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P. Francisco De Paula Morell, S. J.

FLOS SANCTORUM
DE LA FAMILIA CRISTIANA

comprende
LAS V I D A S DE LOS S A N T O S
y
PRINCIPALES FESTIVIDADES DEL AÑO

Ilustradas con otros tantos grabados


y acompañadas de piadosas reflexiones y d e las
Oraciones litúrgicas d e la Iglesia

EDITORIAL SANTA CATALINA


BRASIL 864 BUENOS AIRES
V
Con las d e b i d a s licencias

Queda hecho el
d e p ó s i t o que
m a r c a la l e y
PROLOGO

Si honramos de modo especial a los hombres Que han merecido bien


de la patria por su valor, su ciencia o su generosidad, ¿no es más justo
que conozcamos y reverenciemos a los santos de Dios?
Para ello, quizá no basta con saber los nombres de los gloriosísimos
adalides de nuestra santa religión. Para que sus virtudes puedan ejercer
en los buenos y fieles cristianos la influencia del ejemplo, es preciso que
conozcamos también la historia de su vida, el proceso de la existencia
que les ha llevado al honor y a la gloria insigne de ser venerados en
los altares.
No es fácil, sin embargo. No lo es, por lo menos, para la mayor parte
de los fieles. El número de los santos es tan elevado' y son tantos y tantos
los libros en que se relatan sus vidas, que sólo quien disponga de dinero
y de tiempo en abundancia, podría concederse la satisfacción de leerlos
todos.
Con el fin de obviar tal inconveniente es que se ha procedido a
planear la presente obra. En ella figuran compendiadas las vidas de mu-
chos santos, extraídas del Breviario Romano y de los numerosos libros
del Padre Rivadeneira y del Padre Croisset, de la Compañía de Jesús.
Y con el propósito de brindar una mayor eficacia a la lectura piadosa,
cada biografía ha sido acompañada con una breve y sencilla reflexión y
con la oración litúrgica de la Iglesia.
De tal modo, las personas piadosas que no tienen la posibilidad de
recurrir a las fuentes originarias de donde se han extraído las vidas
relatadas, disponen de una síntesis completa y ordenada de ellas, de un
verdadero santoral completo, que abarca la totalidad de los días del año.
¡Ojalá que la intención perseguida llegue a realizarse! No cabe duda
que constituiría una costumbre piadosa y de gran eficacia para el per-
feccionamiento moral y espiritual de los miembros de cada familia cris-
tiana, que todos los días, después de rezar el Rosario, fuera leída en voz
alta la vida del santo correspondiente, implorando luego la protección del
mismo con la oración litúrgica que usa para ello nuestra santa madre la
Iglesia. Ello contribuiría indudablemente a fortalecer la fe en gran ma-
nera, lo cual, si siempre resulta conveniente, lo es muchísimo más en
nuestra época desventurada cuando tantos y tantos escollos son opuestos
arteramente a nuestra santa religión.
Dios quiera bendecir la semilla, para que madure el fruto.
La Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo
y el adorable Nombre de Jesús. — 1* de enero.
Dice el santo Evangelio, que
llegado el octavo día del naci-
miento de Cristo, en el cual, con-
forme a la ley de Moisés, debía
ser circuncidado el Niño, aunque
no le obligaba a q u el precepto,
padeció el cuchillo de la circun^
cisión y entonces fué llamado
Jesús, nombre que le puso el
ángel, y a antes de que fuese con-
cebido. (Luc n , 21.) Comienza,
pues, a derramar sangre el Ni-
ño divino en el mismo día y h o -
ra en que es llamado Jesús. Ha-
bía Dios instituido la Circunci-
sión, y dádosela a Abraham p a -
ra que fuese una señal del con-
cierto que había hecho con El y
su pueblo, de cuya sangre había de nacer bre del demonio y recibirte en la compa-
el Mesías, y sobre todo para borrar con ñía de los hijos de Dios. ¡Oh Nombre glo-
aquel sacramento el pecado original, aun- rioso! ¡oh Nombre dulce, Nombre suave,
que no se borraba por la virtud y efica- Nombre de inestimable virtud y reveren-
cia de la circuncisión, sino por la profe- cia, inventado por Dios, traído del cielo,,
sión de fe que en ella se hacía. Exento es- pronunciado por los ángeles y deseado
taba de aquella ley, el que como Dios era en todos los siglos! Dice el apóstol: «El
el supremo legislador, y como hombre no que invocare este Nombre será salvo».
había sido concebido por obra de varón, ( R O M x, 13). Traigamos, pues, este Nom-
ni había contraído la deuda del' pecado bre en los labios y en el corazón, y pror
original. Pero quiso darnos ejemplo de nunciémoslo con suma reverencia, invo-
obediencia, sujetándose voluntariamente a quémoslo en nuestras tentaciones y peli-
aquella ley divina; de profundísima h u - gros, y en nuestro último trance sea la
mildad, recibiendo en sí la divisa propia última palabra que balbuceen nuestros
de los hombres pecadores; de mortifica- labios moribundos: ¡Jesús! ¡Jesús! ¡Je-
ción y paciencia, padeciendo en su delica- sús!
dísima carne aquella dolorosa herida de la
circuncisión; y d e caridad ardentísima, Reflexión: El día en que el Hijo eter-
comenzando ya a padecer y derramar san- no de Dios es llamado Jesús y comienza a
gre como tierno cordero sin mancilla, que derramar sangre por tu amor, tú comien-
venía a quitar los pecados del mundo. Es- zas un nuevo año de vida; ¿qué has de
te es el amor de nuestro Redentor divi- hacer, pues, sino consagrarte del todo al
no; y por esta causa es llamado Jesús, Señor desde las primeras horas del año
que quiere decir Salvador. Dice el evan- nuevo? Dile al Niño Jesús circuncidado,
gelista san Lucas que este nombre de J e - que también quieres circuncidar tu cora-
sús vino del cielo, y que el ángel san Ga- zón, como enseña el apóstol (Philip. III,
briel le declaró antes que el Niño fuese 3.), cortando de él todos los deseos carna-
concebido; para darnos a entender que el les y mundanos, y que sea lo que fuere de
'Padre eterno dio ese nombre a su bendi- tu vida pasada, desde hoy sólo quieres vi-
tísimo Hijo para significar con él su gran- vir conforme a su santísima y divina vo-
deza, su excelencia y majestad, y el ofi- luntad. Año nuevo, vida nueva.
cio de salvar a los hombres a que venía. Oración: Oh Dios, que comunicaste al
De manera que cuando oigas este nom- género humano el premio de la eterna sa-
bre adorable, has de representarte en tu lud por la fecunda virginidad de la bie-
corazón un Señor tan misericordioso, tan naventurada Virgen María, concédenos ia
hermoso, tan poderoso, que siempre está gracia de experimentar la intercesión de
dispuesto a perdonar todos tus pecados, a aquella Virgen, por la que recibimos el
restituir a tu alma la vida y hermosura Autor de la vida, Jesucristo Señor nues-
de la gracia, a librarte de la servidum- tro, que contigo vive y reina por los si-
glos de los siglos. Amén.
San Macario Alejandrino, monje. — 2 de enero.
r tre muchos enfermos que curó,
vino a él u n clérigo de misa, que
estaba con un cáncer en la ca-
beza, tan disforme, que se la co-
mía toda; mas el santo monje
puso las manos sobre él, y le
envió sano a su casa. Estando
I
un día sentado, una leona le t r a -
jo un cachorro que estaba ciego,
y el varón de Dios le dio la vis-
ta, mandando a la madre que no
hiciese daño a los pobres. Siendo
ya viejo, se fué disimulado al m o -
nasterio de San Pacomio, en el
cual vivían a la sazón mil y cua-
trocientos monjes. Siete días t a r -
daron en recibirle, alegando que
por su vejez no podría llevar los
Este varón santísimo, aunque nació en trabajos que llevaban los jóvenes. Mas
Egipto, fué presbítero de Alejandría. Hí- fué tal la austeridad de su vida, que es-
pantó a todos los religiosos, pareciéndoles
zose discípulo del gran Padre san Antonio que era más que hombre. Finalmente, lle-
abad, y salió tan perfecto, que san Anto- no de virtudes y merecimientos, murió de
nio le dijo que el Espíritu Santo había r e - edad muy avanzada por los años 394 de la
posado sobre él, y que él sería heredero era de Cristo, dejando a los monjes p r e -
de sus virtudes. Sabiendo que los m o n - ciosísimos documentos de altísima perfec-
jes Tabemesioras no comían en toda 3a ción. La vida de este santo la escribió P a -
Cuaresma cosa que hubiese llegado al fue- ladio, que moró tres años con él en la so-
go, él hizo lo misrrio por espacio de siete ledad.
años. Enviaron una vez a san Macario
unas uvas muy frescas y sabrosas: tuvo
ganas de comer de ellas, mas para ven- Reflexión: Solía decir san Macario que
cer aquel gusto y apetito no las quiso el monje había de ayunar como si hubiese
tocar; antes las envió a otro monje que de vivir cien años, y mortificar sus pasio-
estaba enfermo; recibiólas éste con agra- nes como si hubiese de morir aquel día.
decimiento, y por mortificarse tampoco las ¡Qué vergüenza para tantos cristianos que
comió, sino enviólas a otro monje; y en no ayunan, ni aun cuando lo manda la
suma las uvas anduvieron de mano en santa Iglesia; ni mortifican sus malas p a -
mano por todos los monjes y volvieron a siones, antes las ceban y alimentan con
san Macario, el cual hizo gracias al Se- materia de nuevos pecados! ¿Qué respon-
ñor por la virtud de todos aquellos san- derán en el día del juicio, esos cristianos
tos. Para vencer el sueño que le estorba- tan enemigos de la cruz de Cristo? No
ba la oración, estuvo veinte noches sin quieras tú imitarles. Si no puedes hacer
acostarse debajo de tejado; y viéndose lina vida de monje en la soledad, puedes muy
vez.tentado del espíritu de la fornicación, bien vivir como cristiano en tu casa y en
pasó seis meses desnudo en carnes en un tu población, observando los mandamien-
lugar donde había innumerables y grandes tos de Dios y de la Iglesia, y mortifican-
mosquitos, los cuales dejaron su cuerpo do tus desordenados apetitos, cuanto sea
tan lastimado, que parecía un leproso. Ca- menester para no ofender a Dios que te
minó veinte días por un desierto sin co- ha de juzgar para siempre ¿No vale más,
mer bocado, y estando fatigado y desma- breve penar y eterno gozar, que breve go-
yado le proveyó el Señor milagrosamen- zar y eterno penar?
te de sustento. Una vez cavando en un Oración: Válganos, Señor, la intercesión
pozo le mordió un áspid: tomóle el san- del bienaventurado san Macario, tu siervo,
to en las manos e hízole pedazos sin reci- para alcanzar por su patrocinio lo que no
bir lesión alguna. Acreditó nuestro Señor podemos conseguir por nuestros méritos.
su santidad con el don de milagros, y en- Por Jesucristo, Señor nuestro. Amén.
Santa Genoveva, virgen. — 3 de enero.
(f 512.)

La santa virgen Genoveva, de-


fensora y patrona de la ciudad
de París, nació en la aldea de
Nanterre, a dos leguas de aque-
lla capital. Desde niña, resplan-
deció en ella la gracia de Dios
en tanto grado, que al verla san
Germán entre la muchedumbre
del pueblo que le salía a recibir,
dijo a sus padres que aquella n i -
ña, a la sazón de siete años, era
singularmente escogida de Dios,
y que eran dichosos por ser pa-
dres de tal hija. Consagróla des-
pués a Jesucristo, y le puso una
cruz al cuello, para que la lleva-
se como preciosa joya de su E s -
poso divino. Toda la vida de esta
santa doncella fué un portento de extra- motas partes del oriente, solía mandar a
ordinarias virtudes. Desde los quince años
hasta los cincuenta, solamente comía dos visitarla. Murió a la edad de ochenta y
días de la semana, que eran domingo y nueve años, el día 3 de enero, y fué sepul-
jueves. Desde la fiesta de los Reyes hasta tada con grande pompa y devoción de todo
e!_ Jueves santo, jamás salía del encerra- el pueblo de París. El rey Clodoveo y la
miento de su celda, donde tenía su paraíso reina Clotilde le dedicaron un suntuoso
y sus dulcísimas comunicaciones con el templo.
divino Esposo de su alma. Notorios eran
en París y en toda Francia sus milagros y *
profecías. Resucitó a un niño muer-
to que había caído en un pozo y
aún no estaba bautizado; y a un Reflexión: Cuando profetizó santa Ge-
hombre manco le restituyó la mano. Llegó noveva que el feroz Atila no había de
en este tiempo a Francia, Atila, rey de los arruinar la ciudad de París, ni entrar en
hunos, que se llamó azote de Dios, y real- ella, muchos ciudadanos temerosos y des-
mente lo fué por las provincias que des- creídos querían quemarla por hechicera.
truyó y arruinó y por la mucha sangre Así tratan los hombres sin fe a los santos;
que derramó. Acercóse a la ciudad de P a - y con todo, la virtud de los santos es la que
rís, y temiendo los naturales de ella que conserva el mundo. ¡Ay del mundo, si no
la asolase como había hecho con otras mu- hubiese aún en la tierra almas santas y
chas ciudades, determinaron para salvar puras que desarmasen la ira de Dios, V
sus personas, hijos y hacienda, abandonar diesen al Creador la gloria debida! Presto
la población y retirarse a partes remotas acabaría el Señor con la raza humana por
y seguras. Súpolo Genoveva y les persua- inútil y perjudicial a los fines de su ado-
dió que no se arredrasen ni temiesen tan- rable providencia. ¿Qué ha de sacar Dios
to, sino que acudiesen a Dios con oracio- de un mundo de reprobos? ¿No tiene p a -
nes, ayunos y limosnas, porque aquella ra ellos un infierno?
bestia fiera no destruiría la ciudad ni en-
traría en ella. Y así fué, como había dicho
la santa. Estando muy afligida la ciudad
por falta de pan, embarcóse Genoveva con
otra gente en el río Sena en busca de sus- Oración: ¡Oh Señor y Dios santo! ven-
tento y volvió a París con las naves car- gan en nuestra ayuda los méritos de tu
gadas de trigo. El rey Childerico, aunque gloriosa virgen santa Genoveva, para que
no era bautizado, tenía gran devoción a gozando por ^su intercesión de la salud
la santa virgen, y por su gracia perdonaba del cuerpo y del alma, alcancemos con la
i-, los delincuentes condenados a muerte. cooperación de tu gracia, la salvación y la
El gran Simeón Estilita, desde las más r e - vida eterna. Por Cristo, Señor nuestro.
Amén.
San Tito, Obispo de Creta. — 4 de enero.
(•V 94.)
prisión, se detuvo en l a isla de
Cíete, paxa pxedicar en ella el
Evangelio de Jesucristo; pero r e -
clamando su presencia las nece-
sidades de otras iglesias, ordenó
obispo de aquella isla a su muy
amado discípulo Tito, para que
llevase adelante la obra que con
tan buen suceso había el apóstol
comenzado. Mandóle que orde-
nase presbíteros en todas las
ciudades de la isla, y le escribió
una carta que comprende las r e -
glas de la vida episcopal en que
le exhortaba a gobernar la grey
del Señor que el Espíritu Santo
le había encomendado, con gran-
de celo y entereza y al mismo
tiempo con suavidad y dulzura. Muchos
El glorioso san Tito había nacido gentil fueron los trabajos y fatigas que padeció
y parece haber sido convertido por el por mar y por tierra para sembrar la se-
apóstol san Pablo. Apenas recibió san Ti- milla del Evangelio entre gentes de diver-
to la luz de la fe y el conocimiento de los sas lenguas y muy apartadas unas de
misterios y sacramentos de Jesucristo, co- otras. Gobernó, pues, san Tito aquella
menzó a brillar con tales resplandores de cristiandad conforme a la instrucción que
santidad a los ojos de la iglesia naciente, le dio su maestro en su carta canónica;
que mereció ser contado entre los discípu- resplandeciendo como antorcha entre las
los más predilectos del grande apóstol. tinieblas y errores de la idolatría hasta
Llámale el mismo san Pablo, su hermano que, lleno de merecimientos, durmió en
en Cristo y compañero en sus trabajos; la paz del Señor a los noventa y cuatro
alaba con encarecimiento sus virtudes años de su edad, y fué sepultado en la
apostólicas, y en su «Llegada a Troa» di- misma iglesia en que había sido consagra-
ce que su corazón no descansaba, porque do obispo por el apóstol san Pablo. Su sa-
no había encontrado allí a su queridísimo grada cabeza fué llevada a Venecia y ac-
hermano Tito; mas que al fin, aquel Dios tualmente se venera en la basílica ducal
que es consolador de los humildes, le h a - de San Marcos.
bía llenado de consolación con la venida
de su deseado compañero. En el año de Reflexión: Mucho amaba el apóstol de
51 fué1 con san Pablo al Concilio que se las gentes a su hijo espiritual el glorioso
celebró en Jerusalén con ocasión y sobre san Tito, porque le apreciaba por sus es-
el asunto de los ritos mosaicos. Envióle clarecidas virtudes; y el amor de Cristo
san Pablo a Corinto para que apaciguase era el que unía los corazones. La amistad
algunas disensiones que había en aquella de los santos es pura, cordial, entrañable,
cristiandad; lo cual hizo san Tito con tan sincera, firme y ordenada al bien; la
grande espíritu, que los delincuentes le amistad de los malos es falsa, interesada,
dieron cumplida satisfacción; y con tal inconstante y llena de intenciones torci-
desinterés, que no pudieron obtener de él das y fines malignos. La amistad de los
buenos se parece a la de los ángeles; la
que recibiese ninguno de los presentes amistad de los malos es como la de los de-
que le hacían, ni aun para el sustento n e - monios, que sin amarse, se unen siempre
cesario. Otra vez volvió a Corinto para para obrar el mal.
recoger las limosnas destinadas al soco- Oración: ¡Oh Dios! que adornaste con
rro de la Iglesia de los hebreos, y con esta apostólicas virtudes al bienaventurado
ocasión, despertó en el corazón de todos confesor y pontífice san Tito, concédenos
aquellos fieles, vivos deseos de ver a san por sus méritos e intercesión, que vi-
Pablo, que los había engendrado en n u e s - viendo en santidad y piedad en este m u n -
tro Señor Jesucristo. Volviendo el apóstol do, merezcamos llegar a la patria celes-
de Roma al oriente después de su primera tial. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

10
San Simeón Estilita. — 5 de enero.
(t 459.) °

Nació este admirable varón en


Sisan de Cilicia. Siendo pastor, y
teniendo un día el ganado, por
la mucha nieve, en la majada, se
fué al templo, y allí oyó decir en
el Evangelio que eran bienaven-
turados los que lloran. Penetró
con tanta luz del cielo el espíri-
tu de aquellas palabras del Se-
ñor, que luego se fué al monas-
terio del abad Heliodoro, donde
por espacio de diez años asombró
a los monjes con sus extraordi-
narias asperezas. Pero más estu-
penda fué la vida solitaria que
hizo después. Pasó veintiocho
años ayunando la Cuaresma en-
tera sin probar un solo bocado; '
subióse a lo alto de un monte, donde hizo misma postura que tenía cuando oraba.
un cercado, y se aferró a una piedra con Custodió el sagrado cuerpo una guardia
una cadena de veinte codos de largo; y allí de soldados por espacio de algunos días;
perseveró sin salir de aquel término hasta y lleváronlo después como precioso tesoro .
que san Melecio, obispo de Antioquía, que a Antioquía, obrando el Señor muchos m i -
vino a visitarle, mandó que un herrero le lagros en todo el camino. Edificóse luego
quitase la cadena. Imaginó después otra un templo en el monte de su columna, en
manera de vivir sobre una columna, la el cual no se permitía que entrase n i n -
cual al principio era de seis codos, después guna mujer, y donde manifestaba Dios la
de doce, y finalmente de treinta y seis co- grande gloria de su siervo con numero-
dos de alto. Allí oraba, allí comía una sola sos prodigios.
vez cada semana, allí predicaba dos veces
.al día, convirtiendo a muchos gentiles, y sa- «
cando del cieno de sus vicios a innumera- Reflexión: El sapientísimo Teodoreto,
bles pecadores; allí curaba toda clase de que escribió la vida de este santo, y le
enfermedades; allí velaba las vísperas de vio en la columna, dice que el Señor qui-
las principales fiestas, estando en pie, con so hacerle un público ejemplo de austeri-
las manos levantadas al cielo, desde que se dad, para despertar a los pecadores a pe-
ponía el sol hasta que amanecía el día si- nitencia. ¿Qué sentirían los incrédulos y
guiente. Vino un extranjero, hombre prin- sibaritas de nuestros tiempos si presencia-
cipal, a visitarle, y considerando de la m a - ran también aquel espectáculo de morti-
nera que allí vivía en lugar tan alto, tan ficación que era un continuo y manifiesto
congosto, y sin defensa para el sol, aire y milagro? Algunos se convertirían, otros se
frío, habló así: «Dime por el Señor, ¿eres contentarían con mirarlo con horror o con
hombre, o alguna naturaleza y criatura escarnio; es verdad. Pero también lo as,
que parece que tiene cuerpo humano y no que el asombroso anacoreta, desde la co-
le tiene?». Mandó entonces el santo que lumna de su penitencia y de sus prodigios,
le pusiesen una escalera y qué subiese a tronara contra esos pecadores impeniten-
la columna, y allí le mostró una horrible tes, amenazándoles en nombre de Dios,
llaga que tenía en un pie y le dijo: «Hom- con otra penitencia más rigurosa, que les
bre soy y sujeto estoy a miserias de cuer- aguarda en el infierno por toda la eter-
po humano.». Millares de personas acudían nidad.
a él de todas partes; la reina de Persia y
la reina de los Ismaelitas se encomenda- Oración: Oye, Señor, benignamente las
ban en sus oraciones; escribía cartas a los súplicas que te dirigimos en el día de tu
emperadores Teodosio el Menor y León; y confesor el bienaventurado Simeón, para
en Roma, apenas había tienda ni casa que que lo que no podemos alcanzar por nues-
no tuviese a la puerta una imagen del tros merecimientos, lo consigamos por las
santo. Treinta y seis años vivió en la co- oraciones de este santo que fué de tu agra-
lumna, hasta que murió quedando en la do. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

11
La Epifanía o la fiesta de los Santos Reyes. — 6 de enero.

encaminándolos a Belén, dijo:


Id, y preguntad diligentemente
acerca del Niño; y apenas le h u -
biereis hallado, hacédmelo sa-
ber, para que yo, yendo asimis-
mo, le adore. Y he aquí que la
estrella, que habían visto en el
oriente, iba delante de ellos, has-
ta que llegando, se paró encima
de donde estaba el Niño. Y al
ver la estrella, holgáronse con
gran júbilo. Y entrando en ia
casa, hallaron al Niño con su
. Madre María y postrándose le
adoraron; y abiertos sus tesoros,
ofreciéronle dones, oro, incienso
y mirra. Y recibido aviso en sue-
ños para que no tornasen a H e -
En el sacrosanto misterio de la Epifanía rodes, volviéronse a su país por otro ca-
(que significa manijestación) celebra la mino.» (SAN MATEO, n,i-13).
santa Iglesia aquel dichoso y bienaventu r
rado día en que el Hijo de Dios, vestido #
de nuestra carne, se manifestó a los reyes Reflexión: «Reconozcamos en los Magos
Magos como a primicias de la gentilidad. adoradores de Cristo (dice san León, pa-
Porque como este Señor era Rey del p a ) , las primicias de nuestra vocación y
mundo y venía para salvarle, luego en de nuestra fe, y celebremos con grande
naciendo quiso ser conocido de los que es- gozo de nuestras almas los principios de
taban cerca y de los que moraban lejos, nuestra dichosa esperanza. Adoremos al
de los pastores y de los reyes, de los sim- tierno Infante que veneraron los Magos
ples y de los doctos, de los pobres y de en la cuna como al Dios omnipotente que
los ricos, de los hebreos y de los paganos, está en los cielos, y presentémosle t a m -
y juntar en uno los aue eran entre sí con- bién de nuestros corazones ofrendas dig-
trarios en el culto y religión y en el co- nas de Dios.» (SERM. I I DE E P I P H . ) . Y
nocimiento del mismo Dios. Este admira- ; cuáles son estas ofrendas dignas de Dios?
ble acontecimiento nos refiere el sagrado Las que se significaban por los tesoros de
los santos Reyes: el oro de nuestra cari-
Evangelio por estas palabras: «Habiendo dad, amando a Jesús sobre todas las co-
nacido Jesús en Belén de Judá, en los sas; el incienso de nuestra oración, para,
días de Herodes el rey, he aquí que unos alabarle y alcanzar las gracias que nos
Magos vinieron del oriente a Jerusalén, convienen; y la mirra de la cristiana mor-
diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos tificación, para tener a raya las malas con-
que ha nacido? Porque vimos su estrella cupiscencias que nos apartan de su divino-
en el oriente y venimos a adorarle. Y servicio. Y después de hacer hoy estos
oyendo esto Herodes el rey, turbóse, y to- ofrecimientos al divino Mesías, tomemos
da Jerusalén con él. Y convocando a to- como los Magos otra senda distinta de la
dos los príncipes de los sacerdotes, y a los pasada, haciendo una saludable mudanza
escribas del pueblo, inquiría de ellos dón- de vida, para que libres de todo peligro,
de el Cristo había de nacer. Y ellos le di- podamos llegar a nuestra verdadera pa-
jeron: En Belén de J u d á ; porque así es- tria, que es el cielo.
tá escrito por el profeta: Y tú, Belén, Oración: ¡Oh Dios! que en este día or-
tierra de Judá, de ningún modo eres la denaste que tu unigénito Hijo fuese cono-
más pequeña entre las principales de J u - cido y adorado de los gentiles, dándoles'
dá, pues de ti saldrá el Caudillo, que r e - por guía una estrella, concédenos por tu
girá a mi pueblo de Israel. Entonces He- bondad, que pues ya te conocemos por la
rodes, llamados reservadamente los Ma- fe, lleguemos a la contemplación de t u
gos, averiguó de ellos con diligencia el gloria inefable. Por el mismo Jesucristo,
tiempo de la estrella, que les apareció. Y nuestro Señor. Amén.

12
San Raimundo de Peñaf ort. — 7 de enero.
(t 1275.)

Nació san Raimundo de nobles


padres, señores del castillo de
Peñafort, en el principado de
Cataluña. Manifestó su grande
ingenio en las cátedras de Bar-
celona y de Bolonia, y siendo
canónigo de la catedral de B a r -
celona edificó y reformó con su
ejemplo a todo el cabildo. Tomó
el hábito de-santo Domingo ocho
meses después de la muerte del
santo patriarca. Una visión m a -
ravillosa que tuvieron en una
misma noche san Raimundo, san
Pedro Nolasco y el rey D. Jaime
de Aragón, puso a los tres de
acuerdo para fundar la gloriosí-
sima orden de Nuestra Señora
de la Merced, para la redención de los do por el rey, que a la sazón tenía allí la
cristianos cautivos. De este admirable ins- corte, supo que el monarca vivía mal con
tituto, tan célebre en toda la cristiandad, una dama de palacio; y así quiso volverse
san Pedro Nolasco se considera como el a Barcelona. Mas no lo consintió el rey y
fundador, el rey de Aragón como el apo- aún puso pena de muerte al que le pres-
yo, y san Raimundo como el alma. P r e - tase la nave. Entonces el santo extendió
dicó el santo una cruzada contra los m o - su capa sobre las aguas, y atando el cabo
ros con tan feliz suceso de las armas cris- de ella a su báculo, en menos de seis h o -
tianas, que el mismo Papa le quiso por su ras hizo aquel viaje que es de cincuenta y
capellán y confesor y le confió la famosa tres leguas. Terminó en este día su p r e -
compilación de las Decretales pontificias; ciosa vida en Barcelona a los noventa y
mas no pudo persuadirle de que aceptase nueve años de su edad, y honraron sus fu-
el arzobispado de Tarragona ni otras digni- nerales los reyes de Aragón y de Castilla,
dades. Cuando volvió a España para res- y los príncipes y princesas de las dos ca-
taurar su salud, quebrantada con sus pe- sas reales.
nitencias, se había retirado en su convento Reflexión: Fué san Raimundo uno de los
como el último de sus hermanos. Más h a - hombres más grandes de su siglo, y en n a -
biendo fallecido por este tiempo Luis J o r - da estimó toda la humana grandeza. Una
dán, que había sucedido a santo Domingo sola cosa tuvo en grande aprecio: la vir-
en el gobierno de su religión, con grande tud; y ésta fué la que le hizo grande a los
concordia de pareceres eligieron a ojos de Dios. ¿Qué son todas las demás
san Raimundo por tercer general de cosas, si se comparan con ella? Vale más
la orden; y el santo, después de un acto de virtud que toda la sabiduría y
visitar a pie todos los conventos de que todos los cetros y riquezas del m u n -
ella, renunció a su dignidad. Es im- do. Un solo pensamiento bueno (decía ya
posible decir cuánto trabajó este varón a d - u n filósofo gentil con mucha verdad), v a -
mirable; era confesor del rey de Aragón, le más que toda la máquina del universo.
entendió en gravísimos negocios que cinco Esfuérzate, pues, por alcanzar tan gran
pontífices le encomendaron, y en breve tesoro, que puede hacerte grande eterna-
tiempo convirtió a la fe a más de diez mil mente.
judíos y gentiles. Y para sacar más fácil- Oración: Oh Dios, que escogiste al bien-
mente a éstos de sus errores, y conven- aventurado Raimundo para que fuese in-
cerles de la verdad de Dios que resplan- signe ministro del sacramento de la P e -
dece en la doctrina de la Iglesia católica, nitencia y con singular maravilla le h i -
rogó a santo Toman de Aquino que escri- ciste pasar por las olas del mar, concéde-
biese y publicase la Sumo contra los gen- nos que por su intercesión hagamos fru-
tiles. Un suceso maravilloso acreditó su tos dignos de penitencia y arribemos al
santidad en los postreros años de su vida; puerto deseado de la salvación eterna. Por
y fué que habiendo ido a Mallorca, llama- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

13
San Lorenzo Justiniano. — 8 de enero.
(t 1465)

,— . tenía personas virtuosas y p r u -


dentes diputadas para ello; pero
no quería que fuesen muy curio-
sas, sino que algunas veces se
dejasen engañar, juzgando que
es mejor dar alguna vez al que
r4^H ^^^^B
no tiene necesidad, que dejar de
dar al que la tiene. Pidióle un
deudo suyo que le ayudase para
casar honradamente a una hija,
y él le respondió: que poco, no
lo había menester; y mucho, no
se lo podía dar sin hacer agravio
fcXk.J a muchos pobres. Tuvo insigne
don de profecía, penetraba los
secretos del corazón y hacía mu-
chos milagros. Un día, celebran-
^^^^^•l do en la catedral, llevóle el espí-
ritu de Dios a la celda de una r e -
San Lorenzo Justiniano fué de la nobi r ligiosa impedida, y la comulgó, sin dejar
iísima familia Justiniana, muy principal por eso de verse presente también en el
en la república de Venecia. Desde niño altar. Nicolás V le consagró por primer
mostró tanto seso, que ya parecía viejo en patriarca de Venecia. En fin, después de
ja tierna edad. A los diez y nueve años, haber santificado aquella república, y es-
con una maravillosa visión que tuvo de la crito preciosos libros, llenos de doctrina
divina Sabiduría, se movió a dejar el m u n - y de un suavísimo espíritu del Señor,
do, y tomó el hábito de los canónigos r e - entendiendo que se acercaba la hora de
su partida de este mundo, se hizo llevar
gulares en el monasterio de San Jorge de en brazos a la iglesia, y allí, recibidos los
Alga. Mortificó los apetitos y blanduras de santos sacramentos y dando la última
la carne, como si ésta fuera su principal bendición a su amado pueblo, entregó su
enemigo, con ayunos, disciplinas, cilicios espíritu al Señor, quedando el cadáver
y otras penitencias, cosa en él más admi- sesenta y siete días que tardaron en se-
rable por ser flaco de complexión. De este pultarlo, sin corrupción y con una fra-
modo trataba su cuerpo; mas las virtudes gancia del cielo.
de su alma ¿quién las podrá en breve ex-
presar? Fué humildísimo, devotísimo y de Reflexión: Solía decir, este santísimo
grande eficacia en su oración. Diciendo la obispo, que los buenos cristianos se han
Misa en la noche de Navidad, quedó ele- de guardar hasta de los pecados peque-
vado y absorto en la visión del ISTiño Dios ños: porque son ofensas a Dios que no
recién nacido, y al volverle en sí el minis- se han de cometer por nada del mundo.
tro que le servía: «Qué haremos (le dijo El que en ellos no repara, carece de fer •
el santo) de este Niño tan hermoso?» vor, siente hastío de la piedad, es privado
de muchas gracias, se halla flaco en las
Era superior del monasterio, cuando tentaciones, es castigado con penas tem-
Eugenio IV le nombró obispo de Venecia; porales en esta vida y en el purgatorio,
y no se puede fácilmente creer cuanto llo- y se pone a peligro de cometer graves
ró y trabajó por huir de aquella cátedra pecados y de condenarse. No seas pues
episcopal, donde al fin hubo de sentarse. tú, de esos cristianos que sólo reparan en
Siempre vistió el hábito azul de su reli- enormes culpas; porque éstos, más bien
gión y más bien que obispo, parecía el parecen esclavos, que hijos de Dios: el
padre de todos los pobres. Desvelábase el buen hijo evita hasta las leves ofensas
santo en atender bien a sus necesidades contra su padre.
ocultas y remediarlas, especialmente las Oración; Concédenos, te rogamos, oh
de los pobres que de ricos habían caído Dios omnipotente, que la venerable so-
en miserias: y de mejor gana daba a los lemnidad de tu confesor y pontífice san
pobres la comida y el vestido o la cama, Lorenzo, acreciente en nosotros la devo-
que no dineros para comprarlo; y aunque ción y la salud espiritual y eterna. Por
examinaba la necesidad de cada uno y Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

14"
San Julián y Santa Basilisa. — 9 de enero.
(t 308.)
Nació san Julián en Antioquía,
de padres cristianos, a fines del
siglo tercero. Habiéndose despo-
sado con una honestísima donce-
lla llamada Basilisa, guardaron
los dos, de común acuerdo, per-
fectísima continencia. Porque el
mismo día de la boda, a la que
había concurrido la nobleza de
la ciudad, estando los desposa-
dos en su tálamo, se sintió en
el aposento u n olor suavísimo de
rosas y azucenas. Quedó mara-
villada Basilisa de aquella ex-
traordinaria fragancia y pregun-
tó a su esposo, qué olor era aquél
que sentía y de dónde venía,
porque no era tiempo de flores.
Respondió Julián: El olor suavísimo que y más, cuando oyeron que aquel hombre
sientes es de Cristo, amador de la casti- resucitado, públicamente confesaba a J e -
dad, la cual yo de su parte te prometo, sucristo. Atribuyó el presidente tan e s -
como la he prometido a Jesucristo, si tú tupendo suceso a la poderosa magia de
consintieres conmigo y le ofrecieres t a m - Julián, y condenó al resucitado a los mis-
bién tu virginidad. Respondió Basilisa mos suplicios. Encerráronles a todos en
que ninguna cosa le era más agradable unas cubas encendidas, más los condena-
que imitar su ejemplo. Poco después lle- dos salieron de ellas sin la menor lesión;
vó el Señor para sí a los padres de J u - arrojáronles después a las fieras del a n -
lián y Basilisa, dejándolos herederos de fiteatro, y las fieras no osaron hacerles;
sus haciendas riquísimas; y ellos comen- daño alguno. Finalmente, avergonzado
zaron luego a gastarlas con larga mano el cruel tirano, les hizo degollar, y así
en socorrer a los pobres. Consagróse entregaron en este día sus almas purísi-
él a instruir en la religión cristiana a los mas al Creador.
hombres y ella a las mujeres en diversa R&jlexión: ¡Oh cuánta sangre costó a
casa. Arreciaban por este tiempo las per-
secuciones de Diocleciano y Maximiano, los santos mártires la fe de nuestro Se-
pero Basilisa pudo librarse de ellas, y ñor Jesucristo! Como, la religión cristia-
acabó su vida santa y preciosa de muerte na es tan pura, celestial y divina, los hom-
natural. Su marido Julián fué quien al- bres terrenales y sensuales no la que-
canzó la palma de un glorioso martirio. rían recibir de ningún modo, y sólo a
El bárbaro presidente Marciano mandó poder de sangre y de milagros llegó a
triunfar. Pero a ti, acaso no te costará
prender al santo y abrasar su casa y a una sola gota de sangre el ser cristiano;
Julián le pasearon por la ciudad cargado antes en esto hallarás tu honra, y la
de cadenas, y precedido de un pregonero verdadera alegría y sosiego de tu cora-
que decía: Así se han de tratar los ene- zón. ¿Por qué, pues, no has de ser cris-
migos de los dioses y despreciadores de tiano de veras? ¿Por qué no has de m o r -
las leyes imperiales. Encerráronle des- tificar siquiera tus desordenadas aficcio-
pués en obscuro y hediondo calabozo, a nes y vencerte a ti mismo por amor de
donde fueron a visitarle siete caballe- Cristo y de la eterna gloria? Mira que-
ros cristianos, que, con un sacerdote lla- también es muy agradable al Señor este
mado Antonio, lograron ser compañeros lento martirio. Todos los buenos cristia-
de su martirio. Llegado el día de la nos han d e . ser mártires o mortificados.
ejecución, mientras el presidente, sen-
tado en público tribunal, interrogaba a Oración: Rogárnoste, Señor, que la in-
Julián, acertaron a pasar por allí unos tercesión de los bienaventurados Julián,
gentiles que llevaban a enterrar a un y Basilisa, nos recomiende a t u divina
difunto, y en tono de mofa le dijeron Majestad, para conseguir por su protec-
que resucitase al muerto. Entonces J u - ción lo que no podemos alcanzar por
lián, en nombre de Jesucristo, le resucitó, nuestros méritos. Por Jesucristo, nues-
lo cual llenó a todos de grande espanto; tro Señor. Amén.

L 1>
San Gonzalo de Amarante, confesor. — 10 de enero.
(f 1260.)

plos y de dos famosos monaste-


rios, y hasta el día de hoy con-
curren a él los pueblos en r o -
mería. Llamóle la Virgen santí
sima a la sagrada Orden de P r e -
dicadores, recientemente funda-
da por santo Domingo, y des-
pués de haber hecho el santo en
ella su noviciado y su profesión
religiosa, volvió a su oratorio de
Amarante, para continuar allí
sus apostólicos ministerios. Y
para que las inundaciones del río
Tamaca no estorbasen el concur-
so de los fieles, echó un puente
sobre aquel río, asentando por
su mano las primeras piedras y
alimentando a los operarios con
San Gonzalo de Amarante nació en Ta- los peces que llamaba del río y acudían
gilde, aldea del Obispado de Braga, en a la orilla. Esta vida eremítica y apostó-
lica llevó el santo, hasta que, llegándose
Portugal. Después de recibir el Bautismo, el día de su feliz muerte, se despidió del
con admiración de todos clavó el niño pueblo que había acudido en romería,
los ojos en la imagen de Cristo crucifi- y en el día 3 de enero, asistido por la
cado y alargó las manecitas en ademán Reina de los cielos, que se le apareció
de abrazarle; y siempre que le llevaban en su último trance, entregó su preciosa
a la iglesia, no paraban sus ojos hasta alma al Creador.
hallar la imagen del Salvador en la cruz,
de la cual no podían apartarle sin que Reflexión: Grande fué la devoción de
san Gonzalo a la pasión y muerte de
se pusiese a llorar. Educóle en letras y nuestro Señor Jesucristo. Esta le inspiró
virtudes un venerable sacerdote, de cuya el Señor desde su tierna infancia; ésta
>casa pasó después al palacio del Obispo le tuvo catorce años en Jerusalén; ésta
de Braga, el cual le encomendó la aba- predicaba en todos sus sermones. Y ¿por
día de San Pelagio. Mas como , el santo qué no has de imitarle tú en esta tierna
ardía en vivos deseos de visitar los San- devoción? Si no puedes ir a Tierra Santa
tos Lugares de Jerusalén, confió su r e - como él, y venerar allí muy despacio los
baño a un vicario sobrino suyo, y en há- monumentos del Redentor divino, ¿por
bito de peregrino se dirigió a Tierra San- qué no has de seguir siquiera en espíri-
ia. Catorce años gastó en contemplar los tu los pasos de la Pasión, haciendo r e -
divinos recuerdos de nuestro Señor, sin ligiosamente las estaciones del Vía-Cru-
cansarse de mirarlos, adorarlos y regar- cis? ¿Por qué no has de besar con grande
los con suavísimas lágrimas. Cuando vol- afecto y compasión las manos, los pies y
vió a su tierra, viéndose despojado de el costado de la dolorosa imagen del Se-
su abadía por su sobrino, comenzó a pre- ñor clavado en la cruz? ¡Ah! si conside-
dicar la doctrina evangélica por toda rases bien quién es Jesús que por tu amor
aquella región. Por el tenor de su vida padeció tanto, no pudieras adorar su s a n .
apostólica se concilio el respeto y venera- ta cruz sin dejarla toda bañada con tus
lágrimas. Al acostarte por la noche no
ción de las gentes, y con las limosnas que te olvides nunca de besarla, haciendo de-
le daban edificó una ermita en honra de lante de ella un acto de contrición. Si
la Santísima Virgen en cierto sitio in- lo haces así, el buen Jesús será en la hora
culto y áspero no lejos del río Tamaca, y ce tu muerte, tu consuelo, amor y espe-
vivió en aquella soledad ejercitándose ranza.
en la contemplación y predicando de las Oración: Oye, Señor, nuestras súplicas
cosas del cielo a las gentes que iban a vi- en la fiesta de tu confesor Gonzalo, y
sitarle. Hízose tan célebre aquel lugar pues él te sirvió dignamente, líbranos,
por los milagros que allí obró el santo, por sus méritos, de nuestros pecados. Por
que después se pobló de no pocos tem- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
18-
San Teodosio, cenobiarca. — 11 de enero
(t 529.)
El bienaventurado padre san
Teodosio, llamado cenobiarca,
que quiere decir padre de m u -
chos monjes, nació en una aldea
de Capadocia. Habíase dado a
los estudios, y aun declaraba al
pueblo las Letras divinas, cuan-
do deseoso de la perfección, p a r -
tió a los santos Lugares. En
llegando a Antioquía, quiso ver
al insigne anacoreta san Simeón
Estilita, el cual, inspirado del
Señor, le dijo: «Teodosio, varón
de Dios, seáis bien venido». Es-
pantóse Teodosio oyendo esta
voz, porque le llamaba por su
nombre, y porque le honraba
con el título de varón de Dios.
Subió a lá columna por orden de san Si- sea maldito y excomulgado». Entonces el
meón y echóse a sus pies; oyó sus conse- emperador le desterró, pero duró bien
jos y todo lo que en adelante le había poco el destierro, porque el monarca he-
de suceder; y tomada su bendición, si- reje cayó muerto, herido por un rayo,
guió su camino hacia Jerusalén, donde y Teodosio volvió de su destierro, glo-
adoró y regó con sus lágrimas aquellos rioso y triunfante. Muchas fueron las
sagrados Lugares que Cristo nuestro Se- obras admirables que hizo este varón de
ñor consagró con su vida y su muerte. Dios en su larga vida; muchas veces mul-¡-
Retiróse después a la soledad, y vino a iiplicó el pan, anunció el terremoto que
tener tantos discípulos, que labró un gran asoló la ciudad de Antioquía, y lleno de
monasterio, en el cual acogía a los po- méritos y virtudes, descansó en la paz
bres. Aconteció aparejarse en un mismo del Señor a la edad de ciento cinco
día cien mesas para darles de comer, y años. Honraron su cadáver el patriarca
en tiempo de hambre, como los que t e - de Jerusalén con otros obispos y multi-
nían a cargo de darles de comer les ce- tud de monjes, clérigos y seglares.
i rasen las puertas, san Teodosio mandó 4.
abrírselas y darles a todos lo necesario,
y el Señor les proveía con tan larga m a - Reflexión: Enseñaba el santo a sus dis-
r o , que después quedaban las arcas lle- cípulos por primer principio de la vida
nas de pan. Era también su monasterio, religiosa, que tuviesen siempre la me-
hospital de enfermos, a quienes servía y moria de la muerte presente, y para esto
besaba las llagas con grande amor. Ha- mandó hacer una sepultura para que su
bía entre sus discípulos hombres ricos y vista les acordase que habían de morir.
poderosos, militares y sabios, de los cua- Aprende tú esta útilísima lección, visi-
les salieron muchos obispos y superiores: tando algunas veces la morada de los di-
de suerte que cuando murió el santo, ha- funtos. Allí verás en qué paran todas las
bían ya fallecido seiscientos noventa y tres cosas del mundo, y entenderás cuan ne-
de sus discípulos. El emperador Anasta- cios son, los que pasan en vanidades y
sio, que favorecía a los herejes Acéfalos, locuras el breve tiempo de la vida mor-
le envió una buena cantidad de oro para tal; y cuan sabios, los que lo emplean en
sus pobres: aceptóla y repartióla el san- servir a Dios, y alcanzar la vida eterna.
to, pero escribió al emperador, que ni él Bien miradas todas las cosas, todo el ne-
ni los suyos consentirían con los herejes, gocio del hombre se reduce a morir san-
aunque la vida les costase. Fuese luego, tamente. Mas para ello, haz aquello que
viejo como era, a predicar sin temor al- quisieras haber hecho cuando mueras.
guno por las ciudades de aquellos here-
jes que condenaban el concilio de Calce- Oración: Rogárnoste, Señor, que nos r e -
donia; y subiendo una vez al pulpito, h i - comiende la intercesión del bienaventu-
zo señal al pueblo que callasen, y dijo: rado .Teodosio, abad, para conseguir por
í;
El que no recibiere los cuatro concilios su patrocinio lo que no podemos lograr
generales, como los cuatro Evangelios, por nuestros méritcs. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amen.

17
San Nazario, confesor. — 12 de enero.
(t 580 ?)

prendido fuego en el monasterio


con tanta vehemencia, que a m e -
1
nazaba devorarlo, el santo apa-
gó aquel incendio, con sólo echar
1
en medio de las llamas su hábi-
! to religioso, el cual se halló des-
I pues, con grande asombro de t o -
¡ dos, entero y sin la menor le-
sión del fuego. Hizo este gran
I siervo de Dios vida santísima en
.[ aquel convento; y aunque llegó
a la cumbre de la perfección, t e -
níase en ninguna estima a sus
propios ojos, y como el último de
sus hermanos, sirviéndoles en
los oficios más bajos y humildes.
Finalmente, lleno de méritos y
virtudes, quiso morir tendido en
El bienaventurado san Nazario fué es- el suelo ^con profundísima humildad, y
pañol de nacionalidad. Siendo de edad así entregó su bendita alma al Señor en
competente, como echase de ver el engaño este día 12 de enero, en el cual se cele-
del mundo, determinó dejarlo; y en efec- bra su festividad en dicho monasterio,
to lo hizo, tomando el hábito religioso de aonde se conserva su cadáver sagrado
^san Benito en el monasterio de San Mi- con grande veneración.
guel de Cuxán, que estaba en el antiguo
obispado de Elna, que ahora es el de P e r - Reflexión: ¡Qué maravilloso es Dios
piñán. Hecho monje, se entregó al estudio en sus santos! grandes prodigios hace por
de la perfección de tal manera, que sien- ellos, cuando son grandes sus virtudes;
do aún novicio, comenzó a resplandecer y entonces se levantan a tal altura
con clarísimos rayos de todas las virtu- de perfección, aue uno sólo de ellos,
des. Era el primero en el coro, en su ora- aunque desconocido y retirado, como san
ción y contemplación derramaba dulces Nazario, en el claustro de un monasterio,
lágrimas y era visitado del Señor con vale más delante de Dios, que todo el
soberanos regalos y consuelos; afligía su resto de los hombres. No sabes tú lo que
cuerpo con ásperas disciplinas y conti- el Señor exige de ti; porque a unos pide
más, a otros pide menos, conforme a la
nuos ayunos, y vivía como ángel revesti- medida de su divina gracia; pero no le
do de carne humana. Pero una de las niegues al menos lo poco que entiendes
virtudes en que más se señaló fué su que te pide; ni sosiegues hasta que tu p r o -
grande caridad con los pobres de Cristo. pia conciencia te diga que ya haces lo
Porque teniendo en el monasterio el car- que debes, que ya estás en paz y en gra-
go de hospedar y alimentar a los que se cia con Dios nuestro Señor, y que con-
llegaban a sus puertas, se mostraba con fiando en su bondad infinita, ya no t e -
ellos tan misericordioso y liberal, que no mes la muerte, ni el rigor del juicio, n i
pocas veces se quitaba de su necesario las penas del infierno, reservadas a los
sustento para darles de comer. Curaba a pecadores impenitentes, y a los cristianos
los enfermos, vestía a los desnudos, con- de sólo nombre, a quienes la fe servirá
solaba a los tristes, y con blandas y per- solamente de mayor condenación.
suasivas exhortaciones les administraba al
mismo tiempo el sustento del alma, des- Oración: Oh Dios, que cada año nos
pertando los pecadores a penitencia y en- alegras con la fiesta de tu confesor el
cendiendo a todos más y más y en el t e - bienaventurado san Nazario; concédenos
mor y amor santo de Dios. Creció la fa- por tu bondad la gracia de imitar en la
ma de su santidad y derramóse por to- tierra las virtuosas acciones de aquel san-
dos los pueblos de Cataluña cuando <ú to cuyo nacimiento en el cielo celebra-
Señor comenzó a obrar por él grandes m i - mos. Por Jesucristo, ' nuestro Señor.
lagros. Fué uno de ellos, que habiéndose Amén.

18 i-
San Félix, presbítero. — 13 de enero.
(t 270 ?)

Nació san Félix en Ñola de


Campania, y perdió sus padres
siendo de poca edad. Viéndose
huérfano, dio la mayor parte de
su patrimonio a los pobres, y se
aplicó al servicio de la Iglesia,
en la cual tuvo el grado de lec-
tor y exorcista con tanta virtud y
espíritu, que echaba los demo-
nios de los cuerpos que atormen-
taban y poseían. Había ya subi-
do al grado del sacerdocio, cuan-
do se levantó una horrible per-
secución contra la Iglesia, y vi-
niendo a Ñola los ministros del
emperador, buscaron al anciano
y santo obispo de la ciudad, lla-
mado Máximo, el cual por el
amor de sus ovejas se había retirado a su larga edad y trabajos que por Cristo
los riscos de los montes, encomendando había padecido: luego todos pusieron los
a Félix su rebaño. Prendieron, pues, a ojos en san Félix para que fuese su pas-
san Félix, y cargado de cadenas, le tor y obispo: más él les persuadió con
echaron en una cárcel muy obscura, lle- buenas razones que eligiesen a Quinto,
na de pedazos de tejas para que no p u - que era un clérigo de santísima vida. Co-
diese dormir ni reposar. Entretanto el mo durante la persecución hubiesen con-
anciano obispo se consumía en la sole- fiscado a nuestro santo todos sus bienes,
dad, acordándose de su grey y padecien- aconsejáronle que los pidiese por justi-
do los extremos rigores del hambre y cia; mas él respondió: «No quiera Dios
del frío. Mas presto consoló el Señor que yo torne a poseer lo que una vez
a los dos: porque u n ángel desató a san perdí por Jesucristo»: y así se sustentó
Félix de sus prisiones y le abrió las de los frutos de una pequeña huerta que
puertas de la cárcel y le acompañó al cultivaba, hasta que lleno ya de méri-
monte donde .estaba el santo obispo. Ha- tos y de virtudes, el día 14 de enero des-
llóle san Félix desfallecido y tendido cansó en la paz del Señor, el cual honró
en el suelo: abrazóle, y haciendo ora- su sepulcro con grandes prodigios.
ción por él, vio allí cerca un racimo de Reflexión: En la vida de este santo hay
uvas, y exprimiéndole en la boca del muchas cosas admirables por las cuales
santo, le volvió en sí. Tomóle después hemos de alabar a Dios, como son: h a -
sobre sus hombros, y llevóle secreta- berle librado de la cárcel por un ángel,
mente a la ciudad, confiándolo a una como a san Pedro, llegándole al monte
santa anciana hasta que cesase aquella donde su obispo estaba pereciendo; ha-
persecución. Hallaron un día los minis- berle proveído del racimo de uvas para
tros del emperador a san Félix en la su refrigerio; y defendídole con telas de
plaza, sin conocerle; y le preguntaron arañas de los que le buscaban para m a -
. si conocía a Félix presbítero; y él les tarle. ¿Quién, pues, desconfiará en sus
respondió que de cara no le conocía, trabajos, de Dios nuestro Señor? E l c u a l ,
como era verdad, pues de cara nadie se aunque mortifica para darnos ocasión de
conoce: y como los ministros, mejor in- mérito, también da la vida; y después de
formados, corriesen tras él, escondióse haber dejado llegar al hombre a lo más
entre unas paredes viejas, donde el Se- profundo del abismo, le saca, le levanta, le
ñor le ocultó, cubriendo repentinamen- anima, y le da al fin la corona de la gloria.
te aquel escondrijo de unas telarañas Oración: Oye, Señor, las súplicas que
muy espesas y cerradas. Calmada aque- te hacemos en la fiesta de tu bienaven-
lla borrasca, salió de su secreto retrai- turado confesor san Félix, para que los
miento y comenzó de nuevo a exhortar que no confiamos en nuestros méritos,
al pueblo a toda virtud. Murió en este seamos ayudados por las oraciones de
tiempo el obispo Máximo consumido por este santo, que fué de tu agrado. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
19
San Hilario, obispo y doctor. — 14 de enero.
(t 368.)

pidió que le permitiese disputar


en su presencia con los herejes;
mas éstos se lo estorbaron, per-
suadiendo con grande astucia al
monarca, que le mandase volver
a su Iglesia. Volvióse el santo
con lágrimas a Poitiers, pero no
se puede creer la alegría y r e -
gocijo con que fué recibido en su
patria por todos los católicos, m i -
rándole como vencedor que ve-
nía de la guerra y de pelear en
el destierro las batallas del Se-
ñor. La iglesia de Poitiers go-
zaba de su santo prelado; las
ovejas, de su pastor; los huér-
Nació este gloriosísimo prelado y de- fanos, tenían en -él su padre; las viudas,
fensor de la Iglesia en Poitiers de F r a n - consuelo; los pobres, remedio; los igno-
cia, de padres muy nobles, pero genti- rantes, maestro; los sacerdotes, ejemplo,
les. Casáronle a su tiempo con una da- y todos un dechado perfectísimo de toda
ma principal, de quien tuvo una hija, virtud. Muchos fueron los pecadores que
redujo a penitencia, muchos los herejes
que se llamó Abar. Siendo, ya hombre que convirtió con su santa palabra, au-
docto y versado en todas letras humanas torizada con singulares prodigios, y no
y filosóficas, se dio a estudiar las sagra- menos ilustró a la Iglesia universal con
das y divinas, y por la lección de ellas, ios doctísimos libros que escribió, por es-
se convirtió a la fe. Desde aquel día vi- pacio de muchos años que gobernó aque-
vió con tanta honestidad y virtud, que lla vasta diócesis, hasta que en el día
fallecido el obispo de Poitiers, fué es- 13 de enero recibió el galardón eterno
cogido Hilario para aquella cátedra con de la gloria.
aplauso de todo el pueblo. Arreciaba a Reflexión: Decía este gran campeón
la sazón por todas partes la tormenta de de la fe, en un libro que escribió al e m -
la herejía arriana, y san Hilario dio a perador Constancio: «Tierti'po es ya de
entender al mundo que no hay poder con- hablar, pues pasó el tiempo de callar.
tra Dios, ni fuerzas contra la verdad. Aguardemos a Cristo, pues es venido el
Cuando Saturnino, obispo de Arles y Anticristo: den voces los pastores, por-
principal caudillo de los herejes, cele- que los mercenarios han huido. Ponga-
bró su concillábalo en el Languedoc, no mos las almas por nuestras ovejas, por-
quiso acudir el santo, sino que escribió que los ladrones han entrado y el león
hambriento las rodea: salgamos con es-
una sapientísima declaración de su fe, tas voces al martirio». Con este valor
y la envió a aquella asamblea de Sata- hablaba el santo obispo al emoerador
nás. En leyéndola los herejes, procura- arriano: y con esta entereza debemos
ron con el emperador Constancio, que también nosotros pelear con los ene-
era también arriano, que desterrase a Hi- migos de Cristo. Recordemos las palabras
lario a Frigia, provincia del Asia. Cua- del Señor, que dijo: «Al que me confesa-
tro años estuvo en su duro destie- re delante de los hombres, yo le confe-
rro, hasta que por una orden general del saré delante de mi Padre Celestial; mas
emperador, fué llamado al concilio que al que me negare delante de los hom-
se reunió en Seleucia de Isauria. Allí bres, yo le negaré delante de mi Padre,
trató el santo doctor, de los más altos que está en los cielos», (MATTH. X, 32).
y dificultosos misterios de la fe, con gran- Oración: ¡Oh Dios! que diste a tu pue-
blo el bienaventurado Hilario como m i -
de gozo de los católicos y grande inquie- nistro de la eterna salud, rogárnoste nos
tud y vergüenza de los herejes. Termi- concedas, tener por intercesor en los cie-
nado el concilio fué a Constantinopla pa- los, al que tuvimos por doctor en la fie-
ra dar razón de todo al emperador, y le ira. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

20
San Pablo, primer ermitaño. — 15 de enero.
(t 342.)

El gloriosísimo san Pablo, pri-


mer ermitaño y modelo de la vi-
da solitaria y contemplativa, n a -
ció en la Baja Tebaida, de padres
muy ricos. Quedó huérfano a los
quince años, y bien enseñado en
las letras griegas y egipcias; y
como a la sazón Decio y Valeria-
no persiguiesen a la Iglesia en
aquellas partes de Egipto, él se
. retiró a una casa de campo, en la
cual se halló menos seguro, por-
que su cuñado, por codicia ds su
hacienda, quería venderle a sus
enemigos. Determinó, pues, huir
al desierto, y halló en la falda de
un monte una cueva espaciosa, y
junto a ella una grande palma y
una fuente de clara y limpia agua. Allí mo abrirle sepultura, salieron de repen-
vivió como ángel en carne humana, muy te de lo más secreto del yermo dos leo-
regalado del Señor, vistiéndose de las nes, los cuales comenzaron con las ma-
hojas de la palma y comiendo de su fru- nos a cavar la tierra y hacer la sepultu-
ta y bebiendo el agua de la fuente. Un ra. Terminada su obra, se acercan a
hombre sólo vio en el espacio de n o - Antonio, bajando la cabeza y lamiéndole
los pies; y entendiendo el santo que le
venta años; éste fué el gran padre de los pedían su bendición, se la dio y les hizo
monjes san Antonio abad, el cual por señas que se fuesen. Entonces vistió el
divina inspiración fué a visitarle. Abra- sagrado cadáver con el manto de san Ata-
záronse los dos santos con gran ternura, nasio, y habiéndolo cubierto de tierra,
saludándose por sus nombres, como si llevóse aquella túnica que estaba tejida
se hubieran mucho antes conocido; y de hojas de palma, y con este tesoro se
mientras estaban platicando, vino un íué a su monasterio. En testimonio de lo
cuervo, y puso delante de ellos u n pan. que apreciaba aquella presea, los días de
San Pablo dijo a san Antonio: ¡Bendito Pascua de Resurrección y del Espíritu
sea Dios! sabed, hermano, que ha se- Santo, se la vestía por fiesta y regocijo.
senta años que e¡ste cuervo me trae medio
pan, y ahora que vos habéis venido, el *
Señor nos envía ración doblada. A la
mañana siguiente, le comunicó la noti- Reflexión: San Jerónimo, que escribió
cia que tenía de su cercana muerte, y le la vida de este santo, la termina con es-
rogó que le trajese el manto de Atana- ta reflexión: «Quiero preguntar a los que
sio, que sabía tenía guardado, y que en- son tan ricos que no saben lo que tie-
volviese con él su cuerpo. Fuese, pues, A n - nen, a los que edifican grandes palacios
tonio con este recado a su monasterio, y y en una sarta de piedras preciosas traen
viéndole sus discípulos que le salieron a grandes tesoros, que me digan: ; q u é fal-
recibir, le dijeron: «¿En dónde habéis tó jamás a este santo y desnudo? Yo rue_
estado, padre?». Respondió: «He visto a go al que esto leyere, que se acuerde de
Elias, he visto a J u a n Bautista en el de- Jerónimo pecador, a quien si Dios le die-
sierto y a Pablo en el paraíso»; y estan- se a escoger, más querría la túnica de
do ya de vuelta, vio entre los coros de Pablo con sus merecimientos, que la p ú r -
los ángeles, entre los profetas y apósto- pura de los reyes con sus penas».
les, el alma de san Pablo que subía a Oroción: ¡Oh Dios! que cada año nos
los cielos; y así que llegó a la cueva h a - alegras con la fiesta de tu confesor el
lló el cadáver del santo, hincadas" las r o - bienaventurado Pablo, concédenos por t u
dillas, la cerviz y las manos levantadas, bondad que imitemos en la tierra las a c -
como cuando hacía oración. Besóle m u - ciones de aquél, cuyo nacimiento para el
chas veces, y rególe con sus lágrimas, y cielo celebramos. Por Jesucristo, nuestro
queriéndole enterrar y no sabiendo có- Señor. Amén.

21
San Fulgencio, Obispo, confesor y doctor. — 16 de enero.
(t 630)

Fulgencio, que resplandecían co-


mo antorchas de la Iglesia de Es-
paña. Sosegada la persecución
por muerte de Leovigildo, autor
de tempestad tan deshecha, m u -
daron de semblante las cosas de
España, cuando recibió el go-
bierno del reino Recaredo, el
cual dio orden de que fuesen
luego restituidos a sus iglesias
los obispos y celosos varones ca-
tólicos desterrados de ellas por
su padre; con cuyo motivo vol-
vió a Sevilla san Fulgencio con
grande júbilo de toda la ciudad,
que le recibió como ínclito defen_
sor de la fe de Cristo. Abjuran-
do después Recaredo el error
El glorioso prelado y sagrado doctor es- arriano en el concilio de Toledo, toda la
nación se convirtió a la verdadera fe. Go-
pañol san Fulgencio, nació en Cartagena, y bernó san Fulgencio con admirable solici-
tuvo por padre al ilustre capitán del ejér- tud las iglesias de Sevilla, Ecija y Carta-
cito de aquella provincia, y por hermanos gena; escribió muchos libros llenos de ce-
a los santos Leandro, Isidoro y Florenti- lestial sabiduría y de aquella gracia que
na. Instruyóse desde su mocedad en las derrama el Espíritu Santo sobre los doc-
lenguas griega, hebrea, siriaca, itálica y tores de la Iglesia; y lleno de méritos y
latina, y salió tan aventajado en las Letras virtudes, y asistido en su último trance
sagradas, que alcanzó entre los españoles por san Braulio, obispo de Zaragoza, y
el grado de doctor. Defendió con tanta Laureano, obispo gaditano, entregó su aí-
erudición y elocuencia la divinidad de J e - ma preciosa al Señor. Las diócesis de Car-
sucristo, que muchas veces dejó a los h e - tagena y Plasencia le veneran como a su
rejes arrianos avergonzados y corridos. patrono; sus reliquias se conservan en la
Por esta causa fué desterrado de Sevilla catedral de Murcia, y en el Escorial.
por orden del rey, y padeció gravísimos Reflexión: La conversión de España a
trabajos de hambre y sed encerrado en un la verdadera fe, redunda en mucha gloria
calabozo de Cartagena, donde ni aun se le de los santos hermanos Leandro y Ful-
permitía mudarse la ropa que llevaba gencio, clarísimas lumbreras de la Igle-
puesta. Desde la cárcel animaba con sus sia española. Y pues la doctrina de los
cartas a los católicos, para que defendie- sagrados doctores es la de los santos após-
sen aun a costa de su sangre si fuese m e - toles, y la doctrina de los apóstoles es la
nester, la verdad infalible del artículo r e - de nuestro Señor Jesucristo,. Dios y hom-
velado en las Santas Escrituras, y exhor- bre verdadero, conservémosla en toda su
taba a su sobrino Hermenegildo a morir entereza. Esta es la única doctrina autori-
por la fe, antes que abrazar la herejía del zada, . verdadera, celestial y divina. Las
rey Leovigildo, su padre, que le amena- doctrinas anticatólicas son puras cavila-
zaba con la muerte; diciéndole que por ciones de hombres falibles, veleidosos,
ningún respeto de hijo había de rendirse apóstatas, impíos, deshonestos y soberbios.
a la voluntad de su padre hereje, con tan ¡Grande imprudencia y extremada locura
grande detrimento de la honra de Dios, y es, el hacer algún caso de lo que éstos en-
atormentándole ya con gritos, alaridos y señan, tratándose del negocio de toda
tanta ruina de la religión católica y es- nuestra eternidad!
trago de toda la nación. Murió mártir el Oración: Oh Dios que escogiste para tu
hijo; y el padre, viéndose acosado de te- pueblo como ministro de la eterna salud
rribles dolores, se movió a penitencia, al bienaventurado Fulgencio, rogárnoste
aunque no lo suficiente para la salva- nos concedas, que tengamos por intercesor
ción, mandando a Recaredo, que oyese en los cielos, a l que tuvimos en la tierra
como a padre y obedeciese a Leandro y por doctor y maestro de nuestra-vida. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
00 #
San Antonio, abad. - 17 de enero.
(t 356)
El admirable patriarca de los
monjes, san Antonio, nació en
Como de Egipto, de nobilísimos
y cristianísimos padres, los cua-
les murieron siendo él de edad
de diez y siete años. Entrando
pues un día en la iglesia, al tiem-
po que se leía aquel Evangelio
en que el Señor decía a un man-
cebo: «Si quieres ser perfecto, vé
y vende todo lo que tienes y da-
lo a los pobres, que así hallarás
gran tesoro en los cielos», Anto-
nio tomó tan de veras aquellas
palabras, como si para él sólo las
hubiera dicho Cristo nuestro Se-
ñor, y volviendo a casa dio a su
hermana.la parte de la hacienda
que le cabía y repartió todo lo demás a maestro de innumerables monjes. No se
los pobres. Había ya en el desierto algu- puede fácilmente creer la grandeza de
nos solitarios, y entre ellos uno a quien los milagros que obró el Señor por este
el santo se propuso imitar; aunque co- su siervo fidelísimo, ni la muchedumbre
mo abeja solícita también iba a visitar a de enfermos que prodigiosamente sanó.
Finalmente, habiendo vivido ciento cinco
los otros monjes, para tomar de todos, co- años,
mo de flores, con que labrar la miel de de su ysantidadllenado el mundo con la fragancia
y de sus milagros y victo-
su devoción; y sacar en sí un perfectísi- rias, mandó a solas a dos discípulos suyos
mo retrato de las virtudes que veía en que en muriendo, le sepultasen, sin que
los otros. Pero el demonio, temiendo tan ninguno supiese el lugar donde estaba
gloriosos principios, le asaltó con todas enterrado, y despidiéndose luego tierna-
sus fuerzas, tentándole reciamente p a r a mente de todos, extendió los pies, y miró
que dejase la soledad, acometiéndole con con alegría la muerte, como quien veía
la llama de los apetitos libidinosos, apa- los coros de los ángeles que venían por
reciéndole en figura de una doncella so- su alma para llevarla al cielo.
bremanera hermosa y lasciva, y atormen-
tándole, ya con gritos, alaridos y horribles Reflexión: San Juan Crisóstomo decía;
visiones de monstruos infernales, ya con «Si alguno ahora viniere a los desiertos de
azotes y otros suplicios, hasta dejarle co- Egipto, hallará que están más amenos y
mo muerto. Triunfó el santo de todo el deleitosos que el paraíso, y verá innume-
poder del infierno, y aún acrecentó sus rables compañías de ángeles en figura hu-
austeridades, encerrándose en la cueva mana, y ejércitos de mártires y coros de
de un castillo desamparado, donde moró vírgenes, y la tiranía del demonio derri-
por espacio de veinte años, hasta que, v i - bada y el reino de Cristo resplandecien-
niendo a él muchos hombres tocados de te». ¡Oh, qué bien estaría la sociedad si
Dios, que querían vivir debajo de su san- se gobernase por las leyes del Evangelio!
ta instrucción, salió de su encerramiento Fuerza tiene hasta para formar ciudades
y comenzó a fundar muchos monaste- de santos, ¿cuánto más, para hacer a los
rios, los cuales fueron tantos, que aque- ciudadanos, medianamente virtuosos? Des-
llos desiertos parecían ciudades populosas, engañémonos; al paso que la sociedad se
habitadas por ciudadanos del cielo. Sa- acerca a Dios, se va tornando en paraíso;
biendo entonces que muchos cristianos y al paso que se aleja de p í o s , se con-
eran presos en la persecución de Maximi- vierte en infierno. Y lo mismo pasa en
liano y llevados a Alejandría, encendióse la familia.
en gran deseo del martirio; servíales en Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
las cárceles, acompañábales a los tribuna- recomiende a ti la intercesión del bien-
les, animábales en los tormentos, murien- aventurado Antonio, abad, para lograr por
do porque no moría por Cristo. Mas no su intercesión lo que no podemos alcanzar
quiso el Señor que se acabase con el filo por nuestros méritos. Por Jesucristo, Se-
de la espada la vida del que era padre y ñor nuestro. Amén.

23
La Cátedra de San Pedro en Roma. — 18 de enero.
(Año 48 de Cristo.)
es quien guiaba a Roma los pa-
sos del pobre pescador de Gali-
lea, desprovisto de todo humano
recurso; y Dios es quien estable-
ció allí la Cátedra de su Vicario
en la tierra, y quien la ha con-
servado por espacio de diez y
nueve siglos, y la conservará has-
ta el fin del mundo. Esta es la
Cátedra de la verdad que Jesu-
% cristo dejó establecida perpetua-
mente sobre la tierra para con-
servar sin alteración la doctrina
de su santo Evangelio, y ense-
ñar a todos los hombres lo que
han de saber y obrar para sal-
varse. Esta es la piedra funda-
mental de la Iglesia de Cristo, en
La fiesta de la Cátedra de san Pedro en la cual se han estrellado innumerables y
Roma, la instituyó la santa Iglesia para poderosos enemigos, que jamás han cesado
celebrar aquel dichoso día en que e l T r í n - en su diabólico empeño de derribarla, y
cipe de los apóstoles, después de haber te- contra la cual, conforme a la promesa del
nido siete años la Cátedra apostólica en Señor, no prevalecerá todo el poder del
Antioquía, la colocó en aquella ciudad, infierno. En esta Cátedra gobernó san P e -
que era señora y cabeza del mundo, para dro a la cristiandad por espacio de veinti-
que estando en ella el Vicario de Cristo, cinco años, y hasta ahora se guarda en
más fácilmente abrazase y gobernase to- Roma la pobre silla de madera en_que se
das las provincias del orbe cristiano. Tam- dice que se sentaba el glorioso Principe
bién nos recuerda hoy la Iglesia aquel de los apóstoles, y por ella ha obrado
singular beneficio que Cristo nuestro Se- el Señor muchos prodigios.
ñor hizo a san Pedro y en él a todo el
mundo, cuando alumbrado no de la carne *
y la sangre, sino con la luz del Padre
eterno, reconoció y testificó por Hijo co- Reflexión: Habiendo dicho Jesucristo a
eterno suyo a Jesucristo, y el Señor, en san Pedro: «Tú eres Pedro, y sobre ti
pago de esta confesión, le hizo Piedra edificaré mi Iglesia», han de saber todos
fundamental de su Iglesia, y le dio las lla- los fieles que quieren estar incorporados
ves del reino de los cielos. Por esta tan en este edificio espiritual, que han de es-
grande potestad fué constituido san Pedro tar unidos con esta primera piedra, y con
pastor universal del rebaño de Cristo, y la fe y doctrina de la Iglesia romana, que
el primero de toda la serie de soberanos los sucesores de san Pedro enseñan; y
pontífices que por legítima sucesión ha- que así como el miembro para tener vida
bían de gobernar la Iglesia, la cual, con- ha de estar unido con su cabeza y el r a -
forme a la promesa del Señor, ha de durar mo con su raíz y el río con su fuente; así
hasta el fin de los siglos. Entró san Pedro cualquier fiel y católico cristiano ha de
en Roma hacia el año 48 del Señor, y en estar unido con la Cátedra de san Pedro y
el segundo del emperador Nerón, que fué de sus sucesores, que después de Cristo
el mayor monstruo de crueldad que había son cabezas de todo el cuerpo de la
de perseguir a la Iglesia todavía naciente. Iglesia, fuera de la cual no se halla la vi-
Si consideras a san Pedro pobremente da, espíritu y la gracia con que se sustenta.
vestido, descalzos los pies, una alforja al
hombro, y un báculo en la mano, enca- Oración: ¡Oh Dios! que concediste a tu
minándose a Roma con intención de asen- apóstol el bienaventurado san Pedro la
tar en aquella capital de los cesares el autoridad pontificia de atar y desatar,
trono de su monarquía espiritual, no po- dándole las llaves del reino de los cielos,
drás menos de decir: estas son cosas de concédenos por su intercesión que nos
Dios; si fueran emnresas humans 1 ; no veamos libres de las ataduras y cadenas
tuvieran ningún resultado. Pero el Señor de nuestros pecados. Por Jesucristo nues-
tro Señor. Amén.
v
24
San Canuto, rey de Dinamarca, mártir. — 19 de enero.
(t 1087)

San Canuto, cuarto de este


nombre, nació para rey y para
santo, pues el Señor le dotó de
prendas reales y grandes virtu-
des. Cuando apenas tenía fuerzas
para subir a caballo, mostró ca-
pacidad para mandar un ejército.
Limpió el mar de piratas, sujetó
la provincia de Sembia, y más
tarde las naciones incultas y fe-
roces del norte de Dinamarca, y
las provincias de Curlandia, de
Samogitia y de Estonia. Eñ to-
das sus expediciones militares
siempre salió vencedor, nunca
vencido; pareciendo a todos que
en él había resucitado Canuto el
Grande. No teniendo ya enemigos
que domar, se consagró a la nobilísima a la corona de santo rey la de mártir glo-
empresa de labrar la felicidad de sus va- rioso de Jesucristo. Al punto manifestó
sallos. Dio prudentísimas leyes endereza- Dios la santidad de su fiel siervo con
das a la reformación de las costumbres, multitud de milagros. En aquel mismo año
eligió varones de reconocido mérito para fué castigada Dinamarca con una extraor-
el gobierno y la magistratura, reedificó dinaria enfermedad, para la cual no se
muchas iglesias, fundó nuevos monaste- descubría otro remedio que la invocación
rios y hospitales, y no pocas veces agotó del santa rey. Finalmente, movido el Papa
sus tesoros en beneficio de los pobres. A Clemente X de los muchos prodigios que
la iglesia de Roschlit dio su corona real obraba Dios cada día por san Canuto, or-
que era de mucho precio, diciendo que denó que se celebrase el oficio de este
mejor empleada estaba en servicio ole la santo en toda la Iglesia universal.
Majestad de Dios, que para ornamento de Reflexión: Mientras imperó el santo rey
su persona. Pasaba horas enteras en ora- Canuto en Dinamarca, había en el reino
ción, bañados los ojos de dulces lágrimas, virtud, paz, justicia y prosperidad verda-
delante del Santísimo Sacramento; y te- dera; sólo estaban descontentos los ambi-
nía una muy tierna devoción a la Virgen ciosos; mas después del sacrilego regici-
Santísima, queriendo que sus fiestas se dio, vino el azote de Dios sobre aquella
hiciesen con gran solemnidad. Teniendo nación, y al general desconcierto de to-
ya ordenadas todas las cosas del reino, los das las cosas se juntó el hambre, que duró
enemigos de la Religión y de la Justicia, muchos años, y fué tal, que hasta los
llevados de la ambición de reinar, trama- grandes y el mismo rey se despojaban de
ron contra él una sacrilega conjuración, y sus posesiones para comprar a excesivos
cercando el templo donde el santo monar- precios el sustento necesario. ¡Recio cas-
ca estaba oyendo misa, le asaetaron y tigo el de un reino que cae en las manos
traspasaron con una lanza. En sintiéndo- de hombres codiciosos, y en las de Dios
se herido de muerte, hincadas las rodi- irritado! Roguemos por nuestra pobre p a -
llas, se ofreció al Señor como inocente tria, para que convirtiéndose al Señor,
vuelva a su antigua cristiandad y gloria.
víctima, y dijo; Yo os ofrezco, Dios mío,,
este poco de vida que me resta. Muero, Oración: ¡Oh Dios! que para ilustrar a
Señor, por defender vuestra Iglesia santa; tu Iglesia te dignaste honrar con la pal-
dignaos recibir agradablemente mi pobre ma del martirio y con gloriosos milagros
sacrificio, y haced que algún día se a r r e - al bienaventurado Canuto, rey; concé-
pientan mis enemigos de su pecado, para denos por tu bondad que así como él fué
que vos se lo perdonéis, así como yo les imitador de la Pasión de Jesucristo, así
perdono de todo corazón la muerte que me nosotros, imitando al santo, merezcamos
dan.. Mientras pronunciaba estas últimas llegar a la felicidad de que goza en los
palabras, cayó su cuerpo en tierra, y voló cielos. Por Jesucristo, m. w-fro Señor.
su espíritu al reino celestial, donde añadió Amén.

25
San Sebastián, mártir, — 20 de enero.
(f 288)
apaleado hasta que expirase. Así
terminó la vida el cristiano y
heroico capitán, a quien el santo
Papa Cayo había dicho después
del bautismo: Quédate en buena
hora, hijo mío, en el palacio y
en traje de oficial del empera-
dor, sé glorioso defensor de la
Iglesia de Jesucristo. Tomaron
los sayones el cadáver del santo
mártir y le arrojaron de noche en
un albañal, donde solía arrojar
las inmundicias de la ciudad, pa-
ra que los cristianos no supiesen
donde estaba, ni le honrasen co-
mo a mártir, ni él hiciese mila-
gros, y con la ocasión de ellos se
i convirtiesen los gentiles a la fe.
En este día dio la vida por amor de J e - Pero el Señor ordenó las cosas de otra m a -
sucristo el ínclito mártir san Sebastián, fa- nera: Porque el mismo san Sebastián apa-
vorito del emperador Diocleciano, y capi- reció en sueños a una santa matrona, lla-
tán de su guardia imperial. Ya hacía mada Lucina, y le reveló dónde estaba su
tiempo que empleaba la autoridad que t e - cuerpo, y cómo había quedado pendiente
nía en la corte, en favorecer a los cristia- de un gancho de un madero, y no había
nos, de que estaban llenas las cárceles; caído en aquel lugar hediondo e infame;
despreciando mil veces la vida, a trueque y le mandó que le enterrase en las cata-
de servirles. cumbas a la entrada de la cueva y a los
Convirtió a la fe a Nicostrato, oficial del pies de los apóstoles san Pedro y san
juez Cromacio; a Claudio, alcaide de la Pablo. Todo lo cual ejecutó la religiosa
cárcel, a sesenta y cuatro presos gentiles, señora puntualmente, y con gran devoción.
a otro Cromacio, vicario del prefecto, a
toda su familia y esclavos, que en n ú m e -
ro de cuatrocientos recibieron el bautismo
y fueron puestos en libertad. Al fin dela- Reflexión: Cuando leemos estas proe-
táronle al emperador, el cual sintió mucho zas de los fortísimos mártires, se nos vie-
que el mismo capitán de su guardia fuese nen las lágrimas a los ojos para llorar la
cristiano, e introdujese la religión cristia- ingratitud con que muchos cristianos de
na en la corte y en el palacio, y mandó nuestros días reciben el soberano bene-
que sin forma alguna de proceso fuese ficio de la fe. Tenemos el mismo bautismo,
luego asaetado por sus soldados. Ejecutóse el mismo Evangelio, el mismo Cristo: ellos
la cruel sentencia; y como le dejasen ya ponían en su, defensa sus haciendas y vi-
por muerto atado a un tronco, por la no- das, nosotros no estamos dispuestos a m o -
che fué a buscar el santo cuerpo Irene, rir por Cristo ni por la vida eterna, antes
viuda- del mártir Cástulo, oficial del em- desacreditamos con nuestras malas cos-
perador, y hallándole vivo todavía, le hi- tumbres la santidad y divinidad de nues-
zo llevar con mucho secreto a su casa, t r a Religión. Reconozcamos nuestra mali-
donde le curó las heridas de las saetas. cia y hagamos penitencia de nuestros ~t >.
Recobrada la salud, persuadíanle que se cados para que en el día del juicio no ¿
retirase, pero él, con u n valor sin ejemplo, levanten contra nosotros aquellos m á r t i -
se presentó al emperador, el cual con res cubiertos de gloriosas heridas _para
grande asombro, le juzgó por resucitado. condenar nuestra torpísima y detestable
Abogó, pues, Sebastián delante de él por indiferencia.
la causa de los cristianos, ofreciendo de Oración: Atiende, oh Dios todopodero-
nuevo la vida en defensa de la fe, mas co- so, a nuestra debilidad, y pues nos opri-
mo Diocleciano era monstruo sin entra- me el peso de nuestros pecados, alivíanos
ñas, embravecióse como león sanguinario, de él, por la intercesión del bienaventu-
y ordenó que llevasen al circo al fortísi- rado mártir san Sebastián. Por Jesucris-
mo mártir, y que allí fuese públicamente to, nuestro Señor. Amén.

Ú
Santa Inés, virgen y mártir.— 21 de enero.
(t 304)

Nació esta gloriosísima niña y


fortísima mártir de Cristo de p a -
dres cristianos, ricos y nobles.
Catorce años tenía, y pondera-
ban su extraordinaria hermosu-
ra hasta en la corte imperial.
Enamorado de ella el hijo del
gobernador de Roma, llamado
-Procopio, envió a la doncella u n
riquísimo presente, y usó de todo
linaje de halagos, promesas y
amenazas para alcanzarla por es-
posa. Respondió ella que quería
ser leal a otro Esposo mucho
más noble, el cual sólo le pedía
por dote la virginidad. Por don-
de entendiendo el gobernador
que Inés era cristiana, le conce-
dió veinticuatro horas de tiempo para es- mo fuese degollada; y atravesándole él
coger una de dos cosas: ó dar la mSno a pecho un verdugo, voió el alma de Inés
su hijo, y ser una de las primeras damas a su celestial Esposo. Pusieron su san-
romanas, o resignarse a morir en los más to cuerpo en una heredad de sus padres,
afrentosos y dolorosos suplicios. «No es fuera de la puerta Nomentana, que ahora
menester tanto tiempo; —• respondió se llama de Santa Inés, donde muchos
Inés — lo que me está mejor es morir, cristianos, concurrían a hacerle reveren-
y coronar mi virginidad con la gloria del cia; entre ellos fué Emerenciana, vir-
martirio». «Irás, pues, al lugar infame — gen santísima, compañera y hermana de
replicó el prefecto — y morirás sin ser leche de santa Inés y reprendió en aquel
virgen». «Esas son las infamias que os lugar a los gentiles de su impiedad. Era
inspiran vuestros dioses, — repuso la n i - catecúmena, y fué bautizada allí con su
ña — pero no las temo, porque hay quien propia sangre. Su cuerpo fué sepultado
me librará de ellas». Cargáronla, pues, junto con el de santa Inés.
de cadenas, y lleváronla como arrastran-
do al templo de los ídolos, y allí le m o - Reflexión: San Máximo, en u n sermón
vieron por fuerza la mano para que ofre- que hizo de santa Inés, exclamaba: «¡Oh
ciese incienso a los dioses, y ella al le- virgen gloriosísima! ¡qué ejemplo de
vantar la diestra hizo la señal de la cruz, vuestra amor habéis dejado a las vírge-
por lo cual de allí fué conducida al lu- nes, para que os imiten! ¡Oh, cómo íes
gar de infamia: más un resplandor ce- enseñasteis a responder, despreciando la
lestial atajó los pasos de los mozos des- riqueza del siglo, desechando los delei-
honestos que se le llegaron, y el hijo del tes del mundo, amando solamente la her-
prefecto, que osó entrar en aquel sitio, mosura de Cristo! Allegaos, doncellas, y
cayó repentinamente muerto. Consterna- en los tiernos años de la niñez, aprended
do el padre de este joven, rogó a Inés a amar a Cristo con vivas llamas de
•que, si podía, le resucitase; y la niña oró amor. Dice Inés qufr quiere ser leal a su
y el mancebo resucitó, confesando delan- Esposo, y que desea a Aquél solo, que
te de todos que Jesucristo era Dios. Al no rehusó morir por ella. Aprended, vír-
y e r estos prodigios, los sacerdotes de los genes, de Inés, que así está abrasada del
ídolos conmovieron al pueblo contra la amor divin^ -^^tiene por nada todos los
aliña cristiana, diciendo que era una gran tesoros y deliciao de la tierra».
hechicera y sacrilega, por lo cual el t e - Oración: Todopoderoso y sempiterno
niente del gobernador dio sentencia de Dios, que escoges lo más flaco para con-
«que fuese quemada. Encendióse la ho- fundir a lo más fuerte; concédenos por
guera y con asombro de todos apareció la t u clemencia que los que hoy celebramos
niña sin lesión en medio del fuego. En- la fiesta de la bienaventurada virgen y
tonces, temiéndose una sedición del p u e - mártir Inés, experimentemos la virtud de
blo, mandó el presidente que allí mis- su intercesión. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

27
San Vicente, diácono y mártir. 22 de enero.
(t 304)
ronse los guardas creyendo que
san Vicente se había huido: mas
él les dijo: No he huido, no:'
aquí estoy; aquí estaré; entrad,
y gustad parte del consuelo que
Dios me ha enviado; que por
aquí conoceréis cuan grande
es el Rey a quien yo sirvo; y
después de haberos enterado de
esta verdad, decidle a Daciano
de mi parte, que prepare nuevos
tormentos, porque yo estoy sano
y dispuesto a nuevos martirios.
El día siguiente Daciano, vién-
dole curado de sus heridas. Je
mandó acostar en . una cama
blanda y regalada, y en ella le
mostró el glorioso mártir que
aborrecía más las delicias que
El ilustrísimo diácono y mártir san Vi- las penas, porque en aquel regalo dio su
cente nació en la ciudad de Huesca y espíritu al Señor. Arrojado el sagrado
crióse en la de Zaragoza del reino de cadáver a los perros, y a las olas del mar,
Aragón. Desde niño se inclinó a las obras fué preservado milagrosamente, y ' s e p u l -
de piedad y a las letras y finalmente fué tado fuera de los muros de la ciudad en
ordenado de diácono por san Valerio, una iglesia que después se dedicó al Se-
obispo de Zaragoza, el cual por ser ya ñor en honor del mártir.
viejo e impedido de la lengua, encomen-
dó a san Vicente el oficio de predicar. Reflexión: Cualquiera que imagine, di-
Eran emperadores en este tiempo Dio- ce san Agustín, que san Vicente padeció
cleciano y Maximiano, y enviaron a Es- con sus propias fuerzas este martirio, se
paña al presidente Daciano, el cual lle- engaña y torpemente yerra, y el que pen-
gando a Zaragoza hizo grande estrago en sara tener ánimo para vencer con su pa-
la Iglesia de Dios. Prendió a san Valerio ciencia tales suplicios, es vencido por su
y a san Vicente y los mandó llevar a la soberbia, porque si en esta martirio con-
ciudad de Valencia a pie cruelmen- sideramos la paciencia humana, se nos
te atormentado. Tendiéronle pues so- hace increíble, mas si ponemos los ojos
bre el potro y con cuerdas a los en el poder divino, deja de ser admira-
pies y a las manos descoyuntáronle ble. En aquella horrible carnicería y
los sagrados miembros; rasgáronle crueldad de tormentos, no parecía sino
después el pecho y las espaldas con que uno era el que padecía, y otro el que
uñas aceradas hasta descubrirle los hablaba. Y así era: porque Dios armaba
al santo mártir de tan divina fortaleza,
huesos. En todos estos suplicios no dio que los tormentos le parecían regalos,
el santo mártir ni un gemido, ni derramó el fuego refrigerk>-_y la muerte vida, p e -
una lágrima; antes decía a los atormen- leando a porfía i""*—-bia y el furor de
tadores: ¡Qué flacos sois! ¡por más va- Daciano y el ánimo y fervor del santo
lientes os tenía! Entonces le extendieron mártir: pero antes se cansó Daciano de
en una cama de hierro ardiendo, y abra- atormentarle, que Vicente de reírse de
sáronle los costados con planchas encen- sus tormentos.
didas, poniéndole sal en las llagas; "y co-
mo siguiese el valor oso soldado de Cris- Oración: Oh Dios omnipotente, que no
to haciendo burla de los sayones y de permitiste que el bienaventurado diáco-
Daciano, viéndose éste vencido, mandó no Vicente fuese atemorizado con ame-
que le echasen de nuevo a la cárcel. Des- nazas, ni vencido con tormentos, rogá-
cubrióse en aquella cárcel obscura y t e - rnoste que nos esfuerces para sufrir con
nebrosa una luz venida del cielo; sintió- invencible constancia las adversidades de
se una fragancia suavísima y bajaron án- este mundo. Por Jesucristo, nuestro S e -
geles a visitar al santo mártir. Turbá- ñor. Amén.

28
San Ildefonso, arzobispo de Toledo. 23 de enero.
(t 669)

Por muchos años desearon t e -


ner hijos los ilustres padres de
san Ildefonso, y prometía su ma-
dre a María Santísima que, si le
daba un varón, con todas sus
fuerzas procuraría que fuese su
capellán. Cumplió el Señor tan
santos deseos, naciendo el santo
niño. Criáronle sus padres con
todo cuidado, y señaladamente
su madre por tenerlo ofrecido a
Nuestra Señora. Llegado a la
edad competente, le enviaron a
san Isidoro, arzobispo de Sevi-
lla, para que en su colegio apren-
diese, con otros mancebos de su
edad, las letras humanas y di- ___
vinas, principalmente el amor y_
temor de Dios. Pasados doce años, vol- tedral, aparecióle la Reina de los cielos
vió de Sevilla, docto y bien ejercitado con grande majestad, y le regaló una pre-
en la filosofía y las Letras Sagradas, y ciosa casulla, como a su amado capellán.
abandonando todas las cosas del m u n . . Finalmente, a los sesenta años de
do, retiróse en el monasterio de bene- edad,' murió el santo arzobispo con gran
dictinos. Mas su padre fué con gente a r - sentimiento de toda su grey, y fué se-
mada para sacarlo del claustro; y no p u - pultado el sagrado cuerpo en el templo
diendo. lograrlo, por haberse ocultado el de santa Leocadia: después en la inva-
santo joven entre unas paredes ruino- sión de los moros fué llevado por los cris-
sas, desistió de su mal propósito. Vieron tianos a Zamora, donde es tenido en gran
los monjes en Ildefonso un acabado m o - veneración.
delo de perfección y sabiduría, y de co- Reflexión: Aunque san Ildefonso fué ad-
mún acuerdo le eligieron por su abad: mirable en todas sus obras, en lo que más
mas habiendo fallecido su tío el arzobis- se esmeró, fué en la devoción de Nues-
po de Toledo, san Eugenio, a propuesta tra Señora, que se le había pegado ya en
del rey y por aclamación del pueblo fué las entrañas de su madre; y así en las
escogido por sucesor nuestro santo, y muchas y provechosas obras que escribió
por más que lloraba y gemía, no pudo resplandece su santidad y una ternura y
resistir a la voluntad de Dios, y hubo de afecto entrañable cuando trata de la sa-
sentarse en la cátedra arzobispal de To- cratísima Virgen María, y entonces pa-
ledo. Aquí, como en más ancho campo, rece que extiende las velas de su devo-
resplandecieron y dieron mayor brifio sus ción y se deja llevar con el viento fresco
dotes naturales y sus virtudes. Amábanle del espíritu del cielo que le guiaba. I m i -
todos, como a padre; llamábanle Cri- témosle todos en es*~—tierna y filial de-
sóstomo y boca de oro por su elocuencia, voción a la Madre ¿..'"^ios, porcfue es
y doctor de la Iglesia por sus admirables prenda de etepna vida. Ninguno de los
escritos. Convenció en pública disputa a devotos de la Santísima Virgen ha t e -
los herejes venidos de la Galia gótica, nido la desgracia de morir en pecado
que ponían mácula en la virginal integri- mortal y condenarse. Todos los que han
dad de Nuestra Señora; y en recompen- sido fieles devotos de la Virgen están en
sa de este celo y devoción, mereció que el cielo.
la virgen santa Leocadia en el día de Oración: Oh Dios, que honraste por
su fiesta a vista de todo el pueblo se le- medio de la gloriosísima Madre de tu
vantase de su sepulcro y le dijese: «Ilde- Hijo al bienaventurado Ildefonso tu con-
fonso, por ti vive la gloria de mi Reina». fesor y pontífice, enviándole un regalo
Cortó después el santo con la daga del de los tesoros celestiales, concédenos pro-
rey Recesvinto, que estaba presente, una picio, que por sus ruegos alcancemos los
parte del velo que cubría el rostro de la eternos dones. Por Jesucristo, nuestro Se-
santa virgen. Entrando otro día en sa ca- ñor. Amén.

29
San Timoteo, obispo y mártir. 24 de enero.
(f 93 de J. C.)
crueldad contra los hombres y
mujeres que topaban por las ca-
lles, dándoles muchos golpes con
unas mazas, y matando a algunos
de ellos, pensando que con aquel
sacrificio aplacaban a los dioses;
el santo obispo les reprendió y
procuró apartar de aquella sa-
crilega locura; y fué tanto lo
que se enojaron contra él, que le
arrojaron todo lo que les venía a
las manos; y asiendo de él con
gran crueldad y fiereza, le a r r a s -
traron y le dejaron por muerto.
Los cristianos acudieron y le
hallaron boqueando, poco des-
pués dio su espíritu al Señor.
Su cuerpo fué sepultado en
Nació este apostólico varón y mártir de un lugar llamado Pión, con gran senti-
Cristo en Licaonia, de padre gentil y de miento y devoción de los fieles, hasta
m a d r e judía. Viniendo san Pablo con san que el emperador Constancio, hijo del
Bernabé a Listra, entre otros que se con- gran Constantino, trasladó sus reliquias
virtieron a la fe, fué uno Timoteo, cuyos .a un templo, que edificó en honra de los
padres hospedaron a los apóstoles en su apóstoles; y el emperador Justiniano le
casa, y les entregaron a su hijo, mozo de acrecentó, y le hizo más suntuoso y mag-
buen ingenio y bien inclinado; y el após- nífico. San Ignacio en una epístola que
tol san Pablo le tomó en su compañía y escribe a los de Efeso, les dice: -«Voso-
le tuvo por hijo y discípulo amantísimo, tros habéis conversado con Pablo y con
enseñándole aquella doctrina que él h a - Juan y con el fidelísimo Timoteo». Y en
bía aprendido en el tercer cielo, y lle- otra carta, que escribe a los de Filadel-
vándole consigo en sus peregrinaciones, fia, dice «que Timoteo se debía contar
como compañero suyo muy amado. Llá- entre el número de los santísimos varo-
male en sus Epístolas, hermano, hijo ca- nes, que en virginidad y pureza pasaron
rísimo en el Señor, ministro de Dios y su vida». N_
coadjutor suyo en el Evangelio. Y en a l -
gunas de ellas, pone la salutación: Pau- Reflexión: Con sangre selló el Hijo de
lo y Timoteo, siervos de Jesucristo, co- Dios su Evangelio, con sangre lo sellaron
mo si fueran aquellas Epístolas de a m - sus santos apóstoles, con sangré lo se-
bos y no de sólo san Pablo. Mas aunque llaron sus discípulos, como el glorioso san
san Timoteo fué tal como le pinta el mis- Timoteo, y con sangre de millones de
mo Apóstol de las Gentes, no por eso se mártires se propagó sobre toda la tierra.
descuidaba de sí, antes era más humilde Parece pues imposible que haya cristia-
y penitente: y padeciendo mucha flaque- nos que adoren la cruz sangrienta de
za de estómago y otras enfermedades, Cristo, y al mismo tiempo los ídolos del
bebía agua con tanto rigor, que fué m e - interés terrenal y del placer sensual, co-
nester que el mismo apóstol le mandase mo los gentiles y los moros. No quieras
que¡ bebiese un poco de vino, porque así tú gozar antes de tiempo. Mira el santo
convenía a su salud. Después de haber crucifijo como modelo de los predesti-
participado de las fatigas apostólicas de nados, y oye al apóstol san Pablo que di-
san Pablo en Macedonia, Asia, Grecia, ce: Si nos crucificamos con Cristo, rei-
Acaya, Palestina y Roma, fué nombrado naremos con Cristo en su gloria.
obispo de Efeso en lugar de san Juan
Evangelista a quien el emperador "Domi- Oración: Oh Dios omnipotente, mira
ciano había desterrado a la isla de P a t - con ojos piadosos nuestra flaqueza, y pues
mos: mas no vivió san Timoteo muchos nos oprime el peso de nuestros pecados,
años en aquella silla: porque haciendo alivíanos de él, por la gloriosa interce-
allí una fiesta los gentiles, en la cual, sión de tu bienaventurado mártir Timo-
-enmascarados, usaban de una bárbara teo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

30
La conversión de San Pablo. — 25 de enero.
(Año 35 de J. C.)

La maravillosa conversión de
san Pablo la hallamos escrita en
el sagrado Libro de los Actos de
los Apóstoles por estas palabras:
«En aquel tiempo, respirando to-
davía Saulo amenazas y muerte
contra los discípulos del Señor,
se presentó al Príncipe de los
sacerdotes pidiéndole despachos
para las sinagogas de Damasco,
a fin de conducir presos a J é r u -
salén cuantos hombres y muje-
res hallase profesores de la vida
cristiana; pero yendo su camino,
sucedió que cerca de Damasco,
de repente, le rodeó una luz del
cielo, y cayendo en tierra, oyó
una voz que decía: Saulo, Saulo.
¿por qué me persigues? Y él preguntó: pués de lo cual comió y quedó conforta-
¿Quién eres, Señor? Y el Señor le dijo: do. Permaneciendo aún algunos días con
Yo soy Jesús a quien tú persigues: dura los discípulos que había en Damasco, p r e -
cosa te es cocear contra el aguijón. Y Sau- dicaba continuamente en las sinagogas que
lo, tembloroso y despavorido, volvió a Jesús era el Hijo de Dios. Maravillábanse
preguntar: ; Qué quieres que yo haga? — todos los que le oían, diciendo: ¿Por ven-
Levántate, le dijo el Señor, entra en la
ciudad, y allí se te dirá lo que has de tura no es éste el que perseguía en J e r u -
hacer. Los ministros que le acompañaban salén a los que invocaban el nombre cris-
estaban pasmados al oír la voz que le h a - tiano, y vino aquí para llevarlos presos a
blaba, sin ver la persona. Levantóse Saulo los príncipes de los sacerdotes? Pero Sau-
de la tierra, y aunque abría los ojos, nada lo predicaba aún con mayor fortaleza, y
veía: de suerte que, asido de la mano le confundía a los judíos que moraban en
introdujeron en Damasco, donde perma- Damasco, afirmando que Jesús era el Cris-
neció tres días sin vista, y sin comer ni to y Mesías esperado.» (Act. Apost. Cap.
beber. Hallábase a la sazón en aquella IX). , _^
ciudad cierto discípulo llamado Ananías, Reflexión: ¿Quién podía ii.;JJIIiar que
a quien el Señor en revelación llamó por
su nombre, y respondiendo él: Aquí estoy, aquel fariseo sin entrañas que guardaba
Señor; —• Levántate, le dijo, y ve al barrio la ropa de los que apedreaban a san Es-
que llaman Recto y busca en casa de J u - teban, aquel bravo alguacil de Caifas que
das a Saulo que se llama el Tarsense. — . andaba de casa en casa para prender" a los
Señor, respondió Ananías; he oído a m u - fieles y cargarles de cadenas, aquel tirano
chos cuántos males ha causado este hom- cruel que mandaba azotar bárbaramente
bre a tus santos en Jerusalén, y que tiene en las sinagogas a los cristianos y a fuer-
facultad de los príncipes de los sacerdotes za de tormentos había logrado que algunos
para prender a todos los que invocan tu renegasen; de récente se trocase en dis-
nombre. Mas el Señor le replicó: Ve, por- cípulo de Cristo, en el más ardiente predi-
que éste es mi vaso de elección que ha cador de Cristo y en el más celoso de los
de llevar mi nombre ante las naciones, santos apóstoles? Estas son manifiestas
los reyes y los hijos de Israel, y a quien obras del muy Alto, para que, como dice
seguramente mostraré cuanto le conviene el mismo san Pablo, el hombre no se glo-
padecer por mi nombre. Con esto fuese ríe de nada.
Ananías, entró en la casa donde estaba Oración: ¡Oh Dios! que enseñaste^a todo
Saulo, e imponiéndole las manos, le dijo: el mundo por medio de la predicación del
Hermano Saulo, me ha enviado el Señor apóstol san Pablo, concédenos que así co-
Jesús, que te apareció en el camino por mo hoy honramos su conversión, así tam-
donde venías, a fin de que recobres la bién caminemos hacia Ti, siguiendo^ su
vista; y levantándose fué bautizado, des- ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

31
S. Policarpo, obispo de Esmirna y mártir. 26 de enero.
(t 160)
ron al anfiteatro de Esmirna. Al
entrar en aquel lugar de su m a r -
tirio, oyó una voz del cielo que le
decía: ¡Buen ánimo, Policarpo, y
persevera firme! Exhortándole
luego el procónsul a maldecir a
Jesús, respondió el venerable an-
ciano: Ochenta y seis años ha que
sirvo a mi Señor Jesucristo, j a -
más me ha hecho ningún mal, an-
tes, cada día he recibido de él
nuevas mercedes; ¿cómo quieres,
pues, que le maldiga? Enojóse
con esta respuesta el tirano, y
clamaron los gentiles cop grandes
voces diciendo: ¡Al fuego! ¡al
fuego! Entonces hicieron con
grande prisa una hoguera, en la
cual arrojaron al santo obispo; mas el
El glorioso obispo de la edad apostó- fuego no tocó al santo, ni le quemó, antes*
lica fué discípulo de san Juan evangelis- estaba a manera de una vela de nave que
ta y maestro de san Ireneo, el cual dice navega hinchada de próspero viento; y
de él: «Policarpo no sólo fué enseñado dentro de su seno parecía el cuerpo del
por los apóstoles, y conversó con muchos santo, no como carne quemada, sino como
que habían visto y conocido al Señor, oro resplandeciente en el crisol, y las mis-
sino que los mismos apóstoles le eligieron mas llamas, para mayor milagro, echabp-*H,
por obispo de Esmirna, en Asia. Yo le t r a - de sí un olor suavísimo como de incienso" '
té en el tiempo de mi mocedad, porque quemado en las brasas. Finalmente, vien-
murió muy viejo, y tenía ya muchos años do los ministros que no se podía acabar
cuando pasó de esta vida después de un la vida de aquel santo con fuego, determi-
glorioso e ilustre martirio. Enseñó siem- naron acabarle pasándole el cuerpo con
pre aquella misma doctrina que había una espada, y en este martirio voló ac|ue-
aprendido de los apóstoles, la que enseña 11a alma dichosa al cielo para gozar eter-
la Iglesia, y la que es únicamente doctrina namente de Dios.
verdadera. En tiempo de Aniceto vino a
Roma y reconcilió con la Iglesia de Dics Reflexión: Así morían los santos obis-
a muchos seguidores de los herejes, pu- pos de la primitiva Iglesia y los inmedia-
blicando que la doctrina que él había tos discípulos de los apóstoles. Después de
aprendido de los apóstoles no era otra si- haber enseñado con p a l a b r a s y ejemplos
no la que la Iglesia enseñaba.» Hasta aquí la santísima doctrina del Señor, la sella-
san Ireneo (Lib. de haeres.). Fué también ban con la sangre del martirio, única r e -
muy amigo de san Policarpo, el fervoro- compensa que llevaban de este mundo,
sísimo mártir san Ignacio, obispo de An- pero magnífica prenda de alta gloria por
tioquía, el cual, cuando era conducido a toda la eternidad. ¿Te cuesta algún t r a -
Roma, y condenado a las fieras del anfi- bajo el ser cristiano de veras? Anímate,
teatro, tuvo grande consuelo al pasar por pues, recordando que mucho más pade-
Esmirna para dar su último abrazo a Po- cieron los maestros de nuestra santa fe,
licarpo, a quien escribió todavía dos car- y nunca te olvides de lo que dice san
tas llenas de celo apostólico. Pablo, a saber: Que todas las penas de
También fué a Roma san Policarpo, esta vida no son nada en comparación
siendo de edad de ochenta años, con la futura gloria con que Dios recom-
para consultar con el Papa Aniceto al- pensa a sus escogidos.
gunos puntos de disciplina eclesiástica, Oración: Oh Dios, que cada año nos ale-
y allí topó con el famoso hereje Mar- gras con la solemnidad de tu bienaventu-
ción; y preguntándole éste: ¿Me co- rado mártir y pontífice Policarpo, concé-
noces? Respondióle el varón apos- denos tu gracia, a fin de que mientras
tólico: Sí; te conozco; eres el hijo honramos su nacimiento en la gloría, nos
primogénito del diablo. Ochenta y seis holguemos mereciendo en la tierra su pro-
años tenía, cuando en la sexta persecu- tección celestial. Por Jesucristo, nuestro
ción de la Iglesia le prendieron y lleva- Señor. Amén.

32
San Juan Crisóstomo, obis., conf. y doctor. — 27 de enero.
(t 407)

San Juan, llamado p o r ' su elo-


cuencia el Crisóstomo, que quie-
re decir boca de oro, nació de p a -
dres* ilustres, en Antioquía.
Aprendió las ciencias humanas en
Atenas, y la sabiduría divina en
el retiro monacal y en el ence-
rramiento de una cueva, donde
por espacio de dos años hizo pe-
nitencia muy rigurosa. Ordenóse
" de presbítero en Antioquía, y
cuando el santo obispo Flaviano
imponía las manos sobre él, vióse
una blanca paloma, que volando
blandamente, vino a posar sobre
la cabeza del nuevo sacerdote.
Encomendáronle el ministerio de
la divina palabra, y fué tan a-
sombrosa la virtud de su predicación, que despiadados tratamientos que padeció en
en breve se reformó aquella populosa ciu- el viaje. Entonces cayó sobre Constanti-
dad. En esto quedó vacante la silla de nopla una tempestad de rayos y piedra
Constantinopla y todos pusieron los ojos que hizo horrorosos estragos. La empera-
en el Crisóstomo, y entendiendo el empe- triz murió de repentina muerte y casi to-
rador Arcadio que el santo había de huir dos los perseguidores del Crisóstomo vie-
a todo trance de aquella dignidad, mandó ron sobre sí la venganza del cielo. T^yiL^
al gobernador de Antioquía que se apo- mente, desterrado a Arabisa, y despaes
derase de él secretamente, y con buena al desierto de Pitias, conociendo que era
guardia le llevase a Constantinopla. En llegada su hora postrera, cubrióse con una
llegando a aquella capital del imperio, vestidura blanca para recibir la sagrada
fué recibido triunfalmente y consagrado Comunión, en la iglesia de san Basilisco,
obispo y patriarca. En pocos días mudó donde entregó al Señor su alma preciosa.
también de semblante aquella corte, y es
imposible decir las maravillas que allí
obró el incomparable y elocuentísimo p r e -
lado, el cual, como si hallase estrecho
aquel campo de su celo, recorrió además Reflexión: Yendo a su destierro escribió
la Fenicia, y los pueblos de los Escitas y una carta a sus fieles amigos, en la cual
Celtas, exterminando de todo el imperio les decía estas palabras: «Si estáis encar-
las herejías de los Eunomianos, Arríanos y celados, encadenados y encerrados por no
Montañistas, y extendiendo su vigilancia consentir a la maldad, alegraos y regoci-
pastoral a tod^s las iglesias de Tr,acia, del jaos y coronaos de fiesta, pues por ello
Asia y del Ponto, que eran veintiocho tendréis copioso galardón del Señor; que
provincias eclesiásticas. No le faltaron también nosotros estamos consumidos y
enemigos así en la corte como en el clero; hemos pasado innumerables géneros d é
formóse contra él un conciliábulo, que le muertes, y mayores miserias que los que
depuso de su silla patriarcal; mas apenas trabajan en las minas y están detenidos en
había tomado el santo el camino de su las cárceles. Llegando a Cesárea he t e -
destierro, cuando un pavoroso terremoto nido por gran regalo el beber u n poCo de
movió a la emperatriz Eudoxia a resta- agua limpia y comer un pedazo de pan que
blecerle en su silla. Dos meses después, no fuese duro ni oliese mal».
por haber predicado, con apostólica li-
bertad, contra unos juegos públicos que Oración: Suplicárnoste, Señor, que la
eran resabios de la gentilidad, enojóse gracia celestial dilate cada día más la san-
la emperatriz de manera que determinó ta Iglesia, que te dignaste ilustrar,con los
de perderle, y le desterró a una m i - gloriosos merecimientos y con la doctrina
serable población de Armenia, a donde del bienaventurado J u a n Crisóstomo, tu
llegó muy enfermo y fatigado por los confesor y pontífice. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.

-w
33
San Julián, obispo de Cuena. — 28 de enero.
(t 1208)
llegaba el fin de sus días, revis-
tióse de sus vestiduras pontifi-
cales para recibir los •últimos Sa-
cramentos, pero luego se rodeó de
un áspero cilicio, se cubrió de ce-
niza, y se tendió en el duro sue-
lo, reclinada la cabeza sobre una
piedra. Entonces vio a la Virgen
Santísima, que coronada de r o -
sas y acompañada de un coro
resplandeciente de santas vírge-
nes, venía a recibir su alma p u -
rísima para llevarla a los cielos.
A los 310 años después de su
muerte se halló el sagrado cuer-
po tan entero como el día que fa-
lleció, y las vestiduras pontifica-
les tan nuevas como si acabasen
San Julián, obispo y patrón de la de labrarse. Estaba vestido de pontifical
Iglesia de Cuenca, nació en Burgos, con mitra de raso blanco labrada de oro,
de honrados y virtuosos padres, y el con báculo, cáliz y vinajeras, todo de pla-
cielo ilustró su nacimiento con prodi- ta. Tenía al lado un ramo de palma tan
giosas señales de su futura santidad y verde y fresco como si el mismo día se
dignidad; porque mientras le bautizaban, hubiera cortado, exhalando una suavidad
apareció un ángel con la mitra y el báculo peregrina y admirable. Hízose la transla-
ción del santo cadáver con una procesión
pastoral, y dijo: Julián^ha de ser su nom- solemnísima, y Nuestro Señor obró m u -
bre. Y en efecto, habiendo pasado Julián chos prodigios; pues día hubo de catorce
con la pureza de un ángel del cielo los milagros, como consta por jurídica infor-
años de su niñez y de su mocedad, fué ele- mación.
vado al sacerdocio, y a la dignidad de Ar-
cediano de Toledo, y finalmente a la si-
lla episcopal de Cuenca. Celebraba la Mi-
sa con tanto fervor y tan dulces lágrimas,
que hacía llorar de devoción a cuantos 3 a Reflexión: Aprendamos de este varón
oían. Predicaba con tan grande unción y de misericordia el espíritu de caridad con
gracia la divina palabra, que los oyentes nuestros hermanos menesterosos. ¿Hay
decían: Nunca habló así otro hombre. No por ventura cosa más recomendada del
tenía en su palacio más que un solo cape- Señor que la caridad? Si tienes mucha ha-
llán, que fué el santo Lesmes, el cual ha- ' cienda, da mucho; si tienes poca, da po-
cía los oficios de paje, limosnero, mayor- co. Lo que das a los pobres, lo das a Cris-
domo y sacretario del santo obispo. En sus to: lo que gastas en limosnas, lo trasla-
correrías apostólicas convirtió a innume- das al cielo por la manos de los pobres.
rables moros, y corrigió en muchas pobla- Da, pues, lo que es de la tierra, para reci-
ciones los siniestros resabios que en ellas bir tesoros del cielo: da una moneda, para
había dejado la morisma. Todas sus ren- ganar un reino: lo que das-al pobre, te lo
tas eran para los pobres, y para sustentar- tías a ti mismo. ¡Terrible juicio aguarda
se hacía él unas cestillas, que luego le fci que malgasta lo aue necesitan los po-
compraban los fieles, y las guardaban co- bres para su sustento, y grande gloría
mo joyas de su santo obispo. Recompensó- puede esperar el hombre misericordioso y
le el Señor la caridad que usaba con los caritativo!
menesterosos, apareciéndole una vez J e -
sucristo entre los pobres y honrándole con
ei nombre de amigo suyo. Un día halló
colmado de trigo el ayolí que estaba va- Oración: Suplicárnoste, Señor, que exci-
cío, y en otra ocasión vio entrar por la tes en tu pueblo cristiano aquel espíritu
ciudad una recua numerosa cargada de cié caridad, de que llenaste a tu confesor
trigo, que sin guía se dirigió al palacio del y pontífice el bienaventurado Julián, p a -
caritativo prelado. Finalmente, a l o s ra que caminemos hacia ti, imitando los
ochenta años de su edad, entendiendo que ejemplos de aquel cuya fiesta celebra-
mos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
34 ^
o. francisco de Sales, obisp., conf. y doet.— 29 de enero.
(t 1622)
San Francisco de Sales nació
en el castillo de Sales en el du-
cado de Saboya. Siendo niño, r e -
partía a los pobres lo que le da-
ba para su entretenimiento la
condesa, su madre; y llegado a la
edad competente, aprendió las
letras humanas y divinas en el •
colegio que tenían en París los
Padres Jesuítas, y tuvo por maes-
tro de teología al sapientísimo
Padre Maldonado, y por maes-
tro de las lenguas hebrea y grie-
ga al famoso Genebrardo. Comul-
gaba cada ocho días, ceñíase eí
cilicio tres días a la semana; y *
siendo prefecto de la Congrega-
ción de María Santísima, hizo vo-
to de perpetua virginidad. De París pasó a encender en el amor divino los corazones
la universidad de Padua para estudiar J u - más fríos y helados. Fundó además la Or- _
risprudencia, y escogió por confesor al in- den de, la Visitación, inspirando a sus re- Jjv
signe Padre Posevino de la Compañía de ligiosas u n espíritu de suavidad y caridad "**3
Jesús. Allí fué donde algunos malignos es- de Cristo, que jamás ha padecido menos-
colares le llevaron a la casa de una dama cabo. Finalmente, después de increíbles
ruin, de cuya tentación hubo de librarse el trabajos y méritos, a la edad de 56 años,
castísimo mancebo tirándole a la cara un murió el santo en el humilde aposento del
tizón que halló a mano. Habiéndose orde- hortelano de la Visitación. Su corazón p r e -
nado de sacerdote, le confiaron el ministe- cioso y conforme al de Cristo se conserva,
rio de la palabra, y en su primer sermón en una urna de oro que mandó labrar el
convirtió trescientos pecadores. Andaba rey Luis XIII por haber recobrado la sa-
de aldea en aldea y de choza en choza, pa- lud en el mismo instante que se le mos-
deciendo fríos, lluvias, hielos, insultos y tró aquella sagrada reliquia.
persecuciones de muerte por ganar almas a
Cristo. Siempre iba entre lobos aquel cor- *
dero mansísimo, pero con su caridad mudó
los lobos en corderos. Cuando entró en To- Reflexión: La mansedumbre, hija de la
nón no había más que siete católicos en caridad de Cristo, fué la virtud en que
toda la ciudad; y poco después pasaban znás^ se señaló el suavísimo y apostólico
ya de seis mil: y no paró hasta reducir a varón san Francisco de Sales; porque el
la verdadera fe los protestantes de Ger, Señor se propuso como ejemplar de ella,
de Ternier, de Gaíllac y del Chablais. El diciendo: Aprended de mí que soy m a n -
mismo heresiarca Teodoro Beza se con- so y humilde de corazón. (MATTH. X I . ) .
venció y lloró; aunque por haber diferido Imitémosle también nosotros, recordando
su conversión, murió apóstata en Ginebra. que así como el desabrimiento, la altane-
El rey de Francia Enrique IV ofreció al ría y la cólera suelen ser pruebas de una
santo el obispado de París, y el capelo conciencia lastimada; asíala dulzura, la
cardenalicio; mas rehusó él estas dignida- humildad y suavidad siempre han sido el
des: y si admitió la mitra de Ginebra, propio carácter de la santidad verdadera.
fué porque el sumo Pontífice se lo mandó
con riguroso precepto. Visitó a pie todas
las parroquias poniéndose mil veces en pe- Oración: ¡Oh Dios! que ordenaste que
ligro de muerte, predicó muchas Cuares- el bienaventurado Francisco, tu confesor y
mas, fué como el oráculo de su tiempo, y pontífice, se hiciese todo para todos por
escribió muchos libros de piedad y entre la salud de las almas, concédenos benig-
ellos la íntrodticción a la vida devota, del namente, que llenos de la dulzura de tu
cual se dice, que son más las almas que ha caridad, por los consejos y méritos de este
convertido que las letras que tiene; y el gran santo, consigamos los eternos gozos
Tratado del amor de Dios, suficiente para de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

35
Santa Martina, virgen y mártir. — 30 de enero.
(t 230?)
pantoso ruido el espíritu infer-
V* nal que residía en la estatua de
I* la diosa y caerse ésta reducida a
polvo. Mandó el juez raer la ca-
beza de santa Martina, diciendo
r.» * • que tenía en ella sus encanta-
mientos; y habiendo sido con-
ducida después al anfiteatro, sol-
táronle u n león muy grande, pa-
ra que la despedazase y la de-
vorase: pero en viéndola el te-
rrible león, comenzó a bramar,
s i n querer arrojarse sobre 1 a
santa virgen, antes llegándose a
ella, se echó a sus pies y co-
menzó a besárselos y lamérselos
blandamente, sin hacerle ningún
daño. Entonces levantó su voz
Nació esta nobilísima virgen en la ciu- santa Martina, y dijo: ¡Maravillosas son,
dad de Roma: su padre había sido eleva- oh Señor, tus obras! Y a los presentes
do tres veces a la dignidad de cónsul. In- añadió: ¿No veis cómo los ángeles de Dios
formada desde su niñez en las sagradas refrenan la crueldad de las fieras? Vien-
letras y en las costumbres cristianas, ea do el presidente semejante prodigio, man-
el imperio de Alejandro Severo fué dela- dó tornar al león a la jaula; y cuando iba
tada ante los magistrados; los cuales le a ella, arrebató a Limeneo, pariente del
preguntaron por qué siendo doncella r o - emperador, y lo despedazó. Probó todavía
mana había de reconocer por Dios a un el bárbaro tirano otros suplicios, atormen-
judío condenado por sus crímenes a muer- tando a la santa Virgen con el hierro y con
te de cruz y no había de ofrecer incienso el fuego; hasta que rugiendo de coraje,
al grande Apolo. Respondió ella: Llevad- al ver que de todos salía victoriosa, m a n -
me al templo de Apolo y veréis cómo en dó sacarla fuera de la ciudad, y cortarle
nombre de Jesús reduzco a polvo ese de- la cabeza.
monio que tanto veneráis. Condujéronla,
pues, al templo de aquel ídolo, y apenas Reflexión: El martirio de santa Martina
lo divisó, alzó los ojos y las manos al cie- está lleno de espantosos prodigios. Milagro
lo diciendo: Jesucristo, Señor mío, m u é s , fué el sufrir una doncella noble y delica-
tra que eres omnipotente Dios a la vista de da tan horrendos suplicios, milagro el
este pueblo ciego. Y en diciendo estas pa- arruinar el templo de los falsos dioses y
labras, sintióse un espantoso terremoto hacer pedazos las estatuas de Apolo y de
que llenó a todos de horror, desplomóse Diana, milagro el resplandecer con sobe-
una parte del templo y cayó hecha peda- rana luz en el rigor de los tormentos,
zos la estatua de Apolo. Pero los minis- milagro el convertirse los sayones de ver-
tros del emperador, así como el popula- dugo de la santa en compañeros de su
cho gentil, atribuyeron el suceso a una martirio. Así glorificaba el Señor el m a r -
poderosa fuerza mágica de la cristiana tirio de los santos. No es maravilla, pues,
virgen y la condenaron a los más atroces que la sangre de los mártires fuese semi-
suplicios. lla de nuevos cristianos; lo que debe es-
pantarnos es que haya tantos cristianos
Azotáronla primero con palos nudosos, ahora que se deshonren de profesar la fe
rasgaron su rostro con uñas de hierro; y sellada con tanta sangre y con tantos pro-
entonces fué cuando la vieron cercada de digios.
un resplandor celestial que desarmó a Oración: Oh Dios, que entre las m a r a -
los mismos verdugos, los cuales echándo- villas de tu poder hiciste victorioso aun
se a sus pies, confesaron en alta voz que al sexo frágil en los tormentos del marti-
también eran cristianos. El fiero presiden- rio, concédenos benignamente la gracia da
te ordenó que allí mismo les cortasen la que honrando el nacimiento para el cielo,
cabeza, y arrastraron a la santa virgen al de la bienaventurada Martina, tu virgen y
templo de Diana: mas lo mismo fué en- mártir, nos sirvan de guía sus ejemplos.
trar en el templo, que salir de él con es- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

36-
San Juan Bosco, confesor y fundador. — 31 de enero.
(f en Turín en 1888)
Este ilustre Santo, en cuyo
elogio, según palabras de Pío XI,
es poco cuanto se diga, es un
coloso de la naturaleza y de la
gracia.
Fué criatura aureolada de
múltiples reflejos y hecha de
múltiples valores: de bondad
generosa, de ingenio gránele, de
inteligencia clara, viva y perspi-
caz; de una voluntad gigante, in-
dómita e indomable, que ni la
inmensa cantidad de obras, ni el
trabajo suyo extraordinario p u -
dieron rendir jamás.
Nació en Castelnuovo de Asti,
(provincia de Turín, Italia) el
16 de- agosto de 1815, en una
modesta familia campesina.
Cuando contaba tan sólo dos años per- Reflexión: Lac vida de San J u a n Bosco,
dió a su padre. Educóle su madre Marga- con ser activa en sumo grado, muévese
rita Occhiena en el santo temor de Dios, constantemente en una atmósfera de mi-
consiguiendo muy pronto grande ascen- lagro y de intimidad con Dios, propia de
diente entre sus compañeros de infan- los grandes contemplativos, familiariza-
cia. A la edad de nueve años, en un «sue- dos con los divinos carismas. Fueron sus
ño» profético, Dios le manifestó clara- devociones cumbres: el amor a Jesús Sa_
mente su futura misión: la educación cramentado, pudiéndose llamar el «pre-
cristiana de la juventud. Y en «sueños» cursor» de la Comunión frecuente y dia-
posteriores fuéle el Señor precisando más ria; la devoción a la Virgen Inmaculada,
y más el modo cómo había de llevar a bajo la advocación «Auxilio de los cris-
feliz término su obra providencial. tianos», a quien edificó una grandiosa ba-
Ingresó en el seminario y, ordenado sa- sílica en Turín, que fué y sigue siendo
cerdote, dio comienzo en Turín a su mi- en la actualidad centro de irradiación y
sión con la obra de los «Oratorios fes- atracción poderosas; y, finalmente, su in-
tivos», procurando atraer a los mucha- condicional adhesión al Papa, intervi-
chos con diversos e instructivos entrete- niendo con Pío IX y León XIII en asun-
nimientos. Pronto fundó u n asilo-escuela tos delicadísimos y de grandísima tras-
donde, recogiendo a los más pobres, les cendencia. Su lema fué «Da mihi áni-
proporcionaba alimento, vestido, habita- mas»: buscar almas, siempre almas, só-
ción, y un oficio o estudio. lo almas para llevarlas a Dios; y por el
Para perpetuar su labor fundó la So- encendidísimo celo de almas que le con-
ciedad Salesiana. Ampliando el campo de sumía, en pos de ellas, recorrió pueblos
acción, estableció talleres-escuelas de a r - y naciones sembrando su camino de pro-
tes y oficios para la formación profesio- digios sin cuento.
nal de obreros y abrió escuelas e inter- Aprendamos del Santo la lección. Pen-
nados para alumnos de primera y segun- semos en la salvación de nuestra alma.
da enseñanza... Y para que el benefi- Para ello estemos siempre con el Papa,
cio de la educación cristiana se exten- seamos devotos de la Virgen y recibamos
diese también a las niñas, fundó otra con frecuencia a Jesús en la Eucaristía.
congregación: el Instituto de las «Hijas de
María Auxiliadora», resultando al fin, Oración: Oh Dios, que suscitaste a tu
d o s providenciales congregaciones reli- Santo Confesor Juan, para padre y maes-
giosas, que con la rapidez de la luz y del tro de los jóvenes, y que por él, con la
fuego, habían de lanzarse por el mundo ayuda de la Virgen María, quisiste flore-
entero, acreditándose por doquier como ciesen nuevas familias religiosas en tu
educadores ideales de la niñez, merced Iglesia; haz que, encendidos en el mismo
al «método preventivo» y a la infusión fuego de caridad, podamos buscar las al-
en el alma iuvenil de las más puras esen- mas y servirte a ti solo. Por N. S. J. C.
cias evangélicas. Así sea.
San Ignacio, obispo y mártir. — l9 de febrero.
(t no)
En tiempo que imperaba Tra-
jano, era obispo de Arítroquia
san Ignacio, que sucedió en aque-
lla silla a Evodio, y Evodio a san
Pedro. Tuvo Ignacio estrecha fa-
miliaridad con san Juan Evan-
gelista y con san Policarpo, obis-
po de Esmirna, su condiscípulo
y compañero, lo cual es grande
argumento de su admirable san-
tidad. Hacía en todo, oficio de
vigilante pastor y habiendo oído
en una maravillosa visión que
tuvo, multitud de ángeles que
cantaban a coros himnos y ala-
banzas a la Santísima Trinidad,
ordenó en su iglesia de Antio-
auía que se cantase a coros; lo
cual siguieron e imitaron después las otras en él, les dijo estas palabras: No penséis,
iglesias. Vino en esta sazón a Antioquía oh romanos, que soy condenado a las bes-
el emperador Trajano, y mandando llamar tias por algún maleficio o delito indigno
al santísimo obispo le dijo: ¿Eres tú aquel de mi persona, sino porque deseo unirme
Ignacio que te haces llamar Deífero y eres con Dios, del cual tengo una sed insacia-
cabeza de los que hacen burla de los dio- ble. Y oyendo los bramidos de los leones
ses? Yo, respondió el santo, soy Ignacio, que ya venían, clamó: Trigo soy de Cris-
y me llaman Deífero, porque traigo escul- to, voy a ser molido por los dientes de
pido en mi alma a Cristo que es mi Dios. los leones para hacerme sabroso pan de
Yo te prometo, le dijo Trajano, hacerte mi Señor Jesucristo. Y diciendo estas
sacerdote del gran Júpiter, si sacrificas, a palabras, los leones hicieron presa en el
los dioses inmortales. A lo cual contestó santo, y le devoraron.
eí santo pontífice: Soy sacerdote de Cris-
to, al cual ofrezco cada día sacrificio, y Reflexión: En una de las admirables
ahora deseo sacrificármele a mí mismo, epístolas que escribió a varias iglesias es-
muriendo por él, así como él murió por te gloriosísimo pontífice y mártir de Cris-
mí. Finalmente, después de largas razo- to, dice estas palabras: «El fuego, la cruz,
nes, no teniendo el emperador esperanza las bestias, el ser mis miembros cortados,
de hacer mella en aquel pecho armado de quebrantados, molidos, hechos pedazos,
Dios, dio sentencia contra él que fuese y la muerte de este miserable cuerpo y
llevado a Roma, y allí, en el teatro, echa- todos los tormentos del demonio vengan
do vivo a los leones. Lloraban todos los sobre mí, con tal que yo llegue y sea uni-
fieles de Antioquía, y habiendo el santo do con Cristo, que ser rey de todo el
mártir encomendado al Eterno Pastor a- mundo». Cúbranse de vergüenza todos
quella Iglesia que había gobernado por aquellos hombres carnales, que ni siquie-
espacio de cuarenta años, él mismo, con ra entienden este divino lenguaje, pero
grande gozo se puso las cadenas y se en- sepan que es Cristo m u y sabroso para los
tregó a los soldados y sayones que habían que le aman y tienen el paladar purgado
cíe conducirle a Roma. Al pasar por Es- de todos los otros sabores sensuales y t e -
mirna halló a su queridísimo amigo Poli- rrenales.
carpo, y se abrazaron el uno al otro, llo-
rando Policarpo porque Ignacio le había Oración: Señor Dios, por cuyo amor de-
ganado de mano, e iba antes que él a seó el bienaventurado mártir san Ignacio,
gozar de Dios por la corona del martirio. ser desmenuzado entre los dientes de las
Y no sólo los fieles de Esmirna, mas tam- fieras para hacerse así limpio trigo de la
bién las otras iglesias del Asia le envia- cosecha del cielo, concédenos un v e r d a -
ron a visitar con sus obispos y clérigos. dero anhelo de padecer mucho por ti y
Entró el fervoroso mártir de Cristo en el i¡na firme constancia para tolerar lo que
teatro de las fieras, y viendo que toda la padecemos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ciudad le miraba y tenía puestos los ojos Amén.
39
La Purificación de la Santísima Virgen y la Presentación de su
divino Hijo en el Templo. —2 de febrero.

rá para ti una espada que atra-


vesará tu alma, a fin de que se
descubran los pensamientos de
muchos corazones. Hallábase asi-
mismo en Jerusalén una profe-
tisa llamada Ana, hija de FanueJ
de la tribu de Asser, la cual eró,'
i ya de edad muy avanzada. H a - '
bíase casado en su juventud y v i -
vido con su marido siete años;
pero después se había conservado
en su viudez hasta los och :nta y
cuatro años, no saliendo del tem-
plo y sirviendo en él a Dios día
! y noche con ayunos y oraciones.
i
Esta, pues, llegándose en aque-
La Purificación de Nuestra Señora y la lla hora, prorrumpió en .alabanzas de
Presentación de su divino Hijo en el tem- Dios, y en hablar maravillas de aquel
plo nos la refiere el sagrado Evangelio por Niño a todos los que esperaban la R e -
estas palabras: «Cumplidos los cuarenta dención de Israel. (S. Luc. n ) .
días (del nacimiento de Cristo) y llegado *
el día de la purificación de la madre, se-
gún la Ley de Moisés, José y María lleva- Reflexión: Represéntanos cada año la
ron el Niño a Jerusalén para presentarle santa Iglesia el misterio de este día
el Señor, conforme está escrito en la ley en la procesión que hace hoy con las
del Señor: Todo varón que nazca el pri- candelas encendidas, que es cere-
mogénito, será consagrado al Señor, y pa- monia antiquísima y de grande devo-
ra ofrecer un par de tórtolas, o dos palo- ción, instituida por instinto del Espíritu
minos. Santo para enseñarnos a tomar a Cristo y
Vivía a la sazón en Jerusalén un llevarle en nuestras manos como luz del
hombre justo y temeroso de Dios, llama- mundo y hacha encendida; suplicándole
do Simeón, el cual esperaba de día en día que alumbre e inflame con su divino amor
la consolación de Israel y la venida del nuestros corazones. Recibamos, pues, con
sencillez de niños, la luz de su santa doc-
Mesías prometido. Y el Espíritu Santo es- trina, y practiquémosla con buena volun-
taba en él con gracia de profecía, y le ha- tad porque contradecirla y despreciarla es
bía revelado que no había de morir antes señal de reprobación; creerla humilde-
de ver al templo, y al entrar con el Niño mente y practicarla es prenda de eterna
Jesús sus padres José y María, para cum- vida. En este misterio es muy digna de
plir lo prescrito por la ley, Simeón tomó ponderarse aquella profecía del venera-
al Niño con grande gozo en sus brazos, ble anciano Simeón, el cual, teniendo en
diciendo: Ahora, Señor, dejas a tu siervo los brazos al divino Infante, dijo que
en paz, según la promesa de tu palabra; aquel Niño sería para unos salud, y para
porque ya han visto mis ojos al Salvador otros piedra de tropiezo y escándalo. Es-
que has enviado para que, manifiesto a tas dos cosas se han visto cumplidas en
la vista de todos los pueblos, sea la lum- todos los siglos, y se verán hasta el fin
bre de las naciones y la gloria de tu pue- del mundo. ¡Tremendos juicios de Dios!
blo de Israel.
Oración: Todopoderoso y sempiterno
Escuchaban admirados y gozosos Dios, rogamos humildemente a vuestra
José y María las cosas que decía Majestad, que así como vuestro unigénito
del Niño, y Simeón bendijo a entrambos, Hijo fué presentado hoy en el templo,
y dijo a la Madre: Mira que este Niño es- vestido de nuestra carne, así nos conce-
tá destinado para caída y para levanta- dáis la gracia de presentarnos a Vos con
miento de muchos en Israel y para señal la pureza que debemos. Por Jesucristo,
a la que se hará contradicción, lo cual se- nuestro Señor. Amén.

40
San Blas, obispo y mártir. — 3 de febrero.
(t 316)

En este día alcanzó la palma de


los mártires el gloriosísimo san
Blas, obispo de la ciudad de Se-
baste, que es en la provincia de
Armenia. Habíase retirado por
divina inspiración a un monte
que se llamaba Argeo y hacía vi-
da en una cueva solitaria, cuan-
do vino Agricolao, presidente de
los emperadores Diocleciano y
Maximiliano, y comenzó a p e r -
seguir a los fieles de Cristo con-
denándolos a las bestias para
que el pueblo tuviese algún en-
tretenimiento y regocijo. Para
esto envió sus ministros a caza
de fieras, y cercando el monte
Argeo, llegaron a la cueva de
san Blas, donde vieron un espectáculo ca- al fondo, el presidente, confuso y burla-
paz de ablandarles y moverles a abrazar do, le mandó degollar. El santo hizo en-
la verdadera fe, si no fuesen por su mal- tonces oración al Señor,' suplicándole por
dad más crueles que lo son las bestias por todos los que en los siglos venideros se
su naturaleza. Porque vieron delante de encomendasen a sus oraciones, y habiendo
la cueva gran número de animales fero- oído una voz celestial que le otorgaba lo
ces, leones, tigres, osos y lobos, que h a - que pedía, tendió el cuello al cuchillo y
cían compañía al santo con grande con- le fué cortada la cabeza.
cordia y amistad, mientras él estaba o-
rando y absorto en altísima contempla-
ción. Lo cual no era cosa rara, porque ca- Reflexión: Entre los enfermos que curó
da día venían a la cueva del santo las bes- san Blas, uno fué un muchacho al cual,
tias fieras de aquellos desiertos para hon- comiendo pescado, se le había atravesado
rarle y ser curadas de él y recibir su ben- una espina en la garganta, y traído con
dición. Espantados de esto los ministros, muchas lágrimas y suspiros por su madre
de Agricolao, volvieron a la ciudad y die- a los pies del santo, él suplicó al Señor
ron razón al presidente de lo que habían que sanase a aquel niño y a todos los
hallado y visto, y él envió gran número que tuviesen aquel mal y se encomenda-
de soldados para que prendieran a san sen a él, y con esto quedó sano y Dios
Blas y a todos los cristianos que encon- nuestro Señor hizo después tantos y tan
trasen ocultos en aquellos montes. Y el señalados milagros de este género por la
santo varón a quien reverenciaban las intercesión de san Blas, que Accio, médi-
bestias sanguinarias se entregó en las co griego antiquísimo, entre otros reme-
manos de sus enemigos, y después de h a - dios que escribe para este mal, pone la
ber convertido a la fe muchos infieles con invocación de san Blas, y dice que to-
las maravillas que obró cuando le lleva- rnando al enfermo por la garganta, digan
ban a la cárcel, testificó la verdad de estas palabras a la espina o hueso atrave-
Cristo con su sangre en los tormentos. sado: Blas, mártir y siervo de Cristo, m a n -
Porque habiéndole cruelmente azotado, le da que o subas o bajes.
colgaron de un palo, desgarrando sus car-
nes con peines de hierro, luego le pusie- Oración: Señor Dios, que corroboraste
ron en una horrible mazmorra, de la cual al bienaventurado mártir y obispo san
le sacaron para echarle en una laguna; Blas, en medio de sus tormentos, con tus
mas el santo, haciendo la señal de la consuelos celestiales y le hiciste esclare-
cruz, andaba sobre las aguas sin hundir- cido en milagros por todo el orbe, concé-
se, y sentándose en medio de ellas con- denos, que asistidos con su intercesión
vidaba a los infieles y ministros de justi- en nuestras adversidades, nos gloriemos
cia que entrasen en el agua como él, si de cumplir y ,de que se cumpla tu santa
pensaban que sus dioses los podían ayu- voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
dar. Y como algunos entrasen y se fuesen Amén.

41
San Andrés Corsino, obispo y confesor. — 4 de febrero.
(t 1373)

ofrecido a la Virgen Santísima.


¿Quién no se maravillará de la
asombrosa mudanza que obró en
aquel corazón la gracia divina?
De allí adelante el lobo se tor-
nó manso cordero, y el hijo pró-
digo e incorregible se hizo un
gran santo. Holló la soberbia y
vana estima de sí mismo; domó
la rebeldía de su cuerpo con
ayunos, vigilias y asperezas y se
señaló tanto en las letras y vir-
tudes, que fué elegido prior de
su convento de Florencia, y des-
pués por obispo de Fiésoli, y
Nuncio de Su Santidad en Bolo-
nia, donde unió la nobleza y la
gente popular, que ardían con
El bienaventurado Fr. Andrés Corsino un incendio de discordias y bandos. Final-
fué natural de FÍorencia, y descendiente mente, después de haber salvado a innu-
de la noble familia de los Corsinos. El día merables pecadores y hecho muchos mila-
antes de que naciese, soñó Peregrina, su gros y profecías, estando diciendo'Misa la
madre, que paría un lobo, el cual, entran- noche felicísima de Navidad, le apareció
do en la iglesia, poco a poco se había la Virgen Santísima y le dio las buenas
convertido en cordero, y aunque no en- pascuas; avisándole que el día de los Re-
tendió lo que aquel sueño pronosticaba, yes entraría en la Jerusalén soberana a
siempre estuvo con recelo y guardó el se- ver cara a cara al Rey de los reyes, a
creto hasta su tiempo. Encaminaban los quien con tanta fidelidad había servido.
piadosos padres a su hijo a la virtud y Y en efecto, en aquel día glorioso dio el
buenas letras, como a hijo q u e ' era de santo su espíritu al Señor, a la edad de
oraciones, pero apenas había entrado An-
drés en los años de la mocedad, cuando setenta y un años, cercada su alma de un
comenzó a llevar una vida desbaratada, gran resplandor, y exhalando su cuerpo
huyendo del estudio y de la virtud, dán- un olor suavísimo.
dose a deshonestos placeres y juegos y en- Reflexión: No desconfíen los padres de
tretenimientos dañosos, riñas, pendencias, familia de la enmienda de sus hijos, por
y al desperdicio de la hacienda de sus pa- mal inclinados y rebeldes que sean; ni
dres, y poniéndose cada día en peligro de desesperen éstos de su conversión. Lo que
perder el alma y el cuerpo. Todas estas no es posible a la naturaleza, es fácil a
cosas eran clavos y puñales que atravesa- la gracia divina, como se ve claramente
ban con increíble dolor las entrañas de en la vida de este glorioso santo. Pero
sus padres. Pero llegó un día en que ha- ¡ay de aquellos padres y madres que con-
biendo estado m u y descomedido e inso- descienden con los vicios y liviandades
lente con su madre, ella le dijo: «Verda- de sus hijos! Sepan que los crían y educan
deramente que eres tú aquel lobo carni- para que sean después sus verdugos, y
cero e infame, que yo soñé había de pa- unos miserables condenados del infierno.
r;r.»A estas palabras Andrés quedó ató- Pero si los educan bien y los encomiendan
nito_, y como quien despierta de un gran todos los días a la Santísima Virgen, serán
sueño, rogó a su madre que le declarase más tarde su descanso y la corona de glo-
qué lobo y sueño era aquel que le decía. ria.
Y fueron de tal eficacia las palabras de
la santa madre, que el hijo se compun- Oración: Oh Dios, que de continuo nos
gió, y al día siguiente se fué al convento vas mostrando en tu Iglesia nuevos ejem-
de Nuestra Señora del Carmen a hacer plos de virtud; concede a tu pueblo la
oración delante del altar de la Virgen, y gracia de seguir de tal suerte las huellas
alentado con su favor pidió de rodillas el del bienaventurado san Andrés, tu confe-
hábito de aquella sagrada Orden, con sor y pontífice, que merezca conseguir el
grande gozo de sus padres que le habían mismo premio. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
42
Santa Águeda, virgen y mártir. — 5 de febrero.
(t 251)

Siendo emperador Decio y p r e -


sidente de Sicilia Quinciano, vi-
vía en Catania una doncella cris-
tiana, llamada Águeda, natural
de Palermo, la cual era nobilísi-
ma, riquísima, hermosísima y ho-
nestísima, que son las cuatro co-
sas que se estiman mucho en las
mujeres. Mandó Quinciano pre-
sentarla delante de sí, y así que
la vio, luego fué preso de su ra-
ra belleza, y olvidado del ofi-
cio de juez, se determinó de to-
mar todos los medios posibles
para atraerla a su voluntad, y
para cubrir más su intento la
entregó a una vieja sagaz, lla-
mada Afrodisia, que tenía cinco
hijas muy hermosas y no menos lascivas. ella el cielo enviando un terremoto, en el
Treinta días estuvo en aquella mala com- cual perecieron dos amigos del presidente,
pañía la castísima Águeda, tan firme en y entonces la santa, que se veía sola en
ser cristiana y en guardar su virginidad, la cárcel, entregó su alma purísima al
que al dar Afrodisia cuenta de todo al Señor, dándole las gracias por tantas vic-
presidente, le dijo: Antes se ablandará el torias. Poco después recibió su castigo el
acero y el diamante, que Águeda mude de feroz Quinciano, porque, codicioso de las
propósito. Oído esto por Quinciano, m a n - muchas riquezas que poseía la santa vir-
dó llamar a la santa y preguntóle: Niña, gen, partió muy acompañado de gente a
¿de qué casta eres tú? — Noble soy, como Palermo para apoderarse de ellas, y a]
es notorio por toda Sicilia. — ¿Pues, cómo pasar u n río, un caballo le mordió en la
siendo noble, sigues las costumbres de cara, y otro, a coces, le echó en el río,
gente despreciada y vil como son los donde murió ahogado, y buscando su cuer-
cristianos? — Porque soy sierva y escla- po nunca se pudo hallar, para que se en-
va de Jesucristo, y en eso está mi mayor tiendan los justos juicios de Dios, y cómo
nobleza. A esto respondió Quinciano: al cabo castiga la deshonestidad, crueldad
¿Luego, nosotros que le despreciamos, no y codicia de los que persiguen a sus santos.
somos nobles? Y la santa: ¿Qué. nobleza
es la vuestra, que se abate a los dioses de Reflexión: Cuando los verdugos ator-
piedra y a los demonios? Enojóse el juez mentaban y cortaban el pecho a santa
con esta respuesta, y mandó que se diese Agi^da, con ánimo valeroso decía al ti-
a la virgen una cruel bofetada y la echa- rano: Y ¿cómo no te confundes, hombre
sen de su presencia. El día siguiente, des- vilísimo, de atormentar a una doncella
pués de algunos halagos y vanas tentati- en los pechos, habiendo tú recibido el
vas, ordenó que le retorciesen un pecho y primer sustento de tu vida de los pechos
se lo cortasen y la encerrasen después en de tu madre? Por los merecimientos de
la cárcel, para que allí, sin comer ni be- este cruel martirio, innumerables muje-
ber ni medicinarse, se consumiese de do- res que padecían en los pechos, invocan-
lor. Pero en aquella necesidad la visitó do a santa Águeda, y acudiendo confia-
el apóstol san Pedro, el cual la consoló y damente a su celestial protección, han
restituyó el pecho cortado. Con el res- recibido la salud.
plandor de aquel médico celestial echa-
ron a huir los guardias, y tras ellos h u - Oración: Oh Dios, que entre otras ma-
yeron los presos, y ella fué traída de n u e - ravillas de tu poder, supiste dar fuerzas
vo al^ tribunal de Quinciano; el .cual se es- aún al sexo más frágil para conseguir la
pantó de verla tan sana y entera, y como victoria del martirio, concédenos la gra-
a maga la mandó poner sobre brasas de cia de que celebrando la victoria de tu
fuego y pedazos de teja para que a la virgen y mártir santa Águeda, caminemos
vez se quemase y lastimase. Volvió por hacia ti, por la imitación de sus ejemplos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

43
Santa Dorotea, virgen y mártir. — 6 de febrero.
( t 308)

nas, id delante de mí al cielo»,


el feroz Apricio la condenó a su-
bir de nuevo en la garrucha, y
a ser descoyuntada y morir a
puros tormentos. Estaba la san-
ta en el suplicio con grande go-
zo, y decía al tirano: Nunca en
todos los días de mi vida he es-
tado tan alegre como hoy: lo
uno, por haber ganado a Cristo
dos almas que t ú le habías qui-
tado, y lo otro, porque espero
gozar con ellas de mi Señor.
Aplicábanle a los costados h a -
chas encendidas, abrasábanle las
entrañas, y Dorotea, cuanto más
atormentada, más alegre se mos-
traba, haciendo burla de sus
Santa Dorotea, tan ilustre en toda la atormentadores. Finalmente, cansados ya
Iglesia latina, nació de nobles padres, en los verdugos, y turbado y confuso Apri-
Cesárea de Capadocia, y por su honesti- cio, mandó que fuese descabezada, en cu-
dad y grandes virtudes estaba puesta en yo tormento entregó su purísima y p r e -
los ojos de toda la ciudad. Por esta cau- ciosísima alma al celestial Esposo. El
sa, luego que llegó a Cesárea el impío go- mismo día fué martirizado san Teófilo,
bernador Sapricio, la mandó prender p a - convertido a la fe por haberle mostrado
ra que escarmentasen en su cabeza los la santa unas flores del cielo.
otros cristianos. Ordenóle, pues, que sa-
crificase a los dioses inmortales, como lo é
mandaban los emperadores. A esto res-
pondió Dorotea: Dios verdadero y empe- Reflexión: Cuando santa Dorotea se vio
rador del cielo me ha mandado que a él en el potro, con grande seguridad y cons-
solo sirva y reconozca por Dios. ¿A quién tancia decía al juez: Haz presto lo que has
te parece que debemos obedecer, cuando de hacer para que yo vea a Aquél que es
se contradicen: al emperador del cielo o mi Esposo y nos convida para que vaya-
al de la tierra? Enojóse el presidente con mos al paraíso de deleites, donde hay
estas razones de la santa doncella, y man- manzanas de admirable hermosura, que
dó que la desnudasen y atormentasen en duran en su frescura todos los tiempos;
• la garrucha; pero viendo que perseveraba en donde hay azucenas y rosas y flores
en el suplicio con ánimo invencible, 10mó innumerables que nunca se marchitan y
a dos hermanas que se llamaban Cristeta fuentes de aguas vivas que jamás se se-
y Calixta, las cuales habían sido cristia- can, y las almas de los santos que gozan
nas y por temor de los tormentos habían de Cristo. Piensa tú también en el cielo,
negado la fe, y encargóles que la tuvie- hijo mío, que el recuerdo de aquella
sen en su casa y la persuadiesen a hacer eterna gloria, de que puedes gozar dentro
lo que ellas habían hecho, prometiéndo- de breve tiempo, es suficiente para con-
les un gran premio si lo lograban. Hicie- vertir en miel todas las amarguras de la
ron las dos cuanto pudieron para derri- vida y de la muerte.
barla, mas la santa, trocando sus razones,
las persuadió a ellas que reconociesen su *
culpa, y de nuevo tornasen a la batalla,
muriendo gloriosamente por amor de J e - Oración: Concédenos, benignísimo Se-
sucristo. No es para decir el coraje con ñor, por la gloriosa santa Dorotea, tu
que salió de sí el feroz presidente cuando virgen y mártir insigne, el que desprecie-
supo todo esto. Mandó que fiasen a las mos las cosas de la tierra, y deseemos las
dos hermanas juntas por las espaldas, y del cielo, pues por^ medio de la santa con-
que las echasen al fuego a los ojos de Do- cediste a Teófilo, el que, despreciada la
rotea, mas como ella, en lugar de espan- muerte, llegase a las puertas de tu paraí-
tarse, las animase diciendo: «Id, herma- so eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

44
San Romualdo, abad. — 7 de febrero.
(+ 1027).

El glorioso abad san Romual-


do era de la casa y linaje de los
duques de Ravena, ciudad no-
bilísima de Italia. Crióse con r e -
galos y pasatiempos hasta la
edad de veinte años. Habiéndose
hallado presente en una penden-
cia, en la cual su padre Sergio
mató a su competidor, quedó tan
lastimado del caso, que dejó las
vanidades del mundo y se reco-
gió en u n monasterio de la Or-
den de San Benito. A los tres
años partióse con licencia de su
prelado en busca de un santo
ermitaño llamado Marino, que
habitaba en un desierto no le-
jos de la ciudad de Venecia, y
con tal maestro creció tanto en la perfec- y cuatrocientos años después se halló su
ción, que vino a ser padre de muchos y cadáver incorrupto y entero, con un ros-
santos hijos. Reformó los monasterios de tro muy apacible y venerable, y cubierto
su Padre san Benito, que con la flaqueza el cuerpo de un cilicio debajo de su
humana y con las guerras habían aflo- hábito.
jado en la disciplina religiosa; edificó de
nuevo cien monasterios de la misma Or-
den, y aún pobló de ermitaños los desier-
tos, y movió con su ejemplo a dar de Reflexión: El muy santo Padre Clemen-
mano al siglo, a su mismo padre y a m u - te VIII, en la bula donde manda que se
chos hombres principales, aun de la corte
del emperador, entre los cuales se seña- rece de san Romualdo, como de santo-
laron más Bonifacio, que era pariente del abad y confesor, dice de él estas pala-
mismo emperador, y Busclavino, hijo del bras: «Entre los más aventajados santos,
rey de Esclavonia. Tenía ya ochenta años nos parece que debe ser tenido el glorio-
de edad, y queriendo retirarse para vacar so anacoreta Romualdo, por tantos títulos
con todo fervor a Dios lo que le quedaba ilustre; por su patria, por su linaje, por
de vida, se fué al monte Apenino, que su virtud, por su contemplación, y por
divide la Italia, y estando en la cumbre haber fundado la Orden Camaldulense.
del monte, en un campo ameno y abun- Pudo tanto la fuerza de su ejemplo, que
doso de aguas, se quedó dormido junto a muchos príncipes, reyes y personas ilus-
a una fuente; allí le sobrevino un sueño tres hizo dejar las cortes y venir a los
misterioso y parecido al del patriarca J a - yermos, trocando los regalos y las galas
cob, porque vio una escalera desde la en penitencia y ásperos vestidos, y a su
tierra al cielo, por cual los religiosos ves- mismo padre trajo a la religión y le llevó
tidos de blanco subían a Dios, y enten- a la gloria.» ¡Oh! ¡cuan poderoso es el
diendo que aquella era la voluntad divi- buen ejemplo! ¿Quién duda que tú po-
na, se fué al dueño de aquel campo, que drías reducir y salvar a muchos con esa
era un conde llamado Madulo, y se lo muda pero elocuentísima predicación? To-
pidió, y el conde, que había tenido el dos debemos ganar por este medio almas
mismo sueño, se lo dio liberalmente. Y a Cristo, ¡cuanto más si le hemos quitado
de aquí vino a llamarse aquel sitio Ca- algunas con nuestros escándalos!
maldula, que quiere decir Campo de Ma-
dulo; y aquel yermo fué el paraíso de la
Orden Camaldulense, esclarecida por tan- Oración: Señor Dios, que diste a t u san-
tos celestiales varones que en el espacio ta Iglesia al bienaventurado abad san
de setecientos años han ilustrado la Igle- Romualdo, para que fuese restaurador de
sia de Dios, Finalmente, después de una la austera vida eremítica; concédenos que,
larga vida llena de maravillas y heroicas asistidos por su intercesión y enseñados
virtudes, murió el santísimo abad Romual- con su ejemplo, amemos la santa soledad
do en el monasterio del valle de Castro, del alma y el cuerpo. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.

45
Santa Escolástica, virgen. — 10 de febrero.
(t 543)

pedido al Señor, y mira cómo me


ha oído; vete, pues, ahora, si
puedes. Así pasaron toda la
noche en santas y sabrosas
pláticas y en amaneciendo,
volvieron los hermanos a sus
monasterios. Tres días después
pasó de esta vida santa Escolás-
tica, cuya alma purísima vio su
hermano san Benito volar a l cie-
lo en figura de una candida pa-
loma, y ordenó que enterrasen
el santo cuerpo en la sepultura
que para sí tenía preparada. Con
lo cual no separó el sepulcro
aquellos cuerpos cuyas almas
tan unidas habían estado toda la
vida.
Santa Escolástica fué hermana gemela
del glorioso patriarca de los monjes de Reflexión: El monasterio que labró san_
occidente, san Benito; y nació en una de ta Escolástica no lejos del de su hermano
las casas más nobles de Italia, en la pro- san Benito fué el origen de aquella Orden
vincia del ducado de Espoleto, en Um- de religiosas que llegó a contar en el occi-
bría. Era estimada como u n a de las damas dente hasta catorce mil monasterios, en
más hermosas y ricas de su tiempo, mas los cuales tantas nobles doncellas y prin-
al saber que su santo hermano había fun- cesas ilustres se abrazaron con la cruz de •
dado el monasterio de Monte Casino, de- Jesucristo. ¡Cuántas se hubieran perdido
terminó de imitarle en aquella vida tan entre los lazos y seducciones del mundo,
religiosa y perfecta, y no lejos de aquel y ahora gozan con santa Escolástica de la
monasterio fundó otro para sí y para las felicidad del cielo! Porque la casa religio_
doncellas que a su ejemplo dieron de sa es puerto de salud, y antecámara del
mano a las cosas del mundo. Solo una vez paraíso. A ella son llamadas por singular
al año salía santa Escolástica de su ence- beneficio del Señor las almas escogidas,
rramiento para visitar a su hermano san para que desnudándose de las riquezas,
Benito, y el varón de Dios la recibía con deleites y vanas libertades, se vean libres
sus discípulos en una posesión vecina del 'de las espinas de las culpas y congojas,
monasterio. La última vez que le visitó que punzan a los mundanos, y ahogan la
rogó a su hermano que quisiese conversar semilla de las divinas inspiraciones. En
con ella toda la noche de las cosas del ella encuentran el verdadero tesoro de
cielo. todas las virtudes, las cuales florecen en
Nególe el hermano lo que pedía; y la Religión, como en jardín donde tiene
entonces bajando ella la cabeza y apo- sus delicias el divino Esposo de las a l -
yándola sobre las manos, recogió su alma mas. En ella gozan de la paz de Dios que
e hizo una breve oración con muchas lá- sobrepuja todo sentido, y reciben prendas
grimas. Estaba el cielo sereno y estrella- seguras de eterna vida y de grande y
do, y lo mismo fué comenzar su oración, eterna gloria.
que turbarse repentinamente el aire, y
venir una tan brava tempestad de relám- *
pagos, truenos y copiosa lluvia, que ya
no fué posible a su hermano y a los mon- Oración: Oh Dios, que para mostrarnos
jes que le acompañaban la vuelta de aquel el camino de la inocencia, hiciste volar al
lugar al vecino monasterio. Quejóse san cielo en forma de paloma el alma de tu
Benito amorosamente con su hermana, di- virgen Escolástica, concédenos por sus m é -
ciendo: El Señor te perdone, hermana, lo ritos y súplicas la gracia de llevar una
que has hecho. Y ella replicó con santa vida inocente para merecer los eternos
gracia: Te pedí a ti que me hicieses el goces del paraíso. Por Jesucristo, nuestro
placer de quedarte, y no quisiste; lo he Señor. Amén.

48
San Severino, abad. — 11 de febrero.
(t 507)

Tuvo el glorioso san Severino


padres nobles y de claro linaje
de quienes dos veces pudo lla-
marse hijo, pues le dieron dos
veces el ser, uno de naturaleza,
y otro de la esmerada educación,
así en las letras como en las
buenas costumbres. Era ya abad
del monasterio Agaunense, del
Orden de san Benito, rico con
el cuerpo del glorioso san Mau-
ricio, cuando por la fama de sus
virtudes se hizo célebre y ve-
nerable en todo el mundo. Rei-
naba a la sazón en Francia Clo-
doveo, el cual estaba afligido ds
graves calenturas que los más
expertos médicos juzgaron sin
remedio; y así.no tanto era señor del ce- dotes que administraban la ermita del cas-
tro y corona, como víctima de su dolen- tillo que le recibiesen, y en ella le sepul-
cia incurable. Llegó a sus oídos el nombre tasen, y sin más enfermedad que una
de Severino, y le hizo una humilde emba- amorosa fiebre que le encendía en deseos
jada, suplicándole que viniese a verle, y de ver a Dios, su Creador, pasó de esta
el santo abad, despidiéndose con lágrimas vida temporal a la eterna. A la misma ho-
de sus monjes y diciéndoles que ya no r a que murió, bajó del cielo una hermo-
volverían a verse, les bendijo y dio prin- sísima luz que rodeó todo el lugar donde
cipio a su viaje. Llegando a la diócesis su santo cuerpo quedaba, y para que los
Niverniense, visitó al obispo Eulalio, que circunstantes participasen tanto gozo, fué
estaba sordo, mudo e impedido, sin poder a todos visible. Los sacerdotes enterraron
salir (había más de u n año) no sólo de honoríficamente el sagrado cadáver en el
casa, mas ni aún del lecho, y luego que mismo oratorio, y en él glorificó el Señor
le vio, tomándole por la mano le dijo: a su siervo con innumerables prodigios.
Levántate, sacerdote del Señor, en nom-
bre de Jesucristo, que así te ha castigado Reflexión: Después de la muerte de
para salvarte y te ha afligido para coro- Clodoveo, su hijo Chilberto, que le suce-
narte. Y luego al punto se levantó el obis- dió en el reino, edificó un suntuoso tem-
po tan bueno y sano, que aquel mismo plo a san Severino, adornándolo magní-
día celebró Misa y dio la bendición al fica y regiamente para alcanzar por esta
pueblo. El día siguiente prosiguió el san- medio tener por amigo en el cielo, a quien
to su viaje, y a la puerta de París halló su padre había tenido por médico sobera-
u n leproso tan mísero y desdichado, que no en la tierra. Así glorifica nuestro Se-
todos huían de él; pero Severino, movido ñor a los Santos, y quiere que sean glo-
a compasión, le untó con su saliva y le rificados aún en este mundo. Honrémos-
dejó sano y limpio de la lepra. De allí les, pues, como merecen, invoquémosles
pasó al palacio del rey, y después de h a - en nuestro auxilio, porque son muy ami-
berle saludado, se puso en oración, la gos y allegados de Dios, el cual se com-
cual fué muy breve, y acabada, se quitó place en obrar por ellos grandes maravi-
la capa que traía, y poniéndosela al rey llas. Quien honra a los santos, honra a
huvó al instante la maligna fiebre que le Dios en ellos.
consumía, y levantándose el rey, y dando
gracias a Dios se echó a los pies del san- Oración: Rogárnoste, Señor, que nos r e -
to, como a quien debía en un instante so- comiende a ti la intercesión del bienaven-
lo, vida, salud, reino, y gozo. Finalmente, turado Severino abad, para que alcance-
habiendo el siervo de Dios obrado muchos mos por su patrocinio lo que no podemos
otros prodigios, curando varias enferme- conseguir por nuestros propios mereci-
dades de almas y cuerpos, se retiró en el mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
castillo Mantórnense, y rogó a dos sacer- Amén.

49
Santa Eulalia, virgen y mártir. — 12 de febrero.
(t 304)

blaba, pero no le estaba bien to-


mar venganza en aquella débil
criatura, y ordenó, que atadas las
manos fuese conducida a la cár-
cel para ver si podían rendirla
allí con un cruel castigo de azo-
tes. Desnudan, pues, el cuerpo
virginal de aquella blanca palo-
ma de Jesucristo, y con bárbara
crueldad descargan sobre ella
repetidos y fieros golpes hasta
dejarla toda bañada en sangre.
Pero Eulalia ni se queja ni da
un solo gemido, ni muda siquie-
ra el semblante apacible y sere-
no. Tienden luego aquel santo
cuerpecito en el potro y lo ator-
mentan con uñas de hierro, con
Al tiempo que el presidente Daciano en- hachas ardientes, con aceite hirviendo, con
tró en Barcelona para hacer carnicería de plomo derretido y con cal viva. Pusiéronla
los cristianos, vivía retirada en una he- después en una cruz, y aun en este igno-
redad de sus nobles padres una santa don- minioso suplicio prevaleció la santa vir-
cella de edad de trece años, llamada Eu- gen y dejó confusos a los verdugos y al
lalia, virgen hermosísima, y abrasada del tirano. Finalmente, después de haber sido
amor de Jesucristo, a quien ya había con- paseada por la ciudad para espantar con su
sagrado su pureza virginal. Vino a su n o - vista a los cristianos, fué degollada en el
ticia la crueldad de Daciano, y fué com- campo, donde los cristianos la hallaron por
batida en su corazón de dos contrarios la noche cubierta de nieve, y la sepultaron
afectos: de tristeza y alegría; de tristeza, honoríficamente.
porque temía que algunos cristianos fla-
cos no desmayasen en la fe por temor de *
tan rigurosos tormentos; de alegría, por-
que deseaba morir por Cristo y juzgaba
que era llegado el tiempo en que Dios le Reflexión: Dígame quienquiera que esto
quería hacer tan gran merced. Y con este leyere, ¿de dónde le vino a la santa niña
fervor y deseo del martirio, movida del tan maravillosa e invencible constancia?
Señor, se salió secretamente de casa de Las niñas tiemblan, las niñas se estreme-
sus padres y se fué al tribunal del juez cen a la sola vista o imaginación de tales
para reprenderle de la tiranía y crueldad horrores. Claro está: pertenecen al sexo
que usaba con los cristianos. Asombróse débil y son lo más débil de su sexo. Con-
Daciano al ver una niña como aquella, y fiese, pues, todo hombre de sano juicio,
oír su reprensión; pero volviendo luego que aquí hay un prodigio estupendo de la
en su acuerdo juzgó que se hallaba ya en virtud de Cristo, el cual escogió a una
uno de aquellos trances, más difíciles en flaca criatura como Eulalia, para hacer
que los mismos niños cristianos habían ostentación de su fortaleza soberana con-
puesto, debajo de sus pies todo el orgullo tra los más poderosos enemigos de su san-
y poderío de los tiranos de Roma. No con- to Nombre.
testó, pues, con blandas palabras, como
merecía la hermosa y tierna Eulalia, si-
no con grandes y fieras amenazas. ¿Quién
eres tú, le dice, que así te atreves a m e -
nospreciar las leyes de los emperadores? Oración: Suplicárnoste, Señor, nos con-
Respondió la valerosa y candorosa niña: cedas el perdón de nuestros pecados por
Yo soy Eulalia, sierva de Jesucristo Hijo la intercesión de la bienaventurada vir-
de Dios, al cual se debe toda reverencia y gen y mártir Eulalia, que tanto te agra-
adoración, y no a los ídolos vanos. Rugió dó, así por el mérito de su castidad, co-
de coraje el presidente, y quería ver de- mo por la ostentación de tu infinito po-
capitada de un solo golpe a la que así h a - der. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

50
Santa Catalina de Ricci. — 13 de febrero.
(t 1590)

La extática y gloriosa virgen


santa Catalina de Ricci nació en
la ciudad de Florencia de la no-
ble familia de Ricci. Pusiéronle
en el baustimo el nombre de Ale-
jandra, que después mudó en el
de Catalina cuando se hizo r e -
ligiosa. Así que llegó la santa n i -
ña a la edad de diez años, la con_
fió su padre a la dirección de
una tía suya paterna, religiosa
del monasterio de San Pedro de
Monticelli, situado en los a r r a -
bales de Florencia, donde se afi-
cionó tanto a la oración, que aun
en el tiempo en que las otras ni-
ñas se recreaban, ella tenía todo
su placer en estarse arrodillada
delante de una imagen de Cristo crucifi- Toscana, sino también en toda Italia y en
cado, con admirables deseos de participar otras regiones. Finalmente, a los sesenta
del amargo cáliz de su Pasión. Trece años y ocho años de su vida maravillosa, de los
tenía, cuando vistió el hábito religioso de cuales empleó cuarenta y dos en el go-
santo Domingo en el monasterio de San bierno de su monasterio, entregó su alma
Vicente de Prato, donde satisfizo sus de- purísima al celestial Esposo el día 2 de
seos de padecer por su divino Esposo cla- febrero, en que se celebra la fiesta de la
vado en la cruz: porque fué acometida de Purificación de la Virgen nuestra Señora;
una gravísima enfermedad, con calentura y el Señor acreditó la santidad de su sier-
cotidiana y con agudos dolores que p a d e - va con grandes y manifiestos prodigios.
cía en todo el cuerpo, cuya dolencia dege-
neró en una hidropesía, y en mal de pie-
dra, acompañado de asma. Sufrió la san-
ta con perfectísima resignación este con- Reflexión: Mucho padeció y mucho gozó
junto de males, sin recibir ningún alivio la preciosa virgen santa Catalina abrazada
de las medicinas que le recetaban los m é - siempre con la cruz de Cristo. Desde qua
dicos; y al cabo de dos años se le agra- el Hijo de Dios murió por nuestro amor en
varon de suerte, que estuvo muchas se- la cruz, la mayor prueba de amor que po-
manas sin poder dormir un solo momento. demos darle, ep uadecer por su amor. Pero
En este estado, se le apareció en la vigi- tiene también el árbol de la cruz frutos
lia de la Santísima Trinidad un santo de sabrosísimos, y de mayor suavidad y dul-
la Orden de santo Domingo, todo resplan- zura que todos los gustos y regalos del
deciente, el cual la hizo la señal de la mundo. Son gustos espirituales, de los cua-
cruz sobre el estómago, y la dejó repen- les el mundo no tiene noticia: son place-
tinamente sana y curada de todos sus ma- res soberanos y sabores del paraíso, con
les; pudiendo desde aquel día practicar los que Dios suele regalar a sus escogidos, y
más arduos-ejercicios de caridad y de pe- hacerles aun en esta vida los hombres más
nitencia, y llevar sobre sus desnudas car- felices de la tierra.
nes una cadena de hierro y un áspero ci-.
licio. Favorecióla el Señor con muchas vi-
siones celestiales, éxtasis y raptos tan e s -
tupendos, que a veces quedaba totalmente Oración: ¡Oh Jesucristo Señor nuestro!
elevada de la tierra y suspendida en el ai- que inflamando en tu amor a la bienaven-
re por largo tiempo. Fué también enrique- turada virgen Catalina, la hiciste ilustre
cida del don de profecía, de discreción de por la contemplación de tu Pasión y muer-
espíritus y de milagros; por lo que su t e ; concédenos por su intercesión que ha-
nombre y su santidad fué conocida y cele- ciendo piadosa memoria de los misterios
brada con universal aplauso, no sólo en de tu Pasión, merezcamos alcanzar los fru-
tos de ella. Amén.

51
San Valentín, presbítero y mártir. 14 de febrero.
(t 270)

ja, que hace dos años que está


ciega. Si tú la alumbrares y die-
res vista, creeremos que Cristo
es luz y Dios verdadero. Traje-
ron, pues, la doncella, y ponien-
do Valentín las manos sobre sus
ojos, le restituyó la vista. En-
tonces Asterio y su mujer se
echaron a los pies del santo, su-
plicándole que, pues, por su m e -
dio habían conocido a Cristo
verdadera Luz, les dijese lo que
habían de hacer para salvarse.
El santo les mandó hacer peda-
zos todos los ídolos que tenían y
ayunar tres días, y perdonar a
todos los que los habían agravia-
do, y después bautizarse, y con
Entre los numerosos mártires que en esto se salvarían. Asterio cumplió todo lo
tiempo del emperador Claudio derrama- que le fué ordenado, y soltó a todos los
ron su sangre por Jesucristo, fué uno san fieles que tenían presos, y se bautizó con
Valentín, presbítero; el cual estando en toda su familia, que era de cuarenta y
Roma el emperador, fué llevado a su p r e - seis personas. Supo esto el emperador, y
sencia, maniatado y cargado de cadenas. teniendo recelo de alguna grande per-
Luego que Claudio le vio, le dijo con blan- turbación en Roma, por razón de estado
das palabras: ¿Por qué no quieres gozar mandó martirizar a todos con varios gé-
de nuestra amistad, sino ser amigo de los neros de tormentos; y a san Valentín le
cristianos? Yo te oigo alabar de hombre hizo apalear y degollar en la vía Flami-
sabio y cuerdo, y por otra parte te veo nia, donde el Papa Teodoro le dedicó un
vano y supersticioso. Respondió Valen- templo.
tín: Si conocieses el don de Dios, serías
dichoso tú, y bienaventurada tu repúbli-
ca: darías de mano a los demonios y fal-
sos dioses, y adorarías a Jesucristo, único Reflexión: Habrás observado que la
Dios verdadero. Oyendo esto un letrado razón de estado costó la vida al glorioso
que estaba presente gritó en alta voz: san Valentín y a tantos otros fieles de
Blasfemado ha de nuestros dioses. Y co- Cristo: como si la política estuviese sobre
mo Valentín siguiese platicando al empe- la ley de Dios, y no estuviese la ley de
rador, llegó a ablandarle de manera, que Dios sobre todo gobierno y manera de
Calpurnio, prefecto de la ciudad, excla- gobernar. Jamás ha sido ni será lícito
mó a voces: ¿No veis cómo este nombre obrar el mal para alcanzar algún bien:
está engañando a nuestro príncipe? ¿Es ni vale aquí la imposible dualidad de per-
posible que dejemos la religión que ma- sonas pública y particular, inventada por
mamos con la leche, y con que nos cria- los liberales: porque si la una obra el mal,
ron nuestros mayores? Entonces Claudio, y la otra el bien, no irá la una al infier-
temiendo algún alboroto, mandó que a no y la otra el cielo; sino que caerá en al
Valentín le retirasen de su presencia, p e - infierno la persona pública, 'y con ella
ro que se le diese audiencia en otra par- la persona privada en un mismo reprobo.
te, y que si no diese cuenta de sí, le cas-
tigasen como a sacrilego, y si la diese, no
le condenasen. Oyóle, pues, en su casa el
teniente Asterio, y al entrar en ella Va-
lentín, oró a Dios diciendo: ¡Oh luz ver- Oración: Concédenos, omnipotente Se-
dadera del mundo! alumbrad a tantos ñor, por la intercesión del bienaventurado
hombres que viven ciegos en las tinieblas mártir Valentín, cuya festividad celebra-
de la gentilidad. Al escuchar estas pala- mos, que seamos libres de los males que
bras, dijo el teniente: Si esto es así como nos amenazan. Por Jesucristo, nuestro Se-
lo dices, presto lo probaré: tengo una hi- ñor. Amén.

52
Los santos Faustino y Jovita, mártires. — 15 de febrero.
(t 122)

Estos dos fortísimos mártires


del Señor fueron hermanos muy
ilustres por sangre y naturales
de Brescia, ciudad principal de
Lombardía. A Faustino, que era
el mayor, ordenó de sacerdote el
obispo Apolonio, y a Jovita, de
diácono. Comenzaron los dos her_
manos a ejercitar sus oficios con
grande edificación de los fieles y
acrecentamiento de la fe cristia-
na: lo cual sabido por el empera-
dor Adriano, dio orden a Itálico,
ministro suyo, que los prendiese,
y obligase con halagos o por fuer-
za a renegar de Cristo. Hízolo así
Itálico: pero hallándoles muy fir-
mes en su propósito, no quiso pa-
sar adelante hasta que el mismo empera- dor, el cual, después de haber probado en
dor, que había de ir a Francia, pasase por vano todo linaje de suplicios, los mandó
Brescia, por ser los santos personas tan degollar fuera de la ciudad, y junto a la
ilustres y emparentadas. Vino, pues, puerta de ella que va a Cremona.
Adriano, y los mandó llevar al templo del
Sol para que lo adorasen; mas los dos san- #
tos hicieron oración al Dios del cielo, y Reflexión: Preguntará alguno de los
luego la estatua del Sol, que resplandecía que leen estos asombrosos prodigios tan
con muchísimos rayos de pro fino, se paró frecuentes en los martirios de los santos:
negra como el hollín: y como los sacerdo- ¿Cómo no se convertían todos los genti-
tes del ídolo pusiesen en ella las manos les que estaban presentes y aun el mismo
para limpiarla, cayó, se deshizo y se con- emperador, teniendo a los ojos tan claros
virtió en ceniza. Embravecióse el empera- argumentos de la virtud divina? Sabemos
dor con este suceso, y condenó a los dos que atribuían esos milagros a las malas
santos a las fieras; pero los leones, osos artes de los demonios, pues llamaban a
y leopardos se amansaron como ovejas a los santos con el nombre de grandes he-
sus pies y se los lamían. Después de esto chiceros, pero la causa principal de su obs-
mandó Adriano echar los santos al fuego, tinación era la perversidad de su vida. De-
y ellos estaban en medio de las llamas co- cía Tertuliano al emperador de Roma: «Si
mo en una cama regalada, alabando y can- los cristianos pudiesen vivir como los ce-
tando himnos al Señor. Echáronles de sares, o los cesares no hubiesen de vivir
nuevo en la cárcel para que allí perecie- como cristianos, a estas horas todos hu-
sen de hambre y sed; pero vinieron los bieran ya abrazado la fe de Cristo.» (Ter-
ángeles del cielo a confortar y alegrar a tul. Apolog.) Y la misma razón movía a
los esforzados guerreros del Señor. Atá- los demás a perseverar en los errores y
ronles después boca arriba y echáronles vicios de la gentilidad, y ésta ha sido, es
plomo derretido con unos embudos por y será siempre la causa principal de la
Üa boca, les aplicaron a los costados plan- enemistad que tienen todos los impíos,
chas encendidas, les echaron estopa, resi- herejes y malvados con la verdad cató-
na, aceite, encendieron un gran fuego al- lica.
rededor de ellos, y el mismo fuego perdió
su fuerza, y no fué parte sino para que Oración: Señor Dios, por cuyo amor
muchísimos gentiles, espantados de tan- despreciaron los bienaventurados mártires
tos prodigios, se convirtiesen y se pro- Faustino y Jovita, hermanos, las honras
clamasen cristianos. Finalmente, el empe- del siglo que les ofrecían, concédenos que
rador, no sabiendo ya qué hacer y tenien- por su ejemplo, estimemos en poco las
do por afrenta ser vencido de los santos mismas honras y lleguemos por su inter-
mártires, los entregó a Antíoco, goberna- cesión a la verdadera honra y gloria del
Cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

53
San Onésimo, obispo y mártir. 16 de febrero.
( t 95)
Por lo cual, el santo prelado de
Jerusalén llamado Ignacio, cele-
bra con gran elogio la piedad y
celo de Onésimo. Finalmente,
después de haber extendido y
santificado su Iglesia de JJfeso,
en tiempo del emperador Domi-
ciano, fué llevado preso a Ro-
ma, donde selló con su sangre,
como los apóstoles, la doctrina
que predicaba, muriendo ape-
dreado por amor de Jesucristo.
Los cristianos enterraron su pre-
cioso cadáver en la misma ciu-
dad, y más tarde fué trasladado
a su iglesia de Efeso.
Reflexión: Quien hubiere leí-
do con atención la vida de este
El glorioso san Onésimo antes de con- santo, recuerde que Onésimo fué el p r i -
vertirse era esclavo de un ciudadano prin- mero de los esclavos redimidos por nues-
cipal de Colosa llamado Filemón, el cual tra santísima Religión cristiana, la cual,
había abrazado la fe de Jesucristo, oyendo dando a los hombres claro conocimiento
la predicación del apóstol san Pablo. Ha- de su dignidad, y elevándolos por la gra-
biendo, pues, Onésimo cometido un robo cia de Jesucristo a una excelencia sobre-
en la casa de su señor, huyó de ella y vino natural, protestó desde el principio con-
a parar a Roma, donde fué a visitar a san tra la servidumbre de lo sesclavos, que en
Pablo, que a la sazón se hallaba encarce- las naciones gentiles formaban casi las dos
lado y cargado de cadenas. El santo após- terceras partes de los hombres. Si lees la
tol le convirtió a la fe, y habiéndole bau- carta que san Pablo escribió a Filemón
tizado, le envió luego a la casa de su se- recomendándole a Onésimo, se te llenarán
ñor, con una carta de recomendación, en de lágrimas los ojos. «Te ruego, le dice,
la cual con sigular encarecimiei\to le pe- por mi hijo Onésimo, a quien yo he en-
día gracia para su esclavo, y le rogaba que gendrado en mis prisiones. Recíbelo como
no le recibiese ya como a un esclavo, sino a mis entrañas, no ya como a esclavo, si-
como a un hijo, a quien había engen- no como a hermano carísimo, y si me
drado en Jesucristo. Perdonóle File- tienes por amigo, recíbelo como a mí.»
món, concedióle la libertad, y le remi- Este es verdadero y divino amor a la li-
tió al santo apóstol. Quedó Onésimo tan bertad humana, no el de los modernos li-
berales que se contentan con dar rienda
aficionado a san Pablo, que no podía a- suelta al libertinaje, y para contener lue-
partarse de su lado, sirviéndole en todas go en ciertos límites y desenfreno, susti-
las cosas que había menester. Llevó j u n - tuyen a la antigua tiranía, el aparato de
to con Tíquico la carta del santo apóstol a la fuerza bruta, que humilla la dignidad
los colosenses, ayudóle como fidelísimo de la especie humana y empobrece y ani-
ministro del Evangelio, y trabajó con tan quila a las naciones. Gracias a esta moder-
encendido celo en la conversión de los na libertad, ya es menester casi tanta v i -
gentiles, y en cultivar con santas palabras gilancia en las calles y plazas como en
y ejemplos aquella nueva y reciente viña las cárceles y presidios.
del Señor, que viéndole san Pablo lleno *
del Espíritu de Jesucristo, le impuso las
manos y le ordenó obispo de Efeso. En Oración: ¡Oh Dios omnipotente! Vuelve
este sagrado oficio y dignidad resplande- los ojos de tu misericordia sobre nuestra
cieron de tal manera sus virtudes cris- debilidad y miseria, y pues sentimos el
tianas, que no parecía sino un acabado peso de nuestras malas obras, te suplica-
modelo de perfección enteramente en t o - mos que nos ayude la gloriosa intercesión
do conforme a los consejos evangélicos y de tu bienaventurado mártir y pontífice
a la pintura que hace san Pablo de un Onésimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
santo obispo en sus epístolas canónicas. Amén.

54
San Julián de Capadocia, mártir. — 17 de febrero.
(t 308)

Este fervoroso devoto de los


santos mártires, y glorioso m á r -
tir de Jesucristo, fué natural de
Capadocia, y (como escribe Eu-
sebio) varón ingenuo y santísi-
mo, admirable en todas sus ac-
ciones, y lleno del Espíritu San-
to. Habiendo venido a Cesárea al
tiempo que el impío gobernador
Firmiliano acababa de dar m u e r .
te con exquisitos tormentos a
muchos santos mártires; lleva-
do de su ardiente devoción con
aquellos ilustres soldados de J e -
sucristo, se arrojó sobre sus ve-
nerables cadáveres que estaban
tirados por el suelo, despedaza-
dos y bañados en su propia san-
gre. A todos abrazó, a todos besó con gran- espacio de cuatro días, con el fin de que
de reverencia, sin temor ninguno de los las fieras le devorasen, pero no atrevién-
gentiles ni de los mismos soldados que dose éstas a tocarlo por disposición divina,
custodiaban a los santos cuerpos, que por pudieron recogerlo los cristianos, junta-
orden del tirano habían de quedar cuatro mente con los otros cuerpos de otros san-
días en el lugar del suplicio para que los tos mártires, a todos los cuales dieron hon_
perros y buitres los devorasen. Viendo, rosa sepultura. El Señor castigó después
pues, los guardas aquellas demostraciones al tirano y a sus cómplices, permitiendo
de la fe y reverencia de Julián, le pren- que acabasen su vida con muerte desas-
dieron y maltrataron con grande inhuma- trosa.
nidad, y le presentaron al tribunal del #
impío juez, acusándole de adorador del Reflexión: ¿Qué dirán aquí aquellos
Crucificado y de sus mártires. Embrave- cristianos tibios y cobardes que por vanos
cióse Firmiliano, viendo que la mucha respetos del mundo no osan tributar p ú -
sangre de cristianos que acababa de de- blicamente a Dios y los santos el culto y
rramar no era bastante para extinguir la reverencia que se les deben? Nuestro glo-
fe de Jesucristo, y después de algunas de- rioso san Julián, inspirado de Dios, ado-
mandas y respuestas, ordenó que se en- ró los sangrientos despojos de aquellos
cendiese una gran hoguera, donde a r r o - mártires de Jesucristo, sin temor ninguno
jasen a Julián y donde ardiese hasta que de la presencia de los soldados ni de las
no quedase de él más que las cenizas. Oyó amenazas de los verdugos, y esos vilísimos
el santo mártir con ademanes de inexpli- esclavos del qué dirán, no se atreven a
cable gozo la terrible sentencia, y no ce- adorar las sagradas reliquias, ni a asistir
saba de dar gracias al Señor por la incom- a una procesión, ni a hacer en sus viajes
parable merced que le hacía padecer y la señal de la cruz, y si acuden al santo
morir por su amor. ¿Cuándo será la hora, templo, ha de ser cometiendo irreveren-
decía, en que mi alma se junte con la de cias, por temor de parecer hipócritas y
tus santos y justos en la gloria eterna? Y cristianos. No quieras, pues, ser tú más
con esta maravillosa constancia y alegría, bien siervo del mundo que de Jesucristo.
que dejaba atónitos y asombrados a los Imita a san Agustín, que decía: «Pensad
mismos verdugos, llegó al lugar del su- de Agustín lo que os plazca, lo que deseo,
plicio, y padeció el tormento del fuego, lo que busco, es que mi conciencia no me
ofreciéndose en holocausto a Jesús, hasta acuse delante de Dios.»
que su alma preciosa, saliendo del cuerpo Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
abrasado, voló al eterno refrigerio y al tente, que los que veneramos el naci-
paraíso de. Dios. Quiso vengarse el gober- miento para el cielo de tu bienaventurado
nador ordenando que el cadáver del santo mártir Julián, seamos fortalecidos por su
mártir quedase en el lugar del suplicio por intercesión en el amor de tu santo Nom-
bre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

55 •
San Flaviano, patriarca de Constantinopla. — 18 de febrero
(t 449)

do a Epiro, murió de los malos


tratamientos que había recibido.
El emperador, abrió finalmente
les ojos y reconoció su culpa,
pero su mayordomo Crisaño, que
fué el autor de toda aquella tra-
. ma sacrilega, perdió el favor del
príncipe y acabó su vida crimi-
nal condenado a una vergonzosa
muerte. El Papa san León había
escrito una carta a Flaviano pa-
ra consolarle y animarle a su-
frir por amor de Cristo las per-
secuciones y trabajos que pade-
cía, pero cuando llegó la carta a
su destino, ya había pasado de
esta vida nuestro santo, y r e -
cibido en el cielo la recompensa
El ilustre defensor de la fe católica san de su invencible entereza y de sus grandes
Flaviano servía al Señor en su ministerio méritos.
sacerdotal, y tenía a su cargo los tesoros
de la Iglesia de Constantinopla, cuando
por muerte del patriarca Proclo, fué ele-
gido para aquella dignidad, con singular Reflexión: No han sido pocas, sino mu-
aplauso de los fieles católicos y grande chas las persecuciones que ha sufrido la
enojo de los herejes. Uno de sus mayores Iglesia de Cristo, sin más razón que la co-
enemigos era Crisafio, favorito del empe- dicia _ de sus perseguidores. Murmuraban
rador Teodosio el Joven, y arbitro de la un día de las sagradas Ordenes religiosas
débil voluntad del príncipe, a quien indu- algunos corifeos de la política liberal, pon-
jo a pedir a Flaviano algunos presentes derando con grande encarecimiento la r e -
con ocasión de su elevación al patriarcado. lajación de algunos monasterios y conven-
El santo pastor, conforme a la costumbre tos, los cuales, decían, merecían ser que-
de su Iglesia, envió al emperador no más mados como lo fueron. Al oír esto un buen
que algunos panes bendecidos en señal de católico que se hallaba presente, replicó
paz y comunión oon la Iglesia de Cristo. diciendo: Todavía no habéis dicho cuál fué
Indignóse al verlos Crisafio, y mandó a el mayor pecado de los frailes para que
decir al santo que debía enviar otra cosa; merecie-an ser exterminados y tan bárba-
a cuya demanda respondió Flaviano con ramente degollados. No fué, añadió, la r e -
grande entereza, que él era enemigo hasta lajación ni otro vicio, que fácilmente to-
de toda sombra de simonía, y que los bie- lera estas cosas el gobierno liberal. El
nes de la Iglesia no habían de emplearse mayor pecado que tenían aquellos frailes
en obsequio del emperador, sino en la era que estaban ricos. Esta fué la causa
honra de Dios y alivio de los pobres. Ru- principal de la quema de los conventos,'
gió de coraje el cortesano al recibir esta y suele serlo también de las murmuracio-
respuesta del santo pontífice, y juró que nes y calumnias con que los enemigos de
había de perderle a todo trance. Mas no la Iglesia no cesan de combatirla. Si lo-
temió sus fieros y amenazas el valeroso gran despojarla y reducirla a suma mise-
defensor de la fe de Cristo, y antes con- ria, entonces la afrentan y menosprecian.
denó solemnemente en concilio al here-
siarca Eutiques, que era pariente de aquel
mayordomo de palacio, y apeló al Papa
León contra e^conciliábulo de los herejes,
oue se juntaron para deoonerle de su Si- Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
lla. Entonces, como lobos carniceros y benignamente las súplicas que te dirigi-
ajenos a toda humanidad y respeto, se mos en la solemnidad de tu confesor y
arrojaron contra el santo Patriarca, le hi- pontífice Flaviano, y que por su interce-
rieron con sus varas, le acocearon y mal- sión y merecimientos nos absuelvas de to-
trataron de suerte que al ll?gar desterra- dos nuestros pecados. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

56
San Alvaro de Córdoba, confesor. — 19 de febrero.
(t 1430)
Uno de los varones ilustres que
florecieron en España en el si-
glo XIV fué san Alvaro, el cual
nació en la ciudad de Córdoba
de la excelentísima casa de los
duques de este título, y fué de-
coroso ornamento de la Orden
Dominicana. Dedicóse a un mis-
mo tiempo que san Vicente Fe-
rrer al ministerio apostólico de
la predicación, para combatir el
desorden general, causado en t o -
da la cristiandad por el dilatado
cisma de tres antipapas, y ex-
tendió sus conquistas evangélicas
a varias provincias de España,
Portugal e Italia, no habiendo
pecador tan obstinado que p u -
diese resistirse a su triunfante elocuencia. postrado y bañado en tiernas lágrimas.
Obligóle la reina Catalina a dirigir su Así vivió san Alvaro crucificado con Cris-
conciencia, y a expensas de su infatiga- to, hasta que entendiendo que era llegada
ble actividad y con la ayuda de san Vi- la hora de unirse con El en la gloria de su
cente Ferrer calmó las tempestades que
agitaban el á^nimo generoso de la sobera- reino, recibió el sagrado Viático, y que-
na, y los reinos de Aragón y de Castilla, tregó su en
dándose una agradable suspensión, en-
alma al Creador a la edad de
y se retiró después a su amada soledad setenta años.
en el convento de Scala coeli, que labró
a una legua de Córdoba. Aquí soltó el
santo las riendas a su fervor. Desnudá-
base las espaldas, y azotándose con una
cadena de hierro, subía de rodillas por
una agria cuesta, sembrada de puntas p e - Reflexión: Al leer la vida de este va-
netrantes de la misma roca, y en llegan- rón tan santo, por ventura te has inquie-
do a una cueva, donde estaba una ima- tado al verte tan miserable y sin ningún
gen de Nuestra Señora de las Angustias, mérito. Haz, pues, lo que buenamente pue-
en todo semejante a la del convento de das para satisfacer por tus culpas y agra-
san Pablo, continuaba la disciplina con dar a aquel benignísimo Señor a quien
tanto rigor, que dejaba el suelo y las pa- ofendiste, y pon toda t u esperanza en sus
redes bañadas en sangre. Viéronle m u - divinos e infinitos merecimientos, y no
chas veces en ese santo ejercicio, soste- temas, que no te condenará ni te privará
nido de los brazos por los ángeles, los de la gloria de su reino. Mira lo que dice
cuales le alumbraban y separaban del ca- el apóstol: «Doctrina fiel y verdadera es
mino las piedras para que no le lastima- que Jesucristo vino a este mundo a salvar
sen. Y entre otros regalos que recibió de a los pecadores. Dióse a sí mismo por nos-
su Amor crucificado este abrasado sera- otros para librarnos de toda maldad, y
fín, uno fué que pasando un día a su con- por su misericordia nos redimió, para que
vento de Córdoba, y viendo en el camino renovados con su gracia, esperemos ser
a un pobre enfermo tan desnudo y tan herederos de la vida eterna.» (í, Tit. I.)
lastimoso que moviera a piedad al pecho ¿Qfcién no se anima con tales promesas?
más duro, cargándolo sobre sus hombros, ¿Quién con tal esperanza podrá desmayar
partió con él al convento, y entrando en la y caer en la desesperación?
portería con la piadosa carga, y acudiendo
los religiosos a bajar de los hombros del Oración: Atiende, Señor, a las súplicas
santo al enfermo, luego que lo descubrie- que te dirigimos en la solemnidad de tu
ron hallaron una imagen de Cristo cruci- bienaventurado confesor Alvaro, para que
ficado. Espantáronse a la vista de aquel los que no confiamos en nuestros méri-
soberano espectáculo, y el santo, prorrum- tos, seamos ayudados por las oraciones
de aquel santo que fué de tu agrado. Por
piendo en expresiones amorosas, le adoró Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

57
San Euquerio, obispo y confesor. — 20 de febrero.
(t 743)

le entregó su hacienda para que


la repartiese a los pobres a su
voluntad. Mas el santo no quiso
del duque sino que le dejase li-
bremente en la iglesia de san
Trudón, donde olvidado de t o -
dos los cuidados de la tierra, se
entregó enteramente a las cosas
del servicio divino. Seis años pa-
só en aquel retiro, llevando una
vida enteramente celestial; m u l -
tiplicó sus penitencias, austeri-
dades y vigilias, y pasaba los
días y gran parte de las noches
en la oración. Fué tanta la fuer-
za de su buen ejemplo, que con
su vida santísima se movieron
los monjes del monasterio de
El bienaventurado san Euquerio nació aquel lugar, a la imitación de las heroicas
en Orleans, ciudad principal de Francia, virtudes del santo prelado, porque no les
de padres nobles, ricos y piadosos, y aun- parecía sino ver en él un venerable ana-
que estaba dotado de los dones naturales coreta venido del desierto, o un ángel r e -
que el mundo estima, mucho mayor era el vestido de carne humana. Finalmente,
adorno y atavío de su alma, y así h u - queriendo el Señor premiar los trabajos
yendo de las tempestades del siglo, se aco_ de su siervo fidelísimo, le llamó para sí,
gió al puerto seguro de la Religión, y en del destierro a la patria feliz de los bien-
el monasterio Cemético tomó el hábito de aventurados por una muerte preciosa. Fué
monje. Fué tan grande la luz de su. santa su dichoso tránsito el día 20 de febrero, y
vida, que muriendo en aquella sazón el al poco tiempo ilustró el Señor el sepul-
obispo de Orleans, que era su tío, todo cro del santo con muchos y estupendos
el pueblo envió una embajada a Carlos milagros.
Maríel (que aunque no era rey, goberna-
ba el reino de Francia como si lo fuera)
suplicándole que les diese a Euquerio por Reflexión: No hay duda sino que nues-
obispo. No se puede creer la pena que r e - tro Señor ha dado severísimos castigos a
cibió el santo cuando lo supo, pero bajó muchos que han metido las manos en los
la cabeza y llorando él, y llorando los tesoros de la Iglesia, y de esto hay gran-
monjes, se partió del monasterio y vino a des y numerosos ejemplos así pasados co-
Orleans, donde fué consagrado de los mo presentes, y puesto caso que Carlos
obispos y colocado en su cátedra con ex- Martel no se condenase, aunque lo pien-
traño regocijo de todo el clero y pueblo. san algunos por una revelación que citan
Hizo el santo su oficio de pastor con gran de san Euquerio, con todo es lo cierto que
vigilancia y cuidado, y todos le querían y padeció una pena temporal de angustias
reverenciaban como a padre, y publica- y aflicciones durísimas que le acabaron la
ban sus alabanzas por todas partes. Mas vida, como dice el cardenal Baronio. Y así,
todo esto no bastó para que no padeciese no sin mucha razón ha sido celebrada la
muchos trabajos, porque como reprendie- expresión de un hombre político de nues-
se a Carlos Martel porque se metía en ¿os tros tiempos que decía: «Yo no sé lo que
bienes de la Iglesia como si fuera señor tiene la carne del Papa, que quien la co-
de ellos, mal aconsejado el príncipe por me, revienta.»
ministros codiciosos y lisonjeros, desterró
al santo obispo a la ciudad de Colonia. Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
Aquí fué recibido como un ángel venido nuestras súplicas en la solemnidad de tu
del cielo, y regalado y servido tanto, que bienaventurado confesor y pontífice Eu-
Martel, temiéndole, le envió al duque Ro- querio, y por los méritos e intercesión de
berto, amigo suyo, para que le guardase, este santo que dignamente te sirvió, ab-
y el duque, conociendo los méritos de suélvenos de todos nuestros pecados. Por
Euquerio, le recibió con suma alegría y Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

58
San Severiano, obispo y mártir. — 21 de febrero.
(t 452)

Gobernaba el glorioso san Se-


veriano su Iglesia de Escitópolis
en Palestina, como celoso y vigi-
lante pastor, procurando que su
clero fuese delante de los segla-
res con su ejemplar vida, que las
iglesias fuesen bien servidas y
adornadas, que el pueblo fuese'
enseñado en la ley de Dios, que
se corrigiesen los vicios, acrecen-
tasen las virtudes y creciesen las
obras de piedad, y que a todos
los fieles, así seglares como ecle-
siásticos y religiosos huyesen de
toda sombra de herejía y conser-
vasen en toda su entereza la ver-
dadera doctrina de la Iglesia ca-
tólica. Bajo el reinado de Mar-
ciano y de santa Pulquería, el santo abad ravillosamente con grande espanto y con-
Eutimio y la mayor parte de los monjes fusión de los herejes, y señalada gloria
de Palestina habían recibido con sigular de Jesucristo y de su verdadera y divina
reverencia y sumisión los decretos del Iglesia católica.
concilio de Calcedonia que condenaba la
herejía de los Eutiquianos, los cuales po- *
nían mácula en la divinidad de Jesucristo,
pero no faltó un monstruo del infierno lla- Reflexión: Los herejes siempre han si-
mado Teodosio, que mal hallado con su do los mismos: rebeldes, orgullosos y h o -
vocación religiosa, se divorció de Cristo micidas como Lucifer, padre de todos los
y comenzó a perturbar los monasterios, y apóstatas y herejes. Ellos burlan y hacen
con el favor de la emperatriz Eudoxia, escarnio de la llaneza y simplicidad que
que era viuda de Teodosio el Joven y vi- hay en Cristo, desprecian las santas tradi-
vía en Palestina, cobró grandes bríos para ciones de la Iglesia, blasfeman de los san-
hacer guerra a la Iglesia de Dios. Llevó a tos y santas de Dios, y aborrecen y per-
tal extremo su osadía, que se sentó en la siguen con loco atrevimiento a todos los
silla patriarcal de Jerusalén, desterrando fieles católicos. Ellos se tienen por los sa-
de ella al legítimo patriarca Juvenal, y bios, por los hombres discretos y humanos,
poniéndose luego a la cabeza de u n ejérci- y con todo se fingen unas monstruosida-
to de herejes y bandidos, persiguió de des de doctrinas abominables y perversas,
muerte a los católicos e inundó de sangre y sólo para sí quieren la libertad de pen-
toda aquella tierra. Llegaron también a- sar y de obrar a su antojo, y no hay lobos
quellos bárbaros a Escitópolis, y como el más feroces que estos hombres sin entra-
santo obispo Severiano resplandecía como ñas, cuando a su salvo pueden hacer p r e -
sol en aquella Iglesia de Cristo, fué una sa en el rebaño de Cristo. Tú ruega a Dios
de las primeras víctimas de su ciego fu- con cuidado que los convierta, y abomi-
ror, porque después de haberle prendido y nando de sus pestilenciales errores, guár-
atado, le arrastraron con grande crueldad date de ser muy amigo de tu propio p a r e -
fuera de la población, y allí le apalearon cer, y obedece a Jesucristo, doctor divino
y sacrificaron con la inhumanidad que. es de los hombres, y a su santa Iglesia infali-
propia de los herejes. Perdonó i el Señor a ble, en la cual está depositado el tesoro de
sus mortales enemigos, y selló con su san- la verdad de Dios.
gre la verdadera fe de nuestro Señor J e -
sucristo, alcanzando así la corona de ilus-
tre mártir. Con el ejemplo de su cristiana Oración: ¡Oh Dios omnipotente! vuelve
fortaleza se movieron muchos celosos mi- los ojos piadosos sobre nuestra flaqueza, y
nistros del Señor a predicar sin temor de pues nos oprime el peso de nuestras ac-
la muerte la divina palabra a toda aque- ciones culpables, ampáranos por la inter-
lla cristiandad, por lo cual en lugar de cesión gloriosa de tu bienaventurado pon-
arruinarse y deshacerse, se acrecentó ma- tífice y mártir san Severiano. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

59
La Cátedra de san Pedro en Antioquía. — 22 de febrero.
(Año 40 de J. C.)

la ciega gentilidad adoraba; para


que resplandeciese más la nueva
luz del Evangelio en aquel abis-
mo tan profundo y de tanta obs-
curidad, y conquistada la cabe-
za y el alcázar del imperio r o -
mano, más fácilmente se suje-
tasen las demás ciudades y p r o -
vincias al suave yugo de la fe de
Cristo, que había venido del cie-
lo para alumbrar y salvar a to-
dos los hombres.- Y así nuestro
Señor, que fué declarado Rey en
aquel título que en tres lenguas:
hebrea, griega y latina, se puso
sobre, el glorioso estandarte de
la cruz, ordenó que el Príncipe
de los apóstoles, san Pedro, p r e -
La Cátedra de san Pedro en Antioquía dicase como Vicario de Cristo, primero a
la celebra la santa Iglesia para declararnos los judíos, después a los griegos y final-
el beneficio que todo el mundo recibió en mente a los romanos, para que se enten-
la institución de la Cátedra apostólica, y diese que era pastor universal de todos, y
en la potestad que Cristo nuestro Señor que lo son sus sucesores.
dio al Príncipe de los apóstoles, cuando le
hizo su Vicario y piedra fundamental de Reflexión: Desde que san Pedro puso su
la Iglesia. Después que el Señor subió a Cátedra en Antioquía ha habido sin cesar
los cíelos, el glorioso apóstol san Pedro co- en la tierra u n soberano tribunal que con
menzó a ejercitar su oficio de Pastor u n i - divina autoridad ha fallado siempre en
versal, presidiendo en los concilios de J e - las cuestiones más graves que pueden
rusalén y hablando como lengua de todos ofrecerse a los hijos de Adán. ¿Vamos bien
ios otros apóstoles, mas pasando luego a o mal a nuestro eterno destino? A esta du-
Siria, entró en la ciudad de Antioquía, que da espantosa sólo puede responder y res-
era metrópoli de las demás, donde por ponde seguramente el lugarteniente de
divina ordenación había de poner su pri- Cristo sobre la tierra. Visitóla el Hijo de
mera Cátedra. Allí padeció al principio Dios, que era la luz increada: enseñó a los
muchas y graves tribulaciones, y fué es- mortales la verdad de Dios en*su divino
carnecido,' afrentado, encarcelado y p e r - Evangelio, y subiendo después a los cielos
seguido por los que eran enemigos de la de su gloria, constituyó a san Pedro y a
luz y de la verdad, pero después que r e - sus legítimos sucesores oráculos de su
cibieron el Evangelio, y salieron de la ce- verdad hasta el fin de los siglos. Reconoz-
guedad en que estaban, le honraron m u - camos, pues, este grande e incomparable
cho, y aun edificaron un templo al Dios beneficio; celebremos con toda la venera-
verdadero y pusieron en él una Cátedra ción de nuestras almas la Cátedra de san
- en que el santo apóstol se sentase para Pedro, y cuando se trate del negocio de
predicarles y satisfacer a sus dudas y de- toda nuestra eternidad, digamos: yo no
clararles cuál era la verdadera doctrina de quiero fiarme de las doctrinas de los hom-
Dios. Y fueron tantos los que se convirtie- bres, ni aun de mis propias ideas, sino de
ron, que allí comenzaron los fieles a lla- las doctrinas de Cristo Dios y de su santa
marse Cristianos, llamándose antes con el Iglesia.
nombre de Discípulos. Siete años estuvo
san Pedro en Antioquía, aunque no siem-
pre moraba en aquella ciudad, sino que Oración: ¡Oh Dios y Señor! que entre-
como Pastor universal visitaba las otras gando las llaves del reino celestial a tu
iglesias. Traspasó después su Silla apostó- apóstol el bienaventurado san Pedro, le
lica a la ciudad de Roma, que era señora diste potestad para atar y desatar los la-
del mundo, y abrazaba en sí, como dice zos de la culpa, te suplicamos que por su
san León, a todos los monstruos de los intercesión seamos libres de las cadenas
falsos dioses que en las otras provincias de nuestros pecados. Por Jesucristo, nues_
tro Señor. Amén.

