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FLOS SANCTORUM
DE LA FAMILIA CRISTIANA
comprende
LAS V I D A S DE LOS S A N T O S
y
PRINCIPALES FESTIVIDADES DEL AÑO
Queda hecho el
d e p ó s i t o que
m a r c a la l e y
PROLOGO
10
San Simeón Estilita. — 5 de enero.
(t 459.) °
11
La Epifanía o la fiesta de los Santos Reyes. — 6 de enero.
12
San Raimundo de Peñaf ort. — 7 de enero.
(t 1275.)
13
San Lorenzo Justiniano. — 8 de enero.
(t 1465)
14"
San Julián y Santa Basilisa. — 9 de enero.
(t 308.)
Nació san Julián en Antioquía,
de padres cristianos, a fines del
siglo tercero. Habiéndose despo-
sado con una honestísima donce-
lla llamada Basilisa, guardaron
los dos, de común acuerdo, per-
fectísima continencia. Porque el
mismo día de la boda, a la que
había concurrido la nobleza de
la ciudad, estando los desposa-
dos en su tálamo, se sintió en
el aposento u n olor suavísimo de
rosas y azucenas. Quedó mara-
villada Basilisa de aquella ex-
traordinaria fragancia y pregun-
tó a su esposo, qué olor era aquél
que sentía y de dónde venía,
porque no era tiempo de flores.
Respondió Julián: El olor suavísimo que y más, cuando oyeron que aquel hombre
sientes es de Cristo, amador de la casti- resucitado, públicamente confesaba a J e -
dad, la cual yo de su parte te prometo, sucristo. Atribuyó el presidente tan e s -
como la he prometido a Jesucristo, si tú tupendo suceso a la poderosa magia de
consintieres conmigo y le ofrecieres t a m - Julián, y condenó al resucitado a los mis-
bién tu virginidad. Respondió Basilisa mos suplicios. Encerráronles a todos en
que ninguna cosa le era más agradable unas cubas encendidas, más los condena-
que imitar su ejemplo. Poco después lle- dos salieron de ellas sin la menor lesión;
vó el Señor para sí a los padres de J u - arrojáronles después a las fieras del a n -
lián y Basilisa, dejándolos herederos de fiteatro, y las fieras no osaron hacerles;
sus haciendas riquísimas; y ellos comen- daño alguno. Finalmente, avergonzado
zaron luego a gastarlas con larga mano el cruel tirano, les hizo degollar, y así
en socorrer a los pobres. Consagróse entregaron en este día sus almas purísi-
él a instruir en la religión cristiana a los mas al Creador.
hombres y ella a las mujeres en diversa R&jlexión: ¡Oh cuánta sangre costó a
casa. Arreciaban por este tiempo las per-
secuciones de Diocleciano y Maximiano, los santos mártires la fe de nuestro Se-
pero Basilisa pudo librarse de ellas, y ñor Jesucristo! Como, la religión cristia-
acabó su vida santa y preciosa de muerte na es tan pura, celestial y divina, los hom-
natural. Su marido Julián fué quien al- bres terrenales y sensuales no la que-
canzó la palma de un glorioso martirio. rían recibir de ningún modo, y sólo a
El bárbaro presidente Marciano mandó poder de sangre y de milagros llegó a
triunfar. Pero a ti, acaso no te costará
prender al santo y abrasar su casa y a una sola gota de sangre el ser cristiano;
Julián le pasearon por la ciudad cargado antes en esto hallarás tu honra, y la
de cadenas, y precedido de un pregonero verdadera alegría y sosiego de tu cora-
que decía: Así se han de tratar los ene- zón. ¿Por qué, pues, no has de ser cris-
migos de los dioses y despreciadores de tiano de veras? ¿Por qué no has de m o r -
las leyes imperiales. Encerráronle des- tificar siquiera tus desordenadas aficcio-
pués en obscuro y hediondo calabozo, a nes y vencerte a ti mismo por amor de
donde fueron a visitarle siete caballe- Cristo y de la eterna gloria? Mira que-
ros cristianos, que, con un sacerdote lla- también es muy agradable al Señor este
mado Antonio, lograron ser compañeros lento martirio. Todos los buenos cristia-
de su martirio. Llegado el día de la nos han d e . ser mártires o mortificados.
ejecución, mientras el presidente, sen-
tado en público tribunal, interrogaba a Oración: Rogárnoste, Señor, que la in-
Julián, acertaron a pasar por allí unos tercesión de los bienaventurados Julián,
gentiles que llevaban a enterrar a un y Basilisa, nos recomiende a t u divina
difunto, y en tono de mofa le dijeron Majestad, para conseguir por su protec-
que resucitase al muerto. Entonces J u - ción lo que no podemos alcanzar por
lián, en nombre de Jesucristo, le resucitó, nuestros méritos. Por Jesucristo, nues-
lo cual llenó a todos de grande espanto; tro Señor. Amén.
L 1>
San Gonzalo de Amarante, confesor. — 10 de enero.
(f 1260.)
17
San Nazario, confesor. — 12 de enero.
(t 580 ?)
18 i-
San Félix, presbítero. — 13 de enero.
(t 270 ?)
20
San Pablo, primer ermitaño. — 15 de enero.
(t 342.)
21
San Fulgencio, Obispo, confesor y doctor. — 16 de enero.
(t 630)
23
La Cátedra de San Pedro en Roma. — 18 de enero.
(Año 48 de Cristo.)
es quien guiaba a Roma los pa-
sos del pobre pescador de Gali-
lea, desprovisto de todo humano
recurso; y Dios es quien estable-
ció allí la Cátedra de su Vicario
en la tierra, y quien la ha con-
servado por espacio de diez y
nueve siglos, y la conservará has-
ta el fin del mundo. Esta es la
Cátedra de la verdad que Jesu-
% cristo dejó establecida perpetua-
mente sobre la tierra para con-
servar sin alteración la doctrina
de su santo Evangelio, y ense-
ñar a todos los hombres lo que
han de saber y obrar para sal-
varse. Esta es la piedra funda-
mental de la Iglesia de Cristo, en
La fiesta de la Cátedra de san Pedro en la cual se han estrellado innumerables y
Roma, la instituyó la santa Iglesia para poderosos enemigos, que jamás han cesado
celebrar aquel dichoso día en que e l T r í n - en su diabólico empeño de derribarla, y
cipe de los apóstoles, después de haber te- contra la cual, conforme a la promesa del
nido siete años la Cátedra apostólica en Señor, no prevalecerá todo el poder del
Antioquía, la colocó en aquella ciudad, infierno. En esta Cátedra gobernó san P e -
que era señora y cabeza del mundo, para dro a la cristiandad por espacio de veinti-
que estando en ella el Vicario de Cristo, cinco años, y hasta ahora se guarda en
más fácilmente abrazase y gobernase to- Roma la pobre silla de madera en_que se
das las provincias del orbe cristiano. Tam- dice que se sentaba el glorioso Principe
bién nos recuerda hoy la Iglesia aquel de los apóstoles, y por ella ha obrado
singular beneficio que Cristo nuestro Se- el Señor muchos prodigios.
ñor hizo a san Pedro y en él a todo el
mundo, cuando alumbrado no de la carne *
y la sangre, sino con la luz del Padre
eterno, reconoció y testificó por Hijo co- Reflexión: Habiendo dicho Jesucristo a
eterno suyo a Jesucristo, y el Señor, en san Pedro: «Tú eres Pedro, y sobre ti
pago de esta confesión, le hizo Piedra edificaré mi Iglesia», han de saber todos
fundamental de su Iglesia, y le dio las lla- los fieles que quieren estar incorporados
ves del reino de los cielos. Por esta tan en este edificio espiritual, que han de es-
grande potestad fué constituido san Pedro tar unidos con esta primera piedra, y con
pastor universal del rebaño de Cristo, y la fe y doctrina de la Iglesia romana, que
el primero de toda la serie de soberanos los sucesores de san Pedro enseñan; y
pontífices que por legítima sucesión ha- que así como el miembro para tener vida
bían de gobernar la Iglesia, la cual, con- ha de estar unido con su cabeza y el r a -
forme a la promesa del Señor, ha de durar mo con su raíz y el río con su fuente; así
hasta el fin de los siglos. Entró san Pedro cualquier fiel y católico cristiano ha de
en Roma hacia el año 48 del Señor, y en estar unido con la Cátedra de san Pedro y
el segundo del emperador Nerón, que fué de sus sucesores, que después de Cristo
el mayor monstruo de crueldad que había son cabezas de todo el cuerpo de la
de perseguir a la Iglesia todavía naciente. Iglesia, fuera de la cual no se halla la vi-
Si consideras a san Pedro pobremente da, espíritu y la gracia con que se sustenta.
vestido, descalzos los pies, una alforja al
hombro, y un báculo en la mano, enca- Oración: ¡Oh Dios! que concediste a tu
minándose a Roma con intención de asen- apóstol el bienaventurado san Pedro la
tar en aquella capital de los cesares el autoridad pontificia de atar y desatar,
trono de su monarquía espiritual, no po- dándole las llaves del reino de los cielos,
drás menos de decir: estas son cosas de concédenos por su intercesión que nos
Dios; si fueran emnresas humans 1 ; no veamos libres de las ataduras y cadenas
tuvieran ningún resultado. Pero el Señor de nuestros pecados. Por Jesucristo nues-
tro Señor. Amén.
v
24
San Canuto, rey de Dinamarca, mártir. — 19 de enero.
(t 1087)
25
San Sebastián, mártir, — 20 de enero.
(f 288)
apaleado hasta que expirase. Así
terminó la vida el cristiano y
heroico capitán, a quien el santo
Papa Cayo había dicho después
del bautismo: Quédate en buena
hora, hijo mío, en el palacio y
en traje de oficial del empera-
dor, sé glorioso defensor de la
Iglesia de Jesucristo. Tomaron
los sayones el cadáver del santo
mártir y le arrojaron de noche en
un albañal, donde solía arrojar
las inmundicias de la ciudad, pa-
ra que los cristianos no supiesen
donde estaba, ni le honrasen co-
mo a mártir, ni él hiciese mila-
gros, y con la ocasión de ellos se
i convirtiesen los gentiles a la fe.
En este día dio la vida por amor de J e - Pero el Señor ordenó las cosas de otra m a -
sucristo el ínclito mártir san Sebastián, fa- nera: Porque el mismo san Sebastián apa-
vorito del emperador Diocleciano, y capi- reció en sueños a una santa matrona, lla-
tán de su guardia imperial. Ya hacía mada Lucina, y le reveló dónde estaba su
tiempo que empleaba la autoridad que t e - cuerpo, y cómo había quedado pendiente
nía en la corte, en favorecer a los cristia- de un gancho de un madero, y no había
nos, de que estaban llenas las cárceles; caído en aquel lugar hediondo e infame;
despreciando mil veces la vida, a trueque y le mandó que le enterrase en las cata-
de servirles. cumbas a la entrada de la cueva y a los
Convirtió a la fe a Nicostrato, oficial del pies de los apóstoles san Pedro y san
juez Cromacio; a Claudio, alcaide de la Pablo. Todo lo cual ejecutó la religiosa
cárcel, a sesenta y cuatro presos gentiles, señora puntualmente, y con gran devoción.
a otro Cromacio, vicario del prefecto, a
toda su familia y esclavos, que en n ú m e -
ro de cuatrocientos recibieron el bautismo
y fueron puestos en libertad. Al fin dela- Reflexión: Cuando leemos estas proe-
táronle al emperador, el cual sintió mucho zas de los fortísimos mártires, se nos vie-
que el mismo capitán de su guardia fuese nen las lágrimas a los ojos para llorar la
cristiano, e introdujese la religión cristia- ingratitud con que muchos cristianos de
na en la corte y en el palacio, y mandó nuestros días reciben el soberano bene-
que sin forma alguna de proceso fuese ficio de la fe. Tenemos el mismo bautismo,
luego asaetado por sus soldados. Ejecutóse el mismo Evangelio, el mismo Cristo: ellos
la cruel sentencia; y como le dejasen ya ponían en su, defensa sus haciendas y vi-
por muerto atado a un tronco, por la no- das, nosotros no estamos dispuestos a m o -
che fué a buscar el santo cuerpo Irene, rir por Cristo ni por la vida eterna, antes
viuda- del mártir Cástulo, oficial del em- desacreditamos con nuestras malas cos-
perador, y hallándole vivo todavía, le hi- tumbres la santidad y divinidad de nues-
zo llevar con mucho secreto a su casa, t r a Religión. Reconozcamos nuestra mali-
donde le curó las heridas de las saetas. cia y hagamos penitencia de nuestros ~t >.
Recobrada la salud, persuadíanle que se cados para que en el día del juicio no ¿
retirase, pero él, con u n valor sin ejemplo, levanten contra nosotros aquellos m á r t i -
se presentó al emperador, el cual con res cubiertos de gloriosas heridas _para
grande asombro, le juzgó por resucitado. condenar nuestra torpísima y detestable
Abogó, pues, Sebastián delante de él por indiferencia.
la causa de los cristianos, ofreciendo de Oración: Atiende, oh Dios todopodero-
nuevo la vida en defensa de la fe, mas co- so, a nuestra debilidad, y pues nos opri-
mo Diocleciano era monstruo sin entra- me el peso de nuestros pecados, alivíanos
ñas, embravecióse como león sanguinario, de él, por la intercesión del bienaventu-
y ordenó que llevasen al circo al fortísi- rado mártir san Sebastián. Por Jesucris-
mo mártir, y que allí fuese públicamente to, nuestro Señor. Amén.
Ú
Santa Inés, virgen y mártir.— 21 de enero.
(t 304)
27
San Vicente, diácono y mártir. 22 de enero.
(t 304)
ronse los guardas creyendo que
san Vicente se había huido: mas
él les dijo: No he huido, no:'
aquí estoy; aquí estaré; entrad,
y gustad parte del consuelo que
Dios me ha enviado; que por
aquí conoceréis cuan grande
es el Rey a quien yo sirvo; y
después de haberos enterado de
esta verdad, decidle a Daciano
de mi parte, que prepare nuevos
tormentos, porque yo estoy sano
y dispuesto a nuevos martirios.
El día siguiente Daciano, vién-
dole curado de sus heridas. Je
mandó acostar en . una cama
blanda y regalada, y en ella le
mostró el glorioso mártir que
aborrecía más las delicias que
El ilustrísimo diácono y mártir san Vi- las penas, porque en aquel regalo dio su
cente nació en la ciudad de Huesca y espíritu al Señor. Arrojado el sagrado
crióse en la de Zaragoza del reino de cadáver a los perros, y a las olas del mar,
Aragón. Desde niño se inclinó a las obras fué preservado milagrosamente, y ' s e p u l -
de piedad y a las letras y finalmente fué tado fuera de los muros de la ciudad en
ordenado de diácono por san Valerio, una iglesia que después se dedicó al Se-
obispo de Zaragoza, el cual por ser ya ñor en honor del mártir.
viejo e impedido de la lengua, encomen-
dó a san Vicente el oficio de predicar. Reflexión: Cualquiera que imagine, di-
Eran emperadores en este tiempo Dio- ce san Agustín, que san Vicente padeció
cleciano y Maximiano, y enviaron a Es- con sus propias fuerzas este martirio, se
paña al presidente Daciano, el cual lle- engaña y torpemente yerra, y el que pen-
gando a Zaragoza hizo grande estrago en sara tener ánimo para vencer con su pa-
la Iglesia de Dios. Prendió a san Valerio ciencia tales suplicios, es vencido por su
y a san Vicente y los mandó llevar a la soberbia, porque si en esta martirio con-
ciudad de Valencia a pie cruelmen- sideramos la paciencia humana, se nos
te atormentado. Tendiéronle pues so- hace increíble, mas si ponemos los ojos
bre el potro y con cuerdas a los en el poder divino, deja de ser admira-
pies y a las manos descoyuntáronle ble. En aquella horrible carnicería y
los sagrados miembros; rasgáronle crueldad de tormentos, no parecía sino
después el pecho y las espaldas con que uno era el que padecía, y otro el que
uñas aceradas hasta descubrirle los hablaba. Y así era: porque Dios armaba
al santo mártir de tan divina fortaleza,
huesos. En todos estos suplicios no dio que los tormentos le parecían regalos,
el santo mártir ni un gemido, ni derramó el fuego refrigerk>-_y la muerte vida, p e -
una lágrima; antes decía a los atormen- leando a porfía i""*—-bia y el furor de
tadores: ¡Qué flacos sois! ¡por más va- Daciano y el ánimo y fervor del santo
lientes os tenía! Entonces le extendieron mártir: pero antes se cansó Daciano de
en una cama de hierro ardiendo, y abra- atormentarle, que Vicente de reírse de
sáronle los costados con planchas encen- sus tormentos.
didas, poniéndole sal en las llagas; "y co-
mo siguiese el valor oso soldado de Cris- Oración: Oh Dios omnipotente, que no
to haciendo burla de los sayones y de permitiste que el bienaventurado diáco-
Daciano, viéndose éste vencido, mandó no Vicente fuese atemorizado con ame-
que le echasen de nuevo a la cárcel. Des- nazas, ni vencido con tormentos, rogá-
cubrióse en aquella cárcel obscura y t e - rnoste que nos esfuerces para sufrir con
nebrosa una luz venida del cielo; sintió- invencible constancia las adversidades de
se una fragancia suavísima y bajaron án- este mundo. Por Jesucristo, nuestro S e -
geles a visitar al santo mártir. Turbá- ñor. Amén.
28
San Ildefonso, arzobispo de Toledo. 23 de enero.
(t 669)
29
San Timoteo, obispo y mártir. 24 de enero.
(f 93 de J. C.)
crueldad contra los hombres y
mujeres que topaban por las ca-
lles, dándoles muchos golpes con
unas mazas, y matando a algunos
de ellos, pensando que con aquel
sacrificio aplacaban a los dioses;
el santo obispo les reprendió y
procuró apartar de aquella sa-
crilega locura; y fué tanto lo
que se enojaron contra él, que le
arrojaron todo lo que les venía a
las manos; y asiendo de él con
gran crueldad y fiereza, le a r r a s -
traron y le dejaron por muerto.
Los cristianos acudieron y le
hallaron boqueando, poco des-
pués dio su espíritu al Señor.
Su cuerpo fué sepultado en
Nació este apostólico varón y mártir de un lugar llamado Pión, con gran senti-
Cristo en Licaonia, de padre gentil y de miento y devoción de los fieles, hasta
m a d r e judía. Viniendo san Pablo con san que el emperador Constancio, hijo del
Bernabé a Listra, entre otros que se con- gran Constantino, trasladó sus reliquias
virtieron a la fe, fué uno Timoteo, cuyos .a un templo, que edificó en honra de los
padres hospedaron a los apóstoles en su apóstoles; y el emperador Justiniano le
casa, y les entregaron a su hijo, mozo de acrecentó, y le hizo más suntuoso y mag-
buen ingenio y bien inclinado; y el após- nífico. San Ignacio en una epístola que
tol san Pablo le tomó en su compañía y escribe a los de Efeso, les dice: -«Voso-
le tuvo por hijo y discípulo amantísimo, tros habéis conversado con Pablo y con
enseñándole aquella doctrina que él h a - Juan y con el fidelísimo Timoteo». Y en
bía aprendido en el tercer cielo, y lle- otra carta, que escribe a los de Filadel-
vándole consigo en sus peregrinaciones, fia, dice «que Timoteo se debía contar
como compañero suyo muy amado. Llá- entre el número de los santísimos varo-
male en sus Epístolas, hermano, hijo ca- nes, que en virginidad y pureza pasaron
rísimo en el Señor, ministro de Dios y su vida». N_
coadjutor suyo en el Evangelio. Y en a l -
gunas de ellas, pone la salutación: Pau- Reflexión: Con sangre selló el Hijo de
lo y Timoteo, siervos de Jesucristo, co- Dios su Evangelio, con sangre lo sellaron
mo si fueran aquellas Epístolas de a m - sus santos apóstoles, con sangré lo se-
bos y no de sólo san Pablo. Mas aunque llaron sus discípulos, como el glorioso san
san Timoteo fué tal como le pinta el mis- Timoteo, y con sangre de millones de
mo Apóstol de las Gentes, no por eso se mártires se propagó sobre toda la tierra.
descuidaba de sí, antes era más humilde Parece pues imposible que haya cristia-
y penitente: y padeciendo mucha flaque- nos que adoren la cruz sangrienta de
za de estómago y otras enfermedades, Cristo, y al mismo tiempo los ídolos del
bebía agua con tanto rigor, que fué m e - interés terrenal y del placer sensual, co-
nester que el mismo apóstol le mandase mo los gentiles y los moros. No quieras
que¡ bebiese un poco de vino, porque así tú gozar antes de tiempo. Mira el santo
convenía a su salud. Después de haber crucifijo como modelo de los predesti-
participado de las fatigas apostólicas de nados, y oye al apóstol san Pablo que di-
san Pablo en Macedonia, Asia, Grecia, ce: Si nos crucificamos con Cristo, rei-
Acaya, Palestina y Roma, fué nombrado naremos con Cristo en su gloria.
obispo de Efeso en lugar de san Juan
Evangelista a quien el emperador "Domi- Oración: Oh Dios omnipotente, mira
ciano había desterrado a la isla de P a t - con ojos piadosos nuestra flaqueza, y pues
mos: mas no vivió san Timoteo muchos nos oprime el peso de nuestros pecados,
años en aquella silla: porque haciendo alivíanos de él, por la gloriosa interce-
allí una fiesta los gentiles, en la cual, sión de tu bienaventurado mártir Timo-
-enmascarados, usaban de una bárbara teo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
30
La conversión de San Pablo. — 25 de enero.
(Año 35 de J. C.)
La maravillosa conversión de
san Pablo la hallamos escrita en
el sagrado Libro de los Actos de
los Apóstoles por estas palabras:
«En aquel tiempo, respirando to-
davía Saulo amenazas y muerte
contra los discípulos del Señor,
se presentó al Príncipe de los
sacerdotes pidiéndole despachos
para las sinagogas de Damasco,
a fin de conducir presos a J é r u -
salén cuantos hombres y muje-
res hallase profesores de la vida
cristiana; pero yendo su camino,
sucedió que cerca de Damasco,
de repente, le rodeó una luz del
cielo, y cayendo en tierra, oyó
una voz que decía: Saulo, Saulo.
¿por qué me persigues? Y él preguntó: pués de lo cual comió y quedó conforta-
¿Quién eres, Señor? Y el Señor le dijo: do. Permaneciendo aún algunos días con
Yo soy Jesús a quien tú persigues: dura los discípulos que había en Damasco, p r e -
cosa te es cocear contra el aguijón. Y Sau- dicaba continuamente en las sinagogas que
lo, tembloroso y despavorido, volvió a Jesús era el Hijo de Dios. Maravillábanse
preguntar: ; Qué quieres que yo haga? — todos los que le oían, diciendo: ¿Por ven-
Levántate, le dijo el Señor, entra en la
ciudad, y allí se te dirá lo que has de tura no es éste el que perseguía en J e r u -
hacer. Los ministros que le acompañaban salén a los que invocaban el nombre cris-
estaban pasmados al oír la voz que le h a - tiano, y vino aquí para llevarlos presos a
blaba, sin ver la persona. Levantóse Saulo los príncipes de los sacerdotes? Pero Sau-
de la tierra, y aunque abría los ojos, nada lo predicaba aún con mayor fortaleza, y
veía: de suerte que, asido de la mano le confundía a los judíos que moraban en
introdujeron en Damasco, donde perma- Damasco, afirmando que Jesús era el Cris-
neció tres días sin vista, y sin comer ni to y Mesías esperado.» (Act. Apost. Cap.
beber. Hallábase a la sazón en aquella IX). , _^
ciudad cierto discípulo llamado Ananías, Reflexión: ¿Quién podía ii.;JJIIiar que
a quien el Señor en revelación llamó por
su nombre, y respondiendo él: Aquí estoy, aquel fariseo sin entrañas que guardaba
Señor; —• Levántate, le dijo, y ve al barrio la ropa de los que apedreaban a san Es-
que llaman Recto y busca en casa de J u - teban, aquel bravo alguacil de Caifas que
das a Saulo que se llama el Tarsense. — . andaba de casa en casa para prender" a los
Señor, respondió Ananías; he oído a m u - fieles y cargarles de cadenas, aquel tirano
chos cuántos males ha causado este hom- cruel que mandaba azotar bárbaramente
bre a tus santos en Jerusalén, y que tiene en las sinagogas a los cristianos y a fuer-
facultad de los príncipes de los sacerdotes za de tormentos había logrado que algunos
para prender a todos los que invocan tu renegasen; de récente se trocase en dis-
nombre. Mas el Señor le replicó: Ve, por- cípulo de Cristo, en el más ardiente predi-
que éste es mi vaso de elección que ha cador de Cristo y en el más celoso de los
de llevar mi nombre ante las naciones, santos apóstoles? Estas son manifiestas
los reyes y los hijos de Israel, y a quien obras del muy Alto, para que, como dice
seguramente mostraré cuanto le conviene el mismo san Pablo, el hombre no se glo-
padecer por mi nombre. Con esto fuese ríe de nada.
Ananías, entró en la casa donde estaba Oración: ¡Oh Dios! que enseñaste^a todo
Saulo, e imponiéndole las manos, le dijo: el mundo por medio de la predicación del
Hermano Saulo, me ha enviado el Señor apóstol san Pablo, concédenos que así co-
Jesús, que te apareció en el camino por mo hoy honramos su conversión, así tam-
donde venías, a fin de que recobres la bién caminemos hacia Ti, siguiendo^ su
vista; y levantándose fué bautizado, des- ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
31
S. Policarpo, obispo de Esmirna y mártir. 26 de enero.
(t 160)
ron al anfiteatro de Esmirna. Al
entrar en aquel lugar de su m a r -
tirio, oyó una voz del cielo que le
decía: ¡Buen ánimo, Policarpo, y
persevera firme! Exhortándole
luego el procónsul a maldecir a
Jesús, respondió el venerable an-
ciano: Ochenta y seis años ha que
sirvo a mi Señor Jesucristo, j a -
más me ha hecho ningún mal, an-
tes, cada día he recibido de él
nuevas mercedes; ¿cómo quieres,
pues, que le maldiga? Enojóse
con esta respuesta el tirano, y
clamaron los gentiles cop grandes
voces diciendo: ¡Al fuego! ¡al
fuego! Entonces hicieron con
grande prisa una hoguera, en la
cual arrojaron al santo obispo; mas el
El glorioso obispo de la edad apostó- fuego no tocó al santo, ni le quemó, antes*
lica fué discípulo de san Juan evangelis- estaba a manera de una vela de nave que
ta y maestro de san Ireneo, el cual dice navega hinchada de próspero viento; y
de él: «Policarpo no sólo fué enseñado dentro de su seno parecía el cuerpo del
por los apóstoles, y conversó con muchos santo, no como carne quemada, sino como
que habían visto y conocido al Señor, oro resplandeciente en el crisol, y las mis-
sino que los mismos apóstoles le eligieron mas llamas, para mayor milagro, echabp-*H,
por obispo de Esmirna, en Asia. Yo le t r a - de sí un olor suavísimo como de incienso" '
té en el tiempo de mi mocedad, porque quemado en las brasas. Finalmente, vien-
murió muy viejo, y tenía ya muchos años do los ministros que no se podía acabar
cuando pasó de esta vida después de un la vida de aquel santo con fuego, determi-
glorioso e ilustre martirio. Enseñó siem- naron acabarle pasándole el cuerpo con
pre aquella misma doctrina que había una espada, y en este martirio voló ac|ue-
aprendido de los apóstoles, la que enseña 11a alma dichosa al cielo para gozar eter-
la Iglesia, y la que es únicamente doctrina namente de Dios.
verdadera. En tiempo de Aniceto vino a
Roma y reconcilió con la Iglesia de Dics Reflexión: Así morían los santos obis-
a muchos seguidores de los herejes, pu- pos de la primitiva Iglesia y los inmedia-
blicando que la doctrina que él había tos discípulos de los apóstoles. Después de
aprendido de los apóstoles no era otra si- haber enseñado con p a l a b r a s y ejemplos
no la que la Iglesia enseñaba.» Hasta aquí la santísima doctrina del Señor, la sella-
san Ireneo (Lib. de haeres.). Fué también ban con la sangre del martirio, única r e -
muy amigo de san Policarpo, el fervoro- compensa que llevaban de este mundo,
sísimo mártir san Ignacio, obispo de An- pero magnífica prenda de alta gloria por
tioquía, el cual, cuando era conducido a toda la eternidad. ¿Te cuesta algún t r a -
Roma, y condenado a las fieras del anfi- bajo el ser cristiano de veras? Anímate,
teatro, tuvo grande consuelo al pasar por pues, recordando que mucho más pade-
Esmirna para dar su último abrazo a Po- cieron los maestros de nuestra santa fe,
licarpo, a quien escribió todavía dos car- y nunca te olvides de lo que dice san
tas llenas de celo apostólico. Pablo, a saber: Que todas las penas de
También fué a Roma san Policarpo, esta vida no son nada en comparación
siendo de edad de ochenta años, con la futura gloria con que Dios recom-
para consultar con el Papa Aniceto al- pensa a sus escogidos.
gunos puntos de disciplina eclesiástica, Oración: Oh Dios, que cada año nos ale-
y allí topó con el famoso hereje Mar- gras con la solemnidad de tu bienaventu-
ción; y preguntándole éste: ¿Me co- rado mártir y pontífice Policarpo, concé-
noces? Respondióle el varón apos- denos tu gracia, a fin de que mientras
tólico: Sí; te conozco; eres el hijo honramos su nacimiento en la gloría, nos
primogénito del diablo. Ochenta y seis holguemos mereciendo en la tierra su pro-
años tenía, cuando en la sexta persecu- tección celestial. Por Jesucristo, nuestro
ción de la Iglesia le prendieron y lleva- Señor. Amén.
32
San Juan Crisóstomo, obis., conf. y doctor. — 27 de enero.
(t 407)
-w
33
San Julián, obispo de Cuena. — 28 de enero.
(t 1208)
llegaba el fin de sus días, revis-
tióse de sus vestiduras pontifi-
cales para recibir los •últimos Sa-
cramentos, pero luego se rodeó de
un áspero cilicio, se cubrió de ce-
niza, y se tendió en el duro sue-
lo, reclinada la cabeza sobre una
piedra. Entonces vio a la Virgen
Santísima, que coronada de r o -
sas y acompañada de un coro
resplandeciente de santas vírge-
nes, venía a recibir su alma p u -
rísima para llevarla a los cielos.
A los 310 años después de su
muerte se halló el sagrado cuer-
po tan entero como el día que fa-
lleció, y las vestiduras pontifica-
les tan nuevas como si acabasen
San Julián, obispo y patrón de la de labrarse. Estaba vestido de pontifical
Iglesia de Cuenca, nació en Burgos, con mitra de raso blanco labrada de oro,
de honrados y virtuosos padres, y el con báculo, cáliz y vinajeras, todo de pla-
cielo ilustró su nacimiento con prodi- ta. Tenía al lado un ramo de palma tan
giosas señales de su futura santidad y verde y fresco como si el mismo día se
dignidad; porque mientras le bautizaban, hubiera cortado, exhalando una suavidad
apareció un ángel con la mitra y el báculo peregrina y admirable. Hízose la transla-
ción del santo cadáver con una procesión
pastoral, y dijo: Julián^ha de ser su nom- solemnísima, y Nuestro Señor obró m u -
bre. Y en efecto, habiendo pasado Julián chos prodigios; pues día hubo de catorce
con la pureza de un ángel del cielo los milagros, como consta por jurídica infor-
años de su niñez y de su mocedad, fué ele- mación.
vado al sacerdocio, y a la dignidad de Ar-
cediano de Toledo, y finalmente a la si-
lla episcopal de Cuenca. Celebraba la Mi-
sa con tanto fervor y tan dulces lágrimas,
que hacía llorar de devoción a cuantos 3 a Reflexión: Aprendamos de este varón
oían. Predicaba con tan grande unción y de misericordia el espíritu de caridad con
gracia la divina palabra, que los oyentes nuestros hermanos menesterosos. ¿Hay
decían: Nunca habló así otro hombre. No por ventura cosa más recomendada del
tenía en su palacio más que un solo cape- Señor que la caridad? Si tienes mucha ha-
llán, que fué el santo Lesmes, el cual ha- ' cienda, da mucho; si tienes poca, da po-
cía los oficios de paje, limosnero, mayor- co. Lo que das a los pobres, lo das a Cris-
domo y sacretario del santo obispo. En sus to: lo que gastas en limosnas, lo trasla-
correrías apostólicas convirtió a innume- das al cielo por la manos de los pobres.
rables moros, y corrigió en muchas pobla- Da, pues, lo que es de la tierra, para reci-
ciones los siniestros resabios que en ellas bir tesoros del cielo: da una moneda, para
había dejado la morisma. Todas sus ren- ganar un reino: lo que das-al pobre, te lo
tas eran para los pobres, y para sustentar- tías a ti mismo. ¡Terrible juicio aguarda
se hacía él unas cestillas, que luego le fci que malgasta lo aue necesitan los po-
compraban los fieles, y las guardaban co- bres para su sustento, y grande gloría
mo joyas de su santo obispo. Recompensó- puede esperar el hombre misericordioso y
le el Señor la caridad que usaba con los caritativo!
menesterosos, apareciéndole una vez J e -
sucristo entre los pobres y honrándole con
ei nombre de amigo suyo. Un día halló
colmado de trigo el ayolí que estaba va- Oración: Suplicárnoste, Señor, que exci-
cío, y en otra ocasión vio entrar por la tes en tu pueblo cristiano aquel espíritu
ciudad una recua numerosa cargada de cié caridad, de que llenaste a tu confesor
trigo, que sin guía se dirigió al palacio del y pontífice el bienaventurado Julián, p a -
caritativo prelado. Finalmente, a l o s ra que caminemos hacia ti, imitando los
ochenta años de su edad, entendiendo que ejemplos de aquel cuya fiesta celebra-
mos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
34 ^
o. francisco de Sales, obisp., conf. y doet.— 29 de enero.
(t 1622)
San Francisco de Sales nació
en el castillo de Sales en el du-
cado de Saboya. Siendo niño, r e -
partía a los pobres lo que le da-
ba para su entretenimiento la
condesa, su madre; y llegado a la
edad competente, aprendió las
letras humanas y divinas en el •
colegio que tenían en París los
Padres Jesuítas, y tuvo por maes-
tro de teología al sapientísimo
Padre Maldonado, y por maes-
tro de las lenguas hebrea y grie-
ga al famoso Genebrardo. Comul-
gaba cada ocho días, ceñíase eí
cilicio tres días a la semana; y *
siendo prefecto de la Congrega-
ción de María Santísima, hizo vo-
to de perpetua virginidad. De París pasó a encender en el amor divino los corazones
la universidad de Padua para estudiar J u - más fríos y helados. Fundó además la Or- _
risprudencia, y escogió por confesor al in- den de, la Visitación, inspirando a sus re- Jjv
signe Padre Posevino de la Compañía de ligiosas u n espíritu de suavidad y caridad "**3
Jesús. Allí fué donde algunos malignos es- de Cristo, que jamás ha padecido menos-
colares le llevaron a la casa de una dama cabo. Finalmente, después de increíbles
ruin, de cuya tentación hubo de librarse el trabajos y méritos, a la edad de 56 años,
castísimo mancebo tirándole a la cara un murió el santo en el humilde aposento del
tizón que halló a mano. Habiéndose orde- hortelano de la Visitación. Su corazón p r e -
nado de sacerdote, le confiaron el ministe- cioso y conforme al de Cristo se conserva,
rio de la palabra, y en su primer sermón en una urna de oro que mandó labrar el
convirtió trescientos pecadores. Andaba rey Luis XIII por haber recobrado la sa-
de aldea en aldea y de choza en choza, pa- lud en el mismo instante que se le mos-
deciendo fríos, lluvias, hielos, insultos y tró aquella sagrada reliquia.
persecuciones de muerte por ganar almas a
Cristo. Siempre iba entre lobos aquel cor- *
dero mansísimo, pero con su caridad mudó
los lobos en corderos. Cuando entró en To- Reflexión: La mansedumbre, hija de la
nón no había más que siete católicos en caridad de Cristo, fué la virtud en que
toda la ciudad; y poco después pasaban znás^ se señaló el suavísimo y apostólico
ya de seis mil: y no paró hasta reducir a varón san Francisco de Sales; porque el
la verdadera fe los protestantes de Ger, Señor se propuso como ejemplar de ella,
de Ternier, de Gaíllac y del Chablais. El diciendo: Aprended de mí que soy m a n -
mismo heresiarca Teodoro Beza se con- so y humilde de corazón. (MATTH. X I . ) .
venció y lloró; aunque por haber diferido Imitémosle también nosotros, recordando
su conversión, murió apóstata en Ginebra. que así como el desabrimiento, la altane-
El rey de Francia Enrique IV ofreció al ría y la cólera suelen ser pruebas de una
santo el obispado de París, y el capelo conciencia lastimada; asíala dulzura, la
cardenalicio; mas rehusó él estas dignida- humildad y suavidad siempre han sido el
des: y si admitió la mitra de Ginebra, propio carácter de la santidad verdadera.
fué porque el sumo Pontífice se lo mandó
con riguroso precepto. Visitó a pie todas
las parroquias poniéndose mil veces en pe- Oración: ¡Oh Dios! que ordenaste que
ligro de muerte, predicó muchas Cuares- el bienaventurado Francisco, tu confesor y
mas, fué como el oráculo de su tiempo, y pontífice, se hiciese todo para todos por
escribió muchos libros de piedad y entre la salud de las almas, concédenos benig-
ellos la íntrodticción a la vida devota, del namente, que llenos de la dulzura de tu
cual se dice, que son más las almas que ha caridad, por los consejos y méritos de este
convertido que las letras que tiene; y el gran santo, consigamos los eternos gozos
Tratado del amor de Dios, suficiente para de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
35
Santa Martina, virgen y mártir. — 30 de enero.
(t 230?)
pantoso ruido el espíritu infer-
V* nal que residía en la estatua de
I* la diosa y caerse ésta reducida a
polvo. Mandó el juez raer la ca-
beza de santa Martina, diciendo
r.» * • que tenía en ella sus encanta-
mientos; y habiendo sido con-
ducida después al anfiteatro, sol-
táronle u n león muy grande, pa-
ra que la despedazase y la de-
vorase: pero en viéndola el te-
rrible león, comenzó a bramar,
s i n querer arrojarse sobre 1 a
santa virgen, antes llegándose a
ella, se echó a sus pies y co-
menzó a besárselos y lamérselos
blandamente, sin hacerle ningún
daño. Entonces levantó su voz
Nació esta nobilísima virgen en la ciu- santa Martina, y dijo: ¡Maravillosas son,
dad de Roma: su padre había sido eleva- oh Señor, tus obras! Y a los presentes
do tres veces a la dignidad de cónsul. In- añadió: ¿No veis cómo los ángeles de Dios
formada desde su niñez en las sagradas refrenan la crueldad de las fieras? Vien-
letras y en las costumbres cristianas, ea do el presidente semejante prodigio, man-
el imperio de Alejandro Severo fué dela- dó tornar al león a la jaula; y cuando iba
tada ante los magistrados; los cuales le a ella, arrebató a Limeneo, pariente del
preguntaron por qué siendo doncella r o - emperador, y lo despedazó. Probó todavía
mana había de reconocer por Dios a un el bárbaro tirano otros suplicios, atormen-
judío condenado por sus crímenes a muer- tando a la santa Virgen con el hierro y con
te de cruz y no había de ofrecer incienso el fuego; hasta que rugiendo de coraje,
al grande Apolo. Respondió ella: Llevad- al ver que de todos salía victoriosa, m a n -
me al templo de Apolo y veréis cómo en dó sacarla fuera de la ciudad, y cortarle
nombre de Jesús reduzco a polvo ese de- la cabeza.
monio que tanto veneráis. Condujéronla,
pues, al templo de aquel ídolo, y apenas Reflexión: El martirio de santa Martina
lo divisó, alzó los ojos y las manos al cie- está lleno de espantosos prodigios. Milagro
lo diciendo: Jesucristo, Señor mío, m u é s , fué el sufrir una doncella noble y delica-
tra que eres omnipotente Dios a la vista de da tan horrendos suplicios, milagro el
este pueblo ciego. Y en diciendo estas pa- arruinar el templo de los falsos dioses y
labras, sintióse un espantoso terremoto hacer pedazos las estatuas de Apolo y de
que llenó a todos de horror, desplomóse Diana, milagro el resplandecer con sobe-
una parte del templo y cayó hecha peda- rana luz en el rigor de los tormentos,
zos la estatua de Apolo. Pero los minis- milagro el convertirse los sayones de ver-
tros del emperador, así como el popula- dugo de la santa en compañeros de su
cho gentil, atribuyeron el suceso a una martirio. Así glorificaba el Señor el m a r -
poderosa fuerza mágica de la cristiana tirio de los santos. No es maravilla, pues,
virgen y la condenaron a los más atroces que la sangre de los mártires fuese semi-
suplicios. lla de nuevos cristianos; lo que debe es-
pantarnos es que haya tantos cristianos
Azotáronla primero con palos nudosos, ahora que se deshonren de profesar la fe
rasgaron su rostro con uñas de hierro; y sellada con tanta sangre y con tantos pro-
entonces fué cuando la vieron cercada de digios.
un resplandor celestial que desarmó a Oración: Oh Dios, que entre las m a r a -
los mismos verdugos, los cuales echándo- villas de tu poder hiciste victorioso aun
se a sus pies, confesaron en alta voz que al sexo frágil en los tormentos del marti-
también eran cristianos. El fiero presiden- rio, concédenos benignamente la gracia da
te ordenó que allí mismo les cortasen la que honrando el nacimiento para el cielo,
cabeza, y arrastraron a la santa virgen al de la bienaventurada Martina, tu virgen y
templo de Diana: mas lo mismo fué en- mártir, nos sirvan de guía sus ejemplos.
trar en el templo, que salir de él con es- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
36-
San Juan Bosco, confesor y fundador. — 31 de enero.
(f en Turín en 1888)
Este ilustre Santo, en cuyo
elogio, según palabras de Pío XI,
es poco cuanto se diga, es un
coloso de la naturaleza y de la
gracia.
Fué criatura aureolada de
múltiples reflejos y hecha de
múltiples valores: de bondad
generosa, de ingenio gránele, de
inteligencia clara, viva y perspi-
caz; de una voluntad gigante, in-
dómita e indomable, que ni la
inmensa cantidad de obras, ni el
trabajo suyo extraordinario p u -
dieron rendir jamás.
Nació en Castelnuovo de Asti,
(provincia de Turín, Italia) el
16 de- agosto de 1815, en una
modesta familia campesina.
Cuando contaba tan sólo dos años per- Reflexión: Lac vida de San J u a n Bosco,
dió a su padre. Educóle su madre Marga- con ser activa en sumo grado, muévese
rita Occhiena en el santo temor de Dios, constantemente en una atmósfera de mi-
consiguiendo muy pronto grande ascen- lagro y de intimidad con Dios, propia de
diente entre sus compañeros de infan- los grandes contemplativos, familiariza-
cia. A la edad de nueve años, en un «sue- dos con los divinos carismas. Fueron sus
ño» profético, Dios le manifestó clara- devociones cumbres: el amor a Jesús Sa_
mente su futura misión: la educación cramentado, pudiéndose llamar el «pre-
cristiana de la juventud. Y en «sueños» cursor» de la Comunión frecuente y dia-
posteriores fuéle el Señor precisando más ria; la devoción a la Virgen Inmaculada,
y más el modo cómo había de llevar a bajo la advocación «Auxilio de los cris-
feliz término su obra providencial. tianos», a quien edificó una grandiosa ba-
Ingresó en el seminario y, ordenado sa- sílica en Turín, que fué y sigue siendo
cerdote, dio comienzo en Turín a su mi- en la actualidad centro de irradiación y
sión con la obra de los «Oratorios fes- atracción poderosas; y, finalmente, su in-
tivos», procurando atraer a los mucha- condicional adhesión al Papa, intervi-
chos con diversos e instructivos entrete- niendo con Pío IX y León XIII en asun-
nimientos. Pronto fundó u n asilo-escuela tos delicadísimos y de grandísima tras-
donde, recogiendo a los más pobres, les cendencia. Su lema fué «Da mihi áni-
proporcionaba alimento, vestido, habita- mas»: buscar almas, siempre almas, só-
ción, y un oficio o estudio. lo almas para llevarlas a Dios; y por el
Para perpetuar su labor fundó la So- encendidísimo celo de almas que le con-
ciedad Salesiana. Ampliando el campo de sumía, en pos de ellas, recorrió pueblos
acción, estableció talleres-escuelas de a r - y naciones sembrando su camino de pro-
tes y oficios para la formación profesio- digios sin cuento.
nal de obreros y abrió escuelas e inter- Aprendamos del Santo la lección. Pen-
nados para alumnos de primera y segun- semos en la salvación de nuestra alma.
da enseñanza... Y para que el benefi- Para ello estemos siempre con el Papa,
cio de la educación cristiana se exten- seamos devotos de la Virgen y recibamos
diese también a las niñas, fundó otra con frecuencia a Jesús en la Eucaristía.
congregación: el Instituto de las «Hijas de
María Auxiliadora», resultando al fin, Oración: Oh Dios, que suscitaste a tu
d o s providenciales congregaciones reli- Santo Confesor Juan, para padre y maes-
giosas, que con la rapidez de la luz y del tro de los jóvenes, y que por él, con la
fuego, habían de lanzarse por el mundo ayuda de la Virgen María, quisiste flore-
entero, acreditándose por doquier como ciesen nuevas familias religiosas en tu
educadores ideales de la niñez, merced Iglesia; haz que, encendidos en el mismo
al «método preventivo» y a la infusión fuego de caridad, podamos buscar las al-
en el alma iuvenil de las más puras esen- mas y servirte a ti solo. Por N. S. J. C.
cias evangélicas. Así sea.
San Ignacio, obispo y mártir. — l9 de febrero.
(t no)
En tiempo que imperaba Tra-
jano, era obispo de Arítroquia
san Ignacio, que sucedió en aque-
lla silla a Evodio, y Evodio a san
Pedro. Tuvo Ignacio estrecha fa-
miliaridad con san Juan Evan-
gelista y con san Policarpo, obis-
po de Esmirna, su condiscípulo
y compañero, lo cual es grande
argumento de su admirable san-
tidad. Hacía en todo, oficio de
vigilante pastor y habiendo oído
en una maravillosa visión que
tuvo, multitud de ángeles que
cantaban a coros himnos y ala-
banzas a la Santísima Trinidad,
ordenó en su iglesia de Antio-
auía que se cantase a coros; lo
cual siguieron e imitaron después las otras en él, les dijo estas palabras: No penséis,
iglesias. Vino en esta sazón a Antioquía oh romanos, que soy condenado a las bes-
el emperador Trajano, y mandando llamar tias por algún maleficio o delito indigno
al santísimo obispo le dijo: ¿Eres tú aquel de mi persona, sino porque deseo unirme
Ignacio que te haces llamar Deífero y eres con Dios, del cual tengo una sed insacia-
cabeza de los que hacen burla de los dio- ble. Y oyendo los bramidos de los leones
ses? Yo, respondió el santo, soy Ignacio, que ya venían, clamó: Trigo soy de Cris-
y me llaman Deífero, porque traigo escul- to, voy a ser molido por los dientes de
pido en mi alma a Cristo que es mi Dios. los leones para hacerme sabroso pan de
Yo te prometo, le dijo Trajano, hacerte mi Señor Jesucristo. Y diciendo estas
sacerdote del gran Júpiter, si sacrificas, a palabras, los leones hicieron presa en el
los dioses inmortales. A lo cual contestó santo, y le devoraron.
eí santo pontífice: Soy sacerdote de Cris-
to, al cual ofrezco cada día sacrificio, y Reflexión: En una de las admirables
ahora deseo sacrificármele a mí mismo, epístolas que escribió a varias iglesias es-
muriendo por él, así como él murió por te gloriosísimo pontífice y mártir de Cris-
mí. Finalmente, después de largas razo- to, dice estas palabras: «El fuego, la cruz,
nes, no teniendo el emperador esperanza las bestias, el ser mis miembros cortados,
de hacer mella en aquel pecho armado de quebrantados, molidos, hechos pedazos,
Dios, dio sentencia contra él que fuese y la muerte de este miserable cuerpo y
llevado a Roma, y allí, en el teatro, echa- todos los tormentos del demonio vengan
do vivo a los leones. Lloraban todos los sobre mí, con tal que yo llegue y sea uni-
fieles de Antioquía, y habiendo el santo do con Cristo, que ser rey de todo el
mártir encomendado al Eterno Pastor a- mundo». Cúbranse de vergüenza todos
quella Iglesia que había gobernado por aquellos hombres carnales, que ni siquie-
espacio de cuarenta años, él mismo, con ra entienden este divino lenguaje, pero
grande gozo se puso las cadenas y se en- sepan que es Cristo m u y sabroso para los
tregó a los soldados y sayones que habían que le aman y tienen el paladar purgado
cíe conducirle a Roma. Al pasar por Es- de todos los otros sabores sensuales y t e -
mirna halló a su queridísimo amigo Poli- rrenales.
carpo, y se abrazaron el uno al otro, llo-
rando Policarpo porque Ignacio le había Oración: Señor Dios, por cuyo amor de-
ganado de mano, e iba antes que él a seó el bienaventurado mártir san Ignacio,
gozar de Dios por la corona del martirio. ser desmenuzado entre los dientes de las
Y no sólo los fieles de Esmirna, mas tam- fieras para hacerse así limpio trigo de la
bién las otras iglesias del Asia le envia- cosecha del cielo, concédenos un v e r d a -
ron a visitar con sus obispos y clérigos. dero anhelo de padecer mucho por ti y
Entró el fervoroso mártir de Cristo en el i¡na firme constancia para tolerar lo que
teatro de las fieras, y viendo que toda la padecemos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ciudad le miraba y tenía puestos los ojos Amén.
39
La Purificación de la Santísima Virgen y la Presentación de su
divino Hijo en el Templo. —2 de febrero.
40
San Blas, obispo y mártir. — 3 de febrero.
(t 316)
41
San Andrés Corsino, obispo y confesor. — 4 de febrero.
(t 1373)
43
Santa Dorotea, virgen y mártir. — 6 de febrero.
( t 308)
44
San Romualdo, abad. — 7 de febrero.
(+ 1027).
45
Santa Escolástica, virgen. — 10 de febrero.
(t 543)
48
San Severino, abad. — 11 de febrero.
(t 507)
49
Santa Eulalia, virgen y mártir. — 12 de febrero.
(t 304)
50
Santa Catalina de Ricci. — 13 de febrero.
(t 1590)
51
San Valentín, presbítero y mártir. 14 de febrero.
(t 270)
52
Los santos Faustino y Jovita, mártires. — 15 de febrero.
(t 122)
53
San Onésimo, obispo y mártir. 16 de febrero.
( t 95)
Por lo cual, el santo prelado de
Jerusalén llamado Ignacio, cele-
bra con gran elogio la piedad y
celo de Onésimo. Finalmente,
después de haber extendido y
santificado su Iglesia de JJfeso,
en tiempo del emperador Domi-
ciano, fué llevado preso a Ro-
ma, donde selló con su sangre,
como los apóstoles, la doctrina
que predicaba, muriendo ape-
dreado por amor de Jesucristo.
Los cristianos enterraron su pre-
cioso cadáver en la misma ciu-
dad, y más tarde fué trasladado
a su iglesia de Efeso.
Reflexión: Quien hubiere leí-
do con atención la vida de este
El glorioso san Onésimo antes de con- santo, recuerde que Onésimo fué el p r i -
vertirse era esclavo de un ciudadano prin- mero de los esclavos redimidos por nues-
cipal de Colosa llamado Filemón, el cual tra santísima Religión cristiana, la cual,
había abrazado la fe de Jesucristo, oyendo dando a los hombres claro conocimiento
la predicación del apóstol san Pablo. Ha- de su dignidad, y elevándolos por la gra-
biendo, pues, Onésimo cometido un robo cia de Jesucristo a una excelencia sobre-
en la casa de su señor, huyó de ella y vino natural, protestó desde el principio con-
a parar a Roma, donde fué a visitar a san tra la servidumbre de lo sesclavos, que en
Pablo, que a la sazón se hallaba encarce- las naciones gentiles formaban casi las dos
lado y cargado de cadenas. El santo após- terceras partes de los hombres. Si lees la
tol le convirtió a la fe, y habiéndole bau- carta que san Pablo escribió a Filemón
tizado, le envió luego a la casa de su se- recomendándole a Onésimo, se te llenarán
ñor, con una carta de recomendación, en de lágrimas los ojos. «Te ruego, le dice,
la cual con sigular encarecimiei\to le pe- por mi hijo Onésimo, a quien yo he en-
día gracia para su esclavo, y le rogaba que gendrado en mis prisiones. Recíbelo como
no le recibiese ya como a un esclavo, sino a mis entrañas, no ya como a esclavo, si-
como a un hijo, a quien había engen- no como a hermano carísimo, y si me
drado en Jesucristo. Perdonóle File- tienes por amigo, recíbelo como a mí.»
món, concedióle la libertad, y le remi- Este es verdadero y divino amor a la li-
tió al santo apóstol. Quedó Onésimo tan bertad humana, no el de los modernos li-
berales que se contentan con dar rienda
aficionado a san Pablo, que no podía a- suelta al libertinaje, y para contener lue-
partarse de su lado, sirviéndole en todas go en ciertos límites y desenfreno, susti-
las cosas que había menester. Llevó j u n - tuyen a la antigua tiranía, el aparato de
to con Tíquico la carta del santo apóstol a la fuerza bruta, que humilla la dignidad
los colosenses, ayudóle como fidelísimo de la especie humana y empobrece y ani-
ministro del Evangelio, y trabajó con tan quila a las naciones. Gracias a esta moder-
encendido celo en la conversión de los na libertad, ya es menester casi tanta v i -
gentiles, y en cultivar con santas palabras gilancia en las calles y plazas como en
y ejemplos aquella nueva y reciente viña las cárceles y presidios.
del Señor, que viéndole san Pablo lleno *
del Espíritu de Jesucristo, le impuso las
manos y le ordenó obispo de Efeso. En Oración: ¡Oh Dios omnipotente! Vuelve
este sagrado oficio y dignidad resplande- los ojos de tu misericordia sobre nuestra
cieron de tal manera sus virtudes cris- debilidad y miseria, y pues sentimos el
tianas, que no parecía sino un acabado peso de nuestras malas obras, te suplica-
modelo de perfección enteramente en t o - mos que nos ayude la gloriosa intercesión
do conforme a los consejos evangélicos y de tu bienaventurado mártir y pontífice
a la pintura que hace san Pablo de un Onésimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
santo obispo en sus epístolas canónicas. Amén.
54
San Julián de Capadocia, mártir. — 17 de febrero.
(t 308)
55 •
San Flaviano, patriarca de Constantinopla. — 18 de febrero
(t 449)
56
San Alvaro de Córdoba, confesor. — 19 de febrero.
(t 1430)
Uno de los varones ilustres que
florecieron en España en el si-
glo XIV fué san Alvaro, el cual
nació en la ciudad de Córdoba
de la excelentísima casa de los
duques de este título, y fué de-
coroso ornamento de la Orden
Dominicana. Dedicóse a un mis-
mo tiempo que san Vicente Fe-
rrer al ministerio apostólico de
la predicación, para combatir el
desorden general, causado en t o -
da la cristiandad por el dilatado
cisma de tres antipapas, y ex-
tendió sus conquistas evangélicas
a varias provincias de España,
Portugal e Italia, no habiendo
pecador tan obstinado que p u -
diese resistirse a su triunfante elocuencia. postrado y bañado en tiernas lágrimas.
Obligóle la reina Catalina a dirigir su Así vivió san Alvaro crucificado con Cris-
conciencia, y a expensas de su infatiga- to, hasta que entendiendo que era llegada
ble actividad y con la ayuda de san Vi- la hora de unirse con El en la gloria de su
cente Ferrer calmó las tempestades que
agitaban el á^nimo generoso de la sobera- reino, recibió el sagrado Viático, y que-
na, y los reinos de Aragón y de Castilla, tregó su en
dándose una agradable suspensión, en-
alma al Creador a la edad de
y se retiró después a su amada soledad setenta años.
en el convento de Scala coeli, que labró
a una legua de Córdoba. Aquí soltó el
santo las riendas a su fervor. Desnudá-
base las espaldas, y azotándose con una
cadena de hierro, subía de rodillas por
una agria cuesta, sembrada de puntas p e - Reflexión: Al leer la vida de este va-
netrantes de la misma roca, y en llegan- rón tan santo, por ventura te has inquie-
do a una cueva, donde estaba una ima- tado al verte tan miserable y sin ningún
gen de Nuestra Señora de las Angustias, mérito. Haz, pues, lo que buenamente pue-
en todo semejante a la del convento de das para satisfacer por tus culpas y agra-
san Pablo, continuaba la disciplina con dar a aquel benignísimo Señor a quien
tanto rigor, que dejaba el suelo y las pa- ofendiste, y pon toda t u esperanza en sus
redes bañadas en sangre. Viéronle m u - divinos e infinitos merecimientos, y no
chas veces en ese santo ejercicio, soste- temas, que no te condenará ni te privará
nido de los brazos por los ángeles, los de la gloria de su reino. Mira lo que dice
cuales le alumbraban y separaban del ca- el apóstol: «Doctrina fiel y verdadera es
mino las piedras para que no le lastima- que Jesucristo vino a este mundo a salvar
sen. Y entre otros regalos que recibió de a los pecadores. Dióse a sí mismo por nos-
su Amor crucificado este abrasado sera- otros para librarnos de toda maldad, y
fín, uno fué que pasando un día a su con- por su misericordia nos redimió, para que
vento de Córdoba, y viendo en el camino renovados con su gracia, esperemos ser
a un pobre enfermo tan desnudo y tan herederos de la vida eterna.» (í, Tit. I.)
lastimoso que moviera a piedad al pecho ¿Qfcién no se anima con tales promesas?
más duro, cargándolo sobre sus hombros, ¿Quién con tal esperanza podrá desmayar
partió con él al convento, y entrando en la y caer en la desesperación?
portería con la piadosa carga, y acudiendo
los religiosos a bajar de los hombros del Oración: Atiende, Señor, a las súplicas
santo al enfermo, luego que lo descubrie- que te dirigimos en la solemnidad de tu
ron hallaron una imagen de Cristo cruci- bienaventurado confesor Alvaro, para que
ficado. Espantáronse a la vista de aquel los que no confiamos en nuestros méri-
soberano espectáculo, y el santo, prorrum- tos, seamos ayudados por las oraciones
de aquel santo que fué de tu agrado. Por
piendo en expresiones amorosas, le adoró Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
57
San Euquerio, obispo y confesor. — 20 de febrero.
(t 743)
58
San Severiano, obispo y mártir. — 21 de febrero.
(t 452)
59
La Cátedra de san Pedro en Antioquía. — 22 de febrero.
(Año 40 de J. C.)
60
San Sereno, monje y mártir. 23 de febrero.
(t 307)
61
San Matías, apóstol. — 24 de febrero.
(t 60 de J. C.?)
doctrina hasta lo interior de Etio-
pía, padeció muchos y muy gra-
ves trabajos de caminos por tie-
rras ásperas y fragosas, y de
persecuciones de los gentiles. F i -
nalmente, después de haber a-
lumbrado con la luz de Cristo
muchos pueblo's que estaban
asentados en tinieblas y sombras
de muerte, selló como los demás
apóstoles, con su sangre, la doc-
trina del Evangelio, muriendo a-
pedreado y descabezado por amor
de su divino Maestro. Su sagra-
do cuerpo, según la más constan-
te tradición, fué traído a Roma
por santa Elena, y hasta hoy se
venera en la iglesia de santa Ma-
Habiendo caído el traidor Judas de la ría la Mayor, la más considerable parte de
cumbre del apostolado, y acabado la vida sus reliquias. Asegúrase que la otra parte
con desdichado fin, escribe san Lucas en de ellas se la dio la misma santa empera-
los Hechos Apostólicos, que después de la triz a san Agricio, arzobispo de Tréveris,
Ascensión de Cristo nuestro Salvador a los quien las colocó en la iglesia llamada de
cielos, estando todos los apóstoles y los S. Matías.
otros discípulos del Señor juntos, se le-
vantó san Pedro como cabeza y Pastor Reflexión: Nos dice el Espíritu Santo:
universal de todos, y después de haberles «Conserva la gracia que tienes para que
referido brevemente la maldad y castigo no reciba otro tu corona.» Y la infelicísi-
de Judas, les dijo que para cumplirse la ma suerte de Judas, a quien arrebató san
profecía de David, se había de escoger uno Matías la corona gloriosa del Apostolado,
de los que allí estaban y habían conversa- nos ha de hacer temblar y entender que
do con Cristo desde el bautismo de san no hay lugar seguro en esta vida, si el
J u a n Bautista, hasta el día en que .subió a hombre no vive con cuidado y recato, pues
los cielos, y pareciendo bien a todos los Lucifer cayó en el cielo, nuestro padre
que allí estaban, y eran como ciento y Adán en el paraíso, y Judas en el Colegio
veinte personas, de común acuerdo esco- apostólico en compañía del Señor. ¡Oh
gieron dos entre todos: a José, que por qué tremendos son los juicios divinos! Te-
su gran santidad llamaban Justo, y a Ma- me, pues, y ama a Dios. Guarda con toda
tías. Ambos eran de los setenta y dos dis- diligencia tu corazón y procura tenerlo
cípulos. Pusiéronse luego todos en ora- siempre limpio y puro; si pecares, humí-
ción, suplicando humildemente al Señor llate, y por muchos y muy graves que sean
que pues él solo conocía los corazones, les tus pecados, aunque negares a Dios y
manifestase a cuál de los dos había esco- vendieres a Cristo (que nunca el Señor lo
gido, y cayó la suerte sobre Matías, con- permita), nunca desesperes, como Judas,
curriendo con gran consentimiento los vo- del perdón, porque nunca puede ser tan
tos en su persona. Desde aquel día fué grave tu malicia, que sobrepuje a la mise-
contado con los once apóstoles, y habiendo- ricordia de Dios. Mas si te obstinares en
recibido con ellos y los discípulos el Es- tus pecados, si quisieres estar de asiento
píritu Santo, comenzó a predicar el miste- en tus vicios, teme a aquel Señor que pue-
rio escondido e inefable de la Cruz, con de dar a otro la corona que te había r e -
gran santidad de vida y con una lengua servado en el cielo.
de fuego divino que encendía los corazo-
nes de los que le oían. Después, en el r e - Oración: ¡Oh Dios! que te dignaste
partimiento que hicieron los sagrados agregar al Colegio de tus apóstoles al bien-
apóstoles de las provincias en que habían aventurado san Matías, concédenos por su
de predicar, a san Matías le cupo Judea, intercesión que experimentemos siempre
donde convirtió muchos pueblos al Se- los efectos de tus misericordiosas entra-
ñor, y penetrando con su predicación y ñas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
62
San Tarasio, obispo de Constantinopla. — 25 de febrero.
" (t 806)
63
San Porfirio, obispo. — 26 de febrero.
(f 420)
64
San Leandro, arzobispo de Sevilla. — 27 de febrero.
(t 603)
65
San Román, abad. — 28 de febrero.
. (f 460)
66
San Rosendo, obispo y confesor. — r de marzo.
(t 977)
67
San Simplicio, papa. 2 de marzo.
(t 483)
bres, ordenó que los bienes de la
Iglesia se distribuyesen en cuatr»
partes: la primera para el obis-
po, la segunda para los clérigos,
la tercera para la fábrica y r e -
paración de los templos, y la
cuarta para los pobres. Final-
mente, después de haber gober-
nado la grey de Cristo por espa-
cio de doce años, consumido por
sus trabajos, descansó en la paz
del Señor, y recibió en el cielo
la recompensa de sus grandes
virtudes y merecimientos.
Reflexión: Cualquiera que ha-
ya leído con atención la historia
de la Iglesia de Cristo, se mara-
villará de su firmeza inquebran-
El celosísimo pontífice de la Iglesia san table, y espantado dirá: ¡Aquí está la ma-
Simplicio, fué natural de Tibur, (que hoy no de Dios: aquí está el brazo del Omni-
se llama Tívoli) en la campaña de Roma. potente! Las obras y edificios de los ro-
Resplandecía ya a los ojos de todos por manos han perecido; y la Iglesia del Se-
su virtud y sabiduría y era decoroso or- ñor, con estar apoyada sobre cañas frá-
namento del clero romano, cuando por giles (que no son otra cosa aun los hom-
muerte del gloriosísimo papa san Hila- bres de su jerarquía) persevera hace vein-
rio, fué elevado con grande aplauso y con- te siglos sin menoscabo. Los hombres han
sentimiento de todos a la dignidad de Vi- hecho todo lo que podían por arruinarla:
cario de Jesucristo, para que como hom- en eso han empleado sus fuerzas los ti-
bre enviado de Dios gobernase la nave ranos, herejes y perseguidores, y no han
de la Iglesia, que a la sazón estaba com- faltado sacerdotes, obispos y patriarcas
batida por grandes olas de persecuciones que en lugar de defenderla la combatie-
y herejías. Odoacro que se había hecho ron como los enemigos. Pon donde, cada
dueño de Italia era arriano; los vándalos siglo que pasa, es una ilustre prueba de la
que reinaban en África, y los godos que divinidad de la Iglesia católica, y de aque-
habían invadido las tierras de España y lla promesa que hizo Jesucristo, diciendo:
de las Galias, eran aún idólatras; el em- «Las puertas del infierno jamás prevale-
perador Zenón, y el tirano del oriente Ba- cerán contra ella.» (Matth. XVI.) Perse-
sílico favorecían a los herejes eutiquinos, vera, pues, con toda fidelidad y con-
y a la ambición de los patriarcas causa- fianza en la fe y en la moral de la Iglesia
ba mayores estragos que las herejías en católica, sin moverte un punto de ella por
la Iglesia de Dios. No es posible decir los vientos de las vanas doctrinas y per-
lo que trabajó el santo Pontífice para r e - niciosos ejemplos de sus enemigos. Todos
mediar tan grandes males. Escribió cartas los • herejes y perseguidores perecerán,
al emperador obligándole a anular los mas nunca perecerá la verdadera Iglesia,
edictos que Basílico había promulgado de los fieles de Cristo, a los cuales dijo
contra la religión católica, y a que echase también el Señor: «Yo estaré con vosotros
de Antioquía a ocho obispos eutiquianos. hasta la consumación de los siglos..
Convocó un concilio en Roma en el cual
excomulgó a Eutiques, a Dióscoro de Ale-
jandría y a Timoteo Eluro. Exhortó a de-
fender la autoridad del Concilio de Cal- Oración: Rogárnoste, Señor, que te dig-
cedonia. Resistió a la ambición de Aca- nes oír nuestras preces en la solemnidad
rio, que pretendía elevar su Silla de Cons- de tu bienaventurado confesor y pontífice
tantinopla sobre las de Antioquía y Ale- Simplicio; y que por los méritos e inter-
jandría; extendió su solicitud sobre todas cesión de este santo que tan dignamente
las iglesias, consolando a los católicos con te sirvió, nos absuelvas de todos nuestros
sus cartas y limosnas, y como Pastor pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
universal y verdadero padre de los po- Amén.
68
Santa Cunegunda, emperatriz y virgen. — 3 de marzo.
69
San Casimiro, príncipe. — 4 de marzo.
(f 1484.)
70
El beato Nicolás Factor. 5 de marzo.
(f 1583.)
El bienaventurado Nicolás Fac-
tor nació en Valencia de España, iEfT~ WiUPlfl»! i m
de padres humildes y piadosos.
Desde muy niño comenzó a ejer-
citar la caridad con los enfer-
m
mos, porque hallando a la edad
de diez años, a la puerta del hos-
pital de San Lázaro a una po"bre
mujer cubierta de asquerosa le-
pra, con gran devoción se hincó
de rodillas a sus pies y se los be-
só. Preguntóle otro niño cómo no
tenía asco de p o n e r l o s labios en
cosa tan asquerosa. No he besa-
do, respondió el santo niño, las
llagas asquerosas de esta pobre-
cita, sino las llagas preciosas y
amabilísimas de Jesucristo. Cre-
ciendo en edad, salió muy aven-
tajado en las leerás numanas, escribía san- desnudaba y ponía en ellas, y con gran
tas poesías en lengua latina y castellana, devoción les besaba las llagas puesto de
tañía varios instrumentos, cantaba con voz rodillas. Finalmente, después de una vida
excelente, y pintaba con singular habili- llena de maravillas y prodigios de caridad
dad imágenes de Cristo y de su Santísima y penitencia, expiró pronunciando el clul-
Madre. Cuando su padre pensaba casar- císimo nombre de Jesús, a la edad de se-
le, nuestro Señor le llamo para su servi- senta y tres años. Quedó su sagrado ca-
cio en el convento de Santa María de dáver flexible y exhalando suavísima fra-
Jesús que está a un cuarto de hora de gancia todo el'espacio de nueve días, que
la ciudad de Valencia. No hubo religioso estuvo expuesto para satisfacer a la devo-
alguno entre aquellos hijos de san Fran- ción de los fieles, como consta por el tes-
cisco que no se mirase en él como en un timonio de un jurídico reconocimiento.
espejo de perfección. El Señor le glorifi- Diéronle sepultura en un lugar señalado,
caba aún en el pulpito con raras y estu- y en vista de los continuos prodigios que
pendas maravillas, porque casi siembre dispensaba Dios a los que imploraban su
que predicaba se arrobaba con éxtasis se- patrocinio, el sumo Pontífice Pío VI le
ráficos elevándose algunas veces su cuer- declaró beato en el año 1786.
po en el aire sin tocar con los pies en el Reflexión: Este serafín extático ofrecía
suelo, y después que volvía en sí, prose- muchas veces, como otros muchos santos,
guía el sermón tomando el hilo del discur- un magnífico argumento de la divinidad
so, donde lo había dejado. Y no sólo pre- de nuestra fe. Porque ningún hombre de
dicando gozaba el siervo de Dios de estas sano juicio puede poner en duda sus arro-
delicias divinas, sino que también cele- bamientos y elevaciones, pues semejantes
brando el divino sacrificio, dando la Co- maravillas eran públicas, repetidas, sensi-
munión, conversando de cosas santas, en bles y manifiestas a los ojos de un nume-
su celda, en el confesonario, en las públi- roso concurso. Pues, ¿quién podría mirar
cas procesiones, de suerte que por muchos • como el cuerpo del santo se levantaba de
años fué casi todos los días y por varias la tierra y quedaba suspenso en el aire
veces elevado en éxtasis, que alguna vez cercado de celestes resplandores, sin echar
duraban horas enteras. Transfórmábasele de ver hasta con los ojos una brillantísi-
entonces el semblante, poniéndosele muy ma prueba de nuestra Religión celestial?
encendido y hermoso, despidiendo a veces Oración: Oh, Dios, que encendiendo con
rayos de luz, y ardiendo sus carnes como el fuego inefable de tu caridad al bien-
ascua. Predicando en Barcelona se elevó aventurado * Nicolás tu confesor, hiciste
de la tierra más de un palmo en presencia que te siguiese con puro corazón, concé-
de un concurso numerosísimo. Visitaba en denos a tus siervos, que llenos del mismo
Valencia con singular afición el hospital espíritu, y ardiendo en caridad, corramos
de San Lázaro; allí limpiaba a los lepro- sin tropiezo por el camino de tus manda-
sos y los lavaba con aguas odoríferas, íes mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
daba de comer, las hacía las camas, los Amén.
71
San Olegario, obispo de Barcelona. 6 de marzo.
(y 1136.)
74
Santa Francisca, romana. — 9 de marzo.
( i 1440.)
75
Los cuarenta Mártires de Sebaste. — 10 de marzo.
Ct 320.)
El virtuosísimo presbítero y
glorioso mártir san Eulogio, nació
de nobles y ricos padres, en la
ciudad de Córdoba, donde a. la
sazón tenían los moros su princi-
pal asiento. Levantó el rey Mo- t* i
hamat una terrible persecución
contra los cristianos, martirizán-
dolos con tan extraña rabia y fu-
ror, como si pudiese borrar con
sangre Hasta el nombre de Cris-
to. En esta tormenta tan brava y
noche tan tenebrosa envió el Se-
ñor a san Eulogio para que res-
plandeciese como una luz venida
del cielo, y como sabio piloto go-
bernase la nave de aquella Igle-
sia tan combatida de furiosas
olas, para que no diese al través,
y del todo se hundiese; porque no se pue- santa virgen Leocricia. Quiso demostrar el
de creer lo que conforto a los flacos, en- Señor la gloria del santo mártir con pro-
cendió a los fuertes, levantó a los caí- digios visibles, de que fueron testigos los
dos, y detuvo a los que iban a caer, con
su vida santísima, con su doctrina y con mismos infieles. El día siguiente de su
los libros admirables que escribió, para martirio rescataron los cristianos la cabe-
animar a todos a pelear valerosamente por za, y dos días después el cuerpo, y lo se-
Cristo en aquella dura batalla. Por estas pultaron en la iglesia de San Zoilo, donde
obras le aborrecían los moros y le procu- estuvo hasta le año 883, que fué trasla-
raban la muerte, mas hubo también otra dado con las reliquias de santa Leocricia a
causa particular de su martirio, y fué que la ciudad de Oviedo.
habiendo el santo recogido y puesto en
lugar seguro a una santa doncella llama- Reflexión: Una causa particular del
da Leocricia, nacida de padres nobles aun- martirio del santo sacerdote Eulogio fué
que paganos, que se había convertido y haber puesto a la cristiana virgen Leocri-
bautizado, al fin la descubrieron sus pa- cia en lugar seguro, donde no corriesen
dres, y la presentaron delante del juez, peligro su honestidad, su fe y su vida; 10
acusando a la hija por haber huido de su cual echaron a tan mala parte aquellos
casa y a Eulogio por haberla recibido y desalmados moros, que por ello dieron
encubierto. Dio razón de sí el santo sacer- a los dos cruel muerte. Siempre han m i -
dote, diciendo eme tenía obligación de fa- rado con malos ojos a los sacerdotes los
vorecer y enseñar el camino del cielo a enemigos de la fe, interpretando conforme
todos los que viniesen a él con deseo de a la malignidad de su corazón, aún las
salvar sus almas, y vituperó con cristia- cosas que hacen con suma rectitud y pro-
na entereza las abominaciones de Maho- curando desacreditarles con mil embustes
ma, por lo cual los jueces dieron senten- y calumnias que contra ellos inventan. No
cia que fuese degollado. Al tiempo que lo seamos, pues, fáciles en creerles; honre-
llevaban al martirio, uno de los siervos mos y veneremos siempre a los sagrados
del rey que le había oído decir mal de su ministros del Señor, que si alguno de ellos
gran profeta, revestido de Satanás, llego no fuere lo que debe ser, Dios le juzgará,
a san Eulogio, y le dio una gran bofeta- y condenará también para siempre a los
da en su venerable rostro, y el santo, sin que no creen ni hacen lo que ellos en-
turbación alguna ofreció la otra mejilla. señan.
Finalmente, llegando al lugar del martirio
con gran tropel de gente y gritería, el Oración: Rogárnoste, oh Dios todopode-
mártir hizo de rodillas su oración, y le- roso, que así como veneramos el naci-
vantadas las manos al cielo, y armado de miento para el cielo de tu bienaventura-
la señal de la cruz, dio su cuello al cuchi- do presbítero y mártir Eulogio, así sea-
llo y su alma purísima al Señor. Cuatro mos por su intercesión fortalecidos en el
días después fué también degollada la amor de tu santo nombre. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
77
San Gregorio Magno, — 12 de marzo.
( f 604.)
78
Santa Eufrasia, virgen. — 13 de marzo.
(f 450.)
°- "1
i
79
Santa Matilde, reina. — 14 de marzo.
(f 967.)
80'
San Raimundo de Fitero. — 15 de marzo.
(f 1163.)
El bienaventurado abad san
Raimundo, honor de España, glo-
ria de la reforma del Cister, y
esclarecido fundaaor de la sa-
grada y militar Orden de caba-
llería de Calatrava, nació de pa-
dres ilustres en la ciudad de Ta-
razona del reino de Aragón. Lla-
móle el Señor al célebre monas-
terio de Scala Dei situado en la
Gascuña, donde profesó el ins-
tituto de la reforma del Cister
con tan grande ejemplo de vir-
tud, que los venerables maestros
de la Orden le enviaron con el
santo monje Durando a fundar
el magnífico monasterio de San-
ta María de Fitero. Murió en es-
ta sazón Alfonso VII, llamado
comúnmente el Emperador de España, el ejército triunfante, y el número de fie-
cual peleando siempre las batallas del
Señor, había abatido el orgullo de los les que le prestaban su ayuda: de los
agarenos, y cedido la villa y fortaleza de cuales hizo dos congregaciones religio-
Calatrava a los caballeros Templarios: sas, una de la reforma del Cister, y otra
los cuales no pudiendo ya resistir a las de solos militares con el mismo hábito
fuerzas muy superiores de los infieles, de la Orden: las cuales fueron aproba-
hicieron dimisión de la plaza al rey don das por Alejandros III, y favorecidas de
Sancho el Deseado. Entonces fué cuando otros muchos Pontífices y reyes católi-
por instinto de Dios el abad san Raimun- cos, con grande acrecentamiento de la
do con el monje Diego Velázquez, se religión cristiana. Finalmente, habiendo
ofreció al rey para defender aquella ciu- triunfado san Raimundo de los enemigos
dad y fortaleza; y aceptó el monarca de la fe, se retiró de Calatrava para m o -
aquel ofrecimiento con general aplauso rir en un pueblo de su dominio, y añadir
de las cortes. Llenóse de júbilo todo el a sus innumerables triunfos, la corona
reino, y disponiéndose ya a la empresa el inmortal de la gloria.
esforzado abad, siguiéronle con extre-
mado contento los proceres, y no quedó Reflexión: ¿Dónde se hallará valor se-
alguno que no le ayudase con soldados, mejante al que infunde en los corazones
armas, caballos y dinero. El arzobispo la religión cristiana? ¿Por ventura hay
don Ridrigo puso en su mano crecidos causa más santa y sublime que la causa
caudales, y publicó muchas indulgencias de la verdad, de la fe, de la virtud, del
en favor de los que se alistasen en sus cielo y de la gloria' de Dios? «En efecto
banderas. Juntóse pues un ejército de —dice el mismo infame Voltaire— un
veinte mil combatientes, y poniéndose al ejército de hombres que abrigan tales
frente de todos el santo abad, dirigióse a sentimientos es invencible.» Por el con-
Calatrava, donde consoló a los afligidos trario, escribe el otro jefe de la moderna
habitantes, fortaleció la plaza de todos impiedad, Rousseau: «La irreligión y en
modos, y rechazó a los árabes valerosa- general el espíritu filosófico, pone en los
mente poniéndolos en tan precipitada ánimos un desordenado amor de ..la vida,
fuga que perdieron del todo las esperan- los deprime, los afemina y ^blanda, y
zas de volverla a conquistar. No satisfe- hace que todas las pasiones del hombre
cho san Raimundo con esta retirada de
los moros, quiso además escarmentarlos, no sirvan más que a sus propios intere-
y aunque se hallaba ya viejo tomó el ses y comodidades.» (Emile, i, 3.)
bastón de general, y se puso cota de ma-
lla, morrión, y demás fornituras milita- Oración: Señor Dios nuestro, que con-
res, y embistió a los enemigos en su mis- cediste al bienaventurado abad Raimun-
mo campo, los derrotó, los venció y los do pelear tus batallas, y vencer a los
arrojó hasta de sus más inexpugnables enemigos de la fe; concédenos por su in-
fortalezas. Creció prodigiosamente su tercesión que nos veamos libres de los
enemigos del alma y del cuerpo. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
81
San Abraham, solitario. 16 de marzo.
( t 487.)
truía en las cosas de Dios. Pero
como a los pocos años de su r e -
cogimiento viniese la doncella a
perderse por la tentación de un
mozo que en hábito de monje
fué a visitar al santo, en lugar
de arrepentirse de su pecado, se
fué a una ciudad, que estaba de
allí a dos jornadas, y con hábito
de seglar, galano y lascivo se en-
tró en un mesón para perderse
del todo. Tuvo Abraham revela-
ción de la caída de su sobrina, y
deseoso de sacar aquella alma de
las garras del dragón infernal y
restituirla a Jesucristo, buscó u n
caballo, y vestido de soldado, se
fué a la ciudad y al mesón donde
María vivía, a la cual habló con
El admirable varón san Abraham, cuya tan tiernas palabras, que compungida y
vida nos dejó escrita san Efrén, nació en llena de confusión se deshizo en lágrimas,
las cercanías de Edesa en la Mesopota- sin osar mirar la cara de su tío. «No te
mia, de padres muy ricos, los cuales le desesperes, hija, —le dijo el santo— por-
amaban tiernísimamente, y fué tanta la que no hay llaga tan incurable que con la
instancia que le hicieron para que se ca- sangre de Cristo no se pueda curar.» Vol-
sase, y tantas las lágrimas que derramó vió luego María a su antigua morada, don-
la madre, que sólo por_no contristarlos de se dio de tal suerte a la penitencia, que
dijo que se casaría. Preparáronse las fué un perfecto retrato de la santidad de
fiestas y bodas, y habiendo durado seis su tío, y finalmente compañera de su glo-
días el regocijo, el séptimo, al tiempo ria en su dichoso tránsito.
que toda la casa estaba ocupada en con-
vites, músicas, bailes y danzas, salióse
Abraham secretamente de ella y fué a
encerrarse en una gruta que,, distaba co- Reflexión: Esta es la vida de san Abra-
mo una legua del lugar. Halláronle allí ham anacoreta en la cual es digna de n o -
al cabo de diecisiete días, y el santo ha- tarse aquella fina y encendida caridad del
bló a sus padres con tanto espíritu de Señor que le abrasó de manera, que le
Dios, que hasta recabó de su esposa que hizo tomar hábito contrario a su estado a
consintiese en una perpetua separación. trueque de sacar el alma de su sobrina del
Todo cuanto poseía en la tierra era una cautiverio del d.emonio y ganarla para
túnica de pelo de cabra, un manto, una Cristo; y no menos se ha de admirar el
escudilla para comer y beber, y una es- fin de María penitente, para que los p e -
tera de juncos para acostarse. En esta cadores no desmayen ni desesperen, antes
vida había pasado ya algunos años cuan- tomen por espejo a la que habiendo caído
do el obispo de Edesa le mandó que se por su_flaqueza, por el favor de Dios nues-
ordenase de sacerdote y evangelizase tro Señor se levantó y cobró la gracia que
una población de gentiles muy obstinados había perdido. Pues sabemos que lloró tan
que había en la diócesis. Tres años gastó amargamente sus pecados, que no sólo m e -
el santo en la obra de convertirlos: le reció alcanzar perdón de ellos, mas tam-
apedrearon, le dejaron por muerto, le bién la gracia de hacer milagros, en tes-
arrastraron tres veces por las calles; pero timonio de habérselos perdonado el Señor.
finalmente se rindieron, y se echaron a
sus pies para que les bautizase. Volvióse Oración: Oh Dios, que cada año nos
después Abraham a su antiguo encerra- alegras con la fiesta de tu confesor el
miento, y en esta sazón una sobrina suya bienaventurado Abraham, danos tu gracia
llamada María quedó huérfana a los siete para que celebrando Ta nueva vida de que
años de su edad, y la llevaron al santo; goza en la gloria, imitemos sus virtuosas
el cual la puso en una celda inmedita a acciones en la tierra. Por Jesucristo, nues-
la suya y allí por una ventanilla la ins- tro Señor. Amén.
82
San Patricio, apóstol de Irlanda. — 17 de marzo.
(f 493.)
El glorioso y bienaventurado
patriarca san José fué, como nos
dice el sagrado Evangelio, de la
tribu real de Judá, y" de la casa
y familia de David, y su padre
dice san Matea que fué Jacob, y
san Lucas que fué Helí, porque
como interpreta san Agustín, el
uno fué padre natural de san
José y el otro padre legal o
adoptivo. También dice el Evan-
gelista que cuando se desposó
con la Virgen era varón y hom-
bre ya maduro y robusto, que
ni es mozo ni viejo, para que en-
tendamos que era de -mediana
edad, y suficientes fuerzas para
los trabajos que había de pasar
en servicio de la Virgen María
y su divino Hijo. Tuvo por nombre José, pasión del Señor; porque si viviera, no
que quiere decir aumento, porque fué encomendara él desde la cruz a. san J u a n
acreecntado por los dones de Dios y col- su benditísima Madre. Créese también
mado de todas las virtudes _ y excelen- que Jesús y María le asistieron en su
cias, que a su altísima dignidad conve- preciosa muerte, que su cuerpo fué se-
nían, por lo cual en el Evangelio se lla- pultado en el valle de Josafat, y que en
ma varón justo, porque no había en el
mundo varón más perfecto y santo que la- resurrección de Cristo resucitó con
él. Fué pues este santísimo varón, espo- otros santos cuerpos de partiarcas y j u s -
so y verdadero marido de la siempre tos, y que desde entonces está san José
Virgen María y padre putativo y legal en cuerpo y alma en los cielos.
de nuestro Señor Jesucristo, a quien su Reflexión: Si quieres morir santamen-
Majestad escogió para que guardase aquel te (que es el fin dichoso de la vida a
graciosísimo Templo de Dios, aquel Sa- que todos hemos de aspirar), procura te-
grario del Espíritu Santo, aquella p r e - ner una gran devoción a san José, que
ciosísima Recámara de la Santísima T r i - murió entre los brazos de Jesús y María,
nidad, para que acompañase a aquella y es el más señalado protector y conso-
soberana Señora de los cielos y de la tie- lador de los moribundos. No te olvides
rra a quien sirven ios ángeles, para que de rezarle un Padre nuestro al acostarte
fuese depositario de aquel Verbo encar- y ^levantarte de la cama. Invócale tam-
nado, en quien están escondidos todos los bién en tus necesidades y peligros, que
tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios, santa Teresa de Jesús asegura que cuan-
y conversase con un Dios humanado, y to le pidió, todo lo alcanzó. Encomién-
con un Niño Dios, y le criase y regalase dale tu casa y familia; pues era él ca-
con amor de padre. Quiso el Señor que beza de la Familia sagrada, y ha sido
san José fuese de humilde condición, y declarado en nuestros días protector de
carpintero de Nazareth cuyos vecinos •toda la familia cristiana: no falte en tu
eran en gran parte labradores, a los cua- alcoba o aposento su imagen tan simpá-
les armaba y componía los instrumentos tica y devota: celebra con particular de-
de labranza, queriendo escoger además voción su fiesta tan solemne en toda la
la madre pobre y la patria pobre y el p a - cristiandad; y en la hora de tu muerte,
dre legal pobre, para que no hubiese cosa sean las últimas palabras que pronun-
de lustre y resplandor que pudiese con- cien tus labios moribundos: ¡¡Jesús, Ma-
vertir los corazones a la santa fe, sino ría y José!!
que se entendiese que su divinidad era Oración: Suplicárnoste, Señor, que por
la aue había convertido y transformado
el mundo. Los años que vivió san José los méritos del bienaventurado esposo de
no lo dice la sagrada Escritura, ni el tiem- tu santísima Madre, seamos amparados,
po en que murió. Lo que se tiene por para que alcancemos por su intercesión
cierto es que era muerto al tiempo de la lo que no podemos conseguir por nues-
tros merecimientos. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
85
San Joaquín, Padre de la Madre de Dios. — 20 de marzo.
87
Santa Catalina de Suecia, virgen. — 22 de marzo.
(f 1381.),
ñor por su sierva Catalina, que
habiendo salido una vez el Tíber
de madre, inundando de tal ma-
nera la ciudad de Roma que to-
dos temían la última ruina y
destrucción de ella, rogaron a la
santa que se opusiese a las on-
das; y como ella por su humil-
dad se excusase, la arrebataron
y llevaron así por fuerza junto a
las aguas, y en tocándolas la san-
ta con los pies, volvieron atrás
y cesó aquel diluvio peligroso.
Después de haber cumplido con
el entierro de su madre, volvió
a Suecia y se encerró en un m o -
nasterio de monjas de Wadstem
donde fué prelada, instruyendo -
las según la Regla que su santa
madre había dejado. Finalmente, llena de
La admirable virgen santa Catalina de méritos y virtudes, dio su espíritu al que
Suecia fué hija de Ulfón, príncipe de N o - la había creado para tanta gloria suya;
ricia, y de santa Brígida, bien conocida y honraron su entierro muchos obispos,
por sus revelaciones en la Iglesia del Se- abades y prelados de los remos de Sue-
ñor. Entrególa su santa madre, después cia, Dinamarca, Noruega y Gotia, y el
que la destetó a una abadesa muy reli- príncipe de Suecia llamado Erico, con
giosa para que la criase, y llegando a la otros señores y barones, por su devoción
edad competente, su padre le mandó que llevaron sobre los hombros el cuerpo de
tomase marido, y ella le aceptó, confiada la santa virgen a la sepultura, ilustrán-
en la bondad de Dios y en el favor de la dola nuestro Señor con muchos milagros.
Santísima Virgen, María su madre, que Reflexión: Entre las excelentes virtu-
podía casarse sin detrimento de su vir- des de la gloriosa santa Catalina de Sue-
ginidad, como le sucedió: porque h a - cia, resplandece sin duda aquella casti-
biéndose casado con un caballero nobi- dad y entereza virginal que conservó aun
lísimo llamado Etghardo, de tal manera en el estado del matrimonio. Esta m a r a -
le habló, que los dos hicieron voto de cas- villosa pureza sólo es propia de los mo-
tidad, y la guardaron toda su vida. Yen- radores del cielo y de muchos santos y
do una vez con su madre, santa Brígida, santas de nuestra divina religión. «A es-
a Asís y a Santa María de Porciúncula, ta virtud, dice el V. M. Luis de Granada,
les sobrevino la noche y se recogieron en toca tener u n corazón de ángel, y huir
una pobre casilla para guarecerse de la cielo y tierra de todas las pláticas, con-
nieve y agua que caía. Estando allí, cier- versaciones y visitas que en esto pueden
tos salteadores de caminos entraron don- perjudicar. Hase de procurar que los ojos
de estaban las santas madre e hija con sean castos, y las palabras castas, y la
otra gente; y con mucha desvergüenza compañía casta, y la vestidura casta, y
quisieron verles los rostros, y como santa castas la cama, la mesa y la comida;
Catalina era hermosísima, comenzaron a porque la verdadera y perfecta castidad
hablar palabras torpes; mas ellas se vol- todas las cosas quiere que sean castas:
vieron a Dios, y al improviso se sintió y una sola que falte, a las veces lo des-
un gran ruido como de gente armada, luce todo.»
con lo cual huyeron espantados aquellos
atrevidos ladrones. Pasó santa Catalina Oración: Señor Dios, castísimo Esposo
veinticinco años en compañía de su santa de las vírgenes, que quisiste que la bien-
madre, la cual la llevaba consigo a los aventurada virgen Catalina se conserva-
hospitales, y las dos curaban sin asco las se intacta, aun en el matrimonio; con-
llagas de los enfermos, y los consolaban cédenos tu gracia, para que refrenando
como dos ángeles de paz, y visitaban y nuestros sensuales apetitos, merezcamos
socorrían a los pobres. Era tan grande la llegar a la presencia de tu rostro purí-
fama de los milagros que obraba el S e - simo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
88
San Victoriano y sus compañeros mártires. 23 de marzo.
(f 484.)
91
San Braulio, obispo de Zaragoza. — 26 de marzo.
( t 651.)
93
San Guntrano, rey y confesor. — 28 de marzo.
(f 593.)
;n lugar sagrado. Honraba el san-
to príncipe a los obispos y p r e -
lados de la Iglesia de Jesucristo,
con reverencia y amor filial, les
consultaba sus dudas y les pedía
su parecer. Edificó muchos tem-
plos y monasterios, y aunque era
padre de todos sus vasallos, lo
fué singularmente de los pobres,
llegando en un tiempo de h a m -
bre a agotar con real magnifi-
cencia su tesoro, y procurando de
aplacar con ayunos y pública p e -
nitencia la ira de Dios, que, como
decía el santo, por sus pecados
azotaba a sus pueblos. Finalmen-
te, lleno de méritos y virtudes,
descansó en la paz del Señor,
con grande luto y sentimiento de
Fué el piadosísimo rey san Guntrano todo su reino, y Dios ilustró el sepulcro
hijo de Clotario, rey de Francia, y nieto de tan santo rey con muchos prodigios
de Clodoveo I y de santa Clotilde. Como que le ganaron la universal veneración.
era hijo segundo, a la muerte de su pa- Reflexión: No existe estado o condición
dre heredó los reinos de Orleans y de en que el hombre no pueda santificarse,
Borgoña; lo cual fué ocasión de muchas si quiere. La gracia vence todos los obs-
guerras con sus hermanos Cariberto y táculos ayudada de la cooperación h u -
Sigeberto: y si al principio de su reinado mana. No es un pobre artesano, o un p o -
traspasó los límites de la humanidad, tra- bre labriego el que hoy presenta ante tu
tando con excesivo rigor a sus enemigos, consideración la Iglesia: es un rey pode-
cosa harto frecuente en aquellos tiem- roso y un rey que experimentó allá cuan-
pos, también es verdad que hizo rigurosa do joven la fuerza de las pasiones. No
penitencia todo el tiempo de su vida, pro- fué tan misericordioso como debió ser;
curando de alcanzar como David la di- vejó a sus vasallos más de lo justo. Pero
vina misericordia con muchos ayunos, fué fiel al llamamiento de la gracia, y los
grandes asperezas y limosnas. Puso de- que le vieron castigar con exceso de se-
bajo de su protección a los hijos de sus veridad los crímenes, viéronle también
hermanos, colmándoles de beneficios y hacer espantosa penitencia y hoy le v e -
jamás se sirvió de los felices sucesos de neramos en los altares. ¿Te ves comba-
sus victorias para su propia medra y en- tido? ¿Sientes en tu interior la fuerza de
grandecimiento, sino para el bien univer- la pasión? ¿Por qué no escuchas también
sal de sus vasallos. Y como era príncipe la voz de la gracia que te llama a la p e -
muy cristiano y santo, y sus leyes eran lea y te dice que no desmayes? ¿Encon-
justas y humanas, florecía su reino con trarás para ser bueno más obstáculos que
grande abundancia y prosperdiad, así en este santo? No vives entre la pompa cor-
tiempo de «paz como en tiempo de gue- tesana. No te estorban halagos de pode-
rra. Dio severísimas ordenanzas encami- rosos para ver la verdad, y vista seguirla
nadas a reprimir la crueldad y bárbara
fiereza que usaban los soldados con los resueltamente. Quizás tu misma condi-
ción te faciltia el ser virtuoso. Pero aun-
enemigos vencidos, y puso a raya su des- que fueras príncipe o monarca, ¿tendrías
enfrenada licencia. Y aunque su amor a excusa ante tal dechado para no empren-
la justicia le inclinaba a castigar con el »der una vida perfecta?
debido rigor los crímenes, no pue3e creer-
se con cuanta facilidad y suavidad per- Oración: Oye, Señor, las súplicas que
donaba las injurias cuando se hacían a te hacemos en la solemnidad de tu bien-
su misma persona, porque habiendo en aventurado confesor Guntrano, para que
cierta ocasión atentado contra su vida los que no confiamos en nuestra virtud,
dos desaforados asesinos, mandó el rey seamos ayudados por las oraciones de
que a uno le encsrrasen en la cárcel, y aquel que fué de tu agrado. Por Jesu-
perdonasen al otro por haberse refugiado cristo, nuestro Señor. Amén.
94
Santos Jonás y Baraquisio, hermanos, mártires. 29 de marzo.
(f 327.)
Al tiempo que Sapor, rey de
Persia, perseguía cruelísimamen-
te a los cristianos, vivían en una
aldea llamada Jasa dos herma-
nos llamados Jonás y Baraqui-
sio, los cuales llegando a la villa
que se llama Bardiaboth, fueron
a visitar a los cristianos que es-
taban presos y hallaron nueve
que estaban ya condenados a
muerte. Y viéndolos muy ator-
mentados y maltratados, les di-
jeron: Hermanos, no temamos
cosa alguna; en nombre de nues-
tro Jesús crucificado, sustente-
mos una batalla para alcanzar
la sempiterna corona.» Animados
con estas palabras los santos p r e -
sos, padecieron el martirio y r e -
cibieron la palma y vestidura inmortal al demonio y que ha estado firme en
de la gloria. Después de esto fueron acu- Cristo.» Mandaron traer los magos un
sados los dos santos hermanos ante unos husillo y prensa y le prensaron como ha-
crueles magos que hacían oficio de j u e - cen con el orujo, rompiéndole tod5s los
ces, los cuales les intimaron obediencia huesos, y de esta manera el invictísimo
al rey, y reverencia al sol, al fuego y al y glorioso Jpnás entregó su bendita alma
agua. «No tengo que ver, dijo Jonás, con al Señor, Concluido esto atormentaron
el sol, luna ni estrellas, ni con el fuego de varias maneras a su hermano Bara-
ni el agua, que son vuestros dioses, ni es quisio metiéndole agudas cañas por las
Sapor ningún rey inmortal para que se carnes, apretáronle después en la pren-
haya de obedecer más eme al verdadero sa, y le echaron pez derretida en la gar-
Dios. Sólo creo en el Padre, Hijo y Es- ganta, y con esto alcanzó como su h e r -
píritu Santo* verdadera Trinidad que mano la gloria del martirio. .
conserva todo el universo.» Mucho se *
enojaron los magos oyendo esto; y luego
mandaron que le atasen un pie a una Reflexión: ¿Has observado como en el
cuerda y lo pusiesen desnudo al hielo combate de estos dos santos hermanos.
toda la noche. Venido el día siguiente, querían aquellos impíos jueces apartar-
llamaron a Baraquisio, a quien tenían les de la fé con embustes y mentiras?
apartado de su hermano, y le dijeron que Propias han sido siempre estas armas dé-
por qué no sacrificaba a los dioses como los enemigos de Dios; mas los fieles ser-
ya lo había hecho su hermano Jonás. San vidores de Cristo los vencieron con su
Baraquisio dijo: «Lo que ha hecho mi cristiana entereza. ¿Por qué, pues, has
hermano haré también yo»: y añadió de hacer algún caso de las falsas razo-
que mentían en todo, porque la verdad a nes que ahora vuelven a traer los impíos
quien seguía, no le dejaría a su hermano y herejes para desquiciar a los católicos
hacer un nefando sacrificio. Irritáronse de la verdadera fe? ¿Por ventura no me-
los mentirosos jueces con esta respuesta, rece mayor crédito Jesucristo, Señor
y para que no hablase más, le hicieron nuestro, que todos los hombres falibles
beber plomo derretido, y le volvieron a y miserables de este mundo? ¿No vale
la cárcel donde le tuvieron colgado de más el testimonio de la Iglesia que el de
un pie. Trajeron luego ante sí a Jonás* y toda la turba de los impíos ignorantes y
y dijéronle: «¿Cómo te ha ido esta noche viciosos.
con la helada? Tu hermano Baraquisio Oración: Concédenos, Señor, que asi:
ha negado a tu Dios, y tú, obstinado, ¿aún como reconocemos tu fortaleza soberana
te_ estás en tu parecer?» Respondió el en la confesión de tus gloriosos mártires
mártir: «Creedme, reales príncipes, que Jonás y Baraquisio, así experimentemos
jamás mi Dios me había "dado noche tan su poderosa intercesión ante el acata-
sosegada y tan buena; y sé también para miento de tu divina Majestad. Por J e s u -
mi consuelo, que mi hermano ha negado cristo, nuestro Señor. Amén.
