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Trabajo y Tradición
Niños y adolescentes del medio rural en Venezuela
Fernando Blanco
Henry Moncrieff
© Centro de Investigación Social CISOR. 2013
Coordinador de investigación
Fernando Blanco
Autores
Fernando Blanco
Henry Moncrieff
Asistente
Marisol Navarro
Fotografía de portada
Adolescente escardillando los cultivos (Cabeza Mala, Bolívar),
© Henry Moncrieff
Impresión
Imprenta Negrin Central
Trabajo y Tradición
Niños y adolescentes del medio rural en Venezuela
Fernando Blanco
Henry Moncrieff
Prólogo
Fernando Blanco y Henry Moncrieff los autores de este libro y nos presentan
dos bloques analíticos complementarios, un Análisis estadístico y un Análisis bio-
gráfico, desarrollando los ejes temáticos “El impacto de lo rural en el desarrollo
infantil y adolescente”, “Características del trabajo infantil y adolescente en el
medio rural”, “Biografía campesina y trabajo infanto-adolescente” y “Trabajo y
educación en el contexto campesino”.
Aparecen datos importantes: 82% de los varones trabajan, de los cuales 62%
están estudiando mientras que el 38% desertaron del sistema educativo, confir-
mando la “masculinización” del trabajo infanto-adolescente rural. Mientras las
niñas se dedican al cuidado de los animales y el procesamiento de alimentos,
los varones trabajan para familiares o terceros limpiando y acondicionando te-
rrenos, abriendo huecos, construyendo cercas, sembrando, recolectando, co-
sechando y fumigando. Siendo las razones fundamentales: aprender un oficio,
ganarse su propio dinero o contribuir a la economía familiar.
Los investigadores de Cisor no sólo nos muestran cifras sino que además
construyen tipologías para comprender esa realidad del trabajo infantil y ado-
lescente rural. En este estudio nos señalan tres tipos de inserción al trabajo a
cargo de niños, niñas y adolescentes: trabajo lúdico, trabajo tradición y trabajo
necesidad.
Pedro Cortez
Presidente
Fundación Telefónica Venezuela
Agradecimientos
Introducción 13
Orientación metodológica 17
Recolección de información 17
Selección de las comunidades 19
Análisis de encuesta 21
1. El impacto de lo rural en el desarrollo infantil y adolescente 22
Tipología de las comunidades campesinas 22
La paradoja del entorno rural y la condición de actividad 24
El entorno rural y las características del hogar campesino 25
El hogar rural y el desarrollo infanto-adolescente 27
2. Características del trabajo infantil y adolescente en el medio rural 29
Edad y sexo de los niños y adolescentes trabajadores 30
La responsabilidad de género en el medio rural 32
Razones que justifican el trabajo 34
Clasificación del trabajo infantil y adolescente 35
Trabajar para comer o trabajar para aprender 39
El avance escolar y el trabajo infantil y adolescente 40
El perfil del abandono escolar 43
Análisis biográfico 47
3. La identidad laboral del trabajador infanto-adolescente en el 48
campo venezolano
Trabajo y familia: primeros años campesinos 49
Trabajo e identidad. Visión laboral de los niños y los adolescentes
campesinos 54
Trabajo e integración social. Perspectivas de la infancia y la
adolescencia campesina 64
4. Trabajo y educación. Perspectiva de niños y adolescentes
campesinos 68
La articulación entre la escuela y el trabajo: dinámicas sociales y
valoraciones culturales 71
Conclusiones 81
Referencias bibliográficas 87
Serie fotográfica de niños y adolescentes trabajadores
del medio rural venezolano 89
13
INTRODUCCIÓN
Introducción
INTRODUCCIÓN
rural de los niños y adolescentes. El talante urbano del medio escolar configura
una educación que rara vez se sintetiza en la experiencia campesina; así pues, se
analizan las estrategias familiares que buscan articular y desarticular las dinámi-
cas escolares con las orientaciones laborales de sus miembros más jóvenes. Se da
importancia, de este modo, a los aspectos que configuran la identidad personal
entre los roles de alumno y de trabajador, y en el mismo proceso, se señalan las
tensiones entre campo y ciudad en las vidas infantiles y adolescentes estudiadas.
Vale resaltar, para concluir, que la preocupación por el trabajo infantil y ado-
lescente en este estudio del Centro de Investigación Social CISOR, se inserta entre
los objetivos de la Fundación Telefónica de Venezuela. Durante los últimos seis
años, la Fundación ha sostenido un amplio proyecto sobre ese asunto, en el cual
CISOR ha tenido su parte al lado de otras organizaciones dedicadas a la investi-
gación docente y a la acción social. En 2009 se ha producido un estado general
de la cuestión del trabajo infantil y un diagnóstico estadístico de la situación ve-
nezolana; en 2010, se estudió el caso de los niños y adolescentes trabajadores en
mercados municipales; en 2011, se realizó una encuesta entre escolares sobre la
impronta del trabajo combinado con el estudio; en 2012, se indagó en las peores
condiciones del trabajo infanto-adolescente mediante una etnografía en un verte-
dero de basura.
17
ORIENTACIÓN METODOLÓGICA
Orientación Metodológica
Recolección de información
ORIENTACIÓN METODOLÓGICA
Distribución de cuestionarios en hogares y entrevistas a menores trabajadores,
por entidad federal
Nº de cuestionarios Nº de entrevistas
Entidad Federal
aplicados realizadas
Bolívar 38 4
Barinas 44 5
Táchira 56 3
Sucre 59 4
Total 197 16
Fuente: Encuesta CISOR 2012.
4 Ibíd.
20
centros poblados del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la consulta de la
TRABAJO Y TRADICIÓN
Con la excepción de Concha Bamba, cada poblado cuenta con pequeñas em-
presas familiares que transforman la materia prima. De forma precisa: en Cabeza
Mala se produce casabe; en la Mesa de San Antonio, azúcar no refinada (panela);
en Punta Araya se sala el pescado (lisa); y en Caimancito se procesan moluscos
(principalmente pepitona).
21
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
Análisis de la encuesta
y adolescente
5 Muchos servicios agrícolas terminan siendo ofertados por campesinos experimentados que tercian entre el
dueño de la finca y los jornaleros o empleados temporales.