60
San Sereno, monje y mártir. 23 de febrero.
(t 307)

El glorioso anacoreta y mártir


san Sereno, fué griego de nación,
y trae su genealogía espiritual de
aquel gran celador de la honra
de Dios y santísimo profeta Elias,
cuyos discípulos y descendientes,
desterrándose por, los desiertos,
vivían sobre la tierra como án-
geles en carne humana. Moraba,
pues, san Sereno en Sirmio de
Pannonia, donde tenía un huerto
que labraba y cultivaba para
proveer a su necesario sustento,
gastando el resto del tiempo en
la contemplación de las cosas ce-
lestiales. Vino un día al huerto
del santo una mujer hermosa y
liviana, esposa de un grande a-
migo del emperador, y viendo allí unas cabeza, y en este suplicio recibió el santo
flores bellísimas, que el santo había plan- la corona del martirio y de su virginal
tado para su honesta recreación, se puso honestidad.
a cortarlas, imaginando que por ser ella
señora tan principal, tenía autoridad para
todo, y no había de reparar en el disgus-
to que causaba al humilde solitario, a
quien como mujer gentil miraba con sumo Reflexión: No es nuevo en el mundo
desprecio. Mas nuestro santo le echó en ser perseguido de mujeres livianas y an-
cara su descortesía, y como viese no ser tojadizas la honestidad de los varones j u s -
aquella hora, ni el venir sola, decente a su tos, y así es digno de alabanza el bien-
autoridad, honestidad y modestia, repren- aventurado Sereno cuando considerando
dióla ásperamente, diciéndola que no con- el riesgo que podía venirle a su bendita
venía a su persona y calidad entrar en el alma de semejante compañía, por ser la
huerto de un solitario monje, y luego con mujer deshonesta fuego y rayo que de r e -
una santa ira, la echó fuera. La mujer, pente abrasa y hiere, reprendióla y la echó
que así se vio a su parecer despreciada, es- fuera de su jardín por conservar más pura
cribió una carta a su marido, desacredi- su castidad, mereciendo por este triunfo
tando la virtud del honestísimo monje con la corona y palma del martirio. Y aquí
una atroz calumnia. Irritóse sobremanera has de sabor, hijo mío, y asentar bien en
el celoso marido, y acusó a Sereno delante tu corazón y en tu memoria, que en estas
del emperador, el cual mandó que se h i - y demás batallas de la castidad, el que h u -
ciese información de aquel falso crimen ye es^el más fuerte, y el que mejor sabe
para que se castigase al reo como se m e - huir, triunfa con mayor gloria de este ca-
recía. Dio el santo cuenta de sí con tan pital enemigo. Apártate, pues, de las con-
admirable llaneza, que bien entendió el versaciones y amistades peligrosas; huye
juez su inocencia, y le absolvió. Entonces, de los espectáculos profanos, y ataja cual-
el perverso marido, por instigación de la quiera pensamiento o imaginación contra-
mala hembra, le acusó y denunció por ria a la santa pureza. Si quieres ser casto,
cristiano y capital enemigo de los dioses esto has de hacer; y si esto no haces, es
del imperio, por lo cual Maximiliano le porque no quieres ser casto.
mandó prender de nuevo y le obligó a
sacrificar a ios ídolos, o al menos a hin-
car como él la rodilla para adorarlos. Ne- Oración: ¡Oh Dios omnipotente! concé-
góse el santo a esta sacrilega veneración denos por la intercesión de tu bienaven-
de los demonios, y como perseverase cons- turado mártir Sereno, que seamos libres
tante en la confesión de Jesucristo, sin que de todas las adversidades del cuerpo, y
bastasen ruegos y amenazas a quebrantar limpios de todos los malos pensamientos
su fe, mandó el tirano eme le cortasen la del alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

61
San Matías, apóstol. — 24 de febrero.
(t 60 de J. C.?)
doctrina hasta lo interior de Etio-
pía, padeció muchos y muy gra-
ves trabajos de caminos por tie-
rras ásperas y fragosas, y de
persecuciones de los gentiles. F i -
nalmente, después de haber a-
lumbrado con la luz de Cristo
muchos pueblo's que estaban
asentados en tinieblas y sombras
de muerte, selló como los demás
apóstoles, con su sangre, la doc-
trina del Evangelio, muriendo a-
pedreado y descabezado por amor
de su divino Maestro. Su sagra-
do cuerpo, según la más constan-
te tradición, fué traído a Roma
por santa Elena, y hasta hoy se
venera en la iglesia de santa Ma-
Habiendo caído el traidor Judas de la ría la Mayor, la más considerable parte de
cumbre del apostolado, y acabado la vida sus reliquias. Asegúrase que la otra parte
con desdichado fin, escribe san Lucas en de ellas se la dio la misma santa empera-
los Hechos Apostólicos, que después de la triz a san Agricio, arzobispo de Tréveris,
Ascensión de Cristo nuestro Salvador a los quien las colocó en la iglesia llamada de
cielos, estando todos los apóstoles y los S. Matías.
otros discípulos del Señor juntos, se le-
vantó san Pedro como cabeza y Pastor Reflexión: Nos dice el Espíritu Santo:
universal de todos, y después de haberles «Conserva la gracia que tienes para que
referido brevemente la maldad y castigo no reciba otro tu corona.» Y la infelicísi-
de Judas, les dijo que para cumplirse la ma suerte de Judas, a quien arrebató san
profecía de David, se había de escoger uno Matías la corona gloriosa del Apostolado,
de los que allí estaban y habían conversa- nos ha de hacer temblar y entender que
do con Cristo desde el bautismo de san no hay lugar seguro en esta vida, si el
J u a n Bautista, hasta el día en que .subió a hombre no vive con cuidado y recato, pues
los cielos, y pareciendo bien a todos los Lucifer cayó en el cielo, nuestro padre
que allí estaban, y eran como ciento y Adán en el paraíso, y Judas en el Colegio
veinte personas, de común acuerdo esco- apostólico en compañía del Señor. ¡Oh
gieron dos entre todos: a José, que por qué tremendos son los juicios divinos! Te-
su gran santidad llamaban Justo, y a Ma- me, pues, y ama a Dios. Guarda con toda
tías. Ambos eran de los setenta y dos dis- diligencia tu corazón y procura tenerlo
cípulos. Pusiéronse luego todos en ora- siempre limpio y puro; si pecares, humí-
ción, suplicando humildemente al Señor llate, y por muchos y muy graves que sean
que pues él solo conocía los corazones, les tus pecados, aunque negares a Dios y
manifestase a cuál de los dos había esco- vendieres a Cristo (que nunca el Señor lo
gido, y cayó la suerte sobre Matías, con- permita), nunca desesperes, como Judas,
curriendo con gran consentimiento los vo- del perdón, porque nunca puede ser tan
tos en su persona. Desde aquel día fué grave tu malicia, que sobrepuje a la mise-
contado con los once apóstoles, y habiendo- ricordia de Dios. Mas si te obstinares en
recibido con ellos y los discípulos el Es- tus pecados, si quisieres estar de asiento
píritu Santo, comenzó a predicar el miste- en tus vicios, teme a aquel Señor que pue-
rio escondido e inefable de la Cruz, con de dar a otro la corona que te había r e -
gran santidad de vida y con una lengua servado en el cielo.
de fuego divino que encendía los corazo-
nes de los que le oían. Después, en el r e - Oración: ¡Oh Dios! que te dignaste
partimiento que hicieron los sagrados agregar al Colegio de tus apóstoles al bien-
apóstoles de las provincias en que habían aventurado san Matías, concédenos por su
de predicar, a san Matías le cupo Judea, intercesión que experimentemos siempre
donde convirtió muchos pueblos al Se- los efectos de tus misericordiosas entra-
ñor, y penetrando con su predicación y ñas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

62
San Tarasio, obispo de Constantinopla. — 25 de febrero.
" (t 806)

, Nació el santísimo obispo Ta-


rasio en la ciudad de Constanti-
nopla de padres tan ilustres por
su nobleza como por su religión
y piedad. Criaron al niño con
gran cuidado y entre otros bue-
nos consejos que le daba la m a -
dre, no cesaba de avisarle que
huyese de toda mala compañía.
Por esta causa cuando, termina-
dos sus estudios,* resplandeció a
los ojos de todos por sus virtu-
des y talentos, y se vio ensal-
zado hasta la dignidad de cón-
sul y de primer consejero del
reino, en el imperio de Constan-
tino y de la emperatriz Irene su
madre, no se desvaneció con el
falso brillo de la gloria del mundo, ni los tan amarga aflicción, y a todos sus pue-
atractivos de la corte menoscabaron un blos tan grande escándalo, acabó su tor-
punto la entereza de su inocencia y de sus pe vida con muerte desastrada en que se
laudables costumbres: y así por una. mara- echó de ver la poderosa mano del Señor
villosa disposición del cielo, a la cual no que justamente le hería y tomaba ven-
pudo resistirse el santo, pasó del palacio ganza de aquella iniquidad.
del emperador a la cátedra patriarcal de
Constantinopla, siendo consagrado obispo
el día de la Natividad del Señor, para
nacer de nuevo y comenzar desde aquel Reflexión: El que imagina que en esta
día una nueva vida. Sacó de su palacio vida ha de ser recompensada la virtud v
todas las alhajas y muebles preciosos; se castigada la maldad como merece, yerra
acostaba el último y se levantaba el pri- torpemente. Porque fuera de algunos casos
mero, y se mostraba padre de todos, sien- en que nuestro Señor hace resplandecer en
do los pobres sus hijos más amados y fa- este mundo su justicia soberana, ni los
vorecidos. Pero a los herejes siempre los buenos ni los malos llevan acá su mereci-
aborreció y persiguió como a enemigos de do. Si cuando pecamos sintiésemos al p u n -
Dios y de la verdad divina, y empleó to- to el azote de Dios, y cuando obramos el
das sus fuerzas para domar la sacrilega bien tuviésemos luego a los ojos el p r e -
osadía de los inococlastas que destruían mio, le sirviéramos como esclavos, como
con supersticioso furor las santas imáge- niños y como bestias, sólo por el temor
nes. A instancias del santo congregóse el del azote y por la golosina de la recom-
séptimo concilio general, al cual asistió, pensa. No quiere eso nuestro Señor:
ocupando en él el primer lugar después de quiere que le sirvamos con toda libertad,
los legados del Papa, y cuan,do el empe- que le amemos como hijos, aun sin temor
rador Constantino V repudió a la empe- del castigo ni esperanza del premio: y
ratriz María, su mujer, para casarse secre- suficiente conocimiento ha dado a los
tamente con su concubina Teodora, el san- hombres para comprender que no falta-
to patriarca condenó aquel abominable rá después la recompensa o castigo, con-
matrimonio, e hizo todo lo que pudo pa- forme a sus obras y conforme a la ley de
ra deshacer aquel escándalo.. Finalmente, la soberana justicia de Dios.
después de haber llevado con admirable
fortaleza las increíbles persecuciones que Oración: ¡Oh Dios omnipotente! concé-
padeció por querer remediar tan grande denos que la venerable solemnidad de tu
mal, descansó en la paz del Señor y fué bienaventurado confesor y pontífice Ta-
a recibir del Rey del cielo la recompensa rasio, acreciente en nosotros el espíritu
de sus virtudes que le negaron los prín- de la devoción y la gracia de nuestra
cipes de la tierra. El adúltero monarca, eterna salud. Por Jesucristo nuestro
cuya liviandad había causado al santo Señor. Amén. ,,.«

63
San Porfirio, obispo. — 26 de febrero.
(f 420)

sos dioses, los enfermos recobra,


ban la salud, y no parece sitio
que todos los elementos se mos-
traban sumisos y rendidos al im-
perio de su voluntad. Final-
mente, después de una vida lle-
na de virtudes y maravillas, lle-
gando el santísimo prelado a la
edad de sesenta y siete años, muy
quebrantado por sus penitencias
y consumido por el ardor de su
celo, descansó en la paz del Se-
ñor, con la singular consolación
de dejar su ciudad y diócesis no
solamente limpias de toda la pes-
tilencia de las herejías que las
contaminaban, mas también pu-
rificadas de los vicios de los pa-
Nació el glorioso san Porfirio en Tesa- ganos y hermoseadas con el resplandor
lónica, de familia muy ilustre y opulen- de las cristianas virtudes.
ta, y habiéndole educado sus cristianos
padres en el santo temor de Dios, y en las Reflexión: Mucho hizo y trabajó el san-
letras humanas y divinas, a la edad de to obispo Porfirio en su diócesis para lim-
veinticinco años se retiró a Egipto, donde piarla de la herejía, y de los vicios y erro-
se consagró enteramente al servicio de res de la gentilidad; pero al fin de su vi-
Dios abrazando la vida religiosa en el fa- da pudo ofrecer a Jesucristo una Igle-
moso monasterio de Sceté. Perseveró allí sia pura, hermosa y sin mancha. Imiten
cinco años ejercitándose en la humildad este celo cuantos tienen obligación de
y en la penitencia. Visitó después con guiar a otros por el camino de la virtud y
gran devoción los santos lugares de J e - especialmente los padres y cabezas de las
rusalén, y en una maravillosa visión que familias cristianas. Sí, padres de fami-
tuvo en el monte Calvario, cobró sobre- lia: vosotros sois constituidos por Dios
naturales fuerzas para adelantarse en el como obispos y prelados de vuestra casa:
camino de la cruz de Cristo, que vio muy y esa casa y familia que gobernáis es vues-
gloriosa y resplandeciente. Repartiendo tra iglesia y vuestro sagrado rebaño. Ve-
después sus bienes a los pobres, puso su lad, pues, con toda solicitud sobre ella, y
asiento en una gruta de las riberas del no permitáis que la inficionen ni los erro-
Jordán, donde aprendió el oficio de curti- res de la impiedad, ni los vicios del liber-
dor para ganarse el sustento necesario. tinaje que pervierten y estragan a tan-
Pero llegando la fama de sus grandes vir- tas familias. ¿Cómo podríais, morir tran-
tudes al patriarca de Jerusalén, le sacó de quilamente dejando una familia de hi-
su vivienda, y le mandó que se ordenase jos incrédulos, renegados y perdidos, que
de sacerdote para que su doctrina y vir- serían vuestros verdugos por toda la eter-
tud resplandeciesen con mayor brillo en nidad? Criadlos, pues, en santo temor de
la Iglesia de Dios. Por este tiempo quedó Dios, inspiradles el amor de las virtu-
vacante la Silla de Gaza, y todos pusierpn des cristianas con vuestras palabras y
los ojos en el santo sacerdote Porfirio, el ejemplos, y así moriréis en paz y ten-
cual aceptó aquella dignidad con muchas dréis la dicha de recobrarlos en el cielo
lágrimas, mas con grandísimo fruto y y para gozar siempre de su dulce compa-
acrecentamiento del rebaño de Jesucris- ñía en aquella eterna bienaventuranza.
to. Porque con la divina fuerza de su p r e r Oración: Rogárnoste, Señor, que te dig-
dicación redujo muchos infieles a la santa nes oír las súplicas que te hacemos en la
fe, reprimió a los herejes Maniqueos, y solemnidad de tu confesor y pontífice
destruyó las reliquias de la idolatría que Porfirio, para que por los méritos e inter-
aún habían quedado en su diócesis. Era cesión de este santo que tan dignamente
varón de Dios, poderoso en obras y pala- te sirvió, nos absuelvas de todos nuestros
bras y lleno del espíritu del Señor. A su pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
voz caían por tierra los ídolos de los raí- Amén.

64
San Leandro, arzobispo de Sevilla. — 27 de febrero.
(t 603)

El gloriosísimo apóstol de los go-


dos san Leandro, fué hijo de Se-
veriano, hombre principal y de
gran linaje en Cartagena. Tuvo
por hermanos a san Fulgencio,
obispo de Ecija, a san. Isidoro, que
le sucedió en la Iglesia de Se-
villa, y a santa Florentina, aba-
desa y maestra de muchas san-
tas vírgenes dedicadas al Señor. ,
Dando libelo de repudio al m u n -
do, tomó el hábito de san Beni-
to, y resplandeció tanto por su
santa vida y doctrina, que por
común consentimiento de t o -
dos fué elegido para la cátedra
arzobispal de Sevilla. Reinaba a
la sazón Leovigildo, rey godo y
hereje arriano y enemigo de los católicos; mercedes que había hecho aquel día a to-
y como su hijo Hermenegildo hubiese da la nación y reino de España, y a toda
abrazado muy de corazón la verdadera fe, la Iglesia católica. Finalmente, volvien-
hubo entre el padre y el hijo muchos y do san Leandro a su Iglesia de Sevilla,
muy grandes disgustos y contiendas por y gobernándola como Santísimo prelado,
causa de la religión, y vino el negocio a pasó de esta vida mortal a la edad de
tanto rompimiento, que el reino se divi- ochenta años para recibir de la mano del
dió en dos bandos, de católicos y here- Señor la Corona de sus grandes mereci-
jes. Mas cayó el hijo y príncipe Hermene- mientos.
gildo en manos de su padre; el cual le
encarceló y cargó de duras prisiones y fi- Reflexión: La unidad de la fe católica,
nalmente le hizo matar, por no haber que- fué el mayor beneficio que recibió Es-
rido comulgar por mano de u n obispo paña de la bondad de Dios por medio del
arriano, que el padre le había enviado a glorioso san Leandro; y la pérdida de es-
la cárcel el día de Pascua. Desterró luego ta unidad ha sido el mayor azote que po-
de España a los obispos católicos, princi- día venir sobre nuestra desventurada pa-
palmente a san Leandro y a san Fulgen- tria. Cuando España era católica, y más
cio su hermano, se apoderó de los bienes católica que todas las demás naciones,
de las Iglesias y dio muerte a muchos ca- floreció tanto en las virtudes, en las a r -
tólicos. Mas cuando la tempestad estaba mas, en las artes y en las ciencias, que
más brava y furiosa, comenzó el rey a llegó a ser la primera y más poderosa na-
reconocer su gran pecado, para lo cual le ción del mundo. ¿Y qué hemos sacado de
ayudaron algunos milagros que obró el abrir las puertas a las herejías e impieda-
Señor en el sepulcro de su hijo mártir, y des de los extranjeros? La pérdida de la
una enfermedad de la cual falleció, enco- fe, de la honra, del poder, de la riqueza,
mendando a Recaredo, su hijo, que t u - de la paz, en una palabra: la ruina del
viese en lugar de padre a san Leandro y cuerpo y del alma. Estos son los frutos
a san Fulgencio. Así, pues, Recaredo des- del liberalismo infernal en España; y el
pués de la muerte de su padre, por con- mayor de todos sus males es la ceguedad
sejo de san Leandro hizo juntar un con- en que se halla para no ver que todos es-
cilio nacional, que fué el tercero Toleda- tos azotes son justos castigos de su p r e -
no, en el cual se halló san Leandro, y varicación.
aun-presidió en él (como dice san Isido- Oración: ¡Oh Dios! que desterraste de
ro su h e r m a n o ) . Celebróse este famoso España la pravedad arriana por la doc-
concilio con grande paz y conformidad, y trina de tu santo confesor y nontífice
el rey se mostró piadosísimo y celosísi- Leandro, rogárnoste por sus méritos y
mo de la fe católica, la cual abrazaron oraciones, que concedas a tu pueblo que
universalmente todos los godos, y san se conserve siempre libre de toda plaga
Leandro hizo una docta y elegante ora- de errores y de vicios. Por Jesucristo,
ción, alabando a nuestro Señor por las nuestro Señor. Amén.

65
San Román, abad. — 28 de febrero.
. (f 460)

banzas. Tocó luego un lado de


uno de los leprosos y al instante
sanó y se vio libre de la lepra.
Tocó a otro, y al instante tam-
bién sanó. Despertaron -los dos, y
hallándose así milagrosamente
limpios, cada uno tocó a su com-
pañero que más cerca le estaba
para despertarle, y que despierto
" rogase a Román le sanase como
a ellos. Pero ¡oh bondad de. nues-
tro gran Dios! ¡oh poder grande
de la virtud de su siervo Román!
Al despertar, todos se hallaron
tan sanos y buenos como si en su
vida no hubiesen tenido lepra, ni
otro mal alguno. Finalmente,
después de haber poblado san
El glorioso san Román fué natural del Román de santos aquellos desiertos, a los
condado de Borgoña; y hallándose bien sesenta años de su edad, lleno ya de méri-
enseñado en la ciencia de los santos por tos y virtudes, entregó su purísima alma
el abad de León llamado Sabino, retiró- al Señor, con gran sentimiento de sus dis-
se a un desierto del monte Jura, que se- cípulos que le amaban como a padre y le
para el Franco Condado del país de los veneraban como a santo abad y espejo de
suizos. Allí encontró un chopo de enor- perfección.
me corpulencia cuyas ramas entendidas
y entretejidas formaban un techo que le
defendían así de la lluvia como de los Reflexión: Muy regalados eran de Dios
rayos del sol: y no lejos del árbol brota- san Román y sus monjes, y era tal la
ba una fuente de agua cristalina, rodea- abundancia de dulzura interior, que ape-
da de zarzas llenas de unas como acero- nas sentían la aspereza de aquellos de-
las silvestres. Allí vivió muchos años el siertos. Perp si tú cuando estás orando, u
santo como ángel en carne humana, >y oyendo Misa, o leyendo algún libro san-
allí le visitó su hermano Lupiciano, guia- to, no experimentas aquel sabroso afec-
do por soberana inspiración, que le mo- to de devoción, no dejes por eso lo que
vió a dar también de mano al siglo, y go- hubieras comenzado. Forma un santo de-
zar de las espirituales delicias que halló seo de agradar a Dios, y ofrécele en ala-
su hermano en aquella soledad. Comenza- banza eterna esa esterilidad y trabaja.
ron luego a concurrir a aquel yermo al- Porque así no menos agradable le será esa
deanos y ciudadanos, unos por solo vene- esterilidad que padeces, que una grande
rar a los santos hermanos, y otros para abundancia de suavidad, y por ventura
hacerse sus discípulos: y tantos fueron más. La devoción racional es más cierta y
estos últimos, que en breves años se la- agradable a Dios que la sensible cuando
braron varios monasterios así de hombres uno aborrece el pecado y lo abomina y
como de mujeres, cuya santidad era cele- sirve a Dios con una voluntad determina-
brada en todo el reino de Francia. Entre da y desinteresada, y las cosas en que sa-
otras maravillas que hizo el Señor por be que ha de agradar a Dios, las abraza
mano de san Román, una fué que yendo con buen ánimo y las pone por obra. Si
un día el santo a visitar a sus hermanos tienes esta devoción, no perderás nada de
los monjes, le sorprendió la noche sin ha- tu trabajo, aunque te falte la otra.
llar otro albergue que el pobre hospicio
donde se curaban los leprosos, que a la sa- Oración: Suplicárnoste, Señor, que por
zón eran nueve. Luego que los vio, hizo la intercesión del bienaventurado abad san
calentar un poco de agua, les lavó los pies, Román hallemos gracia delante de tu Ma-
y aquella noche se acostó en medio de jestad para conseguir por sus oraciones lo
ellos. Acostados todos diez, los nueve le- que no podemos alcanzar por nuestros me-
prosos se durmieron, velando sólo Román recimientos. Por Jesucristo, nuestro Se-
y rezando a Dios salmos e himnos de ala- ñor. Amén.

66
San Rosendo, obispo y confesor. — r de marzo.
(t 977)

El admirable obispo san Ro-


sendo, nació de una de las más
ilustres casas de Galicia y Por-
tugal, y fué hijo de los condes
don Gutiérrez de Arias y doña
Aldara. Procuró con gran cui-
dado las bondadosa madre incli-
nar al niño a las virtudes cristia-
nas y educarle en las letras co-
mo a su calidad convenía; y se
adelantó de manera en la pie-
dad y en el estudio de las cien-
cias humanas y sagradas, que
habiendo vacado el obispo de Du-
mio, todo el clero y el pueblo hi-
cieron la elección de prelado en
Rosendo que contaba a la sa-
zón diez y ocho años. La poca
edad e inexperiencia que él alegaba- para cuales fueron tantos en número, que de
huir de aquella dignidad, supliólas venta- ellos se compuso un códice que se conser-
josamente con su santidad y maravillosa vó en el monasterio de Celanova. Final-
prudencia. Todos los días predicaba al mente, a los setenta años de su vida san-
pueblo la palabra de Dios: mostrábase tísima, envuelto en su cilicio, rociado de
padre y tutor de los pobres a quienes ceniza y visitado de los ángeles, entregó
repartía por su mano largas limosnas, y su espíritu Si Creador.
con su celo apostólico reformó las cos-
tumbres de toda su diócesis. A instan- Reflexión: En la hora en que murió el
cias del rey don Sancho tomó el go- santo, preguntándole los monjes anega-
bierno de la Iglesia de Compostela, en dos en lágrimas a qué superior les enco-
la cual hizo el copioso fruto que el rey mendaba, respondió: «Confiad, hijos míos,
deseaba. Invadieron por este tiempo los en el.Señor: poned en él vuestra confian-
normandos a Galicia, y los moros a Por- za, que no os dejará huérfanos. Os enco-
tugal: y estando el rey don Sancho au- miendo _ a Jesucristo, que os redimió con
sente, congregó nuestro santo prelado su preciosa sangre, y os congregó en es-
Rosendo, un poderoso ejército, y animan- te lugar». Bajo su amparo nos hemos de
do a las tropas con aquellas palabras de poner también nosotros continuamente
David: Ellos en carros y caballos, y noso- pero sobre todo en tiempo de tentación.
tros en el nombre del Señor, arrojó a los ¿Qué mejor ayuda? ¿Qué mayor fortale-
normandos de Galicia, y reprimió a los za para nuestra alma? «Si vinieren ejér-
árabes alcanzando de ellos un glorioso citos contra mí, no temerá mi corazón. Si
triunfo, por el cual fué recibido en Com- arreciare la batalla, en El confiaré», dice
postela con grandes demostraciones de j ú - el profeta. Y a la verdad ¿quién podrá
bilo, como a vencedor asistido del cielo. contra nosotros, si está de nuestro lado el
Mas suspirando el santo por la soledad, Señor? ¿Acaso la tentación? ¿Acaso las
edificó en el pueblo del Villar el célebre angustias? ¿Acaso los trabajos? «Estoy
monasterio de Celanova, uno de los más cierto, decía el apóstol san Pablo que con-
magníficos de la Religión benedictina, fiaba en el Señor, que ni la tribulación,
donde sirvieron a Dios muchos monjes de ni el hambre, ni las persecuciones serán
sangre noble y de vida santísima. Dióles capaces de vencerme y separarme de la
por padre a Franquila, abad del monaste- caridad de Cristo.» En él venceremos
rio de san Esteban, y muerto este Santo también nosotros.
varón, todos eligieron a san Rosendo. Al-
gunos obispos y abades renunciaron la dig- Oración: Suplicárnoste, Señor Dios, que
nidad, y muchos señores nobles las gran- favorezcas a tus siervos por los gloriosos
dezas del mundo, para tomar el hábito méritos de tu confesor y pontífice Rosen-
de manos del santo, y ponerse debajo de do, para que por su intercesión seamos
su paternal gobierno. El Señor acreditaba siempre protegidos en todas nuestras a d -
su santidad con el don de milagros, los versidades. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

67
San Simplicio, papa. 2 de marzo.
(t 483)
bres, ordenó que los bienes de la
Iglesia se distribuyesen en cuatr»
partes: la primera para el obis-
po, la segunda para los clérigos,
la tercera para la fábrica y r e -
paración de los templos, y la
cuarta para los pobres. Final-
mente, después de haber gober-
nado la grey de Cristo por espa-
cio de doce años, consumido por
sus trabajos, descansó en la paz
del Señor, y recibió en el cielo
la recompensa de sus grandes
virtudes y merecimientos.
Reflexión: Cualquiera que ha-
ya leído con atención la historia
de la Iglesia de Cristo, se mara-
villará de su firmeza inquebran-
El celosísimo pontífice de la Iglesia san table, y espantado dirá: ¡Aquí está la ma-
Simplicio, fué natural de Tibur, (que hoy no de Dios: aquí está el brazo del Omni-
se llama Tívoli) en la campaña de Roma. potente! Las obras y edificios de los ro-
Resplandecía ya a los ojos de todos por manos han perecido; y la Iglesia del Se-
su virtud y sabiduría y era decoroso or- ñor, con estar apoyada sobre cañas frá-
namento del clero romano, cuando por giles (que no son otra cosa aun los hom-
muerte del gloriosísimo papa san Hila- bres de su jerarquía) persevera hace vein-
rio, fué elevado con grande aplauso y con- te siglos sin menoscabo. Los hombres han
sentimiento de todos a la dignidad de Vi- hecho todo lo que podían por arruinarla:
cario de Jesucristo, para que como hom- en eso han empleado sus fuerzas los ti-
bre enviado de Dios gobernase la nave ranos, herejes y perseguidores, y no han
de la Iglesia, que a la sazón estaba com- faltado sacerdotes, obispos y patriarcas
batida por grandes olas de persecuciones que en lugar de defenderla la combatie-
y herejías. Odoacro que se había hecho ron como los enemigos. Pon donde, cada
dueño de Italia era arriano; los vándalos siglo que pasa, es una ilustre prueba de la
que reinaban en África, y los godos que divinidad de la Iglesia católica, y de aque-
habían invadido las tierras de España y lla promesa que hizo Jesucristo, diciendo:
de las Galias, eran aún idólatras; el em- «Las puertas del infierno jamás prevale-
perador Zenón, y el tirano del oriente Ba- cerán contra ella.» (Matth. XVI.) Perse-
sílico favorecían a los herejes eutiquinos, vera, pues, con toda fidelidad y con-
y a la ambición de los patriarcas causa- fianza en la fe y en la moral de la Iglesia
ba mayores estragos que las herejías en católica, sin moverte un punto de ella por
la Iglesia de Dios. No es posible decir los vientos de las vanas doctrinas y per-
lo que trabajó el santo Pontífice para r e - niciosos ejemplos de sus enemigos. Todos
mediar tan grandes males. Escribió cartas los • herejes y perseguidores perecerán,
al emperador obligándole a anular los mas nunca perecerá la verdadera Iglesia,
edictos que Basílico había promulgado de los fieles de Cristo, a los cuales dijo
contra la religión católica, y a que echase también el Señor: «Yo estaré con vosotros
de Antioquía a ocho obispos eutiquianos. hasta la consumación de los siglos..
Convocó un concilio en Roma en el cual
excomulgó a Eutiques, a Dióscoro de Ale-
jandría y a Timoteo Eluro. Exhortó a de-
fender la autoridad del Concilio de Cal- Oración: Rogárnoste, Señor, que te dig-
cedonia. Resistió a la ambición de Aca- nes oír nuestras preces en la solemnidad
rio, que pretendía elevar su Silla de Cons- de tu bienaventurado confesor y pontífice
tantinopla sobre las de Antioquía y Ale- Simplicio; y que por los méritos e inter-
jandría; extendió su solicitud sobre todas cesión de este santo que tan dignamente
las iglesias, consolando a los católicos con te sirvió, nos absuelvas de todos nuestros
sus cartas y limosnas, y como Pastor pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
universal y verdadero padre de los po- Amén.

68
Santa Cunegunda, emperatriz y virgen. — 3 de marzo.

Era santa Cunegunda princesa


de muy alta sangre, hija de los
condes palatinos del Rhin, y do-
tada de extremada hermosura y
de todas las gracias que se esti-
man en las mujeres. Tomóla por
esposa el emperador Enrique,
príncipe no menos poderoso que
honestísimo, en tanto grado, que
se concertó con ella de guardar
perpetua castidad y amarse co-
mo hermano y hermana y no co-
mo marido y mujer. ¡Gloria a
Dios que a príncipes tan podero-
sos y magníficos dio aliento para
aspirar a tan ilustre victoria" en
la flor de su edad, emulando la
limpieza de los ángeles en medio
de las grandezas de la corte, sin
quemarse en tantos años estando tan cer- Reflexión: Cuando la santa emperatriz
ca del fuego! Viviendo, pues, estos santos tomó el hábito, la ceremonia de la inves-
casados en tan gran pureza y conformidad, tidura resultó bellísima y sublime. Habían
como eran no menos piadosos que castos, acudido al templó del monasterio algunos
se dieron de todo punto a la devoción y a obispos y prelados para consagrar aque-
amplificar el culto de Dios y edificar m u - lla iglesia, y saliendo la santa emperatriz
chas iglesias y monasterios con imperial a la misa, con grande acompañamiento, y
magnificencia. Mas envidioso el demonio vestida conforme a la imperial majestad,
quiso sembrar discordia donde había tan- ofreció una cruz del santo madero de
ta unión; y engendró en el ánimo del nuestra redención, y acabado el Evangelio,
emperador algunas falsas sospechas de la se desnudó de sus ropas imperiales y se
emperatriz, pareciéndole que estaba afi- vistió con el hábito pobre que ella misma
cionada a cierto hombre y no guardaba se había hecho por sus manos, y se hizo,
la fe prometida. Pero ella confirmó con cortar su hermosa cabellera que después
un testimonio del cielo su castidad; por- se guardó por reliquia. Lloraban muchos
que en prueba de su inocencia, con Tos de los circunstantes, unos porque perdían
pies descalzos anduvo quince pasos sobre a tan gran princesa y amorosa señora, y
una barra de hierro ardiendo sin quemar- otros de pura devoción, considerando el
se, y oyó una voz que le dijo: ¡Oh, virgen ejemplo que les daba la que menospre-
pura, no temas, que la Virgen María te ciaba el cetro y la corona y los arrojaba
librará! Con esto quedó la santa casada y a los pies de Jesucristo. Anímate, pues,
doncella victoriosa, y el emperador, su hijo mío, a hacer también algo por amol-
marido, arrepentido y confuso, y de" allí de aquel Señor que se lo merece todo,
adelante vivió en paz y admirable hones- los bienes, la salud, la honra y la vida. Si
tidad con ella, hasta que el Señor le llevó no puedes hacer mucho en su obsequio y
a gozar de sí y acreditó su santidad con alabanza, haz lo poco que puedas, su-
muchos milagros. Cunegunda dio entonces pliendo con el deseo lo que no puedes
libelo de repudio al mundo y determinó hacer con las obras.
pasar el resto de su vida en el monaste-
rio de monjas de san Benito, que había
edificado, en el cual, habiendo vivido
quince años con rara edificación de las
monjas y admiración de todo el mundo, Oración: Señor Dios, que quisiste que
entregó su alma inocentísima y santísima la bienaventurada emperatriz Cunegunda,
al Señor; y fueron tantos los que concu- se conservase intacta virgen antes y des-
rrieron a venerar su cadáver, que en tres pués del matrimonio, concédenos que se-
días no se pudo enterrar, porque Dios lo pamos dignamente estimar la virtud de la
glorificó con grandes y estupendas mara- continencia, y podamos observarla cada
villas, con que acreditó la admirable san- uno conforme a su estado. Por Jesucristo,
tidad de su sierva. nuestro Señor. Amén.

69
San Casimiro, príncipe. — 4 de marzo.
(f 1484.)

ba a buscar a los necesitados, y


se informaba de los más desva-
lidos para ayudar a todos; y así
era muy querido en el reino, y
aunque tenía otro hermano ma-
yo, le quisieron señalar por rey,
mas no se pudo contar con él, p o -
mas que su padre deseó fuese ele-
gido. Porque queriéndole casar el
rey, así por la sucesión que es-
peraba como porque corría evi-
dente peligro de la vida a jui-
cio de los médicos, el santo y
angelical mancebo quiso antes
perder la vida que violar la flor
de su virginidad, diciendo que
no conocía la vida eterna quien
con algún menoscabo de ella
quiere alargar la vida temporal.
Fué el purísimo joven san Casimiro hijo Finalmente, habiendo tenido revelación
del rey Casimiro de Polonia y de Isabel del día de su muerte, a la edad de vein-
de Austria, hija del emperador Alberto. ticuatro años y cinco meses, entregó su
Crióse muy temeroso de Dios y devoto, y purísimo espíritu al Señor y fué recibido
no gustando de ricos vestidos ni de los r e - entre los coros de los ángeles. Fueron in-
galos de palacio, dormía en la tierra des- numerables los milagros que hizo Nuestro
nuda y afligía su inocsnte cuerpo por Señor para honrarle y publicar cada día
imitar a nuestro Redentor Jesús en sus más su santidad.
dolores. Muchas veces estaba en larga
oración enajenado de los sentidos del
cuerpo y con el alma unida a Dios. De Reflexión^ No son tan raros como po-
noche se levantaba a escondidas y con los drías imaginar, los ilustres ejemplos de
pies descalzos se iba a orar a alguna igle- grandes virtudes donde no parece que
sia, postrándose a los umbrales de ella, puedan brotar sino malas raíces de vi-
los cuales regaba con muchas lágrimas, cios y pecados. No sólo hay santos en los
perseverando de este modo toda la noche, monasterios, mas también en los palacios,
hasta que le encontraban así por la ma- en los cuarteles, y hasta en las cárceles y
ñana. Era notablemente devoto de la Vir- presidios. Y derrámase a veces con tanta
gen María y tiernísimo hijo suyo, y la abundancia la gracia celestial sobre toda
saludaba cada día de rodillas con' unos condición de personas, que es para alabar
versos latinos que él mismo había com- a Dios, el cual quiere ser magnificado y
puesto con grande artificio y elegancia. servido en todos los estados y condicio-
Fué modestísimo en el hablar, y jamás nes de la vida humana, de manera que
permitió hablar delante de sí cosa que nadie pueda excusarse con razón, dicien-
pudiera desdorar a tercero. Tenía gran ce- do que en su condición y oficio, no puede
lo de la fe y aumento de la santa iglesia, santificarse y servir al Señor de todos.
y para esto hizo que el rey mandase por Por esta causa no debes excusar con algún
un riguroso decreto, que ninguna iglesia pretexto tu indolencia y tibieza en el ser-
de los que no eran católicos y obedientes ' vicio divino, sino acusarte de ella con hu-
al Pontífice romano, se edificase de n u e - mildad y propósito de enmendarte.
vo, ni reparasen las suyas los herejes, los
cuales en su tiempo anduvieron muy opri- Oración: Señor Dios nuestro, que entre
midos, y en gran disminución, no a t r e - las delicias de la corte y los peligros del
viéndose ninguno a levantar cabeza. Coro- mundo, esforzaste al bienaventurado Ca-
naba estas y otras virtudes, con la cari- simiro con la virtud de la constancia, ro-
dad, que es reina de todas ellas. Daba a gárnoste que por su intercesión desprecien
los pobres grandes limosnas, consolaba a tus fieles siervos todo lo terrenal y aspi-
los afligidos, era el amparo de las viudas, ren siempre a las cosas celestiales. Por
padre de los huérfanos, y él mismo anda- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

70
El beato Nicolás Factor. 5 de marzo.
(f 1583.)
El bienaventurado Nicolás Fac-
tor nació en Valencia de España, iEfT~ WiUPlfl»! i m
de padres humildes y piadosos.
Desde muy niño comenzó a ejer-
citar la caridad con los enfer-
m
mos, porque hallando a la edad
de diez años, a la puerta del hos-
pital de San Lázaro a una po"bre
mujer cubierta de asquerosa le-
pra, con gran devoción se hincó
de rodillas a sus pies y se los be-
só. Preguntóle otro niño cómo no
tenía asco de p o n e r l o s labios en
cosa tan asquerosa. No he besa-
do, respondió el santo niño, las
llagas asquerosas de esta pobre-
cita, sino las llagas preciosas y
amabilísimas de Jesucristo. Cre-
ciendo en edad, salió muy aven-
tajado en las leerás numanas, escribía san- desnudaba y ponía en ellas, y con gran
tas poesías en lengua latina y castellana, devoción les besaba las llagas puesto de
tañía varios instrumentos, cantaba con voz rodillas. Finalmente, después de una vida
excelente, y pintaba con singular habili- llena de maravillas y prodigios de caridad
dad imágenes de Cristo y de su Santísima y penitencia, expiró pronunciando el clul-
Madre. Cuando su padre pensaba casar- císimo nombre de Jesús, a la edad de se-
le, nuestro Señor le llamo para su servi- senta y tres años. Quedó su sagrado ca-
cio en el convento de Santa María de dáver flexible y exhalando suavísima fra-
Jesús que está a un cuarto de hora de gancia todo el'espacio de nueve días, que
la ciudad de Valencia. No hubo religioso estuvo expuesto para satisfacer a la devo-
alguno entre aquellos hijos de san Fran- ción de los fieles, como consta por el tes-
cisco que no se mirase en él como en un timonio de un jurídico reconocimiento.
espejo de perfección. El Señor le glorifi- Diéronle sepultura en un lugar señalado,
caba aún en el pulpito con raras y estu- y en vista de los continuos prodigios que
pendas maravillas, porque casi siembre dispensaba Dios a los que imploraban su
que predicaba se arrobaba con éxtasis se- patrocinio, el sumo Pontífice Pío VI le
ráficos elevándose algunas veces su cuer- declaró beato en el año 1786.
po en el aire sin tocar con los pies en el Reflexión: Este serafín extático ofrecía
suelo, y después que volvía en sí, prose- muchas veces, como otros muchos santos,
guía el sermón tomando el hilo del discur- un magnífico argumento de la divinidad
so, donde lo había dejado. Y no sólo pre- de nuestra fe. Porque ningún hombre de
dicando gozaba el siervo de Dios de estas sano juicio puede poner en duda sus arro-
delicias divinas, sino que también cele- bamientos y elevaciones, pues semejantes
brando el divino sacrificio, dando la Co- maravillas eran públicas, repetidas, sensi-
munión, conversando de cosas santas, en bles y manifiestas a los ojos de un nume-
su celda, en el confesonario, en las públi- roso concurso. Pues, ¿quién podría mirar
cas procesiones, de suerte que por muchos • como el cuerpo del santo se levantaba de
años fué casi todos los días y por varias la tierra y quedaba suspenso en el aire
veces elevado en éxtasis, que alguna vez cercado de celestes resplandores, sin echar
duraban horas enteras. Transfórmábasele de ver hasta con los ojos una brillantísi-
entonces el semblante, poniéndosele muy ma prueba de nuestra Religión celestial?
encendido y hermoso, despidiendo a veces Oración: Oh, Dios, que encendiendo con
rayos de luz, y ardiendo sus carnes como el fuego inefable de tu caridad al bien-
ascua. Predicando en Barcelona se elevó aventurado * Nicolás tu confesor, hiciste
de la tierra más de un palmo en presencia que te siguiese con puro corazón, concé-
de un concurso numerosísimo. Visitaba en denos a tus siervos, que llenos del mismo
Valencia con singular afición el hospital espíritu, y ardiendo en caridad, corramos
de San Lázaro; allí limpiaba a los lepro- sin tropiezo por el camino de tus manda-
sos y los lavaba con aguas odoríferas, íes mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
daba de comer, las hacía las camas, los Amén.

71
San Olegario, obispo de Barcelona. 6 de marzo.
(y 1136.)

nir a concordia al conde don Be-


renguer con la señoría de Geno-
va, puso paces en Zaragoza entre
don Alonso, rey de Castilla y don
Ramiro, rey de Aragón, reedificó
iglesias, labró monasterios, con-
cordó pleitos, hizo grandes limos-
nas, y sobre todas estas obras
ilustres, fué siempre un espejo
de toda virtud, un ángel de paz
y un gran santo. Estando cierto
día en el fervor de la contempla-
ción, todo absorto y fuera de los
sentidos, pidió a Dios nuestro
Señor le hiciera la gracia de r e -
velarle el tiempo de su partida y
última hora. Concedióle Dios su
petición, y en un sínodo a que
asistió nuestro santo, dijo a los
Uno de los blasones con que se ennoble- sinodales que sería aquella la última vez
ce Barcelona es el poder contar entre sus que les predicaría; y se vio ser así. Reci-
ilustres hijos al glorioso san Olegario, dig- bió con mucha devoción los santos sacra-
nísimo prelado de la ciudad condal y a r - mentos, y diciendo en voz muy clara a
zobispo de Tarragona. Fué su padre de la Jesucristo y a su Madre Santísima: «En
orden ecuestre y muy valido del conde vuestras manos encomiendo mi espíritu»,
de Barcelona, don Ramón Berenguer, pri- entregó su bendita alma al Creador. Fa-
mero de este nombre. Su madre, llamada lleció a los setenta y seis años de su vida,
Guilia, era matrona nobilísima y santa, y fué luego canonizado al uso antiguo de
descendiente del antiguo linaje de los go- la Iglesia, que era la veneración de los
dos, la cual, criando a sus pechos al niño fieles y el permiso de los Sumos Pontí-
Oleguer, le dio con la leche la educación fices, y más tarde por el Papa Inocencio
de buenas y santas costumbres. Inscri- XI, acreditando el Señor la santidad de su
biéronle a la edad de diez años en el gre- siervo con grandes y numerosos prodigios.
mio de los canónigos de la santa catedral Consérvase incorrupto su santo cuerpo
de Barcelona, y ordenado de sacerdote en la capilla del Sacramento, de la cate-
en la edad competente, salió gran maestro, dral de Barcelona.
doctor y predicador famosísimo. Mas él
renunció a la prebenda y tomó el hábito Reflexión: Aunque en los procesos de
de los canónigos reglares de San Agustín canonización de este gran santo se refie-
en el convento de San Adriano, de donde ren innumerables milagros, con todo eso,
por huir de la dignidad de prior, pasó a el cielo, para ostentar más su gloria, ha
la abadía de San Rufo, que era un con- dispuesto le tenga el mundo por abogado
vento de la misma Orden en la Proven- especial de las mujeres que tienen partos
za. No pudo al fin prevalecer su humil- peligrosos, las cuales invocándole han ha-
dad, y tuvo que rendirse a la voluntad de ' llado luego su alivio, socorro y total con-
Dios, que le había escogido para que fuese suelo, y si las criaturas nacen con algún
resplandeciente lumbrera de su santa igle- evidente achaque y riesgo de perder la
sia. Fué, pues, elegido prior en la P r o -
venza, y llamado después por voz común vida, con sólo invocar a san Olegario sus
a la silla episcopal de Barcelona, y final- -padres, han experimentado el beneficio
mente, escogido para la Cátedra metropo- manifiesto de su celestiaF protección, y da-
litana de Tarragona, con riguroso manda- do gracias al Señor que así ha querido
miento del Sumo Pontífice. Asistió al con- glorificar a su siervo santísimo.
cilio Lateranense, convocado por Calixto Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
II, el cual le hizo legado suyo a latere tente, que la venerable solemnidad de tu
para el reino de España, y en el concilio pontífice y confesor Olegario, acreciente
de Clermont, nuestro santo declaró exco- en nosotros la devoción y la salud espi-
mulgado al antipapa Anacleto, e hizo ve- ritual y eterna de nuestras almas. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén..
72
Santo Tomás de Aquino, doctor. — 7 de marzo.
(f 1274.)

El bienaventurado santo Tomás


de Aquino, doctor angélico y luz
de la iglesia católica, fué hijo de
los nobilísimos condes, fie Aquino,
y nació en la ciudad de Ñapóles.
A los cinco años de su edad fué
enviado al monasterio de Monte
Casino; a los diez, volvió a Ña-
póles, en donde aprendió las le-
tras humanas, y a los catorce to-
mó el hábito de santo Domingo.
No, es posible decir ni casi ima-
ginar lo que su madre, sus dos
hermanas y dos hermanos hicie-
ron para rendir al santo mancebo
y estorbar su santo propósito:
porque le maltrataron, pusieron
las manos en él, y por fuerza qui-
sieron quitarle el hábito y se lo
rasgaron. Mandáronle llevar preso con virtudes a toda la Iglesia de Dios, a los
buena guardia a la fortaleza "cié Rocaseca cincuenta años de su edad, recibió el p r e -
donde le apretaron sobremanera, no sólo mio suspirado de sus merecimientos, res-
con la cárcel penosa, sino con otros m e - plandeciendo eternamente como sol y guía
dios infernales, concertándose con una segura de las escuelas.
mujer recién casada y lasciva para que le
trajese a mal; mas el purísimo joven, Reflexión: Entre las excelencias que
viendo que las razones no bastaban con tuvo el ingenio del santo, fué una ence-
ella, echó mano de un tizón de iuego que rrar en breves palabras grandes senten-
estaba en la chimenea, y arrojó aquel de- cias. Preguntóle una vez su hermana cómo
monio del infierno, por cuya victoria m e - se podría salvar, y él respondió: Querien-
reció que dos ángeles del cielo le pusie- do. Otra vez le preguntó cuál era la cosa
sen un cíngulo de perpetua castidad. P a - que más se había de desear en esta vida,
sados dos años de prisión, oyó Teología en y respondió: Morir bien. Decía que la
la ciudad de Colonia, donde sus condiscí- ociosidad era el anzuelo con que el demo-
pulos, viendo que siempre callaba, y que nio pescaba, y que con él cualquier cebo
de su complexión era grueso y abultado, era bueno. Aseguraba que no entendís
le, llamaban el Buey mudo; mas su maes- cómo un hombre que sabe que está en
tro, que era el famoso Alberto Magno, les pecado mortal, podía reírse ni alegrarse
dijo: ¿A éste me llamáis buey mudo? en ningún tiempo. Preguntado cómo se
Pues yo os aseguro que ha de dar tales conocería si un hombre era perfecto, res-
mugidos que se oigan por toda la tierra. pondió: Quien en su conversación habla
Y en efecto, cumplióse este pronóstico, de niñerías y burlas; quien huye de ser
desde que santo Tomás fué graduado de tenido en poco y le pesa si lo es, aunque
doctor en la universidad de París, porque haga maravillas, no le tengáis por perfec-
así en las cátedras cpmo en lo.s libros, to, porque todo es virtud sin cimientos.,
asombró al mundo con su maravillosa sa- y quien no quiere sufrir, cerca está de
biduría. Acudía siempre a Dios en sus caer. Recoje, pues, hijo mío, alguna de
duras, y estando en Ñapóles orando en la estas sentencias, en las cuales está ence-
capilla de san Nicolás, se comenzó a a r r e - rrada la verdadera sabiduría.
batar y a levantarse una braza en alto,
y le habló el crucifijo que está en el al- Oración: Señor Dios, que con la admi-
tar, y le dijo: «Bien has escrito de mí, To- rable erudición de tu bienaventurado con-
más: ¿qué recompensa quieres?». Y él fesor, Tomás de Aquino, esclareces a tu
respondió: «Ninguna cosa quiero, Señor, Iglesia, y con sus santos ejemplos la fe-
sino a Vos». Finalmente, después de haber cundizas, rogárnoste nos concedas tu divi-
escrito la Suma Teológica y otros muchos na gracia así para entender su doctrina,
libros, y predicado como apóstol el santo como para imitar sus' buenas obras. Por
Evangelio, y edificado con sus excelentes Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Juan de Dios, fundador. — 8 áe marzo.
(f 1550.)

se hizo espectáculo del pueblo,


hasta el punto de tenerle muchos
por loco y afligirle como tal en
las calles y en el hospital de lo-
cos. Fué allí a verle el maestro
Avila, que dirigía su conciencia,
y le dijo que ya era tiempo de
quitarse aquella máscara de fin-
gida locura, para atender a otras
obras del servicio divino. Enten-
diendo, pues, que el Señor le lla-
maba a los oficios de misericordia
con los pobres enfermos, echó los
cimientos de la Orden de los Her-
manos Hospitalarios, y alcanzó
al poco tiempo médicos, ciruja-
nos, boticarios, regalos y medici-
nas, e hizo entre sus amados en-
fermos indecibles proezas de ca-
Nació el admirable varón san Juan de ridad. Encendióse fuego en el hospital real
Dios en la villa de Monte-mayor en el de Granada; nadie se atrevía a entrar
reino de Portugal, de padres, virtuosos y dentro por estar la puerta ocupada de
pobres. En su mocedad andaba mudándose humo y de fuego. Vino corriendo san
de pastor a soldado, y de soldado a pas- Juan de Dios, y fué sacando cuantos po-
tor, sin hallar reposo en ningún ejercicio. bres había en la sala que ardía, trayén-
Púsose después a vender libros y estam- dolos a cuestas, y saliendo ileso al cabo
pas, y en traje de mercader se hizo pre- de media hora de entre las llamas. Fi-
dicador apostólico, porque repartiendo es- nalmente, después de una vida llena de
tampas a los niños les enseñaba la doctri- prodigios,' méritos y virtudes, a la edad de
na, y a los mayores exhortaba a huir de cincuenta y cinco años descansó en l a paz
las culpas, reduciendo muchos pecadores a del Señor, quedando su cuerpo hermosísi-
penitencia. Así pasó algunos años, y an- mo y arrodillado como cuando oraba.
dando un día su camino, encontró un n i -
ño muy hermoso, con vestido pobre y roto
y los pies descalzos. Tomóle, pues, en Reflexión: Presenten a la admiración
hombros, y era al principio la carga livia- del mundo los modernos filántropos un
na, pero luego hízose tan pesada que su- solo ejemplo de caridad como san Juan de
daba el santo, y se fatigaba en gran ma- Dios, y así podrán blasonar de amor al
nera, por lo cual, hallando una fuente, prójimo; pero mientras se vean tan lejos
dejóle para beber y reposar. Pocos pasos de los hospitales, de las cárceles y de las
había dado hacia la fuente cuando oyó moradas de los pobres, sin enjugar jamás
a su espalda una voz del niño que le d e - una lágrima, ni oír un suspiro, ni presen-
cía: Juan, Granada será tu cruz, y vol- ciar un espectáculo de dolor y de miseria,
viendo el rostro, vio que el niño celestial bien podemos decir que la única verda-
le mostraba una granada abierta que tenía dera caridad es la que nos enseña el san-
en la mano, y en medio una cruz, y luego to Evangelio y que fuera de ella no hay
desapareció. Encaminóse el santo a Gra- más que hipocresía y detestable egoísmo.
nada, y en una mala casilla puso su peque- Nunca han producido otra cosa la falta
ña librería, mas ansioso de ganar almas de religión y_la impiedad.
que dineros. Predicaba a la sazón en Gra-
nada el beato Padre maestro de Avila, y Oración: Señor Dios nuestro, que con-
oyendo sus sermones el santo, quedó tan cediste al bienaventurado Juan la virtud
encendido en un divino fervor, que co- de andar sin lesión en medio de las lla-
menzó a servir a Dios con una muestra de mas, e ilustraste tu Iglesia con su nueva
altísima y perfectísima santidad. Porque Religión, concédenos por sus méritos el
repartió todo lo que tenía a los pobres y fuego de la caridad para enmendar nues-
encarcelados, y se dio a tan maravillosos tros vicios, y alcanzar los eternos reme-
extremos de penitencia y humildad, que dios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

74
Santa Francisca, romana. — 9 de marzo.
( i 1440.)

La fidelísima sierva de Cristo


santa Francisca, nació en Roma;
fué hija de nobles padres, y dio
desde niña muestra de las más
heroicas virtudes, en que después
se señaló. Lloraba amargamente
si la ama que la criaba la descu-
bría o desnudaba en presencia de
algún hombre, aunque fuese, su
mismo padre, ni consentía que és-
te la llegase a r r o s t r o cuando la
acariciaba. En los años de su j u -
ventud, no gustaba de los en-
tretenimientos de otras doncellas,
sino del recogimiento y oración,
deseosa de consagrarse a Dios
del todo en perpetua virginidad;
y así, aunque condescendió con ei
gusto de sus padres, casándose
con un caballero romano, igual en sangre rezando ella al descubierto. Acaricióla la
y riquezas, sintió con tanto extremo el Reina de los cielos como a hija querida en
verse obligada a perder la joya preciosí- su regazo. Otra vez se quitó el velo y se
sima de la virginidad, aue de puro dolor lo puso a la santa en la cabeza, y en el
enfermó dos veces gravísimamente. Sien- día de la Natividad del Señor le puso en
do de diez y siete años, madre ya de dos los brazos el niño Jesús. Finalmente, des-
hijos, alcanzó licencia de su marido para pués de una vida inmaculada y llena de
quitarse los vestidos de seda y oro, las prodigios, envió santa Francisca su alma
joyas preciosas y otras galas,_y de allí purísima a las moradas eternas a la edad
adelante se vistió de paño basto, y se ejer- de cincuenta y seis_ años, quedando el
citó en admirables obras de humildad, ca- cuerpo flexible y exhalando un suavísimo
ridad y penitencia, procurando poner en olor como de azucenas y rosas, que llena-
mucha virtud a las señoras romanas. Re- ba toda la iglesia de fragancia. Son casi
zando el oficio de la Virgen, cuatro veces innumerables los milagros con que des-
dejó la antífona en que estaba, por lla- pués de su muerte confirmó nuestro Se-
marla su marido, y volviendo a su rezo, ñor la santidad de esta sierva suya, sa-
halló la -antífona escrita con letras de nando por su intercesión los enfermos que
oro, en premio a su puntual obediencia se le encomendaban.
«1 marido. Concedióla el Señor un ángel, Reflexión: De la obediencia de santa
que visiblemente la gobernaba y defen- Francisca a su esposo, han de aprender las
día, mostrándosele como un niño de n u e - mujeres casadas a obedecer a sus maridos,
ve años, el rostro muy hermoso, mirando porque como dice el Aüóstol, el marido es
al cielo, los brazos_cruzados sobre el pecho cabeza de la mujer, si, como la santa,
el cabello crespo y rubio esparcido a las miran en él la persona de Cristo, fácil-
espaldas, vestido de una túnica blanca, mente dejarán sus gustos y antojos para
y sobre ella una dalmática que a veces hacer en todo su voluntad, siempre que
parecía de color blanco, otras azul, otras evidentemente no sea contraria a la ley
de oro. Cuando el Señor la libró del de Dios; y el premio de esta obediencia
vínculo del matrimonio entró luego en la será la paz de la familia, el sosiego del
congregación del Monte Olívete, que ella alma, un gran tesoro de méritos, y una
había fundado conforme a la Regla de grande gloria en el cielo.
San Benito, y gobernó aquella santa Co- Oración: Señor, Dios nuestro, que hon-
munidad con singular prudencia y dulzu- raste a tu sierva la bienaventurada F r a n -
ra, obrando el Señor por ella innumera- cisca entre otros dones de tu gracia con
bles maravillas. Multiplicó en sus manos el trato familiar con el Ángel de su guar-
el pan para el sustento de las Hermanas, da, concédenos por sus merecimientos, que
refrigeró su sed con racimos de uvas, que logremos alcanzar la compañía de los san-
colgaban de un árbol en el rigor del in- tos ángeles en el cielo. Por Jesucristo,
vierno, preservóla de una espesa lluvia nuestro Señor. Amén.

75
Los cuarenta Mártires de Sebaste. — 10 de marzo.
Ct 320.)

Si \-r ridad inmensa, y bajaron del cielo


•MI ángeles con treinta y nueve coro-
nas, y las pusieron sobre ios
treinta y nueve caballeros de
Cristo, lo cual viendo uno de los
^ n ^ i S B i n ^ * Ttl ik i ^V"UF|\ *>^5( Í L ^ 1ÍB1Í^Í
Wsst'
i^^Wi
guardas, se despojó de su ropa, y
se arrojó denodadamente en la
laguna, clamando a grandes vo-
n§füiHHmtPill^^^J ces que quería también ser y mo-
rir cristiano; por lo cual, em-
!ümi ÍÍJIIÍ^P^ IP bravecido el juez, a la mañana si-
guiente los mandó sacar del agua
y quebrarles a palos las piernas
para que acabasen de expirar.
~ :;;: í > *|j^^^¿^^B Tomando después los cuerpos pa-
ra quemarlos, vieron que uno de
""•-ib - v ^ jUcSSJ^Wl
j^fc los mártires, llamadlo Melitón,
que era más mozo y robusto, es-
taba aún vivo, y como entre otros
Estando el bárbaro emperador Licinio muchos testigos se _ hallase presente a
en Capadocia con un poderoso ejército, h i - aquel espectáculo su misma madre, tomó
zo publicar u n edicto en que se mandaba ella a cuestas al hijo mártir y le exhortó
a todos los cristianos, so pena de la vida, a morir en las llamas si fuese menester,
que dejasen la fe de Cristo. Había pues y viéndole expirar en sus brazos, le puso
en el ejército un escuadrón de cuarenta en el carro donde llevaban los cuerpos
soldados valerosos y cristianos, y-todos de de los otros santos, como a compañero
la misma provincia de Capadocia, que es- de su misma gloria. Fueron echados los
cogieron antes morir por la fe, que sa- santos mártires en una grande hoguera,
crificar a los falsos dioses. El cruel p r e - y aunque el gobernador dio orden para
fecto, para quebrantar la constancia de que sus cenizas fuesen arrojadas en el río,
aquellos guerreros de Cristo, los hizo lle- los cristianos tuvieron modo para r e -
var a una laguna de agua muy fría cerca cogerlas, extendiéndose tanto estas p r e -
de la ciudad de Sebaste. El tiempo era ciosas reliquias, dice san Gregorio Niseno,
muy riguroso y de grandes hielos, y e] que apenas hay país en la cristiandad que
sol ya se ponía y venía la noche áspera y no esté enriquecido con este tesoro.
cruda, en que aquella laguna se había de • Reflexión: El gran Basilio exclama en
helar. En ella mando el impío juez que alabanza de estos santos mártires: «¡Oh
fuesen echados en carnes los cuarenta santo coro! ¡oh orden sagrada! ¡oh escua-
cristianos para que traspasados sus cuer- dra invencible! ¡oh conservadores cfél li-
pos con el frío de la noche y del hielo, naje humano, estrellas del mundo y flo-
desfalleciesen, y juntamente ordenó que res de la Iglesia! ¡En la flor de vuestra
allí cerca de la laguna se pusiese un baño edad glorificasteis al Señor en vuestros
de agua caliente, para que si alguno, ven- miembros, y fuisteis un maravilloso es-
cido de la fuerza" del frío, quisiese negar pectáculo para los ángeles, para los pa-
a Cristo, tuviese a la mano el refrigerio; triarcas, profetas y todos los justos! Con
que fué una terrible tentación para los vuestro ejemplo esforzasteis a los flacos,
santos, por tener a la vista el remedio de y abristeis el camino a los fuertes, de-
aquel tan crudo tormento. Armados, pues, jando acá en la tierra todos juntos an
aauellos mártires, del espíritu de Dios, mismo trofeo de vuestra victoria, para ser
ellos mismos se desnudaron de sus vesti- coronados con una misma corona de glo-
dos, y con grande esfuerzo y alegría se ria en el cielo».
arrojaron en la laguna, no cesando de Oración: Rogárnoste, Señor Dios omni-
rogar al Señor que les diese perseveran- potente, que los que honramos a los bien-
cia hasta el fin. Mas como el frío fuese aventurados mártires, que perseveraron
rigurosísimo, uno de ellos, llamando al tan firmes en la confesión de la fe, expe-
guarda, salió de la laguna, y entró en el rimentemos su piadosa intercesión en el
baño, y poco después expiró. A media n o - acatamiento de tu soberana Majestad. Por
che, apareció sobre los mártires una cla- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Eulogio, presbítero y mártir. —11 de marzo.
(f 859.)

El virtuosísimo presbítero y
glorioso mártir san Eulogio, nació
de nobles y ricos padres, en la
ciudad de Córdoba, donde a. la
sazón tenían los moros su princi-
pal asiento. Levantó el rey Mo- t* i
hamat una terrible persecución
contra los cristianos, martirizán-
dolos con tan extraña rabia y fu-
ror, como si pudiese borrar con
sangre Hasta el nombre de Cris-
to. En esta tormenta tan brava y
noche tan tenebrosa envió el Se-
ñor a san Eulogio para que res-
plandeciese como una luz venida
del cielo, y como sabio piloto go-
bernase la nave de aquella Igle-
sia tan combatida de furiosas
olas, para que no diese al través,
y del todo se hundiese; porque no se pue- santa virgen Leocricia. Quiso demostrar el
de creer lo que conforto a los flacos, en- Señor la gloria del santo mártir con pro-
cendió a los fuertes, levantó a los caí- digios visibles, de que fueron testigos los
dos, y detuvo a los que iban a caer, con
su vida santísima, con su doctrina y con mismos infieles. El día siguiente de su
los libros admirables que escribió, para martirio rescataron los cristianos la cabe-
animar a todos a pelear valerosamente por za, y dos días después el cuerpo, y lo se-
Cristo en aquella dura batalla. Por estas pultaron en la iglesia de San Zoilo, donde
obras le aborrecían los moros y le procu- estuvo hasta le año 883, que fué trasla-
raban la muerte, mas hubo también otra dado con las reliquias de santa Leocricia a
causa particular de su martirio, y fué que la ciudad de Oviedo.
habiendo el santo recogido y puesto en
lugar seguro a una santa doncella llama- Reflexión: Una causa particular del
da Leocricia, nacida de padres nobles aun- martirio del santo sacerdote Eulogio fué
que paganos, que se había convertido y haber puesto a la cristiana virgen Leocri-
bautizado, al fin la descubrieron sus pa- cia en lugar seguro, donde no corriesen
dres, y la presentaron delante del juez, peligro su honestidad, su fe y su vida; 10
acusando a la hija por haber huido de su cual echaron a tan mala parte aquellos
casa y a Eulogio por haberla recibido y desalmados moros, que por ello dieron
encubierto. Dio razón de sí el santo sacer- a los dos cruel muerte. Siempre han m i -
dote, diciendo eme tenía obligación de fa- rado con malos ojos a los sacerdotes los
vorecer y enseñar el camino del cielo a enemigos de la fe, interpretando conforme
todos los que viniesen a él con deseo de a la malignidad de su corazón, aún las
salvar sus almas, y vituperó con cristia- cosas que hacen con suma rectitud y pro-
na entereza las abominaciones de Maho- curando desacreditarles con mil embustes
ma, por lo cual los jueces dieron senten- y calumnias que contra ellos inventan. No
cia que fuese degollado. Al tiempo que lo seamos, pues, fáciles en creerles; honre-
llevaban al martirio, uno de los siervos mos y veneremos siempre a los sagrados
del rey que le había oído decir mal de su ministros del Señor, que si alguno de ellos
gran profeta, revestido de Satanás, llego no fuere lo que debe ser, Dios le juzgará,
a san Eulogio, y le dio una gran bofeta- y condenará también para siempre a los
da en su venerable rostro, y el santo, sin que no creen ni hacen lo que ellos en-
turbación alguna ofreció la otra mejilla. señan.
Finalmente, llegando al lugar del martirio
con gran tropel de gente y gritería, el Oración: Rogárnoste, oh Dios todopode-
mártir hizo de rodillas su oración, y le- roso, que así como veneramos el naci-
vantadas las manos al cielo, y armado de miento para el cielo de tu bienaventura-
la señal de la cruz, dio su cuello al cuchi- do presbítero y mártir Eulogio, así sea-
llo y su alma purísima al Señor. Cuatro mos por su intercesión fortalecidos en el
días después fué también degollada la amor de tu santo nombre. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

77
San Gregorio Magno, — 12 de marzo.
( f 604.)

hubo de rendirse a la voluntad


de Dios. No se puede creer lo que
hizo este gran Pontífice para bien
de la Iglesia en el espacio de
trece años y medio que la gober-
nó. Reformó las costumbres, dio
nuevo lustre al culto divino, des-
arraigó las herejías de España y
de África, edificó los hospitales
de Jerusalén y del Monte Sinaí,
y envió a Inglaterra al santísimo
monje Augustíno con otros m i -
sioneros, que a fuerza de mila-
gros, la sacaron de las tinieblas
de la gentilidad a la luz dé la fe
católica. El fué también quien r e -
formó el canto eclesiástico que
hasta hoy se llama Gregoriano, y
era tanta su humildad que estan-
Con justa razón se dio a san Gregorio do malo de gota se hacía llevar en una
el renombre de Grande o Magno, porque camilla a donde cantaban los muchachos,
fué grande por su nobleza, por sus rique- y les enseñaba y corregía, teniendo u n
zas, por su dignidad, por su santidad y azote en la mano para castigar al que fal-
por sus milagros. Nació en Roma, y en v i - tase. Convidaba a los pobres a comer a su
da de su padre, que era varón riquísimo y mesa, y tenía escritos en un libro todos
del orden de los senadores, se ocupó en los pobres que había en Roma y en sus
negocios de la República, y fué prefecto arrabales y pueblos comarcanos. Y por-
de la ciudad; mas después que se vio se- que una vez supo que se había hallado
ñor de sí, trató de hacerse grande a los muerto a un pobre en un^barrio apartado
ojos de Dios, y poniendo debajo de sus de la ciudad, se acongojó y angustió de
pies todas las grandezas del mundo tomó manera que se abstuvo de decir Misa al-
el hábito de pobre monje en uno de los gunos días, temiendo que hubiese muerto
siete monasterios que había edificado. P e - de hambre por culpa suya. Finalmente,
ro sacóle más tarde de su encerramiento parecía cosa imposible que un solo hom-
el Papa Pelagio II, el cual le hizo carde- bre atendiese a tantas cosas a la vez, -y
nal y le envió a Constantinopla por lega- escribiese los libros que escribió, y así
do suyo. Estando de vuelta a Roma, entró después de haber extendido maravillosa-
desapoderadamente el Tíber por las calles mente y hecho florecer en el mundo la
y plazas, a cuyo azote siguió otro de pes- santa Religión, pasó de esta vida a recibir
tilencia que hacía gran riza en la ciudad, la corona de sus inmensos trabajos.
sobre la cual parecía que lloviera la ira de
Dios. Ordenó san Gregorio siete procesio- Reflexión: Fué tan humilde san Grego-
nes de rogativas, de los clérigos, de los rio el Grande, que no consentía que le
seglares, de los monjes, de las monjas, de llamasen ,Sumo Pontífice, ni Patriarca
las casadas, de los viudos, y de los pobres universal; antes tomó el título de siervo
y niños, cantándose en ella* las letanías de los siervos de Dios, y de él usó en las
hasta llegar al templo de Santa María la Letras apostólicas, y después por su imi-
Mayor, cuya imagen, que pintó san Lucas, tación le han usado todos los otros Papas
llevaban en la procesión, Entonces vio el que le han sucedido. Aprendamos, pues,
santo sobre el castillo de Adriano, un án- de este gran hombre la virtud de la h u -
gel que envainaba la espada, y por esto mildad, que es el fundamento de la ver-
se llamó de allí en adelante aquel edifi- dadera grandeza.
cio el castillo de San Angelo. Habiendo
fallecido en aquella peste el Sumo Pontí- Oración: Señor Dios nuestro, que lle-
fice, eligieron todos a san Gregorio, mas vaste el alma de tu siervo el bienaventu-
cuando lo supo el santo huyó disfrazado rado Gregorio a la eterna felicidad del
con unos mercaderes, y aunque se ocultó paraíso, rogárnoste que por su intercesión
por montes, bosques, peñascos y cuevas, nos alivies del peso de nuestros pecados.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

78
Santa Eufrasia, virgen. — 13 de marzo.
(f 450.)

La gloriosa virgen santa E u -


frasia, llamada también Eufro- JBKSHB^^sí^^^H ^^Eu^Ew i-*' 'Tb^fógEg
sina, nació erl Constantinopla.
Era su padre Antígono, senador,
fBBU^'^^S^^^^HHH MÍIPT^SÉI
m''W¿
hombre m u y virtuoso, de alto
entendimiento, y muy amado del
emperador Teodosio el Menor; y ÍL'_" 'Mi <i ' -
j^^HÍ l ^ H S ^ f f i ' L j *
su madre, una señora de alto l i - JKp^ ¥fa*B&BWÍ
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°- "1
i

naje rica y en todo igual a su es-


poso. Murió Antígono, y quedan-
do la hija sin padre, el empera- •;'.; .':.¡
dor procuró que un caballero,
senador principal, se desposase
con la niña Eufrasia que a la sa- mM^-5r^3?¿
zón era de cinco años. Hízose el
contrato y recibió las arras, y
difiriéronse las bodas hasta tener
edad. Mas como el senador le
llf-l^ Pilfijl
pareciese largo el plazo, tentó de
casarse con la madre viuda que era moza; sonriéndose dijo al maligno espíritu:
mas ella para que no le tratasen de este ¡Vive Jesucristo, que po me vencerás!
negocio, se pasó con su hija y casa a Egipto Otro día la echó de u n terrado abajo, y
donde tenía posesiones y haciendas. Visitó teniéndola por muerta, ella se levantó
la inferior Tebaida con grande consuelo sana y sin lesión alguna: otra vez es-
suyo, por ver a los santos ermitaños que tando en la cocina, al tiempo que más
allí vivían, y al cabo paró en un monaste- hervía la olla, la tomó el demonio y se
rio de ciento treinta monjas, que servían la echó encima, y pareciéndolas a las her-
al Señor con grande nerfección. Quiso
quedarse allí la niña Eufrasia que a la manas que la había abrasado, ella dijo
sazón tenía siete años, y diciéndole la que no había más pena que si fuera agua
abadesa que ninguna mujer podía que- fría. Curó a un niño mudo, sordo y para-
darse en el monasterio que no se hubiese lítico, haciéndole la señal de la Cruz, y
ofrecido a Jesucristo con voto perpetuo, finalmente, después de una vida llena de
luego la santa niña se llegó a un cruci- méritos y prodigios entregó su alma B1
fijo, y abrazándose con él y besándole, Creador a la edad de treinta años.
pronunció estas palabras: «Yo me pro-
meto a Jesucristo con voto perpetuo para Reflexión: Por yentura te has maravi-
religiosa de este convento.» Esto dijo con llado, viendo que la santa y virginal E u -
tan gran resolución y espíritu del cielo, frasia era tan perseguida de los demo-
como se vio después por las obras de su nios: pero recuerda como salía siempre
vida admirable. Comía u n a vez al día victoriosa de sus tentaciones, y milagro-
como las monjas, y su comida era pan y samente ilesa de sus malos tratamientos.
legumbres; su dormir era en el suelo so- Esos malignos espíritus combaten con
bre un cilicio ancho de un codo y tres de mayor saña a los justos que a los peca-
largo; andaba vestida de cilicio, barría dores; porque ¿a dónde irá el ladrón a
la casa, sacaba agua del pozo, y para robar, sino donde hay tesoros? ¿Y a qué
ejercitar la obediencia ciega trasladaba navio acometen los piratas, sino al que
una buena cantidad de piedra de una anda cargado de oro, plata y piedras p r e -
parte a otra volviéndola al fin al primer ciosas? A los justos saltea el demonio
lugar, pasando a veces una semana e n - para despojarles del tesoro de sus virtu-
tera sin probar bocado. Mas el demonio, des; que en los pecadores nada halla que
viendo sus altos intentos, le hizo cruda robar. .
guerra, ya con tentaciones interiores, y a Oración: Señor Dios, que por la virtud
con asechanzas exteriores para lisiarla o de la santa Cruz triunfaste en la bien-
matarla: porque un día que ella estaba aventurada Eufrasia de los engaños del
sacando agua del pozo, la tomó y la echó mundo y de las furias del infierno; con-
con el cántaro que tenía, dentro del pozo, cédenos la gracia de perseverar firmes en
donde estuvo cabeza abajo hasta que las las adversidades por el amor de Cristo,
monjas acudieron y la sacaron, y ella
el cual contigo vive y reina por los si-
glos de los siglos. Amén.

79
Santa Matilde, reina. — 14 de marzo.
(f 967.)

letras c o n que aprovechase en


el camino d é l a salvación a sí
y a otros, guiando a cada uno
por su particular ingenio, para
que de esa suerte, siguiendo su
voluntad saliesen eminentes en
el arte, facultad o ciencia que
aprendían. Después de muerto
su marido, entró en un monaste-
rio de religiosas Benedictinas que
ella había fundado: y allí pasaba
las noches en vigilias y oracio-
nes, dormía sobre una tabla sin
desnudarse, vestida de cilicio; y
sólo comía lo que era forzoso
para no morir. Estando próxima
a la muerte no halló una sola
prenda que dar al obispo de Ma-
guncia su nieto, que le adminis-
tró los santos Sacramentos, y así mandó
La gloriosa emperatriz santa Matilde que le diesen el paño con que se había de
fué alemana de nación, e hija de Teodo- cubrir su túmulo, diciendo que lo había
rico, duque de Sajonia, principe muy ca- menester antes que ella, como sucedió,
tólico; esposa de Enrique, emperador pri- pues falleció el obispo al siguiente día. F i -
mero de este nombre, y madre Otón pri- nalmente, sabiendo que se acercaba la
mero. Crióse en el palacio imperial -con hora de su dichoso tránsito, mandó que
tanto recogimiento como una religiosa le cantasen los salmos, y la pusiesen en
en el encerramiento del claustro. Apren- tierra sobre una mortaja: y ella con sus
dió de memoria el Psalterio, y todos los propias manos se echó ceniza en la cabeza,
días lo rezaba de rodillas. Casáronla con y haciendo la señal de la cruz, descansó en
el emperador Enrique, y si en el primer la paz del Señor.
estado de virgen pareció un ángel en
cuerpo humano, en el de matrimonio se
hizo no sólo perfecto dechado de perso-
nas casadas, sino admiración del mundo. Reflexión: Mediten bien las señoras
Recogíase en una estrecha y pobre celdi- cristianas la vida ejemplar de esta santa
lla de su palacio, oía gpr la mañana todas reina y tómenla por espejo de sus costum-
las misas que se celebraban, y se consa- bres, si quieren parecer agradables a los
graba después a todos los oficios de ca- ojos de Dios y de sus ángeles. ¿Qué les
ridad. Fundó un hospital junto a su p a - aprovechará el aplauso y alabanza del
lacio, para mujeres pobres, y en sus en- mundo, si con ello merecen la reprobación
fermedades las visitaba cada día, acom- de Dios? ¡üh! ¡qué remordimientos, qué
pañada de sus damas: hacíales las camas, temores y terrores suelen experimentar las
barría las piezas, y no se desdeñaba de señoras mundanas en la hora de la muer-
curar y tocar con sus blancas y delicadas te, cuando ven que gastaron el precioso
manos, llagas y miserias a que un cuerpo tiempo de la vida en atavíos, alardes de
humano está sujeto. Visitaba también a lujo, teatros y profanas diversiones!
los enfemros de las casas particulares, ¡Cuánto mejor fuera haber vestido con
los cuales recibían gran consuelo de su modestia y derramado olor de pureza y
presencia angelical, y socorríalos la santa santidad, y gastando en obras de piedad y
con larga mano, y así en la ciudad como misericordia, el tiempo y la hacienda que
fuera de ella no había una sola necesidad desperdiciaron en ^ías vanidades de este
a la que no acudiese la cristiana piedad mundo!
de la reina. Por su orden y mandato a r -
dían todas las noches del invierno m u - Oración: Señor Dios, que con el ejem-
chas hogueras en las plazas y caminos, plo de la bienaventurada reina Matilde,
para que se calentasen los pobres, y no nos recomendaste la puntual observancia
se perdiesen los caminantes. A sus do- de la abstinencia; concédenos que morti-
mésticos, criados y criadas hizo enseñar ficando el cuerpo con abstinencias y a y u -
variedad de artes en que ejercitarse y nos te hallemos propicio en las adversida-
des. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

80'
San Raimundo de Fitero. — 15 de marzo.
(f 1163.)
El bienaventurado abad san
Raimundo, honor de España, glo-
ria de la reforma del Cister, y
esclarecido fundaaor de la sa-
grada y militar Orden de caba-
llería de Calatrava, nació de pa-
dres ilustres en la ciudad de Ta-
razona del reino de Aragón. Lla-
móle el Señor al célebre monas-
terio de Scala Dei situado en la
Gascuña, donde profesó el ins-
tituto de la reforma del Cister
con tan grande ejemplo de vir-
tud, que los venerables maestros
de la Orden le enviaron con el
santo monje Durando a fundar
el magnífico monasterio de San-
ta María de Fitero. Murió en es-
ta sazón Alfonso VII, llamado
comúnmente el Emperador de España, el ejército triunfante, y el número de fie-
cual peleando siempre las batallas del
Señor, había abatido el orgullo de los les que le prestaban su ayuda: de los
agarenos, y cedido la villa y fortaleza de cuales hizo dos congregaciones religio-
Calatrava a los caballeros Templarios: sas, una de la reforma del Cister, y otra
los cuales no pudiendo ya resistir a las de solos militares con el mismo hábito
fuerzas muy superiores de los infieles, de la Orden: las cuales fueron aproba-
hicieron dimisión de la plaza al rey don das por Alejandros III, y favorecidas de
Sancho el Deseado. Entonces fué cuando otros muchos Pontífices y reyes católi-
por instinto de Dios el abad san Raimun- cos, con grande acrecentamiento de la
do con el monje Diego Velázquez, se religión cristiana. Finalmente, habiendo
ofreció al rey para defender aquella ciu- triunfado san Raimundo de los enemigos
dad y fortaleza; y aceptó el monarca de la fe, se retiró de Calatrava para m o -
aquel ofrecimiento con general aplauso rir en un pueblo de su dominio, y añadir
de las cortes. Llenóse de júbilo todo el a sus innumerables triunfos, la corona
reino, y disponiéndose ya a la empresa el inmortal de la gloria.
esforzado abad, siguiéronle con extre-
mado contento los proceres, y no quedó Reflexión: ¿Dónde se hallará valor se-
alguno que no le ayudase con soldados, mejante al que infunde en los corazones
armas, caballos y dinero. El arzobispo la religión cristiana? ¿Por ventura hay
don Ridrigo puso en su mano crecidos causa más santa y sublime que la causa
caudales, y publicó muchas indulgencias de la verdad, de la fe, de la virtud, del
en favor de los que se alistasen en sus cielo y de la gloria' de Dios? «En efecto
banderas. Juntóse pues un ejército de —dice el mismo infame Voltaire— un
veinte mil combatientes, y poniéndose al ejército de hombres que abrigan tales
frente de todos el santo abad, dirigióse a sentimientos es invencible.» Por el con-
Calatrava, donde consoló a los afligidos trario, escribe el otro jefe de la moderna
habitantes, fortaleció la plaza de todos impiedad, Rousseau: «La irreligión y en
modos, y rechazó a los árabes valerosa- general el espíritu filosófico, pone en los
mente poniéndolos en tan precipitada ánimos un desordenado amor de ..la vida,
fuga que perdieron del todo las esperan- los deprime, los afemina y ^blanda, y
zas de volverla a conquistar. No satisfe- hace que todas las pasiones del hombre
cho san Raimundo con esta retirada de
los moros, quiso además escarmentarlos, no sirvan más que a sus propios intere-
y aunque se hallaba ya viejo tomó el ses y comodidades.» (Emile, i, 3.)
bastón de general, y se puso cota de ma-
lla, morrión, y demás fornituras milita- Oración: Señor Dios nuestro, que con-
res, y embistió a los enemigos en su mis- cediste al bienaventurado abad Raimun-
mo campo, los derrotó, los venció y los do pelear tus batallas, y vencer a los
arrojó hasta de sus más inexpugnables enemigos de la fe; concédenos por su in-
fortalezas. Creció prodigiosamente su tercesión que nos veamos libres de los
enemigos del alma y del cuerpo. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

81
San Abraham, solitario. 16 de marzo.
( t 487.)
truía en las cosas de Dios. Pero
como a los pocos años de su r e -
cogimiento viniese la doncella a
perderse por la tentación de un
mozo que en hábito de monje
fué a visitar al santo, en lugar
de arrepentirse de su pecado, se
fué a una ciudad, que estaba de
allí a dos jornadas, y con hábito
de seglar, galano y lascivo se en-
tró en un mesón para perderse
del todo. Tuvo Abraham revela-
ción de la caída de su sobrina, y
deseoso de sacar aquella alma de
las garras del dragón infernal y
restituirla a Jesucristo, buscó u n
caballo, y vestido de soldado, se
fué a la ciudad y al mesón donde
María vivía, a la cual habló con
El admirable varón san Abraham, cuya tan tiernas palabras, que compungida y
vida nos dejó escrita san Efrén, nació en llena de confusión se deshizo en lágrimas,
las cercanías de Edesa en la Mesopota- sin osar mirar la cara de su tío. «No te
mia, de padres muy ricos, los cuales le desesperes, hija, —le dijo el santo— por-
amaban tiernísimamente, y fué tanta la que no hay llaga tan incurable que con la
instancia que le hicieron para que se ca- sangre de Cristo no se pueda curar.» Vol-
sase, y tantas las lágrimas que derramó vió luego María a su antigua morada, don-
la madre, que sólo por_no contristarlos de se dio de tal suerte a la penitencia, que
dijo que se casaría. Preparáronse las fué un perfecto retrato de la santidad de
fiestas y bodas, y habiendo durado seis su tío, y finalmente compañera de su glo-
días el regocijo, el séptimo, al tiempo ria en su dichoso tránsito.
que toda la casa estaba ocupada en con-
vites, músicas, bailes y danzas, salióse
Abraham secretamente de ella y fué a
encerrarse en una gruta que,, distaba co- Reflexión: Esta es la vida de san Abra-
mo una legua del lugar. Halláronle allí ham anacoreta en la cual es digna de n o -
al cabo de diecisiete días, y el santo ha- tarse aquella fina y encendida caridad del
bló a sus padres con tanto espíritu de Señor que le abrasó de manera, que le
Dios, que hasta recabó de su esposa que hizo tomar hábito contrario a su estado a
consintiese en una perpetua separación. trueque de sacar el alma de su sobrina del
Todo cuanto poseía en la tierra era una cautiverio del d.emonio y ganarla para
túnica de pelo de cabra, un manto, una Cristo; y no menos se ha de admirar el
escudilla para comer y beber, y una es- fin de María penitente, para que los p e -
tera de juncos para acostarse. En esta cadores no desmayen ni desesperen, antes
vida había pasado ya algunos años cuan- tomen por espejo a la que habiendo caído
do el obispo de Edesa le mandó que se por su_flaqueza, por el favor de Dios nues-
ordenase de sacerdote y evangelizase tro Señor se levantó y cobró la gracia que
una población de gentiles muy obstinados había perdido. Pues sabemos que lloró tan
que había en la diócesis. Tres años gastó amargamente sus pecados, que no sólo m e -
el santo en la obra de convertirlos: le reció alcanzar perdón de ellos, mas tam-
apedrearon, le dejaron por muerto, le bién la gracia de hacer milagros, en tes-
arrastraron tres veces por las calles; pero timonio de habérselos perdonado el Señor.
finalmente se rindieron, y se echaron a
sus pies para que les bautizase. Volvióse Oración: Oh Dios, que cada año nos
después Abraham a su antiguo encerra- alegras con la fiesta de tu confesor el
miento, y en esta sazón una sobrina suya bienaventurado Abraham, danos tu gracia
llamada María quedó huérfana a los siete para que celebrando Ta nueva vida de que
años de su edad, y la llevaron al santo; goza en la gloria, imitemos sus virtuosas
el cual la puso en una celda inmedita a acciones en la tierra. Por Jesucristo, nues-
la suya y allí por una ventanilla la ins- tro Señor. Amén.

82
San Patricio, apóstol de Irlanda. — 17 de marzo.
(f 493.)

El maravilloso apóstol y obis-


po primado de Irlanda, san P a -
tricio, nació en Escocia en el t e -
rritorio de Aclud, que se llama
hoy Dumbritón. A los dieciseis
años de su edad le prendieron
unos salteadores irlandeses j u n -
tamente con una hermana suya
llamada Lupita, y le vendieron
en Irlanda a un amo que le h a -
cía apacentar su ganado de cer-
da. Mas el ángel del Señor le sacó
de aquella esclavitud, manifes-
tándole donde hallaría la canti-
dad de oro que bastase para su
rescate. Estuvo después debajo
de la enseñanza de San Germán
dieciocho años, y por su consejo
fué a recibir la bendición del
Papa Celestino I, para consagrarse del todo ordenado gran numeró «le sacerdotes. En
a la conversión de los gentiles en Irlanda. la provincia de Ultonia se ve hasta el día
Era aquella gente dura y bárbara, y hacían de hoy una pequeña isla hacia la mitad de
gran resistencia al santo predicador m u - un lago que forma el Líffer, donde estaba
chos magos y hechiceros, entre los cuales el célebre purgatorio de san Patricio. Es
había uno, llamado Docha, muy querido una cueva, donde se dice que el Santo pasó
del rey, el cual se hacía dios, y con varios toda una cuaresma en grande penitencia,
engaños resistía a san Patricio como Simón para alcanzar del Señor la conversión de
Mago a san Pedro. Quiso para confirma- aquellos isleños; y dónde se retiraban des-
ción de su divinidad subirse a los cielos; pués muchos santos varones para purifi-
mas estando ya muy alto, hizo oración san car sus almas dedicándose algunos días a
Patricio, y luego cayó muy mal herido a ejercicios de penitencia y oración en unas
los pies del santo. Había en aquella tierra pequeñas celdas que allí edificaron: las
un ídolo muy célebre al cual llamaban cuales se llamaban las celdas de los San-
cabeza de todos los dioses: era muy gran- tos.
de y estaba cubierto de oro y plata: viendo Reflexión: Es cosa de maravilla, que
pues el siervo de Dios que la adoración de estando este grande apóstol "ele Irlanda tan
este ídolo detenía a muchos que no se rin- fatigado con tantos trabajos de peregrina-
diesen a su predicación, hizo oración al Se- ciones, y cuidados de tantas iglesias, h a -
ñor, y levantando contra él el báculo lla- llase tiempo y sazón para rezar tantos sal-
mado de Jesús, que traía en la mano, al mos y oraciones mayormente en los pos-
momento cayó en tierra el ídolo y se hizo treros años de su vida. Tomen de ahí
pedazos. De esta suerte convirtió a aque- ejemplo los hombres engolfados en los n e -
llas gentes a fuerza de prodigios innume- gocios de este mundo, y aprendan a bus-
rables y estupendos, y gozando después car y hallar tiempo para encomendarse a
algunos años de quitud y mayor contem- Dios, y mirar por el principal negocio, que
plación, cada día rezaba el Salterio; hincá- es el de su alma, y de su eternidad. Por-
base muchas veces de rodillas aderando al que, como nos dice el Señor en su Evan-
Creador de todo, y rezaba con tierna de- gelio: «¿Qué aprovecha al hombre ganar
voción las Horas canónicas. Gastaba gran todo el mundo si viene después a perder
parte de la noche en devotos ejercicios, y su alma?»
tomaba un breve descanso sobre el duro Oración: Oh Dios que te dignaste en-
suelo, teniendo por cabecera una piedra. viar al bienaventurado Patricio tu confe-
Con esta santa y admirable vfda se p r e - sor y pontífice, para que anunciase tu glo-
paró a una santísima muerte, que alcan- ria a los gentiles, concédenos que con tu
zó a los ochenta años de su edad después gracia y por su intercesión y merecimien-
de haber reducido toao ei país ds Irlanda tos, cumplamos fielmente todo lo que tú
a la fe de Cristo, y edificado numerosas nos mandas. Por Jesucristo, nuestro Se-
iglesias, y consagrado muchos obispos, y ñor. Amén.
83
El arcángel san Gabriel. — 18 de marzo.
Deseado de las gentes había de
dar^ por ellas su vida; y a Za-
carías anunció el nacimiento de
san Juan ^Bautista, que venía co-
mo precursor y aposentador del
mismo Señor, jpara dárnosle a
conocer y mostrárnosle con su
dedo: y finalmente vino san Ga-
briel como glorioso mensajero de
Dios a la Virgen sacratísima, pa-
ra declararle el misterio inefable
de la Encarnación del Verbo
eterno en su sagrado vientre, y
para disponerla y pedirle su con-
sentimiento. Por este respeto de-
bemos hacer fiesta del gloriosí-
simo arcángel san Gabriel y r e -
verenciarle como nuncio enviado
de Dios, y ministro de aquel be-
Los nombres que la Sagrada Escritura da neficio incomparable que la infinita bon-
a los santos ángeles, sirven para declarar- dad del Señor hizo a todo el género h u -
nos sus ministerios y oficios: y por esto mano.
aquel Príncipe valeroso que tomó la voz Reflexión: Si acá los príncipes de la
de Dios contra Lucifer, se llama Miguel, tierra para tratar grandes negocios en-
que quiere decir: ; Quién como Dios? Y el vían a los grandes de su reino, no hay
que vino a curar a Tobías se llama Rafael, duda sino que para intervenir en el gran
que se interpreta Medicina de Dios: y el misterio de nuestra redención, y en la
que anunció a la Virgen la Encarnación nueva alianza que Hizo Dios con los hom-
del Verbo eterno, Gabriel, que significa bres, escogería a u n ángel nobilísimo y
Fortaleza de Dios, porquejvenía a anun- de los más sublimes príncipes del celes-
ciar al que había de ser Hombre y Dios, tial ejército. Por esta causa san Ir éneo
y en la flaqueza de nuestra^ carne mos- llama a san Gabriel Príncipe de los án-
trar el brazo fuerte de su divinidad. Del geles, y semejante título le dan san Am-
ángel san Gabriel hallamos en las divinas brosio, san Agustín, san Gregorio y otros
Letras haber aparecido al profeta Daniel, sagrados doctores de la Iglesia. Seamos,
y señaládole el tiempo en que el Mesías pues, m u y devotos de este gloriosísimo
había de venir al mundo y librarle con su arcángel, honrémosle y pidámosle siem-
muerte del duro yugo de Satanás, cumpli- pre su ayuda y favor, para que por su
das aquellas hebdómadas o semanas de intercesión alcancemos el fruto de aquel
años abreviadas y misteriosas. E] mismo soberano misterio, del cual fué embaja-
san Gabriel apareció a Zacarías estando dor celestial, y ya que por particular
incensando el altar, y le anunció el dichoso concesión de la Silla apostólica se cele-
nacimiento de su Kijo san Juan Bautista, bra en los reinos de España la festividad
y el gozo universal que todos de él recibi- de san Gabriel, que como se ha dicho,
significa fortaleza de Dios; pidámosle en
rían, y la abundancia de gracia y de E s - este día el soberano don de la fortaleza
píritu Santo que tendría aquel niño, aun para no desmayar en medio de los peli-
en las entrañas de su madre. Y finalmen- gros en que nos» hallamos, y pelear, va-
te vino a la purísima Virgen y Reina del ronilmente contra los adversarios de
cielo, nuestra Señora, como secretario del nuestra fe y de nuestras almas, y no
Consistorio divino, para declarar lo que perder por nuestra culpa el inestimable
en él se había determinado de la Encarna- beneficio de la redención de Cristo.
ción del Hijo de Dios, tomándola a ella
por madre. Las tres embajadas del arcán- Oración: Oh Dios, que elegiste al a r -
gel san Gabriel, si bien se miran, halla- cángel Gabriel entre todos los ángeles
mos que todas se enderezan a un msimo para que viniese a anunciar el Misterio
fin y eran parte del profundísimo miste- inefable de tu Encarnación, concédenos
rio de la Encarnación: porque a Daniel benignamente que los que celebramos su
descubrió el tiempo en que el Señor del festividad en la tierra experimentemos
cielo había de aparecer en la tierra, y el que nos patrocina desde el cielo. Por J e -
sucristo nuestro Señor. Amén.
84
San José, Esposo de la Madre de Dios. — 19 de marzo.

El glorioso y bienaventurado
patriarca san José fué, como nos
dice el sagrado Evangelio, de la
tribu real de Judá, y" de la casa
y familia de David, y su padre
dice san Matea que fué Jacob, y
san Lucas que fué Helí, porque
como interpreta san Agustín, el
uno fué padre natural de san
José y el otro padre legal o
adoptivo. También dice el Evan-
gelista que cuando se desposó
con la Virgen era varón y hom-
bre ya maduro y robusto, que
ni es mozo ni viejo, para que en-
tendamos que era de -mediana
edad, y suficientes fuerzas para
los trabajos que había de pasar
en servicio de la Virgen María
y su divino Hijo. Tuvo por nombre José, pasión del Señor; porque si viviera, no
que quiere decir aumento, porque fué encomendara él desde la cruz a. san J u a n
acreecntado por los dones de Dios y col- su benditísima Madre. Créese también
mado de todas las virtudes _ y excelen- que Jesús y María le asistieron en su
cias, que a su altísima dignidad conve- preciosa muerte, que su cuerpo fué se-
nían, por lo cual en el Evangelio se lla- pultado en el valle de Josafat, y que en
ma varón justo, porque no había en el
mundo varón más perfecto y santo que la- resurrección de Cristo resucitó con
él. Fué pues este santísimo varón, espo- otros santos cuerpos de partiarcas y j u s -
so y verdadero marido de la siempre tos, y que desde entonces está san José
Virgen María y padre putativo y legal en cuerpo y alma en los cielos.
de nuestro Señor Jesucristo, a quien su Reflexión: Si quieres morir santamen-
Majestad escogió para que guardase aquel te (que es el fin dichoso de la vida a
graciosísimo Templo de Dios, aquel Sa- que todos hemos de aspirar), procura te-
grario del Espíritu Santo, aquella p r e - ner una gran devoción a san José, que
ciosísima Recámara de la Santísima T r i - murió entre los brazos de Jesús y María,
nidad, para que acompañase a aquella y es el más señalado protector y conso-
soberana Señora de los cielos y de la tie- lador de los moribundos. No te olvides
rra a quien sirven ios ángeles, para que de rezarle un Padre nuestro al acostarte
fuese depositario de aquel Verbo encar- y ^levantarte de la cama. Invócale tam-
nado, en quien están escondidos todos los bién en tus necesidades y peligros, que
tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios, santa Teresa de Jesús asegura que cuan-
y conversase con un Dios humanado, y to le pidió, todo lo alcanzó. Encomién-
con un Niño Dios, y le criase y regalase dale tu casa y familia; pues era él ca-
con amor de padre. Quiso el Señor que beza de la Familia sagrada, y ha sido
san José fuese de humilde condición, y declarado en nuestros días protector de
carpintero de Nazareth cuyos vecinos •toda la familia cristiana: no falte en tu
eran en gran parte labradores, a los cua- alcoba o aposento su imagen tan simpá-
les armaba y componía los instrumentos tica y devota: celebra con particular de-
de labranza, queriendo escoger además voción su fiesta tan solemne en toda la
la madre pobre y la patria pobre y el p a - cristiandad; y en la hora de tu muerte,
dre legal pobre, para que no hubiese cosa sean las últimas palabras que pronun-
de lustre y resplandor que pudiese con- cien tus labios moribundos: ¡¡Jesús, Ma-
vertir los corazones a la santa fe, sino ría y José!!
que se entendiese que su divinidad era Oración: Suplicárnoste, Señor, que por
la aue había convertido y transformado
el mundo. Los años que vivió san José los méritos del bienaventurado esposo de
no lo dice la sagrada Escritura, ni el tiem- tu santísima Madre, seamos amparados,
po en que murió. Lo que se tiene por para que alcancemos por su intercesión
cierto es que era muerto al tiempo de la lo que no podemos conseguir por nues-
tros merecimientos. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.

85
San Joaquín, Padre de la Madre de Dios. — 20 de marzo.

ras; y al cabo de ochenta días


Eueron Joaquín y Ana a Jerusa-
lén a cumplir la ley de la puri-
ficación para ofrecerla en el tem-
plo, y cuando la santísima Niña
llegó a la edad de tres años, en
la festividad de las Encenias, que
era por el mes de noviembre, la
presentaron a los sacerdotes, pa-
ra que se criara entre las otras
vírgenes consagradas a Dios, en
una parte del templo que estaba
diputada para crianza y habita-
ción de ellas. Vivieron en J e r u -
salén Joaquín y Ana porque el
amor que tenían a su hija no les
permitía ausentarse de aquel te-
soro divino; y así los años que
le quedaron de vida, que fueron
Fué el gloriosísimo padre de la San- pocos, frecuentaba lo más que podía san
tísima Virgen san Joaquín, galileo de Joaquín aquel templo vivo de Dios, su
nación, de la ciudad de Nazareth, y de santísima hija, más preciosa que el tem-
linaje real y el más ilustre de toda J u - plo de Jerusalén y que el cielo empíreo,
dea, porque era de la tribu de Judá, y hasta que siendo ya dé unos ochenta años
descendía por línea recta del rey David. y la Virgen de once, la dejó por herede-
Llámesele Joaquín, que quiere decir Pre- ra de sus bienes y entregó su espíritu al
paración del Señor, porque, como dice Señor que le había criado y honrado con
san Epifanio, por él se preparó el tem- la dignidad de padre de la Madre de Dios
plo vivo del Señor del mundo, que fué y Reina de los cielos.
la Virgen María, su hija. Era hombre jus- Reflexión: Exclama lleno de admira-
to que trataba en rebaños y lanas, y se ción san J u a n Damasceno: «¡Oh bien-
casó con una virtuosísima doncella de aventurado par, Joaquín y Ana, a los cua-
Belén, llamada Ana. Vivían los dos san- les está obligada toda criatura! • porque
tos esposos como dos ángeles, pero sin por vosotros ofreció el Creador aquel don
tener hijos, lo cual les era causa de gran- que se aventaja a todos los dones del
de humillación, pues entre los judíos se mundo, esto es, a su castísima Madre, la
tenía como cosa afrentosa ser estériles, cual sola fué digna de su Creador! Bien
y por maldito quien no dejaba descen- os dais a conocer que sois inmaculados
dencia de sí, porque perdía para siempre por el fruto purísimo de vuestro vientre.
la esperanza de emparentar con el Me- Cumplisteis casta y santamente vuestro
sías. Mas el Señor les consoló con enviar oficio, y produjisteis el tesoro de la vir-
a san Joaquín un ángel que le dijese que ginidad.» Seamos, pues, devotos de estos
Ana su mujer había de concebir una don- gloriosos padres de la Madre de Dios,
cella santísima escogida de Dios para pues son tan grandes sus méritos y efi-
madre suya, la cual había de parir al Me- caces sus oraciones, porque así como la
sías tan deseado; y cumpliéndose el plazo Virgen puede mucho con Dios, por ser
señalado por el ángel, les nació en Na- madre suya, así ellos pueden mucho con
zareth aquella benditísima niña, sobre la la Madre de Dios, por hija suya, la cual
cual echó Dios todas sus bendiciones. se huelga que honremos a sus santísimos
¿Quién podrá declarar la alegría de san padres, y como buena hija toma por he-
Joaquín, cuando vio en sus brazos aque- chos a sí los obsequios que les hacemos.
lla hija tan deseada no sólo de los hom- Oración: Oh Dios, que entre todos los
bres, sino de los mismos ángeles? ¡Con santos^ escogiste al bienaventurado san
qué reverencia la miraría, viendo la her- Joaquín para que fuese padre de la Ma-
mosura de la niña que admiraba cielo y dre de tu Hijo; suplicárnoste nos conce-
tierra! Púsole por nombre María, que sig- das que experimentemos perpetuamente
nifica excelsa, porque había de ser la más la poderosa protección de aquel, cuya
alta y excelsa de todas las puras criatu- fiesta hoy solemnizamos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
86
San Benito, abad. — 21 de marzo.
(f 543.)
El gran patriarca san Benito
Padre de tantas y tan sagradas
religiones, fué de nación italiano
y nació en la ciudad de Nursia
de nobles y piadosos padres.
Mientras estudiaba en Roma las
letras humanas, diéronle en ros-
tro los vicios y travesuras de al-
gunos de sus compañeros, y de-
jando los estudios, y a sus pa-
dres, deudos, comodidades y r e -
galos de esta vida, se fué a u n
desierto, donde se hizo discípulo
de un santo anacoreta llamado
Romano, encerrándose en una
cueva abierta en la roca, que pa-
recía una sepultura. Como viese
el demonio el rigor y aspereza
con que vivía, encendió en su
imaginación una tentación sensual, t e - Visitóle después el rey Totila, y echán-
rrible y vehemente; entonces el hones- dose a sus pies le reverenció como a san-
tísimo mancebo, desnudándose de sus ves- to- y san Benito con santa libertad le
tidos, se echó en un campo lleno de es- reprendió sus crueldades y desafueros,
pinas y abrojos, y comenzó a revolcarse diciendo: «Muchas malas obras haces, y
en ellos, hasta que todo su cuerpo quedó muchas malas has hecho; cesa ya de la
lastimado y llagado, y apagó con sangre maldad: tomarás a Roma, pasarás el mar,
aquel ardor que Satanás había encendido vivirás nueve años y al décimo morirás.»
en sus miembros. Fué tan grato al Se- Finalmente también profetizó el santo el
ñor este sacrificio, que de allí adelante, día en que él mismo había de morir, y
(como el mismo santo lo dijo a sus dis- seis días antes mandó abrir su sepul-
cípulos) nunca tuvo otra tentación se- tura y el día sexto se hizo llevar a la
mejante, antes comenzó a ser maestro de iglesia, donde, recibidos los santos Sacra-
todas las virtudes. Quedaban en el mon- mentos, dio su alma al Señor, que para
te Casino algunas reliquias de la genti- tanta gloria le había criado.
lidad y había allí un templo e ídolo de Reflexión: Es cosa de grande admira-
Apolo a quien adoraba la gente rústica ción y mucho para alabar a Dios, ver la
que aun era pagana. Fué allá san Benito perfección y excelencia de la Regla que
e hizo pedazos la estatua, derribó el al- escribió san Benito en tan pocas palabras,
tar, y en aquel sitio fundó después el fa- y las muchas y diversas religiones así
moso monasterio de Monte Casino, que monacales como militares que militain
fué como la cabeza de otros once monas- debajo de ella, y los innumerables mo-
terios que edificó, llenos de santos y es- nasterios, de esta Orden que ha produ-
cogidos religiosos. Traíanle muchos caba- cido más de tres mil santos, más de dos-
lleros y señores sus hijos para que los cientos cardenales, cuarenta Sumos Pon-
instruyese y enseñase desde la tierna tífices y una infinidad de santos e in-
edad en las cosas de la virtud. Estaban signes obispos y prelados; y pues hasta
todos aquellos campos hechos u n paraíso muchos duques, reyes y emperadores han
habitado de moradores del cielo, y el Se- dejado sus cetros y estados por el pobre
ñor ilustraba la santidad del glorioso san hábito de san Benito, procuremos aficio-
Benito con prodigios innumerables. Lle- narnos a las virtudes de tan santísimo
gó a Totila, rey de los godos, la fama del Padre, para que siguiéndole en la vida,
santo y su don de profecía: y quiso hacer merezcamos su compañía en la gloria.
experiencia de ello. Para esto mandó a Oración: Suplicárnoste, Señor, que la
un cortesano suyo, llamado Riggo, que intercesión del bienaventurado abad san
se vistiese de sus ropas reales y con gran- Benito nos haga agradables en tu divino
de acompañamiento fuese a visitarle. Mas acatamiento, para conseguir por su pa-
asi que el santo que estaba en su celda, trocinio lo que no podemos conseguir por
vio al rey fingido, le dijo: «Deja, hijo, nuestros propios méritos. Por Jesucris-
ese vestido que traes, que no es tuyo.* to, nuestro Señor. Amén.

87
Santa Catalina de Suecia, virgen. — 22 de marzo.
(f 1381.),
ñor por su sierva Catalina, que
habiendo salido una vez el Tíber
de madre, inundando de tal ma-
nera la ciudad de Roma que to-
dos temían la última ruina y
destrucción de ella, rogaron a la
santa que se opusiese a las on-
das; y como ella por su humil-
dad se excusase, la arrebataron
y llevaron así por fuerza junto a
las aguas, y en tocándolas la san-
ta con los pies, volvieron atrás
y cesó aquel diluvio peligroso.
Después de haber cumplido con
el entierro de su madre, volvió
a Suecia y se encerró en un m o -
nasterio de monjas de Wadstem
donde fué prelada, instruyendo -
las según la Regla que su santa
madre había dejado. Finalmente, llena de
La admirable virgen santa Catalina de méritos y virtudes, dio su espíritu al que
Suecia fué hija de Ulfón, príncipe de N o - la había creado para tanta gloria suya;
ricia, y de santa Brígida, bien conocida y honraron su entierro muchos obispos,
por sus revelaciones en la Iglesia del Se- abades y prelados de los remos de Sue-
ñor. Entrególa su santa madre, después cia, Dinamarca, Noruega y Gotia, y el
que la destetó a una abadesa muy reli- príncipe de Suecia llamado Erico, con
giosa para que la criase, y llegando a la otros señores y barones, por su devoción
edad competente, su padre le mandó que llevaron sobre los hombros el cuerpo de
tomase marido, y ella le aceptó, confiada la santa virgen a la sepultura, ilustrán-
en la bondad de Dios y en el favor de la dola nuestro Señor con muchos milagros.
Santísima Virgen, María su madre, que Reflexión: Entre las excelentes virtu-
podía casarse sin detrimento de su vir- des de la gloriosa santa Catalina de Sue-
ginidad, como le sucedió: porque h a - cia, resplandece sin duda aquella casti-
biéndose casado con un caballero nobi- dad y entereza virginal que conservó aun
lísimo llamado Etghardo, de tal manera en el estado del matrimonio. Esta m a r a -
le habló, que los dos hicieron voto de cas- villosa pureza sólo es propia de los mo-
tidad, y la guardaron toda su vida. Yen- radores del cielo y de muchos santos y
do una vez con su madre, santa Brígida, santas de nuestra divina religión. «A es-
a Asís y a Santa María de Porciúncula, ta virtud, dice el V. M. Luis de Granada,
les sobrevino la noche y se recogieron en toca tener u n corazón de ángel, y huir
una pobre casilla para guarecerse de la cielo y tierra de todas las pláticas, con-
nieve y agua que caía. Estando allí, cier- versaciones y visitas que en esto pueden
tos salteadores de caminos entraron don- perjudicar. Hase de procurar que los ojos
de estaban las santas madre e hija con sean castos, y las palabras castas, y la
otra gente; y con mucha desvergüenza compañía casta, y la vestidura casta, y
quisieron verles los rostros, y como santa castas la cama, la mesa y la comida;
Catalina era hermosísima, comenzaron a porque la verdadera y perfecta castidad
hablar palabras torpes; mas ellas se vol- todas las cosas quiere que sean castas:
vieron a Dios, y al improviso se sintió y una sola que falte, a las veces lo des-
un gran ruido como de gente armada, luce todo.»
con lo cual huyeron espantados aquellos
atrevidos ladrones. Pasó santa Catalina Oración: Señor Dios, castísimo Esposo
veinticinco años en compañía de su santa de las vírgenes, que quisiste que la bien-
madre, la cual la llevaba consigo a los aventurada virgen Catalina se conserva-
hospitales, y las dos curaban sin asco las se intacta, aun en el matrimonio; con-
llagas de los enfermos, y los consolaban cédenos tu gracia, para que refrenando
como dos ángeles de paz, y visitaban y nuestros sensuales apetitos, merezcamos
socorrían a los pobres. Era tan grande la llegar a la presencia de tu rostro purí-
fama de los milagros que obraba el S e - simo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

88
San Victoriano y sus compañeros mártires. 23 de marzo.
(f 484.)

Era el gloriosísimo Victoriano


el caballero más rico y principal
que se hallaba en Adrumeto, ciu-
dad de África, y de tantos méri-
tos, que por ellos fué electo pro-
cónsul de la insigne y celebrada
ciudad de Cartago. Por este tiem-
po se levantó la cruel persecu-
ción de Hunnerico, rey de los
vándalos, contra los católicos,
porque no querían seguir la in-
fame secta del descomulgado
Arrio. Quiso el monarca hereje
sobornar el ánimo constante de
Victoriano; mas él le respondió
con gran confianza en el Señor
de esta manera: «Estando seguro
en mi Dios y Señor mío Jesu-
cristo, digo que aunque me abra-
ses en el fuego y me eches a las bestias, estos dos santos no se hallaron señales
yo no seré jamás infiel a la Iglesia ca- algunas de las heridas recibidas.
tólcia, apostólica, romana: y certifico que Reflexión: Por la constancia pintaron
aunque no esperase la vida eterna, n u n - los antiguos una roca en medio del mar,
ca me preciara tanto^ del bien que el rey la cual ni se mueve a los furiosos azotes
me puede hacer como de la fe que debo de las olas, ni hace caso de sus halagüe-
a mi Dios.» Esta respuesta dio al tirano ños besos: y así decía la letra: «Siempre
Hunnerico; el cual quedó por ella tan soy una.» Uno fué siempre el invictísi-
enojado y colérico, que sin respetar la mo mártir de Jesucristo Victoriano; no
dignidad y nobleza del confesor de Cris- torcieron su ánimo incontrastable _ni las
to, le mandó atormentar con cuantos gé- riquezas del mundo, ni sus engaños, ni
neros de suplicios pudo inventar su m a - los altos puestos, ni las ofertas lisonjeras
licia y furor. L o s mismos verdugos, ad- del rey, ni menos sus crueles amenazas y
mirados de que pudiese sufrir tantos azo- ejecutados rigores: era roca a lo divino
tes, tanto fuego y rigor tanto, dijeron al puesta en medio del mar de este mundo.
rey que se importaba acabar de quitarle Procuremos, pues, imitarle nosotros en
la vida, antes que a vista de su constan- esa constancia y firmeza, no maravillán-
cia prevaricasen todos los arríanos y si- donos de que la vida cristiana sea (como
guiesen la fe de Victoriano. Furioso en- se escribe en Job) una perpetua milicia
tonces, mandó añadir más tormentos, has- o tentación sobre la tierra, y entendiendo
ta que en medio de ellos, constante siem- que la profesión del cristiano es profe-
pre en la fe de Jesucristo, vino el es- sión de hombre de guerra, que ha de pe-
forzado y valeroso caballero a alcanzar lear con gran fortaleza hasta la muerte
la gloriosa corona del martirio, perdien- las batallas del Señor. Ya llegará el día
do la vida temporal para alcanzar la del descanso perpetuo, de la gloria in-
eterna. Padecieron martirio junto con él, mortal, y del gozo sempiterno, y enton-
dos gloriosos y santos mercaderes, lla- ces no podremos contenernos de dar vo-
mados ambos Frumencios, y ciudadanos ces de alegría y alabanza, proclamando
ambos también de Cartago, y también la magnífica bondad de Dios, que por
dos santos hermanos naturales de Aqua- unos pocos años empleados en su servi-
regia, a los cuales colgaron en el aire, cio, nos hizo participantes, de su infinita
con un peso muy grande a sus pies, y y eterna bienaventuranza.
les quemaron con planchas de hierro a r - Oración: Oh Dios, que nos concedes
diendo, y les atormentaron tan largo es- la dicha de honrar el nacimiento para el
pacio y con tan horribles torturas, que cielo de tus santos mártires Victoriano y
al fin los mismos verdugos les dejaron, sus compañeros, otórganos también la
diciendo: «Si muchos imitan la constan- gracia de gozar en su compaña de la eter-
cia de estos, no habrá quien abrace nues- na felicidad. Por Jesucristo, nuestro Se-
tra secta.» En los sagrados cadáveres de ñor. Amén.
San Simón, inocente y mártir. — 24 de marzo.
(f 1475.)
entrañas, sin poderlo hallar en
ninguna parte. A la noche el
cruel viejo Moisés con los otros
judíos, tomando aquel inocente
ángel que descuidado dormía, pa-
saron al lugar de la sinagoga
que estaba en la misma casa, y
allí desnudaron aquella inocente
víctima dejándola e n carnes; y
tomando Samuel un lienzo, le
rodeó el cuello embarazándole el
aliento, para que no se oyesen
sus gritos, y teniéndole los demás
los pies y las manos. Entonces el
viejo Moisés circuncidó al niño
para disponerlo al sacrificio. Sa-
có después unas tijeras y comen-
tó a abrirle desde la barba la
mejilla derecha, y cortándole un
El martirio del glorioso e inocente niño pequeño pedazo de carne la puso en una
san Simón, lo escribió pocos días después fuente que tenía para recoger la sangre.
de haber pasado, J u a n Matías Tiberino, Tomó después cada uno de los judíos las
cuya relación compendiada es como si- tijeras para hacer por turno la misma sa-
gue: «Habitaban, dice, en un barrio de crilega y sangrienta ceremonia, y en aca-
Trento, que está a la izquierda del casti- bando, el infame viejo abrió con un cu-
llo, tres familias de judíos, cuyas cabe- chillo la pierna derecha del mártir, y
zas eran Tobías, Angelo y Samuel, con cortó un pedacito de carne de la panto-
quienes vivía un infernal y bárbaro vie- rrilla; y los demás hicieron lo mismo.
Luego el viejo levantó en alto al niño,
jo llamado Moisés. Estos se juntaron el en forma de cruz, y le fueron punzando
jueves de la semana santa en la sinago- con agujas todo el cuerpo más de una ho-
ga y dijeron a Tobías: Tú solo, oh Tobías, ra, hasta que el niño espiró, y pasó a go-
puedes satisfacer nuestros deseos; por- zar de Dios en el coro de los inocentes
que tu tienes familiar comunicación con mártires.»
los cristianos, y así puedes con gran fa-
cilidad cogerles un niño, y si esto haces, Reflexión: Jamás permitió a los judíos
tú vivirás con descanso, tus hijos con la ley de Dios dada por Moisés, sacrificio
grandes medras. Con esta promesa To- alguno de víctimas humanas, a pesar de
bías entró a la tarde en la calle que lla- ¡;er tan usada esta bárbara costumbre en-
man de las Fosas, y luego puso los ojos tre las naciones y pueblos idólatras. La
en un niño hermoso de dos años y cua- religión cristiana abolió hasta los sacri-
tro meses, que estaba sentado y solo so- ficios de animales, y toda práctica de cul-
bre el umbral de la puerta de su casa, to sangriento, y así no fué la religión di-
vina la que inspiró a aquellos judíos los
y mirando el traidor a una y otra parta nefandos sacrificios de niños que hacían,
de la calle, y viendo que nadie le obser- sino la abominable superstición en que
vaba, se llegó a la inocente criatura, y cayeron, después de haber crucificado al
púsole con gran cariño un dedo en su Hijo de Dios, y rechazado la ley de su di-
tierna manecita. El niño le tomó el ín- vino Mesías. Los pueblos que dejan ia
dice, y levantándose le fué siguiendo, verdadera religión, se olvidan de la ley
hasta que habiendo pasado dos o tres de la caridad, y se vuelven egoístas, in-
casas, puso el judío una moneda en las humanos y crueles.
manos del Niño, y acariciándole en sus Oración: Señor Dios, cuya Pasión san-
brazos para que no llorase, lo llevó fue- tísima confesó el santo inocente niño Si-
ra del barrio y se entró en casa de Sa- món, no hablando, sino perdiendo por ti
muel. Allí le pusieron en la cama, y co- la vida; concédenos que nuestra vida
mo llorase e invocase el nombre de su pi egone con inculpables costumbres, la •
madre, le daban uvas pasas, confites y misma fe que confesamos con nuestros
otras cosillas. Entre tanto la madre an- labios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
daba desesperada buscando al hijo de sus Amén.
90
La Anunciación de Nuestra Señora y Encarnación del
Hijo de Dios. — 25 de marzo.
El sacrosanto misterio de este
día nos lo refiere el evangelista
san Lucas por estas palabras:
«Hallábase ya Elisabeth en el
sexto mes de su embarazo, cuan-
do el ángel Gabriel fué enviado
por Dios a Nazareth, ciudad de
Galilea, a una virgen desposada
con un varón de la descendencia
de David llamado José. El nom-
bre de la virgen era María. Ha-
biendo entrado el ángel a donde
ella estaba, le dijo: «Dios te sal-
ve, llena de gracia; el Señor es
contigo; bendita tú eres entre
todas las mujeres.» Turbóse la
Virgen al óir semejantes pala-
bras, y pensaba que podía sig-
nificar tal salutación. Mas el án-
gel le dijo: «¡Oh María! no temas, por- mayor portento de la sabiduría del Hijo
que has hallado gracias en los ojos de y r la mayor maravilla del amor del Es-
Dios: he aquí que en tu seno concebirás, píritu Santo. La inmensa grandeza de es-
y parirás un hijo, y le llamarás con fl te misterio, la llaneza incomparable de
nombre de Jesús. Este Hijo será grande sus circunstancias, y el sublime candor
e Hijo del Altísimo, y darále el Señor el del relato evangélico, todo es divino y
trono de David, su padre, y reinará para digno de Aquel que con un acto de su
siempre en la casa de Jacob, y su reinado voluntad sacó de la nada el universo y
no tendrá fin.» Entonces María preguntó expresó su divina operación con la pala-
al ángel: ;Cómo se hará esto, porque no bra fiat, hágase. Todo ha -de ser, pues,
conozco varón?» Respondió el ángel v materia de nuestra más profunda y cons-
le dijo: «El Espíritu Santo sobrevendrá tante meditación: la humildad del Altí-
en ti y la virtud del Altísimo te hará simo anonadado en las purísimas entra-
sombra, por lo cual el fruto santo que ñas de la Virgen, la inmaculada pureza
de ti ha de nacer será hijo de Dios. Ahí de esta excelsa Señora, su fe. su confian-
tienes a tu prima Elisabeth, la cual en za, su conformidad con la voluntad divi-
su vejez ha concebido también un hijo, na, y el humilde sentimiento de su baje-
y la que se llamaba estéril está ahora ya za, ensalzada por Dios a la soberanía de
en el sexto mes de su preñado; porque todo lo creado. Y no debemos parar aquí,
para Dios no hay cosa imposible.» Dijo sino pasar adelante en la consideración
entonces María: «He aquí la esclava del de este misterio, y quedar como absortos
Señor; sea hecho en mí según tu pala- y suspensos en la honra que de él se si-
bra.» Y desapareciendo el ángel se r e - gue a todo el linaje humano, el cual fué
tiró de su presencia.» (S. LUCAS I, 26- ennoblecido y levantado a tan gran dig-
38). nidad y gloria; pues haciéndose Cristo
hueso de nuestros huesos y carne de
Reflexión: Con sublime sencillez refie- nuestra carne, nuestra naturaleza está
de el santo Evangelio la más divina de ensalzada en él sobre todos los ángeles, y
todas las obras de Dios: la Encarnación somos parientes y hermanos de Dios he-
del Verbo eterno. El arcángel anuncia a cho hermano y Redentor nuestro.
la Virgen que ha 'sido escogida para ser Oración: Señor Dios, que quisiste que
Madre de Dios: la Virgen desea serlo sin en las purísimas entrañas de la gloriosa
dejar de ser. virgen; y después de haber Virgen María se encarnase el Verbo eter-
oído que ha de concebir, no por obra de no, anunciando ,un ángel tan divino mis-
varón, sino por la virtud del Espíritu terio; concédenos, por los ruegos de esta
Santo, se encoge con profunda humildad gloriosa Virgen, que los eme verdadera-
y se llama esclava del Señor; y el Señor mente creemos que es Madre de Dios,
la levanta a la altísima gloria de la ma- seamos favorecidos con su intercesión en
ternidad divina. Así se obró el mayor pro- tu divino acatamiento. Por Jesucristo,
digio de la omnipotencia del Padre, el nuestro Señor. Amén.

91
San Braulio, obispo de Zaragoza. — 26 de marzo.
( t 651.)

che en el servicio de Dios y


de su Santísima Madre. Hizo edi-
ficar una iglesia sobre la sepul-
tura de los santos mártires santa
Engracia y sus dieciocho com-
pañeros, y de los innumerables
mártires de Zaragoza, que anti-
guamente se llamó la iglesia de
las Santas Masas, y ahora tiene
título de santa Engracia, donde
después el rey católico don Fer-
nando labró un suntuoso monas-
terio y le dio a los Padres de la
Orden de San Jerónimo. Final-
mente a los veinte años de su
gloriosísimo obispado, descansó
san Braulio en la paz del Se-
ñor, dejando a toda la ciudad de
Zaragoza con gran sentimiento
El santísimo y sapientísimo obispo san por haber perdido tan- excelente padre,
Braulio, honor inmortal de la Silla de pastor y maestro. El sagrado cadáver fué
Zaragoza, fué hermano del obispo Juan, sepultado con grande veneración en el
y sucesor suyo en el obispado, y natural santuario del Pilar.
de la misma ciudad (a lo que algunos
escriben), y de la sangre de los reyes go- Reflexión: Mucho trabajó y sudó san
dos de España. Tuvo por maestro a san Braulio, restableciendo en España la in-
Isidoro, arzobispo de Sevilla, y salió tan tegridad de la fe, y honrando a los innu-
aventajado en las lenguas y ciencias di- merables mártires de Zaragoza y a santa
vinas y humanas, que su mismo sapien- Engracia con aquel templo sepulcral de
tísimo maestro le envió su famoso libro l#s Santas Masas, que destruido a prin-
de las Etimologías, que a su petición ha- cipios de este siglo por la impiedad ex-
bía escrito, para que lo corrigiese. Hallóse tranjera, acaba de reedificarse, en cali-
en tres concilios Toledanos, que fueron dad de monumento nacional y sagrado
el cuarto (en que presidió san Isidoro, su ornamento de la nobilísima capital de
maestro), y el quinto y el sexto. En el Aragón. ¡Ah! la Religión no ha hecho
quinto tuvo san Braulio gran mano, y otra cosa que edificar; la impiedad n u n -
ordenó los cánones y decretos, y todo el ca supo hacer otra cosa que destruir. La
peso de los negocios cargaba sobre él, Religión labró el edificio moral de la so-
por ser considerado como el oráculo de ciedad cristiana, y embelleció las nacio-
toda la Iglesia de España. Escribió una nes con las obras más suntuosas e inmor-
carta al Sumo Pontífice que a la sazón tales del arte. ¿Y qué otra cosa ha hecho
era Honorio, primero de este nombre, la impiedad que demoler esos monumen-
con tan excelente doctrina, estilo y elo- tos, y volver a los hombres, viciosos, des-
cuencia, que fué muy celebrada y leída honrados y bestiales como antes? Y en
con admiración en Roma. En ella le daba eso emplean todavía su tiempo y su t r a -
cuenta del celo con que tanto el rey bajo los impíos: en destruir y derribar;
Chintila como los obispos de España t r a - porque edificar algo sobre'las ruinas, ni
bajaban por conservar en toda su inte- siquiera ellos mismos saben si ha de ser
gridad y pureza la doctrina católica y di- posible. No emplees, pues, la vida en
vina de Jesucristo. Escribió más tarde obras de destrucción propias de los h i -
una carta al rey Chindasvinto, cuyo jos del diablo, sino en obras de edifica-
efecto fué declarar a Recesvinto sucesor ción propias de los hijos de Dios.
del reino, y rey juntamente con su pa-
dre; con lo cual acabó con las facciones Oración: Oh, Señor, que con el celo,
y turbulencias, y ahorró mucha sangre. erudición y ejemplos del bienaventurado
Residía el santo prelado en la iglesia de Braulio, tu confesor y pontífice, quisiste
Santa María la Mayor, llamada del Pilar fortalecer tu Iglesia, defiéndela por su
de Zaragoza, ocupándose de día y de n o - intercesión con seguros y perpetuos auxi-
lios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
92
San Juan, ermitaño. - 27 de marzo.
(f 718.)
Nació el glorioso san Juan er-
mitaño en Licópolis de la Te-
baida, de padres muy escasos en IHRBIP Í - ®^?f
bienes de fortuna, y luego que Ét*
tuvo edad aprendió el oficio de JRT M>. nflPjjfllflfw^
carpintero; mas el Señor, que
quería labrarle, le llamó a la so- 0 *^,S*¡Í5I^^3BIW™H1ÍÍ
ledad, para hacer de él uno de
los varones más santos del de-
sierto de Egipto. Hízose discípu- U V K
• s *
lo de u n santo anciano, el cual
descubriendo en aquel mancebo
una humildad y obediencia ex-
traordinarias, en breve, tiempo le
hizo adelantar mucho en el ca-
mino de la perfección. Un año
entero estuvo regando por obe-
diencia un palo seco, dos veces
al día, y procurando mover de
su asiento un gran peñasco que muchos que en tres días nadie le llamase, y pa-
hombres no pudieran mover: y el Señor sándolos en oración, entregó su bienaven-
recompensó su ciega obediencia, conce- turado espíritu en las manos del Creador;
diéndole después el don de milagros y p r o - y el día siguiente fué, hallado su sagrado
fecía. Muerto su santo maestro, pasó Juan cadáver puesto de rodillas, y fué sepul-
cinco años en diversos monasterios, y lue- tado con la pompa y veneración que su
go se fué a una montaña desierta y abrien- santidad merecía, llamándose comúnmen-
do en la peña una celdilla, se encerró en te el profeta de Egipto.
ella, y por espacio de cuarenta años llevó
en este linaje de sepultura una vida de *
ángel, saboreando anticipadamente las de- Reflexión: Visitó Paladio al santo y apa-
licias del cielo. No había hombre más apa- cible anacoreta, el cual le dijo que sería
cible y agradable en el trato que el santo obispo y que había de padecer grandes
anacoreta. Jamás permitió que ninguna trabajos: «Yo, añadió el santo, cuarenta y
mujer se llegase a la ventanilla de su cel- ocho años ha que no pongo los pies fuera
da: se hizo tan notorio su alto don de de mi celda, y porque en todo este tiem-
profecía, que de las provincias más apar- po no he visto mujer ni moneda alguna,
tadas venían a consultarle como a un no he sentido ni aun el más leve disgusto.»
oráculo del cielo. ¿Quién no se maravillará Brevísimo atajo para llegar a una vida
de ver a sus pies al general del ejército llena de divina consolación» reprimir la co-
romano pidiéndole consejo, y oyendo de dicia del dinero y los deleites sensuales.
los labios del santo: «Confía, hijo, en el Estas son las dos raíces principales de
Dios de los ejércitos, porque con tus esca- todos los sinsabores de la vida del hom-
sas fuerzas, vencerás?» Y en efecto, la ilus- bre. El corazón de los malos es como u n
tre victoria que alcanzó de los bárbaros mar que hierve siempre en tormenta; y
etíopes, acreditó la verdad del vaticinio. es porque está devorado o pos la sed de
Consultóle también el gran Teodosio sobre riquezas o por el deseo de goces sensua-
el suceso de la guerra con Máximo; y pro- les. Reprimámoslos, que vendrá sobre
nosticóle Juan el glorioso triunfo que ha- nosotros la paz y la alegría que sobre-
bía de alcanzar de aquel tirano. Cuatro puja a todo sentido y de la cual gozan
años después mandó el emperador a Eu- aun en esta vida los hombres mortifi-
tropio su ministro para saber el éxito de» cados.
otra campaña; y el santo respondió: Ve, *
y di al emperador que vencerá, pero que Oración: Oye, Señor las súplicas que
sobrevivirá poco tiempo a la victoria.» te hacemos en la solemnidad de tu sier-
Todo lo cual sucedió como el santo pro- vo el bienaventurado Juan, para que los
feta lo dijo. Finalmente, después de una que no confiamos en nuestros méritos
larga vida de noventa años llena de p r o - seamos ayudados por los de aquel que
fecías y milagros, sabiendo por divina r e - tanto te agradó. Por Jesucristo, nuestro
velación el día y hora de su muerte, pidió Señor. Amén.

93
San Guntrano, rey y confesor. — 28 de marzo.
(f 593.)
;n lugar sagrado. Honraba el san-
to príncipe a los obispos y p r e -
lados de la Iglesia de Jesucristo,
con reverencia y amor filial, les
consultaba sus dudas y les pedía
su parecer. Edificó muchos tem-
plos y monasterios, y aunque era
padre de todos sus vasallos, lo
fué singularmente de los pobres,
llegando en un tiempo de h a m -
bre a agotar con real magnifi-
cencia su tesoro, y procurando de
aplacar con ayunos y pública p e -
nitencia la ira de Dios, que, como
decía el santo, por sus pecados
azotaba a sus pueblos. Finalmen-
te, lleno de méritos y virtudes,
descansó en la paz del Señor,
con grande luto y sentimiento de
Fué el piadosísimo rey san Guntrano todo su reino, y Dios ilustró el sepulcro
hijo de Clotario, rey de Francia, y nieto de tan santo rey con muchos prodigios
de Clodoveo I y de santa Clotilde. Como que le ganaron la universal veneración.
era hijo segundo, a la muerte de su pa- Reflexión: No existe estado o condición
dre heredó los reinos de Orleans y de en que el hombre no pueda santificarse,
Borgoña; lo cual fué ocasión de muchas si quiere. La gracia vence todos los obs-
guerras con sus hermanos Cariberto y táculos ayudada de la cooperación h u -
Sigeberto: y si al principio de su reinado mana. No es un pobre artesano, o un p o -
traspasó los límites de la humanidad, tra- bre labriego el que hoy presenta ante tu
tando con excesivo rigor a sus enemigos, consideración la Iglesia: es un rey pode-
cosa harto frecuente en aquellos tiem- roso y un rey que experimentó allá cuan-
pos, también es verdad que hizo rigurosa do joven la fuerza de las pasiones. No
penitencia todo el tiempo de su vida, pro- fué tan misericordioso como debió ser;
curando de alcanzar como David la di- vejó a sus vasallos más de lo justo. Pero
vina misericordia con muchos ayunos, fué fiel al llamamiento de la gracia, y los
grandes asperezas y limosnas. Puso de- que le vieron castigar con exceso de se-
bajo de su protección a los hijos de sus veridad los crímenes, viéronle también
hermanos, colmándoles de beneficios y hacer espantosa penitencia y hoy le v e -
jamás se sirvió de los felices sucesos de neramos en los altares. ¿Te ves comba-
sus victorias para su propia medra y en- tido? ¿Sientes en tu interior la fuerza de
grandecimiento, sino para el bien univer- la pasión? ¿Por qué no escuchas también
sal de sus vasallos. Y como era príncipe la voz de la gracia que te llama a la p e -
muy cristiano y santo, y sus leyes eran lea y te dice que no desmayes? ¿Encon-
justas y humanas, florecía su reino con trarás para ser bueno más obstáculos que
grande abundancia y prosperdiad, así en este santo? No vives entre la pompa cor-
tiempo de «paz como en tiempo de gue- tesana. No te estorban halagos de pode-
rra. Dio severísimas ordenanzas encami- rosos para ver la verdad, y vista seguirla
nadas a reprimir la crueldad y bárbara
fiereza que usaban los soldados con los resueltamente. Quizás tu misma condi-
ción te faciltia el ser virtuoso. Pero aun-
enemigos vencidos, y puso a raya su des- que fueras príncipe o monarca, ¿tendrías
enfrenada licencia. Y aunque su amor a excusa ante tal dechado para no empren-
la justicia le inclinaba a castigar con el »der una vida perfecta?
debido rigor los crímenes, no pue3e creer-
se con cuanta facilidad y suavidad per- Oración: Oye, Señor, las súplicas que
donaba las injurias cuando se hacían a te hacemos en la solemnidad de tu bien-
su misma persona, porque habiendo en aventurado confesor Guntrano, para que
cierta ocasión atentado contra su vida los que no confiamos en nuestra virtud,
dos desaforados asesinos, mandó el rey seamos ayudados por las oraciones de
que a uno le encsrrasen en la cárcel, y aquel que fué de tu agrado. Por Jesu-
perdonasen al otro por haberse refugiado cristo, nuestro Señor. Amén.

94
Santos Jonás y Baraquisio, hermanos, mártires. 29 de marzo.
(f 327.)
Al tiempo que Sapor, rey de
Persia, perseguía cruelísimamen-
te a los cristianos, vivían en una
aldea llamada Jasa dos herma-
nos llamados Jonás y Baraqui-
sio, los cuales llegando a la villa
que se llama Bardiaboth, fueron
a visitar a los cristianos que es-
taban presos y hallaron nueve
que estaban ya condenados a
muerte. Y viéndolos muy ator-
mentados y maltratados, les di-
jeron: Hermanos, no temamos
cosa alguna; en nombre de nues-
tro Jesús crucificado, sustente-
mos una batalla para alcanzar
la sempiterna corona.» Animados
con estas palabras los santos p r e -
sos, padecieron el martirio y r e -
cibieron la palma y vestidura inmortal al demonio y que ha estado firme en
de la gloria. Después de esto fueron acu- Cristo.» Mandaron traer los magos un
sados los dos santos hermanos ante unos husillo y prensa y le prensaron como ha-
crueles magos que hacían oficio de j u e - cen con el orujo, rompiéndole tod5s los
ces, los cuales les intimaron obediencia huesos, y de esta manera el invictísimo
al rey, y reverencia al sol, al fuego y al y glorioso Jpnás entregó su bendita alma
agua. «No tengo que ver, dijo Jonás, con al Señor, Concluido esto atormentaron
el sol, luna ni estrellas, ni con el fuego de varias maneras a su hermano Bara-
ni el agua, que son vuestros dioses, ni es quisio metiéndole agudas cañas por las
Sapor ningún rey inmortal para que se carnes, apretáronle después en la pren-
haya de obedecer más eme al verdadero sa, y le echaron pez derretida en la gar-
Dios. Sólo creo en el Padre, Hijo y Es- ganta, y con esto alcanzó como su h e r -
píritu Santo* verdadera Trinidad que mano la gloria del martirio. .
conserva todo el universo.» Mucho se *
enojaron los magos oyendo esto; y luego
mandaron que le atasen un pie a una Reflexión: ¿Has observado como en el
cuerda y lo pusiesen desnudo al hielo combate de estos dos santos hermanos.
toda la noche. Venido el día siguiente, querían aquellos impíos jueces apartar-
llamaron a Baraquisio, a quien tenían les de la fé con embustes y mentiras?
apartado de su hermano, y le dijeron que Propias han sido siempre estas armas dé-
por qué no sacrificaba a los dioses como los enemigos de Dios; mas los fieles ser-
ya lo había hecho su hermano Jonás. San vidores de Cristo los vencieron con su
Baraquisio dijo: «Lo que ha hecho mi cristiana entereza. ¿Por qué, pues, has
hermano haré también yo»: y añadió de hacer algún caso de las falsas razo-
que mentían en todo, porque la verdad a nes que ahora vuelven a traer los impíos
quien seguía, no le dejaría a su hermano y herejes para desquiciar a los católicos
hacer un nefando sacrificio. Irritáronse de la verdadera fe? ¿Por ventura no me-
los mentirosos jueces con esta respuesta, rece mayor crédito Jesucristo, Señor
y para que no hablase más, le hicieron nuestro, que todos los hombres falibles
beber plomo derretido, y le volvieron a y miserables de este mundo? ¿No vale
la cárcel donde le tuvieron colgado de más el testimonio de la Iglesia que el de
un pie. Trajeron luego ante sí a Jonás* y toda la turba de los impíos ignorantes y
y dijéronle: «¿Cómo te ha ido esta noche viciosos.
con la helada? Tu hermano Baraquisio Oración: Concédenos, Señor, que asi:
ha negado a tu Dios, y tú, obstinado, ¿aún como reconocemos tu fortaleza soberana
te_ estás en tu parecer?» Respondió el en la confesión de tus gloriosos mártires
mártir: «Creedme, reales príncipes, que Jonás y Baraquisio, así experimentemos
jamás mi Dios me había "dado noche tan su poderosa intercesión ante el acata-
sosegada y tan buena; y sé también para miento de tu divina Majestad. Por J e s u -
mi consuelo, que mi hermano ha negado cristo, nuestro Señor. Amén.

95
San Juan Clímaco, abad. — 30 de marzo.
(f 605.)

bía otro que se llamaba la Cárcel,


donde voluntariamente se ence-
rraban los que después de la
profesión habían cado en alguna
grave culpa, y hacían tan asom-
brosas penitencias, que no se
pueden leer sin llenarse los ojos
de lágrimas y temblar las car-
nes de horror. Encomendábase
en las oraciones de este varón
santísimo el venerable pontífice
san Gregorio Magno; y el abad
Raytú, en una epístola que tam-
bién le escribió, le pone este t í -
tulo: «Al admirable varón, igual
a los ángeles, Padre de Padres,
y doctor excelente, salud en el
Señor. Habiendo pasado el san-
to sesenta y cuatro años en el
El glorioso abad del monte Sinaí san desierto, a los ochenta de su edad,^ en-
Clímaco fué, a lo que se cree, natural tregó su alma purísima y preciosísima
de Palestina, y siendo mozo de dieciseis al Señor.
años bien enseñado en las letras huma- Reflexión: No parece sino que hace el
nas, se' ofreció a Cristo nuestro Señor en santo el retrato de sí mismo cuando en
agradable sacrificio, retirándose del su Escala espiritual habla del grado de
mundo en un monasterio del monte Si- oración continua. «Esta oración, dice, está
naí, donde por espacio de diez años bri- en tener el alma por objeto a Dios en to-
lló a los ojos de los monjes como perfec- dos los pensamientos, en todas las pala-
to dechado de todas las virtudes. Pasó bras, en todos ios movimientos, en to-
después a la vida solitaria y escogió un dos los pasos; en no hacer cosa que no
lugar llamado Tola, que estaba al pie sea con fervor interior, y como quien
del monte y a dos leguas de la iglesia tiene a Dios presente.» ¡Oh! ¡qué agra-
de la Santísima Virgen que el empera- dable sería a los divinos ojos, y qué lim-
dor Justiniano, había hecho edificar para pia de todo pecado estaría nuestra alma,
los monjes que moraban en las rocas y si considerásemos que nuestro Señor nos
•asperezas del Sinaí: y en aquella ermita está siempre mirando! Ofrezcámosle si-
vivió J u a n por espacio de cuarenta años, quiera por la mañana todos nuestros pen-
•con tan grande santidad, que todos le samientos, palabras y obras, y cuando
llamaban Ángel del desierto. Levantóle nos viéremos en alguna tentación o pe-
•el Señor al estado angelical de la ora- ligro de pecar, digamos: ¡Dios me ve,
ción continua; y no pocas veces le vie- no quiero ofender a mi Dios! Y no ima-
ron levantado de la tierra y suspenso ginemos que tu Dios y Señor esté ausen-
•en el aire, resplandeciendo en su rostro te allá en las más encumbradas alturas
la gracia de Dios, y las delicias celestia- de los cielos, donde ni te ve ni te oye:
les que estaba gozando su alma. Sacóle porque está presente en todas partes, y
a l fin el. Señor de su ermita para que más cerca de ti que el amigo con quien
fuese el abad- y maestro de todos los conversas; está al rededor de ti y dentro
monjes del Sinaí, y a ruego y súplica de de ti, penetrando tu cuerpo y tu espíritu;
•ellos escribió el famoso libro llamado y «tú te hallas más sumidt» en la inmen-
Escala espiritual, en el cual se describen sidad de su ser divino, que el pez m e -
-treinta escalones por donde pueden su- tido en las aguas.
bir los hombres a la cumbre de la per- Oración: Suplicárnoste, Señor, que la
fección. Su lenguaje santo es por sen- intercesión del bienaventurado Juan,
tencias, y admirables ejemplos. Dice que nos haga recomendables a tu divina Ma-
en un monasterio de Egipto donde mo- jestad, para que consigamos por su pro-
raban trescientos y treinta monjes, no tección lo que no podemos alcanzar por
había más que un alma y un corazón; y nuestros merecimientos. Por Jesucristo,
que a pocos pasos de este monasterio h a - nuestro Señor. Amén.
96
El beato Amadeo, duque de Saboya. — 31 de marzo.
( f 1472.)
El glorioso y caritativo prínci-
pe beato Amadeo fué hijo de
Luis II y de Ana, hija del rey de
Chipre. En medio del fausto de
la corte conservó siempre su co-
razón sin mancilla, y era de con-
dición tan apacible, que se h a -
cía dueño de todos los corazo-
nes. A los diecisiete años casó
con Violante, hija de Carlos VJI
de Francia, y habiendo sucedido
a su padre en el trono, las virtu-
des que como a príncipe le ador-
naban, tomaron nuevo brillo con
la diadema. Derrotó a los tur-
cos, y no se mostró menos vale-
roso en las batallas que generoso
en las victorias y piadoso con los
vencidos. Tuvo gran cuidado de
que los príncipes sus hijos se criasen en nal por la corona eterna de los cielos, y
toda virtud y como convenía a su nobi- el Señor acreditó su santidad con tantos
lísima sangre; y no había a la sazón en prodigios, que el obispo de Vercellv don-
Europa corte más brillante ni mejor or- de murió el santo, refiere ciento treinta
denada que la suya, ni reino en que más y ocho, todos muy ilustres, especialmen-
floreciese la paz, la justicia, la virtud y te en los que adolecían de accidentes epi-
la prosperidad; de manera que su "rei- lépticos; y san Francisco de Sales ase-
nado se llamaba el siglo de oro. No pasó guró al papa Paulo V que todos los días
el «santo rey un solo día en que no hi- obraba Dios nuevos milagros en el se-
ciese algún particular beneficio, y mere- pulcro del santo duque.
ciese las bendiciones del cielo y el reco- *
nocimiento y amor de sus vasallos. Em-
pleó todo su tesoro en fundar asilos de Reflexión: Como es tan poderoso y efi-
beneficencia, y en aliviar por su mano caz el ejemplo de los príncipes, el del
las miserias de los que padecían. Llamá- beato Amadeo imprimía en su corte y
banle el padre de los -menesterosos, y a en sus vasallos un sello tal de virtud,
su palacio el jardín de los pobres. Ha- que por mucho tiempo se vio el vicio
biéndole dicho un día que las excesivas desterrado de sus estados, y la piedad
limosnas que repartía agotaban todas sus crsitiana, siguió floreciendo en todas p a r -
rentas, respondió muy alegre el magní- tes con religioso esplendor. Apenas ha-
fico príncipe: «Huélgome mucho de lo llaba la justicia crímenes que castigar en
que me decís: aquí tenéis el precioso co- ninguna de sus provincias; y en las p o -
llar de mi orden, vendedle y socorred blaciones de aquel estado se veían los
también con el precio de él a mis queri- más admirables ejemplos de todas las
dos pobres.» Cuando el santo rey se vio virtudes. ¡Oh! ¡qué fácilmente se lleva
vecino a la muerte, llamó a sus hijos y a a cabo la dificultosa empresa de refor-
los principales señores de la corte, y les mar las costumbres, cuando resplandece
declaró su última voluntad en estos tér- por toda la nación la virtud y cristiana
minos: «Mucho os recomiendo la miseri- vida de sus gobernantes! Pero si éstos
cordia y caridad con los pobres: derra- son la piedra de público y universal es-
mad generosamente en su alivio vuestras cándalo, ¡qué ha de ser todo el reino,
limosnas, y el Señor derramará copiosa- sino un lago de vicios y maldades!
mente sobre vosotros sus bendiciones. Oración: Señor Dios, que trasladaste
Haced justicia sin acepción de personas, a tú confesor, el bienaventurado Amadeo,
y poned todo vuestro estudio en hacer del principado de la tierra al celestial
que florezca la religión católica y sea reino de la gloria, suplicárnoste nos con-
Dios servido en todo el reino.» Final- cedas, que por sus merecimientos y su
mente, habiendo recibido con singular ejemplo, usemos de los bienes tempora-
edificación y lágrimas de todos, los san- les, de suerte que no perdamos los eter-
tos Sacramentos, trocó la diadema terre- nos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

97
San Hugo, obispo de Grenoble. — 1" de abril.
(t 1132)

Fué el glorioso san Hugo de


nación francés, y nació de nobles
y virtuosos padres, en Castel-
Nuevo, en la provincia del Del-
finado, cerca de la ciudad de Va-
lencia. Su padre Odilón, caba-
llero y militar, acabó santamen-
te su vida en la Cartuja siendo
de edad de cien años y recibió los
sacramentos de manos de su hijo
obispo. El mismo consuelo al-
canzó su virtuosa madre. No te-
nía san Hugo sino veinte y siete
años, cuando el legado del Papa
le apremió para que aceptase el
obispado de Grenoble, y se fuese
con él a Roma para ser consagra-
do del sumo Pontífice Gregorio '
VII. Estaba a la sazón en Roma la condesa norio II que le descargase del obispado;
Matilde, señora no menos piadosa que po- después hizo la misma instancia a Ino-
derosa, la cual le presentó grandes dones cencio II, mas el Papa con razón le negó
y todo lo necesario a la consagración. Muy lo que pedía, porque cuando el santo en-
lleno de espinas y malezas halló san Hugo tró en su iglesia, la halló muy estragada
el campo de aquella iglesia de Grenoble; y perdida, y cuando murió, la dejó muy
los clérigos llevaban vida relajada, los le- reformada y acrecentada en todo. Final-
gos estaban enredados en logros y usuras, mente, a los ochenta años de su edad, el
los hombres sin fidelidad, las mujeres sin Señor le llevó para sí y le dio el premio
vergüenza, los bienes de la Iglesia enaje- de la retribución eterna.
nados, y todas las cosas en suma confusión
por lo cual a los dos años, pareciendo al Reflexión: Fué tan extremado el recato
santo que hacía poco fruto, tomó el hábi- de este santo varón, que con haber sido
to de monje de la orden de san Benito y obispo más de cincuenta años, y tratado
pasó un año de noviciado en el monasterio muchos negocios con muchas señoras prin-
llamado Domus Dei, Casa de Dios; pero cipales que por razón de su oficio acudían
sabiéndolo el Papa, le mandó volver a su a él, afirmó que no conocía de rostro a
obispado, y él obedeció con presteza y r e - ninguna mujer de su obispado, sino a una
signación. Pasados tres años, vino al san- vieja y fea que servía en su casa. Pregttn-
to obispo, guiado de Dios, san Bruno con taron una vez al santo por qué no había
otros seis compañeros, para comenzar en reprendido a una mujer que había venido
su diócesis la sagrada religión de la Car- a hablarle con galas profanas. Y él res-
ruja; y les acogió, animó y acompañó has- pondió: «Porque no vi si estaba así com-
ta un lugar fragoso y áspero, que se lla- puesta». Y a este propósito decía el santo
maba la Cartuja, donde dieron principio que no sabía cómo podía dejar de tener
a su santo instituto, y san Hugo muchas malos pensamientos, el que no sabía r e -
veces se iba también a aquel lugar sa- frenar los ojos; pues, como dice Jeremías:
grado y se estaba con ellos y les servía en muchas veces entra por ellos la muerte
las cosas más viles y bajas de la casa. en el alma. Guarda, pues, esas puertas
Por sus muchos ayunos, oraciones y estu- de tus sentidos; que más fácil es estorbar
dios, nuestro Señor le probó con u n dolor a los enemigos la entrada en el alma, que
de cabeza y de estómago muy grande, que vencerles cuando ya están dentro.
le duró cuarenta años. Hacíase leer la Sa- Oración: Suplicárnoste, Señor, que oi-
grada Escritura a la mesa y prorrumpía gas benignamente los ruegos que te hace-
en lágrimas con tanta abundancia que mos en la festividad del bienaventurado
le era necesario dejar la comida, o que se Hugo, tu confesor y Pontífice, y que nos
dejase la lección. No perdonó su anillo ni perdones nuestros pecados por los mereci-
un cáliz de oro que tenía, para remediar mientos de aquél que tan dignamente te
la necesidad de los pobres. Siendo ya vie- sirvió. Por Jesucristo, nuestro Señor.
jo, fué en persona a Roma y suplicó a Ho- Amén.

99
San Francisco de Paula, fundador. — 2 de abril.
(t 1508)

XI, al Papa Sixto IV que


ver, pensando alcanzar de su m a -
no la salud. Fué el santo por
obediencia y dijo al rey: «Vues-
tra Majestad me ha llamado pa-
ra que le alargue la vida, y el
Señor me ha traído para dispo-
nerle a una santa muerte». Y
así cada día pasaba el rey dos
o tres horas en sabrosas pláticas
i
con el santo, hasta que tuvo la
dicha de morir en sus brazos.
Nunca quiso el humildísimo san
Francisco de Paula ordenarse de
sacerdote y a sus religiosos lla-
mó con el nombre de Mínimos.
Finalmente, habiendo dejado el
El humildísimo y gloriosísimo fundador admirable Patriarca escritas tres reglas,
de la sagrada religión de los Mínimos, san una para sus frailes, otra para las monjas
Francisco de Paula, nació en una villa de y otra para los que se llaman Terceros,
Calabria, llamada Paula, de padres po- siendo ya de noventa y un años se hizo
bres, y fué hijo de oraciones, por lo cual llevar a la Iglesia, y con los pies descalzos
cuando llegó el niño a los trece .años le y una soga al cuello, recibió el santísimo
consagraron a Dios en la religión de san Viático, y el día siguiente en viernes, a
Francisco de Asís. A los catorce años hizo las tres de la tarde, levantadas las manos
su peregrinación a Asís y a Roma, y vol- y ojos al cielo, expiró como Jesucristo, di-
viendo a su patria, se retiró a una heredad ciendo: «En tus manos, Señor, encomiendo
de sus padres, y luego a una gruta que ha- mi espíritu». Estuvo el cuerpo once días
lló cerca del mar, donde imitó la vida aus- expuesto a la veneración de los fieles, en-
terísima de los solitarios de Tebaida. A los tero, fresco y despidiendo de sí un olor
diez y nueve años edificó un monasterio celestial y suavísimo.
en cuya fábrica, hasta los nobles mance-
bos y damas principales le ayudaban, lle-
vando por devoción al santo espuertas de
arena. Allí hizo brotar una fuente de Reflexión: Mira cuan humilde fué san
agua, de la cual tenían necesidad los ope- Francisco Paula y cuan soberbio^eres tú.
rarios; allí metióse en un horno de cal y Y con todo, él era u n ángel y tú eres un
cerró las grietas de él sin recibir lesión abominable pecador; él hacía grandes m i -
del fuego; allí detuvo un gran peñasco lagros y tú eres por ventura un portento
que amenazaba desplomarse sobre el con- de malicia; él humillaba su carne con ás-
vento; allí le trajeron un nombre para peras penitencias y mandó que sus frailes
que el santo le curase la pierna, y el san- se obligasen a perpetua abstinencia cua-
to mandó al enfermo que no se podía m e - resmal; y tú procuras regalar cuanto pue-
near, que cargase con un andamio, como des tu carne pecadora; él ardía en el amor
lo hizo. Es imposible decir los grandes mi- divino, y por esto quiso que la caridad
lagros que obró en el resto de su vida, por- que abrasaba su pecho fuese el símbolo
que no parecía sino que le había hecho de su orden sagrada; y tú que jamás has
Dios, señor de todas las criaturas y que sabido amar a Dios, y que sólo sabes ofen-
todas ellas le obedecían, el fuego, el aire, derle, ¿osarás levantar los ojos al cielo?
el mar, la tierra, la muert, los hombres
y los demonios. Profetizó la toma de Oración: ¡Oh, Dios!, que ensalzas a los
Constantinopla; mandó en nombre de humildes, y sublimaste a la gloria de los
Dios al Rey de Ñapóles tomar las a r - santos, al^ bienaventurado confesor F r a n -
mas contra los Turcos y echarlos de Ca- cisco, rogárnoste nos concedas que por sus
labria; y aseguró al rey católico don méritos y la imitación de sus virtudes al-
Fernando la gloriosa conquista de Gra- cancemos la dichosa recompensa prometi-
nada. Suplicó al rey de Francia, Luis da a los humildes. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

100
San Benito de Palermo. 3 de abril.
(t 1589)

El glorioso san Benito de P a -


lermo, que se llama comúnmen-
te el Santo Negro, porque era de
este color a semejanza de los
etíopes, nació en la aldea llama-
da San Filadelfo del obispado de
Messana, de padres moros de li-
naje,, pero que profesaban la ley-
cristiana. Mozo era todavía cuan-
do para seguir el llamamiento
del Señor vendió su hacienda-,
repartió el precio de ella a los
pobres y se retiró a una soledad,
juntándose con unos varones pia-
dosos que por concesión apostó-
lica vivían allí debajo de la r e -
gla de san Francisco de Asís.
Perseveró en esta vida santa y
penitente por espacio de cuarenta años, tres años. Su sagrado cuerpo se conserva
hasta que el Papa Pío IV, ordenó que entero, y despidiendo suave olor, en la
aquellos solitarios que habían profesado ciudad de Palermo, donde empezó a ser
el instituto de san Francisco se agregasen solemnemente venerado. Su culto se ex-
a una de las órdenes religiosas aprobadas tendió después no sólo por toda Sicilia, si-
por decretos pontificios. Entonces se retiró no también por España, Portugal, Brasil,
san Benito a Palermo, en el convento de Méjico y Perú, hasta que en 1807 el Papa
Menores Observantes de santa María de Pío VII le puso en el catálogo de los san-
Jesús, y allí resplandeció a los ojos de sus tos.
religiosos hermanos como un acabado *
ejemplar de todas las virtudes. Ejercitá- Reflexión: ¡Un santo negro! ¡un alma
base con singular gozo en los oficios más hermosísima en un cuerpo feo!, ¡un cora-
bajos y humildes: ayunaba constantemen- zón precioso, morada del Señor de los án-
te las siete cuaresmas anuales prescritas geles en un hombre de raza mora y pare-
por el patriarca san Francisco; su cama cido a los etíopes! ¡Ah!, ¡y qué poco repa-
era la tierra desnuda, su sueño breve, su ra nuestro Señor en estas cosas de que se
hábito el más raído y desechado, extre- avergüenzasi y deshonran los hombres!
mado su amor a la pobreza, angelical su ¿Qué importa que el cuerpo corruptible
castidad y recato, su oración continua, y mortal sea feo o hermoso, con tal que
porque en todas las cosas no buscaba sino el alma conserve la imagen y semejanza
a Dios, no deseaba sino a Dios, y en cuya de Dios? Esta es la belleza inmarcesible
presencia estaba, y a quien hablaba con que debemos desear y procurar, porque así
dulces lágrimas y amorosos suspiros del como el alma muerta por el pecado es a s -
alma. Hiciéronle prelado del mismo con- querosa como un cadáver podrido, horri-
vento de santa María de Jesús, y aunque ble como un demonio, y tan horrorosa, que
era lego y hombre sin letras, gobernó con si se apareciese como es, mataría de es-
tanta prudencia, caridad y gracia del Se- panto a los que la viesen; así el alma san-
ñor aquella comunidad, que llevó adelante tificada por la gracia divina es más bella
con gran conformidad de todos la reforma que el sol, hermosísima como un ángel y
y estrictísima observancia de su Regla. A tan semejante al ser Divino, que, si la
todos sus religiosos animaba el santo con viésemos con nuestros ojos, la tomaríamos
sus heroicas virtudes, y con la suavidad por retrato del mismo Dios.
de su gobierno, de manera que aquel con-
vento no parecía sino una morada de san- Oración: Oye, Señor, las súplicas que te
tos que hacían en ella vida de ángeles. hacemos en la solemnidad del bienaven-
Finalmente, habiendo profetizado el día y turado Benito, tu confesor, para que los
hora en que el Señor quería llevarle para que no confiamos en nuestras virtudes,
sí, recibió con grande fervor los sacra- seamos ayudados por los ruegos de aquel
mentos de la Iglesia y entregó su purísima santo que fué de tu agrado. Por Jesucristo,
alma al Creador, a la edad de sesenta y nuestro Señor. Amén.

101
San Isidoro, arzobispo dé Sevilla, doctor. — 4 de abril.
(t 636)

umversalmente como oráculo de


la cristiandad. El solo nos con-
servó en sus libros numerosísi-
mos muchos tesoros de la antigua
sabiduría, y edificó en Sevilla al-
gunos Colegios, donde se criase
en virtud y letras la juventud
más escogida de toda España; y
i e su escuela salieron varones
muy insignes, y entre ellos san
Ildefonso y san Braulio. Final-
mente después de haber gober-
nado santísimamente su iglesia
por espacio de cuarenta años, to-
mó seis meses para darse del
todo a la oración y prepararse
para la m u e r t e ; y al cabo se hizo
llevar a la iglesia de san Vicen-
El esclarecido doctor de la Iglesia de te, y cubiertas sus carnes de cilicios y ce-
Cristo san Isidoro, fué de muy ilustre l i - niza, entregó su alma purísima a Dios,
naje, hijo de Severiano, capitán de la m i - que para tanto bien le había criado.
licia de Cartagena, y hermano menor de
san Leandro, de san Fulgencio y de santa *
Florentina. Dícese de él que cuando deter- Reflexión: En la hora de su muerte,
minaba dejar el estudio, desconfiado de su profetizó san Isidoro a los españoles, que
aprovechamiento, se llegó a un pozo y vio si se apartaban de la Doctrina evangélica
que en el brocal había surcos que con el que habían recibido, caerían de la cum-
uso habían hecho las sogas, y dijo entre bre de aquella felicidad en que estaban,
sí: Puede la soga cavar la piedra; y ¿no en un abismo de gravísimas calamida-
podrá el continuo estudio imprimir en mí des; pero que si después se reconocie-
la ciencia? Y con esto se dio muy de veras sen, Dios los levantaría y haría más glo-
al estudio, y fué en las ciencias y lenguas riosos que a otras muchas naciones. Cum-
tan consumado, que no hubo en su tiempo plióse la profecía en la destrucción de
quien le igualase. Estando sus santos her- España por los moros, y en su repara-
manos desterrados por Leovigirdo, se opu- ción, después de haberlos vencido; porque
so a los herejes arríanos con tanto fervor la nación española no sólo llegó a ser la
y elocuencia,, que no pudiendo resistirle, primera nación y potencia del mundo,
trataron de matarle, y pusiéranlo por obra, sino que vio tan extendido su imperio,
si Dios no le guardara para mayores co- que podía decir que nunca se ponía en
sas. A la muerte de san Leandro, le nom- ella el sol. ¡Qué maravilla, pues, que por
braron por aclamación universal, sucesor haber pecado de nuevo adorando los ído-
de su hermano en la iglesia de Sevilla, y los, de las naciones extranjeras, al paso
arrebatándole el pueblo, con grandes a- que ha ido perdiendo la integridad de su
plausos le sentaron por fuerza en la silla fe, haya ido perdiendo también sus in-
episcopal, donde luego comenzó a resplan- mensos dominios, y venido a la presente
decer como sol y alumbrar al mudo. Lla- miseria? Roguemos a Dios que se apiade
móle el pontífice «an Gregorio Magno, otro de esa malograda nación para que reco-
Salomón; y le envió el palio con la juris- nociendo y detestando su prevaricación
dicción vicaria de la Santa Sede en toda vuelva al recto sendero de la ley católica
la iglesia de España. Escribió regla para y a su antigua gloria, poderío y grandeza.
los monjes, ablandando el rigor de la
antigua, hizo misal y breviario que por
su nombre se llamó Gótico Isidoriano, y Oración: Oh Dios, que diste a tu p u e -
por haber usado de él los cristianos que blo al bienaventurado Isidoro por minis-
vivían entre los moros se llamó Mozárabe. tro de la eterna salud; concédenos que
Presidió en el cuarto Concilio Toledano y tengamos por intercesor en los cielos a
en el segundo Hispalense, y fué muy vene- quien en la tierra tuvimos por maestro
rado de los reyes y prelados, y considerado de la vida. Por Jesucristo nuestro Se-
ñor. Amén.

102
r
San Vicente Ferrer. — 5 de abril.
(t 1419)

El gloriosísimo y apostólico
varón san Vicente Ferrer, nació
en la ciudad de Valencia, de la
noble familia de los Ferrers, y
fué hermano de Bonifacio F e -
rrer, gran jurista y después prior
general de la Cartuja. Desde su
niñez juntaba el santo a otros
muchachos y decíales: «Oídme,
niño, y juzgad si soy buen p r e -
dicador» y haciendo la señal de
la cruz, refería algunas razones
de las que había oído a los p r e -
dicadores en Valencia, imitando
la voz y los meneos, de ellos tan
vivamente, que dejaba admira-
dos a los que le oían. En llegan-
do a la «dad de diez y ocho años
tomó el hábito del glorioso santo Domin- terra, y hasta el rey de Granada, con ser
go, y vino a ser un perfecto retrato de moro: y todos le miraban como hombre
la vida religiosa. Hizo sus estudios en los más divino que humano. A la muerte de
conventos de Barcelona y Lérida, y en Martín de Aragón fué elegido para las
esta universidad le graduaron de Maes- cortes de Aragón, Valencia y Cataluña, y
tro en teología, para dar principio a su declaró por rey al infante de Castilla don
carrera apostólica. Era muy _ agraciado y Juan el primero. Finalmente habiendo
de gentil disposición, y habiéndosele afi- este predicador divino abierto el cielo a
cionado y queriendo traerle a mal algu- innumerables almas, dio su espíritu al
nas mujeres, él las ganó para Cristo. En que para tanta gloria suya le había cria-
el espacio de diez y ocho años, sólo dejó do. Murió a la edad de setenta y cinco
de predicar quince días, y siempre fué años, en la ciudad de Nantes, acudiendo
raro y estupendo el fruto de sus sermo- tanta gente a reverenciarlo, que por es-
nes no sólo en España, mas también en pacio de tres días no se pudo sepultar.
Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, P i a .
monte, Lombardía y buena parte de Ita- Reflexión: Vino una vez a confesarse
lia; y predicando en su lengua valencia- con el Santo un gran pecador, y después
na en estas naciones, le entendían como de haberle oído, le mandó hacer siete años
si predicara en la lengua de aquellos paí- de penitencia. Estaba el hombre tan con-
ses, que es don raro y apostólico. En sola trito, que le pareció poca la penitencia, y
España, convirtió más de veinticinco mil díjole: «Oh padre mío; y ¿pensáis que
judíos y diez y ocho mil moros. Muchos con esto me podré salvar? Sí, hijo, le
pecadores convertidos y otra gente sin dijo el santo: ayuna solo tres días a pan
número le seguían de pueblo en pueblo, y agua*. Lloraba el pecador amargamen-
y eran tantos, que hubo vez que se ha- te, y vista su contrición le tornó san Vi-
llaron ochenta mil, y hacían procesiones cente a decir que rezase solo tres padre
muy devotas y solemnes, disciplinándose nuestros; y en acabando de decir el pri_
terriblemente y derramando^ mucha san- mero, murió allí de puro dolor, y apare-
gre en memoria de la Pasión del Señor ció al santo y le dijo que estaba en la
y en satisfacción de sus pecados, y eran gloria sin haber pasado por el purgato-
tantos los disciplinantes, que había tien- rio por haberle tomado Dios aquel dolor
das de disciplinas como si fuera f e r i a d e en cuenta por sus pecados.
azotes. Los milagros que obró el Señor Oración: Oh Dios, que te dignaste ilus-
por san Vicente fueron tantos, que de so- trar a tu Iglesia con los merecimientos y
los cuatro procesos que se hicieron en con la predicación de tu confesor el bien-
Aviñón, Tolosa, Nantes y Nápole, se sa- aventurado Vicente; concédenos a no-
can, sin los demás, ochocientos y sesenta. sotros, humildes siervos tuyos, que imite-
En España hasta los mismos reyes de mos sus ejemplos, y que por su protec-
Aragón salían a recibirle; llamáronle el ción seamos libres de todas las cosas _ad-
emperador Sigismundo, el rey de Ingla- versas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén. .

