lo que
se escucha o se entiende.
En este sentido, a mí entender, el S1 ocuparía el lugar de los
"que se dice" y el S2 de lo que se entiende y eso queda olvidado
detrás de lo que se dice en lo que se escucha.

126 127
APÉNDICE 1

El decir y la creación

En el capítulo anterior trabajamos que el decir está más del


lado de la poiésis, de la creación que derivará necesariamente de
"el decir apofántico''.
Tomamos la raíz de apóphansis. La apóphansis es la "revela-
ción", "aparición luminosa de una idea", "manifestación''.
Para continuar esta línea de trabajo, transcribo a continua-
ción en forma textual, la amable carta que me enviara el Profe-
sor Luis Angel Castello al respecto.

"Querido Carlos:

Temo que poco pueda decirte de interés sobre la apóphan-


sis 'revelación', 'manifestación', como de su adjetivo derivado,
apophantikós, que encontramos en la expresión 'lógos apophan-
tikós', es decir, 'discurso [enunciado] manifiesto [asertivo, de-
clarativo]'.
El tratamiento aristotélico del tema está en De Interpretatione
17 a.8 y ss., en donde se establece una relación jerárquica entre

129
EL PRÓJIMO Y LO ABYECW
CARWS QumoGA

el 'la primera especie' (heis) de discurso manifiesto, que corres- como otra raíz son originariamente 'mostrar', pero esta acción se
ponde a la katáphasis'afirmación', y la siguiente (eita), que es la puede especializar, como en el último caso, a una iluminación,
apóphasis 'negación'. De manera que tendríamos así: o bien, según el primer semantema, a una manifestación oral.
Ejemplifico sucintamente con algunos significantes esta co-
J' katá.pha.sis mún zona de sentido para ambas nociones, según la plasmó la
lengua griega.
• apóphansis ~ apó.pha.sis Para phan, tenemos en primer lugar el verbo phaíno 'bri-
llar', 'mostrar'; phainómenon 'lo que aparece'; phásis, phántas-
Como te decía, sólo puedo hacer un mínimo aporte lingüís- ma, phantasía 'aparición'; phós 'luz', etc.
tico a esta cuestión, en cuanto a la composición de los térmi- Para pha (y su alternancia phe) está el extendido verbo phe-
nos, y a una conexión última que unifica las tres raíces de las mí 'decir', 'afirmar'; phásis 'dicho'; phéme 'fama'; prophetés 'vate',
'poeta', etc. Agreguemos que la especialización de esta raíz in-
palabras en cuestión.
Comencemos por destacar la inmediata evidencia de los pre- doeuropea en el sentido de 'decir' también se encuentra en latín
fijos preposicionales katá-y apó-, que polarizan la raíz común - - no así la de 'aparecer'-: de donde tenemos fama (que corres-
pha- (presente tanto en katáphasis como en apóphasis), en sen- ponde al griego pháma antes citado ),fablare 'hablar' (y a partir
tido positivo y negativo respectivamente, es decir, 'afirmación' de esta última el sustantivo fabula 'fábula'), etc ... Incluso tam-
y 'negación'. El propio Aristóteles un poco más adelante nos da bién 'hado' es de esta raíz (de fatum 'declaración').
En fin, Carlos, lo más difícil es articular estos datos (ta-
la lógica de estos prefijos.
'Una afirmación (katáphasis) es una manifestación (apóphan- rea suya, amigazo). Por lo que a mí respecta siempre me pare-
sis) de algo relacionado con algo (tinos kata tinós), y una nega- ció sugestiva la productividad de esta raíz, con sus dos vertien-
ción es la manifestación de algo separado de algo (tinos apo ti- tes. Con el término que vos me traés a consideración, vuelven a
aparecer explícitamente articuladas en la meditación aristoté-
nós)'. 17 a. 25-26
Según este pasaje, entonces, katá-, prefijado a la raíz, esta- lica: el lógos apophantikós muestra, efectivamente, hace brillar
ría afirmando la relación - del predicado con el sujeto-, y apó- , algo (¿qué ... ?). Y los medios por los que realiza esa mostración
en cambio, la ausencia de esa relación. Vayamos ahora a lo más son precisamente decires ... un decir positivo - que liga- , un de-
instructivo, es decir, a la raíz. El hecho es que no sólo las dos es- cir negativo -que desliga- .. .
pecies de discurso manifiesto que acabamos de ver tienen el se- Un abrazo.
mantema básico común (-pha-), sino que en el mismo término Angel"
neutro que engloba a ambos, apó.phan.sis, también se encuentra
7
esta raíz, con un aditamento nasal (-pha.n -). Y es que tanto una

7. Y también está el prefijo apó-, pero en este caso funciona como preverbio
"vacío", es decir, está intensificando el sentido de la raíz, no aportando
significación.

