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1. EL TRABAJO DEL CUIDADO EN EL MARCO MACROECONOMICO Maria Angeles Duran* 1.1. EL DESINTERES TRADICIONAL DE LA MACROECONOMIA POR EL. CUIDADO NO REMUNERADO La eleccién del marco macroecondmico para el andlisis del cuidado es una opcion no exenta de riesgos, ya que en todo el mundo los principales impulsores, fi- nanciadores, usuarios y oreadores de opi- nidn en torno a la macroeconomia son los Bancos Centrales y los Ministerios de Finanzas; precisamente, las instituciones econémicas mas ajenas a la cotidianei- dad del cuidado. El desapego y desinte- rés de la macroeconomia hacia el tema del cuidado guarda paralelismo con el proceso seguido por la medicina mo- derna en relacién con los sujetos que pa- decen las enfermedades. Hasta el siglo XVIII, el desconocimiento de las enfer- medades producia la indiferenciacion de los enfermos; a quien se hacia objeto de cuidado era al pobre y no al enfermo, y lo que justificaba su atencién era el de- ber de caridad. Cuando la medicina ana- tomo-clinica y experimental logré obje~ tivizar las causas de la enfermedad, también objetivé el cuerpo de los enfer- mos. La compasién no era una virtud asociada a la calidad cientifica, que bus- caba su propia excelencia a través del distanciamiento y relegaba esta y otras virtudes de menor rango hacia personal subalternizado, como las enfermeras. A partir de la segunda mitad del siglo XX se inicié un cambio que, lentamente y to- davia en la actualidad minoritario, pre- tende devolver la centralidad al enfermo, frente a la enfermedad’. Un proceso si- ilar es el que esta siguiendo la econo- mia, que ha intentado objetivizar las mercancias y los mercados a costa de ol- vidar que quienes producen y consumen © no llegan a acceder a los bienes y ser- vicios son seres humanos. Las tradiciones culturales respecto al cui- dado son diversas. En lenguajes tan apa- rentemente préximas en el contexto mun- dial como el espariol, inglés 0 francés, los términos “cuidado", "care" 0 “soirt" no son directamente traducibles, lo que pro- voca problemas conceptuales y metodo- légicos en la investigacion internacional. Antes de operativizar y llevar un concep- toa la investigacidn empirica, es impres- cindible aclarar su contenido, el sentido en que se usa por los politicos, los investiga- dores, los profesionales de diversas disci- plinas, y la gente comun en su habla coti- diana. El “care’ inglés se orienta al pen- samiento, a la atencién. El francés “soi” se utiliza frecuentemente en plural, “los soins’, sefielando su fragmentacién en di- versas tareas; es un concepto mas apega- do ala intervencién fisica o instrumental, que en sanidad se asocia fuertemente ala idea de " soins infirmiéres’ El espariol “cui- dado" deriva de la voz latina cogitare,pen- sar. El Diccionario de la Lengua Espafiola lo define en primera acepcién como “po- nner diligencia,atencién y solicitud en la eje- cuci6n de una cosa”; en la segunda, como “asistir, guardar, conservar", y cita como ejemplos “cuidar a un enfermo, la casa, la rope’ *Profesora de Investigacién, Departamento de Economia Cientificas, ‘CCHS. Consejo Superior de Investigaciones "Leféve,C. (2006), “La philosophie du soin, La Matiere et esprit,n® 4, Médecine et philosophie, Univer sité de Mons-Hainaut, abril 2006, pp, 25-24, " Maria Angeles Durin La accién de cuidar no genera un sujeto, el “cuidador", de tan amplia utilizacién. Es tuna voz poco usada, que se utiliza sobre todo en el contexto deportivo para desig- nar alos preparadores fisicos, 0 se asimi- laa celador o vigilante. El Diccionario de Uso del Espariol, de Maria Moliner, reco- ge los mismos matices del cuidado que el DRAE, pero en la quinta acepcién lo defi- ne como “atender a que ocurra 0 se haga tuna cosa, 0, por el contrario, a que no ocu- 11a 0 no se haga’ .Cita como ilustraciones, entre otras, “la mujer que cuida a los ni- ios”, “ha venido para cuidar a su hija” 0 “cuidaré de que todo esté a punto” Dentro del hogar se sintetizan todos es- tos matices del cuidado como pensa- mientos y acciones encaminadas a pro- curar que algo ocurra o deje de oourtir, como vigilancia y prestacion directa de servicios, Incluso se produce también otra faceta del cuidado que los diccionarios identifican como “cuidarse” y asimilan, en