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El Fracaso en la adopción.

De la adopción legal a la adopción psicológica, y de la ruptura


psíquica a la ruptura legal.

Profesor: Carles Benet i Domingo, psicólogo y terapeuta familiar.


Responsable de la coordinación de los equipos de adopción del “Institut
Català de l’Adopció” y miembro de la Comisión Técnica del Servicio de
Atención Postadoptiva de Catalunya.

“No solo existe (en el adoptado) la vivencia de


una pérdida ocurrida (abandono), que pruduce dolor, vergüenza y rabia, sino la
angustia de que pueda repetirse”. Grinberg y Valcarce (2003).

“ La Sra. Maria es una mujer sola de unos 45 años de edad, que realizó una petición de adopción
internacional. Según ella, deseaba ser madre a través de la adopción y consideraba que poseia los
recursos adecuados para ello en esos momentos.
Después de haber pasado por el proceso de preparación y valoración para la adopción, se le declara
idonia para la adopción de un menor de hasta 8 años de edad. Aunque inicialmente la Sra. Maria
hubiera deseado la adopción de un menor con un perfil de edad más pequeño, el hecho de ser
monoparental y querer adoptar en un país determinado, le obligaba a acceptar un perfil de edad lo
más amplio posible.
Un año y medio después de haber enviado su expediente de adopción al país elegido, recibe una
asignación de un niño de 8 años y medio de edad, que ella accepta de inmediato y sin ninguna
objeción (en muchos casos parece que la variable edad del menor sea lo único y lo más imporante a
valorar en una signación, descuidando muchisimos otros factores).

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Al poco tiempo, viaja sola al país y conoce al que va ha ser su hijo a partir de ese momento (al menos
desde el punto de vista legal). En el pais todo funciona aparentemente sin ningún problema
destacable y regresan juntos a nuestro país con el auto de adopción en la maleta, que certifica que són
madre e hijo.
Cinco años más tarde, esta madre adoptiva llama al Servicio de Atención Postadoptiva , el niño tiene
casi 14 años y presenta dificultades de aprendizaje y de adaptación al ámbito escolar, que le han
llebado al abandono definitivo de la escolaridad.
La relación entre madre e hijo es, en estos momentos, de rechazo y enfrentamiento mutuo. La madre
adoptiva pide a la Administración “un recurso” para su hijo, ella ja no sabe que hacer, se muestra
deprimida y cansada. Su propia madre, que le habia ayudado hasta ese momento con su hijo, hacia un
año que habia fallecido.
El joven adolescente se fuga de casa por la noche y vuelve cuando el quiere. Tiene pocos amigos y los
que tine són hijos de inmigranrtes estranjeros, que al igual que él estan todo el dia por la calle.
Desde el Servició de Atención Postadoptiva se realiza una entrevista con la madre y otra con el hijo
adoptivo. El joven adolescente tiene una actitud desafiante y oposicionista, comenta con una
aparente frialdad que no quiere continuar en casa de su madre, que le gustaria regresar a su país de
origen.
Según él, nadie le pidió permiso para ser adoptado, ni tan poco nadie le explicó que significaba ser
adoptado en el extranjero.
Para él, su “madre verdadera” era su madre biológica, la qual estaba muerta desde hacia años y con la
cual solo estubo conviviendo el primer año de vida.”.

Esta situación de fracaso adoptivo, que ha sido descrita de forma muy


esquemática y genérica por motivos de protección de los datos personales,
esconde una situación de gran complejidad, que necesitaria de un análiis
mucho más detallado y profundo, que el que se puede hacer por escrito en
estos momentos y en este contexto puramente académico.

Esta narración describe una situación prototipo de un cierto número de


situaciones postadoptivas con dificultades muy importantes, que pueden
finalizar con una ruptura adoptiva, y que suponen una de cada cinco consultas
realizadas en estos momentos en el Servicio de Atención Postadoptiva de
Catalunya.

