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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS SOCIALES


CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA
MODALIDAD PRESENCIAL

ASIGNATURA:
PSICOTERAPIA BREVE Y DE EMERGENCIA

TEMA:
GUÍA DE INTERVENCIÓN EN CRISIS

RESPONSABLE:
CINTHIA CAROLINA TORRES ULLAURI

DOCENTE:
PSIC. CLIN. YADIRA SÁNCHEZ PADILLA, MGS.

MACHALA EL ORO ECUADOR


2017
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ III

INTERVENCIÓN EN CRISIS ............................................................................................... 4

Crisis...................................................................................................................................... 4

Reacciones de las crisis ...................................................................................................... 4

Fases del proceso de crisis ................................................................................................. 4

Tipos de crisis .................................................................................................................... 5

Factores y variables que intervienen en una crisis ............................................................. 5

Intervención en crisis ........................................................................................................... 6

Instancias de intervención .................................................................................................. 7

Primeros Auxilios Psicológicos ........................................................................................... 7

Componentes de los Primeros Auxilios Psicológicos ........................................................ 8

Claves para una intervención efectiva en los Primeros Auxilios Psicológicos ................. 8

Técnicas y estrategias comunicativas con los afectados .................................................... 9

Primeros Auxilios Psicológicos en las conductas suicidas ................................................ 9

Factores de riesgo y de protección a considerarse ............................................................. 9

Comunicación con niños en situaciones de auxilio y emergencia ................................... 10

Comunicación de malas noticias ...................................................................................... 10

CONCLUSIONES.................................................................................................................. 11

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................... 2


III

INTRODUCCIÓN

Las crisis son acontecimientos inherentes a la vida y al desarrollo de los seres humanos, pues a lo largo

de la historia han ocurrido sucesos generadores de desorganización emocional y socioeconómica, tales

como los desastres naturales, guerras y accidentes causados por la acción del hombre. Sin embargo, a

pesar de que estos hechos han sido considerados negativos o críticos, han permitido el desarrollo y

fortalecimiento a nivel individual y colectivo; puesto que a partir de ellos, se empezaron a poner en

marcha medidas preventivas para proteger zonas de riesgo, así como acciones encaminadas a preparar

a las personas para reducir su vulnerabilidad; es decir, tal y como lo dicen Navas y Vargas (2012), se

han aprovechado estas experiencias traumática para conseguir el crecimiento de la persona.

Con respecto a las acciones encaminadas a socorrer a las personas afectadas por sucesos de

emergencia, desde el ámbito psicológico se propone un tipo de intervención que consiste en brindar

asistencia y apoyo dirigido a aminorar los efectos negativos del padecimiento de un acontecimiento

crítico; en donde la persona requiere del apoyo y del soporte para hacer frente a la nueva situación

(Rabelo Maldonado, 2010).

Si bien, ante este tipo de sucesos es esperable y ‘normal’ que las personas se sientan afectadas

o vulneradas, no todas los asimilan de la misma forma, por lo tanto algunas podrían presentar

manifestaciones leves y otras, graves. Al respecto, Webster citado por Slaikeu (2000) menciona que las

crisis significan puntos de cambio que para los individuos pueden llevarlos a sanar o enfermar, mejorar

o empeorar; y esto dependerá de variables como: la gravedad del suceso traumático, recursos personales

y contactos sociales.

Por ello, el presente trabajo tiene como propósito identificar los factores que influyen en el

desarrollo de las crisis, las consecuencias de las mismas y las características principales de la

intervención para comprender su importancia y los beneficios que ofrece a los individuos que

atraviesan situaciones traumáticas.


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INTERVENCIÓN EN CRISIS

CRISIS

Karl L. Slaikeu en 1996 describe la crisis como un periodo de tiempo de perturbación y desequilibrio,

cuya característica principal es la imposibilidad de un individuo para afrontar situaciones consideradas

como amenazantes, utilizando sus estrategias anteriores para la solución de problemas (Navas Orozco

& Vargas Baldares, 2012).