95
San Juan Clímaco, abad. — 30 de marzo.
(f 605.)
97
San Hugo, obispo de Grenoble. — 1" de abril.
(t 1132)
99
San Francisco de Paula, fundador. — 2 de abril.
(t 1508)
100
San Benito de Palermo. 3 de abril.
(t 1589)
101
San Isidoro, arzobispo dé Sevilla, doctor. — 4 de abril.
(t 636)
102
r
San Vicente Ferrer. — 5 de abril.
(t 1419)
El gloriosísimo y apostólico
varón san Vicente Ferrer, nació
en la ciudad de Valencia, de la
noble familia de los Ferrers, y
fué hermano de Bonifacio F e -
rrer, gran jurista y después prior
general de la Cartuja. Desde su
niñez juntaba el santo a otros
muchachos y decíales: «Oídme,
niño, y juzgad si soy buen p r e -
dicador» y haciendo la señal de
la cruz, refería algunas razones
de las que había oído a los p r e -
dicadores en Valencia, imitando
la voz y los meneos, de ellos tan
vivamente, que dejaba admira-
dos a los que le oían. En llegan-
do a la «dad de diez y ocho años
tomó el hábito del glorioso santo Domin- terra, y hasta el rey de Granada, con ser
go, y vino a ser un perfecto retrato de moro: y todos le miraban como hombre
la vida religiosa. Hizo sus estudios en los más divino que humano. A la muerte de
conventos de Barcelona y Lérida, y en Martín de Aragón fué elegido para las
esta universidad le graduaron de Maes- cortes de Aragón, Valencia y Cataluña, y
tro en teología, para dar principio a su declaró por rey al infante de Castilla don
carrera apostólica. Era muy _ agraciado y Juan el primero. Finalmente habiendo
de gentil disposición, y habiéndosele afi- este predicador divino abierto el cielo a
cionado y queriendo traerle a mal algu- innumerables almas, dio su espíritu al
nas mujeres, él las ganó para Cristo. En que para tanta gloria suya le había cria-
el espacio de diez y ocho años, sólo dejó do. Murió a la edad de setenta y cinco
de predicar quince días, y siempre fué años, en la ciudad de Nantes, acudiendo
raro y estupendo el fruto de sus sermo- tanta gente a reverenciarlo, que por es-
nes no sólo en España, mas también en pacio de tres días no se pudo sepultar.
Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, P i a .
monte, Lombardía y buena parte de Ita- Reflexión: Vino una vez a confesarse
lia; y predicando en su lengua valencia- con el Santo un gran pecador, y después
na en estas naciones, le entendían como de haberle oído, le mandó hacer siete años
si predicara en la lengua de aquellos paí- de penitencia. Estaba el hombre tan con-
ses, que es don raro y apostólico. En sola trito, que le pareció poca la penitencia, y
España, convirtió más de veinticinco mil díjole: «Oh padre mío; y ¿pensáis que
judíos y diez y ocho mil moros. Muchos con esto me podré salvar? Sí, hijo, le
pecadores convertidos y otra gente sin dijo el santo: ayuna solo tres días a pan
número le seguían de pueblo en pueblo, y agua*. Lloraba el pecador amargamen-
y eran tantos, que hubo vez que se ha- te, y vista su contrición le tornó san Vi-
llaron ochenta mil, y hacían procesiones cente a decir que rezase solo tres padre
muy devotas y solemnes, disciplinándose nuestros; y en acabando de decir el pri_
terriblemente y derramando^ mucha san- mero, murió allí de puro dolor, y apare-
gre en memoria de la Pasión del Señor ció al santo y le dijo que estaba en la
y en satisfacción de sus pecados, y eran gloria sin haber pasado por el purgato-
tantos los disciplinantes, que había tien- rio por haberle tomado Dios aquel dolor
das de disciplinas como si fuera f e r i a d e en cuenta por sus pecados.
azotes. Los milagros que obró el Señor Oración: Oh Dios, que te dignaste ilus-
por san Vicente fueron tantos, que de so- trar a tu Iglesia con los merecimientos y
los cuatro procesos que se hicieron en con la predicación de tu confesor el bien-
Aviñón, Tolosa, Nantes y Nápole, se sa- aventurado Vicente; concédenos a no-
can, sin los demás, ochocientos y sesenta. sotros, humildes siervos tuyos, que imite-
En España hasta los mismos reyes de mos sus ejemplos, y que por su protec-
Aragón salían a recibirle; llamáronle el ción seamos libres de todas las cosas _ad-
emperador Sigismundo, el rey de Ingla- versas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén. .
103
San Celestino, papa. — 6 de abril.
(t 432)
104
San Egesipo, autor eclesiástico. — 7 de abril.
(t 181)
105
San Alberto Magno. — 8 de abril.
(t 1280)
1G6
Santa María Cleofé. — 9 de abril.
(Siglo I )
La fidelísima y dichosa sier-
va de Jesucristo santa María
Cleofé era parienta de la santí-
sima Virgen pues estaba casada
con Alfeo, el cual era hermano
del glorioso patriarca san José, e
hijo como él de Jacob. Tuvo de
su bendito matrimonio cuatro
hijos, que fueron san Simón,
llamado Simón Cananeo o Ze~
lotes, Santiago el menor, J u -
das Tadeo, y Joseph o José. Los
tres primeros fueron escogidos
para el apostolado de nuestro Se-
ñor Jesucristo; y el úkimo entró,
como se cree, en el número de
los setenta y dos discípulos. A
estos cuatro bienaventurados h i -
jos de santa María Cleofé llama
el Evangelio hermanos del Señor, con- Reflexión: No podemos leer sino mo-
forme a la costumbre de los hebreos, que vidos de envidia santa la inefable dicha
llamaban con el nombre de hermanos a que tuvo la bienaventurada María Cleofé
los que sólo eran próximos parientes. de conversar, obsequiar y adorar la sa-
Pues, esta dichosa parienta de la Madre grada persona de nuestro Señor Jesu-
de Dios, y santa madre de tres Apóstoles, cristo; mas traigamos a la memoria lo
cobró tan grande y entrañable devoción que el mismo Señor dijo a santo Tomás:
a la__adorable persona de nuestro Señor «Bienaventurados los que no vieron y
Jesucristo, que no pudo separarse de El creyeron, (Jo. XX.) porque, como dice
ni aun en el tiempo de su pasión en que Tertuliano, son muy grandes los méritos
los mismos discípulos huyeron y le des- de la fe, y ordenados a grande r e c o m p e n /
ampararon: y así, refieren los santos sa. Con todo si lees los cuatro Evangelios,
Evangelios, que se halló presente en el escritos por los apóstoles y discípulos del
Calvario con María Madre de Jesús, y Señor, podrás en ellos ver y oir espiri-
María Salomé y el discípulo amado san tualmente a Jesucristo: porque, como nos
Juan. Ella asistió también al entierro del dice san J u a n Evangelista, los santos
divino cadáver; ella fué con Salomé y la Apóstoles nos anunciaron en el Evangelio
Magdalena a embalsamarlo con aromas y lo que vieron por sus ojos, lo que oyeron
ungüento preciosos al amaneceré del p r i - por sus oídos y lo que palparon con sus
mer día de la semana, que ahora es el manos; y como refieren los hechos y pa-
domingo; siendo estas tres santas muje- labras del Señor con tan grande sencillez
res las primeras que oyeron de boca de y verdad, no podremos menos de creer
los ángeles la alegre nueva de la resu- con viva fe las cosas que dicen, v enamo-
rrección; y a ellas se apareció después el rarnos de la divina persona de Jesucristo,
mismo Señor resucitado y glorioso, y les y derramar suavísimas lágrimas, viendo
mandó que fueran a dar noticia de esto a las finezas de amor que ha hecho Dios
los discípulos, a los cuales se mostró la por los hombres, a fin de que creyendo
tarde de aquel mismo día, cuando por t e - que Jesucristo es verdadero Hijo de Dios,
mor de los judíos estaban recogidos en el y guardando su santa ley, alcancemos la
Cenáculo, cerradas las puertas. También vida eterna. .
se manifestó el Señor resucitado a Cleo-
fás, que era el marido de santa María
Cleofé, cuando iba oon otro discípulo al
castillo de Emaús, y se les descubrió en
la fracción del pan. Finalmente después
de tantos y tan divinos regalos con que Oración: Oh Dios, autor de nuestra sa-
el Señor recompensó la devoción y amor lud, dígnate oir nuestras súplicas, para
de esta su sierva, le concedió la gracia que como nos alegramos en la fiesta de
singularísima de morir asistida por los la bienaventurada María Cleofé, así a p r e n -
santos Apóstoles y por la misma Madre damos de ella a servirte con afectuosa y
de Dios, como piadosamente se cree. piadosa devoción. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén,
107
San Ezequiel, profeta. — 10 de abril.
(t 571 antes de Cristo)
que quebrantada la cabeza y d e -
rramados los sesos, dio su v i -
da por la causa de la verdad
de Dios que había anuncia-
do en sus divinas profecías. El
sepulcro de este gran profeta se
halla a quince leguas de Bagdad,
donde por espacio de muchos si_
glos fué muy visitado no sólo
por los israelitas, mas también
por los medos y persas. Más
agradable a Dios fuera esta devo-
ción, si no se contentasen con
venerar solamente la memoria de
san Ezequiel, sino que abriesen
también los ojos de su alma para
reconocer al Hijo del Hombre y
Jivino Mesías Jesucristo, tantas
veces y tan solemnemente anun-
ciado por el santa Profeta.
Reflexión: Un viajero moderno, lugar-
El divino y portentoso profeta Ezequiel teniente de Lynch, de los Estados Uni-
fué hijo de Buzi, natural de Sarira, y sa- dos, nos dice: «que el día 4 de mayo de
cerdote de la tribu noble y sacerdotal de 1848 llegó a Kiffell con propósito de vi-
Leví. Su nombre vale lo mismo que For- sitar el sepulcro del profeta Ezequiel. El
taleza de Dios, y alude a aquellas pala- jefe de las tribu le acompañó hasta una
bras que el Señor le habló diciendo: espaciosa sala rodeada de columnas. En
«Como el diamante y como el pedernal el fondo de aquella estancia hay una
es la frente que te di.», (Ezeq. III, 8.) grande caja, en la cual se encierra una
Era todavía mancebo cuando fué llevado copia de los cinco libros de Moisés, e s -
cautivo a Babilonia, juntamente con J e - crita en un .solo rollo de pergamino: y en
conias, rey de J u d á y diez mil judíos. En el otro extremo del salón, hay una pe-
el quinto año de su destierro, y quinien- queña pieza donde se encierra la tumba
tos noventa y tres años antes de Jesu- de san Ezequiel. El sepulcro es de m a -
cristo, estando junto al río Cóbar, que co- dera, cubierta de una rica tela de P e r -
rriendo por la Mesopotamia viene a mo- sia: la bóveda de la recámara está do-
rir en el Eufrates, tuvo la primera y so- rada, y perpetuamente iluminada por m u -
lemnísima visión profética y recibió la chas lámparas, y a un lado del sepulcro,
misión divina de profetizar, que le duró donde arde una sola lámpara, se ven las
por espacio de veintidós años. Sus profe- tumba, de los tres discípulos que solían
cías fueron las más terribles y espanto- acompañar al santo Profeta*. Aprendamos
sas, a las cuales llama san Jerónimo nosotros, hasta por el ejemplo de los mis-
«Océano de los misterios de Dios». Y en mos judíos e infieles, a venerar a los san-
ellas hablaba del cautiverio de Babilonia, tos de Dios; aborreciendo la impiedad de
de la ruina de otras ciudades y naciones, los herejes protestantes que ultrajan sus
de la vuelta del cautiverio, del Reino del sagradas reliquias y sepulcros: pues ya
Mesías y de la vocación de las gentes a que nuestro Señor quiso honrarles con
la
v
fe divina de nuestro Señor Jesucristo. tan soberanos dones y maravillas, justo
u é este santísimo profeta figura de nue°- es que también les honremos nosotros
tro divino Redentor, porque ejercitó los como a gloriosos cortesanos de Dios, san-
divinos ministerios de profetizar y ense- tísimos miembros del cuerpo místico de
ñar a los hombres, y a semejanza de J e - Jesucristo, y poderosos abogados nuestros
sucristo, se llamaba a sí mismo «Hijo del en el cielo.
hombre», y también puso la vida y la
sangre en confirmación de la verdad de
Dios. Porque como reprendiese a uno de
los jefes del pueblo judaico por sus sa- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
crilegios e idolatrías, dicen que no pu- tente, que los que celebramos el naci-
diendo sufrir aquel sacrilego apóstata la miento para el cielo de tu bienaventurado
reprensión del Profeta, mandó que le profeta y mártir Ezequiel, seamos forta-
arrastrasen a la cola de sus caballos, hasta lecidos en el amor de t u nombre. P o r J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
108
San León el Magno, papa y doctor. — 11 de abril.
(t 461)
109
San Julio, papa. — 12 de abril.
(t 352)
lli
San Justino, filósofo y mártir. 14 de abril.
(f 165)
112
San Pedro González Telmo, confesor. — 14 de abril
(t 1246)
•
1
papa le diese el'decanato. Cuan- Itlyk^» i|ijf \i i^HI •h^ndllBHIIH
do Pedro González hubo de t o - (®2S3^ J | 1| y 1 1 ' J l ^ l^^^^^^^^^^^^^^1
mar la posesión, que fué el día [ imiilffffll' '•! ¡KM^^H ^^^H
de Pascua de Navidad, quiso el
nuevo deán regocijar la fiesta, no
como eclesiástico sin como lego
y profano. Vistióse para aquel 1
"día galana y profanamente, y salió con y en otras guerras contra los moros. Pero
otros en u n caballo brioso m u y bien ade- donde el santo más tiempo estuvo fué en
rezado por toda la ciudad, desempedran- Galicia, donde entre otras cosas hizo un
do, como dicen, las calles a carreras, con puente sobre el río Miño, no lejos de R i -
gran desenvoltura y escándalo del pueblo. vadavia, por los muchos peligros y muer -
Pero para que se entiendan las maneras tes que sucedían en aquel paso. Final-
que Dios nuestro Señor toma para conver- mente, después de haber ganado para
tir las almas y traerlas a sí, partiendo des.- Cristo innumerables almas y resplandeci-
apoderamente por la calle más principal do con muchos milagros, en el domingo
de Palencia, cayó el caballo en medio de Cuasimodo, dio en la ciudad de Tuy
de la carrera y dio con el deán en un l o - su bendita alma al Señor, el cual mani-
do muy asqueroso, con harta risa de los festó la-gloria de su siervo con doscientos
que le vieron; porque cuando fueron a ocho milagros bien conocidos.
socorrerle, no había gala, ni vestido, ni
rostro que diese muestra de lo que había
sido. F u é tan grande la vergüenza que Reflexión: Luego que murió san Telmo
causó a Pedro González aquella caída, comenzó su sepultura a manar una cier-
que no podía levantar la cabeza, ni le p a - ta mañera de óleo, que fué celestial m e -
recía que podría ya vivir entre gente, dicina para todas las enfermedades; mas
hombre a quien tal desgracia había acon- ha querido el Señor glorificarle particu-
tecido. Alumbróle Dios al mismo tiempo larmente librando por su intercesión a los
el corazón; y hablando entre sí dijo: navegantes de gravísimas tempestades y
Pues el mundo me ha tratado como quien evidentes peligros. Por donde en los puer-
es, yo haré que no burle otra vez de mí. tos de España y en los pueblos marítimos
Con esto, vase a u n convento de santo de ella se celebra su fiesta, sacando su
Domingo, y con admiración de todos los imagen en procesión con mucha solem-
que le conocían, tomó el hábito, y comen- nidad y regocijo, especialmente en Lisboa,
zó a vivir con t a n grande perfección, que en Vizcaya y en Guipúzcoa, donde es v e -
vino a ser u n gran santo. Predicaba des- nerado san Telmo, nombre por el cual le
pués con obras y palabras, y como án- conocen los marineros, y le invocan en
gel del Señor; y hablaba con tal fuerza las tempestades y peligros del mar.
de espíritu, que enternecía las piedras
e inflamaba los corazones helados. Des- Oración: Oh Dios, q u e manifiestas la
poblábanse los lugares en su seguimien- singular protección del bienaventurado
to y muchas leguas iban caminando por Pedro a los que se hallan en los peligros
oirle viejos y mozos, hombres y mujeres, del m a r ; concédenos por su intercesión
ricos y pobres: y con este celo y espíritu que brille siempre la luz de t u gracia en
anduvo por los reinos de España y estu- las tempestades de esta vida, para que
vo en la corte del santo rey don Fernando, podamos arribar al puerto de la eterna
y se halló con él en el cerco de Sevilla salud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
113
Las santas Basilisa y Anastasia, mártires. — 15 de abril.
(t 56)
inhumanidad, colgáronlas en un
potro, y abrasaron sus delicadas
carnes con hachas encendidas; y
viendo los verdugos que todo
esto sufrían ellas sin quejarse,
y que no cesaban de invocar ej
nombre de Cristo Jesús, con gran
furor les sacaron las lenguas de
la boca y se las cortaron. Cor-
táronles después los pechos y las
atormentaron c r uelísimamente
hasta que se cansaron de hacer
en aquellos santísimos cuerpos
la más horrible y sangrienta car.
nicería, y como no pudiesen que-
brantar un punto la constancia
maravillosa de aquellas flacas
mujeres y fortísimas mártires del
Las ilustres y venerables matronas r o - Señor, las condenó el tirano a ser dego-
manas santa Basilisa y santa Anastasia lladas, y así confirmaron con su sangre
habían recibido la luz de la fe y la gra- y con su muerte la doctrina de Dios que
cia de nuestro Señor Jesucristo por ma- habían recibido de los bienaventurados
no de los gloriosos príncipes de los após- Príncipes y esclarecidos Maestros de la
toles san Pedro y san Pablo; y queda- Iglesia romana.
ron tan devotas suyas, que ni aun des- Reflexión: Mártir murió Jesucristo, so-
pués que ellos padecieron el martirio, berano autor de nuestra sacrosanta reli-
quisieron dejar por temor humano de r e - gión; mártires fueron san Pedro y san
verenciarles; antes recogiendo con todo Pablo y los demás apóstoles, mártires la
cuidado las venerables reliquias de aque- mayor parte de los discípulos; mártires
llos santísimos Maestros de nuestra fe, casi todos los papas de los tres primerop
les dieron secretamente honrada sepul- siglos de la Iglesia, y mártires en fin mi-
tura. Mas como por este oficio de piedad llones y millones de fieles cristianos en
fuesen acusadas delante del impío y crue- toda edad, sexo y condición, nobles, ple-
lísimo Nerón, este primer perseguidor y beyos, sabios, ignorantes, dignatarios, ma-
fiera sanguinaria, sin respeto de la vir- gistrados, filósofos, centuriones, procón-
tud y nobleza de aquellas piadosas ma- sules, y aun damas y matronas romanas.
tronas, mandó que las prendiesen y las y delicados niños y doncellas. ¡Oh qué ve-
presentasen a su tribunal cargadas de ca- nerable es el edificio de la Iglesia católi-
denas. Pretendió el bárbaro emperador ca amasado con tanta sangre de mártires!
apartarlas del nuevo instituto y vida El que desprecia estos testimonios de
cristiana que les habían enseñado los san- nuestra fe, merece ser despreciado, e]
tos apóstoles, mas ellas con gran forta- que no se convence con este argumento
leza confesaron a Jesucristo, diciendo que es hombre desatinado, el que solo por
era verdadero Dios, por el cual habían -querer vivir a sus anchuras se obstina en
dado la vida san Pedro y san Pablo, que rechazar la religión católica, diga que nc
ellas estaban dispuestas a confesarle tam- sabe lo que hace, y que su orgullo o sen-
sualidad le han robado el juico: pero
bién, derramando la sangre y muriendo; sepa que un día clamará contra él toda
si fuese menester. Entonces mandó el ti- esa sangre de los mártires tan gloriosa-
rano que sacasen de su presencia a aque- mente derramada y tan injustamente des-
llas damas tan principales y las ence- preciada por los insensatos.
rrasen en la cárcel hasta el día siguien-
te, en el cual se les concedía nueva au- Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
diencia: y venida la hora de comparecer concedas perpetua devoción para vene-
de nuevo al tribunal, mostráronse tan rar los triunfos de tus bienaventuradas
constantes e invencibles en la con- mártires Basilisa y Anastasia; a fin de
fesión de Cristo, que luego ordenó el reverenciarlas con nuestros humildes ob-
ferocísimo emperador matarlas a poder sequios ya que no podemos celebrarlas
de tormentos. Azotáronlas con bárbara dignamente. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
114
San Toribio de Liébanai — 16 de abril.
(t 456)
El bienaventurado y celosísimo S
HDpflHiHH ™mf ii|f| Wm^g ¥¡C' . '
santo Toribio de Liébana, obispo 1
de Astorga, fué natural de la
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provincia de Galicia, y a lo que 1 1
.
ge puede entender, hijo de una 1
ni
de las familias principales de la
ciudad de Astorga. Habiendo ;jB
aprendido y aprovechado mucho i1!
en las letras humanas, distribu- fek ^ s
yó su patrimonio a los pobres y I Jm r
navegó a Jerusalén, donde el
obispo de aquella iglesia hizo tal
estimación de su santidad, que le
confió el riquísimo tesoro de las
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115
S. Engracia y sus diez y ocho compañeros, mártires. — 16 de abril
(t 303)
¡msff dazáronle después sus virginales
pBÍ i carnes con uñas de hierro, dislo-
Jjj cáronle los miembros, cortáronle
M el pecho izquierdo, y cuando to-
la do su santo cuerpo estuvo hecho
J una llaga, la cubrieron con una
1 larga vestidura, y la dejaron así
jl para que con los dolores de sus
_ j | heridas se prolongase su martirio
JÜB y se dilatase la muerte. Y como
IIB ella perseverase en la confesión
% de Jesucristo, Daciano, irritado
>_J| por aquella invencible constancia,
SSB mandó que le hincasen un clavo
¿J\ en la frente. Todavía se muestra
^¿§¡j en la cabeza de la santa el agu-
¡jjjj jero de aquel clavo, en cuyo tor-
5S5J mentó la fidelísima esposa del
Señor acabó de recibir la corona
La gloriosa virgen y tortísima mártir de del martirio. Finalmente a los diez y ocho
Cristo santa Engracia era hija dé un gran caballeros mandó el procónsul degollar
caballero y señor muy principal de Por- fuera de la ciudad, y en el mismo día
tugal, y habiendo concertado de casarla recibieron con santa Engracia la palma de
con u n duque del Rosellón, o capitán de gloriosos mártires de Jesucristo. Consér-
aquella frontera de Francia, la enviaba vanse con gran veneración las preciosas
para celebrar las bodas muy bien acom- reliquias de la santa en la cripta del t e m -
pañada de diez y ocho caballeros, parien- plo de su nombre, magníficamente r e s -
tes y familiares suyos, cuyos nombres taurado en nuestros días en la capital de
eran Lupercio, Optato, Suceso, Marcial, Aragón. En u n depósito del mismo sepul-
Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Fron- cro están las de san Lupercio, y en otro
tón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, sepulcro de mármol las de los otros san-
Apodemio, Maturio, Casiano, Fausto y J e - tos compañeros cuyos huesos son de co-
naro: y estos cuatro últimos tenían por lor de rosa y despiden fragante olor.
sobrenombre Saturninos. Hallábase esta
ilustre comitiva en Zaragoza, cuando Da- *
ciano como tigre fiero y cruel se relamía Reflexión: Pues ¿quién no ve en el m a r -
en la sangre de los cristianos de aquella tirio de la gloriosa virgen Engracia y de
ciudad principalísima y les afligía con los los otros mártires, la omnipotencia y for-
más horribles tormentos. Entonces a r m a - taleza de Dios, la desventura del hombre
da de Dios, la virgen santa Engraciarse y la vana astucia y crueldad de Satanás? '
presentó con sus diez y ocho compañe- El cual inflamó a Daciano para que ator-
ros cristianos, ante el tribunal del inicuo mentase con exquisitas penas a una tier-
juez, y le reprendió severamente por h a - na doncella, y procurase extinguir el cul-
berse despojado de la razón de hombre to del verdadero Dios; mas el demonio
y vestídose de la crueldad de fiera, ver- quedó burlado, Daciano confuso, la vir-
tiendo tanta sangre de hombres inocen- gen triunfando, Dios glorificado, propa-
tes, que no tenían otra culpa sino adorar gada su santa religión, y la ciudad de
al solo Dios verdadero. Quedó Daciano Zaragoza ilustrada con los trofeos de t a n -
pasmado, y pensativo sobre lo que había tos y tan gloriosos mártires con los cua-
de hacer con aquella nobilísima y hermo- les están ennoblecida y amparada de los
sísima doncella que así le hablaba; pero encuentros de sus enemigos.
al fin pudo en él más su cruel naturaleza,
que la humanidad, ni otro algún buen
respeto; y mandó prender y azotar rigu- Oración: Vuelve, Señor, tus ojos b e -
rosamente a la santa virgen y a aquellos nignos sobre la familia de tus fieles sier-
diez y ocho caballeros; y para escarmien- vos, y concede, que amparada por la in-
to de los demás cristianos de Zaragoza, tercesión de la bienaventurada Engracia
hizo arrastrar a Engracia atada a la cola y sus compañeros mártires, sea defendida
de u n caballo por toda la ciudad. Despe- de toda culpa. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
116
La beata María Ana de Jesús. — 17 de abril.
(t 1624).
La extática y maravillosa vir-
gen María Ana de Jesús nació
en Madrid, de muy noble e ilus-
tre linaje, y su padre Luis Nava-
rro Ladrón de Guevara servía
en la corte del rey don Felipe
III. Cuando llevaban en b r a -
zos a la iglesia aquella -.anta n i -
ña, notaban que a l tiempo de a l -
zar la Hostia y el Cáliz se q u e -
daba arrobada; y cuando ape-
nas sabía andar por sus pies,
buscaba algún lugar recogido de
su casa, y allí la veían pues-
ta en oración delante de una
imagen de nuestro Señor cru-
cificado, bañados los ojos en lá-
grimas o cercado su rostro de
resplandores. Gozaba de la p r e -
sencia visible de su Ángel cus-
todio; y platicaba de la beatísima Trini- Mercenarios decalzos, se labró una cel-
dad, de la Encarnación del Verbo, y de dilla junto a la ermita de santa Bárbara,
la adorarble Eucaristía, que son los mas y recibió después el hábito de nuestra
inefables Misterios de nuestra divina Reli- Señora de la Merced de manos del Maes-
gión, como de cosas que más parecía tro general de la orden: y en aquella
entenderlas que creerlas. Recibió la pri- pobrísima casa la visitaban hasta los prín-
mera comunión en edad m u y temprana, cipes, porque era muy grande la fama
v cada vez que tomaba el Pan de los de sus arrobamientos, milagros y profe-
angeles, parecía transformarse en un án- cías. Finalmente, después de una vida
gel que gozaba de Dios. Mas, ¿quien no llena de trabajos y celestiales consuelos,
se espantará ahora de las durísimas prue- en un éxtasis suavísimo entregó su al-
bas por que hubo de pasar esta alma an- ma al Señor a los cincuenta y nueve
gelical? Muy presto tuvo en lugar de ma- años de su edad.
dre una madrastra de condición asperí- Reflexión: Los cilicios e instrumentos
sima, que la afligía sobremanera, y no le de penitencia que usaba la santa, y se
iba el padre a la mano tanto como debie_
ra, especialmente cuando la santa don- conservan en el convento de santa Bár-
cella hizo voto de perpetua virginidad, bara de Madrid, llenan de asombro y
contra la voluntad del padre que quería compunción a los que los miran. Lleva-
casarla. Era ella, de gentil disposición v ba pegado al pecho un peto de espinas
muy hermosa; y se cortó u n día con las y a las espaldas unas cruces anchas sem-
újeras la rubia cabellera, pensando que bradas de puntas de hierro; en los bra-
así se entibiaría el amor del que la pre- zos unos cilicios, y en la cabeza una coro-
tendiera por esposa: entonces fué cuan- na de espinas: y solía hacer el via-cru-
do su padre y su madrastra salieron de cis con una pesada cruz en los hombros.
síj y cargaron sobre ella una tempestad La causa de esta. asombrosa mortifica-
de injurias y golpes, con tanto enojo ción no era otra sino el amor grande que
v crueldad, como si fueran verdugos de tenía esta inocentísima virgen a su divi-
su hija mártir. Cuando cesaron los ma- no Amor crucificado, y tan desagrade-
los tratos permitió que su sierva se vie- cido e injuriado de los hombres. Pues,
se todos los instantes del día fieramente ¿quién no exclamará aquí diciendo: «Es-
atormentada por torpísimas imaginacio- ta santa virgen tan inocente y tan peni-
nes y tentaciones las cuales le duraron tente; y yo tan pecador y tan inmortifi-
anee años, y a todo esto se añadían p e - cado»?
nosísimas enfermedades y agudísimos do- Oración: O clementísimo Dios, Señor de
lores, que acrisolaron como el oro su las virtudes, que llenaste de los dones
invencible paciencia. Dejó al fin la ca- de tu gracia a la bienaventurada María
sa de sus padres, y con la aprobación del Ana, concédenos por sus ruegos, que los
venerable Fray J u a n Bautista, que era que la honramos con solemnes cultos,
su confesor, y fué el fundador de los imitemos también sus obras. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
117
El beato Andrés Hibernen. — 18 de abril.
(t 1602)
118
San Vicente de Colibre, mártir. — 19 de abril.
(t 303.)
En el principio del imperio
de Diocleciano estaba en todo
el mundo en tanta estimación la
fe y la religión cristiana, que
los mismos emperadores, aun-
que paganos, daban el gobier-
no de las provincias a los cris-
tianos, porque hallaban en ellos
tanta fidelidad para con los prín-
cipes, cuanta nunca jamás expe-
rimentaron en los de alguna
otra profesión. Habíase, pues,
mostrado Diocleciano favorable
a los cristianos mientras tuvo
necesidad de sus fuerzas contra
los persas pero viéndose ya triun-
fante y glorioso, reventó y salió
de madre furiosamente aquel
odio mortal al nombre de Cris-
to, que por espacio de diez y ocho años las vidas después de tan bárbaros cuan-
estaba represado en su infame corazón; to inhumanos tormentos, hacían luego
y determinó con Maximino su conmpañe- quemar cuantos escritos hallaban en p o -
ro destruir a los cristianos y acabarlos der de los cristianos que pudieran dar
del todo. En todas las ciudades del im- testimonio a los venideros de los san-
perio se hallaban las cárceles llenas de tos mártires y sus hechos ilustres; por
cristianos, los cuales eran ajusticiados lo cual hay infinitos mártires gloriosos,
en las plazas para escarmiento de los de- de quienes no han quedado más que
más: y como España estaba sujeta al los nombres, y de otros tan pocas
imperio, le cupo gran parte de esta cruel noticias como se ve en este martirio
presecución. En este tiempo pues, había de san Vicente. Sabe el demonio el
en Colibre, pueblo de Cataluña cerca provecho que se sigue a las almas
de Perpiñán, un hombre muy católico, de leer semejantes historias, y' el daño
virtuoso y gran siervo de Dios, llamada que a él le viene, y por eso procura
Vicente. Llegó a Colibre Daciano, pre- ocultarlas; pero no todas las veces sale
sidente general de España por los ya con su intento, y por donde intenta ocul-
mencionados emperadores, y el primei tarnos un Vicente mártir, queda burlado,
católico que le presentaron fué Vicente, cuando se nos descubren muchos glorio-
al cual en vano procuró apartar de la fe sos Vicentes, mártires españoles, como
de Jesucristo, y atraer a la adoración de son san Vicente, diácono de Zaragoza,
los falsos dioses; porque le halló siempre mártir insigne; san Vicente de Ebora,'
firme y constante; y al fin de varios mártir glorioso en Avila, con santa Sabi-
tormentos con que juzgó el tirano ame- na y Cristeta hermanas; san Vicente,
drentarlo viendo que se cansaba en mártir en Gerona, con Oroncio y Víctor;
balde y que Vicente traía escrito contra san Vicente, abad del monasterio de san
él el triunfo, palma y corona, que eso es Claudio, mártir célebre en tiempo de los
Vicente, o Vincente, le condenó a mo- godos y otros santos Vicentes, con que e]
rir degollado. Ofreció, la cerviz a la diablo se quiebra los ojos en su dañado
cuchilla del verdugo, y con este supli- intento; vaya para quien es: y nosotros
cio entregó su bendita alma en manos esperemos vencerle, por la intercesión
del Señor y alcanzó la corona inmortal de tantos Vicentes, como le vencieron y
de los mártires vencedores, significada en triunfan gloriosos en el reino de Dios.
el nombre de Vicente que llevaba nuestro
santo glorioso.
Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
tente, que los que veneramos el naci-
, * miento para la gloria de tu bienaventura-
do mártir Vicente, seamos fortalecidos
Reflexión: Fué tan cruel el odio de por su intercesión en el amor de tu san-
estos tiranos emperadores, contra los tísimo nombre. Por Jesucristo, nuestro
"istianos, que no contentos con quitarles Señor. Amén.
119
Santa Inés de Monte-Pulciano, virgen. — 20 de abril.
(t 1317.)
120
San Anselmo, arzobispo y doctor. — 21 de abril.
(t 1109.)
123
San Fidel de Sigmaringa, mártir. — 24 de abril.
(t 1622.)
El glorioso evangelista y m á r -
tir de Cristo san Marcos fué h e -
breo de nación, y como algunos
autores escriben, de la tribu de
Leví y uno de los setenta y dos
discípulos del Señor. Acompañó
al apóstol san Pedro, que le lla-
ma en sus epístolas hijo carísi-
mo, y por su grande espíritu y
gracia en el hablar, le tomó por
intérprete para q u e explicase
más copiosamente los profundos
misterios de Cristo, que él en
pocas palabras anunciaba. Y co-
mo los fieles que por la predi-
cación de San Pedro se habían
convertido en Roma, deseaban
tener por escrito lo que de él ha-
bían oído, rogaron a san Marcos que es- dar muerte a san Marcos como a destrui-
cribiese el Evangelio de la manera que lo dor de sus templos y enemigo de sus dio-
había oído de la boca de san Pedro; y el ses, y a los 24 de abril, que era día de do-
santo apóstol lo aprobó y con su autori- mingo para los cristianos, y p a r a los gen-
dad lo confirmó y mandó que se leyese en tiles de una fiesta que celebraban a su
la iglesia. Habiendo pasado el santo evan- dios Serapis, hallando al santo evangelis-
gelista algunos años en Roma, tomó la ta diciendo Misa, le prendieron, y echán-
bendición de su padre y maestro san Pe- dole una soga a la garganta le arrastra-
dro, y por su orden se partió a Egipto, ron por las calles. Encerrándole después
llevando consigo el Evangelio que había en la cárcel, y venida la mañana siguien- ^.
escrito para predicarle a aquellas gentes te le arrastraron de nuevo por lugares
bárbaras y supersticiosas. Descubrió pri- ásperos y fragosos hasta que dio su espí-
mero aquella luz del cielo a los de Cire- ritu al Señor.
ne, Pentápoli y otras ciudades; y vino
después a Alejandría como a cabeza de *
toda aquella provincia y más necesitada Reflexión: Así murió el glorioso evan-
de aquella divina luz. Allí edificó una gelista san Marcos, sellando también con
iglesia al Señor con nombre de San Pe- su sangre el santo Evangelio que nos dejó
dro su maestro que aun vivía; y fueron escrito, para que nadie pudiese imaginai
tantos los que se convirtieron a la fe de con algún color de razón que quisiese en-
Jesucristo, así de los judíos que moraban gañar a los hombres. Este es el mismo
en aquellas partes, como de los mismos Evangelio que predicaba en Roma el prín-
egipcios, que presto se formó una admira- cipe de los apóstoles san Pedro, el cual s
ble cristiandad, en la cual florecían ma- su vez dio la vida en confirmación de la
ravillosamente todas las virtudes que el verdad de Cristo, muriendo en cruz con
Señor enseñaba en su santo Evangelio; la cabeza abajo. Recuerden, pues, esíoa
porque todos los fieles vivían entre sí con hechos, los despreocupados de nuestros
gran paz y conformidad, no había entre días, y entiendan que si niegan el santo
ellos pobres, porque a todos se daba In Evangelio solo porque es contrario a sua
que habían menester; ni ricos, porque los pasiones, con aquellos sellos de sangre
que lo eran dejaban sus riquezas para use apostólica, se firmó también la sentencia
de los demás, y todos eran entre sí un de su condenación.
alma y u n corazón. Otros muchos había
que dando libelo de repudio a todas las
cosas de la tierra pobablan los montes y Oración: Oh Dios, que ensalzaste a tu
desiertos de Egipto, y vivían con tan ex- benaventurado evangelista Marcos por la
tremada santidad, que no parecían hom- gracia de la predicación del santo Evan-
"bres, sino ángeles vestidos de carne mor- gelio; concédenos que nos aprovechemos
tal. No pudieron sufrir tanta luz los de su santa doctrina, y seamos protegi-
ojos flacos de los gentiles y determinaron dos por su poderosa intercesión. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
125
Los santos Cleto y Marcelino, papas y mártires. — 26.de abril.
(t 96. t 304.)
126
San Pedro Armengol, mártir. — 27 de abril.
(t 1284.)
* 13?
San Vidal, mártir. — 28 de abril.
(t 172.)
128
San Hugo, abad de Cluni. — 29 de abril.
(t 1109.)
129
Santa Catalina de Sena, virgen. — 30 de abril.
(t 1380)
130
San Felipe y Santiago el Menor, apóstoles. — 1- de mayo.
(t 54 y 62)
El glorioso apóstol de Cris+o
san Felipe fué natural de Betsai-
da, donde nacieron asimismo san
Andrés y san Pedro. Luego que
san Felipe conoció a Cristo, co-
menzó a hacer oficio de apóstol,
que es traer a otros al conoci-
miento y amor de Dios; y así
trajo a Natanael a Cristo, de
quien dijo el Señor que era ver-
dadero israelita y hombre sin do-
blez ni engaño. Antes de hacer
nuestro Señor el gran milagro de
la multiplicación de los panes en
el desierto, preguntó a Felipe de
dónde comprarían pan para sus-
tentar a aquella gran muchedum-
bre de pueblo, para darnos a en-
tender con su respuesta la falta
de pan que había, y la grandeza del mila-
gro del Señor. Después de la resurrección sintió que se le cortase el cabello, -ni
de Lázaro algunos gentiles vinieron i quiso bañarse ni ssr ungido con óleo. Era
ver a Jesucristo, y tomaron por medio a tan grande la opinión que tenían los j u -
san Felipe, declarándole su deseo, y Feli- díos de su santidad, que a él solo le de-
pe y Andrés lo dijeron al Señor, el cual jaban entrar en el saricta sanctorum. Nom-
hizo gracias al Padre Eterno porque ya los bróle san Pedro obispo de Jerusalen y en
gentiles comenzaban a conocerles. En a- el primer concilio que allí se celebró dijo
quel soberano sermón que el mismo Señor su parecer después de san Pedro. Final-
hizo a los apóstoles después de la sa- mente, después de haber gobernado la
grada cena, le dijo san Felipe: «Señor, Iglesia de Jerusalen por espacio de trein-
mostradnos al Padre»; y de estas pala- ta años, por haber predicado a Jesucristo
bras tomó ocasión el Señor para revelar- en el Templo, los fariseos, bramando co-
nos altísimos misterios de su divina n a - mo leones, tomaron piedras contra él, y
turaleza. Después de la venida del Es- le arrojaron del lugar eminente en que
píritu Santo, cupo a san Felipe la provin- predicaba: y mientras levantaba las ma-
cia del Asia superior, en la cual predicó nos al cielo rogando por sus enemigos,
el santo Evangelio; de allí pasó a la Esci- uno de ellos le dio con una pértiga en la
tia y últimamente a la ciudad de Hiera- cabeza, esparciéndole los sesos por el
polis, donde los gentiles adoraban por dios suelo.
una víbora, y donde echaron mano al san- Reflexión: Esta fué la recompensa que
to apóstol, y después de haberle azotado llevaron los santos apóstoles de Jesucris-
ásperamente, le crucificaron y mataron to: padecer y morir por el Señor. ¿No v a -
a pedradas. le más esto que todos los demás bienes
del mundo? Y por eso nos enseña el mis-
Celebramos hoy también la memoria mo Santiago en su epístola canónica, el
del apóstol Santiago el Menor, que nació gran bien que se encierra en las adver-
en Cana de Galilea, el cual es llamado sidades y tribulaciones cuando se llevan
hermano del Señor, conforme a la cos- con paciencia, y nos exhorta a gozarnos
tumbre de los hebreos que llamaban her- en gran manera, cuando somos tentados
manos a los que eran primos, y por haber y probados con muchas y varias afliccio-
sido llamado al apostolado después de nes del Señor. Lo que nos cuesta es lo
Santiago hermano de san Juan, se llama que vale, ,y lo que vale es lo que se pre-
Santiago el Menor. Era apellidado tam- mia con eterna gloria.
bién con el nombre de Justo, porque su Oración: Oh Dios, que cada años nos
vida era un retrato del cielo, y en las alegras con la solemne feftividad de tus
facciones del rostro se parecía a Cristo, y apóstoles Felipe y Santiago, concédenos tu
así muchos cristianos venían a Jerusalen gracia para imitar los ejemplos de aqué-
•a ver a Santiago. Nunca comió carne ni llos, de cuyos merecimientos nos regoci-
bebió vino, y de estar de rodillas, las jamos. Por Jesucristo nuestro Señor.
tenía duras como de camello; jamás con- Amén
131
San Atanasio, patriarca de Alejandría. — 2 de mayo.
(t 373)
Juliano el Apóstata y Valente co-
mo enemigos de Dios. Escribió
el símbolo que llaman de Atana-
sio, el cual como regla certísima
de nuestra santa fe ha sido reci-
bido y usado de toda la Iglesia.
Padeció largos destierros; cinco
mil hombres de guerra entraron
para prenderle en su iglesia, y
tuvo que esconderse en los yer-
mos, en una cisterna, donde es-
tuvo seis años, y hasta en la mis-
ma sepultura de su padre. Cuan-
do volvía a su Iglesia, recibíanle
como si viniera del cielo, y era
tal el fruto de su predicación y
ejemplo, y tan grande la porfía
en las gentes sobre el darse a la
virtud, que como él mismo escri-
El valeroso defensor de la fe católica be, cada casa y cada familia parecía una
san Atanasio, nació de nobles padres en iglesia de Dios. Así ilustró y defendió la
Alejandría, para ser una de las más bri- fe cristiana durante medio siglo, y acabó
llantes lumbreras del orbe cristiano. Aca- su vida en santa vejez hasta que el Señor
bados sus estudios, retiróse por algún fué servido de llevarle para sí y darle el
tiempo en el yermo, donde conversó con galardón de sus largos trabajos.
san Antonio abad, a quien dio dos túnicas
para el abrigo y reparo de su cuerpo. Reflexión: En la vida de este santo se
Era todavía diácono cuando asistió al ve la firmeza que el verdadero católico
gran concilio de Nicea, donde confundió debe tener en todo lo que toca a la pu-
al mismo Arrio en las disputas que tuvo reza y entereza de nuestra santa rligión;
con él; y habiendo fallecido cinco meses y los embustes y artificios que usan los
después del concilio san Alejandro, obis- herejes para contaminarla y corromper-
po de Alejandría, fué elegido Atanasio la, valiéndose del favor de los malos
por común consentimiento de todo el pue- príncipes, los cuales, aunque algunas ve-
blo. Los herejes que ya le conocían, se ces por razón de estado, favorecían a Ata-
hicieron a una para derribarle, y en el nasio, pero nuestro Señor que quiere ser
conciliábulo de Tiro, entre otros cargos, servido de los príncipes con verdad, al
le acusaron de haber violado una mujer, cabo los castigó, a Constancio con una
la cual, por persuasión de los arríanos y apoplejía, a Juliano con una saeta, y a
dineros que ie dieron, exclamaba allí que Valente con haberle quemado los bárba-
habiendo hospedado a Atanasio, le había ros en una choza; pero san Atanasio que-
quitado por fuerza la virginidad. Pero dó triunfador de estos infelices tiranos y
luego se conoció el embuste de la mala de todos los herejes que con tan porfiada
hembra, porque Timoteo, presbítero de rabia y crueldad le persiguieron. Seamos,
Atanasio, fingiendo que era él mismo Ata- pues, como este gloriosísimo doctor fie-
nasio, le dijo: «Di, mujer, ¿yo fui hués- les a Dios, y a su santa Iglesia, y el Señor
ped en tu casa? ¿Yo he mancillado tu nos esforzará de manera que toda la po-
castidad?». Y como ella respondiese a tencia de nuestros enemigos no podrá p r e -
grandes voces y con muchas lágrimas fin- valecer contra nosotros.
gidas que sí, y lo jurase, y pidiese a los
jueces que le castigasen, vino a descubrir- Oración: Rogárnoste, Señor, que oigas
se toda aquella maraña, y paró en risa benigno las súplicas que te hacemos n
aquella acusación. Es imposible decir las la solemne fiesta de tu bienaventurado
calumnias y persecusiones que armaron confesor y pontífice Atanasio, y que por
los herejes contra este santísimo patriar- los méritos de aquel que te sirvió con
ca. Cuatro emperadores le persiguieron: tanta fidelidad, nos libres de nuestros pe %
Constantino Magno con buen celo, pen- cados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
sando que acertaba, y Constancio su hijo, Amén.
132
La invención de la santa Cruz. — 3 de mayo.
(Año 326 de J. C.)
La bienaventurada santa Ele-
na, madre del emperador Cons-
tantino, visitando a la edad de
ochenta años los santos lugares,
consagrados con la vida y sangre
de Cristo, movida por divina ins-
piración, quiso buscar la santa
cruz de nuestro Redentor adora-
ble. Hallábase muy congojada y
perpleja porque nadie podía decir
dónde estaba, y los inmundos
gentiles habían puesto en el Cal-
vario un ídolo de Venus para que
ningún cristiano se acercase pa-
ra hacer oración en aquel sagra-
do lugar. Mas como fuese cos-
tumbre de los gentiles, cuando
hacían morir por justicia algún
hombre fascineroso, enterrar los
instrumentos del suplicio junto al lugar de nuestro Redentor Jesucristo, y que
donde se sepultaba el cuerpo, mandó san- esta misma cruz había de ser el escudo y
ta Elena cavar cerca del sepulcro del Se- defensa de la república cristiana.
ñor, y al fin se hallaron allí tres cruces,
y el título de la cruz de Cristo tan apar-
tado que no podía declarar cuál de aque- Reflexión: La Iglesia celebra hoy esta
llas cruces fuese la del Señor. En esta fiesta para enseñarnos a reverenciar el t e -
perplejidad el patriarca de Jerusalén, san soro divino de la santa Cruz, en el cual es-
Macario, que allí estaba, mandó hacer tá la salud, la paz, la verdadera sabiduría,
oración, y luego hizo traer allí una m u - la justicia y la santificación del género
jer tan enferma que los médicos la t e - humano. Declarando Tertuliano la cos-
nían por deshauciada. A ésta mandó apli- tumbre que tenían los cristianos en san-
car la primera cruz y la segunda, sin ver- tiguarse y armarse de la señal de la cruz,
se fruto alguno, y aplicándole la tercera, dice: «En todos los pasos que damos, en
repentinamente quedó del todo sana y nuestras entradas, en nuestras salidas,
con enteras fuerzas. Con este milagro ceso cuando nos calzamos, cuando nos lavamos
la duda y se entendió que aquella era ia y nos ponemos a la mesa, cuando nos sen-
cruz de nuestro Salvador. Increíble fué tamos y nos traen lumbre y nos acosta-
el gozo de santa Elena, la cual hizo gra- mos, y finalmente en todas nuestras ac-
cias al Señor por tan señalado regalo y ciones continuamente hacemos la señal de
beneficio, y mandó edificar un suntuoso la cruz en la frente.». Notables palabras
templo en aquel mismo lugar, donde dejó son éstas, que manifiestan la santa cos-
parte de la cruz ricamente engastada y tumbre de los cristianos más antiguos y
adornada, y la otra parte con los clavos fervorosos. ¿Por qué no hemos de imitar-
envió a su hijo el emperador Constanti- les, haciendo también con toda reverencia
no, el cual mandó ponerla en un templo la señal de la cruz al levantarnos y acos-
que labró en Roma, y que después se lla- tarnos, en la tentación, y al comenzar ca-
mó Santa Cruz de Jerusalén. Ordenó ade- da una de nuestras obras, al comenzar al-
más que desde entonces ningún malhechor gún viaje y en tantas otras ocasiones o
fuese crucificado, y que la cruz que hasta peligros en que tenemos harta necesidad
aquel tiempo era el más vil e ignominioso de la ayuda y favor del cielo?
suplicio, fuese de allí adelante la gloria y *
corona de los reyes, y así trocó las águilas
del guión imperial por la cruz, con ella Oración: Oh Dios, que en la invención
mando batir monedas y poner un globo de la saludable cruz, renovaste los mila-
del mundo en la mano derecha de sus es- gros de tu pasión, concédenos que por el
jtatuas y sobre el globo la r a u m a cruz, pa- valor de aquel leño de vida, alcancemos
ra que se entendiese que el mismo mundo eficaz socorro para lograr "a v:Í2 p<=»"du-
había sido conquistado por la santa Cruz rable. Por Jesucristo, iraesiro Señor.
Amén.
133
Santa Mónica, viuda, madre de san Agustín. — 4 de mayo.
(t 387)
oraciones de su buena madre, ia
cual se determinó de pasar el mar
y buscarle por Italia., Hallóle m
Milán, a donde había sido en-
viado de Roma para enseñar r e -
tórica, y en aquella ciudad, con
la comunicación y sermones de
san Ambrosio, se convirtió y bau-
tizó, a los treinta y cuatro años
de edad. Volviendo, pues, santa
Mónica muy consolada y alegro
con su hijo san Agustín, pava
África, y habiendo llegado a la
ciudad de Ostia aguardando em-
barcación, hablando a solas con
su hijo del amor y deseo de las
cosas celestiales, le dijo que .nues-
tro Señor le había cumplido su
deseo de verle critsiano, y cayó
Santa Mónica, gloriosa madre de san luego enferma tan gravemente, que a los
Agustín, fué de nación africana e hija de nueve días pasó de esta vida mortal a .a
padres cristianos, que la criaron con toda vida perdurable, siendo de edad de cin-
honestidad y virtud. Siendo niña levantá- cuenta y seis años. Desde que murió esta
base de noche a rezar las oraciones que santa se hizo memoria de ella con sin-
su madre Facunda la enseñaba, y era tan gular veneración en toda la Iglesia.
amiga de hacer limosna, que de su propia
comida quitaba parte para dar a los po- Reflexión: De su madre, dice san Agus-
bres. Deseó perseverar en virginidad; pe- tín, que gobernaba su casa con gran pie-
ro condescendió con la voluntad de sus dad, ejercitándose continuamente en loa-
padres, que la casaron con un varón lla- bles cbras, que criaba sus hijos en el te-
mado Patricio, el cual, aunque era hombre mor de Dios, regenerándoles tantas veces,
noble, era gentil. Tuvo mucho que sufrir cuantas ellos se apartaban del camino de
con él santa Mónica, mas fué tal su pru- la virtud, que era muy amiga de hacer
dencia, sufrimiento y buen término, que amistades entre las personas que se tenían
no solo ablandó el carácter áspero y co- mala voluntad, y que nunca refería cosa
lérico del marido, sino que también le ga- que hubiese oído de los unos a los otros,
nó para Jesucristo. Más le costó rendir a procurando en todo unir los corazones des-
su propio hijo san Agustín, porque siendo unidos y quitarles la amargura del odio
mozo se enredó en los vicios y liviandades con la dulzura de la santa caridad. Tengan
y en los desatinos de los herejes Mani- presente este ejemplo todas las madres y
queos, y la santa madre derramaba ríos de señoras cristianas, para que sus familias
lágrimas por su hijo, y clamaba de día y sean un cielo de paz, y críen sus hijos,
' de noche sin cesar al Señor, suplicándole no para ser unos condenados del infierno,
que le sacase de aquella profundidad de sino para verles gozar de su gloriosa com-
errores y torpezas en que estaba. Era esto pañía en la gloria. Y si se apartaren,
de manera que no podía reposar ni sose- como san Agustín en su mocedad, del ca-
gar en espíritu, y así acudiendo una vez a mino del bien, no cesen como santa Móni-
su santo obispo, rogándole que le enseña- ca, de rogar por ellos al Señor, hasta lo-
se y convenciese, el buen obispo la conso- grar su conversión.
ló diciendo: «Por vida vuestra, señora, que
no es posible que perezca un hijo de tan- Oración: Oh Dios, consuelo de los afligi-
tas lágrimas.». Quiso san Agustín dejar 'la dos y salud de los que en ti esperan, que
ciudad de Cartago, donde leía retórica y atendiste misericordiosamente a las pia-
pasar a Roma para valer más. Procuró ia dosas lágrimas de la bienaventurada Mó-
santa estorbárselo por todos los medios nica en lá conversión de su hijo Agustín,
que pudo; y en fin él la engañó y se fué concédenos por la intercesión de entram-
a Roma, donde tuvo una grave enferme- bos que lloremos nuestros pecados y ha-
dad, de la cual le libró el Señor por las llemos el perdón de ellos^ en tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
134
San Pío V, papa y confesor. — 5 de mayo.
(t 1572)
El gran pontífice de la Iglesia,
Pío V, de nombre Gisleri, fué n a -
tural de Bosco, villa del estado de
Milán, y nació de padres pobres
e n una humilde choza. Acertando
a pasar por sus pueblos" dos reli-
giosos de santo Domingo y viendo
al niño Miguel, que así se llama-
ba, se le aficionaron por ver sa
buena inclinación y Miguel se
aficionó a ellos; y así le llevaron
consigo al convento de Voguera,
de la provincia de Lombardía.
Terminados sus estudios fué nom-
brado sucesivamente, prior de va-
rios conventos, obispo de Nepi,
cardenal, y finalmente, soberano
pontífice. Las ropas interiores
que traía eran pobres y remenda-
das, la estameña de las camisas era de la disciplina y costumbres, defensor de la
ia más áspera, y su mesa era tan parca cristiandad. Habiendo dado leyes saluda-
como la de un pobre oficial. Cuatro mil bles, conservado a la Francia, coligado a
escudos gastaba cada año en casar huér- ios príncipes y conseguido victoria de los
fanas; visitaba él mismo los hospitales, y turcos; en heroicos hechos e intentos en
a sus deudos más cercanos los dejó en el gloria de paz y guerra: Máximo, Pío, Fe-
estado en que los halló. Con cien mil du- liz y Óptimo Príncipe.».
cados de gasto, resucitó en Roma el arte
de tejer lanas para desterrar las telas de Reflexión: La noche en que estaban una
ios extranjeros que sacaban el dinero de t n frente de otra las armadas de don Juan
la ciadad. Ofrecía un homicida diez mil de Austria y de Selim, ordenó el santo
ducados por librarse de la muerte a que Pontífice que en todas las iglesias de Ro-
estaba ya condenado, y respondió san Pío: ma se continuasen las oraciones toda la
«Si con dinero se rescatase la vida, las pe- noche, y el domingo se siguiesen unas a
nas sólo se hicieran para los pobres». Re- otras. Estuvo él toda la noche en oración
formó el sacro Palacio y la ciudad de Ro- delante de un crucifijo y toda la mañana
ma, limpió de foragidos la Italia, solicitó del domingo, hasta que sentándose a co-
que se coligasen los príncipes de Italia y mer, de repente se levantó de la mesa y
España para hacer guerra contra los h u - se puso en una ventana de su palacio,
gonotes, socorrió a Flandes contra los r e - donde estuvo mirando al cielo más de una
beldes a su Dios y a su rey, declaró a la
reina Isabel de Inglaterra por hereje, a b - hora. Al fin, dijo a sus domésticos con
solviendo a sus subditos del juramento de grande alegría: Los nuestros han peleado
fidelidad, esforzó a la reina de Escocia a bien y vencido al turco. Vamos a dar gra-
la constancia en la fe, pacifió la Polonia. cias a Dios. Notóse el día y la hora en que
y procuró unir a los príncipes cristianos dijo esto, y hallóse después ser la misma
contra los turcos, y por las oraciones del hora de la batalla y victoria. Mira cuan
santo pontífice se alcanzó la insigne y mi- poderosa es la oración de un santo, que
lagrosa victoria naval de L e p a n t e Final- fué sin duda gran parte para que librase
m e n t e , hizo en seis años de pontificado el Señor a toda la cristiandad del poder
lo que era bastante para llenar un siglo; de sus enemigos.
y a los setenta y ocho años de edad reci-
bió la corona inmortal de sus heroicas Oración: Oh Dios, que te dignaste ele-
virtuces, apareciéndose a santa Teresa de gir por pontífice máximo al bienaventu-
Jesús, con grande gloria y de camino pa- rado Pío V para destruir a los enemigos
r a el cielo. Enterránronle en la capilla de de tu Iglesia, y para reparar el culto divi-
san Andrés, donde grabaron este epitafio no, defiéndenos con t u protección para
jen marmol: «Pío V, pontífice, restaura- que libres de las acechanzas de nuestros
dor de la religión y honestidad, establece- enemigos gocemos en tu servicio de una
dor Je la rectitud y justicia, renovador de paz perpetua y estable. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
135
San Juan, ante Portam Latinam. — 6 de mayo.
(Año 92)
maba Pathmos, donde el glorioso
evangelista tuvo las grandes 're-
velaciones que escribió en el sa-
grado libro del Apocalipsis, que,
como dice san Jerónimo, tiene
tantos misterios como palabras.
Estuvo san Juan en este destie-
rro hasta la muerte de Domicia-
no, y en este tiempo convirtió »
aquellos isleños de Pathmos a la
fe de Cristo. Luego que mataron
en Roma a Domiciano, con el
aborrecimiento que todos le t e - .
nían, el senado revocó sus decre-
tos y condenaciones, y con esto el
santo evangelista volvió de su
destierro a Asia, y fué recibido
por los cristianos como si viniera
del cielo, mirándole como a após-
Celebra en este día la santa madre Igle- tol tan querido del Señor, y como a pro-
sia la fiesta de san Juan de Porta Latina, feta y mártir que había padecido por El,
y en ella el asombroso martirio que pa- y a quien no había faltado la voluntad y
deció el discípulo amado del Señor junto ocasión de morir por Cristo, sino el efecto
a una puerta de Roma, llamada Latina, de la muerte que no le quiso conceder el
por salirse por ella a los pueblos del La- Señor para que escribiese después el sa-
cio. Estaba el gloriosísimo san J u a n Evan- grado Evangelio, y volase como águila a
gelista en la ciudad de Efeso gobernando lo más alto del cielo para declararnos la
las iglesias de Asia, cuando en la persecu- eterna generación del Verbo divino. Del
ción de Domiciano fué preso y a pesar de martirio de san J u a n hacen mención Ter-
su mucha edad le llevaron a Roma, donde tuliano y san Jerónimo.
por no querer obedecer a Domiciano y *
adorar los falsos dioses, fue condenado a
ser echado en una tina de aceite hirvien- Reflexión: San J u a n evangelista es el
do, para que con aquel tormento acabase único apóstol que no murió mártir; pero
su dichosa vida. Señalóse el día para ha- mira con qué generoso corazón se ofrecía
cer este sacrificio, que fué el 6 de mayo. a la muerte, entrando en la caldera con.
Estuvo el senado presente en el espectácu- aceite hirviendo. ¿Quién no recibirá pues
lo, al cual concurrió toda la ciudad por con toda confianza el divino Evangelio
la gran fama del santo apóstol, y habién- que escribió? ¿Quién rehusará darle fe
dole primero azotado, como era costum- después de habernos él dado su ilustre
bre de los romanos con los que condena- testimonio por estas palabras: «Os anun-
ban a muerte, lo desnudaron y echaron en ciamos lo que hemos visto por nuestros
la tina de óleo hirviendo que allí tenían ojos, lo que hemos oído por nuestros oí-
dispuesta. Entró con grande alegría y se- dos, lo que hemos palpado con nuestras
guridad el glorioso evangelista, acordán- manos acerca del Verbo de eterna vida,
dose que Cristo nuestro Señor le había a fin de que creyendo en él alcancéis la
dicho a él y a su hermano Santiago que vida eterna?». Quien menosprecie este
beberían el cáliz de su pasión; mas el Se- testimonio, merece ser despreciado; quien
ñor obró entonces u n maravilloso prodi- lo repruebe, merece ser eternamente re--
gio que espantó a toda la ciudad; porque probado.
las llamas perdieron su fuerza y el aceite *
que ardía se convirtió en un rocío del cie-
lo ;• y aunque se abrasaron algunos de los Oración: Oh Dios, que estáis viend
ministros impíos que atizaban el fuego, el nuestra turbación por las calamidades que
venerable apóstol de Cristo salió resplan- por todas partes nos rodean, suplicárnoste
deciente, como suele salir el oro fino nos concedas que seamos defendidos de
• Mandóle después el emperador ellas por la gloriosa protección de tuv
a una isla apartada que se 11a- apóstol y evangelista san Juan. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
\
San Estanislao, obispo y mártir. — 7 de mayo.
( t 1079)
Í3T
La aparición de san Miguel Arcángel. — 8 de mayo.
(Año 492)
138
San Gregorio Nazianzeno. — 9 de mayo.
(t 389)
San Gregorio Nazianzeno, lla-
mado por excelencia el Teólogo,
fué natural de Nazianzo, ciudad
de Capadocia. Su padre fué obis-*
po de su misma ciudad, su her-
mano fué san Cesáreo, y su her-
mana santa Gorgonia. Estudió la
elocuencia y filosofía en Atenas,
donde trabó tal amistad con san
Basilio, condiscípulo suyo, que
parecían los dos un alma y un co-
razón. Mas no quiso acompañarse
jamás con Juliano el Apóstata,
que había venido a aquella uni-
versidad al estudio de las bue-
nas letras, poraue desde entonces
adivinó cuan pernicioso había de
ser a toda la república si Dios 7e
daba el cetro de ella. Después de
haber enseñado elocuencia con grande loa, rador para renunciar a su dignidad arzo-
retiróse con su amigo Basilio al desierto bispal, y volviendo a su patria se retiró
del Ponto, donde los dos vivían como án- a una heredad de sus padres; donde car-
geles; mas al fin dejaron su amada sole- gado de años y dolores escribió en prosa
dad para defender la religión católica; y y en verso algunas obras de rara ele-
Gregorio procuró que eligiesen a Basilio gancia. Finalmente habiendo este glorio-
por obispo de Cesárea. Pasando a Cons- so doctor ilustrado la Iglesia con su vida,
tantinopla, empleó todo su gran caudal doctrina y escritos, a los noventa años de
, de sabiduría en la conversión de los h e - su edad fué a recibir el galardón de sus
rejes, los cuales trataron muchas veces largos y dichosos trabajos.
de darle la muerte. Mas al fin venció la
causa de Dios, refloreció la fe y Gregorio Reflexión: Hablando el mismo san Gre-
fué nombrado arzobispo de Constantino- gorio en uno de sus libros de la vida
pla con aplauso del emperador de Orien- que hizo en Atenas en el tiempo de su
te, el gran Teodusio, español, el cual le juventud, dice: «Yo con mis continuos
dio el templo patriarcal que poseían aún trabajos quebranté mi carne, que con la
los herejes. Todo el favor que el empera- flor de la edad tiraba coces y hervía;
dor hacía a san Gregorio era tósigo para vencí la glotonería del vientre y la tira-
los herejes; los cuales determinaron aca- nía que está cerca de él; mortifiqué mis
barle, y para salir con su intento se con- ojos, reprimí el ímpetu de mi ira, y to-
certaron con un mozo hereje como ellos, das mis cosas consagré a Cristo. El suelo t
que entrase a visitar al santo que a la sa- fué mi cama, el velar mi sueño, y las
zón estaba enfermo y hallase ocasión de lágrimas mi descanso. Este fué mi insti-
cometer la maldad. Hízolo así, mas cuan- tuto de vida, cuando era mozo; porque la
do se vio en el aposento del santo, al carne y la sangre echaban llamaradas y
tiempo que le podía herir, se echó a sus me apartaban de la sabiduría del cielo.»
pies pidiéndole perdón con muchos sollo- Aprendan los jóvenes a refrenas sus ape-
zos y lágrimas; y como san Gregorio le titos, poniendo los ojos en este modelo;
preguntase qué quería, uno de los que y no digan que es imposible la victoria
estaban presentes le dijo: «Este mozo, pa- de sí mismos, después que los mismos
dre, ha entrado aquí inducido de los he- santos han luchado también y triunfado
rejes para matarte, y ahora arrepentido con tanta gloria de la rebeldía de sus pa-
llora su pecado.» Entonces el santo abra- siones.
zando al mozo le dijo: «Dios te perdone Oración: Oh Dios, que concediste a tu
y te guarde como a mí me ha guardado; Iglesia por ministro de su .eterna salva-
deja pues, hijo mío, la herejía, y sirve al ción al bienaventurado Gregorio, haz que
J3eñor con sincero corazón.» Viendo des- merezcamos tener por intercesor en el
pués muy turbada aquella iglesia por los cielo al que logramos por maestro en ia
bandos y herejías pidió licencia al empe- tierra. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
139
San Antonino, arzobispo de Florencia. — 10 de mayo.
(t 1459)
dijo sobre él las palabras que se
suelen decir en la excomunión, y
luego delante de todos el pan se
convirtió en carbón, y pronun-
ciando después las palabras de l a
absolución, el pan negro se tor-
nó a su primera blancura; y con
esto entendieron los efectos que
hace la excomunión en el alma,
y que no se debe usar de ella
sino a más no poder. Autorizaba
su celestial doctrina con muchos,
prodigios, y le estimaba tanto el
papa, que, en su última enferme-
dad, quiso recibir los sacramen-
tos de su mano, y que asistiese
a su cabecera: y Nicolao V cuan-
do puso en el catálogo de los
santos a san Bernardino de Sena,
El santísimo prelado san Antonio, o dijo que tan bien podía canonizar a san
Antonino, que así le llamaban por ser Bernardino muerto, como a san Antoni-
pequeño de cuerpo, nació de honrados no vivo. Finalmente a los setenta años-
padres en Florencia, y desde niño mos- de su edad expiró pronunciando estas
tró que era escogido de Dios. A la edad palabras: «Servir a Dios es reinar.» Y
de trece años había ya estudiado y de- fué tanto el concurso que acudió al en-
corado todo el Derecho Canónico, y luego tierro, que no le pudieron dar sepultura
pidió y alcanzó el hábito de santo Do- hasta pasados ocho días, en los cuales
mingo. Nunca comía carne sino estando estuvo el santo cuerpo en la iglesia, fres-
enfermo, traía una cadena de hierro y co, hermoso el rostro, como si fuera ya
dormía en el suelo sobre las tablas. Or- cuerpo glorioso.
denado de sacerdote, vino a ser prior de Reflexión: Presentó un pobre hombre
los principales conventos de su orden en una cestilla de fruta a san Antonino pen-
Italia, y siendo ya Vicario general de sando que se la había de pagar bien; el
Roma, y Ñapóles, lavaba los platos y es- santo conociendo sus miras interesadas,
cudillas de sus hermanos, y barría la ca- no le dio nada, sino con rostro alegre
sa como el menor de todos. Obligóle el alabó su fruta, y di jóle: «Dios os lo pa-
papa Eugenio IV a aceptar el obispado gue, hermano.» Parecióle al hombre que
de Florencia, bajo pena de excomunión; había empleado mal su fruta, e íbase q u e -
y él vino a pie y descalzo a su Iglesia, jando del arzobispo. Mandóle este llamar,
con tanta amargura de su corazón, como y escribió en un papel aquellas palabras:
regocijo de toda la ciudad que salió a «Dios os lo pague»: y poniendo el papel
recibirle como a santo pastor venido del en una balanza, y en la otra la cesta de
cielo. Muy presto resonó en toda Italia fruta, la balanza que tenía el papel bajó
la fama de sus virtudes. En la oración hsta el suelo, y la otra subió todo lo que
quedaba arrebatado y suspenso en el aire, pudo con la fruta. Entonces, volviéndose
resplandeciendo su rostro con maravillo- al hombre, le dijo: «Mirad como yo no
sa claridad. Desentrañábase por los po- os hice agravio; que más os di que r e -
bres y dábales cuanto tenía; reprimía cibí.» Y mira tú como Dios mostró con
a los insolentes y poderosos, mandándo- este milagro cuánto gana el que hace li-
les hacer penitencias públicas, y echaba mosna, aunque a veces no parezca a los
con gran severidad de las iglesias, a las ojos humanos el fruto de la caridad.
mujeres que venían a ellas para enlazar
las almas. Quejábanse algunos de él por- Oración: Ayúdennos, Señor, los mere-
que no excomulgaba por ciertos pecados cimientos del santo confesor y pontífice
a sus subditos; y él, para no declararles Antonino, para que así como te ensalza-
la razón que tenía para no hacerlo, por mos admirable en sus virtudes, así t a m -
el daño que recibe el alma con la exco- bién te experimentemos misericordioso,
munión, mandó traer un pan blanco, y en nuestras necesidades. Por Jesucristo,
nuestrr. Señor. Amén.
140
Los santos Gordiano y Epímaco, mártires. — 10 de mayo.
Después que. el impiísmo J u -
liano el Apóstata fué aclamado
de su ejército por emperador en
Francia, y con la muerte del em-
perador Constancio, su primo
hermano, cobró fuerzas y se vio
señor, luego comenzó a quitarse
la máscara de piedad con que a n -
tes había favorecido y engañado
a los cristianos a los cuales de-
terminó perseguir y deshacer y
conservar y ampliar el culto de
sus falsos dioses: pero, porque
pretendía ser tenido de todos por
príncipe manso y benigno, y no
quería que los que morían por
Cristo fuesen honrados como
mártires, y ya la religión se ha-
bía extendido, y florecía mucho
por el mundo, temiendo alguna turba- de Gordiano y otros cristianos le toma-
ción en el imperio, por razón de estado ron de noche y le sepultaron en la vía
pretendió con maña destruir a los cris- Latina en una cueva donde antes había
tianos, haciendo presidentes y goberna- sido enterrado san Epímaco, mártir, cuyo
dores de las provincias a hombres crue- martirio también celebra hoy la Iglesia:
les y bárbaros, para tirar la piedra como el cual siendo natural de Alejandría fué
dicen y esconder la mano. Entre los m i - preso por el nombre de Jesucristo, y ha-
nistros que nombró el apóstata para des- biendo padecido muchos días excesivos
truir la Iglesia de Cristo, fué uno Gor- trabajos y molestias en una áspera y
diano, el cual nombrado vicario en Roma, dura cárcel y llevádolos con gran pa-
ejercitaba su crueldad y derramaba la ciencia y alegría, al cabo fué mandado
sangre inocente de los cristianos. Estcüa quemar y sus huesos y cenizas fueron lle-
preso con otros muchos u n santo presbí- vados a Roma por algunos cristianos y
tero llamado Jenaro. Tuvo con él Gor- puestos en aquel sepulcro en que dijimos
diano largas pláticas, y finalmente tocán- que después fué sepultado san Gordiano.
dole el Señor el corazón abrió los ojos Por eso la Iglesia católica celebra junta-
al rayo de la divina luz, y determinó mente el martirio de estos dos santos en
abrazar la fe; y en efecto, recibió el bau- un mismo día-
tismo por mano de san Jenaro y Marina
su mujer, y otros cincuenta y tres de su Reflexión: No es para decir la rabia y
familia, y entregó a Jenaro un ídolo de furor con que los crueles emperadores
Júpiter que tenía en su casa, y le que- veían convertirse a la fe a los mismos
braron y desmenuzaron y echaron en un principales ministros que ponían por per-
lugar inmundo. Supo lo que pasaba J u - seguidores de los cristianos y defensores
liano,, y embravecióse por ver que sus de su imperio: mas en esto se echa de
principales ministros se volvían contra ver la maravillosa virtud de la gracia de
él y se hacían cristianos: y quitando a Cristo que puede hacer que lobos san-
Gordiano el cargo, ordenó al tribuno que guinarios se ofrezcan al sacrificio como
le__castigase severamente. Mandóle este inocentes corderos. ¿Quién sino Dios pue-
atormentar y azotar y quebrantar los de obrar tan admirable mudanza en los
huesos con plomadas, y como el santo corazones? Pidámosle pues como el santo
mártir hiciese gracias al Señor por la Profeta David: ¡Señor! cread en mí un
merced que le hacía en darle que pade- corazón limpio y poned en mi interior un
cer por él, el. tribuno le condenó a ser espíritu nuevo y recto. (Ps. L.)
descabezado delante del templo de la dio- Oración: Oh Dios omnipotente, concé-
sa Tierra y que echasen el cadáver a los denos tu gracia para que los que cele-
perros. Mas el Señor ordenó que los p e - bramos la solemnidad de tus bienaventu-
jros hambrientos no tocasen el santo cuer- rados mártires Gordiano y Epímaco sea-
po, antes con ladridos le guardasen y de- mos ayudados en tu presencia por su in-
fendiesen. Cinco días después, u n criado tercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
•Éfa.
San Mamerto, obispo. — 11 de mayo.
(t 477)
se extendió muy presto por la
Iglesia occidental, donde se ha
venido siguiendo hasta nuestros
días: de manera que aunque se-
mejantes preces precedieron a la
edad de san Mamerto desde
tiempo indefinido, en cuanto a la
determinación de la forma con
que se hacen tienen por autor a
este insigne y santo prelado. Ha-
lló san Mamerto las preciosas
reliquias de san Julián y san F e -
rreolo, ilustres mártires que p a -
decieron en la sangrienta perse-
cución de Dioclesiano y Maxi-
miano; las cuales trasladó a u n
magnífico templo que había la-
brado. Finalmente después de
haber gobernado santamente su
iglesia algunos años, y edificádola con sus
Entre los santísimos prelados que ilus- virtudes y milagros, murió en la paz del
traron la Iglesia de Dios en el siglo V, Señor, y su sagrado cadáver fué sepul-
uno fué el glorioso san Mamerto, obispo tado con gran veneración en la iglesia de
de Viena en el Delfinado. En aquel tiem- los santos Apóstoles, extramuros de la
po desolaban todo el país grandes calami- ciudad de Viena, desde donde se trasla-
dades y azotes del cielo. Sucedíanse unos daron después sus reliquias a la basílica
a otros los terremotos, incendios y gue- Contantiniana de santa Cruz de Orleans.
rras: las fieras, llenas de pavor por los Allí permanecieron en grande veneración
temblores de la tierra, dejaban las cue- hasta el siglo XVI, en el que los hugo-
vas de los montes y sé llegaban a las po- notes, durante sus sacrilegas irrupciones
blaciones con grande espanto de la gente; del año 1562, entrando en Orleans, que-
la cual a vista de estos azotes hacía p e - maron la cabeza y huesos del santo, que
nitencia de sus pecados y se disponía a estaban en diferentes cajas y dispersaron
la festividad de la Pascua de Resurrec- sus cenizas.
ción para recibir dignamente la comunión Reflexión: ¿Qué son todas las calami-
pascual, esperando alcanzar de esta suer- dades y males que nos afligen sino fru-
te el remedio de tantos males. Concurrie-, tos del pecado? que no hizo Dios la muer-
ron pues todos contritos a la iglesia, a ce- te, como dice el apóstol, sino que por el
lebrar el misterio en la vigilia de la glo- pecado entró la muerte en el mundo. Y
riosa noche: pero habiéndose incendiado aunque en la presente providencia se sirve
varias casas principales de la ciudad, h u - nuestro Señor de estos mals, ya para cas-
yeron del templo despavoridos. Solo el tigarnos, ya para darnos ocasión de mayo-
santo obispo quedó en la iglesia, implo- res merecimientos, ya para darnos a en-
rando con entrañables gemidos la divina tender que no hemos de buscar en este
misericordia, y fué tan grande la eficacia mundo nuestro paraíso, siempre ha sido
de sus lágrimas, que presto se apagó aquel costumbre muy cristiana la de implorar en
grande incendio, y los fieles volvieron los comunes males la divina clemencia con
para continuar su penitencia a los oficios públicas rogativas. Procura asistir a ellas
divinos. En esta ocasión ordenó el santo con grande piedad, que el Señor casi siem-
obispo tres días de rogativas públicas pre suele oir las plegarias de todo un p u e -
acompañadas de ayunos y oraciones, en blo contrito y humillado y suele darle lo
los días que preceden a la fiesta de la mismo que pide.
Ascensión de nuestro Señor' Jesucristo, a Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
los cuales concurrió toda la ciudad con tente, que en la venerable solemnidad del
grande compunción; lágrimas y gemidos, bienaventurado Mamerto, tu confesor y
y desde entonces se vio libre de las ca- pontífice, se acreciente en nosotros el es-
lamidades que la oprimían. Divulgada la píritu de piedad y el deseo de nuestra sal*
fama de esta institución y su buen suceso, vación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
fué imitada en. las provincias vecinas y Amén.
142
Santo Domingo de la Calzada. — 12 de mayo.
(t 1070)
Santo Domingo de la Calzada
fué italiano de nación, y habien-
do dado su patrimonio a los po-
bres, para ser menos conocido,
vino a España, donde pretendió
hacerse religioso de san Benito
en el monasterio de san Millán.
Entonces se juntó con san Gre-
gorio, obispo de Ostia, que había
venido a Navarra por legado del
Papa a mitigar el azote de Dios,
que hacía grande estrago en
todo aquel reino, pues la langosta
y pulgón comían y destruían los
frutos de la tierra; y con las ora-
ciones, limosnas y penitencias
que mandó hacer san Gregorio se
enmendaron muchos de su mala
vida, y cesando los pecados, cesó
también el castigo de ellos. Muerto san un hermoso templo, y después una ciudad
Gregorio, se determinó santo Domingo de que tomó su nombre y se llama Santo Do-
hacer asiento en el mismo lugar que ahora mingo de la Calzada.
tiene su nombre; allí edificó una pequeña *
celda y una capilla que dedicó a nuestra
Señora: luego desmontó la espesa sslva Reflexión: Dignas de alabanza son las
donde se guarecían muchos ladrones y sal- obras de pública utilidad; pero tienen sin
teadores que robaban a los peregrinos que duda más especial mérito delante de Dios
iban en romería a Santiago de Galicia. Hi- las que se ordenan al acrecentamiento de
zo además una calzada de piedra, que por la religión y de la pieda'd, como las que
ser obra tan insigne, tomó el santo de ella hizo santo Domingo de la Calzada; porque
el nombre; y para hospedar a los pere- el que en ellas emplea su trabajo y hacisn-
grinos, les edificó un hospital, donde le vi- da, coopera señaladamente a todas las
sitó santo Domingo de Silos, que a la sa- buenas obras y piadosos ejercicios que con
zón vivía, y los dos santos se recibieron ocasión de ellas después se practican. ;Oh!
con mucha ternura y caridad, y el de Si- ¡cuánta gloria del Señor se sigue de la fá-
brica de un templo, de una casa de bene-
los alabó mucho las buenas obras que h a - ficencia o de otros edificios que levanta la
cía el de la Calzada. Siete años antes de caridad cristiana en honra de la religión y
morir hizo labrar su sepulcro en una peña, beneficio de los pobres! Si los hombres
y para que este lugar no estuviese ocioso, ricos y poderosos entendiesen los tesoros
le llenaba de trigo para repartirlo a los celestiales que pueden alcanzar con este
pobres. Un día vino a visitarle una devota empleo de sus terrenales riquezas, no h a -
mujer que le preguntó la causa de haber bría uno solo de ellos que en la hora de la
cavado su sepultura tan lejos de la igle- muerte no dejase un legado pío para se-
sia. A lo que respondió el santo: «No ten- mejantes obras. ¿Cómo no ha de tener u n
gáis cuidado de eso, señora; la divina P r o - palacio en el cielo, quien labra una casa
videncia cuidará de que mi cuerpo repose de Dios en la tierra?
en lugar sagrado, porque os hago saber
que, o la iglesia seguirá mis pasos a este
recinto o mi cadáver gozará de sus favo-
res.» El suceso mostró que había hablado Oración: Clementísimo Dios, que te dig-
con espíritu profético, pues con el discur- naste adornar a tu biaventurado confesor
so del tiempo vino el sepulcro del santo a Domingo con virtudes tan excelentes, con- .
cédenos que por al intercesión de este j u s -
estar dentro de la iglesia. Finalmente, ha- to, cuyo nacimiento para el cielo celebra-
biendo pasado su larga vida con grande as- mos en este día, seamos libres de las ca-
pereza y penitencia, murió en el Señor, el denas de nuestros pecados y merezcamos
cual ilustró a su siervo con tantos mila- t gozar de su compañía en los cielos. Por
gros, que en aquel mismo sitio se le hizo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
145
San Juan Silenciario, obispo y confesor. — 13 de mayo.
(t 558)
y el sacerdocio, lo cual dijo el
patriarca que haría de buena ga-
na. Entonces viéndose el siervo
de Dios precisado a descubrirse,
pidió audiencia secreta al pa-
triarca, y después de obligarle al
secreto, le declaró que era obis-
po; de lo cual asombrado y edi-
ficado el patriarca llamó a san
Sabas y le dijo que no podía or-
denar a aquel santo religioso y
que le dejase en su humildad,
sin permitir que nadie le inquie-
tase. Así perseveró en su silencio
todo el resto de su vida, no ha-
blando palabra por espacio de
muchos años, y entregándose a
asombrosas penitencias y altísima
contemplación así en el monas-
San J u a n llamado Silenciario por el terio como en la soledad. Muerto san
profundo recogimiento y silencio que Sabas, se apareció a nuestro santo pa-
guardó por espacio de muchos años, na- ra consolarle en la cruel persecución
ció en Nicópolis de Armenia, de nobilísi- que movieron contra él y contra sus mon-
mos padres. A los diez y ocho años de su jes los que seguían los dogmas de Oríge-
edad vino a Colonia donde empleó su pa- nes y Teodoro de Mopsuestia. Mucho t u -
trimonio en edificar una magnífica iglesia vieron que padecer aquellos santos ana-
a nuestra Señora y en fundar un monas- coretas; pero teniendo por cabeza y guía
terio, en el cual él mismo se encerró con a nuestro santo, jamás pudieron ser infi-
otros diez compañeros, haciendo allí vida cionados por el veneno del error, y su-
tan perfecta que en breve tiempo fué aquel frieron con gran fortaleza las más duras
monasterio un seminario de santos. Pero persecuciones por defender los decretos
muerto el obispo de Colonia, sacaron de de la Iglesia. Finalmente colmado de mé-
su retiro al joven abad que tenía a la sa- ritos y virtudes, entregó su preciosa alma'
zón veintiocho años, y en fuerza de su al Señor a la edad de ciento y cuatro
celo se vio muy presto florecer la piedad años.
e n todo el obispado y aun en la misma Reflexión: ¿Por qué inspiró el Señor
corte del emperador, donde su hermano a san J u a n Silenciario la guarda de tan
Pérgamo y su primo Teodoro fueron mo- maravilloso silencio, sino para que apren-
delo de cortesanos ejemplares. Mas no damos con este ejemplo a mortificar los
pudiendo reducir a su cuñado Pasímico vicios de nuestra lengua? La cual es una
<jue era gobernador de la Armenia, y t u r - espada de dos filos que no pocas veces
baba la paz de su iglesia con injusticias y hiere a la vez al prójimo y al maldicien-
violencias, después de llevar inútilmente te: y la herida casi siempre es mortal o
sus quejas al emperador Zenón, y puesto incurable. No murmures, pues, de tus
orden en los negocios del obispado, lo hermanos, ni les maldigas jamás, ni seas
renunció secretamente y se embarcó solo fácil en creer y referir lo malo que te
en un navio y fué a Jerusalén con propó- han dicho de ellos. No reniegues, ni j u -
sito de pasar el resto de su vida descono- res, ni blasfemes, que ese es lenguaje de
cido de los hombres. Recibióle san Sabas los demonios, y si quieres usar bien de
en su monasterio llamado la Laura; allí la lengua, piensa antes de hablar, si es
el obispo desconocido sirvió de peón a los bueno o malo, útil o dañoso lo que vas
albañiles, que fabricaban el hospicio para a decir.
los peregrinos, llevándoles el yeso y las
piedras. Al cabo de algunos años, admi- Oración: Oh Dios, omnipotente, rogá-
rando san Sabas cada día más la emi- rnoste nos concedas que la venerable so-
nente virtud del religioso, le llevó con- lemnidad de tu confesor y pontífice Juan,
sigo al patriarca de Jerusalén para con- acreciente en nosotros la devoción y e]
ferir a aquel monje las órdenes sagradas deseo de nuestra eterna salud. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
144
San Pacomio, abad y confesor. — 14 de mayo.
(t 348)
San Pacomio abad, padre y
maestro de innumerables monjes
y varón perfectísimo, nació de
padres gentiles en la Tebaida.
Siendo ya de veinte años se halló
en la guerra que Constantino em-
perador hizo a Majencio, tirano.
Llegando una vez al puerto de
Tebas Pacomio, con una legión de
soldados hambrientos y fatiga-
dos de los trabajos y peligros de
la mar fueron acogidos por los
cristianos de aquel puerto, los •
cuales les visitaren y les traje-
ron muchas cosas de comer r e -
mediando con incomparable des-
interés aquella grande necesidad
que padecían. Admiróse Pacomio
de lo que veía y preguntó que
gente ,era aquella tan nueva para él: y llegándose un poco más cerca, advirtió
como le respondiesen que eran cristianos, que un demonio estaba sentado en lo
alzó Mas manos al cielo y dijo: «Señor alto de la higuera. A la mañana siguiente
Dios, que criaste el cielo y la tierra, yo se halló seca por la oración del santo. Le
te prometo servirte como cristiano.» Y concedió el Señor el don de lenguas para
desde aquel día comenzó el santo capitán tratar en todas las lenguas a los extran-
a resistir a la sensualidad, y terminada jeros que venían a él. Fundó Paconio m u -
su milicia se fué a la alta Tebaida donde chos monasterios donde vivían como án-
moraban algunos siervos de Dios, por los geles unos siete mil monjes. Finalmente
cules fué enseñado y bautizado. Era dis- cargado de años y de merecimientos, el
cípulo del santo anciano Palemón, cuan- bienaventurado padre hizo juntar a sus
do yendo a la isla de Taberma el Señor religiosos y con un semblante amoroso
le ordenó que edificase allí un monaste- les avisó que el Señor-le llamaba, exhor-
rio y le dio una tabla en que estaba es- tándoles a amarse ' entrañablemente en
crita la Regla que había de guardar. La Cristo, y habiéndoles echado su bendi-
vida de Pacomio fué períectísima y como ción, dio su espíritu al Señor a la edad de
de hombre a quien Dios había escogido ciento y diez años.
para capitán y maestro de tantos monjes.
No es fácil decir las gloriosas victorias Reflexión: Entre los monjes de aquel
que alcanzó de los enemigos infernales. monasterio había uno llamado Silvano, el
Dióle el Señor dominio sobre las bestias cual antes de tomar el hábito había sido
feroces, y hasta los mismos cocodrilos del comediante, y de vida (como los tales lo
Nilo le servían, y cuando quería, pasar el suelen ser) libre y disoluta; mas por las
Nilo, ellos le traspasaban de una parte a instrucciones del santo fué espejo de Vir-
otra. Tres años probaba a sus discípulos tud y tuvo don de lágrimas, y al cabo
y no permitía que ninguno aspirase al de ocho años santamente murió, y el
sacerdocio. Vino una hermana suya a v i - santo vio su alma» subir a los cielos acom-
sitarle, y no la quiso ver, antes la envió a pañada de muchos ángeles. Este caso has
decir que estaba sano y que ella se vol- de admirar y con él te has de consolar,
viese a su casa si ya no quería dar de entendiendo por él cómo lo que no puede
mano al mundo y mover con su ejemplo dar de sí la naturaleza ni la costumbre,
a otras mujeres. Con estas palabras se que es segunda naturaleza, lo puede dar
compungió la hermana, y ofreció obede- la gracia de Dios nuestro Señor a los
cer al hermano, el cual le hizo hacer una hombres de buena voluntad.
casa apartada, que en breve fué monas-
terio de perfectísimas monjas. Entrando Oración: Rogárnoste, Señor, que nos
una vez Pacomio a visitar un monasterio recomiende la intercesión del bienaven-
*de los que estaban a su cargo, vio que turado Pacomio, abad, para lograr por su
algunos muchachos subían a una higuera patrocinio lo que no podemos alcanzar
grande para coger hijos sin licencia; y por nuestros méritos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
145
San Isidro, labrador. — 15 de mayo.
( t 973)
tir gran cantidad de trigo a los
pobres y a las aves, y moliendo
después lo poco que había que-
dado, salía tanta harina, que no
cabía en el costal. Era tan cari-
tativo que tenía costumbre todos
los sábados de hacer una olla
aparte para los pobres en honra
de la Virgen santísima, y para
dar un día de beber a su amo en
la heredad, hirió con su aguijada
• una piedra, y al punto salió una
fuente clara y milagrosa, la cual
dura hasta hoy cerca de Madrid,
en una ermita del santo. Resu-
citó a una hija de aquel caballe-
ro, cuando estaba ya preparada
la cera y todo lo demás que era
necesario para el entierro: y ha-
El gloriosísimo patrón de la villa de Ma- biéndose un día ahogado en el pozo un
drid y corte de los reyes de España, san hijo del santo, se puso éste con su m u -
Isidro labrador, fué hijo de Madrid, ca- jer en oración; y estando así, creció el
sado con santa María de la Cabeza, y hom- agua del pozo hasta el brocal, pareciendo
bre del campo, que se sustentaba con el el hijo vivo sobre las aguas. Finalmente
siendo ya san Isidro muy lleno de años
sudor de su rostro. Solía madrugar mucho y virtudes, y habiendo recibido devotísi-
para oir las misas que se decían en algunas mamente los sacramentos, entregó su h u -
iglesias de Madrid antes de comenzar las milde espíritu al Criador, y cuarenta años
labores del campo en la casería de un ca- después fué hallado su bendito cuerpo
ballero de la misma villa, llamado J u a n sin corrupción alguna, y trasladado con
de Vargas; y como los labradores de las grande pompa a la iglesia de san Andrés,
caserías vecinas le pusiesen mal con su tocando todas las campanas de aquel
amo, diciéndole que rio cuidaba de su h a - templo por sí mismas, y sanando milagro-
cienda, quiso un día aquel caballero ente- samente muchos enfermos. Muchas veces
rarse por sí mismo de lo que pasaba, y ha remediado el Señor faltas muy gran-
viendo que se había puesto muy tarde a des de agua por intercesión de este santo.
arar, fuese para él con intención de r e - Reflexión: Es de admirar la sabiduría
prenderle; mas acercándose a la heredad, de Dios que ha hecho a un santo labra-
vio como estaban arando a una parte y a dor patrón de la corte de los reyes de
otra de su criado dos pares de bueyes más, España, para que los príncipes y grandes
los cuales eran blancos como la nieve; con venerasen a un pobre quintero e implo-
lo que entendió que los ángeles le ayuda- rasen su favor y ayuda. ¡Oh! ¡cuántos
ban en su labranza. Otra vez sucedió que monarcas se han postrado al pie del se-
yendo unos hombres a buscar a san Isidro pulcro de san Isidro, confesando la v e n -
a la heredad, no le hallaran, sino sólo a los taja que hace la virtud a todas las gran-
bueyes uncidos, que estaban por sí arando, dezas humanas! De ella dice el Sabio,
sin regirlos nadie, y habían arado mucha «que vale más que los tronos y cetros
tierra. reales y que todas las riquezas del m u n -
do: porque todo el oro es en su compa-
Cuando se dirigía el santo labrador a ración un poco de arena, y la plata es
sembrar, repartía el trigo que llevaba a como Iodo delante de ella.» (Sapient. VII)
los pobres, echando también puñados de Oración: Rogárnoste, oh Dios miseri-
él a las avecillas del campo diciendo: To- cordioso, que por la intercesión de tu
mad avecillas de Dios, que cuando Dios bienaventurado confesor Isidro, nos con-
amanece para todos amanece: y aunque cedas tu gracia para no sentir vanamente
en el camino iban los costales menguados de nosotros mismos, y servirte con aque-^
con tanto repartimiento, en llegando a la lia humildad que te agrada. Por Jesu-
heredad, los hallaba llenos de trigo. Acon- cristo, nuestro Señor. Amén.
tecíale también, yendo al molino, repar-
146
San Juan Nepomuceno, sacerdote y mártir. — 16 de mayo.
San Juan Nepomuceno tomó
segundo nombre de Nepomuk,
lugar de Bohemia, donde nació.
Hechos sus estudios en la u n i -
versidad de Praga, y conserván-
dose puro e inocente, mereció
ser promovido al sacerdocio. Pre -
dicaba la palabra de Dios sin va-
nos adornos de elocuencia h u -
mana, "pero con tal gracia del
cielo, que corrían a oirle innu-
merables gentes y hasta el mis-
mo rey Venceslao era uno de sus
oyentes continuos. Habiéndole
nombrado el monarca para uno
de los principales obispados de
Bohemia, nunca quiso admitir
ninguno; mas no pudo eximirse
del cargo de confesor de la reina,
y este cargo le ocasionó muchos trabajos pues habiendo estado sepultado debajo
y el martirio. Porque siguiendo Vences- de la tierra el cadáver del santo por es-
lao sus depravadas inclinaciones, llegó al pacio de trescientos años, cuando se r e -
frenesí de dejar poseer su corazón de la conoció jurídicamente, fué hallada la len-
pasión de celos contra su esposa; y con gua incorrupta y como si fuera viva; y
lisonjas, promesas y amenazas deseaba presentada seis años más tarde a los j u e -
saber los secretos de su corazón que ha- ces delegados de la Silla apostólica, de
bía oído su confesor en el sacramento de repente con un nuevo prodigio se entu-
la penitencia. Horrorizóse el santo al oír meció y mudó el color que tenía algo os-
demanda tan sacrilega, y con una liber • curo, en un color rojo y natural.
tad y espíritu apostólico, reprendió el e x -
ceso al engañado príncipe; el cual no sa- Reflexión: ¿Quién no vé que este gran-
biendo qué replicar, disimuló por enton- dísimo milagro hizo Dios para glorificar
ces el resentimiento. Mas habiendo lla- aquella santa lengua fidelísima en guar-
mado al santo confesor, le entregó a 1- dar el sigilo sacramental? ¿Y quién no
gunos soldados de su guardia para que echa de ver también que este mismo pro-
en las interiores piezas de palacio le ator- digio soberano. es uno de los argumen-
mentasen y apaleasen cruelmente. No es- tos divinos que autorizan el sacramento
taba bien curado de sus heridas, cuando de la confesión? Divino es este sacra-
el bárbaro rey volvió a intimarle la mis- mento, e instituido por Jesucristo Señor
ma demanda, y como el santo respon- nuestro por aquellas palabras del Evan-
diese que antes sacrificaría mil vidas que gelio con las cuales dio a sus discípulos
hablar una palabra en materia de confe- la facultad de perdonar los pecados a los
sión, enfurecido Venceslao mandó que penitentes sinceros, y de retenerlos a los
atado de pies y manos el santo confesor indispuestos. Quiere, pues, que el pecador
fuese echado al río Moldava, como en se humille para ser perdonado; y aunque
efecto fué ejecutado con todo secreto en este sacramento sea el blanco de las iras
la oscuridad de la noche. Pero el Señor de los incrédulos y malos cristianos, Dios
hizo patente a todos la gloria de su sier- ha mandado a los hombres la humilde
vo: porque muchas noches se vieron a n - confesión de sus culpas, y no hay más
torchas encendidas en cierto lugar del remedio: o confesión o condenación.
río, y allí hallaron el cadáver del santo
mártir, el cual los canónigos de la cate- Oración: Oh Dios, que por el invenci-
dral sepultaron con la mayor pompa en ble silencio sacramental del bienaventu-
su iglesia, rio temiendo la ira del mal rado Juan Nepomuceno adornaste tu igle-
aconsejado príncipe. El Señor se dignó sia con una nueva corona del martirio;
ilustrar a su invencible mártir con m u - concédenos, por su intercesión y ejemplo,
j chos milagros: y uno de ellos, muy e x - que moderemos nuestra lengua y sufra-
traordinario y notorio en toda la cristian- mos todos los males de este mundo antes
dad, fué la incorrupción de su lengua, ,, que el detrimento de nuestras almas. Por
•J Jesucristo, nuestro Señor. Amé».
147
San Pascual Bailón. - 17 de mayo.
