Sei sulla pagina 1di 26

8

~;

\ Sobre la "relativa autonomía" de


la historia de la música

El concepto de "relativa autonomía" del arte y de la historia


del arte es una categoría marxista, aunque no exclusivamente
marxista. En las cartas de Friedrich Engels, de la década de
1890, cumple la función de mantener el esquema base-superes-
tructura del marxismo libre de la sospecha de un superficial
descuido del arte: sólo "en última instancia" se concedería
importancia a la economía. Pero dentro del marxismo -o del
círculo de los autores que se declaran marxistas- no resulta
demasiado claro el sentido del principio de la autonomía, y la
función que corresponde al concepto varía de acuerdo con las
tendencias.
Nadie que conozca el tema discute ya que la autonomía
estética no representa un principio que flota por encima de la
historia, sino un fenómeno históricamente limitado y variable.
Pero los juicios sobre el alcance histórico de la categoría son
difíciles, porque dependen del contenido del concepto. Ese
concepto parece, por un lado, tan amplio que llega a coincidir
con la categoría de "música de concierto" propuesto por Heinrich
Besseler como lo contrario a "música corriente"; por otro lado,
puede ser concebido de manera tan estricta que llega a ser un
equivalente del principio de l'art pour l'art. La "música de
concierto" no es parte de un proceso que está por encima de la
música, sino que constituye un entretenimiento en sí y es un
fenómeno que se remonta a épocas inmemoriales. La doctrina
de l'art pour l'art, en cambio, es un lema del siglo XIX y no surgió
de la burguesía -como aseguran sus detractores marxistas-
sino de una boheme antiburguesa, aunque alojada en los nichos
dejados por la sociedad burguesa. También es difícil delimitar
claramente la música autónoma de la funcional. Esto se debe a
133
que algunas funciones de la música -la función de representa- ciór destinada:;t exaltar la gloria del príncipe y la importancia
ción, de entretenimiento, de sociabilidad y de cultura- se de la corte. Sin embargo, la destacada individualidad del
mantienen en un punto móvil entre la "música corriente" y la compositor -como persona, tanto empírica como estética, que
"música de concierto", entre la pertenencia a procesos extra- se representaba en las obras-:- no sólo se toleraba sino que hasta
musicales y una existencia e importancia independientes. Y ese se buscaba; y en la categoría del "buen gusto", surgida en el siglo
punto puede tener diferentes acentu\tciones, según se desplace XVII, se confundían los factores estéticos y sociales (se trata de
hacia el lado de la autonomía o de la funcionalidad. De todos una emancipación del juicio artístico y su funcionalización
modos se puede afirmar, sin caer en la arbitrariedad, que como vehículo de delimitación social). El gusto que se tenía o no
algunos géneros musicales de los siglos XVIII al xx son autónomos se tenía no quedaba librado a la elección del individuo; era una
o primordialmente autónomos. Y desde el punto de vista convención de grupo. De acuerdo con una tesis de Jürgen
historiográfico sería útil (sólo se puede operar con consideracio- Habermas, el arte burgués sirve para la "satisfacción de nece-
nes acerca de la utilidad, puesto que no existe un concepto sidades residuales", desplazadas de la vida social diaria. Las
"único y verdadero" de autonomía) encontrar un camino funciones de sociabilidad, representación y cultura, es decir los
terminológico intermedio entre un equivalente de "música de elementos funcionales, se fueron debilitando en un público
concierto" y un concepto de autonomía que coincida con la musical que representa una "masa solitaria", y el carácter
doctrina de l'art pour l'art. De esa manera se podría calificar de masivo no perturba ese solitario sumergirse en una obra de
autónoma, en primer lugar, a una composición musical que arte, sino que lo estimula. (La cultura sociable no prospera más
exija y pueda ser escuchada por sí misma, de modo que la forma que en pocos círculos.) La contemplación estética como compor-
predomine sobre la función. En segundo lugar, al arte en el tamiento adecuado a un arte autónomo (al igual que otra forma
sentido moderno del concepto, es decir, obras que surgieron popular de contemplación estética, que consiste en un volverse
libremente en cuanto a contenido y forma y no por encargo. sobre sí mismo mientras se escucha, y en un disfrutar de las
Por otra parte, la autonomía estética no es un hecho al que propias emociones) no sería, pues, un fenómeno específicamen-
se le pueda atribuir· un punto de partida fijo: no se puede te burgués sino un fenómeno que siempre puede darse cuando
afirmar, por ejemplo, que "el" arte -en la medida en que la soledad, a la sombra de la masificación, se convierte en
merezca ese nombre- es autónomo desde el siglo XVIII. Más característica de una forma de sociedad, sea ésta burguesa o no.
bien representa un proceso cuyos comienzos se pierden en lo Aunque se parta de la composición y no de la recepción, es
indefinido y cuyo final es por ahora indeciso. Más apropiadas casi imposible atribuir claramente el principio de la autonomía
que las afirmaciones categóricas acerca de si la música es o no a factores de la historia social, es decir, interpretarlo como una
autónoma, son las descripciones más específicas que intentan idea de origen y carácter exclusivamente burgueses. Por un
demostrar en qué medida y desde qué punto de vista lo es. lado, la música autónoma -como producto de una sociedad
La misa polifónica de los siglos Y:V y Y:VI era música de cul- burguesa- está sometida a la mecánica del mercado, aunque
to y, por lo tanto, sería definida por Besseler como "música se trate de una mecánica atenuada por la existencia del mecenas.
corriente". Sin embargo, el paso al frente del compositor, en Por otro lado, se opone -dentro de un espíritu antiburgués e
tanto individuo, no quedaba excluido. Era una ostentatio inge- incluso apelando a categorías feudales- a algunos principios
nii como le reprocha J osquin de Prez a Glarean; y la unificación de la producción de mercancías (por ejemplo, la repetición de
formal, desde el punto de vista de la técnica de la composición, modelos exitosos, repetición que haría perder a la música su
de las partes del ordinarium missae -que en la práctica carácter artístico y la degradaría al plano de la música trivial).
litúrgica permanecen separadas- en un ciclo fue un principio Además de constituir un hecho social, que se puede obser-
estético que no se agotaba en la función cultual. La música var en el amplio contexto de la creciente diferenciación y
cortesana de los siglos XVII y XVIII era parte de una representa- emancipación de los sectores de la vida, la autonomía estética
134 135
es siempre una instancia de juicio. En el siglo XIX, la música autonomía también es una categoría de "recepción estética":
funcional sucumbe ante el veredicto de ser música de poca obras que no se concibieron como composiciones autónomas se
jerarquía. Es difícil decidir si la desconfianza estética fue el interpretan como tales a partir del siglo XIX, por haber sido
producto de una decadencia de la composición de las formas trasladadas de su forma original de existencia a otra, sin que
musicales con una función determinada '0 si ocurrió lo contrario: por ello se pueda hablar de una adulteración. La música de Bach
si la música funcional descendió al ni~l de la trivialidad porque fue redescubierta -más bien, descubierta- y se le otorgó así
se adaptó al prejuicio que existía en su contra. autonomía estética, haciendo abstracción de su destino primi-
También es ambivalente -tanto desde el punto de vista tivo de música que debía cumplir un objetivo determinado. Al
objetivo como desde el de la psicología social-la relación entre adquirir autonomía estética pudo convertirse en paradigma y
arte y artesanía que surgió en el siglo XIX. Por un lado, en un expresión clásica de la idea central de la música absoluta. Esa
mundo de trabajo dividido y alienado, dispuesto y administrado idea, la de una relación directa entre la estructura más diferen-
de una forma heteronómica, el arte se presenta como una ciada y la expresividad más completa, fue sin duda uno de los
actividad autónoma y como ejemplo y paradigma del trabajo no acontecimientos decisivos en la historia de la música del siglo
alienado, justamente porque conserva la antigua unidad de la XIX. y la nueva interpretación no se basa en una arbitrariedad

producción artesanal, a diferencia de la mercancía manufactu- que podría estar sujeta a rectificaciones. La "autonomización"
rada y de producción fabril (la utopía se nutre de la añoranza). de música distante en el tiempo es el anverso de la "historiza-
El arte conserva la dignidad de lo artesanal y representa un ción" del repertorio que se inició en el segundo tercio del siglo
resto de la burguesía preindustrial en medio de una época XIX. Obras cuyo contexto histórico se ha desmoronado, conti-

