Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Introducción histórica
SUMARIO
1. Panorámica general
2. El aspecto objetivo de los derechos fundamentales en la jurisprudencia alemana
a) Sentencia Lüth del Tribunal Constitucional alemán (extracto)
b) Comentario de Wolfgang Hoffmann-Riem.
3. El aspecto objetivo de los derechos fundamentales en la jurisprudencia española
a) La STC 25/1981 (extracto)
b) STC 25/1981 - Comentario
1. Panorámica general
Como se ha visto en el apartado anterior, los derechos fundamentales tienden a ser vistos
ante todo como derechos subjetivos dotados de una especial fuerza vinculante, la que
procede de su consagración constitucional. No resulta extraño que esa perspectiva haya
sido considerada “clásica”. A fin de cuentas, bien puede parecer que los derechos
fundamentales que ahora nos garantizan las Constituciones normativas son los mismos
que, en el constitucionalismo positivista decimonónico, valían como derechos subjetivos
frente a la Administración; la novedad sería su actual proyección frente al legislador.
Pero lo cierto es que, antes de que a lo largo del siglo XIX se consagrara este principio
característico del Estado formal de Derecho, conforme al cual la Administración sólo podía
intervenir en la esfera de la libertad y de la propiedad de los ciudadanos, en sus derechos
fundamentales, previa autorización legal, las constituciones revolucionarias de finales del
siglo XVIII habían consagrado derechos fundamentales a los que se atribuía otro sentido.
Era la época originaria en la que el Estado material de Derecho se oponía al régimen
feudal, la época en la que resultaba decisivo conformar legalmente las relaciones sociales
de acuerdo con los principios objetivos de la libertad y la igualdad de los ciudadanos. Estos
derechos fundamentales, pues, no se daban por sobreentendidos en el ámbito del Derecho
positivo, dejando abierta a la ley la posibilidad de limitarlos; más bien, la acción del
legislador era reclamada justamente para lograr la proyección de dichos derechos sobre el
conjunto del ordenamiento jurídico.
Como señala Manuel García Pelayo (Derecho constitucional comparado, Madrid: Alianza,
1984, págs. 55 s.), “una vez asentado y asegurado el régimen liberal burgués, tal teoría ya
no precisaba --como en los tiempos en que el nuevo régimen pugnaba por afirmarse frente
a los poderes históricos— ser un medio de conocimiento al servicio de una transformación
(...), sino simplemente un medio de explicación de una realidad cuyo contenido aparecía
como indiscutible y definitivamente afirmado. Ahora bien, es claro que toda evidencia en
el contenido conduce, en principio, a un resaltamiento de la forma; toda evidencia en lo
sustancial, a una doctrina desustancializada”. Del Estado material de Derecho, presidido
por los principios objetivos de la libertad y la igualdad, se pasa al Estado formal de
Derecho, en el que la libertad y la propiedad han devenido meros derechos subjetivos
frente a la Administración, susceptibles de ser limitados por la Ley.
1
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Más adelante, cuando la llamada “cuestión social” pone en entredicho las posibilidades de
supervivencia del orden liberal decimonónico, en el contexto de una nueva época de
cambios sociales, se recupera el contenido objetivo de los derechos fundamentales. Ello se
produce inicialmente en el plano de la política constitucional; entretanto, la ciencia jurídica
sigue elaborando sus dogmas a partir de un Derecho positivo cuya interpretación se
considera inmune a tan novedosos planteamientos. La Constitución de Weimar de 1919
incorpora contenidos normativos característicos del Estado social, pero, en su breve
periodo de vigencia (hasta principios de 1933), ni las circunstancias políticas ni la inercia
que domina las construcciones jurídicas permitieron que se asentara una concepción
dogmática igualmente renovadora. Algo similar cabe decir de la Constitución republicana
de 1931.
Pero no pasará mucho tiempo antes de que se cobre conciencia de que los derechos, en esta
nueva fase, han pasado a consagrar un orden social que se impone al legislador mismo, y
que en esa medida encarnan principios objetivos que el legislador no sólo no puede limitar
arbitrariamente, sino que ha de promover de modo activo. El resurgimiento de la
dimensión objetiva de los derechos fundamentales se considera la novedad más
espectacular del Derecho público alemán posterior a 1945. Los efectos de tal dimensión no
sólo afectan a los derechos fundamentales, sino a la entera comprensión de la Constitución
como norma suprema del ordenamiento jurídico. Porque esta dimensión objetiva de los
derechos implica, en definitiva, el renacimiento del ordenamiento jurídico alemán sobre el
espíritu de los derechos fundamentales. Los derechos fundamentales no se limitan a
asegurar la libertad de los particulares frente al Estado, sino que son el fundamento del
orden jurídico, la base y la sustancia del Derecho, un valor absoluto y universal que
vincula no sólo al Estado, sino a toda la comunidad jurídica.
Este nuevo desarrollo, sin embargo, también plantea problemas a la hora de dotar de la
consistencia dogmática típica del Derecho, una consistencia orientada por el principio de la
seguridad jurídica y que se consolida a partir del procesamiento y la estabilización de las
soluciones acreditadas en el pasado, a una tarea esencialmente nueva que, sin embargo,
también resulta normativamente impuesta por los derechos fundamentales y
jurisdiccionalmente garantizada mediante los mecanismos de tutela de la Constitución. Así
se explica que no pocos autores pretendan darse por satisfechos con el viejo componente
subjetivo de los derechos fundamentales y rechacen asumir el componente objetivo como
parte integrante de la específica normatividad constitucional.