(t 1592)
mos y lo más divino de la santi-
dad. Multiplicó el pan para so-
correr a los pobres, sanó innume-
rables enfermos y tuvo el don
de profecía y el de penetrar los
secretos del corazón. Hallándose
en el convento de Villa-real p r e -
dijo el día de su muerte y rogó
a uno de sus hermanos religiosos
que le lavase los pies para reci-
bir la Extrema-Unción. Y en
efecto, a los pocos días enfermó
> * " * : * ' # . gravemente, y habiendo recibido
los santos sacramentos con gran
devoción y reverencia, pidió que
le pusiesen en el suelo y allí es-
piró invocando el dulce nombre
de Jesús. Quedó su cuerpo her-
moso y flexible, y en los tres
Nació san Pascual Bailón en Torreher- días que estuvo expuesto, todos los en-
mosa, villa del reino de Aragón. Sus pa- fermos que le tocaron recibieron la sa-
dres, que eran labradores, le dedicaron lud; era tan grande la muchedumbre que
al oficio de pastor, y guardando las ove- acudía a venerarle, que fué menester el
jas aprendió a leer y escribir. Llevaba en auxilio de la autoridad civil y de la fuer-
el zurrón varios libros de piedad y el za armada para poderlo enterrar. Pusié-
oficio de la Virgen, que rezaba todos los ronle en una caja llena de cal viva; pero
días con singular devoción.-Andaba des- a los diez y nueve años lo hallaron en-
calzo por los lugares escabrosos y llenos tero e incorrupto, continuando el Señor
de espinas, y vivía con la pureza e ino- en obrar por este santo numerosos prodi-
cencia de un ángel. Habiéndole propues- gios en favor de sus fieles devotos.
to su amo Martín García la intención que
llevaba de adoptarle por hijo y hacerle Reflexión: Suelen representar la ima-
dueño de muchas posesiones, respondióle gen del. seráfico san Pascual, hincada de
el santo mozo que agradecía su buena rodillas *y extática delante de la Sagrada
voluntad, pero que su ánimo era imitar Custodia, porque era singular y ardentí-
la pobreza de Jesucristo, haciéndose r e - sima la devoción que profesaba a nues-
ligioso. Veinte años tenía cuando pasó al tro Señor sacramentado. En el sagrario
reino de Valencia y se presentó a un con- está Jesús para que le visitemos y nos
vento de religiosos descalzos de san F r a n - regalemos con su presencia adorable, allí
cisco, llamado de nuestra Señora de Lo- nos está esperando con los brazos abier-
reto; querían admitirle por fraile de coro, tos y con el pecho abasado de amor. No
mas él no lo consintió; y aunque lo p u - le seamos ingratos y desconocidos, que
sieron los guardianes en la portería, él no es buen amigo de Jesús quien no le
no dejaba por eso de cultivar la tierra y visita en el santísimo Sacramento del al-
servir en la cocina. Traía a raíz de ias tar; y pues los que se aman suelen v i s i -
carnes una gruesa cadena de hierro, y tarse con frecuencia, vayamos a postrar-
rallos de hoja de lata; casi nunca cenaba, nos cada día ante el sagrado Tabernáculo,
y en mucho tiempo no comió más que solo donde tenemos nuestro hermano, nuestro
pan. Dormía en el suelo sobre una es- amigo y nuestro amorosísimo Redentor
tera, y su sueño no pasaba de tres horas. Jesús.
Cuando oraba delante del santísimo Sa-
cramento no parecía hombre, sino sera- Oración: Oh Dios, que adornaste a tu
fín glorioso y abrasado en las llamas del bienaventurado confesor Pascual con un
amor divino, desfalleciendo de amor en amor maravilloso a los sagrados miste-
los éxtasis y arrebatos de su alma. Escri- rios de tu Cuerpo y Sangre, concédenos,
bió un pequeño tratado de la oración misericordioso Señor, que merezcamos
donde se halla lo más sublime de la con- percibir aquella dulzura que sentía él en
templación, lo más insp.'rado de los sal- este divino convite del espíritu. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
148
San Venancio, mártir. — 18 de mayo.
. (Siglo III)
Siendo Decio emperador y A n -
tíoco presidente de la ciudad de
Camerino en el ducado de Espo-
leto, fué acusado porque era cris-
tiano, Venancio, mancebo de
quince años y natural de la mis-
ma ciudad. En sabiéndolo el san-
to joven, se presentó al presiden-
te en la puerta de la ciudad con-
fesando que adoraba a Jesucris-
to verdadero Dios y hombre, y no .
a los dioses falsos de los gentiles,
que ni ven, ni oyen, ni pueden
ayudar a los que les adoran y
sirven. Mandóle prender el p r e -
sidente, y habiéndole como pa-
dre, aconsejóle que mirase por
sí; mas como nada bastase para
rendirle, le mandó azotar cruel-
mente y después cargarle de cadenas. Pero de otros mártires, y hoy se guardan con
envió Dios un ángel que le desatase de gran veneración en una iglesia dedicada
ellas, y el impío juez embravecido, ordenó a san Venancio en Camerino, de donde
que le abrasasen con lámparas encendidas, el santo es ciudadano y patrón. No debe
y que colgándole cabeza abajo, pusiesen •confundirse este santo con otro del mis-
debajo mucho humo. Segunda vez salió mo nombre, obispo y mártir, de que habla
ileso del suplicio y fué visto andar entre el Martirologio el día primero de abril.
el humo con una vestidura blanca. Ence-
rrado de nuevo en la cárcel, envióle el juez Reflexión: A los muchos portentos de
un hombre engañoso y astuto llamado soberana fortaleza que resplandecen en
A.talo, el cual le dijo que él también ha- el martirio de san Venancio, se ha de
bía sido primero cristiano, y después ha- añadir uno de inestimable caridad; por-
bía abandonado la fe por entender que que viendo el santo , que sus verdugos
era locura. Conoció el santo los» embus- padecían mucha sed y que no había cer-
tes de este ministro de Satanás, y r e s - ca agua, hizo la señal de la cruz en una
pondióle como sus razones merecían; por piedra y de ella manó una fuente de agua
lo cual mandó Antíoco quebrarle los dulce y clara, por cuyo milagro se con-
dientes y quijadas y arrojarle a un m u - virtieron muchos a la fe. Y aquí verás
ladar. Sacóle de allí el ángel y fué p r e - de nuevo los cimientos sobre los cua-
sentado a un juez de la ciudad, el cual les se estableció nuestra divina religión,
cayó repentinamente muerto, diciendo: que fueron sangre de mártires y prodi-
«verdadero es el Dios de Venancio que gios: los prodigios para atestiguar que
destruye nuestros dioses.» Entonces el era de Dios, la sangre para que nadie
prefecto condenó a Venancio a los leones sospechase que los testigos engañaban.
hambrientos, y éstos se echaron a los pies Y son tantos y tan esclarecidos estos a r -
del mártir y se los lamían; arrastraron gumentos de nuestra santísima fe, que
después al santo mancebo por lugares nos vemos forzados a exclamar con Hugo
llenos de cardos y espinas y le despeña- de san Víctor, el cual decía a Dios: «Se-
ron de una roca; y viendo que de todos ñor, si somos engañados, vos nos enga-
los suplicios salía victorioso, y que con ñasteis; porque habéis dado tantas p r u e -
sus milagros muchos gentiles se conver- bas de esta verdad, que no pudimos de-
tían, mandó el tirano que le cortasen la jar de creer que Vos erais el autor y
cabeza. Luego que se ejecutó la senten- maestro de ella».
cia, se levantó tan grande tempestad de
truenos y rayos, que el prefecto huyó t e - Oración: Oh Dios, que consagraste este
meroso del castigo; mas pocos días des- día con el triunfo de t u bienaventura-
pués murió infelicísimamente. Los cris- do mártir san Venancio, oye las preces
tianos recogieron el venerable cadáver de tu pueblo y concédenos gracia para
de san Venancio y lo sepultaron en un imitar su constancia los que veneramos
lugar decente, con los sagrados cuerpos sus merecimientos. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
149
San Ivon, presbítero y abogado de los pobres. — 19 de mayo.
(t 1303)
d o , de alzar el cáliz. Queriendo
pasar el santo por el puente de
un río caudaloso, había creci-
do el río de manera que había
sobrepujado el puente, y él h a -
ciendo la señal de la cruz so-
bre las aguas, se partieron y le
dejaron el paso libre, y después
de haber pasado volvieron a cu-
. brir el puente. Muchos otros
milagros hizo el Señor para d e -
clararnos la santidad de su sier-
vo; el cual hallándose ya lleno
de méritos y extenuado por sus
muchos ayunos y penitencias,,
tendido en su cama ordinaria,
que era la tierra, y abrazado con
la santa cruz, dio su bendita al-
ma al Señor. Su sagrado cuer-
Fué san Ivon natural de una aldea lla- po fué sepultado honoríficamente en la
mada comúnmente San Martín, en la iglesia Trecosense, donde acuden de di-
Bretaña menor. Haciendo sus estudios versas partes muchos peregrinos por los
en París y en Orleans, no bebía vino y innumerables milagros que allí obra el
daba de mano a todos los entretenimien- Señor.
tos sensuales, conservando así las fuer-
zas de su espíritu con la entera pureza Reflexión: Mereció san Ivon el nom-
de su cuerpo y alma. Ejercitó luego el bre de abogado de los pobres, porque en
oficio de juez eclesiástico y vicario gene- su vida de ninguna cosa se pareció más
ral del obispo Trecorense y retiróse des- que de ser el refugio y amparo de los
pués a una iglesia parroquial para entre- pobres, padre de huérfanos, defensor de
garse de veras al Señor. Acontecióle una las viudas y remedio de todos los nece-
vez estar siete días en oración, tan em- sitados. Imita, pues, esta caridad tan ne-
bebecido y absorto en Dios, que ni tuvo cesaria -y agradable al Señor, acordán-
hambre, ni comió bocado; y acabada su dote de que el día del juicio, el soberano
oración salió tan bueno y con tantas fuer- Juez ha de pedirnos muy estrecha cuen-
zas como si hubiera comido regalada- ta de las obras de misericordia que t a n -
mente. Era excelente predicador e iba a to nos encomendó en su santo Evange-
pie por diversos pueblos para sembrar la lio: «Venid, nos dirá, benditos de mi P a -
palabra divina; pero sobre todas las vir- dre, a poseer el Reino que os tengo pre-
tudes se esmeró en la misericordia con parado desde el principio del mundo;
los pobres. Recibíales con gran caridad, porque tuve hambre y me disteis de co-
lavábales los pies, proveíalos de todo lo mer, tuve sed y me disteis de beber, es-
que habían manester, y tenía casa se- tuve enfermo y me visitasteis»; y así
ñalada para esto: nueve años tuvo en su
casa a un pobre hombre casado con cua- de estas y de las demás obras de mise-
tro hijos, sustentándolos y remediándo- ricordia quiere Dios que hagamos más
los con extremada caridad. En u n a gran cuenta que de otros ejercicios de virtud
carestía, no teniendo más que u n pan en y de piedad, y que sean como el sello y
casa para comer él y dar a los pobres que nota distintiva de los verdaderos cris-
en gran número habían concurrido, el tianos que tienen el espíritu de Jesucris-
Señor le multiplicó de manera que tuvo to.
que comer y repartir a todos los que h a - Oración: Atiende, Señor, a nuestras
bían venido. Otros muchos milagros obró súplicas que hacemos en la solemnidad
el Señor para' proveerle y recompensar del bienaventurado Ivon tu confesor, pa-
su caridad. Diciendo misa un dja, al r a que los que no tenemos confianza en
tiempo de alzar la hostia se vio un globo nuestras virtudes, seamos ayudados por
de fuego de maravillosa claridad que le los ruegos de aquel que fué de tu agra-
rodeaba, el cual desapareció en acaban- do. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
150
San Bernardino de Sena, confesor. — 20 de mayo.
(t 1444)
El glorioso confesor y subli-
me predicador y fraile humilde
de San Francisco, san Bernar-
dino de Seña, nació en la ciu-
dad de Sena en Toscana, de muy
noble y cristiana familia. Por la
muerte de sus padres quedó en-
comendado el niño a una tía su-
ya, la cual le crió con mucho
cuidado. Era muy amigo de com-
poner altares y de remedar a los
predicadores que oía, y para es-
to se subía a algún lugar alto,
estando sentados los otros m u -
chachos, lo cual era como un in-
dicio de lo que después había de
ser. Cuando cursaba en las au-
las, los otros mozos que le co-
nocían se recataban de hablar
en su presencia de cosas torpes y libres, la cabeza la mitra episcopal, él se la qui-
y si estando él ausente las hablaban en- tó, y con lágrimas y razones logró q u e -
tre sí, en viéndole venir, luego decían: darse en su humilde estado. Sesenta y
«¡Hola! Bernardino viene, dejemos estas tres años llevaba de grandes méritos y
pláticas.» Siendo de edad de veinte años, virtudes, cuando le apareció san Pedro
hubo una grande pestilencia en toda Ita- Celestino, que le avisó de su cercana
lia, y extendiéndose por la ciudad de Se- muerte; y la vigilia de la Ascensión, ten-
na, hacía tan grande estrago en el hos-
pital, que habiendo muerto los ministros dido humildemente en el suelo como su
que servían a les enfermos, no había padre san Francisco, murió alegremente
quien se atreviese a entrar en él. Viendo y con la risa en los labios.
esto Bernardino, persuadió a algunos jó-
venes, bien inclinados y amigos suyos, a Reflexión: Este apostólico y santísimo
encargarse de aquella empresa tan glo- varón tenía tan impreso en el alma el
riosa, y fué al hospital con sus compañe- dulce nombre de Jesús, que jamás se le
ros, y por espacio de tres meses sirvieron caía de la boca. Con este nombre sazo-
a los apestados, hasta que cesó aquella naba todos sus sermones y todas sus plá-
calamidad. Llamado después por una voz ticas familiares y buenas obras: y lle-
del cielo a la religión de san Francisco, vaba pendiente del cordón una tablita en
Vendió su hacienda y la dio toda a los que estaba escrito aquel nombre en le-
pobres. Habiendo hecho su profesión, dio tras de oro, y la mostraba al pueblo y a
principio a sus correrías apostólicas, p r e - los p e ^ d o r e s para animarles y llenarles
dicando en Sena, Florencia y otras partes de santa confianza. Sea también el dul-
de Toscana, pasando de allí a Lombardía císimo nombre de Jesús nuestro t e n i m .
y siendo en toda Italia una trompeta consuelo y esperanza en la vida y en la
del cielo. A la hora en que predicaba, se muerte. Frágiles somos y miserables pe-
cerraban las tiendas, y cesaban los t r i - cadores; no podemos confiar en nuestros
bunales y audiencias, y en las universi- méritos; pero .podemos y debemos con-
dades las lecciones. Nadie podía resistir fiar en los merecimientos de Jesucristo,
a la virtud de su santa palabra. Convir- el cual se entregó a la muerte, como di-
tiéronse innumerables y grandes pecado- ce el apóstol, para satisfacer por nuestros
des: los jugadores le llevaban sus table- pecados y por todos los pecados del
ros, naipes y dados; las mujeres munda- mundo.
nas sus cabellos, afeites y vestidos; y él Oración: Señor Jesús, que concediste a
en una hoguera lo mandaba todo abrasar. tu bienaventurado confesor Bernardino
Edificó y pobló más de doscientos monas- un amor tan grande a t u santo nombre;
J
terios, renunció a tres obispados que los por sus méritos e intercesión te suplica-
papas le ofrecieron; y habiéndole una vez mos que infundas en nuestros corazones
el santo pontífice puesto por su mano en el espíritu de tu divino amor. Que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
151
San Hospicio Recluso, confesor. — 21 de mayo.
581)
muchos de aquellos bárbaros. Cu-
raba toda suerte de enfermeda-
des, sanaba mudos, ciegos y t u -
llidos, y lanzaba los demonios con
poderosa virtud. Pasada la furia
de los Longobardos, los monjes
volvieron a su monasterio, y
cuando el glorioso Hospicio co-
noció que se acercaba su muerte,
de que tuvo divina revelación,,
llamó al prior y le dijo: «Trae
las herramientas necesarias y
rompe esta pared, y di al obispo
que venga a sepultar .ni cuerpo,
porque mi hora es llegada, pues
dentro de tres días dejaré este
mundo y me iré a gozar del eter-
no descanso.» Luego avisaron al
obispo de Niza, rompieron las pa-
Vestido de áspero cilicio, rodeado de redes, entraron dentro y halaron al santr»
cadenas de hierro, y atado a una de ellas, lleno de gusanos y le desataron de sus
dentro de una torre, comiendo solo un cadenas. «Ciertamente, les dijo, ya soy
poco de pan con unos dátiles y algunas desatado de las prisiones del cuerpo y
raíces de yerbas y bebiendo solo agua, me voy a reinar con Cristo.» Pasados tres
vivía en la ciudad de Niza un varón san- días se postró en oración y después de ,
tísimo llamado Hospicio o Sospis. Junto orar un grande espacio con mucha abun-
a esta torre había un monasterio cuyos dancia de lágrimas, se puso sobre un es-
monjes dirigía el siervo de Dios Agradó caño, y tendiendo los pies y alzando las
tanto al Señor su gran penitencia y vida manos al cielo, entregó su espíritu al Se-
encerrada, que hizo por él grandes m a - ñor. Luego que hubo muerto, desapare-
ravillas. Tuvo espíritu de profecía con cieron los gusanos que roían sus carnes
que muchos años antes que viniesen los y quedó el cadáver hermoso y resplan-
fieros Longobardos a Francia, lo anunció; deciente: por lo cual el obispo lo hizo
y así aconsejó a los monjes que se fuesen sepultar con grande pompa y solemnidad.
a vivir a otro lugar; y a los vecinos de
Niza que se ausentasen, porque los b á r - Reflexión: Hemos visto en el glorioso
baros destruirían su ciudad y otras seis san Hospicio otro santo Job: pues co-
poblaciones. Todo fué así como el santo miendo sus carnes los gusanos, estaba tan
Hospicio lo profetizó. Llegaron también alegre y contento, cual pudiera estar otro
los Longobardos a la torre del santo, y cualquiera gozando de los regalos y deli-
quitando tejas y rompiendo el techo en- cias del mundo. «Oh padre, le dijo uno
traron, y como vieron a aquel hombre de los que entraron a verle cuando estaba
rodeado de cadenas, dijeron: «Este es, sin para morir: ¿Y cómo es posible que pue-
duda, algún insigne malhechor»; y por das sufrir estos gusanos?» A lo que res-
un intérprete le preguntaron; que «¿por pondió el santo: «Porque me conforta
qué estaba de aquela manera preso?» aquel Señor por quien yo padezco.» ¡Oh
El santo respondió, «porque soy el hom- si nosotros pusiésemos también en el Se-
bre peor del mundo»: y diciendo y h a - ñor nuestro amor y confianza! ¡Qué li-
ciendo, uno de los bárbaros sacó la es- geros y suaves nos parecieran los traba-
pada para cortarle la cabeza; pero al ir a jos y dolores que para nuestro bien el
descargar el golpe, se le quedó seco el Señor nos envía!
brazo y cayó la espada en tierra. Enton- Oración: Te rogamos, Señor, que nos
ces el soldado se echó a los pies del san- recomiende la intercesión del bienaven-
to, confesando su culpa; y el santo le turado Hospicio penitente, para que al-
echó la bendición sobre el brazo y le sa- cancemos por su patrocinio lo que no po-
nó; con que reducido el bárbaro, se con- demos conseguir por nuestros mereci-
virtió y se hizo monje. Así predicándoles mientos. Por Jesucristo, nuestro Señor."
a Jesucristo desde sus cadenas redujo a Amén.
152
Santa Julia, virgen y mártir. — 22 de mayo.
(t 450)
Habiendo entrado en Cartago
Genserico, rey de los Vándalos
y queriendo poner allí su corte,
hizo esclavos a los ciudadanos
principales a muchos quitó la
vida, y a las mujeres y donce-
llas nobles vendió a los merca-
deres. Entre estas ilustres escla-
vas, una fué la virgen santa J u -
lia, que fué vendida a un merca-
der gentil, llamado Eusebio, el
cual l a llevó consigo a Siria, y
cobró tal aprecio de ella, que so-
lía decii que la estimaba sotare
todos sus bienes. Abatíase Julia
a los humildes oficios de esclava
por amor de Jesucristo, y el
tiempo que le quedaba libre,
gastaba en oración y en la lectu-
ra de libros piadosos que había salvado pío gobernador la hizo abofetear y colgar
del saqueo de su casa. Aunque era ex- de los cabellos y azotar cruelmente, y
traña su hermosura, se hacía respetar porque perseveró constante en confesar
por su virtud y singular modestia, de los que adoraba a Jesucristo crucificado, hi-
mismos paganos. Pasó después su amo a zo que a toda prisa la colgasen en una
la Provenza para hacer un negocio y lle- horca de madera hecha a manera de cruz,
vóse a su esclava Julia, y en arribando donde la sagrada virgen expiró perdo-
a la :'sla de Córcega al tiempo que los nando generosamente a sus enemigos.
idólatras de la isla celebraban una gran Sus sagradas reliquias son muy venera-
fiesta, entró en el templo y sacrificó un das en el monasterio de monjas que fun-
toro al demonio. Terminadas las supers- dó en Brescia Didier rey de Lombardía,
ticiosas ceremonias, el gobernador de la del cual era abadesa su hija Angelberga.
isla, habiendo sabido por relación de sus Reflexión: A los ojos del mundo no
criados que Eusebio había dejado a bor-
do de la nave con parte del equipaje y puede imaginarse mayor desventura que
gente de la tripulación a una esclava su- la esclavitud y martirio de la purísima
ya hermosa en extremo, le convidó a un y nobilísima virgen santa Julia, pero a
magnífico banquete, en el cual le embria- los ojos de Dios y de sus ángeles fué la
gó, y entonces hizo llamar la esclava may"or gloria y la mayor grandeza; y este
Julia con el fin de tomarla para sí. Cuan- es el verdadero juicio que hemos de h a -
do la tuvo delante Ja dijo con artificiosa cer de los varios sucesos con que el Señor
ternura: «No temas, hija mía, que se quiso probarla y hacerla merecedora de
pretenda hacert algún insulto: estoy la gloriosísima corona de los mártires.
muy informado de t u virtud, y no me- ¿Qué son la hacienda, la honra y la vida
recen tus prendas que gimas por más temporal, si se comparan con la inefable
tiempo en el indigno estado de esclava. felicidad que está gozando santa Julia
Quiero tomar a mi cuenta tu fortuna, y en los cielos hace ya quince siglos, y de
no pido de ti otra ^osa sino que vengas la cual gozará eternamente? Pongamos
al templo a cumplir con tus devociones pues nuestra suerte en las manos del Se-
y hacer sacrificio a nuestros dioses. Yo ñor y pidámosle una sola cosa, a saber:
pagaré a t u amo. tu rescate; y si quieres que por tempestades o bonanzas, por b u e -
quedarte en nuestra isla no te faltará un nos o malos sucesos, no nos deje nunca
esposo digno de tu persona.» Respondió de sus manos y a todo trance nos lleve
Julia con mucha modestia y compostu- al puerto deseado de la gloria.
ra, pero con igual resolución, que ella se Oración: Rogárnoste, Señor, que nos a l -
consideraba verdaderamente libre, mien- cance el perdón de nuestras culpas la
tras tuviese la dicha de ser sierva de J e - bienaventurada virgen y mártir santa J u -
sucristo; que estaba contenta con su con- lia, la cual siempre fué de tu agrado por
dición, y que no pretendía alcanzar otros el mérito de su castidad y por la p r o -
bienes que los del cielo. Irritado el im- fesión de su virtud. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
153
La aparición de Santiago, apóstol. — 23 de mayo.
(844)
amanecer, dada la señal del com-
bate, bajaron las huestes españo-
las del monte, y como bravos leo-
nes se arrojaron sobre'los bárba-
ros, invocando el nombre de San-
tiago. Asombráronse los sarrace-
nos al ver el ímpetu y.valor con
que los acometían unos enemigos
a quienes contaban por vencidos,
y creció más su confusión con los
favores que nos vinieron del cie-
lo. Porque Santiago, cumpliendo
la palabra que había dado al rey,
se dejó ver en el aire, cercado de
una luz resplandeciente, que a los
cristianos infundía grande con-
fianza y fortaleza, y a los moros
terror y espanto. Venía el santo
apóstol montado en un blanco
Entre los innumerables y señalados b e - corcel; y en la una mano traía un estan-
neficios que ha recibido España de su darte blanco en medio del cual campea-
bienaventurado apóstol y defensor San- ba una cruz roja, y con la otra mano
tiago, es digno de eterna recordación y blandía una espada fulminante que pa-
agradecimiento el que alcanzó en Clavi- recía un rayo. Capitaneando así nuestra
jo. Porque dominando aún en España los gente se alcanzó la más ilustre victoria.
sarracenos y oprimiendo a los pueblos Unos setenta mil sarracenos cayeron
cristianos con graves y deshonrosos t r i - muertos en el campo, quedando humilla-
butos, el rey Ramiro, que había subido da desde aquel día la soberbia de los
a l trono de León, rechazó sus injuriosas moros, y España libre del ignominioso
demandas y procuró con toda sus fuerzas tributo.
enflaquecer el poder de los moros, y li-
b r a r a nuestra patria de aquella tan dura Reflexión: Desde este tiempo comenza-
servidumbre. Hizo pues un llamamiento ron los soldados españoles a invocar en
general a las armas, y juntando un p o - las guerras al glorioso apóstol como a
deroso ejército se entró en las tierras de su valeroso y singular defensor; lo cual
los enemigos. Abderramán lleno de cora- hacen en todas las batallas, y la señal
je, llamó en su auxilio hasta las tropas para acometer y cerrar con el enemigo,
africanas, para salir a su vez al encuentro hecha oración y la señal de la cruz, es
de los cristianos. Encontráronse los ejér- invocar al santo y decir: «¡Santiago, cie-
citos cerca de Avelda y en aquella comar- rra España!» Y por este singular patroci-
ca se dio la batalla de poder a poder, y nio del santo apóstol han tenido felicí-
pelearon con dudoso suceso, hasta que ce- simos sucesos y acabado cosas tan extra-
ñas y heroicas que humanamente no pa-
rrando la noche, mandó don Ramiro r e - rece que se podían hacer. Invoquemos
tirar sus tropas cansadas y destrozadas al también nosotros al santo porque nos de-
vecino collado llamado Clavijo, donde se fienda de nuestros enemigos visibles e in-
fortificó lo mejor que pudo e hizo curar visibles y especialmente de los demonios
a los heridos. El rey, oprimido de triste- y hombres diabólicos que causan la per-
za y de cuidado, se quedó adormecido, y dición temporal y eterna de los hombres.
entre sueños le apareció un varón celes-
tial de gran majestad y grandeza, y p r e -
guntándole el rey quién era: «soy, res- Oración: Oh Dios, que misericordiosa-
pondió, Santiago apóstol, a quien ha con- mente encomendaste la nación española
fiado Dios la protección de España. ¡Buen a la protección del bienaventurado San-
ánimo! mañana te ayudaré y alcanzarás tiago apóstol, y por su medio la libraste
ilustre victoria de tus enemigos.» Des- milagrosamente de su inminente ruina,
pertó el rey con esta visión y dio cuen- concédenos, te rogamos, que defendida'
tas de ella a los obispos que seguían su por el mismo gocemos de eterna paz. Por
campo y a los capitanes del ejército; y al Jesucristo, nuestro Señor Amén.
154
(t 287)
155
San Gregorio VII, papa. — 25 de mayo.
(t 1085)
del Espíritu Santo la que lo diri-
gía en el gobierno de la Iglesia.
Dio eficaces decretos contra la si-
monía, apoyada por la misma au-
toridad real, fulminó anatemas
hasta contra el emperador Enri-
que IV, que le declaró la guerra,
y mientras estaba sitiado dentro
de Roma celebró un sínodo en
que le excomulgó, retirándose
luego al castillo de San Angelo,
y libertándose por el socorro que
recibió de Roberto Guiscardo,
príncipe de la Pulla. Conjuró
después el cisma nacido de la
elección de un antipapa hecho
por el emperador; y con sapien-
tísimas instrucciones que daba a
los fieles y a los príncipes cris-
Gregorio, séptimo de este nombre, lla- tianos, trabajó infatigablemente por la
mado antes Hildebrando, fué uno de los restauración y felicidad de los pueblos
más grandes pontífices que han ocupado cristianos; y después de doce años de un
la silla de san Pedro, y uno de los hom- glorioso pontificado, pasó a recibir la
bres más eminentes que han florecido en eterna recompensa de sus heroicas virtu-
los siglos del mundo. Su mira principal des en la gloria de los cielos. Las obras
había sido hacer de todas las naciones que escribió constan de diez libros de
una sola familia unida por los vínculos epístolas, y con sobrada razón dice Du-
de la caridad y de la ley de Jesucristo. Pin, el contrario más parcial de san Gre-
Nació este incomparable y santísimo va- gorio, que las calumnias acumuladas por
rón, en Soano de Toseana, y era hijo de los adversarios de la Iglesia contra este
un carpintero. Dícese de él, que siendo santo pontífice están refutadas por aque-
niño y jugando con los fragmentos de la llas mismas cartas, llenas del espíritu de
madera, formó, dirigido por la mano de Dios y de celo apostólico.
Dios, aquellas palabras de David: «Domi- Reflexión: Las últimas palabras que
nabitur a mari usque ad mare: dominará pronunció san Gregorio VII, momentos
de un extremo a otro del mar»: lo cual antes de morir, fueron estas:, «He amado
era indicio del poder que este niño ha- la justicia y aborrecido la iniquidad.» Ru-
bía de ejercer en el mundo. Hizo sus es- guemos al Señor que envíe a su Iglesia
tudios en Roma, donde mostró su vastí- pontífices y prelados como este santo que
simo ingenio, y mereció el singular apre- defiendan la Iglesia, que la ilustren con
cio de los pontífices Benedicto IX y Gre- sus herocias virtudes y preparen todas las
gorio VI. Acompañó a este en su destie- naciones al reinado social de nuestro Se-
rro a Alemania y se retiró después a la ñor Jesucristo, el cual convirtiría la tie-
abadía de Cluni, donde fué abad y ejem- r r a en un cielo de paz, de amor y de
plar de gran virtud para aquellos reli- tanta felicidad como es posible en este
giosos. Nobráronle después cardenal de mundo; porque no hay duda que gran
la santa Iglesia romana, y desempeñó con parte del malestar social proviene de no
tal acierto cargos importantísimos duran- estar unidos todos los hombres con el
te los reinados de cinco papas, que des- vínculo de una religión divina.
pués de la muerte de Alejandro II, fué Oración: Oh Dios, fortaleza de los que
elegido sumo pontífice por unánime con- esperan en ti, que esforzaste con la vir-
sentimiento, brillando como sol en la casa tud de la constancia al bienaventurado
del Señor. Viéronle en cierto día que ce- Gregorio, tu confesor y pontífice, para
lebraba la misa solemne, cobijado por una que defendiese la libertad de la Iglesia,
blanca paloma que tenía las alas exten- concédenos por su intercesión y ejemplo
didas sobre su sagrada cabeza, como dan- la gracia de vencer todas las dificulta-
do a entender que no eran las razones des que se oponen a tu divino servicio.
de la prudencia humana sino la asistencia Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
156
San Felipe Neri, fundador. — 26 de mayo.
(t 1595)
El glorioso fundador de la Con-
gregación del Oratorio san F e -
lipe Neri nació en Florencia de
padres nobles y temerosos de
Dios. Mostró desde la infancia
grande inclinación a la virtud,
por lo cual le llamaban común-
mente Felipe el bueno. Tocado
de Dios, se fué a Roma, y en
aquella corte del mundo comenzó
una vida tan penitente como si
estuviera en el yermo. Unos
mancebos atrevidos le encerra-
ron una vez con dos mujercillas
livianas para que le provocasen
al mal; ms él cuando se vio en
tan gran peligro, no hizo sino
hincarse de rodillas, orando con
tal reverencia, que ni aun mirar-
le a la cara se atrevieron. Terminados sus siete iglesias de Roma, y a veces pasa-
estudios de filosofía y teología, vendió ban de dos mil los que le acompañaban.
hasta los libros para entregarse todo a Obraba innumerables prodigios y parecía
Dios, del cual recibía tan grandes con- que tenía en la mano la vida y la muer-
suelos, que le decía amorosamente: «Se- te, la salud y la enfermedad. Finalmen-
ñor, no puedo más, apartaos de mí, que te después de haber prepetuado su espí-
siendo yo mortal, no puedo ya llevar es- ritu de piedad y celo de las almas en la
ta avenida de vuestros celestiales delei- Congregación del Oratorio, a los ochenta
tes.» Un día, poco antes de la fiesta de años de su vida preciosa y en el día de
Pentecostés, vino sobre él un fuego de Corpus Christi, recibió del Señor la eter-
amor tan grande que le derribó en el sue- na recompensa de sus trabajos y virtudes.
lo con una grande palpitación del cora-
zón que le duró toda su vida, quebrán- Reflexión: Llegándose a san Felipe una
dosele dos costillas de encima del pecho; persona que había cometido un pecado
y sentía en aquella parte un calor tan grave, le dijo el santo: «¡Qué mala cara
excesivo, que por más frío que hiciese y tenéis!» Ella se retiró e hizo algunos a c -
siendo él ya un viejo era fuerza desabri- tos de contrición, y tornó a ponerse de-
garse el pecho para templar aquellos ar- lante del siervo de Dios, el cual le dijo:
dores. Conversaba con gente muy perdi- «Desde que os apartasteis de mi habéis
da y la ganaba para Jesucristo, visitaba mudado de rostro.» Era también cosa muy
los hospitales, y servía a los enfermos; rara y notada que san Felipe Neri echa-
fundó la cofradía de la santísima Trini- ba de sí un olor suavísimo y celestial que
dad de peregrinos y convalecientes, y por confortaba a los que trataban con él, y
su ejemplo instituyó san Camilo de Le- que conocía a los que estaban en pecado
lis la religión de clérigos regulares, m i - por un hedor insoportable, y les avi-
nistros de los enfermos. Habiendo man- saba que se confesasen y enmendasen.
dado su confesor que se ordenase de sa- ¿Qué olor sintiera en ti el santo glorio-
cerdote eran perpetuos los éxtasis y a r - so? ¿Había de avisarte también para que
dores de amor que sentía en la misa, y purificases tu alma? ¿Se alegraría perci-
algunas veces le veían levantado en el biendo en ti el aroma de las virtudes y
aire muchos codos en alto. Era muy fa- de la gracia de Dios?
miliar de san Ignacio de Loyola, el cual Oración: Oh Dios, que encumbraste a
le llamaba la campana por los muchos la gloria de tus santos a tu bienaventu-
que por su medio llamaba Dios a las rado confesor Felipe, concédenos benig-
religiones, y no le quiso admitir en la namente que los que celebramos su so-
Crmipañía, porque sabía que el Señor le lemnidad, imitemos sus ejemplos y vir-
tenía guardado para fundador de la Con- tudes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
gregación del Oratorio. Solía visitar las Amén.
157
San Juan, papa y mártir. — 27 de mayo.
(t 526)
go. Trató los negocios que lle-
vaba con el emperador y conclu-
yólos como deseaba, aunque con-
vinieron los dos en no dar las
iglesias a los arríanos, ni consen-
tir que contaminasen los templos
del Señor con las ceremonias de
los herejes. Por lo cual el rey
Teodorico hizo matar a Símaco y
al ilustre y católico filósofo Boe-
cio, que eran los varones más es-
clarecidos de Italia, y el mayor
ornamento de Roma. Luego que
volvió^ el santo pontífice a Ita-
lia fué encerrado en una cárcel
sucia y tenebrosa de Ravena, pe-
ro no por eso desmayó ni dejó
por temor del tirano de llevar
adelante la defensa de la fe ca-
San Juan, papa, primero de este nom- tólica, antes escribió una carta a los obis-
bre, nació en Florencia, y se crió en Ro- pos de Italia en que les exhortaba a t r a -
ma donde hizo maravillosos progresos en bajar varonilmente en la viña del Se-
las ciencias y cristianas virtudes. Era ya ñor, y a despreciar por la causa de J e -
el espejo y oráculo de todo el clero cuan- sucristo las fieras amenazas del rey. Fué
do por la muerte del santísimo padre el santo en aquella cárcel tan maltrata-
Hormisdas, fué elegido J u a n sumo pastor do, que dentro de pocos días murió. Pero
de la Iglesia, con gran consuelo de los no se fué alabando el tirano, porque po-
fieles. Reinaba a la sazón en Italia Teo- co después fué severísimamente castiga-
dorico, rey de los ostrogodos, defensor do de Dios con espantosos terrores que
de los herejes arríanos, y en Oriente el le helaron la sangre y le quitaron la vida.
emperador Justino, celoso protector de
la Iglesia católica. Mandó, pues, este ca- Reflexión: En la carta que escribió el
tólico príncipe que no se admitiesen en venerable pontífice san Juan desde su
su imperio obispos y sacerdotes arríanos, cárcel a los obispos de Italia, les decía:
y que se les quitasen las iglesias que «Armaos, hermanos míos, con la espada
tenían y se diesen a los fieles y católi- del espíritu del Señor contra la perfi-
cos. Al saber esto embravecióse Teodori- dia de los herejes; persaguidla hasta que
co y dio bramidos como un león; y hasta no quede raíz ni rastro de ella; y puesto
amenazó de poner a sangre y fuego a caso que el rey Teodorico inficionado de
Italia y pasar a cuchillo a todos los ca- la pestilencia arriana nos amenace y diga
tólicos. Recatábase de todas las personas que a nosotros y a nuestra tierra la ha
de valor que veía aficionadas a la parte de. pasar a sangre y fuego, no por eso
de Justino, y así mandó prender al sa- os turbéis, ni temáis a los que pueden
pientísimo Severino Boecio y a su sue- matar al cuerpo y no al alma. Roguemos
gro Símaco. Pero antes de ejecutar su al Señor que dé esta fortaleza cristiana
furor, quiso enviar embajadores al em- así a nuestros pontífices y prelados como
perador Justino, y escogió para esta em- a todos los fieles de la santa y divina
bajada a cuatro senadores que habían Iglesia católica, pues, vale más la fe de
sido cónsules y a nuestro santo pontífi- Jesucristo que todos los demás bienes
ce, juzgando que había blandeado con temporales del mundo.
las amenazas. Llegado el santo a Cons-
tantinopla, fué recibido con cruces, pen- Oración: Oh Dios, que cada año nos
dones y hachas encendidas; el mismo em- alegras con la festividad de tu bienaven-
perador bajó del caballo en que iba, $ turado mártir y pontífice san Juan, con-
puesto ante él de rodillas, le hizo r e v e - cédenos benignamente que merezcamos
rencia como a vicario de Dios en la tie- la protección de aquel cuya memoria so-
rra. Entrando el santo pontífice por _ la lemnizamos. Por Jesucristo, nuestro S é -
puerta de la ciudad dio la vista a un cie- ñor. Amén.
158
San Germán, obispo de París, confesor. — 28 de mayo.
(t 576)
San Germán, obispo de París,
varón por su excelencia, santidad
y grandes prodigios admirado,
fué hijo de padres pobres y na-
ció en Borgoña en territorio de
Autún. Aborrecida su madre por
haberle concebido en breve, tiem-
po después de otro hijo, tomó
medios para matarle antes de que
naciese, y no pudo porque Dios
guardaba aquel niño y le había
escogido para gran ministro de
su gloria. Habiendo, pues, pasa-
do los años de la primera edad
en estudios de letras, s e ' ordenó
de diácono y de presbítero, y fué
elegido por abad del monasterio
de san Sinforiano. Florecía allí
con rara virtud, cuando por vo-
luntad del rey Childetaerto fué consagra- día entregú su preciosa alma al Señor.
do obispo de París. Era muy largo en Fué sepultado con gran llanto y solemni-
las limosnas que hacía, y con frecuencia dad de toda la ciudad de París, en la ca-
comía con los pobres. Dios le ayudaba pilla de san Sinforiano que él mismo h a -
por mano del mismo rey, el cual le daba bía mandado fabricar, y luego confirmó
hasta sus vasos de oro y plata, rogán- el Señor con nuevos milagros la santi-
dole que lo diese todo porque no le dad de su siervo: y más tarde Lanfrid»
faltaría qué dar. No fué tan favorecido abad trasladó el sagrado cuerpo a la igle-
del rey Clotario su hermano, a quien Dios sia de san Vicente, con asistencia del r e y
castigó con una enfermedad de la cual e] Pipino y de Carlos su hijo, que fueron,
mismo santo le sanó. Después, habiendo testigos de muchas maravillas.
venido la corona de Francia al rey Ca- Reflexión: Dice el rey Childeberto en
riberto, que estaba amancebado con la unas letras patentes: «Nuestro padre y
hermana de su mujer, san Germán, le señor Germán, obispo de París y hombre-
excomulgó a él y a la amiga, y como aun apostólico, nos ha enseñado en sus ser-
todo esto no bastase, tomó 'Dios la mano mones que mientras estemos en esta v i -
quitando la vida primero a la amiga del da hemos de pensar mucho en la otra
rey y después al mismo rey. Celebró tam- y hacer muchas limosnas. Habiendo sabi-
bién san Germán un concilio en París, do que estábamos enfermos en el Castillo
en el cual reprimió la codicia de los de Celles, y que no nos habían aprove-
grandes que usurpaban los bienes de la chado todos los medios humanos, vino a
Iglesia, y las limosnas de los fieles. Ha- visitarnos y pasó toda la noche en o r a -
ciendo el santo una peregrinación a J e - ción. Por la mañana puso sobre nosotros
rusalén, el emperador Justiniano le ofre- sus santas manos y apenas nos tocó cuan-
ció grandes dones de oro y plata; mas do nos hallamos con plena salud. Por lo
el santo varón no quiso aceptarlos, antes cual donamos a la iglesia de París y al
le suplicó que le diese algunas reliquias, obispo Germán la tierra de Celles donde
y el emperador le dio entre otras la co- recibimos esta misericordia de Dios». Mi-
rona de espina de nuestro Señc^ Jesu- ra tú cuan poderosos son los santos, y
cristo. Los milagros que hizo fueron in- cuan provechosos a los reyes y a los r e i -
numerables, y no parecía sino que el Se- nos y a todos sus devotos.
ñor le había dado señorío e imperio so- Oración: Rogámote, Señor, que oigas
bre las criaturas. Finalmente a los ochen- benignamente las súplicas que te ñapemos
ta años de su edad llamó a un notario en la solemne fiesta de tu bienaventura-
suyo y le mandó que escribiese sobre su do confesor y pontífice Germán, y que-
cama «A los 28 de mayo.» Y aunque en- por sus méritos nos libres de todos n u e s -
tonces no se entendió lo que quería de- tros pecados. Por Jesucristo, nuestro S e -
cir, se adivinó después cuando en este ñor. Amén.
159
San Maximino, obispo de Tréveris. — 29 de mayo.
(t 348)
Maximino la verdad católica
alumbrando ciegos, sanando pa-
ralíticos, curando endemoniados
y obrando muchos y extraños
prodigios. Yendo una vez camino
de Roma con san Martín, un oso
feroz les mató el jumentillo que
les llevaba la ropa; entonces san
Maximino mandó al fiero animal
que tomase sobre sí la carga, lo
cual hizo el oso llevándola hasta
un lugar llamado Ursaria, donde
san Maximino lo despidió. Final-
mente lleno de méritos y trabajos
murió en Poitiers, y su sagrado
cuerpo fué trasladado a Tréveris
con grande solemnidad, obrando
el Señor por él innumerables
prodigios. El terror de los nor-
Fué san Maximino natural de la ciudad mandos, que pasaban a sangre y fuego
de Poitiers, hijo de padres clarísimos en los templos y monasterios, movió a al-
linaje, descendientes de senadores. Tuvo gunos religiosos a ocultar las reliquias de
por hermano a san Majencio, que fué san Maximino en el año 882, dentro de
obispo de Poitiers, y él a su vez lo fué una cueva; con este motivo se perdió la
de Tréveris, por nombramiento de san noticia de ellas, hasta que habiéndose
Agricio y consentimiento 'de todos los clé- caído una grande peña, abrió con el gol-
rigos. Grandes fueron las cosas que hizo pe parte del sepulcro, y fueron descu-
en defensa de la fe católica sin temer ja- biertas por la fragancia que despedían, y
más • al emperador Constancio, hereje se vio con admiración de todos entero el
arriano. Cuando todo el Oriente se le- santo cuerpo, e intactos sus vestidos al
vantó contra el glorioso san Atanasio, que cabo de tantos años.
andaba huido y desterrado, no hallando Reflexión: Quiere Dios para gloria su-
donde acogerse en todo el imperio, san ya y de sus santos que los animales y la
Maximino le recibió y le tuvo hospedado naturaleza les estén sujetos, como se veía
en su casa hasta que pasó aquella tem- en san Maximino. ¿Y qué hombre tan
pestad. Hizo juntar un concilio en Colo- ciego hay que no vea por estos argumen-
nia para excomulgar y privar de su cá- tos que la religión católica que autorizan
tedra al obispo Eufrates, hereje, que' per- los santos con sus milagros, es la que en-
día aquella tierra. Hallóse también en el señó a los hombres aquel mismo Dios om-
concilio celebrado en Milán para expul- nipotente que hizo el cielo y la tierra?
sar a los herejes Eusebianos; y de acuer- Recibámosla pues de su mano divina co-
do con san Atanasio y el papa Julio y el mo hemos recibido de ella el cuerpo y el
célebre Osio de Córdoba, propuso san alma; y así como le somos agradecidos
Maximino al emperador Constancio la por la luz de los ojos que nos ha dado,
necesidad de un concilio general que se tanto y mucho más debemos hacerle gra-
celebró en Sárdica, donde fué de nuevo cias por la luz sobrenatural de la fe,
restablecido en su silla san Atanasio, y que ha infundido en nuestras almas, y
depuestos los principales Eusebianos. Y por la revelación que ha hecho a los hom-
aunque estos se reunieron después en bres de$su divina verdad por medio de
Filipópoli de Tracia y tuvieron allí un Jesucristo, testigo de sus soberanos se-
conciliábulo que llamaron de Sárdica, p a - cretos.
r a confundir con este equívoco las deci- Oración; Suplicárnoste, oh Dios todopo-
siones del verdadero concilio, y osaron deroso, que en esta venerable solemni-
excomulgar a san Maximino, el papa J u - dad de tu confesor y pontífice san Ma-
lio, a Osio y a san Atanasio, no pudieron ximino, acrecientes en nosotros el espí-
con toda su malicia prevalecer sobre la ritu de piedad y el deseo de nuestra eter-
entereza con que el santo defendió la na salud. Por Jsucristo, nuestro Señor.
verdadera fe. Acreditó el glorioso san Amén.
160
San Fernando, rey de Castilla y de León. — 30 de mayo.
(t 1252)
El gloriosísimo rey san Fernan-
do fué hijo de don Alfonso IX
rey de León y de doña Beren-
guela, la cual le crió a sus pe-
chos, y así con la leche parece
que mamó sus santas virtudes.
Jamás dejó de obedecerla como
a madre; y como algunos de los
ricos-hombres murmurasen de
que después de ser rey estuviese
tan rendido a su madre, dijo el
santo: «En dejando de ser hijo,
dejaré de serle obediente.» Poseía
en altísimo grado todas las pren-
das reales, y con sus virtudes t e -
nía tan ganados a sus vasallos,
que era más rey de sus corazo-
nes que de las ciudades de su rei-
no. Tomó en sus manos la espa-
da para hacer guerra a los moros que ti- sagrada Eucaristía, la cual recibió a r r o -
ranizaban gran parte de España; pacificó jándose de la cama y postrándose sobre
' los reinos de Castilla y de León, hizo la tierra con una sogra al cuello. Despi-
tributarios a los reinos de Valencia y de dióse después de la reina Juana y de sus
Granada, conquistó los de Murcia, Cór- hijos, pidió humildemente a los circuns-
doba, Jaén y Sevilla, y varios, príncipes tantes que si tenían alguna queja de él,
de África solicitaron su amistad con de- le perdonasen; y respondiendo que no t e -
centes partidos. En treinta y cinco años nían ninguna que perdonar, alzó ambas
que peleó se contaron siempre sus bata- manos al cielo diciendo: «Desnudo nací
llas por sus victorias y sus empresas por del vientre de mi madre a la tierra y des-
sus triunfos. Nunca desnudé la espada nudo vuelvo a ella.» Mandó luego que
(decía él) ni cerqué ciudad ni castillo, cantasen el Te Deum, y en el segundo
ni salí a empresa, que no fuese mi único verso que dice, «a ti Eterno Padre venera
motivo el dilatar la fe de Cristo; y por toda la tierra,» inclinó la cabeza y entre-
la mayor gloria y servicio de Dios no r e - gó su espíritu a Dios.
husaba ningún trabajo de la guerra, co- Reflexión: Dicen los historiadores:
no si fuera soldado particular, hasta dor- «Cuando murió el rey don Fernando todo
mir en el duro suelo, y hacer las centine- el reino hizo un gran sentimiento: los
las por su turno con los demás soldados hombres se mesaban las barbas y las mu-
en el sitio de Sevilla. Cuidaba mucho del jeres principales se arrancaban los cabe-
alivio de sus vasallos, y no quería im- llos, y sin atender al decoro de sus per-
poner nuevos tributos; y cuando se lo sonas, salían por las calles llorando y po-
aconsejaban sus ministros con el buen blando de clamores el aire. Todos llora-
pretexto de hacer guerra a los moros, ban y decían: Ojalá no hubiese nacido, o
respondía: «Más temo las maldiciones de no hubiese muerto el príncipe. Y hasta
una viejecilla pobre de mi reino, que a el mismo Alhamar mandó cien moros con
todos los moros del África. Ganada la achas encendidas a sus exequias.» No nos
ciudad de Sevilla, dispuso una solemní- olvidemos pues de rogar incesantemente
sima procesión de toda la gente lucida del en nuestras oraciones al Señor que nos
ejército, de la nobleza, del clero y de los dé reyes o gebnadores como san Fernan-
obispos, viniendo al fin la venerable efi- do, que merezcan las bendiciones y no
gie de nuestro Señora de los Reyes en un las maldiciones de sus pueblos.
carro triunfal de plata. Los templos y Oración: Oh Dios, que concediste al
oratorios que edificó a la Virgen santí- bienaventurado Fernando, tu confesor,
sima pasaron de dos mil. Finalmente des- que pelease tus batallas y que venciese
pués de un gloriosísimo reinado, cono- a los enemigos de tu fe, concédenos por
ciendo el santo Monarca que se llegaba su intercesión la victoria de nuestros
su fin, antes de que lo mandasen los m é - enemigos corporales y espirituales. Por
dicos, se confesó para morir y pidió la Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
161
Santa Petronila, virgen. — 31 de mayo.
(t Siglo I)
contento, y ella que había ofre-
cido su virginidad a Jesucristo,
gastó los tres días en perpetua
oración y ayunos, suplicándole
con muchas lágrimas y grande
afecto que la librase de aquel pe-
ligro, y no permitiese que ella
contra su voluntad perdiese lo
que le había prometido y tanto
deseaba conservar. Vino al terce-
ro día a su casa un santo sacer-
dote llamado Nicomedes, díjole
misa y dióle el santísimo Sacra-
mento; y en recibiéndole se in-
clinó sobre su cama y dio su es-
píritu a Dios. Vinieron aquel día
las doncellas que Flaco enviaba
para acompañarla y llevarla a su
casa, y hallándola muerta, en lu-
Fué santa Petronila una doncella roma- gar de celebrar las bodas, celebraron sus
na, a quien el Príncipe de los apóstoles exequias. El cuerpo de la santa fué se-
poco después de entrar en Roma convir- pultado en la vía Ardeatina y después
tió a la fe juntamente con toda su fami- trasladado con gran solemnidad a la ba-
lia. Y porque la engendró para Jesucris- sílica del príncipe de los apóstoles san
to por el bautismo, ella le amaba y le Pedro en tiempo del papa Paulo, primero
tenía una tierna devoción, y se llamaba de este nombre.
hija de san Pedro, aunque no según la
carne, sino según el espíritu. Deseaba es-
ta santa virgen padecer mucho por J e -
sucristo que por su arrior había muerto Reflexión: Dichosa y bienaventurada
en la cruz, y el Señor le dio por cruz el virgen, muy amada del Señor después de
lecho del dolor, donde estuvo por muchos haber sido probada como la plata y puri-
años herida de perlesía en todos los ficada como el oro en el crisol de la en-
miembros de su cuerpo. Visitábanle con fermedad. Acontece con harta frecuencia
frecuencia san Pedro y otros fieles de que esos trabajos que humillan al hombre
Roma, y como le dijesen que por qué y rinden el cuerpo, son el mejor remedio
sanando él a tantos enfermos y siendo para sanar el alma; porque entonces ve-
piadoso para todos, para solo ella era mos claramente y mejor que con todas
cruel; levántate, pues, Petronila, dijo, y las meditaciones, la brevedad y fragilidad
sírvenos a la mesa. Levantóse la santa de nuestra vida y la nada de nuestro ser
como si nunca hubiese estado enferma, y la vanidad de las cosas del mundo.
y después de haber servido a la mesa, ¿A cuántos ha sido ocasión de perderse
con asombro de todos, les dijo san Pedro: la salud, o la posesión de los demás bie-
«no es eso lo que le conviene, sino estar nes temporales, en que el mundo cifra la
enferma»; y así volvió a hallarse paralí- humana felicidad? Mas cuando la salud
tica como antes, hasta la muerte del san- está quebrantada, comienza a entrar el
to apóstol y luego sanó de todas sus en- hombre dentro de si, y a acordarse de
fermedades. Salió tan aventajada en la Dios en quien solamente puede hallar su
virtud, que como dicen las actas, con so- verdadera, sólida y eterna dicha.
la su voluntad sanaba de repente a los
enfermos. Enamoróse ciegamente de ella
un caballero noble romano, llamado Fla- *
co, quien con gente de guerra vino a casa Oración: Óyenos, Señor y salvador
de Petronila para llevársela por esposa. nuestro, para que la espiritual alegría con
Rospondióle la hermosísima virgen; que celebramos la festividad de tu bien-
«aguarda tres días, y al cabo de ellos ven- aventuraba virgen Petronila, vaya acom-v;
gan las doncellas que me acompañen a panada de verdadera devoción. Por J e -
tu casa.» Con esta respuesta quedó Flaco sucristo, nuestro Señor. Amén.
162
San Iñigo, abad de Oña. — 1 de junio
(t 1071)
San Iñigo, decoroso ornamento
del orden de san Benito, nació
en Calatayud, ciudad antiquísi-
ma y muy noble de la corona de
Aragón. Sus padres fueron muzá-
rabes, esto es, cristianos mezcla-
dos con los árabes, los cuales die-
ron a Iñigo una educación con-
forme a las piadosas máximas del
Evangelio. Llegado el ilustre jo-
ven a edad competente, dejó su
patria, sus padres y sus cuantio-
sos bienes, y se retiró a los mon-
tes Pirineos, donde pasó algún
tiempo en la contemplación de
las grandezas divinas; mas lle-
gando a su noticia la santidad de
los monjes que vivían en el cele- ~
bre monasterio de san Juan de alma dichosa, a gozar de la bienaventu-
la Peña, establecido en lo alto de las ranza de tu Señor. Celebráronse con gran
montañas de Jaca, resolvió abrazar la pompa sus funerales, y no solo los cris-
regla de san Benito. Hecha ya su solem- tianos, sino también los judíos y los m o -
ne profesión, cuando era amado y vene- ros concurrieron a sus exequias y rasga-
rado de todos los monjes por sus «emi- ron sus vestiduras con grandes muestras
nentes virtudes, alcanzó licencia del es- de sentimiento.
clarecido abad, llamado Paterno, para r e - Reflexión: El abad Juan, sucesor del
tirarse a un espantoso desierto de las santo, decía de él en su oración fúnebre
montañas de Aragón, donde resucitó con estas palabras: «Hemos visto, hermanos,
sus austeridades las imágenes de peni- llenos de espiritual consuelo, y entre lá-
tencia que se leen de los solitarios de la grimas y sollozos como ha sido arrebatado
Tebaida, de la Nitria y de la Siria; y el justo de esta vida. No habrá lugar tan
donde atraía a gran número de gentes remoto en el mundo, al que no haya con-
que se aprovechaban de sus saludables movido el tránsito de nuestro santísimo
instrucciones. Mas habiendo fallecido por padre Iñigo, ni sitio tan ajeno de religión
este tiempo el primer abad del monas- cristiana, donde no se llore su muerte.
terio de Oña, llamado García, y desean- Llora la Iglesia de haber perdido tal sa-
do el rey Sancho nombrar un digno su- cerdote, pero se alegra el paraíso habien-
cesor del difunto, envió tres veces emba- do recibido tan gran santo: lloran los
jadores al santo para que aceptase aquel pueblos, pero se alegran los ángeles, gi-
cargo, y aun pasó el mismo rey personal- men las provincias, pero triunfan los co-
mente al desierto y logró al fin rendirle ros celestiales en la recepción de aquel
y traerle consigo a aquel monasterio. En varón santísimo, que deseaba diariamen-
su gobierno practicó con grande eminen- te volar a ella cuando decía: ¡Cuan ama-
cia todas las virtudes del más perfecto bles son, Señor Dios de las virtudes, tus
prelado, a los pobres oprimidos pagaba tabernáculos! (Ps. 83). ¡Ojalá que nues-
sus créditos, buscábales para mantener- tra muerte sea también la muerte de los
los y vestirlos, libró a muchos presos de justos, llorada de los buenos y celebrada
las cárceles, redimió cautivos y obró es- de los ángeles! ¡Oh, cuan prudentes y
clarecidos milagros. Cuando le acometió dignos de toda alabanza son los hombres
su última enfermedad en un pueblo lla- que considerando como negocio principal
mado Solduengo y tomó al anochecer el del hombre el negocio de la virtud, e m -
camino para Oña a fin de consolar a sus plean su vida en obrar el bien y edificar
hijos, se le aparecieron dos ángeles en fi- a sus semejantes!
gura de dos hermosísimos niños vestidos Oración: Háganos, Señor, agradables a
de blanco con sus hachas encendidas, los ti, como te lo pedimos, la intercesión de
cuales le acompañaron hasta el monaste- san Iñigo abad, para que por su patroci-
rio. En la hora de su muerte se llenó el nio alcancemos lo que no podemos espe-
ámbito de su celda de un resplandor ce- rar de nuestros propios méritos. Por J e -
lestial y se oyó una voz que dijo: Ven, sucristo, nuestro Señor. Amén.
163
La beata Ana de Jesús de Paredes. — 2 de junio
(t 1645)
onza de pan duro. A pesar de es-
te extremado rigor que usaba
consigo, era tan blanda y afable
con los demás, que fácilmente
rendía los corazones de cuantos
trataba, y los ganaba para Jesu-
cristo; y así redujo a vida hones-
ta y virtuosa a muchos pecadores
de toda condición y estado que
se hallaban encenagados en los
vicios, o muy apartados del ca-
mino de su salvación. Las conso-
laciones y soberanos favores que
recibía en su ítimo trato con Dios,
no son para declararse con pala-
bras humanas. Viéronla levanta-
da de la tierra y brillando su ros-
tro con una luz del cielo: tuvo
Dxcelente don de profecía y dis-
La inocentísima y penitente virgen, bea- creción de espíritu, curó a muchos en-
ta María Ana de Jesús, nació de escla- fermos, y resucitó a una mujer difunta.
recido linaje en la ciudad de Quito de la Finalmente habiéndose ofrecido al Se-
América meridional. Casi desde la cuna ñor para satisfacer con su muerte por los
tomó el camino de la perfección, y se pecados del pueblo afligido a la sazón por
dio tanta prisa a correr por él, que al em- la pestilencia que hacía en Quito grandes
pezar, pudo parecer que acababa. Ape- estragos, a la edad de veintiséis años en-
nas tenía diez años, hizo ya los tres vo- tregó su alma al celestial Esposo. Una
tos de pobreza, castidad y obediencia, que maravilla del cielo se vio momentos des-
suelen hacerse en la profesión religiosa. pués de espirar la purísima doncella: y
Como oyese un día las alabanzas de aque- fué que de su sangre cuajada brotó una
llos tres santos mártires de la Compañía blanquísima y hermosísima azucena: por
de Jesús, que en el Japón habían sido cuyo soberano acontecimiento comenza-
crucificados y alanceados por la fe que ron a apellidar a ia santa con el nombre
predicaban, encendiéndose la santa niña de Azucena de Quito.
en vivos deseos de ganar almas a Cristo Reflexión: ¡Qué contraste forma la vi-
y derramar su sangre en esta demanda, da de esta santísima doncella con la que
dejó secretamente, como santa Teresa de llevan las doncellas mundanas de nues-
Jesús, la casa de sus padres y se puso en tros días, ataviados con todas las inven-
camino para ir a la conversión de los ciones de la moda y escandalizando con
pueblos bárbaros e idólatras: mas no pu- su inmodestia y profanidad! Pero aquella
diendo llevar a cabo su intento, se hizo con su retiro, su modestia, su honestidad
en una pieza muy retirada de su casa y mortificación admirable fué una gran-
su yermo y soledad, donde apartada de de santa, y está gozando de inefable glo-
todas las cosas del mundo, pudiese vivir ria en el cielo; y ¿qué será de esas jó-
para solo Dios. Allí imitó la vida asperí- venes tan vanas, distraídas, orgullosas y
sima y penitente que leemos de los ad- sensuales, tan enemigas de la verdadera
mirables anacoretas de la Tebaida. Lle- piedad, y tan amigas de los placeres del
vaba hincada en la cabeza una corona mundo?
de punzantes espinas, ceñía su delicado
cuerpo con áspero silicio, poníase piedre- Oración: ¡Oh Dios! que hasta en medio
cillas en los zapatos, tomaba su breve des- de los lazos del mundo quisiste que la
canso sobre una cruz sembrada de espi- bienaventurada María Ana floreciese co-
nas, y afligía varias veces así de día co- mo lirio entre las espinas, por su.virgi-
mo de noche todos los miembros de su nal castidad y asidua penitencia; concé-
cuerpo con inauditas invenciones de tor- denos por sus méritos e intercesión, que
mentos. Eran tan extraordinarios y mara- nos apartemos de los vicios y sigamos 1a
villosos sus ayunos que pasaba a veces senda de las virtudes. Por Jesucristo*
ocho y diez días sin comer más de una nuestro Señor. Amén.
164
Santa Clotilde, reina de Franeia. 3 de junio
(t 545)
Santa Clotilde, gloriosísima rei-
na de Francia, fué hija de Chil-
perico, hermano menor de Gon-
debaldo, tirano rey de Borgoña
que quitó la vida a él, a su m u -
jer y a los demás hermanos su-
yos, por usurpar la corona. En
esta lamentable tragedia solo
fueron perdonadas dos hijas de
Ohilperico, de las cuales una fué
nuestra santa Clotilde. .Crióse en
la corte de su tío y aunque se
hallaba entre herejes arrianos
deparóle el Seño:-- quien la ins-
truyese en las cosas de la verda-
dera fe. Por su extraordinaria
hermosura, honestidad y discre-
ción pidióla y alcanzóla por es-
posa Clodoveo, potentísimo rey
de Francia. Procuró ella a su vez ganar sia de santa Genoveva, e ilustró el Señor
a su rey esposo para Jesucristo, persua- su sepulcro con muchos milagros.
diéndole que dejase la vana idolatría, y Reflexión: Bárbaro y gentil era el rey
aunque él prometía de hacerlo así, no iO Clodoveo; y por las oraciones y piadosas
acabó consigo hasta que una grande n e - instancias de santa Clotilde dejó la vana
cesidad y aprieto ablandó y rindió su co- idolatría y abrazó la fe de nuestro Señor
razón: porque en una batalla que libró Jesucristo. ¡Oh! ¡cuánto valen y pueden
contra los Alemanes, siendo él muy infe- delante de Dios las súplicas y lágrimas
rior en fuerzas, levantó el corazón al de una esposa, para alcanzar la conver-
cielo y dijo: «El verdadero Dios de mi sión de su marido! Entiéndanlo bien la?
mujer Clotilde me valga»; y habiendo señoras que tienen el marido apartado de
conseguido la victoria, no solamente se la religión y de la fe; porque si no cesan
bautizó como había prometido, sino que de rogar por él y de exhortarle con opor-
también acabó de desterrar de su reino tunos avisos, alcanzarán del Señor su
la idolatría y levantó en París la iglesia conversión. En esto han ae manifestarle
mayor san Pedro y san Pablo, llamada principalmente su amor; porque ¿qué co-
después Santa Genoveva y envió su real sa más para sentirse y llorarse, que ver-
diadema, conocida hoy con el nombre se eternamente separados el uno del otro
de reino, al sumo pontífice Hormisdas, dos consortes, que mucho se amaban, por
significándole por aquel presente que de- haberse salvado la mujer fiel y condená-
dicaba su reino a Dios. Muerto el rey, se dose el marido infiel? Y ¿qué mayor ven-
retiró su santa esposa a Tours donde pasó tura pueden desearse, si de veras se
el resto de sus días en oraciones, vigilias, aman, que la de poderse unir eterna-
penitencias, y muchas obras de caridad mente con los más dulces e inquebranta-
y beneficencia propias de su magnífico y bles lazos del amor en la gloria del pa-
real ánimo. Predijo el día de su muerte raíso, donde la esposa gozará de la vista
un mes antes que sucediese y en su úl- y compañía de su esposo glorioso y el
tima enfermedad llamó a sus dos hijos esposo de la regalada presencia y conver-
Childeberto rey de París, y Clotario rey sación de su esposa glorificada, sin temor
de Soissons, y los exhortó con santas pa- ninguno de que la muerte pueda separar-
labras y maternal autoridad a mirar por los jamás, ni de que tribulación alguna
la honra de Dios, a conservar entre sí la pueda menoscabar un punto su gozo y
paz y concordia y hacer justicia y mise- felicidad beatífica?
ricordia a los pobres. Recibió después con Oración: Óyenos, oh Dios autor de
tiernísima devoción los sacramentos de la nuestra salud, para que los que nos ale-
Iglesia, hizo pública profesión de fe y gramos en la festividad de la bienaventu-
^ntregó su alma preciosa en las manos del rada Clotilde, seamos enseñados en el
Criador. Su cadáver fué sepultado con el afecto de la piadosa devoción. Por Jesu-
de su marido el rey Clodoveo en la igle- cristo, nuestro Señor. Amén.
165
San Francisco Carácciolo, fundador. — 4 de junio
(f 1608)
sus muchos ruegos dejar su ofi-
cio. Entonces se dio a una vida
tan santa como admirable: por-
que escogió para su habitación
un rincón debajo de la escalera
de la casa, estrecho, oscuro y
guarnecido de calaveras, que más
parecía sepulcro de muertos, que
habitación de vivos. Allí estaba
recluso, todo el tiempo que le so-
braba de los actos de comunidad,
absorto en la contemplación de
las cosas celestiales. Las noches
pasaba en la iglesia velando en
oración, donde le vieron varias
veces en éxtasis con los brazos
en cruz. Finalmente habiendo te-
nido revelación de su muerte, y
sintiéndose abrasado de una gra-
El fervorísimo sacerdote, san Francisco ve calentura, preguntó al enfermero que
Carácciolo, nació en el lugar llamado le asistía: «¿En qué día estamos?» y res-
Santa María, de la diócesis de Trivento pondió:* En martes 3 de junio, antevís-
del reino de Ñapóles, y fué hijo de nobi- pera del Corpus.» Dijo Francisco: «Pues
lísimos y cristianísimos padres. Desde sus según eso, mañana saldré de este m u n -
primeros años se mostró tan compasivo do.» Y el día siguiente, recibidos con
de los pobres, que cuando se sentaba a grande devoción los sacramentos, pláci-
la mesa para comer, dejaba a un lado damente expiró. Comenzó luego su ca-
el plato que más le gustaba y le llevaba dáver a despedir una suavísima fragan-
a los pobres. Siendo de mayor edad se cia, y estuvo en el féretro tres días para
inclinó a las armas, y aprendió los ejer- satisfacer a la devoción del pueblo, des-
cicios militares propios de los caballeros pués de los cuales determinaron embal-
de su tiempo; mas como se viese acome- samarle para transportarle a Ñapóles y
tido de una maligna dolencia que le cu- le hallaron ceñidos con un áspero cilicio.
brió de pies a cabeza de una lepra as- Reflexión: No es menester vivir como
querosísima, y redujo toda su hermosura este santo en una celda pobrísima, obs-
y gentileza a un disforme esqueleto, ofre- cura y llena de calaveras, pero es gran
ció a Dios que si le restituía la prime- desatino pensar que hemos venido a este
ra salud, abrazaría el estado religioso. mundo para tener nuestro cielo en la tie-
Mientras estaba haciendo esta resolución, rra, y pasar la vida conforme a la ley
se sintió inundado de una avenida tan de nuestros gustos y antojos. Hemos de
copiosa de lágrimas, que embargándole morir: y si hemos de morir, no ha de
la voz, le dejó suspenso: y vuelto en si, caerse jamás de nuestra memoria el sa-
como si despertara de un dulce sueño, se ludable recuerdo de la muerte. ¿Qué pro-
halló fuera de todo peligro, y en pocos vecho ha sacado de todas las riquezas,
días se vio bueno y sano. Aprendió las honras y placeres de su vida, el que la
letras humanas y divina, y habiéndose termina con una mala muerte? ¿Y qué
ordenado de sacerdote, celebró su prime- daño decibe de todos sus contratiempos,
ra misa con asistencia de la nobleza más el que la acaba con santa muerte? En
distinguida de Ñapóles; y fué este acto eso está todo el gran negocio de la vida
de grande ternura y edificación. Juntán- mortal del hombre: en morir bien.
dose después con don Agustín Adorno y Oración: Oh Dios, que ilustraste al
"don Fabricio, fundaron la nueva orden de bienaventurado Francisco, fundador de
clérigos, que el sumo pontífice Sixto II nueva orden, con el amor de la oración
quiso se nombrase de Clérigos menores; y y de la penitencia, concede a tus siervos,
habiendo fallecido el padre Agustín Ador- que imitando su ejemplo, perseveren en
no, primer general, fué elegido nuestro la oración y domen la rebeldía de s\>
Francisco que era confundador: mas a cuerpo para merecer la gloria celestial.
los seis años de su gobierno alcanzó con Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
166
San Bonifacio, apóstol de Alemania. — 5 de junio
(t 755)
El celosísimo apóstol de Ale-
mania san Bonifacio nació en la
provincia de los Sajones occiden-
tales en el reino de Inglaterra.
Procuró su padre inclinarle a las
cosas del mundo con halagos y
con amenazas, pero cayendo ma-
lo de una grave enfermedad, co-
noció que aquel era castigo del
cielo por la violencia que hacía
a su hijo; y llorando su culpa
condescendió con él enviándole a
un monasterio para que allí se
dedicase a la virtud y a las le-
tras. Ordenado de sacerdote,
queríanle los monjes por supe-
rior y abad, mas encendido él
de un ardiente deseo de predicar
el Evangelio a los gentiles y se-
llar su predicación con su sangre, se fué ros cerca de un río aguardando que vi-
a Roma donde el papa Gregorio II l» niesen los gentiles bautizados para reci-
dio un tesoro de reliquias y un breve muy bir la Confirmación, cayeron sobre ellos
favorable para que predicase a los in- de repente armados los bárbaros paga-
fieles de cualquier parte del mundo. Pa- nos y mataron a aquellos apostólicos va-
só luego el varón apostólico a Alemania rones y a otros cincuenta y tres compa-
y evangelizó las provincias de Turingin, ñeros, todos los cuales alcanzaron con san
Frisia y Hasia que confina con la Sajo- Bonifacio la palma del martirio.
rna, donde bautizó gran número de infie-
les, derribó los templos de los falsos dio- Reflexión: Es muy celebrado un dicho
ses y edificó otros nuevos al verdadero de san Bonifacio, el cual hablando de los
Dios, el cual le favoreció con singulares sacerdotes y de los cálices antiguos y de
prodigios. Arrancando un día un árbol los de su tiempo, dijo que los sacerdotes
de extraordinaria grandeza que llamaban antiguos eran de oro y celebraban en cá-
el árbol de Júpiter, concurrió gran mul- lices de madera, y los de su tiempo eran
titud de paganos para estorbarlo y m a - sacerdotes de madera y celebraban en cá-
tarle, pero viendo que en comenzando él lices de oro. De este dicho se hace men-
a dar con la segur en el tronco, caía el ción en el Decreto y en el concilio Tri-
árbol hecho pedazos en cuatro partes, se burense. No quiso decir el santo que no
convirtieron y él edificó en aquel lugar estuviese bien empleado el oro en el ser-
un oratorio en honra del apóstol san P e - vicio de Dios, que bien merece nuestro
dro. Pasaron de cien mil los infieles que Sñor todo esto y mucho más: sino que
convirtió; por lo cual el papa Gregorio deseaba que los sagrados ministros fue-
III a la dignidad de obispo que ya tenía sen también puros y preciosos como el
el santo, quiso añadirle la de arzobispo, oro en el acatamiento divino. Roguemos
mandándole que ordenase obispos donde pues al Señor por los sacerdotes, para que
fuesen menester. Presidió san Bonifacio no permita que ninguno se haga indigno
un concilio en que se halló Carlomagno, de su sagrado y angelical ministerio, sino
donde se ordenaron muchas cosas muy que todos resplandezcan por su via ejem-
útiles para el bien de la Iglesia; fué nom- plar, y sean, como dice Jesucristo, la luz
brado arzobispo de Maguncia, y en nom- del mundo y la sal de la tierra.
bre del pontífice coronó por rey de F r a n - Oración: Oh Dios, que te dignaste lla-
cia a Pipino. Habiendo tenido noticia de mar al conocimiento de tu nombre una
que los Frisones habían vuelto a su a n - muchedumbre de pueblos por medio del
tigua superstición, es embarcó con tres celo de tu bienaventurado mártir y pon-
presbíteros y tres diáconos y cuatro mon- tífice Bonifacio, concédenos propicio que
jes, para reparar los daños que el demo- experimentemos el patrocinio de aquel
' n i o había hecho en aquella provincia; y santo cuya solemnidad celebramos. Por
estando un día el santo con sus compañe- Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
167
San Norberto, fundador y arzobispo. — 6 de junio
(t 1134)
de profesía y de milagros. Mas
acompañando en un viaje a
Alemania al conde de Champaña,
fué elegido muy a pesar suyo pa-
ra el arzobispado de Magdebur-
go, y conducido con guardias da
vista a aquella iglesia, a donde
llegó con su pobre hábito y con
los pies descalzos, pero con uni-
versal aplauso y gozo del clero
y del pueblo. Vino a él un día
un hombre para confesarse; y
aunque llevaba traje de peniten-
te, así que el santo le vio, mandó
que le quitasen la capa y que
mirasen lo que traía y hallaron
que iba armado con un puñal pa-
ra matar al Arzobispo, como él
mismo, lo confesó arrepentido ya
El glorioso fundador de la orden P r e - de su pecado. Finalmente habiendo pro-
monstratense, san Norberto, nació en Se- visto de prelado a la religión premonstra-
ten, en una de las más ilustres casas de tense, y gobernado 'santísimamente su
Alemania y fué hijo de Heriberto conde iglesia de Magdeburgo por espacio de
de Gnepp y emparentado con el empera- ocho años, a los cincuenta y tres de su
dor. En su mocedad engolfóse en las va- vida preciosa entregó su espíritu en las
nidades del siglo y era "'como el alma de manos del Criador, quedando su santo
todas las diversiones de la corte; mas ca- cadáver sin la menor señal de corrup-
minando un día a caballo hacia un lugar ción y expuesto nueve días a la venera-
de Westfalia llamado Freten seguido de ción del pueblo.
solo un lacayo, se levantó una furiosa Reflexión: Escribe Paulo Morigia en la
tempestad, y cayó un rayo a los pies de Historia del origen de las religiones, cap.
su caballo, que le derribó, quedando co- 17, que la religión premonstratense cre-
mo muerto por espacio de una hora. Vuel- ció tanto, que tenía treinta provincias, y
to en si, sintió de tal manera trocado^ su en ellas más de mil y trescientos monas-
corazón que exclamó como Saulo: «Señor, terios, y cuatrocientos de monjas. Pero
¿qué quieres que haga?» Y desde aquel ¿quién podrá decir la muchedumbre de
día dejó los ricos vestidos, y dando de santos religiosos y las excelentes virtu-
mano a todos los devaneos del mundo, des con que han ilustrado a la Iglesia
resolvió entregarse del todo al servicio de Dios? Toda esta gloria redunda en
divino. No había querido recibir hasta en- alabanza de san Norberto y es fruto de
tonces las órdenes sagradas a pesar d-í su conversión. Si hubiese permanecido
ser canónigo; y una vez recibidas, co- en los peligros de la corte y en la vani-
menzó a predicar con gran fervor, y ad- dad del mundo, no hubiera hecho nada, y
miración de los oyentes, que veían con- por ventura se hubiera perdido, y sido
vertido en santo misionero al que habían causa de la perdición de muchas almas.
visto cortesano tan liviano y disoluto. Ha- Convirtióse de veras al Señor, y de ca-
biéndosele juntado trece compañeros, ballero mundano, vino a ser gran santo
buscó un lugar solitario, áspero y apar- y padre de innumerables santos.
tado que se llamaba Premonstrato, en el
obispado de Lauduno, donde asentó los Oración: Oh Dios, que hiciste tan ex-
fundamentos de un monasterio; y allí tu- celente predicador de tu divina palabra
vo su origen la nueva religión que del al bienaventurado Norberto, tu confesor
mismo lugar se llamó Premonstratense, y pontífice, y por su medio te dignaste
y tomó la regla de san Agustín y el há- aumentar tu santa Iglesia con una nueva
bito blanco de los canónigos reglares. En- familia; concédenos por sus merecimien-
tabló con sus compañeros una vida muy tos, que practiquemos lo que nos enseñó^
penitente y más angelical que humana; con sus ejemplos y palabras. Por Jesu-
y el Señor le ilustró con singulares dones cristo, nuestro Señor. Amén.
168
San Pedro y cinco compañeros mártires de Córdoba. — 7 de junio
(t 851)
En la sangrienta persecución
que suscitó contra los cristianos
el rey de los sarracenos Abde-
rramán III en Córdoba, capital
de su reino en España, entre
otros ilustres mártires que dieron
su vida en defensa de la fe de
Cristo, señaláronse mucho por su
admirable valor los santos már-
tires Pedro, Walabonso, Sabinía-
no, Wistremundo, Abencio y J e -
remías. Pedro fué natural de Eri-
ja y ordenado de sacerdote; Wa-
labonso era diácono, y nacido en
Lipula, lugar llamado hoy Peña-
flor; Sabiniano era monje ya en-
trado en edad, y natural de F r o -
niano en la sierra de Córdoba;
Wistremundo era todavía mozo,
natural de Ecija y monje en la abadía pañeros, y así dieron todos sus benditas
de san Zoilo; Abencio era hijo de Cór- almas a Dios. Tomando después los sayo-
doba y había tomado el hábito en el mo- nes aquellos sagrados cadáveres los ata-
nasterio de san Cristóbal; y Jeremías ron a unos palos, y pasando algunos días
era también natural de Córdoba, casado los quemaron y echaron las cenizas en
con Isabel, y hombre muy rico y pode- el río.
roso que había fundado el monasterio Reflexión: Mucho vale una santa y
llamado Tabanense a dos leguas de aque- pronta resolución cuando se ve que para
lla ciudad. Todos estos seis fervorosos va- ella inspira y anima el Espíritu Santo,
rones, oyendo que acababan de ser mar- como es cierto inspiró a estos gloriosos
tirizados los santos Isaac y Sancho, se mártires, para que sin temor alguno de
presentaron delante del rey moro y le la muerte, todos unidos y conformes, se
dijeron: «Nosotros también, oh juez, so- fuesen a reprender al inicuo juez, que
mos cristianos como nuestros hermanos cuatro días antes había quitado la vida
Isaac y Sancho, y tenemos la misma fe, al glorioso san Isaac, y después a Sancho
por la cual has mandado darles la muer- y a otros santos mártires. No seamos pues
te: confesamos como ellos a Jesucristo tardos y perezosos en ejecutar la .volun-
por verdadero Dios, y afirmamos que tad divina cuando se nos manifiesta cla-
vuestro profeta Mahoma es precursor del ramente por las divinas inspiraciones, que
Anticristo: y decimos que los que profe- todo nuestro provecho o daño espiritual
san la fe de Jesucristo gozarán de la fe- depende de ponerlas o de no ponerlas
licidad del cielo, y que los que siguen la por obra. Pongámonos delante de los ojos
falsa doctrina de Mahoma padecerán los los ejemplos de los santos: los cuales por
eternos tormentos del infierno.» Al oír el su fidelidad en poner por obra los altos
tirano tan espontánea y clara confesión, pensamientos e inspiraciones de la divina
mandó luego prender a les valerosos már- gracia, llegaron a ser tan grandes en el
tires y pronunció contra ellos sentencia reino de los cielos. ¡Oh cómo reprenden y
de muerte, ordenando que fuese cruel- condenan nuestra flojedad y cobardía:
mente azotado el santo viejo Jeremías, ¡Cómo nos cubrirán de vergüenza en el
por haber blasfemado, como decía el juez, día el Juicio, donde se descubrirá el mal
del profeta Mahoma. Azotaron pues con uso que hemos hecho de las inspiraciones
tanto rigor al venerable anciano, que de Dios y de los beneficios de la gracia!
cuando le llevaron a degollar, no podía Oración: Oh Dios, que nos alegras en la
ir por sus pies. Pero todos los demás ca- anual solemnidad de tus santos Pedro,
minaron al lugar del suplicio con tanta Sabiniano y sus compañeros mártires,
ligereza y alegría de sus almas como si concédenos propicio que así como goza-
fuesen a un espléndido banquete. San Pe- mos de sus merecimientos, así nos mova-
áro y Walabonso fueron los primeros en mos a imitar sus virtudes. Por Jesucris-
ser degollados, y después sus cuatro com- to, nuestro Señor. Amén.
169
San Medardo, obispo de Noyón. — 8 de junio
(t 545)
siervo de Dios las gobernase, y
así lo hizo, aunque por causa de
las irrupciones de los Vándalos
tuvo que trasladar el santo la
sede a Noyón. Eran los de Tour-
nay muy bárbaros e indómitos,
de malas costumbres y obstina-
dos en sus pecados e idolatrías;
mas al fin pudo tanto el santísi-
mo obispo con sus suaves y dul-
ces razones, que a todos los bau-
tizó e hizo buenos cristianos. Y
después de haber ganado para
Jesucristo innumerables almas,
con su predicación y con los
grandes milagros que hacía, a ] os
quince años de su gobierno des-
cansó en la paz del Señor. Los
que estaban presentes vieron
Uno de los más ilustres prelados de la muchas luminarias del cielo delante del
iglesia de Francia en el VI siglo, fué el santo cuerpo, que duraron por espacio de
caritativo obispo san Medardo, el cual na- dos horas. Y cuando condujeron el sagra-
ció en Salentiaco, posesión muy rica de do cadáver a Soissóns, el mismo rey con
sus padres, que estaba en la región de No- otros caballeros llevó las andas sobre sus
yón. Desde sus tiernos años fué tan ama- hombros y le hizo labrar un magnífico
dor de los pobres, que les daba su misma sepulcro, el cual fué muy célebre y glo-
comida y yestido, y un día hasta les dio rioso por los señalados prodigios que obró
el caballo de que tenía harta necesidad. el Señor por medio de su santo.
Riñeron unos labradores sobre el linde y *
término de unas tierras que tenían y
convinieron en ajusfarlo allí con las a r - Reflexión: Tal es la honra que merece
mas y las vidas: Medardo que lo supo, la santidad aun acá en la tierra. Los pue-
se fué con ellos, y viendo una piedra, p u - blos y los reyes la veneran, y con uni-
versal aplauso la ensalzan sobre todas las
so el pie sobre ella, y dijo: «Esta piedra demás grandezas del mundo. No se con-
es el mojón y término de esta porfía»; ceden semejantes obsequios a la opulen-
y quitando el pie, vieron todos que había cia, a la sabiduría, a las dignidades y pla-
quedado estampado en la piedra, con cu- ceres mundanos; porque todos entienden
ya maravilla quedaron en paz. Entregá- que estas cosas pueden hallarse hasta en
ronle después sus padres al obispo de un hombre malvado y digno de todo vi-
Vermandois para que con su doctrina se tuperio. Sólo la virtud hace al hombre
adelantase en letras y virtud; y habiendo verdaderamente grande. Pues ¿por qué no
sido ordenado de misa acrecentó su fer- hemos de amarla y codiciarla y prefe-
vor: afligía su carne con abstinencias, rirla a todas las demás cosas? ¿No es
dejando de comer para hartar a los ham- ella, como dice el Sabio, incomparable-
brientos, sanaba endemoniados, y curaba mente más estimable que el oro, y las
todas las enfermedades, por lo cual cuan- piedras preciosas? ¿No es el mayor teso-
tos a él venían, hacían a la letra lo que ro que podemos hallar sobre la tierra, y
les decía y aconsejaba, como si se lo el único caudal que podemos llevarnos
dijera un ángel del cielo. Murió el obis- a la eternidad, y el único bien que nos
po de Vermandois, y luego se oyó la voz honra en esta vida y que nos hará dig-
común que aclamaba por su obispo a Me- nos de eterna gloria?
dardo, y aunque el santo rehusó mucho
aquella dignidad, al fin, vencido de los Oración: Concédenos, Señor, que la ve-
ruegos y lágrimas de todo el pueblo, hubo nerable festividad del bienaventurado
de aceptarla. Habiendo después fallecido Medardo, tu confesor y pontífice, aumen-
el obispo de Tournay, eligieron también te en nosotros el espíritu de la devoción
al mismo santo, y el rey pidió al pontífice y el deseo de la salvación eterna. Por J e -
que uniese las dos iglesias para que el sucristo, nuestro Señor. Amén.
170
Los santos Primo y Feliciano, hermanos, mártires. 9 de junio
(t 287)
Los gloriosísimos mártires de
Jesucristo Primo y Feliciano fue-
ron hermanos y caballeros roma-
nos, ilustres por la sangí e, y más
ilustres por la fe y confesión del
Señor. Habiendo sido acusados
por ser cristianos delante de los
emperadores, que a la sazón eran
Diocleciano y Miximiano, los sa-
cerdotes de los ídolos dijeron a
los jueces que los dioses estaban
tan enojados, que no darían res-
puesta a cosa que les pregunta-
sen hasta que Primo y Feliciano
los reconociesen por dioses y
protectores del imperio. Lleva-
ron pues a los dos santos al tem-
plo de Hércules, y como no qui-
siesen sacrificar a su estatua, los
azotaron con varas crudamente. Entregá- y dijeron al presidente: «Juez, las fieras
ronlos después a un gobernador de la ciu- reconocen a su Creador; y tú eres tan
dad Nomentana, que se llamaba Promo- ciego que no quieres tener por Señor al
to, el cual los hizo apartar uno de otro que te hizo a su imagen y semejanza?»
para asaltar a cada uno de los dos por sí, Conmovióse con este prodigio la muche-
pensando con esto poderlos más fácilmen-
te vencer. Comenzó pues el procónsul a dumbre que había concurrido al espec-
amonestar a Feliciano, que mirase por táculo, y convirtiéronse a la fe de Jesu-
su vejez y no quisiese acabar su vida con cristo quinientas personas con sus fami-
tormentos atroces y penosos. A lo que lias. Y el tirano Promoto, atribuyendo a
respondió el venerable anciano: «Ochenta arte mágica aquellos portentos y cansado
años tengo cumplidos, y ha treinta que ya de atormentar a aquellos fortísimos
Dios me alumbró y que me determiné caballeros de Cristo, los mandó degollar.
a vivir para solo Cristo.» Mandóle el juez
azotar cruelmente y le hizo después en- Reflexión: La única razón que alega-
clavar en un palo. El santo mártir m i - ban aquellos gentiles para no convertirse
rando al cielo, decía: En Dios tengo pues- al ver los prodigios de los santos mártires
ta mi esperanza, y no temo mal ninguno era decir que los obraban por arte de
que el hombre me pueda hacer. A los encantamiento y virtud diabólica. Ya no
cuatro días hizo el juez traer a su tribu- creen esto los incrédulos de nuestros
nal a Primo y le dijo: «¿No sabes que tu días. ¿Pues cómo no se convierten al leer
hermano Feliciano está ya trocado y ha estas maravillas tan repetidas en los m a r -
obedecido a los emperadores, los cuales tirios de nuestros santos? ¿Cómo no las
le han honrado mucho y admitido en su creen estando acreditadas con el testi-
palacio?» «Yo sé, respondió Primo, los monio de tantos autores así cristianos co-
tormentos que ha padecido, y que ahora mo paganos, que presenciaron aquellos
está en la cárcel gozando de los regalos tan públicos y asombrosos prodigios? Lí-
de Dios, y que no podrás tú apartar con brenos el Señor por su gracia de la ho-
los tormentos a los que Jesucristo ha rrible ceguedad y dureza de corazón pro-
unido con su amor.» Ordenó el tirano e m - pia de los incrédulos; los cuales ultrajan
bravecido sobremanera, que moliesen a con gravísima ofensa a la Divinidad, y
Primo ^on palos nudosos, y le extendie- son dignos de eterno castigo por desoír
sen en el ecúleo, y abrasasen sus costa- las voces de la gracia, y despreciar con
dos con hachas encendidas. Condenaron obstinada voluntad los prodigios de la di-
después a los dos santos hermanos a las v i t e omnipotencia.
fieras, y echaron a los mártires dos leo- Oración: Concédenos, Señor, que cele-
¿nes ferocísimos, los cuales se arrojaron bremos siempre la fiesta de tus santos
a sus pies, como dos corderos, lamién- mártires Primo y Feliciano, y que por su
dolos y halagándolos, sin hacerles mal a l - intercesión merezcamos la gracia de tu
guno. Entonces alzaron la voz los santos protección divina. Por Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
171
Santa Margarita, reina de Escocia. — 10 de junio
(t 1093)
" cho al rey su marido instancias
y súplicas para que no fuese a
cierta campaña en el condado de
Cumberland, y como el rey no
quisiese en esto darle gusto y sa-
liese a la batalla, se puso la
santa reina muy triste y dijo:
«Hoy ha sucedido al reino de Es-
¡f^¡f¡|H cocia el mayor mal que podía su-
ceder.* Y con brevedad vino la
nueva de que el mismo día, fue-
ron muertos en el combate el rey
E^lfl í i M I ' OTSSÉ
y el príncipe Eduardo, su hijo.
Cuatro días después estando la
santa gravemente enferma, vien-
Wl'm
^•^^MO^^^^ ü¿ji
La piadosísima reina de Escocia santa ella dando
do a su hijo Edgar o que volvía
del ejército, le preguntó por su
padre y hermano, y como él res-
pondiese que quedaban buenos,
un tierno suspiro, dijo: «¡Ay
Margarita fué hija de Eduardo, rey de hijo! que sé muy bien todo lo que ha pa-
sado*: y levantando las manos y los ojos
Inglaterra y de Águeda, hija del empera-
dor. Desde su niñez fué dada a todas al cielo como Job, exclamó: «Gracias te
doy, mi Dios, porque al fin de mi vida
las obras de caridad con los pobres. Casó me has enviado tantas penas, para acri-
con Malcolmo, rey de Escocia; y en el solarme y purificarme de toda mancha
lugar donde se celebraron las bodas fa- de pecado», y luego invocando y ensal-
bricó una suntuosa iglesia a honra y glo- zando a la Santísima Trinidad, entregó
ria de la Santísima Trinidad, enriquecién- su preciosa alma al Criador.
dola con ornamentos de gran precio, con
muchos vasos de oro y piedras preciosas.
En las demás iglesias del reino dejó tam- Reflexión: Por ventura te has maravi-
bién memoria de su devoción y magnifi- llado de leer como esta santa reina, des-
cencia, reparándolas y enriqueciéndolas. pués de haber pasado su vida en obras
Todos sus vasallos la temían y amaban; de tanta piedad y caridad, hubiese de
y cuando salía en público era grande la lamentar la dolorosa pérdida de su espo-
multitud de viudas, huérfanos y pobres so y de su hijo muertos en el campo de
que la seguían como a su madre. Tenía batalla. Mas ¿por qué has de asombrarte
exploradores repartidos por las provin- de esto? ¿No es acaso toda la vida h u -
cias, que mirasen si se hacía alguna in- mana un perpetuo combate sobre la tie-
justicia o inhumanidad, oprimiendo a los rra, como dice Job? ¿Por ventura el Se-
inocentes y desvalidos, como suele suce- ñor de los ejércitos ha de dar la recom-
der, y que lo remediasen todo y en todo pensa a sus soldados mientras se hallan
se obrase con amor y caridad. Las pri- todavía luchando en el campamento? No:
meras horas de la noche tomaba breve sino cuando entren por la puerta triun-
descanso y luego se levantaba y entra- fal del cielo que es su verdadera patria:
ba en la iglesia, y rezaba maitines de la y entonces es cada uno premiado con-
Santísima Trinidad, y estos terminados, forme a sus méritos, y si a los santos
rezaba el oficio de difuntos. Volvía des- exige el Señor tan grandes pruebas de
pués a su cuarto y a la mañana lavaba heroísmo y fidelidad, es porque los t i e -
los pies a seis pobres, se los besaba y les ne destinados a muy grande gloria.
daba larga limosna; y antes de sentarse
ella a la mesa servía a nueve doncellas Oración: Oh Dios, que hiciste tan a d -
huérfanas y a veinticuatro pobres aná§a'- mirable a la bienaventurada Margari-
nas. Muchas veces hacía venir a su p a - ta, reina de Escocia por la insigne cari-
lacio trescientos pobres, y puesto el rey dad que ejerció con los pobres, concéde-
de una parte, y ella de otra les daban de nos que por tu imitación y a su ejemplo
comer y beber regalada y abundante- se aumente perpetuamente en nuestros,^
mente. Sabedora de lo porvenir, había h e - corazones el amor a tu divina Majestad.^
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
172
San Bernabé, apóstol. —11 de junio
(t 62)
El bienaventurado discípulo y
mártir de Jesucristo, san Berna-
bé, que también en la Escritura
se llama José Levita, fué hebreo
de nación, de la tribu sacerdotal-
de. Leví, y nació -en la isla de
Chipre, en la cual sus padres t e -
nían grandes y ricas posesiones.
Aprendió en Jerusalén las letras
sagradas, en la escuela de Ga-
maliel, varón doctísimo y muy
versado en la ley de Moisés, y
tuvo por condiscípulo a san Es-
teban protomártir, y a Saulo, que
después se llamó Pablo y fué
apóstol y vaso escogido del Se-
ñor. En este tiempo vino Cristo
nuestro Redentor a Jerusalén, y
maravillado Benabé de su celes-
tial doctrina, ejemplos y milagros, en- También se muestra en Brescia el altar
tendió que era el Mesías prometido, y donde el santo apóstol decía misa y en
echóse a sus pies; el Señor le bendijo y otras muchas iglesias se conserva la m e -
le contó en el número de los setenta y moria de este varón apostólico y compa-
dos discípulos que le siguieron. Y él, con- ñero de san Pablo. Finalmente hallándose
forme al consejo evangélico, repartió su ,en la isla de Chipre, vinieron de Siria
hacienda entre los pobres, quedándose unos judíos con intención de perseguirle
con una sola posesión, cuyo precio, des- y darle la muerte; y aunque el santo lo
pués de la Ascensión del Señor, puso entendió, deseoso ya de juntarse con J e -
también a los pies de los apóstoles. Cuan- sucristo, se entró en la sinagoga para pre-
do los discípulos huían todavía de san dicar a los judíos; mas éstos, con grande
Pablo, porque ignoraban su conversión, enojo le echaron mano, y le apedrearon,
san Bernabé se llegó a él, y entendiendo en cuyo martirio dio su espíritu al Señor.
cuan trocado estaba, y lo que le había #
acontecido yendo a Damasco, le abrazó Reflexión: Aunque san Bernabé no era
y lo llevó a los apóstoles y con gran r e - del número de los doce apóstoles que es-
gocijo fué admitido en su compañía. En- cogió Jesucristo, los primeros santos pa-
viaron los apóstoles a Bernabé a Antio- dres de la Iglesia le dan ya el título
quía donde estuvo con san Pablo predi- de apóstol, no sólo por sus muchos y apos-
cando por espacio de un año, con tan tólicos caminos y trabajos, sino que t a m -
grande aprovechamiento de los fieles, bién por haber sido particularmente lla-
que dejando el nombre de discípulos y mado por el Espíritu Santo a aquel sa-
perdiendo el vano temor y respeto del grado ministerio. (ACT. APOST. XII, 2)..
mundo, se comenzaron a llamar cristia- Honrémosle, pues, como a los doce após-
nos. Volviendo después a Jerusalén, se toles que son las doce columnas indes-
concertaron allí con san Pedro algunos tructibles de la Iglesia, y despreciando
otros apóstoles, para que ellos predica- las doctrinas anticatólicas, que son edifi-
sen a los hebreos, y Saulo y Bernabé a cios sin fundamento, descansemos con en-
los gentiles. No es fácil decir los t r a - tera confianza en la verdad de la Igle-
bajos y presecuciones que padecieron es- sia católica, sellada con la sangre del Re-
tos dos santos por sembrar la doctrina dentor, y de sus santos apóstoles y dis-
evangélica y plantar a Cristo en los co- cípulos.
razones de los hombres en tantas ciu-
dades, islas, reinos y provincias. Y, a lo Oración: Oh Dios, que nos consuelas
que escriben graves autores y se saca de con la intercesión de tu bienaventurado
firmes testimonios y piedras antiguas, san apóstol Bernabé, concédenos benigno, que
Bernabé fundó la iglesia de Milán, y es- consigamos por tu gracia aquellos bene-
t u v o en ella siete años, y fué el primer ficios que te pedimos por su ruego. Por
arzobispo de aquella insigne ciudad. Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
173
San Juan de Sahagún, confesor. — 12 de junio
(t 1479)
píritu de Dios, que compuso las
paces, y ablandó los ánimos que
habían resistido a la autoridad
de tres reyes. En cierta ocasión
se imaginó un caballero muy
prrincipal que el santo le había
injuriado en sus sermones, y bus-
có asesinos para que le venga-
sen; mas cuando éstos iban a po-
ner sus manos sacrilegas en el
santo, que salía de la iglesia,
quedaron inmobles y pasmados,
hasta que reconociendo su culpa
se echaron a sus pies para que
les perdonase. Pasando por una
calle le dijeron que se había caí-
do un muchacho dentro de un
pozo, y movido el santo por las
lágrimas de la madre, echó la
El apostólico varón san Juan de Saha- bendición a las aguas del pozo, y subie-
gún, decoroso ornamento de la sagrada ron casi hasta el brocal. Entonces el san-
orden de Ermitaños de san Agustín, n a - to alargó su correa al niño, el cual asido
de ella salió del pozo sin haber recibido
ció de nobles padres en la población de daño alguno. Finalmente después de h a -
Sahagún, que está . en la provincia de ber convertido a penitencia a innumera-
León en España. Siendo todavía'de tier- bles pecadores, quiso el Señor que m u -
na edad solía juntar a los otros mucha- riese este santo por haber predicado con-
chos, y subido a lo alto de una piedra les tra, la deshonestidad, como el Bautista:
predicaba con tanto celo y discreción, que porque se tiene por cosa cierta que una
todos decían que aquel admirable niño dama muy principal, de cuyos lazos h a -
había de ser un apostólico orador. Pasó bía el santo librado a u n caballero, le
su mocedad entre los pajes del arzobis- dio un veneno que le causó la muerte.
po de Burgos, renunció una canongía, y Estuvo su santo cadáver en el féretro al-
otros beneficios eclesiásticos; y después gunos días para satisfacer la devoción de
de una peligrosísima enfermedad, por innumerables gentes que acudieron a ve-
cumplir con u n voto que había hecho, nerarle, y el Señor acreditó su santidad,
tomó el hábito de los ermitaños de san con repetidos y grandes prodigios.
