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M E ES ESO DE • • •

FILOSOFIA LATINOAMERICANA?

—INTROOLICCION AL FILOSOFAR —

COLECCION ANTOLOGIA, 1

EDITORIAL EL BLIHO
Bogotá—1981
INDICE

Presentación 7

ideas para un curso de filosofía contempornea,


Juan Bautista Alberdl 1 1

Filosofía artien-tin-a,
Alejandro Korn 2 3

El pensamiento iberoamericano,
Edición preparada por: José Vasconcelos 4 3

GERMAN MAROWNEZ AAGOTE axiste un pensamiento hispanoamericano?,


José Carlos Mariétegui 5 4
Sobre la filosofía en Iberoamérica,
Francisco Romero 6 0
© EDITORIAL EL: BLJHO ¿Filosofía colombiana?,
Fernando González Ochoa 6 9
Calle 54,e ,Alo, 14-13. Of. 101
Tel,: 2551521 Programa de una filosofía original.
Ernesto illayz Vallen/Ha 7 1
SagoM - 2, D.E.
Sentido y probiema del pensamiento filosófico
hispanoamericano,
Allgirtslo Salazar Bondy 7 8
impreso en: El proyecto latinoamericano de filosofar como
corrontAL IMPRONTA decisión de hacer filosofía auténtica,
I d : 2551541 - GOGOT4 Francisco Miró Quesada 8 9

3
La historia de la filosofía latinoamericana,
Leopoldo Zea 1 1 0
La filosofia de la Iteración en Argentina:
irrupción de una nueva yeneocitn filcs61;cas
Enrique busso! 1 2 3

De la repetición a la investigación, PRESENTAGION


Germán Allargulnez Argote 1 3 1
143 P o c a s cuestiones tan acaloradamente debatidas, en lo que va de
Bibliografía sobre el tema de la "filosofía latinoamericana"
siglo, entre filósofos latinoamericanos como el problema mismo
de la "filosofía latinoamericanats_ ZAlo es por definición la filoso-
fria Eir saber universal? dCbmo puede, entonces,hablarse de una fi-
loso/fa latinoamericana? Pero, mirando el problema desde otro
angulo, ¿no responde la filosofía, acaso, a problemas que se le
plantean ai hombre concreto en el marco de un mundo cultural
propio, en determinadas situaciones socl000líticas cambiantes?
Y no son estas razones más que suficientes para poder hablar de
filosofia latinoamericana, como por análogos inotivo5 se reconoce
la existencia de una filosofía griega, mediezal, moderna, alomaría
o anglosajona?

En el fondo de este debate hay un enfrentamiento entre dos


modelos de filosofar: uno que abstrae, hasta donde puede, de la
realidad concreta para referirse a los problemas del hombre en
general, porque so piensa que la filosofía os un quehacer formal-
mente universal; y otro modelo que, aunque aspira terminalmen;
te a la universalidad, concibe la filosofía como un saber raizali
mente situat lonal.

En l a discusión d e l p-roblema se mezclan- tres aspectos que,


aunque articulados y conexos, son claramente discernibles; más
aún, es preciso distinguirlos para evitar al máximo ambigüedades-

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En primer lugar, se aorta una cuestión de posibilidad; a s po- ?? rezca• n Corelación al sujeto filoso fante, el "desde- afirma la ne-
sible una filosofía latinoamericana? Si desde un supuesto univer- cesidad de arraigo del filósofo en la realidad nutricia latinoamer•
salismo se responde negativamente. a la anterior pregunta, las res- cana Se opone a la simple actividad importadora, simuladora,
tantes estarían de mas. imitadora, comentadora de textos s/n referencia ninguna a nues-
tro contexto latinoamericano, Cilosofar "desde" America L a t í
En segundo lugar, está la cuestión de existencia: ¿existe de he- im no consiste en un mero pensar abstractamente el pensamion-
cho una filosofía que pueda llamarse latinoamericana? Se trata to, sino en pensar la realidad latinoamericana desde el pensamien-
de un problema distinto del primero aunque inrimamenw rolado- to propio o ajeno, E l pensamiento pensado, la historia del pensa-
173010 con el. En efecto. si negamos (a existencia, aún podemos de- miento occidental, desde este punto cíe vista, debe ser asumida y
fender la posibilidad, y afirmada la posibilidad, se puede negar apropiada, pues también nos pertenece por cuanto estonios in-
la existencia,- pero si se comprueba su existencia, queda automá- corporados y formamos parte del mundo occidental. Pero no so-
ticamente resuelto el problema de posibilidad! mos europeos! Tenemos características étnicas (tri-étnicas), his-
tóricas, culturales, políticas propias que nos remiten a un " de
En tercer lugar, hay una cuesilon de modalidad que subyace y dónde" vaginal, desde el cual es posible la originalidad del pen•
determina a la anterior: ¿De qué modo O manera existe, si os que samiento hecho por latinoamericanos-. A s í entendida, la filosofía
existe, una filosofía latinoamericafio? Las respuestas a esta pre- "desde" América Latina se nutre a la vez de una tradición uni-
gunta pueden ser múltiples según la comprensión que se tenga del versal y de realidades propias,- aspira a la universalidad, pero no
adjetivo "latinoamericana" aliad/do al sustantivo 'filosofía". Así, abstractamente, sino a partir de nuestra situación lathwameri:
se habla de una filosofía en América Latina, desde Latinoamérica, cai?a, utilizando mediaciones concretas.
y de lo latinoamericano,
Filosofía " d e " l o americano, finalmente, se refiere a la exis-
Filoso/4a A m O r i c a Latina connota un simple marco geo- tencia de ciertos temas específicos de la filosofía latinoamerica-
gráfico, es decir, la hecha por latinoamericanos, Negar le existen- na. N o se trata en este caso de problemas universales vistos la-
cia de filosofía latinoamericana, en este sentido mínimo, seria ne- tincromericanamente, sino de temas propios. N o se tern atén,
gar la existencia do filósofos latinoamericanos! Y esto nadie po- para poner un ejemplo, una filosofía de la historia en general,
dría hacerla ¿Poro vale la pena hablar de filosofía latinoamerica- sino una filosofía de la historia latinoamericana, do la cultura la-
na en un sentido tan laxo y ambiguo, en el quo cabría cualquier tinosinerican,q, etc. E l propio problema de la filosofía latinoame-
suerte de filosofías: originales e importadas, inocentes y críticas, ricana sería uno de los temas particulares del pensamiento - d e "
opresoras y liberadoras? lo latinoamericano,

Filosofía "desde" América Latina seña/a, más que-un marco Los distingos que preceden son esenciales para evitar al ir:Ri-
geográfico, la realidad misma contenida dentro de este marco en mo ambigüedades al analizar los textos do esta antología en tor-
cuanto raíz o "de dónde" desde la cual ha de plantearse y resol- no al problema de la filosofía latinoamericana, desde Alberdit el
verse cualquier problema por muy universal y abstracto que pa- primero que hablé de la misma, hasta nuestros, dita Más de un

S p 7
Pero més- allá d e dicha autenticidad, para que pueda ha-
siglo de discusiones que parece uve aún no han perdido vigencia, blarse, en sentido pleno, de filosofía latinoamericana, exigen par-
a pesar de la luz quo se ha arrojado sobre el tema te de los autores que comentamos, cornc ..deLl iT c o i to o
largo plazo, una segunda condición: creathtdad. Algunos, al prin-
En la antategia inc,-;a•mos wxtes aparentemente negadores. Pa, cipio, insistieron en que lo nuestro más qua crear era adaptar o
ro, d c i a es ¡O qui, niegan? José Carlos Mara-M-041d, por ejemplo, aplicar el pensamiento europeo a nuestras necesidades. Así, por
niega la existencia de hecho de un pensamiento hispano-america- ejemplo, Alberdi y Korn, besándose en que nuestra forma de pen-
no, vistas las cosas clesde el Perú. No su posibilidad Rechaza un sar (forma mantis) es más práctica que teórica. Pero, a medida
nacionalismo filosófico cerrado a las influencias de una supuesta que la actividad filosófica se fue normalizando en América Lati,
civilización occidental decadente, tal corno la proclamara Spens ne con la segunda generación, que sucedió a la de los patriarcas o
glee. L o que esté en decadencia no es tanto Europa, sino el capi- fundadores, se empezó a pensar, al menos como ideal, en una fi-
talismo y la cultura burguesa La posibilidad de una filosofía la- losofía original, A s í Francisco Romero. Este ideal creativo final-
tinoamericana se convierte en Mariétegui en la realidad de un mar- mente se ha transformado en realidad con la tercera generación,
xismo peroanizado, naturalizado, mas obediente o la realidad que la de Zea, Ardao, Solazar Bondy, Mayz D u s s e l , para
fiel a los textos. Fernando González, desde su circunstancia co- no hablar sino de algunos de sus exponentes. Tales pensadores
lombiana, tambidn niega la existencia de hecno, pero ninguno co- no sólo piensan temas universales con perspectiva latinoameri-
1710 él ha creído en nuestro medio en las posibilidades del hombre cana, sino que además y principalmente han hecho grandes apor-
taciones a l o que hemos llamado filosofía d e l o americano.
latinoamericano para crear una cultura propia i m pensamiento
no dependiente y libre.
Y puesto que se trata de una simple presentación de una
antolog(a, callemos ya, para que empiecen a hablar los textos mis-
En relación con la cuestión moda', parece haber coincidencia ¡nos,
entre todos los autores en que existe una condición ranitna para
que pueda hablarse de filosofía Mtinoameticana: autenticidAd. Germán Maroulnez Argo te
Significa que el pensamiento, aunque importado, debe ser adapta-
do a nuestro medio y responder a nuestras necesidades. ,Significa
también qua debeines llegar a una "normalización" de la activi-
dad filosófica entre nosotros, de tel Man era que sea ésta no fruto
de chispazos de individualidades carismáticas., sino tina función
normal de la cultura, al lado de otra; ocupaciones de la inteli-
gencia. L a inautenticidad consistirla en e l vicio simiesco de la
imitación y de la repetición acritica del pensamiento surgido en
otras latitudes y en la habitud escolástica, muy erogada entre no-
sotros, de repetir textos, de pensar abstractamente el pensamien-
to, sin referencia a nuestra realidad.
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IDEAS PARA UN CURSO DE
FILOSOFIA CONTEMPORANEA
Para presidir a la confección del Curso de Filosofía
Contemporkaa En o: Colegio de Humanidades.
Montevideo, 1842

Juan Bautista Alberdi

La primera dificultad que se presenta al ocuparse de la filoso-


fía Os no solamente la falta de un texto, la falta de un cuerpo com-
pleto de doctrina filosófica, sino la falta de una definición misma,
de una noción de la ciencia filosófica: esta observación ha sido he-
cha por Jouffroy.

Cada escuela famosa la ha definido a su modo, como la ha


comprendido y formulado a su modo.

Esta divergencia es peculiar a las primeras épocas de la filoso-


fía como a sus actuales días.

No obstante, si queremos darnos cuenta de lo que han hecho


Plato(' y Aristóteles, Descartes y Bacon, Kant y Cousin, cada vez
que han filosofado, veremos qua no liar hecho otra cosa que ten-
tar la solución del problema del origen, naturaleza y destinos de
las cosas. Así, la filosoffa ha podido tomarse como la totalidad da
fa oleada humana.

$in embargo, aquellos ramos de la filosofia que se han consa-


grado al estudio de las cosas m6s exteriores al hombre, de las g-

11
Bacon, otra de Locke, otra de Kant, otra de Hegel, filosofía
sicas y materiales, han tomada la denominación de ciencias na- del Renacimiento, filosofía del siglo 18, 9asofía del siglo 19.
turales V físicas. Y se han reservado corno por antonomasia el
nombre de ciencias litosoficas aquellos ramos del saber que se han No hay, pues, una filosofía en este siglo; no hay sino sis-
dedicado al estudio- de los tenomenos del espíritu humano. Es así temas de filosofía; esto es, tentativas más o menos parciales
corno /o S l i p , lo bueno, lo justo, lo verdadero, lo santo, el alma,
de una filosofía definitiva. L a filosofía de este siglo se puede
Dios, han sido y sor' ias cosas que han absorbido casi exclusiva- concebir como un conjunto de sistemas especiales más o menos
mente la atencian de lo que se ha llamado filosofia. contradictorios entre sí. kilo§ es conocer la filosofía de este si-
glo? Conocer a Fichte, a Hegel, a Stuart, a Kant, a Coussin, a
¿Qué son estas cosas en su naturaleza: por qué son como son; Jouffroy, a Leroux, etc. Hay filósofos; pero no filosof la; sistemas,
qué leyes las gobiernan; qué destinos las rigen en el mecanismo de no ciencia, Si fuese preciso determinar el carácter más general de
Io creado; gué medios posee al hombre para conocerlas; qué con- la filosofía de este sigla diríamos que ese carácter consiste en su
quistas cuenta en la carrera do sus investigaciones? He aquí lo que la situación negativa. La filosofía del día es la negación de una filo-
filosofía se agita por resolver desde tres mil aitios; y sobre lo que sofía completa existente, no de una filosofía completa posible,
no ha conseguido apenas sino fijar las coestiones. La filosofía, porque de otro modo la filosofía del día sería el escepticismo, sin
pues, como he dicho el filósofo mas contemporáneo, Mr. Jouffroy, excluir el eclecticismo mismo, porque de lo contrario seria reco-
está por nacer. nocer una filosofía. ¿Qué utilidad puede tener una filosofía seme-
jante? La de substraernos de la dominación de un orden de princi-
No hay, pues, una filosofía universal, porque no hay una solu- pios, que pudiésemos considerar como la verdadera filosofía, sin 1
oigo universal de las cuestiones que la constituyen en el fondo. ser otra cosa que un sistema; la de substraemos de la influencia
exclusiva de un sistema, librándonos así de la guerra con los sis-
Cada país, cada época, cada filósofo ha tenido su filosofía pecu-
temas rivales a quienes debemos paz y tolerancia. La regla de nues-
liar, que ha cundido más o menos, que ha durado más o menos,
tro siglo es, no hacerse matar por sistema alguno: en filosofía, la
porque cada país, cada época y cada escuela han dado solucio-
nes distintas de los problemas del espíritu humano. tolerancia es la ley de nuestro tiempo.

En el deber de ser incompletos, a firi de014


/31 (hl LJG, nosotros nos
La filosofía de cada época y de cada país ha sido por lo co-
ocuparemos sólo de la filosofía del siglo 10; y de esta filosofía
mún la razón, el principio, o el sentimiento más don-Imante y misma excluiremos todo aquello que sea menos contemporáneo
más general que ha gobernado los actos de su vida y de su con- y menos aplicable a las necesidades sociales de nuestros países,
ducta. Y esa razón ha emanado de las necesidades más imperio•
cuyos medios de satisfaccion deben suministrarnos la materia de
sas de cada periodo v de cada país. Es así corno ha existido una nuestra filosof la.
filosofía griega, una filosofía romana, una filosofía alemana,
una filosofía inglesa, una filosofía francesa y como es necesario Para nosotros la filosofia del siglo 10 en Europa, se compon-
que exista una filosofía americana. Así es como se ha visto una drá de los distintos sistemas que en Alemania, Escocia y Francia
filosofía de ?latón, una do Zenèn, una de Descartes, otra de
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han sido formulados por Kant, Hegel, Stuart, Cousin, Jouffroy, que, por la extensión de sus vistas, haya comprendido a todos los
etcétera, etcétera de su familia.

Nos acercaremos directamente a la Alemania y a la Escocia lo


menos que nos sea posible, nada menos propio que el espíritu y La escueta mística representada por de Maistre, Lannennais,
las formas del oensamento del norte de Europa, para iniciar en Bonald, drEckstein, Ballanche y Saint Mart in, sera estudiada en el
los problemas de la filosofia a las inteligencias ternas de la Ameri- representante más ruidoso y mas pronunciado.
ca del Sur
La escuela ecléctica, que cuente p o r Órganos a Berardi, a
El pueblo de Europa que por las formas de su inteligencia y Nirvey, Kretry, Messfas, Dron, de Gerencia, Bonstitten, Ansillon,
de su carácter está destinado a presidir la educación de estos La Moriguieri, Main de Birau, Roger-Collard, Cousin y Jouffroy,
países es sin contradicción la Francia: el mediodia mismo de la nos sera conocida en su expositor más afamado.
Europa le pertenece bajo este aspecto; y nosotros también meri,
dionales de origen y de situación pertenecemos de derecho a su y la escuela que podríamos denominar De julio, que ha sido
iniciativa inteligente. representada por Lerroix, Carnet, Lerminier, etc., será también
estudiada en su propagador más elocuente.
Por fortuna en la actual filosofía francesa se encuentran re-
fundidas las consecuencias más importantes de l a filosofia de Una revista rápida de estos sistemas nos pondrá en estado de
Escocia y de Alemania: de modo que habiendo conseguido orlen. determinar los grandes rasgos que deben caracterizar a la tiFOSO-
tamos de la presente situación de la filosolia en Francia, podre- fía mas adecuada a la América del Sur. Trataremos de señalar
mos estar ciertos de que no quedamos lejos de las ideas escocesas las grandes exigencias de la sociedad americana: nos ocuparemos
y ge rmen icas. del problema de los destinos de este continente en el drama gene-
ral de la civilización, principiando por tocar el problema de los
Tres grandes escuelas filosóficas se h a n dejado conocer en destinos humanos que es la mas alta fórmula de filosofía, no
Francia en este siglo: la escuela sensualista, tradición del siglo pa- siendo las demás ciencias humanas sino los térlinHlOS sueltos de
sado. la escuela mística y la escuela ecléctica este problema.

A estas escuelas se agregan otras menos importantes y menos La fiIosofa ha dividido este problema para resolverle. De un(
famosas, y que han nacido después de fa revolución de julio. Pamoral que investiga el destino del hombre en la tierra; la reli-
gión, que busca su destino antes y después de la vida; la filoso-
La escuela sensualista que cuenta por sus representantes mis fía de la historia, que estudia el destino de la especie humana;
modernos a Cabanis, no obstante pertenezca al siglo pasado, a la cosmología, el origen y las leyes del universo; la teología, to
Dosttut d e Tracy, Volney, Garat, Lancelin, Broussals, Gall y naturaleza del Dios y sus relaciones con el hombre y con la crea-
Asais, será representada en nuestra enseNanza por aquel de éstos ción; de ahí, en Fin, el derecho natural, el derecho político, el de-

14 1a
acuerdo con las op:niones mas recibidas entre los pensadores
recto de gentes, etc., que no son sino ramos subalternos del estu-
dio de los destinos Fan-112110S. más liberales de nuestro sig :o y con las necesidades mas w gentes
del progreso de estos países.
Aplicaremos a la soluclOn de las grandes cuestiones que inte-
resan a la vida y destinos actuales cle tos pueblos americanos la fi- Y desde luego partiendo según esto de las necesidades mas fun-
losofía que hablemos declarado predilecta. Si en esta aplicación damentales y sociales de nuestros países en /a hora en que vivi-
somos incompk-los, corno es de necesidad que seamos, nos habrá mos, ros objetos de estudio que absorban nuestra atencion, serán:
servido ella, a l o menos, para darnos la habitud (Je encaminar —l o . La organización social cuya expresión mas positiva es la
nuestros estudios hacia nuestras necesidades especiales y positivas. politica constitucional y financiera. -- 2o. Las costumbres y osos
cuya manifestaciOn mas alta es la literatura. - 33. Los hechos de
Esto nos lleva a un examen crítico de los publicistas y filósofos conciencia, los sentimientos íntimos, cuyo doble reflejo es la mo-
sociales europeos, tales como Bentham, Rousseau, Gu;zot, Cons- ral y relig.r6ty. - tio, La concepción del camino y de los destinos
tant, Montesquieu y otros muchos. Será la oportunidad de expli- que la providencia y que el siglo serialan a nuestros nuevos estados,
car y refutar a Donoso Cortés, que por su elocuencia promete en cuya reveación pediremos a la filosofia de nuestra historia y a
la filosofia de la historia general. Así, pues, derecho público y
sus ideas un ascendiente entre nosotros, siendo inaplicables en es-
tos pafses de democracia, aunque adaptables a las exigencias mo- finanzas»riteratura, moral, religión e histcria h e aquí los obje-
nárquicas de la España. tos de que nos ocuparemos en los seis meses de este curso. Pero el
derecho público, las finanzas, la ljteratura, la relicyOnt la historia
Así la discusión de nuestros estudios sera m6s que en el senti• en sus leyes más fliosoficas y más generales, en su raziOn de con-
do de le filosofía especulativa,de la filosofía en si, en el de la fi- ducta y de desarrollo, digámoslo así; y no en su forma más mate-
losofía de aplicación, de la filosofía posiliva y real, de la filoso- rial y positiva, De otro modo no se diría cue hacíamos un curso
de filosofía. Vamos a estuctar la filosofía evidentemente: pero a
fía aplicada a los intereses sociales, políticos, religiosos -y mora-
les de estos países! En el terreno de la filosofía favorita de este fin de que este estudio, por lo común tan estéril, nos traiga alguna
siglo: la sociabilidad y lapo/it/ca. Tal ha sido la filosofía cono lo ventaja positiva, vamos a estudiar, como hemos dicho, no la filo-
ha notado Damiron en manos de Lamennals, Lerminier, Tocque- sofia en sí, no la filosofía aplicada a la teoría abstracta de las
vine, Joutiroy, etc. De día en día la filosofía se hace estadis- ciencias humanas, sino ia filosofa aplicada a los objetos de un in-
ta, positiva, financiera, histórica, industrial, literaria en vez de terés más inmediato para nosotros; en una palabra, la filosofía po-
ideológica y psicológica: ha sido tiófinftla por una alta celebridad lírica, la filosofía de nuestra industria y riqueza, la filosofia de
del pensamiento nuevo, la ciencia de las generalidades. nuestra literatura, la filosofía de nuestra religión y nuestra histo-
ria. Decirnos de nuestra politica, de nuestra industria, en fin, de
Tocaremos, pues, de paso la metafísica del individuo para ocu- todas aquellas cosas que son nuestras, porque lo que precisamente
parnos de la metalisica del pueblo. El pueblo será el grande ente, forma el carácter y el i t e r e s de la ense9anza que ofrecemos es
cuyas impresiones, cuyas leyes de vida y de movimiento, de pen- que ella se aplica a investigar la razón de conducta y de progreso
de estas cosas entre nosotros,
samiento y progreso trataremos de estudiar y de determinar de

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16
1
E
filosofía, corno se ha dicho, no se nacionaliza por la natura[eza Tal es nuestra misión respecto a la enseñanza que vamos a de-
de sus objetos, procederes, medios y fines. La naturaleza de esos semperlar en este establecimiento, Destinado este colegio en sus
objetos, procederes, etc., es la misma en todas partes. ¿Qué se ha- estudios preparatorios para formar los jóvenes para la vida social,
ce en todas partas cuando se filosofa? Se observa, se concibe, se es indispensable instruidos en los principios que residen en la con-
razona, se induce, se concluye. En este sentido, pues, no hay más ciencia de nuestras sociedades. Estos principios están dados, son
que una filosofía. La filosofía se localiza por el carácter instantá- conocidos, no son otros que los que han sido propagados por la
neo y local de los problemas que importan especialmente a una na- revolución y están designados en las leyes fundamentales de estos
ción, a los cuales presta la forma de sus soluciones. Así, la filoso- países. Son varios, pero susceptibles tia retkral ó l a C s
fía de una nación proporciona la serie de soluciones que se han cipales; la libertad del hombre y la soberanía del pueblo. Aún po-
dado a [os problemas que interesan a sus destinos generales. Nues• drían estos dos reducirse a uno: la libertad del hombre.
tra filosofía será, pues, una serie de soluciones dadas a los proble-
mas que interesan a los destinos nacionales; o bien, la razón gene- La libertad del hombre es el manantial de toda nuestra sociabi-
ral de nuestros progresos y mejoras, /a razOn de nuestra civiliza- lidad. A causa de que todos lo 5 hombres son libres, es que todos
ción; o bien la explicacióta de las leyes, poi las cuales debe eje- son iguales, y a causa de que todos tienen derecho a su dirección
cutarse el desenvolvimiento de nuestra nación; las leyes por Pat colectiva, es decir, todos tienen parte en la soberanía del pueblo.
cuales debemos llegar a nuestro fin, es decir, a nuestra civiliza-
ción, porque la civilización no es sino el desarrollo de nuestra na- Así pues, libertad, igualdad, asociación, he aquí los grandes
turaleza, es decir, el cumplimiento de nuestro fin (definición dada fundamentos de nuestra flosoffa moral. Principios proclamados
por Guizot). Civilizarnos, mejoramos, perfeccionarnos, según por los pueblos en América, por [os cuales no necesitamos
nuestras necesidades y nuestros medios: he aquí nuestros destinos rrogar a la psicología, porque se tendría por un desacato el sim-
nacionales que se resumen en esta fórmula: — Progreso. ple hecho de ponerlos en cuestión.

¿Qué tenemos, pues, que hacer, para resolver el problema de


nuestra civilización? Descornponerlo, dividirlo; y resolverlo en cm Se ve, pues, que nuestra filosofía por sus tendencias aspira a co-
da uno de los problemas de accesorios. ¿Cuáles son éstos? — He locarse a la par de los pueblos de Sudamérica. Poi sus miras será la
aquí los elementos de toda civilización. expresión inteligente de las necesidades mas vitales y m6s altas de
estos países, será antirrevolucionaria en su espíritu, en al sentido
de que ella camina a sacarnos de la crisis en que vivimos; orgar [cae
Según esto, ¿qué filosofía es la que puede convenir a nuestra
en el sentido que se encaminará a la investigación de las condicio-
juventud? tina filosofía que por la forma de su enseñanza breve
nes del orden venidero; por ultimo, vendrá a s r para la enumera-
corta, no le quite un tiempo que pudiera emplear con prcvecho
en estudios de una aplicación productiva y útil y que por su fon- ción de los problemas y soluciones u n caudal de nociones de la
do sirve sólo para iniciarla en el espíritu y tendencia que preside primera importancia para el joven de las generaciones que están
llamadas a realizar estas necesidades. De este modo la filosofía
al desarro[lo de las instituciones y gobiernos del siglo en que vivi-
mos, v sobre todo del continente cure habitamos. dejará de ser una estéril chicana, será lo que quieren que sea para

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la Francia, Jouttroy, Lerroux, Carnot, Lerrin nier y los mas re
cientes órganos de la firosof ia europea

"Repitámoslo para dar fin, dice Jouffroy. no comprendemos


Cómo tantas Gentes de conciencia se arrojan en los negocios po- FILOSOFIA ARGENTINA
líticos y empujan y arrastran el carro de nuestra fortuna en un
sentido y otro, no digo solamente antes de haber pensado en pro-
Alejandro KOTR
ponerse estas cuestiones, sino aun antes de hEiberlas agitado en
mismas y examinándolas con la madurez conveniente! • ."
Me imagino la sonrisa del lector ante el epígrafe. ¿Desde cuán-
do tenemos fi[osofia argentina? b-cast, tenemos filósofos? Y
Es un deber de todo hombre de bien quo por su posicion o ca-
bien, a mi vez preguntaría: ¿Se concibe que una colectividad hu-
pacidad pueda influir sobre los asuntos de su país, de mezclarse
mana unificada por sentimientos, intereses e ideales comun,es de-
en ellos; y es e l deber de todos aquellos que toman una parte de
s' arrolle su acción sin poseer algunas ideas generales? Pues si logra.
ilustrase sobre el sentido en que deben dirigir sus esfuerzos. Pero
mos desentraNar estas ideas implícitas del devenir histórico halla-
no se puede [legar a esto sino por el medio que hemos indicado, es
decir, averiguando dónde esta el país y dónde va: y examinando remos, por fuerza, una posición Posófica. De hecho, nunca nues-
para descubrirlo, dónde va el mundo, y lo que puede el pals en el tro pueblo ha dejado de tenerla.
destino de la humanidad.
Preveo una objeción más grave. Si es la filosofía la expresión
(Escritos póstumos, t. XV). acabada del pensamiento humano, la verdad filosófica ¿puede ser
distinta de un pueblo a otro? Séame ircito recordar de paso que la
filosofía no es una ciencia exacta, ni ha de revestir nunca una for-
ma definitiva; debernos por el contrario apartar las ciencias exac-
tas, autónomas en su estructura matemática, de la apreciación fi-
losófica. En cuanto al fondo de la objeción, bastará tener presente
que la supuesta verdad absoluta cada época histórica y cada re-
gión geográfica la enuncian de distinto modo. Tenemos una filo-
sofía griega y otra oriental, tenemos en los tiempos modernos una
filosofía francesa, inglesa, alemana. Estas denominaciones étnicas
han de tener su razón de ser. ¿Por qué', entretanto, a ejemplo de
todo pueblo culto, no hemos de expresar tambien, en la medida
de nuestras fuerzas, la verdad filosófica de acuerdo con nuestra
manera da sentir? Wulzás por carecer los argentinos de un pensa-
miento propio?

22 2 3
El lector no se ha de rendir tan fácilmente. Nosotros los argen- El positivismo argertino es de origen autóctono; sólo este he-
cho explica su arraigo, Fue expresión de una voluntad colectiva.
tinos, diré, pertenecemos al ámbito de la cultura occidental y has-
ta la fecha solamente hornos asimilado ideas importadas. Na po- Si con mayor claridad y eficacia le dio f o r m a Alberdi no -fue su
credo personal. Toda la emigración lo profesaba, todo el país lo
demos abrigar la pretensión de una filosofía propia, pues todo el
afán de nuestros hombres dirigentes se ha encaminado a euro- aceptó. La consftución politice fue su fi uto, la evolución econó-
mica se ajusté) a sus moldes. No es ahora ocasión de rastrear las
peizarnos, a borrar los estigmas ancestrales, a convertirnos en se-
cuaces de una cultura superior pero exCitica. fuentes de este positivismo, en el cual reminiscencias del utilitaris-
mo sajón, del enciclopedismo francés, del regalismo espariol, del
romanticismo alemán, contribuyeron a una concepción original,
Este argumento no carece de fuerza. Yo mismo, al abordar el
la creación más auténtica del espíritu argentino. Cuando tuvimos
asunto, no me he atrevido a llamar a mi ensayo Historia de las
noticias del sistematizado positivismo europeo el nuestro era vie-
ideas sino Historia de las influencias ideolégicas, D e allende los
io,
mares recibirnos, en efecto, la indumentaria y la filosofía confec-
cionada. Sin embargo, al artículo importado le imprimimos nues-
Atento a los problemas reales de la vida nacional, nuestro po-
tro sello. Si a nosotros se nos escapa no deja de sorprender al ex-
sitivismo no acertó a darse la estructura metódica de un sistema 1
tranjero que nos visita; suele descubrirnos más rasgos propios de filosofía. Cuando la generación de los próceres, en edad avan-
—buenos o malos — de cuanto nosotros mismos sospechamos.
zada, llegó hasta Spencer halló con sorpresa la confirmación de su
propio pensamiento. Habían hecho filosofía sin sospecharlo: ha-
Por nuestra voluntad hemos aspirado a incorporarnos a la cul-
bían creado el caudal de ideas con el cual hemos medrado hasta la 1
tura del Occidente; no es nuestra voluntad ser un congiomerado
fecha. La generación subsiguiente — llamémosla de Caseros o del
inorgánico de metecos. Si al regazo de la colonia que luimos hubo
Régimen — pese a la leyenda que la considera la más talentosa, no
que animarlo con nueva vida no fue con el propósito de enajenar acrecenté este caudal, ni se informó del movimiento filosófico ex-
el alma nacional. No podemos renunciar al derecho de discutir
trefilo. Este interés intelectual se despierta en la tercera genera-
las diversas influencias que llegan hasta nosotros, ni al derecho
ción.
de adaptarlas a nuestro medio, no renunciamos tampoco a la es-
peranza de ser una unidad, y no un cero dentro de la cultura uni•
versal_ El siglo XX nos encuentra todavía bajo la dirección espiritual
de los hombres del ochenta, denominación convenida con la cual
Así es como durante medio siglo — desde Caseros hasta el no- distinguimos al grupo de universitarios que alrededor del aRo
veclentos — hemos tenido una filosofía propia, conjunto de ideas 1882 se incorpora a las actividades de la vida oCiblica. De haber
fundamentales sancionadas p o r e l consenso cornil]. Se puede triunfado la asonada del noventa ellos habrían asumido la direc-
ción política. Los acontecimientos proi—cgaron vis r r i t vein-
magnificar las divergencias ocasionales; en realidad, tira concor-
dancia tácita se extendía de un extremo al otro. En toda esta te ahos el predominio de los intereses creados y cuando éstos al
fin se derrumban la generación ochenta pertenecía at pasado. Su
época ninguna discrepancia ideológica ha dividido al pueblo ar-
acción debió desenvolverse un la magistratura, en el magisterio,
gentino. Nuestras luchas fueron meras reyertas.

