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Juzgado de 1ª Instancia nº 57 de Madrid

C/ María de Molina, 42 , Planta 4 - 28006


Tfno: 914930847
Fax: 914930864
42020303
NIG: 28.079.00.2-2015/0242932
Procedimiento: Proced. Ordinario (Dcho al honor, intimidad, imagen y cualquier otro
derecho fundamental - 249.1.2) 1547/2015
Materia: Contratos en general

Demandante: D./Dña. JOSE MANUEL VILLAREJO PEREZ


PROCURADOR D./Dña. JORGE DELEITO GARCIA
Demandado: D./Dña. PATRICIA ARIADNA LOPEZ LUCIO y DISPLAY
CONNECTORS SL
PROCURADOR D./Dña. FLORA TOLEDO HONTIYUELO

SENTENCIA Nº 2/2018

En Madrid, a ocho de enero de dos mil dieciocho.

Vistos por la Ilma. Sra. Doña María Jiménez García, Magistrada-Juez titular del
Juzgado de Primera Instancia número 57 de Madrid, los presentes autos de juicio ordinario
que con el número 1547/2015, se han seguido en este Juzgado, y en los que han sido parte,
como demandante Dº JOSÉ MANUEL VILLAREJO PÉREZ, representado por el
Procurador de los Tribunales Sr. Deleito García, y asistido por el Abogado Sr. Redondo
Rodríguez, y de otra, y como demandadas Dª PATRICIA LÓPEZ LUCIO y DISPLAY
CONNECTORS, S.L., representadas por la Procuradora Sra. Toledo Hontiyuelo y asistidas
por el Abogado Sr. Ríos Zaldívar, con intervención del MINISTERIO FISCAL, sobre
derechos fundamentales,

Se procede, en nombre de S.M. EL REY, a dictar la presente resolución.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Que por la referida parte actora se dedujo la demanda que ha dado origen a los
presentes autos en base a los hechos y fundamentos de derecho que estimó de aplicación, y

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que en aras a la brevedad se dan por reproducidos, terminando por suplicar que previos los
trámites del juicio ordinario, condene a los demandados en los siguientes términos:
a) Se declare la existencia de intromisión en el derecho al honor y a la propia imagen de
su representado por cuanto que los artículos citados contienen expresiones que
menoscaban el buen nombre de D. José Manuel Villarejo Pérez y le afectan a la
estimación personal y a su reputación profesional.
b) Se condene a los demandados a la íntegra publicación de la sentencia condenatoria
con la misma difusión pública que tuvo la intromisión sufrida.
c) Se condene a los demandados a indemnizar a su representado por una indemnización
equivalente al lucro obtenido por las demandadas con la intromisión ilegítima en sus
derechos.
d) Se condene a los demandados a satisfacer la indemnización que se concretará en
ejecución de sentencia conforme a los parámetros previstos en el art. 9 de la LO
1/1982.
e) Se condene a los demandados al pago de la totalidad de las costas procesales
causadas en el presente procedimiento.

SEGUNDO.- Mediante Decreto de fecha 23 de diciembre de 2015 se admitió a trámite la


demanda, y se acordó dar traslado de la misma a las partes demandadas, emplazándose a las
mismas por el plazo de veinte días, lo que se verificó, así como dando traslado al Ministerio
Fiscal.

Con fecha 15 de febrero de 2016 se presentó escrito por la representación de las


codemandadas por el que se oponía a la demanda con base a los hechos y fundamentos de
derecho que dejó consignados, que igualmente se reproducen, y terminando con la súplica al
Juzgado que previos los trámites procesales oportunos, en su día, dicte Sentencia, en cuya
virtud se desestime íntegramente la demanda formulada contra sus representadas, con libre
absolución de todo pedimento formulado en su contra, y todo ello con expresa condena al
demandante al pago de las costas causadas a sus representadas indebidamente demandadas.

Asimismo con fecha 21 de julio de 2016 se presentó escrito por el Ministerio fiscal en el que
tras alegar los hechos y fundamentos de derecho que obran en el mismo y que se dan por
reproducidos, terminó interesando que se le tenga por personado y parte en el procedimiento
en los términos antedichos y se dé por contestada la demanda.

TERCERO.- Tras tenerse por contestada la demanda, mediante Diligencia de ordenación de


fecha 22 de julio de 2016 se señaló para la celebración de la correspondiente audiencia
previa el siguiente día 11 de enero de 2017, a las 10,05 horas, la cual se celebró con la
asistencia de las partes y el Ministerio Fiscal y el resultado que obra en el acta extendida al
efecto por la Sra. Letrada de la Administración de Justicia, y en la correspondiente
grabación, en la que tras efectuarse las correspondientes alegaciones, y concretarse por la
parte demandante la cuantificación de la indemnización solicitada en 6.000 euros, se
propusieron y admitieron los medios de prueba que allí constan, admitiéndose las pruebas
documental, interrogatorio y testifical, en los términos que constan en las actuaciones,

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señalándose para el celebración del correspondiente juicio el siguiente 13 de junio, a las
13,00 horas, el cual se suspendió señalándose nuevamente el 12 de diciembre, a las 12,30
horas, el cual se celebró en el día y hora indicados, con la asistencia de las partes, y del
Ministerio Fiscal, practicándose las pruebas propuestas y admitidas, con el resultado que
obra en las actuaciones, y tras formularse conclusiones, quedaron los autos conclusos para
dictar sentencia.