Agustín, y fué tan admirable el ejemplo
de sus virtudes, que le confiaron los su- Reflexión: No hay duda que arden a
periores el cargo de maestro de novicios. veces los odios y enemistades con tan
Todos los días purificaba su alma con el grandes llamas, que no bastan a apagar-
sacramento de la penitencia, diciendo que las ni la manifiesta sinrazón de tomarse
ignorando en qué día había de morir, de- el hombre la venganza por sus propias
bía estar siempre prevenido para la hora manos, ni aun el temor de la muerte y
de su muerte. Celebraba diariamente la del patíbulo. Pero el glorioso san J u a n
misa con grande ternura y devoción, y extinguía el fuego de los odios con la
antes de comulgar le oyeron decir algu- sangre de Cristo: porque en efecto, quien
nas veces: «¡Señor! yo no te puedo r e - considera al divino Redentor perdonando
cibir si no te vuelves a la primera espe- en la cruz a los que le estaban crucifi-
cie eucarística.» Y era, como manifestó cando, o no es cristiano, o debe perdonar
humildemente al superior, que se le apa- también de corazón a sus enemigos.
recía Jesucristo en carne humana, unas Oración: Oh Dios, autor de la paz y
veces con las señales de la pasión, y otras amante de la caridad, que condecoraste
glorioso. Ardiendo la ciudad en Salaman- al bienaventurado Juan, tu confesor, con
ca en una guerra civil, causada por la la admirable gracia de componer a los
enemistad de dos familias que habían enemistados: concédenos por sus méri-
atraído a sus bandos a la mayor parte de tos e intercesión, que afirmados en tu
los vecinos, cuando todos respiraban ira caridad, no nos separemos de ti por nin-i¡.
y venganza, el santo predicó con tanto es- gún motivo. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
174
San Antonio de Padua, confesor. — 13 de junio
(t 1231)
El maravilloso predicador de
Cristo, san Antonio de Padua,
nació en Lisboa, cabeza del rei-
no de Portugal, y fué hijo de
muy nobles y virtuosos padres.
Bebió con la leche de su madre
la devoción a la Virgen santísi-
m a ; y a la edad de quince años
tomó el hábito en el monasterio
de canónigos reglares de san
Agustín, donde hizo su profe-
sión: mas once años después, p a -
só con la venia de sus superio-
res a la religión seráfica, lleva-
do del deseo de convertir a los
moros y derramar su sangre por
Jesucristo. Pero el Señor que le
destinaba a otro apostolado, le
envió en África una grave en-
fermedad; y para cobrar salud se embar-
có con rumbo a España, mas por vien- en los templos se salían a los campos.
tos contrarios fué llevada la nave a Ita- Acechó una noche al santo el huésped
lia. Mandóle su seráfico padre san F r a n - que le había recibido en su casa, y yió
cisco, que leyese teología en las ciudades en su aposento una gran claridad, y el
de Montpellier en Francia, y de Bolonia Niño Dios hermosísimo y sobremanera
y Padua en Italia, y le encomendó des- gracioso encima de un libro, y después
pués el oficio de predicar. Eran sus p a - en los brazos de san Antonio, y que el
labras como unas llamas de fuego que santo se regalaba con él sin apartar los
abrasaban los corazones, y como Dios las ojos de su divino rostro. Finalmente a
confirmaba con grandes prodigios, fue- los diez años de sus apostólicos ministe-
ron innumerables los herejes y pecado- rios, acabó su vida llena di virtudes,
res que convirtió así en Francia como y en la ciudad de Padua entregó su alma
en Italia. Una vez, disputando con un he- bienaventurada al Señor.
reje llamado Bonibillo que negaba la Reflexión: Entre los milagros con que
presencia de Cristo en la Eucaristía, h i - Dios ilustró a este santo gloriosísimo, es
zo que la muía del hereje, a pesar de muy digno de mención el que aconteció
haber estado tres días sin comer, dejase treinta y dos años después de su muerte,
la cebada que le ponían delante, para en la traslación de su sagrado cuerpo.
arrodillarse delante del santísimo Sacra- Porque se halló entre los huesos de la
mento; con este milagro se convirtió boca la lengua tan entera y fresca como
aquel principal maestro de los herejes. si estuviera viva: y tomándola en las
Otra vez estando en la ciudad de Armi- manos san Buenaventura, que era a la
ño, para confundir a los herejes que no sazón Ministro general de la orden de
querían oirle, se llegó a la ribera del san Francisco, bañado en lágrimas ex-
mar, a predicar a los peces, a los cuales, clamó: «¡Oh lengua bendita! que siempre
asomando del agua les echó su bendi- alabaste a Dios, y fuiste causa de que
ción. Convidáronle un día unos herejes a tantos le alabasen: bien se ve ahora de
comer y le pusieron ponzoña en el plato; cuánto merecimiento eres delante del
y el santo les afeó aquella maldad, pero Criador, que para tan alto oficio te ha-
haciendo la señal de la cruz sobre el bía formado!» Empleemos también la
manjar, comióle sin recibir del veneno le- nuestra en alabar al Señor; ya que es
sión alguna. Aconteció muchas veces que éste el mejor uso que podemos hacer de
predicando en una lengua le entendían ella.
los oyentes de diferentes naciones y len- Oración: Haz, Señor Dios mío, que la
guas, como si predicara en la de cada solemne festividad de tu confesor An-
^vno, y aun fué oído dos milas lejos de tonio regocije toda la Iglesia, para que
donde predicaba. Era tanta la gente que fortificada con los socorros espirituales,
acudía a sus sermones, que no cabiendo merezca disfrutar los gozos eternos. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
175
San Basilio Magno, doctor de la iglesia y obispo. — 14 de junio
(t 379)
santo de su yermo para oponerse
a los herejes. En esta sazón m u -
rió el obispo de Cesárea; y todo
el clero y pueblo aclamó por su
pastor a san Basilio. En una ham-
bre cruelísima que sucedió, ven-
dió el santo todas sus posesiones,
y predicó de la limosna en los
templos, plazas, calles y casas de
los ricos, con que alivió aquella
extremada necesidad. Edificó p a -
ra los pobres un hospital tan in-
signe y suntuoso, que se podía
contar entre las maravillas del
mundo, como escribe el Nazian-
zeno. Habiendo rogado a Dios
que atajase los pasos del empe-
rador Juliano el Apóstata, que
intentaba matarle y destruir toda
Toda la antigüedad ha dado a san Ba- la Iglesia de Cristo, fué aquel impío ti-
silio el título de Magno, porque en él, rano muerto en la guerra de Persia: y
todas las cosas fueron grandes: grande queriendo el emperador Valente deste-
su ingenio, grande su elocuencia, gran- rrar al santo, al tiempo de firmar el de-
de sus milagros. Nació en Cesárea de Ca- creto, la silla en que estaba se quebró,
padocia y fué hijo de san Basilio y de la pluma no dio tinta, aunque la mudó
santa Emilia, nieto de santa Macrinia, tres veces, y el brazo comenzó a tem-
hermano de san Gregorio Niseno, de san blarle como si estuviera tocado de perle-
Pedro de Sebaste y de santa Macrina la sía. Entonces se rindió y rasgó el decreto.
joven. Aprendió las letras humanas pri- La penitencia de san Basilio era más
mero en Cesárea y después en Constan- admirable que imitable, y estaba tan
tinopla y en Atenas, que era a la sazón flaco que no parecía tener más que la
madre de todas las ciencias; donde tra- piel y los huesos. Finalmente después de
bó muy estrecha y cordial amistad con haber gobernado santísimamente su Igle-
Gregorio Nazianzeno, porque eran los sia ocho años, obrado estupendos milagros
dos muy parecidos no menos en el inge- y escrito admirables libros, murió a los
nio que en la virtud. Allí alcanzó fama cincuenta y un años de su edad.
de varón sapientísimo en todo género de
letras, y las enseñó con grande aplauso. Reflexión: Las alabanzas que dan a san
Convirtió a Eubulo su maestro; y los dos Basilio los santos doctores Gregorio Na-
fueron a Jerusalén a visitar los santos zianzeno, Gregorio Niseno, Efrén y otros,
lugares, y bautizarse en el Jordán. Al son tantas y con tan grande encareci-
tiempo que Máximo, obispo de Jerusalén. miento, que ellas solas bastan para en-
bautizaba a Basilio, bajó una llamarada tender la estimación y veneración con
de fuego del cielo y de ella salió una pa- que hemos de horarle e imitarle. Siga-
loma que tocó con sus alas las aguas, y mos pues los ejemplos y doctrinas de es-
luego voló a lo alto, dejando llenos de te gran doctor de la Iglesia tan lleno de
admiración y temor a los que estaban espíritu de Dios, y andaremos seguros
presentes. Ordenado de presbítero en Ce- por el camino de nuestra eterna salud
sárea, se retiró por no ser compelido a sabiendo de cierto que agradamos a nues-
aceptar la dignidad de obispo, a un de- tro Señor, el cual para nuestra enseñan-
sierto del Ponto, y allí vivió algunos años za le hizo tan sabio y tan santo.
en compañía de san Gregorio Nazianze-
no, con un género de vida tan admirable Oración: Suplicárnoste, Señor, que oi-
que más parecían ángeles que hombres. gas las oraciones que te ofrecemos en la
Mas como en tiempo del emperador Va- solemne fiesta de tu bienaventurado sier-
lente, arriano, la herejía como furioso in- vo y confesor Basilio, librándonos de
cendio abrasase todo el Oriente, y en Ce- nuestros pecados por la intercesión y m é t
sárea hiciese grandes estragos, salió el ritos del que te sirvió con tanta fidelidad
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
176
Los santos Vito, Modesto y Crescencia, mártires. — 15 de junio
(t 303)
177
San Juan Francisco de Regis, confesor. — 16 de junio
(t 1640)
multiplicó tres veces el trigo des-
tinado para el sustento de los p o -
bres. Había íundado en varias
principales ciudades, algunas ca-
sas de recogimiento para las mu-
jeres arrepentidas: no es fácil
decir los malos tratamientos que
por esta causa padeció; porque
fué calumniado, abofeteado, azo-
tado, arrastrado y no pocas ve-
* ees perseguido de muerte. Lla-
máronle una vez unos hombres
de vida licensiosa diciendo -que
se querían confesar con él: mas
el santo sabiendo por divina r e -
velación que llevaban intención
de matarle, les habló con tanto
espíritu de Dios, que en efecto
confesaron con grande senti-
El fervorosísimo misionero de los po- miento y lágrimas sus pecados. Finalmen-
bres J u a n Francisco de Regis, de la Com- te después de haber convertido a peni-
pañía de Jesús, fué natural de una aldea tencia a innumerables herejes calvinis-
de Francia lamada Fontcuberta, que está tas y pecadores, y alcanzándoles la gra-
en el obispado de Narbona. Nació de pa- cia señaladísima de la perseverancia, a
dres nobles y ricos, y desde su niñez los cuarenta y cuatro años de edad des-
fué muy inclinado a socorrer a los p o - cansó en la paz del Señor. Su muerte
bres. Habiendo entrado en la Compañía fué muy llorada de todos, especialmen-
de Jesús a los diez y nueve años de su te de los pobres, de los cuales siempre
edad, hizo tales progresos en la virtud, iba rodeado diciendo que eran la porción
que le llamaban la Regla viva de san Ig- más escogida del rebaño de Jesucristo.
nacio. Bien enseñado en las letras huma-
nas y divinas y ordenado de sacerdote Reflexión: El Señor ha querido ilus-
fué destinado al apostólico ministerio de t r a r el sepulcro de san Juan Francisco
evangelizar a los pobres. Predicaba dos de Regis con innumerables y estupendos
y tres veces cada día; dormía dos o tres prodigios. La aldea de Lalovesco, donde
horas en el duro suelo, su ordinario ali- se halla, es ya una crecida población, cé-
mento era pan y agua, y en los diez ú l - lebre por el concurso de peregrinos que
timos años de su vida jamás se desnudó acuden de muchas provincias para hallar
el áspero cilicio con que traía afligida su remedio en toda suerte de enfermedades:
carne. Partíase a sus misiones en tiempo y el feliz suceso de tantas curaciones m i -
de hielos muy rigurosos, llegándole la lagrosas que el santo está obrando, atrae
nieve algunas veces a la rodilla y a la peregrinos de muchas otras regiones
cintura: pero como él estaba tan a b r a - apartadas. Al pie de aquel famoso sepul-
sado de amor de Dios y deseoso de pade- cro pueden también hallar seguramente
cer por la eterna salud de las almas, todo los incrédulos, la fe y la salud de sus al-
lo llevaba en paciencia y con alegría. J a - mas, viendo por sus ojos las maravillas
más fueron parte para estorbar sus in- que obra el Señor para acreditar la glo-
tentos los rigores del frío, los vientos, los ria de aquel gran santo.
precipicios y la aspereza de las montañas.
No hubo pueblo, aldea, choza ni cabana » Oración: ¡Oh Dios! que adornaste con
en los obispados del Puy, Viena, Valen- una admirable caridad, y con una inven-
cia y Viviers, donde no predicase la di- cible paciencia a tu confesor el bienaven-
vina palabra. En Fai dio vista a dos cie- turado Juan Francisco, para que pudiese
gos; en Marlhes libró a un furioso ende- sufrir tantos trabajos por la salvación de
moniado, en Montfaucon asistió con ad- las almas; concédenos benigno, que ense-
mirable caridad a los apestados y por sus ñados de sus ejemplos y protegidos con
oraciones cesó el contagio; y en una gran- su intercesión, merezcamos el premio de
de hambre y carestía que afligió en Puy la vida eterna. Por Jesucristo, nuestra
Señor. Amén.
178
San Avito, abad de Micy. — 17 de junio
(t 530) ^
El religiosísimo abad de Micy
san Avito fué hijo de un pobre
labrador del territorio de Or- _ «=- - — ^ si
leans. Habiendo visto algunos
monjes de la abadía de Micy, se
echó a los pies del abad san Mes-
mino y le suplicó con los ojos lle-
nos de lágrimas se dignase darle
el sagrado hábito o por lo menos
recibirle como criado de su mo-
nasterio, añadiendo que antes se
dejaría morir allí que volverse
al mundo. Viendo el abad aquella
humildad y resolución del fer-
voroso mancebo, le admitió y
contó entre sus hijos. Nombróle
procurador del monasterio; y él
sustentaba con mucha caridad a
los pobres que se llegaban a la
puerta, con lo cual merecía que el Señor ir alzándose el difunto, arrojóse a los pies
lloviese sus bendiciones sobre aquella sa-i- del santo y fué con él a dar gracias a
grada comunidad. Mas al poco tiempo io Dios. El glorioso san Lubin, obispo de
movido de Dios se retiró con licencia de le Chartres, asegura que oyó este prodigio
su santo abad, a un bosque muy solita- i- de boca del mismo monje resucitado, el
rio que estaba no lejos de allí y se lla- i- cual sobrevivió muchos años a nuestro
maba el desierto de Soloña. Por este :e santo. Finalmente lleno de méritos y vir-
tiempo pasó de esta vida mortal a la la tudes, a la edad de sesenta años> entregó
eterna son Mesmino; y por voz común in su purísima alma al Señor.
de todos los monjes y del obispo de Or- :- Reflexión: De varios santos leemos que
leans, el glorioso san Avito fué nombra- i- han alcanzado con su autoridad y sus
do superior de aquellos religiosos; mas is prodigios la libertad de los presos, y des-
como el santo se iuzgase indigno de aquelel de los días de san Pablo que libró de
cargo, dejó su renuncia por escrito, yy la servidumbre el esclavo Onésimo y le
llevando consigo a uno de sus monjes ss llamó con el dulce nombre de hermano,
se retiró secretamente a otro desierto lla-
i- hasta la obra de la Redención de Cauti-
mado de la Percha. Allí dio habla a un m vos y actual rescate de los esclavos de
mudo de nacimiento, y corriendo de boca 2a África, siempre se ha mostrado la R e -
en boca la noticia de este prodigio, con-í- ligión cristiana amiga y favorecedora de
currían de todas partes las gentes a vi- i- la libertad. ¿Sabes por qué? Porque p a -
sitarle y porque muchos querían acom- rí- ra obligar a los hombres al cumplimien-
pañarle en aquella soledad, labró un mo- o- to de sus deberes, tiene medios más efi-
nasterio que se llamó después el monas- s- caces que los recursos de la fuerza y de
terio de san Avito, donde se vieron los os la violencia de que ha de echar mano
admirables ejemplos que habían dado los os la justicia humana: pues ésta sólo p u e -
discípulos de san Antonio en Oriente. De-
e- de atar los brazos del cuerpo; mas la r e -
jó algún tiempo el santo abad un retiro ro ligión ata hasta los malos deseos del
para ir a Orleans donde le llamaba el el alma. Por esta causa vemos que los que
bien de las almas, y habiendo alumbra- a- temen solamente a la justicia de los hom-
do allí a un ciego de nacimiento, el go- o- bres se ríen de ella muchas veces, mas
bernador de la ciudad para celebrar esteíte el que teme a Dios, tiembla de sus a m e -
y otros prodigios del varón de Dios man-n- nazas, porque sabe que es imposible es-
dó abrir las cárceles y dar libertad a los
Ios caparse de las manos divinas,
presos. Volviendo Avito a su convenio, io, Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
halló en el féretro a su discípulo que ha-
t a- recomiende delante de ti la intercesión
bía traído consigo del monasterio de sanan del bienaventurado san Avito para que
?j[esmino, e hincándose de rodillas dijo al
al alcancemos por su patrocinio lo que no
cadáver: «Yo te mando en nombre de de podemos conseguir por nuestros méritos.
Dios todopoderoso que te levantes.* Y Y Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.
179
San Marcos y san Marceliano, hermanos mártires. — 18 de junio
(t 286)
los dos santos hermanos se de-
Eva •» d j i ñ ^ terminaron a morir, y los que
'^^^^••KilBiliBil ni ' ^^Í'S^Í H B estaban presentes se convirtieron
Í^^^^^^^H^^^Hs fr t .^ jfKflb* ^HH BHK H H a la fe del Señor, y fueron com-
PXT-H má-M-r Jm pañeros en el martirio de aque-
llos mismos a quienes antes con
P"^Mri£B H• HBEP & u -~T&á "'-"''JnBBR
: )
;< J&nBm
palabras, llantos y gemidos per-
suadían a adorar los falsos dio-
^^^^^HB| * ¥Ü^H ses. Y así pasado el término de
RMIH INPIÍIBHH
los treinta días, un juez llamado
Fabián, que había sucedido a
Cromacio, y era hombre cruelí-
• • ^ ^ • ^ • 1 simo, mandó atar a los santos
^^^^^^^^^Sg^^^l^BB •H/^^^^HH^H hermanos en u n madero y encla-
var en él sus pies con duros cla-
^••^••^••^••HHBÉíiSiiiaBS vos. En este tormento estuvieron
^^9_f^fflg2^É^B^^^^^^Hft un día y una noche, alabando al
«^BiEEte^ffiíiíiM Señor y cantando a versos algu-
nos salmos, repitiendo con singu-
Los valerosos y nobles caballeros de lar afecto y ternura aquellas palabras del
Jesucristo, Marcos y Marceliano, fueron real Profeta: «¡Oh! ¡qué buena y qué
romanos y hermanos de un vientre y de alegre cosa es habitar dos hermanos en
ilustre sangre, e hijos de Tranquilino y uno!» Finalmente, espantado el juez de
de Marcia, personas muy ricas y prin- la fortaleza y perseverancia de los dos
cipales. Eran cristianos y ya casados, y sanaos hermanos, que en lugar de desear
con hijos. Mandólos prender por la fe de verse libres de aquellos grandes tormen-
Cristo, Cromacio, prefecto de Roma, y tos, le pedían que les dejase morir allí
les condenó a gravísimos tormentos y a unidos de aquella manera en le amor
ser después degollados, si dentro de de Jesucristo, mandó que los alanceasen
treinta días no volvían en sí obedeciendo y con este género de muerte dieron sus
al mandamiento imperial y adorando a almas a Dios.
los dioses del imperio. En este espacio Reflexión: Has visto como estos dos
de tiempo no se puede fácilmente creer santos hermanos movidos por la falsa
las máquinas que usó el demonio para compasión de los que les amaban con
derribarlos, las batallas que tuvieron, la solo el amor de la carne y sangre, llega-
batería .y asaltos que les dieron su padre ron a blandear con sumo riesgo de per-
y su madre, sus mujeres e hijos, sus deu- der la fe y la palma del martirio. ¡Alerta
dos, amigos y conocidos que eran m u - pues con las seducciones del amor carnal,
chos, por ser los santos mártires perso- y de las amistades y respetos mundanos!
nas de tanta calidad y estima. El glorio- Porque si por una criminal condescen-
so san Sebastián, que era a la sazón ca- dencia llegases a perder la amistad de
ballero de la corte imperial, y encubría Dios, el alma y el cielo; ¿por ventura po-
exteriormente su fe para ayudar mejor a drían tus deudos o amigos librarte del
los cristianos perseguidos, se halló p r e - infierno? Y aunque ellos también se con-
sente a todos estos encuentros y comba- denasen, ¿acaso podrían darte allí algún
tes: y viendo que las entrañas de Mar- alivio o consuelo con su presencia y mal-
cos y Marceliano se ablandaban, con las dita compañía? Deja pues su amistad, si
lágrimas de sus padres, esposas e hijos, no puede compadecerse con la amistad
juzgó q u e era tiempo de declarar lo que de Dios. Un corazón magnánimo no ha
tenía encerrado en su pecho, y manifes- de temer a ningún hombre: solo ha de
tar que era cristiano, para que los dos temer a Dios omnipotente.
hermanos no lo dejasen de ser; ni deja- Oración: Concédenos, oh Dios todopo-
sen de exponer su cuerpo a la muerte deroso, que pues celebramos el naci-
por la fe de Jesucristo. Entonces les h a - miento para el cielo de tus santos márti-
bló tan altamente de la brevedad, fragi- res ' Marcos y Marceliano, seamos libres
lidad y engaños de esta vida mortal, y por su intercesión de todos los males qu^
de la certidumbre y gloria de la *bien- nos amenazan. Por Jesucristo, nuestrG
aventuranza de que presto gozarían, que Señor. Amén.
180
Los santos hermanos Gervasio y Protasio, mártires. —19 de junio
(t Siglo I)
Habiendo descubierto san Am-
brosio por divina revelación los
sepulcros de estos santos márti-
res de Milán, halló a la cabecera
una escritura con estas palabras:
«Yo, Filipo, siervo de Cristo, en
compañía de mi hijo hurté los
cuerpos de estos santos, y dentro
de mi casa los sepulté. Su madre
se llamó Valeria, y Vital su p a -
dre. Nacieron de un parto, y lla-
máronlos Gervasio y Protasio.
Siendo ya difuntos sus padres, y
habiendo sucedido ellos abintes-
tato en sus bienes, vendieron la ¡ *.
casa propia en que habían n a - •*"*
cido y toda su hacienda, y r e p a í - j
tieron el precio de ella a los po- j_
bres y a sus esclavos, dándoles
libertad. Diez años vacaron a solo Dios, ficaron: te tengo lástima y te perdono
dándose a la lección y a la oración, y al porque no sabes lo que haces.» Finalmen-
onceno, alcanzaron la corona del martirio. te el general le hizo degollar, y mandó
A esta .sazón pasó por Milán el general arrojar los sagrados cadáveres de los dos
Astasio que iba a la guerra contra los hermanos en un muladar. Y yo Filipo,
bárbaros: saliéronle al camino los sacer- siervo de Cristo, con mi hijo tomé de n o -
dotes de los ídolos, y dijéronle que si que- che los cuerpos de estos santos y los lle-
ría alcanzar victoria de sus enemigos apre- vé a mi casa y siendo Dios solo testigo
miase a Gervasio y Protasio, que eran cris- los puse en un arca de piedra.»
tianos, para que sacrificasen a los dioses
inmortales, los cuales«estaban de ellos tan é
enojados, que no querían hacer a los pue- Reflexión: Habiéndose aparecido los
blos el favor que solían con sus oráculos. santos a san Ambrosio, arzobispo de Mi-
Mandóles Astasio buscar y prender, y ro- lán, convocó éste a todos los obispos co-
góles que le hiciesen placer de ofrecer con marcanos, y cavando la tierra en el l u -
él sacrificio a los dioses, para que prospe- gar señalado que estaba en la iglesia de
rasen su jornada y tuviese buen suceso san Nábor y san Félix, hallaron el arca
aquella guerra: a lo que respondió Gerva- de piedra. La abrieron, y vieron los cuer-
sio: «la victoria ¡oh Astasio! la da del cie- pos de los mártires, y el fondo del se-
lo el Dios verdadero y no las estatuas pulcro lleno de sangre, exhalando un ma-
vanas y mudas de los dioses.» Enojóse ravilloso olor qué se extendió por toda la
Astasio sobremanera con esta respuesta, iglesia, e ilustrándoles el Señor con estu-
y mandóle luego azotar y herir con plo-
madas fuertemente hasta que allí m u - pendos milagros, señaladamente dando
riese; y con este tormento Gervasio dio vista a un ciego muy conocido en toda
su espíritu al Señor. Quitado de aquel aquella ciudad de Milán. Boguemos al
lugar el cadáver, hizo llamar a Protasio Señor que estos auténticos prodigios r e -
y di jóle: «¡Desventurado y miserable! feridos largamente por san Ambrosio que
mira por ti, y no seas loco como tu h e r - los presenció, abran los ojos de nuestra
mano.» Respondió Protasio* «¿Quién de alma para ver con mayor luz del cielo
los dos es miserable, tú que me temes a la divinidad de la fe por la cual dieron
mí, o yo que no te temo a ti, ni hago caso sus vidas tan ilustres mártires.
de tus dioses ni de tus amenazas?» Al
oir el general estas palabras mandóle mo- Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
ler a palos con unos bastones nudosos, y alegras con la festividad de tus bienaven-
le dijo: «¿Quieres perecer como tu her- turados mártires Gervasio y Protasio;
mano?* El santo respondió: *No me eno- asístenos con tu gracia para que nos in-
Jo contigo porque mi Señor Jesucristo flamen con sus ejemplos estos santos de
no abrió su boca contra los que le cruci- cuyos méritos nos alegramos. Por Jesu-
criío, nuestro Señor. Amén.
181
San Silverio, papa y mártir. — 20 de junio
(t 538)
dos, en que les prometía que si
llegaban a Roma les entregaría
la ciudad y al mismo Belisario
que en ella estaba. Llamaron des-
pués Belisario y Antonina a su
palacio al santo pontífice, y ha-
biendo entrado, detuvieron a la
otra gente que le acompañaba; y
llegado al aposento donde estaba
Antonina en la cama y Belisa-
rio a su cabecera, la descom-
puesta y loca mujer comenzó a
dar voces contra el santo pontí-
fice como si fuera un traidor que
los quería vender y entregar en
manos de sus enemigos; y dicien-
do y haciendo le despojaron de
su hábito pontifical y le vistieron
de monje, y con buena guardia
El glorioso pontífice y mártir san Sil- le enviaron desterrado a Patara de Licia.
verio fué natural de la campaña de Ro- Y aunque a suplicación del obispo de
ma, e hijo de Hormisdas, el cual ha- aquella ciudad, el emperador Justiniano
biendo enviudado, se ordenó de Diácono le mandó volver a Roma, pudieron tanto
de la iglesia Romana, y fué elevado des- los herejes con Belisario, que luegr> des-
pués a la cátedra de san Pedro. No as- terró al santo a una isla desierta del mar
cendió su hijo Silverio al sumo pontifi- de Toscana, llamada Palmaria, donde
cado con puras y santas intenciones; mas afligido y consumido de pobreza, calami-
apenas se vio sentado en la Silla apos- dades y miserias vino a morir.
tólica sintió trocársele el corazón, lloró Reflexión: Caso extraño y lastimoso
con amargas lágrimas su ambición pa- parece que nuestro «Señor haya permitido
sada, edificó toda la cristiandad con el que se tratase con tanto desacato a un
ejemplo de sus santas costumbres, y pro- vicario suyo en la tierra, pero debemos
tegió la Iglesia de Dios hasta dar la vida reverenciar sus secretos. Con estas cala-
en su defensa. Porque pretendiendo la midades quiso hacer santo a Silverio y
emperatriz Teodora, que era hereje, res- honrarle como mártir con corona de eter-
tituir la silla de Constantmopla a Anti- na gloria; y a los que pusieron en él las
mo, cabeza de los herejes eutiquianos, manos les castigó severamente, porque
quiso que san Silverio, con su autoridad Belisario que había sido uno de los más
apostólica le volviese a aquella iglesia," y famosos capitanes del mundo perdió la
aun escribió a Belisario, general de sus gracia del emperador y fué despojado de
tropas, que en caso que san Silverio se su dignidad y hacienda; Teodora, la em-
resistiese, le privase del pontificado. P r o - peratriz, fué descomulgada y murió infe-
puso, pues, Belisario al pontífice lo que lizmente, y Justiniano el emperador que
la emperatriz ordenaba, y el santo no era católico, cayó en la herejía de los
hizo ningún caso de ello; sino que con monotelitas, y los Hunos, gente fiera y
gran constancia respondió que antes per- bárbara, le hicieron cruel guerra en
dería el pontificado y la vida, que r e s - Oriente, y los godos tornaron a hacerse
tituir a la silla de Constantmopla a u n señores de Roma, en castigo de lo que se
hereje impenitente y justamente conde- había hecho contra el pontífice. ¡Así suele
nado. Al ver Belisario lo poco que po- nuestro Señor castigar aun en esta vida
dían los fieros y amenazas con el santo con poderosa mano a los perseguidores
pontífice, no quiso poner en él las manos de su santa Iglesia!
sin algún justo o aparente pretexto. En- Oración: Oh Dios omnipotente, mira
tonces la mujer de Belisario, llamada An- compasivo nuestra humana fragilidad; y
tonina, concertó con los herejes una gran por la intercesión de tu bienaventurado
maldad, fingiendo algunas cartas como pontífice y mártir Silverio, alivíanos del
escritas en nombre de Silverio a los go- peso de nuestras miserias. Por Jesucristo;
nuestro Señor. Amén.
182
San Luis Gonzaga. - 21 de junio
(t 1591)
El angelical patrón de la j u -
ventud san Luis Gonzaga nació
en Castellón, y fué hijo primogé-
nito de don Ferrante Gonzaga,
príncipe del imperio y marqués
de Castellón, y de doña María
Tana Santena de Chieri del Pia-
monte, dama muy principal y
muy favorecida de la reina doña
Isabel, mujer del rey don F e -
lipe II. Criáronle sus padres con
gran cuidado como heredero suyo
y de otros dos tíos suyos, en cu-
yos estados había de suceder.
Siendo de cinco años, y tratando
con los soldados de cosas de gue-
rra con más ánimo que discre-
ción, disparó un arcabuz y se
quemó la cara, y otro día estuvo
en peligro de perder la vida por poner toda su claridad celestial las virtudes de
fuego a un tiro pequeño de artillería. aquel angelical mancebo. Era tan dado a
Entonces se le pegaron algunas palabras la oración que parece vivía de ella, y
desconcertadas, que oía decir a los sol- preguntado si padecía en ella distraccio-
dados sin entender lo que significaban, nes, dijo al superior que todas las que
pero siendo avisado y reprendido por su había padecido en el espacio de seis m e -
ayo nunca jamás las dijo, y quedó de ses no llegarían a tiempo que es menes-
esto tan avergonzado, que tuvo éste por ter para rezar un Ave María. De sólo oir
el mayor pecado de su vida. Siendo ya de hablar de amor divino se le encendía sú-
ocho años se crió en la corte del duque bitamente el rostro como un fuego, y
de Toscana e hizo voto de perpetua vir- cuando oraba delante del santísimo Sa-
ginidad ante la imagen de la Anunciada, cramento, parecía un abrasado serafín en-
y tuvo un don de castidad tan perfecta, carne mortal. Finalmente habiendo asis-
que, como aseguraba el santo cardenal tido a los pobres enfermos de mal conta-
Belarmino, que le confesó generalmente, gioso, fué víctima de su ardentísima ca-
jamás sintió estímulo en el cuerpo ni ridad, y como tuviese revelación del día
imaginación torpe en el alma, a pesar de de su muerte, cantó el Te Deum lauda-
ser, de su natural, sanguíneo, vivo y a m o . mus, y besando tiernísimamente el cru-
roso. No dejaba él de ayudarse para con- cifijo, dio su bendita alma al Criador,
servar aquella preciosa joya, refrenando siendo de edad de veintitrés años.
sus sentidos, y llevando bajos los ojos,
sin mirar jamás el rostro a las damas, ni Reflexión: El sumo pontífice Benedicto
a la emperatriz, ni aun a ' s u propia m a - XIII, que puso al bienaventurado Luis
dre. Ayunaba tres días por semana, traía en el catálogo de los santos, lo declaró
a raíz de las carnes las espuelas de los también patrón y ejemplar de la juven-
caballos y se disciplinaba rigurosamente. tud estudiosa. Mírense pues en este ce-
Comulgando la fiesta de la Asunción en lestial espejo todos los jóvenes cristia-
el colegio de la Compañía de Jesús de nos, y aprendan de él a conservar la ino-
Madrid, oyó una voz clara y distinta que cencia de su alma, y, si la han ya perdido,
le decía se hiciese religioso de la Com- a compensar con la penitencia la pérdida
pañía de Jesús. No se puede creer los de joya tan preciosa.
medios que tomó su padre para divertir- Oración: ¡Oh Dios! repartidor de los
le de su vocación; mas después de muchas dones celestiales, que juntaste en el a n -
y recias batallas, rindió el santo joven el gelical mancebo Luis una grande inocen-
corazón del padre y renunciando sus es- cia de alma con una maravillosa peniten-
tados en favor de su hermano Rodolfo, cia: concédenos por su intercesión y por
°ntró en el noviciado de san Andrés de sus merecimientos, que imitemos en la
'Roma, a la edad de diez y ocho años no penitencia al que no hemos imitado en la
cumplidos. Entonces resplandecieron con inocencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
183
San Paulino, obispo de Ñola. — 22 de junio
(t 431)
tín, que entonces se alegró el
santo de no ser atormentado por
el oro y la plata, porque todos
sus tesoros tenía en el cielo; y
habiendo saqueado después los
vándalos la iglesia, procuró san
Paulino desentrañarse y allegar
lo que pudo para redimir a los
cautivos. Y dice san Gregorio
papa, que en esta sazón vino a
san Paulino una pobre viuda a
pedirle limosna para rescatar un
hijo que los vándalos se habían
llevado a África, y estaba en po-
der del yerno del rey. A la cual
respondió el santo que ya no te-
nía cosa que darle, sino a sí mis-
mo, y en efecto pasó a África,
y se entregó al yerno del rey por
El santísimo obispo de Ñola san Pau- el hijo de aquella viuda, haciendo todo el
lino fué de nación francés, y nació de tiempo de su cautiverio oficio de horte-
padres muy nobles y ricos en la ciudad lano, hasta que el rey de los vándalos
de Burdeos. Tuvo por maestro a Ausonio sabiendo que Paulino era obispo, le m a n -
Galo, excelente poeta y muy estimado en dó a su tierra cargado de dones y acom-
aquellos tiempos; y llegado a la edad pañado de los cautivos que pertenecían a
competente, se casó con una señora muy su obispado. Finalmente después de ha-
principal llamada Terasia, y como todos ber gobernado largos años como santísi-
tenían en él puestos los ojos así por su mo pastor aquel rebaño de Cristo, fué
sangre como por sus letras, riquezas v consolado en su dichoso tránsito por los
loables costumbres, llegó a ser cónsul y gloriosos santos Jenaro y Martín, que se
prefecto de la ciudad de Roma. No tuvo le aparecieron y acompañaron su santa
hijos de su mujer y así propusieron los alma a los cielos.
dos esposos, tocados de Dios, vivir como
hermanos, y se vinieron a España y es- *
tuvieron algún tiempo en Barcelona, don- Reflexión: En el libro inmortal que
de por aclamación del pueblo, el obispo nos ha dejado san Paulino sobre las De-
Lampio, contra la voluntad del santo, que licias de la antigua piedad cristiana, r e -
quería servir a la Iglesia de sacristán, le comienda encarecidamente la caridad y
ordenó de sacerdote, como el mismo san- misericordia, que es el principal manda-
to lo refiere en sus escritos. Habiendo miento de la Ley evangélica, y la virtud
repartido a los pobres todos sus bienes, que nos hace más semejantes al divino
se retiró con su esposa a un campo de la modelo Jesucristo. Por esta causa no dudó
ciudad de Ñola, donde vivían en hábito el santo en venderse por esclavo a t r u e -
y profesión de monjes; mas como ya la que de rescatar al hijo de aquella viuda.
fama de sus virtudes se hubiese exten- ¡Oh, si prendiese el fuego de la caridad
dido por toda aquella tierra, en muriendo de Cristo en todos los corazones! ¿Habría
el obispo de Ñola, le compelieron a acep- por ventura en el mundo una sola fami-
tar él gobierno de aquella Iglesia, donde lia menesterosa, un solo enfermo, una
edificó a todos no menos con sus admira- sola viuda, un solo huérfano, un solo po-
bles ejemplos, que con su celestial doc- bre, que no hallase amparo y refugio bajo
trina. Envióle a llamar al emperador Ho- el manto de la caridad?
norio para un concilio que se juntaba so-
bre ciertos negocios tocantes a la quietud
de la Iglesia, llamándole santo y venera- Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
ble padre y verdadero siervo de Dios. tente, que la venerable festividad de tu
Cuando Alarico rey de los Godos tomó a confesor y pontífice san Paulino acre-
Roma y la sequeó, vino también a Ñola ciente en nosotros la devoción y el deseo
y prendió al santo obispo. Dice san Agus- de nuestra salvación eterna. Por Jesucrisi
to, nuestro Señor. Amén.
184
Saivia Ii&v\taYiL&\s, icema y abadesa. 1Z de }\m\o
(t 679)
La gloriosa reina Ediltrudis,
fué hija de Anas, rey de los in-
gleses orientales, varón muy reli-
gioso, el cual la casó con Tom-
brecto, príncipe de los girvios
australes. Viviendo con este prín-
cipe guardó siempre la bendita
Ediltrudis su virginidad y ente-
reza. Y aunque por muerte de
su esposo, fué segunda vez ca-
sada con Ecfrido, rey de los nor-
danimbros, con quien vivió por
espacio de doce años, conservó
siempre su pureza virginal, con
el beneplácito del rey su marido,
a quien ella quería y amaba más
que a todas las cosas de esta
vida. Suplicóle muchas veces le
diese licencia para servir en un
monasterio al Rey de los cielos, y al cabo
de doce años lo consiguió, y se entró en había dispuesto. A los diez años de su
un monasterio donde era abadesa Evacia, muerte, su hermana Sexburga, viuda del
tía de su esposo, y allí tomó el velo de rey de Cantua, que la sucedió en el go-
manos del santo obispo Wilfrido. Fué bierno del monasterio, mandó trasladar
nombrada después por abadesa de dos el santo cuerpo a un sepulcro de piedra,
monasterios que fundó en su mismo rei- y lo hallaron sin corrupción alguna: y
no, donde gobernó santamente a muchas un famoso médico le miró la llaga que
devotas monjas, a quienes fué ejemplo de tenía y la halló cicatrizada como si estu-
vida celestial. Desde que entró en el m o - viera viva, y se la hubiesen curado los
nasterio no quiso traer más vestidura de cirujanos.
lino, sino de lana. Entraba raras veces Reflexión: ¡Qué bella parece la flor de
en los baños (tan usados por todas per- la virginidad resplandeciendo en la per-
sonas en aquellos tiempos), y estas en las sona de una reina cristiana! Esta virtud
fiestas principales, como el día de Pen- guardó pura e intacta la gloriosa Ediltru-
tecostés y Epifanía, y como si fuese sier- dis, la cual, a pesar de ser esposa de dos
va de todas sus hermanas, se ejercitaba reyes, no quiso perder el nombre de es-
con grande humildad en los más bajos posa del Rey de los cielos y Señor de los
oficios del monasterio. No comía más de que dominan. Por esta causa enamorados
una vez al día, sino en los días de gran los coros angélicos de la hermosura de
fiesta. Desde la hora de maitines hasta el aquella alma purísima la presentaron al
alba estaba siempre en la iglesia en ora- trono del Rey de los reyes, el cual la co-
ción. Tuvo espíritu de profecía y profe- ronó con inmarcesible diadema de glo-
tizó una pestilencia que había de venir, ria. Tengamos pues en grande estima y
y que-había de morir en ella, y nombró aprecio esta virtud celestial; y pensemos
otros que también habían de morir en di- que si su hermosura es tan agradable a
cha peste, como sucedió. Viéndose afli- los ojos de Dios, que ha querido ser glo-
gida con una muy penosa llaga en el rificado por ella en tantos santos, la feal-
cuello, daba continuamente gracias al Se- dad de los vicios contrarios a esta virtud
ñor, sufriéndola con grande paciencia y le son muy desagradables y dignos de
alegría; y diciendo que Dios castigaba con aborrecimiento y severo castigo.
ella la vanidad que había tenido en su
juventud, cuando llevaba en la corte p r e - Oración: Señor Dios, que quisiste que
ciosos collares de perlas y diamantes. F i - la bienaventurada reina Ediltrudis se con-
nalmente después de una larga enferme- servase intacta aun en dos matrimonios:
dad, y de una vida purísima y llena de concédenos que sepamos dignamente es-
admirables virtudes, entregó su alma al timar la virtud de la continencia; y po-
/Creador, y fué sepultada humildemente damos por la intercesión de la santa, ob-
en un sepulcro de madera, como ella lo servarla cada uno según pide su estado.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
185
La natividad de san Juan Bautista. — 24 de junio
(6 meses antes de J. C.)
___ nado visitar y redimir a su pue-
blo. Yo nos ha suscitado un po-
deroso Salvador en la casa de
David su siervo; según lo tenía
anunciado por boca de sus santos
profetas, que vaticinaron en to-
dos los tiempos pasados; a fin de
librarnos de nuestros enemigos y
de las manos de aquellos que
nos odiaban; usando misericor-
dia con nuestros padres, y acor-
dándose de su santa alianza y
del juramento con que prometió
a nuestro padre Abraham que
nos otorgaría la gracia de que,
libertados de las manos de nues-
tros enemigos, le sirvamos sin
temor todos los días de nuestra
vida. Y tú, ¡oh niño! tú serás lla-
El nacimiento del gloriosísimo Precur- mado profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus cami-
sor de Cristo, san Juan Bautista, cuya nos; enseñando a su pueblo la ciencia
festividad celebra la Iglesia con tanto de la salvación para que obtenga la r e -
gozo y regocijo, refiere el mismo sagrado misión de los pecados por las misericor-
Evangelio por estas palabras: «Entretan- diosas entrañas de nuestro Dios, con que
to le llegó a Elisabeth el tiempo del nos ha visitado de lo alto del cielo, ama-
alumbramiento y dio a luz un hijo. Tu- neciendo cual sol naciente para alumbrar
vieron noticia sus vecinos y parientes de a los que están de asiento en las tinie-
la gran misericordia que Dios le había blas y en las sombras de la muerte, y en-
hecho, y se congratulaban con ella. El derezar nuestros pasos por las sendas de
día octavo del nacimiento, vinieron a la la paz.» (EVANG. S. Luc. i ) .
circuncisión del niño, y llamábanle con Reflexión: Cumpliéronse maravillosa-
el nombre de su padre Zacarías; pero su mente a la letra todas las profecías que
madre no lo consintió y dijo: No: en nin- había hecho el arcángel san Gabriel. Na-
guna manera; sino que se ha de llamar ció el dichoso niño de padres ancianos y
Juan. Replicáronle: ¿No ves que nadie estériles; llamóse Juan que quiere decir
hay en tu parentela que tenga ese nom- gracia, y de gracia fué colmado desde
bre? Y preguntaban por señas al padre que la Virgen visitó a su prima santa Eli-
del niño cómo quería que se llamase. En- sabeth, y redundó aquella plenitud de
tonces-, pidiendo él la tablilla de escribir, gracia en el santo anciano Zacarías, que
escribió así: J u a n es su nombre. Maravi- juntamente con el uso de la lengua r e -
lláronse todos; y en aquel instante se le cibió tan alto don de profecía. ¡Qué di-
abrió a Zacarías la boca y se le desató la vinas son las palabras que habló a su in-
fante recién nacido llamándole Profeta
lengua, y comenzó a hablar, bendiciendo del Altísimo, y Precursor del Mesías de-
a Dios. Con lo que un santo temor se apo- seado! Celebremos pues también nosotros
deró de todas las gentes comarcanas, y con júbilo de nuestras almas tan alegre
se divulgó la noticia de esos extraordina- nacimiento disponiéndonos a recibir la
rios sucesos por todo el país de las mon- gracia de Cristo anunciada por san Juan,
tañas de Judea, y cuantos los oían, los que fué el más grande y glorioso de los
ponderaban en su corazón, y decíanse profetas.
unos a otros: ¿Quién pensáis que ha de Oración: ¡Oh Dios! que hiciste este día
ser este niño? Porque en verdad se osten- tan solemne para nosotros por el naci-
taba en él admirablemente la poderosa miento de san Juan Bautista, concede a
mano del Señor. Sobre todo esto su pa- tu pueblo la gracia de los espirituales
dre Zacarías fué lleno del Espíritu Santo, regocijos, y endereza las almas de todos
y profetizó diciendo: Bendito sea el por el camino de la vida eterna. Por J e - \
Señor Dios de Israel; porque se ha dig- sucristo, nuestro Señor. Amén.
186
San Guillermo, abad. — 25 de junio
(t 1142)
El venerable padre de los er-
mitaños del Monte-Virgen, san
Guillermo nació en Vercelli de
ilustre linaje, y aunque perdió
en su infancia a sus padres, co-
rrió su educación a cargo de unos
parientes que le criaron noble y
cristianamente. A los catorce
años no cumplidos de su edad,
tocado de Dios, dio libelo a to-
das las cosas del mundo, y en
hábito de pobre peregrino, cu-
bierto de un tosco sayal y des-
calzos los pies, vino a visitar el
glorioso sepulcro de Santiago de
Compostela. En este camino hizo
jornada en la casa de un piado-
so herrero que tenía devoción de
hospedar a los peregrinos, y pa-
ra añadir el santo mancebo nuevos rigo- delante del príncipe, poniendo mácula en
res a su penitencia rogóle que le labrase su honestidad, y echando mano de una
dos cercos de hierro y luego le rodease mujer desenvuelta para que le tentase.
con ellos el pecho, trabándoselos por los Súpolo el siervo de Dios, y mandó encen-
hombros de manera que jamás pudiesen der una hoguera, en la cual se arrojó, a
desasirse ni caerse. Esta manera de cili- vista de aquella dama, con lo cual la con-
cio llevó el santo todo el tiempo de su vi- virtió y deshizo toda aquella trama in-
da. Volviendo después a Italia pasó al fernal. Finalmente habiendo profetizado
reino de Ñapóles y retiróse en lo más ás- delante del rey y de muchos señores de
pero de un monte llamado Virgiliano, que la corte, que ya el Señor de los cielos
de entonces acá lleva el nombre de Mon- le llamaba para sí, acabó su vida llena
te-Virgen, donde el santo anacoreta edi- de virtudes y milagros con la preciosa
ficó una iglesia en honra de la Virgen muerte de los justos, y su santo cuerpo
santísima, y echó los cimientos de su n u e - fué enterrado en un magnífico sepulcro
va religión. Era tan admirable la vida de mármol, acreditando Dios la santidad
que allí hacía san Guillermo con los n u - de su siervo con numerosos prodigios.
merosos discípulos que se le juntaron,
que no parecía sino que la Tebaida se Reflexión; Cuando el rey de Ñapóles y
había trasladado al Monte-Virgen. La r e - Sicilia, Rogerio llamó a su corte a nuestro
gla viva de aquellos fervorosos monjes santo, le encomendó toda la familia real
era el ejemplo de su santo abad, y sus y le pedía su consejo en todos los graves
constituciones los consejos del santo negocios del reino. Y ¿crees tú que apro-
Evangelio. Y como se esparciese por to- vechaban menos los consejos de un san-
das partes el buen olor de sus religiosas to, para la felicidad de todo el reino, que
virtudes, fué menester se edificasen en las maniobras de políticos ambiciosos, que
breve tiempo otros muchos monasterios. sólo ponen los ojos en mezquinos intere-
Cada día ilustraba el Señor la santidad ses de partidos? ¿Qué otra cosa es ese
de su siervo con nuevos dones y caris- malestar general, y ese desconcierto so-
mas celestiales: porque daba vista a los cial de que todos se lamentan, sino un
ciegos, oído a los sordos, habla a los m u - resultado necesario, y un castigo bien
dos y salud a toda suerte de enfermos. merecido de la sacrilega locura de los
Habiéndole llamado el rey de Sicilia, Ro- hombres, que prescindiendo de la ley de
gerio, a su corte, le edificó un nuevo m o - Dios, pretenden gobernarse a su antojo?
nasterio no lejos de su palacio, para t e - Oración: Suplicárnoste, Señor, que la
ner consigo a aquel varón de Dios, y intercesión del bienaventurado Guillermo,
aprovecharse de sus consejos. En esta sa- abad, haga nuestras preces aceptables a n -
zón unos malignos cortesanos, cuyos ojos te tu divino acatamiento, para conseguir
,' no podían sufrir el resplandor de tan por su patrocinio lo que no podemos al-
grandes virtudes, calumniaron al santo canzar por nuestros méritos. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
187
Los santos Juan y Pablo, mártires. — 26 de junio
(t 362)
hacer largas limosnas. Al once-
no día, a la hora de cena vino
Terenciano con grande acompa-
ñamiento de soldados a la casa
de ellos y hallólos puestos en.
oración; y mostróles una estatua
pequeña de Júpiter, hecha de
oro, que llevaba consigo, y di-
joles que el emperador mandaba
que la adorasen y le ofreciesen
incienso, y si no, que allí fuesen
degollados, porque no quería que
muriesen en público por ser per-
donas tan principales (aunque a
la verdad lo que le movió a ha-
cerles morir en secreto fué el te-
mor de algún alboroto en la ciu-
dad) . Ellos con gran constancia
respondieron que se preciaban
El martirio de los valerosos mártires de no tener por Señor sino a Jesucristo:
de Cristo san Juan y san Pablo escribió por lo cual Terenciano los mandó allí,
Terenciano, el cual siendo capitán de la degollar y enterrar secretamente en una
guardia imperial de Juliano el Apóstata, hoya que se hizo en la misma casa, y p u -
por su mandato los hizo matar, y des- blicar por la ciudad que habían sido des-
pués se convirtió a la fe de Jesucristo terrados. Pero muchos energúmenos co-
nuestro Señor. Eran pues estos dos san- menzaron a publicar que allí estaban los
tos hermanos italianos de nación y corte- santos mártires Juan y Pablo, y fueron
libres de los demonios por su interce-
sanos muy favorecidos del emperador sión; y entre ellos un hijo de Terenciano,
Constantino, el cual los escogió para que lo cual fué ocasión para que este reco-
sirviesen a su hija la princesa Constancia nociese su culpa, y postrado ante los m á r -
en los más nobles oficios de su palacio. tires, les pidió perdón, y se convirtió a
Habían estado también con Galiciano en la fe, y escribió el martirio de estos dos.
la guerra contra los Escitas, y convertido santos hermanos, que es el que aquí que-
en ella a aquel capitán general del ejér- da referido.
cito romano, y alcanzado milagrosa vic-
toria de aquellos bárbaros. Mas habiendo *
subido al imperio Juliano el Apóstata, Reflexión: ¿Quién pudo engañar a Dios
hizo matar a Galiciano, y sabiendo que o librarse de sus manos? Un año después
Juan y Pablo repartían con largas manos de este martirio, fué el apóstata Juliano
a los pobres las grandes riquezas que a la guerra contra los Persas, y murió
Constancia les había dado, buscó algún infelicísisimamente el mismo día en que
color para quitarles también la hacienda hizo degollar a aquellos santos herma-
y la vida, y mandó a Terenciano a decir- nos. Casi todos los perseguidores de la
les que de buena gana se serviría de ellos religión han acabado sus días con muerte
y los honraría en su palacio, si adoraban desastrosa; para que entendamos cuan
a los dioses del imperio; mas que, si no celoso es Dios de su Iglesia divina, y que
lo quisiesen hacer así, les costaría caro. no pueden sus enemigos perseguirla y
A esto respondieron los dos santos que afligirla impunemente, sin recibir el cas-
no querían la amistad de Juliano, ni en- tigo que merecen por tan grande crimen,,
trar en el palacio de aquel apóstata; y en esta vida o en la otra.
como Terenciano les concediese diez días
para que mejor lo pensasen, ellos le di- Oración: Suplicárnoste, oh Dios todo-
jeron que hiciese cuenta que ya los días poderoso, que nos consueles con duplica-
eran pasados y que ejecutase lo que su do gozo por la doblada gloria que alcan-
amor mandaba. Entendiendo pues que zaron los santos Juan y Pablo, hermanos,,
presto habían de morir por Cristo, dieron en la constancia de la fe y en la corona,
a los pobres en aquellos diez días cuanto del martirio. Por Jesucristo, nuestro S e - \
tenían, ocupándose de día y de noche en ñor. Amén. /
188
San Ladislao, rey de Hungría. — 27 de junio
(t 1096)
Modelo perfectísimo de prínci-
pes cristianos fué el gloriosísimo
rey de Hungría san Ladislao I.
Nació en Polonia, donde se había
refugiado su padre Bela, huyen-
do de la persecución del rey P e -
dro. Crióse en la corte de Polo-
nia, y después en la de Hungría,
y por muerte de Geiza su her-
mano, fué coronado por rey de
Hungría, con general aplauso de
todo el reino. Un antiguo rey
llamado Salomón, que por sus
exorbitantes excesos y cruelda-
des había sido arrojado del trono
levantó a los Hunos en armas
contra Ladislao, mas fué vencido
y derrotado por el ejército real,
y sólo con la fuga pudo salvar
la vida. Libre ya Ladislao de este cui-
dado, convocó una junta de los prelados, radín. Para los pobres levantó hospitales
de la nobleza y del pueblo para restable- y casas de beneficencia: él mismo les ha-
cer el orden en todo su reino. Presidióle cía justicia, acomadaba sus diferencias, y
él mismo en persona: y las sabias orde- socorría todas sus necesidades. Todos sus
nanzas que se dictaron en ella se reco- vasallos le amaban como a padre. Final-
pilaron en tres libros, y son como la quin- mente habiendo aceptado el mando ge-
ta esencia de la política cristiana. Envi- neral de un ejército de trescientos mil
diosos los príncipes vecinos de la feli- cruzados que le ofrecieron los príncipes
cidad de Ladislao, hicieron varias irrup- de España, Francia e Inglaterra, movidos
ciones en sus estados; mas el santo pues- por el fervoroso celo del papa Urbano II,
to a la cabeza del ejército, reprimió a los cuando hacía los aprestos de aquella gue-
Bohemios, ahuyentó a los Hunos y les rra santa, el Señor le llamó para sí, a los
obligó a pedir la paz; tomó a Cracovia, cincuenta y cuatro años de su edad, y a]
domó a los Polacos y a los Rusos, quitó décimo quinto de su reinado. Su muerte
a los bárbaros la Dalmacia y la Cracovia, fué muy sentida en toda la cristiandad,
humilló a los Tártaros, y conquistó gran y llenó de luto y de lágrimas todo su
parte de la Bulgaria y de la Rusia. El reino.
número de sus batallas fué el de sus vic- Reflexión: Tal es el acertado gobierno
torias. Con esta paz alcanzada de todos de un rey santo, y tal la felicidad nacio-
los enemigos, florecieron en el reino las nal que resulta de un santo gqbierno.
artes, la industria, el comercio y la agri- Quéjanse muchos de que Dios tolere esos
cultura, y juntamente la religión y las gobiernos actuales que en lugar de mirar
buenas costumbres, que hicieron de aquel por el bien de los pueblos, los tiranizan
reino, el reino máz feliz de toda la cris- y explotan. Pero ¿qué culpa tiene Dios ni
tiandad. Y aunque era magnífica y es- su providencia, si los mismos pueblos
por universal sufragio les dan sus votos,
• pléndida la corte del santo rey, su vida sólo porque les prometen libertad y más
era un dechado de todas las virtudes. libertad para el mal, y no piensan siquie-
Asistía cada día a los divinos oficios, ayu- ra en elegir hombres cristianos que go-
naba tres días cada semana, dormía so- bernarían conforme a la ley de Dios y de
bre la dura tierra, maceraba su carne la conciencia?
con rigurosas penitencias, y tuvo tan Oración: Oye, Señor, agradablemente
grande amor y estima de la castidad, que las súplicas que te hacemos en la solem-
jamás pudieron persuadirle que se casa- nidad de tu confesor, el bienaventurado
se. Cuando comulgaba, se le encendía el rey Ladislao, para que los que no confia-
rostro con un fuego de amor divino; y mos en nuestros méritos, seamos ayuda-
no era menor la devoción que tenía a la dos por los ruegos del que tuvo la dicha
r M a d r e de Dios, en cuya honra edificó ia de agradarte. Por Jesucristo, nuestro Se-
célebre basílica de nuestra señora de Wa- ñor. Amén.
189
San Ireneo, obispo y mártir. — 28 de junio
(t 202)
que él había aprendido de los
varones apostólicos. Habiéndose
levantado aquel tiempo en la
Iglesia una muy reñida cuestión,
acerca del día en que se había
de celebrar la Pascua de Resu-
rrección, queriendo algunas igle-
sias de Oriente que se celebrase
a los catorce días de la luna de
marzo, como la celebró Cristo,
según la ley vieja, y la celebran
los judíos), y queriendo por otra
parte el papa san Víctor, que se
celebrase el primer domingo si-
guiente en que el Salvador había
resucitado, (por haberlo enseña-
do así el Príncipe de los apósto-
les) ; san Ireneo se puso de por
medio, y escribió a los prelados
El apostólico obispo, antiquísimo escri- y a las iglesias que se sujetasen a la Igle-
tor y fortísimo mártir de Cristo, san Ire- sia romana, ya que era maestra y cabeza
neo, dicen algunos que fué francés de n a - de las demás. Finalmente en el tiempo
ción; pero lo más cierto es que nació en que Septimio Severo derramó tanta san-
Asia, porque él mismo escribe de sí, que gre de cristianos especialmente en León
siendo muchacho, oyó a san Policarpo, de Francia, donde, corno dice san Gre-
obispo de Esmirna y discípulo de san gorio Turonense, corrían arroyos de san-
Juan Evangelista, y conoció y trató a gre por las calles, san Ireneo como pas-
Papías y otros varones del tiempo de los tor celoso murió en esta persecución con
apóstoles. Llámanle leonés, porque fué casi toda la ciudad, siendo de edad de
obispo de León de Francia, a donde fué noventa años.
enviado desde Asia por san Policarpo su Reflexión: Para que los libros en que
maestro, para alumbrar con la luz del san Ireneo escribió la sincera y verdade-
Evangelio aquella ciudad. Siendo aún ra doctrina que había aprendido de los
presbítero, fué enviado como legado de varones apostólicos, fuesen trasladados
aquella iglesia al sumo pontífice san fielmente, puso el santo en ellos al fin
Eleuterio, el cual le recibió con grande esta cláusula: «Yo te conjuro, dice, a ti,
benignidad, y con esta ocasión se informó que trasladas este libro, por Jesucristo
el santo de todos los ritos, costumbres nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero,
y tradiciones que los gloriosos príncipes y por su glorioso advenimiento, por el
de los apóstoles san Pedro y san Pablo cual ha de juzgar a los vivos y a los
habían ensebado a la Iglesia romana. Ha- muertos, que después que le hubieres
biendo sido martirizado Fotino obispo de trasladado, le confieras y enmiendes di-
León, por voluntad de Dios fué elegi- ligentísimamente con el original de don-
do san Ireneo de todo el pueblo cristia- de le trasladaste.» Esto es de san Ireneo:
no por sucesor de Fotino. Procuró prime- donde se echa de ver con cuanto solicitud
ramente recoger la grey de Cristo que quería se guardase las tradiciones de los
estaba asombrada y descarriada con la apóstoles, que son el arma más fuerte
persecución, y desarraigó la gentilidad contra los herejes, y contra las nuevas
de las provincias comarcanas, enviando invenciones de los que se apartan del ca-
a la ciudad de Besanzón a Ferreolo, pres- mino de su salvación.
bítero, y a Ferrución diácono, y a la de
Valencia a Félix presbítero, y Aquileo Oración: ¡Oh Dios! que concediste al
diácono y Fortunato. Y porque los herejes bienaventurado Ireneo, tu mártir y pon-
Valentino, Marción y otros monstruos in- tífice, la gracia de vencer a los herejes y
ficionaban la Iglesia católica, san Ire- asegurar felizmente la paz de la Iglesia,
neo escribió en griego divinamente con- rogárnoste des a tu pueblo constancia en
tra ellos, deshaciendo sus errores, y de- la santa religión, y la paz deseada en^
clarando la sincera y verdadera doctrina, nuestros tiempos. Por Jesucristo, nuestro »-
Señor. Amén.
190
San Pedro, príncipe de los apóstoles. 29 de junio
(t 67 de Cristo)
191
San Pablo, apóstol de las gentes. — 30 de junio
(t 67)
naciones, islas y regiones que es-
taban asentadas en las tinieblas
y sombras de la muerte. El mis-
mo dice de sí que fué encarcela-
do más veces que los otros após-
toles, y que se vio lastimado con
llagas sobremanera, y muchas
vsces en peligro de muerte. Su
vida no parecía de hombre mor-
tal, sino de hombre venido del
cielo, que con verdad pudo decir:
«Vivo yo, más no yo, sino Cristo
vive en mí.» El fué el grande in-
térprete del Evangelio que sin
haber aprendido nada de los de-
más apóstoles, fué enseñado por'
el mismo Dios, y descubrió a los
hombres las riquezas y tesoris
que están escondidos en Cristo,
El gloriosísimo apóstol de las gentes confirmando su predicación con divinos
san Pablo fué hebreo de nación y de la portentos, como decía a los fieles de Co-
tribu de Benjamín: nació en la ciudad rinto: «Las señales de mi apostolado ha
de Tarso (como él mismo lo dice). Tuvo obrado Dios sobre vosotros, en toda pa-
padres honrados y ricos, y de ellos fué ciencia, en milagros y prodigios, y en
enviado a Jerusalén, para que debajo del obras maravillosas.» Y escribe san Lucas,
magisterio de Gamaliel, famoso letrado, que con poner los lienzos de san Pablo
fuese enseñado en la ley de Moisés. En- sobre los enfermos y endemoniados, todos
tendiendo que los discípulos de Jesucris- quedaban libres de sus dolencias. Después
to eran contrarios a aquella doctrina, les de haber estado el santo apóstol dos años
comenzó a perseguir cruelísimamente; y preso en Roma, es fama que sembró tam-
no contentándose con haber procurado la bién la semilla y doctrina del cielo por
muerte de san Esteban y de guardar los Italia y Francia y que vino a España don-
mantos de los que le apedreaban para de predicó con gran fruto. Finalmente
apedréale con las manos de todos, él mis- volviendo a Roma a los doce años del im-
mo ofreció al sumo sacerdote para per- perio de Nerón, fué degollado, en el lu-
seguir a los cristianos; y con gente a r - gar llamado de las tres fontanas, sellan-
mada se partió para la ciudad de Da- do con su sangre la fe de Cristo.
masco para traer aherrojados a todos los
que hallase, hombres y mujeres que cre- Reflexión: Alabemos pues y glorifique-
yesen en Cristo, y hacerlos infame y mos a los príncipes de la Iglesia san P e -
cruelmente morir. Pero en el mismo ca- dro y san Pablo; porque ellos son las
mino de Damasco le apareció el Señor, y lumbreras del mundo, las columnas de la
cegándole primero con su luz, le alum- fe, los fundadores del reino de Cristo, los
bró y con su voz poderosa como trueno le ejemplos de los mártires, los maestros de
asombró y derribó del caballo, y de lobo la inocencia y los autores de la santidad,
le hizo cordero, y de perseguidor, defen-
sor de su Iglesia, y vaso escogido para alabados del mismo Dios. Amémoslos co-
que llevase su santo nombre por todo el mo buenos hijos a sus padres, oigámoslos
mundo, como se dijo en el día de su con- como discípulos a sus maestros, sigámos-
versión. No se puede explicar con pocas los como oveja a sus pastores; imitémos-
palabras lo que este santísimo apóstol los como a santos, y pidámosles socorro
trabajó y padeció predicando el Evangelio y favor como a bienaventurados.
en Damasco, en Chipre, en Panfilia, en
Pisidia, en Lystra, en Jerusalén, en m u - Oración: ¡Oh Dios! que alumbraste a
chas regiones de Siria, Galacia y Macedo- los gentiles por medio de la predicación
nia, y en las populosas ciudades de Fili- del apóstol san Pablo;- suplicárnoste nos
pos, de Atenas, de Efeso, de Corinto, y dé concedas sea nuestro protector para con-
Roma, alumbrando como sol divino tantas tigo aquel cuya fiesta celebramos. P o \
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
192
San Galo, obispo de Arverna. — 1 de julio
(t 550)
E] venerable obispo san Galo
nació en Arverna, ciudad de
Francia. Desde su tierna edad
resplandeció en él la gracia de
Dios; y cuando entendió que su
padre quería casarle con una
m u y ilustre dama, se fué al mo-
nasterio . cremonense que estaba
a seis millas de Arverna y supli-
có al abad le recibiese en su
compañía y cortase el cabello.
Conocida por el abad su gran no-
bleza, le dijo que era menester
dar cuenta de todo a su padre,
que era uno de los primeros se-
nadores del reino, y envió a avi-
sarle de lo que pasaba; el cual
luego que oyó tal nueva se en-
tristeció, diciendo: «El es mi pri-
mogénito querido, y por eso deseaba ca-
sarle; pero si Dios lo quiere para su ser- tres días, e hizo juntar a todo el pueblo,
vicio, hágase su voluntad.» Con esta licen- y con entrañas piadosas de padre les dio
cia el abad ordenó al santo mancebo de la santa Comunión y su bendición a t o -
primera tonsura y le recibió en el monas- dos, y el día tercero que era domingo dio
terio. Tenía tal dulzura y suavidad en la su santísima alma al Señor a la edad de
voz cuando cantaba los divinos oficios, setenta y cinco años. Estando el sagrado
.que enamoraba a todos. Llevóle consigo a cadáver en el féretro puesto en medio
su palacio el obispo de Arverna san Quin- de la iglesia, a vista de todo el mundo
ciano, para enseñarle en las letras y vir- se volvió del otro lado para estar miran-
tudes ; y el mismo rey Teodorico y la reina do al altar, acreditando el Señor la san-
le tuvieron en la corte en lugar de hijo. tidad de su siervo con otros muchos pro-
Habiendo u n día ido el santo mozo en com- digios.
pañía del rey a la ciudad de Agripina Reflexión: Fué tan grande el sentimien-
donde había un templo lleno de abomi- to que hizo toda la ciudad de Arverna en
naciones gentílicas, y se hacían cosas in- la muerte de su santo obispo Galo, que
dignas de referirse, encendió en él una por las calles no se oía otra cosa que
grande hoguera con que todo lo abrasó. llantos y gemidos, diciendo: «¡Ay de nos-
Por este tiempo murió el santo obispo otros! y ¡cuándo mereceremos tener otro
Quinciano, y aunque Galo no era más tan santo obispo!» Y las mujeres todas
que diácono, con universal aplauso fué iban vestidas de luto y tan llorosas como
ordenado de sacerdote y aclamado por si hubieran perdido sus maridos, y de la
obispo. Era amado de toda la ciudad por misma suerte los hombres como si hubie-
su afabilidad, humildad y paciencia. Un ran perdido sus mujeres. Roguemos -il
día, cierto enemigo suyo le hirió en la Señor que dé a su Iglesia santos obispos
cabeza y le dijo mil afrentas y baldones, y celosísimos pastores de su rebaño; pe-
y el santo se estuvo tan sosegado y sin ro no dejemos de amarles y venerarles
hablar palabra como si fuera de mármol, aunque no resplandezcan por extraordi-
y como después le pidiese perdón su ene- narias virtudes, considerando que están
migo y se le postrase a los pies, el siervo revestidos de verdadera autoridad, y co-
de Dios le abrazó cariñosamente. H a - mo dice el apóstol, «puestos por el Es-
biéndose prendido fuego en la ciudad de • píritu Santo para regir la Iglesia de
Arverna, y no viendo el santo prelado Dios.»
remedio humano a tanto incendio, acudió
al templo y puesto en oración, tomó el Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
libro de los Evangelios y abriéndole sa- tente, que la venerable solemnidad del
lió a vista del fuego, el cual al punto bienaventurado Galo, tu pontífice y con-
4uedó^ del todo apagado. Tuvo revelación fesor, acreciente en nosotros el afecto de
del día de su muerte, que sería pasados la devoción, y la esperanza de nuestra
eterna salud. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
193
La Visitación de Nuestra Señora. — 2 de julio
y cuya misericordia se extien-
de de generación en generación
sobre todos los que le temen:
Hizo ostentación del poder de
su brazo, desconcertó las t r a -
mas de los soberbios y los alti-
vos pensamientos de su corazón,
derribó del trono a los poderosos,
y encumbró a los humildes; col-
mó de bienes a los hambrientos,
y a los ricos dejó vacíos. Acor-
dándose de su misericordia, reci-
bió debajo de su protección a Is-
rael su siervo, conforme a la
promesa que hizo a nuestros pa-
dres, a Abraham y a sus descen-
- " ^ ^ ^ U ^? dientes por todos los siglos. D e -
túvose la Virgen María en com-
pañía de Elisabeth como unos
La devotísima fiesta de la Visitación tres meses; y tornóse después a su ca-
de la santísima Virgen instituyó el papa sa.» (Evangelio de san Lucas, I, 39-56).
Urbano VI y la publicó el papa Bonifa- Reflexión: ¡Qué admirable es la visita-
cio IX el año del Señor 1389, tomando ción de la Virgen a su prima santa Elisa-
por medianera a la Virgen sacratísima beth! ¡Verdaderamente está toda llena de
para que remediase el cisma peligrosísi- prodigios! Elisabeth trae en su seno al in-
mo que a la sazón afligía la Iglesia. Y el fante Precursor del Mesías: María tiene en
sagrado evangelista san Lucas refiere sus purísimas entrañas al Hijo de Dios.
aquel paso tan devoto de la vida de núes, Salúdanse las dos santas madres, y al ins-
tra Señora por estas palabras: «En aque- tante se reconocen con todos sus dones
llos días partió María y se fué presurosa y excelencias; y la presencia del Verbo
a la montañas de Judea a una ciudad de eterno encerrado en la Virgen sacratísima
la tribu de Judá: y habiendo entrado en como en su precioso relicario santifica al
la casa de Zacarías, saludó a Elisabeth. niño Juan en el seno de su madre. Vene-
Y aconteció que en oyendo Elisabeth la remos pues nosotros a ejemplo de santa
salutación de María, la criatura que traía Elisabeth a tan excelsa Madre y a su di-
en su seno dio saltos de placer; y su ma- vino Hijo Jesús; y rezando cada día el
dre Elisabeth se sintió llena del Espíritu santo Rosario, pronunciemos con singular
Santo; y exclamando en alta voz dijo a devoción aquellas palabras del Ave Ma-
María: ¡Bendita tú eres entre todas las ría: Bendita tú eres entre todas las mu-
mujeres, y bendito es el fruto de tu vien- jeres, y bendito es el jruto de tu vien-
tre! Y ¿de dónde a mí tan grande bien, tre. Y siempre que recibamos a su divino
que venga a visitarme la Madre de mi Hijo Jesús sacramentado en la sagrada
Señor? Pues lo mismo ha sido llegar a Comunión, exclamemos diciendo: ¿De
mis oídos la voz de tu salutación, que dónde a mí que mi Dios y mi Señor se
dar saltos de júbilo el infante que tengo haya dignado visitarme? Porque si con
en mis entrañas. ¡Bienaventurada tú, que esta humildad le recibimos supliremos
has creído! porque sin falta se cumplirán en parte nuestra indignidad, y merece-
las cosas que te ha dicho el Señor. En- remos la gracia de aquel Señor que de-
tonces la Virgen llena de un altísimo es- rriba a los poderosos y ensalza a los h u -
mildes.
píritu de profecía, tornó a Dios estas sus
alabanzas y dijo: Engrandece el alma Oración: Suplicárnoste, Señor, que con-
mía al Señor; y mi espíritu está trans- cedas a tus siervos el don de tu celeste
portado de gozo en Dios, Salvador mío. gracia, para que aquellos, a los cuales fué
Porque ha puesto los ojos en la humildad principio de salud eterna el sacratísimo
de su esclava; he aquí que desde ahora parto de la bienaventurada Virgen Ma-
me llamarán bienaventurada todas las ría, reciban en la votiva solemnidad de
generaciones. Porque ha hecho en mí iro- su Visitación acrecentamiento de paz y
sas grandes Acmel que es todopode- espirituales gozos. Por Jesucristo, nues-
roso, Aquel, cuyo nombre es santo, tro Señor. Amén.
194
San Ireneo y santa Mustióla, mártires. — 3 de julio
(t 275)
195
San Laureano, arzobispo de Sevilla y mártir. — 4 de julio
(t 544)
197
San Goar, presbítero y confesor. — 6 de julio
(t 575)
virtud al rey Sigiberto, el cual
tomó todos los medios que pudo
para persuadir al venerable pres-
bítero que aceptase el obispado
de Tréveris, porque quería dar
con ello satisfacción a todo el
pueblo que lo deseaba y se lo
suplicaba. Mas no pudo el prín-
cipe acabar con el santo que r e -
cibiese aquella dignidad; y ha-
biéndole dado ve ; nte días de tér-
mino para recogerse y hacer ora-
ción sobre ello, se encerró el
siervo de Dios en su celda, y
postrado en el si elo delante del
acatamiento del Señor, llorando
aroyos de lágrimas le suplicó
afectuosamente que no permitie-
se que el rey saliese con su p r e -
El ejemplarísimo presbítero san Goar tensión. Oyóle el Señor, enviándole una
fué .francés de nación, de la provincia de calentura que le fatigó siete años grave-
Gascuña: su padre se llamó Jorge y su mente y de manera que no pudo ya salir
madre Valeria, personas por sangre ilus- de su retiro, ni ver más ai rey. Finalmen-
tres. Desde niño fué muy bien inclinado, te, labrada aquella bendita alma del sier-
de amable aspecto, humilde, honesto y vo de Dios, y purificada como el oro con
dado a todas las obras de virtud. Habién- tan larga y penosa dolencia, acabó el curso
dose ordenado de presbítero, determinó de su peregrinación y pasó a recibir el
dar de mano a todas las cosas de la tie- premio de sus heroicas virtudes en el eter-
rra, y se fué a un lugar del obispado de no descanso. El sagrado cuerpo fué sepul-
Tréveris, que se llamaba W°chara, don- tado en la misma iglesia cue había edifi-
. de hizo una iglesia con licencia del obis- cado el piadosísimo varón para honrar las
po Félix y colocó en ella algunas reliquias reliquias de los santos.
de los santos. En este lugaf vivió m u -
chos años, dándose a la oración, ayunos Reflexión: Si los santos honran con t a n -
y penitencia, y a ejercitar la hospitali- ta reverencia las reliquias de los santos,
dad con los pobres y peregrinos. Había ¿no es razón que nosotros pobres pecado-
aún muchos gentiles en aquella tierra, res, las honremos con la misma veneración
los cuales con la vida tan ejemplar y con y acatamiento? Son ellos grandes amigos
la predicación y milagros del santo pres- de Dios, príncipes del cielo, cortesanos del
bítero se convirtieron a la fe. Echaba los palacio divino, abogados e intercesores
demonios de los cuerpos, daba vista a nuestros, que tienem muchas gracia y ca-
los ciegos, pies a los cojos, y sanaba a bida con la divina Majestad; y esas sagra-
muchos dolientes de varias enfermeda- das reliquias de sus cuerpos son honradas
des. Dos criados del obispo, que se lla- de Dios, con soberanos prodigios, y han de
maba Rústico, le acusaron delante de su resucitar con todas las dotes de gloria y
amo, diciéndole que era hipócrita y em- participar de la eterna felicidad de sus al-
bustero, e interpretando muy mal las ho- mas. Adorémoslas pues con mucha devo-
nestas acciones y obras de caridad que ción, pidiendo a ios santos que nos alcan-
hacía, albergando a los peregrinos. Mas cen por sus méntos la gracia de gozar en
cuando el obispo mandó venir al santo cuerpo y alma de su glorksa compañía.
delante de sí, y vio que un niño de pecho
de solos tres días habló volviendo por la Oración: Oye, Señor, favorablemente las
honra del varón de Dios, quedó tan co- súplicas que te hacemos en la solemnidad
rrido y confuso de haber side tan fácil de tu confesor, el bienaventurado Goar,
en creer lo que falsamente le habían di- para que los qae no confiamos en nuestra
cho, que echándose a los pies del santo justicia, seamos favorecidos por los Mere-
se encomendó con lágrimas en sus ora- cimientos de aquel santo, que fué tan
ciones. Llegó la fama de tan excelente agradable a tus divinos ojos. Por Jesucris- V
to, nuestro Señor. Amén.
198
San Panteno, padre de la Iglesia. —7 de julio
(t 212)
El sapientísimo y apostólico
doctor de la Iglesia san Panteno,
a quien san Clemente de Alejan-
dría llama por su elocuencia la
Abeja siciliana, fué natural de
Sicilia, y antes de convertirse a
la verdadera fe profesaba la fi-
losofía en la secta de los estoi-
cos. Mas habiendo conversado y
trabado amistad con algunos
cristianos, quedó tan enamorado
de la doctrina de Jesucristo que
le enseñaron que, dando de mano
a las supersticiones de los falsos
dioses y a los libros de la huma-
na filosofía, abrió los ojos a la
luz de la fe y abrazó de todo co-
razón la sacrosanta ley del Evan-
gelio. Después de su conversión,
estudió con gran d u d a d o las divinas Es- ciones del oriente. Refiere Eusebio que
crituras, conferenciando sobre ellas con san Panteno vio sembrada ya en aquellas
algunos varones virtuoso? y eruditos que Indias alguna semilla de la fe, y halló
habían sido discípulos d?. los santos após- un libro del Evangelio de san Mateo es-
toles; y pasando luego s la ciudad de crito en lengua hebrea, que había dejado
Alejandría se hizo discípulo de los que allí san Bartolomé, apóstol del _ Señor, y
lo habían sido del Evangelista san Mar- que san Panteno lo trajo a Alejandría,
cos, y enseñaban en aquella famosa es- después de haber evangelizado con gran-
cuela Alejandrina, la doctrina misteriosa de fruto a los indios durante algunos
del Hijo de Dios Escuchaba en silencio años. Finalmente, mientras el glorioso
sus lecciones, ., ocultaba con tan rara doctor san Clemente gobernaba la céle-
modestia y humildad sus grandes talen- bre escuela pública de Alejandría, su
tos, que costó harto trabajo a sus maes- maestro san Panteno, que era y a de edad
tros el descubrirlos; hasta que el año 179, muy avanzada, continuó todavía leyendo
por voz común de todos fué nombrado algunas lecciones privadamente, hasta
maestro de aquella cátedra, en la cual que lleno de méritos y virtudes, en el
por espacio de muchos años explicó la
filosofía de las divinas Escrituras con reinado la
del emperador Caracalla acabó
peregrinación de su vida gloriosa.
grande aplauso v reputación de sabidu-
ría. Porque fué en efecto san Panteno el Reflexión: Útilísima es a la Iglesia de
primer maestro cristiano de su siglo, y Dios la profunda sabiduría de los sagra-
. glorioso padre y doctor de la Iglesia, y dos doctores, no porque nuestra sacro-
como enseñaba con excelente método, santa fe tenga necesidad de filósofos que
atraía de muchas y lejanas tierras n u - demuestren su divina verdad, porque la
merosos discípulos, los cuáles, viendo la Religión católica no es alguna teoría o
gran ventaja que hacía aquella doctrina sistema filosófico, sino un acontecimiento
del cielo a las de ?os o+.rc<¡; filósofos, abra- histórico público y notorio a más no po-
zaban la fe cristiana, y pregonaban por der: sino porque los santos doctores en-
todas partes la admirable sabiduría de su señan la doctrina cristiana en toda su
maestro. Los cristiano:? de la India, que pureza, y como la recibieron de mano de
venían a Alejandría para entender en sus los apóstoles y discípulos de Jesucristo,
negocios, le enviaron un mensaje, rogán- y la defienden contra todos los herejes y
dole que fuese a su país a confutar a los filósofos libertinos.
doctores brachmanes, y el santo vencido Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras
de sus ruegos, dejó por algún tiempo su con la anual solemnidad de t u confesor
escuela, y se encaminó a aquellas apar- san Panteno, concédenos propicio, que
tadas regiones: y Demetrio, obispo de imitemos las virtuosas acciones de aquel
«Alejandría, confirmó su misión y le nom- santo cuyo nacimiento para el cielo ^ce-
bró predicador del Evangelio en las n a - lebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
199
Santa Isabel, reina de Portugal. — 8 de julio
(t 1336)
centes; en Coimbra junto a sus
palacios reales edificó el de los
pobres enfermos; en la villa de
Torresnovas el recogimiento pa-
ra las mujeres arrepentidas. Fué
el rey su marido en su moce-
dad liviano con gran deshonor
suyo y agravio de la santa, mas
ella lo llevó todo con tan grande
paciencia que rindió el corazón
del rey, y le sacó de aquel mal
estado, y cuando su hijo el prín-
cipe don Alonso se armó contra
su mismo padre, y estaban los
dos con ejércitos para darse b a -
talla, sólo la santa logró ponerles
en paz y restituir la paz a todo
el reino. En la hora que el rey
su marido falleció se recogió ella
La gloriosa reina de Portugal doña Isa- a un aposento, y se cortó los cabellos y
bel, espejo de reinas y vivo retrato de se vistió el hábito de santa Clara; acom-
princesas casadas, fué hija de don Pedro, pañó el cadáver al monasterio de mon-
tercero de este nombre, noveno de Ara- jas de san Bernardo, en que el rey se h a -
gón, y de la reina doña Constancia, y n a - bía mandado enterrar, y habiendo estado
ció reinando en Aragón su abuelo don allí tres meses, partió a pie en romería
Jaime, llamado el Conquistador. Desde para Santiago e hizo al santo apóstol una
ofrenda riquísima de muchas piezas de
la edad de ocho años rezaba el oficio di- oro, piedras preciosas, sedas y brocados.
vino, y a la edad de once la pidió y con- Finalmente después de una vida tan san-
siguió por mujer don Dionisio, rey de ta fué visitada en su muerte por la Reina
Portugal. No se envaneció ella por verse de los ángeles, y diciendo aquellas pala-
sentada en el trono, antes acrecentó los bras: «María, madre de gracia y madre
ejercicios de oración y de caridad que en de misericordia, defiéndenos tú del ma-
casa de sus padres le habían enseñado. ligno enemigo y recíbenos en la hora de
Era muy templada en el comer, modesta la muerte» dio su alma al Creador.
en el vestir, benigna en el conversar, y
en gran manera dada al divino servicio. Reflexión: La santa y piadosísima doña
Por la mañana rezaba maitines y oía Isabel, supo juntar con la grandeza y
misa cantada en su capilla, que tenía muy majestad de su estado, la pequenez y h u -
adornada de ricos y preciosos ornamen- mildad de Cristo. Por estas raras virtu-
tos, y mucho más de virtuosos capella- des mereció "er tenida y reverenciada
nes y excelentes cantores, y cada día iba pr santa, no solamente en su tiempo,
a ofrecer en la misa al tiempo que can- sino también en todos los siglos posterio-
taban la ofrenda, y puesta de rodillas b e - res; para que las grandes señoras se mi-
saba la mano al sacerdote y recibía su ren en ella como en un clarísimo espejo,
bendición. Labraba con sus damas cosas y conformen su vida con la de la santa;
que sirviesen al culto divino, socorría a y las mujeres de más baja condición se
las doncellas pobres y huérfanas y ponía corran, considerando que no hacen ellas
a muchas en estado, porque no corriese lo que hizo tan gloriosa reina.
peligro su castidad: visitaba a los enfer-
mos, y curábalos con sus propias manos Oración: Oh clementísimo Dios, que
sin asco ni pesadumbre, y el Jueves San- entre otros dones con que enriqueciste a
to lavaba los pies a algunas mujeres p o - la santa reina Isabel, la favoreciste con
bres y con grande devoción se los b e - la gracia singular de aplacar el furor de
saba. No se hacía iglesia, hospital, puente las guerras; concédenos por su interce-
u otra cosa en beneficio público, a que sión la paz de esta vida mortal, que h u -
ella no extendiese la mano. En Santarén mildemente pedimos, y después los dicho-
puso en perfección el hospital de los ino- sos gozos de la eterna. Por Jesucristo^,
nuestro Señor. Amén .
200
San Efrén, diácono y confesor. — 9 de julio
(t 379)
Uno de los más esclarecidos
doctores de la Iglesia de Siria
fué san Efrén, el cual nació en la
ciudad de Nisibe y fué hijo de
padres labradores, pero ilustres
por la confesión de la fe y por
la sangre de los santos mártires,
que honraron su cristiana fami-
lia. Crióse con tan grande ino-
cencia, que en el libro de su
Confesión no se acusa más que
de dos culpas de su niñez: fué
la una haber echado a correr por
los montes tras una vaca de un
vecino suyo, la cual se perdió y
fué devorada por las fieras; la
otra, haber puesto una vez en
duda que todas las cosas andu-
viesen ordenadas por la Provi-
dencia divina. Retiróse al yermo; mas ha-
biéndole mostrado el Señor que quería Escritura. Son todas las obras de esta
servirse de él para bien de muchos, pasó santo Padre muy espirituales, y en eüas
a la ciudad de Edesa, donde fué ordenado resplandece su grande ingenio y su elo-
de diácono, y aunque más tarde quería cuencia singular, y sobre todo un espí-
el glorioso san Basilio hacerle sacerdote, ritu celestial y soberano, suave, eficaz,
nunca pudo acabar con él que aceptase blando y fervoroso de que Dios le había
aquella dignidad. Supo otra vez que ve- dotado. Finalmente estando ya para m o -
nían para hacerle obispo y comenzó él a rir escribió aquella admirable exhorta-
fingirse loco y hacer visajes en la plaza, ción llena de santísimos documentos,
andando aprisa y corriendo por las ca- llamada el Testamento de san Efrén, y
lles, y rasgando sus vestiduras, y comien- encomendó encarecidamente que no le
do delante de todos, para que le dejasen enterrasen con vestidura preciosa, ni en
y menospreciasen los que querían enco- sepulcro, ni en templo, sino en el cernen- ,
mendarle el gobierno de la Iglesia. Era terio de los pobres y peregrinos: mas el
elocuentísimo predicador de Jesucristo, Señor tomó por su cuenta el honrarle y
y convritió a la fe gran número de idó- hacer su nombre inmortal y glorioso en
latras y herejes: y de una disputa que toda la universal Iglesia.
tuvo con Apolinar, salió aquel famoso
hereje tan atajado y corrido, que no sup"o Reflexión: Poseemos en la Iglesia ca-
decir palabras, y con tan gran tristeza tólica tal abundancia de libros escritos
y angustia de corazón, que le dio una en- por autores doctísimos y santísimos, que
fermedad de que llegó a las puertas de es para alabar a Dios. Su profunda sa-
la muerte. Tenía también el glorioso san biduría asombra al ingenio humano y el
Efrén unas entrañas m u y blandas con los olor de santidad que se percibe en su
pobres, y en una grande hambre que en lectura, reanima al lector más aletargado
su tiempo afligió mucho a la ciudad de por el frío de la duda, o la ponzoña del
Edesa, viendo que perecían muchos p o - error y de los vicios. Pues ¿por qué no se
bres y que los ricos apretaban la mano han de leer tan buenos libros que dan luz
y los dejaban morir, los reprendió grave- y calor, y sanidad perfecta al espíritu?
mente, y con las limosnas que recogió ¿Por qué se han de leer libros malos que
armó trescientas camas para los enfer- le llenan de tinieblas y de frío glacial, y
mos, vistió a los desnudos y dio de comer lo sumen en un letargo de muerte?
a los hambrientos. Y para que no faltase Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en
el alimento espiritual de las almas, es- la anual solemnidad de tu bienaventu-
cribió muchos libros en lengua siriaca, rado confesor san Efrén, concédenos pro-
los cuales eran tan estimados que, como picio, que imitemos las buenas acciones
JÜice san Jerónimo, se leían públicamente de aquel santo cuyo nacimiento para si
en algunas iglesias después de la Sagrada cielo celebramos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
201
Los siete hijos mártires de santa Felicitas. — 10 de julio
(t 165)
se embraveció y mandó dar a la
madre muchas bofetadas en el
rostro, porque en su presencia
daba tales consejos a sus hijos;
y llamando luego delante de sí
al mayor de ellos, que era J e -
naro, y usando todo su artificio,
para atraerle a la adoración de
los ídolos, no lo pudo conseguir;
por lo cual le mandó desnudar y
azotar crudamente y llevarle a ia
cárcel. Por este mismo orden lla-
mó uno a uno a los siete her-
manos, y como viese en todos la
misma constancia y resolución,
después de haberlos castigado
con muchos azotes, los echó en
mA la cárcel, y dio aviso al empera-
dor de lo que pasaba. El empe-
Siendo emperador Marco Aurelio Anto- rador ordenó que con diferentes géneros
ninc, hubo en Roma una santa viuda lla- de muerte les quitasen la vida, y eje-
mada Felicitas, noble en linaje y más cutándose este impío mandato, Jenaro,
ilustre en piedad, que tenía siete hijos. siendo azotado gravísimamente y q u e -
Habia hecho voto de castidad, ejercitá- brantado con plomadas, dio su espíritu
base en oraciones y obras de misericor- al Señor; Félix y Felipe fueron molidos
dia, y con sus palabras y el ejemplo de a palos; Silvano murió despeñado; Ale-
su vida, movía a muchos de los gentiles jandro, Vidal y Marcial fueron descabe-
para que se hiciesen cristianos. Por esta zados: y la madre santa Felicitas, tam-
causa algunos sacerdotes de los ídolos bién fué martirizada al cabo de cuatro
concibieron gran saña contra ella y con- meses, y su martirio celebra la santa
tra sus hijos y procuraron con el empe- Iglesia a los 23 de noviembre.
rador que los mandase prender. Remitió-
se la causa a Publio, prefecto de la ciu-
dad, el cual llamando aparte a la madre, Reflexión: De esta santa heroína de la
la rogó que sacrificase a los dioses del fe y de ,sus hijos dice san Gregorio en
imperio, y que no le obligase a usar de una homilía estas palabras: «La bien-
rigor con ella y con sus hijos. A lo cual aventurada santa Felicitas, creyendo, fué
respondió Felicitas: «No pienses, oh P u - sierva de Cristo, y predicándole, madre
blio, que con tus blandas palabras me de Cristo: porque teniendo ella siete hi-
podrás ablandar, ni con tus amenazas me jos, de tal manera temió dejadlos vivos
podrás rendir; porque tengo en mi fa- en el mundo, como los otros padres car-
vor el espíritu de Cristo, y viva o muerta nales suelen temer que se mueran. No
te venceré.» A esto respondió el prefec- me parece que hemos de llamar a esta
to: «¡Desventurada de ti! Y ¿has de per- mujer mártir, sino más que mártir, pues
mitir que hasta tus hijos mueran a mis habiendo enviado delante de sí siete hi-
manos?» «Mis hijos, dijo Felicitas, m u - jos al cielo, a la postre vino después de
riendo por Jesucristo vivirán para siem- ellos a recibir la corona del martirio.»
Todo esto es de san Gregorio. ¡Pluguiera
pre.» Y como al siguiente día, estando el al Señor que todas las madres cristianas
tribunal en la plaza del templo de Marte, tuvieran este espiritual amor a sus hijos,
fuese traída a juicio la madre con los siete deseándoles y procurándoles ante todo la
hijos, y el juez les persuadiese que sacri- eterna salvación!
ficasen a los dioses: volviéndose a ellos
la madre les dijo: «Mirad, hijos míos, al Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
cielo, en donde os está Cristo esperando tente, que los que celebramos la fortale-
con todos sus santos; pelead valerosa- za de tus invictos mártires en la confe-
mente por vuestras almas, y mostraos sión de tu fe, experimentemos la efica-,1
fieles y constantes en el amor de Jesu- cia de su intercesión. Por Jesucristo,"
cristo.» El tirano oyendo estas palabras nuestro Señor. Amén.
202
San Pío I, papa y mártir. — 11 de julio
(t 167)
San Pío, primero de este nom-
bre, glorioso pontífice y mártir :
m* .-..4- • ..^
de Cristo, fué natural de la ciu- 4- '^(
dad de Aquileya e hijo de Rufi-
no, el cual después de haberle
instruido en la fe cristiana, le
envió a Roma para que saliese
bien enseñado.en las letras h u -
manas y divinas. Es opinión de
muchos que el papa Higinio le
consagró después por obispo, y la
repartió con él la solicitud pas- ¿•14!.
toral de toda la Iglesia. Habien-
do aquel santo pontífice alcanza- f:'flp¡
do la gloriosa palma del marti-
rio, vacó la Sede apostólica solos
tres días, porque era muy creci-
do en Roma el número de los
saltos, (que así se llamaban los
fieles): los cuales después de emplear sia, y que no te olvides de mí. Todo el
aquellos tres días en ayunos, vigilias y senado y compañía de los sacerdotes y
oraciones, eligieron por voz común a san ministros de Cristo que está en Roma, te
Pío, y le nombraron vicario de nuestro saluda, y yo saludo a todo el colegio de
Señor en la tierra. Ordenó muchas cosas los hermanos en el Señor, que están con-
de grande utilidad para la santa Iglesia: tigo.» Todo esto es de san Pío, el cual
Señaló las penitencias que habían de ha- después de haber acrecentado mucho la
cer los sacerdotes que fuesen negligen- Iglesia de Dios con su celestial espíritu
tes en administrar el santísimo Sacra- y gobierno, fué delatado, y cargado de
mento; mandó que fuesen inviolables las cadenas, y muerto por la fe de nuestro
heredades de las iglesias, y que no se Señor Jesucristo, como tantos otros pon-
consagrasen las vírgenes que profesan tífices de los primeros siglos de la Iglesia.
perpetua continencia hasta tener veinti-
cinco años. Hizo un decreto por el cual Reflexión: Para que veas la reverencia
mandaba que la santa Pascua se celebra- que has de tener al santísimo Sacramen-
se siempre en domingo como lo habían to, lee las graves penas que puso san
instituido los apóstoles; consagró en Ro- Pío a los sacerdotes que por su negligen-
ma Jas Termas Novacianas a honor de cia derramasen alguna parte del vino con-
santa Potenciana; anatematizó a los in- sagrado: «Si cayere, dice, la sangre de
fernales heresiarcas Valentín y Marción, Cristo en el suelo, hagan penitencia por
y escribió varias epístolas, en las cuales espacio de cuarenta días; si en los corpo-
resplandece la santidad y celo de este rales, por tres: si penetró hasta el primer
venerable pontífice. En una de ellas que mantel, por cuatro; por nueve si llegó
escribió a Justo (a lo que parece obispo al segundo; y por veinte si caló hasta el
de Viena), le dice: «Ten cuidado de los tercero. En cualquier parte donde caye-
cuerpos de los santos mártires, como de re, seqúese todo lo que hubiese mojado;
miembros de Cristo, que así le tuvieron si esto no se pudiese, lávese con cuidado
los apóstoles del cuerpo de san Esteban. o raígase; y recogiendo todo lo lavado
Visita a los santos que están en las cár- o raído, quémese y échense las cenizas
celes, para que ninguno se entibie en la en la piscina.» Considera pues con qué
fe. Los clérigos y diáconos te respeten devoción y pureza de alma y cuerpo, se
y reverencien, no como a mayor sino co- ha de recibir este divino sacramento, que
mo a ministro de Jesucristo. Todo el pue- con tanto cuidado se ha dé tratar.
blo descanse, y sea amparado y defen-
dido con t u santidad. Quiero que sepas, Oración: Atiende, oh Dios todopodero-
compañero dulcísimo, que Dios me ha r e - so, a nuestra flaqueza, y alivíanos del pe-
velado que tengo de acabar presto los so de nuestros pecados, por la interce-
dias de mi peregrinación: sólo te ruego sión de tu bienaventurado mártir y pon-
que estés firme en la unión de la Igle- tífice Pío. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
203
San Juan Gualberto, fundador. — 12 de julio
(t 1073)
en Juan para hacerle su prelado:
mas él no lo consintió por su h u -
mildad, y como se alzase con el
gobierno un monje que turbaba
la paz del monasterio, el santo
se partió con un compañero para
buscar otro lugar donde con más
quietud pudiese servir a Dios.
