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MARCO REFERENCIAL:

DESAFÍOS DE UNA SOCIEDAD EN CAMBIO CULTURAL1.

Los Obispos reunidos recientemente Brasil, en Aparecida (2007), en la V Conferencia


General del Episcopado Latinoamericano, constatan que: “Vivimos un cambio de época,
cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser
humano, su relación con el mundo y con Dios (...). Surge hoy, con gran fuerza, una
sobrevaloración de la subjetividad individual (...). El individualismo debilita los vínculos
comunitarios y propone una radical transformación del tiempo y del espacio (...). Se deja
de lado la preocupación por el bien común para dar paso a la realización inmediata de los
deseos de los individuos, a la creación de nuevos y, muchas veces, arbitrarios derechos
individuales...” (Aparecida 44).

En el marco de esta constatación surge como desafío frente a la educación, cómo hacer
de ella una formación de calidad, donde su fin y sentido no se vean reducido por las
exigencias coyunturales (Aparecida 328). Donde junto al qué enseñar, este siempre
presente la pregunta del para qué educar.

En este mismo marco de profundos cambios, se une al anterior, el importante desafío de


acompañar a los jóvenes en el descubrimiento de su sentido de la vida (Aparecida 314),
en una sociedad caracterizada por el consumo y el anonimato en que sumerge la
globalización.

1.- Características de la realidad mundial

El tránsito del siglo XVIII al XIX, con la Revolución Industrial y la Revolución Francesa,
implicó el paso de una sociedad de individuos íntimamente cohesionados, asemejándose
en sus pensamientos y acciones unos a otros, a la sociedad donde los individuos
adquieren conciencia creciente de su individualidad y de su capacidad personal, es el
paso de una sociedad sin una gran división del trabajo a una de alta división, y con ello a
una fuerte especialización de sus miembros que se extiende a todos los ámbitos de la
actividad humana. Las confianzas en el progreso y en la razón, van a constituir los dos
pilares de la sociedad de dicho momento. Nunca antes, como en esas fechas, el hombre
se había enfrentado a la posibilidad de conocer, a su juicio, las leyes objetivas que
subyacen en los fenómenos naturales como también en los sociales. Son momentos
donde la confianza ilimitada en la razón, hacen pensar que la humanidad -obrando según
las leyes de la razón- podía avanzar hacia la abundancia, la libertad y la felicidad plena.

Al inicio del siglo XXI, después de un siglo XX con dos guerras mundiales, se pone en
duda si la abundancia, la libertad y la felicidad plena son frutos exclusivos de la razón, lo
que abre para algunos una nueva etapa: la postmodernidad. Etapa que no se presenta
como un fenómeno compacto y uniforme, sino como la convivencia de promesas
incumplidas de la etapa moderna, junto con estructuras pre-modernas y climas culturales
post-modernos.

1
El presente texto es de responsabilidad de Jorge Baeza Correa, Sociólogo, Doctor en Educación, académico
de la Universidad Salesiana de Chile, Universidad Católica Silva Henríquez, considera las reflexiones
originadas por los referentes del SEPSUR e incorpora lo escrito por el P. J. B. Libano, sj, quien elaboró un
breve texto para este fin, con relación a su exposición al inicio de ESA III.

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1.1.- Vivir en la sociedad del conocimiento en un mundo globalizado:

El proceso de globalización, si bien no es nuevo, tiene hoy un ritmo acelerado, una


profundidad y amplitud en estos últimos años, que no tiene comparación en la historia. La
globalización constituye un fenómeno multifacético, de dimensiones económicas,
políticas, religiosas, jurídicas, comunicacionales y culturales relacionadas entre sí de
modo complejo. Todas estas dimensiones repercuten en la vida de las personas, pero por
sobre todo, las de orden cultural, en que se globalizan valores, artefactos culturales y
universos simbólicos.

Hoy la producción cultural se realiza en forma industrializada, circula en redes


transnacionales de comunicación y llega a la masa de los consumidores que aprenden a
recibir mensajes desterritorializados. Las comunidades internacionales reducen la
importancia de las diferencias nacionales. Sobretodo, las generaciones jóvenes guían sus
prácticas culturales de acuerdo con información y estilos de vida homogéneos, con
independencia de sus concepciones políticas, religiosas o nacionales. Los consumidores
de hoy descifran los mensajes sin fronteras que proyectan la televisión y la publicidad.