103
San Celestino, papa. — 6 de abril.
(t 432)

san Cirilo. Allí fué condenada y


anatematizada la herejía de Nes-
torio, y porque llamado, no qui-
so comparecer al concilio, ni r e -
tractarse, fué depuesto de la cá-
tedra de Constantinopla, y reclu-
so en el monaterio de San Eu-
prepio de Aantioquía, donde aca-
bó miserablemente su vida, He-
rrándosele de gusanos aquella
lengua que tanto había blasfe-
mado contra la Madre de Dios.
Entonces añadió la Iglesia, como
artículo de fe, a la oración a n -
gélica aquellas palabras: Santa
María, Madre de Dios, ruega por
nosotros; y el pueblo con lumi-
narias y regocijos, celebró la de-
El glorioso celador de la dignidad de finición dogmática del más excelso título
la Madre de Dios, san Celestino, primero de nuestra Señora. Finalmente habiendo
de este nombre, fué hijo de Prisco, r o - el santo Pontífice Celestino logrado del
mano, y nació en Campania, que es tie- emperador Teodosio que hiciese leyes pa-
rra de Ñapóles. Habiendo resplandecido ra la observancia de las fiestas, y edifi-
a los ojos de todos por sus virtudes y sa- cado y enriquecido muchos templos de
biduría, le consagraron obispo de Ciro en Roma con gran magnificencia, a los ocho
la Siria y le honraron con el título de años de su pontificado descansó en la paz
cardenal de la iglesia de Roma, y des- del Señor.
pués, por muerte de Bonifacio primero, Reflexión: No hagas ningún caso de
fué elegido con universal aplauso vica- los actuales impíos que tomando en su
rio de nuestro Señor Jesucristo en la tie- boca las antiguas blasfemias de Nestorio
rra. Este fué el santo Pontífice que envió dicen que la Virgen María no es Madre
al glorioso san Patricio a Irlanda, para de Dios, porque no dio a su Hijo más que
que convirtiese aquellas gentes ciegas a el ser de hombre, y no el ser de Dios.
la fe de Cristo, lo cual hizo san Patricio, Responde tú que tampoco las madres h u -
con tan maravilloso suceso, que mereció manas dan a sus hijos más que el cuerpo,
ser llamado Apóstol de aquella nación. y no obstante se llaman y son realmente
Por este tiempo se quitó la máscara el madres de sus hijos animados y vivos
diabólico heresiarca Nestorio, el cual con aunque el alma no se la hayan dado ellas,
boca sacrilega negaba la unión hipostá- sino Dios. Así, María es Madre verda-
tica del Verbo eterno con la naturaleza dera de Jesucristo Dios: porque aunque
humana en el vientre de la purísima Vir- no le haya dado más que el ser de hom-
gen, y juntamente afirmaba que esta se- bre, ese ser de hombre está divinamente
renísima Reina de los ángeles no habí.i unido en un solo compuesto personal con
concebido y parido a un hombre que j u n - el ser de Dios. Pues, como dice el símbolo
tamente era Dios, sino a u n hombre puro; Atanasiano, así como el alma racional y
y que así no se había de llamar Madre el cuerpo forman un hombre, así la divi-
de Dios, sino Madre de Cristo, en quien nidad y la humanidad constituyen una
reconocía y confesaba dos personas, d i - sola persona en Cristo. El compuesto que
vina y humana, poniendo en estas tanta nació de María es Dios; y por esta causa
distinción como en las naturalezas. Con- es y se llama María verdadera Madre de
tra este Luzbel que trajo a su error la Dios. ¿Ves ahora cuan sin fundamento.es
tercera parte de las estrellas, armó el la blasfemia de los herejes?
cielo a otro ángel que fué san Celestino,
el cual mandó que se celebrase en el año Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
cuatrocintos treinta y uno el concilio ge- haga recomendables la intercesión de san
neral de Efeso, que fué el tercero de los Celestino papa, para que logremos por su
ecuménicos, donde asistió como legado protección lo que no podemos alcanzar
apostólico el glorioso doctor y patriarca por nuestros propios merecimientos. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

104
San Egesipo, autor eclesiástico. — 7 de abril.
(t 181)

El glorioso y antiquísimo his-


toriador de la Iglesia san Egesi-
po fué hebreo de nación; y h a -
biéndose convertido a la fe y r e -
cibido al santo Bautismo, se jun-
tó con los demás fieles cristia-
nos de la Iglesia de Jerusalén, de
la cual dice el evangelista san
Lucas que la muchedumbre ^ de
hombres y mujeres que creían
en el Señor eran un solo corazón
y una sola alma, y que los que
tenían haciendas las vendían y
repartían el precio a los pobres,
conforme a la necesidad de cada
uno, y que todos se reunían para
alabar a Dios. Estaba san Egesipo
lleno del espíritu de Jesucristo,
y como había recibido la doctrina celestial dola con sus santas y apostólicas virtu-
del Evangelio de mano de los discípulos des, en el año 181 de Jesucristo, pasó de
de los Apóstoles, viendo que algunos esta vida temporal a la eterna y gloriosa.
monstruos infernales derramaban el ve-
neno de la herejía, pretendiendo inficio- *
nar al pueblo de Dios y alterar las tra-
diciones de la Iglesia, con celo apostó- r Reflexión: Quien considere la perfec-
lico levantó el grito contra aquellos após- tísima unidad de fe, que ha conservado
tatas y herejes, publicando en una His- siempre la Iglesia católica, echará de „.ver
toria eclesiástica, cuál era la doctrina de que por ella se distingue de todas las sec-
la verdad de Cristo que de mano en mano tas y falsas religiones. Los idólatras no
había llegado a todas las iglesias. Para adoran unos mimos ídolos; cada nación
esto fué el santo doctor a Roma donde y a veces cada pueblo y aun familia,
conferenció con santísimos obispos elegi- adora el suyo. Entre los turcos se con-
dos por los Apóstoles y discípulos del tradicen sus Muftis y entre los herejes
Señor, y habiéndose informado muy p a r - sus predicantes. Lutero en el solo artícu-
ticularmente de las creencias y prácticas lo de la Comunión mudó de parecer trein-
de todas las principales iglesias del ta y seis veces: y la confesión Augustana
Oriente y del Occidente, escribió en el que viene a ser como el credo de los p r o -
año 133 los cinco libros de su Historia testantes Luteranos, ha variado sus dog-
eclesiástica, de la cual nos conserva toda- mas cuantas veces se ha reimpreso. Pero
vía algunos lugares el sapientísimo Euse- la fe de la Iglesia católica siempre ha
bio. En ella comenzaba san Egesipo por sido la misma: y a pesar de haberla en-
referir la Pasión de nuestro Señor Jesu- señado cuatro Evangelistas, trece Após-
cristo y después los sucesos más señala- toles, setenta y dos discípulos, veintiun
dos de las primeras cristiandades, sus dog- concilios ecuménicos y doscientos sesenta
mas, sus costumbres piadosas y sus tra- Pontífices hasta nuestro actual papa León
diciones hasta los días en que él vivía; XIII, jamás ha variado ni ofrecido una
manifestando en esta historia escrita en sola discordancia en sus dogmas. ¿Cómo
lenguaje muy sencillo y lleno de verdad, se explica esta maravillosísima unidad de
como el estilo de los Apóstoles, que a pe- fe? Sencillamente: porque las doctrinas
sar de haber sembrado los herejes sus de los hombres falibles se contradicen y
pestilenciales errores en el campo del Se- mudan: mas la verdad de Dios permanece
ñor, ninguna de las iglesias había sido in- para siempre.
ficionada ni había caído en el error, sino
que todas conservaban con grande ente- Oración: Atiende, Señor, a las súplicas
reza la doctrina celestial que cien años que te hacemos en la solemnidad de t u
antes había predicado a los hombres el bienaventurado confesor Egesipo, para
divino Maestro. Finalmente después de que los que no confiamos en nuestra vir-
haber pertrechado san Egesipo la casa de tud, seamos ayudados por las oraciones
Dios con tan excelentes libros, y edificán- de aquel que fué de tu agrado. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

105
San Alberto Magno. — 8 de abril.
(t 1280)

silla episcopal de Ratisbona, en-


tró san Alberto de noche en la
ciudad; mas no pudo evitar los
aplausos de todo el pueblo cuan-
do salió el día siguiente a celebrar
la misa. Hacía en el palacio una
vida austerísima como en su con-
vento, y creyendo que era poco
el fruto que hacía en su obispa-
do no paró hasta renunciar a la
mitra para volver a su retiro del
claustro. Y después de haber sido
como el oráculo del concilio de
Lión, y recibido con humildes
lágrimas las honras del pontífi-
ce y de toda la corte romana,
entendiendo que se acercaba e]
fin de su vida, comenzó a darse
El sapientísimo y humildísimo san Al- del todo a la oración, y a rezar cada día
berto Magno fué natural de Lingino, que el oficio de difuntos sobre la sepultura
es una población de la Suevia (hoy Ger- en que se había de enterrar su cadáver,
m a n i a ) . Llegado a la edad de diez y seis y a los ochenta y siete años de su vida
años llamóle la Virgen santísima a la sa- entregó su alma al Creador.
grada orden de Predicadores, reciente- Reflexión: Quien leyere el solo catá-
mente fundada por el glorioso santo Do- logo de los libros que escribió el glorioso
mingo; y fué a Venecia para aprender las Alberto Magno, se llenará de maravilla
letras humanas en la famosa escuela de y asombro, viendo que trató con maes-
Jordano: mas com© desconfiase de su tría de todas las. ciencias: porque no sola-
aprovechamiento, determinaba ya dejar mente fué gran filósofo, teólogo, mora-
el estudio y el propósito que tenía de en- lista e intérprete sagrado, mas también
trar en aquella religión. En esta perple- orador, médico y matemático, abarcando
jidad, acudió a su único y celestial r e - en su ingenio universal los tesoros de la
fugio, que era la santísima Virgen, la humana sabiduría. Dime pues, ahora: si
cual le consoló sobremanera, y le alentó varones tan sabios y santos, como Alberto
a seguir la carrera comenzada. Con esto Magno, han consagrado sus portentosos
se dio el santo mancebo muy de veras al talentos a la fe de nuestro Señor Jesu-
estudio, viniendo a salir en todas las le- cristo y de su Iglesia, ¿no es suma des-
tras y ciencias tan oonsumado, que le vergüenza la de los modernos impíos,
llamaron por excelencia el Filósofo, y le cuando dicen que la religión católica ha
dieron el renombre de Magno. Resplan- sido siempre la herencia de los ignoran-
deció su sabiduría en las cátedras de Co- tes? Harto ignorantes y malvados son los
lonia, Ratisbona, y singularmente en la que se atreven a hablar así. ¡Cuánto m e -
de París, que era a la sazón la más cé- jor hicieran si en lugar de gobernarse
lebre de toda las universidades; y eran por las luces de su menguado ingenio, se
tantos los discípulos que concurrían a las fiaran de la doctrina de Cristo, confirma-
lecciones de aquel nuevo Salomón, que da con tantos y tan divinos milagros, y
se vio obligado a 1er en la plaza pública, profesada por todos los hombres más sa-
la cual se llamó después por mucho tiem- bios y santos de veinte siglos! ¡Parece
po la plaza de san Alberto-Colonia. Tuvo imposible que en negocio de tanta im-
en la universidad de Colonia por discí- portancia como es el de la eterna salva-
pulo a santo Tomás de Aquino, digno ción, obren con tanta imprudencia!
alumno de tan gran maestro, el cual
abiertamente profetizó que santo Tomás Oración: ¡Oh! Dios que cada año nos
había de alumbrar el mundo como sol de alegras con la solemnidad de tu bienaven_
la Iglesia de Dios. Eligiéronle después turado confesor Alberto, concédenos pro-
provincial, y el santo Maestro visitó siem- picio que imitemos las buenas obras de
pre a pie los conventos de la orden, y aquel santo, cuyo nacimiento para la glo-
cuando Urbano IV le mandó aceptar la ria celebramos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

1G6
Santa María Cleofé. — 9 de abril.
(Siglo I )
La fidelísima y dichosa sier-
va de Jesucristo santa María
Cleofé era parienta de la santí-
sima Virgen pues estaba casada
con Alfeo, el cual era hermano
del glorioso patriarca san José, e
hijo como él de Jacob. Tuvo de
su bendito matrimonio cuatro
hijos, que fueron san Simón,
llamado Simón Cananeo o Ze~
lotes, Santiago el menor, J u -
das Tadeo, y Joseph o José. Los
tres primeros fueron escogidos
para el apostolado de nuestro Se-
ñor Jesucristo; y el úkimo entró,
como se cree, en el número de
los setenta y dos discípulos. A
estos cuatro bienaventurados h i -
jos de santa María Cleofé llama
el Evangelio hermanos del Señor, con- Reflexión: No podemos leer sino mo-
forme a la costumbre de los hebreos, que vidos de envidia santa la inefable dicha
llamaban con el nombre de hermanos a que tuvo la bienaventurada María Cleofé
los que sólo eran próximos parientes. de conversar, obsequiar y adorar la sa-
Pues, esta dichosa parienta de la Madre grada persona de nuestro Señor Jesu-
de Dios, y santa madre de tres Apóstoles, cristo; mas traigamos a la memoria lo
cobró tan grande y entrañable devoción que el mismo Señor dijo a santo Tomás:
a la__adorable persona de nuestro Señor «Bienaventurados los que no vieron y
Jesucristo, que no pudo separarse de El creyeron, (Jo. XX.) porque, como dice
ni aun en el tiempo de su pasión en que Tertuliano, son muy grandes los méritos
los mismos discípulos huyeron y le des- de la fe, y ordenados a grande r e c o m p e n /
ampararon: y así, refieren los santos sa. Con todo si lees los cuatro Evangelios,
Evangelios, que se halló presente en el escritos por los apóstoles y discípulos del
Calvario con María Madre de Jesús, y Señor, podrás en ellos ver y oir espiri-
María Salomé y el discípulo amado san tualmente a Jesucristo: porque, como nos
Juan. Ella asistió también al entierro del dice san J u a n Evangelista, los santos
divino cadáver; ella fué con Salomé y la Apóstoles nos anunciaron en el Evangelio
Magdalena a embalsamarlo con aromas y lo que vieron por sus ojos, lo que oyeron
ungüento preciosos al amaneceré del p r i - por sus oídos y lo que palparon con sus
mer día de la semana, que ahora es el manos; y como refieren los hechos y pa-
domingo; siendo estas tres santas muje- labras del Señor con tan grande sencillez
res las primeras que oyeron de boca de y verdad, no podremos menos de creer
los ángeles la alegre nueva de la resu- con viva fe las cosas que dicen, v enamo-
rrección; y a ellas se apareció después el rarnos de la divina persona de Jesucristo,
mismo Señor resucitado y glorioso, y les y derramar suavísimas lágrimas, viendo
mandó que fueran a dar noticia de esto a las finezas de amor que ha hecho Dios
los discípulos, a los cuales se mostró la por los hombres, a fin de que creyendo
tarde de aquel mismo día, cuando por t e - que Jesucristo es verdadero Hijo de Dios,
mor de los judíos estaban recogidos en el y guardando su santa ley, alcancemos la
Cenáculo, cerradas las puertas. También vida eterna. .
se manifestó el Señor resucitado a Cleo-
fás, que era el marido de santa María
Cleofé, cuando iba oon otro discípulo al
castillo de Emaús, y se les descubrió en
la fracción del pan. Finalmente después
de tantos y tan divinos regalos con que Oración: Oh Dios, autor de nuestra sa-
el Señor recompensó la devoción y amor lud, dígnate oir nuestras súplicas, para
de esta su sierva, le concedió la gracia que como nos alegramos en la fiesta de
singularísima de morir asistida por los la bienaventurada María Cleofé, así a p r e n -
santos Apóstoles y por la misma Madre damos de ella a servirte con afectuosa y
de Dios, como piadosamente se cree. piadosa devoción. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén,

107
San Ezequiel, profeta. — 10 de abril.
(t 571 antes de Cristo)
que quebrantada la cabeza y d e -
rramados los sesos, dio su v i -
da por la causa de la verdad
de Dios que había anuncia-
do en sus divinas profecías. El
sepulcro de este gran profeta se
halla a quince leguas de Bagdad,
donde por espacio de muchos si_
glos fué muy visitado no sólo
por los israelitas, mas también
por los medos y persas. Más
agradable a Dios fuera esta devo-
ción, si no se contentasen con
venerar solamente la memoria de
san Ezequiel, sino que abriesen
también los ojos de su alma para
reconocer al Hijo del Hombre y
Jivino Mesías Jesucristo, tantas
veces y tan solemnemente anun-
ciado por el santa Profeta.
Reflexión: Un viajero moderno, lugar-
El divino y portentoso profeta Ezequiel teniente de Lynch, de los Estados Uni-
fué hijo de Buzi, natural de Sarira, y sa- dos, nos dice: «que el día 4 de mayo de
cerdote de la tribu noble y sacerdotal de 1848 llegó a Kiffell con propósito de vi-
Leví. Su nombre vale lo mismo que For- sitar el sepulcro del profeta Ezequiel. El
taleza de Dios, y alude a aquellas pala- jefe de las tribu le acompañó hasta una
bras que el Señor le habló diciendo: espaciosa sala rodeada de columnas. En
«Como el diamante y como el pedernal el fondo de aquella estancia hay una
es la frente que te di.», (Ezeq. III, 8.) grande caja, en la cual se encierra una
Era todavía mancebo cuando fué llevado copia de los cinco libros de Moisés, e s -
cautivo a Babilonia, juntamente con J e - crita en un .solo rollo de pergamino: y en
conias, rey de J u d á y diez mil judíos. En el otro extremo del salón, hay una pe-
el quinto año de su destierro, y quinien- queña pieza donde se encierra la tumba
tos noventa y tres años antes de Jesu- de san Ezequiel. El sepulcro es de m a -
cristo, estando junto al río Cóbar, que co- dera, cubierta de una rica tela de P e r -
rriendo por la Mesopotamia viene a mo- sia: la bóveda de la recámara está do-
rir en el Eufrates, tuvo la primera y so- rada, y perpetuamente iluminada por m u -
lemnísima visión profética y recibió la chas lámparas, y a un lado del sepulcro,
misión divina de profetizar, que le duró donde arde una sola lámpara, se ven las
por espacio de veintidós años. Sus profe- tumba, de los tres discípulos que solían
cías fueron las más terribles y espanto- acompañar al santo Profeta*. Aprendamos
sas, a las cuales llama san Jerónimo nosotros, hasta por el ejemplo de los mis-
«Océano de los misterios de Dios». Y en mos judíos e infieles, a venerar a los san-
ellas hablaba del cautiverio de Babilonia, tos de Dios; aborreciendo la impiedad de
de la ruina de otras ciudades y naciones, los herejes protestantes que ultrajan sus
de la vuelta del cautiverio, del Reino del sagradas reliquias y sepulcros: pues ya
Mesías y de la vocación de las gentes a que nuestro Señor quiso honrarles con
la
v
fe divina de nuestro Señor Jesucristo. tan soberanos dones y maravillas, justo
u é este santísimo profeta figura de nue°- es que también les honremos nosotros
tro divino Redentor, porque ejercitó los como a gloriosos cortesanos de Dios, san-
divinos ministerios de profetizar y ense- tísimos miembros del cuerpo místico de
ñar a los hombres, y a semejanza de J e - Jesucristo, y poderosos abogados nuestros
sucristo, se llamaba a sí mismo «Hijo del en el cielo.
hombre», y también puso la vida y la
sangre en confirmación de la verdad de
Dios. Porque como reprendiese a uno de
los jefes del pueblo judaico por sus sa- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
crilegios e idolatrías, dicen que no pu- tente, que los que celebramos el naci-
diendo sufrir aquel sacrilego apóstata la miento para el cielo de tu bienaventurado
reprensión del Profeta, mandó que le profeta y mártir Ezequiel, seamos forta-
arrastrasen a la cola de sus caballos, hasta lecidos en el amor de t u nombre. P o r J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

108
San León el Magno, papa y doctor. — 11 de abril.
(t 461)

El muy grande y santísimo


pontífice León, primero de este
nombre, fué romano de naci-
miento, e hijo de Quinciano, ori-
ginario de Toscana. Siendo aún
acólito, llevó a 1 los obispos de
África las Letras apostólicas del
papa Zósimo, que condenaba a
los heresiarcas Pelagio y Celes-
tio, y con esta ocasión trabó amis-
tad con san Agustín: y cuando
fué ordenado diácono, el papa san
Celestino le hizo su secretario.
Mandóle después Sixto III a las
Galias, donde compuso ciertas di-
ferencias muy graves que había
entre Accio y Alvino, generales
del ejército romano, y que ame-
nazaban la ruina del imperio; y como en adelante, y dejar aquel mal intento y sa-
esta sazón muriese el papa, fué León r e - lir de Italia. Y cuando algunos años des-
cibido en Roma con grandes aplausos, y pués Genserico, rey de los vándalos en-
reverenciado como vicario de Cristo en tró en Roma, mandó a ruegos del santo
la silla de san Pedro. En aquel tiempo pontífice, que no se quemase la ciudad,
muchos herejes maniqueos, donatistas, ni matasen a nadie, ni saqueasen las
arríanos y priscilianistas inficionaban la principales iglesias. Finalmente después
Iglesia del Señor, y en Oriente las h e - de haber rescatado el santo Papa a m u -
rejías de Néstorio, de Eutiques y Diós- chos cautivos, y reparado los templos, y
coro procuraban turbar y oscurecer la fe dejado con sus muchas y buenas obras
católica: mas el santo pontífice arrancó muy floreciente la cristiandad, a los se-
estas malezas del campo de la Iglesia, tenta años de su vida, y veintiún años de
desterrando a los maniqueos de toda la su pontificado, pasó a recibir la corona
cristiandad, y condenando al hereje Jii- inmortal de sus altos merecimientos en
liano, cabeza de los pelagianos, (el cual la eterna bienaventuranza.
murió de mala muerte en país remoto),
y convenciendo a los priscilianistas de Reflexión: Cuando este gran pontífice
España, con las epístolas que envió a los se vio en la cátedra de san Pedro, dijo
obispos españoles. Y para acabar de una llorando en su sermón al pueblo: «Señor,
vez con los errores y herejías de Orien- yo oí vuestra voz y temí; consideré vues-
te, procuró con gran fuerza y eficacia que tras obras y espánteme: porque ¿qué co-
se celebrase el concilio Calcedonense, en sa hay tan insólita y nueva y tanto para
el cual hubo seiscientos y treinta obis- temer como el trabajo al flaco, la alteza
pos; y que estando presentes sus legados, al bajo, y la dignidad al que no la m e -
fuesen condenados en él Eutiques y Diós- rece?» Y porque es tan grave el peso de
coro, y establecida la santa fe católica. En las dignidades de la Iglesia, nunca hemos
tiempo de san León, por los pecados del de olvidarnos de encomendar a nuestro
mundo hubo grandes calamidades, por- Señor así al sumo pontífice como a los
que Atila, rey de los hunos, que se lla- demás obispos y prelados para que ilumi-
maba Azote de Dios, entrando ya por Ita- nados por la gracia de Jesucristo guíen
lia, arruinando y abrasando todo lo que seguramente su rebaño por el camino de
hallaba, determinó con su ejército copio- la eterna salvación.
sísimo acometer a Roma, y destruirla y
hacerse señor de Italia. Entonces el santo Oración: Suplicárnoste, Señor,, que oi-
pontífice León, armado de espíritu del gas benignamente las súplicas que te ha-
cielo, salió al encuentro de Atila, vestido cemos en la festividad del bienaventu-
de pontifical, y estando todo el senado de rado León, tu confesor y pontífice, y que
Roma postrado delante del rey bárbaro, nos perdones nuestros pecados por los
le habló con tanta gravedad, prudencia y merecimientos de aquél que mereció ser-
elocuencia que le persuadió a no pasar virte dignamente. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

109
San Julio, papa. — 12 de abril.
(t 352)

rador Constante convocó un con-


cilio ecuménico y universal en
Sárdica, el cual fué de trescientos
obispos de todas las provincias
de la Iglesia occidental y setenta
y seis de la oriental, presidiendo
en él, Osio, español, obispo de
Córdoba con otros dos legados
ae la sede apostólica. Y con la
sentencia de este concilio, y las
cartas que el santo papa Julio
escribió a los prelados de Alejan-
dría, volvió san Atanasio a su
iglesia, y fué privado de aquella
silla el usurpador, a quien acaba-
ba de matar el mismo pueblo por
no poder sufrir sus desafueros.
Finalmente habiendo aprobado el
Al tiempo que murió el glorioso pontífi- santo pontífice los veintiún cánones del
ce san Marcos, pusieron todos los ojos en concilio general de Sárdica y dado sabios
reglamentos a la Iglesia, que gobernó
san Julio, porque por su rara prudencia, santísimamente por espacio de quince
doctrinas y excelentes virtudes parecía el años, descansó en la paz del Señor. Se
más digno de sentarse como Vicario de conserva una excelente carta suya, o de
Cristo en la silla de san Pedro. Y bien su concilio, en la cual defiende la ver-
era menester una entereza y santidad, co- dad con una entereza y vigor digno del
mo la de este insigne pontífice para de- vicario de Cristo.
fender la causa de san Atanasio, patriar-
ca de Alejandría, contra los herejes arría- Reflexión: Decía el santo papa Julio
nos; los cuales con el favor de los empe- en su carta a los fieles de Alejandría:
radores pretendían derribarle, y con él, «Recibid, amados míos, a vuestro obispo
a toda la Iglesia de Jesucristo. Volvía san Atanasio, con entera gloria y alegría es-
Julio, cuando los herejes nombraron por piritual, y con él a todos los que han sido
patriarca a un Gregorio de Capadocia, sus compañeros en sus grandes y traba-
hombre facineroso, hereje insolente y josas persecuciones. Yo cierto tengo par-
atrevido, el cual entrando en la ciudad ticular alegría cuando me pongo a pen-
con mucha gente de guerra y bárbara, hi- sar la que cada uno de vosotros ha de
zo un estrago en toda aquella población tener cuando llegue vuestro pastor a esa •
tan extraño y lastimoso, como si fuera ciudad, como toda ella ha de salir a r e -
u n ejército de enemigos, no perdonando cibirle, y la fiesta que se ha de hacer.
a doncellas ni casadas, ni a viejos ni a ¡Qué día tan regocijado será para vos-
niños, ni a seglares, ni a eclesiásticos, ni otros, cuando nuestro hermano vuelva a
veros, y los males pasados tendrán fin
a cosa sagrada ni profana, divina ni hu- y el corazón de todos será uno!» Como
mana, con tan grande impiedad y fiere- esta ha de ser la unión de paz y amor
za que no se puede explicar. Y viendo san que ha de reinar entre el pastor y las
Atanasio esta calamidad tan lastimosa, se ovejas del rebaño de Jesucristo. No t u r -
salió a escondidas de la ciudad y vino a bemos jamás esta santa concordia, como
Roma para ver si con la utoridad del su- suele turbarla por cualquier motivo los
mo pontífice podría hallar algún reme- herejes, antes, como obedientes .hijos de
dio para detener el ímpetu furioso de los la Iglesia, procuremos a todo trance con-
herejes y apagar aquel incendio que abra- servarla.
saba n o solo a Alejandría, mas también
a Egipto y a todas las partes de Oriente. Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
Recibióle muy bien el santo pontífice J u - las súplicas que te hacemos en la solem-
lio y celebró un concilio en Roma en e] nidad de tu bienaventurado confesor y
cual aprobó su inocencia, y declaró que pontífice Julio, y que por la intercesión
y merecimientos de aquel que dignamente
era valeroso capitán del Señor, e inven- te sirvió nos absuelvas de todos nuestros
cible defensor de su Iglesia, y cuatro años pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
después con el consentimiento del empe- Amén.
110
San Hermenegildo, príncipe de España. — 13 de abril.
(t 586)

San Hermenegildo, príncipe de


España y mártir glorioso, fué h i -
jo de Leovigildo, godo y hereje
arriano, rey de España, el cual
tuvo dos hijos: a Hermenegildo,
que era el mayor, y príncipe deí
reino, y como a tal le dio el t í -
tulo de r e y ; y a Recaredo que
por muerte de Hermenegildo su
hermano, sucedió en el reino.
Criáronse estos dos príncipes con
la leche ponzoñosa de la herejía
arriana que tenía su padre y los
godos habían traído a España,
hasta que habiendo crecido Her-
menegildo en edad y discreción,
conoció su engaño, y enseñado
de san Leandro arzobispo de Se-
villa, se convirtió con entero corazón a la por temor de sus subditos, y por no per-
santa fe católica. Hubo entre el rey Leo- der el reino: y cayendo enfermo, y estan-
vigildo y el príncipe su hijo algunos de- do para morir, encomendó a san Leandro,
bates y diferencias, al principio mansa- obispo, a quien antes gravemente había
mente y después oon rompimiento de afligido, que tuviese mucha cuenta con
guerra; y finalmente vino el hijo católi- Recaredo su hijo, que dejaba por suce-
co a manos del padre hereje, el cual le sor, y procurase reducirle a la fe católi-
hizo llevar preso y aherrojado a Sevilla ca, y con esto acabó su vida». El cuerpo
y ponerle en una torre hedionda y os- de san Hermenegildo se venera en Sevi-
cura, cargado de cadenas. Estando en es- lla, menos la santa cabeza oue fué lle-
ta cárcel el santo príncipe comenzó a te- vada a Zaragoza cuando los moros se apo-
ner en poco el reino de la tierra y a de- deraron de Andalucía.
sear mucho el del cielo, y no contentán-
dose con las prisiones y penas que sufría Reflexión: En una carta que escribió
se vistió de cicilio, haciendo continua- san Hermenegildo al rey su padre le de-
mente oración al Señor. Vino la festivi- cía estas palabras: «Si os enojáis porque
dad de la Pascua, y aquella noche el pér- sin vuestro parecer he osado trocar reli-
fido rey Leovigildo envió un obispo arria- gión, yo os suplico que me deis licencia
no a la cárcel para que su hijo recibiese para tener justa pena por ver que aun
la comunión pascual de la mano sacrile- no me concedéis que yo tenga más cuen-
ga de aquel hereje, prometiéndole, si lo ta de mi salvación que con las otras cosas
aceptaba, de admitirle en su gracia: pero de esta vida. Y sabed que estoy apareja-
el santo mozo echó de sí al obispo arria- do, si fuere menester, a dar la sangre y
no, reprendiéndole y diciéndole las pala- la vida por mi alma; porque no es justo
bras que merecía oir. Entonces el padre que el padre carnal pueda más que Dios,
salió de sí, y arrebatado de saña y furor, ni que tenga más fuerza con su hijo que
envió sus soldados y ministros para que la propia conciencia». Esta ha de ser tam-
allí donde estaba le matasen, y así se hi- bién la firme determinación con que he-
zo; porque entrando en la cárcel, le die- mos de conservar nuestra fe y guardar
ron un golpe con un hacha en su santo nuestra fidelidad a Dios, diciendo con
cerebro y le quitaron la vida corporal, cristiana libertad y entereza: «Primero es
que el mismo santo con tanta constancia Dios; después mi alma; después los pa-
había menospreciado. Añade aquí san dres, amigos y demás hombres y cosas
Gregorio, que el padre pérfido y homici- del mundo».
da de su hijo tuvo dolor y arrepentimien- Oración: Oh Dios, que enseñaste a tu
to de lo que había hecho, mas no de ma- bienaventurado mártir Hermenegildo a
nera que le aprovechase para la salud que pospusiese el reino de la tierra al ce-
eterna, porque puesto caso que conoció lestial, concédenos que a su imitación des-
que la fe católica es la verdadera, pero preciemos las cosas caducas, y aspiremos
no se atrevió a confesarla públicamente, siempre a las eternas. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

lli
San Justino, filósofo y mártir. 14 de abril.
(f 165)

rador Antonino Pío, el cual des-


pués de haberlo leído, hizo p u -
blicar en Asia un edicto en fa-
vor de los cristianos mandando
que ninguno, por solo ser cris-
tiano, fuese acusado ni conde-
nado. Pero como muerto Anto-
nino, sucediesen en el imperio
Marco Aurelio Antonio y Lucio
Vero, y se tornase a embravecer
la tempestad, san Justino que a
la sazón estaba en Roma escri-
bió otro libro o apología a los
emperadores y al senado en fa-
vor de los cristianos para apla-
carla. Entonces fué el santo
acusado por un enemigo suyo
llamado Crescente, cínico filó-
El glorioso filósofo y antiguo apologista sofo en el nombre y profesión, y en la v i .
y mártir san Justino fué hijo de Prisco, da viciosísimo y abominable; el cual era
de linaje griego, y nació en Ñapóles Fla- quien más atizaba a los magistrados con-
via, ciudad de Palestina. Desde su mo- tra los fieles de Cristo. Mandó pues el
cedad se dio mucho a las letras humanas, prefecto de Roma prender a san Justi-
y al estudio de la filosofía, y se ejercitó no, y después de haberle hecho azotar,
dio sentencia que fuese degollado con
eja todas las sectas de los filósofos estoi- otros seis compañeros, como se dice en las
cos, peripatéticos y pitagóricos, con gran Actas de su martirio, que escribieron los
deseo de saber la verdad; y hallando en notarios de la Iglesia romana.
todas ellas poca firmeza, las dejó y se dio
a la filosofía de Platón, por parenerle que Reflexión: Dice el glorioso san Justino
era más grave y más cierta y segura para en su primera apología estas palabras ad-
lo que él pretendía, que era alcanzar la mirables: «Cuando somos atormentados,
sabiduría y con ella entender y ver a nos regocijamos, porque estamos persua-
Dios. Para poder, pues, mejor atender a didos que nos resucitará Dios por Jesu-
sus estudios se retiró a un lugar aparta- cristo; y cuando somos heridos con la es-
do, vecino del mar, donde estando ocu- pada y puestos en la cruz, y echados a
pado y absorto en la contemplación de las bestias fieras, y maltratados con pri-
las cosas divinas, se le presentó, como el siones, fuego y otros tormentos y supli-
mismo santo escribe, u n varón viejo y cios, no nos apartamos de lo aue profesa-
muy venerable que trabó plática con él; mos; porque cuanto son mayores los tor-
y entendiendo que era filósofo platóni- mentos, tanto más son los que abrazan la
co, y lo que buscaba en sus estudios, le verdadera religión; como cuando se poda
desengañó que no lo hallaría en los libros la vid da más fruto; lo mismo hace el
de los filósofos, sino en solos los de los pueblo de Dios, que es como una vid o
profetas y de los santos, a quienes Dios viña bien plantada de su mano.» Pues
había alumbrado y abierto los ojos del ¿quién podrá leer estas cosas sin derra-
mar lágrimas, viendo lo que sentían de
alma para ver la luz del cielo y entender la fe de Cristo aquellos filósofos tan sa-
sus misterios y verdades. Con esto se fué bios de los primeros tiempos de la cris-
el anciano y san Justino no le vio más; tiandad, y comparando su heroísmo con
pero quedó muy encendido en el amor la indiferencia criminal de nuestros tiem-
de la verdad, e inclinado a leer los li- pos?
bros de los cristianos en que ella se halla.
Por estos medios entró Cristo nuestro Se- Oración: Oh Dios, que por la simplici-
ñor en el corazón de Justino, y de filóso- dad de la Cruz enseñaste maravillosamen-
fo platónico y maestro de otros le hizo fi- te al bienaventurado Justino la eminente
lósofo cristiano y discípulo suyo. Escri- sabiduría de Jesucristo; concédenos por
bió un libro maravilloso y divino en de- su intercesión que rechazando las engaño-
fensa de la religión cristiana en el año 150 sas razones de las perversas doctrinas, al-
como él mismo lo dice, y le dio al empe- cancemos la firmeza de la fe. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

112
San Pedro González Telmo, confesor. — 14 de abril
(t 1246)

El bienaventurado y apostólico B^ryítr^iH


r
1 - 'v mH;
J
varón san Pedro González, lla-
mado vulgarmente san Telmo,
nació de padres nobles en la v i -
lla de Fromesta, cinco leguas de
la ciudad de Palencia. Dióle e]
obispo, que era tío suyo, u n cano-
nicato, cuando aun no le sobraban
los años, ni la gravedad y asien- iRffl i &mWSi jHHán«|^H
to que para aquel ministerio con-
venía, y procuró además que el I ílürli H fifaiPtiiaíiiMH^HI


1
papa le diese el'decanato. Cuan- Itlyk^» i|ijf \i i^HI •h^ndllBHIIH
do Pedro González hubo de t o - (®2S3^ J | 1| y 1 1 ' J l ^ l^^^^^^^^^^^^^^1
mar la posesión, que fué el día [ imiilffffll' '•! ¡KM^^H ^^^H
de Pascua de Navidad, quiso el
nuevo deán regocijar la fiesta, no
como eclesiástico sin como lego
y profano. Vistióse para aquel 1
"día galana y profanamente, y salió con y en otras guerras contra los moros. Pero
otros en u n caballo brioso m u y bien ade- donde el santo más tiempo estuvo fué en
rezado por toda la ciudad, desempedran- Galicia, donde entre otras cosas hizo un
do, como dicen, las calles a carreras, con puente sobre el río Miño, no lejos de R i -
gran desenvoltura y escándalo del pueblo. vadavia, por los muchos peligros y muer -
Pero para que se entiendan las maneras tes que sucedían en aquel paso. Final-
que Dios nuestro Señor toma para conver- mente, después de haber ganado para
tir las almas y traerlas a sí, partiendo des.- Cristo innumerables almas y resplandeci-
apoderamente por la calle más principal do con muchos milagros, en el domingo
de Palencia, cayó el caballo en medio de Cuasimodo, dio en la ciudad de Tuy
de la carrera y dio con el deán en un l o - su bendita alma al Señor, el cual mani-
do muy asqueroso, con harta risa de los festó la-gloria de su siervo con doscientos
que le vieron; porque cuando fueron a ocho milagros bien conocidos.
socorrerle, no había gala, ni vestido, ni
rostro que diese muestra de lo que había
sido. F u é tan grande la vergüenza que Reflexión: Luego que murió san Telmo
causó a Pedro González aquella caída, comenzó su sepultura a manar una cier-
que no podía levantar la cabeza, ni le p a - ta mañera de óleo, que fué celestial m e -
recía que podría ya vivir entre gente, dicina para todas las enfermedades; mas
hombre a quien tal desgracia había acon- ha querido el Señor glorificarle particu-
tecido. Alumbróle Dios al mismo tiempo larmente librando por su intercesión a los
el corazón; y hablando entre sí dijo: navegantes de gravísimas tempestades y
Pues el mundo me ha tratado como quien evidentes peligros. Por donde en los puer-
es, yo haré que no burle otra vez de mí. tos de España y en los pueblos marítimos
Con esto, vase a u n convento de santo de ella se celebra su fiesta, sacando su
Domingo, y con admiración de todos los imagen en procesión con mucha solem-
que le conocían, tomó el hábito, y comen- nidad y regocijo, especialmente en Lisboa,
zó a vivir con t a n grande perfección, que en Vizcaya y en Guipúzcoa, donde es v e -
vino a ser u n gran santo. Predicaba des- nerado san Telmo, nombre por el cual le
pués con obras y palabras, y como án- conocen los marineros, y le invocan en
gel del Señor; y hablaba con tal fuerza las tempestades y peligros del mar.
de espíritu, que enternecía las piedras
e inflamaba los corazones helados. Des- Oración: Oh Dios, q u e manifiestas la
poblábanse los lugares en su seguimien- singular protección del bienaventurado
to y muchas leguas iban caminando por Pedro a los que se hallan en los peligros
oirle viejos y mozos, hombres y mujeres, del m a r ; concédenos por su intercesión
ricos y pobres: y con este celo y espíritu que brille siempre la luz de t u gracia en
anduvo por los reinos de España y estu- las tempestades de esta vida, para que
vo en la corte del santo rey don Fernando, podamos arribar al puerto de la eterna
y se halló con él en el cerco de Sevilla salud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
113
Las santas Basilisa y Anastasia, mártires. — 15 de abril.
(t 56)

inhumanidad, colgáronlas en un
potro, y abrasaron sus delicadas
carnes con hachas encendidas; y
viendo los verdugos que todo
esto sufrían ellas sin quejarse,
y que no cesaban de invocar ej
nombre de Cristo Jesús, con gran
furor les sacaron las lenguas de
la boca y se las cortaron. Cor-
táronles después los pechos y las
atormentaron c r uelísimamente
hasta que se cansaron de hacer
en aquellos santísimos cuerpos
la más horrible y sangrienta car.
nicería, y como no pudiesen que-
brantar un punto la constancia
maravillosa de aquellas flacas
mujeres y fortísimas mártires del
Las ilustres y venerables matronas r o - Señor, las condenó el tirano a ser dego-
manas santa Basilisa y santa Anastasia lladas, y así confirmaron con su sangre
habían recibido la luz de la fe y la gra- y con su muerte la doctrina de Dios que
cia de nuestro Señor Jesucristo por ma- habían recibido de los bienaventurados
no de los gloriosos príncipes de los após- Príncipes y esclarecidos Maestros de la
toles san Pedro y san Pablo; y queda- Iglesia romana.
ron tan devotas suyas, que ni aun des- Reflexión: Mártir murió Jesucristo, so-
pués que ellos padecieron el martirio, berano autor de nuestra sacrosanta reli-
quisieron dejar por temor humano de r e - gión; mártires fueron san Pedro y san
verenciarles; antes recogiendo con todo Pablo y los demás apóstoles, mártires la
cuidado las venerables reliquias de aque- mayor parte de los discípulos; mártires
llos santísimos Maestros de nuestra fe, casi todos los papas de los tres primerop
les dieron secretamente honrada sepul- siglos de la Iglesia, y mártires en fin mi-
tura. Mas como por este oficio de piedad llones y millones de fieles cristianos en
fuesen acusadas delante del impío y crue- toda edad, sexo y condición, nobles, ple-
lísimo Nerón, este primer perseguidor y beyos, sabios, ignorantes, dignatarios, ma-
fiera sanguinaria, sin respeto de la vir- gistrados, filósofos, centuriones, procón-
tud y nobleza de aquellas piadosas ma- sules, y aun damas y matronas romanas.
tronas, mandó que las prendiesen y las y delicados niños y doncellas. ¡Oh qué ve-
presentasen a su tribunal cargadas de ca- nerable es el edificio de la Iglesia católi-
denas. Pretendió el bárbaro emperador ca amasado con tanta sangre de mártires!
apartarlas del nuevo instituto y vida El que desprecia estos testimonios de
cristiana que les habían enseñado los san- nuestra fe, merece ser despreciado, e]
tos apóstoles, mas ellas con gran forta- que no se convence con este argumento
leza confesaron a Jesucristo, diciendo que es hombre desatinado, el que solo por
era verdadero Dios, por el cual habían -querer vivir a sus anchuras se obstina en
dado la vida san Pedro y san Pablo, que rechazar la religión católica, diga que nc
ellas estaban dispuestas a confesarle tam- sabe lo que hace, y que su orgullo o sen-
sualidad le han robado el juico: pero
bién, derramando la sangre y muriendo; sepa que un día clamará contra él toda
si fuese menester. Entonces mandó el ti- esa sangre de los mártires tan gloriosa-
rano que sacasen de su presencia a aque- mente derramada y tan injustamente des-
llas damas tan principales y las ence- preciada por los insensatos.
rrasen en la cárcel hasta el día siguien-
te, en el cual se les concedía nueva au- Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
diencia: y venida la hora de comparecer concedas perpetua devoción para vene-
de nuevo al tribunal, mostráronse tan rar los triunfos de tus bienaventuradas
constantes e invencibles en la con- mártires Basilisa y Anastasia; a fin de
fesión de Cristo, que luego ordenó el reverenciarlas con nuestros humildes ob-
ferocísimo emperador matarlas a poder sequios ya que no podemos celebrarlas
de tormentos. Azotáronlas con bárbara dignamente. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

114
San Toribio de Liébanai — 16 de abril.
(t 456)

El bienaventurado y celosísimo S
HDpflHiHH ™mf ii|f| Wm^g ¥¡C' . '
santo Toribio de Liébana, obispo 1
de Astorga, fué natural de la
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provincia de Galicia, y a lo que 1 1
.
ge puede entender, hijo de una 1
ni
de las familias principales de la
ciudad de Astorga. Habiendo ;jB
aprendido y aprovechado mucho i1!
en las letras humanas, distribu- fek ^ s
yó su patrimonio a los pobres y I Jm r
navegó a Jerusalén, donde el
obispo de aquella iglesia hizo tal
estimación de su santidad, que le
confió el riquísimo tesoro de las
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cosas sagradas y reliquias de la


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> • • :

pasión de nuestro Señor Jesucris-


to, de las cuales trajo después IBilSK
muchas a España. Volviendo de
los Santos Lugares a su patria, curó mi-
lagrosamente a una hija del rey de los tólicas del papa, que era san León el Mag-
Suevos, y a otros muchos enfermos, y con no, y la autoridad de un concilio nacional
las crecidas limosnas que le dieron, edifi- que se juntó en Toledo, y otro provincia]
'JÓ un templo al Salvador, y puso en é] que se celebró en Gálica, cortó la cabeza
las reliquias que había traído. Murió en de aquella herejía que inficonaba muchos
=sta sazón el obispo de Astorga; y todos pueblos de España. Finalmente después
pusieron los ojos en santo Toribio, el cual de haber cumplido santo Toribio las obli-
aunque mucho se resistió, hubo de ren- gaciones de un buen pastor, y defendido
dirse a la voluntad divina. Entonces fué su rebaño de los lobos infernales, des-
ruando le acusó de un crimen de adul- cansó en paz; y en el siglo VIII, por cau-
terio, u n ambicioso diácono de Astorga, sa de la invasión de los moros fueron
3_ue pretendía aquella cátedra, y el san- trasladadas sus reliquias, y las que trajo
to obispo, inspirado de Dios se justificó de Jesucristo, al monasterio de san Mar-
plenamente. Porque habiendo ido «a su tín de Liébana que se llamó después san-
:atedral, un día de grande concurso, di- to Toribio de Liébana.
; o al pueblo la necesidad que tenía de vol- Reflexión: Entre las otras cosas que
ver por su honra y con muchas lágrimas santo Toribio dice en aquella epístola que
pido al Señor que deshiciese aquella ca- escribó a los obispos para extirpar los
lumnia. Luego mandó traer al altar un errores de Prisciliano, encarece'mucho e]
brasero, y tomando en sus sagradas ma- daño de los libros apócrifos, los cuales
nos las ascuas encendidas, las envolvió los herejes publicaban por divinos, y les
en el sobrepelliz que traía puesto, y en- exhortaba mucho a desterrarlos y conde-
tonando el salmo de David, que comien-
za: «Levántese Dios, y sean disipados narlos como cosa tan perjudicial y daño-
sus enemigos», rodeó toda la iglesia lle- sa; y^ cierto que entre los cuidados que
deben tener todos los gobernantes, y más
vando las ascuas en el roquete; y todo
el pueblo vio por sus ojos como ni el ro- los eclesiásticos, a quienes más toca, de-
be ser muy principal el procurar que haya
quete ni las manos del santo padecieron
ninguna lesión de fuego, pues no quedó abundancia de libros católicos, doctos,
graves y provechosos, y que se destierren
de él ni la más leve señal. Asombráron-
se todos de semejante maravilla, y el ca- ybados,
no se lean los herejes, falsos y repro-
ni los torpes, livianos e inútiles.
lumniador confesó a voces su pecado, y
cayó muerto en la iglesia. Pero la obra Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
más excelente que hizo santo Toribio, fué las oraciones que te hacemos en la so-
el acabar con la herejía de los Priscilia- lemnidad de tú bienaventurado confesor
nos en España, para lo • cual se armó de y pontífice santo Toribio, y que por los
una carta en que refutaba victoriosamen- méritos e intercesión de aquel que tan
te aquellos errores, y la envió a algunos dignamente te sirvió, nos absuelvas de to-
obispos españoles. Y con las Letras Apos- dos nuestros pecados. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

115
S. Engracia y sus diez y ocho compañeros, mártires. — 16 de abril
(t 303)
¡msff dazáronle después sus virginales
pBÍ i carnes con uñas de hierro, dislo-
Jjj cáronle los miembros, cortáronle
M el pecho izquierdo, y cuando to-
la do su santo cuerpo estuvo hecho
J una llaga, la cubrieron con una
1 larga vestidura, y la dejaron así
jl para que con los dolores de sus
_ j | heridas se prolongase su martirio
JÜB y se dilatase la muerte. Y como
IIB ella perseverase en la confesión
% de Jesucristo, Daciano, irritado
>_J| por aquella invencible constancia,
SSB mandó que le hincasen un clavo
¿J\ en la frente. Todavía se muestra
^¿§¡j en la cabeza de la santa el agu-
¡jjjj jero de aquel clavo, en cuyo tor-
5S5J mentó la fidelísima esposa del
Señor acabó de recibir la corona
La gloriosa virgen y tortísima mártir de del martirio. Finalmente a los diez y ocho
Cristo santa Engracia era hija dé un gran caballeros mandó el procónsul degollar
caballero y señor muy principal de Por- fuera de la ciudad, y en el mismo día
tugal, y habiendo concertado de casarla recibieron con santa Engracia la palma de
con u n duque del Rosellón, o capitán de gloriosos mártires de Jesucristo. Consér-
aquella frontera de Francia, la enviaba vanse con gran veneración las preciosas
para celebrar las bodas muy bien acom- reliquias de la santa en la cripta del t e m -
pañada de diez y ocho caballeros, parien- plo de su nombre, magníficamente r e s -
tes y familiares suyos, cuyos nombres taurado en nuestros días en la capital de
eran Lupercio, Optato, Suceso, Marcial, Aragón. En u n depósito del mismo sepul-
Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Fron- cro están las de san Lupercio, y en otro
tón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, sepulcro de mármol las de los otros san-
Apodemio, Maturio, Casiano, Fausto y J e - tos compañeros cuyos huesos son de co-
naro: y estos cuatro últimos tenían por lor de rosa y despiden fragante olor.
sobrenombre Saturninos. Hallábase esta
ilustre comitiva en Zaragoza, cuando Da- *
ciano como tigre fiero y cruel se relamía Reflexión: Pues ¿quién no ve en el m a r -
en la sangre de los cristianos de aquella tirio de la gloriosa virgen Engracia y de
ciudad principalísima y les afligía con los los otros mártires, la omnipotencia y for-
más horribles tormentos. Entonces a r m a - taleza de Dios, la desventura del hombre
da de Dios, la virgen santa Engraciarse y la vana astucia y crueldad de Satanás? '
presentó con sus diez y ocho compañe- El cual inflamó a Daciano para que ator-
ros cristianos, ante el tribunal del inicuo mentase con exquisitas penas a una tier-
juez, y le reprendió severamente por h a - na doncella, y procurase extinguir el cul-
berse despojado de la razón de hombre to del verdadero Dios; mas el demonio
y vestídose de la crueldad de fiera, ver- quedó burlado, Daciano confuso, la vir-
tiendo tanta sangre de hombres inocen- gen triunfando, Dios glorificado, propa-
tes, que no tenían otra culpa sino adorar gada su santa religión, y la ciudad de
al solo Dios verdadero. Quedó Daciano Zaragoza ilustrada con los trofeos de t a n -
pasmado, y pensativo sobre lo que había tos y tan gloriosos mártires con los cua-
de hacer con aquella nobilísima y hermo- les están ennoblecida y amparada de los
sísima doncella que así le hablaba; pero encuentros de sus enemigos.
al fin pudo en él más su cruel naturaleza,
que la humanidad, ni otro algún buen
respeto; y mandó prender y azotar rigu- Oración: Vuelve, Señor, tus ojos b e -
rosamente a la santa virgen y a aquellos nignos sobre la familia de tus fieles sier-
diez y ocho caballeros; y para escarmien- vos, y concede, que amparada por la in-
to de los demás cristianos de Zaragoza, tercesión de la bienaventurada Engracia
hizo arrastrar a Engracia atada a la cola y sus compañeros mártires, sea defendida
de u n caballo por toda la ciudad. Despe- de toda culpa. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

116
La beata María Ana de Jesús. — 17 de abril.
(t 1624).
La extática y maravillosa vir-
gen María Ana de Jesús nació
en Madrid, de muy noble e ilus-
tre linaje, y su padre Luis Nava-
rro Ladrón de Guevara servía
en la corte del rey don Felipe
III. Cuando llevaban en b r a -
zos a la iglesia aquella -.anta n i -
ña, notaban que a l tiempo de a l -
zar la Hostia y el Cáliz se q u e -
daba arrobada; y cuando ape-
nas sabía andar por sus pies,
buscaba algún lugar recogido de
su casa, y allí la veían pues-
ta en oración delante de una
imagen de nuestro Señor cru-
cificado, bañados los ojos en lá-
grimas o cercado su rostro de
resplandores. Gozaba de la p r e -
sencia visible de su Ángel cus-
todio; y platicaba de la beatísima Trini- Mercenarios decalzos, se labró una cel-
dad, de la Encarnación del Verbo, y de dilla junto a la ermita de santa Bárbara,
la adorarble Eucaristía, que son los mas y recibió después el hábito de nuestra
inefables Misterios de nuestra divina Reli- Señora de la Merced de manos del Maes-
gión, como de cosas que más parecía tro general de la orden: y en aquella
entenderlas que creerlas. Recibió la pri- pobrísima casa la visitaban hasta los prín-
mera comunión en edad m u y temprana, cipes, porque era muy grande la fama
v cada vez que tomaba el Pan de los de sus arrobamientos, milagros y profe-
angeles, parecía transformarse en un án- cías. Finalmente, después de una vida
gel que gozaba de Dios. Mas, ¿quien no llena de trabajos y celestiales consuelos,
se espantará ahora de las durísimas prue- en un éxtasis suavísimo entregó su al-
bas por que hubo de pasar esta alma an- ma al Señor a los cincuenta y nueve
gelical? Muy presto tuvo en lugar de ma- años de su edad.
dre una madrastra de condición asperí- Reflexión: Los cilicios e instrumentos
sima, que la afligía sobremanera, y no le de penitencia que usaba la santa, y se
iba el padre a la mano tanto como debie_
ra, especialmente cuando la santa don- conservan en el convento de santa Bár-
cella hizo voto de perpetua virginidad, bara de Madrid, llenan de asombro y
contra la voluntad del padre que quería compunción a los que los miran. Lleva-
casarla. Era ella, de gentil disposición v ba pegado al pecho un peto de espinas
muy hermosa; y se cortó u n día con las y a las espaldas unas cruces anchas sem-
újeras la rubia cabellera, pensando que bradas de puntas de hierro; en los bra-
así se entibiaría el amor del que la pre- zos unos cilicios, y en la cabeza una coro-
tendiera por esposa: entonces fué cuan- na de espinas: y solía hacer el via-cru-
do su padre y su madrastra salieron de cis con una pesada cruz en los hombros.
síj y cargaron sobre ella una tempestad La causa de esta. asombrosa mortifica-
de injurias y golpes, con tanto enojo ción no era otra sino el amor grande que
v crueldad, como si fueran verdugos de tenía esta inocentísima virgen a su divi-
su hija mártir. Cuando cesaron los ma- no Amor crucificado, y tan desagrade-
los tratos permitió que su sierva se vie- cido e injuriado de los hombres. Pues,
se todos los instantes del día fieramente ¿quién no exclamará aquí diciendo: «Es-
atormentada por torpísimas imaginacio- ta santa virgen tan inocente y tan peni-
nes y tentaciones las cuales le duraron tente; y yo tan pecador y tan inmortifi-
anee años, y a todo esto se añadían p e - cado»?
nosísimas enfermedades y agudísimos do- Oración: O clementísimo Dios, Señor de
lores, que acrisolaron como el oro su las virtudes, que llenaste de los dones
invencible paciencia. Dejó al fin la ca- de tu gracia a la bienaventurada María
sa de sus padres, y con la aprobación del Ana, concédenos por sus ruegos, que los
venerable Fray J u a n Bautista, que era que la honramos con solemnes cultos,
su confesor, y fué el fundador de los imitemos también sus obras. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
117
El beato Andrés Hibernen. — 18 de abril.
(t 1602)

en Gandía, y entendiendo que


se llegaba el día y la hora de pa-
sar de esta vida, barrió con ex-
traordinario aseo los claustros y
corredores por donde había de
pasar el Señor, a quien recibió
por viático, y clavando los ojos
en la imagen de Jesucristo cru-
cificado, murió tranquilamente a
los cincuenta y ocho años de su
edad. Tres días estuvo el santo
cuerpo recibiendo los obsequios
de los fieles de Gandía, sin que
se oyesen en el templo otras vo-
ces que las aclamaciones de los
que le llamaban santo, y las ala-
banzas de los enfermos que r e -
pentinamente alcanzaban la sa-
El bienaventurado y fervorosísimo
siervo de Dios, beato Andrés Hibernen lud, por los méritos del siervo de Dios.
nació en la ciudad de Murcia de padres
pobres aunque eran hijosd.algo de Car-
tagena. Queriendo darle uña cerrera, le
enviaron a unos tíos suyos que vivían en
Valencia; pero estos le hicieron guardar
el ganado, en cuyo oficio llegó con admi- Reflexión: Ahí tienes un pobrecülo
rable inocencia a la edad de veinte años. fraile lego de san Francisco, desprecia-
Habiendo recibido ochenta ducados de ble a los ojos del mundo, pero muy apre-
manos de su tío, pensaba dotar con ellos ciable, grande y glorioso a los ojos de
a una hermana suya, pero como unos Dios. ¡Oh! si entendieses en qué está
ladrones se los robasen, determinó de la verdadera grandeza! ¡Cuan poca es-
abrazar la Regla del Patriarca de los po- tima hicieras de'las vanidades del mundo"!
bres: y tomó el hábito de fraile lego en ;Oh si considerases que también ha de
el convento de Elche para servir a Dios llegar u n día para tí, en el cual no se
con extremada humildad, penitencia y hará nigún caso de tus riquezas, de tus
desnudez, ejerciendo los oficios de porte- honras y talentos, sino solamente de tus
ro, hortelano, refitolero y cocinero. Cuan- virtudes, y buenas obras! Este es el se-
do andaba en las cosas de la cocina, m a r a - creto de la sabiduría de Dios que nos en-
villábanse los religiosos de que a pesar señó su Hijo Unigénito: La verdadera
de verle casi siempre en oración guisa- grandeza es para los humildes; el reino
se tan bien los manjares, en los cuales de los cielos es para los pobres de espí-
hallaban u n sabor tan delicado, que pa- ritu y el gozo de Dios es para los que
recía del cielo. Tuvo después el cargo de toman la cruz y siguen a Jesucristo. La
limosnero, y era tanta la gracia del Se- sabiduría del mundo piensa y siente to-
ñor con que pedía limosna por Jesu-
cristo, que por su medio se pudo acabar do lo contrario: y por esta causa dice
la obra del monasterio de san J u a n de el apóstol, «que la sabiduría de este si-
Valencia, y el famoso noviciado de aque- glo es necedad delante de Dios».
lla custodia, y más tarde el nuevo con-
vento de Murcia llamado el Real de san
Diego. Convertía a los pobres que se lle- *
gaban a la portería' para pedir limosna,
curaba milagrosamente a los enfermos,
interpretaba con soberana luz los luga- Oración: Oh Dios, que nos alegras con
gares difíciles de la Sagrada Estcritura, la solemnidad anual de tu confesor e]
penetraba los secretos de los corazones, bienaventurado Andrés, concédenos p r o -
y hasta los cardenales Doria y Borja y el picio, que los que veneramos su naci-
arzobispo de Valencia beato J u a n de Ri- miento para el cielo, imitemos también
bera, le veneraba como a santo. Morando sus virtuosas acciones. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

118
San Vicente de Colibre, mártir. — 19 de abril.
(t 303.)
En el principio del imperio
de Diocleciano estaba en todo
el mundo en tanta estimación la
fe y la religión cristiana, que
los mismos emperadores, aun-
que paganos, daban el gobier-
no de las provincias a los cris-
tianos, porque hallaban en ellos
tanta fidelidad para con los prín-
cipes, cuanta nunca jamás expe-
rimentaron en los de alguna
otra profesión. Habíase, pues,
mostrado Diocleciano favorable
a los cristianos mientras tuvo
necesidad de sus fuerzas contra
los persas pero viéndose ya triun-
fante y glorioso, reventó y salió
de madre furiosamente aquel
odio mortal al nombre de Cris-
to, que por espacio de diez y ocho años las vidas después de tan bárbaros cuan-
estaba represado en su infame corazón; to inhumanos tormentos, hacían luego
y determinó con Maximino su conmpañe- quemar cuantos escritos hallaban en p o -
ro destruir a los cristianos y acabarlos der de los cristianos que pudieran dar
del todo. En todas las ciudades del im- testimonio a los venideros de los san-
perio se hallaban las cárceles llenas de tos mártires y sus hechos ilustres; por
cristianos, los cuales eran ajusticiados lo cual hay infinitos mártires gloriosos,
en las plazas para escarmiento de los de- de quienes no han quedado más que
más: y como España estaba sujeta al los nombres, y de otros tan pocas
imperio, le cupo gran parte de esta cruel noticias como se ve en este martirio
presecución. En este tiempo pues, había de san Vicente. Sabe el demonio el
en Colibre, pueblo de Cataluña cerca provecho que se sigue a las almas
de Perpiñán, un hombre muy católico, de leer semejantes historias, y' el daño
virtuoso y gran siervo de Dios, llamada que a él le viene, y por eso procura
Vicente. Llegó a Colibre Daciano, pre- ocultarlas; pero no todas las veces sale
sidente general de España por los ya con su intento, y por donde intenta ocul-
mencionados emperadores, y el primei tarnos un Vicente mártir, queda burlado,
católico que le presentaron fué Vicente, cuando se nos descubren muchos glorio-
al cual en vano procuró apartar de la fe sos Vicentes, mártires españoles, como
de Jesucristo, y atraer a la adoración de son san Vicente, diácono de Zaragoza,
los falsos dioses; porque le halló siempre mártir insigne; san Vicente de Ebora,'
firme y constante; y al fin de varios mártir glorioso en Avila, con santa Sabi-
tormentos con que juzgó el tirano ame- na y Cristeta hermanas; san Vicente,
drentarlo viendo que se cansaba en mártir en Gerona, con Oroncio y Víctor;
balde y que Vicente traía escrito contra san Vicente, abad del monasterio de san
él el triunfo, palma y corona, que eso es Claudio, mártir célebre en tiempo de los
Vicente, o Vincente, le condenó a mo- godos y otros santos Vicentes, con que e]
rir degollado. Ofreció, la cerviz a la diablo se quiebra los ojos en su dañado
cuchilla del verdugo, y con este supli- intento; vaya para quien es: y nosotros
cio entregó su bendita alma en manos esperemos vencerle, por la intercesión
del Señor y alcanzó la corona inmortal de tantos Vicentes, como le vencieron y
de los mártires vencedores, significada en triunfan gloriosos en el reino de Dios.
el nombre de Vicente que llevaba nuestro
santo glorioso.
Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
tente, que los que veneramos el naci-
, * miento para la gloria de tu bienaventura-
do mártir Vicente, seamos fortalecidos
Reflexión: Fué tan cruel el odio de por su intercesión en el amor de tu san-
estos tiranos emperadores, contra los tísimo nombre. Por Jesucristo, nuestro
"istianos, que no contentos con quitarles Señor. Amén.

119
Santa Inés de Monte-Pulciano, virgen. — 20 de abril.
(t 1317.)

mucho los vecinos de Monte-


Pulciano la ausencia de sor Inés,
q u e estaba en Proceno, y acor-
dándose del deseo q u e tenía la
santa siendo niña, de ver con-
vertido en convento de peniten-
cia una casa de mujeres públi-
cas que había en la entrada de
la ciudad, determinaron poner-
lo por obra a todo trance a true-
que de que viniese la santa. En-
tonces cedió el amor .del retiro
al celo de las almas, fundó aquel
nuevo monasterio, y entabló en
él la primitiva regla de san Agus-
tín, según el instituto y espíritu
de santo Domingo, y en breve
tiempo floreció la pureza de mu-
La bienaventurada virgen y esposa de chas santísimas vírgenes, donde tenían su
Jesucristo, santa Inés de Monte-Pulciano, asiento les vicios más abominables. Allí
nació en la ciudad de este nombre, que hizo la santa brotar un manantial de agua
está en la Toscana, de padres muy seña- viva, de virtud muy prodigiosa para cu-
lados por su nobleza y riqueza. Desde la rar todo género de enfermedades, que h a s .
cuna comenzó a mostrar su devoción a ta hoy se llama el agua de santa Inés. Fi-
Jesucristo y a la santísima Virgen; por- nalmente, a los cuarenta y tres años de su
que cuando le ponían a los ojos alguna vida pasó a gozar de la eterna gloria de
imagen del Señor o de su benditísima su Divino Esposo, haciendo el Señor glo-
Madre, la miraba y remiraba con visi- rioso su sepulcro con muchos milagros.
bles demostraciones de grande alegría.
Educáronla en el monasterio de las sa- Reflexión: En el ardiente celo que ma-
quinas, llamadas así porque traían un es- nifestó esta santa virgen, convirtiendo
capulario de sayal grosero; y como una aquel lodazal de vicios en jardín de flores
abadesa de rara prudencia y virtud visi- celestiales, echarás de ver la inmaculada
tase aquel monasterio, en viendo a la ni- pureza que inspira nuestra santísima Re-
ña Inés, dijo:« No ilustrará menos esta ligión a todos los que de veras la profe-
Inés a la religión con sus virtudes, que san. Por el contrario, la impiedad infer-
la otra Inés romana con su martirio.» A nal de los modernos sectarios y apóstatas,
los catorce años mostraba tanto seso y multiplica cada día las tentaciones sen-
prudencia, que no dudaron en encomen- suales y lazos de Lucifer para acabar con
darle la administración de las cosas tem- la honestidad y fe de los católicos. «Está
porales del convento, y a la edad de diez resuelto en nuestras logias, dice un docu-
y ocho años, con la bendición del sumo mento muy conocido de la suprema Ven-
pontífice Nicolao IV, fué nombrada supe- ta de los masones, que es menester popu-
riora del convento que se acababa de fun- larizar al vicio para matar la fe: que lo
dar en Proceno, en el condado de Orvie- respiren los hombres por todos sus .cinco
to. Ayunaba todos los días a pan y agua, sentidos, que se saturen de él, y ya no h a -
dormía sobre la desnuda tierra, reclinan- brá más católicos.» No. es nueva en el
do la cabeza sobre una piedra: pero, mundo esta astucia de Satanás. La impie-
¿quién podrá explicar los favores extraor- dad hace de los hombres bestias: la Re-
dinarios que recibía del cielo, las apa- ligión hace de las bestias hombres, y de
riciones de los ángeles, de santo Domin- los hombres ángeles.
go, de san Francisco, y de su dulcísimo
Esposo Jesús con quien familiarmente
conversaba con celestial suavidad y rega. Oración: Oh Dios, que eres nuestra sa-
lo? ¿Quién podrá decir los milagros que lud, oye nuestras súplipas, para que así
obró el Señor por esta santa virgen y el como celebramos con gozo la festividad de
fruto que causó en muchos pecadores con la bienaventurada virgen Inés, así alcan-
su santa vida y conversación? Sintieron cemos el fervor de una piadosa devoción.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

120
San Anselmo, arzobispo y doctor. — 21 de abril.
(t 1109.)

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El venerable prelado y doctor
de la Iglesia de Jesucristo san
Anselmo nació de nobles padres
en la ciudad de Augusta, que es-
tá en los confines del Piamonte
y de Borgoña. Dióse desde niño
al estudio de las buenas letras;
y aunque a la edad de quince
años determinó renunciar a to-
das las cosas del siglo, olvidado
de su primera vocación, se dejó
llevar sin freno de s u s gustos
con grande y terrible enojo de
su padre. Partióse Anselmo de su
casa y pasando a la provincia
de Normandia, llevado de mejo-
res pensamientos, se hizo discí-
pulo del famoso monje Lanfran-
eo, con que vino a revivir y reflorecer Iglesia, no solo hizo oficio de santo y vigi-
aquel deseo de consagrarse totalmente al lante pastor, sino que escribió además
servicio de Dios, como lo hizo en el mo- muchos y excelente libros, añadiendo a
nasterio gobernado por aquel insigne los de materias teológicas, otros en que
monje. Extendióse la fama de sus esclare- engrandeció las prerogativas de la Vir-
cidos talentos y virtudes en toda Nor- gen Santísima; y fué tan devoto de su
mandia, Francia, Flondes e Inglaterra, de inmaculada concepción, que mandó con
manera, que muchos hombres nobles y precepto se celebrase esta fiesta en su
letrados concurrían al monasterio donde Inglesia Cantuariense. Finalmente des-
Anselmo era ya prelado, para vivir de- pués de haber ilustrado toda la cristian-
bajo de su disciplina; mas como tuviese dad con su doctrina, virtudes y milagros,
necesidad de pasar a Inglaterra, el rey armado con los sacramentos, y tendido
Guillermo el Conquistador le recibió con sobre el cilicio y la ceniza, dio su biena-
gran honra, y su hijo Guillermo II qui- venturada alma al que para tanta gloria
so que fuese consagrado por arzobispo de suya la había criado.
la Iglesia de Cantorbery. Pero cuando en-
tendió el rey codicioso que el santo pre-
lado estaba lejos de darle la hacienda de Reflexión: Mira en el desdichado hijo
los pobres, se indignó de manera, que no de Guillermo el Conquistador, rey de In-
pudiendo el santo conjurar aquella tor- glaterra, el paradero de los perseguidores
menta horrible, se vistió de hábito de ro- de la Iglesia. Había dicho este rey, que
mero y huyó a Roma, donde fué bien aco- él era el papa en su reino, y que no co-
gido del Sumo Pontífice, y pasó después a nocía ni quería que se nombrase en él
León de Francia para ayudar al arzobispo otro papa sino él; por lo cual le alcanzó
de aquella silla, y allí tuvo nueva que el la sentencia de excomunión que fulminó
rey Guillermo, andando a caza, había si- el papa contra los legos que osasen dar
do traspasado con una saeta en el cora- la investidura de los obispados. Y ¿cuál
zón: y no se puede creer el dolor que tuvo fué el castigo de Dios? Fué que andando
con esta nueva el santo prelado, y las lá- el rey a caza, una saeta le traspasó el_co-
grimas de amargura que derramó. A Gui- razón; para que se vea como el Señor,
llermo II sucedió en el reino su hermano aunque permite que los malos reyes afli-
Enrique II, el cual rogó a san Anselmo jan sus reinos, y se sirve de ellos como de
que volviese a Inglaterra, y aunque le ministros y verdugos de su justicia, a la
persiguió y le mandó confiscar los bienes, postre los castiga y ejecuta en ellos su
cuando supo la excomunión que había ful- furor.
minado el papa contra los legos que osa- Oración: Oh Dios, que hiciste al biena-
sen dar la investidura de los obispados, al venturado Anselmo ministro de la eterna
fin dejó a la Iglesia lo que era suyo y con- salvación de tu pueblo; suplicárnoste nos
virtió el odio que tenía a san Anselmo en concedas que merezcamos tener por in-
amor. Estando ya, pues, el venerable ar- tercesor en el cielo al que tuvimos por
zobispo con mucha paz y quietud en su maestro y doctor en la tierra. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
121
Los santos Sotero y Cayo, pontífices y mártires. — 22 de abril.
(f 170. f 296.)

riosa muerte. Veíanse los cristia-


nos obligados a esconderse er¡
los bosques y cavernas;, en las
plazas, esquinas y encrucijadas
de las ciudades mandaban los ti-
ranos poner unos idolillos, c o n
bando riguroso que nadie pudie-
se comprar, ni vender sin h a b e r ,
los antes incensado, ni aun po-
dían sacar agua de las fuentes y
pozos públicos sin hacer antes
aquel impío sacrificio. Es impo-
sible decir lo que hizo el san-
tísimo pontífice Cayo para que
triunfase la ley de Cristo en es-
ta horrible persecución; y no po-
co le ayudaron Cromacio, anti-
guo prefecto de Roma, conver-
El venerable pontífice y glorioso már- tido a la fe, y san Sebastián, que era el
tir de Cristo san Sotero o Soter nació al capitán de la guardia imperial, y u n ofi-
fin del siglo primero en Fondi que está cial del emperador, llamado Cástulo, fer-
en el reino de Ñapóles, y vivía en Roma voroso cristiano, en cuyo palacio tenía
al tiempo en que los fieles romanos que su oculta iglesia el santo pontífice. Y allí
habían recibido la doctrina celestial de en lo más alto de la casa se juntaban se-
mano de los príncipes de los apóstoles, cretamente los fieles todos los días, y san
eran modelos de virtud para toda la cris- Cayo les apacentaba con la palabra de
tiandad. Y como resplandeciese san So- Dios, celebraba la misa y les distribuía ej
tero en aquella santa Iglesia por su sabi- pan de los fuertes. Finalmente después de
duría y celo apostólico, fué elegido por haber enviado delante de sí al cielo gran
sucesor de san Aniceto en la silla de san muchedumbre de valerosos mártires, a
Pedro. Bien fué menester aquella cari- los doce años de su pontficado, que pasó
dad de Cristo que ardía en las entrañas en los montes, cuvas y casas de los cristia-
del nuevo pastor de la Iglesia; porque nos, selló también con su sangre la fe de
arreciaba a la sazón la persecución de nuestro Señor Jesucristo.
Marco Aurelio Antonino, el cual imitó la
bárbara crueldad de Nerón contra los ino- Reflexión: ¡Quétrabajosa y azarosa vida
centes cristianos; y así unos eran ente- la de aquellos cristianos! Por no ser infie-
rrados vivos y cargados de cadenas en les al santo Bautismo, por no quemar un
cárceles subterráneas, otros condenados a granito de incienso en el ara de los fal-
las minas, otros arrojados a los tigres y sos dioses se condenaban a un destierro
leones del anfiteatro, otros despedazados voluntario, moraban en los bosques, en las
y muertos a puros tormentos en las pla- cuevas y catacumbas, y ponían mil veces
zas y patíbulos. Mas san Sotero como buen a riesgo la hacienda y la vida. Pues, ¿qué
pastor que no temía perder la vida por hacemos nosotros por nuestra fe? ¿No es
sus ovejas, les visitaba en las cárceles y por ventura, tan preciosa como la suya?
en las cavernas, les socorría cqn limosnas, ¿No tenemos el mismo Dios, la misma fe y
les alentaba con cartas y saludables ins- el mismo bautismo? ¡Ah¡ cubrámonos de
trucciones, con tanta gracia del Señor, vergüenza y temamos a Dios, que puede
que todo el mundo fué testigo de la cons- castigar nuestra culpable incredulidad, o
tancia admirable con que innumerables nuestra torpísima indolencia en su ser-
fieles dieron la vida por la fe, antes que vicio.
el santísimo pastor mereciese también la
corona de su ilustre martirio. Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
proteja la festiva memoria que celebra-
Celebramos hoy también la fiesta de mos de tus santos mártires y pontífices
otro pontífice mártir, llamado Cayo, el Sotero y Cayo, y que su venerable inter-
cual era originario de Dalmacia y parien- cesión nos recomiende ante el acatamien-
te de Diocleciano; y semejante a san So- to de tu divina Majestad. Por Jesucristo,
tero en los trabajos, persecuciones y glo- nuestro Señor. Amén.
122
San Jorge, mártir. - 23 de abril.
(t 290.)

El valeroso capitán y glorioso


mártir de Cristo san Jorge fué
natural de Capadocia, e hijo de
padres nobles y ricos. Siendo ya
mozo y de muy gentil disposición
y grandes fuerzas,, siguió la mi-
licia y vino a ser tribuno o maes-
tre de campo y miembro del con-
sejo del emperador Dioclaciano,
el cual no sabiendo que era cris-
tiano, quería honrarle mucho en
el ejército y servirse de él en
cosas grandes y hazañosas. Suce-
dió, pues, que habiendo propues-
to Diocleciano a sus consejeros y
ministros la voluntad que tenía
de acabar con atroces tormen-
tos a los cristianos, todos apro-
baron la determinación del emperador, nal de la cruz, le reprendió diciendo:
menos san Jorge, que con admirable elo- «Pues, ¿cómo osas estar aquí en mi pre-
cuencia y libertad dijo que era grande in- sencia?» Oyéronse entonces en el templo
justicia condenar a tales hombres solo alaridos y aullidos dolorosos, y con gran-
porque daban culto al «verdadero Dios. Le- de espanto de todos, cayeron los ídolos
vantóse entonces el cónsul Majencio y di- y se hicieron pedazos. Informado el em-
jo a Jorge: «Bien se conoce aue debes ser perador del suceso, y movido de los sa-
uno de los principales jefes de esa secta.» cerdotes de los ídolos que pedían a voces
Respondió san Jorge: «Sí: cristiano soy.» la muerte de aquel grande hechicero, y
Entonces el emperador procuró desviarle del gran número de gentiles que se con-
de aquel propósito, poniéndole delante la virtieron al ver caídos y desmenuzados
flor de su juventud, su nobleza, riqueza y los falsos dioses por la palabra de san
gallardía, y también los favores que de él Jorge, le mandó degollar, y en este su-
había recibido, y los daños que se le po- plicio alcanzó la gloriosa palma de los
dían seguir si despreciara a los dioses del mártires.
imperio. Mas como no hiciesen mella en
aquel pecho armado de Dios promesas ni Reflexión: El martirio de san Jorge fué
amenazas, el día siguiente mandó el t i - muy ilustre y muy celebrado en todas las
rano atormentar al soldado de Cristo, con iglesias del Oriente y Poniente; y el ha-
una rueda armada por todas partes de ber sido militar este santo fué causa de
puntas aceradas que despedazaban sus que la gente de guerra le invocase con-
carnes, en cuyo suplicio oyó una voz de]
cielo que le dijo: «Jorge, no temas, que tra sus enemigos. En la batalla que el
yo estoy contigo.» Y el santo mártir pa- rey don Pedro I de Aragón dio en los
deció aquellos y otros exquisitos tormen- campos de Alcaraz a los moros de Huesca,
tos con tan grande serenidad que muchos apareció san Jorge a caballo; y lo mismo
se convirtieron maravillados de aquella sucedió al rey don Jaime el Conquista-
soberana fortaleza, y entre ellos dos P r e - dor en el castillo de Puig de Enesa, y en
tores, llamados Anatolio y Protoleo, los el sitio de Alcoy. Y para representar el
cuales fueron descabezados por Cristo. favor que recibieron de san Jorge las po-
Hallaron después al invicto mártir mila- blaciones libertadas de sus fieros ene-
grosamente curado de sus heridas, y co- migos, le pintaron a caballo, atravensan-
mo el emperador volviese a exhortarle a do con la lanza un fiero dragón y defen-
ofrecer incienso a Apolo: «Vamos al t e m . diendo de él a una doncella que invoca al
pío si quieres, le dijo el santo, y veamos santo.
qué dioses adoráis.» Entraron en el tem- Oración: Oh Dios, que nos alegras con
plo y estando todos mirando a san Jor- los merecimientos y con la intercesión
ge, él se llegó a la estatua de Apolo, y de tu bienaventurado mártir san Jorge,
extendiendo la mano, le preguntó: «Di- concédenos que consigamos por tu gra-
me, ¿eres Dios?» «No soy Dios*, respon- cia los beneficios que pedimos por tu in-
dió la estatua, y el santo, haciendo la se- tercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

123
San Fidel de Sigmaringa, mártir. — 24 de abril.
(t 1622.)

se llamaron un día al santo para


que les predicase la verdad cató-,
lica en la iglesia de Servís. Lle-
g ó el apostólico misionero a
aquel lugar, y habiendo celebra-
do aquel día la Misa con extraor-
dinario fervor, subió al pulpito
donde halló un billete que de-
cía: Hoy predicarás y no más.
No desmayó el santo con este
anuncio de muerte; antes con la
misma fuerza de espíritu y apos-
tólica libertad predicaba la ver-
dad católica, cuando de improvi-
so entraron en la iglesia muchos
hombres armados. Disparó uno
de ellos su fusil contra el santo
misionero, y aunque no acertó a
El apostólico varón y glorioso mártir herirle, entendió el santo que era ya lle-
de Cristo, san Fidel nació de padres n o - gada la hora suspirada de dar la vida por
bles y católicos en la ciudad de Sigma- Cristo, y por la salud de sus hermanos.
ringa que está en la Suevia, en el obis- Bajando pues de la sagrada cátedra, se
pado de Constancia. Después de haber es- postró delante del altar mayor, donde en-
tudiado las letras humanas y el derecho comendó su alma en las manos de Dios,
civil y canónico en lá universidad de Fri- y para evitar un nuevo sacrilegio de los
herejes, salió de la iglesia por una puer-
burgo, se disgustó del tumulto y peligros ta que estaba al lado de ella. Entonces
del foro, y trocó la toga de abogado por como lobos sedientos de sangre se echa-
el hábito de los padres capuchinos. El ron sobre él los herejes y le asesinaron
día del patriarca san Francisco vistió e] bárbaramente c o n veintitrés heridas,
tosco sayal del Padre de los pobres. Ce- mientras rogaba, oomo san Esteban, poi
lebró su primera misa con gran concurso los que le daban la muerte.
y edificación del pueblo, y destináronle
los superiores al sagrado ministerio de Reflexión: Llamábase el glorioso san
la palabra divina, y el santo con estilo Fidel, con el nombre de Marco que le ha-
llano y desnudo de adornos retóricos, pero bían puesto en el bautismo: mas el día
con gran fuerza de esoíritu v eficacia de en que se vistió la librea de Cristo, y to-
razones, predicó el divno Evangelio por mó el hábito de religión, tomó el nombre
las principales ciudades de Alemania, ga- de Fidel para recordar continuamente la
nando para Jesucristo innumerables pe- fidelidad con que había de servir a Dios;
cadores. Socorría a los pobres con copio- y por esta causa solía escribir en la pri-
sas limosnas que pedía a las personas ri- mera página de todos sus libros aquellas
cas y caritativas, y habiendo sido infi- palabras de la Sagrada Escritura que di-
cionado de una enfermedad contagiosa e] cen: «Sé fiel hasta la muerte y te daré la
ejército austríaco que estaba acuartelado corona de la vida.» Seámoslo también n o -
en aquellas provincias, asistía a los sol- sotros, perseverando en la santa fe y en
dados, curándoles las llagas, dándoles de las buenas obras hasta la muerte para que
comer por su mano, y administrando los podamos oír de los labios del eterno Juez
aquellas palabras: ¡Ea, siervo bueno y
sacramentos de la Iglesia a los que esta- fiel, entra en el gozo de tu Señor!
ban en peligro de muerte. Llamóle el Se-
ñor a la conversión de los calvinistas Gri- Oración: Oh Dios, que te dignaste ador-
sones, y la congregación de Propaganda nar con la palma del martirio y con glo-
Fíde escogió p o r cabeza y Prefecto d e riosos milagros al bienaventurado Fidel,
aquella ardua misión a nuestro santo, el abrasado de celo en la propagación de la
cual con increíbles trabajos redujo a la verdadera fe: rogárnoste por sus méritos e
verdadera fe a muchos herejes, aun de intercesión que fortalezca con tu gracia
los más principales y nobles del país. Mas nuestra fe y caridad, de manera que m e -
los infernales ministros de Calvino fin- rezcamos ser hallados fieles en tu servicio
giendo que querían también convertir- hasta la muerte. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
124
Sa.n Marcos, evangelista y mártir. — 25 de abril.
(t 64.)

El glorioso evangelista y m á r -
tir de Cristo san Marcos fué h e -
breo de nación, y como algunos
autores escriben, de la tribu de
Leví y uno de los setenta y dos
discípulos del Señor. Acompañó
al apóstol san Pedro, que le lla-
ma en sus epístolas hijo carísi-
mo, y por su grande espíritu y
gracia en el hablar, le tomó por
intérprete para q u e explicase
más copiosamente los profundos
misterios de Cristo, que él en
pocas palabras anunciaba. Y co-
mo los fieles que por la predi-
cación de San Pedro se habían
convertido en Roma, deseaban
tener por escrito lo que de él ha-
bían oído, rogaron a san Marcos que es- dar muerte a san Marcos como a destrui-
cribiese el Evangelio de la manera que lo dor de sus templos y enemigo de sus dio-
había oído de la boca de san Pedro; y el ses, y a los 24 de abril, que era día de do-
santo apóstol lo aprobó y con su autori- mingo para los cristianos, y p a r a los gen-
dad lo confirmó y mandó que se leyese en tiles de una fiesta que celebraban a su
la iglesia. Habiendo pasado el santo evan- dios Serapis, hallando al santo evangelis-
gelista algunos años en Roma, tomó la ta diciendo Misa, le prendieron, y echán-
bendición de su padre y maestro san Pe- dole una soga a la garganta le arrastra-
dro, y por su orden se partió a Egipto, ron por las calles. Encerrándole después
llevando consigo el Evangelio que había en la cárcel, y venida la mañana siguien- ^.
escrito para predicarle a aquellas gentes te le arrastraron de nuevo por lugares
bárbaras y supersticiosas. Descubrió pri- ásperos y fragosos hasta que dio su espí-
mero aquella luz del cielo a los de Cire- ritu al Señor.
ne, Pentápoli y otras ciudades; y vino
después a Alejandría como a cabeza de *
toda aquella provincia y más necesitada Reflexión: Así murió el glorioso evan-
de aquella divina luz. Allí edificó una gelista san Marcos, sellando también con
iglesia al Señor con nombre de San Pe- su sangre el santo Evangelio que nos dejó
dro su maestro que aun vivía; y fueron escrito, para que nadie pudiese imaginai
tantos los que se convirtieron a la fe de con algún color de razón que quisiese en-
Jesucristo, así de los judíos que moraban gañar a los hombres. Este es el mismo
en aquellas partes, como de los mismos Evangelio que predicaba en Roma el prín-
egipcios, que presto se formó una admira- cipe de los apóstoles san Pedro, el cual s
ble cristiandad, en la cual florecían ma- su vez dio la vida en confirmación de la
ravillosamente todas las virtudes que el verdad de Cristo, muriendo en cruz con
Señor enseñaba en su santo Evangelio; la cabeza abajo. Recuerden, pues, esíoa
porque todos los fieles vivían entre sí con hechos, los despreocupados de nuestros
gran paz y conformidad, no había entre días, y entiendan que si niegan el santo
ellos pobres, porque a todos se daba In Evangelio solo porque es contrario a sua
que habían menester; ni ricos, porque los pasiones, con aquellos sellos de sangre
que lo eran dejaban sus riquezas para use apostólica, se firmó también la sentencia
de los demás, y todos eran entre sí un de su condenación.
alma y u n corazón. Otros muchos había
que dando libelo de repudio a todas las
cosas de la tierra pobablan los montes y Oración: Oh Dios, que ensalzaste a tu
desiertos de Egipto, y vivían con tan ex- benaventurado evangelista Marcos por la
tremada santidad, que no parecían hom- gracia de la predicación del santo Evan-
"bres, sino ángeles vestidos de carne mor- gelio; concédenos que nos aprovechemos
tal. No pudieron sufrir tanta luz los de su santa doctrina, y seamos protegi-
ojos flacos de los gentiles y determinaron dos por su poderosa intercesión. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

125
Los santos Cleto y Marcelino, papas y mártires. — 26.de abril.
(t 96. t 304.)

los que espantados con las ame-


nazas y el terror de los supli-
cios habían ofrecido incienso a
los falsos dioses y derjués arrer
pentidos de su culpa le pedían
el perdón y la penitencia, no fal-
taron malvados censores que r i -
gurosamente osasen juzgar y
condenar la paternal blandura
del santo pontífice: lo cual fué
ocasión para que más tarde le
infamasen diciendo calumniosa-
mente que el mismo santo, ven-
cido también del temor de los
tormentos había sacrificado a los
ídolos, y hecho después peniten-
cia de su pecado, ofreciéndose
de su voluntad al martirio. Mas
El tercer vicario de nuestro Señor J e - lo que hubo fué, que habiendo sido p r e -
sucristo sobre la tierra fué el glorioso so juntamente con otros tres santos lla-
pontífice y mártir san Cleto. Fué n a t u - mados Claudio, Cirino y Antonino, por
ral de Roma y convertido a la fe por e] sentencia del emperador fué como ellos
príncipe de los apóstoles san Pedro; el decapitado. Dejáronse por orden del juez
cual, viéndole varón espiritual, pruden- los cadáveres insepultados, hasta que san
te y celoso, le ordenó de obispo y le t o - Marcelo los recogió a los treinta y tres
mó por coadjutor, así como a san Lino que días, y con acompañamiento de los pres-
fué el segundo pontífice. Gobernaba san bíteros y diáconos, y con himnos y antor-
Cleto santísimamente la Iglesia; mas h a - chas les dio honrosa sepultura en el ce-
biendo sucedido a Vespasiano y Tito su menterio de santa Priscila en la vía Sa-
laria.
hijo, el viciosísimo emperador Domicia-
no, que entre otras maldades que come- Reflexión: No es maravilla que en
tió se hizo llamar dios, persiguió a los aquellas cruelísimas persecuciones algu-
cristianos que no le reconocían por^ tal, nos fieles, vencidos por la inhumanidad y
y en u n solo día hizo millares de márti- duración de los tormentos, se rindiesen a
res. En esta persecusión, que- fué la se- la voluntad de los tiranos. El ser venci-
gunda que padeció la Iglesia, fué preso y dos era efecto de la fragilidad del hom-
cargado de cadenas el glorioso pontífi- hre; el vencer, prodigio de la fortaleza de
ce san Cleto, y en el día 26 de abril al- Dios. Pero así eomo es propio de la h u -
canzó la corona del martirio, habiendo mana flaqueza el caer, también lo es dé
tenido la silla apostólica doce años, siete la gracia de Cristo, levantar al caído. Por
meses y dos días. Sepultáronle los cris- esta causa instituyó e 1 Señor e 1 sacra-
tianos junto al apóstol san Pedro, y con- mento de la penitencia, donde el pecador
sérvase su cuerpo en el Vaticano. alcanzase remisión de sus pecados por
muchos y graves que fuesen, con solo con-
En este mismo día celebra la Iglesia el fesarlos con un corazón contrito y h u m i -
martirio del papa san Marcelino, el cual llado. ¿Por qué pues no hemos de h u m i -
fué natural de Roma e hijo del prefecto, llarnos, si hemos pecado? ¿No vale más
y sucedió en el pontificado a san Cayo confesar ahora humildemente nuestras
asimismo papa y mártir, siendo empera- culpas, que padecer la vergüenza de ellas
dores Diocleciano y Maximiano. En este cuando se manifiesten a todo el mundo en
tiempo se levantó la décima persecución el día del juicio, y caer en una eterna
contra la Iglesia, que fué la más brava confusión?
y más cruel de todas, porque en espacio Oración: Suplicárnoste, Señor, que en
de un mes murieron por Cristo en diver- la fiesta de tus pontífices y. mártires Cle-
sas provincias más de diez y siete mil to y Marcelino, merezcamos su poderosa
mártires con tan atroces y exquisitos tor- protección, y que por su intercesión sean
mentos, que solo el demonio los pudiera gratas a tu divina Majestad nuestras ora-
inventar. Y porque durante esta perse- ciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
cución, recibía el santo benignamente a Amén.

126
San Pedro Armengol, mártir. — 27 de abril.
(t 1284.)

El glorioso redentor de los


cautivos y mártir de la caridad
san Pedro Armengol nació en la
Guardia de los Prados, villa del
arzobispado de Tarragona, y su
apellido queda todavía en la
muy ilustre familia de los ba-
rones de Rocafort, descendien-
tes de los condes de Urgel y em-
parentados con los antiguos con-
d e s de Barcelona, y reyes de
Francia, condes de Flandes y r e -
yes de Castilla y Aragón. Halló- ,
se presente en su nacimiento el
venerable padre Bernardo Cor- t
bera, religioso de la Merced, el
cual profetizó del niño recién
nacido diciendo: «A este niño un
]
i J
vos, y para sacar de la esclavitud a diez
patíbulo ha de hacerle santo.» Crióle
su padre Amoldo como a mayorazgo, no- y ocho niños se quedó en rehenes de mil
ble, rico y deseado: pero ¡oh fuerza de escudos que ofreció por ellos. Ocho meses
las malas compañías y cuántas torres de estuvo encerrado en u n calabozo, pade-
virtud has derribado! El ilustre mancebo ciendo cada día palos y azotes; y como no
que parecía u n ángel por su piedad e ino- llegasen los mil escudog a su tiempo, le
centes costumbres, con el ejemplo de otros condenaron a la horca. Vino ocho días des-
mozos desenvueltos, bravos y valientes pués del suplicio su compañero Guiller-
con quienes jugaba y como brioso caba- mo con los mil escudos, y con grande es-
llero de su edad probaba con las armas panto le halló vivo todavía y pendiente de
en la mano la destreza y el valor, vino a la horca, en la cual dijo el santo que la
desenfrenarse de manera, que hacía gala santísima Virgen le había sostenido en sus
de sus desórdenes y oscurecía su linaje manos. Finalmente después de haber con-
capitaneando una cuadrilla de ladrones. vertido con estupendos pródigos a mu-
Por este tiempo determinó el rey don Jai- chos infieles a nuestra santa fe, entregó
me pasar de Valencia a Mompeller y en- su bendita alma al Señor en su mismo con-
tendiendo que los Pirineos estaban infes- vento de nuestra Señora de los Prados.
tados de salteadores, mandó a Amoldo
que con dos compañías de infantes y al- Reflexión: La vida admirable de este
gunos caballos limpiase aquellos caminos santo nos manifiesta cuan poderosa es la
de bondoleros. Entonces lucharon cuerpo gracia de nuestro Señor Jesucristo para
a cuerpo Amoldo y su hijo Pedro hasta trocar los corazones de los hombres, has-
que después de haberse herido, se recono- ta hacer de un capitán de bandidos un
cieron, y el hijo, llenos de lágrimas los perfectísimo religioso, un celoso misione-
ojos, se echó a los pies del padre, con ro y un gloriosísimo mártir de la caridad.
grande arrepentimiento de su mala vida. Esta es una excelencia propia de nuestra
Partióse de allí a Barcelona y después de santa Religón: porque ninguna fuerza ni
hacer una confesión general de todas sus convicción humana sería bastante para
culpas, pidió el hábito de los religiosos de trocar con tan extraña mudanza el ánimo
la Merced, y comenzó u n a vida llena de y las costumbres de los hombres, si no
admirables y extraordinarias virtudes. interviniera en ello la mano poderosa de
Ordenáronle de sacerdote, y todos los días Dios.
celebraba la misa con tantas lágrimas
que hacía llorar de devoción a todos los
que la oían. Rescató en Murcia doscien- Oración: Oye, Señor, benignamente las
tos cuarenta cautivos, convirtió al bey súplicas que te hacemos en la solemni-
Almohazen Mahomet, el cual se hizo Mer- dad de tu glorioso confesar el bienaven-
cedario y se llamó Fray Pedro de santa turado Pedro, para que consigamos por la
María. Pasando después el santo de Ar- intercesión del que tanto te agradó lo
'gel a Bugía con Fr. Guillermo, florenti- que no podemos esperar de nuestros m e -
no, rescató ciento y diez y nueve cauti- recimientos. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

* 13?
San Vidal, mártir. — 28 de abril.
(t 172.)

secta, y siguiese la antigua reli-


gión de los romanos. Burlóse Vi-
dal de las palabras de Paulino,
el cual le mandó luego atormen-
tar en el ecúlea donde fueron
despedazadas sus carnes y des-
coyuntados sus miembros, y p r o .
bada su fe y su paciencia: y co-
mo todo esto no bastase para
trocarle y ablandar su pecho
fuerte, ordenó que lo llevasen
al mismo lugar donde había si-
do ajusticiado Ursicino, y que h i -
ciesen en él una hoya m u y
grande, y le echasen v i v o en
ella, y la llenasen de tierra y
piedra: lo cual ejecutaron a la
letra los verdugos, y murió el
Entre los santos q u e derramaron su glorioso mártir ahogado y sepultado vi-
sangre en las primeras persecuciones de vo, entregando con este linaje de cruel
la Iglesia, uno fué san Vidal, caballero martirio su triunfante espíritu al Cria-
muy noble de Ravena y marido de Santa dor. Conservanse las sagradas reliquias de
Valeria, y padre de Gervasio y Protasio, este santo en un magnífico sepulcro de
que todos cuatro fueron ilustres mártires una iglesia que se le dedicó en Ravena,
del Señor. Sucedió que habiendo preso y que es uno de los templos más hermo-
los gentiles en Ravena a un cristiano, lla- sos del mundo: y parte de ellas se vene-
mado Ursicino, de profesión médico, le ran en Bolonia y en Praga.
dieron muchos y atroces tormentos, los Reflexión: Dio el bárbaro tirano con-
cuales él sufrió con grande constancia y tra san Vidal aquella sentencia de horro-
fortaleza ayudado de la gracia del Señor. rosa muerte, a persuasión de un sacerdo-
Mas cuando se llegaba su última hora y te de Apolo, en el cual luego que expiró
vio que el verdugo desenvainaba la es- el santo mártir, entró el demonio y le co-
pada y le vendaba los ojos, comenzó (co- menzó a atormentar tan terriblemente,
mo- hombre) a desmayar, y a perder el que daba gritos y decía: «¡Quémasme, Vi-
vigor que antes había tenido; y estando dal! ¡enciéndesme, Vidal!* y como pade-
ya para adorar a los falsos dioses, Vidal, ciese siete días este tormento, no pudien-
que estaba presente a este espectáculo, do más sufrir el fuego interior que le
compadeciéndose de él, y juzgando que le abrasaba, se ochó en un río y se ahogó.
corría obligación de socorrerle en aquel Donde se ve el castigo del mal conse-
conflicto, alzó la voz y públicamente di- jo que había dado aquel mal hombre
jo: «¿Qué es esto, Ursicino? ¿qué dudas? contra nuestro santo; el cual por el con-
¿qué temes? Habiendo tú como médico trario, mereció la palma de los mártires
dado salud a tantos enfermos, ahora no por el buen consejo que había dado a Ur-
aciertas a salvarte a ti mismo? Acuérda- sicino ayudándole a morir por el Señor.
te que con esta muerte que se acaba en Procuremos pues aconsejar siempre co-
un soplo, comprarás una vida bienaven- sas buenas y santas: ya que de los bue-
turada que no tiene fin.» Fueron de tan- nos consejos podemos esperar la recom-
ta eficacia las palabras de Vidal que ani- pensa de Dios, y ' d e los malos consejos
maron de tal suerte a Ursicino, que con solo podemos esperar el daño y castigo,
grande alegría tendió el cuello al cuchi- que no pocas veces recae aun en esta v i -
llo y murió por Cristo: y san Vidal, no da sobre la cabeza de los que aconseja-
contento de haberle dado la vida del al- ron a otros lo que era inicuo.
ma, por dar honra a su cuerpo muerto,
con gran celo y fervor le hurtó y sepultó. Oración: Suplicárnoste, Señor todopo-
El juez que se llamaba Paulino, visto lo deroso, que los que celebramos el naci-
que Vidal había dicho y hecho, y enten- miento a l cielo de t u bienaventurado m á r -
diendo que era cristiano, le amonestó tir Vidal, seamos por su intercesión for-
blandamente que dejase aquella nueva tificados en el amor de tu santo nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

128
San Hugo, abad de Cluni. — 29 de abril.
(t 1109.)

El glorioso y venerable abad


de Cluni, san Hugo, nació en Se-
mur, de u n a ilustre y antigua
familia de Borgoña. Su padre lla-
mado Dalmacio era señor de Se-
mur, y su madre Aremberga,
descendiente de la antigua casa
de Vergi. Quería el padre que su
hijo Hugo siguiese, como, noble,
la carrera de las armas, pero
sintiéndose él m á s inclinado di
retiro y a la piedad q u e a la
guerra, recabó licencia para ir a
cultivar l a s letras humanas en
Chálon-sur-Saóne, donde la san-
tidad de los monjes de Cluni, go-
bernados por el piadoso abad
Odilón, le movió a dar libelo a
todas las cosas de la tierra, y a tomar el Rflexión: Entre las muchas cartas de
hábito en aquel célebre monasterio. Hi- san Hugo, se halla una escrita a Guiller-
zo allí tan extraordinarios progresos en mo el Conquistador, el cual le había ofre-
las ciencias y virtudes, que mereciéndose cido para su monasterio cien libras por
la fama de su eminente santidad, sabidu- cada monje que le enviase a Inglaterra.
ría y prudencia por toda Europa, el em- Respóndele el santo abad «que él daría la
perador Enrique le nombró padrino de su misma suma por cada buen religioso que
hijo; y Alfonso rey de España, hijo de le enviasen para su monasterio,, si fuese
Fernando, acudió a él para librarse de la cosa que se pudiese .comprar;*, en cuyas
prisión en que le tenía su ambicioso her- palabras manifestaba el temor de que se
mano Sancho, lo cual recabó el santo con relajasen los monjes que enviase a In-
su grande autoridad, y también puso íin glaterra no pudiendo vivir allí en monas-
a las querellas del prelado de Autún y terios reformados. Y si todas estas preo-
del duque de Borgoña que devastaba las cupaciones juzgaba el santo necesarias
posesiones de la Iglesia. Y no fué menos para conservar la virtud de aquellos tan
apreciado de los sumos pontífices, por su fervorosos monjes, ¿cómo imaginamos no-
rara • prudencia y santidad: nombróle sotros poder estar seguros de no perder
León IV para que le acompañase en su la gracia divna, si temerariamente nos
viaje a Francia, y su sucesor Víctor II metemos en medio de los peligros y la-
previno al cardenal Hildebrando, después zos del mundo? Quejanse muchos de las
tentaciones que padecen, y murmuran
Gregorio VII, que le tomase por socio y de la Providencia por los recios y conti-
consejero en la legacía cerca del rey de nuos combates que les dan los tres ene-
los franceses; Esteban X eme sucedió a migos del alma, mundo, demonio y car-
Víctor, le llamó cabe sí, y auiso morir en ne: pero día vendrá en que Dios se j u s -
sus brazos, y el gran pontífice Gregorio tifique recordándoles que ellos mismos
VII se aconsejaba de este santísimo abad se metían las más de las veces en las
de Cluni en todos los negocios más gra- tentaciones, y haciéndose sordos a Jas
ves de la cristiandad. Es increíble lo m u - voces de la gracia y de la conciencia, se
cho que trabajó este santo en la viña del ponían voluntariamente en las ocasiones
Señor, edificándola con sus heroicas vir- de pecar, y se rendían a sus mortp.les
tudes, defendiéndola de sus enemigos, y enemigos.
acrecentándola c o n su celo apostólico.
Finalmente después de haber fundado el Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
célebre monasterio de monjas de Mareig- recomiende delante de Ti#la intercesión
ni, y echado los cimientos de la magnífi- del bienaventurado Hugo, abad; p*ara que
ca iglesia de Cluni, lleno de días y mere- alcancemos por su patrocinio, lo que no
cimientos falleció en la paz del Señor a la podemos conseguir por nuestros mereci-
edad de ochenta y cinco años. mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

129
Santa Catalina de Sena, virgen. — 30 de abril.
(t 1380)

beber de su costado, y en otra


maravillosa aparición le puso en
! su lado izquierdo su Corazón di-
vino, dejándole en la misma par-
te una prodigiosa herida. Ador-
nóla además con toda suerte de
gracias y prodigios, y eran tantas
las gentes que venían a verla y
con sola su presencia se compun-
gían, que el sumo pontífice dio
al confesor de la virgen y a dos
compañeros suyos amplia facul-
tad de absolver a los que luego
se querían confesar: y por ser
tan grande la fama de sus virtu-
des,. Gregorio XI y Urbano VI,
se sirvieron de ella en negocios
gravísimos de la cristiandad, y
La bienaventurada virgen santa Cata- la enviaron por embajadora suya. Final-
lina de Sena, esposa regalada de Jesu- mente a la edad de treinta y tres años
cristo, nació en la ciudad de Sena, de p a - murió diciendo aquellas palabras de J e -
dres virtuosos, que solo tenían lo nece- sucristo: Señor, en tus manos encomien-
sario para pasar la vida. Desde su más do mi espíritu.
tierna infancia comenzó a resplandecer
en ella la gracia de Dios; y apenas tenía
cinco años, cuando subiendo o baiando
alguna escalera de su casa se arrodillaba Reflexión: Un día ss apareció Jesucris-
en cada escalón y decía el Ave María. to a esta santa llevando dos coronas en
Siendo de seis años tuvo ya una visión ías manos, una de oro finísimo y otra de
celestial en que Jesucristo le echó su ben- espinas y le dijo que escogiese cual que-
dición, quedando ella t a n transportada, ría. «¡Señor! respondió ella, yo quisro en
que su hermano no podía volverla en sí. esta vida la que escogisteis para Vos» y
Algunas niñas se le juntaban con deseo diciendo esto tomó la de espinas y se la
de oir sus dulces palabras, y ella las ¡en- puso tan apretadamente en su cabeza,
señaba y se encerraba con ellas y hacía que luego sintió grandes dolores. Por es-
que se disciplinasen en su compañía. A ta causa se representa la imagen de santa
ios siete años hizo votos de perpetua vir- Catalina de Sena coronada de espinas.
ginidad, y cuando más tarde siendo de Imitémosla nosotros, llevando siquiera
edad, la apretaban sus padres para que con paciencia los trabajos que nos envía
se casase, ella se cortó el cabello, que le el Señor y las cruoss con que se digna
tenía por extremo hermoso, por lo cual probar nuestra fidelidad. Si el divino Re-
se enojaron mucho y la mandaron a las dentor se te apareciese, y te ofreciese la
cosas de la cocina en lugar de la criada; cruz de esos trabajos que padeces, ¿no la
mas como un día la hallase el padre oran- abrazarías con mil acciones de gracias?
do en el rincón de un aposento y viese so- Pues entiende que es voluntad suya que
bre su cabeza una blanca paloma, le otor- la lleves siquiera con paciencia y resigna-
gó su permiso para dejar las cosas del ción, para que asemejándote en algo a tu
mundo y tomar el hábito de las Hermanas soberano modelo crucificado, puedas des-
de Penitencia, que le había ofrecido en pués gozar con El en la gloria.
una admirable visión el glorioso santo
Domingo. Después que se vio plantada
en e l jardín de la religión, fueron tan
extraordinarias sus virtudes y tan exce-
lentes sus donds celestiales, que no hay Oración: Concédenos, oh Dios todopo-
palabras" con que puedan explicarse. Tra- deroso, que pues celebramos el naci-
tábala Jesucristo su ¡esposo tan familiar- miento al cielo de tu bienaventurada vir-
mente, que siempre estaba con ella. Dá- gen Catalina, nos alegremos santamente
bale algunas veces la sagrada comunión con su anual solemnidad y nos aprove- t
de su cuerpo y sangre; una vez le dio s chemos del ejemplo de su eminent» vir-
tud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

130
San Felipe y Santiago el Menor, apóstoles. — 1- de mayo.
(t 54 y 62)
El glorioso apóstol de Cris+o
san Felipe fué natural de Betsai-
da, donde nacieron asimismo san
Andrés y san Pedro. Luego que
san Felipe conoció a Cristo, co-
menzó a hacer oficio de apóstol,
que es traer a otros al conoci-
miento y amor de Dios; y así
trajo a Natanael a Cristo, de
quien dijo el Señor que era ver-
dadero israelita y hombre sin do-
blez ni engaño. Antes de hacer
nuestro Señor el gran milagro de
la multiplicación de los panes en
el desierto, preguntó a Felipe de
dónde comprarían pan para sus-
tentar a aquella gran muchedum-
bre de pueblo, para darnos a en-
tender con su respuesta la falta
de pan que había, y la grandeza del mila-
gro del Señor. Después de la resurrección sintió que se le cortase el cabello, -ni
de Lázaro algunos gentiles vinieron i quiso bañarse ni ssr ungido con óleo. Era
ver a Jesucristo, y tomaron por medio a tan grande la opinión que tenían los j u -
san Felipe, declarándole su deseo, y Feli- díos de su santidad, que a él solo le de-
pe y Andrés lo dijeron al Señor, el cual jaban entrar en el saricta sanctorum. Nom-
hizo gracias al Padre Eterno porque ya los bróle san Pedro obispo de Jerusalen y en
gentiles comenzaban a conocerles. En a- el primer concilio que allí se celebró dijo
quel soberano sermón que el mismo Señor su parecer después de san Pedro. Final-
hizo a los apóstoles después de la sa- mente, después de haber gobernado la
grada cena, le dijo san Felipe: «Señor, Iglesia de Jerusalen por espacio de trein-
mostradnos al Padre»; y de estas pala- ta años, por haber predicado a Jesucristo
bras tomó ocasión el Señor para revelar- en el Templo, los fariseos, bramando co-
nos altísimos misterios de su divina n a - mo leones, tomaron piedras contra él, y
turaleza. Después de la venida del Es- le arrojaron del lugar eminente en que
píritu Santo, cupo a san Felipe la provin- predicaba: y mientras levantaba las ma-
cia del Asia superior, en la cual predicó nos al cielo rogando por sus enemigos,
el santo Evangelio; de allí pasó a la Esci- uno de ellos le dio con una pértiga en la
tia y últimamente a la ciudad de Hiera- cabeza, esparciéndole los sesos por el
polis, donde los gentiles adoraban por dios suelo.
una víbora, y donde echaron mano al san- Reflexión: Esta fué la recompensa que
to apóstol, y después de haberle azotado llevaron los santos apóstoles de Jesucris-
ásperamente, le crucificaron y mataron to: padecer y morir por el Señor. ¿No v a -
a pedradas. le más esto que todos los demás bienes
del mundo? Y por eso nos enseña el mis-
Celebramos hoy también la memoria mo Santiago en su epístola canónica, el
del apóstol Santiago el Menor, que nació gran bien que se encierra en las adver-
en Cana de Galilea, el cual es llamado sidades y tribulaciones cuando se llevan
hermano del Señor, conforme a la cos- con paciencia, y nos exhorta a gozarnos
tumbre de los hebreos que llamaban her- en gran manera, cuando somos tentados
manos a los que eran primos, y por haber y probados con muchas y varias afliccio-
sido llamado al apostolado después de nes del Señor. Lo que nos cuesta es lo
Santiago hermano de san Juan, se llama que vale, ,y lo que vale es lo que se pre-
Santiago el Menor. Era apellidado tam- mia con eterna gloria.
bién con el nombre de Justo, porque su Oración: Oh Dios, que cada años nos
vida era un retrato del cielo, y en las alegras con la solemne feftividad de tus
facciones del rostro se parecía a Cristo, y apóstoles Felipe y Santiago, concédenos tu
así muchos cristianos venían a Jerusalen gracia para imitar los ejemplos de aqué-
•a ver a Santiago. Nunca comió carne ni llos, de cuyos merecimientos nos regoci-
bebió vino, y de estar de rodillas, las jamos. Por Jesucristo nuestro Señor.
tenía duras como de camello; jamás con- Amén

131
San Atanasio, patriarca de Alejandría. — 2 de mayo.
(t 373)
Juliano el Apóstata y Valente co-
mo enemigos de Dios. Escribió
el símbolo que llaman de Atana-
sio, el cual como regla certísima
de nuestra santa fe ha sido reci-
bido y usado de toda la Iglesia.
Padeció largos destierros; cinco
mil hombres de guerra entraron
para prenderle en su iglesia, y
tuvo que esconderse en los yer-
mos, en una cisterna, donde es-
tuvo seis años, y hasta en la mis-
ma sepultura de su padre. Cuan-
do volvía a su Iglesia, recibíanle
como si viniera del cielo, y era
tal el fruto de su predicación y
ejemplo, y tan grande la porfía
en las gentes sobre el darse a la
virtud, que como él mismo escri-
El valeroso defensor de la fe católica be, cada casa y cada familia parecía una
san Atanasio, nació de nobles padres en iglesia de Dios. Así ilustró y defendió la
Alejandría, para ser una de las más bri- fe cristiana durante medio siglo, y acabó
llantes lumbreras del orbe cristiano. Aca- su vida en santa vejez hasta que el Señor
bados sus estudios, retiróse por algún fué servido de llevarle para sí y darle el
tiempo en el yermo, donde conversó con galardón de sus largos trabajos.
san Antonio abad, a quien dio dos túnicas
para el abrigo y reparo de su cuerpo. Reflexión: En la vida de este santo se
Era todavía diácono cuando asistió al ve la firmeza que el verdadero católico
gran concilio de Nicea, donde confundió debe tener en todo lo que toca a la pu-
al mismo Arrio en las disputas que tuvo reza y entereza de nuestra santa rligión;
con él; y habiendo fallecido cinco meses y los embustes y artificios que usan los
después del concilio san Alejandro, obis- herejes para contaminarla y corromper-
po de Alejandría, fué elegido Atanasio la, valiéndose del favor de los malos
por común consentimiento de todo el pue- príncipes, los cuales, aunque algunas ve-
blo. Los herejes que ya le conocían, se ces por razón de estado, favorecían a Ata-
hicieron a una para derribarle, y en el nasio, pero nuestro Señor que quiere ser
conciliábulo de Tiro, entre otros cargos, servido de los príncipes con verdad, al
le acusaron de haber violado una mujer, cabo los castigó, a Constancio con una
la cual, por persuasión de los arríanos y apoplejía, a Juliano con una saeta, y a
dineros que ie dieron, exclamaba allí que Valente con haberle quemado los bárba-
habiendo hospedado a Atanasio, le había ros en una choza; pero san Atanasio que-
quitado por fuerza la virginidad. Pero dó triunfador de estos infelices tiranos y
luego se conoció el embuste de la mala de todos los herejes que con tan porfiada
hembra, porque Timoteo, presbítero de rabia y crueldad le persiguieron. Seamos,
Atanasio, fingiendo que era él mismo Ata- pues, como este gloriosísimo doctor fie-
nasio, le dijo: «Di, mujer, ¿yo fui hués- les a Dios, y a su santa Iglesia, y el Señor
ped en tu casa? ¿Yo he mancillado tu nos esforzará de manera que toda la po-
castidad?». Y como ella respondiese a tencia de nuestros enemigos no podrá p r e -
grandes voces y con muchas lágrimas fin- valecer contra nosotros.
gidas que sí, y lo jurase, y pidiese a los
jueces que le castigasen, vino a descubrir- Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
se toda aquella maraña, y paró en risa benigno las súplicas que te hacemos n
aquella acusación. Es imposible decir las la solemne fiesta de tu bienaventurado
calumnias y persecusiones que armaron confesor y pontífice Atanasio, y que por
los herejes contra este santísimo patriar- los méritos de aquel que te sirvió con
ca. Cuatro emperadores le persiguieron: tanta fidelidad, nos libres de nuestros pe %
Constantino Magno con buen celo, pen- cados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
sando que acertaba, y Constancio su hijo, Amén.

132
La invención de la santa Cruz. — 3 de mayo.
(Año 326 de J. C.)
La bienaventurada santa Ele-
na, madre del emperador Cons-
tantino, visitando a la edad de
ochenta años los santos lugares,
consagrados con la vida y sangre
de Cristo, movida por divina ins-
piración, quiso buscar la santa
cruz de nuestro Redentor adora-
ble. Hallábase muy congojada y
perpleja porque nadie podía decir
dónde estaba, y los inmundos
gentiles habían puesto en el Cal-
vario un ídolo de Venus para que
ningún cristiano se acercase pa-
ra hacer oración en aquel sagra-
do lugar. Mas como fuese cos-
tumbre de los gentiles, cuando
hacían morir por justicia algún
hombre fascineroso, enterrar los
instrumentos del suplicio junto al lugar de nuestro Redentor Jesucristo, y que
donde se sepultaba el cuerpo, mandó san- esta misma cruz había de ser el escudo y
ta Elena cavar cerca del sepulcro del Se- defensa de la república cristiana.
ñor, y al fin se hallaron allí tres cruces,
y el título de la cruz de Cristo tan apar-
tado que no podía declarar cuál de aque- Reflexión: La Iglesia celebra hoy esta
llas cruces fuese la del Señor. En esta fiesta para enseñarnos a reverenciar el t e -
perplejidad el patriarca de Jerusalén, san soro divino de la santa Cruz, en el cual es-
Macario, que allí estaba, mandó hacer tá la salud, la paz, la verdadera sabiduría,
oración, y luego hizo traer allí una m u - la justicia y la santificación del género
jer tan enferma que los médicos la t e - humano. Declarando Tertuliano la cos-
nían por deshauciada. A ésta mandó apli- tumbre que tenían los cristianos en san-
car la primera cruz y la segunda, sin ver- tiguarse y armarse de la señal de la cruz,
se fruto alguno, y aplicándole la tercera, dice: «En todos los pasos que damos, en
repentinamente quedó del todo sana y nuestras entradas, en nuestras salidas,
con enteras fuerzas. Con este milagro ceso cuando nos calzamos, cuando nos lavamos
la duda y se entendió que aquella era ia y nos ponemos a la mesa, cuando nos sen-
cruz de nuestro Salvador. Increíble fué tamos y nos traen lumbre y nos acosta-
el gozo de santa Elena, la cual hizo gra- mos, y finalmente en todas nuestras ac-
cias al Señor por tan señalado regalo y ciones continuamente hacemos la señal de
beneficio, y mandó edificar un suntuoso la cruz en la frente.». Notables palabras
templo en aquel mismo lugar, donde dejó son éstas, que manifiestan la santa cos-
parte de la cruz ricamente engastada y tumbre de los cristianos más antiguos y
adornada, y la otra parte con los clavos fervorosos. ¿Por qué no hemos de imitar-
envió a su hijo el emperador Constanti- les, haciendo también con toda reverencia
no, el cual mandó ponerla en un templo la señal de la cruz al levantarnos y acos-
que labró en Roma, y que después se lla- tarnos, en la tentación, y al comenzar ca-
mó Santa Cruz de Jerusalén. Ordenó ade- da una de nuestras obras, al comenzar al-
más que desde entonces ningún malhechor gún viaje y en tantas otras ocasiones o
fuese crucificado, y que la cruz que hasta peligros en que tenemos harta necesidad
aquel tiempo era el más vil e ignominioso de la ayuda y favor del cielo?
suplicio, fuese de allí adelante la gloria y *
corona de los reyes, y así trocó las águilas
del guión imperial por la cruz, con ella Oración: Oh Dios, que en la invención
mando batir monedas y poner un globo de la saludable cruz, renovaste los mila-
del mundo en la mano derecha de sus es- gros de tu pasión, concédenos que por el
jtatuas y sobre el globo la r a u m a cruz, pa- valor de aquel leño de vida, alcancemos
ra que se entendiese que el mismo mundo eficaz socorro para lograr "a v:Í2 p<=»"du-
había sido conquistado por la santa Cruz rable. Por Jesucristo, iraesiro Señor.
Amén.

133
Santa Mónica, viuda, madre de san Agustín. — 4 de mayo.
(t 387)
oraciones de su buena madre, ia
cual se determinó de pasar el mar
y buscarle por Italia., Hallóle m
Milán, a donde había sido en-
viado de Roma para enseñar r e -
tórica, y en aquella ciudad, con
la comunicación y sermones de
san Ambrosio, se convirtió y bau-
tizó, a los treinta y cuatro años
de edad. Volviendo, pues, santa
Mónica muy consolada y alegro
con su hijo san Agustín, pava
África, y habiendo llegado a la
ciudad de Ostia aguardando em-
barcación, hablando a solas con
su hijo del amor y deseo de las
cosas celestiales, le dijo que .nues-
tro Señor le había cumplido su
deseo de verle critsiano, y cayó
Santa Mónica, gloriosa madre de san luego enferma tan gravemente, que a los
Agustín, fué de nación africana e hija de nueve días pasó de esta vida mortal a .a
padres cristianos, que la criaron con toda vida perdurable, siendo de edad de cin-
honestidad y virtud. Siendo niña levantá- cuenta y seis años. Desde que murió esta
base de noche a rezar las oraciones que santa se hizo memoria de ella con sin-
su madre Facunda la enseñaba, y era tan gular veneración en toda la Iglesia.
amiga de hacer limosna, que de su propia
comida quitaba parte para dar a los po- Reflexión: De su madre, dice san Agus-
bres. Deseó perseverar en virginidad; pe- tín, que gobernaba su casa con gran pie-
ro condescendió con la voluntad de sus dad, ejercitándose continuamente en loa-
padres, que la casaron con un varón lla- bles cbras, que criaba sus hijos en el te-
mado Patricio, el cual, aunque era hombre mor de Dios, regenerándoles tantas veces,
noble, era gentil. Tuvo mucho que sufrir cuantas ellos se apartaban del camino de
con él santa Mónica, mas fué tal su pru- la virtud, que era muy amiga de hacer
dencia, sufrimiento y buen término, que amistades entre las personas que se tenían
no solo ablandó el carácter áspero y co- mala voluntad, y que nunca refería cosa
lérico del marido, sino que también le ga- que hubiese oído de los unos a los otros,
nó para Jesucristo. Más le costó rendir a procurando en todo unir los corazones des-
su propio hijo san Agustín, porque siendo unidos y quitarles la amargura del odio
mozo se enredó en los vicios y liviandades con la dulzura de la santa caridad. Tengan
y en los desatinos de los herejes Mani- presente este ejemplo todas las madres y
queos, y la santa madre derramaba ríos de señoras cristianas, para que sus familias
lágrimas por su hijo, y clamaba de día y sean un cielo de paz, y críen sus hijos,
' de noche sin cesar al Señor, suplicándole no para ser unos condenados del infierno,
que le sacase de aquella profundidad de sino para verles gozar de su gloriosa com-
errores y torpezas en que estaba. Era esto pañía en la gloria. Y si se apartaren,
de manera que no podía reposar ni sose- como san Agustín en su mocedad, del ca-
gar en espíritu, y así acudiendo una vez a mino del bien, no cesen como santa Móni-
su santo obispo, rogándole que le enseña- ca, de rogar por ellos al Señor, hasta lo-
se y convenciese, el buen obispo la conso- grar su conversión.
ló diciendo: «Por vida vuestra, señora, que
no es posible que perezca un hijo de tan- Oración: Oh Dios, consuelo de los afligi-
tas lágrimas.». Quiso san Agustín dejar 'la dos y salud de los que en ti esperan, que
ciudad de Cartago, donde leía retórica y atendiste misericordiosamente a las pia-
pasar a Roma para valer más. Procuró ia dosas lágrimas de la bienaventurada Mó-
santa estorbárselo por todos los medios nica en lá conversión de su hijo Agustín,
que pudo; y en fin él la engañó y se fué concédenos por la intercesión de entram-
a Roma, donde tuvo una grave enferme- bos que lloremos nuestros pecados y ha-
dad, de la cual le libró el Señor por las llemos el perdón de ellos^ en tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

134
San Pío V, papa y confesor. — 5 de mayo.
(t 1572)
El gran pontífice de la Iglesia,
Pío V, de nombre Gisleri, fué n a -
tural de Bosco, villa del estado de
Milán, y nació de padres pobres
e n una humilde choza. Acertando
a pasar por sus pueblos" dos reli-
giosos de santo Domingo y viendo
al niño Miguel, que así se llama-
ba, se le aficionaron por ver sa
buena inclinación y Miguel se
aficionó a ellos; y así le llevaron
consigo al convento de Voguera,
de la provincia de Lombardía.
Terminados sus estudios fué nom-
brado sucesivamente, prior de va-
rios conventos, obispo de Nepi,
cardenal, y finalmente, soberano
pontífice. Las ropas interiores
que traía eran pobres y remenda-
das, la estameña de las camisas era de la disciplina y costumbres, defensor de la
ia más áspera, y su mesa era tan parca cristiandad. Habiendo dado leyes saluda-
como la de un pobre oficial. Cuatro mil bles, conservado a la Francia, coligado a
escudos gastaba cada año en casar huér- ios príncipes y conseguido victoria de los
fanas; visitaba él mismo los hospitales, y turcos; en heroicos hechos e intentos en
a sus deudos más cercanos los dejó en el gloria de paz y guerra: Máximo, Pío, Fe-
estado en que los halló. Con cien mil du- liz y Óptimo Príncipe.».
cados de gasto, resucitó en Roma el arte
de tejer lanas para desterrar las telas de Reflexión: La noche en que estaban una
ios extranjeros que sacaban el dinero de t n frente de otra las armadas de don Juan
la ciadad. Ofrecía un homicida diez mil de Austria y de Selim, ordenó el santo
ducados por librarse de la muerte a que Pontífice que en todas las iglesias de Ro-
estaba ya condenado, y respondió san Pío: ma se continuasen las oraciones toda la
«Si con dinero se rescatase la vida, las pe- noche, y el domingo se siguiesen unas a
nas sólo se hicieran para los pobres». Re- otras. Estuvo él toda la noche en oración
formó el sacro Palacio y la ciudad de Ro- delante de un crucifijo y toda la mañana
ma, limpió de foragidos la Italia, solicitó del domingo, hasta que sentándose a co-
que se coligasen los príncipes de Italia y mer, de repente se levantó de la mesa y
España para hacer guerra contra los h u - se puso en una ventana de su palacio,
gonotes, socorrió a Flandes contra los r e - donde estuvo mirando al cielo más de una
beldes a su Dios y a su rey, declaró a la
reina Isabel de Inglaterra por hereje, a b - hora. Al fin, dijo a sus domésticos con
solviendo a sus subditos del juramento de grande alegría: Los nuestros han peleado
fidelidad, esforzó a la reina de Escocia a bien y vencido al turco. Vamos a dar gra-
la constancia en la fe, pacifió la Polonia. cias a Dios. Notóse el día y la hora en que
y procuró unir a los príncipes cristianos dijo esto, y hallóse después ser la misma
contra los turcos, y por las oraciones del hora de la batalla y victoria. Mira cuan
santo pontífice se alcanzó la insigne y mi- poderosa es la oración de un santo, que
lagrosa victoria naval de L e p a n t e Final- fué sin duda gran parte para que librase
m e n t e , hizo en seis años de pontificado el Señor a toda la cristiandad del poder
lo que era bastante para llenar un siglo; de sus enemigos.
y a los setenta y ocho años de edad reci-
bió la corona inmortal de sus heroicas Oración: Oh Dios, que te dignaste ele-
virtuces, apareciéndose a santa Teresa de gir por pontífice máximo al bienaventu-
Jesús, con grande gloria y de camino pa- rado Pío V para destruir a los enemigos
r a el cielo. Enterránronle en la capilla de de tu Iglesia, y para reparar el culto divi-
san Andrés, donde grabaron este epitafio no, defiéndenos con t u protección para
jen marmol: «Pío V, pontífice, restaura- que libres de las acechanzas de nuestros
dor de la religión y honestidad, establece- enemigos gocemos en tu servicio de una
dor Je la rectitud y justicia, renovador de paz perpetua y estable. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

135
San Juan, ante Portam Latinam. — 6 de mayo.
(Año 92)
maba Pathmos, donde el glorioso
evangelista tuvo las grandes 're-
velaciones que escribió en el sa-
grado libro del Apocalipsis, que,
como dice san Jerónimo, tiene
tantos misterios como palabras.
Estuvo san Juan en este destie-
rro hasta la muerte de Domicia-
no, y en este tiempo convirtió »
aquellos isleños de Pathmos a la
fe de Cristo. Luego que mataron
en Roma a Domiciano, con el
aborrecimiento que todos le t e - .
nían, el senado revocó sus decre-
tos y condenaciones, y con esto el
santo evangelista volvió de su
destierro a Asia, y fué recibido
por los cristianos como si viniera
del cielo, mirándole como a após-
Celebra en este día la santa madre Igle- tol tan querido del Señor, y como a pro-
sia la fiesta de san Juan de Porta Latina, feta y mártir que había padecido por El,
y en ella el asombroso martirio que pa- y a quien no había faltado la voluntad y
deció el discípulo amado del Señor junto ocasión de morir por Cristo, sino el efecto
a una puerta de Roma, llamada Latina, de la muerte que no le quiso conceder el
por salirse por ella a los pueblos del La- Señor para que escribiese después el sa-
cio. Estaba el gloriosísimo san J u a n Evan- grado Evangelio, y volase como águila a
gelista en la ciudad de Efeso gobernando lo más alto del cielo para declararnos la
las iglesias de Asia, cuando en la persecu- eterna generación del Verbo divino. Del
ción de Domiciano fué preso y a pesar de martirio de san J u a n hacen mención Ter-
su mucha edad le llevaron a Roma, donde tuliano y san Jerónimo.
por no querer obedecer a Domiciano y *
adorar los falsos dioses, fue condenado a
ser echado en una tina de aceite hirvien- Reflexión: San J u a n evangelista es el
do, para que con aquel tormento acabase único apóstol que no murió mártir; pero
su dichosa vida. Señalóse el día para ha- mira con qué generoso corazón se ofrecía
cer este sacrificio, que fué el 6 de mayo. a la muerte, entrando en la caldera con.
Estuvo el senado presente en el espectácu- aceite hirviendo. ¿Quién no recibirá pues
lo, al cual concurrió toda la ciudad por con toda confianza el divino Evangelio
la gran fama del santo apóstol, y habién- que escribió? ¿Quién rehusará darle fe
dole primero azotado, como era costum- después de habernos él dado su ilustre
bre de los romanos con los que condena- testimonio por estas palabras: «Os anun-
ban a muerte, lo desnudaron y echaron en ciamos lo que hemos visto por nuestros
la tina de óleo hirviendo que allí tenían ojos, lo que hemos oído por nuestros oí-
dispuesta. Entró con grande alegría y se- dos, lo que hemos palpado con nuestras
guridad el glorioso evangelista, acordán- manos acerca del Verbo de eterna vida,
dose que Cristo nuestro Señor le había a fin de que creyendo en él alcancéis la
dicho a él y a su hermano Santiago que vida eterna?». Quien menosprecie este
beberían el cáliz de su pasión; mas el Se- testimonio, merece ser despreciado; quien
ñor obró entonces u n maravilloso prodi- lo repruebe, merece ser eternamente re--
gio que espantó a toda la ciudad; porque probado.
las llamas perdieron su fuerza y el aceite *
que ardía se convirtió en un rocío del cie-
lo ;• y aunque se abrasaron algunos de los Oración: Oh Dios, que estáis viend
ministros impíos que atizaban el fuego, el nuestra turbación por las calamidades que
venerable apóstol de Cristo salió resplan- por todas partes nos rodean, suplicárnoste
deciente, como suele salir el oro fino nos concedas que seamos defendidos de
• Mandóle después el emperador ellas por la gloriosa protección de tuv
a una isla apartada que se 11a- apóstol y evangelista san Juan. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

\
San Estanislao, obispo y mártir. — 7 de mayo.
( t 1079)

El maravilloso obispo y glorio-


so mártir san Estanislao, nació
da noble familia en la ciudad de
Cracovia, cabeza del reino de P o -
lonia, y como fuese de grande ha-
bilidad e ingenio para todo gé-
nero de letras, llegó a la digni-
dad de canónigo y después a la
de obispo de Cracovia, cuya mi-
tra sólo aceptó por no resistir a
la voluntad divina. Era en aque-
lla sazón rey de Polonia, Bolés-
lao, el cual, habiéndose estraga-
do y dado a todo género dé vi-
cios, se convirtió en una bestia,
no sólo carnal, sino también fie-
ra y cruel y derramadora de san-
gre humana. Parecíale a san Es-
tanislao que tenía obligación de
avisarle, lo cual hizo con humildad y gran za del santo obispo, que los sesos se e s -
modestia; mas con la amonestación salió parcieron por el suelo. Así murió el sant>
fuera de sí el rey y determinó perderle. obispo de Cracovia. El cruelísimo rey.
Había comprado el santo obispo para su aborrecido de todos, huyó a Hungría, don
iglesia cierta heredad de un hombre rico de al poco tiempo yendo a caza cayó del
llamado Pedro, el cual hacía tres años que caballo, murió desastrozamente y fué, co
era ya muerto, y los herederos del difun- mido por los perrSs.
to, por dar gusto al rey, pusieron pleito al
obispo diciendo que aquella heredad era *
de ellos. Vióse el negocio delante del rey, Reflexión: ¿A quién no convirtiera u n
y como al obispo le faltasen los documen- milagro tan ilustre y tan evidente come
tos necesarios para probar la compra, f"é el que hizo el santo a los ojos de Boles-
condenado y obligado a restituir la here- lao? ¿Qué pecho tan duro y empedernido-
dad. Entonces pidió tres días de tiempo, podía haber que no se ablandase y en-
en los cuales ayunó, veló y oró con gran mendase viendo un hombre resucitado?
fervor. Fuese después a la sepultura don- Mas estaba el corazón del rey tan abrasa-
de Pedro estaba enterrado, e hizo quitar do con sus vicios y tan encenagado en sus.
la losa que estaba encima y cavar la tie- deshonestidades, que todo esto no basta
rra, y descubrir el cuerpo; y tocándole para reducirle y rendirle a Dios. El Se-
con el báculo pastoral le mandó que se ñor te libre ,de estas malas pasiones; m o r -
levantase. Al punto obedeció el muerto,.y tifícalas con sumo cuidado, porque tira-
siguió al santo hasta el tribunal, donde nizan al hombre y le pierden en esta vida
estaba el rey, y allí atestiguó que el santo y en la otra. Dice san Ligono: «Todos los
obispo le había pagado enteramente el adultos que se condenan, caen en el in-
precio de la heredad. Quedaron atónitos fierno con estos vicios o por estos vicios.»-
y helados, así el rey como los adversarios El remedio más eficaz para vencer a este
del obispo, el cual acompañó de nuevo al enemigo mortal de infinitas almas ya sa-
resucitado á la sepultura. Y como a pesar bes cuál es: huir de las ocasiones y r e -
de todo, se revolcaba el rey en el cieno de chazar con gran valor y fortaleza las ten-
sus torpezas y se relamía en la sangre ino- taciones. En este género de combate el
cente de sus vasallos, excomulgóle el san- vencedor es el que huye, y aquel triunfa
io obispo, y el tirano envió sus ministros siempre que sabe huir de la batalla.
a la iglesia para matarle; mas espantados
con una súbita y excesiva luz del cielo, Oración: Oh Dios, por cuya honra mu-
cayeron en tierra. Y lo mismo sucedió la rió el glorioso pontífice Estanislao al fii>
regunda y tercera vez a otros sayones que de la espada de los impíos, rogárnoste nos
jnandó el rey; el cual, finalmente, por sus concedas que todos los que imploran su
propias manos se hizo verdugo, dando con amparo, consigan el saludable efecto de
la espada u n golpe tan terrible en la cabe- su petición. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Í3T
La aparición de san Miguel Arcángel. — 8 de mayo.
(Año 492)

clero y al pueblo, les declaró la


visión que había tenido, y fué en
procesión al sitio donde había su-
cedido el milagro. Encontraron
en él una caverna muy grande y
en forma de templo, con su bó-
veda natural harto elevada, y so-
bre la puerta una como ventana
abierta en la misma peña, por
donde entraba la luz. Erigieron
un altar, consagróle el obispo, y
celebró allí el santo sacrificio de
la misa, y más tarde se hizo la
dedicación de la iglesia con m a -
yor solemnidad y devoción, con-
curriendo a ella todos los pueblos
de la comarca, y duró la fiesta
muchos días. No tardó el Señor
en manifestar allí la gloria y va-
Así como la divina bondad ha dado a su limiento del poderoso arcángel san Miguel
Iglesia por príncipe y defensor al glorioso por cuyos merecimientos ha obrado Dios
san Miguel Arcángel como antes le había nuestro Señor después acá, muchos mila-
dado a la Sinagoga, así también ha queri- gros en aquel templo, mostrando que se
do en diversos lugares y tiempos obrar sirve de que san Miguel sea allí singular-
cosas maravillosas por intercesión y m i - mente reverenciado, y por esta causa ha
nisterio de este bienaventurado príncipe sido siempre tenido por un santuario de
de la Iglesia. Muchas han sido las apa- gran concurso y veneración.
riciones de san Miguel Arcángel y muchos
templos le han sido consagrados, así en
Oriente como en Occidente, pero la más Reflexión: Leemos que san Romualdo,
ilustre y señalada anarición es la que su- fundador de la orden de la Camáldula, or-
cedió en el monte Gárgano en la provincia denó a Otón, emperador, que fuese en r o -
de la Pulla, del reino de Ñapóles. Porque mería a pie y descalzo desde Roma al
siendo pontífice Gelasio, primero de este monte Gárgano a visitar el templo de san
nombre, un hombre rico tenía grandes ma- Miguel, en penitencia de haber mandado
nadas de ganado mayor, y como de una de o consentido matar a Crescencio, hombre
ellas se desmandase un toro, buscáronle principal, habiendo dado antes su palabra
y le hallaron al cabo de algunos días den- de que no le mataría. Cumplió el empera-
tro de una cueva. Tiráronle una saeta la dor aquella penitencia con grande humil-
cual se volvió del medio del camino con- dad y edificación de los fieles, los cuales,
tra el que la había tirado y le lastimó. a ejemplo del monarca frecuentaban aquel
Turbáronse los presentes y asombráronse lugar santo en sus piadosas romerías. Imi-
entendiendo que allí había algún secreto temos también nosotros estas peregrina-
y oculto misterio. Acudieron al obispo de ciones a los devotos santuarios, porque en
Siponto, para que le declarase. El obispo nuestros tiempos son muy necesarias pa-
mandó que todos ayunasen e hiciesen ora- ra vencer la impiedad y restaurar la de-
ciones por tres días para implorar la gra- voción cristiana y alcanzar del Señor ex-
cia del Señor, y al cabo de ellos, le apa- traordinarias bendiciones sobre las fami-
reció san Miguel y le declaró que #quel lias y los pueblos.
lugar donde se había recogido el toro es-
taba debajo de su tutela y que la voluntad Oración: Oh Dios, que con orden m a r a -
de Dios era que en aquella cueva se fa- villoso dispones de todos los ministerios de
bricase u n templo en honra suya y de to- los ángeles y de los hombres, concédenos
dos los ángeles, asegurándole que en aquel benignamente que sea nuestra vida de-
sitio experimentarían los pueblos la efi- fendida en la tierra por aquellos sobera-
cacia de su celestial protección. Movido el nos espíritus que te asisten siempre en
santo prelado por la soberana aparición y el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor".
promesa del glorioso Arcángel, juntó al Amén.

138
San Gregorio Nazianzeno. — 9 de mayo.
(t 389)
San Gregorio Nazianzeno, lla-
mado por excelencia el Teólogo,
fué natural de Nazianzo, ciudad
de Capadocia. Su padre fué obis-*
po de su misma ciudad, su her-
mano fué san Cesáreo, y su her-
mana santa Gorgonia. Estudió la
elocuencia y filosofía en Atenas,
donde trabó tal amistad con san
Basilio, condiscípulo suyo, que
parecían los dos un alma y un co-
razón. Mas no quiso acompañarse
jamás con Juliano el Apóstata,
que había venido a aquella uni-
versidad al estudio de las bue-
nas letras, poraue desde entonces
adivinó cuan pernicioso había de
ser a toda la república si Dios 7e
daba el cetro de ella. Después de
haber enseñado elocuencia con grande loa, rador para renunciar a su dignidad arzo-
retiróse con su amigo Basilio al desierto bispal, y volviendo a su patria se retiró
del Ponto, donde los dos vivían como án- a una heredad de sus padres; donde car-
geles; mas al fin dejaron su amada sole- gado de años y dolores escribió en prosa
dad para defender la religión católica; y y en verso algunas obras de rara ele-
Gregorio procuró que eligiesen a Basilio gancia. Finalmente habiendo este glorio-
por obispo de Cesárea. Pasando a Cons- so doctor ilustrado la Iglesia con su vida,
tantinopla, empleó todo su gran caudal doctrina y escritos, a los noventa años de
, de sabiduría en la conversión de los h e - su edad fué a recibir el galardón de sus
rejes, los cuales trataron muchas veces largos y dichosos trabajos.
de darle la muerte. Mas al fin venció la
causa de Dios, refloreció la fe y Gregorio Reflexión: Hablando el mismo san Gre-
fué nombrado arzobispo de Constantino- gorio en uno de sus libros de la vida
pla con aplauso del emperador de Orien- que hizo en Atenas en el tiempo de su
te, el gran Teodusio, español, el cual le juventud, dice: «Yo con mis continuos
dio el templo patriarcal que poseían aún trabajos quebranté mi carne, que con la
los herejes. Todo el favor que el empera- flor de la edad tiraba coces y hervía;
dor hacía a san Gregorio era tósigo para vencí la glotonería del vientre y la tira-
los herejes; los cuales determinaron aca- nía que está cerca de él; mortifiqué mis
barle, y para salir con su intento se con- ojos, reprimí el ímpetu de mi ira, y to-
certaron con un mozo hereje como ellos, das mis cosas consagré a Cristo. El suelo t
que entrase a visitar al santo que a la sa- fué mi cama, el velar mi sueño, y las
zón estaba enfermo y hallase ocasión de lágrimas mi descanso. Este fué mi insti-
cometer la maldad. Hízolo así, mas cuan- tuto de vida, cuando era mozo; porque la
do se vio en el aposento del santo, al carne y la sangre echaban llamaradas y
tiempo que le podía herir, se echó a sus me apartaban de la sabiduría del cielo.»
pies pidiéndole perdón con muchos sollo- Aprendan los jóvenes a refrenas sus ape-
zos y lágrimas; y como san Gregorio le titos, poniendo los ojos en este modelo;
preguntase qué quería, uno de los que y no digan que es imposible la victoria
estaban presentes le dijo: «Este mozo, pa- de sí mismos, después que los mismos
dre, ha entrado aquí inducido de los he- santos han luchado también y triunfado
rejes para matarte, y ahora arrepentido con tanta gloria de la rebeldía de sus pa-
llora su pecado.» Entonces el santo abra- siones.
zando al mozo le dijo: «Dios te perdone Oración: Oh Dios, que concediste a tu
y te guarde como a mí me ha guardado; Iglesia por ministro de su .eterna salva-
deja pues, hijo mío, la herejía, y sirve al ción al bienaventurado Gregorio, haz que
J3eñor con sincero corazón.» Viendo des- merezcamos tener por intercesor en el
pués muy turbada aquella iglesia por los cielo al que logramos por maestro en ia
bandos y herejías pidió licencia al empe- tierra. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

139
San Antonino, arzobispo de Florencia. — 10 de mayo.
(t 1459)
dijo sobre él las palabras que se
suelen decir en la excomunión, y
luego delante de todos el pan se
convirtió en carbón, y pronun-
ciando después las palabras de l a
absolución, el pan negro se tor-
nó a su primera blancura; y con
esto entendieron los efectos que
hace la excomunión en el alma,
y que no se debe usar de ella
sino a más no poder. Autorizaba
su celestial doctrina con muchos,
prodigios, y le estimaba tanto el
papa, que, en su última enferme-
dad, quiso recibir los sacramen-
tos de su mano, y que asistiese
a su cabecera: y Nicolao V cuan-
do puso en el catálogo de los
santos a san Bernardino de Sena,
El santísimo prelado san Antonio, o dijo que tan bien podía canonizar a san
Antonino, que así le llamaban por ser Bernardino muerto, como a san Antoni-
pequeño de cuerpo, nació de honrados no vivo. Finalmente a los setenta años-
padres en Florencia, y desde niño mos- de su edad expiró pronunciando estas
tró que era escogido de Dios. A la edad palabras: «Servir a Dios es reinar.» Y
de trece años había ya estudiado y de- fué tanto el concurso que acudió al en-
corado todo el Derecho Canónico, y luego tierro, que no le pudieron dar sepultura
pidió y alcanzó el hábito de santo Do- hasta pasados ocho días, en los cuales
mingo. Nunca comía carne sino estando estuvo el santo cuerpo en la iglesia, fres-
enfermo, traía una cadena de hierro y co, hermoso el rostro, como si fuera ya
dormía en el suelo sobre las tablas. Or- cuerpo glorioso.
denado de sacerdote, vino a ser prior de Reflexión: Presentó un pobre hombre
los principales conventos de su orden en una cestilla de fruta a san Antonino pen-
Italia, y siendo ya Vicario general de sando que se la había de pagar bien; el
Roma, y Ñapóles, lavaba los platos y es- santo conociendo sus miras interesadas,
cudillas de sus hermanos, y barría la ca- no le dio nada, sino con rostro alegre
sa como el menor de todos. Obligóle el alabó su fruta, y di jóle: «Dios os lo pa-
papa Eugenio IV a aceptar el obispado gue, hermano.» Parecióle al hombre que
de Florencia, bajo pena de excomunión; había empleado mal su fruta, e íbase q u e -
y él vino a pie y descalzo a su Iglesia, jando del arzobispo. Mandóle este llamar,
con tanta amargura de su corazón, como y escribió en un papel aquellas palabras:
regocijo de toda la ciudad que salió a «Dios os lo pague»: y poniendo el papel
recibirle como a santo pastor venido del en una balanza, y en la otra la cesta de
cielo. Muy presto resonó en toda Italia fruta, la balanza que tenía el papel bajó
la fama de sus virtudes. En la oración hsta el suelo, y la otra subió todo lo que
quedaba arrebatado y suspenso en el aire, pudo con la fruta. Entonces, volviéndose
resplandeciendo su rostro con maravillo- al hombre, le dijo: «Mirad como yo no
sa claridad. Desentrañábase por los po- os hice agravio; que más os di que r e -
bres y dábales cuanto tenía; reprimía cibí.» Y mira tú como Dios mostró con
a los insolentes y poderosos, mandándo- este milagro cuánto gana el que hace li-
les hacer penitencias públicas, y echaba mosna, aunque a veces no parezca a los
con gran severidad de las iglesias, a las ojos humanos el fruto de la caridad.
mujeres que venían a ellas para enlazar
las almas. Quejábanse algunos de él por- Oración: Ayúdennos, Señor, los mere-
que no excomulgaba por ciertos pecados cimientos del santo confesor y pontífice
a sus subditos; y él, para no declararles Antonino, para que así como te ensalza-
la razón que tenía para no hacerlo, por mos admirable en sus virtudes, así t a m -
el daño que recibe el alma con la exco- bién te experimentemos misericordioso,
munión, mandó traer un pan blanco, y en nuestras necesidades. Por Jesucristo,
nuestrr. Señor. Amén.

140
Los santos Gordiano y Epímaco, mártires. — 10 de mayo.
Después que. el impiísmo J u -
liano el Apóstata fué aclamado
de su ejército por emperador en
Francia, y con la muerte del em-
perador Constancio, su primo
hermano, cobró fuerzas y se vio
señor, luego comenzó a quitarse
la máscara de piedad con que a n -
tes había favorecido y engañado
a los cristianos a los cuales de-
terminó perseguir y deshacer y
conservar y ampliar el culto de
sus falsos dioses: pero, porque
pretendía ser tenido de todos por
príncipe manso y benigno, y no
quería que los que morían por
Cristo fuesen honrados como
mártires, y ya la religión se ha-
bía extendido, y florecía mucho
por el mundo, temiendo alguna turba- de Gordiano y otros cristianos le toma-
ción en el imperio, por razón de estado ron de noche y le sepultaron en la vía
pretendió con maña destruir a los cris- Latina en una cueva donde antes había
tianos, haciendo presidentes y goberna- sido enterrado san Epímaco, mártir, cuyo
dores de las provincias a hombres crue- martirio también celebra hoy la Iglesia:
les y bárbaros, para tirar la piedra como el cual siendo natural de Alejandría fué
dicen y esconder la mano. Entre los m i - preso por el nombre de Jesucristo, y ha-
nistros que nombró el apóstata para des- biendo padecido muchos días excesivos
truir la Iglesia de Cristo, fué uno Gor- trabajos y molestias en una áspera y
diano, el cual nombrado vicario en Roma, dura cárcel y llevádolos con gran pa-
ejercitaba su crueldad y derramaba la ciencia y alegría, al cabo fué mandado
sangre inocente de los cristianos. Estcüa quemar y sus huesos y cenizas fueron lle-
preso con otros muchos u n santo presbí- vados a Roma por algunos cristianos y
tero llamado Jenaro. Tuvo con él Gor- puestos en aquel sepulcro en que dijimos
diano largas pláticas, y finalmente tocán- que después fué sepultado san Gordiano.
dole el Señor el corazón abrió los ojos Por eso la Iglesia católica celebra junta-
al rayo de la divina luz, y determinó mente el martirio de estos dos santos en
abrazar la fe; y en efecto, recibió el bau- un mismo día-
tismo por mano de san Jenaro y Marina
su mujer, y otros cincuenta y tres de su Reflexión: No es para decir la rabia y
familia, y entregó a Jenaro un ídolo de furor con que los crueles emperadores
Júpiter que tenía en su casa, y le que- veían convertirse a la fe a los mismos
braron y desmenuzaron y echaron en un principales ministros que ponían por per-
lugar inmundo. Supo lo que pasaba J u - seguidores de los cristianos y defensores
liano,, y embravecióse por ver que sus de su imperio: mas en esto se echa de
principales ministros se volvían contra ver la maravillosa virtud de la gracia de
él y se hacían cristianos: y quitando a Cristo que puede hacer que lobos san-
Gordiano el cargo, ordenó al tribuno que guinarios se ofrezcan al sacrificio como
le__castigase severamente. Mandóle este inocentes corderos. ¿Quién sino Dios pue-
atormentar y azotar y quebrantar los de obrar tan admirable mudanza en los
huesos con plomadas, y como el santo corazones? Pidámosle pues como el santo
mártir hiciese gracias al Señor por la Profeta David: ¡Señor! cread en mí un
merced que le hacía en darle que pade- corazón limpio y poned en mi interior un
cer por él, el. tribuno le condenó a ser espíritu nuevo y recto. (Ps. L.)
descabezado delante del templo de la dio- Oración: Oh Dios omnipotente, concé-
sa Tierra y que echasen el cadáver a los denos tu gracia para que los que cele-
perros. Mas el Señor ordenó que los p e - bramos la solemnidad de tus bienaventu-
jros hambrientos no tocasen el santo cuer- rados mártires Gordiano y Epímaco sea-
po, antes con ladridos le guardasen y de- mos ayudados en tu presencia por su in-
fendiesen. Cinco días después, u n criado tercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

•Éfa.
San Mamerto, obispo. — 11 de mayo.
(t 477)
se extendió muy presto por la
Iglesia occidental, donde se ha
venido siguiendo hasta nuestros
días: de manera que aunque se-
mejantes preces precedieron a la
edad de san Mamerto desde
tiempo indefinido, en cuanto a la
determinación de la forma con
que se hacen tienen por autor a
este insigne y santo prelado. Ha-
lló san Mamerto las preciosas
reliquias de san Julián y san F e -
rreolo, ilustres mártires que p a -
decieron en la sangrienta perse-
cución de Dioclesiano y Maxi-
miano; las cuales trasladó a u n
magnífico templo que había la-
brado. Finalmente después de
haber gobernado santamente su
iglesia algunos años, y edificádola con sus
Entre los santísimos prelados que ilus- virtudes y milagros, murió en la paz del
traron la Iglesia de Dios en el siglo V, Señor, y su sagrado cadáver fué sepul-
uno fué el glorioso san Mamerto, obispo tado con gran veneración en la iglesia de
de Viena en el Delfinado. En aquel tiem- los santos Apóstoles, extramuros de la
po desolaban todo el país grandes calami- ciudad de Viena, desde donde se trasla-
dades y azotes del cielo. Sucedíanse unos daron después sus reliquias a la basílica
a otros los terremotos, incendios y gue- Contantiniana de santa Cruz de Orleans.
rras: las fieras, llenas de pavor por los Allí permanecieron en grande veneración
temblores de la tierra, dejaban las cue- hasta el siglo XVI, en el que los hugo-
vas de los montes y sé llegaban a las po- notes, durante sus sacrilegas irrupciones
blaciones con grande espanto de la gente; del año 1562, entrando en Orleans, que-
la cual a vista de estos azotes hacía p e - maron la cabeza y huesos del santo, que
nitencia de sus pecados y se disponía a estaban en diferentes cajas y dispersaron
la festividad de la Pascua de Resurrec- sus cenizas.
ción para recibir dignamente la comunión Reflexión: ¿Qué son todas las calami-
pascual, esperando alcanzar de esta suer- dades y males que nos afligen sino fru-
te el remedio de tantos males. Concurrie-, tos del pecado? que no hizo Dios la muer-
ron pues todos contritos a la iglesia, a ce- te, como dice el apóstol, sino que por el
lebrar el misterio en la vigilia de la glo- pecado entró la muerte en el mundo. Y
riosa noche: pero habiéndose incendiado aunque en la presente providencia se sirve
varias casas principales de la ciudad, h u - nuestro Señor de estos mals, ya para cas-
yeron del templo despavoridos. Solo el tigarnos, ya para darnos ocasión de mayo-
santo obispo quedó en la iglesia, implo- res merecimientos, ya para darnos a en-
rando con entrañables gemidos la divina tender que no hemos de buscar en este
misericordia, y fué tan grande la eficacia mundo nuestro paraíso, siempre ha sido
de sus lágrimas, que presto se apagó aquel costumbre muy cristiana la de implorar en
grande incendio, y los fieles volvieron los comunes males la divina clemencia con
para continuar su penitencia a los oficios públicas rogativas. Procura asistir a ellas
divinos. En esta ocasión ordenó el santo con grande piedad, que el Señor casi siem-
obispo tres días de rogativas públicas pre suele oir las plegarias de todo un p u e -
acompañadas de ayunos y oraciones, en blo contrito y humillado y suele darle lo
los días que preceden a la fiesta de la mismo que pide.
Ascensión de nuestro Señor' Jesucristo, a Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
los cuales concurrió toda la ciudad con tente, que en la venerable solemnidad del
grande compunción; lágrimas y gemidos, bienaventurado Mamerto, tu confesor y
y desde entonces se vio libre de las ca- pontífice, se acreciente en nosotros el es-
lamidades que la oprimían. Divulgada la píritu de piedad y el deseo de nuestra sal*
fama de esta institución y su buen suceso, vación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
fué imitada en. las provincias vecinas y Amén.

142
Santo Domingo de la Calzada. — 12 de mayo.
(t 1070)
Santo Domingo de la Calzada
fué italiano de nación, y habien-
do dado su patrimonio a los po-
bres, para ser menos conocido,
vino a España, donde pretendió
hacerse religioso de san Benito
en el monasterio de san Millán.
Entonces se juntó con san Gre-
gorio, obispo de Ostia, que había
venido a Navarra por legado del
Papa a mitigar el azote de Dios,
que hacía grande estrago en
todo aquel reino, pues la langosta
y pulgón comían y destruían los
frutos de la tierra; y con las ora-
ciones, limosnas y penitencias
que mandó hacer san Gregorio se
enmendaron muchos de su mala
vida, y cesando los pecados, cesó
también el castigo de ellos. Muerto san un hermoso templo, y después una ciudad
Gregorio, se determinó santo Domingo de que tomó su nombre y se llama Santo Do-
hacer asiento en el mismo lugar que ahora mingo de la Calzada.
tiene su nombre; allí edificó una pequeña *
celda y una capilla que dedicó a nuestra
Señora: luego desmontó la espesa sslva Reflexión: Dignas de alabanza son las
donde se guarecían muchos ladrones y sal- obras de pública utilidad; pero tienen sin
teadores que robaban a los peregrinos que duda más especial mérito delante de Dios
iban en romería a Santiago de Galicia. Hi- las que se ordenan al acrecentamiento de
zo además una calzada de piedra, que por la religión y de la pieda'd, como las que
ser obra tan insigne, tomó el santo de ella hizo santo Domingo de la Calzada; porque
el nombre; y para hospedar a los pere- el que en ellas emplea su trabajo y hacisn-
grinos, les edificó un hospital, donde le vi- da, coopera señaladamente a todas las
sitó santo Domingo de Silos, que a la sa- buenas obras y piadosos ejercicios que con
zón vivía, y los dos santos se recibieron ocasión de ellas después se practican. ;Oh!
con mucha ternura y caridad, y el de Si- ¡cuánta gloria del Señor se sigue de la fá-
brica de un templo, de una casa de bene-
los alabó mucho las buenas obras que h a - ficencia o de otros edificios que levanta la
cía el de la Calzada. Siete años antes de caridad cristiana en honra de la religión y
morir hizo labrar su sepulcro en una peña, beneficio de los pobres! Si los hombres
y para que este lugar no estuviese ocioso, ricos y poderosos entendiesen los tesoros
le llenaba de trigo para repartirlo a los celestiales que pueden alcanzar con este
pobres. Un día vino a visitarle una devota empleo de sus terrenales riquezas, no h a -
mujer que le preguntó la causa de haber bría uno solo de ellos que en la hora de la
cavado su sepultura tan lejos de la igle- muerte no dejase un legado pío para se-
sia. A lo que respondió el santo: «No ten- mejantes obras. ¿Cómo no ha de tener u n
gáis cuidado de eso, señora; la divina P r o - palacio en el cielo, quien labra una casa
videncia cuidará de que mi cuerpo repose de Dios en la tierra?
en lugar sagrado, porque os hago saber
que, o la iglesia seguirá mis pasos a este
recinto o mi cadáver gozará de sus favo-
res.» El suceso mostró que había hablado Oración: Clementísimo Dios, que te dig-
con espíritu profético, pues con el discur- naste adornar a tu biaventurado confesor
so del tiempo vino el sepulcro del santo a Domingo con virtudes tan excelentes, con- .
cédenos que por al intercesión de este j u s -
estar dentro de la iglesia. Finalmente, ha- to, cuyo nacimiento para el cielo celebra-
biendo pasado su larga vida con grande as- mos en este día, seamos libres de las ca-
pereza y penitencia, murió en el Señor, el denas de nuestros pecados y merezcamos
cual ilustró a su siervo con tantos mila- t gozar de su compañía en los cielos. Por
gros, que en aquel mismo sitio se le hizo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

145
San Juan Silenciario, obispo y confesor. — 13 de mayo.
(t 558)
y el sacerdocio, lo cual dijo el
patriarca que haría de buena ga-
na. Entonces viéndose el siervo
de Dios precisado a descubrirse,
pidió audiencia secreta al pa-
triarca, y después de obligarle al
secreto, le declaró que era obis-
po; de lo cual asombrado y edi-
ficado el patriarca llamó a san
Sabas y le dijo que no podía or-
denar a aquel santo religioso y
que le dejase en su humildad,
sin permitir que nadie le inquie-
tase. Así perseveró en su silencio
todo el resto de su vida, no ha-
blando palabra por espacio de
muchos años, y entregándose a
asombrosas penitencias y altísima
contemplación así en el monas-
San J u a n llamado Silenciario por el terio como en la soledad. Muerto san
profundo recogimiento y silencio que Sabas, se apareció a nuestro santo pa-
guardó por espacio de muchos años, na- ra consolarle en la cruel persecución
ció en Nicópolis de Armenia, de nobilísi- que movieron contra él y contra sus mon-
mos padres. A los diez y ocho años de su jes los que seguían los dogmas de Oríge-
edad vino a Colonia donde empleó su pa- nes y Teodoro de Mopsuestia. Mucho t u -
trimonio en edificar una magnífica iglesia vieron que padecer aquellos santos ana-
a nuestra Señora y en fundar un monas- coretas; pero teniendo por cabeza y guía
terio, en el cual él mismo se encerró con a nuestro santo, jamás pudieron ser infi-
otros diez compañeros, haciendo allí vida cionados por el veneno del error, y su-
tan perfecta que en breve tiempo fué aquel frieron con gran fortaleza las más duras
monasterio un seminario de santos. Pero persecuciones por defender los decretos
muerto el obispo de Colonia, sacaron de de la Iglesia. Finalmente colmado de mé-
su retiro al joven abad que tenía a la sa- ritos y virtudes, entregó su preciosa alma'
zón veintiocho años, y en fuerza de su al Señor a la edad de ciento y cuatro
celo se vio muy presto florecer la piedad años.
e n todo el obispado y aun en la misma Reflexión: ¿Por qué inspiró el Señor
corte del emperador, donde su hermano a san J u a n Silenciario la guarda de tan
Pérgamo y su primo Teodoro fueron mo- maravilloso silencio, sino para que apren-
delo de cortesanos ejemplares. Mas no damos con este ejemplo a mortificar los
pudiendo reducir a su cuñado Pasímico vicios de nuestra lengua? La cual es una
<jue era gobernador de la Armenia, y t u r - espada de dos filos que no pocas veces
baba la paz de su iglesia con injusticias y hiere a la vez al prójimo y al maldicien-
violencias, después de llevar inútilmente te: y la herida casi siempre es mortal o
sus quejas al emperador Zenón, y puesto incurable. No murmures, pues, de tus
orden en los negocios del obispado, lo hermanos, ni les maldigas jamás, ni seas
renunció secretamente y se embarcó solo fácil en creer y referir lo malo que te
en un navio y fué a Jerusalén con propó- han dicho de ellos. No reniegues, ni j u -
sito de pasar el resto de su vida descono- res, ni blasfemes, que ese es lenguaje de
cido de los hombres. Recibióle san Sabas los demonios, y si quieres usar bien de
en su monasterio llamado la Laura; allí la lengua, piensa antes de hablar, si es
el obispo desconocido sirvió de peón a los bueno o malo, útil o dañoso lo que vas
albañiles, que fabricaban el hospicio para a decir.
los peregrinos, llevándoles el yeso y las
piedras. Al cabo de algunos años, admi- Oración: Oh Dios, omnipotente, rogá-
rando san Sabas cada día más la emi- rnoste nos concedas que la venerable so-
nente virtud del religioso, le llevó con- lemnidad de tu confesor y pontífice Juan,
sigo al patriarca de Jerusalén para con- acreciente en nosotros la devoción y e]
ferir a aquel monje las órdenes sagradas deseo de nuestra eterna salud. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

144
San Pacomio, abad y confesor. — 14 de mayo.
(t 348)
San Pacomio abad, padre y
maestro de innumerables monjes
y varón perfectísimo, nació de
padres gentiles en la Tebaida.
Siendo ya de veinte años se halló
en la guerra que Constantino em-
perador hizo a Majencio, tirano.
Llegando una vez al puerto de
Tebas Pacomio, con una legión de
soldados hambrientos y fatiga-
dos de los trabajos y peligros de
la mar fueron acogidos por los
cristianos de aquel puerto, los •
cuales les visitaren y les traje-
ron muchas cosas de comer r e -
mediando con incomparable des-
interés aquella grande necesidad
que padecían. Admiróse Pacomio
de lo que veía y preguntó que
gente ,era aquella tan nueva para él: y llegándose un poco más cerca, advirtió
como le respondiesen que eran cristianos, que un demonio estaba sentado en lo
alzó Mas manos al cielo y dijo: «Señor alto de la higuera. A la mañana siguiente
Dios, que criaste el cielo y la tierra, yo se halló seca por la oración del santo. Le
te prometo servirte como cristiano.» Y concedió el Señor el don de lenguas para
desde aquel día comenzó el santo capitán tratar en todas las lenguas a los extran-
a resistir a la sensualidad, y terminada jeros que venían a él. Fundó Paconio m u -
su milicia se fué a la alta Tebaida donde chos monasterios donde vivían como án-
moraban algunos siervos de Dios, por los geles unos siete mil monjes. Finalmente
cules fué enseñado y bautizado. Era dis- cargado de años y de merecimientos, el
cípulo del santo anciano Palemón, cuan- bienaventurado padre hizo juntar a sus
do yendo a la isla de Taberma el Señor religiosos y con un semblante amoroso
le ordenó que edificase allí un monaste- les avisó que el Señor-le llamaba, exhor-
rio y le dio una tabla en que estaba es- tándoles a amarse ' entrañablemente en
crita la Regla que había de guardar. La Cristo, y habiéndoles echado su bendi-
vida de Pacomio fué períectísima y como ción, dio su espíritu al Señor a la edad de
de hombre a quien Dios había escogido ciento y diez años.
para capitán y maestro de tantos monjes.
No es fácil decir las gloriosas victorias Reflexión: Entre los monjes de aquel
que alcanzó de los enemigos infernales. monasterio había uno llamado Silvano, el
Dióle el Señor dominio sobre las bestias cual antes de tomar el hábito había sido
feroces, y hasta los mismos cocodrilos del comediante, y de vida (como los tales lo
Nilo le servían, y cuando quería, pasar el suelen ser) libre y disoluta; mas por las
Nilo, ellos le traspasaban de una parte a instrucciones del santo fué espejo de Vir-
otra. Tres años probaba a sus discípulos tud y tuvo don de lágrimas, y al cabo
y no permitía que ninguno aspirase al de ocho años santamente murió, y el
sacerdocio. Vino una hermana suya a v i - santo vio su alma» subir a los cielos acom-
sitarle, y no la quiso ver, antes la envió a pañada de muchos ángeles. Este caso has
decir que estaba sano y que ella se vol- de admirar y con él te has de consolar,
viese a su casa si ya no quería dar de entendiendo por él cómo lo que no puede
mano al mundo y mover con su ejemplo dar de sí la naturaleza ni la costumbre,
a otras mujeres. Con estas palabras se que es segunda naturaleza, lo puede dar
compungió la hermana, y ofreció obede- la gracia de Dios nuestro Señor a los
cer al hermano, el cual le hizo hacer una hombres de buena voluntad.
casa apartada, que en breve fué monas-
terio de perfectísimas monjas. Entrando Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
una vez Pacomio a visitar un monasterio recomiende la intercesión del bienaven-
*de los que estaban a su cargo, vio que turado Pacomio, abad, para lograr por su
algunos muchachos subían a una higuera patrocinio lo que no podemos alcanzar
grande para coger hijos sin licencia; y por nuestros méritos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

145
San Isidro, labrador. — 15 de mayo.
( t 973)
tir gran cantidad de trigo a los
pobres y a las aves, y moliendo
después lo poco que había que-
dado, salía tanta harina, que no
cabía en el costal. Era tan cari-
tativo que tenía costumbre todos
los sábados de hacer una olla
aparte para los pobres en honra
de la Virgen santísima, y para
dar un día de beber a su amo en
la heredad, hirió con su aguijada
• una piedra, y al punto salió una
fuente clara y milagrosa, la cual
dura hasta hoy cerca de Madrid,
en una ermita del santo. Resu-
citó a una hija de aquel caballe-
ro, cuando estaba ya preparada
la cera y todo lo demás que era
necesario para el entierro: y ha-
El gloriosísimo patrón de la villa de Ma- biéndose un día ahogado en el pozo un
drid y corte de los reyes de España, san hijo del santo, se puso éste con su m u -
Isidro labrador, fué hijo de Madrid, ca- jer en oración; y estando así, creció el
sado con santa María de la Cabeza, y hom- agua del pozo hasta el brocal, pareciendo
bre del campo, que se sustentaba con el el hijo vivo sobre las aguas. Finalmente
siendo ya san Isidro muy lleno de años
sudor de su rostro. Solía madrugar mucho y virtudes, y habiendo recibido devotísi-
para oir las misas que se decían en algunas mamente los sacramentos, entregó su h u -
iglesias de Madrid antes de comenzar las milde espíritu al Criador, y cuarenta años
labores del campo en la casería de un ca- después fué hallado su bendito cuerpo
ballero de la misma villa, llamado J u a n sin corrupción alguna, y trasladado con
de Vargas; y como los labradores de las grande pompa a la iglesia de san Andrés,
caserías vecinas le pusiesen mal con su tocando todas las campanas de aquel
amo, diciéndole que rio cuidaba de su h a - templo por sí mismas, y sanando milagro-
cienda, quiso un día aquel caballero ente- samente muchos enfermos. Muchas veces
rarse por sí mismo de lo que pasaba, y ha remediado el Señor faltas muy gran-
viendo que se había puesto muy tarde a des de agua por intercesión de este santo.
arar, fuese para él con intención de r e - Reflexión: Es de admirar la sabiduría
prenderle; mas acercándose a la heredad, de Dios que ha hecho a un santo labra-
vio como estaban arando a una parte y a dor patrón de la corte de los reyes de
otra de su criado dos pares de bueyes más, España, para que los príncipes y grandes
los cuales eran blancos como la nieve; con venerasen a un pobre quintero e implo-
lo que entendió que los ángeles le ayuda- rasen su favor y ayuda. ¡Oh! ¡cuántos
ban en su labranza. Otra vez sucedió que monarcas se han postrado al pie del se-
yendo unos hombres a buscar a san Isidro pulcro de san Isidro, confesando la v e n -
a la heredad, no le hallaran, sino sólo a los taja que hace la virtud a todas las gran-
bueyes uncidos, que estaban por sí arando, dezas humanas! De ella dice el Sabio,
sin regirlos nadie, y habían arado mucha «que vale más que los tronos y cetros
tierra. reales y que todas las riquezas del m u n -
do: porque todo el oro es en su compa-
Cuando se dirigía el santo labrador a ración un poco de arena, y la plata es
sembrar, repartía el trigo que llevaba a como Iodo delante de ella.» (Sapient. VII)
los pobres, echando también puñados de Oración: Rogárnoste, oh Dios miseri-
él a las avecillas del campo diciendo: To- cordioso, que por la intercesión de tu
mad avecillas de Dios, que cuando Dios bienaventurado confesor Isidro, nos con-
amanece para todos amanece: y aunque cedas tu gracia para no sentir vanamente
en el camino iban los costales menguados de nosotros mismos, y servirte con aque-^
con tanto repartimiento, en llegando a la lia humildad que te agrada. Por Jesu-
heredad, los hallaba llenos de trigo. Acon- cristo, nuestro Señor. Amén.
tecíale también, yendo al molino, repar-

146
San Juan Nepomuceno, sacerdote y mártir. — 16 de mayo.
San Juan Nepomuceno tomó
segundo nombre de Nepomuk,
lugar de Bohemia, donde nació.
Hechos sus estudios en la u n i -
versidad de Praga, y conserván-
dose puro e inocente, mereció
ser promovido al sacerdocio. Pre -
dicaba la palabra de Dios sin va-
nos adornos de elocuencia h u -
mana, "pero con tal gracia del
cielo, que corrían a oirle innu-
merables gentes y hasta el mis-
mo rey Venceslao era uno de sus
oyentes continuos. Habiéndole
nombrado el monarca para uno
de los principales obispados de
Bohemia, nunca quiso admitir
ninguno; mas no pudo eximirse
del cargo de confesor de la reina,
y este cargo le ocasionó muchos trabajos pues habiendo estado sepultado debajo
y el martirio. Porque siguiendo Vences- de la tierra el cadáver del santo por es-
lao sus depravadas inclinaciones, llegó al pacio de trescientos años, cuando se r e -
frenesí de dejar poseer su corazón de la conoció jurídicamente, fué hallada la len-
pasión de celos contra su esposa; y con gua incorrupta y como si fuera viva; y
lisonjas, promesas y amenazas deseaba presentada seis años más tarde a los j u e -
saber los secretos de su corazón que ha- ces delegados de la Silla apostólica, de
bía oído su confesor en el sacramento de repente con un nuevo prodigio se entu-
la penitencia. Horrorizóse el santo al oír meció y mudó el color que tenía algo os-
demanda tan sacrilega, y con una liber • curo, en un color rojo y natural.
tad y espíritu apostólico, reprendió el e x -
ceso al engañado príncipe; el cual no sa- Reflexión: ¿Quién no vé que este gran-
biendo qué replicar, disimuló por enton- dísimo milagro hizo Dios para glorificar
ces el resentimiento. Mas habiendo lla- aquella santa lengua fidelísima en guar-
mado al santo confesor, le entregó a 1- dar el sigilo sacramental? ¿Y quién no
gunos soldados de su guardia para que echa de ver también que este mismo pro-
en las interiores piezas de palacio le ator- digio soberano. es uno de los argumen-
mentasen y apaleasen cruelmente. No es- tos divinos que autorizan el sacramento
taba bien curado de sus heridas, cuando de la confesión? Divino es este sacra-
el bárbaro rey volvió a intimarle la mis- mento, e instituido por Jesucristo Señor
ma demanda, y como el santo respon- nuestro por aquellas palabras del Evan-
diese que antes sacrificaría mil vidas que gelio con las cuales dio a sus discípulos
hablar una palabra en materia de confe- la facultad de perdonar los pecados a los
sión, enfurecido Venceslao mandó que penitentes sinceros, y de retenerlos a los
atado de pies y manos el santo confesor indispuestos. Quiere, pues, que el pecador
fuese echado al río Moldava, como en se humille para ser perdonado; y aunque
efecto fué ejecutado con todo secreto en este sacramento sea el blanco de las iras
la oscuridad de la noche. Pero el Señor de los incrédulos y malos cristianos, Dios
hizo patente a todos la gloria de su sier- ha mandado a los hombres la humilde
vo: porque muchas noches se vieron a n - confesión de sus culpas, y no hay más
torchas encendidas en cierto lugar del remedio: o confesión o condenación.
río, y allí hallaron el cadáver del santo
mártir, el cual los canónigos de la cate- Oración: Oh Dios, que por el invenci-
dral sepultaron con la mayor pompa en ble silencio sacramental del bienaventu-
su iglesia, rio temiendo la ira del mal rado Juan Nepomuceno adornaste tu igle-
aconsejado príncipe. El Señor se dignó sia con una nueva corona del martirio;
ilustrar a su invencible mártir con m u - concédenos, por su intercesión y ejemplo,
j chos milagros: y uno de ellos, muy e x - que moderemos nuestra lengua y sufra-
traordinario y notorio en toda la cristian- mos todos los males de este mundo antes
dad, fué la incorrupción de su lengua, ,, que el detrimento de nuestras almas. Por
•J Jesucristo, nuestro Señor. Amé».

147
San Pascual Bailón. - 17 de mayo.
(t 1592)
mos y lo más divino de la santi-
dad. Multiplicó el pan para so-
correr a los pobres, sanó innume-
rables enfermos y tuvo el don
de profecía y el de penetrar los
secretos del corazón. Hallándose
en el convento de Villa-real p r e -
dijo el día de su muerte y rogó
a uno de sus hermanos religiosos
que le lavase los pies para reci-
bir la Extrema-Unción. Y en
efecto, a los pocos días enfermó
> * " * : * ' # . gravemente, y habiendo recibido
los santos sacramentos con gran
devoción y reverencia, pidió que
le pusiesen en el suelo y allí es-
piró invocando el dulce nombre
de Jesús. Quedó su cuerpo her-
moso y flexible, y en los tres
Nació san Pascual Bailón en Torreher- días que estuvo expuesto, todos los en-
mosa, villa del reino de Aragón. Sus pa- fermos que le tocaron recibieron la sa-
dres, que eran labradores, le dedicaron lud; era tan grande la muchedumbre que
al oficio de pastor, y guardando las ove- acudía a venerarle, que fué menester el
jas aprendió a leer y escribir. Llevaba en auxilio de la autoridad civil y de la fuer-
el zurrón varios libros de piedad y el za armada para poderlo enterrar. Pusié-
oficio de la Virgen, que rezaba todos los ronle en una caja llena de cal viva; pero
días con singular devoción.-Andaba des- a los diez y nueve años lo hallaron en-
calzo por los lugares escabrosos y llenos tero e incorrupto, continuando el Señor
de espinas, y vivía con la pureza e ino- en obrar por este santo numerosos prodi-
cencia de un ángel. Habiéndole propues- gios en favor de sus fieles devotos.
to su amo Martín García la intención que
llevaba de adoptarle por hijo y hacerle Reflexión: Suelen representar la ima-
dueño de muchas posesiones, respondióle gen del. seráfico san Pascual, hincada de
el santo mozo que agradecía su buena rodillas *y extática delante de la Sagrada
voluntad, pero que su ánimo era imitar Custodia, porque era singular y ardentí-
la pobreza de Jesucristo, haciéndose r e - sima la devoción que profesaba a nues-
ligioso. Veinte años tenía cuando pasó al tro Señor sacramentado. En el sagrario
reino de Valencia y se presentó a un con- está Jesús para que le visitemos y nos
vento de religiosos descalzos de san F r a n - regalemos con su presencia adorable, allí
cisco, llamado de nuestra Señora de Lo- nos está esperando con los brazos abier-
reto; querían admitirle por fraile de coro, tos y con el pecho abasado de amor. No
mas él no lo consintió; y aunque lo p u - le seamos ingratos y desconocidos, que
sieron los guardianes en la portería, él no es buen amigo de Jesús quien no le
no dejaba por eso de cultivar la tierra y visita en el santísimo Sacramento del al-
servir en la cocina. Traía a raíz de ias tar; y pues los que se aman suelen v i s i -
carnes una gruesa cadena de hierro, y tarse con frecuencia, vayamos a postrar-
rallos de hoja de lata; casi nunca cenaba, nos cada día ante el sagrado Tabernáculo,
y en mucho tiempo no comió más que solo donde tenemos nuestro hermano, nuestro
pan. Dormía en el suelo sobre una es- amigo y nuestro amorosísimo Redentor
tera, y su sueño no pasaba de tres horas. Jesús.
Cuando oraba delante del santísimo Sa-
cramento no parecía hombre, sino sera- Oración: Oh Dios, que adornaste a tu
fín glorioso y abrasado en las llamas del bienaventurado confesor Pascual con un
amor divino, desfalleciendo de amor en amor maravilloso a los sagrados miste-
los éxtasis y arrebatos de su alma. Escri- rios de tu Cuerpo y Sangre, concédenos,
bió un pequeño tratado de la oración misericordioso Señor, que merezcamos
donde se halla lo más sublime de la con- percibir aquella dulzura que sentía él en
templación, lo más insp.'rado de los sal- este divino convite del espíritu. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

148
San Venancio, mártir. — 18 de mayo.
. (Siglo III)
Siendo Decio emperador y A n -
tíoco presidente de la ciudad de
Camerino en el ducado de Espo-
leto, fué acusado porque era cris-
tiano, Venancio, mancebo de
quince años y natural de la mis-
ma ciudad. En sabiéndolo el san-
to joven, se presentó al presiden-
te en la puerta de la ciudad con-
fesando que adoraba a Jesucris-
to verdadero Dios y hombre, y no .
a los dioses falsos de los gentiles,
que ni ven, ni oyen, ni pueden
ayudar a los que les adoran y
sirven. Mandóle prender el p r e -
sidente, y habiéndole como pa-
dre, aconsejóle que mirase por
sí; mas como nada bastase para
rendirle, le mandó azotar cruel-
mente y después cargarle de cadenas. Pero de otros mártires, y hoy se guardan con
envió Dios un ángel que le desatase de gran veneración en una iglesia dedicada
ellas, y el impío juez embravecido, ordenó a san Venancio en Camerino, de donde
que le abrasasen con lámparas encendidas, el santo es ciudadano y patrón. No debe
y que colgándole cabeza abajo, pusiesen •confundirse este santo con otro del mis-
debajo mucho humo. Segunda vez salió mo nombre, obispo y mártir, de que habla
ileso del suplicio y fué visto andar entre el Martirologio el día primero de abril.
el humo con una vestidura blanca. Ence-
rrado de nuevo en la cárcel, envióle el juez Reflexión: A los muchos portentos de
un hombre engañoso y astuto llamado soberana fortaleza que resplandecen en
A.talo, el cual le dijo que él también ha- el martirio de san Venancio, se ha de
bía sido primero cristiano, y después ha- añadir uno de inestimable caridad; por-
bía abandonado la fe por entender que que viendo el santo , que sus verdugos
era locura. Conoció el santo los» embus- padecían mucha sed y que no había cer-
tes de este ministro de Satanás, y r e s - ca agua, hizo la señal de la cruz en una
pondióle como sus razones merecían; por piedra y de ella manó una fuente de agua
lo cual mandó Antíoco quebrarle los dulce y clara, por cuyo milagro se con-
dientes y quijadas y arrojarle a un m u - virtieron muchos a la fe. Y aquí verás
ladar. Sacóle de allí el ángel y fué p r e - de nuevo los cimientos sobre los cua-
sentado a un juez de la ciudad, el cual les se estableció nuestra divina religión,
cayó repentinamente muerto, diciendo: que fueron sangre de mártires y prodi-
«verdadero es el Dios de Venancio que gios: los prodigios para atestiguar que
destruye nuestros dioses.» Entonces el era de Dios, la sangre para que nadie
prefecto condenó a Venancio a los leones sospechase que los testigos engañaban.
hambrientos, y éstos se echaron a los pies Y son tantos y tan esclarecidos estos a r -
del mártir y se los lamían; arrastraron gumentos de nuestra santísima fe, que
después al santo mancebo por lugares nos vemos forzados a exclamar con Hugo
llenos de cardos y espinas y le despeña- de san Víctor, el cual decía a Dios: «Se-
ron de una roca; y viendo que de todos ñor, si somos engañados, vos nos enga-
los suplicios salía victorioso, y que con ñasteis; porque habéis dado tantas p r u e -
sus milagros muchos gentiles se conver- bas de esta verdad, que no pudimos de-
tían, mandó el tirano que le cortasen la jar de creer que Vos erais el autor y
cabeza. Luego que se ejecutó la senten- maestro de ella».
cia, se levantó tan grande tempestad de
truenos y rayos, que el prefecto huyó t e - Oración: Oh Dios, que consagraste este
meroso del castigo; mas pocos días des- día con el triunfo de t u bienaventura-
pués murió infelicísimamente. Los cris- do mártir san Venancio, oye las preces
tianos recogieron el venerable cadáver de tu pueblo y concédenos gracia para
de san Venancio y lo sepultaron en un imitar su constancia los que veneramos
lugar decente, con los sagrados cuerpos sus merecimientos. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
149
San Ivon, presbítero y abogado de los pobres. — 19 de mayo.
(t 1303)
d o , de alzar el cáliz. Queriendo
pasar el santo por el puente de
un río caudaloso, había creci-
do el río de manera que había
sobrepujado el puente, y él h a -
ciendo la señal de la cruz so-
bre las aguas, se partieron y le
dejaron el paso libre, y después
de haber pasado volvieron a cu-
. brir el puente. Muchos otros
milagros hizo el Señor para d e -
clararnos la santidad de su sier-
vo; el cual hallándose ya lleno
de méritos y extenuado por sus
muchos ayunos y penitencias,,
tendido en su cama ordinaria,
que era la tierra, y abrazado con
la santa cruz, dio su bendita al-
ma al Señor. Su sagrado cuer-
Fué san Ivon natural de una aldea lla- po fué sepultado honoríficamente en la
mada comúnmente San Martín, en la iglesia Trecosense, donde acuden de di-
Bretaña menor. Haciendo sus estudios versas partes muchos peregrinos por los
en París y en Orleans, no bebía vino y innumerables milagros que allí obra el
daba de mano a todos los entretenimien- Señor.
tos sensuales, conservando así las fuer-
zas de su espíritu con la entera pureza Reflexión: Mereció san Ivon el nom-
de su cuerpo y alma. Ejercitó luego el bre de abogado de los pobres, porque en
oficio de juez eclesiástico y vicario gene- su vida de ninguna cosa se pareció más
ral del obispo Trecorense y retiróse des- que de ser el refugio y amparo de los
pués a una iglesia parroquial para entre- pobres, padre de huérfanos, defensor de
garse de veras al Señor. Acontecióle una las viudas y remedio de todos los nece-
vez estar siete días en oración, tan em- sitados. Imita, pues, esta caridad tan ne-
bebecido y absorto en Dios, que ni tuvo cesaria -y agradable al Señor, acordán-
hambre, ni comió bocado; y acabada su dote de que el día del juicio, el soberano
oración salió tan bueno y con tantas fuer- Juez ha de pedirnos muy estrecha cuen-
zas como si hubiera comido regalada- ta de las obras de misericordia que t a n -
mente. Era excelente predicador e iba a to nos encomendó en su santo Evange-
pie por diversos pueblos para sembrar la lio: «Venid, nos dirá, benditos de mi P a -
palabra divina; pero sobre todas las vir- dre, a poseer el Reino que os tengo pre-
tudes se esmeró en la misericordia con parado desde el principio del mundo;
los pobres. Recibíales con gran caridad, porque tuve hambre y me disteis de co-
lavábales los pies, proveíalos de todo lo mer, tuve sed y me disteis de beber, es-
que habían manester, y tenía casa se- tuve enfermo y me visitasteis»; y así
ñalada para esto: nueve años tuvo en su
casa a un pobre hombre casado con cua- de estas y de las demás obras de mise-
tro hijos, sustentándolos y remediándo- ricordia quiere Dios que hagamos más
los con extremada caridad. En u n a gran cuenta que de otros ejercicios de virtud
carestía, no teniendo más que u n pan en y de piedad, y que sean como el sello y
casa para comer él y dar a los pobres que nota distintiva de los verdaderos cris-
en gran número habían concurrido, el tianos que tienen el espíritu de Jesucris-
Señor le multiplicó de manera que tuvo to.
que comer y repartir a todos los que h a - Oración: Atiende, Señor, a nuestras
bían venido. Otros muchos milagros obró súplicas que hacemos en la solemnidad
el Señor para' proveerle y recompensar del bienaventurado Ivon tu confesor, pa-
su caridad. Diciendo misa un dja, al r a que los que no tenemos confianza en
tiempo de alzar la hostia se vio un globo nuestras virtudes, seamos ayudados por
de fuego de maravillosa claridad que le los ruegos de aquel que fué de tu agra-
rodeaba, el cual desapareció en acaban- do. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

150
San Bernardino de Sena, confesor. — 20 de mayo.
(t 1444)
El glorioso confesor y subli-
me predicador y fraile humilde
de San Francisco, san Bernar-
dino de Seña, nació en la ciu-
dad de Sena en Toscana, de muy
noble y cristiana familia. Por la
muerte de sus padres quedó en-
comendado el niño a una tía su-
ya, la cual le crió con mucho
cuidado. Era muy amigo de com-
poner altares y de remedar a los
predicadores que oía, y para es-
to se subía a algún lugar alto,
estando sentados los otros m u -
chachos, lo cual era como un in-
dicio de lo que después había de
ser. Cuando cursaba en las au-
las, los otros mozos que le co-
nocían se recataban de hablar
en su presencia de cosas torpes y libres, la cabeza la mitra episcopal, él se la qui-
y si estando él ausente las hablaban en- tó, y con lágrimas y razones logró q u e -
tre sí, en viéndole venir, luego decían: darse en su humilde estado. Sesenta y
«¡Hola! Bernardino viene, dejemos estas tres años llevaba de grandes méritos y
pláticas.» Siendo de edad de veinte años, virtudes, cuando le apareció san Pedro
hubo una grande pestilencia en toda Ita- Celestino, que le avisó de su cercana
lia, y extendiéndose por la ciudad de Se- muerte; y la vigilia de la Ascensión, ten-
na, hacía tan grande estrago en el hos-
pital, que habiendo muerto los ministros dido humildemente en el suelo como su
que servían a les enfermos, no había padre san Francisco, murió alegremente
quien se atreviese a entrar en él. Viendo y con la risa en los labios.
esto Bernardino, persuadió a algunos jó-
venes, bien inclinados y amigos suyos, a Reflexión: Este apostólico y santísimo
encargarse de aquella empresa tan glo- varón tenía tan impreso en el alma el
riosa, y fué al hospital con sus compañe- dulce nombre de Jesús, que jamás se le
ros, y por espacio de tres meses sirvieron caía de la boca. Con este nombre sazo-
a los apestados, hasta que cesó aquella naba todos sus sermones y todas sus plá-
calamidad. Llamado después por una voz ticas familiares y buenas obras: y lle-
del cielo a la religión de san Francisco, vaba pendiente del cordón una tablita en
Vendió su hacienda y la dio toda a los que estaba escrito aquel nombre en le-
pobres. Habiendo hecho su profesión, dio tras de oro, y la mostraba al pueblo y a
principio a sus correrías apostólicas, p r e - los p e ^ d o r e s para animarles y llenarles
dicando en Sena, Florencia y otras partes de santa confianza. Sea también el dul-
de Toscana, pasando de allí a Lombardía císimo nombre de Jesús nuestro t e n i m .
y siendo en toda Italia una trompeta consuelo y esperanza en la vida y en la
del cielo. A la hora en que predicaba, se muerte. Frágiles somos y miserables pe-
cerraban las tiendas, y cesaban los t r i - cadores; no podemos confiar en nuestros
bunales y audiencias, y en las universi- méritos; pero .podemos y debemos con-
dades las lecciones. Nadie podía resistir fiar en los merecimientos de Jesucristo,
a la virtud de su santa palabra. Convir- el cual se entregó a la muerte, como di-
tiéronse innumerables y grandes pecado- ce el apóstol, para satisfacer por nuestros
des: los jugadores le llevaban sus table- pecados y por todos los pecados del
ros, naipes y dados; las mujeres munda- mundo.
nas sus cabellos, afeites y vestidos; y él Oración: Señor Jesús, que concediste a
en una hoguera lo mandaba todo abrasar. tu bienaventurado confesor Bernardino
Edificó y pobló más de doscientos monas- un amor tan grande a t u santo nombre;
J
terios, renunció a tres obispados que los por sus méritos e intercesión te suplica-
papas le ofrecieron; y habiéndole una vez mos que infundas en nuestros corazones
el santo pontífice puesto por su mano en el espíritu de tu divino amor. Que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

151
San Hospicio Recluso, confesor. — 21 de mayo.
581)
muchos de aquellos bárbaros. Cu-
raba toda suerte de enfermeda-
des, sanaba mudos, ciegos y t u -
llidos, y lanzaba los demonios con
poderosa virtud. Pasada la furia
de los Longobardos, los monjes
volvieron a su monasterio, y
cuando el glorioso Hospicio co-
noció que se acercaba su muerte,
de que tuvo divina revelación,,
llamó al prior y le dijo: «Trae
las herramientas necesarias y
rompe esta pared, y di al obispo
que venga a sepultar .ni cuerpo,
porque mi hora es llegada, pues
dentro de tres días dejaré este
mundo y me iré a gozar del eter-
no descanso.» Luego avisaron al
obispo de Niza, rompieron las pa-
Vestido de áspero cilicio, rodeado de redes, entraron dentro y halaron al santr»
cadenas de hierro, y atado a una de ellas, lleno de gusanos y le desataron de sus
dentro de una torre, comiendo solo un cadenas. «Ciertamente, les dijo, ya soy
poco de pan con unos dátiles y algunas desatado de las prisiones del cuerpo y
raíces de yerbas y bebiendo solo agua, me voy a reinar con Cristo.» Pasados tres
vivía en la ciudad de Niza un varón san- días se postró en oración y después de ,
tísimo llamado Hospicio o Sospis. Junto orar un grande espacio con mucha abun-
a esta torre había un monasterio cuyos dancia de lágrimas, se puso sobre un es-
monjes dirigía el siervo de Dios Agradó caño, y tendiendo los pies y alzando las
tanto al Señor su gran penitencia y vida manos al cielo, entregó su espíritu al Se-
encerrada, que hizo por él grandes m a - ñor. Luego que hubo muerto, desapare-
ravillas. Tuvo espíritu de profecía con cieron los gusanos que roían sus carnes
que muchos años antes que viniesen los y quedó el cadáver hermoso y resplan-
fieros Longobardos a Francia, lo anunció; deciente: por lo cual el obispo lo hizo
y así aconsejó a los monjes que se fuesen sepultar con grande pompa y solemnidad.
a vivir a otro lugar; y a los vecinos de
Niza que se ausentasen, porque los b á r - Reflexión: Hemos visto en el glorioso
baros destruirían su ciudad y otras seis san Hospicio otro santo Job: pues co-
poblaciones. Todo fué así como el santo miendo sus carnes los gusanos, estaba tan
Hospicio lo profetizó. Llegaron también alegre y contento, cual pudiera estar otro
los Longobardos a la torre del santo, y cualquiera gozando de los regalos y deli-
quitando tejas y rompiendo el techo en- cias del mundo. «Oh padre, le dijo uno
traron, y como vieron a aquel hombre de los que entraron a verle cuando estaba
rodeado de cadenas, dijeron: «Este es, sin para morir: ¿Y cómo es posible que pue-
duda, algún insigne malhechor»; y por das sufrir estos gusanos?» A lo que res-
un intérprete le preguntaron; que «¿por pondió el santo: «Porque me conforta
qué estaba de aquela manera preso?» aquel Señor por quien yo padezco.» ¡Oh
El santo respondió, «porque soy el hom- si nosotros pusiésemos también en el Se-
bre peor del mundo»: y diciendo y h a - ñor nuestro amor y confianza! ¡Qué li-
ciendo, uno de los bárbaros sacó la es- geros y suaves nos parecieran los traba-
pada para cortarle la cabeza; pero al ir a jos y dolores que para nuestro bien el
descargar el golpe, se le quedó seco el Señor nos envía!
brazo y cayó la espada en tierra. Enton- Oración: Te rogamos, Señor, que nos
ces el soldado se echó a los pies del san- recomiende la intercesión del bienaven-
to, confesando su culpa; y el santo le turado Hospicio penitente, para que al-
echó la bendición sobre el brazo y le sa- cancemos por su patrocinio lo que no po-
nó; con que reducido el bárbaro, se con- demos conseguir por nuestros mereci-
virtió y se hizo monje. Así predicándoles mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor."
a Jesucristo desde sus cadenas redujo a Amén.

152
Santa Julia, virgen y mártir. — 22 de mayo.
(t 450)
Habiendo entrado en Cartago
Genserico, rey de los Vándalos
y queriendo poner allí su corte,
hizo esclavos a los ciudadanos
principales a muchos quitó la
vida, y a las mujeres y donce-
llas nobles vendió a los merca-
deres. Entre estas ilustres escla-
vas, una fué la virgen santa J u -
lia, que fué vendida a un merca-
der gentil, llamado Eusebio, el
cual l a llevó consigo a Siria, y
cobró tal aprecio de ella, que so-
lía decii que la estimaba sotare
todos sus bienes. Abatíase Julia
a los humildes oficios de esclava
por amor de Jesucristo, y el
tiempo que le quedaba libre,
gastaba en oración y en la lectu-
ra de libros piadosos que había salvado pío gobernador la hizo abofetear y colgar
del saqueo de su casa. Aunque era ex- de los cabellos y azotar cruelmente, y
traña su hermosura, se hacía respetar porque perseveró constante en confesar
por su virtud y singular modestia, de los que adoraba a Jesucristo crucificado, hi-
mismos paganos. Pasó después su amo a zo que a toda prisa la colgasen en una
la Provenza para hacer un negocio y lle- horca de madera hecha a manera de cruz,
vóse a su esclava Julia, y en arribando donde la sagrada virgen expiró perdo-
a la :'sla de Córcega al tiempo que los nando generosamente a sus enemigos.
idólatras de la isla celebraban una gran Sus sagradas reliquias son muy venera-
fiesta, entró en el templo y sacrificó un das en el monasterio de monjas que fun-
toro al demonio. Terminadas las supers- dó en Brescia Didier rey de Lombardía,
ticiosas ceremonias, el gobernador de la del cual era abadesa su hija Angelberga.
isla, habiendo sabido por relación de sus Reflexión: A los ojos del mundo no
criados que Eusebio había dejado a bor-
do de la nave con parte del equipaje y puede imaginarse mayor desventura que
gente de la tripulación a una esclava su- la esclavitud y martirio de la purísima
ya hermosa en extremo, le convidó a un y nobilísima virgen santa Julia, pero a
magnífico banquete, en el cual le embria- los ojos de Dios y de sus ángeles fué la
gó, y entonces hizo llamar la esclava may"or gloria y la mayor grandeza; y este
Julia con el fin de tomarla para sí. Cuan- es el verdadero juicio que hemos de h a -
do la tuvo delante Ja dijo con artificiosa cer de los varios sucesos con que el Señor
ternura: «No temas, hija mía, que se quiso probarla y hacerla merecedora de
pretenda hacert algún insulto: estoy la gloriosísima corona de los mártires.
muy informado de t u virtud, y no me- ¿Qué son la hacienda, la honra y la vida
recen tus prendas que gimas por más temporal, si se comparan con la inefable
tiempo en el indigno estado de esclava. felicidad que está gozando santa Julia
Quiero tomar a mi cuenta tu fortuna, y en los cielos hace ya quince siglos, y de
no pido de ti otra ^osa sino que vengas la cual gozará eternamente? Pongamos
al templo a cumplir con tus devociones pues nuestra suerte en las manos del Se-
y hacer sacrificio a nuestros dioses. Yo ñor y pidámosle una sola cosa, a saber:
pagaré a t u amo. tu rescate; y si quieres que por tempestades o bonanzas, por b u e -
quedarte en nuestra isla no te faltará un nos o malos sucesos, no nos deje nunca
esposo digno de tu persona.» Respondió de sus manos y a todo trance nos lleve
Julia con mucha modestia y compostu- al puerto deseado de la gloria.
ra, pero con igual resolución, que ella se Oración: Rogárnoste, Señor, que nos a l -
consideraba verdaderamente libre, mien- cance el perdón de nuestras culpas la
tras tuviese la dicha de ser sierva de J e - bienaventurada virgen y mártir santa J u -
sucristo; que estaba contenta con su con- lia, la cual siempre fué de tu agrado por
dición, y que no pretendía alcanzar otros el mérito de su castidad y por la p r o -
bienes que los del cielo. Irritado el im- fesión de su virtud. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
153
La aparición de Santiago, apóstol. — 23 de mayo.
(844)
amanecer, dada la señal del com-
bate, bajaron las huestes españo-
las del monte, y como bravos leo-
nes se arrojaron sobre'los bárba-
ros, invocando el nombre de San-
tiago. Asombráronse los sarrace-
nos al ver el ímpetu y.valor con
que los acometían unos enemigos
a quienes contaban por vencidos,
y creció más su confusión con los
favores que nos vinieron del cie-
lo. Porque Santiago, cumpliendo
la palabra que había dado al rey,
se dejó ver en el aire, cercado de
una luz resplandeciente, que a los
cristianos infundía grande con-
fianza y fortaleza, y a los moros
terror y espanto. Venía el santo
apóstol montado en un blanco
Entre los innumerables y señalados b e - corcel; y en la una mano traía un estan-
neficios que ha recibido España de su darte blanco en medio del cual campea-
bienaventurado apóstol y defensor San- ba una cruz roja, y con la otra mano
tiago, es digno de eterna recordación y blandía una espada fulminante que pa-
agradecimiento el que alcanzó en Clavi- recía un rayo. Capitaneando así nuestra
jo. Porque dominando aún en España los gente se alcanzó la más ilustre victoria.
sarracenos y oprimiendo a los pueblos Unos setenta mil sarracenos cayeron
cristianos con graves y deshonrosos t r i - muertos en el campo, quedando humilla-
butos, el rey Ramiro, que había subido da desde aquel día la soberbia de los
a l trono de León, rechazó sus injuriosas moros, y España libre del ignominioso
demandas y procuró con toda sus fuerzas tributo.
enflaquecer el poder de los moros, y li-
b r a r a nuestra patria de aquella tan dura Reflexión: Desde este tiempo comenza-
servidumbre. Hizo pues un llamamiento ron los soldados españoles a invocar en
general a las armas, y juntando un p o - las guerras al glorioso apóstol como a
deroso ejército se entró en las tierras de su valeroso y singular defensor; lo cual
los enemigos. Abderramán lleno de cora- hacen en todas las batallas, y la señal
je, llamó en su auxilio hasta las tropas para acometer y cerrar con el enemigo,
africanas, para salir a su vez al encuentro hecha oración y la señal de la cruz, es
de los cristianos. Encontráronse los ejér- invocar al santo y decir: «¡Santiago, cie-
citos cerca de Avelda y en aquella comar- rra España!» Y por este singular patroci-
ca se dio la batalla de poder a poder, y nio del santo apóstol han tenido felicí-
pelearon con dudoso suceso, hasta que ce- simos sucesos y acabado cosas tan extra-
ñas y heroicas que humanamente no pa-
rrando la noche, mandó don Ramiro r e - rece que se podían hacer. Invoquemos
tirar sus tropas cansadas y destrozadas al también nosotros al santo porque nos de-
vecino collado llamado Clavijo, donde se fienda de nuestros enemigos visibles e in-
fortificó lo mejor que pudo e hizo curar visibles y especialmente de los demonios
a los heridos. El rey, oprimido de triste- y hombres diabólicos que causan la per-
za y de cuidado, se quedó adormecido, y dición temporal y eterna de los hombres.
entre sueños le apareció un varón celes-
tial de gran majestad y grandeza, y p r e -
guntándole el rey quién era: «soy, res- Oración: Oh Dios, que misericordiosa-
pondió, Santiago apóstol, a quien ha con- mente encomendaste la nación española
fiado Dios la protección de España. ¡Buen a la protección del bienaventurado San-
ánimo! mañana te ayudaré y alcanzarás tiago apóstol, y por su medio la libraste
ilustre victoria de tus enemigos.» Des- milagrosamente de su inminente ruina,
pertó el rey con esta visión y dio cuen- concédenos, te rogamos, que defendida'
tas de ella a los obispos que seguían su por el mismo gocemos de eterna paz. Por
campo y a los capitanes del ejército; y al Jesucristo, nuestro Señor Amén.

154
(t 287)

En tiempo de los emperadores


Diocleciano y Maximiano vivían
en la ciudad de Nimes en F r a n -
cia dos hermanos de claro linaje,
de los cuales el p~.ayor, llamado
Donaciano se aventajaba en la fe
y virtudes cristianas, al menor,
llamado Rogaciano, que todavía
era gentil. Mas al fin le persua-
dió que se bautizase; y aunque
Rogaciano vino en ello, no pudo,
porque por este tiempo llega-
ron a Nimes crueles edictos con-
tra los fieles, y el sacerdote que
había de bautizarlo huyó de te-
mor como otros muchos cristia-
nos. A pocos días, un ciudadano
de Nimes se fué al juez y acusó
o los dos hermanos. Sintiólo m u -
cho porque eran ricos y nobles, y así do rigor quedando los invictos mártires
les hizo llamar y les rogó que no menos- despedazados; pero siempre estuvieron
preciasen la veneración de Júpiter y Apo- constantes y firmes en la confesión de la
lo por la doctrina nueva de Jesucristo, fe y nombre de nuestro Señor Jesucris-
porque esto era enloquecer y poner en to; por lo cual los verdugos, por man-
riesgo la vida. Respondieron los dos her- dato del presiente, con dos lanzas lea
manos, que no podían creer en los dio- traspasaron las cervices y al fin les cor-
ses y que debían y querían creer en J e - taron las cabezas. De esta manera estos
sucristo, y se tendrían por dichosos de- felices hermanos y mártires gloriosos fue-
rramando por El su sangre. Encerráron- ron a reinar con Cristo, siendo el uno ai
les, pues, en una cárcel oscura donde los otro causa de su salud eterna.
dos hermanos pasaron la noche en ora-
ción, suplicando Rogaciano al Señor que *
la muerte le fuese el don del bautismo. Reflexión: Esta fué buena compañía y
Entrado el día, mandó el presidente que santa hermandad; y por esta causa triun-
los sacasen delante de todo el pueblo car- fan ahora eternamente los dos santos
gados de cadenas como estaban, y díjo- hermanos en la compañía de Dios y en el
les: «Con indignación os quiero hablar, gloriosísimo coro de los mártires. Si tie-
porque o por ignorancia dejáis la religión nes pues algún hermano, deudo o amigo
y veneración de los dioses, o lo que es a quien mucho aprecias, y les ves andar
peor por sacrilega obstinación los menos- por malos caminos, no le dejes perecer.
preciáis.» A esto respondieron los glorio- No se trata de exhortarle al martirio, y
sos mártires: «Tu ciencia es peor que to- persuadir que se ha de dejar quemar y
da ignorancia, y tu religión supersticiosa desollar vivo; se trata de decirle que pro-
es tan vana como esos dioses de metal cure vivir nada más que como buen cris-
que adoras. Ya nosotros estamos dispues- tiano, porque es gran desventura que un
tos a padecer por el nombre de Cristo hermano se salve y otro se condene, y que
los mayores tormentos que pudieres in- los verdaderos amigos se hayan de sepa-
ventar, pues ningún daño recibirá con rar para siempre, gozando uno en el cie-
ellos nuestra vida vueltos a Aquel de lo, y padeciendo el otro en el infierno.
donde tuvo principio.» El presidente, oída
esta respuesta, se enfureció más y los Oración: Oh Dios, que nos concedes tu
mandó poner en un potro, y que les rom- gracia para venerar el nacimiento a la
piesen las carnes, para que si ya con el verdadera fe de los santos hermanos már-
terrible dolor y tormento no les pudiese tires Donaciano y Rogaciano, danos tam-
mudar los ánimos, a lo menos con despe- bién la gracia de gozar en su compañía
dazar y deshacer sus cuerpos quedase de la eterna felicidad. Por Jesucristo,
vengado. Esta crueldad se ejecutó con to- nuestro Señor. Amén.

155
San Gregorio VII, papa. — 25 de mayo.
(t 1085)
del Espíritu Santo la que lo diri-
gía en el gobierno de la Iglesia.
Dio eficaces decretos contra la si-
monía, apoyada por la misma au-
toridad real, fulminó anatemas
hasta contra el emperador Enri-
que IV, que le declaró la guerra,
y mientras estaba sitiado dentro
de Roma celebró un sínodo en
que le excomulgó, retirándose
luego al castillo de San Angelo,
y libertándose por el socorro que
recibió de Roberto Guiscardo,
príncipe de la Pulla. Conjuró
después el cisma nacido de la
elección de un antipapa hecho
por el emperador; y con sapien-
tísimas instrucciones que daba a
los fieles y a los príncipes cris-
Gregorio, séptimo de este nombre, lla- tianos, trabajó infatigablemente por la
mado antes Hildebrando, fué uno de los restauración y felicidad de los pueblos
más grandes pontífices que han ocupado cristianos; y después de doce años de un
la silla de san Pedro, y uno de los hom- glorioso pontificado, pasó a recibir la
bres más eminentes que han florecido en eterna recompensa de sus heroicas virtu-
los siglos del mundo. Su mira principal des en la gloria de los cielos. Las obras
había sido hacer de todas las naciones que escribió constan de diez libros de
una sola familia unida por los vínculos epístolas, y con sobrada razón dice Du-
de la caridad y de la ley de Jesucristo. Pin, el contrario más parcial de san Gre-
Nació este incomparable y santísimo va- gorio, que las calumnias acumuladas por
rón, en Soano de Toseana, y era hijo de los adversarios de la Iglesia contra este
un carpintero. Dícese de él, que siendo santo pontífice están refutadas por aque-
niño y jugando con los fragmentos de la llas mismas cartas, llenas del espíritu de
madera, formó, dirigido por la mano de Dios y de celo apostólico.
Dios, aquellas palabras de David: «Domi- Reflexión: Las últimas palabras que
nabitur a mari usque ad mare: dominará pronunció san Gregorio VII, momentos
de un extremo a otro del mar»: lo cual antes de morir, fueron estas:, «He amado
era indicio del poder que este niño ha- la justicia y aborrecido la iniquidad.» Ru-
bía de ejercer en el mundo. Hizo sus es- guemos al Señor que envíe a su Iglesia
tudios en Roma, donde mostró su vastí- pontífices y prelados como este santo que
simo ingenio, y mereció el singular apre- defiendan la Iglesia, que la ilustren con
cio de los pontífices Benedicto IX y Gre- sus herocias virtudes y preparen todas las
gorio VI. Acompañó a este en su destie- naciones al reinado social de nuestro Se-
rro a Alemania y se retiró después a la ñor Jesucristo, el cual convirtiría la tie-
abadía de Cluni, donde fué abad y ejem- r r a en un cielo de paz, de amor y de
plar de gran virtud para aquellos reli- tanta felicidad como es posible en este
giosos. Nobráronle después cardenal de mundo; porque no hay duda que gran
la santa Iglesia romana, y desempeñó con parte del malestar social proviene de no
tal acierto cargos importantísimos duran- estar unidos todos los hombres con el
te los reinados de cinco papas, que des- vínculo de una religión divina.
pués de la muerte de Alejandro II, fué Oración: Oh Dios, fortaleza de los que
elegido sumo pontífice por unánime con- esperan en ti, que esforzaste con la vir-
sentimiento, brillando como sol en la casa tud de la constancia al bienaventurado
del Señor. Viéronle en cierto día que ce- Gregorio, tu confesor y pontífice, para
lebraba la misa solemne, cobijado por una que defendiese la libertad de la Iglesia,
blanca paloma que tenía las alas exten- concédenos por su intercesión y ejemplo
didas sobre su sagrada cabeza, como dan- la gracia de vencer todas las dificulta-
do a entender que no eran las razones des que se oponen a tu divino servicio.
de la prudencia humana sino la asistencia Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

156
San Felipe Neri, fundador. — 26 de mayo.
(t 1595)
El glorioso fundador de la Con-
gregación del Oratorio san F e -
lipe Neri nació en Florencia de
padres nobles y temerosos de
Dios. Mostró desde la infancia
grande inclinación a la virtud,
por lo cual le llamaban común-
mente Felipe el bueno. Tocado
de Dios, se fué a Roma, y en
aquella corte del mundo comenzó
una vida tan penitente como si
estuviera en el yermo. Unos
mancebos atrevidos le encerra-
ron una vez con dos mujercillas
livianas para que le provocasen
al mal; ms él cuando se vio en
tan gran peligro, no hizo sino
hincarse de rodillas, orando con
tal reverencia, que ni aun mirar-
le a la cara se atrevieron. Terminados sus siete iglesias de Roma, y a veces pasa-
estudios de filosofía y teología, vendió ban de dos mil los que le acompañaban.
hasta los libros para entregarse todo a Obraba innumerables prodigios y parecía
Dios, del cual recibía tan grandes con- que tenía en la mano la vida y la muer-
suelos, que le decía amorosamente: «Se- te, la salud y la enfermedad. Finalmen-
ñor, no puedo más, apartaos de mí, que te después de haber prepetuado su espí-
siendo yo mortal, no puedo ya llevar es- ritu de piedad y celo de las almas en la
ta avenida de vuestros celestiales delei- Congregación del Oratorio, a los ochenta
tes.» Un día, poco antes de la fiesta de años de su vida preciosa y en el día de
Pentecostés, vino sobre él un fuego de Corpus Christi, recibió del Señor la eter-
amor tan grande que le derribó en el sue- na recompensa de sus trabajos y virtudes.
lo con una grande palpitación del cora-
zón que le duró toda su vida, quebrán- Reflexión: Llegándose a san Felipe una
dosele dos costillas de encima del pecho; persona que había cometido un pecado
y sentía en aquella parte un calor tan grave, le dijo el santo: «¡Qué mala cara
excesivo, que por más frío que hiciese y tenéis!» Ella se retiró e hizo algunos a c -
siendo él ya un viejo era fuerza desabri- tos de contrición, y tornó a ponerse de-
garse el pecho para templar aquellos ar- lante del siervo de Dios, el cual le dijo:
dores. Conversaba con gente muy perdi- «Desde que os apartasteis de mi habéis
da y la ganaba para Jesucristo, visitaba mudado de rostro.» Era también cosa muy
los hospitales, y servía a los enfermos; rara y notada que san Felipe Neri echa-
fundó la cofradía de la santísima Trini- ba de sí un olor suavísimo y celestial que
dad de peregrinos y convalecientes, y por confortaba a los que trataban con él, y
su ejemplo instituyó san Camilo de Le- que conocía a los que estaban en pecado
lis la religión de clérigos regulares, m i - por un hedor insoportable, y les avi-
nistros de los enfermos. Habiendo man- saba que se confesasen y enmendasen.
dado su confesor que se ordenase de sa- ¿Qué olor sintiera en ti el santo glorio-
cerdote eran perpetuos los éxtasis y a r - so? ¿Había de avisarte también para que
dores de amor que sentía en la misa, y purificases tu alma? ¿Se alegraría perci-
algunas veces le veían levantado en el biendo en ti el aroma de las virtudes y
aire muchos codos en alto. Era muy fa- de la gracia de Dios?
miliar de san Ignacio de Loyola, el cual Oración: Oh Dios, que encumbraste a
le llamaba la campana por los muchos la gloria de tus santos a tu bienaventu-
que por su medio llamaba Dios a las rado confesor Felipe, concédenos benig-
religiones, y no le quiso admitir en la namente que los que celebramos su so-
Crmipañía, porque sabía que el Señor le lemnidad, imitemos sus ejemplos y vir-
tenía guardado para fundador de la Con- tudes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
gregación del Oratorio. Solía visitar las Amén.

157
San Juan, papa y mártir. — 27 de mayo.
(t 526)
go. Trató los negocios que lle-
vaba con el emperador y conclu-
yólos como deseaba, aunque con-
vinieron los dos en no dar las
iglesias a los arríanos, ni consen-
tir que contaminasen los templos
del Señor con las ceremonias de
los herejes. Por lo cual el rey
Teodorico hizo matar a Símaco y
al ilustre y católico filósofo Boe-
cio, que eran los varones más es-
clarecidos de Italia, y el mayor
ornamento de Roma. Luego que
volvió^ el santo pontífice a Ita-
lia fué encerrado en una cárcel
sucia y tenebrosa de Ravena, pe-
ro no por eso desmayó ni dejó
por temor del tirano de llevar
adelante la defensa de la fe ca-
San Juan, papa, primero de este nom- tólica, antes escribió una carta a los obis-
bre, nació en Florencia, y se crió en Ro- pos de Italia en que les exhortaba a t r a -
ma donde hizo maravillosos progresos en bajar varonilmente en la viña del Se-
las ciencias y cristianas virtudes. Era ya ñor, y a despreciar por la causa de J e -
el espejo y oráculo de todo el clero cuan- sucristo las fieras amenazas del rey. Fué
do por la muerte del santísimo padre el santo en aquella cárcel tan maltrata-
Hormisdas, fué elegido J u a n sumo pastor do, que dentro de pocos días murió. Pero
de la Iglesia, con gran consuelo de los no se fué alabando el tirano, porque po-
fieles. Reinaba a la sazón en Italia Teo- co después fué severísimamente castiga-
dorico, rey de los ostrogodos, defensor do de Dios con espantosos terrores que
de los herejes arríanos, y en Oriente el le helaron la sangre y le quitaron la vida.
emperador Justino, celoso protector de
la Iglesia católica. Mandó, pues, este ca- Reflexión: En la carta que escribió el
tólico príncipe que no se admitiesen en venerable pontífice san Juan desde su
su imperio obispos y sacerdotes arríanos, cárcel a los obispos de Italia, les decía:
y que se les quitasen las iglesias que «Armaos, hermanos míos, con la espada
tenían y se diesen a los fieles y católi- del espíritu del Señor contra la perfi-
cos. Al saber esto embravecióse Teodori- dia de los herejes; persaguidla hasta que
co y dio bramidos como un león; y hasta no quede raíz ni rastro de ella; y puesto
amenazó de poner a sangre y fuego a caso que el rey Teodorico inficionado de
Italia y pasar a cuchillo a todos los ca- la pestilencia arriana nos amenace y diga
tólicos. Recatábase de todas las personas que a nosotros y a nuestra tierra la ha
de valor que veía aficionadas a la parte de. pasar a sangre y fuego, no por eso
de Justino, y así mandó prender al sa- os turbéis, ni temáis a los que pueden
pientísimo Severino Boecio y a su sue- matar al cuerpo y no al alma. Roguemos
gro Símaco. Pero antes de ejecutar su al Señor que dé esta fortaleza cristiana
furor, quiso enviar embajadores al em- así a nuestros pontífices y prelados como
perador Justino, y escogió para esta em- a todos los fieles de la santa y divina
bajada a cuatro senadores que habían Iglesia católica, pues, vale más la fe de
sido cónsules y a nuestro santo pontífi- Jesucristo que todos los demás bienes
ce, juzgando que había blandeado con temporales del mundo.
las amenazas. Llegado el santo a Cons-
tantinopla, fué recibido con cruces, pen- Oración: Oh Dios, que cada año nos
dones y hachas encendidas; el mismo em- alegras con la festividad de tu bienaven-
perador bajó del caballo en que iba, $ turado mártir y pontífice san Juan, con-
puesto ante él de rodillas, le hizo r e v e - cédenos benignamente que merezcamos
rencia como a vicario de Dios en la tie- la protección de aquel cuya memoria so-
rra. Entrando el santo pontífice por _ la lemnizamos. Por Jesucristo, nuestro S é -
puerta de la ciudad dio la vista a un cie- ñor. Amén.