industrial, que comenzó siendo burguesa, para luego burocra- núan teniendo vigencia. Y no como simples relictos y documen-
tizarse en formas compartidas por las sociedades burguesas y tos de una época desaparecida, sino comouna presencia estética
no burguesas. casi intacta, aunque haya cambiado en forma sustancial. El
Además, el arte -en tanto arte libre- se siente lejos de la arte puede conservarse o restaurarse sin, por eso, perder su
artesanía, por ser ésta una actividad desarrollada con una sentido, mientras que la constitución política y social de la cual
finalidad concreta y por encargo. En la distinción, establecida formaba parte está definitivamente muerta.
por Robert Schumann, entre el elemento "poético" de la música Según parece, la historiografía no permanece inmutable
-es decir, su carácter artístico- y el aspecto "mecánico", se ante la profunda diferencia entre los testimonios estéticos y
advierte un desprecio por la artesanía, un métier que el compo- políticos en cuanto a su existencia histórica. A medida que una
sitor debe dominar pero no resaltar. (La hechura debe mante- época pasada se va alejando, en la imagen que uno se hace de
nerse en secreto.) Por sus pretensiones, el arte burgués libre es ella palidecen las situaciones y sucesos políticos y sociales, y las
heredero del aristocrático ars liberalis. Si bien es cierto que obras de arte pasan a primer plano, como si ellas hubieran sido
este concepto apuntaba hacia la teoría de la música, hacia la siempre las que determinaron las características de la época. Lo
contemplación del sistema tonal y no -como la categoría del que sobrevive en materia de presencia estética adquiere, en la
arte li-bre- hacia la música como sonido, se pensaba en que la reconstrucción histórica de un fragmento del pasado -----:-yesto es
libertad que concedía un ars liberalis y la autonomía del arte en más notorio en la arquitectura que en la música-, un acento
el siglo XIX significaban una excepción en el "reine, de la necesi- que no tenía cuando el pasado era un presente vivido. Yeso
dad", en la esfera de las obligaciones económico-sociales. ocurre sin que nadie se lo proponga. (El tópos tan difundido,
La autonomía estética es el resultado de un proceso histó- según el cual la verdadera esencia de una época sólo se reconoce
rico pero en un sentido distinto de la idea del "arte como al mirar hacia atrás, es la expresión distorsionada de un hecho:
institución" que se desarrolló através de un proceso de siglos. consideramos lo pasado que ha sobrevivido en el presente como
Además de constituir una categoría de "producción estética", la más importante y característico que aquello en extinción, y lo
136 137
consideramos asíjustamente por su supervivencia. Pero sólo un presenta como insistencia en una manera, y una originalidad,
metafísico puede establecer si la valoración de las generaciones que se hace valer como sello de un estilo, puede ser difícil de
posteriores es más "auténtica" que la de los contemporáneos, o establecer merced a hechos concretos; pero casi siempre se
viceversa; es decir, si la historia cultural y social tiene la percibe con claridad.) El motivo económico entra en conflicto
palabra decisiva.) ;¡ "'. con la idea estética que el compositor reconoce como instancia
De acuerdo con esto, puede a~rmarse que la autonomía ante sí mismo. (La reacción del público suele ser ambivalente:
estética -o la autonomía relativa- representa un fenómeno la exigencia de renovación y lo opuesto, la exigencia de repeti-
histórico sobre cuyo alcance y significación se polemiza, pero ción, suelen estar equilibradas, y la fórmula del éxito inmediato
cuya existencia no se puede negar. Sin embargo, eso no basta, es la frase "suena conocido", una apariencia que surge, por
de ninguna manera, para fundamentar y justificar el hecho de ejemplo, de los origin81ísimos temas de Chaikovsky.) Pero en el
que un historiador constituya el principio de autonomía en postulado de que un compositor debe resistirse a la presión
requisito indispensable para la historiografía. Por ejemplo, que social en pro de la integridad de sus obras -un postulado que,
describa la evolución musical comouna continuidad de cambios desde fines del siglo XVIII ha hecho la historia de la música al
de forma, como lo hace Rugo Riemann, o que siga el ejemplo de oponerse a los efectos de los factores económicos-, se hace
los formalistas rusos y conciba la historia de la música como un visible el elemento moral del principio de la autonomía: la
proceso interno que se mantiene activo porque la consolidación integridad estética objetiva aparece comoel término correlativo
de un estilo y la consiguiente automatización de las percepcio- de una integridad moral subjetiva.
nes estéticas estimulan la renovación de los medios musicales. En Theodor W. Adorno el pathos moral se oculta en la
No es necesario negar el hecho de que la autonomía estética es tesis según la cual la autonomía estética -como la que mantu-
una idea de los siglos XVIII, XIX Yxx, históricamente eficaz, que vieron Schonbergy Webern al precio del aislamiento social- no
deja su impronta en la realidad. Sin embargo, se puede afirmar representaría sólo un alejamiento sino, más bien, una resisten-
que representa sólo un objeto de investigación histórica; pero no cia ante una realidad histórica que tiende a la fatalidad. Según
una premisa de la historiografía. (Pero tampoco puede objetarse Adorno, la evolución musical interna es expresión, reflejo o
que es razonable -desde el punto de vista heurístico- partir, concreción de la evolución social general, aunque los composi-
en primera instancia, de los principios de la época que se tores no tengan conciencia de ello. Lo que ocurre en el interior
investiga, es decir hacer propio el concepto de arte del siglo XIX, de las obras ayuda a comprender lo que sucede en la historia.
si se intenta comprender la evolución musical de la época.) Las Justamente porque los compositores se entregan imperturba-
consecuencias que surgen de la autonomía estética para la bles a la marcha de la historia de los problemas de composición,
historiografía musical no dependen tanto del hecho histórico sin ceder a las influencias y exigencias externas, y procuran
mismo, como de sus interpretaciones. Y las diversas interpreta- confiar en la "tendencia del material", expresan una verdad
ciones del concepto y del fenómeno son muy contrastantes. La acerca de la sociedad en la cual viven, y lo hacen con mayor
autonomía estética en su relación con la realidad social se ha precisión y acierto que lo que podrían lograr a través de una
visto como postulado moral, como falsa conciencia o como exposición directa e ingenua. Pero expresar el estado de cosas
utopía, una "utopía concreta", en el sentido que da Ernst Bloch significa distanciarse de él. (La forma estética del acuerdo con
a la expresión. lo malo es la idealización, no el retrato; un retrato que, según
Bajo el dominio de las leyes de mercado, un compositor se Adorno, no es impedido sino posibili tado por el "formalismo" de
ve obligado, o por lo menos tentado, por fuerzas económicas y la Nueva Música.) Por medio de la autonomía -que encierra y
sociopsicológicas, a aferrarse a una manera que en un tiempo le recoge parte de la realidad-, el arte se resiste a una realidad
aseguró el éxito. En otras palabras, se convierte en epígono de desdichada, en lugar de quedar librado a ella por la adaptación.
sí mismo. (El límite entre una imitación de sí mismo, que se De la tesis de que la evolución musical interna se convierte
138 139
en fiel retrato de la evolución social externa, precisamente por El "talante humanitario" de la música de Gluck o de Haydn
sustraerse a su influencia directa al insistir en los problemas sería la expresión de una "falsa conciencia", con la cual la época
formales, surge una consecuencia metodológica para el histo- se engañaba o se consolaba de la inhumanidad real en la
riador. Esa consecuencia es que él no expone la historia de la práctica social. Por otra parte se descubre, en importantes
música por sí misma, sino en relación conia historia social; pero obras, un contenido que las destaca por encima del momento de
la autonomía estética sobre la que refl~iona al pasar, al mismo su aparición y las convierte en herencia destinada a una época
tiempo queda retenida por su interpretación. Dado que la obra posterior, con una estructura social diferente. De acuerdo con
musical no adquiere su importancia documental-o histórico- esto, el "talante humanitario" no es una simple apariencia que
filosófica- independientemente de su carácter artístico, sino oculta la miseria de la situación existente y la hace más
gracias a él, el factor artificial no debe ser dañado, aunque se tolerable -es decir, que inhibe la conciencia de lo insoporta-
rompa el aislamiento estético a causa del "desciframiento ble-; a la vez es el "resplandor" de un futuro en el cual, más
social" postulado y practicado por Adorno. El hecho de que la adelante -en un reino de la libertad y de la humanidad
música sea socialmente elocuente, precisamente por su autono- realizada-, la gran música se incorporará realmente a la
mía, significa para el intérprete que, al descifrar lo que dice, no función social latente en ella.
debe renunciar a la autonomía. Si la música no expresara lo que El que una argumentación marxista tienda a la crítica
expresa por su forma, sería inútil que lo hiciera. ideológica rigurosa o parta de la relativa autonomía del arte,
La rigurosa tesis de Marx de que el arte representa una depende de la función polémica o apologética que le toque
ideología parcial o una conciencia falsa, uno de los "bancos de desempeñar. Si se trata de la descripción de funciones que
niebla en el cerebro humano" que distorsionan la realidad cumple la música en una sociedad no socialista, se recurre al
material, y de que la autonomía en la cual cree existir el arte esquema base-superestructura de la crítica ideológica. Si, en
moderno es sólo una apariencia que debe descartarse ... esa cambio, se procura caracterizar un estado que se aproxima a la
dureza ideológica, pues, con la cual Marx enfrentaba al arte, no realización del socialismo, ya no se adjudica a la música un
es su única o última palabra, sino la parte más visible de una sentido humano oscurecido por discrepancias ideológicas y
teoría cuyo anverso está constituido por un concepto utópico del utópicas, como si en algún punto se acabara con la "alienación",
arte. El hecho de que la independencia del arte resulte ser una tal como lo esperaba Marx respecto de la revolución social.
ilusión no es una característica del arte en sí, sino del estado de Entendido como expresión del convencimiento de que la
alienación en el que se ve obligado a existir bajo la ley de la música no se agota en su función ideológica engañadora, sino
división del trabajo. En una sociedad emancipada sería legíti- que, a la vez, permite entrever una utopía, el concepto de
mamente autónomo: una actividad que no obedece a otra relativa autonomía constituye una de las condiciones sobre las
finalidad que a la autorrealización del hombre que la ejerce. que se apoya la teoría (y la política) de la "herencia cultural" que
(Cabría preguntarse si la utopía de un trabajo de la sociedad en le corresponde al socialismo hecho realidad. Sin embargo, no se
general, un trabajo no alienado, no es en gran parte irreal y alcanza a reconocer si se trata de una máxima c1asicista -como
abstracta, y si la medida de posibilidades de realización que en la tan citada frase de Marx sobre la supervivencia del arte de
contiene no existe ya: la de una actividad que -dentro de los la Antigüedad- ode una tesis sobre historia del efecto. En otras
límites de lo realmente posible- sería un paradigma de trabajo palabras, si el sentido actual, que habla al presente -en cuyo
no alienado.) beneficio se transmite el arte más antiguo- debe considerarse
La historiografía marxista del arte y de la estética de las como contenido original de las obras o como el resultado de una
últimas décadas opera en forma ambivalente. Por una parte, la historia de la recepción, que es una historia de descubrimientos
música de una época pasada aparece como un fragmento de pero también de reinterpretaciones.
ideología determinado por el orden social dentro del cual surgió.
140 141
.;.,.