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1

por la palabra hablada o escrita. No alcanzó, salvo una que otra híbrida fue fecunda; por intermedio del magisterio normalista
excepción, la eficiencia de la acción inmediata, pero fue directo- logró divulgar, en ambientes inaccesibles de otro modo, la po-
ra en las esferas del pensamiento. Esta misión bien alta no la sa- sición agn6stica y el concepto de la filosofía como síntesis de las
tisfizo. Un dejo de amargura persiste en el alma de los sobrevi- ciencias naturaies, principios comunes a todos los matices del po-
vientes, defraudados a su juicio en iegitimas espiraciones, pues sitivismo. Por lejos que estonios ahora de estos postulados casi
1
no se sienten amenguados cuando se comparan con los anteceso- dogmáticos n o hemos de desconocer la gravedad de semejante
res o con los sucesores. mudanza para un pueblo de habla espariola.

Distanciado, por algunos allos y por nuevos conceptos, de la


El pecado de los interectuales del ochenta, hombres de gabi- generación del ochenta, aparece José Ingenieros; su propósito
nete y de estudio, lo constituye la ausencia de una creación ori- fue elevar el Positivismo a Cientificismo, con fines sociales, For-
ginal. Con una cultura superior-, con una información más vasta, mado en el estudio de las disciplinas médicas, atraído desde joven
con mayor probidad intelectual, nos revelaron a Stuart Mill y a Por la protesta incipiente dei proletariado, una vocación espontá-
Spencer, a Penan y a Taine. El positivismo argentino ya era un nea le obliga a sistematizar los conceptos básicos de su acción mi-
hecho cuando ellos juzgaron necesario apoyarlo con el ejemplo litante, Sabemos el ascendiente que alcanzó. La claridad de su es-
europeo. Quisieron dejarlo de base filosófica y lo vistielon con píritu meridional unida a una pronunciada sensibilidad estética
traje postizo. Ellos rnismos, a]enos a todo interés especulativo, le permitieron superar la estrechez de la ideología vulgarizada. Su-
indiferentes ante los problemas trascendentales, atraídos por los po infundirle nuevo vigor y prolongar por veinte aflos la vida del
asuntos de carácter pragmático, se limitaron al comentario ju- positivismo decadente, N o se le ocultó [a necesidad lógica de
rídico o histórico, a la pedagogía, a la psicología y a la sociolo- admitir una metafísica, Desconocía empero, cohibido por una
gía, sin perjuicio de convenir al fin, con ingenua honestidad, que idiosincracia tenaz, la verdadera angustia metafísica y no acerta-
la última palabra ya la había dicho Alberdi. ba a comprender el fenómeno religioso, ingenieros en presencia
de un fraile se apresuraba a tocar fierro. Por rechazar el dogmatis-
Ideal mas alto no tuvieron tampoco los pedagogos formados mo de las supersticiones místicas se entregó al dogmatismo de las
en la Escuela Normal del Paraná, alberdistas de segunda mano; ciencias naturales. Para ingenieros, la filosofía, la metafísica mis-
se imaginan ser discípulos de Conato, sin sospechar el irroducti. ma, no eran sino complementos hipotéticos de la intangible ver•
dad científica; hasta una ética de alardes estoicos intentaba fur'
ble antagonismo entre las doctrinas del maestro y nuestro am-
biente liberal e individualista. N i los fundamentos autoritarios dar en el determinismo de la maquina universal.
de la sociocracia, ni los elementos místicos de [a religión de la
Humanidad, ni la negación de los derechos individuales, podían Las investigaciones de la epistemología contemporánea no lo-
prosperar, E l iniciador mismo del movimiento, u n naturalista graron sugerirle alguna duda. Por otra parte —rasgo argentino —
la especulación pura no le seducía. Sin achatarse en un plano infe-
distinguido, h u b o d e hermanar e l positivismo comtIano con
rior, su filosofía había de vincularse estrechamente a [os proble-
agregados tan heterogéneos corno la evolución darvviniana o las as•
mas históricos. sociales o económicos. Y tanto que en la trama de
piraciones del Risorgimento italiano* No obstante, esta doctrina

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Pocos sospecharon que este aspecto Literario y artistico scio
su cientificismo pretendía envolver a la personaiidad humana, irre IÌ podía ser parte de una intensa emoción espiritual, que por fuerza
primia a su obra precisamente el sello de una personalidad fuerte había de tener su repercusión correlativa en el dominio de los
y bien definida. De ahí su irradiación; primero en el medio nativo, conceptos filosóficos, La trasmutacion no podía limitarse a los va-
luego mas allá de ras fronteras. Ingenieros fue durante años el pu- lores estéticos.
blicista argentino rnas prestigioso. Complace recordar su actitud Lentamente, con demoras, reticencias y malentendidos, la no-
de luchador infatigable; la voluntad de trabajo, la abnegación y ticia de una nueva orientación intelectual también llega hasta
la amplitud de espíritu que puso al servicio de sus ideas. Nos dio nuestros oídos. Con sorpresa y curiosidad nos enteramos; el posi-
el noble ejemplo de una entereza en la ala! no canfa duplicidad tivismo se hallia extinguido, sus herederos, el pragmatismo y el
alguna entre el pensamiento y la vida. cientificismo, se aprestaban a seguirle; un nuevo ritmo en la evo-
lución filosófica volvía a plantear problemas olvidados. Así supi-
La polémica póstuma contra la posición filosófica de Ingenie- mos de Renouvier, de Boutroux, de °erigen, de Croce, de mul-
ros carece de objeto. En las postrimerías de una gran orientación titud de nombres vagos y crespusculares. Estas novedades no pe-
filosófica, toca° defender la última brecha. No se le puede juzgar netraron fácilmente en nuestro medio. Hallaron una atmósfera
ahora con abstracción de su momento, ni aplicarle el criterio de densa, una decidida resistencia a abandonar los viejos hábitos
una nueva actitud espiritual. Desde el nacimiento de Alberdi hasta mentales. Así mismo hallaron la convicción muy difundida de que
la muerte de Ingenieros ha transcurrido un siglo, en el cual el san. cierta degeneración materialista de la vida nacional, el imperio ex-
tir de nuestro pueblo ha encontrado do continuo su expresión clusivo de las finalidades económicas, el descuido de las normas
adecuada, sin simular preocupaciones ajenas a nuestra Mdole na- éticas, reclamaban el correctivo de una cultura más elevada y es-
cional, pero con la unidad intrínseca del pensamiento propio. De piritual. Las peripecias de este conflicto ideológico ocuparán la
este proceso no se ha de borrar la obra de ingenieros como que no historia intelectual de este primer cuarto de siglo. Alguna vez se
se han de extinguir tampoco los múltiples impuisos de su fecunda le ha de contemplar en la debida proyección: por ahora esta rese-
labor. Pía la escribe un testigo que no aspira al premio de la imparciali-
dad.
La presencia de Ortega y Gasset en el aflo 1916 fue para FILM-
Al declinar el siglo pasado, se inicia en Europa un cambio que,
tra cultura filosófica un acontecimiento. Autodidactos y dfietan-
para nosotros, se refleja primero en el movimiento literario. Las tes tuvimos la ocasión de escuchar la palabra de un maestro; al-
múltiples y opuestas escuelas finiseculares nos anuncian una revo-
lución estética, violenta y abigarrada, al parecer inconexa dentro gunos despertaron de su letargo dogmático y muchos advirtieron
por primera vez l a existencia de una filosofía menos pedestre.
de sus propias tendencias. Es fácil comprobar su repudio de los
De entonces acá creció el amor al estudio y aflojo el imperio de
viejos moldes, no tan sencillo descubrir su unidad esencial, tanto
las doctrinas positivistas.
más cuanto la capacidad crea dota no siempre concuerda con la
exhuberancia de los programas y la actitud de la controversia. La No nos trajo Ortega y Gasset un sistema cerrado. Enserié a po-
sublevación lírica halló entre nosotros ambiente propicio y repre- rier los problemas en un plano superior, nos inició en las tenden-
sentarnos destacados.
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cias incipientes, dejó entrever la posibilidad de definiciones futu-


después de algunos circunloquios, hallo ocasion de referirme /a si-
ras, nos incitó a extremar el esfuerzo propio. Mucho le debo per-
guiente anécdota, le anécdota que debe elevarse a concepto: Erase
sonalmente, pero creo poder emp[ear el plural y decir: mucho le
debernos todos. De allf arranca suu s t o prestigio en nuestra tie- un joven parisiense agotado por la vida absorbente de [a capital.
Tras largas vacilaciones cobra un día las energías necesarias para
rra. Tras una breve estada le vimos partir con pena, pero conven-
trasladarse por orden de sus médicos a Vichy. Dispuesto a cumplir
cidos que no tardaría en darnos un concepto propio de la filoso-
con el régimen prescripto, sentóse a la mesa y pidió una botella de
fía contemporánea. Esta esperanza no se ha confirmado: en 'vez
de filosofía nos ha dado literatura. También sabemos apreciarla: agua lustral. Y aquí lo imprevisto: el mozo le pregunta si prefiere la
admirarnos el arte de deslizarse de continuo sin afirmarse nun- surgente de L'Hapital o de Celestins. Abrumado ante el direrna,
el paciente junta las manos, t-ivierte tos ojos y con el acento de la
ca, con un donaire desconsolador. Habríamos preterido una vi-
mis profunda congoja murmura. Al? mar/ din', f a u t dio/sir!
gorosa visión sintética, cimentada en tres o cuatro ideas direc-
toras. Quizás a España no le hagan falta; a nosotros sí. Plero el
Perspectivismo parece ser el arte del análisis sutil, juego o depor- El señor [ ' O r s tuvo el buen gusto de no agregar la moraleja. A
te tanto más ingenioso cuanto más menudo es e[ terna. Y no ca, mi vez me abstuve de comentar d rinsojero símil con este moder-
rece d e su teoría, adecuada naturalmente el caso: i l a delecta- nísimo asno de Buridán, neurasténico v abúlico.
ción morosa en el problema como tal! ¿Es acaso un rasgo ibera,
tener problemas y no hallarles solución? Alguna vez, cuando es- Convengamos, sin embargo, en Que la saeta estaba bien clavada.
tas disquisiciones ponen su nota delicada en el copioso fárrago Thlo es ridícula esta ansiedad que experimentamos con frecuencia
de nuestros "grandes rotativos", hemos pensado --discUlprise la los argentinos, de encasillamos, de subordinar nuestro pensar al
herejia—: ¡ojalá el autor no escribiera tan bien! pensamiento extraño, de averiguar desesperados cual es el Ultimo
alarido de [os poetas y de los filósofos? Hasta nuestros intelectua-
Periodista —y eximio— es también Eugenio D'Ors. Vino el les, en lugar de ejercer su misión directora, prefieren ser pregone-
afto 2 n o n ii-onc:zales 5ocraticas a ejercer entre nosotros el arte ros de a Ultima novedad,
de la mayeutica. Si poco sacó a la luz, no se ha de atribuir a tor-
peza del operador; fallaba la gravidez. Hubiéramos deseado saber Un d fa nos anuncian a Spengler, corno si tuviera alguna atinen-
algo preciso sobre la racionalidad clásica y anti-roméntioa localiza- cia con los desfilas de un pueblo nuevo, este agorero fatalista del
da en el Mediterráneo y muy especialmente en la tierra donde se ocaso que con intuición profética penetra [os secretos del hado y
dispone del "sen". El afán de !as conclusiones concretas, tangi- prevé el retorno cíclico de grotescos sMcronismos. Ni su propio
bles y vertebradas, es señal, sin duda, de una cultura poco refina- pueblo agobiado por la derrota, ni el resto del mundo civilizado,
da. Peru asf es la nuestra. han tornado en serio las fantasías de este juglar. Aquí había de
dejarnos absortos. Es que a nuestros sociólogos positivistas les vi-
no bien; ya bastante agotados, pasaron con garbo del supuesto de-
Sobre esta materia recibí una contestación muy espiritual. A
terminismo científico al determinismo místico. En fin, ya transcu-
alguna insinuación rife, el señor Dlors esquivo la respuesta; luego, rrió.

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Otro caso es Freud. Nadie ha de negar el valor de sus investiga- ad ara las respectivas posiciones, nos revela las deficiencias de la
ciones de psicólogo v de psiquiatra, pero hay quien supone que nuestra y también su superioridad. En el canje iríamos a pura
pérdida. Pertenecemos al mundo de la afirmación y de la ac-
ha descubierto ; a importancia del problema sexual. Antes de
Freud no la hemos sospechado; después de Freud sabernos qua t0.
da la humanidad padece de una obsesión subconsciente que la
ciOn; el quietism° negativo es una posición reñida con nuestra
manera de ser y para el pueblo americano la mas absurda tie to-
1
obliga a ver en el mas inocente adminículo un trasunto del falo, das. El opio al natural es menos peligroso. Felizmente la seduc-
ción del Nirvana se cultiva en cenáculos estrechos y para los
Ya Platon hablo de la bestia que se agita en nosotros, Paseal mas es un episodio pasajero; apenas desgarrado el velo de Ma-
lo repitió, Darwin volvió a insistir en elto; también el psicoanáli- ya se apresuran a zurcirlo_
sis arrima al caso algunos datos. ¿Se desprende de ah" que se de-
be alimentar a la bestezuela? S!ri duda es una crueldad ética pe- Podría continuar todavía la enumeración de estos engendros
dir más b:en que se la estrangule. 'Sed compasivos con el ani- efímeros que, a semejanza de las otras modas, se acogen con fer-
mal", sobre todo si lo lievais en las entrailas. El éxito del freudis- vor y se abandonan con displicencia. No vale la pena de insistir.
mo se explica. No tanto que ante jovenes alumnos y alumnas se le Sirvan los ejemplos citados para prevenimos contra esta actitud
exponga corno espécimen de l a filosofía contemporánea. Tarn• subalterna de antipodas embobados. Más interesante seria exa-
bién esta ráfaga ha de pasa:. minar /a infiltración de ideas por obra de publicistas que, con
pertenecer a la literatura, rozan de d:::ntin:7,i 17 TUS rilosaeos•
El contraste inevitable va asoma En ndeStro riori7onte. El nom- Así Maeterlinck, Unamuno, Romain Rolland, Bernard Shaw,
bre del sellor conde de Kcyserl tt9 empieza a divulgarse; del orien. Valery, y tantos otros. E n nuestro ambiente ejercen una ac-
te vendrá el remedio de nuestros males; la cultura materialista ha- ción más inmediata que los filósofos. de escuela, mucho menos
llará su panacea en la arcaica sabidoria que aniquilo en la incerola y leidos; el oficio y la prudencia me aconsejan sin embargo refe-
la impotencia, las energías de media humanidad para ser explota- rirme Únicamente a éstos.
da por la otra. No ha de faltar a este nuevo evangejo su auge mo-
mentáneo. Mucho depende de lo que disponga a "Calpe", reem• Ante todo mencionemos el desarrollo de la renovada epis-
plazante entre nosotros de "Alean". Ai azar de su publicaciones temologia que con profundo sentido critico, sin atribuirle ban-
nos informamos. Por otra parte y a una avanzada teosolica ha carrota alguna, ha trasmutado la va!oracion de la verdad cienti-
preparado el terreno. Tan luego nuestros positivistas mas genu:- fica, Los nombres de Mevurson y de Poineare nos sor más fa-
nos se han sentido atraídos por la perillinbra esotérica, donde se miliares; rnuchos otros han colaborado en la misma tarea y nos
diseña un vago espectro ultramundano. No se niega impunemente han emancipado del cientificismo dogmático cuando no ingenuo.
la angustia metafísica y el anhelo mistico del alma humana; por Así se ha fijada el valor relativo de los esquemas científicos, del
fin se satisface por camlnos extraviados. carácter cuantitativo de la ley y al deslindar el dominio legítimo
de las ciencias exactas y naturales, se ha substrardo a su sistemati-
El viaje al oriente es de provecho a condíción de retornar. La zación aritmética la autonomía de la personalidad humana. El de,
COMparackon entre la alta cultura del oriente y la de occidente terrninismo mecánico del devenir queda reducido a una interpre-

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una simpleza. Lo más importante que nos ha llegado de los Esta- procelosa metafisica dei objeto irreal, A Husserl, Ortega y Gasset
dos Unidos son las palabras do Dewey al clausurar el reciente Con, le ha llamado "el mayor filósofo vLviente"; esto artunc,,a quizás
Teso de Filosofía de Boston. Después de lamentar la falta de una una próxima traducción de las investigationestègleas, Al lector an
filosofía norteamericana recomendó a sus connacionales la nece• sieso solo puedo anticiparle que las he leído; me acuso y me arre-
sidad de dedicarse a estudios más intensivos, piento de ello; la incomprension sin duda está de mi parte. Intere-
sa en Hussert cierta afinidad entre su teoria y las corrientes esté-
La patria de Emerson y de Royce ha de encontrar el camino ticas del expresionismo. Max Scheler es l a mente más amplia y
de las cumbres. Por ahora es una necedad ir a buscar allí una ins- más fértil de la hora actual". Ya poseemos algunos de sus traba-
piración filosófica. Los elementos útiles tie aquiella civilización, ¡os vertidos al espailol.
cuya grandeza seria ridículo desconocer, Sarmiento nos los im-
puso. Con eso basta. En todo este movimiento filosófico se trata de una reaccon
de la Alemania cato' ica contra el exclusivo predominio de la cui•
De Alemania sabemos que allí nació Kant, personaje conspi- tuya protestante. Se inicia con & l u n a y Brentano, continúa con
cuo en la filosafa contemporánea_ Le ofrecernos de consiguien- Meinong, se afirma con Husserl y llega a su apogeo con Scheler,
te a priori el homenaje de nuestro respeto, sin necesidad de cono- convertido recientemente al catolicismo. Filosofía de la cátedra,
cer su obra. Le suponemos autor de una nebulosa metafísica e ig- técnica y erudita, de sutileza escolástica, ha creado la teoría del
noramos que demolió toda metafísica racional. ignoramos que to. objeto irreal, l a de los valores absolutos, ha intentado ia cons-
da la filosofía alemana del siglo XIX fue una sublevación contra truccion de un nuevo método lógico, apela en ocasiones a una
Kant; primero de los romanticos, luego de los positivistas, de los socorrida intuición mas o menos mística o intelectual, pretende
llamados neokantianos después. Ignoramos que la filosofía no-
llegar al conocimiento de la quididad esencial y manifiesta un pro-
visima en Alemania es la última arremetida contra el gran pen-
fundo interés por el problema religioso. N o sabemos hasta qué
sador. Ignoramos que, a pesar de todo, esta en pe,
punto la Iglesia acompaña con su simpatía este movimiento, no
siempre muy ortodoxo. Scheler, por ejemplo, repudia a Kant,
Del movimiento actual pocos ecos llegan hasta nosotros. En
pero también a To r n s de Aquino; a su )uicio debiéramos volver
la exuberante producción libresca no alcanzamos a distinguir una
a San Agustín, ciertamente padre de !a Iglesia, padre también
tendencia dominante, ni una personalidad genial. Solamente a mi de todas las herejías,
amigo Francisco Romero le creo capaz de desenvolverse con hol-
gura en este laberinto.
Por ser estas doctrinas las más novedosas, las más apartadas
de la tradición, despiertan con preferencia nuestra curiosidad.
Dilthey, para mí la personalidad mas atrayente, es todavía un
Seria, sin embargo, un error consideradas corno corriente direc-
ilustre desconocido. Un poco sabemos de Rickert; sus trabajos so-
bre los límites del conocimiento científico y su distinción entre tora der pensamiento contemporáneo en Alemania. Su importan-
cia es mas bien acatlemjca. Si intentáramos ra síntesis de las fuer-
las ciencias naturales y culturales, son de la mayor importancia.
zas vivas que mueven a aquel complejo organismo en plena reno-
Por desdicha su teoría sobre los valores acaba por perderse en la
vación llegaríamos a otras conclusiones. Entre tanto quien quiera

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todavía contempla la psicologla corno la disciplina central de [a
aproximarse a la alta cultura germánica, hoy como ayer, se dirigirá
cual dependen las otras ramas de la filosofía, inclusive la metafisii
a Kant y a Goethe y no a estos desabridos frutos de la cátedra,
El último filósofo alemán es Nietzsche su acción póstuma, que es ca, cuyo derecho a la existencia no se niega pero se subordina al
método exacto e infalible de las c;encias naturales, fuera de las
la eficaz, ahora se inicia. El d o a la filosof re su orientación axio-
cuales no cabe salvación alguna. La Sociedad alcanzo a publicar
lógica.
tres tomos de sus anales, con trabajos interesantes sobre temas es-
Volvamos a la situación casera. Entre nosotros, en el transcur- peciales; ninguno ch? ellos encara el prob!ema fundamental de la
so de los Ciitimos veinte arios, si Ha sobrevenido la decadencia evi- posición filosófica. Pero la fe empezaba a flaquear, desvanecida la
dente de las doctrinas positivistas, no han sido reemplazadas por ilusión de la primera hora no cabía disimular el fracaso r o tanto
una orientación de igual arraigo. Se advierte el desconcierto de de la psicologia experimental misma, corno de sus pretensiones.
Horario M e r o , después de consagrarle todos los entusiasmos de
perrodm (1,:, transición. De manera apreciable ha crecido, sin em-
su generoso esptritut murió decepcionado, Los sucesores fueron
bargo, el interés por los estudios filosolicos, aunque no siempre
se nutre en las primeras fuentes, No estamos ya como a tinos del meros eofgenos de una causa perdida_
siglo pasado, cuando en 1896 se Togro fundar en la Universidad de
Buenos Aires la Facultad de Filoso-Ira y Letras, !a mejor obra de Para la posteridad el año dei centenario de nuestra independen-
la generación del ochenta Esta creación provocó un estallido de cia ha de marcar la iniciación de un nuevo periodo en la vida na-
protestas y de burlas. testimonios de la más lamentab!e incom- cional. En torno del vuelco pcirtico se aglomera una serie de he-
prensión. Apenas nacida, se la ouTso suprimir y fue menester ape- chos al parecer heterogéneos_ Mas adelante, cuando sea posible
lar a los más altos padrinazgos para salvarla. Fue necesario corn- una visión de conjunto, se ban de unificar como la expresión de
pensarla con una Fe-Quitad de Agrondmra y Veterinaria y así, una honda conmoción, reflejo en parte de la crisis mundier, pro-
al fin, se le ha perdonado su existencia. Alguna ojeriza subsiste ducto por otra del alma nativa. Quienes corno espectadores o ac-
asimismo; coinciden en ella la extrema izquierda y la extrema de- tores han debido vivir les gestaciones de los nuevos tiempos difí-
recha. iTodavia se escucha de vez e l cuerdo alguna palabra eira cilmente podrán dist!nguir en este proceso lo aparente de [o fun-
da contra estos estudios inútiles! La nota más jocosa empero la damental, lo efímero de lo persistente, el mito de la verdad. Per-
ha dado un grupo de acaudalados vecinos, muy ofendidos porque cibimos, eso si, una estridente discrepancia entre -los postula-
la Facultad pretende levantar su edificio propio en un barrio aris- dos" i los hechos, entre la talla de los histriones y el drama qua
tocrático. S i mencionamos esta vergüenza, agreguemos para trag!nan, La misma sonrisa escéptica nos merecen las plaiiideras
atenuarla que la protesta se perdió en el vacioi atioranzas l e los caídos y la suficiencia plebeya de los advene-
dizos. Muy por encima de la acción individual sentimos, casi pal-
En el arlo 1909 se fundó la Sociedad de Psicología por un d'ele° pamos, el empuje de corrientes colectivas que nos envuelven, nos
distinguido de nuestros ur&ersitarios. Fue la Ultima afirmación arrebatan a veces en sus torbellinos, sin conmover la afirmación
consciente del pensamiento cientificista; con relación a la s'itua- optimista de! porvenir. Semejante estado de ánimo afecta en pri-
cion europea ya era una actitud retardada. El discurso inaugural mer lugar la sensibilidad de la nueva generación. Se siente llamada
de su primer presidente, modelo de mesura y de circunspección, pero no acierta con su vocación. En los (Fas de la Reforma Uni-

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racieristioa de la época precedente. F a z i a a :7,1 juicio
versitaria, que surgió espontánea el año 18 en Córdoba y de im- sobre el Positivismo es ante todo reconocimiento de un fenóme-
proviso se extendió a todas nuestras universidades, pudo suponér- no dado, irremediable en el desarrollo de la cultura. Afectos, sin
sale a la juventud una comunión espiritual capaz de vincularla en embargo, a nuevas maneras de pensamiento y con nuevos mati-
una obra orgánica. En realidad dlsperso sus inquietas energías en
ces de sensibilidad, reputan insuficiente la explicación positivis,
tendencias divergentes, se disgregó en círculos, careció unas veces
ta y aspiran a columbrar horizonte mental ma's amplio que sea a
de mesura, le sobré en ocasiones el instinao del provecho y siem-
un tiempo mismo, crítica y superación. Dada la inexperiencia
pre pospuso la tarea del día a finalidades remotas. La exégesis de los autores esto es casi un exceso de sensatez_
ideológica de la Reforma se ha hecho hasta rayar en el exceso
pero las ideas sólo son fecundas at servicio de la voluntad. Solo la El fracasa de esta y de otras tentativas tiene su razón de ser.
voluntad define las soluciones y fija los valores, no la dialéctica La filosof ra abstracta soto nos inspira un mediano interés; con el
inagotable del debate. iaa voluntad tue deficiente. Pero en el fon• mayor calor en cambio discutimos sus consecuencias sociales, pe-
do de este movimiento hervía un anhelo ideal de renovación, dagógicas, econónalcas o políticas. No concebimos a la filosofía
destinado a retoñar mas depurada y més consciente, pese al em- sino corno solución de las cuestiones que por el momento nos
paque de la petulancia académica. apasionan, si bien Lentamente aprendernos a buscarla en un plano
m6s alto. Miantras estuvimos de acuerdo sobre nuestros proble-
De este movido cuadro roe toca destacar un modesto episodio mas tuvimos Una ideología nacional. Llegado empero, como había
filosófico. En 1917 se reunió un grupo de jovenes para fundar el de llegar, el momento de la revisión de los valores historicos, con-
Colegio novecentista, de vida breve y azarosa. Sus componentes movidas las viejas bases, planteados nuevos problemas en un am-
concordaban en un principio negativo: combatir al Positivismo. biente nuevo, las disidencias habían de estallar, exacerbadas por la
Por lo demás no sabfan con que substituirlo, víctimas de la más intromisión de factores accidentales y extraiThs. Sentimos trabada
sabrosa anarquía. Empezaron por estudiar a Platon y acabaroa en torno da nosotros —en torno del alma argenaria— la contien-
por arrojarse los mamotretos a la cabeza, sin mayor eficacia pene- da de fuerzas adversas entre sí, afanadas por imponernos su domi-
trante En el reducido seno de la congregación se reflejaba la deso- nio. Y ahí divagamos, corno un personaje de Pirandello, en busca
rientacion general de la juventud. Asimismo, cuanto en aquel mo- da la personalidad propia. En busca de nuestra filosofía en este
mento anunciaron como novedad revolucionada, y con escándalo caso, como si la pudiéramos adquirir por compra o préstamos y la
de las personas mayores hoy es una trivialidad. Les cupo un pudiéramos estrenar de improviso sin ajustarla a nuestra medida.
triunfo póstumo, pues sin sospecharlo fueron la avanzada aventu- El empano es vano; el esfuerzo propio, que ha de ser una evolu-
ra de un ejército en marcha. No obstante la exaltación agresiva de ción, no puede ahorrarse. Tengamos ante todo una voluntad na-
la hora, en su manifiesto inaugural hallaron para l a ansiada cional, luego hallaremos fácilmente las ideas que la expresan. Así
renovación filosófica una fórmula que, después de los arios trans- Alberdi halló la solución para su momento histórico y para tres
curridos, los hechos confirman como la única viable. Dijeron: generaciones sucesivas. Hagamos otro tanto.
Positivismo nacidos y en él criados, las hombres de este si-
Espero no dar lugar a ningún mal entendido; nadie me ha de
glo advierten que no podrían borrar de su tradición cultural, sin
suponer un autóctono atormentado por atavismos precolombinos.
descalabro, la huella impresa en ella por la ideología que fue ca-

40 41
La amplitud de espíritu nos distingue como argentinos; ni en sue-
ños pensamos abandonar nuestro orbe alltural. Ningún problema
humano puede sernos indiferente. Que no sea, sin embargo, con EL PENSAMIENTO IBEROAMERICANO
abstracción de los nuestros.