CUARTO.- En la tramitación de este procedimiento se han observado todas las


prescripciones legales, con excepción de los previstos para el señalamiento de vistas dado el
cúmulo de asuntos que penden sobre este Juzgado.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Es pretensión de la parte actora, que se declare que las demandadas han
cometido una intromisión ilegítima en el honor y en la propia imagen del actor,
menoscabando su buen nombre, afectando a su estimación personal y reputación profesional,
solicitando la condena a la publicación de la sentencia condenatoria con la misma difusión,
así como a que le indemnicen en cuantía equivalente al lucro obtenido con tal intromisión, y
a indemnización por importe de 6.000 euros, así como al pago de las costas. Basa el actor
tales pretensiones en el hecho de que siendo Comisario del Cuerpo Nacional de Policía,
adscrito a la Dirección Adjunta Operativa de dicho Cuerpo, bajo las órdenes del Director de
la misma Dº Eugenio Pino y del Director General de la Policía Nacional Dº Ignacio Cosidó,
es un condecorado Comisario, que ha servido a las instituciones sin tachas ni expedientes,
habiendo sido reconocidos siempre sus méritos policiales; asimismo indica que actúa como
agente encubierto infiltrado en diferentes redes de delincuencia organizada nacional e
internacional, motivo por el que su honor y su propia imagen exigen reservas máximas para
evitar poner en riesgo operaciones en curso. Además señala que es un respetado empresario
que compatibiliza con su cargo al servicio policial, el asesoramiento en sus empresas
privadas. Continúa alegando que en este contexto la periodista codemandada comenzó una
auténtica persecución mediática contra él, con el único objeto de desacreditar su reputación y
buen nombre, concretamente aduce que el 16 de enero de 2015 tuvo lugar una publicación
titulada “Nicolás se presentaba como empleado del comisario que investigó a Baltasar
Garzón.”, en el dominio web “Público.es” titularidad de la mercantil codemandada, firmado
por la periodista codemandada, artículo que contiene expresiones falsas diciendo que Nicolás
se presentaba como su empleado, que él había participado en una reunión en la que
estuvieron presentes Dº Francisco Nicolás y Dº Javier de la Rosa, de la que no se concreta
fecha, y que habría realizado una grabación entre el comisario Marcelino Martín Blas, el
inspector Rubén López y dos agentes del CNI, y lo que es más grave, que habría entregado
dicha grabación al entorno del imputado Dº Francisco Nicolás, lo que además de falso
considera calumnioso, al imputarle un delito de apoderamiento y revelación de secretos.

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Señala que para subsanar tal daño a su honor, les remitió burofax requiriendo la rectificación
de la publicación, sin haber obtenido respuesta. Asimismo pone de relieve que el 4 de
febrero de 2015 tuvo lugar otra publicación titulada “CNI y Policía investigan una trama de
blanqueo de la familia Obiang en torno al pequeño Nicolás”, en el mismo medio, tratando de
desacreditarle, siendo mencionado en el subtítulo de la noticia pero no en el cuerpo del
escrito; y señala que habiendo solicitado por su parte rectificación de la noticia, la editora
contestó negándose a ello. En tercer lugar aduce que el 25 de marzo de 2015 se publicó la
noticia titulada “El comisario Villarejo se enfrenta a la suspensión por incumplir las
incompatibilidades”, con ánimo difamatorio, con expresiones inciertas, de modo que
llegándosele incluso a abrir una investigación interna, la misma concluyó que sus trabajos
privados eran compatibles con su actividad pública; además añade que el artículo es
calumnioso al imputarle un delito de malversación de caudales públicos, y que requirió
mediante burofax la rectificación, que no tuvo respuesta, si bien el diario varios días después
hizo una nota a pie de página con un pequeño extracto de su burofax, anotación que
considera el actor no es suficiente. Asimismo indica que el 8 de abril de 2015 se publicó la
noticia titulada “Interior aparta al comisario Villarejo y lo envía a Recursos Humanos”,
afirmando falsamente que había sido apartado de su cargo, lo que tuvo una inmediata
repercusión, con su entorno profesional preocupado, siendo también falsa la afirmación de
que habría prestado servicios en Barcelona, así como el hecho de haber sido condenado por
haber sido contratado por una secta de la cienciología; señala que tras solicitar la
rectificación de las noticias, fue acogida mediante publicación de nota a pie de página que
incumple los requisitos de tal derecho. Sigue diciendo el demandante que el 26 de mayo de
2015 publicó la noticia “Interior destituye a cuatro mandos policiales que investigaban a
Villarejo”, y señala que en dicha noticia se le acusa directamente de ser el responsable de
que trasladaran al comisario Jaime Barrado a la comisaría de Carabanchel, lo que es falso y
grave, pues el motivo fue por un expediente disciplinario abierto al mismo, e incluso más
grave es el hecho de imputarle falsamente la responsabilidad de una puñalada a la Doctora
Elisa Pinto, pretendiendo una investigación paralela y un linchamiento político. Además
indica que el 26 de octubre de 2015 publicaron “Así negoció el Comisario Villarejo con
Javier de la Rosa el informe que dio origen al caso Pujol”, artículo en el que pone de
manifiesto que los demandados se atrevieron a reconocer la comisión de un delito
consistente en la intervención ilegal de comunicaciones y la publicación de su contenido.
Finalmente señala que el 27 de octubre de 2015 se publicó el artículo titulado “Villarejo
tendió una red al servicio de Interior para actuar contra la familia Pujol”, en el que se
mencionaron hasta 8 altos cargos relacionándolos con prostíbulos pese a ser falso, el
Presidente del Gobierno y el Rey, e indica que en dicho artículo se adujo que el comisario
tenía buena mano a través de la empresa Schola Iuris, por la que pasan la mayoría de las
personas que toman decisiones clave en los procesos judiciales, señalando el demandante
que no obstante él no tiene ninguna relación con dicha empresa ni puede influir en las
personas que pasan por allí. De lo anterior considera que ha existido una campaña de
difamación pública, habiéndole atribuido la periodista la autoría de un delito de revelación
de secretos y le ha señalado como colaborador de un delito de blanqueo de capitales,
imputándole también un delito de lesiones, ha efectuado afirmaciones calumniosas,
conociendo su falsedad, indicando que las demandadas no han cumplido con su obligación

