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TÍTULO: Salarios de enfermedad inculpable

AUTOR/ES: Costa, Francisco.


PUBLICACIÓN: Colección Temas de Derecho Laboral
TOMO/BOLETÍN: -
PÁGINA: 251
MES: Julio
AÑO: 2012
OTROS DATOS: -

FRANCISCO COSTA(*)

SALARIOS DE ENFERMEDAD INCULPABLE

I. INTRODUCCIÓN

El régimen tutelar argentino de la incapacitación inculpable y temporaria del trabajador contempla que,
durante una primera etapa, no obstante la inexigibilidad de la prestación de su dependiente, el empleador se
vea obligado de todos modos a abonar la remuneración(1).
Esta aparente contradicción, que produce el mantenimiento de la obligación de pago de un salario sin que
el empleado haya trabajado y para cuya explicación habría que adicionar razones históricas, y el desarrollo
insuficiente del sistema de seguridad social es lo que nos motiva en el presente capítulo a examinar las notas
fundamentales del instituto en desarrollo.
Debemos destacar que atento a lo extenso y complejo del instituto en cuestión, el presente capítulo lo
destinaremos al desarrollo y análisis de la remuneración del trabajador durante los períodos de licencia por
enfermedad o accidente inculpable.
En primer lugar, precisaremos las fuentes históricas del actual artículo 208 de la ley de contrato de trabajo
(LCT) remontándonos a las disposiciones del Código de Comercio, la importantísima reforma del año 1934 por
la ley 11729 y la reforma dispuesta por la ley 21297, en virtud de la cual se dictó el decreto 390/1976.
Luego, abordaremos en detalle las disposiciones de la norma en cuestión precisando la calificación o
naturaleza jurídica que cabe atribuir a los pagos que se le imponen al empleador.
El paso siguiente será desarrollar los dos parámetros dispuestos por el artículo 208 de la LCT, para
determinar los plazos máximos de licencia paga: antigüedad y cargas de familia.
Definido lo mencionado, haremos una breve exposición de los requisitos necesarios que deben
cumplimentarse para tener derecho a la percepción de los salarios por enfermedad.
A su vez, procederemos a determinar los principios rectores dispuestos por el artículo 208 de la LCT para
la determinación del salario para, luego, especificar qué salarios deben computarse durante el período de
licencia y cómo hacerlo.
Luego, haremos un análisis de las diferentes cuestiones que pueden generarse durante el período de
licencia y el modo en que ellas pueden afectar o no el derecho del trabajador a la percepción del salario.
Por último, desarrollaremos el derecho a la percepción de salarios por enfermedad en el marco de las
diferentes modalidades de contratación posibles.

2. FUENTES HISTÓRICAS

Ya el Código de Comercio, en su redacción originaria, contemplaba en su artículo 155(2) el mantenimiento


del derecho al salario de los factores o dependientes por un plazo máximo de tres meses cuando un accidente
imprevisto o inculpable impidiere el ejercicio de sus funciones.
La importantísima reforma introducida en el año 1934 por la ley 11729(3), entre otras modificaciones,
amplió la cobertura a los accidentes o enfermedades inculpables y extendió el plazo a seis meses cuando la
antigüedad del trabajador fuera superior a diez años.
Tanto en la redacción aprobada por la ley 20744, como luego de la importante modificación introducida
por la ley 21297 y en virtud de la cual se dictó el decreto 390/1976 que aprobó su texto ordenado, se dedica el
Capítulo I del Título X (De la suspensión de ciertos efectos del contrato de trabajo) de la LCT a los accidentes y
enfermedades inculpables.
El nuevo régimen cuya estructura mantuvo la ley 21297 afectó solo parcialmente a los artículos 226 a 229
-209 a 212 en el t.o. por D. 390/1976- en seis artículos. El artículo 225 de la LCT no fue afectado por la ley
21297 y, en consecuencia, fue reproducido como artículo 208 en el texto ordenado de la LCT, aprobado por el
decreto 390/1976(4). La norma en cuestión hasta el día de la fecha no ha sufrido modificación de ninguna
naturaleza y, por ende, su texto se mantuvo plenamente vigente.
Son estas las fuentes históricas del peculiar sistema tutelar argentino de la incapacitación inculpable y
temporaria del trabajador que llevan a que, durante una primera etapa, no obstante la inexigibilidad de la
prestación de su dependiente, el empleador se vea obligado de todos modos a abonarle la remuneración por un
plazo que, actualmente y en virtud de las reglas del artículo 208 de la LCT, puede llegar a doce meses, tal cual
lo veremos.

III. EL ARTÍCULO 208 DE LA LCT EN LA ACTUALIDAD


A. Introducción
El principio general del artículo 208 de la LCT, que luego será de-sarrollado in extenso, determina que el
trabajador tiene derecho a percibir su remuneración habitual durante los lapsos que la ley indica(5).
La regla es que la remuneración del trabajador enfermo o accidentado no puede ser inferior a la que
hubiese percibido de no haberse producido el impedimento, es decir, debe cobrar como si estuviese
trabajando. De esta manera, la LCT apunta a que no se reduzca el ingreso que percibía el trabajador en un
momento en que debe afrontar gastos extraordinarios.
B. Períodos pagos de enfermedad por accidente o enfermedad inculpable
a) Plazos cubiertos
El artículo 208 de la LCT establece cuatro supuestos para determinar el período de accidentes y
enfermedades inculpables que serán abonados por el empleador:
a.1) Antigüedad en el servicio menor de 5 años sin cargas de familia:
se abonan remuneraciones durante un plazo máximo de tres meses.
a.2) Antigüedad en el servicio mayor de 5 años sin cargas de familia:
se abonan remuneraciones durante un plazo máximo de seis meses.
a.3) Antigüedad en el servicio menor de 5 años con cargas de familia:
se abonan remuneraciones durante un plazo máximo de seis meses.
a.4) Antigüedad en el servicio mayor de 5 años con cargas de familia:
se abonan remuneraciones durante un plazo máximo de doce meses.
C. La recidiva de enfermedades crónicas
a) Introducción
La norma en análisis, en referencia a los plazos de licencia paga, prescribe a su vez que “la recidiva de
enfermedades crónicas no será considerada enfermedad, salvo que se manifestara transcurridos los dos años”.
Previamente a hacer referencia a la limitación temporal dispuesta por el artículo 208 de la LCT, resulta
necesario establecer la definición de recidiva.
Al respecto, la Real Academia Española(6) dispone que recidiva es la repetición de una enfermedad algún
tiempo después de padecida; noción esta que, conforme lo menciona Mario E. Ackerman en su proyección
sobre la relación de trabajo, se manifiesta como la reaparición de los síntomas incapacitantes que reclama,
necesariamente, un lapso intermedio de capacidad laborativa(7).
En sentido similar al expuesto, María Cristina Vázquez considera que la recidiva o recaída aparece como
una verdadera reaparición o retorno de una enfermedad, que se constituye nuevamente en impedimento para
la ejecución de la prestación de hacer que es debida por el trabajador. Aclara, asimismo, que esta reparación o
retorno debe producirse después de un lapso completo de salud o por lo menos suficiente durante el cual esa
prestación laboral fue cumplida con normalidad(8).
b) Limitación temporal. Plazo de dos años en la recidiva
Conforme lo menciona Mario E. Ackerman en su obra(9), existen tres posiciones doctrinarias respecto del
momento a partir del cual deberían computarse los dos años referenciados por la norma.