Estamos en una encrucijada; retroceder no podemos. La con. José Vasconcelos


cepcion cleterminisra y psoudo-olentffica que convierte al unive•
so en un mecanismo, no concle sino una mor-al utilitaria, confun-
Se ha d!cho con fecuencia que no existe una filosofía iberoa-
de la cultura con la técnica y equipara el proceso histórico al pro-
mericana, Confieso get uno de los que han extremado la nota has-
ceso 'natural, todo eso es siglo XIX. No podemos aceptar una filo-
ta el punto de afirmar qua no sólo no es posible, sino -que no es
sofía que anonada la personalidad humana, reduce su dignidad a
deseable que aparezca una filosofía iberoamericana, dado que la
un fenómeno biologico, le niega el derecho de forjar sus valores y
filosofía, por definición propia, debe abarcar no una cultura, sino
sus ideales y le prohibe trascender con el pensamiento el i imite de
la-universalidad de la cultura, Una filosofía nacional e n conse-
la existencia crnp(rica. Eso sí, persistimos en el culto de !a Ciencia
cuencia, y aun una filosofía continental, tendría que parecer ta n i•
y mantendremos, aunque encuadrado en más justos conceptos
econ6m coz, i m i c o de nuestro desarrollo material. ;pitarla que casi se haría indigna del nombre venerable. La vieja,
la ilustre filosofía, amor de sabiduría, gusta de discurrir sobre los
Y, puesto que argentino y Ubre son sinónimos, elevaremos la tri•
problemas humanos sin preocuparse do las trabas y convenciones
pie invbcación de nuestro himno al concepto de la Libertad crea
dora, que todo organismo político impone al espíritu. Propiamente,
pues, una filosofía no puede ser otra cosa que conocimiento y pa•
(Obras, Ed. Universidad Nacional de la Plata, 1940, Hl Vol., pp. siOn de las cosas en general, con profundidad, ciertamente, y con
259-280). eternidad, pero c o n cierto necesario despego de lo temporal y ar-
bitrario. Sin embargo, es evidente que toda filosofía implica, por
io menos en parte, una manera de pensamiento que procede de la
vida colectiva y en ella se arraiga. i m p o r t a que a veces se eleve
por encima de la vida colectiva, no importa que tina revelador
súbita nos transporte a mil leguas de conciencia social, nos levante
por encima de toda medida; el pensamiento fatalmente, manten-
drá relación con su mundo, aun caando sólo sea para separarlo y
salvarlo. Todo pueblo que aspira a dejar huella en la historia, toda
nación que inicia una era propia, se ve obligada por eso mismo,
por exigencias de su desarrollo, a practicar una revaluación de to-
dos los valores y a levantar una edificación provisional o perenne

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Imaginad lo quo hubiese sido Darío, el más grande de los nues- América poseían temperamentos de esos que reforman la realidad
tros, si al f n de sus años no se sale de su pisto parisiense para vol- misma, de tanto exagerarla y superada en la fantasia y en la ac-
ver al sol y al viento de Fas montarlas nativas.Poco quedaría da él, ción. Hombres movidos por el miraje de la realidad, hombres que
a mi juicio, si su poesía versallesca no hubiese side superada por no ven lo que tienen delante, porque un ensueño los lleva a buscar
los Cantos de vida y esperanza, por el hálito de infinitud que los eternos Eftloyados que el planeta no puede dar, pero que el
palpita en sus creaciones mayores. arma hace y deshace. No me explico de otra manera el prodigio
de aquellas hazañas. Pues si fuese -exacto, como lo ha pregonado
Se diría que en todos los órdenes, y a pesar da las recaídas en gente que i o puede concebir el ideal ajeno sin contagiarlo de la
la barbarie que todavía suelen ser frecuentes en algunos de nues- propia mezquindad, si fuese exacto que los capitanes, movidos de
tros países, corren por la América hispánica vigorosas corrientes codicia y de afanes temporales, no buscaban otra cosa que el oro
de creación. Creación he dicho, y no renovación, porque renacen de las minas y el blenestar de los mediocres, no se explica que ya
los pueblos antiguos capaces do remozar una tradición perdida, que todo e s t o tenia, pongo por caso, un Alvaro, senor de Gua-
pero nosotros apenas nacemos. En efecto, bien visto y hablando temala y de otros reinos y que todo gozaba en paz, sin embargo,
con toda verdad, casi no nos reconoce el europeo, ni nosotros un día se le ocurriese, lleno de zozobra, convocar a sus soldados,
nos reconocernos en él. Tampoco sería legítimo hablar de un re- abandonar cuanto posee y marchar por esos durísimos caminos
torno a l o lncliciena„ retorno que, aun suponiendolo atinado, no a lomo de mal caballo, atravesando sitios que aún hoy nadie atra-
viesa, y recorre Centroamérica y pasa sobre las crestas de istmo
seria posible porque no nos reconocernos en el indio, ni el indio
nos reconoce a nosotros. La Arnerica española es,ale esta suerte, clE,'Panamá y asciende las aigantescas serranías colombianas y cruza
el altiplano rnaorirrico y llega hasta cerca de Quito. ¿En busca de
lo nuevo por excelencia, novedad no sólo de territorio, también
de alma. Conciencia sin antepasados hasta donde es posible ima- qué? E n busca do oro. han repetido Jos pobres de espíritu, los
que nunca acertaran a comprender el herersmo. ¡Como si el oro
ginar así una conciencia; que, por lo m;sme, debe ser creadora,
creadora y organizadora dei aporte pasado, creadora y construc- fuese capaz de mover de esa manera el afán; como si el oro no
tora del presente, iniciadora y preparadora del porvenir. iGue la obligase a estarse quieto y escondido cuidando las monedas que
enormidad de la tarea sea el mejor aliciente de las robustas volun- llenan loa sacos[ Si a ellos mismos se les hubiese preguntado qué
tades! bel quién puede asombrar que en sólo un siglo apenas co- era lo que buscaban, habrían respondido: "Tierras que conquis-
mience tal raza a plantear su propio problema, a darse cuenta de tar, o minas inagotables y esclavos". Pero todo eso era el pretex-
su propal misien7 [ ta pueril que es necesario dar a nuestras actividades para que
puedan presentarse sin embarazo a la faz del mundo. El m i l d o
quiere ruines motivos y se Fe dan ioa motivos pequeños; pero el
A partir de la Conquista actúan en el continente itispanico dos fondo, el oculto resorte do aquellas ansiedades y de aquellos atis-
corrientes de pensamiento: la mística del catolicismo español, in- bes de gloria no era probablemente ni el afán de proselitismo, sin-
tolerante, pero sincero y fervoroso, y el idealismo pragmático de cero on los misioneros, pero vagamente concebido por las solda-
los conquistadores. En efecto, las descubridores y fundadores de dos, sino que el apetito que los empujaba era el apetito de la con-
los países que hoy constituyen el mundo brasiteroespaild de la templación, el encanto y el esplendor de los paisajes más berma-

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na? Eleativamente faca resulta definir el pensamiento de una
sos de la Tierra. Quien ha ;•etrinctO aque!fas mesetas soberanas, época pasada, sin duda porque la miramos a distancia y nos pasa
ilmitaclaa siempre muy ieicis y cada vez llar la masa sinuosa de lo que con las grandes serranías: que vistas desde el valle se dibu-
las cordilleras que se levantan en riCOS, para luego descender en jan con precisión en el horizonte, ricas de eminencias altísimas,
vertientes o para ensancharse de nuevo en el plano habitable y suaves de contornos ondulantes y extensos, hondas apenas en
risueño de los valles, el que ha sentido el atractivo siempre cam- las quebradas y en las cuencas borrosas de color violeta; pero en
biante de estas perspectivas sin término, comprenderá fácilmen- cuanto estamos dentro de la serranía, iqué profusión de masas in
te cuál era la fuerza que movfa a aquellos poetas de la acción, formes, qué desconciertos de alturas que aparecen apenas distin-
fantasias ávidas que, sin saberlo, iban cumpliendo los princi- tas de otras más bajas y que son, sin embargo, cOspides y señalas
pios espirituales de un nuevo dio de esa suerte de religion que es que darán nombre al paisaje entero!
necesario formular en nuestro continente: el culto del paisaje,
como la manera más pura de manifestación de lo divino. Sin hablar, pues, de alturas y proporciones que nos toca a no-
sotros medir, digamos que se sano del positivismo; pero que, por
El misticismo religioso y el afán, místico también, de la belleza desgracia, se ha caído en dos extremos igualmente funestos; en la
natural son para m l o s factores principales que el alma castellana reacción ciega hacia el pasado por una parte, y por la otra, por la
aportó a la espiritualidad, a la nueva conciencia del continente, y parte de las izquierdas, en un materialismo social, que es reflejo
aun me imagino que, de haber sido aquellas tierras unas tierras del materialismo económico y filosófico de la mayor parto de las
feas, los soldados de la Conquista, hambrientos y rudos como se escueias socialistas europeas y norteamericanas. Corno en el fondo
les ha querido pintar, no habrían llegado al interior, no habrían de este materialismo hay, más que irreligiosidad fundamernal, de-
vencido ni a los mosquitos de la costa, porque todos, enfurecidos sencanto por la ineficacia práctica de las anteriores creencias, no
y alharaquientos, habrian retornado a su Castilla de limpio cielo, es de extrañar que con él conviva un idealismo que los ingenios
a su Andalucía voluptuosa recién conquistada y llena de deleites, más bien informados tratan de encauzar en forma dale no con-
No eran, pues, mendigos a caza de oro los que de aquella suerte tradiga, sino que refuerce, el movimiento de liberación de les
dominaron un mundo. El tipo del gambusino ambicioso que sue oprimidos. Por otra parte, es natural que el movimiento social co-
ha con sacos de monedas y cuentas corrientes de banco llega des- bre fuerza en América, en donde el mis obtuso palpa el contrasen-
pués con las bonanzas, ya que la tierra vencida descubre las vetas tido de la gran riqueza virgen y la gran miseria de la gente, con-
del metal que corrompe, cuando los cielos ya no hablan; Para el traste debido en gran parte a los errores de la organización políti-
65pero, para el ruin trabajo de hurgar en las sombras un tesoro ca y social. De ah( que nuestra preocupación primera sea resolver
que daña no hubieran servido los conquistadores; para eso hacían el problema del mejoramiento colectivo. Aquí donde parece tan
falta una especie de topos del alma. Escarban la tierra sin atender fácil la mejoría, tiene que ser más tentadora la resolución de ele-
al prodigio de la comunión de la conciencia con la naturaleza. cutar ensayos y de imponer cambios. En toda esa intolectuaiidad
(iiil que no llega a expresarse en el libro, pero que -forma ambiente y
triunfa en la política primitiva de nuestros países incultos donde
Y asf, cambiando cada veinte ahos y sin haber hallado sosiego la cultura suele ser un estorbo para el éxito, predomina, pues, en
llegamos al presente. ¿Qué es lo que hoy piensa (a América Lati-
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Los movimientos de reinvindicacién popular que en unos pai-
actualidad, una suerte de P o s a n materialista, sin metafísica ses han provocado verdaderas revoiuciones, como en México, y en
le ningún género. No obstante que esta clase de pensamiento sea otros muy serias corrientes de opinión renovadora, como por
frecuente en la 01111._, ;,emillustrada d e todas las épocas, no creo ejemplo, en la Argentina, todo esto vago reformismo que suele co-
que debe dejar ri,; señalarse esta lamentable situación que e s bijarse btr0 el nombre de socialismo, he ahí la única manifesta-
aguda en nuestra época. con superior de nuestro continente en las últimos v&nticjnco aijosi
Un ideal social, s e r a esto lo primero que entre nosotros forme
EL pensamento cultivado, el pensamiento universitario, al se- escuela y produzca frtitods? Tal vez sí, y se explica el caso por la
pararse dal pos'tiv•smo, al desentenderse del spencerianisrna, cayó falta que nos hace salir del régimen econom'co feudar en que nos
en la boga muy oasaje:•a de Bergson. Pero en la actualidad, en encontramos desde el Bravo hasta el Plata.
los centras mas importantes, como en Lima y en Buenos Aires,
La Plata, etc,. parece operarse una revolución de conceptos que Por otra parte, la actividad meramente especulativa no esté del
faltamente nos ha llevado al estudio de Kant, punto de partida Iodo inerte, se revela en estudios coma los de Korn, en Buenos
todavía indispensabie do toda especulación profunda. Aires, la decish5t de volver a estudiar la metafísica como ciencia
Pod-lan scfWarse trabajos como los de Ibérico Rodríguez en el de las verdades fundamentales. U n caso muy significativo y que
casi marca un período en la historia de nuestro pensamiento lo
Perú, y publicaciones como las de las universidades de La Plata
hallo en los libros del profesor N icolaf, que nos ha traído nuevos
y de Còrdoba, pars demostrar este renacimiento de los estutLos
kantianos. conceptos biológicos y sociales, y a la vez se ha dejado absorber
del ambiente iberoamericano, puesto que sus obras recientes ya
Sin embargo, todavía no acabamos de atravesar el negro perla- se publican en castellano_ Sus teori.as, solidamente científicas y
do agnóstica, la epoca en que una gran mayoría de personas cul• contrarias a la tesis del exterminio de los débiles por la lucha y
tas llego a lrnagrar que la metafísica y la religión eran problemas Facompetencia vitales, etc., serán algún día como la base de toda
del pasado. Una verdadera enfermedad del espíritu es la que he- socioiogia iberoamericana, Enfrente del darzeinismo, que corno
mos ida pasando. L a enfermedad del ateísmo fundamental, es una ponzoña destructora nos dieron los filósofos de las naciones
decir, ise estadio de alma en que no se cree en ninguna finalidad imperialistas, las doctrinas de cooperación y auxilio mutuo que,
sobrehumana, en nada que supere al goce de los sentidos y al li- artes que nadie, N icolal ha prooagado en nuestros medios, res-
mite de la vida corporal. Ateísmo que desconoce toda finalidad ponden exactamente a la concrcion social de la América Lati-
suprasensitH, incredulidad) del ideal en cualquiera de sus formas. na y la misión histérica que nos está encomendada.
Substitucior de la oraciaa, que es medio, por el fin, que no sólo
se desconoce, sino que se niega. Nuestro grosero pragmatismo se Simplemente para senalar una correinte todavía obscura, pero
ha quedado mas abao que el de Norteamérica, porque ni siquie- susceptible de grandes desarrollos, quiero sehalar también algu-
ra se ha ensayado en ese ejercicio de detinirse a si mitin° to que nos /ibros m'os, como e l Pitelgoras y E l monismo estético,
en los Estados unidos ha producido toda una escuela filosófica. donde se intenta iniciar un movimiento filosófico fundado en la
Pragmatismo inconscirte ha sido el nuestro, auseribia absoluta de emoción. Se han hecho filosofías a centenares con los datos de las
fe en los valores altcs de la vida_
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progteso podía adoptar formas universales y colectivas para que la
sert;dos y con las reglas de la inteligencia. Y yo creo que corres- salvación ya no se hiciese por individuos, sino por pueblos. El
ponde a una raza emotiva como la nuestra sentar los principios enigma sigue ir}soluble. Prestemos nuestro aliento al soplo de la
de una interpretación del mundo de acuerdo con nuestras eme- esperanza, ya que así lo manda la ley de emoción de esa filcsofra
dones. Ahora bien, las emociones se manifiestan no en el impera- que y o quiero ver brotar en el continente_ El continente donde
tivo categórico ni en la razón, sino en el juicio estético, en lato- manda el corazón encendido. ¡La zarza ardiente de la sabduria
gica particular de la5 emociones y la belleza. No es éste lugar para divina!
insistir en esta doctrina, pero era necesario recordada, porque
creo que ella corresponde a un estado de ánimo continental y no Ondolog(a, Barcelona, 1927).
es, por lo mismo, una simple °lucubración de la fantasia.

Con la necesala franqueza hemos condenado las corrientes de


materialismo inconsciente que obscurecen el horizonte mental de
nuestra América. i Ojalá que de esta preocupación material pudie--
ran surgir las reformas económicas que son de urgente imposi
clon! Por desgracia, nada sale de un mero sensualismo. Todo pro-
greso es hijo del soplo invisible. Lo que no se funda en alguna no.
clon del más allá sólo da ocasión a los malos para vestirse con un
nuevo disfraz. El caudillaje y la tiranía, desprestigiados bajo el ara.
tifa-z republicano, so exhiben hoy con el colorete socialista en las
mejillas, pero en las manos solo traen la mancha de sangre. Pavo-
rosa es la corrupción moral de nuestros pueblos, Densa su con-
fusión. El cinismo corno medio y el éxito como fin; he ahí el lema
que a tantos trae venturosos. iDespreciable ventura; es mejor
la derrota! La tenacidad con que on determinados sitios el esfuer-
zo se mantiene inflexible nos da derecho a concebir esperanzas.
Así como hay tantos que todo lo fían al azar y al cinismo, hay
también otros que logran poner en acción las fuerzas superiores
de la vida. Hay no sé qué vago idealismo, no sé clud misticismo
confuso, pero profundo, como un cristianismo que se renueva lb
bre y fervoroso. Tarde o temprano triunfa el bien. Lo que a mi
todavía no me descubre la Historia es la manera del triunfo. No
sé si el triunfo y la liberación son casos individuales, corno lo afir-
ma el saber tradicional, o si no estamos totalmente errados los
que creímos, con todo el idealismo social del siglo XIX, que e!
53
52
Me parece, por ende, que es tiempo de considerar y esclarecer
Facuestión planteada en mi mencionado artículo, Existe ya un
pensamiento característicamente bispano-americano? Creo que,
a este respecto, las afirmaciones de los fautores de su organiza-
cEXISTL UN PENSAMIENTO ción van demasiado lejos. Ciertos conceptos de un mensaje de
Alfredo Palacios a la juventud universitaria de ibero-América han
HISPANO-AMERICANO?
inducido, a algunos temperamentos excesivos y tropicales, a una
estimación exorbitanto del valor y de la potencia del pensamien•
José Carlos MariAtegui
to hisoanceamericano. El mensaje de Palacios, entusiasta y opti-
mista en sus aserciones y en sus frases, como convenía a su carác-
ter de arenga o de proclama, ha engendrado una serie de exagera-
ciones. Ls indispensable, por ende, una rectificacion de esos con-
Hace cuatro meses, en un articuSp sobre la idea de un congreso ceptos demasiado Categóricos.
de intelectuales ibero-americanos, formulé esta interrogación, La
idea del congreso na hecho, en cuatro meses, mucho camino. Apa- "Nueatra América —escribe Palacios— hasta hoy ha vivido de
rece ahora como una idea que, vaga pero simultaneamente, latra Europa teniéndola por guía. Su cultura la ha nutricio y orientado.
en varios núcleos intelectuales de la América incio-ibera. Como Pero la última guerra ha hecho evidente lo que ya se adivina: que
una idea que germinaba al mismo tiempo en diversos centros ner• en el corazón de esa cultura laari los gérmenes de su propia diso-
viosos del continente. Esquematice y embrEonaria todavía, em- lución", No es posible sorprenderse de que estas frases hayan es-
pieza hoy a adquirir desarrollo y corporeidad. timulado una interpretación equivocada de la tesis de la decaden-
cia de Occidente. Palacios parece anunciar una radical indepen-
En la Argentina, un grupo enérgico y volitivo se propone asu- dización de nuestra América de la cultura europea. S tiempo del
mir la función de animarla y realizarla. La labor de este grupo verbo se presta al equivoco. El jucio del lector simplista deduce
tiende a eslabonarse con la de los demás grupos ibero-americanos de la frase de Palacios que "hasta ahora la cultura europea ha nu-
afines. Circu!an entre estos grupos algunos cuestionarios que plan- trido y orientado" a América; pero que desde hoy no la nutre
tean o insinúan o s temas que debe discutir el congreso. El grupo orienta más, Resuelve, al menos, que desde hoy Europa ha per•
argentino ha bosquejado el programa cle una "Unión Latino•Ame• dido el derecho y la capacidad de influft espiritual e intelectual-
ricana". Existen, en suma, los elementos preparatorios de un de- mente en nuestra joven América, Y este juicio se acentúa y se exa-
bate, en el discurso del cual se elaborarán y se precisarán los fines cerba, inevitablemente, cuando, ayunas lineas después, Palacios
y las bases de este movimiento de coordinación o de organización agrega que "no nos sirven los caminos de Europa ni as viejas mil-
del pensamiento hispano-americano corno, un poco abstractamen- auras" y quiere que nos emancipemos del pasado y del ejemplo
europeos.
te aún, suelen definirlo sus iniciadores,

55
Nuesnra Amiirica, segbn PLIácios, se siente en [a inminencia do Europa s.:1 presenta corno el continente de las itàNiMOS pahnge•
dar a la luz una co:tura nueva. Extremando esta opi non o este au- nesias2. Los mayores artistas, los mayores pensadores contempo-
gurio, la revista Valoracioncs nabla de que "liquidemos cuentas ráneos, ¿no son toclavia europeos? ELIY0pa se nutre de la savia
con los tópicos al uso. 'o-presiones agon:cas del alma decrépita de universal. El pensamiento europeo Si sumerge en ;os mas lejanos
Europa". misterios, en las más vii.das civilizaciones. Poro esto mismo de-
muestoa su posibdidad de conva;ecer renacer.
<Tenemos ver en este optimismo un sqllo y un dato del espiri•
tu afirmativo 'y' de la voluntad creadora de la nueva generación
hispano-americana? Yo creo reconocer, ante todo, un rasgo de la
vieja e incurable exaltación verbal de uoestra América. La fe de Tornemos a nuestra cuestión. ¿.Existe un pensamiento caracte-
América en su porvenir no necesita aiimentarse de una artificiosa risticamente hispanoamericano? Me parece evidente la ex3stencia
y retórica exageración de 5u presente„ Está bien que América se de un pensamiento francés, de un pensamiento aleman,etc., en la
crea predestinada a ser el hogar de la futura civilización. Esta bien cultura de Ocoldente. No me parece igualmente evidente, en el
que diga: ''Po M i raza hablara e! e s p í r i t u . liste bien que se con- mismo sentido, la existencia de un pensarr4ento hispano-america-
sidere elegida para ensear al mundo una verdad nueva. Pero no no. Todos los pensadores de nuestra Amérlca se han educado en
que se suponga en vísperas de reemplazar a Europa ni que declare una escuela europea. No se siente on su obra el espíritu de la raza.
ya fenecida y tramonte& la 1-1eqemonia intelectual de la gente La produccion intelectual dei continente carece d e rasgos pro-
europea. pios. No tiene contornos originales. El pensam:ento hispanoame-
ricano no es generalmente sino una rapsodia compuesta con moti-
La civilización occ;dental se encuentra en crisis; pero ningún vos y elementos del pensariliento europeo. Para comprobarlo bas-
indicio existe aún de que resulte próxima F 'aer en definitivo co- ta revisar la obra de los más altos representantes de la inteligencia
indo-ibera.
lapso. Europa r o está, como absurdamente se dice, agotada y pa.
ral hice. Malgrado l a guerra y la pos•guerra conserva su poder de
creación. Nuestra América contntia importando do Europa ideas, El espiri-tu hispano-americano está en elaboración, El continen-
libros, máquinas, modas. Lo que acaba, lo que declina es e/ ciclo te, la raza, estén en formación también. Los aluviones occiden-
de la civilización capitalista. La nueva fonda social, el nuevo or- tales en los cueles se desarrollan los embriones de la cultura his-
den polftico, se están plasmando en el seno de Europa. La teo- pano o latino-americana, --en la Argentina, on ci Uruguay, se pue-
ría de la decadencia de Occidente, producto riel laboratorio occi- de hablar de latMidad--- no han conseguido consustanciarse ni so-
dental, no prevé la muerte de Europa sino de la cultura que ah( lidarizarse con el suelo sobre el cual la colonización de América
tiene sede. Esta cultura europea, que Spengler juzga en decaden- los ha depositado.
cia, sin pronosticarle por esto un deceso inmediato, sucedió a la
cultura greco-romana, europea también. Nadie descarta, nadie En oran parte de Nuestra América constituyen un estrato su-
excluye la posibilidad de que Europa renueve y se transforme una perficial e independiente al cual no aflora el alma inclitiDna, de-
vez más. En el panorama histórico que nuestra mirada domina, primida y huraña, a causa de la brutalidad de una conquista que

56 57
un pJan de trabajo, un plan de discusi6n. Pero en los trabajos de la
tm algunos Pueblos 1 s Fano -americanos no lis cambiado hasta sección Argentina alienta un espíritu moderno y una voluntad re-
ahora de nif.locl)s. Palaces dice "Somos pueblos nacientes, libres novadora. Este esp(ritu, esta voluntad, :e confieren el derecho de
de i ige(lurasy atasvismos, ctin inmensas posibiliclates y vastos hor- dirigir el rnovimentc. Porque el congreso, si no representa y or-
rizontes an,e riOSCIrGS. E cruzamiento de razas nos ba dacio ull ganiza la nueva generación bispano-americana, no representara ni
alma nueva. Ormtro tIc nuestras frontera acampa la human;dad. organizara absolutamente rada.
Nosotros y nuestros hijos sorros síntesis de razas". En la Argen-
tina es posil)le pensaYasí; en el Peru y o t o s pueblos de Hispa- Publicado en Mundial (Lima) 1 mayo 1925; reimpreso en Obras
no-Arn,rica, no. Aquí la 'síntesis no existe todwdra. Los elemen- Completas, Lima, Ed. Amauta, vol. 12, Se. odio., 1978).
tos de la naciona!idad en elaboración no han podidn a ú n fun-
dir-se o o!darse. La densa capa indígena se mantienc casi total-
Lenis croado p o r Jusé VbSCOPCIli05 pare l a tinivarsTdad Nacional d a
Mihrita.
mente ext!'shaa proceso de tormaci6n de esa peruanidad que
suelen exaltar e inflar ruesnos sedicentes nacionalistas, predica- 2
Resurrecciones rowneractones•
dores Ocl un nacionalismo sin raíces en El suelo peruano, aprendi-
do en los evangelios imperialistas de Europa, y que, corno ya he
tenido oportunidad de remarcar, es el sentimiento más extrade-
to y postizo que en ci Perú existe.

IV

El debate qua comienza debe. precisamente, esclarecer -todas es-


tas cuestiones. No debe preferir la corn ocla ficcion de declararlas
resueltas. La cicaa de un congreso de intelectuales ibero-america-
nos sera valida y eficaz, ante todo, en la medida en que logre plan.
tearlas, El valor de la idea está casi íntegramente en el debate que
suscita.

El programa de la secciòn Argentina de la bosquejada Unión


Latino-Americana, el cuestionado de la revista Repertorio Esmerií.
cepo de Costa Rica y el cuestionarle del gítipo que aquí trabaja
por el congreso, invitan a los intelectuales da nuestra América a
meditar y orinar sobre muchos problemas fundamentales de este
continente en 'nrrnaci611 E l programa de la sección Argentina
tiene el tono de una daCla[aCién de principios. Resulta prematu-
ro indudablemente. Por el momento, no sa trata sino de trazar

59
58
bla española y portuguesal pero sin que ello atestiguase un inte•
rés notable por la intensidad ni por la extensión. O se filosofaba en
función de la catedra, poi exigencia de planes de estudio, o el in-
terés personal era tan solitario que contitu fa rareza y quedaba sin
eco efectivo. En época más próxima comienzan a surgir, aquí y
SOBRE LA FILOSOFIA EN IBEROAMERICA allá, hombres con vocación bien definida, antecedentes inmedia-
tos del movimiento presente. Su capacidad y energía, la magnitud
Francisco Romero del esfuerzo que debieron cumplir no necesitan ser ponderados:
maestros de si mismos, nada han debido sino a su propio esfuer-
zo, y se aplicaron a una tarea que ni tuvo el estímulo del auxilio
Una de las sorpresas cle estos ultimios anos es el rapido creci-
miento del interés por la filosofía en Iberoamérica. Casi ningún magistral ni se vFo incitada por una consideración o respeto gene-
ral hacia este género de estudios. A veces ejercieron influjo en pe-
país del Continente y sus islas hace excepción, aunque, natural-
gueMos núcleos; a la larga el resultado de su magisterio Ha sido
mente, no todos ostenten la curiosidad y capacidad filosóficas en
grande, mayor probablemente de lo que ellos mismos esperaban.
el mismo grado. En algunos, la preocupación filosófica encarna
Uno de los rasgos de esta serie de maestros eM:nentes ha sido et
de momento en unos pocos estudiosos, aunque es presumible, por
aislamiento. Salvo una que otra excepción, estaban acostumbra-
varios síntomas, un •ncremento a corto plazo. En otros es v b l e
el arraigo y aun La organizacion del trabajo filosófico en !a orada- dos a la soledad, y hasta podría decirse que contaban con ella por
adelantado: n i los desanimó n i se rebelaron contra ella. Hasta
cion de las generaciones. Cito, sólo por vía de ejemplo, al Perú,
donde yo puedo juzgar, lo habitual es que no hubiera relación
que cuenta con la figura aclinlrab/a y patriarcal de Alejandro a
personal entre ellos. Carecieron hasta de Jas más merecidas sancio-
Oeustua, con buen número de hombres en distintos escalones de
nes, hasta de los mas legítimos halagos. Pese a todo, han dejado
una productiva madurez y con crecida cantidad de ovenes ani-
una obra por lo general respetable, en ciertos casos de subido va-
mosos. La aparición de libros de filosofía es ya cosa frecuente.
En las revistas de cultura abundan los artículos filosóficos; he re- lor. Y dejan además tras sir un elevado ejemplo de vida limpia y
austera, sin desmayos, sin vanidad, sin resentimientos. Sobre todo
gistrado personalmente más de cien aparecidos durante los eles
esto habrá que volver otras veces más de propósito.
1939 y 1040, y si se piensa en los que no nan llegado a mi cono-
cimiento, tira tercera parte por to menos, acaso la mitad, y en las
meras notas bibliográficas, excluidas de rM computo, se tendrà Esta soledad y aun esquivez de los pensadores iberoamerica-
una idee aproximada de la considerable masa de tales publicaulu- nos que realizaron su tarea --o lo principal do ella— antes del ac-
nes en la América de nuestro idioma. El hecho es digno de aten- tual despertar filosófico, es ya cosa del pasado. El momenta pre-
santo marca el ingreso de la preocupación filosófica en el común
citin y merece algunos comentarios.
cauce cultural. Los lectores de filosofía rebasan va con mucho los
círculos reducid ísimos y fácilmente identificables oe nace algunos
Fla de serialarse ante todo la distinta calidad de la actual pro- arios; abundar, están en todas partes y aun donde menos se los
yección hacia la filosofía, comparada con la de otras épocas. En pudiera sospechar. Contra lo sucedido hasta hace poco, cuando
tiempos distantes se ha filosofado sin duda en la América de ha-

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toda _amación seria debía buscarse fuera del aula, y el interesado de partidismo y apreciación individual, promoverá calladamente
corría todos los peligros que acechan al autodidacta, comienza a
ciertas cosas, impedirá o dificultará otras, distlnguiré planos y
ser p o s t e una adecuada -formación escolar quo provea de los ins- establecerá jerarquías. Crecerá as( la comprensión para el esfuer-
trumentos ersenciales y garantice mediante ellos el rendimiento
zo serio, la estima para el aporte válido; disminuiré el aprecio ha-
pleno gel trabajo individual. Y los que se dedican a estos estudios cia la improvisación brillante, hacia cualquier conato de suscitar
se conocen y buscan la relacion, practican un intercambio cada
ia sorpresa o el deslumbramiento. La labor filosófica actual se
vez más activo, De este modo se van dando las condIciones exter-
considerará inserta en la linea del desarrollo muitisecular del pen-
nas faivorables paro una producción intensa y continuada, con la
samiento; no como un salto, sino como un progreso, cuando en
conciencia de participar en un trabajo solidario y conexo; la filo-
verdad lo sea. Se irán corrigiendo dos opuestos y engarlosos pun-
soba dele de ser vista como propensión arbitraria, caprichosa, y
tos de vista, igualmente nocivos ambos para la dignidad de estos
se aprovechan vocaciones, puesto que para profesarla con asidui-
estudios: el que sostiene que todo ha sido dicho ya, y no queda
dad no es ya indispensable el templo excepcional de los varones
sino repetir devotamente los esquemas ilustres, y el que espera re-
de la tanda anterior. En pocas palabras, se inicia una etapa de nor-
velaciones portentosas, novedades inauditas, creaciones ex filhfloà
malidad filosofica.
Lo primero importa decretar la radical esterilidad del presente y
del futuro, negarles sin ninguna razón valederaJe virtud innovadora
Veamos l o que entendemos por "normalidad filosófica" en
que late en toda época, y acogerse a una plácida contemplación
este caso. Ante todo, el ejercicio de la filosofía como función or-
de la riqueza allegada por los antepasados. Es le cómoda actitud
dinaria de cultura, al lado de las otras preocupaciones de la inte-
del heredero, que cuando se extrema culmina en la necia dilapi-
ligencia, N o ya como la meditación o creaciOn de unos pocos
dación del legado. En cuanto a la espera y demanda de porten-
entendimientos conscientes de la indiferencia circundante; tam-
tosas revelaciones —residuo de la actitud mítica—, acusa igno-
poco, por lo mismo, como la actividad exclusiva de unos cuan-
rancia, porque la historia de la filosofía atestigua en cada uno
tos hombres dotados de una vocación capaz de mantenerse fir-
de sus instantes la continuidad y articulación del pensamiento fi-
me a pesar de todo, Como cualquier oficio teórico, la filosofía
losófico, que hasta en sus grandes recodos e inflexiones cuenta
permite y aun requiere el aporte de mentes no extraordinarias,
con las adquisiciones obtenidas y en ellas se apoya para perfec-
hasta el indispensable sentido para estos problemas, la seriedad, cionadas y aun para contradecirlas.
la informacion, !a disciclina. La lectura corriente de escritos filo-
sóficos por interesados cada día rilà$ numerosos, el mutuo cono-
cimiento e intercambio entre quienes activamente se ocupan en Uno de los signos mas promisorios es la voluntad de agrupa-
ción y de mutuo conocimiento entre quienes se consagran a la
filosoffa, van originando lo que podríamos denominar el 'lema
faena filosófica por profesi6n o vocación. Van surgiendo núcleos
filosófico", una especie de opinión pública especializada que obra
o sociedades en vados paises, que reúnen a muchos, si no a todos
y obrara cada vez más, y según los casos, como estimulo y como
represión, elyino impulso y corno freno: esto es, corno una vaga, los que en eilos trabajan en filosofía. Ultimamente, v con muy
indeterminada sancion continua que antes y después de los jul- corto interVZIO, se han fundado agrupaciones de esta índole (que
ojos expresos de la critca, corrieiendo le que hubiera en éstos yo sepal en Me)rico, en Perú y en el Uruguay; entre nosotros, la
c4tedra Alejandro Korn, l ' e 11 creada en el Colegio Libro de Es-