Vino pues a un valle que por la
espesura de los árboles se llama
Valleumbrosa, y está en la p r o -
vincia de Toscana, y allí por ins-
piración del Señor hizo su m o -
rada, y en aquel sitio se formó
un grande y numeroso monaste-
rio, debajo de la regla de san
Benito, aunque con algunas cons-
tituciones propias y particulares
de nuestro santo. Favorecióle, el
Señor con su gracia y con dones de mila-
El venerable fundador de la orden de gros y profecías, y después de haber edi-
\ r alleumbrosa, san Juan Gualberto, n a - ficado otros monasterios y resucitado en
ció en Florencia, y se convirtió de la va- ellos el primitivo espíritu de san Beni-
nidad del siglo a la perfección evangé- to, gobernándolos santísimamente por es-
lica por un caso notable que le sucedió, pacio de veintidós años, a los setenta -y
y fué de esta manera. Tenía J u a n un pa- cuatro de su edad, dio su espíritu al Se-
dre que se llamaba como él Gualberto y ñor.
era valiente y bravo soldado, el cual traía
enemistad con un hombre que injusta- *
mente había muerto a un pariente suyo,
y para vengarse, le pretendía matar: y Reflexión: Después de haber leído la
J u a n acudía a la voluntad de su padre caridad que usó san Gualberto con su
y andaba en los mismos pasos y cuida- enemigo mortal, no quisiera, amado lec-
tor) que conservases en tu corazón algún
dos. Un día, yendo a Florencia él y otro maligno rencor y deseo de venganza. No
criado bien armados, topó acaso a aquel trates acaso de manchar tus manos con la
su enemigo, desarmado, y en un paso tan sangre del que te ofendió y perjudicó,
estrecho que no se podía huir ni esca- ni aun tal vez de delatarle a u n tribunal
par. Turbóse aquel pobre hombre, y en demanda de justicia. Pues ¿qué pro-
echándose a los pies de J u a n con grande vecho sacarías de maldecirle y desearle
humildad, le pidió por amor de Jesucristo la muerte o alguna desgracia? ¿Podrías
crucificado que le perdonase y le diese con este odio acarrearle algún grave mal?
la vida. Fué tanto lo que se enterneció No: el mal recaería sobre de ti, porque
J u a n oyendo el nombre de Jesucristo con esos malditos rencores no harías más
crucificado, que luego levantó del suelo que llenar tu conciencia de pecados. Sa-
a su enemigo, le abrazó, le perdonó y di- crifica pues generosamente por amor de
jo que estuviese seguro. Partióse pues Cristo crucificado todos tus odios y r e -
aquel pobre hombre consolado, y Juan sentimientos y dile con todo el corazón
siguió su camino, y entró en una iglesia, (y no solamente con los labios) aquellas
donde poniéndose a hacer oración delan- palabras del Padre nuestro: Perdónanos
te de un crucifijo que allí estaba, vio cla- nuestras deudas, así como nosotros per-
ramente que el crucifijo le inclinó la ca- donamos a nuestros deudores.
beza como quien le hacía gracias por su
caridad. Quedó J u a n confuso por este Oración: Suplicárnoste, Señor, que nos
regalo del Señor, y determinó abrazarse haga recomendables ante tu divino aca-
con Cristo crucificado. P a r a esto pidió tamiento la intercesión del bienaventu-
al abad de san Miniato de Florencia el rado Gualberto, abad, para que consiga-
hábito de san Benito, y fué tal el ejem- mos por su protección lo que no podemos
plo de santidad que dio a los monjes, que alcanzar por nuestros méritos. Por Jesu-
fallecido el abad, todos pusieron los ojos cristo, nuestro Señor. Amén.
204
San Eugenio, obispo de Cartago. — 13 de julio
(t 505)
El prudentísimo y pacientísi-
mo san Eugenio, obispo de Car-
tago, era un caballero seglar de
esta ciudad muy estimado por su
celo, discreción y piedad cristia-
na, cuando por voz común de to-
dos sus conciudadanos, fué elegi-
do y ordenado sacerdote y obispo
de aquella iglesia en tiempo del
cruel Hunerico, rey de los Ván-
dalos, los cuales se habían hecho
dueños y señores del África. Y
aunque el santo prelado gozó de
paz en los primeros tiempos de
su gobierno, y era respetado de
los herejes, y tan amado de los
católicos, que dieran por él la
hacienda y la vida, no tardó el
rey Hunerico, que profesaba la
secta de los arríanos, en perseguir de mido de trabajos descansó en el Señor.
muerte a los fieles, y a sus venerables pas- También murió en el destierro todo el cle-
tores. Y para dar algún color a su perfi- ro de Cartago, compuesto de unos qui-
dia, obligó a todos los obispos a jurar nientos sacerdotes y diáconos y de mu-
que deseaban que después de su muerte le chos niños que eran cantores de aquella
sucediese su hijo en el trono. No dudaron iglesia, y con ellos el santo arcediano lla-
algunos en jurarlo, juzgando que podían mado Salutario, y Murita, que era el se-
con ello contentar al rey, y otros no pres- gundo de aquellos sagrados ministros, los
taron aquel juramento, pensando que era cuales habiendo sido puestos por los he-
contrario a la ley de justicia; pero el bár- rejes tres veces en el tormento, perseve-
baro monarca los condenó a todos, ale- raron constantes en la verdadera fe de la
gando que los primeros habían sido infie- iglesia católica y merecieron la corona in-
les a Dios, que manda no j u r a r ; y los se- mortal de confesores de Jesucristo.
gundos se habían mostrado rebeldes a su
príncipe. Poco después dio orden para que Reflexión: ¿Has reparado sin duda en el
la persecución se hiciese general. Los sa- castigo que dio el bárbaro Hunerico así a
cerdotes de Cartago fueron azotados con los que trataron de contentarle a él, como
látigos y varas, las vírgenes consagradas a los que sólo quisieron contentar y estar
a Dios cruelmente atormentadas, murien- bien con Dios? Cumplamos pues las obli-
do muchas de ellas en el potro, y los obis- gaciones de conciencia sin respetos huma-
pos, y todo el clero, y muchos seglares y nos, porque hasta los malos echan a mala
señores católicos fueron desterrados sn parte lo que se hace por complacerles con -
número de unas cinco mil personas. Cuan- tra la conciencia, y violando la ley del r e -
do el pueblo vio tan maltratados a aque- torno vuelven mal por bien. Mas Dios, es
llos venerables sacerdotes y al santísimo fidelísimo, y si hacemos su santidad vo-
obispo Eugenio, que con ellos iba deste- luntad, aun a costa de las persecuciones
rrado, les seguía con los ojos llenos de lá- de los malvados, no seremos confundidos,
grimas, diciendo: ¿Cómo nos dejáis así sino más dignos del respeto y admiración
desamparados para ir vosotros al marti- de los hombres, y de la alabanza y gran
rio?^ ¿quién bautizará a nuestros hijos?, recompensa de Dios. «Bienaventurados,
¿quién nos administrará la penitencia y la dice Jesucristo, los que padecen por la
comunión?, ¿quién nos enterrará después justicia, porque es grande su galardón en
de muertos y ofrecerá por nosotros el di- el reino de los cielos*.
vino sacrificio? Habiendo fallecido ya Oración: Dígnate, Señor, oír nuestras
aquel cruel rey de los Vándalos, tornó el oraciones en la solemnidad de tu bien-
varón de Dios a su diócesis, pero fué des- aventurado confesor y pontífice Eugenio,
terrado de nuevo por Trasimundo a las y perdona nuestros pecados, por los méri-
Galias, y haciendo vida solitaria cerca de tos e intercesión de este santo que te sir-
jllbi escribió algunos libros contra los vió tan dignamente. Por Jesucristo, nues-
errores de los herejes, hasta que consu- tro Señor. Amén.
205
S a n B u e n a v e n t u r a , o b i s p o y d o c t o r . — 14 d e j u l i o
(t 1274)
ma ciudad de Padua. Hallóse
presente a esta traslación san
Buenaventura, y hallando entre
los huesos de la boca, la lengua
del santo tan fresca y hermosa
como si estuviera vivo, con ser
ya el año treintidos de su muer-
te, tomóla en sus manos el santo
general, y derramando muchas
lágrimas, exclamó: «¡Oh lengua
bendita que siempre bendijiste a
Dios y enseñaste a otros que lo
bendijesen! ¡Bien muestras aho-
ra cuan agradable le fuiste!». Y
besándola con grande reverencia
la mandó poner en lugar honorí-
fico. Considerando la soberana
majestad de Jesucristo sacramen-
tado estuvo muchos días sin osar
El seráfico doctor de la Iglesia san llegarse al altar, y un día oyendo misa, al
Buenaventura, nació de padres esclareci- tiempo que el sacerdote partía la hostia,
dos por su linaje en una pequeña ciudad una parte de ella se vino a él y se le puso
de Toscana, llamada Bagnarea. Siendo en la boca. Muerto el papa Clemente IV,
muy niño tuvo una tan recia enfermedad, y no concertándose los cardenales en la
que le deshauciaron los médicos; y su persona que habían de elegir, dieron sus
madre prometió a san Francisco que, si votos a san Buenaventura, para que él so-
alcanzaba la salud de su hijo, procuraría lo eligiese al que le pareciese más digno
que tomase el hábito de su santa religión, de sentarse en la silla de san Pedro, y él
como lo hizo en efecto Buenaventura a ia nombró a Teobaldo, que en su asunción se
edad de veintidós años. Hecha su profe- llamó Gregorio X. También llevó el mayor
sión religiosa, tuvo por maestro en P a - peso de los gravísimos negocios que se
rís al famosísimo Alejandro de Hales, y trataron en el concilio de León, y poco
leyó después al maestro de las sentencias después que el papa le hizo allí cardenal
en aquella universidad, con grande aplau- y obispo de Albano, quiso Dios honrarle
so, y allí tomó el grado de doctor el mis- llevándole para sí a la edad de cincuenta
mo día que lo recibió el angélico doctor y tres años.
de la Iglesia, santo Tomás, con el cual tu-
vo muy estrecha amistad, y con su humil- Reflexión: Los muchos y doctísimos l i -
de porfía le rindió para que se graduase bros que dejó escritos san Buenaventura
primero que él. Entrando un día santo To- están llenos de una doctrina celestial y de
más en la celda de san Buenaventura le un fuego de amqr divino que alumbra el
rogó que le mostrase los libros más secre- entendimiento de los que los leen, y abra-
tos de donde sacaba sus altísimos y divi- sa su voluntad, y penetrando hasta lo más
nos conceptos; entonces el santo le enseñó íntimo de las entrañas, les compungen con
un crucifijo que tenía allí delante y le di- unos estímulos de serafín, y les bañan de
jo: <<:Sabed cierto, padre, que éste es mi una suavísima dulzura de devoción. P r o -
mejor libro». Otra vez le halló santo To- cura pues, amado lector, traer en las ma-
más escribiendo la vida de san Francisco, nos los libros de este doctor seráfico y
su padre, y no le quiso estorbar, dicien- también los demás escritos de los santos,
do: «Dejemos al santo que trabaje por que en ellos está atesorada la verdadera
otro santo*. Con esta santidad y sabiduría sabiduría que alimenta, perfecciona y sa-
juntaba san Buenaventura una pruden- tisface cumplidamente el espíritu.
cia tan maravillosa, que siendo de solos Oración: Oh Dios, que te dignastes d a r -
treinticinco años, con gran conformidad nos por ministro de nuestra salvación al
fué elegido ministro general de la orden. bienaventurado Buenaventura, concédenos
Por este tiempo se trasladó el cuerpo de que sea nuestro intercesor en el cielo el
san Antonio de Padua a una iglesia sun- que tenemos por nuestro doctor en Ja tie*.
tuosa que se le había edificado en la mis- rra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
206
San Enrique I, emperador de Alemania. — 15 de julio
(t 1024)
El admirable emperador de
Alemania san Enrique, por so-
brenombre «el piadoso*, nació en
el castillo de Abaudia, sobre el
Danubio, y fué hijo de Enrique,
duque de Baviera, y de Gisela,
hija de Conrado, rey de Borgo-
ña. Bautizóle el santo obispo de
Ratisbona, Wolfango, el cual to-
mó a su cuenta la educación del
niño y le hizo letrado, y aficiona-
do a toda virtud. Habiendo here-
dado el santo príncipe los esta-
dos de su padre, fué elegido con
gran conformidad por emperador
de Alemania, sucediendo en el
imperio a Otón III. Consultaba
con Dios todo lo que había de
disponer en el gobierno de sus
vasallos, orando fervorosamente, dando mania, quiso pasar por Francia y visitar
largas limosnas, y tomando el parecer de el monasterio cluniacense que florecía
los varones más santos y prudentes. Es- con gran fama de santidad, y estando allí
tando un día para asistir a unos espectácu- oyendo misa de la Cátedra de san Pedro,
los o fiestas públicas que parecieron mal llevado de un gran fervor ofreció en ella
a san Popón, abad, el critsiano príncipe su corona de oro llena de preciosísimas
luego las dejó y mandó que no se hicie- piedras. Finalmente, después de tantas;
sen. Reparó muchas iglesias que estaban victorias y obras heroicas de virtud, vien-
destruidas de los esclavones y otros bár- do que llegaba su última hora, llamó a los
baros, y amplificó en todo su imperio la príncipes del imperio, y tomando por la
religión católica y el culto divino. Habien- mano a su mujer, santa Cunegunda, se la
do vencido a Roberto, rey de Francia, y encomendó encarecidamente, declarando-
hecho paces con él, juntó un buen ejérci- que estaba virgen, y que ambos habían,
to contra los infieles, especialmente los guardado castidad y vivido como herma-
polacos, bohemios, moravos y esclavones, nos. Murió el santo emperador a la edad
y ciñéndose la espada que había sido de de cincuenta y dos años.
san Adriano mártir, salió a campaña, ha-
ciendo voto a san Lorenzo de reedificar Reflexión: Grande es la obligación que
su iglesia de Merseburgo si le alcanzaba tienen los príncipes y gobernantes cristia-
victoria. Y cuando le salieron al encuen- nos de amparar nuestra santísima reli-
tro los príncipes enemigos con un formi- gión. Del cumplimiento de este sagrado
dable ejército de gente innumerable, man- deber depende, como has leído, la pros-
dó que todas sus tropas se confesasen y peridad de los estados, porque la religión
comulgasen, como solían hacer, en seme- inspira así a los gobernantes como a los
jantes ocasiones, y les exhortó a pelear pueblos gobernados sentimientos de toda
animosamente, esperando el favor del cie- virtud y justicia que son la mejor ga-
lo. Dio el Señor entera victoria de sus rantía de la paz y felicidad de las nacio-
enemigos al santo emperador, el cual hizo nes. Pero ¿qué ha de suceder si en la cor-
tributarias a Polonia, Bohemia y Mora- te y en el reino imperan la irreligión, el
via, y declaró luego guerra a los borgo- egoísmo, la inmoralidad y la falta de to-
ñones, que aunque estaban muy podero- da justicia y temor de Dios?
sos y armados, se le rindieron sin querer Oración: ¡Oh Dios! que en este mismo
pelear. Pasó más tarde a Italia para res- día trasladaste al bienaventurado Enrique,
tituir, como lo hizo, a la silla de san P e - tu confesor, desde el trono de la tierra al
dro a Benedicto VIII, de la cual había reino de la gloria; rogárnoste humilde-
sido injustamente despojado. Recobró con mente que nos des tü ayuda para despre-
gran valor la provincia de la Pulla, que ciar como él los halagos de este mundo, y
le habían usurpado los griegos, y fué co- llegar a ti por la inocencia de nuestras
g n a d o en Roma con gran solemnidad por costumbres. Por Jesucristo, nuestro Se-
el papa Benedicto. Cuando volvió a Ale- ñor. Amén.
207
Nuestra Señora del Carmen o del Santo Escapulario. —16 de julio
208
El triunfo de la Santa Cruz. — 16 de julio
(1212)
209
San Alejo, confesor, — 17 de julio
(t 417)
"10
San Camilo de Lelis, fundador. — 18 de julio
(t 1614)
211
San Vicente de Paúl, confesor y fundador. — 19 de julio
(t 1659)
212
Santa Margarita, virgen y mártir. — 20 de julio
(f 175)
213
San Víctor y sus compañeros, mártires. — 21 de julio
(t 290)
noche, le visitó el Señor por el
ministerio de sus ángeles. La
cárcel se llenó de admirable cla-
ridad. El santo mártir cantaba
con los espíritus celestiales las
alabanzas del Señor. Tres solda-
dos encargados de custodiarle
' q u e d a r o n tan asombrados de lo
que pasaba, que arrojándose a
los pies de Víctor, le pidieron
perdón y la gracia del bautismo.
Llamábanse Longinos, Alejandro
y Feliciano, los cuales fueron
bautizados aquel día, y Víctor
les sirvió de padrino. Al día si-
guiente, supo todo esto el empe-
rador, y montado en cólera hizo
trasladar los cuatro santos a la
plaza pública, donde fueron car-
gados de injurias por la plebe soez y cor-
Al poco tiempo de haber mandado de- tadas las cabezas de los tres centinelas.
gollar a toda la legión Tebea, fué el em- Tres días después llamó de nuevo el em-
perador Maximiano a Marsella, donde ha- perador a Víctor a su tribunal y le mandó
bía una iglesia numerosa y floreciente. adorar una estatua de Júpiter puesta so-
A su llegada temblaron por su vida todos bre un altar, pero Víctor, lleno de fe en
los fieles de la ciudad y se prepararon Jesucristo, dio un puntapié al altar, y lo
para el martirio. Durante esta general derribó juntamente con el ídolo hecho p e -
consternación un oficial cristiano, llamado dazos. El tirano, para vengar a sus dioses,
Víctor, iba todas las noches de casa en le hizo cortar el pie ordenando luego que
casa a visitar a sus hermanos en Jesu- metiesen al mártir debajo de la rueda de
cristo para exhortarles al desprecio de la un molino. Y como a la primera vuelta el
muerte, e inspirarles el deseo de la vida molino se descompusiese, sacaron de allí al
eterna. Habiendo sido sorprendido en una santo y le cortaron la cabeza. Su cuerpo,
acción tan digna de un soldado de Cristo, junto con los cadáveres de Longinos, Ale-
fué conducido al tribunal de los prefectos jandro y Feliciano, fueron arrojados al
Asterio y Eutiquio, que le representaron mar, pero los cristianos los encontraron
el peligro que corría, y cuan loco era de sobre la orilla y J e s dieron honrosa sepul-
exponerse a perder el fruto de sus servi- tura.
cios y el favor del príncipe, por querer
adorar a un hombre muerto. Contestó Reflexión: Mostróse san Víctor muy dig-
Víctor que renunciaba a todas las ventajas no de su nombre, porque fué ilustre y glo-
<jue no podía gozar sino renunciando a rioso vencedor de todos los poderes de la
Jesucristo, Hijo eterno de Dios, que se ha- tierra y del infierno. Por esta causa triun-
bía dignado hacerse hombre y que había fa ahora en el paraíso con todos los santos
resucitado después de muerto. Semejante mártires a quienes animó a alcanzar tam-
respuesta excitó furiosos gritos de indig- bién victoria de los tiranos y tormentos.
nación, pero como el prisionero era perso- Hagamos asimismo nosotros obras dignas
na ilustre, lo enviaron al emperador Ma- del nombre que llevamos, imitando las
ximiano, el cual, para torcer la constancia virtudes del santo cuyo nombre nos p u -
de Víctor lo hizo atar de pies y manos y sieron en el bautismo, para que, así como
mandó que lo paseasen por todas las calles ahora nos honramos con su nombre, p a r -
de la ciudad, exponiéndolo así á los insul- ticipemos después de su eterna recompen-
tos del populacho. A la vuelta de este p ú - sa.
blico desprecio, lo presentaron todo cu- Oración: Oh Dios, que nos concedes la
bierto de sangre a los prefectos, y Asterio gracia de celebrar el nacimiento para el
mandó que lo extendiesen sobre el caba- cielo de los gloriosos mártires Víctor y
llete, donde los verdugos le atormentaron sus compañeros, concédenos también la de
por largo espacio. Encerránronle después gozar de tu eterna bienaventuranza en su
en una lóbrega prisión, en la cual, a media santa compañía. Por Jesucristo, nuestrC
Señor. Amén.
214
Santa María Magdalena. — 22 de julio
(t hacia el 66)
215
San Apolinar, obispo y mártir. — 23 de julio
(f hacia el año 75)
21
Santa Cristina, virgen y mártir. — 24 de julio
(t 300)
217
Santiago el Mayor, apóstol. — 25 de julio
(t 44 de J. C.)
21S
Santa Ana, madre de la Madre de Dios. — 26 de julio
219
San Pantaleon, médico y mártir. — 27 de julio
(t 305.)
220
Los santos Nazario y Celso, mártires. — 28 de julio
(t 68.)
221
Santa Marta, virgen. — 29 de julio
(t 84.)
Evangelio, y convirtieron a m u -
chos a la fe, y los mismo hicie-
ron en otra ciudad llamada Aix.
Gloríase Marsella de haber t e -
nido por obispo a san Lázaro, y
Aix de haber tenido a Maximino,
uno de los setenta discípulos deí
Señor. Santa Magdalena se apar-
tó a un áspero y solitario monté
para emplearse toda en oración
y meditación; y se refiere que
santa Marta, con una criada su-
ya llamada Marcela, edificó u n
monasterio, fuera de poblado, y
en compañía de otras muchas
doncellas que la siguieron, sir-
vió muchos años en santo reco-
gimiento al Señor, alzando la
bandera (después de la Madre de
Dios) de la virginidad, y haciendo voto
La virgen santa Marta, devotísima hués- de ella, y viviendo con tanta aspereza de
peda de Jesucristo, fué hebrea de nación, vida, que san Antonio, obispo de Floren-
hija de padres nobles y ricos, y herma- cia, escribe que no comía carne, ni hue-
na de santa María Magdalena y de san vos, ni queso, ni bebía vino, y que con
Lázaro. Ella misma quiso aderezar la la señal de la cruz ahuyentaba al demo-
comida cuando el Señor se hospedó en su nio, que en figura de un dragón infernal
casa de Betania; y pareciéndole poco to- quería espantarla y estorbar su oración.
do lo que hacía, quería que su hermana Ocho días antes de su muerte vio cómo
Magdalena, que se estaba a los pies de los santos ángeles llevaban al cielo el
Jesús oyendo sus dulcísimas palabras, se ánima de su dulcísima hermana Magda-
levantara y la ayudase. Quejóse, pues, de lena, y a la hora de su dichoso tránsito
esto al Señor, pero el Señor aunque no se apareció a nuestra santa Jesucristo,
reprendió el solícito afecto con que Mar- nuestro Redentor, y le dijo: «Ven, hués-
ta le servía, alabó la quietud suave con peda mía muy querida, que como tú me
que Magdalena, dejados los otros cuida- recibiste en tu casa, así yo te recibiré en
dos, atendía a lo que más importa, que mi reino».
es oir a Dios y gozar de Dios. Vese asi-
mismo la familiaridad que nuestro Señor
Jesucristo tuvo con estas dos santas her- Reflexión: Muy bien pagó nuestro Se-
manas, cuando estando enfermo y peli- ñor Jesucristo los buenos servicios que
groso su hermano Lázaro, enviaron a de- recibió de su devotísima huéspeda santa
cirle: «Señor, el aue amas está enfermo»; Marta; la instruyó en las cosas del Reino
y aunque el Señor permitió que Lázaro de Dios, resucitó a su hermano Lázaro,
muriese y estuviese cuatro días en la se- la hizo una grande santa, la amparó en
pultura, lloró sobre él por la ternura y los peligros del mar, la llenó de celo apos-
tólico, la hizo fundadora del primer co-
compasión que tenía a sus dos herma- legio de santas vírgenes, y la recibió,lle-
nas, y luego resucitó gloriosamente al na de méritos, en el palacio de su gloria.
hermano difunto, y llenó aquella casa de Y nosotros ¿a qué pensamos servir sino
bendición. Después de la Ascención del a Jesucristo, porque los que sirven al
Señor, aquellos mismo judíos que le cru- mundo no sacan otra recompensa que fu-
cificaron, movieron una grande persecu- nestos desengaños en la vida, angustias
ción contra los fieles, y se dice que echa- en la muerte y tormentos en la eternidad?
ron mano de santa Marta y santa Magda-
lena, y habiéndoles confiscado sus bie- Oración: Oh Dios, salud y vida nues-
nes, las pusieron con Lázaro su hermano tra, dígnate oir nuestras súplicas, para
y con Maximino y toda su casa, en un n a - que así como la fiesta de tu bienaventura-
vio sin velas ni remos para que perecie- da virgen santa Marta nos llena de es-
sen en el mar; mas el navio, guiado de piritual alegría, así también nos alcance
Dios aportó a Marsella, en cuya ciudad una piadosa devoción. Por Jesucristo, s,
enseñaron aquellos santos la doctrina del nuestro Señor. Amén.
222
San Abdón y san Senén, mártires. 30 de julio
(t 250).
Los nobilísimos y portentosos
mártires de Cristo Abdón y Se-
nén fueron persas de nación, y
caballeros principales y muy r i -
cos en su patria; los cuales sien-
do cristianos y viendo padecer
a los que lo eran graves tormén- •
tos y muertes atroces, imperan-
do Decio y persiguiendo cruda-
mente a la Iglesia, se ocupaban
en consolar las almas de los que
padecían por Cristo, y en dar se-
pultura a los cuerpos de los que
con muerte habían alcanzado la
vida. Supo esto Decio: madóle
prender y traer a su presencia,
habiéndolos oído, y sabiendo por
su misma confesión que eran
cristianos, les mandó echar ca-
denas y prisiones, y guardar con
otros cautivos de su misma nación que Dios, dejando sus cuerpos feos y revuel-
tenía presos, porque quería volver a Ro- tos en_ su sangre. Los cuales estuvieron
ma y entrar triunfando, y acompañado tres días sin sepultura, para escarmien-
de todos estos presos y cautivos para que to y terror de los cristianos; pero des-
su triunfo fuese más ilustre y glorioso. pués vino Quirino, subdiácono (que se
Hízose así: entró en Roma el emperador dice escribió la vida de estos santos), y
con gran pompa acompañado de gran mul- de noche recogió sus sagrados cadáveres
titud de persas cautivos, entre los cua- y los puso en un arca de plomo, y los
les iban los santos mártires Abdón y Se- guardó en su casa con gran devoción. E
ñen ricamente vestidos, como nobles que imperando el gran Constantino, por r e v e -
eran, y como presos, cargados de cade- lación celestial fueron descubiertos y tras-
nas y grillos. Después mandó Decio a ladados al cementerio de Ponciano.
Claudio, pontífice del Capitolio, que tra-
jese un ídolo y le pusiese en un altar, y Reflexión: Decía Marco Tulio, adulan-
exhortándoles que le adorasen, porque do al emperador Cayo César que acaba-
así gozarían de su libertad, nobleza y r i - ba de perdonar generosamente a Marco
quezas. Mas los santos, con gran constan- Marcelo: «Has rendido muchas naciones
cia y firmeza, le respondieron que ellos y domado gentes bárbaras y triunfado de
a solo Jesucristo adoraban y reconocían todos tus enemigos; pero hoy has alcan-
por Dios, y a El le habían ofrecido sa- zado la más ilustre victoria, porque p e r -
crificio de sí mismos. Amenazólos con las donando a tu enemigo te has vencido a
fieras, y ellos se rieron. Sacáronlos al ti mismo». ¿Pues quién duda que según
anfiteatro, y quisieron por fuerza hacer- esta folosofía, mayor victoria alcanzaron
los arrodillar delante de una estatua del los santos Abdón y Senén atados al ca-
sol, que allí estaba; pero los mártires la rro triunfal de Decio, aue el otro empera,
escupieron, y fueron azotados y atormen- dor que acababa de sujetar a los Persas?
tados cruelmente con plomos en los ¡Oh! ¡cuan grande gloria es padecer afren-
azotes, y estando desnudos y llagados, tas por Cristo! «Más gloriosa, dice san
Crisóstomo, es esa igonominia que la hon-
aunque vestidos de Cristo y hermoseados ra de un trono real, y del imperio del
de su divina gracia, soltaron contra ellos mundo».
dos leones ferocísimos y cuatro osos t e -
rribles, los cuales, en lugar de devorar Oración: Oh Dios, que concediste a tus
a los santos, se echaron a sus pies y los bienaventurados mártires Abdón y Senén
reverenciaron, sin hacerles ningún "mal. un don copioso de tu gracia, para lle-
El juez Valeriano, atribuyendo este mila- gar a tan grande gloria; otórganos a ra-
gro a arte mágica, mandó que los mata- stros, siervos tuyos, el perdón de nues-
sen; y allí los despedazaron con muchos tros pecados, para que por sus méritos
y despiadados golpes y heridas que les nos veamos libres de todas las adversi-
dieron, y sus almas hermosas y resplan- dades. Por Jesucristo, nuestro S«ñor.
' decientes subieron al cielo a gozar de Amén.
223
San Ignacio de Loyola, patriarca y fundador. — 31 de julio
(U556).
almas a Cristo eran necesarias las
letras, volvió a España y estudió
en Barcelona, en Alcalá y Sala-
manca, donde padeció por Cristo
presecuciones, cárceles y cadenas.
Acabó sus estudios en París y
ganó para Dios nueve mancebos
de los más excelentes de aquella
florida universidad, y con ellos
echó en el Monte de los Márti-
res los primeros cimientos de la
Compañía de Jesús, que insti-
tuyó después en Roma, añadien-
do a los tres votos de religión
un cuarto voto de obediencia a]
Sumo Pontífice acerca de las Mi-
siones. Aprobó Paulo III la n u e -
va religión diciendo con espíri-
tu de pontífice: Digitus Dei est
El gran celador de la mayor gloria di- hic. El dedo de Dios es éste: porque en
vina, san Ignacio de Loyola, nació en la efecto la Compañía de Jesús era un n u e -
provincia de Guipúzcoa, y en la nobilísi- vo e invencible ejército que el Señor sus-
ma casa de Loyola. Crióse desde niño en citaba para la propagación de la santa
la corte de los reyes católicos y se in- fe y defensa de la santa Iglesia combati-
clinó a los ejercicios de las armas. Ha- da por los sectarios de estos últimos
biendo los franceses puesto cerco al cas- tiempos, discípulos de Lutero e imitado-
tillo de Pamplona, Ignacio lo defendió res de la rebeldía de Lucifer. Y así la
con heroico valor, hasta que fué mala- Compañía de Jesús conquistó para Cris-
mente herido. Agravándosele el mal, se to muchos reinos de Asiaj África y Amé-
le apareció el apóstol san Pedro, del cual rica, restauró en Europa la piedad cris-
era muy devoto, y a cuya honra había tiana y la frecuencia de sacramentos, y
escrito un poema, y con esta visita del ha ilustrado la Iglesia con centenares de
cielo comenzó a mejorar. En la conva- mártires, con millares, de nombres sa-
lecencia pidió algún libro de caballería pientísimos, y aun dando por ella la vida,
para entratenerse, y como le trajesen, en y resucitando para volver a luchar como
lugar de estos libros, uno de la Vida de antes por la mayor gloria de Dios. Tal es
Cristo y otro de Vidas de santos, encen- el espíritu magnánimo que infundió san
dióse en su lección de suerte que deter- Ignacio en su santa Compañía; el cual
minó hollar el mundo. En este instante después de haberla gobernado por espa-
se sintió en toda la casa un estallido m u y cio de dieciséis años, a los sesenta y cin-
grande, y el aposento en que estaba Igna- co de su edad descansó en la paz del Se-
cio tembló, hundiéndose de arriba aba- ñor.
jo una de las paredes. Sano de sus heri-
das, se partió para Montserrat, donde h i - Reflexión: Si quieres alcanzar el espí-
zo confesión general, y colgó su espada ritu de Jesucristo que informaba el al-
y daga junto al altar de nuestra Señora, ma de san Ignacio, lo hallarás en sus
y dando los vestidos preciosos a un p o - Ejercicios espirituales. Dice el pontífice-
bre, se vistió de un saco asperísimo. De León XIII, que al conocerlos, no pudo m e -
allí partió para Manresa, donde por es- nos de exclamar: He aquí el alimento que
pacio de un año hizo vida austerísima y deseaba para mi alma. (Alocución de
penitente en el hospital de santa Lucía León XIII al clero de Carpineto).
y en una cueva cerca del río; en la cual Oración: Oh Dios que para propagar la
ilustrado por el Espíritu Santo y ense- mayor gloria de t u nombre, diste un
ñado de la Virgen santísima, escribió nuevo socorro a la Iglesia militante por
aquel famoso libro de los Ejercicios es- medio del bienaventurado Ignacio, concé-
pirituales, que ha hecho siempre increí- denos que peleando con su ayuda y e j e m .
ble fruto en la Iglesia de Dios. Pasó des- pío en la tierra, merezcamos ser corona-
pués a visitar los sagrados lugares de dos con él en el cielo. Por Jesucristo,
Jerusalén, y entendiendo que para ganar nuestro Señor. Amén.
224
San Pedro Ad-vincula (ó á la cadena. — 1 de Agosto
(En el año 43 de J. C.)
Celebra en este día la santa
Iglesia la festividad de las cade-
nas del glorioso príncipe de los
apóstoles san Pedro, cuya prisión
se refiere en el sagrado libro de
los Hechos apostólicos por estas
palabras: «En este mismo tiempo
el rey Herodes se puso a perse-
guir a algunos de la Iglesia. P r i -
meramente hizo degollar a San-
tiago, hermano de Juan. Después,
viendo que esto complacía a los
judíos, determinó prender t a m -
bién a Pedro. Eran entonces los
días de los Ázimos. Habiendo,
pues, logrado prenderle, le metió
en la cárcel, entregándole a la
custodia de cuatro piquetes de
soldados, de a cuatro hombres
cada piquete, con el designio de presen- da Rhodé salió a observar quién era; y
tarle al pueblo y ajusticiarle después de conocida la voz de Pedro, fué tanto su
la Pascua. Mientras Pedro estaba así cus- gozo, que en lugar de abrir, corrió aden-
todiado en la cárcel, la Iglesia hacía sin tro con la nueva de que Pedro estaba a
cesar oración a Dios por él. Mas cuando la puerta. Dijéronle: Tú estás loca: mas
iba ya Herodes a ponerle a la vista del ella afirmaba que era cierto lo que de-
pueblo, aquella misma noche estaba dur- cía. Ellos dijeron entonces: Sin duda se-
miendo Pedro en medio de dos soldados, rá un ángel. Pedro entretanto proseguía
que le tenían atado con dos cadenas; y dando golpes a la puerta. Abriendo por
las guardias estaban haciendo centinela último, le vieron, y quedaron llenos _de
ante la puerta de la cárcel. Mas he aquí asombro. Mas Pedro haciéndoles señas
que de repente apareció un ángel del Se- con la mano para que callasen, contóles
ñor, cuya luz llenó de resplandor toda la cómo el Señor le había sacado de la cár-
pieza: y tocando a Pedro en el lado, le cel y añadió: Haced saber esto a Santia-
despertó diciendo: Levántate al punto. Y go y a los hermanos. Y partiendo de allí
en aquel instante se le cayeron de las ma- se retiró a otra parte. Luego que fué de
nos las cadenas. Di jóle asimismo el án- día, era grande la confusión entre los sol-
gel: Ponte el ceñidor y cálzate las san- dados sobre qué se habría hecho de P e -
dalias. Hízolo así. Di jóle más: Toma tu dro. Herodes haciendo pesquisas por h a -
manto y sigúeme. Salió, pues, y le iba llarle y no dando con él, hecha la su-
siguiendo, bien que no creía ser cosa de maria a los de la guardia, los mandó lle-
verdad todo lo que veía. Pasada la pri- var al suplicio.» (Act. Apóst., cap. XII).
mera y segunda guardia, llegaron a la Reflexión: Hoy es el día de rogar al
cual se les abrió por sí misma. Saliendo Señor que vuelva los ojos compasivos so-
puerta de hierro que sale a la ciudad, la bre nuestro actual pontífice, sucesor su-
por ella, caminaron hasta el fin de la yo y Vicario de Cristo sobre la -tierra;
calle: y súbitamente desapareció de su para que le libre de las cadenas con que
vista el ángel. Entonces Pedro, vuelto en le tienen como aprisionado sus enemigos,
sí, dijo: Ahora sí que entiendo bien que y pueda gobernar con entera libertad su
verdaderamente el Señor ha enviado su santa Iglesia.
ángel y librádome de las manos de Hero-
des y de la expectación de todo el pueblo Oración: Oh Dios, que libraste al após-
judaico. Y habiendo pensado lo que podía tol san Pedro de sus cadenas, y le p u -
hacer, se encaminó a la casa de María, siste en libertad sin que recibiese daño
madre de Juan, por sobrenombre Mar- alguno; suplicárnoste que rompas las ca-
cos, donde muchos estaban congregados denas de nuestros pecados, y que por tu
en oración. Habiendo, pues, llamado al bondad apartes de nosotros todos los ma-
postigo de la puerta, una doncella llama- les que nos amenazan. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
225
San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor. — 2 de agosto
(t 1787)
ros, que se llamó del Redentor, y
fué aprobada por el papa Bene-
dicto XIV. Predicaban aquellos
nuevos apóstoles con gran fervor
y espíritu de cielo, y recorrían
las aldeas y los campos evange-
lizando a los pobres el reino de
Dios; y los sermones de nuestro
santo, iban siempre acompañados
de suspiros, lágrimas y n u m e r o -
sas conversiones. En la misión de
Amalfi, vio todo el pueblo con
grande asombro una luz maravi-
llosa que salía de la imagen de
la Virgen y esclarecía el rostro
del santo misionero, el cual es-
taba arrobado y suspenso en
Dios, Nombróle el rey de las dos
Sicilias obispo de Palermo, y el
El celosísimo obispo, fundador de la sumo pontífice Clemente XIII, le hizo
Congregación del Santísimo Redentor, y obispo de la iglesia de santa Águeda de
doctor de la Iglesia, san Alfonso María los Godos, y después de santificar aque-
de Ligorio, nació en Ñapóles y fué hijo lla diócesis por espacio de algunos años,
de don José de Ligorio, caballero del impedido por la edad avanzada y las
orden patricio, y de doña Ana Catalina dolencias, y mucho más por su piedad,
Cavalieri, señora muy principal de la ciu- se retiró a su amada Congregación en la
dad de Brindis. Trayendo un día esta casa de Nocera de Pagani, donde a la
señora su niño Alfonso al apostólico va- edad de noventa años y diez meses, des-
rón san Francisco de Jerónimo paisi que cansó en el Señor, habiendo conservado
le bendijese, dijo el santo con espíritu la inocencia bautismal, y edificado a t o -
profético: «Este niño llegará a una edad da la cristiandad con sus heroicas virtu-
muy avanzada, no morirá antes de los des, arrobamientos, milagros, profecías, y
noventa años, será obispo, y obrará cosas libros admirables.
grandes y útilísimas a la Iglesia de Dios.»
Los sucesos de la vida de san Alfonso Reflexión: El sumo pontífice Pío IX,
comprobaron la verdad de aquella profe- dio a san Alfonso María de Ligorio el
cía. Adelantóse en letras y virtudes en la título de doctor de la Iglesia por las sa-
Congregación de jóvenes nobles que se pientísimas obras que dejó escritas, como
educaban en la casa de los Padres de la Teología moral y la Práctica de los
san Felipe Neri, y a los dieciséis años de confesores; pero recomendamos encare-
su edad, había alcanzado ya el grado de cidamente a todos los fieles sus libros so-
doctor en ambos derechos, con grande bre la Verdad de la fe, la Conformidad
aplauso y reputación de sabiduría. Ha- con la vonlutad de Dios, las Visitas al
biendo seguido luego la carrera del foro, Santísimo Sacramento, y singularmente
por consejo y voluntad de su padre, co- la Preparación a la muerte y las Glorias
mo le hiciesen caer en la cuenta de un de María. ¡Pluguiera a Dios que estos l i -
error involuntario que había cometido en bros, que son tesoros de sabiduría y de
la defensa de un pleito feudal, entriste- unción celestial, anduviesen en manos de
cióse mucho de esto, y determinó dejar todos los fieles católicos!
el oficio de abogado; y así se desnudó de
la toga, colgó la espada junto a l altar de Oración: Oh Dios, que por medio del
la Virgen de la Merced, y renunció al bienaventurado Alfonso María, tu confe-
derecho de primogénito, para darse del sor y pontífice, encendido en el eelo de
todo a Dios y comenzar una vida muy las almas diste a tu Iglesia una nueva
santa y apostólica. Ordenado de sacerdo- proble; rogárnoste que enseñados por su
te, con diez compañeros a quienes había saludable doctrina y alentados por sus
comunicado su celo y espíritu, echó los ejemplos, podamos llegar felizmente a Ti.\
cimientos de la Congregación de misione- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
226
La invención del cuerpo de san Esteban. 3 de agosto
•----> "S-.-. . (En el año 415)
Con haber sido tan ilustre en
la Iglesia primitiva el glorioso
protomártir san Esteban, estuvo
su santo cuerpo largo tiempo es-
condido, hasta que el Señor se
dignó revelarlo en tiempo de los
emperadores Honorio y Teodosio
el Menor su sobrino, el año 415
de nuestra salud. Hízose esta r e - ,
velación a Luciano presbítero, el
cual refiere todo lo que en ella
pasó en una carta escrita en grie-
go, donde dice: «Que estando él
durmiendo en un lugar del bau-
tisterio, donde salía dormir para
mejor guardar la iglesia y ocu-
rrir presto a las necesidades de
los fieles de su parroquia, des-
pertó viendo un súbito resplan-
dor, y le apareció un venerable anciano tierra y salir un suavísimo olor y fra-
en traje de sacerdote, el cual le mandó gancia celestial de aquel sagrado cuerpo,
que buscase los cuerpos santos, que es- tan extremada que a los que presentes se
taban en cierta heredad de aquella al- hallaban les parecía estar en el paraíso.
dea, y los colocase en otro lugar más Dieron todos voces de alabanza a Dios,
decente. Preguntó Luciano al venerable y más cuando por la virtud de aquellas
viejo quién era, y cuyos eran aquellos sagradas reliquias sanaron setenta y tres
cuerpos. Y él respondió que era Grema-
liel, el que había enseñado a san Pablo enfermos de varias dolencias. Trasladá-
apóstol de Jesucristo, y que el que es- ronse los santos cuerpos en solemnísima
taba en el monumento con él a la parte procesión a Jerusalén, donde fueron colo-
de Oriente era el bendito mártir san Es- cados en preciosas urnas; hasta que Teo-
teban, que fué apedreado de los judíos, dosio el Joven quiso que el de san Es-
cuyo cuerpo él había hecho recoger y en- teban pasase a Constantinopla; y poco
terrar en aquella heredad suya, y que después el papa Gelasio I lo hizo trasla-
en otro lucillo y sepulcro estaba el cuer- dar a Roma y depositar en la basílica edi-
po de Nicodemus, al cual, por ser discí- ficada con nombre de san Lorenzo.
pulo de Cristo, los judíos habían anate- Reflexión: El sapientísimo doctor de la
matizado y desterrado de la ciudad, y él Iglesia san Agustín hacía en sus sermones
le había recogido en su casa y dado todo mención honorífica de esta maravillosa
lo que había menester todo el tiempo invención del cuerpo de san Esteban, y
que vivió, y después de muerto le sepul- de los milagros sin cuento con que quiso
tó honoríficamente junto a san Esteban. el Señor glorificar a su protomártir, no
Con las señas que recibió del santo an- solo en Jerusalén, sino en todas partes,
ciano Gamaliel, fué Luciano a Jerusalén a donde se llevaba alguna parte de sus
a dar cuenta de todo al obispo: el cual preciosas reliquias. Donde se ve con cuán-
dio orden que se buscasen los santos cuer- ta razón celebra la Iglesia católica el des-
pos en el lugar señalado: y en efecto, cubrimiento de este gran tesoro, para h a -
cavando en él, hallaron tres sepulcros en cernos dignos de las mercedes que pode-
cuyas piedras se leía en letras siríacas: mos alcanzar por los méritos del Santo.
Esteban, Nicodemus, Gamaliel. Divulgán- Oración: Concédenos, Señor, la gracia
dose luego esta noticia, vino el obispo de de imitar al santo cuya fiesta celebra-
Jerusalén, llamado Juan, acompañado de mos, para que aprendamos por su ejem-
Eleuterio, obispo de Sebaste, y otro Eleu- plo, a amar también a nuestros enemi-
terio, obispo de Jericó, y del clero y gran gos, ya que celebramos la Invención de
muchedumbre de fieles; y abriendo el aquel santo que supo rogar por sus mis-
sepulcro donde estaba el cuerpo del glo- mos perseguidores a Jesucristo, nuestro
rioso san Esteban, comenzó a temblar la Señor. Amén.
227
Santo Domingo de Guzmán, fundador. — 4 de agosto
(t 1221)
el arma del santo Rosario, que le
inspiró la Virgen, salvó a los
católicos, y convirtió cien mil h e -
rejes. Entre otros prodigios fué
muy admirable el no haberse
quemado el libro que echó el
santo en una hoguera, donde se
abrasó al instante el libro de los
herejes. Celebrándose por este
tiempo el gran Concilio Latera-
nense, vio en sueños el papa co-
mo la iglesia de Letrán se abría
por todas partes y venía al sue-
lo, y que santo Domingo la sus-
tentaba y como atlante la tenía
en peso: por lo cual aprobó la
fundación de su nueva Orden de
Predicadores. Saliendo en otra
ocasión el santo de la iglesia de
El gloriosísimo patriarca santo Domin- San Pedro en la ciudad de Roma, vio
go de Guzmán, luz del mundo, gloria de en la calle a san Francisco, que venía
España y fundador de la sagrada Orden a instituir su esclarecida orden, y sin ha-
de Predicadores, nació en el obispado berse visto jamás, los dos grandes pa-
de Osma en u n lugar que se dice Cale- triarcas, se conocieron y abrazaron. Qui-
ruega, y fué hijo de muy ilustres padres. so el humildísimo santo Domingo que t o -
Estando su madre en cinta, tuvo un sue- dos sus hijos eligiesen por general al san-
ño misterioso en que le pareció ver a su to varón Fray Mateo, e irse él a Pales-
hijo representado bajo el símbolo de un tina o predicar a los moros y derramar
perro con una hacha encendida en la la sangre por Jesucristo: mas Dios le lla-
boca el cual alumbraba y encendía con mó a Roma, donde se le juntaron cien
ella todo el mundo: y cuando bautizaron religiosos a quienes dio el hábito y esca-
al niño, echaron de ver los presentes so- pulario blanco, por haberlo señalado la
bre su frente una estrella de maravilloso Virgen como vestido de su amada orden.
resplandor. Confiaron su primera educa- Finalmente siendo de edad de cincuenta
ción a un tío suyo, arcipreste de Gumiel y un años, se le apareció Jesucristo con-
de Iza, y le mandaron después a Paten- vidándole a los gozos de su reino; y
cia, donde a la sazón florecían los estu- acostado el santo en unas tablas mandó
dios generales de España, y salió tan a sus hijos que comenzasen el oficio de
aventajado en filosofía y metafísica, co- los que están en la agonía: y al rezar la
mo en las divinas virtudes. Una vez ven- antífona que dice: Socorred, santos de
dió las alhajas de su casa y hasta los Dios, salid al camino, ángeles bienaven-
libros para dar de comer a los pobres, turados, salió su alma de la cárcel' del
y viniendo a él una mujer llorando para cuerpo.
que le ayudase a rescatar un hermano su- Reflexión: Dijo la Virgen a santo Do-
yo que le habían cautivado los moros, mingo que el Rosario era el arma más
hizo instancias a la mujer afligida, que (poderosa contra la herejía y contra los
le vendiese a él por esclavo y le trocase vicios. Ahora, pues, hay mayor necesidad
por su hermano. Tomó en Osma el hábito que nunca de rezarlo.
de canónigo reglar, y por obedecer a su
obispo recibió la dignidad de arcediano Oración: Oh Dios, que te dignaste ilus-
de aquella iglesia; pero en llegando a la trar a tu Iglesia con los méritos y con la
edad de treinta años, por imitar a Cris- doctrina del bienaventurado santo Do-
to, comenzó su predicación, y pasó a To- mingo, tu confesor; concédenos, que por
losa de Francia, donde la herejía de los su intercesión nunca sea destituida de los
Albigenses hacía grandes estragos, y con auxilios temporales, y sea acrecentada
sus sermones, milagros y sobre todo con en los bienes espirituales. Por Jesucristo,,
nuestro Señor. Amén.
228
Nuestra Señora de las Nieves. — 5 de agosto
Celebra la santa Iglesia la fies-
ta de nuestra Señora de las Nie-
ves a 5 de agosto por la razón
que aquí diremos. Siendo sumo
pontífice Liberio, hubo en Roma
un caballero muy noble y rico,
llamado J u a n patricio, el cual
estaba casado con una señora
principal e igual suyo en todo,
de la cual al cabo de muchos
años no tenía hijos; y aunque los
• deseaban .mucho estos caballeros,
pero como eran tan temerosos de
Dios como ricos, y no menos pia-
dosos que ilustres, conformában-
se con su voluntad, entendiendo
que no darles sucesión era lo que
mejor les estaba; pues así lo or-
denaba El con su paternal p r o -
videncia. Eran muy devotos de la Virgen grandes iglesias de nuestra Señora, dieron
María nuestra Señora y determinaron to- a esta de las Nieves título de santa Ma-
marla por heredera de sus grandes r i - ría la Mayor, para mostrar la excelencia
quezas; y para acertar mejor a servirla, que tiene sobre todas las que hay en aque-
hicieron grandes plegarias, limosnas y lla ciudad; la cual se esmera mucho en
buenas obras, suplicándole' que los enca- honrar a la soberana Señora. No es ma-
minase y mostrase en qué obra quería ravilla, pues, que san Gregorio y otros
que ellos gastasen su hacienda en su ser- soberanos pontífices mandasen que vinie-
vicio. Oyó la Reina del cielo las oracio- sen en solemne procesión a esta iglesia
nes que con tanto afecto J u a n Patricio los fieles de todos los estados y condicio-
y su mujer le hacían, y una noche, que nes, que había en Roma, cuando alguna
fué la precedente al quinto día de agos- pública calamidad los afligiese. Muchos
to, cuando los calores son excesivos en milagros ha obrado el Señor en aquel
Roma, habló entre sueños a los dos, a templo y obra cada día, por intercesión
cada uno de por sí, y di joles que la ma- de su purísima Madre, que en aquel lu-
ñana siguiente fuesen al collado Esquili- gar santo que ella misma escogió es tan
no, y que en la parte de él que hallasen señaladamente y de tantas gentes vene-
cubierta de nieve le edificasen un tem- rada.
plo, donde ella fuese honrada de los fie-
les, y que haciendo esto, se tendría por Reflexión: Con este obsequio prestado
su heredera y bien servida. La mañana a la Virgen por aquellos esposos nos en-
siguiente confirieron entre sí los dos bue- señó Dios cuan bien empleadas están las
nos casados el sueño o revelación que haciendas que se gastan en edificar, res-
habían tenido: dieron parte de ello al taurar y enriquecer los templos, y cuan
sumo pontífice Liberio, al cual la Virgen bien remunera la Reina del cielo los ser-
había hecho la misma revelación. Convo- vicios que los fieles le hacen acá en la
cóse el pueblo, juntóse el clero, y orde- tierra; demos también nosotros de cuando
nóse una devota procesión. Llegados al en cuando alguna limosna para la con-
monte, hallaron cubierto de nieve un es- servación y mayor esplendor de los tem-
pacio m u y bastante para una iglesia ca- plos consagrados a nuestra Señora, la
paz: señalóse el lugar para ella, y de la cual, como Reina que es del cielo y de la
hacienda de los caballeros devotos de la tierra, recompensará magníficamente
Virgen, luego se comenzó a labrar, y se nuestros filiales obsequios.
acabó suntuosamente. Esfa fué la prime- Oración: Te rogamos, Señor Dios, que
ra iglesia que se edificó en Roma con nos concedas la salud cumplida del alma
título y advocación de nuestra Señora. y del cuerpo; a fin de que por la interce-
Llámesele al principia Nuestra Señora de sión de la gloriosa siempre Virgen María,
nos veamos libres de los trabajos presen-
j las Nieves, mas después, como en Roma tes y gocemos de la dicha sempiterna. Por
se hubiesen edificado muchas y m u y Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
229
La gloriosa Transfiguración del señor. — 6 de agosto
de su maestro, le dijo: Señor, bien
estamos aquí: hagamos en este
monte tres moradas: una para
vos, otra para Moisés y otra para
Elias. No sabía lo que decía: por-
que se contentaba con sola aque-
lla vista de la gloria del cuerpo
del Señor, y teníala por suma
bienaventuranza, no siendo más
que una gota de aquel río que
alegra la ciudad de Dios y un
pequeño reflejo de aquella glo-
ria que hace bienaventurados a
los moradores del cielo. Mientras
estaba hablando san Pedro, sú-
bitamente vino una nube del cie-
lo clara y resplandeciente, que
hizo sombra al Señor, y sonó en
ella una voz que dijo: Este es mi
En este día celebra la santa Iglesia el Hijo muy amado, en el cual siempre
misterio altísimo y regaladísimo de la me he agradado; oídle a El. Y al so-
Transfiguración de nuestro Señor Jesu- nar esta voz magnífica y testimonio di-
cristo. Había avisado el Salvador a sus vino del Padre Eterno, los apóstoles, des-
discípulos que padecería mucho en J e r u - pavoridos y llenos de temor y estupor,
salén de los escrioas y príncipes de los cayeron sobre sus rostros en tierra que-
sacerdotes, y que moriría en sus manes dando fuera de sí y como muertos; mas
y que después de muerto había de resu- entonces el Salvador se llegó a ellos y los
citar. Y para que cuando le viesen mo- tocó con la mano y les dijo que se levan-
rir no se escandalizasen y entendiesen que tasen y no temiesen; y bajando después
era Señor de la vida y de la muerte, qui- del monte les mandó que no descubriesen
so el divino Redentor transfigurarse y ni dijesen a nadie lo que habían visto
darles un breve gusto de su gloria y una hasta que El hubiese resucitado; y así lo
como muestra de la bienaventuranza que callaron los apóstoles, como dice San Lu-
habían de alcanzar. Para esto tomó con- cas, hasta que el Señor hubo resucitado
sigo a Pedro, Santiago y J u a n su herma- de entre los muertos.
no, los cuales habían de presenciar más Reflexión: Siendo la gloria de Cristo
de cerca los dolores de su pasión, y los el galardón de nuestras buenas obras y
llevó al monte Tabor. Habiéndose pues- padecimientos, vivamos en este valle de
to allí en oración, se transfiguró delan- lágrimas de tal suerte que merezcamos
te de aquellos discípulos, y vieron su verle en el monte alto del cielo, no trans-
rostro resplandeciente y glorioso, y todo figurado, como le vieron los tres apósto-
el cuerpo más claro que el mismo sol, y les en el monte Tabor, sino como El es,
sus vestiduras más blancas que la nie- y como es glorificador y remunerador de
ve. Vieron juntamente a Moisés y a Elias todos sus escogidos, donde como se dice
que estaban a sus lados y le tenían en en la Escritura, no hay llantos ni gemi-
medio, hablando con El de la pasión y dos ni dolores, ni trabajo alguno, sino
muerte que para cumplir las profecías ha- que todo es júbilo y gloria y felicidad
bía de padecer en Jerusalén. Y al haber cumplida y eterna.
el Salvador mostrádose glorioso con aque- Oración: Oh Dios que en la gloriosa
lla nueva claridad en el monte, llaman Transfiguración de tu unigénito Hijo con
los evangelistas transfigurarse, porque la autoridad de los profetas confirmaste
aunque no tomó otra forma ni figura, pe- los ocultos misterios de la fe, y con la
ro alteró la que antes tenía, dándole voz salida de una resplandeciente nube,
aquel nuevo resplandor y maravillosa cla- admirablemente nos diste a conocer la
ridad. «Al tiempo que Moisés y Elias . se perfecta adopción de hijos; concédenos
partían y despedían de Cristo, dice el la gracia de ser coherederos del Rey de
evangelista san Lucas que san Pedro, co- la gloria y la participación de su misma
mo más fervoroso y que con más dis- bienaventuranza. Por Jesucristo, tu mis- v
gusto oía hablar de la pasión y muerte mo Hijo y nuestro Señor. Amén.
230
San Cayetano, fundador. — 7 de agosto
(t 1547)
El seráfico y apostólico sacer-
dote san Cayetano, fundador de
la orden de los Clérigos regula-
res, llamados Te,atinos, nació _en
la ciudad de Vicencia, del seño-
río de Venecia, de padres no m e -
nos ilustres por su piedad que
por su nobleza. Resplandeció en
él, desde su temprana edad, un
señalado amor a la pureza, a la
caridad, y a la piedad con Dios
y su Madre santísima: e hizo ta-
les progresos en las ciencias y
virtudes, que se ganó mucha es-
timación con los príncipes y pre-
lados y con el papa Julio II, el
cual le honró con le dignidad de
protonotario apostólico. Pero ma-
yor fué la honra que recibió de
la soberana Reina de los cielos, la cual, preciosa vestidura, le acompañaron des-
en recompensa de la devoción que el de la cuna hasta el sepulcro. Ocasioná-
santo le tenía, se le apareció llena de cla- ronle su última enfermedad los alboro-
ridad y hermosura, y le regaló poniéndole tos suscitados en Ñapóles (en 1547) por
sú divino hijo en los brazos. Había en- las resistencias que hicieron los enemigos
trado el santo en la Cofradía del Divino de Dios y de la Iglesia para estorbar que
Amor que estaba instituida en Roma, y se estableciese allí el santo tribunal de
pasando a Vincencia la estableció en la Inquisición: y como el médico le or-
aquella ciudad, y prendió después el fue- denase que moderando sus penitencias,
go de su amor divino en Venecia, Vero- ;se acostase en cama blanda y regalada,
na y otras ciudades, en las cuales le lla- dijo el santo: Si mi Jesús murió en el
maban con razón serafín en el altar, y duro leño de la cruz, dejadme morir si-
apóstol en el pulpito. Volviendo a Roma quiera en u n lecho de paja. Finalmente,
determinó fundar una religión de cléri- recibidos los santos sacramentos, tuvo un
gos regulares, que con sus letras, y su éxtasis maravilloso en que se le apareció
modestia y santa vida, honrasen mucho la serenísima Virgen acompañada de án-
a la Iglesia de Dios y la proveyesen de geles que llevaron aquella alma santísi-
santos prelados, y confundiesen a los he- ma a la patria celestial.
rejes. Favorecieron los intentos del san- Reflexión: Vean otra vez aquí los sec-
to varias personas muy distinguidas, que tarios del liberalismo quiénes han sido los
andaban en los mismos deseos, especial- amigos y quiénes los enemigos del santo
mente Pedro Carafa, y el papa Clemente Tribunal de la Inquisición: porque han
VII, el cual aprobó la nueva religión, que estado muy bien con él y lo han alabado
se llamó de los Teatinos por haber sido .mucho todos los santos que desde que se
su primer superior don J u a n Pedro Ca- fundó, han florecido en la Iglesia; y lo
rafa, que a la sazón era obispo de Teati, han aborrecido, calumniado y procurado
y después fué sumo pontífice con nombre derrocar, todos los impíos, herejes y li-
de Paulo IV. Vióse el santo m u y maltra- bertinos. Ruégote, amado lector, que r e -
tado y preso con sus religiosos en un pares en esto para abrir los ojos y ver
saqueo de Roma; mas nunca fueron t a n - claramente esta verdad, ya que los malos
tas las penas que le hicieron sufrir los porfían aún en desfigurarla o encubrirla.
soldados herejes, como las que. deseaba Oración: Oh Dios, que diste al bien-
padecer por amor de Jesucristo; el cual aventurado Cayetano t u confesor la gra-
una vez se le apareció y le convidó a po- cia de imitar la vida de los apóstoles; con-
ner sus labios en la llaga del costado p a - cédenos, por su intercesión y ejemplo, la
ra que gustase la inefable suavidad de su gracia de poner en Ti toda nuestra con-
amor divino. Dice la Sagrada Rota que fianza, y desear solamente las cosas ce-
j los resplandores de las virtudes con que lestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
fué adornado san Cayetano, como de una Amén.
231
Los santos Ciríaco, Largo y Esmaragdo, mártires. — 8 de agosto
(t 309)
Ciriaco, con sus dos compañeros
Largo y Esmaragdo. Predicaron
éstos la fe en la cárcel a los d e -
más presos gentiles, y alentaron
a los que eran cristianos, entre
los cuales se hallaban los m á r -
tires Crescencio, Sergio, Segundo,
Albano, Victoriano, Faustino, J u -
liana, Ciriacide y Donata. P a r e -
cía la cárcel un templo donde se
cantaban de día y de noche las
divinas alabanzas, y se ofrecía el
adorable sacrificio: mas llegó el
día en que abriendo los minis-
tros del emperador las puertas,
les intimaron la orden de sacri-
ficar a los dioses o de morir en
los más duros suplicios. Morire-
mos por Cristo, dijo el valeroso
Ciriaco: y con la misma fortaleza se ofre-
El martirio de los santos Ciriaco, Lar- cieron a la muerte todos los demás p r e -
go y Esmaragdo, se saca de las Actas de sos. Ejecutóse la sentencia en la vía S a -
san Marcelo papa y mártir, que los n o - laria, y aquellos santos confesores, e s -
tarios de Roma escribieron. Fué san Ci- forzados por las exhortaciones de Ciria-
riaco ilustre diácono de la iglesia roma- co y de Largo y Esmaragdo, después de
na, bajo el pontificado de los vicarios de varios tormentos fueron degollados. En
Jesucristo Marcelino y Marcelo. En aque- aquel mismo sitio los fieles sepultaron los
llos tiempos primitivos de la iglesia los sagrados cadáveres de estos santos, has-
diáconos se ocupaban mucho en la p r e - ta que cesando el furor de la persecución,
dicación y administración de los sacra- la nobilísima matrona Lucina mandó t r a s -
mentos; y en estos oficios convirtió Ci- ladarlos a la vía Ostiense, donde tuvie-
riaco a muchos gentiles a la fe. Habíale ron más honrosa sepultura. El sumo pon-
el Señor concedido un don señalado de tífice León IX regaló un brazo de san Ci-
curar a los enfermos y lanzar los demo- riaco a la abadía de Altdorf en Alsacia.
nios, y el mismo emperador Diocleciano,
le rogó que sanase a una hija suya lla- *
mada Artemia, que estaba poseída y r i -
gurosamente atormentada del maligno es- Reflexión: La constancia de estos san-
píritu. Libróla el santo con poderosa vir- tos mártires debe esforzarnos a nosotros
tud de aquella tiranía infernal; y como a defender públicamente nuestra fe ca-
la noticia de este suceso llegase a oídos tólica, sin dejarnos vencer de respetos
de Sapor, rey de Persia, el cual tenía asi- humanos ni temer mal alguno que por la
mismo una hija, llamada Jobia, agitada causa de Jesucristo nos pueda venir. Bien-
del espíritu diabólico, vino con grande aventurados, dice el Señor, los que pade-
acompañamiento a Roma eñ busca del cen persecución por la justicia. Los ene-
diácono taumaturgo, y con humildes sú- migos de Dios nos pueden quitar la h a -
plicas le rogó que le otorgase el mismo cienda temporal y la vida del cuerpo;
beneficio que había hecho a Diocleciano. mas no pueden quitarnos los eternos bie-
El santo diácono con los sagrados exor- nes, la eterna vida y la eterna gloria,
cismos libró de la posesión a la hija de que es la recompensa prometida por J e -
Sapor y quedó éste tan maravillado de sucristo a los que padecen persecuciones,
la virtud de Cristo, que luego se convir- injurias y la muerte por su amor.
tió y abrazó la fe con otros muchos de
su reino. Mas no fueron bastantes todos Oración: Concédenos propicio, oh Se-
estos prodigios para que el cruelísimo ñor, que pues nos alegras con la anual
Diocleciano dejase de perseguir a la Igle- solemnidad de tus santos mártires Ci-
sia: antes atribuyéndolos a arte mágica riaco, Largo y Esmaragdo, imitemos la
y encantamiento, y viendo que por ellos constancia que mostraron en sus tormén- ^
muchos se convertían, mandó prender a tos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
232
Los santos niños Justo y Pastor hermanos, mártires. — 9 de agosto
(t 304)
Entrs las victorias que por m e -
dio de sus mártires y esforzados
guerreros alcanzó Dios nuestro
Señor de los tíranos que persi-
guieron la Iglesia de España, es
muy esclarecida y admirable la
de los santos niños y bienaven-
turados hermanos Justo y Pastor,
quienes en edad tierna y delica-
da, vestidos de espíritu y sobe-
rana fortaleza, triunfaron del
malvado presidente, y volando al
cielo, dejaron en la tierra el t r o -
feo y las señales de la victoria.
Vino Daciano a Alcalá de Hena-
res para perseguir, como lo h a -
cía en todas partes, a los fieles
de Cristo; y publicó un edicto en
que mandaba que todos sacrifi-
casen a los dioses o que fuesen muertos tan grande aliento y constancia. Por lo
con exquisitos y atroces tormentos. Di- cual temeroso el tirano de ser vencido
vulgóse luego este mandato; y estando por aquellos niños, mandó que, sin más
muchos fieles temerosos y encogidos, sa- dilación, los degollasen secretamente en
lieron al campo dos niños valerosos para algún lugar apartado de la población. Y
hacer burla del tirano. Estos fueron J u s - así los sacaron a un campo que llamaban
to y Pastor, el primero de siete años y Loable, y allí les cortaron las cabezas so-
el segundo de nueve, los cuales eran hi- bre una gran piedra; en la cual quedaron
jos de padres nobles y cristianos, y en impresas las señales, como hoy día se
aquella sazón aban a la escuela para ven, de sus rodillas y manos. Edificaron
aprender las primeras letras. Luego que e n aquel mismo sitio los cristianos una
oyeron el impío mandato del tirano, en- capilla que llevaba el nombre de los san-
tró en sus tiernos pechos un encendido tos mártires.
deseo de padecer y morir por Cristo; y Reflexión: El espectáculo que nos ofre-
arrojando las cartillas que llevaban, se ce hoy el martirio de estos dos niños, es
fueron al palacio de Daciano para ofre- u n terrible anatema contra la cobardía
cerse al martirio. Cuando éste supo que de muchos cristianos, que no están dis-
aquellos dos niños, sin ser llamados y puestos, no digo a derramar una gota de
por su voluntad, venían a morir por la sangre por Cristo, pero ni aun a sufrir
fe de Cristo, se turbó y llenó de asombro: una palabra de burla, un gesto despre-
mas pensando que aquello sería livian- ciativo, una ligera incomodidad que a ve-
dad pueril, los mandó azotar para ame- ces exige el fiel cumplimiento de la ley
drentarlos. Al tiempo de ser llevados a de Dios. Pues, ¿con qué alma piensan
este tormento, Justo habló a Pastor y le comparacer ante el tribunal de Jesucris-
dijo: «No temas, hermano Pastor, esta to? ¿Con qué ojos podrán ver allí a esos
muerte del cuerpo que se nos prepara; tiernos niños ostentando el laurel de la
porque, Dios que nos hace merced que victoria y la palma del martirio?
muramos por El, nos dará todo el es- Oración: Oh Dios, que das la fe, la
fuerzo necesario para que podamos mo- esperanza y la caridad a los tiernos n i -
rir y alcanzar la corona del martirio.» ños, y por la alabanza con que te confe-
Quedó Pastor más esforzado y animoso saron tus inocentes mártires Justo y P a s -
con estas palabras de Justo, y di jóle: «Oh tor, nos estimulas a alcanzar la salvación;
hermano mío Justo, con razón te llaman infúndenos la pureza de la infancia, p a -
justo, pues tan bien muestras que lo eres. ra que emulando con nuestra vida ajus-
Ligera cosa me será morir contigo por tada a tu santa ley la vida inculpable
ganar a Jesucristo en t u compañía.» Es- de los niños, nos gocemos con los santos,
tas palabras iban los santos hablando en- en la recompensa que has de dar a tus
t¿é sí, dejando a los ministros de Dacia- fieles servidores. Por Jesucristo, nuestro
no admirados de ver en tan corta edad Señor. Amén.
233
San Lorenzo, diácono y mártir. — 10 de agosto
(+ 258)
un Yiuen rmmexo &.e cve^os,, t o -
jos, mancos y pobres, a quienes
ry había socorrido, se vino con ellos
[jg al emperador y díjole: Estos son
los tesoros de la Inlesia. No se
puede fácilmente creer la saña
que recibió el tirano, viendo así
frustradas sus esperanzas: man-
dóle luego azotar y rasgar sus
carnes con escorpiones; y echan-
do de ver que no se quejaba ni
daba un solo gemido, antes se
reía del tirano y de los tormen-
tos, embravecióse más y excla-
mó: «Tú eres un mago; pero yo
te juro por los dioses inmortales
que has de padecer tan graves
penas que ningún hombre hasta
hoy las padeció.» A lo cual res-
El gloriosísimo y fortísimo mártir san pondió Lorenzo: «En nombre de Jesucris-
Lorenzo, nació en Huesca del reino de to te aseguro que no las temo.» Mandóle
Aragón: su padre llamado Orencio y su pues atormentar toda la noche con va-
madre, Paciencia, fueron santos, y de rios suplicios, y finalmente asarle en un
ellos celebra festividad la iglesia de Hues- lecho de hierro a manera de parrillas, en
ca. Hízole el papa san Sixto, segundo de las cuales no mostró el santo ningún sen-
este nombre, arcediano, o primero de los timiento de dolor; sino que estando asa-
diáconos de la iglesia romana. Por este da una parte de su cuerpo, habló al ti-
tiempo anduvo muy brava la persecución rano y le dijo: «Ya está asada la mitad
del emperador Valeriano: y en ella fué de mi cuerpo; manda que me vuelvan de
preso san Sixto y llevado a la cárcel. Sa- la otra parte, y que me echen la sal.» Y
lióle al camino san Lorenzo y It dijo: mientras el tirano con los ojos encarni-
«¿Adonde vas, oh padre, sin tu hijo? zados y dando bramidos de rabio y furor
¿Adonde vas, oh sacerdote, sin tu diá- mandaba a los sayones que atizasen el
cono?» Rospondióle el venerable pontífi- fuego, el fortísimo mártir, levantados los
ce: «A ti, hijo mío, como a más joven, te ojos al cieio, decía: «Recibid, Señor, este
aguardan más rigurosos suplicios, y más sacrificio, en olor de suavidad»; y dando
gloriosa victoria: anda a repartir a los gracias al Señor, expiró.
pobres los tesoros de la Iglesia; porque
presto me seguirás como hijo al padre, y
como diácono al sacerdote.» Cumplió san Reflexión: Este es el martirio de san
Lorenzo enteramente la voluntad del pon- Lorenzo, gloria de España, y tan ilustre
tífice, y gastó toda la noche en visitar en toda la cristiandad, después del pro-
a los pobres y repartirles el tesoro de tomártir san Esteban, que como dice san
la Iglesia, y el día siguiente volvió a Agustín, «alumbró con sus resplandores
san Sixto, y viendo que ya le llevaban a el universo mundo.» ¿Quién no se a n i -
degollar, corrió a él y con voz alta y llo- mará con tal ejemplo a servir a Jesu-
rosa le dijo: «No me desampares, padre cristo con viva fe, segura 'esperanza y e n -
santo: ya cumplí tu mandamiento y dis- cendida caridad, sin temer el fuego y
tribuí los tesoros que me encargaste.» crisol de la tribulación por donde se lle-
Oyeron los ministros de justicia estas p a - ga al eterno descanso y refrigerio?
labras, y, a la voz de los tesoros, echaron
mano de Lorenzo, y dieron noticia de lo #
que habían oído al emperador, el cual se Oración: Concédenos, oh Dios todopo-
holgó de ello esperando hartar su codi- deroso, que se apaguen en nosotros las
cia. Preguntóle, pues, por los tesoros de llamas de nuestros vicios; pues concedis-
l a Iglesia; y el santo con una sabiduría •te al bienaventurado san Lorenzo que
y sagacidad, divina le respondió, que se venciese el fuego de sus tormentos. P ^ -
los traería. Y juntando el santo diácono Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
234
San Tiburcio, mártir. 11 de agosto
(t 286)
Entre los nobles caballeros ro-
manos que el glorioso mártir san
Sebastián convirtió a la fe de J e -
sucristo nuestro Redentor, uno
fué Cromacio, prefecto de la ciu-
dad de Roma, de sangre iíustrí-
sima, de riquezas y familia po-
derosa; el cual habiendo sabido
que Tranquilino, padre de los
santos mártires Marcos y Marce-
liano, había abrazado la fe, si-
guiendo tan buen ejemplo, y r e -
nunciando a toda la grandeza y •
regalo de que había gozado, se
sujetó al suave yugo del Señor y
se hizo cristiano él y sus criados
y esclavos, varones y mujeres,
que eran en número de mil cua-
trocientas personas. Repartió en-
t r e ' e l l o s parte de sus riquezas y dio a fecto Fabiano que le hiciese prender con
sus esclavos libertad, diciendo: que pues otros fieles de Cristo. Mandó pues el juez •
eran ya hijos de Dios inmortal, no ha- prender al santo, e hizo sembrar una
bían de ser siervos de hombre mortal. pieza de carbones encendidos, y le dijo
Tenía este santo caballero un hijo lla- que echase incienso sobre ellos en hon-
mado Tiburcio, mozo de grandes espe- ra de los dioses o con los pies descalzos
ranzas, de alto y delicado ingenio, bien pasease por las brasas. Tiburcio hizo la
enseñado en todas las letras, de lindo as- señal de la cruz y con los pies descalzos
pecto y suave condición; el cual siguió paseóse sobre las ascua como si pisara
a su padre en abrazar la fe de Cristo, y rosas. Atribuyendo esto el tirano a arte
siguióle con tanto fervor, que se señaló mágica embravecióse blasfemando de J e -
mucho entre los otros cristianos, y por sucristo. Díjole Tiburcio: «Enmudece y
él obró Dios muchos prodigios. Pasando calla y no te oiga yo con tan rabiosa y
un día por una calle, vio a u n mozo que maldita lengua decir tales injurias con-
había caído de un lugar alto, y de la caí- tra tan' santo nombre.» Sobremanera irri-
da había quedado tan quebrantado que tado el tirano con estas palabras de r e -
sus padres trataban más de sepultarle que prensión, mandó cortarle la cabeza, y se
de curarle. Llegóse a ellos Tiburcio y dí- ejecutó esta sentencia a tres millas de
ioles: «Dadme lugar que le hable una pa- Roma en la vía Lavicana, donde fué se-
•abra, que podrá ser que cobre salud»: pultado.
-.- el santo dijo sobre el mozo la oración
:lel Padre nuestro y el Credo, y con esto Reflexión: Hemos visto cómo un cris-
.-1 herido sanó repentinamente. Pero h a - tiano falso e hipócrita, fué quien procuró
úa. entre los cristianos uno que era hi- la muerte de san Tiburcio, pagándole las
)ócrita, llamado Torcuato, el cual no vi- saludables amonestaciones que el santo
/ía con las costumbres de cristianos y le hacía, con delatarle delante del impío
iervo de Dios, sino con las del siglo y juez. ¡Qué execrable villanía! Pero
is los gentiles. Reprendíale a menudo
san Tiburcio de sus vicios, con deseo de ¿crees tú que son menos villanos, m u -
que los enmendase, y aunque Torcuato, chos que en nuestros días se llaman ca-
por ser san Tiburcio persona tan ilustre, tólicos, y hacen pactos con los enemigos
en la apariencia de fuera disimulaba, y de la Iglesia de Cristo, para oprimirla,
le daba muestras que le agradaba que así para despojarla, para cargarla de cade-
le amonestase y corrigiese, pero en su co- nas y para matarla si fuese posible?
razón concibió tan grande rencor y abo- Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
rrecimiento contra el santo, que para tente, que por la intercesión de tu m á r -
vengarse le acusó de que era cristiano; tir Tiburcio, nos veamos libres de todas
'Vpara que no se entendiese que él había las enfermedades del cuerpo y de todos
sido el acusador, dio traza con el pre- los malos pensamientos del alma. Por J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
235
Santa Clara, fundadora. — 12 de agosto
(t 1253)
doncellas, parientas suyas,'hasta
el número de diez y seis; las cua-
les formaron la primera comuni-
dad de religiosas de santa Clara.
No solamente en aquella ciudad,
sino en la Umbría y por todo el
mundo se extendió el resplandor
de las virtudes de santa Clara.
Ayunaba a pan y agua todas las
vigilias de la Iglesia y toda la
cuaresma, llevaba por vestidura
interior una asperísima piel de
jabalí, y dormía sobre la tierra
teniendo un haz de sarmientos
por almohada; pero el amor de
Cristo le hacía tan suaves éstas,
y otras espantosas penitencias,
que no había rostro más alegre
y apacible que el de la santa. Y
La seráfica virgen santa Clara, funda- ¿qué lengua podrá decir las inefables
dora de las religiosas del seráfico padre dulzuras, éxtasis seráficos y dones de mi-
san Francisco, fué, como este santo, natu- lagros y de profecía con que Jesucristo
ral de Asís, y de claro y nobilísimo li- la regalaba y correspondía a su amor?
naje. Siendo aún muy niña y no teniendo Cuando los bandidos y sarracenos con
aún rosario para llevar la cuenta de sus que el malvado Federico II talaba el va-
oraciones, las iba contando con piedre- lle de Espoleto, cercaron la ciudad de
cillas, y aunque por voluntad de sus pa- Asís y escalaban ya los muros del monas-
dres vestía ropas preciosas, mas interior- terio de santa Clara, ella, aunque enfer-
mente usaba de un áspero cilicio, y ofre- ma, se hizo llevar a las puertas, y sacan-
cía a Dios su virginidad con gran resis- do del seno una custodia del santísimo
tencia de sus padres, que deseban ca- Sacramento, oyó la voz de Jesús, que le
sarla. Había Dios enviado en este tiempo decía: «Sí, Clara, yo te protegeré»: y h u -
al mundo para renovarlo, al seráfico pa- yeron al punto aquellos bárbaros, de-
dre san Francisco, el cual estaba en la jando muchos cadáveres, heridos como si
misma ciudad de Asís; y por su consejo hubiesen peleado contra los rayos del
dejó la santa doncella la casa de sus p a - cielo. Finalmente toda la vida de la santa
dres y renunciando a todas las grande- fué como la de un serafín sacrificado por
zas del mundo, se entró en la iglesia de amor de Jesucristo, y a la edad de se-
santa María de la Porciúncula que está a senta años, visitada por un coro celestial
una milla de Asís. Allí la aguardaban san
Francisco y todos sus santos religiosos de santas vírgenes, entregó su alma p u -
con velas en las manos y entonando el rísima al divino esposo.
Veni Creator Spiritus; y ella, al pie del Reflexión: Los monasterios de santa
altar, se desnudó de todas sus galas y Clara han llegado a la crecida suma de
preciosas vestiduras, se cortó las trenzas cuatro mil; y en ellos se han santificado
de su rubia cabellera, y recibió de manos mucha nobilísimas doncellas, condesas,
del seráfico patriarca el hábito peniten- duquesas y princesas, y sobre todo u n
cial. Pretendieron sus deudos y parientes gran número de almas herocias que prac-
llevársela por fuerza, mas la santa se asió ticando la regla más austera de todas, han
tan fuertemente al altar, que al quererla sido en la tierra las delicias de Dios, el
sacar por fuerza, dejó en sus manos la ornamento de la Iglesia católica, y el
mitad de sus vestiduras, y aun se quitó más elocuente ejemplo del mundo.
la toca, para que viesen que había t a m -
bién sacrificado a Cristo la hermosura de Oración: Óyenos, Señor y Salvador
sus cabellos. Premió el Señor tan ilustre nuestro, y haz que la alegría que senti-
victoria que su sierva alcanzó de la carne mos en la fiesta de tu bienaventurada
y de la sangre, con dar la misma vocación virgen santa Clara, sea acompañada de
a su hermana Inés y a otras nobilísimas los afectos de una verdadera devocióiC
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
236
San 3uan Berchmans, confesor. — 13 de agosto
(t 1621)
237
San Eusebio, presbítero y confesor. — 14 de agosto
(t 357)
Sixto papa, poniendo en una
grande piedra un título que de-
cía: «Aquí yace Eusebio, varón
de Dios.» Cuando Constancio su-
po la muerte de Eusebio, y cómo
Gregorio y Orosio habían dado a
su cadáver honrosa sepultura,
enojóse sobremanera, y mandólos
prender. Hubo a las manos d e
Gregorio, e hízole enterrar vivo
en la misma cueva, donde esta-
ba el cuerpo de san Eusebio. Oro-
sio que se había escapado, lo s u -
po, y de noche se fué a él, y aun-
que le halló vivo, estaba ya tan
debilitado que murió allí en sus
manos; y así le dejó sepultado \ n
aquel mismo lugar. En Roma hay
una iglesia de san Eusebio, muy
El venerable sacerdote y valeroso sol- antigua y de gran devoción, en la cual
dado de Cristo san Eusebio, dio grande está su sagrado cadáver, y los de Orosio
gloria a la Iglesia con un nuevo género y Paulino, y otras muchas reliquias d e
de martirio que sufrió, inventado por el santos mártires. San Zacarías, papa, la
furor y rabia de los tiranos. Vivió en mandó reparar y adornar en hora de san
tiempo del emperador Constancio, en el Eusebio y de los otros santos mártires
que se embraveció en Roma la herejía de allí sepultados.
los arríanos, enemigos declarados de los
católicos, por el favor y fuerzas que él Reflexión: Al leer el cruel y prolon-
les dio; y por esta causa, levantaron una gado martirio de san Eusebio, no sabe
gravísima y terrible tempestad en la cual uno de qué espantarse más; de la extraña
muchos obispos y santos sacerdotes fue- crueldad de los herejes que con tan p r o -
ron desterrados, afligidos y muertos por longado y durísimo suplicio probaron la
la verdadera fe. Entre ellos alcanzó ilus- constancia del santo sacerdote; o de la in-
tre victoria el santísimo presbítero Euse- vencible fortaleza de este santo mártir
bio, de nación romano; el cual,, por de- que padeció tan lenta muerte sepultado
fender constantísimamente la verdadera vivo. En aquella crueldad se echa de ver
y divina religión con más libertad y áni- la crecida malicia del demonio que tales
mo que quisiera Constancio, sufrió un invenciones inspira a los herejes y ene-
nuevo género de martirio en que fué pro- migos de nuestra santa fe; en esta p a -
bada, como en u n crisol, su paciencia y ciencia, la virtud divina de que Jesucris-
fidelidad a Jesucristo y a su verdadera to reviste a sus soldados para que t r i u n -
Esposa la santa Iglesia. Mandó, pues, fen de todos los poderes del mundo, de
Constancio que lo encerrasen y como em- la muerte y del infierno. ¡Oh! ¡Con qué
paredasen en una pieza o pequeño apo- soberana luz resplandece la verdad de
sento que había en su misma casa, tan Dios en todos los martirios y heroicas a c -
estrecho y angosto que apenas el santo ciones de los santos! Quien con esta luz
cabía en él, ni se podía casi menear, ni no ve la verdad divina de nuestra san-
volver a una parte ni a otra. Allí estuvo tísima religión, ciego es, y llena tiene la
el varón de Dios por espacio de siete m e - mente de las tinieblas con que las malas
ses haciendo oración al Señor, y supli- pasiones suelen oscurecerla para que no
cándole que le diese fortaleza y constan- vea la luz de Cristo.
cia para morir por él; y diósela tan cum- Oración: Oh Dios, que nos alegras en
plida, que al cabo de los siete meses m u - la anual festividad de t u confesor s a n '
rió en aquella como sepultura en que Eusebio; concédenos propicio, que los q u e
había estado. Recogieron su cuerpo los celebramos su nacimiento para la gloria,
sacerdotes del Señor, Gregorio y Orosio, por la imitación de sus saludables ejem-
y le enterraron en una cueva del cemen- plos, lleguemos a gozar de Ti. Por Jesu\^
terio de Calixto, junto al cuerpo de san cristo, nuestro Señor. Amén.
238
La Asunción de nuestra Señora. — 15 de agosto
Subió Cristo nuestro Salvador
a los cielos, y dejó a su bendití-
sima Madre y Señora nuestra en
la tierra, para que en ausencia
de aquel sol de justicia, brillase
ella como luna de serenos r e s -
plandores en medio de la primi-
tiva cristiandad; y enseñase a los
apóstoles, instruyese a los Evan-
gelistas, esforzase a los mártires,
alentase a los confesores y encen-
diese en el amor de la pureza a
las vírgenes, y a todos consolase
y ayudase con su -ejemplo y ma-
gisterio. Quince años sobrevivió
nuestra Señora a su Hijo bendi-
to, observando, como dicen los
santos padres, con gran perfec-
ción los consejos evangélicos,
obedeciendo a lo que san Pedro como querubines, en triunfal procesión hasta lo
vicario de Cristo ordenaba, frecuentando más alto del cielo, y hasta el trono de la
los sagrados lugares donde se habían santísima Trinidad. Allí fué coronada por
obrado los misterios de nuestra Reden- las tres Personas divinas, con inefable
ción, comulgando cada día de mano del gloria y regocijo de todas las jerarquías
discípulo amado san Juan, a quien Jesús y coros celestiales. Coronóla el Padre con
la había encomendado. Dice san Dioni- diadema de Potestad, el Hijo con corona
sio que la vio y trató, que «resplande- de Sabiduría, el Espíritu Santo con coro-
cía en ella una divinidad tan grande, na de Caridad. Allí fué aclamada por s o -
que si la fe no lo corrigiera, pensaran to- berana Princesa de los ángeles, a r c á n -
dos que era Dios, como lo era su Hijo.» geles, tronos, dominaciones, potestades,
Aunque el Señor la preservó de la culpa querubines y serafines, y por Reina d e
original, no quiso preservarla de la muer- los apóstoles, de los mártires, de los con-
te del cuerpo, para que en esto imitase fesores, de las vírgenes, y de todos los
a Jesús, y para que mereciese mucho, santos: y finalmente allí fué constituida
venciendo la natural repugnancia que tie- Emperatriz del universo, y Reina sobera-
ne la carne a morir, y se compadeciese na de todas las criaturas.
de los que mueren, como quien pasó por
aquel trance, ya que había de ser nuestra #
abogada en la hora de la muerte. Es pía Reflexión: Creyendo, pues, ahora con
tradición que asistieron a su dichoso t r á n - viva fe, que esta excelsa Señora tan en-
sito los santos apóstoles con Hieroteo, Ti- cumbrada y gloriosa no sólo es Madre de
moteo, Dionisio Areopagita, y otros va- Dios, sino también Madre adoptiva n u e s -
rones apostólicos que con velas encen- tra, Reina de misericordia y dulcísima.
didas rodeaban el lecho de la Virgen: y Abogada de los pecadores, acudamos t o -
que en habiendo expirado, no por do- dos los días a ella con gran confianza en
lencia alguna, sino por enfermedad de su maternal bondad, suplicándole que no.
amor y deseo de ver y abrazar a su di- nos deje de su mano, a fin de que por stt
vino Hijo glorioso; sepultaron honorífi- poderosa intercesión alcancemos segura-
camente su inmaculado cuerpo en el mente la vida y gloria eterna.
Huerto de Getsemaní, con muchas flores,
ungüentos olorosos y especies aromáti-
cas. Mas no era conveniente que aquella Oración: Suplicámotes, Señor, que p e r -
verdadera arca del Testamento padeciese dones a tus siervos los pecados de q u e
corrupción, y así se cree que los tres días son reos, para que ya que no podemos
resucitó la Madre, como había resucitado agradaros por nuestras obras, seamos s a l -
su Hijo unigénito, el cual la vistió de in- vos por la intercesión de la santa Madre
mortalidad y de claridad y hermosura so. de vuestro Hijo, nuestro Señor Jesucris-
Yye todo lo que se puede explicar y com- to, que contigo vive y reina por todos los
prender, y la llevó sobre las alas de los siglos de los siglos. Amén.
239
San Roque, confesor. - 16 de agosto
(t 1327)
Montpellier su partia, y hallóla
muy alterada por la guerra, y co-
mo le tomasen por espía, echa-
ron mano de él, y pusiéronle en
la cárcel por orden de su mismo
tío, a quien el santo ni quiso
darse a conocer, por ser maltra-
tado y padecer por amor del Se-
ñor. Cinco años estuvo allí des-
conocido de todos, hasta que en-
tendiendo .que se llegaba el fin
de su peregrinación, se armó con
los santos Sacramentos, y entregó
su espíritu al Creador, siendo de
edad de treinta y dos años. En
su muerte tocaron alegremente
por sí mismas las campanas, y
se halló junto a su cuerpo una
tabla en que estaba escrito el
San Roque, abogado contra la pestilen- nombre del santo, y la vida que había
cia, fué de nación francés, y nació en la llevado y el favor que alcanzaría del Se-
villa de Montpellier, en la provincia de ñor a los que heridos de pestilencia im-
Languedoc, de padres ilustres y ricos, y plorasen con viva fe su patrocinio. Lle-
señores de aquel pueblo. Su padre se lla- varon su sagrado cadáver con gran pom-
mó Juan y su madre Libera. Desde niño pa a la iglesia y le sepultaron honorífi-
mostró grande inclinación a la virtud; y camente, y su tío, que era hombre rico y
siendo de doce años comenzó a macerar principal, le edificó un magnífico templo
su cuerpo con ayunos y penitencias, y a en el cual y en muchas partes Dios obró
hacer guerra a sus gustos y apetitos. por san Roque muchos milagros.
Muertos sus padres, vendió en aquella
tierna edad la hacienda que pudo, que *
e r a riquísima, y la repartió a los pobres;
y tomando el hábito de la tercera orden Reflexión: Creció más la devoción de
de san Francisco, y encomendando a un los pueblos, por el gran portento que
tío suyo el gobierno de su estado y vasa- sucedió en la ciudad de Constanza el año
llos, se vistió de romero, y dejando su 1414; donde celebrándose el Concilio, y
patria, casa, deudos y amigos, se partió siendo fatigada aquella tierra y comarca
de Francia para Italia a visitar los San- de una grave pestilencia, se le hizo al san-
tos Lugares de Roma. Llegó al lugar de to una solemnísima procesión en la cual
Acquapendente, donde halló muchos que se llevaba la imagen de san Roque, y lue-
estaban heridos de pestilencia. Fuese al go cesó aquella terrible plaga y azote del
hospital, y comenzó a servir a los pobres Señor. También se ha experimentado es-
y a hacer la señal de la cruz sobre los te mismo favor del santo en otras muchas
apestados, y los sanó maravillosamente a p a r t e s u d e manera que los pueblos, ciu-
todos. Los mismos milagros obró en Ro- dades y provincias en su mayor aflicción
ma, Cesena, Placencia y otras ciudades acuden a él, y le toman por intercesor, y
de Italia. Mas para que él no se desva- por sus oraciones alcanzan del Señor el
neciese con tantas maravillas de la vir- • remedio que no han podido hallar en los
tud de Dios, y para que acrecentase su médicos humanos y en las medicinas del
corona con la paciencia, le dio una recia
y aguda calentura, y permitió el Señor cuerpo.
•que fuese herido en el muslo. Pasó este
trabajo san Roque con entera resignación
y alegría, retirado en un lugar desierto, Oración: Rogárnoste, Señor, que guar-
donde la providencia de Dios ordenó que des con tu continua piedad a tu pueblo,
un perro le trajese cada día de la mesa y que, por los méritos del glorioso san
de su amo u n pedazo de pan con que se Roque, los libres de todo contagio de
pudiese sustentar. Finalmente volvió a alma y cuerpo. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén. ^
240
San Liberato, abad, y compañeros mártires. 17 de agosto
(t 483)
Grandes fueron los estragos
que hizo en África el furor del
rey vándalo llamado Hunerico,
que seguía la secta de los herejes
arríanos; pero en el año séptimo
de su reinado, publicó un edicto
sobremanera impío y sacrilego,
' por el cual mandaba que se a r r a -
sasen todos los monasterios, y se
profanasen todas las iglesias con-
sagradas a honra de la santísima
Trinidad. Vinieron, pues, los sol-
dados de Hunerico a un convento
de monjes que vivían con grande
ejemplo y opinión de santidad,
debajo del gobierno del santo
abad Liberato, entre los cuales se
hallaba el diácono Bonifacio, los
subdiáconos Servo y Rústico, y
los santos monjes Rogato, Séptimo y M á - aunque los verdugos una y muchas ve-
ximo: y habiendo los bárbaros derribado ces aplicaron hachas encendidas en las
las puertas del monasterio, maltrataron ramas secas amontonadas en el barco, .
con grande inhumanidad a aquellos ino- nunca pudo prender en ellas el fuego.
centes siervos del Señor, y los llevaron Atribuyó el bárbaro monarca aquel sobe-
presos a Cartago, y al tribunal de Hu- rano prodigio a artes diabólicas y de en-
nerico. Ordenóles el tirano que negasen cantamiento: y bramando de rabia, man-
la fe del bautismo y de la santísima Tri- dó que a golpes de remos les quebrasen
nidad; mas ellos confesaron con gran las cabezas hasta derramarles los sesos,
conformidad, un solo Dios en tres Perso- y los echasen en la mar. Arrojaron las
nas, una sola fe y un solo bautismo: y olas a la playa los sagrados cadáveres de
añadió en nombre de todos san Liberato: los santos mártires; y habiéndolos r e -
«Ahora, oh rey impío, ejercita, si quie- cogidos los católicos los sepultaron hono-
res, en nuestros cuerpos las invenciones ríficamente.
de su crueldad; pero entiende que no nos
espantan los tormentos, y que estamos Reflexión: La historia de todas las
prontos a dar la vida en defensa de nues- herejías ha sido siempre la historia de los
tra fe católica.» Al oir el hereje estas odios sangrientos, de los sacrilegos des-
palabras, bramó de rabia y furor, y man- manes, y de las más insoportables tira-
dó que le quitasen de delante aquellos nías. Semejantes acciones propias de
hombres y los encerrasen en la más os- aquellos Vándalos, han hecho en nuestros
cura y hedionda cárcel. Pero los católicos días, en muchas partes, los enemigos de
de Cartago hallaron modo de persuadir a la fe católica, robando monasterios, pro-
los guardas, que soltasen a los santos fanando sacrilegamente los templos de
Dios, y asesinando villana y cruelísima-
monjes; y aunque éstos no quisieron verse mente a indefensos religiosos, sacerdotes
libres de las prisiones que llevaban por y vírgenes consagradas a Dios. Inhuma-
amor de Cristo, aprovecharon alguna li- nos han sido pues como los Vándalos, pe-
bertad que se íes concedió en la misma ro más hipócritas y traidores que ellos
cárcel, para esforzar a otros muchos cris- porque han cometido tales crímenes a p e -
tianos que por la misma fe estaban car- sar de andar pregonando humanidad, to-
gados de cadenas: lo cual habiendo lle- lerancia y libertad de pensamiento.
gado a oídos del tirano, castigó severa-
mente a los guardas, y con despiadados Oración: Oh Dios, que nos concedes la
suplicios a los santos monjes. Dio luego dicha de celebrar el nacimiento para el
orden que aprestasen un bajel inútil y cielo de san Liberato y sus compañeros,
carcomido, y que habiendo echado en él mártires; otórganos también la gracia de
buena cantidad de leña, pusiesen sobre gozar de su compañía en la eterna bien-
^lla a los santos confesores atados de pies aventuranza. Por Jesucristo, nuestro Se-
y manos, y los abrasasen en el mar. Mas ñor. Amén.
241
Santa Elena, emperatriz 18 de agosto
(t 328)
muerte de Cristo nuestro Salva-
dor, y buscar en ellos el precioso
madero de la santa Cruz. Fué la
santa emperatriz, cargada de
años, con grandes ansias de h a -
llar tan precioso tesoro y mani-
festarle al mundo, y el Señor
cumplió sus deseos, v declaró con
evidentes milagros, ser aquella la
misma cruz, en que murió el Au-
tor de la vida. La santa empera-
triz mandó edificar un suntuo-
so templo junto al monte Calva-
rio, donde había hallado la santa
Cruz, otro en la cueva de Belén
y otro en el monte Olívete; los
cuales dotó y enriqueció de m u -
chos y preciosos dones. Visitó
también los monasterios de vír-
Siendo Constancio Cloro gobernador en genes consagradas a Dios con tan rara
Inglaterra, casó con Elena, hija de Coel, modestia, que ella misma, vestida pobre-
hermosísima doncella, muy avisada y ho- mente, les daba aguamanos y servía de
nesta, y tuvo de ella al gran Constanti- rodillas: y después de haber andado por
no su hijo, que después fué emperador, otros lugares y provincias de Palestina,
el cual, favorecido de Dios por la virtud y mandado edificar en ellos muchas igle-
de la santa cruz, vino a ser señor abso- sias y oratorios, y repartido largas limos-
luto y monarca de todo el imperio roma- nas y dado libertad a los presos de las
no. Elena su madre se hizo cristiana, y cárceles en honra de Jesucristo, volvió,
después se convirtió también Constantino siendo ya de ochenta años, a Roma, don-
su hijo a nuestra santa religión. Viendo de estando presente el emperador Cons-
los judíos, que aquel a quien sus padres tantino su hijo y sus nietos, después de
habían crucificado era tenido por verda- haberles dado muy santos consejos y su
dero Dios y adorado del mismo empera- bendición, entregó su espíritu al Creador.
dor y de los grandes de su imperio, alte- Reflexión: ¿Cómo pudieron imaginar
ráronse mucho y pretendieron rebelarse; los judíos deicidas que aquella Cruz tan
pero fueron castigados severamente. De- afrentosa en que pusieron a Cristo, había
jadas pues las armas, quisieron con las le- de ser adorada de las gentes y puesta
tras y disputas oscurecer la gloria de J e - como el más precioso ornamento de las
sucristo, y persuadir a santa Elena y al coronas de los emperadores del mundo?
emperador su hijo, que habían de mudar Es un acontecimiento que ha durado ya
de religión y tomar la de los judíos: y largos siglos. Y ¿cómo podrían creer los
para sosegarlos, se dio orden que vinie- modernos enemigos de la Cruz de Cristo
sen a Roma los más insignes letrados de y de su Iglesia que esta misma Cruz ha
los judíos y que acerca de ella disputasen de triunfar finalmente de todo el m u n -
con san Silvestre, vicario de Jesucristo; do universo? Será también un aconteci-
y el santo pontífice, en presencia del em- miento: porque escrito está que cuando
perador y su madre, los convenció y con- llegue la plenitud de las naciones, se con-
fundió de tal manera que no supieron que vertirá Israel, y que el Crucificado ha de
responder, ni más hablar. Santa Elena atraer a sí todas las cosas.
con su hijo se halló también en un con- Oración: Oh Señor Jesucristo que r e -
cilio romano celebrado por san Silvestre velaste a la bienaventurada Elena el l u -
y firmó los decretos y leyes en él estable- gar donde estaba oculta t u santa Cruz,
cidos. Después que en Nicea se celebró para enriquecer a tu Iglesia con este t e -
aquel famoso y universal concilio en el soro preciosísimo; concédenos por su i n -
que se condenó la perversa doctrina de tercesión, que por el precio inestimable
Arrio, tuvo santa Elena revelación del de este árbol de vida, alcancemos el p r e -
cielo de ir a Jerusalén, y visitar aquellos mio de la vida eterna. Por Jesucristo^
santos lugares consagrados con la vida y nuestro Señor. Amén.
