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C apítulo 33
e requieren dos características para un diag- En la Tabla I observamos las diferencias de criterio
Tabla I
Comparación entre la CIE-10 y el DSM-IV en los trastornos de la identidad
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TRATADO DE PSIQUIATRÍA
Blank se había suicidado ahogándose, cuando estaba monización (tanto con estrógenos como con antian-
a punto de ser arrestado por la policía. Desde peque- drógenos como con andrógenos).
ño aprovechaba cualquier oportunidad para disfra- En una monografía ya clásica y esencial para en-
zarse de mujer. Acosado por la ley, sufrió prisión re- tender el tema, Docter, 1988 (12) hizo una distin-
petidas veces por su reiterado travestismo y su ción entre transexuales “primarios” y “secundarios”.
excesiva afición a la seducción de sus jóvenes mu- En el primer caso –que puede aparecer en los dos
chachos…, a los que acostumbraba traspasar sus en- sexos–, la historia de disforia genérica se pierde en la
fermedades venéreas. Goteo a goteo, los diferentes noche de los tiempos biográficos del sujeto. De he-
estudiosos del tema fueron describiendo casos más o cho, este subtipo se sobrepasa en parte, con el “tras-
menos únicos: Krafft-Ebing, 1984 (4), Hirschfeld, torno de la identidad sexual en la infancia” del CIE-
1925 (5), si bien fue Hirschfled quien por primera 10 (F64.2) y el parejo del DSM-IV (302-6) (Tabla I),
vez utilizó el término travestismo y lo diferenció de pero con una diferencia fundamental: el sujeto con
las homosexualidades; hoy día sabemos que se equi- este trastorno de identidad no acostumbra a presen-
vocó –aunque no literalmente– en lo primero pero tar transexualismo en la vida adulta. Podríamos con-
no en lo segundo. Havelock Ellis, 1936 (6) los nom- cluir diciendo que todos los transexuales “primarios”
bró invertidos sexoestéticos o eonistas, en honor han presentado esta condición pero no es “sine qua
del caballero Eon que vivió prácticamente la mitad non“ para el salto al transexualismo. En los sujetos
de su vida como mujer. Debemos el término actual a con transexualismo primario, es característica, la au-
Caldwel, 1949 (7) quien lo introdujo con el nombre sencia permanente de excitación sexual al traves-
de psicopatía transexual, si bien fue el trabajo de tirse, lo que los diferenciaría del fetichismo travestis-
Benjamin, 1966 (8) con una muestra de 172 pacien- ta. Es importante esta cuestión diferencial –válida
tes (152 hombres y 20 mujeres) el que inauguró los para todos los transexuales que se travisten, que son
estudios de gran nivel de población investigada. A la inmensa mayoría– ya que aún existen confusiones
partir de su publicación El fenómeno transexual, sobre los términos. En la Tabla II, indicamos las di-
devino una explosión de casuística que culminó con versas formas de travestirse que como puede verse
la monografía de Green y Money, 1969 (9) titulada son legión, y no necesariamente exclusivas del tran-
“Transexualismos y reasignación de sexo” que es sexualismo, si bien también pueden ocurrir casos de
la primera descripción sistemática desde todos los “traspaso” del fetichismo al transexualismo, al igual
puntos de vista (clínico, psicológico, antropológico y que del travestismo no fetichista.