62
63
acontecimiento, de ocurrir, sería sospechoso de artificiosidad
tudios Superiores, responde, aunque sólo en paitc, a los mismos
habría que ver en él un resultado fortuito sin raigambre ni porve-
fines. La simultaneidad de estas iniciativas, su intención pareja, re-
nir. Lo existente es mucho más modesto, pero también mucho
velan que obedecen a una necesidad real y unánime, y descubren
más sólido y autoriza cualquier esperanza, y a que es el supuesto
una vez más ei sorprendente siocronismo en muchos aspectos del
indispensable para que surja y prospere a su tiempo una filosofia
desenvolvimiento cultural iberoamericano, impresionante si se tie-
original. La vena filosófica aflora por todas partes; fuera estupi-
ne en cuenta la parcial o casi total incomunicación entre ciertas
dez o malevolencia exigir que las aguas broten desde luego abun-
zonas, y la débil conexión entre las denles. Pero ha de notarse que
dantes y cristalinas, cuando en paises de muy madura civilidad a
el afán de aproximación no se queda en buscar la formación de tai
veces hubo apenas hilillos precarios. La naciente filosofía tiene
les grupos nacionales. La filosofía esta animada en nuestra Améri•
que ir mucho a la escuela todavía: y aun se la debe incitar a que
ca de un enérgico sentido continental. Es ya habitual que los estu-
prolongue la escolaridad, porque todas las precocidades —y más
diosos mantengan relación frecuente e intercambios de publica-
las de la inteligencia— son peligrosas, y en los casos menos graves
ciones, y hasta que, pese a las limitaciones del comercio epistolar,-
se resuelven en lamentables pérdidas de tiempo. Lo esencial en de-
conversen y discutan a la distancia sobre proyectos y preocupa
finitiva es esto: que en nuestra espiritualidad la vocación filosófica
cienes. El designio de cornunicacióni comienza a anidar también
ha llegado a adquirir conciencia de sly busca su expresión. Toda-
en los grupos que se organizan, con lo que ei intercambio revesti-
vía tendrá que crearse ella misma las circunstancias propicias, el
re contornos colectivos y planeados, robusteciéndose así pode-
rosamente y convirtiéndose en régimen estable y en obligación ig ambiente favorable; pero todo organismo vivaz sabe recortarse su
propio medio, neutralizar los obstáculos y asegurarse un contorno
que hasta ahora quedaba librado a la buena voluntad o a la amis
tad ocasional entre unos cuantos. que favorezca su existencia y crecimiento. Lo que se ha adelanta-
do en estos últimos allos es tanto que apenas vale la pena recordar
Con todo esto nos aproxitramos a la organización y coordi- ciertas indiferencias culpables, los dictámenes de quienes argu-
nación de la vida filosófica en nuestro ámbito. Ciertas expresio- mentan mils o menos así: "Puesto que hasta ahora no ha existido
nes que como espontáneamente se vienen al teclado de la má- verdadera filoscf (a entre nosotros, es que somos negados para el
filosofar". Como si en alguna parte hubiera habido plena y corn.
quina al escribir de este tema, dicen más en su concisión de fór-
pacte filosofía , a n t e s de beberla
mulas que largos y circunstanciados desarrollos; expresiones
como clima filosófico, vida filosófica, conciencia filosófica, de-
signaban una disposición actual de nuestra cultura y nombran
Uno de los síntomas de que nuestra vocación filosófica, ali-
lo que acaso constituye en ella le dimensión más reciente, la no
vedad mas fresca y prometedora. Y al mismo tiempo expresiones mentada on todos los grandes veneres del pensamiento, ha alcan-
como éstas, si se atiende con estrictez a lo que enuncian, salen zado conciencia de si como energía plural y unánime, es su amo-
rosa vuelta hacia el pasado. Toda autoconciencia, al averiguar
al paso de poslbles malentendidos. No se afirma, por ligereza O va-
lo que se es, plantea con ello un problema de orígenes, pregunta
nidad pueril, la aparición inexplicable y repentina en el área de
de dónde se viene. La aclaración e inventario de nuestro pasado
nuestra cultura de un pensamiento robusto y autonorrio, ni algu-
filosófico preocupa en estos instantes a buena cantidad de jóvenes
na milagrería por el estilo y ajena al curso natural de las cosas. Tal

GE
64
ches" americanos y de su engañosa asimilación a otros hechos dis-
estudiosos iberoamericanos, le mayor parte de ellos, con seguri-
pares. Acaso mas adelante sigan a estas notas preliminares otras
dad, ignotantes de que otros indagan el mismo asunto en otros
consideraciones sobre algunos de esos puntos.
paises H a s t a se han constituido gruPos ad hoc para estas averi-
guaciones, que sea cual fuese su importancia en el estricto plano
Entre las manifestaciones del interés hacia el pasado filosófico,
filosófico, han de enriquecer y completar la historia general tra-
la proyección hacia el pretérito mis inmediato tiene carácter espe-
yendo a ella el aspecto, muy descuidado hasta ahora, de la marcha
cial, porque envueiye una tentativa de reparación o reivinclicacion,
de las ideas y sus repercusiones. Esta última consideración debe
en algunos casos felices, todavía en l a v;Cla de los hombres que
preponderar, para que en muchos casos la evidente escasez de ori- merecieron este homenaje. Por todas partes se abre paso un deseo
ginalidad y de ímpetu especulativo no lleve a descuidar el exa- de honrar a los que callada y esforzadamente pusieron los cimien-
men de corrientes de pensamiento cuya influencia en la vida
tos de este edificio en construcción. Ninguno de estas hombres
americana ha sido considerable, El estudio retrospectivo —cuya
deja tras si- un sistema articulado y total; hacer hincapié en ello
intensidad, cuando se refiera con al gun detalle, seré una sorpresa fuera inioora, porque ri en fElosofía valen exclusivamente las sis-
para quien no se haya enterado por su cuenta de este movimiento tematizaciones completas, ni la ocasOn les consintió siquiera ol-
n0‘1541-10-- se complementa con las ediciones y reedichones de ve- vidarse de la vida en torno para meditar en un laborioso retrai-
jas obras americanas de filosofía, como los cursos de Latinur y miento. Ante la demanda de obra teórica mas configurada y co-
•Fernandez de Agüero editados en Buenos Aires, las Lecciones de piosa, casi todos hubieran podido responder con las palabras con-
filosofia de Félix Varela publicadas en La Habana, y los libros de movedoras de uno de elios " l o vida no me dejó? Filosofaron e hi-
tray Alonso de Veracruz y•de Ga marra que se preparan en México.
cieron ademas muchas otras cosas, y por lo general con energía y
clarividencia; contribuyeron de varios modos al progreso espiri-
La presente preocupación p o r la filosofía en Iberoamérica
tual de sus patrias, y su aparte fue así més efectivo y oportuno
ofrece condiciones y aspectos muy ricos y diversos que suscitan la
que si se hubieran apartado en una reclusión que en su caso fuera
exposición y el comentario; pero por debajo de los hechos visibles
cDofsmo. El examen de sus escritos pone de manifiesto la s e r i e *
y patentes, la manera como se ha incubado y continúa germinando
de una iptonnacion obtenida con ingente sacrificio y empeño, la
en lo profundo este movimiento, y las consecuencias que deben
hondura de tira meditación que n.o tiene que envidiar en calidad
extraerse de esta nueva etapa en la maduración de la concienca
continental, sobrepasan con mucho en magnitud y alcance el me- ala de las más famosas inteligencias de otras culturas. Si no pare-
ciera ocioso reiterar lo &cho varias veces, habría que volver, como
ro registro de un haz de nuevas faenas culturales y las halagüeñas
ida de ejemplo, sobre la excelsa personalidad de Korn; si no te-
perspectivas que puedan deducirse para el porvenir cercano o dis-
tante de estos estudios. Los hechos y lo que late bajo ellos invitan miera herir una excesiva modestia, hablaría de las virtudes excep-
a reflexionar sobre ternas mucho más amplios; sobre el curso to- cionales de vida y de pensamiento de otro filósofo próximo a no-
tal de la cultura en estas tierras, sobre su papel futuro dentro y sotros, para el cual hay que recurrir a las palabras que califican la
más noble y pura grandeza. Y esto para no recordar ahora sino a
fuera del orbe americano, sobre la índole y los caminos de la es-
los menos distantes on tiempo y espacio de la magnífica constela-
piritualidad de América , y sobre le peculiaridad del "hecho" cièn.
americano, enmascarado bajo e l desmigajamiente de "los he-

67
66
De mochas maneras se patentizan lo inmediato y genuino de la
actual laboriosidad filosbf ico, su carácter de expresiOn fiel de una
conciencia. Aun sin el menor aliciente exterior, sin otro est;mulo
que no sea su propio impulso, la vocación aparece y se consolida:
la filosofia prospera en IDS universidades, pero también surge y cre• FILOSOFIA COLOMBIANA?
ce fuera de los recintos académ!cos, y aun asombraría al divulgar-
se la diaria ocupación profesional de algunos entre los hombres de Fernando González Ochos
más alto rango especulativo. Por lo común, el auxilio externo, aun
el más debido y natural, no ha sido considerable: todo se ha im
No espere nadie hablar "filosofía colombiana", es decir, esa ac-
puesto por su íntima energía, corroborada on ocasones por singu•
lares in&tacones forastei•as. Una justa excepc;on ha de anotarse tividad resultante de vernos individuos, huei fonos, y la viva nece-
en cuanto concierne a la ayuda externa: la parte de [os diarios ma, sidad de tener Padre y Madre, y que esa actividad tenga como hilo
histórico las características de un pueblo, una gente, una patria,
vares y de las revistas ha sido grande en el arraigo y extensión de
tal corno sucede en las filosofías ind6, persa, jud fa, griega, france-
estas preocupaciones, No se han contentado con acoger la colaba-
racion filosófica, sirio que la ban solicitado y aun promovido, me• sa, alemana, inglesa • • L a filosofía es una sola, pero coge uno a
nudeandola en sus paginas, con frecuencia rnas de una en un mis. un filósofo francés y siernpre preside el nùmero, [a medida; los
mo número, estimulando al escritor, familiarizando al lector coa sentidos estén siempre alerta; y es tan pueblo el francés, que los
estos asuntos, suscitando indirectamente la voluntad de comuni- místicos suyos nunca "enloquecen", nunca ven aparecidos. Los inT
cación e intercambio entre quienes veían una y otra vez sus fir- gleses colorean siempre su filosof c o n cierto realismo, cierto pu•
mas bajo artículos de parecido jaez. Algunas revistas han llega. ritanismo y cierta moral de colonizadores: God save the King, y el
rey son ellos , g o l d (oro) y God (Dios) se parecen mucho
do a abrir apartado especial para lo filosófico, y una, de la Uni-
versidad Católica Bolivariana (Colombia), s e h a adelantado a Los inclUes ansían y hallan al Padre, pero siempre con la desnudez
dar este título a una sección permanente: La Filosofía en Amé. y la renuncia. Todo lo ind6 es ginmosofista (filósofo desnudo) y
rica, su dios (amar) o Buda está sentado en el suelo, piernicruzado,
impasto y beato. Todo es rirvanico en la India sagrada, i Y no es
(Publicado en La Nación, Buenos Aires, el 29 de diciembre de tan bella, y de belleza del mismo género, [a filosofía socrática, la
1940; reeditado en Filosofía de la peirsena y otros ensayos, 13s, platonica, y la epicúrea, etc., como las Venus y los Partenones?
d\lo fue escultor Sócrates? ¿No son esculturas dinémicas los dizilo-
As., Ed. Losada, 19),
gas platónicos y a s tragedias, madres de toda dramática?

Véase A.
noarnérlta- (revista l l e n a F i r m o , I I , 2, Macirld, 1 9 3 6 ) ; H . ins6a Ro Así, pues, Ud. sí halla escritores filosóficos colombianos, pe-
driguez, Historia deis filosofia ea Hispanoamérica, 2s. odie., Guaya
quil, Ecuador, 1949; Antología del pensamiento do /enana espaficli ro es una actividad sin patria, sin pueblo; anárquica, corno anár-
en la edad contempofanee, México, 1946, La filosofía latineametica• quica es nuestra "república"; colonial, corno colonias son estos
no coatempélénee, Unión P3namericana, Wéshington, 1940,
paifses suramericanos, Filosofía, culto religiosa, arte, etc., que

68 09
unas veces son franceses; otras, alemanes; otras anglosajones; ya
rusos; ora, indges, según la rnoda que impere. ¿Pero algo vital,
manifestación de un pueblo, de una riente? iNlequaouaml

Esta ley de que todo tiene que estar vivo en uno para que pue- PROGRAMA DE UNA FILOSOFIA ORIGINAL
da ser vivo en la manifestación, debe grabarse, vivirse muy bien,
antes de que se prin&pie a filosofar, a legislar, a esculturar o a pin- Ernesto Mayz Vallenilla
tar, a cantar y danzar. Y puede muy bien uno convertirse en me•
dium de otro y obrar por él. Tales son los legisladores, los foso- Debe ser tarea de una filosofía traer hacia la luz —iluminar-- la
tos, los poetas, etc., en su mayoría casi total, que figuran han fi- experiencia del Ser. Este es el camino que hemos querido bosque-
gurado en América. Es porque todo país o tierra colonial reciben jar y cuyos resultados, sea cual fuere la suerte que ellos corran, se-
sus valores de los colonizadores, hasta que paso a paso y en larguí- rán siempre los menos importantes. Pues lo que rnh importaba se-
sima brega y duro trabajo adquiere la conciencia de quo tambin Pialar era el camino a seguir para encontrarlos, Valga decir, para
es hijo de Dios o "hermano cristiano", i Durísima brega y larga! Si lograr un acceso hacia la interpretación de la experiencia del Ser
el elefante tarda quince meses en gestar, una colonia larda cientos por el hombre americano dentro de su mundo.
de arios en gestar la conciencia de si. rrúsmd. I Considere Ud. a estos
pueblo; caribes, centro y solamericanos! Medite Ud, en que ahora
cuando Africa, Asia y Oceanía renacen a la conciencia de su pro. Si se recapitulan los pasos que hemos dado podrá verse clara-
pia vida, aquí en estas Américas, Cuba y Venezuela ( yo esperaba mente el itinerario y la meta perseguida. En efecto, partiendo
un poco de egoencia en Venezuela) no pueden concebir un liber- desde el dato de que, por ser americanos, en nuestro sar tenemos
tarse del t u t e l a sino entregándose como ansiosas rameras al im- ya una comprensión de América (de nues-,,ro "ser americanos")
perialismo r , . El que os colonia por dentro, concibe la libertad —en la que se halla implícito el sentido de set nuevo (original) de
corno cambio de amo nuestro Nuevo Mundo— enseguida debimos preguntarnos por las
condiciones de posibilidad de semejante comprensión. Así se des-
(Revista de Universidad de Antioquia, Medellín, octubre-diciembre cruhrio el contexto o estructura de un haz de actos prospeetivos
(1960), pp. 697-898l • —cuyo temple básico esta representado por la expectativa— co-
mo fundamento posibilitador de semejante dato de extracción
preontologicaA L a expectativa se reveló entonces como la raíz de
nuestra experiencia dei Ser y solo en base de ella se hizo posible
comprender nuestra propia concepción del mundo, e, incluso, el
dato de fletar a nuestro ser corno un esencial n o-ser-siemprertvda-
vía Ello vino a esclarecer, y en cierto modo a ieiterar existencia-
riamente, el afán del hombre americano de hallar o encontrar la
originariedad de su r d s intimo ser. Por ser esto algo que no se

70 71
y en base de los resultados esclarecidos por un saber riguroso y
tiene rodav la, que se nota o se siente adviniente, eventual, pero objetivo, puede comenzar la tarea de proyectar una filosoffa origi-
también inexorable (como un "fin"1, la existencia tiende hacia nal.
ello corno hacia su más propia posiblidad de ser.
Pues la originalidad no consiste en los métodos --ni incluso en
Pero ello está diciendo que, si como tal se asume o se concibe, la textura formal de los conceptos—, sino en aquello que se ilumi-
na originariamente (valga decir, en su origen u originariedad), aun
esa posibilidad no es cualquiera o una entre muchas, sino que es
cuando se empleen para ello métodos, nociones y conceptos ya.
—por ser la más propia y peculiar— la que disella a la vez el senti-
sabidos y perfectamente conocidos. Aún mas: mientras más cono-
do que le imprime autenticidad o propiedad a la existencia. El
americano sabe —con un "saber" preontolégico, que es corno de- cidos y de mas reconocida vigencia sean los conceptos y métodos
que se utilicen en labores semejantes, ello puede incluso ayudar a
cir, "cree" o "tiene en cuenta"1, que solo siendo originario alcen-
zara su ser auténtico, tina de las vías esbozadas para dirigirse ha- que lo iluminado originariamente alcance mayor seguridad y rigor
cia ese estadio ha quedado disefiadal es la accl6n2 ¿No hay, aca- mediante las inteleccipnes conquistadas. Une vez aseguradas éstas
puede ocurrir que, desde ellas, so note la necesidad de instaurar
so, otros caminos para llegar a ello?
nuevos métodos para avanzar y ahondar originalmente en la pos-
En efecto, si los hay, y 'entre los muchos que parten del honta- terior conquista de la criginarleciad; o rue, c n histlaricamante
nar de la exhatanda3 quizás sea el filosofar tiro de los que poseen ha sucedido, as intelecciones originarias obliguen a una reforma
más elevada dignidad y jerarquía. Pero IR filosofía por hacer, si total en la textura de los conceptos y significaciones categoriales
hasta entonces aceptados corno válidos y comprensibles. Ocurre
quiere ser un camino que conduzca a la originalidad —valga decir,
hasta la existencia auténtica— tiene que ser, a su yez, original. ¿Pe+ así que lo originario impone entonces: una filosofía radicalmente
original y una revolución en la ontología dominante.
ro qué quiere decir filosofía original? ¿No entraña esto un con-
trasentido en sa concepto y hasta un dislate histórico?
¿Pero qué es y dónde está lo originario que ha de proponerse
Efectivamente, absurdo es pensar siquiera que "lo original" de iluminar y esclarecer la tilpsofia americana?¿Cómo lograr un ver.
la filosofía americana pueda consistir en ignorar, olvidar, o des- dulero acceso para hallarlo?
preciar, el patrimonio filosófico que, como fruto de un arduo y
Las vías de acceso —"método" en grieao quiere decir camino—
permanente esfuerzo, es hoy en día un acervo de la Humanidad.
América no puede —y no debe, a menos de que asuma una acti- son, corno hemos dicho, mOltiples y secundarias, y una re-
tud tan necia corno absurda— concebir o creer por un momento flexión tiene que ser consciente de que ellas, muchas veces, de-
penden de la circunstancia y altura de IDS tiempos y del propio
que su quehacer illosotante puede desentenderse de las conquis-
objeto que se desea investigar. De todas formas, sin que por ello
tas universales de la Thosof fa, Si así lo hiciéramos, antes que a "fi-
losofar" deberíamos dedicarnos a construir cavernas y volver a caigamos en un extremo dogmático o en una posición de escuela,
los tiempos primitivoL A l contrario, todo intento que persiga creemos que el método de la hermenéutica existencial —de ciara
inteligentemente la originalidad debe cortar con el total patrimo- inspiración fenomenolagica4 — posee señaladas ventajas para
nio del tesoro filosófico acumulado por el hombre! Sólo desde él,
73
72
iniciar esa tarea. puesto que tiene la virtud de colocar a /a investi•
griega, medioeval o moderna), pero, justamente por estar el hom•
gaeién, s r.-1;1:7 e:. • ts. .',Hrte del pi-oblea-la clave que hay nece-
sidad de analizar. •bre sometido a una esencial contingencia frente al Ser, aquel ori-
j gen puede asumir modalidades y texturas diferentes a Co Fargo do
Esto que llamamos "problema clave" es el recinto donde se ha- • •la historia provocando una diversa comprensión del Ser y deter-
minando eo [uso la variación de su sentido y e! concomitante cam-
lla guardada y encubierta Ja originariedad Descubrirla e iluminar- bio en sus determinaciones y significados categoria/cs.
'a es justo !a tarna a realizar para alcanzar los contornos cierren.
tales de un verdade!oprogranra filosófico,
¿Cuál es ese origen de la experiencia americana del Ser? En
.1 descubrirlo y esclarecerlo podría radicar el verdadero programa de
La originariedad del hombre americano se halla encubierta —y
1una filosofía original. Sin duda alguna que i)ara ello habría de te-
allí tendremos que buscarla y descubrirla-- en su peculiar manera
nei-se en cuenta el factum de que el hombre americano se ha en-
de experimentar el Ser. Ella se revela y se expresa, por modo emi-
contvaclo a si rrismo existiendo cabe un Nuevo Mundo y que ello
nente, en su manera de vHr la historia, feriar sus obras y encarar-
ha jugado un preponderante papel en la aparición de su peculiar
se con la tarea de pensar. Tras de ello resplandece que la experlen-
COndellCia historica. Pero abordar así la tarea sería reducir todo
cia del ser que tiene el hombre americano acusa marcadas diferen•
c-ias con las tradicionales experiencias del Ser que han tenkto 105 este intento a una mera labor historiográfica. Semejante proyecto
hombres de otros tiempos y culturas. ,LOtnere decir ello que entro —solo de corte historiográfico y, por ende, reflejo y hasta secun-
aquéllas y ésta se abre un abismo senaracibn insuperable? ¿Sig. dario— debería ir acompañado de una investigación más honda y
radical. Tal seria una verdadera historiologla do nuestro ser histó-
nlfice la originariedad una ruptura 'aclical con la historia del Occi-
dente y de la Humanidad? Esto sera una necedad tan sólo pre- rico. Remontarse ai origen de la experiencia del Ser, que a su vez
sumirlo. La experiencia del Ser del hombre americano se encuen- determina nuestra originaria configuración histérica, quiere decir
descubrir e iluminar nuestro más entrañable origen. En semejante
tra emparentada con la h;storia de la experiencla del Ser realiza-
labor podría radicar y desplegarse —como hemos dicho— el verde-
da por la Humanidad en total y, sin embargo, en ella se acusan •dero programa de una filosofía original, pues al Ger iluminada en su
rasgos de una original ortginarkdad. La originariedad consiste en
la diversa forma de comprender el Ser y, por tanto, de objetivar otiginariedad la experiencia ontológica del hombre americano, se
abrirían nuevos campos para la determinación original del sentido
su sentido y hasta sus significaciones eat egorialea
del Ser y no sería extraño que pudieran descubrirse algunas deter-
minaciones categoriales aún no acuñadas dentro del extenso re-
La experiencia del Ser se realiu siempre desde determinada
pertorio ontologico que ha ido desplegando la Humanidad a lo
perspectiva Worblickbahn). Semejante instancia es la que funcio-
largo del tiempo y a través de las diversas maneras de comprender
na corno funciantento originario de aquella comprensión_ Por ello
el Ser. En forma alguna significaría ellp una ruptura de nuestra
a l a perspectiva desde ia cual se comprende el Ser en la expe-
Experiencia ontológica con el desarrollo de la filosofía, o el absur-
riencia ontcloeica podemos llamarla el origen_ Este origen —como
do intento de-sembrar un hiato histórico, entre nosotros y el resto
el de toda experiencia ontológica— radica en el hombre mismo (y
die all( la semejanza de toda y cualauiera 9xneriencia del sir “,A de la Humanidad, En la historia (y más en la filosofia en cuanto
nistoria del Ser) no hay saltos ni emergencias repentinas. Señalar

74
75
semetante tarea nos reclama si comprendemos lo que significa
la existencia de una expezLenca ontologica orig;naria s;gnitica tar, existir originariamente.
siSlo esclarecer •.a ,--:•1?SCTICia del hombre americano en la Historia
Universal a naves dk? su encuentro con el Ser. (El problema de América, Caracas, Eci. Universidad Central de Ve-
nezuela, 1959).
Por eso la tarea quo hemos llevado a cabo nos parece que no51•1
halla despojada de !mportancia. Si se comprende a fondo, faci es A s i s e e s c l a r e c e ;01;:n m e j o r i a o b s e r v a c i d m N o . 1 2 , ¡ F i l e n a e n e l P a r á g r a -
ad;vinar que papeltan capital juega en todo ello el temple de la ex- fo I V d e este e n s a y o .

pectativa corno fundamento posiUltaclor-existenciatio para el es, 2 p e r o u n a acciesn z , j e t a o l o s imPersit ,vos de la p r o p i a e x p e c t a t i v a .


clararecimlento de la expei lencia del Ser realizada por el hombre
americano. Sin embargo, frente a esto cabe ftaceise una 6Itima 3 R e o u e r o e s e i d q u e d i l i r p • i s en la I n t r o d u c c i ó n d e e s t e e n s a y o aCerCa d e
Laodesra y los poGyis.
pregunta, que no queremos dejar de formWar a pesar de que no
estemos aún preparados para contestarla: ¿Por que se h.zo tan 4
En r i g o r e s t e s e r i a e l p r e c o n ••.K.1 p o r M i u t i n HeEdegger. c u y e s roso-
ducal y decisivo semejante temple da expectativa en el hombre n a n c i m s o n d e l t o d o f a c i n o k i -,!-n e s t e e n s a y o .

americano? LCOmo surgió del hontanar da su existencia, y se hizo


consustancial a él, ese notars'a como un no-ser-siempre-todavfa?

e-as, sin du-


América es un crisol de razas y culturas. En todas
da, eso elemento de la expectativa existe como un Litgroolente que 1
afecta y modela la existencia. ¿Mas qué milagro o prodigioso azar
hizo de ella el temple radical que distingue hoy al hombre ameri-
cano? ¿Fue verdaderamente una cuestiOn del puro azar --fáctico
y nudo—, o existe un fundamento oculto —y cc5mprens;ble corno
tal— que permita esclarecer y dar sentido al porqué de semejante
advenimiento?

Ello está expresando y reiterando que todo parece desembocar


y resolverse en una ti-losara de la historia. Núcleo importante pa•
ra iniciar su desarrollo —por constituir su base o fundamento pre-
vio— debe ser el esclarecimlento 6ntico-ontagito del hombre y
del mundo americanos.