La "doble verdad" con la que opera la teoría marxista del La problemática en la cual uno se interna al enfrentarse
con la tesis de la jerarquía es decididamente laberíntica, y es
arte -la diferencia ya señalada por Marx entre crítica ideoló-
comprensible que un historiador de la música se eche atrás y
gica y clasicismo, entre el desprecio del arte como "apariencia" eluda tal enfrentamiento. Sin.embargo, es inevitable formular
y su valorización como "primer resplandor"- constituye una algunas observaciones sin pretensiones epistemológicas.
forma específica de una contradicció:q.que preocupa también a
la teoría no marxista del arte. Esto o~urre desde alrededor del En primer lugar, el axioma de una jerarquía firme e
inmutable de razones explicativas, entra en conflicto con el
1800, cuando entraron en conflicto la conciencia histórica y la
metafísica de lo bello: el contraste entre el desciframiento de "pluralismo" metodológico. Acerca de éste puede afirmarse que
él, y no un concepto "idealista" cualquiera, representa el proyec-
una composición musical como documento de la historia de las to actual en contra de la teoría marxista de la historia. El
ideas y de la historia social, y su interpretación estética como
obra de arte con una existencia propia, en la cual las implicacio- extremo polémico del pluralismo, que es un criticismo, se dirige
contra dos objetivos. Por una parte, contra un dogmatismo que
nes históricas -que no rechazan tampoco una interpretación insiste en la existencia de una única relación real en los sucesos
racional, inmanente a la obra- son una función de la forma, y
no la forma una función del carácter documental. El proceso de históricos y que, por lo tanto, destaca de manera unilateral el
"autonomización" de las obras de arte, el proceso por el cual la factor del "reflejo" y subestima el de la construcción en la
relación entre historia rerum gestarum y res gestae. Por otra
música conserva su poder o surge al conocimiento, mientras que
el medio del cual ella proviene se ha desmoronado mucho parte, contra el decisionismo resultante de un escepticismo
extremo. Tal decisionismo consiste en que un proceso de la
tiempo atrás, podría tener un significado muy especial según la historia de la música -por ejemplo el paso a la atonalidad,
interpretación marxista. Podría interpretarse que la función alrededor de 1907- puede explicarse por la historia interna de
ideológica que desempeña una obra musical en la época de su
un problema de composición, por la analogía con rupturas de la
aparición es reemplazada por una autonomía estética lograda tradición en literatura y pintura, o por hechos de la historia
en una sociedad emancipada, que ya no se caracteriza por la
alienación. En esa sociedad, la autonomía estética se manifies- social. Es decir que, de la rivalidad entre los esquemas de
interpretación, deduce que los historiadores pueden establecer
ta, a la vez, como autonomía antropológica, puesto que el único relaciones históricas en número casi ilimitado y que los hechos
sentido de la música consiste en la autorrealización a la cual
se acomodan con sorprendente indiferencia a los variadísimos
llegan los seres humanos que se expresan musicalmente o se modelos que se les aplican. El problema central del pluralismo
reconocen en la expresión musical.
metodológico -que procura eludir el escepticismo- es, pues, el
La interpretación marxista ortodoxa del concepto de auto-
de desarrollar criterios que permitan yjustifiquen una decisión
nomía relativa del arte relega a un segundo plano el elemento
acerca del grado en el cual los modelos de explicación se basan
utópico y trata de neutralizar el mal uso, "marxista vulgar", del en hechos y acerca de la "profundidad" que pueden alcanzar. La
esquema base-superestructura. Si bien admite la existencia de exigencia de someter una tesis historiográfica a una prueba
una mutua relación entre base y superestructura, en lugar de
empírica es trivial y sólo parcialmente aplicable, porque no se
una dependencia unilateral, se aferra al axioma de que "en ha determinado qué hechos son los que permiten medir el
última instancia", siempre y en todos los tiempos, la estructura
acierto de un modelo. La elección del modelo decide, en parte,
económica es lo decisivo. La compleja relación entre los elemen-
tos de técnica artística, los factores estéticos, psicológicos, qué hechos son relevantes y cuáles no lo son.
Dada la multiplicidad de causas a las que se puede atribuir
sociales y económicos, que podría investigarse empíricamente,
un suceso (en vista de la coexistencia o competencia entre
requeriría -al pasar a la exposición histórica- un esquema de factores intencionales y causales, de historia de la composición,
interpretación que estaría representado por el modelo de una de las ideas o de las sociedades) tanto el historiador que
jerarquía inmutable.
143
142
pretende explicar, como el que se limita a narrar -y se ve musical deben buscarse en procesos biológicos, bioquímicos y
confrontado con una inabarcable multitud de procesos- enca- hasta físicos es tan indiscutible desde el punto de vista ontoló-
ran el problema de la elección racionalmente fundada y el de la gico,comoabsurda desde el punto de vista de la lógica científica.
acentuación. Las distinciones entre motivos, condiciones, cau- Por otra parte, no se sabe con precisión hasta qué punto es
sas y razones más profundas, con las cuales operan las expo- conveniente y adecuado llevar "hacia abajo" un recurso, y
siciones históricas, pueden ser vagas~y carecer de una explica- cuándo se rozan los límites del absurdo. Por ahora no se
ción suficiente desde el punto de vista teórico. Sin embargo, son vislumbra la posibilidad de un acuerdo en la disputa acerca de
ineludibles cuando se procura no conceder a cada causa descu- si el historiador debe remontarse a explicaciones sociológicas o
bierta para un suceso la misma importancia que a las demás, y psicológicas y antropológicas, a partir de los hechos de la
hacer depender la selección y el grado de importancia exclusi- historia de la música. De cualquier manera, se deben reconocer
vamente de los "intereses de conocimiento" del historiador. (Es los peligros que ha de evitar el historiador: el del decisionismo,
lógico, o debería serlo entre los no marxistas, que un historiador que escalona "ocasionalmente" las razones históricas explicati-
tenga el derecho científico de elegir un cuestionamiento que le vas, con una arbitrariedad individual o partidista; el del dog-
interesa y que, según el cuestionamiento, varíe la relación entre matismo, que parte de una jerarquía histórica fija e inmutable,
causas y simples condiciones. Lo que es causa en una historia y el de la falta de adecuación, es decir, la referencia a causas, que
de la sinfonía puede ser condición en una biografía de Beethoven si bien son reales, no se encaminan en la dirección del interés
y viceversa. Pero eso no debe impedirnos establecer una dife- por el objeto a explicar. (Quien desee entender un proceso en la
rencia entre cuestionamientos centrales y periféricos. No se historia de la música, no busca, en general, una explicación
trata de que una explicación sea más "cierta" que la otra o que fisiológica, aunque se trate de la sordera de Beethoven.)
se "aproxime más a la verdad", como se suele decir sin reflexio- De modo que la tesis del pluralismo -entendida como
nar mucho sobre el sentido de la frase, sino que es más proyecto en contra de la teoría marxista de la historia- procura
importante o es fundamental.) que el historiador -aunque al final intente llegar a una
Una pluralidad de explicaciones, yuxtapuestas con igual- jerarquía de razones explicativas- se niegue a plantearse una
dad de derechos, es un principio heurístico del cual parte el escala fija desde el comienzo. Procura, además, que en lugar de
historiador para dejar abiertas posibilidades y no un resultado ello, escoja el camino más difícil, que consiste en adoptar y
al cual llega al final. Cuando intenta exponer en forma clara y probar heurísticamente una serie de hipótesis igualmente
gráfica los resultados de sus investigaciones, se ve obligado a legítimas, pues está convencido de que la dialéctica entre la
seleccionar y escalonar las causas que él menciona. Y es natural apertura y la diferenciación pluralista de la cual se parte y la
que se esfuerce por fundamentar racionalmente sus decisiones, clausura y fijeza sistemática -a la que, en general, no se
en lugar de apelar -de manera decisionista- únicamente al aspira- de los límites de una determinada temática constituye
derecho a una elección arbitraria ante el impenetrable caos de un vehículo para el progreso del conocimiento.
posibilidades. El segundo motivo de desconfianza hacia la teoría marxis-
Si la idea de una jerarquía de causas históricas no se ve ta de la historia -aparte del motivo general, que consiste en no
seriamente amenazada al admitir que la elección de unos pocos cerrarse a las posibilidades que abre el pluralismo- es de
e importantes planteamientos es legítima y hasta razonable en naturaleza lógica. El esquema base-superestructura no parece
determinadas situaciones científicas, conviene cuidarse de no desechable a priori para ningún no marxista; pero no se lo
equiparar una gradación lógica de razones explicativas (la discute como axioma inamovible, sino como construcción hipo-
jerarquía a la cual termina por arribarse luego de una diferen- tética que requiere pruebas empíricas. El método de verifica-
ciación heurística inicial) con una gradación ontológica. La ción no es tan fácil de aplicar en una disciplina histórica como
afirmación de que las razones "más profundas" de un suceso en una disciplina perteneciente a las ciencias naturales. Como
144 145
ya se ha dicho, pocas veces faltan hechos históricos que hagan historiadores, siempre que no los domine la necesidad de buscar
plausibles esquemas diferentes de interpretación e incluso la tranquilidad en un esquema de filosofía de la historia.)
esquemas opuestos. Con todo, mientras la seientifie eommunity En cuarto lugar-aun en una época en la cual la estructura
se mantenga al margen de las agrupaciones de diletantes y de económica parece ser realmente la última instancia en el
fanáticos, no hay razón para quedar libraetos a un decisionismo sistema de dependencias, influencias mutuas y correlaciones,-
irracional, nacido del escepticismo extr4no. El hecho de que los se puede dudar si, y en qué medida, vale la pena recurrir a lo
historiadores muestren una tendencia a la controversia o al económico en una exposición sobre historia del arte. "Y,por fin",
escepticismo en la discusión de principios, no quiere decir que, dice Burckhardt en la obra citada, "no es necesario encontrar un
en casos concretos, no puedan o no quieran ponerse de acuerdo motivo material para el nacimiento de todo lo espiritual, aun-
sobre la diferencia entre las hipótesis sostenibles y las especu- que al final se lo halle. Cuando el espíritu haya tomado concien-
laciones extravagantes. En la práctica científica cotidiana, no cia de sí mismo, continuará creando su mundo a partir de él"
es tan difícil llegar a un consenso acerca de la diferencia entre (60). El hecho de que lo "espiritual" reflexione, "tome conciencia
afirmaciones razonables y descabelladas, bien fundamentadas de sí mismo", garantiza una relativa autonomía de la evolución,
o endebles, como se podría pensar ante la violencia de la que hace ver la referencia a la "base material" como poco
discusión sobre principios en la cual se embarcan los historia- fructífera, aunque sea posible. La afirmación de que sólo se
dores cuando proyectan una teoría. entiende la esencia de la teoría musical de la Antigüedad si
En tercer lugar, para los no marxistas no resulta evidente se analiza la estructura económica de la "sociedad esclavista"
sino improbable que el factor económico sea la última instancia -porque la teoría surge de la contemplación, la contemplación
en todas las épocas de la historia. Lo que es válido para el siglo del ocio y el ocio de la opresión económica- es dudosa aunque
XIX, no tiene por qué serlo para el Medioevo. En todo caso, para
se admita la primacía de lo económico en la Antigüedad. No es
los historiadores que prefieren no acatar preconceptos en ma- necesario siquiera negar su importancia fundamental para
teria de filosofía de la historia, el modelo más plausible respon- opinar que el tener en cuenta las condiciones económicas
dería a la idea de un sistema abierto y variable, en el cual influye poco en el contenido objetivo y de verdad de una teoría
cambian las dependencias y las acentuaciones de los diferentes sobre el arte. Además, la creencia de que se llega a conocer lo
factores. Y si uno aplica las ideas de Marx contra Marx, desde esencial de un tema cuando se exploran sus orígenes más
el punto de vista de la crítica ideológica se podría suponer que profundos es un prejuicio característico del siglo XIX, que Marx
éste saltó del empirismo a la filosofía de la historia y se limitó compartía con Nietzsche, pero que. en el siglo xx ha perdido la
a convertir un estado de cosas observado en su propia época y apariencia lógica y natural que tuvo en un momento. (La
característico de ella en el principio general de la historiografía. "reflexión acerca de los orígenes" se considera hoy un "reduc-
El marxismo se aferra a la primacía de lo económico en "última cionismo" desacreditado.) Rastrear las raíces de una cosa en
instancia" y revela tanto una falta de sentido histórico como un lugar de tomar su madurez como punto de partida para la
idealismo que ve la historia de los sucesos como una simple observación, era un afán que el desconfiado positivismo de fines
fachada de los cambios de conciencia. No admite que la forma del siglo XIX oponía al clasicismo del siglo anterior. (Busquemos
en que los fenómenos musicales están condicionados por la un ejemplo en otra teoría reduccionista, en lugar de hacerlo con
historia es también una forma condicionada por la historia y el marxismo: ¿es realmente necesario conocer las conflictivas
que la estructura de los factores que provocan cambios históri- relaciones de Beethoven con su sobrino Karl, según categorías
cos también cambia. (La variabilidad de las fundamentaciones psicoanalíticas, para entender las últimas obras de aquél?
y dependencias entre las "potencias" religión, Estado y cultura, Aunque el análisis fuera acertado, seguiría asemejándose a la
postulada por J acob Burckhardt en sus Consideraciones sobre absurda reacción del hombre que, al ser consultado sobre el
la historia universal, es el modelo más esclarecedor para los asesinato de Sarajevo, respondió con consideraciones médicas.)
147
146
En quinto lugar, no se puede dar por sentado que aquellos tiva deberá soportar el reproche de los marxistas. Se le echará
factores sociales que tuvieron una incidencia más evidente en en cara el no tener en cuenta relaciones esenciales: las relacio-
la historia de la música figuren entre las características esen- nes en las cuales se constituye realmente el verdadero sentido
ciales de una época desde el punto de vista de la historia social. de la música como fenómeno histórico. La pieza central de la
La tesis de Max Weber de que la distinción de clases sociales teoría marxista es una premisa que podría calificarse de postu-
según la propiedad -que Marx constittyó en fundamento de su lado de la totalidad: la afirmación de que una historia de la
modelo histórico~ no es el único tipo de formación de clases que música relativamente aislada, separada de la investigación
no se puede construir científicamente y corroborar con hechos histórica general-o de otro fenómeno de superestructura- es
históricos, y de que una sociedad también puede dividirse en abstracta. Según Marx, la música de por sí -por ser un
clases según el rendimiento o el estatus, fue combatida por los fragmento de ideología- no tiene historia; sólo la sociedad
marxistas. El argumento fue que el enfrentamiento entre las en su totalidad la tiene. De modo que la música, para ser
clases por la propiedad era el único antagonismo decisivo y el comprendida históricamente y no sólo recibida ideológicamen-
principio motor de la historia hasta el presente, mientras que el te, debe exponerse dentro de un horizonte prefijado por el
estatus, por ejemplo, representaba un simple "fenómeno de estado de las fuerzas y de las condiciones de producción. Lo que
superestructura". (Por supuesto tampoco se ahorraron repro- escriben los historiadores de la música sólo es una historia de
ches desde el punto de vista de la crítica ideológica: se señaló la música mientras no se limite a ser historia de la música.
que la diferenciación del concepto de clases propuesto por La tesis constituye un desafío que no debería eludirse.
Weber era una de las maniobras de la teoría científica mediante Algunos polemistas del marxismo califican a la musicología no
las cuales la burguesía amenazada pretendía engañarse a sí marxista, en forma global, de "idealista", como si los opositores
misma, y a otros, acerca del verdadero antagonismo que le del marxismo aún estuvieran en el mismo lugar en el que se