U%
San Luis, obispo y confesor. 19 de agosto
(t 1297)
243
San Bernardo, abad y doctor. — 20 de agosto
(t 1153)
244
Santa Juana Francisca de Chantal, fundadora. — 21 de agosto
(t 1641)
245
San Sinforiano, mártir. — 22 de agosto
(t hacia el año 180)
y mandó azotar bárbaramente al
animoso mancebo, y echarle des-
pués a la cárcel, y dio sentencia
que sin probarle con otros tor-
mentos, fuese degollado. Cuan-
do le llevaban al suplicio, vién-
dole su santa madre, comenzó
con grande espíritu y esfuerzo a
exhortarle que muriese con ale-
gría, y a decirle estas palabras:
«Hijo mío Sinforiano, hijo de mis
entrañas, acuérdate de Dios vi-
vo, ármate de su fortaleza y cons-
tancia; no hay que temer la
muerte que nos lleva a la vida.
Alza, hijo mío, tu corazón, y m i -
ra a Aquél que reina en los cie-
los. No temas los tormentos, por-
que durarán poco, y piensa que
El ilustre mancebo y mártir de Cristo con ellos no se te quita la vida, sino que
san Sinforiano nació en Autún, ciudad se trueca por otra mejor. Por ellos alcan-
de la provincia de Borgoña en el reino zarás hoy mismo la gloria de los santos,
de Francia. Su padre que se llamaba y la corona inmortal con que te convida
Fausto y era caballero rico y muy cris- Jesucristo». Todo esto dijo la santa m a -
tiano, le crió en nobles costumbres _y dre a su amado hijo, el cual animado con
temor santo del Señor. Siendo ya man- sus palabras y con el espíritu del cielo,
cebo, Sinforiano era estimado por los tendió el cuello al cuchillo, y fué desca-
mismos gentiles, por su mucha gracia y bezado fuera de los muros de la ciudad.
buen ingenio, y celebrando un día los Los cristianos tomaron de noche su cuer-
paganos en aquella ciudad una fiesta muy po y lo enterraron cerca de una fuente,
solemne a Berecintia o Cibeles, cuyo ído- en la cual obró nuestro Señor por él m u -
lo llevaban en unas andas con gran pom- chos milagros.
pa y majestad, a pesar de que todo el Reflexión: Anímense los jóvenes con
pueblo se postraba a adorarle, el vale- el ejemplo de este valeroso mancebo,
roso joven Sinforiano no quiso inclinar- mártir de Cristo, a hacer loables y heroi-
se ante aquella estatua y monstruo in- cas acciones que redunden en honra de
fernal: sino que con gran desprecio le Dios, y sean de común edificación. En
volvió las espaldas e hizo burla de él, ellas estará bien empleada su magnani-
de manera que fué notado y acusado al midad y ardor juvenil. Porque, ¿qué va-
juez Heraclio. Presentado ante el t r i - lor es menester para dejarse arrastrar
bunal, y preguntado cómo se llamaba y de la corriente del mal, de las pasiones
quTén era, respondió que se llamaba Sin- desenfrenadas y de los perversos ejem-
foriano y que profesaba la ley de Cristo. plos? Para esto no hace falta el valor:
Deseando el juez librarle de la muerte, el joven más cobarde y vil puede ser el
por respeto a su nobleza y a su edad, le más esclavo de sus liviandades y más
persuadía con muchas palabras, que obe- falto de toda honradez y virtud. La glo-
deciese a los mandatos del emperador y ria de los jóvenes está en que a pesar
adorase a los dioses. Mas el magnánimo de las malas inclinaciones de la naturale-
mancebo no hizo caso ni de sus prome- za, de los malos ejemplos y de la co-
sas ni de sus amenazas. «Yo adoro, le di- rriente del mal, obren ellos el bien: y
jo, a mi Señor Jesucristo, a quién r e v e - entonces son admirables y de grande
rencian todos los hombres más virtuosos ejemplo sus virtudes.
y santos del imperio; y me duelo de Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
vuestra ceguedad, viendo que adoráis tente, que cuantos celebramos el naci-
unos dioses tan criminales, que si vivie- miento para el cielo de tu bienaventurado
ran, merecieran por toda justicia la p e - mártir Sinforiano, seamos por su inter-
na de muerte». Enojóse sobremanera el cesión fortalecidos en el amor de tu san-
impío juez oyendo semejantes razones, to nombre. Por Jesucristo, nuestro S e \
ñor. Amén.
246
San Felipe Benicio, confesor. — 23 de agosto
( t 1285)
El humildísimo y gloriosísimo
siervo de María, san Felipe Be-
nicio, nació de ilustres padres en
la ciudad de Florencia, el día de
la Asunción de nuestra Señora,
y día en que nació en la misma
ciudad la esclarecida Religión de
los siervos de María, como quien
venía al mundo para gran siervo
de esta soberana Virgen y para
lustre y ornamento grande de la
Orden de sus siervos. Habiendo
aprendido las primeras letras fué
enviado de sus padres a la uni-
versidad de París, donde cursó
nueve años, y se graduó de filo-
sofía y medicina, siguiendo en es-
ta facultad a Diego, su padre.
Vuelto a su casa, frecuentaba la
iglesia de los padres servitas, llamada veces con asombrosos milagros, que ga-
la Anunciata. Apareciósele una noche la naba todos los corazones de los que le
Virgen y le dijo: «Felipe: ve por la ma- oían: con que convirtió casi innumera-
ñana a mis siervos, y sabrás lo que has bles herejes a la fe, y pecadores a peni-
de hacer para ser fiel siervo mío.» Pos- tencia, y trajo a su religión más de diez
tróse Felipe delante del prior, y con h u - mil personas, fuera de los Terceros, que
mildad y lágrimas le pidió el hábito de fueron en excesivo número. Llegándose
los Siervos de María; y ocultando lo que a la ciudad de Todi, en la Toscana, mon-
había estudiado, quiso ser religioso lego. tado en un jumentillo, le salieron a reci-
Pero Dios le descubrió más tarde al m u n - bir al camino con ramos de oliva y acla-
do, y avisado su General por dos^ reli- maciones, diciendo a voces: Bendito el
giosos dominicos, del tesoro de sabiduría que viene en el nombre del Señor, y en-
del santo lego, hízole ordenar de sacer- tonces profetizando él su próxima muer-
dote, y después el capítulo general le eli- te, dijo: Haec requies mea in saeculum
gió por prior de toda la Orden; y aun saeculi. Aquí será mi descanso por los
algunos años después por muerte de Cle- siglos de los siglos; y en efecto, pocos
mente IV, deseaban los cardenales que días después, falleció a la edad de cin-
fuese puesto en la silla de san Pedro. cuenta y dos años, llenándose todo el con-
Pero el humildísimo siervo de María, di- vento de suavísima fragancia, y despi-
jo con espíritu profético al cardenal Oto- diendo su rostro grande claridad en las
bono, que le instaba a aceptar la digni- tinieblas de la noche.
dad de sumo pastor de la Iglesia: «Yo no Reflexión: Negando una mujer incré-
seré pontífice, y vuestra eminencia sí; dula los milagros de san Felipe, por j u s -
aunque gobernará pocos días la Iglesia». to castigo de Dios quedó de repente m u -
Y así sucedió; porque Otobono que en da. Reconociendo que aquel era castigo
su asunción se llamó Adriano V, no v i - de Dios, pidió perdón al santo y luego
vió cuarenta días en el pontificado; y cobró el uso de la lengua que empleó
el santo estuvo escondido en las aspere- después toda la vida en sus alabanzas.
zas del monte Juniato por espacio de tres Sirva este caso de ejemplo para saber
meses hasta que fué elegido sumo pon- con qué reverencia debemos hablar siem-
tífice Gregorio X. Envióle este papa a pre de los santos. ¡Cuánto más vale imi-
Pistoya a sosegar los célebres bandos, de tar sus virtudes, que medirlas con nues-
los güelfos y gibelinos, y no solo los so- tra cortedad y tibieza!
segó, sino ganó para su religión al capi- Oración: Oh Dios, que por medio de
tán de la facción gibelina; y Nicolao III tu confesor el bienaventurado Felipe, nos
le mandó a Alemania para que con su diste tan insigne ejemplo de humildad;
predicación desterrase las herejías y pa- concede a tus siervos la gracia de m e -
cificase las guerras civiles que tenían nospreciar las honras de la tierra, y bus-
^ m u y afligido el imperio. Era tal la efi- car solamente las del cielo. Por Jesu-
cacia de su predicación, confirmada a cristo, nuestro Señor. Amén.
247
San Bartolomé, apóstol. — 24 de agosto
(t 71)
248
San Luis, rey de Francia. — 25 de agosto
(t 1270)
249
San Zeferino, papa y mártir. — 26 de agosto
(t 220)
350
San José de Calasanz, fundador. — 27 de agosto
(t 1648)
251
San Agustín, obispo y doctor. 28 de agosto
(t 430)
252
La degollación de san Juan Bautista. — 29 de agosto
(t 32)
253
Santa Rosa de Lima, virgen. 30 de agosto
(Í1617)
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cido, por haber nacido un día
después de la muerte de su ma-
dre, fué natural de Portell en el
principado de Cataluña. Tuvo
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natural inclinación a las letras y i ¿ ^ ^ ; • i^ * \ itlPSflk?feim
al estado eclesiástico; mas no
asintiendo en ello su padre, le
envió como desterrado a una a l -
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HflHHl emir
quería para que cuidase de aque- BSIifwW
lla hacienda. Había allí una e r -
mita de la Virgen santísima, la
cual habló al devoto joven y le
dijo: «No temas, Ramón, porque
yo te recibo desde ahora por
hijo mío.» Y habiendo hecho el"
santo mancebo voto de perpetua
m ¿gBS&Z^SMmSm^^BUBS^^^M
255
San Gil, abad. — 1 de setiembre
(t 720)
El maravilloso abad san Gil,
fué griego de nación, natural de
Atenas, y de sangre real. Apli-
cóse desde niño a las letras y
virtudes, y era muy inclinado a
las obras de misericordia. Yendo
cierto día a la iglesia, vio un po-
bre enfermo que estaba echado
en el suelo, y le pedía limosna;
y san Gil, desnudándose la t ú -
nica cubrió con ella la desnudez
del pobre, y en vistiéndosela, le
dio juntamente la salud. Muertos
sus padres, repartió a los pobres
su crecido patrimonio; y no pa-
rece sino que Dios quiso pagár-
selo con el don de milagros, por-
que obró tantos, que divulgándo-
se .-en Grecia la fama de su san-
tidad, se embarcó a donde no fuese co- lla ocasión de nuevos merecimientos. Con
nocido ni estimado. Mas seguíale la gra- esto quedó tan edificado el rey que le
cia de los prodigios, y así en el mar so- construyó allí u n monasterio, en el cual
segó con su oración una gran borrasca. vivió san Gil algunos años, ordenado ya
Llegado a Arles, donde era obispo san de sacerdote, con muchos discípulos que
Cesáreo, estuvo dos años con él en santa se le juntaron, a quienes gobernó con
compañía, y habiendo pasado después el prudencia del cielo, hasta que llegando
Ródano, obró muchos milagros en las r e - el día de su muerte, les echó su paternal
giones vecinas. Honrábanle por tantos bendición, y fué a gozar de Dios, a quien
prodigios las gentes del país; y él por tan santamente había servido.
huir de la alabanza de los hombres, en-
tróse por la parte en que el Ródano va
a morir en el mar, y halló una grande
espesura, y en ella una cueva m u y soli- Reflexión: Preguntarás por ventura ¿en
taria, y no lejos de aquel lugar una fuen- qué se ocupaban los discípulos del santo
te de agua clara y abundante. Allí puso abad Gil y tantos otros monjes de los a n -
el santo su asiento; y todos los días venía tiguos monasterios? En la contemplación
a san Gil una cierva como enviada de la de las cosas celestiales, en el canto de los
mano de Dios, para que con su leche se salmos, en trabajos manuales, en el cul-
sustentase. Habiendo salido una vez el tivo de las tierras, en abrir caminos por
rey de Francia a caza hacia aquella par- los desiertos, y formar poco a poco cen-
te, la cierva acosada por los perros, con tros de poblaciones en medio de las sole-
gran ligereza vino a guarecerse en la dades; en evangelizar a pueblos rudos o
cueva del santo anacoreta, y por la ora- bárbaros, y en socorrerles como ángeles
ción del santo, se volvieron los perros • de los pobres. Siempre verás al rededor
atrás para sus amos: y como otro día vi- de un antiguo monasterio, algunas pobla-
niese el rey con más cazadores, y no osa- ciones que se formaron debajo de la pro-
sen los perros llegarse a aquella gruta, tección y jurisdicción paternal de los
un ballestero tiró desatinadamente una monjes. Ahora están bajo el yugo del Es-
saeta que hirió al santo. Rompiendo luego tado o de amos a las veces harto codicio-
por las malezas el rey con su gente, ha- sos y egoístas.
lló a san Gil en hábito de monje, de muy *
venerable aspecto, puesto en oración, sin
moverse ni turbarse, corriendo sangre de Oración: Rogárnoste, Señor, que la in-
la herida, y la cierva rendida a sus pies. tercesión del bienaventurado abad san
Admiróse en gran manera el rey de lo Gil nos recomiende en tu divino acata-
que estaba viendo, y pidiendo perdón al miento, para alcanzar por su patrocinio
santo, mandó que le curasen luego la h e - lo eme no podemos impetrar por nuestros
dida: pero resistiólo él, diciendo que no méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
consentiría jamás que le quitasen aque- Amén.
257
San Esteban, rey de Hungría. — 2 de setiembre
(f 1038)
a los pobres con largas limosnas
y con tan viva fe como si viera
en ellos la persona de Jesucristo:
y el Señor le pagó esta caridad
con admirable gracia de curar to-
da suerte de enfermedades: de
manera que enviándole a un p o -
bre enfermo el socorro que había
menester, y mandándole que se
levantase de la cama, luego se
levantaba del todo sano. Mas
aunque Dios favorecía al santo
rey en todas sus empresas, no
dejó de purificarlo en el crisol
de la tribulación, permitiendo
que muriesen sus hijos en tierna
edad, y le quedase solamente
Emerico, en quien el rey se r e -
galaba, por ser muy virtuoso y
Deseaba Geisa, soberano llamado Du- de tan esclarecidas virtudes que mere-
que de Hungría, reducir a la verdadera ció que la Iglesia le pusiese en el n ú -
fe y vida civil a los descendientes de mero de los santos. Pero al fin, también
aquellos Hunos, que por espacio de u n a este hijo le llevó el Señor en la flor de
siglo habían con saqueos y rapiñas devas- la edad con gran sentimiento del rey y
tado la Europa: mas.el cielo había reser- de todo el reino. Sujetóse san Esteban
vado tan gloriosa empresa para su hijo a la. divina voluntad, y al poco tiempo,
y. sucesor Esteban, el cual después de dar habiendo enfermado de muerte, recibió
principio a su felicísimo reinado con una con gran devoción los Sacramentos de la
sincera profesión de fe católica y con una Iglesia: dio libertad a muchos presos,
protesta de filial sumisión a la Sede Ro- mandó repartir a los pobres gruesas li-
mana, amplificó la jerarquía eclesiástica, mosnas, y a los sesenta años de su edad,
sosegó los bandos de aquellas gentes que y en el día que había deseado morir, que
estaban en continua guerra, y llamó a sus fué el de la gloriosa Asunción de la Vir-
estados a muchos santos y apostólicos va- gen a los cielos, entregó su alma santísi-
rones para que les enseñasen la verda- ma al Creador, y pasó del reino de la tie-
dera fe, y les redujesen a costumbres h u - r r a al reino celestial.
manas y virtuosas. Recibió este santo rey
la corona real de manos del papa Silves- Reflexión: Admiremos en este santo
tre, con la señalada prerrogativa de que rey la filial devoción con que siempre
le precediese la cruz, como apóstol de reverenció y obedeció al vicario de Jesu-
aquellas gentes: y el santo por su grande cristo en la tierra, a quien reconocía por
devoción a la Santa Sede, se hizo tribu- verdadero representante de la Majestad
tario de ella. Para gobernar más acerta- de Dios en el mundo: e imitemos nosotros
damente su reino, buscaba el parecer de tan santo ejemplo respetando con cris-
los más prudentes señores y de los p r e - tiana sumisión la suprema autoridad del
lados; por cuyo consejo tomó por mujer papa, así cuando nos enseña las cosas de
a Gisela, hermana del emperador Enri- la fe como supremo doctor, como cuan-
que, y siguió con ella el camino de la do nos manda como supremo pastor: en-
virtud que había comenzado. Edificó m u - tendiendo que si nos dejamos guiar de
chas iglesias y monasterios, y entre ellas él, seremos ovejas de la grey del Señor;
la iglesia de Alba, que hermoseó con gran el cual en el día del juicio, nos pondrá
magnificencia por estar en la cabeza de a su mano derecha, y nos dará la pose-
su reino, y porque era hijo devoto de la sión del reino de la gloria.
Virgen santísima, la dedicó a nuestra so- Oración: Suplicárnoste, oh Dios todopo-
berana Señora. También fuera de su reino deroso, que concedas benignamente a tu
levantó monasterios, colegios y hospita- Iglesia tener por defensor glorioso en el
les para los húngaros, así en Roma como cielo' al bienaventurado Esteban que fué
en Jerusalén y Constantinopla. Socorría, propagador de ella reinando en la tierra^
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
25S
Santa Serapia, virgen y mártir. 3 de setiembre
(t 120)
259
Santa Rosa de Viterbo. 4 de setiembre
(t 1252)
2S0
ti
Los santos Rómulo, Eudoxio, Zenón, Macario y 1104 compañeros
mártires. — 5 de setiembre
(t siglo I)
El fortísimo soldado de Cristo
san Rómulo, era mayordomo del
emperador Trajano y servíale con
tanta fidelidad y diligencia que
mereció gozar de toda su con-
fianza. Enviado en cierta ocasión
por el emperador a las Galias,
para que se enterase por sí mis-
mo del estado de las legiones
que allí tenía, y obligase a todos
los soldados a sacrificar a los dio-
ses, cumplió su encargo Rómulo
con toda lealtad y celo; mas ni
con promesas, ni con amenazas
logró vencer la resistencia de
muchos soldados que eran cris-
tianos; a todo estaban dispuestos
antes que a hacer aquel sacrifi-
cio abominable. Era capitán de
aquellas tropas Eudoxio, ciudadano ro- mo se ha dicho capitán de aquella legión,
mano no menos fiel a la ley de Cristo respondió que sus soldados cristianos de
que el emperador, el cual le había enno- ninguna manera se contaminarían con
blecido con las más altas condecoracio- aquella sacrilega idolatría, y luego les
nes del imperio; mas no fué todo esto hizo una fervorosa exhortación diciéndg-
bastante para que obedeciese a sus im- les que pues tenían valor, como buenos
pías órdenes y desobedeciese a las del soldados, para morir en un combate por
verdadero Dios. Así que llegó a los oídos la esperanza de una victoria incierta y
del tirano la obstinación de aquellas tro- de una recompensa temporal, ¡cuánto
pas, mandó que fuesen trasladadas desde más animosos habían de estar para dar
las Galias a Melitina de Armenia, y que la vida por Jesucristo, sabiendo que al-
en el viaje les hiciesen padecer grandes canzaban seguramente mucho más escla-
fatigas y malos tratamientos: los cuales recida victoria, y una recompensa perdu-
sufrieron aquellos soldados de Cristo, con rable! Esforzados con estas palabras y
tan maravillosa fortaleza, que espantado precedidos de Eudoxio, Zenón y Maca-
de ella el mismo Rómulo que les afligía, rio, ofrecieron todos alegremente su cer-
abrió los ojos a la fe y arrepintióse de lo viz al cuchillo, y en número de mil cien-
que había hecho; y presentándose al em- to cuatro, recibieron en un día mismo la
perador, le confesó que también él era corona de su confesión, y la palma glo-
cristiano, y que todo lo menospreciaba y riosa del martirio.
tenía en poco a trueque de vivir y morir
como siervo de Cristo. Enojóse sobrema- Reflexión: Mírense en este ilustre ejem-
nera el emperador al oir la confesión de plo de fidelidad a Cristo señaladamente
su mayordomo; y en castigo de su des- los militares cristianos; y ya que como
acato, que por tal lo tenía, mandó que buenos soldados muestran su valor arros-
luego le cortasen la cabeza y así se eje- trando cualquier peligro de muerte, no
cutó. Tampoco quiso el Señor que perdie- quieran faltar por cosa del mundo a la
sen la corona aquellos invictos soldados, lealtad que deben a su divino Capitán,
que habían comenzado ya a ganarla ne- Rey y Señor Jesucristo; a quien todos
gándose a sacrificar a los ídolos, como debemos servir fielmente, y en cuya hon-
Rómulo, siendo gentil, les había manda- ra y amor hemos de vivir y morir p a r a
do; y así algunos años después, en tiem- alcanzar la corona de los cielos.
po del emperador Maximiano, enviáronse Oración: Oh Dios, que concedes la gra-
nuevas órdenes al prefecto de Melitina cia de celebrar la fiesta de tus bienaven-
para que obligara a todos los soldados turados mártires Rómulo, Eudoxio, Ze-
de su guarnición a que adorasen los dioses nón, Macario y demás compañeros de su
del imperio, condenando a muerte a cuan- martirio; otórganos también la dicha de
t o s se resistiesen a obedecer al mandato poder gozar con ellos de la alegría y eter-
imperial. Entonces Eudoxio, que era co- na felicidad. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
261
Santa Rosalía de Palermo, virgen. — 6 de setiembre
(t 1160)
262
Santa Reina o Regina, virgen y mártir. — 7 de setiembre
( t 224)
263
La Natividad de la Virgen nuestra Señora. — 8 de setiembre
sangre, fué cosa muy convenien-
te que aquella carne de la cual
se había de vestir el Verbo eter-
no, fuese muy proporcionada a la
del Hijo y bien compuesta y en
todos los dones naturales acaba-
da con suma perfección; y para
que la Madre fuese digna de tal
Hijo, no menos convenía que
fuese adornada el alma de la Vir_ .
gen con la plenitud de la gracia
y las inmensas riquezas de todas
las virtudes. Y así todas las gra-
cias que Dios repartió a todos los
otros santos y ángeles, las atesoró
y juntó en la Virgen santísima
con mayor perfección y con m e -
dida más colmada. Pues, ¡oh
bienaventurada y dichosa Seño-
La alegre natividad de nuestra Señora ra! ¡qué lengua, aunque sea de ángeles,
la Virgen santísima Madre de Dios, ha- podrá explicar o qué mente comprender
bía sido anunciada en el Paraíso terrenal las maravillas que obró en ti toda la san-
a nuestros primeros padres, vislumbrada tísima Trinidad para ensalzarte y engran-
por los santos patriarcas, vaticinada por decerte! Nacida eres de la carne de Adán,
los profetas y decretada por los eternos mas sin la corrupción de Adán; hija eres
consejos de Dios en los divinos misterios de Eva, mas para reparar las miserias de
Eva; hija eres de hombre, pero Madre
de la reparación del mundo. El -padre de de Dios. Con razón pues, hov jubila y se
la Virgen fué Joaquín, de Nazareth; su alegra con grande fiesta y regocijo la
madre, Ana, de la ciudad de Belén, y los santa Iglesia; porque tu santísimo naci-
dos eran de la tribu de Judá y del linaje miento es como la aurora suspirada del
de David. Eran ricos y nobles y de sangre claro día de la redención del mundo y el
ilustrísima, porque descendían de muchos principio tan deseado de nuestra salud.
reyes, de valerosos capitanes, de grandes
y sabios jueces y de santísimos patriarcas
del pueblo escogido. Y lo que más im- * '
porta, eran personas santísimas; porque
tal convenía que fuese el árbol que había
de producir tal fruto. Habían vivido vein- Reflexión: Exclama lleno de gozo san
te años casados sin tener hijos; mas DJLOS Juan Damasceno: «Venid todas las gentes
nuestro Señor ordenó que fuese estéril y todos los estados de hombres de cual-
santa Ana para que el nacimiento de su quiera lengua, edad y condición que sean,
hija santísima fuEse milagroso; y así h a - para celebrar con grande afecto el dicho-
biendo oído el Señor las oraciones de los so y alegre nacimiento de esta Virgen
dos santos esposos les envió el arcángel soberana. Demos el parabién a esta niña
san Gabriel para anunciarles la venida al que nace, predestinada para ser Madre de
mundo de aquella que había de ser la Dios y corredentora del mundo. Hagamos
Madre del Mesías prometido. Nació pues la reverencia como humildes vasallos a
esta gloriosa niña en una casa que tenían nuestra gran reina, para que en este día
sus padres en el campo, entre los balidos de su bendito nacimiento comencemos a
de las ovejas y alegres cantares de los renacer a la vida de la gracia y a reco-
pastores, como dice san Damasceno; y fué brar el derecho a la vida eterna y glo-
en el cuerpo más linda, más bella y her- riosa.»
mosa que ninguna pura criatura, y en el «
alma tan sin mancha de pecado original, Oración: Rogárnoste, Señor, que conce-
y tan perfecta y adornada de gracias y das a tus siervos el don de la gracia ce-
virtudes, que los mismos serafines y q u e - lestial, para que la votiva solemnidad del
rubines se admiraban y estaban suspensos Nacimiento de la bienaventurada Virgen,
de verla. Porque como del cuerpo de la acreciente la paz del cielo a los que fué
Virgen había de formarse el cuerpo de su parto el principio de la salvación. Por v
Jesucristo y organizarse de su delicada Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
264
San Pedro Claver, apóstol de los negros. — 9 de setiembre
(t 1654.)
265
San Nicolás de Tolentino, confesor. — 10 de setiembre.
(t 1246.)
fermos que estaban afligidos de
varias dolencias, alumbró ciegos
y libró muchos endemoniados.
Toda la vida de san Nicolás fué
de hombre perfectísimo y venido
del cielo, y como tal, le favoreció
•Ufe \t \s. '. ' y regaló mucho nuestro Señor.
Seis meses antes que muriese,
i ' . cada noche a hora de maitines,
le dieron música los ángeles; y
el entendió que se llegaba la h o -
ra de su dichosa muerte, y así
la profetizó y avisó de ella a sus
hermanos religiosos. Rogóles que
le perdonasen sus faltas, y al
* prior, que le diese la absolución
fc
de todos sus pecados, y le admi-
' rústrase los santos Sacramentos
de la Iglesia; los cuales recibió
El fervorosísimo y religioso sacerdote con grandísima devoción y abundancia
san Nicolás de Tolentino, ornamento de de lágrimas. Después se hizo traer una
la sagrada Orden de san Agustín, nació cruz en que estaba u n pedazo de la de
en una aldea llamada San Angelo, de la nuestra redención, la cual adoró con pro-
ciudad de Ferino, que está en la provin- fundísima humildad. Regocijábase su es-
cia de la Marca de Ancona. Prometió la píritu en aquella hora sobremanera; y
madre de nuestro santo ir a visitar el sa- como los frailes le preguntasen por qué
grado cuerpo de san Nicolás, obispo, que estaba tan contento y alegre, respondió:
está en la ciudad de Bari en el reino de «Porque mi Señor Jesucristo, acompaña-
Ñapóles, si Dios le daba un hijo: y apa- do de su dulce Madre y de nuestro padre
reciéndole el santo la hizo cierta de que san Agustín, me convida a la partida, y
tendría un hijo, a quien pondrían por me dice que me alegre y entre en el gozo
nombre Nicolás, y que sería santo. Todo de mi Dios»: y diciendo aquellas pala-
se cumplió así: porque como iba el niño bras: En tus manos. Señor, encomiendo
creciendo en edad, así fué adelantándose mi espíritu, levantadas las manos y los
en virtud y ciencia; y orando un día en ojos hacia la cruz que tenía presente, con
el templo vio a Cristo nuestro Señor con maravillosa tranquilidad dio su alma al
los ojos corporales. Hiriéronle canónigo Señor a la edad de setenta años.
de la iglesia de San Salvador: mas ha- Reflexión: Léese también en la vida de
biendo oído un sermón del menosprecio este santo, que hallándose una vez grave-
del mundo, se determinó a tomar el hábi- mente enfermo, la Virgen santísima le
to de san Agustín, y fué espejo de reli- bendijo unos bocados de pan; y le mandó
giosos en todas las virtudes. Treinta años que los comiese, y en comiéndolos san
estuvo en el convento de Tolentino sin Nicolás, quedó de repente sano: y en m e -
comer carne, ni huevos, ni peces, ni cosa moria de esta maravilla todos los años se
de leche, ni aun manzanas, ahora estu- bendicen el día de su fiesla en las igle-
viese sano, ahora enfermo. Visitaba con sias de su orden los panecillos que lla-
grande caridad a los enfermos, consolaba man de san Nicolás, con ciertas oraciones
a los afligidos, reconciliaba a los discor- aprobadas por el papa Eugenio IV, co-
des, socorría a los pobres y libraba a los municando Dios a estos panecillos m a r a -
cautivos y encarcelados. Fué devotísimo villosa virtud contra todo género de en-
d e las ánimas del purgatorio por una vi- fermedades.
sión que tuvo, en la cual vio gran n ú m e - Oración: Oye, Señor, benignamente las
ro de ánimas que con grande instancia, le humildes súplicas que te hacemos en la
pedían el sufragio de sus oraciones y solemnidad de t u bienaventurado confe-
misas, y habiéndolas dicho, le dieron las sor Nicolás, para que los que no confia-
gracias por ello. Ilustróle el Señor con mos en nuestras virtudes, seamos ayuda-
muchos y grandes milagros; porque dio idos por los méritos de este santo que
maravillosamente la salud a muchos en- fué tan agradable a tus divinos ojos. Po~"x
Jesucristo, nuestro Señor. Amén. -
266
San Pafnucio, obispo y confesor. — 11 de setiembre
(t hacia el año 356.)
267
San Guido, sacristán. — 12 de setiembre
(t 1012.)
268
San Eulogio, patriarca de Alejandría. — 13 de setiembre
(t 608)
El celosísimo defensor de la
Iglesia de Jesucristo, y patriarca
de Alejandría san Eulogio, fué -
natural de Esmirna y vino al
mundo en los calamitosos tiem-
pos en que la herejía de Euti-
ques, Arrio y Nestorio turbaban
la paz de la Iglesia. Abrazó des-
de su mocedad la vida monásti-
ca en su misma patria; y mien-
tras los herejes eutiquianos d e -
rramaban la ponzoña de sus e r r o -
res en las cristiandades de Siria
y de Egipto, el santo estudiaba
con diligencia en el silencio y
retiro del monasterio las letras
humanas y divinas, y se adelan-
taba en el ejercicio de todas las
virtudes, para defender valerosa-
mente la casa de Dios, y librar de_ los cuan dignos sean los santos mártires del
lobos las ovejas del rebaño de Jesucristo. culto y veneración que reciben en la
Habiendo alcanzado gran caudal de cien- Iglesia católica. San Gregorio Magno, a
cia, y profundo conocimiento en las sa- cuyo juicio y censura sujetó el santo_ sus
gradas Escrituras y tradiciones de la libros, le envió su aprobación diciéndble:
Iglesia explicaba en los concilios, y en «No he encontrado cosa alguna que no
los doctores más sabios y aprobados; fué
sacado de su soledad y ordenando pres- sea admirable en vuestros escritos.» Fi-
bítero, de mano de Anastasio patriarca nalmente después de haber gobernado
de Antioquía. Desde aquella sazón con- santísimamente su iglesia, y trabajado sin
trajo estrecha amistad con san Eutiquio, cesar por la entereza de la fe y extirpa-
patriarca de Constantinopla, y unió sus ción de las herejías, poco tiempo después
fuerzas con las de este santo prelado de la muerte de su amigo el papa san
para refrenar la osadía de los herejes, Gregorio, descansó en la paz del Señor,
Había fallecido ya el emperador Justinia- y fué a gozar de la recompensa de sus
no II, después de u n reinado de diez años, grandes méritos y trabajos.
y sucedido en el trono imperial Tiberio *
Constantino, que fué príncipe virtuoso y
enemigo de los herejes, y deseando que Reflexión: Muy buena y loable era sin
ocupase la silla de Alejandría un pastor duda la amistad y unión que juntaba en
sabio y celoso, puso los ojos en nuestro uno de los dos corazones de san Eulogio
santo, el cual por muerte del patriarca y de san Gregorio: porque no fundándose
Juan, fué elegido a la dignidad patriar- en carne y s a n g r e . n i en motivo alguno
cal, y resplandeció en ella muchos años de terrenal interés, sino en Dios y en el
como lumbrera de la Iglesia católica. A aprecio que ambos hacían de la santidad
los dos años de su consagración pasó a verdadera, se ayudaban mutuamente y
Constantinopla, y acabó con feliz suceso se animaban a hacer nuevos progresos en
algunos gravísimos negocios en bien de toda virtud y perfección. Mas cuando la
su iglesia; y como viese en aquella corte amistad es de mal linaje y se funda en
a san Gregorio el Magno, trabó con él malas aficiones, es grandemente perju-
muy grande amistad, de manera que des- dicial, y a los que traban tales amista-
de que los dos santos se conocieron y des, íes hace peores que antes; porque
trataron, no parecían tener más que un no parece sino que en cada uno de ellos
solo corazón y una sola alma. Compuso se junta la maldad de todos.
nuestro santo muchos libros de excelente
doctrina para refutar las herejías de los
Acéfalos, y confundir las sectas de los Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
Eutiquianos: escribió además otros seis tente, que la venerable "Solemnidad de tu
libros para deshacer los errores de los bienaventurado confesor y pontífice Eulo-
^/Novacianos de Alejandría, y en el quinto gio, acreciente en nosotros la gracia de
de ellos demuestra muy de propósito, ía devoción, y la salud eterna. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
269
La Exaltación de la santa Cruz. — 14 de setiembre
(hacia el año 630)
la casa real que poseía su padre,
y la santa Cruz, y todos los cris-
tianos que tenía cautivos. El em-
perador Heraclio para hacer gra-
cias a nuestro Señor, ordenó una
solemnísima procesión, en la cual
rol
llevaba él mismo en sus hombros
IJl |J¡| la santa Cruz que había estado
catorce años en poder de Cós-
roas. Pero al entrar con ella en
MH\»|HBH|Í Jerusalén, y llegando a la puerta
de la ciudad, no pudo dar u n
paso adelante. Entonces el santo
patriarca Zacarías le dijo: «Mi-
ÍÍÍÍB ^rlP^ * ' **I|^iH ra, oh emperador, si es la causa
l l p # v « ^^sPi de esto, el llevar tú la cruz con
muy diferente traje y manera
que el Señor la llevó por este ca-
mino.» Entonces se quitó Hera-
Queriendo nuestro Señor castigar al clio la vestidura imperial, y la corona de
emperador Focas, príncipe vicioso y des- la cabeza; y con los pies descalzos pudo
almado, que mató a Mauricio y le suce- proseguir con la procesión hasta poner
d i ó ' e n el imperio, movió a Cósroas, rey la sacrosanta Cruz en el mismo lugar de
donde Cósroas la había quitado. Quiso
de Persia, que le hiciese la guerra y t o - nuestro Señor ennoblecer aquel triunfo
mase muchas y grandes provincias. Acabó y regalar a su pueblo con grandes m a r a -
Focas la vida asesinado y sucedióle en el villas, entre las cuales resucitó aquel día
imperio Heraclio, príncipe muv virtuoso. un muerto, cuatro paralíticos cobraron
Entretanto Cósroas, como señor del cam- salud, quince ciegos vista, diez leprosos
po, daba sobre unas ciudades y otras, t o - quedaron limpios, y muchos que eran
mándolas por fuerza de armas; y final- atormentados del demonio quedaron li-
mente vino sobre la santa ciudad de J e - bres y gran número de enfermos con e n -
rusalén, y la tomó, y saqueó, y mató en tera salud; a cuyos prodigios pueden
ella miles de personas, y llevó consigo añadirse otros infinitos obrados en toda
preso y cautivo a Zacarías, patriarca de la cristiandad por la virtud de las reli-
Jerusalén, santo varón y excelente p r e - quias de la santa Cruz, en la cual se nos
lado y a otro gran número de gente, y dio la salud, la redención y la vida
tomó el santo madero de la cruz de J e - eterna.
sucristo, nuestro Redentor, y le llevó a
Persia, v le puso encima de su trono real, Reflexión: Así como Heraclio llevó h u -
que era de oro fino, entre muchas per- mildemente sobre sus hombros la Cruz
las y piedras preciosas. Como Heraclio de Jesucristo, así hemos de llevar con
viese los daños de su imperio, juntó un humildad y resignación nuestra cruz con-
ejército de gente nueva y bisoña para forme a lo que dice el Señor en su Evan-
salir en busca en Cósroas, confiando que gelio: Si alguno quisiere venir en pos de
Dios le daría victoria del blasfemo e in- mí, tome su cruz y sígame. (Luc. X I V ) .
Mostremos pues nuestra paciencia cris-
solente r e y . Trabáronse entre los dos tiana en las enfermedades, dolores, po-
ejércitos crueles batallas, sin declararse brezas, infamias, falsos testimonios y
la victoria por ninguna de las partes; otras muchas aflicciones semejantes; que
hasta que pidiendo Heraclio socorro a la estas cosas son para nosotros la cruz de
Virgen santísima, cuya imagen llevaba Cristo, y en sufrirlas por su amor está
en la mano derecha, súbitamente se l e - nuestra virtud, merecimiento y corona.
vantó un viento m u y recio, con grande Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en
lluvia y granizo, que a los cristianos daba este día con la solemnidad de la Exalta-
en las espaldas y a los persas en los ojos, ción de la santa Cruz, rogárnoste nos
con lo cual los cristianos quedaron desde concedas que merezcamos gozar en el
aquel día vencedores. Cósroas, humillado cielo del premio de la Redención, cuyo
y vencido, restituyó todas las tierras que misterio hemos conocido en la tierra,\
había tomado del imperio, y el tesoro de Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
270
Santa Catalina de Genova, viuda. — 15 de setiembre
(t 1510)
271
San Cipriano, obispo y mártir. 16 de setiembre
(t 258)
273
Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia. —
18.de setiembre
(t 1555)
de lesa majestad, intercedieron
por ellos los grandes de España,
el almirante, el condestable, el
arzobispo de Toledo, y hasta su
mismo hijo el príncipe don F e -
lipe: estuvo inexorable con todos
el emperador, pero no pudo resis-
tir a la súplica que le hizo nues-
tro santo, y revocó la sentencia.
También le rindió a su voluntad
en la renuncia eme hizo del a r -
zobispado de Granada, mas no
pudo renunciar el arzobispado de
Valencia, porque los superiores
le mandaron que le admitiese,
bajo pena de excomunión. No
mudó en la dignidad hábito ni
costumbres; socorría cada día a
cuatrocientos pobres, y el Señor
El clarísimo arzobispo de Valencia, y multiplicó muchas veces en sus manos la
suavísimo padre de los pobres, santo To- limosna. Predicaba todos los días, y decían
más de Villanueva nació en Fuen Llana, de él que bastaba verle para convertirse:
lugar pequeño de la Mancha, y se crió y con ser tan resplandeciente lumbrera
en Villanueva de los Infantes, a tres le- de la Iglesia, nunca cesó de pedir al papa
guas de dicho lugar, y de él tomó el so- que le quitase la dignidad de arzobispo,
brenombre de Villanueva. Eran sus pa- mas a los once años de su pontificado, oyó
dres inclinados a hacer limosna, y de ellos una voz del Señor que le dijo: Tomás, ten
aprendió el santo niño esta virtud, dando buen ánimo: el día de la Natividad de mi
a los pobres cuanto podía haber a las Madre recibirás la recompensa de tus t r a -
manos, frutas, legumbres, pan, huevos, y bajos.» Y siendo de edad de sesenta y siete
aun su propio sustento y vestido, pues años, recibidos con gran devoción los Sa-
algunas veces volvió casi desnudo a su cramentos de la Iglesia, y habiendo man-
casa por haber cubierto con su vestido • dado repartir lo poco que le quedaba a los
algún niño desnudo. Nunca ocultó la ver- pobres, murió en lecho prestado. Treinta
dad con mentiras harto comunes en los y tres años después se halló entero su
niños. Las primeras palabras que apren- santo cuerpo.
dió fueron los nombres de Jesús y Ma- Reflexión: Los funerales del santo fue-
ría; por su devoción a la Madre de Dios ron magníficos y honrados con los cla-
le llamaban el hijo de la Virgen. Enviá- mores y lágrimas de más de ocho mil
ronle sus padres a Alcalá y fué admitido quinientos pobres, que lloraban la muerte
en el colegio mayor de san Ildefonso, y de su padre y no podían consolarse. ¡Oh!
explicó después con grande loa filosofía ; si hubiera en los pechos cristianos ese
y teología en aquella universidad. Por espíritu de caridad, que es el primer
esta sazón murió su padre, y él repartió mandamientos- de la ley de Cristo! ¿Qué
todos sus bienes a los pobres, y tomó el más fuera menester para que el santo
sagrado hábito de los ermitaños de san Evangelio de nuestro Señor crucificado
Agustín, en el año 1518, y en el mismo por amor de los hombres, resplandeciese
día en que el desventurado Lutero le ha- e imperase en el mundo como la mayor
bía dejado. Hecha su profesión, enseñó ley, la mayor moral y la prenda segura
teología en el convento de Salamanca, y de toda felicidad temporal y eterna?
predicó con admirable y divina unción Oración: Oh Dios, que adornaste al
en Burgos y Valladolid, donde toda la bienaventurado pontífice Tomás de Villa-
corte concurrió a oirle con el emperador nueva con una insigne caridad para los
Carlos V, el cual no quería perder nin- pobres; rogárnoste que por su interce-
guno de sus sermones. Hízole su teólogo sión derrames copiosamente las riquezas
y predicador, y jamás le negó merced que de tu misericordia sobre todos los que
le pidiese. Habiendo el emperador con- te invocan. Por Jesucristo, nuestro S e \
denado a muerte a ciertos caballeros, reos ñor. Amén.
274
San Jenaro, obitepo y mártir. 19 de setiembre
(t 305)
El celosísimo obispo de Bene-
vento, y portentoso mártir de
Cristo, san Jenaro, fué natural de
Benevento en el reino de Ñapó-
les. Fué ordenado de presbítero
y de obispo por expreso mandato
del sumo pontífice: y como en la
persecución de Diocleciano y Ma-
ximiano estuviese preso un santo
joven diácono llamado Sosio, y
san Jenaro le visitase en la cár-
cel, Timoteo, presidente, le man-
dó prender y traer delante de sí,
y procuró atraerle con muchas
palabras y razones a la adoración
de los dioses. Pero entendiendo
que perdía el tiempo, hizo encen-
der un horno, y echar en él al
santo: mas guardóle el Señor de
manera, que salió del horno sin que la El cuerpo de san Jenaro está colocado en
llama le hubiese hecho daño ni aun en la la catedral de Ñapóles donde es reveren-
ropa ni en un cabello de la cabeza. En- ciado con grande devoción de toda aque-
cendióse más el tirano, y condenóle a u n lla ciudad, que le tiene por patrón y r e -
nuevo suplicio en que todos los miem- cibe de su mano continuos beneficios se-
bros del santo fueron descoyuntados. Vi- ñaladamente en tiempo ide pestilencia y
nieron a visitarle Festo, diácono y Desi- de otras públicas calamidades.
derio, lector, y siendo conocidos por cris-
tianos, fueron presos y llevados con su
obispo san Jenaro, cargados de hierros
v cadenas, delante de la carroza del. p r e - Reflexión: Obran también las sagra-
sidente a la ciudad de Puzol. Allí fueron das reliquias de este santo otro milagro
echados en la misma cárcel donde esta- que es perpetuo y que hasta hoy dura y
ban presos Sosio, diácono de la ciudad de es famoso en todo el mundo. Porque tie-
Mesina, y Próculo, diácono de Puzol, y nen en la catedral de Ñapóles la sagrada
dos cristianos llamados Eutiques y Acu- cabeza del santo, y aparte una ampolla
cio, todos los cuales habían sido conde- de vidrio llena de la sangre cuajada del
nados a ser despedazados de las fie- mismo mártir, y en juntándola con la
ras, y estaban aguardando la ejecución cabeza, o poniéndola delante de ella, co-
de la sentencia. Al día siguiente todos mienza luego la sangre a deshelarse y d e -
los siete fueron echados a las bestias fie- rretirse y hervir como si se acabara de
ras, las cuales olvidándose de su natural verter; y este milagro tiene cada año por
crueldad, se derribaron a los pies de san testigos a toda clase de gentes que de
Jenaro y de sus santos compañeros como muchas partes acuden a verlo, y aun los
mansas ovejas. El presidente, atribuyen- mismos incrédulos quedan tan certifica-
do este milagro del Señor a hechizos, dio dos del suceso maravilloso, que no pueden
sentencia contra ellos y mandólos dego- siquiera ponerlo en duda. ¡Ojalá que el
llar; pero luego perdió la vista, y por la admirable portento eme ven con los ojos
oración de san Jenaro la recobró, y con del cuerpo, les abriese los ojos del alma,
este milagro se convirtieron unas cipco y se rindiesen a la fe y voluntad de aquel
mil personas. No bastó el beneficio que Señor que hasta con perpetuos milagros
había recibido al inicuo juez para cono- da testimonio de nuestra divina y santí-
cer la mano poderosa de Dios que obraba sima religión!
por sus santos tales prodigios; antes du-
dando en su opinión de que todas las ma-
ravillas que veía se hacían por arte má- Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
gica, y temiendo la ira de los emperado- alegras en la festividad de tus bienaven-
res, mandó que llevasen los mártires a la turados mártires Jenaro v sus compañe-
plaza llamada Vulcana, y que allí les cor- ros; concédenos benignamente que así
easen la cabeza; en cuyo martirio dieron como sus merecimientos nos regocijan,
todos ellos sus benditas almas al Creador. así también nos enfervoricen sus ejem-
plos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
275
San Eustaquio y sus compañeros, mártires. — 20 de setiembre
(f 118)
276
San Mateo, apóstol y evangelista. — 21 de setiembre
(t siglo I)
El bienaventurado apóstol y
evangelista san Mateo, que por
otro nombre se llamó Leví, fué
Galileo de nación y de la ciudad
de Cana. Era pubiicano y arren-
dador de las rentas imperiales
que se cogían de los tributos que
pagaban los judíos, que era oficio
odioso entre ellos, y así les 'lla-
maban con el nombre de pecado-
res. Estando pues u n día Mateo
sentado en la casa o aduana, pasó
el Señor, y puso en él los ojos
de su clemencia, y le idijo:^ «Si-
gúeme»: y luego se levantó san
Mateo tocado de Dios, y dejando
el trato, dineros, casa y familia,
le siguió. Cobróle tanto amor,
aue le hizo un convite en su casa
al cual hizo venir a otros publícanos y pe- que mandó sus ministros a la iglesia don-
cadores para que, atraídos de la dulzura y de el santo estaba diciendo misa para
conversación del Señor, también le cono- que le diesen la m u e r t e ; y así acabada
ciesen v amasen. Esto escribe en su Evan- la misa, fué el santo apóstol alanceado,
gelio divino el mismo san Mateo, el cual quedando el altar del divino sacrificio r o -
se llama humildemente a sí mismo «Mateo ciado con su sangre. Con este martirio
el pubiicano», mientras los otros evangelis- acabó su carrera apostólica, después de
tas le llaman con el nombre de Leví, para haber padecido muchos trabajos, obrado
disimular la afrenta del oficio que ejerci-
taba antes de su vocación. Después de la grandes milagros, edificado templos, or-
subida del Salvador al cielo y la venida denado sacerdotes y ganado para Jesu-
del Espíritu Santo, cupo a san Mateo la cristo muchas almas en aquella remota
misión de Etiopía, y llevóse consigo el provincia de Etiopía.
Evangelio que había escrito en lengua h e -
Brea o siriaca para los judíos. Llegado a *
Etiopía el santo apóstol, se dice que entró
en la ciudad de Nadaber, donde fué hos- Reflexión: En la vocación de san Ma-
pedado por aquel eunuco de la reina Can- teo al apostolado, mostró el Señor sus
dace, a quien bautizó san Felipe. Allí en- entrañas de misericordia para darnos
contró dos magos que con sus malas artes gran confianza que no desechará a cual-
pervertían al pueblo, mas el santo após- quier pecador, por malo que haya sido y
tol les confundió con la virtud de Jesu- viniere a él; y para que entendamos que
cristo, y resucitó a un hijo del rey Egipo, aunque no viniere y le cerrare la puerta,
que los magos no habían podido resuci- llamará a ella y si le abriere, entrara en
tar. Con este prodigio se convirtieron el su corazón y le perdonará sus pecados. Y
rey y la reina y sus hijos a la fe del Se- juntamente nos propone el sagrado Evan-
ñor y gran parte del pueblo, siguiendo su gelio la presteza con que san Mateo obe-
ejemplo, se bautizó. Tenía el rey una hija deció al Señor, para que la imitemos, y
llamada Ifigenia, la cual oyendo alabar obedezcamos a la divina vocación, dando
al santo apóstol el estado virginal, se de- de mano si es menester a todas las cosas
terminó con su parecer, d e consagrarse a de la tierra y a todas las riquezas, gustos
Dios en compañía de otras doncellas que y vanidades del siglo, p a r a ser verdaderos
se le juntaron con el mismo propósito; discípulos de Jesucristo, Señor nuestro.
mas habiendo muerto el rey Egipo, y
apoderádose del reino un hermano suyo Oración: Asístenos, Señor, por los m é -
llamado Hirtaco, quiso éste casarse con ritos de tu apóstol y evangelista, el bien-
Ifigenia, y que san Mateo se lo persua- aventurado Mateo, para alcanzar por su
v
diese: pero el santo apóstol se resistió: intercesión lo que no podemos conseguir
por lo cual el rey se enojó de manera, por nuestras débiles fuerzas. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
277
San Mauricio y la legión Tebea. — 22 de setiembre
(t 287)
278
Santa Tecla, virgen y mártir. _ 23 de setiembre
(t hacia el fin del siglo I)
279
Nuestra Señora de las Mercedes. — 24 de setiembre
diosísima Señora. Asegurados,
pues, los tres de la verdad de lo
sucedido, trataron desde luego
de poner por obra la voluntad
del cielo, y el día 10 de agosto
del año 1218 instituyeron una o r .
den religiosa que, en honor de
nuestra Señora, llamaron de san-
ta María de las Mercedes, y del
fin que al fundarla se proponían,
le añadieron el nombre de «Re-
dención de Cautivos». A los tres
votos esenciales de pobreza, cas-
tidad y obediencia, añadieron los
religiosos de esta orden un cuar-
to voto, por el cual se obligaban
a quedarse en rehenes en poder
de los sarracenos siempre que
esto fuese preciso para alcanzar
Estaba todavía gran parte de España la libertad de los cristianos. Concedióles
oprimida bajo el yugo de los sarracenos, el rey que pudiesen llevar al pecho sus
y gran número de cristianos gemían en reales armas, y el soberano pontífice
la más dura y cruel esclavitud con grave aprobó y confirmó tan pío y santo insti-
peligro de abandonar la santa fe que de tuto. En conmemoración de tan insigne
sus padres habían recibido; cuando al- beneficio hecho por la santísima Virgen
gunos piadosos varones, compadeciéndose a los hombres, se estableció esta festivi-
de la miserable suerte de sus hermanos, dad de María con el título de las Merce-
se reunieron para tratar de socorrerlos y des.
procurarles el alivio de sus penas. Desde
el año 1190 se ocupaban en tan benéfica Reflexión: ¡Cuántos miles y miles de
obra unos caballeros catalanes; mas no cristianos, tratados en Argel y Berbería
se instituyó la orden religiosa para la con grande crueldad, miserables, h a m -
redención de cautivos, hasta principios brientos, desnudos, cargados de cadenas
del siglo siguiente. Esta obra heroica de o azotados y heridos bárbaramente por
auxiliar a los cristianos puestos en cau- los látigos de los sobrestantes moros, se
tiverio traía muy pensativo a san Pedro vieron libres del cautiverio y restituidos
Nolasco: cuando he aquí que una noche alegremente al hogar de sus familias por
se le apareció la serenísima Reina de los la generosa caridad de los religiosos de
cielos, consoladora de los afligidos, y le la Merced! Echáronse estos muchas veces
manifestó ser voluntad suya y de su ben- al cuello las cadenas a trueque de liber-
ditísimo Hijo que en su honra se institu- tar a los pobres cautivos, y en el primer
yese una religión que tuviera por fin prin- capítulo general de la Orden, halláronse
cipal redimir a los cristianos cautivos, y ya presentes muchos venerables religio-
cuyos religiosos estuviesen prontos a per- sos a quienes los moros habían sacado un
der su libertad y aun la vida en bien de ojo, o mutilado la nariz o las orejas, y
sus prójimos y para conservación de su otros que estaban cubiertos de heridas,
fe. El santo, corrió a su confesor, san recibidas por haberse quedado en r e h e -
Raymundo de Peñafort, a darle cuenta de nes uara librar a nobres cautivos de
lo que le había sucedido. Quedó sorpren- aquella durísima esclavitud.
dido Raymundo al oir a su penitente, y Oración: Oh Dios, que por medio de la
al entender que había recibido del cielo gloriosísima Madre de t u unigénito Hijo
el mismo favor que él; pues también a te dignaste enriquecer a tu Iglesia con
Raymundo se le había aparecido la san- una nueva religión destinada a rescatar
tísima Virgen y descubiértole su voluntad a los fieles del poder de los paganos; r o -
y la de su bendito Hijo. Pero mucho m a - gárnoste que por los méritos y por la in-
yor fué por una parte el asombro, y por tercesión de la que veneramos como a
otra el gozo y alegría de uno y otro, al iniciadora de tan pía obra, nos veamos li-
referirles el rey de Aragón Jaime I, que bres de todos nuestros pecados y del cau-
aquella misma noche había tenido igual tiverio del demonio. Por el mismo H i j \
revelación, hecha por la misma misericor- tuyo y Señor nuestro. Amén.
280
San Fermín, obispo y mártir. — 25 de setiembre
(t 290)
281
Los santos Cipriano y Justina, mártires. — 26 de setiembre
(f 304)
283
Los santos Cosme y Damián, mártires. — 27 de setiembre
(t 303)
283
San Wenceslao, rey y mártir. — 28 de setiembre
(t 936)
284
La fiesta de san Miguel, arcángel. — 29 de setiembre
285
San Jerónimo, presbítero y doctor. — 30 de setiembre
(t 419)
una vida celestial. Visitóle Dios
nuestro Señor con enfermedades,
las que sufrió él con admirable
paciencia, siempre ocupado en
escribir y leer y tratar con Dios.
Desde el pesebre del Señor fué
un sol que alumbró a toda la
Iglesia, Dues con el conocimiento
que tenía de las lenguas latina,
griega, hebrea y caldea, podía co-
mo pocos alcanzar perfecta inte-
ligencia de las sagradas Escritu-
ras, y así a él acudían como a
u n oráculo los doctores y prela-
dos de toda la cristiandad. Con-
sultóle entre otros aquella r e s -
plandeciente lumbrera de la
Iglesia, san Agustín, el cual afir-
ma aue san Jerónimo había leído
todo cuanto hasta entonces se había es-
El austero penitente, doctor máximo de crito. Fué llamado con razón el martillo
la Iglesia • y eruditísimo intérprete de la de los herejes y cismáticos, y columna
sagrada Escritura, san Jerónimo, nació de la Iglesia católica. Tradujo con a d m i -
en Estridón de Dalmacia^Siendo todavía rable fidelidad y gracia del cielo los li-
muy joven fué enviado de su padre a bros del antiguo Testamento del original
Roma para aprender las letras huma- hebreo a la lengua latina: corrigió por
nas, y en aquella ciudad, cabeza del or- encargo de san Dámaso el texto griego
be cristiano, recibió el bautismo. Instru- del Nuevo Testamento, y lo interpretó
yéronle Donato y otros célebres maestros en gran parte; y aunque ocupado en estas
en cuantas ciencias por aquellos tiempos y otras grandes obras y trabajos, llegó
se enseñaban. Ansioso de- sajber y amigo a una edad muy avanzada, que dicen h a -
de libros y del trato de hombres doctos, ber sido de setenta y ocho años. Su ben-
recorrió las Galias y pasó a Constanti- dita alma voló al cielo en tiempo del e m -
napla para ver y oír a san Gregorio Na- perador Honorio, dejándonos ilustre m e -
zianzeno, cte quien confiesa haber apren- moria de santidad y doctrina. Su cuerpo,
dido las letras sagradas, como de otros sepultado en Belén, descansa hoy en Ro-
la filosofía y la elocuencia. Viajó luego ma en Santa María ad Praesepe.
a Palestina para venerar el Pesebre del Reflexión: Este gran santo traía el te-
Señor, en cuya ocasión trató con los doc- mor del día del juicio tan metido en las
tores más eruditos de los hebreos. A y u - entrañas, que él mismo dice de sí estas
dándose de ellos en gran manera para palabras: «Todas las veces que me pongo
entender las santas Escrituras. De Belén a pensar en el día del juicio estoy como
pasó a Siria, donde gastó cuatro años en azogado y tiembla todo mi cuerpo.» Pues
la soledad del desierto, ejercitándose en ¿cómo vivimos tan olvidados de esta ver-
santas meditaciones y austerísima p e - dad revelada por Dios, nosotros, misera-
nitencia; llegando hasta golpearse el p e - bles pecadores? Temamos aquel divino
cho con una piedra, aterrorizado por el tribunal, que es cosa horrenota caer en
sonido de aquella trompeta que como las manos de Dios airado. Démosle mien-
dice el sagrado Evangelio, nos ha de lla- tras vivimos cumplida satisfacción de* to-
m a r a juicio. De aquí le llamó a Antio- das nuestras culpas, y así podremos es-
quía el obispo Paulino para combatir el perar en aquel día una sentencia favo-
cisma, y le ordenó de presbítero, y vol- rable de gloria eterna.
vió después a Roma a donde le llamó el Oración: Oh Dios, que te dignaste pro-
papa san Dámaso para que le ayudase veer a tu Iglesia del santo confesor y doc-
en el gobierno de la Iglesia; mas él, lle- tor máximo san Jerónimo para la expo-
vado del amor a la soledad, muerto el p a - sición de las sagradas Escrituras; concé-
pa, volvió por segunda vez a Belén, y puso denos, te rogamos, que con tu auxilio
eu asiento en un monasterio fundado allí podamos poner por obra lo que él con pa-
por santa Paula, haciendo en aquel retiro labras y ejemplos enseñó. Por Jesucris-\_
to, nuestro Señor. Amén.
286
San Remigio, arzobispo de Reims. — 1 de octubre
(t 533)
288
San Gerardo, abad. — 3 de octubre
(t 959)
289
San Francisco de Asís, fundador. — 4 de octubre
(t 1226)
290
San Plácido y sus compañeros, mártires. — 5 de octubre
(f 541)
San Plácido, hijo de Tértulo,
ser^dor romano, fué desde la
edad de siete años encomendado
a la disciplina del gran patriarca
san Benito, venerado a la sazón
en toda Italia por la excelencia
de su santidad. Llevóle pues su
padre al santo para que por sí
mismo le educase en el monas-
terio de Subiaco; donde se aven-
tajó tanto Plácido en letras y
virtudes, que era por ellas a d -
mirado de todos. Refiere san
Gregorio que enviándole un día
san Benito a sacar agua de cierta
laguna que estaba no lejos del
monasterio, cayó en ella y fué
arrastrado por las olas hasta un
tiro de piedra adentro del lago;
mas teniendo su santo maestro revela- conseguir la eterna felicidad, porque h a -
ción del triste suceso, llamó a otro dis- biendo el famoso pirata Manuca hecho
cípulo suyo llamado Mauro y le mandó un desembarco en Sicilia, y entrado en
que prontamente acudiese a socorrer a el monasterio, prendió a Plácido con t o -
Plácido. Llegó Mauro a la laguna, y sin dos sus monjes, y también a Eutiquio,
pensar siquiera en el peligro en que se Victorino y Flavia, mandándoles adorar
ponía, se entró en ella, caminando sobre sus falsos dioses; mas como en lugar de
las aguas sin hundirse, y tomando a P l á - esto confesasen con grande fervor a J e -
cido por los cabellos le sacó a la orilla sucristo, todas aquellas inocentes vícti-
sano y salvo. Era este santo mancebo mas, en número de treinta y tres, fueron
compañero más predilecto del santo abad, sacrificadas. Pero el Señor castigó a a q u e -
tanto, que cuando san Benito hizo bro- llos bárbaros, porque haciéndose a la
tar de su peñasco una copiosa fuente vela y estando todavía delante del puerto
para abastecer de agua al monasterio, de Mesina se levantó una brava tormenta
quiso que Plácido fuese testigo de aquel en que todos perecieron.
prodigio; y cuando fué a echar por tierra Reflexión: ¡Por qué caminos tan e x -
los ídolos que se adoraban en el Monte traños llevó el Señor a estos santos a
Casino, y a fundar en él la casa que h a - tan gloriosa victoria! ¡Verdaderamente
bía de ser como la cabeza de su orden, son ocultos los designios de Dios e ines-
también llevó a Plácido por su compa- crutables sus juicios! Es indudable que
ñero. Habiendo Tértulo su padre hecho sobre cada uno de nosotros tiene el To-
donación a san Benito de muchas y gran- dopoderoso trazados sus planes, distintos
des posesiones que tenía en Sicilia, man- sí, pero todos ellos encaminados a nues-
dó el santo patriarca allá a su amado tro mayor bien espiritual; y la ejecución
discípulo Plácido para que fundase un de ellos depende en grande parte de nues-
monasterio, dándole por compañero a tra cooperación a las divinas inspiracio-
Donato y Gordiano, dos santos monjes de nes. Quien resiste a los toques de la gra-
la casa de Monte Casino. Fabricó Pláci- cia, muy cerca está de perderse. Dejémo-
do el nuevo monasterio no lejos del puerto nos, pues, conducir por su amorosa P r o -
de Mesina, cuya iglesia dedicó a san Juan videncia, y estemos seguros de que las
Bautista. Treinta caballeros jóvenes, ma- que el mundo llama desgracias no son
ravillados de sus virtudes y prodigios, sino medios de que Dios se vale para acri-
abrazaron la vida monástica, y en breve solar las almas y llevarlas al cielo.
tiempo fué aquella religiosa colonia vivo Oración: ¡Oh Dios! que nos concedes
retrato de Monte Casino. Dos hermanos la gracia de celebrar el nacimiento para
suyos, Eutiquio y Victorino, con su her- el cielo de tus santos mártires Plácido y
mana Flavia fueron a visitarle, y cuando sus compañeros; otórganos la dicha de
estaban resueltos a renunciar a todos los gozar en su compañía de la eterna bien-
/bienes de la tierra para ganar los del aventuranza. Por Jesucristo, nuestro Se-
cielo, el Señor les abrevió el camino para ñor. Amén.
291
San Bruno, fundador. — 6 de octubre
(t noi)
denado.» Moviéronse muchos a
hacer penitencia de sus pecados
con este terrible juicio, y uno de
ellos fué san Bruno, el cual to-
cado de la mano de Dios, deter-
minó morir en vida para no mo-
rir eternamente, y con seis de
sus amigos se partió a Grenoble
en el Delfinado, donde el santo
obispo Hugo les cedió el asperí-
simo desierto llamado la Cartuja.
Allí fundaron su sagrada orden,
viviendo más como ángeles que
como hombres; y muchas veces
el mismo san Hugo iba a morar
entre ellos con grande humildad
y gozo de su espíritu. Habiendo
sucedido en el pontificado Urba-
no II, que había sido discípulo de
San Bruno, fundador de la Cartuja, fué Bruno, le llamó a Roma para aprovechar-
alemán de nación, hijo de nobles padres, se de sus consejos: mas al partirse el pon-
y nació en la ciudad de Colonia. Enviá- tífice para Francia, el santo le suplicó
ronle a la universidad de París, donde se que le diese licencia para retirarse a un
dio a la filosofía y a la sagrada teología, desierto de Calabria tan áspero como el
en que se aventajó tanto a sus otros com- de la Cartuja: y en aquel yermo llamado
pañeros que vino a ser maestro excelente, Torre, en el territorio de Esquilache, pa-
varón docto y de fama.y canónigo de la só el resto de su vida con muchos otros
ciudad de Reims. Sucedió en este tiempo solitarios que se llegaron a él deseosos
en París una cosa notable y espantosa, de imitar su admirable perfección. Final-
que refieren muchos autores, entre los mente habiendo enriquecido la santa Igle-
cuales el que escribió la vida de nuestro sia con la nueva y celestial familia de los
santo en el año 1150, es decir, cuarenta y gloriosos hijos de la Cartuja, tan célebre
nueve años después de su muerte. Entre por la multitud de santos y eminentes
los otros insignes doctores de aquella prelados que de ella han salido, cubierto
universidad había uno muy amigo de de cilicio, y con un crucifijo arrimado a
Bruno, de grande opinión de virtud y le- los labios, a la edad de cincuenta años
tras: murió éste, y estando en la iglesia no cumplidos entregó su espíritu en las
haciéndole las exequias acostumbradas, manos del Creador.
al tiempo que uno de los clérigos can- Beflección: ¿Quién no ve en la vida de
taba aquella lección de Job que dice: este santísimo confesor los caminos ma-
Responde mihi: quantas habeo iniquita- ravillosos que el Señor toma para llevar
tes? que quiere decir: «Respóndeme, almas al cielo? Condenóse por justo jui-
¿cuántas son mis maldades?» el cuerpo cio de Dios el letrado soberbio y vano y
del difunto que estaba en medio de la publicó su condenación de un modo tan
iglesia, levantó la cabeza y con una voz espantoso que movidos con tal ejemplo
espantosa dijo: «Por justo juicio de Dios muchos se salvasen; y este santo fundase
soy acusado», y acabando de decir estas una orden de solitarios y penitentes, que
palabras reclinó su cabeza en las andas jamás ha descaecido de su primer espíri-
como antes. Asombráronse los circuns- tu, y ha sido de grande ejemplo, en la
tantes, y determinaron no enterrarle has- Iglesia de Dios.
ta el día siguiente para ver lo que su- Oración: Suplicárnoste, Señor, que sea-
cedía: y el día siguiente tornó a hablar mos ayudados con la intercesión de tu
el difunto y dijo: «Por justo juicio de glorioso confesor san Bruno; para que
Dios soy juzgado»; y como fuese grande los que con nuestras culpas hemos ofen-
la turbación de todos los presentes, acor- dido gravemente a tu divina Majestad,
daron dejarle hasta el tercer día, en alcancemos por sus méritos y oraciones
que con voz más espantosa y tremenda la remisión de nuestros pecados. Por Je-\
clamó: «Por justo juicio de Dios soy con- sucristo, nuestro Señor. Amén.
292
San Marcos, papa y confesor. 7 de octubre
(f 340)
293
Santa Brígida, viuda. - 83 de octubre
(t 1373)
295
San Francisco de Borja 10 de octubre
(t 1572)
ciencia con san Ignacio de Lo-
yola que estaba en Roma. Ha-
biendo muerto su esposa, con li-
cencia del emperador renunció
sus Estados, títulos y empleos y
entró en la Compañía de Jesús.
Celebró su primera misa en la
casa de Loyola, por su devoción
a san Ignacio. Traía sus espaldas
hechas una llaga por el rigor de
sus disciplinas, su oración era u n
éxtasis continuado, deseaba ser
despreciado de todos, y se firma-
ba en sus cartas: Francisco el
pecador. Es increíble el fruto de
conversiones que hizo así en las
cortes como en los pueblos.
Muerto Carlos V pronunció el
santo su oración fúnebre, y cuan-
El humildísimo san Francisco de Borja, do fué elegido general de la Compañía, ex-
tercer prepósito general de la Compañía tendió maravillosamente su celo por toda
de Jesús, nació en Gandía y fué hijo de Europa y por el nuevo mundo. En el con-
don Juan de Borja, tercer duque de Gan- clave de los cardenales pensóse en ha-
día, y de doña Juana de 'Aragón, nieta cerle papa, si no lo estorbara la noticia
del rey don Fernando el Católico. A los que tuvieron de una recia enfermedad
diez años de su edad perdió a su madre, que le asaltó, y el tesón con que por siete
y el inocente niño en lugar de llorar, veces se resistió a admitir el capelo car-
ofrecía en sufragio sangrientas discipli- denalicio. Finalmente después de haber
nas que descargaba sobre su tierno cuer- visitado a la Virgen de Loreto, enten-
pecito. Crióse en el palacio de su tío, el diendo que se llegaba el día de su m u e r -
arzobispo de Zaragoza y en la corte del te, pidió perdón a todos los que le rodea-
emperador Carlos V; y la emperatriz d o - ban, y después de un éxtasis maravillo-
ña Isabel quiso que se casase con doña so, dio tranquilamente el alma al Creador
Leonor de Castro, su dama, reputada por a los sesenta y dos años de su edad.
la primera hermosura de palacio. Fué es- Reflexión: He aquí uno de los mayores
ta boda muy aplaudida del emperador, ejemplos de desengaños del mundo obra-
el cual hizo a Francisco marqués de Lom- dos por la muerte. La vista de una h e r -
bay, y privado suya tan familiar, que es- mosura desfigurada hizo de uno de los
tudiaba con él las matemáticas. Acompa- más ilustres grandes de España uno de
ñó Francisco al emperador en la expedi- los más esclarecidos santos de la Iglesia.
ción de África y a la que intentó sobre Mirémonos en este espejo, y aprendamos
las costas de la Provenza, señalándose a apreciar en su justo valor las cosas de
tanto por la prudencia en el consejo co- la tierra. Corftinuamente está llamando
mo por el valor en la campaña. La muer- la muerte a nuestras puertas: no perdo-
te de la emperatriz confirmó el disgusto na a pobres ni a ricos, a príncipes ni a
que tenía ya el santo de las cosas del mendigos, a jóvenes robustos ni a d e -
mundo: mandóle el emperador que con- crépitos ancianos; cada día falta de nues-
dujese el cadáver a Granada, y al descu- tro lado alguna persona amada o cono-
brirle para hacer la entrega, le halló tan cida. Procuremos, pues, vivir de manera
horrorosamente desfigurado, que no se que no nos halle desprevenidos.
reconocía en él un solo rasgo de lo que Oración: ¡Señor nuestro Jesucristo!
había sido, y propuso en su corazón no ejemplar y premio de la verdadera h u -
servir más a señor que se le pudiese mo- mildad, rogárnoste que así como hiciste
rir. Nombróle después el emperador v i - al bienaventurado Francisco glorioso imi-
rrey de Cataluña, y luego que el santo tador tuyo en el desprecio de las honras
tomó posesión de aquel gobierno, m u - de la tierra, así también nos concedas
dó de semblante toda la provincia. Vi- que le imitemos y le acompañemos en tu
vía en su palacio como religioso y .con- gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
sultaba por cartas las cosas de su con- Amén. *>
296
San Nicasio y compañeros, mártires. — 11 de octubre
(t siglo V)
297
La aparición de la Virgen del Pifar en Zaragoza. — 12 de octubre
Estando una vez en aquel sitio,
a la hora de media noche oyó
unas voces de ángeles que canta-^
ban: Ave María, llena de gracia,
y postrándose de rodillas, vio a
la Virgen, Madre de Cristo, en-
tre dos coros de millares de án-
geles sentada sobre un pilar de
mármol, la cual mirándole amo-
rosamente, le dijo: He aquí, San-
tiago, hijo, el lugar donde has de
edificar un templo en mi memo-
ria: mira bien este pilar en que
estoy asentada, el cual mi Hijo
y maestro tuyo le trajo de lo alto
por manos de ángeles: al rededor
de él harás el altar de la capilla.
En este lugar obrará la virtud
del Altísimo portentos y maravi-
La admirable aparición de la sacratí- llas por mi intercesión con aquellos que
sima Virgen nuestra Señora en el Pilar en sus necesidades imploren mi patroci-
de Zaragoza, se refiere en un documento nio, y este pilar permanecerá en este si-
antiquísimo del archivo de la santa basí- tio hasta el fin del mundo, y nunca fal-
lica del Pilar, por estas palabras: «Des- tarán en esta ciudad verdaderos cristia-
pués de la pasión y resurrección del Sal- nos. Alegre el santo con tan maravillosa
vador y de su ascensión a los cielos, la visión, edificó un templo en aquel lu-
piadosísima Virgen quedó encomendada gar, con la ayuda de los ocho varones
al apóstol y virgen san Juan Evangelista: convertidos, y para el servicio de aque-
y de ella recibieron los apóstoles la licen- lla iglesia ordenó de presbítero a uno de
cia y bendición para ir a predicar el ellos, y habiéndola consagrado le dio el
E\»angelio a las regiones del mundo que título de Santa María del Pilar. Es la
a cada uno habían tocado. El bienaven- primera iglesia del mundo dedicada^ a
turado apóstol Santiago el Mayor, her- honra de la Virgen por manos de los após-
mano de Juan e hijo del Zebedeo, por r e - toles.»
velación del Espíritu Santo recibió m a n -
damiento de Cristo de venir a las p r o - Reflexión: Las cita-das palabras del r e -
vincias de España, y habiendo besado las ferido códice, cuya verdad ha venido a
manos de la Virgen y pedídole su bendi- confirmar la experiencia, pues nunca han
ción, ella le dijo: Ve, hijo, cumple el faltado en Zaragoza verdaderos adorado-
mandamiento de tu Maestro, y por él te res, aun en tiempos los más borrascosos,
ruego que en aquella ciudad de España son el monumento más sólido y fidedigno
en que mayor número de hombres con- d e tan piadosa tradición. Añádanse los
viertas a la fe edifiques una iglesia a mi repetidos portentos obrados por la san-
memoria, como yo te lo mostraré. Salien- tísima Virgen, y la autoridad de la San-
do pues de Jerusalén el bienaventurado ta Sede, que ha decretado en su favor
Santiago vino a España, y pasando por una festividad particular, y hemos de con-
Asturias llegó a la ciudad de Oviedo don- fesar que aquel pilar bendito santifica-
d e convirtió uno a la fe. Entrando por do por las plantas virginales, es la joya
Galicia predicó en la ciudad de Padrón; más rica de la nación española.
de allí volviendo a Castilla llamada Es- #
paña la Mayor, vino últimamente a E s -
paña la Menor que se llama Aragón, en Oración: ¡Oh Dios y Señor! Concéde-
aquella región que se dice Celtiberia, en nos, te rogamos, que nosotros tus siervos
donde está situada Zaragoza, a orillas del nos alegremos con la perpetua sanidad de
Ebro. En esta ciudad habiendo predicado cuerpo y alma, y que por la gloriosa in-
muchos días, convirtió a Jesucristo ocho tercesión de la bienaventurada siempre
varones, con los cuales trataba de día del virgen María, seamos libres de la tris-
reino de Dios y por la noche salía a la teza presente, y lleguemos a gozar del
ribera del río para tomar algún descanso eterno júbilo. Por Jesucristo, nuestro Se \
y orar, sin ser molestados por los gentiles. ñor. Amén.
398
San Walfrido, obispo y confesor. 12 de octubre
(t 709)
El admirable obispo de York,
san Walfrido, nació de padres
ilustres en Northumberland, y
habiendo perdido a la edad de
doce años a su virtuosa madre,
envióle su padre a la corte para
que se criase en ella sirviendo
a la reina Eanfleda mujer del
rey Osuvi. Prendada la católica
princesa de las raras dotes y gra-
cias naturales de Walfrido, le
distinguió mucho entre sus pa-
jes; pero como el santo mance-
bo le manifestase que Dios le
llamaba para su servicio, ella le
recomendó a uno de los princi-
pales cortesanos del rey, que r e -
tirándose también de la corte iba
a tomar el hábito de monje en el
monasterio de Lindisfarne. Siguióle Wal- durado por espacio de tres años, y bau-
frido, y estuvo algunos años allí, ocupado tizando y alcanzando la libertad a m u -
en ejercicios de virtud y en el estudio chos esclavos. Finalmente lleno de días
de las letras. Pero deseoso de instruirse y virtudes descansó ¡en el Señor y su cuer-
con todo esmero en la disciplina ecle- po fué honoríficamente llevado al m o -
siástica, con licencia del abad pasó a nasterio donde primero había sido mon-
Lyon de Francia, donde el arzobispo san je, y allí obra Dios por él muchos mila-
Delfín le importunó a que se quedase en gros.
su palacio para ayudarse de su virtud y
prudencia en el gobierno de su diócesis:
pero insistiendo el santo en su primera Reflexión: Es verdaderamente irresis-
resolución, prosiguió su viaje a Roma. Vi- tible el atractivo de la virtud; quien se
sitaba con frecuencia los sepulcros de los consagra a ella sin reserva, no sólo es
santos apóstoles, y las catacumbas de los amado de los buenos, como el glorioso
mártires, y en aquellos cementerios pa- san Walfrido, mas también admirado y
saba gran parte del día y de la noche en respetado de los mismos malos. Y aunque
oración. El arcediano Bonifacio, venerado parezca que la odian y persiguen los
en Roma por su mucha santidad y sabi- hombres perversos, pero en el interior de
duría, le explicó los libros sagrados y le sus corazones no pueden menos de reco-
instruyó en la disciplina de la Iglesia nocer su valor y tributarle el homenaje
romana. Volviendo después a Lyon, reci- de su veneración y respeto. ¡Oh si se per-
bió de san Delfín la tonsura clerical. Era suadiesen bien de esto los cristianos to-
el ánimo del santo arzobispo hacerle su- dos! ¡Con qué empeño procurarían copiar
cesor suyo, pero habiendo sido asesinado en sí los hermosos ejemplos de los varo-
por sus enemigos, Walfrido le dio honrosa nes perfectos! ¿De qué sirve leer las vi-
sepultura y volvió a Inglaterra. Luego das de los santos, si no nos esforzamos
que llegó a aquel reino, el príncipe Al- por imitarlas? ¿Acaso bastarán ante el
frido hijo del rey le hizo donación del tribunal del supremo juez los estériles
territorio de Ripón en la diócesis de sentimientos de admiración, único fruto
York; y allí fundó el santo un monaste- que sacan muchos de las lecturas piado-
rio, del cual fué primer abad. Ordenado sas? Obras quiere Dios, que. no meros
ya de sacerdote, fué nombrado obispo de afectos, y la mejor manera de honrar a
York, y gobernó santísimamente su grey los santos, como dijo uno de ellos, es el
conforme a la disciplina de la Iglesia r o - imitar sus virtudes.
mana, por espacio de cuarenta y cinco Oración: Concédenos, oh Dios omni-
años. Fué maravilloso el celo con que potente, que la venerable festividad de tu
redujo a la fe de.*Cristo a todos los gen- bienaventurado confesor y pontífice Wal-
tiles de aquella provincia; la caridad con frido, acreciente en nosotros la devoción
_ que auxilió a los pobres, librándoles con y el deseo de nuestra eterna salud. Por
' sus oraciones de una sequía que había Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
299
San Eduardo, rey de Inglaterra. — 13 de octubre
(t 1066)
300
San C alisto, papa y mártir. — 14 de octubre
(t 222)
Él glorioso pontífice y mártir
san Calisto, primero de este n o m -
bre, fué natural de Roma, hijo
de Domicio, patricio romano, y
por sus esclarecidas virtudes, sa-
biduría y celo de la gloria de
Jesucristo, nombrado sucesor de
san Dámaso, mientras imperaba
en Roma Marco Aurelio Antonio
Heliogábalo. Como este empera-
dor vivía tan entregado a sus
placeres sensuales, que ni aun
tenía tiempo para acordarse de
los cristianos y perseguirlos, y su
sucesor Alejandro Severo, dejó
a los fieles mayor libertad que
la que habían tenido desde el na-
cimiento de la Iglesia, y estaba
tan inclinado a la religión cris-
tiana, que tenía un retrato de Jesucristo parte del Tíber, donde los había visto en
en su mismo aposento imperial; el santo los sepulcros de los mártires. Pero luego
pontífice aprovechó esta paz para acre- que llegaron los soldados, quedaron como
centar el rebaño de Cristo y perfeccio- ciegos y huyeron: y Palmacio por este y
nar las cosas de la Iglesia. Edificó un otros prodigios se convirtió con otros cua-
templo de santa María, llamado Transti- renta y dos de su familia, como también
beriano, en honra del sagrado parto de su amigo el senador llamado Simplicio
la Virgen, y desde aquel tiempo comen- con sesenta y ocho personas de su casa.
zaron los cristianos a tener iglesias p ú - A todos mandó prender el bárbaro p r e -
blicas a vista de los gentiles. Por el mis- fecto, y les mandó cortar la cabeza y en-
mo tiempo mandó fabricar en la vía Apia tregó en manos del furioso populacho al
el famoso cementerio de su nombre, una santo pontífice Calisto, quien después de
de las más bellas obras de arquitectura, haber sido azotado y arrastrado por las
y el más capaz y célebre de todos los calles, fué arrojado en una profunda cis-
que hay en los alrededores de Roma, pues terna, de la cual después sacó el santo
se asegura que fueron sepultados en él cuerpo el presbítero Asterio y le enterró
hasta ciento setenta y cuatro mil m á r - en el cementerio de san Calepodio en la
tires y entre ellos cuarenta y seis papas. vía Aureliana.
A pesar de la tranquilidad de que go- Reflexión: Parece increíble que con
zaba la Iglesia, hubo también en aquella tantos prodigios en favor de la religión
sazón algunas persecuciones, especialmen- cristiana, como se obraron por este tiem-
te mientras el emperador estaba ausente po en Roma, se obcecase más aquel impío
de Roma, y entre otros mártires, padeció prefecto, llegando hasta derramar la san-
la .muerte por Cristo este santo pontí- gre de los ilustres campeones de Cristo.
fice. Porque habiendo caído un rayo en el Es que le dominaba la ambición, y propio
Capitolio y abrasado gran parte del edi- es de las pasiones no domadas el ofuscar
ficio, y al mismo tiempo prendido fuego la mente y endurecer el corazón. Esta
en otro templo de Júpiter y desprendí- es la raíz de los mayores pecados que
dose la mano siniestra de aquella esta- se cometen en el mundo. Dominemos
tua, atemorizados los idólatras quisieron nuestras pasiones, no dejándolas salir
aplacar a los dioses con sacrificios; y con sus depravados antojos, sobre todo
cuando los hicieron se levantó una tem- nuestra pasión dominante, y nuestra vida
pestad tan furiosa, que cuatro sacerdotes será un retrato de la de los Bienaven-
de los ídolos murieron heridos de los r a - turados.
yos y el altar de Júpiter cayó reducido Oración: ¡Oh Dios! que estás viendo
a cenizas. Atribuyendo el mal suceso a que continuamente desmayamos por
las imaginadas hechicerías de los cristia- nuestra flaqueza, fortalécenos misericor-
nos, Palmario, varón consular, los delató diosamente en tu amor con el ejemplo de
,al gobernador, y aun tomó una tropa de tus santos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
soldados para ir a prenderlos a la otra Amén.
301
Santa Teresa de Jesús. — 15 de octubre
(t 1582)
que el Señor quería hacer de su
sagrada Orden del Carmen. P a -
deció grandes sequedades en la
1 ' •" ^w!!!!»^^^] oración por espacio de diez y
ocho años: mas con lo que san
Francisco de Borja la animó,
I' , , ;, ; JÉM^ • concibió gran odio contra sí,
quebrantando en todo su volun-
tad, y se vistió de un silicio de
^^K -i£r4„. --¿.B hoja de lata agujereado al modo
de rallo, que dejaba toda su car-
, ff 1; ne llagada. Por más de tres años
302
San Galo, abad. — 16 de octubre
(t 646)
303
Santa Eduvigis, duquesa de Polonia, viuda. — 17 de octubre
(t 1243)
305
San Pedro de Alcántara, confesor. — 19 de octubre
(t 1562)
306
San Juan Cancio, confesor. 20 de octubre
(t 1473)
307
Santa Úrsula y sus compañeras, vírgenes y mártires. —
21 de octubre
451)
la escuadra hacia los mares del
Norte, sobre las costas de la
Galla Bélgica; y habiéndose
abrigado Úrsula y sus compañe-
ras en el puerto de Tiel hacia
la embocadura del Rhin, siguien-
do la corriente de este río, nave-
garon hasta Colonia, teatro del
glorioso triunfo. Porque al saber
el emperador Graciano el desem-
barco de Máximo en las costas
Galias, a falta de tropas con que
hacerle resistencia llamó en su
socorro a los hunos, bárbaros
de la antigua Marmacia, que se
habían derramado ya por toda
Germania, y llegado por las
márgenes del Rhin hasta la Ga-
lia Bélgica. Luego que descu-
La memoria de la gloriosa santa Ú r - brieron navios bretones se apodera-
sula y sus compañeras vírgenes y már- ron de ellos, y quedaron sorprendi-
tires hallamos en un manuscrito muy a n - dos al ver en aquella flota una
tiguo que se conserva en el Vaticano. En multitud tan grande de doncellas cris-
él se dice que santa Úrsula nació en la tianas. El general de los bárbaros q u e -
Gran Bretaña donde la religión cristiana dó tan ciegamente prendado de Úrsula,
estaba ya muy floreciente, y que fué h i - que no perdonó medio para rendirla: p e -
ja de Dionot, rey de Cornouaille, y de ro la santa princesa le habló con tal r e -
Doria, princesa nada inferior a su m a - solución y majestad en nombre de todas
rido, n i en la nobleza de la sangre, ni sus compañeras, que mudada en furor la
en las cristianas virtudes. Era a la sazón brutal pasión de aquellos bárbaros, se
general del emperador Graciano en la arrojaron espada en mano contra ellas:
Gran Bretaña, el tirano Máximo; el cual a unas atravesaron el pecho, a otras de-
habiéndose hecho proclamar emperador, gollaron, a otras asaetearon, pasando to-
pasó el m a r y desembarcó con todo su das a aumentar la Corte del Cordero de
poderoso ejército en.las costas de aque- Dios, con la doble palma de la virginidad
lla parte de las Galias que se llamaba y del martirio.
Armónica, y se apoderó de toda ella. Uno Reflexión: Con el tiempo se fundó en
de los generales de Máximo que más se la Iglesia una célebre congregación de
había distinguido en aquella expedición, religiosas, bajo el nombre y la protec-
era cristiano, y se llamaba Conán: a éste ción de santa Úrsula, y por eso se lla-
hizo Máximo gobernador de la Armónica man Ursulinas, las cuales entienden en
con título de duque, y él puso su residen- la educación de las niñas, inspirándoles
cia en la ciudad de Nantes, dejando en una grande estima de todas las virtudes
el país gran parte de las tropas que eran cristianas. Procuren todas las doncellas
de bretones e ingleses. Envió luego d i - imitar en esta virtud a santa Úrsula v a
putados al rey de Cornouaille, pidién- sus compañeras mártires, teniendo su p u -
dole a su hija la princesa Úrsula por m u - reza virginal en mayor aprecio que su
jer; y como casi todos los oficiales y sol- propia vida, y conservándola limpia de
dados eran también solteros, encargó a toda mancha.
los diputados que trajesen de la isla to- Oración,: Suplicárnoste, Señor Dios
das las doncellas que pudiesen para ca- nuestro, la gracia de venerar con ince-
sarlas con ellos. Parecióle bien al padre sante devoción los triunfos de las san-
de Úrsula, casarla con aquel príncipe tan tas vírgenes y mártires Úrsula y sus com-
noble y cristiano, y habiendo recogido pañeras, para que ya que no podemos
gran número de doncellas, para formar honrarlas como merecen, les tributemos
aquella .colonia que se llamó Bretaña m e - al menos humildemente nuestros frecuen-
nor, salieron con viento próspero de I n - tes obsequios. Por Jesucristo, nuestro Se-,
glaterra. Mas una tempestad arrojó toda ñor. Amén. \
308
Santa María Salomé, viuda. — 22 de octubre
Fué santa María Salomé mujer
del Zebedeo y madre de los glo-
riosos apóstoles Santiago el Ma-
yor y San Juan Evangelista, lla-
mado por otro nombre el Discí-
pulo amado. Era parienta de la
Virgen santísima, por cuyo m o -
tivo se trata a sus hijos en el
Evangelio como consanguínsos
de Jesús: y puede presumirse
que sería oriunda de Nazaret en
donde sabemos que tenían su ca-
sa los padres de la Madra de
Dios. Estaba casada con Zebedeo,
que era pescador de oficio aun-
que con barca propia. En el
tiempo que el Señor llamó a sus
dos hijos al apostolado, estaban
ellos remendando las redes, y
luego le siguieron: cosa que no sólo no resurrección, y les dijeron que diesen
llevó a mal .la santa madre, sino que cuenta de ello a los demás discípulos.
también imitó después, siguiendo ella Volviéndose presurosas con tal encargo,
misma al Salvador con otras piadosas se les apareció Jesús resucitado y glo-
mujeres galileas, como se lee en el Evan- rioso y les dijo: Dios os guarde: y Salo-
gelio. Llevada un día del amor de m a - mé y sus compañeras se postraron y
dre y de la confianza que tenía con el abrazaron sus pies sacratísimos y el Se-
Salvador, le dijo: «Quiero que estos dos ñor les encargó que anunciasen su resu-
hijos míos se sienten uno a tu derecha rrección a sus hermanos, y les dijesen
y otro a tu siniestra en tu reino». Res- que fuesen a Galilea, donde le verían.
pondió el Señor: «No sabéis lo que os Finalmente, con estos divinos regalos,
pedís: ¿podéis beber el cáliz que yo he de creció santa Salomé en piedad y divino
beber (en mi pasión y muerte)?» A cu- amor hasta que llegada la hora de su
ya pregunta respondieron san Juan y dichoso tránsito, pasó a gozar la eterna
Santiago confiados más de lo justo: «Sí, gloria de Jesucristo en los cielos.
Señor, podemos». Entonces les dijo Jesús:
Beberéis en efecto mi cáliz: pero el sen- Reflexión: Era consiguiente a los gran-
taros a mi diestra o a mi siniestra, no des beneficios que ha recibido España
está en mi mano concedéroslo a vosotros, de su primer apóstol y patrón Santiago,
sino que será para aquellos a quienes que nuestra Iglesia hiciese gloriosa m e -
está preparado por mí Padre: querien- moria de su santa madre, tantas veces
do significar que tales dignidades no se celebrada en los Evangelios. Veneremos,
habían de dar por respetos de paren- pues, a esta dichosa parienta de Jesús,
tesco, sino por solas razones de mérito, a esta madre de dos de sus apóstoles y
y profetizándoles al mismo tiempo que fidelísima sierva de nuestro divino Re-
padecerían el martirio. Sabemos también dentor: y cuando rogamos por nuestra
por el Evangelio que santa Salomé con amada patria, imploremos su patrocinio
otras mujeres piadosas siguió a Jesu- juntamente con el de su hijo Santiago,
cristo hasta el Calvario, sin que el t e - para que nos alcancen la ayuda de Dios
mor de los soldados la amedrentase, ni para vencer a los enemigos de nuestra
el verle padecer en la cruz entre los la- fe, y ser fieles siervos de Jesucristo, "Se-
drones entibiase su fe. También acompa- ñor nuestro.
ñó el sagrado cadáver del Señor cuando
le llevaron al sepulcro: y en la tarde Oración: ¡Oh Señor Jesús! por cuyo
del sábado compró gran cantidad de aro- amor la bienaventurada Salomé entre las
mas con ánimo de ir por la mañana con primeras mujeres fieles, lo dejó todo por
sus compañeras a ungir el santísimo ti, y cuidó de venerar tu cuerpo en el
cuerpo de Jesucristo; mas cuando llega- sepulcro, concédenos propicio, que a su
ron al sepulcro, lo encontraron ya abierto ejemplo sepultados contigo merezcamos
y vacío; y luego vieron dos ángeles vesti- participar de la eterna resurrección.
dos de blanco que las aseguraron de la Amén.
309
San Teodoro, sacerdote y mártir. — 23 de octubre
(f 362.)
310
San Rafael, arcángel. — 24 de octubre
Los celestiales beneficios que ¡"j"
recibió del glorioso arcángel san
Rafael, el santo patriarca Tobías,
refiérense en el mismo sagrado
libro de Tobías por estas pala-
bras: «Entonces Tobías llamó a
parte a su hijo, y díjole: ¿Qué
podemos dar a este varón santo
que te ha acompañado? A lo que
respondiendo Tobías, dijo a su
padre: Padre mío, ¿qué recom-
pensa le daremos? O ¿cómo p o -
dremos corresponder dignamente
a sus beneficios? El me ha lle-
vado y traído sano y salvo: él
mismo en persona cobró ¡el dine-
ro de Gabelo: él me ha propor- ^
cionado esposa, y ahuyentó de '
ella al demonio, llenando de con-
suelo a sus padres: asimismo me libró ,el ángel Rafael, uno de los siete espíri-
del pez que me iba a tragar: te ha hecho tus principales que asistimos delante del
ver a ti la luz del cielo;'y hemos sido col- Señor. Al oir estas palabras, se llenaron
mados por medio de él de toda suerte de turbación, y temblando cayeron en
de bienes. ¿Qué podremos, pues, darle tierra sobre sus rostros. Pero el ángel les
que sea proporcionado a tantos favores? dijo: La paz sea con vosotros, no temáis,
Mas yo te pido, padre mío, que le r u e - pues que mientras he estado yo con vos-
gues si por ventura se dignará tomar otros, por voluntad o disposición de Dios
para sí la mitad de todo lo que hemos he estado: bendecidle, pues, y cantad sus
traído. Con esto padre e hijo le llama- alabanzas. Parecía, a la verdad, que yo
ron, y empezaron a rogarle que se dig- comía y bebía con vosotros; mas yo me
nase aceptar la mitad de todo lo que ha- sustento de un manjar invisible, y de una
bían traído. Entonces di joles él en secre- bebida que no puede ser vista de los
to: Bendecid al Dios del cielo, y glori- hombres. Ya es tiempo de que me vuel-
ficadle delante de todos los vivientes, va al que me envió: vosotros empero
porque ha hecho brillar en vosotros su bendecid a Dios, y anunciad todas sus
misericordia. Porque así como es bueno maravillas. Dicho esto, desapareció de su
tener oculto el secreto confiado por el vista, y no pudieron ya verle más. En-
rey, es cosa muy loable el publicar y tonces, postrados entierra sobre sus ros-
celebrar las obras de Dios. Buena es la tros por espacio de tres horas, estuvieron
oración acompañada del ayuno; y el dar bendiciendo a Dios; y levantándose de
limosna mucho mejor que los tesoros de allí, publicaron todas sus maravillas.»
oro: porque la limosna libra de la muer-
te, y es la que purga los pecados y a l - Reflexión: Es el arcángel san Rafael,
canza la misericordia y la vida eterna. singular protector de los enfermos; co-
Mas los que cometen el pecado y la mo su mismo nombre lo significa, pues
iniquidad, son enemigos de su propia al- Rafael vale lo mismo que Medicina de
ma. Por tanto, voy a manifestaros la ver- Dios. Por esta causa se han puesto de-
dad, y no quiero encubriros más lo que bajo de su amparo todos los hospitales
ha estado oculto. Cuando tú orabas con de san J u a n de Dios, y todos los fieles
lágrimas, y enterrabas los muertos, y te deberíamos invocar en nuestras enferme-
levantabas de la mesa a medio comer, y dades su celestial patrocinio.
escondías de día los cadáveres en tu ca-
sa, y los enterrabas de noche, yo presen- Oración: ¡Oh Dios! que diste por com-
taba al Señor tus oraciones. Y por lo pañero para el camino de tu siervo To-
mismo que eras acepto a Dios, fué nece- bías al bienaventurado arcángel san Ra-
sario que la tentación o la aflicción te fael; concédenos que seamos siempre pro-
probase. Y ahora el Señor me envió a tegidos con su custodia y fortalecidos
/Curarte a ti, y a libertar del demonio a con su auxilio. Por Jesucristo, nuestro
' Sara, esposa de tu hijo. Porque yo soy Señor. Amén.
311
Los santos Crispín y Crispiniano, mártires. 25 de octubre
(t 287.)
312
San Evaristo, papa y mártir. — 26 de octubre
(t 121.)
El gloriosísimo pontífice y
mártir san Evaristo, fué griego
de nacimiento, pero originario
de Judea, pues su padre era un
israelita llamado Judas, n a t u -
ral de Belén, que pasó a vivir
a Grecia. Habiendo sido alum-
brado Evaristo con la luz de la
fe vino a Roma, y por sus loa-
bles costumbres y muchas le-
tras fué recibido con grande
aplauso entre el santo clero de
la Iglesia romana, madre y
maestra de todas las demás
iglesias. Por muerte del santo
pontífice Anacleto coronado del
martirio (glorioso fin de "todos
aquellos primeros papas), fué
san Evaristo por voz unánime
colocado en la silla de san Pedro. Alaba hechiceros que con sus sortilegios encan-
san Ignacio obispo de Antioquía la fide- taban a las gentes. De estas calumnias y
lidad, valor y constancia en la fe, pureza falsos rumores nacían muchas veces tu-
de costumbres, y fraternal caridad que multos contra ellos en el circo, en el an-
resplandecía en la Iglesia romana gober- fiteatro, y en los juegos públicos, y cuan-
nada por este santo pontífice, a pesar de do veían pasar por la calle algún cristia-
que la mayor parte de los herejes pro- no, gritaban desaforadamente: ¡Al mal-
curaban derramar en ella el veneno de vado! ¡al facineroso! ¡al hechicero! En
sus errores, persuadidos de que una vez uno de estos motines populares fué ha-
inficionada la cabeza del orbe cristiano, llado y apresado nuestro santo pontífice
luego se dilataría a todo el cuerpo la pon- en el año noveno de su pontificado; y
zoña de la herejía haciendo mayores es- aunque no se sabe qué linaje de suplicio
tragos. No había entonces iglesias públi- padeció, consta que en este día 26 de
cas, sino unos oratorios privados dentro octubre alcanzó la gloriosa corona de los
de casas particulares, donde se congre- mártires.
gaban los cristianos para oir la palabra
de Dios y participar de los divinos miste-
rios y sacramentos; llamábanse aquellos Reflexión: El emperador Trajano, en
oratorios títulos, porque sobre sus puer- cuyo tiempo padeció el martirio nuestro
tas se grababan unas cruces, para distin- santo pontífice, se gloriaba de ser más
guirlos de los lugares profanos llamados religioso y humano que los otros emcera-
también con el nombre de títulos, por las dores, y no publicó nuevo edicto contra
estatuas de los emperadores que había a los cristianos: pero toleraba que el p u e -
sus puertas. El santo pontífice distribuyó blo se amotinase contra ellos y les persi-
dichos oratorios o títulos entre ciertos guiese de muerte. También ha ocasiona-
presbíteros, para que cuidasen de ellos. do algunas veces semejantes desafueros
Mandó también que, conforme a la t r a - la rnoderna tolerancia de los gobiernos
dición apostólica, se celebrasen pública- liberales. Pero ¿qué es ¡esa tolerancia que
mente los matrimonios, y que los despo- abandona en manos de la gente más des-
sados recibiesen en público la bendición garrada y soez del pueblo a personas ino-
de la Iglesia. Predicaba con apostólico centes e indefensas, sino un resabio de
celo varias veces cada día, y enseñaba aquella antigua inhumanidad y barbarie?
por sí mismo la doctrina de Cristo a
los niños y a los esclavos: y como se a u -
mentase mucho el número de los fieles,
y creciese a la par el odio con que mi- Oración: ¡Oh Dios omnipotente! Mira
raban los idólatras la pureza de la ley con ojos piadosos nuestra flaqueza, y ya
evangélica tan opuesta a la corrupción que nos agrava el peso de nuestras m i -
serias, la intercesión de tu bienaventu-
de sus costumbres paganas, n o . cesaban rado Evaristo, tu mártir y pontífice, nos
de sembrar contra los cristianos las más proteja y ampare. Por Jesucristo, nues-
horribles calumnias, pintándolos como tro Señor. Amén.