Todo este desarrollo que ha sido expuesto, de modo magistral, por Dieter Grimm, un muy
reconocido especialista en historia del Derecho público que además, como magistrado del
Tribunal Constitucional alemán (1987-1999), ha acumulado una formidable experiencia en
2
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
I. . Sobre la situación
Por supuesto, sería erróneo esperar que los componentes negativos y de intervención de los
derechos fundamentales se pudiesen sumar sin problemas. Antes bien, el mandato estatal
de defensa de la libertad asegurada mediante los derechos fundamentales no puede
cumplirse, por regla general, sino mediante el recorte de otras libertades o de la misma
libertad con respecto a otras. Por consiguiente, las exigencias de actuación del Estado que
se derivan de los derechos fundamentales elevan el número de las intervenciones en el área
protegida por estos y conducen, a juzgar por las apariencias, a un debilitamiento de su
fuerza protectora. Mientras que una interpretación exclusivamente negativa de los derechos
fundamentales contribuye a estabilizar el statu quo social, su comprensión en términos de
intervención genera un impulso transformador. Por eso, (...) el tema sigue siendo objeto de
continua discusión. Precisamente, en los tiempos más recientes ha vuelto a aumentar la
crítica, que sigue teniendo una base fundamentalmente metodológica. Los críticos hacen
responsable a la comprensión jurídico-objetiva de los derechos fundamentales de la
elevada discrecionalidad en la interpretación de estos derechos, así como de la
consiguiente pérdida de racionalidad de la aplicación jurídica, y ven en ello la causa más
importante de usurpación de competencias políticas por los tribunales, en particular por el
3
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Pero entre la vieja y la joven generación de críticos, las diferencias saltan a la vista. La
mayoría de las veces, tras (…) la postura tradicional es posible percibir reservas contra la
comprensión de la libertad en términos social-estatales que se atribuye a las
fundamentaciones jurídico-objetivas. La limitación a la protección negativa de los
derechos fundamentales que se reclamaba en nombre de la aplicación racional del derecho
tiende a salvaguardar a las clases propietarias burguesas. Este motivo no desempeña papel
reconocible alguno en la mayoría de los críticos actuales: al contrario, las metas sociales y
estatales de la interpretación amplia de los derechos fundamentales se aceptan de manera
generalizada. Sin embargo, (...) se exhorta a apartarse del contenido jurídico-objetivo e
intervencionista de los derechos fundamentales y a restringirlos a su función jurídico-
subjetiva y negativa. Toda la doctrina desea conservar la protección frente a las
intervenciones del Estado en la esfera de la libertad; pero algunos críticos pretenden
superar los problemas de la libertad en el moderno Estado de bienestar con la dogmática
tradicional de la defensa frente a la intervención. Un artículo de Schlink, que preconiza
enérgicamente esta vía, se titula, de manera característica, “La libertad mediante la defensa
de la intervención: la reconstrucción de las funciones clásicas de los derechos
fundamentales”.
4
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
abogue, de hecho, por la defensa frente a la intervención como función originaria de los
derechos fundamentales.
Mas cuando se dirige la mirada a Francia, el país europeo donde se originan los derechos
fundamentales, la imagen se modifica. La Revolución francesa se asemeja a la americana
en que eliminó el poder estatal hereditario de manera revolucionaria y erigió uno nuevo,
asimismo sobre la base de una constitución escrita que definía las condiciones de
legitimidad del poder político al tiempo que fundaba y limitaba sus atribuciones. Pero
ambas revoluciones se diferencian en el punto de partida y en la meta: mientras las
colonias americanas ya disfrutaban en el siglo XVIII de un orden social considerablemente
liberal, que sólo de forma muy ocasional era perturbado por la metrópoli, el orden social en
Francia no se caracterizaba por la libertad ni por la igualdad sino por deberes y
obligaciones, límites estamentales y privilegios. De ahí que la revolución americana se
agotara en el cambio del poder político y en la adopción de precauciones frente a su abuso,
mientras que para la francesa el cambio del poder político no constituyó sino el medio para
la postergada reforma del orden social. La verdadera meta de la Revolución se hallaba en
la reorganización de aquél en torno a las máximas de libertad e igualdad. Su realización,
por tanto, exigía una renovación radical de los derechos civil, penal, procesal, etc.,
mientras que nada sabemos de tales grandes reformas tras la revolución americana.
A la vista de esta situación, sorprende que la Asamblea nacional francesa, con considerable
mayoría, se decidiese a comenzar su obra reformadora no con la reorganización del
derecho común, sino con la elaboración de un catálogo de derechos fundamentales,
mientras que el derecho feudal-estamental del Ancien Régime, propio de un Estado-policía,
sólo posteriormente sería sustituido por e! liberal-burgués. Esta secuencia revela por sí sola
que los derechos fundamentales no pueden concebirse aquí como derechos subjetivos de
protección; esta función habría sido contraria a la meta de la Revolución, inmunizando
precisamente contra la transformación en sentido liberal al viejo orden jurídico considerado
injusto. En tales circunstancias, los derechos fundamentales hicieron más bien las veces de
principios supremos conductores del orden social, llamados a dar firmeza y continuidad a
la trabajosa y complicada reforma del derecho. Por consiguiente y ante todo, no señalaban
límites al Estado sino que se dirigían a él con un mandato de actuación. Los derechos
fundamentales eran, por definición, guías para que el legislador llevase a cabo la reforma
del derecho ordinario conforme a ellos: pero esto no es otra cosa que la función jurídico-
objetiva de tales derechos. Sólo después de haber concluido la transformación del orden
social en términos de libertad e igualdad pudieron replegarse en Francia, como desde el
principio había ocurrido en América, a su función negativa.
5
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Ciertamente, este desarrollo estaba previsto en la lógica del liberalismo, de cuya ideología
brotaron los derechos fundamentales. Una vez establecidas jurídicamente la libertad y la
igualdad, ambas debían producir de forma automática la prosperidad y la justicia mediante
el mecanismo del mercado. En tales circunstancias, cualquier intervención estatal en la
sociedad que no sirviera a la protección frente a cualquier clase de perturbación, sino que
persiguiese ambiciones de gobierno, no podía sino desfigurar el libre juego de las fuerzas y
cuestionar el acierto del sistema. Por ello, la función capital de los derechos fundamentales
en la sociedad burguesa ya materializada consistió en trazar una línea de separación entre
Estado y sociedad. Considerados desde el punto de vista del Estado, eran límites a su
actuación; desde el de la sociedad, derechos de protección. En este punto aparece el
componente jurídico-objetivo, como estadio de transición a la concepción liberal-burguesa
de los derechos fundamentales. Al final, solo el efecto negativo sobreviviría; pero el
significado jurídico-objetivo, lejos de desaparecer por ello, permaneció latente. Persistió,
por así decirlo, en posición de espera, presto a irrumpir de nuevo cuando hubiera amenaza
de desviaciones respecto al objetivo o el automatismo fuera perturbado. Eso hace que sólo
en muy escasa medida pueda hablarse de la función negativa de los derechos funda-
mentales como de su función clásica.
1
Se alude a la revolución de marzo de 1848, que comienza el día 1 de dicho mes en Baden.