6 Casi el 75% de los trabajadores agrícolas venezolanos permanece ocupado en el sector informal de la economía,
haciéndolo por cuenta propia o en pequeñas empresas que no sobrepasan de cuatro empleados. Véase: Reporte
Venescopio Nº 13 (2006).
7 Mayores detalles sobre las características de la agricultura familiar en América Latina y el Caribe, pueden
consultarse en: FAO (2012).
8 El Factor I está expresado en términos de la cantidad reportada de casos de pobreza extrema y desempleo;
y de conformidad con la baja producción, la carestía y el alto costo de los insumos para la producción agrícola y
pesquera. Por su parte, los problemas de salud señalan la presencia significativa de enfermedades respiratorias,
parasitismo intestinal, desnutrición infantil, dengue, hepatitis, hipertensión arterial, diabetes y mal de chagas.
23
2. El segundo factor9 ( ) informa sobre la presencia y calidad de los servi-
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
cios públicos10.
Figura 1
Clasificación de comunidades y elementos de interés con respecto a los niños
y adolescentes, según su situación sanitaria y económica, y presencia y calidad
de servicios públicos
Más y mejores
servicios públicos
Factor II
C. Óptimas
C. Regulares
9 El Factor II destaca si las comunidades cuentan con acueductos, cloacas, drenajes de aguas blancas, aguas
servidas, campos deportivos, transporte público y transporte escolar. Así también, considera el estado de la red de
tuberías, la condición y regularidad del agua, la previsibilidad en el servicio de aseo urbano, el mantenimiento de
las áreas deportivas, el estado de las vías y la continuidad del servicio eléctrico.
10 Adicional a los factores I y II, la clasificación da cuenta de un tercero, que ayuda a entender la situación
de Caimancito y Punta Araya. Este factor hace referencia a la razón de personas por vivienda, encontrando
comunidades cuyos pobladores viven en situación de “hacinamiento crítico”, “medio”, o “sin hacinamiento”. Por la
complejidad de la representación gráfica y su bajo nivel explicativo en comparación con los factores I y II, el tercer
eje no se muestra en la Figura 1.
24
A cada tipo de asentamiento (óptimo, regular o deficiente) corresponde un
TRABAJO Y TRADICIÓN
Cuadro 2
Distribución porcentual de menores encuestados según avance escolar
y situación de actividad, por tipología de comunidades
Tipología de Comunidades
Indicador
Óptimas Regulares Deficientes
Normal/Avanzado 60 46 32
Avance
escolar
Atrasado/Muy atrasado 18 18 16
Abandonó sistema escolar 22 36 52
Trabaja y estudia 56 40 5
Situación de
actividad
Sólo trabaja 21 36 45
Sólo estudia 22 24 43
No estudia ni trabaja 2 0 7
Fuente: Encuesta CISOR 2012.
11 La situación económica y de salud es la circunstancia que mejor explica la diferencia entre uno y otro tipo de
asentamiento, siendo un buen indicador de los obstáculos y oportunidades que experimentan los menores.
25
En las comunidades “deficientes” la situación cambia radicalmente: casi la
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
mitad de los menores consultados abandonaron los estudios para dedicarse a tra-
bajar, y una ínfima parte (5%) optó por estudiar y trabajar. Paradójicamente, la
participación económica en los asentamientos que están en peores condiciones,
es significativamente menor (50%) si se compara con las comunidades “óptimas”
y “regulares”, donde el 77% y 76%, respectivamente, de los menores encuestados
participa en actividades productivas.
Figura 2
Clasificación del hogar rural según su historia ocupacional, economía y
situación educativa
Factor III
Hogar
integrado
Hogar
integrado
A Hogar B
vulnerable
Hogar
desintegrado Factor I
Menos
analfabetismo
Inserción Inserción
no agrícola A B agrícola
ni pesquera o pesquera
Hogar des-
integrado
Hogar
vulnerable
Hogares económicamente
inestables Factor I
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
misma circunstancia, la temprana inserción de los adultos al trabajo y su abando-
no escolar, produce un resultado opuesto: la baja estabilidad económica (Hogar
vulnerable). O escenarios en donde la inserción económica del hogar no ocurre
preponderantemente a través de oficios rurales, sino a través de otras actividades
(Hogares desintegrados).
12 La prueba Chi Cuadrado revela que existe asociación estadística entre el analfabetismo del hogar y el avance
escolar de los menores con un nivel de significación de 0,05; no así con un nivel de 0,01.
28
Cuadro 3
TRABAJO Y TRADICIÓN
Avance escolar
Indicador Avanzado Atrasado a Abandonó
a normal muy atrasado sistema escolar
Bajo 49 17 34
Nivel educativo
Medio 61 13 26
del hogar
Alto 61 18 21
Alto 45 23 31
Analfabetismo
Medio 48 16 37
en el hogar
Bajo 59 14 26
TOTAL 53 17 30
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
actividad se desarrolla de forma diferenciada de acuerdo con una multiplicidad de
aspectos, entre los cuales se encuentran el género y la edad, además de la inser-
ción al mundo productivo, los ingresos y el tiempo de trabajo.
Lo anterior tiene como resultado que los entornos rurales registren una parti-
cular estructura etaria y de género, lo que conlleva también a interrogantes sobre
los factores económicos y las razones por las cuales la mano de obra infantil es
valorada en el medio rural. Una idea más concreta puede verse en la siguiente
estadística: a escala nacional la tasa de actividad económica de niños y adoles-
centes se ha movido de 7% a 5% en los últimos diez años; pero en entidades con
mayor población rural15, hasta 24% de los menores se involucran en actividades
productivas16. Aunque esta investigación se concentra en hogares con presencia
de menores trabajadores, -y por tanto no es posible comparar el trabajo infantil en
las comunidades visitadas con el panorama nacional antes descrito- esta informa-
ción brinda insumos para entender las diferencias en la estructura por edad y sexo
de los menores encuestados.