Los conflictos culturales de hoy son productos del conflicto mutuo e infinitamente variado
entre la homogeneización y la diferencia. Los movimientos sociales del presente, en este
marco de una cultura global, se ven exigidos por la generación de alternativas ya no sólo
locales, sino contrahegemónicas o contraglobalizantes. La preocupación por la
homogenización cultural, por un lado, y el mantenimiento de la diversidad cultural, por el
otro, así como la preservación de las identidades culturales particulares en contraposición
con una identidad global-universal son temas que hoy están más presentes que nunca en
el campo de la educación.

1.2.- Cambios geopolíticos significativos y surgimiento de conflictos nacionalistas

Dentro del amplio marco de la globalización, algunas naciones se han separado de los
Estados que las unieron por mucho tiempo, generándose con ello en más de una ocasión
una crisis de la identidad, que ha replegado hacia identidades comunitarias (étnicas y
regionales) o a un resurgir religioso. Si bien es cierto que asistimos al fin de la Guerra
Fría, hoy se levanta en el mundo el peligro cada vez mayor de las intransigencias militares
nacionalistas, las diferenciaciones étnicas y los dogmatismos violentos por parte de
fanáticos religiosos, que ponen en peligro la posibilidad de colaboración y la esperanza en
una vida más segura y en paz.

Vivimos en un mundo de evidentes cambios geopolíticos y de significativos avances en


las comunicaciones y la informática, que ponen en duda las fronteras y cuestionan los
equilibrios psicosociales basados en tradiciones y espacios delimitados. Es verdad que en
la actualidad ya no se vive tan amenazado por la guerra nuclear, pero son múltiples los
conflictos que el sistema internacional no es capaz de resolver. Nunca como antes en la
historia de la humanidad ha habido tantos soldados en misiones de paz y seguramente
nunca tampoco, han debido desplazarse (llevando muchas veces menos que lo mínimo)
millones de personas por causa de las guerras internas, que ocupan sus espacios e
imposibilitan una vida normal.

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1.3.- Tensiones entre la primacía del modelo económico neoliberal y su cuestionamiento:

Con el derrumbe del modelo presente en la Unión Soviética, se inicia –además- la


primacía de un modelo económico en el ámbito mundial: el modelo neoliberal. Modelo que
en los últimos años ha sido cuestionado fuertemente y en forma muy especial, en algunos
países de América Latina y el Caribe. El modelo neoliberal consagra al mercado como el
gran regulador de todas las actividades. Situación que claramente conduce a que un
importante sector de la población, los que no pueden ofertar nada más que su trabajo
físico, queden en una muy débil posición, lo que tiende a perpetuar las desigualdades en
la distribución de las riquezas. Por otro lado, el rol del mercado como orientador de las
inversiones lleva necesariamente a la preocupación sólo por aquello que es rentable; con
lo cual diversos aspectos necesarios para asegurar la calidad de vida de toda la población
dejan de ser cubiertos, o son sólo privativos para quienes poseen capacidad económica
para demandarlos.

Superado el mapa político mundial, los intereses de las grandes transnacionales se


disputan los diversos mercados en que se agrupa la población mundial e influyen
poderosamente en cada uno de los rincones del mundo. Gran parte de los tratados
logrados entre los Estados, que generan alegría y esperanza de paz, son socavados por
los requerimientos de los mercados internacionales.

Se debe reconocer además, la existencia de la generación de mercados para la


contaminación e incluso para la depredación, lo que ha significado en la práctica un
empeoramiento de la calidad de vida para toda la comunidad, pero en particular del sector
más pobre de ella, dado que las grandes transnacionales a cambio de mano de obra
barata, instalan sus industrias contaminantes y depredadoras dentro de los países no
desarrollados. De esta forma el crecimiento económico aunque constituye un requisito
necesario para la superación de la pobreza, se ha convertido en una condición no
suficiente para eliminarla, y menos, en una acción segura para mejorar la calidad de vida.

Este modelo económico imperante, hoy es fuertemente cuestionado por algunos en sus
bases y mientras que otros, buscan su corrección mediante políticas sociales de atención
a los más desfavorecidos. Si bien no es posible aún hablar de una retirada o pérdida de
vigencia del modelo neoliberal, hoy hay claros síntomas de un cuestionamiento a sus
postulados y prácticas y de búsqueda de un modelo alternativo.