131
130
APÉNDICE 2

Reacción epiléptica, sueño y cadáver

"Un pájaro gigante con cabeza de águila se me acerca sobre-


volándome cada vez más cerca. Ya encima de mí saca una espa-
da gigante y me clava, yo grito, '¡Me clavó! ¡Me clavó!". De este
sueño, el doétor D, se despierta a la mañana siguiente en una
sala de hospital. Había desarrollado, sin solución de continui-
dad del sueño al suero de la cama de internación, su así llama-
da primera "crisis epiléptica':
A menudo un sueño sustituye a un ataque, y con frecuencia
todavía mayor lo ilustra, afirmaba Sigmund Freud en 1909. La
condensación y el desplazamiento son, por entonces, los ope-
radores lógicos que regulan la retórica del ataque de "Gran Mal
Histérico", pensado como un síntoma de conversión. No obstan-
te, esta interpretación convive en la escritura de Sigmund Freud
con la idea de que el ataque histérico mima el orgasmo o el ca-
dáver. En 1920 asegura que ninguna experiencia nos permitiría
captar la acción de ellos en estado puro, salvo quizá la epilepsia.
Entre síntoma de conversión histérica y mimar el orgasmo
o el cadáver se intrincan y desintrincan las pulsiones de vida y

133
EL PRÓJIMO Y ID ABYECTO
CARIDS QUIROGA

lo comparte con su esposa, tiene 3 crisis epilépticas bastante se-


muerte. El primero, hecho de palabras reacciona a las interpre-
guidas y al salir de la última se estabiliza, "todo quedó como si
taciones como lectura literal, mientras que el segundo se mues-
hubiera sido un sueño".
tra resistente a esa interpretación. El sonambulismo del Dr. Ó,
En la carta 58 del 8-2-97, Freud le escribe a Fliess: "El so-
su peregrinar entre neurólogos y los avatares de la medicación,
nambulismo, tal como lo presumimos en Dresden, ha sido co-
dan cuenta de como su "llamado epiléptico" resultaba irreduc-
rrectamente interpretado por nosotros. Mi último resultado es
tible a todo saber.
la explicación del espasmo tónico histérico: es la imitación de
Antes del sueño del pájaro, sueño que ocurre durante el em-
la muerte con rigidez cadavérica, es decir, la identificación con
barazo de su mujer de una hija a la que había decidido tener,
un muerto':
el Dr. D solía tener lo que llamo "sueños letárgicos", verdade-
Muchos años después, afirmará que "el sentido de los pri-
ras sensaciones de muerte muy intensas que acompañaba con
meros ataques de Dostoievski en su juventud, mucho antes que
una musitada pregunta angustiosa, "¿Me muero?", "¿Me voy a
emergiera la «epilepsia», tenían una intencionalidad de muerte:
morir?". Estas sensaciones de muerte que se repetían en perío-
eran introducidos por una angustia de muerte y consistían en
dos regulares de cada quince días, desaparecieron con la prime-
estados de dormir letárgico .un estado que se parecía en todo a
ra crisis, para volver aunque mucho más leves pero a manera de
la muerte efectiva ... ·Su hermano Andrei informa que Fedor ya
aura de su segunda gran crisis ocho años después.
en su juventud solía dejar notitas diciendo que temía dormir-
En 1992, año del nacimiento de su deseada hija, tuvo el sue-
se de noche y caer en un estado de muerte aparente, por lo cual
ño del pájaro y su trágica continuación. En el 2001, poco des-
rogaba se esperasen cinco días antes de inhumarlo':
pués de la muerte de su hermano psicótico irrumpe el gran epi-
Como nuestro Dr. D, el gran escritor ruso tenía sus "sueños
sodio epiléptico que se instaura desde entonces con diversa fre-
letárgicos". Sus deseos de muerte más allá del carácter retalia-
cuencia según los manejos de la medicación.
tivo del deseo de muerte a un padre violento, concluían en esa
A un tiempo de comenzado su tratamiento conmigo, el Dr. D
pregunta insistente: "¿Me voy a morir?". Pregunta que evoca en
visita, en claro acting out, por primera vez, una prostituta. Para
algo el padecimiento sin fin que describía Cotard en los "deli-
alguien de formación ultra-cristiana y de carácter más que re-
rios de negación" propios de algunas melancolías muy graves.
catado la escena se le vuelve bizarra y angustiante. Su desempe-
Mi respuesta: "Por supuesto que sí", apuntaba a desindentifi-
ño en el lugar fue muy accidentado y su final insatisfactorio. Al
car al Dr. D de su identificación al cadáver, ya que un cadáver
salir de allí, entra en un estado de excitación e irrumpe una for-
no puede morir.
ma de delirio transitorio. Me realiza varios llamados en los que
me manifiesta su admiración por mí y su entusiasmo en la cer-
teza de que habré de curarlo. Se acerca a mi consultorio y me
ASESINATO DEL PADRE Y HOMOSEXUALIDAD
pregunta en forma insistente: "¿Me voy a morir?': a lo que res-
pondo "Claro que sí, algún día morirá". Luego en su casa, lla-
Se cuenta que el padre de Dostoievski murió asesinado por
ma a su neurólogo y le cuenta con total excitación lo ocurrido
sus criados, que atándolo a una silla entre todos lo ahogaron en
con la prostituta, le impresiona que su médico se ría, también