16 La rama de actividad puede explicar, parcialmente, la desigual distribución geográfica de los niños y
adolescentes trabajadores. De acuerdo con Blanco (2009), los estados venezolanos con mayor actividad agrícola y
población rural, registran las tasas más altas de niños y adolescentes trabajadores. Véase por ejemplo que el estado
Apure concentra “la más alta incidencia del país con 23,7% de los niños y niñas involucrados en trabajo infantil,
seguido de los estados Guárico (19.8%), Táchira (14.7%), Trujillo (11.1%) y Zulia (10.6% ciento)”. (p.18)
30
Edad y sexo de los niños y adolescentes trabajadores
TRABAJO Y TRADICIÓN
1.- El 82% de los varones encuestados en esta investigación, con edades entre
5 y 17 años, desarrolla alguna actividad productiva vinculada con la agri-
cultura o con la pesca.
2.- Del total de menores consultados, el 44% comparte el trabajo con el estu-
dio y el 27% solamente se dedica a trabajar.
3.- En los hogares con presencia de menores trabajadores es poco común que
los varones solamente se dediquen al estudio (17%), no así las mujeres,
cuya condición de actividad más frecuente es la de estudiante (44%).
4.- Si bien las mujeres presentan un registro similar a los varones en la cate-
goría “trabaja y estudia” (41% y 45%, respectivamente), no es usual que
abandonen la escuela para dedicarse a trabajar (9%), tal como es frecuente
en los varones (37%).
Cuadro 4
Distribución porcentual de menores encuestados según
su condición de actividad, por sexo.
Sexo
Condición de actividad TOTAL
Masculino Femenino
45 41 44
Trabaja y estudia
Sólo trabaja 37 9 27
Sólo estudia 17 44 26
Ni estudia ni trabaja
1 6 3
Total % 66 34 100
Total menores que trabajan (%) 82 50 71
Total menores que estudian (%) 62 85 70
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
tacado en el Cuadro 4 abre interrogantes sobre la alta participación de las niñas y
adolescentes en actividades productivas (50%). Cuando estos valores se exami-
nan en función de la edad, es claro que varones y hembras registran una alta pero
desigual actividad económica a lo largo de todo el ciclo infantil y adolescente,
haciéndose especialmente importante para ambos sexos entre los 13 y 14 años
(86% y 63% de actividad); pero casi absoluta a los 17 años en los varones, cuando
el 97% ya se ha integrado a la vida productiva. (Gráfico 1)
Gráfico 1
Distribución porcentual de menores que trabajan según grupos de edad y sexo
93% 97%
100%
86%
76%
80%
Porcentaje de menores
59%
60% 63%
59%
53% 52%
40%
38%
20%
0%
Masculino Femenino
Gráfico 2
Distribución absoluta de menores según grupos de edad y sexo
100
80
59 62 61
Nº de menores
60 58
51
53
40
30 30
20 25
17
0
5-9 10-12 13-14 15-16 17 Edad
Masculino Femenino
tructura por edad y sexo de los menores encuestados, que cabe recordar, pertene-
cen a hogares donde al menos un niño o adolescente está integrado a la vida pro-
ductiva. Para ilustrar esta dinámica véase que la presencia de varones es constante
entre los 5 y 17 años (Gráfico 2), no así la presencia de mujeres, que disminuye
paulatinamente a medida que se avanza en edad, lo que se hace especialmente
notorio entre los 15 y 17 años.
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
Distribución porcentual de menores encuestados según tipo de actividad
económica, por sexo.
Sexo
Actividad económica
Masculino Femenino
Pesca artesanal 96 4
Procesa alimentos 50 50
Ayudante cosecha 72 28
Trabaja la tierra 83 17
Ganadería 63 37
Otros 82 18
Total 75 25
En las comunidades pesqueras ocurre algo similar. Una parte de las tareas
que involucra el procesamiento de alimentos es preponderantemente femenina,
especialmente porque los moluscos pueden “esgullarse”17 dentro del hogar luego
de haber sido recolectados y sancochados por los hombres. La faena puede tomar
una mañana y realizarse entre dos y tres veces por semana, consiguiéndose hacer
más rápida y eficientemente cuando la madre involucra a las niñas y las adoles-
centes del núcleo familiar.
17 “Esgullar”: extraer la carne (en este caso pepitona) de su cáscara o su concha.
34
A diferencia del trabajo con moluscos, que requiere paciencia, otras faenas
TRABAJO Y TRADICIÓN
exigen que el niño imite las tareas del adulto procurando igualarlas o incluso ex-
cederlas, especialmente con respecto a la energía y a la fuerza que de él se espera.
El trabajo de la tierra, por ejemplo, es una faena que requiere vigor para mache-
tear, abrir huecos, limpiar terrenos y en ocasiones fumigar, lo que no exige que
las niñas ni tampoco las adolescentes emulen el trabajo del adulto. Ni tampoco
la ganadería, que si bien es propicia para la inserción de las hembras en la vida
productiva y en la gerencia del hogar, requiere de habilidades que se toman con
cautela en el caso de las niñas más pequeñas, y que son asumidas por la madre en
aras de proteger la integridad física de la menor.
Al igual que los varones, las hembras ingresan a la vida productiva alentada
por los padres, pero a diferencia de estos, su principal motivación es adquirir res-
ponsabilidad hacia la familia y contribuir a la economía del hogar, sea aligerando
la carga de trabajo de los adultos o facilitándola por medio de ayudas menores que
no es habitual que sobrepasen de 20 horas de trabajo por semana.
35
Cuadro 6
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
Distribución porcentual y absoluta de menores encuestados según razón o
motivo que impulsa el trabajo, por sexo.
Los aspectos que mejor sintetizan el trabajo infantil rural, atendiendo claro
está, a elementos propios de esta actividad y en ningún caso a factores comuni-
tarios, escolares o de la dinámica y estructura familiar; es la remuneración del
trabajo y el peligro que involucra. Conociendo ambas realidades, se está en con-
diciones de identificar cómo se posicionan con relación a ellas los niños trabaja-
dores de acuerdo con su sexo, su edad y el tipo de trabajo que realizan.