158
San Germán, obispo de París, confesor. — 28 de mayo.
(t 576)
San Germán, obispo de París,
varón por su excelencia, santidad
y grandes prodigios admirado,
fué hijo de padres pobres y na-
ció en Borgoña en territorio de
Autún. Aborrecida su madre por
haberle concebido en breve, tiem-
po después de otro hijo, tomó
medios para matarle antes de que
naciese, y no pudo porque Dios
guardaba aquel niño y le había
escogido para gran ministro de
su gloria. Habiendo, pues, pasa-
do los años de la primera edad
en estudios de letras, s e ' ordenó
de diácono y de presbítero, y fué
elegido por abad del monasterio
de san Sinforiano. Florecía allí
con rara virtud, cuando por vo-
luntad del rey Childetaerto fué consagra- día entregú su preciosa alma al Señor.
do obispo de París. Era muy largo en Fué sepultado con gran llanto y solemni-
las limosnas que hacía, y con frecuencia dad de toda la ciudad de París, en la ca-
comía con los pobres. Dios le ayudaba pilla de san Sinforiano que él mismo h a -
por mano del mismo rey, el cual le daba bía mandado fabricar, y luego confirmó
hasta sus vasos de oro y plata, rogán- el Señor con nuevos milagros la santi-
dole que lo diese todo porque no le dad de su siervo: y más tarde Lanfrid»
faltaría qué dar. No fué tan favorecido abad trasladó el sagrado cuerpo a la igle-
del rey Clotario su hermano, a quien Dios sia de san Vicente, con asistencia del r e y
castigó con una enfermedad de la cual e] Pipino y de Carlos su hijo, que fueron,
mismo santo le sanó. Después, habiendo testigos de muchas maravillas.
venido la corona de Francia al rey Ca- Reflexión: Dice el rey Childeberto en
riberto, que estaba amancebado con la unas letras patentes: «Nuestro padre y
hermana de su mujer, san Germán, le señor Germán, obispo de París y hombre-
excomulgó a él y a la amiga, y como aun apostólico, nos ha enseñado en sus ser-
todo esto no bastase, tomó 'Dios la mano mones que mientras estemos en esta v i -
quitando la vida primero a la amiga del da hemos de pensar mucho en la otra
rey y después al mismo rey. Celebró tam- y hacer muchas limosnas. Habiendo sabi-
bién san Germán un concilio en París, do que estábamos enfermos en el Castillo
en el cual reprimió la codicia de los de Celles, y que no nos habían aprove-
grandes que usurpaban los bienes de la chado todos los medios humanos, vino a
Iglesia, y las limosnas de los fieles. Ha- visitarnos y pasó toda la noche en o r a -
ciendo el santo una peregrinación a J e - ción. Por la mañana puso sobre nosotros
rusalén, el emperador Justiniano le ofre- sus santas manos y apenas nos tocó cuan-
ció grandes dones de oro y plata; mas do nos hallamos con plena salud. Por lo
el santo varón no quiso aceptarlos, antes cual donamos a la iglesia de París y al
le suplicó que le diese algunas reliquias, obispo Germán la tierra de Celles donde
y el emperador le dio entre otras la co- recibimos esta misericordia de Dios». Mi-
rona de espina de nuestro Señc^ Jesu- ra tú cuan poderosos son los santos, y
cristo. Los milagros que hizo fueron in- cuan provechosos a los reyes y a los r e i -
numerables, y no parecía sino que el Se- nos y a todos sus devotos.
ñor le había dado señorío e imperio so- Oración: Rogámote, Señor, que oigas
bre las criaturas. Finalmente a los ochen- benignamente las súplicas que te ñapemos
ta años de su edad llamó a un notario en la solemne fiesta de tu bienaventura-
suyo y le mandó que escribiese sobre su do confesor y pontífice Germán, y que-
cama «A los 28 de mayo.» Y aunque en- por sus méritos nos libres de todos n u e s -
tonces no se entendió lo que quería de- tros pecados. Por Jesucristo, nuestro S e -
cir, se adivinó después cuando en este ñor. Amén.

159
San Maximino, obispo de Tréveris. — 29 de mayo.
(t 348)
Maximino la verdad católica
alumbrando ciegos, sanando pa-
ralíticos, curando endemoniados
y obrando muchos y extraños
prodigios. Yendo una vez camino
de Roma con san Martín, un oso
feroz les mató el jumentillo que
les llevaba la ropa; entonces san
Maximino mandó al fiero animal
que tomase sobre sí la carga, lo
cual hizo el oso llevándola hasta
un lugar llamado Ursaria, donde
san Maximino lo despidió. Final-
mente lleno de méritos y trabajos
murió en Poitiers, y su sagrado
cuerpo fué trasladado a Tréveris
con grande solemnidad, obrando
el Señor por él innumerables
prodigios. El terror de los nor-
Fué san Maximino natural de la ciudad mandos, que pasaban a sangre y fuego
de Poitiers, hijo de padres clarísimos en los templos y monasterios, movió a al-
linaje, descendientes de senadores. Tuvo gunos religiosos a ocultar las reliquias de
por hermano a san Majencio, que fué san Maximino en el año 882, dentro de
obispo de Poitiers, y él a su vez lo fué una cueva; con este motivo se perdió la
de Tréveris, por nombramiento de san noticia de ellas, hasta que habiéndose
Agricio y consentimiento 'de todos los clé- caído una grande peña, abrió con el gol-
rigos. Grandes fueron las cosas que hizo pe parte del sepulcro, y fueron descu-
en defensa de la fe católica sin temer ja- biertas por la fragancia que despedían, y
más • al emperador Constancio, hereje se vio con admiración de todos entero el
arriano. Cuando todo el Oriente se le- santo cuerpo, e intactos sus vestidos al
vantó contra el glorioso san Atanasio, que cabo de tantos años.
andaba huido y desterrado, no hallando Reflexión: Quiere Dios para gloria su-
donde acogerse en todo el imperio, san ya y de sus santos que los animales y la
Maximino le recibió y le tuvo hospedado naturaleza les estén sujetos, como se veía
en su casa hasta que pasó aquella tem- en san Maximino. ¿Y qué hombre tan
pestad. Hizo juntar un concilio en Colo- ciego hay que no vea por estos argumen-
nia para excomulgar y privar de su cá- tos que la religión católica que autorizan
tedra al obispo Eufrates, hereje, que' per- los santos con sus milagros, es la que en-
día aquella tierra. Hallóse también en el señó a los hombres aquel mismo Dios om-
concilio celebrado en Milán para expul- nipotente que hizo el cielo y la tierra?
sar a los herejes Eusebianos; y de acuer- Recibámosla pues de su mano divina co-
do con san Atanasio y el papa Julio y el mo hemos recibido de ella el cuerpo y el
célebre Osio de Córdoba, propuso san alma; y así como le somos agradecidos
Maximino al emperador Constancio la por la luz de los ojos que nos ha dado,
necesidad de un concilio general que se tanto y mucho más debemos hacerle gra-
celebró en Sárdica, donde fué de nuevo cias por la luz sobrenatural de la fe,
restablecido en su silla san Atanasio, y que ha infundido en nuestras almas, y
depuestos los principales Eusebianos. Y por la revelación que ha hecho a los hom-
aunque estos se reunieron después en bres de$su divina verdad por medio de
Filipópoli de Tracia y tuvieron allí un Jesucristo, testigo de sus soberanos se-
conciliábulo que llamaron de Sárdica, p a - cretos.
r a confundir con este equívoco las deci- Oración; Suplicárnoste, oh Dios todopo-
siones del verdadero concilio, y osaron deroso, que en esta venerable solemni-
excomulgar a san Maximino, el papa J u - dad de tu confesor y pontífice san Ma-
lio, a Osio y a san Atanasio, no pudieron ximino, acrecientes en nosotros el espí-
con toda su malicia prevalecer sobre la ritu de piedad y el deseo de nuestra eter-
entereza con que el santo defendió la na salud. Por Jsucristo, nuestro Señor.
verdadera fe. Acreditó el glorioso san Amén.
160
San Fernando, rey de Castilla y de León. — 30 de mayo.
(t 1252)
El gloriosísimo rey san Fernan-
do fué hijo de don Alfonso IX
rey de León y de doña Beren-
guela, la cual le crió a sus pe-
chos, y así con la leche parece
que mamó sus santas virtudes.
Jamás dejó de obedecerla como
a madre; y como algunos de los
ricos-hombres murmurasen de
que después de ser rey estuviese
tan rendido a su madre, dijo el
santo: «En dejando de ser hijo,
dejaré de serle obediente.» Poseía
en altísimo grado todas las pren-
das reales, y con sus virtudes t e -
nía tan ganados a sus vasallos,
que era más rey de sus corazo-
nes que de las ciudades de su rei-
no. Tomó en sus manos la espa-
da para hacer guerra a los moros que ti- sagrada Eucaristía, la cual recibió a r r o -
ranizaban gran parte de España; pacificó jándose de la cama y postrándose sobre
' los reinos de Castilla y de León, hizo la tierra con una sogra al cuello. Despi-
tributarios a los reinos de Valencia y de dióse después de la reina Juana y de sus
Granada, conquistó los de Murcia, Cór- hijos, pidió humildemente a los circuns-
doba, Jaén y Sevilla, y varios, príncipes tantes que si tenían alguna queja de él,
de África solicitaron su amistad con de- le perdonasen; y respondiendo que no t e -
centes partidos. En treinta y cinco años nían ninguna que perdonar, alzó ambas
que peleó se contaron siempre sus bata- manos al cielo diciendo: «Desnudo nací
llas por sus victorias y sus empresas por del vientre de mi madre a la tierra y des-
sus triunfos. Nunca desnudé la espada nudo vuelvo a ella.» Mandó luego que
(decía él) ni cerqué ciudad ni castillo, cantasen el Te Deum, y en el segundo
ni salí a empresa, que no fuese mi único verso que dice, «a ti Eterno Padre venera
motivo el dilatar la fe de Cristo; y por toda la tierra,» inclinó la cabeza y entre-
la mayor gloria y servicio de Dios no r e - gó su espíritu a Dios.
husaba ningún trabajo de la guerra, co- Reflexión: Dicen los historiadores:
no si fuera soldado particular, hasta dor- «Cuando murió el rey don Fernando todo
mir en el duro suelo, y hacer las centine- el reino hizo un gran sentimiento: los
las por su turno con los demás soldados hombres se mesaban las barbas y las mu-
en el sitio de Sevilla. Cuidaba mucho del jeres principales se arrancaban los cabe-
alivio de sus vasallos, y no quería im- llos, y sin atender al decoro de sus per-
poner nuevos tributos; y cuando se lo sonas, salían por las calles llorando y po-
aconsejaban sus ministros con el buen blando de clamores el aire. Todos llora-
pretexto de hacer guerra a los moros, ban y decían: Ojalá no hubiese nacido, o
respondía: «Más temo las maldiciones de no hubiese muerto el príncipe. Y hasta
una viejecilla pobre de mi reino, que a el mismo Alhamar mandó cien moros con
todos los moros del África. Ganada la achas encendidas a sus exequias.» No nos
ciudad de Sevilla, dispuso una solemní- olvidemos pues de rogar incesantemente
sima procesión de toda la gente lucida del en nuestras oraciones al Señor que nos
ejército, de la nobleza, del clero y de los dé reyes o gebnadores como san Fernan-
obispos, viniendo al fin la venerable efi- do, que merezcan las bendiciones y no
gie de nuestro Señora de los Reyes en un las maldiciones de sus pueblos.
carro triunfal de plata. Los templos y Oración: Oh Dios, que concediste al
oratorios que edificó a la Virgen santí- bienaventurado Fernando, tu confesor,
sima pasaron de dos mil. Finalmente des- que pelease tus batallas y que venciese
pués de un gloriosísimo reinado, cono- a los enemigos de tu fe, concédenos por
ciendo el santo Monarca que se llegaba su intercesión la victoria de nuestros
su fin, antes de que lo mandasen los m é - enemigos corporales y espirituales. Por
dicos, se confesó para morir y pidió la Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

161
Santa Petronila, virgen. — 31 de mayo.
(t Siglo I)
contento, y ella que había ofre-
cido su virginidad a Jesucristo,
gastó los tres días en perpetua
oración y ayunos, suplicándole
con muchas lágrimas y grande
afecto que la librase de aquel pe-
ligro, y no permitiese que ella
contra su voluntad perdiese lo
que le había prometido y tanto
deseaba conservar. Vino al terce-
ro día a su casa un santo sacer-
dote llamado Nicomedes, díjole
misa y dióle el santísimo Sacra-
mento; y en recibiéndole se in-
clinó sobre su cama y dio su es-
píritu a Dios. Vinieron aquel día
las doncellas que Flaco enviaba
para acompañarla y llevarla a su
casa, y hallándola muerta, en lu-
Fué santa Petronila una doncella roma- gar de celebrar las bodas, celebraron sus
na, a quien el Príncipe de los apóstoles exequias. El cuerpo de la santa fué se-
poco después de entrar en Roma convir- pultado en la vía Ardeatina y después
tió a la fe juntamente con toda su fami- trasladado con gran solemnidad a la ba-
lia. Y porque la engendró para Jesucris- sílica del príncipe de los apóstoles san
to por el bautismo, ella le amaba y le Pedro en tiempo del papa Paulo, primero
tenía una tierna devoción, y se llamaba de este nombre.
hija de san Pedro, aunque no según la
carne, sino según el espíritu. Deseaba es-
ta santa virgen padecer mucho por J e -
sucristo que por su arrior había muerto Reflexión: Dichosa y bienaventurada
en la cruz, y el Señor le dio por cruz el virgen, muy amada del Señor después de
lecho del dolor, donde estuvo por muchos haber sido probada como la plata y puri-
años herida de perlesía en todos los ficada como el oro en el crisol de la en-
miembros de su cuerpo. Visitábanle con fermedad. Acontece con harta frecuencia
frecuencia san Pedro y otros fieles de que esos trabajos que humillan al hombre
Roma, y como le dijesen que por qué y rinden el cuerpo, son el mejor remedio
sanando él a tantos enfermos y siendo para sanar el alma; porque entonces ve-
piadoso para todos, para solo ella era mos claramente y mejor que con todas
cruel; levántate, pues, Petronila, dijo, y las meditaciones, la brevedad y fragilidad
sírvenos a la mesa. Levantóse la santa de nuestra vida y la nada de nuestro ser
como si nunca hubiese estado enferma, y la vanidad de las cosas del mundo.
y después de haber servido a la mesa, ¿A cuántos ha sido ocasión de perderse
con asombro de todos, les dijo san Pedro: la salud, o la posesión de los demás bie-
«no es eso lo que le conviene, sino estar nes temporales, en que el mundo cifra la
enferma»; y así volvió a hallarse paralí- humana felicidad? Mas cuando la salud
tica como antes, hasta la muerte del san- está quebrantada, comienza a entrar el
to apóstol y luego sanó de todas sus en- hombre dentro de si, y a acordarse de
fermedades. Salió tan aventajada en la Dios en quien solamente puede hallar su
virtud, que como dicen las actas, con so- verdadera, sólida y eterna dicha.
la su voluntad sanaba de repente a los
enfermos. Enamoróse ciegamente de ella
un caballero noble romano, llamado Fla- *
co, quien con gente de guerra vino a casa Oración: Óyenos, Señor y salvador
de Petronila para llevársela por esposa. nuestro, para que la espiritual alegría con
Rospondióle la hermosísima virgen; que celebramos la festividad de tu bien-
«aguarda tres días, y al cabo de ellos ven- aventuraba virgen Petronila, vaya acom-v;
gan las doncellas que me acompañen a panada de verdadera devoción. Por J e -
tu casa.» Con esta respuesta quedó Flaco sucristo, nuestro Señor. Amén.

162
San Iñigo, abad de Oña. — 1 de junio
(t 1071)
San Iñigo, decoroso ornamento
del orden de san Benito, nació
en Calatayud, ciudad antiquísi-
ma y muy noble de la corona de
Aragón. Sus padres fueron muzá-
rabes, esto es, cristianos mezcla-
dos con los árabes, los cuales die-
ron a Iñigo una educación con-
forme a las piadosas máximas del
Evangelio. Llegado el ilustre jo-
ven a edad competente, dejó su
patria, sus padres y sus cuantio-
sos bienes, y se retiró a los mon-
tes Pirineos, donde pasó algún
tiempo en la contemplación de
las grandezas divinas; mas lle-
gando a su noticia la santidad de
los monjes que vivían en el cele- ~
bre monasterio de san Juan de alma dichosa, a gozar de la bienaventu-
la Peña, establecido en lo alto de las ranza de tu Señor. Celebráronse con gran
montañas de Jaca, resolvió abrazar la pompa sus funerales, y no solo los cris-
regla de san Benito. Hecha ya su solem- tianos, sino también los judíos y los m o -
ne profesión, cuando era amado y vene- ros concurrieron a sus exequias y rasga-
rado de todos los monjes por sus «emi- ron sus vestiduras con grandes muestras
nentes virtudes, alcanzó licencia del es- de sentimiento.
clarecido abad, llamado Paterno, para r e - Reflexión: El abad Juan, sucesor del
tirarse a un espantoso desierto de las santo, decía de él en su oración fúnebre
montañas de Aragón, donde resucitó con estas palabras: «Hemos visto, hermanos,
sus austeridades las imágenes de peni- llenos de espiritual consuelo, y entre lá-
tencia que se leen de los solitarios de la grimas y sollozos como ha sido arrebatado
Tebaida, de la Nitria y de la Siria; y el justo de esta vida. No habrá lugar tan
donde atraía a gran número de gentes remoto en el mundo, al que no haya con-
que se aprovechaban de sus saludables movido el tránsito de nuestro santísimo
instrucciones. Mas habiendo fallecido por padre Iñigo, ni sitio tan ajeno de religión
este tiempo el primer abad del monas- cristiana, donde no se llore su muerte.
terio de Oña, llamado García, y desean- Llora la Iglesia de haber perdido tal sa-
do el rey Sancho nombrar un digno su- cerdote, pero se alegra el paraíso habien-
cesor del difunto, envió tres veces emba- do recibido tan gran santo: lloran los
jadores al santo para que aceptase aquel pueblos, pero se alegran los ángeles, gi-
cargo, y aun pasó el mismo rey personal- men las provincias, pero triunfan los co-
mente al desierto y logró al fin rendirle ros celestiales en la recepción de aquel
y traerle consigo a aquel monasterio. En varón santísimo, que deseaba diariamen-
su gobierno practicó con grande eminen- te volar a ella cuando decía: ¡Cuan ama-
cia todas las virtudes del más perfecto bles son, Señor Dios de las virtudes, tus
prelado, a los pobres oprimidos pagaba tabernáculos! (Ps. 83). ¡Ojalá que nues-
sus créditos, buscábales para mantener- tra muerte sea también la muerte de los
los y vestirlos, libró a muchos presos de justos, llorada de los buenos y celebrada
las cárceles, redimió cautivos y obró es- de los ángeles! ¡Oh, cuan prudentes y
clarecidos milagros. Cuando le acometió dignos de toda alabanza son los hombres
su última enfermedad en un pueblo lla- que considerando como negocio principal
mado Solduengo y tomó al anochecer el del hombre el negocio de la virtud, e m -
camino para Oña a fin de consolar a sus plean su vida en obrar el bien y edificar
hijos, se le aparecieron dos ángeles en fi- a sus semejantes!
gura de dos hermosísimos niños vestidos Oración: Háganos, Señor, agradables a
de blanco con sus hachas encendidas, los ti, como te lo pedimos, la intercesión de
cuales le acompañaron hasta el monaste- san Iñigo abad, para que por su patroci-
rio. En la hora de su muerte se llenó el nio alcancemos lo que no podemos espe-
ámbito de su celda de un resplandor ce- rar de nuestros propios méritos. Por J e -
lestial y se oyó una voz que dijo: Ven, sucristo, nuestro Señor. Amén.
163
La beata Ana de Jesús de Paredes. — 2 de junio
(t 1645)
onza de pan duro. A pesar de es-
te extremado rigor que usaba
consigo, era tan blanda y afable
con los demás, que fácilmente
rendía los corazones de cuantos
trataba, y los ganaba para Jesu-
cristo; y así redujo a vida hones-
ta y virtuosa a muchos pecadores
de toda condición y estado que
se hallaban encenagados en los
vicios, o muy apartados del ca-
mino de su salvación. Las conso-
laciones y soberanos favores que
recibía en su ítimo trato con Dios,
no son para declararse con pala-
bras humanas. Viéronla levanta-
da de la tierra y brillando su ros-
tro con una luz del cielo: tuvo
Dxcelente don de profecía y dis-
La inocentísima y penitente virgen, bea- creción de espíritu, curó a muchos en-
ta María Ana de Jesús, nació de escla- fermos, y resucitó a una mujer difunta.
recido linaje en la ciudad de Quito de la Finalmente habiéndose ofrecido al Se-
América meridional. Casi desde la cuna ñor para satisfacer con su muerte por los
tomó el camino de la perfección, y se pecados del pueblo afligido a la sazón por
dio tanta prisa a correr por él, que al em- la pestilencia que hacía en Quito grandes
pezar, pudo parecer que acababa. Ape- estragos, a la edad de veintiséis años en-
nas tenía diez años, hizo ya los tres vo- tregó su alma al celestial Esposo. Una
tos de pobreza, castidad y obediencia, que maravilla del cielo se vio momentos des-
suelen hacerse en la profesión religiosa. pués de espirar la purísima doncella: y
Como oyese un día las alabanzas de aque- fué que de su sangre cuajada brotó una
llos tres santos mártires de la Compañía blanquísima y hermosísima azucena: por
de Jesús, que en el Japón habían sido cuyo soberano acontecimiento comenza-
crucificados y alanceados por la fe que ron a apellidar a ia santa con el nombre
predicaban, encendiéndose la santa niña de Azucena de Quito.
en vivos deseos de ganar almas a Cristo Reflexión: ¡Qué contraste forma la vi-
y derramar su sangre en esta demanda, da de esta santísima doncella con la que
dejó secretamente, como santa Teresa de llevan las doncellas mundanas de nues-
Jesús, la casa de sus padres y se puso en tros días, ataviados con todas las inven-
camino para ir a la conversión de los ciones de la moda y escandalizando con
pueblos bárbaros e idólatras: mas no pu- su inmodestia y profanidad! Pero aquella
diendo llevar a cabo su intento, se hizo con su retiro, su modestia, su honestidad
en una pieza muy retirada de su casa y mortificación admirable fué una gran-
su yermo y soledad, donde apartada de de santa, y está gozando de inefable glo-
todas las cosas del mundo, pudiese vivir ria en el cielo; y ¿qué será de esas jó-
para solo Dios. Allí imitó la vida asperí- venes tan vanas, distraídas, orgullosas y
sima y penitente que leemos de los ad- sensuales, tan enemigas de la verdadera
mirables anacoretas de la Tebaida. Lle- piedad, y tan amigas de los placeres del
vaba hincada en la cabeza una corona mundo?
de punzantes espinas, ceñía su delicado
cuerpo con áspero silicio, poníase piedre- Oración: ¡Oh Dios! que hasta en medio
cillas en los zapatos, tomaba su breve des- de los lazos del mundo quisiste que la
canso sobre una cruz sembrada de espi- bienaventurada María Ana floreciese co-
nas, y afligía varias veces así de día co- mo lirio entre las espinas, por su.virgi-
mo de noche todos los miembros de su nal castidad y asidua penitencia; concé-
cuerpo con inauditas invenciones de tor- denos por sus méritos e intercesión, que
mentos. Eran tan extraordinarios y mara- nos apartemos de los vicios y sigamos 1a
villosos sus ayunos que pasaba a veces senda de las virtudes. Por Jesucristo*
ocho y diez días sin comer más de una nuestro Señor. Amén.

164
Santa Clotilde, reina de Franeia. 3 de junio
(t 545)
Santa Clotilde, gloriosísima rei-
na de Francia, fué hija de Chil-
perico, hermano menor de Gon-
debaldo, tirano rey de Borgoña
que quitó la vida a él, a su m u -
jer y a los demás hermanos su-
yos, por usurpar la corona. En
esta lamentable tragedia solo
fueron perdonadas dos hijas de
Ohilperico, de las cuales una fué
nuestra santa Clotilde. .Crióse en
la corte de su tío y aunque se
hallaba entre herejes arrianos
deparóle el Seño:-- quien la ins-
truyese en las cosas de la verda-
dera fe. Por su extraordinaria
hermosura, honestidad y discre-
ción pidióla y alcanzóla por es-
posa Clodoveo, potentísimo rey
de Francia. Procuró ella a su vez ganar sia de santa Genoveva, e ilustró el Señor
a su rey esposo para Jesucristo, persua- su sepulcro con muchos milagros.
diéndole que dejase la vana idolatría, y Reflexión: Bárbaro y gentil era el rey
aunque él prometía de hacerlo así, no iO Clodoveo; y por las oraciones y piadosas
acabó consigo hasta que una grande n e - instancias de santa Clotilde dejó la vana
cesidad y aprieto ablandó y rindió su co- idolatría y abrazó la fe de nuestro Señor
razón: porque en una batalla que libró Jesucristo. ¡Oh! ¡cuánto valen y pueden
contra los Alemanes, siendo él muy infe- delante de Dios las súplicas y lágrimas
rior en fuerzas, levantó el corazón al de una esposa, para alcanzar la conver-
cielo y dijo: «El verdadero Dios de mi sión de su marido! Entiéndanlo bien la?
mujer Clotilde me valga»; y habiendo señoras que tienen el marido apartado de
conseguido la victoria, no solamente se la religión y de la fe; porque si no cesan
bautizó como había prometido, sino que de rogar por él y de exhortarle con opor-
también acabó de desterrar de su reino tunos avisos, alcanzarán del Señor su
la idolatría y levantó en París la iglesia conversión. En esto han ae manifestarle
mayor san Pedro y san Pablo, llamada principalmente su amor; porque ¿qué co-
después Santa Genoveva y envió su real sa más para sentirse y llorarse, que ver-
diadema, conocida hoy con el nombre se eternamente separados el uno del otro
de reino, al sumo pontífice Hormisdas, dos consortes, que mucho se amaban, por
significándole por aquel presente que de- haberse salvado la mujer fiel y condená-
dicaba su reino a Dios. Muerto el rey, se dose el marido infiel? Y ¿qué mayor ven-
retiró su santa esposa a Tours donde pasó tura pueden desearse, si de veras se
el resto de sus días en oraciones, vigilias, aman, que la de poderse unir eterna-
penitencias, y muchas obras de caridad mente con los más dulces e inquebranta-
y beneficencia propias de su magnífico y bles lazos del amor en la gloria del pa-
real ánimo. Predijo el día de su muerte raíso, donde la esposa gozará de la vista
un mes antes que sucediese y en su úl- y compañía de su esposo glorioso y el
tima enfermedad llamó a sus dos hijos esposo de la regalada presencia y conver-
Childeberto rey de París, y Clotario rey sación de su esposa glorificada, sin temor
de Soissons, y los exhortó con santas pa- ninguno de que la muerte pueda separar-
labras y maternal autoridad a mirar por los jamás, ni de que tribulación alguna
la honra de Dios, a conservar entre sí la pueda menoscabar un punto su gozo y
paz y concordia y hacer justicia y mise- felicidad beatífica?
ricordia a los pobres. Recibió después con Oración: Óyenos, oh Dios autor de
tiernísima devoción los sacramentos de la nuestra salud, para que los que nos ale-
Iglesia, hizo pública profesión de fe y gramos en la festividad de la bienaventu-
^ntregó su alma preciosa en las manos del rada Clotilde, seamos enseñados en el
Criador. Su cadáver fué sepultado con el afecto de la piadosa devoción. Por Jesu-
de su marido el rey Clodoveo en la igle- cristo, nuestro Señor. Amén.
165
San Francisco Carácciolo, fundador. — 4 de junio
(f 1608)
sus muchos ruegos dejar su ofi-
cio. Entonces se dio a una vida
tan santa como admirable: por-
que escogió para su habitación
un rincón debajo de la escalera
de la casa, estrecho, oscuro y
guarnecido de calaveras, que más
parecía sepulcro de muertos, que
habitación de vivos. Allí estaba
recluso, todo el tiempo que le so-
braba de los actos de comunidad,
absorto en la contemplación de
las cosas celestiales. Las noches
pasaba en la iglesia velando en
oración, donde le vieron varias
veces en éxtasis con los brazos
en cruz. Finalmente habiendo te-
nido revelación de su muerte, y
sintiéndose abrasado de una gra-
El fervorísimo sacerdote, san Francisco ve calentura, preguntó al enfermero que
Carácciolo, nació en el lugar llamado le asistía: «¿En qué día estamos?» y res-
Santa María, de la diócesis de Trivento pondió:* En martes 3 de junio, antevís-
del reino de Ñapóles, y fué hijo de nobi- pera del Corpus.» Dijo Francisco: «Pues
lísimos y cristianísimos padres. Desde sus según eso, mañana saldré de este m u n -
primeros años se mostró tan compasivo do.» Y el día siguiente, recibidos con
de los pobres, que cuando se sentaba a grande devoción los sacramentos, pláci-
la mesa para comer, dejaba a un lado damente expiró. Comenzó luego su ca-
el plato que más le gustaba y le llevaba dáver a despedir una suavísima fragan-
a los pobres. Siendo de mayor edad se cia, y estuvo en el féretro tres días para
inclinó a las armas, y aprendió los ejer- satisfacer a la devoción del pueblo, des-
cicios militares propios de los caballeros pués de los cuales determinaron embal-
de su tiempo; mas como se viese acome- samarle para transportarle a Ñapóles y
tido de una maligna dolencia que le cu- le hallaron ceñidos con un áspero cilicio.
brió de pies a cabeza de una lepra as- Reflexión: No es menester vivir como
querosísima, y redujo toda su hermosura este santo en una celda pobrísima, obs-
y gentileza a un disforme esqueleto, ofre- cura y llena de calaveras, pero es gran
ció a Dios que si le restituía la prime- desatino pensar que hemos venido a este
ra salud, abrazaría el estado religioso. mundo para tener nuestro cielo en la tie-
Mientras estaba haciendo esta resolución, rra, y pasar la vida conforme a la ley
se sintió inundado de una avenida tan de nuestros gustos y antojos. Hemos de
copiosa de lágrimas, que embargándole morir: y si hemos de morir, no ha de
la voz, le dejó suspenso: y vuelto en si, caerse jamás de nuestra memoria el sa-
como si despertara de un dulce sueño, se ludable recuerdo de la muerte. ¿Qué pro-
halló fuera de todo peligro, y en pocos vecho ha sacado de todas las riquezas,
días se vio bueno y sano. Aprendió las honras y placeres de su vida, el que la
letras humanas y divina, y habiéndose termina con una mala muerte? ¿Y qué
ordenado de sacerdote, celebró su prime- daño decibe de todos sus contratiempos,
ra misa con asistencia de la nobleza más el que la acaba con santa muerte? En
distinguida de Ñapóles; y fué este acto eso está todo el gran negocio de la vida
de grande ternura y edificación. Juntán- mortal del hombre: en morir bien.
dose después con don Agustín Adorno y Oración: Oh Dios, que ilustraste al
"don Fabricio, fundaron la nueva orden de bienaventurado Francisco, fundador de
clérigos, que el sumo pontífice Sixto II nueva orden, con el amor de la oración
quiso se nombrase de Clérigos menores; y y de la penitencia, concede a tus siervos,
habiendo fallecido el padre Agustín Ador- que imitando su ejemplo, perseveren en
no, primer general, fué elegido nuestro la oración y domen la rebeldía de s\>
Francisco que era confundador: mas a cuerpo para merecer la gloria celestial.
los seis años de su gobierno alcanzó con Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

166
San Bonifacio, apóstol de Alemania. — 5 de junio
(t 755)
El celosísimo apóstol de Ale-
mania san Bonifacio nació en la
provincia de los Sajones occiden-
tales en el reino de Inglaterra.
Procuró su padre inclinarle a las
cosas del mundo con halagos y
con amenazas, pero cayendo ma-
lo de una grave enfermedad, co-
noció que aquel era castigo del
cielo por la violencia que hacía
a su hijo; y llorando su culpa
condescendió con él enviándole a
un monasterio para que allí se
dedicase a la virtud y a las le-
tras. Ordenado de sacerdote,
queríanle los monjes por supe-
rior y abad, mas encendido él
de un ardiente deseo de predicar
el Evangelio a los gentiles y se-
llar su predicación con su sangre, se fué ros cerca de un río aguardando que vi-
a Roma donde el papa Gregorio II l» niesen los gentiles bautizados para reci-
dio un tesoro de reliquias y un breve muy bir la Confirmación, cayeron sobre ellos
favorable para que predicase a los in- de repente armados los bárbaros paga-
fieles de cualquier parte del mundo. Pa- nos y mataron a aquellos apostólicos va-
só luego el varón apostólico a Alemania rones y a otros cincuenta y tres compa-
y evangelizó las provincias de Turingin, ñeros, todos los cuales alcanzaron con san
Frisia y Hasia que confina con la Sajo- Bonifacio la palma del martirio.
rna, donde bautizó gran número de infie-
les, derribó los templos de los falsos dio- Reflexión: Es muy celebrado un dicho
ses y edificó otros nuevos al verdadero de san Bonifacio, el cual hablando de los
Dios, el cual le favoreció con singulares sacerdotes y de los cálices antiguos y de
prodigios. Arrancando un día un árbol los de su tiempo, dijo que los sacerdotes
de extraordinaria grandeza que llamaban antiguos eran de oro y celebraban en cá-
el árbol de Júpiter, concurrió gran mul- lices de madera, y los de su tiempo eran
titud de paganos para estorbarlo y m a - sacerdotes de madera y celebraban en cá-
tarle, pero viendo que en comenzando él lices de oro. De este dicho se hace men-
a dar con la segur en el tronco, caía el ción en el Decreto y en el concilio Tri-
árbol hecho pedazos en cuatro partes, se burense. No quiso decir el santo que no
convirtieron y él edificó en aquel lugar estuviese bien empleado el oro en el ser-
un oratorio en honra del apóstol san P e - vicio de Dios, que bien merece nuestro
dro. Pasaron de cien mil los infieles que Sñor todo esto y mucho más: sino que
convirtió; por lo cual el papa Gregorio deseaba que los sagrados ministros fue-
III a la dignidad de obispo que ya tenía sen también puros y preciosos como el
el santo, quiso añadirle la de arzobispo, oro en el acatamiento divino. Roguemos
mandándole que ordenase obispos donde pues al Señor por los sacerdotes, para que
fuesen menester. Presidió san Bonifacio no permita que ninguno se haga indigno
un concilio en que se halló Carlomagno, de su sagrado y angelical ministerio, sino
donde se ordenaron muchas cosas muy que todos resplandezcan por su via ejem-
útiles para el bien de la Iglesia; fué nom- plar, y sean, como dice Jesucristo, la luz
brado arzobispo de Maguncia, y en nom- del mundo y la sal de la tierra.
bre del pontífice coronó por rey de F r a n - Oración: Oh Dios, que te dignaste lla-
cia a Pipino. Habiendo tenido noticia de mar al conocimiento de tu nombre una
que los Frisones habían vuelto a su a n - muchedumbre de pueblos por medio del
tigua superstición, es embarcó con tres celo de tu bienaventurado mártir y pon-
presbíteros y tres diáconos y cuatro mon- tífice Bonifacio, concédenos propicio que
jes, para reparar los daños que el demo- experimentemos el patrocinio de aquel
' n i o había hecho en aquella provincia; y santo cuya solemnidad celebramos. Por
estando un día el santo con sus compañe- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

167
San Norberto, fundador y arzobispo. — 6 de junio
(t 1134)
de profesía y de milagros. Mas
acompañando en un viaje a
Alemania al conde de Champaña,
fué elegido muy a pesar suyo pa-
ra el arzobispado de Magdebur-
go, y conducido con guardias da
vista a aquella iglesia, a donde
llegó con su pobre hábito y con
los pies descalzos, pero con uni-
versal aplauso y gozo del clero
y del pueblo. Vino a él un día
un hombre para confesarse; y
aunque llevaba traje de peniten-
te, así que el santo le vio, mandó
que le quitasen la capa y que
mirasen lo que traía y hallaron
que iba armado con un puñal pa-
ra matar al Arzobispo, como él
mismo, lo confesó arrepentido ya
El glorioso fundador de la orden P r e - de su pecado. Finalmente habiendo pro-
monstratense, san Norberto, nació en Se- visto de prelado a la religión premonstra-
ten, en una de las más ilustres casas de tense, y gobernado 'santísimamente su
Alemania y fué hijo de Heriberto conde iglesia de Magdeburgo por espacio de
de Gnepp y emparentado con el empera- ocho años, a los cincuenta y tres de su
dor. En su mocedad engolfóse en las va- vida preciosa entregó su espíritu en las
nidades del siglo y era "'como el alma de manos del Criador, quedando su santo
todas las diversiones de la corte; mas ca- cadáver sin la menor señal de corrup-
minando un día a caballo hacia un lugar ción y expuesto nueve días a la venera-
de Westfalia llamado Freten seguido de ción del pueblo.
solo un lacayo, se levantó una furiosa Reflexión: Escribe Paulo Morigia en la
tempestad, y cayó un rayo a los pies de Historia del origen de las religiones, cap.
su caballo, que le derribó, quedando co- 17, que la religión premonstratense cre-
mo muerto por espacio de una hora. Vuel- ció tanto, que tenía treinta provincias, y
to en si, sintió de tal manera trocado^ su en ellas más de mil y trescientos monas-
corazón que exclamó como Saulo: «Señor, terios, y cuatrocientos de monjas. Pero
¿qué quieres que haga?» Y desde aquel ¿quién podrá decir la muchedumbre de
día dejó los ricos vestidos, y dando de santos religiosos y las excelentes virtu-
mano a todos los devaneos del mundo, des con que han ilustrado a la Iglesia
resolvió entregarse del todo al servicio de Dios? Toda esta gloria redunda en
divino. No había querido recibir hasta en- alabanza de san Norberto y es fruto de
tonces las órdenes sagradas a pesar d-í su conversión. Si hubiese permanecido
ser canónigo; y una vez recibidas, co- en los peligros de la corte y en la vani-
menzó a predicar con gran fervor, y ad- dad del mundo, no hubiera hecho nada, y
miración de los oyentes, que veían con- por ventura se hubiera perdido, y sido
vertido en santo misionero al que habían causa de la perdición de muchas almas.
visto cortesano tan liviano y disoluto. Ha- Convirtióse de veras al Señor, y de ca-
biéndosele juntado trece compañeros, ballero mundano, vino a ser gran santo
buscó un lugar solitario, áspero y apar- y padre de innumerables santos.
tado que se llamaba Premonstrato, en el
obispado de Lauduno, donde asentó los Oración: Oh Dios, que hiciste tan ex-
fundamentos de un monasterio; y allí tu- celente predicador de tu divina palabra
vo su origen la nueva religión que del al bienaventurado Norberto, tu confesor
mismo lugar se llamó Premonstratense, y pontífice, y por su medio te dignaste
y tomó la regla de san Agustín y el há- aumentar tu santa Iglesia con una nueva
bito blanco de los canónigos reglares. En- familia; concédenos por sus merecimien-
tabló con sus compañeros una vida muy tos, que practiquemos lo que nos enseñó^
penitente y más angelical que humana; con sus ejemplos y palabras. Por Jesu-
y el Señor le ilustró con singulares dones cristo, nuestro Señor. Amén.

168
San Pedro y cinco compañeros mártires de Córdoba. — 7 de junio
(t 851)
En la sangrienta persecución
que suscitó contra los cristianos
el rey de los sarracenos Abde-
rramán III en Córdoba, capital
de su reino en España, entre
otros ilustres mártires que dieron
su vida en defensa de la fe de
Cristo, señaláronse mucho por su
admirable valor los santos már-
tires Pedro, Walabonso, Sabinía-
no, Wistremundo, Abencio y J e -
remías. Pedro fué natural de Eri-
ja y ordenado de sacerdote; Wa-
labonso era diácono, y nacido en
Lipula, lugar llamado hoy Peña-
flor; Sabiniano era monje ya en-
trado en edad, y natural de F r o -
niano en la sierra de Córdoba;
Wistremundo era todavía mozo,
natural de Ecija y monje en la abadía pañeros, y así dieron todos sus benditas
de san Zoilo; Abencio era hijo de Cór- almas a Dios. Tomando después los sayo-
doba y había tomado el hábito en el mo- nes aquellos sagrados cadáveres los ata-
nasterio de san Cristóbal; y Jeremías ron a unos palos, y pasando algunos días
era también natural de Córdoba, casado los quemaron y echaron las cenizas en
con Isabel, y hombre muy rico y pode- el río.
roso que había fundado el monasterio Reflexión: Mucho vale una santa y
llamado Tabanense a dos leguas de aque- pronta resolución cuando se ve que para
lla ciudad. Todos estos seis fervorosos va- ella inspira y anima el Espíritu Santo,
rones, oyendo que acababan de ser mar- como es cierto inspiró a estos gloriosos
tirizados los santos Isaac y Sancho, se mártires, para que sin temor alguno de
presentaron delante del rey moro y le la muerte, todos unidos y conformes, se
dijeron: «Nosotros también, oh juez, so- fuesen a reprender al inicuo juez, que
mos cristianos como nuestros hermanos cuatro días antes había quitado la vida
Isaac y Sancho, y tenemos la misma fe, al glorioso san Isaac, y después a Sancho
por la cual has mandado darles la muer- y a otros santos mártires. No seamos pues
te: confesamos como ellos a Jesucristo tardos y perezosos en ejecutar la .volun-
por verdadero Dios, y afirmamos que tad divina cuando se nos manifiesta cla-
vuestro profeta Mahoma es precursor del ramente por las divinas inspiraciones, que
Anticristo: y decimos que los que profe- todo nuestro provecho o daño espiritual
san la fe de Jesucristo gozarán de la fe- depende de ponerlas o de no ponerlas
licidad del cielo, y que los que siguen la por obra. Pongámonos delante de los ojos
falsa doctrina de Mahoma padecerán los los ejemplos de los santos: los cuales por
eternos tormentos del infierno.» Al oír el su fidelidad en poner por obra los altos
tirano tan espontánea y clara confesión, pensamientos e inspiraciones de la divina
mandó luego prender a les valerosos már- gracia, llegaron a ser tan grandes en el
tires y pronunció contra ellos sentencia reino de los cielos. ¡Oh cómo reprenden y
de muerte, ordenando que fuese cruel- condenan nuestra flojedad y cobardía:
mente azotado el santo viejo Jeremías, ¡Cómo nos cubrirán de vergüenza en el
por haber blasfemado, como decía el juez, día el Juicio, donde se descubrirá el mal
del profeta Mahoma. Azotaron pues con uso que hemos hecho de las inspiraciones
tanto rigor al venerable anciano, que de Dios y de los beneficios de la gracia!
cuando le llevaron a degollar, no podía Oración: Oh Dios, que nos alegras en la
ir por sus pies. Pero todos los demás ca- anual solemnidad de tus santos Pedro,
minaron al lugar del suplicio con tanta Sabiniano y sus compañeros mártires,
ligereza y alegría de sus almas como si concédenos propicio que así como goza-
fuesen a un espléndido banquete. San Pe- mos de sus merecimientos, así nos mova-
áro y Walabonso fueron los primeros en mos a imitar sus virtudes. Por Jesucris-
ser degollados, y después sus cuatro com- to, nuestro Señor. Amén.

169
San Medardo, obispo de Noyón. — 8 de junio
(t 545)
siervo de Dios las gobernase, y
así lo hizo, aunque por causa de
las irrupciones de los Vándalos
tuvo que trasladar el santo la
sede a Noyón. Eran los de Tour-
nay muy bárbaros e indómitos,
de malas costumbres y obstina-
dos en sus pecados e idolatrías;
mas al fin pudo tanto el santísi-
mo obispo con sus suaves y dul-
ces razones, que a todos los bau-
tizó e hizo buenos cristianos. Y
después de haber ganado para
Jesucristo innumerables almas,
con su predicación y con los
grandes milagros que hacía, a ] os
quince años de su gobierno des-
cansó en la paz del Señor. Los
que estaban presentes vieron
Uno de los más ilustres prelados de la muchas luminarias del cielo delante del
iglesia de Francia en el VI siglo, fué el santo cuerpo, que duraron por espacio de
caritativo obispo san Medardo, el cual na- dos horas. Y cuando condujeron el sagra-
ció en Salentiaco, posesión muy rica de do cadáver a Soissóns, el mismo rey con
sus padres, que estaba en la región de No- otros caballeros llevó las andas sobre sus
yón. Desde sus tiernos años fué tan ama- hombros y le hizo labrar un magnífico
dor de los pobres, que les daba su misma sepulcro, el cual fué muy célebre y glo-
comida y yestido, y un día hasta les dio rioso por los señalados prodigios que obró
el caballo de que tenía harta necesidad. el Señor por medio de su santo.
Riñeron unos labradores sobre el linde y *
término de unas tierras que tenían y
convinieron en ajusfarlo allí con las a r - Reflexión: Tal es la honra que merece
mas y las vidas: Medardo que lo supo, la santidad aun acá en la tierra. Los pue-
se fué con ellos, y viendo una piedra, p u - blos y los reyes la veneran, y con uni-
versal aplauso la ensalzan sobre todas las
so el pie sobre ella, y dijo: «Esta piedra demás grandezas del mundo. No se con-
es el mojón y término de esta porfía»; ceden semejantes obsequios a la opulen-
y quitando el pie, vieron todos que había cia, a la sabiduría, a las dignidades y pla-
quedado estampado en la piedra, con cu- ceres mundanos; porque todos entienden
ya maravilla quedaron en paz. Entregá- que estas cosas pueden hallarse hasta en
ronle después sus padres al obispo de un hombre malvado y digno de todo vi-
Vermandois para que con su doctrina se tuperio. Sólo la virtud hace al hombre
adelantase en letras y virtud; y habiendo verdaderamente grande. Pues ¿por qué no
sido ordenado de misa acrecentó su fer- hemos de amarla y codiciarla y prefe-
vor: afligía su carne con abstinencias, rirla a todas las demás cosas? ¿No es
dejando de comer para hartar a los ham- ella, como dice el Sabio, incomparable-
brientos, sanaba endemoniados, y curaba mente más estimable que el oro, y las
todas las enfermedades, por lo cual cuan- piedras preciosas? ¿No es el mayor teso-
tos a él venían, hacían a la letra lo que ro que podemos hallar sobre la tierra, y
les decía y aconsejaba, como si se lo el único caudal que podemos llevarnos
dijera un ángel del cielo. Murió el obis- a la eternidad, y el único bien que nos
po de Vermandois, y luego se oyó la voz honra en esta vida y que nos hará dig-
común que aclamaba por su obispo a Me- nos de eterna gloria?
dardo, y aunque el santo rehusó mucho
aquella dignidad, al fin, vencido de los Oración: Concédenos, Señor, que la ve-
ruegos y lágrimas de todo el pueblo, hubo nerable festividad del bienaventurado
de aceptarla. Habiendo después fallecido Medardo, tu confesor y pontífice, aumen-
el obispo de Tournay, eligieron también te en nosotros el espíritu de la devoción
al mismo santo, y el rey pidió al pontífice y el deseo de la salvación eterna. Por J e -
que uniese las dos iglesias para que el sucristo, nuestro Señor. Amén.

170
Los santos Primo y Feliciano, hermanos, mártires. 9 de junio
(t 287)
Los gloriosísimos mártires de
Jesucristo Primo y Feliciano fue-
ron hermanos y caballeros roma-
nos, ilustres por la sangí e, y más
ilustres por la fe y confesión del
Señor. Habiendo sido acusados
por ser cristianos delante de los
emperadores, que a la sazón eran
Diocleciano y Miximiano, los sa-
cerdotes de los ídolos dijeron a
los jueces que los dioses estaban
tan enojados, que no darían res-
puesta a cosa que les pregunta-
sen hasta que Primo y Feliciano
los reconociesen por dioses y
protectores del imperio. Lleva-
ron pues a los dos santos al tem-
plo de Hércules, y como no qui-
siesen sacrificar a su estatua, los
azotaron con varas crudamente. Entregá- y dijeron al presidente: «Juez, las fieras
ronlos después a un gobernador de la ciu- reconocen a su Creador; y tú eres tan
dad Nomentana, que se llamaba Promo- ciego que no quieres tener por Señor al
to, el cual los hizo apartar uno de otro que te hizo a su imagen y semejanza?»
para asaltar a cada uno de los dos por sí, Conmovióse con este prodigio la muche-
pensando con esto poderlos más fácilmen-
te vencer. Comenzó pues el procónsul a dumbre que había concurrido al espec-
amonestar a Feliciano, que mirase por táculo, y convirtiéronse a la fe de Jesu-
su vejez y no quisiese acabar su vida con cristo quinientas personas con sus fami-
tormentos atroces y penosos. A lo que lias. Y el tirano Promoto, atribuyendo a
respondió el venerable anciano: «Ochenta arte mágica aquellos portentos y cansado
años tengo cumplidos, y ha treinta que ya de atormentar a aquellos fortísimos
Dios me alumbró y que me determiné caballeros de Cristo, los mandó degollar.
a vivir para solo Cristo.» Mandóle el juez
azotar cruelmente y le hizo después en- Reflexión: La única razón que alega-
clavar en un palo. El santo mártir m i - ban aquellos gentiles para no convertirse
rando al cielo, decía: En Dios tengo pues- al ver los prodigios de los santos mártires
ta mi esperanza, y no temo mal ninguno era decir que los obraban por arte de
que el hombre me pueda hacer. A los encantamiento y virtud diabólica. Ya no
cuatro días hizo el juez traer a su tribu- creen esto los incrédulos de nuestros
nal a Primo y le dijo: «¿No sabes que tu días. ¿Pues cómo no se convierten al leer
hermano Feliciano está ya trocado y ha estas maravillas tan repetidas en los m a r -
obedecido a los emperadores, los cuales tirios de nuestros santos? ¿Cómo no las
le han honrado mucho y admitido en su creen estando acreditadas con el testi-
palacio?» «Yo sé, respondió Primo, los monio de tantos autores así cristianos co-
tormentos que ha padecido, y que ahora mo paganos, que presenciaron aquellos
está en la cárcel gozando de los regalos tan públicos y asombrosos prodigios? Lí-
de Dios, y que no podrás tú apartar con brenos el Señor por su gracia de la ho-
los tormentos a los que Jesucristo ha rrible ceguedad y dureza de corazón pro-
unido con su amor.» Ordenó el tirano e m - pia de los incrédulos; los cuales ultrajan
bravecido sobremanera, que moliesen a con gravísima ofensa a la Divinidad, y
Primo ^on palos nudosos, y le extendie- son dignos de eterno castigo por desoír
sen en el ecúleo, y abrasasen sus costa- las voces de la gracia, y despreciar con
dos con hachas encendidas. Condenaron obstinada voluntad los prodigios de la di-
después a los dos santos hermanos a las v i t e omnipotencia.
fieras, y echaron a los mártires dos leo- Oración: Concédenos, Señor, que cele-
¿nes ferocísimos, los cuales se arrojaron bremos siempre la fiesta de tus santos
a sus pies, como dos corderos, lamién- mártires Primo y Feliciano, y que por su
dolos y halagándolos, sin hacerles mal a l - intercesión merezcamos la gracia de tu
guno. Entonces alzaron la voz los santos protección divina. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
171
Santa Margarita, reina de Escocia. — 10 de junio
(t 1093)
" cho al rey su marido instancias
y súplicas para que no fuese a
cierta campaña en el condado de
Cumberland, y como el rey no
quisiese en esto darle gusto y sa-
liese a la batalla, se puso la
santa reina muy triste y dijo:
«Hoy ha sucedido al reino de Es-
¡f^¡f¡|H cocia el mayor mal que podía su-
ceder.* Y con brevedad vino la
nueva de que el mismo día, fue-
ron muertos en el combate el rey
E^lfl í i M I ' OTSSÉ
y el príncipe Eduardo, su hijo.
Cuatro días después estando la
santa gravemente enferma, vien-
Wl'm
^•^^MO^^^^ ü¿ji
La piadosísima reina de Escocia santa ella dando
do a su hijo Edgar o que volvía
del ejército, le preguntó por su
padre y hermano, y como él res-
pondiese que quedaban buenos,
un tierno suspiro, dijo: «¡Ay
Margarita fué hija de Eduardo, rey de hijo! que sé muy bien todo lo que ha pa-
sado*: y levantando las manos y los ojos
Inglaterra y de Águeda, hija del empera-
dor. Desde su niñez fué dada a todas al cielo como Job, exclamó: «Gracias te
doy, mi Dios, porque al fin de mi vida
las obras de caridad con los pobres. Casó me has enviado tantas penas, para acri-
con Malcolmo, rey de Escocia; y en el solarme y purificarme de toda mancha
lugar donde se celebraron las bodas fa- de pecado», y luego invocando y ensal-
bricó una suntuosa iglesia a honra y glo- zando a la Santísima Trinidad, entregó
ria de la Santísima Trinidad, enriquecién- su preciosa alma al Criador.
dola con ornamentos de gran precio, con
muchos vasos de oro y piedras preciosas.
En las demás iglesias del reino dejó tam- Reflexión: Por ventura te has maravi-
bién memoria de su devoción y magnifi- llado de leer como esta santa reina, des-
cencia, reparándolas y enriqueciéndolas. pués de haber pasado su vida en obras
Todos sus vasallos la temían y amaban; de tanta piedad y caridad, hubiese de
y cuando salía en público era grande la lamentar la dolorosa pérdida de su espo-
multitud de viudas, huérfanos y pobres so y de su hijo muertos en el campo de
que la seguían como a su madre. Tenía batalla. Mas ¿por qué has de asombrarte
exploradores repartidos por las provin- de esto? ¿No es acaso toda la vida h u -
cias, que mirasen si se hacía alguna in- mana un perpetuo combate sobre la tie-
justicia o inhumanidad, oprimiendo a los rra, como dice Job? ¿Por ventura el Se-
inocentes y desvalidos, como suele suce- ñor de los ejércitos ha de dar la recom-
der, y que lo remediasen todo y en todo pensa a sus soldados mientras se hallan
se obrase con amor y caridad. Las pri- todavía luchando en el campamento? No:
meras horas de la noche tomaba breve sino cuando entren por la puerta triun-
descanso y luego se levantaba y entra- fal del cielo que es su verdadera patria:
ba en la iglesia, y rezaba maitines de la y entonces es cada uno premiado con-
Santísima Trinidad, y estos terminados, forme a sus méritos, y si a los santos
rezaba el oficio de difuntos. Volvía des- exige el Señor tan grandes pruebas de
pués a su cuarto y a la mañana lavaba heroísmo y fidelidad, es porque los t i e -
los pies a seis pobres, se los besaba y les ne destinados a muy grande gloria.
daba larga limosna; y antes de sentarse
ella a la mesa servía a nueve doncellas Oración: Oh Dios, que hiciste tan a d -
huérfanas y a veinticuatro pobres aná§a'- mirable a la bienaventurada Margari-
nas. Muchas veces hacía venir a su p a - ta, reina de Escocia por la insigne cari-
lacio trescientos pobres, y puesto el rey dad que ejerció con los pobres, concéde-
de una parte, y ella de otra les daban de nos que por tu imitación y a su ejemplo
comer y beber regalada y abundante- se aumente perpetuamente en nuestros,^
mente. Sabedora de lo porvenir, había h e - corazones el amor a tu divina Majestad.^
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

172
San Bernabé, apóstol. —11 de junio
(t 62)
El bienaventurado discípulo y
mártir de Jesucristo, san Berna-
bé, que también en la Escritura
se llama José Levita, fué hebreo
de nación, de la tribu sacerdotal-
de. Leví, y nació -en la isla de
Chipre, en la cual sus padres t e -
nían grandes y ricas posesiones.
Aprendió en Jerusalén las letras
sagradas, en la escuela de Ga-
maliel, varón doctísimo y muy
versado en la ley de Moisés, y
tuvo por condiscípulo a san Es-
teban protomártir, y a Saulo, que
después se llamó Pablo y fué
apóstol y vaso escogido del Se-
ñor. En este tiempo vino Cristo
nuestro Redentor a Jerusalén, y
maravillado Benabé de su celes-
tial doctrina, ejemplos y milagros, en- También se muestra en Brescia el altar
tendió que era el Mesías prometido, y donde el santo apóstol decía misa y en
echóse a sus pies; el Señor le bendijo y otras muchas iglesias se conserva la m e -
le contó en el número de los setenta y moria de este varón apostólico y compa-
dos discípulos que le siguieron. Y él, con- ñero de san Pablo. Finalmente hallándose
forme al consejo evangélico, repartió su ,en la isla de Chipre, vinieron de Siria
hacienda entre los pobres, quedándose unos judíos con intención de perseguirle
con una sola posesión, cuyo precio, des- y darle la muerte; y aunque el santo lo
pués de la Ascensión del Señor, puso entendió, deseoso ya de juntarse con J e -
también a los pies de los apóstoles. Cuan- sucristo, se entró en la sinagoga para pre-
do los discípulos huían todavía de san dicar a los judíos; mas éstos, con grande
Pablo, porque ignoraban su conversión, enojo le echaron mano, y le apedrearon,
san Bernabé se llegó a él, y entendiendo en cuyo martirio dio su espíritu al Señor.
cuan trocado estaba, y lo que le había #
acontecido yendo a Damasco, le abrazó Reflexión: Aunque san Bernabé no era
y lo llevó a los apóstoles y con gran r e - del número de los doce apóstoles que es-
gocijo fué admitido en su compañía. En- cogió Jesucristo, los primeros santos pa-
viaron los apóstoles a Bernabé a Antio- dres de la Iglesia le dan ya el título
quía donde estuvo con san Pablo predi- de apóstol, no sólo por sus muchos y apos-
cando por espacio de un año, con tan tólicos caminos y trabajos, sino que t a m -
grande aprovechamiento de los fieles, bién por haber sido particularmente lla-
que dejando el nombre de discípulos y mado por el Espíritu Santo a aquel sa-
perdiendo el vano temor y respeto del grado ministerio. (ACT. APOST. XII, 2)..
mundo, se comenzaron a llamar cristia- Honrémosle, pues, como a los doce após-
nos. Volviendo después a Jerusalén, se toles que son las doce columnas indes-
concertaron allí con san Pedro algunos tructibles de la Iglesia, y despreciando
otros apóstoles, para que ellos predica- las doctrinas anticatólicas, que son edifi-
sen a los hebreos, y Saulo y Bernabé a cios sin fundamento, descansemos con en-
los gentiles. No es fácil decir los t r a - tera confianza en la verdad de la Igle-
bajos y presecuciones que padecieron es- sia católica, sellada con la sangre del Re-
tos dos santos por sembrar la doctrina dentor, y de sus santos apóstoles y dis-
evangélica y plantar a Cristo en los co- cípulos.
razones de los hombres en tantas ciu-
dades, islas, reinos y provincias. Y, a lo Oración: Oh Dios, que nos consuelas
que escriben graves autores y se saca de con la intercesión de tu bienaventurado
firmes testimonios y piedras antiguas, san apóstol Bernabé, concédenos benigno, que
Bernabé fundó la iglesia de Milán, y es- consigamos por tu gracia aquellos bene-
t u v o en ella siete años, y fué el primer ficios que te pedimos por su ruego. Por
arzobispo de aquella insigne ciudad. Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
173
San Juan de Sahagún, confesor. — 12 de junio
(t 1479)
píritu de Dios, que compuso las
paces, y ablandó los ánimos que
habían resistido a la autoridad
de tres reyes. En cierta ocasión
se imaginó un caballero muy
prrincipal que el santo le había
injuriado en sus sermones, y bus-
có asesinos para que le venga-
sen; mas cuando éstos iban a po-
ner sus manos sacrilegas en el
santo, que salía de la iglesia,
quedaron inmobles y pasmados,
hasta que reconociendo su culpa
se echaron a sus pies para que
les perdonase. Pasando por una
calle le dijeron que se había caí-
do un muchacho dentro de un
pozo, y movido el santo por las
lágrimas de la madre, echó la
El apostólico varón san Juan de Saha- bendición a las aguas del pozo, y subie-
gún, decoroso ornamento de la sagrada ron casi hasta el brocal. Entonces el san-
orden de Ermitaños de san Agustín, n a - to alargó su correa al niño, el cual asido
de ella salió del pozo sin haber recibido
ció de nobles padres en la población de daño alguno. Finalmente después de h a -
Sahagún, que está . en la provincia de ber convertido a penitencia a innumera-
León en España. Siendo todavía'de tier- bles pecadores, quiso el Señor que m u -
na edad solía juntar a los otros mucha- riese este santo por haber predicado con-
chos, y subido a lo alto de una piedra les tra, la deshonestidad, como el Bautista:
predicaba con tanto celo y discreción, que porque se tiene por cosa cierta que una
todos decían que aquel admirable niño dama muy principal, de cuyos lazos h a -
había de ser un apostólico orador. Pasó bía el santo librado a u n caballero, le
su mocedad entre los pajes del arzobis- dio un veneno que le causó la muerte.
po de Burgos, renunció una canongía, y Estuvo su santo cadáver en el féretro al-
otros beneficios eclesiásticos; y después gunos días para satisfacer la devoción de
de una peligrosísima enfermedad, por innumerables gentes que acudieron a ve-
cumplir con u n voto que había hecho, nerarle, y el Señor acreditó su santidad,
tomó el hábito de los ermitaños de san con repetidos y grandes prodigios.
Agustín, y fué tan admirable el ejemplo
de sus virtudes, que le confiaron los su- Reflexión: No hay duda que arden a
periores el cargo de maestro de novicios. veces los odios y enemistades con tan
Todos los días purificaba su alma con el grandes llamas, que no bastan a apagar-
sacramento de la penitencia, diciendo que las ni la manifiesta sinrazón de tomarse
ignorando en qué día había de morir, de- el hombre la venganza por sus propias
bía estar siempre prevenido para la hora manos, ni aun el temor de la muerte y
de su muerte. Celebraba diariamente la del patíbulo. Pero el glorioso san J u a n
misa con grande ternura y devoción, y extinguía el fuego de los odios con la
antes de comulgar le oyeron decir algu- sangre de Cristo: porque en efecto, quien
nas veces: «¡Señor! yo no te puedo r e - considera al divino Redentor perdonando
cibir si no te vuelves a la primera espe- en la cruz a los que le estaban crucifi-
cie eucarística.» Y era, como manifestó cando, o no es cristiano, o debe perdonar
humildemente al superior, que se le apa- también de corazón a sus enemigos.
recía Jesucristo en carne humana, unas Oración: Oh Dios, autor de la paz y
veces con las señales de la pasión, y otras amante de la caridad, que condecoraste
glorioso. Ardiendo la ciudad en Salaman- al bienaventurado Juan, tu confesor, con
ca en una guerra civil, causada por la la admirable gracia de componer a los
enemistad de dos familias que habían enemistados: concédenos por sus méri-
atraído a sus bandos a la mayor parte de tos e intercesión, que afirmados en tu
los vecinos, cuando todos respiraban ira caridad, no nos separemos de ti por nin-i¡.
y venganza, el santo predicó con tanto es- gún motivo. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
174
San Antonio de Padua, confesor. — 13 de junio
(t 1231)
El maravilloso predicador de
Cristo, san Antonio de Padua,
nació en Lisboa, cabeza del rei-
no de Portugal, y fué hijo de
muy nobles y virtuosos padres.
Bebió con la leche de su madre
la devoción a la Virgen santísi-
m a ; y a la edad de quince años
tomó el hábito en el monasterio
de canónigos reglares de san
Agustín, donde hizo su profe-
sión: mas once años después, p a -
só con la venia de sus superio-
res a la religión seráfica, lleva-
do del deseo de convertir a los
moros y derramar su sangre por
Jesucristo. Pero el Señor que le
destinaba a otro apostolado, le
envió en África una grave en-
fermedad; y para cobrar salud se embar-
có con rumbo a España, mas por vien- en los templos se salían a los campos.
tos contrarios fué llevada la nave a Ita- Acechó una noche al santo el huésped
lia. Mandóle su seráfico padre san F r a n - que le había recibido en su casa, y yió
cisco, que leyese teología en las ciudades en su aposento una gran claridad, y el
de Montpellier en Francia, y de Bolonia Niño Dios hermosísimo y sobremanera
y Padua en Italia, y le encomendó des- gracioso encima de un libro, y después
pués el oficio de predicar. Eran sus p a - en los brazos de san Antonio, y que el
labras como unas llamas de fuego que santo se regalaba con él sin apartar los
abrasaban los corazones, y como Dios las ojos de su divino rostro. Finalmente a
confirmaba con grandes prodigios, fue- los diez años de sus apostólicos ministe-
ron innumerables los herejes y pecado- rios, acabó su vida llena di virtudes,
res que convirtió así en Francia como y en la ciudad de Padua entregó su alma
en Italia. Una vez, disputando con un he- bienaventurada al Señor.
reje llamado Bonibillo que negaba la Reflexión: Entre los milagros con que
presencia de Cristo en la Eucaristía, h i - Dios ilustró a este santo gloriosísimo, es
zo que la muía del hereje, a pesar de muy digno de mención el que aconteció
haber estado tres días sin comer, dejase treinta y dos años después de su muerte,
la cebada que le ponían delante, para en la traslación de su sagrado cuerpo.
arrodillarse delante del santísimo Sacra- Porque se halló entre los huesos de la
mento; con este milagro se convirtió boca la lengua tan entera y fresca como
aquel principal maestro de los herejes. si estuviera viva: y tomándola en las
Otra vez estando en la ciudad de Armi- manos san Buenaventura, que era a la
ño, para confundir a los herejes que no sazón Ministro general de la orden de
querían oirle, se llegó a la ribera del san Francisco, bañado en lágrimas ex-
mar, a predicar a los peces, a los cuales, clamó: «¡Oh lengua bendita! que siempre
asomando del agua les echó su bendi- alabaste a Dios, y fuiste causa de que
ción. Convidáronle un día unos herejes a tantos le alabasen: bien se ve ahora de
comer y le pusieron ponzoña en el plato; cuánto merecimiento eres delante del
y el santo les afeó aquella maldad, pero Criador, que para tan alto oficio te ha-
haciendo la señal de la cruz sobre el bía formado!» Empleemos también la
manjar, comióle sin recibir del veneno le- nuestra en alabar al Señor; ya que es
sión alguna. Aconteció muchas veces que éste el mejor uso que podemos hacer de
predicando en una lengua le entendían ella.
los oyentes de diferentes naciones y len- Oración: Haz, Señor Dios mío, que la
guas, como si predicara en la de cada solemne festividad de tu confesor An-
^vno, y aun fué oído dos milas lejos de tonio regocije toda la Iglesia, para que
donde predicaba. Era tanta la gente que fortificada con los socorros espirituales,
acudía a sus sermones, que no cabiendo merezca disfrutar los gozos eternos. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

175
San Basilio Magno, doctor de la iglesia y obispo. — 14 de junio
(t 379)
santo de su yermo para oponerse
a los herejes. En esta sazón m u -
rió el obispo de Cesárea; y todo
el clero y pueblo aclamó por su
pastor a san Basilio. En una ham-
bre cruelísima que sucedió, ven-
dió el santo todas sus posesiones,
y predicó de la limosna en los
templos, plazas, calles y casas de
los ricos, con que alivió aquella
extremada necesidad. Edificó p a -
ra los pobres un hospital tan in-
signe y suntuoso, que se podía
contar entre las maravillas del
mundo, como escribe el Nazian-
zeno. Habiendo rogado a Dios
que atajase los pasos del empe-
rador Juliano el Apóstata, que
intentaba matarle y destruir toda
Toda la antigüedad ha dado a san Ba- la Iglesia de Cristo, fué aquel impío ti-
silio el título de Magno, porque en él, rano muerto en la guerra de Persia: y
todas las cosas fueron grandes: grande queriendo el emperador Valente deste-
su ingenio, grande su elocuencia, gran- rrar al santo, al tiempo de firmar el de-
de sus milagros. Nació en Cesárea de Ca- creto, la silla en que estaba se quebró,
padocia y fué hijo de san Basilio y de la pluma no dio tinta, aunque la mudó
santa Emilia, nieto de santa Macrinia, tres veces, y el brazo comenzó a tem-
hermano de san Gregorio Niseno, de san blarle como si estuviera tocado de perle-
Pedro de Sebaste y de santa Macrina la sía. Entonces se rindió y rasgó el decreto.
joven. Aprendió las letras humanas pri- La penitencia de san Basilio era más
mero en Cesárea y después en Constan- admirable que imitable, y estaba tan
tinopla y en Atenas, que era a la sazón flaco que no parecía tener más que la
madre de todas las ciencias; donde tra- piel y los huesos. Finalmente después de
bó muy estrecha y cordial amistad con haber gobernado santísimamente su Igle-
Gregorio Nazianzeno, porque eran los sia ocho años, obrado estupendos milagros
dos muy parecidos no menos en el inge- y escrito admirables libros, murió a los
nio que en la virtud. Allí alcanzó fama cincuenta y un años de su edad.
de varón sapientísimo en todo género de
letras, y las enseñó con grande aplauso. Reflexión: Las alabanzas que dan a san
Convirtió a Eubulo su maestro; y los dos Basilio los santos doctores Gregorio Na-
fueron a Jerusalén a visitar los santos zianzeno, Gregorio Niseno, Efrén y otros,
lugares, y bautizarse en el Jordán. Al son tantas y con tan grande encareci-
tiempo que Máximo, obispo de Jerusalén. miento, que ellas solas bastan para en-
bautizaba a Basilio, bajó una llamarada tender la estimación y veneración con
de fuego del cielo y de ella salió una pa- que hemos de horarle e imitarle. Siga-
loma que tocó con sus alas las aguas, y mos pues los ejemplos y doctrinas de es-
luego voló a lo alto, dejando llenos de te gran doctor de la Iglesia tan lleno de
admiración y temor a los que estaban espíritu de Dios, y andaremos seguros
presentes. Ordenado de presbítero en Ce- por el camino de nuestra eterna salud
sárea, se retiró por no ser compelido a sabiendo de cierto que agradamos a nues-
aceptar la dignidad de obispo, a un de- tro Señor, el cual para nuestra enseñan-
sierto del Ponto, y allí vivió algunos años za le hizo tan sabio y tan santo.
en compañía de san Gregorio Nazianze-
no, con un género de vida tan admirable Oración: Suplicárnoste, Señor, que oi-
que más parecían ángeles que hombres. gas las oraciones que te ofrecemos en la
Mas como en tiempo del emperador Va- solemne fiesta de tu bienaventurado sier-
lente, arriano, la herejía como furioso in- vo y confesor Basilio, librándonos de
cendio abrasase todo el Oriente, y en Ce- nuestros pecados por la intercesión y m é t
sárea hiciese grandes estragos, salió el ritos del que te sirvió con tanta fidelidad
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

176
Los santos Vito, Modesto y Crescencia, mártires. — 15 de junio
(t 303)

Nación el glorioso niño san Vi-


to en la ciudad de Mazara, que
está en el reino de Sicilia, de p a -
dres muy ricos y poderosos, p e -
ro gentiles: mas el niño fué bau-
tizado secretamente y bien ense-
ñado en las cosas de la fe de J e -
sucristo por Crescencia, que h a -
bía sido su ama de leche, y por
Modesto, marido de Crescencia, <
el cual era también muy fervo-
roso cristiano. Siendo ya Vito de
doce años, el prefecto de Sicilia
que había tenido noticia de la fe
y religión que ocultamente pro-
fesaba, llamó al padre de Vito
para que le redujese al culto de
los ídolos, amenazándole que co-
rría peligro de muerte si no sa-
crificaba a los dioses. Tentó el padre gen- santo niño ni los milagros que veía, bas-
til los medios blandos y aun los halagos taron para ablandarle; y así probó en
de unas doncellas deshonestas para salir vano a aquellos mártires con otros cruelí-
con su intento, y viendo que nada apro- simos tormentos, en los cuales perseve-
vechaba para apartarle de la fe, le en-
tregó inhumanamente al prefecto Vale- rando firmes hasta la muerte alcanzaron
riano para que ejerciese en él su rigor. la gloriosa palma del martirio.
Mas como Modesto y Crescencia supiesen *
aquella bárbara resolución del padre, to- Reflexión: ¿Quién no ve en este mar-
maron a Vito y fuéronse con él al mar, tirio de san Vito la omnipotencia de Dios,
y entrándose en un navio que allí encon- que en un flaco y delicado niño de doce
traron aprestado, pasaron al reino de años, así triunfó de los tormentos, de la
Ñapóles para librarse de la persecución. muerte y de todo el poder del infierno?
Tampoco hallaron aquí la seguridad que ¿Quién temerá su flaqueza o desmayará,
buscaban; porque habiendo sido acusa- considerando la virtud del Señor? Y
dos por la profesión de su fe, fueron p r e - ¿quién se fiará de amor de padre o de
sos y cargado de cadenas. Mandó des- otro hombre, si no es fiel a Dios, viendo
pués el tirano ponerles en la catasta (que como el mismo padre de san Vito, fué co-
era un tablado alto y eminente, en que mo su verdugo y causa de su martirio?
se extendía y atormentaba a los santos Deben los hijos estar sujetos y rendidos
mártires con varios instrumentos y p e - a la voluntad de sus padres, en todas
nas) ; y les descoyuntaron los miembros, las cosas que no sean pecado; pero no
rasgaron y despedazaron sus benditos han de obedecerles si les mandan cosas
cuerpos. Y como perseverasen firmes en malas, y manifiestamente contrarias a la
la cárcel amenazándoles con otros horri- voluntad divina. En este caso, el hijo que
bles suplicios, echaron a Vito un león
ferocísimo para que le despedazase, y obedece al malvado padre, no merece te-
como si fuera un manso cordero cayó a ner por padre a Dios.
los pies del santo niño, y halagándole, se Oración: Suplicárnoste, Señor, que por
los lamía. Entonces dijo Vito al tirano: < la intercesión de tus santos mártires Vi-
«¿No ves cómo las fieras se amansan y to, Modesto y Crescencia, concedas a to-
olvidadas de su crueldad natural reco- dos los fíeles u n santo horror a la m u n -
nocen y obedecen a su Señor, y tú le des- dana sabiduría, y gracia para hacer cada
conoces y desobedeces?» Convirtiéronse día nuevos progresos en aquella santa
a la fe de Cristo gran número de los que humildad que. tanto te agrada; a fin de
estaban presentes a este espectáculo; pe- que huyendo y menospreciando todo lo
Vo el desventurado gobernador estaba tan malo, se apliquen libre y generosamente
empedernido, que ni las palabras del a todo lo bueno. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

177
San Juan Francisco de Regis, confesor. — 16 de junio
(t 1640)
multiplicó tres veces el trigo des-
tinado para el sustento de los p o -
bres. Había íundado en varias
principales ciudades, algunas ca-
sas de recogimiento para las mu-
jeres arrepentidas: no es fácil
decir los malos tratamientos que
por esta causa padeció; porque
fué calumniado, abofeteado, azo-
tado, arrastrado y no pocas ve-
* ees perseguido de muerte. Lla-
máronle una vez unos hombres
de vida licensiosa diciendo -que
se querían confesar con él: mas
el santo sabiendo por divina r e -
velación que llevaban intención
de matarle, les habló con tanto
espíritu de Dios, que en efecto
confesaron con grande senti-
El fervorosísimo misionero de los po- miento y lágrimas sus pecados. Finalmen-
bres J u a n Francisco de Regis, de la Com- te después de haber convertido a peni-
pañía de Jesús, fué natural de una aldea tencia a innumerables herejes calvinis-
de Francia lamada Fontcuberta, que está tas y pecadores, y alcanzándoles la gra-
en el obispado de Narbona. Nació de pa- cia señaladísima de la perseverancia, a
dres nobles y ricos, y desde su niñez los cuarenta y cuatro años de edad des-
fué muy inclinado a socorrer a los p o - cansó en la paz del Señor. Su muerte
bres. Habiendo entrado en la Compañía fué muy llorada de todos, especialmen-
de Jesús a los diez y nueve años de su te de los pobres, de los cuales siempre
edad, hizo tales progresos en la virtud, iba rodeado diciendo que eran la porción
que le llamaban la Regla viva de san Ig- más escogida del rebaño de Jesucristo.
nacio. Bien enseñado en las letras huma-
nas y divinas y ordenado de sacerdote Reflexión: El Señor ha querido ilus-
fué destinado al apostólico ministerio de t r a r el sepulcro de san Juan Francisco
evangelizar a los pobres. Predicaba dos de Regis con innumerables y estupendos
y tres veces cada día; dormía dos o tres prodigios. La aldea de Lalovesco, donde
horas en el duro suelo, su ordinario ali- se halla, es ya una crecida población, cé-
mento era pan y agua, y en los diez ú l - lebre por el concurso de peregrinos que
timos años de su vida jamás se desnudó acuden de muchas provincias para hallar
el áspero cilicio con que traía afligida su remedio en toda suerte de enfermedades:
carne. Partíase a sus misiones en tiempo y el feliz suceso de tantas curaciones m i -
de hielos muy rigurosos, llegándole la lagrosas que el santo está obrando, atrae
nieve algunas veces a la rodilla y a la peregrinos de muchas otras regiones
cintura: pero como él estaba tan a b r a - apartadas. Al pie de aquel famoso sepul-
sado de amor de Dios y deseoso de pade- cro pueden también hallar seguramente
cer por la eterna salud de las almas, todo los incrédulos, la fe y la salud de sus al-
lo llevaba en paciencia y con alegría. J a - mas, viendo por sus ojos las maravillas
más fueron parte para estorbar sus in- que obra el Señor para acreditar la glo-
tentos los rigores del frío, los vientos, los ria de aquel gran santo.
precipicios y la aspereza de las montañas.
No hubo pueblo, aldea, choza ni cabana » Oración: ¡Oh Dios! que adornaste con
en los obispados del Puy, Viena, Valen- una admirable caridad, y con una inven-
cia y Viviers, donde no predicase la di- cible paciencia a tu confesor el bienaven-
vina palabra. En Fai dio vista a dos cie- turado Juan Francisco, para que pudiese
gos; en Marlhes libró a un furioso ende- sufrir tantos trabajos por la salvación de
moniado, en Montfaucon asistió con ad- las almas; concédenos benigno, que ense-
mirable caridad a los apestados y por sus ñados de sus ejemplos y protegidos con
oraciones cesó el contagio; y en una gran- su intercesión, merezcamos el premio de
de hambre y carestía que afligió en Puy la vida eterna. Por Jesucristo, nuestra
Señor. Amén.

178
San Avito, abad de Micy. — 17 de junio
(t 530) ^
El religiosísimo abad de Micy
san Avito fué hijo de un pobre
labrador del territorio de Or- _ «=- - — ^ si
leans. Habiendo visto algunos
monjes de la abadía de Micy, se
echó a los pies del abad san Mes-
mino y le suplicó con los ojos lle-
nos de lágrimas se dignase darle
el sagrado hábito o por lo menos
recibirle como criado de su mo-
nasterio, añadiendo que antes se
dejaría morir allí que volverse
al mundo. Viendo el abad aquella
humildad y resolución del fer-
voroso mancebo, le admitió y
contó entre sus hijos. Nombróle
procurador del monasterio; y él
sustentaba con mucha caridad a
los pobres que se llegaban a la
puerta, con lo cual merecía que el Señor ir alzándose el difunto, arrojóse a los pies
lloviese sus bendiciones sobre aquella sa-i- del santo y fué con él a dar gracias a
grada comunidad. Mas al poco tiempo io Dios. El glorioso san Lubin, obispo de
movido de Dios se retiró con licencia de le Chartres, asegura que oyó este prodigio
su santo abad, a un bosque muy solita- i- de boca del mismo monje resucitado, el
rio que estaba no lejos de allí y se lla- i- cual sobrevivió muchos años a nuestro
maba el desierto de Soloña. Por este :e santo. Finalmente lleno de méritos y vir-
tiempo pasó de esta vida mortal a la la tudes, a la edad de sesenta años> entregó
eterna son Mesmino; y por voz común in su purísima alma al Señor.
de todos los monjes y del obispo de Or- :- Reflexión: De varios santos leemos que
leans, el glorioso san Avito fué nombra- i- han alcanzado con su autoridad y sus
do superior de aquellos religiosos; mas is prodigios la libertad de los presos, y des-
como el santo se iuzgase indigno de aquelel de los días de san Pablo que libró de
cargo, dejó su renuncia por escrito, yy la servidumbre el esclavo Onésimo y le
llevando consigo a uno de sus monjes ss llamó con el dulce nombre de hermano,
se retiró secretamente a otro desierto lla-
i- hasta la obra de la Redención de Cauti-
mado de la Percha. Allí dio habla a un m vos y actual rescate de los esclavos de
mudo de nacimiento, y corriendo de boca 2a África, siempre se ha mostrado la R e -
en boca la noticia de este prodigio, con-í- ligión cristiana amiga y favorecedora de
currían de todas partes las gentes a vi- i- la libertad. ¿Sabes por qué? Porque p a -
sitarle y porque muchos querían acom- rí- ra obligar a los hombres al cumplimien-
pañarle en aquella soledad, labró un mo- o- to de sus deberes, tiene medios más efi-
nasterio que se llamó después el monas- s- caces que los recursos de la fuerza y de
terio de san Avito, donde se vieron los os la violencia de que ha de echar mano
admirables ejemplos que habían dado los os la justicia humana: pues ésta sólo p u e -
discípulos de san Antonio en Oriente. De-
e- de atar los brazos del cuerpo; mas la r e -
jó algún tiempo el santo abad un retiro ro ligión ata hasta los malos deseos del
para ir a Orleans donde le llamaba el el alma. Por esta causa vemos que los que
bien de las almas, y habiendo alumbra- a- temen solamente a la justicia de los hom-
do allí a un ciego de nacimiento, el go- o- bres se ríen de ella muchas veces, mas
bernador de la ciudad para celebrar esteíte el que teme a Dios, tiembla de sus a m e -
y otros prodigios del varón de Dios man-n- nazas, porque sabe que es imposible es-
dó abrir las cárceles y dar libertad a los
Ios caparse de las manos divinas,
presos. Volviendo Avito a su convenio, io, Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
halló en el féretro a su discípulo que ha-
t a- recomiende delante de ti la intercesión
bía traído consigo del monasterio de sanan del bienaventurado san Avito para que
?j[esmino, e hincándose de rodillas dijo al
al alcancemos por su patrocinio lo que no
cadáver: «Yo te mando en nombre de de podemos conseguir por nuestros méritos.
Dios todopoderoso que te levantes.* Y Y Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.

179
San Marcos y san Marceliano, hermanos mártires. — 18 de junio
(t 286)
los dos santos hermanos se de-
Eva •» d j i ñ ^ terminaron a morir, y los que
'^^^^••KilBiliBil ni ' ^^Í'S^Í H B estaban presentes se convirtieron
Í^^^^^^^H^^^Hs fr t .^ jfKflb* ^HH BHK H H a la fe del Señor, y fueron com-
PXT-H má-M-r Jm pañeros en el martirio de aque-
llos mismos a quienes antes con
P"^Mri£B H• HBEP & u -~T&á "'-"''JnBBR
: )
;< J&nBm
palabras, llantos y gemidos per-
suadían a adorar los falsos dio-
^^^^^HB| * ¥Ü^H ses. Y así pasado el término de
RMIH INPIÍIBHH
los treinta días, un juez llamado
Fabián, que había sucedido a
Cromacio, y era hombre cruelí-
• • ^ ^ • ^ • 1 simo, mandó atar a los santos
^^^^^^^^^Sg^^^l^BB •H/^^^^HH^H hermanos en u n madero y encla-
var en él sus pies con duros cla-
^••^••^••^••HHBÉíiSiiiaBS vos. En este tormento estuvieron
^^9_f^fflg2^É^B^^^^^^Hft un día y una noche, alabando al
«^BiEEte^ffiíiíiM Señor y cantando a versos algu-
nos salmos, repitiendo con singu-
Los valerosos y nobles caballeros de lar afecto y ternura aquellas palabras del
Jesucristo, Marcos y Marceliano, fueron real Profeta: «¡Oh! ¡qué buena y qué
romanos y hermanos de un vientre y de alegre cosa es habitar dos hermanos en
ilustre sangre, e hijos de Tranquilino y uno!» Finalmente, espantado el juez de
de Marcia, personas muy ricas y prin- la fortaleza y perseverancia de los dos
cipales. Eran cristianos y ya casados, y sanaos hermanos, que en lugar de desear
con hijos. Mandólos prender por la fe de verse libres de aquellos grandes tormen-
Cristo, Cromacio, prefecto de Roma, y tos, le pedían que les dejase morir allí
les condenó a gravísimos tormentos y a unidos de aquella manera en le amor
ser después degollados, si dentro de de Jesucristo, mandó que los alanceasen
treinta días no volvían en sí obedeciendo y con este género de muerte dieron sus
al mandamiento imperial y adorando a almas a Dios.
los dioses del imperio. En este espacio Reflexión: Has visto como estos dos
de tiempo no se puede fácilmente creer santos hermanos movidos por la falsa
las máquinas que usó el demonio para compasión de los que les amaban con
derribarlos, las batallas que tuvieron, la solo el amor de la carne y sangre, llega-
batería .y asaltos que les dieron su padre ron a blandear con sumo riesgo de per-
y su madre, sus mujeres e hijos, sus deu- der la fe y la palma del martirio. ¡Alerta
dos, amigos y conocidos que eran m u - pues con las seducciones del amor carnal,
chos, por ser los santos mártires perso- y de las amistades y respetos mundanos!
nas de tanta calidad y estima. El glorio- Porque si por una criminal condescen-
so san Sebastián, que era a la sazón ca- dencia llegases a perder la amistad de
ballero de la corte imperial, y encubría Dios, el alma y el cielo; ¿por ventura po-
exteriormente su fe para ayudar mejor a drían tus deudos o amigos librarte del
los cristianos perseguidos, se halló p r e - infierno? Y aunque ellos también se con-
sente a todos estos encuentros y comba- denasen, ¿acaso podrían darte allí algún
tes: y viendo que las entrañas de Mar- alivio o consuelo con su presencia y mal-
cos y Marceliano se ablandaban, con las dita compañía? Deja pues su amistad, si
lágrimas de sus padres, esposas e hijos, no puede compadecerse con la amistad
juzgó q u e era tiempo de declarar lo que de Dios. Un corazón magnánimo no ha
tenía encerrado en su pecho, y manifes- de temer a ningún hombre: solo ha de
tar que era cristiano, para que los dos temer a Dios omnipotente.
hermanos no lo dejasen de ser; ni deja- Oración: Concédenos, oh Dios todopo-
sen de exponer su cuerpo a la muerte deroso, que pues celebramos el naci-
por la fe de Jesucristo. Entonces les h a - miento para el cielo de tus santos márti-
bló tan altamente de la brevedad, fragi- res ' Marcos y Marceliano, seamos libres
lidad y engaños de esta vida mortal, y por su intercesión de todos los males qu^
de la certidumbre y gloria de la *bien- nos amenazan. Por Jesucristo, nuestrG
aventuranza de que presto gozarían, que Señor. Amén.

180
Los santos hermanos Gervasio y Protasio, mártires. —19 de junio
(t Siglo I)
Habiendo descubierto san Am-
brosio por divina revelación los
sepulcros de estos santos márti-
res de Milán, halló a la cabecera
una escritura con estas palabras:
«Yo, Filipo, siervo de Cristo, en
compañía de mi hijo hurté los
cuerpos de estos santos, y dentro
de mi casa los sepulté. Su madre
se llamó Valeria, y Vital su p a -
dre. Nacieron de un parto, y lla-
máronlos Gervasio y Protasio.
Siendo ya difuntos sus padres, y
habiendo sucedido ellos abintes-
tato en sus bienes, vendieron la ¡ *.
casa propia en que habían n a - •*"*
cido y toda su hacienda, y r e p a í - j
tieron el precio de ella a los po- j_
bres y a sus esclavos, dándoles
libertad. Diez años vacaron a solo Dios, ficaron: te tengo lástima y te perdono
dándose a la lección y a la oración, y al porque no sabes lo que haces.» Finalmen-
onceno, alcanzaron la corona del martirio. te el general le hizo degollar, y mandó
A esta .sazón pasó por Milán el general arrojar los sagrados cadáveres de los dos
Astasio que iba a la guerra contra los hermanos en un muladar. Y yo Filipo,
bárbaros: saliéronle al camino los sacer- siervo de Cristo, con mi hijo tomé de n o -
dotes de los ídolos, y dijéronle que si que- che los cuerpos de estos santos y los lle-
ría alcanzar victoria de sus enemigos apre- vé a mi casa y siendo Dios solo testigo
miase a Gervasio y Protasio, que eran cris- los puse en un arca de piedra.»
tianos, para que sacrificasen a los dioses
inmortales, los cuales«estaban de ellos tan é
enojados, que no querían hacer a los pue- Reflexión: Habiéndose aparecido los
blos el favor que solían con sus oráculos. santos a san Ambrosio, arzobispo de Mi-
Mandóles Astasio buscar y prender, y ro- lán, convocó éste a todos los obispos co-
góles que le hiciesen placer de ofrecer con marcanos, y cavando la tierra en el l u -
él sacrificio a los dioses, para que prospe- gar señalado que estaba en la iglesia de
rasen su jornada y tuviese buen suceso san Nábor y san Félix, hallaron el arca
aquella guerra: a lo que respondió Gerva- de piedra. La abrieron, y vieron los cuer-
sio: «la victoria ¡oh Astasio! la da del cie- pos de los mártires, y el fondo del se-
lo el Dios verdadero y no las estatuas pulcro lleno de sangre, exhalando un ma-
vanas y mudas de los dioses.» Enojóse ravilloso olor qué se extendió por toda la
Astasio sobremanera con esta respuesta, iglesia, e ilustrándoles el Señor con estu-
y mandóle luego azotar y herir con plo-
madas fuertemente hasta que allí m u - pendos milagros, señaladamente dando
riese; y con este tormento Gervasio dio vista a un ciego muy conocido en toda
su espíritu al Señor. Quitado de aquel aquella ciudad de Milán. Boguemos al
lugar el cadáver, hizo llamar a Protasio Señor que estos auténticos prodigios r e -
y di jóle: «¡Desventurado y miserable! feridos largamente por san Ambrosio que
mira por ti, y no seas loco como tu h e r - los presenció, abran los ojos de nuestra
mano.» Respondió Protasio* «¿Quién de alma para ver con mayor luz del cielo
los dos es miserable, tú que me temes a la divinidad de la fe por la cual dieron
mí, o yo que no te temo a ti, ni hago caso sus vidas tan ilustres mártires.
de tus dioses ni de tus amenazas?» Al
oir el general estas palabras mandóle mo- Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
ler a palos con unos bastones nudosos, y alegras con la festividad de tus bienaven-
le dijo: «¿Quieres perecer como tu her- turados mártires Gervasio y Protasio;
mano?* El santo respondió: *No me eno- asístenos con tu gracia para que nos in-
Jo contigo porque mi Señor Jesucristo flamen con sus ejemplos estos santos de
no abrió su boca contra los que le cruci- cuyos méritos nos alegramos. Por Jesu-
criío, nuestro Señor. Amén.

181
San Silverio, papa y mártir. — 20 de junio
(t 538)
dos, en que les prometía que si
llegaban a Roma les entregaría
la ciudad y al mismo Belisario
que en ella estaba. Llamaron des-
pués Belisario y Antonina a su
palacio al santo pontífice, y ha-
biendo entrado, detuvieron a la
otra gente que le acompañaba; y
llegado al aposento donde estaba
Antonina en la cama y Belisa-
rio a su cabecera, la descom-
puesta y loca mujer comenzó a
dar voces contra el santo pontí-
fice como si fuera un traidor que
los quería vender y entregar en
manos de sus enemigos; y dicien-
do y haciendo le despojaron de
su hábito pontifical y le vistieron
de monje, y con buena guardia
El glorioso pontífice y mártir san Sil- le enviaron desterrado a Patara de Licia.
verio fué natural de la campaña de Ro- Y aunque a suplicación del obispo de
ma, e hijo de Hormisdas, el cual ha- aquella ciudad, el emperador Justiniano
biendo enviudado, se ordenó de Diácono le mandó volver a Roma, pudieron tanto
de la iglesia Romana, y fué elevado des- los herejes con Belisario, que luegr> des-
pués a la cátedra de san Pedro. No as- terró al santo a una isla desierta del mar
cendió su hijo Silverio al sumo pontifi- de Toscana, llamada Palmaria, donde
cado con puras y santas intenciones; mas afligido y consumido de pobreza, calami-
apenas se vio sentado en la Silla apos- dades y miserias vino a morir.
tólica sintió trocársele el corazón, lloró Reflexión: Caso extraño y lastimoso
con amargas lágrimas su ambición pa- parece que nuestro «Señor haya permitido
sada, edificó toda la cristiandad con el que se tratase con tanto desacato a un
ejemplo de sus santas costumbres, y pro- vicario suyo en la tierra, pero debemos
tegió la Iglesia de Dios hasta dar la vida reverenciar sus secretos. Con estas cala-
en su defensa. Porque pretendiendo la midades quiso hacer santo a Silverio y
emperatriz Teodora, que era hereje, res- honrarle como mártir con corona de eter-
tituir la silla de Constantmopla a Anti- na gloria; y a los que pusieron en él las
mo, cabeza de los herejes eutiquianos, manos les castigó severamente, porque
quiso que san Silverio, con su autoridad Belisario que había sido uno de los más
apostólica le volviese a aquella iglesia," y famosos capitanes del mundo perdió la
aun escribió a Belisario, general de sus gracia del emperador y fué despojado de
tropas, que en caso que san Silverio se su dignidad y hacienda; Teodora, la em-
resistiese, le privase del pontificado. P r o - peratriz, fué descomulgada y murió infe-
puso, pues, Belisario al pontífice lo que lizmente, y Justiniano el emperador que
la emperatriz ordenaba, y el santo no era católico, cayó en la herejía de los
hizo ningún caso de ello; sino que con monotelitas, y los Hunos, gente fiera y
gran constancia respondió que antes per- bárbara, le hicieron cruel guerra en
dería el pontificado y la vida, que r e s - Oriente, y los godos tornaron a hacerse
tituir a la silla de Constantmopla a u n señores de Roma, en castigo de lo que se
hereje impenitente y justamente conde- había hecho contra el pontífice. ¡Así suele
nado. Al ver Belisario lo poco que po- nuestro Señor castigar aun en esta vida
dían los fieros y amenazas con el santo con poderosa mano a los perseguidores
pontífice, no quiso poner en él las manos de su santa Iglesia!
sin algún justo o aparente pretexto. En- Oración: Oh Dios omnipotente, mira
tonces la mujer de Belisario, llamada An- compasivo nuestra humana fragilidad; y
tonina, concertó con los herejes una gran por la intercesión de tu bienaventurado
maldad, fingiendo algunas cartas como pontífice y mártir Silverio, alivíanos del
escritas en nombre de Silverio a los go- peso de nuestras miserias. Por Jesucristo;
nuestro Señor. Amén.

182
San Luis Gonzaga. - 21 de junio
(t 1591)
El angelical patrón de la j u -
ventud san Luis Gonzaga nació
en Castellón, y fué hijo primogé-
nito de don Ferrante Gonzaga,
príncipe del imperio y marqués
de Castellón, y de doña María
Tana Santena de Chieri del Pia-
monte, dama muy principal y
muy favorecida de la reina doña
Isabel, mujer del rey don F e -
lipe II. Criáronle sus padres con
gran cuidado como heredero suyo
y de otros dos tíos suyos, en cu-
yos estados había de suceder.
Siendo de cinco años, y tratando
con los soldados de cosas de gue-
rra con más ánimo que discre-
ción, disparó un arcabuz y se
quemó la cara, y otro día estuvo
en peligro de perder la vida por poner toda su claridad celestial las virtudes de
fuego a un tiro pequeño de artillería. aquel angelical mancebo. Era tan dado a
Entonces se le pegaron algunas palabras la oración que parece vivía de ella, y
desconcertadas, que oía decir a los sol- preguntado si padecía en ella distraccio-
dados sin entender lo que significaban, nes, dijo al superior que todas las que
pero siendo avisado y reprendido por su había padecido en el espacio de seis m e -
ayo nunca jamás las dijo, y quedó de ses no llegarían a tiempo que es menes-
esto tan avergonzado, que tuvo éste por ter para rezar un Ave María. De sólo oir
el mayor pecado de su vida. Siendo ya de hablar de amor divino se le encendía sú-
ocho años se crió en la corte del duque bitamente el rostro como un fuego, y
de Toscana e hizo voto de perpetua vir- cuando oraba delante del santísimo Sa-
ginidad ante la imagen de la Anunciada, cramento, parecía un abrasado serafín en-
y tuvo un don de castidad tan perfecta, carne mortal. Finalmente habiendo asis-
que, como aseguraba el santo cardenal tido a los pobres enfermos de mal conta-
Belarmino, que le confesó generalmente, gioso, fué víctima de su ardentísima ca-
jamás sintió estímulo en el cuerpo ni ridad, y como tuviese revelación del día
imaginación torpe en el alma, a pesar de de su muerte, cantó el Te Deum lauda-
ser, de su natural, sanguíneo, vivo y a m o . mus, y besando tiernísimamente el cru-
roso. No dejaba él de ayudarse para con- cifijo, dio su bendita alma al Criador,
servar aquella preciosa joya, refrenando siendo de edad de veintitrés años.
sus sentidos, y llevando bajos los ojos,
sin mirar jamás el rostro a las damas, ni Reflexión: El sumo pontífice Benedicto
a la emperatriz, ni aun a ' s u propia m a - XIII, que puso al bienaventurado Luis
dre. Ayunaba tres días por semana, traía en el catálogo de los santos, lo declaró
a raíz de las carnes las espuelas de los también patrón y ejemplar de la juven-
caballos y se disciplinaba rigurosamente. tud estudiosa. Mírense pues en este ce-
Comulgando la fiesta de la Asunción en lestial espejo todos los jóvenes cristia-
el colegio de la Compañía de Jesús de nos, y aprendan de él a conservar la ino-
Madrid, oyó una voz clara y distinta que cencia de su alma, y, si la han ya perdido,
le decía se hiciese religioso de la Com- a compensar con la penitencia la pérdida
pañía de Jesús. No se puede creer los de joya tan preciosa.
medios que tomó su padre para divertir- Oración: ¡Oh Dios! repartidor de los
le de su vocación; mas después de muchas dones celestiales, que juntaste en el a n -
y recias batallas, rindió el santo joven el gelical mancebo Luis una grande inocen-
corazón del padre y renunciando sus es- cia de alma con una maravillosa peniten-
tados en favor de su hermano Rodolfo, cia: concédenos por su intercesión y por
°ntró en el noviciado de san Andrés de sus merecimientos, que imitemos en la
'Roma, a la edad de diez y ocho años no penitencia al que no hemos imitado en la
cumplidos. Entonces resplandecieron con inocencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

183
San Paulino, obispo de Ñola. — 22 de junio
(t 431)
tín, que entonces se alegró el
santo de no ser atormentado por
el oro y la plata, porque todos
sus tesoros tenía en el cielo; y
habiendo saqueado después los
vándalos la iglesia, procuró san
Paulino desentrañarse y allegar
lo que pudo para redimir a los
cautivos. Y dice san Gregorio
papa, que en esta sazón vino a
san Paulino una pobre viuda a
pedirle limosna para rescatar un
hijo que los vándalos se habían
llevado a África, y estaba en po-
der del yerno del rey. A la cual
respondió el santo que ya no te-
nía cosa que darle, sino a sí mis-
mo, y en efecto pasó a África,
y se entregó al yerno del rey por
El santísimo obispo de Ñola san Pau- el hijo de aquella viuda, haciendo todo el
lino fué de nación francés, y nació de tiempo de su cautiverio oficio de horte-
padres muy nobles y ricos en la ciudad lano, hasta que el rey de los vándalos
de Burdeos. Tuvo por maestro a Ausonio sabiendo que Paulino era obispo, le m a n -
Galo, excelente poeta y muy estimado en dó a su tierra cargado de dones y acom-
aquellos tiempos; y llegado a la edad pañado de los cautivos que pertenecían a
competente, se casó con una señora muy su obispado. Finalmente después de ha-
principal llamada Terasia, y como todos ber gobernado largos años como santísi-
tenían en él puestos los ojos así por su mo pastor aquel rebaño de Cristo, fué
sangre como por sus letras, riquezas v consolado en su dichoso tránsito por los
loables costumbres, llegó a ser cónsul y gloriosos santos Jenaro y Martín, que se
prefecto de la ciudad de Roma. No tuvo le aparecieron y acompañaron su santa
hijos de su mujer y así propusieron los alma a los cielos.
dos esposos, tocados de Dios, vivir como
hermanos, y se vinieron a España y es- *
tuvieron algún tiempo en Barcelona, don- Reflexión: En el libro inmortal que
de por aclamación del pueblo, el obispo nos ha dejado san Paulino sobre las De-
Lampio, contra la voluntad del santo, que licias de la antigua piedad cristiana, r e -
quería servir a la Iglesia de sacristán, le comienda encarecidamente la caridad y
ordenó de sacerdote, como el mismo san- misericordia, que es el principal manda-
to lo refiere en sus escritos. Habiendo miento de la Ley evangélica, y la virtud
repartido a los pobres todos sus bienes, que nos hace más semejantes al divino
se retiró con su esposa a un campo de la modelo Jesucristo. Por esta causa no dudó
ciudad de Ñola, donde vivían en hábito el santo en venderse por esclavo a t r u e -
y profesión de monjes; mas como ya la que de rescatar al hijo de aquella viuda.
fama de sus virtudes se hubiese exten- ¡Oh, si prendiese el fuego de la caridad
dido por toda aquella tierra, en muriendo de Cristo en todos los corazones! ¿Habría
el obispo de Ñola, le compelieron a acep- por ventura en el mundo una sola fami-
tar él gobierno de aquella Iglesia, donde lia menesterosa, un solo enfermo, una
edificó a todos no menos con sus admira- sola viuda, un solo huérfano, un solo po-
bles ejemplos, que con su celestial doc- bre, que no hallase amparo y refugio bajo
trina. Envióle a llamar al emperador Ho- el manto de la caridad?
norio para un concilio que se juntaba so-
bre ciertos negocios tocantes a la quietud
de la Iglesia, llamándole santo y venera- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
ble padre y verdadero siervo de Dios. tente, que la venerable festividad de tu
Cuando Alarico rey de los Godos tomó a confesor y pontífice san Paulino acre-
Roma y la sequeó, vino también a Ñola ciente en nosotros la devoción y el deseo
y prendió al santo obispo. Dice san Agus- de nuestra salvación eterna. Por Jesucrisi
to, nuestro Señor. Amén.

184
Saivia Ii&v\taYiL&\s, icema y abadesa. 1Z de }\m\o
(t 679)
La gloriosa reina Ediltrudis,
fué hija de Anas, rey de los in-
gleses orientales, varón muy reli-
gioso, el cual la casó con Tom-
brecto, príncipe de los girvios
australes. Viviendo con este prín-
cipe guardó siempre la bendita
Ediltrudis su virginidad y ente-
reza. Y aunque por muerte de
su esposo, fué segunda vez ca-
sada con Ecfrido, rey de los nor-
danimbros, con quien vivió por
espacio de doce años, conservó
siempre su pureza virginal, con
el beneplácito del rey su marido,
a quien ella quería y amaba más
que a todas las cosas de esta
vida. Suplicóle muchas veces le
diese licencia para servir en un
monasterio al Rey de los cielos, y al cabo
de doce años lo consiguió, y se entró en había dispuesto. A los diez años de su
un monasterio donde era abadesa Evacia, muerte, su hermana Sexburga, viuda del
tía de su esposo, y allí tomó el velo de rey de Cantua, que la sucedió en el go-
manos del santo obispo Wilfrido. Fué bierno del monasterio, mandó trasladar
nombrada después por abadesa de dos el santo cuerpo a un sepulcro de piedra,
monasterios que fundó en su mismo rei- y lo hallaron sin corrupción alguna: y
no, donde gobernó santamente a muchas un famoso médico le miró la llaga que
devotas monjas, a quienes fué ejemplo de tenía y la halló cicatrizada como si estu-
vida celestial. Desde que entró en el m o - viera viva, y se la hubiesen curado los
nasterio no quiso traer más vestidura de cirujanos.
lino, sino de lana. Entraba raras veces Reflexión: ¡Qué bella parece la flor de
en los baños (tan usados por todas per- la virginidad resplandeciendo en la per-
sonas en aquellos tiempos), y estas en las sona de una reina cristiana! Esta virtud
fiestas principales, como el día de Pen- guardó pura e intacta la gloriosa Ediltru-
tecostés y Epifanía, y como si fuese sier- dis, la cual, a pesar de ser esposa de dos
va de todas sus hermanas, se ejercitaba reyes, no quiso perder el nombre de es-
con grande humildad en los más bajos posa del Rey de los cielos y Señor de los
oficios del monasterio. No comía más de que dominan. Por esta causa enamorados
una vez al día, sino en los días de gran los coros angélicos de la hermosura de
fiesta. Desde la hora de maitines hasta el aquella alma purísima la presentaron al
alba estaba siempre en la iglesia en ora- trono del Rey de los reyes, el cual la co-
ción. Tuvo espíritu de profecía y profe- ronó con inmarcesible diadema de glo-
tizó una pestilencia que había de venir, ria. Tengamos pues en grande estima y
y que-había de morir en ella, y nombró aprecio esta virtud celestial; y pensemos
otros que también habían de morir en di- que si su hermosura es tan agradable a
cha peste, como sucedió. Viéndose afli- los ojos de Dios, que ha querido ser glo-
gida con una muy penosa llaga en el rificado por ella en tantos santos, la feal-
cuello, daba continuamente gracias al Se- dad de los vicios contrarios a esta virtud
ñor, sufriéndola con grande paciencia y le son muy desagradables y dignos de
alegría; y diciendo que Dios castigaba con aborrecimiento y severo castigo.
ella la vanidad que había tenido en su
juventud, cuando llevaba en la corte p r e - Oración: Señor Dios, que quisiste que
ciosos collares de perlas y diamantes. F i - la bienaventurada reina Ediltrudis se con-
nalmente después de una larga enferme- servase intacta aun en dos matrimonios:
dad, y de una vida purísima y llena de concédenos que sepamos dignamente es-
admirables virtudes, entregó su alma al timar la virtud de la continencia; y po-
/Creador, y fué sepultada humildemente damos por la intercesión de la santa, ob-
en un sepulcro de madera, como ella lo servarla cada uno según pide su estado.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

185
La natividad de san Juan Bautista. — 24 de junio
(6 meses antes de J. C.)
___ nado visitar y redimir a su pue-
blo. Yo nos ha suscitado un po-
deroso Salvador en la casa de
David su siervo; según lo tenía
anunciado por boca de sus santos
profetas, que vaticinaron en to-
dos los tiempos pasados; a fin de
librarnos de nuestros enemigos y
de las manos de aquellos que
nos odiaban; usando misericor-
dia con nuestros padres, y acor-
dándose de su santa alianza y
del juramento con que prometió
a nuestro padre Abraham que
nos otorgaría la gracia de que,
libertados de las manos de nues-
tros enemigos, le sirvamos sin
temor todos los días de nuestra
vida. Y tú, ¡oh niño! tú serás lla-
El nacimiento del gloriosísimo Precur- mado profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus cami-
sor de Cristo, san Juan Bautista, cuya nos; enseñando a su pueblo la ciencia
festividad celebra la Iglesia con tanto de la salvación para que obtenga la r e -
gozo y regocijo, refiere el mismo sagrado misión de los pecados por las misericor-
Evangelio por estas palabras: «Entretan- diosas entrañas de nuestro Dios, con que
to le llegó a Elisabeth el tiempo del nos ha visitado de lo alto del cielo, ama-
alumbramiento y dio a luz un hijo. Tu- neciendo cual sol naciente para alumbrar
vieron noticia sus vecinos y parientes de a los que están de asiento en las tinie-
la gran misericordia que Dios le había blas y en las sombras de la muerte, y en-
hecho, y se congratulaban con ella. El derezar nuestros pasos por las sendas de
día octavo del nacimiento, vinieron a la la paz.» (EVANG. S. Luc. i ) .
circuncisión del niño, y llamábanle con Reflexión: Cumpliéronse maravillosa-
el nombre de su padre Zacarías; pero su mente a la letra todas las profecías que
madre no lo consintió y dijo: No: en nin- había hecho el arcángel san Gabriel. Na-
guna manera; sino que se ha de llamar ció el dichoso niño de padres ancianos y
Juan. Replicáronle: ¿No ves que nadie estériles; llamóse Juan que quiere decir
hay en tu parentela que tenga ese nom- gracia, y de gracia fué colmado desde
bre? Y preguntaban por señas al padre que la Virgen visitó a su prima santa Eli-
del niño cómo quería que se llamase. En- sabeth, y redundó aquella plenitud de
tonces-, pidiendo él la tablilla de escribir, gracia en el santo anciano Zacarías, que
escribió así: J u a n es su nombre. Maravi- juntamente con el uso de la lengua r e -
lláronse todos; y en aquel instante se le cibió tan alto don de profecía. ¡Qué di-
abrió a Zacarías la boca y se le desató la vinas son las palabras que habló a su in-
fante recién nacido llamándole Profeta
lengua, y comenzó a hablar, bendiciendo del Altísimo, y Precursor del Mesías de-
a Dios. Con lo que un santo temor se apo- seado! Celebremos pues también nosotros
deró de todas las gentes comarcanas, y con júbilo de nuestras almas tan alegre
se divulgó la noticia de esos extraordina- nacimiento disponiéndonos a recibir la
rios sucesos por todo el país de las mon- gracia de Cristo anunciada por san Juan,
tañas de Judea, y cuantos los oían, los que fué el más grande y glorioso de los
ponderaban en su corazón, y decíanse profetas.
unos a otros: ¿Quién pensáis que ha de Oración: ¡Oh Dios! que hiciste este día
ser este niño? Porque en verdad se osten- tan solemne para nosotros por el naci-
taba en él admirablemente la poderosa miento de san Juan Bautista, concede a
mano del Señor. Sobre todo esto su pa- tu pueblo la gracia de los espirituales
dre Zacarías fué lleno del Espíritu Santo, regocijos, y endereza las almas de todos
y profetizó diciendo: Bendito sea el por el camino de la vida eterna. Por J e - \
Señor Dios de Israel; porque se ha dig- sucristo, nuestro Señor. Amén.

186
San Guillermo, abad. — 25 de junio
(t 1142)
El venerable padre de los er-
mitaños del Monte-Virgen, san
Guillermo nació en Vercelli de
ilustre linaje, y aunque perdió
en su infancia a sus padres, co-
rrió su educación a cargo de unos
parientes que le criaron noble y
cristianamente. A los catorce
años no cumplidos de su edad,
tocado de Dios, dio libelo a to-
das las cosas del mundo, y en
hábito de pobre peregrino, cu-
bierto de un tosco sayal y des-
calzos los pies, vino a visitar el
glorioso sepulcro de Santiago de
Compostela. En este camino hizo
jornada en la casa de un piado-
so herrero que tenía devoción de
hospedar a los peregrinos, y pa-
ra añadir el santo mancebo nuevos rigo- delante del príncipe, poniendo mácula en
res a su penitencia rogóle que le labrase su honestidad, y echando mano de una
dos cercos de hierro y luego le rodease mujer desenvuelta para que le tentase.
con ellos el pecho, trabándoselos por los Súpolo el siervo de Dios, y mandó encen-
hombros de manera que jamás pudiesen der una hoguera, en la cual se arrojó, a
desasirse ni caerse. Esta manera de cili- vista de aquella dama, con lo cual la con-
cio llevó el santo todo el tiempo de su vi- virtió y deshizo toda aquella trama in-
da. Volviendo después a Italia pasó al fernal. Finalmente habiendo profetizado
reino de Ñapóles y retiróse en lo más ás- delante del rey y de muchos señores de
pero de un monte llamado Virgiliano, que la corte, que ya el Señor de los cielos
de entonces acá lleva el nombre de Mon- le llamaba para sí, acabó su vida llena
te-Virgen, donde el santo anacoreta edi- de virtudes y milagros con la preciosa
ficó una iglesia en honra de la Virgen muerte de los justos, y su santo cuerpo
santísima, y echó los cimientos de su n u e - fué enterrado en un magnífico sepulcro
va religión. Era tan admirable la vida de mármol, acreditando Dios la santidad
que allí hacía san Guillermo con los n u - de su siervo con numerosos prodigios.
merosos discípulos que se le juntaron,
que no parecía sino que la Tebaida se Reflexión; Cuando el rey de Ñapóles y
había trasladado al Monte-Virgen. La r e - Sicilia, Rogerio llamó a su corte a nuestro
gla viva de aquellos fervorosos monjes santo, le encomendó toda la familia real
era el ejemplo de su santo abad, y sus y le pedía su consejo en todos los graves
constituciones los consejos del santo negocios del reino. Y ¿crees tú que apro-
Evangelio. Y como se esparciese por to- vechaban menos los consejos de un san-
das partes el buen olor de sus religiosas to, para la felicidad de todo el reino, que
virtudes, fué menester se edificasen en las maniobras de políticos ambiciosos, que
breve tiempo otros muchos monasterios. sólo ponen los ojos en mezquinos intere-
Cada día ilustraba el Señor la santidad ses de partidos? ¿Qué otra cosa es ese
de su siervo con nuevos dones y caris- malestar general, y ese desconcierto so-
mas celestiales: porque daba vista a los cial de que todos se lamentan, sino un
ciegos, oído a los sordos, habla a los m u - resultado necesario, y un castigo bien
dos y salud a toda suerte de enfermos. merecido de la sacrilega locura de los
Habiéndole llamado el rey de Sicilia, Ro- hombres, que prescindiendo de la ley de
gerio, a su corte, le edificó un nuevo m o - Dios, pretenden gobernarse a su antojo?
nasterio no lejos de su palacio, para t e - Oración: Suplicárnoste, Señor, que la
ner consigo a aquel varón de Dios, y intercesión del bienaventurado Guillermo,
aprovecharse de sus consejos. En esta sa- abad, haga nuestras preces aceptables a n -
zón unos malignos cortesanos, cuyos ojos te tu divino acatamiento, para conseguir
,' no podían sufrir el resplandor de tan por su patrocinio lo que no podemos al-
grandes virtudes, calumniaron al santo canzar por nuestros méritos. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

187
Los santos Juan y Pablo, mártires. — 26 de junio
(t 362)
hacer largas limosnas. Al once-
no día, a la hora de cena vino
Terenciano con grande acompa-
ñamiento de soldados a la casa
de ellos y hallólos puestos en.
oración; y mostróles una estatua
pequeña de Júpiter, hecha de
oro, que llevaba consigo, y di-
joles que el emperador mandaba
que la adorasen y le ofreciesen
incienso, y si no, que allí fuesen
degollados, porque no quería que
muriesen en público por ser per-
donas tan principales (aunque a
la verdad lo que le movió a ha-
cerles morir en secreto fué el te-
mor de algún alboroto en la ciu-
dad) . Ellos con gran constancia
respondieron que se preciaban
El martirio de los valerosos mártires de no tener por Señor sino a Jesucristo:
de Cristo san Juan y san Pablo escribió por lo cual Terenciano los mandó allí,
Terenciano, el cual siendo capitán de la degollar y enterrar secretamente en una
guardia imperial de Juliano el Apóstata, hoya que se hizo en la misma casa, y p u -
por su mandato los hizo matar, y des- blicar por la ciudad que habían sido des-
pués se convirtió a la fe de Jesucristo terrados. Pero muchos energúmenos co-
nuestro Señor. Eran pues estos dos san- menzaron a publicar que allí estaban los
tos hermanos italianos de nación y corte- santos mártires Juan y Pablo, y fueron
libres de los demonios por su interce-
sanos muy favorecidos del emperador sión; y entre ellos un hijo de Terenciano,
Constantino, el cual los escogió para que lo cual fué ocasión para que este reco-
sirviesen a su hija la princesa Constancia nociese su culpa, y postrado ante los m á r -
en los más nobles oficios de su palacio. tires, les pidió perdón, y se convirtió a
Habían estado también con Galiciano en la fe, y escribió el martirio de estos dos.
la guerra contra los Escitas, y convertido santos hermanos, que es el que aquí que-
en ella a aquel capitán general del ejér- da referido.
cito romano, y alcanzado milagrosa vic-
toria de aquellos bárbaros. Mas habiendo *
subido al imperio Juliano el Apóstata, Reflexión: ¿Quién pudo engañar a Dios
hizo matar a Galiciano, y sabiendo que o librarse de sus manos? Un año después
Juan y Pablo repartían con largas manos de este martirio, fué el apóstata Juliano
a los pobres las grandes riquezas que a la guerra contra los Persas, y murió
Constancia les había dado, buscó algún infelicísisimamente el mismo día en que
color para quitarles también la hacienda hizo degollar a aquellos santos herma-
y la vida, y mandó a Terenciano a decir- nos. Casi todos los perseguidores de la
les que de buena gana se serviría de ellos religión han acabado sus días con muerte
y los honraría en su palacio, si adoraban desastrosa; para que entendamos cuan
a los dioses del imperio; mas que, si no celoso es Dios de su Iglesia divina, y que
lo quisiesen hacer así, les costaría caro. no pueden sus enemigos perseguirla y
A esto respondieron los dos santos que afligirla impunemente, sin recibir el cas-
no querían la amistad de Juliano, ni en- tigo que merecen por tan grande crimen,,
trar en el palacio de aquel apóstata; y en esta vida o en la otra.
como Terenciano les concediese diez días
para que mejor lo pensasen, ellos le di- Oración: Suplicárnoste, oh Dios todo-
jeron que hiciese cuenta que ya los días poderoso, que nos consueles con duplica-
eran pasados y que ejecutase lo que su do gozo por la doblada gloria que alcan-
amor mandaba. Entendiendo pues que zaron los santos Juan y Pablo, hermanos,,
presto habían de morir por Cristo, dieron en la constancia de la fe y en la corona,
a los pobres en aquellos diez días cuanto del martirio. Por Jesucristo, nuestro S e - \
tenían, ocupándose de día y de noche en ñor. Amén. /

188
San Ladislao, rey de Hungría. — 27 de junio
(t 1096)
Modelo perfectísimo de prínci-
pes cristianos fué el gloriosísimo
rey de Hungría san Ladislao I.
Nació en Polonia, donde se había
refugiado su padre Bela, huyen-
do de la persecución del rey P e -
dro. Crióse en la corte de Polo-
nia, y después en la de Hungría,
y por muerte de Geiza su her-
mano, fué coronado por rey de
Hungría, con general aplauso de
todo el reino. Un antiguo rey
llamado Salomón, que por sus
exorbitantes excesos y cruelda-
des había sido arrojado del trono
levantó a los Hunos en armas
contra Ladislao, mas fué vencido
y derrotado por el ejército real,
y sólo con la fuga pudo salvar
la vida. Libre ya Ladislao de este cui-
dado, convocó una junta de los prelados, radín. Para los pobres levantó hospitales
de la nobleza y del pueblo para restable- y casas de beneficencia: él mismo les ha-
cer el orden en todo su reino. Presidióle cía justicia, acomadaba sus diferencias, y
él mismo en persona: y las sabias orde- socorría todas sus necesidades. Todos sus
nanzas que se dictaron en ella se reco- vasallos le amaban como a padre. Final-
pilaron en tres libros, y son como la quin- mente habiendo aceptado el mando ge-
ta esencia de la política cristiana. Envi- neral de un ejército de trescientos mil
diosos los príncipes vecinos de la feli- cruzados que le ofrecieron los príncipes
cidad de Ladislao, hicieron varias irrup- de España, Francia e Inglaterra, movidos
ciones en sus estados; mas el santo pues- por el fervoroso celo del papa Urbano II,
to a la cabeza del ejército, reprimió a los cuando hacía los aprestos de aquella gue-
Bohemios, ahuyentó a los Hunos y les rra santa, el Señor le llamó para sí, a los
obligó a pedir la paz; tomó a Cracovia, cincuenta y cuatro años de su edad, y a]
domó a los Polacos y a los Rusos, quitó décimo quinto de su reinado. Su muerte
a los bárbaros la Dalmacia y la Cracovia, fué muy sentida en toda la cristiandad,
humilló a los Tártaros, y conquistó gran y llenó de luto y de lágrimas todo su
parte de la Bulgaria y de la Rusia. El reino.
número de sus batallas fué el de sus vic- Reflexión: Tal es el acertado gobierno
torias. Con esta paz alcanzada de todos de un rey santo, y tal la felicidad nacio-
los enemigos, florecieron en el reino las nal que resulta de un santo gqbierno.
artes, la industria, el comercio y la agri- Quéjanse muchos de que Dios tolere esos
cultura, y juntamente la religión y las gobiernos actuales que en lugar de mirar
buenas costumbres, que hicieron de aquel por el bien de los pueblos, los tiranizan
reino, el reino máz feliz de toda la cris- y explotan. Pero ¿qué culpa tiene Dios ni
tiandad. Y aunque era magnífica y es- su providencia, si los mismos pueblos
por universal sufragio les dan sus votos,
• pléndida la corte del santo rey, su vida sólo porque les prometen libertad y más
era un dechado de todas las virtudes. libertad para el mal, y no piensan siquie-
Asistía cada día a los divinos oficios, ayu- ra en elegir hombres cristianos que go-
naba tres días cada semana, dormía so- bernarían conforme a la ley de Dios y de
bre la dura tierra, maceraba su carne la conciencia?
con rigurosas penitencias, y tuvo tan Oración: Oye, Señor, agradablemente
grande amor y estima de la castidad, que las súplicas que te hacemos en la solem-
jamás pudieron persuadirle que se casa- nidad de tu confesor, el bienaventurado
se. Cuando comulgaba, se le encendía el rey Ladislao, para que los que no confia-
rostro con un fuego de amor divino; y mos en nuestros méritos, seamos ayuda-
no era menor la devoción que tenía a la dos por los ruegos del que tuvo la dicha
r M a d r e de Dios, en cuya honra edificó ia de agradarte. Por Jesucristo, nuestro Se-
célebre basílica de nuestra señora de Wa- ñor. Amén.

189
San Ireneo, obispo y mártir. — 28 de junio
(t 202)
que él había aprendido de los
varones apostólicos. Habiéndose
levantado aquel tiempo en la
Iglesia una muy reñida cuestión,
acerca del día en que se había
de celebrar la Pascua de Resu-
rrección, queriendo algunas igle-
sias de Oriente que se celebrase
a los catorce días de la luna de
marzo, como la celebró Cristo,
según la ley vieja, y la celebran
los judíos), y queriendo por otra
parte el papa san Víctor, que se
celebrase el primer domingo si-
guiente en que el Salvador había
resucitado, (por haberlo enseña-
do así el Príncipe de los apósto-
les) ; san Ireneo se puso de por
medio, y escribió a los prelados
El apostólico obispo, antiquísimo escri- y a las iglesias que se sujetasen a la Igle-
tor y fortísimo mártir de Cristo, san Ire- sia romana, ya que era maestra y cabeza
neo, dicen algunos que fué francés de n a - de las demás. Finalmente en el tiempo
ción; pero lo más cierto es que nació en que Septimio Severo derramó tanta san-
Asia, porque él mismo escribe de sí, que gre de cristianos especialmente en León
siendo muchacho, oyó a san Policarpo, de Francia, donde, corno dice san Gre-
obispo de Esmirna y discípulo de san gorio Turonense, corrían arroyos de san-
Juan Evangelista, y conoció y trató a gre por las calles, san Ireneo como pas-
Papías y otros varones del tiempo de los tor celoso murió en esta persecución con
apóstoles. Llámanle leonés, porque fué casi toda la ciudad, siendo de edad de
obispo de León de Francia, a donde fué noventa años.
enviado desde Asia por san Policarpo su Reflexión: Para que los libros en que
maestro, para alumbrar con la luz del san Ireneo escribió la sincera y verdade-
Evangelio aquella ciudad. Siendo aún ra doctrina que había aprendido de los
presbítero, fué enviado como legado de varones apostólicos, fuesen trasladados
aquella iglesia al sumo pontífice san fielmente, puso el santo en ellos al fin
Eleuterio, el cual le recibió con grande esta cláusula: «Yo te conjuro, dice, a ti,
benignidad, y con esta ocasión se informó que trasladas este libro, por Jesucristo
el santo de todos los ritos, costumbres nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero,
y tradiciones que los gloriosos príncipes y por su glorioso advenimiento, por el
de los apóstoles san Pedro y san Pablo cual ha de juzgar a los vivos y a los
habían ensebado a la Iglesia romana. Ha- muertos, que después que le hubieres
biendo sido martirizado Fotino obispo de trasladado, le confieras y enmiendes di-
León, por voluntad de Dios fué elegi- ligentísimamente con el original de don-
do san Ireneo de todo el pueblo cristia- de le trasladaste.» Esto es de san Ireneo:
no por sucesor de Fotino. Procuró prime- donde se echa de ver con cuanto solicitud
ramente recoger la grey de Cristo que quería se guardase las tradiciones de los
estaba asombrada y descarriada con la apóstoles, que son el arma más fuerte
persecución, y desarraigó la gentilidad contra los herejes, y contra las nuevas
de las provincias comarcanas, enviando invenciones de los que se apartan del ca-
a la ciudad de Besanzón a Ferreolo, pres- mino de su salvación.
bítero, y a Ferrución diácono, y a la de
Valencia a Félix presbítero, y Aquileo Oración: ¡Oh Dios! que concediste al
diácono y Fortunato. Y porque los herejes bienaventurado Ireneo, tu mártir y pon-
Valentino, Marción y otros monstruos in- tífice, la gracia de vencer a los herejes y
ficionaban la Iglesia católica, san Ire- asegurar felizmente la paz de la Iglesia,
neo escribió en griego divinamente con- rogárnoste des a tu pueblo constancia en
tra ellos, deshaciendo sus errores, y de- la santa religión, y la paz deseada en^
clarando la sincera y verdadera doctrina, nuestros tiempos. Por Jesucristo, nuestro »-
Señor. Amén.

190
San Pedro, príncipe de los apóstoles. 29 de junio
(t 67 de Cristo)

El gloriosísimo príncipe de los


apóstoles san Pedro fué de n a -
ción Galileo, y natural de Beth-
saida, y vivía del arte de pescar.
Fué hermano de san Andrés, y
se dice que estaba casado con
una mujer llamada Perpetua, y
que tuvo una hija que fué santa
Petronila. San Andrés fué quien
le llevó a Cristo, y el Señor así
que le vio le dijo: «Tú eres Si-
món; pero de hoy más te llama-
rás Pedro, que vale lo mismo que
piedra;» porque había de ser pie-
dra fundamental de su Iglesia.
Viendo otro día el Señor a los
dos hermanos que estaban pes-
cando, les dijo: «Venios en pos
de mí para ser pescadores, no de
peces sino de hombres.* Y ellos dejando apartado del trato ruin con el emperador,
sus redes le siguieron. San Pedro era el aquel monstruo de crueldad y lujuria
que siempre acompañaba al Señor aun mandó encerrar a los dos santos apósto-
en las cosas más secretas, como cuando les en la cárcel de Mamertino, y luego
se transfiguró en el monte Tabor, y cuan- dio sentencia que san Pedro como judío
do resucitó a la hija de Jairo, y cuando fuese crucificado, y san Pablo como ciu-
se apartó a orar en el huerto. El fué, dadano romano fuese degollado. De esta
en cuya barca entró nuestro Señor a manera acabó su vida el príncipe de los
predicar: él quien confesó a Cristo por apóstoles, imitando con su muerte ja
Hijo de Dios vivo, y se ofreció con gran muerte de Cristo clavado en la cruz, aun-
denuedo a cualquier peligro y muerte por que por tenerse por indigno de morir en
su amor. Y aunque permitió el Señor que la forma que el Señor había estado, rogó
le negase para que conociese su flaqueza a los verdugos que le crucificasen cabeza
humana, con todo después de la resurrec- abajo.
ción, le preguntó el Señor si le amaba *
más que todos los otros apóstoles; y con- Reflexión: ¡Jesucristo crucificado! ¡San
fesando Pedro que mucho le amaba, J e - Pedro muerto también en la cruz! ¡San
sucristo le hizo pastor universal de toda Pablo degollado! ¿Qué dicen a tu corazón
su Iglesia. El día de Pentecostés, fué el estos adorables testigos de la verdad
primero que predicó, convirtiendo en un evangélica? ¿Quién podrá mirarlos y osa-
sermón tres mil almas y en otro cinco r á decir que nos engañaron? P a r a p e r -
mil. También hizo los primeros y estu- suadir a los hombres la divinidad de su
pendos milagros con que comenzó a acre- doctrina resucitaron muertos, y para que
ditarse la predicación apostólica, dando nadie pudiera sospechar siquiera que nos
la salud a innumerables enfermos que engañaban, se dejaron matar como m a n -
traían de toda la comarca de Jerusalén, sísimos corderos. ¡Ay de aquellos, que con
a los cuales ponían en las plazas, para los lazos de sus malas pasiones tienen
que cuando él pasaba, tocando siquiera aprisionada la verdad de Dios tan clara
la sombra de su cuerpo a alguno de ellos, y manifiesta a los sabios e ignorantes!
todos quedasen sanos. Tuvo san Pedro su
cátedra de Vicario de nuestro Señor J e - *
sucristo, siete años en Antioquía, y vein- Oración: Oh Dios que consagraste esté
ticuatro años en Roma; y como entre los día con el martirio de tus apóstoles P e -
innumerables ciudadanos romanos que dro y Pablo; concede a tu Iglesia la gra-
habían recibido la fe de san Pedro y de cia de seguir en todo la doctrina de
san Pablo, hubiese dos damas amigas de aquellos a quienes debió su principió y
w Nerón que con el bautismo habían reci- fundamento de la Religión cristiana. Por
bido el don de la castidad, y se habían Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

191
San Pablo, apóstol de las gentes. — 30 de junio
(t 67)
naciones, islas y regiones que es-
taban asentadas en las tinieblas
y sombras de la muerte. El mis-
mo dice de sí que fué encarcela-
do más veces que los otros após-
toles, y que se vio lastimado con
llagas sobremanera, y muchas
vsces en peligro de muerte. Su
vida no parecía de hombre mor-
tal, sino de hombre venido del
cielo, que con verdad pudo decir:
«Vivo yo, más no yo, sino Cristo
vive en mí.» El fué el grande in-
térprete del Evangelio que sin
haber aprendido nada de los de-
más apóstoles, fué enseñado por'
el mismo Dios, y descubrió a los
hombres las riquezas y tesoris
que están escondidos en Cristo,
El gloriosísimo apóstol de las gentes confirmando su predicación con divinos
san Pablo fué hebreo de nación y de la portentos, como decía a los fieles de Co-
tribu de Benjamín: nació en la ciudad rinto: «Las señales de mi apostolado ha
de Tarso (como él mismo lo dice). Tuvo obrado Dios sobre vosotros, en toda pa-
padres honrados y ricos, y de ellos fué ciencia, en milagros y prodigios, y en
enviado a Jerusalén, para que debajo del obras maravillosas.» Y escribe san Lucas,
magisterio de Gamaliel, famoso letrado, que con poner los lienzos de san Pablo
fuese enseñado en la ley de Moisés. En- sobre los enfermos y endemoniados, todos
tendiendo que los discípulos de Jesucris- quedaban libres de sus dolencias. Después
to eran contrarios a aquella doctrina, les de haber estado el santo apóstol dos años
comenzó a perseguir cruelísimamente; y preso en Roma, es fama que sembró tam-
no contentándose con haber procurado la bién la semilla y doctrina del cielo por
muerte de san Esteban y de guardar los Italia y Francia y que vino a España don-
mantos de los que le apedreaban para de predicó con gran fruto. Finalmente
apedréale con las manos de todos, él mis- volviendo a Roma a los doce años del im-
mo ofreció al sumo sacerdote para per- perio de Nerón, fué degollado, en el lu-
seguir a los cristianos; y con gente a r - gar llamado de las tres fontanas, sellan-
mada se partió para la ciudad de Da- do con su sangre la fe de Cristo.
masco para traer aherrojados a todos los
que hallase, hombres y mujeres que cre- Reflexión: Alabemos pues y glorifique-
yesen en Cristo, y hacerlos infame y mos a los príncipes de la Iglesia san P e -
cruelmente morir. Pero en el mismo ca- dro y san Pablo; porque ellos son las
mino de Damasco le apareció el Señor, y lumbreras del mundo, las columnas de la
cegándole primero con su luz, le alum- fe, los fundadores del reino de Cristo, los
bró y con su voz poderosa como trueno le ejemplos de los mártires, los maestros de
asombró y derribó del caballo, y de lobo la inocencia y los autores de la santidad,
le hizo cordero, y de perseguidor, defen-
sor de su Iglesia, y vaso escogido para alabados del mismo Dios. Amémoslos co-
que llevase su santo nombre por todo el mo buenos hijos a sus padres, oigámoslos
mundo, como se dijo en el día de su con- como discípulos a sus maestros, sigámos-
versión. No se puede explicar con pocas los como oveja a sus pastores; imitémos-
palabras lo que este santísimo apóstol los como a santos, y pidámosles socorro
trabajó y padeció predicando el Evangelio y favor como a bienaventurados.
en Damasco, en Chipre, en Panfilia, en
Pisidia, en Lystra, en Jerusalén, en m u - Oración: ¡Oh Dios! que alumbraste a
chas regiones de Siria, Galacia y Macedo- los gentiles por medio de la predicación
nia, y en las populosas ciudades de Fili- del apóstol san Pablo;- suplicárnoste nos
pos, de Atenas, de Efeso, de Corinto, y dé concedas sea nuestro protector para con-
Roma, alumbrando como sol divino tantas tigo aquel cuya fiesta celebramos. P o \
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

192
San Galo, obispo de Arverna. — 1 de julio
(t 550)
E] venerable obispo san Galo
nació en Arverna, ciudad de
Francia. Desde su tierna edad
resplandeció en él la gracia de
Dios; y cuando entendió que su
padre quería casarle con una
m u y ilustre dama, se fué al mo-
nasterio . cremonense que estaba
a seis millas de Arverna y supli-
có al abad le recibiese en su
compañía y cortase el cabello.
Conocida por el abad su gran no-
bleza, le dijo que era menester
dar cuenta de todo a su padre,
que era uno de los primeros se-
nadores del reino, y envió a avi-
sarle de lo que pasaba; el cual
luego que oyó tal nueva se en-
tristeció, diciendo: «El es mi pri-
mogénito querido, y por eso deseaba ca-
sarle; pero si Dios lo quiere para su ser- tres días, e hizo juntar a todo el pueblo,
vicio, hágase su voluntad.» Con esta licen- y con entrañas piadosas de padre les dio
cia el abad ordenó al santo mancebo de la santa Comunión y su bendición a t o -
primera tonsura y le recibió en el monas- dos, y el día tercero que era domingo dio
terio. Tenía tal dulzura y suavidad en la su santísima alma al Señor a la edad de
voz cuando cantaba los divinos oficios, setenta y cinco años. Estando el sagrado
.que enamoraba a todos. Llevóle consigo a cadáver en el féretro puesto en medio
su palacio el obispo de Arverna san Quin- de la iglesia, a vista de todo el mundo
ciano, para enseñarle en las letras y vir- se volvió del otro lado para estar miran-
tudes ; y el mismo rey Teodorico y la reina do al altar, acreditando el Señor la san-
le tuvieron en la corte en lugar de hijo. tidad de su siervo con otros muchos pro-
Habiendo u n día ido el santo mozo en com- digios.
pañía del rey a la ciudad de Agripina Reflexión: Fué tan grande el sentimien-
donde había un templo lleno de abomi- to que hizo toda la ciudad de Arverna en
naciones gentílicas, y se hacían cosas in- la muerte de su santo obispo Galo, que
dignas de referirse, encendió en él una por las calles no se oía otra cosa que
grande hoguera con que todo lo abrasó. llantos y gemidos, diciendo: «¡Ay de nos-
Por este tiempo murió el santo obispo otros! y ¡cuándo mereceremos tener otro
Quinciano, y aunque Galo no era más tan santo obispo!» Y las mujeres todas
que diácono, con universal aplauso fué iban vestidas de luto y tan llorosas como
ordenado de sacerdote y aclamado por si hubieran perdido sus maridos, y de la
obispo. Era amado de toda la ciudad por misma suerte los hombres como si hubie-
su afabilidad, humildad y paciencia. Un ran perdido sus mujeres. Roguemos -il
día, cierto enemigo suyo le hirió en la Señor que dé a su Iglesia santos obispos
cabeza y le dijo mil afrentas y baldones, y celosísimos pastores de su rebaño; pe-
y el santo se estuvo tan sosegado y sin ro no dejemos de amarles y venerarles
hablar palabra como si fuera de mármol, aunque no resplandezcan por extraordi-
y como después le pidiese perdón su ene- narias virtudes, considerando que están
migo y se le postrase a los pies, el siervo revestidos de verdadera autoridad, y co-
de Dios le abrazó cariñosamente. H a - mo dice el apóstol, «puestos por el Es-
biéndose prendido fuego en la ciudad de • píritu Santo para regir la Iglesia de
Arverna, y no viendo el santo prelado Dios.»
remedio humano a tanto incendio, acudió
al templo y puesto en oración, tomó el Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
libro de los Evangelios y abriéndole sa- tente, que la venerable solemnidad del
lió a vista del fuego, el cual al punto bienaventurado Galo, tu pontífice y con-
4uedó^ del todo apagado. Tuvo revelación fesor, acreciente en nosotros el afecto de
del día de su muerte, que sería pasados la devoción, y la esperanza de nuestra
eterna salud. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

193
La Visitación de Nuestra Señora. — 2 de julio
y cuya misericordia se extien-
de de generación en generación
sobre todos los que le temen:
Hizo ostentación del poder de
su brazo, desconcertó las t r a -
mas de los soberbios y los alti-
vos pensamientos de su corazón,
derribó del trono a los poderosos,
y encumbró a los humildes; col-
mó de bienes a los hambrientos,
y a los ricos dejó vacíos. Acor-
dándose de su misericordia, reci-
bió debajo de su protección a Is-
rael su siervo, conforme a la
promesa que hizo a nuestros pa-
dres, a Abraham y a sus descen-
- " ^ ^ ^ U ^? dientes por todos los siglos. D e -
túvose la Virgen María en com-
pañía de Elisabeth como unos
La devotísima fiesta de la Visitación tres meses; y tornóse después a su ca-
de la santísima Virgen instituyó el papa sa.» (Evangelio de san Lucas, I, 39-56).
Urbano VI y la publicó el papa Bonifa- Reflexión: ¡Qué admirable es la visita-
cio IX el año del Señor 1389, tomando ción de la Virgen a su prima santa Elisa-
por medianera a la Virgen sacratísima beth! ¡Verdaderamente está toda llena de
para que remediase el cisma peligrosísi- prodigios! Elisabeth trae en su seno al in-
mo que a la sazón afligía la Iglesia. Y el fante Precursor del Mesías: María tiene en
sagrado evangelista san Lucas refiere sus purísimas entrañas al Hijo de Dios.
aquel paso tan devoto de la vida de núes, Salúdanse las dos santas madres, y al ins-
tra Señora por estas palabras: «En aque- tante se reconocen con todos sus dones
llos días partió María y se fué presurosa y excelencias; y la presencia del Verbo
a la montañas de Judea a una ciudad de eterno encerrado en la Virgen sacratísima
la tribu de Judá: y habiendo entrado en como en su precioso relicario santifica al
la casa de Zacarías, saludó a Elisabeth. niño Juan en el seno de su madre. Vene-
Y aconteció que en oyendo Elisabeth la remos pues nosotros a ejemplo de santa
salutación de María, la criatura que traía Elisabeth a tan excelsa Madre y a su di-
en su seno dio saltos de placer; y su ma- vino Hijo Jesús; y rezando cada día el
dre Elisabeth se sintió llena del Espíritu santo Rosario, pronunciemos con singular
Santo; y exclamando en alta voz dijo a devoción aquellas palabras del Ave Ma-
María: ¡Bendita tú eres entre todas las ría: Bendita tú eres entre todas las mu-
mujeres, y bendito es el fruto de tu vien- jeres, y bendito es el jruto de tu vien-
tre! Y ¿de dónde a mí tan grande bien, tre. Y siempre que recibamos a su divino
que venga a visitarme la Madre de mi Hijo Jesús sacramentado en la sagrada
Señor? Pues lo mismo ha sido llegar a Comunión, exclamemos diciendo: ¿De
mis oídos la voz de tu salutación, que dónde a mí que mi Dios y mi Señor se
dar saltos de júbilo el infante que tengo haya dignado visitarme? Porque si con
en mis entrañas. ¡Bienaventurada tú, que esta humildad le recibimos supliremos
has creído! porque sin falta se cumplirán en parte nuestra indignidad, y merece-
las cosas que te ha dicho el Señor. En- remos la gracia de aquel Señor que de-
tonces la Virgen llena de un altísimo es- rriba a los poderosos y ensalza a los h u -
mildes.
píritu de profecía, tornó a Dios estas sus
alabanzas y dijo: Engrandece el alma Oración: Suplicárnoste, Señor, que con-
mía al Señor; y mi espíritu está trans- cedas a tus siervos el don de tu celeste
portado de gozo en Dios, Salvador mío. gracia, para que aquellos, a los cuales fué
Porque ha puesto los ojos en la humildad principio de salud eterna el sacratísimo
de su esclava; he aquí que desde ahora parto de la bienaventurada Virgen Ma-
me llamarán bienaventurada todas las ría, reciban en la votiva solemnidad de
generaciones. Porque ha hecho en mí iro- su Visitación acrecentamiento de paz y
sas grandes Acmel que es todopode- espirituales gozos. Por Jesucristo, nues-
roso, Aquel, cuyo nombre es santo, tro Señor. Amén.

194
San Ireneo y santa Mustióla, mártires. — 3 de julio
(t 275)

En el tiempo del emperador


Aureliano era Turcio procónsul
en la ciudad de Clusi, en la Tos-
cana o Etruria; y ejecutando el
edicto imperial contra los cristia-
nos en la ciudad de Sutri, el pri-
mero que llamó a su tribunal fué
el santo presbítero Félix, orde-
nando que lo sacasen fuera de
la ciudad, y que lo apedreasen
hasta que acabase la vida, como
así sucedió. Tomó secretamente
el cuerpo despedazado de aquel
santo mártir el fervoroso cris-
tiano san Ireneo y habiéndolo
sepultado junto a los muros de
la ciudad, llegó la noticia de esta
obra piadosa a los oídos del
cruel Prefecto, por lo cual lo
mandó prender, y cargándole de cadenas te a la santa virgen con cordeles emplo-
lo hizo venir siguiendo su carroza hasta mados, hasta que ella se rindiese, o aca-
la ciudad de Clusi donde lo puso en la base la vida; lo cual ejecutaron los mis-
cárcel con otros muchos cristianos presos. mos sayones que habían martirizado a
Una doncella y señora rica llamada Mus- san Ireneo, y en este suplicio murió aque-
tióla, que era prima hermana del príncipe lla castísima esposa del Señor, siguiendo
Claudio, visitaba con frecuencia a aquellos en la gloria del cielo al que había sido
fidelísimos soldados de Jesucristo, y con ejemplo de su fortaleza en el martirio. Los
su hacienda y favor socorría sus necesida- dos sagrados cuerpos enterró cerca de los
des y los regalaba cuanto podía. Dieron muros de la misma ciudad de Clusi, Mar-
cuenta a Turcio de la gran caridad que la cos, varón cristiano y religioso, donde hoy
ilustre y santa virgen usaba con los cris- tienen un suntuoso templo, y hacen con-
tianos presos; por lo cual este bárbaro tinuos milagros, con que es Dios en ellos
juez la mandó prender, sin reparar en su glorioso, como siempre en sus santos.
gran nobleza. Entonces con el fin de poner Reflexión: Observa en estos martirios
espanto y terror a los cristianos de la ciu- como la piedad cristiana que usó san Ire-
dad, hizo degollar en un solo día a todos neo sepultando el santo cuerpo del glo-
los que tenía cargados de prisiones en la rioso mártir san Félix, le ganó al instante
cárcel, dejando solamente con vida a san la insigne corona del martirio; y la cari-
Ireneo, en el cual quiso ejecutar todos los dad que la gloriosa virgen santa Mustió-
artificios de su crueldad para amedrentar la tuvo con los mártires encarcelados, fué
y rendir, si fuera posible, el ánimo vale- asimismo premiada con la misma corona.
roso de aquella santa doncella. Mandó ¡Oh, qué grande es la recompensa de las
pues que a su vista colgasen en el potro a obras de caridad! Si las haces en favor
Ireneo, y que en aquella máquina le des- de los santos, participas del mérito de su
coyuntasen los miembros, le despedazasen santidad; si las haces en alivio de los en-
con uñas aceradas, y pusiesen fuego de- fermos, participas del mérito de su pa-
bajo, hasta que sin quitarle del tormento ciencia; y siempre que haces bien a tu
perdiese la vida. Hiciéronlo así los inhu- prójimo necesitado, mereces la recompen-
manos verdugos, cebándose en la sangre sa que tuvieras, si lo hicieras a la per-
de aquel fortísimo mártir de Cristo con sona de Cristo.
extraña crueldad, por echar de ver que Oración: ¡Oh Dios! que alegras nuestras
ni conseguían quebrantar su constancia y almas en la anual solemnidad de tus san-
espíritu admirable, ni hacer mella en el tos mártires Ireneo y Mustióla, concéde-
pecho de la gloriosa virgen que estaba nos propicio, que nos enciendan en tu
presente a aquel horrible martirio. Luego amor los ejemplos de estos santos, por
¿que el mártir acabó su vida mortal, mandó cuyos merecimientos nos gozamos. Por J e -
el impío juez que azotasen rigurosamen- sucristo, nuestro Señor. Amén.

195
San Laureano, arzobispo de Sevilla y mártir. — 4 de julio
(t 544)

a un hijo de un hombre princi-


pal. De allí pasó a Italia y llegó
a Roma, sanando muchos enfer-
mos. En Roma visitó al sumo
pontífice y consolóse con él; dijo
misa de pontifical delante del
papa el día de la Cátedra de san
Pedro, y allí sanó a un viejo que
desde niño estaba tullido de pies
y manos. Partióse después para
visitar el cuerpo de san Martín,
en Francia, y tuvo revelación que
venían por parte del rey Totila
algunos soldados con el fin de
quitarle la vida. No se turbó el
santo, ni se congojó, antes en-
cendido de amor del Señor y
deseoso del martirio, salió a
El portentoso san Laureano, arzobispo buscarles, y encontrándose con ellos
de Sevilla y glorioso mártir de Cristo, n a - en un campo raso, y siendo cono-
ció de padres nobles en la provincia de cido de ellos, dieron en él y le cortaron
Fannoma que ahora llamamos Hungría. la cabeza. Tomáronla y la llevaron al ti-
Dejo su patria siendo de poca edad, y fué rano, el cual cuando la vio y supo lo que
a Milán donde por misericordia del Señor había pasado, la envió a Sevilla, y con
se hizo cristiano, recibiendo el bautismo de su entrada respiró aquella ciudad y cesó
manos del obispo Eustorgio II, y ordenán- la sequedad, hambre y pestilencia con
dose de diácono a la edad de treinta y que había sido azotada y afligida del Se-
cmco anos. Pasó después a España, guiado ñor por sus pecados. El cuerpo del santo
por la Providencia, para resistir con su sepultó Eusebio, obispo de Arles, en la
predicación y doctrina a los herejes arria- iglesia de la ciudad de Bourges: y el Se-
nos que eran muy poderosos y señores de ñor glorificó su sepulcro con innumera-
la nación, y perseguían a los católicos. bles prodigios.
Muriendo en esta sazón Máximo, arzobis-
po de Sevilla, por la malicia de los h e r e - Reflexión: Te parecerán crueles y aje-
jes, estuvo vacante aquella cátedra por nos de toda humanidad aquellos reyes
espacio de dos años, hasta que por común Theudes y Totila que perseguían de
voto de los prelados sufragáneos fué ele- muerte a u n varón tan santo y adornado
gido para aquella dignidad el varón de con el don de milagros y profecía como
Dios san Laureano, el cual gobernó diez el glorioso san Laureano- pero más ex-
y siete años aquella Iglesia. Mas como los traña que la fiereza de aquellos bárba-
herejes levantasen en Sevilla u n a grande ros parece, sin duda, la guerra que h a -
persecución contra el santo arzobispo y cen a nuestra santísima religión los in-
el mismo rey Theudes que injustamente crédulos y libertinos de nuestros tiem-
ocupaba el trono, enviase gente que le m a - pos. Porque a pesar de saber muy bien
tasen, el santo avisado de todo por un que a ella* se debe principalmente la ci-
ángel, dijo misa, convocó al pueblo hizo vilización del mundo, la aborrecen entra-
u n largo sermón, y t o m a n d o después su ñablemente y quisieran exterminarla de
báculo rodeó parte de la ciudad, llorando la tierra, ¿No es esta guerra propia de
y dando voces diciendo: «Haced peniten- barbaros, o de gentes enemigas de Dios
cia, y mirad que está Dios enojado y y del linaje humano?
tiene levantado el brazo para heriros.»
Y en efecto, poco después fué reciamen- Oración: Concédenos, oh Dios omni-
te castigada de Dios aquella ciudad con potente, que en la venerable solemnidad
sequedad, hambre y pestilencia, Saliendo del bienaventurado san Laureano, t u con-
desterrado de ella el santo obispo, en el fesor y pontífice, se acreciente en nos-
camino sanó a u n ciego; entró en un n a - otros el amor de la virtud y el deseo de
vio y aportó a Marsella, donde resucitó • nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestrosv
Señor. Amén.
196
San Miguel de los santos. — 5 de julio
(t 1625)
El seráfico siervo de Cristo
crucificado, san Miguel de los
santos fué natural de Vich, en
Cataluña, a donde poco antes se
había trasladado su padre, que
ejercía el oficio de escribano en
la villa de Centellas. Tenía el
asombroso niño Miguel seis años
no cumplidos, cuando abrasado
del amor de Cristo se encaminó
con otro niño hacia Montseny,
con propósito de hacer en aque-
llas asperezas una vida peniten-
te y solitaria. Al hallarle su pa-
dre en una cueva, hincado de
rodillas y orando con muchas
lágrimas, le preguntó por qué
lloraba; y el niño respondió:
«Lloro por la pasión de nuestro
Señor Jesucristo»; y preguntándole tam-
bién cómo pensaba sustentarse en aquella místicamente el corazón, dándole Jesucris-
soledad, respondió que Dios le alimentaría to el suyo de una manera inefable. Eran
como alimentaba a otros santos. Tomán- tan frecuentes sus éxtasis seráficos que
dole el padre de la mano lo volvió a su se arrobaba predicando, diciendo misa,
casa, donde comenzó a ayunar la cuares- orando, en el templo, en las visitas y en
ma, las vigilias y los miércoles, viernes y las calles. Viéronle muchas veces elevado
sábados de cada semana; ponía los pies todo el cuerpo en el aire, especialmente al
desnudos sobre la nieve, disciplinábase t o - celebrar la misa, y teniendo el que se la
das las noches, y llevaba en el pecho una ayudaba curiosidad de medir la altura,
cruz de madera atravesada con tres cla- pues los arrobamientos duraban un cuar-
vos, que traía hincados en las carnes. Ter- to de hora, halló que estaba elevado más
minados los primeros estudios de las le- de media vara del suelo. Finalmente lle-
tras humanas y siendo de doce años fué a gado el tiempo en que el Señor quería
Barcelona, donde recibió el hábito de los trasladar este serafín humano al paraíso,
Trinitarios calzados, <:on indecible gozo de después de haber asombrado al mundo
su alma, mas poco después de sus votos con sus extraordinarias virtudes, le llevó
solemnes, pasó a la estrecha observancia para sí el segundo día de Pascua de Resu-
de los religiosos trinitarios decalzos, a los rección a la e í a d de treinta y tres años.
cuales espantó con sus extraordinarias pe_ Reflexión: Oye y asienta en tu alma lo
nitencias. Porque no comía sino de dos que solía decir este mismo santo, maravi-
en dos días algunos bocados de pan, y a llándose de que hubiese hombres que no
veces se le. pasaban doce, quince y veinte amasen a Dios. «¡Oh, hijos de Adán!,—ex-
días sin probar agua ni bebida alguna, clamaba,— ¿Es posible que haya hombres
llegando a pasar un verano entero sin b e - que no quieran amar a Dios? ¡Oh si las
ber. Poníasele la lengua y los labios tan almas conocieran aquella suma bondad,
secos como los que padecen ardentísima cómo no la ofendieran, antes se abrasa-
fiebre y el siervo de Dios para acrecen- ran en su amor! ¡Oh! ¡si experimentaran
tar aún esta terrible mortificación bajaba la suavidad de Dios, cómo se murieran to_
a unos sótanos donde había muchas tina- dos de amor por El!» Tal es el secreto y
jas de agua fresca, para que a la vista verdadera causa de la vida asombrosa de
del refrigerio fuese mayor el sacrificio. los santos. -•
Guárdase hoy todavía una cruz de hierro Oración: ¡Oh Dios misericordioso! que
que tiene una cuarta de largo y está sem- te dignaste adornar al bienaventurado Mi-
brada de ochenta y un clavos que traía guel, tu confesor, con maravillosa inocen-
hincados en las espaldas. En invierno se cia y admirable caridad, concédenos por
aplicaba agua fría al pecho para templar su intercesión, que libres de los vicios, y
los ardores del amor divino. Uno de los encendidos en tu amor, merezcamos lle-
regalos que el Señor le hizo fué trocarle gar a gozarte. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

197
San Goar, presbítero y confesor. — 6 de julio
(t 575)
virtud al rey Sigiberto, el cual
tomó todos los medios que pudo
para persuadir al venerable pres-
bítero que aceptase el obispado
de Tréveris, porque quería dar
con ello satisfacción a todo el
pueblo que lo deseaba y se lo
suplicaba. Mas no pudo el prín-
cipe acabar con el santo que r e -
cibiese aquella dignidad; y ha-
biéndole dado ve ; nte días de tér-
mino para recogerse y hacer ora-
ción sobre ello, se encerró el
siervo de Dios en su celda, y
postrado en el si elo delante del
acatamiento del Señor, llorando
aroyos de lágrimas le suplicó
afectuosamente que no permitie-
se que el rey saliese con su p r e -
El ejemplarísimo presbítero san Goar tensión. Oyóle el Señor, enviándole una
fué .francés de nación, de la provincia de calentura que le fatigó siete años grave-
Gascuña: su padre se llamó Jorge y su mente y de manera que no pudo ya salir
madre Valeria, personas por sangre ilus- de su retiro, ni ver más ai rey. Finalmen-
tres. Desde niño fué muy bien inclinado, te, labrada aquella bendita alma del sier-
de amable aspecto, humilde, honesto y vo de Dios, y purificada como el oro con
dado a todas las obras de virtud. Habién- tan larga y penosa dolencia, acabó el curso
dose ordenado de presbítero, determinó de su peregrinación y pasó a recibir el
dar de mano a todas las cosas de la tie- premio de sus heroicas virtudes en el eter-
rra, y se fué a un lugar del obispado de no descanso. El sagrado cuerpo fué sepul-
Tréveris, que se llamaba W°chara, don- tado en la misma iglesia cue había edifi-
. de hizo una iglesia con licencia del obis- cado el piadosísimo varón para honrar las
po Félix y colocó en ella algunas reliquias reliquias de los santos.
de los santos. En este lugaf vivió m u -
chos años, dándose a la oración, ayunos Reflexión: Si los santos honran con t a n -
y penitencia, y a ejercitar la hospitali- ta reverencia las reliquias de los santos,
dad con los pobres y peregrinos. Había ¿no es razón que nosotros pobres pecado-
aún muchos gentiles en aquella tierra, res, las honremos con la misma veneración
los cuales con la vida tan ejemplar y con y acatamiento? Son ellos grandes amigos
la predicación y milagros del santo pres- de Dios, príncipes del cielo, cortesanos del
bítero se convirtieron a la fe. Echaba los palacio divino, abogados e intercesores
demonios de los cuerpos, daba vista a nuestros, que tienem muchas gracia y ca-
los ciegos, pies a los cojos, y sanaba a bida con la divina Majestad; y esas sagra-
muchos dolientes de varias enfermeda- das reliquias de sus cuerpos son honradas
des. Dos criados del obispo, que se lla- de Dios, con soberanos prodigios, y han de
maba Rústico, le acusaron delante de su resucitar con todas las dotes de gloria y
amo, diciéndole que era hipócrita y em- participar de la eterna felicidad de sus al-
bustero, e interpretando muy mal las ho- mas. Adorémoslas pues con mucha devo-
nestas acciones y obras de caridad que ción, pidiendo a ios santos que nos alcan-
hacía, albergando a los peregrinos. Mas cen por sus méntos la gracia de gozar en
cuando el obispo mandó venir al santo cuerpo y alma de su glorksa compañía.
delante de sí, y vio que un niño de pecho
de solos tres días habló volviendo por la Oración: Oye, Señor, favorablemente las
honra del varón de Dios, quedó tan co- súplicas que te hacemos en la solemnidad
rrido y confuso de haber side tan fácil de tu confesor, el bienaventurado Goar,
en creer lo que falsamente le habían di- para que los qae no confiamos en nuestra
cho, que echándose a los pies del santo justicia, seamos favorecidos por los Mere-
se encomendó con lágrimas en sus ora- cimientos de aquel santo, que fué tan
ciones. Llegó la fama de tan excelente agradable a tus divinos ojos. Por Jesucris- V
to, nuestro Señor. Amén.

198
San Panteno, padre de la Iglesia. —7 de julio
(t 212)
El sapientísimo y apostólico
doctor de la Iglesia san Panteno,
a quien san Clemente de Alejan-
dría llama por su elocuencia la
Abeja siciliana, fué natural de
Sicilia, y antes de convertirse a
la verdadera fe profesaba la fi-
losofía en la secta de los estoi-
cos. Mas habiendo conversado y
trabado amistad con algunos
cristianos, quedó tan enamorado
de la doctrina de Jesucristo que
le enseñaron que, dando de mano
a las supersticiones de los falsos
dioses y a los libros de la huma-
na filosofía, abrió los ojos a la
luz de la fe y abrazó de todo co-
razón la sacrosanta ley del Evan-
gelio. Después de su conversión,
estudió con gran d u d a d o las divinas Es- ciones del oriente. Refiere Eusebio que
crituras, conferenciando sobre ellas con san Panteno vio sembrada ya en aquellas
algunos varones virtuoso? y eruditos que Indias alguna semilla de la fe, y halló
habían sido discípulos d?. los santos após- un libro del Evangelio de san Mateo es-
toles; y pasando luego s la ciudad de crito en lengua hebrea, que había dejado
Alejandría se hizo discípulo de los que allí san Bartolomé, apóstol del _ Señor, y
lo habían sido del Evangelista san Mar- que san Panteno lo trajo a Alejandría,
cos, y enseñaban en aquella famosa es- después de haber evangelizado con gran-
cuela Alejandrina, la doctrina misteriosa de fruto a los indios durante algunos
del Hijo de Dios Escuchaba en silencio años. Finalmente, mientras el glorioso
sus lecciones, ., ocultaba con tan rara doctor san Clemente gobernaba la céle-
modestia y humildad sus grandes talen- bre escuela pública de Alejandría, su
tos, que costó harto trabajo a sus maes- maestro san Panteno, que era y a de edad
tros el descubrirlos; hasta que el año 179, muy avanzada, continuó todavía leyendo
por voz común de todos fué nombrado algunas lecciones privadamente, hasta
maestro de aquella cátedra, en la cual que lleno de méritos y virtudes, en el
por espacio de muchos años explicó la
filosofía de las divinas Escrituras con reinado la
del emperador Caracalla acabó
peregrinación de su vida gloriosa.
grande aplauso v reputación de sabidu-
ría. Porque fué en efecto san Panteno el Reflexión: Útilísima es a la Iglesia de
primer maestro cristiano de su siglo, y Dios la profunda sabiduría de los sagra-
. glorioso padre y doctor de la Iglesia, y dos doctores, no porque nuestra sacro-
como enseñaba con excelente método, santa fe tenga necesidad de filósofos que
atraía de muchas y lejanas tierras n u - demuestren su divina verdad, porque la
merosos discípulos, los cuáles, viendo la Religión católica no es alguna teoría o
gran ventaja que hacía aquella doctrina sistema filosófico, sino un acontecimiento
del cielo a las de ?os o+.rc<¡; filósofos, abra- histórico público y notorio a más no po-
zaban la fe cristiana, y pregonaban por der: sino porque los santos doctores en-
todas partes la admirable sabiduría de su señan la doctrina cristiana en toda su
maestro. Los cristiano:? de la India, que pureza, y como la recibieron de mano de
venían a Alejandría para entender en sus los apóstoles y discípulos de Jesucristo,
negocios, le enviaron un mensaje, rogán- y la defienden contra todos los herejes y
dole que fuese a su país a confutar a los filósofos libertinos.
doctores brachmanes, y el santo vencido Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras
de sus ruegos, dejó por algún tiempo su con la anual solemnidad de t u confesor
escuela, y se encaminó a aquellas apar- san Panteno, concédenos propicio, que
tadas regiones: y Demetrio, obispo de imitemos las virtuosas acciones de aquel
«Alejandría, confirmó su misión y le nom- santo cuyo nacimiento para el cielo ^ce-
bró predicador del Evangelio en las n a - lebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

199
Santa Isabel, reina de Portugal. — 8 de julio
(t 1336)
centes; en Coimbra junto a sus
palacios reales edificó el de los
pobres enfermos; en la villa de
Torresnovas el recogimiento pa-
ra las mujeres arrepentidas. Fué
el rey su marido en su moce-
dad liviano con gran deshonor
suyo y agravio de la santa, mas
ella lo llevó todo con tan grande
paciencia que rindió el corazón
del rey, y le sacó de aquel mal
estado, y cuando su hijo el prín-
cipe don Alonso se armó contra
su mismo padre, y estaban los
dos con ejércitos para darse b a -
talla, sólo la santa logró ponerles
en paz y restituir la paz a todo
el reino. En la hora que el rey
su marido falleció se recogió ella
La gloriosa reina de Portugal doña Isa- a un aposento, y se cortó los cabellos y
bel, espejo de reinas y vivo retrato de se vistió el hábito de santa Clara; acom-
princesas casadas, fué hija de don Pedro, pañó el cadáver al monasterio de mon-
tercero de este nombre, noveno de Ara- jas de san Bernardo, en que el rey se h a -
gón, y de la reina doña Constancia, y n a - bía mandado enterrar, y habiendo estado
ció reinando en Aragón su abuelo don allí tres meses, partió a pie en romería
Jaime, llamado el Conquistador. Desde para Santiago e hizo al santo apóstol una
ofrenda riquísima de muchas piezas de
la edad de ocho años rezaba el oficio di- oro, piedras preciosas, sedas y brocados.
vino, y a la edad de once la pidió y con- Finalmente después de una vida tan san-
siguió por mujer don Dionisio, rey de ta fué visitada en su muerte por la Reina
Portugal. No se envaneció ella por verse de los ángeles, y diciendo aquellas pala-
sentada en el trono, antes acrecentó los bras: «María, madre de gracia y madre
ejercicios de oración y de caridad que en de misericordia, defiéndenos tú del ma-
casa de sus padres le habían enseñado. ligno enemigo y recíbenos en la hora de
Era muy templada en el comer, modesta la muerte» dio su alma al Creador.
en el vestir, benigna en el conversar, y
en gran manera dada al divino servicio. Reflexión: La santa y piadosísima doña
Por la mañana rezaba maitines y oía Isabel, supo juntar con la grandeza y
misa cantada en su capilla, que tenía muy majestad de su estado, la pequenez y h u -
adornada de ricos y preciosos ornamen- mildad de Cristo. Por estas raras virtu-
tos, y mucho más de virtuosos capella- des mereció "er tenida y reverenciada
nes y excelentes cantores, y cada día iba pr santa, no solamente en su tiempo,
a ofrecer en la misa al tiempo que can- sino también en todos los siglos posterio-
taban la ofrenda, y puesta de rodillas b e - res; para que las grandes señoras se mi-
saba la mano al sacerdote y recibía su ren en ella como en un clarísimo espejo,
bendición. Labraba con sus damas cosas y conformen su vida con la de la santa;
que sirviesen al culto divino, socorría a y las mujeres de más baja condición se
las doncellas pobres y huérfanas y ponía corran, considerando que no hacen ellas
a muchas en estado, porque no corriese lo que hizo tan gloriosa reina.
peligro su castidad: visitaba a los enfer-
mos, y curábalos con sus propias manos Oración: Oh clementísimo Dios, que
sin asco ni pesadumbre, y el Jueves San- entre otros dones con que enriqueciste a
to lavaba los pies a algunas mujeres p o - la santa reina Isabel, la favoreciste con
bres y con grande devoción se los b e - la gracia singular de aplacar el furor de
saba. No se hacía iglesia, hospital, puente las guerras; concédenos por su interce-
u otra cosa en beneficio público, a que sión la paz de esta vida mortal, que h u -
ella no extendiese la mano. En Santarén mildemente pedimos, y después los dicho-
puso en perfección el hospital de los ino- sos gozos de la eterna. Por Jesucristo^,
nuestro Señor. Amén .

200
San Efrén, diácono y confesor. — 9 de julio
(t 379)
Uno de los más esclarecidos
doctores de la Iglesia de Siria
fué san Efrén, el cual nació en la
ciudad de Nisibe y fué hijo de
padres labradores, pero ilustres
por la confesión de la fe y por
la sangre de los santos mártires,
que honraron su cristiana fami-
lia. Crióse con tan grande ino-
cencia, que en el libro de su
Confesión no se acusa más que
de dos culpas de su niñez: fué
la una haber echado a correr por
los montes tras una vaca de un
vecino suyo, la cual se perdió y
fué devorada por las fieras; la
otra, haber puesto una vez en
duda que todas las cosas andu-
viesen ordenadas por la Provi-
dencia divina. Retiróse al yermo; mas ha-
biéndole mostrado el Señor que quería Escritura. Son todas las obras de esta
servirse de él para bien de muchos, pasó santo Padre muy espirituales, y en eüas
a la ciudad de Edesa, donde fué ordenado resplandece su grande ingenio y su elo-
de diácono, y aunque más tarde quería cuencia singular, y sobre todo un espí-
el glorioso san Basilio hacerle sacerdote, ritu celestial y soberano, suave, eficaz,
nunca pudo acabar con él que aceptase blando y fervoroso de que Dios le había
aquella dignidad. Supo otra vez que ve- dotado. Finalmente estando ya para m o -
nían para hacerle obispo y comenzó él a rir escribió aquella admirable exhorta-
fingirse loco y hacer visajes en la plaza, ción llena de santísimos documentos,
andando aprisa y corriendo por las ca- llamada el Testamento de san Efrén, y
lles, y rasgando sus vestiduras, y comien- encomendó encarecidamente que no le
do delante de todos, para que le dejasen enterrasen con vestidura preciosa, ni en
y menospreciasen los que querían enco- sepulcro, ni en templo, sino en el cernen- ,
mendarle el gobierno de la Iglesia. Era terio de los pobres y peregrinos: mas el
elocuentísimo predicador de Jesucristo, Señor tomó por su cuenta el honrarle y
y convritió a la fe gran número de idó- hacer su nombre inmortal y glorioso en
latras y herejes: y de una disputa que toda la universal Iglesia.
tuvo con Apolinar, salió aquel famoso
hereje tan atajado y corrido, que no sup"o Reflexión: Poseemos en la Iglesia ca-
decir palabras, y con tan gran tristeza tólica tal abundancia de libros escritos
y angustia de corazón, que le dio una en- por autores doctísimos y santísimos, que
fermedad de que llegó a las puertas de es para alabar a Dios. Su profunda sa-
la muerte. Tenía también el glorioso san biduría asombra al ingenio humano y el
Efrén unas entrañas m u y blandas con los olor de santidad que se percibe en su
pobres, y en una grande hambre que en lectura, reanima al lector más aletargado
su tiempo afligió mucho a la ciudad de por el frío de la duda, o la ponzoña del
Edesa, viendo que perecían muchos p o - error y de los vicios. Pues ¿por qué no se
bres y que los ricos apretaban la mano han de leer tan buenos libros que dan luz
y los dejaban morir, los reprendió grave- y calor, y sanidad perfecta al espíritu?
mente, y con las limosnas que recogió ¿Por qué se han de leer libros malos que
armó trescientas camas para los enfer- le llenan de tinieblas y de frío glacial, y
mos, vistió a los desnudos y dio de comer lo sumen en un letargo de muerte?
a los hambrientos. Y para que no faltase Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en
el alimento espiritual de las almas, es- la anual solemnidad de tu bienaventu-
cribió muchos libros en lengua siriaca, rado confesor san Efrén, concédenos pro-
los cuales eran tan estimados que, como picio, que imitemos las buenas acciones
JÜice san Jerónimo, se leían públicamente de aquel santo cuyo nacimiento para si
en algunas iglesias después de la Sagrada cielo celebramos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

201
Los siete hijos mártires de santa Felicitas. — 10 de julio
(t 165)
se embraveció y mandó dar a la
madre muchas bofetadas en el
rostro, porque en su presencia
daba tales consejos a sus hijos;
y llamando luego delante de sí
al mayor de ellos, que era J e -
naro, y usando todo su artificio,
para atraerle a la adoración de
los ídolos, no lo pudo conseguir;
por lo cual le mandó desnudar y
azotar crudamente y llevarle a ia
cárcel. Por este mismo orden lla-
mó uno a uno a los siete her-
manos, y como viese en todos la
misma constancia y resolución,
después de haberlos castigado
con muchos azotes, los echó en
mA la cárcel, y dio aviso al empera-
dor de lo que pasaba. El empe-
Siendo emperador Marco Aurelio Anto- rador ordenó que con diferentes géneros
ninc, hubo en Roma una santa viuda lla- de muerte les quitasen la vida, y eje-
mada Felicitas, noble en linaje y más cutándose este impío mandato, Jenaro,
ilustre en piedad, que tenía siete hijos. siendo azotado gravísimamente y q u e -
Habia hecho voto de castidad, ejercitá- brantado con plomadas, dio su espíritu
base en oraciones y obras de misericor- al Señor; Félix y Felipe fueron molidos
dia, y con sus palabras y el ejemplo de a palos; Silvano murió despeñado; Ale-
su vida, movía a muchos de los gentiles jandro, Vidal y Marcial fueron descabe-
para que se hiciesen cristianos. Por esta zados: y la madre santa Felicitas, tam-
causa algunos sacerdotes de los ídolos bién fué martirizada al cabo de cuatro
concibieron gran saña contra ella y con- meses, y su martirio celebra la santa
tra sus hijos y procuraron con el empe- Iglesia a los 23 de noviembre.
rador que los mandase prender. Remitió-
se la causa a Publio, prefecto de la ciu-
dad, el cual llamando aparte a la madre, Reflexión: De esta santa heroína de la
la rogó que sacrificase a los dioses del fe y de ,sus hijos dice san Gregorio en
imperio, y que no le obligase a usar de una homilía estas palabras: «La bien-
rigor con ella y con sus hijos. A lo cual aventurada santa Felicitas, creyendo, fué
respondió Felicitas: «No pienses, oh P u - sierva de Cristo, y predicándole, madre
blio, que con tus blandas palabras me de Cristo: porque teniendo ella siete hi-
podrás ablandar, ni con tus amenazas me jos, de tal manera temió dejadlos vivos
podrás rendir; porque tengo en mi fa- en el mundo, como los otros padres car-
vor el espíritu de Cristo, y viva o muerta nales suelen temer que se mueran. No
te venceré.» A esto respondió el prefec- me parece que hemos de llamar a esta
to: «¡Desventurada de ti! Y ¿has de per- mujer mártir, sino más que mártir, pues
mitir que hasta tus hijos mueran a mis habiendo enviado delante de sí siete hi-
manos?» «Mis hijos, dijo Felicitas, m u - jos al cielo, a la postre vino después de
riendo por Jesucristo vivirán para siem- ellos a recibir la corona del martirio.»
Todo esto es de san Gregorio. ¡Pluguiera
pre.» Y como al siguiente día, estando el al Señor que todas las madres cristianas
tribunal en la plaza del templo de Marte, tuvieran este espiritual amor a sus hijos,
fuese traída a juicio la madre con los siete deseándoles y procurándoles ante todo la
hijos, y el juez les persuadiese que sacri- eterna salvación!
ficasen a los dioses: volviéndose a ellos
la madre les dijo: «Mirad, hijos míos, al Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
cielo, en donde os está Cristo esperando tente, que los que celebramos la fortale-
con todos sus santos; pelead valerosa- za de tus invictos mártires en la confe-
mente por vuestras almas, y mostraos sión de tu fe, experimentemos la efica-,1
fieles y constantes en el amor de Jesu- cia de su intercesión. Por Jesucristo,"
cristo.» El tirano oyendo estas palabras nuestro Señor. Amén.

202
San Pío I, papa y mártir. — 11 de julio
(t 167)
San Pío, primero de este nom-
bre, glorioso pontífice y mártir :
m* .-..4- • ..^
de Cristo, fué natural de la ciu- 4- '^(
dad de Aquileya e hijo de Rufi-
no, el cual después de haberle
instruido en la fe cristiana, le
envió a Roma para que saliese
bien enseñado.en las letras h u -
manas y divinas. Es opinión de
muchos que el papa Higinio le
consagró después por obispo, y la
repartió con él la solicitud pas- ¿•14!.
toral de toda la Iglesia. Habien-
do aquel santo pontífice alcanza- f:'flp¡
do la gloriosa palma del marti-
rio, vacó la Sede apostólica solos
tres días, porque era muy creci-
do en Roma el número de los
saltos, (que así se llamaban los
fieles): los cuales después de emplear sia, y que no te olvides de mí. Todo el
aquellos tres días en ayunos, vigilias y senado y compañía de los sacerdotes y
oraciones, eligieron por voz común a san ministros de Cristo que está en Roma, te
Pío, y le nombraron vicario de nuestro saluda, y yo saludo a todo el colegio de
Señor en la tierra. Ordenó muchas cosas los hermanos en el Señor, que están con-
de grande utilidad para la santa Iglesia: tigo.» Todo esto es de san Pío, el cual
Señaló las penitencias que habían de ha- después de haber acrecentado mucho la
cer los sacerdotes que fuesen negligen- Iglesia de Dios con su celestial espíritu
tes en administrar el santísimo Sacra- y gobierno, fué delatado, y cargado de
mento; mandó que fuesen inviolables las cadenas, y muerto por la fe de nuestro
heredades de las iglesias, y que no se Señor Jesucristo, como tantos otros pon-
consagrasen las vírgenes que profesan tífices de los primeros siglos de la Iglesia.
perpetua continencia hasta tener veinti-
cinco años. Hizo un decreto por el cual Reflexión: Para que veas la reverencia
mandaba que la santa Pascua se celebra- que has de tener al santísimo Sacramen-
se siempre en domingo como lo habían to, lee las graves penas que puso san
instituido los apóstoles; consagró en Ro- Pío a los sacerdotes que por su negligen-
ma Jas Termas Novacianas a honor de cia derramasen alguna parte del vino con-
santa Potenciana; anatematizó a los in- sagrado: «Si cayere, dice, la sangre de
fernales heresiarcas Valentín y Marción, Cristo en el suelo, hagan penitencia por
y escribió varias epístolas, en las cuales espacio de cuarenta días; si en los corpo-
resplandece la santidad y celo de este rales, por tres: si penetró hasta el primer
venerable pontífice. En una de ellas que mantel, por cuatro; por nueve si llegó
escribió a Justo (a lo que parece obispo al segundo; y por veinte si caló hasta el
de Viena), le dice: «Ten cuidado de los tercero. En cualquier parte donde caye-
cuerpos de los santos mártires, como de re, seqúese todo lo que hubiese mojado;
miembros de Cristo, que así le tuvieron si esto no se pudiese, lávese con cuidado
los apóstoles del cuerpo de san Esteban. o raígase; y recogiendo todo lo lavado
Visita a los santos que están en las cár- o raído, quémese y échense las cenizas
celes, para que ninguno se entibie en la en la piscina.» Considera pues con qué
fe. Los clérigos y diáconos te respeten devoción y pureza de alma y cuerpo, se
y reverencien, no como a mayor sino co- ha de recibir este divino sacramento, que
mo a ministro de Jesucristo. Todo el pue- con tanto cuidado se ha dé tratar.
blo descanse, y sea amparado y defen-
dido con t u santidad. Quiero que sepas, Oración: Atiende, oh Dios todopodero-
compañero dulcísimo, que Dios me ha r e - so, a nuestra flaqueza, y alivíanos del pe-
velado que tengo de acabar presto los so de nuestros pecados, por la interce-
dias de mi peregrinación: sólo te ruego sión de tu bienaventurado mártir y pon-
que estés firme en la unión de la Igle- tífice Pío. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
203
San Juan Gualberto, fundador. — 12 de julio
(t 1073)
en Juan para hacerle su prelado:
mas él no lo consintió por su h u -
mildad, y como se alzase con el
gobierno un monje que turbaba
la paz del monasterio, el santo
se partió con un compañero para
buscar otro lugar donde con más
quietud pudiese servir a Dios.
Vino pues a un valle que por la
espesura de los árboles se llama
Valleumbrosa, y está en la p r o -
vincia de Toscana, y allí por ins-
piración del Señor hizo su m o -
rada, y en aquel sitio se formó
un grande y numeroso monaste-
rio, debajo de la regla de san
Benito, aunque con algunas cons-
tituciones propias y particulares
de nuestro santo. Favorecióle, el
Señor con su gracia y con dones de mila-
El venerable fundador de la orden de gros y profecías, y después de haber edi-
\ r alleumbrosa, san Juan Gualberto, n a - ficado otros monasterios y resucitado en
ció en Florencia, y se convirtió de la va- ellos el primitivo espíritu de san Beni-
nidad del siglo a la perfección evangé- to, gobernándolos santísimamente por es-
lica por un caso notable que le sucedió, pacio de veintidós años, a los setenta -y
y fué de esta manera. Tenía J u a n un pa- cuatro de su edad, dio su espíritu al Se-
dre que se llamaba como él Gualberto y ñor.
era valiente y bravo soldado, el cual traía
enemistad con un hombre que injusta- *
mente había muerto a un pariente suyo,
y para vengarse, le pretendía matar: y Reflexión: Después de haber leído la
J u a n acudía a la voluntad de su padre caridad que usó san Gualberto con su
y andaba en los mismos pasos y cuida- enemigo mortal, no quisiera, amado lec-
tor) que conservases en tu corazón algún
dos. Un día, yendo a Florencia él y otro maligno rencor y deseo de venganza. No
criado bien armados, topó acaso a aquel trates acaso de manchar tus manos con la
su enemigo, desarmado, y en un paso tan sangre del que te ofendió y perjudicó,
estrecho que no se podía huir ni esca- ni aun tal vez de delatarle a u n tribunal
par. Turbóse aquel pobre hombre, y en demanda de justicia. Pues ¿qué pro-
echándose a los pies de J u a n con grande vecho sacarías de maldecirle y desearle
humildad, le pidió por amor de Jesucristo la muerte o alguna desgracia? ¿Podrías
crucificado que le perdonase y le diese con este odio acarrearle algún grave mal?
la vida. Fué tanto lo que se enterneció No: el mal recaería sobre de ti, porque
J u a n oyendo el nombre de Jesucristo con esos malditos rencores no harías más
crucificado, que luego levantó del suelo que llenar tu conciencia de pecados. Sa-
a su enemigo, le abrazó, le perdonó y di- crifica pues generosamente por amor de
jo que estuviese seguro. Partióse pues Cristo crucificado todos tus odios y r e -
aquel pobre hombre consolado, y Juan sentimientos y dile con todo el corazón
siguió su camino, y entró en una iglesia, (y no solamente con los labios) aquellas
donde poniéndose a hacer oración delan- palabras del Padre nuestro: Perdónanos
te de un crucifijo que allí estaba, vio cla- nuestras deudas, así como nosotros per-
ramente que el crucifijo le inclinó la ca- donamos a nuestros deudores.
beza como quien le hacía gracias por su
caridad. Quedó J u a n confuso por este Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
regalo del Señor, y determinó abrazarse haga recomendables ante tu divino aca-
con Cristo crucificado. P a r a esto pidió tamiento la intercesión del bienaventu-
al abad de san Miniato de Florencia el rado Gualberto, abad, para que consiga-
hábito de san Benito, y fué tal el ejem- mos por su protección lo que no podemos
plo de santidad que dio a los monjes, que alcanzar por nuestros méritos. Por Jesu-
fallecido el abad, todos pusieron los ojos cristo, nuestro Señor. Amén.

204
San Eugenio, obispo de Cartago. — 13 de julio
(t 505)
El prudentísimo y pacientísi-
mo san Eugenio, obispo de Car-
tago, era un caballero seglar de
esta ciudad muy estimado por su
celo, discreción y piedad cristia-
na, cuando por voz común de to-
dos sus conciudadanos, fué elegi-
do y ordenado sacerdote y obispo
de aquella iglesia en tiempo del
cruel Hunerico, rey de los Ván-
dalos, los cuales se habían hecho
dueños y señores del África. Y
aunque el santo prelado gozó de
paz en los primeros tiempos de
su gobierno, y era respetado de
los herejes, y tan amado de los
católicos, que dieran por él la
hacienda y la vida, no tardó el
rey Hunerico, que profesaba la
secta de los arríanos, en perseguir de mido de trabajos descansó en el Señor.
muerte a los fieles, y a sus venerables pas- También murió en el destierro todo el cle-
tores. Y para dar algún color a su perfi- ro de Cartago, compuesto de unos qui-
dia, obligó a todos los obispos a jurar nientos sacerdotes y diáconos y de mu-
que deseaban que después de su muerte le chos niños que eran cantores de aquella
sucediese su hijo en el trono. No dudaron iglesia, y con ellos el santo arcediano lla-
algunos en jurarlo, juzgando que podían mado Salutario, y Murita, que era el se-
con ello contentar al rey, y otros no pres- gundo de aquellos sagrados ministros, los
taron aquel juramento, pensando que era cuales habiendo sido puestos por los he-
contrario a la ley de justicia; pero el bár- rejes tres veces en el tormento, perseve-
baro monarca los condenó a todos, ale- raron constantes en la verdadera fe de la
gando que los primeros habían sido infie- iglesia católica y merecieron la corona in-
les a Dios, que manda no j u r a r ; y los se- mortal de confesores de Jesucristo.
gundos se habían mostrado rebeldes a su
príncipe. Poco después dio orden para que Reflexión: ¿Has reparado sin duda en el
la persecución se hiciese general. Los sa- castigo que dio el bárbaro Hunerico así a
cerdotes de Cartago fueron azotados con los que trataron de contentarle a él, como
látigos y varas, las vírgenes consagradas a los que sólo quisieron contentar y estar
a Dios cruelmente atormentadas, murien- bien con Dios? Cumplamos pues las obli-
do muchas de ellas en el potro, y los obis- gaciones de conciencia sin respetos huma-
pos, y todo el clero, y muchos seglares y nos, porque hasta los malos echan a mala
señores católicos fueron desterrados sn parte lo que se hace por complacerles con -
número de unas cinco mil personas. Cuan- tra la conciencia, y violando la ley del r e -
do el pueblo vio tan maltratados a aque- torno vuelven mal por bien. Mas Dios, es
llos venerables sacerdotes y al santísimo fidelísimo, y si hacemos su santidad vo-
obispo Eugenio, que con ellos iba deste- luntad, aun a costa de las persecuciones
rrado, les seguía con los ojos llenos de lá- de los malvados, no seremos confundidos,
grimas, diciendo: ¿Cómo nos dejáis así sino más dignos del respeto y admiración
desamparados para ir vosotros al marti- de los hombres, y de la alabanza y gran
rio?^ ¿quién bautizará a nuestros hijos?, recompensa de Dios. «Bienaventurados,
¿quién nos administrará la penitencia y la dice Jesucristo, los que padecen por la
comunión?, ¿quién nos enterrará después justicia, porque es grande su galardón en
de muertos y ofrecerá por nosotros el di- el reino de los cielos*.
vino sacrificio? Habiendo fallecido ya Oración: Dígnate, Señor, oír nuestras
aquel cruel rey de los Vándalos, tornó el oraciones en la solemnidad de tu bien-
varón de Dios a su diócesis, pero fué des- aventurado confesor y pontífice Eugenio,
terrado de nuevo por Trasimundo a las y perdona nuestros pecados, por los méri-
Galias, y haciendo vida solitaria cerca de tos e intercesión de este santo que te sir-
jllbi escribió algunos libros contra los vió tan dignamente. Por Jesucristo, nues-
errores de los herejes, hasta que consu- tro Señor. Amén.

205
S a n B u e n a v e n t u r a , o b i s p o y d o c t o r . — 14 d e j u l i o
(t 1274)
ma ciudad de Padua. Hallóse
presente a esta traslación san
Buenaventura, y hallando entre
los huesos de la boca, la lengua
del santo tan fresca y hermosa
como si estuviera vivo, con ser
ya el año treintidos de su muer-
te, tomóla en sus manos el santo
general, y derramando muchas
lágrimas, exclamó: «¡Oh lengua
bendita que siempre bendijiste a
Dios y enseñaste a otros que lo
bendijesen! ¡Bien muestras aho-
ra cuan agradable le fuiste!». Y
besándola con grande reverencia
la mandó poner en lugar honorí-
fico. Considerando la soberana
majestad de Jesucristo sacramen-
tado estuvo muchos días sin osar
El seráfico doctor de la Iglesia san llegarse al altar, y un día oyendo misa, al
Buenaventura, nació de padres esclareci- tiempo que el sacerdote partía la hostia,
dos por su linaje en una pequeña ciudad una parte de ella se vino a él y se le puso
de Toscana, llamada Bagnarea. Siendo en la boca. Muerto el papa Clemente IV,
muy niño tuvo una tan recia enfermedad, y no concertándose los cardenales en la
que le deshauciaron los médicos; y su persona que habían de elegir, dieron sus
madre prometió a san Francisco que, si votos a san Buenaventura, para que él so-
alcanzaba la salud de su hijo, procuraría lo eligiese al que le pareciese más digno
que tomase el hábito de su santa religión, de sentarse en la silla de san Pedro, y él
como lo hizo en efecto Buenaventura a ia nombró a Teobaldo, que en su asunción se
edad de veintidós años. Hecha su profe- llamó Gregorio X. También llevó el mayor
sión religiosa, tuvo por maestro en P a - peso de los gravísimos negocios que se
rís al famosísimo Alejandro de Hales, y trataron en el concilio de León, y poco
leyó después al maestro de las sentencias después que el papa le hizo allí cardenal
en aquella universidad, con grande aplau- y obispo de Albano, quiso Dios honrarle
so, y allí tomó el grado de doctor el mis- llevándole para sí a la edad de cincuenta
mo día que lo recibió el angélico doctor y tres años.
de la Iglesia, santo Tomás, con el cual tu-
vo muy estrecha amistad, y con su humil- Reflexión: Los muchos y doctísimos l i -
de porfía le rindió para que se graduase bros que dejó escritos san Buenaventura
primero que él. Entrando un día santo To- están llenos de una doctrina celestial y de
más en la celda de san Buenaventura le un fuego de amqr divino que alumbra el
rogó que le mostrase los libros más secre- entendimiento de los que los leen, y abra-
tos de donde sacaba sus altísimos y divi- sa su voluntad, y penetrando hasta lo más
nos conceptos; entonces el santo le enseñó íntimo de las entrañas, les compungen con
un crucifijo que tenía allí delante y le di- unos estímulos de serafín, y les bañan de
jo: <<:Sabed cierto, padre, que éste es mi una suavísima dulzura de devoción. P r o -
mejor libro». Otra vez le halló santo To- cura pues, amado lector, traer en las ma-
más escribiendo la vida de san Francisco, nos los libros de este doctor seráfico y
su padre, y no le quiso estorbar, dicien- también los demás escritos de los santos,
do: «Dejemos al santo que trabaje por que en ellos está atesorada la verdadera
otro santo*. Con esta santidad y sabiduría sabiduría que alimenta, perfecciona y sa-
juntaba san Buenaventura una pruden- tisface cumplidamente el espíritu.
cia tan maravillosa, que siendo de solos Oración: Oh Dios, que te dignastes d a r -
treinticinco años, con gran conformidad nos por ministro de nuestra salvación al
fué elegido ministro general de la orden. bienaventurado Buenaventura, concédenos
Por este tiempo se trasladó el cuerpo de que sea nuestro intercesor en el cielo el
san Antonio de Padua a una iglesia sun- que tenemos por nuestro doctor en Ja tie*.
tuosa que se le había edificado en la mis- rra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
206
San Enrique I, emperador de Alemania. — 15 de julio
(t 1024)
El admirable emperador de
Alemania san Enrique, por so-
brenombre «el piadoso*, nació en
el castillo de Abaudia, sobre el
Danubio, y fué hijo de Enrique,
duque de Baviera, y de Gisela,
hija de Conrado, rey de Borgo-
ña. Bautizóle el santo obispo de
Ratisbona, Wolfango, el cual to-
mó a su cuenta la educación del
niño y le hizo letrado, y aficiona-
do a toda virtud. Habiendo here-
dado el santo príncipe los esta-
dos de su padre, fué elegido con
gran conformidad por emperador
de Alemania, sucediendo en el
imperio a Otón III. Consultaba
con Dios todo lo que había de
disponer en el gobierno de sus
vasallos, orando fervorosamente, dando mania, quiso pasar por Francia y visitar
largas limosnas, y tomando el parecer de el monasterio cluniacense que florecía
los varones más santos y prudentes. Es- con gran fama de santidad, y estando allí
tando un día para asistir a unos espectácu- oyendo misa de la Cátedra de san Pedro,
los o fiestas públicas que parecieron mal llevado de un gran fervor ofreció en ella
a san Popón, abad, el critsiano príncipe su corona de oro llena de preciosísimas
luego las dejó y mandó que no se hicie- piedras. Finalmente, después de tantas;
sen. Reparó muchas iglesias que estaban victorias y obras heroicas de virtud, vien-
destruidas de los esclavones y otros bár- do que llegaba su última hora, llamó a los
baros, y amplificó en todo su imperio la príncipes del imperio, y tomando por la
religión católica y el culto divino. Habien- mano a su mujer, santa Cunegunda, se la
do vencido a Roberto, rey de Francia, y encomendó encarecidamente, declarando-
hecho paces con él, juntó un buen ejérci- que estaba virgen, y que ambos habían,
to contra los infieles, especialmente los guardado castidad y vivido como herma-
polacos, bohemios, moravos y esclavones, nos. Murió el santo emperador a la edad
y ciñéndose la espada que había sido de de cincuenta y dos años.
san Adriano mártir, salió a campaña, ha-
ciendo voto a san Lorenzo de reedificar Reflexión: Grande es la obligación que
su iglesia de Merseburgo si le alcanzaba tienen los príncipes y gobernantes cristia-
victoria. Y cuando le salieron al encuen- nos de amparar nuestra santísima reli-
tro los príncipes enemigos con un formi- gión. Del cumplimiento de este sagrado
dable ejército de gente innumerable, man- deber depende, como has leído, la pros-
dó que todas sus tropas se confesasen y peridad de los estados, porque la religión
comulgasen, como solían hacer, en seme- inspira así a los gobernantes como a los
jantes ocasiones, y les exhortó a pelear pueblos gobernados sentimientos de toda
animosamente, esperando el favor del cie- virtud y justicia que son la mejor ga-
lo. Dio el Señor entera victoria de sus rantía de la paz y felicidad de las nacio-
enemigos al santo emperador, el cual hizo nes. Pero ¿qué ha de suceder si en la cor-
tributarias a Polonia, Bohemia y Mora- te y en el reino imperan la irreligión, el
via, y declaró luego guerra a los borgo- egoísmo, la inmoralidad y la falta de to-
ñones, que aunque estaban muy podero- da justicia y temor de Dios?
sos y armados, se le rindieron sin querer Oración: ¡Oh Dios! que en este mismo
pelear. Pasó más tarde a Italia para res- día trasladaste al bienaventurado Enrique,
tituir, como lo hizo, a la silla de san P e - tu confesor, desde el trono de la tierra al
dro a Benedicto VIII, de la cual había reino de la gloria; rogárnoste humilde-
sido injustamente despojado. Recobró con mente que nos des tü ayuda para despre-
gran valor la provincia de la Pulla, que ciar como él los halagos de este mundo, y
le habían usurpado los griegos, y fué co- llegar a ti por la inocencia de nuestras
g n a d o en Roma con gran solemnidad por costumbres. Por Jesucristo, nuestro Se-
el papa Benedicto. Cuando volvió a Ale- ñor. Amén.

