Sei sulla pagina 1di 2

Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Humanidades
Departamento de Filosofía • Nombre: María Isabel Rosales Arana
San Agustín • Carné: 201218993
Lic. Nineth Grosjean

Acerca de Dios y el Alma en San Agustín

En el análisis del pensamiento de San Agustín, el problema del alma puede ser
enfocado de dos modos distintos: como problema de verdad y como problema de certeza.
El problema de verdad consiste en la objetivación del alma frente al pensamiento, en el
que ésta presupuesta una norma de verdad y en la determinación de lo que es ese objeto:
sustancia, accidente, compuesto, simple etc. Y de la manera cómo podemos adherir a sus
determinaciones: sensible o inteligible, material o inmaterial, si la verdad es intrínseca o
adventicia, etc. Se trata de un problema platónico. El problema de la certeza, por el
contario, está en no anteponer una verdad pre constituida a la conciencia del propio
objeto, esto es, a la conciencia de uno mismo como objeto en el caso del alma, y que se
traduce por las preguntas ¿Existo? ¿Soy un alma? ¿Puedo conocerme? Agustín se
plantea uno y otro problema. El platonismo le sugiere el primero, que desarrolla en
profundidad pero olvida por momentos, cuando su experiencia personal lo aleja de los
modelos griegos. Su apasionada persecución de la fe lo enfrenta con el problema de la
certeza.
Hay verdades ciertas que el hombre puede alcanzar. La auto-certeza del alma
constituye el fundamento inmediato y seguro del conocimiento humano: quien duda de la
verdad, sabe que duda y por lo tanto vive, existe, “Si fallor, sum”. Tal fundamento, San
Agustín lo ha conquistado en lucha contra su propio escepticismo de otro tiempo.
En ese camino y en su búsqueda de la verdad, no renuncia a la interioridad de la
conciencia: “No salgas de ti, vuelve a ti; en el hombre interior habita la verdad; ¡y si
encuentras que tu naturaleza es cambiable, trasciéndete! ¡Tiende allá, adonde se
enciende la luz, misma de la razón!” El alma humana es refugio de la verdad, con la
diferencia de que no es una idea abstracta como con Platón, sino el Verbo divino mismo
que ilumina al hombre. Su fundamento último de la certeza es Dios. Dios para San
Agustín, es algo inmediato, que se palpa y conquista porque está en lo íntimo del
hombre. No se llega a Él por la razón sino a partir de su racionalidad inmanente en
nosotros y por eso vemos todas las cosas. En su teoría de la iluminación, existe un cierto
contacto con las leyes, verdades y normas eternas, conforme a las cuales se mide el
saber del hombre, lo cual no quiere decir que es a Dios mismo que ve la mente. La verdad
no es ni inferior ni igual a nuestras mentes, sino “superior y más excelente”.

Potrebbero piacerti anche