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Mi nombre Alfonso Aguilar Morales, y represento con orgullo a la Esc. Sec. Tec. No. 2
“Lic. Adolfo López Mateos”
¡Es Cuautla, la bella, la augusta corona, que ciñe tus sienes, radiantes, señor!
Las crónicas nos dicen: que el general Félix Ma. Calleja se hizo presente en las afueras
de “Cuautla” con 2 mil hombres de caballería y 1000 de la infantería, más el ingenio de
Morelos radicaba en fortificar y construir trincheras. A cargo de los “negros”,
Hermenegildo Galeana; Leonardo Bravo comandando a “los nativos de Chilpancingo”
Mariano Matamoros dirigiendo a los “pintos” y llegando con 1000 hombres de los
pueblos aledaños “Francisco Ayala”, el hombre de “Mapaxtlán”, el hombre que miraba
cara a cara a la muerte con gran indiferencia.
Desde la junta nacional enviaron “pertrecho”, cientos de balas de cobre, para cañón y
2 barriles de pólvora.
Gritos de ira, de odio y de dolor, hacia el enemigo virreinal, el combate fue sangriento
y reino la confusión entre insurgentes y realistas.
La historia menciona que Narciso Mendoza, un niño con tan solo 12 años de edad,
corrió hacia un cañón para detonarlo y logro hacer blanco en la columna enemiga,
causándoles a los gachupines muchas bajas y obligándoles a salir de Cuautla,
batiéndose en retirada.
“Cuautla debe ser demolida y si es posible, sepultados los faciosos en su recinto; asi
nadie se atreverá en adelante a encerrarse a los pueblos, ni encontrarán aquellos, otro
medio para libertarse de la muerte, que el dejar las armas”.
El mismo Morelos envío al campamento de Calleja su llamada, a primera
“reconvención” donde se dirigía a los criollos que militaban en el ejército realista:
“Amados hermanos: nuestra sentencia no es otra, sino que los criollos gobiernen al
reino y que los gachupines se vayan a su tierra”.
Fue el acontecimiento bélico que inmortalizo las dotes militares de José María Morelos
y de aquellos héroes de nombre hasta hoy desconocidos, que quedaron inertes en el
camino, que con temple y coraje luchaban con gran valor: unos en la plaza de Santo
Domingo, otros en la plaza de San Diego, mientras que aquellos del centro de Cuautla
bien atrincherados.
Incendiada Cuautla el triunfo fue para el ejército realista, pero ante la mirada de los
ojos del mundo entero: El prestigio de calleja ¡se desplomo! Mientras que: la fama y la
gloria, Morelos se llevó!.
Desde aquí desde este espacio de la elocuencia, te invito a retomar los ideales que los
héroes legendarios del “sitio de Cuautla”, llevaron al campo de batalla: ejemplos de
honor, lealtad, patriotismo, valentía y coraje.
¡He dicho!