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Iximulew
W B’aqtun, O K’atun, Q Tun
w Winaq, O Q’ij, i Kawoq
Guatemala, 6 de abril del 2004 3
Re maya’ tz’ib’ ri k’oj chuwäch re jun ruxaq wuj re’, nuk’ut
ri q’ij toq xtz’ukutäj el chuqa’ akuchi’ xtz’aj re wuj re’. Pa
4 ruk’isib’äl ruxaq nuk’ut ri q’ij toq xk’ïs rutz’ajik. Re tzij re’ e
k’oj pa Kaqchikel chuqa’ pa Kaxlan.
La escritura maya de la página anterior indica la fecha de
inicio y lugar de la impresión de este libro; la página del colofón
la terminación, las fechas están indicadas en Kaqchikel y
Castellano.
Demetrio Cojtí Cuxil
CHOLSAMAJ
Primera edición, 1991
Segunda edición, 2004
ISBN 99922-56-16-8
© CHOLSAMAJ
6 1ra. Av. 9-18, zona 1
Teléfonos: 232 5959, 232 5402 y 232 5417
E-mail: fundacioncholsamaj@yahoo.com
www.cholsamaj.org
Guatemala, Guatemala C.A.
7
8
ÍNDICE
Presentación Q 11
Introducción E 13
10
PRESENTACIÓN
"
12
INTRODUCCIÓN
LA CUESTIÓN POLÍTICA
Quinientos años después de la invasión castellana, el colonia-
lismo contra el Indio sigue vigente, tal como lo prueba la actual
política india 1 de las mismas entidades políticas del sistema de-
mocrático. Los Mayas ven así el mantenimiento de su opresión
nacional mediante el paso de las dictaduras colonialistas a las
democracias colonialistas.
14 1 El autor hace uso del término indio. En este documento se utilizarán más los términos indígena y
maya. N. E.
1
NAB'EY TANAJ
PRIMERA PARTE
Problemas de la
identidad guatemalteca
15
PROBLEMAS DE LA IDENTIDAD NACIONAL
GUATEMALTECA
APUNTES ADICIONALES
1 En parte por razones anecdóticas, y en parte, por ponerse en sintonía con las
alocuciones dominicales con el ex jefe de Estado, Efraín Ríos Montt, el con-
ferenciante recurrió al lema propagandístico de dicho gobierno: No Mentir,
No Abusar y No Robar, pero, modificó la última expresión por No Decepcio-
narlos con el significado siguiente: espero no decepcionarlos de sí mismos, no
decepcionarlos del concepto y la autoimagen que tienen de sí mismos.
El expositor sabía de antemano que sus planteamientos serían conflictivos,
porque iba a abordar la inconsistencia de la identidad del grupo ladino.
2 En esta exposición: nación, nacionalidad, comunidad, etnia, fueron utilizados
como sinónimos. Estos conceptos no tienen ninguna relación con la raza consi-
derada como conjunto de rasgos somaticofisiológicos, pero sí, con la historia,
la cultura, la conciencia y sentimientos nacionales de una comunidad determi-
nada.
Los términos que más se adaptan para designar la realidad histórica,
antropológica, política, e ideológica de Ladinos e Indígenas, son los de Na-
ción, Nacionalidad y Comunidad. El concepto de Etnia debería desaparecer
porque se presta a confusión: algunos lo asimilan a Nación (es nuestro caso),
otros a cultura, otros a raza, etc. etcétera.
En Guatemala, el término etnia (y sus derivados) se puso en boga durante el
régimen de Ríos Montt, sobre todo, con ocasión de la irrupción de los repre-
sentantes étnicos en su recordado Consejo de Estado.
3 En Guatemala, uno de los estadistas que intentó abordar el tema indígena fue
Efraín Ríos Montt, aunque le faltó claridad en su análisis y en sus soluciones;
o bien sufrió presiones y bloqueos que lo hicieron apartarse de sus declaracio-
nes iniciales.
En una rueda de prensa con corresponsales extranjeros (ver Prensa Libre, 27
de abril de 1982), declaró que el problema guatemalteco era complejo pues
somos un país diferente, mejor dicho, somos 20 naciones distintas (...) y
es muy difícil integrar a 20 naciones.
Si somos lógicos, el tipo de estructura estatal que corresponde a dicha realidad 1
multinacional es la estructura federal y no la centralizada. Pero, por razones 7
obvias e ignoradas, Ríos Montt no pudo o no quiso ser consecuente con sus
análisis. Así es como se constata, en la misma rueda de prensa ya citada, habló
de construir una nueva nación. En las alocuciones dominicales procedió de
la misma manera: habló de construir una nueva patria, de que la verdadera
nacionalidad guatemalteca necesita de un marco filosófico. Habló también
de la necesidad de reforzar nuestra nacionalidad, de que hay que conju- 27
gar la tierra con la etnia, de que muchas veces, el Estado es ajeno a la
Nación, etcétera.
Debido a las elecciones para la Constituyente (1 de Julio de 1984), varios
estadistas de los partidos políticos participantes en la contienda, plantearon a
la opinión pública proyectos de regionalización económica, de descentraliza-
ción administrativa, etcétera. Pero, estos proyectos no tomaron en considera-
ción el aspecto más importante de las áreas o regiones por descentralizarse:
la composición nacional de las mismas. Tampoco consideraron el delicado
problema de los criterios de delimitación de dichos subterritorios.
4 En parte, el expositor comparte la concepción instrumentalista del Estado
que da Jacques Maritain, en su artículo El Pueblo y El Estado. Sin embargo
no concuerda con él cuando atribuye al Estado una función de constructora de
nacionalidad, de fundidora de nacionalidades.
Esta última tesis de Maritain puede ser valedera para comunidades emparentadas
pertenecientes a la misma civilización (etnias europeas en USA, por ejem-
plo), pero no para comunidades diferentes de raíces civilizatorias contrastantes,
y entre las que existen relaciones de hegemonía y subordinación, relaciones de
anterioridad y posterioridad (Ladinos e Indígenas en Guatemala, por ejem-
plo).
La tesis de la fundición de nacionalidades puede ser valedera para el caso de
los emigrantes europeos que, después de acabar con los Indígena y de encerrar
a los sobrevivientes en reservas, dieron lugar a la todavía endeble nación
norteamericana. La tesis de la fundición de nacionalidades de Jacques Maritain
podría también ser válida para las nacionalidades mayas entre sí, ya que éstas
están emparentadas, en diversos grados, y forman parte de una misma familia
puesto que provienen del mismo tronco, de la misma civilización madre. A este
respecto, cabe preguntar si las naciones mayas constituyen ya una
supranacionalidad por la comunidad de historia que les ha tocado vivir desde
la conquista, y sobre todo, por la identidad de conciencia nacional que ac-
tualmente desarrollan, ante la opresión que padecen en manos del Estado
ladino.
Ver Jacques Maritain, en su artículo El Pueblo y El Estado, publicado en el
libro Clásicos del Pensamiento Político, de Jesús Amurrio, Editorial Piedra
Santa, ciudad de Guatemala, 1982, pp. 251-183.
5 El conferenciante, reproduce también, aunque parcialmente, la concepción de
1
nación, elaborada por Jacques Maritain. Ver obra citada anteriormente.
8
Puede consultarse también la definición Psicoculturista de Moto Salazar E.:
La nación es una comunidad social, unida por sentimientos, ideas, tradi-
ciones, costumbres, necesidades propias, que no se confunde con otros
grupos humanos y que se perpetúa en el tiempo.
Ver Moto Salazar Efraín, en Elementos de Derecho, Editorial Porrúa, S. A.
28 México, 1981, pp. 59.
Asimismo, puede consultarse la definición historicopolítica de Cabanellas: La
nación es un Pueblo con una unidad histórica en el pasado, cohesión en
el presente, y comunidad de aspiraciones en el futuro.
Ver Cabanellas, Guillermo, en Diccionario del Derecho Usual, Editorial
Heliasta, 1976. pp. 4.
Por su parte, Jellineck, nos da una definición más ideológica y psicológica: La
nación es más bien, algo esencialmente subjetivo, esto es, la característi-
ca de un determinado elemento de conciencia...
Ver Jellinek, Jorge, en Diccionario del Derecho Usual, obra citada anterior-
mente, pp. 4.
6 Entre los autores que han abordado esta temática, está Cristopher H. Lutz. En
una de las páginas de su libro se lee lo siguiente: Los guatemaltecos de
ascendencia europea pura no aprecian ser catalogados como Ladinos ya
que, para ellos, es un desprecio clasificar a los europeos con todos los
Indígenas racialmente mezclados, e implícitamente inferiores.
Ver Cristopher H. Lutz, en Historia Sociográfica de Guatemala de Santia-
go de Guatemala (de 1541 a 1773), ediciones CIRMA, la Antigua Guatemala,
1982, pp. 434.
El subrayado es nuestro, para indicar la importancia que tiene la pureza y la
mezcla racial para los no Indígenas. Consideremos que, mientras no se admita
que la mezcla o la pureza racional no son ni buenas, ni malas en sí, y que la
pureza racial solo existe en la imaginación de algunos Homo Sapiens, siempre
se emitirán juicios de valor sobre el mestizaje. Para algunos será una raza
inferior y para otros, una garantía de superioridad.
7 Aquí, el ponente se refiere a la Constitución de la República de 1965, en la
elaboración de la misma, se dio un debate para establecer si Guatemala era un
Estado o una nación. La Asamblea Constituyente y la Comisión de Estilo
estaban en favor de que Guatemala fuera considerada, jurídicamente, como un
Estado libre, soberano e independiente... etcétera.
Ver Ricardo Falla, en las notas de su artículo El Movimiento Indígena, publi-
cado en ECA, Revista de Estudios Centroamericanos, Universidad Centroame-
ricana José Simeón Cañas, No. 356/357, junio, julio, San Salvador, 1978, pp.
437-462.
Parece ser, que los miembros de la Constitución de Enmiendas, tomaron sus
deseos por realidades, o abiertamente defendieron la hegemonía de su nacio- 1
nalidad ladina, para el cual tuvieron que ocultar tergiversar la interpretación 9
de la realidad histórica, antropológica y política de la sociedad guatemalteca.
En todo caso, defendieron la concepción colonialista de la Nación.
8 En efecto, al clasificar a las personas por sus características somáticas (tipo
de cabello, forma de cráneo, índice nasal, pigmentación de la piel, prolonga-
ción de las mandíbulas, etc.) y fisiológicas (olor del cuerpo, etc.), los cientí- 29
ficos no concuerdan en cuanto al criterio que debe utilizarse para clasificar
racialmente a los individuos, y en cuanto a la cantidad de razas que hay,
inclusive utilizando un solo criterio zoológico de clasificación. Así, basándo-
se sólo en el color de la piel: Broca identifica 34 razas, Deniker encuentran 10
razas, Blumenbach reconoce 5 razas, etcétera.
Ver Antonio Caso, en Sociología, Ediciones Cruz O. México, 1979, pp. 131-
177.
Además, la Raza, como conjunto de características zoológicas, no tiene rela-
ción alguna con la cultura y con la nacionalidad. La raza no determina el
comportamiento cultural, político, económico de una persona y de una comuni-
dad. Comunidades pertenecientes a razas diferentes pueden desarrollar cultu-
ras muy similares, y comunidades pertenecientes a la misma raza pueden
desarrollar culturas muy diferentes. Cuando se atribuye a la raza, la tenencia
o la obtención de determinados comportamientos y actitudes sociales, políti-
cos, culturales, económicos, etcétera, se cae en el racismo. Así racismo es
esperar que el mestizaje racial constituya la nación guatemalteca favorezca
el desarrollo socioeconómico. Debe quedar claro que el mestizaje racial no
hace, ni deshace naciones.
Ver Levi–Strauss, en Raza e Historia, Ediciones UNESCO, Colección Pro-
blemas del Racismo en el Mundo, 1961.
9 El discente se refiere aquí a una de las diversas reacciones de los dirigentes
ladinos ante las demandas de indemnización del gobierno español al gobierno
guatemalteco, por daños y perjuicios, por violación de la inmunidad de su
misión diplomática, con ocasión de los hechos violentos acaecidos en la Emba-
jada de España en Guatemala, el 31 de enero de 1980.
10 Antes del 15 de septiembre de 1821, don Manuel José Lara era el Alcalde
Mayor de Totonicapán. Pero el 7 de julio de 1820, fue expulsado de su provin-
cia por los insolentes Atanasio Tzul y Lucas Aguilar. El 3 de agosto del mismo
año, don Manuel José Lara regresa a Totonicapán con las tropas del Teniente
Coronel Prudencio Cózar, para pacificar a los sediciosos K’iche’s.
Después del 15 de septiembre de 1821, día de la independencia nacional, el
susodicho Manuel Lara continuó desempeñando el puesto de Alcalde Mayor de
Totonicapán. Este hecho indica que, para los K’iche’s de Chwi meq’enya’, la
independencia de Guatemala no les significó ni siquiera un cambio de amo.
Fue un desconocido acontecimiento acaecido en ninguna parte.
1 Ve r D a n i e l C o n t r e r a s R . e n , U n a R e b e l i ó n I n d í g e n a e n e l P a r t i d o d e
0 Totonicapán en 1820, Editorial Universitaria, USAC, Ciudad Guatemala,
1968.
11 El conferencista se refiere a la interpretación antojadiza y oportunista que se
hace del concepto Raza que aparece en el 4to. párrafo del artículo 43 de la
Constitución de la República de 1965. Este párrafo dice así: Se prohíbe cual-
quier discriminación por motivo de raza, color, sexo, religión, nacimien-
30 to, posición económica y social u opiniones políticas.
La interpretación antojadiza y oportunista se realiza así:
–Para con los Indígenas:
Se reduce la nación a la raza, es decir, se reduce el fenómeno historicopolítico
a un fenómeno somaticofisiológico, y enseguida, se alega fácilmente que la
Constitución prohíbe la discriminación, y por ende, no se puede reconocer
derechos políticos y culturales específicos a las razas mayas.
–Para con los Ladinos:
Se atribuye al concepto raza el significado de nación, y por ende, significa
una comunidad histórica, política y cultural, así como una conciencia de la
existencia de los derechos de dicha comunidad. Suponemos que es con ese
significado que algunos Ladinos se autodenominan raza histórica, raza cós-
mica, raza síntesis, etcétera.
12 Ver Jean Loup Herbert, en su artículo Las Relaciones Ecológicas de una
Estructura Colonial, publicado en el libro Guatemala, una Interpretación
Históricosocial, Ediciones Siglo XXI, México, páginas 61-93.
13 El expositor se refiere aquí al Decreto 165, emitido el 13 de octubre de 1876,
donde Justo Rufino Barrios, acuerda lo siguiente: Artículo uno: Para los
efectos legales, se declara Ladinos a los Mayas de ambos sexos del men-
cionado pueblo de San Pedro Sacatepéquez, quienes usarán desde el año
próximo entrante, el traje que corresponde a la clase ladina. Se refiere
también a las consecuencias de este Decreto.
14 El concepto de ladinización, entendido como cambio de identidad étnica, como
cambio del Indígena en Ladino, solo es valedero para los casos en los que los
mismos Mayas renuncian a su indianidad, con plena conciencia voluntaria y
con conocimiento de causa y efecto. Es decir, que conscientemente renuncian
a su origen social, se identifican con la comunidad ladina y se consideran a sí
mismos como tales.
El cambio de cultura (idioma, religión, arte, ropa, etc.), no implica un cambio
de nacionalidad, porque la identidad nacional no depende únicamente de una
cultura específica, como tampoco de la pertenencia a un estrato social deter-
minado. En la determinación de la nacionalidad de una persona, los factores
subjetivos son más significativos que lo objetivos.
Ver Ricardo Falla, en Quiché Rebelde, Colección Realidad Nuestra, Vol. 7,
Editorial Universitaria de Guatemala, USAC, 1978, pp. 529–572.
Ver también a Carlos Rafael Cabarrús, en La Cosmovisión Q’eqchi’ en el
1
Proceso de Cambio, Colección Estructuras y Procesos, Vol. 5, UCA Editores, !
San Salvador, 1979, pp. 147-157.
15 Ya hemos visto que la clasificación de los ciudadanos guatemaltecos según
criterios zoológicos (raza indígena, raza ladina, raza mestiza, raza mezcla-
da, raza pura, etc.) y la subdivisión de la raza indígena en subrazas (raza
K’iche’, raza Mam, etc.) es un indicio del subdesarrollo político e intelectual 31
de la sociedad guatemalteca.
Centros de estudios superiores, Universidades, Partidos Políticos, Científicos
Sociales, Intelectuales, han caído en esta desnaturalización de las comunida-
des nacionales guatemaltecas. Así, en algunas fichas del Ejercicio Profesional
Supervisado de ciertas Facultades se clasifica a los pacientes por su raza. Las
fichas de inscripción de recién nacidos del Registro Civil, clasifican también
a los nuevos vástagos por su raza. Algunos partidos políticos hablan de la
necesaria incorporación de las diferentes razas indígenas. Otros intelec-
tuales cuando se refieren a los no Indígenas prefieren usar el vocablo mestizo
en vez de Ladino, para evitar el sentido actual que le da el Diccionario pero
terminan por animalizarlos, porque utilizan un concepto biológico para desig-
narlo. Es necesario que los conceptos de Maya y Ladino designen únicamente
la condición nacional de las personas y que no sean juicios de valores. Ya
vimos también que el hecho de considerar a las nacionalidades mayas como
razas y no como naciones es un artificio de dominación que recuerda el debate
que se dio en los inicios de la colonia, y que consistió en establecer si los
Indígenas eran personas o animales. Es una fórmula conceptual de domina-
ción, porque al reducir a las comunidades indígenas a un hecho
somaticofisiológico (razas) se les deniega derechos políticos y culturales es-
pecíficos que habrían que concederles si se les reconociera como entidades
historicopolíticas (naciones).
Por otra parte, considerar al Pueblo Ladino como una especie zoológica (raza
ladina o mestiza) es deshumanizar y despolitizar a dicha comunidad, pero que,
a la larga, resulta beneficioso porque escamotea, desaparece las relaciones de
dominación entre nacionalidades. Quieran o no, los Ladinos conforman una
nacionalidad o al menos, una nacionalidad incipiente, porque poseen una histo-
ria, una cultura específica, porque tiene cierta conciencia de que no son indí-
genas ni se identifican con ellos, excepto demagógicamente: todos somos la
misma cosa, todos somos indígenas, etcétera.
16 Existe una diferencia entre justicia social y justicia nacional. La justicia
social se refiere a los derechos socioeconómicos de todo ser humano: vivienda,
alimentación, salud, educación, trabajo etcétera.
La justicia social se refiere a los derechos de toda nación: el derecho a la
autonomía lingüística y cultural, el derecho a la autoadministración y autode-
terminación, etcétera. La justicia social se establece mediante la supresión de
las agudas diferencias socioeconómicas entre individuos; mientras que la jus-
1 ticia nacional mediante la institucionalización de las diferencias
" historicopolíticas entre nacionalidades.
En toda la historia de la República guatemalteca, nadie ha hablado de los
derechos de las nacionalidades mayas, y por ende, nadie se ha preocupado por
impulsar cierta justicia nacional. Una de las pruebas que podemos mostrar es
la siguiente: ninguno de los partidos políticos que participaron en la contienda
electoral para la Constituyente (1º. De julio de 1984), presentó al electorado
32 maya un Programa Nacional. El Accionar Político se desarrolló a espaldas de
las nacionalidades subyugadas de Guatemala.
17 A juzgar por lo que nos presenta la prensa, además de los factores externos, el
conflicto interno libanés es un conflicto meramente político y cultural (reli-
gioso). En el Líbano: Shiítas, Druzos, Sunitas, Maronitas, etc., se enfrentan
violentamente, unos para introducir drásticas reformas políticas en la compo-
sición del Estado (Reformas Constitucionales, Reformas al Ejército, Refor-
mas en la Burocracia, etc.); y otros para continuar defendiendo un gobierno de
unidad nacional. Las comunidades subordinadas se proponen, para evitar las
fricciones y la violencia, el establecimiento de una descentralización del
Estado, a través de una Federación, Confederación o Cantonización. Esta
cantonización implicaría necesariamente una delimitación territorial para cada
comunidad política o religiosa y una restribución de los puestos de los funcio-
narios públicos entre las comunidades que administra el Estado, etcétera.
1
#
33
LOS SISTEMAS COLONIALISTAS DE
DEFINICIÓN DEL INDÍGENA Y DE ATRIBUCIÓN
DE SU NACIONALIDAD
34
1 EL SISTEMA OFICIAL: EL LUGAR DE NACIMIENTO (JUS SOLI)
Y L A N ACIONALIDAD DE LOS P ROGENITORES (J US S ANGUINI )
En general, los Estados determinan y confieren la nacionalidad a
una persona en base al lugar de nacimiento (el territorio de la Repú-
blica) y a la afiliación paterna (nacionalidad de los padres de fami-
lia). Así, la actual Constitución Política de Guatemala, en su artícu-
lo 144, reconoce la nacionalidad guatemalteca a los nacidos en el
territorio de Guatemala, naves, aeronaves guatemaltecas; y a los hi-
jos nacidos de padres o madres guatemaltecos nacidos en el extran-
jero.
Este procedimiento presupone que hay coincidencia entre Es-
tado y Nación, es decir que se cumple con el principio de naciona-
lidad, el cual estipula que a cada Nación corresponde un Estado y
viceversa. La coincidencia entre Estado y Nación se da cuando hay
similitud esencial entre los valores del Estado y los de la Nación
(historia, religión, cultura, idioma, etc.), los cuales convergen en
la conciencia de los ciudadanos. (Azkin B. 1968, Pp. 88-91). 1 Este
traslape hace que haya una unidad nacional, entendida como uni-
formidad de carácter y en consecuencia, que haya una identifica-
ción entre los ciudadanos del Estado–Nación y los naturales de la
Nación–Estado.
Es obvio que este tipo de reconocimiento de la nacionalidad no
presenta problemas en el caso de Estados mononacionales, puesto
que la unidad política y administrativa coincide con los rasgos obje-
tivos y subjetivos de la nación. Esto sería el caso de países como
Puerto Rico y otros que ahora son culturalmente uniformes. Este tipo
de reconocimiento nacional tampoco presenta problemas en las so-
ciedades multinacionales donde las diversas naciones que la consti-
tuyen gozan de diversos tipos y grados de autonomía, de tal manera
que existen pocas o nulas relaciones de dominación entre Pueblos y 1
entre comunidades étnicas. Este es el caso de los Estados con estruc- %
turas federativas o semifederativas como Suiza, Bélgica y Canadá, y
de Estados bajos cuya jurisdicción existen regiones autónomas como
España. Pero sí presenta problemas de colonialismo interno y de
natiofagia o etnofagia en los Estados Multinacionales en los que la
35
nacionalidad y la representación de la misma se le atribuye el Pue-
blo dominante (Stavenhagen R. Septiembre 3, 1985). 2 En efecto, esta
situación implica la negación del Pueblo y de las nacionalidades
dominadas, y por ende, la imposibilidad de reconocerles una identi-
dad nacional específica. A estos Pueblos y nacionalidades coloniza-
dos se les impone una nacionalidad, es decir, una identidad y un
carácter nacional ajeno, así como un gobierno y un derecho ajeno.
Este es el caso de los Mayas de Guatemala, para quienes la Cons-
titución Política decretada en mayo de 1985, establece que son
guatemaltecos de origen por haber nacido en el territorio de la Re-
pública y por ser hijos de padres y madres guatemaltecos. De esta
manera, se les impone la nacionalidad guatemalteca, entendida como
nacionalidad ladina, lo que les acarrea múltiples violaciones a sus
derechos nacionales. Así, deben soportar la imposición de la cultura
y el idioma de los Ladinos, una administración pública ladina y la
identidad nacional ladina. De hecho, la Constitución Política
Guatemalteca reconoce y concede la nacionalidad guatemalteca a
los miembros del Pueblo Maya para justificar la asimilación que pres-
cribe para ellos. Así, utiliza la igualdad de derechos civiles y políti-
cos entre personas (plano individual) para escamotear la desigual-
dad de derechos entre Pueblos (plano colectivo). Y hace que el Esta-
do vele porque la clase dirigente del Pueblo Ladino haga uso de las
libertades y derechos constitucionales en perjuicio de los derechos
y libertades del Pueblo Maya.
Queda claro entonces que, el sistema Jus Soli y Jus Sanguini,
como fórmula para determinar y reconocer la membresía nacional de
cada uno de los guatemaltecos, no es operativa. Porque, en el plano
nacional, impone la identidad y el carácter del Pueblo Ladino al
Pueblo Maya. Además, es una fórmula que evidencia la práctica de
una política etnocida por parte del Estado porque supone la existen-
1 cia de un Estado mononacional o la ejecución de un proyecto ten-
& diente a obtener un Estado de dicha naturaleza.
C
interglútea, el tipo de vivienda en que atiende al identificador, etcé-
tera. Pueden incluirse aquí también los criterios denominados cultu-
rales, como la ubicación del fuego de cocina en el suelo, tipo y
ubicación de los muebles en el recinto domiciliario, tipo de
subdivisiones internas de la casa, etcétera.
Esta es la fórmula que se utiliza en algunas oficinas de la admi-
nistración pública (hospitales...), municipalidades (Registro Civil),
iglesias (Certificados de Bautismo), Universidades (fichas de con-
trol de beneficiarios E. P. S.) y hasta de la Dirección General de Esta-
dística. La veracidad o tergiversación de la identificación nacional
realizada mediante este procedimiento y registrada en dichas depen-
dencias, no tiene consecuencias mayores en la vida legal del Indíge-
na, porque no parece consignada en los papeles legales del adulto
(cédula, pasaporte, etcétera), pero son los criterios utilizados y la
forma de realizarla los que se cuestionan aquí.
Es un sistema informal puesto que recurre a criterios
nonacionales, presentes tanto en el censado (raciales, sociales,
escolares) como en el empadronador (estados de ánimo, prejui-
cios, vivencias, etcétera) o calificados por éste último.
Es un sistema arbitrario porque su aplicación depende del tacto,
prejuicios, experiencias, predisposiciones y presiones que tenga
el catador de Mayas en el momento del reconocimiento. Así,
pueden haber detectores de la nacionalidad de las personas en
dichas oficinas que, por hacer un favor al padre de familia Maya,
o por quedar bien con el padrino ladino de bautismo, no registra
al Maya recién nacido como tal, sino como Ladino.
Es un sistema ladinocentrista de identificación nacional. Puesto 2
que el catador, independientemente de su condición nacional, /
maneja prioritariamente prejuicios ladinos, y decide
unilateralmente, de una u otra forma, la condición nacional de
sus víctimas.
Este sistema misceláneo tiene mucha relación con el evolucio-
57
nismo étnico empírico. Porque ambos tienen la prioridad de ser sis-
temas rutinarios de reconocimiento de la afiliación nacional y de ser
utilizados por la mayoría de la ciudadanía guatemalteca.
2.2 El Sistema de la Prevalencia de los Factores Objetivos
Sobre los Subjetivos
Alfonso Caso (1948, Pp. 275–280) 24 , es el sustentante de esta
fórmula. Para definir e identificar al Maya, según él, es necesario
considerar cuatro criterios:
El tener predominantemente rasgos físicos no europeos (criterio
biológico).
El utilizar objetos y técnicas netamente indígenas u otros de
origen europeo pero que estén desusados o demodados para la
población europea (criterio cultural).
El hablar y entender un idioma indígena (criterio objetivo más
importante).
El demostrar ser y sentirse miembro de una comunidad indígena
(criterio subjetivo y psicológico).
Entre estos criterios, el más importante es el último, es decir, el
de la conciencia de pertenecer a una comunidad indígena y el conce-
birse así mismo como Indígena. Pero esta conciencia étnica no pue-
de existir sino a condición de aceptar totalmente la cultura del gru-
po. Es decir, a condición de tener y practicar sus ideales étnicos,
estéticos, sociales y políticos: participar de las antipatías y simpa-
tías colectivas y de colaborar en sus acciones y reacciones. En con-
secuencia, una persona o grupo que no tenga abundante práctica
política cultural y rasgos físicos que lo tipifiquen como Indígena no
puede ser considerado como tal. No puede ser considerado Indígena
a pesar que declare pertenecer a dicha comunidad y se conciba como
miembro de la misma.
2 Para este autor, lo importante es definir al Maya como comuni-
( dad-localidad y no como Pueblo. De ahí que el Indígena es aquel
que se siente pertenecer a una comunidad indígena y dicha comuni-
dad debe ser objetivamente indígena por sus rasgos culturales y
lingüísticos. Según esta fórmula, a medida que dichos rasgos objeti-
vos y colectivos desaparecen, así también irán desapareciendo los
58 Indígenas.
Como se ve, en este sistema, se toman en cuenta criterios objeti-
vos y subjetivos, pero los últimos están supeditados a los primeros,
así como lo individual está supeditado a lo colectivo. El calificador
de la membresía nacional es siempre una tercera persona y no el mis-
mo Maya. A este sistema se le puede objetar principalmente lo si-
guiente:
Supeditar la definición del Indígena los requerimientos de la
política indigenista del Estado, lo que conduce a una definición
concordante con el asimilismo étnico oficial, y por lo tanto, a
una definición errada. En efecto, no son el aislamiento indivi-
dual, ni el cambio de cultura objetiva, los que hacen cambiar de
identidad nacional a las personas. Así, un Ladino puede residir
en un entorno social diferente en calidad de refugiado económi-
co o político y seguir siendo Ladino, ante sí mismo y ante los
otros. De lo contrario, bastaría con cambiar de entorno social y
efectuar deportaciones para que las personas cambien su identi-
dad y lealtad nacionales.