313
San Frumencio, obispo. — 27 de octubre
(t siglo IV.)
315
San Narciso, obispo de Jerusalén. — 29 de octubre
(t 212.)
317
San Quintín, mártir. - 31 de octubre
(t 287)
1 lipM
S/L,
pasó a Amiens, donde hizo pren-
der al santo, y ejecutó en él t o -
da su bárbara crueldad: mandó-
le azotar rigurosamente sin res-
petar su nobleza, ni el privilegio
de ciudadano romano de que el
mñ santo gozaba: y como los verdu-
¡•"•¡•Si • H M I, gos que le azotaban cayesen en
Hí\lj tierra como muertos, el presiden-
flBl mj
1 ' A1
te renegando de la magia cris-
tiana a la cual atribuía aquel su-
i l n H g
£S3i ^MPTIM^B^^^^^^^B ceso, ordenó que encerrasen al
mártir en un lóbrego calabozo;
pero llenóse de luz celestial
aquel lugar oscuro, y hacia la
Fué san Quintín hijo de un senador media noche se cayeron las cadenas del
romano llamado Zenón, muy conocido en santo hechas pedazos, y al amanecer se
Roma por sus grandes riquezas y por su halló el preso en medio de la plaza de la
valimiento con los emperadores. Desde el ciudad, donde comenzó a predicar con
día que recibió su bautismo, que fué, a tan grande espíritu de Dios; que convir-
lo que se cree, hacia el fin del pontifi- tió a mucha gente, y al mismo alcaide
cado de san Eutiquiano, a quien sucedió y los soldados de la guardia que le bus-
san Cayo, prendió en su corazón un fue- caban. Espantado de esto Riccio Varo,
go de amor de Jesucristo tan ardiente, pero no convertido, le hizo prender de
que hubiera querido abrasar con él todos nuevo, y después de ponerle en la tor-
los corazones y reducir a cenizas todos tura, y desgarrarle las carnes, rociárselas
los ídolos. Ofrecióse al papa san Cayo p a - con aceite hirviendo, y abrasarle todo el
ra llevar la fe a los idólatras de las Ga- cuerpo con hachas encendidas, viendo que
lias, y el santo pontífice alabó su celo y aquella fortaleza sobrehumana conmovía
le dio por compañero a san Luciano, y a toda la ciudad de Amiens y amenazaba
con éste y otros muchos fervorosos fie- tumulto, mandó que cortasen al santo la
les que también quisieron acompañarle, cabeza.
partió a aquella apostólica expedición. Reflexión: Gran maravilla fué que des-
Con san Luciano predicó el Evangelio en de que recibió san Quintín el bautismo,
los pueblos que halló a su paso hasta lle- se abrasase en tanto celo de la conver-
gar a la ciudad de Amiens, a las riberas sión de los gentiles: pero no es cosa r a -
del Soma. Allí se separaron, pasando san ra, sino efecto ordinario de la gracia de
Luciano a plantar la fe en Beauvais, y Jesucristo, el sentir un pecador que de
quedándose en Amiens nuestro santo, el veras se convierte, gran deseo de la con-
cual con su elocuencia y milagros en b r e - versión de los demás, porque queda su
ve tiempo formó allí una de las más flo- alma tan esclarecida con la luz sobre-
recientes Iglesias de las Galias. De todas natural de la fe, y su corazón tan satis-
partes acudían a él los enfermos, y con fecho y tranquilo en su centro que es
sólo invocar sobre ellos el nombre de Dios, que quisiera que todos los hombres
Jesús les daba la salud del cuerpo y j u n - gozasen de esta misma dicha, y así fuese
tamente la del alma. Venían al santo los más glorificado Jesucristo, autor y con-
ciegos conducidos por sus guías, y se vol- sumador de nuestra fe.
vían sin ellos a sus casas: venían los co- Oración: Rogárnoste, ¡oh Dios todopo-
jos y paralíticos, y se volvían sin mule- deroso! que cuantos veneramos el naci-
tas ni apoyo alguno. Pero los sacerdotes miento para la gloria de tu bienaventu-
de los ídolos que veían ya desiertos sus rado Quintín, mártir, por su intercesión,
templos, vacías de ofrendas y cubiertas crezca en nosotros el amor de su santo
de polvo sus aras, acudieron a Riccio Va- nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ro, que acababa de ser nombrado prefec- Amén. ^
318
La fiesta de todos los santos. — 1 de noviembre
Entre todas las fiestas que la
Iglesia ha instituido en reveren-
cia de los santos que están en los
cielos, la más solemne es la que
celebra en este día en honra de
todos; porque en ella a todos los
abraza, a todos se encomienda y
llama en su favor. Instituyóla en
Roma Bonifacio IV en honor de
la Virgen santísima y de todos
los santos rtfártires, consagrán-
doles, en el año 607, el templo
llamado Panteón, en el cual h a -
bían sido adorados todos los fal-
sos dioses de la gentilidad. Más
tarde Gregorio IV ordenó que
aquella fiesta se hiciese en honra
de todos los santos del cielo, y
mandó que se celebrase en toda
la cristiandad, señalando para ello este se posee una eternidad de vida! ¡Oh feli-
día primero de noviembre. Tres fueron cidad suprema, y que nunca se ha de
las razones principales de esta institu- acabar! Allí está el glorioso coro de los
ción: reparar lo que la fragilidad h u m a - apóstoles: allí la alegre compañía de los
na hubiese faltado por ignorancia o des- profetas: allí el innumerable ejército de
cuido en las fiestas particulares de los los santos mártires, coronados por la vic-
santos; alcanzar, por la poderosa inter- toria que alcanzaron de los tiranos y
cesión de todos los santos juntos, las gra- verdugos: allí las purísimas vírgenes, que
cias que hemos menester, y animarnos a con la virtud de su continencia, triun-
la imitación de sus virtudes, con la es- faron de las malas inclinaciones de su
peranza de alcanzar el premio de la eter- cuerpo: allí los misericordiosos, que, so-
na gloria que ellos alcanzaron. «Consi- corriendo largamente las necesidades de
deremos, nos dice san Cipriano, y pen- los pobres, cumplieron con toda justicia,
semos con frecuencia, que hemos r e n u n - y observando los preceptos del Señor, co-
ciado al mundo, y que vivimos en la tie- locaron en el tesoro del cielo los patri-
rra como huéspedes y peregrinos. Suspi- monios de la tierra. Apresurémonos con
remos por aquel día, en que a cada uno vivas ansias a llegar a donde ellos están,
se nos ha de señalar morada en aquella deseemos hallarnos presto con ellos, para
verdadera patria, y en que, sacados de que podamos reinar presto con Cristo.»
este destierro, y libres de los lazos del (Son. Cipriano, lib. de mortalit).
siglo, hemos de entrar en el reino celes-
tial. ¿Quién hay, que, viviendo lejos de Reflexión: Dice muy bien san Grego-
su patria, no arda en deseos de tornar rio: «Al oír las cosas de aquella gloria,
a ella? ¿Quién hay, que navegando de nuestra alma suspira por ellas, y ya de-
vuelta a su hogar y familia, no desee sea encontrarse donde espera gozar sin
viento favorable para poder abrazar a fin. Pero los grandes premios no se al-
las prendas de su corazón? Nuestra pa- canzan sin grandes trabajos: y así dice
tria es el paraíso; son nuestros parien- san Pablo, que no será coronado sino
tes los, santos patriarcas: ¿por qué no aquel que legítimamente peleare. D e -
nos damos prisa y corremos para ver leítese en hora buena, el ánimo con la
nuestra patria, y saludar a los parien- grandeza de los premios; pero no desma-
tes? Allí nos espera un gran número de ye en los trabajos de la campaña.
amigos; allí nos echa de menos una gran
muchedumbre de parientes, hermanos e Oración: Todopoderoso y sempiterno
hijos, seguros ya todos de su gloria in- Dios, que nos concedes la gracia de ce-
mortal, pero solícitos de nuestra salva- lebrar en una solemnidad los méritos de
ción. ¡Qué alegría ha de ser para ellos todos los santos, rogárnoste que atendien-
y para nosotros, el vernos y abrazarnos! do a tan grande muchedumbre de inter-
¡Qué deleite el de aquellos reinos celes- cesores, derrames sobre nosotros la abun-
. tiales, donde sin el temor de la muerte dancia deseada de tus misericordias. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
319
La conmemoración de los fieles difuntos. — 2 de noviembre.
'nupcial y sin mancha, que han
19 .menester para entrar en el cielo.
'Hospedamos al peregrino, rogan-
•¡Hü JjgjJBHsHllB do al Señor que por los méritos
de Cristo les abra las puertas, de
"-SÍSILJÍ'IJ ''' ¿¿TtaBa^B su palacio divino; y en fin, ¿no
es mayor obsequio el llevar aque-
u
fi£ á a> '-*mM llas almas al eterno descanso del
tó •gfcfr,'^^H
liiiill ^Bri*¿-ti paraíso, que el dar a sus cuerpos
sepultura? Pero aunque nos de-
bemos compadecer de todos los
que están en el purgatorio; espe-
cialmente hemos de socorrer a
¡nuestros deudos y amigos, a los
¡padres e hijos, a los maridos y
mujeres, a los hermanos carna-
HHUI
les y otras personas, con quienes
«T"í*ui _ ni" • tuvimos algún lazo más estrecho
. .___. de sangre o amistad. Finalmente
Después que la santa Iglesia en el día mucho mayor cuidado debemos poner en
de ayer celebró la fiesta de todos los cumplir las obligaciones de justicia que
santos, hoy extiende su caridad, y ayuda pertenecen a ellos, ejecutando sus testa-
con sus oraciones y sufragios a las almas mentos y mandas pías, y todo lo que dis-
del purgatorio. Pues es dogma de fe que pusieron para bien de sus almas.
para poder entrar en el cielo, han de p u -
rificarse y acrisolarse las almas de los
que murieron en gracia de Dios con p e - *
cados veniales, o sin haber satisfecho en
vida enteramente por los mortales que
cometieron, y cuanto a la culpa les fue- Reflexión: Mientras que el Señor nos
ron perdonados. Las obras con que pode- da tiempo, procuremos ajusfar nuestra
mos socorrerlas son tres: la primera y
principal es el santo sacrificio de la misa; vida con la ley de Dios, y llorar nues-
la segunda, la oración; y la tercera, to- tras culpas, y satisfacer por ellas en esta
das las obras penales con que se satis- vida: aceptemos las tribulaciones, como
face a J a divina justicia, como son la li- de su bendita mano, en penitencia de
mosna, ayunos, penitencias, peregrinacio-
nes, y cosas semejantes. Además de estos nuestras culpas: y ayudemos a nuestros
modos con que las personas particulares hermanos con las buenas obras que p u -
socorren a las almas del purgatorio, el diéremos, para que salgan del purgatorio
Sumo Pontífice concede indulgencias apli- puros y afinados; y cuando gocen de Dios
cables a ellas, no por vía de absolución,
sino por modo de sufragio, y como dis- nos ayuden con sus oraciones y nos den
pensador del tesoro de la Iglesia, que son la mano para llegar al puerto de salud,
las obras y satisfacciones de Cristo y de y gozar juntamente con ellos de la eter-
los santos. Ganando por las benditas a l -
mas estas indulgencias, y haciéndoles na bienaventuranza.
otros sufragios, ejercitamos con ellas las
obras de misericordia. Porque damos de
comer al hambriento, y de beber al se-
diento, aliviamos con nuestra caridad el
hambre y la sed que aquellas santas al-
mas tienen de Dios. Consolamos al en- Oración: Oh Dios, creador y Redentor
fermo, porque mucho padecen las almas de todos los fieles, concede la remisión
del purgatorio en aquel lugar de tormen- de los pecados a las almas de tus siervos
tos. Rescatamos al cautivo, porque cauti- y siervas, para que consigan, por nues-
vas están en aquella cárcel de expiación,
y las redimimos con indulgencias' y li- tras humildes súplicas, el perdón que
mosnas. Vestimos al desnudo, alcanzán- siempre desearon. Que vives y reinas por
doles de la bondad de Dios la vestidura todos los siglos de los siglos. Amén. \
320
Los innumerables mártires de Zaragoza. — 3 de noviembre.
(t 305) '
321
San Carlos Borromeo. — 4 de noviembre.
(t 1584)
324
San Willibrordo, obispo. — 7 de noviembre.
(t 739)
325
La solemnidad de las santas Reliquias y los ¡cuatro Santos
Mártires coronados. — 8 de noviembre.
(t en el imperio de Diocleciano)
Honramos también, en este día,
a los santos Mártires coronados,
4* í". cuyos nombres son: Severo, Se-
veriano, Carpóforo y Victorino.
¡ l 1 i i - Í-> t Eran todos cuatro, hermanos, y
en el ejercicio de las armas ser-
vían a Cristo y al emperador
Diocleciano: mas como se nega-
sen a prestar juramento a los
_• falsos dioses, los llevaron delan-
te del ídolo de Esculapio, ame-
nazándoles, que, si no le adora-
ban morirían a puros azotes.
Ellos hicieron burla de aquel de-^
monio, y despreciaron todas las
amenazas. Entonces los sayones
desnudaron a los cuatro herma-
nos, y a todos los hirieron con
plomadas, tan fuertemente, que
La Iglesia verdadera de Jesucristo ha en aquel tormento dieron sus almas a
honrado siempre con especial veneración Dios. Mandó el tirano, que sus cuerpos
Jas reliquias de los santos, sus sagrados fuesen echados a la plaza, para que los
cuerpos, sus huesos, su sangre, sus ves- perros los comiesen; mas en cinco días,
tidos, sus cenizas y todas las demás co- que allí estuvieron, no los tocaron; mos-
sas que usaban, o tocaban a sus personas; trando que los idólatras eran más crue-
porque son sagrados despojos o venera- les que las bestias. Vinieron los cristia-
bles recuerdos de amigos de Dios, miem- nos, y tomáronlos secretamente y sepul-
bros de Jesucristo y templos del Espí- táronlos en un arenal, tres millas de
Roma, en la vía Lavicana. El papa Mel-
ritu Santo, en los cuales resplandeció una quíades mandó que se celebrase su fiesta
excelente y heroica santidad. Y así el el día de su martirio, que fué a los 8 de
mismo Dios les ha honrado de muchas noviembre; y porque a la sazón no se sa-
maneras, obrando por ellos y por sus r e - bían aún sus nombres, se llamaron los
liquias, innumerables portentos, para que cuatro santos coronados.
nosotros también los honrásemos, y t u -
viésemos sus cuerpos y reliquias en Reflexión: ¡Qué agradable y sorpren-
grande estima y veneración: y aunque dente espectáculo nos presenta esta so-
los herejes iconoclastas y los protestan- lemnidad de los santos, cuyas reliquias
tes llamaron supersticioso el culto tribu- veneramos! yLaconIglesia nos invita a con-
tado a las sagradas reliquias, jamás ha templarlo: tanta mayor confianza,
cuanto que nos llama a la dicha de que
dejado de venerarlas la Iglesia católica; gozan ellos. Es verdad, que el designio
la cual conservará siempre esta santísi- de nuestra Madre es presentarnos hoy a
ma costumbre, usada desde los tiempos nuestros bienaventurados hermanos co-
apostólicos, loada de los santos padres, mo objeto de religioso culto: pero no tra-
sancionada por los sagrados Concilios, y baja menos en monstrárnoslos como mo-
confirmada por infinitos milagros que ha delos de digna imitación. Estos héroes
obrado el Señor, así a gloria de sus san- nos atraen hacia sí por los encantos de la
tos, como en provecho de los fieles que gloria que los corona: pero debemos
veneraron sus sagrados cuerpos y reli- también seguirlos, corriendo tras el aro-
quias. Lo que ordena la santa Iglesia y ma de las virtudes, que en tan alto grado
quiere que se enseñe a todo el pueblo practicaron.
cristiano, es que no expongan a la p ú - Oración: Aumentad en nosotros la fe
blica veneración reliquias que no sean de la resurrección^ oh Señor, que obráis
aprobadas, como tales, por la autoridad maravillas en las reliquias de vuestros
del Sumo Pontífice o de los obispos: y santos, y hacednos participantes de la in-
que se guarden decorosamente y se evite mortalidad de la gloria, de la cual vene-
en su culto toda indecencia y sombra de ramos la prenda en sus santas cenizas, y
profanación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
326
La Dedicación de la Iglesia del Salvador. — 9 de noviembre.
(año 324)
327
San Andrés Avelino, confesor. 10 de noviembre.
(t 1608)
328
San Martín, obispo de Tours. — 11 de noviembre.
(t 400)
329
San Martín, papa y mártir. — 12 de noviembre.
(t 655)
331
San Diego de Alcalá, confesor. — 14 de noviembre.
(t 1463)
332
Santa Gertrudis, abadesa. — 15 de noviembre.
(t 1292)
333
San Edmundo, arzobispo de Cantorbery. — 16 de noviembre.
( t 1242)
334
San Gregorio Taumaturgo, obispo. 17 de noviembre.
(t 270)
í
gentiles. Habiendo aprendido las
primeras letras, fué enviado a
Alejandría: y en el estudio de
las ciencias filosóficas, le alum-
bró el Señor el alma, y viendo
la verdad de nuestra santa fe, SSf- -
la abrazó y se hizo cristiano.
Aplicóse después a las letras di-
vinas, oyendo por espacio de cin-
co años las lecciones de Orígenes.
Volviendo luego a su patria, por fe-*-- &s±. -
muerte de su padre quedó h e r e -
dero de toda su grande hacien-
da; la cual 'vendió, y repartió el precio a bol, se detenía y volvía atrás. Levantóse
los pobres, y se apartó a una soledad. P e - en su tiempo la cruel y fiera persecución
ro extendiéndose por todas partes la fa- de Decio contra la Iglesia católica; y juz-
ma de su sabiduría y de sus virtudes, gó san Gregorio, que lo que más conve-
le buscaron con gran trabajo, para ha- nía a la gente era retirarse por entonces;
cerle obispo de Neocesarea. Estaba toda y para poderlos ayudar más, él mismo-
aquella tierra llena de templos dedicados huyó y se fué con ellos a un monte, has-
a los demonios: y en los bosques, alame- ta que, pasada aquella tormenta, volvie-
das y montes se les ofrecían abomina- ron a la ciudad. Supo poco después p o r
bles sacrificios; mas el santo, con la revelación la hora de su muerte: y p r e -
grande virtud que tenía de hacer mila- guntó a su diácono ¿cuántos gentiles q u e -
gros, redujo tantos gentiles a la fe,-que daban en Neocesarea? Respondióle que
al poco tiempo trataron de labrar un tem- había sólo diez y siete. Y alabando G r e -
plo al Dios verdadero. Pero como el lu- gorio a Dios, dijo: «Diez y siete eran Ios-
gar donde habían de edificarlo, de una cristianos que hallé en ella cuando v i -
parte quedase estrechado por el río y de ne», y dichas estas palabras dio su espí-
la otra por u n monte, hizo el santo, con ritu al Señor.
la virtud de su» oración, que el monte se
retirase cuanto era menester. Lamentá- Reflexión: Bondadosísimo y misericor-
base también el pueblo, de las enferme- diosísimo se mostró Dios en los numero-
dades que causaban las aguas insalubres sos y estupendos milagros, obrados a pe-
de una laguna que allí había; y una n o - tición de su fidelísimo siervo san Gre-
che fué el santo para hacer oración so- gorio. Pero no menos lleno de bondad y
bre esto, en la ribera; y, venida la m a - misericordia se nos muestra el Señor,
ñana, no pareció más la laguna, porque cuando aflige a sus siervos, y los visita,
toda se había convertido en tierra fértil por medio de la tribulación. Es cierto que
y fructuosa. Bañaba aquella comarca el no siempre vemos los paternales desig-
río Lico llamado hoy Casalmac, muy cau- nios del Altísimo en nuestras tribulacio-
daloso, que saliendo de madre, arrebata- nes: pero día vendrá en que podamos de-
ba árboles, ganados y casas con los mo- cir con el profeta: «Pasamos por el fue-
radores; y acudiendo aquellos al santo go y por el agua, y nos sacaste al r e -
para que los socorriese en tan extremada frigerio.»
necesidad, se encaminó hacia el río, y Oración: Rogárnoste, oh Dios todopode-
fijó en la ribera el báculo que llevaba roso, que en la venerable solemnidad de
en la mano, y suplicó al Señor, que aquel tu bienaventurado pontífice y confesor
báculo fuese el límite del río; y así su- Gregorio, aumentes en nosotros el espí-
cedió, porque aquel báculo se convirtió ritu de piedad, y el deseo de nuestra eter-
°n un árbol; y cuando más furioso venía na salvación. Por Jesucristo, nuestro Se-
-el río, en llegando con sus aguas al á r - ñor. Amén.
335
San Odón, abad de Cluny. — 18 de noviembre.
(t 942)
336
«anta Isabel, hija del rey de Hungría. — 19 de noviembre.
(t 1231)
337
San Félix de Valois, confesor. 20 de noviembre.
(t 1212)
nificaba la cruz, hasta que san
Juan, que había tenido la misma
visión, le declaró el misterio, y
voluntad de Dios, de que funda-
sen una nueva orden para redi-
mir a los cautivos. Partieron
pues a Roma, y dieron cuenta de
todo a Inocencio III; el cual h a -
bía tenido revelación de que h a -
bían de venir, y una visión, d u -
rante la misa, en que se le apa-
reció un ángel vestido de blanco
con una cruz también de los dos
mismos colores, y con las manos
cruzadas sobre dos cautivos. Vis-
tió el papa a los dos santos el
hábito que traía el ángel, y fun-
..- dó la orden de la santísima Tri-
nidad para la redención de los
El glorioso san Félix de Valois, llama- cautivos. Volviéronse los dos santos a
do antes Hugo, que juntamente con san Francia, y en el mismo lugar donde h a -
J u a n de Mata fundó la orden de la san- bían hecho vida solitaria fundaron su pri-
tísima Trinidad, fué hijo de Ranulfo, con- mer monasterio, llamado de Ciervofrío.
de de Vermandois y de Valois, y nieto Allí san Félix gobernó santísimamente a
de Enrique I rey de Francia; y nació h a - ios religiosos que en él entraron, muchos
llándose su madre de paso en Amiens. de los cuales fueron ilustres por la no-
Bendijo san Bernardo al santo niño en bleza de su nacimiento y por su santidad
Claraval, y también el papa Inocencio II y sabiduría, hasta que fué avisado por un
cuando vino a Francia y se hospedó en ángel de su cercana muerte. Sintiendo
casa de Teobaldo, tío de Félix. Crióse en Félix la orfandad en que quedaban sus
Claraval oon otros hijos de príncipes y hijos, apareciósele la santísima Virgen,
caballeros, con la enseñanza de san Ber- y le dije que quedaban bajo su amparo,
nardo. Habiendo muerto su madre, el rey y que ella sería su madre. Después de es-
llevó a su palacio al santo mancebo, el te regalo del cielo, dio su espíritu al Crea-
cual quiso acompañarle en la conquista dor a los ochenta y cinco años de. su edad.
de Tierra Santa, donde peleó con gran Reflexión: El bienaventurado san F é -
valor. Vuelto a París, determinó dejar lix, derramando en su última hora lá-
la corte, por el desierto; y la milicia se- grimas de consuelo, exclamaba: «¡Oh
cular, por la espiritual; y para cortar dichoso día aquel en que huí de la corte
de todo punto la esperanza próxima que a la soledad, y troqué el palacio por una
le daban a la corona de Francia la ley gruta! ¡Oh felices noches, las que gasté
Sálica y el deudo estrecho que tenía con en la oración, en lugar de sueño! ¡Oh
el rey, se ordenó de sacerdote y se retiró dulces lágrimas las que derramé por mis
a un monte desierto. Veinte años después culpas! ¡Oh bien empleados suspiros!
fué buscado, por aviso del cielo, de san ¡Oh suaves asperezas con que maltraté
J u a n de Mata, que habitaba en otra so- mi cuerpo! ¡Oh bien empleados pasos los
ledad; y Félix, que sabía que Juan había que di para cumplir la voluntad del Se-
de venir a buscarle, en viéndole le salu- ñor! ¡Cómo me lleváis ahora a la bien-
dó por su nombre. Vivieron los dos san- aventurada eternidad!
tos anacoretas tres años en aquel desier-
to, en santa y dulce compañía, hasta que Oración: Oh Dios, que por una voca-
Dios los sacó de allí para que fundasen ción celestial sacaste del desierto, para
la orden de la santísima Trinidad, con la redención de los cautivos, a tu confe-
este caso prodigioso: estando los dos con- sor, el bienaventurado Félix, rogárnoste
versando, vino a ellos un ciervo blanco nos concedas, que, libres mediante tu gra-
que traía sobre la frente una cruz de dos cia y su intercesión del cautiverio del
colores, celeste y carmesí. Admiráronse pecado, seamos conducidos a la patria ce-
de esto; y Félix no entendió lo que sig- lestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
338
La Presentación de nuestra Señora. — 21 de noviembre.
340
San Clemente, papa y mártir. 23 de noviembre.
(t.ioi)
El apostólico pontífice y m á r -
tir san Clemente, nació en Roma,
y fué hijo de padres nobilísimos,
deudos muy cercanos de los em-
peradores. Recibió la fe, el bau-
tismo y el sacerdocio de mano
del príncipe de los apóstoles san
P e d r o ; y se hizo discípulo de
San Pablo, a quien ayudó en la
predicación del Evangelio, como
lo testifica el mismo apóstol, es-
cribiendo a los Filipenses, cuan-
do dice: «Yo y Clemente y los
demás de mis compañeros que
trabajaron conmigo, y están sus
nombres escritos en el Libro de
la Vida.» Volviendo a Roma des-
pués de varias correrías apostó-
licas, san Pedro le consagró obis-
po, y le instituyó sucesor suyo; aunque dante. Corno por este milagro se convir-
él, teniéndose por indigno, dio su lugar tiese gran muchedumbre de gentiles,
a san Lino y a san Cleto, a cuya muerte mandó el emperador a aquellas partes a
tomó Clemente el gobierno de la Iglesia. un presidente, llamado Aufidiano, el cual
Siendo sumo pontífice, señaló siete n o - hizo grande estrago en los fieles de Cris-
tarios, y los repartió en los barrios de to; y mandó que llevasen a san Clemen-
Roma, para que tuviesen cuenta de in- te dentro, en alta mar, donde, con una p e -
quirir y escribir las batallas y triunfos sada áncora al cuello, fuese sumergido
de los mártires. Estando la Iglesia de Co- en las aguas. Con este linaje de muerte
xinto alterada por divisiones y cismas, alcanzó el venerable pontífice la palma
escribió san Clemente dos admirables del martirio.
epístolas a aquella cristiandad, con las
cuales, dice san Ireneo, restableció la fe
y la caridad entre los hermanos de Co-
rinto; y les recordó las tradiciones que Reflexión: Para estorbar que los cris-
habían recibido por ministerio de los tianos recogiesen y venerasen las sagra-
apóstoles. Predicaba la palabra de Dios das reliquias de san Clemente, ordenó el
con tanto espíritu, que muchos gentiles prefecto gentil que fuese sepultado en el
se convertían a la fe, y algunos se daban fondo del mar: pero el Señor hizo que
a toda perfección, y seguían los consejos el mar se retrajese tres millas, hasta des-
evangélicos; por lo cual, los sacerdotes cubrir el santo cuerpo que hallaron los
de los ídolos persiguieron a san Clemente, cristianos puesto en un templo y sepulcro
y alborotaron al pueblo contra él, y le de mármol, y junto a él el áncora con
acusaron delante de Mamertino, prefecto que había sido arrojado al agua. Y en
de Roma. Consultado por el prefecto el tiempos de Nicolao I fué trasladado a Ro-
emperador Trajano, mandó que Clemen- ma aquel venerable cadáver, y colocado
te, o sacrificase a los dioses, o fuese des- con gran solemnidad en una iglesia de su
terrado a Quersona, en el Ponto Euxino. nombre. ¡Así quiere Dios nuestro Señor,
Prefiriendo el santo el destierro, halló en que sean veneradas las sagradas reliquias
él más de dos mil cristianos desterrados de sus santos!
por el mismo emperador, y condenados a
cortar y llevar piedra. Padecían gran fal-
ta de agua; y enternecido el santo, hizo
oración al Señor, la cual acababa, alzó Oración: ¡Oh Dios! que cada año nos
los ojos y vio un cordero que levantaba alegras con la festividad de san Clemen-
el pie derecho, como señalando donde te, tu pontífice y mártir; concédenos be-
hallarían agua: y llegándose a aquel lu- nigno, que, pues celebramos su naci-
rjar, dio con un azadón un golpe, y brotó miento pafa el cielo, imitemos la pacien-
Aiego una fuente de agua clara y abun- cia que mostró en su martirio. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor. Amén.
341
San Juan de la Cruz, confesor. — 24 de noviembre.
( t 159D
342
Santa Catalina, virgen y mártir. — 25 de noviembre.
(t 307)
343
San Pedro Alejandrino, obispo y mártir. — 26 de noviembre.
(t 311)
algunos sacerdotes fuesen al obis-
po y le suplicasen que le perdo-
nara y admitiese a la comunión
de la Iglesia, pensando que por
este camino ganaría las volunta-
des del clero y del pueblo, y que
le harían obispo una vez marti-
rizado san Pedro. Fueron con es-
ta embajada dos sacerdotes, pro-
\ pusieron a Pedro a lo que ve-
\t *i
< nían, diciéndole que Arrio se su-
- •
y
j#í jetaba a su parecer y corrección.
í-* El santo pontífice, dando un gran
\ -" suspiro, díjoles que Arrio era as-
tuto y engañador encubierto, que
Wi
fl1
f A - en maldad excedía a todas las
maldades, que había de rasgar la
túnica de Cristo, que es la Igle-
sia, promoviendo un cisma muy
El valeroso defensor de la fe católica desastroso; y mandóles que no fuese ad-
y de la unidad de la Iglesia, san Pedro, mitido en la Iglesia: y que todo esto no
fué natural de Alejandría y patriarca de lo decía de su cabeza, sino que lo había
la misma ciudad. Levantóse en su tiem- entendido por luz superior. Y todo suce-
po la persecución atrocísima de los empe- dió después, de la misma manera que él
radores Diocleciano y Maximiniano, en lo dijo. Entretanto permanecía el pueblo
la cual el buen prelado no dejó cosa por junto a la cárcel deseando librar a su
hacer para consuelo de los fieles en aque- pastor; mas el santo, deseoso del m a r -
lla gravísima tempestad. Para poder tirio y temeroso de algún disturbio, rogó
atenderlos mejor, recogióse a lugares ás- al tribuno encargado de ejecutar la sen-
peros y apartados, huyendo de las manos tencia, que le sacase secretamente de la
de los emperadores, que le buscaban: y cárcel, y le llevasen a otro lugar, como
desde allí escribía a más de seiscientos se hizo, y allí le cortaron la cabeza.
cristianos, presos en la cárcel, exhortán- Reflexión: De este prelado y defensor
dolos a la paciencia y perseverancia: y insigne de la ortodoxia cristiana bien se
al saber que habían alcanzado la corona puede decir lo que se dijo d e Cristo: que
del martirio, se regocijó por extremo. siendo luz de las naciones y gloria del
Vuelto el santo a Alejandría, tuvo gran- pueblo de Dios, estaba puesto para caída
des encuentros con los cismáticos, herejes y levantamiento de muchos en Israel.
y gentiles; porque Melecio, obispo de Elevado Pedro de Alejandría a la emi-
Egipto, fué depuesto de su silla por el nente dignidad patriarcal, quiso salvar
santo, después que le hubo convencido a los que le habían sido confiados. Mas
de haber perpetrado graves delitos y sa- como esto no era posible sin imitar sus
crificado a los dioses. Corrido y afren- virtuosos ejemplos, los cuales la mayor
tado Melecio, como era hombre docto y parte rechazaban, por eso fué causa de la
astuto, comenzó a turbar la Iglesia y a ruina de muchos: no por sí mismo, sino
causar cisma en ella, contando muchos por culpa de los que quisieron perecer
secuaces, entre ellos al infame Arrio, voluntariamente. ¡Oh espantosa verdad!
hombre inquieto y furioso, a quien tam- También el Hijo de Dios está en la cruz
bién por esta causa san Pedro excomulgó para salvar a todos los hombres: y no
y apartó de la Iglesia. Vino a tener el ce- obstante, esta cruz será la causa de la
tro de Oriente el emperador Maximino, condenación de los que no viven debida-
no menos cruel perseguidor de cristianos mente.
que sus antecesores, y mandó prender a
Pedro y darle la muerte. Cuando se supo Oración: Vuelve, Señor, los ojos a
en la ciudad que su santo pastor estaba nuestra flaqueza; y pues nos oprime el
preso en la cárcel, todos a porfía acudie- peso de nuestros pecados, protéjanos la
ron a ella para librarle y poner su vida, gloriosa intercesión de tu bienaventurado
si fuese menester, en su defensa. En esta mártir y pontífice san Pedro. Por Jesu-
ocasión, el perverso Arrio procuró que cristo, nuestro Señor. Amén.
344
San Máximo, obispo de Riez. — 27 de noviembre.
(t 480)
345
Santiago de la Marca, confesor. 28 de noviembre.
(t 1479)
tura. Pasaba las noches en ora-
ción, sin dormir más de tres h o -
ras; no comía carne; su hábito
era de sayal pobre y remenda-
do, y gozábase de padecer falta
aun de las cosas más necesarias.
Habiendo entendido que querían
hacerle arzobispo de la iglesia de
Milán, rehusó aquella dignidad,
con grande resistencia, que ja-
más pudieron acabar con él que
la aceptase. Ilustró el Señor a
este su siervo, obrando por él
muchos milagros, señaladamente
el tiempo que estuvo en Vene-
cia. Sanó repentinamente al du-
que de Calabria y al rey de Ña-
póles, que estaban desahuciados
de. los médicos, y a las puertas
Eí celoso predicador de Cristo, Santia- de la muerte. Finalmente, lleno de días
go de la Marca, nació en Montebrandón, y merecimientos, a la edad de ochenta
en la Marca de Ancona. Fué hijo de unos y nueve años, llamóle el Señor para dar-
pobres labradores; y pasó los años de su le la recompensa de sus grandes trabajos
niñez apacentando un rebaño. Un tío su- y -virtudes, en el reino de su gloria.
yo materno, sacerdote ejemplar y p r u -
dente, echando de ver en él buen ingenio
y disposición para las letras, le envió a *
la universidad de Perusa, para estudiar
las letras humanas y divinas; en las cua-
les salió tan aprovechado, que un caba- Reflexión: ¿Qué tienen que ver los de-
llero muy principal de aquella ciudad, le leites causados por los bienes sensibles,
encomendó la educación de un hijo suyo, con los purísimos goces que nos propor-
y dio su favor para que pudiese ganar cionan los bienes del alma? Aquellos, son
mucha hacienda, y medrar en el mundo. vanos o torpes: éstos, verdaderos y puros.
Mas no llenaron su corazón las esperan- Cuando un alma desprecia generosamen-
zas y bienes del siglo, sino los verdaderos
bienes que hallaba en el servicio del Se- te todo lo mundano, el Señor, que es ge-
ñor. Habiendo pasado a Asís, para ganar nerosísimo, no retarda la paga; y su di-
la indulgencia de la Porciúncula, quedó vina providencia ilumina de tal manera
tan edificado de la rara modestia y h u - el entendimiento, y da tal alegría al co-
milde compostura de los hijos del será- razón, que no cabiendo en él, rebosa y se
fico padre san Francisco, que se sintió in- manifiesta visiblemente en el exterior.
teriormente llamado de Dios a tomar su Yerran, pues, miserablemente, los peca-
hábito, y copiar en sí aquellas religiosas dores, creyendo que la observancia de la
virtudes. Echó, en el noviciado los cimien- ley de Dios es un sacrificio dolorosísimo
tos de su esclarecida santidad; y orde- y sin recompensa en esta vida.
nado de sacerdote, fué destinado por sus
superiores al ministerio de la divina p a -
labra. Predicó en Italia, Austria, Dina-
marca y Polonia, con tan apostólico celo, *
y tan grande espíritu y virtud de Dios,
que convirtió innumerables pecadores a
penitencia. No eran menos eficaces sus Oración: Oh Dios, que nos alegras con
palabras, que el ejemplo de su santa vida. la anual festividad de tu bienaventurado
En el espacio de cuarenta años, no dejó confesor Santiago; concédenos benigno,
pasar un solo día sin macerar su cuerpo que pues celebramos su nacimiento para
con ásperas disciplinas; ni se desató j a - el cielo, imitemos el ejemplo de sus vir-
más el cilicio o ceñidor de hierro, eriza- tudes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
do de. clavos, que traía puesto a la cin- Amén.
346
San Saturnino, obispo y mártir. — 29 de noviembre.
(t 250)
El apostólico varón y valeroso
mártir del Señor san Saturnino,
fué escogido por el sumo Pontí-
fice san Fabián para ir a predi-
car el santo Evangelio a la ciu-
dad de Tolosa de Francia, en
aquella sazón capital de una flo-
reciente colonia romana fundada
por Julio César. Estaba aquella
ciudad tan sumergida en las ti-
nieblas de la infidelidad, y tan
dada a las supersticiones del pa-
ganismo, que el santo obispo, al
poner el pie en ella, apenas en-
contró vestigios de la fe cristia-
na. Confiado en el poder de Dios,
y esperando de la divina miseri-
cordia, que abriría los ojos de
aquellos miserables ciegos, dio
principio a su predicación ensalzando los vida. Como el santo se negase valerosa-
misterios de la cruz; y desde luego reco- mente a cometer tamaña iniquidad, dié-
noció la soberana protección de lo alto, ronle cruelísimos azotes; y como él per-
en lo rendido que halló los corazones de maneciese constante en la confesión de
los tolosanos a la eficacia de su predica- su fe, atáronle a un toro bravo y furioso,
ción, y en las numerosas conversiones a al cual luego soltaron, y corriendo él,
la fe de Cristo. La santidad de la vida, arrastró al santo hasta que le dejó redu-
el ejemplo de las apostólicas virtudes, el cido a una masa informe de carne y de
celo de la salvación de las almas, que huesos. Recogieron los cristianos las reli-
resplandecían en el santo obispo, y el so- quias de su apóstol, y las colocaron en
plo del Espíritu Santo, en poco tiempo un templo con gran veneración, que se
cambiaron el aspecto de aquella ciudad, ha conservado hasta nuestros días.
cuyos habitantes recibieron, en gran n ú -
mero, el santo Bautismo, cambiaron sus
antiguas costumbres en otras nuevas, dig-
nas de la fe que acababan de abrazar, Reflexión: ¿Quién no echa de ver, en
y de la santidad de su doctrina. De todos la vida de este santo, la eficacia que tie-
los templos de los ídolos que había en la. ne la palabra, si va precedida del ejem-
ciudad, después de pocos años sólo que- plo? Más fruto se hace con una vida
daba uno abierto, en el cual se reunían ejemplar, que con cuantas exhortaciones
los sacerdotes de las falsas deidades del se pueden hacer. Los hombres más creen
imperio con los paganos más contumaces lo que ven con sus ojos, que lo que oyen
y feroces a celebrar sus sacrilegas fes- con sus oídos. ¿Cómo podrás reprender
tividades. Y viendo la rapidez con que en otros los vicios y defectos que ven en
iba desapareciendo la antigua y diabólica ti? ¿Quieres aprovechar a los demás y
superstición, que ellos llamaban religión, enmendar sus malas inclinaciones? Pues
y que tanto estrago, como ellos decían, comienza por resplandecer con una in-
era obra de la predicación de un solo signe santidad de vida: y tus prójimos,
hombre; se congregaron para deliberar viendo la luz de tus buenas obras, glori-
sobre los medios con que debían conju- ficarán a su Padre que está en los cielos.
rar la completa ruina que les amenazaba.
La resolución que tomaron fué de quitar *
para siempre de en medio a san Satur-
nino, dándole la muerte. En esto acertó Oración: Vuelve tus ojos, oh Dios om-
a pasar por delante del templo el apostó- nipotente, a nosotros miserables; y ya
lico varón: corrieron hacia él, prendió-' que nos oprime el peso de nuestras cul-
ronlo, arrastráronlo al templo, e intimá- pas, protéjanos la gloriosa intercesión de
ronle que ofreciese sacrificio a los dioses; tu bienaventurado mártir y pontífice san
y que de lo contrario, le quitarían la Saturnino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
347
San Andrés, apóstol. — 30 de noviembre.
(t 62)
348
San Eloy, obispo y >nfesor. — 1 de diciembre.
(t 659)
349
Santa Bibiana, virgen y mártir. — 2 de diciembre.
(t 235)
350
San Francisco Javier, confesor. — 3 de diciembre.
(t 1552>
San Francisco Javier, orna-
mento de la Compañía de Jesús,
gloria de su nación, taumaturgo
de estos últimos ^siglos, apóstol
de las Indias y del Japón, admi-
ración de todas las naciones, era
navarro y descendía de los reyes
de Navarra. Escogióle el Señor
para resucitar en el siglo XVI,
que fué el de las herejías, todos
los prodigios y gracias de los
apóstoles. Inclinado a las letras
y al estudio de la sabiduría, pasó
a la universidad de París, donde
graduado de maestro en artes,
enseñó filosofía en aquella uni-
versidad, con grande aprobación
y aplauso de sus discípulos. F u é
compañero del beato Pedro F a -
bro, y los dos lo fueron de san Ignacio iguales, la afabilidad con los inferiores.
de Loyola en la fundación de la Compa- Tuvo noticia del Japón recientemente
ñía de Jesús. Con deseo de visitar los descubierto por los portugueses, y al mo-
santos Lugares, pasó a Venecia: y frus- mento voló allá, exponiéndose a mil pe-
trado el viaje a Jerusalén, recorrió va- ligros: y con los ejemplos de sus virtudes
rias ciudades de Italia predicando y dan- y las maravillas que hemos dicho, plan-
do ejemplos de heroica humildad y mor- tó la fe en aquellos reinos, cuyos mora-
tificación. Fué designado para anunciar el dores la abrazaron con tal fervor, que
Evangelio a las tierras de la India des- semejaban los primeros cristianos con-
cubiertas por los portugueses, y pasó allá vertidos por la predicación de los após-
con el título y autoridad de Nuncio apos- toles. Establecidas aquellas cristiandades
tólico, que le dio Paulo III. Llegado a y dejados en ellas ministros que las cul-
Goa después de una larga y penosísima tivasen, volvió él a Malaca, donde supo
navegación, se dio del todo al trabajo que se había descubierto la China; y se
apostólico, recorriendo a pie, y a veces dirigió allá a predicar a Cristo. Llegado
descalzo, aquellas vastísimas regiones, y a Sancián, isla cercana al continente chi-
navegando a todas las islas de la Ocea- no, alegre con la vista de la tierra y con
nía en que residían portugueses. Cuando la esperanza de nuevos triunfos, dióse el
entre los oyentes los había de varias len- Señor por satisfecho de sus trabajos y lo
guas, cada uno oía a Javier como si le llamó al descanso eterno.
hablase en la suya natural: y sucedió al-
gunas veces que haciéndole muchos a la Reflexión: El recuerdo de Javier trae
vez preguntas sobre la doctrina, o por no a la memoria millones de almas converti-
entenderla bien o por dudar de ella, J a - das por su celo. ¡Oh! ¡cuánto amó y es-
vier con una sola respuesta satisfacía a timó el Hijo de Dios las almas! ¡La ca-
todas las preguntas. Lo que daba espe- ridad nos habría de estar siempre solici-
cial eficacia a su predicación eran los n u - tando y compeliendo a trabajar por sal-
merosos milagros que hacía, sanando en- varlas! Que no se puede sufrir que mue-
fermos, librando de peligros, calmando los ra Dios por un alma y que la veamos irse
mares embravecidos y los vientos tem- a perder y a caerse en el infierno y que
pestuosos, haciendo retroceder ejércitos la podamos ayudar y no lo hagamos:
enteros de bárbaros enemigos, descu- esto no lo puede sufrir la caridad.
briendo lo más oculto de los corazones,
anunciando lo que estaba por venir, r e - Oración: Oh Dios, que por la predica-
sucitando muertos, y acompañando todas ción y milagros de san Francisco Javier,
estas maravillas con la no menor de sus te dignaste agregar a tu Iglesia los p u e -
apostólicas virtudes, el celo, la pacien- blos de las Indias; concédenos benigno,
cia, la mansedumbre, la humildad, la m i - ya que veneramos los gloriosos mereci-
sericordia con los desgraciados, el res- mientos de sus virtudes, que también
* peto a los superiores, la caridad con los imitemos sus ejemplos. Por Cristo, nuestro
Señor. Amén.
351
Santa Bárbara, virgen y niártir. — 4 de diciembre.
, (i 235)
352
San Sabas, abad. — 5 de diciembre.
(t 532)
353
San Nicolás, obispo. — 6 de diciembre.
(t 350)
354
San Ambrosio, obispo y doctor. — 7 de diciembre.
(t 397)
355
La Concepción inmaculada de María. — 8 de diciembre.
356
Santa Leocadia, virgen y mártir 9 de diciembre.
(t 305)
357
Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir 10 de diciembre.
(t 304)
y descoyuntáronla en la garru-
cha; y ella, como quien tenía a
Dios en su alma, decía a su Es-
poso: «Ahora, Redentor mío J e -
sucristo, te imprimes mejor en
mí, y estas llagas, como letras
que se escriben en mis carnes
con mi sangre, me representan
mejor tu pasión.» Pusiéronla en-
tre dos hogueras y así le dieron
la muerte y la corona del marti-
rio. Y tanto deseaba la sagrada
virgen morir por Jesucristo, que
abrió su boca para que las lla-1
mas entrasen por ella, y t r a
gando el fuego vieron muchos su
alma purísima subir al cielo en
figura de paloma. Entre otros la
vio el verdugo que la había ator-
Fué santa Eulalia natural de Mérida mentado, y con esta vista quedó atónito,
y criada desde niña en toda virtud. A ella fuera de sí y movido a penitencia. Des-
y a otra doncella por nombre Julia en- nudo quedó el santo cuerpo, mas cayó
señaba el sacerdote Donato, y se encen- gran abundancia de nieve para cubrirle,
dió tanto Eulalia en el amor del martirio hasta que los cristianos le dieron sepultu-
y de la virginidad, que no gustaba de ra^ Edificáronle u n suntuoso templo en
galas ni atavíos, y mostraba gran mesura Mérida, e hizo Dios nuestro Señor mu-
en el rostro y en todo su proceder y ha- chos milagros por su intercesión; fué
blar. Era de solos doce años cuando lle- después trasladado a la ciudad de Ovie-
gó a Mérida Calfurnio, a quien subdelegó do, donde está ahora encerrado en una
Daciano, para tener noticia de los fieles rica urna de plata. ' '
de Cristo y perseguirlos; para lo cual Reflexión: Dicen que la santa virgen
mandó publicar un solemne sacrificio a Julia fué también al tribunal del tirano
sus dioses. Los padres de la santa virgen, en compañía de santa Eulalia, y que ha-
conociendo sus deseos del martirio y t e - biéndose adelantado un poco en el ca-
miendo perderla, teníanla retirada en una mino, le dijo Eulalia con espíritu de pro-
heredad suya llamada Por ce j ana, a diez fecía: «Por más que te apresures, yo mo-
leguas de Mérida; mas conociendo la san- riré primero.» Y en efecto se cumplieron
ta doncella que se le ofrecía tan oportuna estas palabras, aunque aquel mismo día
ocasión, de su voluntad se huyó secre- en que fué martirizada santa Eulalia, fué
tamente de noche y se vino a la ciudad también degollada Julia, su compañera en
para ofrecerse al martirio con gran fer- la santidad y deseo de morir por Jesu-
vor y ansia de morir por Jesucristo. Lle- cristo. Pues ¿quién no ve aquí sobrepu-
gó pues la pura y delicada doncella a los jada y reputada por nada en estas dos
estrados del juez Calfurnio, y con gran tiernas doncellas, la muerte armada de
comedimiento y no menor libertad le todos sus espantos y terrores? ¿Y de dón-
afeó las crueldades que usaba con los de sacaron esas débiles niñas una forta-
cristianos. Pretendió el juez engañarla leza y serenidad de ánimo tan grande, que
con blandas y amorosas palabras, púsole no se vio jamás en ninguno de los héroes
delante su nobleza, su ternura y poca profanos úe la historia? Del amor de
edad, y quiso probar si con halagos y p r o - Cristo, que es más fuerte que la muerte.
mesas, como a niña, la podía apartar del Oración: Todopoderoso y eterno Dios
amor de Jesucristo. Mas observando que que escoges lo flaco del mundo para con-
perdía el tiempo, trocó luego la blandura fundir lo fuerte: danos que gocemos de
en severidad y los halagos en terrores. una conveniente devoción en la fiesta de
Azotáronla crudamente y quebrantáronla tu santa virgen y mártir Eulalia, para
los huesos con plomadas; echáronla acei- que en su pasión ensalcemos tu poder y
te hirviendo por todo el cuerpo; arañá- recibamos el socorro a nosotros prometi-
ronla con garfios de hierro; levantáronla do. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
358
San Dámaso, papa. — 11 de didembre.
(t 3841
359
Nuestra Señora de Guadalupe. — 12 de diciembre.
echó de ver en la tilma del pobre
indio una maravillosa pintura de
la imagen de la santísima Vir-
gen, en la misma forma como
decía el neófito haberla visto en
la colina cerca de la ciudad. Mo-
vidos los habitantes por tan e x -
traordinario prodigio, procura-
ron se guardase con gran cuida-
do aquella venerable imagen, co-
mo regalo del cielo, y poco des-
pués la trasladaron con gran
pompa desde la capilla episcopal
al santuario que le habían edi-
ficado en la colina del Tepeyac.
Colocóse más tarde en un sun-
tuoso templo que los romanos
pontífices ennoblecieron conce-
diéndole para el ¡esplendor del
En el año mil quinientos treinta y uno culto un cabildo colegial; y el arzobispo
de nuestra Redención, la Virgen Madre de México y los demás obispos de aque-
de Dios, según consta por antigua y cons- llas regiones, con aprobación de Benedic-
tante tradición, se mostró visible al pia- to XIV la eligieron por patrona princi-
doso y rústico neófito Juan Diego en la pal de toda la nación mexicana, y final-
colina del Tepeyac de México, y hablán- mente León XIII, accediendo a los r u e -
dole cariñosamente, le mandó presentarse gos de todos los prelados mexicanos, con-
al obispo y notificarle que era su volun- cedió por decreto de la sagrada Congre-
tad qUe se le edificase un templo, por- gación de Ritos, que se rezara el noví-
que quería ser allí singularmente venera- simo Oficio de la Virgen de Guadalupe,
da. Para asegurarse de la verdad del su- y decretó que con solemne pompa fuese
ceso difirió la respuesta Juan de Zumá- decorada con corona de oro aquella p r e -
rraga, que era el obispo del lugar: pero ciosísima imagen.
al ver que el sencillo neófito, obligado por
la Virgen, que por segunda vez se le h a - Reflexión: Era Juan Diego neófito in-
bía aparecido, repetía con lágrimas y sú- dio de la más baja condición, y a la edad
plicas la misma demanda, le ordenó que de cuarenta años había recibido el bau-
con empeño pidiera una señal por la que tismo de mano de un santo misionero
se manifestase claramente la voluntad de franciscano, quedando tan devoto de la
la gran Madre de Dios. Tomando el neó- Virgen, que todos los sábados andaba más
fito un camino más apartado de la colina de dos leguas para asistir a la misa que
de Tepeyac, y dirigiéndose a México para se cantaba en México en honra de María.
llamar a un sacerdote que viniese a la Después de las apariciones de la sobe-
casa de su tío gravemente enfermo, para rana Señora, vivió y murió como un san-
administrarle los sacramentos de la Igle- to. Con los humildes y sencillos tienen
sia, la benignísima Virgen le salió al en- su trato familiar el Señor y su Madre
cuentro y se le apareció por tercera vez, santísima. Acordémonos de esto, y siem-
y le mandó ir a coger unas rosas que h a - pre que visitemos los venerables santua-
bían brotado en el cerro y presentarlas al rios de María, hagamos nuestra oración
obispo. Obedeció Diego, y en aquel cerro con un corazón tierno, humilde y senci-
formado de rocas áridas donde apenas p o - llo, y nos haremos dignos de recibir sus
día crecer alguna yerba, y en la estación soberanas mercedes.
rigurosa del invierno, cuando en ninguna
parte de aquella región se veían flores, Oración: Oh Dios, que te dignaste po-
halló un hermosísimo y florido rosal, y nernos bajo el singular patrocinio de la
cogiendo las rosas, las puso con cuidado beatísima virgen María, para colmarnos
en un pliegue de su tilma (o capa) y se de continuos beneficios: concede a tus
encaminó luego al palacio del obispo. Ma- humildes siervos, que pues se regocijan
ravillóse mucho el devoto prelado de ver con su memoria en la tierra, gocen de su
aquellas rosas tan hermosas y aromáti- presencia en el cielo. Por Jesucristo nues-
cas en tal sazón, y mucho más porque tro Señor. Amén.
360
Santa Lucía, virgen y mártir. 13 de diciembre.
(t 304)
361
San Espiridión, obispo. — 14 de diciembre.
(t siglo IV)
•I cientos diez y ocho, se reunieron.
í No faltaron algunos filósofos
j gentiles deseosos de ver aquella
| sagrada junta, y aquel como tea-
I tro de sabiduría y majestad; y
| entre ellos había uno de sutil in-
i genio y gran disputador, a quien
los Padres más doctos e ilustra -
j dos jamás pudieron convencer.
I Pidió Espiridión licencia para
I disputar con él; y le propuso con
¡ pocas y sencillas palabras la su-
ma de lo que la fe cristiana cree
y predica de la Trinidad y de la
redención del hombre por Cristo;
y después le dijo: «Filósofo, esto
es lo que los cristianos creemos:
tú ¿qué crees?» Quedó asombra-
do el gentil, y, como fuera de sí,
El santo obispo y confesor de Cristo respondió: «Yo creo lo que tú crees, y lo
san Espiridión nació en la isla ¡de Chipre, tengo por verdad», añadiendo, que cuan-
en la segunda mitad del siglo III, y fué do se le quiso convencer con razones, con
hijo de padres cristianos. Pasó los prime- razones había él respondido; mas cuan-
ros años de su vida en el monte, hecho do la virtud de Dios le había hablado por
pastor del ganado de su padre, con lo cual boca de su siervo, no pudo resistir: y se
se crió en grande simplicidad e inocen- hizo cristiano. También asistió al conci-
cia de costumbres, ocupado en admirar lio sardicense y defendió contra los mis-
las maravillas y perfecciones del Creador mos arríanos la fe católica. Finalmente,
en sus criaturas. Llegó a extenderse por habiendo corrido la carrera de su pere-
toda la isla la fama del santo pastor Es- grinación, ilustre por sus virtudes y por
piridión; de tal suerte que fué uno de la gloria de sus milagros, dio su bien-
aquellos confesores a quienes Maximino, aventurado espíritu al Señor, que para
creado con Severo, y gran perseguidor tanta gloria suya lo había creado.
de los cristianos, mandó sacar el ojo
derecho, cortar el nervio y desjarretar *
la pierna izquierda, y lo condenó a t r a - Reflexión: ¿Quién no admira el poder
bajar en las minas. Holgóse el santo con- de la gracia, que convierte hasta a los
fesor de haber sido hallado digno de pa- más rudos y sencillos pastorcillos en tan
decer por el nombre de Jesús; y perma- grandes santos? Ella se abre paso a tra-
neció en su destierro y pesadísimo t r a - vés de todos los obstáculos si cuenta con
bajo durante algunos años, hasta que con la cooperación del hombre: y de ahí esa
la muerte del perseguidor cesó el des- variedad tan asombrosa de santos de to-
tierro y pudo volver a Chipre y gozar das condiciones, sexos y edades de la
de la paz que dio a la santa Iglesia el Iglesia de Dios. Dichoso tú si, a ejemplo
gran Constantino. Ejercitóse de nuevo en del santo obispo Espiridión, te vales para
su oficio de pastor, esparciendo más p u - santificarte de tus mismas ocupaciones.
ros rayos de santidad y edificación des- Ofrécelas a Dios cada día por la maña-
pués de su confesión; hasta que habien- na: levanta durante ellas a menudo tu
do fallecido el obispo de Tremitunte, en corazón, y con eso no más, será tu vida
la isla de Chipre, el pueblo y el clero una serie no interrumpida de actos de
a una voz aclamaron por su sucesor a Es- virtud.
piridión. Resistióse el humilde pastor,
alegando su incapacidad, pero inútilmen-
te: y después de recibidas las sagradas Oración: Concédenos, Señor todopode-
órdenes, fué consagrado obispo. Convocó- roso, en la augusta solemnidad de tu
se el concilio de Nicea, en que fué con- bienaventurado confesor y pontífice Es-
denado Arrio, siendo Espiridión uno de piridión,xnuevo aumento de devoción y
los prelados que allí, en número de tres- de salud. Por Jesucristo Señor nuestro.
Amén.
362
San Maximino, abad. — 15 de diciembre.
(t 520)
363
San Eusebio, obispo y mártir. — 16 de diciembre.
(t 371)
364
Santa Olimpiades, viuda. — 17 de diciembre.
(t 410)
La gloriosísima santa Olimpia-
des, dechado y espejo de las viu-
das cristianas, gloria de la Igle-
sia de oriente, nació de padres
muy abastecidos de bienes de
fortuna y ella lo fué más de los
de gracia. Habiendo quedado
huérfana de padre y madre sien-
do aún muy niña, confióse su
educación a una matrona muy
honrada y de mucha virtud y r e -
ligión, por nombre Teodosia; la
cual, comprendiendo los deberes
que tal confianza le imponía, t r a - • • » . - . « *
tó de cumplirlos con gran dili-
gencia y cuidado, infundiendo en
el tierno corazón de la huerfani-
ta el santo temor y amor del P a - '* .r
dre celestial, y la misericordia
con los pobres: y como todo esto lo hacía la virtud y buen ejemplo de Olimpiades.
más con las obras y buen ejemplo que San Anfiloquio, san Epifanio, san Pedro
con las palabras, logró que Olimpiades de Sebaste, y otros esclarecidos y reli-
a medida que iba creciendo en edad, cre- giosísimos varones la honraron con sus
ciese también en virtud y sabiduría. Lle- cartas. Al ver la santa viuda la infernal
gada a la edad en que le fué preciso to- tormenta suscitada por los herejes arria-
mar estado, contrajo matrimonio confor- nos contra la Iglesia de Cristo, rogó al
me con su posición y más con sus santas Señor abreviase los días de su vida, y
y purísimas costumbres, con Nebridio, t e - la sacase de este valle de miserias: y el
sorero del emperador Teodosio el Grande. cielo oyó sus súplicas y gemidos llamán-
Mas Dios nuestro Señor, que la destinaba dola al eterno descanso.
a ser modelo no de matronas casadas, si-
no de señoras viudas, dispuso que a los Reflexión: ¡Qué uso tan santo no hizo
diez y ocho meses de su matrimonio la de las riquezas santa Olimpiades! Las
muerte le arrebatase a su marido. Adoró empleó precisamente en lo que Dios q u e -
Olimpiades los insondables arícanos de la ría que las empleara. El quiso que hubie-
Providencia, y resolvió no volver a to- se en el mundo pobres y ricos. Las r i -
mar esposo que se le pudiese morir; per- quezas que estos poseen son bienes de
maneciendo tan constante en esta su r e - Cristo. Ellos solo son sus administrado-
solución, que Teodosio, por más que lo res. ¡Cosa verdaderamente horrible gas-
procuró, nunca pudo recabar de la santa tar la hacienda de Cristo en diversiones
que aceptase por esposo a Elpidio, caba- y pasatiempos, mientras haya pobres que
llero español. Ocupaba santamente su vi- socorrer! Si Dios te ha concedido rique-
da en obras de piedad y religión, visitan- zas, te las ha concedido por los pobres
do enfermos, abasteciendo de ornamentos y para los pobres. ¿Cómo te atreves pues
y alhajas las iglesias pobres, en lo cual a defraudar del tesoro de Cristo empleán-
invertía sus abundantes riquezas, consi- dolas en otros usos? Pero si en vez de
derándose no como dueña de sus bienes, riquezas te ha regalado Dios con pobreza
sino como administradora y dispensadora y necesidad, lejos de entristecerse por ello
de los dones que de Dios había recibido. tu corazón, debe alegrarse, considerando
La virtud de esta santa viuda fué tan que te ha concedido los inmensos teso-
reconocida, que Nectario, arzobispo de ros que recogió su divino Hijo en la tie-
Constantinopla, la juzgó digna de ser p ú - rra. Es que, como a Cristo, te reserva la
blicamente elogiada; y, conforme a la herencia del cielo.
costumbre de los primeros siglos, honró a Oración: Óyenos, oh Dios salvador
Olimpiades con el título de Diaconisa: y nuestro; y como nos gozamos en la fes-
san J u a n Crisóstomo, sucesor de Nectario tividad de la bienaventurada Olimpia-
en la sede constantinopolitana, se glorió des, así sepamos imitarla en su piedad
de tener en su Iglesia una diaconisa de y devoción. Por nuestro Señor Jesucris-
to. Amén.
365
Nuestra Señora de la O. — 18 de diciembre.
bes lluevan al Justo: ábrase la
~: '. tierra y brote y produzca al Sal-
' vador». En en otra parte: «¡Oh, si
ya rompieses, Señor, esos cielos,
y descendieses y acabases de ve-
nir!» Pero si todos los santos y
profetas por el extremado deseo
de la venida del Salvador daban
tantas voces y clamores al cielo,
¿qué haría la que era más santa
que todos, y tenía más lumbre
I del cielo para conocer y estimar
¡ este soberano beneficio, y más
caridad para desear el remedio
de todas nuestras pérdidas y ca-
lamidades? Ella sabía que el que
traía en su seno virginal era ver-
—^ dadero hijo suyo y juntamente
unigénito del ¡eterno Padre, y que
Llámase esta fiesta Nuestra Señora de se acercaba ya aquel bienaventurado día,
la O, porque desde las vísperas de ella se en que ella había de dar al mundo su
comienzan en el oficio divino á decir Redentor, su Salvador, su vida, su glo-
unas antífonas en el Magníficat, que em- ria y toda su bienaventuranza. ¡Cómo se
piezan por O, y se continúan hasta la vís- desharía de júbilo y gozo su espíritu,
pera de Navidad. Llamóse en un princi- viendo que ya eran oídas las súplicas y
pio fiesta de la Anunciación: y con este oraciones de tantos justos, los gemidos de
nombre se celebró en algunas iglesias de todos los tiempos y naciones, y los conti-
España y se mandó celebrar en toda ella nuos ruegos y lágrimas, con que ella h u -
en el concilio Décimo de Toledo en que mildísimamente había suplicado al Señor
presidió san Eugenio, arzobispo de aque- que no tardase en venir, y manifestarse
lla ciudad; hasta que san Ildefonso, su- vestido de su carne para dar espíritu a
cesor suyo, ordenó que se celebrase con los hombres carnales y hacerlos hijos de
el título de la Expectación del Parto. El Dios! Deseaba con un increíble deseo ver-
fin de esta denominación fué r e c o r d a r l o s le ya nacido para adorarle como a su
ardientes deseos con que los santos sus- Dios, reverenciarle como a su Señor, y
piraron por verle nacido y hecho reden- abrazarle y besarle como a su dulcísimo
tor del mundo. Porque ya nuestros pri- Hijo.
meros padres Adán y Eva con esta espe- *
ranza aliviaron las penas, a que por su
transgresión y desobediencia se vieron Reflexión: ¡A grandes deseos, da Dios
sujetados. El mismo Señor confesaba que grandes cosas! ¿Qué tiene pues de e x -
Abraham había deseado ver su día, esto traño que la santísima Virgen cuyos d e -
es, su venida a este mundo; y a los j u - seos eran tan ardientes, abreviase el
díos decíales: «Bienaventurados son los tiempo de nuestra redención, como afir-
ojos que ven lo que vosotros veis; por- man algunos santos Padres? Pero ¿qué
que muchos reyes y profetas desearon de extraño tiene también que nosotros
verlo, y no lo alcanzaron.» En efecto: el que apenas deseamos sino objetos t e r r e -
patriarca Jacob le llamaba «el que ha nos, nos hallemos tan atrasados en el
de ser enviado y será la espectación de camino del espíritu? Levántese nuestro
las gentes», y añadía: «Señor, yo espera- corazón: ame y suspire por las cosas del
ré a vuestra salud y a vuestro Salvador.» cielo si quiere ser lleno de las cosas de
Moisés rogaba a Dios que enviase al que Dios.
había de enviar. David exclamaba: «Ex- Oración: Oh Dios, que quisiste que, por
citad, Señor, vuestra potencia, y venid a la embajada de un ángel, tu Verbo se
salvarnos.» Pero el que con mayor fuerza encarnase en las entrañas de la Virgen
de razones expresó los deseos de su cora- María: concede a tus humildes siervos,
zón fué el profeta Isaías: así dice: «En- que pues la creemos verdadera Madre
viad, Señor, aquel Cordero, que ha de se- de Dios, seamos ayudados por su inter-
ñorear todo el mundo». «Ea, cielos, enviad cesión para contigo. Por el mismo Señor
vuestro rocío de allá de lo alto, y las n u - Jesucristo. Amén.
366
San Nemesio, mártir. — 19 de diciembre.
(t 250)
36?
Santo Domingo de Silos, confesor. — 20 de diciembre.
(t 1003)
368
Santo Tomás, apóstol. — 21 de diciembre.
(t siglo I)
Fué santo Tomás de nación ga-
lileo y uno de los doce escogidos
por el Señor para predicadores
de su Evangelio, y conquistado-
res del mundo. Sábese de él que
cuando Cristo nuestro Señor qui -
so volver a Judea para resucitar
a Lázaro, diciéndole los otros
discípulos que no fuese, porque
poco antes los judíos le habían
querido apedrear, solo santo To-
más con grande ánimo dijo: «Va-
yamos nosotros también, y con
él muramos.» Y en el sermón de
la cena, como el Señor dijese que
iba a prepararles lugar y que sa-
bían el camino por donde iba,
díjole el santo: «Señor, -no sabe-
mos a dónde vas; y ¿cómo po-
demos saber el camino?» Finalmente, no rey idólatra, el cual después de haberle
estaba Tomás con las otros apóstoles hecho padecer cruelísimos tormentos, lo
cuando el mismo día de la resurrección mandó atravesar con una lanza. Alzó el
se les apareció Jesús glorioso y triunfan- santo apóstol los ojos al cielo, invocó el
te; y no creyendo después a los que le nombre de Jesucristo, suplicándole per-
habían visto y tocado; dijo aquellas p a - donase a sus verdugos y conservase en
labras: «Si no viere yo con mis ojos las la fe los nuevos cristianos que por su
llagas de los clavos en sus manos, y no medio se habían convertido. Permanecie-
entrare mis dedos en ellas, y si no p u - ron ocultas sus sagradas reliquias, hasta
siere mi mano en su costado, no creeré» que J u a n III, rey de Portugal, procuró
que es él y que está vivo. Y el benigní- con gran diligencia descubrirlas, aunque
simo Señor, volviendo después de ocho sin provecho; mas insistiendo en su san-
días a aparecérsele, estando entre ellos to propósito, después de nuevas diligen-
Tomás, se volvió a él y le dijo: «Pon aquí cias, excavando en la pared de una ca-
tu dedo y mira mis manos; extiende tu pilla en la ciudad de Meliapur, descu-
mano y toca mi costado: y no quieras ser brióse en 1523 un sepulcro en forma de
incrédulo, sino fiel.» Quedó asombrado nicho, dentro del cual se hallaron los
Tomás con la vista y dulzura del Salva- santos huesos, una redoma con sangre,
dor: y atónito con la novedad y derretido y la punta de la lanza, instrumento de
de gozo, exclamó: «Señor mío y Dios su martirio.
mío»: confesando que aquel Señor que
había muerto en la cruz y ahora veía r e - Reflexión: Pasma el entrañabilísimo
sucitado, era verdadero Hijo de Dios. Al- amor de nuestro Salvador para con los
gunos días después, yendo san Pedro a pecadores. A Pedro que le había negado
pescar, llevó consigo algunos de los após- tres veces, se le aparece el primero entre
toles y discípulos, entre ellos a Tomás: los discípulos; y a santo Tomás, que se
y como hubiesen gastado toda la noche sin resistía a creer en su resurrección, le r e -
provecho alguno, aparecióseles a la m a - gala con el tierno favor de permitirle m e -
ñana el Salvador en la ribera, y les man- ter sus dedos en su santísimo costado. J a -
dó que echasen la red a la parte derecha más te han de desalentar tus .faltas, por
de la barca. Después que recibió el Es- grandes que hayan sido. Llóralas de co-
píritu Santo con los demás apóstoles y razón, y no temas que Dios te mire
hubo predicado el Evangelio en Jerusa- airado por ellas.
lén y en Judea, cúpole en suerte predi-
carlo a los persas y a los medos, y luego Oración: Concédenos, Señor, que nos
a los habitantes de la India, obrando en gloriemos en la solemnidad de tu bien-
todos estos países numerosísimas conver- aventurado apóstol santo Tomás, para
siones; hasta que en Calamina, ciudad que seamos ayudados de su patrocinio,
de la India, se vio muy perseguido del y con devoción conveniente imitemos su
fe. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
369
San Isquirión, mártir. — 22 de diciembre.
(t 253)
3?0
San Sérvulo, confesor. — 23 de diciembre.
(t 590)
371
San Gregorio, presbítero y mártir. — 24 de diciembre.
oír tal respuesta, mandó que le
deshiciesen la cara a bofetadas;
amenazóle luego con grandes
suplicios si se negaba a sacri-
ficar a los dioses; a lo que con-
testó el santo: «Yo no sacrifico a
los demonios». Entonces ordenó
• Flaco apalearle con varas nudo-
sas como a vil esclavo, y .echar-
le después en medio de una gran-
de hoguera. Rogó el mártir al
Señor que le librase de las lla-
mas, como libró a los tres m a n -
cebos del horno de Babilonia, y
así lo hizo, sucediendo en aque-
llos instantes un espantoso te-
rremoto que arruinó gran parte
de la población, en la que m u -
rieron más de quinientos cin-
Movieron los emperadores Diocleciano cuenta idólatras. El mismo impío Flaco
y Maximiano, a principios del siglo III, huyó precipitadamente, encargando a Tir-
una de las más crueles persecuciones que cano que volviese al mártir a la cárcel. El
ha padecido la Iglesia; pues habiéndoles día siguiente mandó que le quebrantasen
persuadido Flaco, hombre cruelísimo, que las piernas, que le aplicasen a los costados
levantasen en todas partes simulacros de hachas encendidas, y finalmente mandó
los dioses romanos, a quienes todos los que le degollasen en medio del anfitea-
vasallos dei imperio debiesen ofrecer sa- tro. Ejecutada la sentencia de muerte,
crificios, fácilmente se podrían descubrir soltaron las fieras para que devorasen el
así los que eran cristianos. Agradó 'esta sagrado cadáver^ pero éstas, olvidadas
diabólica invención a los emperadores, y de su natural crueldad, le veneraron in-
Maximiano encomendó al mismo Flaco clinando delante de él las cabezas sin
que la pusiese por obra. Entró pues este osar tocarle; por cuyas maravillas todo
tirano en Espoleto, y sentado en un gran el pueblo comenzó a clamar a grandes
tribunal levantado en medio de la plaza, voces: ¡Grande es el Dios de los cristia-
donde había concurrido todo el pueblo, nos! y se convirtieron a la fe muchos
preguntó a Tircano, juez de la ciudad, si gentiles. Aquel mismo día murió Flaco
todos adoraban a los dioses del imperio. desastrosamente, vomitando las entrañas
Respondióle el juez: «Todos adoran a J ú - por la boca. Una señora cristiana llamada
piter, a Minerva y a Esculapio, nuestros Abundancia, compró a Tircano el cadá-
inmortales dioses que miran propicios a ver de Gregorio, y lo embalsamó con
todo el universo», con lo cual quedó Fla- preciosos aromas. Sus reliquias se vene-
co satisfecho, y mandó retirar al pueblo. ran en la iglesia de Colonia.
Pero había a la sazón en la ciudad un Reflexión: Así castiga Dios aun en esta
presbítero cristiano llamado Gregorio, ad- vida a los que afligen a sus siervos. No
mirable por los muchos portentos que se engañe tu corazón con prometerse por
obraba todos los días, curando a los en- lo menos aquí una vida toda llena de
fermos, librando a los endemoniados, y placeres, dudando, como los impíos, de
reduciendo a muchos a la fe de Cristo. la futura. En medio del festín Je alcanzó
Delatado a Flaco, mandó éste a cuarenta a Baltasar la ira de Dios: a Flaco cuando
soldados que le trajesen preso al santo menos lo pensaba. ¿Quién te ha asegura-
presbítero, y luego que lo tuvo a su p r e - do que no te pasará lo mismo al primer
sencia le preguntó con grande enojo: mandamiento que quebrantes?
«¿Eres tú el Gregorio de Espoleto, r e -
belde a los emperadores y a los dioses?» Oración: Concédenos, oh Dios omnipo-
Respondió el santo: «Yo' soy Gregorio, tente, que los que veneramos el naci-
siervo del Dios verdadero; no de tus dio- miento para el cielo, de tu bienaventu-
ses que fueron criaturas torpes y abomi- rado mártir Gregorio, por su intercesión
nables, como se acredita por vuestras mis- se acreciente en nosotros el amor de tu
mas historias». Fuera de sí el tirano al santo nombre. Por Jesucristo nuestro Se-
ñor. Amén.
372
El Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. — 25 de diciembre.
El texto del santo Evangelio
dice así: «Sucedió pues en aque-
llos días, que se promulgó edicto
de César Augusto, ordenando que
todo el mundo se empadronase.
Este fué el primer empadrona-
miento llevado a cabo por Ciri-
no, gobernador de la Siria; y to-
dos iban a inscribirse, cada uno
a la ciudad de donde traía ori-
gen. Siendo pues José de la casa
y familia de David, subió desde
Nazareth, ciudad de Galilea, a la
ciudad de David, llamada Bethle-
hem, que está en Judea, para em-
padronarse, y llevó consigo a su
esposa, que estaba p r e ñ a d a .
Aconteció pues, que cuando allí
estaban, se cumplió para la Vir-
gen el tiempo del parto, y dio a luz a su arrastrar de las más viles pasiones? Un
primogénito Hijo, y le envolvió en paña- rey tiene a menos el ocuparse en oficios
les y le reclinó en el pesebre, porque ya indignos de su elevado puesto. ¿Cómo se
no había lugar para ellos en la posada. atreve el hombre, hermano de Cristo des-
Estaban velando en aquella comarca unos de hoy, a envilecerse hasta el punto de
pastores que guardaban de noche el ga- hacerse esclavo de sus concupiscencias?
nado, cuando de improviso un ángel del «Mayor eres y para mayores cosas has
Señor apareció junto a ellos, cercándolos nacido». El cielo es tu patria y tu reino.
con el resplandor de una luz divina, lo Tu ocupación debe ser seguir las huellas
cual los puso en grande espanto. Díjoles de este Dios hecho hombre por tu salud.
entonces el ángel: No temáis; que vengo «Demos pues gracias a Dios Padre, por su
a daros una nueva que ha de ser de gran-
de gozo a todo el pueblo: y es, que hoy Hijo en el Espíritu Santo, el cual por la
os ha nacido en la ciudad de David el grande caridad con que nos amó se com-
Salvador, que es el Cristo Señor vues- padeció de nosotros, y cuando estábamos
tro. Y esta es la seña que os doy: halla- muertos por el pecado, nos dio la vida
réis al Infante envuelto en pañales y r e - con Cristo, para que fuésemos en él n u e -
costado en el pesebre. En este instante va criatura y nueva obra de sus manos.
apareció con el ángel un numeroso coro Despojémonos pues de nuestro hombre
del ejército celestial que alababa a Dios viejo y de su antiguo proceder, y pues
y decía: Gloria a Dios en las alturas y hemos sido regenerados en Cristo, renun-
paz en la tierra a los hombres de buena ciemos a las obras de la carne. Reconoce,
voluntad». (Luc. II). oh cristiano, tu dignidad; y hecho par-
tícipe de la divina naturaleza, no quieras
volver a la antigua vileza por una con-
9 ducta que te degrada. Acuérdate de qué
Reflexión: Acércate, cristiano, como cabeza y de qué cuerpo eres miembro,
aquellos sencillos pastores a adorar en y recuerda cómo libertado de la potestad
el pesebre al infante Jesús, al Mesías de las tinieblas, fuiste trasladado a la
prometido, al Verbo de Dios encarnado, lumbre y al reino de Dios». (S. León pap.
al Rey de los reyes, al Dios de inmensa serm. X, de Nativit. Dómini).
majestad y grandeza, hecho hombre por
nuestro amor, y por nuestro amor y ejem- *
plo rodeado de todas nuestras miserias.
Ya tenemos un hermano que es Dios. Oración: Concédenos, te rogamos, om-
¿Por qué piensas que se ha hecho hom- nipotente Dios, que el nuevo nacimiento
bre, sino para levantar la naturaleza h u - de tu Hijo, según la carne, nos libre del
mana a las alturas de su divinidad? Y si yugo del pecado a los que nos hallamos
Cristo la ha encumbrado tanto ¿por qué aún en la antigua servidumbre. Por J e -
te empeñas en degradarla dejándote sucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.
373
San Esteban, el primer mártir 26 de diciembre.
(t el séptimo mes después de la Ascensión de Cristo al cielo)
:m
San Juan, apóstol y evangelista 27 de diciembre.
(t íoi)
El bienaventurado p r o f e t a ,
apóstol, evangelista y mártir san
J u a n , el discípulo, amado del Se-
ñor, fué natural de Betsaida en
Galilea, pescador de oficio, como
su hermano Santiago y su padre
Zebedeo. Llamado por Cristo al
apostolado, fuéle m u d a d o su
nombre en Boanerges, esto es,
rayo o hijo del trueno. Fué uno
de los tres apóstoles más íntimos
del Señor. Con Pedro y con San-
tiago fué admitido a la resurrec-
ción de la hija de Jairo, a ser
testigo de la transfiguración en
el monte Tabor y de la agonía
de Cristo en el huerto de Getse-
maní, la noche que precedió al
día de la pasión; y en la última
cena mereció recostarse en el pecho del divina generación del Verbo del Padre
Señor. Fué el único apóstol que tuvo y de allí desciende a la creación de todas
amor y valentía para acompañar al Se- las cosas del .mundo visible e invisible
ñor en su crucifixión y muerte, m e r e - por medio del mismo Verbo. Escribió
ciendo en recompensa que Cristo al m o - a,demás tres cartas o epístolas canónicas,
rir le dejase por hijo a su Madre bendi- en las cuales nos dejó un fiel trasunto de
tísima, y a ella le recomendase a J u a n la ardiente caridad y amor a Dios y a los
que le tuviese en lugar de hijo: y Juan hombres en que ardía su seráfico pecho.
cumplió desde entonces con la Virgen Llegado a la suma vejez, hacíase trasla-
Santísima todos los deberes de un hijo dar a las reuniones de los fieles y no ce-
fiel y amante. Resucitado el Señor, fué saba de recomendarles que se amasen
con san Pedro al sepulcro, y por respeto unos a otros. Cansados ellos, preguntá-
a Pedro, no entró hasta que él hubo lle- ronle por. qué les repetía siempre lo mis-
gado y entrado primero. Después de la mo. Respondió él: «Este es el manda-
Ascensión de Cristo al cielo, san Juan miento del Señor, y quien lo cumple, ha-
predicó el Evangelio en Judea; y más ce cuanto debe». Llegó a la edad de cien
tarde pasó a Efeso, donde estableció su años, y fué el único apóstol que no per-
residencia y formó una comunidad de dió la vida en los tormentos. Murió en
fervorosos cristianos, que fué como el Efeso entre las lágrimas y las oraciones
alma de las demás comunidades vecinas. de los fieles.
Sabiendo lo cual el cruel emperador Do-
miciano, mandóle prender, y cargado de Reflexión: Aprendamos en este glorio-
cadenas y de años, fué conducido a Ro- so apóstol y evangelista la liberalidad con
ma, donde le mandó echar en una tina que recompensa Dios a los que le siguen
de aceite hirviendo en presencia del s e - y acompañan en sus trabajos. Por haber
nado y de numeroso pueblo; mas por estado él al pie de la cruz, mereció oir
virtud de Dios salió san J u a n de la tina del Señor estas palabras: «He ahí a t u
más puro y resplandeciente y con más Madre»; como si le dijera: Buen galar-
vigor que había entrado. Entonces le des- dón recibes por todo el amor que me has
terró Domiciano a la pequeña isla de Pat- mostrado; dejaste tus padres, yo te dejo
mos, poblada de infieles, a los cuales p r e - mi Madre; dejaste un barquichuelo, yo
dicó el Evangelio y los convirtió a la fe. te dejo esta arca de salvación. Dichoso
Aquí tuvo admirables revelaciones del quien tiene a María por madre: dichoso
cielo y escribió el libro de ellas, que lla- quien es digno hijo de María.
mamos Apocalipsis. Muerto Domiciano, Oración: Derrama, benigno Señor, tu
san Juan volvió a Efeso, y a instancias luz sobre la Iglesia, a fin de que ilumi-
de los obispos del Oriente, escribió el nada por la doctrina de tu bienaventura-
J cuarto Evangelio, en cuyo principio, como do apóstol y evangelista san Juan, alcan-
águila real, de un vuelo se levanta a la ce los dones Sempiternos. Por Jesucristo
Señor nuestro. Amén.
375
Los santos Inocentes, mártires. — 28 de diciembre.
para ablandar aquellos feroces e
inhumanos pechos el fiero y las-
timoso espectáculo que ofrecían
los alaridos de las madres, las
heridas de los niños inocentes, y
la sangre de aquellos puros y
tiernos corderitos, que por todas
partes corría; pues fueron más
de dos mil los que murieron a
sus manos. El único que no cayó
en ellas, fué aquel precisamente
que Herodes pretendía matar.
Tan atroz e inhumana maldad
castigóla el Señor, dando al b á r -
baro rey una multitud de tantas
i y tan agudas enfermedades, que
todo su cuerpo era un retablo
de dolores: porque tenía las en-
trañas llenas de llagas y dolores
Cuando Cristo nuestro Señor nació, ha- cólicos, los pies hinchados, algunas par-
cía treinta años que reinaba en Judea tes del cuerpo hechas hervidero de gu-
Herodes Ascalonita, extranjero, aborre- sanos, los nervios contrahechos, la r e s -
cido por los judíos por su fiereza y mala piración dificultosa, y de todo su cuerpo
condición. Vinieron a Jerusalen los Ma- salía un olor tan pestilencial, que no se
gos, creyendo que en esta metrópoli del podía sufrir: y vino a tan grande abo-
reino habría nacido el Rey de los judíos, rrecimiento de sí mismo, que pidió un
que la estrella les había anunciado. Tur- cuchillo con intento de matarse; y h u -
bado Herodes, e informado de que el Me- biéralo hecho, si un- nieto suyo no se lo
sías prometido había de nacer en Belén hubiese estorbado. Tal fué el fin de este
de Judá, enteróse muy particularmente hombre tan ambicioso y tan cruel.
de los Magos acerca de la estrella y del
tiempo en que se les había aparecido, y
les encargó que fuesen a Belén, que ado-
rasen al santo Niño, y volviesen a darle
cuenta de lo que habían hallado, para Reflexión: Mueren, dice san Agustín,
que él también le fuese a adorar. Fueron los niños inocentes por Cristo, y la ino-
allá los reyes Magos; mas el ángel del cencia muere por la justicia. ¡Qué bien-
Señor les avisó que no se volviesen por aventurada edad fué aquella, que no p u -
Jerusalen, sino por otro camino, como lo diendo aún nombrar a Cristo, mereció
hicieron. Enojóse Herodes al creerse en- morir por Cristo! ¡Qué dichosamente m u -
gañado: y carcomiéndose de su propia rieron aquellos, a quienes entrando en
ambición, y lleno de saña y furor, deter- esta vida, tuvo fin su vida; pero el fin
minó por todos los caminos que pudiese, de su vida temporal fué el principio de
matar a aquel Niño, a quien él temía, y la eterna y bienaventurada. Apenas h a -
pensaba que le había de quitar el reino. bían llegado a los pañales y cunas de la
Entonces el ángel del Señor apareció a niñez, cuando recibieron la corona: son
san José, y le mandó que con el Niño y la arrebatados de los brazos de sus madres
Madre huyese a Egipto. Estaba ya a sal- para ser colocados en el seno de los án-
vo el único Niño a quien quería matar geles.
Herodes, cuando el hombre malvado, cie-
go con la pasión, llama a los soldados, ca-
pitanes y ministros de su crueldad, y les
da orden de que pasen a cuchillo todos
los niños que en los dos últimos años h u - . Oración: Oh Dios, cuya gloria confesa-
biesen nacido no solamente en Belén, si- ron los inocentes mártires no con pala-
no además en todos los pueblos y aldeas bras, sino con su sangre: mortifica en
de su comarca. Armados con este impío nosotros todos los vicios, a fin de que
y cruel mandato aquellos crueles carni- nuestra vida y costumbres sean una con-
ceros dieron como lobos en una manada fesión de aquella fe, que de palabra pro-
de inocentes corderos, sin que fuese parte fesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. ^
Amén.
376
Sto. Tomás de Cantorbery, arzobispo y mártir. 29 de diciembre
(t 1170)
377
S. Sabino, obispo y sus compañeros, mártires. 30 de diciembre.
(t 304)
378
San Silvestre I, papa. — 31 de diciembre.
(f 335)
San Silvestre, gloria y orna-
mento de la Iglesia católica, fué
hijo de un noble romano, por
nombre Rufino. Desde su niñez
estuvo bajo la dirección de u n
sabio y virtuoso sacerdote, lla-
mado Girino, cuyas virtudes co-
pió en su inocente alma. Admira-
do el pontífice san Marcelino
de las buenas disposiciones y en-
tereza de costumbres de Silves-
tre, le confirió las sagradas ór-
denes. En el corto espacio de al-
gunos años murieron los papas
san Marcelino, san Marcos, san
Eusebio y san Melquíades, a cu-
ya muerte fué elegido por suce-
sor suyo en el pontificado san
Silvestre, que se había ya gana-
do los corazones de los fíeles, por consi- expensas inútiles, a fin de poder dotar
derarle como sólida columna de la santa las iglesias y de atender a las obras de
Iglesia y sol resplandeciente que brillaba beneficencia. Tomó un cuidado muy es-
en aquel tiempo de tenebrosas supersti- pecial de los judíos, procurando conven-
ciones y prácticas gentílicas. Acababa de cerlos de que era ya venido el Mesías
triunfar Constantino el Grande de su que ellos esperaban, que habían pasado
enemigo Majencio: y el emperador de- ya las figuras y venido la realidad, que
volvió la paz a la Iglesia, la cual pudo en ellas se figuraba: hasta que después
salir a la luz del día y dejar la oscuri- de veintitrés años de un pontificado no
dad de las catacumbas, a que se hallaba menos ilustre que trabajoso, pasó al eter-
condenada por las crueldades de los im- no descanso.
píos perseguidores de los cristianos. El
papa san Silvestre fué el que recabó de Reflexión: ¡Qué rayos tan claros de
Constantino que asistiese al primer con- virtud y saber no derramó san Silvestre
cilio ecuménico que se celebró en Nicea desde el alto puesto del pontificado! Por-
para condenar los errores del blasfemo que aunque es verdad que la luz a l u m -
Arrio, y obtuvo del emperador que pro- bra siempre, se derrama más su r e s -
tegiese a la santa Iglesia contra la fie- plandor cuando se la coloca sobre el can-
reza y audacia de los arríanos. San Sil- delero. Muy cierto es también que los
vestre envió sus legados a Francia a p r e - elevados puestos no hacen grandes a los
sidir e n el concilio de Arles para anate- pontífices, ni las acciones más brillan-
matizar los errores de los donatistas y tes son las que forman los más grandes
cuartodecimanos. El proveyó con fortale- santos. ¡Infelices de la mayor parte de
za y magnanimidad a la universal Iglesia y los hombres si así fuese! No pudiendo lle-
especialmente a la romana, cabeza y m a - gar a elevadas dignidades, te quedarías
dre de las demás iglesias particulares. también con una santidad muy mediana.
Reconocida públicamente como divina la Pero consistiendo esta como consiste en
fe cristiana hasta entonces tan persegui- el exacto cumplimiento de sus deberes,
da y ultrajada, san Silvestre, con el auxi- y en el sacrificio y abnegación de tus
lio del emperador, hizo edificar en Roma gustos, están, puede decirse, en tu mano
ocho basílieas, donde se celebrasen con los grados de santidad a que quieras su-
la debida magnificencia los divinos ofi- bir. A mayor fidelidad en el cumplimien-
cios: formó reglamentos para la ordena- to de tus deberes, a mayor abnegación, co-
ción de los clérigos, para la administra- rresponde mayor santidad.
ción de los santos sacramentos, para el
socorro que debía prestarse a los sacer- Oración: Concédenos, te rogamos, oh
dotes necesitados, a las vírgenes consa- Dios todopoderoso, que la venerada so-
gradas a Dios y a los fieles todos que se lemnidad de tu confesor y pontífice el
./hallaban faltos de medios de subsistencia; bienaventurado san Silvestre, aumente
viviendo él muy parcamente y evitando nuestra devoción y nuestros merecimien-
tos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
pe ndi ce
Fiestas Movibles
/
San Pedro Nolasco, confesor y fundador 31 d e e n e r o .
(t 1258)
Nació este gran santo en el
Mas de las Paulas y en una de
las principales casas del Lan-
guedoc. Pasó los primeros años
de su juventud al lado de su ma-
dre viuda, siguió luego algún
tiempo al conde Simón de Mont-
fort, general de la cruzada con-
tra los albigenses; mas después
de la famosa batalla de Muret,
en la cual murió don Pedro de
Aragón, el conde confió a No-
lasco la educación del niño rey
don Jaime, que había quedado
prisionero. Desde entonces se
sintió llamado a la redención de
los cristianos cautivos que le en-
comendó Ntra. Señora de la Mer-
ced con manifiesta revelación.
Nolasco dio cuenta de ella a su confesor
san Raimundo de Peñafort, el cual le di- Sarniento de pasar a Tierra Santa para
jo que también había tenido la misma libertar a tantos cristianos que gemían
visión; pasaron luego los dos al palacio bajo el yugo de los moros. Mas estaba
del rey don Jaime y quedaron no poco ya colmada la medida de sus merecimien-
espantados cuando el rey les refirió la tos, y en el día del nacimiento del Re-
misma visión y orden de la Virgen. Por dentor divino, recibió la eterna gloria.
lo cual el día de san Lorenzo don Jaime Salió tal fragancia del cuerpo del santo,
con los de su corte y con todos los gran- que llenó todo el convento, rodeando al
des de Barcelona fué a la catedral, don- mismo tiempo su rostro un celestial r e s -
de san Raimundo desde la sagrada cáte- plandor. Siguióse una multitud de mila-
dra declaró al pueblo aquella revelación gros, por lo cual fué preciso tenerle al-,
y movió a todos a corresponder a la so- gunos días sin enterrar. En sabiendo su
berana voluntad de la Reina de los cie- muerte el rey, vino a visitar sus sagradas
los. Después del Ofertorio, el rey y san reliquias.
Raimundo presentaron a Nolasco a los Reflexión: Tal fué el origen de la ilus-
pies del obispo de Barcelona, el cual le tre Orden de Nuestra Señora de la Mer-
vistió el hábito blanco y escapulario de ced, que acabó gloriosamente con el bár-
la nueva Orden de la Merced, y antes de baro cautiverio de los moros. En la p r i -
comulgar el santo fundador, hizo los tres mera Congregación general veíanse m u -
votos de pobreza, castidad y obediencia, chos religiosos que habían sido ya vícti-
añadiendo un cuarto voto propio de los mas de su heroica caridad, porque a uno
hijos de este sagrado Instituto, por el faltaban los brazos y orejas, a otro la
cual se obligaba a solicitar limosnas y a nariz y a otro una pierna. Todos ellos se"
quedarse cautivo, si era menester para el habían cargado de cadenas por dar la li-
rescate de sus hermanos. Muchos varones bertad a sus hermanos. Ruego, pues, a
nobilísimos entraron en este glorioso Ins- los que esto leyeren, que miren bien
tituto, cuyo primer convento fué el pa- dónde se halla la verdadera caridad, por-
lacio de don Jaime el Conquistador. P a - que fuera de la religión católica y di-
só luego el santo a Valencia y a Granada, vina no hallarán u n solo ejemplo de tan
donde libertó a cuatrocientos cautivos y heroica virtud.
convirtió gran número de moros: pasó
después al rescate de los de Berbería, Oración: Oh Dios, que a ejemplo de tu
y allí se vio en la mazmorra cargado caridad enseñaste a san Pedro Nolasco
de cadenas: y volviendo a Barcelona con que enriqueciese tu Iglesia con la funda-
muchos cautivos libertados, quiso r e n u n - ción de un nuevo instituto para reden-
ciar humildemente al generalato de la ción de los cautivos cristianos, concéde-
Orden, mas sólo consiguió que le nom- nos por su intercesión que descargados
brasen un vicario. Llamóle a sí el rey de de las cadenas de los pecados, gocemos
Francia san Luis y le comunicó el pen- de una libertad eterna en la patria celes-
tial. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
383
San Gabriel de la Dolorosa, Confesor. — 27 de febrero.
(t 1862)
tender claramente que su vida
no era en el mundo sino en la
religión. Desde este momento
experimentó un cambio radical.
Consultó a varios religiosos y fi-
nalmente vio que era voluntad
de Dios que entrara en la Con-
gregación de la Sma. Cruz y P a -
sión de N. S. J. C. Obtenido el
consentimiento de su padre, voló,
acompañado de su hermano Luis,
dominico, al noviciado de Moro-
valle el 7 de setiembre del mis-
mo año y dejado el nombre de
Francisco tomó el de Gabriel de
la Dolorosa. Observó todas las
reglas, aún las más pequeñas, con
una puntualidad admirable. Hizo
los votos perpetuos el 21 de se-
San Gabriel de la Dolorosa nació en tiembre de 1857. El 15 de mayo de 1861
Asís el lo de marzo de 1838. A los tres recibió la tonsura. Su unión con Dios
años de edad quedó huérfano de madre. fué, tiempo adelante, más estrecha, só-
Obedientísimo 'a su padre, era muy com- lo le preocupaba el pensamiento de si
pasivo con los pobres. Aprendió las p r i - en algo disgustaba a Dios. Al acostar-
meras letras en las escuelas de los Her- se ponía la cruz sobre su pecho, pen-
manos de las Escuelas Cristianas, donde sando en ella pensaba en la Comunión, y
cuando hablaba al referirse a la cruz de
hizo su primera comunión con gran fer- Cristo hacía derramar lágrimas a los que
vor. Desde aquel día no dejó de frecuen- le oían. Fi'é ardiente devoto del Corazón
tar el sacramento eucarístico. Pasó a es- de Jesús. Nunca habló mal de nadie, de
tudiar humanidades y filosofía al colegio los malos e imperfectos se compadecía y
que en Espoleto dirigían los P P . de la hacía cuanto estaba en su mano en favor
Compañía de Jesús. Era naturalmente de los pobres, riguroso en la pobreza r e -
inclinado a la vanidad de los trajes y a ligiosa, admirable en la humildad y an-
las diversiones que, sin ser ilícitas, suele gelical en la pureza. En esta veloz carre-
proporcionar el mundo, bien que Dios que ra de santidad, un vómito de sangre ocu-
le quería santo y le llamaba a la perfec- rrido el 17 de febrero de 1862 le atajó
ción, le guardó de caer en pecado grave. los pasos. El 27 de febrero fué su último
Por dos veces al salir de gravísima en- día. Al acercarse la hora de su partida,
fermedad prometió a Dios abrazar vida oró con gran fervor, acudió a la Virgen
de perfección, y por dos veces se olvidó. de los Dolores, apretó contra su pecho el
Renovó el propósito al salir ileso de un crucifijo y pronunciando los nombres de
peligro en la caza. Olvidóse también. Llá- Jesús, María y José, murió plácidamente.
male Dios nuevamente con la muerte ca- En junio de 1908 fué beatificado y cano-
si repentina de María su hermana a la nizado el 13 de mayo de 1920.
que quería entrañablemente. Pidió licen-
cia a su padre para entrar en religión.
Disuadióle su padre con la esperanza de Reflexión: En medio de la corrupción
un casamiento ventajoso por lo cual vol- de costumbres puedes admirar cómo to-
vió Francisco a distraerse y a ocuparse davía florece la santidad y darte cuenta
en las cosas del mundo. Pero Dios lleno de que para alcanzarla no se requieren
de bondad y misericordia atrájole n u e - visiones, milagros ni grandes penitencias,
vamente con ocasión de la fiesta solemne sino ser dócil a las gracias que da Dios
que el día 15 de agosto dedica Espoleto a cada uno según su propio estado.
a una imagen antiquísima de la Virgen Oración: Dios que nos regocijas con la
de gran veneración. Porque en el año anual solemnidad del bienaventurado Ga-
1856 durante la procesión que se hizo en briel, concédenos propicio que al celebrar
aquel día, vio Francisco a la Virgen que su nacimiento para el cielo, imitemos
le miraba benignamente y le dio a en- también sus hechos. Amén.
384
Santo Toribio de Mogrobejo, Obispo y Confesor. — 27 de abril.