sociológico) del síndrome. Como hemos observado La orientación sexual es hacia el propio género
en la Tabla I, mientras la CIE-10 acepta el término, biológico pero es falsamente homosexual, ya que el
el DSM-IV lo elimina, si bien lo utiliza frecuentemen- transexual la vive como ser del sexo opuesto, al sen-
te para referirse a los trastornos de la identidad del tirse atrapados en un cuerpo que no sienten como
género. A nuestro modo de ver, esta no fue una de- suyo (“me gustan los hombres pero como mujer que
cisión afortunada de la comisión presidida por Brad- me siento” y al revés), lo cual no es óbice para que
ley, 1991 (10). exista un pequeño porcentaje de transexuales –siem-
Los criterios CIE-10 (F64.0) (11) para el transe-
xualismo son los siguientes: “consiste en el deseo de Tabla II
vivir y ser aceptado como un miembro del sexo
opuesto, que suele acompañarse por sentimientos Diversas formas de travestirse
de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico
propio y de deseo de someterse a tratamiento quirúr- TRAVESTISMO
gico u hormonal para hacer que el propio cuerpo
concuerde lo más posible con el sexo preferido”. En Como fetichismo Homosexual
las pautas para el diagnóstico, la CIE-10 considera Heterosexual (más frecuente)
que “la identidad transexual debe haber estado pre- Sin fetichismo Travestismo no fetichista
sente constantemente por lo menos durante 2 años
Homosexuales Fetichismo
y no ser un síntoma de otro trastorno mental, como Prostitución
esquizofrenia, o acompañar a cualquier anomalía in- “Furtivo”
tersexual, genética o de los cromosomas sexuales”. “Comodidad consigo mismo”
Las primeras señales del trastorno son evidentes (en ocasiones)
normalmente a edades tempranas (en algunos casos Afeminados
incluso antes de los 5 años, según el DSM-IV). Los Transexuales
niños tenderán a preferir vestidos y actividades con-
sideradas como femeninas, y al revés con las niñas. Transformistas (Travestismo como arte)
En los adultos, se adoptará el papel social del género Institucionalizado Indios norteamericanos
opuesto, viviendo algunos transexuales como miem- Grupos siberianos
bros del género apetecido, llegando al extremo de Polinesia
modificar su apariencia física por medio de la hor-
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TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL
pre mujeres– que en una pirueta realmente sofistica- medida transexual de la población general, aunque
da de su destino, hacen una “inversión” absoluta, del otras investigaciones de Ross et al., en 1981 (17),
género y de su orientación, mostrándose como ho- matizó algo las cifras (al menos en Nueva Zelanda);
mosexuales en su deseo sexual (“a pesar de que me 1/24.000 hombres y 1/150.000 mujeres. La pro-
siento hombre no me gustan las mujeres, sino los porción hombre-mujer, sería de 6:1. Una vez más los
hombres”), Blanchard, 1989 (13). Esta cuestión es hombres demuestran más dificultades para la sexuali-
válida tanto para los subtipos “primario” como “se- dad normativa que las mujeres. Quizá porque los pa-
cundario”. Estos –los secundarios– desarrollan su dis- sos del dimorfismo sexual son más complicados para
foria del género en épocas postpuberales, de forma los hombres que para las mujeres (Tabla IV).
progresiva, presentando un subtipo que no exprese
la necesidad imperiosa inicial de travestirse. En los
secundarios, es posible que se encuentren trastornos LA CUESTIÓN DEL DIMORFISMO SEXUAL
de personalidad asociados aunque aún no ha sido do-
cumentado de forma fehaciente. Fundamentalmente Para ello debemos plantearnos la cuestión del di-
los “secundarios” son varones. El DSM-IV reconoce morfismo sexual, o sea la existencia de dos morfolo-
un patrón aparte en el cual convive con el transexua- gías, de dos sexos y, además la conciencia que cada
lismo una ausencia de atracción sexual hacia hom- individuo tiene de pertenecer a uno u otro; en otras
bres o mujeres, una forma asexual del trastorno de palabras: la identificación con el género masculino o
identidad de género. A su vez, el lector reconocerá femenino.
en este transexualismo secundario de Docter al “tras- Con extraordinaria perspicacia, John Money, (18)
torno de la identidad sexual en adolescentes y adul- ha comparado los acontecimientos que ocurren des-
tos” del DSM-IV (302.81), el cual coincide a su vez de la fecundación del óvulo por el espermatozoide
con el transexualismo de la CIE-10, como vemos en hasta la aparición de la conciencia de masculinidad o
la Tabla I. En la Tabla III resumimos la cuestión. feminidad, a una carrera de relevos que transcurre
Los pacientes femeninos difieren en dos aspec- así: cromosomas (1er relevo), gónadas y hormonas
tos. En primer lugar su comportamiento tiende a la (2º relevo), nacimiento y ambiente posterior (3er rele-
exageración de los rasgos masculinos y a una cuali- vo). Asimismo, existirá un relevo suplementario, de
dad de –si cabe– un mayor convencimiento de la in- tipo fundamentalmente hormonal, que acontecerá
versión del género; en segundo lugar tienden a ex- en el momento de la pubertad.