Tal vez las ideas que hemos expuesto en rápido bosquejo 1312'
dan servir de incitad& para el dernol ?do y riguroso estudio que
17
sublimación— como formas originales, distintas del pensamiento
filosófico regular, pero vallosas por sí mismas como creaciones es-
pirituales, Se resalta, por ejemplo, el universallsmo de nuestro
SENTIDO Y PROBLEMA DEL PENSAMIENTO pensar, que es el reverso optimista de la receptividad sin llmites
FILOSOFICO HISPANOAMERICANO que hemos mencionado antes, o el practicismo, que encubre una
debilidad de la refiexion teórica, Un cFerto atutoctonismo se da la
Augusto Salazar Bondy mano aquí con una conciencia conformista para ver en la carencia
o en la debilidad un modo original de filosofar, olvidando que
nuestro pensamiento ha probado que no puede Vivir sin el alimen-
to exterior y que es incapaz de hacer sentir su personalidad —por
ejemplo, provocando reacciones polémicas o determinando in-
En Hispanoamérica se observa un defecto de cultura. El pensa-
miento filosófico hispanoamericano —y con el todo otro pensa- fluencias que lo prolonguen y enriquezcan— en el curso del pensa-
intento mundial.
rnento afín por sus propósitos exricativos— ofrece ose sello de
negatividad a que nos hemos es•tado refiriendo al hablar de las fi-
losofias como conciencia ilusoria del propio ser. Por imitativa ha 2. Aunque cercana a la anterior, una segunda actitud tiene sig-
sido hasta hoy, 8 través de sus diversas etapas, una conciencia ena- no mas bien negativo. Quienes la adoptan reconocen que no hay
jenada y enajenante, que le ha dado al hombre de nuestras comu- una filosofía vigorosa y creadora en Hispanoamérica y explican
nidades nacjonales una imagen superficial del mundo y de la vida. este hecho apelando generalmente a causas étnicas, Se dice, vg.,
No ha obedecido en verdad a motivaciones sentidas por este nom- que esta situación es el efecto •de nuestra mentalidad, que nues-
bre, sino a las metas y los intereses vitales de otros hombres. Ha tra raza no tiene cPsposicion tilosofica, que la filosofía no armo-
5ida una novela plagiada y no la °replica verídica de nuestra aveil- niza con el genio de nuestro pueblo, mejor dotado para Otras crea-
tura humana. ciones espirituales. La tesis supone gerreralmente la afirmación
que existe una vigorosa constelación de valores y productos eliitLi-
Corno hemos señalado antes, hay consenso en los intérpretes del raros genuinos, diferentes de los filosóficos, de lo cual, por cierto,
pensamiento y la cultura de HispanoarnérTha sobre la existencia de no hay prueba. Esta opinión no resiste mucho la confrontación
un problema que afecta su sentirlo y función. La constatación de con hechos notorios que muestran que las carencias y la inautentl-
esta situación problemaCca en lo quetoca a la filosofía ha sugerido cidad alcanzan a otros campos muy importantes y aun cubren el
ámbito entero de la cultura.
varios intentos de explicaefon que conviene recordar y examinar,
aunque sea en un apretado resumen.
Una tercera explicación apela a la juventud histórico cultu-
1. Una primera reaccon es la de valorar positivamente al pen- ral de nuestros pueblos. Se piensa que cuatrocientos años de evo-
lución —sin contar el proceso de las civilizaciones ante!iores— no
samiento hispanoamericano tal como se nos da, sosla)eando sus
aspectos negativos o interpretándolos —por un cierto método de son suficientes para aclimatar la filosofía y que cabe esperar un
cambio sensible en ene aspecto cuando la comunidad hispano-

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atto tipo de causas y factores explicativos, más ampflos y profun-
amado:aria logre la madurez que hoy le taita. Se orvida con esto
dos, que operan en ese terreno de realidades fundamentales, gra-
que otros pueblos mas "jóvenes" --para usar este concepto que,
por cierto, no es mara orare antropolbgicarrente— y con menos cias a que, corno vimos pese a las desconexiones y separaciones,
se produce una coincidencia en sus caracteres y una evolución co-
abeja tradicion intelectual —como es patentemente et caso do los
Estados Unidos— sí han logrado croar un pensamiento filosófica mún dei pensamiento filosófico en las naciones hispanoamerica-
nas. Es preciso reconocer la necesidad de buscar en el modo de vi-
propio.
via de nuestros pueblos, corno organismos sociales, corno conjun-
4. Acercándose a un planteo con mayor dosis de realismo bis- tos historico-calturaless los factores y causas capaces de dar cuen-
torico, aunque sin tocar los factores a mi juicio más decisivos, ta del problema que nos ocupa. Una conciencia filosófica defecti-
ctra explicación apela a la precariedad de las condiciones institu- va e ilusoria hace sospechar la existencia de un ser social defectivo
cionales y de los medios sociales necesarios para el desenvolvimien- einauténtico, la carencia de una cultura en el sentido fuerte y
to y avance del genuino pensamiento teórico. En este caso se propio del término antes definido. Este es el caso en Hisoanoann6-
rica.
tiene sobre todo en mente la organización académica y profesio-
nal coordinada con el cultivo de la filosofía como especialidad
li
universitaria y las múltiples ocupaciones o actividades profesio-
nales de los pensadores hispanoamericanos, Lo cual permite espe-
rar una evolución favorable en vista de que en nuestro tiempo se Al comentar un libro mío sobre la historia de las ideas contem-
ha ganado ya una normalidad en el status académico de los estu- poráneas en el Perú, el joven historiador francés alean Piel, parafra-
dios de filosofía. Hay en la base de esta explicación una idea muy seando la famosa frase de Montesquieu, preguntaba; ¿Cómo se
limitada y parcial de las condiciones en las cuales prospera la fi- puede ser peruano? La pregunta vale igual para toda Hispanoamé-
losofía, So torna a ésta corno una actividad estandarizada y se da rica, porque hay un problema de autenticidad en el hombre de es-
por sentado que la atmósfera universitaria es algo así como el lu- ta parte del mundo. Por cierto que, en el nivel de loa simples he-
gar natural del pensamiento. Fuera de que semejante idea lleva chos, de lo natural, la pregunta no ofrece dificultad y quizá no va-
aparejado el riesgo de confundir a los filósofos creadores con los le la pena de plantearla. Se puede ser cualquier cosa desde el mo-
meros profesores de filosofía, se pasa por alto on ella el hecho mento que se es. Pero cuando se toma en cuenta todo lo que com-
muy significativo de que muchos de los más grandes pensadores porta un ser histórico como tal, todo lo que implica de aspiracio-
ro gozaron de las facilidades referidas, ni fueron —y más de una nes y proyectos, de normas y valores, además de reaiidades natu-
vez no quisieron ser— profesores universitarios. Piensese en Des- rale, entonces la cuestión adquiere pleno sentido y vale a pregun-
cartes, LOCKG, Spinoza, Leibrilz. Hume, para no citar sino unos tar por la posibilidadad y el destino de un existir inauténtico_ Por-
cuantos nombres famosos, que se dedicaron a muy otras activi- que lo cierto es que los hispanoamericanos viven desde un ser pre-
dades que el magisterio. tendido, viven la pretensión de ser algo distinto de lo que son y
podrían ser, viven alienados respecto a su propia realidad, que se
Si las explicaciones que he revisado son insuficientes o equi- ofrece como una instancia defectiva, como carencias múltiples,
sin integración ni potencia espiritual.
vocadas, corro me parece que son, es preciso volver la mirada a

SO 81
De allf que en rwestras comunidades prevalezca la mistifica- la vide--- como un producto que ignora la realidad y aliente el es-
PJFI tu.
ción y la ficción. Muchas instituciones tienen signo distinto del
que declaran, la nnayorfa de las ideas cobran un sentido diferen-
te y las más de las veces opuesto al significado original que ofi- No es ex freno que una comunidad desintegrada y sin poten-
cialmente poseen. Las m á s variadas formas de conducta y rela- cialidad, una comun[ciad alienada, dé una conciencia filosófica
ciones intersubjetivas, usos y costumbres coinciden en funcionar mistificada. La filosofia, que en una cultura plena es la cima de la
y estar motivadas de modo contrario a lo que pretendidamente les conciencia, en una cultura defectiva no puede sino ser una expre-
corresponden: pRnsese en la democracia hispanoamericana o en sión artific[al y sin sustancia, un pensar ajeno al cuerpo vivo de
la libertad de empresa, en [a religión, en la Universidad, en la mo- la historia, extraño al destino de los hombres de la comunidad en
ralidad, y se verá a qué inversión do ser apuntan mis considera- que se sustenta y alienta por principio.
ciones. En última instancia vivimos en el nivel consciente segtim
mode!os de cultura que no tienen asidero en nuestra condición
cl(!; existencia. E n la cruda tierra de esta realidad histórica, la
conducta imitativa da un producto deformado que se hace pesar 4Dónde esta la causa, el complejo determinante de esta condi-
por el modelo original. Este modelo opera como mito que nos Im- ción de Hispenoamerica corno conjunto y también de cada una de
pide reconocer nuestra situación y poner las bases de una genuina las naciones que forman parte de ella? Si nos percatamos de que
construcción de nosotros mismos. Semejante conciencia mistifica- esta condición no es exclusiva de los paises hispanoamericanos si-
da es la que, por ejemplo, nos lleva a definirnos como occidenta- no que en mucho es similar a la de otras comunidades y conjun-
les, latinos, modernos, demócratas o católicos, dando a entender tos regionales de naciones, todas las cuales pertenecen a lo que
en cada Ltno de estos casos —por obra de los mitos enmascarados hoy se conviene en llamar el Tercer Mundo, se hará claro que para
que tienen llore CUTso en nuestra conciencia colectiva—algo distin- explicarla es indispensable utilizar el concepto de subdesarrollo,
to de lo que en verdad existe. con el concepto correlativo de dominación. En efecto, los paises
subriesarrodados presentan una soma de características basica-
: mente negativas que, de un modo o de otm, se vinculan con lazos
Este uso do patrones extraños e inadecuados, de ideas y valo- de sujeción a otros centros de poder económico-po]íticc. Estos
res que no hacen juego con las realidades y reflejan una imagen centros de poder —quo dirigen de acuerdo a sus propios intereses
parcial o falseada de nuestro modo de ser, es lo que en última ins- rfl mocoso de los países dependientes— están situados en las ra-
tancia sanciona la filosofía hispanoamericana, y lo sanciona en un ciones desarro;ladas, en las metrópolis o en las grandes potencias
doble sentido, a causa de la ambivalencia de nuestro existir, a •industriales. Y estas características negativas corresponden justa-
saber! como asunción consciente de conceptos y normas sin raf- mente a factores que, sin dificultad, dan cuenta de los fenómenos
ces en nuestra inquietud histórico—existencial, y como producto de una Gultu ra corno la hispanoamericana. No es por azar que
imitativo, sA originalidad y sin fuerza, del pensar ajeno. La filo- nuestros países estuvieron sujetos primero al poder español y que
sofía hispanoamericana sanciona la inautenticidad de nuestra cul- pasaron de la condición de colonias poi i.ticas de Espana a la de
tura ofreciéndose en sus ideas y valores —cuya misión es iluminar actorias y centros de aprovisionamiento o mercados del imperio

82 83
rin4,T.,s, sometidos a su control econbmico, imperio que heredaron, la receptividad y al carcte • im,tatIvo cft is filosoti•a —y no sólo de
con una red de poder más eficaz y cercana, los Estados Unidos. Lafilosofia-- que es tiffico e Hispanoam•?Ica Como, por otro la-
D,:3pendientes de España, In° aterra o los Estados Unidos, hemos do, a estos paises les taka tuerza y dinamismo por ia condic]on
sido y somos suodesarro,laclos --valga la exprosil5n— de estas Po. deprimida cle SLAeconomia p o r la carencia de integración y or-
tencias y, consecuentemente, países con una cultura ore domirm• garucidad en su sociedad que comparta t i subLiesarrollo, no hay
cf6a un sello piopio del penyiam'ento que neutralice esta receptividad
y esta tendencia a la an,nacitin,-ni las producc,ones espirituales en
Doy aqui los grandes rasgos de la condición y referencias glo- conjunto pueden •igrar e' s„iL,or necesario para insertarse corno
[Dalias al fenómeno del subdesarrollo y la dominación de Hispano. apertes novedosos en el pnc.ceso mundial de la civLlization, La dis-
américa y prefiero quedarme en este plano para llamar mejor la tanCia entre quienes prectcan la filosolia y la comunidad en este
atención sobre el hecho básico de nuestra cultura. Se puede ob- caso --a diferencia de !c) que ocurre normalmente entre el especia-
jetar, a no dudarlo, la simplicidad de !a explicación. Creo que po- lista y ci O t o - - traduce el abismo entre las elites ilustradas que
dr la matizarse mucho sin variar el fondo do la tesis: pero terno viven según un modelo eXtet101. y. las masas paupehzacias y analfabe-
que los arboles de la matización no nos dejen ver el bosque de la tas, encuadradas dentro del marco de trad'ciones remotas y esclerc-
causa básica, temo que el pluralismo refinado de la explicación sacias. Y la frustracion se enraiza en ' n o c h r l d de ;ovii: según
nos desvie de la comprensión original. Por eso insisto en que lo los patrones cuiturales extnameros y en la incapacidad simultánea
decisivo en nuestro caso hispanoamericano es el subdesarrollo, la de hacer fecunda cn el pensamiento la vida de la comunidad. Esta
dependencia y los lazos de dominación, con los catacte res pecu- situación es conninn, como hemos %,isto, a Hispanoamérica. justa-
liares quo permiten concretarlo corno fenómeno histórico. mente en ia medida en que es común el subdesarrollo y, con él, la
dependencia y la dominacion.
El efecto socio—cultural de este estado de cosas es esa socie- iv
dad mal formada y esa cultura defectiva, que la filos-offs expre-
sa. Recordemos que nuestra filosofía fue un pensamiento origi-
nalmente impuesto poi e l conquistador europeo, de acuerdo a Nuestro pensan-iientc, es defectivo e inaurentico a causa de
los intereses de la corona y la iglesia españolas. Más adelante ha nuestra sociedad y nuestra cultura. ¿Tiene que serio necesaria-
sido un pensamiento de clase dirigente o de élites oligárquicas re- mente, SLIMPICI? ¿No 1-1!tyr trstaPe a esta consecuencia? Es decir,
finadas, cuando n o ha correspondido abiertamente a olas de in- nici hay maneia de owle cci;;nalidad y autenticidad' S( la hat,
fluencia económico-política extranjera. En todos estos casos ope- porque el hombre en ciellas c;rcunstancias ---no trecuentes ni pre-
ran el subdesarrollo y la dominación. Por otro lado, los caracteres •bles— salta poi unclina dt su conclicion actual y -trasciendo en la
que señalarnos al describir nuestro pensamiento no sólo no con- rea!idad hacia nuevas felinas dc,- vida, hacia manifestaciones inédi-
trarfan esta explicación) por el subdesarrollo sino que se armoni• tas que peTcluraran o datan frutos en la medida en que el movi•
zan cabalmente con ella. Los paises domEnados viven hacia afuera, miento intiado pueda extenderse y provocar una dialéctica gene-
dependiendo en su existencia de las decisiones de las potencias ral, una totalizac,on de desenvolvirnentoi eso que en el terreno
dominantes que cubren todos los campos; este rasgo no es ajeno a poliCco-social son las revoluciones. Esto sygrufica clue aquel;a par-

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te del hombre eme su empina sobre su circunstancia no podrá ha-
cerlo con fertilidad y do modo perdurable sino en la medida en tre depresión corno hombres, una conciencia liberadora; en con-
que e n-cv re:l t c i2e ceoez de articulerse con el resto de la rea- secuencia, de las trabas que impiden nuestra expansión antropo-
lidad y provocar en e:ta una mutación de conjunto. Si esto es va- lógica, que es tambLen la expansión antropológica munciler. Debe
ido para le eocieLied y la cultura en general, lo es tarnbien para la ser, además, una conciencia crítica y analítica de las posibilidades
filosof la, sM contar e; hecho de quo la filosofía, mejor n Lie otras y ras exigenciae de nuestra afirmación corno humanidad. Todo ro
creacianes espirituales, por su condlciOn de foco de le conciencia cual demanda un pensamiento que desde el principio ponga de la-
total del hombre, puede ser esa parte de la humanidad que se erri• do toda ilusión eninasceraclora y busque, sumergiéndose en la sus-
pine sobre si y que supere ia negatividad del presente hacia for- tencia historice de nuestra comunidad, las categorías y los valores
mas rUeVaS y superiores de realidad. Pero, para ello tendrá que que la expresen positivamente. Estas categorías y valores tienen
poseer determinadas valencias susceptibles de conectar la teoría que ser justamente equerlos ceipaces de encontrar resonancia en
pensada con toda ia realidad vivida y tendrá que operar de un mo- el conjunto del mundo leispanoamencano y desencadenar, junto
do tal que, por su utilización eficaz y prudente de los recursos his- con otras fuerzas convergentes, un movimiento de transformación
tóricos clispoMbles, produzca en las áreas adecuadas de la vida so- que cancere 6 subdesaree!lo y la eromioaciOn.
cial las reacciones dialécticamente más fecundas. Hegel decía que
el bul-o de Minerva levantaba el vuelo al atardecer, con lo cual da-
ba a la filosofía el caracter de una teoría que elucida el sentido ele Creo indispensable advertir que no estoy postulando ia necesi-
¡os hechos ya consumados. No siempre es aSi; contra lo que pen- dad de una filosofía práctica, aplicada o sociológica, corno más de
saba Hegel, creernos que da filosofia puede ser y en más de una una vez se ha propuesto como modeio del pensamiento hispano-
ocasión histórica ha tenido que ser la mensajera del alba, principio americano. Estoy convencido de que el carácter teórico estricto,
del cambio histen-ico por una torna de conciencia eadlcal de, le exis. la rne-s alta exigencia reflexiva es indispensable en toda filosofía
tencia proyectada al futuro. fecunda, y es preciso advertir, do paso, que la clistribticion de ta-
reas en filosofía, recomendada algunas veces, inclusive por figuras
La filosofía en Hispaonernérica Ikme, pues, una posibilidad de próceres de nuestra cultura, según la cual la teoría correspondería
ser auténtica en medio de la inautenticilad que la rodea y la con- aEuropa y la aplicación a Hispanoamérica, es una Inanera mas de
sume: convenirse en l a conciencia lercida de esa condición y en condenarnos a la dependencia y la sujeción. En filosofía, corno en
el pensamiento capaz de desencadenar el proceso superado!' do ciencia, sólo quien tieoe la clave de la teoría puede hacer suyos
elle: ha de ser una reflexión sobre nuestro status antropologico los avances y los poderes de la civilización. Nuestra filosofía debe
desde nuestro propio status negativo, con vistas a su cancelación. ser, entoncee, teoría y a la vez aplicación, concebidas y ejecutadas
Por consigwente, l a filosofía bisparoarnericana tiene ante a nuestro modo propio, de acuerdo a nuestras pautas y categorías,
—como posibilidad de su propia recuperación— una tarea destruc• asr como la ciencia quo, pese a su neutralismo declarado, compor-
tiva —a la larga destructiva también de su entidad actual. Cebe ser ta, sobre todo en las disciplinas sociales, Un ingrediente de inter-
una conciencia canceleclore de prejuicios, mitos, (dolos, una con- pretación y de ideología y debe ser elaborada por nosotros como
ciencia desveladora ce nuestra sujecion como pueblos y de nues, teoría según nuestros propios patronos y aplicada de acuerdo a
nuestros tines,

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Par consiguiente, quieries slenten el llamado del pensarnientc
reflexivo en Hispanoamérica no pueden dispersarse de adquirir
Ps técnicas desarrolladas por la -filosofía en su larga historia, ni EL PROVECTO LATINOAMERICANO
pueden dejar de lado todos aquellos conceptos capaces de servir DE FILOSOFAR COMO DECISION DE HACER
como soporte de una teoría rigurosa. A costa seguramente de pe- FILOSOFIA AUTENTICA
nosos esfuerzos deben hacer suyos todos estos productos, más di-
fffilles de adquirir por ellos sin el respaldo de una sólida base cul- Francisco Miré Quesada
rural nacional. Pero todo el tiempo han de tener conciencia de su
carácter provisional e instrumental y no tornados corno modelos E-a el :nvierno de 194E, eajo oi clas!co cielo vis de Lima, en
y contenidos que hay que imitar y repetir corno absolutos, sino una caile céntrica, Leopoldo Zea y yo conversábamos animada-
como herramientas que hay que utilizar en tanto no haya otras mente. rgos acabábamos de conocer. Francisco Romero, ese gran
más eficaces y más adecuadas al descubrimiento y expresión da orjaclor" de filosofía latinoamericana que contribuyo como na-
nuestra esencia antropológica. de a superar el aislamiento en que vivían ios pensadores de nues-
tros paises, nos había escrito sendas cartas chCiénd011OS que "de-
Esta es la tarea que tenernos o r delante. En ciertos casos sera biamos" conocernos, Era una orden. Era, ademas, la mejor intro-
imposible cumplir cabalmente sus metas, pero hay que tender a cluccion posible, tina presentación de Romero era serial inequfvo,
ellas con la conciencia de que la dificultad aumenta cada din por ca de que valia la pena el "contacto". Nuestro primer encuentro
la dinámica de la historia mundial. En el grao campo de la com estuvo, por eso, lleno de recíproca curiosidad. Cada uno se intere-
petencia internacional, sor cada vez mils agudas las diferencias saba en saber lo que el otro ya hebra hecho o estaba por hacer.
que separan a los paises subdesarrollados de los desarrollados, ¿ea me dio su libro Apogeo y decadencia del positivismo en Mé-
a los países proletarios, y es por tanto cada vez más fuerte y per- xico y me habló largamente sobre la obra que estaba preparando:
manente la sujeción de las primeras a la segundas y mas grave la Historia dei positivismo en América Latina. Los temas, En ese en-
enejenaciOn del ser de las naciones dominadas, entre las cuales se tonces, no me interesaban mucho, pero rue causo impresión la se-
cuentan las hispanoamericanas. Pero hay todavía posibilidad de F. riedad c o n que hablaba, la obra ya realizada, el proyecto de am,
beracion. En la medida en que la hay estamos obligados a optar pliación sistemática. Cuando terminó, le hablé de lo mío,
por una línea de acción que materialice esa posibilidad. La filoso-
fía tiene también delante esta opción de la que depende, ademas, —Acabo de terminar los originales de un libro de lógica mate-
su propia constitución como pensamiento auténtico. mática, le dije con entusiasmo, creyendo que lo iba a impresionar,
pues aunque no tenia conciencia aún de ia novedad del asunto en
(Cuadernos de Cultura Latinoarnericana,12, México, LJNAM, 1918, nuestro medio, tenia la vaga sensación de que lo que estaba na-
pp, 21-30) cendo era algo diferente de la rutina liiosolica que imperaba, a la
sazón, en América Latina. Pero quedé asombrado cuando me res-
pondió en voz tajante:

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—Para qué escribes eso? Pierdes tu tiempo. Lo que debes hacer parte, lo que decía sobre el hombre americano y su actitud frente
es escribir sobre la historia de la lógica en el Perú. Esa ser Suna al occidentai era completamente inteligible y, en términos gene-
obra verdaderamente útil. rales, une parecía cierto. La discrepancia comenzaba a presentárse-i
—C ó m o voy a escribir la historia de la lógica en el Perú —re- me más como discrepancia sobre definición de conceptos que
pliqué indignado— si todavía nadie ha escrito nada de lógica? collo desacuerdo sobre contenidos y resultados congnoscitivos.

—Te equivocas —dijo Zea imperturbable--; seguro que hay va- Nos volvimos a encontrar, al poco tiempo, en México y segui-
rios libros de lógica escritos hace mucho tiempo. mos discutiendo con el mismo ahinco y la misma irreductibilidad
con que lo habíamos hecho en Lima. Pero esta vez ya con una vi-
—Desde luego, pero todos son un desastre, no hacen sino repe• sión más clara de nuestras respectivas posiciones. Conocí on esta
tir mal una lógica quo ya a nadie le interesa. Lo que interesa ahora oprotunidad al grupo Hiperfon, cuyo jefe era Zea, formado por
es la lógica moderna. Emilio Uranga, Jorge Portilla, Luis Villoro y algunos otros'. Y
quedó asombrado al ver el empuje con que acometían la tarea de
Desde ese momento comenzó una vigorosa polémica entre no- analizar el sentido del ser del latinoamericano y del mexicano.
sotros. Porque este primer contacto nos hizo tomar conciencia de Era evidente que el grupo hable sido influido primero por Ortega
que nuestra concepción de lo que debla ser la filosofía latinoame- (directamente y a través de Gaos) y luego por el existencialismo
ricana difería de manera irreconciliable. Para él, la (mica
_ manera de Sartre. El historicistno orteguiano y el existencialismo de Sar-
de hacer filosofía auténtica en América Latina era meditara fofa tre habían florecido en tierra azteca y hablan producido esa mar•
do sobre nuestra propia realidad para tratar de desentrartiar III sen- cha hacia si mismo del pensamiento mexicano que lo diferencia-
tido de nuestra historia, el significado de nuestro proyecto exis- ba del pensamiento de otros lugares de América Latina2.
tancial. Para mÇ, la única manera de hacer filosofía auténtica era
meditar sobre los grandes temas de la filosofía clásica y actual y Al arlo siguiente nos encontramos en el Perú, y en ese irrisnno
tratar de hacer aportes interesantes a la solución o al tratamiento ario en México. Ya no discutíamos como al principio, pues com-
de los problemas correspondientes. A él le Interesaba la historia prendíamos que era inútil, Pero nos interesábamos cada vez más
de la lógica en América Latina, a mí me interesaba el conocimien- por la obra del otro y comenzábamos a comprender que, después
to de la lógica; a él le interesaba la historia del positivismo en de todo, cada uno tenla razón a su manera. Fue en ese estado tie
nuestra realidad, a m í me interesaba saber si el positivismo era nuestra "relación" intelectual, que tuvimos una conversación me-
una doctrina verdadera o falsa; a él le interesaba descubrir el ser morable. Un día, caminando bajo el clásico cielo azul de México,
profundo del hombre latinoamericano, a nil me interesaba saber nos dimos cuenta que, a pesar de ia radical oposición de nuestras
lo que era el hombre fuese cual fuese la región que habitara. No trayectorias filosóficas, había un fondo de unidad tan esencial,
habla contacto posible. que reducía ras discrepancias a menas cuestiones de detalle. Porque
apesar de todas las divergencias habla algo que nos interesaba apa-
Sin embargo, la actitud y la trayectorla de Zea me interesaba. sionadamente a ambos y qua colocábamos en el centro de nues-
Había tal vigor en sus convicciones que me impresionaba. Por otra tros afanes: /a (autenticidad filosàfica• Tanto Zoa como yo quería-

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rros hacer filosofía auténtica. La manera de hacerla era, para cada de nuestras posibilidades cicadoras y que asumíamos una actitud
uno da nosotros, diferente. Pero la meta era la misma: hacer filo. frente a nuestro ser y krente al ser de los pensadores occidentMes.
soffa auténtica, es decir, hacer una filosofía que no fuera una Co- Querer ser auténtico significaba haber. ya !orinado un posvEcto
pia mal repetida de fi losofitas importadas; sino que fuera expresión —soUre la maneta como debiamos ser nosotros mismos y este pro-
de u n pensamiento filosoficarnente vivo, que emergiera desde VeCto influía de maneta decisiva en todas las manifestaciones de
nuestra propia circunstancia iatinoarnericatta utilizando todos los • nuestro filosofar.
medios intelectuales disponibles. Era, además, obvio que todos los
jóvenes filósofos que conocía en el Perú y en otras regiones de Los filósofos europeos nunca habian vivido aste modo de en-
América Latina (acababa de conocer el imprtante grupo de Tu- frentarse a la filosofía. Habían filosofado de manera "ingenua",
cumán, integrado por discípulos d e Francisco Romero, entre los teniendo la seguridad absoluta de que estaban haciendo verdadera
que destacaban Eugenio Pucciarelli, REsieri Frondizi y Juan Adol- Posof (a, mas aún, de que estaban haciendo la filosofía. Pero noso-
fo Vasquez y a Emilio EstiO en La Plata) estaban obsesionados tros teníamos la concienc]a angustiada de que nuestro filosofar
por el mismo afán: ser capaces de filosofar avrénricamente. No se había sido un mero "reflejo" del europeo y queríamos que dejara
trataba de un prurito de originalidad a todo trance, ni de delirio de ser reflejo para transformarlo en una irradiación propia. Querer
de grandeza intelectual. No se trataba de ser "grandes filósofos". filokolar autenticamente en relación con la fi!osof fa europea era
Pensar de esta manera nos habría parecido ridículo a todos. Pero e nf rentarse a Occidente. Y este enfrentareorno no era sino la con-
si de ser filósofos "verdaderos", es decir, de ser capaces de pensar secuencia del regateo que Occidente había hecho de nuestro ser
y repensar los problemas por nosotros mismos y tratar de encon- de latinoamericanos desde que, corno consecuencia de la Conouis-
trar soluciones —en Caso de ser posible— no siguiendo pautas im- te, comienza a formarse nuestro ser histórico.
puestas por un academicismo rutinario, sino de acuerdo con nues-
tres propios recursos. Que lo hecho fuera importante o no, era se- En este momento comprendí la justificación y el sentido de la
cundario. Sólo queríamos que fuera "nuestro", incluso cuando la posición de Zea y del grupo Hiperion. Que algunos miembros del
solución coincidiera con la de los grandes filósofos occidentales. grupo hubieran exagerado su posición de manera inaceptable, ro
Comprender a fondo los problemas y los textos, "vivir" intensa- impedía ver la verdad. Hacer la historla de nuestro pensamiento
mente su sentido y sus posibles tratamientos, en una palabra ?clics filosófico, más allá de su perfección o imperfección técnica, era
sotar aidteinticamanter darle una nueva dimensión, una importancia innegable. Impor-
tancia y grande, puesto que nuestra actual rea:idad, y nuestros
Rápidamente fui conociendo a las principales figuras filosofe más profundos afanes filosóficos, no eran sino el resultado de la
cas de mi generación en los países de América Latina: Chile, Cc- trayectoria de las ideas que tuvieron los que nos antecedieron en
lombia, Venezuela, Brasil, Uruguay, América Central. En todas la práctica del filosofar. Pero Zea comprendió también la justifi-
partes el mismo afán, en todos ellos la misma hambre de autenti- cación y el sentido de mis propios afanes y de todos los que pen-
cidad. Era pues indudable que el problema de nuestra propia rea- saban como yo. Escribir sobre lógica moderna, aunque no se no-
lidad era un problema constitutivo del filosofar latinoamericano, menzara por hacer cosas originales o profundas, era brindar un
porque nuestro afán de autenticidad quería decir que dudábamos poderoso método de análisis, era dar un paso hacia adelante en la

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peparacion necesaria paea ser capaz, luego, de filosofar autenti autenticidad correspondia a un plano muy profundo de nuestra
camente. de Itacer contribuownes al gran mundo de as filosol (a, condición filosófica y cultural y que mi generación se dintingul'a
desde nuestra propia circunstancia histórica. Negar la autentici, especialmenta porque, ademas de babel heredado el atan de au-
dad de un filosofar Lecrijcia, que tratara de llegar al fondo mismo tenticidad d e la generaciOn anterior (la generación "forjadoral,
de la gran urrblematta filosdfica clásica y actual, y que desde se había comprometido a fondo en su realización En esta realiza-
ahí emergiera corno expresiOn del pensarnEento latinoamencano don se estaban siguiendo dos vías, la vía de la reflex?on sobre
on un momento l e 50 trayectoria, era inaceptable. Igua;menre los problemas filosóficos abstractos y la vía de la roflexiOn sobre
inaceptable era negar la importancia de meditar sobre nuestro nuestra propia condición cultural y humana.
prop:o ser, puesto que el denodado impulso hacia la bbsqueda de
un ti.osofar auténtico, derivaba, de manera directa, precisamente Se trataba de ainci tan importante, tan ca;•acterfstico de la cul-
de la condicion única de nuestra cond.cion de latinoameKcanos. tura latinoamericana, tan fecundo para nuestra creatividad filosó-
Ni yo pocha negar esta via hacia la autenticidad. ni Zea podia fica. que era imposible no sentir ia tentacién de analizar e inter-
negar aquetla. Zaa comprendía ahora la umportanc!a de las con- n r e t a r
tribuciones -puras" a la filosofia latinoamericana, pero lo que a zado a hacerlo. Ramos había meditado sobre la actitud del lati•
el y a su grupo interesaba era la urgencia do afirmar e nuestra noamoricano frente a la cultura europea y Zoa y su grupo 'tab
América LatMa, adquirir la plena conciencia de que debíamos dar comenzado una exploración sistematica de la historia de las ideas
importancia a nuestra cultura, hablar sobre nuestras propias ideas, en America Latina y de la manera corno el latinoamericano veía
sobre nuestra propia filosotia, sobre lo que dramas y sobre lo que YProYectaba su propio ser. Se había, incluso, escrito bastante so-
quemamos ser_ Sel>!o así podríamos librarnos del "complejo de in- bre los "patriarcas" cle la filosofía latinoamericana y algo sobre al-
ferioridad" cwacterfstico del latinoamericano frente a la cultura gunas de las principales figuras de la generación "talladora" (.Ro-
europea, del que nos habla en forma Pionera Samuel Ramos, uno mero, Ramos), Pero nadie había escrito nada sistematico sobre la
de :cs hombres mas distinguidos de la generación filosófica que qeneraciOn siguiente que, en la fecha de la polémica con Zea, co-
llamarnos, en este libro, "foriadora". En realidad se trataba de tics nenzaba a hacerse sentir con intensidad creciente y que, de en•
ylass de dos maneras difPrentes de lograr el mismo fin: la afirma- tOlICeS a la fecha, ha contribuido de manera decisiva a enriquecer
ción de nuestra condición humana a traves de H creación de una el conterndo y modelar el caracter do la filosofía latinoamericana.
cultura autentta. Asumkr esta actitud constitutiva de nuestro filo- La "tercera" generación se distingura por el hecho de haber
sofar, de cualqu.era de las dos maneras, era ya un paso decisivo asumido plenamente el ;deal de filosofta auténtica que plantearon
hacia la realizackai de nuestra meta. los teforjaciores" y de haber jugado su destino al forma:Jable pro-
yecto de realizarlo a fondo.
Desplei.iaclo este horizonte de doble faz era inevitable darse
Cuenta de que toda una generacien estaba embarcada, de una ma- La polémica con Zea y el grupo Hiperién sirviò para que esta
nera u otra, en el mismo proyecto fundamental. Pronto pude ve• generación tomara conciencia del proyecto y l o asumiera como
tincar, a traves de una relación muy amplia con pensadores lati- compromiso consigo mismo, Durante el deceno que va d o 50 el
noamericanos de as mas diversas tendencias, cue el proyecto de 60 la polémica tuvo extraordinaria vigencia y aunque lo que se e5-

04 95
criblei sobre ella no expresó su verdadera magnitud, fue tema obli• rural, todas las geneat•Lones ante6u( es han intwkto g u en 'in.
gado de debate personal y de intercambio, a veces apasionado, de !luyendo sobre las posterlores. Pero s se sigue esta -idea hasta sus
opiniones entre la mayor parte de quienes comenzaban ya a hacer 61tin-las consecuencias se termina estudiando el marco general de
la nueva filosofía latinoamericana. Especialmente en los congresos irtteligibilidad do las acciones de las erandes agrupaciones nume-
y reuniones imemacionales de filosofía, fuera de sesiones, se CTI• ras, e5 decir, se cae en lo que Toynbee %tema la h;steirla de la5 cl-
frentaron innumerables veces los "regionalistas" y los "universs- vilizaciones. Mas aún, el proplo Toe nbee ha tenido que reconocer
listas" y ambos grupos comentaron y atacaron sus respectivas po- que no basta estudiar una civilización para a;canzar la compren-
siciones. Comprender el origen, el desarrollo, la culminación y la sión última de los fenómenos históricos, sino que es necesario re-
gradual desaparición de esta polémica es una clave imprescindible montarse a los contactos de las civilizaciones en el tiempo (rela-
para comprender el sentido, las realizaciones y las posibilidades de ciones de filiación) y en el espacio (influencia de unas civilizacio-
fa actual filosofía latinoamericana. nes sobre otras).

