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EL SUFRIMIENTO - SUFRIR

Deberíamos dejar el sufrimiento al final de un camino sin final.


(Francisco de Sales)

“El gran valor del pasado es la sabiduría adquirida por la experiencia y


los recuerdos agradables. Todo lo demás es exceso de equipaje, y merma el
gozo del viaje. Los dolores, las penas y los problemas de ayer no son
equipajes para el aquí y ahora”.
(Zen sin Maestros)

Sufrir es, sencillamente, oponer resistencia a la realidad.


(Francisco de Sales)

Uno llega a hacerse adicto al sufrimiento y la desgracia.


(Francisco de Sales)

“Cuando decidas que ya basta de sufrimiento para ti, entonces comenzarás a


crearte la felicidad; entonces “bajarás de la cruz.”
(Enrique Barrios)

“Hay dos cosas, oh discípulo, que conviene evitar:


Una vida de placeres; eso es bajo y vano.
Una vida de mortificaciones; eso es inútil y vano”.
(Buda)

“El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”.


(Buda)

Atención a esto: el sufrimiento no existe.


El dolor, sí, porque es físico.
El sufrimiento es mental, y solamente es la no aceptación de la realidad.
(Francisco de Sales)

“Estamos apegados a nuestros apegos, ilusionados por nuestras


ilusiones y condicionados por nuestros condicionamientos.
No es fácil salir de ese círculo encantado.”
(Tony de Mello)

El placer aporta satisfacción inmediata, pero no enseña;


el sufrimiento no da placer, pero siempre lleva implícita una lección de
madurez y desarrollo que conviene comprender y aprovechar.

Francisco de Sales
EL SUFRIMIENTO - SUFRIR

(Francisco de Sales)

“Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere.


Y si la historia es tan simple, ¿por qué sufres tanto?.”
(Facundo Cabral)

“Todo sufrimiento proviene de la incapacidad para


sentarse tranquilamente y estar solo.”
(Tony de Mello)

“Cuando nos veamos cansados de sufrir,


ese será un buen momento para despertar.”
(Proyectopv.org)

No pierdas el tiempo en sufrir.


(Francisco de Sales)

No admitas justificaciones para sufrir ya que el sufrimiento es innecesario.


Ni es voluntad de Dios, ni es culpa del karma,
ni esto es un valle de lágrimas, ni aquí se ha venido a sufrir.
(Francisco de Sales)

“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor,
siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”
(Víktor Frank)

“No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de
meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien
levantada.”
(Friedrich Nietzsche)

“El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal;


ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.”
(Fénelon)

Francisco de Sales
EL SUFRIMIENTO - SUFRIR

Sufrir es una situación o un estado que consume mucho


tiempo, mucha energía, mucha autoestima, y aporta poco
o nada a cambio.
Me refiero al tipo de sufrimiento que es inútil del todo, y
es el que proviene de dejar todos nuestros asuntos
pendientes de solución, y nuestra vida y nuestro destino,
en manos de la esperanza, y en ese esperar que las cosas
cambien o pasen, cuando las cosas por sí no cambian o
pasan, o no cambian o pasan del modo adecuado para
nosotros.
Sufrir por una situación es el precio de no haber luchado
antes por ella. La irresponsabilidad de la propia vida es
una generosa fuente de sufrimiento.
La definición de la RAE para sufrimiento es: paciencia,
conformidad, tolerancia con que se sufre algo. ¿Lo
sabías? Es inaceptable que haya una tolerancia en el acto
de sufrir, como si fuera inevitable.
Sufrir por un daño físico es lo correcto, porque el dolor
en este caso sí existe.
Sufrir por un daño que sólo es moral, y sentirlo
notablemente y con resignación, me parece menos
correcto.
Sufrimiento es igual a incomprensión.
Una gran parte del sufrimiento proviene de no aceptar la
realidad. La perturbación de las ideas que teníamos y no
se van a cumplir, son la causa original de la mayoría de
sufrimientos.
No debes permitir estancarte en el sufrimiento, y
dejarte abatir por él, porque sólo ofusca tu mente, te