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Generalmente se trata de jovenes adolescentes adoptados con problemas de
comportamiento y de relación con sus padres adoptivos y su entorno inmediato.
Cuando se consulta, ya se ha instaurado en este tipo de situaciones una
relación de conflicto y hostilidad entre padres e hijo adoptivo, despues de un
largo recorrido por diferentes servicios asistènciales.

Muchas de estas situaciones pueden reconducir-se después de un largo


trabajo terapético centrado sobre todo en los padres adoptivos, sin descuidar
el soporte que también tendrà que recibir el joven adoptado ( en algunos casos
incluso con una separación o alejamiento temporal del nucleo familiar).
Situaciones todas ellas que no estan exentas de dificultades importantes y de
un gran sufrimiento por parte de todos los implicados.

Sólo aquellos padres que pueden tolerar la frustración y el rechazo que


suponen estas situaciones, y que poseen recursos suficientes para reparar y
gestionar de forma adecuada el dolor, la rabia y la inseguridad bàsica que
presenta su hijo adoptivo, pueden mantener en un futuro la unidad familiar y el
sentimiento de pertenencia a la misma.

En este relato, que sirve de encuadre inicial a mi presentación, se pueden


observar la confluencia de diferentes factores de riesgo adoptivo, que no se
tubieron en cuenta en el momento de la adopción. De aquí la importancia de
conocer los diferentes factores de riesgo inerentes a la adopción, para poder
prevenir situaciones adoptivas en las que los sentimientos predominantes en
todos sus miembros sean la frustración, el miedo y la insatisfación. La adopción
es y debe ser un buen recurso de protección para todos esos niños y niñas
adoptables, y evitar situaciones de riesgo futuras.

Hablar del fracaso en la adopción no es nada fácil, ya que seguramente implica


reconocer que el propio sistema de protección infantil ha fallado en su
objetivo primordial, el de ofrecer, a través de la adopción, una medida de
protección eficaz, la cual tendría que haberfacilitado, el desarrollo integral de un
niño inicialmente desprotegido y desamparado por su familia biológica.

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Al fracaso de la familia biológica para hacerse cargo, con todas sus
consecuencias, de su hijo, se suma, posteriormente, el fracaso de la familia
adoptiva. En definitiva, el fracaso de una adopción significa el fracaso de la
sociedad para proteger adecuadamente a un niño tutelado por ella. Cada
fracaso viene acompañado de un gran sufrimiento y de un daño psíquico que
invade inevitablemente a todos los participantes.

En definitiva el fracaso adoptivo implica de nuevo pérdidas emocionales


profundas tanto para la familia adoptiva (padres, abuelos, hermanos…) como,
especialmente, para el niño adoptado (doblemente abandonado), reafirmando
así su desconfianza básica hacia las relaciones que le proponen los adultos.

Si el adoptado ya presentaba heridas emocionales provocadas por su historia


previa a la adopción, las cuales seguramente jugaran un papel importante en
la definición de sus relaciones con los padres adoptivos (tipo de apego),
después de un fracaso adoptivo, que es vivido como un nuevo abandono, las
heridas suelen abrirse y hacerse aún más profundas.

En la definición de fracaso adoptivo pueden tener cabida infinidad de


situaciones adoptivas diferentes, que pueden ir desde la ruptura definitiva de la
relación paterno-filial hasta familias adoptivas en crisis constante y donde la
insatisfacción en las relaciones está presente en todos sus miembros,
importantes para todos los implicados en el proceso y en general para toda la
sociedad. En muchos casos, el fracaso adoptivo, implica la resolución de una
nueva medida de protección (acogimiento residencial o familiar) y la prestación
de una atención especializada sobre la mayoría de los miembros familiares
implicados, con un elevado coste económico.