207
Nuestra Señora del Carmen o del Santo Escapulario. —16 de julio

voz común de todos sus herma-


nos, Superior general de la or-
den, y entonces se le apareció la
gloriosa Reina de los cielos con
majestad, acompañada de coros
angélicos, y llevando en la mano
u n escapulario, que entregó al
santo, diciéndole con muy blan-
das y amorosas palabras: «To-
ma, querido hijo, este escapula-
rio de tu orden, como insignia de
mi cofradía, y privilegio singular
para ti y tus carmelitas; es una
señal de predestinación y alianza
de paz y pacto sempiterno: los
que con él murieren no padece-
rán el fuego eternal». Apenas
se publicó en el mundo tan pro-
vechosa devoción y tan rica pren-
Celebra en este día la santa Iglesia la da, los reyes y los pueblos se vistieron a
festividad de nuestra señora llamada del porfía del sagrado escapulario y se alis-
Carmen o del Monte Carmelo, porque de taron en la cofradía de la Virgen del Car-
aquel santo monte, desde donde vio el pro- men, los sumos pontífices la aprobaron y
feta Elias aquella nubécula maravillosa, colmaron de alabanzas e indulgencias, y
que era figura de la "Virgen santísima, la misma Reina de los cielos la autorizó
trae su nombre la religión carmelitana, a con estupendos y soberanos prodigios, li-
la cual enriqueció la Reina de los cielos brando a sus devotos de innumerables pe-
con la vestidura del santo Escapulario, ligros del cuerpo y del alma.
que desde entonces acá ha sido la librea,
el escudo y prenda de salud de todos sus
fieles devotos. Refiérese, en las crónicas Reflexión: Es, pues, el Santo Escapula-
que ya desde los tiempos apostólicos m u - rio del Carmen la librea de los verdade-
chos santos hombres se juntaron en'la so- ros hijos de la Virgen; es una prenda de
ledad del Carmelo para celebrar la gloria eterna vida, y conforme se dice en el de-
del Señor y dar culto especial a su Madre creto del papa Paulo V, pueden los fieles
santísima, mas cuando los sectarios del piadosamente creer que todos los cofra-
falso profeta Mahoma hicieron grande es- des del Carmen, que religiosamente cum-
t r a g o en aquellas regiones, los solitarios plen sus obligaciones, y mueren en gracia
hubieron de ocultarse en las cavernas, de Dios, adornados con el santo escapula-
donde moraron hasta que los ejércitos de rio, si han de pasar por el purgatorio, e x -
las Cruzadas pasaron a la Tierra Santa perimentan allí el singular patrocinio dé-
y persuadieron a aquellos devotos siervos la Virgen santísima, especialmente el día
de la Virgen que viniesen a las tierras de sábado, que a su culto tiene consagrado la
Europa; y hacia la mitad del siglo XIII, Iglesia. No dejes pues de llevar el santo
vinieron algunos de ellos en compañía de escapulario, que será para ti escudo sobe-
san Luis rey de Francia, quedándose unos rano contra los enemigos visibles e invi-
en cierta ermita que está a una legua de sibles, y al armarte con él, piensa que es
Marsella, y embarcándose otros con rumbo un regalo que te hace la Virgen, y una
a Inglaterra, a donde el Señor les guiaba. prenda de eterna salvación.
Allí les habló y conoció por divina reve- Oración: ¡Oh Dios! que honraste la or-
lación el admirable Simón> Stock, el cual, den del Monte Carmelo con el título espe-
habiendo abrazado el instituto de aquellos cial de tu Madre bienaventurada la Vir-
santísimos religiosos carmelitas, partió a gen María, concédenos benigno, que ampa-
Jerusalén, visitó con los pies descalzos los rados con la protección de esta soberana
santos lugares, y se detuvo seis años en Señora, cuya memoria tan solemnemente
el Monte Carmelo, donde se dice que la celebramos, merezcamos llegar a los eter-
Virgen le sustentó milagrosamente. En nos gozos de la gloria. Por Jesucristc
volviendo a su patria fué nombrado por nuestro Señor. Amén.

208
El triunfo de la Santa Cruz. — 16 de julio
(1212)

Entre las ilustres victorias que


Dios nuestro Señor ha dado a los
cristianos contra los infieles y
enemigos suyos, es muy admira-
ble la de las Navas de Tolosa,
que alcanzó el rey de Castilla
don Alfonso el VIII, en compa-
ñía de los reyes de Aragón y de
Navarra, sobre el rey moro Ma-
homat y su innumerable ejército.
Recabó el arzobispo de Toledo
del papa Inocencio III que con-
cediese cruzada a todos los que
viniesen a aquella guerra, y les
otorgase las mismas gracias e in-
dulgencias que se concedían a los
que iban a la conquista de la
Tierra Santa; y fué tan grande
el concurso de gentes que acu-
dieron de toda España y aun de Francia «No, señor, no moriremos, sino que ven-
e Italia, que se puso en orden uno de los ceremos*. Y luego se conoció la ventaja
más lucidos ejércitos que en España se de los cristianos y el favor del cielo; por-
habían visto. Salieron pues de Toledo los que la cruz que un canónigo de Toledo
soldados cristianos a los veinte días del llevaba delante del arzobispo, pasó p o r
mes de junio; y venciendo las dificulta- todos los escuadrones enemigos sin daño
des del camino, ganaron de mano de los del que la llevaba, con tirarle de todas
bárbaros algunos pueblos, como Malagón partes infinitas saetas, y llegando el es-
y Calatrava, y llegaron al puerto que lla- tandarte real que llevaba una imagen de
man del Muradal, en donde estaba el rey Nuestra Señora a donde estaba la mayor
Mahomat con su ejército muy grande y fuerza del ejército moro, lo desbarató
poderoso. Supo el moro de sus espías que y deshizo como humo. El rey Mahomat,
los cruzados extranjeros se habían reti- con algunos de su corte, apenas pudo es-
rado, en cierto motín que sucedió en el capar, quedando muertos en el campo
ejército; y determinó esperar al rey en doscientos mil almohades. Esta insigne
campo raso, y así se retiró un poco a los victoria llenó de grande alegría y rego-
llanos de Baeza, dejando en las Navas cijo a toda la cristiandad, y para memo-
:le Tolosa (que es un paso muy estrecho) ria de ella se instituyó la fiesta del triun-
jarte de su gente para hacer daño en los fo de la santa Cruz, porque la santa Cruz
cristianos. El camino era muy trabajoso rompió por medio de los escuadrones
y áspero, y los enemigos estaban ya a la enemigos y quebrantó aquel día todo el
vista; mas un pastor muy práctico de poder de la soberbia morisma.
toda aquella tierra guió a los cruzados *
por la ladera del monte, de tal manera,
que llegaron al sitio que deseaban, vién- Reflexión: Supliquemos al Señor que
dolos los enemigos sin poderles estorbar por la virtud de la santa Cruz sea tam-
el paso. El rey Mahomat presentó luego bién confundida y humillada la arrogan-
batalla a los cristianos, y llegada la no- cia de los herejes, sectarios v demás ene-
che del domingo, el rey Alfonso mandó migos de Jesucristo, que turban la paz
pregonar a sus tropas que se apercibiesen del pueblo cristiano con tan grande m e -
para la batalla con la confesión y comu- noscabo de su felicidad temporal y eterna.
nión; y levantando las manos al cielo, *
suplicó al Señor les diese victoria de sus
enemigos. Vinieron pues a las manos los Oración: Oh Dios, que por la virtud de
dos ejércitos, y al principio parecía que tu santa Cruz diste a tu pueblo creyente
llevaban lo mejor los moros, de manera glorioso triunfo de sus enemigos, rogá-
que <,;el rey dijo al arzobispo don Rodri- rnoste» que concedas victoria y honra
¿6: ¡Ea, arzobispo; muramos aquí, yo, perpetua a los piadosos adoradores de la
y vos!» Mas el arzobispo le respondió: santa Cruz. Por Jesucristo, nuestro - Se-
ñor. Amén.

209
San Alejo, confesor, — 17 de julio
(t 417)

dre, que era muy caritativo y


amigo de socorrer a los pobres,
y el santo se aposentó en una ca-
marilla estrecha y oscura en el
portal de la casa, donde padeció
grandes molestias de los criados:
porque como si fuera u n simple
e insensato, le daban bofetadas,
le echaban cosas inmundas y Te
hacían otras muchas befas y
agravios. Diez y siete años pasó
el santo en esta vida tan abati-
da y admirable, hasta que t e -
niendo revelación del día de su
muerte, escribió en un papel su
nombre y el de sus padres y de
su esposa, y el viernes siguiente
entregó su espíritu al Creador.
Estaba a la sazón el papa dicien-
El humildísimo siervo de Cristo san do misa delante del emperador, y oyóse
Alejo, nació en la ciudad de Roma y fué una voz del cielo que decía: «Buscad al
hijo de un gran caballero rico y poderoso siexvo de Dios en casa de Eufemiano»,
que se llamaba Eufemiano. Por obedecer y halláronle tendido en el suelo, cercado
a sus padres, se desposó con una doncella de gran resplandor y hermoso como un
de esclarecido linaje: mas inspiróle Dios ángel. Ecio, cancelario, por mandato del
que hiciese un porfecto holocausto de sí pontífice y del emperador, leyó la carta
mismo y de todos los deleites del m u n - que el santo tenía apretada en sus ma-
do. Obedeció Alejo; entró en el aposento nos, en ella halló los nombres de sus p a -
donde estaba su esposa, y dióle un ani- dres y de su esposa, la cual derribándose
llo de oro y una cinta muy rica envuelta sobre el sagrado cadáver, dijo tales cosas
en un velo colorado de seda, y dijóle que que ablandaran corazones de piedra. Fué
guardase aquellas joyas en prenda de su sepultado el día siguiente con grandísima
amor hasta que Dios otra cosa ordenase; pompa en la iglesia de san Bonifacio, y el
y tomando luego algunos dineros, mudó Señor le glorificó con grandes prodigios.
el traje y partió a Laodicea, y de allí a
Edesa, en la Mesopotamia, donde se vis- Reflexión: Es Dios (coma dice el real
tió de pobre y comenzó a mendigar. Lo profeta) admirable en sus santos: pero lo
más del tiempo vivía debajo de un portal es muy particularmente en su humildí-
de una iglesia de Nuestra Señora. Que- simo siervo san Alejo. ¡Qué castidad tan
daron atónitos los padres de Alejo, sa- entera y pura infundió en su alma! ¡qué
biendo que no se hallaba en casa, la m a - obediencia para menospreciar los regalos
dre en un perpetuo llanto, la esposa des- de su casa y dejar a sus padres, esposa,
haciéndose en lágrimas, y el padre, en- deudos y amigos! ¡qué pobreza de espí-
viando por todas partes criados que le ritu para vivir tantos años como mendi-
descubriesen a su hijo. Por señas que al- go! y sobre todo esto ¡qué fortaleza y su-
gunos de ellos tuvieron, llegaron a Ede- frimiento para triunfar de sí y del m u n -
sa, donde Alejo estaba; pero le hallaron do con un género de victoria tan nuevo
tan trocado, que le dieron limosna y no y glorioso! Sea el Señor bendito y glori-
le conocieron. Diez y siete años estuvo en ficado para siempre en sus santos y a
Edesa, y haciéndose después a la vela nosotros nos dé gracia para hacer por su
hacia Tarso de Cilicia para visitar el amor, siquiera los pequeños sacrificios
templo del apóstol san Pablo, una brava que nos pide.
tempestad lo llevó a Italia, y viéndose ya Oración: Oh Dios que cada año nos ale-
en el puerto de Ostia, determinó entrar gras con la solemnidad del bienaventu-
en Roma, y para triunfar más gloriosa- rado Alejo tu confesor, concédenos que
mente de sí mismo, irse a la casa de sus imitemos las acciones de aquel, cuyo na-
mismos padres, donde entendía que no cimiento a l cielo celebramos. Por Jesi -
sería conocido. Acogióle en efecto su pa- cristo, nuestro Señor. Amén.

"10
San Camilo de Lelis, fundador. — 18 de julio
(t 1614)

El ángel consolador de los en-


fermos y moribundos, san Cami-
lo de Lelis, nació de padres ilus-
tres por la nobleza de su sangre,
en la villa de Voquíanico, en el
arzobispado de Chieti del reino
de Ñapóles. Cuando su madre
Camila dio a luz a nuestro santo,
era ya de edad de sesenta añoSj
y tuvo" un sueño misterioso, en
que vio a su hijo con una cruz
en el pecho, acompañado de otros
muchos niños que llevaban tam-
bién en el pecho unas cruces se-
mejantes. Siguió Camilo, como
su padre, los ejercicos de las a r -
mas, sirviendo en los ejércitos de
Venecia y de España, y llevando
una vida no menos trabajosa que
licenciosa. Mas habiendo oído los santos pués su nueva orden, en la cual se obli-
consejos de un religioso capuchino, el día gaban los religiosos con un cuarto voto,
de la Purificación de Nuestra Señora, se a asistir a cualesquiera enfermos de pes-
sintió tocado de Dios de manera que tilencia: y en efecto, en una peste que
saltando del caballo en que iba camino de hizo grande estrago en Roma, ejercitaron
Manfredonia, se hincó de rodillas sobre su heroica caridad con los apestados, en-
una piedra y empezó a deshacerse en llan- trando a veces con escalas en sus casas,
to copiosísimo pidiendo a Dios perdón de por estar enfermos todos los que en ellas
sus pecados, y proponiendo hacer asperí- moraban, y no haber quin pudiese abrir-
sima penitencia. Con este ánimo, se llegó les la puerta. Son indecibles las proezas
al padre guardián de los capuchinos de de caridad que hizo en los numerosos
Manfredonia, rogándole que le diese el hospitales que fundó en toda Italia; has-
santo hábito: mas no pudo llevarlo sino ta que habiendo renunciado el generalato
algunos meses, porque batiéndole de de su Orden y vuelto a servir en el Hos-
continuo en la corva del pie, le abría una pital del Espíritu Santo que había en
llaga antigua oue en él tenía, la cual no Roma, dijo: «Aquí será mi descanso»;
se le cerró en toda la vida. Pasó entonces y en efecto, a los sesenta y cinco años
a Roma, y se consagró enteramente al de su edad, descansó en el Señor y reci-
servicio de los enfermos en el hospital bió la corona de sus grandes trabajos
llamado de Incurables, donde echó los y merecimientos.
cimientos de su gran santidad, ayudado Reflexión: ¿Que te parece, cristiano lec-
por los avisos del padre san Felipe Neri, tor? Si hubieses de parar como pobre en-
que era su confesor. Dolíase mucho de fermo en un hospital, ¿no preferirías la
ver cuánto padecían los enfermos por el dulcísima caridad de san Camilo y de sus
descuido de los enfermeros asalariados; hijos religiosos, al servicio negligente, frío
y pensó en instituir una congregación de y puramente interesado de ciertos hospi-
enfermeros religiosos que sirviesen en los tales secularizados? Espanta lo que cobran
hospitales por solo amor de Jesucristo, los enfermeros laicos, y hace derramar lá-
y encomendando esta obra al Señor, vio grimas la inhumanidad que usan con los
cómo Jesús, desclavando las manos de la pobres enfermos, haciendo de su oficio de
cruz, le dijo: «Lleva adelante tu empresa, caridad un vilísimo negocio.
que yo te ayudaré». En esa sazón consi-
deró Camilo que siendo seglar como era, Oración: Oh Dios, que adornaste a san
no podría ayudar como deseaba a las Camilo de una singular caridad para soco-
almas de los enfermos, y así empezó a rrer a los que luchan en la última agonía,
estudiar la gramática, no avervonzándose infunde en nosotros el espíritu de tu amor,
de aparecer en medio de los niños, sien- para que en la hora de nuestra muerte
?/ de edad de treinta y dos años, y con merezcamos vencer al común enemigo, y
grande aplicación prosiguió sus estudios alcanzar la corona celestial. Por Jesucristo,
hasta ordenarse de sacerdote. Fundó des- nuestro Señor. Amén.

211
San Vicente de Paúl, confesor y fundador. — 19 de julio
(t 1659)

unos religiosos llamados Faíe ben


Fratelli que servían en los hos-
pitales bajo la regla de san J u a n
de Dios. Encaminóse luego el
santo a París, donde se consagró
al servicio de los pobres enfer-
mos del hospital de la Caridad, y
pasando después a los condena-
dos a galeras fundó para soco-
rrer a aquellos infelices la Casa
Misión de Marsella, donde por
librar a uno de los galeotes en
extremo afligido, se ofreció a
ocupar su lugar y llevar sus hie-
rros, de lo cual le quedó en los
pies una hinchazón que le duró
Wwdfc, '
todo el resto de la vida. Fundó
la Congregación, llamada de la
Misión, de clérigos seculares y
El amorosísimo padre de los pobres san fervorosísimos misioneros; instituyó la Co-
Vicente de Paúl, parece que fué de nación fradía de hombres para asistir a los en-
español, aunque varios autores de su vida fermos, la Hermandad de las Hijas de Ca-
dicen que nació en el lugar de Ranquines ridad para los enfermos de cada parroquia
de la parroquia de Puy, en Francia. Ha- la llamada de la Caridad para los gran-
bíanle puesto sus padres, que eran unos des hospitales, y la de las Damas de la
pobres labradores, a guardar el ganado; Cruz para la educación de las niñas. P r o -
mas como le viesen hábil para las letras, movió las fundaciones de los grandes hos-
le enviaron a una escuela de los padres picios de París para los niños expósitos;
franciscanos que estaban en la ciudad de socorrió con gruesas limosnas a los p o -
Acqs. Habiéndose graduado de bachiller bres de las provincias de Lorena y de
en la universidad de Tolosa, y ordenádose muchas poblaciones asoladas por la guerra
de sacerdote, enseñó por algún tiempo la y el hambre, y asistió al rey Luis XIII,
sagrada teología. Mas el Seqor, que le ha_ que puesto en el último trance murió con-
bía escogido para que ilustrase al mundo solado en los brazos del santo. Finalmente,
con el resplandor de sus virtudes y seña- ylleno de días y de méritos, a los ochenta
cinco años de su edad, dio su espíritu
ladamente de su caridad, le puso en el cri- al Señor.
sol de la tribulación. Porque haciéndose
a la vela para ir desde Marsella a Narbo- Reflexión: Apenas se derramó en París
na, en el golfo de León fué asaltada la n a - la triste nueva del fallecimiento de san
ve por unos corsarios moros, los cuales Vicente de Paúl, no se oía en toda la ciu-
mataron bárbaramente al patrón y a otros dad más que esta sola voz: «Ha muerto el
que iban con él, e hirieron con flechas a santo». Lloráronle los huérfanos, lloráron-
casi.todos los demás, y entre ellos a nues- le las viudas y todos los pobres exclama-
tro Vicente, y cargándoles'de cadenas los ron con lágrimas: «¡Ha muerto nuestro
llevaron a Túnez. Aquí, despojado el san- padre!». Sacerdotes y prelados, caballe-
to de sus vestidos, encadenado, y mal cu- ros y damas, senadores y príncipes hicie-
bierto con un pobre sayal, com vil escla- ron gran sentimiento por su muerte y co-
vo, fué llevado por las calles y vendido a menzaron a venerar su sepulcro, glorifi-
un pescador. Fué comprado después por u n cado por el Señor con grandes prodigios,
viejo médico químico, el cual lo entregó y con la perfecta incorrupción del sagrado
a u n sobrino, bárbaro de secta y de cos- cadáver.
tumbres, y paró finalmente en poder de
un renegado. No se pueden decir los gran_ Oración: Oh Dios, que revestiste de
des trabajos que pasó el santo todo el apostólica fortaleza al bienaventurado Vi-
tiempo de su esclavitud, que fué como el cente para que evangelizase a los pobres y
noviciado de su vida santísima. Convirtió promoviese el decoro del Orden eclesiás-
al renegado, el cual fué con san Vicente a tico, rogárnoste nos concedas seamos ins-
Roma, y entró en el austero convento de truidos con los ejemplos de sus virtude.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

212
Santa Margarita, virgen y mártir. — 20 de julio
(f 175)

La gloriosa virgen y mártir


santa Margarita, que los griegos
y algunos autores llaman Mari-
ña, fué natural de la ciudad de
Antioquía de Pisidia, e hija de
un famoso sacerdote de los dio-
ses, llamado Edisio. Crióla una
buena mujer, la cual le infundió
con la leche la fe cristiana y la
educó en santas costumbres. En_
ternecíase sobremanera cuando
oía decir los suplicios con que los
santos mártires eran despedaza-
dos, y la constancia y fortaleza
con que los padecían; y veníale
gran deseo de imitarlos y de m o -
rir como ellos por Jesucristo. Por
esta causa era aborrecida y mal-
tratada de su padre idólatra y
sacerdote de los ídolos, el cual llevó su sobre la cabeza de la santa. Por este m i -
inhumanidad hasta el extremo de^ acusar- lagro se convirtieron muchos de los que
ía y de ponerla en manos del impío presi- presentes estaban, en los cuales el presi-
dente Olibrío. Habíase enamorado este ti- dente ejercitó su crueldad, dando senten-
rano "de la belleza de Margarita, y no p u - cia que así ellos como la santa fuesen d e -
diendo atraerla a su voluntad con astucia gollados. Al tiempo que el verdugo estaba
ni con fuerza, trocó todo el amor en odio, con la espada en la mano para ejecutar
y quiso vengarse de ella con tormentos. la sentencia, tembló la tierra con súbito
"Mandóla tender en el suelo,, y azotar crue- terremoto, y animando la misma santa al
lísimamente, hasta que de su delicado verdugo, fué degollada y recibió de mano
cuerpo saliesen arroyos de sangre, lo cual, de su amorosísimo y celestial Esposo la
aunque hizo derramar lágrimas de pura corona doblada de su virginidad y m a r -
lástima al pueblo que estaba presente, no tirio.
ablandó el pecho de la santa virgen, que
parecía no sentir aquellos despiadados azo- *
tes como si no descargaran sobre ella. Lle- Reflexión: En el martirio de esta santa
váronla después arrastrando a la cárcel, doncella vemos cumplida aquella palabra
donde rogando la santa con gran devoción del Señor que dijo: «Vine a separar el h i -
al Señor que le diese fortaleza y perseve- jo de su padre y la hija de su madre»,
rancia hasta el fin. oyó un temeros ruido, porque siendo tan contraria la santidad del
y vio al demonio en figura de un dragón Evangelio a la impiedad de la antigua su-
terrible que con silbidos y un olor intole- perstición, era imposible que en una mis-
rable se llegó a ella como que la quería ma familia viviesen en paz cristianos e
tragar. Mas la cristiana virgen, armándose idólatras. Estos infieles, a falta de ver-
con la señal de la cruz, le ahuyentó, y dad, echaban mano de la fuerza y violen-
luego aquel oscuro calabozo resplandeció cia contra los fieles de Cristo, como se ve
con una luz clarísima y divina, y se oyó en el martirio de nuestra santa. Y ¿de
una voz que dijo: «Margarita, sierva de dónde nacen ahora las pe»secuciones que
Dios, alégrate, porque has vencido*. Al día padecen los buenos católicos de los impíos,
siguiente la mandó el juez comparecer de- sino de la enemistad irreconciliable de la
lante de sí y con grande asombro observó
que estaba sana de sus heridas, y llamán- impiedad con la fe y del vicio con la vir-
dola hechicera, la mandó desnudar y con tud?
nachas encendidas abrasar los pechos y *
costados. Después ordenó que trajesen una Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
gran tina de agua, y que echasen en ella a alcances el perdón de nuestros pecados por
la santa virgen atada, de suerte que sin la intercesión de la bienaventurada virgen
poderse menear se ahogase. Y cuando la y mártir Margarita, que tanto te agradó
vumergían en el agua, bajó una claridad por el mérito de su castidad y por la m a -
grandísima, y una paloma que se asentó nifestación de tu soberana fortaleza. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

213
San Víctor y sus compañeros, mártires. — 21 de julio
(t 290)
noche, le visitó el Señor por el
ministerio de sus ángeles. La
cárcel se llenó de admirable cla-
ridad. El santo mártir cantaba
con los espíritus celestiales las
alabanzas del Señor. Tres solda-
dos encargados de custodiarle
' q u e d a r o n tan asombrados de lo
que pasaba, que arrojándose a
los pies de Víctor, le pidieron
perdón y la gracia del bautismo.
Llamábanse Longinos, Alejandro
y Feliciano, los cuales fueron
bautizados aquel día, y Víctor
les sirvió de padrino. Al día si-
guiente, supo todo esto el empe-
rador, y montado en cólera hizo
trasladar los cuatro santos a la
plaza pública, donde fueron car-
gados de injurias por la plebe soez y cor-
Al poco tiempo de haber mandado de- tadas las cabezas de los tres centinelas.
gollar a toda la legión Tebea, fué el em- Tres días después llamó de nuevo el em-
perador Maximiano a Marsella, donde ha- perador a Víctor a su tribunal y le mandó
bía una iglesia numerosa y floreciente. adorar una estatua de Júpiter puesta so-
A su llegada temblaron por su vida todos bre un altar, pero Víctor, lleno de fe en
los fieles de la ciudad y se prepararon Jesucristo, dio un puntapié al altar, y lo
para el martirio. Durante esta general derribó juntamente con el ídolo hecho p e -
consternación un oficial cristiano, llamado dazos. El tirano, para vengar a sus dioses,
Víctor, iba todas las noches de casa en le hizo cortar el pie ordenando luego que
casa a visitar a sus hermanos en Jesu- metiesen al mártir debajo de la rueda de
cristo para exhortarles al desprecio de la un molino. Y como a la primera vuelta el
muerte, e inspirarles el deseo de la vida molino se descompusiese, sacaron de allí al
eterna. Habiendo sido sorprendido en una santo y le cortaron la cabeza. Su cuerpo,
acción tan digna de un soldado de Cristo, junto con los cadáveres de Longinos, Ale-
fué conducido al tribunal de los prefectos jandro y Feliciano, fueron arrojados al
Asterio y Eutiquio, que le representaron mar, pero los cristianos los encontraron
el peligro que corría, y cuan loco era de sobre la orilla y J e s dieron honrosa sepul-
exponerse a perder el fruto de sus servi- tura.
cios y el favor del príncipe, por querer
adorar a un hombre muerto. Contestó Reflexión: Mostróse san Víctor muy dig-
Víctor que renunciaba a todas las ventajas no de su nombre, porque fué ilustre y glo-
<jue no podía gozar sino renunciando a rioso vencedor de todos los poderes de la
Jesucristo, Hijo eterno de Dios, que se ha- tierra y del infierno. Por esta causa triun-
bía dignado hacerse hombre y que había fa ahora en el paraíso con todos los santos
resucitado después de muerto. Semejante mártires a quienes animó a alcanzar tam-
respuesta excitó furiosos gritos de indig- bién victoria de los tiranos y tormentos.
nación, pero como el prisionero era perso- Hagamos asimismo nosotros obras dignas
na ilustre, lo enviaron al emperador Ma- del nombre que llevamos, imitando las
ximiano, el cual, para torcer la constancia virtudes del santo cuyo nombre nos p u -
de Víctor lo hizo atar de pies y manos y sieron en el bautismo, para que, así como
mandó que lo paseasen por todas las calles ahora nos honramos con su nombre, p a r -
de la ciudad, exponiéndolo así á los insul- ticipemos después de su eterna recompen-
tos del populacho. A la vuelta de este p ú - sa.
blico desprecio, lo presentaron todo cu- Oración: Oh Dios, que nos concedes la
bierto de sangre a los prefectos, y Asterio gracia de celebrar el nacimiento para el
mandó que lo extendiesen sobre el caba- cielo de los gloriosos mártires Víctor y
llete, donde los verdugos le atormentaron sus compañeros, concédenos también la de
por largo espacio. Encerránronle después gozar de tu eterna bienaventuranza en su
en una lóbrega prisión, en la cual, a media santa compañía. Por Jesucristo, nuestrC
Señor. Amén.

214
Santa María Magdalena. — 22 de julio
(t hacia el 66)

La bienaventurada María Mag-


dalena, espejo de penitencia y
fervorosísima discípula de Cris-
to, era hermana de san Lázaro y
de santa Marta. Usando mal de la
libertad que tenía por ser muer-
tos sus padres, y viéndose noble,
rica y hermosa, comenzó a darse
a los gustos y deleites del m u n -
do, de manera que vino a tener
escandalizada toda la ciudad, en
tanto grado, que la llamaban la
pecadora. Dice el Evangelio que
el Señor echó de ella siete demo-
nios, por los cuales entienden al-
gunos santos los pecados y vicios
de que el Salvador la libró Por-
que sabiendo ella que Jesús es-
taba convidado a la mesa de un
rico fariseo llamado Simón, tomó un vaso del Espíritu Santo. Finalmente en la per-
de ungüento precioso en las manos y en- secución que se levantó después de la
tró en aquella casa, y derribada a los muerte de san Esteban, María, Lázaro 3'
pies del Salvador, comenzó a derramar lá- Marta, con otros discípulos del Señor,
grimas tan copiosas, que bastaron para fueron puestos en un navio sin velas ni
regar los pies de Cristo, y luego los lim- remos, para que pereciesen en el mar.
pió con los cabellos, los besó y ungió con Mas aportando en Marsella, con el admi-
aquel precioso ungüento. Y como el fariseo rable ejemplo de su vida y palabras de
juzgase que no debía de ser profeta quien cielo y milagros que hacían, convirtieron
se dejaba tocar de aquella pecadora, le aquella provincia a la fe de Cristo, y se
reprendió el Señor, y dio a la Magdalena dice que san Lázaro fué obispo de Marse-
un jubileo plenísimo y remisión de todos lla, y la Magdalena, se retiró a una sole-
sus pecados, enviándola con paz y alegría dad donde pasó treinta años muy conso-
a su casa. De allí en adelanta comenzó la lada del Señor, hasta que su alma bendita
santa a emplear su caudal, su persona y fué llevada al cielo por los santos ángeles.
hacienda en servicio de Jesucristo. Hos-
pedábale con sus hermanos Lázaro y Mar- Reflexión: Es mucho para notar (como
ta, y habiendo Lázaro caído malo, enviaren observa san Crisóstomo) que santa Mag-
las dos hermanas a Jesús un mensajero dalena fué la primera que vino al Señor
que le dijese: «Señor, el que vos amáis es- para alcanzar el perdón de sus culpas,
tá enfermo». Vino el Señor a Betania muy usando de todas las cosas que le habían
tarde y cuando Lázaro estaba ya muerto y
sepultado. Y viendo Jesús las lágrimas de sido instrumento de pecado, para hacer
amor y dolor de las dos hermanas, se en- de ellas remedios contra el pecado; por-
terneció y lloró con ellas, y resucitó 'a que de los ojos con que cautivaba antes
Lázaro de cuatro días muerto. Celebraron las almas hizo fuentes para lavar la suya;
este gran prodigio haciendo un convite a de los cabellos hizo lienzo para limpiarla;
Lázaro resucitado, el cual comía a la me- de la boca hizo portapaz para recibir la de
sa, con Jesús y muchos judíos convida- Cristo; y del ungüento hizo medicina para
dos, y con esta sazón ungió otra vez Ma- curarse. Imitemos este ejemplo, y si de
ría los pies del Salvador. Acompañóle des- los dones que hemos recibido de Dios he-
pués en su sagrada Pasión, perseverando mos hecho instrumentos para ofenderle,
al pie de la cruz y ungiendo con aromas usemos ahora de ellos para servirle y
el santísimo cadáver de- Jesucristo, • y en amarle.
recompensa de tanto amor fué entre los Oración: Suplicárnoste, Señor, que sea-
testigos de la Resurrección que menciona mos ayudados por la intercesión de la
el Evangelio, la primera que vio al Señor bienaventurada María Magdalena, a cu-
resucitado y glorioso. Y parece cosa sin yos ruegos resucitaste a su hermano L á -
Auda que también se halló la santa a la su- zaro, de cuatro días muerto. Tú que vives
bida de Cristo a los cielos, y en la venida y reinas por todos los siglos de los si-
glos. Amén.

215
San Apolinar, obispo y mártir. — 23 de julio
(f hacia el año 75)

cadena de milagros y persecucio-


nes. Restituyó el habla a un ca-
ballero principal llamado Boni-
facio, el cual se convirtió con
quinientas personas; y los genti-
les le hicieron pasar sobre las
brasas con los pies descalzos, y
visto que no recibía lesión de
fuego, le echaron como a nigro-
mántico de la ciudad. En la pro-
vincia de Emilia resucitó a una
difunta, hija de un caballero p a -
tricio llamado Rufo; y el juez
Mesalino le mandó atormentar
en el ecúleo y echar agua hir-
viendo sobre las llagas. En la
región de Misia sanó un hombre
muy principal que estaba cubier-
to de lepra, y en Tracia hizo en-
El apostólico obispo de Rávena y fortí- mudecer el oráculo del templo Serapis, y
simo mártir de Cristo san Apolinar, fué los gentiles, después de haber maltratado
uno de los discípulos que el apóstol san bárbaramente al santo les desterraron a
Pedro trajo consigo, cuando trasladó su Italia. Volviendo a Rávena, los idólatras
cátedra de Antioquía a Roma. Consagróle le amenazaron con la muerte si no sacri-
obispo el mismo príncipe de los apóstoles ficaba al dios Apolo, y por la oración del
y le envió a Rávena para que allí predi- santo, el simulacro cayó hecho pedazos con
case el santo Evangelio. En llegando Apo- grande alegría de los cristianos y rabia
linar cerca de aquella ciudad, fué acogi- de los gentiles, los cuales le hirieron gra-
do por un militar llamado Treneo, que t e - vemente junto a la puerta de la ciudad.
nía un hijo ciego, al cual el santo pontífice Finalmente, después de estos malos trata-
restituyó la vista. Por este milagro Tre- mientos vivió aún siete días en una casa
neo y toda su casa creyeron en Cristo y donde se recogían los leprosos y allí dio
fueron bautizados. Supo luego este pro- su espíritu al Señor.
digio el tribuno de aquel soldado, y rogó *
al santo que viniese y sanase su mujer
llamada Tecla, que estaba sin esperanza Reflexión: Tal fué la vida apostólica
de vida, a la cual Apolinar tomó de la m a - de san Apolinar, el cual se sacrificó co-
no, y le dijo: «Levántate sana en nom- mo hostia viva del Señor, con un martirio
bre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, y prolijo de veintinueve años. Guárdense,
cree en él, y entiende que "no hay cosa pues, los enemigos de nuestra santísima
semejante a él en el cielo ni en la tierra». fe de blasfemar diciendo que la religión
Y luego se levantó sana la mujer, con lo cristiana es un negocio de ambición y sór-
cual ella, su marido el tribuno y todos los dida codicia, porque al exagerar algunos
de su familia se convirtieron. Doce años defectos humanos que no podían faltar en
se ocupó el santo en predicar la doctrina una sociedad que no es de ángeles sino
del cielo en Rávena, y en administrar a de hombres, vituperan calumniosamente al
los fíelos los santos sacramentos, institu- Hijo de Dios que la fundó, y a sus santí-
yendo algunos clérigos que le ayudasen; simos apóstoles y discípulos, y a todos los
y como ya creciese el número de los cris- santos de la verdadera Iglesia de Dios. •
tianos, Saturnino, gobernador de la ciu- *
dad, le mandó llamar, y le examinó de- Oración: Oh Dios, remunerador de las
lante de los sacerdotes de los ídolos, los almas fieles, que consagraste este día con
cuales alborotaron al pueblo y maltrata- el martirio de tu sacerdote, el bienaventu-
ron y apalearon al santo, hasta dejarlo rado Apolinar, suplicárnoste nos concedas
medio muerto. Mas los cristianos le to- a nosotros tus humildes siervos, el perdón
maron y escondieron en casa de una b u e - de nuestras culpas por los ruegos de aquél,
na viuda cristiana y allí le curaron. Toda cuya venerable solemnidad celebramos v.
la vida de este apostólico varón fué una Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

21
Santa Cristina, virgen y mártir. — 24 de julio
(t 300)

La maravillosa virgen y mártir


de Cristo, santa Cristina, nació
en Tiro de Toscana, población
que estaba junto al lago de Vol-
sena. El padre de la santa niña
Cristina se llamó Urbano; era de
la ilustre familia de los Anicios,
y gobernaba la ciudad en calidad
de prefecto, nombrado por los
emperadores Diocleciano y Maxi-
miano, cuyos edictos contra les
fieles de Cristo ejecutaba con
gran diligencia y bárbara cruel-
dad. El lugar del tribunal fué la
escuela en que la niña Cristina
aprendió las primeras lecciones
de nuestra santa fe, porque asis-
tiendo frecuentemente a los in-
terrogatorios de los mártires, e n -
tendió que eran dignos de desprecio los
ídolos vanos, y que había un solo Dios que cayó allí muerto, por cuyos prodigios
verdadero, y que sólo Dios podía dar a se convirtieron muchos gentiles a la fe de
los cristianos aquella invencible fortale- Cristo. A Dión sucedió otro juez llamado
za con que triunfaban en los suplicios, y Julián, no menos impío y feroz; porque
menospreciaban la vida temporal por al_ mandó encender un horno, donde tuvo a
canzar la eterna. Algunas señoras cristia- la santa niña por espacio de cinco días, y
nas perfeccionaron la instrucción de la del cual salió ella alabando a Dios, sin ha-
niña, y fué bautizada secretamente. Diez ber recibido lesión alguna. Cortáronle la
años tenía no más cuando deseosa del m a r - lengua para que no pudiese invocar a J e -
tirio tomó los ídolos de oro y de plata que sucristo, y sin lengua hablaba y no cesaba
su padre tenía, los quebró e hizo pedazos y de bendecir al Señor. Finalmente fué ata-
los repartió a los pobres. De lo cual tuvo da a un madero y asaeteada y con este
tan grande enojo su padre, que él mismo martirio envió su alma al cielo.
la mandó desnudar y azotar cruelmente
por sus criados; y no contento con esta
crueldad la hizo otro día atormentar con Reflexión: ¡Con qué regocijo sería r e -
garfios de hierro, hasta arrancarle algu- cibida de los ángeles aquella alma purí-
nos pedazos de sus carnes, los cuales tomó sima que revestida de la fortaleza de Dios
ella en la mano y los ofreció a su padre, había salido con victoria de tres tiranos
diciendo: «Toma, cruel tirano, y come y de tan dura y larga pelea! ¡Qué traba-
también, si quieres, esa carne que engen- jos podemos nosotros padecer por amor
draste.» Mandóla poner después en una de Cristo, que puedan coempararse con
rueda de hierro algo levantada del suelo, los que pasó la santa niña Cristina! ¡Ver-
y debajo encender carbones y echar en daderamente es nada todo lo que hacemos
ellos aceite; mas el Señor la defendió de por servir a Dios y ganar el cielo! Una
este suplicio, y la sacó viva y sana de en- niña de diez años como santa Cristina nos
tre las llamas. Otro día l a mandó el padre cubrirá de vergüenza en el día del juicio,
atar un gran peso al cuello y echar en el si no sólo servimos a Dios con tan poca
lago de Volsena; pero los ángeles la libra- generosidad, sino que aun rehusamos
ron y sacaron a tierra sin lesión alguna, aceptar con paciencia las cruces que el
con grande rabia y despecho de su bár- Señor nos envía.
baro padre, el cual imaginando nuevos su-
plicios, no pudo ejecutarlos, por haber si- Oración: Suplicárnoste, Señor, nos al-
do hallado muerto en la cama. Sucedióle cance el perdón de nuestros pecados la in-
en el oficio de juez el no menos cruel tercesión de la bienaventurada virgen y
Dión, el cual mandó llevar a la santa n i - mártir Cristina que tanto te agradó así
ña, raída la cabeza, al templo de Apolo;
M el ídolo cayó en tierra hecho pedazos; por el mérito de su castidad, como por
quedó de esto tan asombrado el prefecto, la ostentación que hizo de tu poder en su
constancia hasta la muerte. Por Jesucris-
to, nuestro Señor. Amén.

217
Santiago el Mayor, apóstol. — 25 de julio
(t 44 de J. C.)

No sabéis lo que pedís; porque


pedían dignidad temporal. P r e -
guntóles si podrían beber el cá-
liz que El mismo había de be-
ber; y como respondiesen animo-
sos que sí, el Señor les profeti-
zó que en efecto lo beberían, y
padecerían el martirio por su
amor. Después de la Ascensión
de Jesucristo predicó Santiago
en Jerusalén y en Samaría; y ha-
biendo los judíos apedreado y
muerto a san Esteban, y levan-
tándose aquella grande tempes-
tad en Jerusalén contra la Igle-
sia, el santo apóstol vino a Espa-
ña y convirtió algunos hombres
a la fe, de los cules siete fueron
ordenados de obispos por san
El protomártir de los apóstoles, Santia- Pedro, y pasaron a España. Llegado San-
go el Mayor, luz y patrón de las Españas, tiago a Zaragpza, salió una noche con sus
fué natural de Galilea, hijo de Zabedeo y discípulos a la ribera del Ebro para orar,
de María Salomé,-hermano mayor de san y la Reina de los ángeles, que aun vivía,
se le apareció sobre una columna o pilar
J u a n evangelista, y primo de Jesucristo de jaspe, y le dijo: «En este mismo lugar
según la carne. Fueron ambos hermanos labrarás una iglesia de mi nombre, porque
pescadores y andando el Señor a la ri- desde ahora tomo esta nación debajo de
bera del mar de Galilea, violes en un n a - mi amparo. Volvió después el santo após-
vio con su padre Zebedeo, remendando las tol a Jerusalén donde los judíos le echa-
redes, y los llamó, y ellos dejando al pun- ron una soga a la garganta y acudiendo
to las redes y a su padre, le siguieron. los soldados le prendieron y llevaron de-
Mudóles después el Señor el nombre y lante del rey Herodes, el cual por dar
por su ardoroso celo l o s llamó Boaner- contento al pueblo le mandó degollar.
ges que quiere decir hijos del trueno, y
después de san Pedro, a quien mudó tam-
bién el nombre, fueron estos dos herma- Reflexión: Grandes han sido las mer-
nos los discípulos favorecidos del Sal- cedes que Dios nuestro Señor ha hecho a
vador. Porque los llevó consigo cuando los reinos de España por medio de este
fué a resucitar a la hija del príncipe de gloriosísimo apóstol; porque de él reci-
la sinagoga; quiso que fuesen testigos de bieron la luz de la fe, y el primer templo
su transfiguración en el Tabor, y de su labrado a la Madre de Dios, y la celestial
mortal tristeza en el huerto de Getsema- protección contra los moros, hasta capita-
ní, y después de su resurrección hizo que near el mismo santo apóstol nuestros
se hallasen presentes a casi todas sus fre- ejércitos, montado sobre un caballo blan-
cuentes apariciones. Refiere el evange- co, y con un grande estandarte blanco
lista san Lucas que viendo los dos her- en la mano, como se vio en la famosa
manos Santiago y Juan que los samari- batalla de Clavijo, por lo cual la señal
tános no querían hospedar al Señor, le de acometer los soldados españoles y ce-
dijeron: ¿Quieres que hagamos bajar fue- rrar con el enemigo, comenzó a ser la
go del cielo que abrase esta gente? Mas señal de la cruz y decir: «¡Santiago, y-
Jesús les respondió: No sabéis de qué es- cierra España!» Invoquémosle pues al r o -
gar por nuestra patria, para que la libre
píritu sois; dándoles a %ntender que El de sus actuales enemigos.
no había venido a dar la muerte a los
pecadores, sino a morir por ellos para dar-
les la vida eterna. En otra ocasión la ma- Oración: Santifica, Señor, y guarda a tu
dre de estos dos hermanos se atrevió a pueblo, para que amparado de la protec-
pedirle que en su reino hiciese que el uno ción del bienaventurado apóstol Santia-
de ellos se sentase a su diestra y el otro go, te agrade con sus virtuosas costum-
a la siniestra; mas el Señor les dijo: bres y te sirva en paz. Por Jesucristo.,
nuestro Señor. Amén.

21S
Santa Ana, madre de la Madre de Dios. — 26 de julio

Santa Ana, dichosa madre de


nuestra Señora la Virgen santí-
sima, fué natural de Belén e hi-
j a de Matan y de Emerenciana,
y esposa d e l glorioso Joaquín,
galileo, de la ciudad de Nazaret.
Eran los santos esposos Joaquín
y Ana de la tribu de Judá y del
real linaje de David; y ejercitá-
banse continuamente en la guar-
da de la ley de Dios. Dícese que
dividían la renta que cada año
cobraban de su hacienda, en tres
partes, de las cuales la una gas-
taban en su casa y familia, la
otra en el templo y sus ministros,
y la tercera empleaban en soco- ¡—
rrer las necesidades de los po-
bres. Vivían muy afligidos estos
santos casados por haberlo sido veinte santas viudas que allí moraban en unas
años sin tener fruto de bendición, por lo habitaciones vecinas al templo, y se ocu-
cual andaban como avergonzados y corri- paban en sus labores, oraciones y demás
dos, por considerarse entre los hebreos la .oficios ordenados al servicio de Dios. No
esterilidad como nota de ignominia. Lle- pudieron Joaquín y Ana ausentarse de
vaba Ana en paciencia esta prueba de su su hija tan querida, y se vinieron a vi-
acrisolada virtud, con gran rendimiento a vir en Jerusalén en una casa que no es-
la voluntad del Señor; mas no por eso taba lejos del templo, gozando de la con-
dejaba d e mirar c o n santa envidia a versación de su hija hasta que el Señor
aquellas^ dichosas mujeres q u e algún los llevó para sí: muriendo san Joaquín
día habían de tener afinidad y parentes- a la edad de ochenta años, y Ana a los se-
co con el deseado Mesías. Y como se tenta y nueve.
acordase de que la madre de Samuel, lla-
mada también Ana, por haber clamado al
Señor, alcanzó el hijo que deseaba, ani- Reflexión: Los gloriosos padres de la
mada santa Ana con este ejemplo, supli- santísima Virgen fueron venerados en
có con gran fervor al Señor se compade- Oriente desde los primeros siglos de la
ciese- de su sierva, prometiendo que si le Iglesia, y luego se extendió su devoción a
hacía merced de concederle algún fruto, los fieles del Occidente, los cuales levan-
se lo consagraría luego v lo destinaría, al taron en honra suya muchos templos y
templo para su santo servicio. Oyó el santuarios. Seamos pues devotos de san-
Señor benignamente las súplicas humildes ta Ana, que ella es la gloriosa abuela de
de Ana, y es piadosa creencia que le reve- Jesucristo Hijo de Dios y la madre de la
ló que sería madre de una hija, a quien Virgen Madre de Dios. Mucho desea y es-
pondría por nombre María, la cual se- tima el divino nieto y la hija de santa
ría llena del Espíritu Santo, y más di- Ana que la honremos por tan excelsa
chosa que Sara, Raquel, Judit y Ester; dignidad, y es bien loable.la costumbre
porque sería bendita entre todas las m u - de algunas piadosas señoras que en el día
jeres y la llamarían bienaventurada to- de santa Ana visten alguna pobre don-
das las generaciones. Esta fué la sobera- cella, y nunca salen sin recompensa las
na recompensa con que el Señor glorifi- oraciones y obsequios que se hacen a la
có a santa Ana y a su bienaventurado es- madre de la Tesorera de todas las gracias.
poso san Joaquín, haciéndolos padres de
la Madre de Dios hecho hombre. Des- Oración: Oh Dios, que te dignaste otor-
pués de haber criado con gran cuidado gar a la bienaventurada santa Ana la gra-
a la santísima niña, y llegado el tiempo cia de que fuese madre de la Madre de
de cumplir su voto, ía llevaron a l "tem- tu unigénito Hijo; concédenos por tu bon-
y p l o de Jerusalén, donde fué recibida con dad que los que celebramos su fiesta, m e -
mucho gozo entre las otras vírgenes y rezcamos alcanzar su poderoso patrocinio.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

219
San Pantaleon, médico y mártir. — 27 de julio
(t 305.)

enfermedades incurables que sa-


naba en el nombre del Señor, t e -
níanle grande envidia l o s otros
médicos y le acusaron delante
del emperador Maximiano que
estaba a la sazón en Nicomedia.
Confesó claramente Pantaleon
que era cristiano, y concertaron
que trajesen un enfermo del to-
do desahuciado de los médicos y
de sus sacerdotes, con la invoca-
ción de cualquiera de sus dioses,
le procurasen dar la salud, y que
él también invocaría a Jesucris-
to, y que el que le sanase fuese
tenido por verdadero Dios. Hí-
zose así: trajeron un paralítico
de muchos años: los sacerdotes de
los ídolos hicieron sus diligen-
todas fueron en vano. Y Panta-
El médico, taumaturgo y mártir de cías, tomando
leon y por la mano al paralítico,
Cristo san Pantaleon, nació en Nicomedia le dijo: «Levántate sano en nombre de
de Bitinia, y fué hijo de Eustorquio, hom- Jesucristo, Hijo de Dios vivo». Y el en-
bre rico y noble, aunque gentil, y de fermo se levantó sano, haciendo gracias
Ebula, señora cristiana, la cual murió de-' a Dios; y muchos de los circunstantes se
jando a Pantaleon muy niño. Púsole el convirtieron a la fe. Mas como los sacer-
padre a los estudios de retórica y filoso- dotes de los ídolos persuadiesen al empe-
fía, y después a los de la medicina, en la rador que Pantaleon era un gran mago y
cual salió nuestro santo muy aventajado. enemigo de los dioses, el tirano ejercitó
Estaba a esta sazón escondido en una p e - en él diversos suplicios, el potro, las uñas
queña casa por temor de la persecución, de hierro, el plomo derretido, las fieras y
un venerable sacerdote de vida santísima, la espada; de todos los cuales salió el
llamado Hermolao, el cual trabó amistad santo milagrosamente ileso; hasta que
con Pantaleon y poco a poco le vino a animando él mismo al verdugo que había
persuadir que el autor de la vida y se- de cortarle la cabeza, en la segunda heri-
.ñor de la salud temporal y eterna era da, entregó su espíritu al Criador.
Jesucristo: y como un día viese Panta-
leon un niño muerto, y junto a él una Reflexión: Este gloriso santo no sola-
víbora que parecía decir que ella había mente fué portentoso en su vida y en su
cometido aquel homicidio, movido del Se- martirio, mas lo es también perpetuamen-
ñor dijo entre sí: «Ahora veré yo si es te después de su muerte; porque en la
vendad lo que Hermolas me dice». Y lie- ciudad de Ravello, en el reino de Ñapó-
gándose al niño, di jóle: «Levántate vivo les, se conserva en la iglesia catedral una
en el nombre de Jesucristo, y tú, bestia redoma de su sangre, y cada año en el
ponzoñosa, padece el mal que le has h e - día de su martirio se derrite y descuaja,
cho». Luego el niño se levantó con vida estando el resto del tiempo cuajada y du-
y la víbora quedó muerta: y visto este ra, y la sacan aquel día en procesión. Se-
milagro se fué a Hermolao y le pidió el mejante prodigio hace el Señor con la
bautismo. De allí a pocos días entró en sangre de este mismo santo que se con-
casa de Pantaleon ya cristiano, un hom- serva también en una ampollita de cristal
bre ciego, y poniéndole el santo las ma- en la iglesia de las Agustinas del real
nos sobre los ojos, invocando el nombre convento de la Encarnación de Madrid.
de Jesucristo, luego le restituyó la vista, Oración: Suplicárnoste, oh Dios omni-
y con ella le dio juntamente la luz del a l - potente, nos concedas por la intercesión
ma, persuadiéndole que se hiciese cris- de tu bienaventurado mártir Pantaleon,
tiano. Presenció este prodigio el padre de que seamos libres de todas las calamida-
Pantaleon, y luego quiso también bauti- des del cuerpo y de todos los malos pen-
zarlos. De aquí se comenzó a divulgar la samientos del alma. Por Jesucristo nues-
fama del santo médico; y por las muchas tro Señor. Amén.

220
Los santos Nazario y Celso, mártires. — 28 de julio
(t 68.)

Til apostólico predicador y m á r -


tir de Cristo, san Nazario, n a -
ció en Roma y fué hijo de un
caballero africano y de una se-
ñora romana celebrada en 'la
Iglesia con el nombre de. santa
Gaudencia. Recibió el bautismo
de manos de san Lino, coadjutor
a la sazón del príncipe de los
apóstoles san Pedro. Por inspira-
ción del Señor determinó salir
de Roma para predicar a Jesu-
cristo; y socorrer con sus limos-
nas a los pobres necesitados,
juntando en uno la misericor-
dia espiritual y corporal, vino
a Placencia, y de allí a Milán
donde fué preso por mandato del
presidente Anolino; el cual queriendo
persuadirle que adorase a sus falsos dio- los mandó conducir a la plaza mayor de
ses y no habiéndolo podido acabar con la ciudad, donde fueron juntamente de-
él, mandó darle en su venerable rostro gollados, siendo aquella su preciosa san-
muchas bofetadas y echarle de la ciudad. gre fecundísima semilla de gran número
Tuvo el santo esta afrenta por grande de fieles y mártires que dio al cielo aque-
honra, por haberla pedecido por Cristo; lla bendita tierra.
y pasó a Francia derramando por todas Reflexión: Trescientos años después del
partes las semillas del Evangelio. En una martirio de estos gloriosos santos Naza-
población de aquel reino, llamada Melia rio y Celso, fué revelado a san Ambrosio
una mujer principal por nombre Ma- (como él mismo lo escribe) el lugar don-
ríonila. le trajo u n niño llamado Celso, de estaban sus sagrados cuerpos: y pa-
para que le instruyese y le bautizase. Hi- sando a el acompañado de su clero, h a -
zole así el santo, y viendo que resplan- lló el cadáver' de san Nazario tan entero
decía mucho en el jovencito la gracia como si lo hubieran sepultado aquel mis-
del Señor, se lo pidió a su madre por mo día: y junto a el una ampollita de
inseparable compañero de su vida apos- sangre tan fresca y roja como si acabara
tólica; y ella, aunque era viuda, hizo de derramarse. La cabeza del santo es-
aquel sacrificio, y encomendó el hijo a taba cortada y separada del cuerpo, pero
san Nazario, el cual le trajo siempre con- tan entera que parecía estar viva. Añade
sigo y padeció con él muchos trabajos. el diácono Paulino, testigo presencial de
Obraron en la ciudad de Tréveris m u - este suceso, que el sepulcro exhalaba un
chos milagros con que ganaron innume- olor suavísimo, y más agradable que to-
rables almas a Jesucristo; mas aresta- dos los aromas. En otra parte de la misma
dos los dos y puestos en la cárcel, fue- huerta hallaron luego el cuerpo de san
ron condenados a muerte, y para ello Celso, el cual juntamente con el de san
los arrojaron en la confluencia de dos Nazario fué transalado a la iglesia de los
ríos Sarra y Mosela; pero al tiempo que Apóstoles. De este entonces acá no ha
los ministros del tirano pensabn que los menguado un punto la devoción de los mi-
dos santos habían ido al fondo, los vie- laneses a los santos Nazario y Celso, cu-
ron andar sobre las aguas, con grande ya piedad todos hemos también de imi-
admiración, y movidos de este prodigio tar, ya que nuestro Señor ha querilo ilus-
los veneraron y tomaron por maestros, trar a estos santos con tantas maravillas,
recibiendo de su mano la fe y el bautis- y hacerlos tan gloriosos en la santa Igle-
mo. Con esto, viéndose libres, volvieron sia.
a predicar por las ciudades de Italia, y Oración: Rogárnoste, Señor, que forta-
vinieron a parar a Milán, donde fueron lezca nuestra fe la santa confesión de los
presos del mismo presidente Anolino, bienaventurados mártires Nazario y Cel-
el cual habiéndolo primero consultado con so, para que consigamos de tu bondad el
y-el emperador Nerón (por ser Nazario auxilio de tu gracia que sustente nues-
ciudadano romano y hombre principal) tra flaqueza. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

221
Santa Marta, virgen. — 29 de julio
(t 84.)
Evangelio, y convirtieron a m u -
chos a la fe, y los mismo hicie-
ron en otra ciudad llamada Aix.
Gloríase Marsella de haber t e -
nido por obispo a san Lázaro, y
Aix de haber tenido a Maximino,
uno de los setenta discípulos deí
Señor. Santa Magdalena se apar-
tó a un áspero y solitario monté
para emplearse toda en oración
y meditación; y se refiere que
santa Marta, con una criada su-
ya llamada Marcela, edificó u n
monasterio, fuera de poblado, y
en compañía de otras muchas
doncellas que la siguieron, sir-
vió muchos años en santo reco-
gimiento al Señor, alzando la
bandera (después de la Madre de
Dios) de la virginidad, y haciendo voto
La virgen santa Marta, devotísima hués- de ella, y viviendo con tanta aspereza de
peda de Jesucristo, fué hebrea de nación, vida, que san Antonio, obispo de Floren-
hija de padres nobles y ricos, y herma- cia, escribe que no comía carne, ni hue-
na de santa María Magdalena y de san vos, ni queso, ni bebía vino, y que con
Lázaro. Ella misma quiso aderezar la la señal de la cruz ahuyentaba al demo-
comida cuando el Señor se hospedó en su nio, que en figura de un dragón infernal
casa de Betania; y pareciéndole poco to- quería espantarla y estorbar su oración.
do lo que hacía, quería que su hermana Ocho días antes de su muerte vio cómo
Magdalena, que se estaba a los pies de los santos ángeles llevaban al cielo el
Jesús oyendo sus dulcísimas palabras, se ánima de su dulcísima hermana Magda-
levantara y la ayudase. Quejóse, pues, de lena, y a la hora de su dichoso tránsito
esto al Señor, pero el Señor aunque no se apareció a nuestra santa Jesucristo,
reprendió el solícito afecto con que Mar- nuestro Redentor, y le dijo: «Ven, hués-
ta le servía, alabó la quietud suave con peda mía muy querida, que como tú me
que Magdalena, dejados los otros cuida- recibiste en tu casa, así yo te recibiré en
dos, atendía a lo que más importa, que mi reino».
es oir a Dios y gozar de Dios. Vese asi-
mismo la familiaridad que nuestro Señor
Jesucristo tuvo con estas dos santas her- Reflexión: Muy bien pagó nuestro Se-
manas, cuando estando enfermo y peli- ñor Jesucristo los buenos servicios que
groso su hermano Lázaro, enviaron a de- recibió de su devotísima huéspeda santa
cirle: «Señor, el aue amas está enfermo»; Marta; la instruyó en las cosas del Reino
y aunque el Señor permitió que Lázaro de Dios, resucitó a su hermano Lázaro,
muriese y estuviese cuatro días en la se- la hizo una grande santa, la amparó en
pultura, lloró sobre él por la ternura y los peligros del mar, la llenó de celo apos-
tólico, la hizo fundadora del primer co-
compasión que tenía a sus dos herma- legio de santas vírgenes, y la recibió,lle-
nas, y luego resucitó gloriosamente al na de méritos, en el palacio de su gloria.
hermano difunto, y llenó aquella casa de Y nosotros ¿a qué pensamos servir sino
bendición. Después de la Ascención del a Jesucristo, porque los que sirven al
Señor, aquellos mismo judíos que le cru- mundo no sacan otra recompensa que fu-
cificaron, movieron una grande persecu- nestos desengaños en la vida, angustias
ción contra los fieles, y se dice que echa- en la muerte y tormentos en la eternidad?
ron mano de santa Marta y santa Magda-
lena, y habiéndoles confiscado sus bie- Oración: Oh Dios, salud y vida nues-
nes, las pusieron con Lázaro su hermano tra, dígnate oir nuestras súplicas, para
y con Maximino y toda su casa, en un n a - que así como la fiesta de tu bienaventura-
vio sin velas ni remos para que perecie- da virgen santa Marta nos llena de es-
sen en el mar; mas el navio, guiado de piritual alegría, así también nos alcance
Dios aportó a Marsella, en cuya ciudad una piadosa devoción. Por Jesucristo, s,
enseñaron aquellos santos la doctrina del nuestro Señor. Amén.

222
San Abdón y san Senén, mártires. 30 de julio
(t 250).
Los nobilísimos y portentosos
mártires de Cristo Abdón y Se-
nén fueron persas de nación, y
caballeros principales y muy r i -
cos en su patria; los cuales sien-
do cristianos y viendo padecer
a los que lo eran graves tormén- •
tos y muertes atroces, imperan-
do Decio y persiguiendo cruda-
mente a la Iglesia, se ocupaban
en consolar las almas de los que
padecían por Cristo, y en dar se-
pultura a los cuerpos de los que
con muerte habían alcanzado la
vida. Supo esto Decio: madóle
prender y traer a su presencia,
habiéndolos oído, y sabiendo por
su misma confesión que eran
cristianos, les mandó echar ca-
denas y prisiones, y guardar con
otros cautivos de su misma nación que Dios, dejando sus cuerpos feos y revuel-
tenía presos, porque quería volver a Ro- tos en_ su sangre. Los cuales estuvieron
ma y entrar triunfando, y acompañado tres días sin sepultura, para escarmien-
de todos estos presos y cautivos para que to y terror de los cristianos; pero des-
su triunfo fuese más ilustre y glorioso. pués vino Quirino, subdiácono (que se
Hízose así: entró en Roma el emperador dice escribió la vida de estos santos), y
con gran pompa acompañado de gran mul- de noche recogió sus sagrados cadáveres
titud de persas cautivos, entre los cua- y los puso en un arca de plomo, y los
les iban los santos mártires Abdón y Se- guardó en su casa con gran devoción. E
ñen ricamente vestidos, como nobles que imperando el gran Constantino, por r e v e -
eran, y como presos, cargados de cade- lación celestial fueron descubiertos y tras-
nas y grillos. Después mandó Decio a ladados al cementerio de Ponciano.
Claudio, pontífice del Capitolio, que tra-
jese un ídolo y le pusiese en un altar, y Reflexión: Decía Marco Tulio, adulan-
exhortándoles que le adorasen, porque do al emperador Cayo César que acaba-
así gozarían de su libertad, nobleza y r i - ba de perdonar generosamente a Marco
quezas. Mas los santos, con gran constan- Marcelo: «Has rendido muchas naciones
cia y firmeza, le respondieron que ellos y domado gentes bárbaras y triunfado de
a solo Jesucristo adoraban y reconocían todos tus enemigos; pero hoy has alcan-
por Dios, y a El le habían ofrecido sa- zado la más ilustre victoria, porque p e r -
crificio de sí mismos. Amenazólos con las donando a tu enemigo te has vencido a
fieras, y ellos se rieron. Sacáronlos al ti mismo». ¿Pues quién duda que según
anfiteatro, y quisieron por fuerza hacer- esta folosofía, mayor victoria alcanzaron
los arrodillar delante de una estatua del los santos Abdón y Senén atados al ca-
sol, que allí estaba; pero los mártires la rro triunfal de Decio, aue el otro empera,
escupieron, y fueron azotados y atormen- dor que acababa de sujetar a los Persas?
tados cruelmente con plomos en los ¡Oh! ¡cuan grande gloria es padecer afren-
azotes, y estando desnudos y llagados, tas por Cristo! «Más gloriosa, dice san
Crisóstomo, es esa igonominia que la hon-
aunque vestidos de Cristo y hermoseados ra de un trono real, y del imperio del
de su divina gracia, soltaron contra ellos mundo».
dos leones ferocísimos y cuatro osos t e -
rribles, los cuales, en lugar de devorar Oración: Oh Dios, que concediste a tus
a los santos, se echaron a sus pies y los bienaventurados mártires Abdón y Senén
reverenciaron, sin hacerles ningún "mal. un don copioso de tu gracia, para lle-
El juez Valeriano, atribuyendo este mila- gar a tan grande gloria; otórganos a ra-
gro a arte mágica, mandó que los mata- stros, siervos tuyos, el perdón de nues-
sen; y allí los despedazaron con muchos tros pecados, para que por sus méritos
y despiadados golpes y heridas que les nos veamos libres de todas las adversi-
dieron, y sus almas hermosas y resplan- dades. Por Jesucristo, nuestro S«ñor.
' decientes subieron al cielo a gozar de Amén.

223
San Ignacio de Loyola, patriarca y fundador. — 31 de julio
(U556).
almas a Cristo eran necesarias las
letras, volvió a España y estudió
en Barcelona, en Alcalá y Sala-
manca, donde padeció por Cristo
presecuciones, cárceles y cadenas.
Acabó sus estudios en París y
ganó para Dios nueve mancebos
de los más excelentes de aquella
florida universidad, y con ellos
echó en el Monte de los Márti-
res los primeros cimientos de la
Compañía de Jesús, que insti-
tuyó después en Roma, añadien-
do a los tres votos de religión
un cuarto voto de obediencia a]
Sumo Pontífice acerca de las Mi-
siones. Aprobó Paulo III la n u e -
va religión diciendo con espíri-
tu de pontífice: Digitus Dei est
El gran celador de la mayor gloria di- hic. El dedo de Dios es éste: porque en
vina, san Ignacio de Loyola, nació en la efecto la Compañía de Jesús era un n u e -
provincia de Guipúzcoa, y en la nobilísi- vo e invencible ejército que el Señor sus-
ma casa de Loyola. Crióse desde niño en citaba para la propagación de la santa
la corte de los reyes católicos y se in- fe y defensa de la santa Iglesia combati-
clinó a los ejercicios de las armas. Ha- da por los sectarios de estos últimos
biendo los franceses puesto cerco al cas- tiempos, discípulos de Lutero e imitado-
tillo de Pamplona, Ignacio lo defendió res de la rebeldía de Lucifer. Y así la
con heroico valor, hasta que fué mala- Compañía de Jesús conquistó para Cris-
mente herido. Agravándosele el mal, se to muchos reinos de Asiaj África y Amé-
le apareció el apóstol san Pedro, del cual rica, restauró en Europa la piedad cris-
era muy devoto, y a cuya honra había tiana y la frecuencia de sacramentos, y
escrito un poema, y con esta visita del ha ilustrado la Iglesia con centenares de
cielo comenzó a mejorar. En la conva- mártires, con millares, de nombres sa-
lecencia pidió algún libro de caballería pientísimos, y aun dando por ella la vida,
para entratenerse, y como le trajesen, en y resucitando para volver a luchar como
lugar de estos libros, uno de la Vida de antes por la mayor gloria de Dios. Tal es
Cristo y otro de Vidas de santos, encen- el espíritu magnánimo que infundió san
dióse en su lección de suerte que deter- Ignacio en su santa Compañía; el cual
minó hollar el mundo. En este instante después de haberla gobernado por espa-
se sintió en toda la casa un estallido m u y cio de dieciséis años, a los sesenta y cin-
grande, y el aposento en que estaba Igna- co de su edad descansó en la paz del Se-
cio tembló, hundiéndose de arriba aba- ñor.
jo una de las paredes. Sano de sus heri-
das, se partió para Montserrat, donde h i - Reflexión: Si quieres alcanzar el espí-
zo confesión general, y colgó su espada ritu de Jesucristo que informaba el al-
y daga junto al altar de nuestra Señora, ma de san Ignacio, lo hallarás en sus
y dando los vestidos preciosos a un p o - Ejercicios espirituales. Dice el pontífice-
bre, se vistió de un saco asperísimo. De León XIII, que al conocerlos, no pudo m e -
allí partió para Manresa, donde por es- nos de exclamar: He aquí el alimento que
pacio de un año hizo vida austerísima y deseaba para mi alma. (Alocución de
penitente en el hospital de santa Lucía León XIII al clero de Carpineto).
y en una cueva cerca del río; en la cual Oración: Oh Dios que para propagar la
ilustrado por el Espíritu Santo y ense- mayor gloria de t u nombre, diste un
ñado de la Virgen santísima, escribió nuevo socorro a la Iglesia militante por
aquel famoso libro de los Ejercicios es- medio del bienaventurado Ignacio, concé-
pirituales, que ha hecho siempre increí- denos que peleando con su ayuda y e j e m .
ble fruto en la Iglesia de Dios. Pasó des- pío en la tierra, merezcamos ser corona-
pués a visitar los sagrados lugares de dos con él en el cielo. Por Jesucristo,
Jerusalén, y entendiendo que para ganar nuestro Señor. Amén.

224
San Pedro Ad-vincula (ó á la cadena. — 1 de Agosto
(En el año 43 de J. C.)
Celebra en este día la santa
Iglesia la festividad de las cade-
nas del glorioso príncipe de los
apóstoles san Pedro, cuya prisión
se refiere en el sagrado libro de
los Hechos apostólicos por estas
palabras: «En este mismo tiempo
el rey Herodes se puso a perse-
guir a algunos de la Iglesia. P r i -
meramente hizo degollar a San-
tiago, hermano de Juan. Después,
viendo que esto complacía a los
judíos, determinó prender t a m -
bién a Pedro. Eran entonces los
días de los Ázimos. Habiendo,
pues, logrado prenderle, le metió
en la cárcel, entregándole a la
custodia de cuatro piquetes de
soldados, de a cuatro hombres
cada piquete, con el designio de presen- da Rhodé salió a observar quién era; y
tarle al pueblo y ajusticiarle después de conocida la voz de Pedro, fué tanto su
la Pascua. Mientras Pedro estaba así cus- gozo, que en lugar de abrir, corrió aden-
todiado en la cárcel, la Iglesia hacía sin tro con la nueva de que Pedro estaba a
cesar oración a Dios por él. Mas cuando la puerta. Dijéronle: Tú estás loca: mas
iba ya Herodes a ponerle a la vista del ella afirmaba que era cierto lo que de-
pueblo, aquella misma noche estaba dur- cía. Ellos dijeron entonces: Sin duda se-
miendo Pedro en medio de dos soldados, rá un ángel. Pedro entretanto proseguía
que le tenían atado con dos cadenas; y dando golpes a la puerta. Abriendo por
las guardias estaban haciendo centinela último, le vieron, y quedaron llenos _de
ante la puerta de la cárcel. Mas he aquí asombro. Mas Pedro haciéndoles señas
que de repente apareció un ángel del Se- con la mano para que callasen, contóles
ñor, cuya luz llenó de resplandor toda la cómo el Señor le había sacado de la cár-
pieza: y tocando a Pedro en el lado, le cel y añadió: Haced saber esto a Santia-
despertó diciendo: Levántate al punto. Y go y a los hermanos. Y partiendo de allí
en aquel instante se le cayeron de las ma- se retiró a otra parte. Luego que fué de
nos las cadenas. Di jóle asimismo el án- día, era grande la confusión entre los sol-
gel: Ponte el ceñidor y cálzate las san- dados sobre qué se habría hecho de P e -
dalias. Hízolo así. Di jóle más: Toma tu dro. Herodes haciendo pesquisas por h a -
manto y sigúeme. Salió, pues, y le iba llarle y no dando con él, hecha la su-
siguiendo, bien que no creía ser cosa de maria a los de la guardia, los mandó lle-
verdad todo lo que veía. Pasada la pri- var al suplicio.» (Act. Apóst., cap. XII).
mera y segunda guardia, llegaron a la Reflexión: Hoy es el día de rogar al
cual se les abrió por sí misma. Saliendo Señor que vuelva los ojos compasivos so-
puerta de hierro que sale a la ciudad, la bre nuestro actual pontífice, sucesor su-
por ella, caminaron hasta el fin de la yo y Vicario de Cristo sobre la -tierra;
calle: y súbitamente desapareció de su para que le libre de las cadenas con que
vista el ángel. Entonces Pedro, vuelto en le tienen como aprisionado sus enemigos,
sí, dijo: Ahora sí que entiendo bien que y pueda gobernar con entera libertad su
verdaderamente el Señor ha enviado su santa Iglesia.
ángel y librádome de las manos de Hero-
des y de la expectación de todo el pueblo Oración: Oh Dios, que libraste al após-
judaico. Y habiendo pensado lo que podía tol san Pedro de sus cadenas, y le p u -
hacer, se encaminó a la casa de María, siste en libertad sin que recibiese daño
madre de Juan, por sobrenombre Mar- alguno; suplicárnoste que rompas las ca-
cos, donde muchos estaban congregados denas de nuestros pecados, y que por tu
en oración. Habiendo, pues, llamado al bondad apartes de nosotros todos los ma-
postigo de la puerta, una doncella llama- les que nos amenazan. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

225
San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor. — 2 de agosto
(t 1787)
ros, que se llamó del Redentor, y
fué aprobada por el papa Bene-
dicto XIV. Predicaban aquellos
nuevos apóstoles con gran fervor
y espíritu de cielo, y recorrían
las aldeas y los campos evange-
lizando a los pobres el reino de
Dios; y los sermones de nuestro
santo, iban siempre acompañados
de suspiros, lágrimas y n u m e r o -
sas conversiones. En la misión de
Amalfi, vio todo el pueblo con
grande asombro una luz maravi-
llosa que salía de la imagen de
la Virgen y esclarecía el rostro
del santo misionero, el cual es-
taba arrobado y suspenso en
Dios, Nombróle el rey de las dos
Sicilias obispo de Palermo, y el
El celosísimo obispo, fundador de la sumo pontífice Clemente XIII, le hizo
Congregación del Santísimo Redentor, y obispo de la iglesia de santa Águeda de
doctor de la Iglesia, san Alfonso María los Godos, y después de santificar aque-
de Ligorio, nació en Ñapóles y fué hijo lla diócesis por espacio de algunos años,
de don José de Ligorio, caballero del impedido por la edad avanzada y las
orden patricio, y de doña Ana Catalina dolencias, y mucho más por su piedad,
Cavalieri, señora muy principal de la ciu- se retiró a su amada Congregación en la
dad de Brindis. Trayendo un día esta casa de Nocera de Pagani, donde a la
señora su niño Alfonso al apostólico va- edad de noventa años y diez meses, des-
rón san Francisco de Jerónimo paisi que cansó en el Señor, habiendo conservado
le bendijese, dijo el santo con espíritu la inocencia bautismal, y edificado a t o -
profético: «Este niño llegará a una edad da la cristiandad con sus heroicas virtu-
muy avanzada, no morirá antes de los des, arrobamientos, milagros, profecías, y
noventa años, será obispo, y obrará cosas libros admirables.
grandes y útilísimas a la Iglesia de Dios.»
Los sucesos de la vida de san Alfonso Reflexión: El sumo pontífice Pío IX,
comprobaron la verdad de aquella profe- dio a san Alfonso María de Ligorio el
cía. Adelantóse en letras y virtudes en la título de doctor de la Iglesia por las sa-
Congregación de jóvenes nobles que se pientísimas obras que dejó escritas, como
educaban en la casa de los Padres de la Teología moral y la Práctica de los
san Felipe Neri, y a los dieciséis años de confesores; pero recomendamos encare-
su edad, había alcanzado ya el grado de cidamente a todos los fieles sus libros so-
doctor en ambos derechos, con grande bre la Verdad de la fe, la Conformidad
aplauso y reputación de sabiduría. Ha- con la vonlutad de Dios, las Visitas al
biendo seguido luego la carrera del foro, Santísimo Sacramento, y singularmente
por consejo y voluntad de su padre, co- la Preparación a la muerte y las Glorias
mo le hiciesen caer en la cuenta de un de María. ¡Pluguiera a Dios que estos l i -
error involuntario que había cometido en bros, que son tesoros de sabiduría y de
la defensa de un pleito feudal, entriste- unción celestial, anduviesen en manos de
cióse mucho de esto, y determinó dejar todos los fieles católicos!
el oficio de abogado; y así se desnudó de
la toga, colgó la espada junto a l altar de Oración: Oh Dios, que por medio del
la Virgen de la Merced, y renunció al bienaventurado Alfonso María, tu confe-
derecho de primogénito, para darse del sor y pontífice, encendido en el eelo de
todo a Dios y comenzar una vida muy las almas diste a tu Iglesia una nueva
santa y apostólica. Ordenado de sacerdo- proble; rogárnoste que enseñados por su
te, con diez compañeros a quienes había saludable doctrina y alentados por sus
comunicado su celo y espíritu, echó los ejemplos, podamos llegar felizmente a Ti.\
cimientos de la Congregación de misione- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

226
La invención del cuerpo de san Esteban. 3 de agosto
•----> "S-.-. . (En el año 415)
Con haber sido tan ilustre en
la Iglesia primitiva el glorioso
protomártir san Esteban, estuvo
su santo cuerpo largo tiempo es-
condido, hasta que el Señor se
dignó revelarlo en tiempo de los
emperadores Honorio y Teodosio
el Menor su sobrino, el año 415
de nuestra salud. Hízose esta r e - ,
velación a Luciano presbítero, el
cual refiere todo lo que en ella
pasó en una carta escrita en grie-
go, donde dice: «Que estando él
durmiendo en un lugar del bau-
tisterio, donde salía dormir para
mejor guardar la iglesia y ocu-
rrir presto a las necesidades de
los fieles de su parroquia, des-
pertó viendo un súbito resplan-
dor, y le apareció un venerable anciano tierra y salir un suavísimo olor y fra-
en traje de sacerdote, el cual le mandó gancia celestial de aquel sagrado cuerpo,
que buscase los cuerpos santos, que es- tan extremada que a los que presentes se
taban en cierta heredad de aquella al- hallaban les parecía estar en el paraíso.
dea, y los colocase en otro lugar más Dieron todos voces de alabanza a Dios,
decente. Preguntó Luciano al venerable y más cuando por la virtud de aquellas
viejo quién era, y cuyos eran aquellos sagradas reliquias sanaron setenta y tres
cuerpos. Y él respondió que era Grema-
liel, el que había enseñado a san Pablo enfermos de varias dolencias. Trasladá-
apóstol de Jesucristo, y que el que es- ronse los santos cuerpos en solemnísima
taba en el monumento con él a la parte procesión a Jerusalén, donde fueron colo-
de Oriente era el bendito mártir san Es- cados en preciosas urnas; hasta que Teo-
teban, que fué apedreado de los judíos, dosio el Joven quiso que el de san Es-
cuyo cuerpo él había hecho recoger y en- teban pasase a Constantinopla; y poco
terrar en aquella heredad suya, y que después el papa Gelasio I lo hizo trasla-
en otro lucillo y sepulcro estaba el cuer- dar a Roma y depositar en la basílica edi-
po de Nicodemus, al cual, por ser discí- ficada con nombre de san Lorenzo.
pulo de Cristo, los judíos habían anate- Reflexión: El sapientísimo doctor de la
matizado y desterrado de la ciudad, y él Iglesia san Agustín hacía en sus sermones
le había recogido en su casa y dado todo mención honorífica de esta maravillosa
lo que había menester todo el tiempo invención del cuerpo de san Esteban, y
que vivió, y después de muerto le sepul- de los milagros sin cuento con que quiso
tó honoríficamente junto a san Esteban. el Señor glorificar a su protomártir, no
Con las señas que recibió del santo an- solo en Jerusalén, sino en todas partes,
ciano Gamaliel, fué Luciano a Jerusalén a donde se llevaba alguna parte de sus
a dar cuenta de todo al obispo: el cual preciosas reliquias. Donde se ve con cuán-
dio orden que se buscasen los santos cuer- ta razón celebra la Iglesia católica el des-
pos en el lugar señalado: y en efecto, cubrimiento de este gran tesoro, para h a -
cavando en él, hallaron tres sepulcros en cernos dignos de las mercedes que pode-
cuyas piedras se leía en letras siríacas: mos alcanzar por los méritos del Santo.
Esteban, Nicodemus, Gamaliel. Divulgán- Oración: Concédenos, Señor, la gracia
dose luego esta noticia, vino el obispo de de imitar al santo cuya fiesta celebra-
Jerusalén, llamado Juan, acompañado de mos, para que aprendamos por su ejem-
Eleuterio, obispo de Sebaste, y otro Eleu- plo, a amar también a nuestros enemi-
terio, obispo de Jericó, y del clero y gran gos, ya que celebramos la Invención de
muchedumbre de fieles; y abriendo el aquel santo que supo rogar por sus mis-
sepulcro donde estaba el cuerpo del glo- mos perseguidores a Jesucristo, nuestro
rioso san Esteban, comenzó a temblar la Señor. Amén.

227
Santo Domingo de Guzmán, fundador. — 4 de agosto
(t 1221)
el arma del santo Rosario, que le
inspiró la Virgen, salvó a los
católicos, y convirtió cien mil h e -
rejes. Entre otros prodigios fué
muy admirable el no haberse
quemado el libro que echó el
santo en una hoguera, donde se
abrasó al instante el libro de los
herejes. Celebrándose por este
tiempo el gran Concilio Latera-
nense, vio en sueños el papa co-
mo la iglesia de Letrán se abría
por todas partes y venía al sue-
lo, y que santo Domingo la sus-
tentaba y como atlante la tenía
en peso: por lo cual aprobó la
fundación de su nueva Orden de
Predicadores. Saliendo en otra
ocasión el santo de la iglesia de
El gloriosísimo patriarca santo Domin- San Pedro en la ciudad de Roma, vio
go de Guzmán, luz del mundo, gloria de en la calle a san Francisco, que venía
España y fundador de la sagrada Orden a instituir su esclarecida orden, y sin ha-
de Predicadores, nació en el obispado berse visto jamás, los dos grandes pa-
de Osma en u n lugar que se dice Cale- triarcas, se conocieron y abrazaron. Qui-
ruega, y fué hijo de muy ilustres padres. so el humildísimo santo Domingo que t o -
Estando su madre en cinta, tuvo un sue- dos sus hijos eligiesen por general al san-
ño misterioso en que le pareció ver a su to varón Fray Mateo, e irse él a Pales-
hijo representado bajo el símbolo de un tina o predicar a los moros y derramar
perro con una hacha encendida en la la sangre por Jesucristo: mas Dios le lla-
boca el cual alumbraba y encendía con mó a Roma, donde se le juntaron cien
ella todo el mundo: y cuando bautizaron religiosos a quienes dio el hábito y esca-
al niño, echaron de ver los presentes so- pulario blanco, por haberlo señalado la
bre su frente una estrella de maravilloso Virgen como vestido de su amada orden.
resplandor. Confiaron su primera educa- Finalmente siendo de edad de cincuenta
ción a un tío suyo, arcipreste de Gumiel y un años, se le apareció Jesucristo con-
de Iza, y le mandaron después a Paten- vidándole a los gozos de su reino; y
cia, donde a la sazón florecían los estu- acostado el santo en unas tablas mandó
dios generales de España, y salió tan a sus hijos que comenzasen el oficio de
aventajado en filosofía y metafísica, co- los que están en la agonía: y al rezar la
mo en las divinas virtudes. Una vez ven- antífona que dice: Socorred, santos de
dió las alhajas de su casa y hasta los Dios, salid al camino, ángeles bienaven-
libros para dar de comer a los pobres, turados, salió su alma de la cárcel' del
y viniendo a él una mujer llorando para cuerpo.
que le ayudase a rescatar un hermano su- Reflexión: Dijo la Virgen a santo Do-
yo que le habían cautivado los moros, mingo que el Rosario era el arma más
hizo instancias a la mujer afligida, que (poderosa contra la herejía y contra los
le vendiese a él por esclavo y le trocase vicios. Ahora, pues, hay mayor necesidad
por su hermano. Tomó en Osma el hábito que nunca de rezarlo.
de canónigo reglar, y por obedecer a su
obispo recibió la dignidad de arcediano Oración: Oh Dios, que te dignaste ilus-
de aquella iglesia; pero en llegando a la trar a tu Iglesia con los méritos y con la
edad de treinta años, por imitar a Cris- doctrina del bienaventurado santo Do-
to, comenzó su predicación, y pasó a To- mingo, tu confesor; concédenos, que por
losa de Francia, donde la herejía de los su intercesión nunca sea destituida de los
Albigenses hacía grandes estragos, y con auxilios temporales, y sea acrecentada
sus sermones, milagros y sobre todo con en los bienes espirituales. Por Jesucristo,,
nuestro Señor. Amén.

228
Nuestra Señora de las Nieves. — 5 de agosto
Celebra la santa Iglesia la fies-
ta de nuestra Señora de las Nie-
ves a 5 de agosto por la razón
que aquí diremos. Siendo sumo
pontífice Liberio, hubo en Roma
un caballero muy noble y rico,
llamado J u a n patricio, el cual
estaba casado con una señora
principal e igual suyo en todo,
de la cual al cabo de muchos
años no tenía hijos; y aunque los
• deseaban .mucho estos caballeros,
pero como eran tan temerosos de
Dios como ricos, y no menos pia-
dosos que ilustres, conformában-
se con su voluntad, entendiendo
que no darles sucesión era lo que
mejor les estaba; pues así lo or-
denaba El con su paternal p r o -
videncia. Eran muy devotos de la Virgen grandes iglesias de nuestra Señora, dieron
María nuestra Señora y determinaron to- a esta de las Nieves título de santa Ma-
marla por heredera de sus grandes r i - ría la Mayor, para mostrar la excelencia
quezas; y para acertar mejor a servirla, que tiene sobre todas las que hay en aque-
hicieron grandes plegarias, limosnas y lla ciudad; la cual se esmera mucho en
buenas obras, suplicándole' que los enca- honrar a la soberana Señora. No es ma-
minase y mostrase en qué obra quería ravilla, pues, que san Gregorio y otros
que ellos gastasen su hacienda en su ser- soberanos pontífices mandasen que vinie-
vicio. Oyó la Reina del cielo las oracio- sen en solemne procesión a esta iglesia
nes que con tanto afecto J u a n Patricio los fieles de todos los estados y condicio-
y su mujer le hacían, y una noche, que nes, que había en Roma, cuando alguna
fué la precedente al quinto día de agos- pública calamidad los afligiese. Muchos
to, cuando los calores son excesivos en milagros ha obrado el Señor en aquel
Roma, habló entre sueños a los dos, a templo y obra cada día, por intercesión
cada uno de por sí, y di joles que la ma- de su purísima Madre, que en aquel lu-
ñana siguiente fuesen al collado Esquili- gar santo que ella misma escogió es tan
no, y que en la parte de él que hallasen señaladamente y de tantas gentes vene-
cubierta de nieve le edificasen un tem- rada.
plo, donde ella fuese honrada de los fie-
les, y que haciendo esto, se tendría por Reflexión: Con este obsequio prestado
su heredera y bien servida. La mañana a la Virgen por aquellos esposos nos en-
siguiente confirieron entre sí los dos bue- señó Dios cuan bien empleadas están las
nos casados el sueño o revelación que haciendas que se gastan en edificar, res-
habían tenido: dieron parte de ello al taurar y enriquecer los templos, y cuan
sumo pontífice Liberio, al cual la Virgen bien remunera la Reina del cielo los ser-
había hecho la misma revelación. Convo- vicios que los fieles le hacen acá en la
cóse el pueblo, juntóse el clero, y orde- tierra; demos también nosotros de cuando
nóse una devota procesión. Llegados al en cuando alguna limosna para la con-
monte, hallaron cubierto de nieve un es- servación y mayor esplendor de los tem-
pacio m u y bastante para una iglesia ca- plos consagrados a nuestra Señora, la
paz: señalóse el lugar para ella, y de la cual, como Reina que es del cielo y de la
hacienda de los caballeros devotos de la tierra, recompensará magníficamente
Virgen, luego se comenzó a labrar, y se nuestros filiales obsequios.
acabó suntuosamente. Esfa fué la prime- Oración: Te rogamos, Señor Dios, que
ra iglesia que se edificó en Roma con nos concedas la salud cumplida del alma
título y advocación de nuestra Señora. y del cuerpo; a fin de que por la interce-
Llámesele al principia Nuestra Señora de sión de la gloriosa siempre Virgen María,
nos veamos libres de los trabajos presen-
j las Nieves, mas después, como en Roma tes y gocemos de la dicha sempiterna. Por
se hubiesen edificado muchas y m u y Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

229
La gloriosa Transfiguración del señor. — 6 de agosto
de su maestro, le dijo: Señor, bien
estamos aquí: hagamos en este
monte tres moradas: una para
vos, otra para Moisés y otra para
Elias. No sabía lo que decía: por-
que se contentaba con sola aque-
lla vista de la gloria del cuerpo
del Señor, y teníala por suma
bienaventuranza, no siendo más
que una gota de aquel río que
alegra la ciudad de Dios y un
pequeño reflejo de aquella glo-
ria que hace bienaventurados a
los moradores del cielo. Mientras
estaba hablando san Pedro, sú-
bitamente vino una nube del cie-
lo clara y resplandeciente, que
hizo sombra al Señor, y sonó en
ella una voz que dijo: Este es mi
En este día celebra la santa Iglesia el Hijo muy amado, en el cual siempre
misterio altísimo y regaladísimo de la me he agradado; oídle a El. Y al so-
Transfiguración de nuestro Señor Jesu- nar esta voz magnífica y testimonio di-
cristo. Había avisado el Salvador a sus vino del Padre Eterno, los apóstoles, des-
discípulos que padecería mucho en J e r u - pavoridos y llenos de temor y estupor,
salén de los escrioas y príncipes de los cayeron sobre sus rostros en tierra que-
sacerdotes, y que moriría en sus manes dando fuera de sí y como muertos; mas
y que después de muerto había de resu- entonces el Salvador se llegó a ellos y los
citar. Y para que cuando le viesen mo- tocó con la mano y les dijo que se levan-
rir no se escandalizasen y entendiesen que tasen y no temiesen; y bajando después
era Señor de la vida y de la muerte, qui- del monte les mandó que no descubriesen
so el divino Redentor transfigurarse y ni dijesen a nadie lo que habían visto
darles un breve gusto de su gloria y una hasta que El hubiese resucitado; y así lo
como muestra de la bienaventuranza que callaron los apóstoles, como dice San Lu-
habían de alcanzar. Para esto tomó con- cas, hasta que el Señor hubo resucitado
sigo a Pedro, Santiago y J u a n su herma- de entre los muertos.
no, los cuales habían de presenciar más Reflexión: Siendo la gloria de Cristo
de cerca los dolores de su pasión, y los el galardón de nuestras buenas obras y
llevó al monte Tabor. Habiéndose pues- padecimientos, vivamos en este valle de
to allí en oración, se transfiguró delan- lágrimas de tal suerte que merezcamos
te de aquellos discípulos, y vieron su verle en el monte alto del cielo, no trans-
rostro resplandeciente y glorioso, y todo figurado, como le vieron los tres apósto-
el cuerpo más claro que el mismo sol, y les en el monte Tabor, sino como El es,
sus vestiduras más blancas que la nie- y como es glorificador y remunerador de
ve. Vieron juntamente a Moisés y a Elias todos sus escogidos, donde como se dice
que estaban a sus lados y le tenían en en la Escritura, no hay llantos ni gemi-
medio, hablando con El de la pasión y dos ni dolores, ni trabajo alguno, sino
muerte que para cumplir las profecías ha- que todo es júbilo y gloria y felicidad
bía de padecer en Jerusalén. Y al haber cumplida y eterna.
el Salvador mostrádose glorioso con aque- Oración: Oh Dios que en la gloriosa
lla nueva claridad en el monte, llaman Transfiguración de tu unigénito Hijo con
los evangelistas transfigurarse, porque la autoridad de los profetas confirmaste
aunque no tomó otra forma ni figura, pe- los ocultos misterios de la fe, y con la
ro alteró la que antes tenía, dándole voz salida de una resplandeciente nube,
aquel nuevo resplandor y maravillosa cla- admirablemente nos diste a conocer la
ridad. «Al tiempo que Moisés y Elias . se perfecta adopción de hijos; concédenos
partían y despedían de Cristo, dice el la gracia de ser coherederos del Rey de
evangelista san Lucas que san Pedro, co- la gloria y la participación de su misma
mo más fervoroso y que con más dis- bienaventuranza. Por Jesucristo, tu mis- v
gusto oía hablar de la pasión y muerte mo Hijo y nuestro Señor. Amén.
230
San Cayetano, fundador. — 7 de agosto
(t 1547)
El seráfico y apostólico sacer-
dote san Cayetano, fundador de
la orden de los Clérigos regula-
res, llamados Te,atinos, nació _en
la ciudad de Vicencia, del seño-
río de Venecia, de padres no m e -
nos ilustres por su piedad que
por su nobleza. Resplandeció en
él, desde su temprana edad, un
señalado amor a la pureza, a la
caridad, y a la piedad con Dios
y su Madre santísima: e hizo ta-
les progresos en las ciencias y
virtudes, que se ganó mucha es-
timación con los príncipes y pre-
lados y con el papa Julio II, el
cual le honró con le dignidad de
protonotario apostólico. Pero ma-
yor fué la honra que recibió de
la soberana Reina de los cielos, la cual, preciosa vestidura, le acompañaron des-
en recompensa de la devoción que el de la cuna hasta el sepulcro. Ocasioná-
santo le tenía, se le apareció llena de cla- ronle su última enfermedad los alboro-
ridad y hermosura, y le regaló poniéndole tos suscitados en Ñapóles (en 1547) por
sú divino hijo en los brazos. Había en- las resistencias que hicieron los enemigos
trado el santo en la Cofradía del Divino de Dios y de la Iglesia para estorbar que
Amor que estaba instituida en Roma, y se estableciese allí el santo tribunal de
pasando a Vincencia la estableció en la Inquisición: y como el médico le or-
aquella ciudad, y prendió después el fue- denase que moderando sus penitencias,
go de su amor divino en Venecia, Vero- ;se acostase en cama blanda y regalada,
na y otras ciudades, en las cuales le lla- dijo el santo: Si mi Jesús murió en el
maban con razón serafín en el altar, y duro leño de la cruz, dejadme morir si-
apóstol en el pulpito. Volviendo a Roma quiera en u n lecho de paja. Finalmente,
determinó fundar una religión de cléri- recibidos los santos sacramentos, tuvo un
gos regulares, que con sus letras, y su éxtasis maravilloso en que se le apareció
modestia y santa vida, honrasen mucho la serenísima Virgen acompañada de án-
a la Iglesia de Dios y la proveyesen de geles que llevaron aquella alma santísi-
santos prelados, y confundiesen a los he- ma a la patria celestial.
rejes. Favorecieron los intentos del san- Reflexión: Vean otra vez aquí los sec-
to varias personas muy distinguidas, que tarios del liberalismo quiénes han sido los
andaban en los mismos deseos, especial- amigos y quiénes los enemigos del santo
mente Pedro Carafa, y el papa Clemente Tribunal de la Inquisición: porque han
VII, el cual aprobó la nueva religión, que estado muy bien con él y lo han alabado
se llamó de los Teatinos por haber sido .mucho todos los santos que desde que se
su primer superior don J u a n Pedro Ca- fundó, han florecido en la Iglesia; y lo
rafa, que a la sazón era obispo de Teati, han aborrecido, calumniado y procurado
y después fué sumo pontífice con nombre derrocar, todos los impíos, herejes y li-
de Paulo IV. Vióse el santo m u y maltra- bertinos. Ruégote, amado lector, que r e -
tado y preso con sus religiosos en un pares en esto para abrir los ojos y ver
saqueo de Roma; mas nunca fueron t a n - claramente esta verdad, ya que los malos
tas las penas que le hicieron sufrir los porfían aún en desfigurarla o encubrirla.
soldados herejes, como las que. deseaba Oración: Oh Dios, que diste al bien-
padecer por amor de Jesucristo; el cual aventurado Cayetano t u confesor la gra-
una vez se le apareció y le convidó a po- cia de imitar la vida de los apóstoles; con-
ner sus labios en la llaga del costado p a - cédenos, por su intercesión y ejemplo, la
ra que gustase la inefable suavidad de su gracia de poner en Ti toda nuestra con-
amor divino. Dice la Sagrada Rota que fianza, y desear solamente las cosas ce-
j los resplandores de las virtudes con que lestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
fué adornado san Cayetano, como de una Amén.
231
Los santos Ciríaco, Largo y Esmaragdo, mártires. — 8 de agosto
(t 309)
Ciriaco, con sus dos compañeros
Largo y Esmaragdo. Predicaron
éstos la fe en la cárcel a los d e -
más presos gentiles, y alentaron
a los que eran cristianos, entre
los cuales se hallaban los m á r -
tires Crescencio, Sergio, Segundo,
Albano, Victoriano, Faustino, J u -
liana, Ciriacide y Donata. P a r e -
cía la cárcel un templo donde se
cantaban de día y de noche las
divinas alabanzas, y se ofrecía el
adorable sacrificio: mas llegó el
día en que abriendo los minis-
tros del emperador las puertas,
les intimaron la orden de sacri-
ficar a los dioses o de morir en
los más duros suplicios. Morire-
mos por Cristo, dijo el valeroso
Ciriaco: y con la misma fortaleza se ofre-
El martirio de los santos Ciriaco, Lar- cieron a la muerte todos los demás p r e -
go y Esmaragdo, se saca de las Actas de sos. Ejecutóse la sentencia en la vía S a -
san Marcelo papa y mártir, que los n o - laria, y aquellos santos confesores, e s -
tarios de Roma escribieron. Fué san Ci- forzados por las exhortaciones de Ciria-
riaco ilustre diácono de la iglesia roma- co y de Largo y Esmaragdo, después de
na, bajo el pontificado de los vicarios de varios tormentos fueron degollados. En
Jesucristo Marcelino y Marcelo. En aque- aquel mismo sitio los fieles sepultaron los
llos tiempos primitivos de la iglesia los sagrados cadáveres de estos santos, has-
diáconos se ocupaban mucho en la p r e - ta que cesando el furor de la persecución,
dicación y administración de los sacra- la nobilísima matrona Lucina mandó t r a s -
mentos; y en estos oficios convirtió Ci- ladarlos a la vía Ostiense, donde tuvie-
riaco a muchos gentiles a la fe. Habíale ron más honrosa sepultura. El sumo pon-
el Señor concedido un don señalado de tífice León IX regaló un brazo de san Ci-
curar a los enfermos y lanzar los demo- riaco a la abadía de Altdorf en Alsacia.
nios, y el mismo emperador Diocleciano,
le rogó que sanase a una hija suya lla- *
mada Artemia, que estaba poseída y r i -
gurosamente atormentada del maligno es- Reflexión: La constancia de estos san-
píritu. Libróla el santo con poderosa vir- tos mártires debe esforzarnos a nosotros
tud de aquella tiranía infernal; y como a defender públicamente nuestra fe ca-
la noticia de este suceso llegase a oídos tólica, sin dejarnos vencer de respetos
de Sapor, rey de Persia, el cual tenía asi- humanos ni temer mal alguno que por la
mismo una hija, llamada Jobia, agitada causa de Jesucristo nos pueda venir. Bien-
del espíritu diabólico, vino con grande aventurados, dice el Señor, los que pade-
acompañamiento a Roma eñ busca del cen persecución por la justicia. Los ene-
diácono taumaturgo, y con humildes sú- migos de Dios nos pueden quitar la h a -
plicas le rogó que le otorgase el mismo cienda temporal y la vida del cuerpo;
beneficio que había hecho a Diocleciano. mas no pueden quitarnos los eternos bie-
El santo diácono con los sagrados exor- nes, la eterna vida y la eterna gloria,
cismos libró de la posesión a la hija de que es la recompensa prometida por J e -
Sapor y quedó éste tan maravillado de sucristo a los que padecen persecuciones,
la virtud de Cristo, que luego se convir- injurias y la muerte por su amor.
tió y abrazó la fe con otros muchos de
su reino. Mas no fueron bastantes todos Oración: Concédenos propicio, oh Se-
estos prodigios para que el cruelísimo ñor, que pues nos alegras con la anual
Diocleciano dejase de perseguir a la Igle- solemnidad de tus santos mártires Ci-
sia: antes atribuyéndolos a arte mágica riaco, Largo y Esmaragdo, imitemos la
y encantamiento, y viendo que por ellos constancia que mostraron en sus tormén- ^
muchos se convertían, mandó prender a tos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

232
Los santos niños Justo y Pastor hermanos, mártires. — 9 de agosto
(t 304)
Entrs las victorias que por m e -
dio de sus mártires y esforzados
guerreros alcanzó Dios nuestro
Señor de los tíranos que persi-
guieron la Iglesia de España, es
muy esclarecida y admirable la
de los santos niños y bienaven-
turados hermanos Justo y Pastor,
quienes en edad tierna y delica-
da, vestidos de espíritu y sobe-
rana fortaleza, triunfaron del
malvado presidente, y volando al
cielo, dejaron en la tierra el t r o -
feo y las señales de la victoria.
Vino Daciano a Alcalá de Hena-
res para perseguir, como lo h a -
cía en todas partes, a los fieles
de Cristo; y publicó un edicto en
que mandaba que todos sacrifi-
casen a los dioses o que fuesen muertos tan grande aliento y constancia. Por lo
con exquisitos y atroces tormentos. Di- cual temeroso el tirano de ser vencido
vulgóse luego este mandato; y estando por aquellos niños, mandó que, sin más
muchos fieles temerosos y encogidos, sa- dilación, los degollasen secretamente en
lieron al campo dos niños valerosos para algún lugar apartado de la población. Y
hacer burla del tirano. Estos fueron J u s - así los sacaron a un campo que llamaban
to y Pastor, el primero de siete años y Loable, y allí les cortaron las cabezas so-
el segundo de nueve, los cuales eran hi- bre una gran piedra; en la cual quedaron
jos de padres nobles y cristianos, y en impresas las señales, como hoy día se
aquella sazón aban a la escuela para ven, de sus rodillas y manos. Edificaron
aprender las primeras letras. Luego que e n aquel mismo sitio los cristianos una
oyeron el impío mandato del tirano, en- capilla que llevaba el nombre de los san-
tró en sus tiernos pechos un encendido tos mártires.
deseo de padecer y morir por Cristo; y Reflexión: El espectáculo que nos ofre-
arrojando las cartillas que llevaban, se ce hoy el martirio de estos dos niños, es
fueron al palacio de Daciano para ofre- u n terrible anatema contra la cobardía
cerse al martirio. Cuando éste supo que de muchos cristianos, que no están dis-
aquellos dos niños, sin ser llamados y puestos, no digo a derramar una gota de
por su voluntad, venían a morir por la sangre por Cristo, pero ni aun a sufrir
fe de Cristo, se turbó y llenó de asombro: una palabra de burla, un gesto despre-
mas pensando que aquello sería livian- ciativo, una ligera incomodidad que a ve-
dad pueril, los mandó azotar para ame- ces exige el fiel cumplimiento de la ley
drentarlos. Al tiempo de ser llevados a de Dios. Pues, ¿con qué alma piensan
este tormento, Justo habló a Pastor y le comparacer ante el tribunal de Jesucris-
dijo: «No temas, hermano Pastor, esta to? ¿Con qué ojos podrán ver allí a esos
muerte del cuerpo que se nos prepara; tiernos niños ostentando el laurel de la
porque, Dios que nos hace merced que victoria y la palma del martirio?
muramos por El, nos dará todo el es- Oración: Oh Dios, que das la fe, la
fuerzo necesario para que podamos mo- esperanza y la caridad a los tiernos n i -
rir y alcanzar la corona del martirio.» ños, y por la alabanza con que te confe-
Quedó Pastor más esforzado y animoso saron tus inocentes mártires Justo y P a s -
con estas palabras de Justo, y di jóle: «Oh tor, nos estimulas a alcanzar la salvación;
hermano mío Justo, con razón te llaman infúndenos la pureza de la infancia, p a -
justo, pues tan bien muestras que lo eres. ra que emulando con nuestra vida ajus-
Ligera cosa me será morir contigo por tada a tu santa ley la vida inculpable
ganar a Jesucristo en t u compañía.» Es- de los niños, nos gocemos con los santos,
tas palabras iban los santos hablando en- en la recompensa que has de dar a tus
t¿é sí, dejando a los ministros de Dacia- fieles servidores. Por Jesucristo, nuestro
no admirados de ver en tan corta edad Señor. Amén.
233
San Lorenzo, diácono y mártir. — 10 de agosto
(+ 258)
un Yiuen rmmexo &.e cve^os,, t o -
jos, mancos y pobres, a quienes
ry había socorrido, se vino con ellos
[jg al emperador y díjole: Estos son
los tesoros de la Inlesia. No se
puede fácilmente creer la saña
que recibió el tirano, viendo así
frustradas sus esperanzas: man-
dóle luego azotar y rasgar sus
carnes con escorpiones; y echan-
do de ver que no se quejaba ni
daba un solo gemido, antes se
reía del tirano y de los tormen-
tos, embravecióse más y excla-
mó: «Tú eres un mago; pero yo
te juro por los dioses inmortales
que has de padecer tan graves
penas que ningún hombre hasta
hoy las padeció.» A lo cual res-
El gloriosísimo y fortísimo mártir san pondió Lorenzo: «En nombre de Jesucris-
Lorenzo, nació en Huesca del reino de to te aseguro que no las temo.» Mandóle
Aragón: su padre llamado Orencio y su pues atormentar toda la noche con va-
madre, Paciencia, fueron santos, y de rios suplicios, y finalmente asarle en un
ellos celebra festividad la iglesia de Hues- lecho de hierro a manera de parrillas, en
ca. Hízole el papa san Sixto, segundo de las cuales no mostró el santo ningún sen-
este nombre, arcediano, o primero de los timiento de dolor; sino que estando asa-
diáconos de la iglesia romana. Por este da una parte de su cuerpo, habló al ti-
tiempo anduvo muy brava la persecución rano y le dijo: «Ya está asada la mitad
del emperador Valeriano: y en ella fué de mi cuerpo; manda que me vuelvan de
preso san Sixto y llevado a la cárcel. Sa- la otra parte, y que me echen la sal.» Y
lióle al camino san Lorenzo y It dijo: mientras el tirano con los ojos encarni-
«¿Adonde vas, oh padre, sin tu hijo? zados y dando bramidos de rabio y furor
¿Adonde vas, oh sacerdote, sin tu diá- mandaba a los sayones que atizasen el
cono?» Rospondióle el venerable pontífi- fuego, el fortísimo mártir, levantados los
ce: «A ti, hijo mío, como a más joven, te ojos al cieio, decía: «Recibid, Señor, este
aguardan más rigurosos suplicios, y más sacrificio, en olor de suavidad»; y dando
gloriosa victoria: anda a repartir a los gracias al Señor, expiró.
pobres los tesoros de la Iglesia; porque
presto me seguirás como hijo al padre, y
como diácono al sacerdote.» Cumplió san Reflexión: Este es el martirio de san
Lorenzo enteramente la voluntad del pon- Lorenzo, gloria de España, y tan ilustre
tífice, y gastó toda la noche en visitar en toda la cristiandad, después del pro-
a los pobres y repartirles el tesoro de tomártir san Esteban, que como dice san
la Iglesia, y el día siguiente volvió a Agustín, «alumbró con sus resplandores
san Sixto, y viendo que ya le llevaban a el universo mundo.» ¿Quién no se a n i -
degollar, corrió a él y con voz alta y llo- mará con tal ejemplo a servir a Jesu-
rosa le dijo: «No me desampares, padre cristo con viva fe, segura 'esperanza y e n -
santo: ya cumplí tu mandamiento y dis- cendida caridad, sin temer el fuego y
tribuí los tesoros que me encargaste.» crisol de la tribulación por donde se lle-
Oyeron los ministros de justicia estas p a - ga al eterno descanso y refrigerio?
labras, y, a la voz de los tesoros, echaron
mano de Lorenzo, y dieron noticia de lo #
que habían oído al emperador, el cual se Oración: Concédenos, oh Dios todopo-
holgó de ello esperando hartar su codi- deroso, que se apaguen en nosotros las
cia. Preguntóle, pues, por los tesoros de llamas de nuestros vicios; pues concedis-
l a Iglesia; y el santo con una sabiduría •te al bienaventurado san Lorenzo que
y sagacidad, divina le respondió, que se venciese el fuego de sus tormentos. P ^ -
los traería. Y juntando el santo diácono Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

234
San Tiburcio, mártir. 11 de agosto
(t 286)
Entre los nobles caballeros ro-
manos que el glorioso mártir san
Sebastián convirtió a la fe de J e -
sucristo nuestro Redentor, uno
fué Cromacio, prefecto de la ciu-
dad de Roma, de sangre iíustrí-
sima, de riquezas y familia po-
derosa; el cual habiendo sabido
que Tranquilino, padre de los
santos mártires Marcos y Marce-
liano, había abrazado la fe, si-
guiendo tan buen ejemplo, y r e -
nunciando a toda la grandeza y •
regalo de que había gozado, se
sujetó al suave yugo del Señor y
se hizo cristiano él y sus criados
y esclavos, varones y mujeres,
que eran en número de mil cua-
trocientas personas. Repartió en-
t r e ' e l l o s parte de sus riquezas y dio a fecto Fabiano que le hiciese prender con
sus esclavos libertad, diciendo: que pues otros fieles de Cristo. Mandó pues el juez •
eran ya hijos de Dios inmortal, no ha- prender al santo, e hizo sembrar una
bían de ser siervos de hombre mortal. pieza de carbones encendidos, y le dijo
Tenía este santo caballero un hijo lla- que echase incienso sobre ellos en hon-
mado Tiburcio, mozo de grandes espe- ra de los dioses o con los pies descalzos
ranzas, de alto y delicado ingenio, bien pasease por las brasas. Tiburcio hizo la
enseñado en todas las letras, de lindo as- señal de la cruz y con los pies descalzos
pecto y suave condición; el cual siguió paseóse sobre las ascua como si pisara
a su padre en abrazar la fe de Cristo, y rosas. Atribuyendo esto el tirano a arte
siguióle con tanto fervor, que se señaló mágica embravecióse blasfemando de J e -
mucho entre los otros cristianos, y por sucristo. Díjole Tiburcio: «Enmudece y
él obró Dios muchos prodigios. Pasando calla y no te oiga yo con tan rabiosa y
un día por una calle, vio a u n mozo que maldita lengua decir tales injurias con-
había caído de un lugar alto, y de la caí- tra tan' santo nombre.» Sobremanera irri-
da había quedado tan quebrantado que tado el tirano con estas palabras de r e -
sus padres trataban más de sepultarle que prensión, mandó cortarle la cabeza, y se
de curarle. Llegóse a ellos Tiburcio y dí- ejecutó esta sentencia a tres millas de
ioles: «Dadme lugar que le hable una pa- Roma en la vía Lavicana, donde fué se-
•abra, que podrá ser que cobre salud»: pultado.
-.- el santo dijo sobre el mozo la oración
:lel Padre nuestro y el Credo, y con esto Reflexión: Hemos visto cómo un cris-
.-1 herido sanó repentinamente. Pero h a - tiano falso e hipócrita, fué quien procuró
úa. entre los cristianos uno que era hi- la muerte de san Tiburcio, pagándole las
)ócrita, llamado Torcuato, el cual no vi- saludables amonestaciones que el santo
/ía con las costumbres de cristianos y le hacía, con delatarle delante del impío
iervo de Dios, sino con las del siglo y juez. ¡Qué execrable villanía! Pero
is los gentiles. Reprendíale a menudo
san Tiburcio de sus vicios, con deseo de ¿crees tú que son menos villanos, m u -
que los enmendase, y aunque Torcuato, chos que en nuestros días se llaman ca-
por ser san Tiburcio persona tan ilustre, tólicos, y hacen pactos con los enemigos
en la apariencia de fuera disimulaba, y de la Iglesia de Cristo, para oprimirla,
le daba muestras que le agradaba que así para despojarla, para cargarla de cade-
le amonestase y corrigiese, pero en su co- nas y para matarla si fuese posible?
razón concibió tan grande rencor y abo- Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
rrecimiento contra el santo, que para tente, que por la intercesión de tu m á r -
vengarse le acusó de que era cristiano; tir Tiburcio, nos veamos libres de todas
'Vpara que no se entendiese que él había las enfermedades del cuerpo y de todos
sido el acusador, dio traza con el pre- los malos pensamientos del alma. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
235
Santa Clara, fundadora. — 12 de agosto
(t 1253)
doncellas, parientas suyas,'hasta
el número de diez y seis; las cua-
les formaron la primera comuni-
dad de religiosas de santa Clara.
No solamente en aquella ciudad,
sino en la Umbría y por todo el
mundo se extendió el resplandor
de las virtudes de santa Clara.
Ayunaba a pan y agua todas las
vigilias de la Iglesia y toda la
cuaresma, llevaba por vestidura
interior una asperísima piel de
jabalí, y dormía sobre la tierra
teniendo un haz de sarmientos
por almohada; pero el amor de
Cristo le hacía tan suaves éstas,
y otras espantosas penitencias,
que no había rostro más alegre
y apacible que el de la santa. Y
La seráfica virgen santa Clara, funda- ¿qué lengua podrá decir las inefables
dora de las religiosas del seráfico padre dulzuras, éxtasis seráficos y dones de mi-
san Francisco, fué, como este santo, natu- lagros y de profecía con que Jesucristo
ral de Asís, y de claro y nobilísimo li- la regalaba y correspondía a su amor?
naje. Siendo aún muy niña y no teniendo Cuando los bandidos y sarracenos con
aún rosario para llevar la cuenta de sus que el malvado Federico II talaba el va-
oraciones, las iba contando con piedre- lle de Espoleto, cercaron la ciudad de
cillas, y aunque por voluntad de sus pa- Asís y escalaban ya los muros del monas-
dres vestía ropas preciosas, mas interior- terio de santa Clara, ella, aunque enfer-
mente usaba de un áspero cilicio, y ofre- ma, se hizo llevar a las puertas, y sacan-
cía a Dios su virginidad con gran resis- do del seno una custodia del santísimo
tencia de sus padres, que deseban ca- Sacramento, oyó la voz de Jesús, que le
sarla. Había Dios enviado en este tiempo decía: «Sí, Clara, yo te protegeré»: y h u -
al mundo para renovarlo, al seráfico pa- yeron al punto aquellos bárbaros, de-
dre san Francisco, el cual estaba en la jando muchos cadáveres, heridos como si
misma ciudad de Asís; y por su consejo hubiesen peleado contra los rayos del
dejó la santa doncella la casa de sus p a - cielo. Finalmente toda la vida de la santa
dres y renunciando a todas las grande- fué como la de un serafín sacrificado por
zas del mundo, se entró en la iglesia de amor de Jesucristo, y a la edad de se-
santa María de la Porciúncula que está a senta años, visitada por un coro celestial
una milla de Asís. Allí la aguardaban san
Francisco y todos sus santos religiosos de santas vírgenes, entregó su alma p u -
con velas en las manos y entonando el rísima al divino esposo.
Veni Creator Spiritus; y ella, al pie del Reflexión: Los monasterios de santa
altar, se desnudó de todas sus galas y Clara han llegado a la crecida suma de
preciosas vestiduras, se cortó las trenzas cuatro mil; y en ellos se han santificado
de su rubia cabellera, y recibió de manos mucha nobilísimas doncellas, condesas,
del seráfico patriarca el hábito peniten- duquesas y princesas, y sobre todo u n
cial. Pretendieron sus deudos y parientes gran número de almas herocias que prac-
llevársela por fuerza, mas la santa se asió ticando la regla más austera de todas, han
tan fuertemente al altar, que al quererla sido en la tierra las delicias de Dios, el
sacar por fuerza, dejó en sus manos la ornamento de la Iglesia católica, y el
mitad de sus vestiduras, y aun se quitó más elocuente ejemplo del mundo.
la toca, para que viesen que había t a m -
bién sacrificado a Cristo la hermosura de Oración: Óyenos, Señor y Salvador
sus cabellos. Premió el Señor tan ilustre nuestro, y haz que la alegría que senti-
victoria que su sierva alcanzó de la carne mos en la fiesta de tu bienaventurada
y de la sangre, con dar la misma vocación virgen santa Clara, sea acompañada de
a su hermana Inés y a otras nobilísimas los afectos de una verdadera devocióiC
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

236
San 3uan Berchmans, confesor. — 13 de agosto
(t 1621)

El purísimo y angelical man-


cebo san Juan Berchmanb, vivo
retrato de las Reglas de la Com-
pañía de Jesús, fué natural de
Diest, en el ducado de Brabante,
y nació en el día de sábado, con-
sagrado a la Virgen santísima,
con quien tuvo toda su vida muy
tierna y regalada devoción. Ma-
drugaba ya desde niño para pir
muy de mañana dos o tres misas
antes de ir a la escuela; y acos-
tábase a veces muy tarde para
meditar en el silencio de la n o -
che la sagrada pasión de Jesu-
cristo. Cuando se confesó para
comulgar la vez primera, halló el
confesor tan limpia su concien-
cia, que apenas supo de que po-
derle absolver. En su vida y costumbres tar deliberadamente' cualquier regla de
parecía un ángel, y por tal era tenido; la Compañía por mínima que fuese. Ha-
y con este nombre le llamaban. Rogó a bíase obligado con voto a defender la
sus padres que, a pesar de su pobreza, inmaculada Concepción de María, y co-
no le estorbasen el seguir la carrera de mo hijo de tal Madre, guardaba tan rara
la Iglesia, a la que Dios le llamaba: y modestia, que por sólo ver su semblan-
así se concertaron con un canónigo de te hermosísimo y modestísimo acudían
Malinas, que le serviría en su casa, y muchos a la iglesia del Colegio Romano.
aprendería al mismo tiempo las letras h u - Nunca quiso levantar los ojos para mirar
manas en el colegio de la Compañía. P o - muchas cosas dignas de ser vistas eme
nía gran cuidado en imitar las acciones hay en Roma, y algunos que habían pro-
y ejemplos de san Luis Gonzaga; hizo, co- curado saber de que color los tenía, n u n -
mo él, voto de perpetua virginidad a glo- ca lo pudieron saber. Enseñaba con gra-
ria de la sacratísima Virgen; y con su cia sin igual la doctrina a los pobres., y
compostura refrenaba a sus compañeros, rogaba a los superiores que le mandasen
de manera, que ninguno osaba a su vista a la misión de la China, para alumbrar
desmandarse. Mas ¿quién podrá decir la a aquellos infieles y derramar si pudie-
suavísima fragancia y hermosura de sus se la sangre por Cristo. Mas no era la
virtudes, cuando se trasplantaron, como patria de este ángel la tierra, sino el cie-
flores del cielo, de los eriales del siglo lo; y así a la edad de solos veintidós años,
al paraíso de la religión? Entró Juan en abrazado con el santo crucifijo, el rosario
la Compañía a la edad de diez y siete y el librito de las reglas de la Compañía,
años, y así en el noviciado, como después entregó su alma purísima al Creador.
en los colegios, vivió con tan grande ejem- Reflexión: Hallamos también escrito
plo y opinión de santidad, que a los que en el libro de los propósitos de este san-
habían conocido a san Luis Gonzaga, les to mancebo: «Aborreceré cualesquiera
parecía haberlo recobrado en la persona imperfecciones, que puedan menoscabar
de nuestro santo mancebo. No puso con la castidad.» Tomen, pues, los jóvenes por
iodo la perfección de su santidad en ejemplar de este santísimo mancebo, el
asombrosas penitencias: su grande peni- cual es especialísimo abogado contra las
tencia, decía que había de ser la fiel tentaciones sensuales.
observancia de las reglas de la Compa- Oración: Rogárnoste, Señor, que conce-
ñía, sin apartarse de la vida común; y das a tus siervos la gracia de saber imi-
esto cumplió tan perfectamente, que ja- tar los ejemplos de aquella, inocencia y
más pudieron sus superiores y compañe- fidelidad. en t u divino servicio, con los
ros notar cosa de que poderle avisar: y cuales el angélico joven J u a n Berchmans,
éj, mismo tenía escrito entre sus propósi- te consagró la flor de su edad. Por J e -
tos que antes quisiera morir que quebran- sucristo, nuestro Señor. Amén.

237
San Eusebio, presbítero y confesor. — 14 de agosto
(t 357)
Sixto papa, poniendo en una
grande piedra un título que de-
cía: «Aquí yace Eusebio, varón
de Dios.» Cuando Constancio su-
po la muerte de Eusebio, y cómo
Gregorio y Orosio habían dado a
su cadáver honrosa sepultura,
enojóse sobremanera, y mandólos
prender. Hubo a las manos d e
Gregorio, e hízole enterrar vivo
en la misma cueva, donde esta-
ba el cuerpo de san Eusebio. Oro-
sio que se había escapado, lo s u -
po, y de noche se fué a él, y aun-
que le halló vivo, estaba ya tan
debilitado que murió allí en sus
manos; y así le dejó sepultado \ n
aquel mismo lugar. En Roma hay
una iglesia de san Eusebio, muy
El venerable sacerdote y valeroso sol- antigua y de gran devoción, en la cual
dado de Cristo san Eusebio, dio grande está su sagrado cadáver, y los de Orosio
gloria a la Iglesia con un nuevo género y Paulino, y otras muchas reliquias d e
de martirio que sufrió, inventado por el santos mártires. San Zacarías, papa, la
furor y rabia de los tiranos. Vivió en mandó reparar y adornar en hora de san
tiempo del emperador Constancio, en el Eusebio y de los otros santos mártires
que se embraveció en Roma la herejía de allí sepultados.
los arríanos, enemigos declarados de los
católicos, por el favor y fuerzas que él Reflexión: Al leer el cruel y prolon-
les dio; y por esta causa, levantaron una gado martirio de san Eusebio, no sabe
gravísima y terrible tempestad en la cual uno de qué espantarse más; de la extraña
muchos obispos y santos sacerdotes fue- crueldad de los herejes que con tan p r o -
ron desterrados, afligidos y muertos por longado y durísimo suplicio probaron la
la verdadera fe. Entre ellos alcanzó ilus- constancia del santo sacerdote; o de la in-
tre victoria el santísimo presbítero Euse- vencible fortaleza de este santo mártir
bio, de nación romano; el cual,, por de- que padeció tan lenta muerte sepultado
fender constantísimamente la verdadera vivo. En aquella crueldad se echa de ver
y divina religión con más libertad y áni- la crecida malicia del demonio que tales
mo que quisiera Constancio, sufrió un invenciones inspira a los herejes y ene-
nuevo género de martirio en que fué pro- migos de nuestra santa fe; en esta p a -
bada, como en u n crisol, su paciencia y ciencia, la virtud divina de que Jesucris-
fidelidad a Jesucristo y a su verdadera to reviste a sus soldados para que t r i u n -
Esposa la santa Iglesia. Mandó, pues, fen de todos los poderes del mundo, de
Constancio que lo encerrasen y como em- la muerte y del infierno. ¡Oh! ¡Con qué
paredasen en una pieza o pequeño apo- soberana luz resplandece la verdad de
sento que había en su misma casa, tan Dios en todos los martirios y heroicas a c -
estrecho y angosto que apenas el santo ciones de los santos! Quien con esta luz
cabía en él, ni se podía casi menear, ni no ve la verdad divina de nuestra san-
volver a una parte ni a otra. Allí estuvo tísima religión, ciego es, y llena tiene la
el varón de Dios por espacio de siete m e - mente de las tinieblas con que las malas
ses haciendo oración al Señor, y supli- pasiones suelen oscurecerla para que no
cándole que le diese fortaleza y constan- vea la luz de Cristo.
cia para morir por él; y diósela tan cum- Oración: Oh Dios, que nos alegras en
plida, que al cabo de los siete meses m u - la anual festividad de t u confesor s a n '
rió en aquella como sepultura en que Eusebio; concédenos propicio, que los q u e
había estado. Recogieron su cuerpo los celebramos su nacimiento para la gloria,
sacerdotes del Señor, Gregorio y Orosio, por la imitación de sus saludables ejem-
y le enterraron en una cueva del cemen- plos, lleguemos a gozar de Ti. Por Jesu\^
terio de Calixto, junto al cuerpo de san cristo, nuestro Señor. Amén.
238
La Asunción de nuestra Señora. — 15 de agosto
Subió Cristo nuestro Salvador
a los cielos, y dejó a su bendití-
sima Madre y Señora nuestra en
la tierra, para que en ausencia
de aquel sol de justicia, brillase
ella como luna de serenos r e s -
plandores en medio de la primi-
tiva cristiandad; y enseñase a los
apóstoles, instruyese a los Evan-
gelistas, esforzase a los mártires,
alentase a los confesores y encen-
diese en el amor de la pureza a
las vírgenes, y a todos consolase
y ayudase con su -ejemplo y ma-
gisterio. Quince años sobrevivió
nuestra Señora a su Hijo bendi-
to, observando, como dicen los
santos padres, con gran perfec-
ción los consejos evangélicos,
obedeciendo a lo que san Pedro como querubines, en triunfal procesión hasta lo
vicario de Cristo ordenaba, frecuentando más alto del cielo, y hasta el trono de la
los sagrados lugares donde se habían santísima Trinidad. Allí fué coronada por
obrado los misterios de nuestra Reden- las tres Personas divinas, con inefable
ción, comulgando cada día de mano del gloria y regocijo de todas las jerarquías
discípulo amado san Juan, a quien Jesús y coros celestiales. Coronóla el Padre con
la había encomendado. Dice san Dioni- diadema de Potestad, el Hijo con corona
sio que la vio y trató, que «resplande- de Sabiduría, el Espíritu Santo con coro-
cía en ella una divinidad tan grande, na de Caridad. Allí fué aclamada por s o -
que si la fe no lo corrigiera, pensaran to- berana Princesa de los ángeles, a r c á n -
dos que era Dios, como lo era su Hijo.» geles, tronos, dominaciones, potestades,
Aunque el Señor la preservó de la culpa querubines y serafines, y por Reina d e
original, no quiso preservarla de la muer- los apóstoles, de los mártires, de los con-
te del cuerpo, para que en esto imitase fesores, de las vírgenes, y de todos los
a Jesús, y para que mereciese mucho, santos: y finalmente allí fué constituida
venciendo la natural repugnancia que tie- Emperatriz del universo, y Reina sobera-
ne la carne a morir, y se compadeciese na de todas las criaturas.
de los que mueren, como quien pasó por
aquel trance, ya que había de ser nuestra #
abogada en la hora de la muerte. Es pía Reflexión: Creyendo, pues, ahora con
tradición que asistieron a su dichoso t r á n - viva fe, que esta excelsa Señora tan en-
sito los santos apóstoles con Hieroteo, Ti- cumbrada y gloriosa no sólo es Madre de
moteo, Dionisio Areopagita, y otros va- Dios, sino también Madre adoptiva n u e s -
rones apostólicos que con velas encen- tra, Reina de misericordia y dulcísima.
didas rodeaban el lecho de la Virgen: y Abogada de los pecadores, acudamos t o -
que en habiendo expirado, no por do- dos los días a ella con gran confianza en
lencia alguna, sino por enfermedad de su maternal bondad, suplicándole que no.
amor y deseo de ver y abrazar a su di- nos deje de su mano, a fin de que por stt
vino Hijo glorioso; sepultaron honorífi- poderosa intercesión alcancemos segura-
camente su inmaculado cuerpo en el mente la vida y gloria eterna.
Huerto de Getsemaní, con muchas flores,
ungüentos olorosos y especies aromáti-
cas. Mas no era conveniente que aquella Oración: Suplicámotes, Señor, que p e r -
verdadera arca del Testamento padeciese dones a tus siervos los pecados de q u e
corrupción, y así se cree que los tres días son reos, para que ya que no podemos
resucitó la Madre, como había resucitado agradaros por nuestras obras, seamos s a l -
su Hijo unigénito, el cual la vistió de in- vos por la intercesión de la santa Madre
mortalidad y de claridad y hermosura so. de vuestro Hijo, nuestro Señor Jesucris-
Yye todo lo que se puede explicar y com- to, que contigo vive y reina por todos los
prender, y la llevó sobre las alas de los siglos de los siglos. Amén.

239
San Roque, confesor. - 16 de agosto
(t 1327)
Montpellier su partia, y hallóla
muy alterada por la guerra, y co-
mo le tomasen por espía, echa-
ron mano de él, y pusiéronle en
la cárcel por orden de su mismo
tío, a quien el santo ni quiso
darse a conocer, por ser maltra-
tado y padecer por amor del Se-
ñor. Cinco años estuvo allí des-
conocido de todos, hasta que en-
tendiendo .que se llegaba el fin
de su peregrinación, se armó con
los santos Sacramentos, y entregó
su espíritu al Creador, siendo de
edad de treinta y dos años. En
su muerte tocaron alegremente
por sí mismas las campanas, y
se halló junto a su cuerpo una
tabla en que estaba escrito el
San Roque, abogado contra la pestilen- nombre del santo, y la vida que había
cia, fué de nación francés, y nació en la llevado y el favor que alcanzaría del Se-
villa de Montpellier, en la provincia de ñor a los que heridos de pestilencia im-
Languedoc, de padres ilustres y ricos, y plorasen con viva fe su patrocinio. Lle-
señores de aquel pueblo. Su padre se lla- varon su sagrado cadáver con gran pom-
mó Juan y su madre Libera. Desde niño pa a la iglesia y le sepultaron honorífi-
mostró grande inclinación a la virtud; y camente, y su tío, que era hombre rico y
siendo de doce años comenzó a macerar principal, le edificó un magnífico templo
su cuerpo con ayunos y penitencias, y a en el cual y en muchas partes Dios obró
hacer guerra a sus gustos y apetitos. por san Roque muchos milagros.
Muertos sus padres, vendió en aquella
tierna edad la hacienda que pudo, que *
e r a riquísima, y la repartió a los pobres;
y tomando el hábito de la tercera orden Reflexión: Creció más la devoción de
de san Francisco, y encomendando a un los pueblos, por el gran portento que
tío suyo el gobierno de su estado y vasa- sucedió en la ciudad de Constanza el año
llos, se vistió de romero, y dejando su 1414; donde celebrándose el Concilio, y
patria, casa, deudos y amigos, se partió siendo fatigada aquella tierra y comarca
de Francia para Italia a visitar los San- de una grave pestilencia, se le hizo al san-
tos Lugares de Roma. Llegó al lugar de to una solemnísima procesión en la cual
Acquapendente, donde halló muchos que se llevaba la imagen de san Roque, y lue-
estaban heridos de pestilencia. Fuese al go cesó aquella terrible plaga y azote del
hospital, y comenzó a servir a los pobres Señor. También se ha experimentado es-
y a hacer la señal de la cruz sobre los te mismo favor del santo en otras muchas
apestados, y los sanó maravillosamente a p a r t e s u d e manera que los pueblos, ciu-
todos. Los mismos milagros obró en Ro- dades y provincias en su mayor aflicción
ma, Cesena, Placencia y otras ciudades acuden a él, y le toman por intercesor, y
de Italia. Mas para que él no se desva- por sus oraciones alcanzan del Señor el
neciese con tantas maravillas de la vir- • remedio que no han podido hallar en los
tud de Dios, y para que acrecentase su médicos humanos y en las medicinas del
corona con la paciencia, le dio una recia
y aguda calentura, y permitió el Señor cuerpo.
•que fuese herido en el muslo. Pasó este
trabajo san Roque con entera resignación
y alegría, retirado en un lugar desierto, Oración: Rogárnoste, Señor, que guar-
donde la providencia de Dios ordenó que des con tu continua piedad a tu pueblo,
un perro le trajese cada día de la mesa y que, por los méritos del glorioso san
de su amo u n pedazo de pan con que se Roque, los libres de todo contagio de
pudiese sustentar. Finalmente volvió a alma y cuerpo. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén. ^

240
San Liberato, abad, y compañeros mártires. 17 de agosto
(t 483)
Grandes fueron los estragos
que hizo en África el furor del
rey vándalo llamado Hunerico,
que seguía la secta de los herejes
arríanos; pero en el año séptimo
de su reinado, publicó un edicto
sobremanera impío y sacrilego,
' por el cual mandaba que se a r r a -
sasen todos los monasterios, y se
profanasen todas las iglesias con-
sagradas a honra de la santísima
Trinidad. Vinieron, pues, los sol-
dados de Hunerico a un convento
de monjes que vivían con grande
ejemplo y opinión de santidad,
debajo del gobierno del santo
abad Liberato, entre los cuales se
hallaba el diácono Bonifacio, los
subdiáconos Servo y Rústico, y
los santos monjes Rogato, Séptimo y M á - aunque los verdugos una y muchas ve-
ximo: y habiendo los bárbaros derribado ces aplicaron hachas encendidas en las
las puertas del monasterio, maltrataron ramas secas amontonadas en el barco, .
con grande inhumanidad a aquellos ino- nunca pudo prender en ellas el fuego.
centes siervos del Señor, y los llevaron Atribuyó el bárbaro monarca aquel sobe-
presos a Cartago, y al tribunal de Hu- rano prodigio a artes diabólicas y de en-
nerico. Ordenóles el tirano que negasen cantamiento: y bramando de rabia, man-
la fe del bautismo y de la santísima Tri- dó que a golpes de remos les quebrasen
nidad; mas ellos confesaron con gran las cabezas hasta derramarles los sesos,
conformidad, un solo Dios en tres Perso- y los echasen en la mar. Arrojaron las
nas, una sola fe y un solo bautismo: y olas a la playa los sagrados cadáveres de
añadió en nombre de todos san Liberato: los santos mártires; y habiéndolos r e -
«Ahora, oh rey impío, ejercita, si quie- cogidos los católicos los sepultaron hono-
res, en nuestros cuerpos las invenciones ríficamente.
de su crueldad; pero entiende que no nos
espantan los tormentos, y que estamos Reflexión: La historia de todas las
prontos a dar la vida en defensa de nues- herejías ha sido siempre la historia de los
tra fe católica.» Al oir el hereje estas odios sangrientos, de los sacrilegos des-
palabras, bramó de rabia y furor, y man- manes, y de las más insoportables tira-
dó que le quitasen de delante aquellos nías. Semejantes acciones propias de
hombres y los encerrasen en la más os- aquellos Vándalos, han hecho en nuestros
cura y hedionda cárcel. Pero los católicos días, en muchas partes, los enemigos de
de Cartago hallaron modo de persuadir a la fe católica, robando monasterios, pro-
los guardas, que soltasen a los santos fanando sacrilegamente los templos de
Dios, y asesinando villana y cruelísima-
monjes; y aunque éstos no quisieron verse mente a indefensos religiosos, sacerdotes
libres de las prisiones que llevaban por y vírgenes consagradas a Dios. Inhuma-
amor de Cristo, aprovecharon alguna li- nos han sido pues como los Vándalos, pe-
bertad que se íes concedió en la misma ro más hipócritas y traidores que ellos
cárcel, para esforzar a otros muchos cris- porque han cometido tales crímenes a p e -
tianos que por la misma fe estaban car- sar de andar pregonando humanidad, to-
gados de cadenas: lo cual habiendo lle- lerancia y libertad de pensamiento.
gado a oídos del tirano, castigó severa-
mente a los guardas, y con despiadados Oración: Oh Dios, que nos concedes la
suplicios a los santos monjes. Dio luego dicha de celebrar el nacimiento para el
orden que aprestasen un bajel inútil y cielo de san Liberato y sus compañeros,
carcomido, y que habiendo echado en él mártires; otórganos también la gracia de
buena cantidad de leña, pusiesen sobre gozar de su compañía en la eterna bien-
^lla a los santos confesores atados de pies aventuranza. Por Jesucristo, nuestro Se-
y manos, y los abrasasen en el mar. Mas ñor. Amén.

241
Santa Elena, emperatriz 18 de agosto
(t 328)
muerte de Cristo nuestro Salva-
dor, y buscar en ellos el precioso
madero de la santa Cruz. Fué la
santa emperatriz, cargada de
años, con grandes ansias de h a -
llar tan precioso tesoro y mani-
festarle al mundo, y el Señor
cumplió sus deseos, v declaró con
evidentes milagros, ser aquella la
misma cruz, en que murió el Au-
tor de la vida. La santa empera-
triz mandó edificar un suntuo-
so templo junto al monte Calva-
rio, donde había hallado la santa
Cruz, otro en la cueva de Belén
y otro en el monte Olívete; los
cuales dotó y enriqueció de m u -
chos y preciosos dones. Visitó
también los monasterios de vír-
Siendo Constancio Cloro gobernador en genes consagradas a Dios con tan rara
Inglaterra, casó con Elena, hija de Coel, modestia, que ella misma, vestida pobre-
hermosísima doncella, muy avisada y ho- mente, les daba aguamanos y servía de
nesta, y tuvo de ella al gran Constanti- rodillas: y después de haber andado por
no su hijo, que después fué emperador, otros lugares y provincias de Palestina,
el cual, favorecido de Dios por la virtud y mandado edificar en ellos muchas igle-
de la santa cruz, vino a ser señor abso- sias y oratorios, y repartido largas limos-
luto y monarca de todo el imperio roma- nas y dado libertad a los presos de las
no. Elena su madre se hizo cristiana, y cárceles en honra de Jesucristo, volvió,
después se convirtió también Constantino siendo ya de ochenta años, a Roma, don-
su hijo a nuestra santa religión. Viendo de estando presente el emperador Cons-
los judíos, que aquel a quien sus padres tantino su hijo y sus nietos, después de
habían crucificado era tenido por verda- haberles dado muy santos consejos y su
dero Dios y adorado del mismo empera- bendición, entregó su espíritu al Creador.
dor y de los grandes de su imperio, alte- Reflexión: ¿Cómo pudieron imaginar
ráronse mucho y pretendieron rebelarse; los judíos deicidas que aquella Cruz tan
pero fueron castigados severamente. De- afrentosa en que pusieron a Cristo, había
jadas pues las armas, quisieron con las le- de ser adorada de las gentes y puesta
tras y disputas oscurecer la gloria de J e - como el más precioso ornamento de las
sucristo, y persuadir a santa Elena y al coronas de los emperadores del mundo?
emperador su hijo, que habían de mudar Es un acontecimiento que ha durado ya
de religión y tomar la de los judíos: y largos siglos. Y ¿cómo podrían creer los
para sosegarlos, se dio orden que vinie- modernos enemigos de la Cruz de Cristo
sen a Roma los más insignes letrados de y de su Iglesia que esta misma Cruz ha
los judíos y que acerca de ella disputasen de triunfar finalmente de todo el m u n -
con san Silvestre, vicario de Jesucristo; do universo? Será también un aconteci-
y el santo pontífice, en presencia del em- miento: porque escrito está que cuando
perador y su madre, los convenció y con- llegue la plenitud de las naciones, se con-
fundió de tal manera que no supieron que vertirá Israel, y que el Crucificado ha de
responder, ni más hablar. Santa Elena atraer a sí todas las cosas.
con su hijo se halló también en un con- Oración: Oh Señor Jesucristo que r e -
cilio romano celebrado por san Silvestre velaste a la bienaventurada Elena el l u -
y firmó los decretos y leyes en él estable- gar donde estaba oculta t u santa Cruz,
cidos. Después que en Nicea se celebró para enriquecer a tu Iglesia con este t e -
aquel famoso y universal concilio en el soro preciosísimo; concédenos por su i n -
que se condenó la perversa doctrina de tercesión, que por el precio inestimable
Arrio, tuvo santa Elena revelación del de este árbol de vida, alcancemos el p r e -
cielo de ir a Jerusalén, y visitar aquellos mio de la vida eterna. Por Jesucristo^
santos lugares consagrados con la vida y nuestro Señor. Amén.

U%
San Luis, obispo y confesor. 19 de agosto
(t 1297)

El clarísimo príncipe, humilde


fraile menor y admirable obis-
po san Luis, nació en Brignola,
lugar de la Provenza, cerca de
Marsella, y fué hijo de Carlos
II, rey de Francia y Sicilia y con-
de de Provenza, y de María, hija
del rey de Hungría. Andando
muy encendida la guerra entre el
rey de Aragón don Pedro y Car-
los rey de las dos Sicilias, fué
preso éste en una batalla m u y
sangrienta, que tuvieron por mar,
y llevado a Barcelona y hechas
las paces con ciertas condiciones,
para cumplimiento de ellas, al
salir de la prisión, dejó en rehe-
nes a sus tres hijos, Luis que era
el mayor, Roberto y Raimundo.
Siete años estuvieron presos en Barcelona en todo, edificando con su humildad, y
estos tres hermanos. Aprovechándose san predicando con apostólico celo no solo en
Luis de aquella soledad y haciendo de la Tolosa, sino también en muchos otros
necesidad virtud se ocupó en el estudio de lugares de Francia, de Cataluña, y de
las buenas letras y en la oración. Tuvo e x - Italia. Finalmente andando con vivos
celentes maestros de la orden de san Fran- deseos de dejar la carga pastoral, deter-
cisco y santo Domingo y alcanzó tan rara minó para ello ir a Roma, mas fué nues-
sabiduría, que no parecía aprendida por tro. Señor servido, que llegando a Brig-
los libros, sino divina, y dada del cielo. nofá y estando en la misma casa donde
Era hermoso sobremanera, honestísimo y su tío san Luis rey de Francia había n a -
enemigo de toda liviandad. Estando aún cido, enfermó gravemente; y entendiendo
preso, mandó llamar a todos los presos de que Dios le quería para sí, y recibidos con
la ciudad de Barcelona para lavarles los gran devoción los sacramentos, abrazado
pies y servirles la comida, y viniendo en- con una cruz dio su bendito espíritu' a su
tre ellos uno de grandes estatura, y con Dios y Señor, teniendo de edad veinti-
los pies cubiertos de lepra, san Luis le trés años y seis meses.
lavó con más diligencia y devoción que
a los otros. Al día siguiente, que era
Viernes santo, buscándole con gran dili- Reflexión: ¿Quién leerá las virtudes
gencia, no se pudo hallar aquel leproso, de este admirable joven, que no se mara-
y se tuvo por cierto que Cristo nuestro ville y alabe al Señor, que le puso en
Redentor en aquella figura había queri- tan breves años por dechado de jóvenes,
do favorecer al santo. Alcanzada ya la de príncipes, de obispos, de nombres
libertad, daba de comer en su casa a apostólicos y de santos religiosos? ¡Oh!
veinticinco pobres y él por su persona ¡cuánto más esclarecida es su memoria,
los servía. En este tiempo hizo voto de por haber hollado el reino, que si lo h u -
tomar el hábito de san Francisco. Mas biera tenido como su padre, su abuelo
habiendo ido a Roma con su mismo pa- y su hermano! ¡Los mismos reyes y e m -
dre, allí se ordenó de subdiácono y en peradores se postran hoy ante sus r e -
Ñapóles de diácono y sacerdote, y fué liquias, e invocan su favor, y su misma
constreñido a aceptar el obispado de To- madre tuvo a grande honra el venerar
losa por mandato del papa Benifacio VIII, a su santo hijo puesto ya en los altares!
el cual vencido de los ruegos del santo,
le permitió que primero vistiese el hábi- Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
to de san Francisco, e hiciese luego su tente, que la venerable solemnidad de tu
profesión, como la hizo con gran consuelo bienaventurado confesor y pontífice san
de su alma. Recibiéronle después en To-
masa como a un ángel del cielo; y el santo Luis, acreciente en nosotros la gracia de
obispo procuró ser y parecer fraile menor la devoción, y la salud de nuestras a l -
mas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

243
San Bernardo, abad y doctor. — 20 de agosto
(t 1153)

del santo, uno fué Teselino, su


mismo padre, el cual haciéndose
hijo espiritual de su hijo acabó
santamente su vida en aquel mo-
nasterio. Deseaba el santo abad
estarse allí'toda su vida descono-
cido del mundo y por esta causa
renunció muchas veces grandes
dignidades y obispados; pero fué
necesario que saliese de su pobre
celda para reconciliar con la Igle-
sia romana a los cismáticos que
después de la muerte del papa
Honorio habían ensalzado al a n -
tipapa Anacleto; y persuadir al
rey Enrique de Inglaterra, y al
conde Guillermo, y al emperador
Lotario, que acatasen a Inocen-
cia como a sumo y verdadero
pastor de la Iglesia. Hubo de reprimir
San Bernardo, abad de Claraval, meli- también el santo a los famosos herejes
fluo doctor, y lumbrera resplandeciente Pedro Abelardo y Enrique, que durante
de la Iglesia, nació en un pequeño lugar aquel cisma publicaron guerra contra J e -
de la provincia de Borgoña, llamado Fon- sucristo y su Iglesia: y predicar después
tana, y fué hijo de Teselino, caballero por ordenación del pontífice Eugenio III
y honrado militar, y de Alicia de Mon- la cruzada capitaneada por el emperador
tebarro, señora tan noble como virtuosa. Conrado y el rey de Francia san Luis con-
Era Bernardo de muy linda disposición tra los sarracenos e infieles que infesta-
y rara hermosura, y tan honesto y reca- ban la Tierra Santa. Finalmente habien-
tado, que porque una vez se descuidó un do san Bernardo predicado como varón
poco poniendo los ojos en el rostro de enviado de Dios, y escrito muchos y sa-
una mujer, se arrojó desnudo en un es- pientísimos libros, y obrado grandes m i -
tanque de agua casi helada, de donde le lagros, y dejado fundados ciento sesenta
sacaron medio muerto. Conociendo la va- monasterios de su orden, entre las ma-
nidad del* mundo, determinó entrar en la nos y lágrimas de sus hijos, dio su purí-
Religión del Cister que poco antes había sima alma al Creador.
sido fundada por el abad Roberto, deba-
jo de la Regla de san Benito, y atrajo Reflexión: Entrando un día san Ber-
a ella con su ejemplo a sus cinco herma- nardo en la iglesia mayor de Espira, ciu-
nos, y a su tío, y otros treinta compañe- dad de Alemania y cámara del imperio,
ros. Dijo el hermano mayor a Nevardo acompañado de todo el clero y de gran
que era el más joven y estaba jugando: muchedumbre del pueblo, se arrodilló tres
^Nevardo, quédate a Dios: nosotros nos veces en tres lugares diferentes y dijo
vamos al monasterio, y te dejamos por en el primero: O clemens; en el segundo:
heredero de toda nuestra hacienda». A O pía; en el tercero: O dulcís virgo Ma-
lo que contestó el muchacho: «Pues (có- ría, y en memoria de esta salutación del
mo? ¿Tomáis vosotros el cielo y me de- santo, hoy día en la misma iglesia están
jáis a mi la tierra? No es ésta buena par- tres láminas de metal, en que se leen es-
tición». Y así de allí a algunos días tam- tas palabras y todos los días se canta la
bién siguió a sus hermanos. Comenzó su Salve Regina con gran solemnidad. Re-
noviciado nuestro santo siendo de edad de cémosla nosotros cada día devotamente,
para mostrarnos también hijos de tan
veintitrés años, con tan grande recogi- clemente, piadosa y dulcísima Madre.
miento, que habiendo estado un año en-
tero en la pieza de los novicios, no sabía Oración: Oh Dios, que diste a tu pue-
si el techo era de bóveda o de madera. blo al bienaventurado Bernardo por m i -
Habiendo el abad Esteban edificado el nistro de la salud eterna, concédenos que
monasterio de Claraval, hizo abad de él tengamos por intercesor en los cielos al
a san Bernardo, y entre los muchos ca- que en la tierra tuvimos por maestro de
balleros que tomaron el hábito de manos santa vida. Por Jesucristo, nuestro Se<v
ñor. Amén.

244
Santa Juana Francisca de Chantal, fundadora. — 21 de agosto
(t 1641)

La santísima fundadora de las


religiosas de la Visitación, Juana
Francisca . Fremiot de Chantal,
nació en la ciudad de Dijón, ca-
beza del ducado de Borgoña en
el reino de Francia. Era a la sa-
zón el padre de Juana Francisca,
presidente del Parlamento de
Borgoña, y como un caballero
que profesaba la secta infernal
de Calvino, le visiíase y acari-
ciase a la santa niña y le diese
algunos regalillos, ella los a r r o -
jó luego al fuego, diciendo: «Ved
cómo arderán en el infierno los
herejes que no vuelvan a la ver-
dadera fe católica»: y a una cria-
da entrada ya en años, que p r o -
curaba apartarla de las cosas de
Dios y aficionarla a las del mundo, r e - de toda su vida religiosa. Y prendió tan-
prendió ásperamente, diciéndole que no to fuego este amor divino en el corazón
quería que de allí adelante la sirviese en de la santa fundadora, que se obligó con
cosa alguna. Siendo ya de edad compe- voto a obrar siempre lo que entendiese
tente, la casó su padre con el barón de ser más perfecto y agradable al Señor;
Chantal, con quien vivió como perfecta y Dios en retorno ilustró a su sierva con
casada. Jamás recibía visitas de caballe- esclarecidos dones de profecía, de discre-
ros, en ausencia de su marido; y cuan- ción de espíritus y de milagros, y con
:o podía ahorrar de atavíos y regalos su- la veneración de los príncipes, de los r e -
pírfluos, lo daba por su mano a los p o - yes, de los obispos y de los santos. Fi-
bres. Llevó con perfecta resignación, ocho nalmente habiendo renunciado la santa
años después, la muerte de su marido, el cargo de superiora y rehusado siem-
herido involuntariamente por u n compa- pre el nombre de fundadora, a la edad
ñero con quien había salido a cazar, y de sesenta y ocho años, enfermó de m u e r -
los malos tratamientos que por espacio te, y pronunciando tres veces el adora-
de siete años recibió en la casa de su ble nombre de Jesús, entregó su alma a
suegro, de una antigua criada que hacía su divino Esposo.
burla de su piedad y la trataba como a Reflexión: ¿Quién no admira en la vi-
esclava, y las tentaciones gravísimas que da de santa Juana Francisca, un vivo r e -
permitió el Señor que la purificasen co- trato de la mujer fuerte? Y a la vista de
mo el oro en el crisol, de las cuales es- semejante ejemplo de fortaleza, ¿quién
cribió la sierva de Dios que la afligían no atrepellará por dificultades mucho m e -
tanto, que cualquiera hora del día troca- nores que se le atraviesan en el camino
ra de buena gana por la hora de la muer- de la virtud? ¿Por ventura ha de ser r e -
te. Hizo voto de perpetua castidad; y al cibido en triunfo el soldado que arrojó
pedirla por esposa cierto caballero rico las armas y huyó de los enemigos? ¿O
y noble, con una lámina candente se gra- ha de entrar por la puerta triunfal del
bó ella en el pecho el nombre de Jesús, cielo el cristiano que arrojó la Cruz de'
al cual escogió por perpetuo y divino Es- Cristo y se entregó a los enemigos de
poso. Fundó después la Congregación de su alma?
la Visitación de María por consejo de su Oración: Oh Dios omnipotente y m i -
director espiritual san Francisco de Sa- sericordioso, que diste un admirable es-,
les, el cual la mudó más tarde en Reli- píritu de fortaleza a la bienaventurada
gión con clausura y votos solemnes, y Juana Francisca, y que por medio de
dio a las religiosas la Regla de san Agus- ella quisiste ilustrar tu Iglesia con una
tín y otras constituciones llenas de ce- nueva familia, concédenos tu gracia para
lestial sabiduría, asestando como cimien- vencer las dificultades que se nos atra-
V s de su nuevo instituto la caridad y h u - viesen en tu servicio. Por Jesucristo,
mildad, y el amor de Dios, como el alma nuestro Señor. Amén.

245
San Sinforiano, mártir. — 22 de agosto
(t hacia el año 180)
y mandó azotar bárbaramente al
animoso mancebo, y echarle des-
pués a la cárcel, y dio sentencia
que sin probarle con otros tor-
mentos, fuese degollado. Cuan-
do le llevaban al suplicio, vién-
dole su santa madre, comenzó
con grande espíritu y esfuerzo a
exhortarle que muriese con ale-
gría, y a decirle estas palabras:
«Hijo mío Sinforiano, hijo de mis
entrañas, acuérdate de Dios vi-
vo, ármate de su fortaleza y cons-
tancia; no hay que temer la
muerte que nos lleva a la vida.
Alza, hijo mío, tu corazón, y m i -
ra a Aquél que reina en los cie-
los. No temas los tormentos, por-
que durarán poco, y piensa que
El ilustre mancebo y mártir de Cristo con ellos no se te quita la vida, sino que
san Sinforiano nació en Autún, ciudad se trueca por otra mejor. Por ellos alcan-
de la provincia de Borgoña en el reino zarás hoy mismo la gloria de los santos,
de Francia. Su padre que se llamaba y la corona inmortal con que te convida
Fausto y era caballero rico y muy cris- Jesucristo». Todo esto dijo la santa m a -
tiano, le crió en nobles costumbres _y dre a su amado hijo, el cual animado con
temor santo del Señor. Siendo ya man- sus palabras y con el espíritu del cielo,
cebo, Sinforiano era estimado por los tendió el cuello al cuchillo, y fué desca-
mismos gentiles, por su mucha gracia y bezado fuera de los muros de la ciudad.
buen ingenio, y celebrando un día los Los cristianos tomaron de noche su cuer-
paganos en aquella ciudad una fiesta muy po y lo enterraron cerca de una fuente,
solemne a Berecintia o Cibeles, cuyo ído- en la cual obró nuestro Señor por él m u -
lo llevaban en unas andas con gran pom- chos milagros.
pa y majestad, a pesar de que todo el Reflexión: Anímense los jóvenes con
pueblo se postraba a adorarle, el vale- el ejemplo de este valeroso mancebo,
roso joven Sinforiano no quiso inclinar- mártir de Cristo, a hacer loables y heroi-
se ante aquella estatua y monstruo in- cas acciones que redunden en honra de
fernal: sino que con gran desprecio le Dios, y sean de común edificación. En
volvió las espaldas e hizo burla de él, ellas estará bien empleada su magnani-
de manera que fué notado y acusado al midad y ardor juvenil. Porque, ¿qué va-
juez Heraclio. Presentado ante el t r i - lor es menester para dejarse arrastrar
bunal, y preguntado cómo se llamaba y de la corriente del mal, de las pasiones
quTén era, respondió que se llamaba Sin- desenfrenadas y de los perversos ejem-
foriano y que profesaba la ley de Cristo. plos? Para esto no hace falta el valor:
Deseando el juez librarle de la muerte, el joven más cobarde y vil puede ser el
por respeto a su nobleza y a su edad, le más esclavo de sus liviandades y más
persuadía con muchas palabras, que obe- falto de toda honradez y virtud. La glo-
deciese a los mandatos del emperador y ria de los jóvenes está en que a pesar
adorase a los dioses. Mas el magnánimo de las malas inclinaciones de la naturale-
mancebo no hizo caso ni de sus prome- za, de los malos ejemplos y de la co-
sas ni de sus amenazas. «Yo adoro, le di- rriente del mal, obren ellos el bien: y
jo, a mi Señor Jesucristo, a quién r e v e - entonces son admirables y de grande
rencian todos los hombres más virtuosos ejemplo sus virtudes.
y santos del imperio; y me duelo de Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
vuestra ceguedad, viendo que adoráis tente, que cuantos celebramos el naci-
unos dioses tan criminales, que si vivie- miento para el cielo de tu bienaventurado
ran, merecieran por toda justicia la p e - mártir Sinforiano, seamos por su inter-
na de muerte». Enojóse sobremanera el cesión fortalecidos en el amor de tu san-
impío juez oyendo semejantes razones, to nombre. Por Jesucristo, nuestro S e \
ñor. Amén.
246
San Felipe Benicio, confesor. — 23 de agosto
( t 1285)

El humildísimo y gloriosísimo
siervo de María, san Felipe Be-
nicio, nació de ilustres padres en
la ciudad de Florencia, el día de
la Asunción de nuestra Señora,
y día en que nació en la misma
ciudad la esclarecida Religión de
los siervos de María, como quien
venía al mundo para gran siervo
de esta soberana Virgen y para
lustre y ornamento grande de la
Orden de sus siervos. Habiendo
aprendido las primeras letras fué
enviado de sus padres a la uni-
versidad de París, donde cursó
nueve años, y se graduó de filo-
sofía y medicina, siguiendo en es-
ta facultad a Diego, su padre.
Vuelto a su casa, frecuentaba la
iglesia de los padres servitas, llamada veces con asombrosos milagros, que ga-
la Anunciata. Apareciósele una noche la naba todos los corazones de los que le
Virgen y le dijo: «Felipe: ve por la ma- oían: con que convirtió casi innumera-
ñana a mis siervos, y sabrás lo que has bles herejes a la fe, y pecadores a peni-
de hacer para ser fiel siervo mío.» Pos- tencia, y trajo a su religión más de diez
tróse Felipe delante del prior, y con h u - mil personas, fuera de los Terceros, que
mildad y lágrimas le pidió el hábito de fueron en excesivo número. Llegándose
los Siervos de María; y ocultando lo que a la ciudad de Todi, en la Toscana, mon-
había estudiado, quiso ser religioso lego. tado en un jumentillo, le salieron a reci-
Pero Dios le descubrió más tarde al m u n - bir al camino con ramos de oliva y acla-
do, y avisado su General por dos^ reli- maciones, diciendo a voces: Bendito el
giosos dominicos, del tesoro de sabiduría que viene en el nombre del Señor, y en-
del santo lego, hízole ordenar de sacer- tonces profetizando él su próxima muer-
dote, y después el capítulo general le eli- te, dijo: Haec requies mea in saeculum
gió por prior de toda la Orden; y aun saeculi. Aquí será mi descanso por los
algunos años después por muerte de Cle- siglos de los siglos; y en efecto, pocos
mente IV, deseaban los cardenales que días después, falleció a la edad de cin-
fuese puesto en la silla de san Pedro. cuenta y dos años, llenándose todo el con-
Pero el humildísimo siervo de María, di- vento de suavísima fragancia, y despi-
jo con espíritu profético al cardenal Oto- diendo su rostro grande claridad en las
bono, que le instaba a aceptar la digni- tinieblas de la noche.
dad de sumo pastor de la Iglesia: «Yo no Reflexión: Negando una mujer incré-
seré pontífice, y vuestra eminencia sí; dula los milagros de san Felipe, por j u s -
aunque gobernará pocos días la Iglesia». to castigo de Dios quedó de repente m u -
Y así sucedió; porque Otobono que en da. Reconociendo que aquel era castigo
su asunción se llamó Adriano V, no v i - de Dios, pidió perdón al santo y luego
vió cuarenta días en el pontificado; y cobró el uso de la lengua que empleó
el santo estuvo escondido en las aspere- después toda la vida en sus alabanzas.
zas del monte Juniato por espacio de tres Sirva este caso de ejemplo para saber
meses hasta que fué elegido sumo pon- con qué reverencia debemos hablar siem-
tífice Gregorio X. Envióle este papa a pre de los santos. ¡Cuánto más vale imi-
Pistoya a sosegar los célebres bandos, de tar sus virtudes, que medirlas con nues-
los güelfos y gibelinos, y no solo los so- tra cortedad y tibieza!
segó, sino ganó para su religión al capi- Oración: Oh Dios, que por medio de
tán de la facción gibelina; y Nicolao III tu confesor el bienaventurado Felipe, nos
le mandó a Alemania para que con su diste tan insigne ejemplo de humildad;
predicación desterrase las herejías y pa- concede a tus siervos la gracia de m e -
cificase las guerras civiles que tenían nospreciar las honras de la tierra, y bus-
^ m u y afligido el imperio. Era tal la efi- car solamente las del cielo. Por Jesu-
cacia de su predicación, confirmada a cristo, nuestro Señor. Amén.
247
San Bartolomé, apóstol. — 24 de agosto
(t 71)

habiendo el santo entrado en


aquel templo, el ídolo enmude-
ció, causando esto grande asom-
bro a aquella miserable gente.
Acudieron para saber la causa de
aquel extraño silencio a otro ído-
lo llamado Berit, el cual res-
pondió que la causa no era otra
que la presencia de un hombre
de Dios llamado Bartolomé, a
quien el espíritu del oráculo ha-
bía visto cercado de muchedum-
bre de espíritus celestiales, muy
poderosos. En esta sazón el santo
apóstol hizo pedazos el ídolo y
lanzó el maligno espíritu que
afligía sobremanera a una hija
del rey armenio llamado Pole-
món, el cual abrazó la fe de Cris-
El gloriosísimo apóstol y tortísimo m á r - to y se bautizó con toda su corte y fami-
tir de Cristo san Bartolomé, fué natural lia. Quisieron vengarse los sacerdotes de
de Galilea, hijo de Tolmai, y- de oficio los ídolos, y acudieron a un hermano de
pescador como su padre, según dice el aquel rey, que se llamaba Astiages, y t e -
historiador Josefo. Luego que fué llamado nía su estado en otra parte de Armenia,
por Jesucristo, lo dejó todo para siempre; persuadiéndole que si no daba muerte a
y así fué testigo de casi todas sus pala- Bartolomé vería la ruina del culto de
bras, obras y prodigios. Después de la sus dioses, y también la de su casa, fa-
pasión y muerte de Cristo vio muchas milia y reino. Mandó pues Astiages, con
veces al Señor vivo y resucitado, y fué falso pretexto de convertirse, llamar al
testigo ocular de su gloriosa Ascensión santo apóstol, que deseaba ya terminar
a los cielos. Y a los cincuenta días de la su carrera y unirse con Cristo; y cuando
Resurrección, habiendo recibido el Es- lo hubo en su poder el bárbaro tirano,
píritu Santo y el don de lenguas, al tiem- ordenó que le hiriesen con varillas de
po xque los apóstoles dividieron entre sí hierro, que le desollasen vivo, y final-
las provincias del mundo para predicar mente le cortasen la cabeza.
el Evangelio, cupo a san Bartolomé la
misión de Licaonia, de Albania, de las Reflexión: Cuando los fieles visitan en
Indias orientales y de Armenia. Llevóse Roma la iglesia de san Bartolomé y con-
consigo el libro del Evangelio, escrito por templan junto al sepulcro del santo que •
san Mateo en lengua hebrea, y como dice está debajo del altar mayor, una esta-
san Crisóstomo, por todas partes donde tua preciosa que lo representa muy al
esparcía las primeras semillas de la fe, vivo y tal como quedó después del supli-
eran tan colmados los frutos, que los cio, se llenan sus almas de compasión y
gentiles se asombraban de la rara mu- sus ojos de lágrimas. Mas ¿qué fuera ver
danza de costumbres, y de la pureza, tem- el mismo cuerpo del santo tan sangriento
planza y virtud de los pueblos que se y desollado por amor de Cristo? ¿Quién
convertían. De la Licaonia pasó a la In- no reconociera en aquella llaga de todo
dia citerior, como lo escriben Orígenes, su cuerpo un sello auténtico y testimonio
Eusebio y san Jerónimo; y añade san irrecusable de la verdad evangélica que
Panteno que más tarde se halló en aque- predicaba el santo apóstol?
lla región una copia del Evangelio hebreo Oración: Todopoderoso y sempiterno
que llevaba consigo el santo apóstol. De Dios que nos llenas de espiritual alegría
allí vino a la mayor Armenia, y a la ciu- con la fiesta de tu bienaventurado após-
dad, que era cabeza de aquel reino, donde tol san Bartolomé; concede a tu Iglesia
había un templo del famoso ídolo lla- la gracia de amar con grande estima la
mado Astarot, en el cual el demonio con verdad de la fe que creyó, y de ensalzar
sus embustes daba oráculos y prometía lo que enseñó. Por Jesucristo, nuestro Se-,
la salud a los que le sacrificaban; mas ñor. Amén.

248
San Luis, rey de Francia. — 25 de agosto
(t 1270)

San Luis, rey de Francia, nono


de este nombre, espejo de r e -
yes y ornamento de su nación,
fué hijo de Luis VIII, rey asi-
mismo de Francia, y de doña
Blanca,, hija de Alonso VIII, rey
de Castilla, y héroe de las Navas
de Tolosa. Quedó san Luis huér-
fano de padre a la edad de doce
años, y debajo de la tutela de su
madre, la cual solía decirle:
«Hijo mío, antes querría verte
muerto delante de mis ojos, que
con algún pecado mortal.» Las,
cuales palabras de tal manera se
le asentaron en el corazón al hi-
jo, que jamás cometió culpa
grave. Y a los cuatro hijos que
tuvo se las repetía como la m e -
jor bendición. Traía a raíz, de las carnes no alcanzó la victoria en aquella guerra
un áspero cilicio; los sábados lavaba los ni en la otra cruzada que llegando a Tú-
pies a algunos pobres, y los días de fies- nez fué contagiada de una maligna pesti-
ta daba por sus manos de comer a más lencia que asolaba aquella región, de la
de doscientos. Edificó en su palacio real cual fué herido el santo Rey, a quien el
de París una capilla muy suntuosa, donde Señor en lugar de la Jerusalén de la tie-
solía orar con gran fervor, en la cual rra, dio la Jerusalén celestial y la eterna
puso el hierro de la lanza que abrió el recompensa de sus heroicas virtudes.
costado de Cristo con otras reliquias muy
preciosas. Era tan grande su fe al santí- Reflexión: Estando san Luis para mo-
simo Sacramento, que habiendo apare- rir, escribió para su hijo el rey Felipe
cido en París un niño hermosísimo en la entre otros documentos los que siguen:
Hostia, diciendo u n sacerdote misa, y «Hijo p í o , le dijo; ante todas cósasete
concurriendo el pueblo a verle, el santo encomiendo qué ames a Dios mucho, por-
rey no quiso ir, diciendo que no tenía que el que no le ama no puede ser salvo.
necesidad de aquel milagro para creer No des lugar a pecado mortal, aunque
que Cristo estaba en la Hostia consa- por no cometerlo padezcas cualquier gé-
grada. Hizo ley que a los blasfemos y nero de tormento. Confiesa a menudo
perjuros los herrasen y cauterizasen como tus pecados, y busca confesor sabio para
a esclavos; y castigando con rigor a los que te sepa enseñar lo que has de seguir
herejes, desarraigó la herejía de todo su y lo que has de huir, y trata con él de
reino. No fué menos celoso de la justicia; manera que tenga osadía para reprehen-
y por su persona trataba las causas de derte y darte a entender la gravedad de
los pobres dos veces cada semana debajo tus culpas. Mira con mucho cuidado a
de la célebre encina de Vicennes. Pidió quien das la vara de la justicia; y escoge
la cruz, que en aquel tiempo se predi- para jueces los mejores hombres de tu
caba para la conquista de la Tierra San- reino.» No es maravilla, pues, que san
ta: se la puso en el vestido, y habiendo Luis fuese bendecido y aclamado de todo
juntado un numeroso y lucido ejército, su reino no sólo como santo rey, mas
se embarcó con toda su gente después de también como padre de todos sus vasa-
haber hecho procesiones y rogativas para llos.
que Dios favoreciese sus píos intentos y
diese buen suceso a aquella jornada. Mas
aunque ganó en Egipto el ejército cris- Oración: Oh Dios, que trasladaste a tu
tiana la ciudad de Damieta, y peleó dos confesor el bienaventurado Luis desde
veces con los moros con gran mantanza el reino de la tierra a la gloria del cielo;
de aquellos bárbaros, en castigo de la concédenos que por su intercesión y por
ambición de algunos capitanes y de las sus méritos, seamos recibidos en el reino
estragadas costumbres de los soldados, del Rey de los reyes Jesucristo, tu único
Hijo, nuestro Señor. Amén.

249
San Zeferino, papa y mártir. — 26 de agosto
(t 220)

decido muerte y pasión, y por


esto los herejes que le seguían,
se llamaban Patrt passianos. Con-
fundió el papa san Zeferino al
heresiarca; el cual abjuró sus
errores; pero como los que son
cabezas de alguna secta casi nun-
ca se convierten de veras, ha-
biendo pasado Práxeas a África
volvió a sus desvarios, y murió
desastrosamente como hereje.
También afligió al santo pontí-
fice el hereje Natal, que llevado
de torpe avaricia se hizo cabeza
de los Teodorianos, aunque des-
pués se arrepintió de sus culpas
y perseveró fiel hasta la muerte.
No sabemos por cosa tan segura
la conversión de Tertuliano, que
El celosísimo pastor de la Iglesia y glo- llevado de su natural austero, desobede-
rioso mártir de Cristo, san Zeferino, na- ció a los decretos suaves del santo pontí-
ció en Roma de familia patricia, y fué fice. Finalmente ordenó este santo que
hijo de Abundio, caballero noble y cris- en el sacrificio de la misa no se consa-
tiano. Por sus letras, y sobre todo por grase ya en cálices . de madera, sino de
sus loables y santas costumbres, fué r e - vidrio, aunque después se determinó que
cibido y contado entre el clero de la igle- por el peligro de quebrarse, fuesen de
sia de Roma, y habiendo padecido el m a r - oro o plata, o a lo menos de estaño. Man-
tirio el papa san Víctor, pasaron los fie- dó también que todos los fieles comul-
les once días en oraciones, vigilias y ayu- gasen el días de Pascua, y que celebrando
nos para acertar en la elección del nuevo el obispo se hallasen presentes siete sa-
pontífice que había de sucederle, al fin cerdotes: y después de haber gobernado
de los cuales vieron al Espíritu Santo que la Iglesia de Dios por espacio de diez y
en figura de paloma posaba sobre la ca- ocho años, lleno de días, trabajos y mé-
beza de san Zeferino. El primer año de ritos, alcanzó la gloria del martirio y fué
su pontificado, que fué el décimo del sepultado en el cementerio de Calixto
imperio de Severo, se levantó una de en la vía Apia.
las más recias persecuciones contra la
Iglesia; señaladamente contra los fieles Reflexión: Leemos en la Historia de
de Roma, que en crecidísimo número y Eusebio, que solía decir san Zeferino que
de todos estados y condiciones habían más temía a los herejes que a los san-
abrazado la fe. Corría con abundancia grientos perseguidores: porque en efecto
todos los días la sangre de los mártires; la sangre de los mártires es semilla de
las cárceles estaban llenas de confesores nuevos cristianos; pero la doctrina heré-
de Cristo, y las cavernas, de cristianos tica es cáncer que corroe la Iglesia: la
amedrentados por el furor de los perse- sangre de los mártires es savia que da
guidores: y nuestro santo pontífice, ajeno nuevo vigor a la fe; la herejía es una ti-
de todo temor, de día y de noche los sis maligna que mata la fe o la deja flaca
visitaba en sus casas, en las cárceles y en y sin fuerzas: y en fin la persecución san-
las catacumbas, animándolos, dándoles li- grienta sólo da la muerte a los cuerpos;
mosnas y fortaleciéndolos con los sacra- pero la herejía mata las almas y les quita
mentos. Nueve años duró esta terrible la vida eterna.
persecución, hasta que con la muerte del
impío Severo, volvió la Iglesia a gozar Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
de paz. Mas entonces comenzaron a t u r - tente, que nos concedas la gracia de
barla algunos herejes. Uno de aquellos aprovecharnos de los ejemplos de tu bien-
fué Práxeas, que venido de Asia, negaba aventurado pontífice y mártir Zeferino,
la santísima Trinidad y decía que la de cuyos merecimientos nos gozamos. Pon
persona del Padre era la que había pa- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

350
San José de Calasanz, fundador. — 27 de agosto
(t 1648)

El apostólico maestro de los


niños pobres, y gloriosísimo fun-
dador de las Escuelas Pías, san
José de Calasanz, nació en la v i -
lla de Peralta de la Sal. Tuvo
desde muy niño singular devo-
ción con nuestra Señora, y de
ella predicaba a los otros niños,
los cuales le llamaban el Santico.
Graduado de doctor en filosofía
y derecho civil y canónico en la
Universidad de Lérida, pasó a
Valencia para cursar la Teología,
donde se libró como el casto José
de un gran peligro de perder la
joya de la castidad, que había
ofrecido con voto a honra de la
Madre de Dios. Ordenado de sa-
cerdote hizo oficio de secretario
en las cortes que Felipe II tuvo en Mon- en el agua. Mas el santísimo y pacientí-
zón, y en la visita del mismo rey al mo- simo fundador, dijo como Job: El Señor
nasterio de Montserrat, fué muy honrado lo dio, el Señor lo quitó, sea bendito su
por su obispo diocesano de Urgel. Pero santo nombre. Y el Señor en retorno es-
sentíase el varón de Dios poderosamen- clarecía a su siervo tan humillado y per-
te movido a ir a Roma, donde el Señor le seguido, con soberanas revelaciones y do-
había de mostrar su voluntad, y habiendo nes de profecía y de milagros, de manera
allí visto un día unas cuadrillas de m u - que no parecía sino que había puesto en
chachos que se apedreaban y decían m u - sus manos la salud y la vida para darla
chas blasfemias y maldiciones, oyó en su a los enfermos y a los difuntos por quie-
interior aquellas palabras del salmo: nes hacía el santo oración. Finalmente ha-
«Para ti queda reservado el cuidado del biendo alcanzado la gracia de morir en la
pobre»; y de acuerdo con el párroco de cruz de los trabajos y persecuciones, a la
santa Dorotea, que le ofreció su casa para edad de noventa y dos años, descansó en
escuela de niños pobres, dio principio a el Señor, y se cumplió después la profe-
sus Escuelas Pías, siendo de edad de cua- cía que hizo diciendo que no perecería su
renta y un años. Las contradicciones que religión, la cual fué reintegrada por Cle-
hubo de vencer el santo para llevar ade- mente IX.
lante tan santa obra fueron extraordina-
rias sobremanera y las mayores que p o - Reflexión: Nunca podrá ser bastante-
dían ser. Porque no sólo procuraron mente ponderada la trabajosísima y h e -
apartarle de su propósito, ofreciéndole roica empresa de educar cristianamente a
muchas veces hacerle obispo y también los niños que san José de Calasanz esco-
cardenal, sino que los primeros compa- gió para sí y para su Religión, tan bene-
ñeros que tuvo le abandonaron, faltóle mérita de la Iglesia y de la sociedad. ¿No
el lugar de la escuela, fué calumniado son los niños, quienes más tarde han de
por los otros maestros de las escuelas, y formar la sociedad? ¿Y no pende princi-
delatado muchas veces ante el romano palmente de la primera educación, el por-
pontífice: y cuando superados con el fa- venir de ella, y el bien temporal y eterno
vor de Dios todos estos impedimentos, t e - de los individuos y de la familia?
nía ya su nueva Religión aprobada por Oración: Oh Dios, que por medio de tu
Gregorio XV, e ilustrada con muchos v a - confesor san José, te dignaste proveer a
rones nobles y santos, y maravillosamen- tu Iglesia de un nuevo auxilio para edu-
te extendida casi por toda la cristiandad, car a la juventud en las letras y en Ja
por la malicia del demonio y de los ému- piedad, concédenqs por su intercesión,
los, fué depuesto del generalato, y redu- que a su ejemplo obremos y enseñemos
cida su religión a congregación de sacer- de modo que consigamos la eterna recom-
j dotes seglares, y tan caída, que sólo po- pensa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
día esperarse que se diluiría como la sal Amén.

251
San Agustín, obispo y doctor. 28 de agosto
(t 430)

santo la profunda sabiduría de


sus libros. Con unos y con otros
combatía con tal fuerza de razo-
nes y argumentos a los herejes,
que no les dejaba en paz, y así
limpió el África de los errores de
los maniqueos, de los donatistas
y de los pelagianos que tenían
inficionada aquella provincia;
con la cual proveyó de nuevas
armas y pertrechos a la teología
cristiana. Porque tantos fueron
los volúmenes que escribió, tan
llenos de la doctrina más sublime
y pura, y de tanta piedad y u n -
ción divina, que siguiendo las
huellas de tan sabio y santo doc-
tor, los que más tarde reduje-
ron a forma científica la teología
El doctor máximo de la Iglesia san cristiana, pudieron formar un cuerpo
Agustín nació en Tagaste, ciudad de Áfri- completo de doctrina, que sirviera parra
ca, y fué dotado de un maravilloso in- enseñar la más soberana y celestial de las
genio, que descubrió ya desde niño. Su ciencias. Enfermó san Agustín en ocasión
madre, santa Mónica, le crió en santas en que los Vándalos tenían ya puesto
costumbres: pero como su padre que era cerco en la ciudad de Hipona, y cono-
gentil no permitiese que se le bautizase, ciendo que se le acercaba el fin de su
pasando Agustín a Cartago para apren- vida, leía de continuo los salmos peniten-
der las letras humanas, se inficionó con ciales de David: y puesto en oración y
los errores de los maniqueos. De allí fué llorando muchas lágrimas sus religiosos
a Roma, donde dio tales muestras de su que estaban presentes, a los setenta y
saber e ingenio, que el prefecto de la seis años de edad y treinta y seis de obis-
ciudad le mandó con grandes recompen- pado dio su bendita alma al Señor que
sas a Milán para enseñar retórica, en para tanta gloria suya le había criado.
tiempo en que era obispo de esta ciudad
san Ambrosio. Santa Mónica, que con fer- Reflexión: Siendo Agustín en su j u -
vorosas oraciones y continuas lágrimas ventud muy ambicioso del aplauso de los
no cesaba de pedir al cielo la conversión hombres, permitió Dios que, a pesar de
de su hijo, logró que éste fuera a oir las su clara inteligencia y sutil ingenio, ca-
elocuentes homilías del santo obispo. Con- yese en los errores de los herejes e imi-
moviéronle tan profundamente las pala- tase sus costumbres depravadas; pero h u -
bras de san Ambrosio, que se hizo bauti- millándose a escuchar la predicación de
zar por él, siendo de edad de treinta años. san Ambrosio con toda docilidad, comu-
Vuelto al África no se contentó con ejer- nicóle el cielo tan copiosa luz de las ver-
citar él todas las virtudes propias de un dades católicas, que llegó a ser uno de
cristiano fervoroso, mas también se hizo los hombres más sabios que han visto los
ordenar de sacerdote por Valerio, obispo siglos y uno de los mayores santos de la
de Hipona, y fundó una orden religiosa Iglesia. ¿Quieres tú que Dios te ilumine
de sacerdotes, que, viviendo vida común, con su luz y te llene de su gracia? En-
imitaban la de los apóstoles, teniendo frena tu vanidad y orgullo y reconoce tu
por superior y maestro y ejemplo a san vileza e ignorancia.
Agustín. Por esta sazón, cobrando n u e - Oración: Atiende a nuestras súplicas,
vas fuerzas la secta infernal de los m a - oh Dios todopoderoso, y por intercesión
niqueos, levantó su voz el santo contra de san Agustín confesor y pontífice, con-
el heresiarca Fortunato, y lo refutó vic- cédenos benignamente que sintamos los
toriosamente: por lo cual él obispo Vale- efectos de tu acostumbrada misericordia,
rio le nombró coadjutor suyo y sucesor ya que en él nos das segura confianza de
en el obispado. A la elocuencia triun- poder esperar en tu piadosa bondad. Por \
fante de sus sermones añadió luego el Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

252
La degollación de san Juan Bautista. — 29 de agosto
(t 32)

La degollación del Precursor


de Cristo san J u a n Bautista a
quien mandó matar el impío y
sacrilego tetrarca Herodes Anti-
pas, hijo de aquel Herodes lla-
mado Ascalonita que mató a los
inocentes, refiere el sagrado
Evangelio de esta manera: «En-
vió Herodes a prender a Juan, y
le aherrojó en la cárcel por amor
de Herodías, mujer de su her-
mano Filipo, con la cual se había
casado. Porque J u a n decía a He-
rodes: No te es lícito tener por
mujer a la que es de tu hermano.
Por eso Herodías le armaba ase-
chanzas a Juan y deseaba quitar-
le la vida; pero no podía conse-
guirlo, porque Herodes, sabiendo
que Juan era un varón justo y santo, le en libertad al profeta? ¿Qué tienen que
temía y miraba con respeto, y hacía m u - ver las delicias del festiín con las san-
chas cosas por su consejo, y le oía con grientas crueldades, y el alborozo de la
gusto. Mas, en fin, llegó un día favorable orgía con el luto de la muerte? Y con
al designio de Herodías, en que por la todo, en aquella hora es degollado el
fiesta del nacimiento de Herodes, convidó santo profeta y es presentada en un plato
a- éste a cenar a los grandes de su corte, su sagrada cabeza. Tal plato faltaba a
y a los primeros capitanes de sus tropas, aquella crueldad feroz que no había po-
y a la gente principal de Galilea. Entró dido hartarse con los otros manjares de
la hija de Herodías, bailó, y agradó tanto la mesa. Mira, oh rey sin entrañas, ese
a Herodes y a los convidados, que dijo el espectáculo digno de tu convite. Extiende
rey a la muchacha: Pídeme cuanto qui- la mano, toma esa cabeza y baña tus de-
sieres, que te lo d a r é ; y añadió con j u - dos con los arroyos de esa sangre ben-
ramento: Sí: te daré todo lo que me p i - dita: y ya que tu hambre y tu sed de
das, aunque sea la mitad de mi reino. Y fiera sangrienta no han podido saciarse
habiendo ella salido, dijo a su madre: con otros manjares y con otras bebidas,
¿Qué pediré? respondióle: La cabeza de bebe esa sangre que derraman aún las
J u a n Bautista. Y volviendo al instante a venas de esa cabeza cortada. Mira esos
toda prisa a donde estaba el rey, le hizo ojos sin lumbre aue aun son testigos de
esta demanda: Quiero que me des luego tu crimen y se apartan para no ver las
en una fuente la cabeza de J u a n Bautista. liviandades de tu orgía: que no tanto los
El rey se puso triste: mas en atención al cierra la muerte como el horror de tu lu-
impío juramento, y a los que estaban con juria. Esa boca de oro, cuyo lenguaje no
él a la mesa, no quiso disgustarla, sino podías sufrir, muda está y desangrada,
que, enviando a u n alabardero, mandó pero es aún para ti harto temible.» Hasta
traer la cabeza de J u a n en una fuente. aquí son palabras de san Ambrosio, las
El alabardero, pues, le cortó la cabeza cuales se han ouesto aquí, para que se
en la cárcel, y trájola en una fuente, y se vea la horrenda maldad que puede co-
la entregó a la muchacha, que se la dio meter un hombre víctima de la lujuria y
a su madre. Lo cual sabido, vinieron sus del respeto humano.
discípulos, y cogieron su cuerpo, y le die-
ron sepultura.» (San Marcos, cap. v, v.
17-30).

Oración: Rogárnoste, Señor, que en la


Reflexión: Exclama aquí san Ambro- venerable festividad de san J u a n Bau-
sio, diciendo: «¡Cuántas maldades en un tista tu precursor y mártir, alcancemos
y^olo crimen! ¿Quién no pensara que el los saludables efectos de tu divina gra-
ir del convite a la cárcel era para poner cia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

253
Santa Rosa de Lima, virgen. 30 de agosto
(Í1617)

dosos, sobre los cuales ponía pe-


dazos de tejas, y para juntar m e -
jor la mortificación con la ora-
ción, construyóse en un lugar
muy retirado del jardín de su ca-
sa una celda o capilla, y a ella
se recogía para entregarse con
quietud y sin testigo a largas h o -
ras de contemplación, la cual in-
terrumpía a menudo con san-
grientas disciplinas. Procuraba el
maligno espíritu estorbarla, v
amedrentarla apareciéndose d e -
bajo de figuras horrendas y ati-
zando el fuego de gravísimas
tentaciones: pero nunca pudo
vencer la paciencia y constan-
cia de la santa doncella. A las
persecuciones del infernal ene-
' La primera flor de heroica santidad que migo se añadieron los dolores de agu-
produjo la América fué la admirable vir- dísimas enfermedades, los insultos de
gen santa Rosa, a quien llamaron con sus domésticos, las calumnias de los
este nombre, por haber aparecido una vez maledicientes, y ninguno de estos t r a b a -
estando en la cuna con el rostro admira- jos fue parte para sacar de los labios
blemente encendido como una rosa. Na- de la santa una palabra de queja-
ció de virtuosos padres e n la ciudad de antes con grande humildad se t e -
Lima, capital del antiguo reino y actual- nia por merecedora de mayores v más
mente república del Perú. No pasaba de acerbos tormentos. Y como si todo esto
los cinco años la tierna niña, cuando por no fuese bastante, por espacio de quince
inspiración del cielo consagró su virgi- anos apenas pasó día alguno en que no
nal pureza al esposo de las vírgenes Cris- estuviera varias horas sumergida en un
to Jesús, haciendo de ella voto perpetuo, mar de desconsuelo y aridez espiritual;
y observándolo con tanta perfección, que lucha más amarga y penosa que la mis-
entendiendo que sus padres trataban de ma muerte, y que ella soportó-con g_ran
darla en matrimonio a un joven, que se fortaleza de ánimo y constancia sobrehu-
había prendado de su rara belleza y otras mana. A estas desolaciones sucedieron los
excelentes dotes que en ella resplande- consuelos y delicias celestiales, con que
cían, se cortó su hermosa cabellera y el Señor regalaba a su fidelísima esposa
afeó su rostro angelical. Librada con esto y le anticipaba los gustos del cielo. Fi-
del peligro de perder aquella preciosa nalmente derretida la santa en seráficos
joya que con tan grande voluntad había ardores y enferma de puro amor divino,
consagrado al Señor, echó mano de todos a los treinta años de su edad voló a su
los medios posibles para asegurarla de celestial Esposo.
todo peligro. El primer medio fué el a y u -
no, pasando cuaresmas enteras sin p r o - Reflexión: Verdaderamente admirable
bar bocado de pan, y, lo que es más es el Señor en sus santos: él los previene
asombroso, no tomando más alimento que con su gracia, él les inspira la práctica de
cinco granos o pepitas de cidra. Acogióse las más heroicas virtudes y les hace in-
también como a refugio más seguro, a la ventar extrañas maneras de deshacerse
tercera orden del glorioso padre santo a si mismo para no vivir más que a Dios.
Domingo, y acrecentó sus primeras aus-
teridades, ciñendo su cuerpo inocente con Oración: Oh Dios omnipotente, dador
largo y muy áspero cilicio entretejido de de todo bien, que hiciste florecer en A m é -
alambres erizados de puntas, llevando rica por la gloria de la virginidad y p a -
día y noche debajo del velo una corona ciencia a la bienaventurada Rosa, preve-
de espinas, y rodeóse la cintura con una nida con el rocío de tu gracia; haz que
cadena de hierro, que le daba tres vuel- nosotros, atraídos por el olor de su sua-
tas. Servíanle de cama unos troncos n u - vidad, merezcamos ser buen olor de Cris--,
to. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
254
San Ramón Nonato, confesor. 31 dé agosto
(t 1240)
El heroico redentor de los cau-
tivos san Ramón, conocido por \-**-- •f3 ^parf^^^M
el nombre de Nonato o no n a -

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cido, por haber nacido un día
después de la muerte de su ma-
dre, fué natural de Portell en el
principado de Cataluña. Tuvo
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natural inclinación a las letras y i ¿ ^ ^ ; • i^ * \ itlPSflk?feim
al estado eclesiástico; mas no
asintiendo en ello su padre, le
envió como desterrado a una a l -
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quería para que cuidase de aque- BSIifwW
lla hacienda. Había allí una e r -
mita de la Virgen santísima, la
cual habló al devoto joven y le
dijo: «No temas, Ramón, porque
yo te recibo desde ahora por
hijo mío.» Y habiendo hecho el"
santo mancebo voto de perpetua
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virginidad, su Madre celestial le mandó santo con admirable paciencia; y exten-


que vistiese el hábito sagrado de los r e - diéndose la fama de sus heroicas virtudes
ligiosos de la Merced. Fué luego Ramón a por toda la cristiandad, y llegando a oí-
Barcelona y cumplió la voluntad de la Vir- dos del soberano pontífice Gregorio IX,
gen santísima, tomando aquel santo há- en testimonio de su amor, le hizo carde-
bito, y como si con la nueva enseña se hu- nal de la santa Iglesia, y le ordenó que
biese revestido de nuevo espíritu, anduvo volviese a España. Fué recibido el santo
a pasos de gigante por el camino de la per- en Barcelona con gran pompa, y al pa-
fección. Abrasábase en vivos deseos de r e - sar por Cardona sintióse gravemente en-
dimir cautivos y librarlos del inminente fermo. Entendiendo que le llegaba el fin
riesgo en que se hallaban de perder la fe. de su vida pidió los santos Sacramentos:
A este fin pasó a África; y dio principio y como se tardase el sacerdote que había
a su obra con tan ardiente celo, que en de administrárselos, el santo tuvo la di-
poco tiempo rescató gran número de ellos, cha de ser viaticado por ministerio de los
hasta el punto de agotar todo el caudal que ángeles, que se le aparecieron vestidos
los cristianos le habían mandado de li- del hábito de su religión, y consolado con
mosna. No desmayó sin embargo el após- esta visita celestial, dio plácidamente su
tol de la caridad: sino que compadecido de espíritu al Creador.
los que no pudiendo ya resistir más los
ultrajes y malos tratamientos de los in-
fieles, trataban de dejar la fe, el santo se Reflexión: La caridad verdadera con
entregó a sí mismo en rehenes, saliendo obras ha de mostrarse; y con obras cos-
fiador por ellos con su persona, hecho cau- tosas si es grande la caridad. ¡Cómo con-
tivo por amor de Dios y de los hombres. denan nuestro miserable egoísmo, y nues-
En tal estado no cesaba de afear a los mo- tra dureza con tantos necesitados no m e -
ros los errores y vicios que les había en- nos del sustento del espíritu que del pan
señado su falso profeta, y de ensalzar la del cuerpo, los heroicos ejemplos de san
verdad y pureza del Evangelio de Cristo; Ramón! Temamos la terrible sentencia
y predicábales con tanto fervor y gracia que el juez supremo ha de fulminar con-
del cielo, que gran número de infieles tra los hombres que fueron de duras en-
abrazaron la fe católica. Enojóse sobre- trañas con sus hermanos.
manera el bajá por las victorias que al- *
canzaba el apostólico varón; y mandó que Oración: Oh Dios, que tan admirable
le llevasen desnudo por las calles y le hiciste al bienaventurado Ramón en r e s -
azotasen delante de todo el mieblo, y que catar cautivos del poder de los infieles:
en la mayor le barrenasen los labios con concédenos por su intercesión que rotas
hierros encendidos, y le pusiesen u n can- las cadenas de nuestros pecados cumpla-
dado en la boca para que no pudiese ha- mos con libertad de espíritu tu santísima
^tolar más ni predicar la ley del Señor. To- voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
dos estos oprobios y tormentos llevó el Amén.

255
San Gil, abad. — 1 de setiembre
(t 720)
El maravilloso abad san Gil,
fué griego de nación, natural de
Atenas, y de sangre real. Apli-
cóse desde niño a las letras y
virtudes, y era muy inclinado a
las obras de misericordia. Yendo
cierto día a la iglesia, vio un po-
bre enfermo que estaba echado
en el suelo, y le pedía limosna;
y san Gil, desnudándose la t ú -
nica cubrió con ella la desnudez
del pobre, y en vistiéndosela, le
dio juntamente la salud. Muertos
sus padres, repartió a los pobres
su crecido patrimonio; y no pa-
rece sino que Dios quiso pagár-
selo con el don de milagros, por-
que obró tantos, que divulgándo-
se .-en Grecia la fama de su san-
tidad, se embarcó a donde no fuese co- lla ocasión de nuevos merecimientos. Con
nocido ni estimado. Mas seguíale la gra- esto quedó tan edificado el rey que le
cia de los prodigios, y así en el mar so- construyó allí u n monasterio, en el cual
segó con su oración una gran borrasca. vivió san Gil algunos años, ordenado ya
Llegado a Arles, donde era obispo san de sacerdote, con muchos discípulos que
Cesáreo, estuvo dos años con él en santa se le juntaron, a quienes gobernó con
compañía, y habiendo pasado después el prudencia del cielo, hasta que llegando
Ródano, obró muchos milagros en las r e - el día de su muerte, les echó su paternal
giones vecinas. Honrábanle por tantos bendición, y fué a gozar de Dios, a quien
prodigios las gentes del país; y él por tan santamente había servido.
huir de la alabanza de los hombres, en-
tróse por la parte en que el Ródano va
a morir en el mar, y halló una grande
espesura, y en ella una cueva m u y soli- Reflexión: Preguntarás por ventura ¿en
taria, y no lejos de aquel lugar una fuen- qué se ocupaban los discípulos del santo
te de agua clara y abundante. Allí puso abad Gil y tantos otros monjes de los a n -
el santo su asiento; y todos los días venía tiguos monasterios? En la contemplación
a san Gil una cierva como enviada de la de las cosas celestiales, en el canto de los
mano de Dios, para que con su leche se salmos, en trabajos manuales, en el cul-
sustentase. Habiendo salido una vez el tivo de las tierras, en abrir caminos por
rey de Francia a caza hacia aquella par- los desiertos, y formar poco a poco cen-
te, la cierva acosada por los perros, con tros de poblaciones en medio de las sole-
gran ligereza vino a guarecerse en la dades; en evangelizar a pueblos rudos o
cueva del santo anacoreta, y por la ora- bárbaros, y en socorrerles como ángeles
ción del santo, se volvieron los perros • de los pobres. Siempre verás al rededor
atrás para sus amos: y como otro día vi- de un antiguo monasterio, algunas pobla-
niese el rey con más cazadores, y no osa- ciones que se formaron debajo de la pro-
sen los perros llegarse a aquella gruta, tección y jurisdicción paternal de los
un ballestero tiró desatinadamente una monjes. Ahora están bajo el yugo del Es-
saeta que hirió al santo. Rompiendo luego tado o de amos a las veces harto codicio-
por las malezas el rey con su gente, ha- sos y egoístas.
lló a san Gil en hábito de monje, de muy *
venerable aspecto, puesto en oración, sin
moverse ni turbarse, corriendo sangre de Oración: Rogárnoste, Señor, que la in-
la herida, y la cierva rendida a sus pies. tercesión del bienaventurado abad san
Admiróse en gran manera el rey de lo Gil nos recomiende en tu divino acata-
que estaba viendo, y pidiendo perdón al miento, para alcanzar por su patrocinio
santo, mandó que le curasen luego la h e - lo eme no podemos impetrar por nuestros
dida: pero resistiólo él, diciendo que no méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
consentiría jamás que le quitasen aque- Amén.