Por ejemplo, la actividad económica del niño puede no ser remunerada (la
mitad de los menores encuestados no reciben remuneración) o alcanzar en algu-
nos pocos casos cifras superiores a los 626 bolívares semanales. Cuando se trata
de mujeres, la mayor parte del trabajo no es remunerado (78%); mientras que en
los hombres, el 41% no recibe paga y el 40% obtiene ingresos inferiores a 312
bolívares por semana.
36
Gráfico 3
TRABAJO Y TRADICIÓN
Varones Hembras
=,0 Bs. =,0 Bs.
1 - 312 Bs. 16% 4% 1 - 312 Bs. 3%
313-625 Bs. 313-625 Bs. 9%
626 Bs. 626 Bs.
10%
40% 41%
78%
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
de pesticidas: el 26% de los niños y adolescentes que trabajan en actividades
agrícolas afirman emplear químicos y otras sustancias similares. El 70% de estos,
utiliza equipo de protección (guantes y mascarillas) al realizar esta tarea, y el 8%
desarrolla alguna reacción cutánea o respiratoria de baja y mediana gravedad.
Cuadro 7
Distribución porcentual de menores encuestados según empleo de equipos de
protección y presencia de enfermedades laborales, por presencia de químicos y
otros herbicidas en la faena agrícola
Trabajo peligroso
Factor II
III II
Trabajar
la tierra
Ayudar en
la cosecha
Actividad no Actividad
remunerada remunerada
Procesar
Cuidar alimentos
animales Pescar
artesanalmente
IV I Factor I
Trabajo seguro
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
técnica de la fumigación y se maneja con mayor prudencia y cautela.
Al igual que convivir en una comunidad con buena salud y economía promue-
ve el avance escolar de los alumnos, el trabajo aprendizaje contribuye -o al menos
no entorpece- su progreso educativo. Esta realidad es independiente de la edad,
pues si bien el avance escolar tiende a empeorar con la edad, el trabajo aprendi-
zaje lo promueve tanto en la etapa de los 10 a los 14 años como entre los 15 y 17.
Véase en el siguiente cuadro que los niños y adolescentes que trabajan para
contribuir al ingreso familiar, tienden a retrasarse más en los estudios que aque-
llos que trabajan para adquirir destrezas o que lo hacen incentivados por la tra-
dición campesina. Aunque la edad es independiente de este proceso, en especial
cuando se analiza en función del tipo de inserción socioproductiva, entre los 10
y 14 años el trabajo aprendizaje contribuye al avance escolar con mayor fuerza
que a edades avanzadas. Ello también puede indicarse como sigue: el trabajo ne-
41
cesidad afecta con mayor intensidad a los menores entre los 15 y 17 años, aunque
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
también lo hace en grupos de edades inferiores.
Cuadro 8
Distribución porcentual de niños trabajadores según tipología laboral, por
grupos de edad y avance escolar
Grupos de edad
10-14 años 15-17 años
Tipología
Avance escolar Avance escolar
Normal Atrasado Deserción Normal Atrasado Deserción
Trabajo
26 23 52 7 7 86
necesidad
Trabajo
67 24 8 46 18 36
aprendizaje
Total 57 24 19 18 10 72
Otro factor de peso para estudiar la relación entre trabajo infantil rural y avan-
ce escolar, es el número de horas por semana que los menores dedican a la faena
agrícola y pesquera. Cuando el trabajo se realiza en un ambiente que contribuye
o no entorpece el desarrollo físico e intelectual, lo que mejor predice o ayuda a
entender el impacto de esta actividad en el avance escolar, es el tiempo que los
niños y adolescentes dedican al trabajo.
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
Distribución porcentual de menores trabajadores según momento en que
abandonan los estudios
Gráfico 3
Distribución porcentual de menores de sexo masculino y femenino
según ingresos que percibe
17%
37%
estrategia para solventar las carencias del hogar; aunque como podrá verse más
adelante, también al requerimiento del adolescente de hacerse con recursos para
satisfacer sus propias necesidades. No obstante, cuando el abandono escolar se
produce antes de que el menor se inicie en el trabajo, es común que este haya
alcanzado la edad de 15, 16 o 17 años, y que provenga de una familia con difi-
cultades económicas, probablemente dedicada a oficios separados de lo rural y
no inserta totalmente en la economía campesina. El trabajo de este joven está
signado por la precariedad económica del hogar. De todos los que abandonan la
escolaridad, esta clase de adolescente es el que percibe los ingresos más bajos, lo
que indica la poca tradición campesina de su hogar y también su propia incapaci-
dad para desenvolverse adecuadamente en el oficio que desempeña.
ANÁLISIS DE LA ENCUESTA
lares y económicos, tal como ha quedado evidenciado; pero también a expectati-
vas de vida que este análisis de encuesta no procura incorporar. La interpretación
motivacional responde a procesos identitarios, que si bien están moldeados por
factores socioeconómicos del hogar y del entorno, encuentran sentido cuando se
explican a la luz de la trayectoria familiar y a la luz de la expectativa infantil y
juvenil que se forma a lo largo del proceso de crianza, y del contacto con el medio
rural, con la ciudad y con la escuela. Cada uno de estos elementos se corresponde
con el análisis biográfico que será introducido en el próximo apartado.
47
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
Análisis Biográfico
el campo venezolano
¿Dónde nacieron?
Yo por ejemplo nací en un bote. El cuento es: mi mamá se sentía
mal y en ese momento agarró y fue en bote a donde un tío mío; mi
mamá no aguantó y nací en un bote.
Entonces tú naciste pescador…
Yo nací en la mar pero no es lo mismo que ser pescador, para eso
hay que pescar…
(Hermanos Pablo José y José – Punta Araya, Sucre).
21 Cada cultura define un vínculo entre padres e hijos orientada a la construcción de un tipo de sociedad, es
decir, trasmite valores familiares codificados de acuerdo a una condición histórica y socioeconómica particular.
Véase: Lévi-Strauss (1975).
49
primer período de vida -el infantil- es evaluado a la luz de las oportunidades la-
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
borales y las expectativas personales que surgen en el período adolescente, etapa
biográfica que empieza a consolidar una identidad laboral en los menores de edad
del campo venezolano.