costaría la vida.) Pero, sin entrar en una disputa de sociólogos, hallaban hace un siglo, lo cual es un error. Y el desafío consiste
para el historiador de la música es evidente que justamente la en que dentro de la musicología no marxista, no faltan investi-
distinción secundaria -según los criterios marxistas-, la gaciones históricas ni interpretaciones de obras, procesos y
diferencia entre clases según el estatus, reviste particular relaciones aislados, sino ideas ideas acerca de una historiogra-
importancia desde el punto de vista de la historia del arte y ha fía amplia, que esté por encima de una recopilación enciclopé-
tenido más influencia en ésta que el antagonismo entre las dica de fragmentos de la historia de los compositores, ideas,
clases divididas por la propiedad. El concepto de "culto", por géneros e instituciones. La investigación musical corre el riesgo
ejemplo -es decir del tipo que impulsó de manera esencial la de descuidar lo que ella misma designa. El concepto de historia
cultura musical del siglo XIX- definía un estatus cuya delimi- del espíritu -la idea de explicar la historia de la música como
tación (en el caso del "servidor del Estado", por los estudios transformaciones de la conciencia, que se ponen de manifiesto,
universitarios; en el caso de los comerciantes, por el manejo de sobre todo y con particular claridad, en la historia de las
la caja registradora, en lugar de la venta en el mostrador) no religiones y de la filosofía- ha decaído. Y esa idea ha decaído
puede expresarse a través de categorías económicas. Y, como por un imperceptible envejecimiento, sin que haya mediado
señaló Burckhardt, en cuanto a la expresión "en última instan- una controversia. La teoría de la historia del formalismo ruso no
cia", no hay por qué dejarse impresionar, pues en la investiga- fue recibida por los teóricos de la música, y ya es demasiado
ción histórica, la última instancia no es siempre la decisiva, tarde para asimilarla tras la decadencia de algunas premisas
como lo sugiere la metáfora jurídica. de la crítica. Finalmente, la idea de un pluralismo metodológico
Aquel que destaque el factor de la autonomía en la relativa sólo se ha concretado hasta ahora, desde el punto de vista de la
autonomía de la historia de la música, y -sin negarla ni historiografía, en algunos pobres y aislados intentos. Se trata
olvidarla- conceda menos importancia a la dependencia rela- del principio de la falta de principios o la idea de no anteponer
148 149
una jerarquía fija de razones históricas explicativas, sino de disciplina empírica. La unidad de "la"historia -que es más que
partir de una multitud de posibilidades abiertas, para llegar una mera acumulación de historias individuales- sólo puede
-sólo al final- a la determinación de situaciones y dependen- postularse en la filosofía de la historia; pero no puede fundarse
cias fundamentales, características de una determinada época. en los hechos, o, en todo caso, en la medida suficiente. De modo
Se ha llegado a una situación en la c:ualno se puede hablar de que el postulado de la totalidad -por grande que sea la
un consenso de los no marxistas sobr~ los principios básicos de tentación que irradia- es impracticable como idea de una
la historiografía. Es verdad que el consenso no debe ir demasia- historiografía que trata de salir adelante con un mínimo de
do lejos en una disciplina viva; pero, en la actualidad, es especulaciones. Y el concepto de la totalidad ejemplar -es
demasiado débil, más por indiferencia que por diversidad de decir, particular- es contradictorio en sí mismo, y esa contra-
opiniones. De modo que, en una situación caracterizada por la dicción no puede justificarse como una dialéctica que refleja la
inseguridad, el enfrentamiento con los teoremas marxistas se dialéctica de la cosa misma. Es tentador el postulado de que un
ha vuelto urgente, sea para asimilar lo rescatable, para alcan- historiador que no pierde de vista la relación general puede
zar un grado más alto de reflexión en torno a las propias hacer visibles los contornos de ésta al describir las relaciones
convicciones o para delimitarlas respecto de las premisas aje- individuales. Pero en la práctica científica, el análisis "ejem-
nas y conferirles así contornos más firmes. plar" resulta ser una aplicación reiterada de algunas fórmulas
La crítica al postulado de la totalidad -a la tesis de que elementales que, según se afirma, expresan las leyes de movi-
una historia de la música aislada, que se considera autónoma, miento de la historia. (En general, la ciencia histórica marxista
no es historia sino un sector arrancado de la totalidad, sin una se caracteriza por alcanzar en la teoría y en la crítica a la
ley de movimiento propia- es factible desde varios puntos de historiografía no marxista un rango muy superior al de su
vista. Se lo puede criticar desde la filosofía de la historia, desde práctica historiográfica.)
la teoría del conocimiento o desde la práctica científica. Y En segundo 1ugar, la decisión de si la historia social es parte
bastaría con esbozar algunas consideraciones más bien prácti- de la historia de la música o si la historia de la música es una
cas y no teóricas. parte de la historia social, no implica necesariamente una
El principio de que el historiador debe "totalizar", como lo elección entre principios que se excluyen mutuamente, una
expresó Jean-Paul Sartre, suena tentador para el entusiasmo elección sobre cuya verdad o falsedad el historiador debe poner-
especulativo de la filosofía de la historia; pero no es aplicable a se de acuerdo consigo mismo y con la scientific community.
la práctica historiográfica. No se puede calificar de absurdo al También depende de los intereses del conocimiento, que pueden
principio de la totalidad, como lo hacen algunas caricaturas de cambiar sin ser por eso ilegítimos. La música puede concebirse
sus detractores. La idea de una totalidad de la historia, de la como obra, pero también como documento. Puede constituir el
cual el historiador debe comprender lo individual, no se refiere objeto que el historiador pretende comprender y en torno al cual
a una continuidad cuantitativa que todos sabemos inalcanza- reúne las razones explicativas, o un simple material que utiliza
ble. Lo que se pretende señalar es que "al establecer relaciones" para ilustrar estructuras o procesos de la historia social. Nadie
-es decir, lo que hacen a diario los historiadores (la afirmación duda de la calidad científica de una exposición de historia social
de que se dedican principalmente a coleccionar hechos revela o cultural, porque la música encuentre un lugar en ella. Pero la
una mala interpretación de su actividad)-, surge involuntaria afirmación de que se trata de la "verdadera" historia de la
y naturalmente la idea de una relación general, de una relación música es desconcertante. En todo caso, a la tesis de que un
de relaciones. Parecería, pues, que "la" historia (en ese singular agrupamiento de hechos de la historia de la música sólo se
que se ha convertido en una trivialidad, pero que en realidad convierte en historia de la música dentro del contexto de la
representa una paradoja descubierta o construida en el siglo historia social, se le puede oponer la antítesis de que de ese modo
XVIII) no puede ser objeto de una investigación concebida como la historia de la música deja de ser una historia de la música.
150 151
En tercer lugar, el postulado de la totalidad parece ser una neo está poco desarrollada en la historiografía marxista u
versión extrema de la regla hermenéutica básica, según la cual oprimida por premisas metodológicas. Si bien es cierto que
es preciso tener en cuenta el contexto para entender la verda- siempre se ha admitido e incluso subrayado que "la superes-
dera intención de un texto. Para un marxista, el contexto es tructura cambia con más lentitud que la base", un marxista
siempre la sociedad en su conjunto. Pero'la verdadera dificultad nunca duda de lo que es "simultáneo" o "está en el tiempo" (la
hermenéutica, ligada desde siempt¡e a la regla del contexto, base) y de lo que puede ser "no simultáneo" o "mantenerse
consiste en determinar racionalmente, en cada caso individual, detrás del tiempo" (partes de la superestructura). En otras
el alcance del contexto necesario para una comprensión satis- palabras: siempre es la economía la que decide qué señala el
factoria con respecto al objeto de la interpretación y a la reloj histórico. Los marxistas no admiten la idea de que la
finalidad que debe cumplir. Porque el contexto no sólo puede ser historia de la sociedad como un todo está compuesta por histo-
demasiado estrecho; también puede ser demasiado amplio. rias de sistemas parciales, "no simultáneos" entre sí, y que es
(Para no interpretar mal algunas afirmaciones y conceptos del imposible saber cuál de ellos representa "el espíritu de la
trabajo de Eduard Hanslick Vom Musikalisch-SchOnen [De lo época". (El concepto de "espíritu de la época" fue un tema
bello en la música] es útil saber que los primeros capítulos se característico de la década de 1840. A pesar de la polémica
publicaron en forma independiente, antes de que se escribieran contra la interpretación del espíritu de la época como espíritu,
los últimos, y que, por esa razón, el contexto de algunas frases el marxismo se aferra a uno de sus elementos esenciales: la idea
no es el libro en su totalidad, sino el capítulo individual.) Sería de la sustancialidad de los momentos históricos.) Pero el espí-
innecesario hablar de la sociedad, si sólo se procurara describir ritu de la época, de acuerdo con el cual se mediría el nivel
la evolución de las relaciones entre la estructura de la sonata, histórico o social de los sistemas parciales, es una ficción y una
la tonalidad y el cromatismo en el siglo XIX. Ysería un dogmatismo determinación arbitraria (siempre que se tome en serio el
sólo justificado por la aplicación de un sistema, calificar de concepto desde el punto de vista de la filosofía de la historia y
"antihistórico" un planteo musical interno; es decir, negar que no como designación de vagos estados de ánimo que predomi-
la historia de la composición puede representar un contexto nan en una época). Basta una superficial reflexión desde la
comprensible que vale la pena exponer. Pero sería difícil formu- perspectiva de la historia de la música, para someter a dura
lar criterios válidos para determinar el contexto apropiado de prueba la creencia en la sustancialidad de la cronología; una
un tema específico, ya que la delimitación de un contexto no prueba a la que difícilmente resistirá. Por ejemplo, el hecho de
sería sino un preconcepto -del cual debe partir el intérprete- que la música de fines del siglo XIX represente, en gran parte, un
sometido a la dialéctica del círculo hermenéutico. La demarca- Romanticismo de categoría -también en la literatura y en la
ción del terreno dentro del cual se mueve la interpretación debe pintura hubo malos romanticismos- en una época cuya filoso-
efectuarse según el sentido de lo que es apropiado en cada caso. fía o Weltanschauung llevaba la impronta del positivismo, es
Esa capacidad, que la tradición humanística de la historiogra- inconciliable con la idea de un único espíritu de la época, de una
fía siempre subrayó, difícilmente pueda ser reemplazada por cronología sustancial (la base económica, en el sentido marxis-
un dogma que se limite a prescribir un único contexto: el de la ta, es el espíritu de la época "patas arriba") y nada justifica la
sociedad como un todo. afirmación de que la música había quedado a la zaga de la
En cuarto lugar, el postulado materialista de la totalidad filosofía. (Si se parte de la herencia que el final del siglo XIX dejó
comparte con el idealismo -cuyo reverso pretende ser- un al siglo xx, en lugar de declarar a la filosofía "simultánea" y a la
supuesto dudoso: la idea de una unidad sustancial de lo simul- música "no simultánea", se podría llegar a la conclusión de que
táneo o, en todo caso, de un "espíritu de la época" sustancial, que la "verdadera" sustancia de la época aflora en la música román-
puede servir de patrón de lo no simultáneo. Dicho en términos tica y no en la filosofía positivista. Lo más apropiado sería
negativos la no simultaneidad de lo cronológicamente simultá- describir y explicar cómo de la "falta de simultaneidad" entre el
152 153
positivismo y el romanticismo surgió una "complementarie- se imponga un espíritu de la época que se aparte de aquello que,
dad" característica de fines del siglo XIX. Music is different es un por analogía con el organismo, se encamina a su fin. Los
lema del positivismo.) historiadores son casi siempre eclécticos, y no hay razón para
En quinto lugar, es evidente que se malinterpreta la reprochárselo. Es verdad que el eclecticismo es una filosofía
historia como totalidad -cuya investigación persigue el postu- insignificante, pero para el historiador es una filosofía razona-
lado marxista de la totalidad- si \se la concibe como una ble y factible. Por otro lado, puede ser útil esbozar los contornos
sucesión de acontecimientos, por analogía con las historias de una historiografía musical que parte de las rigurosas ideas
parciales, narrables en principio (aunque la cantidad del mate- del formalismo, para que la exposición del principio de autono-
rial puede impedir su narración). Se trata, más bien, de una mía no se estanque en una crítica de la crítica, en un enfrenta-
"idea regulativa" en el sentido de Kant: el concepto de "la" miento con las objeciones marxistas.
historia, en singular define un "horizonte trascendental" den- El formalismo, en su versión original y extrema, elaborada
tro del cual se constituyen las historias de los sistemas parcia- por Viktor Schklovski alrededor de 1920, concebía la historia de
les como tales. Pero el "horizonte trascendental" no puede un arte, como el proceso de automatización de la percepción
convertirse en objeto de conocimiento histórico, una condición estética y de una alienación provocada por la renovación de los
que éste siempre ha exigido. La "historia en su totalidad" es en medios artísticos. En otras palabras, explicaba la aparición de
las ciencias históricas lo que la "naturaleza en general" es en las las nuevas formas en función del estancamiento estético de las
ciencias naturales: una premisa pensada, no un objeto empírico antiguas. Desde el punto de vista de la historia de las ideas, se
de investigación. El historiador la tiene siempre a su espalda y aparta de la distinción tradicional entre génesis y validez, entre
no frente a él. Si habla sobre ella -y es perfectamente legítimo lo que es o significa una obra y las circunstancias en las cuales
que lo haga-, deja de ser historiador para convertirse en surgió. De acuerdo con la concepción de fines del siglo XIX -tras
filósofo. el derrumbe del hegelianismo-, una concepción representada
La idea de una historia autónoma de la música -que en musicología por Philipp Spitta, por ejemplo, el "ser" de las
estimula la actitud polémica de los marxistas- no ha sido obras correspondía a la estética; el "devenir", en cambio, a la
puesta en práctica por nadie hasta el momento. Ni siquiera por investigación histórica. Y, en contra de la división de poderes
Rugo Riemann. Los principios de los formalistas rusos, cuya entre estética e historia, el enfoque metodológico del formalis-
"aspiración" era "desarrollar una ciencia de la literatura inde- mo permite interpretar el factor estético, el carácter artístico de
pendiente basándose en las características específicas del ma- las obras, no en forma metafísica -con las categorías de la
terialliterario" (Boris Eichenbaum, Aufsatze zur Theorie und filosofía de lo bello- sino históricamente. El concepto de una
Geschichte der Literatur, 1965, 9), no fueron adoptados en la alienación de la percepción producida por la renovación de los
musicología, como ya se señaló. La investigación de la historia medios artísticos -una alienación de lohabitual e internalizado,
de la música se presenta, por ahora -con matices que varían de la cual surge la necesidad de observar las cosas más a fondo,
según el historiador y según la época descripta-, como una es decir, una conducta estética-, además de representar una
mezcla de historia de compositores, de géneros, de institucio- categoría psicológica, es una categoría histórica. El formalismo
nes, de ideas y de estilos, sin que a nadie le haya molestado el es la teoría de una historia del arte que se presenta como una
hecho de que los diferentes enfoques se apoyaran, ocasional- cadena de innovaciones. Desaparece así la separación entre
mente, en modelos históricos divergentes. Así, por ejemplo, el "ser" y "devenir", la divergencia entre una estética metafísica-
esquema organicista de la historia de los géneros es perpendi- que concibe a la obra de arte como obra de arte- y una
cular al concepto del espíritu de la época en la historia de las investigación histórica que busca los condicionamientos a par-
ideas; porque en la medida en que los géneros musicales decaen tir de las biografías, la historia social y la historia de los géneros,
por envejecimiento, es muy pocoprobable que, al mismo tiempo, sin pretender por eso llegar al carácter artístico de las obras. En