1.4.- Una época de profundos cambios y en especial en el campo de la cultura:

La población adulta y joven de nuestros países, y de la mayor parte del mundo, vive en la
actualidad numerosas tensiones que dan cuenta de una época de cambios. A los hombres
y mujeres de hoy no les toca vivir en una sociedad donde se avanza de acuerdo con
patrones preestablecidos (en gran medida lineales y determinados desde fuera), sino que
se ven enfrentados a diversos caminos, lo que les genera una permanente tensión.
Además, no se está en una sociedad de logros permanentes: ya los estudios no son para
toda la vida, el trabajo es inestable y difícilmente único, la ciudad que se ha habitado
siempre ya no se proyecta hasta la muerte, entre otros asuntos. Hoy la migración por
mejoras económicas es cada vez más masiva. Vivimos una transformación en los
referentes vitales y en el horizonte cultural que nos abre a lo desconocido.

Las culturas han dejado de ser cuerpos compactos y homogéneos. Prima lo que se ha
denominado “culturas híbridas”, donde conviven manifestaciones diversas -y a veces

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contrapuestas- en un mismo espacio, lo que hace más compleja la construcción de
identidad. Por otro lado, un signo de la época es la paradoja de un avance
inconmensurable en redes de comunicación, pero, a su vez, de grandes ciudades
pobladas de seres anónimos.

Pareciera que estamos viviendo, indica Bajoit (1995), el tránsito de un modelo cultural a
otro, desde uno basado en la razón social a otro fundado en la autorrealización autónoma.
Desde aquel donde lo legítimo es lo útil a la colectividad -es decir, que contribuye a su
progreso y obedece a su razón- a otro donde lo genuino es aquello que el individuo juzga
bueno para su desarrollo personal, en la medida que eso no impida a nadie hacer lo
mismo.

La ética de primacía de la realización personal y del triunfo individual es el resultado,


afirma Ulrich Beck (2001), de una sociedad altamente diferenciada, ya que ello facilita e
invita a vivir una vida propia, pero donde la lucha para vivir la propia vida se escapa cada
vez más, al habitar un mundo donde las interconexiones avanzan, incluso, a una
globalización de las biografías. Una sociedad, además, en que la menor importancia de
las tradiciones hace de la vida algo experimental, en que las recetas heredadas y los
estereotipos no sirven. Vivimos en un contexto de demandas encontradas y de
incertidumbres, donde es necesaria una gestión activa de sí para conducir la propia vida,
en que el pensar primero en uno mismo ya no se cuestiona socialmente y donde, incluso,
la preponderancia de vivir nuestra propia vida conduce al inverosímil de la despolitización
de la política.

2.- La realidad de América Latina y el Caribe

La realidad de América, es una muy clara expresión de la resultante de la aplicación de


muchas de las constataciones recién reseñadas de la realidad mundial. Realidad que, en
especial en el caso de América Latina y el Caribe, está altamente tensionada por las
exigencias del modelo neoliberal que amplifica las privatizaciones y disminuye la
responsabilidad del Estado, en un área del continente aún no industrializado del todo y
con grandes dificultades de acceso igualitario a los bienes y servicios necesarios para una
adecuada calidad de vida.

Si bien en América Latina y Caribe, según datos de CEPAL (2006 y 2007a), desde el 2002
se registra una disminución absoluta del número de pobres e indigentes, sin embargo hay
194 millones de pobres, de los cuales 71 millones viven en situación de extrema pobreza.
Siendo ambos valores superiores a los de 1980. Las tasas de pobreza e indigencia
alcanzaron el 2006 un 36,5% y un 13,4%, respectivamente. Para poder reducir la pobreza
extrema a la mitad antes de 2015, los países debieran esforzarse por elevar las tasas de
crecimiento económico significativamente. Se estima que los países de mayor pobreza
debieran crecer a un ritmo del 7% promedio anual, lo cual es muy difícil de lograr.

La reducción de la pobreza, en gran medida obedece a un mejoramiento de los ingresos


per cápita de los hogares más pobres, a lo cual ha contribuido, el incremento en el empleo
potenciado por un menor número de familiares a cargo y el aumento de los ingresos no
laborales, especialmente de transferencias públicas y privadas (programas de reducción
de la pobreza y remesas). En cambio, sostiene la CEPAL los ingresos laborales
aumentaron en pocos países y no aportaron sustancialmente a la reducción de la
pobreza. Situación que en definitiva exige continuar avanzando en políticas públicas
destinadas a mejorar el empleo; generar mayor demanda de mano de obra calificada;

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conciliar el cuidado del hogar con el trabajo remunerado; incrementar la productividad de
las ocupaciones y ampliar la protección social de los más pobres.