22 Si bien la cohesión, la cooperación y la ayuda dentro de la familia puede identificarse como un patrón,
también es un hecho que en las comunidades estudiadas la ayuda y reciprocidad entre familias diferentes es poca
o incluso inexistente. Esta característica fue señalada, en otro contexto geográfico y cultural, en la etnografía de la
comunidad rural de Tepoztlán (México) de Lewis (1968).
50
- El investigador sigue con la vista a los presentes para obtener
TRABAJO Y TRADICIÓN
respuesta-
Hijo mayor: A trabajar también. respuesta-
Hijo menor: A trabajar.
Hija: A trabajar
Hijo mayor: A trabajar también.
Investigador: ¿Qué significa trabajar para ustedes?
Madre: Trabajar no más, desde pequeños.
Trabajar, ¿Pero trabajar qué es? ¿Qué es trabajar para ti?
Hijo mayor: Trabajar plátano, todo eso...
(Familia Rosales - Concha Bamba, Barinas).
Por otro lado, la división del trabajo en los adultos es tajante, el hombre se
dedica al campo o a la pesca y la mujer se dedica a las labores del hogar, así
pues también domina y administra su gerencia. Tradicionalmente el marido debe
entregar el dinero de las ganancias a su mujer. En lo cotidiano esto se traduce en
hombres fuera de casa trabajando y mujeres preparando comidas y criando sus hi-
jos. Esto hace que la vida familiar gire en torno a la madre, siendo la responsable
de inculcar hábitos en los niños. Cuando el padre necesita comunicar algo a sus
hijos, es común que necesite de la intermediación de la madre, sea para transmitir
peticiones y encargos, o demandas y advertencias. En esta crianza la autoridad del
padre se vuelve indiscutible y de máximo respeto.
Se enfatiza que los niños son educados para someterse a la voluntad del pa-
dre, lo que determina actitudes pasivas que facilitan el aprendizaje en los oficios
realizados por figuras mayores. Existe la creencia de que un niño “mal educado”
(irreverente) es aquel que no podrá ser buen trabajador en el futuro. El padre, a su
vez, se demuestra orgulloso cuando lleva a sus hijos a trabajar. Al respecto, que un
hijo no le acompañe a cultivar o cosechar la tierra podría involucrar reprimendas
morales e incluso castigos físicos (según la gravedad de la falta). Estos rasgos de
crianza permiten concebir una cultura familiar que asegura la formación infan-
til en el mundo del trabajo. En las entrevistas biográficas realizadas, un patrón
común encontrado fue esta manera de entender el mundo, una forma de ganarse
y comprender la vida. En la comunidad platanera de Concha Bamba (Barinas),
Jackson, un niño de 12 años, reflexiona en su entrevista diciendo lo siguiente:
51
¿Qué vas a hacer con lo que sabes del campo?
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
Pues lo voy a poner en práctica. Algún día se necesitará eso, si por
ejemplo yo soy abogado y traigan por ejemplo casos así que yo me
encargue de eso y no hay, me toca salir y buscar trabajo. Y yo sé
trabajar el campo pues, por eso me sirve, es para toda la vida…
(Jackson, 12 años – Concha Bamba, Barinas).
23 Puede suceder que sean los hermanos mayores quienes inicien a los hermanos menores en el trabajo.
¿Por qué te enseña tu hermano?
Él sabe más que uno, de él yo aprendí…
¿Pero cómo es eso? ¿Qué es lo que enseña?
Que tiene el pescado bien, creo. Se agarra así, se agarra asado; me enseñó a pescar pues…
(Hermanos Pablo José y José – Punta Araya, Sucre).
24 Entre estas labores secundarias pueden considerarse los procesamientos de materia prima, por ejemplo,
cocinar tortas de casabe en las casaberas y esgullar moluscos (extraer la carne de los caracoles después de
sancochados) luego de la pesca.
52
salimos para el campo y él va y me dice “Mija, este es un palo y se
llama así…mira ese pajarito, y mira aquello”.
TRABAJO Y TRADICIÓN
Por otro lado, se observa que las familias tienen estrecha relación económica
con la naturaleza como elemento productivo y/o explotable25; y esto se inculca en
el pensamiento infantil desde temprana edad, a partir de los cinco años. General-
mente, a estas edades la experiencia de trabajo campesino involucra el aprendi-
zaje de saberes, representaciones sociales y habilidades necesarias para controlar
y aprovechar el medio ambiente. Por ejemplo, los niños de la costa perciben el
25 Las relaciones culturales entre sociedad y cultura son discutidas por especialistas en una publicación
coordinada por Descola & Pálsson (2001).
53
mar como ambiente controlado por las habilidades pesqueras y conocimientos
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
marítimos trasmitidos por los adultos. La relación de los niños con instrumentos
y herramientas de sus padres supone la creencia de controlar el entorno, como el
machete en el caso de la comunidad platanera de Concha Bamba (Barinas).
Es usual que los campesinos utilicen cierto lenguaje posesivo -tener propie-
dad- para hacer alusión al ambiente natural (la tierra): “mi campito”, “mi fundito”
y “mi conuco” son expresiones corrientes. El vocabulario de los niños reproduce
esta consideración sobre la naturaleza, entre juegos infantiles es posible escuchar
“el campito de mi papá” en el lenguaje referencial. Este sentido posesivo sobre el
ambiente establece los radios de acción y provee la seguridad necesaria para salir
momentáneamente de la supervisión adulta.
Los niños en Concha Bamba (Barinas) permanecen en las tierras que traba-
ja su familia, aunque sin la supervisión presencial adulta. Establecen sus radios
de acción a través de “permisos territoriales” concedidos por sus padres. Se
acostumbran de esta manera al entorno, reproduciendo conductas aprendidas,
jugando a ser campesinos. En las tierras de la familia, los miembros más pe-
queños empiezan a tener contacto con las herramientas de trabajo (machetes,
palas), la cría de animales (cochinos y reses), incluso grandes maquinarias
(tractores) que admiran y pretenden dominar en un futuro.
familia. Los niños forman parte de la dinámica económica del hogar como recur-
so. Según un criterio de división sexual y etaria del trabajo, los niños varones son
vislumbrados como reemplazo generacional de la economía doméstica campesi-
na26. Sobre ellos recae el acervo de conocimientos agrícolas o pesqueros de las
familias. En tanto, las hembras son vistas como precursoras del trabajo doméstico
que acompaña al proceso productivo, de hecho, se incorporan a la logística de
colaboración como lo haría la madre: llevan comida al conuco o la preparan pos-
terior a la jornada de pesca; responsabilizan y ejercitan a los niños pequeños en el
trabajo y transportan pequeñas cargas, o realizan diligencias, etcétera.
