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FACULTAD CIYA
MODERNIDAD Y MODERNIZACION.
OBJETIVO:
INTRODUCCION.
El desarrollo social deja a la vista nuevas realidades y nuevas formas de pensamiento para
interpretarlas y de esta forma lograr una explicación, es lo que hoy en día se le ha dado el
nombre de postmodernidad, es el cambio de pensamientos que sustituyó a los instituidos
en la modernidad, se han llegado a variadas interpretaciones de lo que pudo generar este
cambio de ideologías, pero en realidad si unimos todas las ideas tendremos una mejor
respuesta, ya que en las ciencias sociales, no es solo un acontecimiento el que genera un
cambio, sino todo un conjunto de condiciones, en este caso actuaron diversos
acontecimientos políticos, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la preponderancia de
los medios de comunicación, entre muchos otros los cuales modificaron radicalmente la
opinión acerca de lo que era normal unos años atrás.
DESARROLLO.
El concepto de modernidad, por su parte, caracteriza toda una época histórica, señalada
por el proceso de capitalización universal del planeta y la instauración y despliegue del
primer sistema mundial de relaciones sociales. Es una época que se corresponde con el
desarrollo explosivo de las fuerzas productivas, en la que este desarrollo se constituye en
el principal signo de progreso, el que a su vez es convertido en categoría central y
asumido como la direccionalidad indefectible de todo decurso histórico, de todo
movimiento del pasado al presente y del presente al futuro.
En los siglos XIX y XX se presentaron grandes avances que nos definen hoy en día, entre
ellos los avances tecnológicos que nos ayudaron a desarrollar cualquier tipo de actividad
y asimismo a entretenernos; la pintura, la escultura, el diseño tuvieron grandes progresos.
Sin embargo, el siglo donde más se originaron todo tipo de avances, progresos y
creaciones es el XX, el siglo brillantemente creativo, donde hubo grandes hallazgos y es
precisamente es allí donde se encuentra el comparación entre siglos frente al modernismo.
En el XIX los pensadores tenían como inspiración sus tenciones internas y su ironía hacia
sí mismos, mientras que el pensador del siglo XX era más abierto a nuevas experiencias
que los ayudaran en su pensamiento, pero trataban de salir de sí mismos para lograr de
esta manera generar nuevos pensamientos.
Rara vez los seres humanos percibimos la naturaleza de los momentos decisivos que
vivimos, casi siempre suelen pasar por nuestra conciencia como fenómenos cotidianos y
pasajeros, sin dejar huellas inmediatas salvo en la memoria. Uno de los tiempos estelares
en los que se llegó a alcanzar el conocimiento y la conciencia de las profundas
transformaciones en marcha fue en Occidente, en la segunda mitad del siglo XVIII. Estas
transformaciones estaban enraizadas en los cambios que habían venido produciéndose en
los dos siglos anteriores: el giro copernicano, la técnica que iba surgiendo, el
descubrimiento del globo terráqueo y de sus pueblos que vivían diferentes etapas de
evolución, finalmente la disolución del mundo estamental medieval por la acción de la
industria y el capital. Así, las transformaciones se produjeron en la esfera de la vida
material: la revolución industrial; en lo social: el surgimiento del "tercer estado"; en lo
político: los albores de la Revolución Francesa y en lo intelectual: la revolución de la
concepción de la historia.
A partir de entonces, se llegó a percibir y por ende usar el concepto de historia en singular
colectivo porque el nuevo tiempo implicaba una mirada diferente al pasado: todo el
pasado tiene la calidad de historia universal, el diagnóstico del nuevo tiempo y el análisis
de las edades- pasadas se corresponden el uno con el otro).
Hay elementos que deben ser tenidos en cuenta a la hora del estudio del Modernismo.
París es un lugar importante para sus comienzos. De allí salen los parnasianos, el
naturalismo, el simbolismo y los llamados “decadentes”. Ellos son los primeros en
incorporar el paisaje urbano y la crisis espiritual provocada por la industrialización y el
positivismo. Las capitales más importantes de ese entonces en Hispanoamérica emulan
París. Se produce un trasplante cultural. Ese cambio cultural también trae la incorporación
de la región a la modernidad cultural.
En este periodo, que es quizás uno de los más productivos en cuanto a desarrollo
conceptual de los que ha vivido la sociología en América Latina, podemos observar que
los conceptos utilizados por los científicos sociales para caracterizar la situación de la
mayoría de los países latinoamericanos fueron los de modernización, desarrollo y
dependencia. Algunos investigadores tenían como referente a los procesos europeos o
estadounidenses, y se abocaron a estudiar la viabilidad del cambio estructural en América
Latina. Otros asociaron los procesos de modernización con las imposiciones del capital
internacional y las clases dominantes nativas. No obstante, en la mayoría de los casos a
la modernización se la concibe como un cúmulo de procesos en curso, principalmente el
de la industrialización, y a la modernidad como una etapa a alcanzar, si acaso, en el futuro.
Si algunos trabajos son relativamente optimistas, en la mayoría se resaltan las falencias,
los obstáculos, y se visualiza la situación como de carencia, tanto de las condiciones
materiales como de las "espirituales", para el logro de la meta propuesta.
Argumentos finales de la modernidad y modernización.
En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX es posible constatar un cierto
pesimismo acerca de la posibilidad de alcanzar los estándares socioculturales,
económicos y políticos de los países de la "modernidad originaria". Se llegó a pensar en
las culturas autóctonas como rémoras que implicaban atraso, y más aún, se produjeron
interpretaciones raciales e incluso racistas de los obstáculos que impedían el acceso de
América Latina a los logros de las sociedades avanzadas del Occidente europeo. Aunque
también, como muestra de la heterogeneidad de interpretaciones existentes desde siempre
en América latina, otros sectores sostenían la "superioridad de la raza cósmica", producto
del mestizaje, así como su potencialidad a futuro.
A partir de fines de los setenta y durante toda la década de los ochenta América Latina
cobró conciencia de las dificultades y obstáculos que impedían el acceso a la modernidad;
sin embargo, por influencia del pensamiento europeo, y por el reconocimiento de la
heterogeneidad y complejidad culturales latinoamericanas, se asumió que a pesar de que
en ciertos aspectos la región no había alcanzado los estándares modernos, en otras
cuestiones participaba de las crisis y malestares de una nueva época: la posmodernidad.
Aunque por un tiempo los estudios sobre este último tema se multiplicaron, no llegaron
a tener un auge que se prolongara mucho más allá de los años noventa.
En ese momento surgió otra noción, igualmente poco unívoca: la de globalización, a la
cual se asoció con fuerza a la temática de la modernidad y de la modernización, y que
hacía referencia a las tendencias mundiales crecientes, tanto en el ámbito económico
como, sobre todo, en cuestiones de cultura, estilos de vida y migraciones.
Si uno se guiara por las entradas en Internet; y por las publicaciones, tanto de libros como
de revistas, de los últimos quince años, se podría asegurar que la temática de la
globalización ha acaparado crecientemente el interés de los sociólogos, y de los
científicos sociales en general, en América Latina y en el mundo.
CONCLUSIÒN:
https://books.google.com.ec/books?id=aT6QeqHIBskC&printsec=frontcover&hl=es&s
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