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Dentro del ámbito artístico cuando hablamos de ansiedad nos estamos refiriendo a un
estado emocional, en este caso, un estado emocional que conlleva sensaciones de
nerviosismo, preocupación agobio o miedo (Olivares y Méndez, 1998). Al enfrentamos a algo
que no nos gusta nos agobiamos, intentamos evitarlo, huir de ello y en último caso nos
enfrentamos. Agobio es no saber qué hacer, es impotencia y nos conduce al estrés. El estrés es
uno de los síntomas que más perjudica el rendimiento de un deportista, en el ámbito del
deporte, cuando hablamos de estrés nos referimos al estrés competitivo, del cual hablaré más
adelante en este trabajo.
Llegados a este punto debemos de diferenciar entre ansiedad y estrés, aunque estén
ligadas una con la otra. La ansiedad la produce una situación concreta, por ejemplo una
audición frente a nuestros compañeros y profesores. Sin embargo, cuando hablamos de estrés
nos estamos refiriendo a un procedimiento interno, dentro de nosotros, el cual se traslada a
otras situaciones.
La persona que padece ansiedad escénica teme ser evaluada negativamente (Martina
Roca, 2012), por lo que sufre problemas de concentración, preocupación excesiva y
pensamientos obsesivos por la audición. Pensamientos como: “pensarán que soy un mal
músico”, “no valgo para esto”, “piensan que estoy nervioso”, etc. son los más comunes en este
tipo de personas, junto a los pensamientos de actuación de forma incorrecta, como: “me
equivocaré”, “me temblará el sonido”, “no haré el pasaje limpio”, etc. (Pastor y Sevilla, 2000).
Son muchos los músicos que han padecido miedo escénico, estudiantes, músicos de
orquesta, solistas e incluso músicos famosos entre los que se encuentran: María Callas, Enrico
Caruso, Pau Casals, LeopoldGodowski, Vladimir Horowitz, IgnacyPaderewski y Sergei
Rachmaninoff entre otros (Rink, 2006).
El primer síntoma son los cambios en nuestro propio cuerpo, es decir, el síntoma
fisiológico, el cuál se produce por una sobreexcitación de nuestro sistema nervioso que
conlleva a respuestas fisiológicas anteriormente detalladas como por ejemplo sudoración,
aumento del ritmo cardiaco, palpitaciones, náuseas, etc. (Pastor y Sevilla, 2000).
Sobre las causas que provocan el miedo escénico encontramos varios factores:
2.1) Factores predisponentes, consisten en pensar algo que en nuestro pasado ha sido
desagradable. (Olivares y Méndez, 1998).
Guillermo Dalia (2004) afirma que “el factor que más mantiene la ansiedad escénica es
el Refuerzo Negativo de la conducta” (p.47). Este refuerzo negativo consiste en realizar
escapes (salir de una situación una vez que la estamos realizando) (imagen) y evitaciones
(situaciones que no la vamos a afrontar, no vamos a asistir) dentro del entorno musical.
La ansiedad escénica también puede ser contribuyente a realizar una buena actuación,
es decir puede ser beneficiosa como podrán contemplar a continuación. El miedo escénico es
algo totalmente normal, incluso en acciones de pequeña intensidad permite mejorar el
rendimiento en acciones en las que hay un público visible presente. (Ramos, 2013). Por lo que
es muy importante encontrar un punto de equilibrio entre la seguridad en uno mismo y el
volumen de ansiedad que suponga esa actuación. Ese “nerviosismo” antes de un concierto es
positivo también, significa que nos importa lo que vamos a realizar y la adrenalina que circula
por nuestra sangre tiene una clara función, activarnos y mantenernos alerta para dar lo mejor
de nosotros.
Como hemos visto la ansiedad puede ser un aspecto positivo para nuestra
interpretación, pero ¿Entonces por qué nuestra interpretación es peor cuando aparece el
miedo escénico? Esa pregunta tiene una sola respuesta, nivel de activación en exceso. La
activación, y sus niveles son fundamentales para una buena actuación en público, el problema
es cuando esa activación es demasiado excesiva (García, 2017).
El mayor problema en una actuación viene cuando apreciamos ese nivel de activación
o también llamado nerviosismo como una alerta de peligro. Al sentirnos nerviosos, nos
ponemos mucho más nerviosos al sentir esa activación en nuestro cuerpo, desencadenando
una sensación de preocupación y miedo al fracaso de la que resulta muy complicado salir
(García, 2017). Este círculo vicioso es muy similar al “ciclo del bajón”, del que hablaré en el
siguiente apartado de este punto.
Las investigaciones muestran que gran parte de la mejora del miedo escénico
comienza precisamente cuando el individuo acepta la existencia del miedo y aprende a
convivir con él y es mediante el afrontamiento y la exposición continua, cuando finalmente
desaparece ese miedo (García, 2017).