Hoy la inequidad sigue siendo un rasgo característico de la región: la distribución del


ingreso es la más desigual del mundo. Todavía en la región el 10% más rico supera en 20
veces o más el ingreso del 40% más pobre. En esta sociedad altamente desigual, la
política social incrementa el nivel de bienestar de los más pobres y tiene un impacto
significativo sobre la desigualdad, pero es claramente insuficiente. Entre las causas a las
que se atribuye la desigual distribución del ingreso, se señala la inequitativa distribución
del patrimonio, que es aún más marcada que la propia distribución del ingreso; la
composición demográfica de los hogares (las familias de menores recursos tienen más
hijos que las de mayores recursos); la educación (los pobres aún no alcanzan un umbral
educativo que les permita salir de la pobreza); el empleo (los hogares pobres son más
numerosos y tienen menos miembros que reciben ingresos); y, finalmente, el gasto social
cuando es regresivo y no progresivo, esto es, cuando no cumple con su papel
redistributivo (en muchos países el quintil más rico de la población se beneficia de un
porcentaje del gasto social similar al del quintil más pobre).

En el campo de la educación y la salud, la marcada segregación y segmentación, refuerza


la desigualdad. Se registran avances en el nivel de los servicios (acceso y adecuación),
pero de una clara menor calidad comparativa en los beneficios que reciben los sectores
pobres, con relación a los grupos de mayores ingreso. Situación que aún es más desigual
cuando se refiere a los pueblos indígenas, ya que su participación en los beneficios
sociales ha sido limitada y permanece como uno de los desafíos centrales para construir
una política pública que los considere sujetos de derechos.

Se suma a las anteriores situaciones de inequidad, que se mantiene la migración interna


en los países de la región, siendo las zonas de mayor emigración el campo y las zonas de
pobreza crónica y concentración indígena, lo que contribuye a profundizar la pobreza en
dichos espacios, porque quienes se trasladan están en plena edad productiva y tienen
mayor educación que quienes permanecen. El foco de atracción sigue siendo las
ciudades principales, donde el desempleo conduce a la generación de más pobreza.

En la actualidad, se reconoce –UNESCO (2007a)- “que las políticas económicas


constituyen la variable explicativa más importante del aumento o disminución de la
pobreza, así como de la mayor o menor equidad en la distribución de los ingresos (...), las
políticas macroeconómicas en los últimos años no han tenido el buen efecto esperado de
ellas: se uniformaron los diseños de políticas en los distintos países, cuando la realidad
reclamaba diversidad; las medidas estabilizadoras fueron excesivamente recesivas,
afectando en gran medida a la producción y al empleo; la secuencia de las reformas no
fue la adecuada (no se crearon instancias de supervisión suficientes y en forma
simultánea con los procesos de desregulación); se incentivaron las privatizaciones antes
de que la iniciativa privada pudiera materializarse; y se empezó a pensar en redes de
protección social cuando ya los pobres habían aumentado en gran cantidad. El resultado
de la aplicación de estas políticas ha sido una mayor concentración de la riqueza, el
aumento de la exclusión social, de la desocupación, de la informalidad y de la precariedad
del empleo, todo lo cual ha repercutido negativamente en la capacidad productiva y de
crecimiento de los países. Hoy los análisis coinciden en que la desigualdad es una de las
causas que afecta a la tasa y calidad del crecimiento económico, contrariamente a lo que
se creía, que era que el bajo crecimiento era el que producía la desigualdad” (p. 19).

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En este marco de inequidad, que se ha convertido en un rasgo característico de la región,
acrecentado por la tendencia a una mayor desigualdad en la distribución de los ingresos,
surge como una preocupación fundamental el tema de la cohesión social. El desafío
parece ser, cómo garantizar una tasa de crecimiento sustentable y disminuir al mismo
tiempo la brecha entre ricos y pobres.

