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Estábamos condenados por el pecado, separados de Dios y teníamos cortas las riquezas de Sus
bendiciones. Pero por el gran amor de Dios, Él mismo se cubrió de humanidad y vino a la tierra
como un simple hombre, Jesús. Vivió entre nosotros y se sacrificó a sí mismo, todo por Su gran
amor. El costo de nuestro pecado fue Su vida, y Él dio su vida para que por medio de Él
recibiéramos la salvación.
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en
él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Jesús se convirtió en el puente entre la humanidad y Dios para que podamos tener relación con
el Padre. Él es nuestro Salvador, nuestro Sanador y nuestro Amigo.
Romanos 8:1
“Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;”
Jesús vino para que tengamos una vida abundante. Vino para cargar nuestras debilidades,
nuestras enfermedades, nuestro dolor, para que podamos caminar en total libertad, paz, poder
y propósito.
Jesús es más que un personaje histórico o un gran maestro que vivió alguna vez. Él ha
conquistado la muerte para que tengamos vida. No tenemos que ganarnos su amor ni la
salvación, es un regalo gratuito, disponible para todo el que cree. Jesús quiere tener una
relación personal con nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es recibirlo por fe e ir a Él tal
como somos.
Bautismo en agua
Una vez que toma la decisión de seguir a Cristo, le animamos a tomar el siguiente paso de fe: el
bautismo en agua. El agua en sí no es especial, pero simboliza que ya ha sido enterrado el viejo
hombre, y resucitado en Cristo para caminar en Su poder, propósito y amor.
Ahora que ha tomado la decisión más importante de su vida, es importante hacer algunos
cambios para seguir bien con Cristo. Primero, haga de hoy un día de nuevos comienzos, y no
mire más para atrás!
Sepa esto: Dios le ha perdonado y ha olvidado su pasado y tiene un futuro brillante para usted.
Romanos 8:1 dice que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Cuando las voces
de condena le recuerden su pasado, no olvide que Dios ya no recuerda su pecado. La Palabra
de Dios dice que tan lejos como es el este del oeste, están sus pecados de la memoria de Dios.
Segundo, dénos un año de su vida y comprométase con la Iglesia Lakewood que es donde
podrá crecer su fe. Rodéese de otros creyentes y amigos que le animarán en esta nueva vida
que emprende. Le animamos a traer a sus amigos para que ellos también puedan aprender y
crecer en su fe igual que usted.