algunos casos, a “darse vida regalada" En sus aspectos més fisicos, el cuidado se aproxima a las funciones de cura y lim- pieza, 0 a las de vigilancia (evitar per- cances 0 enfermedades); sin embargo, el cuidado tiene también componentes pré- ximos a la gestion, a la representacién fa. miliar y a la comunicacion, que son difi- ciles de deslindar conceptualmente y, mas ain, de cuantificar en tiempos 0 asigna- ciones de valor. Las diferencias conceptuales se trasla- dan inevitablemente a la investigacion empirica. En las encuestas, la estimacion del tiempo dedicado al cuidado resulta muy afectada por el modo en el que el entrevistado interpreta lo que se le pre- gunta, asi como su propia perspectiva e interés sobre las respuestas ofrecidas a los observadores. No se trata de erores, ni de mentiras, y los resultados son tan rigurosos como los que se obtienen pre~ guntando con otra finalidad, desde otras perspectivas 0 de otros modos. Lo que sucede es que la realidad social es mu- cho mas compleja que la simplificado- ra escisiOn a la que obligan las tomas de datos (sifno), y a instancias del obser- vador externo los criterios de percepcién y clasificacién varian considerable- mente. En cualquier cuestionario sub- yace un acuerdo semantico implicito, y un imperativo de ajuste al mismo. Afor- tunadamente, los cuestionarios que troducen temas o perspectivas poco usuales recrean la realidad al mismo tiempo que extraen informacién sobre ella, equilibrando 0 complementando otras visiones antiguas que solo por ser dominantes (y, a veces, exclusivas) se habian aceptado como las tnicas ver- daderas?, La medicién del tiempo de cuidado no fisico es compleja, pero no puede pe- dirse a los entrevistadores ni a los en- trevistados que en el curso del fugaz in- tervalo de una entrevista modifiquen, creen o expliciten todos los matices de una realidad que, como hemos visto, cubre un arco muy amplio de signifi- cados. 2Durén, M.A, (1984), “Viejas y nuevas desigualdades. La dialéctica entre observadores y observados” Ro- vista Internacional de Sociologia, n° 8-9, pp. 61-88 12 El trabajo del cuidado en el marco macroaconémico 1.2. LAS FORMAS DEL CUIDADO: TRASLACION ESPACIAL Y YUXTAPOSICION TEMPORAL, CON OTRAS ACTIVIDADES Por tratarse de una actividad mental, un pensamiento 0 preocupacin, la actividad de cuidado es facilmente compatible con otras actividades que no requieren con- centracién mental, por ello resulta tras- ladable a espacios aparentemente ajenos a los sujetos cuidados. El lenguaje reco- ge bajo la forma de “dolores y quebra- deros de cabeza’ algunas preocupaciones que bien pueden ser originadas por los elementos mas conflictivos o dificiles de resolver del cuidado, y que se producen antes, en medio y después de las inter- venciones fisicas. La experiencia del trabajo extradomésti- 0 0 del tiempo de ocio est veteada de yuxtaposiciones con otros tiempos de ac- tividad mental ajenos al motivo concreto del ocio 0 del empleo. A menudo, el “cui- dado” se ejerce a distancia, por medio de la reflexin, el contacto telefénico 0 la ges- tion desde el propio centro de trabajo re- munerado. Esta traslabilidad de la preo- Cupacidn tiene importantes consecuencias metodolégicas: si el tiempo de cuidado se hace equivaler al de la prestacion de ser- vicios con un claro componente fisico (ba- fiar, servir comidas, etc.) el tiempo dedi- cado resulta facilmente perceptible, pero mucho mas reducido que si se tiene también en cuenta el cuidado de proxi- midad e interaccién, 0, més todavia, el cui- dado de planificacion y prevision. El tiempo real de cuidado se yuxtapone frecuentemente al tiempo “vendido” y no puede, por tanto, ser reconocido como tal, porque supondria una merma en el tiempo de intercambio estipulado. Muy pocos trabajadores asalariados recono- cerén que, en horas de trabajo remune- rado, su preocupacion se concentra en te- mas tan comunes como la reparacién del automévil 0 el pago de la prOxima liqui- dacién de impuestos: 0, en ilustraciones que corresponderian al ambito de cui- dados, en la preparacion mental del menti de la cena, la lista de la compra del sabado 0 la cita con el tutor de los hijos. Sin embargo, todos estos son temas 0 ac- tividades de frecuente realizacién en los centros de trabajo dentro de los horarios correspondientes al trabajo remunerado, tanto por parte de varones como de mujeres. 