Meilij considera que el momento inicial del cómputo de dos años se deberá ubicar en el momento en que el
trabajador fue dado de alta y autorizado a reanudar sus tareas(10).
Por su parte, Vázquez Vialard asume una posición intermedia consistente en fijar el comienzo del curso de
los dos años en el momento en que finaliza el amparo económico (11).
Por último, Fernández Madrid sostiene que el inicio del plazo de dos años debe ubicarse en la fecha de la
primera exteriorización de las consecuencias incapacitantes de la enfermedad crónica(12).
En el sentido expuesto, la jurisprudencia tiene dicho que, cuando una misma enfermedad (crónica)
produce manifestaciones incapacitantes en distintos momentos dentro de los dos años de su primera
exteriorización, ha de considerarse que se trata de una sola dolencia. Pero, finalizado el período de dos años
mencionado, se la debe tratar como una nueva enfermedad(13).
Debemos destacar que la consecuencia inmediata de esta consideración como una enfermedad distinta es
que la extensión de los nuevos plazos pagos se fijarán según la antigüedad y cargas de familia del trabajador
al momento de la nueva exteriorización incapacitante de la enfermedad(14).
D. Concepto de cargas de familia
a) Introducción
La ley de contrato de trabajo refiere al concepto de cargas de familia en diversos artículos: 116, 208, 221,
247, aunque encuadrado en contenidos normativos distintos.
Ante el silencio del legislador de 1974, se intentó diseñar un contorno para la aplicación de las normas
sustantivas que refieran a las cargas de familia, por lo que, en definitiva, varias posibilidades quedaron
abiertas a la interpretación:
1. Los que entienden que carga de familia debe asimilarse al contenido normativo de la legislación
previsional.
2. Los que consideran que aquel contenido es demasiado estrecho y deben aplicarse las previsiones del
Código Civil(15) en orden a los que están obligados a suministrar alimentos(16).
3. Los que consideran de aplicación la normativa de la ley que regula las asignaciones familiares (L.
24714)(17) y el orden de prelación allí establecido(18).
4. Los que promueven la aplicación lineal del contenido de los regímenes de obras sociales (19).
5. Los que impulsan un criterio amplio de interpretación fundado en la denominada familia concreta del
trabajador y que refiere, con independencia del parentesco, a aquellas personas que viven bajo el mismo
techo y que “dependen” y “esperan” el salario del trabajador para su subsistencia.
En estos términos y conforme lo menciona Mario E. Ackerman(20), se sostiene que si el régimen de obras
sociales -que otorga prestaciones al trabajador dependiente y a las personas que, con independencia del sexo
de aquel, él haya manifestado y eventualmente acreditado que se encuentra a su cargo-, la ley de
asignaciones familiares -que, al igual que los arts. 63 a 69 del CC, reconocen derechos y situación familiar a las
personas por nacer- o la propia LCT -que en sus artículos 158, inciso c) y 248 abrió el camino legislativo para
la tutela de la situación del concubinato- tienen en cuenta a algunas personas en razón de su vinculación
familiar con el trabajador subordinado, es razonable entender que estas personas, en conjunto o
independientemente, son cargas de familia de aquel; en mayor o menor grado, cada una de ellas depende de
su remuneración y, consecuentemente, de la relación laboral en la que ella se origina.
Igual criterio es sostenido por Juan Manuel Arias(21) con fundamento en que la norma apunta a mantener el
nivel de ingresos del trabajador, del cual dependen esas personas, por lo que el concepto de familia no debe
ceñirse estrictamente a lo dispuesto por la normativa civil, sino ampliarse de modo tal que el instituto pueda
cumplir el cometido para el que fue creado.
b) Modificación de la antigüedad o situación familiar del trabajador
En el acápite en cuestión, analizaremos las diferentes interpretaciones que podrían efectuarse frente al
supuesto de que el trabajador durante el tránsito de una licencia por enfermedad o accidente inculpable
modifique o vea alterada su antigüedad y/o carga de familia, y dicha modificación lo coloque en un escenario
diferente al inicial, ante los supuestos contemplados en el artículo 208 de la LCT para la determinación de los
plazos de licencia paga.
b.1) Alteración de la antigüedad o de la situación familiar que modifica la extensión del período paga
En la temática en análisis, Mario E. Ackerman reproduce en su obra(22) la posición de Fernández Madrid
quien en su oportunidad se planteó la posibilidad de la aparición de una carga de familia posterior a la
enfermedad -aun dentro del período de reserva del puesto de trabajo- y quien al respecto sostuvo que “como
la ley tiene el propósito de reforzar el amparo para que se puedan atender las obligaciones familiares, debería
ampliarse el período de pago, y con un criterio similar, entiende que si durante una enfermedad el trabajador
adquiere una antigüedad superior a cinco años, la solución debe ser favorable al reconocimiento de un mayor
período pago, pues la antigüedad sigue su curso y todos los beneficios que de ella deriven (23) … también se
incorporan al patrimonio del trabajador”(24).
En consonancia con lo expuesto, García Martínez dispuso que “la antigüedad no se estratifica en el
momento en que se manifiesta cada enfermedad, sino que debe ser computada también la que se cumpla
durante el transcurso de la dolencia”(25).
b.2) La extensión del período pago se define según la antigüedad y situación familiar del trabajador al
momento de iniciarse
Independientemente de lo expuesto hasta el momento, otro sector de la doctrina encabezada por Meilij (26)
y Orsetti(27) considera que, en realidad, el cómputo de la antigüedad del trabajador, a los efectos de disponer
cuál de los plazos de licencia paga regulados por el artículo 208 de la LCT debe aplicarse, debe ser la existente
al momento en que el trabajador suspende los servicios en razón de su dolencia.
En consonancia con lo expuesto, la jurisprudencia interpretó que “la duración del derecho del trabajador al
cobro del sueldo durante la ausencia por enfermedad se determina en función de la antigüedad al momento de
producirse la misma, por consiguiente su derecho no mejora en el supuesto de haber alcanzado una mayor
antigüedad cinco días después de los tres meses durante los cuales gozó de ese beneficio de acuerdo con la
antigüedad anterior”(28).
Debemos destacar, conforme lo hace Mario E. Ackerman, que no siempre la interpretación opuesta a la
recientemente desarrollada resulta la más favorable para el trabajador. En efecto, así como es evidente que la
antigüedad no puede seguir sino una evolución creciente, puede no ocurrir lo mismo con la situación familiar,
ya que el trabajador podría dejar de tener cargas de familia -por fallecimiento, divorcio, mayoría de edad de
los hijos, etc.- en el curso de una licencia ya iniciada(29).
En el caso, y de adoptarse la primera de las interpretaciones expuestas, el curso del período pago debería
sufrir una abrupta interrupción, con el consiguiente perjuicio económico al trabajador; por ende, se concluye
que la fijación de la extensión de los períodos retribuidos en el momento en que se produce la primera
manifestación de la incapacitación temporaria -de acuerdo con la antigüedad y las cargas de familia del
trabajador en ese momento- da mayor certeza a los derechos y obligaciones de las partes(30).