Francisco de Sales
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atasca, carga tu vida de negatividad, infravalora tu


propia vida, y en nada te ayuda.
El sufrimiento no está en la vida, sino en ti, en la mente.
Se le vence con la comprensión. Si sufres con algo es
porque se opone a tu Yo Idea o al Yo Ideal, a tu ilusión, a
tu deseo.
Por eso, la misma cosa puede hacer sufrir a uno, y a otro
dejarle indiferente, porque la agresión por parte del
sufrimiento no es a la persona, sino al modelo que sigue la
persona.
No está en la vida, no está en la realidad: está en ti.
Echarle la culpa a los otros o a lo otro, es un mecanismo
de defensa psicológico. Pero es una mentira que no ayuda.
Si quieres sufrir, sufre. Pero asume la responsabilidad
de tu sufrimiento y reconoce que viene de ti mismo, de
tu enfado contigo mismo por tu impotencia y tu cobardía,
de rechazarte tú a ti mismo por tu derrota sin lucha, por
tu frustración.
Entender la razón de por qué sufres es el primer paso
para acabar con gran parte de él.

Hay un tipo de sufrimiento que sí aporta algo, que enseña


algo, aunque generalmente el precio parece alto, pero es
el que nos pone en un estado personal que exige
resolución y defensa de la integridad emocional.

A veces, se utiliza el sufrimiento como chantaje para que


los demás se fijen en nosotros y nos presten atención.
Esta es una actitud cobarde, indigna y cruel. Ser
desgraciado para comprar la conmiseración es lo más

Francisco de Sales
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rastrero y autodestructivo que puede hacer una persona.


Está bien hacer lo que sea necesario, si es honrado, para
ganarse el aplauso o el respeto de los demás, pero ser
tan miserable que lo único que le pide a los otros es
lástima, es despreciable.

ATENCIÓN:
No olvides esto: todos vamos a sufrir por algo. Hace falta mucho tiempo
para alcanzar un estado que no se vea afectado por la insatisfacción o
porque las cosas no sucedan del modo que nos gustaría, así que, hasta
que logremos esto, suframos con alegría, que es posible.

Estamos hartos de sufrir, o, por lo menos, eso es lo que decimos.


En cambio, he conocido a poquísima gente que se atreva a enfrentarse
directamente con la raíz de su sufrimiento, y decida hacer todo lo que es
necesario para resolverlo.
Lo habitual es querer saber cuál es el motivo del sufrimiento, pero
aplazar la solución, o, en otros casos más heroicos, hacer un intento
flojo, que no requiera mucho esfuerzo, para auto-convencerse de que se
tiene buena voluntad y se ha intentado.
Sí, quiero, pero ahora no estoy preparado; lo haré pero más adelante,
ahora no tengo fuerzas, más adelante…Sí quiero, pero no quiero. Es
como el paciente que necesita operarse pero no quiere operarse.
Sí, es necesario sufrir para dejar de sufrir.
Si quieres eliminar el sufrimiento tienes que hacer lo que es necesario
para eliminar el sufrimiento.

Si sufres por la muerte de un ser querido, por ejemplo, tienes que darte
cuenta claramente de que no sufres porque ya no está, sino que sufres
por el vacío que te deja. Sufres porque te aportaba una cantidad de
amor, o cubría un hueco en tus sentimientos que ya no cubrirá. Son tu
miedo y tu pena por ese vacío los que te provocan el sentimiento.
Por lo tanto, no te debes centrar en echar la culpa a nadie, llámese Dios
o la muerte, sino que debes centrarte en ti.