presar un alto grado de interés en la actividad sexual Así en el varón una peculiar combinación de sus-
(Dexeus y Farré, 1995) (14). Debemos tener en tancias hormonales producidas por el testículo (entre
cuenta, que las dificultades diagnósticas vienen dadas las cuales es muy importante el papel de los andró-
por los propios convencimientos de algunos homo- genos) estimula el conducto de Wolff e inhibe el de
sexuales y algunos travestistas (fetichistas) que llegan Müller; el primero se desarrolla en forma de estructu-
a equivocar al profesional, quien, incluso, puede lle- ras genitales específicamente masculinas (vesículas
gar a aconsejar reasignación quirúrgica del sexo, seminales, próstata, conductos deferentes). A su vez,
despistándolo absolutamente en la naturaleza del el tubérculo genital se convierte en pene y las protu-
diagnóstico verdadero. berancias que presenta en sus dos lados, se unen y
constituyen el escroto, donde se alojan los testículos
al descender, lo que ocurrirá a los 7 meses de vida in-
EPIDEMIOLOGÍA trauterina.
En la mujer, el canal de Müller se convierte en úte-
Los mejores estudios de prevalencia, siguen sien- ro, trompas de Falopio y porción interna de la vagi-
do los suecos de Wälinder 1968 (15), revalidados por na; a su vez, el tubérculo genital se transforma en clí-
Hoening y Kenna, 1974 (16) en Gran Bretaña. toris; las protuberancias se transforman en labios
1/37.000 hombres y 1/108.000 mujeres sería la mayores y menores. Este modelado femenino no ne-
Tabla III
CIE-10, DSM-IV y subtipos de Docter
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Hay ejemplos constantes en la naturaleza humana et al, 1986* (19) y algunos de cuyos aspectos ya he-
de casos en los que la diferenciación sexual ha sido mos nombrado anteriormente.
alterada por trastornos en los relevos cromosomáti- 1. Al nacer el niño está con un estatus de neutrali-
cos, gonadales u hormonales. En estos casos, el niño dad sexual.
nace con genitales dudosos; si el ambiente reacciona 2. La identidad genérica es el resultado del asigna-
de una forma coherente y trata al recién nacido co- miento genérico, pudiendo presentarse una discor-
mo varón o hembra, aunque sea equivocadamente, dancia entre los aspectos constitucionales y el sexo
la identificación sexual del sujeto corresponde a la asignado (el ejemplo más dramático son los estados
asignación que los padres le atribuyeron al nacer, in- intersexuales).
dependientemente de su verdadero sexo gonadal o 3. Es probable que en los procesos de identifica-
cromosómico. Si el ambiente permanece dudoso, el ción genética y orientación erótica, intervengan fe-
sujeto presentará una identificación sexual ambigua. nómenos de “imprinting” que se presentan en un
Sin embargo, de todos los casos estudiados el más período crítico anterior a los 2 años y 3 meses; la
impresionante es el conocido como de los gemelos identificación genérica debe estar ya establecida a es-
de Money. Se trataba de un niño perfectamente ta edad; el problema está en preguntarse si el “im-
normal que a los 7 meses de edad sufrió una ampu- printing” persiste en estos momentos más o menos
tación traumática de su pene como consecuencia de críticos o no.
un accidente durante la circuncisión. Existía un ge- Diamond, 1964 (20) ya criticó con aspereza el
melo, también varón e idéntico. Previa aprobación concepto de neutralidad primaria sexual que les
de la familia, fue aconsejado que se le tratara como a había colocado Money a los recién asomados al
una niña. Al año y medio de la decisión –y después mundo. Diamond adopta una posición más parsimo-
de la extirpación quirúrgica de los testículos y mode- niosa y se acoge la hipótesis del continuo evolutivo,
lado de los genitales externos–, el aspecto y el com- tan grato a los naturalistas.