1.3. AUTOCUIDADO Y CUIDADO DE OTROS La distincién entre autocuidado y cuida- do para otros es importante tanto con- ceptual como metodolégicamente. Al- unos investigadores sélo aceptan en su definicién de cuidado el aplicado a otros, lo que reduce considerablemente su campo de observacién y sus estimaciones de la cantidad de cuidado que una so- ciedad necesita 0 produce. De modo si- ilar a lo que sucede en la definicion del “trabajo doméstico”, si el criterio de al teridad se aplicase de modo riguroso, el cuidado y el trabajo no pagado realizado de los hogares unipersonales no podria considerarse trabajo domeéstico ni oui- dado. Generalmente, el autocuidado no alcanza ese nivel de calidad excesiva que los Diccionarios asimilan a darse vida 13 Maria Angeles Durin regalada, 0 “cuidarse”, y que consiste en anteponer las inversiones de tiempo, di- nero y capital simbélico en uno mismo, muy por encima de los “otros”. Al con- trario, el nivel medio de calidad del auto- Cuidado tiene poco de excelencia, porque es caracteristioo de los sujetos que “no tie- nen quien les cuide” ni “que se ocupe de ellos”, y abundan especialmente entre las mujeres con responsabilidades familia- res y entre quienes viven en hogares uni- personales: entre estos tltimos también son mayoria las mujeres, y ala falta de cui- dados prestados por otros se afiaden en elevada proporcién los problemas deriva- dos de la edad avanzada, la salud precaria y la penuria econémica. Habitualmente, el cuidado se dirige a fa- miliares convivientes en el mismo hoger, pero en sociedades familistas el cuidado se extiende a familiares, amigos y veci- nos residentes en otros hogares. 1.4. DEMANDANTES Y PRESTADORES DE CUIDADO: DIFERENCIAS INTERNACIONALES El cuidado es un servicio, un flujo que ra- ramente puede acumularse como un stock. En cambio, los bienes previstos para atender al cuidado frecuentemente son stocks 0 patrimonios (por ejemplo, una vivienda), lo que plantea dificultades para ajustar los unos y los otros. La capacidad econémica de los recepto- res del cuidado suele ser inversamente proporcional a la necesidad de recibirlo, Hay cuatro grandes grupos de receptores de cuidado: 14 a) los nifios b) los mayores de edad avanzada c} los enfermos dependientes d} los adultos que podrian cuidarse por si mismos pero por diversas ra- zones no lo hacen. La demanda de cuidado de los nifios es intensa, y en la mayor parte de los casos s6lo pueden recibirla en calidad de do- naciOn, aunque la legislacidn establezoa que tienen derecho a ella y sean sus pa- dres u otros familiares los obligados a proporcionarla. Se trata de un contrato so- cial intergeneracional implicito, un inter- ‘cambio diferido en el tiempo en el que los dones recibidos se devuelven a medio y largo plazo o se trasladan a la generacién siguiente, Las personas de edad avanzada que re- quieren cuidados los reciben como reci- procidad en el ya sefialado contrato social intergeneracional, pero también disponen de otros recursos econémicos mas con- vencionales para atender a su cuidado, ta- les como patrimonio acumulado, rentas y distintos tipos de seguros, subvencio- nes y ayudas. Los enfermos y dependientes reciben el cuidado principalmente de sus familiares, aunque también disponen de recursos econémicos para adquirir servicios en el mercado, directamente o a través de se- guros puiblicos y privados, y en ocasiones, de entidades sin dnimo de lucro, En cuanto a los adultos de edades inter- medias, la forma mas comun de recibir cuidados se basa en el contrato matri- monial, en la division de papeles econd- El trabajo del cuidado en el marco macroaconémico micos entre conyuges. En las sociedades modernas, este tipo de division del trabajo genera fragilidad para los cOnyuges que asumen simultaneamente absorbentes obligaciones laborales y familiares, lo que afecta especialmente a las mujeres. A medida que la globalizacién avanza, los sistemas de prestacién de cuidados se hacen mas similares, y a ello contribuye la reduccién global de las tasas de na- talidad (se reduce la proporcién de de- mandantes de cuidados de corta edad) y.el aumento global de la esperanza de vida (aumenta la proporcion de deman- dantes de edad elevada). A pesar de