En un estudio realizado sobre 20 familias adoptivas que habían consultado en


el Servicio de Atención Postadoptiva de Catalunya por problemas graves de
comportamiento y de relación entre padres e hijo adoptivo (Benet 2008), se
observo que la gran mayoría eran familias que habían sido asistidas por
múltiples profesionales y servicios especializados con el objetivo de poderles
ayudar en la resolución de sus dificultades familiares en algún momento de su

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ciclo vital. Generalmente los primeros contactos se inician con profesionales
del ámbito escolar cuando el niño es aún pequeño y presenta dificultades de
aprendizaje, pasando posteriormente o simultáneamente por diferentes
servicios especializados en salud mental y finalizando en algún servicio o
recurso del ámbito de justicia juvenil o bien de los servicios de protección,
cuando este es preadolescente o adolescente.

En todos los adoptados de esta muestra, también, se apreciaba no tan solo un


fracaso escolar evidente al inicio de la educación secundaria obligatoria sino
un abandono y un rechazo de la escolaridad en su conjunto.

Previamente a la consulta en el Servicio de Atención Postadoptiva el cien por


cien de los adolescentes adoptados de este estudio habían estado en
tratamiento psicológico o psiquiátrico. El 35% de los padres adoptivos de estos
jóvenes habían sido diagnosticados de padecer una depresión clínica, por lo
cual recibían tratamiento médico. Otros padres no recibían tratamiento en el
momento de la consulta pero habían padecido diferentes síntomas
relacionados con el gran estrés familiar, que les provocaba el conflicto
constante con su hijo (cansancio crónico, insomnio, irritabilidad, hipertensión,
ansiedad…).

Estos datos son ilustrativos del gran sufrimiento psíquico que implican las
situaciones de fracaso adoptivo y de los costes socio-sanitarios y económicos
que representan a nivel familiar y social.

El estudio del fracaso adoptivo tiene como objetivo primordial poder detectar
todos aquellos indicadores de riesgo que puedan favorecer una situación de
fracaso o dificultad adoptiva importante, y así poder prevenirlo y evitarlo,
siempre que sea posible, sin olvidar que seguramente siempre habrá un tanto
por ciento de situaciones adoptivas que inevitablemente finalizaran con una
ruptura familiar. En este punto cabe señalar algo que es obvio, pero no
suficientemente tomado en consideración, como es la evidencia de que ni
todos los niños abandonados son susceptibles de ser adoptados, ni que todas
las familias o personas son idóneas para ser padres adoptivos. Y concretando

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mucho más, tampoco todas las familias o personas idóneas para ser padres
adoptivos lo son de todos los niños adoptables.

A nadie se le escapa, de que estamos hablando de una situación


extremadamente compleja, que sitúa a los profesionales que trabajamos en
adopciones ante decisiones técnicas de altísima responsabilidad y
especialización, que pueden marcar el futuro de niños y niñas susceptibles de
ser adoptados y de familias y personas que desean adoptar. En este sentido,
cabe señalar la gran importancia de poder trabajar todos estos temas en
equipo, de tener una formación continuada especializada y de poseer el
reconocimiento profesional y técnico por parte de todos los estamentos de la
sociedad, la cual nos otorga a los profesionales una función ejecutora de una
medida de protección tan importante como es la adopción. Medida, en la cual
todos los profesionales que intervengan deben hacerlo bajo la premisa del
interés superior del niño o niña desamparado.

En la complejidad de la adopción y de sus posibles riesgos, entran en juego


multitud de variables favorecedoras o desfavorecedoras de esta medida, estas
últimas son los llamados factores de riesgo en la adopción, que de manera
simplificada podemos clasificar en tres grandes grupos:

1. Factores que tienen que ver con el hijo adoptivo y su historia previa a la
adopción: historia y tipo de abandono, edad, tiempo y tipo de
institucionalización, existencia o no de maltrato o negligencia ...
2. Factores que tiene que ver con la familia o persona adoptiva: motivación,
edad, salud mental y física, elaboración de dificultades previas,
características de personalidad…
3. Factores que tienen que ver con el propio proceso adoptivo y con los
profesionales participantes en el: proceso de preparación previo a la
adopción tanto de la familia adoptiva como del niño o niña propuesta en
adopción, proceso de idoneidad, adecuación de las asignaciones,
seguimiento y atención postadoptiva…