257
San Esteban, rey de Hungría. — 2 de setiembre
(f 1038)
a los pobres con largas limosnas
y con tan viva fe como si viera
en ellos la persona de Jesucristo:
y el Señor le pagó esta caridad
con admirable gracia de curar to-
da suerte de enfermedades: de
manera que enviándole a un p o -
bre enfermo el socorro que había
menester, y mandándole que se
levantase de la cama, luego se
levantaba del todo sano. Mas
aunque Dios favorecía al santo
rey en todas sus empresas, no
dejó de purificarlo en el crisol
de la tribulación, permitiendo
que muriesen sus hijos en tierna
edad, y le quedase solamente
Emerico, en quien el rey se r e -
galaba, por ser muy virtuoso y
Deseaba Geisa, soberano llamado Du- de tan esclarecidas virtudes que mere-
que de Hungría, reducir a la verdadera ció que la Iglesia le pusiese en el n ú -
fe y vida civil a los descendientes de mero de los santos. Pero al fin, también
aquellos Hunos, que por espacio de u n a este hijo le llevó el Señor en la flor de
siglo habían con saqueos y rapiñas devas- la edad con gran sentimiento del rey y
tado la Europa: mas.el cielo había reser- de todo el reino. Sujetóse san Esteban
vado tan gloriosa empresa para su hijo a la. divina voluntad, y al poco tiempo,
y. sucesor Esteban, el cual después de dar habiendo enfermado de muerte, recibió
principio a su felicísimo reinado con una con gran devoción los Sacramentos de la
sincera profesión de fe católica y con una Iglesia: dio libertad a muchos presos,
protesta de filial sumisión a la Sede Ro- mandó repartir a los pobres gruesas li-
mana, amplificó la jerarquía eclesiástica, mosnas, y a los sesenta años de su edad,
sosegó los bandos de aquellas gentes que y en el día que había deseado morir, que
estaban en continua guerra, y llamó a sus fué el de la gloriosa Asunción de la Vir-
estados a muchos santos y apostólicos va- gen a los cielos, entregó su alma santísi-
rones para que les enseñasen la verda- ma al Creador, y pasó del reino de la tie-
dera fe, y les redujesen a costumbres h u - r r a al reino celestial.
manas y virtuosas. Recibió este santo rey
la corona real de manos del papa Silves- Reflexión: Admiremos en este santo
tre, con la señalada prerrogativa de que rey la filial devoción con que siempre
le precediese la cruz, como apóstol de reverenció y obedeció al vicario de Jesu-
aquellas gentes: y el santo por su grande cristo en la tierra, a quien reconocía por
devoción a la Santa Sede, se hizo tribu- verdadero representante de la Majestad
tario de ella. Para gobernar más acerta- de Dios en el mundo: e imitemos nosotros
damente su reino, buscaba el parecer de tan santo ejemplo respetando con cris-
los más prudentes señores y de los p r e - tiana sumisión la suprema autoridad del
lados; por cuyo consejo tomó por mujer papa, así cuando nos enseña las cosas de
a Gisela, hermana del emperador Enri- la fe como supremo doctor, como cuan-
que, y siguió con ella el camino de la do nos manda como supremo pastor: en-
virtud que había comenzado. Edificó m u - tendiendo que si nos dejamos guiar de
chas iglesias y monasterios, y entre ellas él, seremos ovejas de la grey del Señor;
la iglesia de Alba, que hermoseó con gran el cual en el día del juicio, nos pondrá
magnificencia por estar en la cabeza de a su mano derecha, y nos dará la pose-
su reino, y porque era hijo devoto de la sión del reino de la gloria.
Virgen santísima, la dedicó a nuestra so- Oración: Suplicárnoste, oh Dios todopo-
berana Señora. También fuera de su reino deroso, que concedas benignamente a tu
levantó monasterios, colegios y hospita- Iglesia tener por defensor glorioso en el
les para los húngaros, así en Roma como cielo' al bienaventurado Esteban que fué
en Jerusalén y Constantinopla. Socorría, propagador de ella reinando en la tierra^
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

25S
Santa Serapia, virgen y mártir. 3 de setiembre
(t 120)

La inocente virgen y esforza-


da mártir de Cristo, santa t e r a -
pia, llamada también Serafina y
Serafia, nació en Antioquía de
Siria, de padres cristianos, los
cuales dejando su patria para es-
capar de la persecución de Adria-
no, se fueron a Italia y acabaron
santamente sus días en Roma.
Quedó pues huérfana de pad.re
y madre, Serapia a la edad de
quince años no cumplidos, y sin
tener otro amparo que el de su
esposo Cristo Jesús, a quien ha-
bía ofrecido la flor de su vir-
ginidad. A pesar de que algunos
nobles mancebos prendados de
su hermosura la pidieron por es-
posa, prefiriendo ella la humil-
dad de la cruz a los regalos y gloria del civos para que la deshonrasen, pero la
mundo, entró a servir en la casa de una santa al verse sola con ellos, suplicó a
dama romana, joven y viuda, por nom- Jesucristo que la guardase, y al punto
bre Sabina, cuyo genio áspero y antoja- cayeron muertos los mozos como si fue-
dizo le dio sobradas ocasiones de padecer sen heridos de u n rayo del cielo, y ella
por Cristo muchas injurias y malos trata- perseveró toda la noche en oración. A la
mientos. Maravillóse Sabina de la extra- mañana espantóse el presidente al saber
ña paciencia de su sierva, y deseosa de lo que había pasado: mas atribuyéndolo
saber la causa, entendió que la fe cris- a artes de magia diabólica, mandó que
tiana que Serapia profesaba era la que abrasasen los costados de la santa con ha-
tanto aliento le infundía, para llevar con chas encendidas, las cuales en tocándola
tan grande sosiego y gozo los insultos: y se apagaron, cayendo muertos los verdu-
trocado con esta noticia su corazón, quiso gos; hízola después azotar como a cris-
abrazar la misma fe y se hizo bautizar. tiana y -hechicera, y sintióse luego u n
Al poco tiempo por consejo de Serapia se gran terremoto. Finalmente el prefecto,
retiraron ambas con algunas otras donce- corrido, ordenó cortarle la cabeza, en cu-
llas cristianas a una de las posesiones que yo martirio entregó la santa virgen y
tenía la señora de Umbría, donde vi- mártir gloriosa su purísima alma al Crea-
vieron más como religiosas en el retiro dor. Dio a su sagrado cuerpo honrosa
del claustro, que corno seglares" en el sepultura Sabina, en cuyo piadoso ofi-
mundo. Llegó a noticia del prefecto de la cio, sorprendida de los ministros, mere-
ciudad, llamado Berilo, lo que pasaba en ció también sellar la fe con su sangre
la casa de Sabina, y que quien todo lo después de padecer cruelísimos tormen-
dirigía era Serapia, y envió allá minis- tos.
tros que la trajesen presa. No permitió Reflexión: Con los ejemplos que de sus
Sabina que fuera sola, sino que ella mis- virtudes dio la gloriosa virgen santa Se-
ma la acompañó; y viendo el juez ante rapia logró que Sabina, su señora, abra-
su tribunal tan noble dama, no creyendo zase la fe de Jesucristo, alcanzase la pal-
fuese cristiana, por respeto de su nobleza, ma del martirio y con ella un trono de
mandó que soltasen a Serapia, y permi- eterna gloria. Seamos pues mansos y su-
tió que las dos volvieran a su casa. P a - fridos, que no poco se edifican de esto los
sados tres días, acordóse Berilo de Sera- mundanos que viven como gentiles.
pia y con maligna y liviana intención
mandó otra vez prenderla. A las pocas Oración: Rogárnoste, Señor, que nos al-
demandas y respuestas de Berilo con Se- cance el perdón de nuestras culpas la
rapia, dijo ésta que conservándose casta bienaventurada virgen y mártir Serapia,
y pura era templo de Dios; y entendien- la cual fué agradable a tus divinos ojos
d o por estas palabras el impío juez que así por el mérito de su castidad, como por
era cristiana, la entregó a dos mozos las- la manifestación de tu divina virtud. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

259
Santa Rosa de Viterbo. 4 de setiembre
(t 1252)

quisieron dar: de lo cual aver-


gonzados, obtuvieron del gober-
nador de Viterbo que la arrojase
de la ciudad so pretexto de que
conmovía al pueblo. Caminando
entre nieves y expuesta a pere-
cer, llegó a Salerno, donde profe-
tizó los prósperos sucesos que a
poco se verificaron con la muerte
del emperador. Vuelta a su pa-
tria fué recibida de sus conciu-
dadanos con increíble regocijo.
Quiso retirarse a la soledad en
el monasterio de santa Clara; y
como no fuese admitida, dijo que,
pues no la recibían viva, la reci-
birían muerta. Para que no sa-
liesen defraudados sus deseos de
soledad y recogimiento, continuó
Uno de los más brillantes ornamentos en el retiro de su casa sus acostumbra-
de la Tercera Orden de san Francisco, dos ejercicios de oración y penitencia,
y de la santa Iglesia, fué la penitente atormentando su inocente cuerpo con
y maravillosísima doncella santa Rosa, ayunos, cilicios y disciplinas, y esto con
natural de Viterbo. A los tres años de tanto mayor espíritu y fervor cuanto sen-
su edad resucitó a su abuela difunta: tía más cercano el fin de su vida, que
poco después recogiendo los pedazos de esperaba como el principio de otra eter-
un cántaro que se le rompió a una n i - na y bienaventurada en el cielo, adonde
ña, se lo volvió entero; queriendo su p a - voló el alma purísima de la santa, el día
dre ver el alimento que llevaba para los 6 de marzo de 1252, a la temprana edad
pobres, se convirtió el pan en rosas. A de solo diez y ocho años. Sepultaron el
los siete años se recogió a un aposento sagrado cadáver en el templo de santa
de su casa muy retirado, donde gastaba María de Podio; pero a los pocos meses
muchas horas en oración y maceraba su Alejandro VI, que se hallaba en Viterbo,
delicado cuerpo con tan ásperas peniten- amonestado tres veces de la santa, que
cias, que se puso en grave peligro de- trasladase su cuerpo al monasterio de
perder la vida, y la perdiera a no h a - santa Clara, lo hizo Su Santidad con
berle traído del cielo la salud la san- triunfal magnificencia, cumpliéndose en-
tísima Virgen, que, acompañada de coros tonces el vaticinio que había hecho la
de vírgenes se le apareció, y le ordenó santa cuando no fué admitida en aquel
que tomase el hábito de la tercera Orden convento.
seráfica, y dé ella al momento se lo Reflexión: ¡Cómo se muestra en esta
vistió con singular devoción. Redobló sus santa niña que Dios nuestro Señor escoge
admirables austeridades, mayormente lo necio del mundo para confundir la sa-
después que se le apareció Jesús crucifi- biduría según la carne, lo flaco para con-
cado, cuya dolorosa imagen le quedó tan fundir a los poderosos, lo vil y despre-
impresa en la mente y en el corazón, que ciado para confundir a los soberbios del
la violencia del amor la traía como fue- siglo: en una palabra, lo que no es para
r a de sí y la hacía correr por calles y confundir a lo que es! Confiemos pues en
plazas desahogando los ardores de su pe- Dios, y no temamos a los que pueden, sí,
cho y cantando las divinas alabanzas. Por destruir el cuerpo, mas ningún daño p u e -
aquel tiempo afligían a la Iglesia n u m e - den hacer al alma.
rosos enemigos, favorecidos por el empe- Oración: Oh Dios, que te dignaste ad-
rador Federico Barbarroja; y santa Rosa, mitir en el coro de tus santas vírgenes a
siendo de doce años, ilustrada con cien- la bienaventurada Rosa, concédenos por
cia infusa, rebatió y confundió a los h e - sus ruegos y merecimienos la gracia de
rejes con los más sólidos e irrefragables expiar todas nuestras culpas y de gozar
argumentos, despreciando los terrores de eternamente de la compañía de tu Majesi
los sectarios, y la muerte misma que le tad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

2S0
ti
Los santos Rómulo, Eudoxio, Zenón, Macario y 1104 compañeros
mártires. — 5 de setiembre
(t siglo I)
El fortísimo soldado de Cristo
san Rómulo, era mayordomo del
emperador Trajano y servíale con
tanta fidelidad y diligencia que
mereció gozar de toda su con-
fianza. Enviado en cierta ocasión
por el emperador a las Galias,
para que se enterase por sí mis-
mo del estado de las legiones
que allí tenía, y obligase a todos
los soldados a sacrificar a los dio-
ses, cumplió su encargo Rómulo
con toda lealtad y celo; mas ni
con promesas, ni con amenazas
logró vencer la resistencia de
muchos soldados que eran cris-
tianos; a todo estaban dispuestos
antes que a hacer aquel sacrifi-
cio abominable. Era capitán de
aquellas tropas Eudoxio, ciudadano ro- mo se ha dicho capitán de aquella legión,
mano no menos fiel a la ley de Cristo respondió que sus soldados cristianos de
que el emperador, el cual le había enno- ninguna manera se contaminarían con
blecido con las más altas condecoracio- aquella sacrilega idolatría, y luego les
nes del imperio; mas no fué todo esto hizo una fervorosa exhortación diciéndg-
bastante para que obedeciese a sus im- les que pues tenían valor, como buenos
pías órdenes y desobedeciese a las del soldados, para morir en un combate por
verdadero Dios. Así que llegó a los oídos la esperanza de una victoria incierta y
del tirano la obstinación de aquellas tro- de una recompensa temporal, ¡cuánto
pas, mandó que fuesen trasladadas desde más animosos habían de estar para dar
las Galias a Melitina de Armenia, y que la vida por Jesucristo, sabiendo que al-
en el viaje les hiciesen padecer grandes canzaban seguramente mucho más escla-
fatigas y malos tratamientos: los cuales recida victoria, y una recompensa perdu-
sufrieron aquellos soldados de Cristo, con rable! Esforzados con estas palabras y
tan maravillosa fortaleza, que espantado precedidos de Eudoxio, Zenón y Maca-
de ella el mismo Rómulo que les afligía, rio, ofrecieron todos alegremente su cer-
abrió los ojos a la fe y arrepintióse de lo viz al cuchillo, y en número de mil cien-
que había hecho; y presentándose al em- to cuatro, recibieron en un día mismo la
perador, le confesó que también él era corona de su confesión, y la palma glo-
cristiano, y que todo lo menospreciaba y riosa del martirio.
tenía en poco a trueque de vivir y morir
como siervo de Cristo. Enojóse sobrema- Reflexión: Mírense en este ilustre ejem-
nera el emperador al oir la confesión de plo de fidelidad a Cristo señaladamente
su mayordomo; y en castigo de su des- los militares cristianos; y ya que como
acato, que por tal lo tenía, mandó que buenos soldados muestran su valor arros-
luego le cortasen la cabeza y así se eje- trando cualquier peligro de muerte, no
cutó. Tampoco quiso el Señor que perdie- quieran faltar por cosa del mundo a la
sen la corona aquellos invictos soldados, lealtad que deben a su divino Capitán,
que habían comenzado ya a ganarla ne- Rey y Señor Jesucristo; a quien todos
gándose a sacrificar a los ídolos, como debemos servir fielmente, y en cuya hon-
Rómulo, siendo gentil, les había manda- ra y amor hemos de vivir y morir p a r a
do; y así algunos años después, en tiem- alcanzar la corona de los cielos.
po del emperador Maximiano, enviáronse Oración: Oh Dios, que concedes la gra-
nuevas órdenes al prefecto de Melitina cia de celebrar la fiesta de tus bienaven-
para que obligara a todos los soldados turados mártires Rómulo, Eudoxio, Ze-
de su guarnición a que adorasen los dioses nón, Macario y demás compañeros de su
del imperio, condenando a muerte a cuan- martirio; otórganos también la dicha de
t o s se resistiesen a obedecer al mandato poder gozar con ellos de la alegría y eter-
imperial. Entonces Eudoxio, que era co- na felicidad. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

261
Santa Rosalía de Palermo, virgen. — 6 de setiembre
(t 1160)

chos años llevando una vida muy


austera y como de ángel en car-
ne humana, hasta que su Esposo
divino la llamó para sí a su r e -
tiro celestial. La noche que m u -
rió vióse resplandecer con grande
claridad todo aquel monte, de
manera que toda la ciudad de
Palermo quedó asombrada de
aquella extraordinaria luz, y co-
mo nadie supiese la causa, aque-
lla pastora que servía a Rosalía,
la descubrió, diciendo que no po-
día ser sino u n milagro que en
aquel lugar hacía Dios por la
santa. Acudió entonces a él el
clero y el pueblo en devota pro-
cesión, y hallando el sagrado ca- >
dáver de Rosalía lo trasladaron
Santa Rosalía, virgen, protectora de a la catedral, donde lo sepultaron hono-
Ñapóles y Sicilia, fué natural de P a - ríficamente; y desde aquel día comenzó
lermo e hija de un noble caballero, lla- el Señor a glorificar a la santa virgen con
mado Sinibaldo, descendiente de la real muchos prodigios, entre los cuales es dig-
familia de Carlomagno. Había sido criada no de singular mención el que aconteció
desde niña en la verdadera fe y en san- en el año 1625 en que estando la ciudad
de Palermo y toda Sicilia muy afligidas
tas costumbres, y tocada de Dios dio li- de peste, sacaron en procesión de peni-
belo de repudio a todas las vanidades del tencia el sagrado cuerpo de santa Rosalía,
siglo para comenzar desde su infancia y luego se vieron libres de aquel t e r r i -
una vida enteramente consagrada a su ble azote.
esposo Jesucristo. Y como sus parientes,
ya con ruegos y promesas, ya con crueles *
amenazas procurasen disuadirla de su
santo propósito, la santa niña, temiendo Reflexión: No podemos dudar, por los
la violencia que podrían hacerle, se huyó efectos, de haber sido Dios el autor de la
secretamente de la casa de sus deudos soledad y aspereza de vida que escogió
y fué a esconderse en una cueva que ha- para sí esta santa virgen para huir de
lló en el monte llamad» del Peregrino, los lazos y peligros del mundo; y esto
donde sólo era conocida de una pastor- no se debe imitar sino cuando el mismo
cilla que le traía para su sustento un poco Señor con particular revelación lo man-
de pan y de leche. Dios era quien la dare. Mas lo que debemos sacar de este
había llamado a aquella soledad y así la ejemplo es el cuidado y diligencia gran-
regalaba con sus consuelos y visitacio- de con que debejmos evitar todas las
nes celestiales. Temiendo ser hallada, su- ofensas de Dios, entendiendo que a pesar
bía a veces a la cumbre de aquel monte de los malos ejemplos que vemos en la
y desde allí miraba la ciudad de Palermo; gente del mundo arrastrada por la fuer-
oía el sonido de las campanas y el rumor za de las malas pasiones y rendida a los
confuso de las gentes; y al pensar que enemigos mortales del alma, no nos falta
tantos pecadores andaban por el camino la gracia suficiente para vencer todas las
de su perdición,, dolíase mucho de su tan tentaciones y perseverar hasta el fin en
grande ceguedad y desventura, y con el divino servicio, porque como dice el
muchas lágrimas y sollozos hacía oración apóstol: «Fiel es Dios y no permitirá que
por su patria y por sus conciudadanos. seamos tentados sobre nuestras fuerzas.»
Tenía escritas en la pared de las rocas Oración: Oh Dios, autor de nuestra sa-
de su cueva estas palabras: «Yo, Rosalía, lud, dígnate oir nuestras súplicas; para
por amor de mi esposo Jesús y por no que así como nos alegramos en la fiesta
faltar a la fidelidad que le he prometido, de tu bienaventurada virgen Rosalía, así
he escogido esta gruta para mi perpetua crezcamos en verdadera piedad y d e v o - \
morada.» En ella perseveró la santa m u - ción. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

262
Santa Reina o Regina, virgen y mártir. — 7 de setiembre
( t 224)

La gloriosa virgen y mártir


santa Reina fué natural de la
ciudad de Alisia, sita en la par-
te septentrional de Germania; su
padre fué gentil y se llamó Cle-
mente. Siendo de edad de quince
años creyó en Cristo sin que su
padre lo supiese, y bien instrui-
da en la fe católica se bautizó y
ofreció a Dios su virginidad y
pureza. Era tan hermosa, esmal-
te que divinamente sale sobre el
oro de la virtud, que pasando
acaso por Alisia Olibrio, prefec-
to, y viéndola, se enamoró de
ella. Hízola venir a su presencia,
y sabiendo de ella misma que
era cristiana, la mandó poner en
la cárcel, advirtiéndola que él
iba a un viaje y que si al volver de él no lla hermosa paloma que en la cárcel la
había mudado de religión, experimentaría había consolado bajó sobre ella. Este pro-
su rigor. Volvió de su viaje, y habiendo digio fué tan patente a todos los que ha-
sacrificado a sus falsos dioses, hizo sacar bían concurrido a ver el espectáculo, que
de la cárcel a la santa virgen Reina. se convirtieron a la fe de Jesucristo ocho-
Mandóle sacrificar, y hallándola firme y cientos cincuenta gentiles. Con esto se
constante en la fe que había prometido encendió más en furor diabólico el pre-
a su esposo Jesús, la hizo suspender en el sidente, y la hizo degollar, con que acabó
ecúleo, después herir por mucho tiempo gloriosamente su triunfo la santa virgen
con varas de hierro, y atormentar y r a s - Reina. Fué sepultado su glorioso cuerpo
gar sus delicadas carnes con uñas de por los cristianos en la misma ciudad de
acero. Tan cruel fué este martirio y con Alisia, donde resplandece en milagros.
tan grande inhumanidad fué herida y
despedazada la santa virgen, que el mis-
mo Olibrio y todos los demás circunstan-
tes cubrían sus rostros de horror por no Reflexión: En el martirio de esta santa
ver tan lastimoso espectáculo. Los arro- doncella hay como en los martirios de
yos de sangre que corrían no parecía po- los demás santos un gran misterio. ¿Có-
sible que de tan tierno y delicado cuer- mo permitía el Señor que fuesen tan
po manasen. Pero viéndola constante cruelmente atormentados con todo linaje
siempre el cruel Olibrio la mandó descol- de suplicios? ¿Por ventura no les amaba
gar del ecúleo y volver a la cárcel. En o no se acordaba de ellos? Sí: mira con
ella fué admirablemente consolada por qué maravillas del cielo consolaba a san-
su divino Esposo, el cual le envió u n a ta Reina, y con qué finezas de amor cu-
cruz de oro de maravillosa hermosura, raba las llagas de otros mártires. Pero
sobre la cual tremolaba una hermosísi- no por esto les sacaba de las manos de
ma paloma, que sin duda era el Espíritu los sayones, porque por el martirio q u e -
Santo, que bajó a consolarla y sanarla ría darles grande gloria en los cielos. En-
de sus heridas, y animarla para el fin de tendamos, pues, que nunca permite el
la pelea. Pasados^ dos días Olibrio la m a n - Señor que ninguno de sus escogidos pa-
dó ot~a vez poner en el ecúleo, y que de- dezca mucho en este mundo, sino porque
bajo encendiesen una grande hoguera está destinado a grande gloria.
que la abrasase; y cuando ya el fuego Oración: ¡Oh Dios! que entre las de-
había hecho su oficio la mandó descol- más maravillas de tu poder, diste tam-
gar, y que, atada de pies y manos, como bién al sexo frágil la victoria del marti-
inocente cordera, la metiesen dentro de rio; concédenos propicio, que los que ve-
un baño de agua muy fría para que con neramos el nacimiento para el cielo de
la contrariedad de los tormentos padecie- la bienaventurada Reina, tu virgen y
r e más crudamente; y al entrarla en el mártir, guiados por sus ejemplos, camine,
• ' b a ñ o hubo un horrible terremoto, y aque- mos hacia Ti. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

263
La Natividad de la Virgen nuestra Señora. — 8 de setiembre
sangre, fué cosa muy convenien-
te que aquella carne de la cual
se había de vestir el Verbo eter-
no, fuese muy proporcionada a la
del Hijo y bien compuesta y en
todos los dones naturales acaba-
da con suma perfección; y para
que la Madre fuese digna de tal
Hijo, no menos convenía que
fuese adornada el alma de la Vir_ .
gen con la plenitud de la gracia
y las inmensas riquezas de todas
las virtudes. Y así todas las gra-
cias que Dios repartió a todos los
otros santos y ángeles, las atesoró
y juntó en la Virgen santísima
con mayor perfección y con m e -
dida más colmada. Pues, ¡oh
bienaventurada y dichosa Seño-
La alegre natividad de nuestra Señora ra! ¡qué lengua, aunque sea de ángeles,
la Virgen santísima Madre de Dios, ha- podrá explicar o qué mente comprender
bía sido anunciada en el Paraíso terrenal las maravillas que obró en ti toda la san-
a nuestros primeros padres, vislumbrada tísima Trinidad para ensalzarte y engran-
por los santos patriarcas, vaticinada por decerte! Nacida eres de la carne de Adán,
los profetas y decretada por los eternos mas sin la corrupción de Adán; hija eres
consejos de Dios en los divinos misterios de Eva, mas para reparar las miserias de
Eva; hija eres de hombre, pero Madre
de la reparación del mundo. El -padre de de Dios. Con razón pues, hov jubila y se
la Virgen fué Joaquín, de Nazareth; su alegra con grande fiesta y regocijo la
madre, Ana, de la ciudad de Belén, y los santa Iglesia; porque tu santísimo naci-
dos eran de la tribu de Judá y del linaje miento es como la aurora suspirada del
de David. Eran ricos y nobles y de sangre claro día de la redención del mundo y el
ilustrísima, porque descendían de muchos principio tan deseado de nuestra salud.
reyes, de valerosos capitanes, de grandes
y sabios jueces y de santísimos patriarcas
del pueblo escogido. Y lo que más im- * '
porta, eran personas santísimas; porque
tal convenía que fuese el árbol que había
de producir tal fruto. Habían vivido vein- Reflexión: Exclama lleno de gozo san
te años casados sin tener hijos; mas DJLOS Juan Damasceno: «Venid todas las gentes
nuestro Señor ordenó que fuese estéril y todos los estados de hombres de cual-
santa Ana para que el nacimiento de su quiera lengua, edad y condición que sean,
hija santísima fuEse milagroso; y así h a - para celebrar con grande afecto el dicho-
biendo oído el Señor las oraciones de los so y alegre nacimiento de esta Virgen
dos santos esposos les envió el arcángel soberana. Demos el parabién a esta niña
san Gabriel para anunciarles la venida al que nace, predestinada para ser Madre de
mundo de aquella que había de ser la Dios y corredentora del mundo. Hagamos
Madre del Mesías prometido. Nació pues la reverencia como humildes vasallos a
esta gloriosa niña en una casa que tenían nuestra gran reina, para que en este día
sus padres en el campo, entre los balidos de su bendito nacimiento comencemos a
de las ovejas y alegres cantares de los renacer a la vida de la gracia y a reco-
pastores, como dice san Damasceno; y fué brar el derecho a la vida eterna y glo-
en el cuerpo más linda, más bella y her- riosa.»
mosa que ninguna pura criatura, y en el «
alma tan sin mancha de pecado original, Oración: Rogárnoste, Señor, que conce-
y tan perfecta y adornada de gracias y das a tus siervos el don de la gracia ce-
virtudes, que los mismos serafines y q u e - lestial, para que la votiva solemnidad del
rubines se admiraban y estaban suspensos Nacimiento de la bienaventurada Virgen,
de verla. Porque como del cuerpo de la acreciente la paz del cielo a los que fué
Virgen había de formarse el cuerpo de su parto el principio de la salvación. Por v
Jesucristo y organizarse de su delicada Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

264
San Pedro Claver, apóstol de los negros. — 9 de setiembre
(t 1654.)

El heroico apóstol de los escla-


vos negros, y pacientísimo enfer-
mero de los leprosos san Pedro
Claver, fué natural de Verdú, en
el principado de C a t a l u ñ a .
Aprendió las letras humanas en
Barcelona, y recibió la tonsura y
órdenes menores de mano del ,
obispo de aquella ciudad, el cual
elogió públicamente las muchas
letras y virtudes del santo m a n -
cebo. Llamóle el Señor a la Com-
pañía de Jesús, para que fuese
un grande apóstol, y habiendo
hecho su noviciado en Tarrago-
na, pasó a continuar sus estudios
a Palma de Mallorca, donde t r a -
tó las cosas de su espíritu con el
hermano portero de la casa, que
era san Alonso Rodríguez, el cual en una pital de San Sebastián y particularmente
de sus sublimes revelaciones, vio muchos del de San Lázaro, donde estaban los le-
tronos en el cielo, y uno de extraordi- prosos. Buscábales regalos, dábales de co-
naria hermosura y claridad; y entendió mer por su mano, limpiábales las llagas
que este solio tan resplandeciente era pa- asquerosas, y se las besaba, y era cosa e x -
r a su dicípulo Claver, en recompensa de traña que el manteo cqn que muchas ve-
las almas que había de ganar a Cristo en ces los cubría, se conservaba limpio y
las Indias occidentales. Enviaron en efec- exhalaba suavísima fragancia. Dio a m u -
to los superiores a América al santo Cla- chos enfermos entera salud, alumbró cie-
ver, el cual terminada su Teología en gos, y resucitó tres muertos. Convirtió al
Santa Fe de Bogotá, pasó a la ciudad de pastor de los herejes anglicanos, y con él
Cartagena, puerto del mar atlántico, a a seiscientos herejes. Finalmente lleno de
donde acudían para sus tráficos muchas méritos y virtudes, a los setenta y cuatro
gentes de Méjico, del Perú, de Potosí de años de su edad, descansó en el Señor,
Quito y de las islas vecinas. Hacíase allí con gran duelo y sentimiento de los n e -
cada año un abominable comercio de diez gros, de los enfermos y de todos los p o -
o doce mil negros africanos. Siempre que bres.
entraba en el puerto algún buque carga-
do de filos, acudía luego el santo, pro- Reflexión: No hay duda que el precep-
visto de bizcochos, dulces, tabaco, aguar- to de caridad que es el principal del Evan-
diente, y bebidas frescas y olorosas; y gelio, el ejemplo del Hijo de Dios que dio
después de ganar el corazón de aquellos la vida por nosotros, y la recompensa de,
infelices con estos regalos, les instruía las obras de caridad, que Jesucristo p r e -
por medio de intérpretes, les enseñaba a miará como hechas a su persona, son a r -
amar a Dios, y bautizaba a los enfermos; gumentos tan eficaces, que pueden ins-
muchos de los cuales no parece sino que pirar una ardentísima caridad como la de
esperaban este favor del cielo para m o - san Pedro Claver. Pero ¿qué obras de sa-
rir. A los que no estaban en peligro de crificio pueden esperarse de los que no
muerte enseñaba más despacio la doctri- obedecen al Evangelio, ni creen en J e -
na cristiana, y en sabiéndola, los colocaba sucristo, ni esperan recompensa alguna
en filas de diez en diez para bautizarles, de sus buenas obras en el cielo?
y a los neófitos de cada decena ponía el Oración: Oh Dios, que para llamar al
mismo nombre para que lo pudiesen r e - conocimiento de tu nombre a los negros
cordar mejor. No es posible decir las reducidos a esclavitud, fortaleciste al
proezas de caridad que hizo el santo con bienaventurado Pedro, tu confesor, con
los pobres esclavos negros, hasta ganar caridad y paciencia en ayudarlos; con-
cuatrockntos mil de ellos para Cristo y cédenos por su intercesión, que buscando
hacerles "herederos del Reino de los cie- lo que es de Jesucristo, amemos a nuestro
gos: más no fué menos heroica la miseri- prójimo, con obras de verdadera caridad.
c o r d i a que usó con los enfermos del hos- Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

265
San Nicolás de Tolentino, confesor. — 10 de setiembre.
(t 1246.)
fermos que estaban afligidos de
varias dolencias, alumbró ciegos
y libró muchos endemoniados.
Toda la vida de san Nicolás fué
de hombre perfectísimo y venido
del cielo, y como tal, le favoreció
•Ufe \t \s. '. ' y regaló mucho nuestro Señor.
Seis meses antes que muriese,
i ' . cada noche a hora de maitines,
le dieron música los ángeles; y
el entendió que se llegaba la h o -
ra de su dichosa muerte, y así
la profetizó y avisó de ella a sus
hermanos religiosos. Rogóles que
le perdonasen sus faltas, y al
* prior, que le diese la absolución
fc
de todos sus pecados, y le admi-
' rústrase los santos Sacramentos
de la Iglesia; los cuales recibió
El fervorosísimo y religioso sacerdote con grandísima devoción y abundancia
san Nicolás de Tolentino, ornamento de de lágrimas. Después se hizo traer una
la sagrada Orden de san Agustín, nació cruz en que estaba u n pedazo de la de
en una aldea llamada San Angelo, de la nuestra redención, la cual adoró con pro-
ciudad de Ferino, que está en la provin- fundísima humildad. Regocijábase su es-
cia de la Marca de Ancona. Prometió la píritu en aquella hora sobremanera; y
madre de nuestro santo ir a visitar el sa- como los frailes le preguntasen por qué
grado cuerpo de san Nicolás, obispo, que estaba tan contento y alegre, respondió:
está en la ciudad de Bari en el reino de «Porque mi Señor Jesucristo, acompaña-
Ñapóles, si Dios le daba un hijo: y apa- do de su dulce Madre y de nuestro padre
reciéndole el santo la hizo cierta de que san Agustín, me convida a la partida, y
tendría un hijo, a quien pondrían por me dice que me alegre y entre en el gozo
nombre Nicolás, y que sería santo. Todo de mi Dios»: y diciendo aquellas pala-
se cumplió así: porque como iba el niño bras: En tus manos. Señor, encomiendo
creciendo en edad, así fué adelantándose mi espíritu, levantadas las manos y los
en virtud y ciencia; y orando un día en ojos hacia la cruz que tenía presente, con
el templo vio a Cristo nuestro Señor con maravillosa tranquilidad dio su alma al
los ojos corporales. Hiriéronle canónigo Señor a la edad de setenta años.
de la iglesia de San Salvador: mas ha- Reflexión: Léese también en la vida de
biendo oído un sermón del menosprecio este santo, que hallándose una vez grave-
del mundo, se determinó a tomar el hábi- mente enfermo, la Virgen santísima le
to de san Agustín, y fué espejo de reli- bendijo unos bocados de pan; y le mandó
giosos en todas las virtudes. Treinta años que los comiese, y en comiéndolos san
estuvo en el convento de Tolentino sin Nicolás, quedó de repente sano: y en m e -
comer carne, ni huevos, ni peces, ni cosa moria de esta maravilla todos los años se
de leche, ni aun manzanas, ahora estu- bendicen el día de su fiesla en las igle-
viese sano, ahora enfermo. Visitaba con sias de su orden los panecillos que lla-
grande caridad a los enfermos, consolaba man de san Nicolás, con ciertas oraciones
a los afligidos, reconciliaba a los discor- aprobadas por el papa Eugenio IV, co-
des, socorría a los pobres y libraba a los municando Dios a estos panecillos m a r a -
cautivos y encarcelados. Fué devotísimo villosa virtud contra todo género de en-
d e las ánimas del purgatorio por una vi- fermedades.
sión que tuvo, en la cual vio gran n ú m e - Oración: Oye, Señor, benignamente las
ro de ánimas que con grande instancia, le humildes súplicas que te hacemos en la
pedían el sufragio de sus oraciones y solemnidad de t u bienaventurado confe-
misas, y habiéndolas dicho, le dieron las sor Nicolás, para que los que no confia-
gracias por ello. Ilustróle el Señor con mos en nuestras virtudes, seamos ayuda-
muchos y grandes milagros; porque dio idos por los méritos de este santo que
maravillosamente la salud a muchos en- fué tan agradable a tus divinos ojos. Po~"x
Jesucristo, nuestro Señor. Amén. -

266
San Pafnucio, obispo y confesor. — 11 de setiembre
(t hacia el año 356.)

El ilustre confesor de Cristo y


venerable obispo de la Tebaida
superior, san Pafnucio, fué natu-
ral de Egipto, e hijo de padres
cristianos y muy virtuosos. Oyen-
do desde niño la admirable vida
que llevaban los santos anacore-
tas de los desiertos de la Tebai-
da, se sintió tocado del Señor pa-
ra imitar sus ejemplos; y llegado
a la mocedad, dio libelo de repu-
dio a todas las cosas del siglo, pa-
ra servir a sólo Dios en la sole-
dad, debajo de la disciplina y
magisterio del grande Antonio.
Teniendo delante de los ojos
aquel perfectísimo ejemplar de
todas las virtudes, hizo tan gran-
des progresos en el camino de la
perfección, que extendiéndose la fama de ron y le obedecieron. Fué san Pafnucio
HI gran santidad y de sus divinas letras, famiíiar amigo de san Atanasio y estuvo
:e obligaron a recibir las órdenes sagra- con él en el concilio de Tiro, donde al
das, y poco después de haber sido orde- ver seducido por los Arríanos al obispo
nado de sacerdote, fué elegido por co- Máximo, llegóse a él y tomándolo^ por la
v.ún consentimiento para la silla episco- mano, lo sacó de entre ellos, diciéndole:
" al de la Tebaida. Gobernaba santísima- «No puedo sufrir ver entre herejes u n
mente su iglesia como verdadero pastor obispo que ha padecido por la fe»: y oí-
el rebaño de Jesucristo, cuando el tirano das después las razones de Pafnucio vol-
:aximino-Daia levantó una de las más vió Máximo a confesar la fe católica. F i -
.-/andes y sangrientas persecuciones que nalmente después de haber gobernado
rugieron aquella santa cristiandad. En- muchos años santamente su Iglesia, en-
•^nces fué preso y cargado de cadenas el tregú su espíritu en manos del Creador.
:nerable obispo Pafnucio; y fué el pri-
mero de los santos confesores a quien
ortaron los nervios de la corva izquier- • Reflexión: Por ventura te parecerá co-
da, y le sacaron ^ ojo derecho, y le sa extraña que u n obispo como Máximo
-ondenaron a trabajar en las minas. Pero que había sido confesor de la fe y había
abiendo sucedido a la persecución de padecido por ella como nuestro san Paf-
••s tiranos, la paz que dio a la Iglesia el nucio, cayese en los errores de los h e -
mperador Constantino, el santo volvió rejes Arríanos: pero has de recordar que
su silla con nuevo celo y con grande la fe es siempre libre en sus actos, y que
úbilo de todos los fieles de su diócesis; es sobremanera pestilencial la herejía y
os cuales le recibieron como a su ama- maligno su veneno. P a r a librarnos pues
•'o obispo y como a valeroso confesor de del contagio de toda herejía e impiedad,
•i fe. Por este título le hicieron también es menester creer con fortaleza las ver-
-ucha honra los padres del Concilio de dades que nos enseña la santa Iglesia de-
"icea, en el cual se halló, y señalada- positaría legítima de la doctrina de Dios,
mente el emperador Constantino el Gran- y estimarlas sobre toda doctrina huma-
de, que se holgaba conversando con él na, y preferirlas a nuestras propias ideas
largas horas, y jamás se despedía del y discursos; porque es insensata soberbia
siervo de Dios, sin besarle con reverencia querer poner la verdad de Dios en tela
el hueco del cual le habían arrancado el de juicio, y gran presunción el pretender
ojo. Gozaba el santo de tan grande au- tragar la ponzoña de los herejes e impíos
toridad ten aquel concilio, que viendo sin envenenarse.
desasosegados los ánimos en cierta con- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
troversia de nuevas doctrinas en las co- tente, que la venerable solemnidad del
sas de fe, se levantó v dijo en alta voz: bienaventurado Pafnucio, tu confesor y
^:Nada se mude: estad firmes en las sa- pontífice, acreciente en nosotros la gracia
gradas Tradiciones; y todos se aquieta- de la devoción y de la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

267
San Guido, sacristán. — 12 de setiembre
(t 1012.)

del templo; y de lo que recibía


para sustentarse, repartía gran
parte con los pobres. Sacóle de
m^x.Mk'
aquel oficio cierto mercader de
Bruselas, diciéndole que podría

1 't socorrerles con más largas limos-


nas si mudaba el oficio y tomaba
parte en los negocios de su casa.
Hízolo así el santo, mas al poco
tiempo, bajando por el río en
Uthí una nave cargada de mercancías,

9 dio en u n banco de arena; y q u e -


riendo sacarla con una larga per-
cha, hizo grande fuerza, que la
rompió y se le entró una astilla
muy adentro del brazo. Con este
mal suceso, volvió a su iglesia,
y postrado a los pies de la Vir-
gen le rogó con muchas lágri-
El glorioso y devotísimo sacristán san mas que le sanase: y antes de levantarse
Guido o Guidón, fué hijo de padres tan de su oración salió por sí misma la asti-
escasos en bienes de fortuna como ricos lla del brazo. Después de haber servido
en virtudes cristianas, v nació en una al- algunos años más en aquella iglesia, gas-
dea de Brabante llamada Anderlecht; tó los siete últimos de su vida en p e r e -
por lo cual era conocido por el nombre grinar a pie y mendigando a Roma, e
de santo padre de Anderlecht. Siendo to- hizo dos veces el viaje a Tierra Santa.
davía niño, pasó al pueblo de Lacke que Volviendo a Anderlecht entendió que se
está a media legua de Bruselas, y entran- llegaba su dichosa muerte. Vióse u n a
do en la iglesia, estuvo una larga hora en noche resplandecer con una luz m u y
oración muy fervorosa, ante el altar de clara el aposento donde oraba, y se oyó
la Virgen santísima nuestra Señora: lo una voz del cielo que decía: Ven, siervo
cual echando de ver el capellán que go- bueno y fiel, entra en el gozo de tu Se-
bernaba aquella parroquia, le rogó que se ñor; y en aquella hora pasó el fidelísimo
quedase para ser monaguillo de la iglesia. siervo de Dios de esta vida mortal a la
Vinieron en ello los padres del santo m u - eterna.
chacho, y él cumplió desde aquel día con
tan- gran devoción las obligaciones de su
oficio, aue la ponía en los mismos fieles Reflexión: La reverencia con que san
y sacerdotes. No podía sufrir que se m a n - Guido trató las cosas del templo, y la
chasen los manteles de los altares con al- edificación que daba a todos los fieles,
guna gota de aceite o de cera: y traía nos enseña el respeto que se debe a la
muy aseadas y bien compuestas todas divina majestad de Dios que tiene allí su
las cosas del templo; porque decía que morada. Ño permitamos, pues, que se le
así habían de estar las del palacio de ofenda con irreverencias, faltas de silen-
Dios. Decía que las campanas eran la voz cio, inmodestias, miradas licenciosas y
del Señor que llamaba a los fieles, y trajes profanos; y, si es posible, procu-
que las velas que arden en el altar r e - remos, que los sacristanes y monaguillos
presentaban la vida de los cristianos que que sirven en el templo, sean tales que
h'a de gastarse toda en servicio y honra mueva a devoción, como nuestro santo, a
de Jesucristo. Obedecía puntualmente y los que los miren.
reverenciaba con grande acatamiento a
los sacerdotes: jamás ponía los ojos en Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en
rostro de mujer, y era tan rara su m o - la solemnidad de tu bienaventurado con-
destia y compostura que cuantos le h a - fesor Guido; concédenos propicio, que los
blaban y miraban, le veneraban como a que celebramos su nacimiento para el
un ángel de la iglesia. Daba a la oración cielo, imitemos sus virtudes y loables ac-
largas horas antes de acostarse y toma- ciones. Por Jesucristo, nuestro S e ñ o r ^
ba después breve descanso en el suelo Amén.

268
San Eulogio, patriarca de Alejandría. — 13 de setiembre
(t 608)
El celosísimo defensor de la
Iglesia de Jesucristo, y patriarca
de Alejandría san Eulogio, fué -
natural de Esmirna y vino al
mundo en los calamitosos tiem-
pos en que la herejía de Euti-
ques, Arrio y Nestorio turbaban
la paz de la Iglesia. Abrazó des-
de su mocedad la vida monásti-
ca en su misma patria; y mien-
tras los herejes eutiquianos d e -
rramaban la ponzoña de sus e r r o -
res en las cristiandades de Siria
y de Egipto, el santo estudiaba
con diligencia en el silencio y
retiro del monasterio las letras
humanas y divinas, y se adelan-
taba en el ejercicio de todas las
virtudes, para defender valerosa-
mente la casa de Dios, y librar de_ los cuan dignos sean los santos mártires del
lobos las ovejas del rebaño de Jesucristo. culto y veneración que reciben en la
Habiendo alcanzado gran caudal de cien- Iglesia católica. San Gregorio Magno, a
cia, y profundo conocimiento en las sa- cuyo juicio y censura sujetó el santo_ sus
gradas Escrituras y tradiciones de la libros, le envió su aprobación diciéndble:
Iglesia explicaba en los concilios, y en «No he encontrado cosa alguna que no
los doctores más sabios y aprobados; fué
sacado de su soledad y ordenando pres- sea admirable en vuestros escritos.» Fi-
bítero, de mano de Anastasio patriarca nalmente después de haber gobernado
de Antioquía. Desde aquella sazón con- santísimamente su iglesia, y trabajado sin
trajo estrecha amistad con san Eutiquio, cesar por la entereza de la fe y extirpa-
patriarca de Constantinopla, y unió sus ción de las herejías, poco tiempo después
fuerzas con las de este santo prelado de la muerte de su amigo el papa san
para refrenar la osadía de los herejes, Gregorio, descansó en la paz del Señor,
Había fallecido ya el emperador Justinia- y fué a gozar de la recompensa de sus
no II, después de u n reinado de diez años, grandes méritos y trabajos.
y sucedido en el trono imperial Tiberio *
Constantino, que fué príncipe virtuoso y
enemigo de los herejes, y deseando que Reflexión: Muy buena y loable era sin
ocupase la silla de Alejandría un pastor duda la amistad y unión que juntaba en
sabio y celoso, puso los ojos en nuestro uno de los dos corazones de san Eulogio
santo, el cual por muerte del patriarca y de san Gregorio: porque no fundándose
Juan, fué elegido a la dignidad patriar- en carne y s a n g r e . n i en motivo alguno
cal, y resplandeció en ella muchos años de terrenal interés, sino en Dios y en el
como lumbrera de la Iglesia católica. A aprecio que ambos hacían de la santidad
los dos años de su consagración pasó a verdadera, se ayudaban mutuamente y
Constantinopla, y acabó con feliz suceso se animaban a hacer nuevos progresos en
algunos gravísimos negocios en bien de toda virtud y perfección. Mas cuando la
su iglesia; y como viese en aquella corte amistad es de mal linaje y se funda en
a san Gregorio el Magno, trabó con él malas aficiones, es grandemente perju-
muy grande amistad, de manera que des- dicial, y a los que traban tales amista-
de que los dos santos se conocieron y des, íes hace peores que antes; porque
trataron, no parecían tener más que un no parece sino que en cada uno de ellos
solo corazón y una sola alma. Compuso se junta la maldad de todos.
nuestro santo muchos libros de excelente
doctrina para refutar las herejías de los
Acéfalos, y confundir las sectas de los Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
Eutiquianos: escribió además otros seis tente, que la venerable "Solemnidad de tu
libros para deshacer los errores de los bienaventurado confesor y pontífice Eulo-
^/Novacianos de Alejandría, y en el quinto gio, acreciente en nosotros la gracia de
de ellos demuestra muy de propósito, ía devoción, y la salud eterna. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

269
La Exaltación de la santa Cruz. — 14 de setiembre
(hacia el año 630)
la casa real que poseía su padre,
y la santa Cruz, y todos los cris-
tianos que tenía cautivos. El em-
perador Heraclio para hacer gra-
cias a nuestro Señor, ordenó una
solemnísima procesión, en la cual

rol
llevaba él mismo en sus hombros
IJl |J¡| la santa Cruz que había estado
catorce años en poder de Cós-
roas. Pero al entrar con ella en
MH\»|HBH|Í Jerusalén, y llegando a la puerta
de la ciudad, no pudo dar u n
paso adelante. Entonces el santo
patriarca Zacarías le dijo: «Mi-
ÍÍÍÍB ^rlP^ * ' **I|^iH ra, oh emperador, si es la causa
l l p # v « ^^sPi de esto, el llevar tú la cruz con
muy diferente traje y manera
que el Señor la llevó por este ca-
mino.» Entonces se quitó Hera-
Queriendo nuestro Señor castigar al clio la vestidura imperial, y la corona de
emperador Focas, príncipe vicioso y des- la cabeza; y con los pies descalzos pudo
almado, que mató a Mauricio y le suce- proseguir con la procesión hasta poner
d i ó ' e n el imperio, movió a Cósroas, rey la sacrosanta Cruz en el mismo lugar de
donde Cósroas la había quitado. Quiso
de Persia, que le hiciese la guerra y t o - nuestro Señor ennoblecer aquel triunfo
mase muchas y grandes provincias. Acabó y regalar a su pueblo con grandes m a r a -
Focas la vida asesinado y sucedióle en el villas, entre las cuales resucitó aquel día
imperio Heraclio, príncipe muv virtuoso. un muerto, cuatro paralíticos cobraron
Entretanto Cósroas, como señor del cam- salud, quince ciegos vista, diez leprosos
po, daba sobre unas ciudades y otras, t o - quedaron limpios, y muchos que eran
mándolas por fuerza de armas; y final- atormentados del demonio quedaron li-
mente vino sobre la santa ciudad de J e - bres y gran número de enfermos con e n -
rusalén, y la tomó, y saqueó, y mató en tera salud; a cuyos prodigios pueden
ella miles de personas, y llevó consigo añadirse otros infinitos obrados en toda
preso y cautivo a Zacarías, patriarca de la cristiandad por la virtud de las reli-
Jerusalén, santo varón y excelente p r e - quias de la santa Cruz, en la cual se nos
lado y a otro gran número de gente, y dio la salud, la redención y la vida
tomó el santo madero de la cruz de J e - eterna.
sucristo, nuestro Redentor, y le llevó a
Persia, v le puso encima de su trono real, Reflexión: Así como Heraclio llevó h u -
que era de oro fino, entre muchas per- mildemente sobre sus hombros la Cruz
las y piedras preciosas. Como Heraclio de Jesucristo, así hemos de llevar con
viese los daños de su imperio, juntó un humildad y resignación nuestra cruz con-
ejército de gente nueva y bisoña para forme a lo que dice el Señor en su Evan-
salir en busca en Cósroas, confiando que gelio: Si alguno quisiere venir en pos de
Dios le daría victoria del blasfemo e in- mí, tome su cruz y sígame. (Luc. X I V ) .
Mostremos pues nuestra paciencia cris-
solente r e y . Trabáronse entre los dos tiana en las enfermedades, dolores, po-
ejércitos crueles batallas, sin declararse brezas, infamias, falsos testimonios y
la victoria por ninguna de las partes; otras muchas aflicciones semejantes; que
hasta que pidiendo Heraclio socorro a la estas cosas son para nosotros la cruz de
Virgen santísima, cuya imagen llevaba Cristo, y en sufrirlas por su amor está
en la mano derecha, súbitamente se l e - nuestra virtud, merecimiento y corona.
vantó un viento m u y recio, con grande Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en
lluvia y granizo, que a los cristianos daba este día con la solemnidad de la Exalta-
en las espaldas y a los persas en los ojos, ción de la santa Cruz, rogárnoste nos
con lo cual los cristianos quedaron desde concedas que merezcamos gozar en el
aquel día vencedores. Cósroas, humillado cielo del premio de la Redención, cuyo
y vencido, restituyó todas las tierras que misterio hemos conocido en la tierra,\
había tomado del imperio, y el tesoro de Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

270
Santa Catalina de Genova, viuda. — 15 de setiembre
(t 1510)

La heroica enfermera y conso- B


ladora de los pobres, santa Ca- I
talina de Genova, fué natural de I
la ciudad que lleva su nombre, y H
de la nobilísima casa de los Fies- B
chi. Deseaba en gran manera imi- B
tar el ejemplo de una hermana B
suya,llamada Limbonia, que ser- B
vía al Señor en un monasterio B
de monjas agustinianas; mas es- B
torbáronselo sus padres, los cua- B
les a todo trance quisieron ca- C
sarla con u n mancebo muy n o - B
ble y rico de Genova. Llamábase B
a este caballero Julián Adorno, y •(
aunque antes de tomar a Cata- ,
lina por esposa parecía de loa- -i~:
bles costumbres, se desenfrenó
después, de manera que los diez
años que vivió en compañía ide la santa, ridad que llevó a cabo esta grande santa.
fueron para ella diez años de cruel mar- Mas no fueron menos asombrosas sus a u s -
tirio. Sacábanle fuera de sí la ambición teridades y ayunos: porque pasó vein-
de honras mundanas, la afición al juego, titrés cuaresmas y otros tantos advientos
y a los deleites sensuales: y aunque la con sólo el P a n eucarístico, y bebiendo u n
santa con muchas lágrimas pedía al Se- poco de agua mezclada con sal y vina-
ñor la conversión de su marido, no abrió gre. Escribió un hermoso diálogo sobre el
éste los ojos, hasta que en el juego y en purgatorio, que bastara a desengañar a
las vicios hubo perdido la salud, y toda los herejes protestantes, que niegan _este
su hacienda y la de su esposa. Entonces dogma. Finalmente a la edad de setenta
por las oraciones de la santa se convir- y siete años, conociendo que era llegada
tió a Dios y entró en la tercera orden de su dichosa muerte, recibió el santo v i á -
san Francisco y al poco tiempo pasó de tico, diciendo: «Ven, oh querido Espose»
esta vida con señales de verdadera con- de mi alma», y llena de méritos y . v i r t u -
trición y arrepentimiento. Desde aquel des voló a la gloria del cielo.
día determinó la santa viuda comenzar a
servir a Dios, y a los pobres de Jesucris- Reflexión: No es maravilla que todos
to en el hospital mayor de Genova, donde los buenos genoveses alaben y glorifiquen.
por muchos años fué como el ángel con- a esta santa heroína de la caridad, y la
solador de los enfermos. Era tan grande
la caridad que ardía en su pecho que se invoquen con grande fe en las públicas
extendía a todos los enfermos de la ciu- calamidades. En ella se manifiesta el ver-
dad: de día y de noche los visitaba en sus dadero amor del prójimo, propio de l a
casas, los animaba y regalaba cuanto p o - caridad cristiana, que en semejantes oca-
día, quitándose de su propio sustento, y siones suele llegar hasta el heroísmo, y
mendigando lo que había menester para el falso amor del prójimo, que huye d e
remediar sus necesidades. La ciudad de todo peligro de muerte, faltando a veces,
Genova bendice todavía con singular r e - aun a las obligaciones y oficios más n e -
conocimiento el nombre de la santa por cesarios de la caridad y careciendo hasta
los portentos de caridad que obró en los de palabras de consuelo y esperanza p a r a
años de 1497 y 1501 cuando la pestilencia reanimar ios corazones de los enfermos y
desolaba la población. Todos huían por moribundos.
escapar del terrible azote; mas no huyó
la santa, antes como enfermera de los Oración: Dígnate, oh Señor, Autor d e
heridos de la peste, acudía a su socorro, nuestra salud, escuchar nuestras humil-
y a unos daba la salud del cuerpo y a des súplicas; para que así como nos ale-
otros disponía a bien morir y alcanzar gramos en la festividad de la bienaven-
la eterna salvación del alma. No se pue- turada Catalina, así imitemos su piedad
den decir ni imaginar las proezas de ca- y afectuosa devoción. Por Jesucristo, n u e s -
tro Señor. Amén.

271
San Cipriano, obispo y mártir. 16 de setiembre
(t 258)

aquella cátedra, sacándole del


retiro en que se había ocultado.
No se puede fácilmente decir
cuan admirablemente resplande-
ció como antorcha clarísima de
la Iglesia africana. Hacíase amar,
temer y reverenciar de todos, y
en una terrible pestilencia, en
que los gentiles desamparaban a
. sus enfermos y huían de Cartago,
el santo les visitaba y socorría,
convirtiendo gran número de
ellos a la fe d e Jesucristo. Escri-
bió entre otros muchos libros un
tratado sobre la unidad de la fe,
y otro acerca de la modestia con
eme habían de vestirse las vír-
genes, y también una elocuentí-
sima • exhortación al martirio.
El santísimo obispo, sapientísimo doc- Habiéndose levantado una terrible perse-
tor y fortísimo mártir de Jesucristo, san cución que había anunciado el santo, en
Cipriano, fué africano de nación y de la cual deseaba morir por la fe, no pudo
ilustre sangre, pues su padre era hombre alcanzarlo, porque como en el anfitea-
poderoso, senador nobilísimo, y tuv.o en tro no se oían más que gritos de los idó-
Cartazo la dignidad primera de aquel or- latras que clamaban: «¡Cipriano a los leo-
den. Dióse Cipriano desde su niñez a las nes!» y pensaban triunfar de los fieles
letras humanas y a la elocuencia y filo- con la muerte del santo obispo, le acon-
sofía, y enseñó retórica con grande loa sejaron que se escondiese, como lo hizo
y fama. Mas como era gentil, cayó en to- por el bien de su Iglesia. Renovóse más
dos los vicios y liviandades de los mozos tarde la persecución y entonces el santo
paganos, hasta que se casó y tuvo hijos. obispo llamado por el tirano Galerio Má-
"Entonces trabó amistad con un santo ximo, se presentó a su tribunal, y a todas
presbítero llamado Cecilio, el cual con las preguntas que le hizo contestó: «Soy
su ejemplo y doctrina le persuadió que cristiano, y me glorío de serlo.» Y juz-
se hiciese cristiano: y él lo hizo con tan gando el procónsul que no era conve-
particular conocimiento de la merced que niente dilatar el martirio del santo p r e -
recibía de Dios por medio de Cecilio, que lado, mandó que el mismo día le cortasen
siempre le revenrenció como a padre de la cabeza.
su alma y maestro de su nueva vida. El
mismo día que se bautizó, con el bene- Reflexión: A pesar de ser san Cipriano
plácito y consentimiento de su mujer, se tan sabio y santo obispo, cayó en un error
apartó de su compañía, y dejando a ella creyendo que era inválido el bautismo,
y a sus hijos todo lo que habían de m e - siempre que fuese administrado por here-
nester para su sustento, repartió sus gran- jes; en ello creía seguir la tradición de
des riauezas a los pobres, y comenzó a la Iglesia africana en tiempo en que nada
hacer una vida perfectísima, v a enseñar había definido. «Permitió Dios, dice san
una doctrina tan alta y admirable que Agustín, que Cipriano errase, para que
no parecía sino haberla recibido del cielo. conociésemos que el entendimiento h u -
Porque en bautizándose comenzó a pen- mano es limitado, y que la infalibilidad
sar y hablar como excelentísimo teólogo, no es privilegio de los doctores esclare-
y aunque él mismo dice que procuraba cidos, sino de las decisiones de la Igle-
cortar de raíz la elocuencia y ornato de sia y de su cabeza visible, que es el v i -
. palabras, sus escritos ponen admiración, cario de Jesucristo.»
a los grandes maestros. Fué elegido pres- Oración: Asístenos, Señor, con tu gra-
bítero de Cartago por aclamación de todo cia en la festividad del bienaventurado
el clero y pueblo, y poco después, ha- mártir y pontífice san Cipriano, para aue
biendo muerto el obispo Donato, a una su poderosa intercesión nos haga agrada-
voz escogieron al santo por sucesor en bles a tu divina majestad. Por Jesucristo,\
nuestro Señor. Amén.
272
San Pedro de Arbués, mártir. — 17 de setiembre
(f 1485)
El valeroso mártir de la fe, y
decoroso ornamento de la Inqui-
sición de España, san Pedro de
Arbués, fué hijo de don Antonio
Arbués, y de doña Sancha Ruiz
y nació en la villa de Epila, como
a seis leguas de Zaragoza. Alcan-
zó en la universidad de Bolonia
gran renombre de sabio, y leyó
en una de las dos cátedras del
insigne colegio que había allí
fundado don Egidio Albornoz, ar-
zobispo de Toledo y cardenal de
la Iglesia romana. El grado de
doctor que recibió hállase acom-
pañado de singular mención h o -
norífica de sus virtudes, por es-
tas palabras: «Los multiplicados
dones de virtudes con que el A l -
tísimo engrandeció la persona del maestro le daban la muerte, cantábase en el coro
en artes y filosofía Pedro de Arbúes, et- aquel verso que dice: «Cuarenta años me
cétera . . . » Recibiéronle después con hallé con esta gente y dije: yerran siem- _
grande honra en la iglesia metropolitana pre por la ceguedad de su corazón»: y al
de san Salvador de Zaragoza los canóni- caer mortalmente herido, exclamó: Mue-
gos reglares de la orden de san Agustín, ro por Jesucristo, pues muero por su
y como llegase a oídos de los reyes ca- santa fe. Fué llevado luego a su casa, y
tólicos la fama de sus grandes letras y al cabo de dos días, pidiendo perdón por
virtudes, le nombraron inquisidor del sus enemigos, y recibidos con grande > de-
reino, de Aragón, en cuyo santo oficio voción los Sacramentos, dio su espíritu
mostró admirable discreción, celo y ente- al Creador, a la edad de cuarenta y tres
reza. Mas habiendo juzgado reos de cier- años. Hizo toda Zaragoza gran sentimien-
tas horrendas abominaciones a algunos ju- to de su muerte, y por espacio de tres
díos ricos que por sola hipocresía se h a - días no se celebraron en la catedral los
bían bautizado, juntáronse en concilio y divinos oficios, y se vistieron de luto los
enviaron a Córdoba procuradores que se altares hasta que se purificó el templo
quejasen a los reyes católicos del rigor de aauella sacrilega violación, y por un
que con los judíos usaba Pedro de Arbués. año entero se cantaron los oficios en tono
No hicieron caso los católicos monarcas fúnebre.
de aquellas falsas acusaciones, porque es- Reflexión: Muy honrado es de Dios con
taban tan satisfechos de la prudencia y prodigios, y de la Iglesia con universal
santidad del inquisidor, como cansados de veneración, el gloriosísimo inquisidor san
las traiciones de los moros y de la perfi- Pedro de Arbués, el cual murió a manos
dia de los judíos. Entonces dieron éstos de los pérfidos judíos, por el celo de con-
buena suma de oro a u n hombre facine- servar la fe católica, que es el mayor be-
roso llamado J u a n de Labadía el cual la neficio que Dios puede hacer a una n a -
repartió con otros dos asesinos llamados ción. Tengamos pues en grande estima es-
J u a n Esperan y Vidal Duran. Algunos ta prenda del cielo: y ya que los gobier-
amigos del santo le avisaron de su peli- nos liberales la posponen a los intereses
gro; y él les respondió sin turbarse: «Ya de la tierra, procuremos guardarla con
que no soy buen sacerdote, al menos seré todo cuidado en nuestras almas. Antes
buen mártir.» Escondiéndose los tres ase- perder la vida que la fe.
sinos una noche en la iglesia, al tiempo
que solía venir a ella el santo vestido con Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
. los hábito de coro para asistir a los Mai- tente, que sigamos con la debida devo-
tines, así que se hincó de rodilla ante el ción la fe de tu bienaventurado mártir
altar mayor para hacer una breve ora- san Pedro de Arbués, el cual mereció al-
ción, cayeron sobre él, y le dieron con sus canzar la palma del martirio por la con-
o p a d a s tantas cuchilladas, que le deja- fesión de la misma fe. Por Jesucristo,
fon muerto. Cuando los malvados judíos nuestro Señor. Amén.

273
Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia. —
18.de setiembre
(t 1555)
de lesa majestad, intercedieron
por ellos los grandes de España,
el almirante, el condestable, el
arzobispo de Toledo, y hasta su
mismo hijo el príncipe don F e -
lipe: estuvo inexorable con todos
el emperador, pero no pudo resis-
tir a la súplica que le hizo nues-
tro santo, y revocó la sentencia.
También le rindió a su voluntad
en la renuncia eme hizo del a r -
zobispado de Granada, mas no
pudo renunciar el arzobispado de
Valencia, porque los superiores
le mandaron que le admitiese,
bajo pena de excomunión. No
mudó en la dignidad hábito ni
costumbres; socorría cada día a
cuatrocientos pobres, y el Señor
El clarísimo arzobispo de Valencia, y multiplicó muchas veces en sus manos la
suavísimo padre de los pobres, santo To- limosna. Predicaba todos los días, y decían
más de Villanueva nació en Fuen Llana, de él que bastaba verle para convertirse:
lugar pequeño de la Mancha, y se crió y con ser tan resplandeciente lumbrera
en Villanueva de los Infantes, a tres le- de la Iglesia, nunca cesó de pedir al papa
guas de dicho lugar, y de él tomó el so- que le quitase la dignidad de arzobispo,
brenombre de Villanueva. Eran sus pa- mas a los once años de su pontificado, oyó
dres inclinados a hacer limosna, y de ellos una voz del Señor que le dijo: Tomás, ten
aprendió el santo niño esta virtud, dando buen ánimo: el día de la Natividad de mi
a los pobres cuanto podía haber a las Madre recibirás la recompensa de tus t r a -
manos, frutas, legumbres, pan, huevos, y bajos.» Y siendo de edad de sesenta y siete
aun su propio sustento y vestido, pues años, recibidos con gran devoción los Sa-
algunas veces volvió casi desnudo a su cramentos de la Iglesia, y habiendo man-
casa por haber cubierto con su vestido • dado repartir lo poco que le quedaba a los
algún niño desnudo. Nunca ocultó la ver- pobres, murió en lecho prestado. Treinta
dad con mentiras harto comunes en los y tres años después se halló entero su
niños. Las primeras palabras que apren- santo cuerpo.
dió fueron los nombres de Jesús y Ma- Reflexión: Los funerales del santo fue-
ría; por su devoción a la Madre de Dios ron magníficos y honrados con los cla-
le llamaban el hijo de la Virgen. Enviá- mores y lágrimas de más de ocho mil
ronle sus padres a Alcalá y fué admitido quinientos pobres, que lloraban la muerte
en el colegio mayor de san Ildefonso, y de su padre y no podían consolarse. ¡Oh!
explicó después con grande loa filosofía ; si hubiera en los pechos cristianos ese
y teología en aquella universidad. Por espíritu de caridad, que es el primer
esta sazón murió su padre, y él repartió mandamientos- de la ley de Cristo! ¿Qué
todos sus bienes a los pobres, y tomó el más fuera menester para que el santo
sagrado hábito de los ermitaños de san Evangelio de nuestro Señor crucificado
Agustín, en el año 1518, y en el mismo por amor de los hombres, resplandeciese
día en que el desventurado Lutero le ha- e imperase en el mundo como la mayor
bía dejado. Hecha su profesión, enseñó ley, la mayor moral y la prenda segura
teología en el convento de Salamanca, y de toda felicidad temporal y eterna?
predicó con admirable y divina unción Oración: Oh Dios, que adornaste al
en Burgos y Valladolid, donde toda la bienaventurado pontífice Tomás de Villa-
corte concurrió a oirle con el emperador nueva con una insigne caridad para los
Carlos V, el cual no quería perder nin- pobres; rogárnoste que por su interce-
guno de sus sermones. Hízole su teólogo sión derrames copiosamente las riquezas
y predicador, y jamás le negó merced que de tu misericordia sobre todos los que
le pidiese. Habiendo el emperador con- te invocan. Por Jesucristo, nuestro S e \
denado a muerte a ciertos caballeros, reos ñor. Amén.
274
San Jenaro, obitepo y mártir. 19 de setiembre
(t 305)
El celosísimo obispo de Bene-
vento, y portentoso mártir de
Cristo, san Jenaro, fué natural de
Benevento en el reino de Ñapó-
les. Fué ordenado de presbítero
y de obispo por expreso mandato
del sumo pontífice: y como en la
persecución de Diocleciano y Ma-
ximiano estuviese preso un santo
joven diácono llamado Sosio, y
san Jenaro le visitase en la cár-
cel, Timoteo, presidente, le man-
dó prender y traer delante de sí,
y procuró atraerle con muchas
palabras y razones a la adoración
de los dioses. Pero entendiendo
que perdía el tiempo, hizo encen-
der un horno, y echar en él al
santo: mas guardóle el Señor de
manera, que salió del horno sin que la El cuerpo de san Jenaro está colocado en
llama le hubiese hecho daño ni aun en la la catedral de Ñapóles donde es reveren-
ropa ni en un cabello de la cabeza. En- ciado con grande devoción de toda aque-
cendióse más el tirano, y condenóle a u n lla ciudad, que le tiene por patrón y r e -
nuevo suplicio en que todos los miem- cibe de su mano continuos beneficios se-
bros del santo fueron descoyuntados. Vi- ñaladamente en tiempo ide pestilencia y
nieron a visitarle Festo, diácono y Desi- de otras públicas calamidades.
derio, lector, y siendo conocidos por cris-
tianos, fueron presos y llevados con su
obispo san Jenaro, cargados de hierros
v cadenas, delante de la carroza del. p r e - Reflexión: Obran también las sagra-
sidente a la ciudad de Puzol. Allí fueron das reliquias de este santo otro milagro
echados en la misma cárcel donde esta- que es perpetuo y que hasta hoy dura y
ban presos Sosio, diácono de la ciudad de es famoso en todo el mundo. Porque tie-
Mesina, y Próculo, diácono de Puzol, y nen en la catedral de Ñapóles la sagrada
dos cristianos llamados Eutiques y Acu- cabeza del santo, y aparte una ampolla
cio, todos los cuales habían sido conde- de vidrio llena de la sangre cuajada del
nados a ser despedazados de las fie- mismo mártir, y en juntándola con la
ras, y estaban aguardando la ejecución cabeza, o poniéndola delante de ella, co-
de la sentencia. Al día siguiente todos mienza luego la sangre a deshelarse y d e -
los siete fueron echados a las bestias fie- rretirse y hervir como si se acabara de
ras, las cuales olvidándose de su natural verter; y este milagro tiene cada año por
crueldad, se derribaron a los pies de san testigos a toda clase de gentes que de
Jenaro y de sus santos compañeros como muchas partes acuden a verlo, y aun los
mansas ovejas. El presidente, atribuyen- mismos incrédulos quedan tan certifica-
do este milagro del Señor a hechizos, dio dos del suceso maravilloso, que no pueden
sentencia contra ellos y mandólos dego- siquiera ponerlo en duda. ¡Ojalá que el
llar; pero luego perdió la vista, y por la admirable portento eme ven con los ojos
oración de san Jenaro la recobró, y con del cuerpo, les abriese los ojos del alma,
este milagro se convirtieron unas cipco y se rindiesen a la fe y voluntad de aquel
mil personas. No bastó el beneficio que Señor que hasta con perpetuos milagros
había recibido al inicuo juez para cono- da testimonio de nuestra divina y santí-
cer la mano poderosa de Dios que obraba sima religión!
por sus santos tales prodigios; antes du-
dando en su opinión de que todas las ma-
ravillas que veía se hacían por arte má- Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
gica, y temiendo la ira de los emperado- alegras en la festividad de tus bienaven-
res, mandó que llevasen los mártires a la turados mártires Jenaro v sus compañe-
plaza llamada Vulcana, y que allí les cor- ros; concédenos benignamente que así
easen la cabeza; en cuyo martirio dieron como sus merecimientos nos regocijan,
todos ellos sus benditas almas al Creador. así también nos enfervoricen sus ejem-
plos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

275
San Eustaquio y sus compañeros, mártires. — 20 de setiembre
(f 118)

jano en el imperio, y ofreciéndo-


sele una guerra dificilísima con-
tra los bárbaros de varias nacio-
nes que amenazaban caer sobre
el imperio, acordándose del va-
lor que había mostrado Plácido
en la guerra contra los judíos, le
mandó buscar, y le hizo general
del ejército. Marchó pues contra.
los enemigos con tan feliz suceso
que alcanzó de ellos insigne vic-
toria y mereció entrar en Roma
con los honores del triunfo. Pasa-
dos los días del regocijo ordenó el
emperador que se hiciese un so-
lemne sacrificio de acción de gra-
cias a los dioses. El santo gene-
ral le dijo que lo haría en honra
El fortísimo mártir de Cristo san Eus- del verdadero Dios a quien se debía la fe-
taquio era patricio romano de ilustre li- licidad de su campaña, y le declaró que
naje: llamábase Plácido antes del bau- era cristiano: por lo cual bramando de
tismo, y tenía el grado de oficial en el rabia el tirano, le condenó a las fieras, y
ejército del emperador. Habiendo hecho para que la afrenta fuese tan grande como
grandes servicios a Vespasiano y a su la honra pasada, mandó que le llevasen
hijo Tito en las guerras contra los judíos, casi desnudo hasta el anfiteatro, y le arro-
se retiró a Roma; y saliendo u n día a jasen con su mujer y sus hijos a las fie-
caza, echó de ver u n ciervo ide extraña ras. Respetaron ellas a los santos, y les
grandeza que se le puso delante y traía lamieron los pies sin hacerle daño alguno,
entre los cuernos u n crucifijo rodeado de por lo cual ordenó el bárbaro emperador
maravillosa claridad, y oyó una voz que que fuesen abrasados en unos bueyes de
le día: «Plácido, no quiero que me per- bronce, en cuyo espantable martirio en-
sigas: yo soy Jesús que morí por tu amor tregaron su espíritu al Creador.
y ahora quiero salvarte.» Apeóse Plácido
despavorido, y postrado en tierra adoró *
al Señor, el cual le mandó que fuese al
presbítero de los cristianos y se bauti- Reflexión: Ya lo ves: después del triun-
zase con su mujer y sus hijos. Hízolo así, fo del martirio: esto es lo que sabe dar
mudando el nombre de Plácido en el de el mundo a los que le sirven, cuando, de-
Eustaquio y el de su mujer que se lla- jan de servirle por servir a Dios. Pero así
maba Taciana en el de Teopista, para que alcanzó Eustaquio más ilustre victoria
por estos nombres fuesen conocidos de que la que había alcanzado de los bárba-
los cristianos y no lo fuesen de los gen- ros. Y ¿qué tenía que ver «1 triunfo con
tiles. Los dos hijos que tenía Eustaquio se que fué recibido en Roma, con la gloria
llamaron Agapito y Teopisto. Mas h a - con que entró poco después en el reino
biendo mudado con los nombres las cos- de los cielos? Sirvamos pues fielmente a
tumbres, y trocado las 4 e l a gentilidad, nuestro Señor, aun con desagrado del
por las muy santas de la fe que habían mundo, porque sólo Dios es santo y Se-
abrazado, Eustaquio fué acusado de ser ñor nuestro, y fiel en sus promesas y
cristiano, y pendió el grado y la renta que magnífico en sus recompensas.
era muy crecida y como de uno de los
primeros oficiales del ejército. Entonces *
se ausentó a un lugar donde no fuese co-
nocido, y se concertó con u n labrador rico Oración: ¡Oh Dios! que nos haces la
para cultivar una de sus haciendas, y en gracia de que celebremos el nacimiento
este oficio, andando tras los bueyes, go- para el cielo de tus bienaventurados már-
bernando el arado el que había gober- tires Eustaquio y sus compañeros, concé-
nado u n ejército, pasó tranquilamente denos que logremos la dicha de gozar
quince años. En este tiempo sucedió Tra- con ellos del júbilo v felicidad eterna. Poi^
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

276
San Mateo, apóstol y evangelista. — 21 de setiembre
(t siglo I)

El bienaventurado apóstol y
evangelista san Mateo, que por
otro nombre se llamó Leví, fué
Galileo de nación y de la ciudad
de Cana. Era pubiicano y arren-
dador de las rentas imperiales
que se cogían de los tributos que
pagaban los judíos, que era oficio
odioso entre ellos, y así les 'lla-
maban con el nombre de pecado-
res. Estando pues u n día Mateo
sentado en la casa o aduana, pasó
el Señor, y puso en él los ojos
de su clemencia, y le idijo:^ «Si-
gúeme»: y luego se levantó san
Mateo tocado de Dios, y dejando
el trato, dineros, casa y familia,
le siguió. Cobróle tanto amor,
aue le hizo un convite en su casa
al cual hizo venir a otros publícanos y pe- que mandó sus ministros a la iglesia don-
cadores para que, atraídos de la dulzura y de el santo estaba diciendo misa para
conversación del Señor, también le cono- que le diesen la m u e r t e ; y así acabada
ciesen v amasen. Esto escribe en su Evan- la misa, fué el santo apóstol alanceado,
gelio divino el mismo san Mateo, el cual quedando el altar del divino sacrificio r o -
se llama humildemente a sí mismo «Mateo ciado con su sangre. Con este martirio
el pubiicano», mientras los otros evangelis- acabó su carrera apostólica, después de
tas le llaman con el nombre de Leví, para haber padecido muchos trabajos, obrado
disimular la afrenta del oficio que ejerci-
taba antes de su vocación. Después de la grandes milagros, edificado templos, or-
subida del Salvador al cielo y la venida denado sacerdotes y ganado para Jesu-
del Espíritu Santo, cupo a san Mateo la cristo muchas almas en aquella remota
misión de Etiopía, y llevóse consigo el provincia de Etiopía.
Evangelio que había escrito en lengua h e -
Brea o siriaca para los judíos. Llegado a *
Etiopía el santo apóstol, se dice que entró
en la ciudad de Nadaber, donde fué hos- Reflexión: En la vocación de san Ma-
pedado por aquel eunuco de la reina Can- teo al apostolado, mostró el Señor sus
dace, a quien bautizó san Felipe. Allí en- entrañas de misericordia para darnos
contró dos magos que con sus malas artes gran confianza que no desechará a cual-
pervertían al pueblo, mas el santo após- quier pecador, por malo que haya sido y
tol les confundió con la virtud de Jesu- viniere a él; y para que entendamos que
cristo, y resucitó a un hijo del rey Egipo, aunque no viniere y le cerrare la puerta,
que los magos no habían podido resuci- llamará a ella y si le abriere, entrara en
tar. Con este prodigio se convirtieron el su corazón y le perdonará sus pecados. Y
rey y la reina y sus hijos a la fe del Se- juntamente nos propone el sagrado Evan-
ñor y gran parte del pueblo, siguiendo su gelio la presteza con que san Mateo obe-
ejemplo, se bautizó. Tenía el rey una hija deció al Señor, para que la imitemos, y
llamada Ifigenia, la cual oyendo alabar obedezcamos a la divina vocación, dando
al santo apóstol el estado virginal, se de- de mano si es menester a todas las cosas
terminó con su parecer, d e consagrarse a de la tierra y a todas las riquezas, gustos
Dios en compañía de otras doncellas que y vanidades del siglo, p a r a ser verdaderos
se le juntaron con el mismo propósito; discípulos de Jesucristo, Señor nuestro.
mas habiendo muerto el rey Egipo, y
apoderádose del reino un hermano suyo Oración: Asístenos, Señor, por los m é -
llamado Hirtaco, quiso éste casarse con ritos de tu apóstol y evangelista, el bien-
Ifigenia, y que san Mateo se lo persua- aventurado Mateo, para alcanzar por su
v
diese: pero el santo apóstol se resistió: intercesión lo que no podemos conseguir
por lo cual el rey se enojó de manera, por nuestras débiles fuerzas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
277
San Mauricio y la legión Tebea. — 22 de setiembre
(t 287)

legión. Ejecutóse aquella riguro-


sa orden en los valerosos guerre-
ros de Jesucristo: y creyendo
Maximiano que, escarmentados
los que quedaban, estarían más
blandos y rendidos a su volun-
tad, tornó otra vez a mandarles
que viniesen a juntarse con los
demás soldados para hacer el so_
lemne juramento y sacrificio;
mas ellos se quedaron firmes co-
mo antes, y no quisieron obede-
cer, prefiriendo dar la vida por
Jesucristo, y obedecer antes al
emperador del cielo que al de la
tierra. Cuando Maximiano vio el
ánimo de aquellos fortísimos ca-
balleros de Cristo, teniéndolo
por obstinación y pertinacia, se
El martirio del esforzado caballero de embraveció con increíble saña, y mandó
Cristo san Mauricio capitán de la legión que todo el ejército diese sobre ellos y
de los Tebeos, sucedió de esta manera. no dejase de aquella legión hombre con
Después eme Diocleciano tomó el cetro vida. Bien pudieran los santos soldados
del imperio, hizo cesar a Maximiano, y resistir y pelear y defenderse, pues eran
envióle a Francia con un ejército pode- harto temibles; pero armados de fe y es-
roso a sosegar algunos alborotos que ha- píritu del cielo, no quisieron tomar las
bían levantado Amando y Esiano. Entre armas, sino con una nueva manera de vic-
la otra gente que llevaba consigo había toria vencer sin pelear y alcanzar la glo-
una legión de seis mil y seiscientos y se- riosa corona del martirio, no meneando
senta y seis soldados, los cuales eran de las manos, sino ofreciendo sus cervices al
la provincia de Tebas, y cristianos con- cuchillo. Y así, animados de su capitán
firmados en la fe por el santo pontífice el glorioso san Mauricio, sin alzar la es-
Marcelino. Parecióle a Maximiano que pada para defenderse, puestos de rodi-
era bien hacer la reseña de su gente, y llas y levantando las manos y los cora-
ofrecer sacrificio a los dioses, y sobre sus zones al cielo, recibieron todos la muerte
aras tomar a los soldados juramento de y se ofrecieron en sacrificio a Jesucristo.
fidelidad y de pelear animosamente. San
Mauricio, que era capitán de aquella le- Reflexión: Solía antiguamente la Igle-
gión, entendida la resolución del empe- sia romana invocar en las batallas con-
rador, para no contaminarse con aquel tra los enemigos de la fe el favor de Dios
sacrilego juramento y sacrificio abomina- por intercesión de san Mauricio, de san
ble, se apartó con sus tropas ocho millas Sebastián y de san Jorge, como se saca
lejos del resto del ejército a un lugar del Orden romano. Resucitemos ahora
que se llamaba Agauno y ahora se llama aquella tan pía costumbre; pues nos ha-
San Mauricio. Como supo Maximiano la llamos con tanta frecuencia cercados de
retirada de la legión Tebea y la causa, le enemigos que con infernal astucia y con
envió un mensaje, mandándole que vi- mil artes diabólicas hacen guerra a nues-
niese y se juntase con el ejército e h i - tra santa fe, y desean quitarnos este t e -
ciese lo que los demás soldados hacían. soro que hemos de conservar a todo t r a n -
Todos los santos soldados con un mismo ce, aunque nos costara la sangre y la
ánimo y determinación respondieron que vida como a san Mauricio' y a sus sol-
estaban dispuestos a obedecer a Maxi- dados.
miano en todo ló que no fuese contra Oración: Haz, Señor, que nos alegre-
Dios, y a pelear por él como lo habían mos en la solemne fiesta de tus santos
hecho muchas veces, pero que, siendo mártires, Mauricio y sus compañeros, y
como eran cristianos, no querían sacrifi- que nos gloriemos en el nacimiento para
car ni conocer por dioses a los ídolos v a - el cielo de estos santos, en cuya interce-
nos. Enojóse sobremanera Maximiano con sión tenemos puesta nuestra confianza.^
esta respuesta y mandó diezmar aquella Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

278
Santa Tecla, virgen y mártir. _ 23 de setiembre
(t hacia el fin del siglo I)

La esclarecida virgen^ y proto-


mártir santa Tecla nació de ilus-
tres padres en Iconio de Licao-
nia. Hallábase en dicha ciudad
cuando llegó a ella el apóstol san
Pablo a predicar el Evangelio.. A
la fama de la nueva doctrina,
acudió Tecla a oir las enseñan-
zas del apóstol, y quedó tan con-
vencida de la verdad de la fe
cristiana y tan enamorada de la
castidad por las alabanzas que de
ella oyó, que desde luego resol-
vió firmemente consagrar su vir-
ginidad a Dios, renunciando _ al
matrimonio que sus padres tenían
ya concertado con un joven muy
noble y bien apuesto, por nom-
bre Tamiris. Y no se contentó con enta- cación y trato con los hombres, se entre-
blar ella sola una vida de oración y reco- gó a la contemplación y amor de las co-
gimiento conforme a las prescripciones sas celestiales; para lo cual se retiró a la
del santo apóstol; sino que atrajo al mis- escabrosidad de un monte, y pasó allí sola
mo género de vida a gran número de el largo tiempo que le quedaba de vida,
doncellas. Bajo la disciplina de Tecla al- pues llegó a los noventa años de edad.
canzaron sublime grado de santidad, e n - Fué sepultada en Seleuecia; y en todo el
tre otras, dos matronas llamadas Trifena oriente se tuvo a esta santa en gran v e -
y Trifosa. Tanto los padres de Tecla co- neración, viéndose su sepulcro frecuen-
mo el joven Tamiris llevaron tan a mal tado de gran concurso de gentes. Visitóle
que la santa, por seguir una ley nueva
de tanta abnegación y humildad, renun- san Gregorio Nazianzeno, y tanto él como
ciase a las bodas, que la acusaron ante el otros santos padres ensalzaron las virtu-
juez de que era cristiana. Mandó este en- des y santidad de Tecla de palabra y por
cender una grande hoguera, amenazando escrito, honrándola con el renombre de
a la santa virgen con arrojarla a ella, si protomártir, por haber sido la primera
no abandonaba su fe; pero Tecla ¿ movida de las mujeres que por la confesión de l a
por interior espíritu, hecha la señal de la fe cristiana fué condenada al tormento.
cruz, se precipitó en medio de las llamas,
mostrando estar ella más pronta a pade- Reflexión: Maravíllanse muchos de la
cer aquel tormento que el juez a dárselo. invencible fortaleza con que tantas deli-
En aquel mismo punto cayó una abun- cadas vírgenes padecieron los más atro-
dante lluvia, que apagó el fuego, dejando ces tormentos: mas ¿cómo no habían de
libre y sin lesión a la santa. Condujeron - animarse al martirio, viendo que su p r o -
la entonces a Antioquía, en donde se tentó tomártir santa Tecla, revestida de la vir-
una y otra vez su invencible constancia: tud de Dios, vencía a todos los tiranos y
porque, en primer lugar, fué arrojada a atormentadores y aun salía ilesa de todos
las fieras; mas por gracia de su señor_y los suplicios? Con tal auxilio de la gra-
esposo Jesucristo no recibió de ellas daño cia se explica la fortaleza de los mártires,
alguno. Entonces se la ató fuertemente a y con tales martirios y prodigios, quedó
dos toros, a los cuales se hizo correr en admirablemente sellada la divinidad de
dirección contraria a fin de que dividie- nuestra santa fe católica.
sen en dos partes el cuerpo de la santa Oración: Oh Dios, por la gloria de cuyo
virgen; pero tampoco alcanzaron los gen- nombre sufrió con fe nunca vencida el
tiles su malvado intento. Finalmente la gran combate de los tormentos la bien-
metieron en una hoya llena de serpientes; aventurada virgen Tecla, la tarimera m á r -
y ninguna le causó la más leve molestia. tir entre las mujeres; concédenos que a
Librada milagrosamente de tantos peli- imitación suya sepamos despreciar las
f/os, volvió Tecla, más firme que nunca, prosperidades del mundo y no temer nin-
á su patria; y abandonando la comuni- guna de sus adversidades. Por Jesucris-
to, nuestro Señor. Amén.

279
Nuestra Señora de las Mercedes. — 24 de setiembre
diosísima Señora. Asegurados,
pues, los tres de la verdad de lo
sucedido, trataron desde luego
de poner por obra la voluntad
del cielo, y el día 10 de agosto
del año 1218 instituyeron una o r .
den religiosa que, en honor de
nuestra Señora, llamaron de san-
ta María de las Mercedes, y del
fin que al fundarla se proponían,
le añadieron el nombre de «Re-
dención de Cautivos». A los tres
votos esenciales de pobreza, cas-
tidad y obediencia, añadieron los
religiosos de esta orden un cuar-
to voto, por el cual se obligaban
a quedarse en rehenes en poder
de los sarracenos siempre que
esto fuese preciso para alcanzar
Estaba todavía gran parte de España la libertad de los cristianos. Concedióles
oprimida bajo el yugo de los sarracenos, el rey que pudiesen llevar al pecho sus
y gran número de cristianos gemían en reales armas, y el soberano pontífice
la más dura y cruel esclavitud con grave aprobó y confirmó tan pío y santo insti-
peligro de abandonar la santa fe que de tuto. En conmemoración de tan insigne
sus padres habían recibido; cuando al- beneficio hecho por la santísima Virgen
gunos piadosos varones, compadeciéndose a los hombres, se estableció esta festivi-
de la miserable suerte de sus hermanos, dad de María con el título de las Merce-
se reunieron para tratar de socorrerlos y des.
procurarles el alivio de sus penas. Desde
el año 1190 se ocupaban en tan benéfica Reflexión: ¡Cuántos miles y miles de
obra unos caballeros catalanes; mas no cristianos, tratados en Argel y Berbería
se instituyó la orden religiosa para la con grande crueldad, miserables, h a m -
redención de cautivos, hasta principios brientos, desnudos, cargados de cadenas
del siglo siguiente. Esta obra heroica de o azotados y heridos bárbaramente por
auxiliar a los cristianos puestos en cau- los látigos de los sobrestantes moros, se
tiverio traía muy pensativo a san Pedro vieron libres del cautiverio y restituidos
Nolasco: cuando he aquí que una noche alegremente al hogar de sus familias por
se le apareció la serenísima Reina de los la generosa caridad de los religiosos de
cielos, consoladora de los afligidos, y le la Merced! Echáronse estos muchas veces
manifestó ser voluntad suya y de su ben- al cuello las cadenas a trueque de liber-
ditísimo Hijo que en su honra se institu- tar a los pobres cautivos, y en el primer
yese una religión que tuviera por fin prin- capítulo general de la Orden, halláronse
cipal redimir a los cristianos cautivos, y ya presentes muchos venerables religio-
cuyos religiosos estuviesen prontos a per- sos a quienes los moros habían sacado un
der su libertad y aun la vida en bien de ojo, o mutilado la nariz o las orejas, y
sus prójimos y para conservación de su otros que estaban cubiertos de heridas,
fe. El santo, corrió a su confesor, san recibidas por haberse quedado en r e h e -
Raymundo de Peñafort, a darle cuenta de nes uara librar a nobres cautivos de
lo que le había sucedido. Quedó sorpren- aquella durísima esclavitud.
dido Raymundo al oir a su penitente, y Oración: Oh Dios, que por medio de la
al entender que había recibido del cielo gloriosísima Madre de t u unigénito Hijo
el mismo favor que él; pues también a te dignaste enriquecer a tu Iglesia con
Raymundo se le había aparecido la san- una nueva religión destinada a rescatar
tísima Virgen y descubiértole su voluntad a los fieles del poder de los paganos; r o -
y la de su bendito Hijo. Pero mucho m a - gárnoste que por los méritos y por la in-
yor fué por una parte el asombro, y por tercesión de la que veneramos como a
otra el gozo y alegría de uno y otro, al iniciadora de tan pía obra, nos veamos li-
referirles el rey de Aragón Jaime I, que bres de todos nuestros pecados y del cau-
aquella misma noche había tenido igual tiverio del demonio. Por el mismo H i j \
revelación, hecha por la misma misericor- tuyo y Señor nuestro. Amén.
280
San Fermín, obispo y mártir. — 25 de setiembre
(t 290)

El santo obispo e ilustre m á r -


tir de Cristo, Fermín, a quien
otros llaman Pirmio, fué natural
de Pamplona de Navarra, e hijo
de un ilustre senador y muy p o -
deroso. Sus padres, habiendo de-
testado la idolatría y abrazado la
fe de Cristo, se dieron con gran
diligencia a la práctica de todas
las virtudes cristianas, conforme
a los consejos de san Honesto,
obispo de Tolosa de Francia, de
quien habían recibido el santo
bautismo; y no fué el menor de
sus cuidados la cristiana educa-
ción de su hijo Fermín, que
aprendió de sus devotos padres
el socorrer con limosnas a los
pobres y necesitados, y con salu-
dables enseñanzas a los rudos e ignoran- donde en cuarenta días convirtió unos tres
tes. Consagróse de joven al servicio de mil nombres a la fe de Jesucristo. No
Dios recibiendo el sacerdocio, y por sus pudiendo llevar en paciencia tantas con-
méritos y virtudes llegó a ocupar la sede versiones Longinos y Sebastián, crueles
episcopal de Pamplona. Ardía en su pe- tiranos, que presidían en esta ciudad,
cho el deseo de la dilatación de la fe y prendieron al glorioso obispo y apostolice»
de la salvación de las almas: por lo cual, varón san Fermín, y temiendo no se lo
predicando con apostólico celo, pasó a la quitase de entre las manos el devoto pue-
Galia que entonces se llamaba Lugdunen. blo, como había hecho en Beauvais, lo
se, recorrió varios pueblos diseminando la degollaron en la misma cárcel: con que
verdad del Evangelio, y fijó su residen- acabó gloriosamente, dando la vida por
cia por algún tiempo en Augeviros, ciu- la fe de Jesucristo que tanto y con t a n -
dad principal de aquella región, donde en tas fatigas había dilatado, recibiendo la
gloriosa corona del martirio, y siendo su
un año y tres meses redujo innumerables alma pura presentada por manos de á n -
almas dé la idolatría a la fe de Jesucris- geles en las del Creador.
to, y a la práctica de la ley evangélica.
Con no menor fruto ganó para Jesucristo Reflexión: Consideremos en el celo, en.
muchas almas en las ciudades de Aubi, los trabajos, y en el glorioso maítirio de
Auvergne, Anjou y otras, desterrando de san Fermín, lo que costó a los varonas
todas partes los errores de los paganos e apostólicos el don de la fe y conocimien-
introduciendo nuevas y muy puras cos- to de Cristo que nosotros tenemos y go-
tumbres en las almas de sus habitantes. zamos. Cada país tiene su apóstol, y casi
Pasó luego a Beauvais, ciudad de la mis- todos estos hombres apostólicos compia-
ma provincia, donde fué preso por Vale- ron como los discípulos de Jesucristo, a
rio, presidente de esta ciudad; el cual lo costa de su sangre, la conversión de los
hizo azotar cruelmente varias veces, y pueblos que redujeron a la fe cristiana.
después que le juzgó ya casi muerto a Tengamos pues en grande aprecio y e s -
puros azotes, le hizo volver a la cárcel, tima nuestra religión verdadera, como
donde, si no moría, le acabase de quitar una joya del cielo, bañada en sangre d e
apóstoles, y en sangre de Jesucristo, que
la vida Sergio, sucesor suyo; mas el pue- nos ha hecho este regalo de Dios y p r e n -
blo, que le amaba como a su padre y da de su amor infinito.
maestro, se amotinó y lo sacó violenta-
mente de la cárcel y le puso en libertad, Oración: Oh Dios, que coronaste con
con que el santo confesor y apóstol de aureola de inmortalidad al bienaventu-
Cristo volvió de nuevo a desplegar las rado obispo y mártir Fermín, ilustre por
alas de su celo, y convirtió y bautizó a la predicación de la fe y el combate de
todos los moradores de aquella ciudad, le- los tormentos; concédenos benigno que
vantando en ella algunas iglesias. De aquí así como celebramos su triunfo, alcance-
pasó a Amiens, en la misma provincia, mos también su premio. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

281
Los santos Cipriano y Justina, mártires. — 26 de setiembre
(f 304)

de lo que veía, consultó Cipria-


• no al demonio; el cual le respon-
dió que contra los adoradores de
Cristo ningún poder tenía él: de
esto entendió que Jesucristo era
verdadero Dios, y determinó h a -
cerse cristiano, como lo hizo, r e -
nunciando al demonio y bauti-
zándose, y viviendo con tal fer-
vor, que fué ordenado de diácono,
" y resplandeció en gran santidad
y muchos milagros. Y porque por
medio de Justina había recibido
de Dios tantas mercedes, tuvo
siempre gran cuenta de ayudarla
y de llevar adelante sus santos
propósitos, siendo ella como ma-
dre de buen número de doncellas
que vivían juntas y servían al Se-
La esclarecida virgen y gloriosa már- ñor con gran pureza. En esto un conde
tir de Cristo santa Justina nació en la llamado Eutolmio los mandó prender; y
ciudad de Antioquía de padres gentiles; a Cipriano le hizo atormentar y rasgarle
y habiendo abrazado la fe cristiana por los costados con uñas aceradas: a J u s -
la doctrina de un celoso diácono, logró tina, después de haberla bárbaramente
que también se convirtiesen sus padres abofeteado, la hizo azotar con duros ner-
y recibiesen el santo bautismo. Aunque vios: luego a él le pusieron en la cárcel;
era Justina hermosa por extremo y de a ella en una casa honrada: v a los pocos
excelentes gracias naturales; resplandecía días, fueron traídos al conde, el cual co-
a los ojos del Señor su alma mucho más mo viese su perseverancia en la fe, los
por la hermosura de sus virtudes, y es- mandó echar en una caldera llena de pez,
pecialmente por su limpieza virginal, que sebo y resina derretida; mas siendo que-
consagró a su esposo Cristo. Había pues- mado Atanasio, sacerdote de los gentiles,
to los ojos en Justina y enamorándose los dos santos salieron sin lesión del tor-
de ella un mancebo poderoso y lascivo, • mento. De allí fueron llevados a Nicome-
por nombre Agladio; el cual, por todos dia; donde después de haber padecido
los medios que suele emplear el amor otros tormentos con grande ánimo y ale-
ciego, procuró atraerla a su voluntad; mas gría, los degollaron. Sus sagrados cuer-
ninguno bastó para vencer el propósito pos, abandonados e insepultos, Dios los
de la santa virgen. No desmayó Agladio; conservó enteros y sin corrupción.
sino que tomó por postrer remedio el fa-
vorecerse de un mal hombre, que con Reflexión: En las maravillas de santa
artes diabólicas doblegase la voluntad de Justina y en la conversión de san Ci-
Justina. Llamábase Cipriano aquel hom- priano resplandece con grande gloria la
bre y habitaba en la misma ciudad de virtud de la señal de la cruz: porque por
Antioquía. A éste descubrió Agladio lo ella venció la santa todas las artes dia-
que pretendía, diciéndole cuan inútiles bólicas; y viendo Cipriano la poca fuerza
habían sido los medios empleados, y que que tenían los demonios, y que no po-
le socorriese con sus artes poderosas y dían prevalecer contra ella, determinó
sobrehumanas; que se lo pagaría libe- abrazar la fe, y comenzar una vida san-
ralmente y quedaría su perpetuo esclavo. ta: ¿por qué, pues, no hemos de amar-
Admitió Cipriano la propuesta, y empezó nos de la santa cruz haciéndola con to-
a poner por obra su mal intento; y des- da reverencia en nuestras tentaciones y
pués de haber usado contra la santa to- peligros?
das sus artes y embustes, quedó corrido Oración: Ayúdenos, oh Señor, el favor
y avergonzado, porque Justina con el fa- continuo de los bienaventurados m á r t i -
vor de Cristo, con la oración y el ayuno, res Cipriano y Justina, ya que no cesas
y con la señal de la cruz, siempre triunfó de mirar con benignos ojos a los que con-
gloriosamente del enemigo. Asombrado cedes que con tales socorros sean ayuda- ,.
dos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

283
Los santos Cosme y Damián, mártires. — 27 de setiembre
(t 303)

Los ilustres mártires de Cris-


to san Cosme y san Damián fue-
ron'hermanos, naturales de Egea,
ciudad de Arabia, e hijos de pa- i
dres cristianos. Diéronse al estu-
dio de las letras y ciencias h u -
manas, y especialmente al de la
medicina, en que salieron muy |
excelentes, y no pocas veces por
arte divina sanaban dolencias in-
curables. No tenían puestos los
ojos en interés temporal ni cu-
raban por dineros, sino sólo por
misericordia y puro amor de
Dios, y valiéndose de su arte pa-
ra dar a los enfermos conocí- i
miento de la ley de Cristo y de i
su santo Evangelio. A esta sazón "•
tomó las riendas del imperio r o -
mano aquel gran perseguidor de la Igle- tra el todopoderoso brazo de Dios. Quiso
sia, que inundó el orbe con sangre de aún tentar otro suplicio además de los
mártires, y se llamaba Diocleciano. Este referidos, para convencerse de que todo
envió de procónsul de Egea a Lisias, hom- lo pasado era pura obra de magia y he-
bre cruelísimo y por extremo enemigo de chicería; y fué, mandarlos asaetear con
los cristianos, con orden de que los ex- agudas y aceradas saetas hasta destrozar
terminase. Al tener Lisias noticia de los los cuerpos de los santos confesores de
dos santos hermanos, mandólos traer a Cristo; y al ver la inutilidad de ete pos-
su presencia, y procuró, con todo el arti- trer tormento, los hizo degollar. De esta
ficio que pudo, persuadirles que sacrifica- manera acabaron gloriosamente sus vi-
sen a los dioses del imperio; y como vie- das los dos santos mártires, y con ellos
se que perdía tiempo, los mandó atar de otros tres hermanos suyos, llamados Án-
pies y manos, azotarlos cruelísimamente, timo, Leónico y Euprepio, cuyos cuerpos
atormentarlos con otros muy atroces su- fueron sepultados fuera de la ciudad de
plicios, y luego, así como estaban ata- Egea.
dos, que los echasen en la m a r ; pero un
ángel los desató y libró y puso en la r i -
bera. Súpolo el procónsul, v atribuyén- Reflexión: Solían decir los santos m é -
dolo a arte mágica, los mandó poner en la dicos Cosme y Damián a los enfermos
cárcel, y al día siguiente los hizo echar que visitaban: «Mirad que la medicina
en una hoguera encendida; y los dos que cura las enfermedades del cuerpo,
santos salieron ilesos de las devoradoras no puede preservarle de la muerte: pero
llamas. Espantado Lisias, mas no rendi- la medicina de la^ fe de Jesucristo, no
do, mandólos colgar en el ecúleo y desco- sólo tiene maravillosa virtud para curar
yuntar sus. sagrados miembros: mas el las dolencias del cuerpo, mas también da
ángel del Señor, que los había librado ya la salud y vida eterna del alma.» Imiten
del agua y del fuego, los amparó también este ejemplo los médicos cristianos, pro-
entonces, y los sacó de aquel tormento curando sanar a la vez, como san Cosme
sin lesión alguna. Corrido y avergonzado y Damián, los cuerpos y las almas de los
Lisias, no acababa de entender la virtud enfermos: y aprendamos todos a tener en
y poder de Dios y de la religión que los mayor estima la salud y vida inmortal
dos hermanos profesaban: y así, lleno de del alma, que la sanidad y vida frágil, de
furor y enojo, dio orden de que los ata- nuestro cuerpo mortal y corruptible.
sen en sendas cruces, los levantasen en Oración: Haz, te rogamos, oh Dios t o -
alto y que allí fuesen apedreados hasta dopoderoso, que pues honramos el naci-
que acabasen la vida; todo lo cual no tu- miento a la gloria de tus santos márti-
vo más efecto que los tormentos pasa- res Cosme y Damián, por intercesión de
Jos, y solamente sirvió para demostrarle ellos nos veamos libres de todos los m a -
'que nada puede la fuerza del hombre con- les que nos - amenazan. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

283
San Wenceslao, rey y mártir. — 28 de setiembre
(t 936)

En otra ocasión presentándose


en Alemania al emperador, vio
éste que acompañaban a Wences-
lao dos ángeles hermosísimos,
sirviéndole como de pajes; y l e -
vantándose de su trono, se ade-
lantó para recibirle; sentóle a su
derecha, concedióle entre otras
reliauias el brazo de san Vito, y
el título de rey con las armas im-
periales, y le hizo otras muchas
mercedes. Era tan devoto del
santísimo Sacramento, que por su
mano sembraba, cogía, trillaba el
trigo y hacía las hostias. Todas
estas virtudes eran tósigo que
emponzoñaba más v más el cora-
zón de su madre, y para acabar
con él, hizo que Boleslao ofre-
El santísimo duque de Bohemia y glo- ciese un convite a Wenceslao, después del
rioso mártir de Cristo Wenceslao fué h i - cual se recogió el santo a la iglesia a
jo de Wradislao, príncipe cristianísimo, prepararse para la muerte que Dios le
y de Dragomira, gentil y perversa mujer. había revelado. Por instigación de la ma-
Perdió Wenceslao a su padre siendo n i - dre fué Boleslao a la iglesia con gente
ño, y fué educado por Sudmila su abue- armada, y allí, con su propia mano, m a -
la, que era santa matrona. Así lo había tó a su santo hermano y le hizo mártir
dispuesto el padre al morir, temeroso de de Jesucristo. Dios vengó esta muerte:
que la madre pervirtiese al hijo m a - porque la tierra se tragó a aquella m a -
yor, como pervirtió al menor Boleslao dre inhumana; el impío Boleslao, por so-
de cuya educación se encargó. De suer- brenombre el Cruel, vencido del empera-
te que Wenceslao imitó las santas cos- dor Otón, fué obligado a dar satisfacción
tumbres de su abuela y el hermano m e - al mundo por la muerte de Wenceslao
nor las perversas de su madre. La cual con unajDÚblica penitencia y a volver a
como era tan impía y ambiciosa, contra llamar a los católicos desterrados; y aca-
lo dispuesto en el testamento de su m a - bó miserablemente su vida en la flor de
rido, alzóse con el gobierno del estado la edad: y todos los demás reos de aquel
y comenzó a perseguir la religión. Con crimen tuvieron fin desastroso. En cam-
esto Sudmila y los que bien sentían fue- bio el Señor ilustró con grandes y repe-
ron de parecer que en todo caso se en- tidos nrodigios el sepulcro del santo m á r -
cargase Wenceslao del gobierno, como se tir Wenceslao.
hizo con rabia y despecho increíble de la
madre. Era Wenceslao de lindo y grave Reflexión: No es maravilla que sean
aspecto, virgen toda su vida, templado y tan reciamente castigados de Dios los
devotísimo. Visitando de noche las igle- perseguidores de sus santos: porque quien
sias por nieves y hielos con los pies des- persigue y afrenta a los santos, persigue
calzos, un compañero que le seguía, cal- y afrenta a los amigos de Dios: y el Se-
zado y bien arropado, se helaba; y po- ñor considera como hechos a su Majes-
niendo los pies en las huellas que dejaba tad los agravios que se hacen a sus fide-
Wenceslao, cobró calor. Gobernaba más lísimos siervos. Respetémoslos, pues, y
como padre benigno y santo príncipe que venerémoslos con devoción; pues la hon-
como señor temporal. Para ahorrar la ra eme les hacemos, la hacemos también
sangre de los suyos, entró en singular b a - á Dios.
talla con Radislao que se le había rebe- Oración: Oh Dios, que por la palma del
lado, y al tiempo de acometer, vio Ra- martirio trasladaste al bienaventurado
dislao dos ángeles que daban a Wences- Wenceslao del principado de la tierra a
lao las armas y diciéndole a él «no le la gloria del cielo, guárdanos por sus r u e -
hieras»: y espantado con esto, se apeó y gos de toda adversidad y concédenos go-
le pidió perdón, y Wenceslao le perdonó.. zar de su compañía. Por Jesucristo, núes'
tro Señor. Amén. "V

284
La fiesta de san Miguel, arcángel. — 29 de setiembre

Celebra hoy la santa Iglesia


fiesta particular, no sólo de san
Miguel que es el príncipe de to-
da la milicia celestial, sino t a m -
bién en honra de todos los san-
tos ángeles. Estos soberanos es-
píritus, cuya muchedumbre ex-
cede, como dicen algunos doc-
tores, al número de las estrellas
del cielo y de las gotas del mar
y de los átomos del aire, fueron
criados antes que todas las cria-
turas o con las primeras de to-
das, y son incorruptibles e in-
mortales. Su inteligencia entien-
de sin discurso todas las cosas
que naturalmente se pueden sa-
ber: su voluntad es tan constan-
te que, según dice santo Tomás,
nunca se aparta de lo que una vez escogió; como Dios? porque cuando el príncipe de
su memoria nunca se olvida de lo que los ángeles Lucifer, envanecido con la
una vez aprendió; su poder es grande so- grandeza de sus dones y gracias, se negó
bre toda fuerza de la naturaleza cor- a adorar el mislterio de la humana n a t u - ,
pórea, y su agilidad es tan admirable, raleza tan ensalzada en la persona de
que no hay velocidad en la tierra ni en Cristo, y atrajo a su rebelión a muchos
los cuerpos celestes eme con la suya ángeles, el fidelísimo san Miguel volvió
pueda compararse. Enseña el doctor a n - por la honra de Dios, y de su Unigénito,
gélico que no hay ningún ángel que no y con gran poder arrojó de los cielos a
difiera en especie de todos los demás; los ángeles rebeldes. Entonces fué exal-
y con todo, están distintos en tres jerar- tado san Miguel al trono aue perdió L u -
quías, suprema, media e ínfima, y cada cifer, y recibió el principado de todos los
jerarquía dividida en tres coros, como ejércitos celestiales, y la representación
se saca de las divinas Letras y santos de la divina autoridad en la tierra, y la
doctores. En la suprema jerarquía hay protección de la Iglesia de Cristo a la
t r e s órdenes: Serafines, Querubines y cual defenderá de todos los poderes del
Tronos; en la segunda hay tres coros, Do- mundo y del infierno, hasta el fin de los
minaciones, Virtudes y Potestades; en siglos.
la tercera, Principados, Arcángeles y
Angeles, ¿lámanse todos estos sobera-
nos espíritus con el nombre de ángeles, Reflexión: Entiendan bien todos los ca-
porque como dice san Pablo, son minis- tólicos que esa actual rebelión de los
tros del Señor para bien de los que han hombres que ensoberbecidos por los p r o -
de heredar la bienaventuranza eterna. gresos materiales, apostatan de la fe, no
Todos ellos están vestidos de la estola es otra cosa que una imitación de^la r e -
de la gracia que nunca perdieron, y son beldía de los ángeles malos, que inspira
la familia lucidísima de criados que sir- Lucifer a los pobres hijos de Adán, para
ven a Dios, y de ministros que ejecutan que no logren la dicha de reinar en el
su voluntad soberana en la gobernación cielo con los ángeles buenos, sino que se
del mundo y en la particular providen- condenen y padezcan eternamente con los
cia que tiene de la Iglesia, y también de demonios.
cada uno de los hombres, así fieles y
cristianos, como infieles y pecadores, pues
todos tienen su ángel de guarda. Por es- Oración: ¡San Miguel arcángel! Defién-
tas excelencias de los santos ángeles y denos en la batalla: sé nuestra protección
por los beneficios que de sus manos r e - contra la malicia y las asechanzas del
cibimos, los debemos honrar, y señalada- diablo. Reprímale Dios, suplicamos h u -
mente al gloriosísimo príncipe de ellos, mildemente: y tú, oh príncipe de la m i -
,san Miguel, que es soberano protector de licia celestial, arroja a los infiernos a
' l a Iglesia. Su nombre significa ¿Quién Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan sueltos por el mundo, para
causar la perdición de las almas. Amén.

285
San Jerónimo, presbítero y doctor. — 30 de setiembre
(t 419)
una vida celestial. Visitóle Dios
nuestro Señor con enfermedades,
las que sufrió él con admirable
paciencia, siempre ocupado en
escribir y leer y tratar con Dios.
Desde el pesebre del Señor fué
un sol que alumbró a toda la
Iglesia, Dues con el conocimiento
que tenía de las lenguas latina,
griega, hebrea y caldea, podía co-
mo pocos alcanzar perfecta inte-
ligencia de las sagradas Escritu-
ras, y así a él acudían como a
u n oráculo los doctores y prela-
dos de toda la cristiandad. Con-
sultóle entre otros aquella r e s -
plandeciente lumbrera de la
Iglesia, san Agustín, el cual afir-
ma aue san Jerónimo había leído
todo cuanto hasta entonces se había es-
El austero penitente, doctor máximo de crito. Fué llamado con razón el martillo
la Iglesia • y eruditísimo intérprete de la de los herejes y cismáticos, y columna
sagrada Escritura, san Jerónimo, nació de la Iglesia católica. Tradujo con a d m i -
en Estridón de Dalmacia^Siendo todavía rable fidelidad y gracia del cielo los li-
muy joven fué enviado de su padre a bros del antiguo Testamento del original
Roma para aprender las letras huma- hebreo a la lengua latina: corrigió por
nas, y en aquella ciudad, cabeza del or- encargo de san Dámaso el texto griego
be cristiano, recibió el bautismo. Instru- del Nuevo Testamento, y lo interpretó
yéronle Donato y otros célebres maestros en gran parte; y aunque ocupado en estas
en cuantas ciencias por aquellos tiempos y otras grandes obras y trabajos, llegó
se enseñaban. Ansioso de- sajber y amigo a una edad muy avanzada, que dicen h a -
de libros y del trato de hombres doctos, ber sido de setenta y ocho años. Su ben-
recorrió las Galias y pasó a Constanti- dita alma voló al cielo en tiempo del e m -
napla para ver y oír a san Gregorio Na- perador Honorio, dejándonos ilustre m e -
zianzeno, cte quien confiesa haber apren- moria de santidad y doctrina. Su cuerpo,
dido las letras sagradas, como de otros sepultado en Belén, descansa hoy en Ro-
la filosofía y la elocuencia. Viajó luego ma en Santa María ad Praesepe.
a Palestina para venerar el Pesebre del Reflexión: Este gran santo traía el te-
Señor, en cuya ocasión trató con los doc- mor del día del juicio tan metido en las
tores más eruditos de los hebreos. A y u - entrañas, que él mismo dice de sí estas
dándose de ellos en gran manera para palabras: «Todas las veces que me pongo
entender las santas Escrituras. De Belén a pensar en el día del juicio estoy como
pasó a Siria, donde gastó cuatro años en azogado y tiembla todo mi cuerpo.» Pues
la soledad del desierto, ejercitándose en ¿cómo vivimos tan olvidados de esta ver-
santas meditaciones y austerísima p e - dad revelada por Dios, nosotros, misera-
nitencia; llegando hasta golpearse el p e - bles pecadores? Temamos aquel divino
cho con una piedra, aterrorizado por el tribunal, que es cosa horrenota caer en
sonido de aquella trompeta que como las manos de Dios airado. Démosle mien-
dice el sagrado Evangelio, nos ha de lla- tras vivimos cumplida satisfacción de* to-
m a r a juicio. De aquí le llamó a Antio- das nuestras culpas, y así podremos es-
quía el obispo Paulino para combatir el perar en aquel día una sentencia favo-
cisma, y le ordenó de presbítero, y vol- rable de gloria eterna.
vió después a Roma a donde le llamó el Oración: Oh Dios, que te dignaste pro-
papa san Dámaso para que le ayudase veer a tu Iglesia del santo confesor y doc-
en el gobierno de la Iglesia; mas él, lle- tor máximo san Jerónimo para la expo-
vado del amor a la soledad, muerto el p a - sición de las sagradas Escrituras; concé-
pa, volvió por segunda vez a Belén, y puso denos, te rogamos, que con tu auxilio
eu asiento en un monasterio fundado allí podamos poner por obra lo que él con pa-
por santa Paula, haciendo en aquel retiro labras y ejemplos enseñó. Por Jesucris-\_
to, nuestro Señor. Amén.
286
San Remigio, arzobispo de Reims. — 1 de octubre
(t 533)

San Remigio, esclarecido tau-


maturgo, y apóstol de Francia,
fué hijo de Emilio, señor de Laón,
y de santa Cilinia, cuya memoria
celebra la Iglesia en 21 de octu-
bre. Hizo rápidos progresos en
las letras y virtudes, y para huir
de los peligros del mundo se r e -
tiró al castillo de Laón. A la
edad de veintidós años, por
muerte de Beunado, arzobispo de
Reims, fué elegido por su suce-
sor, dispensándole el papa la fal-
ta de años, que alegaba el santo
mozo para esquivar aquella dig-
nidad. Nota san Gregorio Turo-
nense que fué tan eminente la
santidad de su vida, que era san
Remigio tan venerado en Reims
como san Silvestre en Roma. Ilustróle el primero de este nombre y el que dio
el Señor con el don de milagros: alum- principio a los cristianísimos reyes de
bró ^ ciegos, libró endemoniados, multi- Francia. Finalmente, habiendo san Remi-
plicó el vino, apagó un terrible incendio, gio hecho innumerables bienes a aquel
sanó toda clase de enfermedades y resu- rebaño de Jesucristo y gobernado santísi-
citó algunos muertos. Pero el mayor por- mamente su iglesia setenta y cuatro años,
tento de san Remigio fué la conversión a los noventa y seis de su vida, dio su
del rey y de casi toda la nación francesa. alma al Señor, con gran sentimiento y
Hacía cinco años que reinaba Clodoveo, llanto de todo el reino de Francia, que
el cual era gentil y estaba casado con perdió tan buen padre, maestro y pastor.
Clotilde, y aunque esta santa reina le per-
suadía que dejase sus ídolos, y recono-
ciese por verdadero Dios a Jesucristo, no Reflexión: No cabe duda que la con-
podía salir con su intento. Mas haciendo versión de Clodoveo y los Francos al
Clodoveo la guerra a los alemanes y sue- catolicismo se debe en gran parte a las
vos, y hallándose en la jornada de Tol- oraciones y ejemplos de su santo prelado
biac m u y apretado y en peligro inminente y de la piadosa reina Clotilde. ¡Oh cuánto
de perderse, pidió socorro y favor a J e - pueden las plegarias fervientes y el buen
sucristo, prometiéndole de hacerse cris- ejemplo de un celoso pastor, de una b u e -
tiano si le daba victoria de sus enemigos. na madre, de una esposa cristiana, de u n
En habiendo hecho esta promesa se arrojó amigo caritativo, y en general de todos
con el numeroso ejército de sus contra- los fieles para trocar los corazones! Cuan-
rios, y lo desbarató, dejando a su mismo do, desatados de los lazos del cuerpo, e n -
rey tendido en el campo, y alcanzando de tremos en la posesión de los bienes eter-
ellos la más completa victoria. Volvió nos, veremos sin duda que más conver-
triunfante a su reino para cumplir su pa- siones han obrado la oración y la fragan-
labra, y señalado el día en que había de cia de las virtudes de los siervos de Dios,
recibir el bautismo, adornóse de telas que la predicación de los varones apos-
blancas y ricas colgaduras para esta a u - tólicos, pues aun ésta, por sí sola y desti-
gusta ceremonia la iglesia de san Martín, tuida de aquélla, quedaría en gran parte
que estaba afuera de los muros de Reims. frustrada.
las hachas y las velas, que ardían en gran
número, estaban preparadas con bálsa- *
mos olorosos y suaves perfumes; y el día Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
de la Natividad del Señor, el rey, ador- tente, que la venerable festividad de tu
nado de blancas vestiduras, y tres mil confesor y pontífice el bienaventurado
catecúmenos de su corte y ejército, fue- Remigio, nos aumente la devoción y el
J
ron bautizados por san Remigio, el cual deseo de nuestra eterna salud. Por Jesu-
d i ó a Clodoveo el nombre de Luis, siendo cristo, nuestro Señor. Amén.
287
El santo Ángel de la guarda. — 2 de octubre
frenadas para que nos dejemos
conducir enteramente por Dios.
Ellos se alegran con nues-
tras espirituales ganancias, y se
entristecen con nuestras pérdi-
das: ellos son los que ofrecen
nuestras oraciones y buenas
obras al Señor: ellos los q u e a
la hora de la muerte nos libran
del dragón infernal que nos que-
rría tragar: ellos los que acom-
pañan nuestras almas y las pre-
sentan a Dios, los que las visitan
y consuelan en el purgatorio, o
las reciben en el paraíso. Todo
esto hacen los santos ángeles
custodios; por lo cual debemos
engrandecer la suma bondad de
Dios por haber querido que
aquellos tan excelentes, tan sabios y tan
Son tantas y tan grandes y continuas gloriosos espíritus sean nuestros tutores,
las mercedes y favores que cada uno de ayudadores y defensores, y también he-
nosotros recibe del Ángel particular de mos de reconocer y agradecer los benefi-
su guarda, que es cosa justa y muy de- cios que nos hacen, profesándoles una
bida que le hagamos fiesta particular muy tierna y cordial devoción.
conforme al espíritu de la santa Iglesia.
Porque es verdad católica y muy recibida
entre los sagrados doctores, que todos los
hombres, fuera de Cristo nuestro Reden-
tor, desde el punto que nacen, tienen un
Ángel custodio deputado de Dios para su
guarda y defensa. Y dícese que Cristo no Reflexión: Aunque todas las obras bue-
le tuvo, porque siendo Dios y Señor de nas son del agrado de los santos ángeles,
los ángeles, no tenía necesidad de ángel pero muy particularmente se deleitan en
que le guardase, antes era conveniente la concordia y paz con el prójimo, porque
•que todos los ángeles le sirviesen como ellos se llaman Angeles de paz; en la cas-
lo hacían. Pero nosotros por ser tan ig-
norantes y flacos, y tener tan poderosos tidad sin mancha, porque ellos son espí-
enemigos, hemos menester la ayuda de ritus purísimos y nos quisieran ver cu-
los soberanos espíritus para que nuestras rados de malas concuspicencias, y seme-
almas que son inmortales y compañeras jantes a ellos; y finalmente en la oración
de los mismos ángeles, puedan henchir las
sillas que dejaron vacías aquellos espíri- y devoción, porque tienen el encargo de
tus rebeldes que de ellas cayeron. Mas presentar nuestras súplicas ante el trono
¿qué lengua si no es de ángel podrá e x - de la divina Majestad. Recemos pues to-
plicar dignamente los beneficios que por dos los días por la mañana a nuestro Án-
sus manos recibimos? Ellos son los que
nos preservaron de mil riesgos para que gel custodio la siguiente oración enri-
ya en naciendo recibiésemos el agua del quecida con cien días de indulgencia y
santo bautismo; ellos nos desviaban m u - una plenaria al mes.
chas veces de los tropiezos cuando íba-
mos a caer; ellos ponían en nuestro co-
razón las primeras semillas de virtudes;
ellos nos descubrían el anzuelo que esta-
ba escondido debajo del deleite: ellos ve-
laban cuando dormíamos v estaban siem- Oración: Ángel de Dios, bajo cuya cus-
pre a nuestro lado para nuestra defensa.
Ellos son los que nos ayudan con santas todia me puso el Señor con bondad infi-
inspiraciones, con amonestaciones salu- nita; iluminadme, defendedme, regidme
dables, y también con reprensiones y so- y gobernadme en este día. Amén. ^

288
San Gerardo, abad. — 3 de octubre
(t 959)

El ejemplarísimo abad, san Ge-


rardo, fué hijo de Estando, v a -
rón ilustre de la casa de Haga-
nón, duque de la Austrasia infe-
rior, y de Plectrudis, hermana
de Esteban, obispo de Lieja. Hi-
riéronle seguir sus padres desde
muy joven la carrera de las a r -
mas, propia a la sazón de m a n -
cebos nobles, y le enviaron a la
corte de Berengario conde de
Namur, donde resplandeció así
por la modestia de sus costum-
bres, como por la discreción de
sus palabras y natural elegancia
de su persona. Cobróle tanto
amor el conde, que le llevó a su
casa, y se servía de él para m u -
chas cosas de importancia, y así
le envió a Francia por su embajador p a - dóle el gobierno de todas las abadías que
r a tratar con el príncipe Roberto un n e - tenía en su estado, y el santo las refor-
gocio grave que se le ofrecía. Luego que mó, y tuvo cargo de diez y ocho monas-
llegó a París, dejando allí sus criados, se terios, en los cuales floreció la más per-
fué solo al monasterio de san Dionisio fecta observancia religiosa. Finalmente
para retirarse en él algunos días; y quedó recogido en su pobre monasterio de Bro-
tan edificado de la virtud de los monjes, ñá, y cargado de días y merecimientos,
y tan aficionado al sosiego y felicidad de dio su espíritu al Señor, el cual le ilustró
la vida religiosa, que determinó dar li- con muchos milagros.
belo de repudio a todas las cosas de la
tierra, para recogerse a servir a Dios en Reflexión: Siempre han sido las órde-
aquel monasterio. Trató los negocios a nes religiosas semillero de santos, y la
que iba, y volviendo a dar cuenta de ellos vida ejemplar de sus miembros poderoso
al conde Berengario, suplicóle que le die- aliciente para atraer las almas a la vir-
se licencia para profesar en dicho mo- ,tud. Si no tienes valor, oh cristiano, para
nasterio: y aunque con mucha dificultad despojarte, a imitación de san Gerardo,
y tristeza del conde, obtuvo su beneplá- de las cosas de la tierra (que tarde o
cito. Vistióse pues el hábito de san B e - temprano te ha de arrebatar la muerte),
nito, y desde luego fué espejo de toda tenlo al menos para dejarlas con el afecto,
santidad y virtud. Allí comenzó a estu- poniendo tu principal cuidado en amar y
diar desde las primeras letras como niño, servir a Dios solamente y a todas las de-
y aprovechó tanto en las humanas y des- más cosas sólo en El y por El. Porque
pués en las divinas, que a los nueve años ¿de qué nos aprovechará ganar todo el
de su conversión se ordenó de sacerdote mundo, si perdemos el alma? Esta m á -
con grande gozo de su espíritu, y apro- xima bien ponderada hizo de un Javier
vechamiento de los otros monjes, de los un apóstol: ésta ha poblado el cielo de
cuales era tenido en gran veneración. Fué santos y ésta debe ser la única norma de
el primer abad del célebre monasterio todas nuestras acciones. ¡Dichoso de
de Broñá, a cuya iglesia trasladó con gran quien se guía por ella, pues tiene asegu-
solemnidad muchas reliquias de santos rada su eterna salvación, único negocio
cuerpos. Un día vino al monasterio una para el cual estamos en este mundo, y
mujer ciega y pidió que le diesen del que nos ha de preocupar seriamente.
agua con que el santo diciendo misa se Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
.había lavado los dedos: lavóse con ella recomiende delante de Ti la intercesión
los ojos, y luego cobró la vista. Habiendo del bienaventurado abad Gerardo, para
recibido el marqués Arnulfo, señor de que alcancemos con su patrocinio lo que
Flandes, de mano del santo la Comunión, no podemos conseguir por nuestros m é -
se vio enteramente libre de un mal de ritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
••piedra que le fatigaba mucho, encomen- Amén.

289
San Francisco de Asís, fundador. — 4 de octubre
(t 1226)

hombros la iglesia de San Juan


de Letrán, que se desplomaba; y
habiendo el santo recibido de los
monjes de» san Benito una pe-
queña posesión con una ermita
llamada, de la porción de terre-
no, Santa María de Porciúncula,
residió allí como en su primer
convento, mas creció tanto su
orden que en menos de tres años
se fundaron más de sesenta mo-
nasterios. Túvole santa Clara por
maestro de su espíritu, y por a u -
tor de la Regla de sus religiosas,
llamadas al principio Señoras
pobres. Encendido en deseos del
martirio, partió para Siria con
algunos religiosos y llegado a
Damiata se presentó al Sultán,
El seráfico patriarca san Francisco, uno y le declaró la falsedad de la ley de Ma-
de los más grandes santos que venera la homa, mas asombrado el príncipe infiel
Iglesia, fué natural de Asís, en la provin- de la santidad de Francisco, le honró y le
cia de Umbría, y nació en un establo co- ofreció ricos presentes, rogando que le e n -
mo su divino modelo Jesucristo. Sus p a - comendase a Dios. Habiendo el santo r e -
dres q u e eran mercaderes, llamáronle nunciado al generalato, se retiró al monte
Juan en el bautismo, pero después le die- Albernia, y hacia el fin de la cuaresma
ron el nombre de Francisco por la faci- de san Miguel que hacía todos los años,
lidad con que aprendió la lengua fran- recibió la impresión de las sagradas llagas
cesa, necesaria a la sazón a los negocian- en las manos, pies y costado, y desde allí
tes de Italia. Pasó los años de su moce- en adelante todos le llamaban el Patriarca
dad en el comercio y en las armas: y sa- seráfico. Finalmente después de haber
liendo u n día a pasearse a caballo por las asombrado al mundo, con sus virtudes,
cercanías de Asís, halló un pobre lepro- austeridades y prodigios de todo género,
so que le llenó de asco y horror, mas quiso morir en suma pobreza y desnudez
para vencerse a sí mismo, se apeó, abrazó como Jesús; mas tomando por obediencia
y besó a aquel pobrecito y le dio todo el su túnica vieja, tendido en el suelo, y
dinero que llevaba. Deshaciéndose un día puestos los brazos en cruz entregó su
en lágrimas de sus culpas, se le a p a r e - alma al Creador a la edad de cuarenta y
ció Jesucristo crucificado como cuando cinco años.
estaba próximo a expirar; por lo que
propuso desde aquel momento en su co- Reflexión: Movidas de los sermones y
razón imitar en su vida la pobreza y los de los ejemplos de san Francisco y de
trabajos de su adorable Redentor. Mu- santa Clara, innumerables personas ca-
chas veces trocó sus vestidos por los a n - sadas de uno y otro sexo deseaban reti-
drajos de los pobres: y siendo de edad rarse a los claustros: pero nuestro santo
de veinticinco años, oyendo en la iglesia les enseñó como en todos los estados se
el Evangelio en que Jesucristo dijo a sus podían santificar, y les señaló cierta for-
discípulos: «No queráis tener oro, ni pla- ma de vida medida con su condición, y
ta, ni dinero, ni en vuestros viajes lle- ésta fué la Tercera orden; la cual florece
véis alforja, dos túnicas, ni calzado, ni hoy en el mundo con grande honra de
báculo» (Matth. X ) , de repente se sintió Dios y de la santa Iglesia.
tocado de Dios para tomar aquellas pala- Oración: ¡Oh Dios! que por los m é r i -
bras por regla de su vida, y constitución tos de san Francisco fecundaste a tu Igle-
de la orden que fundó con sus doce com- sia con una nueva familia; danos gracia
pañeros, llamados los penitentes de Asís. para que a su imitación despreciemos las
Aprobó Inocencio III su instituto, después cosas de la tierra y nos gocemos siempre
de haber visto en un sueño misterioso en la participación de los dones celestia-
cómo san Francisco sostenía sobre sus les. Por Jesucristo, nuestro Señor. AménV

290
San Plácido y sus compañeros, mártires. — 5 de octubre
(f 541)
San Plácido, hijo de Tértulo,
ser^dor romano, fué desde la
edad de siete años encomendado
a la disciplina del gran patriarca
san Benito, venerado a la sazón
en toda Italia por la excelencia
de su santidad. Llevóle pues su
padre al santo para que por sí
mismo le educase en el monas-
terio de Subiaco; donde se aven-
tajó tanto Plácido en letras y
virtudes, que era por ellas a d -
mirado de todos. Refiere san
Gregorio que enviándole un día
san Benito a sacar agua de cierta
laguna que estaba no lejos del
monasterio, cayó en ella y fué
arrastrado por las olas hasta un
tiro de piedra adentro del lago;
mas teniendo su santo maestro revela- conseguir la eterna felicidad, porque h a -
ción del triste suceso, llamó a otro dis- biendo el famoso pirata Manuca hecho
cípulo suyo llamado Mauro y le mandó un desembarco en Sicilia, y entrado en
que prontamente acudiese a socorrer a el monasterio, prendió a Plácido con t o -
Plácido. Llegó Mauro a la laguna, y sin dos sus monjes, y también a Eutiquio,
pensar siquiera en el peligro en que se Victorino y Flavia, mandándoles adorar
ponía, se entró en ella, caminando sobre sus falsos dioses; mas como en lugar de
las aguas sin hundirse, y tomando a P l á - esto confesasen con grande fervor a J e -
cido por los cabellos le sacó a la orilla sucristo, todas aquellas inocentes vícti-
sano y salvo. Era este santo mancebo mas, en número de treinta y tres, fueron
compañero más predilecto del santo abad, sacrificadas. Pero el Señor castigó a a q u e -
tanto, que cuando san Benito hizo bro- llos bárbaros, porque haciéndose a la
tar de su peñasco una copiosa fuente vela y estando todavía delante del puerto
para abastecer de agua al monasterio, de Mesina se levantó una brava tormenta
quiso que Plácido fuese testigo de aquel en que todos perecieron.
prodigio; y cuando fué a echar por tierra Reflexión: ¡Por qué caminos tan e x -
los ídolos que se adoraban en el Monte traños llevó el Señor a estos santos a
Casino, y a fundar en él la casa que h a - tan gloriosa victoria! ¡Verdaderamente
bía de ser como la cabeza de su orden, son ocultos los designios de Dios e ines-
también llevó a Plácido por su compa- crutables sus juicios! Es indudable que
ñero. Habiendo Tértulo su padre hecho sobre cada uno de nosotros tiene el To-
donación a san Benito de muchas y gran- dopoderoso trazados sus planes, distintos
des posesiones que tenía en Sicilia, man- sí, pero todos ellos encaminados a nues-
dó el santo patriarca allá a su amado tro mayor bien espiritual; y la ejecución
discípulo Plácido para que fundase un de ellos depende en grande parte de nues-
monasterio, dándole por compañero a tra cooperación a las divinas inspiracio-
Donato y Gordiano, dos santos monjes de nes. Quien resiste a los toques de la gra-
la casa de Monte Casino. Fabricó Pláci- cia, muy cerca está de perderse. Dejémo-
do el nuevo monasterio no lejos del puerto nos, pues, conducir por su amorosa P r o -
de Mesina, cuya iglesia dedicó a san Juan videncia, y estemos seguros de que las
Bautista. Treinta caballeros jóvenes, ma- que el mundo llama desgracias no son
ravillados de sus virtudes y prodigios, sino medios de que Dios se vale para acri-
abrazaron la vida monástica, y en breve solar las almas y llevarlas al cielo.
tiempo fué aquella religiosa colonia vivo Oración: ¡Oh Dios! que nos concedes
retrato de Monte Casino. Dos hermanos la gracia de celebrar el nacimiento para
suyos, Eutiquio y Victorino, con su her- el cielo de tus santos mártires Plácido y
mana Flavia fueron a visitarle, y cuando sus compañeros; otórganos la dicha de
estaban resueltos a renunciar a todos los gozar en su compañía de la eterna bien-
/bienes de la tierra para ganar los del aventuranza. Por Jesucristo, nuestro Se-
cielo, el Señor les abrevió el camino para ñor. Amén.

291
San Bruno, fundador. — 6 de octubre
(t noi)
denado.» Moviéronse muchos a
hacer penitencia de sus pecados
con este terrible juicio, y uno de
ellos fué san Bruno, el cual to-
cado de la mano de Dios, deter-
minó morir en vida para no mo-
rir eternamente, y con seis de
sus amigos se partió a Grenoble
en el Delfinado, donde el santo
obispo Hugo les cedió el asperí-
simo desierto llamado la Cartuja.
Allí fundaron su sagrada orden,
viviendo más como ángeles que
como hombres; y muchas veces
el mismo san Hugo iba a morar
entre ellos con grande humildad
y gozo de su espíritu. Habiendo
sucedido en el pontificado Urba-
no II, que había sido discípulo de
San Bruno, fundador de la Cartuja, fué Bruno, le llamó a Roma para aprovechar-
alemán de nación, hijo de nobles padres, se de sus consejos: mas al partirse el pon-
y nació en la ciudad de Colonia. Enviá- tífice para Francia, el santo le suplicó
ronle a la universidad de París, donde se que le diese licencia para retirarse a un
dio a la filosofía y a la sagrada teología, desierto de Calabria tan áspero como el
en que se aventajó tanto a sus otros com- de la Cartuja: y en aquel yermo llamado
pañeros que vino a ser maestro excelente, Torre, en el territorio de Esquilache, pa-
varón docto y de fama.y canónigo de la só el resto de su vida con muchos otros
ciudad de Reims. Sucedió en este tiempo solitarios que se llegaron a él deseosos
en París una cosa notable y espantosa, de imitar su admirable perfección. Final-
que refieren muchos autores, entre los mente habiendo enriquecido la santa Igle-
cuales el que escribió la vida de nuestro sia con la nueva y celestial familia de los
santo en el año 1150, es decir, cuarenta y gloriosos hijos de la Cartuja, tan célebre
nueve años después de su muerte. Entre por la multitud de santos y eminentes
los otros insignes doctores de aquella prelados que de ella han salido, cubierto
universidad había uno muy amigo de de cilicio, y con un crucifijo arrimado a
Bruno, de grande opinión de virtud y le- los labios, a la edad de cincuenta años
tras: murió éste, y estando en la iglesia no cumplidos entregó su espíritu en las
haciéndole las exequias acostumbradas, manos del Creador.
al tiempo que uno de los clérigos can- Beflección: ¿Quién no ve en la vida de
taba aquella lección de Job que dice: este santísimo confesor los caminos ma-
Responde mihi: quantas habeo iniquita- ravillosos que el Señor toma para llevar
tes? que quiere decir: «Respóndeme, almas al cielo? Condenóse por justo jui-
¿cuántas son mis maldades?» el cuerpo cio de Dios el letrado soberbio y vano y
del difunto que estaba en medio de la publicó su condenación de un modo tan
iglesia, levantó la cabeza y con una voz espantoso que movidos con tal ejemplo
espantosa dijo: «Por justo juicio de Dios muchos se salvasen; y este santo fundase
soy acusado», y acabando de decir estas una orden de solitarios y penitentes, que
palabras reclinó su cabeza en las andas jamás ha descaecido de su primer espíri-
como antes. Asombráronse los circuns- tu, y ha sido de grande ejemplo, en la
tantes, y determinaron no enterrarle has- Iglesia de Dios.
ta el día siguiente para ver lo que su- Oración: Suplicárnoste, Señor, que sea-
cedía: y el día siguiente tornó a hablar mos ayudados con la intercesión de tu
el difunto y dijo: «Por justo juicio de glorioso confesor san Bruno; para que
Dios soy juzgado»; y como fuese grande los que con nuestras culpas hemos ofen-
la turbación de todos los presentes, acor- dido gravemente a tu divina Majestad,
daron dejarle hasta el tercer día, en alcancemos por sus méritos y oraciones
que con voz más espantosa y tremenda la remisión de nuestros pecados. Por Je-\
clamó: «Por justo juicio de Dios soy con- sucristo, nuestro Señor. Amén.

292
San Marcos, papa y confesor. 7 de octubre
(f 340)

Fué el venerable pontífice san


Marcos natural de Roma, e hijo
de Prisco, patricio romano: y co-
mo resplandeciese con la luz de
su doctrina y ejemplos en la
Iglesia del Señor, y en aquellos
tiempos de persecuciones y m a r -
tirios, se mostrase digno siervo
de Cristo, y sacerdote celoso de
su rebaña, habiendo fallecido el
papa san Silvestre, de tan glo-
riosa memoria, todos pusieron los
ojos en san Marcos, y le eligie-
ron en su lugar para ocupar la
silla de san Pedro. Gobernó este
santo pontífice la Iglesia de J e -
sucristo en la paz de que gozó
con el favor del emperador Cons-
tantino, y aunque vivió poco
tiempo, hizo muchas cosas de grande uti- en la misma iglesia que en la vía Ardea-
lidad y edificación para toda la cristian- tina él había edificado.
dad, y señaladamente para Roma, resis- *
tiendo con invencible entereza a los he-
rejes arríanos que se iban multiplicando, Reflexión: Difícilmente se hallará otro
y decía que podían causar mayor estrago santo, que en tan breve espacio de vida
en la Iglesia que las persecuciones san- haya llevado a cabo tantas obras del di-
grientas de los tiranos. En la única orde- vino servicio como san Marcos. ¡Tanto
nación que hizo, consagró veintisiete obis- puede el celo ardiente de la gloria de
pos, y veinticinco sacerdotes, que dilata- Dios y salvación de las almas! Todos los
ron mucho por diversas regiones de la cristianos, no ya sólo los religiosos y sa-
tierra el reino de Dios, y ganaron a Cris- cerdote, somos coperadores de Cristo en
to innumerables almas; edificó dos n u e - la grande obra de la regeneración del
vas basílicas, una en la vía Ardeatina a mundo. Debe, por lo tanto, cada cual, se-
tres millas de Roma, y otra (que lleva su gún sus fuerzas y talentos, emplearse en
nombre) dentro de la misma ciudad y ayudar a sus hermanos a conseguir su
cerca del Capitolio; y las dotó de muchas eterna salvación. El oficio de apóstol es
posesiones y las adornó con vasos de oro más fácil de lo que comúnmente se cree:
y plata. Concedió al obispo de Ostia la un buen ejemplo, un consejo dado con
honra de usar de palio, por el antiguo oportunidad, a veces una sola palabra,
privilegio que tiene de consagrar al sumo son bastantes para evitar pecados y hacer
pontífice, y ordenó todas las cosas que abrazar la virtud aun a personas que es-
eran menester así para el decoro del di- taban muy lejos de ella. ¡Cuántos segla-
vino servicio, como para librar a los fie- res se verán en el cíelo rodeados de in-
les del contagio de los herejes, y conser- numerables almas que ayudaron a salvar
var la fe católica tan pura e inmaculada con sus ejemplos y exhortaciones! Y ¡có-
como la habían enseñado los santos após- mo nos sufrirá a nosotros el corazón ver
toles y los romanos pontífices que le h a - que tantos se condenen, a cuya salvación
bían precedido. Finalmente después de podríamos tan fácilmente cooperar!
haber gobernado santísimamente l a l g l e -
sia de Dios por espacio de dos años y
ocho meses, como vivo retrato de humil- Oración: Dígnate, Señor, escuchar
dad, sobriedad, caridad y celo apostólico nuestras preces, y aplacado por la inter-
de su antecesor san Silvestre, a los 7 de cesión de tu bienaventurado confesor y
octubre pasó de esta vida para ser com- pontífice Marcos, concédenos el perdón
pañero de su gloria y eterna recompensa. de nuestras culpas y la santa tranquilidad
/
,Su sagrado cuerpo fué sepultado honorí- de nuestras conciencias. Por Jesucristo
ficamente en el cementerio de Balbina y nuestro Señor. Amén.

293
Santa Brígida, viuda. - 83 de octubre
(t 1373)

él una peregrinación a Santiago


de Galicia: y de vueltas a Sue-
cia, Wolfango tomó el hábito en
el monasterio de Albastro de la
Orden del Císter, donde murió
santamente. Entonces la santa
vistióse un traje de penitencia,
repartió sus bienes a los pobres
y tomó por único Esposo a J e -
sucristo, el cual desde aquel día
la regaló con frecuentes aparicio-
nes y celestiales comunicaciones.
Fundó en Wastein un monasterio
de religiosas, a quienes dio unas
constituciones llenas de espíritu
de Dios; y retiróse allí por.espa-
cio cíe dos años, después de los
cuales pasó con su hija a Roma
para visitar los sepulcros de los
lia gloriosa santa Brígida, tan celebra- santos apóstoles y luego a Palestina para
da por sus revelaciones, fué hija de Bir- venerar los sagrados Lugares de Jerusa-
gerio, príncipe de la sangre real de Sue- ,lén. Finalmente volviendo a Roma la san-
cia, y de Sigrida princesa de casa no m e - ta, supo por divina revelación el día y
nos ilustre. Siendo niña de siete años, h a - hora de su muerte, y a la edad de seten-
blaba ya altamente de las cosas de Dios ta y un años, colmada de méritos entre-
y practicaba las más heroicas virtudes. gó su espíritu al Señor en los brazos de
Estando un día recogida en un aposento, su hija santa Catalina. A j o s muchos m i -
se le apareció la Virgen cercada de ce- lagros que hizo en su vida se siguió la
lestiales resplandores, con una corona de multitud que Dios obró por ella después
inestimable precio en la mano, que reci- de muerta. San Antonio cuenta entre
bió la santa niña con indecible consuelo otras maravillas diez muertos resucitados.
de su alma; y duróle el gozo de este Reflexión: Tenemos un volumen entero
soberano favor todo el tiempo de su vi- de las revelaciones de santa Brígida r e -
da. A la edad de diez años vio al Reden- partidos en ocho libros, las cuales fue-
tor divino del mismo modo que estuvo ron aprobadas por los padres del conci-
en la cruz, cubierto todo de llagas y san- lio de Basilea, después de haberlas exa-
gre: y quedó tan impresa en su alma minado, de orden del mismo concilio, el
aquella dolorosa imagen, que de allí en sabio Juan de Torquemada, quien declaró
adelante no podía pensar en la pasión de no haber hallado en dichas revelaciones
Cristo sin lágrimas de gran sentimiento. cosa contraria a la sagrada Escritura, a
Levantábase varias veces de noche para la regla de las buenas costumbres, ni a
orar, y usaba de extrañas invenciones p a - la doctrina de los santos padres. Seamos
ra mortificarse, y como en cierta oca- a imitación de esta santa tiernamente de-
sión la reprendiese por ellos su tía, la votos de la pasión y muerte de Jesucris-,
respondió: «No temáis, amada tía, porque to: porque si consideramos los tormen-
mi divino Salvador que se me apareció tos del cuerpo y los dolores del espíritu
en la cruz, me enseña lo que he de hacer que padeció, y como por nuestro amor los
para amarle.» Cuando cumplió los trece padeció, nos encenderemos en grande
años, el príncipe su padre la casó con amor de nuestro Redentor divino, y su
un caballero joven llamado Wolfango, santísima cruz será nuestro refugio, nues-
príncipe de Nericia, y concedióla el Se- tra esperanza y nuestra gloria.
ñor cuatro hijos y cuatro hijas, cuya sin-
gular virtud fué el fruto de los ejemplos Oración: Dios y Señor nuestro, que por
de tan santa madre. Persuadió después a medio de tu unigénito Hijo revelaste a
su marido que sé retirase de la corte, que la bienaventurada Brígida muchos secre-
comulgase todos los viernes, que susten- tos celestiales; concede por su interce-
tase a muchos pobres como si fueran sus sión a tus siervos el gozo beatífico en la
hijos y les fundase un hospital. Hizo con perpetua revelación de tu gloria. Por Je-\_
sucristo, nuestro Señor. Amén.
294
San Dionisio y sus compañeros, mártires. 9 de octubre
(t 96)
El divino teólogo san Dionisio ^^IfeUjJk— -=. — = ^ }

Areopagita, fué natural de Ate- ^ ''' '""" Zl_?~


nas, ciudad principalísima de
Grecia, y nació de padres ilus- ^-ggSjfn
tres, ocho o nueve años después
del nacimiento del Salvador. Es-
tudió la filosofía y astronomía
en aquella célebre universidad
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de Atenas a donde concurrían de
todas partes los mayores inge-
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nios, y para perfeccionarse en las i» n n n j¡p¡¡yf|j
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matemáticas hizo un viaje a He-
liópolis de Egipto. Allí observó
el milagroso eclipse de sol que
sucedió en la muerte de Cristo,
puntualmente en el plenilunio, y
espantado exclamó: «O el Autor
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de la naturaleza padece, o la má-
quina de este mundo perece.»
Vuelto a Atenas resplandeció por su sa- sima Trinidad, y otro a la Virgen santí-
biduría, y fué levantado a la dignidad de sima. Finalmente el prefecto Fescenio Si-
uno de los primeros jueces del Areópa- sinio lo hizo prender con sus compañeros,
go, que era el más respetable tribunal y los mandó azotar y atormentar con va-
de toda la Grecia. En esta sazón entró en rios suplicios, de los cuales habiendo sa-
Atenas san Pablo, el cual habiendo p r e - lido ilesos, los entregó a los verdugos pa-
dicado a Jesucristo fué delatado a aquel ra que fuera de la ciudad, les degollasen.
tribunal. Estando pues el apóstol en el Ejecutóse la sentencia en el monte que
Areópago, rodeado por todas partes de hoy se llama Monte de los mártires; y es
filósofos, habló altísimamente de la Ma- tradición que el cuerpo de san Dionisio
jestad de Dios, y del juicio universal, y se levantó en pie y tomó su propia ca-
entre los que se convirtieron, uno fué beza en las manos como si fuera triun-
Dionisio Areopagita y Dámaris su m u - fando y llevara en ella la corona, trofeo
jer, lo cual produjo grande asombro en de victoria, y que.así anduvo dos millas,
toda la ciuc'ad y dio ocasión a que otros hasta que entregó tan preciosa reliquia a
muchos abrazasen la fe de Jesucristo. Hí- una santa mujer llamada Cátula, la cual
zose Dionisio discípulo de san Pablo y dio honorífica sepultura a los cuerpos de
de él aprendió la divina teología que des- todos aquellos santos.
pués comunicó en sus libros a toda la
Iglesiai Tuvo tan grande veneración a la Reflexión: Muchos oyeron predicar a
Virgen, desde que la vio, que solía decir san Pablo en Atenas, pero muy pocos se
que a no saber por la fe que era huma- convirtieron con su predicación. Otro tan-
na criatura, la tuviera por una divini- to sucede en nuestros días. Llénanse los
dad; y en el libro de los lumbres divinos templos de gente que escucha la divina
dice que presenció su dichoso tránsito. palabra, pero el número de los que la
Ordenóle san Pablo de obispo de la Igle- practican es reducidísimo. ¿Y esto por
sia de Atenas y dejando al cabo de algu- qué? Porque se acude a los sermones más
nos años aquella cristiandad tan flore- con espíritu de crítica, o por mera ruti-
ciente como la de Jerusalén, pasó a Efeso na, que con verdadero deseo de aprove-
a hablar con san Juan Evangelista recién charse.
venido del destierro de Patmos, y por su Oración: ¡Oh Dios! que en este día
consejo fué a Roma, donde el vicario de fortaleciste con la virtud de la constan-
Cristo eme era san Clemente le envió a cia a tu mártir y pontífice el bienaven-
las Galias a predicar el Evangelio, junta- turado Dionisio, y le diste por compañe-
mente con Rústico, sacerdote, Eleuterio, ros a Rústico y Eleuterio para evangeli-
diácono. Eugenio y otros comnañeros. zar a los gentiles, rogárnoste nos conce-
Alumbró primero con la luz de Cristo las das que a su imitación despreciemos por
gentes de Arles, y de allí se dirigió a tu amor las prosperidades del mundo y
J
/París, donde hizo copioso fruto y es t r a - no temamos ninguna de sus adversidades.
dición, que dedicó un templo a la santí- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

295
San Francisco de Borja 10 de octubre
(t 1572)
ciencia con san Ignacio de Lo-
yola que estaba en Roma. Ha-
biendo muerto su esposa, con li-
cencia del emperador renunció
sus Estados, títulos y empleos y
entró en la Compañía de Jesús.
Celebró su primera misa en la
casa de Loyola, por su devoción
a san Ignacio. Traía sus espaldas
hechas una llaga por el rigor de
sus disciplinas, su oración era u n
éxtasis continuado, deseaba ser
despreciado de todos, y se firma-
ba en sus cartas: Francisco el
pecador. Es increíble el fruto de
conversiones que hizo así en las
cortes como en los pueblos.
Muerto Carlos V pronunció el
santo su oración fúnebre, y cuan-
El humildísimo san Francisco de Borja, do fué elegido general de la Compañía, ex-
tercer prepósito general de la Compañía tendió maravillosamente su celo por toda
de Jesús, nació en Gandía y fué hijo de Europa y por el nuevo mundo. En el con-
don Juan de Borja, tercer duque de Gan- clave de los cardenales pensóse en ha-
día, y de doña Juana de 'Aragón, nieta cerle papa, si no lo estorbara la noticia
del rey don Fernando el Católico. A los que tuvieron de una recia enfermedad
diez años de su edad perdió a su madre, que le asaltó, y el tesón con que por siete
y el inocente niño en lugar de llorar, veces se resistió a admitir el capelo car-
ofrecía en sufragio sangrientas discipli- denalicio. Finalmente después de haber
nas que descargaba sobre su tierno cuer- visitado a la Virgen de Loreto, enten-
pecito. Crióse en el palacio de su tío, el diendo que se llegaba el día de su m u e r -
arzobispo de Zaragoza y en la corte del te, pidió perdón a todos los que le rodea-
emperador Carlos V; y la emperatriz d o - ban, y después de un éxtasis maravillo-
ña Isabel quiso que se casase con doña so, dio tranquilamente el alma al Creador
Leonor de Castro, su dama, reputada por a los sesenta y dos años de su edad.
la primera hermosura de palacio. Fué es- Reflexión: He aquí uno de los mayores
ta boda muy aplaudida del emperador, ejemplos de desengaños del mundo obra-
el cual hizo a Francisco marqués de Lom- dos por la muerte. La vista de una h e r -
bay, y privado suya tan familiar, que es- mosura desfigurada hizo de uno de los
tudiaba con él las matemáticas. Acompa- más ilustres grandes de España uno de
ñó Francisco al emperador en la expedi- los más esclarecidos santos de la Iglesia.
ción de África y a la que intentó sobre Mirémonos en este espejo, y aprendamos
las costas de la Provenza, señalándose a apreciar en su justo valor las cosas de
tanto por la prudencia en el consejo co- la tierra. Corftinuamente está llamando
mo por el valor en la campaña. La muer- la muerte a nuestras puertas: no perdo-
te de la emperatriz confirmó el disgusto na a pobres ni a ricos, a príncipes ni a
que tenía ya el santo de las cosas del mendigos, a jóvenes robustos ni a d e -
mundo: mandóle el emperador que con- crépitos ancianos; cada día falta de nues-
dujese el cadáver a Granada, y al descu- tro lado alguna persona amada o cono-
brirle para hacer la entrega, le halló tan cida. Procuremos, pues, vivir de manera
horrorosamente desfigurado, que no se que no nos halle desprevenidos.
reconocía en él un solo rasgo de lo que Oración: ¡Señor nuestro Jesucristo!
había sido, y propuso en su corazón no ejemplar y premio de la verdadera h u -
servir más a señor que se le pudiese mo- mildad, rogárnoste que así como hiciste
rir. Nombróle después el emperador v i - al bienaventurado Francisco glorioso imi-
rrey de Cataluña, y luego que el santo tador tuyo en el desprecio de las honras
tomó posesión de aquel gobierno, m u - de la tierra, así también nos concedas
dó de semblante toda la provincia. Vi- que le imitemos y le acompañemos en tu
vía en su palacio como religioso y .con- gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
sultaba por cartas las cosas de su con- Amén. *>

296
San Nicasio y compañeros, mártires. — 11 de octubre
(t siglo V)

Algunos varones apostólicos


griegos, discípulos de san Poli-
carpo habían predicado la fe en
Lyon de Francia, y formado allí
una cristiandad numerosa. De
ella salieron otros celosos minis-
tros de Cristo que llevaron la luz
del Evangelio a diversas partes
de las Galias, como san Alejan-
dro y san Epipodio martirizados
en Lyon, san Benigno, sacerdote
y san Tirso, diácono, que lo fue-
ron en Autún; y de aquella mis-
ma iglesia fué hijo el glorioso
san Nicasio, cuyo nombre vale lo
mismo que vencedor: y vence-
dor fué con toda verdad, porque
triunfó de sí mismo, de los idó-
latras y de los bárbaros. Tomó
por compañeros al presbítero Quirino, y dos cuerpos de todos estos mártires fue-
al diácono Escubículo, y con ellos reco- ron sepultados en la iglesia de san Agrí-
rrió las poblaciones de Conflans, de A n - cola, y el Señor los ilustró con numero-
dresy, de Triel y de Vaux. En esta ú l - sos milagros, y los libró de los saqueos y
tima hay una fuente que lleva el nombre estragos de los bárbaros del Norte para
del santo, donde se dice que bautizó a que se perpetuase su gloriosa memoria.
más de trescientas personas. Neulant,
Nantes y Monceaux se glorían también de *
haber recibido la fe de Cristo de mano de Reflexión: Cuando hay verdadero amor
San Nicasio. No se sabe si fué obispo, p e - de Dios se sufren, no sólo con paciencia,
ro consta que trabajó con celo, de verda- mas también con alegría, los mayores tra-
dero pastor de las almas señaladamente bajos y persecuciones, y hasta la misma
cuando los bárbaros septentrionales h a - muerte. El amor de Dios hizo tan esfor-
cían sus incursiones y llenaban de sangre zados a los mártires, y la falta de él hace
y de ruinas los lugares por donde pasa- tan pusilánimes a muchos hombres m u n -
ban. Para alentar a los fieles andaba el danos. ¿Qué harían a la vista de los su-
santo de casa en casa, exhortándolos a plicios, los que ante el temor de una des-
armarse con el escudo de la fe, y con honra aparente, de una burla necia o del
aquella fortaleza de ánimo que es el fru- peligro de perder un miserable interés
to de la buena conciencia y de la per- temporal, se olvidan tan fácilmente de
fecta confianza en Dios; y a trueque de sus deberes de cristianos? Y todo esto
salvar las almas, no dudó en exponer mil nace del amor desordenado a las como-
veces su vida, a peligro de caer en m a - didades, honras o deleites; es decir, de
nos de aquellos bárbaros, que auxiliados que se antepone la vil criatura al Crea-
por los idólatras, lo pasaban todo a san- dor, olvidándose el hombre de que cuan-
gre y fuego, y despedazaban con inhuma- to es y cuanto tiene lo ha recibido d e la
na crueldad hasta las mujeres y los n i - generosa mano de Dios, con el único fin
ños. Andando pues el santo varón en es- de que lo ordene todo a su mayor servi-
tas obras de caridad y celo, fué preso cio y alabanza, y a alcanzar por este m e -
por ellos, y después de haberlo azotada dio la posesión de las riquezas del cielo.
desapiadadamente, le cortaron la cabeza.
Con el mismo suplicio alcanzaron la pal-
ma de los mártires los dos compañeros Oración: ¡Oh Dios! que nos concedes la
del santo, Quirino y Escubículo, y una merced de celebrar el nacimiento para
dama muy principal llamada Piencia que el cielo de tus santos mártires Nicasio- y
san Nicasio había convertido y bautiza- sus compañeros, danos también la gracia
do, y que desde aquel día se había con- de gozar en su compañía de la eterna
J
s a g r a d o enteramente al servicio de Dios bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro
y de los pobres de Jesucristo. Los sagra- Señor. Amén.

297
La aparición de la Virgen del Pifar en Zaragoza. — 12 de octubre
Estando una vez en aquel sitio,
a la hora de media noche oyó
unas voces de ángeles que canta-^
ban: Ave María, llena de gracia,
y postrándose de rodillas, vio a
la Virgen, Madre de Cristo, en-
tre dos coros de millares de án-
geles sentada sobre un pilar de
mármol, la cual mirándole amo-
rosamente, le dijo: He aquí, San-
tiago, hijo, el lugar donde has de
edificar un templo en mi memo-
ria: mira bien este pilar en que
estoy asentada, el cual mi Hijo
y maestro tuyo le trajo de lo alto
por manos de ángeles: al rededor
de él harás el altar de la capilla.
En este lugar obrará la virtud
del Altísimo portentos y maravi-
La admirable aparición de la sacratí- llas por mi intercesión con aquellos que
sima Virgen nuestra Señora en el Pilar en sus necesidades imploren mi patroci-
de Zaragoza, se refiere en un documento nio, y este pilar permanecerá en este si-
antiquísimo del archivo de la santa basí- tio hasta el fin del mundo, y nunca fal-
lica del Pilar, por estas palabras: «Des- tarán en esta ciudad verdaderos cristia-
pués de la pasión y resurrección del Sal- nos. Alegre el santo con tan maravillosa
vador y de su ascensión a los cielos, la visión, edificó un templo en aquel lu-
piadosísima Virgen quedó encomendada gar, con la ayuda de los ocho varones
al apóstol y virgen san Juan Evangelista: convertidos, y para el servicio de aque-
y de ella recibieron los apóstoles la licen- lla iglesia ordenó de presbítero a uno de
cia y bendición para ir a predicar el ellos, y habiéndola consagrado le dio el
E\»angelio a las regiones del mundo que título de Santa María del Pilar. Es la
a cada uno habían tocado. El bienaven- primera iglesia del mundo dedicada^ a
turado apóstol Santiago el Mayor, her- honra de la Virgen por manos de los após-
mano de Juan e hijo del Zebedeo, por r e - toles.»
velación del Espíritu Santo recibió m a n -
damiento de Cristo de venir a las p r o - Reflexión: Las cita-das palabras del r e -
vincias de España, y habiendo besado las ferido códice, cuya verdad ha venido a
manos de la Virgen y pedídole su bendi- confirmar la experiencia, pues nunca han
ción, ella le dijo: Ve, hijo, cumple el faltado en Zaragoza verdaderos adorado-
mandamiento de tu Maestro, y por él te res, aun en tiempos los más borrascosos,
ruego que en aquella ciudad de España son el monumento más sólido y fidedigno
en que mayor número de hombres con- d e tan piadosa tradición. Añádanse los
viertas a la fe edifiques una iglesia a mi repetidos portentos obrados por la san-
memoria, como yo te lo mostraré. Salien- tísima Virgen, y la autoridad de la San-
do pues de Jerusalén el bienaventurado ta Sede, que ha decretado en su favor
Santiago vino a España, y pasando por una festividad particular, y hemos de con-
Asturias llegó a la ciudad de Oviedo don- fesar que aquel pilar bendito santifica-
d e convirtió uno a la fe. Entrando por do por las plantas virginales, es la joya
Galicia predicó en la ciudad de Padrón; más rica de la nación española.
de allí volviendo a Castilla llamada Es- #
paña la Mayor, vino últimamente a E s -
paña la Menor que se llama Aragón, en Oración: ¡Oh Dios y Señor! Concéde-
aquella región que se dice Celtiberia, en nos, te rogamos, que nosotros tus siervos
donde está situada Zaragoza, a orillas del nos alegremos con la perpetua sanidad de
Ebro. En esta ciudad habiendo predicado cuerpo y alma, y que por la gloriosa in-
muchos días, convirtió a Jesucristo ocho tercesión de la bienaventurada siempre
varones, con los cuales trataba de día del virgen María, seamos libres de la tris-
reino de Dios y por la noche salía a la teza presente, y lleguemos a gozar del
ribera del río para tomar algún descanso eterno júbilo. Por Jesucristo, nuestro Se \
y orar, sin ser molestados por los gentiles. ñor. Amén.

398
San Walfrido, obispo y confesor. 12 de octubre
(t 709)
El admirable obispo de York,
san Walfrido, nació de padres
ilustres en Northumberland, y
habiendo perdido a la edad de
doce años a su virtuosa madre,
envióle su padre a la corte para
que se criase en ella sirviendo
a la reina Eanfleda mujer del
rey Osuvi. Prendada la católica
princesa de las raras dotes y gra-
cias naturales de Walfrido, le
distinguió mucho entre sus pa-
jes; pero como el santo mance-
bo le manifestase que Dios le
llamaba para su servicio, ella le
recomendó a uno de los princi-
pales cortesanos del rey, que r e -
tirándose también de la corte iba
a tomar el hábito de monje en el
monasterio de Lindisfarne. Siguióle Wal- durado por espacio de tres años, y bau-
frido, y estuvo algunos años allí, ocupado tizando y alcanzando la libertad a m u -
en ejercicios de virtud y en el estudio chos esclavos. Finalmente lleno de días
de las letras. Pero deseoso de instruirse y virtudes descansó ¡en el Señor y su cuer-
con todo esmero en la disciplina ecle- po fué honoríficamente llevado al m o -
siástica, con licencia del abad pasó a nasterio donde primero había sido mon-
Lyon de Francia, donde el arzobispo san je, y allí obra Dios por él muchos mila-
Delfín le importunó a que se quedase en gros.
su palacio para ayudarse de su virtud y
prudencia en el gobierno de su diócesis:
pero insistiendo el santo en su primera Reflexión: Es verdaderamente irresis-
resolución, prosiguió su viaje a Roma. Vi- tible el atractivo de la virtud; quien se
sitaba con frecuencia los sepulcros de los consagra a ella sin reserva, no sólo es
santos apóstoles, y las catacumbas de los amado de los buenos, como el glorioso
mártires, y en aquellos cementerios pa- san Walfrido, mas también admirado y
saba gran parte del día y de la noche en respetado de los mismos malos. Y aunque
oración. El arcediano Bonifacio, venerado parezca que la odian y persiguen los
en Roma por su mucha santidad y sabi- hombres perversos, pero en el interior de
duría, le explicó los libros sagrados y le sus corazones no pueden menos de reco-
instruyó en la disciplina de la Iglesia nocer su valor y tributarle el homenaje
romana. Volviendo después a Lyon, reci- de su veneración y respeto. ¡Oh si se per-
bió de san Delfín la tonsura clerical. Era suadiesen bien de esto los cristianos to-
el ánimo del santo arzobispo hacerle su- dos! ¡Con qué empeño procurarían copiar
cesor suyo, pero habiendo sido asesinado en sí los hermosos ejemplos de los varo-
por sus enemigos, Walfrido le dio honrosa nes perfectos! ¿De qué sirve leer las vi-
sepultura y volvió a Inglaterra. Luego das de los santos, si no nos esforzamos
que llegó a aquel reino, el príncipe Al- por imitarlas? ¿Acaso bastarán ante el
frido hijo del rey le hizo donación del tribunal del supremo juez los estériles
territorio de Ripón en la diócesis de sentimientos de admiración, único fruto
York; y allí fundó el santo un monaste- que sacan muchos de las lecturas piado-
rio, del cual fué primer abad. Ordenado sas? Obras quiere Dios, que. no meros
ya de sacerdote, fué nombrado obispo de afectos, y la mejor manera de honrar a
York, y gobernó santísimamente su grey los santos, como dijo uno de ellos, es el
conforme a la disciplina de la Iglesia r o - imitar sus virtudes.
mana, por espacio de cuarenta y cinco Oración: Concédenos, oh Dios omni-
años. Fué maravilloso el celo con que potente, que la venerable festividad de tu
redujo a la fe de.*Cristo a todos los gen- bienaventurado confesor y pontífice Wal-
tiles de aquella provincia; la caridad con frido, acreciente en nosotros la devoción
_ que auxilió a los pobres, librándoles con y el deseo de nuestra eterna salud. Por
' sus oraciones de una sequía que había Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

299
San Eduardo, rey de Inglaterra. — 13 de octubre
(t 1066)

•Si" ceso de los daneses y de su a r -


mada naval. Era el santo rey
amado de todos sus vasallos, y
llamado tutor de los huérfanos
V¡ y padre de los pobres. Encontró
una vez en la calle a un pobre
paralítico, y tomándolo sobre sus
hombros lo llevó a la iglesia a
donde el enfermo iba como
í/ arrastrando. En otra ocasión, no
llevando dinero de que dar a un
pobre que le pidió limosna, se
sacó del dedo el anillo y se lo
dio. Jamás se había visto el rei-
no de Inglaterra tan floreciente
[ ni había gozado de tanta pros-
*: peridad y sosiego como en el rei-
nado de nuestro santo, el cual
habiendo tenido revelación de su
San Eduardo, tercero de este nombre, temprana muerte, colmado de méritos,
rey de Inglaterra, llamado el Confesor o entregó su alma inocentísima al Creador
el Piadoso, fué sobrino de san Eduardo a los treinta y seis años no cumplidos
rey y mártir, y nació en Inglaterra. Por de su edad, y veintitrés de su reinado.
librarse de la irrupción de los daneses Por largo tiempo fué llorada su muerte
que causaban en el reino grandes estra- con luto general de toda Inglaterra, y
gos, tuvo que ponerse a salvo con toda treinta y seis años después se halló su
la familia real en Lombardía. Creció jun- cadáver fresco, flexible y exhalando
tamente en él la virtud con la edad, y suavísima fragancia, y se traspasó a un
mereció por su extraordinaria honestidad sepulcro de oro y de plata.
y admirable pureza el renombre de ángel Reflexión: En todos los estados se p u e -
de la corte. Por muerte de su padre, y de servir a Dios santamente: el pobre
por haber asesinado los daneses a los con la falta de las cosas de la tierra y
dos hermanos que le quedaban, se halló el rico con la abundancia de ellas; el
único heredero del reino; y restituyó lue- religioso en la soledad de su retiro y el
go a sus estados la antigua prosperidad seglar en el bullicio del mundo; todos,
y felicidad. Reparó las iglesias que los sin excepción, pueden, si quieren, llegar
enemigos habían saqueado o arrumado, a la cumbre de la santidad. Basta para
reedificó los monasterios, y por medio de ello refrenar los apetitos desordenados,
los religiosos y celosos predicadores, r e - basta sujetar las pasiones a la razón,
formó las costumbres del pueblo. Por basta imitar los ejemplos de nuestro di-
condescender con los grandes del reino vino modelo Cristo Jesús y de sus san-
se casó con Edita, hija del conde Godu- tos, que para esto se nos proponen en
bin, pero los santos esposos que habían tan admirable variedad. De modo que el
hecho voto de perpetua virginidad, vi- decir: «Yo no puedo ser santo; yo no
vieron como hermanos. Asistiendo un día puedo ser virtuoso; tengo tales o cuales
san Eduardo al adorable sacrificio de la dificultades que me lo impiden»; no
misa, vio a Jesucristo en forma corporal pasa de ser una vanísima excusa. ¡Co-
en la sagrada hostia. Otro día, terminada mo si aquellos admirables varones, que
la misa en que se había quedado pasma- veneramos en los altares, hubieran, sido
do y vertiendo lágrimas, le preguntaron de una naturaleza superior a la nuestra!
los magnates qué significaba aquella n o -
vedad, y él les respondió que acababa Oración: ¡Oh Dios! que coronaste con
•de morir el rey de Dinamarca y que se la gloria eterna al bienaventurado san
había perdido toda su arma que venía a Eduardo, tu confesor, suplicárnoste nos
Inglaterra. Esta visión profética quedó concedas la gracia de venerarle de m a n e -
ra en la tierra, que merezcamos reinar
confirmada por las nuevas que pocos con él e n el cielo. Por Jesucristo, nuestro.
días después se recibieron del funestó su- Señor. Amén.

300
San C alisto, papa y mártir. — 14 de octubre
(t 222)
Él glorioso pontífice y mártir
san Calisto, primero de este n o m -
bre, fué natural de Roma, hijo
de Domicio, patricio romano, y
por sus esclarecidas virtudes, sa-
biduría y celo de la gloria de
Jesucristo, nombrado sucesor de
san Dámaso, mientras imperaba
en Roma Marco Aurelio Antonio
Heliogábalo. Como este empera-
dor vivía tan entregado a sus
placeres sensuales, que ni aun
tenía tiempo para acordarse de
los cristianos y perseguirlos, y su
sucesor Alejandro Severo, dejó
a los fieles mayor libertad que
la que habían tenido desde el na-
cimiento de la Iglesia, y estaba
tan inclinado a la religión cris-
tiana, que tenía un retrato de Jesucristo parte del Tíber, donde los había visto en
en su mismo aposento imperial; el santo los sepulcros de los mártires. Pero luego
pontífice aprovechó esta paz para acre- que llegaron los soldados, quedaron como
centar el rebaño de Cristo y perfeccio- ciegos y huyeron: y Palmacio por este y
nar las cosas de la Iglesia. Edificó un otros prodigios se convirtió con otros cua-
templo de santa María, llamado Transti- renta y dos de su familia, como también
beriano, en honra del sagrado parto de su amigo el senador llamado Simplicio
la Virgen, y desde aquel tiempo comen- con sesenta y ocho personas de su casa.
zaron los cristianos a tener iglesias p ú - A todos mandó prender el bárbaro p r e -
blicas a vista de los gentiles. Por el mis- fecto, y les mandó cortar la cabeza y en-
mo tiempo mandó fabricar en la vía Apia tregó en manos del furioso populacho al
el famoso cementerio de su nombre, una santo pontífice Calisto, quien después de
de las más bellas obras de arquitectura, haber sido azotado y arrastrado por las
y el más capaz y célebre de todos los calles, fué arrojado en una profunda cis-
que hay en los alrededores de Roma, pues terna, de la cual después sacó el santo
se asegura que fueron sepultados en él cuerpo el presbítero Asterio y le enterró
hasta ciento setenta y cuatro mil m á r - en el cementerio de san Calepodio en la
tires y entre ellos cuarenta y seis papas. vía Aureliana.
A pesar de la tranquilidad de que go- Reflexión: Parece increíble que con
zaba la Iglesia, hubo también en aquella tantos prodigios en favor de la religión
sazón algunas persecuciones, especialmen- cristiana, como se obraron por este tiem-
te mientras el emperador estaba ausente po en Roma, se obcecase más aquel impío
de Roma, y entre otros mártires, padeció prefecto, llegando hasta derramar la san-
la .muerte por Cristo este santo pontí- gre de los ilustres campeones de Cristo.
fice. Porque habiendo caído un rayo en el Es que le dominaba la ambición, y propio
Capitolio y abrasado gran parte del edi- es de las pasiones no domadas el ofuscar
ficio, y al mismo tiempo prendido fuego la mente y endurecer el corazón. Esta
en otro templo de Júpiter y desprendí- es la raíz de los mayores pecados que
dose la mano siniestra de aquella esta- se cometen en el mundo. Dominemos
tua, atemorizados los idólatras quisieron nuestras pasiones, no dejándolas salir
aplacar a los dioses con sacrificios; y con sus depravados antojos, sobre todo
cuando los hicieron se levantó una tem- nuestra pasión dominante, y nuestra vida
pestad tan furiosa, que cuatro sacerdotes será un retrato de la de los Bienaven-
de los ídolos murieron heridos de los r a - turados.
yos y el altar de Júpiter cayó reducido Oración: ¡Oh Dios! que estás viendo
a cenizas. Atribuyendo el mal suceso a que continuamente desmayamos por
las imaginadas hechicerías de los cristia- nuestra flaqueza, fortalécenos misericor-
nos, Palmario, varón consular, los delató diosamente en tu amor con el ejemplo de
,al gobernador, y aun tomó una tropa de tus santos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
soldados para ir a prenderlos a la otra Amén.

301
Santa Teresa de Jesús. — 15 de octubre
(t 1582)
que el Señor quería hacer de su
sagrada Orden del Carmen. P a -
deció grandes sequedades en la
1 ' •" ^w!!!!»^^^] oración por espacio de diez y
ocho años: mas con lo que san
Francisco de Borja la animó,
I' , , ;, ; JÉM^ • concibió gran odio contra sí,
quebrantando en todo su volun-
tad, y se vistió de un silicio de
^^K -i£r4„. --¿.B hoja de lata agujereado al modo
de rallo, que dejaba toda su car-
, ff 1; ne llagada. Por más de tres años

la^Bf *1 vio a Cristo Señor nuestro a su


lado, y mereció que un ángel
hermosísimo y tan encendido que
parecía un serafín, con un dardo
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de oro le traspasase el corazón
y la dejase abrasada en grande
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amor de Dios. Muchas veces fué
vista levantada de la tierra y
con el rostro lleno de resplan-
dores; los que comulgaban solían
La seráfica madre Teresa de Jesús, n a - ver con el rostro todo resplande-
ció en Avila, ciudad de las principales ciente; y con los mismos resplando-
de España, y fueron sus padres Alonso res la vieron muchos cuando escri-
de Cepeda y doña Beatriz de Ahumada, bía sus admirables libros. Con la p r o -
personas nobles y muy cristianas. Sien- tección de san José, de quien fué devo-
do de siete años, aprehendió tan viva- tísima, llevó a cabo la reforma de la Or-
mente la eternidad de la gloria y penas den del Carmen y fundó multitud de con-
del infierno, que repetía a menudo y con ventos. Finalmente, después de haber
gran ponderación: «Para siempre, para asombrado al mundo oon sus heroicas
siempre, para siempre.» Con la lectura virtudes, milagros estupendos y libros
de las vidas de los mártires, se encendió inspirados, entregó su alma al divinal
en tal deseo del martirio, que saliendo Esposo a la edad de sesenta y siete años;
de casa con su hermanito Rodrigo, quiso y en el instante en que expiró, vio una
irse a África a ser martirizada por Cristo, religiosa salir por su boca una paloma
de los moros: mas un tío suyo los halló blanca que voló a los cielos, y fué tan
y volvió a su casa: y viendo los niños grande la fragancia que echaba de sí su
frustrados sus deseos, hicieron en la huer- virginal cadáver, que fué necesario abrir
ta de su casa dos celdillas para llevar allí las ventanas para poderlo sufrir, y el
vida de ermitaños. Apenas contaba T e - mismo olor celestial exhala todavía su
resa doce años de edad, cuando pasó su cuerpo incorrupto.
madre; a mejor vida, y ella comenzó a
tomar gusto en leer novelas, con cuyas Reflexión: Por las vanas lecturas estu-
lecturas se le despertó grande afición a
las galas y vanidades del mundo; y t e - vo a punto de perder esta santa no sola-
mente el tesoro inestimable de sus m é -
niendo catorce años, trabó amistad con ritos, mas aun la joya de su virginidad
un pariente suyo, que puso su inocen-
cia en gravísimos peligros. Sacóla de ellos ' yjóvenes hasta su misma alma. ¡Para cuántos
ha sido ésta la causa de su per-
su padre poniéndola en un convento de dición! Un mal libro es el veneno más
religiosas de san Agustín. Entonces vol- poderoso de la virtud, y las novelas so-
vieron a despertarse en ellos los prime- bre todo han producido en el mundo da-
ros fervores, y creciendo más con la e x - ños incalculables.
periencia, a la edad de veinte años deter-
minó entrarse monja en el monasterio Oración. Óyenos ¡oh Dios! que eres
de la Encarnación de Avila, de religiosas nuestra salud, para que así como nos ale-
carmelitas. El día de la Asunción le dio gramos en la festividad de tu bienaven-
un parasismo tan largo que estuvo cuatro turada virgen Teresa, así nos sustente-
días como muerta, y diéronla ya la u n - mos con el alimento de su celestial doc-
ción; mas volviendo en sí, dijo que había • trina y recibamos con ella el fervor de
estado en el cielo, y que había visto lo su piadosa devoción. Por Jesutíristo, núes-,
tro Señor. Amén. ^

302
San Galo, abad. — 16 de octubre
(t 646)

El glorioso abad san Galo, fué


de nación irlandés, e hijo de
padres tan ilustres por su noble-
za como por sus cristianas virtu-
des. Pusiéronle desde niño en el
monasterio de Bencor bajo la
disciplina de san Columbano,
donde hizo grandes progresos en
la virtud, en la poesía y en las
letras sagradas. Siguió como fiel
discípulo a san Columbano cuan-
do este pasó de Irlanda a Ingla-
terra, y después a Francia, don-
de fueron muy bien recibidos,
como varones de Dios, del rey
Sigeberto, y fundaron el monas-
terio de Anegroy en una selva
de la diócesis de Besancon, y dos
años después el de Luxenil. Ha- —
biendo sido desterrado de este monasterio de Luxeu, todos los monjes eligieron por
san Columbano por el rey Thierry cuyas sucesor suyo a san Galo, pero éste r e -
liviandades había reprendido, se retiró nunció también aquella abadía, y nunca
con san Galo a los estados de Teodo- quiso salir de su soledad. Finalmente
berto a la sazón rey de Austrasia, y p u - ¡habiéndole convidado el santo presbítero
sieron su asiento en una soledad horro- Willimar a la fiesta de su parroquia, p r e -
rosa cerca del lago de Costanza. Encon- dicó el santo con grande fruto delante
traron en él una capilla dedicada a san <de un numerosísimo concurso de gentes,
Aurelio, pero profanada por los gentiles, y tres días después, pasó de esta vida
los cuales habían colgado algunos de sus ,a los ochenta años de su edad, y recibió
ídolos en las paredes. Encendióse el celo la recompensa de sus méritos y virtudes.
de san Galo a vista de aquella abomina- Reflexión: No se puede hacer elogio
ción y determinó trabajar en la conver- más honorífico de un hombre, que el d e -
sión de aquellas gentes con la esperanza cir que fué amado de Dios. ¿Puede, en
de encontrar la corona del martirio. Lle- efecto, aspirar a más la ambición del co-
gó el día de la fiesta principal de aquel razón humano, que a ser favorecido de
lugar, y concurriendo mucho gentío, p r e - Dios con su amistad, como lo fué san Ga-
•dicó'es el santo con tanto fervor y efica- lo? Por esto los santos despreciaron siem-
cia contra las supersticiones del paganis- pre las honras y dignidades terrenas,
mo, que redujo a muchos a la fe cris- abrazándose únicamente con la humildad
tiana. Pasando después de las palabras y bajeza, persuadidos de que así agrada-
a las obras, derribó las estatuas de sus ban de veras a l Señor, y entraban por lo
dioses, y arrojó al lago los pedazos que tanto a formar parte del número de sus
hizo de ellas. San Columbano purificó la amigos predilectos. O Cristo se engaña,
capilla, bendíjola, puso una ara sobre el dice san Bernardo, al abrazarse con la
altar y celebró el santo sacrificio de la
•misa. Fué creciendo aquella comunidad, humildad'y las deshonras, o el mundo y e -
rra, al correr desolado en pos de las hon-
levantáronse celdas alrededor de la ca- ras y dignidades: pero Cristo no se p u e -
pilla, y aquella colonia <£e santos religio- de engañar, porque es sabiduría infini-
sos hizo triunfar la vida monástica en ta: luego el mundo yerra miserable-
medio del paganismo. Curó san Galo una mente.
doncella hija del duque de Cunzón, que
estaba poseída del demonio, y que no Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
había podido curarse con los exorcismos: recomiende delante de tu divino acata-
y reconocido el duque, hizo cuanto pudo miento la intercesión del bienaventurado
para que el santo admitiese el obispado abad Galo, para que lo que no podemos
de Constanza que en aquella sazón había conseguir por nuestros méritos, lo* alcan-
vacado; pero san Galo se resistió a acep- cemos por su patrocinio. Por Jesucristo,
v"tarlo. Por muerte de san Eustaquio, abad nuestro Señor. Amén.

303
Santa Eduvigis, duquesa de Polonia, viuda. — 17 de octubre
(t 1243)

santa, y andaba los pies descal-


zos por el hielo dejando en él
huellas ensangrentadas. Habien-
do entrado Conrado, duque de
Kirne, en las tierras del duque
de Polonia, dióle éste una bata-
lla en la cual quedó herido y
prisionero: y como se resistiese
Conrado a ponerle en libertad a
pesar de las razonables condicio-
nes que se le propusieron, de-
terminó la santa presentarse en
la corte del enemigo. Al verla
Conrado en su presenciarse lle-
nó de un respetuoso terror y le
concedió todo lo que pedía. Mu-
rió poco después el virtuoso du-
que y su santa esposa le vio es-
pirar con ojos enjutos, diciendo:
Santa Eduvigis fué hija del príncipe «Todos debemos recibir con humilde ren-
Bertoldo, duque de Carintia, marqués de dimiento, en vida y en muerte las amo-
Moravia y conde del Tirol. Siendo aún rosas disposiciones de Dios.» Favorecióla
niña dispusieron sus padres que se edu- nuestro Señor con el don de milagros y
case en el monasterio de Benedictinas de profecía; predijo el día de su muerte
de Lutzing, donde tenía todas sus deli- mucho antes de su última enfermedad;
cias en pasar largas horas de oración de- y después de haber vivido por espacio
lante de una imagen de la santísima de cuarenta años con grandes rigores, r e -
Virgen. Nunca la deslumhró el resplan- cibidos los santos sacramentos dio su al-
dor de su nobleza, y si hubiese podido ma al Creador. Veinticinco años después
resistirse a la voluntad de sus padres, de su muerte fué hallado su sagrado ca-
jamás hubiera tomado otro esposo que a dáver consumidas todas las carnes, m e -
Jesucristo. Pero quiso el Señor que la nos los tres dedos de la mano izquierda
santa fuese un ilustre modelo de perfec- con que tenía asida una imagen de la
ción en el estado del santo matrimonio; santísima Virgen, que toda la vida ha-
y a la temprana edad de solo doce años bía llevado consigo.
la casaron con el príncipe Enrique, d u - Reflexión: ¿Quién hallará una mujer
que de Silesia y de Polonia. Su primer fuerte como dice el Sabio en los P r o -
cuidado fué estudiar el genio y las incli- verbios? Tal será sólo aquella que, a imi-
naciones del duque su marido para com- tación de santa Eduvigis, sea verdadera-
placerle y ganarle el corazón: y logrólo mente virtuosa, y que ponga todas sus
con tan buen suceso, que fué uno de los aficiones, no en las galas, modas y otras
más cristianos y virtuosos príncipes de vanidades por el estilo, sino en cumplir
Alemania. Tuvo de él tres hijos y tres exactamente con las obligaciones de su
hijas, a los cuales crió ella por sí misma estado, en vivir bien con su marido, en
con tal acierto, que fueron más tarde la conservar la unión y la paz en la fami-
gloria de varias cortes de Europa. Hi- lia, cuidar el buen orden de su casa y
cieron después los dos esposos voto de educar cristianamente a sus hijos.
perfecta continencia en manos del obis- Oración: ¡OheDios! que enseñaste a la
po, y desde aquel día entablaron una vi- bienaventurada Eduvigis a renunciar de
da de mayor santidad y perfección. La
santa daba de comer en su palacio a gran todo corazón a las pompas del mundo,
número de huérfanos y pobres, y per- por seguir con humildad el camino de tu
suadió al duque su marido que fundase cruz; concédenos por sus méritos que
el célebre monasterio de Trebnitz, go- aprendamos, a ejemplo suyo a menospre-
bernado por las religiosas del Císter, don- ciar las perecederas delicias de este siglo
de eran recibidas cuantas viudas y don- y a vencer por t u amor todas las adver-
cellas deseaban consagrarse a Dios. Eran sidades de esta vida. Por Jesucristo, nues-
asperísimas las penitencias que hacía la tro Señor. Amén. V
304
San Lucas, evangelista. — 18 de octubre
(t 86)

El gloriosísimo evangelista san


Lucas, fué natural de la ciudad
de Antioquía, e hijo de padres
gentiles. En las letras griegas y
elocuencia puso mucho cuidado,
y más particularmente en la m e -
dicina, la cual ejercitó, pues san
Pablo le llamó «Médico carísi-
mo». También aprendió el arte
de pintar, x no por oficio, sino co-
mo es de creer, para ocuparse
en ello algunos ratos y pasar el
tiempo honestamente. Fué com-
pañero de San Pablo en sus t r a -
bajos y peregrinaciones, y escri-
bió el Evangelio tal cual el
apóstol solía predicarlo: y así
como san Mateo lo había escrito
en hebreo para los judíos, s"n
Lucas lo escribió en griego para los gen- muerte de los gloriosos príncipes de la
tiles. Pero no solamente se valió para Iglesia san Pedro y san Pablo, san Lucas
ello de las instrucciones de san Pablo, anunció a Jesucristo con admirable fruto
sino también de los otros apóstoles y es- en Italia, en las Galias, en Dalmacia y en
pecialmente de la sacratísima virgen Ma- Macedonia, y los griegos aseguran que
ría, nuestra Señora, con la cual parece también predicó la fe en Egipto, en la
que tuvo mucha familiaridad, y de la Tebaida y en la Libia, donde derribó ído-
cual fué muy favorecido. Supo de ella los, y levantó altares al verdadero Dios.
los sagrados y ocultos misterios de la Afirma san Jerónimo 'que murió de edad
encarnación del Verbo eterno en sus en- de ochenta y cuatro años y que fué virgen
trañas, la visitación de santa Isabel, la toda la vida. No se duda que murió en
santificación de san J u a n Bautista en el Acaya, y que su sagrado cuerpo fué t r a s -
vientre de su madre, el nacimiento del ladado a Constantinopla, siendo empera-
Señor en Belén, su circuncisión y la pre- dor Constantino, y más tarde a Pavía
sentación en el templo, con todos los otros donde es venerado, aunque la cabeza se
misterios que sólo san Lucas escribe en reverencia en Roma en la iglesia de san
Pedro.
su Evangelio, y sola la que era Madre
y había sido testigo y tanta parte en
«líos los sabía y se los podía descubrir. Reflexión: Entre las cosas memorables
Además del sagrado Evangelio escribió y dignas de veneración que hizo el bien-
san Lucas otro libro que se llama «Los aventurado san Lucas, una fué pintar las
Hechos Apostólicos», en el cual comen- imágenes de Cristo nuestro Señor y la
zando de la venida del Espíritu Santo, sacratísima Virgen su Madre. La de la
escribe la predicación de los apóstoles, los Virgen hoy día está en Roma en la B a -
milagros que hicieron, las contradicciones sílica de Santa María la Mayor: ha sido
que tuvieron de los judíos, las costumbres siempre tenida en grande estima y reve-
con que los cristianos de la primitiva rencia con gran devoción; y el Señor ha
Iglesia vivían, la muerte de san Esteban, obrado muchos milagros por ella. Que no
la conversión de san Pablo, cómo Hero- falte una imagen de María en la alcoba
vdes mandó degollar a Santiago el Ma- de la familia cristiana, pues esta sobe-
yor y prender al mismo san Pablo y el rana Señora derramará sus bendiciones
Señor le libró; y cómo fué compañero de sobre las casas donde sea venerada su
este santo apóstol. Va contando su pere- efigie.
grinación, sus trabajos y persecuciones, Oración: Suplicárnoste, Señor, que in-
de las cuales no pequeña parte le cupo al terceda por nosotros tu evangelista san
sagrado Evangelista, hasta que llegaron Lucas, -el cual llevó siempre en su cuer-
a Roma, donde estuvo dos años preso el po la mortificación de la cruz por la glo-
apóstol, y allí pone fin y remata su libro. ria de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro
-Dice san Epifanio que después de la Señor. Amén, i

305
San Pedro de Alcántara, confesor. — 19 de octubre
(t 1562)

laba con delicias de la gloria. A


la edad de veinte años fué nom-
brado guardián de Badajoz: y
escogió para sí todos los oficios
más humildes del convento. En
el tenor de su vida parecía un
ángel; pero ordenado de sacer-
dote fué un abrasado serafín.
Cuando predicaba al pueblo, con
sola su vista y presencia ablan-
daba los corazones más duros, y
los sermones que hacía solían
quedar interrumpidos por lágri-
mas y gemidos dolorosos; así r e -
novó en muchos obispados el es-
píritu de penitencia. Nombráron-
le provincial, y emprendió luego
la reforma de su Orden para r e -
sucitar en ella el primitivo espí-
ritu de san Francisco, obra dificultosísi-
El admirable penitente y extático con- ma que llevó a cabo, y fué confirmada
templativo san Pedro de Alcántara nació por breve de Julio III, y ponderada de
en la villa de este nombre, provincia de santa Teresa de Jesús y de san Francis-
Extremadura, en España, y fué hijo de co de Borja, que se encomendaban en
don Alfonso Garavito, hábil jurisconsulto las oraciones de este gran siervo de Dios.
y corregidor de la misma villa. Después Quiso tomarle por confesor el emperador
de haber aprendido las letras humanas Carlos V, cuando estaba meditando su
pasó a Salamanca a estudiar el derecho retiro en el monasterio de Yuste; pero
canónico, y dando luego de mano a todas el santo se resistió con tales razones, que
las cosas del mundo, tomó el hábito del el emperador se rindió a ellas. Finalmen-
seráfico padre san Francisco en el con- te siendo comisario general de España pa-
vento de Manjarrez a la edad de diez y ra la Reforma, se hizo llevar al conven-
.seis años. Toda la vida anduvo con los to de Arenas, donde en un dulcísimo éx-
ojos bajos, de manera que nunca supo tasis, entregó su alma al Creador, a la
.si el coro o el dormitorio eran de bóve- edad de sesenta y tres años.
da, y a los religiosos del convento les
conocía sólo por la voz. Después de la Reflexión: De este santísimo varón di-
profesión pasó a morar en una soledad, ce santa Teresa: «Hele visto muchas v e -
donde se labró una celda que más bien ces con grandísima gloria. Dijome la p r i -
parecía sepultura, en la cual entabló una mera vez que me apareció: ¡Qué bien-
vida de tan áspera penitencia, que se h a - aventurada penitencia, que tanto premio
ría increíble si no la autorizara la bula había merecido!» ¿Somos nosotros discí-
de su canonización. Comía sólo una vez pulos de Jesucristo? Pues no nos a v e r -
cada tercer día y a veces se le pasaban goncemos de vestir su librea. Pobre soy,
ocho sin tomar bocado; traía a raíz de dice él por el Salmista, y lleno estoy de
las carnes un cilicio en figura de rallo: trabajos desde mi más tierna edad: ¿y
dormía no más que hora y media y por no será un verdadero contrasentido, que,
espacio de cuarenta años lo hacía de mientras nuestra cabeza de Cristo está
rodillas o sentado, arrimada la cabeza coronada de espinas, andemos nosotros
a la pared. Su celda era tan baja que en nadando en los regalos y deleites?
ella no podía estar en pie, ni tendido a Oración: ¡Oh Dios! que te dignaste
lo largo, su cuerpo estaba hecho una lla- ilustrar al bienaventurado san Pedro, t u
ga, y no parecía el santo más que u n confesor, con el don de una altísima con-
esqueleto animado. Mas así como ningún templación, y con el de una admirable
santo le excedió en su penitencia, pocos penitencia; suplicárnoste nos concedas
tuvieron como él tan sublime don de con- por sus méritos que mortificada nuestra
templación: porque su oración era un éx- carne, alcancemos mayor inteligencia de
tasis casi continuo, en que Dios le rega- las cosas celestiales. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén. ^

306
San Juan Cancio, confesor. 20 de octubre
(t 1473)

El glorioso maestro y caritati-


vo sacerdote secular san Juan
Cancio fué natural del reino de
Polonia, y nació en un lugar lla-
mado Kencio del obispado de
Cracovia. Sus padres, no menos
nobles por su sangre que por
su cristiana piedad, le en-
viaron a estudiar las letras
humanas y divinas a la uni-
versidad de Cracovia. Allí se
graduó de doctor, y enseñó filo-
sofía, y fué nombrado decano de
los doctores de aquella facultad.
Leyó después teología con gran-
de aplauso y edificación de sus
discípulos, los cuales salían de su
escuela no menos virtuosos que
sabios. Muchas veces se desnudó
de sus vestidos >por cubrir a los pobres vio a continuar sus lecciones de sagrada
que hallaba temblando de frío. Viéronle teología, y a ser al propio tiempo el p a -
con frecuencia los doctores de la u n i - dre de los pobres, y ángel consolador de
versidad postrado y arrebatado en dul- todas las personas afligidas. Finalmente,
. ees éxtasis delante de una imagen de entendiendo que se llegaba el día de su
Cristo crucificado que estaba en el co- dichoso tránsito, distribuyó a los pobres
legio. La tierna devoción que tenía a la los pocos objetos que en casa quedaban,
pasión del Salvador le movió a visitar y habiendo recibido con extraordinaria
en hábito de peregrino y caminando devoción los sacramentos de la Iglesia, a
siempre a pie los santos Lugares de P a - los sesenta y siete años de su edad entre-
lestina, para regar con sus lágrimas aque- gó su alma santísima en las manos del
llos sitios que el Señor regó con su san- Creador. El Señor ilustró después su se-
gre. Cuatro veces visitó también el se- pulcro con grandes y continuos milagros.
pulcro de los apóstoles san Pedro y san
Pablo: y en una de estas romerías h a -
biéndole asaltado unos ladrones y robado
el dinero que llevaba, le preguntaron si
tenía más; y el siervo de Dios respondió Reflexión: El glorioso san Juan Cancio
que no, pero acordándose luego que aun fué un doctor muy sabio de la universi-
traía algnas monedas escondidas en el dad de Cracovia; y poseyó en grado to-
vestido, los volvió a llamar y les dijo: davía mayor la verdadera sabiduría. ¿Sa-
«Me había olvidado de estas monedas que bes cuál es ésta? Es la ciencia de los san-
aun me quedaban: tomadlas también si tos; y es una ciencia que a pesar de ser
queréis.» Los ladrones maravillados de la más sublime está al alcance de todos.
tal ofrecimiento, y movidos de la san- Cumplir con los preceptos de Dios y
tidad que en él resplandecía, le restitu- practicar las virtudes cristianas según
yeron todo lo que habían robado, pidién- el estado de cada uno, no es cosa que esté
dole Éperdón de su culpa. Habiendo vaca- al otro lado de los mares o en lo más alto
do la iglesia parroquial de Ol-Kusz, cinco de los cielos, como dice el Señor, para
millas distante de la ciudad de Craco- que nos excusemos de hacerlo por cual-
via, los rectores de la universidad le con- quier frivolo pretexto.
fiaron la administración de aquella p a -
rroquia, en la cual el santo hizo grandes
proezas de caridad, y encendió en amor
de Jesucristo los corazones de los fieles; Oración: Concédenos ¡oh Dios omnipo-
mas temiendo los peligros que van uni- tente! que aprovechando en la ciencia
dos con el cargo de pastor de las almas, de los santos, con el ejemplo de san J u a n
hizo muchas instancias para que le des- Cancio, tu confesor, y ejercitando las
cargasen de aquel peso que para su p r o - obras de misericordia, por sus méritos
efunda humildad era intolerable, y vol- obtengamos el perdón de nuestros peca-
dos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

307
Santa Úrsula y sus compañeras, vírgenes y mártires. —
21 de octubre
451)
la escuadra hacia los mares del
Norte, sobre las costas de la
Galla Bélgica; y habiéndose
abrigado Úrsula y sus compañe-
ras en el puerto de Tiel hacia
la embocadura del Rhin, siguien-
do la corriente de este río, nave-
garon hasta Colonia, teatro del
glorioso triunfo. Porque al saber
el emperador Graciano el desem-
barco de Máximo en las costas
Galias, a falta de tropas con que
hacerle resistencia llamó en su
socorro a los hunos, bárbaros
de la antigua Marmacia, que se
habían derramado ya por toda
Germania, y llegado por las
márgenes del Rhin hasta la Ga-
lia Bélgica. Luego que descu-
La memoria de la gloriosa santa Ú r - brieron navios bretones se apodera-
sula y sus compañeras vírgenes y már- ron de ellos, y quedaron sorprendi-
tires hallamos en un manuscrito muy a n - dos al ver en aquella flota una
tiguo que se conserva en el Vaticano. En multitud tan grande de doncellas cris-
él se dice que santa Úrsula nació en la tianas. El general de los bárbaros q u e -
Gran Bretaña donde la religión cristiana dó tan ciegamente prendado de Úrsula,
estaba ya muy floreciente, y que fué h i - que no perdonó medio para rendirla: p e -
ja de Dionot, rey de Cornouaille, y de ro la santa princesa le habló con tal r e -
Doria, princesa nada inferior a su m a - solución y majestad en nombre de todas
rido, n i en la nobleza de la sangre, ni sus compañeras, que mudada en furor la
en las cristianas virtudes. Era a la sazón brutal pasión de aquellos bárbaros, se
general del emperador Graciano en la arrojaron espada en mano contra ellas:
Gran Bretaña, el tirano Máximo; el cual a unas atravesaron el pecho, a otras de-
habiéndose hecho proclamar emperador, gollaron, a otras asaetearon, pasando to-
pasó el m a r y desembarcó con todo su das a aumentar la Corte del Cordero de
poderoso ejército en.las costas de aque- Dios, con la doble palma de la virginidad
lla parte de las Galias que se llamaba y del martirio.
Armónica, y se apoderó de toda ella. Uno Reflexión: Con el tiempo se fundó en
de los generales de Máximo que más se la Iglesia una célebre congregación de
había distinguido en aquella expedición, religiosas, bajo el nombre y la protec-
era cristiano, y se llamaba Conán: a éste ción de santa Úrsula, y por eso se lla-
hizo Máximo gobernador de la Armónica man Ursulinas, las cuales entienden en
con título de duque, y él puso su residen- la educación de las niñas, inspirándoles
cia en la ciudad de Nantes, dejando en una grande estima de todas las virtudes
el país gran parte de las tropas que eran cristianas. Procuren todas las doncellas
de bretones e ingleses. Envió luego d i - imitar en esta virtud a santa Úrsula v a
putados al rey de Cornouaille, pidién- sus compañeras mártires, teniendo su p u -
dole a su hija la princesa Úrsula por m u - reza virginal en mayor aprecio que su
jer; y como casi todos los oficiales y sol- propia vida, y conservándola limpia de
dados eran también solteros, encargó a toda mancha.
los diputados que trajesen de la isla to- Oración,: Suplicárnoste, Señor Dios
das las doncellas que pudiesen para ca- nuestro, la gracia de venerar con ince-
sarlas con ellos. Parecióle bien al padre sante devoción los triunfos de las san-
de Úrsula, casarla con aquel príncipe tan tas vírgenes y mártires Úrsula y sus com-
noble y cristiano, y habiendo recogido pañeras, para que ya que no podemos
gran número de doncellas, para formar honrarlas como merecen, les tributemos
aquella .colonia que se llamó Bretaña m e - al menos humildemente nuestros frecuen-
nor, salieron con viento próspero de I n - tes obsequios. Por Jesucristo, nuestro Se-,
glaterra. Mas una tempestad arrojó toda ñor. Amén. \
308
Santa María Salomé, viuda. — 22 de octubre
Fué santa María Salomé mujer
del Zebedeo y madre de los glo-
riosos apóstoles Santiago el Ma-
yor y San Juan Evangelista, lla-
mado por otro nombre el Discí-
pulo amado. Era parienta de la
Virgen santísima, por cuyo m o -
tivo se trata a sus hijos en el
Evangelio como consanguínsos
de Jesús: y puede presumirse
que sería oriunda de Nazaret en
donde sabemos que tenían su ca-
sa los padres de la Madra de
Dios. Estaba casada con Zebedeo,
que era pescador de oficio aun-
que con barca propia. En el
tiempo que el Señor llamó a sus
dos hijos al apostolado, estaban
ellos remendando las redes, y
luego le siguieron: cosa que no sólo no resurrección, y les dijeron que diesen
llevó a mal .la santa madre, sino que cuenta de ello a los demás discípulos.
también imitó después, siguiendo ella Volviéndose presurosas con tal encargo,
misma al Salvador con otras piadosas se les apareció Jesús resucitado y glo-
mujeres galileas, como se lee en el Evan- rioso y les dijo: Dios os guarde: y Salo-
gelio. Llevada un día del amor de m a - mé y sus compañeras se postraron y
dre y de la confianza que tenía con el abrazaron sus pies sacratísimos y el Se-
Salvador, le dijo: «Quiero que estos dos ñor les encargó que anunciasen su resu-
hijos míos se sienten uno a tu derecha rrección a sus hermanos, y les dijesen
y otro a tu siniestra en tu reino». Res- que fuesen a Galilea, donde le verían.
pondió el Señor: «No sabéis lo que os Finalmente, con estos divinos regalos,
pedís: ¿podéis beber el cáliz que yo he de creció santa Salomé en piedad y divino
beber (en mi pasión y muerte)?» A cu- amor hasta que llegada la hora de su
ya pregunta respondieron san Juan y dichoso tránsito, pasó a gozar la eterna
Santiago confiados más de lo justo: «Sí, gloria de Jesucristo en los cielos.
Señor, podemos». Entonces les dijo Jesús:
Beberéis en efecto mi cáliz: pero el sen- Reflexión: Era consiguiente a los gran-
taros a mi diestra o a mi siniestra, no des beneficios que ha recibido España
está en mi mano concedéroslo a vosotros, de su primer apóstol y patrón Santiago,
sino que será para aquellos a quienes que nuestra Iglesia hiciese gloriosa m e -
está preparado por mí Padre: querien- moria de su santa madre, tantas veces
do significar que tales dignidades no se celebrada en los Evangelios. Veneremos,
habían de dar por respetos de paren- pues, a esta dichosa parienta de Jesús,
tesco, sino por solas razones de mérito, a esta madre de dos de sus apóstoles y
y profetizándoles al mismo tiempo que fidelísima sierva de nuestro divino Re-
padecerían el martirio. Sabemos también dentor: y cuando rogamos por nuestra
por el Evangelio que santa Salomé con amada patria, imploremos su patrocinio
otras mujeres piadosas siguió a Jesu- juntamente con el de su hijo Santiago,
cristo hasta el Calvario, sin que el t e - para que nos alcancen la ayuda de Dios
mor de los soldados la amedrentase, ni para vencer a los enemigos de nuestra
el verle padecer en la cruz entre los la- fe, y ser fieles siervos de Jesucristo, "Se-
drones entibiase su fe. También acompa- ñor nuestro.
ñó el sagrado cadáver del Señor cuando
le llevaron al sepulcro: y en la tarde Oración: ¡Oh Señor Jesús! por cuyo
del sábado compró gran cantidad de aro- amor la bienaventurada Salomé entre las
mas con ánimo de ir por la mañana con primeras mujeres fieles, lo dejó todo por
sus compañeras a ungir el santísimo ti, y cuidó de venerar tu cuerpo en el
cuerpo de Jesucristo; mas cuando llega- sepulcro, concédenos propicio, que a su
ron al sepulcro, lo encontraron ya abierto ejemplo sepultados contigo merezcamos
y vacío; y luego vieron dos ángeles vesti- participar de la eterna resurrección.
dos de blanco que las aseguraron de la Amén.