154 155
el enfoque metodológico del formalismo, la historia del arte es,
realmente, una historia del arte. "La nueva forma", escribía Tercero: el alcance histórico del métodoformalista -determinado
Schklovski, "no aparece para expresar un nuevo contenido, sino esencialmente por su proximidad inmediata al arte moderno-
para reemplazar a la vieja forma, que ya no es artística" (citado es limitado (para expresarIo con más precisión: el formalismo es
por Eichenbaum, 27). ~ .,. una teoría del futurismo, así comoel método de la historia de las
Está de más reprochar al formallsmo la unilateralidad de ideas -al cual se opone- fue una teoría del simbolismo).
la que indudablemente adolece, puesto que él mismo la destaca. Cuarto: la automatización de la percepción estética no sólo se
El concepto formalista no se refiere a todas las implicaciones, proyecta en el futuro sino en el pasado, es decir que, en lugar de
condiciones y efectos del arte -como la estética musical de innovación, se podría hablar de una restauración de 10 históri-
Eduard Hanslick- sino que se refiere a lo específicamente camente remoto. Quinto: categorías comolas de automatización
artificial, a aquello que separa el arte de lo que no es arte y a un y alienación tienen implicaciones sociopsicológicas cuya expli-
arte de otro. Un opositor que no quiera -o no pueda- detener- cación científica obligaría a abandonar la historia interna del
se en los rasgos periférico s, tendrá que negar la tesis de que lo arte como arte. (Podría descubrirse, en ciertas épocas, que las
específico de un arte es su elemento esencial. premisas de la psicolOgíade la percepción, de las cuales parte el
Los formalistas no afirman, en ningún momento, que el formalismo, tienen validez para amplios sectores del público,
fragmento de historia relatado por ellos sea lo único digno de ser mientras que en otras, sólo la tienen para los artistas, que son
narrado. Se limitan a señalar la posibilidad de reconstruir una los
y paraejecutores del de
un círculo proceso de evolución de los medios artísticos,
iniciados.)
historia interna del arte como arte, y no como simple documento
de los procesos de la historia social o de la historia de las ideas. Pero el problema no consiste en descubrir las debilidades
Demuestran que es posible reconstruirla como una cadena del formalismo, sino en hacerlas desaparecer sin sacrificar la
ininterrumpida de sucesos, constituida por la dialéctica de la ideahistoria
sea metodológica central: la idea de una historia del arte que
del arte.
automatización y la innovación, y no como una yuxtaposición
discontinua de interpretaciones de obras, que crea la ilusión de
ser una historia sólo por la disposición cronológica. Acerca de la
historia de los medios artísticos -por específica que sea-
puede afirmarse, primero, que es esencial y, segundo, que es
continua y autónoma y no discontinua y dependiente de condi-
ciones externas. Y quien adopte una postura desconfiada u
hostil respecto del formalismo, tendrá que rebatir la primera
tesis desde el punto de vista de la crítica ideológica y la segunda,
desde un punto de vista empírico.
Porque tampoco es difícil someter el formalismo a una
crítica profunda. En un análisis que se prolonga desde hace
décadas se han puesto en evidencia algunos puntos débiles.
Primero: al no considerar la posibilidad de que las nuevas
formas den origen a nuevos contenidos, se cae en un rigorismo
injustificable, aunque se trate de un principio metodológico y no
de un juicio histórico. Segundo: el concepto de innovación no
basta para fundamentar el carácter artístico de las obras musi-
cales, es decir, aquello que distingue el arte de lo que no es arte.
156
157
.9