(t 1606)
Santo Toribio de Mogrobejo
nació de padres nobles en la ciu-
dad de Mayorga, del reino de
León el año 1538. Estudió letras
humanas y derecho canónico en
Valladolid y Salamanca sin des-
cuidar por eso la oración y los
ejercicios de piedad a los cuales
dedicaba la mayor parte del
tiempo. Fué tan amante de la
castidad que habiéndose intro-
ducido en su aposento una m u -
jer liviana y no bastando sus p a -
labras para apartarla de su m a l -
vado intento, la arrojó de allí
con la ayuda de un tizón encen-
dido. Castigó su cuerpo con ma-
ceraciones, ayunos y vigilias y
fué en peregrinación, a pie des-
calzo, hasta Compostela, donde veneró ciendo imprimir en ella «La Doctrina
las reliquias del Apóstol Santiago. Ha- Cristiana», primer libro impreso en A m é -
biendo sido nombrado por el pontífice rica del Sud. Finalmente, esclarecido en
Gregorio XIII inquisidor de la Iglesia de milagros sucumbió a tantas fatigas, mien-
Lima, partió para América, donde des- tras visitaba su diócesis. Al recibir el
plegó en su nuevo ministerio tal solici- Santo Viático exclamó «Mi alma se inun-
tud por la salvación de aquella nueva da de regocijo porque me anuncian que
cristiandad, que en breve se vio acrecen- pronto iré a la casa del Señor.» Después
tada en fervor y número. Los domingos
explicaba al pueblo la doctrina cristiana, de su muerte obró Dios por su interce-
no solo en las iglesias de la ciudad sino sión innumerables prodigios que confir-
también en' los pequeños villorrios dise- maron la santidad de su vida. Por lo cual
minados por la campaña. En 1581 pasó a el Sumo Pontífice Benedicto XIII inser-
ocupar la sede arzobispal de Lima, donde tó su nombre en el catálogo de los Santos.
reunió su primer Concilio provincial y
varios sínodos diocesanos según las nor- Reflexión: Decía el papa San Grego-
mas del Concilio de Trento. Muchos de rio, comentando la parábola del Buen
sus decretos, confirmados por la Sede Pastor: «¿Quién, estando dispuesto a dar
Apostólica, rigen aún hoy día en varias su alma que es el principio de la vida,
diócesis de América. Brilló su celo pas- negará los auxilios materiales, cosas ex-
toral en la enmienda general de las cos- teriores a nosotros y que sólo ayudan a
tumbres, en la construcción de colegios conservarlas?» Nadie se extrañará que
para la educación de la juventud, en la habiendo deseado el Santo continuamen-
reforma d*el clero y en el mantenimiento te el martirio en aras de su rebaño se
de monasterios y casas donde se recogie- hubiese despojado de todos sus haberes
sen las doncellas cuyo honor peligraba; en favor de los pobres, los indios y los
esclavos. Camino inverso al de los con-
» Visitaba asiduamente las parroquias de su quistadores terrenales, pero mucho más
inmensa diócesis aliviando las miserias glorioso, pues si estos eran temidos mien-
de los pobres a quienes llamaba «sus tras vivieron, el Santo fué amado en v i -
acreedores», repartiendo entre ellos todos da y después de su muerte hasta el día
sus beneficios y administrando el sacra- de hoy, y glorificado en el supremo honor
mento de la Confirmación. Se dice que de los altares.
la recibieron de sus manos más de ocho- Oración: Dígnate Señor, custodiar a t u
cientas mil personas. Soportó con magna- Iglesia por la continua intercesión de tu
nimidad y grandes deseos del martirio las bienavuentrado Toribio, pontífice y con-
frecuentes contradicciones que suscitara fesor; y así como su pastoral solicitud h i -
en los tibios su intrepidez apostólica. zo su nombre glorioso, así también sus
Contribuyó al progreso de las letras in- ejemplos nos enfervoricen en tu amor.
-' troduciendo en el Perú la imprenta y h a - Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
385
Santa Juana de Arco, Virgen. — 30 de mayo.
(f 1431)
coronado en-Reims el 27 de julio
de este año. Tomó Juana parte
en las batallas no haciendo uso
de las armas, sino empuñando el
estandarte, limpió de rameras
el ejército, hizo confesar y co-
mulgar a los soldados y llevó una
vida purísima y angelical en el
desenfreno del campamento. Por
traición fué entregada en Com-
piégne a los borgoñones que, por
dinero, pusiéronla en manos de
los ingleses. Padeció gravísimas
injurias y humillaciones durante
el proceso que le hizo un tribu-
nal eclesiástico vendido a los
ingleses que la declaró hereje,
hechicera y escandalosa por ves-
tir traje varonil que sólo usaba
Continuaba la guerra comenzada en para defender su pureza en su vida mili-
1340 entre Francia e Inglaterra en 1412, tar. Relegada al brazo seglar, fué conde-
cuando el día 6 de febrero de este año, nada a la hoguera, en Rúan, en 1431. An-
la admirable' Juana hija de Santiago A r - tes del suplicio confesó y comulgó con
co y de Isabel Romé, modestos labrado- gran fervor, hizo arbolar una cruz ante
res, nació en la aldea de Dqmremy, al ella y protestó que no reconocía más Igle-
sud de Vaucouleurs en Lorena. Después sia que la de Jesucristo en la que el Papa
de Crecy, dio la reina, en virtud de un es su vicario, y pronunciando el nombre
tratado, con la mano de Catalina hija de de Jesús expiró. Apaciguadas las discor-
Carlos VI la regencia de Francia a Enri- dias, Carlos VII ordenó la revisión del
que V de Inglaterra. El delfín, Carlos proceso, aceptólo el papa Calixto III y el
VII, entregado a los placeres, sufrió de- 7 de julio de 1456 poclamó el tribunal le-
rrota tras derrota. Los ingleses llegaron gítimo la invalidez de la sentencia y la
a sitiar Orleans. Pero Dios, en sus ines- inocencia de la víctima. Alabaron su san-
crutables designios suscita a la prodigiosa tidad sus coetáneos como el canciller Juan
doncella de Domremy para defender la Gerson, san Antonio de Florencia y el
patria. Dulce y apacible, y temerosa de que después fué Pío II, proclamáronla
Dios, Juana recibía con frecuencia los los inauditos honores que le tributaron
sacramentos, era devotísima de la Vir- los pueblos y la ratificaron innumerables
gen, amantísima de los pobres y se en- milagros. León XIII admitió la introduc-
tregaba asiduamente a la oración. A los ción de la causa el 27 de enero de 1894;
13 años de edad se le apareció un ángel fué beatificada en la Dominica in albis
resplandeciente de luz y poco después el de 1099 y solemnemente canonizada el 16
arcángel san Miguel que le mandó aban- de mayo de 1920.
donar a sus padres y aldea y presentarse
al rey. Añadióle que dejara todo temor *
porque santa Catalina y santa Margarita Reflexión: Al ejemplo de tan prodi-
no la desampararían un punto. Vencidas giosa doncella verás cuan santa y pía es
muchas dificultades, recibióla el delfín en la obediencia a los mandatos de Dios por
el castillo de Chinon donde oyó de sus difíciles que sean, puesto que es El mis-
labios que la destinaba Dios para salvar a mo, El-que manda y El que da fuerzas
Orleans y coronar al delfín en Reims. para obedecer.
Dejóla Carlos hacer la prueba. Juana
vestida de guerrero y arbolando el estan- Oración: Dios que suscitaste a la bien-
darte real, entusiasmó al ejército y puso aventurada virgen Juana para defender
en huida a los ingleses que la miraron la fe y la patria, te rogamos que por in-
como una aparición sobrenatural. Orleans, tercesión de ella, vencidas las asechanzas
tomados por Juana varios castillos y for- de los enemigos, goce tu Iglesia de per-
talezas, se vio libre en 1429 y el delfín fué petua paz. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
386
San Francisco Solano, Confesor. — 24 de julio.
(t 1610)
San Francisco Solano, apóstol
de Tucumán y del Perú, nació
en la ciudad de Montilla, en Es-
paña, de familia no menos escla-
recida por su nobleza que por su
piedad. Desde niño dio muestras
de aquellas virtudes que habían
de florecer más tarde en el hom-
bre y se asegura que conservó
intacta hasta su muerte la ino-
cencia bautismal. Llegado a la
adolescencia pidió y obtuvo ser
admitido en la Orden del Será-
fico Padre San Francisco, donde
se distinguió por su humildad y
por el rigor de sus austeridades.
Resplandeció su heroica caridad
en el cuidado de los enfermos
durante la peste que asoló casi
todas las provincias de Andalucía, lle- mas que le impedían continuar. Publicó
vando a los apestados junto con la asis- Dios la virtud de su siervo por medio de
tencia corporal los consuelos de la reli- estupendos milagros: resucitó varios
gión. Como la fama de su virtud y su lina- muertos; hizo brotar fuentes de agua cris-
je lo hicieran célebre en todo el reino, p i - talina en medio de áridos desiertos; atra-
dió a los superiores ser enviado a las m i - vesó ríos torrentosos valiéndose de su ca-
siones del África donde deseaba extender pa como de barca; sujetó a su imperio las
el reino de Cristo y derramar por él su fieras de la selva. Fué especial devoto del
sangre. Pero Dios que le tenía destinado seráfico doctor San Buenaventura, en cu-
a otras conquistas le deparó las misiones ya festividad pasó a recibir la corona eter-
del Nuevo Mundo. Fué el Tucumán el na en el año 1610. Después de muerto,
primer campo de sus tareas apostólicas. su semblante que era más bien trigueño
Recorrió casi todas las provincias del nor- quedó revestido de una blancura y clari-
te argentino: el Tucumán, Córdoba, La dad celestial. Por los prodigios que Dios
Rio ja, fueron testigos de su actividad. obra a diario por su interseción es llama-
En esta última ciudad, habiendo los in- do el Taumaturgo del Nuevo Mundo.
dios determinado acabar con los cristia-
nos y congregándose para este fin varios *
millares de ellos, el santo acudió a su en-
cuentro sin más armas que la palabra de
Dios y hablándoles en un solo idioma, con Reflexión: Vemos en los prodigiosos
ser los infieles de lenguas distintas, cada trabajos apostóliocs de San Francisco So-
cual le entendía en la suya. Y no sólo les lano cómo se cumple la parábola del
hizo deponer las armas sino que convirtió grano de mostaza que siendo la más pe-
de ellos a unos nueve mil. Después de queña de las semillas, crece hasta con-
evangelizar catorce años las provincias de vertirse en u n árbol frondoso. ¿Quién
Córdoba del Tucumán y del Paraguay dudará del origen divino de una religión
fué destinado al reino del Perú a que de principios tan humildes llega a
cuya capital, cual nuevo Jonás, ame- convertirse por medios prodigiosos en el
nazó con la ira divina e inminentes árbol que cobija al mundo entero?
castigos si no hacía penitencia de sus
liviandades. Los limeños, tocados de *
la gracia por la palabra del santo, h i -
cieron pública penitencia con gran pesar Oración: Oh Dios que por medio del
y aborrecimiento de su vida pasada. Era bienaventurado Francisco condujiste al
tal su amor a la Santísima Virgen que seno de tu Iglesia innumerables gentes;
a menudo, al hablar de ella en los ser- aparta, por sus méritos y ruegos, tu in-
mones, era arrebatado en éxtasis. Varias dignación de nuestros pecados, y concede
veces, al comentar la Sagrada Pasión de benignamente a los pueblos que te ig-
Nuestro Señor, hubo de interrumpir sus noran el temor de tu santo nombre. Por
palabras a causa de los sollozos y lágri- Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Santa Margarita María Alacoque, Virgen. — 17 de octubre.
(t 1690)
Maestro le encargó comunicar a
los hombres la ardiente caridad
de su Corazón Sagrado hacia
ellog. En la segunda revelación
que fué el año siguiente, le exigió
la comunión del primer viernes
de cada mes y una hora de ora-
ción en la noche del jueves al
viernes; y en 13 de junio, día de
Corpus de 1675 tuvo lugar la cé-
lebre revelación en la que le pi-
dió que en el primer viernes des-
pués de la octava de Corpus, se
dedicara una fiesta a su Cora-
zón divino en la que se comul-
gase en reparación de las inju-
rias que especialmente recibía
estando de manifiesto en los al-
tares. Margarita maestra de no-
vicias, consagró éstas al Sagrado Cora-
Margarita María nació el 22 de julio de zón. Fué grande la perturbación en el
1647 en la aldea de Lhautecour en la Bor- convento por semejante novedad. Con-
goña francesa. Destinada por Jesucristo tra toda clase de obstáculos fué tan evi-
para dar a conocer su Corazón a los dente y poderosa la acción de Jesucristo,
hombres, la llenó, ya desde el comienzo que la imagen de su Corazón fué puesta
de su vida, de.gracias singulares y le in- en el coro y se le edificó una capilla que
fundió gran horror a toda imperfección, fué inaugurada y bendecida el 7 de se-
y una inclinación tan vehemente a la tiembre de 1688 en que toda la comuni-
pureza que repetía constantemente: «Dios dad se consagró al Sagrado Corazón. Lle-
mío, os consagro mi pureza y hago voto gó el momento en que la fuerza de los do-
de castidad.» Llevóla Dios por el camino lores y del amor intenso a Jesús desató
del dolor, de modo que toda su vida la a Margarita de los lazos de la carne y
pasó en padecer y en amar a Jesucristo. su alma voló a los brazos de Jesús el 17
Muerto su padre, cuando ella tenía cua- de octubre del año 1690," cuando contaba
tro años, sufrió la escasez y la humilla- 43 años de edad. Canonizóla Benedicto
ción por haberse encargado del gobierno XV el 13 de mayo de 1920.
de su casa a personas extrañas. Las cuales
en todo se opusieron a que abrazara la
vida religiosa que finalmente logró, en- Reflexión: Por aquí te persuadirás de
trando e n ' e l monasterio de la Visitación que es absolutamente necesario para sal-
de Paray-le-iMonial en 1671, en el cual, varse y santificarse conocer, amar y ser-
el 25 de agosto tomó el hábito y a 6 de vir a Jesucristo, y pura ilusión creer que
noviembre de 1672 profesó. Siempre obe- se puede ir al cielo sin guardar las leyes
dientísima,'y mortificada, anduvo por ca- y preceptos que El nos ha impuesto. Y
minos tan levantados que no poco duda- porque nos ha dado u n medio eficaz para
ron primero la maestra de novicias en salir de la frialdad espiritual y vencer
concederle los votos, y hechos estos, las las tentaciones por medio de la devoción
superioras que se sucedieron Madres Sau- al Sagrado Corazón, muy responsable se-
maise y Greyfié en entender que era espí- rá delante del divino juez el que no se
ritu de Dios el que la guiaba. A este fin salva, de no haber acudido a tiempo al
la sujetaron a todo linaje de contradic- Sagrado Corazón de Jesús.
ciones, desaires y severidad de trato. En
el que tenía con Dios eran las visiones, Oración: Señor mío Jesucristo que m a -
éxtasis y comunicaciones diarias conti- ravillosamente revelaste a la bienaven-
nuas y extraordinarias. En estas angús-' turada • virgen Margarita los escondidos
tías proporcionóle el Señor el auxilio del tesoros de tu Corazón, concédenos, por
P. Claudio de la Colombiere. Preparada los méritos e imitación de ella que, amán-
ya Margarita, el 27 de diciembre de 1673, dote en todo y sobre todo, merezcamos
fiesta de san Juan Evangelista, el divino morar perennemente en tu propio Cora-
zón. Así sea.
388
Nuestra Señora de Lujan
Por el año 1630 vivía en Cór-
doba un piadoso hacendado por-
tugués, quien deseando dedicar
una capilla a la Madre ( de Dios
i en su estancia de Sumampa, pidió
I a un amigo suyo residente en el
k Brasil le enviara una imagen de
• ' Nuestra Señora. Este le envió
dos pequeñas estatuas de la pu-
ra y limpia Concepción, las cua-
les llegadas a Buenos Aires fue-
fc ron confiadas para su traslado a
una tropa de carretas que se di-
rigía a las provincias del norte.
Vadeado el río Lujan detúvose la
caravana frente a una humilde
choza, morada a la sazón de cier-
to individuo dueño de una estan-
cia sita en las inmediaciones,
'•'¿. donde hizo noche. Al día siguiente reanu- en 1887 se colocó la piedra fundamental
dóse la marcha, pero por más esfuerzos que de la suntuosa basílica actual, inaugura-
hicieron las robustas bestias para mover da en 1910. En aquel mismo año fué so-
el vehículo de las sagradas imágenes, n e - lemnemente coronada. Innumerables y
gábase a rodar como enclavado en la tie- continuos son los portentos con que la
ra por invisible fuerza. Añadiéronse n u e - virgen favorece a sus fieles devotos co-
vas yuntas de bueyes, azuzándolos los mo la atestiguan los millares de exvotos
carreteros con igual resultado. Aconseja- suspendidos en las paredes del templo y
j. ron entonces al dueño del carretón que las frecuentes peregrinaciones que de to-
V los descargara de cuantos bultos llevaba, das las provincias argentinas y países ve-
* que eran a la verdad bien pocos. Así se cinos acuden al célebre santuario.
í<-, hizo y al punto se movieron los animales
/\ sin el menor esfuerzo. Discurriendo en- «
''', tonces en tan inexplicable suceso algún
- prodigio de lo alto, repitióse la prueba
; varias veces comprobándose que el im- I Reflexión: No es uno solo el portento
pedimento provenía de uno de los cajo- obrado por nuestra amadísima Patrona; la
nes. El cual abierto resultó contener una copia incalculable de ofrendas que ador-
hermosa efigie de la Purísima Concep- nan su altar proclaman el inmenso n ú m e -
ción. Al punto todos los presentes postra- ro de extraordinarios beneficios concedi-
dos en tierra veneraron a la Madre de dos por su mano maternal a los que en
Dios que por modo tan singular había ella confiaron: y los exvotos de oro y
querido elegir aquella tierra para morar plata que penden allí, diciendo están con
en ella. La imagen fué depositada en el elocuente y poderosa voz que es superior
aposento más decente de la choza cerca- el número de lágrimas enjugadas en el
na transformado en modesta capilla. Ve- santuario al de los granos de arena que
nía „en la expedición u n pequeño esclavo afianzan las piedras de sus muros.
africano, el negrito Manuel, que duran-
te cuarenta años se dedicó al cuidado de *
la imagen, muriendo en opinión de san-
tidad después de haber experimentado in- Oración: Vuelve, Señor, propicio tus
numerables favores del cielo. En 1685 se ojos a la devoción de tu pueblo y por los
edificó la primera capilla alrededor de la méritos e intercesión de la Bienaventu-
cual comenzó a surgir una pequeña po- rada Virgen María concédenos los dones
blación que andando el tiempo habría de de tu gracia en esta vida y la salud eter-
ser la Villa de Lujan. Otras dos capillas na en los cielos. Por Jesucristo Nuestro
m cobijaron la sagrada imagen, hasta que Señor. Amén.
389
Resurrección gloriosa del Señor.
Pascua de Resurrección (se celebra el 'domingo siguiente al plenilunio del
equinocio de primavera)
Tomando ellos el dinero, obra-
ron conforme a la instrucción que
se les dio, y la noticia de esto ha
corrido entre los judíos hasta el
día de h o y , (Matth. XXVII,
Marc, XVI). — Aquel mismo
día, primero de la semana, sien-
do ya tarde y estando cerradas
las puertas de la casa donde se
hallaban reunidos los discípulos
por temor de los judíos, vino J e -
sús; y apareciéndose en medio de
ellos, les dijo: «La paz sea con
vosotros»: mas ellos turbados y
espantados imaginaban ver a l -
gún espíritu. Díjoles Jesús: «¿De
qué os asustáis, y por qué ha-,
béis de pensar tales cosas? Mirad
mis manos y mis pies, que yo
La gloriosísima y alegrísíma Resurec- mismo soy; palpad y miradme; que un
ción de nuestro Señor Jesucristo se r e - espíritu no tiene carne ni huesos, como
fiere en el sagrado Evangelio por estas veis que yo tengo.» Dichas estas palabras
palabras: — Al día siguiente después de mostróles las manos y los pies y el costa-
Parasceve, los príncipes de los sacerdotes do, y echóles en cara la dureza de su co-
y fariseos acudieron juntos a Pilato, y le razón por no haber creído a los que ya le
dijeron: «Señor, nos hemos acordado de habían visto resucitado. Mas como aun
que aquel impostor cuando estaba aún en no acababan de creer lo q u e veían, estan-
vida andaba diciendo: Después de tres do como estaban enajenados de júbilo y
días resucitaré. Manda, pues que se cus- asombro, les dijo Jesús: «¿Tenéis ahí al-
todie el sepulcro hasta el tercero día; no go de comer?» Ellos le presentaron una
sea, que vayan allá sus discípulos y lo ración de pescado asado y u n panal de
hurten, y digan luego a la plebe: Ha r e - miel. Y habiendo comido delante de ellos,
sucitado de entre los muertos, y sea el tomó las sobras y se las dio. Llenáronse,
postrero error peor que el primero.» Res-
pondióles Pilato: «Ahí tenéis a vuestra pues de alegría los discípulos con la vista
disposición la guardia: id, y ponedla co- del Señor (Joann., XXI).
mo os parezca.» Con eso, yendo al lugar *
del sepulcro, lo aseguraron bien, sellando
la piedra, y poniendo guardas de vista. Reflexión: La gloriosa Resurrección de
Mas Jesús resucitó al amanecer del pri- Jesucristo, manifestada por espacio de
mer día de la semana. El ángel del Señor cuarenta días con muchas y singularísi-
descendió de los cielos, y llegándose r e - mas apariciones que pueden leerse en los
volvió la losa del sepulcro. Su rostro era cuatro Evangelios, es la prueba más evi-
deslumbrador como un relámpago y su dente e irrefragable de su Divinidad. Es
vestidura blanca como la nieve. A su vis- también un divino testimonio de nuestra
ta los guardas quedaron yertos de es- esperanza; pues habiendo resucitado el
panto y como muertos. Viniendo después Señor, también nosotros, como él nos di-
algunos de ellos a la ciudad, contaron a jo, resucitaremos.
los príncipes de los sacerdotes lo que h a -
bía acaecido: y congregados estos en
asamblea con los ancianos tuvieron su
consejo, y dieron una grande suma de Oración: ¡Oh Dios! que en el día de
dinero a los soldados con esta adverten-
cia: «Habéis de decir: Estando nosotros hoy nos has abierto la entrada de la
Eternidad por tu Unigénito vencedor de
durmiendo, vinieron de noche sus discí- la muerte, favorece con la ayuda de tu
pulos, y lo hurtaron. Y si esto llega a gracia las súplicas que nos has inspirado
oídos del presidente, nosotros le aplaca-
remos, y os sacaremos a paz y a salvo. previniéndonos con ella. Por el mismo J e -
sucristo, nuestro Señor. Amén.
390
La gloriosa Ascensión del Señor.
! » A los 40 días después de la Resurrección
Después de l a bienaventurada
y gloriosa Resurrección de Nues-
tro Señor Jesucristo, en la cual
fué levantado por el divino po-
der aquel verdadero Templo de
Dios que la impiedad de los ju-
díos había derribado; se han
cumplido hasta • hoy cuarenta
santos días, ordenados por dispo-
sición divina para nuestro prove-
cho y enseñanza; a fin de que
mientras dilataba el Señor todo
este espacio su presencia corpo-
ral, se confirmase con los argu-
mentos necesarios la fe de su r e -
surrección. Porque la muerte de
Cristo había turbado mucho los
ánimos de los discípulos, y con
el suplicio de la cruz, y la muer-
te de su Señor, y el entierro de su ca- el maligno enemigo hizo caer en la feli-
dáver, habían caído en gran tristeza y cidad de la primera mansión, los colocó
en cierto desfallecimiento y desconfian- el Hijo de Dios incorporados a sí a la
za. Por esta causa los dichosos apóstoles diestra del Padre: con el cual vive y rei-
y todos los discípulos que andaban teme- na en unidad con el Espíritu Santo Dios,
rosos sobre el suceso de la cruz,, y dudo- por todos los siglos de los siglos. Amén.
sos en la fe de la resurrección, de tal (Serm. I, Sancti Leonis Papae, de As-
manera se consolaron con la evidencia de cens. Domini.)
la verdad, que al subir el Señor a las*
alturas de los cielos, no experimentaron Reflexión: ¡Qué gozo no infunde en el
tristeza alguna, antes, bien se llenaron de corazón humano la exaltación de Cristo
grande gozo. Y verdaderamente era en este día y qué ansias tan vehementes
grande e inefable la causa de su alegría, no se despiertan en él de acompañarle en
cuando a vista de aquella santa multi- su gloria! Pues Cristo primero se abatió
tud se levantaba la naturaleza del linaje y se humilló. Las afrentas e ignominias
humano sobre la dignidad de todas las de la Pasión, precedieron al triunfo de
criaturas celestiales, para sublimarse so- su ascensión gloriosa. Humillarse, pues,
bre los coros angélicos, y encumbrarse padecer afrentas y desprecios del m u n -
sobre la alteza de los arcángeles; y no do, he ahí el medio seguro de ser parti-
parar en ninguna altura por sublime que cipantes de su dicha. Quien se humilla
fuese, hasta ser recibido en el solio del será ensalzado: a mayor humillación, co-
eterno Padre, para asociarse a la gloria rresponde mayor encumbramiento: a una
de su trono, como su divina naturaleza humillación como la de Cristo, una exal-
se había asociado a la.humana, en la di- tación como la de Cristo también. ¿Eres
vina persona de su Hijo. Ahora, pues, ya pobre porque el Señor te ha puesto en
que la Ascensión de Cristo es una eleva- ese estado que Cristo escogió para sí? ¿Te
ción de nuestra naturaleza, y a donde su- desprecian los malos porque eres bueno?
bió primero la gloria de la cabeza, allá Mil veces dichoso tú, si no desmayas. Ce-
es llamada la esperanza del cuerpo, ale- sará esa afrenta y ese abatimiento: y en
grémonos con grande gozo y con piado- día no lejano quizás, oirás sobre ti la voz
sas acciones de gracias celebremos nues- de Dios que te dice: Alégrate, siervo b u e -
tra dicha, porque hoy no solamente he- no y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
mos sido confirmados en la esperanza de
poseer el paraíso, sino que también he- Oración: ¡Oh Dios omnipotente! rogá-
mos ya entrado en persona de Cristo en rnoste nos concedas que los que creemos
aquel reino soberano de los cielos, alcan- que tu unigénito Redentor nuestro el día
zando mayores bienes por la gracia de de hoy subió a los cielos, vivamos tam-
Cristo, que los que por envidia del dia- bién con nuestro espíritu en las moradas
blo habíamos perdido: porque a los que celestiales. Por el mismo Jesucristo, nues-
tro Señor. Amén.
391
La venida del Espíritu Santo.
A los 50 días después de la Resurrección
Judea y de Capadocia, del Ponto
y del Asia, los de Frigia, de Pan-
filia, y del Egipto, los de la Li-
bia, confinante con Cirene, y los
que han venido de Roma, tanto
judíos, como prosélitos, los Cre-
tenses y los Árabes, los oímos
hablar en nuestras propias len-
guas las maravillas de Dios.»
(Hechos de los Apóstoles, cap.
II). Los efectos que obró el Es-
píritu Santo en los apóstoles fue-
ron tan admirables como las
obras con que asombraron al
mundo. Infundióles una celestial
sabiduría para que entendiesen
y comprendiesen los misterios al-
tísimos de Dios que habían de
predicar; imprimióles en sus co-
La admirable venida del Espíritu San- razones la ley de gracia, alentándoles so-
to refiérese en el libro de los Hechos de berana fuerza para cumplirla perfectísi-
los apóstoles por estas palabras: «Entra- mamente, y sobre todo los abrasó con
dos los apóstoles en la ciudad de Jerusa- u n amor tan encendido, tan ardiente y
lén, subiéronse a una habitación alta, fervoroso, que si mil vidas tuvieran, las
donde tenían su morada Pedro y Juan, ofrecieran por Cristo. Este fuego de amól-
Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bar- es el que los animaba para que saliesen
tolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo luego al encuentro a todo el poder del
y Simón llamado el Celador y Judas her- mundo y del infierno: y para decir en
mano de Santiago. Todos los cuales, ani- pocas palabras lo que obró por ellos este
mados de un mismo espíritu, persevera- divino Espíritu en esta venida, no es me-
ban juntos en oración con las piadosas nester sino considerar la conversión del
mujeres, y con María la madre de Jesús mundo que resultó de ella por la predi-
y con los hermanos o parientes de este cación de los sagrados apóstoles; los cua-
Señor. Al cumplirse, pues, los días de les, no eran más que doce pobres y des-
Pentecostés, estando todos juntos en un preciados pescadores, sin elocuencia ni
mismo lugar, sobrevino de repente del sabiduría humana, sin favores ni amista-
cielo un ruido, como de viento impetuoso des de príncipes.
que soplaba, y llenó toda la casa donde Reflexión: Además de aquella primera
estaban. Al mismo tiempo vieron apare- venida tan visible y prodigiosa del Es-
cer unas como lenguas de fuego, que se píritu Santo, hay otra invisible que siem-
repartieron y se asentaron sobre cada uno pre dura y obra cosas muy admirables
de ellos: entonces fueron llenos todos en las almas de los justos enriquecién-
del Espíritu Santo, y comenzaron a ha- dolas con sus dones y con su real presen-
blar en diversas lenguas las palabras que cia. El es el que alumbra con soberana
el Espíritu Santo ponía en su boca. Ha- luz su entendimiento, el que enciende en
bía a la sazón en Jerusalén, judíos pia- amor de Dios su voluntad; de manera que
dosos y temerosos de Dios, de todas las los que le reciben por una sincera con-
naciones del mundo. Divulgado pues, este versión se sienten como trocados en otros
suceso, acudió una gran multitud de ellos, hombres muy diferentes de los que antes
y quedaron atónitos, al ver que cada eran.
uno oía a los apóstoles en su propia len-
gua. Así pasmados todos, y maravillados, Oración: Oh Dios, que en el día de hoy,
se decían unos a otros: ¿Por ventura es- derramando la luz del Espíritu Santo so-
tos que hablan, no son todos Galileos r u - bre los corazones de los fieles, les ense-
dos e ignorantes? pues ¿cómo es que les ñaste la verdad divina; concédenos que
oímos cada uno de nosotros hablar nues- por el mismo Espíritu sintamos de ella
tra lengua nativa? Partos, Medos y Ela- rectamente, y gocemos siempre de su con-
mitas, los moradores de Mesopotamia, de solación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
392
La Santísima Trinidad.
El domingo siguiente al de Pentecostés
Entre todos los soberanos mis-
terios que nuestro Señor nos ha
revelado acerca de las cosas di-
vinas, el más inefable es el de la
santísima Trinidad. Muchos filó-
sofos con sola la luz de la razón
natural han conocido y probado
la existencia de Dios, su infini-
dad, su omnipotencia, su sabidu-
ría, su bondad, su hermosura y
casi todos los demás atributos de
su divinidad; mas que Dios sea
uno en la esencia y trino en las
personas, es secreto a todos los
sabios escondido, que sin la r e -
velación de Dios jamás se hubie-
ra podido comprender ni alcan-
zar. Lo que la fe nos enseña de
este altísimo misterio es, que de
tal manera Dios es uno en su naturaleza sea en este inefable misterio: porque
y esencia, que también es trino en las siempre que fué el Padre fué el Hijo; ni
personas, que son Padre, Hijo y Espíritu hay en él primero ni postrero, de manera
Santo: las cuales, aunque cada una es que el Padre sea más antiguo que el Hijo,
Dios, no son tres dioses, sino un solo y el Hijo más joven que el Padre, sino
Dios vivo y verdadero. Enseña más: que que todas tres personas son en todo igua-
la primera persona que es el Padre, con- les, consubstanciales y coeternas: Trini-
templándose y entendiéndose a sí perfec- dad en Unidad, y Unidad en Trinidad,
tísimamente, ab aeterno produjo y engen- como dice san Agustín. Esta es la suma
dró una noticia suya y concepto, no ac- de lo que de este misterio se colige de
cidental, sino substancial, que llamamos las Sagradas Escrituras y señaladaemnte
Unigénito Hijo de Dios, y Verbo eterno, de lo que nos enseña Jesucristo, Hijo de
resplandor de su gloria y figura de su Dios, en su sagrado Evangelio.
substancia, tan perfecta y acabada como
el que la engendró: la cual es Dios, así Reflexión: Siendo cosa muy conforme
como el Padre que la engendró es Dios: a toda razón que sintamos altísimamente
y que estas dos divinas personas, Padre del que es Altísimo, confesemos en obse-
e Hijo, mirándose y complaciéndose el quio de la Divinidad este misterio incom-
uno en el otro con inenarrable contento prensible que se ha dignado 'revelarnos,
y gozo, se aman infinitamente; de donde así para que nuestra fe fuese meritoria,
resulta un amor recíproco que también es como para que entendiésemos que nues-
substancia y no accidente; y procede del tra sacrosanta religión católica es divina;
Padre y del Hijo, como de un principio; pues el no entender nosotros la profun-
al cual llamamos Espíritu Santo, y es la didad de los misterios que nos enseña,
tercera persona de la santísima Trinidad. es evidente señal que son cosas de Dios.
Todas estas tres personas son iguales en Creamos pues sencillamente este adora-
todo; porque la perfección que dice en ble misterio para que lo veamos con cla-
el Padre del ser Padre, dice en el Hijo ridad en la gloria beatífica; pues, como
el ser Hijo, y en el Espíritu Santo el ser dice san Bernardo, «escudriñarlo es t e -
Espíritu Santo, y procedido de los dos. merario, creerlo piadoso,, conocerlo vida,
El Padre es principio del Hijo, y no nace y vida eterna y bienaventurada.»
de otra persona; el Hijo es engendrado Oración: Omnipotente y sempiterno
de solo el Padre; y con el mismo Padre, Dios, que diste a conocer a tus siervos,
es principio del Espíritu Santo. En esta en la confesión de la verdadera fe, la
generación eterna no hay lo que acaece gloria de la eterna Trinidad, en la cual
en las generaciones temporales que tie- adorasen la unidad de tu naturaleza, r o -
nen fin y se acaban, porque aquella dura gárnoste, que con la firmeza de la mis-
eternamente: ni pienses que porque acá ma fe, seamos fortalecidos en todas las
el padre es primero que el hijo, así lo adversidades. Por Jesucristo, nuestro Se-
ñor. Amén.
393
La solemnidad del Corpus.
El Jueves después de la Sma. Trinidad
cientan las virtudes, y el alma se
alimenta con la abundancia de
todos los espirituales carismas.
Ofrécese en la Iglesia por los vi-
vos y por los difuntos, para que
a todos aproveche lo que para la
salud de todos fué instituido. Fi-
nalmente, la suavidad de este
Sacramento nadie puede expli-
carla; pues en él se gusta la dul-
zura espiritual en su misma fuen-
te, y se renueva la memoria de
aquella infinita caridad que mos-
tró Cristo en su Pasión. Y así
para que más hondamente se im-
primiese en los corazones de los
fieles la inmensidad de aquel
amor, instituyó este Sacramento
en la última cena, cuando después
de celebrar la Pascua con los discípulos,
Grande inestimable dignidad dan al iba a pasar de este mundo al Padre: y lo
pueblo cristiano los inmensos beneficios dejó para que fuese memorial perenne
que de la divina largueza ha recibido. de su Pasión, cumplimiento de las figu-
Porque no hay ni hubo jamás tan escla- ras de la ley antigua, el mayor de los
recida nación, que tuviese dioses tan alle- milagros que obró, y particular consuelo
gados y vecinos como lo es para nosotros de los que habían de entristecerse con su
nuestro Dios. Queriendo el Unigénito del ausencia. Conviene, pues, a la devoción
Padre celestial hacernos participantes de de los fieles, hacer solemne memoria de
su divinidad, revistióse de nuestra natu- la institución de tan saludable y tan ma-
raleza, para que hecho hombre, hiciese ravilloso Sacramento, para que venere-
dioses a los hombres. Y aun esto que t o - mos el inefable modo de la divina pre-
mó de nuestro linaje, todo lo empleó para sencia en este Sacramento visible y sea
nuestra salud y remedio: su cuerpo ofre- ensalzado el poder de Dios, que obra en
ció como hostia de reconciliación a Dios él tantas maravillas, y se le hagan las
Padre en el ara de la cruz: su sangre debidas gracias por merced tan saludable
derramó como precio de nuestro rescate, y regalo tan dulce. (Serm. de Sto. Tomás
y como agua en que nos limpiásemos de de A., opuse. 57).
todas nuestras culpas; y para que tuvié-
semos un continuo recuerdo de tan gran
beneficio, nos dejó su cuerpo y sangre, Reflexión: ¡Con cuánta solemnidad no
para que debajo de las especies de pan y celebra la Iglesia este santo día! Para él
de vino, le recibiesen los fieles. ¡Oh p r e - guarda la procesión más solemne del año
cioso y admiarble convite, saludable y en la cual es llevado en triunfo Jesucris-
lleno de toda suavidad! En él, el pan y to Sacramentado, como a Rey de todos
el vino se convirten substancialmente en los hombres. Desea que nadie se dispense
el cuerpo y la sangre de Cristo; y Cristo de asistir a ella sino con grave causa. P e -
verdadero Dios y hombre, está debajo de ro una vez que asistamos, sea no por h u -
las especies de un poco de pan y de manas miras o respetos que tanto desa-
vino. De esta suerte es comido de los fie- gradan a Dios, sino por agradecer de co-
les, y no es despedazado; antes, dividido razón el inmenso beneficio de quedarse
el Sacramento, permanece entero en ca- entre nosotros hasta el fin del mundo.
da partícula. Los accidentes subsisten en
él sin la substancia; para que haya lugar Oración: Oh Dios, que en un admirable
la fe mientras lo que es visible se toma Sacramento nos dejaste memoria de tu
oculto debajo de otra apariencia, y los Pasión, rogárnoste nos concedas, que ve-
sentidos que juzgan de los accidentes que neremos los sagrados misterios de tu cuer-
conocen, no caen en error. Tampoco hay po y sangre, de manera que experimente-
sacramento más saludable que éste, con mos continuamente en nosotros el fruto
el cual se limpian los pecados, se acre- de tu redención. Que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.
394
El sacratísimo Corazón de Jesús.
Primer viernes después de la octava de Corpus
Es sin duda una singularísima
merced de Dios, la que en estos
últimos siglos ha hecho a los
hombres, inspirándoles por m e -
' dio de su sierva la beata Mar-
garita María de Alacoque la de-
voción suavísima al sagrado Co-
razón de Jesucristo, Señor nues-
tro. Al aparecerse el Redentor
divino en la figura más hermosa
y atractiva que pudo concebir su
bondad, ha querido recordarnos
que, a pesar del olvido e ingra-
titud de los hombres, amaba con
aquella misma infinita caridad
con que se sacrificó por todo el
linaje humano en el ara de la
santa cruz; ¿qué significa la co-
rona de espinas que trae hinca-
da en el corazón, sino que tiene amor razón de Jesús, y las maravillosas conver-
para sufrir de nuevo, si fuera preciso, siones y reforma de costumbres que cau-
aquellos mismos tormentos que padeció sa su universal devoción, espantan y des-
por nosotros en los días de su pasión sa- conciertan a los impíos, y manifiestan los
cratísima? ¿Qué nos dice esa grande he- admirables triunfos del Conquistador di-
rida de su corazón, y la sangre que de vino de los corazones. El Corazón divino
ella gotea, sino que por nuestro amor la de Jesús, como dice nuestro actual Pon-
derramaría de nuevo, si fuese necesario tífice León XIII, es la vida del espíritu
hasta la última gota? ¿Qué nos enseña católico, y ha de ser la salvación de la
con esa cruz que, como árbol de vida, sociedad.
brota de su Corazón divino, sino que qui- Reflexión: Mas también han de ser, oh
siera padecer nueva cruz y nueva muerte cristiano, la vida y eterna salud de tu
si aun fuese menester para redimirnos alma. Por ventura padeces hartos traba-
y darnos la eterna vida? ¿Y qué son esas jos en este mundo, y tal vez por tus mu-
llamas que brotan de su Corazón divino, chos pecados no esperas cosa buena des-
sino ardentísimas lenguas de fuego, que pués de esta vida. Acógete pues al sagra-
predican amor, para encender de nuevo do Corazón de Jesús, que dice: Venid a
los corazones tibios de los hombrtes? Y mí todos los que estáis trabajados y ago-
aunque muchos son tan ciegos e ingratos biados, que yo os aliviaré. Amale sobre
que desprecian estas finezas del amor de todas las cosas y con todas tus fuerzas,
Jesucristo, no por esto deja de cumplir y manifiéstale tu amor comulgando en es-
sus designios adorables: y desde que se te día de su festividad, y visitándole en
dignó decubrirnos los tesoros de su divino la adorable Eucaristía, para desagraviar-
Corazón, comenzó a prender por todas le de las ofensas que recibe de los impíos
partes el fuego de su amor, "y a extender- herejes y malos cristianos. Procura tam-
se su culto público con una rapidez igual bién hacerte digno de aquellas nueve p r o -
a la de la propagación del Evangelio. En mesas regaladísimas que el amabilísimo
todas las capitales del orbe católico se le Salvador hizo a los fervorosos devotos de
han consagrado Isuntuosos templos, en su Corazón adorable, entre las cuales una
todos los templos tiene ya sus altares y es que cuando muriesen acogería El sus
tronos de amor, y a todos sus altares atrae almas en el seno de su infinita bondad.
numerosos y fervientes adoradores. Sólo
el Apostolado de la Oración Ha reunido Oración: Rogárnoste ¡oh Dios omnipo-
en el espacio de cincuenta años, más de tente! que al gloriarnos en el santísimo
ciencuenta mil piadosas asociaciones, y Corazón de tu amado Hijo, y hacer m e -
la frecuencia de sacramentos en el primer moria de los principales beneficios de su
viernes de cada mes, las magníficas so- amor, nos alegremos juntamente en estos
lemidades y procesiones con que es hon- obsequios y en el fruto espiritual de nues-
rado en toda la cristiandad el deífico Co- tras almas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
395
Nuestra Señora de Montserrat.
Dominica después del 25 de abril
Benito al suntuoso templo de
Montserrat, llamado con razón la
Perla del principado de Catalu-
ña y uno de los más célebres
santuarios de María. Allí la vi-
sitaron los santos Juan de Mata,
Pedro Nolasco, Vicente Ferrer,
Ignacio de Loyola, Luis Gonza-
ga y otros muchos santos para
dar comienzo al noviciado de su
milicia espiritual. Allí fueron los
príncipes de la España y de otras
naciones para implorar el auxi-
lio de la Virgen para vencer a
sus enemigos o para ofrecerle los
trofeos de sus victorias. Final-
mente habiendo sido restaurado
este magnífico templo de la Ma-
dre de Dios, y adornado con el
Mientras las tropas de los sarracenos decoro que requería un santuario tan fa-
devastaban las regiones más florecientes moso en nuestro reino y en toda la cris-
de España, y oprimían con grave yugo a tiandad, accediendo benignamente el r o -
la ciudad : de Barcelona después de haber- mano Pontífice León XIII a los ruegos
la sitiado y tomado, es tradición que el de los prelados, del clero y pueblo de
obispo de dicha ciudad, llamado Pedro, Cataluña, por decreto de la Sagrada Con-
escondió entre las asperezas de Montse- gregación de Ritos, nombró a Nuestra Se-
rrat la insigne imagen de la bienaventu- ñora, Santa María de Montserrat, con el
rada Virgen, para que no cayese en las título de Principal Patrona de las provin-
manos de aquellos impíos. Allí estuvo cias catalanas, y concedió que fuese so-
oculto cerca de dos siglos tan precioso lemnemente coronada.
tesoro: y a fines del siglo noveno algu- Reflexión: Si vas a Montserrat, o a al-
nos pastores que en las cercanías apacen- gún otro santuario de la Virgen Ma-
taban su rebaño, vieron en la tarde de ría muy frecuentado, no sea solamente
un sábado, caer unas estrellas del cielo por gozar de la amenidad del sitio, ni
hacia el lado oriental de la montaña, y para regalarte y pasar alegremente al-
oyeron unas suaves melodías que de aque- gún día de campo: procura que tam-
lla parte resonaban. Lo cual habiendo su- poco falte a tu alma el sustento y gozo
cedido una y otra vez en la misma hora espiritual que suele alcanzar la Virgen
de varios días de sábado, lo avisaron al a los que con devoción la visitan. Recibe,
obispo de Vich que a la sazón residía en si puedes, la gracia de los santos Sacra-
Manresa; el cual halló en una cueva de mentos; reza con toda devoción el santo
aquel lugar la hermosa imagen de la Rosario, y una Salve por cada uno de los
Madre de Dios, y con gran júbilo del individuos de tu familia, y por las per-
clero y del pueblo la quiso llevar a la ca- sonas que se "hayan encomendado a tus
tedral de Manresa. Mas sucedió que al oraciones y así alcanzarás los soberanos
llegar la procesión al sitio en que está beneficios que' concede la Virgen a los
ahora la Virgen, se hizo tan pesada la que oran con gran reverencia postrados
imagen, que con ningunas fuerzas se p u - ante el trono de su misericordia.
do mover; por donde entendieron que allí Oración: Oh Dios, dispensador de todos
en Montserrat como en un excelso trono los bienes, que ilustras con insigne culto
de misericordia quería ser venerada. el monte escogido de la gloriosa Madre
Edificóle primero el obispo Gotomaro de tu Hijo unigénito; concédenos que
una devota capilla, la cual fué ensancha- ayudados poderosamente de la protección
da y enriquecida así por los condes de de la misma inmaculada siempre Virgen
Barcelona y las dádivas de los fieles, co- María, lleguemos seguramente al Santo
mo por la munificencia de los Sumos Monte Cristo Señor nuestro, que contigo
Pontífices y reyes de España, que aña- vive y reina por todos los siglos de los
dieron un monasterio de monjes de san siglos. Amén.
396
El purísimo Corazón de María.
El domingo después de la octava de la Asunción.
Así como veneramos el sacra-
tísimo Corazón de Jesús, por es-
tar unido con la divinidad, y pa-
ra recordar y agradecer a nuestro
Redentor adorable las divinas
finezas de su infinito amor; así
es también digno de gran reve-
rencia el dulcísimo Corazón de
María, por ser el corazón de la
Madre de nuestro Señor y salva-
dor, y de nuestra soberana Ma-
dre adoptiva. De este Corazón
virginal de María salió la purí-
sima sangre con que el Espíritu
Santo formó el cuerpo sacratísi-
mo de Jesús: este Corazón ma-
ternal de María palpitó siempre
de amor ardentísimo a aquel su
Hijo adorable, se dilató en sus
alegrías, se oprimió en sus angustias, par- en este Corazón de María, Reina y Se-
ticipó de sus mismos sentimientos y de- ñora de los cielos y de la tierra encontra-
seos, y fué la más perfecta semejanza rán abierto el tesoro de todas las gracias
de aquele Corazón divino. ¿Cómo no h a - para el socorro de todas sus necesidades
bía de ser purísimo sobre toda pureza y el alivio de todas las aflicciones del
creada aquel Corazón de la Hija primogé- cuerpo y del espíritu. Y nadie desespere
nita del Padre, exenta de toda mancha de su eterna salvación por grandes que
de culpa e inmaculada desde el primer sean sus culpas, porque en el Corazón de
instante de su concepción? ¿Cómo no h a - María, nuestra misericordiosísima Co-
bía de ser santísimo aquel Corazón de rredentora, que nos amó con tal extre-
la Madre del Hijo de Dios, habiendo r e - mo, que por nosotros ofreció su divino
cibido en su*seno virginal al mismo autor Hijo al Eterno Padre, hallaremos todos
y consumador de toda santidad? ¿Cómo los méritos que nos faltan para hacernos
no había de estar lleno de la caridad di- verdaderos hijos de Dios y coherederos
vina aquel Corazón de la Esposa del Es- de su Reino. Ninguno de los que con hu-
píritu Santo, enriquecida con todos sus mildad y entera confianza acuden al amor
soberanos dones, gracias y carismas? Re- del Corazón dulcísimo, magnífico y amo-
cordemos además para singular consuelo rosísimo de María ha de temer la muerte
de nuestras almas, que este purísimo, san- perdurable.
tísimo y preciosísimo Corazón de María
es por gran dicha nuestra el Corazón de Reflexión: No hemos de contentarnos
nuestra Madre, de nuestra soberana Rei- con poner nuestra esperanza en el Co-
na y de nuestra piadosísima Correden- razón de María; procuremos además co-
tora: y que por esta causa no solamente mo verdaderos hijos de tan soberana Ma-
nos ama con maternal cariño, sino que dre, que nuestro corazón sea semejante
también puede y quiere favorecernos con al suyo por imitación de, sus excelentes
grandes beneficios, y señaladamente con virtudes: y ya que fué tan puro e inma-
aquellos que más se ordenan a nuestra culado su Corazón, no permitamos que
eterna salud y gloria perdurable. Aní- reine el pecado en el nuestro: ya que
mense los pobres pecadores, que en este fué tan humilde, arranquemos del nues-
Corazón maternal de la Virgen, que nos tro toda raíz de soberbia y vanidad.
engendró en el Calvario, y nos adoptó por Oración: Omnipotente y sempiterno
hijos en la persona del discípulo amado, Dios, que en el Corazón de la bienaven-
hallarán un piélago de bondad y ternura turada virgen María hiciste una morada
inefable sin mezcla de rigor ni aspereza: digna del Espíritu Santo; concédenos p r o -
y si tiemblan de la divina justicia, acó- picio, que celebrando devotamente la fes-
janse a la Madre del supremo Juez y a tividad de su Corazón purísimo, sepamos
la misericordia de su Corazón maternal. vivir según tu Corazón. Por Jesucristo,
Consuélense los pobres hijos de Eva, que nuestro Señor. Amén.*
397
El santísimo Nombre de María.
Dominica después de la Natividad de Ntra. Sra.
congojosas, piensa en María, lla-
ma a María. No se aparte de tu
boca, no se aparte de tu corazón,
y para que alcances el favor que
le pides, no dejes de imitar sus
ejemplos; porque siguiéndola no
vas fuera de camino; rogándola
no desesperas; pensando en ella
no yerras; teniéndote ella no
caes; defendiéndote no temes;
siendo tu guía no te cansas, y
siéndote ella propicia llegas al
deseado puerto de tu eterna fe-
licidad. Todo esto es de san Ber-
nardo. Y es cierto, que ésta Vir-
gen castísima y Madre benigní-
sima toma debajo de sus alas y
con especial amparo defiende a
los que con entrañable afecto se
Nueve días después del glorioso naci- encomiendan a ella e invocan su santo
miento de la inmaculada Virgen nuestra Nombre; el cual aunque en diversas par-
Señora, que fué el diecisiete de setiem- tes de la cristiandad era ya venerado con
bre, según la costumbre de los hebreos, señalado culto, con todo el romano pon-
fué puesto a la soberana niña el nombre tífice Inocencio XI, después de ía insigne
dulcísimo de María, que quiere decir ex- victoria que los cristianos alcanzaron de
celsa y estrella del mar, porque ella es los turcos, en Viena de Austria, por la
excelsa señora de todas las cosas criadas, invocación del nombre de María, mandó
y así como todas las criaturas reconocen que este santísimo y dulcísimo Nombre
a Dios por su Creador, así han de reco- fuese celebrado en todo el universo cris-
nocer a María por Madre del mismo Dios, tiano, en la dominica infraoctava del n a -
y sujetarse con profundo acatamiento a cimiento de nuestra Señora»
su imperio. También significa el nombre #
de María estrella del mar, porque, como Reflexión: Los santos doctores y teólo-
dice san Bernardo, ella es aquella estrella gos enseñan que es singular gracia y fa-
de Jacob cuyo fulgor destella en los cie- vor de Dios y una como prenda de salva-
los, penetra en los abismos y recorre to- ción el invocar a la Virgen santísima, y
do el orbe, e irradiando su calor más so- acudir a ella con confianza e imitar sus
bre los espíritus que sobre los cuerpos, virtudes: de manera que el melifluo san
fomenta las virtudes y abrasa y seca los Bernardo, devotísimo de nuestra Señora,
vicios. Oh tú, que entre las ondas de este osa decir: Calle vuestra misericordia, oh
siglo andas fluctuando, si no quieres pe- Virgen beatísima, si hay alguno que no
recer en la tormenta, no desvíes los ojos haya hallado vuestro favor, cuando os lo
de este norte y de esta estrella. Si se le- pidió en sus necesidades. Tengamos, pues,
vantaren los vientos de las tentaciones, si con ella particular y filial devoción, in-
fueres a dar en la roca de las tribulacio- voquémosla en nuestros peligros y ten-
nes, mira a la estrella y llama a María. taciones, y sea este dulce Nombre de Ma-
Si te arrebata la ola de la soberbia, de la ría, el último que pronuncien nuestros la-
ambición, de la detracción o envidia, mi- bios antes de cerrarlos la muerte.
ra la estrella y llama a María. Si la na- *
vecilla de tu alma zozobrare, y estuviere
en peligro por la codicia o algún apetito Oración: Rogárnoste, oh Dios omnipo-
sensual, vuelve los ojos a María. Si te tente, que tus siervos fieles que se ale-
comienzas a ahogar por la gravedad de gran con la invocación y protección de la
tus delitos y la fealdad de tu conciencia, santísima Virgen María, por su interce-
y espantado del juicio divino te afliges y sión sean libres en la tierra de todos sus
temes caer en el profundo abismo de la males y merezcan llegar a la eterna fe-
desesperación, piensa en María. En los licidad de los cielos. Por Jesucristo, nues-
peligros, en las angustias, en las caídas tro Señor. Amén.
398
Los siete Dolores de nuestra Señora.
Dominica tercera de setiembre
En la fiesta de los siete Dolo-
res de la Virgen sacratísima, he-
mos de recordar y venerar sus
misterios de amor y de dolor.
Porque no ha habido jamás ma-
dre en el mundo que haya ama-
do a su hijo más que la Virgen,
ni que haya padecido más que
lo que ella padeció por su Hija
Jesucristo Señor nuestro. Era
Jesús hijo de María, e hijo uni-
génito, y tenía pues en él todo
su amor: era Madre sin padre
terrenal, y así reunía en su amor
los afectos que están repartidos
entre el padre y la madre: tenía
además Jesucristo una perfecta
semejanza con su Madre virginal,
era el más amable de los hijos
de los hombres, y era infinitamente ama- atravesarían sus entrañas, cuando le en-
ble como Dios por su naturaleza y perso- contró en la calle de Amargura, oprimi-
na divina: de donde podemos entender do con el peso enorme de la cruz, y cuan-
que la Virgen le amaba con amor más do le contempló colgado de tres clavos
tierno que el de todas las madres, y con en aquel afrentoso patíbulo, y cuando
un amor semejante al de los querubines, recibió después en sus brazos su sacratí-
y con un amor incomparable y propio de simo cadáver descolgado de la cruz; y fi-
la Madre de Dios. Por esta causa no hubo nalmente cuando le dejó depositado en
madre más atribulada y dolorosa que ella. el sepulcro, quedándose ella huérfana de
¿Qué angustias y dolores pueden atrave- su Hijo y en la más triste soledad! Por
sar el corazón de una madre, que no estas siete espadas de dolor mereció la
afligiesen con grande extremo de dolor Virgen la corona de Keina de los márti-
el corazón de la Virgen? Suelen las ma- res, y pudo decir con toda verdad aque-
dres cifrar en sus hijos pequeños, las más lla triste lamentación: ¡Oh vosotros t o -
hermosas esperanzas: pero la Virgen no dos los que pasáis por el camino, paraos
tuvo ninguna de aquellas ilusiones del y mirad si hay dolor semejante a mi
amor maternal: y desde qué oyó la pro- dolor!
fecía del santo Simeón, siempre miró a su
divino Hijo como víctima que había de Reflexión: Ahora, pues, después de r e -
ser sacrificada por los pecados del m u n - cordar los sublimes misterios de los siete
do. Gran consuelo es para una madre ver Dolores de la Virgen santísima, conside-
al hijo de sus entrañas seguro de todo rando que los padeció por nuestra causa
peligro: la Virgen hubo de ver a su di- y por nuestro amor, miremos si es razón
vino Infante, perseguido ya de muerte crucificar con nuevos pecados al Hijo de
por el cruelísimo Herodes, y desterrado Dios, y atravesar con nuevas ofensas el
a la tierra de Egipto. La presencia del hijo pecho de su santísima Madre. Apártenos
es tan agradable para una madre como de toda culpa la consideración de tan n e -
triste su ausencia, y dolorosísima la pér- gra ingratitud.
dida: también hubo de sufrir la Virgen Oración: ¡Oh Dios! en cuya pasión fué
esta pena amarguísima, y llorar tres días atravesada con espada de dolor, según la
y tres noches la pérdida de aquel su Hijo profecía de Simeón, el alma tierna de la
adorado. Y si una madre padece en su co- gloriosa Virgen y Madre María; concé-
razón todos los tormentos que ve padecer denos propicio, que los que hacemos pia-
a su hijo, ¿qué dolores sentiría el corazón dosa memoria de sus Dolores, por los
maternal de la Virgen, cuando vio a su gloriosos méritos y súplicas de todos los
Hijo divino puesto en las manos de sus santos, tus fieles siervos y amantes de tu
enemigos y padeciendo los acerbísimos cruz, alcancemos los dichosos efectos de
tormentos de su sagrada pasión sin po- tu pasión. Que vives y reinas por todos
derle remediar? ¡Qué espadas de dolor los siglos de los siglos. Amén.
399
Nuestra Señora
9
del Rosario
Domingo l de octubre
del invicto emperador Carlos V.
Los turcos contaban doscientas
treinta galeras reales, con otras
muchas galeotas y barcos meno-
res; los cristianos llevaban más
de doscientas galeras, ochenta y
una del rey de España, ciento-
nueve de Venecia, y doce del su-
mo Pontífice, tres de Malta, y
otras de caballeros particulares.
Al llegar nuestra armada a vista
del enemigo, que estaba en el
golfo de Lepanto, mandó su al-
teza enarbolar una devota ima-
gen del Redentor crucificado, y
muchas de la Virgen nuestra Se-
ñora, y todos puestos de rodillas,
confesados y arrepentidos de sus
culpas, le suplicaron que les die-
Entre las devociones de la Virgen, la se victoria de los enemigos superiores en
más celebrada es la del Rosario, que al- número y orgullosos por sus repetidos
gunos graves autores dicen ser tan anti- triunfos. Acometiéronse después con in-
gua como la Iglesia; pero no hay duda creíble ímpetu, y se peleó por espacio
que quien merece y con sobrada razón de dos horas con extraño valor; quedan-
el título de inventor y primer propaga- do en breve desbaratada la armada de los
dor del Rosario, es santo Domingo de turcos: treinta mil con su bajá muertos,
Guzmán, por haber sido el primero que diez mil cautivos, ciento ochenta naves
lo enseñó y predicó con el método y or- presas, noventa sumergidas, quince mil
den admirable de meditar los misterios cristianos rescatados, casi trescientos tiros
de nuestra fe, repartidos en tres clases: de artillería cogidos, y un despojo incal-
de gozosos, dolorosos y gloriosos, que él culable de dineros, joyas y armas. Murie-
aprendió de nuestra Señora, y lo trans- ron de nuestra parte seis mil hombres,
mitió a la Iglesia como cosa venida del pero pocos de cuenta. Esta insigne victo-
cielo para provecho de todo el mundo, ria se consiguió en el primer domingo de
culto de la Virgen santísima y gloria del octubre de 1571, día consagrado a nuestra
mismo Dios. Inspíreselo la Reina de los Señora del Rosario.
ángeles, para destruir la herejía de los Reflexión: Parecería superfluo el r e -
Albigenses, los cuales ponían su lengua cordar a cristianos la tan saludable devo-
sacrilega en la pureza virginal: y por ción del Rosario, si no se viese de algu-
esto quiso el Señor oponer a las injurias nos años acá tan decaída en muchos, que
hechas a su Madre, alabanzas de su Ma- por otra parte se precian de devotos de
dre, y por medio de su Rosario, que acon- María. Además, el pontífice reinante, con
sejó santo Domingo rezasen los capitanes sus repetidas encíclicas, no cesa de exhor-
y soldados del ejército católico, que go- tar a los fieles a tan hermosa práctica.
bernaba Simón de Monforte, les dio una Sigamos, pues, sus consejos, y renuévese
insigne victoria, pues contando ellos con en el seno de las familias la piadosa cos-
solos ochocientos caballos y mil infantes, tumbre de obsequiar a la Virgen con el
y sus enemigos los albigenses con cien mil rezo del Rosario, pues así lloverán sobre
hombres, perecieron de estos muchos m i - nuestros hogares las celestes bendiciones.
llares, y solos siete u ocho de los católi- Oración: Oh Dios, cuyo Unigénito por
cos. No menos eficaz "y poderosa fué la su vida, muerte y resurrección nos adqui-
virtud del santo Rosario en la famosa ba- rió los premios de la vida eterna, te su-
talla naval de Lepanto. Después que el plicamos nos concedas, que meditando és-
gran turco Selim II rompió las paces con tos misterios en el santísimo Rosario de
la república de Venecia, se coligaron con la inmaculada Virgen María, no sólo imi-
ella el Papa y el rey católico Felipe II, y temos lo que contienen, sino que alcan-
dispusieron una poderosa armada de que cemos lo que prometen. Por Jesucristo,
iba por general don Juan de Austria, hijo nuestro Señor. Amén.
400
Í N D I C E D E LOS S A N T O S
(POR ORDEN MENSUAL)
ENERO
1—Circuncisión de N . iS. J e s u c r i s t o y el 17—(San Antonio, a b a d
adorable nombre de Jesús 7
18~—La C á t e d r a d e S a n P e d r o en R o m a . .
2—iSan M a c a r i o A l e j a n d r i n o , m o n j e . . . . " 19—San C a n u t o , r e y de D i n a m a r c a , m á r t i r
3—Santa G e n o v e v a , v i r g e n ^ 20—San S e b a s t i á n , m á r t i r
4—San T i t o , obispo de C r e t a
5—San S i m e ó n E s t i l i t a . . . 11 21—Santa I n é s , v i r g e n y m á r t i r
tí—La E p i f a n í a o l a fiesta de los s a n t o s 22—(San V i c e n t e , diácono y m á r t i r
Reyes 12 23—San Ildefonso, a r z o b i s p o de Toledo . . . .
7—San R a i m u n d o de P e ñ a f o r t lg 24—San T i m o t e o , obispo y m á r t i r
8—San L o r e n z o J u s t i n i a n o 14 25—La c o n v e r s i ó n de S a n P a b l o
9—San J u l i á n y S a n t a B a s i l i s a 15 26-—San P o l i c a r p o , obispo de E s m i r n a y
10—San Gonzalo de A m a r a n t e , confesor . . 16 mártir ••••
11—San Teodosio, c e n o b i a r c a 17 27—San J u a n C r i s ñ s t o m o , obispo, confe-
12—San N a z a r i o , confesor 18 sor y doctor
13—San F é l i x , p r e s b í t e r o 19 28—San J u l i á n , obispo de C u e n c a
14—San H i l a r i o , obispo y doctor 20 29—San F r a n c i s c o de Sales, obispo, confe-
15—San P a b l o , p r i m e r e r m i t a ñ o 21 sor y doctor
10—San F u l g e n c i o , obispo, confesor y 30—Santa M a r t i n a , v i r g e n y m á r t i r . . . .
doctor t 22 31—San J u a n Bosco, confesor y f u n d a d o r
FEBRERO
1—San Ignacio, obispo y m á r t i r 39 lo—Los s a n t o s J o v i t a y F a u s t i n o , m á r t i r e s
2—La P u r i f i c a c i ó n de la S s m a . V i r g e n 16—San Onésimo, obispo y m á r t i r
y l a p r e s e n t a c i ó n d e s u divino Hijo 40 17—San J u l i á n de C a p a d o c i a , m á r t i r
3—(San B l a s , obispo y m á r t i r 41 18—San F l a v i a n o , p a t r i a r c a de C o n s t a n t i -
4—San A n d r é s , Corsino, obispo y confesor 42 nopla
5—Santa Á g u e d a , v i r g e n y m á r t i r 43 19—San A l v a r o de Córdoba, confesor
6—Santa D o r o t e a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 44 20—San E u q u e r i o , obispo y confesor
7—San R o m u a l d o , a b a d 45 21—San S e v e r i a n o , obispo y m á r t i r ,
8—San J u a n de M a t a , f u n d a d o r 46 22—La C á t e d r a de S a n P e d r o e n A n t i o q u í a
9—Santa Polonia, v i r g e n y m á r t i r 47 23—San Sereno, m o n j e y m á r t i r
10—Santa E s c o l á s t i c a , v i r g e n 48 24—San M a t í a s , apóstol
11—San Severino, a b a d 49 25—San T a r a s i o , obispo de C o n s t a n t i n o p l a
12—Santa E u l a l i a , v i r g e n y m á r t i r £0 26—(San Porfirio, obispo
13—Santa C a t a l i n a de Ricci 51 27—San L e a n d r o , a r z o b i s p o de Sevilla
14—San V a l e n t í n , p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 52 28-^San R o m á n , a b a d
•MARZO
1—San R o s e n d o , o b i s p o y confesor 67 18—El a r c á n g e l S a n Gabriel
2—San Simplicio, p a p a 68 19—San J o s é , esposo de la M a d r e de Dios
3—Santa C u n e g u n d a , e m p e r a t r i z y v i u d a 69 20—San J o a q u í n , p a d r e d e l a M a d r e de Dios
4—San C a s i m i r o , p r í n c i p e 70 21—San B e n i t o , a b a d
5—El b e a t o Nicolás F a c t o r 71 22—(Santa C a t a l i n a de Suecia, v i r g e n . . . .
6—San Olegario, obispo de B a r c e l o n a . . 72 23—San V i c t o r i a n o y s u s c o m p a ñ e r o s , m a r -
7—Santo T o m á s d e A q u i n o , doctor 73 tires
8—San J u a n d e Dios, f u n d a d o r 74 24—San Simón, i n o c e n t e y m á r t i r
9—Santa F r a n c i s c a R o m a n a 75 25—La A n u n c i a c i ó n de N u e s t r a S e ñ o r a y
10—Los c u a r e n t a m á r t i r e s de S e b a s t e . . . . 76 E n c a r n a c i ó n del Hijo d e Dios
11—San Eulogio, p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 77 26—San B r a u l i o , a r z o b i s p o d e Z a r a g o z a . .
12—San Gregorio M a g n o 78 27—(San J u a n , e r m i t a ñ o
13—Santa E u f r a s i a , v i r g e n 79 28—San G u n t r a n o , r e y y confesor
14—(Santa Matilde, r e i n a 80 29—Santos J o n á s y B a r a q u i s i o , h e r m a n o s
15—San R a i m u n d o d e F i t e r o 81 mártires
16—San A b r a h a m , s o l i t a r i o 82 30—San J u a n Clímaco, a b a d
17—San P a t r i c i o , a p ó s t o l de I r l a n d a 83 31—El B . A m a d e o , d u q u e de S a b o y a
ABRIL
1—San H u g o , obispo de GrenoMe 99 16—Santa E n g r a c i a y s u s 18 c o m p a ñ e r o s ,
2—San F e o . de P a u l a , f u n d a d o r 100 mártires H(¡
3—San B e n i t o de P a l e r m o 101 17—La B e a t a A n a M a r í a de J e s ú s 117
4—San Isidro, a r z o b . de Sevilla, doctor 102 18—El B e a t o A n d r é s H i b e r n ó n 118
5—San V i c e n t e F e r r e r 103 19—San V i c e n t e de Colibre, m á r t i r 119
6—San Celestino, p a p a 104 20—Santa I n é s del M o n t e P u l c i a n o , virgen 120
7—(San E g e s i p o , a u t o r eclesiástico 105 21—San A n s e l m o , a r z o b . y doctor 121
'8—San A l b e r t o M a g n o 106 22—Los s a n t o s Sotero y Cayo, pontífices
9—Santa M a r í a Cleoté 107 y mártires 122
10—San Ezequiel, p r o f e t a 108 23—San J o r g e , m á r t i r 123
11—San León, el M a g n o , p a p a y doctor . . 109 24—fían F i d e l de S i g m a r i n g a , m á r t i r 124
12—San Julio, p a p a 110 25—San M a r c o s , E v a n g . y m á r t i r 125
13—¡San H e r m e n e g i l d o , p r í n c i p e de E s p a ñ a 111 26—Los s a n t o s Cleto y -Marcelino, p a p a s
14—San J u s t i n o , filósofo y m á r t i r 112 y mártires 126
14—S. P e d r o González Telmo, confesor . . . 113 27—San P e d r o A r m e n g o l , m á r t i r 127
15—Las s a n t a s B a s i l i s a y A n a s t a s i a , m á r - 2S—San Vidal, m á r t i r 128
tires 114 29—San H u g o , a b a d de Oluni 129
16—Santo Toribio de L l á b a n a 115 30—Santa C a t a l i n a de Sena, v i r g e n 130
MAYO
1—Santos F e l i p e y S a n t i a g o el Menor, 16—San J u a n N e p o m u e e n o , s a c e r d o t e y
apóstoles 131 mártir 147
2—Santa A a t a n a s i o , p a t r i a r c a de Ale- 17—San P a s c u a l Bailón 148
jandría 13:2 18—San V e n a n c i o , m á r t i r 149
3—La Invención de la S a n t a Cruz 133 19—San J o s é , p r e s b í t e r o y a b o g a d o de los
4—Santa Mónica, m a d r e de S a n A g u s t í n 134 pobres 150
5—San P í o V, p a p a y confesor 135 20—San B e r n a r d i n o de Sena, confesor . . . . 151'
6—San J u a n a n t e P o r t a m L a t i n a m 136 21—San H o s p i c i o Recluso, confesor 152
7—San E s t a n i s l a o , obispo y m á r t i r 137 22—Santa J u l i a , v i r g e n y m á r t i r 153
8—La a p a r i c i ó n de S. Miguel A r c á n g e l . . . 138 23—La A p a r i c i ó n de S a n t i a g o , apóstol . . . . 154
9—San Gregorio N a z i a z e n o 139 24—Santos D o n a c i a n o y R o g a c i a n o , h e r m a -
nos y mártires : 155
10—San Antonio, a r z o b i s p o de F l o r e n c i a 140
25—San Gregorio VII, p a p a 156
10—Los s a n t o s G o r d i a n o y E p í m a c o , m á r - 26—San F e l i p e N e r i , f u n d a d o r 157
tires 141 27—San J u a n , p a p a y m á r t i r 158
11—San M a m e r t o , obispo 142 28—fían G e r m á n , obispo de P a r í s , confes3r 159
12—Santo D o m i n g o de la C a l z a d a 143 29—San M a x i m i n o , obispo de Trév'eris . . . 160
13—San J u a n Silenciario, obispo y confesor 144 30—San F e r n a n d o , r e y de C a s t i l l a y A r a -
14—San P a e o m i o , abadi y confesor 143 gón . . . " 161
15—San Isidro, l a b r a d o r 146 31—Santa P e t r o n i l a , virgen 162
JUNIO
1—San Iñigo, a b a d de O ñ a 163 15—Los s a n t o s , Vito, M o d e s t o y C r e s c e n -
2—La b e a t a M a r í a A n a de J e s ú s de P a - cia, m á r t i r e s 177
redes 164 16—San F r a n c i s c o de Kegis, confesor . . . . 178
3—Santa Clotilde, r e i n a de F r a n c i a 165 17—San A v i t o , a b a d de Micy 179'
4—San F r a n c i s c o C a r a c e i o l o , f u n d a d o r . . . 166 18—San M a r e o s y S a n M a r c e l i a n o , h e r m a -
5—San Bonifacio, apóstol de A l e m a n i a . . . 167 nos, m á r t i r e s 180
6—San N o r b e r t o , f u n d a d o r y a r z o b i s p o 168 19—Los s a n t o s h e r m a n o s G e r v a s i o y P i o -
1—San P e d r o y cinco c o m p a ñ e r o s , m á r - tasio, m á r t i r e s 181
t i r e s d e Córdoba 169 20—San Silverio, p a p a y m á r t i r 182
21—San L u i s G o n z a g a 183
8—San M e d a r d o , obispo de Noyón . ; . . . . 170 22—San P a u l i n o , obispo de Ñola 184
9—Los s a n t o s P r i m o y Feliciano, h e r m a - 23—Santa E d i l d r i d a , r e i n a y a b a d e s a 185
nos y m á r t i r e s 171 24—La n a t i v i d a d de S a n J u a n B a u t i s t a . . 186
10—Santa M a r g a r i t a , r e i n a de E s c o c i a . . . . 172 25—San Guillermo, aibad 187
11—San B e r n a b é , a p ó s t o l 173 26—Los s a n t o s J u a n y P a b l o , m á r t i r e s . . 188
12—San J u a n de S a h a g ú n , confesor 174 27—San L a d i s l a o , r e y d e H u n g r í a 189
13—San A n t o n i o d e P a d u a , confesor 175 28—San Ireneo, obispo y m á r t i r 190
14—San Basilio M a g n o , doctor de la Igle- 29—San P e d r o , p r í n c i p e de los apóstoles . . 191
sia y obispo 176 30—San P a b l o , apóstol dé l a s g e n t e s 192
JULIO
1—San Galo, obispo de A r v e r n a 193 10—Los s i e t e hijos m á r t i r e s de s a n t a F e -
2—La V i s i t a c i ó n de N t r a . S e ñ o r a 194 lícitas 202
3—San I r e n e o y s a n t a Mustióla, m á r t i r e s 195 11—San P í o I, p a p a y m á r t i r 203
4—San L a u r e a n o , a r z o b i s p o de Sevilla y 12—San J u a n G u a l b e r t o , f u n d a d o r 204
mártir 196 13—(San E u g e n i o , obispo de C a r t a g o , 205
5—San Miguel de los S a n t o s 197 14—San B v i e n a v e n t u r a , obispo y doctor . . 206
G—San Goar, p r e s b í t e r o y confesor 198 15—• S a n E n r i q u e I, e m p e r a d o r de Ale-
7—San P a n t e n o , P a d r e de la I g l e s i a 199 mania 207
8—Santa Isabel, r e i n a de P o r t u g a l 200 16—Muestra S e ñ o r a del C a r m e n o del s a n t o
9—San E f r é n , diácono y confesor 201 Escapulario 208
18—El T r i u n f o de la S a n t a Cruz 209 24—Santa C r i s t i n a , v i r g e n y m á r t i r
17—San Alejo, confesor 210 25—Santiago el Mayor, apóstol
18—iSan Camilo de Lelis, f u n d a d o r 211 26—Santa A n a , m a d r e de la M a d r e de Dios
19—San V i c e n t e de P a ú l , confesor y fun- 27—San P a n t a í e ó n , m é d i c o y m á r t i r
dador 212 28—Los s a n t o s N a z a r i o y Celso, m á r t i r e s
20—Santa M a r g a r i t a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 213 29—Santa M a r t a , v i r g e n
21—San V í c t o r y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 214 30—San Abdón y s a n Senén, m á r t i r e s .. .
22—Santa M a r í a M a g d a l e n a 215 31—San I g n a c i o de Loyola, p a t r i a r c a y
23—San Apolinar, obispo y m á r t i r 216 fundador
AGOSTO
1—San P e d r o a d - V í n c u l a (o la c a d e n a ) 225 16—San R o q u e , confesor
2—San Alfonso Ma. de Lig-orio, ob. y ])r. 226 17—San L i b e r a t o , a b a d y s u s c o m p a ñ e -
3—La inv. del cuerpo de s a n E s t e b a n . . . 227 ros, m á r t i r e s
4—Santo D o m i n g o de G u z m á n , f u n d a d o r 228 18—'Santa E l e n a , e m p e r a t r i z
5 — N u e s t r a Sra. de l a s Nieves 229 19—San L u i s , obispo y confesor
6—La gloriosa T r a n s f i g u r a c i ó n del S e ñ o r 230 20—San B e r n a r d o , a b a d y doctor
7—San C a y e t a n o , f u n d a d o r 231 21—Santa J u a n a de C h a n t a l , f u n d a d o r a . .
8—Los s a n t o s Ciríaco, L a r g o y E s m a - 22—San Sinforiano, m á r t i r
ragdo, mártires .232 23—San F e l i p e Benicio, confesor
9—Los s a n t o s niños, J u s t o y P a s t o r , h e r - 24—San B a r t o l o m é , a p ó s t o l
manos, mártires 233 25—Kan Luis, r e y de F r a n c i a
10—San L o r e n z o , diácono y m á r t i r 234 26—San Ceferino, p a p a y m á r t i r
11—San T i b u r c i o , m á r t i r 235 27—San J o s é de C a l a s a n z , f u n d a d o r
12—Santa Clara, f u n d a d o r a 236 28—San A g u s t í n , obispo y doctor
Í3—San J u a n B e r c h m a n s . confesor 237 29—La degollación de S. J u a n B a u t i s t a . .
14—San B u s e b i o , p r e s b í t e r o y confesor . . . . 238 30—Santa R o s a de L i m a
15—La A s u n c i ó n de N u e s t r a S e ñ o r a 239 31—'San R a m ó n N o n a t o , confesor
SETIEMBRE
1—San Gil, a b a d 257 17—San P e d r o de A r b u é s , m á r t i r
2—'San E s t e b a n , r e y de H u n g r í a 258 18—Santo T o m á s de V i l l a n u e v a , a r z o b i s -
8—Santa S e r a p i a , v i r g e n y m á r t i r 259 po de V a l e n c i a ,
4—Santa R o s a de V i t e r b o 260 19—San J e n a r o , obispo v m á r t i r
5—Los s a n t o s , R ó m u l o , E u d o x i o , Zenón, 20—J?an E u s t a q u i o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r -
M a c a r i o y 1104 c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 261 tires
6—Santa R o s a l í a de P a l e r m o , v i r g e n . . 262 21—San M a t e o , apóstol y E v a n g e l
7—Santa R e i n a o R e g i n a , v i r g e n y m á r t i r 263 22—San M a u r i c i o y la L e g i ó n T e b e a
8—La N a t i v i d a d de la V i r g e n N t r a . S e ñ o r a 264 23—Santa Tecla, v i r g e n y m á r t i r
9—<San P e d r o Claver, apóstol de. los n e g r o s 265 24—Ntra. Sra. de ias M e r c e d e s
10—San Nicolás d e T o l e n t i n o . confesor . . . 266 25—San F e r m í n , obispo y m á r t i r
26—Los s a n t o s C i p r i a n o y J u s t i n a , m á r -
11—San Pafnucio, obispo y confesor 267 tires
12—San Guido, s a c r i s t á n '. .. . . 268 27—Los s a n t o s C o s m e y D a m i á n , m á r -
13—San Eulogio, p a t r i a r c a de A l e j a n d r í a 269 tires
14—.La E x a l t a c i ó n de la S a n t a Cruz 270 2$—San W e n c e s l a o , r e y y m á r t i r
15—Santa C a t a l i n a de Genova, v i u d a 271 29—La f i e s t a de S a n Miguel A r c á n g e l
16—San Cipriano, obispo y m á r t i r 272 30—San J e r ó n i m o , p r e s b í t e r o y doctor . . . .
OCTUBRE
1—San Remigio, a r z o b i s p o de Reiñis . . . 287 16—San Galo, a b a d
2—El s a n t o Ángel de la G u a r d a 288 17—(Santa E d u w i g i s , d u q u e s a de Polonia,
3—San G e r a r d o , a b a d .-. 289 viuda
4—San F r a n c i s c o de Asís, f u n d a d o r . . . . 290 18—San L u c a s , e v a n g e l i s t a
5—San P l á c i d o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 391 19—San P e d r o de A l c á n t a r a , confesor
6—San B r u n o , f u n d a d o r 292 20—San J u a n Cancio, confesor
7—San M a r c o s , p a p a y confesor 293 21—Santa Ú r s u l a y s u s c o m p a ñ e r a s , vír-
8—Santa B i r g i t a , v i u d a 294 genes y mártires
9—San Dionisio y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r - 22—Banta M a r í a S a l o m é , v i u d a
tires 295 23—San Teodoro, s a c e r d o t e y m á r t i r
24—San R a f a e l A r c á n g e l
10—San F r a n c i s c o d e B o r j a 296 25—Los s a n t o s , Crispín y Crispiniano, m á r -
11—San N i c a s i o y s u s c o m p a ñ e r o s , m á r t i r e s 297 tires
12—La A p a r i c i ó n de la V i r g e n del P i l a r 26—San E v a r i s t o , p a p a y m á r t i r
en Z a r a g o z a 298 27—San Frumiencio, obisno
li2—San Walfrido, obispo y confesor 299 28—San S i m ó n y s a n J u d a s , apóstol
13—San E d u a r d o , r e y de I n g l a t e r r a 300 29—San N a r c i s o , obispo de Jerusalén..
14—San Calixto, p a p a y m á r t i r 301 30—San Marcelo, c e n t u r i ó n y m á r t i r
15—Santa T e r e s a de J e s ú s 302 31—San Q u i n t í n , m á r t i r
NOVIEMBRE;
1—La fiesta de T o d o s los S a n t o s 319 15—Santa G e r t r u d i s , a b a d e s a 333
2—La C o n m e m o r a c i ó n de los fieles di- 16—San E d m u n d o , a r z o b i s p o de C a n t o r -
funtos 3i20 bery 334
3—Los i n n u m e r a b l e s m á r t i r e s de Z a r a - 17—San Gregorio T a u m a t u r g o , obispo . . . . 335
goza 321 18-nSan Odón, a b a d de Cluni 336
4—San Carlos B o r r o m e o 322 19—Santa Isabel, h i j a del r e y de Hung-r'a 337
5—Santa B e r t i l a , a b a d e s a 323 20—San F é l i x de Valois, confesor 338
6—San L e o n a r d o , solitario y confesor . . . 324 21—La P r e s e n t a c i ó n d e N t r a . S r a 339
7—San W i l b r o r d o , obispo 325 22—Santa Cecilia, v i r g e n y m á r t i r 340
8—La s o l e m n i d a d de l a s s a n t a s r e l i q u i a s 23—¡San C l e m e n t e , p a p a y m á r t i r 341
y los c u a t r o m á r t i r e s c o r o n a d o s . . . . 326 24—iSan J u a n d e l a Cruz, confesor 342
9—La dedicación de !a Iglesia del S a l v a d o r 327 25—Santa C a t a l i n a , v i r g e n y m á r t i r 343
10—San A n d r é s Avelino, confesor 328 26—San P e d r o A l e j a n d r i n o , obispo y m á r t i r 344
11—San M a r t í n , obispo de T o u r s 329 27—San M á x i m o , obispo de Ríez 345
12—San M a r t í n , P a p a y m á r t i r 330 28—Santiago de la M a r e a , confesor 346
13—San E s t a n i s l a o de K o s t k a , confesor . . 331 29—San (Saturnino, obispo y m á r t i r 347
14—San Diego de Alcalá, confesor 332 30—San A n d r é s , apóstol 348
DICIEMBRE
1—San Eloy, obispo y confesor 349 17—Santa Olimpiades, v i u d a 365
2—Santa Bibiana, virgen y mártir 350 18—.Nuestra S e ñ o r a de la 0 366
3—San F r a n c i s c o J a v i e r , confesor 351 19—San N e m e s i o , m á r t i r 367
4—Santa B á r b a r a , v i r g e n y m á r t i r 352 20—Santo D o m i n g o de Silos, confesor . . . . 368
5—San S a b á s , a b a d 353 21-iSanto Tomás, apóstol 369
6—San Nicolás, obispo 354 22—San I s q u i r i ó n , m á r t i r 370
7—San A m b r o s i o , obispo y doctor 355 2 3 ^ S a n S é r v u l o , confesor , 371
8—La Concepción I n m a c u l a d a de M a r í a 356 24—San Gregorio, p r e s b í t e r o y m á r t i r . . . . 372
25—El N a c i m i e n t o de N u e s t r o Señor J e s u -
9—Santa L e o c a d i a , v i r g e n y m á r t i r . . . . 357 cristo 373
10—Santa E u l a l i a de M é r i d a , v i r g e n y 26—San E s t e b a n , el p r i m e r m á r t i r 374
mártir 358 27—San J u a n , a p ó s t o l y e v a n g e l i s t a 375
11—San D á m a s o , p a p a 359 28—Los s a n t o s I n o c e n t e s , m á r t i r e s 376
12—Nuestra S e ñ o r a de G u a d a l u p e 360 29—Santo T o m á s de C a n t o r b e r y , a r z o b i s p o
13—Santa L u c í a , v i r g e n y m á r t i r 361 y mártir : 377
U—San E s p i r i d i ó n , obispo 362 30—San Sabino, obispo y s u s c o m p a ñ e r o s ,
15—San M a x i m i n o , a b a d 363 mártires " 378
16—San E u s e b i o , obispo y m á r t i r 364 31—San S i l v e s t r e I, p a p a 379
404
ÍNDICE DE LOS SANTOS
C a r m e n t e o del s a n t o E s c a - E
p u l a r i o ( N t r a . S e ñ o r a de) 208
* Abdón
Abdón •• 223 Casimiro 70 Edildrida • .. 185
A b r a h a m , solitario . . . . . . . 82 C a t a l i n a de G e n o v a 271 Edmundo 334
Águeda • • • 43 C a t a l i n a de Ricci 51 Eduardo 300
A g u s t í n , ob. y d o c t o r . . . . 252 C a t a l i n a d e ISena 130 Eduwlgis • •' 304
Alberto M a g n o • • . • • . 106 C a t a l i n a de Suecia 88 Efrén 201
Alejo, -confesor . . . . . . . . . . . 210 C a t a l i n a , vg. y m á r t i r . . . 343 Egesipo • 105
Alfonso Ma. de Ligorio 226 C á t e d r a de S a n P e d r o en Elena 242
Alvaro de Córdoba . . . . . . . 57 Antioquía 60 Eloy 349
Amadeo 97 C a t e d r a l de S a n P e d r o en E n c a r n a c i ó n del H i j o de
Ambrosio 355 Roma 24 Dios • 91
Ana 219 Cayetano 231 Engracia 115
Anastasia •' 111 Cayo 122 Enrique I 207
A n d r é s , apóstol 348 Cecilia 340 Epifanía 12
A n d r é s A v e l i n o .. • 328 Ceferino 250 Epímaco 141
A n d r é s Corsino 42 Celestino 104 Escolástica 48
Andrés Hibernóm 118 Celso 221 Esmaragdo 232
Ángel de la G u a r d a 288 Cipriano, m á r t i r 282 Espiridión 362
Anselmo 121 Cipriano, ob. y m á r t i r . . . 272 E s p í r i t u S a n t o ( V e n i d a del) 392
Antonino 140 Circuncisión de J e s ú s 7 E s t a n i s l a o de K o s t k a 331
Antonio, a b a d 23 Ciríaco 232 E s t a n i s l a o , ob y m á r t i r . . 137
A n t o n i o de P a d u a . . . . . . . . 175 Clara 236 E s t e b a n , p r i m e r m á r t i r . . . 374
A n u n c i a c i ó n de N t r a . S r a . 91 Clemente 341 Esteban (Invención del
Apolinar 21 Cleto 127 c u e r p o de s a n 227
Apolonia 47 Clotilde 165 E s t e b a n , r e y de H u n g r í a . . 258
A s c e n s i ó n del Señor 391 Concepción I n m a c u l a d a de Eudoxio 261
A s u n c i ó n de N t r a . S e ñ o r a 239 María 356 Eufrasia 79
Atanasio 132 Conversión <3e S a n P a b l o ' . . 31 E u g e n i o , o b . d e C a r t a g o . . 205
Avito 179 C o r a z ó n de M a r í a 397 Eulalia de Mérida 358
C o r a z ó n de J e s ú s 395 Eulalia, vg. y m á r t i r 50
Carpóforo, ( m á r t i r c o r o n a - Eulogio, p a t r i a r c a de Ale-
B do) 326 jandría 269
C o r p u s ( S o l e m n i d a d del) . 394 Eulogio, p r e s b í t e r o y m r . 77
Baraquisio 95 Cosme 283 Euquerio 58
Barbara 352 Crescencia 177 E u s e b i o , obispo d e Verelli 364
Bartolomé 248 Crispín 312 E sebio, p r e s b í t e r o y conf. 238
Basilio M a g n o . • 176 Crispiniano 312 Eustaquio 76
Basílisa, ¡mártir 114 Cristina 217 ¡Evaristo 313
Basilisa, v i r g e n 15 Cruz ( E x a l t a c i ó n de la S a n Ezequiel 108
Benito, abad 87 ta) 270
B e n i t o de P a l e r m o . . . . . . . 101 C r u z (Invención de la S a n -
Bernabé 173 ta) 133.
Bernardo 244 C r u z ( T r i u n f o de la S a n -
B e r b a r d i n o de S e n a 151 ta) 258 Faustino 53
Bertila 323 Feliciano . . . 171
Bibiana 359 Cunegunda 69
F e l i c i t a s y s u s siete hijos
Birgita 294 mártires 413
Blas 41 Felipe, a p ó s t o l 131
Bonifacio, apóstol de A l e - Dámaso 359 F e l i p e iBenicio • • 24T
mania 167 Damián 283 Felipe Neri 157
Braulio 92 Diego de Alcalá 332 Félix de Valois 338
Bruno 292 Difuntos (Conmemoración (Félix, p r e s b í t e r o '.. 39
Buenaventura 206 d e los fieles) 320 -Fermín 281
Dionisio, m á r t i r • • . • 295 Fernando - 161
D o l o r e s de N t r a . S r a 319 F i d e l de S i g m a r i n g a 124
D o m i n g o de G u z m á n 228 Flaviano 56
Calisto 301 D o m i n g o d e la Calzada . . . 143 ¡Francisca, r o m a n a 75
Camilo de Lelis 211 D o m i n g o de Silos 368 F r a n c i s c o Corácciolo 166
Canuto 25 Donaciano . • • 155 F r a n c i s c o de Asís 290
Carlos Borromeó 322 Dorotea 44 Francisco de Borja 296
405
F r a n c i s c o de P a u l a 100 J u a n , a n t e I^órtam L a t i - Mateo • • 277
F r a n c i s c o de Regís 178 nam 136 Matías 62
F r a n c i s c o de Sales 35 J u a n , apóstol y e v a n g e l i s t a 375 Matilde • • 80
Francisco Javier 351 J u a n B a u t i s t a (Degollación Mauricio ," 278
F r a n c i s c o Solano 387 de san) 253 Maximino, abad 363
Frumencio 314 Juan Bautista (Natividad M a x i m i n o , obispo de T r é -
Fulgencio 22 de s a n ) 186 vis 160
Juan Berchmans 237 Máximo 345
Juan Bosco 37 Medardo 170
G J u a n Cancio 307 M e r c e d e s ( N t r a . .Sra de las) 280
J u a n Crisóstomo 33 Miguel A r c á n g e l 285
Gabriel 84 J u a n Clímaco 96 Miguel A r c á n g e l , (la a p a r i -
Galo, a b a d 303 J u a n de Dios 74 ción de s a n ) 138
Galo, ob. de A r v e r n a . . . . 193 J u a n de la Cruz 342 Miguel de los S a n t o s 197
Genoveva 9 J u a n de M a t a 46 Modesto .. 177
Gerardo 289 J u a n de S a h u g ü n 174 Mónica 134
Germán 159 Juan, ermitaño 93 M o n t s e r r a t ( N t r a . Sra. de) 395
Gertrudis 333 J u a n Gualberto 204 Mustióla 195
Gervasio 181 Juan, mártir 188
Gil 257 J u a n Neporauceno 147 N
Goar 198 Juan, para y mártir 158
Gonzalo de A m a r a n t e 16 J u a n Silenciario 144
Judafe, apóstol 315 N a c i m i e n t o de J. C 373
Gordiano 141 Narciso 316
Gregorio M a g n o 78 J u l i á n de C a p a d o c i a . . . . . . 55
Julián mártir 15 N a t i v i d a d de la V i r g e n . . . 264
Gregorio Nazianzeno 139 N a z a r i o , confesor 18
Gregorio, p r e s b í t e r o y m r . 373 J u l i á n , obispo 31
Julia 153 Xazario, m á r t i r 221
Gregorio s é p t i m o 136 Vemesio 367
Gregorio T a u m a t u r g o . . . . 335 Julio 110
Justina 232 Nicario 297
G u a d a l u p e ( N t r a . Sra. da 360 Nicolás de T o l e n t i n o 266
Guido 268 Justino 112
Justo 233 Nicolás F a c t o r 71
Guillermo 187 Nicolás, obispo 354
Guntrano 94 N i e v e s ( N t r a . S r a de las) 229
L Norberto 168
H
Hermenegildo 111
Ladislao' 189 O
Lars;o 282
Hilario 20 Laureano 196
Hospicio Recluso 152 Odón 336
H u g o , A b a d de Cluni 129 Leandro • • 65 Olegario 72
Hugo, a b a d d e Grenoble .. 99 Leocadia 3^7 Olimpiades 365
Leonardo 324 Onísimo 54
León, el .Magno 109 O ( N t r a . Sra. de la) 366
Liberato 241
L o r e n z o , diác. y m á r t i r .. 284
Lorenzo J u s ü n i a n o . 1¿
Ignacio de Loyola 22"4 Lucas SOR
t e n a c i o , ob. y m á r t i r 39
Ildefonso T9 Lucía • • 2(U Pablo, a p ó s t o l de las g e n t e s 192
L u i s .G^"z--fa 183 Pablo, primer ermitaño .. 21
Tnés de M o n t e p u l c i a n o . . . . 120 Li?is, obiprro ^ c"ri ( \ ..... ?¿,} Pablo, m á r t i r 188
Inés, virgen y m á r t i r . . . . 27 LIIÍF, rev ^e Francia ..... 249 Pacomio 145
I n o c e n t e s (los s a n t o s ) . . . . 376 Lujan, (Virgen d?) 389 Pafnucio 267
Iñigo Ifi3 Pantaleón 220
Ireneo, m á r t i r 195 Panteno *. . . . 199
Ireneo, ob. y m á r t i r 190 M P a s c u a l Bailón 148
Isabel, hija del r e y de H u n - Pastor 233
• grla 337 Macario Alejandrino . . . . . . 8 Patricio 83
Isabel, r e i n a de P o r t u g a l . 200 Macario, mártir 261 Paulino 184
Isidoro 102 Mamerto 142 Pedro ad-Víncula 225
isidro 1^6 Marcelino 12F, P e d r o Alejandrino 344
Tsquirión 370
Iván 150 Marceliano 1Pn Pedro Armengol 127
Marcelo 3i7 P e d r o Claver 265
Ma,rcos •• 180 P e d r o de A l c á n t a r a 306
Marcos, evangelista 125 P e d r o de A r b u é s : 273
J Marcos, p a p a y conf 293 P e d r o González T e l m o . . . . 113
M a r g a r i t a , r e i n a de E s c o c i a 172 P e d r o , m r . de Córdoba . . . 169
Jenaro 275 Martrarit^i, virpr. y m á r t i r 213 Pedro Nalasco 383
Jerónimo 286 M a r í a A n a de J e s ú s 117 Pedro, príncipes de los
J e s ú s ((Nombre de) 7 M ^ r í a A n a de J e s ú s P a - apostóles 191
Joaquín 86 redes 164 Tetronila 162
Jonás, mártir 95 A r a r í a Cleoié 107 P i l a r ( a p a r i c i ó n de la V i r -
Jorge 123 María Magdalena 215 g e n del) 298
J o s é de C a l a s a n z 251 M a r í a ( N o m b r e a.e1 398 Pío I 203
J o s é , E s p o s o de la M a d r e M a r í a Salomé 309 Po V 135
de Dios 85 M a r t a ..'. 222 Plácido 291
Jovita 53 Martina -- 26 Policarpo 32
Jua^ia F r a n c i s c a de C h a n - M a r t í n , ob. de T n u r s 329 Porfirio 64
tal 245 Martín, papa y mártir . . . . 330 P r e s e n t a c i ó n de J e s ú s . . . . 40
406
%
¿rinventación de X t r a . S r a . 339 ción de) 154 T o r í b í o de Mogrobejo . . . . 385
Primo 171 S a n t i a g o de la M a r c a . . . . 546 Tiburcio 235
Protasio 181 S a n t i a g o , el M a y o r . . . . . . . 218 Timoteo •• 30
P u r i f i c a c i ó n de la S a n t í s i - S a n t i a g o , el M e n o r 131 Tito 10
m a Virgen 40 S a n t o s (fiesta d e todos los) 319 T r a n s f i g u r a c i ó n del S e ñ o r 230
Saturnino 347 Trinidad (Santísima) 393
Sebaste (cuarenta márti-
Q res de) 76 u
Sebastián 26
Quintín 318 Senén 223
Úrsula 308
Serapia 259
R Sereno 61
Sérvulo • 371
Severiano (mártires coro-
Rafael 311 nados) 326
R a i m u n d o de P i t e r o 81 "Valentín 54
S e v e r i a n o , ob. y m á r t i r . . . . 59 Venancio 149
Raimundo de Peñafort . . . . 13 Severino 49
Ramón Nonato 255 V i c e n t e d e Colibre •• 119
Severo (mártires corona- V i c e n t e de P a ú l 212
Reina o Regina 263 dos) 326
R e l i q u i a s ( s o l e m i n d a d de V i c e n t e , diác. y m á r t i r . . . 28
Silverio 182 V i c e n t e (Perrer 103
las s a n t a s ) 326
Remigio ., 287 Silvestre I 379 Víctor 214
R e s u r r e c c i ó n del Señor . . . 390 ¡Simeón E s t i l i t a 11 Victoriano , 89
S i m ó n apóstol 315 Victorino (mártires coro-
Rogaciano 155 Simón, inoc. y m á r t i r . . . . 90
Román 66 nados) 326
Simplicio 68 Vidal 128
Romualdo 45 iSinforiano 246
Rómulo • 261 V i s i t a c i ó n de N t r a . S r a 194
Sotero 122 Vito 177
Roque 240
R o s a de L i m a 254
R o s a de V i t e r b o
Rosalía de P a l e r m o
260
262
T w
R o s a r i o ( N t r a . S r a . del) . . 400 Tarasio 63
Rosendo 67 WJfrido ••• • 299
Tecla 279 Wenceslao 284
Teodoro 310
s Teodasio, c e n o b i a r c a . . . . 17
Willibrordo 325
T e r e s a de J e s ú s 302
Sabas 353 T o m á s , Apóstol 369
Sabino 378 T o m á s de A q u i n o 73
S a l v a d o r (Dedicación de la T o m á s de C a n t o r b e i y . . . . 377 Zaragoza (innumerables
Iglesia del) 327 T o m á s de V i l l a n u e v a 274 m á r t i r e s de) 321
S a n t i a g o apóstol (la a p a r i - Toribio de L i é b a n a 115 Zenón i 261
40?