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de contraste y comprobación de lo publicado, han publicado expresiones deshonrosas y le
han atribuido hechos falsos, siendo expresiones graves que afectan a su reputación y crédito
profesional, y a pesar de los requerimientos no han cesado en su actitud.
Se oponen las demandadas a tales pretensiones alegando en síntesis que aceptando la
condición de comisario de policía del actor y su adscripción a la Dirección Adjunta
Operativa, es incierto que haya servido a las instituciones sin tachas ni expedientes, pues
hasta el 29 de febrero de 2006 le han sido instruidos nueve. En cuanto a los artículos
publicados en el diario Público editado en Internet redactados y firmados por la
codemandada Sra. López, sin estar influenciada por nada, niega que se haya producido
persecución mediática alguna, antes al contrario aduce que el actor ha sido citado en
multitud de informaciones publicadas por otros medios de comunicación relativos a las
mismas cuestiones, incluso por el diario que dirige su esposa –Información Sensible-;
además señalan que todos los artículos litigiosos contienen información de relevancia o
interés público cierta y exacta, publicada tras realizar labores de búsqueda de información en
fuentes fiables y contraste previo. En cuanto al artículo de 16 de enero de 2015 pone de
relieve que en el título no se cita el apellido del demandante, como se habría hecho, caso de
pretender una campaña de desprestigio, pero además es cierto que Nicolás se presentaba
como colaborador de él, como declaró cuando fue detenido el 15 de octubre de 2014,
vinculación entre ambos que también se explica en el informe del Inspector Jefe del Grupo
9º de la Unidad de Asuntos Internos de la DAO de 7 de abril de 2015; asimismo la periodista
informó de que Dº Francisco Nicolás había declarado la existencia de una reunión con Dº
Javier de la Rosa y el actor, pero también incluyó expresamente y destacada la versión del
actor, y en relación a la grabación señala que no dijo que la hubiera hecho el actor sino que
según sus fuentes de Asuntos Internos, pudo realizarla, incluyendo también la versión del
demandante, siendo incierto que imputara al actor la comisión de ningún delito de
apoderamiento y revelación de secretos; también señala que el burofax enviado de contrario
fue debidamente contestado. Por lo que se refiere al artículo de 4 de febrero de 2015 indica
que la información es relevante y de interés público divulgándose en el momento en que
estaba de actualidad el caso del “Pequeño Nicolás”, siendo además cierta, pues el actor
estaba siendo investigo por Asuntos Internos de la Policía, existiendo diligencias judiciales
por el caso “Obiang”. Además indican que esta noticia tuvo repercusión en otros medios,
como el diario “El País”, y el propio demandante presentó denuncia el 11 de mayo de 2015
contra responsables del CNI, contra el comisario Dº Marcelino Martín-Blas Aranda, contra
un inspector de policía, contra el titular del Juzgado de Instrucción nº 2 de Madrid, y contra
el periodista de El País, Dº Javier Ayuso y la hoy demandada. Asimismo indican que desde
el diario se contestaron a los dos burofaxes remitidos de contrario solicitando rectificación,
explicando las razones por las que se negaba a ello. Añade que la información publicada el
25 de marzo de 2015 es igualmente cierta, siendo prueba de ello la investigación interna del
Ministerio de Interior sobre las actividades privadas del demandante, conteniendo la versión
del propio actor, y siendo información relevante y exacta, que también fue publicada por
otros medios como El País o Voz Pópuli, pero además indica que incluyó la rectificación que
el actor solicitó, significando que la noticia no imputa al mismo ningún delito de
malversación de caudales públicos. En cuanto a las noticias de 8 de abril y 26 de mayo de
2015, con informaciones sobre los conflictos internos en la DAO señalando que no es un

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deshonor haber trabajado en Barcelona, siendo irrelevante su exactitud, que la condena del
actor en relación con la Secta de la Cienciología fue publicada en el diario ABC el 18 de
noviembre de 1990, y la misma información se publicó en el diario digital Estrella digital el
10 de marzo de 2015; además señala que atendió la solicitud de rectificación, a continuación
de la noticia, y que en todo caso es cierto que la doctora Elisa Pinto identificó ante el
comisario de Chamartín Jaime Barrado al agente encubierto como la persona que la apuñaló,
así como que este fue relegado de su puesto en la comisaría de Chamartín a la de
Carabanchel, informaciones contrastadas, señalando la resistencia del actor a ser investigado.
Por lo que se refiere al artículo publicado el 26 de octubre de 2015 señala que se limitó a
transcribir la conversación mantenida entre actor, bajo su identidad falsa de Manuel Villar
con el Sr. de la Rosa, siendo incierto que se afirme que el mismo es un mentiroso, persona
que engaña, etc, y el comentario mencionado de un usuario, no es de su responsabilidad, y en
todo caso en el momento de tener conocimiento del mismo, lo ha retirado. Finalmente y en
cuanto al artículo publicado el 27 de octubre de 2015 aduce que es cierta la vinculación entre
INSTITUTO EUROPEO DE PRÁCTICA JURÍDICA SCHOLA IURIS, S.L. y el actor, que
ha sido publicada por diversos medios de información, añade que la información publicada
fue contrastada, y es de interés y relevancia pública. Por último niega la existencia de
vulneración del derecho al honor, y pone de relieve la omisión en la fijación de
indemnización.

SEGUNDO.- El artículo 18 de la Constitución Española contempla como derecho


fundamental, objeto de especial protección el derecho al honor, que además específicamente
se encuentra regulado en la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre protección del
derecho al honor, a la intimidad personal, familiar y a la propia imagen; concretamente su
artículo 7 dispone:
“Tendrán la consideración de intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección delimitado
por el artículo 2 de esta Ley:
3.- La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten
a su reputación y buen nombre, así como la revelación o publicación del contenido de cartas,
memorias u otros escritos personales de carácter íntimo.
4.- La revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a través de la
actividad profesional u oficial de quien los revela.

