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LA BIBLIA
AMPLIFICADA
SAMUEL
OTROS LIBROS DISPONIBLES DE LA SERIE
COLECCIONVIDAABUNDANTE
LA BIBLIA
AMPLIFICADA
GEORGE R. KNIGHT
Dirección editorial en inglés
IMPRESO EN L A ARGENTINA
Printed in Argentina
Primera edición
MMII - 2,5M
ISBN 950-573-853-6
— 36452—
IN D IC E
George R. Knight
Berrien Springs, Michigan
PREFACIO DEL AUTOR
11
12 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
cuántico hacia su reino ideal. Jesús fue, y es, el hijo de David, pero
David, su antepasado, apenas lo vislumbró desde lejos. Sorpren
dentemente, una perspectiva tal ha acrecentado mi apreciación de
ambos Testamentos. De alguna manera sospecho qué es lo que
Dios tenía en mente todo el tiempo.
Mi oración es que el lector esté abierto al mensaje de estos libros
que ha tocado mi vida. Con un cierto temor reverente, me siento
atraído por las palabras de David en el último capítulo de 2 Sa
muel: “Caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericor
dias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres” (2 Sam.
24:14).
Alden Thompson
College Place, Washington
COM ENCEM OS
una para utilizarla en esta serie, puesto que todos sus autores usan
esta versión como texto base.
Las secciones Introduzcámonos en la Palabra también supo
nen que el lector tiene un diccionario bíblico. El Diccionario bíblico
adventista será de mucha utilidad, pero los interesados en profundi
zar más pueden desear adquirir la International Standard Bible Ency-
clopedia (edición 1974-1988) en cuatro tomos, o el Anchor Bible
Dictionary en seis tomos.
La segunda sección en el tratamiento de los pasajes bíblicos ha
sido denominada Exploremos la Palabra. El propósito de esta
sección es comentar los principales temas de cada libro bíblico.
Por ello, los comentarios tratarán por lo general con porciones
bastante grandes de las Escrituras (a menudo un capítulo completo)
en lugar de proveer un acercamiento versículo por versículo, co
mo se encuentra en el Comentario bíblico adventista. En efecto, mu
chos versículos y quizá pasajes enteros de algunos libros de la Bibha
pueden ser tratados mínimamente o ser pasados completamente
por alto.
Otra cosa que deberíamos notar es que el propósito de las sec
ciones Exploremos la Palabra no es responder todos los proble
mas o contestar todas las preguntas que puedan surgir en cada pa
saje. Más bien, como dijimos anteriormente, las secciones Explo
remos la Palabra van a desarrollar los principales temas de los es
critores bíblicos. En el proceso, el autor de cada tomo aportará lo
mejor de la erudición moderna a la discusión y enriquecerá así la
comprensión del lector del pasaje bíblico en cuestión. Las seccio
nes Exploremos la Palabra también proveerán y desarrollarán
ideas acerca de muchas de las cuestiones presentadas primeramen
te en los ejercicios de la sección Introduzcámonos en la Palabra.
La tercera sección en el tratamiento de los pasajes bíblicos es
Apliquemos la Palabra. Esta sección tiene como objetivo aplicar
las lecciones de cada texto a la vida cotidiana. Una vez más, usted
debería escribir las respuestas a estas preguntas y guardarlas en un
cuaderno o carpeta correspondiente al libro de la Biblia que está
estudiando.
La cuarta sección, Investiguemos la Palabra, está destinada a
■ CÓMO UTILIZAR ESTE LIBRO 15
Temas y Asuntos
Sobresalen cuatro temas o asuntos en 1 y 2 Samuel. Pero uno
sobrepasa todos los demás: la monarquía. Los otros tres temas (la
obediencia, la providencia y la soberanía divina), según se comen
tan a continuación, simplemente interpretan las respuestas humana
y divina a la pregunta de quién será amo y señor de Israel.
1. Monarquía: Del Peligro del Caos al Peligro del Poder.
Superficialmente, la historia de 1 y 2 Samuel puede parecer como
la condescendencia de Dios hacia el pedido rebelde del pueblo de
un rey. Aunque Saúl, el primer rey, fracasa, David, el segundo, tie
ne éxito, y todos viven felices para siempre...
Bueno, no para siempre. Y una lectura cuidadosa muestra un
cuadro mucho más complejo. La monarquía, ¿era una buena idea o
no? Los votos negativos más fuertes provienen de los amargos dis
cursos de Samuel en contra de la monarquía en 1 Samuel 8 y 12, y
el enfático comentario de Dios: “No te han desechado a ti, sino a
mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” (1 Sam. 8:7).
Pero hay algunas otras voces más positivas. Así como Samuel y
el Señor estuvieron de acuerdo en tolerar la monarquía, los cris
tianos también han aceptado la idea, reivindicando a Jesús como
parte de la línea real davídica. El mismo Antiguo Testamento pro
vee el precedente, porque Deuteronomio 17:14-20 da por sentado
que la monarquía sería un desenvolvimiento natural y divinamente
aprobado: “Ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu
Dios escogiere” (vers. 15).
Pero quizás el argumento más llamativo en favor de la monar
quía proviene de lo que precede inmediatamente a 1 y 2 Samuel
(en la Biblia hebrea): los dos incidentes caóticos al final del libro
de Jueces. Jueces 17 y 18 describen cómo la tribu de Dan tomó
una imagen de fundición y construyó un santuario para ella en su
nuevo hogar del norte. Incluso tuvieron la audacia de nombrar co
mo sacerdote a un nieto de Moisés (Juec. 18:30). Enseguida, des
pués de ese chocante relato, aparece la historia de la concubina
24 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Bosquejo de 1 y 2 Samuel
I. Samuel: Sin rey y rara vez una palabra de Jehová (1 Sam. 1-7).
A. Un hombre santo crece en una época impía (1 Sam. 1-3)
B. El arca: Un talismán sin valor, un terror santo (1 Sam. 4-
7).
II. Samuel y Saúl: Jehová da, Jehová quita (1 Sam. 8-15)
A. Un pedido impío, grandes esperanzas (1 Sam. 8-12)
B. Al Señor le pesa haber hecho rey a Saúl (1 Sam. 13-15)
III. Saúl y David: ¿Quién es el ungido de Jehová? (1 Sam. 16-31; 2
Sam. 1)
A. De siervo fiel a enemigo perseguido (1 Sam. 16-23)
B. Cuando ambos hombres conocen el resultado final (1
Sam. 24-2 Sam. 1)
IV. David: Hasta la cima y el descenso (2 Sam. 2-12)
A. Haciéndose cargo de Israel (2 Sam. 2-6)
B. Del cielo al infierno (2 Sam. 7-12)
V David: Rey herido en declinación (2 Sam. 13-24)
A. Violación y venganza, revolución y regreso (2 Sam. 13-20)
B. Cayendo en las manos de un Dios misericordioso (2 Sam.
21-24)
LISTA DE OBRAS CITADAS
Shalt Not Hurt Thy Neighbor with Lies Or with the Truth”.
Signs ofth e Times, Noviembre de 1988.
_________ . Who s Afraid o f the Oíd Testament God? Exeter: Pater
nóster, 1988; Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1989 (abreviado
como Who’s Afraid?).
M ilite, Elena de. Patriarcas y profetas. Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1985.
_________ . El camino a Cristo. Buenos Aires: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 1982.
Wilkinson, B. G. Our Authorized Bible Vindicated. Payson, Ariz.:
Leaves-of-Autumn, 1993 (reimpresión; publicado por primera
vez en 1930).
PRIMERA
PARTE
Samuel:
Sin Rey y Rara Vez una Palabra
deJehová
1 Samuel 1-7
C A P IT U L O U N O
diosa su vista en las culturas que lo rodean y ansia ser como las naciones
vecinas. Los prim eros tres capítulos de 1 Samuel nos cuentan acerca de
los prim eros años de este niño prometido y de la comunidad en la cual na
ce. El tiempo de ese otro niño prometido, el bebé Jesús, todavía está miles
de años en el futuro.
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 1-3
■ Exploremos la Palabra
El Pueblo en Adoración
Los primeros tres versículos de 1 Samuel, con la notable excep
ción de Samuel mismo, presentan a todos los protagonistas de los
primeros siete capítulos del libro: a Elcana y sus dos esposas, Ana y
Penina; a Eli y sus dos hijos, Ofhi y Finees. Al principio, es la ado
ración la que une a estas personas tan notablemente distintas en
una narración común. Año tras año, Elcana lleva a su familia al
santuario de Silo para adorar y sacrificar. Los hijos de Eli son sa
cerdotes allí. Todavía no se nos dice que son sacerdotes impíos.
Eso ya llegará. Pero desde el comienzo sabemos que las cosas de
Dios están muy presentes en la mente del autor. En contraste con
la historia de Rut, que se desarrolla en un campo de cebada, en el
lugar de la trilla y en la puerta de la ciudad (y en contraste con la
historia de Ester, que tiene lugar en el palacio de un rey pagano y
que en ninguna parte menciona a Dios ni la oración), 1 Samuel
nos lleva inmediatamente a la morada de Dios en la tierra, al sa
grado santuario del Dios de Israel. Allí es donde su pueblo va a en
38 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Elcana
Elcana era un hombre de hábitos buenos, consecuentes y per
sistentes. “Todos los años” llevaba a su familia a Silo para adorar y
ofrecer sacrificios, aún cuando los hijos de Eli eran sacerdotes allí
(1:3): sacerdotes impíos, como nos informa el relato más adelante
(2:12). Pero el bueno de Elcana no estaba tan centrado en las cosas
de Dios como para descuidar a su familia. Siempre compartía la
comida del sacrificio con toda su familia y reconocía las necesida
des especiales de la estéril Ana, dándole a ella una porción doble
(1:5).
Pero no podía captar la agonía de Ana. En verdad, las palabras
que le dirige para consolarla eran también un reproche suave e in
sinuaban sus propios sentimientos heridos: “¿No te soy yo mejor
que diez hijos?” (vers. 8). No, Elcana no comprendía el dolor de
Ana.
Con todo, siempre fue un adorador leal y un esposo fiel, el pa
dre del niño prometido (vers. 19), y más tarde de otros hijos de
Ana, por medio de la bendición de Jehová (2:20, 21). Bondadosa
mente accedió al pedido de Ana de no hacer el viaje anual a Silo,
pero también aprovechó la ocasión para recordarle el plan especial
de Dios para el niño (1:23). Aunque Ana domina claramente el re
lato, Elcana también está allí, siempre fiel, siempre brindando su
apoyo.
Es evidente, a partir de la Escritura, que era un hombre profun
damente religioso en una época virtualmente impía. La tradición
judía llevó el contraste aún más lejos, declarándolo el segundo
Abrahán, el único hombre piadoso de su generación. De las evi
dencias que encontramos en las Escrituras, lo podríamos llamar un
hombre bueno, piadoso, aunque pagó un precio muy alto por to
mar más de una esposa.
■ UN HOMBRE SANTO... EN UNA ÉPOCA IMPÍA 39
Ana y Penina
La primera referencia a las dos esposas de Elcana menciona a
Ana antes que a Penina, queriendo decir que ella era su primera
esposa. Pero en lo que la Escritura guarda silencio, la tradición ju
día amplía el relato, declarando, por ejemplo, que así como Abram
y Sarai vivieron sin hijos durante 10 años en Canaán antes que Sa-
rai le dijera a Abram que tuviera hijos con Agar (Gén. 16:1-3), así
también Elcana y Ana vivieron diez años sin hijos antes que Ana
insistiera en que Elcana tomara a Penina.
Aunque la tradición judía ciertamente fue más allá del relato bí
blico para embellecer el relato, la Escritura misma revela que las
tensiones entre Ana y Penina eran muy reales, asemejándose a
aquellas entre Sarai y Agar (1:6; Gén. 16:4-6). Abram solucionó su
problema despidiendo a Agar. Elcana aparentemente no tuvo esa
opción. Su segunda esposa se quedó, convirtiendo la vida de Ana
en un continuo tormento. Sin embargo, es esa misma angustia la
que nos permite captar una vislumbre de su búsqueda del Señor.
Luego de soportar una comida comunitaria, la cual no pudo
compartir por su desesperación, Ana se dirigió al santuario a orar,
aparentemente a la vista del sacerdote Eli. Estaba con ánimo de
negociar, prometiendo que si el Señor le daba un hijo, ella se lo
daría a él para siempre (1:11). Eli, el sacerdote con la familia im
perfecta, primero acusó, y luego la bendijo (vers. 14, 17). Pero su
palabra de bendición no indica que conocía la esencia de su pedido.
La conversación entre Eli y Ana está marcada por una profunda
ironía. Ana protestó a este hombre de Dios, que no podía distin
guir la oración de la ebriedad, diciendo que no era una mujer impía
(vers. 16; literalmente, una “hija de Belial”). Como la Escritura
nos informa en 2:12, no era Ana la que pertenecía a Belial, sino
Ofni y Finees. Los propios hijos de Eli eran “hijos de Belial”, los
que “no tenían conocimiento” de Jehová. Aun así, Eli era el ins
trumento escogido por Dios para comunicarle a Ana una palabra
de bendición.
Una nueva animación marca ahora la vida de Ana. Comió y
adoró. Luego de volver a su hogar, “Jehová se acordó de ella”
40 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Eli
La Escritura presenta al sacerdote Eli en términos trágicos y
patéticos, uniendo cada porción de buenas noticias acerca de este
hombre con recordativos del mal que perseguía su vida. Toda su
vida está enmarcada así, desde su primera aparición como padre de
42 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Samuel
Cuando el pueblo de Israel decidió que querían un rey para ser
como las naciones que los rodeaban (8:5), Samuel se convirtió en el
puente entre los jueces carismáticos y la monarquía hereditaria.
Aunque el sacerdocio siempre había sido hereditario en Israel, el
liderazgo “civil” no, con la notable excepción del intento de Abi-
melec, el hijo de Gedeón (que tuvo poca vida), de establecerse co
mo rey (Juec. 9). Pero como Samuel sirvió como sacerdote y juez,
las líneas divisorias entre el carisma y la herencia se oscurecieron,
permitiéndole nombrar como jueces a sus propios hijos (8:1).
Aunque Samuel ungió tanto a Saúl como a David como reyes
sucesivos de Israel, su dura crítica al pedido del pueblo de un rey
deja la clara impresión de que Samuel veía en sí mismo al verdadero
modelo para Israel, no a Saúl ni a David. El autor de 1 y 2 Samuel,
escribiendo desde la perspectiva de una monarquía fracasada, com
partió esa perspectiva, idealizando sutilmente a Samuel como al
guien que era verdaderamente un hombre de acuerdo con el cora
zón de Dios.
46 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
Todos, desde Dan hasta Beerseba (3:20), sabían que Samuel era
el hombre de Dios, el hijo de la promesa, aquel que Dios había se
leccionado para guiar a Israel. En contra de todas las probabilida
des y contra la gran maldad de los lugares altos, no sólo retuvo su
pureza, sino que “iba creciendo, y era acepto delante de Dios y de
lante de los hombres” (2:26).
Pero aunque Samuel pudo haber sido el hombre ideal de acuer
do con el corazón de Dios, su nombre guarda una doble ironía, re
flejo de la tensión existente en relación con la monarquía que afec
ta 1 y 2 Samuel. Su madre “le puso por nombre Samuel, diciendo:
Por cuanto lo pedí a Jehová” (1:20). Como han notado los comen
tadores, el verbo hebreo para “pedir” parece explicar mejor el ori
gen del nombre Saúl que Samuel. El nombre Samuel está más li
gado a la palabra hebrea que significa “oír” (“oída por Dios”). Pero
el relato en estos primeros capítulos de 1 Samuel literalmente está
rodeado de juegos de palabras alrededor de la palabra “pedir”
(saul). Como dijo Ralph Klein, “quizás el lector deba ver, en la se
rie de juegos de palabras con la palabra ‘saul’, una sugerencia de
que el verdadero líder de Israel no es Saúl, el rey ungido, sino más
bien el profeta que unge, que había sido pedido (‘saul’) a Dios
(1:20) y que había sido dedicado (‘saul’) de vuelta a Dios (1:28).
Saúl en verdad fue importante para Israel, pero el verdadero Saúl
fue el Saúl según el corazón de Dios, cuyo nombre fue Samuel”
(Klein, p. 9).
Pero si Samuel es descrito como el hombre ideal, su vida repite
algunas de las mismas ironías que persiguieron a la monarquía. Así
como Israel quería un rey para ser como las demás naciones, así
Ana quería un hijo para ser como las otras mujeres. Dios concedió
48 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 1-3
1. Ayuda del Señor, Ayuda de los Seres Humanos: Centrándose
en la vida de Ana como primer ejemplo, haga una lista en
su carpeta de los textos que muestran cómo ella encontró
solaz en el Señor cuando todos los auxiliadores humanos
parecían fracasar. Luego haga una lista de los pasajes que
muestran cómo el Señor utilizó a personas para fortale
cerla y animarla. Pregúntese a sí mismo: “¿Estoy más incli
nado a rechazar la ayuda que proviene del Señor o la ayuda
que envía por medio de seres humanos? ¿Por qué?”