IV. SALARIOS COMPUTABLES DURANTE LA LICENCIA

A. Introducción
Para llegar a la determinación del monto de los salarios de incapacidad, resulta necesario hacer un tránsito
previo por la etapa anterior a su manifestación.
Así, en esta etapa previa, se podrán identificar los conceptos remuneratorios que, en definitiva, serán la
referencia para la fijación a partir del momento en que el trabajador se encuentre impedido para cumplir con
su débito laboral del valor de la prestación salarial que percibirá durante el período de incapacitación
temporaria y por los plazos establecidos en la legislación vigente.
Si bien cuando la retribución es fijada en función del tiempo de servicio, no deberían surgir dificultades en
la determinación de los valores salariales, puesto que no habría sino una continuidad de pagos, aunque sin
prestación efectiva de tareas del trabajador. La cuestión puede plantear algunas dudas en los casos en los que
el salario del trabajador depende del trabajo efectivo realizado por este que, al no existir, reclama la adopción
de criterios para ser aplicados en sustitución de esa prestación no producida.
El artículo 208 de la LCT, a diferencia de su antecedente remoto -el art. 155, CCo.- en la redacción que le
dio la ley 11729, ha hecho implícitamente esta discriminación -entre remuneración por tiempo y por
rendimiento- y de tal distinción en el tratamiento normativo parecerían surgir las pautas para la determinación
de los salarios en diferentes situaciones.
B. Naturaleza jurídica de los salarios del artículo 208 de la LCT
La perplejidad que puede provocar la existencia de un salario sin trabajo por un período prolongado y para
cuya explicación habría que adicionar las razones históricas, y la precariedad del sistema argentino de
seguridad social llevaron a la doctrina nacional a que se asumieran diferentes -e incompatibles- posiciones en
torno a la naturaleza jurídica de esta prestación.
Básicamente, cuatro son las posturas que asumió la doctrina y que se pueden agrupar según se incluyan
en el ámbito de la seguridad social o del derecho del trabajo.
a) Prestación de la seguridad social
Si bien la idea fue retomada por Guillermo López(31), corresponde a Juan José Etala su desarrollo originario,
al expresar que las sumas que el empleador abona durante el período de enfermedad inculpable y durante el
período de descanso obligatorio impuesto por la contingencia de maternidad no son salarios, sino prestaciones
de la seguridad social que la ley ha impuesto a los patrones, aunque su monto coincida con el salario(32).
Compartiendo esta concepción, más adelante también De Diego concluyó que en definitiva estas
prestaciones no son salariales, sino que son verdaderas prestaciones de la seguridad social, que por
circunstancias particulares de nuestro régimen legal son soportadas en forma directa y son ligadas
indirectamente con la responsabilidad empresaria; así, las prestaciones recibidas por el trabajador durante la
licencia por enfermedad o accidentes inculpables son de naturaleza extralaboral, aun cuando coincidan
absolutamente con los montos que corresponden al salario(33).
b) Prestación laboral
La ubicación del instituto en el ámbito del derecho del trabajo genera, a su vez, dos interrogantes: ¿Se
trata de una prestación indemnizatoria o remuneratoria? De ser una remuneración, ¿qué es lo que se paga?, ¿o
acaso es un salario de características especiales?(34)
b.1) Prestación indemnizatoria
Cabanellas, aunque indica que la jurisprudencia unánime ha considerado que no se trata de una
indemnización y sí de salario(35), se apoya en los conceptos de Barassi y en el texto del artículo 155 del Código
de Comercio -en la redacción que le dio la L. 11729(36)-, para atribuir a esta prestación carácter indemnizatorio,
lo que a su criterio conllevaría como consecuencia, por ejemplo, que dicha prestación no sea considerada a los
efectos de disponer el pago del sueldo anual complementario.
La postura en análisis, durante la vigencia del artículo 155 del Código de Comercio, ley 11729, fue seguida
de modo excepcional por la jurisprudencia que ha sostenido que “las cantidades que se abonan durante la
enfermedad inculpables no son propiamente salarios y por consiguiente no deben tenerse en cuenta en la
liquidación del sueldo anual complementario”(37).
Independientemente de los análisis y las referencias dispuestas hasta el momento, conforme
seguidamente desarrollaremos, la realidad es que en Ia Argentina tanto la legislación laboral como los
regímenes de jubilaciones y pensiones, de obras sociales y de asignaciones familiares atribuyen carácter
remuneratorio a los salarios abonados durante la incapacitación inculpable y temporaria del trabajador. Esta
aclaración cierra la discusión sobre el camino de la procedencia a las posiciones antes examinadas (prestación
de la seguridad social, indemnización laboral).
b.2) Carácter salarial
En consonancia con lo que venimos exponiendo, al margen de las disposiciones y el tratamiento dispuestos
por el sistema de la seguridad social, es la propia LCT la que en forma expresa en su artículo 208 determina
que lo que percibirá el trabajador durante el período de licencia por enfermedad o accidente inculpable es
remuneración, concepto este actualmente definido por el artículo 103 del mismo cuerpo normativo como la
contraprestación que debe recibir el trabajador como consecuencia del contrato de trabajo, aun cuando se
trate de una ventaja patrimonial que provenga de una pago hecho por un tercero -arts. 105 y 113 de la LCT- y
a menos que exista una previsión legislativa expresa en contrario.
Cuando la doctrina ha adherido a esta concepción, en general no ha dejado de advertir que podría
reprocharse alguna inconsecuencia en la calificación de salarial a un pago por un trabajo no prestado; se
encuentra como respuesta a esta crítica dispuesta el concepto que Lanfranchi, siguiendo a Mazzoni y Riva
Sanseverino, sintetizó que “salario … ya no es pura y simplemente a contraprestación del trabajo, sino lo que
se debe al trabajador como consecuencia del contrato de trabajo” (38).
Antes aun, Ramírez Gronda “había desarrollado una concepción al señalar la peculiaridad del contrato de
trabajo, consistente en ser sinalagmático en su conjunto (y no prestación por prestación), lo cual permite
explicar que los pagos debidos aun por causa de … suspensión de tareas por infortunios comunes (no
imputables al empleador) poseen también el carácter de remuneración”(39).
Quienes se inscribieron en la misma línea de pensamiento fueron Justo López(40) y Rodríguez Mancini(41).
La circunstancia de que el contrato de trabajo sea oneroso no implica que la relación sinalagmática se
agote en una equivalencia aritmética del estilo trabajo = salario o, en otros términos, que sea solo salario el
pago del trabajo efectivo.
b.3) Cuasi salarios
Fue Fernández Gianotti quien, luego de señalar la inexistencia de una contrapartida o de una equivalencia
de las prestaciones(42), recíprocas en la relación de trabajo, y de adherir a las posiciones expresadas en cuanto
al carácter remuneratorio de los pagos hechos por el empleador al trabajador durante la incapacitación
temporaria de este, desarrolló y defendió la original concepción de que si bien la causa del devengo no es el
trabajo prestado, media una situación equivalente, como si fuere salario, para inclinarse por la identificación de
estas retribuciones como cuasi salarios. La postura en desarrollo fue compartida con posterioridad por
Sardegna(43).
Conforme lo manifiesta Ackerman(44), la objeción de base que puede formulársele a este planteo es que la
calificación de cuasi salario no refleja las características definitorias que la legislación le ha atribuido a tales
prestaciones.
C. Principios rectores dispuestos por el artículo 208 de la LCTpara la determinación del salario
En su redacción actual, el artículo 208 de la LCT establece en forma expresa los siguientes criterios para la
determinación del monto de los salarios por incapacidad.
1) La remuneración que corresponde abonar al trabajador se liquidará conforme la que perciba al
momento de la interrupción de los servicios, más los aumentos que reciba durante el período.
2) Si el salario estuviese integrado por remuneraciones variables, se liquidará en cuanto a esta parte,
según el promedio de lo percibido en el último semestre de prestación de servicios.
3) Las prestaciones en especie que el trabajador dejara de percibir como consecuencia de su situación de
incapacidad deberán ser valorizadas adecuadamente y compensadas en dinero.
4) En ningún caso la remuneración del trabajador incapacitado puede ser inferior a la que habría percibido
de no haberse operado el impedimento.
El primer criterio que se complementa con el cuarto señala una regla general que consiste en establecer
con estos pagos una garantía de intangibilidad y de continuidad en los ingresos del trabajador como si el
impedimento no existiera.
Conforme puede advertirse la regla, se apoya así en el ingreso actual y futuro del trabajador y no en el
pretérito, al que se recurre solo para la determinación de remuneraciones variables, que dependen
normalmente de una prestación efectiva de servicios -que obviamente, durante la incapacitación temporaria,
no existe la adopción de una pauta para su fijación-.
La gran diferencia entre el actual artículo 208 de la LCT y el régimen dispuesto por el artículo 155 del
Código de Comercio -L. 11729- es que en tanto en este se tomaba para todos los casos el promedio de lo
percibido en el último semestre, lo que evidentemente importaba fijar el valor del salario en función del pasado
y con atracción del futuro, en el artículo 208 el criterio es el opuesto, ya que se busca la continuidad de los
ingresos en función de lo que se debería o se podría devengar y no en lo ganado antes de la incapacidad.
D. El artículo 208 de la LCT. Diferentes situaciones salariales. El salario computable durante la
licencia
a) Introducción
Conforme fue oportunamente mencionado, la ley intenta que durante los períodos de licencia paga por
enfermedad o accidente inculpable, el nivel de ingresos del trabajador sea el mismo que el que hubiese
percibido de no haber mediado el impedimento.
Como principio general podríamos decir que, para el cálculo de los salarios que deben abonarse durante el
período de licencia paga por enfermedad, deben tomarse todas las remuneraciones (45) “principales y accesorias,
fijas y variables, los viáticos, premios o primas a la producción, adicionales especiales, por asistencia perfecta,
presentismo, pagos en especie (por ejemplo, comida)”, etc.
Independientemente de lo expuesto, al momento de aplicar el principio de mantenimiento del nivel
