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PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II PARA ESTUDIOS SOBRE

MATRIMONIO Y FAMILIA

Ensayo

Introducción a la Teología del Cuerpo

DIPLOMADO EN TEOLOGÍA DEL CUERPO Y DEL AMOR HUMANO

Módulo I Introducción a Juan Pablo II

Carlos Alberto Pinales Jiménez

Profesor: PhD. Martín Francisco Gallegos Medina

Monterrey, N. L., 26 de octubre de 2017


El presente ensayo tiene como objetivo el compartir las ideas que más llamaron mi atención
a lo largo de este primer módulo. Yo acabo de terminar la maestría en Ciencias de la
Familia el pasado abril y al inicio de la misma cursamos la materia de Teología del cuerpo
pero no fue a profundidad como sé que lo será en este diplomado. Me di cuenta que hay
mucho que aprender y para ser sincero no me siento preparado o documentado en cultura
general de lo que fue y es Juan Pablo II y todo lo que sus catequesis implican. Gracias al
documental que nos recomendaste, vi a San Juan Pablo II de otra manera.

Me ha llamado la atención que nosotros como seres humanos confundimos los accidentes
con lo escencial de nuestra especie. Sabemos que el hombre es hombre por su escencia y
que se le pueden quitar cosas y no deja de ser lo que es, no deja de ser ese misterio difícil
de comprender con la oportunidad de ser descubierto, pero no definido porque el hombre
no se poseé. Desgraciadamente hay personas que no comprenden lo anterior y entonces el
hombre empieza a hacer cosas atroces como el aborto o la eutanacia, empieza a jugar a ser
Dios intentando crear o inventar métodos o formas de retar a lo natural.

El hombre no es perfecto como los animales, ellos son perfectos en su naturaleza y prueba
de ello es que hacen lo que tienen que hacer en el momento en que lo tienen que hacer.
Nosotros en nuestra imperfección debemos de darnos a la tarea de tomar conciencia y
voltear a ver al hombre tal y como Dios lo pensó, pero ¿Cómo lo pensó Dios? Lo pensó
libre, dueño de sí mismo, capaz de dominar y vencer sus emociones o pasiones. Capaz de
decidir y a su vez renunciar, porque ante una decisión siempre hay una renuncia; como el
único animal que es capaz de prometer y perdonar, ese es el hombre de Dios.

El hombre en sus inicios creó el lenguaje para por medio de la articulación poderse
comunicar, pero las palabras, nunca significarán nada por sí solas, no son mágicas, por más
dulces que estas sean no sirven para nada si no van acompañadas del espíritu; la persona
misma al pronunciarlas debe convertirse en lo que dice; amor, si dice te amo; promesa, si
dice te lo prometo y perdón cuando perdona. Aprendí que “por favor”, “gracias” y
“compermiso” son formalidades que nos enseñan desde pequeños pero no nos enseñan a
pronunciarlas con el espíritu, de hecho, las hemos escuchado muchas veces y si ponemos
atención la gente las dice con un tono mecánico y te das cuenta que la persona que
encuentras en tu camino y te saluda con un: “Hola Cómo estás” tú le contestas igual
porque es un hecho que no se detiene a conversar y escucharte para realmente saber cómo
estás, ahora es raro escuchar a alguien que te salude con el espíritu y se escuche con la
expresión en su rostro así: “¡Hola! ¿Cómo estás?”.

Aprendí que hay que ser políglotas en el amor, tanto para aprender el lenguaje de nuestros
seres amados como para saber interpretar o leer la forma en que la otra persona me dice “Te
amo”, porque la mayoría de las veces nos cuesta trabajo darnos cuenta la forma en que el
otro nos acaricia el alma por medio de sus acciones y sin palabras. Dios nos dio cuerpo y es
el único móvil por el cual el espíritu se expresa, debemos ser observadores en el día a día
con nuestros seres amados y siempre recordar que como personas es un hecho que no
tenemos cuerpo o espíritu, sino que en definitiva somos cuerpo y espíritu.

Me gustó mucho este módulo porque fue muy ameno y llenó completamente mis
espectativas. La clase se dio como a mí me gusta, con presentación del contenido en power
point y discusiones en clase sobre los temas de interés, gracias Martín y espero nos vuelvas
a dar otro módulo en algún mes posterior, pones dinámicas muy interesantes y tus analogías
no ayudan mucho a darle significado a nuestro aprendizaje. A manera de reflexión
conclusiva, yo aprendí que debo valorar toda la riqueza que hay en mí y que tengo el poder
de llevar al acto lo que me hace ser mejor persona y redirige mi ruta a mi creador, porque
siempre podemos perdernos en el camino hacia nuestro Dios pero también siempre se
puede volver para seguir avanzando hacia Él.

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