Francisco de Sales
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El sufrimiento no está en el exterior, sino en tu interior.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

“Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos
volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los
que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control,
y podemos confiar plenamente en Él.”
(Madre Teresa de Calcuta)

Mira las situaciones o experiencias más desagradables de tu vida:


todas afectan sólo a tu ego.
La esencia que eres permanece intacta, el alma no queda dañada.
Pero, piensa en esto: casi todos tus avances han sido debidos a
este tipo de experiencias, en las que el sufrimiento ha tenido un
papel determinante. Que no pase nada, el conformismo con lo que
está pasando, o las experiencias que justificas diciendo me ha
tocado sufrir, te dejan anclado y tu evolución se estanca.
Parece como si el destino, o el karma, o nuestro Ser, supieran de
esto y te hacen pasar por situaciones desagradables para que te
enfrentes a tu realidad y no sigas en un estado apático y no
productivo de cara a tu evolución.
Si supieras hacer las cosas bien, sabrías que los descubrimientos
personales que uno tiene que hacer en su vida se pueden hacer
con amor y desde el amor. Eso te evitaría lo traumático de tener
que soportar un gran sufrimiento para ponerte en marcha.
Es duro, pero es real: para que quede el solar vacío y poder
construir de nuevo y bien, no hay más remedio que tirarlo todo,
sin contemplaciones.

Al principio del Ccamino, sólo al principio, es necesario que


exista sufrimiento, de cualquier intensidad, para que se ponga en
marcha el mecanismo que nos empuja a Despertar y aviva la
necesidad de Descubrirnos.
Pero es sólo el motor de arranque.

Francisco de Sales
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Conviene no estancarse en él, sino todo lo contrario:


desembarazarse a la mayor brevedad, porque, si bien es cierto que
el sufrimiento es enseñanza, también es cierto que se puede
aprender desde la alegría de querer Descubrirse, y es igual de
enriquecedor pero mucho más placentero.
No es necesario insistir en la mortificación como si fuera la única
vía, sino que conviene avivarse rápido, y del todo, para encarar el
largo resto de Ccamino con los ojos brillantes de felicidad y la
sonrisa por delante.
No caigas en la creencia de que todo es dolor, y que sólo del dolor
se aprende. Es cierto que se aprende, pero el dolor se alimenta de
gente que se convierte en su acólito, y hay otros medios que son
igual de eficaces, o más, pero más hermosos.
La vida es bella, muy bella, y la engrandece que sus habitantes
sonriamos y nos sintamos felices.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS
El sufrimiento es un asunto irracional, emocional,
que brota a borbotones del interior más desesperado;
por tanto, no es algo que se pueda resolver
hablándole y hablándole, dándole explicaciones
razonadas de su inutilidad, ni presentándole toda
una serie de motivos expuestos de un modo fundado,
porque no va a entender. Imposible el diálogo racional
cuando está implicado el sentimiento.
El modo de resolverlo es llegar al fondo donde se
manifiesta, y cambiar la reacción por una acción: lo
que está pasando por lo que quiero que pase.
La solución no es “si no pienso no sufro, si no siento
no sufro”, la solución no es distraerse con otra cosa,
ni negarlo es la solución.
Lo bueno es seguir el camino inverso del sufrimiento,
y averiguar el origen, el por qué, ¿Por qué sufro?,
¿De dónde viene?

Francisco de Sales
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Y dedicar el tiempo que sea necesario, y la atención


que se precise, y la sangre fría para aguantar, y la
voluntad para perseverar hasta encontrar el principio.
Y después, prestar toda la atención precisa al origen,
visualizarlo, despojarlo de su poder de mal, ver el
auténtico motivo, y verlo tal como es, y observar cómo
se desmorona al quedarse sin la fuerza que le da el
desconocimiento o la aceptación de la mentira.
Después, puedes insistir y quedarte en la inutilidad
del sufrimiento, o puedes reconocerlo despojado de su
daño, y ver cómo se diluye definitivamente para no
atacarte nunca más.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS
Para evitar el sufrimiento innecesario, es conveniente:
- La aceptación serena de la realidad o situación.
- Defender la integridad personal.
- Serenidad y resolución.