2. Cuando la Iglesia Yerra el Blanco: ¿De qué maneras y en
qué medida puedo encontrar ánimo o consuelo en los há
bitos santos de Elcana y Ana en tanto buscaban ser adora
dores fieles mientras tantos eran impíos e infieles? (Escri
ba su respuesta en su cuaderno referido a Samuel.) ¿Existe
alguna condición bajo la cual podría dejar de adorar con
la iglesia “oficial” y con otros creyentes? ¿Cuáles serían
esas condiciones? ¿Debería apoyar activamente a la iglesia
aun cuando parece estar deslizándose hacia la apostasía
por falta de liderazgo o por un liderazgo impío? ¿Por qué
sí o por qué no? Escriba sus reflexiones en uno o dos pá
rrafos.
54 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
■ Investiguemos la Palabra
1. Providencia y Libertad: Dos de las más notables interpreta
ciones de “providencia” en 1 Samuel I al 3 son las declara
ciones de que Jehová no le había concedido tener hijos a
Ana (1:5, 6), y de que Ofni y Finees “no oyeron la voz de
su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir”
(2:25). Sobre la base de su propio estudio de 1 Samuel 1 al
3, formule su postura con respecto a la tensión entre la li
bertad humana y la intervención de la providencia en las
vidas humanas. Aunque algunos estén tentados a conside
rar estos pasajes como sugerencias de un Dios mezquino y
arbitrario, ¿qué evidencia encuentra usted en estos capí
tulos que sugerirían un Dios paciente y generoso? Con
sulte las siguientes fuentes (y otras que pueda tener dis
ponibles) para ver cómo varios autores tratan estas decía-
■ UN HOMBRE SANTO... EN UNA ÉPOCA IMPÍA 55
El Arca:
Un Talismán sin Valor, un Terror
Santo
1 Samuel 4-7
Tan pronto como la Escritura declara que “la palabra de Samuel llega
ba a todo Israel” (4:1, BJ), Samuel desaparece durante tres capítulos y
veinte años. No es sino hasta 1:3, cuando Israel está listo para renovar
su relación con Jehová, que reaparece. Pero antes que eso ocurra, los tres
capítulos entre medio hablan acerca del arca del pacto de Jehová: su captu
ra, su exilio y su devolución por parte de los filisteos.
Entonces el capítulo 7 revela que unos veinte años después que el arca
retom ara al hogar, el pueblo de Dios despertó al gran peligro en que se
encontraba. Con la ayuda de Samuel, arreglaron las cosas con Dios, y
disfrutaron de paz sobre la tierra durante un breve período y unos pocos y
breves versículos. Pero era la calma antes de la tormenta. El capítulo 8 co
mienza con un anciano Samuel nombrando como ju eces a sus malvados
hijos. El pueblo dijo que ya habían tenido suficiente y pidieron un rey
“como tienen todas las naciones” (vers. 5).
Nuestro capítulo, entonces, nos lleva hasta el umbral de la monarquía.
Y nuevamente oiremos dos mensajes: primero, el relato de los últimos días
de Israel antes que pidiera un rey; y segundo, una respuesta profética ob
servando retrospectivamente esos acontecimientos desde la perspectiva de
una monarquía que vino y se fu e, juzgada deficiente p or el Dios a quien
Israel servía.
51
58 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 4-7
Utilice los cuatro puntos que se presentan a continuación
para centrar su pensamiento al comenzar el estudio de 1 Sa
muel 4 al 7. Luego lea los capítulos dos veces, observando las
posibles relaciones con 1 Samuel 1 al 3. Utilice una hoja de
papel para cada tema, y anote en forma de bosquejo aquellos
aspectos del relato que corresponden a cada ítem.
■ Exploremos la Palabra
La Gloria Ha Sido Desterrada (4:1-22)
Una confrontación militar entre Israel y los filisteos catapulta al
arca al centro de la escena en esta sección de 1 Samuel. Sin impor
tar si fue Israel (hebreo; NTV) o los filisteos (griego; NRSV) los
que iniciaron las hostilidades, el resultado fue dolorosamente evi
dente: los filisteos derrotaron a Israel, matando a cuatro mil hom
bres.
De vuelta en el campamento, los ancianos de Israel hicieron la
pregunta obvia: “¿Por qué permitió hoy el Señor que nos derrota
ran?” Pero la Escritura ni siquiera sugiere que hubo algo parecido a
un escudriñamiento serio de los corazones. Tenían a mano una so
lución rápida: “Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de
Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de
nuestros enemigos” (4:3).
En ninguna otra parte de las Escrituras recibe el arca una aten
ción tan estrecha y prolongada como aquí, aun cuando, aparente
mente, los que estuvieron directamente involucrados en la captura,
exilio y regreso del arca no obtuvieron beneficios espirituales como
resultado de ello. Pero el autor de 1 y 2 Samuel debe de haber teni
do la esperanza de que aquellos que vivían cuando el arca ya no es
taba, aprendieran lecciones importantes del relato del cofre de oro
60 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 4-7
1. En Presencia de lo Sagrado: Los relatos de 1 Samuel 4 al 7
revelan tanto el descuido que hace que lo sagrado parezca
común e ineficaz como un descuido que convierte lo sa
■ EL ARCA: UN TALISMÁN SIN VALOR 75
grado en peligroso. ¿Cómo puede mi descuido hacer en la
actualidad que lo sagrado sea peligroso? ¿Han habido oca
siones en mi vida en las que he sido tan descuidado con lo
sagrado durante tanto tiempo que eso se convirtió en algo
común? ¿Qué es lo que hace que un objeto o un aconteci
miento sean sagrados? (Resuma sus pensamientos en unos
pocos párrafos en su carpeta de Samuel.)
2. Líderes: En 1 Samuel, Dios está preocupado no sólo con la
adoración a ídolos, sino también con la adoración al tipo
equivocado de líderes. Enumere algunas posibles razones
por las cuales el liderazgo hereditario no era lo ideal para
Israel. ¿Qué paralelismos con nuestro mundo cristiano
moderno puede encontrar? ¿Corre más riesgos la iglesia
por causa de líderes poderosos o por la falta de líderes?
3. Dios Entre los Filisteos: Piense cosas positivas acerca de los
filisteos durante algunos momentos, observando los ras
gos positivos que se revelan en cómo manejaron el arca
durante su captura y su regreso. ¿De qué maneras puede
enseñarme a trabajar con los filisteos modernos de mi
mundo el trato que Dios tuvo con ellos? ¿Qué lecciones
puedo aprender de los filisteos que podrían hacerme más
fiel en mi adoración del verdadero Dios?
4. Exageración: ¿Han habido ocasiones en mi experiencia es
piritual en las que una “exageración” ha tenido un efecto
positivo sobre mí para estabilizarme, alarmarme o alen
tarme?
5. Sustitutos: ¿Cuáles son los objetos sagrados en mi vida?
¿Bajo qué circunstancias puedo sentirme tentado a usar
los como sustitutos de una experiencia religiosa genuina?
¿Qué pasos específicos puedo dar para evitar ceder a tales
tentaciones?
■ Investiguemos la Palabra
1. El Arca: Utilizando una concordancia común, confeccione
76 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
C A PIT U L O TR E S
Un Pedido Impío,
Grandes Esperanzas
1 Samuel 8-12
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 8
■ Exploremos la Palabra
Dales un Rey (8:1-22)
El capítulo 8 comienza un capítulo doloroso de la historia de Is
rael: el pueblo quiere un rey. Tanto Dios como Samuel consideran
esto como un pedido impío, aunque Deuteronomio 17:14-20 da
por sentado que Israel en verdad pedirá y recibirá un rey por parte
de Jehová.
Para complicar aun más el asunto, el estilo de vida indisciplinado
de los hijos de Samuel parecen haber implicado al profeta mismo,
haciéndolo a él parcialmente responsable por el pedido del pueblo.
Esta sutil crítica de Samuel aparece aquí por primera vez en el li
bro. Aunque no se menciona ninguna vez a la esposa de Samuel,
sus dos hijos, Joel y Abías, encuentran su nicho en las Escrituras,
entrando en el registro como jueces en Beerseba, bien al sur del
hogar de Samuel en Ramá, en el centro de Israel. Pero la Escritura
señala que no eran buenos jueces, y su iniquidad contrasta con la
integridad de Samuel. “No anduvieron los hijos por los caminos
de su padre” (8:3, 5), sino que “se volvieron tras la avaricia, deján
dose sobornar y pervirtiendo el derecho” (vers. 3).
Sus prácticas impías exasperaron tanto al pueblo que una delega
ción vino a Samuel y pidió un rey, citando abiertamente los malos
caminos de sus hijos como la razón de su pedido (vers. 5). Muy
disgustado, Samuel se volvió a Jehová (vers. 6). Israel nunca había
tenido un rey; el Señor era su líder. Bajo el juzgado de los jueces, si
una persona era aclamada líder por demanda popular, como en el
caso de Jefté, su llamado debía ser confirmado por un derrama
miento especial del Espíritu (Juec. 11:29). Lo mismo ocurrió con la
mayor parte de los jueces importantes: Otoniel (3:9, 10), Aod
(3:15), Barac (4:6), Gedeón (6:11-16) y Sansón (13:3-5). Aunque
no se hace una mención especial del nombramiento de Débora
(Juec. 4:4) ni de otros jueces menores (Samgar [3:31], Tola [10:1,
2], Jair [10:3-5], Ibzán [12:8-10], Elón [12:11, 12] y Abdón [12:13-
15]), sin embargo sigue siendo cierto que cuando un juez era el lí
der de Israel (véase Deut. 17:8-13), la autoridad nunca era heredi
84 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
taria.
El principio de la iniciativa divina no había pasado sin ser desa
fiada durante el período de los jueces. Luego de la exitosa batalla
de Gedeón contra Madián, el pueblo estaba deseoso de establecer a
su familia como la dinastía gobernante: “Sé nuestro señor”, dije
ron, “tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de
Madián” (Juec. 8:22). Gedeón mismo, sin embargo, detuvo la idea:
“No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová se
ñoreará sobre vosotros” (vers. 23). Aunque Gedeón difícilmente
era un modelo ideal para Israel, habiéndose acercado peligrosa
mente a la idolatría (vers. 24-27) y habiéndose entregado a la poli
gamia con desenfreno (vers. 30, 31), de una cosa buena estaba se
guro: que únicamente Jehová era el rey de Israel.
Pero no estaba tan claro para los setenta hijos de Gedeón, que
ellos no habían heredado la autoridad de su padre (Juec. 9:2). Abi-
melec, el hijo de una de las concubinas de Gedeón, en realidad in
tentó declararse rey, aunque tanto él como sus sueños fueron rápi
damente aplastados (vers. 54-56). De cualquier manera, cuando el
pueblo vino a Samuel pidiendo un rey, no podían apelar a la tradi
ción israelita como fundamento. En lugar de ello, apelaron al
ejemplo de las naciones que los rodeaban (1 Sam. 8:5, 20). Y eso
era lo que molestaba. Irónicamente, tanto Eli como Samuel, al
nombrar a sus hijos para que los sucedieran, pudieron haber ayuda
do a debilitar la postura israelita en contra del liderazgo heredita
rio. El cargo sacerdotal pasaba de padre a hijo. Pero como Eli y
Samuel eran jueces así como también sacerdotes (4:18; 7:17), en
turbiaron el asunto de la herencia al permitir a sus hijos que les su
cedieran. Aunque no está registrado que Eli nombrara a sus hijos
como jueces, Samuel sí lo hizo, y con resultados lamentables. Aho
ra el pueblo quería dar el próximo paso y tener un rey. Querían ser
como las naciones que los rodeaban.
Que el pedido de un rey disgustara tanto a Samuel como a Jeho
vá nos deja perplejos a la luz de Deuteronomio 17:14-20, que da
por sentado que el pueblo haría tal pedido. Incluso su razonamien
to es un eco de Deuteronomio: “Cuando... digas: Pondré un rey
sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores”
■ UN PEDIDO IMPÍO, GRANDES ESPERANZAS 85
(Deut. 17:14; compare con 1 Sam. 8:5, 19, 20). Pero cuando el
“disgustado” Samuel informó a Dios acerca de los deseos del pue
blo, el Señor respondió sin vacilación: “Dales lo que piden”, aun
que inmediatamente lo interpreta como un rechazo, no de Samuel
sino de sí mismo. En verdad, la estructura paralela de la respuesta
de Jehová implica que el pedido del pueblo es simplemente otro
capítulo del largo y continuo forcejeo de Israel con la idolatría:
“Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los
saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses
ajenos, así hacen también contigo” (8:8). En otras palabras, el pedi
do de un rey no era sólo un rechazo a Jehová; era equivalente a la
idolatría (véase también 10:19).
Sin embargo, Jehová estaba listo para ser misericordioso —más
que Samuel— y responder positivamente al pedido del pueblo. Al
mismo tiempo, dio a entender que Samuel había tomado el asunto
en forma demasiado personal: “No te han desechado a ti, sino a mí
me han desechado”, le dijo el Señor (8:7). Pero sin embargo, la
primera palabra de Jehová a Samuel es un imperativo, una orden
de satisfacer el deseo del pueblo: “¡Oye!” “Oye la voz del pueblo en
todo lo que te digan” (vers, 7). En 8:9 Jehová repite la orden: “Oye
su voz”. La palabra para “oír” que se utiliza aquí es la misma que
encabeza el más famoso de todos los versículos judíos, la Shem a',
en Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel...” La misma palabra significa
“obedecer”, y es la misma palabra que Samuel pronunciará en su
famosa y ominosa frase al rey Saúl: “Ciertamente el obedecer es
mejor que los sacrificios” (15:22).
Pero a Samuel le resultó difícil “obedecer” la orden de “obede
cer” al pueblo, y no respondió al doble imperativo de Jehová. Al
final del diálogo del capítulo 8, Jehová le ordenó por tercera vez
que “obedeciera” al pueblo: “Oye su voz, y pon rey sobre ellos”
(vers. 22). Pero todo lo que Samuel pudo hacer fue enviar al pueblo
a sus casas.
El diálogo entre Samuel y el pueblo (vers. 10-20) deja la impre
sión de que tanto el profeta como el pueblo se habían alejado del
ideal de Dios. Si ellos revelaron la imperfección de sus corazones
al pedir un rey, Samuel reveló la de él al fracasar en la disciplina de
86 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
muel, “y pon rey sobre ellos” (vers. 22). Samuel no pudo obligarse
a obedecer; simplemente envió al pueblo a sus hogares.
En resumen, a medida que el capítulo 8 presenta la cuestión de
la monarquía, comienzan a emerger tensiones sutiles. Ambos, Sa
muel y el Señor, concuerdan con que el pedido del pueblo de tener
un rey es malo. Pero el Señor fue misericordioso, estaba preparado
para conceder su pedido y adaptarse a un modelo de liderazgo para
su pueblo que no era el ideal. Tal misericordia no le resultaba fácil
a Samuel. Quizás estaba mortificado por el hecho de que sus pro
pios pecados de omisión (haber fallado en la disciplina de sus hijos)
y de comisión (nombrarlos jueces) pudieron haber servido de base
para el pedido impío del pueblo. No sería la última vez que la hu
manidad de Samuel se resistiera a dirigir al pueblo por el camino
rocoso hacia la monarquía. No importa qué defectos queramos
atribuir a Israel o a Samuel, estas fallas no evitaron que Dios obra
ra en ellos y a través de ellos. Israel seguía siendo el pueblo de
Dios; Samuel seguía siendo su mensajero escogido.
No obstante, las tensiones de este relato nos recuerdan que en
tonces, al igual que ahora, cuando una decisión humana hace que el
Señor cambie del plan A al plan B, su pueblo puede encontrarse
atormentado entre el ideal original y la adaptación divinamente
sancionada. ¿Tratamos de volver al ideal? ¿O abrazamos de todo
corazón y para siempre la adaptación? Si somos honestos con noso
tros mismos, debemos admitir que nosotros también, a menudo,
luchamos con el mismo dilema.
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 9 -II
1. Saúl, el Hombre: Lea 1 Samuel 9 al 11, tomando nota de
los detalles que revelan las características personales de
Saúl. Prepare un breve bosquejo del carácter del hombre
basado sólo en estos tres capítulos. ¿Encuentra alguna in
dicación aquí de una tendencia a desviarse de la voluntad
de Dios?
■ UN PEDIDO IMPÍO, GRANDES ESPERANZAS 89
■ Exploremos la Palabra
,
Un Rey Vacilante un Profeta Enérgico (9:1-27)
El capítulo 9 introduce un dramático cambio de estilo y escena
rio. El enfrentamiento entre el pueblo y Samuel es dejado de lado,
al igual que las tensiones entre Samuel y Dios. Jehová está listo pa
ra darle un rey a Israel aun cuando el profeta no lo está. Es así co
mo si Samuel no va hacia el rey, el Señor traerá el rey a Samuel, y
esto es lo que ocurre en los primeros versículos del capítulo. Para
el final del capítulo 9, Saúl y Samuel han comenzado a trabajar
juntos y se han establecido en un curso que probará ser fatal para
ambos.
Saúl, un hombre exteriormente impresionante, entra en escena
por primera vez en 9:2. Las Escrituras no explican por qué el Señor
eligió un hombre con ventajas físicas tan obvias para que fuera el
primer rey de Israel. Cuando el Señor desechó a Saúl y se volvió a
David, hizo clara su elección de un hombre no obviamente superior
en sentido físico, recordándole a Samuel que “Jehová no mira lo
que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de
sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (16:7). Pero para el primer
rey de Israel, Jehová seleccionó un hombre al que “nadie entre los
israelitas le superaba” (9:2, BJ).