esta tendencia general a la homogeneiza- ci6n, las diferencias internacionales si- guen siendo enormes, tanto por lo que se refiere a la demanda de cuidados (can- tidad, distribucién por edades, zonas geograficas, sexo, érea rural y urbana, clases sociales, etc.) como a los sistemas previstos para atenderla, En Latinoa- mérica predomina la demande de cui- dados para la poblacién infantil, pero el rapido envejecimiento de la poblacién en varios paises latinoamericanos muestra la necesidad de anticiparse a las proxi- mas demandas sociales para poner los medios imprescindibles para su solucién, En Europa y Japon, en cambio, ya pre- domina la demanda de cuidados para la poblacién de edad avanzada. Algunos paises de colosales dimensiones demo- graficas, como China, han iniciado una transicidn que en su primera etapa vie- ne acompariada por un fuerte bono de- mogréfico, pero aboca inevitablemente al envejecimiento y al cambio en la es- tructura de la demanda y oferta de cui- dados. Este tema es objeto de estudio de- tallado en la reciente investigacion "E/ trabajo no remunerado en Ia economia globaf" (Duran, 2011) La prestacién de cuidados es la cara com- plementaria de su demanda. No siempre se ajustan perfectamente, y existen de- mandas no satisfechas (incluso, ni si- quiera expresadas), igual que presta- iones excesivas o rechazadas por aque- los @ quienes van dirigidas (especial- mente cuando conllevan internamiento 0 distintos grados de pérdida de libertad, © cuando la oferta de cuidado es inefi- ciente Los principales prestadores de cuidados son los ciudadanos no especialistas, en ‘su miiltiple condicién de familiares, ami- {908 0 vecinos; son los ejecutores del cui- dado no formalizado que se presta en los hogares. El segundo gran prestador de cuidados es la Administracién Publica, aunque no tanto por la prestacién directa de los servicios como por la financiacion de los mismos 0 las facilidades otorga- das alos familiares para que los realicen. Las administraciones publicas prestan cuidados directamente a través de sus servicios piblicos, pero contribuyen a ga- rantizar el cuidado mediante los sistemas de pensiones de jubilacién, orfandad, en- fermedad, desempleo, permisos de ma- ternidad/paternidad y atencién a fami- liares dependientes, ete. También eje- cutan politicas puiblicas de ayudas, sub- sidios y transferencias directas en di- versas circunstancias, En cuanto al mercado de servicios, es un mercado de creciente importancia, cada vez més internacionalizado. Por una par- 15 Maria Angeles Durin te, existe un gran mercado internacional de cuidadores individuales y empleados de hogar que prestan cuidado a personas dependientes. Por otro lado, existe otro gran mercado en creciente internaciona- lizacion de entidades aseguradoras pri- vadas y de empresas que prestan servi- cios de cuidado directamente, tanto en los hogares como en instituciones (residen- cias, asilos, colegios, centros de dia, etc.). También contribuyen a la prestacion de cuidados las empresas y entidades productivas que, por obligacién legal o in iativa propia, proveen de dias libres 0 ventajas laborales a sus trabajadores para que puedan atender a a conciliacion entre vida laboral y familiar, asi como a su propio cuidado. 1.5. EL SISTEMA DE CUENTAS NACIONALES Y EL IMPACTO DE LA VISIBILIZACION DEL CUIDADO NO REMUNERADO. Los recursos invisibles destinados al cuidado Segiin la Encuesta de Empleo del Tiem- po 2002-2003 del INE, el porcentaje de mayores de dieciocho afos que diaria- mente prestan ayuda (cuidados) a adul- tos es 467%, Para la misma fecha, la En- cuesta de Uso del Tiempo realizada por el Grupo de Investigacion Tiempo y So- ciedad del Consejo Superior de Investi- gaciones Cientificas, dedicada especifi- camente a medir el trabajo no remune- rado, ofrecia cifras sensiblemente més al- tas; un 9'45% de los mayores de diecio- cho afios declaraban ayudar (cuidar) adultos mayores los dias laborables. Se- 16 giin la primera encuesta el tiempo me- dio dedicado por los que ejercian la ac- tividad de cuidado a adultos mayores era 1 hora y 57 centésimas, en tanto que la segunda encuesta ofrecia un resultado de 3 horas y 94 centésimas. Debido a que el objetivo de la primera encuesta no era medir el trabajo no remunerado y la se- gunda si, es probable