Fue así como surgió el proyecto de escribir el presente libri/ No es necesario, felizmente, ir tan ie¡os para alcanzar una bue-
estudiar la obra de (a "tercera generación" a través del análisis in- na inteligibilidad de lo que ha sucedido con la -tercera" genera-
terpretativo del proceso que conduce a su formación y a su toma ción. Basta partir de dos generaciones anteriores: la generaciOn de
de conciencia, tratar de comprender por qué se produjo en ella la los "patriarcas" (nombre comúnmente aceptado entre los histo-
biparticiòn que dividió a sus miembros en un grupo que conside- riadores de las ideas en Arnerica Latina) y la eue llamamos (por
raba que la Cnica salida de la filosofía latinoamericana era la mei tazones que se expondrán en el texto) la generación "forjaclora".
ditacién sobre nuestra propia realidad y en otro que estaba con- Porque es con estas generaciones que comienza el nuevo proceso
vencido de que debíamos dedicarnos a meditar sobro los grandes de filosofida latInoamericana. En seritiao arapd(J, c í a ( lo demues-
tran los estudios cle los historiadores de las ideas en nuestros res-
problemas universales, por qué cada grupo en un principio niega
autenticidad filosófica al otro, por qué se produjo a la larga un pectivos paises (Zea, Ardao, Weinberg, Salazar Bono y , Cruz Costa,
proceso de ósmosis que indujo a numerosos pensadores "universa- etc), siempre existió filosofía en América Latina, Pero existió
listas" a meditar sobre nuestea propia realidad, por qué hoy die la más bien corno actividad aislada de algunos individuos, o como
polémica ya no tiene septido y de qué manera todo este proceso enseñanza académica estereotipada, sin verdadera lntensldad ln-
ha influido en la constitución de propiedades "características" del telectual. Existió sobre todo como utilización cle ideas filosófi-
pensamiento I atiroamerican o. cas europeas para hacer frente a ciertos problemas políticos. No
existió como actividad organizada, corno intento de repensar a
Desde luego, para comprender la función desempeilada por fondo las grandes ideas y los vastos sistemas del pensamien-to oc-
una generación, es necesario comprender su relación con las ge- cidental clásico y moderno y de contribuir a la marcha di:. nuestro
neraciones altecedentes. Por eso uno de los primeros problemas pensamiento con aportes personales. Una ftosoria de este tipo
que hube de enfrentar fue el de qué generaciones anteriores de, surge, por así decirlo, por generacion espontanea a fines del siglo
bien ser el marco de referencia del proceso dentro del que se pasado y cobra una intensidad sorprendente con la que ha sido a
constituye la "tercera generación". Es cierto que, en un sentido veces llamada "generación del 9 8 " de América Latina, y que es

96 91
conocEda con el nombre más apropiado de ia generación de los cuando analizamos el proceso que h enlaza con su antecesora,
"patriarcas". Es pues con esta generación con la que se debe em• porque, como es natural, cuando la "tercera" generación adquiere
pezar pata alcanzar una adecuada comprensión del significado de conciencia de si misma y asume el ideal de autenticidad planteado
Por le generación anterior, se halla en plena juventud. En la actua-
la "tercera" generación. Pero como sería demasiado largo incluir
lidad la "tercera" generación esta en su madurez y hay una "cuar-
en el texto un estudio sistemático y, por otra parte, se ha escrito
mucho y muy bien sobre ella, no hemos creído necesario incluir- ta" generación que se deja ya sentir, y cuyo estudio interpretativo
queda por hacer. Pero en la época de su irrupción en la filosofia la
la en el presente estudio. Suponemos que el lector conoce sus
"cuarta- generación no existía aún y los "jóvenes" eran los miem-
principales aportes en nuestros respectivos países. Y si no los co- bros de su antecesora inmediata.
noce, le bastará con leer algunos de los mejores libros de los mu-
chos que se han escrito al respecto3•
El análisis de la 'tercera' generacióli. que es muy numerosa y
posee mucnos elementos que ocupan un lugar importante en la
Comenzamos por eso con el estudio de la generación "forjado,
filosofía latinoamericana tanto en el grupo de los "regionalistas"
can, a la que llamamos también "segunda generación", por consH
corno en el de los "universalistas", constituye un largo estudio,
derar que la generación de los "patrjarcas" es la que inicia el pro-
Por eso hemos tenido que dividir ;a presente cbra en dos partes.
ceso que conduce hacia el actual estado de la filosoffa latmoame-
La primera que aquí presentamos incluye el análisis de la actitud
ricana. Analizarnos, Primero, tratando de interpretarlos, el origen
y el proceso de la experiencia que lleva a los hombres de la "se- y de la obra de la "segunda" generación, el estudio del fenomeno
gunda" generación a forjar el ideal de la filosofía auténtica que va de la "biparticion" de la "tercera" generacién en dos grupos anta-
a ser heredado y asumido conscientemente por la generación si, gónicos y la exposición de la actitud y la obra de los principaies
guiente y exponemos luego el contenido de las obras más impor- 1miembros del grupo "regionalista" constituido por los lntegrantes
tantes de sus prnrcpales miembros. Creernos que dicho proceso de Hiperion. En la segunda incluiremos el estudio de la obra de
que llamarnos la experiencia del "desenfoque" cs fundamental para los que pertenecen al grupo "universalista" de la tercera genera-
comprender el enlace entre la "segunda" y la "tercera" genera- ción y del proceso que lleva a ambos grupos a asumir una posición
ción y la subsecuente trayectoria de esta última. Es importante, cada vez ma conediadora (a pesar de que existen aún hoy día al-
sobre todo, para comprender por qué la "tercera generación asu- gunos elementos recalcitrantes). Estudiaremos también El algunos
me el Heal forjado por la "segunda" y eclutfere un compromiso )ensadores, corno Arturo Ardeo y Joao Cruz Costa que, aunque
consigo misma para realizado a -fondo. Comprendido este com- son historiadores •le las ideas y su obra es una confirmación de
promiso generacional, se ve con claridad por qué la "tercera ge- ia importancia de las tesis de los "regionalistas", no pertenecieron
neración" se ve obligada a utilizar técnicas cada vez más depura- nunca a ninguno de los dos grupos, Arturo Ardan, por ejemplo,
das desde el punto de vista metoclologico y per qué se le puede con notable lucidez, desde los comienzos de la famosa Polémica,
considerar corno una generación "técnica". consideraba quP ambas posiciones estén justificadas, En un libro
publicado no hace mucho'', desarrolla de manera sistematica la
Además de llamar "técnica" a la "tercera" generación, la deno- tesis, que concibió muchos años antes, de que hay una -filosof(a
minamos también generación " j o v e n " . L a ilarnamos "joven' de lo americano" Çrneditacion sobre nuestra propia realidad) v

98 99
una "filosofía americana" (meditación filosofica hecha por lati- Ve tos dos orupos de la "tercera generación" era m'as dogmática y
noamericanos en su correspondiente situación histórica y que cerrada, con sus principales representantes y ha discutido con
puede versar sobre los mas diversos temas). ellos y escuchado sus opiniones sobre lo que debla ser y no debía
ser la filosofía latinoamericana. En eletto sentido y s'in que esto
E segundo libro terminara con algunas consideraciones sobre signifique ninguna pretensión especial, se considera un testigo de
/a "cuarta generación" que, debido a que está en las primeras eta- excepción del proceso que conduce de la experiencia del "desen-
pas de su trayectoria, no permite atan ver con claridad [as vías que foque" d e l a "segunda" generación a la decisión de realizar el
esta transitando. Pero esta generación tiene ya figuras importantes "ideal de filosofía auténtica" clue caracteriza a la "tercera". Cree,
cuya obra permite hacer algunas prospecciones. Es importante, en por eso, que aunque no es un historiador profesional de las ideas,
la actual etapa de su desarrollo, tratar de comprender la relación puede manejar un material histórico "vivido", que es suficiente
entre la "tercera" y la "cuarta" generación. En este aspecto se para fundamentar las tesis que desarrolla en et texto. Y se hace la
descubre que tanto el grupo "regionalista" corro el "universalis- llucién de que el material ofrecido puede, incluso, ser útil al his-
ta" han influido en la última generaciOn y que, sin el dogmatismo toriador de las ideas o al lector que aborde la lectura del presente
de los arios pasados, se observan las tendencias de ambos grupos. Fibra con la intención de informarse sobre la historia del pensa-
Hay ya pensadores de la "cuarta" generación dedicados a la "filo- miento latinoamericano en una determinada etapa de su trayec-
sot la de lo americano" y hay Otros dedicados a la "filosofía uni- toria.
versal".
El segundo punto es la objeción, frecuente en nuestros días,
Antes de terminar este prologo consideramos conveniente tc- que se hace contra los escritos de carácter filosófico que versan
car dos puntos. El primero es que se puede hacer el reparo de que sobre aspectos concretos de fenómenos culturales o históricos. Es-
el autor del presente libro no es un especialista en historia de las critos como los de Zea sobre 01 ser del latinoamericano o como el
ideas. La respuesta es que el presente texto no pretende ser una itis- del presente texto sobre la "autenticidad" del filosofar latinoame-
toria d e ideas". Sólo pretende ser un ensayo interpretativo del ricano que utilizan, según esta objeción, categorías inadecuadas
papel que desemperia la "tercera" generaciOn en el proceso crea- para abordar el análisis de fenómenos humanos. Todo intento do
dar de la actual filosofía latinoamericana. Es cierto que para po- analizar e interpretar "hechos sociales" debe utilizar categor Las de•
der llevar a término un ensayo de esta índole es necesario conocer las ciencias sociales y debe desechar conceptos vagos corno "con-
la personalidad y la obra de los pensadores que intervienen en el ciencia de la historia", "el ser del hombre de estas tierras", "jugar-
proceso. Paro este esuli requisito que el autor cumple ampliamente, se el propio ser", "reba}ar su propia humanidad", "nuestra situa-
pues debido a una serie de circunstancias que serra demasiado lar- ción desde el punto de vista de lo que somos", el "proyecto de
go relatar, ha tenido la suerte de conocer no solo a todos [os existir auténticamente", etc., utilizados por los filósofos de l o
miembros de la "tercera" generación sobre [os cue habla en este americano.
libro, sino también a las ¡principales figuras de la generación Altor-
'adora". Los ha conocido y ha Leído sus principales libros. Ha te- Se trata por cierto de una objeción de peso que debe ser toma-
nido amistad y trato personal, en la época en que la oposición en- da seriamente en cuenta, pues incide nada menos que sobre lo Que

'I 0C 101
debe ser el contenido de la filosofía misma. En esencia, sostiene trtillzan conceptos como "dominación", "explotación", "aliene-
que no debe filosofarso sobre temas culturales, antropológicos, so- :On", y otros por el estilo. Y estos conceptos remiten directa-
ciológicos o históricos concretos. Estos temas se deben dejar a las mente a postulados de valor cuyo sentido último no puede deter-
ciencias sociales, a la sociología del conocimiento, a le sociología minerso científicamente. Hablar de "cultura de dominación" o
política, a las análisis socioeconómicos, a la teoría de la "acultu- de "sociología de la explotación" es enfrentarse, ipso (acto, a to-
reci-én", etc. do tipo de opresión de unos hombres sobre otros. Y este enfren-
tamiento supone que los análisis utilizan en su base conceptos
No pretendemos zanjar la discusión en las breves palabras que fliosàficos, pues la -dominación" y le "explotación" de unos
siguen, sino hacer ver, simplemente, que el argumento, a pesar hombres por otros no sólo remiten a la tesis filosófica de que son
de su apariencia científica, no nos dice la última palabra. Cuando reprobables, sino también al concepto de "nombro" (que no es
se abordan temas humanos, el claro deslinde entre lo científico muy científico que digamos), pues sólo un hombre puede explo-
y lo filosófico no puede efectuarse tan fácilmente corno parecen tar a otro hombre. En cuanto al concepto de "realizach5n del ser
creer ciertos científicos sociales. inc:uso cuando se trata simple y del hombre" y querer h a l a r "científico" a este concepto, nos
llanamente del conocimiento científico, el problema no puedo parece, usando el "british understatement", ligeramente exagera-
considerarse resuelto de ninguna manera. La mayor parte de las do.
ciencias, tanto naturales corno sociales, tienen aspectos filosóficos
y la mayor parte de los textos filosoficoscontienen partes cientifl- Vernos, pues, que cuando se analizan hechos humanos y se
ces. ¿Quién puede decir, por ejemplo, dónde termina lo filosófico quiere comprender a fondo su significado, hay que recurrir, en
y comienza lo científico cuando se estudian los fundamentos de último término a conceptos que es muy dif ícil considerar como
la matemática? ¿Puede hablarse sobre teoría de los conjuntos "científicos". Puede, naturalmente, arytiirse que cuando se hace
evitando toda utilización de conceptos filosOlicos? ¿Puede com- ciencia no se trata de "comprender" ningún "significado". Que
prenderse a fondo la teoría de la relatividad sin utif izar categorías la Única comprensión posible es la que se produce cuando un he-
eoistemologFcas? Si alguien cree en esta posibilidad es casi seguro cho o un conjunto de hechos se "deducen" de los axiomas (y a
que desconoce los aspectos propiamente científicos de dichas teo- veces de los axiomas más otros hechos) aceptados por la discl-
rías. plina que estudia los hechos consderados. Pero precisamente
de lo que se trata es de tener la seguridad de que las ciencias so-
Cuando se analizan fenómenos humanos es aún más difícil
ciales soio se constituyen de esta manera. Es indiscutible quo la
"eliminar" la conceptuación filosófica. Es imprescindible recurrir
economía política en gran parte y ciertos aspectos de le socio-
a conceptos y categorías que no pueden ser considerados "cientí- logía y de la antropología han logrado constitukse sobre esta base
ficos" sin mes. Consideremos por ejemplo los análisis, hoy tan en en los atimos arios. Pero la historia y numerosos aspectos de la
boga, que electuan Ion que abordan el tema de la "cultura de la antropoi-ogia cultural y de la sociología están muy lejos de haber
dominación" o la "sociologa de la explotaci6n". Estos análisis logrado esta conformación. Más aún, tal vez no puedan ni deban
son, en gran parte, no sólo legítimos e importantes sino, por cier- conformarse de esta manera. Querer explicar todos los movimien-
to, científicos. Pero no pueden constituirse científicamente si no
tos históricos mediante categorías puramente economices, o cier-

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103
ha tenido en la posición asuroWa por cae• a n o azi u (Jrupy,i el he-
cho de que haya o no hoya estudiado en universidades norteame-
ricanas o europeas, su pertenencia a diversos partidos politicos, su
status socioeconOmic° originario y su actual status- socioeconémi-
co, etc. Todo esto puede ayudar a la comprensión del fenómeno
filosófico latinoamericano. Pero no creemos que las encuestas, las
matrices de datos, las distribuciones, la inclusión de parámetros
múltiples, las pautas y los índices puedan bastar para lograr una
comprensión adecuada de dicho fenómeno. En los fenómenos hu-
manos se trata de acciones humanas y estas acciones remiten a
"proyectos- que hace el hombre sobre si mismo. Es clifrcil imagi-
nar cómo se pueden comprender estos proyectos sin echar mano
de conceptos filosóficos sobre el hombre. Y estos conceptos son
irreductibles, a pesar de todos los esfuerzos, a conceptos científi-
cos tal como los entiende la moderna epistemología. Como ve-
mos, el análisis critico del argumento considerado nos lleva direc-
tamente a uno de los problemas centrales de la filosofía del cono-
cimiento: hasta dónde es posible comprender los fenómenos hu-
manos utilizando exclusivamente conceptos y métodos científi-
cos. Es indudable que el propio ideal de conocimiento planteado
por la filosofía conduce hacia la meta de la reclucciOn de lodo el
saber al conocimiento científico. Mas se trata de un ideal en sen-
tido kantiano. E l hecho es que, a pesar de los extraordinarios
avances hacia su realización (sobre todo en los últimos tiempos,
gracias al proceso espectacular de los métodos de análisis), la ex-
periencia histórica nos muestra que es imposible alcanzarlo, con-
forme se van rigorizando las disciplinas cognoscitivas y se van
abriendo bajo sus pasos abismos filosóficos cada vez mas profun-
dos, El * m o l o mas impresionante se tiene, precisamente, en las
ciencias que mayor rigor han alcanzado; las ciencias lógico-mate-
rna-ticas. Nunca como hoy estas ciencias han gozado de un rigor
tan depurado, nunca tampoco ha sido posible, como hoy, rogori-
zar y transformar en científico el análisis de ciertos problemas
que hasta hace sólo pocos afios eran considerados corno exclusi-

105
vos del campo de la filosofía (la metateorta ha remplazado con
ventaja ciertos aspectos de ta teoría del conocimiento que tradi- clenefficos. Creemos que en el campo de lo humano se presenta
cionalmente eran considerados como filosóficos). Pero conforme hoy día una profunda problemática, filosófica, especialmente
ha ido avanzando el rigor científico y ciertos ternas !filosóficos, desde el punto de vista epistemologico, de la cual se tiene aún
tradicionales se han Ido transformando en cient (ticos, se ha ido des- poca conciencia. Uno de sus aspectos principales es, precisamen-
plegando un horizonte cada vez mas grande y profundo de proble- te, el de la eliminabilidad de conceptos y categorías filosóficas
mas que sólo pueden ser abordados filosóficamente. Temas tales en el tratamiento de los fenómenos humanos, ¿Hasta dónde es
como el de la evidencia y la intuición intelectual, el conocimien- posible eliminar estos conceptos, hasta dónde es necesario man-
to a priori, el de la existencia de un sistema de principios de le tener conceptos irreductibles a los científicos para interpretar los
razón, de la evolución de estos principios, de la significación de tenémenos históricos y sociales? ¿De qué manera debe proceder-
los lenguajes logicomatematicos, de la singitioación del término separa, en caso de que sea irnprescindible utilizar categorías fi-
"conjunto" y otros, tanto de replanteamiento de temas clásicos losóficas, hacerlo sin caer en ras vaguedades de una filosofía li-
como nuevos y especrlicos producidos por el propio desarrollo teraria ya superada? Todos estos son temas prácticamente vírge-
del proceso de rigorizacien, no pueden ser abordados científica- nes, cuyo tratamiento es urgente para el desarrollo de una epis-
temología verdaderamente sistemática.
mente. Y sin embargo tienen que ser abordados, pues de otra ma-
nera ser la imposible encontrar fundamento y sentido al propio
C000CsITII9n'T) C'ent(fiC0i Pertenecen, p o r eso, inevitablemente, al Creemos que las anteriores consideraciones muestran que el he-
campo de la filosofía, Claro que el lenguale y el método de trata- cho de hacer filosofía sobre ternas concretos de la historia, la cul-
tura y la sociedad americanas no puede objetarse fácilmente. Más
miento no pueden ser ya como el de la filosofía clásica. La pro-
bien lo objetable es la tesis contraria. Querer reducir todo conoci-
pia dinámica que ha abierto el nuevo horizonte problemático ha
miento sobre "hechos" humanos a aplicaciones de las ciencias so-
impuesto un nuevo estilo de filosofar, más riguroso, más cuidado-
ciológicas, economices o antropológicas es desconocer el sentido
so que el tradicional. Pero, al fin y al cabo, se trata de filosofía y
no de ciencia. profundo del proceso de rigorización que caracteriza la marcha de
la ciencia moderna, Desde luego, para que los análisis filosóficos
Si esto sucede en el ámbito de mayor rigor del conocimiento, sobre temas humanos concretos sean legítimos deben cumplirse
ciertas condiciones; deben ser irreductibles al análisis científico
¿puede ccnsideearse fundada la pretensión de reducir todo aria-
y deben ser claros e inteligibles. Los trabajos de interpretación de
lisis cognoscitivo sobre fenómenos humanos al nivel científico?
la realidad latinoamericana que analizamos en el presente libro
Nos parece ingenua tesis tan optimista. Nos parece que quienes
cumplen en amplia medida estas condiciones. Desde luego, una
la esgrimen, negando la posibilidad de hacer filosofía sobre te-
mas concretos del hombre, la cultura y la historia, ni siquiera buena parte del material que contienen es de carácter sociológico,
se dan cuenta de lo que esta sucediendo en les disciplinas cien- antropológico e histórico, Pero en Ultimo se trata de una interpre-
tíficas más rigurosas, no tienen conciencia de los extraordina- tación filosófica porque se trata de comprender la actitud que
asume un grupo de hombres, en determinada circunstancia con-
rios panoramas filosóficos que se están desplegando como con-
secuencia misma del avance del conocimiento y de la Metodología creta, sobre si mismo. Y hasta el presente, por lo menos hasta
donde llega nuestra información, no existe una metodología cien-

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(onces no lo estan. El que lea los libros que comentamos y las pa-
tifica capaz de ofrece: al ser humano la comprensión de sí mismo.
ginas que siguen juzgara por si mismo.
La ciencia es imprescindible para partir de una base sólida. Pero el
trayecto hacia la comprensión conduco inexorablemente a io filo,
(Prologo al libro: Despertar y proyecto del filosofar latinoameri-
sofico_ La visión filosdfica, con todas sus limitaciones y sus málti-
cano. México, Ed. F. C. E., 1974Ii.
ples peligros, es la que da en este campo (y seguramente en todoil
la última palabra. En este sentido la visión de un filósofo auténti-
co \Jale mas que todas las estadísticas del mundo. Conversaciones Luis V i l l o r e , afros m a s verde. s e a p a r t e d e l o r u p o , y es e c t u e l m e n t e
corno las que tuvimos con Francisco somero vagando por la calle une I r n p o r t a n t e f i g u r a d e le f l i o s o f i a arlali.tica e n A m é r i c a L a t • n e . Se
le C e b e c o n s i d e r a r t h b s o l o a r a l i t i c o l a t o s e n s u . P e r o e n ese ent.Drces
Corrientes de Buenos Aires o con Samuel Ramos volando de Esta- nea m i e m b r o clel g r u p o d e ! e a y en d i c h a c e . n d i c i t i n eSecibià I l t r O S Sc
dos Unidos a México, son, para nosotros, más reveladoras que b e e l i n d i g e r ' S m o e n h l r e * i c o y l a C e n d i c i e n del l a t i n o a m e r i c a n o q u e ,

cualquier estudio sobre la condición socioeconómica de los filóso- desde todo punto de ;Asia, son excelentes.
fos latinoamericanos de tal o cual época. Va lo hemos dicho, no Por l o m e n o s en i m i t o d o t i - p r o d u z o l d n p : - e s en M a x i c o • e n esa epo-
porque estos estudios no sean importantes sino porque, aunque ca, h a t i i a n u m e r o s o s p r s ? c d o r e s d e d : c a d n s a l a t . • c ; o l l a p u r a .

son innprescidibles para formarse una idea clara de S circunstan- 3


S o b r e h i s t o r i a d o l a s i d e a s , u u e a b a r c a n i a o b r a ele o s ' a t r i a r c a s '
cias en que los filósofos crean sus ideas, no pueden ofrecer una hay L i b i o s , c o r n o l o s a s G a o s . Pc):TtUfei A r C a 0 . S i n c h . e z R o u l e t , V i l l e -
explicación total de su surgimiento, de su dinámica y de su verda- gas, Zeta, S a l a z a r C o n d y , C r u z C o s t a , F r a n c o v i t C r t , K e r n o t M e r c a d o y
o t r o s . T o d o s d i o s se p u e d e n c o n s e g u i r e n ! i b t e r f a s o e n b i b l i o t e c a s
dero significado. universitarias.

Hemos hecho esta larga justificación porque los problemas quo Arturo Arda°, Filosofia en tengua espaiirala, Ailia. MOntellidGO, ig68•

plantea la crítica que acabamos de analizar son do alto interés. So


trata nada menos que del gmbito que corresponde a la filosofía y
nos parece que, debido a cierta incomprensión de lo que es la fi-
losofía y de las relaciones entre esta y la ciencia, se producen re,
paros como el considerado que oscurecen la adecuada compren-
sión de temas y problemas importantes corno, precisamente, el de
la posibilidad de filosofar sobre temas humanos. Mas creernos
que, en último término, la verdadera justificaci.On del tipo de li-
bros como los que se analizan en el presente texto (que es tam-
bién del tipo de los libros analizados) es su contribución a la com.
prension de lo que es la filosofía latinciamericana, es decir, la com-
prensión d e un fenomeno humano, cultural e histórico. Si los
ensayos sobre filosofía de lo americano permiten comprender
con claridad los fenómenos humanos que analizan e interpretan,
entonces están justificados. Si no permiten esta compresión, erp

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siderada universal, se refleja mal, es mala sombra y mala copia del
orignal. alela copia? Sí, se refleja, pero se refleja mal; se imita,
pero se imita mal.¿Por qué? Algunas respuestas empiezan por me-
LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA
noscabar al hombre que se hace esta reflexión. [mita mal, refleja
LATINOAMERICANA mal, porque, se dice, carece de Is capacidad para asemejarse al mo-
delo aceptado. Menoscabo que, por supuesto, tiene su origen en
Leopoldo ¿ea la opinión exterior: pero que entre los latinoamericanos se va a
transformar en autodenijaciOn, Porque es autocienigrarse el con-
La preocupación por la exstencia de una filosofía que pudiese siderarse silleros sin capacidad para reflexionar, tal y corno lo hi-
ser llamada americana, referida a la América Latina, encuentra su cieran y lo U361•1 haciendo los creadores de la firosof fa llamada
tfiliversal.
respuesta en la historia de esta fi losof fa, En 1840, es Juan Bautis•
te Alherdi. quien de hecho, afirma su existencia, en cuanto es o
debe ser una filosofia que atienda a la solucl6n,de los problemas Por ello muchas de as respuestas que se dan al interrogante so-
que se prantean al hombre de esta América, elevando su indaga- bre la existencia do una filosofía latinoamedcana y sobre la origi-
ción a la histor[a misma de la filosofía, a la historia de la filosofia nalidad de la misma, si ella existe, serán negativas. En el pesimis-
europea, de la que se deriva en América toda, reflexiOn abStracta ta recorrido sobre [a historia de esta filosofie, ia que aparece en
o sobre lo concreto, La filosofía latinoamericana, antes de tomar Latinoamérica es vista corno un mal eco y una mala sombra de la
conciencia de sí misma, de su propia realidad y sentido, empieza filosofía propiamente dicha. allOnde está el Descartes, dónde el
por ser historia de las influencias por eJa recibidas. Conciencia de Kant, dónde el Hegel latinoamericanos? ¿Dónde los grandes sis-
las influencias recibidas que conducen, a su vez, a la pregunta so- temas que han-iluminado e iluminan al hombre que hace la filoso-
bre la originalidad do este peculiar filosofar. La filosofía latino- fía? Nade de esto, se considera, existe en esta América. Paradoji•
americana, vista desde este ángulo, no parece ser sino lo que dile- eamente se niega la originalidad dei supuesto filosofar latinoame-
i.a Hegel, "eco y sombra" del hacer y pensar europeos. ricano, Por no ser tin buen eco ni una buena sombra de sus gran-
des modelos, No hay originalidad, se considera, porque los resul-
tados de este filosofar nada tienen que ver con sus modelos. Pal-
Eco y sombra? & a filosofía europea reflejada en el pensar ia• ta de originalidad, quiá, si se parte deP hecha de que nada tone
tinoamericano corno frente a un espejo? No, y es agur donde va a
que ver ese filosofar latinoamericano con sus fuentes originales.
encontrarse la clave del problema y a pregunta que acabará sien•
do angustosa, sobre la propia originalidad que lo seré, obviamen•
Pero no faltaren, sin embargo, otros puntos de vista, los que
te, la identidad de los hombres de esta América. Identidad que era verán en !a supuesta falte do originalidad del filosofa' iatinoeme-
puesta en duda, entre paréntesis, mientras se aceptase no ser otra ricen° la fuente de su mas auténtica originalidad, ¿Por que el re-
cosa que reflejo de algo extraño. Pero este algo va a ser afectado flexionar filosiAco latinoamericano, aun pretendiendo imitar,
en re limpidez del supuesto reflejo, a partir de la conciencia de ser
aun queriendo ser eco y sombra del filosofar llamado universal,
un mal eco, una mala sombra del mismo. La filosofía europea, c0n- no iogia tal cosa? ¿Se trata, realmente, sólo de una mala copia

110
111
ti
der filosofar europeo? O, ¿simplemente lo que sucede es que en que no califica sobre la humanidad de los pueblos como lo son los
este filosofar es el hombre que reflexiona et que pone su propia
de esta región de América. Porque ha sido una serie de circunstan-
marca al material utilizado? Ya en Alberdi se hace patente esta
cias históricas la que permitió, entre otras cosas, imponer el domi-
interpretación cuando se ve en el filosofar europeo no algo que nio europeo u occidental sobre la casi totalidad del resto de la tie-
debe ser imitado, sino un instrumental que ha de ser utilizado pa- rra. Situación que no puede calificar sobre la humanidad de los
ra resolver los problemas que se plantean al hombre de esta Amé- hombres y pueblos que han sufrido y sufren este dominio, Cro-
rica.
nológicamente estos hombres podían ser calificados de bárbaros,
primitivos, salvajes, pero no de ser menos hombres como so hizo
Se han malentendido los motivos del filosofar latinoamericano.
en América, a partir de la conquista. Es la polémica que ya se
Este no pretende imitar , ser eco y sombra de un determinado fi-
plantea entre Juan Ginés de Sepúlveda y Fray Bartolome de les
losofar, lo único que se propone es reflexionar sobre los proble-
Casas sobre la humanidad de este hombre, al que el primero llama
mas de su propia realidad y para ello se sirve de los mismos instru-
homúnculo, hombrecillo, menos que hombre. Este hombre no
mentos de tos que se sirve el filosofar europeo cuando reflexiona
por ser esclavizado es menos hombre. Y.como tal, no puede ser
sobre su propia realidad. Lo que va ahora a quedar en duda es si
incapaz de reflexionar sobre si mismo y sobre la realidad en que
este instrumental, eficaz para resolver los problemas de la reali-
se encuentra inserto y, a partir de esta reflexión, poder transtor-
dad europea, podrá igualmente servir para resolver los problemas de
mar su situación. Podrá estar en las antípodas de la ciencia y la
la realidad latinoamericana. Con esto se ha dado un gran paso, el que
técnica creadas por el hombre europeo-occidental, pero no en las
pone fin a la denigración y autodenigracion respecto a la capacidad antípodas de lo humano. El reflexionar, el filosofar, es posible y
o incapacidad para pensar del hombre de esta América, grave du-
válido lo mismo en una situación histórica que en otra.
da que implicaba, nada más ni nada manos, que dudar sobre la in-
tegridad misma de este hombre, sobre su propia humanidad. Pues
si el hombre es hombre, esto es, se distingue de otros entes, por su En las antípodas de la ciencia y ia técnica europeo-occidental,
capacidad de pensar, para refexionar sobre si mismo y sobre su en las antípodas del filosofar que les dio origen, pero no en las an-
realidad,¿ q u é clase de hombre sería el latinoamericano si fuera típodas del reflexionar que es propio del hombre, ni menos aún
incapaz de hacer tal cosa? Lo que parece existir es sólo un desa- en las antípodas de la humanidad. Desajuste cronológico, pero no
juste cronológico entre lo alcanzado por el flosofar europeo u ontológico. El hombre de esta América no es menos hombre que
occidental reflexionando sobre su propia realidad y lo alcanzado el creador de aquelras extraordinarias filosof (as, ni el creador de la
por el hombre de esta América. Lo que en realidad se hace paten- extraordinaria ciencia y técnica que la ha hecho predominar sobre
te es el desajuste cronológico entre lo alcanzado por el pensamien- el planeta y sobre los hombres que, cronológicamente, van retra-
to europeo u occidental respecto a soluciones prácticas, ciencia y sados en esta carrera. M i polémica con el siempre recordado
tecnología y l o alcanzado por el pensamiento latinoamericano. Augusto Salazar Bondy lo fue respecto a este desajuste cronológi-
Pero de allí no se deduce la incapacidad de los hombres de esta co y sobro la idea que sobre eF hombre se deriva de tal desajuste.
región para reflexionar, simplemente, un retardo respecto a un ti- Pensar que no puede existir una filosofía que los latinoamericanos
po de soluciones. Un problema de historia, anacronismo histórico puedan considerar propia, sino hasta que hayan vencido el atraso

