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Tema 6: La Familia.

La familia en el reino animal y la familia humana.

Existen diversas formas de organización familiar que son de características muy


diversas en las distintas especies animales, donde la mayoría presentan formas de
agrupamiento familiar más o menos permanentes. Sin embargo, las diferencias con los
seres humanos suelen dirigirse a las formas de organización y a las formas de
agrupamiento, las cuales varían en su duración.

Dentro de los mamíferos hay un predominio de la poligamia, mientras que en la


especie humana, esta no existe salvo en algunas comunidades culturales. Los
especialistas dividen sus opiniones entre los que piensan que los seres humanos somos
esencialmente polígamos y quienes consideran que somos fundamentalmente
monógamos.

El contraste más interesante y próximo a nosotros es el de la familia de los


primates. Uno de los primeros comportamientos que ha sido objeto de estudio es la
conducta de apego que requiere un alto componente de individuación en el grupo y
buenas capacidades de análisis de rostros y detección de diferencias interpersonales. El
apego en los primates tiene una función de supervivencia muy importante, los cuales
son duraderos, aunque en las familias humanas mucho más. el apego es uno de los
elementos más básicos y constituyentes de las relaciones familiares.

Otra conducta es la denominada protocultural que consiste en adquirir durante el


curso vital una serie de habilidades que resultan muy importantes en su hábitat y que se
trasmiten de generación en generación. A diferencia de los primates, somos capaces de
crear nuevos entornos que obligan al desarrollo de una variedad de conductas y formas
de organización social mucho más articuladas que las que normalmente encontramos en
otras especies. La clave de las diferencias está en el carácter sociocultural de la
estimulación y de los escenarios o hábitats en los que trascurre la vida de la familia
humana. En la familia humana los contextos naturales son construcciones
socioculturales: los contextos sólo son natrales en el sentido de que permitan al sujeto
en desarrollo servirse de toda la variedad de recursos culturales a lo largo de su proceso
evolutivo.

El papel fundamental de los padres no consiste en asegurar la supervicencia de


los hijos, son también en su integración sociocultural a los escenarios y hábitats, que
hacen posible el acceso de los bebés al diálogo, los símbolos y el lenguaje. Existe
además una intencionalidad educativa en los padres con una interacción con los hijos,
apoyo a los mismo y la existencia del lenguaje.

Como consecuencia de la extraordinaria prolongación en el tiempo de las


relaciones de dependencia, la intensidad, la individuación y la perdurabilidad de los
lazos de apego se ven acentuados en los seres humanos, lo que debe entenderse en el

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contexto de un cerebro más desarrollado, de unas pautas de conducta más articuladas y
de una tendencia a concentrar la vida familiar en el interior de un especio propio.

La familia en la perspectiva histórica.

Desde la Antigüedad se ha dado importancia a la vida familiar, a la privacidad, a


las diferencias entre hombres y mujeres, a las pautas educativas, etc. En la familia
española del siglo XX las grandes trasformaciones son:

- La mortalidad infantil.

- La baja esperanza de vida.

- La disminución del número de hijos.

El modelo estereotipado de familia tradicional es un agrupamiento compuesto


por un hombre y una mujer unidos en matrimonio, más los hijos que se tienen en
común, y que viven bajo el mismo techo. Más tradicional es el modelo de familia
tronca (la familia de los padres y la de los hijos conviviendo) y de familia extensa (la
familia troncal más parientes colaterales). Sin embargo también hay que tener en cuenta
que:

- El matrimonio no es necesario para que podamos hablar de familia.

- Uno de los progenitores puede faltar.

- Los hijos del matrimonio son frecuentemente tenidos en común, pero los
hijos también pueden venir por reproducción asistida, por adopción o de
uniones anteriores.

- La madre no tiene por qué imitarse al cuidado de los hijos.

- El padre no tiene por qué limitarse a ser un generador de recursos para la


subsistencia de la familia.

- El número de hijos se ha reducido drásticamente.

- Aparición de la separación y del divorcio.

Por ello el concepto de familia es: la unión de personas que comparten un


proyecto vital de existencia en común que se quiere duradero, en el que se generan
fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un comportamiento personal
entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y
dependencia.