Durante la misma se reunió la primera Asamblea Nacional alemana en la Iglesia de San Pablo
(Paulskirche) de Frankfurt del Meno; allí se elaboró la Constitución del Reich, aprobada y
promulgada el 28 de Marzo de 1849, entre cuyos postulados está el Gobierno liberal y popular, la
libertad de prensa, la libertad para el desarrollo del foro público, la extensión del derecho de
sufragio, los procedimientos judiciales públicos y la convocatoria de un Parlamento Nacional
alemán. Sin embargo, el 23 de julio de 1849 se cierra, de nuevo en Baden, el ciclo revolucionario.
6
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Tras él se halla la experiencia, procedente de la primera mitad del siglo XIX, de que la
serie de libertades aseguradas por los derechos fundamentales carece de utilidad para
aquellos a quienes les faltan los presupuestos materiales de su uso; este juicio es tan
elemental, que ni siquiera el liberalismo pudo obviarlo. El liberalismo de concepción
preindustrial podía aún aceptar que, tras la eliminación de los abundantes obstáculos a la
actividad procedentes de los límites estamentales, del feudalismo, del sistema gremial y del
mercantilismo, el logro de estos medios se consideraba una mera cuestión de talento y
diligencia. Quien no hubiera alcanzado los bienes necesarios para el uso de los derechos
fundamentales, pese a las posibilidades abiertas, probaba con ello su incapacidad subjetiva;
su miseria podía considerársele achacable y, en ese sentido, no injusta. Según la convicción
del liberalismo, el principio de libertad igual defendía a todos de la explotación privada y
del exceso de poder, excluía el dominio de unos miembros concretos de la sociedad sobre
otros y admitía las obligaciones entre ciudadanos sólo cuando fueran voluntariamente
aceptadas. De este modo, cualquiera tenía la posibilidad de buscar su propio provecho sin
que nadie pudiera ser forzado a negocios desventajosos. Por ello, el acuerdo voluntario —
como siempre había sucedido— no dejaba lugar a injusticia alguna.
La hipótesis sobre la que descansaba el modelo social burgués se mostró incorrecta. Poco
después de su materialización surgió una masa de indigentes no achacable a fallos
individuales sino condicionada por razones estructurales, que no podía superar esa
condición mediante su propio esfuerzo. Esa situación no apareció como consecuencia
exclusiva de la revolución industrial: simplemente fue acentuada por ella. Lo cual tuvo
consecuencias para la realización de la libertad igual prometida por los derechos
fundamentales, consecuencias que no se limitaron a que la libertad reconocida a todos por
igual fuera relativamente fútil para la parte de la población que carecía de medios de
subsistencia: el efecto más drástico fue que dicho sector de la población cayó bajo la
dependencia de los económicamente poderosos. En una situación en que no escaseaba la
fuerza de trabajo, los indigentes, que sólo disponían de la suya, hubieron de aceptar las
condiciones de los acaudalados para sobrevivir. Desde el punto de vista formal, ambos no
hicieron sino disponer de su libertad contractual; materialmente, una parte podía dictar las
condiciones a voluntad mientras a la otra no le restaba sino elegir entre la conformidad y la
ruina. De este modo, en lugar del esperado justo equilibrio de intereses, en la esfera
liberada del dominio estatal se establecieron relaciones privadas de dominio, posibilitando
la explotación de una parte de la sociedad por la otra.
Estos datos no sólo son válidos para las especiales circunstancias de la incipiente era
industrial, sino que pueden generalizarse. Un concepto de libertad igual no puede hacerse
efectivo con independencia de las condiciones reales de utilización de la libertad. Los
derechos fundamentales entendidos de manera negativa sólo conducen a la meta del justo
equilibrio de intereses en condiciones sociales de equilibrio de fuerzas; en situación de
desequilibrio material, la libertad formalmente igual se transforma, de facto, en el derecho
del más fuerte. De este modo, la limitación del Estado deja de equivaler a la libertad real.
El equilibrio de fuerzas que constituye la condición implícita del éxito del modelo liberal
es absolutamente incapaz de realizar sus propios ajustes. Al contrario, el sistema permite la
acumulación de poder social como consecuencia de la autonomía privada, produciendo así
constantes riesgos para la libertad: su condición liberal no se sustenta en sí misma, sino que
es precaria. Cuando esto ocurre, vuelve a materializarse el problema de la libertad que el
liberalismo había creído posible solucionar formalmente. La conservación de la libertad
7
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
igual dependerá pues, en adelante, de una limitación del poder del Estado, pero además de
una inacabable protección de la libertad y de contramedidas de control por parte del
Estado. La expresión de todo esto en la dogmática de los derechos fundamentales es la
recuperación de la dimensión jurídico-objetiva de los mismos.
Esta consecuencia fue reconocida ya en el siglo XIX, si bien no tuvo efectos entonces; al
contrario, la creciente dogmatización de la función negativa de los derechos fundamentales
se dio junto con la más profunda escisión de la sociedad en clases. De este modo la defensa
contra el Estado, pensada originariamente como medio técnico-jurídico para lograr el
objetivo de la libertad individual igual, se elevó a verdadero sentido de los derechos
fundamentales. Esto hizo posible justificar uno de los mayores escándalos de la incipiente
era industrial, el trabajo infantil, invocando los derechos fundamentales de libertad de
propiedad y de contratación, así como la patria potestad, frente a los intentos legales de
limitarlos; al mismo tiempo, el carácter protector de los derechos fundamentales
permanecía inadvertido en los proyectos legales. Ciertamente, cuanto menos amenazados
estaban los intereses de la burguesía por el Estado, más disminuía la valoración burguesa
de los derechos fundamentales. Cuando el Cuarto Estado comenzó a reclamar como meta
tales derechos para cubrir su déficit de libertad, su contenido de intervención le fue negado
por parte de la doctrina iuspublicista: hacia el final del siglo XIX, aquellos habían perdido
ya completamente su referencia a la libertad para reducirse a formulaciones casuísticas del
principio general de la legalidad de la Administración. No poseían ya en absoluto un
significado normativo independiente, distinto del de los principios constitutivos del orden
social.
8
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
9
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
defensa de los derechos fundamentales; por ello, tales actos amenazan con escapar a las
medidas protectoras concebidas para dicha intervención. Con todo, tales medidas afectan a
la esfera de la libertad jurídico-fundamental de forma más eficaz que la intervención
particular en la esfera jurídica individual, pues determinan en general las condiciones-
marco de la libertad.