7.- La imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor a través de acciones o
expresiones que de cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su
fama o atentando contra su propia estimación.”
Asimismo el artículo 20 de la Constitución Española reconoce el derecho a
comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
De conformidad con la Sentencia del Tribunal Supremo de 6 de noviembre de 2009
“El artículo 20.1 a) y d) CE, en relación con el artículo 53.2 CE, reconoce como derecho
fundamental especialmente protegido mediante los recursos de amparo constitucional y
judicial el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones
mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción y el derecho a

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comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión, y el
artículo 18.1 CE reconoce con igual grado de protección el derecho al honor.
La libertad de expresión, reconocida en el artículo 20 CE, tiene un campo de acción
más amplio que la libertad de información (SSTC 104/1986, de 17 de julio, y 139/2007, de 4
de junio), porque no comprende como ésta, la comunicación de hechos, sino la emisión de
juicios, creencias, pensamientos y opiniones de carácter personal y sujetivo”
Asimismo ha de tenerse presente que el derecho al honor, según reiterada
jurisprudencia, se encuentra limitado por las libertades de expresión e información. Así, la
Sentencia antes referida sigue diciendo: “La limitación del derecho al honor por la libertad
de expresión e información tiene lugar cuando se produce un conflicto entre ambos derechos,
el cual debe ser resuelto mediante técnicas de ponderación constitucional, teniendo en cuenta
las circunstancias del caso (SSTS de 13 de enero de 1999, 29 de julio de 2005, 21 de julio de
2008, 2 de septiembre de 2004, 22 de julio de 2008, 12 de noviembre de 2008, 19 de
septiembre de 2008, 5 de febrero de 2009, 19 de febrero de 2009, 6 de julio de 2009, 4 de
junio de 2009).”
De dicha jurisprudencia se desprende que la técnica de ponderación exige valorar, en
primer término, el peso en abstracto de los respectivos derechos fundamentales que entran en
colisión, y desde este punto de vista, la ponderación debe respetar la posición prevalente que
ostentan los derechos a la libertad de información y a la libre expresión sobre el derecho al
honor por resultar esencial como garantía para la formación de una opinión pública libre,
indispensable para el pluralismo político que exige el principio democrático (STS 11 de
marzo de 2009). Dicho derecho a la libertad de expresión, de un contenido más amplio que
el derecho a la libertad de información, según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y
del Tribunal Supremo, alude a la emisión de juicios personales y subjetivos, creencias,
pensamientos y opiniones, y comprende la crítica de la conducta de otro, aun cuando sea
desabrida y pueda molestar, inquietar o disgustar –SSTC 6/20000, 49/2001, 204/2001-, si
bien el ámbito de tutela debe modularse en presencia del propio del prestigio profesional, y
desde luego, deja fuera del mismo a las frases y expresiones ultrajantes u ofensivas, sin
relación con las ideas u opiniones que se expongan y, por tanto, innecesarias a este
propósito, dado que el artículo 20.1.a) de la Constitución no reconoce un pretendido derecho
al insulto, que sería, por lo demás, incompatible con una norma fundamental –SSTC
127/2001, 198/2004 y 39/2005, entre otras.
La STS de 3 de junio de 2009 recoge que “Constituye doctrina de esta Sala,
contenida en Sentencia de 16 de octubre de 2008, que “el derecho al honor es esencialmente
un derecho derivado de la dignidad humana a no ser escarnecido o humillado ante uno
mismo o ante los demás, reconocido como derecho fundamental en el artículo 18 de la
Constitución, y cuya negación o desconocimiento se produce, básicamente, a través de
cualquier expresión proferida o cualidad atribuida respecto a determinada persona que,
inexcusablemente, la haga desmerecer de su propia estimación o del público aprecio; por
ello, conforme ha ido perfilándose a lo largo de constante y reiterada jurisprudencia –
Sentencias de 23 de febrero, 2 de marzo, 12 de mayo, 1 de junio y 5 de diciembre de 1989, 4
de enero, 16 de junio y 4 de octubre de 1990, 31 de julio de 1992, 4 de febrero de 1993, entre
otras muchas- el ataque al honor se desenvuelve tanto en el marco interno de la propia
persona afectada e incluso de la familiar, como en el externo o ámbito social y, por tanto,

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profesional, en el que cada persona desarrolla su actividad, al no olvidar que el respeto al
derecho a la debida consideración social se integra en un doble aspecto: en cuanto afecta a la
propia estimación que la persona hace de sí misma, y por la trascendencia, que se basa en el
reconocimiento que los demás hacen de la propia dignidad, y sin que la libertad de expresión
pueda justificar la atribución y difusión a una persona, de hechos que indudablemente la
hacen desmerecer del público aprecio y respecto. Así, por tanto, el honor, derecho de la
personalidad que suele clasificarse dentro de los proyección social, se manifiesta o como
honra, especie de patrimonio moral de la persona, consistente en aquellas condiciones que
ésta considera expresión concreta de su propia estimación, o, en su sentido objetivo, como
reputación, esto es, la opinión o estima que de la persona tienen los demás, conceptuando el
artículo 7.7 de la Ley Orgánica 1/1982 de 5 de mayo, sobre protección civil del derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, como intromisión ilegítima en
el ámbito de protección delimitado por el artículo 2 de la Ley, la divulgación de expresiones
o hechos concernientes a una persona, cuando la difame o la haga desmerecer de la
consideración ajena. También se impone recordar, que el honor es un concepto de contenido
impreciso y exento de fijeza, como la propia Ley 1/1982 se cuida de resaltar, al remitir en su
Exposición de Motivos al juzgador la prudente determinación de la esfera de protección, en
función de datos variables, según los tiempos y personas y la concreta valoración de las
conductas, pretendidamente atentatorias contra el mismo, que ha de verificarse desde la
perspectiva que suministran las circunstancias de todo tipo concurrentes en cada supuesto.”

La Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de octubre de 2015 (Rec. 1194/2013), en


cuanto a la ponderación entre el derecho al honor y la libertad de expresión e información
pone de manifiesto lo siguiente:
“El primer motivo del recurso cuestiona directamente el juicio de ponderación de los
derechos en conflicto contenido en la sentencia recurrida, defendiéndose la prevalencia de la
libertad de expresión de la recurrente, colaboradora del programa en el que se afirma
cometida la intromisión ilegítima, frente al derecho al honor de la demandante.
En casos de conflicto entre el honor y las libertades de expresión e información, la
jurisprudencia más reciente de esta Sala (SSTS de 1 de diciembre de 2010, rec. nº 43/2008;
26 de marzo de 2012, rec. nº 1916/2010; 5 de febrero de 2013, rec. nº 2104/2010; 18 de
febrero de 2013, rec. nº 931/2010; 11 de junio de 2014, rec. nº 2770/2012; 27 de julio de
2014, rec. nº 462/2012, 2 de octubre de 2014, rec. nº 1732/2012, y 18 de mayo de 2015, rec.
nº 122 / 2013) declara, en síntesis, lo siguiente:
a) Debe respetarse el ámbito propio y característico de cada derecho fundamental, siendo
reiterada la jurisprudencia constitucional y de esta Sala según la cual la libertad de expresión
comprende el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones
mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción, tal y como recoge el
art. 20.1.a) de la Constitución, gozando de un campo de acción más amplio que la libertad de
información -porque no comprende, como esta, la comunicación de hechos, sino la emisión
de juicios, creencias, pensamientos y opiniones de carácter personal y subjetivo-. También se
viene declarando que no siempre es fácil la delimitación entre ambas libertades, habida
cuenta que la expresión de pensamientos necesita a menudo apoyarse en la narración de
hechos y a la inversa y que cuando concurren en un mismo texto elementos informativos y