309
San Teodoro, sacerdote y mártir. — 23 de octubre
(f 362.)

le sacaron de sus junturas los


huesos y mientras el bárbaro
juez que presenciaba el suplicio
se mofaba del mártir, y le decía
V - ' - ^ ^ g t «• palabras injuriosas, el santo r o -
\jf -V^ .''i gaba por él, y sin hacer demos-
tración alguna de dolor, ni dar
un solo gemido, le exhortaba a

v\-Gt que mirase por sí, y pidiese per-


dón a Jesucristo de su iniquidad
y apostasía. «Bien veo, le dijo el
tirano, que eres harto insensible
a los tormentos. ¿De dónde sacas
1
- esta fortaleza?» «No los siento
'*" nada, respondió el mártir; por-
que Dios está conmigo.» Entonces
Juliano mandó que le aplicasen
a los costados hachas encendi-
das ; y mientras«le abrasaban
San Teodoro, glorioso sacerdote y mártir con ellas los verdugos, repentinamente
de Cristo, fué uno de los más celosos m i - cayeron de espaldas en tierra, y se ne-
nistros del Señor en la iglesia de Antio- garon a seguir atormentándole, diciendo
quía de Siria. Trabajó sin descanso en que habían visto unos ángeles que prote-
desarraigar las supersticiones paganas, gían al mártir. Finalmente el encarnizado
en derribar las aras y estatuas de los apóstata vencido y avergonzado por la
falsos dioses, y en levantar varios tem- entereza e incontrastable constancia del
plos al Dios verdadero, sin esperar otra santo mártir, mandó que le cortasen la
recompensa que ver más extendida y cabeza y en este suplicio entregó su alma
gloriosa aquella cristiandad, ni desear santísima en manos del Creador.
otro premio que la corona del martirio.
El conde Juliano, tío del emperador J u - *
liano, y apóstata como él, gobernaba a Reflexión: La torpe codicia y deseo de
la sazón el Oriente, cuya capital era A n - apoderarse de los bienes de la Iglesia fué
tioquía, y sabiendo que el santo sacer- lo que estimuló al procónsul Juliano a
dote Teodoro tenía el ministerio de guar- cebarse en la sangre del fiel presbítero
dar los vasos sagrados y tesoros de la san Teodoro. Y ¿cuál ha sido aún en otras
Iglesia, quiso apoderarse de ellos, y le harto recientes persecuciones que ha pa-
llamó a su tribunal, ordenándole en nom- decido la Iglesia una de las causas prin-
bre del César que hiciese entrega de to- cipales del odio mortal con que la han
dos aquellas preciosas alhajas. Respon- maltratado sus enemigos manifiestos o
dióle el fidelísimo siervo de Cristo que solapados? La sed de los bienes que jus-
nada había recibido de manos del César, tamente había alcanzado, que legítima-
y que nada le debía. Al oir estas palabras mente poseía y caritativamente emplea-
el codicioso tirano, enojóse sobremanera, ba. Nos enseña, pues, la historia de la
y comenzó a reprenderle con grandes Iglesia, que muchos de sus sangrientos
amenazas por la contradicción que hacía tiranos y acérrimos perseguidores no so-
a la religión del imperio y a la voluntad lamente han sido enemigos de la verdad
del César. Teodoro con grande elocuencia de Dios y de la santidad del Evangelio,
y entereza, le echó en cara la liviandad sino también hombres codiciosos, avaros,
de su apostasía, y de la de su sobrino el ladrones y obradores de toda injusticia e
emperador: por lo cual mandó el conde iniquidad.
Juliano que luego azotasen cruelmente al
santo presbítero en las plantas de los Oración: ¡Oh Dios! que nos proteges
pies y en su venerable rostro. Después con la gloriosa confesión de tu bienaven-
le hizo poner en el suplicio del ecúleo, turado mártir Teodoro, concédenos que
donde con cuerdas que pasaban por unas de su imitación y oración saquemos fuer-
poleas, le estiraron con tan grande inhu- zas para adelantar en tu divino servicio^
manidad los brazos y las piernas, que Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

310
San Rafael, arcángel. — 24 de octubre
Los celestiales beneficios que ¡"j"
recibió del glorioso arcángel san
Rafael, el santo patriarca Tobías,
refiérense en el mismo sagrado
libro de Tobías por estas pala-
bras: «Entonces Tobías llamó a
parte a su hijo, y díjole: ¿Qué
podemos dar a este varón santo
que te ha acompañado? A lo que
respondiendo Tobías, dijo a su
padre: Padre mío, ¿qué recom-
pensa le daremos? O ¿cómo p o -
dremos corresponder dignamente
a sus beneficios? El me ha lle-
vado y traído sano y salvo: él
mismo en persona cobró ¡el dine-
ro de Gabelo: él me ha propor- ^
cionado esposa, y ahuyentó de '
ella al demonio, llenando de con-
suelo a sus padres: asimismo me libró ,el ángel Rafael, uno de los siete espíri-
del pez que me iba a tragar: te ha hecho tus principales que asistimos delante del
ver a ti la luz del cielo;'y hemos sido col- Señor. Al oir estas palabras, se llenaron
mados por medio de él de toda suerte de turbación, y temblando cayeron en
de bienes. ¿Qué podremos, pues, darle tierra sobre sus rostros. Pero el ángel les
que sea proporcionado a tantos favores? dijo: La paz sea con vosotros, no temáis,
Mas yo te pido, padre mío, que le r u e - pues que mientras he estado yo con vos-
gues si por ventura se dignará tomar otros, por voluntad o disposición de Dios
para sí la mitad de todo lo que hemos he estado: bendecidle, pues, y cantad sus
traído. Con esto padre e hijo le llama- alabanzas. Parecía, a la verdad, que yo
ron, y empezaron a rogarle que se dig- comía y bebía con vosotros; mas yo me
nase aceptar la mitad de todo lo que ha- sustento de un manjar invisible, y de una
bían traído. Entonces di joles él en secre- bebida que no puede ser vista de los
to: Bendecid al Dios del cielo, y glori- hombres. Ya es tiempo de que me vuel-
ficadle delante de todos los vivientes, va al que me envió: vosotros empero
porque ha hecho brillar en vosotros su bendecid a Dios, y anunciad todas sus
misericordia. Porque así como es bueno maravillas. Dicho esto, desapareció de su
tener oculto el secreto confiado por el vista, y no pudieron ya verle más. En-
rey, es cosa muy loable el publicar y tonces, postrados entierra sobre sus ros-
celebrar las obras de Dios. Buena es la tros por espacio de tres horas, estuvieron
oración acompañada del ayuno; y el dar bendiciendo a Dios; y levantándose de
limosna mucho mejor que los tesoros de allí, publicaron todas sus maravillas.»
oro: porque la limosna libra de la muer-
te, y es la que purga los pecados y a l - Reflexión: Es el arcángel san Rafael,
canza la misericordia y la vida eterna. singular protector de los enfermos; co-
Mas los que cometen el pecado y la mo su mismo nombre lo significa, pues
iniquidad, son enemigos de su propia al- Rafael vale lo mismo que Medicina de
ma. Por tanto, voy a manifestaros la ver- Dios. Por esta causa se han puesto de-
dad, y no quiero encubriros más lo que bajo de su amparo todos los hospitales
ha estado oculto. Cuando tú orabas con de san J u a n de Dios, y todos los fieles
lágrimas, y enterrabas los muertos, y te deberíamos invocar en nuestras enferme-
levantabas de la mesa a medio comer, y dades su celestial patrocinio.
escondías de día los cadáveres en tu ca-
sa, y los enterrabas de noche, yo presen- Oración: ¡Oh Dios! que diste por com-
taba al Señor tus oraciones. Y por lo pañero para el camino de tu siervo To-
mismo que eras acepto a Dios, fué nece- bías al bienaventurado arcángel san Ra-
sario que la tentación o la aflicción te fael; concédenos que seamos siempre pro-
probase. Y ahora el Señor me envió a tegidos con su custodia y fortalecidos
/Curarte a ti, y a libertar del demonio a con su auxilio. Por Jesucristo, nuestro
' Sara, esposa de tu hijo. Porque yo soy Señor. Amén.

311
Los santos Crispín y Crispiniano, mártires. 25 de octubre
(t 287.)

vida ejemplar y santa conver-


sación redujeron a la fe gran
muchedumbre de gentiles. En
esta sazón vino a la Galia Bél-
gica el emperador Maximiano
Hercúleo, y algunos idólatras
se quejaron amargamente de los
dos hermanos, diciendo que
eran enemigos de los dioses, y
que desasosegaban al pueblo
inficionándole con una nueva
superstición. El emperador, por
deseo de complacer a los dela-
tores, y por el odio que tenía
i*!'. al nombre cristiano, dio orden
que los dos hermanos fuesen
presos y presentados al tribunal
de Riccio Varo, tirano sangrien-
to, a quien había hecho antes
Los gloriosos hermanos y mártires de gobernador de la Galia, y promovido ya
Jesucristo san Crispín y san Crispiniano en aquellos días a la dignidad de prefec-
eran nobles patricios de Roma, los cuales to del Pretorio. Mandó este bárbaro juez
al ver los estragos que los perseguidores que atormentasen a los dos santos con
de la Iglesia hacían en el rebaño del Se- desapiadados azotes y después con los
ñor, robándoles los bienes, y quitándoles más rigurosos suplicios, con que solían
después la vida con los más atroces su- probar la constancia de los mártires, has-
plicios, determinaron vender toda su ha- ta que viéndolos salir triunfantes de to-
cienda y trasladarla al cielo por las ma- dos los tormentos, mandó degollarlos. Le-
nos de los pobres. Hechos así pobres por vantaron los fieles de Soissons un tem-
amor de Cristo, pasaron a las Galias en plo suntuoso a la memoria de los santos
compañía de san Quintín y otros celosos Crispín y Crispiniano, y san Eligió ador-
cristianos, para dar noticia de la fe a nó magníficamente las urnas de sus sa-
aquellas gentes idólatras. Después de grados cuerpos.
muy largos y penosos viajes, en los cua- Reflexión: En el glorioso catálogo de
les sembraron en varias poblaciones las los santos figuran no pocos que concilia-
semillas de la verdad evangélica, pusie- ron el trabajo manual y la fatiga del
ron su residencia en la ciudad de Sois- cuerpo con eminentísima santidad. San
sons, y a ejemplo de san Pablo, que j u n - Pablo hacía tiendas de campañas, entre
taba su ministerio apostólico con el t r a - los demás apóstoles había pescadores, la-
bajo manual, nuestros santos hermanos bradores y de otros oficios, san José, la
enseñaban ¡en todas las ocasiones opor- Virgen santísima y nuestro mismo divino
tunas que se les ofrecían, la doctrina del Redentor se ganaron el pan con el sudor
Salvador del mundo, y se ganaban el de su rostro. Pues, ¿qué perdón merecen
sustento haciendo calzado. Escuchaban aquellos cristianos tan reprensibles que
los infieles con asombro sus pláticas a d - con achaque de la pobreza que pasan, o
mirables y consejos de perfección nunca del trabajo de que han de vivir, preten-
oídos, maravillándose más todavía de su den excusar su pureza en las cosas de
vida santísima, y señaladamente de su Dios y de su eterna salvación? ¿Por ven-
caridad, desinterés, piedad y menospre- tura no puede el pobre labrador o artesa-
cio de la gloria y vanidad del mundo, pues no tener a raya sus pasiones y vivir con-
jamás les veían en los públicos regocijos forme a la ley del santo Evangelio?
y fiestas de los dioses; porque mientras Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras
los idólatras se entregaban a aquellos con la anual festividad de tus bienaven-
pasatiempos, los dos santos hermanos se turados mártires Crispín y Crispiniano,
postraban delante de una cruz, y oraban concédenos propicio, que gocemos de sus
con gran fervor a Jesucristo para que méritos, y seamos instruidos con sus
con su gracia alumbrase a aquellos hom- ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor..
bres tan ciegos. De esta manera con su Amén. ^

312
San Evaristo, papa y mártir. — 26 de octubre
(t 121.)
El gloriosísimo pontífice y
mártir san Evaristo, fué griego
de nacimiento, pero originario
de Judea, pues su padre era un
israelita llamado Judas, n a t u -
ral de Belén, que pasó a vivir
a Grecia. Habiendo sido alum-
brado Evaristo con la luz de la
fe vino a Roma, y por sus loa-
bles costumbres y muchas le-
tras fué recibido con grande
aplauso entre el santo clero de
la Iglesia romana, madre y
maestra de todas las demás
iglesias. Por muerte del santo
pontífice Anacleto coronado del
martirio (glorioso fin de "todos
aquellos primeros papas), fué
san Evaristo por voz unánime
colocado en la silla de san Pedro. Alaba hechiceros que con sus sortilegios encan-
san Ignacio obispo de Antioquía la fide- taban a las gentes. De estas calumnias y
lidad, valor y constancia en la fe, pureza falsos rumores nacían muchas veces tu-
de costumbres, y fraternal caridad que multos contra ellos en el circo, en el an-
resplandecía en la Iglesia romana gober- fiteatro, y en los juegos públicos, y cuan-
nada por este santo pontífice, a pesar de do veían pasar por la calle algún cristia-
que la mayor parte de los herejes pro- no, gritaban desaforadamente: ¡Al mal-
curaban derramar en ella el veneno de vado! ¡al facineroso! ¡al hechicero! En
sus errores, persuadidos de que una vez uno de estos motines populares fué ha-
inficionada la cabeza del orbe cristiano, llado y apresado nuestro santo pontífice
luego se dilataría a todo el cuerpo la pon- en el año noveno de su pontificado; y
zoña de la herejía haciendo mayores es- aunque no se sabe qué linaje de suplicio
tragos. No había entonces iglesias públi- padeció, consta que en este día 26 de
cas, sino unos oratorios privados dentro octubre alcanzó la gloriosa corona de los
de casas particulares, donde se congre- mártires.
gaban los cristianos para oir la palabra
de Dios y participar de los divinos miste-
rios y sacramentos; llamábanse aquellos Reflexión: El emperador Trajano, en
oratorios títulos, porque sobre sus puer- cuyo tiempo padeció el martirio nuestro
tas se grababan unas cruces, para distin- santo pontífice, se gloriaba de ser más
guirlos de los lugares profanos llamados religioso y humano que los otros emcera-
también con el nombre de títulos, por las dores, y no publicó nuevo edicto contra
estatuas de los emperadores que había a los cristianos: pero toleraba que el p u e -
sus puertas. El santo pontífice distribuyó blo se amotinase contra ellos y les persi-
dichos oratorios o títulos entre ciertos guiese de muerte. También ha ocasiona-
presbíteros, para que cuidasen de ellos. do algunas veces semejantes desafueros
Mandó también que, conforme a la t r a - la rnoderna tolerancia de los gobiernos
dición apostólica, se celebrasen pública- liberales. Pero ¿qué es ¡esa tolerancia que
mente los matrimonios, y que los despo- abandona en manos de la gente más des-
sados recibiesen en público la bendición garrada y soez del pueblo a personas ino-
de la Iglesia. Predicaba con apostólico centes e indefensas, sino un resabio de
celo varias veces cada día, y enseñaba aquella antigua inhumanidad y barbarie?
por sí mismo la doctrina de Cristo a
los niños y a los esclavos: y como se a u -
mentase mucho el número de los fieles,
y creciese a la par el odio con que mi- Oración: ¡Oh Dios omnipotente! Mira
raban los idólatras la pureza de la ley con ojos piadosos nuestra flaqueza, y ya
evangélica tan opuesta a la corrupción que nos agrava el peso de nuestras m i -
serias, la intercesión de tu bienaventu-
de sus costumbres paganas, n o . cesaban rado Evaristo, tu mártir y pontífice, nos
de sembrar contra los cristianos las más proteja y ampare. Por Jesucristo, nues-
horribles calumnias, pintándolos como tro Señor. Amén.
313
San Frumencio, obispo. — 27 de octubre
(t siglo IV.)

heredero del trono llegase a la


edad competente para gobernar
el Estado. En todo este tiempo
trabajaron los dos santos her-
m a n o s por disponer la corte y
;iff- A-i % el reino a recibir la doctrina
' V -o del Evangelio conforme a la
c u a l habían siempre vivido.
Edesio volvió después a Tiro,
de cuya iglesia fué digno sa-
cerdote; y Frumencio rogó a
san Atanasio que mandase a
Etiopía un obispo para que lle-
vase a cabo la conversión de
los Etíopes. Juzgó el santo pa-
triarca Atanasio que ninguno
podía ejercitar con mayor celo
el cargo pastoral de aquellos
pueblos, que el que los había
El glorioso san Frumencio, apóstol y dispuesto a recibir la fe; y así consagró
obispo de Etiopía, fué natural de Tiro, y en Alejandría a san Frumencio por obis-
criado por sus padres en la fe cristiana po de los Etíopes. De vuelta a Axuma
y en santas costumbres. Pero siendo t o - bautizó el santo a toda la familia real,
davía muy joven quedó huérfano y enco- y con su apostólica predicación, y los
mendado con su hermano Edesio, a la t u - milagros con que el Señor la autorizaba,
tela de un tío suyo, que se llamaba Me- redujo toda la nación a la fe de Jesucris-
ropio, filósofo de Tiro. El amor a la cien- t o . Finalmente después de ordenar todas
cia, movió a este sabio a hacer un viaje las cosas de aquella nueva Iglesia, que
a Etiopía, y se llevó consigo a sus dos le reconoce por su apóstol, y gobernarla
sobrinos. Tuvieron próspera navegación santamente algunos años, murió en A x u -
y_ el filósofo se enteró con gran diligen- ma, y pasó a recibir la recompensa de
cia de las cosas que quería aprender en sus apostólicos trabajos y méritos.
aquel viaje: mas al hacerse a la vela p a -
ra volver a su patria, la nave hubo de Reflexión: Mira qué preciosos frutos
detenerse en cierto puerto de Etiopía p a - dieron las primeras semillas de la educa-
ra abastecerse de algunas provisiones n e - ción cristiana que recibieron los dos n i -
cesarias; y entonces unos bárbaros de ños Frumencio y Edesio. Aunque se vie-
aquel país la apresaron y saquearon de- ron cautivos en un país idólatra, nunca
gollando inhumanamente al capitán, a dejaron de vivir según la ley de Cristo,
Meropio y a la demás gente que había y finalmente ganaron para Cristo todo
en ella. No estaban allí a la sazón los dos aquel reino. ¡Oh! ¡si ponderaran bien los
niños Frumencio y Edesio, porque habían padres de familia cuánto importa educar
saltado a tierra y algo lejos de la playa cristianamente a los hijos desde sus más
estaban sentados debajo de u n árbol e s - tiernos años! Entonces la tierra de su co-
tudiando la lección de que habían de razón está aún limpia de malas yerbas de
dar cuenta a su tío. Así que los bárbaros vicios y pasiones; y las semillas de las
vieron aquellos dos niños tan inocentes virtudes germinan en ella y echan pro-
y candorosos, no quisieron matarlos sino fundas raíces, y más tarde producen co-
presentarlos al rey de aquella tierra, el piosos frutos de loables y excelentes
cual residía en Axuma, llamada hoy As- obras.
cu, en Abisinia: enamorado el príncipe
de las raras prendas de los dos mancebos Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
los hizo educar con gran cuidado, y a tente, que la venerable solemnidad del
Edesio hizo más tarde su secretario y a bienaventurado Frumencio, tu confesor y
Frumencio nombró tesorero y gobernador pontífice, acreciente en nosotros la gra-
del reino. Estando el rey a la muerte les cia de la devoción y el deseo de nuestra
concedió la libertad: mas la reina les eterna salud. Por Jesucristo, nuestro Se-\
rogó que no la dejasen hasta que su hijo ñor. Amén.
314
San Simón y san Judas, apóstoles 28 de octubre
(t siglo I.)

Los gloriosísimos apóstoles y


mártires de Jesucristo san Si-
món y san Judas fueron h e r m a -
nos de Santiago el Menor, hijos
de Cleofás y de María, primos piló-
de la Virgen santísima, nuestra ms3
Señora. Eran llamados herma-
nos del Señor según las cos-
tumbres de los judíos, por ser
parientes. Simón se llamaba el
Cananeo o Zelotes para distin-
guirlo de san Pedro que tenía
el mismo nombre de Simón: y
J u d a s también tomó sobrenom-
bre de Tadeo o Lebbeo, para
distinguirse de Judas Iscariote.
Habiéndoles el Señor escogido
para su apostolado, recibieron
la doctrina de su santo Evan-
gelio, y le siguieron con gran fidelidad, la carrera de su vida apostólica con un
y fueron testigos de sus admirables p r o - glorioso martirio; porqué cayendo sobre
digios y compañeros de sus trabajos y ellos una turba de feroces idólatras, san
persecuciones. Después de la institución Simón fué aserrado por medio, y a san
de la sagrada Eucaristía y terminado Judas le cortaron la cabeza. Añade la
aquel admirable sermón que hizo el Se- misma antigua tradición que en el mismo
ñor, y se refiere en el capítulo XIV de punto en que fueron muertos estos dos
•san Juan, como san Judas no hubiese sagrados apóstoles delante de unos ído-
comprendido aquellas palabras: El mun- los del sol y de la luna, se levantó una
do no me verá, pero vosotros me veréis, terrible tempestad que dio en tierra con
•porque yo estaré vivo y nosotros lo es- los templos y estatuas de aquellos falsos
taréis también, preguntó al Salvador: dioses, quedando sepultados en las r u i -
«Señor, ¿cómo ha de ser eso que te has nas los que habían dado muerte a los
de manifestar a nosotros y no al mundo?» dos sagrados apóstoles.
A lo que respondió el Señor que era
porque ellos le amaban y no le amaba Reflexión: La vida de los dos gloriosos
el mundo, pues no guardaba sus manda- apóstoles san Simón y san Judas, es co-
mientos. Habiendo subido Jesús a los cie- mo la de todos los demás apóstoles de
los, y después de la venida del Espíritu Jesucristo. Toda ella consistió en amar
Santo, padecieron san Simón y san Judas con toda su alma a su divino Maestro:
grandes trabajos en la predicación del en predicarle crucificado, confirmar, con
Evangelio, hicieron muchos milagros, de- milagros la verdad de su Evangelio, ga-
rribaron ídolos y redujeron a la fe innu- narle muchas gentes idólatras, padecer
merables gentes. Se dice que san Simón por su amor grandes trabajos y persecu-
predicó en Egipto y san Judas o Tadeo ciones, y la misma muerte. No se entien-
en Mesopotamia, y que después entraron de pues como hay hombres tan ciegos
juntos en Persia. Entre las conversiones que no se fíen del testimonio de los san-
que hicieron, la más ruidosa fué la de tos apóstoles: porque aunque sea verdad
toda la familia real y de muchos hom- que eran los más íntimos amigos del Sal-
bres principales de la corte que recibie- vador del mundo, también lo es que fue-
ron el bautismo. Abrieron iglesias y for- ron sus más abonados testigos, y los más
maron cristiandades, una de las cuales desinteresados confesores de su divinidad.
fué la de Babilonia. Refiérese también Oración: ¡Oh Dios! que nos hiciste m e r -
que en oyendo el apóstol san Judas el ced de venir al conocimiento de tu nom-
martirio de Santiago el Menor, pasó a bre por medio de los bienaventurados
Jerusalén y se halló presente en la elec- apóstoles Simón y Judas, concédenos la
ción del nuevo obispo de aquella Iglesia: gracia de aprovechar en virtud al cele-
mas que una vez elegido Simón, volvió a brar su gloria sempiterna. Por Jesucris-
Persia, y que los dos apóstoles, coronaron to, nuestro Señor. Amén.

315
San Narciso, obispo de Jerusalén. — 29 de octubre
(t 212.)

tercero confesó delante de t o -


dos la conspiración que los tres
juntamente h a b í a n tramado
contra su santo obispo. Había-
se san Narciso retirado con
aquella ocasión de su iglesia y
enterrádose vivo en un espan-
toso desierto, donde por espacio
de algunos años llevó vida más
de ángel que de hombre; mas
sabiendo que estaba tan proba-

v ^. \tú i ^ d a y reconocida su inocencia,


juzgó que debía volver a su
iglesia. Así que llegó a Jerusa-
lén fué recibido con tanto al-
borozo y tanto tropel de gente,
como si fuera un santo venido
del otro mundo: y apenas llegó
cuando murió en aquella ciudad
San Narciso, obispo de Jerusalén, na- el obispo Gordio, que había ocupado en
ció a fines del siglo I, a lo que se cree su ausencia la silla episcopal. Gobernó
en la misma ciudad de Jerusalén, y íué pues el santo algunos años más aquella
uno de los más santos y admirables p r e - cristiandad, hasta que por divina revela-
lados de los primitivos tiempos de la cris- ción tomó por coadjutor a san Alejandro,
tiandad. Habiendo vacado la silla de obispo de Flaviada en la Capodocia, que
aquella metrópoli de Judea por muerte había venido a visitar los santos lugares
del patriarca Dulciano, fué elegido por de Jerusalén, con el cual repartió el car-
voz común de todos los fíeles san Nar- go pastoral, por causa de su edad tan
ciso, que era uno de los más ejemplares avanzada: y así escribiendo san Alejan-
y sabios sacerdotes, y aunque a la sazón- dro a los antinoítas de Egipto, les dice:
tenía ya ochenta años, hizo grandes co- Saludóos de parte de Narciso, que gober-
sas en bien del rebaño de Cristo, y lo nó esta iglesia antes de mí, y ahora la
defendió valerosamente de los herejes. gobierna juntamente conmigo, siendo al
Presidió en el concilio que se reunió en presente de edad de ciento diez y seis
Palestina para decidir la cuestión sobre años ya cumplidos. Luego descansó en el
el día en que debía celebrarse la Pascua: Señor, y recibió el premio de sus trabajos.
y refiere Éusebio que una víspera de di- Reflexión: Pocos son los hombres que
cha festividad, faltando el aceite de las llegan a una edad tan avanzada, y por
lámparas al tiempo que los sagrados mi- ventura ni uno solo de los que leen esta
nistros iban a celebrar la solemnidad de vida, alcanzará los años que sirvió a Dios
la vigilia, mandó san Narciso que sacasen san Narciso. Démonos pues prisa en lle-
agua de un pozo y se la trajesen. Hirié- var adelante nuestro único negocio y
ronlo así, y el santo, animado de viva hacer las prevenciones necesarias para
fe hizo oración, y habiendo bendecido toda la eternidad, procurando que los
aquella agua la convirtió en aceite, con días que pasan, no sean días inútiles y
que se llenaron las lámparas: y de la perdidos, sino días aprovechados y lle-
parte que sobró se proveyeron muchos nos de méritos y virtudes; pues como nos
fieles para curar sus enfermedades. En dice el Espíritu Santo, la edad de la se-
otra ocasión calumniaron al venerable nectud, no está en los muchos años que
prelado tres hombres malignos confir- se viven, sino en la vida inmaculada g
mando su acusación con juramento. El virtuosa.
primero dijo: «quemado muera yo si no
es verdad lo que digo»; el segundo: «sea Oración: Concédenos ¡oh Dios omnipo-
yo cubierto de lepra»; el tercero: «quede tente! que la venerable solemnidad del
yo ciego». Mas no tardó el Señor en vol- bienaventurado Narciso, tu confesor y
ver por la honra de su siervo, castigando pontífice, acreciente en nosotros la gra-
a los tres perjuros con los males que h a - cia de la devoción y el deseo de nuestra
bían significado en sus maldiciones, y el eterna salud. Por Jesucristo, nuestro Se- \
ñor. Amén.
316
San Marcelo, centurión, mártir. 30 de octubre
(t 298)
El glorioso centurión y mártir
. de Cristo san Marcelo fué de n a -
ción español y tiénese por tradi-
ción que nació en la ciudad d e
León, que después fué cabeza y
corte del reino de su nombre.
Floreció en la profesión militar
en tiempo del presidente Anasta-
sio Fortunato que gobernaba
aquella provincia de España, y
celebrándose por este tiempo la
. exaltación de Maximiano Hercú-
leo al imperio, para que la fun-
ción fuese más solemne, el p r e -
sidente Anastasio Fortunato p u -
blicó un edicto por el que se
mandaba que todos los pueblos
de la provincia concurriesen a
yw*iWi$eg
León el día señalado para la fes-
tividad y regocijo público. Marcelo, es dioses del imperio?» Respondió el m á r -
tando delante de las banderas de su le- tir: «No hay furor alguno en los que te-
gión, lastimado de ver tanta gente en- men al Señor»: y en habiendo oído la
tregada a la idolatría, a vista de todos se sentencia de muerte, mostrándose agra-
quitó el cíngulo o banda militar y dijo: decido al prefecto, le dijo: «Agricolano,
«Yo solo sirvo a Jesucristo, Rey de reyes Dios te haga bien y tenga misericordia
y Señor de los señores, por lo que de- de ti.» Fué conducido después al lugar
sisto de servir más a los emperadores de del suplicio el mismo día que entró en
la tierra, y desprecio sus falsos dioses.» Tánger, y puesto en oración fué dego-
Diciendo esto arrojó también el sarmien- llado. Los cristianos recogieron el vene-
to que llevaba en la mano como divisa rable cuerpo del ilustre soldado de Cris-
de su grado de centurión en la milicia. to en el silencio de la noche, y habiéndole
Dio orden el gobernador que luego p u - embalsamado le dieron honrosa sepultura.
siesen a san Marcelo en la cárcel; y ter- Reflexión: ¡Qué heroico vencedor de
minadas las fiestas y sacrificios idólatras, los respetos humanos se mostró el cris-
preguntóle lleno de ira: «¿Qué causa has tiano centurión san Marcelo, arrojando
tenido para arrojar el cíngulo militar?» el cíngulo militar delante de tan grande
«La causa es, respondió Marcelo, que muchedumbre y en medio de aquella fies-
siendo como soy cristiano no puedo con- ta tan solemne! ¡Cómo podrán leer este
servar estas insignias que parece obligan ejemplo tan sublime sin cubrirse de ver-
a prestar sacrificio a vuestras deidades güenza las miserables víctimas del qué
quiméricas.» «Yo no puedo disimular t u dirán! Pero ¿no es razón hacer más caso
temeridad, repuso Fortunato; daré parte del qué dirá Dios que del qué dirán los
de ella al César, enviándote por ahora a hombres? Y si llega la alternativa de h a -
Tánger a mi principal Agricolano.» «Haz ber de perder la amistad de Dios o la
lo que te parezca, contestó Marcelo; pero del mundo, ¿qué amistad ha de prefe-
entiende que aquí y en todas partes haré rirse y conservarse a todo trance? La del
la misma confesión de mi Señor Jesu- mundo que es tan mudable, fementida y
cristo.» Envió con efecto Fortunato a transitoria, o la de Dios, que es constan-
Marcelo cargado de prisiones a la m e - te, fidelísima y eterna? Mira cuan necios
trópoli de la Mauritania, donde a la sa- son los que por no desagradar al m u n -
zón se hallaba Agricolano, y habiendo do por un poco de tiempo, no reparan
llegado el santo a aquella ciudad, des- en perder la eterna amistad de Dios.
pués de innumerables trabajos que pade- Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
ció en el viaje, enterado Agricolano del tente, que los que veneramos el naci-
proceso hecho por Fortunato, mandó a miento para la gloria de tu bienaventu-
uno de sus oficiales leerlo en alta voz, y rado Marcelo mártir, por su intercesión
preguntó después a Marcelo: «¿Qué fu- crezca en nosotros el amor de tu santo
ror te ha preocupado para arrojar las nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
t/ insignias militares y blasfemar contra los Amén.

317
San Quintín, mártir. - 31 de octubre
(t 287)

¿ZSEt* ^XjKM ^^^^^^ to de las Galias y era encarni-


zado enemigo de lá Iglesia: éste,
¡¡yg AO T*||H
para satisfacer el odio mortal
que^ tenía al nombre cristiano,

1 lipM
S/L,
pasó a Amiens, donde hizo pren-
der al santo, y ejecutó en él t o -
da su bárbara crueldad: mandó-
le azotar rigurosamente sin res-
petar su nobleza, ni el privilegio
de ciudadano romano de que el
mñ santo gozaba: y como los verdu-
¡•"•¡•Si • H M I, gos que le azotaban cayesen en
Hí\lj tierra como muertos, el presiden-
flBl mj
1 ' A1
te renegando de la magia cris-
tiana a la cual atribuía aquel su-
i l n H g
£S3i ^MPTIM^B^^^^^^^B ceso, ordenó que encerrasen al
mártir en un lóbrego calabozo;
pero llenóse de luz celestial
aquel lugar oscuro, y hacia la
Fué san Quintín hijo de un senador media noche se cayeron las cadenas del
romano llamado Zenón, muy conocido en santo hechas pedazos, y al amanecer se
Roma por sus grandes riquezas y por su halló el preso en medio de la plaza de la
valimiento con los emperadores. Desde el ciudad, donde comenzó a predicar con
día que recibió su bautismo, que fué, a tan grande espíritu de Dios; que convir-
lo que se cree, hacia el fin del pontifi- tió a mucha gente, y al mismo alcaide
cado de san Eutiquiano, a quien sucedió y los soldados de la guardia que le bus-
san Cayo, prendió en su corazón un fue- caban. Espantado de esto Riccio Varo,
go de amor de Jesucristo tan ardiente, pero no convertido, le hizo prender de
que hubiera querido abrasar con él todos nuevo, y después de ponerle en la tor-
los corazones y reducir a cenizas todos tura, y desgarrarle las carnes, rociárselas
los ídolos. Ofrecióse al papa san Cayo p a - con aceite hirviendo, y abrasarle todo el
ra llevar la fe a los idólatras de las Ga- cuerpo con hachas encendidas, viendo que
lias, y el santo pontífice alabó su celo y aquella fortaleza sobrehumana conmovía
le dio por compañero a san Luciano, y a toda la ciudad de Amiens y amenazaba
con éste y otros muchos fervorosos fie- tumulto, mandó que cortasen al santo la
les que también quisieron acompañarle, cabeza.
partió a aquella apostólica expedición. Reflexión: Gran maravilla fué que des-
Con san Luciano predicó el Evangelio en de que recibió san Quintín el bautismo,
los pueblos que halló a su paso hasta lle- se abrasase en tanto celo de la conver-
gar a la ciudad de Amiens, a las riberas sión de los gentiles: pero no es cosa r a -
del Soma. Allí se separaron, pasando san ra, sino efecto ordinario de la gracia de
Luciano a plantar la fe en Beauvais, y Jesucristo, el sentir un pecador que de
quedándose en Amiens nuestro santo, el veras se convierte, gran deseo de la con-
cual con su elocuencia y milagros en b r e - versión de los demás, porque queda su
ve tiempo formó allí una de las más flo- alma tan esclarecida con la luz sobre-
recientes Iglesias de las Galias. De todas natural de la fe, y su corazón tan satis-
partes acudían a él los enfermos, y con fecho y tranquilo en su centro que es
sólo invocar sobre ellos el nombre de Dios, que quisiera que todos los hombres
Jesús les daba la salud del cuerpo y j u n - gozasen de esta misma dicha, y así fuese
tamente la del alma. Venían al santo los más glorificado Jesucristo, autor y con-
ciegos conducidos por sus guías, y se vol- sumador de nuestra fe.
vían sin ellos a sus casas: venían los co- Oración: Rogárnoste, ¡oh Dios todopo-
jos y paralíticos, y se volvían sin mule- deroso! que cuantos veneramos el naci-
tas ni apoyo alguno. Pero los sacerdotes miento para la gloria de tu bienaventu-
de los ídolos que veían ya desiertos sus rado Quintín, mártir, por su intercesión,
templos, vacías de ofrendas y cubiertas crezca en nosotros el amor de su santo
de polvo sus aras, acudieron a Riccio Va- nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ro, que acababa de ser nombrado prefec- Amén. ^

318
La fiesta de todos los santos. — 1 de noviembre
Entre todas las fiestas que la
Iglesia ha instituido en reveren-
cia de los santos que están en los
cielos, la más solemne es la que
celebra en este día en honra de
todos; porque en ella a todos los
abraza, a todos se encomienda y
llama en su favor. Instituyóla en
Roma Bonifacio IV en honor de
la Virgen santísima y de todos
los santos rtfártires, consagrán-
doles, en el año 607, el templo
llamado Panteón, en el cual h a -
bían sido adorados todos los fal-
sos dioses de la gentilidad. Más
tarde Gregorio IV ordenó que
aquella fiesta se hiciese en honra
de todos los santos del cielo, y
mandó que se celebrase en toda
la cristiandad, señalando para ello este se posee una eternidad de vida! ¡Oh feli-
día primero de noviembre. Tres fueron cidad suprema, y que nunca se ha de
las razones principales de esta institu- acabar! Allí está el glorioso coro de los
ción: reparar lo que la fragilidad h u m a - apóstoles: allí la alegre compañía de los
na hubiese faltado por ignorancia o des- profetas: allí el innumerable ejército de
cuido en las fiestas particulares de los los santos mártires, coronados por la vic-
santos; alcanzar, por la poderosa inter- toria que alcanzaron de los tiranos y
cesión de todos los santos juntos, las gra- verdugos: allí las purísimas vírgenes, que
cias que hemos menester, y animarnos a con la virtud de su continencia, triun-
la imitación de sus virtudes, con la es- faron de las malas inclinaciones de su
peranza de alcanzar el premio de la eter- cuerpo: allí los misericordiosos, que, so-
na gloria que ellos alcanzaron. «Consi- corriendo largamente las necesidades de
deremos, nos dice san Cipriano, y pen- los pobres, cumplieron con toda justicia,
semos con frecuencia, que hemos r e n u n - y observando los preceptos del Señor, co-
ciado al mundo, y que vivimos en la tie- locaron en el tesoro del cielo los patri-
rra como huéspedes y peregrinos. Suspi- monios de la tierra. Apresurémonos con
remos por aquel día, en que a cada uno vivas ansias a llegar a donde ellos están,
se nos ha de señalar morada en aquella deseemos hallarnos presto con ellos, para
verdadera patria, y en que, sacados de que podamos reinar presto con Cristo.»
este destierro, y libres de los lazos del (Son. Cipriano, lib. de mortalit).
siglo, hemos de entrar en el reino celes-
tial. ¿Quién hay, que, viviendo lejos de Reflexión: Dice muy bien san Grego-
su patria, no arda en deseos de tornar rio: «Al oír las cosas de aquella gloria,
a ella? ¿Quién hay, que navegando de nuestra alma suspira por ellas, y ya de-
vuelta a su hogar y familia, no desee sea encontrarse donde espera gozar sin
viento favorable para poder abrazar a fin. Pero los grandes premios no se al-
las prendas de su corazón? Nuestra pa- canzan sin grandes trabajos: y así dice
tria es el paraíso; son nuestros parien- san Pablo, que no será coronado sino
tes los, santos patriarcas: ¿por qué no aquel que legítimamente peleare. D e -
nos damos prisa y corremos para ver leítese en hora buena, el ánimo con la
nuestra patria, y saludar a los parien- grandeza de los premios; pero no desma-
tes? Allí nos espera un gran número de ye en los trabajos de la campaña.
amigos; allí nos echa de menos una gran
muchedumbre de parientes, hermanos e Oración: Todopoderoso y sempiterno
hijos, seguros ya todos de su gloria in- Dios, que nos concedes la gracia de ce-
mortal, pero solícitos de nuestra salva- lebrar en una solemnidad los méritos de
ción. ¡Qué alegría ha de ser para ellos todos los santos, rogárnoste que atendien-
y para nosotros, el vernos y abrazarnos! do a tan grande muchedumbre de inter-
¡Qué deleite el de aquellos reinos celes- cesores, derrames sobre nosotros la abun-
. tiales, donde sin el temor de la muerte dancia deseada de tus misericordias. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

319
La conmemoración de los fieles difuntos. — 2 de noviembre.
'nupcial y sin mancha, que han
19 .menester para entrar en el cielo.
'Hospedamos al peregrino, rogan-
•¡Hü JjgjJBHsHllB do al Señor que por los méritos
de Cristo les abra las puertas, de
"-SÍSILJÍ'IJ ''' ¿¿TtaBa^B su palacio divino; y en fin, ¿no
es mayor obsequio el llevar aque-
u
fi£ á a> '-*mM llas almas al eterno descanso del
tó •gfcfr,'^^H
liiiill ^Bri*¿-ti paraíso, que el dar a sus cuerpos
sepultura? Pero aunque nos de-
bemos compadecer de todos los
que están en el purgatorio; espe-
cialmente hemos de socorrer a
¡nuestros deudos y amigos, a los
¡padres e hijos, a los maridos y
mujeres, a los hermanos carna-
HHUI
les y otras personas, con quienes
«T"í*ui _ ni" • tuvimos algún lazo más estrecho
. .___. de sangre o amistad. Finalmente
Después que la santa Iglesia en el día mucho mayor cuidado debemos poner en
de ayer celebró la fiesta de todos los cumplir las obligaciones de justicia que
santos, hoy extiende su caridad, y ayuda pertenecen a ellos, ejecutando sus testa-
con sus oraciones y sufragios a las almas mentos y mandas pías, y todo lo que dis-
del purgatorio. Pues es dogma de fe que pusieron para bien de sus almas.
para poder entrar en el cielo, han de p u -
rificarse y acrisolarse las almas de los
que murieron en gracia de Dios con p e - *
cados veniales, o sin haber satisfecho en
vida enteramente por los mortales que
cometieron, y cuanto a la culpa les fue- Reflexión: Mientras que el Señor nos
ron perdonados. Las obras con que pode- da tiempo, procuremos ajusfar nuestra
mos socorrerlas son tres: la primera y
principal es el santo sacrificio de la misa; vida con la ley de Dios, y llorar nues-
la segunda, la oración; y la tercera, to- tras culpas, y satisfacer por ellas en esta
das las obras penales con que se satis- vida: aceptemos las tribulaciones, como
face a J a divina justicia, como son la li- de su bendita mano, en penitencia de
mosna, ayunos, penitencias, peregrinacio-
nes, y cosas semejantes. Además de estos nuestras culpas: y ayudemos a nuestros
modos con que las personas particulares hermanos con las buenas obras que p u -
socorren a las almas del purgatorio, el diéremos, para que salgan del purgatorio
Sumo Pontífice concede indulgencias apli- puros y afinados; y cuando gocen de Dios
cables a ellas, no por vía de absolución,
sino por modo de sufragio, y como dis- nos ayuden con sus oraciones y nos den
pensador del tesoro de la Iglesia, que son la mano para llegar al puerto de salud,
las obras y satisfacciones de Cristo y de y gozar juntamente con ellos de la eter-
los santos. Ganando por las benditas a l -
mas estas indulgencias, y haciéndoles na bienaventuranza.
otros sufragios, ejercitamos con ellas las
obras de misericordia. Porque damos de
comer al hambriento, y de beber al se-
diento, aliviamos con nuestra caridad el
hambre y la sed que aquellas santas al-
mas tienen de Dios. Consolamos al en- Oración: Oh Dios, creador y Redentor
fermo, porque mucho padecen las almas de todos los fieles, concede la remisión
del purgatorio en aquel lugar de tormen- de los pecados a las almas de tus siervos
tos. Rescatamos al cautivo, porque cauti- y siervas, para que consigan, por nues-
vas están en aquella cárcel de expiación,
y las redimimos con indulgencias' y li- tras humildes súplicas, el perdón que
mosnas. Vestimos al desnudo, alcanzán- siempre desearon. Que vives y reinas por
doles de la bondad de Dios la vestidura todos los siglos de los siglos. Amén. \

320
Los innumerables mártires de Zaragoza. — 3 de noviembre.
(t 305) '

La misma Reina de los ánge-


les, que, según el Leccionario
antiquísimo de la Catedral de
Zaragoza, se dignó poner su
asiento y morada en esta ciudad,
cuando aún vivía en carne mor-
tal, parece que quiso ennoble-
cerla también con el glorioso tí-
tulo de ciudad real de los m á r -
tires. En la décima persecución
de la Iglesia, que íué la más
cruel de todas, el impío procón-
sul Daciano, entró en Zaragoza;
y después que hubo martirizado
con inauditos suplicios al fortísi-
mo diácono san Vicente, y derra-
mado la sangre de santa Engra-
cia y de diez y ocho ilustres va-
rones: viendo que con tales cas-
tigos no amedrentaban a los cristianos, Mas, por un admirable portento de la
imaginó un artificio sobremanera cruel mano de Dios, se separaron las unas de
e inhumano para conseguir su total ex- las otras, formando las de los santos unas
terminio. Hizo publicar a son de t r o m - masas de u n a blancura extraordinaria.
peta por toda la ciudad un edicto, en que Conservanse aún en nuestros días estas
concedía amplia licencia para que todos reliquias, llamadas Las santas Masas, en
los ciudadanos que profesaban la fe de la cuales se echan de ver algunas señales
Cristo pudiesen salir de la población y de color de sangre.
pasar a vivir en cualquiera otra parte que
quisiesen: y que si alguno quedase, ex- * •

perimentaría el rigor de la ley imperial. Reflexión:- ¡Qué diferencia entre la


Este decreto fué recibido de todos los conducta de los innumerables mártires de
cristianos con singular alegría, creyendo Zaragoza y la nuestra! La caridad estaba
que cesaban en parte la persecución; y de tal manera arraigada en sus corzo-
que en cualquier otro pueblo podrían vi- nes, que ni las promesas, ni las amena-
vir según su fe. Obligóseles a salir por zas, ni los suplicios, ni la misma muerte
determinada puerta, y a la misma hora. podían debilitar su valor. Es que enton-
Era de ver aquella muchedumbre innu- ces reinaba el verdadero espíritu del cris-
merable de hombres y mujeres, deste- tianismo: y se templaban constantemen-
rrándose con gozo de sus hogares por no te los ánimos con el rigor de la austeri-
abandonar la fe de Cristo. Estando ya to- dad y penitencia cristianas. ¿Qué mucho
dos en las afueras de la ciudad, los sol- que salgas una y otra vez derrotado en
dados y ministros de Daciano, escondi- el combate que sostienes con tus pasio-
dos y puestos en acecho, se arrojaron nes, si te preparas a la lucha por medio
como sangrientos lobos sobre aquel n u - de regalos y placeres? ¿Quieres salir
meroso rebaño de inocentes corderos. A vencedor? Pues practica la penitencia y
unos cortan la cabeza, a otros les tras- austeridad cristianas: y procura que es-
pasan el corazón, a todos los despedazan tas virtudes aparezcan en la sencillez de
con furor infernal, cubriendo, en breve tus vestidos, en la frugalidad de tu mesa,
tiempo, aquellos campos de sangre y de en la supresión de los deleites y de cuan-
cadáveres horriblemente mutilados. Man- to debilita el vigor propio de los que si-
da luego el sacrilego procónsul juntar en guen al Crucificado.
un montón todos aquellos sagrados cuer-
pos para abrasarlos y reducirlos a ce-
niza; y con el intento de impedir que los
cristianos las recogiesen y venerasen, Oración: Mirad, Señor, a vuestra fa-
hacen matar y quemar a todos los crimi- milia, y concedednos que, amparada con
íales que había en las cárceles, y mez- la intercesión de los santos innumerables
c l a r sus cenizas con las de los cristianos. mártires, sea preservada de toda culpa.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

321
San Carlos Borromeo. — 4 de noviembre.
(t 1584)

mó las costumbres del clero y


del pueblo; fundó seis semina-
rios, muchos monasterios, casas
de religiosos y congregaciones
piadosas que enseñasen a los n i -
ños la doctrina cristiana. Vendió
el principado de Oria, que había
heredado, y aplicaba las pensio-
nes de la Iglesia para socorrer
las necesidades de los meneste-
rosos: y en tiempo de carestía,
daba de comer en su casa a más
de tres mil pobres. Vino sobre
Milán una lastimosa peste, que
el siervo de Dios había profeti-
zado; y asistía a los enfermos,
dábales por su mano los Sacra-
mentos, y proveíales de todo lo
que había menester. Para defen-
San Carlos Borromeo, ejemplar per- derlos del frío, hizo despojar su guarda-
fectísimo de sacerdotes y prelados, nació ropa, y llevar al hospital hasta su propia
en el castillo de Arona, no lejos de Mi- cama; y se redujo a tal necesidad, que su
lán, y fueron sus padres el conde Gilber- despensero había de pedir de limosna lo
to y Margarita de Médicis, hermana del que había menester para el gasto ordina-
papa Pío VI. Terminados los estudios de rio del santo arzobispo. Ordenó muchas
humanidades, vino a la universidad de procesiones de penitencia, y en ellas iba
Pavía, donde se graduó de doctor en a m - desnudos los pies, con capa morada, echa-
bos derechos a la edad de veintidós años. da la capilla sobre la cabeza, la falda ten-
En esta sazón fué sublimado al sumo dida y arrastrando por tierra, y llevando
pontificado su tío el cardenal Juan A n - en las manos u n Cristo crucificado de gran
gelo de Médicis; el cual maravillado de peso, fijos en él los ojos, y vertiendo con-
las raras prendas de su sobrino, le hizo tinuas lágrimas. El pueblo, al ver aquel
cardenal y arzobispo de Milán, dióle otras espectáculo tan lastimoso, prorrumpía en
dignidades, y lo que más es, cargó sobre voces de misericordia, que llegaron al cie-
él la mayor parte del gobierno de la Igle- lo, y aplacaron la indignación de Dios. F i -
sia. No hallaba el santo en todas estas nalmente, lleno de merecimientos y t r a -
honras la satisfacción de su alma: y h a - bajos, descansó en el Señor a la edad de
biendo escogido por guía de su espíritu cuarenta y cinco años.
al padre Juan, de Ribera, de la Compa-
ñía de Jesús, hizo los ejercicios de san Reflexión: Solía decir el santo, que la
Ignacio, de los cuales salió tan enamo- majestad de Dios le había guiado por ca-
rado que en adelante nunca dejó de ha- mino extraordinario a su santo servicio,
cerlos una o dos veces cada año. Mos- no por tribulaciones y adversidades, sino
trándole un día el duque de Mantua su por la prosperidad y colmo de las mayo-
regia biblioteca, sacó el santo su librito res grandezas: pero que con luz divina
de los Ejercicios, diciéndole que valía había descubierto en ellas tanta vanidad
más que toda aquella librería: y cuando e insuficiencia, que se maravillaba de la
se ordenó de sacerdote quiso celebrar su ceguedad del mundo, que anda tras ellas,
primera Misa en la capilla que usaba san y hace poca estima de la cumplida satis-
Ignacio. Conociendo que la conclusión facción y perfecto bien que se halla en
del Concilio tridentino había de ser para solo Dios y su divino servicio.
la universal reformación de la Iglesia, lo
procuró con grande empeño, e hizo que Oración: Conserva, Señor, tu Iglesia por
se compusiera luego el catecismo romano. la continua protección de san Carlos, t u
Desembarazado de la asistencia de Roma, confesor y pontífice; para que así como
con la muerte del papa, su tío, a quien le colmó de gloria el cuidado que tuvo de
administró los últimos sacramentos, pasó su rebaño, así también nos encienda en
a su arzobispado de Milán, donde refor- tu amor su poderosa intercesión. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén. V
322
Santa Bertila, abadesa 5 de noviembre.
( t 692)

La ejemplarísima abadesa san-


ta Bertila, fué francesa de n a -
ción, e hija de padres muy n o -
bles e ilustres, en el tetíitorio
de Soissons. Desde su niñez fué
muy inclinada a toda piedad, y
deseosa de toda virtud. Era en
extremo retirada, modesta y sin-
cera en su trato: huía todo vano
entretenimiento, y cualquier es-
torbo que la pudiese distraer de
sus santos intentos de servir a
Dios nuestro Señor, y de gozar
de su dulce trato en. la oración.
Entrando en más años, anhelaba
a mayor perfección: y aunque
en la casa de sus padres podía
gozar de todos los bienes y gus-
tos del mundo, lo hallaba todo tan sin
jugo y sustancia, que generosamente se ron a dejar las cosas del mundo y abra-
dio a buscar un solo y perfecto bien, en zarse con la pobreza y humildad d%- J e -
que hallase una satisfacción y paz ca- sucristo; y entre otras princesas extran-
bal. Fué grande el cuidado que nuestro jeras, tomó el hábito de su mano, Heres-
Señor tuvo de su sierva; y su divina y wita, reina de los ingleses orientales, y
dulcísima disposición la guiaba por las más tarde también Batilde, viuda de
seguras sendas de una vida santísima. E n - Clodoveo II. Finalmente habiendo Ber-
tendiendo, pues, sus padres, que estaba tila gobernado santísimamente aquel m o -
tocada de Dios, la llevaron al monaste- nasterio por espacio de cuarenta y seis
rio de Jouarre, que estaba a cuatro le- años, y llegado a una ancianidad venera-
guas de Meaux, en donde la abadesa santa ble por los méritos y los días, entre tier-
Telchildes y todas sus monjas la recibie- nas lágrimas de todas sus hijas, y abra-
ron con singulares muestras de gozo. Allí zada con una imagen de su Redentor
consagró a Dios todos sus adornos, des- crucificado, entregó su espíritu en las
pojóse de todos los vestidos de seda, de los manos de Dios.
anillos y joyas preciosas, se cortó las
trenzas de sus hermosos cabellos, y tro-
có los atavíos mundanos por el hábito Reflexión: Toda mortificación y auste-
pobre de sierva de Jesucristo. Encen- ridad se hace leve cuando se ama a Dios,
dióse con una emulación santa y gene- y se desea contemplar la claridad y her-
rosa en imitar a sus religiosas herma- mosura de su divino rostro. Así lo vemos
nas; ni había acción virtuosa, que no t r a - en toda la vida de santa Bertila. Sí: cuan-
tase de copiar en sí misma, chupando y do hay amor de Dios, los ayunos no se
convirtiendo en sí, como cuidadosa abeja, cumplen ya con repugnancia: los traba-
lo más precioso y escogido de cada flor. jos de cada día ya no tienen nada de pe-
Servía a sus hermanas enfermas con dul- nosos: la separación de los amigos y pa-
císima caridad en los oficios más humil- rientes no inspira ya tristeza: y un alma
des, enseñaba toda virtud a las niñas n o - así dispuesta, llena de desprecio por to-
bles que se educaban en el monasterio: das las cosas presentes, animada de un
y recibiendo a las personas que la visita- solo deseo que la arrebata sobre todo,
ban, derramaba un perfume de santidad merece la muerte de amor, la muerte del
que parecía del cielo. Tenía el cargo de justo.
priora, cuando la esposa de Clodoveo r e e - *
dificó la abadía de Chelles, y fué nom- Oración: Óyenos, oh Dios Salvador
brada, con aprobación común, primera nuestro, para que así como nos alegra-
abadesa de aquel monasterio. Fueron m u - mos en la fiesta de tu bienaventurada
chas las señoras y doncellas ilustres que, • virgen Bertila, así aprendamos de ella
" por su ejemplo y conversación, se movie- el afecto de su piadosa devoción. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
323
San Leonardo, solitario y confesor. — 6 de noviembre.
(t 559)
edificó un monasterio. Aquí vivió
con maravillosa abstinencia y
oración: y como faltase agua
para los monjes, el Señor, a r u e -
gos del santo, les proveyó de una
fuente muy copiosa que hasta el
día de hoy da de beber a los m o -
radores de aquel lugar. Exten-
dióse la fama de sus virtudes y
milagros por toda Francia, I n -
glaterra y Alemania: y señalada-
mente el maravilloso poder para
librar los presos de la cárcel y
sacarlos de ella y traerlos a su
casa. Muchos que habían estado
aherrojados y cargados de pri-
siones, venían de remotas partes
a traerle sus grillos, esposas y
cadenas, suplicándole los admi-
El admirable solitario san Leonardo, tiese en su compañía, y se sirviese de
nació* en Francia, de padres nobles e ilus- ellos como de esclavos; mas el santo era,
tres, y muy favorecidos del Rey Clodo-? tan humilde, que les servía a ellos, y les
veo: del cual se dice que, para honrar- enseñaba a servir al Señor, y les daba
los, le sacó de pila. Hízose Leonardo dis- parte de aquel campo que había recibido
cípulo de san Remigio, varón santísimo, del rey, para que lo cultivasen, y vivie-
por cuya predicación el rey Clodoveo ha- sen de su trabajo. Finalmente después de
bía abrazado la fe cristiana. Por la bue- esta vida santísima y admirable, dio su
na instrucción de varón tan insigne y bendita alma al Señor: el cual le honró
divino, creció nuestro Leonardo en toda con los mismos milagros que había h e -
virtud, y comenzó a resplandecer con m a - cho por él en vida; y fueron tantos, que
ravillosa opinión y fama de santidad: casi no se podían contar las esposas, gri-
por la cual movido el rey, le rogó que llos y cadenas y otros instrumentos pe-
viniese a su corte, y le ofreció preemi- nales que estaban colgados alrededor de
nentes dignidades; de las cuales él no su sepulcro.
hizo caso, porque era amigo de quietud,
y deseaba atender a Dios y al provecho *
de los prójimos, como lo hizo, predicando
el Evangelio en Orleans y en otras p a r - Reflexión: No estimó Leonardo el oro
tes de la Aquitania, en donde por aquel y la plata, sino que cifró toda su espe-
tiempo había aún muchos gentiles. Para ranza en los bienes del cielo. Muchos,
que mejor pudiese hacerlo, el Señor le dominados por el amor terrenal vano,
honraba, y obraba por él muchos mila- sufren con pena que se les arrebata o
gros, echando los demonios de los cuer- difiera el gozo de un bien corruptible, en
pos, y sanando a los sordos, rengos y cie- el cual creen hallar el descanso del co-
gos y a otros enfermos. Cumplida esta razón. Si apeteces la verdadera paz del
misión, se escondió en la soledad de un espíritu, pon tu felicidad en solo Dios;
bosque; mas avisado de parte del rey, sin el cual las alegrías son llanto: las dul-
que la reina se hallaba en grave peligro zuras, hiél: las riquezas, espinas: los de-
de muerte, pasó a la corte, donde aplicó leites, tormentos.
una gracia de salud a la agonizante, y la
dejó del todo sana. Agradecido el rey, le
ofreció muchos vasos de oro y plata, y *
grandes tesoros: los cuales él no quiso
recibir, rogando al rey que los repartiese Oración: Recomiéndenos, Señoi, la in-
a los pobres, y con aquella limosna com- tercesión del bienaventurado Leonardo,
prase el cielo. Ofrecióle después todo a fin de que logremos con su patroci-
aquel bosque donde el santo moraba: y nio, lo que no podemos alcanzar por nues-
sólo aceptó una parte de él, en la cual tros méritos. Por Jesucristo, nuestro Se- i
ñor. Amén. *-

324
San Willibrordo, obispo. — 7 de noviembre.
(t 739)

El apostólico prelado san Wi-


llibrordo nació por los años del
Señor de 658, en la isla de la
Gran Bretaña y reino de Nor-
thumberland. A los siete años no
cumplidos de su edad, le m a n -
daron sus padres al célebre m o -
nasterio de Ripon, gobernado por
san Wilfrido, el cual poco antes
lo había fundado. Habiéndose así
acostumbrado desde niño a lle-
var el yugo del Señor, lo halló
después todo el resto de su vida
muy blando y ligero: y para m e -
jor conservar los frutos de la r e -
ligiosa educación que en el m o -
nasterio había recibido, tomó en
él el hábito de religión, en edad
muy temprana. Hizo tan r á p i -
dos progresos en las letras humanas y emplear los últimos tiempos de su vida,
divinas, que mereció ser elevado a la en prepararse para la eternidad. Final-
dignidad del sacerdocio, la cual recibió mente, lleno de días y méritos, y prece-
en Irlanda. Juntáronse con él algunos
compañeros, a quienes abrasaba un mis- dido de una innumerable muchedumbre
mo deseo de ganar almas a Cristo: y con de almas que había sacado de la servi-
grande celo predicaron el Evangelio a dumbre del demonio, y ganado para Cris-
los Frisones, en cuyo santo ministerio se to, entregó la suya al Creador.
señaló, así por su ardor apostólico, como
por su rara modestia, humildad, apaci-
ble conversación e igualdad de ánimo. *
Habiendo llegado la fama d e sus virtu-
des a oídos de Pepino de Heristal, señor Reflexión: ¡Feliz el alma que siguien-
de aquellas regiones, le escogió para la do las huellas de este apostólico prelado,
silla episcopal de Utrecht: y esta elec- se dedica, en cuanto puede, a las obras
ción agradó tanto al Sumo Pontífice, que
le llamó a Roma para consagrarle por sí de celo y de caridad! Con razón puede
mismo,^ obispo de aquella diócesis. Em- esperar una perfecta bienaventuranza en
prendió luego el santo con nuevo fervor el reino de los cielos. ¿Qué cosa habrá
la conversión de los gentiles, dilatando que le parezca dulce, en comparación de
el campo de sus correrías apostólicas has- la gloria que le espera? ¿Qué cosa podrá
ta las incultas regiones del Septentrión; igualar a la verdad y perpetuidad de tal
y acompañándose después con otros m u - bienaventuranza? ¿Qué cosa, de cuantas
chos sacerdotes y algunos obispos, para hay en este valle de lágrimas, será ca-
exterminar por completo las supersticio- paz de atraerla, cuando contempla los
nes del paganismo en la Zelanda, y des- bienes verdaderos que le dará el Señor
pués en Holanda. Para conservar los fru- en la tierra de los vivientes?
tos de estas santas misiones, ordenaba
de sacerdotes solamente a aquellos en
quienes veía más sólidas virtudes; y pro- *
curaba encender en sus corazones la lla-
ma del celo de las altas, que en el suyo
ardía. Llegando en estas empresas de Oración: Suplicárnoste, oh Dios omni-
tanta gloria de Dios, a una edad harto potente, que en la venerable solemnidad
avanzada, eligió, entre sus sacerdotes, a de tu confesor y pontífice san Willibror-
uno que tomó por auxiliar, y a quien en-
comendó el gobierno de la diócesis; y él do, acrecientes en nosotros el espíritu de
se retiró a hacer una vida solitaria, para piedad, y el deseo de nuestra eterna sa-
lud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

325
La solemnidad de las santas Reliquias y los ¡cuatro Santos
Mártires coronados. — 8 de noviembre.
(t en el imperio de Diocleciano)
Honramos también, en este día,
a los santos Mártires coronados,
4* í". cuyos nombres son: Severo, Se-
veriano, Carpóforo y Victorino.
¡ l 1 i i - Í-> t Eran todos cuatro, hermanos, y
en el ejercicio de las armas ser-
vían a Cristo y al emperador
Diocleciano: mas como se nega-
sen a prestar juramento a los
_• falsos dioses, los llevaron delan-
te del ídolo de Esculapio, ame-
nazándoles, que, si no le adora-
ban morirían a puros azotes.
Ellos hicieron burla de aquel de-^
monio, y despreciaron todas las
amenazas. Entonces los sayones
desnudaron a los cuatro herma-
nos, y a todos los hirieron con
plomadas, tan fuertemente, que
La Iglesia verdadera de Jesucristo ha en aquel tormento dieron sus almas a
honrado siempre con especial veneración Dios. Mandó el tirano, que sus cuerpos
Jas reliquias de los santos, sus sagrados fuesen echados a la plaza, para que los
cuerpos, sus huesos, su sangre, sus ves- perros los comiesen; mas en cinco días,
tidos, sus cenizas y todas las demás co- que allí estuvieron, no los tocaron; mos-
sas que usaban, o tocaban a sus personas; trando que los idólatras eran más crue-
porque son sagrados despojos o venera- les que las bestias. Vinieron los cristia-
bles recuerdos de amigos de Dios, miem- nos, y tomáronlos secretamente y sepul-
bros de Jesucristo y templos del Espí- táronlos en un arenal, tres millas de
Roma, en la vía Lavicana. El papa Mel-
ritu Santo, en los cuales resplandeció una quíades mandó que se celebrase su fiesta
excelente y heroica santidad. Y así el el día de su martirio, que fué a los 8 de
mismo Dios les ha honrado de muchas noviembre; y porque a la sazón no se sa-
maneras, obrando por ellos y por sus r e - bían aún sus nombres, se llamaron los
liquias, innumerables portentos, para que cuatro santos coronados.
nosotros también los honrásemos, y t u -
viésemos sus cuerpos y reliquias en Reflexión: ¡Qué agradable y sorpren-
grande estima y veneración: y aunque dente espectáculo nos presenta esta so-
los herejes iconoclastas y los protestan- lemnidad de los santos, cuyas reliquias
tes llamaron supersticioso el culto tribu- veneramos! yLaconIglesia nos invita a con-
tado a las sagradas reliquias, jamás ha templarlo: tanta mayor confianza,
cuanto que nos llama a la dicha de que
dejado de venerarlas la Iglesia católica; gozan ellos. Es verdad, que el designio
la cual conservará siempre esta santísi- de nuestra Madre es presentarnos hoy a
ma costumbre, usada desde los tiempos nuestros bienaventurados hermanos co-
apostólicos, loada de los santos padres, mo objeto de religioso culto: pero no tra-
sancionada por los sagrados Concilios, y baja menos en monstrárnoslos como mo-
confirmada por infinitos milagros que ha delos de digna imitación. Estos héroes
obrado el Señor, así a gloria de sus san- nos atraen hacia sí por los encantos de la
tos, como en provecho de los fieles que gloria que los corona: pero debemos
veneraron sus sagrados cuerpos y reli- también seguirlos, corriendo tras el aro-
quias. Lo que ordena la santa Iglesia y ma de las virtudes, que en tan alto grado
quiere que se enseñe a todo el pueblo practicaron.
cristiano, es que no expongan a la p ú - Oración: Aumentad en nosotros la fe
blica veneración reliquias que no sean de la resurrección^ oh Señor, que obráis
aprobadas, como tales, por la autoridad maravillas en las reliquias de vuestros
del Sumo Pontífice o de los obispos: y santos, y hacednos participantes de la in-
que se guarden decorosamente y se evite mortalidad de la gloria, de la cual vene-
en su culto toda indecencia y sombra de ramos la prenda en sus santas cenizas, y
profanación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
326
La Dedicación de la Iglesia del Salvador. — 9 de noviembre.
(año 324)

Como la primitiva Iglesia de


Jesucristo fué tan perseguida de
los tiranos, que apenas podían
los fieles alzar cabeza, y salir al
público y profesar seguramente»
su religión, érales necesario ce-
lebrar el santo sacrificio de la
misa en casas particulares, o en
cementerios de los mártires, o en
cuevas debajo de la tierra. Y
aunque tuvieron iglesias, eran
muy pocas: y los emperadores,
enemigos de Jesucristo, en sus
edictos,, y el pueblo pagjmo con
su furor, se las quemaban, aso-
laban y destruían; hasta que,
queriendo el Señor dar paz a su
Iglesia, convirtió milagrosamen-
te al emperador Constantino: i
el cual quedó tan trocado en el corazón, como dice san Pedro Damián: «La igle-
que en agradecimiento de tan gran mer- sia de san Juan de Letrán, así como tiene
ced, como Dios le había hecho, no sola- nombre del Salvador, que es cabeza de
mente dio licencia para que se le edifica- todos los escogidos, así es madre, cabeza
sen templos por todos sus dominios, en y corona de todas las iglesias que hay en
los cuales Cristo fuese glorificado, sino el mundo: es la cumbre de toda la reli-
que él mismo en su imperial palacio la- gión cristiana, y en cierta manera, Igle-
terano, que era magnificentísimo, m a n - sia de las iglesias y sanbta sanctorum.-»
dó labrar un templo suntuoso a nuestro
Salvador, templo que también se llama *
San J u a n de Letrán, por las dos capillas
que se erigieron en el bautisterio; una de Reflexión: Algunos, dice san Juan Cri-
san J u a n Bautista, y otra de san Juan sóstomo, se excusan fríamente de v e -
Evangelista. Este templo enriqueció el nir a la iglesia, diciendo que también
emperador, de grandes dones y vasos r i - pueden orar en su casa; pero engáñanse
imperial magnificencia; y en una pared y están en grande error; porque aunque
quisimos de oro y plata, y lo adornó con es verdad que al hombre le es-lícito orar
de él se apareció una imagen que repre- en su casa, pero no es posible que ore
sentaba muy al vivo al Salvador. Con- tan bien en ella, como en la iglesia, don-
sagró esta iglesia el papa Silvestre: y fué de están otros que le afervorizan con su
la primera que se consagró entre cristia- ejemplo, y le ayudan con sus oraciones a
nos. En ella puso el altar en que el após- alcanzar la gracia divina: donde están
tol san Pedro decía misa, que era de presentes los ángeles, y el mismo rey de
madera, en forma de una arca hueca; y los ángeles en el santo Sacramento: y la
mandó que solos los romanos pontífices misma consagración o bendición de la
celebrasen misa en él; y que los demás la iglesia, que nos convida a orar, y da fuer-
dijesen sobre altar de piedra, y consa- za a nuestra oración para que suba al
grada. Finalmente, en memoria de este cielo.»
tan grande beneficio del Señor, ordenó *
que todos los años se celebrase la dedi-
cación de este templo. La ceremonia Oración: Oh Dios, que cada año nos
anual de la consagración del templo era renuevas el día de la consagración de este
observada religiosamente por el pueblo tu templo, y nos conservas para asistir a
de Dios en la ley antigua; y no menos lo estos sagrados misterios; oye benigno las
ha sido por los cristianos, en la nueva oraciones de tu pueblo, y concede a todos
ley. Y es muy conveniente que la dedi- los que entran en .este templo, los bene-
cación del templo del Salvador, se cele- ficios que te pide. Por Jesucristo, nues-
bre en toda la universal Iglesia; porque, tro Señor. Amén.

327
San Andrés Avelino, confesor. 10 de noviembre.
(t 1608)

empleaba el tiempo que podía


en evangelizar las aldeas vecinas
de Ñapóles; y el Señor le ilus-
~ I traba con maravillosos prodigios.
Volviendo el santo de confesar a
•lf*V
' & • • • un enfermó, una noche muy tem-
pestuosa, en que la lluvia y e l
viento apagó la antorcha que lle-
vaban delante los que le acompa-
ñaban, no sólo no se mojaron en
medio de la copiosa lluvia, sino
que pudieron seguir su camino,
alumbrados por una luz maravi-
'-*' , . ' llosa que despedía el cuerpo del
santo. Llevó sin turbarse el ase-
sino del* hijo de su hermano; y
no sólo apagó los deseos de ven-
ganza en que ardían sus parien-
tes, sino que aun imploró delan-
San Andrés Avelino, acabado modelo te de los jueces, que perdonasen a los
del clero secular y regular, nació en Cas- matadores. Conversaba con los ángeles
tronovo, pueblo de la provincia de Basi- y bienaventurados del cielo; y cuando
licata, en el reino de Ñapóles. Juntaba a rezaba el oficio divino, les oía cantar las
una rara hermosura de rostro, una sin- divinas alabanzas. ..Finalmente, después
gularísima honestidad, y con esta virtud de haber concluido muchas y grandes
triunfó muchas veces de grandes 'tenta- obras del divino servicio, siendo de edad
ciones y peligros de perder la joya de su de ochenta y ocho años, quiso celebrar la
pureza, en que le pusieron algunas muje- misa, para disponerse a la muerte que
res livianas. Habiendo seguido la carrera esperaba aquel mismo día: y al decir
eclesiástica, se graduó en ambos dere- aquellas palabras Introibo ad altare Dei,
chos, y se ordenó de sacerdote: y como al cayó herido de apoplejía; y recibidos lue-
defender en el foro de la iglesia algunas go los santos Sacramentos, descansó en
causas de personas particulares, se le es- la paz del Señor.
capase una leve mentira, al reparar en
ello, sintió tan grandes remordimientos,
que determinó apartarse cVel todo de Reflexión: Este glorioso santo es reco-
aquel oficio, y procurar solamente la nocido en la Iglesia como protector a d -
eterna salud de las almas. Mostró en este mirable contra los accidentes de apople-
sagrado ministerio tanto celo y pruden- jía. Y porque esta enfermedad muchas
cia, que el arzobispo de Ñapóles le esco- veces quita al hombre instantáneamente
gió para la dirección espiritual de algu- la vida, o lo priva de los sentidos y del
nos conventos de religiosas. Su entereza conocimiento necesario p a r a disponerse
en este cargo fué ocasión de odios y per- a una santa muerte, procuremos ser d e -
secuciones de hombres malvados; los votos del santo, para que nos libre de se-
cuales una vez intentaron darle la muer- mejantes accidentes, y podamos recibir
te, y otra le dieron en el rostro tres cu- los Sacramentos de la Iglesia, y morir en
chilladas. Deseoso de mayor perfección, la paz y gracia del Señor.
tomó el hábito de los clérigos regulares,
y trocó el nombre de Lanceloto, que le Oración: Oh Dios, que dispusiste en el
pusieron en el bautismo, por el de An- corazón del bienaventurado Andrés, tu
drés, para imitar a este santo apóstol así confesor, admirables elevaciones hacia
en el nombre, como en el ardiente amor a Ti, por el arduo voto que hizo de a p r o -
la cruz de Jesucristo. A los tres votos r e - vechar cada día imás y más en las virtu-
ligiosos añadió otros dos: uno, de con- des; concédenos, por sus méritos e inter-
trariar sin tregua su voluntad propia pa- cesión, tu divina gracia para ejecutar
ra hacer la de Dios; otro, de no perder siempre lo más perfecto, y llegar dicho-
punto de perfección en el divino servi- samente hasta la cumbre de tu gloria.
cio. Aun teniendo el cargo de superior Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

328
San Martín, obispo de Tours. — 11 de noviembre.
(t 400)

El caritativo y celoso san Mar-


tín fué oriundo de Sabaria en la
Panonia (Hungría). A la edad de
diez años se hizo catecúmeno
contra la voluntad de sus padres,
que eran gentiles; y a los quince,
en virtud de un decreto imperial
fué alistado en la milicia, como
hijo que ,era de un tribuno mili-
tar: y sirvió en el ejército de
Constancio, y después en el de
Juliano el Apóstata. Entrando un
día de invierno en Amiens, pi-
dióle limosna un pobre, desnudo
y temblando de frío; y como
Martín no tuviese qué darle, sacó
la espada, cortó por medio la
capa; y dio la mitad al mendigo.
Este era el mismo Salvador, co-
mo lo manifestó apareciéndosele la noche sólo besarle, sosegó en Tréveris un grave
siguiente rodeado de ángeles, y dicién- tumulto; y salía de él con tanta copia la
dole estas palabras: «Martín, siendo aun gracia de los milagros, que hasta los pe-
catecúmeno, me cubrió con este vestido.» dazos de su vestido, las cartas que escri-
Después de este tan señalado favor, reci- bía y las pajas de su lecho obraban m i -
bió el santo bautismo; y propuso dejar lagrosas curaciones. Habiendo compuesto
las armas, para entregarse del todo al en Candes ciertas diferencias, se sintió
servicio de su divino rey Jesucristo. enfermo: y entendió que se llegaba el
Partióse luego a Poitiers en busca del día de su muerf%, por la cual suspiraba.
santo obispo Hilario: y con su magisterio Decíanle llorando sus discípulos: «¿Por
aprovechó tanto en la virtud, que san Hi- qué nos dejas, oh Padre? ¿A quién p u e -
lario le hubiera ordenado de diácono, si des encomendarnos que nos consuele en
él por su humildad no lo rehusara, p r e - nuestra orfandad?» Enternecido él, de-
firiendo quedarse en el grado de Exor- cía: «¡Señor! si todavía soy necesario a
cista. Deseando convertir a sus padres, tu pueblo, no rehuso el trabajo»: mas co-
volvió a Hungría, su patria; y redujo a mo ,el Señor le llamaba para sí, expiró
la fe a su madre y a otras muchas per- plácidamente a la edad de ochenta y un
sonas, pero no pudo acabar con su padre, años; y su alma fué vista subir al cielo
que dejase la superstición de los paganos. llevada en manos de los ángeles.
Allí defendió la verdadera fe contra los
arríanos, de los cuales fué azotado públi- *
camente y desterrado. Pasó a Milán, y se
encerró en un monasterio, de donde le Reflexión: ¿Cómo se explica la heroica
arrojó la facción de aquellos herejes: y caridad de san Martín para con los p o -
volviendo a las Galias en busca de san bres y necesitados? Es que veía constan-
Hilario, edificó el monasterio de Ligugé, temente en sus prójimos, especialmente
donde resplandeció con tan santa vida, en los pobrecitos, la persona de Cristo
que con sus oraciones resucitó dos muer- nuestro Señor. ¡Oh, si nosotros le imitá-
tos. Habiendo vacado la sede de Tours. ramos en esta parte! ¡Cuántas gracias r e -
por universal aclamación fué escogido por cibiríamos de la mano de Cristo, a quien
obispo de aquella diócesis: y previendo ellos representan!
su resistencia le sacaron del monasterio, Oración: Oh Dios, que conoces que por
con achaque de que fuese a visitar a u n nuestras
enfermo, y entonces le llevaron casi por concédenosfuerzas no podemos subsistir;
fuerza a la iglesia de Tours. Edificó otro sión de tu confesor yque,
benigno por la interce-
monasterio, donde vivió algún tiempo tín, seamos fortalecidos contra san
pontífice Mar-
todos los
"on ochenta santos monjes; convirtió in- • males que nos cercan. Por Jesucristo
•numerables infieles, sanó un leproso con nuestro Señor. Amén.

329
San Martín, papa y mártir. — 12 de noviembre.
(t 655)

le estaba dando el Pan de vida.


Mas sucedió que al mismo tiem-
po que aquel sayón cruel quiso
dar la espada a Olimpio, se cegó
de manera, que jamás pudo ati-
nar a ver al papa: No habiendo
podido los herejes consumar su
crimen, usaron de más diabólicos
artificios, calumniándole ante el
emperador Constante; el cual,
como estuviese ya inficionado con
el veneno de la herejía, envió a
Roma a Teodoro Caliopas, hom-
bre astuto, con orden de prender
al santo y traerlo a Constantino-
pla, como lo hizo. Allí defendió
él su inocencia con razones irre-
cusables, pero todo fué en vano.
Constante quizo forzarle a fir-
El glorioso pontífice y mártir san Mar- mar los edictos.solemnemente condenados
tín nació en Todi, ciudad de Toscana, y en el Concilio de Letrán; y como el papa
fué hijo de Fabri'cio, varón de grande se negase resueltamente, le quitaron ig-
santidad. Terminados sus estudios en Ro- nominiosamente sus vestiduras pontifi-
ma con grande opinión de sabiduría y cales, le cargaron de cadenas, y le lleva-
virtud, fué ordenado de sacerdote por el ron así a Crimea, donde padeció hambre
papa Teodoro I, el cual lo envió por l e - y sed y toda clase de malos tratamientos;
gado suyo a Constantinopla, para que r e - de los cuales él mismo dice en una de sus
dujese a los herejes monotelitas a la epístolas: «Vivo en las angustias del des-
unidad de la fe. En esta^azón pasó de es- tierro, despojado de todo, alejado de mi
t a vida el pontífice: y Martín fué ele- Sede: sustento mi débil cuerpo con duro
gido para sucederle, traspasado su cora- pan; pero ningún cuidado paso de las
zón de dolor, por no haber podido aún cosas terrenas.» En estos trabajos perse-
sosegar los disturbios de los herejes. Con- veró con admirable paciencia, hasta que,
vocó luego un Concilio en Letrán; y en a los seis años de su pontificado, entregó
él dio cuenta a los Padres de lo que su espíritu al Señor.
había hecho para reducir a obediencia a Reflexión: ¿No te sorprende ver a este
los rebeldes. Los padres aclamaron a una santo pontífice tan perseguido, tan mal-
voz a san Martín, y con él condenaron tratado, tan atormentado? ¿Acaso es ésta
de nuevo las pretensiones cismáticas de la recompensa de su virtud? ¡Ah! Abre
Sergio, patriarca de Constantinopla, y las sagradas Escrituras, y comprenderás
el tipo o edicto del emperador Constan- en alguna manera la conducta de Dios
tino II: en el cual, para favorecer a los nuestro Señor. «Todos los caminos del Se-
herejes monotelitas, prohibía toda con- ñor, dice el real profeta David, son mise-
troversia en que se tratase de si en Cris- ricordia y verdad.» Entiende, pues, que si
to había dos voluntades o una sola. En- el Creador aflige a sus siervos, los aflige
vió san Martín un vicario suyo a Cons- por efecto de su justicia y de su mise-
tantinopla, al cual no quisieron someterse ricordia. De su justicia, castigando en
los herejes; antes embravecidos y llenos ellas algunas imperfecciones y faltillas,
de coraje, determinaron asesinar al san- a veces imperceptibles; de su misericor-
to pontífice. Tomó el emperador por ins- dia, preparándoles así colmada recom-
trumento de su maldad, a Olimpio, su ca- pensa.
marero; y para ello le nombró Exarca de
Italia; y pasando Olimpio a Roma, fingió Oración: Oh Dios, que cada año nos
querer comulgar de mano del santo papa; alegras con la solemnidad de tu mártir y
y dio orden a uno de su guarda, que, al pontífice, el bienaventurado Martín, con-
tiempo que él estuviese hincado de rodi- cédenos propicio, que al celebrar su n a -
llas para recibir la comunión, le diese la cimiento a la gloria, experimentemos los
espada, para con ella dar la muerte al que efectos de su protección. Por Jesucristc
nuestro Señor. Amén,
330
* San Estanislao de Kostka, confesor. — 13 de noviembre.
(t 1568)

El seráíico joven san Estanis-


lao de Kostka fué hijo de padres
nobles, y señores de una de las
más ilustres casas de Polonia.
Luego que tuvo conocimiento de
Dios, sintióse inclinado a amarle;
y confesaba después él mismo,
que el primer uso de su razón
fué ofrecerse al Señor. Era en
extremo hermoso, y de tan a n -
gelical pureza, que bastó para
causarle un desmayo una pala-
bra algo libre que se dijo en su
presencia. Gustaba de vestir sen-
cillamente, aborrecía el juego,
huía las conversaciones peligro-
sas, y estaba siempre ocupado
en el estudio o en la oración.
Hasta la edad de catorce años
estudió en casa de sus padres, teniendo ñía por san Francisco de Borja. Diez m e -
por ayo y maestro a Juan Bilinski, más ses vivió en el noviciado, hecho uri sera-
tarde canónigo de la iglesia de Plock. P a - fín de amor divino. Se arrobaba con fre-
só después a Viena d e Austria a un se- cuentes éxtasis, tenía el rostro siempre
minario de nobles gobernado por padres encendido, y a veces resplandeciente, los
de la Compañía de Jesús, y allí estudió ojos llenos de tiernas lágrimas: y eran
con un hermano suyo llamado Pablo, el tales los ardores de su pecho, que aun
cual era de pensamientos y costumbres en el rigor del invierno, había de tem-
muy contrarios a los de Estanislao. Por plarlos con paños empapados en agua fría.
haberse cerrado aquel seminario, los dos Así, pues, consumido más del amor que
hermanos se hospedaron en la casa de un de la calentura, murió el día de la Asun-
hereje luterano, lo cual fué ocasión a ción de la Virgen, a quien tenía una de-
Pablo, de mayor libertad, y a Estanislao, voción tierna y filial, y fué a contemplar
de ser blanco de las iras de su herma- el soberano triunfo de su divina Madre
no, que le miraba como censor importu- en los cielos, habiendo vivido en la tie-
no de sus liviandades: y así le sonrojaba r r a solo diez y ocho años.
en cualesquiera ocasiones, hacía mofa de
sus prácticas piadosas, llamábale de n e - Reflexión: Encanto de los hombres y
cio y mentecato; y llevó su enojo hasta embeleso de los ángeles fué Estanislao
poner en él las manos con extremado durante los cortos años de su vida mor-
rigor. Estos malos tratamientos, unidos tal. Por su encendida caridad, mejor le
con la aspereza de su vida penitente, le juzgaríamos ardoroso Serafín, que mero
acarrearon una enfermedad mortal. P i - ser humano. Alma soberanamente gran-
dió en vano el santo mancebo los Sa- de, aunque encerrada en -cuerpo peque-
cramentos; y como se los negasen, reci- ño, así supo aspirar a lo infinito, que des-
bió el santísimo Viático que los ángeles preció todo lo finito, repitiendo una y
le trajeron del cielo: y apareciéndosele otra vez a la vista de los más seductores
la Virgen santísima, le puso en los b r a - bienes de la tierra: P a r a mayores cosas
zos el divino Niño, y le mandó que e n - nací.
trase en la Compañía de Jesús. Con estos
soberanos favores y regalos se sintió r e - Oración: Oh Dios, que, entre otros mi-
pentinamente sano y convalecido. Estor- lagros de tu sabiduría, conferiste la gra-
bándole la entrada en la Compañía el te- cia de una santidad madura aun a la
mor de su padre, vistióse un hábito de tierna edad; rogárnoste nos concedas, que,
peregrino y huyó a pie, y pidiendo li- resarciendo con santas obras el mal em-
mosna, con intento de no parar hasta lo- pleo del tiempo pasado, a ejemplo de san
grar lo que tanto deseaba. Llegando final- Estanislao nos apresuremos a entrar en
"mente a Roma, fué recibido en la Compa- el eterno descanso. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.

331
San Diego de Alcalá, confesor. — 14 de noviembre.
(t 1463)

las demás virtudes. No tenía otra


voluntad que la del Señor, en cu-
ya cruz se gloriaba; trataba su
cuerpo con extremada aspereza,
y traía en sus manos una cruz
de palo, para que nunca se apar-
tase de su memoria la pasión de
Jesucristo, y la recordase a los
demás. Despedía de su cuerpo
una fragancia y olor suave y m a -
ravilloso; y oraba con tan fervo-
roso afecto, que muchas veces
fué visto levantado en el aire,
I por la fuerza del alma que .esta-
| ba arrebatada y absorta en Dios,
j De la sacratísima Virgen María
j fué devotísimo; y acostumbraba
con el aceite de su lámpara u n -
gir los enfermos que venían a él,
El humilde y bienaventurado san Die- haciendo sobre ellos la señal de la cruz,
go, religioso de la Orden del seráfico pa- con la'cual muchos quedaban sanos. Una
dre san Francisco, fué de un lugar pe- vez, estando en Sevilla, se encontró en
queño de Andalucía, llamado san Nicolás. la calle con una mujer que venía dando
Vivió algún tiempo en su tierra, cerca de gritos como loca y fuera de sí, porqué
una iglesia antigua y solitaria, en com- un hijo suyo se había escondido en un
pañía de un devoto sacerdote, ermitaño, horno de pan, y sin saberse que estaba
trayendo el mismo hábito, cultivando una allí, habían encendido el horno. Compa-
huerta para sustentar su vida, y ocupán- decióse el santo de la triste madre; y le
dose en santos ejercidos de oración y dijo que se fuese luego a la iglesia m a -
meditación. Volviendo un día del pueblo yor a encomendarse a la Virgen, y que
a su recogimiento, halló cerca de él una esperase .en Dios, que su hijo sería libre.
bolsa con dineros, y no quiso ni aun to- Hízolo así la mujer; y su hijo salió del
carla: y cuando quería afirmar mucho horno encendido, sin lesión alguna. Fi-
una cosa decía: «Así me cumpla Dios nalmente, cargado ya el santo de años y
los deseos, que son de ser pobre fraile méritos, y besando la santa cruz, dio sil
de san Francisco.» Cumplióselos el Se- espíritu al Señor.
ñor; y Diego recibió el hábito de los Me-
nores en el convento llamado San F r a n - Reflexión: Preguntarás ¿por qué en las
cisco de Arrizafa, a media legua de Cór- religiones, y especialmente en la del se-
doba, escogiendo el estado humilde de ráfico padre san Francisco, ha habido
fraile lego. Hecha su profesión, fué a las tantos religiosos legos, que han florecido
islas Canarias en compañía del padre Fr. con extremada santidad? La causa es por-
Juan de Santorcaz, que iba a plantar la que la bajeza de su estado los dispone y
fe entre aquella gente idólatra. Aporta- hace más hábiles para la humildad; y
ron a una de las islas, en donde el santo las ocupaciones en ayudar a los otros, pa-
Fr. Diego labró un convento; y aunque ra alcanzar la caridad; las cuales por ser
fraile lego, fué de él guardián. Mas, con más de manos que de estudio, no distraen
el fervoroso deseo que tenía de derra- ni derraman el corazón, de manera que
mar su sangre por la fe, se embarcó para pueden juntamente trabajar y orar.
ir a la Gran Canaria, qué aun estaba po- Oración: Todopoderoso y sempiterno
blada de gentiles. No se atrevieron los Dios, que con admirable disposición eli-
que gobernaban el navio a saltar a tierra, ges lo más flaco del mundo para confun-
por temor de aquella gente feroz y bár- dir a lo más fuerte: concédenos benig-
bara, y sólo saltó el santo; el cual des- no, a nuestra humildad, que por los r u e -
pués de convertir muchos idólatras a la gos de tu confesor san Diego merezcamos
fe, por obediencia de sus prelados volvió ser sublimados a la gloria eterna y ce-
a Andalucía. Estuvo en varios monaste- lestial. Por Jesucristo, nuestro Señor
rios de la orden y resplandeció en todas Amén.

332
Santa Gertrudis, abadesa. — 15 de noviembre.
(t 1292)

La ilustre maestra espiritual —


santa Gertrudis, hermana de san- J
ta Matilde, nació de nobles p a - 1
dres en Eisleben en la Alta Sajo- I
nia. A la temprana edad de cinco
años fué ofrecida a Dios en J. |
monasterio de Rodersdor, de las |
religiosas de san Benito. Dióse al |
estudio de la lengua latina, eo- |
mo era costumbre entre las mon- '
jas; en la cual aprovechó tanto, i
que llegó a escribir en latín con ij
elegancia muchos libros. Apren- !'
dio también las letras divinas y i
la doctrina d e los ascetas; y j
aunque estaba adornada de t a - ?
lentos naturales no comunes, y jj
de los más extraordinarios do- ^—
nes de la divina gracia, se tenía
por la más vil y despreciable criatura. terios de su vida adorable con tanta fuer-
La sacratísima pasión del Redentor y la za ' de espíritu y afectuosa devoción, que
sagrada Eucaristía eran la materia más encendía en amor del Redentor divino
ordinaria de sus altísimas contemplacio- a los que la oían: y como el amor di-
nes, en las cuales vertía copiosas y sua- vino había sido durante toda su vida el
ves lágrimas, y se arrobaba con éxtasis único principio de todas sus obras y afec-
de amor divino. Fué elegida abadesa de tos, así también fué como el término de
su monasterio a los treinta años de su ella; pues la enfermedad de que murió
edad; y un año después, pasó con sus no tanto fué dolencia corporal, como en-
monjas a otro monasterio llamado de fermedad de amor divino, que desatán-
Heldes, donde fué ejemplar perfectísimo dola del cuerpo a la edad de setenta años,
de todas las virtudes, haciéndose por su hizo que volase a su celestial Esposo.
humildad sierva de todas. Con las vigi-
lias, ayunos, abstinencias y una constan- Reflexión: Por lo dicho puedes ver en
te abnegación de su propia voluntad, dónde aprendió esta esclarecida maestra,
venció todas las desordenadas aficiones de espíritu los sublimes documentos de
que podían estorbarla el perfecto cum- perfección, que nos dejó, y ella misma
plimiento de la voluntad divina. Tene- practicó. El libro más familiar de esta
mos un vivo retrato de su alma candida ,gloriosa santa, no era otro que Cristo cru-
y santísima, en el compendioso libro, que cificado. Entiende, pues, la frecuencia
escribió de las Divinas insinuaciones, o con que debes leer y contemplar la pa-
comunicaciones y sentimientos de amor sión del Salvador, si deseas aprovechar
de Dios; que es tal vez la obra más p r o - en la ciencia de los santos. ¡Oh! ¡Qué lec-
vechosa escrita por mujer, y comparable ciones tan sabias de humildad, de morti-
con las que escribió santa Teresa de J e - ficación, de paciencia y de todas las de-
sús. En ella propone la santa piadosísi- más virtudes nos enseña Jesús en el cur-
mos .ejercicios para renovar los votos so de su pasión sacrosanta! Apréndelas tú
bautismales, para convertirse el alma a con toda diligencia: pues así, y sólo así
Dios, para renovar sus espirituales des- comprenderás el secreto de la verdade-
posorios, y para consagrarse á su Reden- ra santidad.
. tor divino por vínculo de amor indisolu-
ble, pidiendo la gracia de morir para sí
misma, y ser sepultada en el Señor, de Oración: Oh Dios, que en el corazón
manera que no haga otro empleo de su de tu bienaventurada virgen santa Ger-
vida, que el ^ m a r a su divino Esposo, trudis, te preparaste una agradable mo-
que tanto la ama. Tenía esta santa vir- rada; por sus méritos e intercesión, lim-
gen altísima contemplación, en la cual pia las manchas del nuestro, para que
•;on frecuencia se arrobaba en éxtasis se- merezca ser digna habitación de tu di-
-ráficos; y hablaba de Cristo y de los mis- vina Majestad. Por Jesucristo, nuestro
y
Señor. Amén.

333
San Edmundo, arzobispo de Cantorbery. — 16 de noviembre.
( t 1242)

milagros. Habiendo vacado la si-


lla de Cantorbery, nombróle el
pontífice Gregorio IX arzobispo
y primado de Inglaterra. Acep-
tó el santo aquella dignidad, por
sola obediencia, y por no resistir
al papa con ofensa de Dios. Fué
tal la entereza con que gobernó
aquella diócesis y en defender los
derechos de la Iglesia, que por
esta causa padeció grandes p e r -
secuciones de los grandes del rei-
no, y de su mismo Cabildo, hasta
el punto de haberse de desterrar
voluntariamente a Francia; don-
de fué recibido con grande hon-
ra, de san Luis y de toda la real
familia. Recogióse al monasterio
cisterciense de Pontigny; y allí
El celoso defensor de la Iglesia, san cayó malo de una grave enfermedad; y
Edmundo, arzobispo de Cantorbery, nació como le llevasen mal convalecido al m o -
en Inglaterra, en una villa llamada Abin- nasterio de Soissy, de aires más benig-
gtón. Sábese de su padre, que, con con- nos y templados, se le agravó el mal. R e -
sentimiento de su mujer, tomó el hábito cibió devotísimamente los santos Sacra-
en un monasterio, y que allí acabó san- mentos; y faltándole poco a poco los sen-
tamente su vida. La madre, aunque que- tidos, dio su espíritu al Señor, que para
dó en el siglo, vivió en él más como r e - tanta gloria suya le había criado.
ligiosa, que como seglar: y crió a sus
hijos en tan loables y santas costum- Reflexión: Los solícitos desvelos de la
bres, que hasta les enseñaba a domar la ejemplar madre de Edmundo, y el em-
carne con cilicios que ella misma les peño de este vigilante pastor en1 la cris-
labraba, y cuando envió a su hijo Ed- tiana educación de los jóvenes, nos en-
mundo a la universidad de Oxford, y más señan sabiamente cómo se ha de atajar la
tarde le mandó con su hermano menor, corrupción y desarreglo de nuestra j u -
Roberto, a la de París, dio a cada uno ventud. Todos se quejan hoy de que n u n -
un cilicio, scon orden de que se lo pusie- ca ha habido tanta inmoralidad entre los
sen a raíz de las carnes tres veces cada jóvenes. Su inmodestia y poco recato a p e -
semana. Estudió en París, con gran cui- sadumbra con frecuencia: su vanidad, sus
dado, las artes liberales, y se hizo maes- gastos desmedidos, sus inclinaciones li-
tro en ellas; y volviendo a Oxford, por cenciosas, la pasión del juego, son objeto
espacio de seis años las enseñó con gran de censura y de quejas muy amargas. Su
loa y aprovechamiento . de sus discípulos. desaplicación al estudio y al trabajo, el
Procuraba que todos ellos cada día oye- afán por asistir a todos los espectáculos,
sen misa .con él, y que adelantasen no son frecuentemente la cruz de sus p a -
menos en la piedad que en las letras; y dres. Todos nos quejamos de este mal:
así salieron de su escuela muchos varones pero ¿buscamos el oportuno remedio?
doctos y excelentes, los cuales entraron ¿Se da siempre a los jóvenes un instruc-
en diversas religiones. Ordenóse de sacer- ción y educación cristianas? ¿Ven siem-
dote; y dejando la cátedra para poder pre en sus padres y maestros ejemplos
predicar más desembarazadamente la p a - de virtud, que los muevan a su imita-
labra de Dios, aceptó una canongía en la ción?
iglesia de Salisbury, para no ser cargoso
a nadie. Tuvo el papa noticia de la san-
tidad, erudición y grandes prendas de Oración: Suplicárnoste, oh Dios omni-
Edmundo: y mandóle predicar en el rei- potente, que ,en la venerable .solemnidad
no de Francia la Cruzada; la cual p r e - del bienaventurado Edmundo tu confesor
dicó con maravilloso fruto, confirmando y pontífice, nos aumentes la devoción y
nuestro Señor su predicación con muchos el deseo de nuestra eterna salud. Por Je-,
sucristo, nuestro Señor. Amén.

334
San Gregorio Taumaturgo, obispo. 17 de noviembre.
(t 270)

El gloriosísimo san Gregorio,


obispo de Neocesarea, llamado
Taumaturgo, que quiere decir
obrador de milagros, nació en
Neocesarea, en el Ponto Euxino,
de padres nobles y ricos, aunque £ W N. i r i •-*"*

í
gentiles. Habiendo aprendido las
primeras letras, fué enviado a
Alejandría: y en el estudio de
las ciencias filosóficas, le alum-
bró el Señor el alma, y viendo
la verdad de nuestra santa fe, SSf- -
la abrazó y se hizo cristiano.
Aplicóse después a las letras di-
vinas, oyendo por espacio de cin-
co años las lecciones de Orígenes.
Volviendo luego a su patria, por fe-*-- &s±. -
muerte de su padre quedó h e r e -
dero de toda su grande hacien-
da; la cual 'vendió, y repartió el precio a bol, se detenía y volvía atrás. Levantóse
los pobres, y se apartó a una soledad. P e - en su tiempo la cruel y fiera persecución
ro extendiéndose por todas partes la fa- de Decio contra la Iglesia católica; y juz-
ma de su sabiduría y de sus virtudes, gó san Gregorio, que lo que más conve-
le buscaron con gran trabajo, para ha- nía a la gente era retirarse por entonces;
cerle obispo de Neocesarea. Estaba toda y para poderlos ayudar más, él mismo-
aquella tierra llena de templos dedicados huyó y se fué con ellos a un monte, has-
a los demonios: y en los bosques, alame- ta que, pasada aquella tormenta, volvie-
das y montes se les ofrecían abomina- ron a la ciudad. Supo poco después p o r
bles sacrificios; mas el santo, con la revelación la hora de su muerte: y p r e -
grande virtud que tenía de hacer mila- guntó a su diácono ¿cuántos gentiles q u e -
gros, redujo tantos gentiles a la fe,-que daban en Neocesarea? Respondióle que
al poco tiempo trataron de labrar un tem- había sólo diez y siete. Y alabando G r e -
plo al Dios verdadero. Pero como el lu- gorio a Dios, dijo: «Diez y siete eran Ios-
gar donde habían de edificarlo, de una cristianos que hallé en ella cuando v i -
parte quedase estrechado por el río y de ne», y dichas estas palabras dio su espí-
la otra por u n monte, hizo el santo, con ritu al Señor.
la virtud de su» oración, que el monte se
retirase cuanto era menester. Lamentá- Reflexión: Bondadosísimo y misericor-
base también el pueblo, de las enferme- diosísimo se mostró Dios en los numero-
dades que causaban las aguas insalubres sos y estupendos milagros, obrados a pe-
de una laguna que allí había; y una n o - tición de su fidelísimo siervo san Gre-
che fué el santo para hacer oración so- gorio. Pero no menos lleno de bondad y
bre esto, en la ribera; y, venida la m a - misericordia se nos muestra el Señor,
ñana, no pareció más la laguna, porque cuando aflige a sus siervos, y los visita,
toda se había convertido en tierra fértil por medio de la tribulación. Es cierto que
y fructuosa. Bañaba aquella comarca el no siempre vemos los paternales desig-
río Lico llamado hoy Casalmac, muy cau- nios del Altísimo en nuestras tribulacio-
daloso, que saliendo de madre, arrebata- nes: pero día vendrá en que podamos de-
ba árboles, ganados y casas con los mo- cir con el profeta: «Pasamos por el fue-
radores; y acudiendo aquellos al santo go y por el agua, y nos sacaste al r e -
para que los socorriese en tan extremada frigerio.»
necesidad, se encaminó hacia el río, y Oración: Rogárnoste, oh Dios todopode-
fijó en la ribera el báculo que llevaba roso, que en la venerable solemnidad de
en la mano, y suplicó al Señor, que aquel tu bienaventurado pontífice y confesor
báculo fuese el límite del río; y así su- Gregorio, aumentes en nosotros el espí-
cedió, porque aquel báculo se convirtió ritu de piedad, y el deseo de nuestra eter-
°n un árbol; y cuando más furioso venía na salvación. Por Jesucristo, nuestro Se-
-el río, en llegando con sus aguas al á r - ñor. Amén.

335
San Odón, abad de Cluny. — 18 de noviembre.
(t 942)

el de san Elias en Soppenton; y


con su admirable ejemplo y fer-
vor, redujo a la primera obser-
vancia el de Salerno y el de P a -
vía. Aunque estaba ocupado en
tantos y tan graves negocios, es-
cribió admirables libros llenos de
sabiduría y espíritu del cielo, en-
tre los cuales se cuentan las Con-
ferencias, los Morales sobre Job,
los Sermones y los Himnos. La
última vez que estuvo en Roma,
cayó brevemente enfermo; y en-
tendiendo que no estaba lejos el
día de -su muerte, por la seña-
lada devoción que tenía a- san
Martín, deseó morir en Tours y
ser sepultado junto al sepulcro
de aquel santo. Alcanzólo así
Nació san Odón, en Maine, y fué hijo como deseaba; y venido a aquella ciudad,
de Abbón, señor muy principal, doctísi- y llegada la hora de su dichoso tránsito,
mo y muy inclinado a todas las obras de recibió con gran devoción los sacramen-
piedad. Tuvo, pues, Odón por maestro a tos de la Iglesia; y bendiciendo a todos
su mismo padre, el cual le enseñó las le- sus religiosos, que con lágrimas le rodea-
tras humanas, y juntamente el ejercicio ban, entregó su alma santísima en las ma-
de todas las virtudes; a las cuales se afi- nos "Sel Creador, a los sesenta y cinco
cionó tanto, que daba por mal empleado años de su edad.
el tiempo que, para distraer el espíritu,
gastaba en la caza y en otras honestas *
•diversiones. Recibió la tonsura a la edad
de diez y nueve años, y fué nombrado
canónigo de la iglesia de Tours: y pa- Reflexión: ¿No ves en la vida de este
sando después a París, aprendió la teo- humilde religioso y santo abad de Cluny,
logía y las letras sagradas, en las cuales cuánto atrae el aroma de las virtudes: y
salió muy aventajado. De vuelta a su cómo se hacen dueños de los corazones
iglesia en Tours, se encerró en una es- los que desprecian los bienes visibles, pa-
trecha celda, donde gastaba los días y ra enriquecerse con los invisibles que da
las noches en santas contemplaciones y Dios? En almas de este linaje resplande-
«n el estudio de los libros sagrados. Y ce gran prudencia, pues adquieren con
como viniese a sus manos la Regla del módico precio inmensa fortuna: con bie-
patriarca san Benito, la tuvo en tan gran- nes pasajeros, bienes eternos: con obje-
de estima, que determinó dejar todas las tos sin valor, lo que hay de más precio-
cosas del mundo, para tomar el hábito so: con penas, la felicidad verdadera: con
de aquella sagrada religión en el monas- amargura, los más exquisitos consuelos:
terio de Baume, de la diócesis de Besan- finalmente, con nada (pues nada es lo
zón. Habiendo muerto por este tiempo el que no es eterno, como dice san Crisós-
abad de aquel monasterio, llamado Ber- tomo) el tesoro de las infinitas perfec-
nón, fué elegido, para sucederle, nuestro ciones de todo un Dios que poseerán eter-
santo, que había sido ya ordenado de sa- namente.
cerdote. Resplandeció en su gobierno con
tan rara prudencia y santidad, que lle-
gando a oídos del romano pontífice, le
encomendó muchos y graves negocios de Oración: Recomiéndenos, oh Señor, la
la Iglesia. Tres veces pasó a Roma, para intercesión del bienaventurado abad san
librar aquella ciudad santa de la opresión Odón; para que alcancemos, por su pa-
en que la tenía Alberico; compuso las trocinio, lo que no podemos alcanzar por
paces entre este príncipe y el rey Hugo: nuestros méritos. Por Jesucristo, nues-
edificó un monasterio en Roma; restauró tro Señor. Amén.

336
«anta Isabel, hija del rey de Hungría. — 19 de noviembre.
(t 1231)

La caritativa madre de los po-


bres, santa Isabel, fué hija de
los reyes de Hungría Andrés II
y Gertrudis: desde niña tuvo
gran devoción a la sacratísima
Virgen y a san Juan Evangelis-
t a ; y fué muy enemiga de ga-
las y de vestidos ricos y curio-
sos; y en sus palabras, muy com-
puesta. A la edad de quince años
la casaron con el Landgrave de
Turingia, Luis IV, apellidado el
Santo: y en su nuevo estado se
ocupaba de buena gana en todos
' los ejercicios de caridad, por
viles y bajos que fuesen. Reci-
bía a los peregrinos, curaba los
enfermos, criaba a los niños
huérfanos o de padres pobres, h i -
laba con sus doncellas para dar de su tra- gunas veces, visitándola por los ángeles,
bajo limosna a los necesitados; y en una teniéndola arrobada y transportada en la
cruel hambre que hubo, daba cada día de oración, y obrando por su intercesión mu-
comer a novecientos pobres; y cuando le chos milagros. Estando ya llena de mere-
faltaba que dar, vendía sus mismas jo- cimientos, apareciósele Cristo, y la avisó
yas. En las procesiones públicas, como de su cercana muerte: de lo que ella se
letanías, etc., iba descalza y muy modesta. regocijó por extremo; y armándose con
En estas obras y en criar santamente a los Sacramentos de la Iglesia, dio su ben-
sus tres hijos se ocupaba, cuando su ma- dita alma al Señor a los veinticuatro años
rido, partiendo para la, conquista de la de su edad. Quedó su cuerpo hermoso,
Tierra Santa, con el emperador Federi- blando y tratable, y despedía de sí un
co, enfermó en Otranto, y pasó de esta olor suavísimo, que recreaba a todos los
vida. Cuando lo supo santa Isabel, aun- presentes. Tuviéronle cuatro días sin en-
que lo sintió, como era razón; pero en- terrar por el gran número de gente que
tendiendo que aquella había sido la vo- concurrió a verle y reverenciarle; y el
luntad del Señor, se volvió a El, y con Señor hizo por él grandes prodigios, en-
lágrimas de corazón le dijo: «Vos sabéis tre los cuales hubo diez y seis muertos
lo que yo amaba al duque; mas también resucitados.
sabéis que yo aunque pudiese, no le vol- *
vería a la vida mortal contra vuestra d i - Reflexión: Mucho se engañan los que
vina voluntad.» En aquel estado de viuda piensan que las leyes de la verdadera no-
determinó abrazarse más estrechamente bleza son contrarias a las de Cristo: ima-
con Cristo; y comenzó a darse más a la ginando que la grandeza de los estados
oración, al ayuno y penitencia, y a dar consiste en desechar todas las leyes de
a ios pobres todo cuanto tenía. Fué esto Dios y vivir a su apetito y libertad, como
de manera, que su cuñado le quitó la ad- un caballo desbocado y sin freno. No pen-
ministración de la hacienda, y la echó de saron así tantos señores, príncipes y r e -
su casa; viniendo ella a tanta necesidad, yes, que, como santa Isabel, no sólo ajus-
que tuvo que acogerse a un establillo. taron sus vidas con la voluntad de nues-
Supo el rey su padre la miseria que pa- tro Señor, pero vivieron con raro ejem-
decía, y dio orden para que sus tres h i - plo y menosprecio del mundo, y fueron
jos se criasen honradamente en casas de vivo retrato de toda perfección y virtud.
parientes, y que a ella se le diese su dote,
el cual lo gastó en socorrer a los pobres Oración: Alumbra, oh Dios misericor-
y enfermos; y para consagrarse a Dios dioso, los corazones de tus fieles; y por
más perfectamente, tomó el hábito de la las súplicas de la gloriosa y bienaventu-
tercera Orden de san Francisco. A la rada Isabel, haz que despreciemos las
medida de su piedad, eran los regalos prosperidades del mundo, y gocemos
que recibía del Señor, apareciéndosele al- siempre de los consuelos celestiales. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

337
San Félix de Valois, confesor. 20 de noviembre.
(t 1212)
nificaba la cruz, hasta que san
Juan, que había tenido la misma
visión, le declaró el misterio, y
voluntad de Dios, de que funda-
sen una nueva orden para redi-
mir a los cautivos. Partieron
pues a Roma, y dieron cuenta de
todo a Inocencio III; el cual h a -
bía tenido revelación de que h a -
bían de venir, y una visión, d u -
rante la misa, en que se le apa-
reció un ángel vestido de blanco
con una cruz también de los dos
mismos colores, y con las manos
cruzadas sobre dos cautivos. Vis-
tió el papa a los dos santos el
hábito que traía el ángel, y fun-
..- dó la orden de la santísima Tri-
nidad para la redención de los
El glorioso san Félix de Valois, llama- cautivos. Volviéronse los dos santos a
do antes Hugo, que juntamente con san Francia, y en el mismo lugar donde h a -
J u a n de Mata fundó la orden de la san- bían hecho vida solitaria fundaron su pri-
tísima Trinidad, fué hijo de Ranulfo, con- mer monasterio, llamado de Ciervofrío.
de de Vermandois y de Valois, y nieto Allí san Félix gobernó santísimamente a
de Enrique I rey de Francia; y nació h a - ios religiosos que en él entraron, muchos
llándose su madre de paso en Amiens. de los cuales fueron ilustres por la no-
Bendijo san Bernardo al santo niño en bleza de su nacimiento y por su santidad
Claraval, y también el papa Inocencio II y sabiduría, hasta que fué avisado por un
cuando vino a Francia y se hospedó en ángel de su cercana muerte. Sintiendo
casa de Teobaldo, tío de Félix. Crióse en Félix la orfandad en que quedaban sus
Claraval oon otros hijos de príncipes y hijos, apareciósele la santísima Virgen,
caballeros, con la enseñanza de san Ber- y le dije que quedaban bajo su amparo,
nardo. Habiendo muerto su madre, el rey y que ella sería su madre. Después de es-
llevó a su palacio al santo mancebo, el te regalo del cielo, dio su espíritu al Crea-
cual quiso acompañarle en la conquista dor a los ochenta y cinco años de. su edad.
de Tierra Santa, donde peleó con gran Reflexión: El bienaventurado san F é -
valor. Vuelto a París, determinó dejar lix, derramando en su última hora lá-
la corte, por el desierto; y la milicia se- grimas de consuelo, exclamaba: «¡Oh
cular, por la espiritual; y para cortar dichoso día aquel en que huí de la corte
de todo punto la esperanza próxima que a la soledad, y troqué el palacio por una
le daban a la corona de Francia la ley gruta! ¡Oh felices noches, las que gasté
Sálica y el deudo estrecho que tenía con en la oración, en lugar de sueño! ¡Oh
el rey, se ordenó de sacerdote y se retiró dulces lágrimas las que derramé por mis
a un monte desierto. Veinte años después culpas! ¡Oh bien empleados suspiros!
fué buscado, por aviso del cielo, de san ¡Oh suaves asperezas con que maltraté
J u a n de Mata, que habitaba en otra so- mi cuerpo! ¡Oh bien empleados pasos los
ledad; y Félix, que sabía que Juan había que di para cumplir la voluntad del Se-
de venir a buscarle, en viéndole le salu- ñor! ¡Cómo me lleváis ahora a la bien-
dó por su nombre. Vivieron los dos san- aventurada eternidad!
tos anacoretas tres años en aquel desier-
to, en santa y dulce compañía, hasta que Oración: Oh Dios, que por una voca-
Dios los sacó de allí para que fundasen ción celestial sacaste del desierto, para
la orden de la santísima Trinidad, con la redención de los cautivos, a tu confe-
este caso prodigioso: estando los dos con- sor, el bienaventurado Félix, rogárnoste
versando, vino a ellos un ciervo blanco nos concedas, que, libres mediante tu gra-
que traía sobre la frente una cruz de dos cia y su intercesión del cautiverio del
colores, celeste y carmesí. Admiráronse pecado, seamos conducidos a la patria ce-
de esto; y Félix no entendió lo que sig- lestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

338
La Presentación de nuestra Señora. — 21 de noviembre.

Desde los primeros tiempos de


la ley de Moisés, fué religiosa
costumbre entre los hebreos^ ofre-
cerse a sí mismos, y también sus
hijos, al Señor: unas veces, irre-
vocablemente y para siempre;
otras, reservándose la facultad
de rescatarlos con dones y sacri-
ficios. A este fin había alrede-
dor del templo varios edificios,
con sus estancias y aposentos,
destinados unos para hombres, y
otros para mujeres: unos para
niños, y otros para niñas, donde
inoraban todos hasta cumplir el
voto que ellos, o sus padres por
ellos, habían hecho. Ocupában-
se allí en servir a los ministros
sagrados y en labrar los orna-
mentos y en otros muchos oficios nece- siempre en su boca estaba Dios: conti-
sarios para el servicio de Dios en el tem- nuamente oraba; y, como dice el profeta,
plo. Así leemos en Ana, mujer de Elca- meditaba en la ley del Señor, día y no-
na, que ofreció a su hijo Samuel; y en che. Tenía también cuidado de sus com-
el segundo libro de los Macabeos se hace pañeros, que ninguna hablase palabra mal
mención de las doncellas que se criaban hablada; que no levantase su voz en la
en el templo: y san Lucas dice que Ana risa; que no dijese palabra injuriosa ni
profetisa, desde que enviudó, no salía soberbia a su compañera.» Y san Am-
del templo. A ejemplo de aquella Ana, brosio añade: «No deseaba que otras don-
madre de Samuel, santa Ana, madre de cellas le diesen conversación, la que t e -
nuestra Señora, y san Joaquín, hicieron nía buena compañía de santos pensa-
voto al Señor, que si les daba algún fruto mientos: antes entonces estaba menos
de bendición, librándolos de la nota de sola, cuando estaba sola, porque ¿cómo
esterilidad, lo consagrarían a su servicio se puede decir que estaba sola, la que
en el templo: y el Señor, que quería fue- tenía consigo tantos libros devotos, tantos
se todo milagroso en aquella santa Niña, arcángeles y tantos profetas?»
1
a quien desde la eternidad había desti- Reflexión: La vida de la Virgen en el
nado para Madre de su unigénito_Hijo, templo es dechado y modelo perfecto de
oyó benignamente sus oraciones, y los hi- la vida de todas las doncellas; las cuales
zo padres de aquella bienaventurada deben imitarla en todas las virtudes que
criatura. Llegando la bendita Niña a la son propias de las doncellas, y ornamen-
edad de tres años, cumplieron religiosa- to de su estado. Pero especialmente las
mente su voto san Joaquín y santa Ana, vírgenes, que, consagraron su virginidad
llevándola ellos mismos para presentar- a Jesucristo, o que, al conocer la vanidad
la, y dejarla para el servicio de Dios en del mundo, se acogen en la soledad de la
el templo. Después que quedó la bendita religión, deben tener por su reina y prin-
Niña entre las sagradas vírgenes, ¿qué cesa a esta Niña, y pedirle devotamente
lengua podrá declarar el buen olor de su favor para imitarla en la guarda del
santidad que allí derramó, y la excelen- ,voto que hicieron, como la imitaron en ha-
cia de sus virtudes? De las cuales h a - cerlo, y seguir en todas las cosas su glo-
blando san Jerónimo, dice así: «Procu-
raba la Virgen ser en las vigilias de la rioso ejemplo.
noche, la primera; en la ley de Dios, la Oración: Oh Dios, que quisiste que la
más enseñada; en la humildad, la más bienaventurada María, siempre virgen, en
humilde; en los cantares de David, la la cual habitaba el Espíritu Santo, fuese
más elegante; en la caridad, la más fer- hoy presentada en el templo; concéde-
viente; en la pureza, la más p u r a ; y en nos que, por su intercesión, merezcamos
toda virtud, la más perfecta. Todas sus nosotros ser presentados en el templo de
palabras eran llenas de gracia, porque tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
339
Santa Cecilia, virgen y mártir 22 de noviembre.
(t 230)
menterio de Pretextato. Y como

-wf^^m^%mr mw\ socorriese a los mártires que es-


taban en las cárceles, y pública-
mente predicase a Jesucristo, la
hizo prender Almaquio: y traída
al templo de los dioses, la instó
con halagos, promesas y amena-
zas, a ofrecerles sacrificio; mas
viendo que todo era en vano,
mandóla encerrar en un baño de
la misma casa de la santa, y po-
ner fuego debajo, para que, res-
pirando ella el aire caliente, se
ahogase. Guardóla el Señor todo
un día y una noche: y ella, no
sólo no recibió detrimento algu-
no, antes, llena de gozo, cantaba
con los ángeles las alabanzas de
Cristo. Al saber esto Almaquio,
La esclarecida virgen y mártir santa Ce- dio orden que allí mismo le cortasen la
cilia, nació en Roma, de padres muy n o - cabeza: y aunque el verdugo la hirió
bles; los cuales, aunque eran gentiles, no tres veces, no se la pudo cortar. Los que
estorbaron que su hija fuese criada en presentes estaban recogieron la sangre
la verdadera fe. Traía siempre consigo con esponjas y lienzos, para guardarla
el libro de los Evangelios, y procuraba por reliquias. Pasados así tres días, en
poner por obra las palabras de Jesucris- que ella consolaba a los que la visitaban,
to, a quien consagró su virginidad. Ca- entregó su alma al divino Esposo.
sáronla sus padres, contra toda su volun-
tad, con un caballero mozo, llamado Va- *
leriano. Vino el día en que se habían de
celebrar las bodas; y estando todos con Reflexión: Cuando los ministros que
gran fiesta y regocijo, sólo Cecilia, ves- prendieron a la santa y la llevaban al
tida de seda y oro, estaba triste y lloro- tribunal del prefecto, la rogaban que m i -
sa; y llamando a parte a su esposo, le rase por sí, y gozase de su hermosura,
dijo: «Te hago saber que tengo en mi nobleza y riquezas, ella les dijo: «No
compañía un ángel que guarda mi virgi- penséis que el morir por Cristo será daño
nidad; el cual quiere que me respetes.» para mí, sino inestimable ganancia: por-
Respondió Valeriano: «Hazme ver a este que confío en mi Señor, que, con esta vi-
ángel que dices que está en t u compañía.» da frágil y caduca, alcanzaré otra bien-
Díjole Cecilia: «Menester será, si lo quie- aventurada y perdurable. ¿No os parece
res ver, que primero creas en Jesucristo, que es bien dejar una cosa vil, por ga-
y te bautices.» Y como Valeriano mos- nar otra preciosa y de infinito valor; y
trase gana de hacerlo, y le preguntase trocar el lodo, por el oro; la enferme-
quién le había de enseñar y bautizar, ella dad, por la salud; la muerte, por la vida,
le envió a la Vía Apia al papa san Ur- y lo transitorio, por lo eterno? ¡Cómo se
bano, de cuya mano recibió el bautismo: endulzarían con estos cristianos senti-
y luego vio un ángel que llevaba dos mientos las amarguras de nuestra vida,
y, sobre todo, del trance de nuestra
espléndidas coronas. Volvió Valeriano a muerte!
Cecilia, y le dio cuenta del suceso: lo
cual habiendo referido también a Tibur-
cio, su hermano, le redujo a la fe, y le
hizo bautizar con Máximo, su compañero Oración: Oh Dios, que nos alegras ca-
de armas. Súpolo el prefecto Almaquio; da año con la festividad de tu virgen y
y habiendo mandado prenderlos y ator- mártir, la bienaventurada Cecilia; con-
mentarlos, alcanzaron la corona de un cédenos la gracia de imitar, con nuestras
ilustre martirio. Los sagrados cuerpos de buenas obras, a la que con nuestros reli-
estos mártires los recogió secretamente giosos obsequios veneramos. Por Jesu-
la virgen Cecilia y los enterró en el ce- cristo, nuestro Señor. Amén.

340
San Clemente, papa y mártir. 23 de noviembre.
(t.ioi)
El apostólico pontífice y m á r -
tir san Clemente, nació en Roma,
y fué hijo de padres nobilísimos,
deudos muy cercanos de los em-
peradores. Recibió la fe, el bau-
tismo y el sacerdocio de mano
del príncipe de los apóstoles san
P e d r o ; y se hizo discípulo de
San Pablo, a quien ayudó en la
predicación del Evangelio, como
lo testifica el mismo apóstol, es-
cribiendo a los Filipenses, cuan-
do dice: «Yo y Clemente y los
demás de mis compañeros que
trabajaron conmigo, y están sus
nombres escritos en el Libro de
la Vida.» Volviendo a Roma des-
pués de varias correrías apostó-
licas, san Pedro le consagró obis-
po, y le instituyó sucesor suyo; aunque dante. Corno por este milagro se convir-
él, teniéndose por indigno, dio su lugar tiese gran muchedumbre de gentiles,
a san Lino y a san Cleto, a cuya muerte mandó el emperador a aquellas partes a
tomó Clemente el gobierno de la Iglesia. un presidente, llamado Aufidiano, el cual
Siendo sumo pontífice, señaló siete n o - hizo grande estrago en los fieles de Cris-
tarios, y los repartió en los barrios de to; y mandó que llevasen a san Clemen-
Roma, para que tuviesen cuenta de in- te dentro, en alta mar, donde, con una p e -
quirir y escribir las batallas y triunfos sada áncora al cuello, fuese sumergido
de los mártires. Estando la Iglesia de Co- en las aguas. Con este linaje de muerte
xinto alterada por divisiones y cismas, alcanzó el venerable pontífice la palma
escribió san Clemente dos admirables del martirio.
epístolas a aquella cristiandad, con las
cuales, dice san Ireneo, restableció la fe
y la caridad entre los hermanos de Co-
rinto; y les recordó las tradiciones que Reflexión: Para estorbar que los cris-
habían recibido por ministerio de los tianos recogiesen y venerasen las sagra-
apóstoles. Predicaba la palabra de Dios das reliquias de san Clemente, ordenó el
con tanto espíritu, que muchos gentiles prefecto gentil que fuese sepultado en el
se convertían a la fe, y algunos se daban fondo del mar: pero el Señor hizo que
a toda perfección, y seguían los consejos el mar se retrajese tres millas, hasta des-
evangélicos; por lo cual, los sacerdotes cubrir el santo cuerpo que hallaron los
de los ídolos persiguieron a san Clemente, cristianos puesto en un templo y sepulcro
y alborotaron al pueblo contra él, y le de mármol, y junto a él el áncora con
acusaron delante de Mamertino, prefecto que había sido arrojado al agua. Y en
de Roma. Consultado por el prefecto el tiempos de Nicolao I fué trasladado a Ro-
emperador Trajano, mandó que Clemen- ma aquel venerable cadáver, y colocado
te, o sacrificase a los dioses, o fuese des- con gran solemnidad en una iglesia de su
terrado a Quersona, en el Ponto Euxino. nombre. ¡Así quiere Dios nuestro Señor,
Prefiriendo el santo el destierro, halló en que sean veneradas las sagradas reliquias
él más de dos mil cristianos desterrados de sus santos!
por el mismo emperador, y condenados a
cortar y llevar piedra. Padecían gran fal-
ta de agua; y enternecido el santo, hizo
oración al Señor, la cual acababa, alzó Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
los ojos y vio un cordero que levantaba alegras con la festividad de san Clemen-
el pie derecho, como señalando donde te, tu pontífice y mártir; concédenos be-
hallarían agua: y llegándose a aquel lu- nigno, que, pues celebramos su naci-
rjar, dio con un azadón un golpe, y brotó miento pafa el cielo, imitemos la pacien-
Aiego una fuente de agua clara y abun- cia que mostró en su martirio. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.

341
San Juan de la Cruz, confesor. — 24 de noviembre.
( t 159D

parecerse hasta en el nombre a


su Redentor crucificado, mudó el
nombre de Matías, en el de J u a n
de la Cruz. Allí fué probado por
el Señor con durísima sequedad
y oscuridad del espíritu, cuyo es-
tado describe admirablemente en
su libro titulado Noche obscura;
mas pasada la terrible prueba,
fué regalado por Dios con tan
inefables comunicaciones del cie-
lo y sublimes arrobamientos, que
no parecían sino un serafín en
cuerpo humano. Hablando un día
con santa Teresa, en el locutorio,
del misterio de la santísima T r i -
nidad, la santa quedó arrobada;
y el santo, justamente con la si-
lla en que estaba sentado, se le-
~San J u a n de la Cruz, insigne maestro vantó por el aire hasta dar en el techo,
de la vida espiritual, y grande ornamento de la pieza. Vencidas las gravísimas di-
de la reforma de la Orden carmelitana, ficultades, fundó numerosos conventos,
nació en Fontíveros, villa del obispado de que gobernó santísimamente, en los cua-
Avila; y antes que naciese fué ofrecido les florecía la santidad de la primera R e -
por su madre a la Virgen santísima. Que- gla. Queriendo el Señor llevarle para sí,
dando el santo niño huérfano de padre, le envió una enfermedad dolorosísima,
el administrador del Hospital de Medina que se mostró en cinco apostemas en for-
del Campo se lo pidió a su madre, para ma de cruz; y llegada la hora de su di-
que sirviese a los pobres, ofreciéndole choso tránsito, lo rodeó un globo grande
darle alimentos, estudios y una capella- de luz como de fuego resplandeciente,
nía. Era J u a n de doce años cuando co- cuya claridad ofuscaba la de veinte lu-
menzó a servir en el hospital; y al mis- ces que ardían en el altar de su celda,
mo tiempo estudió la gramática, retórica sintiéndose por todo el convento una ce-
y filosofía, en que salió muy consumado. lestial fragancia.
En esta sazón fundaron los religiosos car-
melitas un convento en Medina, en el
cual el santo mancebo tomó el sagrado Reflexión: ¡Dichosa el alma que, a imi-
hábito, y resplandeció señaladamente en tación del esclarecido confesor de Cris-
el espíritu de oración, en la pobreza, y to, J u a n de la Cruz, se esfuerza en r e -
aspereza de vida. Adelantó su peniten- nunciar todo lo que parece florecer a la
cia con extraños rigores: el jubón de es- sombra de esta vida! El que se deja do-
parto le parecía suave; las disciplinas no minar por el amor engañoso de este m u n -
le satisfacían, si no las teñía en sangre; do, pierde infaliblemente las dulzuras de
tenía los cilicios por blandos, si no tala- la felicidad verdadera. Mientras exista en
draban sus miembros: la cama era un nuestro corazón alguna afición desorde-
rincón del coro, con una piedra por al- nada por las cosas creadas, no alcanzare-
mohada. Mandáronle a Salamanca para mos la abnegación necesaria para llegar
estudiar la teología y habiendo sido or- a la santidad, a la plenitud de la dicha,
denado de sacerdote, quiso pasar a la al descanso del espíritu.
Cartuja para llevar vida más austera;
pero el Señor que le llamaba para una
grande obra de su servicio, le inspiró la Oración: Oh Dios, que hiciste al bien-
reforma de su sagrada orden, que a la aventurado Juan, tu confesor, uno de los
sazón había ya comenzado santa Teresa mayores amantes de la cruz, y de la per-
de Jesús, entre sus religiosas carmelitas. fecta abnegación de sí mismo; concéde-
El primer convento reformado fué el de nos que, imitándole sin cesar, consigamos
Duruelo, pobrísimo, estrecho, lleno de como él, la gloria eterna. Por Jesucristo,
cruces y calaveras, donde el santo, por nuestro Señor. Amén. v

342
Santa Catalina, virgen y mártir. — 25 de noviembre.
(t 307)

La virgen santa Catalina, es-


clarecida lumbrera de la filoso-
fía cristiana, y mártir de Jesu-
cristo, nació en Alejandría de
Egipto; y como se dice en el Mo-
nólogo del emperador Basilio,
fué de sangre real. Criáronla sus
padres en la verdadera fe: y co-
mo era avisada y de alto enten-
dimiento, fué también enseñada
en todas las letras de la filoso-
fía humana, que en el tiempo flo-
recían en la ciudad de Alejan-
dría. Tenía la santa doncella
unos diez y ocho años, cuando el
emperador Maximino II vino a
Alejandría para inaugurar cier-
tas fiestas y regocijos en honra
de los dioses del imperio, y ha-
cer burla y escarnio de los misterios cris- fuese despedazada en una máquina de
tianos. Indignóse Catalina al ver aquella dos ruedas sembradas de clavos. Comen-
pública profanación; y movida del espí- zando los sayones a mover aquellas r u e -
ritu de Dios, y llegándose a los paganos das, de repente se destrabaron y rompie-
que celebraban aquellas sacrilegas baca- ron. Entonces mandó el tirano, que la
nales, con gran libertad les reprendió y santa virgen fuese degollada. Fué trasla-
afeó las cosas que hacían. Acusáronla, dado su sagrado cuerpo por ministerio
pues, delante del emperador, el cual de los ángeles, al monte Sinaí.
mandó prenderla y traerla a su presen- «
cia. Dióle ella razón de sí y de su fe con Reflexión: ¿Puede concebirse mayor
tan singular sabiduría, elocuencia y gra- firmeza en la fe, y mayor pureza en las
cia, que el emperador, pasmado la esta- costumbres, que la firmeza y pureza con
ba mirando: y admirado de ver su in- que brilló la angelical virgen y mártir
comparable hermosura, y oír la fuerza Catalina? Admirable fué la celestial sa-
y peso de sus razones, a las cuales él no biduría con que confundió a los sabios
supo qué responder, entendiendo que pa- del gentilismo: pero no fué menos admi-
ra convencer a Catalina, era menester rable la constancia con que, en todo tiem-
más ciencia que la suya, y para salir de po, se abstuvo de las licenciosas diver-
aquel aprieto, la mandó callar, y ordenó siones paganas. Sí: la firmeza en las cos-
que la echasen en la cárcel, donde pasó tumbres no es menos necesaria que la
la santa algunos días sin comer bocado. doctrina: y así como el dejarse llevar por
Entretanto, llamó el emperador a algunos toda clase d e ' doctrinas, es señal de fe
varones, los más sabios y elocuentes que vacilante, así también es piedad vacilan-
había en Alejandría, para que, disputan- te el gobernarse por la costumbre y por
do con la santa doncella, la convencie- el respeto humano. ¿Deseas ser constan-
sen. Juntáronse, pues, los más sabios fi- te en la virtud? Pon, como Catalina, el
lósofos de la escuela de Alejandría; y fundamento de tu edificio espiritual en
concurrió toda la ciudad a aquel espec- Jesucristo; y entonces podrás resistir vir-
táculo tan nuevo y maravilloso, en que tuosamente a todas las contrariedades.
los hombres tenidos por la flor de la sa-
biduría, disputaron con una doncella cris-
tiana en presencia del emperador. Santa Oración: Oh Dios, que diste la Ley a
Catalina deshizo todos sus argumentos, y Moisés en la cumbre del monte Sinaí, y
les dejó tan confusos, que muchos de los dispusiste fuese enterrado en el mismo
presentes se convencieron de la verdad lugar, por ministerio de tus santos .ánge-
de la fe, y se hicieron cristianos: por lo les, el cuerpo de tu bienaventurada Cata-
cual el emperador Maximino, parecién- lina; suplicárnoste nos concedas que por
dole que ser vencido de una delicada sus merecimientos e intercesión podamos
doncella, era menoscabo suyo, mandó que llegar al monte que es Jesucristo. Por el
mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

343
San Pedro Alejandrino, obispo y mártir. — 26 de noviembre.
(t 311)
algunos sacerdotes fuesen al obis-
po y le suplicasen que le perdo-
nara y admitiese a la comunión
de la Iglesia, pensando que por
este camino ganaría las volunta-
des del clero y del pueblo, y que
le harían obispo una vez marti-
rizado san Pedro. Fueron con es-
ta embajada dos sacerdotes, pro-
\ pusieron a Pedro a lo que ve-
\t *i
< nían, diciéndole que Arrio se su-
- •

y
j#í jetaba a su parecer y corrección.
í-* El santo pontífice, dando un gran
\ -" suspiro, díjoles que Arrio era as-
tuto y engañador encubierto, que
Wi
fl1
f A - en maldad excedía a todas las
maldades, que había de rasgar la
túnica de Cristo, que es la Igle-
sia, promoviendo un cisma muy
El valeroso defensor de la fe católica desastroso; y mandóles que no fuese ad-
y de la unidad de la Iglesia, san Pedro, mitido en la Iglesia: y que todo esto no
fué natural de Alejandría y patriarca de lo decía de su cabeza, sino que lo había
la misma ciudad. Levantóse en su tiem- entendido por luz superior. Y todo suce-
po la persecución atrocísima de los empe- dió después, de la misma manera que él
radores Diocleciano y Maximiniano, en lo dijo. Entretanto permanecía el pueblo
la cual el buen prelado no dejó cosa por junto a la cárcel deseando librar a su
hacer para consuelo de los fieles en aque- pastor; mas el santo, deseoso del m a r -
lla gravísima tempestad. Para poder tirio y temeroso de algún disturbio, rogó
atenderlos mejor, recogióse a lugares ás- al tribuno encargado de ejecutar la sen-
peros y apartados, huyendo de las manos tencia, que le sacase secretamente de la
de los emperadores, que le buscaban: y cárcel, y le llevasen a otro lugar, como
desde allí escribía a más de seiscientos se hizo, y allí le cortaron la cabeza.
cristianos, presos en la cárcel, exhortán- Reflexión: De este prelado y defensor
dolos a la paciencia y perseverancia: y insigne de la ortodoxia cristiana bien se
al saber que habían alcanzado la corona puede decir lo que se dijo d e Cristo: que
del martirio, se regocijó por extremo. siendo luz de las naciones y gloria del
Vuelto el santo a Alejandría, tuvo gran- pueblo de Dios, estaba puesto para caída
des encuentros con los cismáticos, herejes y levantamiento de muchos en Israel.
y gentiles; porque Melecio, obispo de Elevado Pedro de Alejandría a la emi-
Egipto, fué depuesto de su silla por el nente dignidad patriarcal, quiso salvar
santo, después que le hubo convencido a los que le habían sido confiados. Mas
de haber perpetrado graves delitos y sa- como esto no era posible sin imitar sus
crificado a los dioses. Corrido y afren- virtuosos ejemplos, los cuales la mayor
tado Melecio, como era hombre docto y parte rechazaban, por eso fué causa de la
astuto, comenzó a turbar la Iglesia y a ruina de muchos: no por sí mismo, sino
causar cisma en ella, contando muchos por culpa de los que quisieron perecer
secuaces, entre ellos al infame Arrio, voluntariamente. ¡Oh espantosa verdad!
hombre inquieto y furioso, a quien tam- También el Hijo de Dios está en la cruz
bién por esta causa san Pedro excomulgó para salvar a todos los hombres: y no
y apartó de la Iglesia. Vino a tener el ce- obstante, esta cruz será la causa de la
tro de Oriente el emperador Maximino, condenación de los que no viven debida-
no menos cruel perseguidor de cristianos mente.
que sus antecesores, y mandó prender a
Pedro y darle la muerte. Cuando se supo Oración: Vuelve, Señor, los ojos a
en la ciudad que su santo pastor estaba nuestra flaqueza; y pues nos oprime el
preso en la cárcel, todos a porfía acudie- peso de nuestros pecados, protéjanos la
ron a ella para librarle y poner su vida, gloriosa intercesión de tu bienaventurado
si fuese menester, en su defensa. En esta mártir y pontífice san Pedro. Por Jesu-
ocasión, el perverso Arrio procuró que cristo, nuestro Señor. Amén.

344
San Máximo, obispo de Riez. — 27 de noviembre.
(t 480)

El humildísimo siervo de Dios


san Máximo, obispo de Riez, n a -
ció en un lugar llamado Deco-
mer, hoy Cháteau-Redon, en la
Provenza. Criáronle sus padres en
santo temor de Dios y en la
práctica de todas las virtudes.
Pasó muchos años, en el retiro
de su casa, olvidado del mundo,
y ocupado en el estudio y medi-
tación de las letras sagradas, y
en su propia mortificación, como
si viviese en la soledad. Llamado
del Señor a vida más perfecta,
tomó el hábito en el monasterio
de Lerins, que es una pequeña
isla junto a las costas de la P r o -
venza. Allí encontró una n u m e -
rosa comunidad de santos reli-
giosos, cuyas heroicas virtudes daban papa san León a Flaviano de Constanti-
gran celebridad al monasterio. Con tales nopla contra los herejes Eutiquianos: y
ejemplos, hizo el santo tan grandes pro- firmó asimismo la epístola sinodal que los
gresos en la virtud, que aventajándose obispos escribieron en respuesta a la del
sobre todos en santidad, parecía resplan- papa. Finalmente, después de haber go-
decer como el sol entre las estrellas, y bernado santísimamente su iglesia, des-
habiendo sido escogido para la cátedra cansó en la paz del Señor; y fué sepul-
de Arles el abad san Honorato, todos los tado con gran solemnidad, en la iglesia
monjes pusieron los ojos en Máximo, y de San Pedro, que él mismo había edi-
a una voz lo aclamaron por sucesor. Qui- ficado.
so nuestro Señor manifestar la heroica
virtud de su siervo, obrando por él gran- *
des milagros, y curando toda suerte de
enfermedades. Concurrían, pues, al m o - Reflexión: ¿De dónde proviene nues-
nasterio, tropas de gente, considerando tra negligencia en practicar la humildad,
al Santo como depositante del divino p o - y con ella las demás virtudes cristianas,
der; y por huir de los aplausos del m u n - siendo así que los santos tanto se desve-
do, fué a esconderse en un bosque de la laron en el ejercicio heroico de los actos
misma isla. Pasáronse tres días y tres virtuosos? Muy fácil es descubrir la cau-
noches sin poderle descubrir, hasta que, sa. Para apreciar debidamente las virtu-
al fin, le encontraron, y le volvieron al des, debemos hacer de ellas la ocupación
monasterio. Poco después, habiendo per- principal de nuestro espíritu: y para po-
dido su obispo la iglesia de Riez, en la nerlas en práctica, debemos desearlas con
Provenza, mandó sus comisarios al mo- todo nuestro corazón. Mas, ¿qué hace-
nasterio de Lerins, para ofrecer al santo mos? Con el pretexto de obligaciones fin-
la silla de aquella diócesis. Pero huyendo gidas, nos vamos olvidando de nuestro
él de aquella dignidad, navegó hasta las fin: y empleando todo el tiempo en bus-
costas de Italia, donde los comisarios le car y cuidar los bienes perecederos, no
alcanzaron: y a pesar de su resistencia, nos queda espacio para los eternos. ¡De-
le condujeron a Riez. Allí fué recibido plorable error, que si no lo enmendamos
con extraordinarias demostraciones de en tiempo oportuno, lo lloraremos perpe-
júbilo: y todo el tiempo de su gobierno tuamente!
fué amado como padre, y reverenciado *
como santo, por las maravillas que obra-
ba, entre las cuales se refieren dos muer- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
tos resucitados. Asistió a varios concilios tente, que la venerable solemnidad de tu
que se celebraron en su provincia y en venerable confesor y pontífice Má-
¿as comarcanas: y fué uno de los prela- ximo acreciente en nosotros la devoción
dos que aprobaron la célebre epístola del y el deseo de nuestra eterna salud. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

345
Santiago de la Marca, confesor. 28 de noviembre.
(t 1479)
tura. Pasaba las noches en ora-
ción, sin dormir más de tres h o -
ras; no comía carne; su hábito
era de sayal pobre y remenda-
do, y gozábase de padecer falta
aun de las cosas más necesarias.
Habiendo entendido que querían
hacerle arzobispo de la iglesia de
Milán, rehusó aquella dignidad,
con grande resistencia, que ja-
más pudieron acabar con él que
la aceptase. Ilustró el Señor a
este su siervo, obrando por él
muchos milagros, señaladamente
el tiempo que estuvo en Vene-
cia. Sanó repentinamente al du-
que de Calabria y al rey de Ña-
póles, que estaban desahuciados
de. los médicos, y a las puertas
Eí celoso predicador de Cristo, Santia- de la muerte. Finalmente, lleno de días
go de la Marca, nació en Montebrandón, y merecimientos, a la edad de ochenta
en la Marca de Ancona. Fué hijo de unos y nueve años, llamóle el Señor para dar-
pobres labradores; y pasó los años de su le la recompensa de sus grandes trabajos
niñez apacentando un rebaño. Un tío su- y -virtudes, en el reino de su gloria.
yo materno, sacerdote ejemplar y p r u -
dente, echando de ver en él buen ingenio
y disposición para las letras, le envió a *
la universidad de Perusa, para estudiar
las letras humanas y divinas; en las cua-
les salió tan aprovechado, que un caba- Reflexión: ¿Qué tienen que ver los de-
llero muy principal de aquella ciudad, le leites causados por los bienes sensibles,
encomendó la educación de un hijo suyo, con los purísimos goces que nos propor-
y dio su favor para que pudiese ganar cionan los bienes del alma? Aquellos, son
mucha hacienda, y medrar en el mundo. vanos o torpes: éstos, verdaderos y puros.
Mas no llenaron su corazón las esperan- Cuando un alma desprecia generosamen-
zas y bienes del siglo, sino los verdaderos
bienes que hallaba en el servicio del Se- te todo lo mundano, el Señor, que es ge-
ñor. Habiendo pasado a Asís, para ganar nerosísimo, no retarda la paga; y su di-
la indulgencia de la Porciúncula, quedó vina providencia ilumina de tal manera
tan edificado de la rara modestia y h u - el entendimiento, y da tal alegría al co-
milde compostura de los hijos del será- razón, que no cabiendo en él, rebosa y se
fico padre san Francisco, que se sintió in- manifiesta visiblemente en el exterior.
teriormente llamado de Dios a tomar su Yerran, pues, miserablemente, los peca-
hábito, y copiar en sí aquellas religiosas dores, creyendo que la observancia de la
virtudes. Echó, en el noviciado los cimien- ley de Dios es un sacrificio dolorosísimo
tos de su esclarecida santidad; y orde- y sin recompensa en esta vida.
nado de sacerdote, fué destinado por sus
superiores al ministerio de la divina p a -
labra. Predicó en Italia, Austria, Dina-
marca y Polonia, con tan apostólico celo, *
y tan grande espíritu y virtud de Dios,
que convirtió innumerables pecadores a
penitencia. No eran menos eficaces sus Oración: Oh Dios, que nos alegras con
palabras, que el ejemplo de su santa vida. la anual festividad de tu bienaventurado
En el espacio de cuarenta años, no dejó confesor Santiago; concédenos benigno,
pasar un solo día sin macerar su cuerpo que pues celebramos su nacimiento para
con ásperas disciplinas; ni se desató j a - el cielo, imitemos el ejemplo de sus vir-
más el cilicio o ceñidor de hierro, eriza- tudes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
do de. clavos, que traía puesto a la cin- Amén.

346
San Saturnino, obispo y mártir. — 29 de noviembre.
(t 250)
El apostólico varón y valeroso
mártir del Señor san Saturnino,
fué escogido por el sumo Pontí-
fice san Fabián para ir a predi-
car el santo Evangelio a la ciu-
dad de Tolosa de Francia, en
aquella sazón capital de una flo-
reciente colonia romana fundada
por Julio César. Estaba aquella
ciudad tan sumergida en las ti-
nieblas de la infidelidad, y tan
dada a las supersticiones del pa-
ganismo, que el santo obispo, al
poner el pie en ella, apenas en-
contró vestigios de la fe cristia-
na. Confiado en el poder de Dios,
y esperando de la divina miseri-
cordia, que abriría los ojos de
aquellos miserables ciegos, dio
principio a su predicación ensalzando los vida. Como el santo se negase valerosa-
misterios de la cruz; y desde luego reco- mente a cometer tamaña iniquidad, dié-
noció la soberana protección de lo alto, ronle cruelísimos azotes; y como él per-
en lo rendido que halló los corazones de maneciese constante en la confesión de
los tolosanos a la eficacia de su predica- su fe, atáronle a un toro bravo y furioso,
ción, y en las numerosas conversiones a al cual luego soltaron, y corriendo él,
la fe de Cristo. La santidad de la vida, arrastró al santo hasta que le dejó redu-
el ejemplo de las apostólicas virtudes, el cido a una masa informe de carne y de
celo de la salvación de las almas, que huesos. Recogieron los cristianos las reli-
resplandecían en el santo obispo, y el so- quias de su apóstol, y las colocaron en
plo del Espíritu Santo, en poco tiempo un templo con gran veneración, que se
cambiaron el aspecto de aquella ciudad, ha conservado hasta nuestros días.
cuyos habitantes recibieron, en gran n ú -
mero, el santo Bautismo, cambiaron sus
antiguas costumbres en otras nuevas, dig-
nas de la fe que acababan de abrazar, Reflexión: ¿Quién no echa de ver, en
y de la santidad de su doctrina. De todos la vida de este santo, la eficacia que tie-
los templos de los ídolos que había en la. ne la palabra, si va precedida del ejem-
ciudad, después de pocos años sólo que- plo? Más fruto se hace con una vida
daba uno abierto, en el cual se reunían ejemplar, que con cuantas exhortaciones
los sacerdotes de las falsas deidades del se pueden hacer. Los hombres más creen
imperio con los paganos más contumaces lo que ven con sus ojos, que lo que oyen
y feroces a celebrar sus sacrilegas fes- con sus oídos. ¿Cómo podrás reprender
tividades. Y viendo la rapidez con que en otros los vicios y defectos que ven en
iba desapareciendo la antigua y diabólica ti? ¿Quieres aprovechar a los demás y
superstición, que ellos llamaban religión, enmendar sus malas inclinaciones? Pues
y que tanto estrago, como ellos decían, comienza por resplandecer con una in-
era obra de la predicación de un solo signe santidad de vida: y tus prójimos,
hombre; se congregaron para deliberar viendo la luz de tus buenas obras, glori-
sobre los medios con que debían conju- ficarán a su Padre que está en los cielos.
rar la completa ruina que les amenazaba.
La resolución que tomaron fué de quitar *
para siempre de en medio a san Satur-
nino, dándole la muerte. En esto acertó Oración: Vuelve tus ojos, oh Dios om-
a pasar por delante del templo el apostó- nipotente, a nosotros miserables; y ya
lico varón: corrieron hacia él, prendió-' que nos oprime el peso de nuestras cul-
ronlo, arrastráronlo al templo, e intimá- pas, protéjanos la gloriosa intercesión de
ronle que ofreciese sacrificio a los dioses; tu bienaventurado mártir y pontífice san
y que de lo contrario, le quitarían la Saturnino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

347
San Andrés, apóstol. — 30 de noviembre.
(t 62)

respondiendo Andrés que cada


día ofrecía en sacrificio al ver-
dadero y único Dios un Cordero-
inmaculado, que se inmola en los
altares de los cristianos; el fe-
roz procónsul, incapaz de enten-
der el lenguaje del santo apóstol,
• condenóle a morir en una cruz s
y no enclavado en ella, sino a t a -
do con sogas, para que el tor-
mento fuese más prolijo. Al v e r -
le el pueblo salir para el lugar
de la crucifixión, daba voces di-
ciendo: «¿Qué ha hecho este j u s -
to y amigo de Dios? ¿Por qué lo
crucifican?» Mas él rogábales
que no le impidiesen aquel bien
tan grande: y al ver la cruz, des-
de lejos exclamó: «Yo te adoro,
El glorioso apóstol san Andrés, herma- oh cruz preciosa, que con el cuerpo de
no mayor de san Pedro, natural de Bet- mi Señor fuiste consagrada: yo vengo a
saida en Galilea, y pescador de oficio, fué ti regocijado y alegre; recíbeme tú en tus
el primero de los apóstoles que conoció brazos con alegría y regocijo. ¡Oh buena
y trató a Jesucristo: porque siendo con- cruz tan hermoseada con los miembros
discípulo de san Juan Bautista, un día de Cristo! días ha que te deseo: con soli-
viendo san Juan al Señor, dijo: «Este es citud y diligencia te he buscado; ahora
el Cordero de Dios»; y luego san Andrés que te hallé, recíbeme en tus brazos y
con otro discípulo suyo, se fué en segui- preséntame a mi Maestro, para que por
miento de Cristo; el cual volviéndose a ti me reciba el que por ti me redimió».
ellos y viendo que le seguían, preguntó- Dos días estuvo vivo en la cruz con es-
les a quien buscaban, y ellos respondie- tos santos afectos, y fervorosas exhorta-
ron que querían saber donde posaba. Dí- ciones al numeroso pueblo que le rodea-
joselo, llevólos consigo, túvolos un día ba, y así dio su espíritu al Señor.
en su compañía: y de si* conversación *
entendieron que era el verdadero Mesías.
Di jólo Andrés a su hermano Pedro, y lo Reflexión: ¡Cuánta fué aquella dulzu-
llevó a Cristo. Más adelante hallólos al ra, dice san Bernardo, que sintió san An-
Señor pescando en el mar de Galilea, y drés cuando vio la cruz, pues endulzó la
los llamó al apostolado. Siguieron los dos amargura de la misma muerte! ¿Qué cosa
hermanos a Cristo todo el tiempo que puede haber tan desabrida y llena de
anduvo predicando por Judea y Galilea; hiél, que no se haga dulce con aquella
y aunque el primero a quien nombran dulcedumbre que hizo suave la muerte?
los Evangelios al nombrar a los apóstoles San Andrés, hombre era semejante a nos-
es san Pedro, no obstante, inmediata- otros, y pasible; pero tenía tan ardiente
mente después de Pedro ponen a san sed de la cruz, y con un gozo jamás oído
Andrés. Después ¡de haber recibido el Es- estaba tan regocijado y como fuera de
píritu Santo, fué san Andrés a predicar sí, que pronunció aquellas palabras tan
el Evangelio a los habitantes de la Esci- dulces y amorosas. ¿Y nosotros nos que-
tia, de las regiones del mar Negro, y de jaremos cuando el Señor nos haga parti-
la que ahora llamamos Albania. Pasó fi- cipantes de su cruz?
nalmente a Acaya, en donde las numero-
sas conversiones que con su apostólica
predicación obtuvo, suscitaron el furor Oración: Humildemente suplicamos a
de los idólatras, los cuales le acusaron tu Majestad, oh Señor, que sea el bien-
de seductor y le llevaron al tribunal de aventurado san Andrés nuestro continuo
Egeas, procónsul de Patras. Mandóle éste intercesor para contigo, como fué en tu
que sacrificase a los dioses del imperio, Iglesia predicador y gobernador Por
si no quería morir entre tormentos: y nuestro Señor Jesucristo. Amén.

348
San Eloy, obispo y >nfesor. — 1 de diciembre.
(t 659)

El admirable confesor y santí-


simo obispo san Eloy nació en
Catelat, aldea del Lemosín en
Francia, de nobles y piadosos pa-
dres, que le criaron en toda vir-
tud. Aprendió la letras que co-
rrespondían a su edad y naci-
miento; y mostró mucho inge-
nio y capacidad para cuanto em-
prendía; por lo cual le envió su
padre a Limoges y le puso bajo
la enseñanza de un insigne pla-
tero y opífice de aquella ciudad,
en cuyo arte dio tales muestras
de habilidad y destreza, que no
tardó en sobrepujar a la de su
maestro mismo. Sería de unos
treinta años de edad, cuando por
consejo de éste pasó a París: y
como su conversación era tan honesta y obispo al religioso de la corte, nombre
agradable a todos, y tan rara su pericia que daban a san Eloy. Resistió Clodo-
en el arte, no tardó en granjearse la veo II, hijo de Dagoberto y sucesor en el
amistad de muchos, entre ellos de Bob- trono, no queriendo privarse de tan santo
bón, tesorero del rey Clotario, segundo de amigo y consejero: repugnó el santo cuan-
este nombre, p a r a quien hiz*> muchas to le fué posible; mas tantas instancias
obras.de valor y mérito. Deseaba Clota- se hicieron, que les fué preciso ceder; y
rio hacerse una silla o trono de una traza san Eloy recibió las sagradas órdenes y
particular; y como ningún artífice alcan- pasó a Rúan en donde fué consagrado
zase a hacérselo según su idea, su teso- obispo en 640. En su obispado conservó
rero le presentó a Eloy, con la esperanza su espíritu de humildad, oración y peni-
de que daría con el gusto del rey. Entre- tencia; sus rentas las repartía entre los
góle éste una buena cantidad de oro y pobres; su único deseo fué dilatar la fe
piedras preciosas; y Eloy hizo con esto de Jesucristo por todas las regiones su-
no un trono, sino dos. Presentó uno de mergidas aún en los errores de los paga-
ellos a Clotario: y éste lo halló tan ajus- nos. En fin, favorecido de Dios con la
tado a su idea, que no sabía cómo mani- virtud de hacer milagros y con el don
festar a Eloy su satisfacción. Agrade- de profecía, lleno de méritos, murió la
cido éste y humilde, va a su casa y trae muerte de los santos a los setenta 'años
el segundo trono, igual en todo al p r i - de su edad y diez y nueve de su obis-
mero; con lo cual el rey quedó tan admi- pado.
rado de la destreza y de la fidelidad de Reflexión: ¿Quién había de imaginar
Eloy que no pudo menos de abrazarle, y que un platero como san Eloy pasase del
desde entonces le tuvo por su más íntimo taller a la corte y de la corte a la sede
privado y le puso cuarto en su palacio episcopal? Su virtud excelente obró estas
mismo. Ño menor confianza que Clota- maravillas; en el taller vivió como cris-
rio, hizo de san Eloy su hijo y sucesor tiano perfecto, en la corte como religioso,
Dagoberto: y de ella no se servía el santo y en la silla episcopal como celosísimo
sino para bien de sus prójimos, emplean- pastor de las almas. También podemos
do toda su hacienda en socorrer a los p o - nosotros santificarnos en nuestro estado
bres, rescatar cautivos y fundar piadosas y oficio cualquiera que sea y ejecutando
instituciones, como fueron la célebre aba- siempre la voluntad divina hacer nues-
día de Soliñac, cerca de Limoges, y un tras obras más preciosas que el oro.
monasterio de doncellas en París bajo la
invocación de san Marcial, y la iglesia Oración: Oíd, Señor, las súplicas que
de San Pablo en la misma ciudad de P a - os dirigimos en la fiesta de vuestro con-
rís. Por este tiempo murió san Acario, fesor y pontífice san Eloy, y libradnos
obispo de Noyón y de Tournay, y el clero de nuestras culpas por intercesión de
con el pueblo a una voz pidieron por quien tan dignamente os sirvió. Por J e -
sucristo nuestro Señor. Amén.

349
Santa Bibiana, virgen y mártir. — 2 de diciembre.
(t 235)

halagos y promesas tratase de


rendir aquel tierno corazón, más
firme que una roca combatida
por bravas olas; y no pudo la
mala hembra alcanzar lo que
pretendía. No bastando las cari-
cias echó mano de los malos tra-
tamientos. Hacíala azotar cada
día con varas y látigos guarne-
cidos de puntas de acero con una
crueldad que excede a todo en-
carecimiento, sin que pudiese
arrancar de la santa virgen ni
una sola queja ni un solo gemi-
do, antes bien daba muestras de
mayor alegría y contento, por la
honra que tenía de padecer por
su celestial esposo, lo que él ha-
La heroica virgen y mártir _ santa Bi- bía padecido primero por ella. Embrave-
biana, fué hija de Flaviano, prefecto de cido y fuera de sí Aproniano al verse
Roma, el cual por su constancia en pro- vencido por una débil doncella, con cuya
fesar la fe de Cristo fué degradado de la defección pensaba granjear mayor con-
nobleza, privado de su empleo, despo- fianza del emperador, mandó que atasen
jado de todos sus bienes, reducido a la a la santa virgen a una columna y que
vil condición de esclavo y muerto de mi- fuese azotada hasta que muriese, con dis-
seria en el destierro, como confesor y ciplinas armadas de plomo, ejecutándose
mártir de Jesucristo. El emperador J u - esta su orden con una crueldad tan sin
liano el apóstata, que así trató a este ejemplo, que los corazones más bárbaros
santo, proveyó en sus honores a Apro- e inhumanos se horrorizaban al contem-
niano, tan perverso y hostil a los fieles plar tan cruel carnicería. Sola la santa es-
de Cristo como el emperador. Lo prime- tuvo inmóvil, con el rostro risueño y el
ro en que puso los ojos el perverso p r e - corazón esforzado y tranquilo: hasta que
fecto fué en perseguir la familia de su destrozado su cuerpo virginal, dejó paso
antecesor. Componíase ésta de Dafrosa, a aquella alma pura e inocente para vo-
mujer de Flaviano, y de Bibiana y De- lar a su divino esposo con la palma del
metria, sus hijas. A las tres tuvo encerra- martirio y la corona de la virginidad.
das' como en cárcel en su propia casa. Reflexión: No hay palabras para afear
Luego se apoderó de sus bienes y deste- y detestar la feroz crueldad de los ene-
rró a la madre, a la cual después de h a - migos del nombre de Cristo. ¿Qué mal
berla casi hecho morir de hambre, man- les hizo esta santa doncella cristiana, para
dó cortar la cabeza. A las dos hermanas, que la hubiesen de atormentar tan bár-
jóvenes hermosas, y más que todo fer- baramente? Pero así como en la inque-
vientes cristianas, las hizo comparecer en brantable fortaleza que mostró en los su-
su presencia, é intimóles la orden de r e - plicios se manifestó que estaba reves-
negar de Jesucristo. Resistiéronse ellas tida del espíritu de Dios, así en la fie-
valerosamente: de lo cual irritado el p r e - reza e inhumanidad de los perseguidores
fecto, las encerró en una cárcel con or- de la virtud cristiana, se muestra que es-
den que no se les diese ningún alimento tán revestidos del furor de los espíritus
hasta que abjurasen su fe: y como nada infernales.
obtuviese con esto, determinó sujetarlas Oración: Oh Dios, dispensador d^ todo
a la prueba de los tormentos. Antes de bien, que en tu sierva santa Bibiana j u n -
ejecutarlo, llamó Dios a su gloria a De- taste la palma del martirio con la flor
metria, quedando sola Bibiana, única h e - de la virginidad; por su intercesión une
redera de la fe de sus padres, dispuesta a a ti nuestras almas por medio de la ca-
entrar en batalla con los enemigos del ridad, para que libres de todo peligro,
nombre cristiano. Fué desde luego entre- consigamos los premios eternos. Por Cris-
gada a una perversa mujer para que con to, nuestro Señor. Amén.

350
San Francisco Javier, confesor. — 3 de diciembre.
(t 1552>
San Francisco Javier, orna-
mento de la Compañía de Jesús,
gloria de su nación, taumaturgo
de estos últimos ^siglos, apóstol
de las Indias y del Japón, admi-
ración de todas las naciones, era
navarro y descendía de los reyes
de Navarra. Escogióle el Señor
para resucitar en el siglo XVI,
que fué el de las herejías, todos
los prodigios y gracias de los
apóstoles. Inclinado a las letras
y al estudio de la sabiduría, pasó
a la universidad de París, donde
graduado de maestro en artes,
enseñó filosofía en aquella uni-
versidad, con grande aprobación
y aplauso de sus discípulos. F u é
compañero del beato Pedro F a -
bro, y los dos lo fueron de san Ignacio iguales, la afabilidad con los inferiores.
de Loyola en la fundación de la Compa- Tuvo noticia del Japón recientemente
ñía de Jesús. Con deseo de visitar los descubierto por los portugueses, y al mo-
santos Lugares, pasó a Venecia: y frus- mento voló allá, exponiéndose a mil pe-
trado el viaje a Jerusalén, recorrió va- ligros: y con los ejemplos de sus virtudes
rias ciudades de Italia predicando y dan- y las maravillas que hemos dicho, plan-
do ejemplos de heroica humildad y mor- tó la fe en aquellos reinos, cuyos mora-
tificación. Fué designado para anunciar el dores la abrazaron con tal fervor, que
Evangelio a las tierras de la India des- semejaban los primeros cristianos con-
cubiertas por los portugueses, y pasó allá vertidos por la predicación de los após-
con el título y autoridad de Nuncio apos- toles. Establecidas aquellas cristiandades
tólico, que le dio Paulo III. Llegado a y dejados en ellas ministros que las cul-
Goa después de una larga y penosísima tivasen, volvió él a Malaca, donde supo
navegación, se dio del todo al trabajo que se había descubierto la China; y se
apostólico, recorriendo a pie, y a veces dirigió allá a predicar a Cristo. Llegado
descalzo, aquellas vastísimas regiones, y a Sancián, isla cercana al continente chi-
navegando a todas las islas de la Ocea- no, alegre con la vista de la tierra y con
nía en que residían portugueses. Cuando la esperanza de nuevos triunfos, dióse el
entre los oyentes los había de varias len- Señor por satisfecho de sus trabajos y lo
guas, cada uno oía a Javier como si le llamó al descanso eterno.
hablase en la suya natural: y sucedió al-
gunas veces que haciéndole muchos a la Reflexión: El recuerdo de Javier trae
vez preguntas sobre la doctrina, o por no a la memoria millones de almas converti-
entenderla bien o por dudar de ella, J a - das por su celo. ¡Oh! ¡cuánto amó y es-
vier con una sola respuesta satisfacía a timó el Hijo de Dios las almas! ¡La ca-
todas las preguntas. Lo que daba espe- ridad nos habría de estar siempre solici-
cial eficacia a su predicación eran los n u - tando y compeliendo a trabajar por sal-
merosos milagros que hacía, sanando en- varlas! Que no se puede sufrir que mue-
fermos, librando de peligros, calmando los ra Dios por un alma y que la veamos irse
mares embravecidos y los vientos tem- a perder y a caerse en el infierno y que
pestuosos, haciendo retroceder ejércitos la podamos ayudar y no lo hagamos:
enteros de bárbaros enemigos, descu- esto no lo puede sufrir la caridad.
briendo lo más oculto de los corazones,
anunciando lo que estaba por venir, r e - Oración: Oh Dios, que por la predica-
sucitando muertos, y acompañando todas ción y milagros de san Francisco Javier,
estas maravillas con la no menor de sus te dignaste agregar a tu Iglesia los p u e -
apostólicas virtudes, el celo, la pacien- blos de las Indias; concédenos benigno,
cia, la mansedumbre, la humildad, la m i - ya que veneramos los gloriosos mereci-
sericordia con los desgraciados, el res- mientos de sus virtudes, que también
* peto a los superiores, la caridad con los imitemos sus ejemplos. Por Cristo, nuestro
Señor. Amén.

351
Santa Bárbara, virgen y niártir. — 4 de diciembre.
, (i 235)

con halagos' procuró inducirla a


que adorase los ídolos; mas como
- ; • * ,

3 respondiese ella con el valor que


a esposa de Cristo convenía,
mandó a los verdugos que des-
carnasen sus costados con peines
de hierro, y luego la abrasasen
con hachas encendidas, y con u n
martillo golpeasen su cabeza. Es-
taba en estos tormentos la va-
lerosa virgen, puestos en el cielo
sus ojos y el corazón, hablando
dulcemente con su divino Esposo,
pidiéndole favor y prometiéndo-
le fidelidad. Adelantando la
crueldad del tirano, hízole cor-
tar los pechos y mandó que la
sacasen a la vergüenza por las
calles públicas de la ciudad, y
Imperando en Oriente Maximino, hubo que la fuesen azotando para mayor
en la ciudad de Nicomedia un caballero vergüenza y escarnio; pero el Señor
noble y poderoso, llamado Dióscoro, hom- la amparó y cubrió su cuerpo con una
bre feroz y muy dado al culto de sus claridad maravillosa, con que no r pudo
falsos dioses. Tenía una sola hija llamada ser vista de los ojos profanos. Volviéronla
Bárbara, doncella de extremada belleza al tribunal, y el presidente la mandó al
y de costumbres muy contrarias a las de fin degollar. A todo este espectáculo ha-
su padre; el cual para apartarla de los bía estado presente el bárbaro padre.
ojos de los hombres que. la codiciaban, y ¡Quién lo creyera! y él fué quien con
porque sospechó que estaba en comuni- permiso del juez le dio la muerte por su
cación con los cristianos la encerró en mano. Vengó Dios tanta crueldad, porque
la torre de una granja, donde había mu- al poco tiempo, volviendo el padre del
cha comodidad. Holgóse la santa donce- monte a su casa, un rayo del cielo súbi-
lla con este encerramiento, porque era tamente le mató, y le privó de la vida
amiga de soledad y quietud; y fué tanto lo temporal y eterna, y lo mismo aconteció
que Dios obró en su alma en aquel retiro, al presidente Marciano. El cuerpo de
que dando de mano a todos los gustos santa Bárbara recogió un varón religioso
de la carne, determinó Bárbara consa- y pío, llamado Valenciano, y entre cán-
grarle su pureza. Andando el tiempo, quí- ticos y salmos lo colocó honoríficamente
sola su padre casar; mas ella se resistió, en un lugar llamado Gelasio, donde el
diciendo que ya tenía esposo y Esposo Señor por su intercesión obró grandes
inmortal. No se puede creer el furor que milagros.
cobró Dióscoro entendiendo que su hija Reflexión: Es la gloriosa virgen santa
Bárbara era cristiana. Por no perder la Bárbara particular abogada contra los
gracia del emperador, hízola prender y truenos y rayos, con los cuales parece que
conducir al tribunal de Marciano, que quiso nuestro Señor castigar a su padre
era allí presidente, el cual con blandas y al inicuo juez que la condenaron y ma-
palabras quiso derribarla; y trocando la taron: y así es muy piadosa costumbre
blandura y suavidad fingida en cruel- cuando estalla una gran tormenta, el san-
dad verdadera, mandóla desnudar y azo- tiguarse y pedir la protección de Dios por
tar con nervios de bueyes, y luego con un la virtud de la santa Cruz y los méri-
cilicio fregar las heridas; con lo cual tos de santa Bárbara.
quedó su cuerpo manando por todas par- Oración: Oh Dios, que entre los otros
tes arroyos de sangre. Echada de nuevo prodigios de tu poder ornaste al sexo dé-
en la cárcel, le apareció su esposo Jesu- bil con la palma del martirio; concéde-
cristo y la sanó y esforzó para los r e s - nos benigno, que pues honramos el naci-
tantes combates. Otro día, llevada a la miento de santa Bárbara, imitando sus
segunda audiencia, viéndola el presidente ejemplos subamos a la glpria. Por nues-
del todo sana, quedó pasmado y de nuevo tro Señor Jesucristo. Amén.

352
San Sabas, abad. — 5 de diciembre.
(t 532)

El admirable anacoreta san Sa- ¡HB


bas nació -en una aldea del t e - H l
rritorio de Cesárea de Capado- HH|
cia. Juan, su padre, era oficial de *
los ejércitos del emperador, y co-
mo fuese enviado a apaciguar un
tumulto ocurrido en Alejandría, j¡
siguióle Sofía, su mujer, dejando
al hijo recomendado a unos tíos;
mas él prefirió retirarse al mo- j,
nasterio de Flaviano, que dista- *
ba de su lugar ¡como una legua.
Ocho años tenía el niño cuando
entró en el monasterio, y hasta
los diez y ocho estuvo en com-
pañía de los santos monjes. P a r - ;BJ
tióse luego para Jerusalen con *-——
deseo de visitar los santos luga-
res y los desiertos de Palestina.
Pasado algún tiempo en el monasterio de que renunció el obispado para hacerse su
San Pasarión, fué enviado al de Eutimio, discípulo. El obispo de Jerusalen, movi-
a cuatro leguas de Jerusalen, y por ser do de lo que oía de Sabas, le ordenó de
aun de edad tan tierna el abad Eutimio, sacerdote y le nombró exarca, esto es, su-
le hizo pasar a otro monasterio depen- perior, de todos los anacoretas que vivían
diente de él, cuyo superior era Teoctis- en las lauras, en las ermitas y en los de-
to. Aquí permaneció hasta la muerte de siertos. Aunque tanto amaba la soledad,
Teoctisto, siendo la edificación de aque- sabía dejarla, cuando el bien de la Igle-
llos santos monjes por su humildad, es- sia lo pedía. A este fin hizo dos viajes a
píritu de oración y penitencia, y por su Constantinopla para oponerse a los Euti-
caridad con los hermanos. Dióse después quianos: fué a Cesárea de Escitópolis y
a vida más austera, encerrándose en una varias ciudades de la Palestina para hacer
pequeña cueva, donde pasaba cinco días aceptar el concilio de Calcedonia; y sien-
de la semana en riguroso ayuno, ocupa- do ya de noventa años, volvió a Constan-
do en oración sólo interrumpida por el tinopla a tratar con el emperador J u s -
trabajo, haciendo diez cestillos cada día, tiniano. Tres años después, lleno de vir-
los cuales llevaba al monasterio los sá- tudes y merecimientos, murió la muerte
bados, y pasaba el domingo con los mon- de los justos y fué enterrado en medio
jes. Cada año desde el 14 de enero hasta de su laura. Sus santas reliquias fueron
el domingo de Ramos, Sabas y Eutimio trasladadas a Venecia.
se retiraban al desierto de Rubán, donde
hacían un espantoso ayuno. Deseoso aún Reflexión: Noventa y tres años sirvió
de mayor soledad, se fué al desierto del el glorioso san Sabas a Dios nuestro Se-
Jordán, a vivir cerca del santo anacore- ñor en la soledad y en áspera peniten-
to Gerásimo, y más tarde se subió a las cia. No suelen alcanzar edad tan avan-
rocas de un elevado monte, y tomando zada los que más regalan su carne, sin
por morada una cuevecita tan alta y de negarle ninguno de los placeres que ape-
tan difícil ¡subida, que para llevar el tece: y es cosa harto sabida que hasta
agua, que iba a buscar a dos leguas del para la salud del cuerpo más aprovechan
monte, tuvo que atar una larga soga des- los consuelos del espíritu que los deleites
de lo alto para asirse al subir con la car- del cuerpo.
ga. No usó otro alimento que las raíces
que nacían al pie de las rocas; mas el Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
Señor saciaba su corazón con la abun- sea recomendación para contigo la inter-
dancia de los consuelos celestiales. De cesión del abad san Sabas; a fin de que
muy lejos iba la gente a admirar al santo alcancemos por su patrocinio, lo que no
.anacoreta, y muchos sentíanse llamados podemos por nuestros merecimientos. Por
'a imitarle, entre ellos Juan el Solitario, Cristo, nuestro Señor. Amén.

353
San Nicolás, obispo. — 6 de diciembre.
(t 350)

dose los prelados de la provincia


para elegir otro, y no convinien-
do entre sí, uno de ellos, inspi-
rado de Dios, dijo que el Señor
quería fuese elegido un sacerdo-
te, que sería el primero que la
mañana siguiente entraría en la
iglesia. San Nicolás, ignorando lo
que ocurría, al día siguiente fué
a la iglesia a hacer oración, como
tenía d e costumbre; y al verle, le
proclamaron obispo, c o n t a l
asombro suyo, que quiso esca-
parse de sus manos; pero fué
detenido, y con gran júbilo del
clero y del pueblo, fué consagra-
do obispo. Preséntesele allí mis-
mo una mujer con un hijo que
había caído en el fuego y muerto
San Nicolás, tan celebrado por sus vir- abrasado; y él, hecha la señal de la cruz
tudes y milagros, nació de padres ricos sobre el cadáver, lo resucitó. Pasaba las
en bienes de este mundo y mucho más noches en oración, ayunaba todos los días
en santidad y virtud, en Pátara, ciudad y maceraba su cuerpo con rigurosas aus-
de la Licia, en el Asia menor. Tuviéronle teridades. Resistió al emperador Licinio,
sus padres en la ancianidad, y fué reci- que restablecía el culto de los ídolos: por
bido como don del cielo, y como a tal lo cual se vio desterrado, cargado de ca-
le educaron en toda virtud y en las le- denas y bárbaramente azotado, hasta que
tras humanas. Siendo muy joven, perdió derrotado Licinio por Constantino, volvió
sus padres, y heredó todos sus bienes, el santo a su sede, siendo su viaje una
que empleó en obras de caridad. Dotó a serie continua de conversiones y milagros.
tres doncellas hijas de u n caballero, que Asistió al primer concilio, celebrado en
no pudiendo colocarlas por falta de dote, Nicea: y lo restante de su santa vida,
trataba de entregarlas a la mala vida: así fué tan fecunda en milagros, que con r a -
que las tres contrajeron honesto matri- zón se le ha tenido en todos tiempos
monio. Conocía la virtud y letras de Ni- por el taumaturgo de su siglo. Finalmen-
colás un tío suyo, obispo de Mira, y le te, después de una corta enfermedad, dio
ordenó de sacerdote; estado que honró él su espíritu al Creador.
con nuevos acrecentamientos de virtud
y santidad de costumbres. Durante ur»
viaje a la Tierra santa, dejó encargado
el obispo a Nicolás el gobierno de su Reflexión; Luego que murió san Nico-
diócesis. Murió poco después su tío; y el lás, comenzó a manar de su sagrado ca-
santo, temeroso de lo que sospechaba dáver un licor milagroso y saludable p a -
había de suceder, se alejó de su país e ra toda clase de enfermedades. Con este
hizo un viaje a Palestina. Al entrar en prodigio que leemos también de otros
la nave, predijo que, aunque a la sazón muchos santos, manifiesta el Señor cuan
el mar estaba quieto y el viento era bo- agradable le fué la fragancia de sus vir-
nacible, se levantaría una horrorosa tor- tudes, y también cuan suave y saludable
menta, como sucedió, y por sus oracio- es para nuestras almas la imitación de
nes cesó la tempestad y renació la calma. sus ejemplos.
Después que hubo visitado los santos lu-
gares, retiróse a una cueva con ánimo de
pasar en ella toda su vida; mas enten- Oración: Oh Dios, que honraste al bien-
diendo ser voluntad de Dios que volvie- aventurado san Nicolás con la gracia de
se a Mira, fué allá y retiróse a un monas- obrar innumerables milagros: haz que
terio para vacar solo a Dios. Pasado al- por sus súplicas y merecimientos nos vea-
gún tiempo murió el obispo de Mira, su- mos libres de los fuegos eternales. Por
cesor del tío de nuestro santo; y juntán- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

354
San Ambrosio, obispo y doctor. — 7 de diciembre.
(t 397)

El esclarecido doctor de la igle-


sia san Ambrosio, obispo de Mi-
lán, fué hijo de un ciudadano r o -
mano llamado también Ambro-
sio, el cual era prefecto de la
Galia, cuando le nació este hijo,
en cuya boca se dice que se vio
posar un enjambre de abejas, in-
dicio de la divina elocuencia con
que había de resplandecer. Des-
pués que hubo aprendido en Ro-
ma las letras humanas y la filo-
sofía, encomendóle el prefecto
Probo el gobierno de la Liguria
y de la Emilia, de donde fué en-
viado por el mismo Probo con
potestad para sosegar al pueblo
alterado con motivo de la elec-
ción del obispo que había de su-
ceder al prelado Anjencio, que seguía los y comunicación. Al emperador Teodosio
errores de Arrio, y acababa de morir. le prohibió que entrase en la iglesia, por
Habiendo entrado Ambrosio en la igle- la cruel matanza que había mandado h a -
sia, para calmar al pueblo, y habiendo cer en Tesalonica. Teodosio se excusó con
hecho un largo y elocuentísimo discurso, decir que también David había sido adúl-
sobre la paz y necesaria tranquilidad de tero y homicida; mas respondióle el san-
Ja república, súbitamente se oyó la voz to obispo: «Ya que le imitaste en el p e -
de un niño de pecho que clamó dicien- cado, imítale también en su penitencia.»
do: ¡Ambrosio obispo! Y todo el pueblo A cuyas palabras rendido el emperador
con una voz pidió por obispo a Ambrosio. aceptó humildemente y cumplió la peni-
Como él rehusase tal dignidad, y se opu- tencia impuesta. Finalmente, después de
siese con gran resistencia a la voluntad haber trabajado sin descanso por la Igle-
de todos, dióse cuenta de lo que pasaba sia de Dios y escrito muchos y sapientí-
al emperador Valentiniano; el cual se hol- simos libros, profetizó el día de su d i -
gó en gran manera, viendo que eran ele- chosa muerte y recibió el santísimo Viá-
gidos para el sacerdocio los jueces por él tico de manos de Honorato, obispo de
enviados: y no menos se agradó de esto Vercelis, y puestas las manos en forma
el prefecto Probo, el cual como si adivi- de cruz, entregó su espíritu al Creador.
nase lo que había de suceder a Ambrosio,
al enviarle a Milán le había dicho estas
palabras: «Ve allá y obra no tanto como Reflexión: En la autoridad que ejerció
juez, cuanto como obispo.» Conviniendo san Ambrosio sobre el emperador de Ro-
pues la voluntad del emperador con los ma, se echa de ver cuan alta es la p o -
deseos del pueblo, Ambrosio, que era to- testad sagrada de los sacerdotes de J e -
davía catecúmeno, recibió el bautismo y sucristo. Reconozcamos pues en ellos la
las sagradas órdenes, y en el espacio de representación que tienen de Dios, recor-
ocho días fué levantado por sus grados dando aquellas palabras de Cristo que
a la dignidad de obispo. Desde aquel día les dijo: Quien a vosotros oye, a mí me
comenzó a defender con grande fortale- oye; y quien os desprecia a vosotros, a
za y constancia la fe católica y la disci- mí me desprecia.
plina de la Iglesia, reduciendo a la ver-
dadera fe gran número de arríanos y
otros herejes, entre los cuales engendró
para Jesucristo a san Agustín, clarísima Oración: Oh Dios, que diste a tu pue-
lumbrera de la Iglesia católica. Partióse blo por ministro de la salvación eterna
como legado a Máximo, que había hecho al bienaventurado san Ambrosio: concé-
matar ,a Graciano emperador, para mo- denos que, pues le tuvimos por maestro
verle a penitencia; y negándose Máximo de nuestra vida en la tierra, merezcamos
Sa. hacerla, el santo se apartó de su trato tenerle por intercesor en el cielo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

355
La Concepción inmaculada de María. — 8 de diciembre.

la inteligencia de las divinas Es-


crituras y para la prudente go-
bernación exterior; y una gra-
cia tan abundante, que causaba
en ella una compostura admira-
ble y divina: porque jamás tuvo
movimiento desordenado, ni dijo
palabra ociosa, ni cayó en la m e -
nor imperfección del mundo, ni
en cosa que oliese a pecado: an-
tes desde el punto de su inmacu-
lada Concepción comenzó a m e -
recer la gloria, y tomó la corri-
da para alcanzar la joya de la
bienaventuranza con tan largos
pasos, que a todos los otros san-
tos dejó atrás. Este privilegio
tan singular de María celebra
hoy la santa Iglesia: esta prerro-
Después que Adán y Eva pecaron y fue- gativa de nuestra Madre definió ser dog-
ron convencidos de su pecado, el Señor, ma de fe el pontífice Pío IX en 8 de
antes de pronunciar la sentencia contra diciembre de 1854; y bajo este gloriosí-
ellos, maldijo a la serpiente que había simo título de la Inmaculada Concepción
engañado a Eva, diciendo: «Yo pondré ha sido aclamada María patrona de Es-
enemistad entre ti y la mujer, y entre su paña y de sus Indias, por haber sido Es-
generación y la tuya; y ella te quebran- paña la nación que más se distinguió en,
tará la cabeza.» Esta mujer fué la glorio- honrar a María inmaculada.
sísima virgen María nuestra Señora, a la
cual ya desde entonces puso Dios por *
capitana y señora del campo, para que
pelease con la serpiente infernal, y le Reflexión: Roguemos hoy con gran
quebrantase la cabeza, y destruyese su fervor a nuestra purísima Reina y Ma-
benditísimo Hijo. Y el escogerla para tan dre que no permita seamos víctimas de la
grande empresa antes de pronunciar serpiente infernal: que nos libre de todo
aquella sentencia, fué para darnos a en- contagio de error y herejía, y nos guar-
tender que no quiso comprenderla en de puros e inmaculados en medio de esa
ella, sino que la eximía de contraer el corrupción de costumbres que es la natu-
pecado original, que los hombres han h e - ral consecuencia de la impiedad: y fi-
redado de su primer padre, y que su con- nalmente, que resistiendo con gran cons-
cepción sería todo pura, y su alma en el tancia debajo de su amparo a las ase-
primer instante de su ser sería llena de chanzas de los demonios y a los malos
gracia. Por eso el Señor dice de ella, que principios de los enemigos de Dios, al-
es entre todas las hijas suyas, como la cancemos victoria del dragón infernal que
azucena entre las espinas; que es amiga ella puso debajo de sus pies, y merezca-
suya, toda hermosa, sin mancha alguna mos participar de su triunfo glorioso en
de pecado; que es su paloma querida y la eterna felicidad de los cielos.
perfecta, y como un huerto cerrado y lle-
no de aromas. Y el ángel la llamó «llena
de gracia y bendita entre todas las muje-
res». Porque fué infundida a la Virgen
en su purísima Concepción, no solo la Oración: Oh Dios, que por la Concep-
gracia para preservarla del pecado ori- ción inmaculada de la Virgen preparaste
ginal; mas también le fueron infundidas digna morada a tu Hijo: te rogamos, que
todas las virtudes morales; y le fué ace- pues con la previsión de la muerte del
lerado el uso de la razón y verdadero mismo Hijo la preservaste de toda man-
conocimiento de Dios: tuvo ya desde su cha, también a nosotros nos concedas por
,Concepción la ciencia de las cosas natu- su intercesión que nos lleguemos a ti pu-
rales y morales, que son necesarias para ros y limpios. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.