Es curiosa, sin embargo, la imagen de Saúl que surge de la na
rración. Aparece como suave y obediente, incluso inseguro. Mien
tras busca infructuosamente las asnas de su padre, se preocupa
90 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
porque su padre pueda pensar que se ha perdido junto con las asnas
(vers. 5). Le pide consejo a su siervo, y es el siervo el que señala el
camino hacia el hombre de Dios. “A lo mejor nos orienta sobre lo
que andamos buscando”, dice el siervo (vers. 6), una frase que se
hace eco de la preocupación del autor por la nación que había per
dido tanto el templo como su rey con la invasión de Nabucodono-
sor.
Saúl rápidamente coincide en visitar al vidente, pero se preocupa
porque no tienen nada para darle. Su ingenioso siervo nuevamente
tiene la respuesta y, en verdad, provee la moneda (vers. 8), indican
do que se la dará “al varón de Dios, para que nos declare nuestro
camino” (vers. 8). ¿Es esta referencia reiterada al “camino que de
ben tomar” la forma en que el autor revela la incapacidad de Saúl
para saber y actuar?
Al acercarse al pueblo, Saúl y su siervo nuevamente piden indi
caciones, primero a un grupo de niñas (vers. 11), y luego una vez
más cuando se encuentran frente a frente con Samuel. No recono
ciendo al hombre de Dios, Saúl le pregunta al mismo Samuel cómo
encontrar al Adente (vers. 18). Samuel lo complace, se identifica e
insinúa que Saúl tiene por delante grandes cosas (vers. 19, 20). Pe
ro Saúl rechaza la idea, haciendo notar que él es de Benjamín, la
menor entre las tribus de Israel, y que la casa de su padre es la me
nor de Benjamín. ¿Por qué yo?, pregunta (vers. 21).
¡Buena pregunta! El “joven aventajado y apuesto”, a quien “na
die entre los israelitas le superaba en gallardía” (vers. 2, BJ), no
muestra ningún talento de liderazgo, confiando solamente en el
juicio de otros en asuntos importantes tanto como en asuntos se
cundarios. Hasta el fin del capítulo 10, sólo oímos la voz de Saúl
una vez más, en una respuesta evasiva a la pregunta de su tío con
referencia a lo que había dicho Samuel. Saúl mencionó las asnas,
“mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le
descubrió nada” (vers. 16). Este mismo rasgo de timidez llevó a
Saúl a esconderse entre el bagaje en lugar de enfrentar la proclama
ción pública de su reinado (vers. 22). Y finalmente, luego de todas
las festividades en ocasión de su ungimiento público, Saúl simple
mente volvió silenciosamente a su hogar en Gabaa (vers. 26).
■ UN PEDIDO IMPÍO, GRANDES ESPERANZAS 91
(vers. 8). Por lo tanto, y después de todo, Saúl no está libre para
hacer lo que le viniere a la mano. Todavía está sujeto a Samuel, el
profeta que lo ungió.
La confusa cronología del período de siete días de espera se
convierte en un factor que debe tenerse en cuenta en la interpreta
ción de la historia en este punto. Que Saúl no esperara que llegara
Samuel se informa mucho más tarde que esos siete días. Según se
presenta en 1 Samuel, la falta de Saúl se registra en 13:8 en cone
xión con la batalla contra los filisteos. Algunos comentadores sugie
ren que la instrucción de esperar siete días pudo haber sido dada
más de una vez (véase Baldwin, p. 91). Otros usan este vacío para
desechar la tensión entre la libertad de Saúl en 10:7 y la restric
ción en 10:8, sugiriendo que el versículo 7 originalmente pertene
cía al capítulo 13 pero fue insertado editorialmente en el capítulo
10 (véase G. Robinson, p. 60).
Sin embargo, la llamativa ubicación de los dos versículos puede
ser crucial para el relato, como medio para resaltar el dilema de
Samuel. Desde el principio, Samuel estaba convencido de que el
pedido del pueblo de tener un rey era equivocado; el Señor incluso
estuvo de acuerdo con él, sólo para dar media vuelta e insistir en
que Samuel accediera al pedido del pueblo (8:7, 9, 22). Aunque Sa
muel inicialmente eludió la orden de Dios enviando a la gente a
sus hogares sin darles un rey, el capítulo 9 muestra al Señor to
mando el asunto firmemente en sus manos de manera que Samuel
no tuvo alternativa sino ungir a Saúl como rey de Israel.
Pero entonces Samuel se convierte en un padre renuente. Sin
duda reflexionó en el consejo del Señor en Deuteronomio acerca
de que el rey debía ir a los levitas y escribir su propia copia de la
ley, reflexionando regularmente en su contenido (Deut. 17:18-20).
Pero ¿quién haría que el rey fuera fiel a la ley? El Señor había pro
metido a Moisés que él levantaría un “profeta... como tú” para
guiar al pueblo (Deut. 18:18). ¿Era Samuel ese profeta? ¿O era
ahora Saúl, habiendo profetizado con los profetas, su propio profe
ta? Tanto aquí como luego del posterior rechazo de Saúl, el pueblo
presentó la pregunta: “¿Saúl también entre los profetas?” (10:11,
12; 19:24). Pero en ambos casos era una pregunta, no una declara
94 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 12
1. El Reino: Lea el capítulo 12 teniendo en mente la cuestión
del reino. En su carpeta, ponga como títulos Dios, Samuel
y El pueblo. Bajo cada título, enumere los pasajes que
identifican al responsable del establecimiento del reino en
Israel. Basado en sus descubrimientos, ¿quién, concluye
usted, es el más responsable? Explique su respuesta en un
corto párrafo.
2. Aceptación y Obediencia: Mientras lee el capítulo 12, escriba
en dos columnas separadas los pasajes que reflejan las dos
formas diferentes en las que Dios respondió a Israel: en
primer lugar, los que revelan su amor y aceptación a pesar
de o aparte de la obediencia del pueblo; en segundo lugar,
los que señalan un posible rechazo por causa de su maldad.
En una declaración a manera de resumen, armonice o
describa la relación entre las dos listas.
■ Exploremos la Palabra
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 8-12
1. Los Padres y sus Hijos: A la luz del triste ejemplo de los hi
jos de Samuel y los de Eli, ¿cuánta responsabilidad debie
ran asumir los padres por los fracasos de sus hijos? ¿De
qué forma debieran mis padres recibir tanto el crédito co
■ UN PEDIDO IMPÍO, GRANDES ESPERANZAS 105
■ Investiguemos la Palabra
1. Jueces: Comenzando con la palabra juez, use una concor
dancia para reunir una lista de pasajes que puedan ilumi
nar la palabra hebrea para ju ez. Al igual que en castellano,
el verbo hebreo ju z g a r y los sustantivos hebreos ju ez y
juicio provienen de la misma raíz verbal. Busque pasajes
que expbquen qué significa juzgar, ser juez, y emitir o
mantener juicio. Fíjese cómo han traducido las versiones
modernas estas palabras en los pasajes claves. Finalmen
te, resuma lo que el Antiguo Testamento quiere decir con
juicio, comparándolo con los conceptos tradicionales de
juez y juicio en nuestro mundo actual.
2. Videntes: Utilizando una concordancia, confeccione una
lista de los pasajes en el Antiguo Testamento en que está
presente el término vidente. ¿Sugiere algunos de estos pa
sajes diferencias, aparte del nombres, entre un vidente y
■ UN PEDIDO IMPÍO, GRANDES ESPERANZAS 10 7
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 13-15
Lea 1 Samuel 13 al 15 por completo dos veces en forma rá
pida; vuelva luego a los mismos tres capítulos más cuidadosa
mente, y responda las siguientes preguntas:
■ Exploremos la Palabra
Profeta Atrasado, Rey Impaciente (13:1-14)
La falta de registros oficiales de la corte puede explicar por qué
13:1 es tan confuso. El versículo falta en la Septuaginta en griego, y
el hebreo difícilmente es correcto, al decir: “Saúl tenía un año
112 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
cuando llegó a ser rey y reinó dos años sobre Israel” (BJ). El Tar-
gum arameo (una paráfrasis del Antiguo Testamento) valientemen
te trata de sacarle algún sentido diciendo: “Como un niño de un
año que no tiene pecado era Saúl cuando se convirtió en rey”. He
chos 13:21 le otorga a Saúl cuarenta años de reinado, coincidiendo
con uno de los dos pasajes en Josefo.
En el momento del ungimiento de Saúl (1 Sam. 9:11), era un
hombre joven que todavía vivía con su padre. Ahora tiene un hijo
adulto, Jonatán, un guerrero capaz y experimentado. Obviamente
la Escritura no está intentando presentar una historia completa de
Saúl y su reinado. Más bien, el autor ha seleccionado incidentes
claves que caracterizan al hombre e ilustran su caída.
Para aquellos a quienes les gusta seguir un mapa cuando leen el
relato bíblico, el capítulo 13 es un desafío. Los manuscritos bíblicos
revelan que también los escribas lucharon para clasificar Gabaa,
Geba y Gilgal. A pesar de ello, el panorama general es claro: los
filisteos estaban a cargo de la región, tanto que imponían el equiva
lente antiguo del control de armas, al proscribir a todos los herre
ros de Israel. Funcionaba, porque Saúl y Jonatán eran los únicos
israelitas que tenían espada o lanza (vers. 22). Incluso el equipo
agrícola debía ser llevado a los filisteos para repararlo (vers. 19-
21).
Jonatán desencadenó las cosas al atacar el destacamento filisteo
en Geba. Cuando los filisteos respondieron reuniéndose para la
batalla, el llamado de Saúl a las armas se convirtió en un recluta
miento a la inversa, ya que los guerreros israelitas buscaban cual
quier lugar en el cual esconderse: “En cuevas, en fosos, en peñas
cos, en rocas y en cisternas” (vers. 6). Algunos incluso “pasaron el
Jordán” (vers. 7), revirtiendo el gran tema de la entrada de Israel a
Canaán, ¡porque estos asustados israelitas estaban cruzando el Jor
dán en la dirección equivocada! Es así como, en lugar de dos mil
hombres bajo sus órdenes (vers. 2), el ejército de Saúl se había re
ducido a seiscientos (vers. 15), que iban “tras él temblando” (vers.
7)-
El incidente que sigue no sólo describe el pecado de Saúl y el
juicio contra él, sino que también despierta cierta simpatía por el
■ AL SEÑOR LE PESA HABER HECHO REY A SAÚL 113
contra los filisteos (cap. 14) puede denotar que el rechazo inicial
era reversible. Entonces, el capítulo 15 sería una segunda oportuni
dad para Saúl, aunque la Biblia no lo expresa así. Las Escrituras sí
proveen otros ejemplos de juicios aparentemente finales que se
volvieron condicionales: a saber, la profecía de Jonás contra Nínive
(Jon. 3:4, 10) y la profecía de Miqueas contra Jerusalén (Jer. 26:18,
19; Miq. 3:12).
En resumen, si Saúl hubiera arreglado las cosas después que Sa
muel anunciara el juicio, podrían haber ocurrido cosas buenas para
él y para su casa. Después de todo, en el Antiguo Testamento,
Dios es el que se “arrepiente” más a menudo que cualquier otra
persona.
(13:15; 14:2).
Ahías, hijo de Ahitob, hijo de Finees, hijo de Eli, “sacerdote de
Jehová en Silo”, también estaba en el campamento con un efod
(14:3). Ahías era el intérprete de la voluntad de Dios para Saúl, ya
sea por medio del efod (vers. 18, Septuaginta) o el arca (vers. 18,
hebreo) y probablemente también a través del Urim y el Tumim
(vers. 41, Septuaginta). El autor parece ansioso de mostrar cuán
seriamente estaba tomando Saúl ahora sus compromisos religio
sos.
Jonatán también muestra ser un hombre de profundas convic
ciones religiosas, pero las demuestra en forma más práctica mien
tras enfrenta al enemigo. Acompañado por su joven paje de armas,
un guerrero efectivo por derecho propio (vers. 13, 14), Jonatán se
dirigió al campamento filisteo en Micmas. Tres veces antes de la
batalla Jonatán expresó su convicción de que Jehová estaba al
mando (vers. 6, 10, 12). Pero en contraste con la precipitada tena
cidad de los actos religiosos de su padre, las convicciones de Jona
tán estaban marcadas por una silenciosa humildad que reconocía
la libertad de Jehová para actuar a su manera. “Quizá haga algo Je
hová por nosotros”, dijo, añadiendo esa frase tan famihar para las
personas de fe: “...pues no es difícil para Jehová salvar con muchos
o con pocos” (vers. 6).
Al igual que Gedeón, Jonatán esperaba que Dios obrara a través
de señales. Pero a diferencia de Gedeón, no volvió en busca de
una segunda opinión (Juec. 6:36-40). Cuando los filisteos respon
dieron, él y su paje de armas treparon el rocoso risco y se pusie
ron a trabajar, matando a veinte guerreros (14:14), una rara oca
sión en el Antiguo Testamento en la que el recuento de cuerpos es
“razonable”. Para el momento en que Saúl y sus tropas llegaron
(vers. 20), los filisteos estaban peleando unos con otros, habiéndose
intensificado su pánico por un terremoto (vers. 15).
El autor nos recuerda en forma reiterada la participación de
Dios en la batalla, haciendo notar que el pánico entre los filisteos
fue “de Dios” (vers. 15, BJ), aunque otras traducciones tratan a dios
como adjetivo (literalmente, “terror de Dios”; RVR, “gran cons
ternación”; NBE, “pánico sobrehumano”; DHH, “pánico enor
120 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
nante de enemigos a los cuales derrotó (vers. 47, 48), un breve ár
bol genealógico (vers. 49-51) y una declaración final acerca de la
“guerra encarnizada contra los filisteos” y el reclutamiento, ahora
exitoso, por parte de Saúl de hombres “esforzados y aptos para
combatir” (vers. 52). El relato de éxito es suficientemente brillante
como para sugerir que Jehová en verdad había perdonado el peca
do de Saúl en Gilgal (13:13, 14). Pero si fuera así, todavía falta el
rechazo final como resultado del manejo que Saúl hizo de la orden
de Dios de destruir a Amalee.
“mejor” del ganado y de los rebaños, algo que le fue difícil admitir
a Saúl más tarde al ser confrontado por Samuel (vers. 13-15). Esa
renuencia para admitir el pecado fue quizás el mayor contraste en
tre Saúl y su sucesor, David.
La primera señal que tuvo Samuel de que Saúl había fracasado
provino del Señor mismo. Desafortunadamente, la naturaleza vio
lenta del edicto (vers. 3) y el espantoso fin de Agag en manos de
Samuel (vers. 33) oscurecen muy fácilmente las poderosas emocio
nes atribuidas tanto a Dios como a Samuel en este capítulo. El Se
ñor le dice a Samuel: “Me pesa haber hecho rey a Saúl” (vers. 11,
NBE). Esas mismas palabras cierran el capítulo: “Jehová se arre
pentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel” (vers. 35). Pero
la tensión en el capítulo es conservada más vividamente por la BJ,
que utiliza el verbo arrepentir tanto para 15:11 y 15:35, como tam
bién en 15:29. La palabra hebrea es la misma en las cuatro instan
cias. Es así que la versión RIE. afirma dos veces que Dios no se
arrepiente (vers. 29), ¡pero sin embargo declara dos veces que se
arrepintió! (vers. 11, 35).
Con ese atormentador juego de palabras, la Escritura presenta
una llamativa paradoja que surge cuando un Dios soberano crea
criaturas libres y las invita a obedecer; en verdad, les ordena obede
cer y las amenaza cuando no lo hacen. ¿Y si persisten en la desobe
diencia? Se arrepiente, aunque “no es hombre para que se arre
pienta” (vers. 29). Es verdad, por supuesto, que el Señor nunca ne
cesita arrepentirse como se arrepienten los seres humanos. Pero el
Señor del universo se reserva el derecho a “cambiar de idea” cuan
do los seres humanos cambian su conducta (compare con Jer. 26:3,
13, 19) o cuando interceden en favor de otros seres humanos (Exo.
32:12-14). En el caso de Saúl, podemos vislumbrar el corazón que
brantado de Dios por el fracaso de uno de sus hijos. Una traduc
ción inglesa se acerca más a la verdad emocional cuando oímos
que Jehová se “apesadumbró” por Saúl (15:11, 35).
Samuel también estaba emocionalmente atormentado por el
destino de Saúl. Tanto en 15:35 como en 16:1 se dice que “hizo
duelo” (NBE) por Saúl. En este caso, la palabra hebrea se centra
simplemente en un profundo dolor, sin connotaciones de arrepen-
■ AL SEÑOR LE PESA HABER HECHO REY A SAÚL 125
r f i m f |||i
llHUUM iW IM iiiiiiM ife
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 13-15
1. Aprendamos de Saúl: ¿Qué tipo de lecciones personales
puedo extraer de los juicios contra Saúl de estos capítu
los? ¿Encuentro que estos relatos son una ayuda o un es
torbo en mi experiencia cristiana? ¿De qué manera afec
tan mi vida hoy?