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valorativos es necesario separarlos, de modo que solo cuando sea imposible hacerlo habrá de
atenderse al elemento preponderante.
b) La ponderación debe respetar la posición prevalente que ostentan los derechos a la
libertad de expresión e información sobre el derecho al honor por resultar esenciales como
garantía para la formación de una opinión pública libre, indispensable para el pluralismo
político que exige el principio democrático. Y también debe respetar que la libertad de
expresión, según su propia naturaleza, comprende la crítica de la conducta de otro, aun
cuando sea desabrida y pueda molestar, inquietar o disgustar a aquel contra quien se dirige
(SSTC 6/2000, de 17 de enero, F. 5; 49/2001, de 26 de febrero, F. 4; y 204/2001, de 15 de
octubre, F. 4), pues así lo requieren el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin
los cuales no existe «sociedad democrática» (SSTEDH de 23 de abril de 1992, Castells c.
España, § 42, y de 29 de febrero de 2000, Fuentes Bobo c. España, § 43).
c) Esa prevalencia en abstracto de la libertad de expresión solo puede revertirse en el caso
concreto en función de las circunstancias concurrentes, atendiendo al mayor peso relativo del
derecho al honor, para lo que deberán tomarse en cuenta dos parámetros o presupuestos
esenciales (dejando al margen el requisito de la veracidad, solo exigible cuando está en juego
la libertad de información): si las expresiones, opiniones o juicios de valor emitidos tenían
interés general y si en su difusión no se utilizaron términos o expresiones inequívocamente
injuriosas o vejatorias, innecesarias para lograr transmitir aquella finalidad
d) Respecto al primero de los presupuestos que acabamos de enunciar, para que pueda
considerarse justificada una intromisión en el honor es preciso que la información o
expresión se refiera a asuntos de relevancia pública o interés general, ya por la propia
materia o por razón de las personas, esto es, porque se proyecte sobre personas que ejerzan
un cargo público o una profesión de notoriedad o proyección pública (STC 68/2008 y SSTS
de 6 de julio de 2009, recurso núm. 906/2006, y 10 de julio de 2014, recurso núm.
106/2012), la cual se reconoce en general por razones diversas, no solo por la actividad
política sino también por la profesión, por la relación con un importante suceso, por la
trascendencia económica y por la relación social, entre otras circunstancias, sin que a la hora
de valorar el interés general informativo sea absolutamente determinante la naturaleza y
contenido de los programas o publicaciones o su calidad televisiva, la cual no puede excluir
«a priori» su trascendencia para la formación de una opinión pública libre -que no solo
depende de programas o publicaciones en los que se aborde directamente información sobre
temas políticos o se promueva la expresión de opiniones sobre estos, sino de todos aquellos
que, cualquiera que sea su objeto o su formato, sean susceptibles de influir sobre la opinión
pública-, sin perjuicio de que deba dispensarse una baja protección a la información que
busca solo la satisfacción del interés o la simple curiosidad que suscita el conocimiento de la
vida íntima de las personas a las que, en determinados círculos sociales, se atribuye especial
relevancia. En esta línea el Tribunal Constitucional, en su reciente STC 19/2014, afirma que
los hechos sobre los que se informe «deben versar sobre aspectos conectados a la proyección
pública de la persona a la que se refiere, o a las características del hecho en que esa persona
se haya visto involucrada" (STC 12/2012, FJ 4), lo "que no coincide, claro es, con aquello
que pueda suscitar o despertar, meramente, la curiosidad ajena, o bien de lo que a juicio de
uno de dichos medios puede resultar noticioso en un determinado momento (STC 134/1999,
FJ 8, entre otras muchas)" (STC 190/2013, de 18 de noviembre , FJ 6)» y que «si bien es

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aceptable que el concepto de interés noticiable sea aplicado a los programas de
entretenimiento, dicho carácter del medio o de las imágenes publicadas no permite eludir ni
rebajar la exigencia constitucional de relevancia pública de la información que se pretende
divulgar al amparo de la libertad de información. De aceptarse ese razonamiento, la
notoriedad pública de determinadas personas -que no siempre es buscada o deseada-
otorgaría a los medios de comunicación un poder ilimitado sobre cualquier aspecto de su
vida privada, reduciéndolas a la condición de meros objetos de la industria de
entretenimiento».
e) Que respecto al segundo presupuesto mencionado, ninguna idea u opinión (ni información
en su caso) puede manifestarse mediante frases y expresiones ultrajantes u ofensivas, sin
relación con las ideas u opiniones que se expongan (o con la noticia que se comunique, si se
trata de información) y, por tanto, innecesarias a tales propósitos. Es decir, aunque la libertad
de expresión tenga un ámbito de acción muy amplio, en su comunicación o exteriorización
no es posible sobrepasar la intención crítica pretendida dándole un matiz injurioso,
denigrante o desproporcionado, pues, de ser así, debe prevalecer la protección del derecho al
honor. Así es como debe entenderse la reiterada doctrina del Tribunal Constitucional de que
la Constitución «no reconoce un pretendido derecho al insulto» (SSTC 216/2013, 77/2009,
56/2008, 9/2007 y 176/2006, entre otras muchas). “
Asimismo el Tribunal Constitucional ha puesto de manifiesto (por todas, la STC, Sec.1ª de
19 diciembre 2013) que es doctrina reiterada " que la ponderación del ejercicio del derecho a
la libertad de expresión y del derecho al honor y la determinación de sus límites requiere
tener en cuenta diversas circunstancias como "el juicio sobre la relevancia pública del
asunto, el tipo de intervención y, por encima de todo, el dato de si, en efecto, contribuyen o
no a la formación de la opinión pública, incidiéndose en que este límite se debilita o pierde
peso en la ponderación a efectuar cuando los titulares del honor ejercen funciones públicas o
resultan implicados en asuntos de relevancia pública, siendo en estos casos más amplios los
límites de la crítica permisible, pues estas personas están expuestas a un más riguroso control
de sus actividades y manifestaciones que si se tratase de simples particulares sin proyección
pública alguna [...] También se ha puesto de manifiesto que, incluso en el ámbito en el que
los límites de la crítica permisible son más amplios, la Constitución no reconoce un
pretendido derecho al insulto, lo que significa que de la protección constitucional que otorga
el artículo 20.1 a) CE, están excluidas las expresiones absolutamente vejatorias, es decir, las
que, en las concretas circunstancias del caso, y al margen de su veracidad, sean ofensivas o
ultrajantes y resulten impertinentes para expresar las opiniones o informaciones de que se
trate (por todas, STC 9/2007, de 15 de enero, FJ 4, y STC 77/2009, de 23 de marzo, FJ 4)".
También debe traerse a colación la STC 19/2014, que afirma que los hechos sobre los
que se informe «deben versar sobre aspectos conectados a la proyección pública de la
persona a la que se refiere, o a las características del hecho en que esa persona se haya visto
involucrada".

