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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA – Por uso de arma de dotación oficial /

USO DE ARMA DE DOTACIÓN OFICIAL – Ocasionó muerte de estudiante a


manos agente de Policía / MUERTE DE ESTUDIANTE – Al dispar su arma de
fuente y atacarlo por la espalda / DAÑO ANTIJURÍDICO - Muerte de
estudiante con arma de dotación oficial

El día 13 de mayo de 2001, aproximadamente a las 7:30 p.m., el señor Adriano


Emerson Aníbal Castillo Molina se desplazaba en una motocicleta de propiedad de
su padre, pero como el vehículo se averió tuvo que detenerse y llevarla a pie hasta
el borde de una pendiente para dejarla descolgar y reiniciar su marcha. Cuando
transitaba frente al CAI ubicado cerca al colegio Ciudad de Pasto, el agente
Diógenes Jesús Alapa Rosero, al parecer lo increpó sin que éste escuchara y al no
obtener respuesta procedió a dispararle por la espalda

COMPETENCIA DEL CONSEJO DE ESTADO POR USO DE ARMA DE


DOTACIÓN OFICIAL – Conoce en segunda instancia por factor cuantía

Esta Sala es competente para decidir el recurso de apelación formulado por la


parte demandada contra la sentencia proferida por Tribunal Administrativo de
Nariño el 25 de mayo de 2007, en proceso con vocación de segunda instancia
ante esta Corporación, por razón de la cuantía

RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO – Régimen legal /


RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO – Elementos
esenciales / RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO – Reiteración
jurisprudencial

El artículo 90 constitucional dispone que el Estado responderá patrimonialmente


por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la
omisión de las autoridades públicas. La responsabilidad del Estado se hace
patente cuando se configura un daño, el cual deriva su calificación de antijurídico
atendiendo a que el sujeto que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportar el
perjuicio (…) Verificada la ocurrencia de un daño antijurídico, surge el deber de
indemnizarlo plenamente, con el fin de hacer efectivo el principio de igualdad ante
las cargas públicas, resarcimiento que debe ser proporcional al daño sufrido. Los
elementos que sirven de fundamento a la responsabilidad son esencialmente el
daño antijurídico y su imputación a la administración. NOTA DE RELATORÍA: En
tratándose de los elementos esenciales para que se produzca la responsabilidad
extracontractual del estado consultar, sentencia de 16 de septiembre de 1999,
Exp. 10922, Ricardo Hoyos Duque

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA – ARTICULO – 90

DAÑOS CAUSADOS POR ARMAS DE DOTACIÓN OFICIAL – Comprometen la


responsabilidad patrimonial del estado / DAÑOS CAUSADOS POR ARMAS
DE DOTACIÓN OFICIAL – Constituyen una falla del servicio

La Sala verifica que en ejercicio del control de convencionalidad encuentra


elementos normativos que sirven de parámetro para determinar el juicio de
atribución de responsabilidad del Estado con sustento en una falla del servicio, a
partir del reconocimiento del derecho a la vida (que impone obligaciones tanto
positivas como negativas a los Estados) y el derecho a la integridad física de la
persona como Derechos Humanos en la Convención y conforme a los criterios de
excepcionalidad y uso racional de los instrumentos de coerción de que disponen
las autoridades del Estado
FUENTE FORMAL: CONVENCIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS

USO DE LA FUERZA Y DE LAS ARMAS POR PARTE DE LAS AUTORIDADES


ESTATALES – Control de convencionalidad

[E]n el caso Retén de Catia c. Venezuela donde fijó una suerte de pautas para el
uso de la fuerza y de las armas por parte de las autoridades estatales, de manera
que i) la fuerza o los elementos de coerción sólo pueden ser empleados cuando
se hayan agotado sin éxito otros medios de control menos lesivos, ii) por regla
general –dice la Corte- se debe proscribir el uso de armas letales y sólo se puede
autorizar su uso en los casos expresamente tasados por la Ley, los cuales deben
estar sujetos a una interpretación restrictiva, añadiendo que “Cuando se usa
fuerza excesiva toda privación de la vida resultante es arbitraria” y, por último iii) la
Corte apeló a los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego por parte de Oficiales Encargados de Hacer cumplir la Ley para decir que el
uso de las armas de fuego es excepcional, y que procede para la defensa propia o
de un tercero que ve amenazada su vida o integridad física, para evitar la comisión
de un delito, cuando se trate de la captura de un sujeto que reporte peligro y
oponga resistencia o para impedir su fuga; en suma esta declaración de principios
reitera que “En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas
letales cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida.”

FUENTE FORMAL: OCTAVO CONGRESO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE


LA PREVENCIÓN DEL DELITO Y TRATAMIENTO DEL DELINCUENTE, LA
HABANA, CUBA 1990 – PRINCIPIO 9 / OCTAVO CONGRESO DE LAS
NACIONES UNIDAS SOBRE LA PREVENCIÓN DEL DELITO Y TRATAMIENTO
DEL DELINCUENTE, LA HABANA, CUBA 1990 – PRINCIPIO 10

USO DE LA FUERZA PUBLICA -DEBE REALIZARSE CUANDO SEA


ESTRICTAMENTE NECESARIO – Convencionalidad

[S]e enfatiza que en el ámbito del Sistema Universal de Protección de Derechos


Humanos se encuentra la Resolución No. 34/169 de 17 de diciembre de 1979 de
la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la cual se adoptó el Código
de Conductas para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, de donde
se destaca el artículo 3° que dispone que “los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en
la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas.”, derivándose como
consecuencias: i) el uso excepcional de la fuerza, ii) que la legislación nacional
que de manera extraordinaria autorice el uso de las armas de fuego debe
establecerse “de conformidad con un principio de proporcionalidad” y, iii) que el
uso de las armas constituye una medida extrema y que se debe hacer todo lo
posible por excluir su uso contra los niños; de acuerdo con los comentarios
elaborados a dicho artículo por la propia Asamblea Genera

FUENTE FORMAL: RESOLUCIÓN NO. 34/169 DE 17 DE DICIEMBRE DE 1979


DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS – ARTICULO – 3

FINES ESENCIALES DEL ESTADO – Protección a la vida / PROTECCIÓN A LA


VIDA – Derecho fundamental / DERECHO FUNDAMENTAL A LA VIDA - Exige
uso proporcional de la fuerza pública
en el ordenamiento interno colombiano, a partir de la consagración constitucional
de los fines esenciales del Estado así como del derecho fundamental a la vida, se
desprende la exigencia del uso proporcional de la fuerza por parte de los agentes
públicos que hagan uso de ellas, tal como se puede verificar con la Resolución
9960 del 13 de noviembre de 1992, por medio de la cual el Director General de la
Policía Nacional aprobó el Reglamento de Vigilancia Urbana y Rural, previendo la
necesidad de actualizar y ajustar la prestación del servicio policial a los nuevos
principios establecidos en la Constitución Política de 1991, con la función
primordial de mantener las condiciones necesarias para el ejercicio de los
derechos, libertades públicas y la convivencia pacífica

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA / RESOLUCIÓN 9960 DEL 13 DE


NOVIEMBRE DE 1992 DE POLICÍA NACIONAL

FALLA DEL SERVICIO COMO TÍTULO DE IMPUTACIÓN – Configuración


jurídica de la responsabilidad está sujeta a valoración

[S]in perjuicio de la falla del servicio como título de imputación, la Sala, en


atención al criterio interpretativo fijado por el Pleno de esta Sección, recuerda que
la configuración jurídica de la responsabilidad está sujeta a la valoración ad-hoc y
de acuerdo al caudal probatorio que obre en el proceso, de manera que, lejos de
configurarse un catálogo unívoco se fijó la tesis según la cual “el uso de tales
títulos por parte del juez debe hallarse en consonancia con la realidad probatoria
que se le ponga de presente en cada evento, de manera que la solución obtenida
consulte realmente los principios constitucionales que rigen la materia de la
responsabilidad extracontractual del Estado. NOTA DE RELATORÍA: Sobre el
régimen de imputación por uso de arma de dotación oficial consultar, sentencia de
19 de abril de 21515, Exp. 24392, Sala Plena

DESARROLLO DE ACTIVIDADES PELIGROSAS – Hace prescindir de la


demostración de la falla, falta o culpa de la entidad administrativa como
elemento para estructurar juicio de responsabilidad del Estado

[L]o que debe quedar acreditado probatoriamente es que a) se trate de la


utilización de un arma de dotación oficial, por parte de un agente de alguno de los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en ejercicio de sus funciones y b) que
exista una relación entre ésta y el daño producido como consecuencia directa de
la utilización del arma como elemento que denota peligrosidad, salvo que se
demuestre alguna causa eximente de responsabilidad, por ejemplo, fuerza mayor,
hecho exclusivo y determinante de un tercero o de la víctima

TEORÍA DEL DAÑO ESPECIAL – Como criterio de motivación para la


imputación de responsabilidad / DAÑO ESPECIAL – Da lugar por daños
ocasionados por la fuerza pública / DAÑO ESPECIAL – Reiteración
jurisprudencial

NOTA DE RELATORÍA: En tratándose de la teoría del daño especial como título


de imputación por daños ocasionados por miembros de la fuerza pública consultar,
sentencia de 23 de mayo de 2012, Exp.22541, CP Jaime Orlando Santofimio
Gamboa

ACTUACIONES DE POLICÍA NACIONAL – Deben estar bajo un criterio de


proporcionalidad / CRITERIO DE PROPORCIONALIDAD – No tienen potestad
para atentar contra la vida e integridad física de un ser humano
[L]a Sala debe censurar de manera enfática el proceder de la Policía Nacional en
los hechos comentados, pues de ningún modo puede ser aceptable en el marco
de un Estado Social y Democrático de Derecho que el respeto del derecho
humano y fundamental a la vida (consagrado a nivel constitucional y a nivel
convencional en tratados de Derechos Humanos del orden Regional y Universal)
quede supeditado a una orden de “alto” que expida el personal de la Policía, de
manera que ante su desconocimiento se avale, ipso facto, una pretendida e
infundada potestad de atentar de manera directa a la vida o la integridad física de
un ser humano por medio del uso de la fuerza o de las armas de fuego. Un
razonamiento como el anterior no se compadece con la necesaria y obligatoria
observancia de los derechos humanos en todos los ámbitos de actuación del
Estado, como un todo y, particularmente, respecto de aquellos funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, frente a los cuales los estándares
internacionales en derechos humanos han establecido la aplicación estricta de un
criterio de proporcionalidad (como interdicción de la arbitrariedad) de modo tal que
sólo se considere como legítimamente autorizado el uso de la fuerza y de las
armas de fuego en casos en donde las circunstancias concretas así lo demanden,
a efectos de salvaguardar la vida o integridad física propia o de un tercero ante
una amenaza inminente.

CRITERIO DE PROPORCIONALIDAD DE POLICÍA NACIONAL – Agente


reacciono de manera desproporcionada

[L]a aplicación del criterio de proporcionalidad en el caso concreto no resiste un


análisis mínimo en tanto que no es posible dar por acreditado el hecho de que la
actuación de la Policía Nacional se orientara al cumplimiento de un objetivo
convencional, constitucional o legalmente establecido. Por el contrario, se trató de
una respuesta desproporcionada a una conducta jurídicamente neutra, pues lo
único que hizo la víctima fue emprender la huida desatendiendo la orden de “alto”
del policial, sin que pueda afirmarse que un proceder de esta manera sea
merecedora de un acto de represión de tal entidad.

PRUEBA INDICIARIA – Presupuestos para su estructuración /


PRESUPUESTOS PARA ESTRUCTURACIÓN DE INDICIOS COMO MEDIOS DE
PRUEBA – Reiteración jurisprudencial

NOTA DE RELATORÍA: Sobre los indicios como medio de prueba en procesos


contenciosos administrativos consultar, sentencia de 18 de marzo de 2015, Exp.
30639, CP Olga Mélida Valle de De la Hoz

RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR USO DE ARMA DE


DOTACIÓN OFICIAL – Se configuró / RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE
MINISTERIO DE DEFENSA – POLICÍA NACIONAL – Existente por acreditar
muerte de estudiante a manos de agente de Policía atacado por la espalda

[E]s posible concluir que el disparo que causó la muerte del joven Castillo Molina
si fue hecho por el Agente Alpala Rosero, en las circunstancias arriba señaladas,
motivo por el cual, la decisión de primera instancia habrá de confirmarse en
relación con la responsabilidad atribuida a la Policía Nacional por el daño causado
a los demandantes.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO


SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero ponente: JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA (E)

Bogotá, D.C., ocho (8) de junio de dos mil dieciséis (2016)

Radicación número: 52001-23-31-000-2002-00016-01(34315)

Actor: JOSÉ SIGIFREDO CASTILLO Y OTROS

Demandado: MINISTERIO DE DEFENSA - POLICÍA NACIONAL Y OTROS

Referencia: APELACIÓN SENTENCIA - ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA

Tema: muerte de particular por agente de Policía, con arma de dotación oficial y en
ejercicio de funciones. Responsabilidad objetiva.

Resuelve la Subsección el recurso de apelación interpuesto por la parte


demandada, contra la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de Nariño
el 25 de mayo de 2007, por medio de la cual accedió parcialmente a las súplicas
de la demanda.