portamiento de los dos hermanos era ya revelador En los estudios sobre estados intersexuales, desta-
de una identificación distinta. Cuando ambos llega- can los primitivos de Bräutigam (21), en los que llegó
ron a los cuatro años ya no había dudas acerca de a la conclusión que dado que los cambios hacia la di-
cuál era niño y cuál era niña. rección masculina o femenina de los pseudoherma-
Pocas veces se encontrará un ejemplo más revela- froditas, ocurren en la pubertad, dependiendo de los
dor del extraordinario poder modelador del ambiente signos de virilización (hirsutismo, tono de voz, etc.),
sobre el dimorfismo sexual; ambiente que posee serían los andrógenos los que jugarían un papel,
fuerza suficiente para conformar el comportamiento esencial en la asunción del rol. Podríamos considerar,
de los individuos de acuerdo con un modelo previo, como relativamente simplista la afirmación: de hecho
pasando por encima de cromosomas, gónadas y al menos en lo que se refiere a la orientación erótica
hormonas. Sin embargo, esta fuerza ambiental dis- viene regulada por un mecanismo genético que gene-
pone de todas sus energías sólo durante un cierto ró un arousal sexual en respuesta a estímulos especí-
tiempo, en el transcurso de un período crítico que se ficos, generalmente visuales, sin olvidar los aspectos
remonta desde el nacimiento hasta 18 meses –como ambientales (aprendidos). Imperato, McGinley et al,
ya hemos dicho– y, apurándolo mucho, hasta los 5-6 1974 (22), investigaron un grupo de 38 pseudoher-
años. mafroditas de la República Dominicana debidos a
una deficiencia de 5-α reductasa, lo que presupone
una incompleta transformación de la testosterona en
ETIOLOGÍA dihidrotestosterona (DHT), proceso necesario para el
desarrollo de los genitales masculinos externos, con
¿Por qué existen los transexuales? ¿Cuál es la cau- lo cual el sujeto se presenta con una apariencia feme-
sa de este convencimiento temprano, permanente, nina; en la pubertad –y a despecho del déficit enzi-
irreductible de que su cuerpo no está de acuerdo con mático– se producía la suficiente DHT como para es-
su mente, genéricamente distintas? ¿Hay una causa timular la virilización global de los sujetos. Resultado:
microbiológica que se pierde en la noche de los tiem- 17 de 18 casos cambiaron su identidad genérica y su
pos del desarrollo intrauterino por un error en la an- orientación sexual hacia el polo masculino, a pesar
drogenización o no androgenización hipotalámica? de haber sido educados como mujeres. La conclusión
¿Sería acaso un aprendizaje erróneo de la concien- a la que se llegó es que en ausencia de factores socio-
cia del sexo? Es probable que –con diferentes grada- culturales interruptores, la testosterona era esencial
ciones– cada uno de estos factores etiológicos estén tanto en la orientación genérica como erótica. Sin
presentes en el origen del transexualismo aunque la embargo, esto es importante si ocurre en la puber-
hipótesis biológica sea la de mayor resonancia en los tad. En estas edades, los casos serían más difíciles. Y
momentos actuales. en los andrógenos habrá que buscarla más a nivel del
Partamos de unas bases algo rígidas en sus con- * Money ya había adelantado estos conceptos al principio de la
cepciones –y por tanto no asumibles del todo– de lo década de los 60. A pesar de las críticas recibidas, lo mantuvo en
que es la identificación del género, debido a Money trabajos posteriores.