que para este punto de la encuesta sean mas acertados los resultados de la segunda y que haya habido infraestimacion en la primera Pero incluso si se tomase solamente en consideracién la encuesta del INE, el volumen de horas dedicadas al trabajo del cuidado a lo largo del afio es tan ele- vado y de tan importantes consecuencias sociales y politicas que bien merece un serio andlisis desde la perspectiva ma- croeconémica En la tabla adjunta pueden verse dife- rentes escenarios de adscripcion de valor al tiempo de cuidado: desde un valor in- ferior a la media del mercado informal de empleados de hogar por horas (genera- listas), fjado en seis euros/hora, hasta el valor medio de la hora trabajada por los 1no asalariados en el sector de sanidad y servicios sociales (que es el mas proximo funcionalmente al cuidado). El rango de variacién es 8'6, yel gradiente va de 6 eu- ros por hora a 51'9 euros por hora Cambio de perspectivas: ;qué cambiaré en las Cuentas Nacionales? Si, como es previsible tras las reco- mendaciones de Naciones Unidas y los cambios legislativos en muchos paises, el trabajo no remunerado comienza a ha- El trabajo del cuidado en el marco macroaconémico TABLA 1. Opciones de valoracién de la hora media de cuidado Categoria laboral equivalente Remuneracién 1. Categoria laboral mas baja del mercado hora 2. Media de los asalariados de toda la economia" 17'4ehora 3, Media de los asalariados a tiempo completo del sector sanidad y servicios sociales para el mercado** 16°3 ehora 4, Idem, para el sector de no mercado 22'8 hora 5. __ Idem, para los no asalariados, del sector de no mercado 51’9 hora -Fueote:Duran, M.A, (2008a): “Integracién del trabajo no remunerado en el analisis de los sectores de salud y bienestar social” en La economia invisible y las desigualdades de género, Organizacién Panamericana de la Salud, Washington, (pp. 99160 * Estimando en 1.500 el niimero promedio de horas anualestrabsjadas a tiempo completo y tomando la emu neracin total aasalariados el nimero de empleos a iempo completo registrados por la Contabilidad Nacional ** Estimando en 1.500 las horas anuales trabsjadas cerse visible en el marco de analisis ma- croeconémico, el sistema de Cuentas Nacionales tendra que afrontar muchos cambios, no bastara con medir el tiem- po dedicado al cuidado y multiplicarlo por el valor/hora que se le adscriba. La tabla n° 2 corresponde a la Contabilidad Nacional de Espaiia, publicada en 2010, ya continuacidn se explorarén todos los conceptos -y por ende, las magnitudes = que tienen conexién con el cuidado no remunerado y actualmente no lo refle- jan. El avance en la preparacion de las cuentas satélites del trabajo no remu- nerado, asi como su integracién en un sistema de cuentas nacionales amplia- do no es tarea sencilla sino compleja, en el que el avance se iré produciendo por etapas, del mismo modo que ha ido avanzando la formulacién y ejecucion de los sistemas contables que actualmen- te conocemos. En este proceso serén ne- cesarios muchos debates, propuestas conceptuales y metodolégicas, asi como toma de decisiones y acuerdos que, sin olvidar el realismo, faciliten la ho- mologacién y comparabilidad temporal y territorial. Las paginas siguientes se centran en el sector institucional de ho- gares, porque es el sector que concen- tra la mayor parte del cuidado. Para cada concepto se establece la proporcionali- dad entre su magnitud en el sector de hogares y en el conjunto de la economia, tal como ahora se conceptualiza. Esta proporcionalidad variaré sensiblemen- te cuando se innove en la definicién, me- dicidn e integracién del trabajo no re- munerado del cuidado. En la Contabilidad Nacional de Espaia, las cuentas integradas se dividen entre: a) corrientes; b) de acumulacion. La opacidad del cuidado se puede consta- tar en todas las cuentas corrientes: pro- duccién, explotacién, asignacién de la renta primaria, distribucion secundaria de la renta, redistribucién de la renta en especie, utilizacion de la renta, Todas ellas serian muy distintas si se tomara en consideracién el cuidado no remunera- do. 17 Maria Angeles Durén soronpoid so} 21908 sowsondy) sseuo}peyoduut se A uotsanpoud 8 axgos sowsanduy ‘sepeinduu seje08 souoezno) -sengaajo saje100s seuorez09

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