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A todos estos factores de riesgo adoptivo podemos y debemos contraponer los
factores de prevención o de éxito, que ayudaran a la consecución de una
adopción exitosa. No debemos olvidar que la gran mayoría de adopciones son
exitosas, no exentas de las dificultades propias y comunes a todas las
relaciones paterno-filiales y con las connotaciones especificas de la adopción

Un factor de prevención de primer orden, al margen, obviamente, del proceso


de idoneidad de los solicitantes de adopción, es el proceso de preparación
previo a la adopción que deberían seguir obligatoriamente todas las personas
que quieran adoptar. Se sabe, así lo demuestran todos los estudios e
investigaciones, que unos padres adoptivos bien preparados, pueden hacer
frente a situaciones adoptivas de riesgo con mayor éxito que las que no han
tenido esa preparación, ya que pueden anticipar e interpretar correctamente
algunos comportamientos extraños y saber buscar respuestas adecuadas a
ellos.

Los procesos de preparación para la adopción pretenden hacer conscientes a


los futuros padres adoptivos de sus capacidades para hacer frente a las
necesidades de los niños y niñas que son propuestos en adopción.
Necesidades que podríamos definir como de especiales, por las
características particulares que les confiere al adoptado su historia previa de
abandono, institucionalización, maltrato y otras circunstancias familiares y
sociales.

Finalmente solo quiero recordar los factores de éxito descritos por Linda Katz
(1992) en relación a las características de aquellos padres que tienen éxito en
la adopción de niños mayores o con problemas de conducta. Esta profesional
defendió que el éxito en la adopción de niños o niñas con problemas
psicológicos depende más de las características de los padres que de la
patología de los propios niños, siempre y cuando estas familias sean apoyadas
con una adecuada preparación y servicios de atención postadoptiva.

Podemos consider a todos los niños y niñas susceptibles de ser adoptados


independientemente de su edad y de su história específica como niños y niñas

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con “necesidades especiales” y por tanto, todos aquellas personas o
familias que quieran adoptarlos deberían disponer del siguiente repertorio de
capacidades parentales de éxito, que facilitaran la resolución de las
dificultades que puedan aparecer y la plena vinculación con su hijo adoptivo:

1. Tolerancia a la propia ambivalencia y/o a sentimientos negativos fuertes


hacia el hijo.
2. Negarse a ser rechazados por el niño y retardar las gratificaciones de las
necesidades. Aceptar la desconfianza básica, el temor a un nuevo
abandono y al rechazo que puede padecer el niño o niña adoptada es
facilitar respuestas adecuadas a sus necesidades.
3. Tener la habilidad de encontrar felicidad en pequeños incrementos de
mejoría. Las familias exitosas no están focalizadas a metas finales y sus
expectativas son realistas.
4. Flexibilidad en el rol parental. Habilidad para percibir signos de
agotamiento físico y emocional en uno de los miembros de la pareja y
permitir el relevo en sus funciones.
5. Visión sistémica de la familia. Poseer una visión global del sistema,
reconocer que uno es parte del problema y también de la solución.
6. Apropiación del rol. Capacidad de incorporar a ese niño como hijo con
todas sus consecuencias.
7. Actitud proactiva. No tener una postura pasiva sino activa en la
resolución de las dificultades. Asumir que uno es el padre o la madre y
debe controlar la situación de su hijo.
8. Humor y autocuidado. Capacidad para utilizar el sentido del humor en
situaciones críticas y capacidad para permitirse un descanso y
desconectar de la situación de tensión.
9. Sistema familiar abierto a solicitar y aceptar ayuda. Aceptar sus propias
limitaciones y permitir la ayuda externa.
En definitiva y a modo de resumen, sabemos que existe el fracaso en la
adopción aún que no sepamos con exactitud el tanto por ciento de adopciones
que fracasan (difieren mucho de una investigación a otra y de un país a otro) ,
seguramente porque no nos hemos puesto de acuerdo aún en definir
claramente lo que entendemos por fracaso adoptivo.