356
Santa Leocadia, virgen y mártir 9 de diciembre.
(t 305)

La bienaventurada virgen y - V f - f - . - - '—"*P •«fZipZf


mártir santa Leocadia fué n a t u -
ral de la ciudad de Toledo, de í
noble linaje y grande sierva del
Señor. Mandóla prender el p r e -
sidente Daciano, que como una
fiera cruel no se podía ver har-
to de la sangre de los cristianos,
y traída a su presencia le puso
delante su nobleza y sangre, y la
vileza e ignominia de la que él
llamaba superstición de los cris-
tianos, y ya con halagos, ya con < *vtgí-«. , i ;
miedos, procuró disuadirla que
dejase la fe de Cristo y adorase
a los dioses falsos. No se movió
la santa virgen por cosa alguna ii •" "i
de las que le dijo el presidente,
y todo su artificio se resolvió en
humo sin poder hacer mella en aquel p e - de la santa virgen, estando san Ildefonso
cho sagrado. Mandóla llevar a una oscura orando ante su sepulcro, ella se levantó
y horrible cárcel: y viendo algunos que de la tumba y le dijo: «¡Oh Ildefonso,
la seguían llorando, se volvió a ellos con por ti vive la gloria de mi Señor!» Dando
alegre y sereno rostro y les dijo: «Ea sol- a entender que san Ildefonso había de-
dados de Cristo, no os entristezcáis por fendido la limpieza y gloria de la virgi-
mi pena, antes holgaos y dadme el para- nidad de nuestra Señora contra los here-
bién, pues Dios me ha hecho digna de jes. Todos los circunstantes cayeron en
que padezca por la confesión de su nom- el suelo, pasmados por la novedad de este
bre.» Algunos dicen que fué crudamente prodigio; y san Ildefonso con u n cuchillo
azotada antes de entrar en la cárcel; y que le dio el rey cortó un pedazo del velo ,
de la crueldad de Daciano se puede creer con que venía cubierta la virgen,, para
que fué así. En aquella dura y áspera que quedase memoria de tan ilustre m i -
cárcel estuvo algún tiempo; y oyendo la lagro, y la ciudad de Toledo consolada
carnicería que Daciano continuamente con tener aquel celestial tesoro.
hacía de los cristianos, y los tormentos
atrocísimos con que había hecho morir a
la gloriosa virgen santa Eulalia de Ma- Reflexión: El mayor tormento de esta
rida, enternecida y traspasada de dolor, gloriosa virgen y mártir, fué la extre-
suplicó a nuestro Señor la llevase para mada pena que traspasó su corazón al
sí, si así convenía, para que no viese la ver los trabajos que padecía la Iglesia,
destrucción de su Iglesia y menoscabo y que se perdían tantas almas. Este su-
de la fe de su santa religión. Cumplió plicio interior ha dado la muerte a m u -
Dios el deseo de la santa virgen, y oyó chos santos. Porque es indicio seguro del
su oración; y así como estaba orando, h i - grande amor de Dios y caridad con el
zo con los dedos una cruz en una dura prójimo el sentir vivamente el menos-
piedra de la cárcel y quedaron en ella las cabo de honra divina y la ruina eterna
señales, y besándola con gran ternura de los hombres, así como el no afligirse
y devoción, dio su bendita alma a Dios. de tan grandes males, es señal de ha-
El cuerpo fué hallado junto a aquella berse apagado la luz de la fé, y sucedi-
cruz, caído y reclinado en el suelo, y fué do a la verdadera caridad el amor des-
sepultado por los cristianos de la manera ordenado de sí mismo.
que mejor pudieron. Tiene la santa vir-
gen tres templos de su nombre en la Oración: Ayúdennos, Señor, las súplicas
ciudad de Toledo. Uno fué su casa, otro y merecimientos de tu bienaventurada
donde estuvo presa y otro donde fué se- virgen y mártir Leocadia, a fin de que
pultada. Un día de santa Leocadia en que habiendo padecido ella cárceles y muerte
el rey Recesvinto, acompañado de toda la por la confesión de t u nombre, nos guar-
¿ nobleza de su corte, celebraba la fiesta de de caer en la cárcel eterna. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

357
Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir 10 de diciembre.
(t 304)

y descoyuntáronla en la garru-
cha; y ella, como quien tenía a
Dios en su alma, decía a su Es-
poso: «Ahora, Redentor mío J e -
sucristo, te imprimes mejor en
mí, y estas llagas, como letras
que se escriben en mis carnes
con mi sangre, me representan
mejor tu pasión.» Pusiéronla en-
tre dos hogueras y así le dieron
la muerte y la corona del marti-
rio. Y tanto deseaba la sagrada
virgen morir por Jesucristo, que
abrió su boca para que las lla-1
mas entrasen por ella, y t r a
gando el fuego vieron muchos su
alma purísima subir al cielo en
figura de paloma. Entre otros la
vio el verdugo que la había ator-
Fué santa Eulalia natural de Mérida mentado, y con esta vista quedó atónito,
y criada desde niña en toda virtud. A ella fuera de sí y movido a penitencia. Des-
y a otra doncella por nombre Julia en- nudo quedó el santo cuerpo, mas cayó
señaba el sacerdote Donato, y se encen- gran abundancia de nieve para cubrirle,
dió tanto Eulalia en el amor del martirio hasta que los cristianos le dieron sepultu-
y de la virginidad, que no gustaba de ra^ Edificáronle u n suntuoso templo en
galas ni atavíos, y mostraba gran mesura Mérida, e hizo Dios nuestro Señor mu-
en el rostro y en todo su proceder y ha- chos milagros por su intercesión; fué
blar. Era de solos doce años cuando lle- después trasladado a la ciudad de Ovie-
gó a Mérida Calfurnio, a quien subdelegó do, donde está ahora encerrado en una
Daciano, para tener noticia de los fieles rica urna de plata. ' '
de Cristo y perseguirlos; para lo cual Reflexión: Dicen que la santa virgen
mandó publicar un solemne sacrificio a Julia fué también al tribunal del tirano
sus dioses. Los padres de la santa virgen, en compañía de santa Eulalia, y que ha-
conociendo sus deseos del martirio y t e - biéndose adelantado un poco en el ca-
miendo perderla, teníanla retirada en una mino, le dijo Eulalia con espíritu de pro-
heredad suya llamada Por ce j ana, a diez fecía: «Por más que te apresures, yo mo-
leguas de Mérida; mas conociendo la san- riré primero.» Y en efecto se cumplieron
ta doncella que se le ofrecía tan oportuna estas palabras, aunque aquel mismo día
ocasión, de su voluntad se huyó secre- en que fué martirizada santa Eulalia, fué
tamente de noche y se vino a la ciudad también degollada Julia, su compañera en
para ofrecerse al martirio con gran fer- la santidad y deseo de morir por Jesu-
vor y ansia de morir por Jesucristo. Lle- cristo. Pues ¿quién no ve aquí sobrepu-
gó pues la pura y delicada doncella a los jada y reputada por nada en estas dos
estrados del juez Calfurnio, y con gran tiernas doncellas, la muerte armada de
comedimiento y no menor libertad le todos sus espantos y terrores? ¿Y de dón-
afeó las crueldades que usaba con los de sacaron esas débiles niñas una forta-
cristianos. Pretendió el juez engañarla leza y serenidad de ánimo tan grande, que
con blandas y amorosas palabras, púsole no se vio jamás en ninguno de los héroes
delante su nobleza, su ternura y poca profanos úe la historia? Del amor de
edad, y quiso probar si con halagos y p r o - Cristo, que es más fuerte que la muerte.
mesas, como a niña, la podía apartar del Oración: Todopoderoso y eterno Dios
amor de Jesucristo. Mas observando que que escoges lo flaco del mundo para con-
perdía el tiempo, trocó luego la blandura fundir lo fuerte: danos que gocemos de
en severidad y los halagos en terrores. una conveniente devoción en la fiesta de
Azotáronla crudamente y quebrantáronla tu santa virgen y mártir Eulalia, para
los huesos con plomadas; echáronla acei- que en su pasión ensalcemos tu poder y
te hirviendo por todo el cuerpo; arañá- recibamos el socorro a nosotros prometi-
ronla con garfios de hierro; levantáronla do. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

358
San Dámaso, papa. — 11 de didembre.
(t 3841

El doctísimo y santísimo pon-


tífice san Dámaso fué español de
nación; algunos piensan que fué
natural de Tarragona; otros que
fué de Madrid, y en la iglesia
de San Salvador de esta villa
hay una inscripción que lo dice.
Fué muy insigne pontífice y muy
alabado de los escritores de su
tiempo. Teodoreto dice que le
llamaban «varón admirable dig-
no de toda alabanza y que res-
plandecía en toda virtud.» San
Jerónimo, su secretario y grande
amigo, dice que «fué virgen lim-
pio y sin mancilla». San Ambro-
sio, «que fué elegido por juicio
divino»; y en el sexto concilio
diamante de la íe, por la gran firmeza Viejo Testamento que el santo doctor h a -
con que la defendió de los herejes. Suce- bía hecho, habiéndose usado comúnmen-
dió en el pontificado a Liberio papa, cu- te en la Iglesia, hasta aquel tiempo, la
yo vicario y presbítero había sido. Hubo de los Setenta intérpretes. Finalmente,
en tiempo de este santo pontífice muchos habiendo gobernado santísimamente la
herejes que con nuevas y falsas opinio- nave de san Pedro diez y ocho años co-
nes turbaban la paz de la Iglesia cató- menzados, y siendo ya de edad de .ochen-
lica, especialmente en las provincias de ta, lleno de virtudes y merecimientos, pa-
oriente: y para cortarlas de raíz persua- só de esta vida temporal a la eterna. En
dió san Dámaso al grande y religiosísi- vida restituyó la vista a un • ciego que
mo emperador Teodosio, que también era hacía trece años que estaba sin ella, y
español, que se juntase concilio general después de muerto este santo papa obró
en Constantinopla; y así se hizo, y todos el Señor por él muchos milagros.
los obispos unánimes confesaron la fe del
concilio Niceno, y condenaron a Macedo- Reflexión: Si fué virgen y limpio de
nio y otros herejes. Hizo después el e m - corazón, como lo afirma san Jerónimo, su
perador Teodosio, en compañía de los e m - íntimo amigo y secretario, no tienes que
peradores Graciano y Valentiniano, una preguntar ni por su celo en propagar la
ley que mandaba que todos los .subditos fe, ni por su firmeza en defenderla. Lo
de su imperio siguiesen la religión que que debilita al hombre, y hasta acaba con
enseñó san Pedro en Roma, y el pontífice sus fuerzas así espirituales como corpora-
Dámaso seguía. Edificó san Dámaso dos les, son los vicios. De ellos se ha dicho
templos, uno dentro de la ciudad de Ro- sabiamente que son la polilla del alma
ma en h o n r a ' d e l invictísimo mártir san y del cuerpo. Si te encanta esa energía
Lorenzo, y otro fuera de la vía Ardeati- del santo (¿a quién no encanta virtud
n a en las catacumbas, y enriquecióle con tan excelente?), ya sabes el secreto. La
varios y ricos dones. Halló muchos cuer- limpieza del corazón aumentará tu v a -
pos de mártires, cuyos sepulcros ilustro lor. Al paso que hombres al parecer vi-
con versos elegantes. Sirvióse de san J e - gorosos, decaen de ánimo ante obstáculos
rónimo para responder a las dudas y con- que sólo tienen el nombre de tales, uno
sultas de todas las iglesias de la cristian- dado a la virtud, romperá fácilmente por
dad, que acudían a la sede apostólica, y todos ellos y saldrá adelante en las em-
estimóle y honróle tanto por su excelen- presas de la gloria de Dios.
te sabiduría y santidad, que él mismo,
siendo sumo pastor y maestro de toda la Oración: Oye, Señor, nuestras oracio-
Iglesia, como si fuera su discípulo, le p r o - nes, y por intercesión del bienaventura-
ponía las dificultades que tenía en la sa- do Dámaso, tu confesor y pontífice, otór-
grada escritura, para que él se las decla- ganos benignamente el perdón de nues-
í rase. Dio autoridad a la traslación del tras culpas y la paz de nuestras almas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

359
Nuestra Señora de Guadalupe. — 12 de diciembre.
echó de ver en la tilma del pobre
indio una maravillosa pintura de
la imagen de la santísima Vir-
gen, en la misma forma como
decía el neófito haberla visto en
la colina cerca de la ciudad. Mo-
vidos los habitantes por tan e x -
traordinario prodigio, procura-
ron se guardase con gran cuida-
do aquella venerable imagen, co-
mo regalo del cielo, y poco des-
pués la trasladaron con gran
pompa desde la capilla episcopal
al santuario que le habían edi-
ficado en la colina del Tepeyac.
Colocóse más tarde en un sun-
tuoso templo que los romanos
pontífices ennoblecieron conce-
diéndole para el ¡esplendor del
En el año mil quinientos treinta y uno culto un cabildo colegial; y el arzobispo
de nuestra Redención, la Virgen Madre de México y los demás obispos de aque-
de Dios, según consta por antigua y cons- llas regiones, con aprobación de Benedic-
tante tradición, se mostró visible al pia- to XIV la eligieron por patrona princi-
doso y rústico neófito Juan Diego en la pal de toda la nación mexicana, y final-
colina del Tepeyac de México, y hablán- mente León XIII, accediendo a los r u e -
dole cariñosamente, le mandó presentarse gos de todos los prelados mexicanos, con-
al obispo y notificarle que era su volun- cedió por decreto de la sagrada Congre-
tad qUe se le edificase un templo, por- gación de Ritos, que se rezara el noví-
que quería ser allí singularmente venera- simo Oficio de la Virgen de Guadalupe,
da. Para asegurarse de la verdad del su- y decretó que con solemne pompa fuese
ceso difirió la respuesta Juan de Zumá- decorada con corona de oro aquella p r e -
rraga, que era el obispo del lugar: pero ciosísima imagen.
al ver que el sencillo neófito, obligado por
la Virgen, que por segunda vez se le h a - Reflexión: Era Juan Diego neófito in-
bía aparecido, repetía con lágrimas y sú- dio de la más baja condición, y a la edad
plicas la misma demanda, le ordenó que de cuarenta años había recibido el bau-
con empeño pidiera una señal por la que tismo de mano de un santo misionero
se manifestase claramente la voluntad de franciscano, quedando tan devoto de la
la gran Madre de Dios. Tomando el neó- Virgen, que todos los sábados andaba más
fito un camino más apartado de la colina de dos leguas para asistir a la misa que
de Tepeyac, y dirigiéndose a México para se cantaba en México en honra de María.
llamar a un sacerdote que viniese a la Después de las apariciones de la sobe-
casa de su tío gravemente enfermo, para rana Señora, vivió y murió como un san-
administrarle los sacramentos de la Igle- to. Con los humildes y sencillos tienen
sia, la benignísima Virgen le salió al en- su trato familiar el Señor y su Madre
cuentro y se le apareció por tercera vez, santísima. Acordémonos de esto, y siem-
y le mandó ir a coger unas rosas que h a - pre que visitemos los venerables santua-
bían brotado en el cerro y presentarlas al rios de María, hagamos nuestra oración
obispo. Obedeció Diego, y en aquel cerro con un corazón tierno, humilde y senci-
formado de rocas áridas donde apenas p o - llo, y nos haremos dignos de recibir sus
día crecer alguna yerba, y en la estación soberanas mercedes.
rigurosa del invierno, cuando en ninguna
parte de aquella región se veían flores, Oración: Oh Dios, que te dignaste po-
halló un hermosísimo y florido rosal, y nernos bajo el singular patrocinio de la
cogiendo las rosas, las puso con cuidado beatísima virgen María, para colmarnos
en un pliegue de su tilma (o capa) y se de continuos beneficios: concede a tus
encaminó luego al palacio del obispo. Ma- humildes siervos, que pues se regocijan
ravillóse mucho el devoto prelado de ver con su memoria en la tierra, gocen de su
aquellas rosas tan hermosas y aromáti- presencia en el cielo. Por Jesucristo nues-
cas en tal sazón, y mucho más porque tro Señor. Amén.

360
Santa Lucía, virgen y mártir. 13 de diciembre.
(t 304)

La gloriosa virgen y mártir


santa Lucía nació de padres ilus-
tres y ricos en Siracusa de Sici-
lia, y desde niña fué cristiana y
muy inclinada a la virtud y pie-
dad, especialmente a conservar
la pureza de cuerpo y alma.
Muerto su; padre, Eutiquia su
madre concertó de casarla con un
caballero mozo y principal, aun-
que pagano; mas Lucía repug-
naba y buscaba ocasión para que
no tuviera efecto: la cual le ofre-
ció una enfermedad molesta y
larga de su madre. Aconsejóla
Lucía que fuese a Catania, a vi-
sitar el cuerpo de santa Águeda,'
en cuyo sepulcro hacía Dios
grandes milagros. Dejóse con-
vencer la enferma: fueron a su piadosa mucha leña, resina y aceite alrededor de
romería, y habiendo sanado de su do- la santa, y encenderlo para abrasarla; y
lencia la madre, y vueltas las dos a Si- ella, como si estuviese en un jardín muy
ameno y delicioso, estuvo segura y q u e -
racusa, rogóle la santa hija que no le da y sin recibir detrimento. Finalmente
mentase esposo carnal, sino que el dote la hizo el juez atravesar una espada por
que le había de dar le permitiese dis- el cuello: y estando la bienaventurada
tribuirlo entre los pobres. Aunque se le virgen herida de muerte, oró todo el
hacía de mal a Eutiquia despojarse de su tiempo que quiso, y habló cuanto quiso
hacienda y darla en vida; con todo cedió a los cristianos, que estaban, allí presen-
a las súplicas de la santa doncella, que tes, diciéndoles que se consolasen, por-
decía no ser tan aceptas a Dios las li- que presto la Iglesia tendría paz, y los
mosnas hechas después de la muerte, co- emperadores que le hacían la guerra de-
mo las que se hacen en vida; con que jarían el mundo y el señorío: y luego dio
recibió el dote, lo comenzó a vender y su bendita alma a Dios.
lo fué repartiendo con larga mano a los Reflexión: Ni lo tierno de la edad, ni
pobres. Supo esto aquel caballero, y de la debilidad del sexo, con que tan de or-
aquí entendió que Lucía era cristiana y dinario se disculpan los mundanos para no
le rehusaba por ser él gentil: de lo cual darse a la virtud, son, como acabas de
concibió gran saña contra ella, y la acusó leer, excusas suficientes. ¿Qué respon-
delante del prefecto, como a enemiga de derán los tales a Cristo, cuando por toda
los dioses del imperio. Mandóla llamar el acusación les ponga ante los ojos tantos
presidente, y con buenas palabras procu- niños, tantas delicadas doncellas como
ró persuadirla que dejase su fe y sacri- santa Lucía, que supieron arrebatar el
ficase a los dioses; mas no halló entrada cielo? Si el demonio trata de engañarte
en el pecho de la santa virgen. Y como con u n día que quizás no amanecerá p a -
instase de nuevo, díjole ella: «No te can- ra ti, contéstale que muchos habían dife-
ses, ni pienses que me podrás con Jtus r a - rido su conversión y han muerto sin ver
zones apartar del amor de mi Señor J e - el sol que se prometían. Si te pone de-
sucristo.» Embravecióse el prefecto; y lante lo tierno de tu edad, ¡qué! debes
trocando la primera blandura en braveza exclamar con san Agustín: ¿pudieron es-
y enojo, tratóla como mujer que había tos niños, estas delicadas doncellas con-
gastado su patrimonio en mal vivir. De- quistar el cielo, y no lo podré yo?
fendióse Lucía con firmeza: y entonces Oración: Óyenos, Señor Salvador nues-
mandó el malvado juez que la llevasen tro, y como nos regocijamos en la fes-
al lugar de las mujeres públicas; mas con tividad de tu bienaventurada virgen y
todos los esfuerzos que hicieron, no les mártir Lucía, así experimentemos el
fué posible moverla del lugar en que es- afecto de una verdadera piedad y devo-
t taba. Mandó, pues, el presidente poner ción. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén,

361
San Espiridión, obispo. — 14 de diciembre.
(t siglo IV)
•I cientos diez y ocho, se reunieron.
í No faltaron algunos filósofos
j gentiles deseosos de ver aquella
| sagrada junta, y aquel como tea-
I tro de sabiduría y majestad; y
| entre ellos había uno de sutil in-
i genio y gran disputador, a quien
los Padres más doctos e ilustra -
j dos jamás pudieron convencer.
I Pidió Espiridión licencia para
I disputar con él; y le propuso con
¡ pocas y sencillas palabras la su-
ma de lo que la fe cristiana cree
y predica de la Trinidad y de la
redención del hombre por Cristo;
y después le dijo: «Filósofo, esto
es lo que los cristianos creemos:
tú ¿qué crees?» Quedó asombra-
do el gentil, y, como fuera de sí,
El santo obispo y confesor de Cristo respondió: «Yo creo lo que tú crees, y lo
san Espiridión nació en la isla ¡de Chipre, tengo por verdad», añadiendo, que cuan-
en la segunda mitad del siglo III, y fué do se le quiso convencer con razones, con
hijo de padres cristianos. Pasó los prime- razones había él respondido; mas cuan-
ros años de su vida en el monte, hecho do la virtud de Dios le había hablado por
pastor del ganado de su padre, con lo cual boca de su siervo, no pudo resistir: y se
se crió en grande simplicidad e inocen- hizo cristiano. También asistió al conci-
cia de costumbres, ocupado en admirar lio sardicense y defendió contra los mis-
las maravillas y perfecciones del Creador mos arríanos la fe católica. Finalmente,
en sus criaturas. Llegó a extenderse por habiendo corrido la carrera de su pere-
toda la isla la fama del santo pastor Es- grinación, ilustre por sus virtudes y por
piridión; de tal suerte que fué uno de la gloria de sus milagros, dio su bien-
aquellos confesores a quienes Maximino, aventurado espíritu al Señor, que para
creado con Severo, y gran perseguidor tanta gloria suya lo había creado.
de los cristianos, mandó sacar el ojo
derecho, cortar el nervio y desjarretar *
la pierna izquierda, y lo condenó a t r a - Reflexión: ¿Quién no admira el poder
bajar en las minas. Holgóse el santo con- de la gracia, que convierte hasta a los
fesor de haber sido hallado digno de pa- más rudos y sencillos pastorcillos en tan
decer por el nombre de Jesús; y perma- grandes santos? Ella se abre paso a tra-
neció en su destierro y pesadísimo t r a - vés de todos los obstáculos si cuenta con
bajo durante algunos años, hasta que con la cooperación del hombre: y de ahí esa
la muerte del perseguidor cesó el des- variedad tan asombrosa de santos de to-
tierro y pudo volver a Chipre y gozar das condiciones, sexos y edades de la
de la paz que dio a la santa Iglesia el Iglesia de Dios. Dichoso tú si, a ejemplo
gran Constantino. Ejercitóse de nuevo en del santo obispo Espiridión, te vales para
su oficio de pastor, esparciendo más p u - santificarte de tus mismas ocupaciones.
ros rayos de santidad y edificación des- Ofrécelas a Dios cada día por la maña-
pués de su confesión; hasta que habien- na: levanta durante ellas a menudo tu
do fallecido el obispo de Tremitunte, en corazón, y con eso no más, será tu vida
la isla de Chipre, el pueblo y el clero una serie no interrumpida de actos de
a una voz aclamaron por su sucesor a Es- virtud.
piridión. Resistióse el humilde pastor,
alegando su incapacidad, pero inútilmen-
te: y después de recibidas las sagradas Oración: Concédenos, Señor todopode-
órdenes, fué consagrado obispo. Convocó- roso, en la augusta solemnidad de tu
se el concilio de Nicea, en que fué con- bienaventurado confesor y pontífice Es-
denado Arrio, siendo Espiridión uno de piridión,xnuevo aumento de devoción y
los prelados que allí, en número de tres- de salud. Por Jesucristo Señor nuestro.
Amén.

362
San Maximino, abad. — 15 de diciembre.
(t 520)

San Maximino, llamado tam-


bién Máximo, fué francés y n a -
tural de Verdún. Encargóse de
su educación- en las letras y en
el amor de la virtud y honesti-
dad un tío suyo, sacerdote ejem-
plarísimo y varón de gran san-
tidad, por nombre Hospicio. Su-
cedió, siendo joven Maximino,
que la ciudad de Verdún, en que
con su tío moraba, faltó a la fi-
delidad debida a su soberano, r e -
belándose contra Clodoveo r e y ;
el cual para apaciguar y hacer
entrar en razón a los verduneses,
envió un poderoso ejército a po-
ner sitio a la ciudad rebelde.
Aterrada la gente al saber tal n o -
ticia, y temerosa del castigo, ya
no pensó en otra cosa que en someterse: segados y calmaba a los iracundos. Su
y acudieron al sacerdote Hospicio para monasterio fué verdaderamente un semi-
que saliese al encuentro al ofendido rey, llero de varones santos, muchos de los
y en nombre de toda la ciudad, le pidiese cuales son venerados por tales. Un año en
perdón de la injuria y que se dignase que la ciudad de Orleáns padeció el te-
levantar la mano del castigo que en ella rrible azote del hambre, abrió a todos los
iba a hacer. Admitió el caritativo sacer- necesitados las trojes de su abadía; y
dote el encargo, y presentóse a Clodoveo; Dios nuestro Señor multiplicó el trigo
el cual, enternecido con las súplicas del con tanta abundancia, que bastó para r e -
ministro del Dios.de paz, envainó la es- mediar aquella necesidad. Maximino, des-
pada, apeóse del caballo, besó con humil- pués de haber edificado a los suyos con
dad y reverencia la mano a Hospicio, di- ilustres ejemplos de humildad y caridad,
ciéndole que por su respeto otorgaba el entendiendo que se le acercaba el fin de
perdón a la ciudad. Quísole el rey ele- sus días, reunió a sus monjes, exhortólos
var a la sede episcopal, que estaba huér- a la paz y unión, a la oración y piedad
fana de pastor; mas no creyéndose Hos- y, recibidos los santos Sacramentos, dio
picio con fuerzas para tal cargo por su su espíritu al Creador.
avanzada edad, se excusó; y el rey le Reflexión: Niño aún, fué confiado Má-
significó su voluntad de que siquiera fue- ximo al celo de un ejemplar sacerdote.
se con él a su corte de Orleáns. Accedió Súpole inspirar este aquel amor tan tier-
el sacerdote: fué allá con Maximino; y no al bien y a la virtud, y Máximo lo
cansados de la vida de la corte, se reti- conservó durante toda su vida. Tan cier-
raron a un sitio entre el Loira y el Loi- to es que los caminos del hombre en su
rette, que les dio Clodoveo, para que avanzada edad, son los mismos que los •
levantasen un monasterio e implorasen el de su niñez. No lo olvidéis jamás, padres
favor del cielo para la real familia. Or- y madres de familia. Educad bien a vues-
denado Maximino de sacerdote y hecho tros hijos, si los queréis un día hombres
abad del monasterio, se mostró varón po- honrados. En vuestras manos está su suer-
deroso en obras y palabras. Gran número te, y si os horroriza la idea de que vues-
de jóvenes se pusieron bajo la dirección tro hijo pueda ser, cuando mayor, un fa-
del santo abad, que les infundía amor a cineroso, debe horrorizaros también el
la virtud y al trabajo, con el cual con- dejar de corregir sus defectos, cuando aún
virtieron en campos fértilísimos los eria- son tiernos.
les contiguos al claustro. A gran número
de sus monjes envió a pueblos lejanos a Oración: Recomiéndenos, Señor, la in-
predicar la fe de Cristo y a desterrar los tercesión del bienaventurado Maximino
restos de las antiguas idolatrías. Tuvo tal abad; para que consigamos por su patro-
dominio sobre las almas, que de una sola cinio lo que no alcanzamos por nuestros
J mirada componía los ánimos más desaso- merecimientos. Por nuestro Señor Jesu-
cristo. Amén.

363
San Eusebio, obispo y mártir. — 16 de diciembre.
(t 371)

gunda vez a Capadocia, llevan-


do con heroica paciencia y áni-
mo invencible todos estos traba-
jos, hasta que por la muerte del
emperador quedó libre de sus
enemigos los arríanos. Pasó a
Alejandría, donde san Atanasio
juntaba concilio, y luego a A n -
tioquía para componer algunas
contiendas eclesiásticas. Por or-
den del papa Liberio fué visitan-
do las iglesias del oriente, que
con la tempestad de los arríanos
estaban caídas y arruinadas, p a -
ra levantarlas y poner en ellas
ministros católicos y resistir a los
herejes, y acabado con grande
celo y vigilancia este negocio,
volvió el santo pontífice a Italia
San Eusebio, luz de la Iglesia católica, y en ella fué recibido como gloriosísimo
santísimo sacerdote y prelado excelentí- confesor y valerosísimo capitán de Cris-
simo, y contraveneno de los herejes arria- to. En Italia hizo el mismo oficio de sa-
nos, fué natural de Cerdeña, y muerto su cerdote y médico de las almas, como lo
padre, trájole. Restituía su madre a Ro- había hecho en oriente, visitando y r e -
-ma, y le puso bajo el amparo del pontí- creando las iglesias con increíble alegría
fice Eusebio, quien le hizo criar e ins- y fruto de los católicos y pesar de los
truir en buenas letras y loables costum- malvados herejes: de los cuales fué pri-
bres. De Roma pasó a Vercelli a sazón mero arrastrado, después atormentado con
en que había muerto el obispo de esta varios suplicios y apedreado, y teniendo
ciudad, y fué él elegido para sucesor su- la cabeza y todo el cuerpo hecho peda-
yo, con grande oposición de los herejes zos, acabó gloriosamente su carrera sien-
arríanos, que ya amenazaban y fatigaban do ya casi de ochenta años de edad, y
a las provincias de occidente. Para for- dio su espíritu al Señor, por cuyo gloria
marse un clero fervoroso y santo, esta- había peleado.
bleció que todos los clérigos y sacerdotes
viviesen vida monástica, teniendo todo Reflexión: Sufrir con fortaleza de áni-
en común, esto es, la comida, la oración, mo las adversidades: más aún, olvidarse
el estudio y el trabajo. Por orden del pa- de sus sufrimientos para ser maestro y
pa Liberio fué como embajador suyo al guía de los que necesitaban instrucción
emperador Constancio para alcanzar de y esfuerzo de ánimo, es una virtud que
él que tuviese por bien se juntase un con- admiraron en nuestro santo los mismos
cilio en Milán a fin de contener los pro- enemigos de nuestra santa religión. Ni el
- gresos de la herejía-y sosegar a la Igle- hambre, ni las prisiones con que sus ene-
sia; y así sucedió. Pero en el concilio pro- migos le cargaron, fueron parte para que
curaron los herejes que se condenase a desistiese de instruir desde la cárcel a
san Atanasio; y no pudiéndolo recabar los fieles. Si no tienes valor para ser
de Eusebio y de algunos otros obispos, maestro de los demás en los infortunios,
los desterraron. San Eusebio fué llevado jamás te olvides de llevarlos con p a -
a Escitópolis en la Tebaida superior, y ciencia. Sufrirás aquí un poco de tiem-
puesto en manos de un obispo acérrimo po, y una eternidad de delicias será tu
hereje y tan fiero, que le prendió, el echó recompensa después.
en la cárcel, y en ,ella le apretó de m a -
nera que le tuvo muchos días sin comer.
Desde allí escribió a los fieles de su igle- Oración: Oh Dios, que nos alegras cada
sia animándolos a morir por la fe cató- año con la festividad de tu bienaventu-
lica, y dándoles cuenta de los malos t r a - rado mártir y pontífice san Eusebio: con-
tamientos que él sufría por tan noble cau- cédenos benigno, que pues celebramos su
sa. De Escitópolis fué desterrado por se- memoria, gocemos también de su protec-
ción. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

364
Santa Olimpiades, viuda. — 17 de diciembre.
(t 410)
La gloriosísima santa Olimpia-
des, dechado y espejo de las viu-
das cristianas, gloria de la Igle-
sia de oriente, nació de padres
muy abastecidos de bienes de
fortuna y ella lo fué más de los
de gracia. Habiendo quedado
huérfana de padre y madre sien-
do aún muy niña, confióse su
educación a una matrona muy
honrada y de mucha virtud y r e -
ligión, por nombre Teodosia; la
cual, comprendiendo los deberes
que tal confianza le imponía, t r a - • • » . - . « *
tó de cumplirlos con gran dili-
gencia y cuidado, infundiendo en
el tierno corazón de la huerfani-
ta el santo temor y amor del P a - '* .r
dre celestial, y la misericordia
con los pobres: y como todo esto lo hacía la virtud y buen ejemplo de Olimpiades.
más con las obras y buen ejemplo que San Anfiloquio, san Epifanio, san Pedro
con las palabras, logró que Olimpiades de Sebaste, y otros esclarecidos y reli-
a medida que iba creciendo en edad, cre- giosísimos varones la honraron con sus
ciese también en virtud y sabiduría. Lle- cartas. Al ver la santa viuda la infernal
gada a la edad en que le fué preciso to- tormenta suscitada por los herejes arria-
mar estado, contrajo matrimonio confor- nos contra la Iglesia de Cristo, rogó al
me con su posición y más con sus santas Señor abreviase los días de su vida, y
y purísimas costumbres, con Nebridio, t e - la sacase de este valle de miserias: y el
sorero del emperador Teodosio el Grande. cielo oyó sus súplicas y gemidos llamán-
Mas Dios nuestro Señor, que la destinaba dola al eterno descanso.
a ser modelo no de matronas casadas, si-
no de señoras viudas, dispuso que a los Reflexión: ¡Qué uso tan santo no hizo
diez y ocho meses de su matrimonio la de las riquezas santa Olimpiades! Las
muerte le arrebatase a su marido. Adoró empleó precisamente en lo que Dios q u e -
Olimpiades los insondables arícanos de la ría que las empleara. El quiso que hubie-
Providencia, y resolvió no volver a to- se en el mundo pobres y ricos. Las r i -
mar esposo que se le pudiese morir; per- quezas que estos poseen son bienes de
maneciendo tan constante en esta su r e - Cristo. Ellos solo son sus administrado-
solución, que Teodosio, por más que lo res. ¡Cosa verdaderamente horrible gas-
procuró, nunca pudo recabar de la santa tar la hacienda de Cristo en diversiones
que aceptase por esposo a Elpidio, caba- y pasatiempos, mientras haya pobres que
llero español. Ocupaba santamente su vi- socorrer! Si Dios te ha concedido rique-
da en obras de piedad y religión, visitan- zas, te las ha concedido por los pobres
do enfermos, abasteciendo de ornamentos y para los pobres. ¿Cómo te atreves pues
y alhajas las iglesias pobres, en lo cual a defraudar del tesoro de Cristo empleán-
invertía sus abundantes riquezas, consi- dolas en otros usos? Pero si en vez de
derándose no como dueña de sus bienes, riquezas te ha regalado Dios con pobreza
sino como administradora y dispensadora y necesidad, lejos de entristecerse por ello
de los dones que de Dios había recibido. tu corazón, debe alegrarse, considerando
La virtud de esta santa viuda fué tan que te ha concedido los inmensos teso-
reconocida, que Nectario, arzobispo de ros que recogió su divino Hijo en la tie-
Constantinopla, la juzgó digna de ser p ú - rra. Es que, como a Cristo, te reserva la
blicamente elogiada; y, conforme a la herencia del cielo.
costumbre de los primeros siglos, honró a Oración: Óyenos, oh Dios salvador
Olimpiades con el título de Diaconisa: y nuestro; y como nos gozamos en la fes-
san J u a n Crisóstomo, sucesor de Nectario tividad de la bienaventurada Olimpia-
en la sede constantinopolitana, se glorió des, así sepamos imitarla en su piedad
de tener en su Iglesia una diaconisa de y devoción. Por nuestro Señor Jesucris-
to. Amén.

365
Nuestra Señora de la O. — 18 de diciembre.
bes lluevan al Justo: ábrase la
~: '. tierra y brote y produzca al Sal-
' vador». En en otra parte: «¡Oh, si
ya rompieses, Señor, esos cielos,
y descendieses y acabases de ve-
nir!» Pero si todos los santos y
profetas por el extremado deseo
de la venida del Salvador daban
tantas voces y clamores al cielo,
¿qué haría la que era más santa
que todos, y tenía más lumbre
I del cielo para conocer y estimar
¡ este soberano beneficio, y más
caridad para desear el remedio
de todas nuestras pérdidas y ca-
lamidades? Ella sabía que el que
traía en su seno virginal era ver-
—^ dadero hijo suyo y juntamente
unigénito del ¡eterno Padre, y que
Llámase esta fiesta Nuestra Señora de se acercaba ya aquel bienaventurado día,
la O, porque desde las vísperas de ella se en que ella había de dar al mundo su
comienzan en el oficio divino á decir Redentor, su Salvador, su vida, su glo-
unas antífonas en el Magníficat, que em- ria y toda su bienaventuranza. ¡Cómo se
piezan por O, y se continúan hasta la vís- desharía de júbilo y gozo su espíritu,
pera de Navidad. Llamóse en un princi- viendo que ya eran oídas las súplicas y
pio fiesta de la Anunciación: y con este oraciones de tantos justos, los gemidos de
nombre se celebró en algunas iglesias de todos los tiempos y naciones, y los conti-
España y se mandó celebrar en toda ella nuos ruegos y lágrimas, con que ella h u -
en el concilio Décimo de Toledo en que mildísimamente había suplicado al Señor
presidió san Eugenio, arzobispo de aque- que no tardase en venir, y manifestarse
lla ciudad; hasta que san Ildefonso, su- vestido de su carne para dar espíritu a
cesor suyo, ordenó que se celebrase con los hombres carnales y hacerlos hijos de
el título de la Expectación del Parto. El Dios! Deseaba con un increíble deseo ver-
fin de esta denominación fué r e c o r d a r l o s le ya nacido para adorarle como a su
ardientes deseos con que los santos sus- Dios, reverenciarle como a su Señor, y
piraron por verle nacido y hecho reden- abrazarle y besarle como a su dulcísimo
tor del mundo. Porque ya nuestros pri- Hijo.
meros padres Adán y Eva con esta espe- *
ranza aliviaron las penas, a que por su
transgresión y desobediencia se vieron Reflexión: ¡A grandes deseos, da Dios
sujetados. El mismo Señor confesaba que grandes cosas! ¿Qué tiene pues de e x -
Abraham había deseado ver su día, esto traño que la santísima Virgen cuyos d e -
es, su venida a este mundo; y a los j u - seos eran tan ardientes, abreviase el
díos decíales: «Bienaventurados son los tiempo de nuestra redención, como afir-
ojos que ven lo que vosotros veis; por- man algunos santos Padres? Pero ¿qué
que muchos reyes y profetas desearon de extraño tiene también que nosotros
verlo, y no lo alcanzaron.» En efecto: el que apenas deseamos sino objetos t e r r e -
patriarca Jacob le llamaba «el que ha nos, nos hallemos tan atrasados en el
de ser enviado y será la espectación de camino del espíritu? Levántese nuestro
las gentes», y añadía: «Señor, yo espera- corazón: ame y suspire por las cosas del
ré a vuestra salud y a vuestro Salvador.» cielo si quiere ser lleno de las cosas de
Moisés rogaba a Dios que enviase al que Dios.
había de enviar. David exclamaba: «Ex- Oración: Oh Dios, que quisiste que, por
citad, Señor, vuestra potencia, y venid a la embajada de un ángel, tu Verbo se
salvarnos.» Pero el que con mayor fuerza encarnase en las entrañas de la Virgen
de razones expresó los deseos de su cora- María: concede a tus humildes siervos,
zón fué el profeta Isaías: así dice: «En- que pues la creemos verdadera Madre
viad, Señor, aquel Cordero, que ha de se- de Dios, seamos ayudados por su inter-
ñorear todo el mundo». «Ea, cielos, enviad cesión para contigo. Por el mismo Señor
vuestro rocío de allá de lo alto, y las n u - Jesucristo. Amén.

366
San Nemesio, mártir. — 19 de diciembre.
(t 250)

Entre los insignes mártires que


dieron testimonio Ce la fe de
Cristo en la persecución que sus-
citó contra la Iglesia el impío e m -
perador Decio por los años 250,
refiere san Dionisio, obispo de
Alejandría, que fué uno de aque-
llos memorables héroes Nemesio
o Nemesíón, egipcio de origen, de
costumbres y de idioma. Algunos
hombres perversos le acusaron
falsamente por cómplice de los
crímenes de ciertos malhechores
que habían cometido robos y he-
cho varios homicidios; y al tra-
tarse de condenarlos, justificó
Nemesio su inocencia y el juez le
absolvió, declarando la acusación
por calumniosa. Irritados los que
habían sido autores de ella, le acusaron mo él la vida por amor de Cristo y la
delante del juez de que era cristiano: y confesión de la fe que profesaban. Ha-
el santo lo confesó sin rodeos. Entonces biendo pues sido denunciados ante el
fué cargado de prisiones y conducido ai cruelísimo gobernador, y temiendo este
prefecto de Egipto, residente en Alejan- verse humillado por la constancia con q u e
dría. Era aquel prefecto Sabino, hombre menospreciarían los tormentos los que h a -
sin entrañas y enemigo mortal del nom- bían sido testigos del martirio de N e m e -
bre de Cristo, que había hecho derramar sio, y le daban mayor ánimo para sufrir-
arroyos de sangre cristiana por todo el lo, determinó que luego les cortasen a
Egipto. A esta fiera presentaron al siervo todos la cabeza.
de Dios Nemesio, el cual revestido de
aquella fortaleza que daba el Señor a Reflexión: Así pagan los santos los f a -
sus ilustres mártires, despreció con tran- vores, y esa es muchas veces la ventaja
quilo semblante todas las promesas y de las obras buenas en favor del p r ó -
amenazas con que el cruel gobernador jimo. Dichosos de nosotros si con nuestras
trató de rendirle. Ordenó pues el im- amonestaciones, o nuestras buenas pala-
pío prefecto que azotasen cruelmente al bras o ejemplos de virtud, hemos sido
santo, y probasen en él los más atroces parte para que un alma persevere en l a
suplicios; pero como en todos ellos perse- santa vida que emprendiera. Estará con-
verase con gran constancia en confesar a tinuamente orando ante el acatamiento
Jesucristo, mandó que juntamente con divino para que seamos también nosotros
unos ladrones que había en la cárcel fue- partícipes de su dicha. ¿Hemos descuida-
se quemado vivo. Cuando Nemesio se vio do hasta aquí manera de proceder tan
en el tormento del fuego en medio de gananciosa para nosotros? Si el mundo
dos ladrones, hizo gracias al Señor por la nos ofreciese doblada paga de terreno-
merced que le hacía de poder dar la vida interés, ¿cuáles no serían nuestros es-
entre dos fascinerosos a semejanza del fuerzos para legrarle? Todos nuestros,
Redentor del mundo, y en aquel suplicio pensamientos, todas nuestras ansias se
encomendó su espíritu en las manos de concentrarían en ese punto y aun nos
Dios. Junto al tribunal del prefecto había parecería haber hecho muy poco si dejá-
cuatro soldados que eran también cris- bamos perder algo. ¿Cómo nos cuidamos
tianos, llamados Ammón, Zenón, Ptolo- pues tan poco de nuestra ganancia espiri-
meo e Ingenuo, y ,otro nombre llamado tual?
Teófilo. Todos estos esforzaban al santo, Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
cuando era atormentado en el caballete, tente, que los que veneramos el naci-
y al ver la serenidad con que padecía, miento para la gloria, de tu bienaventu-
mezclaban sus palabras de exhortación rado mártir Nemesio, por su intercesión
con otras expresiones de santa envidia, y crezca en nosotros el amor de tu santo
del ardiente deseo que tenían de dar co- Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

36?
Santo Domingo de Silos, confesor. — 20 de diciembre.
(t 1003)

fué en socorrer' a los cristianos


cautivos de los moros, que a la
sazón eran muchos. Fué esto con
tan grande extremo, que enco-
mendándose a él desae sus maz-
morras los cautivos, se hallaban
a deshora en tierra de cristianos,
y aun a las puertas de su monas-
terio, dejando allí por testimonio
las cadenas y grillos de su cauti-
verio; y fueron tantos los des-
pojos que los cautivos deposita-
ron en el templo, que decían por
refrán en Castilla: «No te bas-
tarán los hierros de santo Do-
mingo»: y no solamente en el
templo ide santo Domingo col-
gaban los cautivos sus cadenas,
sino también en otros santuarios
El admirable taumaturgo santo Domin- y oratorios de su advocación, como se
go de Silos, fué natural de Cañas, peque- veían siglos después en la iglesia de
ño lugar de la Rio ja, y en su niñez se Jesús del Monte, junto a la villa de Lo-
ejercitó en apacentar el ganado de su ranca de Tajuña, que antes había sido
padre, después de lo cual se apartó a h a - ermita de santo Domingo. Fué gran de-
cer vida solitaria y de contemplación. P a - vota de este santo doña Juana de Aza
reciéndole más segura la vida religiosa, la cual en el monasterio de Silos hizo
se hizo monje en el monasterio de San fervorosa oración, velando ante el sepul-
Millán, de Padres benedictinos, en don- cro del santo y suplicándole la gracia de
de estudió con gran provecho las divinas un dichoso parto, al cual estaba próxi-
letras, y ordenado de sacerdote, diéronle ma: y por su intercesión tuvo un hijo,
el cargo de cura de Santa María de Ca- a quien puso el nombre de su favorece-
ñas. Tan buena cuenta ,dió de este ofi- dor, y más tarde fué santo y fundador
cio, que le llamaron a San Millán y le de la esclarecida orden de predicadores,
hicieron prior del monasterio. Aquí dió martillo de los herejes e instituidor del
aquella muestra de tesón y santa liber- santísimo Rosario: este fué santo Domin-
tad resistiendo al rey de Navarra don go de Guzmán. Finalmente llamó a sus
«García, que por su propia autoridad y monjes, les dió muy saludables documen-
con violencia intentó sacar ciertas joyas tos; y recibidos los santos Sacramentos, dió
y el oro y la plata de la sacristía del su alma al Señor.
convento; por lo cual le desterró el rey Reflexión: Ni amenazas, ni castigos de-
con algunos de sus monjes. Acogióse Do- ben arredrarnos a imitación de nuestro
mingo a Fernando I, rey de Castilla y de santo, cuando se trate de defender los
León, de quien fué recibido con benevo- intereses divinos. El te ha confiado la
lencia y amor, y su fama de santidad e m - honra de su santísimo nombre. ¿Cómo
pezó a extenderse por España. Habiendo te muestras tan cobarde al oír una blas-
decaído en lo espiritual y temporal el femia que la hace pedazos, y no atajas
insigne monasterio de Silos; el rey no ha- con severa reprensión aquella maldita
lló remedio más eficaz para reparar sus lengua, si no puedes amordazarla?
pérdidas, que confiarlo a santo Domingo Oración: Oh Dios, que ilustraste tu
nombrándole su abad. Durante veintitrés Iglesia con los esclarecidos merecimien-
años lo gobernó con admirable ejemplo tos del bienaventurado confesor santo
de vida, maravilloso celo y grande acre- Domingo, y la alegraste con los ilustres
centamiento de sus monjes en virtud y milagros obrados para redención de cau-
perfección. Resplandeció en muchas y tivos: concédenos a tus siervos, que
grandes maravillas, que Dios obró por él, aprendamos de sus ejemplos y que por
sanando a los ciegos, cojos, tullidos y su intercesión nos veamos libres de la
otros enfermos de diversas enfermedades; servidumbre de todos los vicios. Por J e -
pero en la que principalmente se señaló, sucristo, nuestro Señor. Amén.

368
Santo Tomás, apóstol. — 21 de diciembre.
(t siglo I)
Fué santo Tomás de nación ga-
lileo y uno de los doce escogidos
por el Señor para predicadores
de su Evangelio, y conquistado-
res del mundo. Sábese de él que
cuando Cristo nuestro Señor qui -
so volver a Judea para resucitar
a Lázaro, diciéndole los otros
discípulos que no fuese, porque
poco antes los judíos le habían
querido apedrear, solo santo To-
más con grande ánimo dijo: «Va-
yamos nosotros también, y con
él muramos.» Y en el sermón de
la cena, como el Señor dijese que
iba a prepararles lugar y que sa-
bían el camino por donde iba,
díjole el santo: «Señor, -no sabe-
mos a dónde vas; y ¿cómo po-
demos saber el camino?» Finalmente, no rey idólatra, el cual después de haberle
estaba Tomás con las otros apóstoles hecho padecer cruelísimos tormentos, lo
cuando el mismo día de la resurrección mandó atravesar con una lanza. Alzó el
se les apareció Jesús glorioso y triunfan- santo apóstol los ojos al cielo, invocó el
te; y no creyendo después a los que le nombre de Jesucristo, suplicándole per-
habían visto y tocado; dijo aquellas p a - donase a sus verdugos y conservase en
labras: «Si no viere yo con mis ojos las la fe los nuevos cristianos que por su
llagas de los clavos en sus manos, y no medio se habían convertido. Permanecie-
entrare mis dedos en ellas, y si no p u - ron ocultas sus sagradas reliquias, hasta
siere mi mano en su costado, no creeré» que J u a n III, rey de Portugal, procuró
que es él y que está vivo. Y el benigní- con gran diligencia descubrirlas, aunque
simo Señor, volviendo después de ocho sin provecho; mas insistiendo en su san-
días a aparecérsele, estando entre ellos to propósito, después de nuevas diligen-
Tomás, se volvió a él y le dijo: «Pon aquí cias, excavando en la pared de una ca-
tu dedo y mira mis manos; extiende tu pilla en la ciudad de Meliapur, descu-
mano y toca mi costado: y no quieras ser brióse en 1523 un sepulcro en forma de
incrédulo, sino fiel.» Quedó asombrado nicho, dentro del cual se hallaron los
Tomás con la vista y dulzura del Salva- santos huesos, una redoma con sangre,
dor: y atónito con la novedad y derretido y la punta de la lanza, instrumento de
de gozo, exclamó: «Señor mío y Dios su martirio.
mío»: confesando que aquel Señor que
había muerto en la cruz y ahora veía r e - Reflexión: Pasma el entrañabilísimo
sucitado, era verdadero Hijo de Dios. Al- amor de nuestro Salvador para con los
gunos días después, yendo san Pedro a pecadores. A Pedro que le había negado
pescar, llevó consigo algunos de los após- tres veces, se le aparece el primero entre
toles y discípulos, entre ellos a Tomás: los discípulos; y a santo Tomás, que se
y como hubiesen gastado toda la noche sin resistía a creer en su resurrección, le r e -
provecho alguno, aparecióseles a la m a - gala con el tierno favor de permitirle m e -
ñana el Salvador en la ribera, y les man- ter sus dedos en su santísimo costado. J a -
dó que echasen la red a la parte derecha más te han de desalentar tus .faltas, por
de la barca. Después que recibió el Es- grandes que hayan sido. Llóralas de co-
píritu Santo con los demás apóstoles y razón, y no temas que Dios te mire
hubo predicado el Evangelio en Jerusa- airado por ellas.
lén y en Judea, cúpole en suerte predi-
carlo a los persas y a los medos, y luego Oración: Concédenos, Señor, que nos
a los habitantes de la India, obrando en gloriemos en la solemnidad de tu bien-
todos estos países numerosísimas conver- aventurado apóstol santo Tomás, para
siones; hasta que en Calamina, ciudad que seamos ayudados de su patrocinio,
de la India, se vio muy perseguido del y con devoción conveniente imitemos su
fe. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

369
San Isquirión, mártir. — 22 de diciembre.
(t 253)

mase con los demás criados de


su condición, que en todo obede-
cían a la voluntad de sus due-
ños; a lo cual respondió Isqui-
rión que la ley que profesaba, le
obligaba a dar a los hombres lo
que se debe a los hombres, y a
Dios lo que es de Dios. «¿Eres
por ventura cristiano?», le p r e -
guntó el amo lleno de cólera. «Sí,
cristiano soy». A lo que replicó
el amo: «Yo te arrancaré de las
entrañas esa superstición cristia-
na, que te obliga a quebrantar
las órdenes del César, a blasfe-
m a r de los dioses inmortales, y a
faltar a la obediencia que me de-
bes». Así amenazaba el amo m u -
chas veces al siervo fidelísimo de
Imperando Decio, levantóse una terri- Cristo, hasta que viéndole tan constante,
ble persecución que hizo grandes estra- que no hacía caso de ninguna clase de p r o -
gos en la cristiandad, y señaladamente mesas y amenazas, tomó un día un palo
en la iglesia de Egipto, a la sazón harto agudo que halló a la mano, y se lo metió
floreciente: y como al paso que iba m u l - en el vientre. Hincóse de rodillas I s q u i -
tiplicándose la muchedumbre de los fie- rión, y rogando a Jesucristo que p e r d o -
les, y creciendo en fervor, se encendiese nase a su inhumano señor, recibió en
también la saña de los gentiles, que .por aquel suplicio la corona de los mártires.
sus vicios y liviandades se hacían indig-
nos de la luz de la fe; no podían sufrir Reflexión: Hasta a los mandatos de los
los buenos ejemplos de los cristianos, y gentiles e idólatras debe extenderse n u e s -
se aprovechaban de la licencia que los tra obediencia, cuando legítimamente
edictos de los tiranos les concedían, no constituidos, nos exigen actos conformes
sólo para delatarlos ante los tribunales, a la ley divina. Sólo a Dios se le debe
mas también para maltratarlos con gran- incondicional obediencia. A todas las d e -
de inhumanidad. Servía por este tiempo más autoridades, por respetables que
en la casa de un magistrado gentil, el sean, condicional; en cuanto no ordenan
siervo de Cristo, Isquirión, el cual cum- algo contrario a la ley de Dios. Esto m u -
plía con gran diligencia cuanto su amo chas veces nos acarreará disgustos, p r i -
le mandaba, y por esta causa era de él vaciones', suma necesidad como a los m á r -
muy estimado y tenido como criado de tires: pero se trata de perder a Dios o
su confianza. Guardábase de los vicios que a los hombres, y ningún cristiano debe
solían acompañar a los criados de otros vacilar en perder antes todo el mundo
señores; era sufrido y respetuoso, y tan por conservar la gracia de su Creador.
inclinado a la caridad y misericordia, que Los amos y superiores jamás deben cons-
de su mismo salario, socorría las necesi- tituirse en tiranos del gentilismo, exi-
dades de los pobres, y consolaba con gran giendo de sus subditos actos que sin p e -
caridad y gracia a los afligidos. Estas cado no los pueden practicar. Pero si a l -
virtudes parecían bien a su. amo, aunque guno tuviese la desgracia de caer debajo
idólatra y de malas costumbres; lo que de alguno de éstos, debe decirle resuelta-
no podía ver con buenos ojos, era que se mente que entre Dios y el César escoge a
apartase Isquirión de todas las fiestas y Dios, y no dude de su especialísima ayu-
sacrificios que se hacían en honra de los da en la lucha.
dioses, y nunca quisiese asistir a los r e -
gocijos de tales ¡días; negábase también Oración: Rogárnoste, oh Dios todopo-
a comer carnes sacrificadas a los ídolos, deroso, que por la intercesión de tu bien-
por los cual sospechó el amo que Isqui- aventurado mártir Isquirión, nos libres
rión era cristiano. Comenzó pues a amo- de las aflicciones del cuerpo y de los m a -
nestarle que se sacrificase y se confor- los pensamientos del alma. Por J e s u c r i s -
to, nuestro Señor. Amén.

3?0
San Sérvulo, confesor. — 23 de diciembre.
(t 590)

£] admirare varón san Sérvu-


lo fué un pobre mendigo y toda
su vida paralítico, mereciendo
7
que todo un romano pontífice co-
mo san Gregorio el Grande, es-
cribiese la historia de su santa
vida con estas palabras: «En el
portal .que va a la iglesia de san
Clemente (en Roma), hubo un
pobre hombre que se llamaba
Sérvulo, que muchos de los que
aquí están y yo mismo conoci-
mos. Era pobre de hacienda y
rico de. merecimientos y consu-
mido con una larga enfermedad;
porque desde sus primeros años
hasta el fin de su vida estuvo
paralítico y echado en una cami-
lla. No hay para qué decir que
no se podía levantar; pues aun no podíaiía cibida en el cielo, de donde Sérvulo había
estar sentado en ella, ni llegar la mano
ino oído aquellas voces y dulce consonancia,
a la boca, ni volverse de un lado a otro.
ro. Uno de nuestros monjes, que aun es vivo,
Tenía madre y un hermano que le asis- is- estuvo presente: y con lágrimas suele
tían y ayudaban, por cuyas manos daba
a los pobres lo_ que a él le daban de iba
li-
li-
afirmar lo que allí vio: y dice que siem-
pre sintió él y los otros que allí estaban,
mosna. No sabía letras, y hacía comprar:ar aquel olor suavísimo hasta que le acaba-
libros de la sagrada Escritura, y rogaba
iba ron de enterrar. Este es el fin de aquel
a los religiosos que se las leyesen conti-
nuamente: y así, aunque era hombre sin ti- que en vida tuvo tanta paciencia para
sin
estudios, vino a saber de la sagrada Es- sufrir los azotes de Dios; y la buena tie-
Ss-
critura lo que le bastaba y a su persona rra que había sido rota con el arado de
ma
y estado convenía. En sus dolores procu- la tribulación, dio fruto y copiosa cose-
raba hacer siempre gracias al Señor que:u- cha, que fué recogida en el granero del
con ellos le visitaba y daba ocasión iue de Señor».
grandes merecimientos, y de día y de no-^ Reflexión: Ahora yo os ruego, añade
che cantábale himnos y alabanzas. Vino . " san Gregorio, hermanos carísimos, que
el tiempo en que Dios nuestro Señor q u e - penséis cómo nos podremos excusar en
ría remunerar su paciencia; y" el mal, j" el día riguroso del juicio, habiendo reci-
que estaba derramado por todo el cuer-' bido hacienda y manos para trabajar y
po, recogióse al corazón: y entendiendo-,~ cumplir los mandamientos de Dios, y no
él que se acercaba la hora de su muerte,
L lo haciendo, viendo que un hombre sin
rogó a los peregrinos que estaban en el| manos tan de veras se empleó en su ser-
hospital, que se levantasen y cantasen con vicio. No nos reprenderá entonces el Se-
or con e e em
él algunos salmos, esperando la gloriosa
asa ^ * J P l ° de sus apóstoles, que
con su
hora de su dichoso tránsito. Al tiempo IDO P r e dicación convirtieron tantas al-
que él mismo estando a la muerte, can- *? mas yo n las llevaron consigo al cielo; no
nos
taba con ellos, los detuvo, y con una gran
•añ P d r a delante a los valerosos m á r -
voz les dijo: Callad: ¿no oís las vocesces tires, que con su sangre compraron la co-
que resuenan en el cielo? Y estando gí el roña de la gloria; sino a este pobre Sér-
alma atenta a lo que había oído, suelta lf.a vulo, que aunque tuvo atados los brazos
de aquel cuerpo tan quebrantado y con- )n_ con la enfermedad, no los tuvo atados
sumido, voló al cielo: y en aquel momen-
in_ para obrar bien y cumplir la ley de Dios.
to mismo se llenó todo aquel lugar de
una suavísima fragancia, que sintieron de Oración: Concédenos, Señor, que imi-
todos cuantos allí presentes estaban; :ony tando en la tierra los ejemplos de tu po-
por ella entendieron que aquella bendita y bre siervo el bienaventurado Sérvulo,
alma, rica de merecimientos y adornada ita participemos con él de las riquezas eter-
de perfectísimas virtudes, había sido *da
re- nales en el cielo. Por nuestro Señor J e -
re- sucristo. Amén.

371
San Gregorio, presbítero y mártir. — 24 de diciembre.
oír tal respuesta, mandó que le
deshiciesen la cara a bofetadas;
amenazóle luego con grandes
suplicios si se negaba a sacri-
ficar a los dioses; a lo que con-
testó el santo: «Yo no sacrifico a
los demonios». Entonces ordenó
• Flaco apalearle con varas nudo-
sas como a vil esclavo, y .echar-
le después en medio de una gran-
de hoguera. Rogó el mártir al
Señor que le librase de las lla-
mas, como libró a los tres m a n -
cebos del horno de Babilonia, y
así lo hizo, sucediendo en aque-
llos instantes un espantoso te-
rremoto que arruinó gran parte
de la población, en la que m u -
rieron más de quinientos cin-
Movieron los emperadores Diocleciano cuenta idólatras. El mismo impío Flaco
y Maximiano, a principios del siglo III, huyó precipitadamente, encargando a Tir-
una de las más crueles persecuciones que cano que volviese al mártir a la cárcel. El
ha padecido la Iglesia; pues habiéndoles día siguiente mandó que le quebrantasen
persuadido Flaco, hombre cruelísimo, que las piernas, que le aplicasen a los costados
levantasen en todas partes simulacros de hachas encendidas, y finalmente mandó
los dioses romanos, a quienes todos los que le degollasen en medio del anfitea-
vasallos dei imperio debiesen ofrecer sa- tro. Ejecutada la sentencia de muerte,
crificios, fácilmente se podrían descubrir soltaron las fieras para que devorasen el
así los que eran cristianos. Agradó 'esta sagrado cadáver^ pero éstas, olvidadas
diabólica invención a los emperadores, y de su natural crueldad, le veneraron in-
Maximiano encomendó al mismo Flaco clinando delante de él las cabezas sin
que la pusiese por obra. Entró pues este osar tocarle; por cuyas maravillas todo
tirano en Espoleto, y sentado en un gran el pueblo comenzó a clamar a grandes
tribunal levantado en medio de la plaza, voces: ¡Grande es el Dios de los cristia-
donde había concurrido todo el pueblo, nos! y se convirtieron a la fe muchos
preguntó a Tircano, juez de la ciudad, si gentiles. Aquel mismo día murió Flaco
todos adoraban a los dioses del imperio. desastrosamente, vomitando las entrañas
Respondióle el juez: «Todos adoran a J ú - por la boca. Una señora cristiana llamada
piter, a Minerva y a Esculapio, nuestros Abundancia, compró a Tircano el cadá-
inmortales dioses que miran propicios a ver de Gregorio, y lo embalsamó con
todo el universo», con lo cual quedó Fla- preciosos aromas. Sus reliquias se vene-
co satisfecho, y mandó retirar al pueblo. ran en la iglesia de Colonia.
Pero había a la sazón en la ciudad un Reflexión: Así castiga Dios aun en esta
presbítero cristiano llamado Gregorio, ad- vida a los que afligen a sus siervos. No
mirable por los muchos portentos que se engañe tu corazón con prometerse por
obraba todos los días, curando a los en- lo menos aquí una vida toda llena de
fermos, librando a los endemoniados, y placeres, dudando, como los impíos, de
reduciendo a muchos a la fe de Cristo. la futura. En medio del festín Je alcanzó
Delatado a Flaco, mandó éste a cuarenta a Baltasar la ira de Dios: a Flaco cuando
soldados que le trajesen preso al santo menos lo pensaba. ¿Quién te ha asegura-
presbítero, y luego que lo tuvo a su p r e - do que no te pasará lo mismo al primer
sencia le preguntó con grande enojo: mandamiento que quebrantes?
«¿Eres tú el Gregorio de Espoleto, r e -
belde a los emperadores y a los dioses?» Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
Respondió el santo: «Yo' soy Gregorio, tente, que los que veneramos el naci-
siervo del Dios verdadero; no de tus dio- miento para el cielo, de tu bienaventu-
ses que fueron criaturas torpes y abomi- rado mártir Gregorio, por su intercesión
nables, como se acredita por vuestras mis- se acreciente en nosotros el amor de tu
mas historias». Fuera de sí el tirano al santo nombre. Por Jesucristo nuestro Se-
ñor. Amén.

372
El Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. — 25 de diciembre.
El texto del santo Evangelio
dice así: «Sucedió pues en aque-
llos días, que se promulgó edicto
de César Augusto, ordenando que
todo el mundo se empadronase.
Este fué el primer empadrona-
miento llevado a cabo por Ciri-
no, gobernador de la Siria; y to-
dos iban a inscribirse, cada uno
a la ciudad de donde traía ori-
gen. Siendo pues José de la casa
y familia de David, subió desde
Nazareth, ciudad de Galilea, a la
ciudad de David, llamada Bethle-
hem, que está en Judea, para em-
padronarse, y llevó consigo a su
esposa, que estaba p r e ñ a d a .
Aconteció pues, que cuando allí
estaban, se cumplió para la Vir-
gen el tiempo del parto, y dio a luz a su arrastrar de las más viles pasiones? Un
primogénito Hijo, y le envolvió en paña- rey tiene a menos el ocuparse en oficios
les y le reclinó en el pesebre, porque ya indignos de su elevado puesto. ¿Cómo se
no había lugar para ellos en la posada. atreve el hombre, hermano de Cristo des-
Estaban velando en aquella comarca unos de hoy, a envilecerse hasta el punto de
pastores que guardaban de noche el ga- hacerse esclavo de sus concupiscencias?
nado, cuando de improviso un ángel del «Mayor eres y para mayores cosas has
Señor apareció junto a ellos, cercándolos nacido». El cielo es tu patria y tu reino.
con el resplandor de una luz divina, lo Tu ocupación debe ser seguir las huellas
cual los puso en grande espanto. Díjoles de este Dios hecho hombre por tu salud.
entonces el ángel: No temáis; que vengo «Demos pues gracias a Dios Padre, por su
a daros una nueva que ha de ser de gran-
de gozo a todo el pueblo: y es, que hoy Hijo en el Espíritu Santo, el cual por la
os ha nacido en la ciudad de David el grande caridad con que nos amó se com-
Salvador, que es el Cristo Señor vues- padeció de nosotros, y cuando estábamos
tro. Y esta es la seña que os doy: halla- muertos por el pecado, nos dio la vida
réis al Infante envuelto en pañales y r e - con Cristo, para que fuésemos en él n u e -
costado en el pesebre. En este instante va criatura y nueva obra de sus manos.
apareció con el ángel un numeroso coro Despojémonos pues de nuestro hombre
del ejército celestial que alababa a Dios viejo y de su antiguo proceder, y pues
y decía: Gloria a Dios en las alturas y hemos sido regenerados en Cristo, renun-
paz en la tierra a los hombres de buena ciemos a las obras de la carne. Reconoce,
voluntad». (Luc. II). oh cristiano, tu dignidad; y hecho par-
tícipe de la divina naturaleza, no quieras
volver a la antigua vileza por una con-
9 ducta que te degrada. Acuérdate de qué
Reflexión: Acércate, cristiano, como cabeza y de qué cuerpo eres miembro,
aquellos sencillos pastores a adorar en y recuerda cómo libertado de la potestad
el pesebre al infante Jesús, al Mesías de las tinieblas, fuiste trasladado a la
prometido, al Verbo de Dios encarnado, lumbre y al reino de Dios». (S. León pap.
al Rey de los reyes, al Dios de inmensa serm. X, de Nativit. Dómini).
majestad y grandeza, hecho hombre por
nuestro amor, y por nuestro amor y ejem- *
plo rodeado de todas nuestras miserias.
Ya tenemos un hermano que es Dios. Oración: Concédenos, te rogamos, om-
¿Por qué piensas que se ha hecho hom- nipotente Dios, que el nuevo nacimiento
bre, sino para levantar la naturaleza h u - de tu Hijo, según la carne, nos libre del
mana a las alturas de su divinidad? Y si yugo del pecado a los que nos hallamos
Cristo la ha encumbrado tanto ¿por qué aún en la antigua servidumbre. Por J e -
te empeñas en degradarla dejándote sucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.

373
San Esteban, el primer mártir 26 de diciembre.
(t el séptimo mes después de la Ascensión de Cristo al cielo)

muerte a los profetas que les


anunciaban a Cristo, a quien
ellos acababan de condenar y
crucificar. Oyendo estas razones,
concibieron grande enojo contra
él; mas Esteban, puestos los ojos
en el cielo, vio la gloria de Dios
y a Jesús a la diestra del Padre.
Di joles él lo que veía; y ellos,
dando grandes voces, y tapándo-
se los oídos por no oir lo que t e -
nían por gran blasfemia, arreme-
tieron a una contra él, y echán-
dolo fuera de la ciudad de J e r u -
salén, le apedreaban; y para h a -
cerlo con mayor desembarazo y
menos estorbo, se quitaron los
mantos, y los entregaron a un
mancebo, que se llamaba Saulo,
El primero que selló con su sangre la y después fué el apóstol san Pablo, para
fe de Jesucristo, fué el glorioso san Es- que se los guardase. Siguieron, pues,
teban, uno de los siete varones escogidos arrojando, ciegos de furor y de rabia,
entre los primeros cristianos, como hom- grandes piedras contra Esteban: mas él
bre de mejor reputación y más lleno del con grande paz y no menor constancia,
Espíritu Santo y de su sabiduría, a quie- iba invocando el nombre de Jesús, y pi-
nes encargaron los apóstoles la distribu- diendo al Señor que recibiese su espíri-
ción de las limosnas a los pobres y a las tu: y puesto de rodillas clamó a grandes
viudas de Jerusalén, mientras ellos se voces: «Señor, no les imputes este peca-
ocupaban en predicar la divina palabra do». Y dicho esto, murió. Y Saulo con-
y en hacer oración. Como san Esteban, sentía en su muerte. Y el mismo día se
lleno de gracia y poder de Dios, hiciese hizo una grande persecución en aquella
grandes prodigios y milagros en el p u e - fervorosa Iglesia, que estaba en Jerusa-
blo, y el número de los discípulos, no so- lén: y todos los discípulos fueron espar-
lamente de los plebeyos, sino también de cidos por las tierras de Judea y de Sa-
los sacerdotes, creciese en gran manera; maría, excepto los apóstoles que queda-
levantáronse muchos judíos graves y doc- ron allí ocultos. Unos piadosos varones, a
tos a disputar con Esteban; mas no po- pesar del tumulto, recogieron el sagrado
dían resistir a la sabiduría y al espíritu cadáver del santo protomártir, lo lleva-
con que hablaba. Entonces sobornaron a ron a enterrar, e hicieron gran llanto
unos que dijesen haberle oído hablar pa- sobre él.
labras de blasfemias contra Moisés y Reflexión: Ninguna región del orbe,
Dios, y conmovieron al pueblo y a los dice san Agustín, ignora los méritos de
ancianos y a los escribas, y arremetien- este bienaventurado mártir; porque pa-
do a él, le arrebataron y trajeron al con- deció en el origen de la Iglesia, a saber,
cilio, acusándolo de blasfemo. Y en señal en la misma ciudad de Jerusalén. Por
de su inocencia dispuso el Señor que to- confesar a Cristo fué apedreado de los
dos los que en el concilio se hallaban, judíos y mereció la corona que llevaba
puestos los ojos en él, viesen su rostro significada en su mismo nombre, porque
como el de u n ángel. Preguntóle el prín- Esteban en lengua griega vale lo mismo
cipe de los sacerdotes si eran verdad que corona. (San Agust. sem. II, de S.
aquellos cargos que le hacían. Y él r e s - Esteban).
pondió probándoles con un largo y elo- Oración: Concédenos, Señor, que imi-
cuente razonamiento cómo ni ellos ni sus temos lo que veneramos, aprendiendo a
padres habían observado la ley, que el perdonar a los enemigos; pues celebra-
Señor, por medio de Moisés, les había mos el nacimiento para el cielo de aquel
dado; antes al contrario, duros de cora- que supo rogar por sus perseguidores a
zón como eran, y resistiendo siempre al tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Espíritu Santo, habían perseguido y dado Amén.

:m
San Juan, apóstol y evangelista 27 de diciembre.
(t íoi)
El bienaventurado p r o f e t a ,
apóstol, evangelista y mártir san
J u a n , el discípulo, amado del Se-
ñor, fué natural de Betsaida en
Galilea, pescador de oficio, como
su hermano Santiago y su padre
Zebedeo. Llamado por Cristo al
apostolado, fuéle m u d a d o su
nombre en Boanerges, esto es,
rayo o hijo del trueno. Fué uno
de los tres apóstoles más íntimos
del Señor. Con Pedro y con San-
tiago fué admitido a la resurrec-
ción de la hija de Jairo, a ser
testigo de la transfiguración en
el monte Tabor y de la agonía
de Cristo en el huerto de Getse-
maní, la noche que precedió al
día de la pasión; y en la última
cena mereció recostarse en el pecho del divina generación del Verbo del Padre
Señor. Fué el único apóstol que tuvo y de allí desciende a la creación de todas
amor y valentía para acompañar al Se- las cosas del .mundo visible e invisible
ñor en su crucifixión y muerte, m e r e - por medio del mismo Verbo. Escribió
ciendo en recompensa que Cristo al m o - a,demás tres cartas o epístolas canónicas,
rir le dejase por hijo a su Madre bendi- en las cuales nos dejó un fiel trasunto de
tísima, y a ella le recomendase a J u a n la ardiente caridad y amor a Dios y a los
que le tuviese en lugar de hijo: y Juan hombres en que ardía su seráfico pecho.
cumplió desde entonces con la Virgen Llegado a la suma vejez, hacíase trasla-
Santísima todos los deberes de un hijo dar a las reuniones de los fieles y no ce-
fiel y amante. Resucitado el Señor, fué saba de recomendarles que se amasen
con san Pedro al sepulcro, y por respeto unos a otros. Cansados ellos, preguntá-
a Pedro, no entró hasta que él hubo lle- ronle por. qué les repetía siempre lo mis-
gado y entrado primero. Después de la mo. Respondió él: «Este es el manda-
Ascensión de Cristo al cielo, san Juan miento del Señor, y quien lo cumple, ha-
predicó el Evangelio en Judea; y más ce cuanto debe». Llegó a la edad de cien
tarde pasó a Efeso, donde estableció su años, y fué el único apóstol que no per-
residencia y formó una comunidad de dió la vida en los tormentos. Murió en
fervorosos cristianos, que fué como el Efeso entre las lágrimas y las oraciones
alma de las demás comunidades vecinas. de los fieles.
Sabiendo lo cual el cruel emperador Do-
miciano, mandóle prender, y cargado de Reflexión: Aprendamos en este glorio-
cadenas y de años, fué conducido a Ro- so apóstol y evangelista la liberalidad con
ma, donde le mandó echar en una tina que recompensa Dios a los que le siguen
de aceite hirviendo en presencia del s e - y acompañan en sus trabajos. Por haber
nado y de numeroso pueblo; mas por estado él al pie de la cruz, mereció oir
virtud de Dios salió san J u a n de la tina del Señor estas palabras: «He ahí a t u
más puro y resplandeciente y con más Madre»; como si le dijera: Buen galar-
vigor que había entrado. Entonces le des- dón recibes por todo el amor que me has
terró Domiciano a la pequeña isla de Pat- mostrado; dejaste tus padres, yo te dejo
mos, poblada de infieles, a los cuales p r e - mi Madre; dejaste un barquichuelo, yo
dicó el Evangelio y los convirtió a la fe. te dejo esta arca de salvación. Dichoso
Aquí tuvo admirables revelaciones del quien tiene a María por madre: dichoso
cielo y escribió el libro de ellas, que lla- quien es digno hijo de María.
mamos Apocalipsis. Muerto Domiciano, Oración: Derrama, benigno Señor, tu
san Juan volvió a Efeso, y a instancias luz sobre la Iglesia, a fin de que ilumi-
de los obispos del Oriente, escribió el nada por la doctrina de tu bienaventura-
J cuarto Evangelio, en cuyo principio, como do apóstol y evangelista san Juan, alcan-
águila real, de un vuelo se levanta a la ce los dones Sempiternos. Por Jesucristo
Señor nuestro. Amén.

375
Los santos Inocentes, mártires. — 28 de diciembre.
para ablandar aquellos feroces e
inhumanos pechos el fiero y las-
timoso espectáculo que ofrecían
los alaridos de las madres, las
heridas de los niños inocentes, y
la sangre de aquellos puros y
tiernos corderitos, que por todas
partes corría; pues fueron más
de dos mil los que murieron a
sus manos. El único que no cayó
en ellas, fué aquel precisamente
que Herodes pretendía matar.
Tan atroz e inhumana maldad
castigóla el Señor, dando al b á r -
baro rey una multitud de tantas
i y tan agudas enfermedades, que
todo su cuerpo era un retablo
de dolores: porque tenía las en-
trañas llenas de llagas y dolores
Cuando Cristo nuestro Señor nació, ha- cólicos, los pies hinchados, algunas par-
cía treinta años que reinaba en Judea tes del cuerpo hechas hervidero de gu-
Herodes Ascalonita, extranjero, aborre- sanos, los nervios contrahechos, la r e s -
cido por los judíos por su fiereza y mala piración dificultosa, y de todo su cuerpo
condición. Vinieron a Jerusalen los Ma- salía un olor tan pestilencial, que no se
gos, creyendo que en esta metrópoli del podía sufrir: y vino a tan grande abo-
reino habría nacido el Rey de los judíos, rrecimiento de sí mismo, que pidió un
que la estrella les había anunciado. Tur- cuchillo con intento de matarse; y h u -
bado Herodes, e informado de que el Me- biéralo hecho, si un- nieto suyo no se lo
sías prometido había de nacer en Belén hubiese estorbado. Tal fué el fin de este
de Judá, enteróse muy particularmente hombre tan ambicioso y tan cruel.
de los Magos acerca de la estrella y del
tiempo en que se les había aparecido, y
les encargó que fuesen a Belén, que ado-
rasen al santo Niño, y volviesen a darle
cuenta de lo que habían hallado, para Reflexión: Mueren, dice san Agustín,
que él también le fuese a adorar. Fueron los niños inocentes por Cristo, y la ino-
allá los reyes Magos; mas el ángel del cencia muere por la justicia. ¡Qué bien-
Señor les avisó que no se volviesen por aventurada edad fué aquella, que no p u -
Jerusalen, sino por otro camino, como lo diendo aún nombrar a Cristo, mereció
hicieron. Enojóse Herodes al creerse en- morir por Cristo! ¡Qué dichosamente m u -
gañado: y carcomiéndose de su propia rieron aquellos, a quienes entrando en
ambición, y lleno de saña y furor, deter- esta vida, tuvo fin su vida; pero el fin
minó por todos los caminos que pudiese, de su vida temporal fué el principio de
matar a aquel Niño, a quien él temía, y la eterna y bienaventurada. Apenas h a -
pensaba que le había de quitar el reino. bían llegado a los pañales y cunas de la
Entonces el ángel del Señor apareció a niñez, cuando recibieron la corona: son
san José, y le mandó que con el Niño y la arrebatados de los brazos de sus madres
Madre huyese a Egipto. Estaba ya a sal- para ser colocados en el seno de los án-
vo el único Niño a quien quería matar geles.
Herodes, cuando el hombre malvado, cie-
go con la pasión, llama a los soldados, ca-
pitanes y ministros de su crueldad, y les
da orden de que pasen a cuchillo todos
los niños que en los dos últimos años h u - . Oración: Oh Dios, cuya gloria confesa-
biesen nacido no solamente en Belén, si- ron los inocentes mártires no con pala-
no además en todos los pueblos y aldeas bras, sino con su sangre: mortifica en
de su comarca. Armados con este impío nosotros todos los vicios, a fin de que
y cruel mandato aquellos crueles carni- nuestra vida y costumbres sean una con-
ceros dieron como lobos en una manada fesión de aquella fe, que de palabra pro-
de inocentes corderos, sin que fuese parte fesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. ^
Amén.

376
Sto. Tomás de Cantorbery, arzobispo y mártir. 29 de diciembre
(t 1170)

El invicto defensor de la inmu-


nidad eclesiástica y glorioso
mártir de Cristo santo Tomás,
nació en Londres de padres n p -
bles, ricos y piadosos. Aprendió
desde niño las bellas letras con
grande aprovechamiento, y ya
desde joven fué de. loables cos-
tumbres, de gentil disposición,
hermoso de rostro, en sus pala-
bras modesto y grave, y tan a m i - ,
go de la verdad, que ni aun bur-
lando se apartaba de ella. Con
tales prendas tanto se hizo amar
del arzobispo de Cantorbery que
el' buen prelado le admitió en su
servicio, y le hizo arcediano de
su iglesia, y luego por consejo
suyo el rey Enrique II le hizo
su cancelario y le confió la educación de concilió con el santo arzobispo, y le dio
su - hijo, llamado también Enrique; y licencia para volver a Inglaterra, donde
muerto el arzobispo, quiso a todo trance fué recibido con grande fiesta y alegría
que ocupara la sede primada de Cantor- de los buenos y no menor pesar de los
bery, Tomás su cancelario, a pesar de su malos. Continuó el santo su oficio pasto-
firme resistencia. Hecho arzobispo, asis- ral con la misma entereza que antes ;^ y
tió a un concilio celebrado en Tours, en sus adversarios, por hacer placer al prín-
que presidió el papa Alejandro III: y cipe, determinaron acabar con él y darle
vuelto a Inglaterra, tuvo que luchar de- muerte. Estando, pues, santo Tomás en la
nodadamente contra el' rey, su grande iglesia, entraron en ella aquellos crueles
amigo y protector; el cual pretendía dar verdugos, arremetieron contra él, y uno
algunas leyes muy perjudiciales a la de ellos le descargó con la espada un
Iglesia y contrarias a su divina autori- fiero golpe en la cabeza, y tras él otros,
dad. Tomó el rey grandes medios de p r o - hasta que cayó en el suelo, el cual quedó
mesas y amenazas, de blanduras y es- manchado con el cerebro del invicto már-
pantos para atraer al santo prelado a su tir.
voluntad; mas todo fué inútil; con lo Reflexión: Actos heroicos reclama a ve-
cual es increíble el odio que tomó contra ces de nosotros la justicia. Por defender-
el santo, teniéndole por ingrato y desco- la hay que perder quizás como' este san-
nocido a las mercedes que le había h e - to, el valimiento de los príncipes, alejarse
cho. Para evitar mayores males, salió de de la patria, y vivir en suma miseria en
Inglaterra el santo arzobispo y pasó a extraño suelo. Pero ¡cuánto no ensancha
Flandes. Sintiólo el rey; dio contra él el corazón la amorosa providencia que
quejas al Papa; quiso este oír al prelado, Dios tiene de los suyos! Ya él nos lo
para lo cual pasó a Roma, en donde el había dado a entender diciéndonos que
pontífice le oyó, y le animó a seguir en eran bienaventurados los que padecían
su buen propósito; mas para aplacar al persecución por la justicia, y así es. Los
rey, le aconsejó que se recogiese a una mismos que los persiguen admiran su
casa religiosa, como lo hizo, retirándose virtud y hasta les piden perdón de sus
a un monasterio de la orden del Císter yerros. Si acaso Dios te ha escogido tam-
en Francia. Y como el rey amenazase bién para este género de bienaventuran-
a los monjes cistercienses de toda Ingla- za, adora reverente sus juicios y dale
terra con echarles de su reino, el santo, gracias por tan inestimable favor.
por no serles ocasión de tan grave daño, Oración: Oh Dios, por cuya Iglesia el
dejó aquel monasterio, y pasó a otro. Fi- glorioso pontífice santo Tomás murió a
nalmente, después de muchas alteracio- manos de los impíos, concédenos que
nes v dificultades, el rey de Francia con todos los que imploran su auxilio, reci-
ruegos y el papa con amenazas apreta- ban el saludable efecto de su petición. Por
ron tanto a Enrique, que se aplacó, se r e - nuestro- Señor Jesucristo. Amén.

377
S. Sabino, obispo y sus compañeros, mártires. 30 de diciembre.
(t 304)

tua de Júpiter, hecha de coral y


de oro: y el santo, tomando el
ídolo €n sus manos, lo arrojó al
suelo, y lo hizo pedazos. Ordenó
el presidente que allí mismo le
cortasen las manos al santo obis-
po, y extendiesen en el potro a
Exuperancio y a Marcelo y los
moliesen a palos hasta matarlos,
a los cuales no cesó de animar
Sabino hasta que murieron. Se-
rena, dama cristiana y riquísima,
visitó al santo en la cárcel, y le
rogó que curase a un sobrino que
estaba ciego, y el mártir le al-
canzó luego la vista. Con este mi-
lagro se convirtieron quince p r e -
sos. También el gobernador Ve-
nustiano fué atormentado con
La rabia y crueldad de los gentiles grandes dolores en los ojos, por espacio
eontra los fieles habían llegado a tal ex- de un mes, y por esta causa no pasó
tremo en tiempo de Diocleciano y Maxi- adelante en el suplicio del santo obispo,
miano, que por edicto imperial se habían y como el dolor creciese cada día, y le
puesto ídolos en todos los mercados, en dijesen que Sabino acababa de dar la
los molinos públicos, en los hornos, en los vista a un ciego, fué a la cárcel con su
caminos, en los mesones, en las fuentes mujer y dos hijos y rogó al santo que le
públicas, en los pozos y en los ríos, para perdonase los tormentos que le había he-
que nadie pudiese tomar agua, moler t r i - cho sufrir, y le aliviase los que él pade-
go ni comprar cosa alguna sin que h u - cía en los ojos. Respondióle el santo que
biese adorado antes a los simulacros de alcanzaría esta gracia si quería creer en
los falsos dioses. Pero el Señor suscitaba Jesucristo y se bautizaba. Aceptó el go-
ilustres héroes que con su celo apostó- bernador el partido, y arrojando al río
lico, su ejemplo y sus prodigios, alenta- los pedazos del ídolo de coral, pidió al
ban a los fieles a menospreciar todos los santo que le instruyese en la fe, y al ins-
artificios de aquella tiranía infernal: y tante se halló curado, y recibió el bau-
uno de estos héroes cristianos fué el ad- tismo con toda su familia: lo que habien-
mirable san Sabino, obispo de Espoleto do llegado a oídos del emperador, mandó
en Umbría: el cual, cuando más arrecia- que les cortasen la cabeza. Finalmente,
ba la persecución, y se veían en todas Lucio, sucesor de Venustiano, hizo con-
partes horcas levantadas, hogueras en- ducir a Espoleto a san Sabino, donde le
cendidas, potros, calderas de aceite hir- mandó azotar con látigos forrados de plo-
viendo, uñas de hierro y otras invencio- mo, hasta que expiró.
nes de torturas, recorrió todas las ciu- Reflexión: ¡Cuánta verdad es que j a -
dades y pueblos de la provincia, conso- más Dios se deja vencer en generosidad
lando y esforzando a los fieles, con sus de sus siervos! Si como san Sabino r e -
exhortaciones y con los santos sacramen- siste denodado y confiesa su fe, parece
tos. Noticioso al fin el gobernador de que pone a su disposición toda su omni-
Toscana, llamado Venustiano, de que el potencia, según, son los milagros y con-
obispo Sabino estaba en Asís y que no versiones que obra. Por muchos sacrifi-
cesaba día y noche de alentar a los cris- cios que hagas por El, siempre serán ma-
tianos y visitar aun a los que estaban es- yores las gracias que te conceda.
condidos en cuevas subterráneas, pasó a Oración: ¡Oh Dios omnipotente! Vuel-
Asís y le hizo buscar y prender junta- ve tus ojos compasivos sobre nuestra de-
mente con Exuperancio y Marcelo, sus bilidad, y pues nos agrava el peso de
diáconos, y cargado de cadenas los ence- nuestras miserias, concédenos la protec-
rró en una horrorosa cárcel. Pocos días ción del bienaventurado Sabino, tu m á r -
después los hizo presentar a su tribunal, tir y pontífice. Por Jesucristo, nuestro Se-
y les mandó adorar una pequeña esta- ñor. Amén.

378
San Silvestre I, papa. — 31 de diciembre.
(f 335)
San Silvestre, gloria y orna-
mento de la Iglesia católica, fué
hijo de un noble romano, por
nombre Rufino. Desde su niñez
estuvo bajo la dirección de u n
sabio y virtuoso sacerdote, lla-
mado Girino, cuyas virtudes co-
pió en su inocente alma. Admira-
do el pontífice san Marcelino
de las buenas disposiciones y en-
tereza de costumbres de Silves-
tre, le confirió las sagradas ór-
denes. En el corto espacio de al-
gunos años murieron los papas
san Marcelino, san Marcos, san
Eusebio y san Melquíades, a cu-
ya muerte fué elegido por suce-
sor suyo en el pontificado san
Silvestre, que se había ya gana-
do los corazones de los fíeles, por consi- expensas inútiles, a fin de poder dotar
derarle como sólida columna de la santa las iglesias y de atender a las obras de
Iglesia y sol resplandeciente que brillaba beneficencia. Tomó un cuidado muy es-
en aquel tiempo de tenebrosas supersti- pecial de los judíos, procurando conven-
ciones y prácticas gentílicas. Acababa de cerlos de que era ya venido el Mesías
triunfar Constantino el Grande de su que ellos esperaban, que habían pasado
enemigo Majencio: y el emperador de- ya las figuras y venido la realidad, que
volvió la paz a la Iglesia, la cual pudo en ellas se figuraba: hasta que después
salir a la luz del día y dejar la oscuri- de veintitrés años de un pontificado no
dad de las catacumbas, a que se hallaba menos ilustre que trabajoso, pasó al eter-
condenada por las crueldades de los im- no descanso.
píos perseguidores de los cristianos. El
papa san Silvestre fué el que recabó de Reflexión: ¡Qué rayos tan claros de
Constantino que asistiese al primer con- virtud y saber no derramó san Silvestre
cilio ecuménico que se celebró en Nicea desde el alto puesto del pontificado! Por-
para condenar los errores del blasfemo que aunque es verdad que la luz a l u m -
Arrio, y obtuvo del emperador que pro- bra siempre, se derrama más su r e s -
tegiese a la santa Iglesia contra la fie- plandor cuando se la coloca sobre el can-
reza y audacia de los arríanos. San Sil- delero. Muy cierto es también que los
vestre envió sus legados a Francia a p r e - elevados puestos no hacen grandes a los
sidir e n el concilio de Arles para anate- pontífices, ni las acciones más brillan-
matizar los errores de los donatistas y tes son las que forman los más grandes
cuartodecimanos. El proveyó con fortale- santos. ¡Infelices de la mayor parte de
za y magnanimidad a la universal Iglesia y los hombres si así fuese! No pudiendo lle-
especialmente a la romana, cabeza y m a - gar a elevadas dignidades, te quedarías
dre de las demás iglesias particulares. también con una santidad muy mediana.
Reconocida públicamente como divina la Pero consistiendo esta como consiste en
fe cristiana hasta entonces tan persegui- el exacto cumplimiento de sus deberes,
da y ultrajada, san Silvestre, con el auxi- y en el sacrificio y abnegación de tus
lio del emperador, hizo edificar en Roma gustos, están, puede decirse, en tu mano
ocho basílieas, donde se celebrasen con los grados de santidad a que quieras su-
la debida magnificencia los divinos ofi- bir. A mayor fidelidad en el cumplimien-
cios: formó reglamentos para la ordena- to de tus deberes, a mayor abnegación, co-
ción de los clérigos, para la administra- rresponde mayor santidad.
ción de los santos sacramentos, para el
socorro que debía prestarse a los sacer- Oración: Concédenos, te rogamos, oh
dotes necesitados, a las vírgenes consa- Dios todopoderoso, que la venerada so-
gradas a Dios y a los fieles todos que se lemnidad de tu confesor y pontífice el
./hallaban faltos de medios de subsistencia; bienaventurado san Silvestre, aumente
viviendo él muy parcamente y evitando nuestra devoción y nuestros merecimien-
tos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
pe ndi ce

Fiestas Movibles

/
San Pedro Nolasco, confesor y fundador 31 d e e n e r o .
(t 1258)
Nació este gran santo en el
Mas de las Paulas y en una de
las principales casas del Lan-
guedoc. Pasó los primeros años
de su juventud al lado de su ma-
dre viuda, siguió luego algún
tiempo al conde Simón de Mont-
fort, general de la cruzada con-
tra los albigenses; mas después
de la famosa batalla de Muret,
en la cual murió don Pedro de
Aragón, el conde confió a No-
lasco la educación del niño rey
don Jaime, que había quedado
prisionero. Desde entonces se
sintió llamado a la redención de
los cristianos cautivos que le en-
comendó Ntra. Señora de la Mer-
ced con manifiesta revelación.
Nolasco dio cuenta de ella a su confesor
san Raimundo de Peñafort, el cual le di- Sarniento de pasar a Tierra Santa para
jo que también había tenido la misma libertar a tantos cristianos que gemían
visión; pasaron luego los dos al palacio bajo el yugo de los moros. Mas estaba
del rey don Jaime y quedaron no poco ya colmada la medida de sus merecimien-
espantados cuando el rey les refirió la tos, y en el día del nacimiento del Re-
misma visión y orden de la Virgen. Por dentor divino, recibió la eterna gloria.
lo cual el día de san Lorenzo don Jaime Salió tal fragancia del cuerpo del santo,
con los de su corte y con todos los gran- que llenó todo el convento, rodeando al
des de Barcelona fué a la catedral, don- mismo tiempo su rostro un celestial r e s -
de san Raimundo desde la sagrada cáte- plandor. Siguióse una multitud de mila-
dra declaró al pueblo aquella revelación gros, por lo cual fué preciso tenerle al-,
y movió a todos a corresponder a la so- gunos días sin enterrar. En sabiendo su
berana voluntad de la Reina de los cie- muerte el rey, vino a visitar sus sagradas
los. Después del Ofertorio, el rey y san reliquias.
Raimundo presentaron a Nolasco a los Reflexión: Tal fué el origen de la ilus-
pies del obispo de Barcelona, el cual le tre Orden de Nuestra Señora de la Mer-
vistió el hábito blanco y escapulario de ced, que acabó gloriosamente con el bár-
la nueva Orden de la Merced, y antes de baro cautiverio de los moros. En la p r i -
comulgar el santo fundador, hizo los tres mera Congregación general veíanse m u -
votos de pobreza, castidad y obediencia, chos religiosos que habían sido ya vícti-
añadiendo un cuarto voto propio de los mas de su heroica caridad, porque a uno
hijos de este sagrado Instituto, por el faltaban los brazos y orejas, a otro la
cual se obligaba a solicitar limosnas y a nariz y a otro una pierna. Todos ellos se"
quedarse cautivo, si era menester para el habían cargado de cadenas por dar la li-
rescate de sus hermanos. Muchos varones bertad a sus hermanos. Ruego, pues, a
nobilísimos entraron en este glorioso Ins- los que esto leyeren, que miren bien
tituto, cuyo primer convento fué el pa- dónde se halla la verdadera caridad, por-
lacio de don Jaime el Conquistador. P a - que fuera de la religión católica y di-
só luego el santo a Valencia y a Granada, vina no hallarán u n solo ejemplo de tan
donde libertó a cuatrocientos cautivos y heroica virtud.
convirtió gran número de moros: pasó
después al rescate de los de Berbería, Oración: Oh Dios, que a ejemplo de tu
y allí se vio en la mazmorra cargado caridad enseñaste a san Pedro Nolasco
de cadenas: y volviendo a Barcelona con que enriqueciese tu Iglesia con la funda-
muchos cautivos libertados, quiso r e n u n - ción de un nuevo instituto para reden-
ciar humildemente al generalato de la ción de los cautivos cristianos, concéde-
Orden, mas sólo consiguió que le nom- nos por su intercesión que descargados
brasen un vicario. Llamóle a sí el rey de de las cadenas de los pecados, gocemos
Francia san Luis y le comunicó el pen- de una libertad eterna en la patria celes-
tial. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
383
San Gabriel de la Dolorosa, Confesor. — 27 de febrero.
(t 1862)
tender claramente que su vida
no era en el mundo sino en la
religión. Desde este momento
experimentó un cambio radical.
Consultó a varios religiosos y fi-
nalmente vio que era voluntad
de Dios que entrara en la Con-
gregación de la Sma. Cruz y P a -
sión de N. S. J. C. Obtenido el
consentimiento de su padre, voló,
acompañado de su hermano Luis,
dominico, al noviciado de Moro-
valle el 7 de setiembre del mis-
mo año y dejado el nombre de
Francisco tomó el de Gabriel de
la Dolorosa. Observó todas las
reglas, aún las más pequeñas, con
una puntualidad admirable. Hizo
los votos perpetuos el 21 de se-
San Gabriel de la Dolorosa nació en tiembre de 1857. El 15 de mayo de 1861
Asís el lo de marzo de 1838. A los tres recibió la tonsura. Su unión con Dios
años de edad quedó huérfano de madre. fué, tiempo adelante, más estrecha, só-
Obedientísimo 'a su padre, era muy com- lo le preocupaba el pensamiento de si
pasivo con los pobres. Aprendió las p r i - en algo disgustaba a Dios. Al acostar-
meras letras en las escuelas de los Her- se ponía la cruz sobre su pecho, pen-
manos de las Escuelas Cristianas, donde sando en ella pensaba en la Comunión, y
cuando hablaba al referirse a la cruz de
hizo su primera comunión con gran fer- Cristo hacía derramar lágrimas a los que
vor. Desde aquel día no dejó de frecuen- le oían. Fi'é ardiente devoto del Corazón
tar el sacramento eucarístico. Pasó a es- de Jesús. Nunca habló mal de nadie, de
tudiar humanidades y filosofía al colegio los malos e imperfectos se compadecía y
que en Espoleto dirigían los P P . de la hacía cuanto estaba en su mano en favor
Compañía de Jesús. Era naturalmente de los pobres, riguroso en la pobreza r e -
inclinado a la vanidad de los trajes y a ligiosa, admirable en la humildad y an-
las diversiones que, sin ser ilícitas, suele gelical en la pureza. En esta veloz carre-
proporcionar el mundo, bien que Dios que ra de santidad, un vómito de sangre ocu-
le quería santo y le llamaba a la perfec- rrido el 17 de febrero de 1862 le atajó
ción, le guardó de caer en pecado grave. los pasos. El 27 de febrero fué su último
Por dos veces al salir de gravísima en- día. Al acercarse la hora de su partida,
fermedad prometió a Dios abrazar vida oró con gran fervor, acudió a la Virgen
de perfección, y por dos veces se olvidó. de los Dolores, apretó contra su pecho el
Renovó el propósito al salir ileso de un crucifijo y pronunciando los nombres de
peligro en la caza. Olvidóse también. Llá- Jesús, María y José, murió plácidamente.
male Dios nuevamente con la muerte ca- En junio de 1908 fué beatificado y cano-
si repentina de María su hermana a la nizado el 13 de mayo de 1920.
que quería entrañablemente. Pidió licen-
cia a su padre para entrar en religión.
Disuadióle su padre con la esperanza de Reflexión: En medio de la corrupción
un casamiento ventajoso por lo cual vol- de costumbres puedes admirar cómo to-
vió Francisco a distraerse y a ocuparse davía florece la santidad y darte cuenta
en las cosas del mundo. Pero Dios lleno de que para alcanzarla no se requieren
de bondad y misericordia atrájole n u e - visiones, milagros ni grandes penitencias,
vamente con ocasión de la fiesta solemne sino ser dócil a las gracias que da Dios
que el día 15 de agosto dedica Espoleto a cada uno según su propio estado.
a una imagen antiquísima de la Virgen Oración: Dios que nos regocijas con la
de gran veneración. Porque en el año anual solemnidad del bienaventurado Ga-
1856 durante la procesión que se hizo en briel, concédenos propicio que al celebrar
aquel día, vio Francisco a la Virgen que su nacimiento para el cielo, imitemos
le miraba benignamente y le dio a en- también sus hechos. Amén.

384
Santo Toribio de Mogrobejo, Obispo y Confesor. — 27 de abril.
(t 1606)
Santo Toribio de Mogrobejo
nació de padres nobles en la ciu-
dad de Mayorga, del reino de
León el año 1538. Estudió letras
humanas y derecho canónico en
Valladolid y Salamanca sin des-
cuidar por eso la oración y los
ejercicios de piedad a los cuales
dedicaba la mayor parte del
tiempo. Fué tan amante de la
castidad que habiéndose intro-
ducido en su aposento una m u -
jer liviana y no bastando sus p a -
labras para apartarla de su m a l -
vado intento, la arrojó de allí
con la ayuda de un tizón encen-
dido. Castigó su cuerpo con ma-
ceraciones, ayunos y vigilias y
fué en peregrinación, a pie des-
calzo, hasta Compostela, donde veneró ciendo imprimir en ella «La Doctrina
las reliquias del Apóstol Santiago. Ha- Cristiana», primer libro impreso en A m é -
biendo sido nombrado por el pontífice rica del Sud. Finalmente, esclarecido en
Gregorio XIII inquisidor de la Iglesia de milagros sucumbió a tantas fatigas, mien-
Lima, partió para América, donde des- tras visitaba su diócesis. Al recibir el
plegó en su nuevo ministerio tal solici- Santo Viático exclamó «Mi alma se inun-
tud por la salvación de aquella nueva da de regocijo porque me anuncian que
cristiandad, que en breve se vio acrecen- pronto iré a la casa del Señor.» Después
tada en fervor y número. Los domingos
explicaba al pueblo la doctrina cristiana, de su muerte obró Dios por su interce-
no solo en las iglesias de la ciudad sino sión innumerables prodigios que confir-
también en' los pequeños villorrios dise- maron la santidad de su vida. Por lo cual
minados por la campaña. En 1581 pasó a el Sumo Pontífice Benedicto XIII inser-
ocupar la sede arzobispal de Lima, donde tó su nombre en el catálogo de los Santos.
reunió su primer Concilio provincial y
varios sínodos diocesanos según las nor- Reflexión: Decía el papa San Grego-
mas del Concilio de Trento. Muchos de rio, comentando la parábola del Buen
sus decretos, confirmados por la Sede Pastor: «¿Quién, estando dispuesto a dar
Apostólica, rigen aún hoy día en varias su alma que es el principio de la vida,
diócesis de América. Brilló su celo pas- negará los auxilios materiales, cosas ex-
toral en la enmienda general de las cos- teriores a nosotros y que sólo ayudan a
tumbres, en la construcción de colegios conservarlas?» Nadie se extrañará que
para la educación de la juventud, en la habiendo deseado el Santo continuamen-
reforma d*el clero y en el mantenimiento te el martirio en aras de su rebaño se
de monasterios y casas donde se recogie- hubiese despojado de todos sus haberes
sen las doncellas cuyo honor peligraba; en favor de los pobres, los indios y los
esclavos. Camino inverso al de los con-
» Visitaba asiduamente las parroquias de su quistadores terrenales, pero mucho más
inmensa diócesis aliviando las miserias glorioso, pues si estos eran temidos mien-
de los pobres a quienes llamaba «sus tras vivieron, el Santo fué amado en v i -
acreedores», repartiendo entre ellos todos da y después de su muerte hasta el día
sus beneficios y administrando el sacra- de hoy, y glorificado en el supremo honor
mento de la Confirmación. Se dice que de los altares.
la recibieron de sus manos más de ocho- Oración: Dígnate Señor, custodiar a t u
cientas mil personas. Soportó con magna- Iglesia por la continua intercesión de tu
nimidad y grandes deseos del martirio las bienavuentrado Toribio, pontífice y con-
frecuentes contradicciones que suscitara fesor; y así como su pastoral solicitud h i -
en los tibios su intrepidez apostólica. zo su nombre glorioso, así también sus
Contribuyó al progreso de las letras in- ejemplos nos enfervoricen en tu amor.
-' troduciendo en el Perú la imprenta y h a - Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

385
Santa Juana de Arco, Virgen. — 30 de mayo.
(f 1431)
coronado en-Reims el 27 de julio
de este año. Tomó Juana parte
en las batallas no haciendo uso
de las armas, sino empuñando el
estandarte, limpió de rameras
el ejército, hizo confesar y co-
mulgar a los soldados y llevó una
vida purísima y angelical en el
desenfreno del campamento. Por
traición fué entregada en Com-
piégne a los borgoñones que, por
dinero, pusiéronla en manos de
los ingleses. Padeció gravísimas
injurias y humillaciones durante
el proceso que le hizo un tribu-
nal eclesiástico vendido a los
ingleses que la declaró hereje,
hechicera y escandalosa por ves-
tir traje varonil que sólo usaba
Continuaba la guerra comenzada en para defender su pureza en su vida mili-
1340 entre Francia e Inglaterra en 1412, tar. Relegada al brazo seglar, fué conde-
cuando el día 6 de febrero de este año, nada a la hoguera, en Rúan, en 1431. An-
la admirable' Juana hija de Santiago A r - tes del suplicio confesó y comulgó con
co y de Isabel Romé, modestos labrado- gran fervor, hizo arbolar una cruz ante
res, nació en la aldea de Dqmremy, al ella y protestó que no reconocía más Igle-
sud de Vaucouleurs en Lorena. Después sia que la de Jesucristo en la que el Papa
de Crecy, dio la reina, en virtud de un es su vicario, y pronunciando el nombre
tratado, con la mano de Catalina hija de de Jesús expiró. Apaciguadas las discor-
Carlos VI la regencia de Francia a Enri- dias, Carlos VII ordenó la revisión del
que V de Inglaterra. El delfín, Carlos proceso, aceptólo el papa Calixto III y el
VII, entregado a los placeres, sufrió de- 7 de julio de 1456 poclamó el tribunal le-
rrota tras derrota. Los ingleses llegaron gítimo la invalidez de la sentencia y la
a sitiar Orleans. Pero Dios, en sus ines- inocencia de la víctima. Alabaron su san-
crutables designios suscita a la prodigiosa tidad sus coetáneos como el canciller Juan
doncella de Domremy para defender la Gerson, san Antonio de Florencia y el
patria. Dulce y apacible, y temerosa de que después fué Pío II, proclamáronla
Dios, Juana recibía con frecuencia los los inauditos honores que le tributaron
sacramentos, era devotísima de la Vir- los pueblos y la ratificaron innumerables
gen, amantísima de los pobres y se en- milagros. León XIII admitió la introduc-
tregaba asiduamente a la oración. A los ción de la causa el 27 de enero de 1894;
13 años de edad se le apareció un ángel fué beatificada en la Dominica in albis
resplandeciente de luz y poco después el de 1099 y solemnemente canonizada el 16
arcángel san Miguel que le mandó aban- de mayo de 1920.
donar a sus padres y aldea y presentarse
al rey. Añadióle que dejara todo temor *
porque santa Catalina y santa Margarita Reflexión: Al ejemplo de tan prodi-
no la desampararían un punto. Vencidas giosa doncella verás cuan santa y pía es
muchas dificultades, recibióla el delfín en la obediencia a los mandatos de Dios por
el castillo de Chinon donde oyó de sus difíciles que sean, puesto que es El mis-
labios que la destinaba Dios para salvar a mo, El-que manda y El que da fuerzas
Orleans y coronar al delfín en Reims. para obedecer.
Dejóla Carlos hacer la prueba. Juana
vestida de guerrero y arbolando el estan- Oración: Dios que suscitaste a la bien-
darte real, entusiasmó al ejército y puso aventurada virgen Juana para defender
en huida a los ingleses que la miraron la fe y la patria, te rogamos que por in-
como una aparición sobrenatural. Orleans, tercesión de ella, vencidas las asechanzas
tomados por Juana varios castillos y for- de los enemigos, goce tu Iglesia de per-
talezas, se vio libre en 1429 y el delfín fué petua paz. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.

386
San Francisco Solano, Confesor. — 24 de julio.
(t 1610)
San Francisco Solano, apóstol
de Tucumán y del Perú, nació
en la ciudad de Montilla, en Es-
paña, de familia no menos escla-
recida por su nobleza que por su
piedad. Desde niño dio muestras
de aquellas virtudes que habían
de florecer más tarde en el hom-
bre y se asegura que conservó
intacta hasta su muerte la ino-
cencia bautismal. Llegado a la
adolescencia pidió y obtuvo ser
admitido en la Orden del Será-
fico Padre San Francisco, donde
se distinguió por su humildad y
por el rigor de sus austeridades.
Resplandeció su heroica caridad
en el cuidado de los enfermos
durante la peste que asoló casi
todas las provincias de Andalucía, lle- mas que le impedían continuar. Publicó
vando a los apestados junto con la asis- Dios la virtud de su siervo por medio de
tencia corporal los consuelos de la reli- estupendos milagros: resucitó varios
gión. Como la fama de su virtud y su lina- muertos; hizo brotar fuentes de agua cris-
je lo hicieran célebre en todo el reino, p i - talina en medio de áridos desiertos; atra-
dió a los superiores ser enviado a las m i - vesó ríos torrentosos valiéndose de su ca-
siones del África donde deseaba extender pa como de barca; sujetó a su imperio las
el reino de Cristo y derramar por él su fieras de la selva. Fué especial devoto del
sangre. Pero Dios que le tenía destinado seráfico doctor San Buenaventura, en cu-
a otras conquistas le deparó las misiones ya festividad pasó a recibir la corona eter-
del Nuevo Mundo. Fué el Tucumán el na en el año 1610. Después de muerto,
primer campo de sus tareas apostólicas. su semblante que era más bien trigueño
Recorrió casi todas las provincias del nor- quedó revestido de una blancura y clari-
te argentino: el Tucumán, Córdoba, La dad celestial. Por los prodigios que Dios
Rio ja, fueron testigos de su actividad. obra a diario por su interseción es llama-
En esta última ciudad, habiendo los in- do el Taumaturgo del Nuevo Mundo.
dios determinado acabar con los cristia-
nos y congregándose para este fin varios *
millares de ellos, el santo acudió a su en-
cuentro sin más armas que la palabra de
Dios y hablándoles en un solo idioma, con Reflexión: Vemos en los prodigiosos
ser los infieles de lenguas distintas, cada trabajos apostóliocs de San Francisco So-
cual le entendía en la suya. Y no sólo les lano cómo se cumple la parábola del
hizo deponer las armas sino que convirtió grano de mostaza que siendo la más pe-
de ellos a unos nueve mil. Después de queña de las semillas, crece hasta con-
evangelizar catorce años las provincias de vertirse en u n árbol frondoso. ¿Quién
Córdoba del Tucumán y del Paraguay dudará del origen divino de una religión
fué destinado al reino del Perú a que de principios tan humildes llega a
cuya capital, cual nuevo Jonás, ame- convertirse por medios prodigiosos en el
nazó con la ira divina e inminentes árbol que cobija al mundo entero?
castigos si no hacía penitencia de sus
liviandades. Los limeños, tocados de *
la gracia por la palabra del santo, h i -
cieron pública penitencia con gran pesar Oración: Oh Dios que por medio del
y aborrecimiento de su vida pasada. Era bienaventurado Francisco condujiste al
tal su amor a la Santísima Virgen que seno de tu Iglesia innumerables gentes;
a menudo, al hablar de ella en los ser- aparta, por sus méritos y ruegos, tu in-
mones, era arrebatado en éxtasis. Varias dignación de nuestros pecados, y concede
veces, al comentar la Sagrada Pasión de benignamente a los pueblos que te ig-
Nuestro Señor, hubo de interrumpir sus noran el temor de tu santo nombre. Por
palabras a causa de los sollozos y lágri- Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Santa Margarita María Alacoque, Virgen. — 17 de octubre.
(t 1690)
Maestro le encargó comunicar a
los hombres la ardiente caridad
de su Corazón Sagrado hacia
ellog. En la segunda revelación
que fué el año siguiente, le exigió
la comunión del primer viernes
de cada mes y una hora de ora-
ción en la noche del jueves al
viernes; y en 13 de junio, día de
Corpus de 1675 tuvo lugar la cé-
lebre revelación en la que le pi-
dió que en el primer viernes des-
pués de la octava de Corpus, se
dedicara una fiesta a su Cora-
zón divino en la que se comul-
gase en reparación de las inju-
rias que especialmente recibía
estando de manifiesto en los al-
tares. Margarita maestra de no-
vicias, consagró éstas al Sagrado Cora-
Margarita María nació el 22 de julio de zón. Fué grande la perturbación en el
1647 en la aldea de Lhautecour en la Bor- convento por semejante novedad. Con-
goña francesa. Destinada por Jesucristo tra toda clase de obstáculos fué tan evi-
para dar a conocer su Corazón a los dente y poderosa la acción de Jesucristo,
hombres, la llenó, ya desde el comienzo que la imagen de su Corazón fué puesta
de su vida, de.gracias singulares y le in- en el coro y se le edificó una capilla que
fundió gran horror a toda imperfección, fué inaugurada y bendecida el 7 de se-
y una inclinación tan vehemente a la tiembre de 1688 en que toda la comuni-
pureza que repetía constantemente: «Dios dad se consagró al Sagrado Corazón. Lle-
mío, os consagro mi pureza y hago voto gó el momento en que la fuerza de los do-
de castidad.» Llevóla Dios por el camino lores y del amor intenso a Jesús desató
del dolor, de modo que toda su vida la a Margarita de los lazos de la carne y
pasó en padecer y en amar a Jesucristo. su alma voló a los brazos de Jesús el 17
Muerto su padre, cuando ella tenía cua- de octubre del año 1690," cuando contaba
tro años, sufrió la escasez y la humilla- 43 años de edad. Canonizóla Benedicto
ción por haberse encargado del gobierno XV el 13 de mayo de 1920.
de su casa a personas extrañas. Las cuales
en todo se opusieron a que abrazara la
vida religiosa que finalmente logró, en- Reflexión: Por aquí te persuadirás de
trando e n ' e l monasterio de la Visitación que es absolutamente necesario para sal-
de Paray-le-iMonial en 1671, en el cual, varse y santificarse conocer, amar y ser-
el 25 de agosto tomó el hábito y a 6 de vir a Jesucristo, y pura ilusión creer que
noviembre de 1672 profesó. Siempre obe- se puede ir al cielo sin guardar las leyes
dientísima,'y mortificada, anduvo por ca- y preceptos que El nos ha impuesto. Y
minos tan levantados que no poco duda- porque nos ha dado u n medio eficaz para
ron primero la maestra de novicias en salir de la frialdad espiritual y vencer
concederle los votos, y hechos estos, las las tentaciones por medio de la devoción
superioras que se sucedieron Madres Sau- al Sagrado Corazón, muy responsable se-
maise y Greyfié en entender que era espí- rá delante del divino juez el que no se
ritu de Dios el que la guiaba. A este fin salva, de no haber acudido a tiempo al
la sujetaron a todo linaje de contradic- Sagrado Corazón de Jesús.
ciones, desaires y severidad de trato. En
el que tenía con Dios eran las visiones, Oración: Señor mío Jesucristo que m a -
éxtasis y comunicaciones diarias conti- ravillosamente revelaste a la bienaven-
nuas y extraordinarias. En estas angús-' turada • virgen Margarita los escondidos
tías proporcionóle el Señor el auxilio del tesoros de tu Corazón, concédenos, por
P. Claudio de la Colombiere. Preparada los méritos e imitación de ella que, amán-
ya Margarita, el 27 de diciembre de 1673, dote en todo y sobre todo, merezcamos
fiesta de san Juan Evangelista, el divino morar perennemente en tu propio Cora-
zón. Así sea.

388
Nuestra Señora de Lujan
Por el año 1630 vivía en Cór-
doba un piadoso hacendado por-
tugués, quien deseando dedicar
una capilla a la Madre ( de Dios
i en su estancia de Sumampa, pidió
I a un amigo suyo residente en el
k Brasil le enviara una imagen de
• ' Nuestra Señora. Este le envió
dos pequeñas estatuas de la pu-
ra y limpia Concepción, las cua-
les llegadas a Buenos Aires fue-
fc ron confiadas para su traslado a
una tropa de carretas que se di-
rigía a las provincias del norte.
Vadeado el río Lujan detúvose la
caravana frente a una humilde
choza, morada a la sazón de cier-
to individuo dueño de una estan-
cia sita en las inmediaciones,
'•'¿. donde hizo noche. Al día siguiente reanu- en 1887 se colocó la piedra fundamental
dóse la marcha, pero por más esfuerzos que de la suntuosa basílica actual, inaugura-
hicieron las robustas bestias para mover da en 1910. En aquel mismo año fué so-
el vehículo de las sagradas imágenes, n e - lemnemente coronada. Innumerables y
gábase a rodar como enclavado en la tie- continuos son los portentos con que la
ra por invisible fuerza. Añadiéronse n u e - virgen favorece a sus fieles devotos co-
vas yuntas de bueyes, azuzándolos los mo la atestiguan los millares de exvotos
carreteros con igual resultado. Aconseja- suspendidos en las paredes del templo y
j. ron entonces al dueño del carretón que las frecuentes peregrinaciones que de to-
V los descargara de cuantos bultos llevaba, das las provincias argentinas y países ve-
* que eran a la verdad bien pocos. Así se cinos acuden al célebre santuario.
í<-, hizo y al punto se movieron los animales
/\ sin el menor esfuerzo. Discurriendo en- «
''', tonces en tan inexplicable suceso algún
- prodigio de lo alto, repitióse la prueba
; varias veces comprobándose que el im- I Reflexión: No es uno solo el portento
pedimento provenía de uno de los cajo- obrado por nuestra amadísima Patrona; la
nes. El cual abierto resultó contener una copia incalculable de ofrendas que ador-
hermosa efigie de la Purísima Concep- nan su altar proclaman el inmenso n ú m e -
ción. Al punto todos los presentes postra- ro de extraordinarios beneficios concedi-
dos en tierra veneraron a la Madre de dos por su mano maternal a los que en
Dios que por modo tan singular había ella confiaron: y los exvotos de oro y
querido elegir aquella tierra para morar plata que penden allí, diciendo están con
en ella. La imagen fué depositada en el elocuente y poderosa voz que es superior
aposento más decente de la choza cerca- el número de lágrimas enjugadas en el
na transformado en modesta capilla. Ve- santuario al de los granos de arena que
nía „en la expedición u n pequeño esclavo afianzan las piedras de sus muros.
africano, el negrito Manuel, que duran-
te cuarenta años se dedicó al cuidado de *
la imagen, muriendo en opinión de san-
tidad después de haber experimentado in- Oración: Vuelve, Señor, propicio tus
numerables favores del cielo. En 1685 se ojos a la devoción de tu pueblo y por los
edificó la primera capilla alrededor de la méritos e intercesión de la Bienaventu-
cual comenzó a surgir una pequeña po- rada Virgen María concédenos los dones
blación que andando el tiempo habría de de tu gracia en esta vida y la salud eter-
ser la Villa de Lujan. Otras dos capillas na en los cielos. Por Jesucristo Nuestro
m cobijaron la sagrada imagen, hasta que Señor. Amén.

389
Resurrección gloriosa del Señor.
Pascua de Resurrección (se celebra el 'domingo siguiente al plenilunio del
equinocio de primavera)
Tomando ellos el dinero, obra-
ron conforme a la instrucción que
se les dio, y la noticia de esto ha
corrido entre los judíos hasta el
día de h o y , (Matth. XXVII,
Marc, XVI). — Aquel mismo
día, primero de la semana, sien-
do ya tarde y estando cerradas
las puertas de la casa donde se
hallaban reunidos los discípulos
por temor de los judíos, vino J e -
sús; y apareciéndose en medio de
ellos, les dijo: «La paz sea con
vosotros»: mas ellos turbados y
espantados imaginaban ver a l -
gún espíritu. Díjoles Jesús: «¿De
qué os asustáis, y por qué ha-,
béis de pensar tales cosas? Mirad
mis manos y mis pies, que yo
La gloriosísima y alegrísíma Resurec- mismo soy; palpad y miradme; que un
ción de nuestro Señor Jesucristo se r e - espíritu no tiene carne ni huesos, como
fiere en el sagrado Evangelio por estas veis que yo tengo.» Dichas estas palabras
palabras: — Al día siguiente después de mostróles las manos y los pies y el costa-
Parasceve, los príncipes de los sacerdotes do, y echóles en cara la dureza de su co-
y fariseos acudieron juntos a Pilato, y le razón por no haber creído a los que ya le
dijeron: «Señor, nos hemos acordado de habían visto resucitado. Mas como aun
que aquel impostor cuando estaba aún en no acababan de creer lo q u e veían, estan-
vida andaba diciendo: Después de tres do como estaban enajenados de júbilo y
días resucitaré. Manda, pues que se cus- asombro, les dijo Jesús: «¿Tenéis ahí al-
todie el sepulcro hasta el tercero día; no go de comer?» Ellos le presentaron una
sea, que vayan allá sus discípulos y lo ración de pescado asado y u n panal de
hurten, y digan luego a la plebe: Ha r e - miel. Y habiendo comido delante de ellos,
sucitado de entre los muertos, y sea el tomó las sobras y se las dio. Llenáronse,
postrero error peor que el primero.» Res-
pondióles Pilato: «Ahí tenéis a vuestra pues de alegría los discípulos con la vista
disposición la guardia: id, y ponedla co- del Señor (Joann., XXI).
mo os parezca.» Con eso, yendo al lugar *
del sepulcro, lo aseguraron bien, sellando
la piedra, y poniendo guardas de vista. Reflexión: La gloriosa Resurrección de
Mas Jesús resucitó al amanecer del pri- Jesucristo, manifestada por espacio de
mer día de la semana. El ángel del Señor cuarenta días con muchas y singularísi-
descendió de los cielos, y llegándose r e - mas apariciones que pueden leerse en los
volvió la losa del sepulcro. Su rostro era cuatro Evangelios, es la prueba más evi-
deslumbrador como un relámpago y su dente e irrefragable de su Divinidad. Es
vestidura blanca como la nieve. A su vis- también un divino testimonio de nuestra
ta los guardas quedaron yertos de es- esperanza; pues habiendo resucitado el
panto y como muertos. Viniendo después Señor, también nosotros, como él nos di-
algunos de ellos a la ciudad, contaron a jo, resucitaremos.
los príncipes de los sacerdotes lo que h a -
bía acaecido: y congregados estos en
asamblea con los ancianos tuvieron su
consejo, y dieron una grande suma de Oración: ¡Oh Dios! que en el día de
dinero a los soldados con esta adverten-
cia: «Habéis de decir: Estando nosotros hoy nos has abierto la entrada de la
Eternidad por tu Unigénito vencedor de
durmiendo, vinieron de noche sus discí- la muerte, favorece con la ayuda de tu
pulos, y lo hurtaron. Y si esto llega a gracia las súplicas que nos has inspirado
oídos del presidente, nosotros le aplaca-
remos, y os sacaremos a paz y a salvo. previniéndonos con ella. Por el mismo J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.

390
La gloriosa Ascensión del Señor.
! » A los 40 días después de la Resurrección
Después de l a bienaventurada
y gloriosa Resurrección de Nues-
tro Señor Jesucristo, en la cual
fué levantado por el divino po-
der aquel verdadero Templo de
Dios que la impiedad de los ju-
díos había derribado; se han
cumplido hasta • hoy cuarenta
santos días, ordenados por dispo-
sición divina para nuestro prove-
cho y enseñanza; a fin de que
mientras dilataba el Señor todo
este espacio su presencia corpo-
ral, se confirmase con los argu-
mentos necesarios la fe de su r e -
surrección. Porque la muerte de
Cristo había turbado mucho los
ánimos de los discípulos, y con
el suplicio de la cruz, y la muer-
te de su Señor, y el entierro de su ca- el maligno enemigo hizo caer en la feli-
dáver, habían caído en gran tristeza y cidad de la primera mansión, los colocó
en cierto desfallecimiento y desconfian- el Hijo de Dios incorporados a sí a la
za. Por esta causa los dichosos apóstoles diestra del Padre: con el cual vive y rei-
y todos los discípulos que andaban teme- na en unidad con el Espíritu Santo Dios,
rosos sobre el suceso de la cruz,, y dudo- por todos los siglos de los siglos. Amén.
sos en la fe de la resurrección, de tal (Serm. I, Sancti Leonis Papae, de As-
manera se consolaron con la evidencia de cens. Domini.)
la verdad, que al subir el Señor a las*
alturas de los cielos, no experimentaron Reflexión: ¡Qué gozo no infunde en el
tristeza alguna, antes, bien se llenaron de corazón humano la exaltación de Cristo
grande gozo. Y verdaderamente era en este día y qué ansias tan vehementes
grande e inefable la causa de su alegría, no se despiertan en él de acompañarle en
cuando a vista de aquella santa multi- su gloria! Pues Cristo primero se abatió
tud se levantaba la naturaleza del linaje y se humilló. Las afrentas e ignominias
humano sobre la dignidad de todas las de la Pasión, precedieron al triunfo de
criaturas celestiales, para sublimarse so- su ascensión gloriosa. Humillarse, pues,
bre los coros angélicos, y encumbrarse padecer afrentas y desprecios del m u n -
sobre la alteza de los arcángeles; y no do, he ahí el medio seguro de ser parti-
parar en ninguna altura por sublime que cipantes de su dicha. Quien se humilla
fuese, hasta ser recibido en el solio del será ensalzado: a mayor humillación, co-
eterno Padre, para asociarse a la gloria rresponde mayor encumbramiento: a una
de su trono, como su divina naturaleza humillación como la de Cristo, una exal-
se había asociado a la.humana, en la di- tación como la de Cristo también. ¿Eres
vina persona de su Hijo. Ahora, pues, ya pobre porque el Señor te ha puesto en
que la Ascensión de Cristo es una eleva- ese estado que Cristo escogió para sí? ¿Te
ción de nuestra naturaleza, y a donde su- desprecian los malos porque eres bueno?
bió primero la gloria de la cabeza, allá Mil veces dichoso tú, si no desmayas. Ce-
es llamada la esperanza del cuerpo, ale- sará esa afrenta y ese abatimiento: y en
grémonos con grande gozo y con piado- día no lejano quizás, oirás sobre ti la voz
sas acciones de gracias celebremos nues- de Dios que te dice: Alégrate, siervo b u e -
tra dicha, porque hoy no solamente he- no y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
mos sido confirmados en la esperanza de
poseer el paraíso, sino que también he- Oración: ¡Oh Dios omnipotente! rogá-
mos ya entrado en persona de Cristo en rnoste nos concedas que los que creemos
aquel reino soberano de los cielos, alcan- que tu unigénito Redentor nuestro el día
zando mayores bienes por la gracia de de hoy subió a los cielos, vivamos tam-
Cristo, que los que por envidia del dia- bién con nuestro espíritu en las moradas
blo habíamos perdido: porque a los que celestiales. Por el mismo Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.

391
La venida del Espíritu Santo.
A los 50 días después de la Resurrección
Judea y de Capadocia, del Ponto
y del Asia, los de Frigia, de Pan-
filia, y del Egipto, los de la Li-
bia, confinante con Cirene, y los
que han venido de Roma, tanto
judíos, como prosélitos, los Cre-
tenses y los Árabes, los oímos
hablar en nuestras propias len-
guas las maravillas de Dios.»
(Hechos de los Apóstoles, cap.
II). Los efectos que obró el Es-
píritu Santo en los apóstoles fue-
ron tan admirables como las
obras con que asombraron al
mundo. Infundióles una celestial
sabiduría para que entendiesen
y comprendiesen los misterios al-
tísimos de Dios que habían de
predicar; imprimióles en sus co-
La admirable venida del Espíritu San- razones la ley de gracia, alentándoles so-
to refiérese en el libro de los Hechos de berana fuerza para cumplirla perfectísi-
los apóstoles por estas palabras: «Entra- mamente, y sobre todo los abrasó con
dos los apóstoles en la ciudad de Jerusa- u n amor tan encendido, tan ardiente y
lén, subiéronse a una habitación alta, fervoroso, que si mil vidas tuvieran, las
donde tenían su morada Pedro y Juan, ofrecieran por Cristo. Este fuego de amól-
Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bar- es el que los animaba para que saliesen
tolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo luego al encuentro a todo el poder del
y Simón llamado el Celador y Judas her- mundo y del infierno: y para decir en
mano de Santiago. Todos los cuales, ani- pocas palabras lo que obró por ellos este
mados de un mismo espíritu, persevera- divino Espíritu en esta venida, no es me-
ban juntos en oración con las piadosas nester sino considerar la conversión del
mujeres, y con María la madre de Jesús mundo que resultó de ella por la predi-
y con los hermanos o parientes de este cación de los sagrados apóstoles; los cua-
Señor. Al cumplirse, pues, los días de les, no eran más que doce pobres y des-
Pentecostés, estando todos juntos en un preciados pescadores, sin elocuencia ni
mismo lugar, sobrevino de repente del sabiduría humana, sin favores ni amista-
cielo un ruido, como de viento impetuoso des de príncipes.
que soplaba, y llenó toda la casa donde Reflexión: Además de aquella primera
estaban. Al mismo tiempo vieron apare- venida tan visible y prodigiosa del Es-
cer unas como lenguas de fuego, que se píritu Santo, hay otra invisible que siem-
repartieron y se asentaron sobre cada uno pre dura y obra cosas muy admirables
de ellos: entonces fueron llenos todos en las almas de los justos enriquecién-
del Espíritu Santo, y comenzaron a ha- dolas con sus dones y con su real presen-
blar en diversas lenguas las palabras que cia. El es el que alumbra con soberana
el Espíritu Santo ponía en su boca. Ha- luz su entendimiento, el que enciende en
bía a la sazón en Jerusalén, judíos pia- amor de Dios su voluntad; de manera que
dosos y temerosos de Dios, de todas las los que le reciben por una sincera con-
naciones del mundo. Divulgado pues, este versión se sienten como trocados en otros
suceso, acudió una gran multitud de ellos, hombres muy diferentes de los que antes
y quedaron atónitos, al ver que cada eran.
uno oía a los apóstoles en su propia len-
gua. Así pasmados todos, y maravillados, Oración: Oh Dios, que en el día de hoy,
se decían unos a otros: ¿Por ventura es- derramando la luz del Espíritu Santo so-
tos que hablan, no son todos Galileos r u - bre los corazones de los fieles, les ense-
dos e ignorantes? pues ¿cómo es que les ñaste la verdad divina; concédenos que
oímos cada uno de nosotros hablar nues- por el mismo Espíritu sintamos de ella
tra lengua nativa? Partos, Medos y Ela- rectamente, y gocemos siempre de su con-
mitas, los moradores de Mesopotamia, de solación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

392
La Santísima Trinidad.
El domingo siguiente al de Pentecostés
Entre todos los soberanos mis-
terios que nuestro Señor nos ha
revelado acerca de las cosas di-
vinas, el más inefable es el de la
santísima Trinidad. Muchos filó-
sofos con sola la luz de la razón
natural han conocido y probado
la existencia de Dios, su infini-
dad, su omnipotencia, su sabidu-
ría, su bondad, su hermosura y
casi todos los demás atributos de
su divinidad; mas que Dios sea
uno en la esencia y trino en las
personas, es secreto a todos los
sabios escondido, que sin la r e -
velación de Dios jamás se hubie-
ra podido comprender ni alcan-
zar. Lo que la fe nos enseña de
este altísimo misterio es, que de
tal manera Dios es uno en su naturaleza sea en este inefable misterio: porque
y esencia, que también es trino en las siempre que fué el Padre fué el Hijo; ni
personas, que son Padre, Hijo y Espíritu hay en él primero ni postrero, de manera
Santo: las cuales, aunque cada una es que el Padre sea más antiguo que el Hijo,
Dios, no son tres dioses, sino un solo y el Hijo más joven que el Padre, sino
Dios vivo y verdadero. Enseña más: que que todas tres personas son en todo igua-
la primera persona que es el Padre, con- les, consubstanciales y coeternas: Trini-
templándose y entendiéndose a sí perfec- dad en Unidad, y Unidad en Trinidad,
tísimamente, ab aeterno produjo y engen- como dice san Agustín. Esta es la suma
dró una noticia suya y concepto, no ac- de lo que de este misterio se colige de
cidental, sino substancial, que llamamos las Sagradas Escrituras y señaladaemnte
Unigénito Hijo de Dios, y Verbo eterno, de lo que nos enseña Jesucristo, Hijo de
resplandor de su gloria y figura de su Dios, en su sagrado Evangelio.
substancia, tan perfecta y acabada como
el que la engendró: la cual es Dios, así Reflexión: Siendo cosa muy conforme
como el Padre que la engendró es Dios: a toda razón que sintamos altísimamente
y que estas dos divinas personas, Padre del que es Altísimo, confesemos en obse-
e Hijo, mirándose y complaciéndose el quio de la Divinidad este misterio incom-
uno en el otro con inenarrable contento prensible que se ha dignado 'revelarnos,
y gozo, se aman infinitamente; de donde así para que nuestra fe fuese meritoria,
resulta un amor recíproco que también es como para que entendiésemos que nues-
substancia y no accidente; y procede del tra sacrosanta religión católica es divina;
Padre y del Hijo, como de un principio; pues el no entender nosotros la profun-
al cual llamamos Espíritu Santo, y es la didad de los misterios que nos enseña,
tercera persona de la santísima Trinidad. es evidente señal que son cosas de Dios.
Todas estas tres personas son iguales en Creamos pues sencillamente este adora-
todo; porque la perfección que dice en ble misterio para que lo veamos con cla-
el Padre del ser Padre, dice en el Hijo ridad en la gloria beatífica; pues, como
el ser Hijo, y en el Espíritu Santo el ser dice san Bernardo, «escudriñarlo es t e -
Espíritu Santo, y procedido de los dos. merario, creerlo piadoso,, conocerlo vida,
El Padre es principio del Hijo, y no nace y vida eterna y bienaventurada.»
de otra persona; el Hijo es engendrado Oración: Omnipotente y sempiterno
de solo el Padre; y con el mismo Padre, Dios, que diste a conocer a tus siervos,
es principio del Espíritu Santo. En esta en la confesión de la verdadera fe, la
generación eterna no hay lo que acaece gloria de la eterna Trinidad, en la cual
en las generaciones temporales que tie- adorasen la unidad de tu naturaleza, r o -
nen fin y se acaban, porque aquella dura gárnoste, que con la firmeza de la mis-
eternamente: ni pienses que porque acá ma fe, seamos fortalecidos en todas las
el padre es primero que el hijo, así lo adversidades. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.

393
La solemnidad del Corpus.
El Jueves después de la Sma. Trinidad
cientan las virtudes, y el alma se
alimenta con la abundancia de
todos los espirituales carismas.
Ofrécese en la Iglesia por los vi-
vos y por los difuntos, para que
a todos aproveche lo que para la
salud de todos fué instituido. Fi-
nalmente, la suavidad de este
Sacramento nadie puede expli-
carla; pues en él se gusta la dul-
zura espiritual en su misma fuen-
te, y se renueva la memoria de
aquella infinita caridad que mos-
tró Cristo en su Pasión. Y así
para que más hondamente se im-
primiese en los corazones de los
fieles la inmensidad de aquel
amor, instituyó este Sacramento
en la última cena, cuando después
de celebrar la Pascua con los discípulos,
Grande inestimable dignidad dan al iba a pasar de este mundo al Padre: y lo
pueblo cristiano los inmensos beneficios dejó para que fuese memorial perenne
que de la divina largueza ha recibido. de su Pasión, cumplimiento de las figu-
Porque no hay ni hubo jamás tan escla- ras de la ley antigua, el mayor de los
recida nación, que tuviese dioses tan alle- milagros que obró, y particular consuelo
gados y vecinos como lo es para nosotros de los que habían de entristecerse con su
nuestro Dios. Queriendo el Unigénito del ausencia. Conviene, pues, a la devoción
Padre celestial hacernos participantes de de los fieles, hacer solemne memoria de
su divinidad, revistióse de nuestra natu- la institución de tan saludable y tan ma-
raleza, para que hecho hombre, hiciese ravilloso Sacramento, para que venere-
dioses a los hombres. Y aun esto que t o - mos el inefable modo de la divina pre-
mó de nuestro linaje, todo lo empleó para sencia en este Sacramento visible y sea
nuestra salud y remedio: su cuerpo ofre- ensalzado el poder de Dios, que obra en
ció como hostia de reconciliación a Dios él tantas maravillas, y se le hagan las
Padre en el ara de la cruz: su sangre debidas gracias por merced tan saludable
derramó como precio de nuestro rescate, y regalo tan dulce. (Serm. de Sto. Tomás
y como agua en que nos limpiásemos de de A., opuse. 57).
todas nuestras culpas; y para que tuvié-
semos un continuo recuerdo de tan gran
beneficio, nos dejó su cuerpo y sangre, Reflexión: ¡Con cuánta solemnidad no
para que debajo de las especies de pan y celebra la Iglesia este santo día! Para él
de vino, le recibiesen los fieles. ¡Oh p r e - guarda la procesión más solemne del año
cioso y admiarble convite, saludable y en la cual es llevado en triunfo Jesucris-
lleno de toda suavidad! En él, el pan y to Sacramentado, como a Rey de todos
el vino se convirten substancialmente en los hombres. Desea que nadie se dispense
el cuerpo y la sangre de Cristo; y Cristo de asistir a ella sino con grave causa. P e -
verdadero Dios y hombre, está debajo de ro una vez que asistamos, sea no por h u -
las especies de un poco de pan y de manas miras o respetos que tanto desa-
vino. De esta suerte es comido de los fie- gradan a Dios, sino por agradecer de co-
les, y no es despedazado; antes, dividido razón el inmenso beneficio de quedarse
el Sacramento, permanece entero en ca- entre nosotros hasta el fin del mundo.
da partícula. Los accidentes subsisten en
él sin la substancia; para que haya lugar Oración: Oh Dios, que en un admirable
la fe mientras lo que es visible se toma Sacramento nos dejaste memoria de tu
oculto debajo de otra apariencia, y los Pasión, rogárnoste nos concedas, que ve-
sentidos que juzgan de los accidentes que neremos los sagrados misterios de tu cuer-
conocen, no caen en error. Tampoco hay po y sangre, de manera que experimente-
sacramento más saludable que éste, con mos continuamente en nosotros el fruto
el cual se limpian los pecados, se acre- de tu redención. Que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.

394
El sacratísimo Corazón de Jesús.
Primer viernes después de la octava de Corpus
Es sin duda una singularísima
merced de Dios, la que en estos
últimos siglos ha hecho a los
hombres, inspirándoles por m e -
' dio de su sierva la beata Mar-
garita María de Alacoque la de-
voción suavísima al sagrado Co-
razón de Jesucristo, Señor nues-
tro. Al aparecerse el Redentor
divino en la figura más hermosa
y atractiva que pudo concebir su
bondad, ha querido recordarnos
que, a pesar del olvido e ingra-
titud de los hombres, amaba con
aquella misma infinita caridad
con que se sacrificó por todo el
linaje humano en el ara de la
santa cruz; ¿qué significa la co-
rona de espinas que trae hinca-
da en el corazón, sino que tiene amor razón de Jesús, y las maravillosas conver-
para sufrir de nuevo, si fuera preciso, siones y reforma de costumbres que cau-
aquellos mismos tormentos que padeció sa su universal devoción, espantan y des-
por nosotros en los días de su pasión sa- conciertan a los impíos, y manifiestan los
cratísima? ¿Qué nos dice esa grande he- admirables triunfos del Conquistador di-
rida de su corazón, y la sangre que de vino de los corazones. El Corazón divino
ella gotea, sino que por nuestro amor la de Jesús, como dice nuestro actual Pon-
derramaría de nuevo, si fuese necesario tífice León XIII, es la vida del espíritu
hasta la última gota? ¿Qué nos enseña católico, y ha de ser la salvación de la
con esa cruz que, como árbol de vida, sociedad.
brota de su Corazón divino, sino que qui- Reflexión: Mas también han de ser, oh
siera padecer nueva cruz y nueva muerte cristiano, la vida y eterna salud de tu
si aun fuese menester para redimirnos alma. Por ventura padeces hartos traba-
y darnos la eterna vida? ¿Y qué son esas jos en este mundo, y tal vez por tus mu-
llamas que brotan de su Corazón divino, chos pecados no esperas cosa buena des-
sino ardentísimas lenguas de fuego, que pués de esta vida. Acógete pues al sagra-
predican amor, para encender de nuevo do Corazón de Jesús, que dice: Venid a
los corazones tibios de los hombrtes? Y mí todos los que estáis trabajados y ago-
aunque muchos son tan ciegos e ingratos biados, que yo os aliviaré. Amale sobre
que desprecian estas finezas del amor de todas las cosas y con todas tus fuerzas,
Jesucristo, no por esto deja de cumplir y manifiéstale tu amor comulgando en es-
sus designios adorables: y desde que se te día de su festividad, y visitándole en
dignó decubrirnos los tesoros de su divino la adorable Eucaristía, para desagraviar-
Corazón, comenzó a prender por todas le de las ofensas que recibe de los impíos
partes el fuego de su amor, "y a extender- herejes y malos cristianos. Procura tam-
se su culto público con una rapidez igual bién hacerte digno de aquellas nueve p r o -
a la de la propagación del Evangelio. En mesas regaladísimas que el amabilísimo
todas las capitales del orbe católico se le Salvador hizo a los fervorosos devotos de
han consagrado Isuntuosos templos, en su Corazón adorable, entre las cuales una
todos los templos tiene ya sus altares y es que cuando muriesen acogería El sus
tronos de amor, y a todos sus altares atrae almas en el seno de su infinita bondad.
numerosos y fervientes adoradores. Sólo
el Apostolado de la Oración Ha reunido Oración: Rogárnoste ¡oh Dios omnipo-
en el espacio de cincuenta años, más de tente! que al gloriarnos en el santísimo
ciencuenta mil piadosas asociaciones, y Corazón de tu amado Hijo, y hacer m e -
la frecuencia de sacramentos en el primer moria de los principales beneficios de su
viernes de cada mes, las magníficas so- amor, nos alegremos juntamente en estos
lemidades y procesiones con que es hon- obsequios y en el fruto espiritual de nues-
rado en toda la cristiandad el deífico Co- tras almas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

395
Nuestra Señora de Montserrat.
Dominica después del 25 de abril
Benito al suntuoso templo de
Montserrat, llamado con razón la
Perla del principado de Catalu-
ña y uno de los más célebres
santuarios de María. Allí la vi-
sitaron los santos Juan de Mata,
Pedro Nolasco, Vicente Ferrer,
Ignacio de Loyola, Luis Gonza-
ga y otros muchos santos para
dar comienzo al noviciado de su
milicia espiritual. Allí fueron los
príncipes de la España y de otras
naciones para implorar el auxi-
lio de la Virgen para vencer a
sus enemigos o para ofrecerle los
trofeos de sus victorias. Final-
mente habiendo sido restaurado
este magnífico templo de la Ma-
dre de Dios, y adornado con el
Mientras las tropas de los sarracenos decoro que requería un santuario tan fa-
devastaban las regiones más florecientes moso en nuestro reino y en toda la cris-
de España, y oprimían con grave yugo a tiandad, accediendo benignamente el r o -
la ciudad : de Barcelona después de haber- mano Pontífice León XIII a los ruegos
la sitiado y tomado, es tradición que el de los prelados, del clero y pueblo de
obispo de dicha ciudad, llamado Pedro, Cataluña, por decreto de la Sagrada Con-
escondió entre las asperezas de Montse- gregación de Ritos, nombró a Nuestra Se-
rrat la insigne imagen de la bienaventu- ñora, Santa María de Montserrat, con el
rada Virgen, para que no cayese en las título de Principal Patrona de las provin-
manos de aquellos impíos. Allí estuvo cias catalanas, y concedió que fuese so-
oculto cerca de dos siglos tan precioso lemnemente coronada.
tesoro: y a fines del siglo noveno algu- Reflexión: Si vas a Montserrat, o a al-
nos pastores que en las cercanías apacen- gún otro santuario de la Virgen Ma-
taban su rebaño, vieron en la tarde de ría muy frecuentado, no sea solamente
un sábado, caer unas estrellas del cielo por gozar de la amenidad del sitio, ni
hacia el lado oriental de la montaña, y para regalarte y pasar alegremente al-
oyeron unas suaves melodías que de aque- gún día de campo: procura que tam-
lla parte resonaban. Lo cual habiendo su- poco falte a tu alma el sustento y gozo
cedido una y otra vez en la misma hora espiritual que suele alcanzar la Virgen
de varios días de sábado, lo avisaron al a los que con devoción la visitan. Recibe,
obispo de Vich que a la sazón residía en si puedes, la gracia de los santos Sacra-
Manresa; el cual halló en una cueva de mentos; reza con toda devoción el santo
aquel lugar la hermosa imagen de la Rosario, y una Salve por cada uno de los
Madre de Dios, y con gran júbilo del individuos de tu familia, y por las per-
clero y del pueblo la quiso llevar a la ca- sonas que se "hayan encomendado a tus
tedral de Manresa. Mas sucedió que al oraciones y así alcanzarás los soberanos
llegar la procesión al sitio en que está beneficios que' concede la Virgen a los
ahora la Virgen, se hizo tan pesada la que oran con gran reverencia postrados
imagen, que con ningunas fuerzas se p u - ante el trono de su misericordia.
do mover; por donde entendieron que allí Oración: Oh Dios, dispensador de todos
en Montserrat como en un excelso trono los bienes, que ilustras con insigne culto
de misericordia quería ser venerada. el monte escogido de la gloriosa Madre
Edificóle primero el obispo Gotomaro de tu Hijo unigénito; concédenos que
una devota capilla, la cual fué ensancha- ayudados poderosamente de la protección
da y enriquecida así por los condes de de la misma inmaculada siempre Virgen
Barcelona y las dádivas de los fieles, co- María, lleguemos seguramente al Santo
mo por la munificencia de los Sumos Monte Cristo Señor nuestro, que contigo
Pontífices y reyes de España, que aña- vive y reina por todos los siglos de los
dieron un monasterio de monjes de san siglos. Amén.

396
El purísimo Corazón de María.
El domingo después de la octava de la Asunción.
Así como veneramos el sacra-
tísimo Corazón de Jesús, por es-
tar unido con la divinidad, y pa-
ra recordar y agradecer a nuestro
Redentor adorable las divinas
finezas de su infinito amor; así
es también digno de gran reve-
rencia el dulcísimo Corazón de
María, por ser el corazón de la
Madre de nuestro Señor y salva-
dor, y de nuestra soberana Ma-
dre adoptiva. De este Corazón
virginal de María salió la purí-
sima sangre con que el Espíritu
Santo formó el cuerpo sacratísi-
mo de Jesús: este Corazón ma-
ternal de María palpitó siempre
de amor ardentísimo a aquel su
Hijo adorable, se dilató en sus
alegrías, se oprimió en sus angustias, par- en este Corazón de María, Reina y Se-
ticipó de sus mismos sentimientos y de- ñora de los cielos y de la tierra encontra-
seos, y fué la más perfecta semejanza rán abierto el tesoro de todas las gracias
de aquele Corazón divino. ¿Cómo no h a - para el socorro de todas sus necesidades
bía de ser purísimo sobre toda pureza y el alivio de todas las aflicciones del
creada aquel Corazón de la Hija primogé- cuerpo y del espíritu. Y nadie desespere
nita del Padre, exenta de toda mancha de su eterna salvación por grandes que
de culpa e inmaculada desde el primer sean sus culpas, porque en el Corazón de
instante de su concepción? ¿Cómo no h a - María, nuestra misericordiosísima Co-
bía de ser santísimo aquel Corazón de rredentora, que nos amó con tal extre-
la Madre del Hijo de Dios, habiendo r e - mo, que por nosotros ofreció su divino
cibido en su*seno virginal al mismo autor Hijo al Eterno Padre, hallaremos todos
y consumador de toda santidad? ¿Cómo los méritos que nos faltan para hacernos
no había de estar lleno de la caridad di- verdaderos hijos de Dios y coherederos
vina aquel Corazón de la Esposa del Es- de su Reino. Ninguno de los que con hu-
píritu Santo, enriquecida con todos sus mildad y entera confianza acuden al amor
soberanos dones, gracias y carismas? Re- del Corazón dulcísimo, magnífico y amo-
cordemos además para singular consuelo rosísimo de María ha de temer la muerte
de nuestras almas, que este purísimo, san- perdurable.
tísimo y preciosísimo Corazón de María
es por gran dicha nuestra el Corazón de Reflexión: No hemos de contentarnos
nuestra Madre, de nuestra soberana Rei- con poner nuestra esperanza en el Co-
na y de nuestra piadosísima Correden- razón de María; procuremos además co-
tora: y que por esta causa no solamente mo verdaderos hijos de tan soberana Ma-
nos ama con maternal cariño, sino que dre, que nuestro corazón sea semejante
también puede y quiere favorecernos con al suyo por imitación de, sus excelentes
grandes beneficios, y señaladamente con virtudes: y ya que fué tan puro e inma-
aquellos que más se ordenan a nuestra culado su Corazón, no permitamos que
eterna salud y gloria perdurable. Aní- reine el pecado en el nuestro: ya que
mense los pobres pecadores, que en este fué tan humilde, arranquemos del nues-
Corazón maternal de la Virgen, que nos tro toda raíz de soberbia y vanidad.
engendró en el Calvario, y nos adoptó por Oración: Omnipotente y sempiterno
hijos en la persona del discípulo amado, Dios, que en el Corazón de la bienaven-
hallarán un piélago de bondad y ternura turada virgen María hiciste una morada
inefable sin mezcla de rigor ni aspereza: digna del Espíritu Santo; concédenos p r o -
y si tiemblan de la divina justicia, acó- picio, que celebrando devotamente la fes-
janse a la Madre del supremo Juez y a tividad de su Corazón purísimo, sepamos
la misericordia de su Corazón maternal. vivir según tu Corazón. Por Jesucristo,
Consuélense los pobres hijos de Eva, que nuestro Señor. Amén.*

397
El santísimo Nombre de María.
Dominica después de la Natividad de Ntra. Sra.
congojosas, piensa en María, lla-
ma a María. No se aparte de tu
boca, no se aparte de tu corazón,
y para que alcances el favor que
le pides, no dejes de imitar sus
ejemplos; porque siguiéndola no
vas fuera de camino; rogándola
no desesperas; pensando en ella
no yerras; teniéndote ella no
caes; defendiéndote no temes;
siendo tu guía no te cansas, y
siéndote ella propicia llegas al
deseado puerto de tu eterna fe-
licidad. Todo esto es de san Ber-
nardo. Y es cierto, que ésta Vir-
gen castísima y Madre benigní-
sima toma debajo de sus alas y
con especial amparo defiende a
los que con entrañable afecto se
Nueve días después del glorioso naci- encomiendan a ella e invocan su santo
miento de la inmaculada Virgen nuestra Nombre; el cual aunque en diversas par-
Señora, que fué el diecisiete de setiem- tes de la cristiandad era ya venerado con
bre, según la costumbre de los hebreos, señalado culto, con todo el romano pon-
fué puesto a la soberana niña el nombre tífice Inocencio XI, después de ía insigne
dulcísimo de María, que quiere decir ex- victoria que los cristianos alcanzaron de
celsa y estrella del mar, porque ella es los turcos, en Viena de Austria, por la
excelsa señora de todas las cosas criadas, invocación del nombre de María, mandó
y así como todas las criaturas reconocen que este santísimo y dulcísimo Nombre
a Dios por su Creador, así han de reco- fuese celebrado en todo el universo cris-
nocer a María por Madre del mismo Dios, tiano, en la dominica infraoctava del n a -
y sujetarse con profundo acatamiento a cimiento de nuestra Señora»
su imperio. También significa el nombre #
de María estrella del mar, porque, como Reflexión: Los santos doctores y teólo-
dice san Bernardo, ella es aquella estrella gos enseñan que es singular gracia y fa-
de Jacob cuyo fulgor destella en los cie- vor de Dios y una como prenda de salva-
los, penetra en los abismos y recorre to- ción el invocar a la Virgen santísima, y
do el orbe, e irradiando su calor más so- acudir a ella con confianza e imitar sus
bre los espíritus que sobre los cuerpos, virtudes: de manera que el melifluo san
fomenta las virtudes y abrasa y seca los Bernardo, devotísimo de nuestra Señora,
vicios. Oh tú, que entre las ondas de este osa decir: Calle vuestra misericordia, oh
siglo andas fluctuando, si no quieres pe- Virgen beatísima, si hay alguno que no
recer en la tormenta, no desvíes los ojos haya hallado vuestro favor, cuando os lo
de este norte y de esta estrella. Si se le- pidió en sus necesidades. Tengamos, pues,
vantaren los vientos de las tentaciones, si con ella particular y filial devoción, in-
fueres a dar en la roca de las tribulacio- voquémosla en nuestros peligros y ten-
nes, mira a la estrella y llama a María. taciones, y sea este dulce Nombre de Ma-
Si te arrebata la ola de la soberbia, de la ría, el último que pronuncien nuestros la-
ambición, de la detracción o envidia, mi- bios antes de cerrarlos la muerte.
ra la estrella y llama a María. Si la na- *
vecilla de tu alma zozobrare, y estuviere
en peligro por la codicia o algún apetito Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
sensual, vuelve los ojos a María. Si te tente, que tus siervos fieles que se ale-
comienzas a ahogar por la gravedad de gran con la invocación y protección de la
tus delitos y la fealdad de tu conciencia, santísima Virgen María, por su interce-
y espantado del juicio divino te afliges y sión sean libres en la tierra de todos sus
temes caer en el profundo abismo de la males y merezcan llegar a la eterna fe-
desesperación, piensa en María. En los licidad de los cielos. Por Jesucristo, nues-
peligros, en las angustias, en las caídas tro Señor. Amén.

398
Los siete Dolores de nuestra Señora.
Dominica tercera de setiembre
En la fiesta de los siete Dolo-
res de la Virgen sacratísima, he-
mos de recordar y venerar sus
misterios de amor y de dolor.
Porque no ha habido jamás ma-
dre en el mundo que haya ama-
do a su hijo más que la Virgen,
ni que haya padecido más que
lo que ella padeció por su Hija
Jesucristo Señor nuestro. Era
Jesús hijo de María, e hijo uni-
génito, y tenía pues en él todo
su amor: era Madre sin padre
terrenal, y así reunía en su amor
los afectos que están repartidos
entre el padre y la madre: tenía
además Jesucristo una perfecta
semejanza con su Madre virginal,
era el más amable de los hijos
de los hombres, y era infinitamente ama- atravesarían sus entrañas, cuando le en-
ble como Dios por su naturaleza y perso- contró en la calle de Amargura, oprimi-
na divina: de donde podemos entender do con el peso enorme de la cruz, y cuan-
que la Virgen le amaba con amor más do le contempló colgado de tres clavos
tierno que el de todas las madres, y con en aquel afrentoso patíbulo, y cuando
un amor semejante al de los querubines, recibió después en sus brazos su sacratí-
y con un amor incomparable y propio de simo cadáver descolgado de la cruz; y fi-
la Madre de Dios. Por esta causa no hubo nalmente cuando le dejó depositado en
madre más atribulada y dolorosa que ella. el sepulcro, quedándose ella huérfana de
¿Qué angustias y dolores pueden atrave- su Hijo y en la más triste soledad! Por
sar el corazón de una madre, que no estas siete espadas de dolor mereció la
afligiesen con grande extremo de dolor Virgen la corona de Keina de los márti-
el corazón de la Virgen? Suelen las ma- res, y pudo decir con toda verdad aque-
dres cifrar en sus hijos pequeños, las más lla triste lamentación: ¡Oh vosotros t o -
hermosas esperanzas: pero la Virgen no dos los que pasáis por el camino, paraos
tuvo ninguna de aquellas ilusiones del y mirad si hay dolor semejante a mi
amor maternal: y desde qué oyó la pro- dolor!
fecía del santo Simeón, siempre miró a su
divino Hijo como víctima que había de Reflexión: Ahora, pues, después de r e -
ser sacrificada por los pecados del m u n - cordar los sublimes misterios de los siete
do. Gran consuelo es para una madre ver Dolores de la Virgen santísima, conside-
al hijo de sus entrañas seguro de todo rando que los padeció por nuestra causa
peligro: la Virgen hubo de ver a su di- y por nuestro amor, miremos si es razón
vino Infante, perseguido ya de muerte crucificar con nuevos pecados al Hijo de
por el cruelísimo Herodes, y desterrado Dios, y atravesar con nuevas ofensas el
a la tierra de Egipto. La presencia del hijo pecho de su santísima Madre. Apártenos
es tan agradable para una madre como de toda culpa la consideración de tan n e -
triste su ausencia, y dolorosísima la pér- gra ingratitud.
dida: también hubo de sufrir la Virgen Oración: ¡Oh Dios! en cuya pasión fué
esta pena amarguísima, y llorar tres días atravesada con espada de dolor, según la
y tres noches la pérdida de aquel su Hijo profecía de Simeón, el alma tierna de la
adorado. Y si una madre padece en su co- gloriosa Virgen y Madre María; concé-
razón todos los tormentos que ve padecer denos propicio, que los que hacemos pia-
a su hijo, ¿qué dolores sentiría el corazón dosa memoria de sus Dolores, por los
maternal de la Virgen, cuando vio a su gloriosos méritos y súplicas de todos los
Hijo divino puesto en las manos de sus santos, tus fieles siervos y amantes de tu
enemigos y padeciendo los acerbísimos cruz, alcancemos los dichosos efectos de
tormentos de su sagrada pasión sin po- tu pasión. Que vives y reinas por todos
derle remediar? ¡Qué espadas de dolor los siglos de los siglos. Amén.

399
Nuestra Señora
9
del Rosario
Domingo l de octubre
del invicto emperador Carlos V.
Los turcos contaban doscientas
treinta galeras reales, con otras
muchas galeotas y barcos meno-
res; los cristianos llevaban más
de doscientas galeras, ochenta y
una del rey de España, ciento-
nueve de Venecia, y doce del su-
mo Pontífice, tres de Malta, y
otras de caballeros particulares.
Al llegar nuestra armada a vista
del enemigo, que estaba en el
golfo de Lepanto, mandó su al-
teza enarbolar una devota ima-
gen del Redentor crucificado, y
muchas de la Virgen nuestra Se-
ñora, y todos puestos de rodillas,
confesados y arrepentidos de sus
culpas, le suplicaron que les die-
Entre las devociones de la Virgen, la se victoria de los enemigos superiores en
más celebrada es la del Rosario, que al- número y orgullosos por sus repetidos
gunos graves autores dicen ser tan anti- triunfos. Acometiéronse después con in-
gua como la Iglesia; pero no hay duda creíble ímpetu, y se peleó por espacio
que quien merece y con sobrada razón de dos horas con extraño valor; quedan-
el título de inventor y primer propaga- do en breve desbaratada la armada de los
dor del Rosario, es santo Domingo de turcos: treinta mil con su bajá muertos,
Guzmán, por haber sido el primero que diez mil cautivos, ciento ochenta naves
lo enseñó y predicó con el método y or- presas, noventa sumergidas, quince mil
den admirable de meditar los misterios cristianos rescatados, casi trescientos tiros
de nuestra fe, repartidos en tres clases: de artillería cogidos, y un despojo incal-
de gozosos, dolorosos y gloriosos, que él culable de dineros, joyas y armas. Murie-
aprendió de nuestra Señora, y lo trans- ron de nuestra parte seis mil hombres,
mitió a la Iglesia como cosa venida del pero pocos de cuenta. Esta insigne victo-
cielo para provecho de todo el mundo, ria se consiguió en el primer domingo de
culto de la Virgen santísima y gloria del octubre de 1571, día consagrado a nuestra
mismo Dios. Inspíreselo la Reina de los Señora del Rosario.
ángeles, para destruir la herejía de los Reflexión: Parecería superfluo el r e -
Albigenses, los cuales ponían su lengua cordar a cristianos la tan saludable devo-
sacrilega en la pureza virginal: y por ción del Rosario, si no se viese de algu-
esto quiso el Señor oponer a las injurias nos años acá tan decaída en muchos, que
hechas a su Madre, alabanzas de su Ma- por otra parte se precian de devotos de
dre, y por medio de su Rosario, que acon- María. Además, el pontífice reinante, con
sejó santo Domingo rezasen los capitanes sus repetidas encíclicas, no cesa de exhor-
y soldados del ejército católico, que go- tar a los fieles a tan hermosa práctica.
bernaba Simón de Monforte, les dio una Sigamos, pues, sus consejos, y renuévese
insigne victoria, pues contando ellos con en el seno de las familias la piadosa cos-
solos ochocientos caballos y mil infantes, tumbre de obsequiar a la Virgen con el
y sus enemigos los albigenses con cien mil rezo del Rosario, pues así lloverán sobre
hombres, perecieron de estos muchos m i - nuestros hogares las celestes bendiciones.
llares, y solos siete u ocho de los católi- Oración: Oh Dios, cuyo Unigénito por
cos. No menos eficaz "y poderosa fué la su vida, muerte y resurrección nos adqui-
virtud del santo Rosario en la famosa ba- rió los premios de la vida eterna, te su-
talla naval de Lepanto. Después que el plicamos nos concedas, que meditando és-
gran turco Selim II rompió las paces con tos misterios en el santísimo Rosario de
la república de Venecia, se coligaron con la inmaculada Virgen María, no sólo imi-
ella el Papa y el rey católico Felipe II, y temos lo que contienen, sino que alcan-
dispusieron una poderosa armada de que cemos lo que prometen. Por Jesucristo,
iba por general don Juan de Austria, hijo nuestro Señor. Amén.

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Í N D I C E D E LOS S A N T O S
(POR ORDEN MENSUAL)

ENERO
1—Circuncisión de N . iS. J e s u c r i s t o y el 17—(San Antonio, a b a d
adorable nombre de Jesús 7
18~—La C á t e d r a d e S a n P e d r o en R o m a . .
2—iSan M a c a r i o A l e j a n d r i n o , m o n j e . . . . " 19—San C a n u t o , r e y de D i n a m a r c a , m á r t i r
3—Santa G e n o v e v a , v i r g e n ^ 20—San S e b a s t i á n , m á r t i r
4—San T i t o , obispo de C r e t a
5—San S i m e ó n E s t i l i t a . . . 11 21—Santa I n é s , v i r g e n y m á r t i r
tí—La E p i f a n í a o l a fiesta de los s a n t o s 22—(San V i c e n t e , diácono y m á r t i r
Reyes 12 23—San Ildefonso, a r z o b i s p o de Toledo . . . .
7—San R a i m u n d o de P e ñ a f o r t lg 24—San T i m o t e o , obispo y m á r t i r
8—San L o r e n z o J u s t i n i a n o 14 25—La c o n v e r s i ó n de S a n P a b l o
9—San J u l i á n y S a n t a B a s i l i s a 15 26-—San P o l i c a r p o , obispo de E s m i r n a y
10—San Gonzalo de A m a r a n t e , confesor . . 16 mártir ••••
11—San Teodosio, c e n o b i a r c a 17 27—San J u a n C r i s ñ s t o m o , obispo, confe-
12—San N a z a r i o , confesor 18 sor y doctor
13—San F é l i x , p r e s b í t e r o 19 28—San J u l i á n , obispo de C u e n c a
14—San H i l a r i o , obispo y doctor 20 29—San F r a n c i s c o de Sales, obispo, confe-
15—San P a b l o , p r i m e r e r m i t a ñ o 21 sor y doctor
10—San F u l g e n c i o , obispo, confesor y 30—Santa M a r t i n a , v i r g e n y m á r t i r . . . .
doctor t 22 31—San J u a n Bosco, confesor y f u n d a d o r

FEBRERO
1—San Ignacio, obispo y m á r t i r 39 lo—Los s a n t o s J o v i t a y F a u s t i n o , m á r t i r e s
2—La P u r i f i c a c i ó n de la S s m a . V i r g e n 16—San Onésimo, obispo y m á r t i r
y l a p r e s e n t a c i ó n d e s u divino Hijo 40 17—San J u l i á n de C a p a d o c i a , m á r t i r
3—(San B l a s , obispo y m á r t i r 41 18—San F l a v i a n o , p a t r i a r c a de C o n s t a n t i -
4—San A n d r é s , Corsino, obispo y confesor 42 nopla
5—Santa Á g u e d a , v i r g e n y m á r t i r 43 19—San A l v a r o de Córdoba, confesor
6—Santa D o r o t e a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 44 20—San E u q u e r i o , obispo y confesor
7—San R o m u a l d o , a b a d 45 21—San S e v e r i a n o , obispo y m á r t i r ,
8—San J u a n de M a t a , f u n d a d o r 46 22—La C á t e d r a de S a n P e d r o e n A n t i o q u í a
9—Santa Polonia, v i r g e n y m á r t i r 47 23—San Sereno, m o n j e y m á r t i r
10—Santa E s c o l á s t i c a , v i r g e n 48 24—San M a t í a s , apóstol
11—San Severino, a b a d 49 25—San T a r a s i o , obispo de C o n s t a n t i n o p l a
12—Santa E u l a l i a , v i r g e n y m á r t i r £0 26—(San Porfirio, obispo
13—Santa C a t a l i n a de Ricci 51 27—San L e a n d r o , a r z o b i s p o de Sevilla
14—San V a l e n t í n , p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 52 28-^San R o m á n , a b a d

•MARZO
1—San R o s e n d o , o b i s p o y confesor 67 18—El a r c á n g e l S a n Gabriel
2—San Simplicio, p a p a 68 19—San J o s é , esposo de la M a d r e de Dios
3—Santa C u n e g u n d a , e m p e r a t r i z y v i u d a 69 20—San J o a q u í n , p a d r e d e l a M a d r e de Dios
4—San C a s i m i r o , p r í n c i p e 70 21—San B e n i t o , a b a d
5—El b e a t o Nicolás F a c t o r 71 22—(Santa C a t a l i n a de Suecia, v i r g e n . . . .
6—San Olegario, obispo de B a r c e l o n a . . 72 23—San V i c t o r i a n o y s u s c o m p a ñ e r o s , m a r -
7—Santo T o m á s d e A q u i n o , doctor 73 tires
8—San J u a n d e Dios, f u n d a d o r 74 24—San Simón, i n o c e n t e y m á r t i r
9—Santa F r a n c i s c a R o m a n a 75 25—La A n u n c i a c i ó n de N u e s t r a S e ñ o r a y
10—Los c u a r e n t a m á r t i r e s de S e b a s t e . . . . 76 E n c a r n a c i ó n del Hijo d e Dios
11—San Eulogio, p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 77 26—San B r a u l i o , a r z o b i s p o d e Z a r a g o z a . .
12—San Gregorio M a g n o 78 27—(San J u a n , e r m i t a ñ o
13—Santa E u f r a s i a , v i r g e n 79 28—San G u n t r a n o , r e y y confesor
14—(Santa Matilde, r e i n a 80 29—Santos J o n á s y B a r a q u i s i o , h e r m a n o s
15—San R a i m u n d o d e F i t e r o 81 mártires
16—San A b r a h a m , s o l i t a r i o 82 30—San J u a n Clímaco, a b a d
17—San P a t r i c i o , a p ó s t o l de I r l a n d a 83 31—El B . A m a d e o , d u q u e de S a b o y a
ABRIL
1—San H u g o , obispo de GrenoMe 99 16—Santa E n g r a c i a y s u s 18 c o m p a ñ e r o s ,
2—San F e o . de P a u l a , f u n d a d o r 100 mártires H(¡
3—San B e n i t o de P a l e r m o 101 17—La B e a t a A n a M a r í a de J e s ú s 117
4—San Isidro, a r z o b . de Sevilla, doctor 102 18—El B e a t o A n d r é s H i b e r n ó n 118
5—San V i c e n t e F e r r e r 103 19—San V i c e n t e de Colibre, m á r t i r 119
6—San Celestino, p a p a 104 20—Santa I n é s del M o n t e P u l c i a n o , virgen 120
7—(San E g e s i p o , a u t o r eclesiástico 105 21—San A n s e l m o , a r z o b . y doctor 121
'8—San A l b e r t o M a g n o 106 22—Los s a n t o s Sotero y Cayo, pontífices
9—Santa M a r í a Cleoté 107 y mártires 122
10—San Ezequiel, p r o f e t a 108 23—San J o r g e , m á r t i r 123
11—San León, el M a g n o , p a p a y doctor . . 109 24—fían F i d e l de S i g m a r i n g a , m á r t i r 124
12—San Julio, p a p a 110 25—San M a r c o s , E v a n g . y m á r t i r 125
13—¡San H e r m e n e g i l d o , p r í n c i p e de E s p a ñ a 111 26—Los s a n t o s Cleto y -Marcelino, p a p a s
14—San J u s t i n o , filósofo y m á r t i r 112 y mártires 126
14—S. P e d r o González Telmo, confesor . . . 113 27—San P e d r o A r m e n g o l , m á r t i r 127
15—Las s a n t a s B a s i l i s a y A n a s t a s i a , m á r - 2S—San Vidal, m á r t i r 128
tires 114 29—San H u g o , a b a d de Oluni 129
16—Santo Toribio de L l á b a n a 115 30—Santa C a t a l i n a de Sena, v i r g e n 130

MAYO
1—Santos F e l i p e y S a n t i a g o el Menor, 16—San J u a n N e p o m u e e n o , s a c e r d o t e y
apóstoles 131 mártir 147
2—Santa A a t a n a s i o , p a t r i a r c a de Ale- 17—San P a s c u a l Bailón 148
jandría 13:2 18—San V e n a n c i o , m á r t i r 149
3—La Invención de la S a n t a Cruz 133 19—San J o s é , p r e s b í t e r o y a b o g a d o de los
4—Santa Mónica, m a d r e de S a n A g u s t í n 134 pobres 150
5—San P í o V, p a p a y confesor 135 20—San B e r n a r d i n o de Sena, confesor . . . . 151'
6—San J u a n a n t e P o r t a m L a t i n a m 136 21—San H o s p i c i o Recluso, confesor 152
7—San E s t a n i s l a o , obispo y m á r t i r 137 22—Santa J u l i a , v i r g e n y m á r t i r 153
8—La a p a r i c i ó n de S. Miguel A r c á n g e l . . . 138 23—La A p a r i c i ó n de S a n t i a g o , apóstol . . . . 154
9—San Gregorio N a z i a z e n o 139 24—Santos D o n a c i a n o y R o g a c i a n o , h e r m a -
nos y mártires : 155
10—San Antonio, a r z o b i s p o de F l o r e n c i a 140
25—San Gregorio VII, p a p a 156
10—Los s a n t o s G o r d i a n o y E p í m a c o , m á r - 26—San F e l i p e N e r i , f u n d a d o r 157
tires 141 27—San J u a n , p a p a y m á r t i r 158
11—San M a m e r t o , obispo 142 28—fían G e r m á n , obispo de P a r í s , confes3r 159
12—Santo D o m i n g o de la C a l z a d a 143 29—San M a x i m i n o , obispo de Trév'eris . . . 160
13—San J u a n Silenciario, obispo y confesor 144 30—San F e r n a n d o , r e y de C a s t i l l a y A r a -
14—San P a e o m i o , abadi y confesor 143 gón . . . " 161
15—San Isidro, l a b r a d o r 146 31—Santa P e t r o n i l a , virgen 162

JUNIO
1—San Iñigo, a b a d de O ñ a 163 15—Los s a n t o s , Vito, M o d e s t o y C r e s c e n -
2—La b e a t a M a r í a A n a de J e s ú s de P a - cia, m á r t i r e s 177
redes 164 16—San F r a n c i s c o de Kegis, confesor . . . . 178
3—Santa Clotilde, r e i n a de F r a n c i a 165 17—San A v i t o , a b a d de Micy 179'
4—San F r a n c i s c o C a r a c e i o l o , f u n d a d o r . . . 166 18—San M a r e o s y S a n M a r c e l i a n o , h e r m a -
5—San Bonifacio, apóstol de A l e m a n i a . . . 167 nos, m á r t i r e s 180
6—San N o r b e r t o , f u n d a d o r y a r z o b i s p o 168 19—Los s a n t o s h e r m a n o s G e r v a s i o y P i o -
1—San P e d r o y cinco c o m p a ñ e r o s , m á r - tasio, m á r t i r e s 181
t i r e s d e Córdoba 169 20—San Silverio, p a p a y m á r t i r 182
21—San L u i s G o n z a g a 183
8—San M e d a r d o , obispo de Noyón . ; . . . . 170 22—San P a u l i n o , obispo de Ñola 184
9—Los s a n t o s P r i m o y Feliciano, h e r m a - 23—Santa E d i l d r i d a , r e i n a y a b a d e s a 185
nos y m á r t i r e s 171 24—La n a t i v i d a d de S a n J u a n B a u t i s t a . . 186
10—Santa M a r g a r i t a , r e i n a de E s c o c i a . . . . 172 25—San Guillermo, aibad 187
11—San B e r n a b é , a p ó s t o l 173 26—Los s a n t o s J u a n y P a b l o , m á r t i r e s . . 188
12—San J u a n de S a h a g ú n , confesor 174 27—San L a d i s l a o , r e y d e H u n g r í a 189
13—San A n t o n i o d e P a d u a , confesor 175 28—San Ireneo, obispo y m á r t i r 190
14—San Basilio M a g n o , doctor de la Igle- 29—San P e d r o , p r í n c i p e de los apóstoles . . 191
sia y obispo 176 30—San P a b l o , apóstol dé l a s g e n t e s 192

JULIO
1—San Galo, obispo de A r v e r n a 193 10—Los s i e t e hijos m á r t i r e s de s a n t a F e -
2—La V i s i t a c i ó n de N t r a . S e ñ o r a 194 lícitas 202
3—San I r e n e o y s a n t a Mustióla, m á r t i r e s 195 11—San P í o I, p a p a y m á r t i r 203
4—San L a u r e a n o , a r z o b i s p o de Sevilla y 12—San J u a n G u a l b e r t o , f u n d a d o r 204
mártir 196 13—(San E u g e n i o , obispo de C a r t a g o , 205
5—San Miguel de los S a n t o s 197 14—San B v i e n a v e n t u r a , obispo y doctor . . 206
G—San Goar, p r e s b í t e r o y confesor 198 15—• S a n E n r i q u e I, e m p e r a d o r de Ale-
7—San P a n t e n o , P a d r e de la I g l e s i a 199 mania 207
8—Santa Isabel, r e i n a de P o r t u g a l 200 16—Muestra S e ñ o r a del C a r m e n o del s a n t o
9—San E f r é n , diácono y confesor 201 Escapulario 208
18—El T r i u n f o de la S a n t a Cruz 209 24—Santa C r i s t i n a , v i r g e n y m á r t i r
17—San Alejo, confesor 210 25—Santiago el Mayor, apóstol
18—iSan Camilo de Lelis, f u n d a d o r 211 26—Santa A n a , m a d r e de la M a d r e de Dios
19—San V i c e n t e de P a ú l , confesor y fun- 27—San P a n t a í e ó n , m é d i c o y m á r t i r
dador 212 28—Los s a n t o s N a z a r i o y Celso, m á r t i r e s
20—Santa M a r g a r i t a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 213 29—Santa M a r t a , v i r g e n
21—San V í c t o r y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 214 30—San Abdón y s a n Senén, m á r t i r e s .. .
22—Santa M a r í a M a g d a l e n a 215 31—San I g n a c i o de Loyola, p a t r i a r c a y
23—San Apolinar, obispo y m á r t i r 216 fundador

AGOSTO
1—San P e d r o a d - V í n c u l a (o la c a d e n a ) 225 16—San R o q u e , confesor
2—San Alfonso Ma. de Lig-orio, ob. y ])r. 226 17—San L i b e r a t o , a b a d y s u s c o m p a ñ e -
3—La inv. del cuerpo de s a n E s t e b a n . . . 227 ros, m á r t i r e s
4—Santo D o m i n g o de G u z m á n , f u n d a d o r 228 18—'Santa E l e n a , e m p e r a t r i z
5 — N u e s t r a Sra. de l a s Nieves 229 19—San L u i s , obispo y confesor
6—La gloriosa T r a n s f i g u r a c i ó n del S e ñ o r 230 20—San B e r n a r d o , a b a d y doctor
7—San C a y e t a n o , f u n d a d o r 231 21—Santa J u a n a de C h a n t a l , f u n d a d o r a . .
8—Los s a n t o s Ciríaco, L a r g o y E s m a - 22—San Sinforiano, m á r t i r
ragdo, mártires .232 23—San F e l i p e Benicio, confesor
9—Los s a n t o s niños, J u s t o y P a s t o r , h e r - 24—San B a r t o l o m é , a p ó s t o l
manos, mártires 233 25—Kan Luis, r e y de F r a n c i a
10—San L o r e n z o , diácono y m á r t i r 234 26—San Ceferino, p a p a y m á r t i r
11—San T i b u r c i o , m á r t i r 235 27—San J o s é de C a l a s a n z , f u n d a d o r
12—Santa Clara, f u n d a d o r a 236 28—San A g u s t í n , obispo y doctor
Í3—San J u a n B e r c h m a n s . confesor 237 29—La degollación de S. J u a n B a u t i s t a . .
14—San B u s e b i o , p r e s b í t e r o y confesor . . . . 238 30—Santa R o s a de L i m a
15—La A s u n c i ó n de N u e s t r a S e ñ o r a 239 31—'San R a m ó n N o n a t o , confesor

SETIEMBRE
1—San Gil, a b a d 257 17—San P e d r o de A r b u é s , m á r t i r
2—'San E s t e b a n , r e y de H u n g r í a 258 18—Santo T o m á s de V i l l a n u e v a , a r z o b i s -
8—Santa S e r a p i a , v i r g e n y m á r t i r 259 po de V a l e n c i a ,
4—Santa R o s a de V i t e r b o 260 19—San J e n a r o , obispo v m á r t i r
5—Los s a n t o s , R ó m u l o , E u d o x i o , Zenón, 20—J?an E u s t a q u i o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r -
M a c a r i o y 1104 c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 261 tires
6—Santa R o s a l í a de P a l e r m o , v i r g e n . . 262 21—San M a t e o , apóstol y E v a n g e l
7—Santa R e i n a o R e g i n a , v i r g e n y m á r t i r 263 22—San M a u r i c i o y la L e g i ó n T e b e a
8—La N a t i v i d a d de la V i r g e n N t r a . S e ñ o r a 264 23—Santa Tecla, v i r g e n y m á r t i r
9—<San P e d r o Claver, apóstol de. los n e g r o s 265 24—Ntra. Sra. de ias M e r c e d e s
10—San Nicolás d e T o l e n t i n o . confesor . . . 266 25—San F e r m í n , obispo y m á r t i r
26—Los s a n t o s C i p r i a n o y J u s t i n a , m á r -
11—San Pafnucio, obispo y confesor 267 tires
12—San Guido, s a c r i s t á n '. .. . . 268 27—Los s a n t o s C o s m e y D a m i á n , m á r -
13—San Eulogio, p a t r i a r c a de A l e j a n d r í a 269 tires
14—.La E x a l t a c i ó n de la S a n t a Cruz 270 2$—San W e n c e s l a o , r e y y m á r t i r
15—Santa C a t a l i n a de Genova, v i u d a 271 29—La f i e s t a de S a n Miguel A r c á n g e l
16—San Cipriano, obispo y m á r t i r 272 30—San J e r ó n i m o , p r e s b í t e r o y doctor . . . .

OCTUBRE
1—San Remigio, a r z o b i s p o de Reiñis . . . 287 16—San Galo, a b a d
2—El s a n t o Ángel de la G u a r d a 288 17—(Santa E d u w i g i s , d u q u e s a de Polonia,
3—San G e r a r d o , a b a d .-. 289 viuda
4—San F r a n c i s c o de Asís, f u n d a d o r . . . . 290 18—San L u c a s , e v a n g e l i s t a
5—San P l á c i d o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 391 19—San P e d r o de A l c á n t a r a , confesor
6—San B r u n o , f u n d a d o r 292 20—San J u a n Cancio, confesor
7—San M a r c o s , p a p a y confesor 293 21—Santa Ú r s u l a y s u s c o m p a ñ e r a s , vír-
8—Santa B i r g i t a , v i u d a 294 genes y mártires
9—San Dionisio y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r - 22—Banta M a r í a S a l o m é , v i u d a
tires 295 23—San Teodoro, s a c e r d o t e y m á r t i r
24—San R a f a e l A r c á n g e l
10—San F r a n c i s c o d e B o r j a 296 25—Los s a n t o s , Crispín y Crispiniano, m á r -
11—San N i c a s i o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 297 tires
12—La A p a r i c i ó n de la V i r g e n del P i l a r 26—San E v a r i s t o , p a p a y m á r t i r
en Z a r a g o z a 298 27—San Frumiencio, obisno
li2—San Walfrido, obispo y confesor 299 28—San S i m ó n y s a n J u d a s , apóstol
13—San E d u a r d o , r e y de I n g l a t e r r a 300 29—San N a r c i s o , obispo de Jerusalén..
14—San Calixto, p a p a y m á r t i r 301 30—San Marcelo, c e n t u r i ó n y m á r t i r
15—Santa T e r e s a de J e s ú s 302 31—San Q u i n t í n , m á r t i r
NOVIEMBRE;
1—La fiesta de T o d o s los S a n t o s 319 15—Santa G e r t r u d i s , a b a d e s a 333
2—La C o n m e m o r a c i ó n de los fieles di- 16—San E d m u n d o , a r z o b i s p o de C a n t o r -
funtos 3i20 bery 334
3—Los i n n u m e r a b l e s m á r t i r e s de Z a r a - 17—San Gregorio T a u m a t u r g o , obispo . . . . 335
goza 321 18-nSan Odón, a b a d de Cluni 336
4—San Carlos B o r r o m e o 322 19—Santa Isabel, h i j a del r e y de Hung-r'a 337
5—Santa B e r t i l a , a b a d e s a 323 20—San F é l i x de Valois, confesor 338
6—San L e o n a r d o , solitario y confesor . . . 324 21—La P r e s e n t a c i ó n d e N t r a . S r a 339
7—San W i l b r o r d o , obispo 325 22—Santa Cecilia, v i r g e n y m á r t i r 340
8—La s o l e m n i d a d de l a s s a n t a s r e l i q u i a s 23—¡San C l e m e n t e , p a p a y m á r t i r 341
y los c u a t r o m á r t i r e s c o r o n a d o s . . . . 326 24—iSan J u a n d e l a Cruz, confesor 342
9—La dedicación de !a Iglesia del S a l v a d o r 327 25—Santa C a t a l i n a , v i r g e n y m á r t i r 343
10—San A n d r é s Avelino, confesor 328 26—San P e d r o A l e j a n d r i n o , obispo y m á r t i r 344
11—San M a r t í n , obispo de T o u r s 329 27—San M á x i m o , obispo de Ríez 345
12—San M a r t í n , P a p a y m á r t i r 330 28—Santiago de la M a r e a , confesor 346
13—San E s t a n i s l a o de K o s t k a , confesor . . 331 29—San (Saturnino, obispo y m á r t i r 347
14—San Diego de Alcalá, confesor 332 30—San A n d r é s , apóstol 348

DICIEMBRE
1—San Eloy, obispo y confesor 349 17—Santa Olimpiades, v i u d a 365
2—Santa Bibiana, virgen y mártir 350 18—.Nuestra S e ñ o r a de la 0 366
3—San F r a n c i s c o J a v i e r , confesor 351 19—San N e m e s i o , m á r t i r 367
4—Santa B á r b a r a , v i r g e n y m á r t i r 352 20—Santo D o m i n g o de Silos, confesor . . . . 368
5—San S a b á s , a b a d 353 21-iSanto Tomás, apóstol 369
6—San Nicolás, obispo 354 22—San I s q u i r i ó n , m á r t i r 370
7—San A m b r o s i o , obispo y doctor 355 2 3 ^ S a n S é r v u l o , confesor , 371
8—La Concepción I n m a c u l a d a de M a r í a 356 24—San Gregorio, p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 372
25—El N a c i m i e n t o de N u e s t r o Señor J e s u -
9—Santa L e o c a d i a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 357 cristo 373
10—Santa E u l a l i a de M é r i d a , v i r g e n y 26—San E s t e b a n , el p r i m e r m á r t i r 374
mártir 358 27—San J u a n , a p ó s t o l y e v a n g e l i s t a 375
11—San D á m a s o , p a p a 359 28—Los s a n t o s I n o c e n t e s , m á r t i r e s 376
12—Nuestra S e ñ o r a de G u a d a l u p e 360 29—Santo T o m á s de C a n t o r b e r y , a r z o b i s p o
13—Santa L u c í a , v i r g e n y m á r t i r 361 y mártir : 377
U—San E s p i r i d i ó n , obispo 362 30—San Sabino, obispo y s u s c o m p a ñ e r o s ,
15—San M a x i m i n o , a b a d 363 mártires " 378
16—San E u s e b i o , obispo y m á r t i r 364 31—San S i l v e s t r e I, p a p a 379

Apéndice 381 L a gloriosa Ascensión del Señor 391


31 de ñ e r o . S. P e d r o Nolasco 383 L a V e n i d a del E s p í r i t u S a n t o 392
S a n Gabriel de la Dolorosa, confesor 384 L a 'Santísima Trinidad 393
27 de abril. Sto. Toribio de Mogro'bejo 385 L a Solemnidad del Corpus 394
S a n t a J u a n a d e Arco, V i r g e n 386 El S a c r a t í s i m o Corazón d e J e s ú s 395
24 de Julio. S. F r a n c i s c o S o l a n o 387 N u e s t r a Señora de Montserrat 396
S a n t a M a r g a r i t a M a r í a Alaeoque, v i r g e n 388 El Purísimo Corazón de María 397
F i e s t a s movibles 389 ÍE1 S a n t í s i m o N o m b r e de M a r í a 398
N u e s t r a S e ñ o r a de L u j a n 389 L o s S i e t e Dolores de N u e s t r a S e ñ o r a . . . . 399
L a R e s u r r e c c i ó n gloriosa del Señor 390 N u e s t r a S e ñ o r a del R o s a r i o 400

404
ÍNDICE DE LOS SANTOS
C a r m e n t e o del s a n t o E s c a - E
p u l a r i o ( N t r a . S e ñ o r a de) 208
* Abdón
Abdón •• 223 Casimiro 70 Edildrida • .. 185
A b r a h a m , solitario . . . . . . . 82 C a t a l i n a de G e n o v a 271 Edmundo 334
Águeda • • • 43 C a t a l i n a de Ricci 51 Eduardo 300
A g u s t í n , ob. y d o c t o r . . . . 252 C a t a l i n a d e ISena 130 Eduwlgis • •' 304
Alberto M a g n o • • . • • . 106 C a t a l i n a de Suecia 88 Efrén 201
Alejo, -confesor . . . . . . . . . . . 210 C a t a l i n a , vg. y m á r t i r . . . 343 Egesipo • 105
Alfonso Ma. de Ligorio 226 C á t e d r a de S a n P e d r o en Elena 242
Alvaro de Córdoba . . . . . . . 57 Antioquía 60 Eloy 349
Amadeo 97 C a t e d r a l de S a n P e d r o en E n c a r n a c i ó n del H i j o de
Ambrosio 355 Roma 24 Dios • 91
Ana 219 Cayetano 231 Engracia 115
Anastasia •' 111 Cayo 122 Enrique I 207
A n d r é s , apóstol 348 Cecilia 340 Epifanía 12
A n d r é s A v e l i n o .. • 328 Ceferino 250 Epímaco 141
A n d r é s Corsino 42 Celestino 104 Escolástica 48
Andrés Hibernóm 118 Celso 221 Esmaragdo 232
Ángel de la G u a r d a 288 Cipriano, m á r t i r 282 Espiridión 362
Anselmo 121 Cipriano, ob. y m á r t i r . . . 272 E s p í r i t u S a n t o ( V e n i d a del) 392
Antonino 140 Circuncisión de J e s ú s 7 E s t a n i s l a o de K o s t k a 331
Antonio, a b a d 23 Ciríaco 232 E s t a n i s l a o , ob y m á r t i r . . 137
A n t o n i o de P a d u a . . . . . . . . 175 Clara 236 E s t e b a n , p r i m e r m á r t i r . . . 374
A n u n c i a c i ó n de N t r a . S r a . 91 Clemente 341 Esteban (Invención del
Apolinar 21 Cleto 127 c u e r p o de s a n 227
Apolonia 47 Clotilde 165 E s t e b a n , r e y de H u n g r í a . . 258
A s c e n s i ó n del Señor 391 Concepción I n m a c u l a d a de Eudoxio 261
A s u n c i ó n de N t r a . S e ñ o r a 239 María 356 Eufrasia 79
Atanasio 132 Conversión <3e S a n P a b l o ' . . 31 E u g e n i o , o b . d e C a r t a g o . . 205
Avito 179 C o r a z ó n de M a r í a 397 Eulalia de Mérida 358
C o r a z ó n de J e s ú s 395 Eulalia, vg. y m á r t i r 50
Carpóforo, ( m á r t i r c o r o n a - Eulogio, p a t r i a r c a de Ale-
B do) 326 jandría 269
C o r p u s ( S o l e m n i d a d del) . 394 Eulogio, p r e s b í t e r o y m r . 77
Baraquisio 95 Cosme 283 Euquerio 58
Barbara 352 Crescencia 177 E u s e b i o , obispo d e Verelli 364
Bartolomé 248 Crispín 312 E sebio, p r e s b í t e r o y conf. 238
Basilio M a g n o . • 176 Crispiniano 312 Eustaquio 76
Basílisa, ¡mártir 114 Cristina 217 ¡Evaristo 313
Basilisa, v i r g e n 15 Cruz ( E x a l t a c i ó n de la S a n Ezequiel 108
Benito, abad 87 ta) 270
B e n i t o de P a l e r m o . . . . . . . 101 C r u z (Invención de la S a n -
Bernabé 173 ta) 133.
Bernardo 244 C r u z ( T r i u n f o de la S a n -
B e r b a r d i n o de S e n a 151 ta) 258 Faustino 53
Bertila 323 Feliciano . . . 171
Bibiana 359 Cunegunda 69
F e l i c i t a s y s u s siete hijos
Birgita 294 mártires 413
Blas 41 Felipe, a p ó s t o l 131
Bonifacio, apóstol de A l e - Dámaso 359 F e l i p e iBenicio • • 24T
mania 167 Damián 283 Felipe Neri 157
Braulio 92 Diego de Alcalá 332 Félix de Valois 338
Bruno 292 Difuntos (Conmemoración (Félix, p r e s b í t e r o '.. 39
Buenaventura 206 d e los fieles) 320 -Fermín 281
Dionisio, m á r t i r • • . • 295 Fernando - 161
D o l o r e s de N t r a . S r a 319 F i d e l de S i g m a r i n g a 124
D o m i n g o de G u z m á n 228 Flaviano 56
Calisto 301 D o m i n g o d e la Calzada . . . 143 ¡Francisca, r o m a n a 75
Camilo de Lelis 211 D o m i n g o de Silos 368 F r a n c i s c o Corácciolo 166
Canuto 25 Donaciano . • • 155 F r a n c i s c o de Asís 290
Carlos Borromeó 322 Dorotea 44 Francisco de Borja 296

405
F r a n c i s c o de P a u l a 100 J u a n , a n t e I^órtam L a t i - Mateo • • 277
F r a n c i s c o de Regís 178 nam 136 Matías 62
F r a n c i s c o de Sales 35 J u a n , apóstol y e v a n g e l i s t a 375 Matilde • • 80
Francisco Javier 351 J u a n B a u t i s t a (Degollación Mauricio ," 278
F r a n c i s c o Solano 387 de san) 253 Maximino, abad 363
Frumencio 314 Juan Bautista (Natividad M a x i m i n o , obispo de T r é -
Fulgencio 22 de s a n ) 186 vis 160
Juan Berchmans 237 Máximo 345
Juan Bosco 37 Medardo 170
G J u a n Cancio 307 M e r c e d e s ( N t r a . .Sra de las) 280
J u a n Crisóstomo 33 Miguel A r c á n g e l 285
Gabriel 84 J u a n Clímaco 96 Miguel A r c á n g e l , (la a p a r i -
Galo, a b a d 303 J u a n de Dios 74 ción de s a n ) 138
Galo, ob. de A r v e r n a . . . . 193 J u a n de la Cruz 342 Miguel de los S a n t o s 197
Genoveva 9 J u a n de M a t a 46 Modesto .. 177
Gerardo 289 J u a n de S a h u g ü n 174 Mónica 134
Germán 159 Juan, ermitaño 93 M o n t s e r r a t ( N t r a . Sra. de) 395
Gertrudis 333 J u a n Gualberto 204 Mustióla 195
Gervasio 181 Juan, mártir 188
Gil 257 J u a n Neporauceno 147 N
Goar 198 Juan, para y mártir 158
Gonzalo de A m a r a n t e 16 J u a n Silenciario 144
Judafe, apóstol 315 N a c i m i e n t o de J. C 373
Gordiano 141 Narciso 316
Gregorio M a g n o 78 J u l i á n de C a p a d o c i a . . . . . . 55
Julián mártir 15 N a t i v i d a d de la V i r g e n . . . 264
Gregorio Nazianzeno 139 N a z a r i o , confesor 18
Gregorio, p r e s b í t e r o y m r . 373 J u l i á n , obispo 31
Julia 153 Xazario, m á r t i r 221
Gregorio s é p t i m o 136 Vemesio 367
Gregorio T a u m a t u r g o . . . . 335 Julio 110
Justina 232 Nicario 297
G u a d a l u p e ( N t r a . Sra. da 360 Nicolás de T o l e n t i n o 266
Guido 268 Justino 112
Justo 233 Nicolás F a c t o r 71
Guillermo 187 Nicolás, obispo 354
Guntrano 94 N i e v e s ( N t r a . S r a de las) 229
L Norberto 168
H
Hermenegildo 111
Ladislao' 189 O
Lars;o 282
Hilario 20 Laureano 196
Hospicio Recluso 152 Odón 336
H u g o , A b a d de Cluni 129 Leandro • • 65 Olegario 72
Hugo, a b a d d e Grenoble .. 99 Leocadia 3^7 Olimpiades 365
Leonardo 324 Onísimo 54
León, el .Magno 109 O ( N t r a . Sra. de la) 366
Liberato 241
L o r e n z o , diác. y m á r t i r .. 284
Lorenzo J u s ü n i a n o . 1¿
Ignacio de Loyola 22"4 Lucas SOR
t e n a c i o , ob. y m á r t i r 39
Ildefonso T9 Lucía • • 2(U Pablo, a p ó s t o l de las g e n t e s 192
L u i s .G^"z--fa 183 Pablo, primer ermitaño .. 21
Tnés de M o n t e p u l c i a n o . . . . 120 Li?is, obiprro ^ c"ri ( \ ..... ?¿,} Pablo, m á r t i r 188
Inés, virgen y m á r t i r . . . . 27 LIIÍF, rev ^e Francia ..... 249 Pacomio 145
I n o c e n t e s (los s a n t o s ) . . . . 376 Lujan, (Virgen d?) 389 Pafnucio 267
Iñigo Ifi3 Pantaleón 220
Ireneo, m á r t i r 195 Panteno *. . . . 199
Ireneo, ob. y m á r t i r 190 M P a s c u a l Bailón 148
Isabel, hija del r e y de H u n - Pastor 233
• grla 337 Macario Alejandrino . . . . . . 8 Patricio 83
Isabel, r e i n a de P o r t u g a l . 200 Macario, mártir 261 Paulino 184
Isidoro 102 Mamerto 142 Pedro ad-Víncula 225
isidro 1^6 Marcelino 12F, P e d r o Alejandrino 344
Tsquirión 370
Iván 150 Marceliano 1Pn Pedro Armengol 127
Marcelo 3i7 P e d r o Claver 265
Ma,rcos •• 180 P e d r o de A l c á n t a r a 306
Marcos, evangelista 125 P e d r o de A r b u é s : 273
J Marcos, p a p a y conf 293 P e d r o González T e l m o . . . . 113
M a r g a r i t a , r e i n a de E s c o c i a 172 P e d r o , m r . de Córdoba . . . 169
Jenaro 275 Martrarit^i, virpr. y m á r t i r 213 Pedro Nalasco 383
Jerónimo 286 M a r í a A n a de J e s ú s 117 Pedro, príncipes de los
J e s ú s ((Nombre de) 7 M ^ r í a A n a de J e s ú s P a - apostóles 191
Joaquín 86 redes 164 Tetronila 162
Jonás, mártir 95 A r a r í a Cleoié 107 P i l a r ( a p a r i c i ó n de la V i r -
Jorge 123 María Magdalena 215 g e n del) 298
J o s é de C a l a s a n z 251 M a r í a ( N o m b r e a.e1 398 Pío I 203
J o s é , E s p o s o de la M a d r e M a r í a Salomé 309 Po V 135
de Dios 85 M a r t a ..'. 222 Plácido 291
Jovita 53 Martina -- 26 Policarpo 32
Jua^ia F r a n c i s c a de C h a n - M a r t í n , ob. de T n u r s 329 Porfirio 64
tal 245 Martín, papa y mártir . . . . 330 P r e s e n t a c i ó n de J e s ú s . . . . 40

406
%
¿rinventación de X t r a . S r a . 339 ción de) 154 T o r í b í o de Mogrobejo . . . . 385
Primo 171 S a n t i a g o de la M a r c a . . . . 546 Tiburcio 235
Protasio 181 S a n t i a g o , el M a y o r . . . . . . . 218 Timoteo •• 30
P u r i f i c a c i ó n de la S a n t í s i - S a n t i a g o , el M e n o r 131 Tito 10
m a Virgen 40 S a n t o s (fiesta d e todos los) 319 T r a n s f i g u r a c i ó n del S e ñ o r 230
Saturnino 347 Trinidad (Santísima) 393
Sebaste (cuarenta márti-
Q res de) 76 u
Sebastián 26
Quintín 318 Senén 223
Úrsula 308
Serapia 259
R Sereno 61
Sérvulo • 371
Severiano (mártires coro-
Rafael 311 nados) 326
R a i m u n d o de P i t e r o 81 "Valentín 54
S e v e r i a n o , ob. y m á r t i r . . . . 59 Venancio 149
Raimundo de Peñafort . . . . 13 Severino 49
Ramón Nonato 255 V i c e n t e d e Colibre •• 119
Severo (mártires corona- V i c e n t e de P a ú l 212
Reina o Regina 263 dos) 326
R e l i q u i a s ( s o l e m i n d a d de V i c e n t e , diác. y m á r t i r . . . 28
Silverio 182 V i c e n t e (Perrer 103
las s a n t a s ) 326
Remigio ., 287 Silvestre I 379 Víctor 214
R e s u r r e c c i ó n del Señor . . . 390 ¡Simeón E s t i l i t a 11 Victoriano , 89
S i m ó n apóstol 315 Victorino (mártires coro-
Rogaciano 155 Simón, inoc. y m á r t i r . . . . 90
Román 66 nados) 326
Simplicio 68 Vidal 128
Romualdo 45 iSinforiano 246
Rómulo • 261 V i s i t a c i ó n de N t r a . S r a 194
Sotero 122 Vito 177
Roque 240
R o s a de L i m a 254
R o s a de V i t e r b o
Rosalía de P a l e r m o
260
262
T w
R o s a r i o ( N t r a . S r a . del) . . 400 Tarasio 63
Rosendo 67 WJfrido ••• • 299
Tecla 279 Wenceslao 284
Teodoro 310
s Teodasio, c e n o b i a r c a . . . . 17
Willibrordo 325
T e r e s a de J e s ú s 302
Sabas 353 T o m á s , Apóstol 369
Sabino 378 T o m á s de A q u i n o 73
S a l v a d o r (Dedicación de la T o m á s de C a n t o r b e i y . . . . 377 Zaragoza (innumerables
Iglesia del) 327 T o m á s de V i l l a n u e v a 274 m á r t i r e s de) 321
S a n t i a g o apóstol (la a p a r i - Toribio de L i é b a n a 115 Zenón i 261

40?

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