Como reacción, se observa una constante expansión de la reserva de ley. Sin embargo,
cada vez resulta más evidente que ésta sólo produce de forma limitada el deseado efecto de
orientación democrática de la Administración, de previsibilidad y control, característico del
Estado de derecho. Donde la intervención actúa de manera concreta, bipolar y
retrospectiva, la moderna actividad estatal despliega un efecto extensivo, poliédrico y
prospectivo. Tales cualidades hacen que, a diferencia de la protección contra riesgos
causados por el Estado, dicha actividad sólo sea aún parcialmente previsible y, por tanto,
no regulable de modo definitivo en términos de hechos y consecuencias jurídicas. Por eso
predomina aquí un tipo normativo diferente del que es propio de la Administración
protectora frente a la intervención. Las normas que establecen objetivos ocupan el lugar de
los programas condicionales clásicos; por otra parte, la norma ha de dejar abiertos tanto la
vía de aproximación al fin como los medios requeridos para ello. En consecuencia, la
Administración se controla en gran parte a sí misma. El resultado de su actividad ya no se
anticipa, por lo general, en un programa normativo, sino que se establece mediante
procesos administrativos de decisión. Cuando esto ocurre, las leyes dejan un déficit de
protección material de los derechos fundamentales que sólo es posible compensar
procedimentalizando la protección de aquellos y trasladando ésta al procedimiento
administrativo de decisión. De ello resulta la extensión de la protección otorgada por los
derechos fundamentales a todo procedimiento administrativo cuyo resultado pueda
conducir a perjuicios para aquellos.
10
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Sin duda los derechos fundamentales tienen por objeto, en primer lugar, asegurar la esfera
de libertad de los particulares frente a intervenciones del poder público; son derechos de
defensa del ciudadano frente al Estado. Ello se deriva tanto del desarrollo histórico-
espiritual de la idea de los derechos fundamentales, como de los hechos históricos que han
llevado a la recepción de los derechos fundamentales en las Constituciones de los Estados.
Y tal sentido es el que tienen también los derechos fundamentales de la Ley Fundamental,
que con su ubicación preferente quieren afirmar la primaria del hombre y de su dignidad
frente al poder del Estado. A ello responde que el legislador haya arbitrado el remedio
especial de defensa de estos derechos, el recurso de amparo, sólo contra actos del poder
público.
No obstante, es igualmente cierto que la Ley Fundamental, que no quiere ser neutral frente
a los valores, en su título referente a los derechos fundamentales también ha instituido un
orden objetivo de valores y ha expresado un fortalecimiento principial de los derechos
fundamentales. Este sistema de valores, que tiene su centro en el libre desarrollo de la
personalidad humana y su dignidad en el interior de la comunidad social, debe regir como
decisión constitucional básica en todos los ámbitos del derecho; de él reciben directrices e
impulso la legislación, la administración y la jurisdicción. De esa forma influye
evidentemente también sobre el derecho civil; ninguna disposición jurídico-civil debe estar
en contradicción con él y todas ellas deben interpretarse conforme a su espíritu.
*
Las sentencias del Tribunal Constitucional alemán (Entscheidungen des Bundesverfassungsgerichts,
BVerfGE) se citan indicando en primer lugar el tomo de la recopilación oficial en el que han sido recogidas
y, tras una coma, la página en la que comienza la correspondiente sentencia. Si se alude a una página
determinada, se añade a continuación, de ordinario entre paréntesis; por ejemplo, BVerfGE 7, 198 (205 ss.).
11
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
**
Reproducido igualmente por los autores del libro en el que nos estamos apoyando: “El que dolosamente
causa daño a otro de manera contraria a las buenas costumbres está obligado a repararlo”.
12
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
instituto del amparo constitucional es que todos los actos del poder legislativo, ejecutivo y
judicial deban ser examinados según la medida de los derechos fundamentales (§ 90 de la
Ley del Tribunal Constitucional). De la misma forma que el Tribunal Constitucional
Federal no puede actuar como instancia de revisión o de “superrevisión” sobre los
Tribunales civiles, tampoco puede prescindir del examen de tales sentencias y
desentenderse de eventuales desconocimientos de las normas y medidas de los derechos
fundamentales.
1. La idea de libertad
a) (...) La lucha por un orden en libertad resultó relativamente fácil a las colonias
americanas. Vivían en un continente en el que el poder estatal estaba aún en construcción y
donde no existía una larga tradición de sometimiento a señores feudales, a dinastías
monárquicas o a la Iglesia católica. En Norteamérica se desarrollaba una sociedad a partir
de personas que habían partido hacia un continente extraño para librarse de las
constricciones sociales, de la escasez económica, en parte también de la opresión política
que dominaba sus países de origen. Continuaba habiendo señores, en este caso los ingleses:
su dominio colonial debía ser suprimido. Mas vivían muy lejos, en Inglaterra, de modo que
finalmente no pudieron oponerse a las aspiraciones de libertad de sus colonias.
Por el contrario, los europeos lograron su libertad en duras confrontaciones con sus
dominadores. La revolución francesa continúa siendo un célebre modelo: la libertad debía
conquistarse en un país que conocía una tradición muy duradera de ordenación monárquica
y estamental. Su transformación en un nuevo orden de libertad para todos necesitó ligarse a
la lucha por una modificación completa las relaciones sociales (...) Para lograr un nuevo
13
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
orden fue preciso quebrar las posiciones de poder de los príncipes y de las Iglesias,
suspender la clasificación de la población en diversos estamentos, y todo ello transcurrió
en paralelo con transformaciones sociales, tecnológicas y económicas inconmensurables.
La combinación de libertad e igualdad presuponía ante todo que la sociedad fuera
transformada completamente. Por ello los derechos de libertad fueron también medios para
la transformación de la Sociedad, e igualmente para la transformación de las relaciones
entre Estado y Sociedad. Los esfuerzos revolucionarios condujeron a una nueva estructura
social y a una nueva ordenación de las relaciones entre los ámbitos respectivos del Estado
y de la libertad social.
Mientras que la ley era anteriormente una ordenación jurídica establecida por el monarca,
en adelante su fuerza de obligar debía proceder del Parlamento. El Parlamento, a cuya
elección no estaban aún en absoluto llamados todos los grupos de población, se convertía
especialmente en instrumento de la emergente burguesía, que a causa del desarrollo
económico y político era cada vez más importante; ahora procuraba establecer límites al
poder estatal con la ayuda de las leyes adoptadas por el Parlamento. La ley parlamentaria
devino así instrumento de delimitación del poder del Estado y, al mismo tiempo, medio de
ordenación de las relaciones sociales. Como la burguesía resultaba determinante en el
Parlamento, pudo concurrir a la definición de los límites impuestos al Estado, e igualmente
establecer reglas que debían regir el tráfico privado dentro del ámbito de la libertad social.
