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REPRESENTACION REGIA EN LA MALAGA
DE FELIPE 11: LOS CORREGIDORES

M.ª ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ


PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

Universidad de Málaga

Durante toda la Edad Moderna, Málaga se distinguió por su carácter militar. Los
ataques provenían de diversas naciones, según la política beligerante del momento,
pero en tiempos de Felipe 11 el principal peligro procedía de las costas norteafrica-
nas, hecho que se convertirá en uno de los problemas de mayor envergadura para
los corregidores. Estos dignatarios regios debían de atender, además de la defensa de
la ciudad, un amplio espectro de funciones. Así, a los asuntos puramente castrenses
y de gobierno municipal se unían los judiciales y políticos. En el ejercicio de su
cargo, una de las tareas fundamentales consistía en presidir los Ayuntamientos, ya
que al ser nominados por el monarca se encontraban en la obligación de compati-
bilizar los intereses de la Corona y el Concejo 1 .
La figura del corregidor es una cuestión que interesa cada vez más a los inves-
tigadores debido a su relevancia en la política real como elemento fundamental en
la articulación del nuevo Estado 2 . Castillo de Bovadilla sería el primero que reco-
giera la normativa jurídica existente en su época, en la cual se han basado muchos
de los autores que, hoy en día, están considerados como clásicos 3 .

1 S. VILLAS TINOCO, Estudio sobre el cabildo municipal malagueño en la Edad Moderna, Diputación Pro-

vincial, Málaga, 1996, pp. 19-29.


2 J.M. BERNARDO ARES, «La articulación del estado moderno desde la perspectiva local», Conferencias
del I Curso de Verano de la Universidad de Córdoba: El Barroco en Andalucía, Universidad y Diputación
d e Córdoba, 1984, tomo I, pp. 169-177.
3 J. CASTILLO DE BovADILLA, Política para Corregidores, y sei1ores de vasallos en tiempos de paz, y de guerra.

Y para jueces eclesiásticos y seglares y de Sacas, Aduanas, y de Residencias, y sus Oficiales: y para Regidores, y
Abogados, y del valor de los Corregimientos, y Goviernos Realengos, y de las Órdenes, Amberes, 1704. Una edi-
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Los títulos de los corregidores, enviados a Málaga por el segundo de los Austrias,
los asentaba el escribano del cabildo en los Libros de Provisiones, razón por la cual se
han convertido en base primordial para el estudio de tan altos mandatarios. Sin
embargo, a fin de llevar a cabo un análisis exhaustivo del tema, es necesario cruzar los
datos aportados por dichos documentos con los obtenidos a través de la magnífica
fuente seriada que suponen las Actas Capitulares. De forma tangencial encontramos
ciertas noticias en la Colección de Originales, si bien bastante repetida en las dos pre-
citadas. Los tres corpus se conservan en muy buen estado en el Archivo Municipal de
Málaga y abarcan un extenso marco temporal 4 • Uno de los problemas que se resuelve
con este método es el de obtener información acerca del mencionado funcionario en
el período de su mandato, por cuanto se han perdido algunos nombramientos, tornas
de posesión, concesiones de prórrogas, juicios de residencia, etc.
La reglamentación establecida fijaba que el corregidor ocupase su plaza de des-
tino durante un año. Si bien éste solía prorrogarse con facilidad por dos o tres anua-
lidades. Un caso excepcional es el de Francisco Arévalo de Zuazo, quien desempeñó
el oficio durante un quinquenio. No es de extrañar tan larga permanencia, dado que
durante su gobierno tuvo lugar el levantamiento morisco que tanto afectó a las tie-
rras malagueñas.
Las prórrogas se expedían anualmente y, por regla general, el mes anterior al
cumplimiento del plazo establecido, aunque no entraban en vigor hasta que eran
presentadas en el Ayuntamiento. Tal hecho dilataba el tiempo instituido, pues en el
nombramiento se incluía que el cómputo debía efectuarse desde el final del año de
su mandato. Por tanto, hasta que llegaba la citada disposición podían pasar desde
unas semanas a tres meses, más o menos. En la concedida a Alonso Ordóñez de
Villaquirán podemos leer:

«Tenga el dicho officio con alcaldía y aguaziladgos por otro año, que se
cuente desde el día que se cumplió e cumpliere aquél, es nuestra voluntad
de le prorrogar, como por la presente prorrogamos, el dicho officio por el
dicho tiempo con la nuestra justicia y jurisdi<;:ión ¡;:evil y criminal, y con los
dichos ofi¡;:ios de alcaldía y aguaziladgos. Y os mandamos que luego vista
esta nuestra carta tengays al dicho Alonso Hordóñez de Villaquirán por nues-
tro corregidor desa dicha <;:ibdad e su tierra por otro año» 5 •