135
134

:!I
CARLOS Qu1ROGA
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO

vodka. Es curiosa esta escena del asesinato del padre del escri-
tor, no sólo por como se ve plasmada en los Hermanos Kara- Sigmund Freud ha sostenido la hipótesis de que la epilepsia
mazov sino porque reproduce bastante impresionantemente el de Dostoievski más allá de relacionarse con el deseo de puni-
mito freudiano del asesinato del Padre de Tótem y tabú. ción por el deseo de muerte del padre se debía más bien a lapo-
El padre del Dr. D solía tener ataques de violencia contra la sición femenina, pasiva, homosexual respecto de su padre. Pa-
madre de D, precedidos por un gran estado de excitación ma- dre que muere asesinado por la ordalía de sirvientes pocos años
níaca, descargaba su furia contra su mujer para luego sumir- de la muerte de su esposa. La temprana muerte de la madre no
se en un profundo desconsuelo y abatimiento, esto ocurría con puede soslayarse al sumar a la predisposición histérica la posi-
frecuencia quincenal. En los ataques del Dr. D, el sentimiento ción melancólica. Es que no alcanza la homosexualidad repri-
de muerte como aura anticipa el final de la excitación y descar- mida respecto del padre, es decir, la posición femenina respecto
ga. Podemos afirmar que la sombra del objeto ha caído sobre el del padre para determinar la histeroepilepsia. Si así fuera, ¿por
yo, la identificación masiva al ser del padre da cuenta de la de- qué no se habla de obsesión-epilepsia si en la neurosis obsesiva
voración del cadáver que testimonia la falla de la incorporación. (como en cualquier neurosis) la posición homosexual respecto
Como el goce en la psicosomática, la reacción epiléptica de del padre es muy evidente?
la histeria es del orden de lo congelado, sepultado, cadavérico.
Es ese goce específico que habrá que conmover para reinstau-
rar el orden de la falta, de un vacío que no trague al sujeto en el ÜRGASMO, REACCIÓN DELIRANTE E IDENTIFICACIÓN AL SER DEL
PADRE
escalofriante topos del entre dos muertes. Allí, donde habitan
los muertos vivos, los sonámbulos.
La identificación masiva al cadáver puede suponer el sínto- Sigmund Freud relaciona la epilepsia con el orgasmo y de allí
ma histérico como nos ha enseñado Sigmund Freud. La histé- con el síntoma histérico, ya que relaciona la reacción epiléptica
rica mima el cadáver, pero no-todo, lo hace al rasgo del muer- en el intento de tramitación por vía somática de masas de exci-
to, ya sea en la parálisis de algún miembro del cuerpo/familia o tación que no pueden liquidarse psíquicamente. Pero, ¿es el or-
la puesta en juego de la escena sobre la escena. ¿Sucede lo mis- gasmo un síntoma? A su vez, ¿es la crisis epiléptica un síntoma
mo en la crisis epiléptica? ¿La identificación es ella misma par- en el sentido en el que el psicoanálisis define? Nada dice que la
cial y un síntoma dirigido al Otro? ¿La bella indiferencia con la llamada petit mort, descarga directa de energía no ligada se em-
que se acompaña un proceso es lo mismo que el estado confu- pariente al síntoma; si bien anida en su interior un goce, este
sional en el que se sumerge el segundo? goce se llama fálico por su relación al significante. Justamente,
El pájaro a D lo ha clavado. ¿Debemos poner en serie, el "Me en la crisis epiléptica la función discriminadora del significan-
ha clavado" -pregunta dentro del sueño- con el "¿Estoy muer- te se encuentra cancelada.
to?" -que formula a la salida tanto del primer ataque como lue- Sabemos que en la satisfacción sexual del hombre y el goce de
go de su fallida visita sexual-? la mujer la relación parece inequitativa, disparidad que llama a
un valor suplementario. Este carácter siempre excedentario del
orgasmo hace de su don el único don verdadero sin contra-don