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sistema nervioso central y en épocas mucho más verdaderos centros del acoplamiento, siendo el nú-
tempranas que las que se corresponden a la identifi- cleo preóptico, el propio del comportación masculi-
cación genérica según los conceptos de Money, no, y el ventromedial del femenino (Figura 1). Este
amén de que se les ha asignado el sexo adecuado, a conjunto se diferenciaría en un período (entre el cuar-
pesar de lo cual desarrollan una identidad sexual pa- to y el séptimo mes) crítico prenatal, siendo impreg-
radójica solicitando la mayoría de ellos un cambio de nado el núcleo preóptico masculino de andrógenos, y
sexo con fervor casi fanático. no así el ventromedial femenino. Se podría hipoteti-
zar como han hecho varios autores [Dörner, 1976
(23); Neumann, 1979 (24)], que un bloqueo de esta
FACTORES PSICOSOCIALES EN EL ORIGEN DEL androgenización en el período crítico –o una anormal
TRANSEXUALISMO androgenización ventromedial femenina– sería la cau-
sa del transexualismo, o como mínimo una condición
Si los factores psicosociales actúan en la eclosión específica que desencadenaría la cadena de eventos
del transexualismo, deberán hacerlo de forma encu- que comportan el inicio de las cogniciones y conduc-
bierta. Sin embargo, todos los estudios revisados tas transexuales e incluso de ciertas homosexualida-
adolecen de metodologías poco claras y en los que des. En su momento Farré, 1979 (25), intentamos
presentaban parámetros correctos, los resultados encontrar una línea de continuidad (en lo que se re-
son escasamente concluyentes. Un manto de oscuri- fiere a la homosexualidad) sobre esta teoría y la del
dad se cierne sobre estas teorías, incluidas las del condicionamiento. Escribíamos entonces: Se podría
condicionamiento, lo cual repercute de forma dra- sugerir –en algunos casos– un locus minor resisten-
mática en las posibilidades terapéuticas. tiae basado en la diferenciación hipotalámica, pero
esto ya no entraría en la nosología psiquiátrica más
estricta y si podría ser –si fuese algún día demostrada
TEORÍAS BIOLÓGICAS de una forma fehaciente– una teoría-puente entre te-
sis biológicamente puras y tesis ambientalistas, sin
Disfunciones cerebrales de tipo lobular que ello quitase la importancia de la teoría del apren-
dizaje en el origen (de la homosexualidad) y de toda
Un progresivo número de casos de transexualis- conducta orientativa sexual humana.
mo, presentaban disfunciones –lesiones en el lóbulo La hipótesis de Dörner (sustentada por experi-
temporal–. El significado de este hallazgo no pasa de mentos con ratas hembras a las que se había andro-
superar –de momento– la anécdota. genizado en el período crítico) crearon una enorme
polémica y merecieron una respuesta airada de la
Sociedad Germana de Sexología.
Trastornos a nivel hipotalámico A pesar de ello, Smichdt y Schorsch, 1981 (26)
presentaron una serie de 70 pacientes con anormali-
El hipotálamo tiene unas funciones primordiales dades psicosexuales, en los que se practicaron des-
en el conjunto de la respuesta sexual, como puede trucciones parciales de áreas hipotalámicas presu-
observarse en la Tabla V. puestamente alteradas. Las demoledoras críticas
Su intervención en la conducta dimórfica y de las –tanto científicas como éticas– que recibieron les lle-
preferencias eróticas es indiscutible. Estaríamos ante vó a interrumpir sus experimentos clínicos. Además,
Tabla V
Resumen de las más importantes funciones sexuales del palocircuito
Inicia impulso o deseo sexual y, en su Sensaciones de placer (porciones superiores) Recoge sensaciones procedentes
caso, las conductas copulatorias Selección de estímulos (porciones inferiores) de feromonas (relación con ni-
vel hormonas hipotálamo)
Controla parte de la excitación sexual Autofrenadores
Controla la eyaculación Modulación emocional y afectiva (junto con
el hipotálamo)
Interviene en las sensaciones de placer
Modulación emocional y afectiva
de la conducta sexual (junto con el
sistema límbico)
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fancia (siempre mucho antes de la pubertad) caracte- son su juguete y por lo general prefieren a las chicas
rizados por un malestar intenso y persistente debido como compañeras de juego. El ostracismo social
al sexo propio, junto al deseo (o insistencia) de perte- tiende a presentarse durante los primeros años de la
necer al sexo opuesto. Hay una preocupación cons- escolarización y tiende a alcanzar su máximo en la
tante con el vestido o las actividades del sexo opues- segunda infancia, con la presencia de bromas humi-
to o un rechazo hacia el propio sexo. Se cree que llantes por parte de los compañeros. El comporta-
estos trastornos son relativamente raros y no deben miento abiertamente femenino puede disminuir du-
confundirse con la falta de conformidad con el papel rante la adolescencia temprana pero los estudios de
sexual socialmente aceptado, que es mucho más fre- seguimiento demuestran que de un tercio a dos ter-
cuente. El diagnóstico del trastorno de la identidad cios de los chicos con un trastorno de la identidad se-
sexual en la infancia requiere una profunda altera- xual en la infancia presentan una orientación homo-
ción en el sentimiento normal de masculinidad o fe- sexual durante la adolescencia y después de ella. Sin
minidad. No es suficiente la simple masculinización embargo, muy pocos presentan transexualismo en la
de los hábitos en las chicas o el afeminamiento en vida adulta (aunque muchos adultos con transexualis-
los chicos. El diagnóstico no puede realizarse cuando mo refieren haber presentado problemas de identi-
el individuo ha alcanzado la pubertad. dad sexual en la infancia), como ya hemos aclarado
Debido a que el trastorno de identidad sexual en la en páginas anteriores.