I. ANTECEDENTES

1.1. La demanda

Mediante escrito presentado el 18 de diciembre de 2001 ante el Tribunal


Administrativo de Nariño, los señores José Sigifredo Castillo, María Celina Molina
de Castillo, Mirta Mabelly, Edwin José, Eduardo Efrén y Yazmin Ivet Castillo
Molina a través de apoderado presentaron demanda de reparación directa
solicitando se hagan las siguientes declaraciones y condenas:

“PRIMERA. LA NACIÓN (MINISTERIO DE DEFENSA –POLICIA NACIONAL) son


solidariamente responsables civil y administrativamente de todos los perjuicios
tanto morales como materiales ocasionados a:

JOSÉ SIGIFREDO CASTILLO


Y MARÍA CELINA MOLINA DE CASTILLO (Esposos entre sí), y,

MIRTA MABELLY CASTILLO MOLINA,


EDWIN JOSÉ CASTILLO MOLINA,
EDUARDO EFRÉN CASTILLO MOLINA,
YASMIN IVET CASTILLO MOLINA,

Mayores y vecinos de la ciudad de Pasto, con la muerte violenta sufrida por el


ciudadano ADRIANO EMERSON ANIBAL CASTILLO MOLINA, en hechos
sucedidos el 13 de mayo de 2001 en la ciudad de Pasto (N), los cuales fueron
protagonizados por un miembro de la POLICÍA NACIONAL, al usar en forma aleve
criminal su arma de dotación oficial contra la humanidad del mencionado,
ocasionándole la muerte en forma instantánea, en una falla presunta y probada en
el servicio atribuible a esa institución.

SEGUNDA. Condénese a LA NACIÓN (MINISTERIO DE DEFENSA- POLICÍA


NACIONAL), a pagar a:

JOSÉ SIGIFREDO CASTILLO


Y MARÍA CELINA MOLINA DE CASTILLO (Esposos entre sí), y,

MIRTA MABELLY CASTILLO MOLINA,


EDWIN JOSÉ CASTILLO MOLINA,
EDUARDO EFRÉN CASTILLO MOLINA,
YASMIN IVET CASTILLO MOLINA,

De las condiciones civiles antes mencionadas, por intermedio de su apoderado,


todos los daños y perjuicios, tanto morales como materiales, que se le
ocasionaron con la muerte violenta de su hijo y hermano ADRIANO EMERSON
ANIBAL CASTILLO, conforme a la siguiente liquidación o a la que se demostrase
en el proceso así:

a. DOSCIENTOS MILLONES DE PESOS ($200.000.000.oo) por concepto de


lucro cesante, que se liquidarán directamente a favor de los padres del fallecido
como lo ha venido determinando la jurisprudencia correspondientes a las sumas
que ADRIANO EMERSON ANIBAL CASTILLO MOLINA dejó de producir, en razón
de su muerte prematura e injusta y por todo el resto posible de vida que le
quedaba en la actividad económica a que se dedicaba (Dependiente de Farmacia)
habida cuenta de su edad al momento del insuceso (22 años) y a la esperanza de
vida calculada conforme a las tablas de mortalidad aprobadas por la
Superintendencia Bancaria, suma que será incrementada en un 20% por concepto
de prestaciones sociales.

b. Daños y perjuicios patrimoniales directos o daño emergente, por concepto de


gastos funerarios, de trasporte, diligencias judiciales, honorarios de abogados, y
en fin, todos los gastos que se sobrevinieron con la muerte del señor ADRIANO
EMERSON ANIBAL CASTILLO MOLINA, los cuales estimo en la suma de
VEINTE MILLONES DE PESOS ($20.000.000.oo), o lo que se demostrase en el
proceso.

c. El equivalente en moneda nacional de 1.000 salarios mínimos mensuales para


todos los demandantes, por concepto de perjuicios morales o “pretium doloris”,
consistentes en el profundo trauma psíquico que produce el hecho de saberse
víctima de un acto arbitrario nacido de la falta de responsabilidad de la
administración, máxime cuando el hecho se comete por miembros de la Policía
Nacional, entidad que tiene el deber constitucional de velar por la vida e integridad
de todos los residentes en Colombia y con él se ha causado la muerte de un ser
querido, como lo es un hijo y un hermano.
d. Intereses aumentados con la variación promedio mensual del índice de precios
al consumidor.

e. Todas las condenas serán actualizadas de conformidad con la evolución del


índice de precios al consumidor.

f. Sírvase condenar en costas y agencia en derecho a la entidad demandada.

TERCERA. LA NACIÓN (MINISTERIO DE DEFENSA. POLICÍA NACIONAL) dará


cumplimiento a la sentencia en los términos de los Artículos 176 , 177 y 178 del
C.C.A. ”.

1. 2. Hechos

Las pretensiones tienen fundamento en los siguientes hechos:

1. El señor Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina vivía en Pasto, con sus padres
y hermanos y estudiaba IV semestre de Tecnología en Regencia de Farmacia en
la UNAD y trabajaba en Drogas La 14 como despachador de fórmulas, atención al
público e inyectología, devengando el salario mínimo.

2. El día 13 de mayo de 2001, el señor Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina,


celebró en su casa con su familia el día de la madre y aproximadamente a las 7
pm se dirigió a la casa de la señora Lucía Dueñas Checa en una motocicleta
Kawasaki 175 modelo 1980 de propiedad de su padre, con el fin de colocarle una
inyección, pues ese era su oficio.

3. Luego de cumplir con ese trabajo se dirigió al barrio Miraflores, ubicado en el


sector del Comfamiliar de Nariño, donde al parecer se le dañó la cadena de la
motocicleta, razón por la cual tuvo que llevarla empujada.

4. Alrededor de las 8 p.m. el agente de Policía Jesús Diógenes Alpala Rosero


quien prestaba servicio en el CAI ubicado cerca al colegio Ciudad de Pasto,
recibió una llamada telefónica en que le informaron que cerca del CAI iba una
persona arrastrando una moto en forma sospechosa. El agente salió del CAI y
efectivamente observó al señor Castillo Molina llevando la moto empujada y al
parecer intentó llamarlo, pero como era una pendiente el actor desprevenidamente
y sin escuchar nada se subió a la motocicleta y la dejó descolgar siendo seguido
por el policial.
5. De acuerdo con los testimonios obrantes en el proceso penal, al parecer el
agente disparó al señor Adriano Emerson por la espalda, hiriéndolo en la parte
posterior del tórax, perforando los pulmones y la aorta. La víctima alcanzó a
recorrer algunos metros hasta llegar al SAI de Telecom y allí dejó la moto, continuó
veinte metros más y cayó herido de muerte.

6. El agente de Policía llegó hasta el sitio donde se encontraba la víctima portando


aún su arma de dotación en la mano y preguntando por la persona que llevaba la
moto y manifestando que era robada.

7. El agente se percató que el señor Castillo Molina estaba herido pero no hizo
nada para prestarle asistencia médica, pese a que quienes se encontraban en el
sitio le suplicaban que lo ayudara, de modo que cuando por fin los otros policías
de apoyo lo llevaron al Hospital, ya estaba muerto.

8. Como coartada para encubrir sus acciones el agente Alpala Rosero manifestó
que la motocicleta arrastrada por Adriano Emerson Castillo, la había acabado de
robar porque era un conocido jalador o ladrón de motos, sin tener en cuenta que la
motocicleta era del padre de la víctima.

9. De igual forma, los compañeros del Policía argumentaron que el joven Castillo
fue herido en unos hechos violentos que se presentaron a la misma hora en el
barrio Las Lunas, ubicado a mucha distancia, lo cual, posteriormente se comprobó
que no era cierto porque si hubo un insuceso pero el señor Castillo fue totalmente
ajeno a lo ocurrido.

10. Estos hechos son constitutivos de falla en el servicio porque el Agente usó su
arma de dotación en forma innecesaria, injustificada e ilegal contra el joven
Castillo Molina, desconociendo todas las normas sobre porte y uso de armas.

1.3. Trámite en primera instancia y contestación de la demanda

Mediante auto del 26 de mayo de 2000, el Tribunal Administrativo del Nariño


admitió la demanda, ordenó fijar en lista y notificar a las partes 1.
1
Fls. 29 a 30.
La Policía Nacional contestó la demanda oponiéndose a las pretensiones de la
misma y manifestó que para la declaratoria de responsabilidad deberán probarse
los hechos de la demanda, además de la existencia del daño, de la falla en el
servicio y del nexo entre ellos2.

Simultáneamente la Policía solicitó llamar en garantía al Agente Diógenes Jesús


Alpala3, lo cual fue aceptado por el Tribunal en providencia del 9 de agosto de
2002, ordenando suspender el proceso hasta por 90 días con el fin de notificar al
llamado en garantía4.

Vencido el término de suspensión del proceso, el Tribunal Administrativo de


Nariño, mediante auto del 7 de mayo de 2004 abrió el proceso a pruebas por el
término de sesenta días5 y agotado el periodo probatorio, con auto del 19 de
noviembre de 2004 el Tribunal ordenó correr traslado para alegatos de
conclusión6.

El apoderado de la parte actora presentó alegatos de conclusión en los cuales


expuso que la misma Fiscalía 158 Penal Militar reconoció que la muerte del señor
Castillo Molina fue causada por el oficial Alpala Rosero contra quien profirió
resolución de acusación y fue corroborada igualmente por los testimonios obrantes
en el proceso. Así mismo solicitó tener en cuenta que la muerte fue causada con
arma de dotación oficial y con violación de los reglamentos que debía cumplir
puesto que decidió dispararle sin adoptar primero ninguna medida de seguridad 7.

La apoderada de la Policía, en sus alegatos de conclusión manifestó que en el


proceso no se pudo establecer con certeza que la muerte del señor Castillo Molina
fuese ocasionada por un agente de Policía y mucho menos con instrumento del
servicio y por razón del mismo8.

1.3. Sentencia de primera instancia

2
Fls 37 a 42.
3
Fls. 46 y 47.
4
Fls. 49 a 51.
5
Fl. 62 y 63.
6
Fls. 165
7
Fls. 182 a 188.
8
Fls. 189 a 192.
El Tribunal Administrativo de Nariño profirió sentencia el 25 de mayo de 2007, por
medio de la cual accedió a las súplicas de la demanda 9.

El Tribunal de primera instancia analizó el caso bajo el régimen objetivo por


actividad peligrosa, señalando que entre las pruebas del proceso se cuenta con
varias declaraciones de testigos no presenciales y solo los señores Nancy Elvira
Bucheli Córdoba y Gerardo Raúl Bucheli fueron testigos presenciales de una parte
de los hechos, a partir del momento en que el joven Castillo llegó al SAI y el arribo
posterior del policial que venía en su persecución, quien portaba un arma en la
mano y preguntaba insistentemente por la persona de la moto.

No obstante la carencia de pruebas directas, a partir de los indicios existentes en


el proceso el Tribunal concluyó que efectivamente el agente Alpala Rosero disparó
contra el joven Adriano Emerson Castillo causándole la muerte.

Así dijo la providencia:

“Ahora bien, la valoración integral de la prueba que se ha aportado al proceso


lleva a colegir que en el sub lite, no existen testimonios de testigos presenciales, u
otros medios de prueba que den cuenta directamente que el Agente de Policía
ALPALA ROSERO, haya disparado su arma de fuego contra la humanidad de
ADRIANO EMERSON CASTILLO, como una prueba de balística que permitiera
establecer si el disparo provino del arma de dotación del precitado agente; sin
embargo del análisis de los hechos probados dentro del proceso- prueba indiciaria
(medio de convicción reconocido por nuestra jurisprudencia nacional y de la cual
se puede derivar responsabilidad a la administración) – prueba testimonial que se
practicó, se observa claramente que la responsabilidad de la
administración en el hecho

dañoso, está comprometida, toda vez que la gravedad de las lesiones, el objeto
de producción del daño, las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se
produjo la persecución de la víctima, estructuran adecuadamente una prueba
indiciaria que llevan a la necesaria conclusión de que el daño tiene nexo causal
con la conducta de uno de los miembros de la NACIÓN-MINISTERIO DE
DEGFENSA-POLICIA NACIONAL, quien para el momento de la producción del
daño estaba en servicio y portando un arma de dotación oficial como lo fue el
señor Agente de la Policía Nacional, DIÓGENES JESÚS ALPALA ROSERO”.

Por concepto de perjuicios materiales, se reconoció a los padres el lucro cesante,


con base en el salario mínimo porque ese era el ingreso de la víctima y se negó el
daño emergente por falta de prueba.

9
Fls. 198 a 207.
En cuanto a los perjuicios morales, se concedieron 100 SMMLV, para cada uno de
los padres y 50 SMMLV para cada uno de los hermanos de la víctima.

1. 4. Recurso de apelación y trámite en segunda instancia

La apoderada de la parte demandada presentó recurso de apelación, el cual fue


sustentado oportunamente y admitido por esta Corporación en auto del 7 de
septiembre de 200710.