26 Para el momento del embarazo, la utilidad económica de los varones hace que sean preferidos o deseados
por sobre las hembras.
27 A lo largo del texto se maneja la concepción de identidad de Dubet (1994). Para este autor la identidad viene
siendo la articulación de diversas lógicas de acción en una experiencia personal o colectiva.
55
discursos y prácticas detectadas en la biografía de los entrevistados. Para ello se
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
consideran las sensaciones de dependencia y autonomía con respecto a la activi-
dad laboral realizada, así como las satisfacciones y frustraciones generadas en los
modos de iniciación al trabajo, la inserción en la economía local y las relaciones
laborales en general. Estas tres lógicas se organizan analíticamente de acuerdo
con etapas cronológicas y formas de integración al trabajo campesino.
a) El trabajo lúdico
El niño coopera con las tareas productivas de su familia a través del juego; en este
proceso lúdico es usual que participen y colaboren el padre, la madre y los herma-
nos. Comienza a los 5 años, extendiéndose el juego en el trabajo hasta los 12 años,
edad donde la mentalidad lúdica se desvanece en la identidad laboral del niño.
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
Si, chiquitico así, le meto un cucharón y le metí la mano y lo aga-
rré…
(Luis Salazar, 12 años - Caimancito, Sucre).
b) El trabajo tradición
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
Muchas cosas, sobre todo del trabajo, es lo que yo hago ahorita
pues.
¿Y tus abuelos te han enseñado? ¿Conociste a tus abuelos?
Claro de ahí viene todo, aprendí lo de mis padres, que es lo de
ellos, lo mismito de mis abuelos.
¿Qué te enseñaron tus abuelos?
Como ellos habían estado antes aquí, qué hacían con la yuca y qué
no hacían con la ayuda aquí. Que antes no era así pues, pero creo
que es lo mismo al final.
29 Esta autodefinición prematura de adultez puede acarrear ciertas conductas negativas. Se observaron ciertos
conatos de alcoholismo y tabaquismo en grupos de adolescentes trabajadores en su afán de alcanzar la etapa
adulta.
61
como el trabajo tradición facilita la valoración del adolescente campesino como
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
un adulto.
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
conocimientos adquiridos por la socialización de la familia, sino desde las de-
mandas del propio trabajo. En esta lógica identitaria, las habilidades laborales no
tienen relación directa con los conocimientos aprendidos. El adolescente traba-
jador no posee las competencias necesarias para la actividad productiva, así, la
experiencia de trabajo funciona para instalar dichas competencias. En tanto, debe
identificar los elementos y aprendizajes útiles para obtener dinero.
Como se ve, puede suceder que la inserción económica sea novedosa para el
joven trabajador, en este momento se aprecia cómo se desvincula la iniciación y
la incorporación en el trabajo necesidad. En otras términos, los conocimientos
instalados por medio del trabajo juego no necesariamente son reproducidos en
el trabajo necesidad. Por ejemplo, es habitual en comunidades costeras que el
niño tenga contacto con el mar desde edades tempranas, esto no indica precisa-
mente una socialización laboral. Es interesante, pues, reconocer la autonomía de
la lógica de la necesidad con respecto a las dos lógicas laborales presentadas con
anterioridad.
A partir del trabajo necesidad, las labores productivas son concebidas como
actividades de provecho económico que no conforman necesariamente la iden-
tidad adolescente. Como ya se ha dicho, cuando el autoreconocimiento no tiene
relación con el oficio, la inserción al mercado de trabajo es juzgada exclusiva-
64
mente por las ganancias obtenidas. Así pues, el trabajo necesidad establece una
TRABAJO Y TRADICIÓN
Sin responsabilidad
Responsabilidad económica Responsabilidad económica
económica
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
economía familiar es primordial; el trabajo por subsistencia se encuentra vincu-
lado a regiones pesqueras donde la falta de recursos en el hogar es determinante.
Estas lógicas forman parte de la evolución biográfica del sexo masculino. Cuando
se habla de trabajo rural se habla también de un asunto de género, las expectativas
laborales en el mundo agrícola y pesquero son generadas desde el polo masculino,
así pues, los varones encuentran en el mundo del trabajo el espacio más importan-
te de su desarrollo personal. Esta considerable masculinización del trabajo replie-
ga a las hembras en otros campos de la vida, como lo son las tareas domésticas
y el estudio (escolarización). De hecho, para entender este proceso pueden ser
esclarecedores los comentarios de una joven trabajadora del rubro de la yuca:
Nada más expresivo de estas lógicas que las expectativas de la niñez y la ado-
lescencia con respecto al medio donde viven: el campo. Tales son las opiniones
de la juventud trabajadora referentes a la situación campesina, las cuales se orga-
nizan de dos modos: desde la continuidad señalada por la identidad tradicional y
desde la discontinuidad establecida por la necesidad. En la primera se pretende
la esperanza adolescente de proseguir la cultura campesina, y en el mismo movi-
miento, al campo como espacio productivo. La segunda se caracteriza por el pesi-
mismo que recae en la idea adolescente de abandonar al campo y su tipo de vida.
y adolescentes campesinos
Por lo general, la rutina escolar no es armónica con las dinámicas del traba-
jo agrícola o pesquero, la articulación de ambos sistemas sociales en el entorno
campesino depende de la experiencia de cada individuo. No en vano, resulta sig-
nificativa la contrariedad de los niños y los adolescentes cuando se les pregunta
por la organización de horarios y jornadas diarias conjugando ambas actividades.
Cuando se intentan conjugar, se espera que el medio educativo logre dar cabida
a las expectativas laborales y personales; no obstante, las tensiones observadas
en los jóvenes trabajadores sugieren que es un proceso ciertamente difícil. En el
contexto campesino, a medida que se avanza en edad -y en niveles educativos- se
30 Vease: Gruson & Hurtado (op. cit.).
69
coloca en entredicho la articulación entre el trabajo y la escuela en el mundo de
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
las expectativas adolescentes.
