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LA FÉ

La vida es como el café: sin “fe” se queda en nada.


(Francisco de Sales)

“El secreto de toda actividad espiritual es la fe”.


(José Antonio Portela)

“El fruto de la fe es el amor”.


(Teresa de Calcuta)

“Aquél que tiene fe no está nunca solo”.


(Thomas Carlyle)

“Usted puede hacer muy poco con la fe, pero no puede hacer nada sin ella”.
(Samuel Butler)

“Todas las cosas son inconstante, excepto la fe en el alma,


que cambia todas las cosas y llena de luz”.
(James Joyce)

Fe, en el sentido religioso de la palabra, es un nombre provisional que


debemos usar solo hasta que averigüemos, exactamente, cuales son los lazos
que nos unen a Dios. Después ya no hace falta: dejará de ser fe y será
experiencia y seguridad.
(Francisco de Sales)

Parece ser que todos nacemos con algo de fe, o que en


varios momentos de la vida nos damos cuenta de que es
un ingrediente que nos viene bien para justificar muchas
cosas injustificables.
Personalmente, a la palabra fe le doy este sentido: “como
no lo comprendo, o como me interesa, voy a echar mano
de algo que lo acepta todo, que se conforma con un visto
bueno que se reparte a discreción, que se satisface con

Francisco de Sales
LA FÉ

un pensamientos poco inquisitivos, muy fugaces, que lo


aprueban todo”.
Es un comodín que deja en paz a mi mente de dudar, y
que acalla a muchas preguntas que dudan con razón.

La fe, en la acepción de creencia que se da a algo por la


autoridad de quien lo dice, es una palabra de uso
provisional que podemos emplear hasta averiguar,
exactamente, cuáles son los lazos que nos unen a Dios. A
partir de conocerlos, adoptaremos otro de los sentidos
de la palabra, el de seguridad, y dejaremos de basarnos
en suposiciones.

Hay necesidad de fe en el trabajo personal.


Yo pensaba, y sentía, la palabra FE con la interpretación
que me daba la Iglesia de ella, que venía a ser algo así
como “la creencia en algo que no se puede ver ni tocar ni
comprobar”… Dios, tan cruel como le pintaban en el
Antiguo Testamento, o tan amoroso y grandioso como es
en el Nuevo Testamento, es Alguien en el que cuesta
trabajo creer así por las buenas, si uno no se toma la
molestia, debería escribir “el placer”, de Conocerle.
Decían que había que tener fe en que Dios existe, en que
el Cielo existe, y el infierno, y en que habrá una
resurrección después del juicio final… todo había que
creerlo ciegamente. Cuestionarlo exponía a una
excomunión, y no se podía ni pensar en dudarlo, porque
como Dios se entera de todos los pensamientos, pues se
iba a enterar de las dudas, o sea que, fe y adelante.

Francisco de Sales
LA FÉ

La fe, lo he averiguado más tarde, es otra cosa


totalmente distinta y mucho más grandiosa: la fe,
miradlo en el diccionario, es la seguridad de que una cosa
es cierta. El sentido es totalmente distinto. Vamos a
necesitar fe en algunos momentos y lo que quiero decir
es que tenemos que estar seguros; no que tenemos que
“pensar que…”, “creer que…”, “suponer que…”, sino estar
absolutamente convencidos, estar llenos de esa
seguridad que nos va a llevar adelante en los momentos
de menos fuerza y de dudas. La fe nos recordará que lo
que nos está pasando es pasajero y circunstancial, que no
hay en ese malestar un castigo, sino una lección, un paso
adelante, una oportunidad de ser consciente de algo que
nos va a llevar hasta el siguiente paso. Hasta ahora no he
dicho que este proceso en el que estamos vaya a ser
fácil; sí, que va a ser precioso en el momento que
sepamos verlo y valorarlo. Cuando ya hayamos dado los
primeros pasos y queramos mirar atrás, notaremos una
mejoría, una lucidez y una nueva forma de ver las cosas.
La fe es la seguridad, la certeza, la ausencia de duda,
pero desde la libertad, porque “se sabe”, y, como todas
las verdades, puede andar libremente por donde quiera
porque tiene confianza en sí misma; es consciente de su
naturaleza, y está receptiva a ser aceptada por cualquier
persona. Y si alguien deja de estar seguro, la fe prefiere
que la suelten y que no traten de hacerla cambiar.