Consideró que la valoración hecha por el Tribunal de primera instancia fue errada
porque los indicios en que apoyó su decisión fueron desvirtuados con el dictamen
médico legal en que se indicó que las lesiones causadas por el arma de fuego
fueron de tal magnitud que no era posible realizar una actividad física diferente del
desplome del cuerpo, lo cual contradice lo dicho por los testigos presenciales que
afirmaron que la víctima dejó tirada la moto y salió corriendo.

Señalo que no se podía tener en cuenta la declaración rendida por el agente


Alpala Rosero porque tener la condición de investigado se debió escuchar en
indagatoria y solicitó que le diera valor probatorio a la providencia mediante la cual
se precluyó la investigación penal contra el agente de la Policía, de la cual allegó
una copia.

Finalmente, solicitó revocar la providencia porque no existía prueba que permitiera


determinar de manera fehaciente que el responsable de la muerte del señor
Castillo Molina fue un miembro de la Policía Nacional, en actos del servicio y con
instrumento de dotación, circunstancias que debieron ser probadas por la parte
demandante.

Así mismo, el apoderado de la parte demandante apeló el fallo de primera


instancia pero desistió del recurso, siendo aceptado su desistimiento por el
Tribunal Administrativo del Nariño, mediante auto del 22 de junio de 2007 11.

Posteriormente, el apoderado de la parte actora solicitó que se citara a audiencia


de conciliación, pero la Policía Nacional manifestó que no le asistía ánimo
conciliatorio12.

10
Fl. 210 a 216 y 241.
11
Fls. 230 y 235 a 236.
12
Fls. 244 a 250.
Mediante providencia calendada el 1 de febrero de 2008, se concedió término para
alegar de conclusión, del cual hizo uso la apoderada de la Policía Nacional para
manifestar que el q-quo se basó únicamente en la prueba indiciaria para condenar
a la entidad ya que los testimonios obrantes en el proceso eran de oídas y por ello
no eran suficientes para endilgar responsabilidad sobre todo si se tiene en cuenta
que la Justicia Penal Militar absolvió al agente por considerar que no había certeza
de su responsabilidad13.

La parte demandante guardó silencio.

De otro lado, el Ministerio Público emitió concepto en el que solicitó confirmar el


fallo apelado por considerar que las pruebas indiciarias examinadas por el Tribunal
y por la Fiscalía Penal Militar permiten concluir que si se demostró el nexo causal
entre el daño antijurídico sufrido por los demandantes y la actividad peligrosa
desplegada por el agente de la Policía Nacional y contrario sensu, no se probó la
existencia de causal de exoneración.

De igual forma, consideró que la absolución penal del agente Alpala Rosero no
desdibujaba la condena contra la entidad, toda vez que la responsabilidad
extracontractual es autónoma e independiente de los resultados de la acción
penal14.

II. CONSIDERACIONES

2.1. Competencia.

Esta Sala es competente para decidir el recurso de apelación formulado por la


parte demandada contra la sentencia proferida por Tribunal Administrativo de
Nariño el 25 de mayo de 2007, en proceso con vocación de segunda instancia
ante esta Corporación, por razón de la cuantía 15.

2.2. Responsabilidad extracontractual del Estado

13
Fl. 261 a 263.
14
Fls 271 a 278.
15
La mayor pretensión de la demanda individualmente considerada era de $202.100.000 y por tanto es de
doble instancia, teniendo en cuenta que para la época de presentación de la demanda la mayor cuantía era
500 salarios mínimos equivalentes a $143.000.000.
El artículo 90 constitucional dispone que el Estado responderá patrimonialmente
por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la
omisión de las autoridades públicas. La responsabilidad del Estado se hace
patente cuando se configura un daño, el cual deriva su calificación de antijurídico
atendiendo a que el sujeto que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportar el
perjuicio, tal como ha sido definido por la jurisprudencia de esta Corporación 16.
Verificada la ocurrencia de un daño antijurídico, surge el deber de indemnizarlo
plenamente, con el fin de hacer efectivo el principio de igualdad ante las cargas
públicas, resarcimiento que debe ser proporcional al daño sufrido.

Los elementos que sirven de fundamento a la responsabilidad son esencialmente


el daño antijurídico y su imputación a la administración entendiendo por tal, el
componente que “permite atribuir jurídicamente un
daño a un sujeto determinado. En la responsabilidad del Estado, la imputación no
se identifica con la causalidad material, pues la atribución de la responsabilidad
puede darse también en razón de criterios normativos o jurídicos. Una vez se
define que se está frente a una obligación que incumbe al Estado, se determina el
título en razón del cual se atribuye el daño causado por el agente a la entidad a la
cual pertenece, esto es, se define el factor de atribución (la falla del servicio, el
riesgo creado, la igualdad de las personas frente a las cargas públicas). Atribuir el
daño causado por un agente al servicio del Estado significa que éste se hace
responsable de su reparación, pero esta atribución sólo es posible cuando el daño
ha tenido vínculo con el servicio. Es decir, que las actuaciones de los funcionarios
sólo comprometen el patrimonio de las entidades públicas cuando las mismas
tienen algún nexo o vínculo con el servicio público”. 17

2.3. La responsabilidad del Estado por los daños causados por armas de
dotación oficial.

16
Consejo de Estado; Sección Tercera; Sentencia del 13 de agosto de 2008; Exp. 17042; C.P. Enrique Gil
Botero.

17
Consejo de Estado; Sección Tercera; sentencia del 16 de septiembre de 1999; Exp.10922 C.P. Ricardo
Hoyos Duque.
La Sala verifica que en ejercicio del control de convencionalidad 18 encuentra
elementos normativos que sirven de parámetro para determinar el juicio de
atribución de responsabilidad del Estado con sustento en una falla del servicio, a
partir del reconocimiento del derecho a la vida (que impone obligaciones tanto
positivas como negativas a los Estados) y el derecho a la integridad física de la
persona19 como Derechos Humanos en la Convención y conforme a los criterios
de excepcionalidad y uso racional de los instrumentos de coerción de que
disponen las autoridades del Estado, tal como lo consideró la Corte
Interamericana de Derechos Humanos20 en el caso Retén de Catia c. Venezuela
18
Puede verse: BREWER-CARÍAS, Allan R; SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando, Control de
Convencionalidad y Responsabilidad del Estado, 1° ed, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2013.

El control de convencionalidad es una herramienta cuyo desarrollo se encuentra en la amplia jurisprudencia


de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que pasa a señalarse: Caso Velásquez Rodríguez Vs
Honduras, sentencia de 29 de julio de 1988; Caso Suarez Rosero Vs Ecuador, sentencia de 12 de noviembre
de 1997; Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999; Caso Mirna Mack Chang
Vs Guatemala, sentencia de 25 de noviembre de 2003 (Voto razonado concurrente Juez Sergio García
Ramírez); Tibi Vs. Ecuador, sentencia de 7 de septiembre de 2004; Caso La Última Tentación de Cristo Vs.
Chile, sentencia de 5 de febrero de 2005; Caso López Álvarez Vs Honduras, sentencia de 1° de febrero de
2006; Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, sentencia de 26 de septiembre de 2006; Caso Trabajadores
Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú, sentencia de 24 de noviembre de 2006 (Voto
razonado del Juez García Ramírez); Caso La Cantuta Vs. Perú, sentencia de 29 de noviembre de 2006 (Voto
razonado del Juez García Ramírez); Caso Boyce Vs. Barbados, sentencia de 20 de noviembre de 2007; Caso
Castañeda Gutman Vs. México, sentencia de 6 de agosto de 2008; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá,
sentencia de 12 de agosto de 2008; Caso Radilla Pacheco Vs. México, sentencia de 23 de noviembre de
2009; Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia, sentencia de 26 de mayo de 2010; Caso Comunidad
Indígena Xákmok Kásek Vs. Paraguay, sentencia de 24 de agosto de 2010; Caso Fernández Ortega y otros
Vs. México, sentencia de 30 de agosto de 2010; Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México, sentencia de 31 de
agosto de 2010; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia, sentencia de 1° de septiembre de 2010;
Caso Vélez Loor Vs. Panamá, sentencia de 23 de noviembre de 2010; Caso Gomes Lund y otros (Guerrilha
do Araguaia) Vs. Brasil, sentencia de 24 de noviembre de 2010; Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs.
México, sentencia de 26 de noviembre de 2010; Caso Gelman Vs. Uruguay, sentencia de 24 de febrero de
2011; Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela, sentencia de 1° de julio de 2011; Caso López Mendoza Vs.
Venezuela, sentencia de 1° de septiembre de 2011; Caso Fontevecchia y D’amico Vs. Argentina, sentencia de
29 de noviembre de 2011; Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile, sentencia de 24 de febrero de 2012 (Voto
parcialmente disidente Juez Alberto Pérez Pérez); Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, sentencia de 31 de
agosto de 2012; Caso Masacre de Rio Negro Vs. Guatemala, sentencia de 4 de septiembre de 2012; Caso
Masacre de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador, sentencia 25 de octubre de 2012 (voto razonado
del Juez Diego García Sayán); Caso Gudiel Álvarez (Diario Militar) Vs. Guatemala, sentencia de 20 de
noviembre de 2012; Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, sentencia de 30 de noviembre de 2012;
Caso Mendoza y otros Vs. Argentina, sentencia de 14 de mayo de 2013.

Adicionalmente debe tenerse en cuenta las siguientes Opiniones Consultivas y Resoluciones de la Corte IDH:
Opinión Consultiva OC-13/93, de 16 de julio de 1993, OC-14/1994 de 9 de diciembre de 1994
(Responsabilidad Internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención); Resolución
de supervisión de cumplimiento de sentencia de 20 de marzo de 2013, caso Gelman Vs Uruguay.

19
Al tenor del artículo 5.1 de la Convención y que establece que 1. Toda persona tiene derecho a que se
respete su integridad física, psíquica y moral

20
Es de resaltar que también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que si bien las
autoridades tiene el derecho y el deber de hacer cumplir la ley y mantener el orden público, ello no puede dar
lugar al uso excesivo y desproporcionado de la fuerza, ya que, en situaciones de tal condición se estaría
frente a una privación arbitraria de la vida, en caso de causarse la muerte con tal proceder. Ha dicho la
Comisión al respecto:

“39. La jurisprudencia de la Corte deja en claro que los agentes del Estado tienen el derecho y la
responsabilidad de hacer cumplir la ley y mantener el orden aun cuando se produzcan, en algunos casos,
donde fijó una suerte de pautas para el uso de la fuerza y de las armas por parte
de las autoridades estatales, de manera que i) la fuerza o los elementos de
coerción sólo pueden ser empleados cuando se hayan agotado sin éxito otros
medios de control menos lesivos, ii) por regla general –dice la Corte- se debe
proscribir el uso de
armas letales y sólo se puede autorizar su uso en los casos expresamente
tasados por la Ley, los cuales deben estar sujetos a una interpretación restrictiva,
añadiendo que “Cuando se usa fuerza excesiva toda privación de la vida
resultante es arbitraria” y, por último iii) la Corte apeló a los Principios Básicos
sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por parte de Oficiales
Encargados de Hacer cumplir la Ley 21 para decir que el uso de las armas de fuego
es excepcional, y que procede para la defensa propia o de un tercero que ve
amenazada su vida o integridad física, para evitar la comisión de un delito, cuando
se trate de la captura de un sujeto que reporte peligro y oponga resistencia o para
impedir su fuga; en suma esta declaración de principios reitera que “En cualquier
caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.”.

En este mismo contexto, se enfatiza que en el ámbito del Sistema Universal de


Protección de Derechos Humanos22 se encuentra la Resolución No. 34/169 de

muertes o lesiones corporales. No obstante, la Corte sostuvo también claramente que la fuerza utilizada no
debe ser excesiva. Cuando se usa fuerza excesiva, no se respeta la integridad personal, y toda privación de la
vida resultante es arbitraria. La cuestión que se plantea a la Comisión consiste, por lo tanto, en determinar si
los agentes policiales que penetraron en la finca para cumplir las órdenes de arresto hicieron uso excesivo de
fuerza, que haya dado lugar a violaciones de la Convención. La Comisión concluye que en este caso se llevó
a cabo un uso excesivo de la fuerza.
40. Conforme a las pautas internacionales que se han elaborado referentes al uso de la fuerza por parte de
los agentes de seguridad pública para cumplir su función, esa actividad debe ser necesaria y proporcional a
las necesidades de la situación y al objetivo que se trata de alcanzar. El Código de Conducta para Oficiales de
Seguridad Pública de las Naciones Unidas dispone expresamente que "el uso de armas de fuego se
considera una medida extrema".” Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe de fondo No.
57/02 Caso 11.382. Caso Finca La Exacta c. Guatemala. 21 de octubre de 2002. Información obtenida en el
sitio web: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2002sp/Guatemala.11382a.htm Consultado el 10 de marzo de
2014.
21
Dicha declaración de principios tuvo lugar en el Octavo congreso de las Naciones Unidas sobre prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana, Cuba entre el 27 de agosto y el 7 de
septiembre de 1990. Es de resaltar de esta declaración los principios 9° y 10° que establecen lo siguiente:
“9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las personas
salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con
el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la
vida, o con el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su
autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para
lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.
10. En las circunstancias previstas en el principio 9, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se
identificarán como tales y darán una clara advertencia de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo
suficiente para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente en peligro
a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara un riesgo de muerte o daños graves a otras
personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.”