De acuerdo con su idea fundamental, existían pues dos ámbitos separados: de un lado, la
Sociedad como esfera de la libertad; de otro, el ejercicio del poder del Estado. El Estado
era necesario para procurar una ordenación suficiente de las conductas humanas, además
de asumir tradicionales tareas estatales como la defensa exterior. El orden de la libertad no
debía ciertamente ser anarquía o caos. Por otra parte, se trataba de limitar el Estado antes
absoluto, impidiendo así que los gobernantes cedieran a la tentación del poder.
La ley tenía por ello dos tareas. Junto a la tarea de limitar el poder del monarca, de su
gobierno y su administración, aparecía la tarea de hacer compatible entre sí la libertad de
los diferentes individuos. Por ello, los derechos de libertad eran también un programa para
una nueva ordenación de la Sociedad, que aún debía ser desarrollado. Las leyes eran
14
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
concebidas también como instrumentos para realizar tal programa, para concretar de qué
modo cabía hacer posible la libertad de todos. Había que lograr un equilibrio entre el poder
del Estado como fuerza ordenadora y la libertad de la Sociedad, pero también un equilibrio
en el ejercicio de la libertad por parte de los diversos miembros de la Sociedad. Las
libertades de los ciudadanos debían ser ensambladas de modo que todos alcanzaran tanta
libertad como fuera posible.
Quien hoy habla de derechos de libertad no piensa en primer lugar en esta función, sino en
la jurídico-subjetiva. (...) Concentrar la atención en los derechos subjetivos no debería
hacernos olvidar, sin embargo, que en la formulación inicial de la idea de libertad no
estaba el derecho subjetivo, sino el programa para la realización de la libertad; esto es, la
dimensión jurídico-objetiva. Que hoy la dejemos en buena medida al margen de nuestra
atención, y podamos concentrarnos en el derecho subjetivo, es una prueba de que el
programa jurídico-objetivo se ha completado en buena medida, pues el legislador ha
realizado la tarea de crear una ordenación en libertad. Como resultado de esa ordenación
surgen derechos subjetivos, y, en consecuencia, el fundamento jurídico-objetivo parece no
ser ya tan importante. Si el orden de libertad está establecido y los particulares tienen
derechos subjetivos, entonces es suficiente con reclamarlos para la realización jurídica de
la libertad.
b) Si vuelvo la mirada hacia Alemania, resulta claro en qué medida el camino hasta la
situación actual ha resultado largo y costoso. Es cierto que en Alemania, ya a comienzos
del siglo XVIII, la Revolución francesa fue acogida en parte con entusiasmo; pero resultó
rápidamente sofocada por la reacción de los príncipes (...) Los derechos de libertad, que no
fueron arrancados por los ciudadanos en los distintos Estados alemanes como derechos
15
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
constitucionales, pudieron ser garantizados por los príncipes, pero sólo en forma de normas
establecidas desde el Estado (...) En cuanto establecían un orden en libertad, las leyes no
eran a su vez reflejo de una libertad política ya lograda, sino simple medio de realización
de aspectos parciales de la libertad.
Pero es preciso insistir de nuevo en que las normas de derechos fundamentales pueden
igualmente ser comprendidas como tarea para la creación de un orden en libertad; por más
que este contenido esté suspendido también en la actual comprensión de los derechos
fundamentales en Alemania. Porque sigue siendo válido lo referido sobre el pasado
desarrollo histórico: la tarea jurídico-objetiva pasa a un segundo plano cuando ha sido
conformada mediante una ordenación normativa en libertad -- entonces aparece en primer
plano su conservación mediante los derechos subjetivos.
Nada cabe oponer a quien se dé por satisfecho con esto entretanto las relaciones políticas,
sociales, tecnológicas, económicas y culturales permanezcan inalteradas. Pero, si se
modifican estas relaciones, puede cobrar importancia una nueva pregunta: ¿No será acaso
necesario acordar el desarrollo jurídico a la modificación de las circunstancias, a fin de
lograr el objetivo originario de una ordenación en libertad? Si se modifica la realidad y
permanecen las normas jurídicas, surge el riesgo de que éstas se vayan haciendo ineficaces
con relación a la nueva realidad. Si el orden jurídico no debe quedarse en simple fachada,
sino llevar al aseguramiento de la libertad real, puede ser imprescindible acomodar las
normas a las relaciones que se han transformado. Entonces cobra de nuevo importancia el
programa contenido en los derechos fundamentales para la realización de un orden en
libertad, en particular como tarea y medida para la transformación del Derecho. Y hoy
vivimos un tiempo así, de relaciones en transformación.
16
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
poder social.
4. La libertad de comunicación
(...)
Una de las más importantes y célebres resoluciones del Tribunal Constitucional alemán es
la del caso Lüth, en los años cincuenta. Erich Lüth era el portavoz de prensa del Senado de
Hamburgo, el Gobierno del Land; un ciudadano políticamente comprometido, que como
judío había padecido bajo el régimen nacionalsocialista. En aquellos años observaba cómo
antiguos nazis, que justo tras la guerra parecían haberse esfumado, volvían a cobrar relieve
público cada vez en mayor medida. Entre ellos estaba un director de cine, Veith Harlan,
que había rodado una película antisemita (Jud Süss), y que ahora producía de nuevo un
film, con un título políticamente inofensivo: La amada inmortal. Lüth consideró un
escándalo que un antiguo director de cine nazi volviera a la profesión, quizá trasladando la
misma ideología que antes, incluso en películas sin aparente significado político, e impulsó
públicamente el boicot de la película. Tal llamada al boicot se consideraba, de acuerdo con
el Derecho civil alemán, contraria a las buenas costumbres, y por tanto antijurídica. El
director, la productora y la empresa distribuidora acudieron a los tribunales, y el juez civil
se orientó por el Código Civil, que regula las relaciones entre los particulares, para declarar
el boicot contrario a Derecho, como era habitual entonces.