Fe puede derivar en algo peligroso si no tiene claros sus


conceptos y si no es bien entendida, porque hay quien, en
vez de tener FE, tiende a AFERRARSE, y esto no es

Francisco de Sales
LA FÉ

bueno. Aferrarse es agarrarse con desesperación a


alguna opinión; aferrarse es convertirse en fanático, y un
fanático nunca es libre; aferrarse es necesitar creer en
algo sin dejar espacio para que un cuestionamiento o un a
duda entren.
Quien está “aferrado” a algo no puede aceptar un
cuestionamiento, porque no está abierto y receptivo, y
teme que le roben la tabla de salvación a la que ha
conseguido asirse; quien tiene fe, tiene seguridad en su
creencia, sin fanatismo, sin desesperación, pero también
sabe escuchar otras opiniones y otras posibilidades,
porque tiene una base firme sobre la que estar seguro.
Cuando Jesús dijo “tened fe”, dijo “tened seguridad”.

VISTO DE OTRO MODO


La creencia es falsa. Es de ayuda, pero no es verdadera.
La fe es totalmente diferente. La creencia significa que hay
una duda escondida ahí; la fe significa que la duda ha
desaparecido. La fe es la ausencia de la duda. Pero ésta
solamente desaparece cuando has conocido algo de
adentro, cuando el conocimiento ha surgido en ti, cuando
has llegado a realizar. Entonces es cuando la fe surge.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


Le fe, por una parte, es una seguridad irrazonable que se tiene, o
sea, algo sin pies ni cabeza: como no tengo un argumento
convincente, le pongo una confianza irrazonable y ya está. No hay
por dónde cogerlo.

Francisco de Sales
LA FÉ

Por otra parte, la fe es la confianza ciega, absoluta, inamovible: o


sea, la seguridad indestructible.
La fe puede ser varias cosas distintas y opuestas.
Si creyéramos en el siguiente texto de la Biblia, estaríamos
aplicando el más claro ejemplo de fe. Si creyéramos firmemente,
más que en ninguna otra cosa y de un modo que no admitiera la
mínima duda, absolutamente ninguna duda, tendríamos resuelto el
resto de nuestra vida y no volveríamos a tener que cuestionarnos
nada. Viviríamos muy relajados.
Dice en Mateo 7,7-8: “Pedir, y se os dará; buscad, y encontraréis;
llamad, y se os abrirá; pues todo el que pide recibe, y el que busca
encuentra y al que llama se le abrirá”.
Y aquí podría terminar el Ccamino de Búsqueda. Ya has llegado a
la meta, si quieres. Ahí tienes la fórmula de lo que has de hacer.
Nunca más tribulaciones, dudas, amarguras, mortificaciones, ni
más lutos, ni más llanto que no encuentra quien le enjugue.
Si tu fe mueve montañas, ya has llegado.
A partir de ahora sólo te queda reconciliarte contigo, abrazarte
feliz, descansar… y pedir, buscar y llamar.

Más adelante, en Mateo 7,9-11 dice: “O, ¿quién hay de vosotros


que, si su hijo le pide pan, le da una piedra?, o también, si le pide
un pez, le da una culebra? Así que, si vosotros sabéis dar regalos
buenos a vuestros hijos, y eso que sois malos, ¡cuánto más
vuestro Padre (que está) en los cielos dará cosas buenas a lo que
le piden!

Pide, busca, llama…

RESUMIENDO
Está bien tener una fe buena, y hacer uso de ella, pero también es
bueno, en muchos casos, poner a prueba la fe, y llegar un poco
más allá de ese acto de confianza ciega.

Francisco de Sales

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