136
137
CARLOS QUIROGA
fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

posible sino gracias a la fe acordada a su símbolo. En este senti- Cadáver insepulto venganza y muerte es - lo hemos demos-
do este don, ¿no merece ser considerado como soberano bien? trado en este libro-la fórmula de toda tragedia, siempre sopor-
Ninguna paridad compensa su deuda, cuando incluso su tada sobre un duelo imposible; el canibalismo allí se desarrolla
pago fuera reclamado, nada calma este reclamo que se concreta insaciable a falta de la incorporación del vacío necesario para
en las joyas, un objeto estético, un fetiche, el nombre un niño, etc. la distancia con un goce que por inexistente no es menos devo-
D sale del prostíbulo sin poder cerrar con un orgasmo satis- rador. Así, entonces, la disposición oral de la histeria admite su
factorio, luego de eyacular sigue el moviendo hasta ser adver- parentesco con la melancolía de base. La crisis epiléptica se pro-
tido por la mujer que todo ha terminado. Ella le dice: "¡Ya ter- pone entonces como una ruptura, una discontinuidad en defi-
minaste!". nitiva una crisis parricida.
Como si se tratará de un reflejo D seguía su movimiento, un Hay una base en todos que se corresponde al mito de Tótem
espacio abierto en el que feminizado se desplazaba hacia cual- y tabú, algunos han podido articularlo a las vicisitudes del Edi-
quier lado como un sonámbulo delirante, pero sin ataque aun- po y la Castración pero todos tenemos lesiones cerebrales y no
que el período de tiempo lo justificaba. ¿Por qué D no respon- todos hacemos crisis de Gran Mal.
de con una reacción epiléptica típica a esa experiencia que mu- Le debo a Germán García la indicación de que en su estu-
chos diagnosticarían de traumática? dio sobre Dostoievski y el parricidio, Sigmund Freud suma a la
¿Qué especie de limbo, qué estado de conciencia le atribui- disposición histérica una identificación que él llama identifica-
mos a D hasta que los ataques seguidos a la interpretación con- ción al ser del padre que está en la base de su melancolía. De he-
virtieron todo en un sueño? Por otro lado, ¿por qué D no reac- cho es muy alto el grado de suicido post-crisis y no menos alto
ciona con una impotencia típica o una eyaculación precoz, como el porcentaje de suicidios cuando la reacción epiléptica es eli-
hubiera reaccionado un histérico típico? minada por medicación sin contar las muertes que ocurren su-
La clave está en el carácter perverso del acting out, una de puestamente por el mismo ataque.
las formas que Jaques Lacan nos enseñó en que se puede sa- Según Louis-Vincent Thomas, además de los cadáveres au-
lir del encierro, perversión que se emparienta con la melanco- ténticos los hay falsos . Cadáveres simulados, muertos en vida,
lía que subyace a la subjetividad de D. La identificación con su etc. Fingir la muerte es un ardid consciente del animal para en-
violento padre, se vio reforzada por la existencia de un herma- gañar a su depredador. En el humano se trata de una semi-con-
no diagnosticado de esquizofrenia paranoide; la muerte, tan de- ciencia que se evidencia en el desmayo histérico como defensa.
seada de este hermano disparó la segunda reacción epiléptica Freud definía la epilepsia de Dostoievski como resultado de un
que inicia la serie que se conserva hasta hoy. Esta identificación sentimiento inconsciente de culpabilidad por el deseo de ase-
masiva al padre muerto, no se corresponde del todo con la que sinato de su padre. Un sustituto de la muerte, se dice habitual-
vemos operar en toda neurosis en especial la histeria, ya que su mente. Pero, ¿cómo sustituirse a la muerte si resulta algo irre-
carácter global, al "ser" del padre evoca esos pasaje en los que presentable? Más bien se trata entonces de una identificación
Sigmund Freud ha plasmado la lógica del ultimo mito históri- con el cadáver del padre, una identificación con su ser.
co de Tótem y tabú.