TERCERO.- En las presentes actuaciones, el demandante dirige su acción frente a la


periodista que redactó las noticias litigiosas, así como contra el medio de publicación que las
publicó, debiendo tenerse en cuenta que los ataques al honor se configuran como una suerte

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de responsabilidad extracontractual, y por ello el ofendido es libre de dirigirse contra los
posibles responsables, contra alguno, o contra todos, al configurarse como solidaria dicha
responsabilidad (STS 5 de junio de 1996), por lo que de conformidad con lo establecido en
el artículo 1.144 del Código civil, puede demandar a su libre elección a cualquiera de los
responsables, doctrina ésta de constante aplicación jurisprudencia, sin perjuicio de las
relaciones internas que existen entre los obligados solidarios, pronunciándose en este sentido
la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de marzo de 2006.
Sentado lo anterior, ha de atenderse al material probatorio obrante en autos, y siguiendo los
principios sobre carga de la prueba del artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento civil, ha de
tenerse presente en primer lugar el carácter público de la persona del demandante, pues
ejercía un significado cargo público –Comisario de Policía Nacional adscrito a la Dirección
Adjunta Operativa del Cuerpo Nacional de Policía -, pero además el mismo ha resultado
implicado en asuntos de relevancia pública, como lo acredita el hecho de que el mismo haya
sido objeto de diversas noticias y reportajes periodísticos, no solo los publicados por las aquí
demandadas, sino por otros medios periodísticos, incluso con mayor relevancia pública,
como resulta de la propia documental aportada a las actuaciones.
Como vino a decir la Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, Sección 19ª,
de 6 de febrero de 2006: “Las personas con proyección pública voluntaria deben soportar un
cierto riesgo de lesión en sus derechos de la personalidad (STC 165/1987), la protección del
derecho al honor disminuye, la de la intimidad se diluye y la de la imagen se excluye. La
opinión está amparada por la libertad de expresión; la información veraz, por el derecho de
información; pero una y otro deben tener un mínimo interés general y en ningún caso cabe
en los mismos la vejación, es decir, expresiones o epítetos injuriantes, afrentosos u
ofensivo.”
Siendo innegable, por lo ya expuesto, la condición pública de la persona del
demandante, y el interés general de los hechos objeto de las notificas, el conjunto de
informaciones por las que se acciona no puede considerarse, como pretende el mismo, que
constituyan una campaña mediática contra él, sino que tales publicaciones se apoyan
precisamente en tal carácter público del actor.
Sentado lo anterior, en el presente caso también tiene especial importancia, dado el
ámbito en el que se desenvuelven las publicaciones, la consideración de las mismas como
un reportaje neutral, que según la Sentencia del Tribunal Constitucional de 27 de febrero de
2006, exige como uno de sus requisitos que el medio informativo debe ser mero transmisor
de tales declaraciones, limitándose a narrarlas sin alterar la importancia que tengan en el
conjunto de la noticia, no existiendo reportaje neutral cuando el medio reelabora la noticia
(STC 144/1998), ni cuando es el medio el que la provoca, esto es, el llamado periodismo de
investigación (STC 6/1996), sino que ha de limitarse a reproducir algo que ya sea, de algún
modo, conocido. En estos casos de reportaje neutral la veracidad exigible se limita a la
verdad objetiva de la existencia de la declaración, quedando el medio exonerado de
responsabilidad respecto de su contenido (STC 232/1993, de 12 de julio).

CUARTO.- Teniendo en cuenta todo lo anterior, y pasando al concreto análisis de


todas y cada una de las noticias publicadas en que se basa la demanda, procede analizar si las