22
Debe destacarse el pronunciamiento del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el Caso
Fanny Suarez de Guerrero c. Colombia el 31 de marzo de 1982 en donde el Comité conoció un caso
17 de diciembre de 1979 de la Asamblea General de las Naciones Unidas
mediante la cual se adoptó el Código de Conductas para los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, de donde se destaca el artículo 3° que
dispone que “los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la
fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el
desempeño de sus tareas.”23, derivándose como consecuencias: i) el uso
excepcional de la fuerza, ii) que la legislación nacional que de manera
extraordinaria autorice el uso de las armas de fuego debe establecerse “de
conformidad con un principio de proporcionalidad” y, iii) que el uso de las armas
constituye una medida extrema y que se debe hacer todo lo posible por excluir su
uso contra los niños; de acuerdo con los comentarios elaborados a dicho artículo
por la propia Asamblea General24.

concerniente a la muerte de siete personas a manos de miembros de la Policía Nacional. Los fundamentos
jurídicos recogen la opinión del Comité acerca de la violación del derecho a la vida dispuesto en el artículo 6°
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El Comité señaló:

“13.2 Por otra parte, la acción de la policía fue al parecer tomada sin previo aviso a las víctimas y sin darles
ninguna oportunidad de rendirse a la patrulla de la policía o de ofrecer ninguna explicación de su presencia o
intenciones. No hay evidencia de que la acción de la policía era necesaria en su propia defensa o la de los
demás, o que era necesario llevar a cabo la detención o impedir la fuga de las personas afectadas. Por otra
parte, las víctimas no eran más que sospechosos del secuestro que había ocurrido unos días antes, y su
muerte a manos de la policía les privó de todas las protecciones del debido proceso establecido por el Pacto.
En el caso de la Sra. María Fanny Suárez de Guerrero, el informe forense mostró que había recibido un
disparo en varias ocasiones después de que ella ya había muerto de un ataque al corazón. No puede haber
ninguna duda razonable de que su muerte fue causada por la patrulla de la policía.

13.3 Por estas razones, es la opinión del Comité de que la acción de la policía provocó la muerte de la Sra.
María Fanny Suárez d Guerrero era desproporcionada en relación con los requisitos de la aplicación de la ley
en las circunstancias del caso y que fue privado arbitrariamente de su vida contraria al artículo 6 (1) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Puesto que la acción policial se hizo justificable como un asunto
de la legislación colombiana mediante el Decreto Legislativo N º 0070, de 20 de enero de 1978, el derecho a
la vida no estaba suficientemente protegido por la ley de Colombia como lo exige el artículo 6 (1).”
23
Información obtenida en el sitio web: http://www2.ohchr.org/spanish/law/codigo.htm [Consultado el 10 de
marzo de 2014]

24
Los comentarios al artículo tercero del Código de Conductas son del siguiente tenor literal:

“Comentario:

a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser
autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes
o para ayudar a efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.

b) El derecho nacional restringe ordinariamente el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, de conformidad con un principio de proporcionalidad. Debe entenderse que esos principios
nacionales de proporcionalidad han de ser respetados en la interpretación de esta disposición. En ningún
caso debe interpretarse que esta disposición autoriza el uso de un grado de fuerza desproporcionado al objeto
legítimo que se ha de lograr.

c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo lo posible por excluir el
uso de armas de fuego, especialmente contra niños. En general, no deberán emplearse armas de fuego
excepto cuando un presunto delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algún otro modo,
la vida de otras personas y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos
extremas. En todo caso en que se dispare un arma de fuego, deberá informarse inmediatamente a las
autoridades competentes.”. Información obtenida en el sitio web:
http://www2.ohchr.org/spanish/law/codigo.htm [Consultado el 10 de marzo de 2014]
Además, en el ordenamiento interno colombiano, a partir de la consagración
constitucional de los fines esenciales del Estado 25 así como del derecho
fundamental a la vida26, se desprende la exigencia del uso proporcional de la
fuerza por parte de los agentes públicos que hagan uso de ellas, tal como se
puede verificar con la Resolución 9960 del 13 de noviembre de 1992, por medio
de la cual el Director General de la Policía Nacional aprobó el Reglamento de
Vigilancia Urbana y Rural, previendo la necesidad de actualizar y ajustar la
prestación del servicio policial a los nuevos principios establecidos en la
Constitución Política de 1991, con la función primordial de mantener las
condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos, libertades públicas y la
convivencia pacífica27.

En dicho reglamento, se establecieron las normas de carácter general que regulan


la prestación del servicio policial, se fijaron los criterios, pautas y procedimientos
para asegurar el cabal cumplimiento de la misión constitucional asignada a la
Policía Nacional y se estableció una guía permanente de consulta para unificar
procedimientos en la prestación del servicio de vigilancia 28, a los cuales deben
ceñirse las actuaciones del personal oficial, suboficial y agentes de la Institución 29.
En lo que concierne al uso de la fuerza y de las armas de fuego el artículo 127 de
este reglamento establece:

"Solo cuando sea estrictamente necesario, la Policía puede emplear la fuerza para
impedir la perturbación del orden público y para restablecerlo". (Art. 29 C.N.P.).
El medio de policía debe ser adecuado al fin de policía que se trata de alcanzar, y
a la naturaleza del derecho a proteger lo que quiere decir que la medida impuesta

25
Constitución Política de Colombia. Artículo 2°. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad,
promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados
en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica,
política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad
territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia,
en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los
deberes sociales del Estado y de los particulares.
26
Constitución Política de Colombia. Artículo 11. El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.

27
Allí se denominó servicio de policía a la vigilancia permanente que el Estado presta por intermedio de la
Policía Nacional, para conservar el orden público, proteger las libertades, prevenir y controlar la comisión de
delitos, y se dijo que éste servicio lo integran la vigilancia urbana y rural que son la base fundamental de las
actividades preventivas y operativas de la Policía Nacional, clasificándolo según su objeto en servicios de
policía de vigilancia y servicios de policía Judicial.
28
Artículo 1° ibídem.

29
Artículo 2° ibídem.
no debe ser la más rigurosa y que si una medida menos rigurosa basta, esta es la
que debe ser empleada.

Los funcionarios de policía pueden autorizar el uso de la fuerza en los siguientes


casos, para:
1. Hacer cumplir las decisiones de los jueces y demás autoridades.
2. Impedir la comisión actual o inminente de un hecho punible.
3. Asegurar la captura de quien debe ser conducido ante la autoridad.
4. Vencer la resistencia del que se oponga a una orden judicial de cumplimiento
inmediato.
5. Evitar mayores peligros y perjuicios en caso de calamidad pública.
6. Defenderse o defender a otro de una violencia actual e injusta, contra la
persona, su honor y sus bienes.
7. Proteger a las personas contra peligros inminentes y graves”.

Aun así, sin perjuicio de la falla del servicio como título de imputación, la Sala, en
atención al criterio interpretativo fijado por el Pleno de esta Sección, recuerda que
la configuración jurídica de la responsabilidad está sujeta a la valoración ad-hoc y
de acuerdo al caudal probatorio que obre en el proceso, de manera que, lejos de
configurarse un catálogo unívoco se fijó la tesis según la cual “el uso de tales
títulos por parte del juez debe hallarse en consonancia con la realidad probatoria
que se le ponga de presente en cada evento, de manera que la solución obtenida
consulte realmente los principios constitucionales que rigen la materia de la
responsabilidad extracontractual del Estado” 30.

Dicho lo anterior, no puede perderse de vista que también es posible realizar un


juicio de imputación de un daño causado con un arma de dotación oficial a partir
del régimen objetivo de riesgo excepcional comoquiera que se trata del desarrollo
de una actividad riesgosa, que lleva a considerar que el uso de estos artefactos
por parte de las autoridades genera, de suyo, una potencialidad de lesión. En
efecto, a la luz de la regla jurídica del artículo 2356 del Código Civil 31, se ha
comprendido la existencia de una actividad peligrosa cuando se “rompe el
equilibrio existente, colocando a las personas
30
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Pleno de Sección Tercera. Sentencia de 19 de
abril de 2012, exp. 21515. Postura reiterada en el fallo de 23 de agosto de 2012, expediente 24392.
Adviértase que este criterio es consonante con la regla del iura novit curia, al respecto véase: sentencia de 31
de julio de 1989 (exp. 2852), 20 de febrero de 1989 (exp. 4655), 11 de febrero de 2009 (exp. 17318), entre
otras.

31
Artículo 2356 Código Civil. Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona, debe ser reparado por ésta.
Son especialmente obligados a esta reparación:
1. El que dispara imprudentemente una arma de fuego.
2. El que remueve las losas de una acequia o cañería, o las descubre en calle o camino, sin las precauciones
necesarias para que no caigan los que por allí transiten de día o de noche.
3. El que obligado a la construcción o reparación de un acueducto o fuente, que atraviesa un camino, lo tiene
en estado de causar daño a los que transitan por el camino.
ante el peligro inminente de recibir lesión en su persona o en sus bienes.” 32, o,
como se ha considerado recientemente, y aproximándose a partir de una
definición en el sentido opuesto, cuando se encuentra que el hecho generador del
daño que se solicita indemnizar “supera los peligros ordinarios e inherentes al
despliegue y ejecución de ciertas actividades”33.

Es así, entonces, como se llega a afirmar que el desarrollo de actividades


peligrosas hace prescindir de la demostración de la falla, falta o culpa de la
entidad administrativa como elemento para estructurar el juicio de responsabilidad
del Estado; de manera que lo que debe quedar acreditado probatoriamente es que
a) se trate de la utilización de un arma de dotación oficial, por parte de un agente
de alguno de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en ejercicio de sus
funciones34 y b) que exista una relación entre ésta y el daño

32
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 13 de septiembre
de 2001. Radicado: 12487. Y destaca como características: “La inminencia de un peligro que desborda la
capacidad de prevención o resistencia común de los seres humanos, son las características determinantes
para definir las actividades peligrosas”. Igualmente véase: sentencia de 27 de julio de 2000 (exp. 12099); 14
de junio de 2001 (Exp. 12696), 22 de abril de 2004 (exp. 15088), 14 de julio de 2004 (exp. 14308), 24 de
febrero de 2005 (13967), 10 de agosto de 2005 (exp. 15127), 30 de marzo de 2006 (exp. 15441), 14 de abril
de 2010 (exp. 17921), 23 de junio de 2010 (exp. 18674), 11 de agosto de 2010 (exp. 19289), 23 de agosto de
2010 (19127), 27 de junio de 2013 (27626), 29 de septiembre de 2011 (exp. 21382), entre otras.

A su turno la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia ha sostenido en torno a la noción de
actividad peligrosa: “Si peligrosa es la actividad que, debido a la manipulación de ciertas cosas o [e]l ejercicio
de una conducta específica que lleva ínsito el riesgo de producir una lesión o menoscabo, [que] tiene la
aptitud de provocar un desequilibrio o alteración en las fuerzas que –de ordinario- despliega una persona
respecto de otra” Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, Sentencia de 23 de octubre de 2001.
Radicado: Expediente 6315. Más recientemente esa Corporación ha sostenido: “Con estas premisas, para la
Sala, el régimen de responsabilidad por las actividades peligrosas es singular y está sujeto a directrices
específicas en su etiología, ratio y fundamento. Por su virtud, el fundamento y criterio de imputación de la
responsabilidad es el riesgo que el ejercicio de una actividad peligrosa comporta por el peligro potencial e
inminente de causar un daño a los bienes e intereses tutelados por el ordenamiento. La culpa no es elemento
necesario para estructurar la responsabilidad por actividades peligrosas ni para su exoneración; no es
menester su demostración, ni tampoco se presume…”. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y
Agraria. Sentencia de 24 de agosto de 2009. Exp: 11001-3103-038-2001-01054-01.
33
“Y es, precisamente, en la construcción socio jurídica del “riesgo socialmente aceptable” en la que el juez
debe sustentar su juicio de imputación para determinar si a partir de una actividad a la que le es intrínseca la
naturaleza de peligrosa se producen daños antijurídicos que puedan ser atribuidos fáctica y jurídicamente (…)
el centro de argumentación y de la decisión del juez contencioso administrativo debe orientarse hacia el
“hecho generador” de la producción del daño antijurídico, que no es otro que la “realización del riesgo
voluntariamente creado” y que supera los peligros ordinarios e inherentes al despliegue y ejecución de ciertas
actividades (para el caso de la conducción), o desde una perspectiva evolucionada que lo es para todo tipo de
actividad en la sociedad moderna”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, Subsección C, Sentencia de 25 de abril de 2012. C.P.: Santofimio Gamboa. Expediente. 22856.