Los criterios son intangibles y están relacionados con metas, motivaciones y


sentimientos, características que tienen una importancia mucho más primordial que el
vínculo legal, las relaciones de consanguinidad, el número de sus miembros o el reparto
de roles.

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Funciones de la familia.

Las funciones de la familia son:

1. Es un escenario donde se construyen personas adultas con un cierto nivel de


bienestar psicológico en la vida cotidiana frente a los conflictos y situaciones
estresantes:

2. Es un escenario de preparación donde se aprende a afrontar retaos, así como


a sumir responsabilidades y compromisos que orientan a los adultos hacia
una dimensión productiva, plena de realizaciones y proyectos e integrada en
el medio social.

3. Es un escenario de encuentro intergeneracional.

4. Es una red de apoyo social para las diversas transiciones vitales que ha de
realizar el adulto.

A nuestro entender ser padre y madre significa:

- Poner en marcha un proyecto vital educativo.

- Adentrarse en una intensa implicación personal y emocional.

- Llenar de contenido ese proyecto educativo durante todo el proceso de


crianza y educación de los hijos.

Las funciones de los padres y las madres son:

1. Asegurar la supervivencia de los hijos, su sano crecimiento y su


socialización en las conductas básicas de comunicación, diálogo y
simbolización.

2. Aportar a sus hijos un clima de afecto y apoyo sin los cuales el desarrollo
psicológico sano no resulta posible. Lo que supone establecer relaciones de
apego, un sentimiento de relación privilegiada y de compromiso emocional.

3. Aportar a los hijos la estimulación que haga de ellos seres con capacidades
para relacionarse con su entorno físico y social, responder a las demandas y
exigencias planteadas por su adaptación al mundo que les toca vivir.

4. Tomar decisiones con respecto a la apertura hacia otros contextos


educativos que van a compartir con la familia.

La familia como sistema está inmersa en otros cuatro sistemas:

- El macrosistema que incluye los valores culturales, las creencias y las


situaciones y acontecimientos históricos que definen a la comunidad en la
que vive.

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- El exosistema que son aquellas estructuras sociales formales e informales
que influyen y delimitan los que tiene lugar en su ambiente más próximo.

- El mesosistema que es el conjunto de relaciones entre dos o más


microsistemas en los que la persona en desarrollo participa de manera activa.

- El microsistema que comprende el conjunto de relaciones entre la persona en


desarrollo y el ambiente inmediato en que se desenvuelve.

Dentro del macrosistema encontramos factores que generan tensión y toxicidad


como son: la televisión, el “final de la infancia” (el mundo de los niños se ve reducido
en tiempo), las tensiones sociales y económicos y el declive de los servicios
comunitarios. A ello debemos añadir el relativismo postmoderno que considera que
todo es igualmente cuestionable y que no hay realidades o verdades que puedan
sostenerse como principios básicos del pensamiento y de la organización social y
familiar.

En el mesosistema el principal problema es la preocupante falta de conexión que


existe entre los diferentes microsistemas en los que el niño participa: la familia y la
escuela. Mientras que los factores de riesgo o tensión que encontramos en el
microsistema hacen referencia a las confusiones y contradicciones que se encuentran en
las ideas o creencias de los padres.

En cada uno de los sistemas es posible encontrar también elementos de


protección y amortiguación de tensiones estando desarrollados unos más que otros. En
el macrosistema existe una positiva valoración de la familia y de la vida familiar. En el
mesosistema los servicios de apoyo a las familias pueden serles muy útiles a la hora de
educar a los hijos. En el exosistema tiene un valor positivo la red informal de apoyo a la
familia constituida por la familia extensa y por la red de amigos y vecinos. Y en el
microstema es importante el afecto que une a los miembros de la familia a través de sus
relaciones de apego mutuo.

Modelos educativos

Los modelos educativos son concepciones globales de los fines de la educación,


conformadas por un conjunto de creencias, conocimientos, valores, actitudes e ideas
generales, sociales y políticas, a partir de las cuales se orienta la acción educativa.