,
~;,

Ideas acerca de la música


estructural

La denominación "historia estructural" es una expresión


de moda. Desde hace algunas décadas, los historiadores tienden
a describir o analizar estructuras históricas -"estados", como
se las llamaba en el siglo XIX- en lugar de relatar acontecimien-
tos o encadenamientos de sucesos. Algunos de los motivos son de
índole extracientífica (de acuerdo con Thomas Kuhn, se trata de
un "cambio de paradigmas" científicos). Por una parte está el
prestigio de las ciencias exactas, "nomotéticas", que quita el
sueño a más de un historiador y lo impulsa a suplantar o, por lo
menos, a complementar el estilo épico de la historia tradicional
-un estilo que permitía sentir la proximidad entre la historia
verdadera y la inventada-, por un estilo analítico y discursivo. _
(Sin ser necesariamente conscientes de ello, se vuelven a un
público que prefiere ubicarse en una situación histórica colec-
tivamentesoportada en vez de identificarse con figuras indivi-
duales que se destacan como héroes en su entorno.) Por otra
parte, en la sociedad moderna -en el "mundo administrado",
como lo llamaba despectivamente Adorno- se suman expe-
riencias de anonimato, despersonalización e imposición de
sistemas, que hacen dudar de que el concepto de individualidad,
como categoría histórica fundamental, tenga aún la vigencia
que le atribuía el historicismo. Por otra parte, esas experiencias
dan motivo suficiente para investigar las (semiocultas) relacio-
nes funcionales de siglos anteriores y conferirles una acentuación
más marcada que a los sucesos y acciones individuales. (En los
estructuralistas más extremos, los sucesos concretos palidecen
hasta convertirse en epifenómenos de las estructuras, que
deben reconstruirse y desenterrarse para hacerlos conscientes
y darlos a conocer en su realidad.)

159
Johan Huizinga ya hablaba, en 1942, de un "cambio de la existencia y cohesión interna de los sistemas, no son los más
forma de la historia" -de las res gestae, no de la historia rerum apropiados para describir y explicar su resquebrajamiento y
gestarum- a partir de la revolución industrial. Pero en la desintegración.
medida en que las "estructuras" predominen sobre los "aconte- El principio hacia el cual apunta el término "historia
cimientos" como característica de .la ",historia contemporánea estructural" -la idea de que las acciones de personas o grupos
-de la "cuarta edad", después de l~Antigüedad, el Medioveo y siempre están sometidas a las condiciones de un sistema supe-
la Edad Moderna-, el historiador consciente del carácter rior de relaciones que, por su importancia fundamental, repre-
reflexivo de su disciplina debería ser cauto al aplicar el principio senta el principal objeto de la historiografía-, no es tan nuevo
o modelo de la historia estructural a épocas anteriores, prein- como lo sugiere el término, que ha aprovechado el atractivo del
dustriales. Debe tener conciencia de que un concepto historio- concepto de estructura. La historiografía de la música siempre
gráfico de la cultura de la época en la que vive puede ser, a su abarcó una parte de la historia estructural, tanto en la descrip-
vez, objeto de reflexión histórica. (Por supuesto, de ninguna ción de instituciones y roles sociales, como en la determinación
manera se excluye que sólo en la Era Industrial se haya de normas estilísticas e ideas estéticas predominantes.
producido un descubrimiento metodológico, cuyo alcance de- Por otra parte, no se puede negar que en general la
muestre ser universal. Lo que es válido para la historia en historiografía de la música se ha concebido, en primer lugar,
general-que ningún historiador puede renunciar a admitir la como historia de los compositores, de las formas o géneros y de
existencia de la historia más allá de la formación de una las nacionalidades. (La idea de una disputa de nacionalidades
conciencia histórica- podría ser válido para la historia es- en torno a la hegemonía musical figura entre las ideas funda-
tructural que, de acuerdo con eso, constituiría una forma de mentales de la historiografía de la música.) Los historiadores de
pensar pero no un producto de la Era Industrial.) la música partían, como si se tratara de la cosa más natural, de
Por otra parte, todos hemos experimentado que en la máximas notoriamente divergentes. En primer lugar, de que
confusión del presente, de la historia vivida, los sucesos y los compositores destacados "hacen la historia de la música" (la
acciones espectaculares pasan a primer plano, mientras que las historia de la música de los siglos XVIII y XIX se estilizó hasta
estructuras y relaciones de funciones que sirven de fondo (en convertirse en historia de héroes). En segundo lugar, de la
tanto modelos) a los sucesos captables, sólo se distinguen más máxima de que la evolución de un género musical se asemeja a
tarde, retrospectivamente. De modo que las líneas de la historia la vida de un organismo (como si la historia de la música fuera
estructural, percibidas con mayor claridad a partir de la revo- un trozo de historia natural). En tercer lugar, de que en la
lución industrial que en épocas anteriores, pueden volver a ser historia de la música de una nación se plasma y se hace realidad
confusas en la historia inmediata y cotidiana. Hasta se puede el "espíritu del pueblo" (como si la Alemania del Norte y la
concebir que ese primer plano ocupado por los acontecimientos, Alemania del Sur tuvieran una historia musical en común).
y no por las estructuras no sea sólo una impresión casual de los La afinidad entre historia estructural y cultural, por una
contemporáneos provocada por la falta de distancia. Es posible parte, y entre historia de los sucesos e historia política, por otra
que justamente en las últimas décadas -y en contra de la -es decir, en ambos casos, entre un método y un ámbito
tendencia esbozada según la cual los sistemas anónimos y objetivo-, explica por qué algunos historiadores de la música
latentes, "hacen la historia" en lugar de las personas o los del siglo XIX -como August WilhelmAmbros, Wilhelm Heinrich
grupos visibles-, el curso de la historia se caracterice por Riehl, Adolf Bernhad Marx- prefirieron captar el pasado
conmociones que quizá requieran más una historia narrada, musical o la historia contemporánea a través de las descripcio-
que una historia analítica y discursiva (sin que esto signifique nes de estados, y no por reconstrucciones de las cadenas de
hablar en pro de la historia de héroes). Es evidente que los sucesos. Pero si se supone (y esta suposición se impone a las
métodos de la historia estructural, desarrollados para describir claras a cualquier persona formada en teoría de la historia) que
160 161
la historia de la música, como parte de la historia de la cultura, y nacionalidades, es decir la forma en que se presenta la historia
exige "en realidad" un procedimiento de historia estructural de la música, no es historia de acontecimientos, aunque se le
-sea cual fuere el nombre que se le dé-, resulta entonces asemeje en el aspecto metodológico. La estética, que desde el
sorprendente la influencia ejercida por el método de la historia siglo XVIII evoluciona simultáneamente y en interacción con la
de los sucesos. (Desde el punto de vista de la historia de las historiografía musical concibe a la música comopoiesis -para
ideas y de la historia de las ideolqgías, éste se basa en el expresarlo en términos aristotélicos- y no como praxis. La
predominio de la historia política sobre la historia social.) Esto concibe como producción de composiciones, no como acción en
queda demostrado, en primer lugar, por la importancia conce- un mundo social común. Por eso, la categoría fundamental es
dida a un armazón cronológico construido con datos acerca de distinta que en la historia política; no es el concepto de aconte-
la aparición de las obras musicales, como si lo históricamente cimiento sino el de obra. Esbocemos la diferencia de categorías,
decisivo sólo fuera el momento de la aparición de una obra y no aunque sólo sea a grandes rasgos: los acontecimientos son el •
el lapso de su existencia dentro de una cultura musical. En producto de un entrelazamiento de acciones, resultante de
segundo lugar, por la tendencia a construir la historia de la motivos, apreciaciones y metas diferentes y a veces opuestos; y
música con biografías de compositores y procesos musicales la importancia de los acontecimientos no surge tanto de ellos
decisivos, a semejanza de lo que sucede con la historia política, mismos como de las consecuencias que acarrean. (Un "aconte-
que se expone como una sucesión de hazañas de héroes. En cimiento" político sin consecuencias no es un acontecimiento.)
tercer lugar, en la ya mencionada idea de que las "naciones Una obra, en cambio -por lo menos una obra de "tipo ideal"-
musicales" se fueron sucediendo en el dominio sobre Europa. es la realización de la idea de un individuo: el caso paradigmático
En cuarto lugar, en la premisa de que la historia de la música es la realización de la intención y no -como en la historia
está constituida, primordialmente, por las novedades en mate- política- su derivación; y el sentido de una obra se encuentra,
ria de composición, que se pueden exponer como un encadena- ante todo, en su existencia estética y no en los efectos históricos
miento de sucesos, a semejanza de los procesos políticos. que emanan de ella.
(Aunque la suposición de que las obras más tardías surgieron Pero eso no quiere decir que no haya acontecimientos
como "reacción" a las anteriores debería fundamentarse en musicales: una ejecución en la que coincidan una determinada
detalle, en lugar de dada por sentada como la implicación partitura, un estilo de interpretación, las condiciones institu-
oculta de un método guiado por la historia política de los cionales, la expectativa del público y una situación sociopolítica
acontecimientos, y aunque la reducción del pasado musical a puede ser calificada de acontecimiento, de intersección de
una sucesión de novedades -reducción en la cual la idea de acciones y estructuras. Pero nunca se ha intentado escribir la
originalidad de la estética clásico-romántica se confunde cu- historia de la música como historia de acontecimientos, aunque
riosamente con una dependencia inconsciente respecto del se describan -y excepcionalmente se analicen- acontecimien-
modelo de la historiografía política- abrevia la realidad histó- tos aislados. Los textos, abstraídos de la realización ton al y de
rica en tal medida, que el equipamiento justificado desde el la situación social, las instituciones que impulsan aconteci-
punto de vista metodológico casi se convierte en una distorsión mientos musicales y, por último, las categorías que sirven de
técnica.) base a la recepción de la música, constituyen los hechos sobre
Según esto, la historia de acontecimientos, que en la los cuales se apoya la historiografía de la música y en los cuales
investigación histórica, en general-yeso significa principal- procura reconocer "modelos" que permiten una exposición cohe-
mente en la política-, se opone a la historia estructural, ha rente. Desde un punto de vista teórico se puede opinar que el
tenido indirectamente gran importancia para la historiografía acontecimiento, entendido como proceso sonoro en un contexto
musical, como ejemplo de efecto semiconsciente. Pero la in- social, es la verdadera realidad musical (y no la obra reducida
fluencia directa fue escasa: la historia de compositores, género al texto); pero por el momento, no se entrevé cómo podría
162 163
concebirse, en la práctica científica, la historia de la música otros enfoques complementarios: quien quiera enterarse de
como historia de acontecimientos. algo acerca de la materia -dice Ernst Bloch- debe leer fi-
Podría ocurrir que, justamente una acentuación de la lósofos idealistas, en cuyos sistemas la materia es un problema
historia estructural estimulara el concepto de historia de acon- y no una premisa.)
tecimientos en la música y no el de una~historia de los compo- El hecho de que la historia de acontecimientos y la historia
sitores y de las nacionalidades, según.l modelo de lahistoria de estructural estén relacionadas (o deban estarlo), no quiere
los acontecimientos políticos. Porque la historia estructural y la decir, por cierto, que pasan fluidamente la una a la otra. El
historia de acontecimientos, tampoco se excluyen en la historia factor azar o la arbitrariedad -el azar en el encuentro de
política y social, sino que funcionan, más bien, en forma comple- acciones que avanzan en direcciones opuestas, y la arbitrarie-
mentaria, aunque no sea posible suprimir todo vestigio de dad de las decisiones individuales- no desaparece jamás por
desacuerdo. La estructuras constituyen el fundamento que completo, aun en la descripción más diferenciada de relaciones
sustenta los acontecimientos y, a la vez, se realizan y se ma- funcionales.
nifiestan en ellos. El hecho de que sucesos musicales como el Por otra parte se advierte, como ya se señaló, que los
estreno de Los maestros cantores, en 1868, y el de Un requiem acontecimientos musicales, como el estreno de Robert le diable
alemán se hayan convertido en acontecimientos históricos, en de Meyerbeer o de Los maestros cantores de Wagner, se vincu-
lugar de hundirse en el olvido, presuponía una determinada lan más claramente con estructuras que con obras que se
configuración de condiciones sociales y estéticas, que pueden transforman en acontecimientos. En un intento por aclarar por
explicarse como relaciones funcionales y que no tienen por qué qué una ópera tuvo un efecto espectacular y por qué produjo
ser des criptas como una simple acumulación de hechos. (Cuan- efectos de gran alcance, es evidente que conviene más recurrir
do un acontecimiento musical, comola primera presentación de a estructuras de la historia social y cultural que esforzarse por
Robert le diable, puede revolucionar las ideas del público acerca entender el ser estético de una obra, un ser que reclama o
de la esencia de la ópera, las condiciones para el cambio de estimula una interpretación como texto y no un análisis como
actitud -en tanto estructura con la que luego coincide el acontecimiento. En otras palabras, en la medida en que se capta
acontecimiento- tienen que haber estado dadas y, para formu- la historia de la música como historia estructural, aumenta la
larlo de manera paradójica, al historiador le corresponde bus- posibilidad de analizar con acierto procesos musicales en tanto
car las causas por las cuales un acontecimiento se pudo conver- acontecimientos, en el sentido enfático del término. (Y una
tir en causa decisiva.) Según los "intereses del conocimiento", historia social de la música que procura emanciparse del ele-
se puede partir de los acontecimientos para investigar las mento estrictamente biográfico, situado bajo el signo de una
estructuras que sirven de base, o bien establecer una relación asfixiante teoría del entorno, deberá concebirse comosociología
entre un cierto número de estructuras, para hacer entender un de la historia de la función y no como historia del surgimiento
determinado acontecimiento. Para formularlo con más preci- de las obras musicales.)
sión: quien pretenda explicar un acontecimiento, en lugar de La expresión "historia estructural" -cuyo sentido no debe
relatar los sucesos externos y suponer ciertos motivos subjeti- agotarse en la descripción de estructuras pertenecientes al
vos, debe reconstruir las estructuras que incluye. Y quien pasado- puede despertar la sospecha de ser contradictoria en
pretenda hacer entender el cambio de una estructura y no se sí misma. Dicho de otra manera, puede crear la desconfianza de
limite a mostrarla en su estado de funcionamiento, estará que un estado deba pensarse en forma independiente de los
obligado a buscar acontecimientos que hayan afectado la es- cambios históricos, en la medida en que sea representable como
tructura desde fuera o desde dentro. (Desde el punto de vista de estructura, y de que, a la inversa, sólo sea pasible de una
la práctica científica, para descubrir algo nuevo que correspon- descripción histórica cuando se disuelven o, por lo menos, se
da a nuestros intereses, casi siempre vale la pena recurrir a aflojan las relaciones funcionales que lo hacen aparecer como
164 165
sistema. Y esta objeción de que la historia estructural corre el espacio para la descripción de procesos que se desvían del
peligro de sacrificar el verdadero conocimiento histórico -la sistema, que se salen de él o que presionan para modificarlo e
exposición y explicación de procesos históricos- a la idea inclusodestruirlo.
obsesiva de sistema (un afán de construcción derivado de la A pesar de su gran semejanza, las estructuras que la
sociología funcionalista) está estrechamente ligada al escepti- historia estructural pro dura reconstruir, no son iguales a los
cismo de la lógica científica respecto d~l concepto de estructura estados de los que hablaba la historiografía del siglo XIX. Las
debido a la ambivalencia de su estatus teórico. En efecto, no se estructuras son, al menos por su tendencia, relaciones de
sabe a ciencia cierta en qué medida las estructuras, tal como las funciones cerradas; los estados, en cambio, representan una
pretende abarcar la historia estructural, pueden entenderse en acumulación de hechos débilmente ensamblados. Por otra par-
el sentido que les atribuye Max Weber. Es decir, si tanto los te, las estructuras empíricamente perceptibles son simples
elementos por los que están integradas, como las relaciones estructuras parciales -la constitución de la esencia del con-
funcionales existentes entre ellos, tienen que estar presentes cierto, de las categorías estéticas de la recepción, del aparato de
en la realidad histórica. O si, desde el punto de vista metodoló- reglas de composición- que están entrelazadas, pero acerca de
gico, está permitido completar mentalmente una realidad com- las cuales no se sabe si constituyen una relación que representa
parable con un torso y esbozar la imagen de un fragmento del un "sistema de sistemas" o una simple y confusa yuxtaposición
pasado, sobre la base de datos dispersos y correlaciones frag- de estructuras. La descripción de un estado -según el sentido
mentarias, aunque notables, que son coherentes pero no sufi- que se le daba al término en la historiografía del siglo XIX- no
cientemente controlables desde el punto de vista empírico. Esa pretende abarcar ni explicar una estructura general cerrada
imagen de un fragmento de realidad pasada no sería una sobre sí misma. Deja un amplio margen para los desacuerdos,
descripción sino más bien una construcción, cuya función es la las divergencias y, sobre todo, para las casualidades que inter-
de tornar visible una realidad fragmentada, de manera tal que vienen desde afuera en una relación de funciones. (El hecho de
sólo las desviaciones respecto del tipo ideal requieran una que el "sistema continental" haya acarreado efectos catastrófi-
explicación específica que penetre en circunstancias imprevis- cos para la cultura musicallondinense de comienzos del siglo XIX
tas; mientras que el sentido de los fragmentos de realidad que no guarda relación con las condiciones internas del sistema.)
se ajustan al modelo está garantizado por el carácter sistemá- Además el concepto de estado parece recordarnos que los
tico de éste. sistemas siempre son escalas de un proceso de evolución, cuyos
La objeción de que una historiografía que hace detener el estadios previos y posteriores (que no se aclaran mediante un
tiempo no está de acuerdo con la esencia de la realidad histórica, análisis funcional, sino mediante una investigación histórica)
no afectó solamente a la moderna historia estructural sino deben tomarse en cuenta si se desea lograr una amplia com-
también a la investigación cultural del siglo XIX, cuyo paradig- prensión. Por eso, no está de más recuperar el concepto -algo
ma es La cultura del Renacimiento en Italia, de Burckhardt. olvidado y anticuado- de estado, que puede servir para recti-
Burckhardt presenta el Renacimiento como un estado y no ficar las unilateralidades de procedimiento de la historia es-
comoun proceso. Pero en la medida en que la descripción de una tructural. No se trata de sacrificar el ambicioso proyecto de la
estructura se conciba comoesbozo de un tipo ideal y el tipo ideal, historia estructural de hacer visibles las relaciones funcionales
como instrumento -y no como resultado- de investigaciones -en lugar de ordenar simplemente los hechos para brindar un
históricas, disminuye el peligro de que la idea de estructura se panorama- y volver a los métodos más modestos de la descrip-
vaya solidificando y el carácter procesual de la historia caiga en ción de estados. Pero la conciencia de los límites contra los
el olvido. Si el tipo ideal cumple, ante todo, una función heurís- cuales choca el afán sistemático puede mantenerse viva me-
tica -es decir, si sirve para separar lo que ilumina a partir del diante un cierto reconocimiento de las ventajas de la historio-
sistema de lo que debe entenderse en forma individual- queda grafía tradicional.