infancia tiene muchos rasgos en común con otros En estudios clínicos, los trastornos de la identidad
trastornos de la identidad de esta sección, se ha con- sexual son menos frecuentes en chicas que en chicos
siderado más conveniente clasificarlo en F64 –en lu- pero no se sabe si esta proporción se mantiene en la
gar de F90– F98. población general. Tanto en chicas como en el caso
de los chicos, existe a menudo un interés temprano
hacia formas de conducta características del sexo
Pautas para el diagnóstico opuesto. Las chicas con este trastorno suelen tener
compañeros de juego masculinos y demuestran un
La característica diagnóstica esencial es el deseo ávido interés en deportes y juegos rudos. En cambio
general y persistente del enfermo de ser (o insisten- no demuestran interés en muñecas o por representar
cia de que se es) del sexo opuesto al propio, junto a papeles femeninos en juego tales como “papás y ma-
un intenso rechazo del comportamiento, atributos y más” o “las casitas”. Las chicas con un trastorno de
atuendos del mismo. Se manifiesta por primera vez identidad sexual tienden a no padecer el mismo grado
durante los años pre-escolares. Para poder ser diag- de ostracismo social que los chicos, aunque pueden
nosticado debe haber aparecido antes de la puber- padecer burlas en la infancia tardía y la adolescencia.
tad. En ambos sexos puede existir, aunque es muy La mayoría abandonan su insistencia exagerada por
raro el rechazo de las estructuras anatómicas del pro- actividades y atuendos masculinos a medida que se
pio sexo. Lo más típico es que los niños con un tras- acercan a la adolescencia pero mantienen una identi-
torno de la identidad sexual nieguen sentirse afecta- ficación masculina y continúan presentando una
dos por él, aunque puedan sentir malestar debido al orientación homosexual en la vida adulta.
conflicto generado por las expectativas de su familia En raras ocasiones un trastorno de la identidad se-
o compañeros y por las burlas o rechazo al cual pue- xual puede presentarse asociado a un rechazo persis-
den estar sometidos. tente de las estructuras anatómicas del sexo propio.
Estos trastornos han sido mejor estudiados en chi- En chicas este hecho se puede poner de manifiesto
cos que en chicas. Lo más característico es que des- por afirmaciones repetidas de que tienen o va a cre-
de los años de pre-escolar los chicos se interesan por cerles un pene, por un rechazo a orinar en posición
juegos y otras actividades que corrientemente se aso- sentada o por la afirmación de que no quieren que
cian con mujeres y suele haber una preferencia por les crezcan los pechos o les aparezca la menstrua-
vestirse con atuendos femeninos. Sin embargo, este ción. Este trastorno puede manifestarse en chicos
travestismo no es causa de excitación sexual (a dife- por afirmaciones repetidas de que su desarrollo so-
rencia del travestismo fetichista en adultos, F65.1). mático será el de una mujer, de que el pene y los tes-
Puede existir un intenso deseo de participar en los tículos son repugnantes o que desaparecerán o que
juegos y pasatiempos de las chicas y las muñecas sería mejor no tener pene o testículos.
Bibliografía
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