2. Aprendamos dejon atán : ¿Qué puede decirle la relación de
Jonatán con su familia y con el trabajo a una persona bue
na y eficiente de la actualidad que trabaja para alguien que
no es tan bueno ni tan eficiente? ¿He estado yo alguna vez
■ AL SEÑOR LE PESA HABER HECHO REY A SAÚL 12 9
■ Investiguemos la Palabra
1. Con la ayuda de una concordancia, un diccionario bíblico y
comentarios bíblicos, estudie los contextos claves que
contienen el “anatema” (jerem ) o “dedicación” (a la des
trucción) según se ordenó en 1 Samuel 15:3. De acuerdo
con la N IV Exhaustive Concordance, el verbo hebreo de es
tos versículos aparece 50 veces en el Antiguo Testamento,
y el sustantivo, 29 veces. En los diccionarios bíblicos, los
artículos pertinentes aparecen normalmente bajo el título
de anatema o dedicado. Los principales contextos bíblicos
incluirían Josué 6 al 8, los acontecimientos relacionados
con Jericó, Hai y Acán. El anatema fue utilizado contra los
vecinos de Israel, pero también internamente dentro de
Israel (por ejemplo, Deut. 13:6-18; Juec. 21:10-12). Anali
ce el anatema en términos de las inferencias éticas positi
vas así como también las negativas, que son más obvias.
Finalmente, enuncie su propia postura en relación con la
disposición de Dios a ser “todas las cosas para todas las
personas” y lo que eso significa para el uso cristiano de la
Biblia en la actualidad. En el libro de Thompson, Who’s
A fraid?, en el capítulo titulado “The Worst Story in the
Oíd Testament” (especialmente en las páginas 124 a 127),
se presenta un comentario popular del “anatema” en el
contexto de Jueces 19 al 21.
2. Un Dios que Se Arrepiente: La idea de un Dios que se
“arrepiente” se halla en cierta tensión con la idea de un
Dios que no cambia. La concordancia le ayudará a rastrear
el uso de arrepentirse en la RVR. Puede resultar instructi
vo comparar el uso de la palabra en esta versión con otras
de versiones más modernas. Con la ayuda de la concor
dancia, el diccionario bíblico y algunos comentarios bíbli
cos, estudie ambos lados de la cuestión, prestando espe
cial atención a Malaquías 3:6 en su contexto (“Yo Jehová
no cambio”) y a pasajes que declaran que el Señor no se
arrepiente (Núm. 23:19; 1 Sam. 15:29), así como también a
■ AL SEÑOR LE PESA HABER HECHO REY A SAÚL 13 1
Los prim eros capítulos de 1 Samuel (1-7) están dominados por el sur
gim iento de Samuel, el último de los jueces, y la declinación de la casa de
Eli, cuyos hijos impíos entregaron el arca en manos de los filisteos (4-7).
Esta sección termina con una nota alta de renovación y fidelidad, con Sa
m uel como el ju ez ideal (7:2-17). El pueblo dejó de lado sus ídolos y “sir
vieron sólo a Jeh ová ” (vers. 4).
Pero al comenzar el capítulo 8, Samuel se ha vuelto como Eli: viejo y
sufriendo con sus hijos malvados. Es entonces que el pueblo pide un rey, y
en 1 Samuel 8 al 15 escuchamos la enredada y trágica historia del rey
Saúl, una historia que concluye con su fracaso al no destruir a los amaleci-
tas como el Señor había ordenado.
Aunque originalmente la idea del reino lo había horrorizado, Samuel
ahora parece haberse unido estrechamente a Saúl. Samuel estaba enojado
y clamó a Jeh ová toda la noche cuando se enteró que Saúl había sido re
probado (15:11). Pero aún cuando Samuel intervino y mató al rey ama-
lecita, llevando a cabo lo que Saúl no había hecho, el Señor no se arrepin
tió. El anciano profeta se fu e a casa e hizo duelo, y “Jeh ová se arrepentía
de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel” (ver. 35).
La siguiente sección (caps. 16-23) comienza igual que la anterior
(caps. 8-15), con la descripción de un profeta renuente, que se resiste a la
idea del ungimiento de un nuevo rey, corno se había resistido anterior
mente a la idea de la monarquía. Pero Jehová interviene nuevamente, li
berando a Samuel de su apego a Saiíl y lo envía a ungir a David. Ese
13 5
136 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 16:1-18:9
Lea en forma completa los capítulos 16 al 23 de 1 Samuel
para tener un panorama general antes de volver a centrarse
más específicamente en 16:1 a 18:9. Responda luego las si
guientes preguntas:
■ Exploremos la Palabra
Credenciales para un Nuevo Rey (16:1-13)
¿Qué derecho tiene David para ser rey? El capítulo 16 comienza
a responder esa pregunta tanto desde la perspectiva divina como
de la humana. El ungimiento de Samuel le dio a David credenciales
del Señor (vers. 1-13). La invitación a unirse a la casa del rey (vers.
14-23) puso el fundamento para que la elevación al poder de David
tuviera una legitimidad más humana, mostrando que él no era
simplemente un rebelde que había salido a destronar al rey, sino
que era un siervo leal, sujeto a la autoridad del rey.
Además de esos propósitos estructurales obvios, el capítulo 16
también despierta preguntas provocativas y está rodeado de detalles
fascinantes, comenzando con la primera frase, la reprensión de
Dios a Samuel por su continuo duelo por el reprobado Saúl. El re
proche confirma que Samuel verdaderamente se había encariñado
con el hombre que había ungido como primer rey de Israel. A pe
sar de que Samuel había llevado dos veces noticias del rechaza
miento de Saúl por parte del Señor (13:14; 15:22-26), aparecen se
ñales del genuino afecto de Samuel por Saúl incluso en el relato
del rechazamiento de Saúl: la ira de Samuel y la noche de clamor al
Señor (15:11); su (eventual) disposición a volver con Saúl para que
Saúl pudiera adorar a Jehová (vers. 31), aun después que Samuel
declarara que la “Gloria de Israel” no se “arrepiente” (vers. 29); y
finalmente, la doble mención del duelo de Samuel por Saúl, una
vez al final del capítulo 15 (vers. 35), y nuevamente al comienzo
del capítulo 16 (vers. 1).
A medida que comienzan a acumularse las razones para el re
chazamiento de Saúl, el cariño de Samuel por el monarca caído
deja también una marca sobre el profeta. En verdad, el relato del
ungimiento de David no sólo describe a Samuel como renuente a
cumplir con su misión, sino también como falto de discernimiento.
Sin la abierta intervención de Jehová, Samuel bien podría haber
escogido a Eliab, el primogénito de Isaí: “De cierto, delante de Je
hová está su ungido”, exclamó Samuel cuando vio a Eliab (vers. 6).
liiiiiiiiim m iiiiiiiiim m u iiii i
Apéndice Explicativo:
Un Espíritu Malo de Parte de Jehová
La manera que tiene el Antiguo Testamento de atribuir el mal
directamente a Jehová se torna más comprensible una vez que uno
reconoce que el Antiguo Testamento también mantiene a Satanás
casi completamente oculto. Los cristianos, acostumbrados a la lu
cha entre Cristo y Satanás por el dominio de los asuntos humanos,
pueden sentirse asombrados por el mundo del Antiguo Testamen
to, en el cual se dice que Jehová es el responsable directo tanto del
bien como del mal y en el cual Satanás no juega prácticamente
ningún papel. Sin embargo, ese es el estado de las cosas, porque
en todo el Antiguo Testamento solamente tres contextos identifi
can explícitamente a “Satanás” como un ser sobrehumano opuesto
a Dios —1 Crónicas 21:1; Job 1, 2; Zacarías 3 :1— y todos apare
cen en libros que fueron escritos o canonizados hacia el final del
14 2 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
período veterotestamentario.
Otros pasajes que los cristianos han interpretado como aplicados
a Satanás, incluyendo Génesis 3 (la serpiente), Levítico 16 (el chivo
expiatorio—Azazel, en hebreo), Isaías 14 (“Lucifer”) y Ezequiel 28
(querubín protector), son más bien implícitos, no explícitos, y en
efecto, han sido aplicados a Satanás sólo a la luz del Nuevo Testa
mento. Apocalipsis 12:7-9, por ejemplo, es el primer pasaje en
fuentes judías o cristianas que identifican a la serpiente como Sata
nás.
De los pasajes del Antiguo Testamento que mencionan a Sata
nás, los más útiles para comprender el “espíritu malo de parte de
Jehová” aquí en 1 Samuel 16 son las referencias de Job y 1 Cróni
cas. En Job, Satanás aparece solamente en dos escenas del prólogo
(1:6-12; 2:1-7), y está completamente sujeto al control de Jehová.
Mientras que el autor y el lector saben acerca de Satanás, Job no.
Por lo tanto, a lo largo del libro, Dios, no Satanás, es el objeto de
la ira de Job (véase, por ejemplo, 9:13-22; 16:7-17; 19:5-22). Aun
que al final hace las paces con Dios (42:1-6), Job nunca lucha con la
realidad de Satanás, perspectiva similar a la representada en 1 Sa
muel 16.
La referencia a Satanás en 1 Crónicas 21:1 es útil de otra mane
ra, puesto que el paralelismo anterior en 2 Samuel 24:1 atribuye al
Señor lo que Crónicas, el último libro de la Biblia hebrea, acredita
a Satanás: la instigación al censo de David. Es así como dos relatos
testifican de dos perspectivas bíblicas en relación con el mismo
acontecimiento: uno anterior, en el cual Dios es el responsable de
todo, y otro posterior, en el cual se reconoce el papel de Satanás.
Aunque muchos eruditos atribuyen la “tardía” aparición de Sata
nás simplemente a una influencia extranjera (persa), los creyentes
que afirman la realidad de una fuerza demoníaca personal en el
mundo pueden ver la anterior disposición de Dios a asumir la res
ponsabilidad directa por el bien y el mal en el mundo como parte
de su cuidado pastoral en favor de Israel. En las culturas politeístas,
los demonios malos potencialmente destructivos debían ser mani
pulados y apaciguados a través de los encantamientos y la magia.
Esos métodos estaban estrictamente prohibidos en Israel, porque
■ DE SIERVO FIEL A ENEMIGO PERSEGUIDO—1 143
,
dad porque es el Señor de todo.
el camino que lleva a creer es difícil, a la luz del mal que les ocurre
a los débiles seres humanos? No resulta fácil responder en forma
directa, pero en relación con esto he encontrado útil echar un vis
tazo a la pasión y el dolor del Señor en los momentos en los cuales
sus hijos están en problemas: su dolor por el rey Saúl (15:35), su
angustia por un pueblo que no responde ni a la flauta gozosa ni a
los cantos fúnebres (Mat. 11:16, 17), su tristeza mientras contempla
anhelante la ciudad de sus hijos, exclamando: “¡Jerusalén, Jerusalén,
que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus
polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mat. 23:37).
,
violencia.
victoria que comenzó con la valentía de Jonatán pero que fue oscu
recida por el apresurado voto de Saúl (14:1-46). Finalmente, la
victoria sobre Amalee fue empañada por la desobediencia que llevó
a la desaprobación final de Saúl (15:4-26).
Para el capítulo 16, entonces, Saúl tiene algunas razones para
sentir confianza pero mayor cantidad de razones para ser “ator
mentado” por el espíritu malo (vers. 14), sin importar su proce
dencia. David está aquí para ayudar al rey. ¿Pero cuán confiable es
el juicio de este rey de quien se ha apartado el Espíritu de Jehová
(vers. 14)? Esa es sin duda la pregunta que el lector reflexivo tendrá
en mente mientras se desarrolla la historia de Goliat.
Al igual que en el combate de Micmas del capítulo 14, Saúl
nuevamente se había reducido prácticamente a retorcerse las ma
nos. Allí, Jonatán encendió la chispa de la victoria; aquí, en el capí
tulo 17, sería David. Y en ambos casos, el rey simplemente los si
guió. Bajo tales circunstancias, ¿cómo iba a responder un rey ator
mentado cuando su joven músico y paje de armas se presenta como
voluntario para pelear con el gigante? ¿No sería posible que las
palabras de Saúl a David fueran semejantes a las de Eliab, el her
mano mayor de David (vers. 28), pero destilando sarcasmo y des
dén en lugar de ira? “No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pe
lear con él”, exclamó Saúl, “porque tú eres muchacho, y él un
hombre de guerra desde su juventud” (vers. 33).
Cuando David rehusó la armadura de Saúl (vers. 38, 39), Saúl
pudo no haberse dado cuenta de que David seguía con la intención
de pelear contra Goliat. Es así como, cuando vio a David dirigién
dose al encuentro del gigante, la pregunta que le hace a Abner
puede haber estado cargada tanto de incredulidad como de des
dén: “Cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filis
teo, dijo a Abner general del ejército: ‘Abner, ¿de quién es hijo ese
joven?’ ” (vers. 55).
Abner contestó con una no respuesta: “Vive tu alma, oh rey,
que no lo sé”.
Pero el rey lo apremió: “Pregunta de quién es hijo ese joven”
(vers. 56).
Polzin observa que el uso frecuente de demostrativos que hace
152 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 16:1-18:9
1. La Verdad: ¿Han habido incidentes en mi vida en los cuales
una verdad a medias podría haber evitado que personas
inocentes fueran lastimadas? ¿Qué curso de acción seguí?
¿Por qué? ¿Lo haría nuevamente? ¿He usado alguna vez el
mismo tipo de razonamiento para justificar propósitos
bastante egoístas? ¿Qué puede salvaguardarme de usar la
verdad o el error en formas que lastimen a otras perso
nas?
2. Maestro del M al: ¿Podría conscientemente trabajar para
alguien que está bajo la influencia de un “espíritu malo de
parte de Jehová”? ¿Por qué sí o por qué no? Si sospecho
que un líder de la iglesia no está alcanzando el ideal de
Dios por influencia de un “espíritu malo”, ¿cuál es mi res
ponsabilidad? ¿Enfrentarlo? ¿Cooperar? ¿Traer sanidad?
154 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Investiguemos la Palabra
1. Samuel: Estudie las experiencias de vida de Samuel con el
propósito de comprender cuán íntimamente modeló su
vida de acuerdo con el ideal de Dios. Prepare dos listas de
incidentes y pasajes: una en la cual la Escritura reprocha o
amonesta explícitamente al profeta (por ejemplo, “¿Hasta
cuándo llorarás a Saúl...?”, 16:1; “Jehová no mira lo que
mira el hombre...”, 16:7), y la otra con pasajes o incidentes
que pueden parecer dignos de reproche o amonestación
pero que no son tratados explícitamente de esa manera en
la Escritura (por ejemplo, las habilidades deficientes de
Samuel como padre, 8:3; su llegada tarde a Gilgal, 13:8).
Basado en lo que encuentra, escriba dos resúmenes con
respecto a los siguientes asuntos: (1) el efecto de los defec
tos humanos en la efectividad de un profeta, y (2) si es
apropiado o no que los creyentes que no son inspirados
critiquen a los mensajeros proféticos.
2. Satanás: Con la ayuda de una concordancia exhaustiva,
lleve a cabo un estudio de la palabra Satanás en el Antiguo
Testamento, buscando todas las ocasiones en que aparece
la palabra hebrea (safan o hasatan, con el artículo). Resuma
el uso que hace el Antiguo Testamento del término, indi
cando qué pasajes hacen referencia directa o indirecta-
■ DE SIERVO FIEL A ENEMIGO PERSEGUIDO—1 155
De Siervo Fiel
a Enemigo Perseguido—Parte 2
1 Samuel 18-23
David corría riesgo ahora. Apoyado y alentado por el hijo del rey, pero
odiado y perseguido por el rey. Saúl quería matarlo. Si no podía hacerlo él
mismo, buscaría a otros que lo hicieran por él. Sin embargo, nunca suce
dió. ¿Por qué? Porque el Señor ahora estaba con David en lugar de estar
con Saúl. Esa era la diferencia y la razón.
Pero he aquí la paradoja. En lugar de confiar en el Señor, David, el
ungido de Jehová, comenzó a decir mentiras, mentiras que pudieron sal
varle la vida, pero que costó la vida de muchas personas inocentes. ¿Era
éste el hombre para ser rey sobre Israel? Es una pregunta en la cual pode
mos m editar a la luz de todo lo que sucede en los capítulos 18 al 23.
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 18-20
Lea los capítulos 18 al 20 dos veces para tener una idea ge
neral de toda la sección. Luego responda las siguientes pre
guntas:
■ Exploremos la Palabra
Jonatán y David Contra el Rey (18:1-19:24)
Luego de la victoria sobre Goliat, los capítulos 18 y 19 presen
tan a Saúl como alguien resuelto a destruir a David. Los dos capí
tulos son virtualmente un catálogo de las malas intenciones de
Saúl y de sus numerosos intentos por quitarle la vida a David. Pero
■ DE SIERVO FIEL A ENEMIGO PERSEGUIDO—2 15 9
Saúl. Pero eso no resuelve el dilema: Una vez que una persona co
mienza a decir mentiras, aún por buenas razones, ¿puede realmen
te confiarse en esa persona?
Sin embargo, sin importar la ética del relato, es evidente en este
momento que tanto Jonatán, el hijo de Saúl, y Mical, la hija de
Saúl, son más leales a David que a su padre. Aunque David un día
tomará el trono, este incidente marca su separación de la corte de
Saúl, para nunca más volver.