166 167
Por un lado, el concepto de historia estructural de la
música se destaca -desde el punto de vista de la historia no es, en general, otra cosa que un fragmento de historia social,
una superestructura ideológica de una base económico-social.
científica- de la historia de compositores, géneros y nacionali-
Una historia estructural de la música va más allá de las
dades, a la que ya hicimos referencia. Pero, por otro lado, se limitaciones de la historia social si, además de las instituciones
aparta de una teoría y estética de la músiea que se presenta en y de los roles sociales, incluye las normas técnicas de la com-
forma de sistemas, cuya historicida~ se negó en gran parte
durante el siglo XIX o se desplazó a los márgenes de la concien- posición y las ideas estéticas entre los elementos que constitu-
yen la estructura de la historia musical. (Aunque es indudable
cia. De modo que una historia sin fundamentación sistemática
se enfrenta con una historia sistemática sin fundamentación que existe, no puede acentuarse en exceso el contraste entre la
historia estructural y la historia del espíritu. Si bien los funda-
histórica. Y el proyecto de una historia estructural de la música
representa un intento de mediación: una nivelación entre la dores del método histórico estructural -los historiadores que
se aglutinaron desde 1929 en torno a, la revista Annales-
descripción de situaciones históricas, cuyos fundamentos siste-
máticos deben ser reconstruidos, y la elaboración de sistemas subrayaron la importancia de los estados y procesos de la
teórico-estéticos, cuyo carácter histórico y cuyas limitaciones historia de la economía y de la historia social, no por eso
renunciaron al interés por la historia de las ideas, como se
sería preciso demostrar. advierte cuando se ocupan, por ejemplo, de la "estructura de la
Por añadidura, la historia estructural se esfuerza por
mentalidad" feudal.) El enfoque estructuralista de la historia
evitar una falta de coherencia y una desproporción tan habitua-
se diferencia del programa marxista de la historia de la música
les en la historiografía, que apenas si llaman la atención. Me
comoparte de la historia social, sobre todo por su renuncia a los
refiero a la discrepancia entre la extrema pulcritud con que
avances en materia de filosofía de la historia. El historiador de
ciertos científicos recopilan y examinan hechos aislados y
relaciones entre hechos, y los vagos lugares comunes que se la música que busca estructuras observa y reconstruye relacio-
admiten en las determinaciones de categorías tan amplias como nes ocorrespondencias entre hechos o series de hechos de índole
"Neorromanticismo" o "Romanticismo tardío", sin que por ello económica, social, psicológica, estética o vinculados con la
técnica de la composición, sin saber a priori -antes de abocarse
el historiador caiga en el descrédito como le ocurriría en caso de
dar cifras erróneas o relacionara los hechos de una manera al conocimiento de detalles históricos- qué elementos del
absurda. Una historia estructural en la que el concepto de contexto en el cual reconoce el armazón de una cultura musical
"Neorromanticismo" sea la etiqueta de un "sistema de siste- del pasado deben considerarse como fundadores y cuáles como
mas" está obligada a lograr -mediante determinaciones de fundados. Cuenta con la probabilidad de que exista unajerar-
quía (y no deja librado al arbitrio del "interés cognoscitivo" el
función y de correlación- una precisión en la descripción de
relaciones, que -si bien es de otra naturaleza que la exactitud agrupamiento de los hechos en esenciales y no esenciales); pero
en la comprobación de los hechos- cumpla con las exigencias se niega a determinar cómo está constituida esa jerarquía,
de la ciencia histórica, tanto en la exposición como en la antes de abordar el aspecto empírico. El que la tesis marxista
investigación. La historia estructural se distingue de la historia sea adecuada en algunas épocas -sobre todo en el siglo XIX- es
posible y hasta probable, pero no es seguro. Los historiadores
social musical -que se presenta bajo formas cambiantes:
estructuralistas modernos comparten con los marxistas la
cautamente empírica, o amplia y ambiciosa cuando su enfoque
es el de la filosofía de la historia- por el ámbito que abarca opor desconfianza hacia las categorías del espíritu sustancializadas
por el historicismo. Pero, a diferencia de los marxistas, no
los principios metodológicos en que se basa. La historia social se atribuyen otro contenido a la verdadera sustancia de la historia
presenta como disciplina descriptiva inocua, limitada a la
descripción de instituciones y roles sociales, obien en su versión (la base económica) y, por consiguiente, no invierten el concepto
marxista, partiendo del axioma de que la historia de la música de la historia del espíritu para convertirlo en lo contrario; se
limitan a tomar de él un aspecto formal -renunciando a la
168
169
sustancialización-: la función de denominar y concentrar en inclina hacia el error opuesto: el de funcionalizar lo estético, el
un concepto la totalidad de las relaciones y acciones recíprocas de confundir piezas artísticas con instrumentos. y una historia
que existen entre los elementos y factores de un estado históri- estructural que procura mediar entre la historia de la cultura
co. Dicho con otras palabras: tanto la categoría de estructura y la historia social no tiene por qué temer que se la tilde de
como la de espíritu cumplen una funci9n, si se las considera ecléctica. Puede muy bien arlsumentar que sólo las cambiantes
desde un punto de vista metodológiGo abstracto. Por un lado, mezclas y acentuaciones de enfoques metodológicos son capaces
evitan la descomposición de la realihad histórica en sectores de adaptarse a una realidad histórica en la que la música puede
aislados entre sí. Por otro lado, reeemplazan las explicaciones ser y ha sido tanto proceso (elemento de la interacción) como
causales, a las que tiende la historia social ingenua, por expli- obra (objeto de contemplación).
caciones funcionales. La historia social de la música se desacreditó desde sus
Entre las disciplinas lindantes con la historia de la cultura comienzos, porque pretendió hacer comprensible y transparen-
-entre la historia de la cultura, tal como se la concibió en los te la música -como fragmento de ideología- a partir de la base
siglos XVIII y XIX, Y la historia social, que pasó a primer plano económica, y de ese modo demostrar que recurría a los acervos
durante las últimas décadas- existe una diferencia tradicionales de una estética de contenidos y un enfoque biográ-
metodológica que puede advertirse con especial claridad en lo fico anticuado para reinterpretarlos desde el punto de vista
referente al problema de cómo escribir historia de la música sociológico.Es decir que descifraba las formas musicales por el
para que ésta sea a la vez historia de la música e historia de la contenido, los contenidos por la biografía y las biografías por la
música. La historia de la cultura tiende, involuntariamiente, a sociología, en lugar de recorrer el único camino transitable:
describir un museo imaginario. Es decir, a contemplar la dejar que la historia de la música comenzara por decantarse y
herencia del pasado tal como se presenta al mirársela desde el probar la eficacia del enfoque sociológico en una historia de las
presente: c'omouna colección de testimonios y composiciones funciones de la música. En otras palabras: deberían abandonar-
que, separados de sus contextos funcionales, están destinados se, de una vez por todas, esas fatigante s controversias, en las
a la contemplación estética. También un instrumento o un cuales las frases idealistas se "ponen patas arriba" y se vuelven
utensilio se transforman, inadvertidamente, en un artefacto. materialistas -con lo cual no dejan de ser meras frases- y
No es que se niegue la totalidad cultural de la que provienen las consagrar esos esfuerzos a problemas que son interesantes y
piezas de museo. Pero la reconstrucción del contexto del arte del solucionables por medios empíricos. (Acerca del entorno en el
pasado es el objetivo explícito de las "imágenes del pasado" que vivió Beethoven como compositor y que constituía la situa-
(para citar uno de los libros característicos de Gustav Freytag) ción ante la cual reaccionaba su música, las biografías aportan
que constituyen la historia de la cultura. Pero lo funcional se elementos anecdóticos y algunos hechos rescatables, pero muy
"estetiza" y se incorpora al museo imaginario. La historia social pocos datos que permitan comprender las estructuras, comopor
moderna, en cambio, intenta lo contrario: colocar las composi- ejemplo la cultura de la nobleza austríaca alrededor de 1800.
ciones musicales -convertidas en arte autónomo al extinguirse También ignoramos cómo era el público para el cual componía
su entorno primitivo- dentro de los contextos funcionales de Beethoven, incluso cuando se resistía a las expectativas o las
las sociedades de las que surgieron. El modelo del cual parte no burlaba. Y no sólo valdría la pena investigar cuál era su
es una música que, como objeto estético, invita a una contem- composición social, sino también qué esperaba de la música en
plación aislada del mundo. El modelo sería -como diría general, qué función cumplía o debía cumplir. También esta-
Besseler- una música "corriente" que, como elemento de inte- mos mal informados acerca del estado de la formación musical,
racción humana, representa un proceso sociaL Por eso, si la . es decir, acerca de cómo se constituía -sobre la base de
historia de la cultura corre el riesgo de estetizar lo funcional- habilidades prácticas, ideas estéticas y actitudes sociales-lo
de ver instrumentos como piezas de arte-, la historia social se que se denominaba público conocedor o nobles diletantes. Yen
170 171
lo que respecta al papel social del compositor, se ignora -a verá, la idea de un "verdadero" lapso de vida es objeto de con-
troversias.)
pesar de Beethoven- en qué medida se le atribuía en el 1800
el sentido que hoy le adjudicamos. La posición de Beethoven fue Segundo: un sistema de correspondencias, descubierto o
excepcional y ese estatus se ha convertido casi en una regla. Sin construido por un historiadór-como armazón de una época en la
embargo, queda por investigar cóm9 pOdría determinarse so- historia de la música, puede entenderse como un tipo ideal en
ciológicamente la regla vigente alrededor de 1800.) el sentido de Max Weber. No como simple retrato de lo que
El concepto de correspondencia -de subordinación o puede comprobarse en forma empírica, sino comobosquejo en el
complementariedad-, categoría básica de la historia estruc- cual se toleran algunas inexactitudes temporales y espaciales
tural, no deja de ser combatido. No es raro que los fenómenos en el ordenamiento de las partes del sistema. Porque las
entre los cuales el historiador en busca de estructuras estable- ventajas de la inteligibilidad de las relaciones compensan con
ce una correlación -por ejemplo los conciertos burgueses del creces las lagunas en el aspecto empírico. Pero en la práctica
siglo XIX y el principio de autonomía estética-, estén crono- científica pueden producirse enfrentamientos con motivo de los
lógicamente desfasados entre sí. No es la regla sino la excep- criterios empleados para decidir si existe o no una justa medida
ción que surjan y desaparezcan en forma simultánea o en de empirismo. Además, un historiador debe estar dispuesto a
inmediata sucesión temporal. Las determinaciones cronológi- descubrir no sólo correspondencias sino también discrepancias
cas son vagas y aproximadas. Y aunque parezca que adquieren dentro de una época. Y, en ocasiones, se trata de discrepan-
sentido sólo a través de su mutua relación, por lo general los cias incomprensibles. El afán de representar la cultura musical
factores parciales de un sistema no han aparecido simultánea- de una época -en su totalidad y sin cabos sueltos- como
mente sino que han surgido paulatinamente de orígenes dis- estructura o como estructura de estructuras sería un error y
persos. Por eso, el escéptico que desconfía del concepto de una sobreestimación. Además de los hechos que se ensamblan
estructura podrá demostrar fácilmente que uno de los elemen- en un sistema, siempre existen, sin duda, hechos aislados que
tos de una correspondencia, que aparece como una correlación representan dificultades. Y la tendencia natural del historiador
comprensible de adentro hacia afuera, precede históricamente (heredada de los narradores) a explicar un fragmento del
al otro o lo sobrevive. (Las instituciones del concierto burgués pasado integrando situaciones aparentemente divergentes en
son más antiguas que el predominio del principio estético de un contexto sin lagunas, no debe hacer olvidar que -aparte de
autonomía.) Pero la prueba a la que se somete a la historia las situaciones vinculadas- también existen las situaciones
estructural, con argumentos cronológicos, para hacerla fraca- sin relación entre sí. (Schumann y Donizetti oLiszt y Offenbach
sar, es tan rigurosa que apenas si alguno de los principios no admiten comparación, a pesar de su simultaneidad.)
basados en la exposición de relaciones históricas sería capaz de El más complejo de los problemas de la historia estructural
soportarla. Es absurdo que una disciplina que no construye -un problema que puede llegar a ser paralizante- es la muy
modelos, sino que se limita a esbozar tipos y esquematizacio- mentada falta de simultaneidad de lo simultáneo, acerca de la
nes, postule dependencias exactas. En primer lugar, la falta de cual ni siquiera se conoce, hasta ahora, su significado desde el
simultaneidad en los orígenes no excluye una correspondencia punto de vista metodológico: qué consecuencias historiográficas
en niveles posteriores. Porque, por una parte, un fenómeno permite extraer y qué consecuencias impone. Las estructuras
puede adaptarse a un contexto modificado, mediante la muta- -las instituciones, modos de pensar y formas de comporta-
ción o el cambio de función (sin por eso perder su identidad). Por miento- que, en un momento cualquiera, coexisten y constitu-
otra parte, es posible establecer una distinción entre el lapso yen o determinan un estado de la historia, debido a su recíproca
durante el cual una cosa existe,y la época a la que "realmente" influencia, no sólo se distinguen por su antigüedad, por las
pertenece, sin incurrir en especulaciones filosóficas que no se profundidades del tiempo desde las que emergen y por la
pueden comprobar por medios empíricos. (Aunque como se duración que se les atribuye. También se diferencian por la
172 173
medida del tiempo en el cual se transforman. (Fernand Braudel, "antes" o "después" relativo de otros fenómenos "no simultá-
quien pertenece al círculo de la revista Annales, ha hablado de neos"? (¿Los hechos históricos son "no simultáneos" en una
la diferencia en los "ritmos temporales" de estructuras relación recíproca que carece de un centro de gravedad? ¿O es
coexistentes: desde las condiciones geográficas de una cultura, que algunos de ellos representan lo que "está en el tiempo",
hasta los estilos artísticos.) Y, para "decido con metáforas mientras que otros se apartan por "falta de simultaneidad"?) El
musicales, hasta se puede dudar de que los tempi superpuestos modelo del organismo del cual parte la historia de los géneros y
se vinculen con una medida común que represente una medida- estilos musicales sugiere la idea de que la Edad Media en la vida
patrón. (De acuerdo con Wilhelm Pinder, la sucesión de las de un género, de un estilo o de una generación -la edad en la
generaciones constituye, hasta cierto punto, el "ritmo natural" cual, para decido en términos de la filosofía de la historia del
de la historia del arte.) Estrictamente hablando, si partimos de siglo XVIII, se alcanza un point de la perfeetion- es la que más se
la determinación aristotélica del tiempo como medida del movi- aproxima al "espíritu de la época", mientras que, simultánea-
miento, no existe "el tiempo" (en singular), como medio homo- mente, hay una generación anterior o un estilo más antiguo que
géneo que contiene fenómenos de diferente duración y veloci- "aún" perdura (pero que, en realidad, ya no "está a tiempo") y
dad de cambio. Sólo existen "tiempos" (en plural): los tiempos de una generación posterior o un estilo más nuevo, que "ya" está
las estructuras superpuestas cuyos ritmos difieren. actuando o se está anunciando (pero aún no ha alcanzado la ver-
La heterogeneidad de los "ritmos temporales" -de la cual dadera "actualidad"). Sin embargo, en algunas épocas -como
hablaba Braudel refiriéndose a condiciones geográficas, estruc- el Sturm und Drang, el Romanticismo y el Expresionismo-
turas sociales, constituciones políticas y modos de vestirse- se parecería que el "espíritu de la época" hubiera sido usurpado
observa incluso dentro de un ámbito tan reducido como el de la por los más jóvenes, de modo que la idea de orientar la historio-
historia de la música. Porque los "ritmos temporales" de algu- grafía según el modelo de las generaciones se torna confusa. Y
nos de los elementos esenciales de la música del siglo xx -los si no se cede al poder de atracción de los esquemas de la filosofía
progresos técnicos que han entrado a formar parte de la cultura de la historia, que le dan una prioridad, metafísicamente
musical, como la radio, los discos y las cintas magnetofónicas; fundamentada, a una etapa cualquiera de la evolución, podría
las instituciones musicales como la ópera y el concierto; los considerarse preferible renunciar a la suposición o hipóstasis
cambios en la técnica de composición y en el concepto de de un "espíritu de la época". Porque desde el punto de vista
música- no sólo son muy diferentes, sino que no guardan empírico sólo se puede comprobar una superposición de estruc-
relación entre sí. Se puede describir lo que resulta de la turas sometidas a "ritmos temporales" divergentes, que no
superposición en un determinado momento, pero no se dispone pueden reducirse el uno al otro. Por añadidura, esas estructu-
de un argumento concluyente para explicar por qué una ras han alcanzado diversos estadios de su evolución interna, sin
periodización de la historia de la música del siglo xx tiene como que uno de los estadios sea "más sustancial" que los otros. (Lo
base un "ritmo temporal" y no otro. que se afirma acerca del espíritu de la época, también es válido
Además de la dificultad, hasta cierto punto "formal", de en lo que se refiere a la estructura económico-social, como el
justificar por qué se ha declarado a uno de los "ritmos tempora- espíritu de la época "patas arriba".)
les" en competencia como la verdadera medida de la evolución, Como es natural, en la controversia acerca de las conse-
fundamental para el curso "de la" historia, la falta de simul- cuencias metodológicas de la falta de simultaneidad de lo
taneidad de lo simultáneo plantea un problema de "contenido". simultáneo, reaparece la discusión sobre la jerarquía de los
¿Cómo se puede decidir, sin caer en la arbitrariedad, cuál de los factores económicos, sociales, psicológicos, estéticos y los refe-
fenómenos y estructuras que coexisten en determinado momen- ridos a la técnica de la composición que afectan a la música,
to es realmente adecuado al "espíritu de la época" y por eso se aunque ahora reaparezca con una formulación diferente. Según
puede emplear como señal de orientación para determinar el se atribuya a la base económico-social una importancia princi-
174 175
de entender ese estado histórico como algo ordenado, es decir,
palo casual y -si se la considera como última instancia- se hasta cierto punto, como estructura de estructuras.
cree útil o no recurrir indefectiblemente a la última instancia y
disolver la historia de la música en la totalidad de la historia El punto de partida para esbozar el armazón de categorías
social (en lugar de convertir la relativa autonomía en principio de una cultura de la música -por ejemplo, la centroeuropea del
de la historiografía); es decir, según la,¡d~dsión que se adopte, siglo XIX, excluyendo la ópera- puede escogerse al arbitrio.
en materia de teoría de la historia y de \lráctica científica, en la Siempre que cada punto del sistema pueda ser alcanzado por
controversia sobre la relativa autonomía de la historia de la todos los otros. Y siempre que la descripción de relaciones y
música, variará el juicio acerca del "espíritu de la época". En correspondencias no afirme nada, en un principio, sobre las
relaciones fundacionales, sobre una jerarquía de los factores
una palabra: se considera si tiene o no sentido hablar de un
parciales. El hecho de que se parta del principio estético de
"espíritu de la época" -una cronología sustancial- y dónde
autonomía -la pretensión de la música artificial de ser escu-
convendría fijarlo en caso de que existiera.
En principio, la escala de los significados que se pueden chada por sí misma, en lugar de desempeñar una función en un
atribuir a la simultaneidad de los fenómenos históricos oscila proceso extramusical- no debería interpretarse, pues, como
entre dos extremos. Uno de ellos es la absoluta falta de relación una decisión previa de carácter "idealista", ni observarse con
desconfianza.
(como ocurre en las culturas entre las cuales no existe ninguna
interacción, de modo que el hecho de una simultaneidad crono- La relación interna del principio de autonomía con la
estética del genio y con la idea de la originalidad, por un lado,
lógica abstracta carecería de toda importancia desde el punto de y -en curioso contraste- con el carácter de mercancía de las
vista historiográfico). El otro extremo es la presencia evidente
de un espíritu de la época, que penetra por igual en todos los obras musicales, por otro, es demasiado evidente como para
ámbitos de una cultura. En un polo, la cronología carece de describirla en detalle. La correspondencia concreta es, a la vez,
sustancia; en el otro, los sucesos adquieren su verdadero conte- cronológica: el cambio decisivo se produce a fines del siglo XVIII.
nido a partir del momento en el que se producen. Pero ningún Pero la acentuación apropiada es difícil. La tesis de la importan-
historiador está obligado a adoptar, a priori, una decisión cia fundacional del factor económico -de la cual están conven-
extrema. En la actividad científica cotidiana en la cual la cidos hasta los no marxistas, en lo referente al siglo XIX- puede
conciencia de los problemas de la filosofía de la historia es más ser esclarecedora en tanto esbozo general de interpretación,
esencial que la decisión por una de las posibles soluciones, basta pero tropieza con dificultades en la aglomeración de detalles
con tener presentes ciertos hechos. Por una parte, que el históricos. En primer lugar, el poder del carácter de mercancía
supuesto de una sustancialidad siempre dada de la mera sobre la idea de las obras es dudoso, por cuanto en el siglo XIX
simultaneidad sería un paso metafísico injustificado. y por otra la composición representaba una parte insignificante de los
parte, que nada se opone al intento de descubrir un patrón ingresos del compositor. Ni siquiera los tradicionales puestos
inteligible en los diferentes "ritmos temporales" o "edades" de en la corte habían desaparecido en la "era burguesa". Pero la
las estructuras, que se reúnen en un fragmento del pasado, en dependencia económico-social que esto generaba prácticamen-
lugar de resignarse al caos de las series de hechos que se te no influía sobre las obras compuestas, a diferencia de lo que
entrecruzan. Siempre partiendo de la premisa de que se trata ocurría en los siglos XVII o XVIII. (Las composiciones por encargo
de sistemas ligados -y no de sistemas que coexisten sin la descendieron a la categoría de ornamentos musicales.) En
menor relación entre sí, como la cultura europea y la china segundo lugar, la ley a la cual está sometida la música en tanto
antes del siglo XVII-, el hecho de que se pueda describir como mercancía -la obligación de ser original para llamar la aten-
estado histórico al encuentro e interacción de instituciones, ción y la de copiarse luego a sí misma para aprovechar el éxi-
to- sólo se cumplió parcialmente en la música artificial. Con-
ideas y normas de conducta implica, en principio, la posibilidad
177
176
vertirse en epígono de sí mismo estaba mal visto, pues signifi- de formas (el descubrImiento de que la tonalidad puede dar
caba violar la idea de la originalidad, que -junto con la coherencia por medios puramente musicales al desarrollo for-
exigencia de componer "de dentro hacia fuera"- representaba mal sin el apoyo de un texto o de un programa) así como el
el postulado de la novedad. No se trata de que los argumentos método del trabajo el temático y motívico o de la "variación
esbozados permitan deducir un pre~dóminio del principio de evolutiva" (Arnold SchOnberg). La música que pretende existir
autonomía respecto de la realidad sodal, es decir un predominio por sí misma se presenta como discurso, "discurso sonoro"
de la idea respecto del interés. Sin embargo, bastan para (Johann Mattheson), como exposición sonora de una lógica
demostrar que el tramado de las dependencias es más complejo efectiva, tanto desde el punto de vista de la estructura tonal
de lo que admite la doctrina del marxismo ortodoxo. como desde el de las relaciones temáticas y motívicas. (El
La correspondencia institucional con el principio de auto- término "lógica musical", que parece deberse a J ohann Nicolaus
nomía está representada por los conciertos burgueses. A partir Forkel, figura entre los conceptos básicos de la época.) La músi-
de sus comienzos en el siglo XVII, el concierto se establece ca justifica, pues, a través de la lógica tonal y motívica -es-
firmemente en la época de la Restauración, desde 1815, y trechamente vinculadas entre sí-la aspiración implícita en el
alcanza su forma de "tipo ideal" a mediados de siglo, al adoptar principio de autonomía y la osadía estética (considerada así por
una alambicada, y a veces hermética, música de cámara en los muchos detractores) de la emancipación de la música instru-
conciertos públicos y excluir los elementos "triviales" de los mental desde mediados del siglo XVIII. Lo que hoy se ve como al-
programas de conciertos sinfónicos. Puesto que el sentido y la go natural, el derecho a la existencia de una música que no
pretensión de la música artificial es el ser escuchada por sí expresa un texto ni un programa y que no sirve para bailar ni
misma -como objetivación del "espíritu en material espiritual" produce asombro por el virtuosismo, era una paradoja alrede-
(Eduard Hanslick)-, la contemplación estética, lúcidamente dor de 1800. (Es característica la tendencia a negar lo descon-
descripta por Schopenhauer que se impuso de manera paulati- certante de una "música instrumental pura" -como la llamaba
na comonorma de conducta en el concierto (y más tarde, incluso E. T. A. Hoffmann- por medio de la hermenéutica o de la ficción
en la ópera), parece ser la única forma de recepción acorde con de programas secretos.)
la obra autónoma. No es preciso negar las características de De ninguna manera puede equipararse la autonomía esté-
entretenimiento mundano y de representación propias del tica, tal como la entendía la burguesía del siglo XIX, con el
concierto, ni el placer de la exhibición de virtuosismo o el afán principio de l'art pour l'art, que era un lema de una boheme
de la burguesía por afirmar su prestigio social, para afirmar que opositora y no de la bourgeoisie establecida. No significaba un
la idea de autonomía estética fue la tendencia decisiva que se aislamiento de la música sino, justamente, su participación en
impuso en el siglo XIX, sin un motivo económico discernible. Bajo la idea de la formación cultural, una de las principales tenden-
el signo de esta tendencia, la estricta exigencia artística se cias de la época. Si la formación cultural, en el sentido que le dan
constituyó en norma de los repertorios de sinfonía hacia media- Fichte y Wilhelm van Humboldt, presupone o produce un
dos de siglo. (Es característico el cambio de concierto de solista distanciamiento interno respecto de lo cotidianamente prove-
a "concierto sinfónico".) choso, una libertad espiritual de cara al "reino de la necesidad",
la música como "mundo cerrado en sí mismo" (Ludwig Tieck)
La técnica de la composición respondió a las exigencias puede convertirse en objeto de contemplación estética, en vehí-
estéticas implícitas en el principio de autonomía con un conjunto culo de emancipación de las presiones de la vida económica y
de pautas entre cuyas características figuran la independencia social de todos los días. Justamente como "arte libre", repre-
de la música instrumental (la emancipación respecto de objeti- senta la instancia opuesta a la "alienación", de la que Hum-
vos extramusicales, comolas simples funciones de introducción boldt habló medio siglo antes que Marx. (En su función de
e intervalo), la importancia de la armonía ton al en la gestación mundo opuesto al "reino de la necesidad", el "arte libre" burgués
178 179
se hizo cargo de la herencia del "ars liberalis" de la Antigüedad la época, aunque no por sí sola, sino en relación con el respeto
clásica, surgida -como contemplación filosófica- del ocio al genio, con la tesis de que la obra del genio está por encima de
aristocrático, de la distancia respecto del ámbito del oikos.) la historia. El concepto de obra clásica sólo se impuso en la
Como ya se mencionó, el principio de autonomía estaba estética musical alrededor de 1800, es decir, siglos después que
estrechamente vinculado con la estética áel genio y con la idea en la teoría literaria. A partir de este concepto surgió -junto
de la originalidad, un legado de fines d\l siglo XVIII. La música con el aumento de las dificultades de interpretación- un
autónoma que se justificaba en el aspecto estético formal a repertorio fijo de conciertos, cuya columna vertebral estaba
través de la lógica musical, recibía, por añadidura, una legi- constituida por las sinfonías de Beethoven. La consolidación de
timación filosófica -una "necesidad de existir", para decirlo los repertorios significa una instancia contraria y un obstáculo
con palabras de Novalis- como obra del genio. Y la doble para el postulado de la novedad. Pero, por otro lado, puede
constituir un sostén, algo que los detractores del "museo musi-
exigencia impuesta al oyente de música artificial de que, por un
lado, siga y entienda la lógica sonora y, por otro, capte la cal" se niegan a reconocer. Es preciso establecer una distinción
individualidad y originalidad del compositor por empatía- se entre la novedad cualitativa, exigida en el siglo XIX, y la novedad
ha resumido en el concepto de "entender" de música, que oscila simplemente cronológica, considerada lógica y natural en el
entre el seguimiento racional y la afinidad empática. Esta siglo XVIII. Dado que, como ocurría en el siglo XVIII, una obra
categoría del siglo XIX pudo haber constituido el centro de una debía captarse en la primera audición, porque la probabilidad
estética de la recepción de la época que no fue escrita por nadie de volver a escucharla era casi nula, no podía ser cualitativa-
en ese momento. (El hecho de que se pueda entender la "música mente nueva y radical, a menos que el compositor estuviera
instrumental pura" en lugar de sentirla como algo simplemente dispuesto a pagar la novedad con un fracaso. Sólo cuando existe
agradable, se ha convertido en un lugar común; pero alrededor la posibilidad de que una obra sea repetida -porque no se
de 1800 constituía, más bien, una paradoja.) quiere descartar la posibilidad de que lo que no se entendió en
Según la opinión dominante en el siglo XIX, la originalidad un primer momento se revele como testimonio de genialidad y,
radical constituye la esencia del genio. Eso significa que el por consiguiente, forme parte del repertorio futuro-, tiene
compositor se exprese a sí mismo en una obra musical, siempre sentido atreverse a presentar obras profundamente innovadoras
que ésta sea "poética" y no "prosaica". En la estética de Schumann y desafiantes. La progresividad radical se frena -yeso se
ello implica pertenecer a la esfera del arte y no apartarse de ella advierte con absoluta claridad en Wagner- con la expectativa
de un clasicismo futuro.
por frivolidad o trivialidad académica. (La consecuencia de una
versión vulgar del principio de expresión -una equiparación La constitución de repertorios basada en la idea de la obra
del yo estético con el yo cotidiano- fue la interpretación de las clásica, de la obra que se destacaba en la historia, tuvo como
obras musicales comofragmentos de una biografía sonora.) Por consecuencia que al compositor del siglo XIX el pasado musical
-aun el más remoto-le saliera al encuentro en forma de obras
otra parte, el principio de originalidad significa que un compo-
sitor debe decir algo nuevo si quiere ser escuchado en los individuales y no de normas generales que, si bien aprendía, ya
círculos cuyo juicio es decisivo. Desde fines del siglo XVIII, la no consideraba decisivas. (Por supuesto que también en el siglo
XVII un adepto a la composición estudiaba piezas antiguas, pero
estética postula (aunque, en ocasiones, contra la tenaz resisten-
cia de ciertos sectores del público), que el arte debe ser nuevo las concebía como testimonios ejemplares de una norma, no
para ser auténtico. Y en la exigencia estética de la novedad como individuos irrepetibles. Los fragmentos de ofertorios
puede reconocerse -sin mayor esfuerzo desde el punto de vista contenidos en las misas de Palestrina, que Christoph Bernhard
de la filosofía de la historia-la idf?adel progreso que impulsaba incluye en su tratado de la composición, cumplían -en princi-
la era industrial en sus albores. pio, como exempla classica- una función distinta de la de la
La idea del progreso determinó el pensamiento estético de N avena Sinfonía de Beethoven que Wagner copiópara enrique-