Hay cuatro modelos:

- Modelo de la educación como molde (1940 – 1968):

Parte de la idea de que la generación adulta tiene el derecho natural a definir las
metas, los objetivos y los conceptos básicos que deben ser asimilados por las
generaciones jóvenes, es decir, dejarse moldear, aceptando el valor de la experiencia
acumulada por los adultos y las definiciones del sentido de la vida, de la justicia, de
la libertad y del bien que les son transmitidas. Si desde pequeño se acostumbra al

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niño a que el adulto tome las decisiones por él, se corre el riesgo de prolongar la
inmadurez juvenil, además de que la capacidad de razonar del niño no se desarrolla
si, en lugar de enfrentar los dilemas morales, éstos se le dan resueltos. En este
modelo, la aparición de desviaciones lleva al educador a considerar que está
fracasando y debe corregir a tiempo las desviaciones mediante algún tipo de castigo.
El castigo lleva al educador a intervenir siempre de forma autoritaria y represiva.
Esta forma de proceder consigue el rechazo total.

- Modelo de la educación como enseñanza:

Conforme nuestras sociedades occidentales se fueron haciendo cada vez más


abiertas, pluralistas y multiculturales, los educadores tomaron conciencia de la
coexistencia de diversos modelos educativos, a partir de los cuales distintos grupos
defienden distintas concepciones de la educación.

En una sociedad pluralista coinciden en el aula alumnos de procedencias culturales


diversas, cuyas familias les han educado en procesos de socialización muy
diferentes.

Sin embargo, la suposición de que las familias se ocupan de la educación es cada


vez más discutible en el caso de un mayor número de alumnos.

Este modelo revela sus carencias en cuanto se plantean problemas más o menos
graves de conducta en el aula. Los profesores que operan desde este modelo
comienzan por sentirse ofendidos en su dignidad. La única opción que consideran es
la remisión del infractor al director o al jefe de estudios. Todos juegan el papel de la
inhibición: no ver, no oír, no hablar.

No existe implicación por parte del profesor pues considera que su papel es enseñar
y no educar.

- Modelo de la educación como libre desarrollo:

Este modelo nace de la unión entre el rechazo generacional de los padres actuales al
modelo de la educación como imposición exterior de los adultos y la popularización
de las teorías psicoanalíticas, es decir, los padres educan a sus hijos en un modelo
diferente al que fueron educados ellos.

Algunos supieron encontrar un nuevo equilibrio reelaborando una idea de la


disciplina orientada hacia el autodominio y la autonomía moral de sus hijos. Sin
embargo, una gran mayoría sucumbió a los estereotipos del psicoanálisis
transmitidos por los grandes medios de comunicación. Los padres no educan a sus
hijos sino que dejan que ellos mismos experimenten sin poner normas ni castigos.

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Todo ello supone dejar al niño que se enfrente sin ayuda al proceso de
descubrimiento de un mundo que no entiende; se le obliga a solucionar
anticipadamente problemas que aún no es capaz de resolver, por lo que el niño llega
a la conclusión de que puede hacer lo que le venga en gana. El adolescente suele
reaccionar con rebeldía, rechazando la imposición de valores externos y elaborando
su propia escala de valores, perdurando el sentimiento de inseguridad y de ansiedad
frente a un mundo que no entiende y que los adultos no le ayudan a ordenar

- Modelo de la educación como iniciación:

Este modelo busca el equilibrio entre el rechazo de la imposición y la aceptación de


la influencia. El educador renuncia a imponer sus valores o sus concepciones a los
niños, pero la persona que nos inicia en el descubrimiento de una materia, en el
sentido de un valor o en la importancia de un rasgo del carácter es una persona que
nos influye.

Los estilos educativos parentales.

El conjunto de conductas que los padres valoran como apropiadas y deseables


para sus hijos son denominadas estrategias de socialización, que tienen que ver con el
tono de la relación, con el mayor o menos nivel de comunicación y con conductas para
encauzar el comportamientos de los hijos.

Se consideran cuatro aspectos distintos en las conductas de los progenitores:

- Apoyo: conducta expresada por los padres hacia un hijo, que hace que el
niño se sienta aceptado como persona. Esta conducta es interpretada por los
sociólogos y antropólogos sociales como “sanciones sociales positivas
difusas”, mientras que por los psicólogos del aprendizaje se denomina
“estímulos reforzantes positivos” y para los psicólogos transaccionales como
“caricias positivas”.