El capítulo 19 termina con una huida más: la breve estancia de
David con Samuel en Ramá. El incidente revela la triste situación
de Saúl, por un lado, y el apoyo que le brinda el profeta a David,
por el otro, siendo ambos importantes para el relato que está desa
rrollando el autor. Con respecto a la situación de Saúl, la versión
Nueva Biblia Española refleja el realismo inflexible del texto he
breo: “Se quitó la ropa y estuvo en trance delante de Samuel, tirado
por tierra, desnudo, todo aquel día y toda la noche” (vers. 24). La
versión Reina-Valera Revisada presenta una versión más cortés:
“El también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente de
lante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella
noche”. La Escritura no explica la tensión entre la declaración en
15:35: “Nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida”, y el in
cidente en 19:24, en el cual Saúl está “delante de Samuel”. El he
breo en ambos pasajes es claro, aunque la versión inglesa NIY tra
ta de resolver el “problema” agregando un verbo adicional al pri
mer pasaje: “No fu e a ver a Saúl nuevamente” (15:35). El hecho es
que los escritores bíblicos simplemente no estaban tan preocupados
por la exactitud cronológica como nosotros pensamos que debieran
de haber estado. La burla de los críticos por las así llamadas contra
dicciones de la Biblia pueden haber tentado incluso a los cristianos
conservadores a pelear la batalla en el campo de los críticos en lu
gar de permitir que la Biblia hable por sí misma. Como resultado,
los intérpretes bíblicos conservadores han impuesto demasiado a
menudo exigencias del siglo XX a las Escrituras en lugar de seguir
la lógica propia de ellas.
En este caso, el autor pudo haber buscado suavizar la tensión
entre los capítulos 15 y 19 simplemente haciendo referencia a la
16 4 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 21-23
Lea 1 Samuel 21-23 de corrido dos veces para tener una
idea general; luego responda las siguientes preguntas:
1. La Verdad: Añada los incidentes apropiados de los capítu
los 21 al 23 a la sección titulada “La Verdad” en su carpeta
de Samuel. En Mateo 12:1-8, lea los comentarios de Jesús
acerca del trato de David con Ahimelec. ¿En qué medida
aprobaba Jesús las acciones y palabras de David? ¿Puede
usted justificar las mentiras de David al sacerdote Ahime
lec? Escriba un párrafo corto en el que explica por qué
aprobaría o no lo que hizo David.
2. La Casa de Eli: Lea en un diccionario bíblico acerca de
Abiatar y la casa de Eli. ¿Dice algún pasaje bíblico que la
masacre de Nob cumplió de la profecía del juicio contra la
casa de Eli?
3. Consejo: Enumere las instancias en el capítulo 23 en las
cuales David buscó en forma directa el consejo de Jehová.
A la luz de las predicciones de 23:9-13, que no se cum
plieron porque David obedeció la advertencia divina,
¿hasta dónde podemos generalizar diciendo que todas las
16 8 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Exploremos la Palabra
La Masacre en Nob (21:1-22:23)
Los capítulos 21 y 22 relatan uno de los eventos más trágicos y
costosos del camino de David al poder: la muerte de los sacerdotes
de Xob. Primero, Samuel el profeta ungió a David (16:1-13) y
más tarde le dio refugio (19:18-24); luego, por recomendación de
los propios siervos de Saúl, David se unió a la corte real; aun Saúl
“le amó mucho”, nombrándolo uno de sus pajes de armas (16:21).
Luego de la victoria sobre Goliat, Saúl puso a David “sobre gente
de guerra”, lo cual “era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los
ojos de los siervos de Saúl” (18:5); esto agradó especialmente a las
mujeres, quienes dieron crédito a David con diez veces más éxito
que el rey (vers. 7).
Luego de informar que el canto de las mujeres despertó la envi
dia de Saúl (vers. 8, 9), la Escritura no sólo describe los varios in
tentos de Saúl de quitarle la vida a David (directos e indirectos),
sino que también comienza a mostrar cómo las personas claves en
el reino le dan su apoyo a David. Jonatán, el príncipe heredero,
admiraba a David en relación con la victoria sobre Goliat (vers. 1,
3, 4), luego intervino dos veces en su favor ante Saúl, teniendo éxi
to la primera vez (19:4-7); la segunda vez, en forma casi desastrosa,
arriesgó su propia vida (20:33). Durante esa segunda intervención,
Saúl le dijo a Jonatán que su amistad con David le costaría el trono
a Jonatán (vers. 31). Jonatán le contó todo a David, ayudándolo en
su huida (vers. 35-42), convirtiéndose así en el segundo miembro
de la propia familia de Saúl en hacerlo. Anteriormente, Mical, la
hija de Saúl y esposa de David, también le había ayudado a escapar,
engañando deliberadamente a su padre como parte del plan
(19:11-17).
■ DE SIERVO FIEL A ENEMIGO PERSEGUIDO—2 16 9
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 18-23
1. Pacto: ¿Qué pactos he hecho que debería respetar eterna
mente? ¿Me está llamando Dios a hacer o renovar un pac
to con alguien a quien conozco? ¿Qué debería hacer para
lograr dicho pacto?
2. Ira: ¿Hasta qué punto tiene la ira arrolladora el mismo
efecto sobre las personas que un “espíritu malo de parte
de Jehová”? ¿Son lo mismo? ¿Bajo qué circunstancias me
siento tentado a explotar con una ira así?
3. Dirección: ¿Espera Dios que le pida directamente a él di
rección, como hizo David en el capítulo 23? ¿Por qué sí o
por qué no? ¿Me provee la Biblia de una guía similar a la
instrucción directa? Cuando no hay un sacerdote ni un
profeta a mi alrededor, ¿cómo sé la voluntad de Dios para
mí en la actualidad?
4. Cuando los Enemigos son Amigos: ¿Han habido ocasiones
en las que Jehová mandó a los filisteos para distraer a mis
enemigos de la misma manera en que los envió para dis
traer a Saúl de su persecución de David? ¿Cómo puedo
saber que Dios ha estado involucrado en ello, y que no es
casualidad?
■ Investiguemos la Palabra
1. La Verdad: Comenzando con los puntos que incluyó en la
sección “La Verdad” de su carpeta de Samuel, estudie có
mo “decir la verdad” en general se relaciona con el man
damiento de Dios en el Decálogo que habla en contra de
■ DE SIERVO FIEL A ENEMIGO PERSEGUIDO—2 175
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 24-26
Luego de leer 1 Samuel 24 hasta 2 Samuel 1, para tener un
panorama general, vuelva a los capítulos 24 al 26 y leálos una
180 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Exploremos la Palabra
Escapes Milagrosos
El capítulo 23 concluye con un escape milagroso de David. Jus
to cuando Saúl y sus tropas “habían encerrado a David y a su gente
para capturarlos” (vers. 26), una incursión filistea requirió que
Saúl volviera a sus deberes reales. Pero los escapes milagrosos con
■ CUANDO AMBOS... CONOCEN EL RESULTADO 18 1
La Cueva (24:1-22)
En el capítulo 24, Saúl vuelve a la persecución, enterándose
dónde se hallaba David a través de un informante que no se nom
bra. Casi inmediatamente el autor trae el incidente a su clímax.
Saúl ha entrado en la cueva “para hacer sus necesidades” (24:3,
DHH; en hebreo, “para cubrir sus pies”), la misma cueva en la que
estaban escondidos David y sus hombres. Citando una declaración
de otra manera desconocida de Jehová (“He aquí que entrego a tu
enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere” [24:4]), los
hombres de David lo instan a matar a Saúl. David se niega, pero a
escondidas corta un pedazo del manto de Saúl. La Escritura no ex
plica cómo lo hizo sin que fuera detectado. Quizá Saúl se quedó
dormido.
¿Por qué le molestaba a David su conciencia por haber cortado
182 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
,
Una M ujer Buena un Hombre Malo (25:1-44)
El capítulo 25 comienza con una breve nota con respecto a la
muerte de Samuel. Todo Israel se reunió, hizo duelo y lo enterró
en su hogar en Ramá (vers. 1). En esencia, la misma nota se repite
en 28:3 en el relato de la mujer de Endor. Samuel ya no estaba, y
........
no había ningún mediador entre los dos hombres que ungió como
reyes sobre Israel. Pero, excepto por el incidente de 19:18-24, en el
que Samuel refugia por un breve tiempo a David, la Escritura no
registra ningún esfuerzo de su parte por evitar que Saúl persiga a
David.
Con David ahora en una modalidad completamente a lo Robin
Hood, el autor nos cuenta la historia de Nabal y Abigail, un relato
con un doble mensaje: la hermosa Abigail representando la miseri
cordiosa intervención de Jehová en favor de David, y el insolente
Nabal simbolizando la suerte del necio y demente Saúl.
Si los párrafos iniciales parecen decir que David estaba aprove
chándose inapropiadamente de Nabal ofreciéndole una protección
de tipo mañosa al acaudalado terrateniente, el relato más tarde co
rrige esa impresión. Uno de los propios trabajadores de Nabal
presenta un testimonio firme, expresando que David merecía ser
recompensado (vers. 14-17). A juzgar por las provisiones que
oportunamente proveyó Abigail, parecería que lo que pedía David
era poco para una tropa de seiscientos hombres: doscientas hogazas
de pan, dos cueros de vino, cinco ovejas preparadas, cinco medi
das de grano tostado, cien tortas de pasas y doscientas tortas de hi
gos secos (vers. 18). Pero si el regalo era modesto, David lo aceptó
igualmente con alegría como también la bondadosa intervención
de Abigail.
En contraste con el incidente previo, en el cual David mantuvo
firmemente su integridad a pesar de los ruegos urgentes de sus
propios hombres, aquí aparece vulnerable. Han despertado sus pa
siones; está en peligro de cargar su conciencia y de comprometer
su utilidad futura como rey, como le recuerda Abigail tan hábil
mente (vers. 31). El impulso de David era el de golpear con la ven
ganza porque Nabal le había devuelto “mal por bien” (vers. 21).
Prometió borrar a todos los hombres relacionados con Nabal.
Ese impulso “natural” contrasta dramáticamente con el ideal
pronunciado por Abigail y confirmado luego por David. La histo
ria muestra que la ética que Jesús presentó en el Sermón del Mon
te no era una novedad del Nuevo Testamento. Tanto David como
Abigail reconocieron lo que el Señor requería. Y David agradeció
18 4 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
que Jehová había enviado a Abigail para evitar que pecara (vers.
33, 34). Irónicamente, después que David llegara a ser rey, una
atractiva mujer lo llevó al pecado; aquí, el Señor envió a una her
mosa mujer para evitar que pecara.
Si David y Abigail representan la obra de Dios por medio de y a
favor de los seres humanos, Nabal ilustra todos los rasgos opuestos.
En formas sutiles, el autor lo ha descrito como un doble de Saúl.
Polzin observa que al igual que Saúl en el capítulo 24, Nabal se
convierte, en el capítulo 25, en objeto de misericordia: “David elige
no matar al hombre que ha devuelto mal por bien” (Polzin, Sa
muel, pp. 210, 211). Abigail también establece el nexo entre Nabal
y Saúl cuando ora: “Sean pues, como Nabal tus enemigos, y todos
los que procuran mal contra mi señor” (25:26). A lo largo de la na
rración, Saúl es el que busca hacer mal a David. En el capítulo 24,
David llama a Saúl “padre mío” (vers. 11); Saúl lo llama “hijo mío”
(vers. 16). En forma similar, en 25:8 David se presenta a sí mismo
ante Nabal como un hijo. Aún la respuesta de Nabal al pedido de
David hace recordar las palabras de Saúl: “¿Quién es David, y
quién es el hijo de Isaí?”, pregunta Nabal (25:10), repitiendo las
preguntas de Saúl acerca del “muchacho” que estaba en el campo
de batalla con Goliat (17:56-58). Y Nabal estaba peligrosamente
cerca de la verdad cuando exclamó: “Muchos siervos hay hoy que
huyen de sus señores” (25:10).
El fin de Nabal vino por iniciativa de Jehová, no de David (vers.
38). Así ocurriría también con el rey Saúl. En el siguiente capítulo,
cuando enfrenta otra oportunidad (¿tentación?) de matar a Saúl,
David expresó una pavorosa verdad que se aplica tanto a Nabal co
mo a Saúl: “Vive, Yahveh, que ha de ser Yahveh quien le hiera, bien
que llegue su día y muera, bien que baje al combate y perezca”
(26:10, BJ).
Para las mentes en armonía con la actitud de Jesús hacia los
enemigos de uno, la reacción de David a la muerte de Nabal es in
cómoda: “Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de mi afrenta reci
bida de mano de Nabal” (25:39). En un nivel más descriptivo, sin
embargo, la suerte de Nabal ilustra vividamente el concepto de re
tribución del Antiguo Testamento. Como un bumerán, el pecado
■ CUANDO AMBOS... CONOCEN EL RESULTADO 185
lanza del rey y su vasija de agua? Pero eso es lo que hizo David,
tomando consigo a Abisai, uno de los conspicuos hijos de Sarvia
(hermana de David), quien volvería tumultuosa la vida una vez que
David llegó a ser rey.
Como en el incidente similar de la cueva en En-gadi (24:1-7),
David tuvo que pelear con el poderoso impulso humano de matar a
Saúl. Aquí, la acción es propuesta por su compañero Abisai. Pero,
como antes, David se resistió. Y Jehová mismo actuó para proteger
la temeridad haciendo caer a Saúl y a sus hombres en un “profundo
sueño” (26:12). Cuando estaban a salvo del otro lado del valle, Da
vid reprendió a Abner, el guardaespaldas de Saúl, pero no tan cate
góricamente como sugerirían algunas traducciones, porque habla
en segunda persona del plural en 26:16, constituyendo así una re
prensión para todo el campamento por su fracaso en proteger al
ungido de Jehová. El autor no explica cómo Abner y sus hombres
podían ser culpables si el Señor mismo los había hecho caer en un
sueño profundo.
El diálogo entre David y Saúl en el capítulo 26 no es tan con
movedor como el del capítulo 24. Las emociones de Saúl estaban
bajo control aun cuando admitió su error e invitó a David a volver
a casa. Sus palabras finales pronunciaron una bendición sobre Da
vid: “Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú co
sas grandes, y prevalecerás” (vers. 25).
David no aceptó la invitación de Saúl para volver al hogar. En
verdad, tenía tanto temor de Saúl que huyó a Gat, en tierra de los
filisteos, con el expreso propósito de escapar de la red de Saúl
(27:1). De acuerdo con 27:4, su estrategia funcionó, porque Saúl
abandonó la búsqueda cuando se enteró que David estaba en Gat.
Pero si el diálogo entre David y Saúl del capítulo 26 carece de
intensidad emocional, era y es importante teológicamente, porque
ilustra una vez más el concepto de una deidad nacional. En el De
cálogo, el Señor declaró que Israel no debía tener otros dioses de
lante de él (Exo. 20:3; Deut. 5:7). Los otros “dioses” habían sido
asignados a las otras naciones (Deut. 29:26; 32:8, 9; véase el Apén
dice Explicativo en el capítulo 2: “Jehová y los Dioses”). Aunque
un día sería evidente para todo Israel que Jehová era el Dios de to
■ CUANDO AMBOS... CONOCEN EL RESULTADO 187
dos los dioses, aquí David observa que ser arrojado fuera de la tie
rra del Señor podía ser entendido como diciendo: “Ve y sirve a
dioses ajenos” (26:19). Le suplica a Saúl que no permita que su
sangre “fuera derramada lejos de la presencia del Señor” (vers. 20,
DHH). Pero al final, David decidió arriesgarse a dejar la tierra del
Señor de todas maneras, a pesar de la invitación de Saúl para que
regresara.
■ Introduzcámonos en la Palabra
1 Samuel 27-2 Samuel 1
Lea 1 Samuel 27 a 2 Samuel 1, prestando especial atención
a las siguientes sugerencias de estudio:
■ Exploremos la Palabra
“Robín Hood” Visita Gat (27:1-12)
La estadía de David entre los filisteos está descrita en los capítu
los 27, 29 y 30. La visita nocturna de Saúl a la mujer de Endor in
terrumpe el relato pero destaca las implicaciones de la partida de
David al mismo tiempo que el reinado de Saúl llega a su fin.
La Escritura no da ninguna indicación de que la huida de David
a Gat fuera aprobada por Dios. David no preguntó; el Señor no
intervino ni respondió para disuadirlo de su decisión. Las cándidas
descripciones del autor acerca del doblez de David pueden revelar
el porqué.
David llevó consigo una multitud a Gat: sus dos mujeres junto
con 600 hombres y sus familias. El tamaño del grupo de David sin
duda reforzó su pedido de una ciudad separada en la cual vivir. De
cualquier manera, Aquis, rey de Gat, le dio Siclag en el sur, una
ciudad que “vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy”, nos dice el
autor (27:6).
Mientras estaban en Siclag, David vivió como un señor ladrón,
atacando y saqueando poblados a voluntad. “Sabiamente” no dejó a
nadie vivo para que lo contara, porque él le estaba contando un re
lato bastante diferente a Aquis, tratando de convencer a su amo fi
■ CUANDO AMBOS... CONOCEN EL RESULTADO 18 9
■ Apliquemos la Palabra
1 Samuel 24-2 Samuel 1
■ Investiguemos la Palabra
1. Palabras: El estudio de las palabras es una forma excelente
de ampliar nuestra comprensión de la perspectiva bíblica
sobre la condición humana después de la muerte. En este
capítulo, ’elohim (“Dios”, “dioses”), she’ol (“tumba”, “in
fierno”) y refa’im (“sombras”, “muertos”) han sido trata
das brevemente, pero son dignas de mayor estudio. A me
nudo, resulta fructífero comparar los pasajes claves en va
rias traducciones, notando especialmente las diferencias
entre la clásica RVR y las traducciones modernas popula
res. Nefesh (“alma”, “vida”, “persona”) y ru a j (“espíritu”,
“aliento”, “hálito”) también son útiles para iluminar la
idea bíblica, especialmente cuando se sigue con las pala
202 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
CUARTA
PARTE
David:
Hasta la Cima y el Descenso
2 Samuel 2-12
innUIHIIMUHIVfi
C A PIT U L O O C H O
Saúl estaba muerto. David estaba exiliado en Siclag, una ciudad que le
había sido concedida p or los filisteos. ¿ Cómo podía llegar a ser rey como el
Señor lo había prometido? En el capítulo 2 vemos lo que comienza a ocu
rrir en Hebrón. Allí, los ancianos de Ju d á ungen a David como su rey.