180 181
cer su formación como compositor.) El arte, tal como lo enten- postulado de la novedad y con la idea del progreso-, el respeto
día el Romanticismo, no era tanto una artesanía basada en a una originalidad que es preciso emular pero no imitar, la
reglas, cuyo ejemplo se encontraba en las obras maestras, sino, amenaza que se cierne sobre las tradiciones de los géneros
más bien, una esfera en la cual participaba un compositor (o de musicales y, por último, la acentuación de lo "poético" y la
la que quedaba excluido): la esfera de lo "poético", en donde las desvalorización de lo "mecánico" (algo que se daba por sentado
obras maestras -que integraban el tepertorio o, por lo menos, y sobre lo que no se hacía hincapié), aparecieron en el siglo XIX
el repertorio ideal- proporcionaban una idea que no podía ser como factores parciales distintos, complementarios y separa-
imitada. bles del mismo estado histórico; es decir, como características
La pérdida de prestigio de las reglas de la artesanía trajo, de una cultura musical que admite ser descripta como estruc-
entre otras consecuencias, la desvalorización de las tradiciones tura de estructuras, con algunas licencias desde el punto de
de los géneros musicales. En la música más antigua, un género vista cronológico, permitidas en las construcciones basadas en
se constituía como resultado de la relación entre una función el tipo ideal.
social y una norma de composición; entre una finalidad
extramusical, que debía ser cumplida, y los medios musicales
de que se disponía y que se consideraban apropiados. (Lo que
era admisible en el madrigal, podía ser rechazado en el motete.)
y el complejo de función social externa y técnica musical
interna era el legado que permitía a un futuro compositor
adquirir una idea cabal de su métier. En el siglo XIX, en cambio,
la funcionalidad de la música fue suprimida o desplazada al
subsuelo musical por el principio estético de autonomía; ade-
más, la presencia estética de las obras individuales relegó a
segundo plano la obligatoriedad de las normas generales de
composición. No se trata de que el género al cual pertenecía una
composición resultara indiferente (eso sólo ocurrió en el siglo
xx);pero se convirtió en una característica secundaria de la obra
de arte concebida, en primer lugar, como individuo y no como
ejemplar.
La estética del genio, en tanto instancia contraria a la
poética normativa musical; el principio de autonomía, que
desplazaba o desvalorizaba la funcionalidad de la música; la
idea de la formación cultural como complemento de la autono-
mía estética; la categoría de la comprensión de la música como
penetración en la lógica musical y como empatÍa con la indivi-
dualidad y originalidad del compositor; el concierto burgués
como institucionalización de la idea de autonomía, y al mismo
tiempo y en marcado contraste con esto, como consecuencia del
carácter de mercancía de la música, la emancipación de la
música instrumental, la presenda de obras clásicas al margen
de la historia -que constituyen un repertorio fijo, reñido con el
182 183

Potrebbero piacerti anche