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mismas gozan del requisito de la veracidad exigido en la ponderación de la colisión de los
derechos que se analizan.
Dicho requisito exige que el autor de las publicaciones despliegue la diligencia
precisa para llevar a cabo las necesarias comprobaciones y actuaciones de contraste en
relación a las noticias publicadas.
El primero de los artículos se adjunta a la demanda como documento nº 2, publicado
el 16 de enero de 2015, titulado “Nicolás se presentaba como empleado del comisario que
investigó a Baltasar Garzón.”. Si bien el demandante imputa a las demandadas que dicha
noticia tiene expresiones falsas cuando dice que Nicolás se presentaba como su empleado, y
que él había participado en una reunión –sin concretar fecha- en la que estuvieron presentes
Dº Francisco Nicolás y Dº Javier de la Rosa, y que habría realizado una grabación entre el
comisario Marcelino Martín Blas, el inspector Rubén López y dos agentes del CNI, y que
habría entregado dicha grabación al entorno del imputado Dº Francisco Nicolás, lo cierto es
que la parte demandada justifica tales extremos a través de la declaración del citado Dº
Francisco Nicolás cuando fue detenido el 15 de octubre de 2014 –documento nº 2 de la
contestación a la demanda-, y de los informes policiales emitidos por el Inspector Jefe del
Grupo 9º de la Unidad de Asuntos Internos de la Dirección Adjunta Operativa de 7 de abril
de 2015 –documento nº 3 -, y por la misma Unidad referido a Informe sobre procesado y
estudio de grabación, que se adjunta igualmente a la contestación a la demanda como
documento nº 4.
Asimismo y en lo relativo a la reunión a la que se refiere la noticia, nuevamente de la
declaración de Dº Francisco Nicolás antes aludida se desprende su alusión a la misma, en la
que intervenían además Dº Javier de la Rosa y el actor; pero en todo caso del examen del
artículo resulta que en el mismo se incluyó expresamente y en letra negrita destacada la
versión del actor, debiendo ponerse de relieve que aparecen en la noticia, entrecomilladas,
las versiones de unos y otros; finalmente en dicho artículo no se dijo que la grabación de la
reunión a que se refiere la hubiera hecho el actor sino que según fuentes de Asuntos Internos,
pudo realizarla, incluyendo también en este caso la versión del demandante, no
desprendiéndose de todo lo anterior que la periodista aquí demandada imputara al actor la
comisión de ningún delito de apoderamiento y revelación de secretos.
La segunda publicación de 4 de febrero de 2015 titulada “CNI y Policía investigan
una trama de blanqueo de la familia Obiang en torno al pequeño Nicolás”, que se adjunta a la
demanda como documento nº 4, debe destacarse que en dicho artículo lo que se dice es que
la investigación llevada a cabo engloba entre otros, al hoy demandante, extremo que es veraz
y además cierto, pues el mismo era objeto de investigación, según se justifica por la parte
demandada a través del documento nº 2 de la contestación, -declaración a la que antes se ha
hecho referencia-, y del documento nº 8 de la misma, consistente en informe de la Unidad de
Asuntos internos de la Policía nacional, corroborado todo ello con la documental aportada en
el acto del juicio con carácter previo, que pone de manifiesto la situación actual de prisión
provisional del demandante, precisamente con ocasión de las investigaciones que se venían
llevando a cabo, y que han desembocado en tal situación personal del actor.
En todo caso, tal información, también fue objeto de publicación por otros medios, -
El País-, tal y como se desprende del documento nº 9 de la contestación, lo que evidencia la
repercusión pública y el interés general de la misma; y además se corrobora por el contenido

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de la propia denuncia interpuesta por el hoy demandante que se adjunta a la contestación
como documento nº 10.
El tercer artículo publicado el 25 de marzo de 2015 se titula “El comisario Villarejo
se enfrenta a la suspensión por incumplir las incompatibilidades”, y se adjunta a la demanda
como documento nº 7. El demandante aduce que se publicó con ánimo difamatorio, con
expresiones inciertas, de modo que incluso se le llegó a abrir una investigación interna, que
concluyó con la compatibilidad de sus trabajos privados con su actividad pública; sin
embargo según se desprende del documento nº 1 adjuntado a la contestación consistente en
instancia suscrita por el propio demandante, este ha venido realizando actividades privadas
sin estar sustentadas en autorización de compatibilidad, siendo además un hecho cierto y
veraz que se abrió una investigación interna al respecto, por lo que la información
suministrada no puede calificarse de inveraz, máxime cuando pone de manifiesto que dicha
investigación está abierta y no pueden adelantarse conclusiones, y contiene la propia versión
del demandante. A mayor abundamiento y según resulta del propio artículo se publicó
rectificación solicitada por el demandante.
Asimismo el interés público de la noticia resulta del hecho de que se publicara
también en otros medios como El País o Voz Pópuli, según resulta del documento nº 11 de la
contestación.
Finalmente tras el examen del artículo analizado no consta imputación alguna al actor
de delito de malversación de caudales públicos.
La noticia publicada el 8 de abril de 2015 titulada “Interior aparta al comisario
Villarejo y lo envía a Recursos Humanos”, se adjunta a la demanda como documento nº 10,
y la noticia publicada el 26 de mayo de 2015 titulada “Interior destituye a cuatro mandos
policiales que investigaban a Villarejo”, que se adjunta a la demanda como documento
número 12 hacen referencia a conflictos internos entre mandos policiales que en modo
alguno pueden alcanzar la consideración de ataque al honor del demandante, pero en todo
caso aunque la afirmación contenida en el primero de los artículos referida a que habría
prestado servicios en Barcelona, no fuera cierta, tampoco puede considerarse que tenga la
trascendencia pretendida por el demandante. Por otro lado la información relativa al hecho
de haber sido condenado el actor por haber sido contratado por una secta de la cienciología
aparece corroborada por la noticia que se adjunta a la contestación a la demanda como
documento nº 12, publicada por el periódico ABC el 18 de noviembre de 1990, y en el diario
Estrella digital el 10 de marzo de 2015 –documento nº 13-, sin que por otro lado el
demandante, haya aportado la Sentencia del Tribunal Constitucional que manifiesta dejó sin
efecto la anterior condena, extremo que dada la facilidad probatoria y de acceso a la misma,
conforme a lo dispuesto en el artículo 217-7 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, le hubiera
competido probar al demandante. En todo caso, también consta en el artículo la rectificación
de las noticias.
Por lo que se refiere a la imputación que el demandante considera falsa en la
responsabilidad de haber asestado una puñalada a la Doctora Elisa Pinto, es cierto y además
veraz, como se desprende de la documental aportada, que la doctora Elisa Pinto identificó
ante el comisario de Chamartín Dº Jaime Barrado al hoy demandante como la persona que la
apuñaló, y así resulta expresamente del documento nº 16 de la contestación a la demanda,
consistente en oficio remitido por la Comisaría de Chamartín al Juzgado de Instrucción nº 39