34
Ha quedado bien definido que la responsabilidad del Estado en esta clase de eventos requiere encontrar
configurada la prestación del servicio de seguridad y/o vigilancia por parte de la autoridad pública (ien sea
policial o militar) que ocasione el daño, esto implica, en otros términos, identificar la actividad del agente como
si fuese la propia del Estado, conforme al marco competencial que le ha asignado la Constitución, la ley o los
reglamentos. Así, recientemente se ha sostenido: “debe resaltarse que esta Sala ha considerado que las
actuaciones de los agentes del Estado sólo comprometen el patrimonio de las entidades públicas cuando
aquellas tienen algún nexo o vínculo con el servicio público, de modo que la simple calidad de funcionario
público que funja el autor del hecho o el uso de algún instrumento del servicio ─como el arma de dotación
oficial─ no vincula al Estado”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
Subsección C. Sentencia de 7 de junio de 2012. Radicado: 23117.
producido como consecuencia directa de la utilización del arma como elemento
que denota peligrosidad, salvo que se demuestre alguna causa eximente de
responsabilidad, por ejemplo, fuerza mayor, hecho exclusivo y determinante de un
tercero o de la víctima35.

Por último, la teoría del daño especial, como criterio de motivación para la
imputación de responsabilidad ha tenido cabida, fácticamente, en aquellos eventos
en donde el daño antijurídico ocasionado a un sujeto proviene de actos en donde
la fuerza pública, en cumplimiento de los cometidos estatales, se enfrenta a
presuntos delincuentes a fin de evitar la consecución de conductas delictivas 36.

2.4. El caso concreto

El día 13 de mayo de 2001, aproximadamente a las 7:30 p.m., el señor Adriano


Emerson Aníbal Castillo Molina se desplazaba en una motocicleta de propiedad de
su padre, pero como el vehículo se averió tuvo que detenerse y llevarla a pie hasta
el borde de una pendiente para dejarla descolgar y reiniciar su marcha. Cuando

A su turno la doctrina sobre la materia también ha destacado la satisfacción de este elementos a efectos de
analizar la responsabilidad de la administración pública, es el caso de Mir Puigpelat quien sostiene: “para que
ello ocurra es necesario que concurran, acumulativamente, dos circunstancias distintas: en primer lugar, que
la persona física de que se trate esté integrada en la organización administrativa. En segundo lugar, que actúe
en el ejercicio o con ocasión de sus funciones, o, en la formulación preferida por la doctrina y jurisprudencia
administrativistas de nuestro país, que actúe en el desempeño o ejercicio de su cargo.” MIR PUIGPELAT,
Oriol. La responsabilidad patrimonial de la administración sanitaria. Organización, imputación y causalidad.
Madrid, Civitas. 1° Edición, 2000. Pág. 144.

35
“En virtud de ese título de imputación objetivo, el demandante tiene el deber de probar la existencia del
daño y el nexo causal entre éste y una acción u omisión de la entidad pública demandada, para que se pueda
deducir la responsabilidad patrimonial, sin entrar a analizar la licitud o ilicitud de la conducta del agente, la
cual resulta irrelevante. A su vez la Administración, para exonerarse de responsabilidad, deberá acreditar la
presencia de una causa extraña, como el hecho exclusivo de la víctima, la fuerza mayor o el hecho exclusivo y
determinante de un tercero.”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de 11 de noviembre de 2009. Radicado: 05001-23-24-000-1994-02073-01(17927). Igualmente de
manera más reciente se ha sostenido: “para efectos de determinar la responsabilidad, resulta irrelevante el
análisis de la licitud o ilicitud de la conducta asumida por los agentes estatales, como quiera que es suficiente
para imputar el daño antijurídico, a título de riesgo excepcional, la demostración de que este fue causado por
el artefacto o por la realización de la actividad peligrosa cuya guarda se encontraba a cargo del Estado.”.
Sentencia de 28 de abril de 2010. Radicado: 76001-23-31-000-1997-04952-01(19160)

36
“Así, también, es necesario que se presente una ruptura de la igualdad frente a las cargas públicas, la cual
se identifica al comparar la posición de la víctima en relación con los demás integrantes del grupo social, por
cuanto, mientras la actuación de la administración se justifica en el beneficio general, su interés particular se
ha visto excepcional y anormalmente afectado, de manera que el daño resulta grave y desproporcionado, en
comparación con el resto de la comunidad, elementos éste que se evidencia en los hechos examinados, por
cuanto, mientras (…)vio protegido su derecho y socialmente se evitó la consumación de un delito, la
aprensión de un antisocial y la ejemplificación que sanción penal impuesta al asaltante conlleva, Carlos
Lozano Serrano vio violentado y cortado su derecho más fundamental, cual es el derecho a la vida, a la vez
que sus familiares sufrieron injustamente los perjuicios que de aquí se derivaron, lo que, ciertamente, implica
un rompimiento de las cargas públicas y los pone en situación de desigualdad e inferioridad ante la sociedad,
todo lo cual se presenta como una consecuencia directa del actuar de la administración, que genera su deber
de solidaridad.” Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 23 de mayo de 2012. C.P.: Jaime Orlando
Santofimio Gamboa. Expediente: 66001-23-31-000-1999-00824-01 (22541).
transitaba frente al CAI ubicado cerca al colegio Ciudad de Pasto, el agente
Diógenes Jesús Alapa Rosero, al parecer lo increpó sin que éste escuchara y al no
obtener respuesta procedió a dispararle por la espalda

2.5. Pruebas obrantes en el proceso

1. Registros civiles de nacimiento de Mirta Mabelly, Edwin José, Eduardo Efrén y


Yazmin Ivet Castillo Molina, registro civil de nacimiento y de defunción del señor
Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina así como registro civil de matrimonio
católico de los señores José Sigifredo Castillo y María Celina Molina 37.

2. Certificación expedida por la Directora de la UNAD Regional Nariño, donde


consta que el joven Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina cursaba en dicha
institución el VI semestre de Tecnología en Regencia de Farmacia 38.

3. Certificación suscrita por el señor Mariano Molina Urbano, propietario de


Drogas La 14, donde consta que el señor Castillo Molina laboró en dicho
establecimiento desde el 1 de diciembre de 1997 hasta su fallecimiento el 13 de
mayo de 2001 desempeñando funciones de despachado de fórmulas, atención al
público e inyectología39.

4. Extracto de la hoja de vida del agente Alpala Rosero Diógenes de Jesús 40.

5. Certificación expedida por el DAS, Regional Pasto, donde consta que revisados
los archivos delictivos del Grupo de Identificación Seccional y el Sistema Nacional
de Antecedentes no figura registrado el señor Adriano Emerson Castillo Molina 41.

6. Protocolo de Necropsia No. 190-2001, correspondiente al señor Castillo Molina


donde se concluyó:

37
Fls. 20 a 25 y 290 a 291, c. ppal.
38
Fl 26, c. ppal.
39
Fl. 27, c. ppal.
40
Fls. 75 a 80, c. ppal.
41
Fls. 83, c. ppal.
“Estudiamos el cadáver de un hombre joven quien sufrió una herida por arma de
fuego: el proyectil perforó los lóbulos superiores de ambos pulmones y el arco
aórtico produciendo una hemorragia masiva que le ocasionó la muerte.

MECANISMO DE MUERTE: Shock hipovolémico.


CAUSA DE MUERTE: Herida por arma de fuego.
MANERA DE MUERTE: Tipo Homicidio.
EXPECTATIVA DE VIDA: 44 años”42.

7. Declaración rendida por la señora Sonia del Socorro Jácome Estrada, quien
afirmó que la víctima trabajaba en la droguería de un tío y con lo que ganaba
ayudaba a su familia. Acerca de lo ocurrido el día de la muerte narró lo que le
contaron sobre el suceso porque no estaba presente y sobre sus relaciones con la
familia manifestó:

“Eran unas excelentes relaciones familiares ya que compartían con bastante


alegría sus reuniones, el impacto que tuvo para sus padres y hermanos fue algo
tráfico, ya que desde la muerte de ADRIANO dio un giro total esa alegría de la
familia, ellos han sido una familia que siempre les ha gustado participar de
diferentes actividades ya que en el barrio como en el colegio pero con este suceso
se apagaron ya no son los mismos de antes. En las reuniones que se ha tenido se
nota la tristeza que embarga sus corazones y en el ambiente siempre se toca el
tema de ADRIANO con mucha nostalgia, cada vez que sus hermanos que
estudian en Pereira y Armenia, lo primero que ellos llegan es a visitar su
hermano”43.

8. Declaración del señor Alfonso Suarez Bravo quien manifestó:

“Las relaciones eran excelentes yo pienso que si llaman otras personas lo pueden
confirmar no sin antes decir que nadie puede tener contenta a toda una
comunidad no se si él tenía descontentos con alguien, las relaciones entre si le
demostraban a todos los vecinos que eran únicas constantemente asistían a
eventos deportivos o religiosos y siempre lo hacían juntos. (…)PREGUNTA:
SIRVASE AMPLIAR SU RESPUESTA ANTERIOR EN EL SENTIDO DE
MANIFESTAR COMO SE AFECTARON PADRES Y HERMANOS MORAL Y
PSICOLOGICAMENTE CON LA MUERTE DE ADRIANO EMERSON CASTILLO.
RESPUESTA: Si damos inicio desde aquel 13 de mayo cuando en la urbanización
se tuvo conocimiento de esta trágica noticia, podemos hablar de la dificultad de
hacer conocer la noticia a la madre MARIA CELINA. Era lamentable mirar cómo si
demostrar pena que los miren en medio del llanto y acudíamos a tratar de alguna
manera a consolarlos se daban casos de que permanecían encerrados de pronto
para no recibir las voces de condolencia y conmover más aquellos momentos” 44.

9. Declaración del señor Nelson Heráclito Muñoz Cerón quien manifestó que tuvo
conocimiento de la muerte porque le contaron lo ocurrido y señaló que: “las

42
Fls. 98 a 101, c. ppal.
43
Fls. 106 a 108, c. ppal.
44
Fls. 109 a 110, c. ppal.
relaciones entre hermanos que a mí me consta eran bien unidas, el fallecimiento
del hermano lógicamente que da pesar como dije antes, tristeza que pues, uno no
fácilmente se repone de un golpe de esos”45.

10. Declaración del señor Mariano Teodulfo Molina Urbano, quien era el tío de la
víctima y manifestó que laboraba en una droguería de su propiedad ayudando en
lo que se necesitara porque estudiaba regencia de farmacias y ganaba el salario
mínimo. De igual forma ratificó el contenido de la certificación obrante en el
proceso. Señaló también que con lo que ganaba ayudaba a sus hermanos que
estudiaban por fuera46.

11. Declaración del señor Germán Tarsicio Moreno Lucero:


“…En base al fallecimiento si fue dura, si a uno le dio duro, con mayor razón a los
familiares, eso fue una sorpresa grande fue muy duro, todos los vecinos
estuvimos junto a ellos. Referente a la unión de ellos se los miraba que eran bien
unidos, entre hijos y padres, inclusive con los vecinos, yo vivo al frente de ellos.
(…) Sinceramente yo los vi afectados a todos, sabría decir que número de
hermano era pero creo que era el tercero, con todos se llevaba bien, de pasarles
no creo pero si se ve que están tristes, celebran una misa cada año y nos invitan a
los vecinos, no han podido superar la muerte de ADRIANO, en el mes de la madre
fue el insuceso y causó mucho dolor, como para recordar toda la vida” 47.

12. Copia de algunas piezas procesales del sumario adelantado por la Fiscalía
158 Penal Militar contra el agente Alpala Rosero Diógenes de Jesús, con ocasión
de la muerte del joven Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina.

Del proceso se destacan las siguientes piezas procesales:

12.1. Declaración rendida por la señorita Nancy Elvira Bucheli Córdoba quien no
presenció el disparo pero sí tuvo contacto directo con la víctima instantes antes de
su muerte y manifestó:

“Eran las 7:45 de la noche del día domingo 13 de mayo del presente año, estaba
trabajando en el SAI, en eso llegó un joven entró apagada la moto y me dijo que
dejaba esa moto y que se le cuidara, no me dio chance de decirle nada porque me
impresioné porque estaba ensangrentado, y salió corriendo allí mismo, y a
cuestión de segundos llegó en un taxi un agente de policía y llegó el agente y
estaba con el revólver en la mano y me preguntó que de quién era la moto que
estaba allí no le contesté nada porque me asusté al mirar el revólver, mi padre
Gerardo Buchelli le dijo que la habían dejado tirada, entonces el policía le contestó

45
Fls. 11 y 112, c. ppal.
46
Fls. 120 a 121, c. ppal.
47
Fls. 133y 134, c. ppal.
que esa moto era robada y que por favor le prestara el teléfono para llamar al No.
165”48.

12.2. Declaración rendida por el señor Gerardo Raúl Buchelli Merchancano, quien
manifestó:

“….A esa hora llegó un joven con una moto marca KAWASAKI, de las motos
viejas, se metió de una y la dejó allí, en el local del SAI diciendo me la cuidan o
me la ven y salió corriendo, sin yo pararle bolas y quedando quietos por la
impresión de mirarlo al sujeto que iba herido y echando sangre, salió corriendo
para arriba, en segundo llegó un agente de policía en un taxi que iba pasando
despacio y miró la moto, se bajó y fue a mirar la moto estaba con el revólver en la
mano y dijo esta moto es halada, llegó la sacó del local hacia la calle, el agente
pidió a mi hija que le prestara el teléfono y mi hija le dijo que esos teléfonos no
daban los de información y entonces se fue al lado a una cafetería y allí le
prestaron el teléfono, en cinco o diez minutos llegaron unos señores que estaban
tomando al lado diciendo que vayan a ver que allá arriba hay un muerto, esto les
decían a la patrulla de la policía que ya había llegado, a esas hora fue la patrulla y
lo echaron en la ambulancia y lo llevaron 49.

