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“Werther” – Análisis de la Carta del 16 de Junio – Libro I

El cometido de esta carta es hacer saber a Guillermo que ha conocido a Carlota en un baile, la impresión que ella
le ha causado y que este es un amor imposible ya que está comprometida con Alberto.
En su estructura se pueden distinguir cuatro momentos: introducción, Werther conoce a Carlota, el baile, la
tormenta, el juego y la conclusión.
Desde el inicio, el estilo de la carta muestra la inseguridad y la intensa vida interior del personaje. Esto se pone
en evidencia través del uso de figuras lógicas1 como la dubitación2, un ejemplo de ello son las siguientes frases del
narrador: “Acaso otra vez…No, quiero contártelo enseguida”, “en una palabra, conocí a alguien que me llegó al
corazón. Yo he…bueno, no sé”. A estas figuras se suman figuras patéticas3, como las exclamaciones: “¡Un ángel!
¡Bah! Cualquiera dice eso de su amada”, “¡Cuánto candor en tanta inteligencia!”. Como se expuso antes, el estilo
sirve para definir el pensamiento de Werther. Se evidencia un estado de ánimo exaltado, que queda demostrado en
sus fluctuaciones, la inquietud, el íntimo dinamismo que opera en su ser. El exceso en todas sus formas define a
Werther.
La introducción al tema del conocimiento de Carlota es extensa y plagada de retrocesos e interrupciones. En su
búsqueda de alejarse de los conflictos, el héroe se refugia en la naturaleza, pero también allí encuentra la
conmoción, la que sólo evitará mediante la autoeliminación.
Werther define a Carlota como “la más amable de las criaturas”, encuentra en ella la perfección, pero no puede
explicar por qué, su sentimiento encuentra un límite en el lenguaje: no consigue definirlo con palabras. Su compañía
es la única que conviene a su estado de ánimo, lo hace feliz.
Excedido en su alabanza cae en abstracciones, reconoce haber estado a punto de dejar la escritura. Finalmente
cede a la tentación y va a visitarla, esto da cuenta de su impulsividad.
Se produce un salto temporal en la narración. Cuando hacia la casa de Carlota es de día, y cuando retoma la
escritura ya está cenando. Al retomar su relato, su efusividad y entusiasmo han aumentado. Los saltos temporales
revelan la impetuosidad de los sentimientos y acciones de Werther; su falta de meditación, cuando procura satisfacer
sus sentidos, un ejemplo de ello fue la interrupción antes mencionada en la que el lector asiste la inquietud de su
temperamento corporizado en sus acciones.
Es contrastante esa precipitación con la morosidad (la demora entre los acontecimientos) del relato debido al
volumen de los datos revelados. Mediante estos procedimientos el narrador logra mantener la atención del lector.
El relato comienza con la referencia al Administrador S… y su asistencia al baile campestre en compañía de dos
jóvenes que, si bien no significan nada para él son quienes exponen las cualidades de Carlota y su situación: “está
comprometida con un hombre excelente (…) aspira a ocupar un puesto importante”. Werther no presta atención a
este dato.
La primera imagen de Carlota es un cuadro plenamente romántico: “mis ojos descubrieron el espectáculo más
encantador que jamás hayan visto”, está rodeada por sus seis hermanitos, de los que se ha hecho cargo tras la
muerte de su madre. Para el Romanticismo, la imagen de la infancia reporta la inocencia y la bondad del ser
humano, luego corrompida por la vida en sociedad.
Werther proporciona datos de la grafopeya de Carlota “Una joven de bello aspecto y mediana estatura vestida
con un vestido blanco, sencillo, con cintas de color rosa en brazos y pecho”. Entre los primeros rasgos etopéyicos se
destacan su amabilidad y el cariño que despierta en sus hermanos. Un detalle interesante es el reparto del pan que
hace a los pequeños: es proporcional a la edad y al apetito, lo que da la impresión de que Carlota es mesurada,
equilibrada, todo lo opuesto a Werther, un apasionado desbordado por los excesos.
Rumbo al baile se habla sobre literatura y Goethe pone en voz de su personaje sus propios gustos literarios: el
libro que lea debe causarle placer y permitirle identificarse con lo que lee, esto es, que refleje su cotidianeidad.
Werther no puede controlar sus sentimientos y basta oír el nombre de una obra de su agrado para que diga todo
lo que siente. Pierde la dimensión de su entorno y sólo logra atender a Carlota, este es un rasgo romántico, el
desvanecimiento del universo tras el individuo.
La música constituye la pasión de Carlota, Werther encuentra un “alma sensible” como él, pero se diferencia en
que ella logra recuperar la serenidad una vez que se entrega a su pasión: ” Cuando algo me preocupa me siento al
piano, y aunque esté desafinado golpeteo una contradanza y todo vuelve a serme grato”.