REFLEXIONES RIMBOMBANTES
Sufrir es una de las actividades humanas más fáciles,
porque no requiere un esfuerzo, ni siquiera atención: va por
libre. Encuentra en cualquier parte motivos para
alimentarse, casi cualquier cosa le vale, y le gusta
regodearse, le gusta crecer, le gusta demostrar su
autoridad y su maestría en el desagradable acto de hacer
daño.
Y tenemos experiencia en el trance, porque llevamos
mucho tiempo sufriendo, y muy a menudo, y por muchos
motivos, y en el fondo complace esa masoquista sensación
de sentirse desgraciado, diana de los males, víctima

Francisco de Sales
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predilecta, y hemos oído a lo largo de la vida diferentes


justificaciones de por qué nos merecemos sufrir, y eso
confirma de algún modo la insostenible teoría de que no se
puede ser sólo feliz y gratuitamente.
Y es que ser feliz es más difícil.
Requiere un “esfuerzo”.
Por ejemplo, aceptar que uno merece que le pasen cosas
buenas. O ponerse a descubrir cuáles son las razones que
le impiden ser feliz continuamente, por naturaleza, a todas
horas, sin necesidad de un motivo que justifique la
felicidad. (Ver el capítulo de la felicidad).

Calderón de la Barca decía: “todo es según el color del


cristal con que se mira”.
Si tu cristal es el de la aceptación de que el sufrimiento es
necesario, lo verás sin escandalizarte y te parecerá normal.
Si lo cambias por otro, quizás no te sigas permitiendo
redundar en el sufrimiento porque verás que no es
inevitable.
Los problemas no los pone la vida: los pone la mente. Los
pones tú.
El sufrimiento no está en la realidad: está en ti.

POR SI NO LO SABES
Es imprescindible ser sabio. O por lo menos, un bebé de
sabio que está creciendo cada día, porque si no es así no
te darás cuenta de que todo (he escrito todo) puede llegar
a ser una fuente de sufrimiento.
De ti depende que las cosas que te suceden, y las que no,
te afecten de un modo u otro. Sólo de ti depende.
Los ojos pueden ser fuente de sufrimiento cuando ves
cosas que no te agradan, o cuando ves a ciertas personas
si no estás de buen humor en ese momento; el amor, que
teóricamente es tan bello y agradable, puede ser fuente de

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sufrimiento si no obtienes lo que deseas de él; otro motivo


de sufrimiento es desear ser feliz y no serlo; o la riqueza, si
luego temes perderla…
Tienes que comprender perfectamente que sólo va a
depender de ti que las cosas te afecten o no, que te afecten
más o menos, y que has de tener claras las ideas, y el
espíritu aposentado para no permitir que los vaivenes
habituales de la vida destrocen tu calma y felicidad.

OTRA VERSIÓN DE LOS HECHOS


Nos han convencido de que tenemos que conseguir éxitos,
tenemos que estar bien, recibir alabanzas, ser felices, y es
necesario que seamos reconocidos y bien valorados… nos
han dicho tantas cosas… y la mayoría de ellas nos las
hemos creído. Y nos han convencido de que no lograr esas
cosas, y no tener bienes materiales, nos tiene que producir,
inevitablemente, mucho sufrimiento, porque no conseguirlo
todo es haber fracasado.
Y es mentira.
Si se consigue, bien; si no se consigue, bien.
Todo está bien.
Hay que darse cuenta de esto, y evitar que cualquier cosa
ajena a nosotros controle nuestra estabilidad personal y
emocional. Nadie nos ha de marcar cuáles son nuestras
aspiraciones, ni nos tiene que decir qué ha de hacernos
sentir bien o mal, ni qué cosas nos han de producir placer
y, menos aún, cuáles nos han de hacer sufrir.
Uno ha de decidir aquello que permite que le produzca
sufrimiento, si previamente se ha dado cuenta de la
necesidad o utilidad de él, y cree que le va a servir de algo,
porque la mayoría de las veces lo único que aportan es una
bajada de la autoestima, un punto de vista negro de la vida,
una caída en picado del ánimo, desesperanza,
desconfianza en uno mismo y en el porvenir, depresión,

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angustia, infelicidad y demonios similares, a cambio de


nada positivo.