12.3. Copia autenticada de la Minuta de Guardia correspondiente al día de los


hechos en donde el agente Alpala registró:

“Se deja constancia que se escucharon unas detonaciones en el sector del


potrerillo o las lunas, diez minutos más tarde por llamada telefónica un señor me
informó que por los lados del colegio Ciudad de Pasto iba arrastrando un sujeto
una moto que al parecer era robada por lo cual yo salí del CAI y efectivamente
pasaba un sujeto con la moto antes mencionada arrastrándola y cuando le hice la
señal de pare hizo aso omiso por lo que le seguí y él se monto en la moto trató de
prenderla pero no le prendía pero como es de bajada me cogió ventaja ya que yo
iba a pie entonces pedí apoyo y yo seguí corriendo y frente al SAI de Telecom del
Comfamiliar de Miraflores encontré la moto y miré que el individuo que la llevaba
(ilegible) corría como trastabillando y en esos momentos llegó la patrulla y se
presentó de que más adelante esta un individuo herido y con el apoyo del Jefe de
Turno lo recogieron en la panel y lo trasladaron hasta el hospital en donde me
informaron posteriormente que había fallecido”.

Debe resaltarse que esta misma versión de los hechos fue suministrada por el
Agente Alpala a quien se recibió declaración puesto que en ese momento no había
sido sindicado de la muerte del joven50

48
Fls. 21 y 22 Anexo Tomo I.
49
Fls. 23 a 24 Anexo Tomo I.
50
Fls. 48 a 50, Anexo Tomo I.
12.4. Copia autenticada de la licencia de tránsito 072631 de la motocicleta marca
Kawasaki a nombre del señor José Sigifredo Castillo Guerrero. Sobre dicho
automotor se expidió certificación de carencia de antecedentes 51.

12.5. Informe Técnico No 7629 del 8 de octubre de 2003, mediante el cual se hizo
el análisis de balística y se concluyó que la trayectoria fue de atrás hacia adelante,
de derecha a izquierda, “lo cual indica que el disparo lo recibe en el momento en
que se encontraba empujando la motocicleta, lo cual le permitía tener el brazo
derecho levantado y a la vez el cuerpo girado hacia la izquierda, para coincidir así
con la trayectoria establecida en el protocolo de necropsia” 52.

12.6. Diligencia de reconstrucción de los hechos, en donde se estableció que el


tiempo utilizado por la motocicleta en el recorrido desde el momento en que se
impulsó para la bajada hasta llegar a la esquina del SAI fue de 54 segundos y se
ratificó allí lo declarado por la testigo Nancy Elvira Buchelli Córdoba, quien
manifestó que el agente Alpala ingresó al SAI con un arma en la mano derecha,
mientras que el señor Gerardo Buchely dijo no recordar si el policía estaba armado
cuando entró a preguntar por la motocicleta 53.

12.7. Dictamen médico legal fechado el 19 de junio de 2001, mediante el cual el


Instituto de Medicina Legal luego de analizada la necropsia respondió sobre la
actividad que pudo desarrollar la víctima después de haber recibido el disparo, en
los siguientes términos:

“Por el tipo de lesión que interesó la arteria de mayor calibre del organismo como
es la aorta y el flujo sanguíneo que circula por el interior de la misma es muy alto,
la pérdida de sangre se puede producir en término de segundos, agravado por la
perforación de ambos pulmones; por consiguiente con este tipo de lesión no
podría realizar ningún tipo de actividad física en este lapso. El espacio que puede
recorren en un tiempo menor a un minuto con este tipo de lesiones no se puede
estimar en más de 10 a 20 mts.”54.

2.8. Ampliación del Dictamen Médico Legal, fechado el 24 de febrero de 2004, en


donde se respondieron las preguntas del Juzgado acerca de qué distancia podía
recorrer la víctima y en qué tiempo, teniendo en cuenta las condiciones en que se
encontraba. Allí se consignó:

51
Fls. 47 y 51, Anexo Tomo 1.
52
Fls. 553 a 556 vto., Anexo Tomo II.
53
Fls. 549 a 552, Anexo Tomo II.
54
Fl. 82, Anexo Tomo I.
“Se debe tener en cuenta que los órganos que fueron comprometidos en la
trayectoria del proyectil son vitales y en este caso perforó los dos pulmones y el
arco aórtico.

El flujo de sangre en áreas del cuerpo como en los pulmones es de 5 -6 lts/min


según estudios estandarizados con parámetros publicados a nivel internacional; si
a esto sumamos la condición de que se perforan los hemitorax produciendo una
presión negativa de vacío que conlleva a colapso de los pulmones es difícil o
imposible realizar alguna actividad física diferente a la del desplome del cuerpo ya
que iniciar una actividad como correr requiere de esfuerzo que agrava la salida o
pérdida de sangre por los orificios ocasionados por el proyectil. Lo anterior puede
indicar que la reacción inmediata no puede ser la de desplegar una actividad física
que requiera de esfuerzo.

Al numeral 4: las características del orificio de entrada del proyectil de arma de


fuego indican (sic) esta pudo ser ocasionada a larga distancia, debido a que no
presenta residuos de disparo, esto es que no hay tatuaje ni ahumamiento,
aunque se desconocen las condiciones del cuerpo en el
momento de los hechos; si estuvo cubierto con ropa o nó y estas evidencia
hubieran podido quedar en las prendas; el cadáver es entregado a la morgue sin
prendas de vestir después del procedimiento de levantamiento” 55.

12.9. Declaración de la señora Lucía Alexandra Realpe Benavides quien se


encontraba en el sitio al cual acudió el policía para llamar por teléfono y solicitar
apoyo y manifestó:

“…El policía dijo que una moto estaba parqueada en Telecom era robada y que él
venía siguiendo al ladrón, había un charco de sangre en el andén en ese
momento, el policía dijo que el teléfono no le servía y fue cuando yo le dije que
utilice el teléfono de la cafetería de mi mamá, él se encontraba hablando por
teléfono y bajó una señora que no la conocía y dijo que el ladrón estaba caído en
la esquina de la casa”, entonces fue cuando yo apuré a que el policía lo vaya a
coger al ladrón, pero el policía me decía espérese, espérese, y seguía hablando
por teléfono, colgaba y seguía marcando más números, y no quería ir a coger al
ladrón, cuando en esas llegó otro policía en una moto, y allí colgó el teléfono y
salió donde el otro amigo policía, le explicaba que él venía siguiendo la moto que
era robada y que él lo llamó, que no le hacía caso, que le muchacho se cayó y
que se levantó y siguió corriendo, dijo hermano y se cogió la cabeza el policía, no
le dijo nada más. Le decía con mucha angusti esas palabras, cuando en esas
llegó una patrulla y los dos policía el que estaba llamando por teléfono y el que
llegó se fueron a habla con los de la patrulla también hablaban y manoteaban con
los de la patrulla (…) el muchacho estaba en el piso caído a unas seis casas
cruzando la esquina desde la cafetería de mi mamá y los policías no iban a
prestarle auxilio. En esas llegó otro policía en una moto más grande y con casco,
de la angustia de toda la gente que no lo quería llevar a un hospital, un señor de
un taxi se ofreció a llevarlo al muchacho, y el policía que llegó en la moto corrió a
la patrulla y les golpeó la patrulla y les dijo un código y la palabra se está
muriendo, en ese momento después de un cuarto de hora y fueron los de la
patrulla a alzarlo al muchacho para llevarlo a un hospital. (…) Entonces de ver la
actitud del policía al que le ofrecí que llamara, el estaba como tonto, decía
espérese, estaba nervioso, estaba como sonámbulo (…) nosotros cuando nos
encontramos con Giovanny le dijimos que el policía que estaba allí era el que le
55
Fls. 635, Anexo Tomo III.
había disparado, nosotros dijimos eso por la actitud de ese señor, el no hacía
nada por socorrerlo al ladrón, no porque nosotros lo hayamos visto que él haya
disparado, entonces luego con Giovany se lo indicamos que él era y lo que hacía
el policía era taparse con la gorra… “56.

12.10 Declaración del señor Miguel Ángel Guepud Tapia quien participó en las
diligencias de levantamiento del cadáver y manifestó que no se hizo prueba de
absorción atómica al agente Alpala porque se localizó más o menos a la 1 de la
mañana, no se le pidió el arma de dotación oficial porque no hubo recuperación de
proyectiles en el cuerpo de la víctima57.

12.11. Copia simple de la Resolución No. 073 del 2 de noviembre de 2004,


mediante la cual la Fiscalía 158 Penal Militar profirió resolución de acusación
contra el agente Diógenes de Jesús Alpala Romero, como presunto autor de
homicidio culposo del joven Castillo Molina y se le impuso medida de
aseguramiento de detención con beneficio de libertad provisional 58. En las
consideraciones para adoptar la decisión se consignó que de acuerdo con los
indicios la víctima fue herida en su desplazamiento entre el CAI de la Policía y el
SAI de Telecom, que fue perseguido por el agente ALPALA quien portaba su arma
de dotación oficial y que de acuerdo con la trayectoria del proyectil descrita por el
perito, éste concuerda con las posiciones de la víctima y el sindicado lo que
permitía concluir que la única persona que pudo haber disparado fue el agente
Alpala Rosero además de que según el Informe del Comando éste devolvió el
arma, 5 cartuchos y una vainilla de manera que sí percutió su arma de dotación,
sin que esto pueda considerarse una simple coincidencia.

12. 12. Copia simple de la providencia proferida por el Tribunal Superior Militar el
19 de mayo de 2006, mediante la cual revocó la condena de dos años de prisión
proferida por el Juzgado 155 Penal Militar por el delito de Homicidio Culposo, en
aplicación del principio de in dubio pro reo 59.

La providencia señaló que la prueba de balística determinó que la vainilla


analizada correspondía a un cartucho calibre .38 especial generalmente utilizada
como munición de carga en armas de fuego como la Smith & Wesson .38 especial
pero no fue claro en señalar que se trataba de la misma arma examinada, y

56
Fls. 107 a 110, Anexo Tomo I.
57
Fl. 238 y 239, Anexo Tomo I.
58
Fls. 168 a 181, C. ppal.
59
Fls. 217 a 230. C. ppal.
tampoco se logró establecer su correspondencia con la portada como dotación
oficial por el Agente Alpala el día de los hechos.

En el presente asunto, observa la Sala que los medios de prueba relacionados,


fueron aportados con la demanda, decretados en la primera instancia y allegados
al proceso directamente por las partes dentro del periodo probatorio, es decir, de
manera oportuna y regular, razón por la cual, conforme al precedente de esta
Subsección, serán valorados teniendo en cuenta los principios que informan la
sana crítica.

2.6. El daño antijurídico

La existencia del daño antijurídico es el primer elemento que debe acreditarse


para que pueda predicarse la responsabilidad.

Al tenor de lo dispuesto en el artículo 90 Superior al que antes se hizo referencia,


el Estado debe responder por todo daño antijurídico que le sea imputable,
causado por la acción u omisión de las autoridades públicas, de manera que lo
exigido en la norma no es solo la existencia de un daño, entendido éste como un
menoscabo, afectación o lesión de un bien, sino que además se requiere que éste
sea antijurídico, es decir, aquel que no se tiene la obligación de padecer y que es
contrario a derecho, que vulnera el ordenamiento jurídico y con ello lesiona los
bienes e intereses jurídicamente protegidos.

Sobre el daño antijurídico ha dicho la Corte Constitucional en sentencia C-333 del


1 de agosto de 1996:

“El daño antijurídico no tiene una definición constitucional expresa, por lo cual es
un concepto constitucional parcialmente indeterminado, cuyos alcances pueden
ser desarrollados, dentro de ciertos límites, por el Legislador. Sin embargo una
interpretación sistemática de la Carta y de los antecedentes de la norma permiten
determinar los elementos centrales de este concepto.

La doctrina española ha definido entonces el daño antijurídico no como aquel que


es producto de una actividad ilícita del Estado sino como el perjuicio que es
provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de soportarlo.

Esta concepción de daño antijurídico ha sido admitida por la jurisprudencia del


Consejo de Estado en nuestro país. Así, en múltiples oportunidades ese tribunal
ha definido el daño antijurídico como "la lesión de un interés legítimo, patrimonial
o extrapatrimonial, que la víctima no está en la obligación de soportar", por lo cual
"se ha desplazado la antijuricidad de la causa del daño al daño mismo". Por
consiguiente, concluye esa Corporación, "el daño antijurídico puede ser el efecto
de una causa ilícita, pero también de una causa lícita. Esta doble causa
corresponde, en principio, a los regímenes de responsabilidad subjetiva y
objetiva"[5].