salarial, se presentan ciertas circunstancias conflictivas cuyo análisis merece tratamiento por separado.
b) Presentismo. Asistencia perfecta
En la temática en análisis, haciendo especial referencia a la jurisprudencia en la materia Juan Manuel
Arias(46) destacó que, si bien en los casos de premios tales como el presentismo o la asistencia perfecta la
solución parece oponerse a la lógica, en tanto el requisito básico para el devengamiento de esos conceptos
salariales no se hallaría cumplido, resultaría poco equitativo que el trabajador que habitualmente tenía acceso
a dichos premios vea disminuida su remuneración por un hecho ajeno a su voluntad (47), salvo que se acredite
que durante el período previo el trabajador no cumplía con los recaudos para obtenerlos (48).
Excepcionalmente, cuando el premio ha sido dispuesto en forma unilateral por la empresa y se ha previsto
su improcedencia en casos de ausencias por enfermedades o accidentes inculpables del trabajador, se ha
convalidado esa decisión empresarial eximiendo su inclusión en el cálculo de los salarios correspondientes al
período de licencia paga(49).
c) Aumentos subsiguientes
En el mismo sentido que lo dispone el artículo 208 de la LCT(50), Juan Manuel Arias(51) nos recuerda que la
jurisprudencia tiene expresamente dispuesto que los incrementos salariales (voluntarios, convencionales o
legales) otorgados durante el período de licencia paga deben aplicarse al trabajador enfermo o accidentado en
las mismas condiciones que rijan para el resto del personal(52).
d) Remuneraciones variables
d.1) Introducción
La propia norma de la LCT expresamente contempla la liquidación de las formas variables de salarios y
otras remuneraciones accesorias a los efectos del cálculo de los salarios por accidentes y enfermedades
inculpables.
Con el fin de no afectar durante el plazo de licencia por enfermedad el nivel del ingreso del trabajador, en
el caso de las retribuciones variables (por ejemplo, comisiones), debe obtenerse el valor del ingreso diario
promedio, calculado sobre la base de los ingresos percibidos durante los seis meses anteriores. Estos salarios
se dividen por la cantidad de días efectivamente trabajados durante ese mismo período y, de ese modo, se
obtiene una ganancia promedio que es la que se utiliza como parámetro de ingreso durante el período que
dure la licencia. Según Juan Manuel Arias(53), este procedimiento parece el más acertado y tiene el fin de no
afectar en ningún sentido (es decir, ni beneficiando ni perjudicando) el flujo de ingresos del trabajador .
d.2) Comisiones Indirectas. Reconocimiento de pago
Un análisis particular requiere el reconocimiento o no de pago de las comisiones indirectas durante el
período de incapacitación del viajante.
El artículo 6 de la ley 14546 prevé el derecho del viajante a las comisiones indirectas, esto es, las que
corresponden a ventas concertadas por el empresario o por un tercero en una zona o con un cliente de la lista
asignada al viajante sin intervención de este.
La cuestión que se plantea es si el trabajador durante el período de incapacitación temporaria tiene
derecho a las comisiones indirectas y si estas resultan acumulables a los salarios del artículo 208 de la LCT o
las excluyen.
Al respecto, debemos decir que el hecho de que el empleador pueda reemplazar al trabajador frente a su
estado de enfermedad no parecería conforme lo dicho por Mario E. Ackerman(55): que este tenga derecho a las
comisiones indirectas cuando sus ingresos se encuentran garantizados en su continuidad y monto con las
previsiones del artículo 208 de la LCT; sostener lo contrario importaría generar una duplicación de los ingresos
del trabajador.
e) Remuneraciones en especie
El artículo 208 de la LCT expresamente dispone: “Las prestaciones en especie que el trabajador dejare de
percibir como consecuencia del accidente o enfermedad serán valorizadas adecuadamente”. Esta previsión nos
lleva a poner en evidencia dos situaciones diferentes que llevarán o no a su compensación en dinero(56).
Si la incapacitación del trabajador y la suspensión de su prestación no implican la privación de la
retribución en especie, esta obviamente no necesitará ser valorizada ni compensada en dinero, puesto que el
propósito de la garantía del ingreso está satisfecho y asegurado.
En cambio, cuando la interrupción de los servicios durante la etapa remunerada provoca en forma
simultánea la suspensión de la percepción o goce de las prestaciones salariales en especie, el trabajador
deberá indudablemente recibir en dinero una suma equivalente al ingreso del que temporariamente estará
privado(57).
El monto de esta compensación puede estar previsto legal o convencionalmente pero, de no estarlo,
deberá ser acordado y valorizado adecuadamente por las partes a fin de pagarse íntegramente; en defecto de
tal acuerdo, por aplicación de la regla del artículo 114 de la LCT, la fijación inevitablemente será judicial (58).
Conforme lo menciona Juan Manuel Arias(59), los pagos en especie deben ser adecuadamente valorizados
en forma previa a fin de pagarse íntegramente y si la oferta de valorización realizada por el empleador no fuera
aceptada por el trabajador, corresponderá solicitar la fijación judicial del valor.
f) Horas extras
Como hemos dicho, la norma del artículo 208 de la LCT tiene como finalidad que el trabajador enfermo no
sufra por tal motivo ningún perjuicio económico, de modo que durante su licencia perciba la misma
remuneración que hubiese percibido de haber trabajado.
Ahora bien, son varias las posturas doctrinarias y jurisprudenciales que determinan las circunstancias que
deberían analizarse para determinar la procedencia o no del reconocimiento de pago de las horas extras
durante el período de licencia paga del trabajador como asimismo el modo de mensurarlas.
Según la jurisprudencia y doctrina mayoritaria, conforme lo menciona Juan Manuel Arias, la aplicación de
la garantía de indemnidad prevista en la LCT justificaría que se compute el valor de las horas extras trabajadas
para el pago de lo debido en concepto de retribuciones por incapacidad temporaria, en la medida en que se
demuestre que durante el período previo tal prestación era recibida regularmente por el trabajador enfermo (60).
Asimismo, se sostiene que el cálculo de las horas extras deberá hacerse en valores promedio (61), al igual que
sucede en el caso de las retribuciones variables.
En esta postura se enrola Moreno, quien siguiendo a Guillermo López considera que “las horas extras …
integran la remuneración y … en el supuesto de haberlas trabajado durante el último semestre de prestación
de servicios, deberán liquidarse como remuneración variable”(62).
En sentido similar, se pronunció García Martínez, quien consideró que debían incluirse las horas extras
cuando integrasen la remuneración habitual del trabajador entre las remuneraciones variables (63).
Complementando lo referido hasta el momento, también se ha sostenido que el artículo 208 de la LCT, en
ningún momento a lo largo de su extensión, refiere la exclusión del pago correspondiente a las horas extras
que hubieran sido de cumplimiento habitual. Por lo tanto, dicho concepto se considera comprendido dentro de
las remuneraciones variables que menciona la norma(64).
Debemos destacar que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires admitió que el pago
de las horas extras durante el período de licencia por enfermedad puede ser cuestionado por el empleador en
caso de demostrar que durante ese lapso el trabajador no hubiese podido realizarlas (65).
Ahora bien, independientemente de lo expuesto, otro sector de la doctrina considera que las posturas
doctrinarias expuestas se encuentran en contradicción con la garantía de nivel salarial prevista en el artículo
208 de la LCT. Ello atento a que estas, como principio general, determinan que la ausencia de realización de
horas extras por el trabajador en el pasado -previo al comienzo de la licencia- justificaría la improcedencia de
su liquidación durante la licencia en cuestión, y la realidad puede ser diferente, dado que la inexistencia de
jornada extraordinaria en el pasado no excluye la posibilidad real que durante la licencia hayan de laborarse
inevitablemente horas extraordinarias en el establecimiento y que estas, por ende, deban también liquidarse al
trabajador incapacitado.
Al respecto, García Martínez(66) sostiene que los salarios de incapacidad temporaria deben aproximarse a la
remuneración real del trabajador. Para ello debe atenderse a lo que ocurra en la realidad de los hechos en el
establecimiento y en el puesto de trabajo en el que debería haberse desempeñado el trabajador para verificar
si de no haber estado ausente, él habría trabajado en exceso de la jornada laboral, con absoluta abstracción de
lo sucedido con anterioridad a su incapacitación, sin perjuicio de que esto pueda ser valorado como un indicio
de lo que en adelante pudo haber ocurrido(67).
En sentido contrario a las posturas desarrolladas, Sardegna considera que no le parece equitativa la
corriente doctrinaria que incluye el reconocimiento del pago de horas extras o por servicios extraordinarios,
pues entiende que estos, por ser tales, no exigibles al enfermo no pueden mensurarse en ausencia de su
cumplimiento(68).
g) Asignaciones familiares
Teniendo en cuenta que las asignaciones familiares no constituyen una retribución vinculada con los
servicios cumplidos por el trabajador, sino que se trata de prestaciones de la seguridad social, cuya
procedencia se encuentra supeditada a la existencia o no de determinadas cargas familiares durante el período
de licencia por enfermedad, su pago resulta indiscutible.
En el sentido expuesto, las cargas -como es obvio- no desaparecen durante la enfermedad, sino que, por
el contrario, durante ese lapso es cuando quizás este tipo de ayuda social adquiere una relevancia mayor, cuyo
costo no recae en definitiva sobre el patrimonio del empleador (que solo puede actuar como ente financiero
que anticipa el pago), sino sobre la comunidad toda(69).
h) Feriados y días no laborables
Cuando durante el transcurso de la licencia paga por enfermedad existieran feriados nacionales o días no
laborables, el trabajador tendrá derecho a su cobro, tal como si hubiera estado en actividad, por lo que se
entenderían como cumplidos los requisitos del artículo 166 de la LCT y, en su caso, el segundo párrafo del
artículo 167 del mismo cuerpo normativo.
En este sentido, el artículo 170 en forma expresa dispone: “En caso de accidente o enfermedad, los
salarios correspondientes a los días feriados se liquidarán de acuerdo a los artículos 166 y 167 de esta ley”.

