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BIOGRAFIA DE CARLOS AUGUSTO SALAVERRY

Nació en Piura en 1830. Fue hijo espurio del caudillo Felipe Santiago
Salaverry y de doña Vicenta Ramírez. Su condición de hijo natural
provocó el retraimiento y la melancolía del poeta.

Establecido en Lima, el general Salaverry trajo a su hijo a esta ciudad


para vigilar su formación y ponerlo al cuidado de su esposa, doña Juana
Pérez Infantas.
Derrotado el general por Santa Cruz, y fusilado en Arequipa, la viuda y
sus dos hijos –natural uno, legítimo el
otro – debieron huir a chile para
librarse de la persecución de los
enemigos de don Felipe Santiago.

Regresaron al Perú 4 años después. A


la edad de 15 años, Carlos Augusto
inicio la carrera militar, en la que
ascendió hasta el grado de teniente
coronel. Se casó con Mercedes Felices,
cuando él tenía 20 años.

Fue un matrimonio efímero. Después


amó as Ismena Torres, cuya familia se
trasladó a Europa para no verla
vinculada al nombre del poeta. El diario
en prosa escrito por Salaverry para
registrar las incidencias de su idilio con
Ismena se convirtió después,
transpuesto al verso, en su mejor
obra: Cartas a un Ángel.

Fue secretario del presidente Mariano Ignacio Prado y combatió en la


batalla del 2 de mayo de 1866. Se enroló en la diplomacia, lo cual le
permitió visitar Estados unidos, Inglaterra, Francia e Italia. Estaba en
París cuando suprimieron su cargo, y durante 6 años vivió acosado por
los sinsabores. Ya en Lima, fue partidario del presidente García Calderón
Marchó nuevamente a París para contraer matrimonio. Durante su viaje
de bodas, en Alemania, lo atacó la parálisis. Murió en parís en 1891.
CARTA CANTA
Hasta medianos del siglo XVI, los más castizos prosistas castellanos
decían. “Rezan cartas”, cuando un hecho eran referidos epístolas.
Después, sacando una misiva decían: “Carta canta”. Los ultracriollos
sólo decían: “Papelito habla”.
Leyendo al jesuita Acosta, conocí el
origen de la frase, por eso reclamare
a la Academia el peruanismo. Veamos.
Era Antonio Solar, en 1558, uno de los
vecinos más ricos de Lima. Y aunque
no estuvo con Pizarro en Cajamarca,
logró que se le repartiese casa, 200
fanegadas en Supe y Barranca, Y 50
mitayos a su servicio.
Formó hacienda en Barranca y trajo
de España yuntas de bueyes: “Iban
los indios - dice Acosta - a verlos arar, asombrados; diciendo que los
españoles, por no trabajar, los usaban”. Y trajo semillas de melón,
nísperos, granadas, cidras, limones, manzanas, membrillos,
guindas, cerezas, almendras, etc.
El melonar de Barranca dio primera cosecha y el mayordomo escogió
diez para obsequiarlos al patrón. Los mitayos encargados, - en un
descanso - al sentir el perfume de la fruta, apetito y temor se
enfrentaron. “Comamos un melón, - dijo uno – escondamos la carta y
no nos acusará”. Su sencilla ignorancia creía ver en la escritura a un
espía diabólico. Esto agradó al otro y colocando la carta bajo una
piedra, se echaron a devorar la incitante fruta.
Cerca a Lima uno de ellos dijo: “Igualemos la carga; porque si llevas
cuatro y yo cinco, sospecharán”. Y escondieron la carta, devorando el
segundo melón.
Al llegar, le dieron la carta, en la que le anunciaban diez melones. Don
Antonio, que prometió al arzobispo y otros sus primeros frutos,
examinó la carga:
- ¡Ladronzuelos! -gritó bufando- ¡Aquí faltan dos!
- ¡Ocho no más, taita! -dijeron temblando los indios.
- ¡Aquí dice diez, se han comido dos! ¡Zurra con ellos!
- ¿Lo ves? ¡Carta canta! -dijo uno, después de zurrado.
Escuchó don Antonio, y les gritó: “¡Sí, bribones, ya saben que carta
canta!”, y la frase se generalizó y pasó el mar.
N
Túpac Amaru I
Último soberano inca. Después de la conquista española
del Perú, los incas se habían refugiado en el reducto de
Vilcabamba. En 1558 el soberano inca Sayri Túpac se sometió a
los españoles y se trasladó a
Lima; pero su hermano Titu
Cusi Yupanqui se quedó en
Vilcabamba, encabezando un
grupo de indios resistentes.

Cuando Titu Cusi Yupanqui murió


en 1570, su hermano Túpac
Amaru le sucedió en el trono.
Pero, entretanto, había llegado
al Perú un nuevo
virrey, Francisco de Toledo,
dispuesto a acabar con el foco
rebelde de Vilcabamba,
temeroso de que su actitud
pudiera extenderse al resto de la población andina.

Un ejército español asaltó Vilcabamba en 1572. La familia del


inca intentó huir, pero fue perseguida y capturada. El virrey
hizo que trasladaran al Cuzco al soberano inca, al que hizo
bautizar antes de ejecutarle públicamente.

Con él se extinguía no sólo el último reducto de resistencia


incaica, sino también la propia dinastía real de los incas, ya
que Túpac Amaru I no tuvo descendientes varones. Sin
embargo, dejó dos hijas, una de las cuales, llamada Juana
Pilco-Huaco, se casó con un cacique de Surimaná. Un biznieto
de este matrimonio, José Gabriel Condorcanqui, tomó el
nombre de Túpac Amaru II para sublevarse contra los españoles
en el siglo XVIII.

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