Encerrar la calidad de Indígena en una localidad rural con su
respectiva identidad localista. Según esta fórmula, no pueden
haber Indígenas fuera de su aldea y municipio de origen, mucho
menos Indígenas emigrantes en centros urbanos no indígenas,
dentro o fuera de las áreas estatales actuales. No pueden existir
Indígenas estudiando en universidades europeas o asiáticas, o
laborando como espaldas mojadas en Norteamérica. El hecho
nacional indígena está ligado al hecho geográfico, según este
autor.
Supeditar los criterios subjetivos a los objetivos de nacionali-
dad, en lugar de hacerlos más o menos independientes o de dar
mayor validez a la capacidad identificatoria de los primeros.
En efecto, por razones de sobrevivencia y autodefensa, los nati- 2
vos de naciones dominadas se ven obligados a aprender y hablar )
bien el idioma colonial, pero eso no significa renunciar a su na-
cionalidad de pertenencia. Se puede, pues, tener por lengua de
mayor uso y competencia un idioma que no es el de la comuni-
dad nacional de pertenencia y de identificación. Este es el caso
59
de la mayoría de profesionales indígenas que han realizado estu-
dios superiores en una lengua diferente a la propia y es el caso
también de algunos obreros indígenas.
Dar por hecho la desaparición de los Indígenas de una manera
correlativa a la desaparición de los rasgos locales que los
tipifican como tales. Este autor parece fundamentar su aserción
en la efectividad del asimilismo étnico. Pero en la actualidad,
dicha creencia es cuestionada, no tanto por el cambio de políti-
ca indigenista del Estado, sino por el reconocimiento de la natu-
raleza voluble del hecho étnico y por la autoafirmación crecien-
te de los mismos Indígenas. Así, actualmente existe un creciente
consenso entre los científicos sociales, en reconocer que el he-
cho nacional tiene una dimensión objetiva y una subjetiva
(Stavenhagen R. Septiembre 3, 1985). Y que esta última tiene
una autonomía relativa respecto al entorno social geográfico y a
la cultura objetiva.
Considerar los rasgos biológicos como criterios de la identidad
nacional cuando, de hecho, solamente pueden servir como
indicadores anticipatorios y probables. Además, la estratifica-
ción en clases sociales de la sociedad y el mestizaje biológico
creciente reducen el alcance del criterio racial (Favre H. 1963, p.
454).
2.3 El Sistema de la Autoidentificación Eventual Precedida de la
Alteridentificación Sistemática
Este es el sistema principal utilizado por la antigua Dirección
General de Estadística, para decretar la identidad nacional del cen-
sado. Gobaud Carrera, A. (1943) 25 , fue quien suministró elementos
para construir esta fórmula identificatoria, donde se toman los si-
guientes factores:
La conciencia local de lo que es indígena.
3
=
La estimación social de la etnia de pertenencia del censado.
Los criterios objetivos utilizado en cada lugar o municipio.
La eventual autoidentificación del interesado.
El hecho de dar importancia clave a las variaciones municipales
de criterios de nacionalidad, se debe a que no existe un criterio fijo
60
en el tiempo y en el espacio, para la identificación del Indígena. Se
debe también a los criterios comunes no guardan el mismo orden de
prioridad en todas las localidades.
A los empadronadores se les recomendaba que, para considerar a
una persona como Indígena o Ladina, debían basarse en la estima-
ción social que se tenía de la misma en el lugar del censo. Además, se
les recomendaba que, cuando se tratara de sirvientes, debían consul-
tar a sus patronos sobre la identidad nacional de los mismos. Y sólo
en caso de persistir la duda sobre su identidad, debían consultar al
mismo censado respecto a la misma. Esta consulta de última hora al
censado, se debía a que la interrogación sobre este típico resultaba
molesta para el mismo. Y ende por ello, se determinaba su condición
nacional en base a la alloidentificación y solo como último recurso
en base a la autoidentificación.
Además, se les recomendaba explícitamente considerar y regis-
trar a los afroguatemaltecos y chinos o asiáticos como Ladinos de
oficio (Guerra Borges, A. 1981, pp. 322–324) 26 e implícitamente a
los autodenominados Criollos de la actualidad.
Entre los yerros que se pueden señalar a esta forma de identifica-
ción nacional están:
Determinar la afiliación nacional, principalmente, con criterios
extraindividuales y variables de un lugar a otro. Esta fórmula
puede ser operativa en localidades pequeñas, donde todos los
habitantes se conocen entre sí, pero no en contextos urbanos de
fuerte densidad demográfica, donde el conocimiento recíproco
es débil o inexistente. Tampoco funciona respecto a imaginarse
que se encuentren en cada localidad.
Presuponer que hay homogeneidad de criterios para determinar
o identificar la membresía nacional en cada localidad, pero en la
realidad puede darse casos en que una persona es considerada
como Indígena por los Ladinos y Ladina por los mismos Indíge- 3
nas. Todo depende de los criterios que manejen cada una de estas 1
comunidades coexistentes en cada localidad o cada uno de los
sectores componentes de cada una de ellas.
Clasificar y registrar de oficio a los chinos y afroguatemaltecos
como Ladinos. Esto viola el derecho a la autoidentificación de
61
los chinos, y afroguatemaltecos, además plantea problemas de
homogeneidad e identificación internas de y a la nación ladina.
En efecto, este proceder introduce la diferencia y el contraste
cultural y lingüístico en la composición de la misma y niega las
diferencias de conciencia nacional. Los afroguatemaltecos ha-
blan un idioma específico (El Garifuna), además de poseer ras-
gos culturales específicos. Lo mismo sucede con los Taiwaneses
quienes hablan el Cantonés y reproducen con vitalidad su cultu-
ra original. La pregunta por responder si pueden considerarse
como miembros de la nación ladina a personas que no se consi-
deran a sí mismas como miembros de dicha comunidad.
2.4. El sistema de la identificación relacional de tipo situacional
Méndez Rodríguez, A. (1972, pp. 337–353) 27 , es quien avanza
esta fórmula de definición e identificación. Plantea que:
El Indio se define como elemento componente de una relación, por lo tanto, se
define en función de dicha relación o de su contratérmino en la misma, y no de
manera aislada. Así, en la sociedad guatemalteca, existen distintos significa-
dos del término indio, según los intereses de los usuarios y las circunstancias
de su uso. Por ejemplo: Indio es el no Ladino; pero también lo es el feo, negro
y espinudo; o el atrasado e ignorante; o el héroe nacional que luchó contra los
invasores españoles, etcétera. Y su contratérmino en la relación es el Ladino
o no Indio, pero también es el guapo, blanco y colocho; o el modernizado y
sofisticado; o el invasor español y sus descendientes, etcétera.
Para este autor, esta variación de significado del término indio
indica que no puede dar una definición sustantiva de indio porque
no es una realidad estable. O sea que todos pueden ser y no ser in-
dios según las circunstancias.
En efecto, algunas veces, los Indios son todos los guatemaltecos
(cuando el Ladino se defiende como Indio ante personas extrañas).
En otros casos, lo son aquellos de quienes el usuario se quiere dife-
3 renciar, tales como los que viven de manera diferente, de los que son
2 víctimas del enojo de alguien, de los subdesarrollados y atrasados,
de los campesinos, de los miembros de la clase baja, etcétera.
Pero en lo anterior, el término indio, es un instrumento clasifica-
dor de usos múltiples, porque el término se usa para excluirse de
grupos a los que se desea contraponerse o incluirse en los que se
62
desea pertenecer y defender. Este uso diversificado y circunstancial
hace que un mismo Indígena (en el sentido nacional del término),
pueda ser considerado como tal por sus rasgos biológicos o por las
faltas o fallas que pueda hacer o decir. Pero también puede ser no
Indígena por ser un profesional egresado de alguna universidad o
por no vestir como los Indígenas que usan la indumentaria nativa.
Esto mismo sucede con el Ladino que en algunos casos puede ser
considerado como Indígena, y en otros como no Indígena.
Este tipo de definición e identificación nacional es inoperante
por los siguientes errores:
Por no diferenciar el significado peyorativo que el Ladino colo-
nialista le da al término indio del significado nacional y general
que le da cualquier diccionario. Así: Indio es el nombre que se
da a los primeros pobladores de América y a sus actuales des-
cendientes directos. El hecho que haya Ladinos que le den un
sentido despectivo y lo utilicen para nombrar situaciones, actos,
estados considerados como negativos e indeseables, sólo es in-
dicio de los prejuicios de los mismos contra los Indígenas. Su
uso como juicio de valor, es una desviación semántica, produci-
da por el racismo y el chovinismo ladino.
Ciertamente hay Mayas que también le dan este uso a dicho tér-
mino. Pero lo hacen después de haber interiorizado dicho signi-
ficado colonialista, es decir, después de haber enajenado su con-
ciencia nacional, de cambiar su autoconciencia por la
alloconciencia.
Por dar importancia al uso oportunista que algunos Ladinos ha-
cen del término indio, sobre todo cuando están ante desconoci-
dos y en países europeos, para defender un supuesto nosotros
los Indios. La defensa de estos Ladinos, de un supuesto nosotros
los Indios ante extranjeros se debe más a su oportunismo,
ambivalencia nacional que a su autodefinición como Indios. Se 3
debe también a la idea falsa que tienen de poseer algo de indio 3
por tener raíces biológicas indias, cuando de hecho, su condi-
ción biológica, al igual que cualquier miembro de la especie
humana, es independiente de su condición nacional. En este caso,
tienen la impresión de salir en defensa de la parte Indígena de su
63
ser y de su ascendencia.
Además, la identidad nacional no es un fenómeno oscilante: no
se puede ser Indio un momento o lugar determinado, y Ladino en
otro. Es claro que un ciudadano puede mentir sobre su verdadera
condición nacional, pero al hacerlo, está consciente de la menti-
ra que declara y de la farsa que realiza. En consecuencia, se es o
no se es Ladino, pero no se puede ser Ladino en Guatemala e
Indígena en Europa, o alternadamente Indígena y Ladino en va-
rios lugares.
Por generalizar las excepcionales ocasiones en que el mismo
Ladino se autocalifica como Indígena. Así, es conocido que en
Europa algunos Ladinos (y latinoamericanos en general) se ha-
cen pasar por Indígenas debido a la valorización positiva de que
es objeto la condición nacional del Indígena americano en di-
chos países. Pero, en sus respectivos países de origen, estos La-
dinos no entran en altercados violentos para defender a los Indí-
genas o para hacerse respetar como tales ante sus familiares y
connacionales.
Por tomar en serio las situaciones anormales en que algunos La-
dinos declaran ser Indio, como cuando se encuentran bajo efec-
tos alcohólicos (yo soy más Indio que cualquier indito). Estas
confesiones pueden tener por función desahogar al declarante
de sentimientos de culpabilidad o de manifestar una solidaridad
lírica con el Indio como compensación por injusticias cometi-
das en contra del mismo. Estas confesiones realizadas en cir-
cunstancias anormales cumplen también con las mismas funcio-
nes que las obras literarias de autores ladinos sobre temática
indígena. Así el suministrar coartadas y paliativos imaginarios
al colonialismo que padece el Pueblo Indígena.
Finalmente, se puede señalar al autor de este sistema de identifi-
3 cación de Indígena el no explicar el uso despectivo, oportunista
4 y ocasional del concepto Indígena por parte del Ladino. De he-
cho, y tal como señala Alejandro Deustua, (1941) 28 , el Mestizo
atribuye al Indígena las acciones violentas e irracionales que él
mismo realiza. Y por ello, las denomina con la expresión salírsele
el Indio (le salió lo Indio, se me salió lo Indio). Este uso peyora-
64 tivo y circunstancial del término Indio se debe a que, por igno-
rancia o por necesidad, por racismo o chovinismo, algunos Ladi-
nos atribuyen a sus raíces biológicas indígenas el origen de to-
dos sus defectos. Y en consecuencia, estos Ladinos califican como
Indio todo lo malo que hace y dice su prójimo o ellos mismos.
La fórmula de la identificación del Indígena de tipo relacional y
situacional es la fórmula colonialista contemporánea se está usan-
do en círculos sociales ladinos de clase media y clase baja, pre-
ocupados por distanciarse lo más posible del Maya. A mayor cer-
canía social con el Indígena, mayor necesidad del racismo para
fines de jerarquización nacional. De allí, que se asocie lo Indí-
gena con el atraso, la ignorancia, lo inapropiado y lo Ladino, el
progreso, la inteligencia y lo adecuado.
3 D ISCUSIÓN DE R ESULTADOS
La revisión de criterios y sistemas colonialistas de identificación y
definición nacional, realizada aquí, no es exhaustiva puesto que
existen otros que son poco utilizados y conocidos. La bibliografía
revisada aquí tampoco es exhaustiva, porque existen estudios sobre
esta temática que no pudimos conocer. Así, Friedlaner, J. (1979. p.
22) 29 , menciona un excelente resumen sobre la problemática de la
identificación del Indio de Marino Flores, A. (Indian population
and its Identification), el cual no pudimos conocer y comentar.
No obstante las anteriores carencias, lo importante de esta revi-
sión de criterios y fórmulas o sistemas para la determinación de la
nacionalidad de pertenencia de los Indígenas, es el demostrar lo si-
guiente:
El Estado, controlado por sectores colonialistas de la etnia do-
minante, refleja y aplica una legislación asimilista en el campo
de la atribución de la nacionalidad de los Indígenas. Para reco-
nocerla recurre a situaciones de hecho en el campo del territorio 3
estatal de nacimiento y de la nacionalidad, sobre bases territo- 5
riales de los progenitores. Este modo de atribución puede apare-
cer, en principio, como no discriminatorio y hasta protector, pero
en la práctica, significa la negación lisa y llana del Derecho a la
Diferencia Étnica de los Indígenas.
65
Todos los sistemas de reconocimiento nacional tienen como co-
mún denominador, el basarse exclusiva, prioritaria o primaria-
mente en factores objetivos de nacionalidad. Y por lo tanto, ta-
les sistemas desestiman o ignoran, lisa y llanamente, la dimen-
sión subjetiva del hecho étnico, la cual es determinante en la
conformación del mismo. Esta parcialidad es la que hace que
dichas fórmulas sean fundamentalmente inoperantes para los
anticolonialistas, pero muy funcionales para los objetivos
asimilistas de los colonialistas.
La mayoría de fórmulas identificatorias en el plano étnico perte-
necen a la categoría de la alloidentificación. Es decir, que el
reconocimiento de la calidad de Indígena se realiza siempre fue-
ra de la intervención y del consentimiento del mismo. Esta for-
ma predominante de identificar al Indígena revela la vigencia,
en Guatemala, de dos de los Derechos: el de Guerra y de Con-
quista de que gozan los colonialistas ladinos. Así como el Dere-
cho de Nombrar y el de Clasificar, es decir, el derecho de identi-
ficar y catalogar a los miembros del Pueblo vecino y colonizado.
Este ejercicio de ambos Derechos de Guerra se manifiesta tam-
bién contra la humanidad de los inmigrantes (las comunidades
afroguatemaltecas y taiwanesa), cuyos miembros son considera-
dos, de oficio, como Ladinos.
Existe desproporción cuantitativa entre el abundante número de
sistemas ideados para identificar y tipificar al Indígena y la au-
sencia, casi total, de sistemas o criterios para identificar y cata-
logar al Ladino o no Indígena. Este contraste cuantitativo mani-
fiesta la vigencia oficial y oficiosa, del asimilismo nacional y de
la etnofágia que se desarrolla contra el Indígena. En efecto, se-
ñala que hasta ahora lo que ha importado es establecer el umbral
3 de desaparición del Indígena como miembro de un Pueblo histó-
6 ricamente conformado. No ha importado establecer las modali-
dades de su sobrevivencia subjetiva (a pesar de los cambios en
sus rasgos objetivos de nacionalidad) y las modalidades de su
producción étnica. Tampoco ha importado establecer modalida-
des sobre, las distintas maneras de ser objetivamente Indígena y
66
las resignificaciones que efectúa en los préstamos culturales que
se ve obligado a realizar.
Los sistemas colonialistas de definición del Indígena existen
tanto en las corrientes teóricas consideradas de derecha (racis-
mo, culturalismo, etc.), como en las corrientes consideradas de
izquierda (economicismo y otros). El colonialismo y el
asimilismo se pueden dar, en efecto, tanto en los sistemas capita-
listas como en los sistemas socialistas; Por ello, no es de extra-
ñar el encontrar criterios y fórmulas colonialistas de identifica-
ción del Indígena en los planteamientos doctrinarios de ambas
categorías de sistemas económicos.
Por su inoperancia parcial o total, es evidente que estos sistemas
identificatorios deben ser completados, modificados o substi-
tuidos. Esto en aras de una mayor precisión en la identificación
de la membresía nacional del Indígena y de un mayor respeto a
los derechos humanos de los Pueblos Indígenas. Stavenhagen,
R. (1985, septiembre 3) asevera que los criterios de identifica-
ción son importantes porque allí arrancan los problemas vincu-
lados con el respeto o violación de los derechos humanos. Ase-
vera también que, hasta ahora, y muy a menudo, es la administra-
ción pública la que –por algún oscuro decreto que algún perso-
naje de tercer nivel, de alguna oficina escondida en algún depar-
tamento, de alguna dependencia del Estado, ha inventado –dice–
quienes son y cuántos son indígenas– sin ningún criterio cientí-
fico y político.
Para Guatemala, es urgente la revisión de dichas fórmulas, por la
necesaria vigencia de los derechos nacionales del Pueblo Maya. Para
evitar también los efectos negativos que tienen en la vida y carácter
de los dos Pueblos que lo componen.
Desarrollaremos sólo tres de los efectos negativos que tiene la 3
vigencia de dichas fórmulas: la inexactitud de los datos estadísticos 7
en materia nacional. La infidelidad o deslealtad real y potencial de
los Mayas hacia los intereses del Estado Guatemalteco, la imagen
ficticia de cohesión del Pueblo Ladino, y por ende, la nación
guatemalteca .
67
En el plano de las estadísticas sobre la densidad demográfica de
los Pueblos guatemaltecos, es necesario conocer, a ciencia cier-
ta, la cantidad de Mayas y Ladinos que hay en la República. La
falta de una fórmula operacional y aceptada como válida por los
empadronadores y por todos los censados, hace que los primeros
manejen la fórmula oficial (la autoidentificación eventual pre-
cedida y sujeta a la alloidentificaión sistemática). La manejan
según sus impresiones, criterios personales, estados de ánimo,
presiones del momento o de la manera más económica posible.
Hoy en día, nadie conoce con certeza la densidad demográfica
de las naciones: Maya y Ladina, ni sus evoluciones demográfi-
cas respectivas. Así, se cree que del total de guatemaltecos, exis-
ten entre 42% y 87% de Indígenas. Este margen exagerado de
oscilación de porcentajes se debe a que las estadísticas oficiales
no son confiables. Por esa razón cada interesado, a nivel perso-
nal o institucional, se aventura a calcular, mediante proyeccio-
nes, el porcentaje posible o aproximado.
La exactitud en la determinación del porcentaje de Mayas y La-
dinos plantea, desde luego, problemas a nivel de la concepción
de la sociedad guatemalteca, y a nivel de la concreción de los
censos. En efecto, hasta ahora, y según el esquema asimilista
vigente, se ha tratado de minimizar la cantidad de Mayas, y de
demostrar que existe un decrecimiento de dicho Pueblo. Se le ha
minimizado reduciendo las existencias a los Indios en ejercicio
(o tradicionales); y se ha demostrado su decrecimiento demo-
gráfico basándose en la desaparición de los criterios objetivos
de indianidad.
Además de los procedimientos etnofágicos anteriores, existe ac-
tualmente un movimiento de ideas, que afirman que no debe ha-
3 cerse divisiones entre Mayas y Ladinos para no dividir más a
8 Guatemala. Esta solución de avestruz en peligro, no resuelve
nada, porque en la realidad nacional, siempre habrán Indígenas
y Ladinos. Al contrario, estas soluciones acrecientan la distan-
cia y contradicción entre lo que dicen y hacen las leyes e institu-
ciones oficiales, y la realidad antropológica, política y espiri-
68 tual de los Pueblos, a los que deben reflejar y servir. Además, es
una solución que contribuye a ocultar más la composición na-
cional de cada zona, cantón o aldea, localidad o región del espa-
cio estatal guatemalteco. Y eso, obstruye la aplicación de políti-
cas sobre reconocimiento de los derechos en materia escolar y
administrativa.
En el plano de la identificación de los ciudadanos con los inte-
reses de la República, es necesario dejar de suponer que existe
una correlación, entre la uniformidad nacional y la unidad y leal-
tad republicanas. Todo lo contrario, la unidad espiritual de un
Estado binacional o multinacional está mejor garantizada con el
reconocimiento oficial de la multiplicidad nacional, y con la
consecuente concreción del principio de la igualdad de dere-
chos para todas las naciones que lo conforman.
Por otro lado, la lealtad no puede ser exigida a los nativos de un
Pueblo, objeto de persecución y exterminio. De hecho, ningún
Estado puede esperar lealtad y fidelidad de los nativos de una
nación que él mismo niega, oprime y extermina. Puede hacerlo
pero recurriendo a la fuerza, a la represión y a la alienación de
conciencias. Así, es un contrasentido esperar patriotismo, sacri-
ficio y hasta suicidio de los reclutas Indígenas que prestan el
servicio militar. Para una clase dirigente de una nación que no es
la suya y que no defiende sus intereses nacionales. Es contradic-
torio esperar que los Mayas amen a Guatemala, por obligación
y disciplina, cuando no existen razones para ello. Así, por ahora
no existen mecanismos reales, que lo hagan identificarse con y
realizarse en dicha entidad. Además, es absurdo concebir y espe-
rar amor a la patria como resultado de un acto de voluntad y de
fe o de una toma de conciencia. El amor a la patria es un senti-
miento que se desarrolla espontánea y naturalmente, a través de
las instituciones socializadoras de los ciudadanos y como efecto 3
de la calidad de vida y del trato que reciben los ciudadanos y los 9
Pueblos. Hoy por hoy, los padres de familias mayas inculcan re-
chazo, desconfianza y temor a sus hijos respecto a la patria del
Ladino, pero no confianza e identificación. Estas consideracio-
nes evidencian así que los cursos y actos para inculcar civismo
guatemalteco entre los Mayas son demagógicos e inoperantes, 69
porque esta contra su realidad colonial y social cotidianas.
En el plano de la identidad nacional ladina, la vigencia de las
fórmulas colonialistas de identificación del Indígena producen
espejismos nacionales. En efecto, da la impresión que dicha co-
munidad crece cada vez más en membresía y cohesión, gracias a
la supuesta conversión nacional de los Indígenas en Ladinos, y
que la nación guatemalteca, personificadas por ella, se cristali-
za y unifica gracias a la desaparición visible de los Indígenas.
También permite creer que la comunidad ladina, es el Pueblo en
quien se da la fusión armoniosa y equilibrada de la tradición
india y del aporte hispánico, es decir, la fusión del indianismo
americano y del exotismo español.
De hecho, el Pueblo Ladino sólo es uno de los Pueblos
guatemaltecos, excepto que ahora su clase dirigente tiene el con-
trol del Estado. Este monopolio le permite utilizar todo el poder
del Estado para oprimir y destruir al Pueblo Maya.
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8 Skinner Klee, Jorge, en Diario de Sesiones de la Asamblea Nacional Cons-
70
tituyente, Sesión Ordinaria No. 40, 13 de febrero, Congreso de la República,
Guatemala, 1985, pp. 7-12.
9 Adams, Richard, La Ladinización en Guatemala, en Integración Social en
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13 Falla, Ricardo. Quiché Rebelde, Volumen 7, Editorial Universitaria, Univer-
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18 Villagrán, Francisco. Estudios de Ciencia Política y otros Ensayos, Edicio-
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19 Diario El Gráfico, 21 febrero, Guatemala, 1978, p. 5.
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21 Lowi M. Dialéctica y Revolución, Quinta Edición en Español, Ediciones
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22 Barre Merie Chantal, Políticas Indigenistas y Reivindicaciones Indias en
América Latina: 1940-1980. En América Latina: Etnodesarrollo y 3
Etnocidio, Ediciones FLACSO, San José, Costa Rica, 1982, 320 pp. !
23 Favre Henri, L’integration Socio-economique del Communautés Indiennes
du Méxique, (La integración socioeconómica de las Comunidades Indígenas
de México), en Revista Tiers-Monde (Tercer Mundo), Tomo IV, No. 15, Pa-
rís, 1963.
71
24 Caso, Alfonso, Definición del Indio y de lo Indio, en Revista América Indí-
gena, Volumen 8, No. 5, México, 1948.
25 Goubaud Carrera, Antonio. El Grupo Étnico Indígena: Criterios para su
Definición, en Boletín Instituto Indigenista Nacional, No. 2-3, Guatemala,
1943.
26 Guerra Borges, Alfredo, Compendio de Geografía Económica y Humana
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cas y Sociales (IIES), Universidad de San Carlos de Guatemala, 1981.
27 Méndez Rodríguez, Alfredo, Una vez más, Qué es el Indio, en Revista Amé-
rica Indígena, Instituto Indigenista Interamericano, No. 2, México, 1972.
28 Deustua, Alejandro, Introducción a Javier Prado, en Estado Social del
Perú durante la Dominación Española, Imprenta Gil, Lima, 1941.
29 Friedlander, Judith, L’Indien des Autres (El Indio de los Otros), Ediciones
Payot, París 1979, 232 pp.
3
"
72
2
RUKA'N TANAJ
SEGUNDA PARTE
3
#
73
LINGÜÍSTICA E IDIOMA MAYA EN GUATEMALA
INTRODUCCIÓN
Para determinar el rol que juegan la lingüística, los lingüistas y los
idiomas mayas en Guatemala, es necesario establecer el enfoque y la
plataforma a partir de los cuales efectuaremos el ensayo. Para esta-
blecerlos consideramos que es necesario, en primer lugar, hacer refe-
rencia al ámbito social y multiétnico en el que se ubican y que hacen
posible sus relaciones. Es claro que la lingüística, como ciencia, no
estudia prioritariamente el contexto de los idiomas. Sin embargo,
los análisis que realiza no se desarrollan en un vacío social y políti-
co, ni están exentos de interferencias ideológicas. En efecto, su ob-
jeto de estudio, los idiomas, siempre está ubicado en algún contexto
social y étnico, y por ende, sus hablantes siempre ocupan una posi-
ción en el mismo. De la misma manera, el lingüista ocupa una posi-
ción social, forma parte de una comunidad lingüística y se identifica
con uno u otro grupo de referencia. Por ello, la lingüística no puede
estar libre de sesgos y deslices políticos o profesionales que contri-
buyen, ya sea al desfallecimiento y muerte, ya sea a la revitalización
o hegemonía de los mismos idiomas. Así, tal como lo señala Calvet
(1974, 15-39), los ensayos de la lingüística precientífica o
3 presaussuriana ya estuvieron al servicio de la ideología y de los
$ intereses de las comunidades étnicas y de los estratos dominantes.
Ahora, los de la lingüística científica o postsaussuriana, se puede
decir que están mucho más libres de interferencias ideológicas, y
por ende, están menos comprometidos políticamente. Sin embargo,
la ideología y la política no dejan de intervenir directa o indirecta-
74
mente en la descripción lingüística, ya sea posibilitándola a través
del financiamiento, orientándola mediante el financiamiento condi-
cionado a través de sesgos y contaminaciones en las investigacio-
nes.
En segundo lugar, es necesario reconocer que el lingüista, como
todo ser humano, tiene prejuicios y estereotipos lingüísticos, socia-
les y étnicos. También tiene simpatías y antipatías a favor o en con-
tra de los idiomas que estudia o de sus hablantes, los cuales pueden
manifestarse en la orientación de su investigación, en el grado de
perfectibilidad de sus análisis y/o en su vida y actividades
extralingüísticas. En consecuencia, esos factores influyen en la con-
cepción de los idiomas que estudia. No es igual, en efecto, hacer
descripciones lingüísticas por identificación con el objeto de estu-
dio, que hacerlas por motivos de trabajo, o hacerlas con antipatía
hacia el mismo.
Por las razones anteriores, resulta difícil abordar de manera téc-
nica y objetiva el rol de los idiomas mayas, de los lingüistas y de la
lingüística en Guatemala. Debido a que los lingüistas están social-
mente situados, políticamente definidos y afectivamente marcados.
El enfoque de este tema no puede ser, pues, sino partidario.
Pero además de los motivos anteriores, existen otros que hacen
difícil abordar este tema, desde el punto de vista estrictamente obje-
tivo o neutral. Por ejemplo, la lingüística, como cualquier ciencia,
no constituye un fin en sí mismo, sino que es un medio para el logro
o malogro de ciertos proyectos o situaciones. Es decir que solamen-
te es un instrumento al servicio de determinados proyectos huma-
nos, que se desean concretizar o en contra de otros que se desean
bloquear o neutralizar. Así lo asevera Fourez (1974, 157-161) en su
libro la Science Partisane:
Las ciencias en general no pueden ser consideradas como la contemplación
neutra de una verdad o como el descubrimiento neutro de alguna verdad. Por- 3
que dichas ciencias están ligadas a un proyecto particular de una sociedad %
determinada, y por ende, están ligadas a un proyecto partidario.