V. VICISITUDES QUE PUEDEN GENERARSE DURANTE EL PERÍODO DE


LICENCIA

A. Suspensiones disciplinarias y económicas durante la enfermedad


El último párrafo de artículo 208 de la LCT expresamente dispone: “La suspensión por causas económicas
o disciplinarias dispuesta por el empleador no afectará el derecho del trabajador a percibir la remuneración por
los plazos previstos, sea que aquella se dispusiera estando el trabajador enfermo o accidentado, o que estas
circunstancias fuesen sobrevinientes”.
En el supuesto de que la enfermedad fuera previa a la sanción disciplinaria, la ley dispone que esta no
afectará el derecho de percibir la remuneración por los plazos previstos.
En los casos en que la enfermedad se produjera durante una sanción disciplinaria, la solución adecuada
consiste, a nuestro criterio, en suspender la sanción disciplinaria e iniciar el cómputo de la licencia por
enfermedad abonando los salarios correspondientes hasta su alta, para luego retomar la medida disciplinaria
hasta completar el plazo de la sanción. Lo mismo ocurre cuando se haya decidido antes o durante el transcurso
de la licencia por enfermedad la suspensión del contrato por causas económicas, falta de trabajo o fuerza
mayor.
Contrariamente a la postura expuesta, Krotoschin ha considerado que “si el trabajador se enferma durante
la suspensión estando suspendido el deber de pagar el salario, este no revive por el hecho de la enfermedad,
mientras la interrupción de los servicios se debe a la medida patronal, sino que resurge solo en el momento
que la suspensión se termina”(70).
Si bien con anterioridad a la vigencia de la LCT, y ante la ausencia de respuesta legislativa, la situación
planteada podía generar algún tipo de duda(71) que se apoyara en el criterio de la primera suspensión en el
tiempo, tal interpretación debemos entenderla superada atento a los inequívocos del texto del actual artículo
208 de la LCT.
B. Suspensión preventiva
El actual artículo 224 de la LCT autoriza al empleador a suspender preventivamente y sin derecho a la
remuneración al trabajador a quien denuncie criminalmente o que resulte privado de la libertad por la denuncia
de un tercero o en razón de un procedimiento iniciado de oficio.
Para lograr una adecuada interpretación, conforme lo menciona Mario E. Ackerman, respecto de la
situación del trabajador incapacitado en coincidencia temporal con la suspensión en comentario, es necesario
distinguir los supuestos del primer y segundo párrafos del artículo 224 y, en este último caso, la circunstancia
de que se trate de un hecho relativo o producido en ocasión del trabajo (72).
En el primer caso -suspensión originada en denuncia del empleador- y en el tercero -denuncia de tercero o
proceso de oficio por hecho relativo o producido en ocasión del trabajo-, no se advierten razones para no
aplicar la regla de prevalencia del derecho a los salarios de incapacidad.
Son dos los argumentos que apoyan el criterio expuesto.
Se trata de un trabajador de quien el empleador sospecha, de modo que aquel no puede recibir un trato
peor que el que se dispensa al ya sancionado laboralmente, esto es, el que ha merecido una suspensión
disciplinaria.
La suspensión es facultativa para el empleador, quien podría no disponerla o, incluso, recurrir a la facultad
que le otorga el artículo 78 de la LCT(73) para eximirse del deber de ocupación, pero manteniendo el derecho del
trabajador a la percepción de los salarios.
En cambio, en el supuesto de la primera parte del segundo párrafo del artículo 224 -denuncia de tercero o
de oficio y privación de la libertad del trabajador-, se supone una imposibilidad de cumplir con el deber de
prestación por el trabajador, quien no solo no pone su capacidad de trabajo a disposición del empleador, sino
que se encuentra imposibilitado de hacerlo, pero tal imposibilidad no surge de un impedimento psicofísico, sino
en razón de estar privado de la libertad por un hecho respecto del cual el empleador es totalmente ajeno(74).
C. Vacaciones y enfermedad
El hecho de no haber podido concurrir a trabajar por estar enfermo no empece el derecho al goce de las
vacaciones anuales.
El artículo 152 de la LCT expresamente dispone que “se computarán como trabajados los días en que el
trabajador no preste servicios por … estar afectado por una enfermedad inculpable o por infortunio en el
trabajo, o por otras causas no imputables al mismo”. En virtud de lo expuesto, al no suspenderse la relación de
trabajo como consecuencia de la inexigibilidad de la prestación al dependiente, este devenga las vacaciones
anuales que le corresponderían como si hubiera prestado efectivamente servicios.
Sin embargo, considerando que la regla general es que la licencia anual debe ser gozada(75), extremo este
que no podría cumplirse en tanto el trabajador se encuentre temporariamente incapacitado, el otorgamiento
debería diferirse hasta su restablecimiento(76).
D. Licencia sin goce de sueldo y enfermedad
El objetivo central del instituto consiste en mantener el nivel de ingresos que el trabajador razonablemente
pudiera haber esperado en caso de no haberse enfermado o accidentado. Por ello, si el trabajador se encuentra
gozando de licencia sin goce de haberes, amén de no existir salarios que proteger, este carece de toda
expectativa de ingresos, por lo que las previsiones del artículo 208 y siguientes de la LCT no resultan aplicables
a este caso durante el plazo que dure la licencia.
Independientemente de lo referenciado, una vez finalizada la licencia sin goce de haberes, de continuar
enfermo y hallarse dentro del término de protección legal, corresponderá el pago de los salarios caídos.
E. Huelga y enfermedad
También entendemos que puede presentar dudas el caso en el que durante el ejercicio del derecho de
huelga el trabajador enfermase. Si esto ocurre y el dependiente huelguista comunicara a su empleador su
estado de enfermedad, lo adecuado es interpretar que el trabajador ha querido renunciar a la huelga y
acogerse al régimen de protección especial que contiene el dispositivo legal que comentamos, por lo que
adquiriría derecho al cobro de los salarios por enfermedad y serían inaplicables a partir de ese momento las
consecuencias que pudieran derivarse al resto de los trabajadores que continuaron adhiriendo a la medida de
acción directa(77).
F. Incapacidad absoluta y enfermedad
Cuando la disolución del contrato de trabajo se produce por incapacidad absoluta durante la vigencia de la
licencia paga prevista en el artículo 208 de la LCT, se extingue en forma automática la obligación de pagar los
salarios por incapacidad temporaria correspondiente al período restante. Por ende, el trabajador carecería de
derecho a recibirlos(78).
Evidentemente la existencia de una incapacidad absoluta para el trabajo torna innecesario esperar el
vencimiento del período de suspensión de la relación de trabajo previsto en la norma para disponer la ruptura
del vínculo(79). El instituto que comentamos presupone una minusvalía no consolidada y la posibilidad efectiva
del reintegro del trabajador, por lo que no pueden pretenderse salarios cuando tal posibilidad ya no existe.
La hipótesis de que el trabajador haya percibido salarios durante el plazo previsto en el artículo 208 sin
haber hecho mención a que sufría una incapacidad absoluta extintiva del vínculo laboral plantea la duda,
conforme lo menciona Juan Manuel Arias(80), acerca de si el empleador se halla habilitado para pedir el
reintegro de esos importes abonados y que no correspondían. Al respecto, concluye que en tal situación estos
pagos carecerían de causa (no podría haber pago de salarios por enfermedad si el vínculo se hallaba extinguido
previamente por incapacidad absoluta del trabajador) y podría exigirse su reintegro, so pena de incurrir el
trabajador en el supuesto de enriquecimiento ilícito.
Cuando de la enfermedad del trabajador se deriva su incapacidad absoluta, el contrato no queda
simplemente “interrumpido”, sino que concluye por imposibilidad absoluta de seguir prestándolo, por lo que en
este caso resulta incompatible el pago de la indemnización prevista en el artículo 212, cuarto párrafo, con el
pago de salarios por enfermedad(81).
G. Período de excedencia y enfermedad
El artículo 183 de la LCT regula el estado de excedencia, que es la situación a la que voluntariamente
puede colocarse a la trabajadora que ha tenido un hijo 48 horas antes de que finalice su licencia por
maternidad.
El período de excedencia conforme lo dispone la norma en cuestión no puede ser inferior a tres meses ni
superior a seis y durante aquel la trabajadora no tiene derecho a la percepción de salarios.
En el estado de situación descripto, el interrogante que se genera es el siguiente: Frente a un accidente
y/o enfermedad inculpable sufrido por la trabajadora durante el período de excedencia, ¿tiene derecho a la
percepción de salarios por enfermedad en los términos del artículo 208 de la LCT?
Al respecto, debemos decir conforme lo mencionamos que el sometimiento al período de excedencia es
voluntario de la trabajadora y, al no existir salarios a su favor durante dicho período, de lo cual incluso es
plenamente consciente, no existe motivo para adoptar medida de resguardo de la remuneración durante el
tiempo de excedencia cuando acaece un accidente o enfermedad inculpable durante su transcurso (82).
En consonancia con lo dispuesto, Juan Manuel Arias(83) considera que durante el período de excedencia la
prestación se encuentra suspendida por propia decisión de la trabajadora, que optó libremente por acogerse a
esa posibilidad que obsta a la percepción de salarios(84), por ende, la aparición de una licencia por enfermedad
durante el período en comentario no le genera el derecho a la percepción de salarios.
Debemos aclarar que, vencido el período de excedencia, si la trabajadora continuara enferma o
incapacitada, esta iniciará un período de licencia remunerado y en las condiciones dispuestas por el artículo
208 de la LCT.
H. Período de reserva. Artículo 211 de la LCT y enfermedad
El actual artículo 208 de la LCT expresamente dispone: “Cada accidente o enfermedad inculpable que
impida la prestación del servicio no afectará el derecho del trabajador a percibir su remuneración…”.
En el sentido expuesto, previo a efectuar el desarrollo del tópico en análisis, para una mejor comprensión
debemos destacar la importancia de la expresión “Cada accidente o enfermedad inculpable”.
Esta precisión, conforme lo menciona Ackerman, no es sino una nueva confirmación de la diferencia que
cabe hacer y que ha hecho el legislador al distinguir la causa -el accidente o la enfermedad- de la consecuencia
-el impedimento laboral(85)-.
La expresión incorporada asegura al trabajador el derecho a tantos períodos retribuidos y de conservación
del empleo como accidentes o enfermedades diferentes provoquen su incapacitación temporaria, con
abstracción de la circunstancia en la que aquellos se produzcan y con un tratatamiento absolutamente
independiente al anterior(86).
En el sentido expuesto, debemos en principio decir que si un trabajador se encuentra en período de
reserva de puesto de trabajo por haber agotado los plazos máximos de licencia dispuestos en el artículo 208 de
la LCT y durante el período de reserva sufriese una nueva enfermedad o accidente incapacitante, este sería
acreedor de un nuevo período de licencia retribuido -cuya extensión se fijará teniendo en cuenta su antigüedad
y situación familiar actual- y también a un plazo completo sin retribución.
Debemos decir que si bien la solución planteada sería la que surge de la letra del artículo 208 de la LCT,
no podemos dejar de mencionar que, en el escenario antes descripto, el trabajador, al no contar con el alta
médica de la primera enfermedad denunciada y por la cual se encuentra en período de reserva de puesto de
trabajo, carece de toda expectativa de ingresos, por lo que las previsiones del artículo 208 y siguientes de la
LCT no deberían resultar aplicables en tal caso, y se debería condicionar la habilitación de un nuevo período
remunerado cuando el trabajador padeciese una enfermedad o accidente que lo imposibilite poner su
capacidad de trabajo a disposición del empleador, pero no cuando ya de por sí se encuentre imposibilitado de
hacerlo por una enfermedad preexistente y por la que ya gozó de la percepción de los salarios durante los
tiempos máximos dispuestos por el artículo 208 de la LCT.
De lo que no cabrían dudas es que, una vez dispuesta el alta de la enfermedad generadora del período de
reserva de puesto de trabajo, frente a la subsistencia de la enfermedad o accidente incapacitante acontecido
durante la vigencia de este período, el trabajador iniciará un nuevo período remunerado y en las condiciones
dispuestas en el artículo 208 de la LCT.