- Control: conducta de un padre hacia un hijo con el objeto de dirigir la acción


de éste.

- Grado de madurez: se relaciona con los retos y exigencias que los


progenitores imponen a sus hijos. La capacidad para establecer un ambiente
comunicativo supone crear normas y decisiones de manera razonada,
teniendo en cuenta la opinión de todos los miembros de la familia.

- Poder: potencial que un individuo tiene para obligar a otra persona a actuar
de modo contrario a sus propios deseos.

Por otra parte, Schwarz, Barton-Henry y Pruzinsky han definido tres


dimensiones: aceptación, control firme y control psicológico. Mientras que Coloma
destaca: control firme, calor afectivo, cuidado y empatía, comunicación paternofilial
bidireccional, disponibilidad de los padres a responder a las señales de los hijos.

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En cuanto a los estilos educativos no referimos a tendencias globales de
comportamiento. Diana Baumrind distingue tres tipos de padres:

- Padres autoritarios: valoran la obediencia, así como la dedicación a las tareas


marcadas, la tradición y la preservación del orden. Favorecen el castigo y
están de acuerdo en mantener a los niños en un papel subordinado y en
restringir su autonomía.

- Padres permisivos: proporcionan una gran autonomía al hijo. Su objetivo


fundamental es liberarlo del control y evitar el recurso de la autoridad, el uso
de restricciones y castigos.

- Padres democráticos: intentan dirigir la actividad del niño imponiéndole


roles y conductas maduras pero utilizan el razonamiento y la negociación.

Existe una reformulación por parte de MacCoby y Martin distinguiendo dos


estilos:

- El estilo permisivo-indulgente: los padres sienten indiferencia ante las


actitudes y conductas tanto positivas como negativas de los hijos, son
permisivos y pasivos. Evitan la afirmación de autoridad y la imposición de
restricciones, hacen escaso uso de los castigos, tolerando todos los impulsos
de los hijos. Se promueve la comunicación abierta y el clima democrático.

- El estilo permisivo-negligente: no existe una implicación afectiva en los


asuntos de los hijos y existe una dimisión de la tarea educativa. Invierten en
los hijos el mínimo tiempo posible y tienden a resolver las obligaciones
educativas de la manera más rápida y cómoda posible.

Para Kellerhalls y Montandon tres pueden ser los estilos:

- Estilo contractualista: los padres dan a la autorregulación y autonomía del


niño una fuerte importancia, así como el énfasis en los valores de la
imaginación y la creatividad.

- Estilo estatuario: se le concede gran importancia a la obediencia y a la


disciplina. La distancia entre padres e hijos es considerable, existiendo poca
comunicación y escasas actividades comunes.

- Estilo maternalista: se caracteriza por la insistencia en la acomodación más


que en la autonomía o la autodisciplina. Existe una gran proximidad entre
padres e hijos, se organizan muchas actividades en común, la comunicación
entre ellos es estrecha y relativamente íntima.

En consecuencia los estilos educativos están relaciones e influyen en:

- Éxito en el rendimiento académico.

- Autoestima.

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- Estatus sociométrico de los hijos.

- Configuración de un sistema de valores.

- Competencia psicosocial.

- Niveles de autorrealización en infantes y adolescentes.

- Estilos de visa de los adolescentes (hábitos de consumo).

- Comportamiento disocial de los adolescentes.

- Estudios comparados entre países.

- Técnicas e instrumentos para medición de las prácticas educativas familiares


pudiendo destacar: Parental Authority Questionnaire de Buri (1991),
Parental Behavior Chcklist (PBC), The Parent Discipline Scale (PDS) o
Conflict Tactics Scale (CTSPC).

Estados y educación.

Plantón, John Locke y John Stuart Mill crearon una serie de teorías sobre la
educación relacionadas con la forma del Estado.

- El Estado Familia.

Platón sugiere que no es posible hablar sobre una buena educación sin
comprender qué son realmente la virtud y la justicia; mientras que Sócrates sugiere que
la justicia es la realización convergente de bien social e individual. El rasgo definitorio
del Estado Familia es que reclama para sí la autoridad educativa exclusiva como una
manera de establecer la armonía entre el bien social y el individual, basado en el
conocimiento.