112
113
cronológico, en que se encuentran, hasta que dejen de formar pue-
se planteen la problematica propia de su realidad. No dar6n1 por
blos subdesarrollados y pasen a ser pueblos desarrollados, es pen.
supuesto, nuevos modelos de filosofar, sino simplemente expre-
sar que los latinoamericanos no son aún hombres. Que son lo que
siones concretas del permanente reflexionar del hombre sobre
Ginés de Sepúlveda llama despectivamente homunculos. Subhcm-
la realidad que histairica y geográficamente Patio tocado en suerte.
bres no, sino hombres en una situación de subdesarrollo, pero que
Sin quo tal sitoaclian afecte a la identidad del hombre, el hombre
puede y debe ser rebasada corno hombres que son. Hombres siem- es hombre ami( y en sus antípodas.
pre y, como tales, capaces de reflexionar sobre sus problemas pata
darles solución, como les dieron a sus problemas y les siguen dan-
Por ello, el filosofar latinoamericano, consciente de esta reali-
do los hombres que ban originado el extraordinario desarrollo del
dad, empezó Por ser historia; historia de las ideas, historia del
que están fuera y son instrumento. Y sobre esto se puede filoso-
far. Un filosofar sobre los obstáculos con los cuales los hombres pensamiento, que acabaran siendo historia de la filosofía latinoa-
mericana, a Filosofía latinoamericana? Sí, por supuesto. Esta exis-
de esta América han tropezado en un filosofar tan auténtico co-
mo cualquier otro, ¿O es que el filosofar no surge frente a una te, ha existido, y se plantea en el mismo momento en que se pre-
tendió poner en duda la humanidad de los hombres de esta Amé-
problemática que ha da ser resuelta a veces con gran urgencia?
rica. Duda que alcanzaba, no sólo a los llamados lndigenas, sino a
¿Acaso no es leg(timo el reflexionar o filosofar sobre los proble-
todo nacido en esta América por el sin/ple hecho de haber nacido
ras del subdesarrollo y de la dependencia? allo es filosófico el re-
flexionar sobre el cambio que ponga fin a las relaciones de depen- fuera de lo que se consideraba fuente y origen de todo lo humano
y su cultura, ¿Quién soy? ¿Quiénes somos? Empieza por ser el
dencia en que este hombre ha vivido a lo largo de su historia? ¿No
es filosonuo olani.eal seeP problema de la liberación frente a la do- origen de nuestro preguntar filosófico, el cual no tiene pur qué
ser considerado menos autentico y legítimo quo el que se han ve-
minación y el coloniaje vividos? Obviamente tal filosofar no será
nido haciendo los filósofos desde Grecia hasta nuestros días. ALM-
semejante al originado on Europa. Como éste tampoco se parece
que no faltará quien conteste. ,;_por qué piantearse una problema-
a ningún otro, ni ha jurado por maestro algOn extraño a su reali-
dad. Un legitimo reflexionar filosófico es el que los latinoameri- lita que ya ha sido resuelta por esa filosofía? Precisamente por Oso,
porque esa filosofía ha resuelto su propia problemática, ha dado
canos hagan sobre los problemas de su realidad; como legitimo ha
respuestas respecto al problema del hombre, pero en esa respues-
sido y es e l que se han planteado y se plantean los filósofos occi-
ta no caben los hombres de esta América, como no cabían los bar-
dentales sobre su realidad y sus problemas. Obviamente no vamos
Oaros en la filosofía de Aristóteles; ni los indígenas americanos en
a tener un Descartes, un Kant, un Hegel ni ningún otro; ni tampo-
co tendremos sus sistemas, por la misma razón que en la historia la filosofía de Ginés de Sepúlveda; como tampoco los americanos,
asiáticos y africanos en 11 •filor a l ege , en la lustración
de la filosofía europea esos Descartes, Kart y Hegel no resultaron
y el positivismo. Serán considerados, pero como menos que hom-
de la pretensión por semejarse a este o aquel filósofo. Todos ellos
bres y, por ello, destinados a servir al hombre por eacelencia, a sei-
no son sino expresión de un reflexionar filosófico realizado autén-
ticamente sobre los problemas que les planteaba su propia reali- instrumentos de la cultura y civilization de los que están margina-
dos. Por ello ha tenido y tiene sentido reolantoarsa esta problema.
dad. Como obviamente nuestro filosofar, si es auténtico, origina-
rica, la del hombre puesto en entredicho. Sornos hombres;' aSe-
r6 sus propios filósofos y sus propios sistemas en la medida en que nos hombreaos, homUnoulos?

114
lis
ración liberados. Ser como Francia, Inglaterra o tos Estados Uni-
La filosofía en esta América empieza siendo una filosofia so- dos serán los grandes proyectos tatimaamaticanos que buscarán
bre su propia historia. Una historia ligada, obviamente, a la histo- apoyo en las filosof las que, se suponla, hablan hecho de esos pue-
ria de esa filosofía europea. Pero no ligada, on cuanto sea expre- blos grandes naciones.
sión de esa filosofía, en arquetipo a seguir, copiar o imitar, sino
en cuanto la misma será utilizarla en esta América para resolver La realidad, sin embargo, se impondrá en cada caso, dejando
problemas de la misma. Mas que una historia de cómo se han imi- sin efecto tales proyectos. Pero será, precisamente, la toma de
tado otras filosofías, es la historia de cómo esas filosofía han ser- conciencia de /a relación que ha guardado la adopción de esas fi-
vicio a los fines de los hombres que las han utilizado. Por ello será losofías con la realidad para la cual fueron adoptadas, la que ilu-
una historia del tomismo en Latinoamérica, del racionalismo, la mine y dé sentido a este filosofar que, de teclas formas, han veni-
ilustración, el liberalismo y el positivismo en la América Latina. do haciendo los latinoamericanos. Una cosa será lo que se preten-
Insistimos en la historia de cómo esas filosofías originadas en la da y otra lo que se pueda. No bastará adoptar una determinada fi-
problemática europea, han sido utilizadas para resolver problemas losofía para que la realidad, para la cual habia sido adoptada, se
originados en esta América. Ahora bien, quien quiera ver en esta transforme. La filosofía racionalista y de la ilustración no dará
historia una repetición de la historia de la filosofia europea se en- origen en esta América a revoluciones como la estadounidense en
contrará con malas, malísimas copias do gsa. Esto es, si se parte 1776, ni la francesa en 1789. Pero si servirán esas filosofías para
de la idea de que lo que se pretende es imitar y no utilizar. hacer patente la realidad de esta América. Una realidad rebelde a
fórmulas que le fuesen extrañas, tampoco el utilitarismo ni el po-
La historia de las ideas en Latinoamérica adquiriré especial im- sitivismo hicieron de nuestros parses Otra ingiateria, Francia o Es-
portancia en esta preocupación por deslindar la revelación que tados Unidos, La realidad, en sus maltiples expresiones, reclama-
guardan las filosofías europeas y la realidad en función de la cual rá un tratamiento propio. Las filosoffas y illosofemas utilizados
han venido siendo utilizadas. En la utilización de tales filosofías para comorenderia y para transformarla, tenían obviamente que
esta, por supuesto, la preocupación porque las mismas hiciesen ser vistas en relación con esa realidad, De all( clue los resultados,
por esta América aquello que se supone hablan hecho por la rea- la forma de entender tales filosofías, fuesen vistos como clistor-
lidad de que eran originarias. La filosofía racionalista, ilustrada, li- siones, malas copias, de las consideradas corno auténticas.
beral y positivista será utilizada por los latinoamericanos en rela-
ción con los logros que, se pensaba, su uso habla alcanzado en sus La historia de las [deas, que -fue vista precavidamente como
lugares de origen. Nuestros emancipadores, armados con la filoso una historia del pensamiento latinoamericano, ofrecerá otra di-
fía de la ilustración que había dado erigen a la gran revolución en mensión, la clue es propia de toda filosofía, tendré un sertido. El
Francia de 1789, luchaban porque sus pueblos alcanzasen liberta- sentido de una historia de lo que se proyecta con instrumentos
des semejantes. La adopción do constituciones e instituciones li- no surgidos de la propia realidad para el logro de metas, de acuer-
berales sobro las que se apoyaban las grandes naciones modernas, do con ella. El resultado de tal uso expresará lo que José Gaos ha
será vista corro un instrumento para hacer de los pueblos de esta llamado una filosof fa de la historia de nuestra América. La histo-
América, naciones semejantes. Civilizadores y positivistas latino- ria al parecer, hecha de malas imitad ones de la filosofía europea,
americanos harán de esas filosofías el motor y meta de los pueblos
117
116
resultaba ser una historia de lo qua los hombres de esta América
pretendían alcanzar con tales instrumentos. Y esta filosofía de la landolos, devorándolos, alimentándose de ellos; en nuestra Améri-
historia se expresó, pan quieres tomaron conciencia de la misma, ca el esclavo y el siervo tenían que ser ignorados como si no hu-
como un no querer lo que se había sida y se era para poder ser
distinto. ¿Pero qué es lo que no se quería seguir siendo? Pura y Ibiesen existido
seileres? paraopoder
M e quién llegar aEsto
de quiénes? ser amos y señores. ¿Amos
es ¿mantener e l vie. y
simplemente no so quería aceptar corno propia una identidad im-
puesta y por ello ajena; identidad impuesta a los hombres da esta
status de la dependencia ahora aplicado internamente en las socieda-
des nacidas bajo la dependencia de la servidumbre? Lo cierto es
1
América, haciendo de ellos hombrecillos, homOnculos, subbom- que la falta de experiencia en la libertad, negando la servidumbre
bres, Simón Bolívar mostraba ya cómo ese pasado que no se que- y, por ende, el mal uso de las libertades que se pretendían alcan-
ría aceptar corno propio era solo expresión de una identidad ser- zar, solo había de dar origen a nuevas servidumbres. Ahora ser-
vil. Los hombres de esta América habían surgido históricamente vidumbre frente a quienes tenían la experiencia de la libertad, así
en la servidumbre y parecían condenados a seguir en la misma. De como experiencia en el buen uso de los instrumentos y técnicas
allí ese no querer seguir siendo algo que Fs había sido impuesto que garantizasen esa libertad. Se borraba así el viejo pasado servil
y, por ella, extraflo; para poder ser de otra manera. Para poder ser impuesto por el coloniaje l'heno; pero se irá aceptando el de los
como es conjunto de hombres y puebios que hab ion dado y estaban hombres y pueblos con experiencia de la libertad y la técnica a
dando origen a sociedades de hombres libres. A sociedades de cuya sombra podría, acaso, aprender a usarse la libertad y esa téc-
hombres capaces de convivlr en una relación que no fuese ya la de nica. Se pasaba del colonialismo al neocolonialismo. Del colonia-
la servidumbre. 'Que esto era posible, [o estaban mostrando nuevas lismo impuesto por la conquista, al neocolonialismo aceptado li-
sociedades en Europa y Norteamérica, en las que la relación de bremente, tal sería el sueflo de nuestros civilizadores y positivis-
servidumbre había dejado de existir. Por ello, hacerse de las filo- tas. Aceptando, libremente, el nuevo yugo se esperaba poder crear
sofías que daban sentido a esa nueva relación de los hombres en- una sociedad de hombres libres.
tre si será preocupación central del reflexionar de los latinoame-
ricanos. Tal sera la filosofía de la historia que se irá haciendo expresa
•en esa historia de las ideas de la ArnériCa Latina. Udla filosofía que
Pero todo esto implicará, a su vez, realizar una acción que no daba sentido a nuestra historia y que, al dado, podía dar también
habían tenido que realizar los hombres que habían dado origen a sentido a un proyectar que pudiese ser más auténtico que el sim-
las nuevas sociedades basadas en la libre relación de sus miembros. ple renunciar a lo que se es para poder ser, otra cosa de la cual se
Implicaba renunciar a lo que se había sido, al pasado, por ser con- i carecía de la experiencia vital. Esa historia de nuestras ideas, nues-
siderado ajeno y cle esta forma podar ser distinto de lo que se era, tros pensamientos y nuestra filosoffa, se hacía ya expreso un pro-
Implicaba renunclar a la dialéctica que se expresará en la filosofía • yectv, que pese a haber sido planteado equivocadamente, seguía
de Hegel, la de la asimilación del pasado para que esto no pudiese manteniendo su vigencia. El hombre de esta America se negaba a
ya seguir siendo. En Latinoamérica había, por el contrario, que ser menos que hombre, pero no era olvidando e ignorando la ex-
partir de cero para poder ser algo ajena a la propia experiencia. periencia de /a servidumbre que ésta iba a ser negada. Había que
En Hegel, el esclavo había negado al amo, el siervo al seriar; asimi•
negarla dialécticamente tal y corno of europeo habia negado su
¡partir, por el contrario, de la experiencia de esta servidumbre par-a
118
1 Vio
riencias y ayudaran a encontrar mejores solueiones. Pero •sin pre-
propia servidumbre Pero habría también que negar la servidum- tender hacer de las propias experiencias, experiencias exclusivas
bre impuesta ya por quien, habiendo sido esclavo y siervo, ha- de lo humano. Experiencias del hombre, por supuesto, pero sólo
bía dado oriaen a dos grandes revoluciones en Norteamérica y en una ex presiem de las mismas, que unidas a otras experiencias, igual-
Europa y, al rasSmo tiempo, a nuevas formas de dominación y co- mente concretas, iluminarán y posibilitarán soluciones más ade-
loniaja en nombre de la misma libertad. De allí la demanda de los cuadas, acaso soluciones comunes para comunes experiencias y
creadores del proyecto asuntivo, de los Martí, los Rodó, los Vea- problemas,
concelos y tantos otros, todos enyetados en negar el pasado im-
puesto pero conociéndolo, haciéndolo consciente, para de esta Resumiento, podríamos decir que nuestra filosofía, innega-
manera evitar nuevas formas de dominación y servidumbre. Y, ble filosofía, ha partido y parte de la conciencia do la servidum-
partiendo de este conocimiento dialéctico del pasado, forjar las bre y la dependencia impuestas por los intereses de otros hom-
posibilidades de un futuro en el que tal servidumbre no volviese a bres. Pera servidumbre y dependencia que no podran ser anula-
repetirse. N o se trataba, entonces, de imitar esta o aquella solu- das si simplemente se pretende ser eco de otros hombres, aunque
ción ofrecida por otras experiencias del hombre, sino de ofrecer sean hombres libres, con olvido de la experiencia de la propia
las propias soluciones. Partir únicamente de experiencias extrafíasi servidumbre y dependencia. Porque no se puede ser otro que
había ya quedado claro, sólo implicaba la posibilidad de nuevas sí mismo, y es de si mismo que habrá que partir para set- libre.
servidumbres. Servidumbre ayer, frente a quienes tral-an la fe re- Es el mismo hombre, que sin dejar de sedo, toma conciencia de su
dentora: servidumbre ahora, frente a quienes mostiaban capaci- servidumbre para transformarla en libertad, sin dejar por ello de
dad para el uso de la libertad. Pero unos y otros, redentores y li- ser el mismo hombre concreto que aspira a ser libre. Todo ello
bertadores sólo terminaban imponiendo la servidumbre en su be- se deriva de una filosofía de la historia expresa en esa historia de
(leido. La libertad es un quehacer personal, Único, propio de ca- la filosofía latinoamericana. Filosof ira de la historia que al tomar
da hombre, algo que no puede ser hecho por otro hombre ba¡ca conciencia de la servidumbre y dependencia se transforma en una
pena de caer en su servidumbre, filosofía sin más, que proyecta poner fin a lo servidumbre y de-
pendencia impuesta a lo largo de esta nuestra historia, Filosofía
de la liberación que es, al final, la preocupación de toda filosofía,
La filosofía on Latinoamérica irá mostrando así su propia pro- pero que en esta nuestra América se presenta corno preocupación
blemática para buscar a la misma sus propias soluciones. Pero no, central. Una filosofía que, para serio, no tiene que esperar a que
por supuesto, soluciones ajenas, extrañas a otros hombres Sim- los hombres de nuestra America sean libros. En una sociedad de
plemente soluciones propias de una experiencia humana conctir- hombres plenamente libres, serán otras las preocupaciones filosó-
ta, la del hombre de esta América en una especial relación origi- ficas de sus individuos. En una sociedad en la que la libertad sigue
nada en la historia en la cual ha surgido. Ni) una experiencia ex- siendo puesta en entredicho, la preocupación central de tal filoso-
cepcional, y por excepcional exclusiva, s.ino una experiencia con- fía ha de ser el logro de la libertad. Filosofía que ha de negar la
creta; corno concretas han sido las experiencias de los hombres servidumbre, de quo se toma conciencia, antes de pretender imitar
que a lo largo de la historia han expresado en naCiltiples filosofas experiencias propias de otros hombres. Deben ser expresión de las
Experiencias que, en muchos- casos, iluminarán las propias expe-

121
120
experiencias del hombre que reflexiona y filosofa: y no algo ajeno
asu propio modo de ser y de vivir.

I Congreso Interna6cnal de Filosof fa Latinoamericana: Ponencias,


Universidad Sento Tomas, Bogotá, 1981, pp. 25•32) LA FILOSOFIA DE LA LIBERAC/ON EN
ARGENTINA; IRRUPCION DE UNA NUEVA
GENERACION FILOSOFICA

Enrique Dussel

En esta ponencia quIsiei a exponer el nacimiento y la corta vi-


da de un movimiento filosófico surgido on Argentina a partir del
compromiso práctico de un grupo de pensadores, profesores uni-
versitarios de alaunas facultados de filosofía nacionales, que ha su-
frido ya at peso de su primera violenta persecución pol Rica, a cau-
sa de su posición critica pero al mismo tiempo realista en cuanto
at punto do partida de su reflexión metafrsica. Para mejor com-
prender las motivaciones de su irrupción y mostrar resumidamen-
te sus tesis fundamentales, será necesario exponer una rápida in-
troducción acerca de los movimientos filosóficos argentinos que
i !e anteceden en el presente siglo, indi'cando, es evidente, sólo las
grandes &l'Ices, tal corno se acostumbra en ponencia a eventos co-
rno el presente coloquio nacional mexicano.

Los supuestos de esta comunicación son los siguientes: el dis-


curso filosófico n o os un nivel abstracto o independiente de la
existencia humana, sino que, por el contrario, se encuentra inser-
to en la totalidad del quehacer cotidiano. Por elio hemos de ver
los condicionamientos que se ejercen en el mismo discurso filosófi-
co hasta transformarlo frecuentemente en una justificación ideo-
lègica. Por ideotogia entendernos la expresión de un pensar que
tn función
tende práctica encubre más que descubre la realidad que pre-
significar.

122 123
Aires en 1930 (año del comienzo de la llamada "década infame"
1. El momento Ontico liberal de le filosofía argentina
ba;ci el primer gobierno militar en Argentina) y que la deia en el
advenimiento del peronismo (1945), pana regresar con los grupos
A fines dei siglo XIX, pot la peculiat situacion de la agricultu-
militares que gobiernan de una u otra manera desde 1955. Rome-
ra argentina, y por la inmigración europea obrera, se produce un
ro es, con toda evidencia, el apoyo filosófico de la posición enti-
primer conato de industrializacion ide industria media, es eviden-
positivista partiendo de une teoría de los objetos de inspiración
te, tales como de curtimiento de cueros, hilanderías, herrerías,
etcétera). Se produce así en torno a los puertos atlánticos (Rue- kantiana y scheleriona, pero no logra superar el nivel ontico mo-
nos Aires, Rosario, etcétera) el surgimiento de un proletariado de derno de la subjetividad europea. Responde por ello, s'in advertir-
lo, a Jos intereses que la fuerza militar defiende con sus armas: la
tipo europeo en la industria dependiente neccoionial. Et anarquis-
llamada oligarquía ganadera del Plata.
mo, tan vigente en esa época, es una muestre de este proceso (y su
primer reflejo ideológico de interés). Por su parte, el positivismo,
como movinnlento filosOfico, se encuentra emparentado con cier- Todo este ciclo filosófico, desde fines del siglo XIX hasta fines
tas tesis socialistas, pero fundamentalmente entronca con la pe- del gobierno militar (en 1973), no puede realizar una crítica al sis-
tema como totalidad, ya que sólo se enfrenta con entes, cosas, ob-
queña burguesía portuaria, anticonservadora y antitradicionalis-
ta. De todas maneras el pensar de Ingenieros, por ejemplo, es li- jatos, que trabaja con mayor o menor acierto pero, al fin, queda.
beral en economía, y no llega a ser sino la propuesta de una dis- apresado en el mero nivel orifico. Es filosofía cada vez más univer-
ciplina moral burguesa moderna europea. Filosóficamente e l sitaria, europea, pero que no logra interpretar la realidad concre-
reino positivista tiene como único horizonte al ente, cosas queso ta. La crítica filosófica a esta posición la ha efectuado adecuada-
mente Hegel o Heidegger en Europa. En Argentina realizara esta
imponen, manipulan, distribuyen. Cosas industrialiiables, objetos
cien ifico-positivos. crítica otra generación filosófica,

La reacción antipositivista argentina, de Korn o Alberini, tan 2. El momento ontolibgico de la filosofia argentina
distantes en apariencia, responde a los mismos supuestos. Uno
más bien liberal; el otro aparentemente más conseivador los dos No es extrarSo que sea desde Córdoba, ciudad interior y ami-
respondiendo a la misma oligarquia inicialmente burguesa del portuaria, opuesta .a los intereses de la "pampa húmeda", que se
eleven las dos figuras mas importantes de la Ontología argentina
puerto de Buenos Aires. Se vuelven en contra del positivismo
comtiano o spenceriano, pero partiendo de Kant, d e sus objetos de la primera parte del siglo XX. Tanto Carlos Astrada nomo Ni-
constituidos, de los entes no ya materiales (del inicial industrialis- mio de Anquin, no pertenecientes a la oligarquía doctoral cordo-
mo que ya fracasa en su nacimiento) sino más espirituales de tipo besa pero de alguna manera viviendo la magnitud de su responsa-
bilidad intelectual, fueron becados a Alemania, tres arios antes de
bergsonianos (sublimación de un país reocolonial que comprende
pronto que ha nacido demasiado tarde para entrar en la corroe- la revolución del 30. El primero estudió con Heidegger en Fribur-
tencia de los mercados industriales ingleses primero y norteameri- go y el segundo con Cassirer en Hamburgo. Ambos tuvieron una
canos después). El caso más interesante es el de Francisco Rome- tsphinclida formación filosófica; ambos asumen una posición on-
ro, militar de profesión, que ingresa en la universidad de Buenos tológica. Desde el "ser" (como Sein en Astrada, o corno esse en

124 1'26
Anqufn se critica al ente, a los 'objetos" de Ingenieros, Korn o
Romero. Uno desde una posición qua desde la adhesión al ciobier-
no popular y a que es director de Cuadernos de filosofía durante
Desde el gobierno de Onganía (1966) se fue constituyendo
el peronismo on buenos Aireo para después pasar a uva) declara- 1 3 . El momento metafísico de la liberación
ción marxista; el otro desde la adhesión tomista tradicionalista de una nueva generación; todos sus miembros nacen después de
extrema derecha (la revista Arche' en Chrdoba la publicara' igual- 1 1930. La dictadura militar perrnitio templar los espíritus, arries-
gar la vida, tener el coraje de elevar una V02 crítica; en las calles, en
mente durante el goblerno peronista) pasará después a vitalizar
las universidades. Esta generación filosófica se expresa por prime-
grupos armados de extrema izquierda. Uno y otro, terminan por
ra vez pUblicamante, se encuentra.casi, en el i l Congreso Nacional
asumir el pen,-,amiento hegeliano. Vernos así cumplirse el tránsito
de Filosofía en Córdoba, en 1922,)E1 problema fundamentar de
del karrtismo i positivista y antipositivista) a !a ontología primero
esa Congreso no pasó por la división entre la filosofía neopositi-
heideggeriana y por último hegeliana. Hegel es el pensador de es-
vista o del lenguaje Centra el marxismo o el existencialismo ferio-
ta generación. Por ello se puede hablar del "espliata del pueblo"
menclágieo como se suponía. Pasó en camWo por la posibilidad
corno proletariado (Astradal o como tradición oligarquIca lel
o imposibilidad de una filosofía concreta, latinoamericana ante
Da .1•1,ca T e a l a un movimiento antlimperial "equívo-
una filosofía universallsta, abstracta, europeo-norteamericana. Sc
co" (como es el peronismo).
vio que habían surgido, corno oposicién al gobierno militar, las
"cátedras nacionales" en varias universidades (veremos después
la equivocidad de estas cátedras), y todo un grupo de jóvenes
Ve todas maneras la critica ontolog a,a ea todavía abstracta, uni- profesores que intentaban n o sólo una reforma universitaria
versal. Astracia muestra an su obra El mito gaucho elementos de y pedagógica, sino que intentaban encontrar de hecho tina bre-
importancia, pero al fin no logra proponernos un anarisis catego- cha para superar la ontología heideggeriana, hegeliana, europea.
rial satisfactorio de lo nacaonal o popular. De Anqurn retorna a Desde el optimismo popular por recuperar el poder surge igual-
los presocraticos para definir el actual esfuerzo de la filosofía en mente el riesgo de intentar una cri.tioa que supere la ont6ogia. La
Latinoarn(lrica; Latinoamérica, por otra parte, que no existe para generacidn debe ir mis allá que Astrada y De Anqufn; se enfrenta
De Anquín —como no existía para Hiegel—. "El ser es, el no ser no por ello en cierta manera contra ellos; "les agradece sus servicios
prestados'.
es, todo lo denlas es tautológico", nos decía hace poco el filósofo
cordobés. La ontología so cierra al fin corno sistema y no se
lumbra una praxis asistemática, más que ontol6Wca, que pueda Sin embargo, la etapa de prueba, donde la praxis permite el
abrir la brecha de un nuevo orden más justo. ¿Hay un ámbito discernimiento filosófica, se Produce desde 1973 a 1975 —y se
dd ser? E s posible superar !a crtcaogia? El nacionalis- continuará todavía por un tiempo—. En la noción ontológica de
mo populista antiinglés no es suficiente. El mismo peronisrno "nación" (como totalidad del "ser" poi hico para Hogar: el Esta-
posee en su seno un -equivoco" fundamental (el "ser": el ser do) no se clarifica suficientemente la diferencia cualitativa entre
como sistema). Esta generación se expresó oficialmente en El las naciones imperiales y neocoloniares, y, en la nación, no se di-
Congreso Nacional de Filosofía en Mendoza, en 1949, ferencia claramente entre clases opresoras y oprimidas. Este equi-
voco ha permitido a algunos de los críticos de la ontología, que

126
127
tol-man parte ce la generación que se viene llamando desde 1973 la onto!ogia era algo así como la ideología del sistema vigente que
de la "filosofía de la liberación" en Argentina, asumir acritica• el filósofo piensa reduplicativamente para justificar desde el fun-
mente las posturas de extrema derecha del ministro ivanissevicn. damento actual todos los entes. Tanto la Ontica como la ontolo-
Io que ha exigido ---a todo el resto de la generaciOn— tornar clara gía s o n sistemáticas, totalidad totalizente: el filosofo no es
conciencia de las diferenc[as. La cuestión filostifico.politica es la raclicamente critico, sino, a l o mas, onticamente critico, sea

1
como c r í t i c o social, sea corno tilbsoto del lenguaje o del
siguiente; no hay liberación nacional ante los imperios cle turno
sin liberación s'o la 1de las clases oprimidas. Asumida esta tesis, la logos, sea como practicante d e l a "teoría critica". S e tra-
"Iilosoffa de la liberación" clarifica su detinicion histórica. Esta ta de ir más agá del ser como comprensión, corno sistema, corno
opción ha costado que la mayoría de los que constituyen esta ge- tindamento del mundo, del horizonte dei sentido. Este ir más-allá
neración filosof[ca se hayan visto expulsados de las universidades or es expresado en la partícula meta cfQ metatisica.
gentinas en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Salta, l i ; o IV, San
Juan, Mendoza, Comallue, La Plata, Bahía Blanca, etcétera. Este
hecho histórico, el primero de tal magnitud a mi conocimiento en El tenla lid esta comunicacion no es explicar la "filosofía de la
la vida filosófico académica argentina, no podrá dejar de tener Ifberacion" en Argentina, sino sólo indicar, muy superficialmente
consecuencias en el futuro del pensar latinoamericano, porque se resumidamente, el hecho de su aparicion2 • Pretende ser supe-
trata de una generación "jugadarr. ración de la ontología, del universalismo abstracto de la filosofía
moderna europea, del manejo preciso pero onticc de la lógica y
La filosofía como critica y la persecucion política del filosofo del lenguaje. E n filosofía política, la filosofía pr[mera, quiere
están intrínsecamente unidas. Desde Socrates en Atenas, o Aris- igualmente superar el populismo ingenuo, los métodos imitativos
tóteles huyendo hacia la isla donde morirá, [os filósofos esclavos de otros horizontes políticos y no propiamente latinoamericanos,
del imperio romano, hasta Spinoza ocultándose, Fichte expulsa- para clarificar las categorías que permitan a nuestras naciones y
do de Jena, o todos los poshagelianos, terminando por Husserl clases dependientes y dominadas liberarse de la opresión del ser,
excluido de su catedra por [os nazis, la filosofía cuando es die• corno fundamento del sistema imperante mundial, nacional, neo-
lectica es crítica y por ello debe saber asumir sus consecuencias. colon ia1mente.