Actuar es una habilidad, y por lo tanto se aprende y entrena. Una cosa es la capacidad
de tocar un instrumento y otra es la capacidad que se tiene de actuación. (Dalia, 2004). Lo más
sencillo cuando nos ponemos nerviosos es aceptarlo. Salir al escenario siendo conscientes de
ello y no pensar en ello, porque si pensamos en que estamos nerviosos las respuestas
fisiológicas del miedo escénico se multiplicarán.
Así que si antes de una actuación estas temblando o con el pulso alterado no pienses
en ello, es la manera que nuestro cuerpo utiliza para avisar o alertar que lo que va a suceder es
importante (López de la Llave y Pérez-Llantada, 2006). Afronta la situación con decisión y no
pienses en que tiemblas y piensa en disfrutar interpretando la música.
Actividades cotidianas como hablar en público, realizar exámenes, bailar, etc. pueden
provocar en los seres humanos altos niveles de ansiedad (Kenny, 2011). La práctica deportiva
también genera ansiedad y tiene grandes puntos en común con el miedo escénico.
Como pueden ver la ansiedad está muy presente en todos los deportes dependiendo
del tipo de deporte que sea, y tiene una grave consecuencia en el rendimiento de los
deportistas, ya que crea dudas y en ocasiones, miedo y negatividad a realizar la acción. (Grand
y Goldberg, 2015).
El pensamiento positivo es una de las técnicas más utilizadas en deporte y uno de los
medios con los que mejor conlleva un deportista su ansiedad competitiva y precompetitiva.
Sin embargo, un pensamiento excesivo sobre la competición, intensifica sensaciones de
preocupación y ansiedad (Olivares y Méndez, 1998).
Hay que reconocer las diferencias entre estar preparado y obsesionado, por lo que es
fundamental mantener la mente ocupada en otras actividades para completar el tiempo de
inactividad, es fundamental la realización de rutinas antes de un evento importante, como he
explicado anteriormente.
Un bajo rendimiento en el atleta crea el llamado “ciclo del bajón” (imagen 1.2), el cual
nos conduce al fracaso. Como he dicho anteriormente, cuanto más hagamos por remediar
nuestro problema, en este caso, el nerviosismo, más frustración e indignación sentiremos.
(Grand y Goldberg, 2015). Esto se debe aplicar también a la música, si nos ponemos nerviosos
y no queremos que esto ocurra, más tensión y ansiedad podremos generar.
Como vemos en este cuadro (imagen 1.1) un mayor esfuerzo conlleva un mayor
fracaso, con respecto a un problema de rendimiento. Esto conlleva una menor seguridad y
confianza en uno mismo, lo que nos lleva a la aparición de estrés y sus respuestas fisiológicas
en forma de tensión de músculos. Esta tensión hace que sea imposible actuar con fluidez y
tranquilidad (Grand y Goldberg, 2015).
El estrés es una emoción que influye en el mundo del deporte. Este estrés dentro del
ámbito deportivo recibe el apelativo de “estrés competitivo” y se produce cuando la
autoestima del deportista, es decir, su confianza, se siente bajo presión amenazada.
El rendimiento del otro es un factor causante de estrés junto a otros elementos como
por ejemplo, el factor ambiental. Si el nivel del contrario es bastante parecido al nuestro, la
ansiedad es mayor, que si el nivel del contrario es mayor y por lo tanto claramente favorito, en
este caso la ansiedad que sentimos es menor (Olivares y Méndez, 1998).
Estos últimos años, han sido períodos en los que la ansiedad se ha introducido en las
vidas de deportistas de élite muy famosos, como es el caso del piloto español campeón de
motociclismo, Marc Márquez, el cuál incluso se ha victo afectado por falta de bello en el cuello
cabelludo y en la barba debido a la ansiedad sufrida por una caída en competición (Isardo,
2017). Rafael Nadal, prestigioso tenista internacional español, no controlaba su respiración
debido a la ansiedad, por lo que empezó a jugar mal (Sportyou, 7 Mayo 2016).
Son varias las técnicas aportadas desde la psicología deportiva y las cuales hablaré de
ellas en este trabajo más adelante, técnicas como la visualización, relajación, detención del
pensamiento, etc.
Estas herramientas pueden ser aplicadas para controlar la ansiedad. Pero como bien
nos indica el título de este trabajo, la prevención es un aspecto fundamental para la
eliminación de ansiedad. Siguiendo el viejo refranero castellano que dice “Más vale prevenir
que curar” lo más fácil antes de que se produzca estrés es prevenirlo (Marco, 2015).
Aplicado al ámbito interpretativo musical, en música sabemos que una de las causas
que genera ansiedad es el público, por lo que debemos de empezar a afrontar ese problema y
entrenarlo, a través de prácticas musicales en las cuales debemos de introducir compañeros a
nuestra clase de instrumento principal; tocar la obra sin interrupciones de arriba abajo delante
del profesor, simulando la audición; realizar clases colectivas de instrumento, ya que como
hemos dicho anteriormente la comparación con nuestros compañeros es un factor causante
de ansiedad.