VI. PREAVISO Y ENFERMEDAD

A. Introducción
El instituto en análisis se encuentra regulado por el artículo 239 de la LCT que expresamente dispone: “El
preaviso notificado al trabajador mientras la prestación de servicios se encuentra suspendida por alguna de las
causas a que se refiere la presente ley con derecho al cobro de salarios por el trabajador carecerá de efectos,
salvo que se lo haya otorgado expresamente para comenzar a correr a partir del momento en que cesara la
causa de suspensión de la prestación de servicios. Cuando la notificación se efectúe durante una suspensión de
la prestación de servicios que no devengue salarios en favor del trabajador, el preaviso será válido, pero a
partir de la notificación del mismo y hasta el fin de su plazo se devengarán las remuneraciones pertinentes. Si
la suspensión del contrato de trabajo o de la prestación del servicio fuese sobreviniente a la notificación del
preaviso, el plazo de este se suspenderá hasta que cesen los motivos que la originaron”.
Conforme puede advertirse, son varios los escenarios regulados por la norma en comentario, de allí que
para un mejor análisis y de-sarrollo de la temática dispondremos el estudio con el siguiente esquema.
B. Preaviso otorgado por el empleador
a) Notificación del preaviso al trabajador incapacitado
Conforme puede advertirse y como regla general, el empleador no está inhibido de poder preavisar a su
dependiente temporariamente incapacitado y amparado por el período pago del artículo 208 del despido
incausado. Independientemente de ello, el artículo 239 limita tal derecho al establecer que el preaviso debe
otorgarse indicando que este derecho comenzará a correr a partir del momento en que cese su incapacitación,
caso contrario, el preaviso es inválido y carece de efectos.
Cabe aclarar que, atento a las modificaciones introducidas por la ley 25877, el preaviso iniciará su curso el
día siguiente al de la recuperación o alta del trabajador.
b) Incapacitación sobreviniente al preaviso ya notificado
Para el caso en que el empleador haya notificado debidamente al trabajador el preaviso y durante su curso
este último sufriese una incapacitación que le genere el derecho al cobro de los salarios por enfermedad
regulados en el artículo 208 de la LCT, conforme lo dispone el tercer párrafo del artículo 239, el plazo del
preaviso se suspenderá hasta que cesen los motivos que la originaron.
C. Preaviso otorgado por el trabajador
Puede llamar la atención que el artículo 239 de la LCT solo haya atendido al supuesto del preaviso
notificado al trabajador y nada diga, en cambio, sobre el otorgado por este en caso de que decidiera extinguir
el vínculo laboral con su renuncia, pese a estar incapacitado o a que su incapacitación sea sobreviniente a su
preaviso de renuncia(87).
Al respecto, se ha resuelto que “carece de sentido proteger al empleado enfermo más allá del plazo final
puesto a su renuncia … si de él partió la voluntad rescisoria no puede pretender la subsistencia del contrato por
gravitación de su enfermedad fuera del plazo de terminación dado por el vencimiento del preaviso”(88).
El mismo criterio expuesto fue el que sostuvo la jurisprudencia con anterioridad a la sanción de la LCT (89).
D. Plazo del artículo 252, LCT. Licencia paga que excede el año original. Preaviso
Del juego de las disposiciones previstas en el artículo 252 (90) y en el último párrafo del artículo 239(91) de la
LCT, la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires tiene resuelto que “el plazo de un año que establece el
artículo 252 de la LCT reconoce el carácter de preaviso y por ello se suspende ante la enfermedad del
trabajador, en consecuencia la patronal no puede extinguir el contrato de trabajo sobre la base de dicha
normativa cuando el dependiente no tenía agotada la licencia ni otorgada el alta médica” (92). A su vez, agrega
que “conforme la norma del artículo 239 de la LCT cuando la prestación de servicios se suspende luego de
notificado el preaviso de un año para iniciar los trámites jubilatorios, su plazo se detiene hasta que cesen los
motivos que la originaron”(93).
En forma contraria a lo dispuesto, otro sector de la doctrina considera que si bien la institución del
preaviso pretende otorgar al trabajador un plazo de relativa tranquilidad salarial durante el que pueda buscar
un nuevo empleo, para lo cual es obvio que el empleado debe hallarse en buen estado de salud, el artículo 252
de la LCT no prevé un nuevo empleo, sino el reemplazo del salario por el haber jubilatorio, siempre que el
trámite no exceda de un año. Durante ese plazo y especialmente una vez que se han iniciado las gestiones, el
estado de salud del futuro beneficiario no tiene incidencia alguna sobre el trámite previsional. Tal vez por eso
el artículo citado no concede al año de intimación el carácter de un preaviso; al decir que el plazo de preaviso
“se considerará comprendido” en él, solo ha querido señalar que no es necesario otorgar un preaviso al vencer
el año desde la intimación.
Por lo tanto, las obligaciones del empleador cesan al vencer el plazo anual oportunamente concedido, sin
que la enfermedad sobreviniente del trabajador conduzca a aplicar los artículos 213 y 239 de la LCT (94).

VII. DESPIDO Y ENFERMEDAD


A. Despido sin justa causa
El artículo 213 de la LCT fija como límite temporal para el goce de los salarios “el vencimiento de los
plazos legales o la fecha de alta según demostración que hiciere el trabajador” (95).
En el sentido expuesto, si el trabajador fuese despedido sin justa causa, encontrándose vigentes los plazos
de licencia regulados en el artículo 208 de la LCT, no pierde por ello la garantía salarial, aunque para
mantenerla deberá acreditar la prolongación y mantenimiento de su situación de incapacidad. Debemos
destacar que la garantía salarial no podrá extenderse nunca más allá de los plazos máximos regulados en el
artículo 208 de la LCT.
De lo expuesto, concluimos que la finalidad del artículo 213 de la LCT es proteger al dependiente contra el
despido arbitrario durante el período de enfermedad, pero no penalizar al empleador imponiéndole una carga
que se prolongue más allá del lapso de duración de esa misma protección(96).
B. Despido indirecto
Tanto el artículo 213 como el 239 de la LCT suponen un despido directo, esto es, una manifestación de
voluntad extintiva expresa del empleador y no contemplan, en cambio, la posibilidad de que este incurra en
inobservancias contractuales de tal gravedad que tornaran insostenible para el dependiente el mantenimiento
de la relación laboral(97).
El propósito del artículo 213 de la LCT es el de prevenir la posibilidad de que el empleador, a través de la
ruptura arbitraria del vínculo laboral, se sustraiga del cumplimiento de la obligación salarial del artículo 208 de
la LCT(98).
En los términos expuestos, debe entenderse que, en el supuesto de despido indirecto, al trabajador le
corresponde la garantía salarial del artículo 213 de la LCT, en las condiciones y con los límites expuestos al
abordar el despido injustificado. Sostener lo contrario implicaría, conforme lo manifiesta Adrián Goldin, premiar
la conducta disvaliosa del empleador, que podría alentarlo a adoptar inocuas medidas tendientes a forzar la
dimisión del trabajador, para evitar así que se haga exigible la prestación por enfermedad inculpable y se
sustraiga del cumplimiento de la obligación salarial del artículo 208 de la LCT(99).
VIII. MODALIDADES CONTRACTUALES Y ENFERMEDAD

A. Período de prueba y enfermedad


Como lo define Deveali(100), el período de prueba es “algo más bien parecido a un período de carencia, cuyo
transcurso es necesario para que puedan encontrar aplicación en plenitud las normas de protección que
corresponden a un contrato de trabajo de tiempo indeterminado”.
En la materia específica que nos ocupa, el artículo 92 bis de la LCT dispone que si el trabajador enfermase
durante el período de prueba, tiene derecho a las prestaciones previstas en la ley, hasta la fecha de finalización
del período de prueba en el caso de que el empleador rescindiere el contrato de trabajo durante ese lapso(101).
Aunque puede ser cuestionable que el legislador laboral haya limitado el derecho salarial a la duración del
período de prueba apartándose de la regla y principio general dispuestos en el artículo 213 de la LCT, autoriza
al empleador a extinguir el vínculo en cualquier momento, sin perjuicio del pago de los salarios por enfermedad
durante todo el período de duración de la licencia o hasta el alta del trabajador (el que fuera menor); lo cierto
es que la remuneración en el caso en análisis solo debe percibirse hasta la fecha de extinción del vínculo y no
más allá(102).
Independientemente de lo expuesto, debemos decir que, vencido el período de prueba, si el empleador no
extingue el vínculo laboral, el trabajador tendrá derecho a los períodos pagos en la extensión prevista en el
artículo 208 y a la eventual conservación del contrato por un año más -art. 211 de la LCT(103)-.
B. Contrato de trabajo. Eventual. Plazo fijo
La incapacitación temporaria del trabajador contratado por un plazo determinado, sea este cierto (contrato
a plazo fijo) o incierto (contrato de trabajo eventual), exige la adaptabilidad de las disposiciones previstas en el
artículo 208 y siguientes de la LCT a las particularidades de dichos contratos.
Como regla general, debe decirse que la afectación temporaria de la capacidad laborativa del prestador de
trabajo no tiene aptitud para alterar la modalidad contractual(104).
No media razón alguna para que en los contratos a plazo fijo una enfermedad inculpable altere su fecha de
vencimiento o impida la estipulada extinción de sus efectos jurídicos en la oportunidad prevista (105).
En el sentido que venimos exponiendo, debemos decir que en el caso del contrato de trabajo, eventual y a
plazo fijo, la extensión de los plazos establecidos en el artículo 208 de la LCT, amén de los propios regulados
en la norma en análisis, están a su vez limitados por la duración del contrato, es decir, cesan con el
agotamiento de la eventualidad (contrato de trabajo eventual), el vencimiento del plazo.
C. Contrato de temporada y enfermedad
En el contrato de temporada, no existen dudas de que, durante la vigencia de la temporada propiamente
dicha y hasta su finalización, los plazos de licencia paga regulados en el actual artículo 208 de la LCT resultan
plenamente aplicables.
La cuestión radica en definir cuáles son las consecuencias frente a la incapacitación del trabajador durante
el período de receso o período pasivo, etapa esta en la que si bien se mantiene la vinculación laboral, no son
exigibles las prestaciones recíprocas(106).
Al respecto, la jurisprudencia se ha pronunciado de modo pacífico en el siguiente sentido: “…el trabajador
de temporada carece de derecho a percibir salario por enfermedad inculpable por el lapso posterior a la
finalización de la temporada(107), pues en el caso del trabajador de temporada la indemnización por enfermedad
inculpable es debida solo hasta la terminación de aquella”(108).
Resulta importante destacar que aunque el trabajador no tiene derecho a la percepción de salarios durante
el receso, si al momento de comenzar la temporada no puede realizar su tarea por padecer una enfermedad
cuyo origen se encuentra en el receso mismo, se le deberán comenzar a abonar los salarios por accidente o
enfermedad desde el comienzo de la temporada.