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Sabemos que el fracaso provoca consecuéncias emocionales y socio-
económicas muy importantes en todos los implicados.
Sabemos que es responsabilidad de las administraciones públicas
competentes evitar el fracaso de una medida de protección infantil como es la
adopción y de trabajar por el interés superior del niño o niña implicada en una
medida de este tipo. Sabemos de la importancia de acreditar profesionales
competentes, técnicamente especializados para abordar la complejidad de la
adopción desde sus diferentes ámbitos.
Sabemos de la importancia como factores de prevención del fracaso de la
existencia de un buen proceso de idoneidad y de preparación de los
solicitantes de adopción. Sabemos de la importancia que la familia adoptiva
esté acompañada durante todo el proceso por unos profesionales cercanos y
empáticos con sus necesidades y de la importancia de una atención
postadoptiva adecuada.
Sabemos de la existencia de factores de riesgo que pueden llevar a la
adopción hacia el fracaso pero también sabemos de la existencia de factores
de éxito que pueden ayudar a superar las dificultades que puedan surgir
durante la misma.
Sabemos de la importancia que tiene en la correcta evolución de una adopción,
el hecho de haber procedido de una forma legal, transparente y ética durante
todo el proceso, que permita transmitir toda la información sin ocultaciones,
miedos ni secretos al hijo adoptado sobre su historia y su familia biológica.
Sabemos que si tenemos en cuenta estos factores y otros muchos, podemos
prevenir y evitar el máximo de fracasos adoptivos, ayudar en definitiva a que la
adopción sea satisfactoria para todos sus miembros pero muy especialmente
para ese niño o niña que fue adoptada.

Bibliografía relacionada con el tema:


. El niño abandonado. Guia para el tratamiento de los trastornos del
apego. Niels P. Rygaard. Ed. Gedisa, Barcelona 2008.
. El fracaso en la adopción. Jolanda Galli y Franceso Viero. Ed. Acebo, Grupo
5 Madrid 2007.

9
. La adopción, demasiados prejuicios y escasa conciencia. M. Ferranti. Ed.
Acebo, Grupo 5 Madrid 2009.
. Las adopciones truncadas y en riesgo en la Comunidad de Madrid. A.
Barástegui. Comunidad de Madrid 2003.
. Consejos de supervivencia para padres adoptivos. C. Rech-Simon y F.
Simon. Ed. Herder. Barcelona 2010.
. El niño adoptado. Comprender la herida primaria. N. Newton. Ed. Albesa
2010.
.Socorro, tengo un hijo adolescente. Guia de supervivencia para padres
desesperados. R.T. Bayard y J. Bayard. Temas de Hoy, Madrid 2004.
. Working with adolescents. Suporting families, preventing breakdown. N.
Biehal. BAAF 2005.
. Dealing with disruption. H. Argent y J. Coleman. BAAF 2006.
. El Servicio de Atención Postadoptiva de Catalunya. Un nuevo servicio
público para nuevas necesidades familiares. El reto de la adopción
internacional. C. Benet i Domingo. 1er Fórum Internacional de Infancia y
Familias. CIIMU. Barcelona, 2006.
. Los retos de la Postadopción. Balances y prespectivas. A. Berástegui y B.
Gómez-Bengoechea (Coord.). Ministerio de trabajo y asuntos Sociales. Madird
2008.
. Indómito y entrañable. El hijo que vino de fuera. J.A. Giménez Alvira. Ed.
Gedisa, 2010.

CB.2010

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