La práctica científica no es entonces la actividad mágica de los
sacerdotes de la verdad, sino que es un trabajo con todos los otros,
sujeto y objeto de conflictos sociales. En dicha práctica, la ciencia
75
y la ideología están tan mezclados, que no tiene sentido hablar de
ciencia pura y desinteresada.
Asimismo, hay varios científicos que señalan y critican a los
lingüistas, las consecuencias negativas de la delimitación artificial
y del aislamiento de su objeto de estudio. Podemos mencionar a
Walter Benjamín (1970, 59), quien señala que la ciencia lingüística
se ha preocupado poco por las conexiones entre la escritura social y
el idioma. Dicho de otra manera se ha inclinado poco por detectar
los problemas sociales encubiertos en el hablar de las categorías
oprimidas de la población. Podemos citar también a Adam Schaff
(1970, 59), para quien la influencia de la cultura sobre el lenguaje es
también un problema típico de la lingüística y, por ende, requiere de
la competencia de los lingüistas.
Como se observa, hay connotados científicos que han señalado,
tanto la dificultad de que exista alguna ciencia neutra, objetiva y
desinteresada, como los problemas que acarrea la delimitación y el
aislamiento artificial del objeto de estudio de la lingüística. Por es-
tas razones adicionales, considero que es más adecuado el enfoque
estructuralista para el tratamiento de esta temática. El enfoque
estructuralista toma en cuenta las opciones ideológicas implícitas o
explícitas, sobre las cuales descansa la práctica lingüística, las rela-
ciones entre el poder político vigente y el conocimiento lingüístico.
Descansa también la participación de la ciencia lingüística, en los
conflictos sociales y políticos, la posición que ocupa y la opción
partidista, de los agentes de dicha práctica en la estructura social y
étnica. Además, debido a nuestra pertenencia e identificación étnicas,
nuestro ensayo tiene una opción política definida. Así el
anticolonialismo, el cual implica defender a los Mayahablantes y a
sus idiomas, y cuestionar a los colonialistas implementadores del
3 genocidio lingüístico de que son objeto. Estos son, entonces, la pla-
& taforma y el enfoque desde los cuales abordaremos este tema. La
elección de este paradigma significa que abordaremos los idiomas
mayas, como idiomas dominados y en conflicto, porque son hablados
por comunidades lingüísticas o nacionalidades colonizadas.
Para verificar esta condición de idiomas subordinados y en con-
76 flicto, es suficiente analizar el tratamiento que reciben los idiomas
mayas y los niños mayahablantes en la escuela. Y analizar también
el incipiente discurso de los mayahablantes, consientes de la situa-
ción de sus propios idiomas, En Guatemala, como sostiene Spahni
(1981, 294-298):
La escuela no es un instrumento para educar y transferir conocimientos, sino
un substituto... de las armas del genocidio cultural o etnocidio.
Con respecto a los Mayas, corresponde principalmente a la es-
cuela la tarea de hacer desaparecer sus identidades culturales y
lingüísticas, a pesar de que dichas identidades no tiene nada que ver
con la educación. En efecto, a ella le corresponde concretizar la
cruzada contra el monolingüismo de los Mayas. Es una guerra silen-
ciosa, destinada a terminar con los Mayas que no hablan el idioma
colonial –el Castellano– y que son considerados analfabetos y
carentes de cultura, por no conocerlo.
Actualmente, los mayahablantes se ven forzados a aprender obli-
gatoriamente el Castellano y a alfabetizarse en dicho idioma, es de-
cir, alfabetizarse en una lengua que no entienden y que no expresa
fielmente sus pensamientos. Además, por tener mayoritariamente
profesores con formación colonialista, están forzados a asimilar el
significado negativo de cada palabra, expresión o contenido temáti-
co de la enseñanza escolar. Este significado implica, en general, una
valorización positiva del mundo europeo–ladino y una valorización
negativa de sus idiomas y culturas. La instrucción colonial que reci-
ben los mayahablantes, está plagada de estereotipos y prejuicios
negativos contra sus idiomas y etnias de pertenencia, los cuales bus-
can convertirlos en Mayas renegados o al menos en aspirantes a La-
dinos.
Por eso, el salir del analfabetismo les sale muy caro. Primero,
porque dicha salida es forzada, tanto por parte del sistema escolar
que los instruye en un idioma ajeno, como por una misma situación 3
socioeconómica de dependencia que los obliga a aprender el Caste- /
llano. Esto para disminuir sus desventajas comunicacionales ante
los castellanohablantes. Segundo, porque la salida del monolingüis-
mo propio (el monolingüismo maya) les implica la entrada al
monolingüismo ajeno (el monolingüismo Castellano), porque al ini-
77
ciar sus estudios se ven forzados a sustituir sus idiomas por el idio-
ma colonial. Sus idiomas no son utilizados como lenguas de instruc-
ción, ni enseñados como asignaturas.
Este rol de la escuela, como agencia estatal para el genocidio
etnolingüístico de los Mayahablantes, no puede ser indiferente ni
pasar inadvertido para los lingüistas. Estos tienen que definirse como
agentes del continuismo o agentes del cambio de dicha situación.
Esta necesaria definición ante la vida o la muerte de los idiomas
mayas hace que su rol no pueda ser considerado como estrictamente
técnico.
Por otro lado, encontramos Mayas que, gracias a cierta concien-
cia lingüística y nacional que han desarrollado, logran comprender
y explicar el acelerado proceso de descomposición y de muerte que
confrontan sus idiomas. Y con esa base, cuestionan la práctica de
campo de algunos lingüistas que contribuyen, voluntaria o
involuntariamente, al exterminio de dichos idiomas.
Así, tenemos, el caso de los Mayas que participaron en el VIII
Taller Maya, realizado en la Antigua Guatemala, del 17 al 21 de
junio de 1985. En dicha oportunidad, solicitaron a los lingüistas no
contribuir a la división interna de cada uno de los idiomas mayas, no
fomentar ni oficializar los préstamos del Castellano en dichos Idio-
mas, solicitaron también no marginar a los Mayahablantes de la in-
vestigación de sus propios idiomas, no monopolizar ni privatizar la
metodología y el conocimiento lingüísticos. Esta petición sobre la
práctica de los lingüistas tampoco puede ser indiferente u obviada
por los profesionales aludidos, porque son los propietarios colecti-
vos de dichos Idiomas los que los formularon y los que interpelan
directamente su comportamiento profesional.
Los lingüistas se encuentran entre dos tendencias encontradas:
la tendencia Etnocida asimilista de los dirigentes castellanohablantes
3 respecto a los idiomas mayas, y la tendencia defensiva autonomista
( de los Mayahablantes, respecto a sus propios idiomas. Los lingüis-
tas tienen que elegir y tomar partido. El parapetarse detrás de una
supuesta objetividad científica o de una supuesta neutralidad ante
los idiomas y comunidades lingüísticas en conflicto es un autoengaño
y un espejismo.
78
1 R OLES DE LOS I DIOMAS M AYAS EN G UATEMALA
Para abordar los diversos roles que juegan los idiomas mayas en Gua-
temala, es necesario, dividir los mismos en roles políticos, sociales
y culturales. Creemos que, para una mejor claridad del análisis, es
necesario hacer estas clasificaciones, las cuales cumplen también
con objetivos didácticos.
1. Roles Políticos
En primer lugar, considero que los idiomas mayas operan, en la
actualidad, como indicadores de la existencia y posición política de
las comunidades mayas. Son indicadores de la existencia política de
dichas comunidades, porque las mismas se manifiestan objetiva y
políticamente a través de sus respectivos idiomas. Esta implicación
mutua se debe a que existen relaciones de connaturalidad entre len-
gua y etnia, es decir que ambas entidades no pueden existir ni desa-
rrollarse de manera separada. En efecto, los idiomas mayas sólo pu-
dieron germinar y desarrollarse hasta alcanzar el status de idiomas
autónomos en el marco de una autonomía cultural prolongada. La
que a su vez sólo pudo darse en el marco de una autonomía política
y económica. Esta fue la situación de las comunidades mayas antes
de la llegada de Pedro de Alvarado.
Es decir que los idiomas mayas operan como indicadores de la
vida autónoma que gozaban las actuales nacionalidades mayas y
que perdieron con la llegada de los invasores españoles. Los idio-
mas mayas son el producto de la historia y vida independiente que
tuvieron dichas nacionalidades prealvaradinas (K’iche’, Kaqchikel,
Mam, etc.) y por ello constituyen símbolos de identidad para las
mismas.
Asimismo, los idiomas mayas, por ser objeto de hostigamiento y
exterminio por parte del colonialismo ladino, revelan la posición 3
política subordinada que ocupan las comunidades mayas. En efecto, )
el tratamiento jurídico y administrativo que reciben, por parte de la
Constitución Política, indica que dichos idiomas no son lenguas re-
gionales oficiales, ni lenguas oficiales del Estado. De hecho, la Cons-
titución les da el status de Lenguas de segunda zona, puesto que
sólo les asigna el rol de elementos constituyentes del patrimonio 79
cultural de la nación. Eso significa que no pueden ser enajenadas y
alternadas (Artículo 60), pero no los reconoce como lenguas oficia-
les o cooficiales (Artículo 143).
En cambio, el Castellano recibe el status jurídico de lengua ofi-
cial, revelando así la posición política y económica dominante de la
comunidad ladinohablante. Dominante porque impone su idioma a
las otras comunidades lingüísticas del país y que no hay ninguna
razón lingüística para que el Castellano sea el idioma oficial o para
que haya un solo idioma oficial. El ser comunidades de segunda
categoría significa entonces, que los Mayas ocupan una posición
social y política subordinada. Puesto que no disponen libremente
del status jurídico de sus propios idiomas, ni del uso que debe darse
a las mismas en la administración pública.
Además de este status jurídico, existen otras situaciones
lingüísticas que evidencian la posición política que ocupan las
comunidades mayahablantes. Así, el hecho que los idiomas mayas
tengan más vitalidad en las áreas rurales que en las urbanas, y más
en las categorías bajas de la sociedad que en las altas. Eso indica
que la mayoría de Mayahablantes tiene la posición social de cam-
pesinos minifundistas y de obreros agrícolas, es decir, la posición
de las categorías sociales dependientes y subordinadas.
Así también, el hecho que los idiomas mayas sólo sean orales y
no escritos, evidencia que los Mayahablantes han sido impedidos de
graficar sus idiomas. Asimismo impedidos de garantizarles un míni-
mo de estabilidad, a través de la estandarización. Estos hechos rati-
fican así su condición de comunidades lingüísticas subalternas.
Puede objetarse a esta aserción que ahora el Programa Nacional
de Educación Bilingüe (PRONEBI) está permitiendo la
estandarización y modernización de los idiomas mayas. Pero sosten-
4 go que dicho programa no está concebido para permitir la
= sobrevivencia y el desarrollo de dichos idiomas, debido a que se le
aplica en su variedad sustractiva y abstraccionista. Además, en con-
cordancia con Alvar M. (1976, 133–145), sostenemos que dicho pro-
grama tiene como objetivo encubierto, el eliminar la diferencia lin-
güística y cultural que presentan los Mayas, para fines de integra-
80
ción nacional. Y como objetivo declarado, eliminar el monolin-
güismo en Maya y el analfabetismo en Castellano. Por ello la educa-
ción bilingüe es sólo una ideología que esconde la práctica del
asimilismo lingüístico.
Dicho programa recurre a los idiomas mayas, en los primeros
años de la primaria, por motivos de interés nacional (acelerar la
castellanización de los Mayas) y por razones técnicas e
instrumentales (establecer la comunicación pedagógica entre profe-
sores y alumnos). Pero no recurre a dichos idiomas por causas
doctrinarias (reconocer el derecho a la autonomía lingüística de los
Mayas). El recurrir a los idiomas mayas en el proceso de enseñanza
aprendizaje no se realiza, pues, para coadyuvar a la recuperación y
revitalización de los mismos. Tampoco para reconocer los derechos
lingüísticos y culturales inherentes al Pueblo Maya. Su objetivo
básico, es la castellanización y no el bilingüismo. De allí su carácter
de ideología colonialista (Valleverdu 1972, 19-20).
Asimismo, la cantidad de préstamos que efectúan los idiomas
mayas del Castellano, así como la relativa pureza léxica de las mis-
mas, restringidas a los campos agrícola y artesanal, permiten descu-
brir la posición social y política, dependiente y subordinada, de las
nacionalidades que los hablan. En efecto, si los idiomas mayas están
ahora invadidos por gran cantidad de vocablos castellanos, es por-
que sus hablantes están materialmente imposibilitados de usar y
mantener actualizados sus idiomas en todas las esferas de la vida.
Ello no sucede con el idioma oficial que tiene pocos préstamos de
los idiomas mayas. Según Calvet (1974, 90), los préstamos bilatera-
les o unilaterales que se hacen mutuamente las comunidades
lingüísticas, son pruebas del tipo de relación que mantienen o que
han mantenido: relaciones de igualdad o relaciones de dominación.
Así, el hecho que exista un desequilibrio estadístico entre los
préstamos que hacen los idiomas mayas del idioma castellano, indi- 4
ca que hay dominación del idioma castellano. Asimismo, existe do- 1
minación de los castellanohablantes sobre los mayahablantes. Y si
los idiomas mayas sólo tienen autosuficiencia léxica en los campos
agrícolas y artesanal, significa que los Mayas se ven obligados a
prestar palabras y expresiones del Castellano en los otros ámbitos,
81
prestar sobre todo en el ámbito jurídico, político, administrativo,
religioso, militar, artístico, etcétera.
Este dominio semántico de los préstamos revela –por su lado– la
división social predominante que se da entre Mayas y Ladinos. Así
por un lado los Mayas para el trabajo manual, agrícola y artesanal: y
por el otro los Ladinos para el trabajo intelectual, administrativo y
calificado. De esta manera, la actual constitución léxica de los idio-
mas mayas ayuda a señalar la posición social y política subordinada
de los Mayahablantes.
Además de los roles políticos actuales, los idiomas mayas pue-
den cumplir con otros, como el de movilizadores políticos del Pue-
blo Maya. También cumplir con el de delimitadores de las fronteras
de las regiones internas al área estatal guatemalteca. Efectivamente,
la persecución que reciben dichos idiomas por parte del Estado, con-
trastada al creciente interés y toma de conciencia de sus hablantes,
sobre sus derechos lingüísticos, pueden hacer que Guatemala, como
sociedad organizada, sufra resquebrajamientos. Sobre todo en su
unidad territorial y su estabilidad política, debido a las reivindica-
ciones lingüísticas que puedan emprender los Mayas. Así lo señala
Sara Bolaño (1982: 67-69) en su calidad de sociolingüista:
Las desventajas étnicas y sociales que producen las diferencias de lengua de
un grupo en relación a la de otro, pueden causar fricciones. Estas llegan a
manifestarse en luchas internas y conflictos políticos serios, que a su vez,
pueden llevar a grupos enteros de la población del país a pretender
independizarse del resto. O al menos, a pretender gozar de autonomía relativa,
alegando su diferencia lingüística y étnica.
Puede decirse entonces, que los idiomas mayas, están llamados a
jugar el papel de factores causales y sustentadores de movilizaciones
políticas, puesto que es por ellos y en ellos que se realizan los Ma-
yas. Debido a que la etnia se perpetúa a través de su idioma y que el
4
2 idioma hace posible la existencia objetiva y subjetiva de la misma
(Barre 1982: 64-66 y 73-74), los Mayas pueden promover reivindi-
caciones lingüísticas. Esto con el objeto de manejar el destino de
sus propios idiomas y de garantizar la sobrevivencia y desarrollo de
los mismos.
82
Por ello, es conveniente que estos idiomas sean tratados por los
legisladores y la administración ladina de la misma manera que el
Castellano. Así, ya sea como idiomas oficiales regionales o como
idiomas cooficiales del Estado, cristalicen el derecho a la existencia
de las comunidades mayas. No se trata de cuestionar el derecho a la
libertad lingüística, es decir, el derecho a aprender y hablar un se-
gundo idioma. Se trata de evitar la obligación de aprender y usar un
segundo idioma estando en su propio país y hablando una primera
lengua.
La concreción del principio de la igualdad de derechos y de opor-
tunidades, para todos los idiomas de la República, sería uno de los
pasos positivos hacia la unidad en la diversidad. Se estaría previ-
niendo los riesgos de fragmentación de la sociedad guatemalteca.
Sobre todo, al no permitir el enfrentamiento entre el chauvinismo
lingüístico de los dirigentes ladinos y el nacionalismo lingüístico
de las nacionalidades mayas, entre el colonialismo ladino y el
anticolonialismo Indígena.
Existen, en la escena internacional, casos concretos que reco-
miendan cautela y justicia en la formulación y concreción de políti-
cas lingüísticas en situaciones de multilingüismo. Porque el cambio
forzado de idioma no es visto como un progreso material y espiritual
por sus víctimas. Así, los casos del trilingüismo belga, el bilingüis-
mo canadiense y el multilingüismo hindú, señalan que el genocidio
lingüístico puede ser el factor determinante en la movilización polí-
tica de los Pueblos, a quienes se quiere deslenguar. En Guatemala,
considero (se constata) que no se ha empezado a tratar con seriedad
los derechos lingüístico y culturales del Pueblo Maya. Tampoco se
ha tomado conciencia de los conflictos psicológicos, sociales y cul-
turales que implica la imposición absoluta del idioma castellano.
Por ello, los idiomas mayas siguen considerados y tratados, tanto de 4
hecho como de derecho, como lenguas de segunda zona, y como 3
lenguas condenadas a ser sustituidas por el idioma oficial. Todo está
programado para que el Ladino pueda vivir en el país sin proferir
una sola palabra maya, pero el monolingüe maya no puede existir
como ciudadano y como sujeto, si no conoce el Castellano. Así, no
83
puede ejercer –en su propio idioma– los derechos civiles y políticos
que le reconoce la Constitución Política.
Los idiomas mayas pueden jugar también el rol de delimitadores
objetivos de las regiones que se encuentran inmersas en el área esta-
tal guatemalteca. El reconocimiento del autogobierno o de la auto-
nomía de una etnia puede basarse en el principio de territorialidad, o
en el de personalidad. Eso, según si hay o no posibilidad de delimi-
tar el espacio o territorio de aplicación, ejercicio y funcionamiento
de la autonomía. Se otorga un status de autonomía territorial cuando
el grupo étnico habita de manera concreta, en una región determina-
da y constituye el elemento dominante. En este caso, la delimitación
territorial es el indicador del alcance y del límite de la autonomía de
la etnia y el idioma, es el criterio que determina los límites espacia-
les de la región. Lo anterior significa que cuando existe la voluntad
política de regionalizar, para reconocer la autonomía a que tienen
derecho las nacionalidades de un país, los funcionarios públicos uti-
lizan como criterio de delimitación regional, la autoidentificaión
étnica y el idioma de mayor uso. En seguida, calcan la dimensión
fiscal y judicial del Estado, así como la descentralización adminis-
trativa y económica sobre las mismas, con el objeto de garantizar la
autonomía real de dichas regiones. La regionalización administrati-
va y económica está, entonces, calcada sobre la regionalización étnica
(Senelle 1974: 162).
En efecto, una autonomía étnica sobre base territorial sin una au-
tonomía política y económica es falsa. Así es, puesto que la dependen-
cia económica continúa cooperando en contra de la perpetuación y
reproducción de las etnias en cuestión, es decir, en contra de la vitali-
dad de sus idiomas y culturas.
Por ahora, ignoramos cuál fue el criterio de delimitación, más
4 importante en la política de regionalización del nuevo gobierno de-
4 mocrático (criterios judiciales, geográficos, económicos, militares,
etcétera). Pero los idiomas mayas están llamados a jugar un rol en
este campo en caso que se emprenda la descolonización interna. Está
claro que no son los idiomas mayas en sí, sino los hablantes de di-
chos idiomas por un lado y los dirigentes ladinos por el otro, los
84 actores inevitables en este proceso ineluctable de descolonización.
Por su vitalidad y raigambre, y por las relaciones de
connaturalidad que mantienen con la etnia, los idiomas mayas no
pueden ser obviadas por los planificadores y ejecutores de cualquier
política de regionalización (regionalización educativa, cultural, de
desarrollo, etcétera). Por ello el efecto de la omisión del criterio
étnico en la actual regionalización es perpetuar el etnocidio como
fórmula para acabar con el colonialismo interno. Es desbaratar más
la concentración demográfica y dividir administrativamente a cada
una de las nacionalidades mayas a través del nuevo nivel de admi-
nistración pública: la región.
La devolución de la autonomía perdida a las nacionalidades
mayas es una de las formas justas de concluir con el colonialismo
interno. Y esta autonomía sólo puede ejercerse en el marco de regio-
nes autónomas o semiautónomas, las cuales también resolverían el
centralismo administrativo y la concentración económica. Por ello,
la creación del nuevo nivel de administración pública, como lo es el
nivel regional, tiene poca o ninguna justificación porque no se rea-
lizó sobre bases étnicas. Los criterios de regionalización que se uti-
lizaron fundamentan regiones despersonalizadas, sin identidad pro-
pia, es decir, sin historia y cultura propia. En consecuencia, susten-
tan entidades meramente administrativas, sin ninguna legitimidad
histórica y política, Pero hacen que el Estado continúe operando en
contra de los intereses del Pueblo Maya.
Finalmente, se puede decir que los idiomas mayas juegan el pa-
pel de indicadores del grado de vigencia de los derechos humanos
en el país. En efecto, entre la gama de derechos humanos, se encuen-
tra el derecho de las minorías nacionales a la autonomía lingüística
y el derecho de los Pueblos a la autodeterminación y al desarrollo.
El Pueblo Maya, ya sea como nación o como Pueblo constituido por
comunidades con lengua propia, tiene derecho a disfrutar, desarro- 4
llar y transmitir su propia cultura e idiomas. Así como a determinar 5
su destino cultural y político, tal como los señala la Declaración de
San José sobre el Etnocidio y el Etnodesarrollo (Camacho et. al.
1982: 23-27).
Uno de los indicadores del respeto a sus derechos a la autonomía
es el tratamiento que, de hecho y de derecho, reciben sus idiomas. Ya 85
señalamos que el tratamiento que reciben hoy en día es
discriminatorio en relación al idioma castellano. A primera vista, los
artículos de la nueva Constitución Política que se refieren a esta
materia apuntalan equitativamente en direcciones opuestas, lo cual
evidencia una contradicción interna. Efectivamente, por un lado,
esta Constitución instituye que el Español es el idioma oficial de
Guatemala (Artículo 143); que uno de los fines primordiales de la
educación es el conocimiento de la cultura nacional (Artículo 72).
Que en las zonas de predominante población indígena, la enseñanza
debe impartirse preferentemente en forma bilingüe (Artículo 76). Y
por otro, establece que las personas y comunidades tienen derecho a
su identidad cultural de acuerdo a sus valores, su lengua y costum-
bres (artículo 58). Que el Estado reconoce, respeta y promueve los
idiomas y dialectos de las comunidades indígenas de ascendencia
maya (artículo 66), y que las lenguas vernáculas forman parte del
patrimonio cultural de la nación (Artículo 143).
La suma comparada de los artículos favorables y desfavorables a
la vida y desarrollo de los idiomas mayas, da como resultado un
aparente empate. Pero se desvanece al considerar el espíritu, la in-
terpretación y la aplicación que se hace de las leyes favorables a la
hegemonía del Castellano. Así la lengua oficial es entendida como
lengua única, la cultura nacional como cultura ladina y la enseñan-
za bilingüe como bilingüismo trasicional. Este aparente empate se
desvanece también al analizar el alcance mayor de los artículos que
instituyen al español como el idioma reservado para la educación, la
cultura superior, las comunicaciones oficiales. Y la administración
pública en general. Esto implica que los idiomas mayas deben cum-
plir funciones secundarias, domésticas y no formales (cultura popu-
lar, vida familiar). Podemos decir entonces que la Constitución Polí-
4 tica instituye la desigualdad lingüística al darle mayor jerarquía y
6 competencia formales al Castellano.
Asimismo, el aparente empate se desvanece por completo al con-
siderar el poco y a veces errado cumplimiento de las leyes favora-
bles a la vida de los idiomas mayas que, hasta ahora, ha realizado la
Administración Ladina. Su práctica lingüística cotidiana es idéntica
86 a la de las administraciones anteriores, las cuales estaban regidas
por leyes diferentes. En efecto, el comportamiento lingüístico del
Estado revela que los idiomas mayas son desconocidos por y en las
entidades públicas, en las que debería tener derecho de ciudadanía.
Así son desconocidos en el Ejército, la Administración Pública, la
educación formal e informal, la Administración de Justicia, los me-
dios de difusión, etcétera. El tratamiento práctico señala, pues, que
los idiomas mayas están repelidos de las instancias formales de la
vida pública y confinados a jugar roles lingüísticos informales. Se-
ñala también que están siendo objeto de una política de extinción
por desuso oficial y legal.
Tal como se señaló, esta situación viola los derechos civiles y
políticos de los monolingües mayahablantes porque no pueden ejer-
cerlos en su propio idioma. Así, no puede ejercer el derecho a elegir
y ser electo para tomar parte en la dirección de los asuntos públicos
de su país, si no hablan Castellano y no pueden hacer administra-
ción pública en sus propios idiomas.
Este tratamiento que de hecho y de derecho reciben los idiomas
mayas, evidencia la violación de los derechos humanos del Pueblo
Maya.
2. Roles Sociales
En Guatemala se ha hecho creer que los idiomas mayas son
indicadores y causantes del subdesarrollo que atraviesa el país. A
menudo se cree que a mayor multilingüismo, menor desarrollo, y a
mayor monolingüismo, mayor desarrollo. Esto implica que mientras
los idiomas mayas permanezcan vivos. Guatemala no podrá salir del
subdesarrollo.
Estas creencias son erradas, puesto que existen países monolin-
gües que son subdesarrollados o dependientes, tales como Haití o
Santo Domingo. También entre los desarrollados, hay casos en los
4
que el desarrollo no está acompañado de monolingüismo, sino de 7
multilingüismo como sucede en Canadá, Bélgica, Suiza, etcétera.
Estos ejemplos demuestran que, tanto el desarrollo como el subdesa-
rrollo se dan independientemente de la cantidad de idiomas que se
hablan en un país dado. Por lo tanto, el grado de desarrollo no de-
87
pende de variables idiomáticas, o al menos, no depende exclusiva o
prioritariamente del número de idiomas que se hablen.
En Guatemala, el subdesarrollo se da principal y directamente
por su economía dependiente del exterior (mercados internaciona-
les) y de sus políticas erradas de desarrollo. Sin embargo, bajo el
pretexto de combatir el subdesarrollo, la clase dirigente ladina ha
emprendido una lucha desigual contra la cultura e idiomas mayas. El
argumento del desarrollo socioeconómico le ha servido de pretexto
para implementar y encubrir su política de genocidio lingüístico.
Así, ha procedido y procede como si la alfabetización y el desarrollo
sólo pudiera lograrse y transferirse a través del Castellano. Finge
ignorar que hay contingentes de Ladinos que, a pesar de tener al
Castellano como idioma materno, forma parte de las categorías bajas
de la sociedad y son verdaderos parias. Y limita la aplicación de su
equivocada fórmula de desarrollo (el nivel de desarrollo depende
del tipo de lengua que se habla) a las nacionalidades mayas en vez
de ser consecuente y aplicarlo al conjunto de ciudadanos
guatemaltecos. De esto se deduce que si todos los guatemaltecos se
mudaran al inglés, alcanzarían, por obra y gracia del mismo, el nivel
de desarrollo material y tecnológico de los mismos norteamericanos
e ingleses.
Se puede afirmar que la lucha actual, tanto contra los idiomas
mayas como contra el monolingüismo maya, no es una lucha contra
el subdesarrollo sino a favor del mismo. En efecto, por un lado, ha
fomentado el endeudamiento externo debido a los préstamos para
proyectos y programas gubernamentales de etnocidio. Y por el otro,
ha fracasado, total o parcialmente, porque se ha enfrentado a la vita-
lidad relativa y arraigo de los idiomas mayas, y a la capacidad de
resistencia lingüística y cultural de sus hablantes (Herrera, 1986).
4 Ciertamente, los Mayas necesitan, por ahora, conocer el Caste-
8 llano, pero obligados por el colonialismo interno vigente y por su
pertenencia a las categorías bajas de la sociedad, es decir, por la
fuerza de la necesidad. La motivación que tienen para su aprendi-
zaje es instrumental y no integrativa: necesitan conocerlo como
medio de comunicación y no como substituto de sus idiomas o
88 medio de conversión étnica. En consecuencia, la lucha contra el
subdesarrollo debe dirigirse contra la dependencia externa del país,
contra el colonialismo interno y las causas de la aguda estratifica-
ción social interna. Y no dirigirse contra los idiomas y cultura
mayas. En este orden de ideas, el tipo de educación que requieren
los Mayas es la educación no etnocida, pragmática y
descolonizadora. Esta solución educativa no haría repentinamente
más desarrollado al país, pero sí más equipado para el mismo, tanto
a corto como a largo plazo. Efectivamente, esta opción evita los
traumas de personalidad. También evita las desventajas lingüísticas
que provoca la enseñanza temprana, obligatoria y sistemática del
idioma dominante y por ende, favorece la adaptación social. Esta
opción educativa también es menos onerosa. Resulta más econó-
mico invertir en materiales didácticos adaptados a los rasgos
etnolingüísticos y regionales de los educandos mayas, en la
profesionalización de docentes mayahablantes, en la producción y
traducción de textos escolares y de interés general en sus idiomas,
que en costosos y antipedagógicos programas de mudanza lingüís-
tica, alfabetización en lengua desconocida y conversión étnica. La
educación colonialista es traumatizante para sus víctimas y poco
rentable para el Estado.