Notas

(*) Abogado (UBA). Especialista en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social (UCA). Miembro del estudio jurídico
Dres. Costa Asociados. Asesor de empresas y de cámaras gremiales empresarias. Asesor laboral de la Administración
General de Puertos SE. Miembro de la Comisión de Teletrabajo del MTESS. Miembro de la Asociación Argentina de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Becario del Gobierno italiano en el Curso de Especialización en
Desarrollo Empresarial y Globalización: “Productividad y competitividad empresarial”, organizado por el Centro de
Formación de la OIT en Turín
[1:] Ackerman, Mario E.: “Sobre el carácter salarial de los salarios de incapacidad temporaria” en Vázquez Vialard,
Antonio (dir.): Revista de Derecho Laboral. Remuneraciones II - Rubinzal-Culzoni Editores - pág. 203
[2:] El art. 155 originario del CCo. decía: “Los accidentes imprevistos o inculpables que impidieren el ejercicio de las
funciones de los factores o dependientes no interrumpen la adquisición del salario que les corresponde, siempre que la
inhabilitación no exceda de tres mes continuos”
[3:] El art. 155 del CCo., según la modificación introducida por la L. 11729 decía: “Los accidentes y las enfermedades
inculpables que interrumpan los servicios del empleado de comercio -factor, dependiente, viajante, encargado u
obrero- que trabaja a sueldo, jornal, comisión u otro modo de remuneración, sea en dinero o en especie, alimentos o
uso de habitación, no le privarán del derecho a percibir dichas retribuciones hasta tres meses de interrupción si tiene
una antigüedad en el servicio que no exceda de diez años, y hasta seis meses si tiene una antigüedad mayor de este
último tiempo.
”La retribución mensual que en estos últimos casos corresponde al empleado, se liquidará de acuerdo con el promedio
del último semestre.
”El empleado conservará su puesto, y si dentro del año transcurrido después de los plazos de tres y seis meses,
indicados el principal lo declarase cesante, este le pagará la indemnización de despido del art. 157.
”La indemnización por accidentes o enfermedad que establece el primer apartado de este artículo, no regirá para los
casos previstos en la ley de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, cuando por esta última corresponda
al empleado una indemnización mayor.
”El derecho a la retribución en los casos de accidentes o enfermedades inculpables, no excluye el que tiene el
empleado a la indemnización por los daños o pérdidas que sufra durante el servicio que presta al principal y que
estará a cargo de este.
”En ningún caso el empleado tendrá derecho a más de una indemnización por su accidente o enfermedad.
”También conservará el empleado su puesto cuando debe prestar servicio militar por llamado ordinario, movilización, o
convocatorias especiales, hasta treinta días después de terminado el servicio”
[4:] Art. 208, LCT - “Cada accidente o enfermedad inculpable que impida la prestación del servicio no afectará el
derecho del trabajador a percibir su remuneración durante un período de tres (3) meses, si su antigüedad en el
servicio fuere menor de cinco (5) años, y de seis (6) meses, si su antigüedad fuera mayor. En los casos que el
trabajador tuviere carga de familia y por las mismas circunstancias se encontrara impedido de concurrir al trabajo, los
períodos durante los cuales tendrá derecho a percibir su remuneración se extenderán a seis (6) y doce (12) meses
según si su antigüedad fuese inferior o superior a cinco (5) años. La recidiva de enfermedades crónicas no será
considerada enfermedad, salvo que se manifestara transcurridos los dos (2) años. La remuneración que en estos casos
corresponda abonar al trabajador se liquidará conforme a la que perciba en el momento de la interrupción de los
servicios, con más los aumentos que durante el período de interrupción fueren acordados a los de su misma categoría
por aplicación de una norma legal, convención colectiva de trabajo o decisión del empleador. Si el salario estuviere
integrado por remuneraciones variables, se liquidará en cuanto a esta parte según el promedio de lo percibido en el
último semestre de prestación de servicios, no pudiendo, en ningún caso, la remuneración del trabajador enfermo o
accidentado ser inferior a la que hubiese percibido de no haberse operado el impedimento. Las prestaciones en especie
que el trabajador dejare de percibir como consecuencia del accidente o enfermedad serán valorizadas adecuadamente.
”La suspensión por causas económicas o disciplinarias dispuesta por el empleador no afectará el derecho del
trabajador a percibir la remuneración por los plazos previstos, sea que aquella se dispusiera estando el trabajador
enfermo o accidentado, o que estas circunstancias fuesen sobrevinientes”
[5:] Ver primera parte del art. 208, LCT
[6:] Diccionario de Lengua Española - T. II - pág. 1913
[7:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” -
T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores
- 2007 - pág. 448
[8:] Vázquez, María Cristina: “El artículo 208 y la recidiva de enfermedad profesional” - JTA - 1969-397
[9:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 448
[10:] Meilij, Gustavo R.: “Contrato de trabajo” - Depalma - Bs. As. - 1981 - T. II - pág. 329
[11:] Vázquez Vialard, Antonio: “Derecho del trabajo y de la seguridad social” - 2ª ed. actualizada - T. I - pág. 371
[12:] López Centeno, Norberto O. y Fernández Madrid, Juan Carlos: “Ley de contrato de trabajo comentada” - Ed.
Contabilidad Moderna - Bs. As. - 1978 - T. II - pág. 756
[13:] “Castro, Miriam c/Expresión Gráfica SRL y otro s/despido” - CNTrab. - Sala VI - 11/8/2008
[14:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 450
[15:] Art. 367, CC - “Los parientes por consanguinidad se deben alimentos en el orden siguiente:
”1. Los ascendientes y descendientes. Entre ellos estarán obligados preferentemente los más próximos en grado y a
igualdad de grados los que estén en mejores condiciones para proporcionarlos.
”2. Los hermanos y medio hermanos.
”La obligación alimentaria entre los parientes es recíproca”
[16:] García Martínez, Roberto: “Enfermedades y accidentes inculpables” - LT - XXVI-A-1 - págs. 6 y 7
[17:] Art. 6 - Se establecen las siguientes prestaciones: a) Asignación por hijo.
b) Asignación por hijo con discapacidad. c) Asignación prenatal. d) Asignación por ayuda escolar anual para la
educación inicial, general básica y polimodal. e) Asignación por maternidad. f) Asignación por nacimiento.
g) Asignación por adopción. h) Asignación por matrimonio. i) Asignación Universal por Hijo para Protección Social (Inc.
incorporado por art. 4,
D. 1602/2009, BO: 30/10/2009. Vigencia: a partir del 1/11/2009). j) Asignación por Embarazo para Protección Social
(Inc. incorporado por art. 2,
D. 446/2011, BO: 19/4/2011)
[18:] Gnecco, Lorenzo P. en Rodríguez Mancini, Jorge (dir.): “Curso de derecho del trabajo y de la seguridad social” -
5ª ed. actualizada y ampliada - Ed. Astrea - Bs. As. – 2004
[19:] Perugini, Eduardo: “Algunos aspectos de la legislación referida a los accidentes y enfermedades inculpables” - LI
- XXXVII - pág. 138
[20:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 419
[21:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 - pág. 90 y ss.
[22:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal - Culzoni Editores - 2007 - pág. 420
[23:] “Blanco, Ricardo c/Micrómnibus Quilmes SA s/despido” - CNTrab. - Sala VII - 5/7/1996 - Sent. 27527 - Expte.
22395/93 (Voto de los Dres. Ruiz Díaz y Boutigue)
[24:] López Centeno, Norberto O. y Fernández Madrid, Juan Carlos: “Ley de contrato de trabajo comentada” - Ed.
Contabilidad Moderna - Bs. As. - 1978 - T. II - pág. 758.
[25:] García Martínez, Roberto: “Enfermedades y accidentes inculpables” - LT - XXVI-A-1 - pág. 6
[26:] Meilij, Gustavo R.: “Contrato de trabajo” - Depalma - Bs. As. - 1981 - T. II - pág. 330
[27:] Orsetti, Mario L.: “Accidentes y enfermedades inculpables en la ley de contrato de trabajo” - DL - XVII-81 y ss.,
especialmente pág. 89
[28:] CNTrab. - Sala V - 29/5/1969 - DT - 1970-260
[29:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 422
[30:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 423
[31:] López, Guillermo: “La suspensión de la relación de trabajo en la ley de contrato de trabajo” - pág. 66
[32:] Etala, Juan José: “Remuneraciones laborales y prestación de la seguridad social” - LT - XVIII - pág. 465 y ss.,
especialmente pág. 476
[33:] De Diego, Julián A.: “La remuneración del trabajador” - Depalma - Bs. As. - 1984 - págs. 55/6
[34:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 462
[35:] Cabanellas, Guillermo: “Contrato de trabajo” - Ed. Bibliográfica Argentina Omeba - Bs. As. - 1964 - T. III - pág.
85
[36:] Cabanellas, Guillermo: “Contrato de trabajo” - Ed. Bibliográfica Argentina Omeba - Bs. As. - 1964 - T. III - pág.
84
[37:] CApel. Trabajo de Tucumán - 16/12/1975 - DT - 1958 - pág. 377
[38:] Lanfranchi, César: “Sobre la naturaleza sinalagmática del contrato de trabajo y el carácter retributivo del salario”
- DT - 1955 - pág. 459 y ss., especialmente págs. 465/6