Esto indica que la crisis es percibida es tan impactante, causando que el sujeto sienta que la

situación sobrepasa su capacidad de afrontamiento, y los recursos que anteriormente empleaba, resultan

inoperantes, ocasionando en muchas ocasiones reacciones de diversa índole (Rocha Ramiŕ ez, 2005).

Reacciones de las crisis

La vivencia de una crisis altera la capacidad que posee un individuo para resolver problemas y enfrentar

situaciones, por lo cual suele estar acompañada de manifestaciones físicas, cognitivas, emocionales y

conductuales, que comprometen y desequilibran su bienestar.

De acuerdo con Campillo, Rivas, Luna & Llor (2004) durante las horas posteriores al suceso

traumático, por lo general las personas atraviesan un estado de shock, compuesto por reacciones

emocionales de desconsuelo, ira, llanto, negación, embotamiento emocional, dificultad para

concentrarse y recordar datos; y reacciones motrices de hiperactividad o hipoactividad.

Asimismo, Rubin Wainrib y Bloch (2001) mencionan que las manifestaciones se producen en

tres niveles: cognitivo: bloqueos cognitivos que dificultan su capacidad para resolver problemas y

afrontar la situación, así como déficits en la atención, concentración y orientación; psicológico:

confusión, temor, negación, inquietud, aplanamiento emocional; fisiológico: tartamudeo, alteraciones

en el ritmo cardiaco y respiración, mareos, sudoración, tensión muscular y temblores.

Fases del proceso de crisis

Existen tres fases en el desarrollo de las crisis: impacto, periodo acompañado de un estado de shock y

es generalmente breve; rechazo, ligado a bloqueos cognitivos, emocionales y conductuales que

producen retraimiento y dificultan el afrontamiento la situación, por lo que suelen durar varios días; y
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ajuste, el individuo recobra su nivel de funcionamiento habitual, se puede llegar a él por sí mismo o

con la ayuda de una persona especializada (Rocamora, 2013).

Por otra parte, Bridges (1980) describe otras fases implicadas en la vivencia de una crisis:

desorden (comportamientos expresadas seguidamente del suceso); negación (estrategia empleada para

atenuar las consecuencias del desastre); intrusión (pensamientos negativos, sentimientos de dolor y

pesadillas); translaboración (expresión adecuada de pensamientos y los sentimientos); y terminación

(reintegración de la experiencia a la trama de vida) (Pineda Mariń & López-López, 2010).

Tipos de crisis

Las crisis pueden ser ocasionadas por transiciones del ciclo de vida o por eventos imprevistos. Con

respecto a esta clasificación, las crisis del desarrollo son inherentes al ser humano y surgen durante el

transcurso de las etapas de vida (nacimiento e infancia, pubertad y adolescencia, juventud, edad media

y adultez mayor). Por otra parte, los sucesos circunstanciales están dados a causa de desastres naturales

(terremotos, deslaves, erupciones volcánicas e inundaciones) o acciones provocadas por el hombre

(accidentes automovilísticos, incendios premeditados, actividades terroristas), eventos que son

inesperables (Pineda Mariń & López-López, 2010).

Asimismo, Martínez, Alonso, Castro, Álvarez, Oviedo y Ellwanger (2004) mencionan que las

situaciones que originan una crisis también pueden ser eventos generalmente estresantes (fallecimiento

de un ser querido, abortos), o bien eventos personalmente complicados que provocaran crisis en algunas

personas y no en otras (problemas económicos y laborales, rupturas amorosas)

Factores y variables que intervienen en una crisis

La percepción de la crisis como tal, depende de tres condiciones: internas-individuales (personalidad y

biografía), externas (apoyo sociofamiliar e institucional) y situacionales, (tipo de crisis, su duración e

intensidad) (Rubin Wainrib & Bloch, 2001).

