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INTRODUCCIÓN
Esta sección del evangelio de Lucas, es una sección muy corta; se podría llegar a pensar que por lo breve de su extensión
no es de mayor importancia dentro del evangelio. Para ser honestos, si el Espíritu Santo, consideró que esta sección
debía aparecer en el evangelio (y no solo en este sino en el de Mateo y Marcos), es porque guardaba y guarda relevancia
para la iglesia en todas las épocas. Los apóstoles de Jesús, son clave importante en la fundación de la iglesia de Cristo
como veremos en el desarrollo del presente sermón.
1. Ser testigo ocular de la resurrección de Cristo. Todos los apóstoles vieron con sus ojos físicos a
Cristo después de Su resurrección, incluyendo al apóstol Pablo quien fue testigo ocular de Su
resurrección camino a Damasco (1 Co. 9:1, 15:8; Hch. 9:3-5; 26:16). Es por eso que defiende su
apostolado frente a los Corintios con las palabras “…no he visto a Jesús el Señor nuestro?” (1 Co.
9:1). Algunos claman haber visto a Jesús en visión. Esto no cumple el requisito de ser testigo ocular
de la resurrección de Cristo. Pablo vio a Cristo ocularmente y aun así, considera su llamado al
apostolado como algo único y anormal, pues fue el único y último de los apóstoles en ver a Jesús
ocularmente. Es por eso que escribió que el Señor se le apareció “al último de todos, como a un
abortivo” (1 Co. 15:8).
2. Haber aprendido y recibido la doctrina directamente de Jesús, no de otros creyentes. Los apóstoles
aprendieron las doctrinas relacionadas al Nuevo Testamento directamente de Cristo. Estuvieron
aprendiendo de él por tres años durante su ministerio terrenal y luego de Su ascensión continuaron
aprendiendo de Cristo por revelación directa de Él. El apóstol Pablo enfatiza este requisito al
defender su apostolado en su epístola a los Gálatas. “Mas os hago saber, hermanos, que el
evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gal. 1:11-12). Un apóstol no aprendía las enseñanzas
del Nuevo Testamento de ningún hombre, ni siquiera de otros apóstoles (Gal. 1:16-17), sino
directamente de Cristo.
3. Los apóstoles debían dar evidencia de su apostolado con milagros. Los apóstoles dieron evidencia
de su llamado con señales milagrosas (Hch. 3:1-10, 4:33, 5:12-16, 9:32-43, 13:11, 14:3, 8-
9, 16:18, 19:6, 11-12, 20:9-10, 28:3-10). Es por eso que Pablo también defiende su apostolado
haciendo referencia a los milagros hechos por él: “Con todo, las señales de apóstol han sido
hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” (2 Co. 12:12).
Aunque algunos hoy afirman hacer los milagros que los apóstoles hicieron, la realidad es que tales
afirmaciones no son ciertas. Los apóstoles sanaban de manera extraordinaria, inmediata, completa,
irrefutable y continua. Después de los apóstoles nunca ha habido un tiempo de abundantes milagros
semejante al de los inicios de la iglesia primitiva.
4. Ser escogido por Dios como apóstol. Haber aprendido la doctrina directamente de Cristo, haberlo
visto ocularmente y hacer milagros no era suficiente para ser considerado apóstol de Jesucristo.
Muchas personas oyeron la Palabra de Dios directamente de los labios de Jesús, más de quinientos
hermanos lo vieron después de haber resucitado (1 Co. 15:6) y personas que hicieron milagros no
fueron considerados apóstoles (Hch. 7:5-8). Un apóstol era una persona escogida personalmente por
Cristo para esa posición (Hch. 1:2; Gal. 1:1, 15-16).
Considerar estos requisitos es suficiente para concluir que hoy no tenemos apóstoles. Nadie en el día de
hoy ha visto a Cristo ocularmente, nadie hoy está haciendo milagros como los que hicieron los apóstoles y
nadie hoy aprende su doctrina por revelación directa de Cristo sin necesidad de maestros y del Nuevo
Testamento y esto es suficiente para concluir que no existen apóstoles hoy. Dios no llama apóstoles a
personas que no cumplen con los requisitos que Él mismo estableció.
CONCLUSIÓN
Es evidente que Jesús no tomó a la ligera el nombramiento de sus doce apóstoles. Fue un evento en el que dependió
absolutamente del consejo de su Padre y en el que escogió hombres con el que el mismo había caminado y discipulado
por un tiempo. Los escogió para continuar su obra y como el fundamento de su iglesia, siendo el mismo la Piedra
Angular. La iglesia no es meramente una institución humana, es su cuerpo, columna y baluarte de la verdad.