Los defensores del Estado familia esperan un nivel de camarería e igualdad de


mentalidades entre los ciudadano. El propósito de la educación del Estado familia es
cultivar esa unidad, enseñando a todos los niños qué es la (única) buena vida para ellos
e inculcándoles el deseo de intentar alcanzar esta buena vida por encima de todas las
inferiores.

El Estado familia platónico rechaza el relativismo del Estado familia no


platónico, que dejaría la educación en la mera opción de las autoridades del Estado. El
Estado que asume un papel paternal para educar de acuerdo con una falsa opinión no es
mejor que los sofistas. El Estado familia intenta limitar las elecciones entre formas de
vida y propósitos educativos.

- El Estado de las Familias.

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El Estado de las Familias pone la autoridad educativa exclusivamente en manos
de los padres. Permite a los padres predisponer a sus hijos, a través de la educación,
para elegir una forma de vida coherente con el bagaje familiar.

- El Estado de los individuos.

El Estado de los individuos critica todas las autoridades educativas que


amenacen con influir en las elecciones de los niños entre algunos estilos de vida
disputados o controvertidos y otros. El ideal de la autoridad educativa sería aquel que
permitiera maximizar la futura elección sin predisponer a los niños con respecto a
ninguna concepción de buena vida. El Estado de los individuos responde a la debilidad
de los otros dos Estados defendiendo los objetivos duales de oportunidad de elección y
neutralidad entre concepciones de buena vida. Una autoridad educativa justa debe dar a
cada niño la oportunidad de elegir libremente entre el rango más amplio posible de
opciones de vida.

Si lo que se valora es la neutralidad, entonces un niño debe ser protegido de tods


los prejuicios sociales. Ni el Estado ni los padres son capaces de llevar adelante este
ideal educativo. Los padres son incapaces de transmitir algunos de sus prejuicios
personales a sus hijos. La neutralidad no es una solución aceptable para este problema
que el uso de la educación para inculcar un conjunto no neutral de valores. Las dos
elecciones son controvertidas, aunque ninguna de ellas evita el problema de instituir una
autoridad educativa cuyos objetivos no estén aceptados universalmente por todos los
ciudadanos. La decisión de no enseñar valores se opone a los ciudadanos que sostienen
que la libertad de elección no es el único o primordial propósito de la educación.

- El Estado democrático de la educación.

Reconoce que la autoridad educativa debe estar compartida entre los padres, los
ciudadanos y los docentes. El Estado democrático reconoce el valor de la educación de
los padres para perpetuar concepciones particulares de buena vida., el valor de la
autoridad de los docentes para permitir a los niños apreciar y evaluar formas de vida
diferentes a las preferidas por sus familias y reconoce el valor de la educación política
para predisponer a los niños a aceptar aquellos estilos de vida que sean coherentes con
la noción de compartir los derechos y responsabilidades de la ciudadanía en una
sociedad democrática.

El Estado democrático restringe la elección de buna vidas no sólo por necesidad,


sino porque esto concierne a la virtud cívica. En él pueden convenir dos razones para
permitir que las comunidades predispongan a los niños hacia algunas maneras de vida y
los alejen de otras, como: el valor de la libertad moral entre buenas y malas formas de
vida, la participación en el bien de la familia y en las políticas de la sociedad.

El Estado democrático debe ayudar a que los niños desarrollen la capacidad de


entender y evaluar concepciones competitivas de buena vida y buena sociedad. Se les

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enseñaría a los niños a aceptar el conjunto de creencias que sostienen la visión de que el
único papel aceptable para las mujeres es el de servir a los hombres y criar a los niños.

Debemos defender algunos límites de principio sobre la autoridad política y


paterna en la educación. Uno de los límites es la no represión que previene utilizar la
educación para restringir la deliberación racional, asegura la libertad en la medida en
que sólo prohíbe la utilización de la educación para restringir la consideración de
diferentes formas de vida. Y el segundo límite sería la no discriminación que requiere
que todos los niños sean educados adecuadamente para participar como ciudadanos en
la definición de la estructura futura de su sociedad.