A juicio de la CEPAL (2007b), para avanzar a una mayor cohesión social, a un


fortalecimiento del sentido de pertenencia a una sociedad, se requiere fortalecer las
instituciones de la democracia; aumentar la transparencia (pública y privada); fortalecer
los mecanismos de reconocimiento de minorías; conjugar mayor igualdad con mayor
respeto a la diversidad; fortalecer la adhesión a normas e instituciones; fortalecer la voz y
la deliberación de actores por años privados de poder o de acceso a instancias
deliberativas. Se requiere avanzar a una sociedad más meritocrática, respetuosa de la
diversidad, y que abandona las viejas prácticas de discriminación. En suma se requiere de
un nuevo contrato social.

Todo ello además, en países de crecimiento excesivamente basados en recursos


naturales que no ayudan a la necesaria diversificación de la estructura productiva, en
situaciones de mercado financieros internacionales de alta volatilidad y de aumento de la
incertidumbre, lo cual requiere cautelar al máximo el manejo macroeconómico.

3.- La realidad de la educación en nuestros países, en contexto de sociedad en


cambio:

A pesar de los enormes esfuerzos desarrollados en los últimos años, marcados por
programas de reforma educativa y de mejora de la calidad, la información nos muestra,
que existe un conjunto importante de aspectos pendientes o carencias que afectan a la
educación.

A juicio de UNESCO (2007b), la educación entendida como un asunto de derechos


humanos, tiene fuertes implicancias acerca de lo que ha de entenderse por una educación
de calidad. “Desde el punto de vista de sus finalidades, la educación ha de ser relevante,
es decir, debe habilitar a las personas para un ejercicio competente de su libertad y
condición ciudadana; del mismo modo, la educación sólo puede lograr este propósito si es
pertinente a las condiciones concretas en las que las personas actúan. Por otra parte, el
hecho de tener un carácter universal, es decir de alcance para todos, y que habilita a las
personas en términos de sus capacidades para la vida, hace que la equidad sea un factor
consustancial a una educación de calidad. Por otra parte, al tratarse de un derecho, la
acción pública resulta de crucial importancia, y en este sentido, una educación de calidad
requiere ser eficaz al alcanzar los objetivos o metas que se plantea en el ámbito del
accionar público, así como debe honrar los recursos que los ciudadanos destinan a la
tarea mediante una operación eficiente” (p. 13).

UNESCO, siguiendo estos cincos focos, en un esfuerzo destinado a dar cuenta del estado
de la educación en la región, a partir de un enfoque de derechos aplicados a ella, señala
en su informe “La Situación Educativa de América Latina y el Caribe 2007”, lo siguientes
aspectos principales, entre otros:

 En relación con la relevancia: En la mayoría de los países el aprender a conocer y


al aprender a vivir juntos tienen mayor desarrollo que el aprender a hacer y
aprender a ser, que no aparecen con la misma sistematicidad y énfasis en las

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áreas de aprendizaje o asignaturas. Las reformas curriculares han producido
importantes avances en relación con el reconocimiento de los alumnos como
centro, pero no obstante ello el protagonismo estudiantil no es aún
mayoritariamente considerado. Se observan progresos importantes respecto de la
integración de objetivos transversales y objetivos básicos comunes en el currículo,
sin embargo se requiere avanzar en la integración interdisciplinaria.

 En relación con la pertinencia: Es necesario el desarrollo de políticas de inclusión


educativa cuyo foco sea la transformación de las escuelas para lograr que todos
los alumnos, sea cual sea su condición, participen y aprendan. Es imperativo
además, desarrollar mecanismos e instancias de supervisión y evaluación del
servicio que se imparte, tanto en lo que compete a las instituciones educativas
como a los distintos niveles de gestión y participación en el desarrollo del servicio
educativo.

 En relación con la equidad: Las situaciones de inequidad muestran la necesidad


urgente de atender las demandas de los grupos en mayor vulnerabilidad (de zonas
rurales, grupos originario o afro-descendiente y/o de sectores de menores
ingresos). Estas disparidades se presentan no sólo en el acceso, sino que se
intensifican aún más en términos de la conclusión de estudios y, principalmente, en
los niveles educativos más altos.

 En relación con la eficacia: Se requiere de esfuerzos mayores para asegurar la


conclusión universal de la educación primaria, y el logro de aprendizajes básicos
para todos. Se requiere avanzar a una educación de calidad para todos, hay
presencia de colectivos que viven en situaciones menos favorables los cuales no
reciben una educación de calidad. Son pocos, además, los países que logran altos
niveles de conclusión de la secundaria.