La llamada "filosof(a d e la libereciOn"1 e f e c t ú a primera-


mente la critica a la noción aceptada por la ti•tisofia de ser (Sein), Leía hace poco en Herman Conen, uno de los fundadores de
Desde Hegel, Husserl o Heidegger el "ser" es et fundamento la Escuela de Marburoo, que "el pobre permite efectuar el diag-
(GrunO) y el "ente" la diferencia tUnterschied): se trata, en el nostico che la patología estructural clel Esi.:aclo"5 Esta indicación
fondo, de una filosofía de la ident[dad (inrentitiit). Si la genera, metafísica (porque la nocion filosofica de —pobre" indica exacta-
ojón de Romero permaneció en l o diferido, la de Astrada en la mente la exterioridad del sistema c o n cal ácter político permite
identidad. Pero más allá de la razón, aún como comprensión del desmitologizar mas de un intento filosófico que, en realidad, no es
ser, de la totalidad, se encuentra todavía el ámbito, flf 'meramen- sino justificación ideottigica de intereses no filosóficos previos, in.
te etico-politico, de [a exterioridad. En realidad, históricamente, cc rtfesabl es,

123 129
Desde que el ''yo conquistbr1 de Cortés se transformo en el epo
cogito cartesiano o en la l e n zur Macht" de N ietzsclnes no se
ha levantado en nombre dei "conquistado", del "pensado" como
idea o de la "voluntad impotente" (porque dominada), un pensar
crítico metafísico. La filosofía de la liberación latinoamericana DE L A REPETIC1ON A LA 1NVESTIGACION
pretende repensar toda la filosofía (desde Fa lógica o la ontologia,
hasta la estética o la política) desde el otro, el oprimido, el pobre: Er problema de la filosofía en Colombia visto a través
el no-ser, el bárbaro, la nada de "sentido". de la obra de Fernando González

(Revista de Filosofía Latinoamericana, Julio,diclembre (1975) Pp.


216,222).
Germ én Marquinet Argote
A i i j u n o s u a ! o s c o m p o n e n t e s d e e s t a g e n e r a c i o n -son j J a n C a r i e s
Scan O r l e , OSV al do A f e ; l e s , •An iba! F o r n a r i i , M a r i o Casa' a , A i b e r t o
rialiE n r i q i e Ct., o t , D a Z e n , K lenco, C e r u t t i , e t t i i i t e r a . e a t u r c R o l t ) Cuando la filosofía ha sido original ha partido siempre del
y e i a u t o r d e estas 7ineas per1ent3cen i g u o i m e r t e a e s t e m o v ) m i e n t o 47-
l o b b t i c p ( f u e dt;aba J e f u n d a r t i r a r?),iiiita e n B u e n o s A i r e s : R e v i s t a de origeneno arkhé, q u e para cada fikisofo es la realidad que le toca
f i l o s o f í a l a t i n o a m e r i c a n a . B n a g o s t o d i r 1 9 7 3 , e n e l v i a / e q u e realizo. ; gozar o sufrir. En cambio, en sus peores momentos y exponentes
A u g u s t o S o r e z a r a o r d y a E l d o n o s AlTOS. C r r l m o t i v e d e i t s -.Semanas el quehacer fitosofico ha caldo al plano del simple comentario
Aceden-teas" d e l a Universidad d e l Sareador ' f u n d a d a igualmente por
nosctrosir p u d i r n o s p r o y e c t a r f u t u r o s trabajas conjuntos. Su rnuerte •escolástico, preocupado entonces más en analizar y repetir textos
P r e m a t u r a o n rnsrZO d e 1 9 7 4 n o s p r i v O d e si i a p o y o t a n i m p o r t a n t e , que en agarrar probiemas. Este es el mai secular que aqueja a la
La ' ' f i l o s o f i a d e i a :ibizracitn-y" d e b e r n d i s h o a S a l a z a r B o n d y . a u n q u e
no d i g o 01)n e l l o q u e se d e b a a s u i r l i s o r a c i o n i y a q u e l a t o r m a c i O n i f i -
filosofía en Colombia. Estamos habituados a repetir, mal que
i o s e t i c a cle sus c o m p o n e n t e s es p i e p o r d e r a n t e m e n t e hiegeliania„ i d e g • bien, lo que on otras parte se piensa, aquerenciados al viejo vicio
geriana f u n d e i a E s c i i c i n d e F r a n c f o r t i r c n o m e n a ; b i l l e e , p e r o de la repetición que constituye nuestra pobre tradición. Frente
Puesta e n c u e s t i • O r u e s d e l o p r a x i s a r g e n t i n a - p o i : L i a r n a c i o n a l , d e li-
tioniciOn_ aesto, es preciso instaurar la tradición de la investigación y de la
creación que nos libere del ingenuismo escolástico, de la inercia
2 E n t r e o t r a s P u b l i c a c i o n e s y a s e e l E i b r a e s c r i t o r i O r 01A9 d a d i e z a u t o ,
: imitativa y del pensamiento desarticulado de la realidad colom-
res Dejo el t i a ) o Hacia una filosofía de la lillaraci6n latinoamericana, biana. Porque la filosofía o se hace desde Lira situación dada ode-
S o n r i m , [ L l e n o s ì i n i n r 1 0 7 4 , ).iarios aittiiad!os h a n ? p a r e c i d o e n l a r e - genera en un "bla•bla-bla" abstracto que responde a problemas
vista s t r o r n a t o if,,,rJenos A i r i i s ) d e s d e 1 9 7 3 - 1 9 7 5 y e n R e v i s t a d e f i l o - que nadie se plantea.
s o f i a l a t i n o a r u e r w a a a i i i L i a n c s / l i t o 1 , ( 1 9 7 5 ) . C a s i l l a clu c o r r o o 4 4 r
imeridozi - r c . g i i n a c i C n y c o r r i b u c l a n e a e n es-
to ' i n c a L f -
En orden a enfocar adecuadamente el problema, he tratado
3 V é a s e el caPituro I X ( t o m o ) d e m i a u r a Para una étioa de la libe-
ración fatinoarnericanas Siglo x x i t ei.erics Aires. aparecida reciente de ubicarme en la obra de un pensador, Fernando González, que,
r"Cr-te.
aún mal conocida si no desconocida, constituye el más formida-
ble alegato contra nuestro aquerenciamiento a la imitación y re-

130 1 3 1
petición, a la vez que una invitación apasionada a ser originales - Fernando González, quien en las primeras dácadas del siglo
y creadores, asumiendo el deber de nuestra propia autocxpresion.
ue corremos padeció de este t p c do enseñanza, la non:zis) años
fiés tarde, en buen uso de razón critica, en las páginas de Viaje
Creo, e n esta forma, responder a los objetivos de los orga- 't pie 09281, A l l i recuerda con buen humor cómo el padre Qui-
nizadores de este primer encuentro de Investigadores en el Cam- ós bregaba por el arho 1908 en el colegio de San Ignacio de Me-
po de la Filosofía, cuyo tema es, según reza la carta de convoca‘ ell in con sus indóciles alumnos, tratando de quiciar sus mentes
clèn: " q u é es investigar en fi/osai/a, que tenga en cuenta las di• obre las bases firmes de los primeros princlpios. "Cuando le de-
ficultades con que se encuentra la investigación filosófica, tal (amos , q u e cómo se comprobaba la verdad del primer prin-
como sea definida, en nuestro país". pio que éi nos daba, nos decia: 'ese es el primero, ese no se com-
iruebal. Desde entonces estamos perdidos". Alude a la expulsión
co!egio al terminar cuarto de bachillerato por negar una ver-
1. Modelos de filosofar defectivos
ad formal, el prricipio de identidad, símbolo para Fernando
e una filosofía fixista y abstracta en la que no podía encontrar
1.1 tnvestigar no es repetir escolasticamente na razón de vida, un primer principio vital.

Se refiere tambien Fernando al abuso del silogismo. E l que


Quienes se hayan educado, corno fue el caso de Fernando
lanozca sus leyes "es mas poderoso que un ejército de alemanes' .
González, en colegios o claustros religiosos hace aún no muchos T. a l a disputado scholastica: "iCi5rno no la hemos de odiar?
años, saben bastante a cerca de la filosofía corno inocente juego Jurante toda una noche de insomnio preparábamos un argurnen•
de conceptos, como mera repetición de forrnuas tradicionales
o contra la simplicidad del alma, contra esa propiedad elástica
que tenían la sublime virtud de no engranar cor ningún proble- •ue tiene el alma humana; la vais a cortar para darle a cada ór-
ma concreto, Se trataba de un juego que no pretendía enfrentar
!ano su parte, y ella se encoge sobre si misma y se desliza como
problemas o explicar realidades, sino, en el mejor de los casos, ;n pez agarrado por la mano. Decíamos nuestro argumento, y el
mejorar la memoria en el aprendizaje de letanías, afilar el intelec- )acite Quirós con sonrisa protectora, contestaba distingo la ma-
to con sutilezas y distingos formales o formar la voluntad en la /or „ .; luego la consecuencia es falsa'. Además, la escolástica le
brega de anacrónicas ejercitaciones tales como la "dispu-tato" . flolestaba por su carácter anacrónico y dogmático: d'bk qué se
En tales condiciones, l a filosofa n o empezaba por ser un sur. parecen los filósofos escolásticos? A rumiantes de cuernos rompo-
tidor de problemas o una problemática, sino, por el confiarlo,
i'ales que se resistieran a abandonarios en la primavera".
era una nsoluclonatica" abstracta, anacrónica y dogmática. Tal
fue el modelo colonial de las universidades surgidas de la Segun- i Concluyendo, s i queremos saber qué no es investigar en f i -
da Escolastrce, cuando ésta entraba en decadencia. Y con cier• tenernos un buen ejemplo en el modelo escolástico. Pero
tos retoques de modernismo y honrosas excepciones, ter fue escolástica colonial, que Fernando González ironiza, no es la
-también e l modelo do la restaurada Tercera Escolástica en el lál[C3 posible escolástica. Existen hoy muchas clases de escolasti-
siglo pasado y aún en el nuestro.
1ismos positivistas, neopositivistas, marxistas, etc. "Llamo esco-
132
133
laltiCIEMO, escribe Ortega y Gasset en su obra postuma La idea de
principio en telbniz, a toda filosofía recibida, y llamo recibida a to vicio nacional: -copiadas constituciones, leyes y costumbres;
toda filosofía que pertenece a un círculo cultural distinto y dis- pedagogía, métodos y programas copiados copiadas todas las
tante —en el espacio social o en el tiempo histórico— de aquel en formas K M hay de original? ¿Qué manifestación brota, así
que es aprendida y adoptada T o d o escDiasticismo es la degra- corno el agua de la peña?". "Zimaginaciáin creadora? Ninguna. No
dación de la ciencia en mera terminología", Los grandes pensado- tenemos arquitectura, pintura, escultura, novela, drama, leyes,
costumbres. imitamos N i n g u n o inventa", Esto escribía Fer-
res en su tiempo nunca fueron escolásticos. Estos aparecen cuan-
nando González en 1936. Desde entonces, la cultura colombia-
do ciertos textos, fuera de contexto, se Intemporalizen, se sacra-
lizan y se repiten de espaldas a la realidad cambiante, Surge enton- na afortunadamente se ha venido Colombian izando a medida que
ces la escuela, la secta, y los fieles de la misma, por fidelidad al hemos ido retornando de los paraísos dorados, soñados más allá
texto escolar, son con frecuencia infieles a los neevos hechos que de nuestro Macando, a nuestra realidad original e intransferible,
la textura ideológica les impide ver. Estamos asistiendo al orto de una narrativa raizalmente nuestra y
de unas artes plásticas con rasgos de creatividad y originalidad.
1.2 Investigar no es importar acriticamente Sonnos más nuestros y, por lo mismo, empezamos a autoexpre-
sarros. Pero en punto a pensamiento filosófico la situación no ha
Si, durante l o s tiempos coloniales y aún mucho después, fi- cambiado mucho desde 1960, fecha en la que respondía Fernan-
losofar consistió para muchos en irocente repetición de una tra- do González a la pregunta: dexistu una filosofía colombian& en
dición pretérita y definitivamente preterida, en nuestro siglo se carta a Jaime vélez Correa, Decano de Filosofía de /a Javeriana:
inaugura un nuevo modelo de practica filosófica consistente en
importar pensamiento alemán, anglosajón, ruso o chino según los "Ud. s í encuentra filOsofos colombianos, pero la suya es una
gustos o intereses ideológicos. En muchos casos se importa pensa actividad sin patria, sin pueblo; anárquica. corno anárquica es
miento acriticamente, es decir, sin naturalizarlo ni referirlo e la nuestra república; colonial, corno colonia son estos pueblos sura-
realidad colombiana. Parece que el interés en tal caso era estar mericanos. Filosofía, culto, arte, etc., clue unas veces son france-
la page, a la ultima moda filosófica, que casi siempre, por difi- ses; otras, alemanes, otros_, anglosajones; ya rusos; ora hindCies, se-
cultades de comunicación, era la penúltima. Sua escolástica man- gún la moda que impere. Pero ¿algo vital, manifestación de un
pueblo, de una gente? Nequaquam" ("Proceso de la filosofía en
tuvo a los intelectuales en el limbo co!onial de los nirlos, el mo-
Colombia", en Universidad de Antioquita (Medellín) no. 61-62
delo importador ha dado a las nuevas generaciones una sensa- {1960} p. 391.

ción decuando
moclern'dad.
ise piensa
Pero
n elcuando
pensamiento
o la importación
i y no cla es
realidad
meraa import
desde
el pensieni'cr e %invierte en un ejercicio idealista desar- Es posible que Fernando Gonzáfét exagere y que tales prédi-
cas a favor de la originalidad se Puedan torcer hacia un nacionalis-
ticulado de l a realidad de hecho y, por lo mismo, inoperante.
mo filosófico que se esterilice en si' MiSITICP, Cierto que no pode-
Históricamente hemos s i d o "copietas", En L o s negroides mos fi/csofar a partir de cero, sino desde una tradición filosófica,
(1D36), Fernando GorlaQz hace una denuncia vehemente de es- la occidental, que es también una de nuestras raíces culturales,
aunque no la Única. Es necesario apropiarnos de dicha tradición.

134
135
fe en los mismos; -desde entonces no creirnos en los santos de
Necesitarnos seguir yendo a ka escuela. Perc, más ella de dicha Erivigado".
apropiación, etapa en la que muchos se han quedado, está la reali-
dad, el arkhe oilyinaric, con la cual tenemos (iLLU ielacionar los En sus críticas a la Colombia trad!cional, Fernando (3011Z4162
textos, si no quel'emoS quedarnos en la torre Lic marfil de los mis- se lnspira en uno de los grandes maestros de la "sospecha": Fe-
mos "pensado el pensamiento", haciendo exégesis del texto por derico Nietzsche. Opta por su tesis central en favor de la vida y,
el texto, rizando el rizo de lo que otros han pensado. Los textos desde la misma, lucha contra todo lo que impide vivir y auto•
son mediaciones. No podenlos fettchizarlos, Esta fotichizacion es expresarse al hombre latinoamericano: "Quiero tener la inocen-
lo que Fernando Gonzalez denunciaba cuando useribla en tos ne- cia de la vida griega y que en Colombia me limen impuro. Pre-
groides que "en Surarnerica permanecen los hombres siempre lec- fiero ser hijo de la vida, y no un santo de paio, como esos sura-
tores • ¿ N o observan todos que a pesar de tanto leer (los que mericanos hijos del pecado y de la miseria".
leen) y saber tanto, ‘1,soi.ii•!i-,;Cano nada crcla?"•
Desde esta visión de la vida, corno derecho y deber de aUtO•
Modelos de filosofar investigativos e:spreSibn de los individuos y de los puebdos, critica lo que él con-
sidera pseudovalores mora!es, religiosos, pedagógicos y políticos
2.1 Investioar es desideologizar en la sociedad colombiana de su tiempo. Sus prédicas en contra
de una tradición anquilosada y maniquea escandalizaron a los
Fernando González ejercio la filosofía, antes que nade, como guardianes del inmovilismo, " L o s códigos morales, las virtudes
c r i t i c a d e S i d e 0 ! o g i z a d o r a o -CieWtidadOri31•• p i n a b i a q u e g u s t a b a aceptadas, petrificadas, los catalogaron hombres y a debilita-
repetir. Desnuda pLASOIMS, soc;aLiad, puntica Tii istaiI Cie simula- dos , A medida que crece nuestra pobreza vital, aumenta nues-
doras caretas, eje aparicric•a; C O M p i a C t e n t e S MOntiras, de tra moralidad y nuestro apego a los prejuicios". En educación re-
falsos prest;gios, de lucilos y tn,ues• Toda la viela sociedad queda chaza la hechora de hombres en serie de acuerdo a un modelo
en su nuda leaiivaci rotas id;-: vestimeitas idcologicas. Desde niño preestablecido. L a palabra "educación" le SOIES siempre a Fer-
•Fernando Gonzalez entra en c o l : p . contrc, !as apariencias °cid, nando González a domesticación. Por el contrario, "la cultura
tadoras. La siguiente anecdota ;Lene valor sunui_dloo: -Que desilu- consiste en desnudarse, en abandonar l o simulado, lo ajeno, lo
si6n, esctibe en Viaje a Pie- fue la outhtra cuanuo hace venticlnco que nos viene de fuera, y en autoexpresarse". La piqueta crítica
ellos le alzamos el vestido ai intrépido Pablo de Tarso alla en [a sa• la aplica igualmente a demoler pedestales cuando sobre ellos se
cristia de la iglesia de nuestro pueblo y vimos clue su cuerpo era yerguen estatuas vanas: "Porque un país que no esté fundado en
un tablón de madela ordinaria. COMellZt aSt :O (RIU ha t'amado la historia verdadera y noble, sino en cuentos de rábulas; un pats
nuestra anciana tia la perdida be nuestra fe". Desidedogizar quie- que tenga que mentir siempre que se refiere a su h]stor[a , • d u -
re decir precisamente "alzar el vestido", des-cubrir, de-velar la rea- do que pueda subsistir, pues carece de conciencia nacional". En
lidad, bella o fea, que la ideologia cubre o vela. Va en•el Génesis la Política admira a los hombres vitales, fuertes, con tal que esa
primera pareja, después de pecar, se cubre con hojas, bello símbo- fuerza no se emplee en dominar y masificar a los individuos, sino
lo de todo encubrimiento ideologico. El hombre cumtlin cree en en inducirlos a autoexpresarse. Esta fuerza creadora la ve Fernan-
los santos vestidos. FiLosofo, en cambio, es el que ha perdido la
137
136
Si qu;oren comprender a Suramérica: todo primer mulato -fue
decir que sean irrelevantes aquellos modelos hermenéuticos que hijo de un padre que se avergonzaba de él. que lo desconocía y
se mueven en el elemento o dimensión de la "lingiiisticicladll, que despreciaba a la mujer que lo tuvo Q u e d a mostrada la
porque el ser que debe ser comprendido es también el lenguaje llave que abre la puerta a la sociología americana". En virtud
de estos hechos, la cultuta americana no ha podido escapar aún a
La hermenéutica histórica, que Fernando González practi, ciertos rasgos edipicos. Estos se observan en la añoranza con que
ca, trata de comprender la realidad actual de los pueblos latino- algunos miran hacia un pasado amerindio violado, impos:ble de
americanos, desde ti-es categcras: dependencia, complejo y mes- resucitar en ouriread, ya que sOlo existe en nuestro ser mestizo,
tizaje. y en la identificación de otros con la cultura europea u occider,
tal nasta sentirse más eeropeos que los mismos europeos. Desde
Antes que en los años sesenta se formulara la teoria de la de- este ángulo, Fernando González comprendo el mestizaje como
pendencia, como explicación causal del subdesarrollo, Ferran- 1
1 pésima realidad
es una raza
aactual,
en pero
eestaci6n,
c comoi es
promesa
el horno
r hacia
delée]
hombre
futuro;
mfuturo,
"Sura
do González había llegado intuitivemente a la conclusión de que
el carácter defectivo de nuestra cultura se debía "al hecho esen- patria de cosas nuevas. Aqui es donde puede renovarse la expre-
cial q u e Surernérlca es cclonia". "Fuimos colonia literaria" y sión humana".
no solo literaria: "completa colonia espiritual de Europa fue nues-
tro contienente". Ese es el punto de vista desde el cual queda
aclarado (interpretado) el carácter imitativo y repetitorio de nues• 2.3 Investigar es proyectar
tro acontecer cultural. "Qué clara y que mundo de luces encierra,
para el estudio de la historia suramericana, esa divisién en países La critica y la hermenéutica, si son radicales, conllevan on for-
industriales y mundo coloeial". ma implícita o explícita una metafísica. El hombre es un animal
que, desde su finitud, va siempre más allá (meta.) de la phi/sis o
realidad actual. Para ser real en un presente necesita ser irreal,
En conexión con la categoría de dependencia utiliza la de com•
utopico; necesita estar v:niendo del futuro del cual pende su pre-
piojo. Fernandc González se refirib continuamente a los comple- sente. El hombre vive proyectando y proyectandose, eligiendo y
jos de inferioridad, de imitación, de pecado, de ilegitimidad, de eligiéndose on forma de roa!idad quo él decido sor. investigar es
irrealidad del hombre latinoamericano, En una do sus páginas es-
proyectar, imaginar lo quo vamos a ser, Esto es valido para los in-
cribe descarnadamente: " E l espeol despreciaba a la moza negra
dividuos, para cada ser personal, y también para los pueblos y cul-
y a la manceba india al mismo tiempo que las atacaba en la oscuri• turas. En este setido, escribe Fernando G31-17.•'-'!el rrle "—o puede
dad de la noche, las atacaba con remordimiento; no contraía ma-
haber cultura sin metafisica, pues ésta trata de los destinos del
trimonio con ellas; el fruto era hijo del pecado. Donde quiera na•
hombre, y para saber cómo cultivarnos es necesario saber quò de-
cía un mulato o un mestizo había un pecado, una cohabitación bemos devenir". Fernando González llama a la suya "metafísica
pecaminosa, vergonzosa. As( fue corno negros, mulatos y roesti• de la personalidad! y de la autoexpresion" del hombre latinoame-
zos neciernn, vivieron y murieron en sentimiento de deshonra, ricano.
pecado y vergOenza, Valoren las sociólogos el siguiente hecho,

141
140
La metal:1-5.0a elaboi a categorías sin las cuales la critica no pa- 9
saris de ser un tábano molesto y la hermenéutica una inquisicon
arqueologica para ccmprender el prestote desde :a historia o tra-
dici6n, - E l hombre. ha escrito Fulgencio Gonzalez, es un proce•
so de l i b e r a n 1 ' investigar a 1•••,e1 rnetaffsico consiste en sefia,
aqu&los puntos Ciltirilo • r l referencia a los cua!es se plieden
definir los intereses emanc;patorios del hombre en una situacion
dada. La m;srna ermeneutica, cuando trata de encontrar la cli- BIBIlOGRAFIA SOBRE EL TEMA DE LA
rrens:orr de sentido uel propTh, mundo, es metafísica. Me alag6- "FILOSOFIA LATINOAMERICANA"
l a denlas:ad° Si tuv:era que exponer las distintas categorías de la
metafisica de la autoexpresiOn elaboradas un poco al desgaire por
Ferrano González. La aparente dispersi6n y anarquía de sus es- DE CATURL A BRU. Victoria,
zritos cobra unidad gracias a ellas. Pero si quiero dejarlas enunc!a- ¿Cuáles son los grandes temas de la filosofía latinoamerica-
:ras: individualidad,personalidad. corpiweidad-conciencia, neces- na? l'ilé>:jco. Ed. Naval o, 1059.
clad-tibutact vanHacregoenca, educacn.cultura, sociedad esta-
do. En otro traba:» me he referido a algunas de ellas (Cf, 'Fer- FRONDIZI R. y GRACIA JpJ,E.
nando Col-izare& filósofo de [a autoeKpresion latinoamericana", El hombre y los valores en la filosofía latinoamericana del
en Franciscanum, n. 64 i19301 pp. 105,115). siglo XX. Madrid, Ed, FCE. 1975.

Para terminar, quiero dejar en claro que no ha sido mi inten- LAR ROYO, Francisco,
ción fetichizar a Fernando González, sino rescatarlo der olvido La filosofía ibero-americana. Historia, firmas, temas, polé-
on que o tenemos los filósofos profesionales, no e priblico qua mica, realizaciones. México, Ed PorrCia, 2a. edc., 1978.
ario tras &in exige nuevas ediciones de sus obras. Soy mas cons-
ciente que nadie de lo que pudo ser y no fue. Pero recuperar nues- MA1Z VALLENILLA, Ernesto.
tra tradic•:6n, po, pobre o defectiva que ella sea, es una tarea ur- el problema de América. Caracas, Ed, Universidad Central
gente, y mas si, corno i]n Fa obra de Fernando Gonzalez, Encontra- de Venezuela, 2a. &dic., 1969.
mos ciertas virttralidades, 6ertos alicientes, ciertos enfoques para
pensar nuestra re alklad desde nosotros mismos. Esto es investigar, MIRO OUESADA, Francisco
Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano. México,
Ed. FCE, 1914.
iRononcu) ;.•;1-E•r-cvnicE9 er cif.3 1E d i c i u m o r e (Je- 1980. en e E PCDETI fro da
;t4102;tegai M r 6 3 a r l r ik.1$0 r o , C r 9 a 1 1 : Z E I d 0 D o r e l I C E E S y 1-a U r r v e r s H a d

Los Ar,desl. SALAZAR BONDY, Augusto.


¿Existe una filosofía en nuestra América? México, Ed. Siglo
XX I, 4a. edio., 1976.

142 1 4 3
VILLEGAS, Abelardo.
Panorama de la filosofía iberoamericana actual. Bs. As., Ed.
ELIDEBA, 1933,

VAR LOS.
La filosofía en América ( I X Congreso Interamericano de
Filosofía). Caracas, Sociedad Venezolana d a Filosofía,
1079, CUATRO GENERACIONES DE FILOSOFOS
LATINOAMERICANOS
VARIOS_
Primer Congos° internacional de Filosofía Latinoameeica
na, Bogoté. Universidad de Santo Tomás, 1980,

VARIOS. I GENERACION DEL POSITIVISMO


Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana. Os. As., Caracterfstkast
Ed, Fernando García, 1974.
A RoactiOn contra H romanticismo de la época do la independencia.
VAR 10S. o) Aciirnataci6n del positivismo europeo a la circunstancia latincarne•
La filosofía actual en América Latina. (Primar Coloquio Na- kana.
c) Generalizada en toda Latinoamérica bajo io 5lemas: "Libertad, or-
cional de Filosofía, Morelia., México). México, Ed. Grijalbo, den, progreso".
1976. di Porticarnante influyente, sobre Iodo en Argentina, Brasil y México,
como ideología de la naciente burguesía neocolonial.
WAGNER DE REYNA, Alberto. o) Influencias de. Corota, Spencer, S. Mil!, Datwin, A. Smith, Littré,
'ralee, Benthan, Haeckel, Renén, etc.
La filosofía en Iberoamérica. Lima, imprenta de Santa Ma-
ría, 1949. Representantes P a í s F e c h a
4 t BER DI, Juan B. A r g e n t i n a 1 8 1 0 4 8 8 4
ZEA, Leopoldo. BARRETO, robles B r a s i l 1 8 3 9 . 1 8 8 9
La filosofía latinoamericana corno filosofía sin més. Méxi- PEREiRA, Luis B r a s i l 1 8 4 0 - 1 9 2 3
co, Ed. Siglo XXII 2a. edic., 1974. VARONA, Enrique C u b a 1 8 4 9 - 1 9 3 3
BILBAO, E foneisco C h i l e 1 8 2 3 1 8 6 5
LETEL (E t 1, Valentin C h o l a 1 8 5 2 . 1 9 1 9
BARRERA, Gabino M é x i c o 1 8 1 8 - 1 8 8 1
SIERRA, Justo M é x i c o 1 8 4 8 - 1 9 1 2
PAR PM, Partirlo M é x i c o 1 8 5 4 - 1 9 1 2
CORNEJO, Mariano P e r ú 1 E 6 6 . 1 9 4 2

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III.GENERACION DE LA NORMALIZACION
IL GENE RACION DE LOS FUNDADORES CararleristIcas;
Caracteristicas:
C00501 idaran y normalizaciOn del quehacer filosófico en Amirica
a) Reacción colilla los dogmas del positivismo duro. Latina.
bi Humanismo y vuelta a la metafisica. bi Mayor profesionalización y espacial izaciOn.
c) Buenos escritores y maestros de juventudes, ej Menor influencia en la vida pública al volverse roas académica.
d) Anhelo de una fi losof(a propia de América. d) Influencias de las principales cordentes contemporáneas: fenomeno-
e) Influencias: Bergson, Boutroux, Guyau, Krause, Nietzsche, Croco logia, marxismo, existencialismo, escuela de Madrid, etc.
y otros. Fecha
Representantes Pufs
Representantes Pafa Fecha ROMERO, Francisco Argentina 1891•1960
ASTRADA, Carlos Argentina 1894-1970
KO RN, Alejandro Argentina L960-1935' 1896-
INGENIEROS, José Argentina 1877-1925 ANOUIN, Nimio Argentina
AMOROSO LIMA, Alce(' Brasa 1893-
FAR/AS B., Palmando Brasil 1862-1917
REALE, Miguel Brasil 1910.
FIGLIE/REDO, Jackson do Brasil 1891-1928
GONZALEZ, Fernando Outornbla 1895-1964
TORRES, Carlos Arturo Colombia 1857-1911
Cuba X1RACI, Juego in México 111954946
MA R TI, José 1853-1895
Chile CAOS, JOld México 1900-1959
MOLINA, Enrique 1871,1945
México NICOL, Eduardo México 19 07-
CASO, Antonio 1883-1946
RAMOS, Samuel México 1897-1959
VASCONCELOS, José México 1882-1959
Perú 18494945 0,4 ROA MAYNEZ, Eduardo Mexico 1908-
DEVSTUA, Alejandro
MARIArEGUI, José Cortos Perú 1895-1930
ENRIOLIEZ unk-NA, Pedro R. Dominicana 1884-1945
GARCM BACCA, Juan Di Venezuela 1901-
R000, José Enrique Uruguay 1872-1917
vAZ FE R REIRA., Carlos Vrogu,ly 1872-1958

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111,NUE VA GENERACIÓN
Caramaristicas:
a) Toma de conciencia de la realidad e historia latinoamericanas.
b) Debate clei problema de una "filosofía istinoamericanarti
c) Estudios sobre la historia de las ideas an América lhatina
ti) Trata de influir en al proceso de cambio de los pueblos latinoa-
mericanos,

RoPreSontaMos P a í s F a c h a
FRONDIZI, Aislan; A r g o n tina 1 9 1 0 -
SCANNONE, Juan Carlos A r g e n t i n a 1 9 3 1 -
DUSSEL„ Enrique A r g e n t i n a 1 9 3 4 -
KUSCH, Rodolfo A r g e n t i n a 1 9 3 1 . 1 9 n
FERREIRA DA SILVA, Vicente B r a s i l 1 9 1 6 - 1 9 6 3
FREIRE, Paulo B r a s i l 1 9 2 1 -
ASMANN, Hugo B r a s i l 1 9 3 3 -
NIETO AR TETA, Luis E. C o l o m b i a 1 9 1 3 . 1 9 5 6
ZEA, Leopoldo M é x i c o 1 9 1 2 .
L ARROYO, Francisco M é x i c o 1 9 1 2 s
SANCHEZ VASQUEZ., Adolto M é x i c o 1 9 1 5 -
VILLEGAS, ~ l a r d o M é x i c o 1 9 3 1 -
MIRO OUESADA, Francisco P e r ú , 1 9 1 8 ,
SALAZAR BONDS', Augusto P e r ú 1 9 2 5 - 1 9 7 8
AROAO, Arturo U r u g u a y 1 9 1 2 •
MAYZ VALLEN1LLA, Ernesto Ve n e z u e l a 1 9 2 5 -

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