138 139
EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
CARLOS QUIROGA

funda su escritura, hacer de ella lo que Jacques Lacan - respec-


Estas personas presentan, entonces, el viejo morbus sacer, lo
to de Joyce- llamó "sinthome': No se trata del síntoma clásico,
unhemlich-ominoso, la enfermedad del agresivo poseso. Si el
que no deja de ser una demanda a una interpretación que en
padre ingresa a la estructura como "padre muerto", aquel que
ocasiones logre disolverlo. El síntoma guarda su dimensión de
otorga el nombre, la primera categoría que conocemos del pa-
enigma, mientras que el sinhtome no. Este último resulta una
dre es la simbólica. Así pues, el "ser del padre" designa más bien
respuesta allí donde el Otro no puede hacerlo, es una respues-
al cadáver que a su nombre. Jean -Thierry Maertens afirma que
ta a la falta de nominación del Otro. El síntoma tiene su final
el cadáver es "ultra significante': es decir, denota la ausencia de
por la interpretación. El sinhtome no, es una especie de "Work
los sentidos, imposible de situar, depósito de todos los rechazos
in progress" que muchas veces (las privilegiadas) no encuentra
posibles, el cadáver evoca la falla de lo simbólico. "Hablar de él
el final ni en la muerte.
equivale a reducirlo a ciertos significantes que no llegan a defi-
Quizás en la llamada epilepsia encontremos la misma posi-
nirlo': continúa Thomas. Entonces, ¿cómo se dice cadáver? Bau-
ción que en la melancolía, tan emparentada a la perversión que
delaire en su poema '·'Una carroña" puede escribir:
tiene como paradigma de su goce la necrofilia. En efecto, en los
casos de epilepsias sin lesión orgánica se constata un desvane-
Y sin embargo, tú serás semejante a esta basura,
cimiento de la función paterna y por ello del nombre. Durante
A esta horrible infección
el ataque, la fuerza de ignorar el deseo asesino disuelve el nom-
Tú, mi ángel y mi pasión
bre que mantiene en una necesaria pulsación percepción y con-
ciencia. En estado de apertura de esos polos suelen ocurrir nues-
No hace falta abundar en la melancolía del poeta francés,
tras ensoñaGiones de las que despertamos fácilmente mientras
ni tampoco en su desesperada búsqueda de alguna mujer a
el nombre nos sujeta. En el ataque epiléptico el hundimiento es
quien "vampirizar" la vida que se le fugaba. La retracción libi-
mucho más profundo. Las percepciones no pueden pasar por el
dinal descripta por Freud, o lo que con Jacques Lacan entende-
filtro del inconsciente y no pueden ser sometidas al proceso de
mos como la cancelación de la función metafórica del objeto a,
diferenciación que ese filtro permite. La descarga es masiva y la
deja cadaverizado el cuerpo, mortificado por la acción del sig-
que queda abolida es la conciencia. Sabemos que todo lo que es
nificante. Es muy frecuente que a la salida del ataque epilépti-
conciencia para nosotros es percepción, pero no todo lo que es
co algunos hombres sufran una gran excitación sexual. ¿No re-
percepción es conciencia. En el ataque epiléptico la excitación es
sulta esto el retorno de lo viviente al cuerpo que se ha reduci-
plena, igual y simultánea, sin el corte que produce la alternan-
do a un resto abyecto?
cia. Es esta pérdida de las discriminaciones que permite la pul-
El autor de Las flores del mal tiene la misma posición de aquel
sación temporal percepción-conciencia la causa de la pérdida de
joven poeta que en aquella caminata con Freud se lamentaba de
esta última. Nuestros actos son siempre decisiones que no po-
la pronta desaparición de la belleza de la primavera. En su ar-
drían ser tales sin el poder de discriminar. La función discrimi-
tículo sobre lo perecedero Freud cuenta esa anécdota y estable-
nadora propia del significante, es decir, de su funcionamiento,
ce su posición. Lo perecedero es condición de poder gozar de la
tiene en el patronímico su gran aliado. La realización del asesi-
belleza y no al revés. A Baudelaire lo salva de la depresión pro-