En concordancia con lo anterior, Echeburúa, Corral y Amor (2007) proponen una clasificación

de factores que negativizan la percepción y resolución de las crisis: biográficos: antecedentes de

victimización y sucesos traumáticos en etapas tempranas de la vida; psicológicos: deficientes recursos


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de afrontamiento, dificultad para adaptarse a los cambios e inestabilidad emocional; psicopatológicos:

trastornos psicológicos previos al suceso crítico, inflexibilidad cognitiva, distorsiones de pensamiento

o personalidad con rasgos negativos (obsesión, pesimismo, rigidez, susceptibilidad, impulsividad, entre

otros); y sociofamiliares: escasez de apoyo social y familiar.

Para defenderse a estas situaciones, las personas utilizan mecanismos que le ayudan a apaciguar

sus malestares y así volver a restituir su armonía. Estos mecanismos pueden ser funcionales o

disfuncionales, en los casos el malestar puede ser aminorado; pero en el segundo el dolor puede ser

reemplazado por conductas desadaptativas como la ingesta de drogas y el aislamiento social (Martiń ez,

Alonso, Castro, Álvarez, Oviedo, & Ellwanger, 2004).

Por tanto, estos cambios súbitos en la situación vital de la persona abren paso a la necesidad de

ajustes internos y al uso de los recursos y apoyo externo pues rebasan transitoriamente la capacidad del

individuo (Unicef, 2011); y se recomienda que las personas afectadas por sucesos traumáticos reciban

atención en crisis, vista como una fuente de ayuda para sobrellevarlos.

INTERVENCIÓN EN CRISIS

De acuerdo con Echeburúa y Paz de Corral (2007) la intervención en crisis es un procedimiento que

tiene por objetivo crear un entorno seguro a la victima y ofrecerle apoyo, así como evaluar las estrategias

de afrontamiento y las redes de apoyo familiar y social de la victima; es decir, tal y como lo dice Navas

Orozco y Vargas Baldares (2012), su finalidad será aprovechar esta experiencia traumática y lograr el

crecimiento emocional y psicológico de la persona.

Al respecto, la Organización Panamericana de la Salud, mediante este tipo de intervención

psicológica se logra detener el proceso de descompensación psíquica, aliviando los síntomas asociados;

y a su vez facilita u orienta la asistencia profesional y multidisciplinar a mediano o largo plazo en los

casos que lo ameriten.

Para Acevedo y Romel (2014), dentro de los tratamientos psicológicos que se pueden aplicar,

se encuentran los técnicas basadas en el modelo cognitivo-conductual, dentro de las conductuales se

encuentran: el entrenamiento en relajación, las técnicas de exposición, el entrenamiento en solución de


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problemas, las técnicas de afrontamiento, dentro de las técnicas cognitivas se encuentran: el

procesamiento emocional, la reestructuración cognitiva, identificación y detención de pensamiento,

entre otros.

De esta manera, gracias a la intervención en crisis, “la persona que ha sido capaz de utilizar sus

recursos eficientemente, no solo ha aprendido cómo enfrentarse con la crisis, sino también ha

descubierto maneras de anticipar futuros problemas y a evitar su recurrencia” (Martínez, Alonso,

Castro, Álvarez, Oviedo, & Ellwanger, 2004, p. 178).

Instancias de intervención

La intervención en crisis comprende dos importantes momentos: los primeros auxilios psicológicos,

dirigidos a facilitar la expresividad de emociones y pensamientos, la estimación de los daños y a la

vinculación con servicios sociales; y un segundo momento dirigido a la integración de la crisis a la vida

de la persona, al restablecimiento su estado afectivo, conductual, somático, cognitivo y conductual

previo a la crisis, en otras palabras, dar paso a la terapia de crisis, para traslaborar lo ocurrido (Gantiva

Diá z, 2010).

De este modo, las demandas a los psicólogos en situaciones de emergencia son variadas, y

dependen del momento en que se encuentre la intervención. En las primeras, los requerimientos suelen

ser: contactar y conectar, dar pautas para reducir la ansiedad; vigilar que el afectado duerme, come y

bebe; valorar factores de vulnerabilidad y protección; posteriormente: realizar seguimientos para

observar el proceso de asimilación de la pérdida o derivar a profesionales especializados; a muy largo

plazo, se comprueba que la persona ha conseguido rehacer su vida y se ha adaptado a los cambios que

ocasionó el suceso (García Silgo, 2014).

PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÓGICOS

Los Primeros Auxilios Psicológicos, son aquellas medidas o cuidados adecuados que se ponen en

práctica en forma provisional tan pronto se reconoce una emergencia, para intentar lograr la estabilidad

emocional y recuperar la salud. Asimismo, Rabelo (2010) refiere que esta intervención es una ayuda

inmediata que emplea diferentes estrategias para ofrecer la mejor contención posible a quienes
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atraviesan por situaciones de urgencia.

La Organización Mundial de la Salud (2012), enfatiza que este tipo de intervención está dirigida

a personas afectadas recientemente por un acontecimiento crítico grave, en especial a quienes

evidentemente requieren de asistencia inmediata, tal es el caso de las personas con lesiones y con alta

inestabilidad emocional; sin embargo, cabe recordar que no se deber obligar a recibir ayuda a aquellos

que no la quieran y en estos casos, se recomienda hacer explícita la disponibilidad e intención de ayuda

para cuando lo requieran.

Cabe recalcar que es importante que esta intervención sea brindada hasta las 72 horas del

acontecimiento, y puede ser brindada por cualquier persona capacitada en situaciones de emergencia

(psicólogos, socorristas, médicos o enfermeros, trabajadores sociales) en lugares cercanos y seguros

(albergues, iglesias, campamentos, hospitales, etc.); puesto que su efectividad aumenta en función de

su proximidad al tiempo y al lugar del incidente de emergencia; caso contrario aumentan los factores

de riesgo (mortalidad, conductas desadaptativas, distorsiones cognitivas, entre otras) (Slaikeu, 2000).

Componentes de los Primeros Auxilios Psicológicos

Durante la intervención en primera instancia, el interventor debe tener en cuenta los siguientes

componentes, que sirven guía para que su labor de ayuda resulte más eficaz: contacto psicológico

(empatía, atención y escucha activa para conocer los pensamientos, sentimientos y necesidades),

análisis de las dimensiones del problema (indagar acerca del presente, pasado inmediato y futuro

inmediato, haciendo énfasis en factores considerados de riesgo), análisis de las posibles soluciones

(reflexionar e identificar varias alternativas de solución), ejecución de acciones concretas (ayudar a la

realización de una acción para resolver una determinada necesidad) y seguimiento (solicitarle

información para verificar el progreso y darle la opción de que la persona se vincule a otros servicios

de asistencia si así lo requiere) (Hernández Marín & Gutiérrez López , 2014).

Claves para una intervención efectiva en los Primeros Auxilios Psicológicos

Los profesionales en el área de salud mental que brinden servicios de intervención en este tipo de

situaciones, deben poseer ciertas cualidades que favorecerán la comunicación y atenuarán el bloque
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emocional de los afectados.

Durante esta labor se sugiere: ser empático, interés y atención, no juzgar o culpabilizar al

afectado, ir a su ritmo, ayudarlo a promover y reflexionar acerca de las ideas y acciones que le

permitirán resolver sus necesidades y respetar sus reacciones; por otra parte, no se recomienda hablar

sobre experiencias personales y restarle importancia a lo que el individuo está comentando, dar

consejos, dar información poco confiable y crear falsas expectativas, y presionarlo para que proporcione

más información (Red Nacional para el Estrés Traumático Infantil, 2006).

Estrategias comunicativas con los afectados

Rabelo (2010) indica que desarrollo de actitudes y habilidades para facilitar la comunicación y la

expresión de sentimientos va a resultar clave para aminorar el sufrimiento del afectado; puesto que en

muchas ocasiones, lo que en un principio necesita la persona no son los bienes materiales sino, contar

con alguien con quien pueda desahogarse y sentirse escuchada; por lo que la forma en la que el

interventor se comunique debe ser adecuada, teniendo en cuenta sus gestos, la entonación, vocabulario,

y las posturas corporal; para trasmitir actitud de calma, evitar las resistencias y permitir la expresión de

sentimientos.