Por ende, la relación entre educación y actividades productivas puede ser ex-
plicada más allá de la interferencia de sus dinámicas sociales. En el plano de los
valores, se fraguan las jerarquizaciones entre la educación que prepara para la
vida urbana y el trabajo acorde con la vida rural. El conjunto de valoraciones atri-
buidas a estos campos sociales se encuentra vinculado con las oportunidades de
integración en el mercado de trabajo. Así pues, la inserción económica en ciertas
comunidades rurales exige el trabajo infantil como elemento estructural; por el
contrario, en determinados contextos campesinos priva el avance escolar del niño
sobre el trabajo; y en otras colectividades tanto la educación como el trabajo son
procesos paralelos en el desarrollo infanto-adolescente.
Por otro lado, las dinámicas personales entre el trabajo y la escuela en la po-
blación infanto-adolescente, tienen relación con la organización del tiempo y los
horarios dedicados a ambas actividades. En este menester, se debe considerar que
la escolarización es prioridad para los más pequeños, perdiendo valor al entrar
en conflicto con los horarios dispuestos en la adolescencia para las actividades
agrícolas y pesqueras. La jornada laboral se encuentra organizada a partir de los
horarios escolares en la niñez (hasta los 12 años), cuando el trabajo es una acti-
70
vidad realizada en tiempos extraescolares como fines de semana y vacaciones31.
TRABAJO Y TRADICIÓN
Puede decirse, además, que la pesca es una actividad que afecta el rendimiento
educativo debido a sus horarios nocturnos. La articulación de estos campos socia-
les, trabajo y escuela, depende de la priorización establecida, desde la gestión del
hogar, para con la vida de un niño o de un adolescente. Se habla de priorización
porque la familia no radicaliza en su postura (sea educativa o sea laboral) sino
hasta que los miembros más jóvenes alcancen el nivel educativo apreciado en
el entorno rural: sexto grado de instrucción básica. En este momento se decanta
por una carrera laboral o una carrera educativa, o la combinación de las mismas.
31 Un grupo de niños de Concha Bamba (Barinas) fueron claros en cuanto a la organización de sus actividades
laborales mientras estudian. Léase el siguiente fragmento:
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
y valoraciones culturales
La decisión con respecto a los miembros del hogar que van a continuar
o retirarse de la escuela, depende del rendimiento y de las actitudes esco-
lares de los niños. El avance escolar de los niños campesinos y pesqueros
73
depende de la opinión, perspectiva e importancia que tenga la educación
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
para la familia. Póngase atención en cómo se decide el destino educativo
de un niño campesino en la región platanera de Concha Bamba (Barinas).
¿Y la escuela que pasó con eso? ¿No quisieron estudiar más por
trabajar?
No fue por el trabajo, no me gustaba. Yo no fui mas a la escue-
la, yo le dije a mi mamá que no quería estudiar más. Y empecé a
trabajar con un amigo mío. Nunca me gustaba, y entraba pero no
me gustaba hacer nada. Entonces yo no estudié más porque no me
gustaba, no me va bien en los estudios y no tenía como yo ir. Para ir
se necesita real y me metí en la pesca, yo me ganaba mis cosas por
mí mismo. El cuento es que yo iba al liceo y no entraba a clases. Y
[…] me raspaban, me raspaban y como no entraba a clases bueno,
no tiene que exigir nada mi mamá. Y también por la comodidad
porque como trabajo fijo… Mi hermano y yo le decíamos a mi
mama “No vamos al liceo porque estamos haciendo real acá”, así
fue que perdimos el año…
Por lo general, la carrera escolar se diferencia por sexo y por edad. Son
las hembras las más vinculadas al estudio, no así los varones. La pobla-
ción femenina alcanza niveles educativos más altos, lo que se evidencia
en su mayor prosecución escolar a partir del sexto grado. Por este motivo,
muchas hijas son descartadas de la socialización laboral impuesta en la
familia campesina.
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
medio rural soporta expectativas de migración a la ciudad32. Las presio-
nes familiares sobre las féminas demuestran el valor que posee esto como
carrera y proyecto escolar (más allá de la adquisición de la lectoescritura
como recurso sociocultural), cuestión diferencial con los varones predesti-
nados a trabajar por su bajo rendimiento escolar.
33 Para el caso de la ruralidad mexicana, el asunto del estudio en la conciencia campesina sobre su propia
realidad ha sido analizado por Fromm & Maccoby (1974).
76
Ordaz, a San Félix, y es porque no hay tiendas cerquita, etcétera.
TRABAJO Y TRADICIÓN
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
¡Muchísimo! Gracias a mis padres saqué mis estudios… Ahora
tengo el título de bachiller en ciencias, y pues sí, me sirve de mu-
cho, incluso para trabajar. ¡Ah! pero lo conseguí porque ahorré
mucho trabajando para estudiar. O sea yo trabajaba, pero tenía
que cumplir, porque mi mamá decía “échale pierna, échale pierna,
los familiares y eso te desean ver bachiller”
¿Tus padres te impulsaron a que estudiaras?
Sí. Pero mi papá me decía cuando estaba ocioso “¡trabaje también
o ve a ver qué hace!”. Pero mi mamá siempre “Yorlan estudie, es-
tudie”. ¿Y yo? Nunca rechacé estudiar, nunca rechacé trabajar, yo
siempre tenía la mente para eso.
(Yorlan, 17 años – San José de Bolívar, Táchira)
34 Esta característica excluye aquellas actividades como la pesca, normalmente realizada en horarios nocturnos
y/o matutinos, puede causar interferencia con los horarios escolares y, en consecuencia, interrumpir el avance
escolar.