141
140
CARWS QuiROGA

nato del padre en el fantasma, derrumba al sujeto en una nube


de sensaciones, olores, gustos, etc. La descarga pulsional directa
asemeja a un suicidio que resulta la otra cara del guante del pa-
rricidio y el incesto. La pérdida de conciencia es la pérdida del
otro ya que es la dimensión simbólica la que ha caído. El epi-
Post-scriptum
léptico encarna lo abyecto, arrojado allí orinado y defecado en-
cima es testimonio de un goce mortífero.

"Las almas humanas son prisioneras de


los cuerpos mortales a causa del asesinato,
porque han consumido carne animal y han
practicado el canibalismo."
PLUTARCO

En esta obra hemos opuesto canibalismo e incorporación


para no perder la fuerza del primero. En verdad, el término ca-
nibalismo podrá quedar para el acto real de la ingesta de un hu-
mano por otro humano e incorporación designando sólo su fan-
tasma. La verdadera oposición, la ubicaremos desde ahora y en
trabajos posteriores, será entre incorporación e introyección que
nos ajustan más al discurso del psicoanálisis. El mito del cani-
balismo ha formado parte de la mitología e incluso ha sido usa-
do por los conquistadores como lo demuestra Arens para jus-
tificar las atrocidades de la Conquista de América. Llamar a al-
guien o a un grupo "caníbal" es una de las mejores excusas para
exterminarlo. Arens ha demostrado que de hecho los "caribes':
nombre del que deriva caníbal, así como otros "primitivos", ja-
más realizaron dichas prácticas. Al menos a la vista de ningún
occidental. Ahora, sí es cierto que entre las mismas tribus ocu-
rría que unas a otras se acusaban de gustar de la carne humana.
Entonces, llamaremos introyección a la incorporación de
un vacío que da cuenta del límite de lo simbólico para reducir
el objeto. La introyección crea la posibilidad de bordear el ob-

142 143
CARLOS QUIROGA EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
'

jeto y producir un discurso significante e inteligible que llama- este secreto encriptado, ¿no lleva al sujeto al mutismo por el te-
mos mito. El mito entonces conserva lo viviente de lo perdido mor de ser descubierto ante la posibilidad de ser expuesto en
y posibilita el duelo, es por eso que decimos que el mito traba- público? Del mismo modo, ¿no es causa esta secreta incorpo-
ja. Es siempre mejor recordar la vida de un ser querido que su ración de la búsqueda del abrigo en "parloteos" rituales y es-
muerte. La identificación narcisista es la que entorpece el pro- tereotipados?
ceso del duelo y conserva al objeto perdido en el carácter de ca- Si esto es así, que el sujeto murmura palabras que no son su-
dáver. Mientras que la introyección transforma al muerto en yas, de las que no se ha podido apropiar, el "tu lo has dicho" que
símbolo que opera a favor de lo viviente, del deseo. Su fracaso da forma a la dimensión apofántica de la interpretación parece
provoca la regresión a la incorporación haciendo del muerto un profanar la cripta y devolverle al pobre "parloteador" su digni-
símbolo inoperante, activo en la forma de una presencia. Con dad de sujeto. Algo ha salido a la luz de su escondite y se sociali-
la capacidad creativa del sujeto en aferrar al muerto a costa de za en lenguaje común y de intercambio. Ya hemos citado en esta
su propia vida: el muerto vive la vida del vivo. obra que la presencia de la comida en la mesa de nuestro anfi-
Como afirma M. Doueih en su Historia perversa del cora- trión es la prueba de que no somos nosotros la comida. Es J.-C.
zón humano (1999): "El fantasma de la incorporación se carac- Milner quien hace ese subrayado al hablar de la ley de hospita-
teriza pues, en primer lugar por su absoluto secreto, y por una lidad. También E. Canneti lo consigna en si libro Masa y Poder.
tendencia a la mentira: mentira destinada a proteger al sujeto Podemos agregar lo que Milad Doueih afirma del banquete fu-
de los peligros inherentes al secreto del que es portador". El lu - nerario -"El banquete funerario actúa como parapeto contra el
gar donde se aloja la mentira es una cripta totalmente inacce- peligro de comer al muerto, real o imaginariamente"- esta afir-
sible para el mismo sujeto. Es preciso que la cripta esté alejada mación que da cuenta del carácter colectivo del funeral que se-
del espacio público y colectivo en el que los valores de cambio para al muerto de los vivos ya que es el muerto el que no come,
circulan. La cripta debe entonces no formar parte del lenguaje conjura la amenaza de introducir en el cuerpo al muerto-"hace
común y hace a su portador alguien que no se puede creer al- del acto de comer una forma de lenguaje colectivo y comuni-
guien cualquiera. Sigue Doueih: "El lenguaje del secreto, el len- tario en el que se declara públicamente la muerte del muerto y
guaje que se habla en el lugar del secreto se constituye a sí mis- la supervivencia del vivo"-. No puedo dejar de recordar aquel
mo como un lenguaje secreto''. El secreto será entonces ese con- velorio en que la hermana de la difunta, con quien habían lle-
densador de goce que lo hace al sujeto extraño de sí. Quizás en vado una historia de implacable enojo mutuo, repartía duran-
esta cripta, que por quedar fuera del lazo social se homologue te el banquete funerario de su hermana Pascualina una exqui-
al cadáver insepulto, encontremos alguna pista para expresiones sita tarta que lleva ese nombre.
tales como: la mitomanía, la cleptomanía, ciertos ataques epi- Freud le ha otorgado gran valor al acto caníbal y a su rela-
lépticos, la indiferencia ética del obsesivo, o el robo innecesario ción con la identificación. Elijamos tres citas claves:
y disociado de la histeria. 1) En su 31 º Conferencia "La descomposición de la per-
¿Existirá en este secreto encriptado entonces la posibilidad sonalidad psíquica" afirma: "En cuanto a la trasmudación del
de un lenguaje absolutamente privado? El mantenimiento de vínculo parental en el superyó[ ... ]. La base de este proceso es