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de Madrid, donde constan actas de reconocimiento fotográfico que evidencian lo anterior, e
igualmente se desprende de la noticia adjuntada por la parte demandada en el acto de la
audiencia previa celebrada en las presentes actuaciones como documento nº 44, y si cabe
más queda totalmente constatado en las noticias aportadas en el acto del juicio como unidad
documental nº 45; asimismo de los documentos 18 y 19 resulta que el comisario Sr. Barrado
fue trasladado de su puesto en la comisaría de Chamartín a la de Carabanchel, por lo que la
noticia respecto a este extremo es también cierta y veraz. Asimismo del documento nº 20 de
la contestación consistente en copias de distintas publicaciones sobre tal extremo, y de los
documentos nº 22 y 23 donde también constan noticias al respecto de la analizada, se vuelve
a evidenciar el interés público de la noticia.
El artículo publicado el 26 de octubre de 2015 bajo el título “Así negoció el
Comisario Villarejo con Javier de la Rosa el informe que dio origen al caso Pujol”, se
adjunta a la demanda como documento nº 13; tras su examen no se evidencia la imputación
al actor de la comisión de un delito de intervención ilegal de comunicaciones y la
publicación de su contenido, sino que se limita a transcribir con entrecomillado la
conversación mantenida entre actor, bajo su identidad falsa de Manuel Villar con el Sr. de la
Rosa, debiendo destacarse que el comentario mencionado por el actor emitido por un
usuario, no puede ser responsabilidad de las hoy demandadas a los efectos que nos ocupan.
Finalmente, el último de los artículos objeto de la demanda, se publicó el 27 de
octubre de 2015 titulado “Villarejo tendió una red al servicio de Interior para actuar contra la
familia Pujol”, y se adjunta a la demanda como documento nº 14; respecto al mismo y por lo
que se refiere estrictamente al demandante este imputa la falsedad de las alegaciones
relativas a que tenía buena mano a través de la empresa Schola Iuris, por la que pasan la
mayoría de las personas que toman decisiones clave en los procesos judiciales, negando
tener relación alguna con dicha empresa; no obstante de los documentos 28 a 39 de la
contestación a la demanda se puede extraer la vinculación entre Instituto Europeo de Práctica
Jurídica SCHOLA IURIS, S.L. y el actor, a través de entramados empresariales con
empresas y personas físicas vinculadas; en todo caso tal vinculación también ha sido
publicada por diversos medios de información, tal y como se desprende de los documentos
adjuntados a la contestación bajo el número 40, lo que denota que dicha información es de
interés y relevancia pública.

Del análisis de todo lo expuesto ha de concluirse que tales publicaciones objeto de la


demanda resultan amparadas por el derecho a la libertad de información, toda vez que las
mismas además de referirse a un persona pública y a noticias con relevancia e interés
general, se han demostrado veraces y ciertas, constituyendo en gran parte una información
neutral, y habiendo sido corroboradas y contrastadas, sin que en modo alguno supongan un
atentado al honor del demandante.

En todo caso, también debe tenerse en cuenta lo recogido en la Sentencia del


Tribunal Supremo de 16 de junio de 2010, que en su fundamento de derecho tercero dice:
“El Tribunal Constitucional ha declarado en esta materia, así como la presente Sala en
innumerables ocasiones, que la libertad de expresión reconocida en el artículo 20.1.a) de la
Constitución Española no es sólo la manifestación de pensamientos e ideas, sino que

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comprende la crítica de la conducta de otro, aun cuando sea desabrida y pueda molestar,
inquietar o disgustar a aquel contra quien se dirige pues así lo requieren el pluralismo, la
tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales no existe una “sociedad democrática”.
Quiere ello decir que de la protección constitucional que brinda el citado artículo están
excluidas las expresiones absolutamente vejatorias, debiendo resaltarse la trascendencia que
tiene a la hora de efectuar esta ponderación el examen de las “circunstancias concurrentes”,
entre éstas el “contexto” en el que se producen las manifestaciones enjuiciables (Sentencia
del Tribunal Constitucional de 15 de enero de 2007).

Todo lo anterior determina la íntegra desestimación de la demanda.

QUINTO.- En relación a las costas procesales, y conforme a lo dispuesto en el artículo


394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil en su número 1º procede su imposición al demandante
al haber sido desestimadas íntegramente sus pretensiones.

Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación

FALLO

Que desestimando la demanda presentada por el Procuradora de los Tribunales Sr.


Deleito García, en nombre y representación de Dº JOSÉ MANUEL VILLARJO PÉREZ,
contra Dª PATRICIA LÓPEZ LUCIO y DISPLAY CONNECTORS, S.L., representadas por
la Procuradora Sra. Toledo Hontiyuelo con intervención del MINISTERIO FICAL, debo
ABSOLVER y ABSUELVO a dichas demandadas de las peticiones contra ellas deducidas
en la demanda, con imposición de las costas procesales al demandante.

Notifíquese esta resolución a las partes y al Ministerio Fiscal y dése cumplimiento a


lo previsto en el número 4 del artículo 248 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
advirtiendo que contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante este Juzgado y
para ante la Ilma. Audiencia Provincial Madrid, en el plazo de veinte días de conformidad
con lo previsto en los artículos 458 y concordantes de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

En aplicación de la L.O. 1/2009, de 4 de noviembre, se indica la necesidad de


constitución de depósitos para recurrir por importe de CINCUENTA EUROS en la cuenta de
este Juzgado en el Banesto y a favor de estos autos; en caso de defecto y omisión o error en
la constitución, se concederá a la parte plazo de dos días para subsanación. De no efectuarlo,
quedará firme la resolución impugnada (art. 1.19.15ª, depósito para recurrir). Todo ello sin
perjuicio de lo dispuesto en la Ley 1/1996 de Asistencia Jurídica Gratuita.

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Llévese la presente resolución al libro de Sentencias del Juzgado quedando
testimoniada en las presentes actuaciones y tómese oportuna nota en los libros de este
Juzgado.

Así por esta mi Sentencia a cuya publicación en forma, se procederá, definitivamente


juzgando en primera instancia, lo pronuncio, mando y firmo.

E/

PUBLICACIÓN.– Leída y publicada fue la anterior Sentencia en el día de la fecha por la


Magistrada-Juez que la dictó estando celebrando en Audiencia Pública y presente yo, la
Letrada de la Administración de Justicia, doy fe.

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