Esta opción educativa no–etnocida y no–colonialista traslada-
da al campo de la administración pública, también tiene efectos po-
sitivos. Así, las mismas fórmulas reformistas que recomiendan el bi-
lingüismo regional y el monolingüismo estatal o el bilingüismo es-
tatal y el monolingüismo regional todavía son más rentables. Y son
también más cercanos a los postulados de los Derechos Humanos
que el actual ordenamiento lingüístico: el monolingüismo castella-
no estatal y el monolingüismo maya regional. Son fórmulas
reformistas puesto que constituyen paliativos al colonialismo lin-
güístico. La primera fórmula es reformista porque supone que los 4
gobernados hablen dos idiomas (Maya–Castellano) y los gobernan- 9
tes solamente uno (el Castellano). la segunda es también reformista
porque implica que los funcionarios públicos hablen dos idiomas
(Maya–Castellano) y los gobernados sólo uno (su lengua nacional
respectiva). En cambio, la descolonización en el plano lingüístico
implica que la administración pública sea unilingüe en el plano re- 89
gional. Es decir que tanto gobernantes como gobernados sólo están
obligados a conocer y a manejar el idioma oficial de su región res-
pectiva. En una administración pública no colonialista, los gober-
nantes hablan el idioma de los gobernados y no viceversa.
Asimismo, y siempre en el campo de la administración pública
es más económico traducir los documentos oficiales y afines en los
idiomas mayas. Y no obligar a más de la mitad de la población
guatemalteca a alfabetizarse en el Castellano que no conoce oral-
mente y que apenas quiere conocer, y a leer en Castellano dichos
documentos.
Por otro lado, es conforme al derecho de los Pueblos, el hacer
que los Mayas sean gobernados por sus connacionales respectivos y
en sus propios idiomas. No así continuar con el actual modelo colo-
nial en el cual los Ladinos gobiernan a los Mayas, y los gobiernan
en Castellano. Inclusive, es más viable y rentable establecer la co-
municación entre gobernantes y gobernados a través de la
oficialización regional de cada uno de los idiomas de la república. Y
no efectuarla mediante un idioma oficial que excluye y discrimina a
quienes no lo conocen y que incomunica a ambos sectores.
El Derecho de los Pueblos sostiene que cada pueblo tiene el de-
recho de hablar y salvaguardar su idioma. Por ello, considero que, el
idioma oficial de cada nacionalidad maya debe ser la lengua propia
y no la del Pueblo Ladino. Claro que los Mayahablantes pueden
aprender el Castellano pero a título opcional y a condición que avan-
ce el autogobierno y el autodesarrollo de sus respectivas nacionali-
dades. De lo contrario, su misma realidad social y colonial harán
inoperante la vigencia de dicho derecho e impondrán el Castellano
como lengua de substitución, tal como empieza a suceder en la ac-
tualidad. Por todos los hechos anteriores, considero que el reconoci-
4 miento del derecho de los idiomas mayas a la vida es uno de los
0 factores directos e indirectos de desarrollo. Mientras que la actual
política de exterminación lingüística contribuye directa o indirec-
tamente al subdesarrollo.
Así también, en Guatemala, a menudo se considera que el
monolingüismo individual y el multilingüismo colectivo de los
90
Mayas son los acusantes de su propia marginación socioeconómica.
La marginación socioeconómica se entiende de dos maneras: como
aislamiento del resto de la población y de la economía, o como par-
ticipación en las categorías más bajas de la sociedad. En ambos ca-
sos, los Mayas no contribuirían ni se beneficiarían del progreso ni
de la civilización, a causa de sus idiomas.
Para los que entienden la marginación como participación del
Maya en las categorías bajas de la escala social, causada por factores
lingüísticos, puede decirse que su postura es falsa. Puesto que dicha
marginación no depende de que hablen o no Castellano de que se
subdividan o no en varias comunidades lingüísticas, sino del orden
económico vigente dentro y fuera del país. Y depende también de la
posición social que ocupan en la sociedad desde 1524. En efecto,
aunque todos los Mayas se mudaran al Castellano, continuarían sien-
do marginados sociales, es decir, sectores explotados en el plano
económico–social. Porque no es el cambio de idioma lo que les ayu-
daría a aumentar sus ingresos, y a elevar su nivel y calidad de vida.
Para los que entienden la marginación como aislamiento espa-
cial y económico del Maya, motivado por factores lingüísticos, po-
demos decir que su postura también es falsa. En concordancia con
autores como Spahni (1981: 263-286), sostengo que el pueblo Maya
ya está plenamente integrado a la sociedad guatemalteca. En efecto,
por razones históricas, los Mayas forman parte, mayoritariamente,
de las categorías bajas de la sociedad. Allí su papel es reproducir la
mano de obra, servir de reserva de mano de obra no calificada, servir
de vedetes exóticos para la industria turística, cumplir con el servi-
cio militar obligatorio, etcétera. Por ello, no se puede decir que es-
tán aislados o apartados porque ocupan ya un lugar en la estructura
social.
No se puede aplicar, a los Mayas de Guatemala, la tesis de De
Bravo (1982: 87-89), quien asevera que los Indígenas de México 4
forman grupos cerrados, desintegrados del grupo nacional. Y aseve- !
ra también que no intervienen en la creación de la riqueza nacional,
ni participan de los beneficios que se derivan de ella. En Guatemala,
los Mayas sí participan, en cuanto instrumentos, en la creación del
Producto Interno Bruto, aunque no participan de los beneficios que
se derivan del mismo. 91
Por otro lado, la causa fundamental de esta integración en los
estratos bajos de la sociedad es el fenómeno colonial, iniciado por
los invasores españoles y continuado por los Criollos y Ladinos co-
lonialistas. Esto además de las formas de economía que han estado
vigentes hasta ahora. El idioma materno de cada Maya y la multipli-
cidad de idiomas mayas no tiene, nada que ver con ese tipo de inte-
gración. Y por lo tanto, la muerte de estos idiomas no resuelve la
marginación socioeconómica de la mayoría del Pueblo Maya.
Todo lo contrario, en el cambio de idiomas, el Mayahablante
cede y concede sin obtener nada a cambio. Pierde una de las mani-
festaciones históricas y culturales de su ser étnico, sin que ello sig-
nifique pasar a ser miembro del Pueblo Ladino y, mucho menos, a
una categoría social alta. Es decir que pierde un elemento instru-
mental y simbólico de su identidad étnica sin convertirse en Ladino
y sin ser aceptado como tal por los mismos Ladinos. Y sobre eso
apenas aumenta sus posibilidades comunicacionales con los
castellanohablantes.
Por otro lado considero, que los idiomas mayas también serían
factores indirectos del desarrollo socioeconómico al ser debidamen-
te oficializadas, promovidas y reconocidas como medios de comuni-
cación y como referencias de la nacionalidad. En efecto, además de
ser instrumentos propios de comunicación y de definir a los grupos
étnicos, son también factores que sitúan y definen al ego individual
y colectivo en el contexto histórico, social y cultural que los rodea.
Y por lo tanto, los idiomas configuran la imagen y autoimangen de
dichas etnias y de sus miembros.
Cuando el idioma de un Pueblo es perseguido y es objeto de
prejuicios negativos por parte de una etnia dominante, las valoriza-
ciones negativas pueden ser y son interiorizadas por los hablantes
4 de dicho idioma. Esa persecución y prejuicio genera un desprecio de
" sí mismo y una autosubestimación. Pero cuando el idioma materno
es valorado positivamente, sobre todo por sus propios hablantes,
éstos adquieren más confianza en sí mismos, debido a que tiene más
respeto y orgullo de sí.
Esta autoestima étnica contribuye a que los recursos humanos
92
sean más imaginativos, creativos y competitivos, o sea, una situa-
ción que juega como insumo del desarrollo, de similar valor que los
tradicionales (la materia prima, el capital, la tecnología, etcétera).
En cambio, el hombre que duda o que rechaza su etnia original
de pertenencia y, por ende, que niega y desconoce su idioma es una
persona desenraizada: una persona así no explota todas sus poten-
cialidades creativas y dirigentes debido a la subestima que practica
consigo mismo.
Considero que los idiomas mayas, por la persecución de que son
objeto, han sido impedidos de contribuir al desarrollo. El genocidio
lingüístico oficial no ha permitido que contribuyan a la autoestima
étnica de sus hablantes y, por ende, al desarrollo material y espiri-
tual de los mismos. Todo lo contrario, se ha hecho y se hace todo lo
posible porque tengan efectos negativos en la mentalidad y persona-
lidad de sus hablantes, a través de la versión ideológica y el trato
concreto negativos que reciben.
Así, los estigmas de que son objeto como lenguas vulgares e im-
perfectas, o como lenguas de comunidades retrógradas e inferiores,
son los mejores indicadores de esta visión ideológica negativa que el
colonialismo ladino tiene de ellas. Por su lado, los programas de
castellanización, tanto monolingües como bilingües, son indicadores
del tratamiento concreto que reciben en la vida escolar cotidiana. Así,
en los programas de castellanización directa, los idiomas mayas exis-
ten como contra–ideales, es decir se les ignora pura y simplemente. O
bien se hace referencia a ellos para demostrar a los educandos lo que
no debe ser en materia de idiomas. Este procedimiento tiene efectos
desastrosos en la personalidad de los educandos mayas aunque no ha
sido ni es un sistema eficaz para lograr la eliminación de dichos idio-
mas.
Asimismo, en el programa de castellanización indirecta (educa-
ción bilingüe sustractiva), se les hace jugar el rol de muletas del 4
aprendizaje del Castellano. No se les utiliza, como Idiomas docen- #
tes, ni se enseñan como asignaturas de manera permanente y predo-
minante. Por ello, dicho programa es más mortífero para los idiomas
mayas que el mismo programa de castellanización directa. Por otra
parte, y siempre en relación a dichos programas, varios autores como
93
González y Aliaga (1983: 401–423) han señalado ya los efectos ne-
gativos de la enseñanza bilingüe sobre el educando. Particularmente
cuando el ambiente sociocultural y económico impone el dominio
de una lengua que no es precisamente la lengua materna. La ense-
ñanza bilingüe provoca tensiones emocionales, vergüenza,
dubitaciones e inseguridad en los niños hablantes de idiomas domi-
nados.
El observador atento puede imaginar y comprender la magnitud
del trauma que ocasiona, cotidianamente, el sistema educativo ofi-
cial en la personalidad de los educandos mayas. Eso debido a la
aplicación del principio del monolingüismo en Castellano o de la
castellanización, y a los efectos negativos de dicho sistema en la
vitalidad y pureza de los idiomas mayas. Puede comprender y
visualizar también la magnitud del rol de obstáculos al desarrollo
que se hace jugar a dichos idiomas, a través de sus efectos negativos
en la personalidad de sus hablantes. En efecto, la totalidad del siste-
ma educativo que atiende a los educandos mayahablantes funciona
según la modalidad de castellanización directa. Y excepcionalmen-
te funciona según la modalidad de la castellanización indirecta (400
escuelas de enseñanza bilingüe), lo que demuestra su carácter colo-
nial.
3. Roles Culturales
Los roles culturales que juegan los idiomas mayas para sus
hablantes, para los castellanohablantes y para la sociedad
guatemalteca, son variados y múltiples. Se mencionarán solamente
los más importantes.
Se hace necesario señalar, en primer lugar, que dichos idiomas
operan como medios de expresión idóneos del sentimiento y de las
necesidades de sus hablantes. Para los Indígenas de Guatemala, fue-
ra de los idiomas mayas, no hay expresión auténtica y completa de
4
los sentimientos. El Castellano, su segunda lengua, se ha desarrolla-
$
do en un contexto histórico completamente diferente y no está en la
mejor condición para expresar su mundo. El Maya padece entonces
de exilio interior, cada vez que se ve obligado a expresarse en la
lengua colonial, tal como sucede con todos los exiliados lingüísticos
94 (Zahar 1970: 57-61). Así también, estos idiomas facilitan el inter-
cambio oral entre los mismos Mayas y, sobre todo, entre los aproxi-
madamente tres millones de monolingües mayas que no conocen y
no aceptan voluntariamente el Castellano. Con los idiomas mayas,
en efecto, al menos entre los hablantes de cada uno de ellos, se da
una satisfacción instrumental, porque responden a las necesidades
comunicacionales de su modo de vida.
En segundo lugar, señalamos que los idiomas mayas cumplen
con una función simbólica, porque también son contenidos per se.
Juegan el rol de factores causales de la identidad maya, debido a que
son criterios que definen la existencia objetiva de los Mayas. El
Pueblo Maya existe porque tiene y habla idiomas propios. Y en el
desempeño de este rol, dichos idiomas tiene un rol interno y uno
externo. El rol interno consiste en posibilitar la identificación y el
reconocimiento de los Mayas entre sí, como miembros de la misma
comunidad y familia lingüística. En efecto, la pertenencia a un Pue-
blo consiste también en la capacidad de comunicarse con eficacia y
sobre un gran número de temas, con los miembros del mismo grupo,
más que con los de otro (Bernard 1978:98-103). El rol externo con-
siste en realizar, por contraposición, la diferencia lingüística con
los castellanohablantes, así como entre las mismas comunidades
lingüísticas mayas. Así, pues, los idiomas mayas fungen como facto-
res causales de la identidad nacional de sus hablantes naturales, y a
la vez constituyen factores diferenciadores de los mismos ante sus
no hablantes (Cabarrús 1979: 142-154).
Por otro lado, los idiomas mayas son también efecto de la iden-
tidad maya, puesto que cristalizan la historia común, el carácter na-
cional y la voluntad de vivir en común de las nacionalidades que lo
hablan. La historia propia y la vida política autónoma
prealvaradianas de cada una de las nacionalidades mayas son los
factores causales de estos idiomas. En resumen, estos idiomas son, a
la vez, factores objetivos y subjetivos de nacionalidad, son produc- 4
to y productores del carácter del Pueblo Maya. Por ello están llama- %
dos a influenciar las estructuras y tendencias de la evolución de la
sociedad, generando reacciones colectivas en sus hablantes.
Esta dicotomía y duplicidad de roles que cumplen los idiomas
mayas, contribuyen a que sean objetos de identificación espiritual y
afectiva entre y para sus hablantes. Esta identificación se da debido 95
a que existen relaciones de propiedad y copropiedad, de pertenencia
y de copertenencia entre Mayas e idiomas mayas, las cuales no se
dan entre Mayas y Ladinos, entre Mayas y el Castellano. En efecto,
para los Mayas, el idioma colonial es un idioma deseado y respetado
como coadyuvante o prerrequisito eventual de cierto ascenso social,
pero simultáneamente es odiado y temido como instrumento de do-
minación colonial. El Castellano es, de hecho, un instrumento al
servicio de los intereses del colonialismo, lo cual no le permite
ganarse el afecto ni obtener la identificación espiritual de los Ma-
yas forzados a conocerlo.
En tercer lugar, creo necesario señalar el rol histórico que jue-
gan los idiomas de la familia maya. Posibilitan la alimentación y el
mantenimiento de la memoria colectiva de sus hablantes, porque es
por ellos que se transmite la información de generación en genera-
ción (historia maya, mitología, literatura oral, etcétera). Su existen-
cia y su situación actual permiten a los científicos sociales recons-
truir la historia de cada una de las nacionalidades mayas y el juego
de migraciones e influencias étnicas que han habido, a lo largo de la
historia de los Mayas. Y fungen como indicadores de la evolución y
permanencia cultural de este Pueblo. En efecto, con o sin contactos,
la cultura maya posee su propia dinámica. Esa dinámica se refleja en
las lenguas respectivas porque éstas las acompañan en sus expansio-
nes y restricciones, en sus transformaciones, avances y regresiones,
etcétera. Dichos idiomas son entonces realidades dinámicas
concordantes con la evolución de la cultura maya. Pero asimismo,
indican la perduración de dicha cultura, la cual, como toda las otras,
tiende a perpetuarse. Por eso, los idiomas mayas constituyen institu-
ciones dinámicas y estáticas a la vez, lo cual revela la naturaleza
voluble y elástica del hecho étnico. La etnia o nacionalidad es una
4 secuencia de fenómenos históricos e irreversibles, de ahí su trans-
& formación y perduración (Bernard 1978: 102).
En otro orden de ideas, los idiomas mayas juegan también roles
en relación con los individuos y comunidades que los hablan, como
lenguas maternas y como lenguas de mayor uso y competencia. Así
modelan la adquisición y la expresión del conocimiento y la organi-
96 zación de la realidad. El principio de la relatividad lingüística de
los etnolingüistas como Whorf (en Schaff, 1975: 109-127) plantea
que las categorías, las propiedades lexicales y sobre todo las propie-
dades gramaticales de un idioma se interponen entre el pensamiento
y la realidad. Y esas interposiciones, moldean la expresión del pen-
samiento y filtran el conocimiento de la realidad. Además, concretizan
la cultura a la cual pertenecen, porque los hablantes interpretan el
significado de las palabras en función del contexto cultural de las
mismas (Kolers 1975: 181-187).
Lo anterior significa que los Ladinos y los Mayas no perciben ni
comprenden la realidad de la misma manera, porque ambos tienen
códigos lingüísticos diferentes, los cuales son, a su vez, concepcio-
nes distintas del mundo. Los parámetros culturales que cada uno
posee afectan la interpretación de las palabras que ven u oyen y, a la
vez, dichas significaciones afectan las ideas de cada hablante. En
resumen, los sentimientos, pensamientos y actitudes difieren enton-
ces entre Ladinos y Mayas, entre otras causas, por utilizar códigos
lingüísticos diferentes que reflejan sistemas culturales diferentes.
Desde luego, el principio de la relatividad lingüística necesita
mayor verificación. Por eso, tanto los psicolingüistas como los
etnolingüistas tiene interés en apresurarse a verificarlo y convalidarlo
porque se trata de una hipótesis que solo puede testarse a través de
comparaciones entre auténticos monolingües. Y Guatemala todavía
es un campo propicio y fértil para dichos estudios. La urgencia de
verificación se debe también a la necesidad de que contribuyan a
comprender y explicar los malentendidos entre Ladinos y Mayas,
que pertenecen a culturas diferentes y, por ende, por organizar la
información según su respectiva visión del mundo.
Entre las funciones culturales de los idiomas mayas está tam-
bién la de contribuir a la configuración de la identidad étnica del
Ladino y de la identidad cultural de la sociedad guatemalteca. En 4
efecto, dichos idiomas contribuyen a conformar el perfil étnico del /
Ladino a través de la marca que imprimen a su literatura y al Caste-
llano que habla. Así, se puede decir, que es principalmente la in-
fluencia fonológica, lexical y sintáctica de los idiomas mayas, la
que hace que el Castellano sea adjetivado como guatemalteco. En el
análisis que realiza Carmack (1979: 427-432) sobre el significado 97
cultural de los Mayas en Guatemala, señala que, además de las in-
fluencias artísticas, existen las influencias lingüísticas. Por ejemplo
la r que pronuncian los Ladinos es la r de los Mayas, pero no se
percata que la l ensordecida al final de la palabra (Herrera, 1986) es
la influencia fonológica más típica de lo idiomas mayas en el Caste-
llano guatemalteco (tamal, mal, final, sal, etcétera). Otros autores,
como Herbruger (1956: 57–58), señalan ladinismos de origen Maya,
sólo que debidamente asimilados a la fonología del Castellano
(güicoy, quixpinudo, pijije, cuchubal, piloy, etcétera).
Considero que la influencia de los idiomas mayas se manifiesta
también en el plano de la sintaxis ya que es común y corriente escu-
char a los Ladinos utilizar el pronombre posesivo antes del sustanti-
vo (su casa de él, sus libros del niño, etcétera). Así como repetir
algunas veces el adjetivo determinativo al final de oración (ese ya
no viene ese, ya vine ya), o como dice Herbrujer, utilizar con dema-
siada frecuencia el pues en sus expresiones (Adiós pues, venite pues).
Así, los idiomas mayas han aportado y aportan elementos para darle
características propias al Castellano guatemalteco. Esta influencia
es inevitable, porque el contacto lingüístico del Castellano con los
idiomas mayas no puede desarrollarse sin salir modificado. La modi-
ficación se da a pesar de los argumentos de los hispanistas que de-
fienden la pureza y el genio de su lengua (Maldonado Soto, 1983:
119-133).
Por su dependencia y relación con el Castellano, la literatura
castellana resulta también influenciada por el sustrato maya que ali-
menta al mismo. Los modismos, vocablos, las expresiones que utili-
za el Ladino y que existen por influencia de los idiomas mayas,
tienen como efecto una literatura con cierta originalidad. Es decir
que la fisonomía propia la obtienen más por la originalidad del Cas-
4 tellano guatemalteco que por los contenidos temáticos. Así, Miguel
( Ángel Asturias fue reconocido como autor original más por el caste-
llano que utilizó, y por adoptar el ritmo y la repetición armónica del
discurso ceremonial y oral maya y menos por los contenidos de sus
obras. Estos contenidos constituyen, a menudo, reflejos inexactos
de la realidad maya.
98
Los idiomas mayas también pueden jugar un rol en la configura-
ción de la identidad cultural de la colectividad guatemalteca. Ese rol
consiste en ofrecer la distancia diferencial que les es propia en rela-
ción al Castellano y no en los préstamos excepcionales que le han
concedido. Es decir que la cultura guatemalteca no puede ser otra
cosa sino la confederación de culturas e idiomas, en donde cada una
de ellas preserva su originalidad. Ésta debe consistir en la coexisten-
cia armoniosa de culturas e idiomas diferentes, la cual permite y exige
el máximo de respeto a la diversidad de cada uno de ellos.
Esta concepción del rol de los idiomas mayas en la conforma-
ción de la identidad de la República concuerda, desde luego, con el
proceso de descolonización impulsado por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU). Y concuerda también con el reconocimien-
to del derecho a la libre determinación de los Pueblos colonizados.
Por ende, se contrapone al sistema colonial vigente y a la concep-
ción asimilista en el campo lingüístico. Esta última concepción sos-
tiene que las lenguas y culturas mayas deben contribuir a la confor-
mación de la cultura nacional pero a través de su desorganización y
desaparición como sistemas diferentes. Quienes sustentan este
asimilismo fingen ignorar que las componendas étnicas, tal como lo
señala Levi Strauss (1961: 69-77), sólo, pueden desembocar en dos
resultados: o una desorganización y hundimiento del modelo de vida
el cual es irreductible a los otros dos. Es evidente que cuando no hay
igualdad de condiciones de vida entre todos los idiomas y culturas
de una colectividad, no puede haber igualdad en la participación y
contribución de cada uno de ellos en la cultura común. Y por ende,
el sincretismo buscado consiste en una consolidación del idioma de
la cultura hegemónica y en un desbaratamiento de los idiomas de las
culturas subordinadas.
En Guatemala, la construcción de la cultura nacional todavía 4
está concebida, hoy en día, como la consolidación de la cultura ladi- )
na y de la lengua castellana, con el consecuente desfallecimiento de
las culturas e idiomas mayas. Por ello, el rol real actual que, de he-
cho, juegan estos últimos es el de dialectos exóticos y retrógrados,
condenados al desuso y a la extinción, o a la existencia folklórica e
informal. 99
2 TAREAS DE LA L INGÜÍSTICA M AYA
Para abordar el rol de la Lingüística Maya, colocaremos a los lin-
güistas entre las dos políticas lingüísticas principales (a la asimilista
y la pluralista). Defenderemos a aquellos que se pronuncian y labo-
ran en favor del derecho a la vida de los idiomas mayas. Y recordare-
mos a quienes creen hacer una lingüística neutra y objetiva que, en
toda práctica científica, existe una opción partidaria.
1. Situación de la Lingüística Maya
Entiendo por Lingüística Maya el conjunto de estudios y prácti-
cas que tienen por objeto el reconocimiento científico de los idio-
mas mayas. No importa la nacionalidad de los lingüistas (Extranje-
ros, Ladinos o Mayas) ni su grado de profesionalización (empíricos
o profesionales), sino el objeto de estudio y la forma de abordarlo.
La lingüística maya siempre ha existido, ya sea como reflexión
metalingüística, ya sea como práctica científica. Se supone que las
naciones mayas prealvaradinas tenían personas o instituciones encar-
gadas de codificar y velar por la normalización o estandarización de
sus idiomas. Además, desde la invasión a Iximulew (Guatemala) hasta
nuestros días, siempre han habido religiosos y laicos mayas y ladinos,
etc. que se han ocupado de estudiar y escribir sobre fonología, fonéti-
ca, morfología y sintaxis de los idiomas mayas.
Se puede mencionar a religiosos españoles del principio de la
colonización, a religiosos norteamericanos desde la década de los
50, a lingüistas extranjeros y Ladinos independientes contemporá-
neos, y últimamente, a lingüistas mayas preocupados por la muerte
acelerada de los idiomas mayas.
No se ha procedido aquí nombrar a los lingüistas que han hecho
estudios sobre los idiomas mayas, porque la lista sería larga e in-
5 completa. Pero es necesario señalar la urgencia de una clasificación
= de todas las obras escritas sobre los idiomas mayas. Esto para regis-
trar y evaluar la calidad científica de las mismas, el aspecto
idiomático que estudiaron, la región lingüística en que realizaron
su estudio de campo, el o los idiomas estudiados, etcétera.
Este calepino de autores y obras sobre lingüística maya es la
100
condición para que ahora pueda tratarse la lingüística maya con cierta
progresión y complementariedad. Porque solo así pueden progra-
marse los estudios faltantes, evaluar el grado de avance del conoci-
miento, detectar los temas controversiales, etcétera. Así, no sabemos
todavía si el Akateko, el Chalchiteko, el Achi, etc. tiene el status de
variantes dialectales o el de idiomas propiamente dichos. Aunque
lingüísticamente podrían ser variantes dialectales.
Es claro que los idiomas mayas, como todos los demás, evolu-
cionan en el tiempo, pero las modificaciones fonológicas, lexicales
o de otra especie, no se dan de manera brusca y acelerada. Por ello,
es necesario una radiografía de la lingüística maya a través del re-
gistro y clasificación de todas las producciones relacionadas con las
mismas.
Las motivaciones y objetivos que han tenido los estudiosos para
realizar investigaciones sobre idiomas mayas son múltiples y hasta
divergentes. Así, algunos han buscado el conocimiento lingüístico
puro; otros su instrumentalización para fines de propaganda religio-
sa, y otros buscan temas originales para tesis de postgrado, etcétera.
En la actualidad encontramos, más a lingüistas independientes
que buscan contribuir, directa o indirectamente, al renacimiento de
los idiomas mayas. Esta contribución la realizan a través de la des-
cripción minuciosa de los mismos y de la capacitación de los
Mayahablantes para el análisis lingüístico. Como se ve, la preocu-
pación científica pura no ha sido siempre el denominador común de
los estudios sobre los idiomas mayas. Esa preocupación múltiple ha
tenido efectos positivos o negativos sobre el conocimiento y desa-
rrollo de los mismos, según el compromiso que hayan elegido los
lingüistas.
Por ahora, se puede decir que la lingüística maya ha sido más
desarrollada por extranjeros que por los mismos guatemaltecos. Esto
se explica por el hecho de que los extranjeros tiene más credibili- 5
dad, tienen menos prejuicios contra los Mayas y porque los Mayas 1
tienen poco acceso a los estudios superiores.
También se explica por la carencia de carreras lingüísticas en las
universidades, pues dichas profesiones no son lucrativas para los
que la ejercen en este país multilingüe. La carencia de estudios de
101
lingüística maya por parte de los Ladinos es también evidente. Esto
se explica no solo por los factores antes mencionados, sino también
por la política de asimilismo lingüístico vigente, a nivel de los go-
biernos y del Estado. También se explica por la vigencia de prejui-
cios y de racismo lingüístico en contra de los idiomas mayas y de
sus hablantes. En cambio, los extranjeros sí pueden obviar las limi-
taciones del mercado local de trabajo, sobre todo cuando cuentan
con financiamiento exterior. Pueden obviar también las limitaciones
de la oferta local de servicios educativos, puesto que la
profesionalización lingüística la reciben en sus países. En conse-
cuencia, pueden dedicarse con suficientes recursos teóricos, técni-
cos y financieros para emprender los estudios lingüísticos que les
interesan.