17
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Ahora bien, los derechos fundamentales no rigen en las relaciones entre los particulares de
modo directo. Representan un orden de valores fundamental, que ha de ser atendido en
cualquier supuesto en el que hayan de ser valoradas conductas, también por tanto en el
ordenamiento jurídico-privado. La pregunta de si un boicot es contrario a las buenas
costumbres presupone valorar una conducta como contraria a las buenas costumbres. Mas
lo que sean las buenas costumbres en un ordenamiento jurídico no puede ser decidido al
margen de los presupuestos de valor de los derechos fundamentales. El Tribunal
Constitucional impuso que el orden de valores de los derechos fundamentales haya de ser
tenido en cuenta siempre que el ordenamiento jurídico utilice conceptos valorativos. La
decisión de valor en favor de la libertad contenida en la Constitución, aquí en favor de la
libertad de pensamiento, debe por ello ser tomada en consideración.
18
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
cuenta ante un conflicto con otros derechos fundamentales, como la libertad artística y
cinematográfica o la libertad de iniciativa económica. Las libertades fundamentales han de
ser ponderadas entre sí, y ha de buscarse una vía de equilibrio adecuado que ofrezca a los
diferentes derechos de libertad la máxima efectividad posible.
(...) 2. La primera cuestión a esclarecer en el presente recurso es, pues, la legitimación del
Parlamento Vasco para interponerlo (...).
19
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
En la misma línea, el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, que lleva como
corolario la solidaridad entre todas ellas, se da sobre la base de la unidad nacional (art. 2).
Dicha autonomía queda vinculada, para cada una de las entidades territoriales, como ya se ha
señalado, a la gestión de sus respectivos intereses (art. 137); principio éste que figura
significativamente a la cabeza de los «principios generales» que informan la organización
territorial del Estado, que en los capítulos siguientes se regula en los niveles de la
Administración local y de las Comunidades Autónomas. Aunque las Comunidades
Autónomas no son ni pueden ser ajenas al interés general del Estado, la defensa específica de
éste es atribuida por la Constitución al Gobierno (arts. 97, 155), llamado asimismo
prioritariamente a velar por la efectiva realización del principio de solidaridad (art. 138), junto
a las Cortes Generales (art. 158.2). Sin dejar, como es obvio, de participar en la vida general
del Estado, cuyo ordenamiento jurídico reconoce y ampara sus Estatutos como parte
integrante de su ordenamiento jurídico (art. 147.1 ), las Comunidades Autónomas, como
corporaciones públicas de base territorial y de naturaleza política, tienen como esfera y límite
de su actividad en cuanto tales los intereses que les son propios, mientras que la tutela de los
intereses públicos generales compete por definición a los órganos estatales.
20
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
La respuesta a la cuestión que en este recurso se nos plantea acerca de la legitimación del
Parlamento Vasco para recurrir contra la Ley 11/1980 exige, en consecuencia, analizar las
posibles conexiones existentes entre dicha Ley y el ámbito de autonomía propio de la
Comunidad Autónoma del País Vasco.
4. De las razones alegadas para fundar la legitimación por el recurrente, la primera, según la
cual «la suspensión de derechos que se establece afecta fundamentalmente a ciudadanos
residentes en la Comunidad Autónoma por ser el País Vasco uno de los principales focos de
atención de la Ley», no puede considerarse admisible por cuanto viene a confundir, como
señala el Abogado del Estado, la «afectación al propio ámbito de autonomía» con el hecho de
que la Ley tenga vigencia en el País Vasco de igual manera que la tiene en el resto del
territorio nacional. La Ley no se refiere a ninguna parte del territorio en concreto, sino que su
ámbito se extiende a todo el del Estado, lo cual está en consonancia con el hecho de que las
actuaciones que contempla, aún en el supuesto de que estuvieran más presentes en una parte
del territorio nacional, alcanzan en sus efectos al de todo el Estado y afectan a la estabilidad
del conjunto del ordenamiento constitucional. El concepto de «propio ámbito de autonomía»
no puede reducirse a un criterio meramente cuantitativo. Tal planteamiento llevaría a reservar
o privilegiar la legitimación para impugnar una ley general del Estado a las Comunidades
Autónomas en cuyo ámbito territorial fuera presumible una mayor incidencia de la misma; lo
cual conduciría a consecuencias inadmisibles.
Por otra parte, es preciso distinguir lo que motiva una ley, es decir, la circunstancia concreta
que mueve al legislador a establecerla, y la validez general y objetiva que, una vez
promulgada, adquiere con respecto a dicha circunstancia.
Esta disposición, que figura en el Título Preliminar del Estatuto y no en el Título I, que es el
consagrado a las competencias del País Vasco, reproduce esencialmente (y en parte,
literalmente) lo establecido en el art. 9.2 de la Constitución y se sitúa en un contexto general
de Estado de Derecho plasmado en el art. 9.1 de la misma, por virtud del cual «los ciudadanos
y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico», y
en el 53.1, que señala que los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo II del Título I
«vinculan a todos los poderes públicos».
El art. 9 del Estatuto de Autonomía para el País Vasco no contiene, pues, una norma
atributiva de competencia, es decir, una norma que habilite a los poderes públicos vascos para
actuar en una determinada materia en la que carecerían de atribuciones de no existir aquélla.
Antes bien, lo que hace este precepto es concretar con respecto a los poderes públicos vascos
unas obligaciones impuestas por la Constitución a todos los poderes públicos y que éstos, sin
excepción, deben cumplir en el ámbito de sus competencias respectivas. En otras palabras, el
art. 9 del Estatuto de Autonomía no atribuye una específica competencia a los poderes
21
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
públicos vascos, sino que se limita a subrayar una obligación que deben observar todos los
poderes públicos, centrales y autonómicos, en el ejercicio de las atribuciones que a cada uno
de ellos reconoce el ordenamiento jurídico. No podría ser de otra manera, si se tiene en cuenta
que con arreglo a la Constitución «la regulación de las condiciones básicas que garanticen la
igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los
deberes constitucionales» es materia de la exclusiva competencia del Estado (artículo
149.1.1°), y que «todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier
parte del territorio del Estado» (art. 139.1).
Que esto es así lo demuestra el propio art. 9 del Estatuto de Autonomía para el País Vasco,
que, al aludir a los deberes reseñados de los poderes públicos vascos, precisa que éstos se
desarrollarán «en el ámbito de su competencia». Se pone con ello de relieve que el precepto
no puede ser entendido autónomamente como una norma habilitante de competencia, sino que
debe ser puesto en relación con los restantes preceptos del Estatuto que determinan las
correspondientes competencias.
