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Sergio Ramírez es un abuelo. Eso dice él, entre orgulloso y tímido, para
explicarme que tendrá que pedirle a su nieto que le enseñe a usar Skype.
Sergio Ramírez aceptó encantado, solo pidió tiempo para aprender a usar el
nuevo juguetito. Ahora, que tiene su cuenta abierta, está siempre
conectado en el Skype.
Carlos Dada: escribí y borré. Pero ya veo que te has vuelto un experto
Sergio Ramírez: Bueno, ya ves, hay que conocerle todos los secretos a este
juego
Carlos Dada: Dice García Márquez que el realismo mágico es la vida diaria
de los caribeños, yo creo que no conoce muy bien Centroamérica.
Carlos Dada:¿Y a qué horas cambiaste los sueños de viajar con la rueda de
caballos a los de hacer la revolución?
Sergio Ramírez: Bueno, eso quiere decir que nunca me bajé de la rueda de
caballos. La revolución fue ese viaje circular.
Sergio Ramírez: Esos son los otros, los que terminaron comiendo mierda,
en una silla de ruedas, en muletas. La guerra dejó más de 25.000 lisiados,
para empezar
Carlos Dada: ¿Y esos qué pensarán ahora? ¿qué sobrevivió de aquellos
sueños? ¿qué de aquella picardía, un poco lúdica, que tienen los
revolucionarios?
Carlos Dada: ¿Y qué se dicen ahora, por ejemplo, vos y Daniel Ortega,
viejos compañeros de viaje, que jugaron juntos a la revolución?
Sergio Ramírez: Es un juego que tiene sus bemoles, porque igual que con
el poder, se trata de una entrega total. Así como Daniel no puede verse
fuera del poder, yo no me puedo ver fuera de la literatura. Y para eso tengo
que sentarme todos los días a escribir, algo que no es sólo gozo, el gozo de
inventar. Es una lucha cuerpo a cuerpo con las palabras, que son cabronas,
tienen mal carácter.
Carlos Dada: No todas las palabras son cabronas y de mal carácter. Verano
es una palabra fácil; Cuchillo es más complicada.
Sergio Ramírez: Ponerlas unas junto a otras hacer que tengan armonía,
ritmo, buscar el adjetuvo preciso, allí revelan su mal carácter. Además de
verano y cuchillo, que son hermosas y simples, hay otras que yo nunca uso.
Enfrascarse, por ejemplo, cuando se quiere decir que uno se mete a fondo
dentro de un tema. Es demasiado gráfica, enfrascarse es meterse en un
frasco...con formol.
Sergio Ramírez: Mira, una frase como ésa te puede costar medio día de
trabajo.
Imagina en ese párrafo que yo hubiera escrito: “Puede verse hasta tres en
cada sesión, repatingado en un sillón...” Repatingado es una palabra que
detesto, y sillón ya rimaría con sesión. Todo se echaría a perder.
Carlos Dada: jajaja, menos mal que te tomaste el medio día que
necesitabas. Nadie hubiera seguido leyendo más allá del repatingado.
Carlos Dada: Juan Orol, el maestro del juego según los franceses
Sergio Ramírez: Tomás Borge solía recibir a Julio Cortázar en una humilde
casa de Bello Horizonte, donde no vivía, toda una escenografía, su mansión
estaba oculto detrás del jardín al que se llegaba por una puerta secreta
Carlos Dada: Esa vez que lo entrevisté, estaba en plena campaña contra
Enrique Bolaños, y tuve que esperar a que terminara de firmar en su casa un
pacto con la comandante Dora María y después subir con él a un mitin.
Cuando bajamos ya noche nos pasó a una sala y ahí nos dio la entrevista.
Nos dijo que era su casa. A Bolaños lo entrevisté al siguiente día, y me
terminó echando de su casa, jajaja. Pero lo mejor es que esas entrevistas
nunca se publicaron. Así es este juego.
Carlos Dada: Porque le dije que cómo esperaba que le creyeran que
combatiría la corrupción si él había sido el vicepresidente de Alemán.
Carlos Dada: Ah pero eso fue parte de un juego que se diseñó fuera de
Nicaragua. Hagamos otra zapateta (que ya vi en el diccionario que incluye
regocijo) y volvamos a los libros. ¿Cuáles te parecen, además de Rubén
Darío, los escritores centroamericanos más lúdicos?
Sergio Ramírez: Monterroso decia que los niños eran unos locos
chiquitos. Y también (Miguel Ángel) Asturias, si tomas como ejemplo
Mulata de Tal, que es un verdadero juego: empieza con el personaje que
entra en la iglesia con la bragueta abierta.
Carlos Dada: Pero en general Asturias es más frío que los otros dos, ¿no te
parece?
Más adulto.
Sergio Ramírez: Mucho más aburrido a veces, con una cierta pretensión
que lo arruina, por eso te mencionaba Mulata de Tal.
Carlos Dada:¿Para jugar con la literatura hace falta sacar al niño que
llevan dentro los escritores?
Sergio Ramírez: El escritor que se vuelve adulto pierde el juego. Uno tiene
que conservar la mirada del niño. Los adultos no saben escribir.
Carlos Dada: A ver si te entendí eso. Castigo Divino no parece una novela
contada por la mirada de un niño.
Carlos Dada: Para juegos siniestros ahí está el Pibe Cabriola, que por
supuesto refiere automáticamente al jugador colombiano que mataron.
Andrés Escobar es el Pibe Cabriola.
Carlos Dada: Más que en tus novelas, es en tus cuentos donde hay juegos
dentro de juegos de manera más inmediata.
Carlos Dada: El deporte parece ser lo único en lo que está claro qué es
ganar y qué es perder, y no siempre.
Carlos Dada: Ya, pero hay también de beisbol a beisbol. Por ejemplo, y
vuelvo al cuento del beisbolista que termina gordo y solo. El triunfo del
subdesarrollo nunca es igual que el triunfo en el desarrollo. Un beisbolista
de Grandes Ligas nunca va a terminar como el de tu cuento.
Carlos Dada: Ese, y es un juego muy peligroso. ¿La literatura debe reflejar
estos juegos, Sergio?