También se puede afirmar que hasta ahora son pocos los estudios
lingüísticos completos, profundos y sistemáticos sobre algunos de los
idiomas de la familia maya. La mayoría de trabajos, especialmente los
realizados después de la Revolución del 44, son introductorios,
descontinuados y asilados, de tal manera que no permiten un conoci-
miento global y graduado de cualquiera de los idiomas mayas. Esto se
debe a múltiples factores. Por ejemplo la falta de apoyo moral y mate-
rial por parte de las instituciones responsables, las preocupaciones no
lingüísticas de dichos estudios, la falta de entrenamiento para el aná-
lisis y la descripción rigurosa. Asimismo, la falta de financiamiento o
de rentabilidad del estudio de dichos idiomas, y sobre todo, la falta de
una planificación para el conocimiento sistemático de los mismos.
A menudo los estudiosos, sobre todo los lingüistas empíricos
mayas, cuentan con buena voluntad, pero, por carecer de recursos
materiales o de competencia técnica, sus trabajos son incompletos o
superficiales.
Esta ausencia relativa de tratados científicos sobre los idiomas
5 mayas, y el que la mayoría de trabajos hayan sido realizados por no
2 mayahablantes demuestra claramente la política de negación y
peyoración de que han sido objeto por parte de la administración
ladina asimismo evidencia la marginación de que han sido objeto
los Mayas de la enseñanza media y superior.
Este tratamiento discriminatorio indica a su vez la política lin-
102
güística etnocida que ha estado rigiendo en Guatemala desde siem-
pre. Es la que no permite a los Ladinohablantes y Mayahablantes la
posibilidad de conocer pormenorizadamente la estructura gramati-
cal de dichos idiomas. Los Mayas tampoco han tenido la oportuni-
dad de estandarizarlos y modernizarlos a través de instituciones pro-
pias e idóneas y por ende, de dotarlos de escritura apropiada y autó-
noma. En 1990 se crea la Academia de Lenguas Mayas con el objeti-
vo de promover el conocimiento y difusión de las lenguas mayas e
investigar, planificar, programar y ejecutar proyectos lingüísticos,
literarios, educativos, culturales y dar orientación y servicios so-
bre la materia (Decreto 65-90).
2. Difícil Neutralidad de la Lingüística Maya
Antes de examinar el rol real y potencial de la lingüística maya
en Guatemala, es necesario determinar si la lingüística puede o no
ser una ciencia neutra. La lingüística tiene, en efecto, fama de ser
una de las ciencias sociales más exactas.
Pero, tal como se vió en la introducción de este ensayo, ella no
puede ser apolítica. No, puesto que su objeto de estudio (los idio-
mas) ocupa determinado lugar –a través de sus hablantes– en la es-
tructura social y étnica de las distintas sociedades organizadas. Se-
gún el lugar que ocupen, así será el tratamiento que reciban, así
algunos tienen prestigio reconocido y, porque se les atribuye el res-
paldo de alguna civilización, reciben el status de idiomas. Pero otros
están estigmatizados como lenguajes regionales y locales o están
acusados de carecer del respaldo de alguna civilización, por lo que
reciben el status peyorativo de lenguas y/o dialectos.
Tampoco puede ser apolítica, porque, como cualquier ciencia,
está al servicio de algún proyecto político y social (Fourez 1974:
76-77). Así, el investigador o el equipo de investigadores, acepta un
punto de vista restringido y restringidor (un paradigma) y un méto-
5
do de estudio que limitan su campo de investigación y determinan 3
su manera de concebir el objeto de estudio. Hacen también que, de
cierta manera, defina la realidad a partir del paradigma y la metodo-
logía aceptada inicialmente. Por esta selección, el lingüista pierde
su neutralidad y se torna en partidista o partidario. Asimismo, el
investigador científico o el equipo de investigadores no está aislado 103
de la sociedad sino que forma parte de un grupo de profesionales, de
una organización, de una forma de administrar el que hacer científi-
co, y por ende, responde a un proyecto humano subyacente. Esta
ubicación y participación institucional y profesional hacen que el
lingüista no esté en posibilidades de buscar una verdad neutra y
etérea, porque tiene un interés determinado. Su proyecto no es, com-
pletamente desinteresado sino que contiene siempre una parte ideo-
lógica, eventualmente inconsciente.
Por ello, la lingüística participa en la construcción social de la
realidad, mantiene determinado tipo de relaciones con el poder polí-
tico vigente. La neutralidad u objetividad lingüística no es sino una
ideología que encubre su dimensión política, por ende, su opción
partidaria. No es de extrañarse que en América Latina, algunas co-
munidades mayas y sus aliados hayan denunciado y denuncien el
carácter etnocida del trabajo de algunos institutos de lingüística.
Porque han actuado y actúan más como agencia de penetración cul-
tural e ideológica, (Instituto Lingüístico de Verano, por ejemplo)
que como instituciones de investigación al servicio de los intereses
de dichos Pueblos.
A pesar de los hechos anteriores, algunos lingüistas sostienen
que la lingüística es ajena a la política. Según estos lingüistas sea
cual fuere la opción política (colonialismo, anticolonialismo,
asimilismo, pluralismo etc.), ella no puede tomar partido, porque el
objeto de estudio no permite intervenir sino de manera técnica en la
descripción estructural de cada idioma.
Sin embargo, es necesario señalar que sus resultados son y pue-
den ser utilizados para uno u otro fin, para justificar uno u otro pro-
yecto político. Eso hace que la lingüística, muy a pesar del lingüis-
ta, termine por avalar y fundamentar prácticas de genocidio lingüís-
tico o prácticas de reconocimiento y revitalización lingüísticos. Es
5 necesario reconocer que aún en la descripción lingüística propia-
4 mente dicha, el lingüista, como todo investigador científico, puede
soslayar hechos, tolerar sesgos o contaminaciones, los cuales mani-
fiestan, a menudo, su opción política implícita.
Estas aserciones, se fundamentan en dos hechos que las apunta-
lan: el primero es que en la construcción del conocimiento lingüísti-
104
co, el lingüista no es un agente pasivo. Y el segundo es que la lin-
güística ya estuvo políticamente comprometida y ya avaló prácticas
de genocidio lingüístico.
Efectivamente, Valiñas (1983: 5-25), en la introducción de su
artículo Alfabetización y la Experiencia Mixe, señala que no se pue-
de dejar que la lingüística, como ciencia, tenga por sí sola la opción
de ser buena o mala. Es decir que no se la puede calificar de tradicio-
nal, vanguardista, normal, verdadera, etc. puesto que ella no se
hace a sí misma sino que es producida por los lingüistas. Sea cual
fuera la escuela o teoría lingüística que sigan o el tipo de estudio
lingüístico que realicen, no se les puede eximir de la culpabilidad
de hacer de la lingüística lo que es. Porque en dicha producción, los
lingüistas ellos no son agentes pasivos. Así, de ellos depende que
haya cambio o continuismo en la lingüística. Y viceversa, por el
hecho que los lingüistas son los agentes del cambio o del
continuismo, no pueden haber calificativos positivos o negativos
para dicha ciencia, pero sí para los mismos lingüistas. Según Valiñas,
dichos calificativos deben ser formulados en base a la satisfacción
de los intereses de trasfondo que los lleva a seguir tal o cual tenden-
cia en su trabajo.
Estos calificativos para los lingüistas son inevitables, debido a
que tienen el poder de enunciar la verdad inapelable sobre las len-
guas que estudian y que a menudo no las hablan o de las que no son
propietarios. Tienen la capacidad de acceder a la verdad lingüística
que proviene de las lenguas mismas y posteriormente influirlas, más
ello no puede ser cuestionado por los hablantes, debido a las dife-
rencias de competencia profesional.
Por otro lado, Calvet (1974: 15-32) demuestra que la lingüísti-
ca, desde sus inicios hasta principios del presente siglo, transformó
las relaciones de diferencia lingüística en relaciones de superiori-
dad a favor de las lenguas europeas. Es decir, la lingüística consagró 5
la superioridad de ciertas lenguas de la familia indoeuropea y negó 5
el valor y la calidad de las otras, sobre todo de las lenguas pertene-
cientes a otras familias lingüísticas.
Asimismo, Calvet señala que esta visión ideológica que la lin-
güística presaussuriana dio a las relaciones de diferencia lingüísti-
105
ca, preparó el camino, fundamentó y justificó –de manera directa o
indirecta– el centralismo, etnocentrismo, eurocentrismo y colonia-
lismo. El practicar y defender en su campo dichas desviaciones
lingüísticas facilitó el traslado y la aplicación de las mismas en el
campo político. Además, permitió la interpretación tendenciosa de
otros fenómenos tales como las relaciones de diferencia entre cul-
turas, Pueblos, etc. por ejemplo, en España, Nebrija proclamó el
Castellano como compañero del imperio. De esa manera justificó
la importancia de sus estudios lingüísticos y de su gramática, la
cual se publicó en 1492.
Estos hechos enseñan que la reflexión lingüística ya estuvo po-
líticamente comprometida. La evidencia es que ya estuvo al servicio
de los intereses de las comunidades lingüísticas y grupos sociales
dominantes, y no al servicio de los hablantes de cada lengua subor-
dinada. La lingüística, como práctica científica, ya estuvo politizada,
y debido a dicho partidismo, ya fue culpable de etnocidio.
En efecto, fueron los lingüistas como Vaugelas y Malherbe (en
Calvet 1974: 23-25) los que fundamentaron la supremacía del ha-
blar de los nobles sobre el del pueblo. Fundamentaron también la
supremacía del hablar de los habitantes de las capitales y metrópolis
sobre el de los de la periferia y colonias respectivamente. Smith y
Maupertuis (en Calvet 1974: 27-31) fundamentaron la superioridad
de las lenguas de la familia indoeuropea, calificándolas de civiliza-
das en relación a las lenguas de otras familias lingüísticas. A éstas
las consideraron como salvajes y fósiles de una etapa pasada de las
lenguas europeas. Fueron inclusive lingüistas de renombre como De
Saussure, Bloomfield y Martinet (en Calvet 1974: 43-46) quienes
permitieron la ambigüedad y la confusión en la definición no–lin-
güística de los términos lengua y dialecto.
Este compromiso político de la lingüística a favor de grupos
5 dominantes, se debe a que estudia idiomas de comunidades
6 lingüísticas que ocupan un lugar en la escala social y en la estructu-
ra étnica de cada sociedad. Por ello, no puede obviar la ideología
que interpreta las relaciones, conflictos y luchas entre naciones, na-
cionalidades y clases sociales.
En la actualidad, este sesgo (versión ideológica y trato concreto
106
desiguales para los idiomas) no ha desaparecido. Así, en varios paí-
ses continúa la persecución y negación de la existencia y calidad de
los idiomas de los Pueblos.
Guatemala, por ejemplo, es un país donde los idiomas mayas
continúan siendo víctimas del expansionismo lingüístico de los di-
rigentes ladinos. Estos dirigentes, utilizando la máscara de la cultu-
ra y unidad nacionales, y la del progreso y desarrollo materiales,
someten dichas lenguas al exterminio e imponen la lengua colonial
como lengua oficial.
Los argumentos contra los idiomas mayas son, desde luego fala-
ces, porque la explotación del Maya, la dependencia del país de las
economías centrales y desarrolladas, la división del mismo en estra-
tos y clases sociales, continúan. Asimismo la discriminación racial y
étnica, el colonialismo interno entre nacionalidades, la diferencia
entre Mayas y Ladinos, continúan y continuarán a pesar de la des-
aparición de los idiomas mayas. Para los observadores atentos, es
obvio que las causas del subdesarrollo, del analfabetismo, de la es-
tratificación y descomposición sociales, no son los idiomas mayas,
sino otras.
Calvet sostiene, en contrapartida, que una lingüística conscien-
te de sus aplicaciones políticas y culturales, no pueden ser neutra y
pasiva, sino militante. Considera que a los lingüistas que trabajan
lenguas perseguidas y despreciadas les corresponde la tarea de de-
fender el derecho a la vida de dichas lenguas. Y, por ende, defender
el derecho a la existencia de las nacionalidades que las hablan. Es
sobre todo a los lingüistas autóctonos, empíricos o no, a quienes
corresponde la lucha por la defensa y desarrollo de sus respectivos
idiomas, eso implica la defensa y realización de su propia cultura.
Esta lingüística consciente debería asimismo luchar contra el colo-
nialismo lingüístico, oponiendo al imperialismo y chauvinismo
lingüístico vigentes como al desdén por las lenguas avasalladas, el 5
trabajo de la descripción minuciosa de las mismas. 7
Para compensar los efectos devastadores de la lingüística
presaussuriana y las ambigüedades de la postsaussuriana respecto a
las lenguas, la lingüística militante debe luchar por el derecho a la
vida de todas las lenguas. Y luchar, por el derecho de todas las per-
107
sonas a existir en el centro de sus respectivas culturas. Entre estas
dos opciones políticas, no queda lugar para una lingüística neutra,
objetiva, pura, apolítica.
Es difícil pues, sobre todo en Guatemala, donde impera el colo-
nialismo ladino y donde la misma Constitución Política asigna fun-
ciones informales a los idiomas mayas, que el lingüista se defina como
neutro y apolítico porque trabaja sobre idiomas sentenciados a muer-
te y oficialmente degradados. En este país, el lingüista que trabaja
sobre idiomas mayas sólo tienen dos opciones: o la complicidad acti-
va con el colonialismo y asimilismo lingüísticos vigentes, o el
activismo a favor de un nuevo ordenamiento lingüístico. Y en el cual
se concrete la igualdad de derechos para todos los idiomas, lo que
implica igualdad de derecho para las nacionalidades y los Pueblos.
3. Deslices de la Lingüística Maya
Las relaciones de complicidad de la ciencia lingüística con el
etnocentrismo y colonialismo, han desaparecido relativamente, so-
bre todo después de la aparición de las tesis saussurianas a principio
del siglo XX. En la actualidad, la metodología científica recomien-
da una separación entre compromisos políticos del lingüista y el
trabajo descriptivo y analítico de un idioma. Lo primero se refiere al
hecho que se sitúa abiertamente en el campo ideológico y
extraidiomático y lo segundo al hecho que se sitúa mayoritariamente
en el campo científico e intraidiomático.
Pero, en los lingüistas contemporáneos, el compromiso político
puede manifestarse aún en la descripción de la estructura interna de
los idiomas a través de deslices y contaminaciones, como en la ma-
nera de efectuar los análisis lingüísticos. Ciertamente, los deslices
no se dan exclusivamente en el campo de la lingüística. Pero la exis-
tencia de determinado tipo de deslices en y por parte de la lingüísti-
ca maya, señala, a nuestro juicio, la presencia de cierta ingenuidad
5
o de cierta desvergüenza política de quienes caen en ellos. E aquí
8
los siguientes deslices que van contra los intereses del Pueblo Maya
puesto que actúan en contra de la subsistencia, desarrollo y autono-
mía de sus idiomas. La mayoría de estas flaquezas son ejecutadas
por personeros del Instituto Lingüístico de Verano I. L. V.
108 Limitarse a una visión funcionalista de la problemática lingüís-
tica de la República y por ende, reducir dicha problemática a un
problema de integración lingüística. La visión funcionalista in-
terpreta las relaciones entre idiomas en términos de intercambio,
interrelación, contacto y complementariedad con vistas a obte-
ner la integración, la aculturación, el equilibrio y la cohesión de
Guatemala. En consecuencia, obvia el sistema colonial por el
cual se origina y en el cual se inscriben dichas relaciones
lingüísticas. También obvia las tensiones y conflictos que exis-
ten entre idiomas e ignora la muerte lenta y programada de los
idiomas mayas.
Considero que el uso exclusivo de este enfoque es un desliz.
Desliz porque constituye un transplante de la problemática lin-
güística de otros países y del tipo de soluciones que se practica
en ellos (integración de las minorías lingüísticas en USA, por
ejemplo). Asimismo, es un enfoque que tiene sus propias limita-
ciones, porque favorece una integración falsa de la sociedad e
ignora los casos donde las comunidades lingüísticas dominadas
constituyen una amenaza para la cohesión de la sociedad.
Este conflicto lingüístico entre los idiomas mayas y el castella-
no no puede comprenderse y explicarse con profundidad si se
niega o ignora la carencia de poder político y económico de
cada comunidad maya o si se toman solamente variables
lingüísticas. Para ello es necesario tomar en cuenta variables
económicas, políticas, históricas e ideológicas. Estas últimas son
las variables determinantes del comportamiento lingüístico, tan-
to de los Mayahablantes como de los Castellanohablantes, y del
grado de vitalidad y pureza de sus idiomas respectivos.
La problemática lingüística refleja de manera transparente la rea-
lidad colonial y social, es decir, que manifiesta los efectos del
colonialismo y del genocidio cultural de que son objeto los
Mayas. Asimismo refleja, los efectos de la posición social des- 5
ventajosa que ocupan mayoritariamente en la escala social. 9
Evitar o retardar la transferencia de conocimientos y
metodologías de la ciencia lingüística a los Mayas. Varios lin-
güistas utilizan a Mayas como conejillos de indias que se pres-
tan a que sus lenguas orales sean fotografiadas y escudriñadas
109
hasta en sus entrañas más profundas. O bien son reducidos al rol
de auxiliares de investigación que nunca llegan a madurar para
tomar por sí mismos, el estudio y la promoción de sus propios
idiomas.
De hecho, algunos lingüistas no reconocen que los idiomas ma-
yas son propiedad colectiva de los Mayas y que a estos compete,
primordialmente, estudiarlos y decidir el destino de los mismos.
Por ello, considero que deben revisarse las relaciones entre los
lingüistas y los informantes mayas, para hacer que el lingüista
extranjero capacite a homólogos mayas, con el fin de formar y
multiplicar a lingüistas mayahablantes. Por ahora, la descrip-
ción de los idiomas mayas, su normalización y modernización
ha sido, hasta hace poco, un monopolio de los no Mayahablantes,
sean extranjeros o guatemaltecos.
Un hecho muy asociado con el anterior desliz es el de remunerar
muy por encima del promedio de salarios vigentes a los infor-
mantes mayahablantes. Este tipo de remuneración crea buena
imagen al empleador, pero hace que estos informantes difícil-
mente trabajen por salarios normales. Y, esto, hace que otros
equipos de investigación no puedan recurrir a sus servicios pues-
to que no están en capacidad de remunerarlos de la misma mane-
ra. Este desliz Político tiene como efecto negativo el anular o
poner fuera de circulación a otros equipos e instituciones
lingüísticas, quizás más identificadas con los intereses del Pue-
blo Maya, pero carentes de recursos.
Instrumentalizar la descripción de los idiomas mayas para fines
ideológicos. Esta instrumentalización se da antes, durante y des-
pués del trabajo de investigación. Así existen lingüistas que se-
leccionan los temas de investigación y los lugares para el estu-
dio de campo, no en función de intereses lingüísticos de las co-
5 munidades mayas sino de los organismos que financian la inves-
0 tigación. Otros intercalan lecciones de religión en las gramáti-
cas de los idiomas mayas que elaboran y publican. Otros se dedi-
can a la traducción de Biblias en los diferentes idiomas mayas,
para fines de penetración ideológica (evangelización cristiana).
También se utiliza el estudio de los idiomas mayas para alcanzar
110 renombre y promoción profesional.
Creo que puede afirmarse que aquí hay una desviación profesio-
nal, porque la metodología científica exige a los lingüistas, por
lo menos, la separación del discurso ideológico, del discurso
lingüístico. Así por ejemplo, cabe preguntarse en qué ayuda a
los Mayas la traducción de biblias y catecismos en sus propios
idiomas. En qué les ayuda a mejorar sus condiciones materiales
de vida, a revitalizar su cultura y a normar y promover sus idio-
mas. Ayuda quizá a prolongar la agonía de dichos Idiomas, pero
no a revitalizarlos, ni a equilibrar la desigualdad lingüística
imperante.
Realizar estudios parciales y simplistas de los idiomas mayas
por razones de economía, facilidad, preferencia o incompeten-
cia.
Algunos lingüistas, ante las dificultades que presenta la des-
cripción que realizan, han optado por soluciones que hacen cua-
drar o verificar sus teorías o hipótesis o las que permiten más
facilidad para concluir en tiempo récord el estudio.
A primera vista, este comportamiento evidencia solamente un
desliz profesional, pero también constituye una desliz político
porque revela el desdén que tienen por el objeto de estudio y sus
hablantes. Estas desviaciones señalan a los Mayas la necesidad
de revisar los trabajos descriptivos realizados por los lingüistas.
En efecto, el hecho de ser lingüistas graduados no significa que
no se equivoquen o hagan descripciones basadas en la ley del
menor esfuerzo, o limitados por los fondos y el tiempo de que
disponen.
Reflejar con exactitud y sin criticidad la situación anémica en
que se encuentran los idiomas mayas en la actualidad, sin sumi-
nistrar explicación alguna. Así, los idiomas mayas se encuen-
tran invadidos de préstamos o importaciones lexicales prove- 5
nientes del Castellano, son idiomas ágrafas o privadas de escri- !
tura, y han perdido, por desuso, numerosos vocablos pertene-
cientes al campo jurídico, administrativo, religioso, político,
artístico, etcétera. Esta situación anémica se refleja en las frases
y oraciones que construyen los Mayas y que el lingüista registra
111
y desmenuza. También se refleja en las frases y artículos o textos
que los Mayas traducen espontáneamente del Castellano a sus
idiomas.
Para no hacerles el juego al colonialismo y al genocidio lingüís-
tico, es necesario que el lingüista explique las causas de esta
situación anómala a sus lectores, y no reflejarla como el estado
normal de dichas lenguas. En todo caso, habría que explicar con
veracidad por qué los Mayas están mezclando sus idiomas con el
Castellano. De hecho, el estado contaminado de dichos idiomas
se debe a los cinco siglos de opresión colonial que han padecido
las comunidades mayas. Esto a pesar de los cambios que se han
realizado en Guatemala en cuanto a formas de gobierno, formas
de economía y Pueblos dominantes.
Fragmentar o atomizar las comunidades lingüísticas mediante la
insistencia y la oficialización de las variantes dialectales de las
mismas. De hecho, los lingüistas que estudian lo que separa a
los hablantes de un Idioma hacen el juego al colonialismo lin-
güístico ladino y, por ende, al de la castellanización.
En el lenguaje escrito, el efecto de esto es dialectizar dichos
idiomas, eso hace que sus hablantes pierdan la conciencia de la
unidad lingüística y también la conciencia de formar una sola
comunidad étnica. Esta práctica divisionista contrasta con la
posición de Valiñas, quien señala que una lengua estándar debe
cumplir con las siguientes funciones: unificar una comunidad
de habla y ser instrumento de identidad étnica (1983: 10-11). Es
claro que las variantes dialectales existen en todos los idiomas,
pero en ningún idioma tienen reconocimiento a nivel del len-
guaje escrito. Por ello es difícil comprender por qué existen lin-
güistas que publican libros y revistas en los dialectos de cada
uno de los idiomas mayas, sin que se haga lo mismo con los
5 dialectos del Castellano.
" El tratamiento que debe darse a las variantes dialectales debe
estar orientado por las necesidades de sobrevivencia y desarro-
llo idiomático de cada comunidad lingüística y por las necesi-
dades de concientización y unificación lingüísticas. Las varian-
tes dialectales de los idiomas mayas deben ser, entonces, acep-
112
tadas a nivel oral pero superadas a nivel escrito a través de la
búsqueda o conformación de una variante estándar.
Instituir y apoyar alfabetos y ortografías de los idiomas mayas
idénticos y supeditados a los del Castellano. Para los Mayas ini-
ciados en esta materia, es conocido el hecho que el anterior alfa-
beto oficial fue elaborado más por extranjeros que por
guatemaltecos. Lo grave no es la nacionalidad de sus
formuladores, sino el haber utilizado como criterio básico de
formulación: la mayor semejanza con el alfabeto del Castellano,
para facilitar la mudanza lingüística de los Mayahablantes.
Este criterio forma parte de las estrategias del asimilismo lin-
güístico. Dicho criterio, está concebido para facilitar el paso
inmediato de la alfabetización en Maya a la lectoescritura en
Castellano, y para que el educando pueda leer materiales escri-
tos en Castellano desde los primeros grados de primaria. Este
alfabeto funcionó, como factor de integración lingüística nacio-
nal (ver su utilización en la actual educación bilingüe
sustractiva) y como medio para ahorrar al Estado la tarea de rea-
lizar publicaciones en idiomas mayas (Alvar, 1976: 133-149).
Reflejar con parcialidad el repertorio lexical de cada uno de los
idiomas mayas. Se conocen diccionarios o glosarios de algunos
idiomas mayas que se caracterizan por no registrar todo el voca-
bulario inadecuado y contrario a determinados dogmas. Estos
dogmas en general, pertenecen al dominio político y militar o al
ámbito religiosos e ideológico. Se supone que esta depuración
se hace con el fin de orientar el comportamiento de los Mayas y
hacer que se sujeten al estereotipo colonial del buen Maya: man-
so, humilde y obediente. Aquí, el compromiso político del lin-
güista modela su producto final. El producto que presenta está
sesgado al reflejar parcialmente la realidad lexical de los idiomas 5
en cuestión para ajustarlo a sus parámetros morales, ideológicos o #
políticos.
Todos estos deslices profesionales y políticos atentan directa-
mente contra la vitalidad y desarrollo de los idiomas mayas. Pero los
lingüistas del Instituto Lingüístico de Verano cometieron otros que
113
atentaron contra los intereses de las nacionalidades del Pueblo Maya.
Así, estimularon el surgimiento y multiplicación de sectas
fundamentalistas para impedir el despertar de la conciencia social y
de la conciencia nacional de estas nacionalidades. Asimismo pudie-
ron formar esquemas mentales en sus adeptos, favorables al estilo de
vida norteamericano (God is an American), y disfrazar el etnocidio
bajo la forma de rogativas cristianas.
Algunos lingüistas mayas tienen también sus propios deslices.
Entre estos podemos citar el querer imponer la variante dialectal de
su localidad como variante estándar de su idioma. Es decir supeditar
la escritura de los idiomas mayas a la oralidad de los mismos (hacer
que la lengua se escriba tal como se habla). Olvidando que ambas
formas de expresión tienen su propias pertenencia, o sea, sus rasgos
propios; y olvidando que los idiomas mayas han estado privados de
escritura durante cientos de años. Lo cual ha hecho –en virtud de la
ley del menor esfuerzo– que sufran contracciones y omisiones de
sílabas, vocales o consonantes en determinadas palabras de la expre-
sión oral. Asimismo, el querer que los idiomas mayas traduzcan con-
tenidos mediante equivalente, lexicales de un idioma a otro. Cuan-
do de hecho, los idiomas difieren entre sí por su riqueza lexical en
uno u otro sector de la experiencia humana, por su manera particular
de generar palabras simples o compuestas, para expresar matices,
etcétera.
Considero importante que los lingüistas tengan presente que la
descripción, la escritura, la estandarización, la actualización de los
idiomas mayas, deben ser vistos, desde el principio hasta el final
(Valiñas, 1983: 8-10), como proyectos. Proyectos que formen parte
de las estrategias y alternativas indias de sobrevivencia y desarro-
llo. Es decir que son operaciones que deben nacer dentro de las co-
munidades lingüísticas como armas opositoras, como respuestas es-
5 tratégicas a los embates que desencadena el colonialismo ladino
$ contra ellas. De esta manera, tendrán menos riesgos de deslizar polí-
ticamente o de desviarse profesionalmente.
4. Aportes de la Lingüística Maya
Todos aquellos lingüistas que no caen en los deslices políticos y
114 profesionales recién enumerados, están contribuyendo a que la lin-
güística maya tenga aportes positivos, de manera directa o indirecta,
para con los Mayas. En efecto, la comprensión global y adecuada del
conflicto lingüístico existente en Guatemala, la explicación del es-
tado y nivel de conciencia así como del comportamiento lingüístico
de los Mayas, la capacitación de los lingüistas Mayas son aportes
positivos. Asimismo la no instrumentalización y la no-dialectización
de los idiomas mayas para fines coloniales y asimilistas o ideológi-
cos, la responsabilidad profesional en la descripción de dichas len-
guas, etc. son contribuciones positivas para el conocimiento y per-
petuación de dichos idiomas y de sus hablantes en la historia.
Sin embargo, se pueden citar otras contribuciones que está dan-
do y puede seguir dando la lingüística maya. La codificación y la
estandarización de dichas lenguas tienen efectos positivos sobre la
estabilidad relativa y, por ende, sobre la sobrevivencia de las mis-
mas, así como sobre el desarrollo de una literaturas escrita propia.
La modernización lexical de dichos idiomas, es decir, la actualiza-
ción científica y técnica del vocabulario de los mismos, tienen efec-
tos positivos sobre la multiplicación de funciones y esferas de com-
petencia de los mismos. La revelación de la estructura morfológica,
sintáctica, fonética de dichas lenguas, ayuda a modernizar el léxico
de las mismas a través de la generación de vocablos nuevos de acuer-
do a las reglas fonológicas propias. Esto, a través de la asimilación
conveniente de las importaciones o préstamos lexicales. La revela-
ción de las estructuras complejas de los idiomas mayas contribuye,
asimismo, a demostrar a los ciudadanos prejuiciosos y prejuiciados
que los idiomas mayas, por la autonomía lexical fonológica y
morfosintáctica que poseen, no pueden ser considerados como dia-
lectos.
Respecto a estas contribuciones, puede afirmarse que la lingüís-
tica maya apenas ha comenzado a balbucear. El juicio sobre esta
contribución sólo puede ser dado, en definitiva, por los Mayas del 5
siglo XXI. Aquí solo se trata de señalar el camino que es necesario %
recorrer y las condiciones bajo las cuales debe realizarse dicho reco-
rrido.