Siete años y medio más tarde, gobernará sobre todo Israel (2:11; 5:5).
Según se describe en los capítulos 2 al 4, vencer a los defensores de
Saúl fiue un asunto tedioso y sangriento. No era sólo cuestión de ganar.
Fue una guerra, “una larga guerra ” (3:1). Escaramuzas en el campo de
batalla, contiendas sangrientas, intrigas, traiciones y asesinatos, todos fo r
maron parte del relato.
Como parte del acuerdo que se negoció, David exigió el regreso de su
esposa, Mical, la hija de Saúl. Abner e Is-boset se la arrancaron a la
fuerza a su sollozante marido y se convirtió en la esposa número siete de
David; p or lo menos la séptima (3:2-5). Pero para el momento en que
todo Israel estaba listo para ungir rey a David (5:3), tanto Abner como
Is-boset habían sido asesinados.
Una vez que la fam ilia de Saúl ya no constituía una preocupación,
David salió a consolidar el poder. Conquistó Jerusalén, derrotó dos veces a
los filisteos, trajo el arca a la ciudad, y convirtió Jerusalén en la capital po
lítica y espiritual del reino unido.
Pero no todo andaba bien en Jerusalén, aun cuando avanzaban hacia
su época de gloria. El capítulo 6 concluye con un airado enfrentamiento
entre David y M ical sobre su supuesta indecencia al danzar delante de
201
208 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Jehová. David pudo haber estado en lo cierto. Pero el autor desliza esa
nota discordante justo antes de entrar en materia violenta en los capítulos
1 al 10. Era un presagio de cosas malas por venir.
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 2-6
Para tener un panorama general, lea rápidamente 2 Sa
muel 2 al 6; luego lea la sección nuevamente según sea nece
sario en conexión con las siguientes sugerencias de estudio:
■ Exploremos la Palabra
Llegó la Hora (2:1-11)
“Después de esto” —el autor de 2 Samuel no nos dice cuanto
tiempo después— David le preguntó al Señor si debía subir a “al
guna de las ciudades de Judá” (vers. 1).
—Sube —le dijo Jehová.
210 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
set, hijo de Saúl, como rey sobre el resto de Israel (todo Israel, ex
cepto Judá), con capital en Mahanaim, que, al igual que Jabes, se
encontraba en la orilla oriental del Jordán, pero entre Judá y Ja-
bes. Así que aunque Jabes hubiera querido apoyar a David, Abner e
Is-boset estaban literalmente en el medio.
Is-boset parece haber sido simplemente un muñeco, un frente
para las ambiciones de Abner, aunque algunos eruditos sugieren
que Is-boset era simplemente muy joven, más que incompetente
(no de cuarenta años como dice 2:10). La confusa cronología en el
comienzo del reinado de Saúl (1 Sam. 13:1) muestra que la infor
mación cronológica del autor no era siempre exacta. La juventud
de Is-boset podría explicar por qué acusó a Abner de dormir con
Rizpa, “concubina de mi padre” (3:7). Se puede suponer que Is-
boset hubiera tomado a Rizpa él mismo si hubiera tenido la edad
de hacerlo, puesto que, según la costumbre, las concubinas del pa
dre pertenecían al hijo (compare con el relato de Absalón y las
concubinas de David, 16:21, 22).
El reinado de dos años de Is-boset (2:10) es otro enigma. En re
lación con el reinado de siete años de David en Hebrón como rey
sobre Judá (vers. 11; 5:5), si Is-boset reinó durante dos años, eso
dejaría una vacío de cinco años, ya sea entre la muerte de Saúl y el
comienzo del reinado de Is-boset o entre la muerte de Is-boset y el
comienzo del reinado de David sobre todo Israel. Ninguna de las
alternativas encaja bien con el fluir del relato.
mente que Abner “adquiría cada vez más poder” (DHH), obvia
mente en detrimento de Is-boset. Acusado por Is-boset de dormir
con Rizpa, concubina de Saúl, Abner lo reprocha, declarando su
intención de entregarle el reino a David, haciendo por él “lo que el
Señor le ha prometido” (vers. 9, DHH). No resulta claro si la acu
sación de Is-boset es verdadera. Pero aún si lo fuera, no tenía poder
para intervenir, tenía demasiado temor de Abner como para si
quiera responderle (vers. 11).
Abner estaba listo para echar su suerte junto con David en lugar
de continuar con la casa de Saúl que declinaba. Envió mensajeros a
David para “cortar un pacto”, traduciendo literalmente el hebreo
(vers. 12). David estaba listo, pero con una condición: Trae a Mical
(vers. 13). David envió mensajeros a Is-boset con la misma exigen
cia, e Is-boset dio orden de sacarle a Mical a su esposo Paltiel
(vers. 15). Sin embargo, fue Abner el que le ordenó al lloroso Pal
tiel que volviera a su hogar (vers. 16). En resumen, tanto Abner
como Is-boset estaban cooperando para terminar el reinado de la
casa de Saúl.
Abner hizo los deberes también con el pueblo de Israel. Acom
pañado por veinte hombres, volvió a David con un plan detallado
para la unión. Parecía bueno. David festejó con Abner y sus hom
bres y los envió a sus casas. Abner dijo: “Juntaré a mi señor el rey a
todo Israel, para que hagan contigo pacto”. La Escritura dice que
se fue “en paz” (vers. 21).
3:26).
Y en esto consiste la dificultad: ¿Era David tan débil que no po
día evitar que sus hombres cometieran actos violentos sin su cono
cimiento o consentimiento? ¿O estaba mostrando nuevamente su
doblez, triste por faera pero contento por dentro de que la casa de
Saúl estaba fuera del camino? David no había vacilado en ejecutar
al amalecita que pretendía haber sido el responsable de la muerte
de Saúl, “el ungido de Jehová” (1:15, 16); y muy pronto haría lo
mismo con los dos hombres que mataron a Is-boset, no porque
habían tocado al “ungido de Jehová” sino porque habían “matado a
un hombre justo en su casa, y sobre su cama” (4:11). Eso suena
muy parecido a la endecha de David por Abner: “Tus manos no
estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos” (3:34). Sin embar
go, David dejó tranquilo a Joab, permitiéndole incluso que mantu
viera su cargo de comandante del ejército.
La irregular práctica de justicia de David en este caso, hace que
la conclusión que el autor le da al relato del asesinato de Abner sea
especialmente significativa. Él permite que David se condene con
sus propias palabras: “Yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos
hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el
pago al que mal hace, conforme a su maldad” (vers. 39).
Eso suena bastante débil. El primer verso del Salmo 72, el clási
co salmo de la realeza que celebra al rey ideal, expresa claramente
la primera responsabilidad del rey: “Oh Dios, da tus juicios al rey, y
tu justicia al hijo del rey”. Sin embargo David debía dejar la justicia
a algún otro, porque los hijos de Sarvia eran demasiado fuertes pa
ra él.
Y esto trae a colación el segundo aspecto preocupante de todo
este incidente: la aceptación ciega del pueblo de todo lo que el rey
hizo. El autor registra la reacción del pueblo a la expresión de do
lor de David por Abner: “Todo el pueblo supo esto, y le agradó;
pues todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo” (3:36).
¿"Iodo? Piensen nuevamente, gente. Quizás ésta fue la razón por
la cual Israel y su rey estaban en el exilio y por la cual el templo
yacía en ruinas.
rm im u fi" " *
■ HACIENDOSE CARGO DE ISRAEL 217
/
La Ultima Amenaza de la Casa de Saúl (4:1-5:5)
Desaparecido Abner, el asesinato de Is-boset es un anticlímax.
El autor de 2 Samuel introduce el relato con esta sombría oración:
“Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en
Hebrón, las manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Is
rael” (vers. 1). Bajo esas circunstancias deprimentes, dos de los
súbditos de Is-boset, “capitanes de bandas de merodeadores” (vers.
2), se encargaron de sacar de su miseria al hijo de Saúl.
Pero cuando estos dos hombres, Baana y Recab, llegaron a He
brón con la cabeza de Is-boset, a David no le agradó su discurso
de que “Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su li
naje” (vers. 8). David ordenó su ejecución. Sus cuerpos fueron col
gados, sin las manos ni los pies, en el estanque de Hebrón. La ca
beza de Is-boset fue enterrada en la tumba de Abner (vers. 12).
Quedaba un miembro más de la familia de Saúl que había que
tener en cuenta: Mefi-boset, el hijo de Jonatán. Mientras preparaba
la escena para el asesinato de Is-boset, el autor de 2 Samuel deja
caer algunas líneas identificando al hijo lisiado de Jonatán y expli
cando la causa de su discapacidad (vers. 4), infiriendo que Mefi-
boset también podría ser un pretendiente potencial al trono de
Saúl. Durante la rebelión de Absalón, Siba, el siervo de Saúl, le di
jo explícitamente a David que Mefi-boset tenía esa idea: “He aquí
él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: ‘Hoy me devolverá
la casa de Israel el reino de mi padre’ ” (16:3).
Sin embargo, luego que David volvió al poder en Jerusalén,
Mefi-boset negó la afirmación de Siba, con muestras de angustia y
pasión (19:24-30). Pero así como el autor no cita a un testigo de
sinteresado que confirme o niegue la acusación de Is-boset contra
Abner, tampoco cita a algún testigo desinteresado que confirme o
niegue la acusación de Siba contra Mefi-boset. En ambos casos,
sólo tenemos las protestas de los acusados.
El capítulo 5 se abre con un informe de que todas las tribus de
Israel vinieron a David en Hebrón y le pidieron que fuera su rey.
David hizo un pacto con “todos los ancianos de Israel” y “ungieron
a David por rey sobre Israel” (vers. 3). David ahora ha sido ungido
218 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
tres veces: por el profeta Samuel (1 Sam. 16:13), por los ancianos
de Judá (2 Sam. 2:4), y finalmente por los ancianos de todo Israel
(5:3).
La Escritura no indica si alguno de estos ungimientos hubiera
sido suficiente como para convertir a David en “el ungido deJeho-
vá”. Saúl, por supuesto, fue “el ungido de Jehová”, pero 2 Samuel
no utiliza este título para su hijo Is-boset. Y cuando David ejecutó
a los asesinos de Is-boset, su acusación fue que habían matado a un
hombre inocente, no que habían actuado contra “el ungido de Je
hová” (4:11). Para los reyes que siguieron a David, pareciera ser
que este título era la norma, por lo menos en los salmos. Pero en
los escritos proféticos e históricos es usado muy rara vez para los
últimos reyes, y se informa muy esporádicamente acerca de la cere
monia de ungimiento. En las porciones narrativas del Antiguo
Testamento, el sentimiento de reverencia en presencia del “ungido
de Jehová” aparece mayormente en las palabras de David en refe
rencia a Saúl.
Pero fuere o no posible ordenar el protocolo del ungimiento, es
evidente que David es ahora “el ungido de Jehová” y rey sobre to
do Israel. Sin embargo, vale la pena preguntar si el gran respeto de
David por Saúl como “el ungido de Jehová”, aun cuando Saúl per
seguía fines malos, pudieron haber tentado a David a pensar de
masiado elevadamente de su propia posición al convertirse en “el
ungido de Jehová”. Aunque es admirable que mostrara respeto por
Saúl, cuando David mismo fue “el ungido de Jehová”, ¿esperaba el
mismo tipo de respeto, sin importar su comportamiento? Ese es el
insistente problema de las figuras humanas de autoridad: el respeto
por el cargo con demasiada facilidad se convierte en Ucencia para el
abuso de la autoridad.
David y sus hombres lograron con notable facilidad (5:6, 7). Hasta
ese momento, Jerusalén con su población jebusea había sido algo
así como una ciudad gentil “libre”, no alineada ni con la casa de
David ni con la de Saúl. Por lo tanto, era igualmente atractiva para
ambos bandos, una base en común que podía unirlos.
Una cantidad de personas importantes en el reinado de David
aparecen en la narración por primera vez después de la captura de
Jerusalén, incluyendo al profeta Natán y al sacerdote Sadoc. La
aparición repentina de estos personajes plantea la provocativa pre
gunta acerca de la “conversión” de jebuseos nativos a la adoración
de Jehová. En el registro bíblico, la adoración del Dios “verdadero”
en Jerusalén puede ser rastreada hasta el tiempo de Abrahán (Gén.
14:19-24). Cuando le paga el diezmo a Melquisedec, rey de Salem
(otro nombre de Jerusalén), Abrahán identificó al “Dios Altísimo”
de Melquisedec como “Jehová... creador de los cielos y de la tierra”
(Gén. 14:22). Por lo tanto, había un precedente de la adoración de
Jehová en Jerusalén.
¿Pero qué en cuanto a la ciudad en la época en que David la
capturó? ¿Y qué evidencia bíblica existe de que Israel estaba dis
puesto a aceptar conversos a la adoración de Jehová? Los códigos
legales eran restrictivos, con prohibiciones de que los moabitas y
los amonitas entraran a la comunidad hasta “la décima genera
ción” (Deut. 23:3-6) y con órdenes de borrar de la tierra “al heteo,
al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo” (Deut.
20:17; compare con 7:1, 2). Pero las narraciones históricas y algu
nas listas genealógicas sugieren mayor apertura.
Rut la moabita es la excepción más conocida, y su vivida declara
ción de conversión a la religión de su suegra Noemí es suficiente
mente clara: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut
1:16). Ella se encuentra en el linaje real (Rut 4:16-22) y es men
cionada en la genealogía de Jesús que hace Mateo (Mat. 1:5). Otra
excepción es Naama amonita, la madre de Roboam (1 Rey. 14:31),
la única de las setecientas esposas de Salomón mencionada por
nombre en la Escritura. Rahab, la prostituta de Jericó (Jos. 6:25),
sería otra notable excepción y una vez más de las mencionadas en la
genealogía de Jesús en Mateo (Mat. 1:5).
220 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
en verdad era una caja peligrosa para tener por ahí, sin importar
cuán cuidadosos y concienzudos fueran (1 Sam. 5).
¿Pero por qué el arca estaba viva entre los filisteos, pero muerta
en Israel? A decir verdad, cuando los filisteos la devolvieron, el arca
tuvo nuevamente un efecto mortífero en Israel y en respuesta al
pecado obvio de arrogancia (1 Sam. 6:19, 20). Pero luego el arca
fue a Quiriat-jearim y estuvo allí “muchos días; veinte años”
(1 Sam. 7:2) antes que el pueblo despertara a su necesidad espiritual
y participara de un reavivamiento bajo la dirección de Samuel
(vers. 2-17). Sin embargo, incluso durante ese reavivamiento, nun
ca se menciona al arca. Permaneció en Quiriat-jearim (llamada
Baala de Judá en 2 Sam. 6:2), y allí es donde tuvo que ir David
cuando decidió llevar el arca a Jerusalén.
Llamativamente, entre 1 Samuel 7:1 y 2 Samuel 6:1 —es decir,
entre el arribo del arca a Quiriat-jearim y el intento de David de
llevarla a Jerusalén— la única referencia al arca es la de 1 Samuel
14:18, un comentario breve acerca de su presencia con Ahías en el
campamento israelita. Sin embargo, en la Septuaginta no aparece
ni siquiera esa referencia, porque la palabra arca ha sido reemplaza
da por efod. En resumen, mientras David traía el arca a Jerusalén
(debiera observarse que es por medios no ortodoxos), pudieron
haber habido muchas preguntas en las mentes de la gente: ¿Es im
portante el arca en nuestra adoración? ¿Está presente todavía Jeho-
vá en el cofre sagrado? Dado todo lo ocurrido con el arca e Israel,
la muerte de Uza fue un recordativo poderoso de que Jehová esta
ba verdaderamente vivo y defendiendo activamente todo lo que
era sagrado en Israel.
Pero si el Señor llamó la atención de Israel primeramente a tra
vés de una motivación negativa, por una exhibición de su poder
que llenó de temor los corazones del pueblo, inmediatamente des
pués cambió a lo positivo, en una exhibición de su bondad que da
ba valor y esperanza. David, en una muestra de ira y temor, había
dejado el arca en la casa de Obed-edom geteo, mientras preguntaba
dolorido: “¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?” (6:9). No
sabemos nada acerca de la reacción de Obed-edom cuando llegó
el arca. Luego de lo que le había ocurrido a Uza, no puedo imagi
224 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
2 Samuel 2-6
1. Dirección: David a menudo tenía comunicación directa
con el Señor, recibiendo respuestas específicas a preguntas
específicas en cuanto a lo que debía hacer o dónde debería
ir. ¿He experimentado yo una dirección tan directa? ¿De
bería esperarla? Si no puedo preguntarle a un profeta o
consultar el Urim y Tumim, y si enviar sueños depende de
Dios y no de mí, ¿cómo tomo las decisiones en cuanto a
cómo vivir día a día? ¿Qué papel tiene mi raciocinio? ¿La
oración? ¿La Biblia? ¿El Espíritu Santo? ¿La Providencia?