1
Son aquellas que fortalecen el razonamiento (Miranda, A. “Werther”, 1981, Ed. Técnica, Montevideo)
2
Dubitación: indecisión con respecto a qué decir o qué hacer.
3
Son las que surgen del sentimiento, de la pasión. (Miranda, A. Op. Cit)
Carlota es lo que Werther aspira a ser “la encarnación de la armonía” que vive sus pasiones pero las canaliza con
fuerte voluntad. De hecho ella es la que restablece el orden tras la confusión producida por la tormenta. Carlota
esplende un encanto órfico, el efecto que su voz logra en Werther se transmite a través de la nueva aparición de las
exclamaciones, por medio de las que se expresan nuevos rasgos etopéyicos:”¡Cómo me deleitaba contemplando sus
ojos negros! ¡Cuánto me fascinaban sus labios vivaces y la alegre frescura de sus mejillas!”.
Al descender del coche ese efecto ha transformado incluso su visión del mundo exterior “ me sentí como en un
sueño, perdido entre las sombras del crepúsculo (…) de modo que apenas prestaba atención a la música que llegaba
hasta nosotros desde la sala iluminada”, puede observarse el contraste entre la sombra del exterior y la luminosidad
del interior.
Aparentemente Werther no recuerda el nombre del compañero de Carlota, tal vez, inconscientemente comienza
a rechazar a sus rivales o por lo menos aquellos que sean un obstáculo para que disfrute de la compañía de su
amada. Es también una conducta antisocial como lo son algunas observaciones de las costumbres: “las menos
simpáticas eran las más melindrosas”.
En el baile se potencia la idea de armonía y encanto de Carlota. La sensación de desvanecimiento del mundo
exterior ante su figura es el reflejo de la exaltación del individuo. Las parejas en el baile son comparadas con esferas
celestiales, lo que deriva de la concepción romántica de que todo lo que hace el individuo tiene su correlato en el
universo. El sólo hecho de bailar con ella ya le hace sentir que la ama y que no la compartirá con nadie.
El relato se corta abruptamente para dirigirse a Guillermo, lo que recuerda al lector que se trata de una epístola y
llamar su atención. Se observa la diferencia de concepciones entre ambos: mientras él pierde la dimensión del
mundo ante su figura, ella es consciente de su mundo circundante, por lo que advierte los gestos de la dama que le
recuerda a Alberto. Werther, individualista como todo héroe romántico muestra sus celos desmedidos: “Me
martirizaba el corazón el ver que ella, por pura cortesía cada uno de los gajos [de naranja] con una vecina
impertinente”. Para él, Carlota es un bien, una posesión y en este gesto se marca otra característica del Sturm und
Drang: la oposición individuos – sociedad.
Cuando Carlota va a revelar la identidad de Alberto, hay un cambio de pareja y Werther nota en ella “cierta
sombra de reflexión”. Se enlentece la revelación, generando expectativas en el personaje y en el lector.
Ante la revelación Werther actúa como si no lo hubiera escuchado antes y despierta en él el caos: “de modo que
sembré la confusión y fue necesaria la gran presencia de Carlota para que rápidamente volviera a armarse la figura”.
Las reacciones de ambos frente a la situación demuestran la diferencia de sus caminos y la anticipación de un
desorden en la vida de Werther y su incapacidad para controlarlo.
El estado emocional de Werther se traduce en un paralelismo psico – cósmico que había comenzado con las
nubes que anunciaban la tormenta y que coinciden con la advertencia sobre el compromiso de Carlota, luego se
intensifica con la tormenta que se corresponde con la confusión de Werther, una vez restablecida la calma, la lluvia
se relaciona con sus lágrimas al contemplar el paisaje. La frase del narrador “los truenos predominan sobre la
música” resume la situación por la que atraviesa. Los truenos, símbolo de la pasión, se imponen sobre la armonía de
la música. Los truenos se mantienen en el horizonte, igual que la amenaza de que Alberto vuelva en cualquier
instante.
Werther pasa de la consideración de una situación particular a una reflexión general, su efusividad cambia por la
meditación. Para restablecer el orden tras el caos que se ha provocado, Carlota piensa en un juego, las bofetadas
que el protagonista recibe en el transcurso del mismo lo deleitan profundamente, habría que preguntarse cuál es el
origen de este deleite, ¿el dolor o imaginar que Carlota le dispensa una atención preferencial?
Las líneas finales de la carta son una representación plena del Romanticismo, debido a la exaltación de la
naturaleza y de la sensibilidad, que se hace patente en las lágrimas que ambos derraman al recordar una oda de
Klopstock, poeta admirado por los Sturmers. Para finalizar, Werther vuelve del plano de la narración al plano de
carta.

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