El Estado democrático intenta enseñar virtudes como la democrática: habilidad


de deliberar y de participar en la reproducción social consciente. Confirma un rango de
autoridad de los padres en la educación, resistiendo la fuerte visión comunitaria según la
cual los niños pertenecen al Estado, aunque también defiende un rango de autoridad
profesional sobre la educación.

Familia y escuela.

En España en el último cuarto del siglo XX las familias han sufrido una serie de
cambios como disminución de matrimonios, aumento de uniones libres y divorcios,
descenso de la natalidad, matrimonios sin hijos, etc. Junto a estos factores hay
desestructuración del cuadro de ideas, valores y códigos de la vida cotidiana; al igual
que se ha ido eclipsando un sentido de identidad y comunidad sobre las normas en que
educar a los hijos, hay inestabilidad e inseguridad en las pautas de socialización a
transmitir. Los niños y las niñas pasan largas horas fuera del hogar, con sus iguales y,
además, ha disminuido el contacto directo y la convivencia con padres y hermanos.

La familia ya no es aquel núcleo donde el hombre desempeñaba un papel


instrumental y la mujer el expresivo, dedicada por entero al cuidado de los hijos. El
impulso de la individualización, explicado por los Becks, ha motivado el deseo,
especialmente de la mujer, ha construir su propia biografía. La escuela francesa de
Alain Touraine habla de una crisis de la institución familiar en la “des-modernización”.
Por un lado, la familia vive en términos de comunicación entre los miembros; por otro,
comienza a perder su estructura básica y su función primaria de socializar. Esta
desocialización se refiere a la “desaparición de los papeles, normas y valores sociales
mediante los que se construía el mundo vivido”.

La socialización permite que los sujetos adquieran los valores según el


funcionamiento social. La des-institucionalización conlleva al debilitamiento de los
mecanismos de integración social a través de las instituciones, lo que provoca una
“dessocialización”. Además hay una tendencia creciente de las familias a delegar la
responsabilidad en el centro educativo, dimitiendo de sus funciones educativas
primarias. Sin embargo, la escuela no puede convertirse en un recurso instrumental.

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Las familias empiezan a considerarse “clientes” de los servicios educativos. En
lugar de ciudadanos activos que contribuyen a configurar el centro público que quieren
para sus hijos, un amplio conjunto de padres se consideran clientes que se limitan a
exigir servicio y a elegir el centro que más satisface sus preferencias. Es preciso
reafirmar la implicación, participación y responsabilidad directa de los agentes
educativos (padres, alumnos y profesores) para hacer del centro un proyecto educativo.

De modo creciente, la educación está empezando a considerarse un servicio en el


que se puede “invertir”. Se pide a los centros escolares que se doten y declaren
públicamente los valores que van a promover como organizaciones, de modo que
puedan servir de elemento diferenciador y necesario para la elección por los potenciales
clientes. Se trata así de incrementar la autonomía de los centros, evitar que tengan
personalidad propia, “desregular” la educación, dar a conocer los proyectos educativos
y que sea la propia supervivencia en el mercado el mecanismo generador de la calidad
de enseñanza.

Existe una escasa participación de los padres y las madres en los centros
educativos. La “gestión democrática” de la enseñanza se entendió en la LODE como
una estructura formal de representación (consejos escolares) por estamentos (padres,
alumnos y profesores), pero no que promueve la suficiente participación. Si bien es
cierto que existe una escasa comunicación entre la escuela y la familia, pues padres y
madres de centro públicos señalan que el equipo directivo “debería servir de vínculo
entre los profesores y los padres”.

Partimos de un principio histórico en el que ha habido malentendidos,


incomprensiones, desconfianza u hostilidad entre padres y profesores; lo cual supone
“redefinir” el ejercicio profesional con el fin de establecer alianzas con la comunidad y
ampliarse a otros sectores sociales, especialmente a las familias. Hay que dejar de
considerar a las familias como adversarias, que vigilan y cuestionan la labor del
profesorado y de la escuela, y convertirlos en socios y aliados políticos con intereses
comunes.