VISTO DE OTRO MODO


Todos seguimos un modelo que nos inculcaron nuestros
educadores y acabaron convirtiéndose en costumbres, en
prejuicios, en reacciones automáticas equivocadas y
caducas que nos siguen gobernando, y dejamos nuestro
control en sus manos como si fueran de fiar. Eso es
indudable.
Cuando todo lo que hay a nuestro alrededor está de
acuerdo con ello parece que todo va bien. Cuando no
coincide con lo que espera nuestro interior, todo se
alborota.
Si fueras capaz de comprender esto, no derrocharías ni un
ápice de energía, ni una milésima de tiempo, ni perderías
un fragmento de alma cada vez que el sufrimiento llama a
tu puerta.
Son tus condicionamientos, y no lo que sucede en el
exterior, los que te hacen padecer. Si fueras capaz de
descubrir esos condicionamientos y deshacerte de ellos, tu
desarreglo desaparecería.
Reconocer que solamente uno es el causante de sus
propios sufrimientos es el primer paso imprescindible para
eliminarlos.
Y esto es muy objetivo: la misma cosa que es causa de tu
padecer, a otra persona no le afecta en absoluto, de lo que
se deduce que no es la cosa en sí la causante, sino tu
modo de percibirla. Simplemente, su modelo es distinto del
tuyo.
El sufrimiento es una reacción muy humana, pero eso no
quiere decir que sea correcta, ni “normal”. Como reacción
que es, ya no es algo puro y espontáneo, sino algo
aprendido que conviene desaprender, de forma que antes
de que de reaccionar, inconscientemente, nuestra

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consciencia sea quien comprenda la situación y decida si


es pertinente.
Si algo ajeno a ti te fastidia, te mortifica, te saca de quicio…
¿es que a ese “algo” le has dado poder sobre tu vida?
No responsabilizarse del propio malestar es una cobardía.
Es querer aparentar, incluso ante uno mismo, ser una
víctima que no puede hacer más que sufrir lo que le pasa.
Es conformarse con la lástima de los demás.
Lo correcto es que arregles tus asuntos y evites ese
continuo vaivén que te producen las cosas que te pasan.
La ecuanimidad y la vida más placentera serán el
resultado de solventar tus problemas educacionales.

VISTO DE OTRO MODO


Como la manera habitual de actuar del ego es evitar todo
tipo de conflictos, para ello disfraza sus conflictos de una
búsqueda respetable de armonía, de concordia, y no se da
cuenta de que en el sufrimiento, como en todo, también se
aprende, y que hay cosas que se aprenden mejor,
precisamente, en el sufrimiento.
Parece que es muy sensato evitarlo, pero una parte del
aprendizaje se revuelve interiormente con el sufrimiento, y
es mucho lo que uno aprende de sí mismo conociéndose
en esa circunstancias; son esclarecedoras y
enriquecedoras las lecciones que trae entre sus pliegues
dolientes, así que muchas veces (y hay que aprender a
distinguir cuándo) conviene dejarse conmover, para llegar
de ese modo al origen y, conociéndolo, poder remediarlo
para que no haya una próxima ocasión.
Suena un poco masoquista, pero recomiendo probarlo. Por
supuesto, siendo absolutamente consciente de lo que está
sucediendo y del fin que se persigue. Con el Yo
Observador más atento y observador que nunca, porque si
no es así, sería un sufrimiento doliente, desperdiciado,
inútil, y nada explicativo. Conviene dejar que se exprese en
lo más interior, pero no como un ejercicio de resistencia al

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dolor, sino para dejar que la fuerza profunda le saque el


jugo y lo diluya después.
La vida hará su función para sacarte de ese estado.
Aprenderás, antes o después, que el sufrimiento es
innecesario. El día que te des cuenta de ello querrá decir
que ya lo has resuelto. Ya no tendrás más que pequeñitos
sufrimientos humanos comprensibles. Te afectará la muerte
de un ser querido, por ejemplo, que es una grande
amargura, pero no la desilusión por algo que es distinto de
lo que uno quisiera.