144 145

g;..
CARIDS QumoGA fa PRÓJIMO Y LO ABYECTO

lo que se llama una «identificación», o sea una asimilación de cose vuelve entonces inteligible como un intento de asegurar-
un yo a un yo ajeno, a consecuencia de la cual ese primer yo se la identificación con él por incorporación de una parte suya':
se comporta en ciertos aspectos como el otro, lo imita, por así En estas tres citas así como en "Duelo y melancolía" existe
decir lo acoge dentro de sí. Se ha comparado la identificación, un ausente: el público, es decir, el rito. Jacques Lacan ha dicho
y no es desatino, con la incorporación oral, canibálica, de la en su sexto año del seminario: "¿Qué son los ritos funerarios,
persona ajena. La identificación es una forma muy importan- los ritos con que satisfacemos lo que llamamos 'la memoria del
te de la ligazón con el prójimo, probablemente la más origina- muerto'? ¿Qué otra cosa son, si no la intervención total masiva
ria; no es lo mismo que una elección de objeto. [ ... ] Identifi- del infierno hasta el cielo sino de todo el juego simbólico? [ ... ]
cación y elección de objeto son en vasta medida independien- no hay nada que pueda llenar de significante ese agujero en lo
tes entre sí; empero, uno puede identificarse con la misma per- real, excepto la totalidad del significante. El trabajo realizado en
sona a quien se tomó, por ejemplo, como objeto sexual, alterar el nivel del logos (digo esto para no decir en el nivel grupo y la
su yo de acuerdo con ella. [ ... ] Si uno ha perdido un objeto o comunidad en cuanto culturalmente organizados quiénes son
se ve precisado a resignarlo, es muy común que uno se resarza sus soportes) el trabajo del duelo se presenta en principio como
identificándose con él, erigiéndolo de nuevo dentro de su yo, una satisfacción dada al desorden que se produce en virtud de
de suerte que aquí la elección de objeto regresa, por así decir, la insuficiencia de todos los elementos significantes para hacer
a la identificación". frente al agujero creado en la existencia por el empleo total de
2) Psicología de las masas y análisis del yo: " ... la fase oral de todo sistema significante en torno al menor duelo".
la organización de la libido, durante la cual el sujeto se incor- Sin el trabajo de duelo "la muerte llama a la muerte" este tra-
poraba al objeto ansiado y estimado, comiéndoselo, y al hacer- bajo de duelo es simbólico sin dudas pero debe pasar al imagi-
lo así lo destruía. Sabido es que el caníbal ha permanecido en nario para su construcción real. Como afirma J. Allouch en su
esta fase: ama a sus enemigos, esto es, gusta de ellos o los esti- Erótica del duelo, y con quien coincidiría, entonces, M. Doueih:
ma para comérselos, y no se come sino a aquellos a quienes ama la función del público está ligada indisolublemente a la función
desde este punto de vista. Más tarde perdemos de vista los des- del rito. Son los otros, los comensales del banquete funerario los
tinos de esta identificación con el padre". que hacen el borde para que ese agujero no sea un vacío infini-
3) Moisés y la religión monoteísta: "El siguiente paso decisivo to que resulta inevitablemente un estrago.
para el cambio de esta primitiva variedad de organización «so- En la continuación de estos temas en publicaciones venide-
cial» debe de haber sido que los hermanos expulsados, que vi- ras visitaremos a una autora de sorprendente inteligencia y sen-
vían en comunidad, se conjuraran, avasallaran al padre y, según sibilidad. Pareciera que esta autora le diera amplitud a la afir-
la costumbre de aquellos tiempos, se lo comiesen crudo. Estaría mación que acabamos de citar de Jacques Lacan: "El trabajo del
fuera de lugar tomar a escándalo este canibalismo, pues persis- duelo se presenta en principio como una satisfacción dada al
te hasta épocas mucho más tardías. [ ... ] no sólo odiaban y te- desorden que se produce en virtud de la insuficiencia de todos
mían al padre, sino que lo veneraban como arquetipo, y en rea- los elementos significantes para hacer frente al agujero creado
lidad cada uno de ellos quería ocupar su lugar. El acto canibáli- en la existencia por el empleo total de todo sistema significante