Es evidente que la lingüística maya, independientemente de las
tareas que le quedan por realizar, ya ha dado aportes positivos a
través de los estudios aislados e introductorios. Así, gracias a la 115
glotocronología y a la lingüística histórica, está contribuyendo a
delinear las raíces históricas del Pueblo Maya. La fecha y lugar de
nacimiento probables del protomaya, el análisis retrospectivo de las
influencias lingüísticas recibidas y aportadas en el tiempo y en el
espacio son datos útiles para la historia e identidad de los Mayas.
Asimismo, la clasificación de los idiomas Mayas en subfamilias apor-
ta datos útiles para la reconstrucción de la historia e identidad de las
comunidades lingüísticas de dicho Pueblo. También, la existencia
de cierto material escrito sobre los idiomas mayas de los siglos pasa-
dos, ayuda a los Mayas a recuperar vocablos, estructuras sintácticas,
formas verbales, que actualmente no se utilizan pero que pueden
revivir y actualizarse.
Como se observa, la lingüística maya puede compensar los efec-
tos negativos y las secuelas tenebrosas que dejó en Guatemala la
lingüística pre y postsaussuriana. Todo depende de la opción políti-
ca que realicen los lingüistas entre las soluciones asimilistas y
pluralistas, las corrientes colonialistas y anticolonialistas. Todo de-
pende también del uso que terceras personas hagan de los resultados
de sus investigaciones.
3 CONCLUSIÓN
La existencia de los idiomas mayas evidencia, en gran medida, la
resistencia cultural y política de los Mayas ente el colonialismo la-
dino y el asimilismo étnico de que son objeto. Esta resistencia se
realiza en los estratos bajos y rurales del Pueblo Maya, y por ello, la
vitalidad y el arraigo de estos idiomas se confirma más en dichos
sectores. Y lo realizan a pesar de haber padecido y padecer más que
otros sectores los rigores del capitalismo dependiente (explotación
económica), del colonialismo interno (opresión nacional) y de su
5 derivado: el racismo (discriminación racial). Esta resistencia lingüís-
& tica y cultural es la manifestación de la voluntad política del Pueblo
Maya de no someterse al dominio colonial. Y es esta misma realidad
colonial la que hace, por ahora, que dicha resistencia se practique
más en la clandestinidad, y más por instinto de conservación que por
conciencia nacional.
116
Ante la existencia actual de dichos idiomas, la clase dirigente
ladina, mayoritariamente colonialista, ha programado una arremeti-
da sistemática contra ellos con el objeto de erradicarlos del patrimo-
nio cultural de Guatemala y de la humanidad. Y la vez, consolidar el
Castellano como lengua nacional y obtener una uniformidad nacio-
nal. Este programa de exterminación lingüística puede comprobarse
con la imposición del idioma del Pueblo Ladino como idioma ofi-
cial para los Mayas, con la práctica de la castellanización obligato-
rio en las escuelas. Asimismo, con el proceder del Estado que fun-
ciona como si todos los guatemaltecos fueran Ladinos y
castellanohablantes (tribunales de justicia, medios de comunicación
social, administración pública, etcétera). Otra forma de arremeter
contra los idiomas y la identidad nacional de los Mayas es la de
preservar su realidad colonial y su realidad social desventajosa para
obligarlos a castellanizarse por necesidad e interés. Para ello, evitan
o retardan tanto el reconocimiento concreto del derecho a la autono-
mía y al autogobierno del Pueblo Maya, como la implementación de
cambios socioeconómicos.
Existen, entonces, dos posiciones encontradas: la de las clases
laboriosas mayas que luchan por mantener con vida sus propios idio-
mas, y la de la clase dirigente Ladina que lucha por exterminarlos.
Ante esta situación, los lingüistas (y no la lingüística) no pue-
den hacer otra cosa sino tomar partido. O bien colaboran con el colo-
nialismo ladino en el desmantelamiento abierto o encubierto de los
idiomas mayas, o bien se solidarizan con el Pueblo Maya en su ten-
tativa por detener la corrupción y la muerte de sus respectivos idio-
mas. Esta obligación de tomar partido, junto con la opción teórica y
metodológica, la ubicación institucional, la pertenencia e identifi-
cación étnicas, y la participación activa en la construcción del co-
nocimiento, no permiten que los lingüistas practiquen una lingüísti- 5
ca neutra y objetiva. En Guatemala, sólo hay y sólo puede haber /
lingüística maya comprometida.
Este compromiso político aceptado, implícita o explícitamente
por el lingüista, se refleja necesariamente en la manera de realizar y
utilizar las descripciones lingüísticas y en los análisis que hace de
la estructura de estos idiomas. Y todo esto, a pesar que la lingüística 117
solamente busca descubrir y revelar la estructura interna per se de
los idiomas.
Quienes opten por hacer una lingüística partidaria del derecho a
la vida de los idiomas mayas, inscribirán su acción en el proceso que
busca el establecimiento de la legalidad internacional (el derecho a
la libredeterminación de los Pueblos colonizados). Y también que
busca el establecimiento de los derechos y libertades del hombre (el
derecho de las personas a ser tratadas como sujetos de derecho). Este
proceso conduce necesariamente a la formación de una comunidad
federativa guatemalteca, en la cual se garantice al Pueblo Maya la
plena igualdad de derechos. Esto sería tanto en el plano cultural y
político (autonomía nacional) como en el económico y social (desa-
rrollo material).
5
(
118
BIBLIOGRAFÍA
120
ENSAYO SOBRE LAS VARIEDADES
DE ENSEÑANZA BILINGÜE
(Desde el bilingüismo etnocida hasta el bilingüismo etnocida)
1 V ARIEDADES DE B ILINGÜISMO
Hay variedades de bilingüismo o diferentes maneras de concretizarlo.
Así, tenemos el yuxtapuesto y el superpuesto, el institucional y fun-
cional, el territorial y el personal, el aditivo y el sustractivo, etcéte-
ra.
1. Bilingüismo Yuxtapuesto y Bilingüismo Superpuesto
El bilingüismo Yuxtapuesto es aquel que se realiza dentro del
área de un Estado o sociedad determinados. Dos o más de sus
regiones son oficialmente unilingües y el bilingüismo resulta de
la puesta en relación o cotejo de una región con otra en el marco
del Estado. Por ejemplo, el caso de Bélgica que tiene 3 regiones:
Región Wallona, Región Flamenca y Región Alemana. El Estado
es bilingüe pero no los Pueblos o comunidades culturales, ni las
personas.
El Bilingüismo Superpuesto es el que se da al interior de país o
región y en el cual a la lengua materna (primera lengua) de la
población o individuo, se suma una segunda lengua, de manera
obligatoria y legal. Esto es lo que se pretende hacer con las co-
munidades y regiones monolingües mayas: se les quiere sobre-
poner el Castellano. La superposición lingüística consiste en
colocar el idioma castellano sobre los idiomas mayas respecti-
vos de cada comunidad étnica. La persona, la etnia, la región,
pueden y deben ser bilingües.
6 2. Bilingüismo Institucional y Bilingüismo Funcional
2
El Bilingüismo Institucional consiste en que, una vez instaurado
el monolingüismo en una región determinada, se exige el bilin-
güismo a los ciudadanos cuyo idioma materno no es el idioma
oficial de la región o país de residencia y trabajo. Es decir que,
122 por ley, tienen que conocer y manejar, además de su idioma ma-
terno, el idioma oficial de la región en que viven y trabajan. Este
es el caso del inmigrante extranjero que se naturaliza en un país
dado: sea cual fuere su idioma materno, está obligado a aprender
y manejar el (o los) idioma(s) oficial(es).
El Bilingüismo Funcional consiste en que, una vez instaurado el
monolingüismo en una región o país determinado, se exige el
conocimiento y manejo del idioma oficial regional de manera
progresiva y discriminada a aquellos ciudadanos cuyo idioma
materno no es el mismo. Es decir que, a los inmigrantes que no
hablan el idioma oficial regional, se les exige que lo aprendan
en un lapso prudencial. Pero a los empleadores no se les obliga a
despedir o a no contratar al personal altamente calificado que
no habla dicho idioma oficial. El bilingüismo funcional es, pues,
más relativo y condicionado, mientras que el institucional es
más absoluto y tajante.
3. Bilingüismo Territorial y Bilingüísmo Personal
El Bilingüismo Territorial, se refiere al hecho de que, en una
región determinada, se utilizan dos idiomas oficiales debido a
la igual proporción de hablantes de cada uno de ellos en la mis-
ma. Este es el caso de la región de Bruselas en Bélgica, que es
oficialmente bilingüe puesto que el Francés y el Flamenco son
los dos idiomas oficiales y están en igualdad de condiciones. En
la región se hablan dos idiomas pero las personas no son bilin-
gües, excepto los funcionarios públicos. Es decir que los miem-
bros de cada comunidad lingüística tienen derecho a recibir los
servicios públicos en su propio idioma (escuela, administración
pública, etcétera).
El Bilingüismo Personal es aquel que se da a nivel de personas
independientes de una u otra comunidad lingüística. Existen
personas y minorías lingüísticas que manejan dos o tres idiomas
6
y que los han aprendido por iniciativa y responsabilidad. Este 3
es el caso de los judíos, quienes, además de hablar Hebreo o
Yiddish como lengua materna, hablan el idioma oficial del país
o región en que viven y trabajan. Por su propia cuenta y posibi-
lidad, dicha minoría lingüística implementa sus propias escue-
las para la enseñanza del Hebreo y su cultura. Este es también el 123
caso de los Taiwaneses inmigrantes en Guatemala y que hablan
el Cantonés como lengua materna, además del Castellano, el cual
es el idioma oficial de la República. Ni Judíos, ni Taiwaneses
tienen para sí una región o barrio donde su idioma materno sea
el idioma oficial. Es decir que son personas y minorías étnicas
sin inscripción territorial.
4. Bilingüismo Equivalente o Bilingüismo Desproporcional
Los idiomas no tienen el mismo estatus ni están respaldados por
el mismo poder económico y político. Por ello, a nivel de personas o
grupos se dan necesariamente dos clases de bilingüismo: El Equiva-
lente y el Desproporcional.
El Bilingüismo Equivalente consiste en aprender y conocer, o
dos idiomas consolidados o dos idiomas vulnerables. Un caso
de bilingüismo de los Idiomas consolidados es el de los
castellanohablantes de Guatemala que aprenden Inglés. Y un
ejemplo de bilingüismo de idiomas vulnerables lo dan los
mayahablantes Kaqchikeles que aprenden el K’iche’, o los
Q’eqchi’ que aprenden Mam.
En ninguno de los dos casos anteriores se da un bilingüismo
sustractivo; en el primer caso, el aprendiz de inglés no percibe
su comunidad étnica y su idioma como inferiores y no los ve
amenazados en su existencia. En ambos casos, el aprendiz del
idioma maya tampoco ve su idioma materno exclusivamente
amenazado en su integridad y existencia. En ambos casos, pues,
el aprendiz percibe, tanto su idioma materno como el segundo
idioma que estudia, como idiomas en igualdad de condiciones
por la similitud de condiciones económicas y políticas de sus
hablantes.
El Bilingüismo Desproporcional. Este bilingüismo consiste en
6
4 conocer y hablar dos idiomas en desiguales condiciones econó-
micas y políticas. Se da entre un idioma vulnerable y uno conso-
lidado tal como sucede con los Mayas que aprenden el Castella-
no. También se da entre un idioma consolidado y uno vulnera-
ble tal como acontece con los castellanohablantes que aprenden
124 un idioma maya. En el primer caso, el bilingüismo que se le
inculca o se ve sometido es sustractivo. El Castellano –idioma
fuerte y prestigioso por razones sociales y coloniales- se super-
pone, desplaza y elimina el idioma materno del educando maya.
En el segundo caso, el bilingüismo que resulta es aditivo, por-
que el idioma maya aprendido como segundo idioma no va a
desplazar ni eliminar el idioma castellano del aprendiz.
En la perspectiva de la defensa y promoción de los idiomas y
culturas vulnerables, cuando el bilingüismo que se da es
desproporcional y por ende sustractivo, debe renunciarse a la
enseñanza prematura del segundo idioma. O bien, debe poster-
gar su enseñanza hasta que su adquisición produzca el menor
daño posible en la competencia comunicativa y personalidad de
los educandos, así como en la vida y desarrollo de su primer
idioma.
5. Bilingüismo Aditivo y Bilingüismo Sustractivo
Tal como los términos lo indican, el primer tipo de bilingüismo
(el aditivo), busca sumar un segundo idioma al primero del hablante.
En cambio el sustractivo busca sustraer el primer idioma del hablan-
te para substituirlo por el segundo. El estudio específico de estas
variedades en la enseñanza escolar es el objetivo de este artículo, y
por ello le consagramos los siguiente apartados.
137
Alumnos Alumnos Alumnos
Nivel % %
nacional Mayas DIGEBI
IDIOMA MATERIAS 6
MAYA IDIOMA 50% )
MATERIAS 50%
IDIOMA CASTELLANO IDIOMA
139
Medio Social: Idioma Maya 100%
Principales Rasgos de este Modelo de Enseñanza Bilingüe
La Competencia Comunicativa: la comunidad relativa de códi-
gos permite la intercomprensión entre educadores y educandos,
y ésta a su vez, hace que la escuela tenga efectos directos positi-
vos (el ser productiva a nivel de transferencia de contenidos) y
efectos indirectos positivos (el reducir la tasa de ausentismo,
repitencia y deserción escolar).
En este caso, se puede decir que la escuela sí cumple, al menos a
nivel interno. Cumple con su misión alfabetizadora; con su mi-
sión de reconocer el idioma materno del educando y del introdu-
cir y mantener el conocimiento suficiente del castellano como
segundo idioma. La competencia comunicativa que se logra con
este sistema es más avanzado, puesto que el conocimiento y la
práctica de los dos idiomas se prolonga, a nivel de cursos, más
allá de los grados de la primaria.
Pero, además de dichos logros, la escuela contribuye también a
mantener vivas y dinámicas tanto al primero como al segundo
idioma de los educandos por el uso que hace de ellos. Los usa no
sólo como instrumento de comunicación (sobre todo el castella-
no) y signos de identidad étnica y cultura (sobre los idiomas
mayas), sino también como contenidos temáticos (cursos de gra-
mática, etcétera).
Causas del Recurso a los Idiomas de Enseñanza: el objetivo,
causa y medio de la enseñanza bilingüe es el conocimiento prác-
tico y teórico de ambos idiomas, el materno y el oficial. En los
primeros años de la primaria se recurre mayoritariamente al idio-
ma materno, pero no estrictamente como muleta de apoyo del
aprendizaje del castellano. Puesto que dicho idioma no es des-
echado nunca de la enseñanza, ni como lengua de instrucción
7 (forma), ni como objeto de estudio (contenido). No hay, pues,
= instrumentalización completa de los idiomas mayas ni de los
educadores indígenas que los utilizan en las aulas de las escue-
las. La instrumentalización se da solamente en los primeros años
de la primaria, pero con fines de adición y no de sustracción
lingüística.
140
Relación con la Personalidad de los Educandos: el trauma que
sufren los educandos mayas en este tipo de enseñanza bilingüe
es mínimo, aunque sí significativo. Por un lado tienen maestros
de su propio Pueblo que los instruye en su propio idioma y que,
en principio, se identifican lingüística y culturalmente con él; y
por el otro, tienen maestros ladinos que les instruyen en Caste-
llano. Sin embargo, el trauma puede provenir más del hecho que
los docentes mayas pueden tener remuneraciones bajas, status
social y profesional bajos, tal como sucede en la actualidad con
los promotores bilingües. Puede provenir también del hecho que
los mismos docentes mayas, por su enajenación étnica, traten
con desdén al idioma y cultura del educando, o bien prefieran
enseñar en Castellano por la ignorancia gramatical de su idioma
materno. Estas situaciones no hacen sino reflejar y reproducir
dentro de la escuela el tratamiento peyorativo que reciben di-
chos idiomas y Pueblos a nivel macro social.
Asimismo, el trauma existe –y proviene efectivamente–tal como
ya lo mencionamos, debido a que el entorno social inmediato y
las clases dirigentes de la República, exigen el conocimiento y
manejo del Castellano. Este equilibrio lingüístico forzado y
extraescolar es el que tiene más efectos negativos sobre la perso-
nalidad del educando y que se manifiesta a través de complejos
de inferioridad y en autodesestima étnica. Así lo aseveran
González–Moreyra R. Y Aliaga J. Ellos sostienen que, en las
condiciones en las que el medio ambiente sociocultural impone
el dominio de un idioma que no es precisamente el idioma ma-
terno del sujeto, el bilingüismo escolar provoca tensiones emo-
cionales, vergüenza, dubitaciones, inseguridad, etcétera. 5
Relación con el Entorno Sociocultural: esta forma de enseñanza
bilingüe está en concordancia relativa tanto con el entorno 7
sociocultural inmediato (local y regional) de la escuela como 1
con el mediato (macrosocial y global). Esta concordancia relati-
va se entiende así: está en consonancia relativa con el entorno
lingüístico inmediato de la escuela por el hecho de enseñar el
idioma maya y de utilizarlo en un 50% como idioma de instruc-
ción. Pero a la vez está adaptando al educando mayahablante al 141
entorno mediato y a las exigencias lingüísticas de la etnia y
grupos dominantes y gobernantes al enseñar y utilizar en un 50%
el Castellano.
Sin embargo, el principal error de este modelo es en relación con
el efecto negativo del entorno económico y la política global
sobre los idiomas mayas. Debido a la situación dependiente y
subordinada de los Mayahablantes, los idiomas mayas han per-
dido y están perdiendo terreno ante el Castellano. Este retroceso
se manifiesta tanto en el comportamiento lingüístico de los Ma-
yas como en la composición lexical de dichos idiomas. Pero la
escuela procede en materia lingüística como si estuviera en una
sociedad sin estratos sociales, sin relaciones de dominación en-
tre idiomas, y sin prejuicios y estereotipos negativos de tipo
lingüístico y étnico. Otorga un tratamiento igualitario a los idio-
mas como si los mismos fueran idiomas consolidados y oficiales,
tal como lo hacen las escuelas capitalinas que implementan el
bilingüismo equivalente (Inglés/Castellano, Francés/Castellano,
Alemán/Castellano, etcétera).
La enseñanza bilingüe aditiva y abstraccionista, aunque no se
puede decir que forma parte de las estrategias directas del
asimilismo étnico, no contribuye abiertamente, a su nivel y en
su campo, a paliar la descomposición y muerte de las lenguas
vulnerables. Porque dicha enseñanza no reduce y compensa la
acción negativa del contexto social sobre las mismas. Todo lo
contrario, hace abstracción de la situación desventajosa de di-
chos idiomas y, por ello, termina favoreciendo –indirectamente–
un bilingüismo sustractivo. Así, este modelo de enseñanza bi-
lingüe, ciertamente no forma parte –de manera abierta– de las
estrategias del asimilismo étnico, pero la favorece por su indife-
7 rencia hacia la acción de la realidad social. Es un modelo ideal
2 para una sociedad sin colonialismo interno y sin estratos socia-
les, o bien, un modelo para lenguas en igualdad de condiciones.
Relación con los Derechos Humanos: se puede decir que con
este tratamiento tímido e inicial de los idiomas mayas, la escue-
la primaria viola los Derechos Humanos de las comunidades
142 mayas. En efecto, apenas respeta algunos aspectos del artículo
58 de la Constitución Política que instituye el derecho de las
personas y de las comunidades a su identidad cultural de acuer-
do a su lengua. Entendemos que el goce de este derecho es per-
manente, completo y en todo lugar. Asimismo, apenas respeta o
cumple con el artículo 66 el que establece que el Estado recono-
ce, respeta y promueve el uso de los idiomas y dialectos de los
grupos indígenas de ascendencia Maya. Esta promoción
idiomática instituida, la entendemos como la necesidad de esta-
blecer un trato preferencial para con los idiomas vulnerables con
el objeto de compensar la desigualdad real entre ellas y el Caste-
llano por y en el contexto social.
Este tipo de enseñanza bilingüe, por lo tanto, viola las normas
jurídicas establecidas con respecto al tratamiento de los idiomas
mayas. Ello se debe a que el reconocimiento lingüístico que es-
tablece es temporal y parcial, pues solo se realiza en la primaria
y solamente en un 50%. Esto no contribuye a contrarrestar los
efectos negativos del entorno social sobre la vida y pureza de
los idiomas mayas. Es decir, que con este tipo de enseñanza bi-
lingüe la escuela se queda corta pues no hace todo lo que puede
y debe hacer en pro de la promoción de dichos Idiomas.
Relación con la Educación Maya Guatemalteca: este tipo de
enseñanza bilingüe no se ha aplicado en Guatemala. Sin embar-
go, creemos que este modelo podría ser adoptado de inmediato
por el sistema educativo para empezar a respetar los derechos
lingüísticos y culturales de las comunidades mayas. La conside-
ramos adecuada porque es una fórmula que evitaría el traslado
repentino a otros lugares de trabajo de los docentes
castellanohablantes que atienden en castellano a los educandos
mayahablantes. Permite a los docentes mayahablantes en servi-
cio de ubicarse en sus respectivas comunidades lingüísticas y el 7
estudiar y profundizar progresivamente su idioma materno para 3
servir clases en el mismo. Reduciría la oposición a la enseñanza
bilingüe de los asimilistas hispanistas que exigen el
monolingüismo en idioma castellano y la de los que exigen el
cumplimiento de la enseñanza monolingüe en idioma maya.
143
4. La Enseñanza Bilingüe Aditiva, Funcional y Realista
Llamamos así a la enseñanza bilingüe que resulta de la acción
coordinada, progresiva y complementaria que se da entre la escuela
primaria y su entorno inmediato:
La escuela enseña casi exclusivamente en y el idioma materno y
local de los educandos, pero a la vez, enseña el Castellano como
segundo idioma para satisfacer los requerimientos lingüísticos
de los padres de familia y de las normas jurídicas en materia
lingüística.
El educando maya estudia el y en su idioma materno pero tam-
bién aprende el Castellano como segundo idioma por razones
instrumentales y relacionistas y no integrativas o asimilistas.
Se le denomina funcional y realista porque es muy operativa en
la enseñanza/aprendizaje de la primera lengua, a la luz de los Dere-
chos Humanos y de la promoción de los idiomas mayas.
Aquí, la escuela no tiene ninguna visión castellanizadora por-
que se basa parcialmente en el principio del unilingüinismo, es de-
cir, la Mayanización de la enseñanza para Mayahablantes. Su objeti-
vo es reproducir el monolingüismo maya pero sin excluir el conoci-
miento y uso instrumental del Castellano en virtud de su calidad de
idioma oficial e idioma dominante. Por ello, a nivel de porcentajes
en el uso y cobertura de ambos idiomas, no se da el paralelismo o
paridad idiomática sino una franca preferencia y ventaja acordada
en favor de los idiomas vulnerables.
CUADRO No. 4
La Enseñanza Bilingüe Aditiva, Funcional y Realista
(Pluralismo Lingüístico)
Primaria Completa
7
4
IDIOMA M AYA M AT E R I A S
IDIOMA 95%
4 RESUMEN
Como se ha visto, no existe una sola variedad de enseñanza bilin-
güe. Existen tantas variedades como modalidades de aplicación.
7 Además, hay variedades positivas y negativas según el punto de vis-
& ta que se adopte para tratar la multiplicidad idiomática, las realida-
des existentes y según los valores que estén en vigencia. Tampoco
puede evaluarse la enseñanza bilingüe exclusivamente desde un solo
punto de vista, porque esto constituye un sesgo que no permite eva-
luarla correcta e integralmente.
156
Lo importante es recalcar que –para los miembros de comunida-
des lingüísticas subordinadas– el bilingüismo no es bueno en sí,
sino todo lo contrario. Todas las variedades constituyen métodos de
penetración del idioma oficial que busca la integración nacional, y
por ende, su asimilación. No hay, pues, diferencias de naturaleza
sino de grados entre las diversas variedades. Por eso se ha subtitula-
do este ensayo: desde el bilingüismo etnocida hasta el bilingüismo
etnocida, porque no hay bilingüismo no etnocida escolar excepto el
de y para los individuos y círculos sociales pudientes y dominantes.
Ni las leyes, ni la escuela pueden parar, por sí solas, la muerte de los
idiomas vulnerables. En efecto, una realidad social y una realidad
colonial favorables a la expansión del idioma consolidado no pue-
den ser contrarrestados, ni siquiera con una estricta enseñanza mo-
nolingüe en el idioma vulnerable o con la lealtad y orgullo lingüís-
tico de sus hablantes. De ahí que la enseñanza bilingüe, por optati-
vo y funcional que sea, por aditivo y tardío que sea, no puede servir
sino para favorecer, a la larga, el Monolingüismo en la lengua fuer-
te.
En la vida y la muerte de los idiomas, la escuela solamente es una
variable entre tantas y no de las más determinantes. Son el
autodesarrollo y el autogobierno de las comunidades lingüísticas las
variables más determinantes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 Mallen Piere, Louis. Preblemes actueles des nations bilingües (Problemas
actuales de las naciones bilingües), en Revue des sciences morales et
Politiques (Revista de Ciencias morales y políticas), Ediciones Gauthier,
Francia, 1983, páginas 475-498.
2 Varios autores, Derechos Indios, Derechos Humanos, Indian Law Resourie
Center, Washington D. C. 1984, páginas 14-19.
3 Gónzáles–Moreyra, R, y Aliaga J. La formación de conceptos en niños 7
bilingües, en Educación, Etnicas y Descolonización en América Latina, /
Vol. II, UNESCO, México 1983, páginas 401-423 (421-422).
4 Bibeau Guilles, citado por Mallen Pierre Louis, Problemes actueles des
nations bilingües, artículos citados, páginas 486-487.
5 Gonzáles-Moreyra, R. y Aliaga J. La formación de conceptos en niños
bilingües, artículo citado, páginas 485-486. 157
6 Mallen Pierre, Louis. Problemes actueles des nations bilingües, artículo
citado, páginas 485-486.
7 Lambert, Wallace, citado por Mallen P. L. Problemes actueles des nations
bilingües, artículo citado, página 485.
8 Kolers, Paul A. Traduction et bilingüisme (Traducción y bilingüismo), en
Comunications, Glangage et pensée de George A. Miller, Ediciones Simep,
Villeurbanne, Francia, 1975, páginas 181–187.
7
(
158
3
ROX TANAJ
TERCERA PARTE
7
)
159
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL DERECHO
A LA INFORMACIÓN DEL PUEBLO MAYA
DE GUATEMALA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 Guerra Borges, Compendio de Geografía Económica y Humana de Guate-
mala, Tomo II, IIES–USAC, 1981, página 321–342.
2 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Guatemala: el rostro
rural del desarrollo humano, Edición 1999, Guatemala, página 52.
3 Kaplun Mario, La Comunicación de Masas en América Latina, Colección 8
Educación Hoy, No. 5, Ediciones CELAM DEC–CIAR–CIEC, 1973, Bogotá, 9
114 páginas.
4 C o j t í D e m e t r i o , M a s s – m e d i a e t C o n t a c t d e Vi v i l i s a t i o n s a u G u a t e m a l a ,
Tesis doctoral, Universidad Católica de Lovaina, Tesis Mimeografiada, Bél-
gica, 1980. Circulación restringida.
169
5 Cojtí Demetrio, La Penetración del Discurso Radiofónico en las Comuni-
dades Tradicionales Mayances, Revista Estudios Sociales de la URL, No.
27–28, enero–julio, 1983, Guatemala, páginas 55–87.
Y Revista Estudios Sociales Centroamericanos del CSUCA, No. 41, mayo–
agosto, 1986, San José, Costa Rica, páginas 87–104.
6 Reyes Mataf. El Concepto de Noticia en América Latina: Valores Domi-
nantes y Perspectivas de Cambio, en Valor de las Noticias y Principios de
Comunicación Intercultural, Colección Estudios y Documentos de Comuni-
cación Social de UNESCO, No. 85, 1981, París, páginas 42–55.
7 Varios Autores, La Decolonisation de l’Information (La descolonización de
la información), Université de la Paix (Universidad de la paz), Reporte de la
Reunión Internacional, 1979, Bélgica, 36 páginas.
8 Varios Autores, Efectos Lingüísticos de la Transmisión Transcultural, en
La Transmisión Transcultural, Colección Estudios y Documentos de Comuni-
cación Social de UNESCO, No. 77, 1977, París, páginas 17–25.
8
0
170
LA PENETRACIÓN DEL DISCURSO RADIOFÓNICO
EN LAS COMUNIDADES TRADICIONALES
MAYAS
INTRODUCCIÓN
Este artículo es de una tesis doctoral concerniente al papel que jue-
gan los medios de comunicación social en las comunidades mayas
del altiplano guatemalteco. Dicho en pocas palabras, esta tesis de-
mostró lo discutible y/o relativas de las aseveraciones de tesis sobre
que los medios de comunicación juegan un papel integrador en las
comunidades tradicionales. Muy discutibles porque estos instrumen-
tos eran neutralizados o recuperados por las condiciones económi-
cas y socioculturales de la audiencia. 1
En efecto, al igual que otros investigadores, tales como
Moscovici S. Souchon M., Pieemme J. M. etcétera 2 , se plantea que el
comportamiento de los individuos ante los medios de difusión era
mucho más comprensible y explicable si se estudiaba la utilización
que hacían de esos instrumentos, (modelo funcional). Y no averi-
guando lo que tales medios hacían de ellos (modelo causal). Ade-
más, superamos el anterior modelo funcional, al plantear, en acuerdo
con Elliot P. y Bouillín–Dartevelle R. la hipótesis de que el contex-
to social de la audiencia era una determinante importante del com- 8
!
portamiento exposicional de los receptores. porque no vivían en un
vacío social en el que decidirían soberanamente del uso de sus má-
quinas y/o de la aceptación de sus mensajes.