Desde el punto de vista sistemático, la Corte considera que esta acepción del
daño antijurídico como fundamento del deber de reparación del Estado armoniza
plenamente con los principios y valores propios del Estado Social de Derecho (CP
art. 1º), pues al propio Estado corresponde la salvaguarda de los derechos y
libertades de los particulares frente a la actividad de la administración. Así, la
responsabilidad patrimonial del Estado se presenta entonces como un mecanismo
de protección de los administrados frente al aumento de la actividad del poder
público, el cual puede ocasionar daños, que son resultado normal y legítimo de la
propia actividad pública, al margen de cualquier conducta culposa o ilícita de las
autoridades, por lo cual se requiere una mayor garantía jurídica a la órbita
patrimonial de los particulares. Por ello el actual régimen constitucional establece
entonces la obligación jurídica a cargo del Estado de responder por los perjuicios
antijurídicos que hayan sido cometidos por la acción u omisión de las autoridades
públicas, lo cual implica que una vez causado el perjuicio antijurídico y éste sea
imputable al Estado, se origina un traslado patrimonial del Estado al patrimonio de
la víctima por medio del deber de indemnización”.

(…)

Por ende, la fuente de la responsabilidad patrimonial del Estado es un daño que


debe ser antijurídico, no porque la conducta del autor sea contraria al derecho,
sino porque el sujeto que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportar el perjuicio,
por lo cual éste se reputa indemnizable. Esto significa obviamente que no todo
perjuicio debe ser reparado porque puede no ser antijurídico, y para saberlo será
suficiente acudir a los elementos del propio daño, que puede contener causales
de justificación que hacen que la persona tenga que soportarlo”.

Para que el daño antijurídico pueda ser indemnizado debe ser cierto y estar
plenamente acreditado, carga procesal que le incumbe a la parte demandante, de
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 177 del C.P.C.,

En el presente caso, el daño consiste en la muerte del joven Adriano Emerson


Aníbal Castillo Molina, la cual se acreditó plenamente con el registro civil de
defunción.

2.7. La imputación

Establecida la existencia del daño antijurídico, corresponde efectuar el análisis


pertinente, a fin de determinar si el mismo puede ser imputado a la parte
demandada.

Teniendo en cuenta el precedente de la Sala, respecto de los títulos de imputación


arriba citado, conviene precisar que en este caso la responsabilidad es imputable
a la demandada, a título de falla del servicio, por el incumplimiento de deberes
normativos a cargo de la Policía Nacional, quien amparado en la desatención de la
orden de alto, y presuntamente en un llamado de alerta sobre un posible robo,
decidió dispararle en un uso excesivo de su fuerza.

En efecto, la Sala debe censurar de manera enfática el proceder de la Policía


Nacional en los hechos comentados, pues de ningún modo puede ser aceptable
en el marco de un Estado Social y Democrático de Derecho que el respeto del
derecho humano y fundamental a la vida (consagrado a nivel constitucional y a
nivel convencional en tratados de Derechos Humanos del orden Regional y
Universal) quede supeditado a una orden de “alto” que expida el personal de la
Policía, de manera que ante su desconocimiento se avale, ipso facto, una
pretendida e infundada potestad de atentar de manera directa a la vida o la
integridad física de un ser humano por medio del uso de la fuerza o de las armas
de fuego60.

Un razonamiento como el anterior no se compadece con la necesaria y obligatoria


observancia de los derechos humanos en todos los ámbitos de actuación del
Estado, como un todo y, particularmente, respecto de aquellos funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley 61, frente a los cuales los estándares
internacionales en derechos humanos han establecido la aplicación estricta de un
criterio de proporcionalidad (como interdicción de la arbitrariedad) de modo tal que
sólo se considere como legítimamente autorizado el uso de la fuerza y de las
armas de fuego en casos en donde las circunstancias concretas así lo demanden,

60
Es el caso de las denominadas “políticas de tirar a matar” en donde se avala un uso desproporcionado de la
fuerza que es violatorio de los Derechos Humanos. Sobre este punto el Relator Especial ha sostenido: “45.
Pero la retórica de tirar a matar y sus equivalentes plantea una amenaza grave y perdurable a los enfoques de
aplicación de la ley basados en los derechos humanos. Del mismo modo, las expresiones del tipo de
"asesinato selectivo" y tirar a matar se utilizan para sugerir un nuevo enfoque e insinuar que frente al
terrorismo es inútil actuar en el marco de la ley. Sin embargo, las normas de derechos humanos permiten el
recurso a medios letales cuando sea estrictamente necesario para salvar vidas humanas. La retórica de tirar
a matar tan sólo sirve para dejar de lado las normas legales claras mediante una autorización para matar
vagamente definida que produce confusión entre los agentes del orden, pone en peligro a personas inocentes
y facilita los errores al tiempo que se eluden los verdaderos problemas que plantea una amenaza concreta.”.
Informe del Relator Especial al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. E/CN.4/2006/53 “Los
derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las desapariciones y ejecuciones
sumarias” 8 de marzo de 2006, p. 23.

61
“La administración, cualquier que sea la forma de actuación y cualquiera que sea la realidad social sobre que
recaiga, ha de respetar como algo Sagrado e inviolable, la dignidad de la persona humana, que es fundamento
del orden político y de la paz social. El Estado puede utilizar, con toda energía, dentro de los límites
impuestos por el principio de proporcionalidad, todos los medios de que dispone para impedir que el
hombre realice conductas antijurídicas, pero no tiene el poder de segar la vida humana, ni de torturar al
hombre. La autoridad no es en su contenido social, una fuerza física. Los integrantes de la fuerza física deben
actuar siempre con la especial consideración que demanda la persona humana” Consejo de Estado, Sala del o
Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 4 de marzo de 1993, Exp. 7237.
a efectos de salvaguardar la vida o integridad física propia o de un tercero ante
una amenaza inminente.

Se trata, entonces de un juicio de proporcionalidad que está orientado por los


criterios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad stricto sensu, de manera que
i) pese a que está prohibido por regla general el empleo de la fuerza y más aún de
medios letales; su uso excepcional puede hacerse siempre que la actuación
persiga una finalidad legítima a la luz del sistema jurídico 62; ii) que se siga un
razonamiento de selección de medios conforme al cual se haga uso de aquel que
resulte menos lesivo para la vida y/o integridad física de la persona contra quien
se lleva a cabo la acción63; e igualmente deberá valorarse si iii) una ponderación
en el caso en concreto lleva a decir que se justificó la afectación a los derechos a
la vida e integridad física del sujeto contra el que se ejecutó la acción como directa

62
Dentro de este criterio se encuadran las referencias que hace la declaración de los Principios Básicos sobre
el empleo de la fuerza y de las armas de fuego por parte de oficiales encargados de hacer cumplir la Ley, en
su principio 9° donde se afirma:

“9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las personas
salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con
el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la
vida, o con el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su
autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para
lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.”
Así mismo el comentario a) al artículo tercero del Código de conductas adoptado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en donde se lee:

“a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser
autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes
o para ayudar a efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.”

Y lo establecido en el artículo 29 del Código Nacional de Policía donde se lee:

Código Nacional de Policía. Artículo 29. - Solo cuando sea estrictamente necesario, la policía puede emplear
la fuerza para impedir la perturbación del orden público y para restablecerlo.
Así, podrán los funcionarios de policía utilizar la fuerza:
a) Para hacer cumplir las decisiones y órdenes de los jueces y demás autoridades;
b) Para impedir la inminente o actual comisión de infracciones penales o de policía;
c) Para asegurar la captura de la que deber ser conducido ante la autoridad;
d) Para vencer la resistencia del que se oponga a orden policial que deba cumplirse inmediatamente;
e) Para evitar mayores peligros y perjuicios en caso de calamidad pública;
f) Para defenderse o defender a otro de una violencia actual e injusta contra la persona, su honor y sus
bienes;
g) Para proteger a las personas contra peligros inminentes y graves.

63
Sobre esto el informe A/61/131 de 5 de septiembre de 2006 “Informe provisional sobre la situación mundial
con respecto a las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias” precisa lo siguiente: “41. (…) el requisito
de necesidad impone la obligación de reducir al mínimo el nivel de fuerza aplicada, independientemente del
nivel de fuerza que sería proporcional. Respecto del uso de armas de fuego, la norma de necesidad que se
aplica es que debe recurrirse a esta medida potencialmente letal “sólo en caso de que resulten insuficientes
medidas menos extremas para lograr dichos objetivos”. (…) En general, los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley deberían determinar el grado de fuerza necesario, comenzando por un grado bajo y, si ello
resulta insuficiente en ese caso concreto, graduar o intensificar el uso de la fuerza”. Organización de las
Naciones Unidas. Informe A/61/131 de 5 de septiembre de 2006 del Relator Especial, p. 16-17.
contrapartida del cumplimiento de los objetivos lícitos que permiten el uso de la
fuerza y las armas de fuego64.

En este orden de ideas, la aplicación del criterio de proporcionalidad en el caso


concreto no resiste un análisis mínimo en tanto que no es posible dar por
acreditado el hecho de que la actuación de la Policía Nacional se orientara al
cumplimiento de un objetivo convencional, constitucional o legalmente establecido.
Por el contrario, se trató de una respuesta desproporcionada a una conducta
jurídicamente neutra, pues lo único que hizo la víctima fue emprender la huida
desatendiendo la orden de “alto” del policial, sin que pueda afirmarse que un
proceder de esta manera sea merecedora de un acto de represión de tal entidad.

En consecuencia, el juicio de atribución de responsabilidad a la demandada se


explica a partir de la violación de los contenidos normativos que rigen la actuación
de la administración, específicamente de la Nación – Ministerio de Defensa –
Policía Nacional en lo concerniente al uso razonable, necesario y proporcional de
la fuerza.

Para el apelante, el principal motivo de inconformidad con el fallo, consiste en que


no existió una prueba directa de la responsabilidad del agente, por cuanto no se
corroboró que la muerte hubiese sido causada con el arma de dotación oficial que
portaba el agente Alpala Romero el día de los hechos y en consecuencia no se
probaron los elementos de la responsabilidad estatal.

El análisis de las pruebas obrantes en el proceso permite establecer que el señor


Agente Alpala el día de los hechos se encontraba en servicio activo, en el CAI
ubicado cerca al Colegio Ciudad de Pasto, como se probó con la hoja de
operaciones en donde consta que estaba incluido en el turno de servicio,
probándose entonces su condición de policía y que se encontraba en servicio
activo.

Por otra parte, de acuerdo con lo manifestado por el mismo agente Alpala, ese día
al parecer fue alertado de los movimientos sospechosos de alguien que arrastraba
64
“La proporcionalidad trata de la cuestión del grado de fuerza tolerable. Más precisamente, el criterio de
proporcionalidad entre la fuerza usada y el objetivo legítimo para el que se la usa requiere que la
intensificación de la fuerza se interrumpa cuando las consecuencias para el sospechoso de aplicar un grado
más elevado de fuerza “compensen con creces” el valor del objetivo. Podría afirmarse que la proporcionalidad
define el punto en que las vidas y el bienestar de otras personas justifica el uso de la fuerza contra el
sospechoso y que, si se supera ese punto, el uso de la fuerza no estaría justificado y, de causar la muerte,
sería una violación del derecho a la vida.” Organización de las Naciones Unidas. Informe A/61/131 de 5 de
septiembre de 2006 del Relator Especial, p. 18.
una motocicleta presuntamente robada, por lo cual decidió interceptarlo, al ver que
no acató su llamado procedió a salir en persecución suya, y al llegar al SAI, donde
la víctima dejó la motocicleta, indicó a los presentes que perseguía a un ladrón, de
manera que se acreditó plenamente que se encontraba en el ejercicio de sus
funciones como policial.

Ahora bien, respecto de la autoría del disparo que causó la muerte de la víctima,
no existe una prueba directa, como lo afirmó el fallador de la instancia, pero sí que
existen varios indicios que permiten concluir que éste fue efectuado por el agente
Alpala.

Acerca del indicio, el artículo del C.P.C. dispone: “248. Requisitos de los indicios.
Para que un hecho pueda considerarse como indicio, deberá estar debidamente
probado en el proceso”.

Y sobre su valoración se dice: “Artículo 250. Apreciación de los indicios. El juez


apreciará los indicios en conjunto, teniendo en consideración su gravedad,
concordancia y convergencia y su relación con las demás pruebas del proceso”.

Algunos doctrinantes lo han definido así: “El indicio es un hecho del cual se infiere
otro desconocido. Debe quedar suficientemente claro que el indicio es, por así
decirlo, un hecho especialmente cualificado, porque tiene la propiedad de salirse
de sí mismo y mostrar otro”

El hecho indicio para que indique el otro requiere el empleo de la regla de la


experiencia y por ello se puede afirmar que ésta es un prius; en cambio, en los
demás probatorios es un posterius con el fin de establecer el valor que se le debe
dar al medio probatorio65.

Al respecto, la Corte Suprema de Justicia, Sala Penal con ponencia del


magistrado Alfonso Reyes Echandía, dijo:

“El indicio como mecanismo probatorio se plasma en un juicio de inferencia lógica


que emite el juez teniendo en cuenta la existencia probada de un hecho indicador
que lo lleva a concluir la presencia de otro indicado. Tal instrumento conceptual le
permite al juzgador adquirir certeza sobre la autoría y responsabilidad del
65
Parra Quijano, Jairo; Algunos apuntes sobre la prueba indiciaria.
procesado cuando otros medios probatorios no se la brindan; la confiabilidad
descansa en la demostración racional del hecho indicador y en la capacidad del
juez para valorarlo e inferir de él la existencia del hecho indicado y su lógica
conexión con el sujeto a ellos ligado”66.