Por estas razones, lo dispuesto por el art. 9 del Estatuto de Autonomía no permite sostener que
el recurrente está investido de legitimación en el presente caso.
Ello resulta lógicamente del doble carácter que tienen los derechos fundamentales. En primer
lugar, los derechos fundamentales son derechos subjetivos, derechos de los individuos no sólo
en cuanto derechos de los ciudadanos en sentido estricto, sino en cuanto garantizan un status
jurídico o la libertad en un ámbito de la existencia. Pero al propio tiempo, son elementos
esenciales de un ordenamiento objetivo de la comunidad nacional, en cuanto ésta se configura
como marco de una convivencia humana justa y pacífica, plasmada históricamente en el
Estado de Derecho y, más tarde, en el Estado social de Derecho o el Estado social y
democrático de Derecho, según la fórmula de nuestra Constitución (art. 1.1).
Esta doble naturaleza de los derechos fundamentales, desarrollada por la doctrina, se recoge
en el art. 10.1 de la Constitución, a tenor del cual «la dignidad de la persona, los derechos
inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a
los derechos de los demás son fundamentos del orden político y de la paz social». Se
encuentran afirmaciones parecidas en el derecho comparado, y, en el plano internacional, la
misma idea se expresa en la Declaración universal de derechos humanos (preámbulo, párrafo
primero) y en el Convenio europeo para la protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales del Consejo de Europa (preámbulo, párrafo cuarto).
22
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
jurídico-constitucional unitario para todos los españoles y son decisivos en igual medida para
la configuración del orden democrático en el Estado central y en las Comunidades
Autónomas, son elemento unificador, tanto más cuanto el cometido de asegurar esta
unificación, según el art. 155 de la Constitución, compete al Estado. Los derechos
fundamentales son así un patrimonio común de los ciudadanos individual y colectivamente,
constitutivos del ordenamiento jurídico cuya vigencia a todos atañe por igual. Establecen por
así decirlo una vinculación directa entre los individuos y el Estado y actúan como fundamento
de la unidad política sin mediación alguna.
Por tanto, la Ley Orgánica 11/1980, por su contenido y ámbito nacionales, no afecta
específicamente a la autonomía de las Comunidades Autónomas en cuanto tales, y
consecuentemente su posible inconstitucionalidad sólo podría ser planteada directamente por
los legitimados por el art. 32.1 de la LOTC.
Voto particular formulado por los Magistrados señores Latorre, Díez de Velasco, Tomás y
Valiente y Fernández Viagas
2. El art. 162.1 a), de la C.E., establece que están legitimados para interponer el recurso de
inconstitucionalidad «los órganos colegiados ejecutivos de las Comunidades Autónomas y en
su caso -esto es, cuando existan- las Asambleas de las mismas», que de este modo participan
en la defensa del más alto interés general: la primacía de la Constitución.
En conexión con el 162.1 a) de la C.E., el art. 32.2 de la LOTC, especifica que los órganos
colegiados ejecutivos y las Asambleas de las Comunidades Autónomas están legitimados para
interponer recurso de inconstitucionalidad contra Leyes del Estado siempre que éstas «puedan
afectar a su propio ámbito de autonomía», precepto que significa que la Ley en cuestión será
23
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
impugnable por una Comunidad Autónoma siempre que potencialmente concierna (es decir,
no sólo cuando afecte -art. 63.1 de la LOTC-, sino cuando «pueda afectar») a su ámbito de
autonomía, expresión ésta más amplia que la suma o serie de competencias asignadas en el
correspondiente Estatuto y en la Constitución a la Comunidad, pues abarca también la defensa
de sus intereses políticos específicos. Con tal de que se dé este punto de conexión exigido por
el 32.2 de la LOTC las Comunidades Autónomas podrán impugnar una Ley del Estado y al
hacerlo estarán actuando, no en defensa de una competencia suya presuntamente vulnerada, lo
que constituye la esfera propia del conflicto positivo de competencia (art. 60 y sigs. de la
LOTC), sino en defensa del orden constitucional.
3. Cuando el art. 137 de la Constitución reconoce a las Comunidades autonomía para «la
gestión de sus respectivos intereses» comprende los intereses jurídico-administrativos
(competencias en sentido estricto) y los intereses políticos consagrados en la Constitución y
en sus respectivos Estatutos: iniciativa legislativa (art. 87.2 de la C.E.); reforma
constitucional (166); representación directa en el Senado (art. 69.5); planificación de la
actividad económica (art. 131.2). En todos estos casos no se restringe la defensa de sus
intereses peculiares, sino que actúan en colaboración con otros órganos constitucionales del
Estado, promoviendo los intereses generales. Cualquier norma que pudiera incidir en este
ámbito determina la legitimación para interponer el recurso de inconstitucionalidad (...).
El conflicto jurídico se centra, como hemos visto, en la legitimación del Parlamento Vasco
para recurrir, y conviene deja constancia desde este momento de que la doctrina sentada al
respecto en esta temprana sentencia, que vincula tal legitimación con el alcance de las
competencias de la correspondiente Comunidad Autónoma, ha sido modificada más tarde
por el propio Tribunal, permitiendo que el recurso se plantee aún cuando la norma en
cuestión afecte sólo remotamente a los intereses propios de la Comunidad Autónoma (cfr.
por ejemplo las SSTC 199/1987 y 28/1991). Esta nueva posición se apoya, en primer lugar,
en que las Comunidades Autónomas, en cuanto singularísimas entidades de Derecho
público, deben considerarse legitimadas para defender el interés general; y, en segundo
término, en que en la interpretación de las normas que regulan el recurso de
inconstitucionalidad ha de prevalecer el interés objetivo en depurar el ordenamiento
jurídico de normas inconstitucionales, sin que ello pueda hacerse depender de una eventual
titularidad competencial del sujeto recurrente.