2. La Política y la Piedad: Cuando David envió un mensaje a
los hombres de Jabes de Galaad, felicitándolos por ocu
parse del cuerpo de Saúl, David estaba siendo cortés y po
lítico. En mi vida, ¿separo ambas cosas? ¿Puedo hacerlo?
¿Cómo? ¿Debiera seguir adelante con los actos de cortesía
aún cuando sé que me motivan, por lo menos en parte, in
tereses “políticos”? ¿Qué pasos puedo dar para evitar que
la “política” distorsione mi vida cristiana y mi testimonio
......................----------------
cristiano?
3. La Voluntad de Dios: Abner parece haber sabido todo el
tiempo que era la voluntad de Dios entregarle el reino a
David. Sin embargo, por algún tiempo, siguió apoyando la
casa de Saúl. ¿De qué manera vivo yo en dos mundos, co
nociendo la voluntad de Dios, pero eligiendo deliberada
mente seguir mis propias inclinaciones? ¿En qué situacio
nes específicas de mi vida puedo pensar en las cuales inter
vino el Señor para liberarme de mi vida doble?
4. El Temperamento: ¿Soy parecido a Abner, dominante y
obstinado, o me parezco más al retraído y dominado Is-
boset? ¿Debería tratar de ser más parecido a uno o a otro?
¿Por qué sí o por qué no? ¿Cómo puede ayudarme el Se
ñor a producir cambios que tengan que ver con mi tem
peramento básico?
5. Dominación: Las vidas tanto de Mical como de Is-boset
parecerían haber estado controladas en gran parte por las
decisiones de otras personas. ¿Me encuentro a veces a mí
mismo en iguales circunstancias? ¿Cómo puede ayudarme
el Señor a sobrevivir o a hacer cambios? ¿Cómo puedo sa
ber cuándo soportar los esfuerzos de los otros por contro
lar mi vida y cuándo resistirlos?
6. Uza y Obed-edom: ¿Me parece que el juicio de Dios contra
Uza es tan abrumador que paso por alto la bendición que
dio a Obed-edom? ¿Qué aspecto del trato de Dios me
causa mayor impresión? En mi propia vida, ¿qué circuns
tancias específicas he enfrentado que me hicieron prestar
más atención a los juicios de Dios? ¿En qué circunstancias
específicas de mi vida las bendiciones de Dios me han sido
de más ayuda que sus juicios? ¿Veo a Dios básicamente
como una fuente de juicio o de bendición?
■ Investiguemos la Palabra
1. Jerusalén: Un tema con posibilidades casi ilimitadas es el
de la historia y el desarrollo de Jerusalén. Comience con el
23 0 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
C A PIT U L O N U E V E
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 7-9 (7-12)
Lea en forma rápida 2 Samuel 7 al 12 para tener una idea
231
232 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
1. Jehová: Haga una lista con todos los pasajes de los capítu
los 7 al 12 en los cuales se menciona a Jehová o Dios.
Analice luego los relatos en los cuales está presente y
aquellos en los cuales está ausente. Redacte una declara
ción breve que resuma lo que le parece que tiene impor
tancia de lo que descubrió.
2. La Verdad: Medite cuidadosamente en todos los relatos y
personajes de los capítulos 7 al 12 con el propósito de ac
tualizar la sección titulada “La Verdad” de su cuaderno.
Escriba sus comentarios según sea apropiado.
3. La Perspectiva de un Exiliado: Trate de leer el capítulo 7 a
través de los ojos de alguien que vivía durante el exilio
(por ejemplo, después que Jerusalén, su templo y su rey
ya no existen más). Haga una lista de aquellas cosas del
oráculo de Natán y de la oración de David que serían espe
cialmente significativas o problemáticas en circunstancias
del exilio. Resuma en un párrafo breve cómo piensa que
hubiera reaccionado a la lectura del oráculo y de la ora
ción si hubiese estado viviendo en la época inmediata
mente posterior a la destrucción de Jerusalén.
4. Para Siempre: Haga una lista de todos los “para siempre”
del capítulo 7, observando en cada caso la apficación que
se le da. Luego, tome nota de cualquier elemento del orá
culo o de la oración que podrían ser descritos como condi
cionales.
5. Enemigos Derrotados: Enumere (con sus referencias) las
naciones y los pueblos que David derrotó militarmente.
Utilice los mapas de su Bibba o un diccionario bíbhco para
ubicarlos en el mapa, y bosqueje (o describa) los límites
inclusivos del reino de David.
6. Mefi-boset: En relación con la historia de Mefi-boset en el
capítulo 9:
■ ■ ■ ■ ■
■ Exploremos la Palabra
Una Casa para David, una Casa para el Señor (1:1-29)
David está ahora establecido en su propio palacio, y el Señor le
ha dado “reposo de todos sus enemigos en derredor” (vers. 1). El
capítulo 5 había descrito las actividades de construcción de David
en Jerusalén, incluyendo la construcción de su propio palacio con
la ayuda de obreros enviados por Hiram, rey de Tiro (5:9-12). En
su mayor parte, sin embargo, los capítulos 1 al 5 describen la caída
de los enemigos de David: los filisteos y sus oponentes de la casa de
Saúl. Aparecerán más enemigos en los capítulos 8 al 10, y una esca
ramuza más con la casa de Saúl en el capítulo 9, la historia de Mefi-
boset. Pero en el esquema de cosas del autor, ahora es el momento
de hablar de los planes de Dios para David y de los planes de David
para Dios.
El oráculo de Natán y la oración de David, que se encuentran en
2 Samuel 7 y en forma similar en 1 Crónicas 17, son los funda
mentos sobre los cuales se erigen las esperanzas mesiánicas judías y
cristianas. En la actualidad, el intérprete se enfrenta al desafío de
intentar oír estos pasajes desde por lo menos cinco perspectivas di
234 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
los oprimirían más; Dios les daría “reposo” de todos sus enemigos.
El exilio, por supuesto, había hecho un caos con todas esas prome
sas. Pero sin inmutarse, el autor de 2 Samuel las reproduce para
que sus lectores mediten en ellas.
Finalmente, Natán confirma la naturaleza permanente de la casa
de David (vers. 11, u.p., al 16). Aquí, además, aparece su única
mención de una casa para el Señor, aunque no es para el Señor
mismo, sino sólo para su nombre. Y esa casa sería construida por el
hijo de David. La casa de David, su reino y su trono permanecerían
para siempre. Para siempre, para siempre, para siempre; Natán lo
repite tres veces (vers. 13, 16). Eso sonaba bien en los días de Da
vid. ¿Pero como sonaría durante el exilio, cuando la casa, el reino y
el trono —junto con el templo, la casa del nombre de Jehová—
habían desaparecido?
wmmmmmmmmm
■ DEL CIELO AL INFIERNO 239
las consideró como promesas de un dolor sin fin, una espada que se
negaba a desaparecer. Los cristianos también pueden beneficiarse
de este mensaje. Es una advertencia digna de ser recordada cuando
nos sentimos tentados a sentirnos arrogantes por las bendiciones
del Señor sobre su pueblo.
M efi-boset (9:1-13)
En mi experiencia docente, a menudo me ha desesperado la fal
ta de perspectiva cronológica y geográfica de mis alumnos en rela
ción con historias bíblicas muy conocidas. A menudo tienen sólo
una idea vaga de dónde encajan los personajes en el fluir de la his
toria.
La historia de Mefi-boset, el hijo de Jonatán, es una de esas “is
las” que parece flotar sin raíces en la historia: es simplemente una
historia conmovedora de un niño pequeño que quedó lisiado
cuando su niñera lo dejó caer en su apuro por llevarlo a la seguri
dad, y quien más tarde fue tratado con gran bondad por el rey Da
vid.
Pero es mucho más que una linda historia. Tiene que ver con
promesas y con integridad. Y cuando tomamos en cuenta 1 y 2 Sa
muel en su totalidad, no sólo son de interés la cronología y la geo
grafía, sino también dónde ubica el autor la historia en su esquema
de cosas.
Para captar la importancia de lo que significa la historia de Me
fi-boset en este momento, necesitamos repasar lo ocurrido entre
242 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 10-12
1. Repaso: Vuelva a la primera sugerencia de la sección “In
troduzcámonos en la Palabra” que abre este capítulo y
busque las referencias a Dios en los capítulos 10 al 12.
Redacte una breve declaración de lo que significa la pre
sencia o ausencia de Dios, especialmente en los capítulos
11 y 12.
2. Geografía: Con la ayuda de los mapas de su Biblia o de un
diccionario bíblico, ubique los lugares y las personas men
cionadas en los capítulos 10 al 12. Observe especialmente
de dónde provenían los aliados que vinieron en ayuda de
los amonitas.
3. Los Inocentes: Enumere las personas inocentes del capítulo
11 que fueron afectadas por la pasión de David hacia Bet-
sabé. Comente brevemente en su cuaderno cómo los
afectó el perdón de Dios otorgado a David.
4. Castigo y Gracia: Enumere las indicaciones que hay en el
capítulo 12 de que el pecado de David fue castigado
“apropiadamente”. Luego enumere las indicaciones de
que Dios mostró misericordia o bondad para con David,
no tratándolo como lo merecían sus acciones. Comente lo
que estas dos listas le sugieren a usted en relación con el
significado del pecado, el castigo y la gracia.
■ Exploremos la Palabra
Despertando (12:1-31)
Los capítulos 11 y 12 dan algunos indicios en cuanto al paso del
252 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
2 Samuel 7-12
1. Para Siempre: En cierta forma, las promesas hechas a Da-
2 56 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
■ Investiguemos la Palabra
1. Para Siempre: Estudie el uso bíblico de las palabras tradu
cidas como “para siempre” en nuestras Biblias castellanas.
Con la ayuda de una concordancia, desarrolle una lista de
contextos en los cuales para siempre no significan en forma
clara un tiempo “sin fin” y una lista de contextos en que sí
tiene este significado. Las palabras son especialmente sig
nificativas para comprender las profecías y la naturaleza
de los castigos y bendiciones de Dios. Escriba sus conclu
siones con las referencias que las apoyen.
2. Comparaciones — Samuel y Crónicas: Para hacer una com
paración interesante de las diferencias en las fuentes utili
zadas por el autor de 2 Samuel y el autor de Crónicas, 2
Samuel 8:1-18 y 1 Crónicas 18:1-17 es un proyecto de ta
maño manejable. Compare los dos relatos versículo por
versículo, observando las diferencias a medida que apare
cen. Escriba un breve resumen, describiendo las implica
ciones de su estudio.
Violación y Venganza,
Revolución y Regreso—Parte 1
2 Samuel 13 -17
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 13-17 (13-20)
Puesto que 2 Samuel 13 al 20 están tan estrechamente liga
dos entre sí, los capítulos de este tomo que tratan este mate
rial (caps. 10 y 11) también están íntimamente ligados. Quizás
usted quiera leer 2 Samuel 13 al 20 un vez en forma rápida
para tener una idea general, y luego centrarse más específi
camente en las preguntas, temas o personas particulares se
gún se sugiere a continuación, ya sea para todo el bloque o
en forma separada para los capítulos 13 al 17 (cap. 10) y los
capítulos 18 al 20 (cap. 11). Quizá desee experimentar, ya sea
rastreando cada punto a través de los dos capítulos del libro o
tomando un grupo de ítem y trabajando capítulo por capítulo.
■ Exploremos la Palabra
La Violación (13:1-22)
A primera vista, la violación de Tamar por parte de Amnón po
dría parecer simplemente una historia de lujuria. Pero dada la lucha
interna existente en la casa de David, también podría haber sido
producida por la política del poder. De acuerdo con 2 Samuel 3:2 y
3, los tres hijos mayores de David eran Amnón (de Ahinoam),
Quileab (de Abigail) y Absalón (de Maaca). Puesto que Quileab
parece haber desaparecido sin ningún comentario ni señal, el
apuesto Absalón estaba a continuación en la línea detrás de Am
nón. No es imposible que Amnón estuviera motivado en parte por
el deseo de humillar a Absalón, poniéndolo en su lugar al violar a la
hermana de Absalón (véase Anderson, p. 172).
Aunque hay un elemento político en la historia, desde el punto
de vista del autor la violación de Tamar está relacionada, en pri
mer lugar, con el castigo anunciado por Natán al pecado de Da-
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—1 267
vid. Una gran parte de las palabras que siguen a sus famosas pala
bras: “Tú eres aquel hombre”, se centran en las mujeres de la vida
de David: pasado, presente y futuro. Por medio de Natán, el Señor
declaró en 12:8 que él le había dado las nashim de su señor, palabra
hebrea genérica para “esposas” o “mujeres”. Aunque algunos erudi
tos tratan de argumentar a partir de 12:8 que Ahinoam, la esposa
de David, era la esposa de Saúl del mismo nombre, no hay ninguna
indicación en otra parte de la Escritura de que David tuviera algu
na relación con Ahinoam, esposa de Saúl, o con su concubina Riz-
pa. Lo que sí es evidente, sin embargo, es la relación de David con
las otras mujeres de Saúl, es decir, sus hijas. Saúl había renegado
de su ofrecimiento de darle su hija Merab a David como esposa (1
Sam. 18:17), pero le dio a su hija Mical (vers. 20-28). Aunque Saúl
en un momento se la dio a otro hombre (1 Sam. 25:44), David ne
goció con Abner para conseguir de vuelta a Mical (2 Sam. 3:13).
El Señor en verdad había entregado las “mujeres” de Saúl en ma
nos de David.
Pero a pesar de sus muchas mujeres —después de todo, era el
hombre “rico” de la parábola de Natán, el que robó la única oveja
del hombre pobre—, David igualmente tenía un problema con las
mujeres. Robó la esposa de otro hombre, cometiendo adulterio y
asesinato. Por lo tanto, prometió Natán, David sufriría en el fúturo
la humillación pública de sus mujeres (12:11). La violación de Ta-
mar, la hija de David era su cumplimiento parcial.
La Escritura describe vividamente las circunstancias que rodea
ron la violación. Amnón “amaba” a la virgen Tamar, pero no sabía
cómo podía hacer para poseerla. ¡Las hijas vírgenes de los reyes
seguramente estaban bien protegidas! Jonadab, sobrino de David,
hijo de Simea (aparentemente una variación en la escritura del Sa
ma de 1 Sam. 16:9 y 17:13), hombre “astuto” y amigo de Amnón (2
Sam. 13:3), le sugirió una estrategia que funcionó: pídele al rey
que permita a Tamar cuidar de su hermano “enfermo”. Habiendo
enviado a todos los demás afuera, Amnón tomó a Tamar cuando
ella le trajo la comida que había preparado. “Ven, hermana mía,
acuéstate conmigo”, le dijo (vers. 11).
Ella protestó. El la subyugó.
268 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
La Venganza (13:23-39)
Absalón esperó dos años antes de dar el golpe. Su conspiración
se llevó a cabo prolijamente: la fiesta, la invitación, la cortés negati
va real, la sustitución de Amnón y los hijos del rey por la persona
del rey.
Absalón escondió bien sus emociones, porque no existe eviden
cia de que Amnón o David sospecharan su juego sucio; a menos
que esté implícito en la pregunta de David a Absalón: “¿Para qué
ha de ir?” (vers. 26). El autor dice simplemente que “Absalón le
mmm ____.__
ñera: “La ira del rey dejó de estar dirigida activamente contra Ab
salón porque se había reconciliado con el hecho de que Amnón es
taba muerto” (Anderson, p. 182). Esa traducción prepara el camino
para los acontecimientos del capítulo 14 y el regreso de Absalón al
poder y la influencia.
Revolución (15:1-12)
El capítulo 15 se inicia con una descripción animada de la inso
lente arrogancia de Absalón. “Se hizo de carros y caballos, y cin
cuenta hombres que corriesen delante de él” (vers. 1). Si el silencio
de la Escritura significa algo, ¡ni siquiera el rey David tenía un ca
rro con caballos! Alás seria, sin embargo, era la forma en que “ro
baba Absalón el corazón de los de Israel” (vers. 6). También era
una persona llena de energía, se levantaba temprano por la mañana
para recibir a los visitantes que venían a la ciudad. Si alguien tenía
quejas, Absalón afirmaba que eran “buenas y justas” (vers. 3). El
rey simplemente no había provisto el personal adecuado para admi
nistrar justicia: “¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que
viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría
justicia!” (vers. 4).
Absalón no hizo campaña para ser rey. El sólo quería ser juez,
eso es todo... También debe haber sido el modelo original de los
políticos que besan a los bebés, porque se preocupaba especial
mente por saludar a todos los que se acercaban a honrarlo: “El ex
tendía la mano y lo tomaba, y lo besaba” (vers. 5).
Polzin utiliza la palabra escandaloso para describir el desprecio de
Absalón por el código legal de Israel {David, p. 150). El observa
que en la historia que abarca desde Deuteronomio hasta 2 Reyes, la
forma verbal de la raíz ts-d-k, que interpreta y aplica las ideas de
“justicia” y “equidad”, aparece sólo aquí en 2 Samuel 15 y en otros
dos contextos: Deuteronomio 25 y 1 Reyes 8. En Deuteronomio
25:1-3, al juez se le asigna la responsabilidad de absolver “al justo”
y condenar “al culpable”. Salomón, el hermanastro de Absalón, re
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—1 277
gar donde su padre había sido ungido primeramente como rey so
bre Judá (2:4). No se ve con mucha claridad cuánto tiempo se ne
cesitó para que la revolución se hiciera pública. La mención de los
doscientos hombres inocentes de Jerusalén (15:11) podría sugerir
un rápido anuncio público. Y si Absalón mismo era el que ofrecía
los sacrificios —el hebreo de 15:12 no es claro en cuanto a si era él
(RVR, BJ) o Ahitofel el que los ofrecía— representaría un rompi
miento completo con su padre. Pero la última frase de 15:12 su
giere una vigorización más gradual y sutil de su poder: “Y la cons
piración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Ab
salón”.