Las escuelas no pueden trabajar bien aisladas de las familias y de las


comunidades. Cuando las escuelas trabajan conjuntamente con las familias para apoyar
el aprendizaje de los alumnos, esto suele tener éxito. Sin embargo hay una serie de
obstáculos: los profesores no siempre fomentan la implicación de las familias, en parte
debido a la desconfianza sobre lo que pueden aportar a la mejora de la educación; por su
parte, los padres no siempre participan cuando sin inducidos, debido al desconocimiento
e inseguridad sobre lo que ellos pueden hacer.

Hay una serie de enfoques teóricos y prácticos sobre las relaciones familia-
comunidad:

- Integración de Servicios Comunitarios.

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Las escuelas públicas proveen de un amplio conjunto de servicios a los alumnos
y a las familias: apertura del centro fuera del horario escolar, necesidades familiares
básicas, servicios de salud, apoyo a las familias, actividades culturales, etc. No obstante
Keith identifica dos tipos de discursos:

 El discurso de provisión de servicios: las escuelas se convierten en


centros de recursos para las respectivas comunidades geográficas
(alumnos, padres, vecinos o residentes).

 El discurso de desarrollo de la comunidad: todos los miembros de la


comunidad son considerados como agentes de cambio.

- Implicación de las familias.

Familia, escuela y comunidad son tres agentes educativos y la colaboración entre


ellos supone la clave de la mejora de la educación, lo cual depende de las actitudes,
prácticas e interacciones de los mismos. Epstein identificó seis tipos de implicación de
la escuela-familia-comunidad:

 Ejercer como padres: ayudar a las familias a apoyar a los niños como
alumnos y las escuelas comprendan a las familias.

 Comunicación entre familia-escuela y viceversa.

 Voluntariado entre los padres y el centro.

 Aprendizaje en casa: que los padres ayuden a sus hijos con las tareas.

 Toma de decisiones: que los padres participen en el Consejo Escolar.

 Colaborar con la comunidad.

Las estrategias para ampliar la implicación de las familias pueden ser:

 Estrategias para incrementar las capacidades del centro escolar: crear


condiciones para un clima escolar dinámico e interactivo con los padres.

 Estrategias para capacitar a los padres a involucrarse efectivamente:


apoyo de la escuela para que los padres construyan un papel activo, un
sentido positivo de eficacia y una percepción de que la escuela y el
profesorado quieren su participación.

De esta manera, las familias pueden implicarse de la siguiente manera:

 Mejora la articulación de la educación entre escuela y familia: mantener


una información fluida y frecuente de los centros y tutores con los padres
sobre los trabajos, objetivos y progresos de los alumnos.

 Participación en la configuración del centro educativo: como la


elaboración del PEC.

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 Prestación de servicios complementarios a la escuela.

 Ámbito de acción municipal: los padres y madres deben intervenir a


través de la participación en los órganos municipales de educación, así
como crear Ciudades Educadoras o el Proyecto Educativo de Ciudad.

 Programas educativos comunitarios: se requiere establecer nuevas


relaciones entre centro/comunidad: asociar actividades educativas con
programas comunitarios. Para ello será preciso trabajar coordinadamente
con otros organismos oficiales y no oficiales.

- Trabajar para construir capital social.

La “teoría del capital social” proporciona un marco relevante para explicar las
causas y ventajas de la participación asociativa y ciudadana. El “capital social” son los
recursos con los que cuenta una persona, fruto de la confianza entre los miembros y la
formación de redes de apoyo mutuo y que es productivo por los efectos beneficiosos
para que la comunidad y sus miembros puedan conseguir determinados fines.

Bourdieu ha definido el capital social como el conjunto de recursos actuales o


potenciales vinculados a la posesión de una red duradera de reacciones más o menos
institucionalizadas de reconocimiento mutuo. La colaboración entre los agentes
educativos facilita que la escuela pueda mejorar la educación de los alumnos, al tiempo
que se promocione un reconocimiento mutuo entre familias y profesores.

Invertir en crear capital social comunitario es el compromiso de un colectivo de


personas que desean generar procesos de relación y cooperación. Este capital social
comunitario tiene estas características:

 Creación de altos niveles de confianza recíproca entre escuela y familias.

 Consenso en un conjunto de normas compartidas.

 Movilización y gestión de recursos comunitarios.

 Generación de ámbitos y estructuras de trabajos en equipo.

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