En cualquier caso, llama la atención que sea precisamente en este contexto donde proclama
el Tribunal Constitucional por primera vez el doble carácter de los derechos
fundamentales. La cita del FJ 5 es reiteradísima en la jurisprudencia posterior y en la
doctrina. Recuperémosla de nuevo, y veremos que se corresponde, grosso modo, con las
declaraciones doctrinales y jurisprudenciales que hemos visto en Alemania:
24
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
“En primer lugar, los derechos fundamentales son derechos subjetivos, derechos de
los individuos no sólo en cuanto derechos de los ciudadanos en sentido estricto,
sino en cuanto garantizan un status jurídico o la libertad en un ámbito de la
existencia. Pero al propio tiempo, son elementos esenciales de un ordenamiento
objetivo de la comunidad nacional, en cuanto ésta se configura como marco de una
convivencia humana justa y pacífica, plasmada históricamente en el Estado de
Derecho y, más tarde, en el Estado social de Derecho o el Estado social y
democrático de Derecho, según la fórmula de nuestra Constitución (art. 1.1). Esta
doble naturaleza de los derechos fundamentales, desarrollada por la doctrina, se
recoge en el art. 10.1 de la Constitución, a tenor del cual «la dignidad de la persona,
los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad,
el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamentos del orden político
y de la paz social». Se encuentran afirmaciones parecidas en el derecho comparado,
y, en el plano internacional, la misma idea se expresa en la Declaración universal de
derechos humanos (preámbulo, párrafo primero) y en el Convenio europeo para la
protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales del Consejo
de Europa (preámbulo, párrafo cuarto). En el segundo aspecto, en cuanto elemento
fundamental de un ordenamiento objetivo, los derechos fundamentales dan sus
contenidos básicos a dicho ordenamiento, en nuestro caso al del Estado social y
democrático de Derecho”.
Conviene observar, sin embargo, que no estamos aquí ante una proyección objetiva de los
derechos fundamentales orientada a reforzar la normatividad de su reconocimiento
constitucional. La fórmula del contenido objetivo de los derechos fundamentales sirve en
este caso, más bien, para consolidar las competencias del Estado central, que se entienden
reforzadas mediante tal invocación, incluso cuando lo que está en duda es si el ejercicio de
tales competencias puede haber infringido los concretos derechos reconocidos en la
Constitución. El aspecto objetivo de los derechos, en definitiva, sirve como defensa del
Derecho objetivo frente a la potencia crítica de los derechos mismos. Así, el Tribunal
Constitucional atribuye al aspecto objetivo de los derechos fundamentales una función de
unificación o integración referida a la comunidad nacional, cuya unidad política debe ser
garantizada por el Estado, en su caso, mediante el recurso al art. 155 CE.
25
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
Estatutos de Autonomía, que han de ser respetadas en sus propios términos. De esta
forma, la función que al Estado encomienda el art. 149.1.1 C.E. ha de desarrollarse
sin desconocer el régimen competencial diseñado en el resto del precepto y en los
Estatutos de Autonomía, y sin que el Estado pueda asumir funciones que, más que
garantizar condiciones básicas de igualdad de derechos, ampararían la infracción
del orden constitucional de competencias”.
“Resulta difícil admitir que este principio y los derechos inviolables que son
inherentes a la persona puedan ser vulnerados si los estudiantes reciben la
enseñanza, a partir de un cierto nivel, en la lengua cooficial en una Comunidad
Autónoma que es distinta del castellano (...) Mal se comprende que el conocimiento
y el uso de una de las lenguas españolas pueda atentar a la dignidad de la persona
en el ámbito de la educación cuando la Constitución reconoce que la realidad
plurilingüe de España es una riqueza y constituye un patrimonio cultural digno de
especial respeto y protección (art. 3.3 C.E.)” (STC 337/1994).
Con todo ello se ponen de manifiesto algunos de los riesgos inherentes al procesamiento de
los derechos fundamentales en términos objetivos. Si, como ocurre en la STC 25/1981, se
anteponen ciertas construcciones ideológicas del orden social a la garantía de la libertad
individual, en este caso entendiendo que es el Estado central el único baluarte de la
libertad, los derechos fundamentales pierden su sentido originario y se degradan a mero
argumento al servicio de los mencionados prejuicios. El Tribunal, en efecto,
instrumentaliza el sentido objetivo de los derechos fundamentales al servicio del
reforzamiento de poder del Estado central frente a las Comunidades Autónomas, aunque
ello le lleve a perjudicar la garantía objetiva de la Constitución y de los derechos
fundamentales que ésta consagra. Porque, a la postre, se inadmite un recurso que le hubiera
permitido valorar la posible inconstitucionalidad de la una ley por infracción de los
derechos fundamentales.
Para evitarlo, es común subrayar que la dimensión objetiva de los derechos fundamentales
debe entenderse al servicio de una mayor protección de los mismos en cuanto derechos
subjetivos; esto es, teniendo siempre como referencia el reforzamiento de su eficacia
normativa y descartando cualquier objetivación que deje en un plano subordinado la
libertad individual. Y, en segundo lugar, se considera que la dimensión objetiva de los
derechos fundamentales se debe construir no desde reflexiones abstractas, sino ante todo a
partir de las propias disposiciones constitucionales que, como el postulado del Estado
26
Máster en Derechos Fundamentales – Curso 2013/2014
Asignatura: Aspectos subjetivo y objetivo de los derechos fundamentales
Materiales para el estudio, Bloque 2
Preparados por: Ignacio Gutiérrez Gutiérrez – Jorge Alguacil González-Aurioles
social, el mandato del art. 9.2 CE o los principios rectores contenidos en el Capítulo III del
Título I de la Constitución, dan pie a una proyección supraindividual de la libertad y de la
igualdad.
En cualquier caso, merece la pena concluir este comentario señalando que son muchas
otras las sentencias en las que se ponen de manifiesto derivaciones del aspecto objetivo de
los derechos fundamentales. Algunas de ellas las comentaremos con detalle en apartados
sucesivos; pero desde este momento es procedente citar, por ejemplo, las siguientes:
STC 42/1982: “La idea del Estado social de Derecho (artículo 1.1) y el mandato genérico
del artículo 9.2 exigen seguramente una organización del derecho a la asistencia de Letrado
que no haga descansar la garantía material de su ejercicio por los desposeídos en un munus
honorificum de los profesionales de la abogacía, sino en una actuación directa de los
poderes públicos” (FJ 2).
STC 18/1984: “En un Estado social de Derecho como el que consagra el artículo 1 de la
Constitución no puede sostenerse con carácter general que el titular de tales derechos no lo
sea en la vida social (…) La sujeción de los poder públicos a la Constitución (artículo 9.1
CE) se traduce en un deber positivo de dar efectividad a tales derechos en cuanto a su
vigencia en la vida social, deber que afecta al legislativo, al ejecutivo y a los Jueces y
Tribunales, en el ámbito de sus funciones respectivas” (FJ 6).
27