Para verificar o desmentir esta hipótesis, se realizó en 1977, una
encuesta general en el altiplano noroccidental del país. Básicamen- 171
te el terreno de encuestas profundizadas estuvo constituido por dos
aldeas de la comunidad Kaqchikel, pero de hecho, y con la debida
anterioridad, se realizó la misma encuesta en aldeas escogidas de las
comunidades Mam, K’iche’, Q’eqchi’. Estas aldeas fueron escogidas
porque reunían características comunes de tradicionalismo: grado
elevado de monolingüismo maya y de analfabetismo, agricultura de
subsistencia y débil poder de compra. Asimismo, ausencia relativa
de servicios colectivos (agua potable, dispensario, etc...) y organi-
zaciones modernas (cooperativas, etcétera). El método que se utilizó
para recolectar la información fue el de la observación, participa-
ción y el de la entrevista libre.
El estudio de la inserción de la radiofonía se subdividió en los
tópicos siguientes: inserción del radiorreceptor como bien de con-
sumo y como símbolo, inserción de su discurso.
En este artículo, se verá este último aspecto: la inserción del
discurso radiofónico.
Este estudio se realizó mediante un análisis comparativo, desde
el punto de vista del hombre tradicional, de las dos formas de discur-
so: el tradicional y el radiofónico. Comprendió los aspectos siguien-
tes: código lingüístico y paralingüístico, código deontológico de la
palabra, e índices de credibilidad. Estos son los aspectos más deter-
minantes para los alocutados porque generalmente es con ellos que
deciden la recepción, comprensión y aceptación de sus contenidos.
Y por lo tanto, es con ellos también que la radiofonía juega sus posi-
bilidades de influenciar su mentalidad.
Se hará aquí abstracción del lenguaje musical, porque nuestro
interés es de analizar y comparar las dos formas de ejercer el lengua-
je oral. Ciertamente que la música es lo que más se escucha de la
radio, o es la razón de ser del radiorreceptor en esas comunidades,
pero el estudio de su influencia sobre la mentalidad del Maya des-
8 borda el cuadro del análisis propuesto aquí.
"
1 L A P ENETRACIÓN DEL R ECURSO R ADIADO COMO C ÓDIGO
LINGÜÍSTICO
Para estudiar la inserción lingüística y prosódica de la radiofonía,
procedimos a relacionar la inteligibilidad del Castellano por parte
172
de los oyentes mayahablantes y el idioma de las alocuciones radia-
das.
Es conocido por todos que la radiofonía utiliza dos tipos de len-
guaje en la elaboración de sus mensajes: el hablado y el musical.
Como el lenguaje verbal es el tipo de idioma usado predominante o
exclusivamente en las colectividades tradicionales, la radiofonía se
integra en la continuidad con su modo de expresión principal. Desde
el punto de vista del lenguaje, no hay contraposición sino continui-
dad entre ambas formas de expresión. Sin embargo, como la facultad
del lenguaje no puede ejercerse sino a través de algún idioma, la
palabra radiada establece una primera ruptura el utilizar el idioma
Castellano como vehículo de sus contenidos, porque las comunica-
ciones comunes y corrientes de sus oyentes se realizan en idioma
Maya.
1. La Radiofonía Castellanohablante
1.1 La Alocución de los Locutores
En Guatemala, la organización lingüística de la radiofonía es de
tipo colonial, porque la elección del idioma de difusión está deter-
minado por los intereses económicos, políticos y culturales de la
comunidad ladina dominante. Esta comunidad implementa en el país
una política idiomática colonialista, en el sentido de imponer su
propio idioma a los Mayahablantes y en detrimento de la conserva-
ción y desarrollo de los idiomas vernáculos. Basta con ver la políti-
ca idiomática que se sigue a través del sistema escolar. Por eso, de
una manera general se puede decir que la totalidad de las radioemi-
soras utilizan el idioma castellano como medio de difusión, en con-
traste con el idioma de sus oyentes (auditorio) tradicionales.
Por otro lado, las referencias lingüísticas de los círculos cultura-
les y académicos del país, y el uso de la alocución radiofónica como 8
medio para alcanzar prestigio y status por parte de los locutores, ha- #
cen que, también de una manera general, el nivel de idioma utilizado
en los mensajes sea de tipo esforzado y, hasta de tipo oratorio. Rara-
mente se utilizan el nivel común y corriente o el nivel familiar, y casi
nunca el nivel popular. Naturalmente que las alocuciones de nivel
173
esforzado o elocuente son difíciles de comprender para el oyente maya,
porque casi todos son analfabetos o semianalfabetos. 3 Algunos de ellos,
tales como los jóvenes semiescolarizados y los comerciantes, manejan
un nivel más bajo que los anteriores y que puede ser denominado
nivel elementario. Este nivel se caracteriza por la posesión de un re-
ducido léxico (vocabulario de sobrevivencia) y por hablar el Castella-
no con sintaxis maya (dame un mío, sus tierras el hombre). Desde
luego, este nivel de idioma nunca es utilizado en la radiofonía. Hay
entonces un contraste en materia de niveles de idioma.
A estas dos propiedades lingüísticas de la alocución radiofónica,
hay que agregar que, en algunas ocasiones, y por razones parcial-
mente económicas, la alocución se hace mecánicamente. Es decir
que se hace uso de su ritmo de locución demasiado rápido y de un
juego de entonaciones monótono rebuscado. Esta forma de expre-
sión contrasta también con las costumbres establecidas entre oyente
tradicional, porque con ellos se habla en un ritmo y entonación na-
turales. Estas son las tres características principales del discurso ra-
diado y que contrastan con el discurso del oyente/locutores mayas.
De lo anterior se deduce que la disparidad de códigos entre
interlocutores causa directa e inmediatamente la incomunicación
entre ellos: el oyente puede oír pero sin comprender los mensajes
hablados.
1.2 La Comprensión Auditiva de los Mayahablantes
Las alocuciones radiadas en Castellano no son comprendidas o
son comprendidas parcialmente debido a que la mayoría de la pobla-
ción tradicional no conoce el código de formulación. Así, los ancia-
nos en general, como la totalidad de familias pobres, no comprenden
nada o casi nada. Esto es así porque son quienes menos movilidad
geográfica tienen y quienes son depositarios de la cultura tradicio-
nal. En cambio, los jóvenes semiescolarizados y los jefes de familia
8 pertenecientes a la capa acomodada, sí comprenden, aunque sólo
$ parcialmente, tales alocuciones. Ellos comprenden algo porque es-
tán o vienen de dejar la escuela, y porque tienen oportunidades de
viajar hacia fuera. Estas observaciones permiten concluir que la in-
serción lingüística de la radiofonía hispanohablante es selectiva,
174
porque el idioma de las alocuciones es comprensible sólo para sec-
tores privilegiados de la comunidad tradicional.
Las mayorías que no las comprenden, se limitan a los programas
musicales, y evitan los programas hablados o los oyen como melo-
día de fondo.
Por otro lado, comprender parcialmente el Castellano no signifi-
ca automáticamente que se escuchen las alocuciones radiadas. Así,
los jóvenes semiescolarizados prefieren casi exclusivamente las
emisiones musicales, mientras que los jefes de familias acomodadas,
más preocupados por la productividad de su trabajo, les conceden
poca importancia pues las consideran como fútiles.
Así también, comprender parcialmente el Castellano no signifi-
ca tener una comprensión regular y promedio de las alocuciones,
porque la disparidad entre interlocutores, en materia de léxico y
formas sintácticas, es demasiado profunda.
Esta distancia provoca casi siempre el abandono de la audición
como consecuencia del desaliento que resulta de la contínua com-
prensión fragmentada. Además, la falta de práctica y maestría en este
idioma, no ayuda a descubrir el significado de las palabras descono-
cidas, valiéndose únicamente del contexto de las frases. Todo lo con-
trario, es a menudo el contexto quien coadyuva a oscurecer más el
sentido de algunas palabras, sobre todo cuando están utilizadas en
contextos particulares (metáforas, perífrasis, etcétera). A lo anterior
hay que agregar las dificultades de comprensión que resultan de una
alocución mecánica: un ritmo elevado de locución implica una ve-
locidad de recepción y por ende una velocidad de comprensión. Esta
costumbre prosódica de la radiofonía hace que los oyentes tradicio-
nales lo cataloguen como palabrerío, como parloteo gratuito. Hace
también que se pregunten sobre el valor de sus mensajes como para
ameritar tales esfuerzos locucionales.
Por todo lo anterior se puede concluir, entonces, que la inser-
ción lingüística de la radiofonía es superficial, además de selectiva. 8
Debido a sus contraposiciones, ella elimina o baja su propia audi- %
ción: el oyente desconecta el radio, cambia de emisora, escucha des-
cuidadamente o desvaloriza su mensaje.
Hay pues, poco traslado efectivo de ideas, por razones de con-
traste de código entre interlocutores en la comunicación radiofónica.
175
1.3 La Inserción Socioétnica de la Radiofonía Hispanohablante
Ninguna comunidad cultural concibe y vive su idioma única-
mente como medio de comunicación entre sus miembros. Todos lo
conciben como factor y portador de su identidad étnica, como ins-
trumento de afirmación y expresión cultural y como criterio de su
existencia y especificidad del Pueblo. El idioma es pues considera-
do como símbolo de la etnia de sus hablantes. 4
Este valor cultural del idioma, determinado por el aparato simbo-
licocultural de cada comunidad tiene, varias consecuencias en la
comprensión del uso de los idiomas en la radiofonía. Así, en el caso
de Guatemala, por el hecho de utilizar casi exclusivamente el Caste-
llano, la radiofonía es percibida por el Maya como una institución
de y para los Ladinos. Porque es por medio del idioma que instala su
campo de inclusión y exclusión entre audiencia. En efecto, el omitir
el uso de los idiomas mayas excluye de hecho al Maya y, por ende,
provoca su indiferencia, su no participación en esta actividad cultu-
ral. El Maya, el tradicional sobre todo, no se siente pues necesaria-
mente aludido por el discurso radiado.
Además, como el comportamiento cultural de la radiofonía es
idéntico al de otros locutores extranjeros que surcan el espacio de
las aldeas tradicionales (promotores de desarrollo, religiosos, maes-
tros, etc.), comportamiento que consiste en omitir y/o negar la vali-
dez de las naciones mayas, es considerada también como parte de la
maquinaria que busca eliminar la especificidad del mundo indígena.
En efecto, ella contribuye indirecta y accesoriamente a hacer que el
Maya desvalorice su propia cultura (idioma, expresiones artísticas,
conocimientos, etcétera), al idealizar continuamente los aspectos y
características de la cultura ladina.
Por otro lado, sabemos que para poder sobrevivir y adelantar, el
8 Maya está obligado ha aprender el Castellano, ya que este idioma le
& sirve de medio de comunicación con la comunidad ladina (con los
policías, tribunales, contratistas, funcionarios, etcétera). Este valor
práctico del Castellano hace que los oyentes, utilicen eventualmen-
te, la radiofonía, como academia de aprendizaje de dicho idioma:
acostumbramiento sonoro, mantenimiento de lo ya conocido y, a
176
veces, aprendizaje de nuevas palabras y expresiones. A este valor
práctico se agrega el valor simbólico que tiene dicho idioma, por-
que, por ser idioma hablado por la comunidad dominante, es consi-
derado como idioma de prestigio y por ende, su conocimiento sirve
como medio de obtención de mejor status social local. Este valor
simbólico también contribuye a hacer que la radiofonía sea utiliza-
da como laboratorio de castellano.
Se puede decir entonces que la inserción socioétnica de la
radiofonía, por intermedio del idioma castellano, se realiza en el
marco de la continuidad de las relaciones interétnicas coloniales.
Estas relaciones se traducen, en su espacio, en la omisión y exclu-
sión de los idiomas mayas, que significa a su vez una negación y
exclusión de los Mayas. Sin embargo, a causa del valor práctico y
simbólico que tiene el idioma castellano para ellos, la radiofonía es
a menudo utilizada como medio de familiarización con dicho códi-
go. La radiofonía no sirve pues como medio de comunicación sino
como laboratorio del idioma castellano.
2. La Radiofonía Mayahablante
A pesar de que la organización lingüística oficial de la radiofonía
es de tipo colonial, existen algunas radioemisoras rurales, sobre todo
de tipo religiosocultural, que difunden alocuciones en idiomas ma-
yas. Estas alocuciones son cualitativamente escasas (algunas horas
por semana), y se realizan en el idioma de la comunidad en que cada
radioemisora tiene asentada su planta y jurisdicción.
2.1 La Alocución de los Locutores
Las alocuciones en Maya están mayoritariamente presentadas en
un solo nivel de idioma: el nivel común y coloquial. Esto se debe a
que, por ahora, los idiomas mayas no están estandarizados y, por lo
tanto, tienen menos academicismo en sus formulaciones. Se debe
también a que son hablados por comunidades escasamente 8
estratificadas, lo que hace que el idioma sea poco utilizado como /
medio de obtención de prestigio. Estos factores hacen que la forma
de expresión no sea juzgada en base a los preceptos gramaticales del
lenguaje florido, sino en base a las reglas que hacen que un idioma
cumpla con su función de vehículo de comunicación. 5
177
Además, como la mayoría de los escasos programas difundidos
en Maya son de tipo educativo y recreativo, la velocidad de locu-
ción en ellos es relativamente ordinaria y natural (no hay reportajes
deportivos, ni radionoticieros), lo cual les da un aire serio y formal
ante los oyentes tradicionales.
De lo anterior se deduce, que por tener dichas características,
hay pocas posibilidades que los oyentes mayas no comprendan tales
alocuciones.
2.2 La Comprensión Auditiva de los Mayahablantes
Las colectividades mayas satisfacen sus necesidades de comuni-
cación por medio de su idioma vernáculo. Dirigirles la palabra en su
idioma, se inscribe entonces en la prolongación del código que uti-
lizan en la vida cotidiana y garantiza la comprensión auditiva de los
mensajes. Esta inteligibilidad es mucho más completa cuando las
alocuciones se realizan según las costumbres prosódicas tradiciona-
les y según las variaciones regionales de entonación y acento. Efec-
tivamente, en el curso de nuestro estudio, no detectamos dificulta-
des de comprensión de las alocuciones habladas en Maya.
Claro que hay muchas dificultades con respecto a las variacio-
nes de acento y uso exagerado de palabras prestadas al idioma caste-
llano, pero no impiden una comprensión fluida de las alocuciones.
De todas las comunidades estudiadas, sólo las familias ladinas his-
panohablantes tienen dificultades para comprender dichas alocucio-
nes, así como los Mayas recién inmigrados provenientes de otras
comunidades lingüísticas. Por su parte, los jóvenes semiescolariza-
dos, aunque posean cierta familiarización con el idioma castellano,
no tienen dificultades de hablar su idioma, mucho menos de com-
prenderlo. No podrían tenerlo puesto que el idioma usual cotidiano
es el idioma vernáculo. La escuela sólo es una isla castellana dentro
8 de la cultura maya; y no podría, por sí sola, transformar el código de
(
dichas comunidades.
Se puede decir entonces que la inserción lingüística de la
radiofonía maya es masiva y exhaustiva, porque la totalidad de la
audiencia maya tiene una comprensión completa de sus alocuciones.
178 Puede haber comunicación efectiva de ideas y opiniones a causa de la
identidad de códigos entre interlocutores. Sin embargo, como se verá
más adelante, la identidad de códigos lingüísticos no basta para esta-
blecer una transferencia, efectiva. No basta porque existen otros fac-
tores que condicionan la calidad de la audición y aceptación de men-
sajes: códigos proxémicos, deontológicos, etcétera.
2.3 La Inserción Socioétnica de la Radiofonía Mayahablante
El uso del idioma maya local en la radiofonía rural tiene conse-
cuencias sobre la audiencia en el plano social y étnico. Como el
idioma está intrínsecamente ligado a la identidad étnica, su uso im-
plica un reconocimiento público explícito y una inclusión de las
nacionalidades mayas del país por parte de la radiofonía. Esto hace
que la audiencia maya se considere más aludida al escuchar su pro-
pio idioma, más reconfortada en su identidad colectiva, más
concernida por esta práctica cultural hasta ahora monopolizada por
la comunidad dominante.
La actual utilización embrionaria de los idiomas mayas provoca
entonces entusiasmo en la audiencia mayahablante que se expresa e
identifica por medio de dichos códigos. Provoca también cierta ava-
lancha por escuchar dichas alocuciones o por lo menos un mayor
interés por conocer sus contenidos, lo que a su vez repercute en una
mayor audiencia de las estaciones emisoras de tales mensajes.
Desde luego, este interés es mucho más fuerte cuando los conteni-
dos difundidos son de utilidad práctica (la hora exacta, etc.) o acordes
a sus parámetros socioculturales (valores, creencias, mitos, estereoti-
pos, etcétera).
Sin embargo, nuestro estudio revela también los límites de esta
promoción y expresión pública de la identidad étnica por medio del
idioma. Debido a sus condiciones precarias de vida, el oyente tradi-
cional tiende a considerar como prioritario y urgente el aprendizaje
8
del idioma dominante, para fines de sobrevivencia y de autodefensa. )
O bien aprenderlo para fines de progreso en el contexto de la socie-
dad guatemalteca (solicitudes y contratos de trabajo, trámites admi-
nistrativos, etcétera). En consecuencia, desea también aprenderlo
pues su desconocimiento lo aislaría y abandonaría desarmado en
manos de los hispanohablantes. Para el efecto, propone entonces que 179
se hable en forma bilingüe. Este deseado bilingüismo radiofónico
no debe realizarse mediante traducciones simultáneas sino sucesi-
vas pues es la fórmula que le permite comprender mejor las alocucio-
nes, y al mismo tiempo aprender el idioma castellano. Es la forma
que no lo desarma lingüísticamente ante la comunidad dominante;
pero tampoco lo estrangula en su identidad étnica. 6
Así, la radiofonía, por el hecho de difundir algunas alocuciones
en idiomas Mayas, toca las identidades colectivas de los Pueblos
que constituyen su audiencia. Y asimismo modifica, aunque sea sim-
bólicamente, las tradicionales relaciones coloniales existentes entre
ellos al instaurar una esporádica paridad entre sus idiomas. Por esta
razón, la radiofonía puede convertirse, cuando las condiciones so-
cio–políticas los permitan, en uno de los espacios de la confronta-
ción interétnica. Porque hasta ahora, siempre han habido notables
(autoridades diversas, etc.) que piden la exclusión de los idiomas
mayas de la radiofonía. Hoy en día, ya hay también otros que piden
la expulsión del idioma castellano de la radiofonía del altiplano o,
al menos, el fin de su monopolio en esa instancia.
3. Resumen
En resumen se puede decir que la inserción lingüística y
paralingüística de la radiofonía colonial en un medio multilingüe
tradicional, se realiza normalmente en términos de ruptura de los
códigos precolombinos: ruptura de idioma, de niveles de idioma y
de costumbres discursivas. Debido a eso, la transferencia de ideas es
nula o casi nula y, por lo tanto, no pueden haber influencias sobre
las mentalidades que emanen directamente de los contenidos de los
mensajes. Cuando mucho, la radiofonía colonial funciona como me-
dio de familiarización fonética al código dominante.
En los raros casos que se de identidad de código entre
9
= interlocutores, existe posibilidad de transferencia de mensajes, pero
no necesariamente transferencia efectiva a causa de la ruptura de
otros códigos paralelos tales como los cognoscitivos, proxémicos,
quinésicos, etcétera. Sin embargo, por trabajar con el material lin-
güístico, y por las relaciones intrínsecas que el idioma entretiene
180 con la etnia, la radiofonía toca en carne viva el ser colectivo de las
comunidades que constituyen su audiencia y, por ello, puede con-
vertirse en un espacio de confrontación (o de su coordinación). Por-
que hasta ahora, la comunidad dominante lo utiliza como medio de
negación y penetración cultural de las comunidades mayas, mien-
tras que éstas tratan de utilizarlo como medio de reconocimiento y
expresión pública de sus particularidades étnicas respectivas.
4 CONCLUSIÓN Y D ISCUSIÓN
Esta investigación de campo ha corroborado, en primer lugar, las
proposiciones de la teoría de las comunicaciones 16 y la de la teoría
de los grupos 17 y, por ende, las ha reforzado en sus planteamientos.
La teoría de las comunicaciones asevera que, cuando no hay co-
munidad de códigos entre emisores y receptores, no hay comunica-
ción. Eso porque la disparidad de códigos transgrede el principio de
homifilia cuya vigencia es necesaria para toda transferencia eficaz 9
de ideas. Este principio exige que los interlocutores sean del mismo %
plumaje y hablen el mismo lenguaje, es decir, tengan los mismos
códigos lingüísticos, paralingüísticos, referenciales, connotativos,
así como los mismos valores, mitos, creencias, status social y esti-
los.
195
Por su lado, la teoría de los grupos, ofrece un modelo de com-
prensión de los cambios que se producen al interior de sistemas que
permanecen invariables. Dicha teoría asevera que la composición de
un elemento cualquiera con su elemento asimétrico o inverso da como
resultado un elemento neutro del mismo sistema. Es decir, que, cuan-
do se quiere resolver un problema oponiéndole una solución
asimétrica o contraria, se mantiene y se agrava dicho problema en
vez de solucionarlo. La escalada oposicionaria entre solución y pro-
blema puede llegar a niveles tan elevados que la solución puede
convertirse en el peor de los males, pues trae consigo más problemas
del que inicialmente quería solucionarse.
En base a los resultados de una encuesta, y con el aval de estas
dos teorías, se puede concluir, entonces, que en las sociedades tradi-
cionales, los efectos ideológicos primarios del discurso radiado son
nulos o casi nulos. Esto debido a la disparidad de códigos que se da
entre los interlocutores. Pero además de eso, por sus contraposicio-
nes abiertas, la radiofonía funciona más como factor de aislamiento
y tradicionalismo, que de desarrollo y modernización. Porque sobre
estimula el funcionamiento de sus mecanismos de defensa (exposi-
ción, percepción y retención selectivas). Este fenómeno complejo se
debe, sobre todo, a los comunicadores sociales, que desconocen los
principios elementales de la comunicación eficiente. Y se debe tam-
bién a la lógica socioeconómica y cultural del contexto nacional en
que se inserta la institución radiofónica.
También la encuesta de campo corroboró la hipótesis central de
trabajo, en el sentido de que las condiciones económicas y
socioculturales de la recepción determinaban la selección, compren-
sión y aprobación de los mensajes radiados. En efecto, el proceso de
la comunicación social no es, y no será, un fenómeno aislado por-
9 que, en nuestro caso, los oyentes están colocados dentro de una es-
& tructura social global, a la vez que participan del sistema cultural
que les es propio. En consecuencia, sus reacciones ante los mensajes
reflejan los diferentes sistemas de significación de que disponen,
según su posición social y condición cultural.
Asimismo, las expectativas que podrían tener con respecto al
196 discurso radiado están modeladas por sus condiciones económicas y
socioculturales de vida. Porque nadie es capaz de esperar mas que
aquello que está en medida de concebir y comprender. Así, si los
oyentes esperan la hora exacta de la radio, no es porque los locuto-
res les dijeron que es civilizado conocerlo. Esperar la hora exacta
porque las relaciones obreropatronales aldeanas se han racionado
tanto que nadie quiere quitar y regalar horas de trabajo a nadie. Por
esa razón, son más determinantes las condiciones de la recepción de
mensajes que la forma o contenido de los mismos. Porque de nada
serviría que un mensaje fuera formulado conforme a los códigos del
receptor si éste no tiene ninguna necesidad práctica o simbólica de
escucharlo.
No obstante, lo anterior, es decir, no obstante reconocer la pre-
eminencia del contexto de la recepción sobre la comunidad de códi-
gos entre interlocutores, ambos son interdependientes. Sí,
interdependiente porque aunque el receptor estuviera ya modelado
en cuanto a sus expectativas en mensajes, si no los encuentra en el
cuadrante de su aparato, o los encuentra formulados en códigos
indescifrables, se produce el fenómeno de autoexclusión. Puede afir-
marse que esto sucede con la radiofonía guatemalteca en las comu-
nidades tradicionales: el contexto de la recepción no favorece su
comprensión y aprobación, además, ella hace todo lo posible por no
ser inteligible y valorizada. De ahí resulta el fenómeno de desvalo-
rización y autoanulación de su discurso.
Ahora bien, es del conocimiento de todos que, aunque la radiofonía
opere como instrumento de incomunicación y como factor de tradi-
cionalismo, las colectividades tradicionales continúan su lento pro-
ceso de modernización y desarrollo. Puede afirmarse que esta situa-
ción se debe más a la acción de otros factores que a la de la radiofonía.
Se debe a la penetración de otros locutores cuyos discursos pueden
ser más compresibles y/o creíbles (religiosos, maestros, promotores de 9
desarrollo, etcétera). Se debe sobre todo a la inevitable integración de /
los aldeanos que, por razones económicas u otras (pobreza local)
incursionan con estadías y viajes a las ciudades (empleadas domésti-
cas, soldados, comerciantes, obreros, etcétera). Esto quiere decir que
el cambio de las colectividades tradicionales se realiza más por la
acción de otros factores que por la del discurso radiado. Claro que la 197
radiofonía acompaña dicho proceso no como institución motora, si
no como institución parásita. Porque tal como se utiliza actualmente,
sobre todo en el sistema de radiodifusión comercial, ello no es, ni
agente de desarrollo o educación integral, ni factor de integración
sociocultural. No es porque sus propiedades técnicas intrínsecas sean
las de un medio de transmisión de mensajes al que hay que atribuirle
potencialidades que no puede cumplir en el terreno de los hechos.
REFERENCIAS B IBLIOGRÁFICAS
1 Cojtí Cuxil, Demetrio; en Mass-media et Contact de Civilisations au Gua-
temala. Disertación Doctoral en Comunicación Social. Tesis mimeografiada.
Universidad Católica de Lovaina, Bélgica; 1980. (Tesis en Francés).
2 Moscovici, S.; Souchon, M.; Piemme S. M.; citados por Boullin-Dartewelle,
R.; del Instituto de Sociología de la Universidad Libre de Bruselas, en Revue
de l’Institut de Sociologie, Editions de l’Université de Bruxelles, No. 1-2,
1978, pp. 121-132.
3 La Sociolingüística admite 5 niveles de lengua en la expresión oral: oratorio,
esforzado, ordinario, familiar y popular. Los niveles populares y esforzado
d e s c a n s a n s o b r e c r i t e r i o s s o c i o - c u l t u r a l e s . Ve r a s í : F i s h m a n A . J . ; e n
Communication, Langage, Pensée; Editions Simpe, Villeurbanne-France,
1975; pp. 174-181.
Vanoye, F.; en Expression, Communication; Editions Armand Collin, París;
1973; pp. 30. 33.
4 La Lengua no sólo es portadora de contenidos, sino también contenido en sí
misma.
Fishman, A. J.; en Sociolinguistique; Editions Labor, Bruxellas; 1971; pp.
17-20.
Vendryes Joseph; en Le Langage: Introduction Linguistique a l’Histoire;
Editions Albin Michel, París; 1968; pp. 259-272.
5 El hablar oral de los campesinos tiene reglas gramaticales más estrictas que el
hablar escrito de los eruditos. Ellos no admiten discusiones sobre dichas re-
glas.
9
6 La traducción sucesiva es la que se hace frase a frase, sub-frase tras sub-
(
frase. De lo contrario, no se podría comprender (como en el caso de la traduc-
ción simultánea), o recordar y comparar (como en el caso de traducciones en
final de exposición).
7 Ver también Poriez, J. en Ethnies et Sociétés Heteroculturelles, Ethnologie
Regionale II, Encylopedie de la Pleiade; París; 1978; pp. 1915.
198
8 Ejemplo: la identidad y valor social de Pedro Xaper ante su comunidad, depen-
de de su pertenencia al linaje de los Xapera’, y no a sus méritos y coordenadas
personales. Si los Xapera’ tienen fama de regateros, así será también la
imagen de Pedro Xaper.
9 Falla, Ricardo; en Quiché Rebelde; Colección Realidad Nuestra, volumen 7;
Editorial Universitaria, Guatemala; 1978 pp. 100-115.
10 Ver también: Leenhardt, M.; en Do Kamo; Editions Gallimard, París; 1976,
pp 227-231.
11 Watzalawick, P.; Weakland, J.; Fich, R.; en Changements; Editions du Seuil,
París; 1973; pp. 294-300.
12 Miller, A. G.; en Communication, Langage, Pensée; obra citada; pp. 151-
158.
Guiraud, Pierre; en La Semiologie: PUF, París, 1977; pp. 55-61.
13 Ver también Bellenger, L.; en L’expression Orale; PUF, París, 1979; pp. 43-
77.