...... ...................... .
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—1 219
■ Apliquemos la Palabra
2 Samuel 13-17
1. Control de la Pasión: ¿Cómo puede la relación con Dios
ayudarme a controlar mis pasiones de manera que no do-
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—1 285
■ Investiguemos la Palabra
1. M oralidad Sexual: La cuestión de la moralidad sexual es
un tópico muy moderno y muy antiguo a la vez. Una for
ma de estudiarlo desde la perspectiva bíblica es utilizar
una concordancia para descubrir los principales contextos
(especialmente las historias y las leyes), verificando las pa
labras claves (iviolación, virgen, adulterio, prostituta, etc.). A
menudo puede resultar de ayuda un diccionario bíblico
28 6 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Violación y Venganza,
Revolución y Regreso—Parte 2
2 Samuel 18-20
M ientras el rey David huye por su vida, su hijo Absalón se está sin
tiendo como en casa en Jerusalén. Los dos hombres tienen un duro camino
por delante. David eventualmente volverá y gobernará una vez más des
de Jerusalén. Pero antes de que eso ocurra, su hijo Absalón morirá a ma
nos de Joab. La espada todavía está cobrando víctimas, tal como Natán di
jo que ocurriría.
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 18-20
■ Exploremos la Palabra
con posibles doble sentidos: “No, sino que de aquel que eligiere
Jehová y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquél seré
yo, y con él me quedaré. ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su
hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti”
(vers. 18, 19).
Ahitofel, el rival de Husai, parece ser el primero en aconsejar y
es respaldado en forma impresionante por el autor unas pocas lí
neas más adelante: “Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos
días, era como si se consultase la palabra de Dios. Así era todo
consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón” (vers.
23).
¿Es significativo que el consejo de Ahitofel sea “como” el de
quien consultase a Dios? Cada uno de los “admiradores” de David
que lo alabaron por ser como “un ángel de Dios” —Aquis (1 Sam.
29:9), la mujer sabia de Tecoa (2 Sam. 14:17, 20) y Mefi-boset (2
Sam. 19:27)— utilizaron el mismo circunloquio. Pero como ob
serváramos anteriormente, esas afirmaciones aparentemente reso
nantes tienen un sonido hueco en el contexto más amplio de 1 y 2
Samuel. Si el autor en verdad usa su alabanza en forma irónica, ¿lo
hace aquí también? Probablemente. Hablar “como” Dios no es lo
mismo que hablar por él. De hecho, no es muy claro si aquellos
que son “como” Dios en 1 y 2 Samuel son descritos así por tener
algún tipo de contacto con Dios. En resumen, el consejo sabio de
alguien que es “como Dios” puede ser un muy buen consejo, pero
no necesariamente es el consejo de Dios.
Basado en su estudio acerca de la distribución de las palabras,
Polzin presenta un aspecto negativo de la cuestión de “buscar el
consejo” de seres humanos sabios. El argumenta que a partir de 2
Samuel 5, cuando David establece su trono en Jerusalén, hasta 1
Reyes 12, cuando Roboam pierde las tribus del norte ante Jero-
boam, ningún rey de Judá —incluyendo a David, Salomón, Ro
boam, o los pretendientes reales Absalón y Adonías— “pregunta”
(sha'al) o “busca” (darash) a Dios “en su búsqueda de inteligencia
futura”. El llega a la conclusión que tres generaciones de la casa de
David parecen haber abandonado la antigua práctica de inquirir a
Jehová “por medio de sacerdotes y profetas”, reemplazándolo por
290 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
El A rbol (18:1-18)
La batalla contra Absalón se libró en el bosque de Efiraín, y fue
una escena brutal. Sin explicar por qué, el autor dice que “fueron
más los que destruyó el bosque aquel día, que los que destruyó la
espada” (vers. 8). Los hombres de David salieron contra “Israel”
(vers. 6), una referencia que podría sugerir que la batalla era una
vez más entre Judá en el sur, e Israel en el norte; en otras palabras,
entre los defensores de David y los de Saúl.
A través de circunstancias relacionadas con el regreso de David,
294 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
La Escritura no lo dice.
El relato muestra que el regreso de David a Jerusalén no fue de
ninguna manera automático. Debía ser invitado, o ser “traído de
vuelta”, utilizando las palabras tanto de Israel (19:10) como de Da
vid (vers. 11, 12). Una vez que tuvo la invitación de Judá en la ma
no, David fue hasta el Jordán, pero esperó allí que los ancianos de
Judá vinieran “para hacerle pasar el Jordán” (vers. 15). Puesto que
el regreso a Jerusalén era una especie de ritual, desandando los pa
sos que había dado al huir de la ciudad, el acto de cruzar el Jordán
era de gran significación: cómo, con quién y cuándo.
Gilgal también figura en forma prominente en el itinerario del
“regreso”. Los ancianos de Judá se reunieron allí antes de ir a en
contrarse con el rey (vers. 15) y fue el destino inmediato de David
luego de cruzar el Jordán (vers. 40). El pueblo de Dios tenía buenas
razones para recordar Gilgal. Fue la primera parada de Israel des
pués de cruzar el Jordán y el lugar donde Josué levantó doce pie
dras tomadas del río (Jos. 4:19, 20). Gilgal también era un lugar
para levantar y quebrantar reyes. Samuel había reunido al pueblo
en Gilgal para “renovar el reino” bajo Saúl (1 Sam. 11:14, 15). Pe
ro Gilgal también era el lugar donde Saúl había perdido el derecho
al reino por no esperar a Samuel (1 Sam. 13:4-15). Y en Gilgal,
Samuel confrontó a Saúl por su fracaso al no destruir a Amalee:
“Desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para
que no seas rey sobre Israel” (1 Sam. 15:26). Y desde allí escucha
mos una de las declaraciones más llamativas de la Escritura: “Sa
muel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal” (1
Sam. 15:33).
Sí, Gilgal era un lugar para producir reyes y para quebrantar
los, para ungirlos y para rechazarlos, y para cortarlos en pedazos
delante de Jehová. En camino a Jerusalén, David iría a Gilgal.
Aunque el regreso a Jerusalén lleva las marcas externas de una
nueva realización del ritual de la partida de David, las referencias
religiosas explícitas han desaparecido casi por completo. Desde
19:8b hasta el final del capítulo 20, sólo se menciona dos veces a
“Dios” y dos veces a “Jehová”, pero cada una de estas referencias es
incidental y periférica. David jura a Amasa en el nombre de Dios
302 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
tiempo, David llamó a Abisai: “Seba hijo de Bicri nos hará ahora
más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve
tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause
dificultad” (vers. 6).
¡El rey se volvió a Abisai, no a Joab! Sin embargo, Joab siguió
peleando por y con los hombres de David como si aún estuviera
en buena relación. Abisai podía estar a cargo, pero Joab estaba jus
to detrás de él; ¡quizá también adelante! Cuando Amasa finalmente
apareció, Joab le dio una cordial bienvenida... y le clavó una daga
profundamente en el vientre (vers. 9, 10).
La muerte no sólo fue horrible y dilatada, sino que Joab parecía
estar a cargo nuevamente, porque uno de sus hombres se paró al
lado del agonizante Amasa y señaló hacia el norte: “Cualquiera
que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab” (vers. 11). Pero las
tropas no comenzaron a moverse nuevamente hasta que apartaron
a Amasa del camino y lo cubrieron.
La Escritura no dice nada acerca de la reacción de David ante el
asesinato de Amasa a manos de Joab. Pero eso no es inesperado.
David no pudo disciplinar a Joab por la muerte de Abner ni a Am-
nón por la violación de Tamar, y la forma en que manejó al rebelde
Absalón dejó perplejos a todos. No obstante, en sus instrucciones
finales a Salomón, David agregaría el asesinato de Amasa a la acu
sación contra Joab. Ordenó a Salomón que no dejara “descender
sus canas al Seol en paz” (1 Rey. 2:6).
En cuanto a Seba, aunque “todos los hombres de Israel” aban
donaron a David para seguirlo (2 Sam. 20:2), su ruta y su destino
final sugieren que nadie en especial quería recibirlo. Terminó en
Abel-bet-maaca, bien al norte. Y allí fue donde lo alcanzaron Joab
y sus tropas.
Mientras los hombres de David comenzaban los preparativos
para demoler la ciudad, una mujer sabia llamó a Joab desde el mu
ro, defendiendo la ciudad como de “las pacíficas y fieles de Israel”
(vers. 19). Entréguenme a Seba, dijo Joab, y me retiraré (vers. 21).
La mujer prometió la cabeza de Seba; después de consultar con los
habitantes de la ciudad, la entregó (vers. 21, 22).
Joab hizo sonar la trompeta. La guerra había terminado. “Y
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—2 305
,
prender el propósito del autor.
sucedería.
Quizás el Señor le había dicho a Simei que lo maldijera, des
pués de todo (16:11).
Sin embargo, el Señor es mencionado rara vez en estos capítu
los. Los guerreros y los hombres y las mujeres sabios, todos bastan
te humanos, dominan el escenario. Y la casa de David, al igual que
la casa de Saúl, se debilita cada vez más, aun cuando está al borde
de su mayor gloria externa: el reinado de Salomón.
Para los lectores de 2 Samuel en el exilio, el exilio y el retorno
de David serían de especial reflexión. Cuando David huyó, el arca
volvió a Jerusalén. Pero no se la menciona más. Y la angustia de
David ante su partida no se corresponde a su regreso con una in
tensidad semejante, ni emocional ni espiritual. Pero quizás esto sea
lo mejor que se puede lograr con un rey tan humano como David.
Y quizás un rey humano no sea tan buena idea, después de todo.
■ Apliquemos la Palabra
2 Samuel 18-20 (13-20)
1. E l Arbol: ¿Qué significa para mí que Dios tomó forma hu
mana y murió por sus hijos, así como David hubiera de
seado haberlo hecho con Absalón?
2. Buenas y M alas Noticias: ¿Hasta qué punto soy como Ahi-
maas, capaz de compartir sólo las buenas noticias? ¿Cómo
puedo prepararme para compartir tanto las buenas como
las malas noticias con aquellos que necesitan oírlas?
3. Confrontación: ¿En alguna ocasión de mi vida me ha sacu
dido alguien para devolverme a la realidad después de un
evento traumático, como hizo Joab con David luego de la
muerte de Absalón? ¿Cómo reaccioné? ¿Lo aprecié o lo
resentí? ¿Han habido ocasiones en las que debí haber in
tervenido como lo hizo Joab? ¿O me parece que Joab hizo
más daño que bien? ¿Por qué sí o por qué no?
4. Consejo: ¿Sé cómo y cuándo buscar consejo del Señor?
■ VIOLACIÓN Y VENGANZA—2 30 7
■ Investiguemos la Palabra
1. Comparación de Samuel/Reyes con Crónicas. Una de las ma
neras más útiles de descubrir el propósito de los escritos
de una persona es compararlos con los de la obra de otra
persona que cubre el mismo tema. Dentro del Antiguo
Testamento, los libros de 1 y 2 Crónicas ofrecen una
oportunidad ideal para poner otra versión de la historia de
la monarquía junto a la que se encuentra en Samuel y Re
yes y estudiar las diferencias. Una idea importante que
debemos mantener en mente (y probar continuamente a
lo largo del camino) es la diferencia en las circunstancias
históricas que rodean la escritura de cada historia.
Samuel/Reyes interpreta la historia de Israel inmediata
mente después de la destrucción de Jerusalén, la pérdida
de la monarquía y el comienzo del exilio babilónico. Es así
como estos libros están afectados por el gráfico realismo
de los efectos fatales de la idolatría y la desobediencia.
Crónicas, por el otro lado, interpreta la misma historia a
los lectores que estaban amenazados por el desaliento por
su pecaminoso pasado. Es por ello que el énfasis está
puesto en las buenas nuevas de la dirección de Dios y las
oportunidades todavía abiertas al pueblo de Dios.
Descrito en términos gráficos, piense en una historia
(Samuel/Reyes) que se le relata a niños que han sido muy
desobedientes y quizá no se dan cuenta de ello. Piense
luego en otra historia (Crónicas) relatada a niños que han
sido castigados tanto —quizás incluso por cosas que no
hicieron— que corren el peligro de darse por vencidos.
Utilizando los títulos de los capítulos de la Biblia para
308 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
Una vez más sentirnos tanto la agonía como el éxtasis del reinado de
David. En el corazón del apéndice se encuentra una celebración de la
grandeza humana y la bondad divina. Pero la primera y la última escena
revelan un dolor-oso mundo de orgullo, castigo y expiación, encontrando
la misericordia de Dios su camino hasta la última palabra del autor en 2
Samuel: “YJeh ová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel”
(2 Sam. 24:25).
■ Introduzcámonos en la Palabra
2 Samuel 21-24
Para tener una idea general, lea rápidamente 2 Samuel 21
al 24, los capítulos que contienen el “apéndice” final de 2 Sa
muel. Luego lea las porciones apropiadas una vez más, según
lo sugieren los puntos señalados a continuación.
■ Exploremos la Palabra
Pagando por los Pecados de Saúl (21:1-14)
La violenta historia de 2 Samuel 21, al igual que la de la concu
bina descuartizada de Jueces 19 al 21, es una historia que muchos
lectores apacibles preferirían saltear. Y estamos en buena compa
ñía, porque Elena de White también la salteó, por lo menos en sus
escritos. En el “Scripture Index” que se encuentra en el primer to
mo de su Index en tres tomos, abundan las referencias a 1 y 2 Sa
muel, estando todos sus capítulos representados, excepto este. El
rociado generoso de referencias llega hasta 2 Samuel 20 y se reanu
da misteriosamente en 2 Samuel 22. Pero el capítulo 21 no merece
ni el más ligero rastro de tinta.
Resumiendo brevemente la historia: Dios envió una hambruna
para castigar a Israel porque el rey Saúl había tratado de destruir a
los gabaonitas, ignorando el juramento de protección de Israel,
que los gabaonitas habían logrado por medio del engaño (Jos. 9).
En respuesta a la consulta del rey, los gabaonitas exigieron siete
hombres de la descendencia de Saúl. David se los entregó, y los
gabaonitas los ejecutaron “delante de Jehová” (2 Sam. 21:6). Luego
314 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—SAMUEL ■
palabras de Jesús son pertinentes aquí: “Oísteis que fue dicho: ‘Ojo
por ojo, y diente por diente’. Pero yo os digo: ‘No resistáis al que
es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra’ ” (Mat. 5:38, 39). Difícilmente podría ser
“cristiano” que los gabaonitas reclamaran sangre por sangre. Sin
embargo, David lo acompañó en el nombre del Señor. La causa
puede haber sido justa. Pero probablemente consideraríamos ex
cesivo el castigo.
No obstante, al mismo tiempo, la historia testifica de algún sen
tido humano innato por el cual la sangre exige sangre, por lo cual
la necesidad de la muerte de Cristo se agranda en el horizonte.
Abrahán estaba dispuesto a sacrificar a su hijo obedeciendo la or
den de Dios (Gén. 22:12); el profeta Miqueas registra el impulso de
dar “mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por
el pecado de mi alma” (Miq. 6:7); y aquí, en 2 Samuel 21, Dios
respeta la exigencia que la sangre expíe a la sangre. Más razón to
davía para reconocer el poder de las palabras de Pablo: “Tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”, porque
“siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:1,8).
4. Los requerimientos rituales son valorados más que la vida humana.
El hambre continuó azotando la nación hasta que David dio sepul
tura adecuada a los miembros de la ex familia real. Aunque el pue
blo de Jabes de Galaad ya había sepultado a Saúl y a sus hijos (1
Sam. 31:11-13), Dios no contestó las oraciones en favor de la tierra
hasta que los miembros fallecidos de la casa de Saúl fueron enterra
dos en su tumba ancestral.
Una vez más nuestra era moderna tiende a robarnos todo senti
do de lo sagrado. Los rituales se convierten en “meros” rituales en
lugar de ser una parte integral de nuestra vida. En el caso de David,
si las normas de la sociedad exigían un trato reverente para con los
restos humanos del “ungido de Jehová”, entonces debían darse se
riamente los pasos requeridos para hacer lo “correcto”. Y eso es lo
que ocurrió en 2 Samuel 21.
Para resumir, simplemente me gustaría decir que no importa
cómo vea uno el origen de las costumbres involucradas, o si son o
no apropiadas para el pueblo de Dios, el relato es claro en cuanto a
316 LA BIBLIA AMPLIFICADA—SAMUEL ■
■ Apliquemos la Palabra
2 Samuel 21-24
■ Investiguemos la Palabra
1. La Ira de Dios. Utilizando una concordancia, recopile una
lista de pasajes claves que le ayuden a definir lo que signi
fica la frase: la ira de Dios. Puede serle útil llevar a cabo
dos estudios por separado, uno basado en el Antiguo Tes
tamento y otro basado en el Nuevo Testamento. Cuando
complete ambos aspectos de su estudio, el del Antiguo
Testamento y el del Nuevo Testamento, compare sus
conclusiones de cada parte y construya una posición que
■ CAYENDO EN LAS MANOS DE DIOS 321