Primeros Auxilios Psicológicos en las conductas suicidas

El suicidio se refiere a la decisión voluntaria de producirse la propia muerte, dentro de este complejo

fenómeno existen factores de riesgo y protección que la persona que aplique los primeros auxilios

psicológicos debe tomar en cuenta, para que la intervención sea más efectiva y realmente ayude al

individuo que se encuentra en este estado de crisis.

En los factores de riesgo se debe identificar los trastornos mentales existentes, ciertos rasgos

psicológicos (impulsividad, distorsiones cognitivas, perfeccionismo) y la presencia de intentos previos

de suicidio. Por otra parte, las caracteriś ticas psicológicas positivas (habilidad en la resolución de

conflictos, la autoconfianza, las habilidades sociales o la flexibilidad cognitiva), adecuado apoyo

familiar y social, creencias y prácticas religiosas, buen estado de salud y condiciones ambientales

adecuadas; se consideran factores de protección (Gobierno de Navarra, 2014).


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Comunicación con niños en situaciones de auxilio y emergencia

Los niños constituyen población vulnerable en situaciones de crisis, pues estos sucesos suelen perturbar

su mundo familiar, alterando sus rutinas diarias que les hacen sentirse seguros, y en ocasiones no pueden

atender sus propias necesidades básicas ni protegerse a sí mismos (OrgnaizaciónMundial de la Salud,

War Trauma Foundation y Visión Mundial Internacional, 2012).

Es importante recordar que cuando se vaya a realizar el contacto con los infantes, en primer

lugar se debe hablar con la persona que sea responsable de ellos, ya sea el padre, tutor, cuidador o

cualquier persona mayor de edad que los acompaña, para explicarle el rol del interventor y solicitar su

permisión (Hernández Marín & Gutiérrez López , 2014).

El juego, es el principal instrumentos en el abordaje con niños, puesto que permite por un lado

la expresión de sentimientos y liberación de la energía, y por otro, posibilita que el menor elabore el

incidente crítico; además se sugiere abrazarlos para hacerlos sentir seguros; reafirmarles que están

siendo acompañados y a salvo; preguntarles acerca de lo que sienten a partir de lo ocurrido; respetar

sus reacciones emocionales y conductuales; y no hacerles falsas promesas (Rivera Molina, 2014).

Comunicación de malas noticias

Por mala noticia se entiende cualquier información que afecta negativamente las expectativas que tiene

un individuo sobre sí mismo y su futuro, y ha sido entendida como un proceso de acompañamiento del

paciente y sus familiares en el tiempo en el cual se reflexiona acerca de las decisiones que tomarán con

respecto a su situación; este abordaje se desarrolla dentro de un ambiente de relación de ayuda íntima,

donde se comparte información, angustias, incertidumbres y temores. (Bascuñán R., 2013).

Peña y Solé-Balcells (2010) recomiendan lo siguiente: sonreír y ser amable, proporcionar

proximidad, invertir tiempo en explicar y en comprender, ser honesto con la información suministrada,

ser pacientes y trasmitir esperanza en la medida en que sea posible, sin llegar a crear falsas expectativas.
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CONCLUSIONES

 Los factores que influyen en el desarrollo de las crisis que pueden llegar a constituir

factores de riesgo o de protección que permitirán percibir de forma negativa positiva,

para así poder resolverlas, son: biográficos, psicológicos, psicopatológicos y

sociofamiliares.

 Las consecuencias de las crisis varían en cada individuo; pero de forma general

cualquier incidente crítico provoca manifestaciones en tres niveles: cognitivo,

psicológico y fisiológico.

 El apoyo psicológico en situaciones de emergencia y crisis permite movilizar las

estrategias de afrontamiento ante la situación, favoreciendo la adaptación, superación

y el crecimiento postraumático. Además, facilita la expresión emocional, la evaluación

del daño y a la activación de las redes de soporte social.


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