 En relación con la eficiencia: Se mantienen el ingreso tardío, la repetición y el


abandono, con el consecuente impacto en la disminución de las probabilidades de
conclusión y prosecución de estudios. En los últimos años se ha verificado un
incremento sostenido de los recursos públicos asignados a la educación, pero el
porcentaje del gasto público total que se destina a la educación ha tendido a
permanecer estable.

En el marco de esta realidad educacional, inserta en una sociedad cambiante, donde las
características de la post-industria, conviven aún en nuestra región con las propias de una
sociedad que recién se industrializa y que incluso, posee aún mucho de la sociedad
tradicional rural, el gran desafío de la educación es formar para la libertad, para la
conciencia crítica y para la solidaridad.

 La libertad en la sociedad actual se comporta paradojalmente. De un lado genera


una enorme sensación de libertad por la valorización de la subjetividad hasta al
extremo. Ofrece la percepción de que las personas se controlan a sí mismo; pero
en la realidad el campo de decisión es absolutamente menor y solo lo hacen –
mayormente- respecto a cosas irrelevantes social y políticamente. La explosión de
los bienes de consumo refuerza la sensación de libertad de elección, pero el
consumismo paraliza la verdadera capacidad de relacionarse con otra libertad. En

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vez de libertad, reina la tiranía del deseo, del placer, del consumo, de la apariencia
del status.

Formar para la libertad implica escoger de cada tradición lo mejor de cada una de
ellas, para así formar en un concepto amplio de libertad. Se necesita reconocer el
valor absoluto de la libertad; la importancia de la capacidad de decisión individual; que
la libertad no puede ser sólo para uno sino para todos; el reconocimiento de que la
dominación también se hace interna y nos impide ser libres. Pero también es
necesario, el reconocimiento de que la libertad es al mismo tiempo conquista y don, es
conquista frente a los obstáculos que la impiden y don por el amor de Dios.

 La cultura actual dificulta la conciencia crítica. Anuncia el fin de la historia


afirmando con ello únicamente el presente. Quien solo vive el instante no tiene que
responder por el mañana, por que no existiría. Sin el mañana no se precisa de una
conciencia crítica del presente. La misma reflexión vale para las utopías, uno no
requeriría de pensar en un mundo mejor, porque no existiría otra cosa más que el
presente. Consecuentemente tampoco existiría ética, pues ella significa responder
mañana por lo que se hace hoy. Si no existe mañana, ¿por qué debo responder?.

La formación de la conciencia crítica nos permitiría superar lo que la propaganda nos


presenta como obvio, inmediato. La conciencia crítica implica un tipo de conocimiento
que busca un sentido mayor de la vida. La conciencia crítica significa que la
inteligencia se vuelve práctica y busca comprender las razones que motivan, los
intereses en juego. Tiene un carácter reflexivo. No se forma conciencia crítica sin que
se haga el ejercicio de la autocrítica. Cabe al educador permanecer atento a las
actividades de los estudiantes, para hacerlos tomar conciencia de que los mueve al
ver la realidad, a analizarla para actuar sobre ella.

 La sociedad actual se presenta como altamente elitista e individualista, donde la


situación de los pobres se agrava cada vez más, siendo el único camino de salida
la solidaridad. La globalización financiera, la hegemonía del capital financiero
sobre la inversión y el abuso de las riquezas no productivas, terminan globalizando
la pobreza. Se crea una sociedad que esconde a los pobres, los confina a las
periferias. Los ricos a su vez, se enclaustran en lujosos condominios. Nunca se
encuentran. No se ven.

La respuesta educacional a los desafíos de la sociedad de los pobres se llama cultura


de la solidaridad. Significa formar en una serie de actitudes básicas, tales como la
gratitud, el perdón y la reconciliación. Implica en una sociedad extremadamente
egocéntrica, una verdadera conversión personal y social. La pobreza involuntaria de
muchos (la del hambre, la injusticia), solo se supera por la pobreza voluntaria de
quienes se comprometen en solidaridad con ellos.

