TEMA GENERAL “PROPOSITOS DE AÑO NUEVO”

1.- “COSAS QUE DAJAR”

BASE BIBLICA: FILIPENSES 3:4-21
TEXTO CLAVE: “Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa
hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante,”
(Flp 3.13).

Se ha comparado la vida a un tren veloz en el

que unos van sentados de cara y otros de
espalda. “Es propio de los ancianos mirar al
pasado, ocuparse de lo que fue en sus días
mozos; es anhelo de los jóvenes anticipar el
porvenir”.

Pero en este pasaje tenemos a un

anciano con espíritu joven que dice: “olvidando
ciertamente lo que queda atrás…” “pero he
decidido no fijarme en lo que ya he recorrido”.
Traducción en lenguaje actual (Flp 3.13). Aun
prisionero, Pablo vivía al día. Cuando la luz que
entraba por las rejas de su celda, podemos
figurarnos que se preguntaba: ¿qué querrá de
mí el Señor hoy? ¿Qué se propondrá
enseñarme? ¿qué oportunidad me dará para
que le glorifique? Ponía tanta atención en
aprovechar el presente que no tenía tiempo
para el pasado. El apóstol se había propuesto:
“OLVIDAR LO QUE QUEDA ATRÁS”.

¿Qué cosas quería dejar al olvido?

I. Su posición (v.5)
“circuncidado al octavo día, del linaje de Israel,
de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en
cuanto a la ley, fariseo…”
Lo que fue y hubiera podido ser sin el
llamamiento de Cristo: doctor, rabí, rico,
honrado de todos, posible sucesor de
Gamaliel…
¿habrá algún cristiano que envidie lo que
hubiera podido ser permaneciendo como
mundano?. El creyente fiel sabe que tiene lo
mejor en Cristo.

II. Su parentela.
 No que la aborreciera, sino que ellos le
despreciaron por ser cristiano, se cree con
fundamento que quedó desheredado.
“Sufro por los judíos, que son mi pueblo, y
quisiera ayudarlos. Yo estaría dispuesto a caer
bajo la maldición de Dios, y a quedar separado
de Cristo, si eso los ayudara a estar cerca de
Dios”. Traducción en lenguaje actual (Ro 9.3).
Muchos han sufrido de manera semejante por
amor de Cristo en todas las edades. ¿tenemos
que sufrir algo nosotros? Recordemos la
exigencia y promesa de Cristo: “El que ama a
padre o madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es
digno de mí;” (Mt 10:37). “Porque todo aquel
que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y
madre”. (Mt 12.50).

III. Sus prejuicios. (v.6)

“en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en
cuanto a la justicia que es en la ley,
irreprensible.” (Flp 3.6).
 Es difícil romper con ideas arraigadas. Pablo
fue un fanático de su religión. (como decir hoy
en día soy un católico de hueso colorado”. Tuvo
que cambiar aceptando aquello que aborrecía.
Por nada del mundo habría querido volver a su
antigua ceguera espiritual. Sin embargo, hubo
apóstatas en su tiempo y en todos los tiempos
que lo han preferido. ¡pobres de ellos!

IV. Su carácter. Otra cosa difícil pero

que conviene abandonar.
La frase “y muchas veces, castigándolos en
todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y
enfurecido sobremanera contra ellos, los
perseguí hasta en las ciudades extranjeras”.
(Hch 26.11). muestra cual era el carácter de
Pablo antes de su conversión.
Ahora, es quien recibe azotes y canta
himnos de loor a Dios, interesándose por el
bienestar físico y espiritual de quien le había
herido: “Pero a medianoche, orando Pablo y
Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los
oían. 26Entonces sobrevino de repente un gran
terremoto, de tal manera que los cimientos de
la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron
todas las puertas, y las cadenas de todos se
soltaron. 27Despertando el carcelero, y viendo
abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada
y se iba a matar, pensando que los presos
habían huido. 28Mas Pablo clamó a gran voz,
diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos
estamos aquí. (Hch 16.25–28).

Aún es enérgico en sus defensas y en su

apelación a César; pero es energía refrenada,
encausada y sometida a Cristo.

¿no hay algo en nuestro carácter que nos

conviene abandonar? ¿no hemos observado
algún punto débil en nuestra conducta durante
el año pasado?
¡que bien hizo Pablo en olvidar… en arrojar
de sí todo lo que era un estorbo en su carrera.!
Corría a recibir la corona que le fue
mostrada y no quería estorbos en tan glorioso
viaje.
Lo precioso del mundo lo consideraba
estiércol para ganar lo más precioso; obraba
como el hombre de la parábola del tesoro
escondido (Mt. 13:44) “Además, el reino de los
cielos es semejante a un tesoro escondido en
un campo, el cual un hombre halla, y lo
esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende
todo lo que tiene, y compra aquel campo.”
¿Es nuestro sentir ante el mundo de
vanidades que nos rodea?... en el próximo
mensaje veremos lo que sí quería el apóstol
Pablo.