78
uno trabajando, por ejemplo, trabajar para ganar plata y mientras
tanto uno puede reunir, puede comprar los cuadernos y todo en el
TRABAJO Y TRADICIÓN
Por otro lado, la familia podría estar interesada en integrar a sus miem-
bros más jóvenes a la burocracia citadina del entorno campesino. Justa-
mente, por medio de la escolarización se construye un capital cultural que
da acceso, manejo y entendimiento de los entornos urbanos. Esto puede
leerse de forma cotidiana en la siguiente entrevista:
79
Y lo que has aprendido en la escuela… ¿te sirve para la vida como
ANÁLISIS BIOGRÁFICO
el trabajo?
Las dos me sirven. Las dos, mira… en la escuela: la matemática,
la física, la química eso es algo que uno siempre lo utiliza en cual-
quiera cosa; y eso mismo en el campo: para sacar una cuenta de
un ají, del ganado, de aquello... Las dos me han servido, gracias
a Dios, si yo voy a Socopó, si voy a un banco, a hacer diligencias
que si para otra ciudad, a hablar rápido con la gente. Todo en la
vida sirve.
(Yorlan, 17 años – San José de Bolívar, Táchira)
CONCLUSIONES
Conclusiones
El medio rural representa otras opciones: el ocio se percibe como juego, como
una oportunidad de insertar al niño en su entorno económico y prepararlo para
asumir tareas que más tarde requerirán del conocimiento de su entorno. El ocio
por lo tanto no entorpece, no mengua, no es peligro, no llama a las drogas ni ex-
pone al niño a bandas delictivas. El juego en el entorno rural no está sometido a
las reglas que lo gobiernan en el medio urbano. Lo lúdico capacita al niño para el
mundo productivo; a diferencia del juego urbano, que prepara para la tecnología,
la educación formal y la integración comunitaria.
El medio rural impone que la integración a la sociedad sea por medio del
trabajo, pues la sociedad en la que está inserta la familia es la campesina, que
no conoce otra forma de relacionarse con el medio distinta al hecho productivo
mismo. Las artes, el deporte y otras actividades instructivas que en la ciudad se
presentan formalizadas y burocratizadas, en el campo no son comunes ni siguen
las mismas reglas.
CONCLUSIONES
sobre la situación personal y económica del joven trabajador. Cuando el adoles-
cente urbano está inserto en la economía precaria, interioriza el conflicto laboral
y personal en que está inmerso; lo descubre al verse reflejado en los adultos que
realizan la misma actividad, a los que él de forma reactiva evalúa como hombres
y mujeres que no lograron hacer la transición de un oficio momentáneo y juvenil,
a otro adulto, digno y bien remunerado. El joven urbano oculta la sencillez y
precariedad de la tarea con fuerza física y habilidad situacional, sea bien como
estrategia para diferenciarse de sus pares o para hacerse con mayores recursos
económicos; pero de cualquier forma el adolescente experimenta una disonancia
originada en un trabajo que confronta lo aprendido en la escuela, y que además
se refuerza en expectativas urbanas de inserción digna en la economía y en la
sociedad.
El joven rural no somete a escrutinio la labor del adulto que realiza su misma
actividad. Puede o no estar confrontado por los mensajes escolares, que son cla-
ramente urbanos y descontextualizados de lo rural, pero en estos casos identifica
dos salidas: abandonar la escuela y dedicarse al trabajo, o migrar a la ciudad.
inserción social.
Esto no quiere decir que la educación no sea una alternativa, pero evidente-
mente, en las actuales condiciones del campo, la escuela va en dirección opuesta a
aquello que la familia campesina considera relevante. Las opciones son diversas.
O el campo se desarrolla y la frontera de lo urbano y lo rural se desvanece, o la
educación se hace pertinente y contribuye a la tradición campesina tal como mu-
chos miembros de la sociedad rural la interpretan y perciben.
85
El desarrollo del campo parece la opción fundamental. Las vicisitudes econó-
CONCLUSIONES
micas ejercen un mayor impacto en el mundo rural que en el urbano, en especial
porque el deterioro de la calidad de vida repercute rápida y marcadamente en el
entorno comunitario. Es la comunidad y no siempre es el Estado la que interviene
el espacio físico y remodela la escuela, o perfora los jagüeyes, o se organiza con
muchas limitantes para ordenar el transporte a la ciudad. Cuando la producción
agrícola o pesquera disminuye (por factores estacionales o estructurales), la co-
munidad se viene a menos, y si no tiene fuentes de ingreso alternativas, es posible
que comiencen a surgir elementos propios de la descomposición social. En el
mundo urbano los factores que promueven la desintegración los contrarresta prin-
cipalmente la escuela, pero en el campo ya se ha visto que cumple otra función.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Referencias bibliográficas
Blanco, F. (2011). El avance escolar de los niños que trabajan. Venezuela: CISOR-
Fundación Telefónica de Venezuela.
Descola, P., & Pálsson, G. (2001). Naturaleza y sociedad. México D.F. : Siglo XXI.
SERIE FOROGRÁFICA
Serie fotográfica de niños
y adolescentes trabajadores
del rural venezolano
Foto 1
Niño (10 años) con juguete tradicional (El Miamo, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 2
Niños jugando entre lanchas (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 3
Padre e hijo en la casabera (Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 4
Hijo (7 años) acompaña a su padre a salar el pescado
(Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 5
Niño (9 años) lavando pescados (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 6
Niña (6 años) acomodando la cochinera (Concha Bamba, Barinas).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 7
Niños aprenden a utilizar el cuchillo (Concha Bamba, Barinas).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 8
Niños con red en la orilla (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 9
Familia esgullando caracoles (Caimancito, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 10
Sacando una embarcación al mar (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 11
Adolescente (17 años) preparando la harina de yuca
(Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 12
Moliendo yuca en la casabera (Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 13
Adolescente (17 años) pescador (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 14
Adolescente (15 años) arrumador de plátanos
(Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 15
Adolescente (17 años) escardillando los cultivos
(Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 16
Niños a caballo (Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 17
Adolescente (16 años) pelando yuca (Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 18
Adolescente (17 años) esgullando (Cabeza Mala, Bolívar).
Fotografía: Henry Moncrieff.
Foto 19
Niño (11 años) sobre el tractor (Concha Bamba, Barinas).
Fotografía: Henry Moncrieff.
SERIE FOROGRÁFICA
Foto 20
Niño (6 años) en la playa (Punta Araya, Sucre).
Fotografía: Henry Moncrieff.