Vanoye, F.; Mouchon, J.; y Sarrazac, J. P.; en Pratiques de l’Oral. Editions
Armand Colin, París; 1981; pp. 69-97.
14 Muchielli, Roger; en Opinions et Changement d’Opinion. Editions Sociales
Francaises, Paris; 1969; pp. 76-78.
15 Porier, J.; en Identités Culturelles et Relations Interethniques; Editions
Complexe, SPRL, Bruxelles; 1978 pp. 295 y ss.
16 Wiener, Norbert; citado por Muchielli, Roger; en Communication et Reseaux
de Communications; Editions Sociales Francaises, París; 1973 pp. 16-25.
Rogers, M.; Schoemaker, F.; en La Comunicación de Innovaciones; Edicio-
nes Herrero Hermanos Sucesores, S. A. México: 1974; pp. 15-16.
17 Galois, Evariste; citado por Watzlawick, P., Weakland, J., Fisch, R.; en
Changements; Editions Du Seuil, París; 1973; pp. 19-30.
9
)
199
0
=
4
RUKAJ TANAJ
CUARTA PARTE
La Cuestión Política
0
1
LA OPINIÓN POLÍTICA: LA DINÁMICA
DE SU FORMACIÓN Y EXPRESIÓN
EN EL CAMPESINADO MAYA 1
1 PRESENTACIÓN
Este ensayo busca delinear la situación de la formación y expresión
de uno de los aspectos de la opinión pública, la opinión política, en
y de las localidades mayas rurales del país. Para hacerlo, hemos uti-
lizado dos procedimientos: las aserciones de algunos estudios sobre
la formación y expresión de la opinión política, y entrevistas a per-
sonajes claves de la población maya respecto a la temática del ensa-
yo. Las aserciones sobre formación y expresión de opinión política
se refieren a la opinión en medios urbanos y en poblaciones de paí-
ses desarrollados, pero tienen la virtud de suministrarnos hilos con-
ductores y de servirnos de parámetros de comparación. Las entrevis-
tas a personalidades claves del campesinado maya, por su lado, no
fueron suficientes, en cantidad, para dar a los resultados del estudio
un valor representativo. Pero a pesar de no ser suficientes ayudan a
fundamentar las proposiciones que se exponen al final del mismo.
En otras palabras, las aserciones finales de este ensayo no tienen
valor establecido y comprobado sino valor de hipótesis fundamen-
0 tadas y consistentes.
2
Este ensayo fue primeramente expuesto y discutido en el Semi-
nario Interno sobre Investigaciones de Opinión Pública en Áreas
Rurales de Guatemala, realizado por el Centro de Estudios de Opi-
nión Pública (CEOP) de la Asociación de Investigación y Estudios
Sociales (ASIES). Algunas de las objeciones que recibió fueron to-
202
madas en cuenta, trabajadas y resueltas en este ensayo. Otras en cam-
bio, han quedado pendientes de resolver porque necesitan de más
investigación de campo.
Exponemos la temática de la opinión pública, desde el ángulo
del hecho social, producido por la interacción entre personas, gru-
pos y colectividades, y la centramos alrededor de la opinión políti-
ca, la cual se refiere a la comunidad política. Al hablar de comuni-
dad política nos referimos a gobernantes, sistemas de gobierno, le-
yes, sistema de partidos políticos, formas de resolver problemas so-
ciales y problemas étnicos, credibilidad de autoridades públicas,
principios del pluralismo político, etc. El objetivo del estudio con-
siste en determinar el lugar, momento y forma en que se principia,
modela, controla y expresa la opinión política de los ciudadanos
Mayas.
213
1.4 En la Edad Adulta (Edad de 30 a 60 años)
Influencia desfavorable del ambiente de vida, de la edad y de las
circunstancias de vida de la localidad; en influencia desfavora-
ble de fuentes exógenas a la misma (radioperiódicos, organis-
mos de desarrollo etcétera).
En el caso estudiado por Lane y Sears, una población urbana del
país desarrollado, la inestabilidad y el conflicto de opiniones de los
adultos disminuye a partir de los 28 ó 30 años. Eso como consecuen-
cia de la estabilidad y homogeneidad del ambiente en que viven: los
amigos se parecen unos a otros. Este conflicto se resuelve en la di-
rección de una desviación de las normas políticas paternas, y de un
asentamiento definitivo de las nuevas opiniones, las cuales casi ya
no cambian durante el resto de la vida.
Con respecto al Maya campesino y adulto, se puede indicar que
ciertamente se dan en su vida la estabilidad y la homogeneidad del
ambiente de su vida rural (agricultura de minifundio ciclo repetitivo
de la vida agrícola, economía de subsistencia). Y el campesino maya
también confronta cierto conflicto de opiniones entre las suyas y las
de sus familiares mayores de edad. Sin embargo, este conflicto se
realiza más en el campo de las creencias y lealtades hacia las institu-
ciones y organizaciones de su localidad (cofradías, hermandades,
etcétera) y no respecto a la comunidad política guatemalteca. Su
opinión negativa respecto a esta última permanece constante, ex-
cepto que se ha agravado debido a los últimos reveses que ha recibi-
do y visto en su localidad: masacres, secuestros y torturas a granel.
Nos referimos a la vida de posguerra que ha sido de temor y miedo,
inflación galopante de los precios de los productos de primera nece-
sidad y militarización de la vida civil, etcétera. Por otro lado, su
desconocimiento del engranaje y funcionamiento de la república
0 continúa igual que en los anteriores períodos de edad.
$ Los ancianos de hoy, por su lado, recuerdan, cuando tenían entre
30 y 50 años de edad, la irrupción del gobierno de Carlos Castillo
Armas (l956). Así como la inmediata represión que se dio contra los
dirigentes de las organizaciones campesinas del altiplano que im-
pulsaron la reforma agraria en los tiempos de Arévalo y Arbenz
214
Guzmán. Las tierras que habían sido medidas y distribuidas a los
campesinos necesitados de tierras fueron expropiados de nuevo y
devueltos a sus antiguos dueños. Como consecuencia, tuvieron que
regresar de nuevo a trabajar en las fincas de la costa sur, la única
manera de tener sembrados de maíz para aquellos que no poseían
tierras o tierra en suficiente cantidad.
Recuerdan también que en dicha época hicieron su aparición
propagandística los partidos políticos, hay todavía vigentes algu-
nos y otros ya desaparecieron tales como el Partido Revolucionario
(PR, l958), el Movimiento de Liberación Nacional (MLN l957), la
Democracia Cristiana (DC, 1957) y el Partido Institucional Demo-
crático (PID, 1964). Nadie de éstos les informó respecto a su pensa-
miento, programa de trabajo y objetivos, y nadie les instruyó respec-
to al rol de los partidos en una democracia. Es decir, que desde en-
tonces, han votado a ciegas.
Asimismo, en esa época nadie tenía radiorreceptor, y casi nadie
hablaba el Castellano, por lo que tampoco pudieron informarse me-
diante los medios de comunicación, en caso de que alguna informa-
ción sobre los partidos hubiere sido difundida. No pudieron utilizar
alguna información (en caso de que hubiere habido) para guiar su
voto, ni informarse de los partidos oficiales y de oposición, progra-
mas de gobierno, causas y justificaciones de decisiones tomadas, o
enterarse simplemente de lo que ocurría en la vida política del país.
Recuerdan también que han sido engañados varias veces por los
partidos políticos pero que, al voto emitido, no hay manera de corre-
gir el error cometido, así que solamente les ha quedado aguantar las
consecuencias de su voto. Han aprendido a golpes, en este campo,
mediante el método del ensayo y el error sucesivo, y así han ido
conociendo y catalogando a los partidos políticos como buenos y
malos. Así, a pesar de los traspiés cometidos por la Democracia Cris-
tiana (alza de precios, mantenimiento de formas de corrupción en 0
algunos alcaldes de dicho partido), este partido todavía tiene una %
mejor aceptación que los partidos que han gobernado el país con
anterioridad. Esta imagen semipositiva la tiene más por lo que no ha
hecho (no ha golpeado mucho al campesinado) que por lo que ha
hecho (ha hecho algunas obras).
215
De hecho, en cada localidad, no había y no hay ninguna entidad
o persona que dé información y educación sobre la llamada demo-
cracia. Por eso continúan sin conocer el engranaje y los principios
de funcionamiento de dicha forma de gobierno. Además, continúan
calificando negativamente a los gobiernos y partidos puesto que los
efectos de sus decisiones sobre el campesinado son negativos o ca-
tastróficos.
1.5. En la Vejez (Edad de 60 años para adelante)
Influencia desfavorable de la edad y de las opciones políticas
efectuadas durante la vida.
Lane y Sears sostienen que las personas mayores de edad o de
edad madura son más conservadoras en sus opiniones políticas que
las jóvenes o jóvenes adultos. Este conservatismo se entiende como
el mantenimiento de las mismas opiniones debido a dos factores.
Dichos factores son la posición acomodada adquirida en el momento
de la jubilación y la necesidad de ser congruente con lo que se ha
sido y creído en la vida. Porque cuanto más se ha vivido un modelo
de opiniones, con mayor fuerza se desea que siga existiendo tal y
como se le ha conocido.
Por lo anterior, Lane y Sears sostienen que el período normal de
cambio e innovación de opiniones es entre los períodos de la infan-
cia y la vejez.
En Guatemala y en el campesinado maya, debido a la baja espe-
ranza de vida del mismo y al aislamiento creciente de los ancianos,
puede decirse que una persona mayor ya no tiene vida física y vida
política activa. Excepto en las organizaciones y entidades de su lo-
calidad, donde participa y es respetado (cofradías, hermandades, etc.)
y en las familias y colectividades de corte tradicional. La disloca-
ción de la familia extensa, el conflicto de generaciones que favorece
0
& a los jóvenes. Claro que intervienen otros factores que influyen en
los jóvenes así como, la oposición de la escuela, a la cultura y tradi-
ciones locales, así como la valoración simbólica del joven debido al
manejo del Castellano y de la lectoescritura, hacen que los adultos
de hoy casi no tengan influencia olítica sobre sus nietos e hijos.
216
En todo caso, las influencias provenientes del exterior y que
podrían ser diferentes, en relación a la opinión política de los jóve-
nes de cada localidad, son contradichas y corregidas por la misma
realidad cotidiana. Y también son contradichos por las recientes ex-
periencias que han vivido (violencia política latente, militarización
de la vida diaria, etcétera).
Los ancianos de hoy, por su lado, y a pesar de todo, tienen una
opinión política más favorable para la democracia parlamentaria que
para los regímenes militares. Debido a que sus vivencias en los pe-
ríodos de democracia han sido positivos: se han tomado decisiones
que les han favorecido o se han dejado de aplicar malas leyes. Efec-
tivamente, ellos vivieron la transición de las dictaduras y regímenes
fuertes de antes de 1944 hacia las dos experiencias puntuales de
débiles democracias parlamentarias de después (1944-1954 y 1985-
1990).
De la docena de partidos políticos que hay en la actualidad, ape-
nas reconocen alrededor de cuatro. Desconocen lo relativo al Orga-
nismo Judicial, un Organismo Ejecutivo o de un Organismo Legisla-
tivo. Tampoco han oído hablar de la utilidad de la separación de
poderes, del pluralismo político o de la existencia de alguna Corte
de Constitucionalidad o Procuraduría de Derechos Humanos. Recuer-
dan que en su tiempo, se confundía el voto con un bote, ya que el
bote era el único utensilio conocido y asimilado por ellos a la
expresión voto electoral. Reconocen que ahora hay más fuentes de
información sobre las elecciones y los partidos políticos (radio,
TV y concentraciones locales) y que los Mayas entienden más el
Castellano que antes. Pero también reconocen que dichas fuentes
también engañan, lo que hace que ellos siguen votando sólo con la
ayuda de Dios ante lo nuevo por conocer.
Algunas expresiones típicas del gobierno de la Democracia Cris- 0
tiana (concertación, proceso de democratización, apertura democrá- /
tica, consolidación de la democracia, estado de derecho,
despersonalización del ejército del poder, elecciones libres, etc.),
les son normalmente incomprensibles. Y cuando las entienden, las
encuentran falsas en relación a sus vivencias diarias: primero por-
que viven una situación de militarización real y de terror latente 217
(patrullas civiles, enfrentamientos militares, clima de delación y es-
pionaje permanente). Y segundo porque las dos elecciones de fina-
les de 1985 se realizaron bajo coacción. El rumor predominante lo-
cal fue: quien no acuda a las urnas electorales será ajusticiado como
guerrillero o simpatizantes de la Guerrilla. Esto provocó que el cam-
pesinado organizara verdaderas romerías hacia las cabeceras muni-
cipales, lo que dio como resultado una avalancha de votantes a las
urnas. Se les coaccionó para ejercer el voto electoral y por ello no
fueron elecciones libres y facultativas. El ejercicio del voto electo-
ral no fue un derecho sino una obligación.
2. Los Factores Excepcionales de Formación de la Opinión
Política
Denominamos aquí factores excepcionales de formación de la
opinión política a aquellos factores de quienes el campesinado maya
recibe cierta influencia pero de manera temporal y parcial. La acción
de estos factores es de corta duración y explota frustraciones del
momento. Sin estas influencias, y sin la toma en cuenta de ellas, la
opinión política sería incapaz de dar respuesta a las situaciones cam-
biantes y a las necesidades de cada momento.
2.1 Los Medios de Comunicación Masiva
La iniciativa privada, los gobiernos de turno, las entidades de
servicio público tienen posibilidades de actuar sobre la opinión pú-
blica y de orientarlo hacia posiciones deseadas. De allí las campañas
de relaciones públicas, de información, publicidad y propaganda. Esta
acción sobre opinión pública puede ser positiva o negativa según la
ubicación e intereses del interesado.
El hecho real es que los medios de comunicación pueden defor-
mar noticias, filtrar informaciones, disimular o minimizar hechos y
0 datos, etc. para orientar a la opinión pública hacia una u otra direc-
( ción. La diferencia entre estos medios temporales de formación de la
opinión política con las instituciones socializadoras, vistas en el
apartado anterior, reside en que éstas últimas están basadas en los
intereses del grupo y buscan garantizar el bienestar y la reproduc-
ción del mismo. Mientras que los primeros no son nacidos de la con-
218
vivencia y comprensión de los miembros de la localidad sino que
son medio formados y manejados por grupos políticos con intereses
particulares. 8 De allí que la dirección de la opinión política que pro-
mueven (favorables a algún gobierno o partido) no coincide con la
dirección de las entidades socializadoras rurales (desfavorables a
gobiernos y partidos que ya han gobernado).
En el caso de la población rural maya, se puede decir que ha sido
y es un sector ignorado por los sectores del país en materia de opi-
nión pública y de opinión política. El interés por la misma, cuando
existe, se da no como parte de un Pueblo colonizado sino como parte
integrante de la clase social rural 9 y se concentra solamente en perío-
dos electorales mediante acciones de propaganda política. Un caso
de construcción apresurada de opinión política favorable mediante
el uso intensivo de los medios de comunicación es el caso de la
Unión del Centro Nacional (UCN). El cual pasó de la nada hasta el
segundo lugar tanto en la primera como segunda vueltas, de la elec-
ción presidencial de finales del 85. Sin embargo, el factor de los
medios de comunicación no fue el único determinante porque tam-
bién contribuyeron la novedad en el mercado de Partidos Políticos y
la frustración colectiva existente con respecto a los partidos tradi-
cionales.
2.2. Las Catástrofes Naturales y Sociales
Un hecho colectivo repentino, espectacular y doloroso puede
provocar cambios y modificaciones en la opinión política de indivi-
duos y colectividades. Este hecho, cuando es vivido en carne propia
por los afectados, influye mucho más en el cambio de la opinión
política. Así, la violencia política que vivió (y todavía vive) la po-
blación maya del altiplano a principios de la década de los ochenta
ha tenido como efecto, una mayor profundización de su conocimien-
to y conciencia en el campo político. Aunque los mismos no encuen-
tran hoy posibilidades de manifestarse y de canalizarse. En efecto, 0
)
los campesinos mayas entendieron que los guerrilleros prometían
igualdad entre Ladinos y Mayas, lo que fue para ellos un mensaje
esperanzador pero también vieron que éstos no pudieron triunfar por
diversas razones.
Asimismo, algunos hechos negativos vividos en las mismas lo- 219
calidades rurales han hecho cambiar de opinión a algunos adeptos
de la Democracia Cristiana. De una opinión favorable (partido de
posibles prácticas y creencias cristianas de gobierno, partido que
nunca había gobernado) paso a una opinión poco favorable o plena-
mente desfavorable (corrupción local de algunos alcaldes de dicho
partido, alza desmesurada de precios de granos básicos, etcétera).
221
2. Las Formas de Expresión Auténtica de la Opinión Pública
Según Muchielli R. 14 una opinión libre y auténticamente expre-
sada no es necesariamente del orden del discurso. Puede ser también
del orden del lenguaje no verbal y de las acciones y gestos. General-
mente las expresiones de opinión buscan la reafirmación o el recha-
zo de algo o de alguien. Sin embargo, en el caso de la población
maya rural, estas manifestaciones pueden y deben evitarse con el
objeto de salvaguardar la vida, sobre todo en lo referente a tópicos
políticos.
2.1 El Discurso Verbal
La opinión pública expresada bajo la forma de discurso verbal
puede adoptar las siguientes formas:
La opinión de fachada que busca hacer creer al encuestador o
interlocutor que el emisor de dicha opinión piensa y cree en lo
que dice. Este es un tipo de opinión expresado generalmente por
el campesino maya, debido a que ha sufrido consecuencias ne-
gativas por expresar su opinión real.
La opinión real que busca reflejar el pensamiento y creencia real
de la persona que lo emite o muestra. Para ello, la persona emiso-
ra necesita de circunstancias favorables que le garanticen que
no sufrirá consecuencias nefastas por hacerlo. Esta opinión, para
y al expresar se intelectualiza, se racionaliza, en el sentido de
que busca o inventa sus justificaciones para existir, para ser con-
vincente y para ser transmisible.
La opinión general, el cual es una declaración de intenciones o
de principios.
En el estado actual de cosas, se cree que la forma generalizada
de expresión de la opinión que más se obtiene del campesinado maya,
! en el plano político, es la opinión de fachada. Excepto en el caso de
2 valientes miembros de grupos organizados y activistas (Comité de la
Unidad Campesina, Ronojel Junam, sobrevivientes de Ligas Campe-
sinas desmanteladas, etc.) que saben los peligros que implica la ex-
presión fidedigna de sus opiniones políticas.
En la opinión de fachada, el campesino responde al encuestador
222
lo que éste le agradaría escuchar o le dice simplemente que no sabe
nada o que no entiende aquello de que se habla. La opinión de fa-
chada es un sistema de defensa, o mejor dicho, su único sistema de
defensa porque también teme negarse a ser encuestado. La razón se-
cundaria de este comportamiento es la falta de confianza y conoci-
miento del entrevistador. Y la razón primaria es el temor de recibir
represalias de cualquier tipo y en cualquier momento, por pronun-
ciarse públicamente sobre sus preferencias y rechazos en materia de
políticas, gobiernos y políticos.
2.2 El Discurso No Verbal
La opinión pública expresada bajo la forma no verbal puede ma-
nifestarse bajo la forma de paralenguajes y de comportamientos.
Los paralenguajes son el conjunto de signos y códigos mudos
con los cuales una persona también puede expresarse: mímicas,
gestos, posiciones corporales, expresiones oculares, muecas, et-
cétera.
Los comportamientos son el conjunto de acciones y huellas de
acciones que realiza una persona como miembro o creyente de
una corriente de pensamiento. Así poseer la carta de miembro de
un partido u organización, llevar una insignia, brazalete o uni-
forme; firmar una petición o manifiesto, participar en una mani-
festación, reclutar para un sindicato, levantar el puño. Y tam-
bién hacer el signo de la cruz, permanecer sentado, permanecer
cubierto cuando se oye el himno nacional, pegar un afiche, arran-
car o tachar un afiche o un rótulo, actuar indiferentemente ante
un hecho importante, etcétera.
En lo que respecta a la población rural, puede decirse que estas
formas de expresión de la opinión casi no se dan por las razones ya
explicadas. Excepto en el caso de activistas y de personas en estado
anormal de sus facultades mentales (locos, ebrios, etcétera). El cam-
!
pesinado si tiene una opinión formada respecto a la cosa pública 3
pero su silencio e inexpresión es el tipo de respuesta y comporta-
miento que le aconseja su sabiduría de mas de 500 años de opresión
colonial. Esa sabiduría ha sido obtenida a base de sufrir la reversión
de su sinceridad política o religiosa. Es decir contra sí mismo, y las
soluciones militares adversas a sus demandas sociales, étnicas y re- 223
ligiosas, es decir, soluciones desfavorables que le han sido impues-
tos a sangre y fuego.
4 P ROPOSICIONES F INALES
Las proposiciones siguientes tienen validez de hipótesis de trabajo
fundamentadas y constituyen un resumen de los resultados principa-
les que se pueden retirar de este ensayo:
A lo largo de más de cinco siglos de colonialismo padecido por
el campesinado del Pueblo Maya, han habido muy pocos perío-
dos de vigencia del sistema de gobierno republicano (década de
1944 a 1954 y de 1986 a 2001). Aún no son muchas las oportuni-
dades para conocer, mediante vivencias, dicha forma de gobier-
no. Sin embargo, sus pocas vivencias concretas los inclinan ha-
cia una mayor aceptación de las democracias parlamentarias y a
un rechazo de los regímenes antidemocráticos y dictatoriales.
A lo largo de la historia política de Guatemala, sobre todo del
período controlado por los dirigentes ladinos (1871-2001), casi
nadie se ha preocupado por dar, de manera específica, educación
para la democracia parlamentaria y sobre la comunidad política
guatemalteca a los campesinos indígenas. Y nadie lo ha hecho
respetando sus derechos culturales como lo son: el derecho a ser
educado e instruido en su propio idioma. Peor todavía, nadie ha
considerado la articulación y la vigencia de sus derechos de Pue-
blo en la conformación del Estado Multinacional de Guatemala.
Mas de quinientos años después de la invasión castellana, el
colonialismo contra el Maya sigue vigente, tal como lo prueba
la actual política indígena de las mismas entidades políticas del
sistema democrático. Los Mayas ven así el mantenimiento de su
opresión nacional mediante el paso de las dictaduras colonialis-
! tas a las democracias colonialistas.
4
El campesinado maya conoce poco de los componentes de un
gobierno democrático. En la actualidad, los elementos de la co-
munidad política que conocen más son los partidos políticos
(realizan esporádicamente actividades de proselitismo y de per-
suasión política en el interior). Conocen también los nombres de
224
los gobiernos y partidos cuyas decisiones y medidas les afectan
de una u otra manera. Las otras entidades de gobierno, con ex-
cepción de la policía y del ejército, no son conocidas, pues nun-
ca han vivido su existencia, o apenas tienen una imagen e infor-
mación confusa de ellas.
La percepción y calificación de los campesinos mayas de la co-
munidad política guatemalteca, se realiza a través de las entida-
des socializadoras de su localidad pero sobre todo, a través del
filtro de sus vivencias y experiencias. Así, la percepción y cali-
ficación de un partido político que ya gobernó, lo realizan prin-
cipalmente a través de la existencia y calidad de sus obras y
actos, vistos y oídos en su localidad de residencia, y ejecutados
por los partidarios locales o emisarios del mismo. Un buen go-
bierno es aquel que hace obras locales y toma medidas y deci-
siones favorables. Y un mal gobierno es el que no hace obras y
toma medidas y decisiones que les son desfavorables.
Los criterios de selección de alguna opción partidaria, lo realiza
el campesinado maya tomando en cuenta dos factores claves.
Así sus antecedentes en el ejercicio de gobierno (buen o mal
gobierno) y su cercanía con las creencias y valores locales (pau-
tas cristianas generales). Enseguida, toma en cuenta factores se-
cundarios como su capacidad para realizar alborotos locales (vo-
cerío de bocinas de carros y comisión de gritos de candidatos en
desfiles, manifestaciones, campañas, jornadas, etcétera). Y para
persistir en la competencia política; la dirección predominante-
mente del rumor o información circulante en la localidad y ve-
cindario. El resultado de la toma en consideración de estos ele-
mentos le ayuda a hacer una elección entre la multitud de parti-
dos políticos y eventualmente concretarla en las urnas electora-
les.
Las instituciones socializadoras de la localidad y los grupos de !
pertenencia locales, por su membresía y origen, defienden los 5
intereses del campesinado maya. También orientan la opinión
pública en la dirección que pide el bienestar, sobrevivencia y
reproducción de los mismos (por memoria colectiva, tradición
oral, etcétera). En cambio las instituciones socializadoras y
formadoras de la opinión exógenas, por su origen y a menudo, 225
por su composición, son menos creíbles y pueden no orientar la
opinión en la dirección que lo exige el bienestar y reproducción
de la población maya.
Entre las instituciones o entidades exógenas que dan ahora cier-
ta información y formación política al campesinado maya desta-
can principalmente por su posible influencia directa: la escuela,
la radio, el cuartel, los Organismos No Gubernamentales y Gu-
bernamentales, pero estas últimas son criticadas por su filiación
al gobierno de turno. Otras en cambio, tienden a restringir di-
chas actividades a la educación cívica centrada sobre el conoci-
miento y comportamiento reverencial hacia los símbolos patrios
y a la exaltación de un supuesto nacionalismo guatemalteco. Sin
embargo, sea cual fuere la dirección de su influencia política,
ésta es filtrada y corregida por las vivencias pasadas y presentes
del campesinado y por sus instituciones socializadoras.
La opinión política del campesinado maya, por genérica y nebu-
losa que sea, ha tenido y tiene dificultades de tornarse pública,
por el temor a sufrir consecuencias negativas. Pero si el campesi-
nado maya es forzado a expresarse, lo hace en la dirección y con
la intensidad que le aconsejan aquellos de quienes depende su
vida y sobrevivencia material (patrono, administrador, coman-
dante). En cambio, cuando considera que hay doble intención y
doble juego en la propuesta de emitir su opinión política en
libertad, lo hace en la dirección y con la intensidad que conside-
ra menos dañina para sí.
En lo referente a las encuestas de opinión pública, el campesina-
do maya tiende a responder al encuestador, sobre todo al
encuestador forastero, lo que éste quiere que se le responda. O
bien tiende a responder que desconoce el tema o que no entiende
! lo que se le quiere preguntar. Para él, es mejor prevenir que la-
6 mentar, es decir, es mejor prevenir los malos efectos de sus res-
puestas que lamentar las consecuencias negativas de los mis-
mos.
226
NOTAS DEL C APÍTULO
1 El campesinado maya es la población que tiene en la agricultura la actividad
productiva principal, se identifica como miembro del Pueblo Maya y tiene
rasgos objetivos que lo identifican como tal. Los Censos Nacionales de 1981,
calcularon a la población maya en 2,536,523, de los cuales fueron considera-
dos como estrictamente rurales a 2,048,650. Los lingüistas estiman por su lado
que los monolingües mayas que no hablan Castellano se aproximan a 3,000,000.
En 1987, la UNESCO estimó la población rural guatemalteca en 62% para un
total de 8.4 millones de habitantes.
2 Lane E. R. y Sears O. D. La Opinión Pública, Editorial Fontanella, Barce-
lona, 1967, páginas 43-54.
3 Herrera, Guillermina. Estado del Arte sobre la Educación Bilingüe de
Guatemala, URL-CINDEG-REDUG, Guatemala, 1987, (SP).
4 Lane E. Robert y Sears O. David. La Opinión Pública. Obra citada, páginas
54-64.
5 Muchielli R. Opinions Et Changement d’Opinión (Opiniones y Cambio de
Opinión). Editiones Sociales Francaises, París. 1969, páginas 15-18.
6 Lane R. y Sears D. La Opinión Pública, obra citada, pp. 64-68.
7 Oliart, Francisco. Campesinado Indígena y Derecho Electoral en América
Latina. Cuadernos de CAPEL, No. 6, Ediciones del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos, San José, Costa Rica, 1986, páginas 34-35.
8 B ö c k e l m a n n F. Formación y Funciones Sociales de la Opinión Pública .
Editorial Gustavo Gili, S. A. Barcelona, 1983. páginas 10-15.
9 Oliart, Francisco. Campesinado Indígena y Derecho Electoral en América
Latina. Obra citada, página 41.
10 Buhrer J. y Clevenson C. Le Guatemala et ses Populations (Guatemala y sus
Poblaciones), Editions Complexe, Bruxelles, 1980, página 102.
11 Soto, Carlos Rafael. El Proceso Electoral Guatemalteco (1945-1990). Edi-
ción privada y limitada, Guatemala 1990, página introductoria.
12 Soto, Carlos Rafael. El Proceso Electoral Guatemalteco. Obra citada, pági-
nas 6-7.
13 Carmack M. Robert, et. al. Harvest of Violence (Cosecha de violencia), The !
Maya Indians and the Guatemalan Crisis (Los Mayas y la Crisis 7
Guatemalteca), University of Oklahoma Press, Estados Unidos de Norteamérica,
1988, páginas introductorias.
14 Muchielli, Roger. Opinions et Changement d’Opinion (Opiniones y Cambio
de Opinión). Obra citada, páginas 5-22.
227
!
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BIBLIOGRAFÍA
!
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0
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Guatemala, 26 de abril del 2004