El sufrimiento y el dolor se interpretan en muchos casos


como la misma cosa.
(Para más información, puedes ver el capítulo de “el dolor”).

CUENTECITO
“La principal razón por la que las personas no son felices es porque se
complacen insanamente en el sufrimiento”, dijo el Maestro.
Y contó cómo, viajando él cierta noche en la litera superior de un vagón
de ferrocarril, le era imposible conciliar el sueño, porque en la litera
inferior había una mujer que no dejaba de gemir: “¡Qué sed tengo, Dios
mío, qué sed tengo…!”
Una y otra vez se oía aquella lastimera voz, hasta que, finalmente, el
Maestro descendió sigilosamente por la escalerilla, salió del
departamento, recorrió todo el pasillo del vagón hasta llegar a los
servicios, llenó con agua dos grandes vasos de papel, regresó con ellos
y se los dio a la atormentada mujer:
“¡Aquí tiene, señora, agua!”
“Muchas gracias, señor, Dios le bendiga”.
El Maestro volvió a su litera, se acomodó en ella… y a punto estaba de
conciliar el sueño cuando, de pronto, oyó de nuevo la lastimera voz:
“¡Qué sed tenía, Dios mío, qué sed tenía…!”
(Del libro un minuto para el absurdo, de Tony de Mello)

CUENTECITO

Francisco de Sales
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Un alumno ya mayor fue a visitar al Maestro Otis y le dijo: “he visitado a


muchos Maestros y he dejado muchos placeres. He ayunado, he sido
célibe y he velado noches enteras para alcanzar la iluminación. He
abandonado todo lo que se me ha pedido que abandonase y he sufrido,
pero la iluminación no ha llegado, ¿qué debo hacer?”
El Maestro Otis contestó: “Abandona el sufrimiento”.

CUENTECITO
“La principal razón por la que las personas no son felices es porque se
complacen insanamente en sus sufrimientos", dijo el Maestro.
Y contó cómo viajando él cierta noche en la litera superior de un vagón
de ferrocarril le era imposible conciliar el sueño, porque en la litera de
abajo había una mujer que no dejaba de gemir: "!qué sed tengo, Dios
mío, qué sed tengo... ¡"Una y otra vez se oía aquella lastimera voz hasta
que, finalmente, el Maestro descendió sigilosamente por la escalerilla,
salió del departamento, recorrió todo el pasillo del vagón hasta llegar a
los servicios, llenó de agua dos grandes vasos, regresó con ellos y se
los dio a la atormentada mujer: "aquí tiene, señora: agua".
"Muchas gracias señor, que Dios le bendiga...".
El Maestro volvió a su litera, se acomodó en ella... y estaba a punto de
conciliar el sueño cuando, de pronto, oyó de nuevo la lastimera voz:
"qué sed tenía, Dios mío, qué sed tenía..."
(De un libro de Tony de Mello)

CUENTECITO
Los discípulos se hallaban enzarzados en una acalorada discusión
acerca de la causa del sufrimiento humano.
Unos decían que la causa era el egoísmo. Otros, que el error. Y otros,
por último, que la incapacidad para distinguir lo real de lo irreal.
Cuando le preguntaron al Maestro, éste dijo: “Todo sufrimiento proviene
de la incapacidad para sentarse tranquilamente y estar solo”.

Francisco de Sales
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RESUMIENDO
Tiene dos puntos de vista.
En uno de ellos, parece que el sufrimiento es necesario
para extraer la lección que trae para cada persona;
lección que se puede resumir en llegar a la conclusión de
que es innecesario.
En el otro, se ve que es claramente innecesario,
perfectamente prescindible. Mejor eliminarlo de raíz.
Aprende a distinguirlos.

Francisco de Sales

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