4.- Los impactos de la realidad actual en la juventud en particular

Ser joven o, más específicamente, ingresar a la edad juvenil en la realidad actual, tiene
profundos impactos. “En las sociedades antiguas -afirma José Machado Pais (2000)-
existían líneas que señalaban exactamente el momento de transición de la juventud a la
edad adulta. (...) Actualmente, las líneas que señalan las fronteras entre la juventud y la
edad adulta son más vagas, y los jóvenes cada vez más consideran la vida como algo
inestable, fluctuante, discontinuo y reversible” (p. 91).

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La realidad de límites difusos se convierte, en la juventud, en un dato con el cual se
convive sin mayor dificultad, pero no sólo en su expresión externa, como podrían ser los
espacios de hibridez cultural (los centros comerciales, por ejemplo), sino que en las
propias vidas juveniles, donde en un mismo joven se manifiestan conductas que dan
cuenta -principalmente a los ojos de los mayores- de una verdadera “fragmentación”. En
palabras de Jesús Martín Barbero (2002), quizá ninguna otra figura como el zapping para
reflejar esta fragmentación, donde el joven con el control remoto en la mano -ante la
mirada molesta del adulto- arma su propio programa, con fragmentos de deportes,
noticieros, concursos, conciertos o películas.

La no linealidad actual y la aparente fragmentación, además, no sólo significan el paso de


modelos estandarizados (donde existe una secuencia y cada cosa tiene su lugar) a
modelos desestandarizados, sino la ausencia de un antes y un después. Machado Pais
(2000) indica que los jóvenes de hoy para sortear las transiciones lineales que
tradicionalmente presuponían un antes (ser niño) y un después (ser adulto), dan un salto
para evitar los obstáculos de detrás y de delante. El antes y el después parecen ser el
aquí y ahora de la vida cotidiana.

En esta realidad de trayectorias no lineales, de al menos aparente fragmentación, de alta


valoración del aquí y el ahora, a lo que se suman las características propias de unas
generaciones video-formadas, que nacen entre pantallas y redes, en un paisaje de
mensajes globalizados, la juventud pasa a ser una experiencia distinta de la vivida por el
mundo adulto. Una experiencia nueva -indicaba Margaret Mead hace ya 38 años (1970)-
que inaugura una relación diferente con el mundo adulto. “Hoy, súbitamente, en razón de
que todos los pueblos del mundo forman parte de una red de intercomunicación con
bases electrónicas, los jóvenes de todos los países comparten un tipo de experiencia que
ninguno de sus mayores tuvo o tendrá jamás. A la inversa, la vieja generación nunca verá
repetida en la vida de los jóvenes su propia experiencia singular de cambio emergente y
escalonado” (Presentación en contratapa).

En el marco de estos profundos cambios, que no sólo afectan sino que posibilitan un
protagonismo diferente a la juventud, hoy los límites demográficos para definir juventud
están puestos en cuestión. La edad ha dejado de ser un parámetro fundamental para
distinguir socialmente una fase de otra y gana cada vez más importancia el factor de
“paso o tránsito”, donde dos de ellas son las principales: el paso de la educación al trabajo
y el paso de la familia de origen a la propia. Junto a ello, en una realidad de ausencia de
itinerarios lineales, se debe reconocer, además, que las transiciones fácilmente pueden
superponerse. Hoy es un dato mayoritario en países desarrollados y claramente
emergentes, en sociedades como las nuestras: ser estudiante y poseer responsabilidades
como padre o madre, pero viviendo en la casa paterna. Como también el trabajar y seguir
estudiando, pero dependiendo de los padres.

Si ser joven es vivir procesos de transición, no se puede dejar de reconocer también que
un aspecto fundamental de esta etapa lo constituye el conformar una identidad propia. Es
principalmente durante ésta donde surgen pequeños grupos o microsociedades juveniles,
los cuales logran un cierto grado de autonomía del mundo adulto, así como, a su vez, una
serie de orientaciones normativas y simbólicas que permiten hablar de culturas juveniles,
donde al interior de cada una de estas microsociedades, diversas manifestaciones
simbólicas son reordenadas y recontextualizadas, logrando como resultado la
construcción de un estilo juvenil, que se manifiesta, principalmente, en un lenguaje como

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forma de expresión distintiva de la de los adultos, la adopción de una música, que por su
consumo y creación marca una identidad grupal, y, por último, una estética que identifica
visualmente al grupo (forma de llevar el pelo, ropa o accesorios).