146 147
CARLOS QUIROGA

en torno al menor duelo': En efecto, el rito no guarda relación


alguna, por ejemplo, con ninguna eficacia mágica, sino que re-
sulta automático, como una necesidad humana sobre la sucie-
dad, el orden y el desorden, el ser y el no ser, la forma y lo infor-
. me, la vida y la muerte.

148
Esta ol~ra se terminó de imprimir durante octubre de 2013
en los Talleres Gráficos "Planeta Offset", Saavedra 565,
Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
El prójimo y lo abyecto son los dos términos que abren la
vía para una exploración sistemática de lo extraño en
psicoanálisis_ En este ensayo, Carlos Qyiroga expone dife-
rentes figuras que desandan la concepción clásica de la
conciencia como presencia a sí, aunque también subvierte la
noción del sujeto entendido a través de su imagen especu-
lar: el yo. En este sentido, el libro podría ser considerado
una puesta en tensión de la mismidad a partir de una lógica
del resto que instituye su carácter productivo de diferencias.

Un argumento recorre el conjunto de estas páginas. La


relectura que realiza el autor de Tótem y tabú permite situar
la condición estructural de toda tragedia: la articulación
entre cadáver _insepulto, venganza y muerte (de los jóvenes).
De este modo, la forma de razonar expresa también el estilo
del autor en la iluminación constante y digresiva de diferen-
tes tópicos. Qyiroga es fundamentalmente un ensayista:
enfático e hiperbólico, se abre paso entre las más diversas
referencias, para perderlas en el camino, pero también para
reencontrarlas en la resignificación. De este modo, estas
páginas hacen pasar una experiencia vibrante antes que un
esclarecimiento erudito.

ISBN 978-950-649-489-6

1
9117 8 9 5 o 6 114 9 4 8 9 6
Colección Animalia
Director: ESTEBAN DIPAOLA

l. CUERPO Y ACONTECIMIENTO
La estética de Gilles Deleuze
ALAIN BEAULIEU

2. LACAN Y EL BARROCO
Hacia una estética de la mirada
LUCIANO LUTEREAU

3. COMUNIDAD IMPROPIA
Estéticas posmodernas del lazo social
ESTEBAN DJPAOLA

4. EL PRÓJIMO Y LO ABYECTO
Ensayo sobre lo extraño en psicoanálisis
CARLOS Q UIROGA

q,~ia
Av. CoronelDíaz 1837,
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
www.imagoagenda.com
info@imagoagenda.com

Potrebbero piacerti anche