De igual forma esta Sala ha señalado67:

“El indicio se estructura sobre tres elementos: 1. Un hecho conocido o indicador,


2. Un hecho desconocido, que es el que se pretende demostrar, y 3. Una
inferencia lógica a través de la cual, y partiendo del hecho conocido, se logra
deducir el hecho que se pretende conocer.

Sobre el indicio, ha precisado la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia:

“Precisa la Corte que el indicio es un medio de prueba crítico, lógico e indirecto,


estructurado por el juzgador a partir de encontrar acreditado por otros medios
autorizados por la ley, un hecho del cual razonadamente, y según las reglas de la
experiencia, se infiera la existencia de otro hasta ahora desconocido que interesa
al objeto del proceso, el cual puede recaer sobre los hechos, o sobre su agente, o
sobre la manera como se realizaron, cuya importancia deviene de su conexión
con otros acaecimientos fácticos que, estando debidamente demostrados y dentro
de determinadas circunstancias, permite establecer, de modo más o menos
probable, la realidad de lo acontecido” 68.

Entre los requisitos de existencia de la prueba indiciaria, se pueden señalar, que el


hecho indicador esté debidamente probado, que sea indivisible, independiente y si
son varios indicios, deben ser concordantes, convergentes y deben ser valorados
por el juez según las reglas de la sana crítica. Conviene resaltar, que no es la
cantidad, lo que les otorga fuerza probatoria, sino su mayor o menor capacidad de
señalar como causa probable el hecho inferido.

En el subjudice, existen una serie de indicios que valorados conjuntamente


permiten inferir la participación del agente Alpala en la muerte del joven Castillo
Molina.

66
Sentencia de fecha julio 26 de 1982. Magistrado Ponente Alfonso Reyes Echandía,
67
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de marzo 18 de 2015, radicación 30639, C.P.
Olga Mélida Valle de De la Hoz, (E).
68
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia de 26 de octubre de 2000,
proceso: 15610.
De acuerdo con las pruebas allegadas, el joven Castillo Molina pasó junto al CAI
en el que se encontraba de turno el Agente Alpala arrastrando una motocicleta
motivo por el cual éste lo increpó y decidió seguirlo, estructurándose un indicio de
proximidad y también de consecuencia porque se dio inicio a una persecución;
posteriormente el joven entró al SAI y también lo hizo el policial, (indicio de
presencia en el lugar).

Según las declaraciones de los testigos presenciales, la víctima ingresó herido al


SAI, donde dejó la motocicleta y salió apresuradamente; en los instantes
siguientes apareció el agente Alpala quien preguntó por el joven y

manifestó que venía persiguiéndolo porque se había robado la motocicleta, pero al


enterarse de que había alguien herido en un sitio no distante, no hizo nada por
acudir en su captura sino que se limitó a solicitar un teléfono para hacer unas
llamadas solicitando apoyo y una vez que llegaron los otros uniformados no acudió
al sitio donde se encontraba la víctima sino que se mantuvo alejado, se
encontraba nervioso y tampoco hizo nada por socorrer al herido, actitudes que son
claramente extrañas en quien momentos antes lo perseguía aduciendo que era un
ladrón.

Por otra parte, respecto de la herida recibida por la víctima, según lo consignado
en el fallo proferido en el proceso penal, el estudio de balística determinó que el
proyectil corresponde a un arma calibre .38 especial de características similares al
arma de dotación oficial que portaba el agente Alpala el día de los hechos aunque
no pudiera establecerse que fuera la misma.

La apoderada de la entidad demandante argumentó que la muerte no fue causada


por el policial, porque según el informe de medicina legal con las heridas que
recibió, el joven no podía haber realizado una actividad física diferente del
desplome, mientras que de acuerdo con las declaraciones, la víctima dejó la
motocicleta en el SAI y salió corriendo hacia arriba.

Pues bien, el informe rendido por medicina legal, lejos de desvirtuar las
declaraciones sobre el comportamiento del joven herido, al ser valorado de
manera conjunta con los croquis de lo ocurrido y con el informe sobre la
trayectoria de balística, corrobora que el impacto fue realizado por quien se
encontraba en su persecución, y el compromiso respecto de sus funciones vitales
fue de tal magnitud que no alcanzó a recorrer sino un breve trayecto acerca del
SAI, cayendo luego al piso, a unas cuantas casas de ese sitio, donde permaneció
hasta que fue trasladado hasta el hospital más cercano.

De acuerdo con lo anterior, es posible concluir que el disparo que causó la muerte
del joven Castillo Molina si fue hecho por el Agente Alpala Rosero, en las
circunstancias arriba señaladas, motivo por el cual, la decisión de primera
instancia habrá de confirmarse en relación con la responsabilidad atribuida a la
Policía Nacional por el daño causado a los demandantes.

2.7. Perjuicios

2.7.1. Perjuicios morales

Se entiende por perjuicio moral la aflicción, dolor, angustia y los otros


padecimientos que sufre la persona con ocasión del evento dañoso y que deben
ser indemnizados en aplicación del principio general de reparación integral.

En relación con este punto, se presume que cuando hay un daño antijurídico
inferido a una persona éste genera dolor y aflicción entre sus parientes hasta el
segundo grado de consanguinidad y primero civil, ya sean ascendientes,
descendientes o colaterales69.

En el sub lite, se pretende la indemnización correspondiente a los perjuicios por la


muerte del joven Castillo Molina, la cual fue fijada en la providencia de primera
instancia, en cuantía de 100 SMMLV para cada uno de los padres y 50 para cada
uno de los hermanos, condena que esta Sala encuentra ajustada a los parámetros
establecidos en la providencia de agosto 28 de 2014, en la que se unificó la
posición acerca de la indemnización de los perjuicios morales en caso de muerte:

“A fin de que en lo sucesivo, se indemnicen de manera semejante los perjuicios


morales reclamados por la muerte de una persona, como en el presente caso, la
Sala, a manera de complemento de lo decidido en la sentencia mencionada en el
párrafo que antecede, decide unificar su jurisprudencia sobre el particular, a partir
del establecimiento de cinco niveles de cercanía afectiva entre la víctima directa
del daño o causante y quienes acuden a la justicia en calidad de perjudicados o
víctimas indirectas; así:

Nivel 1. Comprende la relación afectiva, propia de las relaciones conyugales y


paterno – filiales o, en general, de los miembros de un mismo núcleo familiar (1er.
69
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sentencia de julio 17 de 1992, Rad 6750, C.P. Daniel Suárez Hernández.
grado de consanguinidad, cónyuges o compañeros
permanentes o estables). A este nivel corresponde el tope indemnizatorio de 100
SMLMV70.

Nivel 2. Se refiere a la relación afectiva propia del segundo grado de


consanguinidad o civil (hermanos, abuelos y nietos). A este nivel corresponde una
indemnización equivalente al 50% del tope indemnizatorio.

Nivel 3. Abarca la relación afectiva propia del tercer grado de consanguinidad o


civil. A este nivel corresponde una indemnización equivalente al 35% del tope
indemnizatorio.

Nivel 4. Aquí se ubica la relación afectiva propia del cuarto grado de


consanguinidad o civil. A este nivel corresponde una indemnización equivalente al
25% del tope indemnizatorio.

Nivel 5. Comprende las relaciones afectivas no familiares (terceros damnificados).


A este nivel corresponde una indemnización equivalente al 15% del tope
indemnizatorio.

La siguiente tabla recoge lo expuesto:

REPARACIÓN DEL DAÑO MORAL EN CASO DE MUERTE


NIVEL 1 NIVEL 2 NIVEL 3 NIVEL 4 NIVEL 5
Regla Relación Relación Relación Relación Relación
general en afectiva afectiva del 2° afectiva del afectiva del afectiva
el caso de conyugal de 3er de 4° de no
muerte y paterno consanguinida consanguinida consanguini familiar
– filial d o civil d o civil dad o civil. (terceros
damnifica
dos)
Porcentaje 100% 50% 35% 25% 15%
Equivalencia 100 50 35 25 15
en salarios
mínimos

Para los niveles 1 y 2 se requerirá la prueba del estado civil o de la convivencia de


los compañeros. Para los niveles 3 y 4, además, se requerirá la prueba de la
relación afectiva. Para el nivel 5, deberá ser probada la relación afectiva.

Como en el presente caso se acreditó el vínculo familiar existente entre la víctima


y los demandantes, al allegar los registros civiles de nacimiento de
Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina, Mirta Mabelly, Edwin José, Eduardo
Efrén y Yazmin Ivet Castillo Molina, donde consta que son hijos de los señores
José Sigifredo Castillo y María Celina Molina ello será suficiente para conceder los
70
Consejo de Estado, Sección Tercera, rad 27709 C.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
perjuicios morales solicitados, no solo por encontrarse dentro de la presunción,
sino además porque con los testimonios recibidos en el proceso se acreditó el
dolor sufrido por los padres y hermanos de la víctima.

En consecuencia, se confirmará la condena impuesta en primera instancia en este


punto.

2.7.3. Perjuicios materiales

El Tribunal negó los perjuicios materiales en su modalidad de daño emergente


porque no fueron acreditados en el proceso, aspecto en el cual la providencia será
confirmada, toda vez que no se allegó prueba de los gastos ocasionados por la
muerte del joven Castillo Molina.

No ocurre lo mismo en relación con los perjuicios materiales en su modalidad de


lucro cesante, el Tribunal tomó como base el salario mínimo que era el percibido
por la víctima al momento de su muerte y realizó los cálculos correspondientes a
la indemnización consolidada, condenando en abstracto la suma correspondiente
a la indemnización futura, porque no se conocía la edad de la madre y no era
posible establecer cuál de los padres cumpliría primero la probabilidad de vida
para determinar el periodo de indemnización.

Al respecto debe considerarse que contrario a lo afirmado en la providencia objeto


de apelación, el límite para la indemnización no lo constituye la expectativa de vida
de los padres, ni de la víctima, sino la fecha en que el joven Castillo Molina llegaría
a los 25 años, puesto que de acuerdo con las reglas de la experiencia es esa la
edad en que los hijos se independizan de los padres y cesa la ayuda que les
suministran, de manera que se procederá a realizar una nueva liquidación, acorde
con los criterios establecidos por esta Corporación.

Así las cosas, para la liquidación se tomará como base el salario mínimo actual,
por ser mayor que el salario mínimo vigente al momento de los hechos
debidamente actualizado, y se le aumentará el 25% de las prestaciones sociales y
se le restará el 25% de lo que la víctima gastaba en su manutención, para un total
de $646,363, que se dividirá en 50% para cada uno de los padres, así:
$323.171.5.
Ahora bien, el joven Castillo Molina nació el 10 de marzo de 1979 y por tanto al
momento de su muerte (13 de mayo de 2001) tenía 22 años, 2 meses y tres días
de edad, de manera que la indemnización comprende únicamente el periodo
consolidado que va desde la fecha de los hechos hasta el momento en que
cumpliría los 25 años, esto es el 10 de marzo de 2004, para un total de 33,90
meses, liquidados con la siguiente fórmula:

S = Ra (1+ i)n - 1
i

S = $323171,5 (1 + 0.004867)33,90 -1
0.004867

S = $ 11.879.787.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección C, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA

Modificar la sentencia apelada, proferida por el Tribunal Administrativo de Nariño


el 25 de mayo de 2007, la cual quedará así:

PRIMERO. Declarar que la Policía Nacional es responsable por la muerte del


joven Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina, de acuerdo con lo expuesto en las
consideraciones de esta providencia.

SEGUNDO.- Condenar a la Policía Nacional al pago de las siguientes sumas:

a. Por concepto de perjuicios morales por los daños padecidos:

A los señores José Sigifredo Castillo y Maria Celina Molina de Castillo el


equivalente a 100 salarios mínimos mensuales legales vigentes a la fecha de
ejecución del presente fallo, para cada uno.
A los señores Mirta Mabelly, Edwin José, Eduardo Efrén y Yazmin Ivet Castillo
Molina, el equivalente a 50 salarios mínimos mensuales legales vigentes a la
fecha de ejecución del presente fallo, para cada uno.

b. Por concepto de perjuicios materiales al señor José Sigifredo Castillo la suma de


$11.879.787.

c. Por concepto de perjuicios materiales a la señora María Celina Molina de Castillo


la suma de $11.879.787.

TERCERO: Negar las otras pretensiones de la demanda.

CUARTO: Se dará cumplimiento a esta sentencia en los términos de los artículos


176 y 177 del C.C.A.

QUINTO.- Ejecutoriada esta providencia devuélvase el expediente al Tribunal de


origen para su cumplimiento y expídanse a la parte actora las copias auténticas, de
acuerdo con lo señalado en la ley procesal, al apoderado que ha venido actuando en
el proceso.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA


Presidente de la Sala

GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE

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