No se puede dejar de reconocer que estas conductas poseen, además de la búsqueda de


una identidad, mucho de resistencia social frente a la realidad de un mundo globalizado
que uniforma las conductas de las personas2. La apropiación de ciertos espacios
(verdaderos territorios juveniles), caracterizados por concentrar bares, plazas y canchas
de fútbol, como también la acción de los graffiti -donde los jóvenes marcan sus territorios-
son, en definitiva, afirmación de identidad, de manifestación de sentimientos personales o
propios de los grupos de pertenencia. En este mismo sentido, es posible ver también la
apropiación del propio cuerpo y la inscripción de su propio sello distintivo en el uso de
perforaciones corporales (piercings) y tatuajes (tatoo), lo que nos habla, en definitiva, de
verdaderas tribus urbanas. Estas nuevas manifestaciones culturales juveniles, de una
verdadera tribalización como expresión de subjetividad, nacen, además, por la búsqueda
de afectos, de nuevos tipos de relaciones que dejen de lado las construcciones marcadas
por la racionalidad. Es una vuelta a lo tribal, a lo afectivo-emocional, propio de la
comunidad, compensando la atomización y la disgregación de las grandes urbes.

En el contexto de una sociedad y juventud en cambio, se hace necesario reconocer un


conjunto de desafíos en el trabajo con las jóvenes y los jóvenes. Así lo indican el Cuadro
Fundamental de Referencia de los SDB y las Líneas Orientadoras de la Misión
Educativa de las FMA, donde destacan entre otros:

 Hoy en un tiempo de gran complejidad y de crisis antropológica, no es posible


describir la cultura juvenil más que recurriendo a generalizaciones.

 El itinerario de crecimiento de las jóvenes y los jóvenes está marcado por la


dificultad de proyectar el futuro. Es incierta la relación estudio-trabajo, éxito
profesional-reconocimiento social y estabilidad económica.

 Asistimos al fenómeno de la aceptación resignada de situaciones contra las que


parece inútil oponerse, y la respuesta a esta realidad muchas veces es el
consumismo, y la consiguiente tentación de refugiarse en lo personal y privado.

 Las comunidades virtuales permiten actualmente salir de la soledad y entablar


relaciones diversas. Se trata de un fenómeno de no–lugares que está creciendo de
forma desorbitada y que exige una profundización.

 Hay una gestión original y nueva del tiempo en el mundo juvenil actual. Lo
cotidiano se mide preferentemente por los tiempos extra institucionales. Las
jóvenes y los jóvenes se sienten libres, buscan placer, diversión, compañía, lejos
del mundo de los adultos.

 La existencia de una cultura pluralista, con gran cantidad y diversidad de mensajes


y modelos de vida, hace difícil orientarse en la elección de un proyecto de vida y
las jóvenes y los jóvenes de hoy se encuentran solos en la búsqueda de sentido.

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Es importante indicar que estas “resistencias”, estas formas de diferenciación y construcción de identidad,
son muy bien aprovechadas por las grandes cadenas comerciales, que ponen a la venta los accesorios que
dan identidad (la música y los accesorios estéticos con la cual se protesta, entre otros productos).

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 Las jóvenes y los jóvenes buscan un grupo en el cual satisfacer sus ansias de
comunicación personal, su necesidad de autonomía y de participación, lo que
genera una multiplicidad de agrupaciones, a las cuales se entra y se sale con
cierta facilidad.

 Asistimos a un proceso de secularización que socava aspectos fundamentales de


la vida con un progresivo aislamiento de la religión en el ámbito de lo privado y
subjetivo.

 La búsqueda religiosa de las jóvenes y los jóvenes de hoy se admite y se socializa


en los grupos, pero no es todavía una pregunta de fe, sino apertura al deseo de
Dios. De aquí el nomadismo espiritual que acepta indistintamente formas radicales
e integristas de religiosidad.

Hoy más que nunca no se puede pensar en un trabajo con las jóvenes y los jóvenes sin
tener en cuenta el contexto y sólo partiendo de esta realidad, de estos desafíos, es
posible concebir junto a ellos y ellas, los itinerarios más adecuados para su proyecto de
vida. Acompañar a las jóvenes y a los jóvenes quiere decir no sólo conocer sus
potencialidades y carencias, sino aceptar el cambiar con ellas y ellos.

Bibliografía:

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Educación de Calidad para Todos. Informe Regional de Revisión y Evaluación del Progreso
de América Latina y el Caribe hacia la Educación para Todos en el marco del Proyecto
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