[39:] Ramírez Gronda, Juan D.: “Notificación de la enfermedad inculpable y facultad del patrono para verificar su
existencia” - DT - 1946 - pág. 127 y ss., especialmente pág. 129. En el mismo sentido se pronunció en “El contrato de
trabajo” - pág. 439
[40:] López, Justo: “El salario” en Deveali, Mario (dir.): “Tratado de derecho del trabajo” - 2ª ed. - LL - Bs. As. - 1972
- T. II - págs. 485/6
[41:] Rodríguez Mancini, Jorge: “Remuneraciones” en Vázquez Vialard, Antonio (dir.): “Tratado de derecho del
trabajo” - Ed. Astera - Bs. As. - 1983 - T. IV - pág. 488
[42:] Fernández Gianotti, Enrique: “Carácter de los ‘salarios de enfermedad’” en Cuadernos de Derecho del Trabajo -
Nº 96 - Instituto de Derecho del Trabajo Juan Bautista Alberdi - Facultad de Derecho y Ciencias Sociales - Universidad
Nacional de Tucumán -1973 - pág. 143 y ss., especialmente pág. 160
[43:] Sardegna, Miguel Á.: “Accidentes y enfermedades inculpables en la ley de contrato de trabajo 20744” - LT -
XXIII-B - pág. 785 y ss., especialmente págs. 793/5
[44:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 468
[45:] “Lipchak c/Empresa de Transportes América” - CNTrab. - Sala VI - 22/11/1995
[46:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 - pág. 90 y ss.
[47:] “Coria, Conrado c/Manufactura Algodonera Argentina S.” - CNTrab. - Sala VII - 20/6/1991; “Figueredo, Dora y
otros c/Inelga SA” - Sala III - 17/5/1984
[48:] “Rodríguez, José L. c/Sintecol SA” - CNTrab. - Sala V - 30/6/1989
[49:] “Ríos, Hortensia c/Compañía Elaboradora de Productos Animales SA” - CNTrab. - Sala I - 25/3/1986
[50:] Art. 208 - “…la remuneración que en estos casos corresponda abonar al trabajador se liquidará conforme a la
que perciba en el momento de la interrupción de los servicios, con más los aumentos que durante el período
de interrupción fueren acordados a los de su misma categoría por aplica-ción de una norma legal, convención colectiva
de trabajo o decisión del empleador…”
[51:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 - pág. 79
[52:] “Ríos, Hortensia c/Compañía Elaboradora de Productos Animales SA” - CNTrab. - Sala I - 25/3/1986
[53:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 -págs. 208/9
[54:] “Riva, Cecilia c/Entel s/diferencia de salarios” - CNTrab. - Sala IV - 29/10/1997; “Penjassoff, Eduardo c/Entel” -
Sala III - 29/4/1997; Manual de Jurisprudencia de Derecho del Trabajo - LN - 2004 -pág. 258
[55:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 512
[56:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 513
[57:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 513
[58:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 513
[59:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 -pág. 78
[60:] “Cerviño, José A. c/El Tibidabo SRL y otro” - CNTrab. - Sala V - 9/11/1984; “Tapia, Virginio c/Entel s/diferencia
de salarios” - Sala VIII - 20/10/1992; “Ortiz, Segundo c/Tandanor SA” - Sala VII - 9/5/1994 - Sent. 23206; “Cura,
Juan c/Entel y otros” - DT - 1996-A-271; “Castro, Horacio c/Entel s/diferencia de salarios” - Sala IV - 18/3/1997;
“Rainhart, Juan c/Entel” - Sala V - 15/8/1997 - Manual de Jurisprudencia de Derecho Laboral - LN - 2004 - pág. 258
[61:] “Lipchak, Sebastián c/Empresa de Transportes América SA” - CNTrab. - Sala VI - 22/11/1995
[62:] Moreno, Jorge: “Accidentes y enfermedades inculpables en la LCT (con las modificaciones introducidas por la ley
21297)” - LT - XXIV-B-865 - pág. 873
[63:] García Martínez, Roberto: “Enfermedades y accidentes inculpables” - LT - XXVI-A-1 - pág. 8 y su nota 14
[64:] “Ortiz, Segundo c/Tandanor SA s/accidente” - CNTrab. - Sala VII - 9/5/1994
[65:] “Birarda, Amadeo c/Ventura Mar del Plata SA” - SCBA - 13/4/1983
[66:] García Martínez, Roberto: “Enfermedades y accidentes inculpables” - LT - XXVI-A-1 - pág. 8
[67:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 510
[68:] Sardegna, Miguel Á.: “Accidentes y enfermedades inculpables en la ley de contrato de trabajo 20744” - LT -
XXIII-B-785 y ss., especialmente pág. 471
[69:] Guibourg, Ricardo: “El plazo de conservación del empleo. ¿Hibernación o interrupción del servicio?” - LT -
XXVIII-A-289
[70:] Krotoschin, Ernesto: “Tratado práctico de derecho del trabajo” - 4ª ed. - Depalma - Bs. As. - 1980/1981 - T. I -
pág. 445
[71:] Ramírez Gronda, Juan D.: “Contrato de trabajo” en Deveali, Mario L. (dir.): “Tratado de derecho del trabajo” -
2ª ed. - LL - Bs. As. - 1972 - T. I - pág. 717
[72:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores – 2007
[73:] Art. 78 - Deber de ocupación. El empleador deberá garantizar al trabajador ocupación efectiva, de acuerdo a su
calificación o categoría profesional, salvo que el incumplimiento responda a motivos fundados que impidan la
satisfacción de tal deber
[74:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007
[75:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 541. En el mismo
sentido, Fernández Madrid, Juan Carlos en López Centeno, Norberto O. y Fernández Madrid, Juan Carlos: “Ley de
contrato de trabajo comentada” - Ed. Contabilidad Moderna - Bs. As. - 1978 - T. II - pág. 613
[76:] Sardegna, Miguel Á.: “Accidentes y enfermedades inculpables en la ley de contrato de trabajo 20744” - LT -
XXIII-B - pág. 785 y ss., especialmente pág. 801
[77:] Ackerman, Mario E.: “Incapacidad temporaria y contrato de trabajo” - Ed. Hammurabi - Bs. As. - T. II - pág. 81
[78:] Ackerman, Mario E.: “Incapacidad temporaria y contrato de trabajo” - Ed. Hammurabi - Bs. As. - T. II - pág. 81
[79:] “Salto, Antenor c/Servi Integral SRL y otro” - CNTrab. - Sala V - 25/8/1995
[80:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 - pág. 84
[81:] “Cormona, León y otros c/Centro Gallego de Buenos Aires” - CNTrab. - Sala III - 30/6/1997; Manual de
Jurisprudencia de Derecho del Trabajo - LN - 2004 -pág. 258
[82:] En sentido similar: “Díaz, Beatriz c/Agencia Española AECT” - CNTrab. -
Sala IX - 8/2/2001
[83:] Arias, Juan Manuel: “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” - T. III - arts. 196 a 277 en Vázquez
Vialard, Antonio (dir.) y Ojeda, Raúl H. (coord.) - Rubinzal-Culzoni Editores - mayo/2005 - pág. 84
[84:] “Bellaescusa, Mirta c/Frávega SA” - CNTrab. - Sala IX - 8/2/1991 - Sent. 61085
[85:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 446
[86:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 447
[87:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 541
[88:] CNTrab. - Sala VI - 29/10/1981 - LT - XXX-A-277
[89:] CNTrab. - Sala I - 5/6/1959 - DT - 1959-443; SCBA - 27/12/1960 - DT - 1961-185
[90:] Art. 252, LCT - “…La intimación a que se refiere el primer párrafo de este artículo implicará la notificación del
preaviso establecido por la presente ley o disposiciones similares contenidas en otros estatutos, cuyo plazo se
considerará comprendido dentro del término durante el cual el empleador deberá mantener la relación de trabajo”
[91:] Art. 239, último párr. - “Si la suspensión del contrato de trabajo o de la prestación del servicio fuese
sobreviviente a la notificación del preaviso, el plazo de este se suspenderá hasta que cesen los motivos que la
originaron”
[92:] “Pikec de Plesko, María y otros c/Oblak Hnos. SA” - SCBA - 20/4/1999
[93:] “Pikec de Plesko, María y otros c/Oblak Hnos. SA” - SCBA - 20/4/1999
[94:] “González, Jorge c/El Nuevo Halcón SA s/despido” - CNTrab. - Sala III - 28/9/2006 - Sent. 88.136 - Expte.
17.417/2005 (Voto del Dr. Guibourg, en mayoría)
[95:] “Mineo, Ricardo R. c/YPF SA s/despido” - SCBA - 18/9/2002. “El art. 213 de la LCT establece que durante la
enfermedad del trabajador el principal debe abonar al empleado los salarios que se devenguen hasta el alta o hasta el
vencimiento del período de licencia paga por enfermedad regulado en la ley luego de producida la extinción del
contrato de trabajo”
[96:] “López c/Kenia SA” - CSJN - 23/12/1986
[97:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 535
[98:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 536
[99:] TySS - 1973/74-447, nota firmada AOG
[100:] Deveali, Mario L.: “Período de prueba y permanencia” - DT - 1946 - pág. 505
[101:] En el mismo sentido, “Villalba, Daniel c/Congelarg SA s/despido” - CNTrab. - Sala VI - 6/2/2007
[102:] “Fernández, María c/Nahabedián, Silvia y otro s/despido” - CNTrab. - Sala II - 15/7/2008
[103:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de derecho del trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo. Obligación
de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 534
[104:] Fernández Madrid, Juan Carlos: “Práctica laboral empresaria” - Ed. Contabilidad Moderna - Bs. As. - 1980/1981
- T. I - pág. 520
[105:] CNTrab. - Sala I - 12/6/1959 - DT - 1959-587. En igual sentido y con relación al contrato de trabajo eventual,
CNTrab. - Sala VI - 30/6/1986 - LT - XXXIV-B-940
[106:] Ackerman, Mario E. y Tosca, Diego M.: “Tratado de Derecho del Trabajo” - T. VI. Riesgos del Trabajo.
Obligación de seguridad. Accidente y enfermedades inculpables - Rubinzal-Culzoni Editores - 2007 - pág. 534
[107:] CNTrab. - Sala II - 12/5/1980 - LT - XXVIII-768 (Síntesis)
[108:] SCBA - 1/2/1960 - DT - 1960 -358

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