Otra cuestión a tener en cuenta era el salario del comisario real. El problema se
planteaba por representar una carga onerosa para el municipio, ya que los marave-

ción facsímil ha sido publicada en Madrid, 1978; B. GoNZÁLEZ ALONSO, El corregidor castellano (1348-1808),
Escuela Nacional de Administración Pública, Madrid, 1970; F. ALBI, El corregidor en el municipio español
bajo la monarquía absoluta, Ed. Capitolio, Madrid, 1943.
4 Para un estudio más extenso, además de los archivos mencionados, es necesario consultar el Cate-
dralicio, Diocesano, Histórico Provincial y, de forma más puntual, el Díaz de Escovar. Fuera del nivel local
tenemos una abundante información en los Archivos General de Simancas e Histórico Nacional, además
de la existente en la Biblioteca Nacional.
5 Archivo Municipal de Málaga (AMM), Libros de Provisiones (L. de p.), vol. 15, fol. lOOv.
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dís habían de salir de los bienes de propios. En la documentación no suelen apare-


cer las sumas libradas por ese concepto, mas siempre se hace constar en los títulos
que se mantuviera lo acostumbrado, es decir, pagar cantidades similares a las abo-
nadas en los años precedentes. Una salvedad la encontramos en 1573, al ordenar el
monarca al concejo:

«Que de sus propios pueda dar de salario en cada un año a cada uno de
los nuestros corregidores que fueren de hesa dicha <;iudad después de don
Juan Pacheco, nuestro corregidor, que al presente es de ella, sesenta mill
maravedíes sobre los noventa mill maravedíes que tiene de salario, que por
todos sean <;iento y <;inquenta mill maravedíes, sin por ello caer ni yncurrir
en pena alguna, el qual dicho salario mandamos que no lo podáis dar ni deis
solamente a los corregidores que no fueren letrados, sino que se dee a todos
los corregidores que fueren de esa dicha <;iudad, así letrados como no letra-
dos»6.

Posteriormente, en el primer cabildo presidido por Pedro Manrique de Luna, se


ratifica lo estipulado y queda fijada la asignación en 150.000 maravedís al año 7 .
Dicho emolumento se incrementaba con los «derechos» percibidos por el ejercicio
de la jurisdicción civil y criminal, la ayuda de costa, amén de retribuciones varias
que recibían esporádicamente8.
A veces, el cobro de su estipendio solía sufrir algún que otro retraso, principal-
mente durante el lapso comprendido entre el fin del mandato y la llegada del pró-
ximo delegado regio. A manera de ilustración, incluimos el caso de Francisco de
Molina, quien:

«Tomó las varas a catorze de agosto, y a catorze del dicho mes <leste presente
año se cumplieron dos años, y hasta ese dicho día está librado y pagado, por
manera que desde quinze de agosto hasta doze de otubre dese presente año que
su mer<;ed del señor licenciado Fernand Yañes de Sotomayor, corregidor de esta
<;ibdad, tomó la vara de corregidor del dicho ofi<;io, que son un mes e veynte e
<;inco días los que les están por librar, y que por una quenta tan llana, y tan
clara y líquida no tienen los diputados que hazer en ello, ni que declarar» 9 .

El escaso conocimiento legislativo de los representantes de la Corona hacía


necesario que dispusiesen de una plantilla experta en la materia. Sólo hemos registra-
do, en todo el siglo XVI, dos corregidores doctos en leyes, y nominados por Felipe II:
el licenciado Femán Yáñez de Sotomayor y el doctor Ramírez de Figueroa 10.

6 Ibídem, Colección de Originales (C. de O.), n.• 7, fol. 108v. Madrid, 29 de octubre de 1573.
7 Ibídem, Actas Capitulares (AC), n.• 21, fol. 187v. Cabildo: 22 de febrero de 1576.
8 B. GONZÁLE.Z ALONSO, Supra, pp. 174-181.
9 AMM, AC, n.• 15, fol. 33. Cabildo: 15 d e noviembre de 1559.
10 Ibídem, fol. Zv y n.º 19, fol. 256v. Cabildos: 2 de octubre de 1559 y 6 de abril de 1571. L. de p., vol. 15,

fol. 34r, y vol. 16, fol. 207v.


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Al tomar posesión del cargo, de inmediato los dignatarios nombraban un nutri-


do grupo de oficiales: alcaldes mayor y ordinarios, alguaciles mayores, menores y
del campo, etc., cuya finalidad consistía en ayudarle en las tareas de gobierno.
Dichas designaciones eran personales y, por tanto, cesaban en cuanto el corregidor
dejaba de ejercer su oficio. De ahí que fueran hombres de su confianza y afectos a
él, lo cual podía favorecer las corruptelas. Entre los precitados oficiales sobresalía la
figura del alcalde mayor, quien llevaba las competencias legislativas dada su forma-
ción jurídica, acreditada por su título de licenciado. El sueldo a devengar debía de
atenerse a unas instrucciones precisas:

«E mandamos que el alcalde que pusiere en esa dicha aya e lleve por el
dicho año otros tantos maravedíes de salario, como hasta aquí se a acostum-
brado de dar a los otros alcaldes que an sydo, de más e allende de sus dere-
chos, que como alcalde le pertenes<;:en, los quales mandamos a vos, el dicho
Con<;:ejo, que deys e pagueys al dicho alcalde del salario del dicho corregidor
e que no lo deys ni pagueys al dicho corregidor salvo al dicho alcalde» 11 •

Este personaje, además de dar su parecer sobre cierto tipo de consultas referen-
tes a las actividades de gobierno, estaba encargado de asumir las funciones del
corregidor durante sus desplazamientos y, a veces, aunque estuviese en la ciudad
pero no pudiese personarse en algunos actos por diversas causas. La más usual, en
esta última circunstancia, era el presidir los capítulos municipales 12• En ciertas oca-
siones, como la recepción de un nuevo mandatario, su nombre aparece junto al
corregidor saliente, encabezando el listado de los regidores y jurados 13 •
Si fallecía el enviado regio, el alcalde mayor ocupaba su lugar para evitar el vacío
de poder 14. Así acaece con el Licenciado Luis de Cárdenas, designado corregidor
interino al morir Juan Osario de Valdés. Mas esta sustitución no fue inmediata, por-
que, según se estipulaba en una «provisión de los señores Rreyes Católicos, don
Fernando y doña Ysauel, para que en tal caso, no aviendo como no ay corregidor,
usen y exerzan los casos de jurisdición los tres alcaldes hordinarios que la <;:iudad
tiene nonbrados», como de hecho se hizo en ese año de 1596. Tal situación duró
apenas un mes, tiempo que tardó en emitirse y presentar a la corporación local su
título el Licenciado Cárdenas 15 . Dado su carácter transitorio le hemos obviado en el
estudio pormenorizado que hacemos sobre estos personajes.

11 Ibídem, L. de p., vol. 15, fol. 36.


12 J.M.
DE BERNARDO ARES, Corrupción política y centralización administrativa. La hacienda de propios en
la Córdoba de Carlos II, Universidad de Córdoba, 1993, p. 265.
13 AMM, AC, n.º 21, fol. 185v. Cabildo: 18 de febrero de 1576.
14 Esta situación era la segunda vez que se daba en la centuria, ya que en tiempos del emperador el
alcalde mayor, Bartolomé Mariño, tuvo que ponerse al frente del Ayuntamiento en calidad de corregidor
interino por haber fallecido el corregidor Francisco de Luján durante su mandato, en noviembre de 1526.
Cfr. P. YBÁÑEZ WoRBOYS, «Corregidores malagueños (1517-1556)», Actas de la V Reunión Científica de la Aso-
ciación Española de Historia Moderna: Felipe JI y su tiempo y La administración municipal en la Edad Moder-
na (en prensa).
IS AMM, AC, n.º 27, fols. 385v y 399v-400. Cabildos: 27 de noviembre y 19 de diciembre de 1596.
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Por regla general, al seleccionar los comisarios reales, se priorizaba la carrera


militar sobre la preparación jurídica, por tanto solían ser hombres de capa y espa-
da. De hecho, algunos ya habían alcanzado los grados de capitán, coronel y maes-
tre de campo. No obstante, su hoja de servicios no está tan explícita en los títulos
de esta época corno en los del siglo XVII, a los que normalmente se adjuntaba el de
capitán a guerra o gobernador 16 . Durante los reinados de Carlos 1 y Felipe II no apa-
recen dichos cargos, a excepción del último mandatario malagueño designado por
el segundo de los Austrias, Alonso de Luzón, cuyo nombramiento de capitán a gue-
rra se expide tres días después de haberse emitido el de corregidor, quedando ambos
asentados en los Libros de Provisiones 17 .
Como funcionario que detentaba un poder tan amplio debía de sufrir, al final
de su ejercicio, el temido juicio de residencia 18 . En el mismo, había de hacer frente
a las acusaciones que se formularan contra él, desde las más diversas esferas de la
sociedad sujetas a su jurisdicción. Por todo ello, el juicio de residencia se convertía
en una institución híbrida entre el poder público y los vecinos 19 . En la segunda
mitad del quinientos podemos comprobar, en la documentación conservada, que el
corregidor entrante hace de juez de residencia de su predecesor, hecho que ya se
comenzó a dar en el reinado del ernperador20 . El proceso debía llevarlo a cabo en
los treinta primeros días después de ser recibido en el cabildo y enviar al rey los
resultados. Por tanto, quienes cesaban en el oficio estaban obligados a permanecer
durante un período determinado en la ciudad, con el fin de responder a las denun-
cias que se hicieran sobre su actuación al frente del corregimiento 21 .
Además, los títulos especificaban que al evaluar la labor de quien le precedía
tenía que comprobar, a su vez, si éste había ejecutado la residencia a su antecesor.
Por ejemplo, a Cristóbal de la Cueva, encargado de residenciar a Pedro Manrique de
Luna,. se le ordena:

«Mandamos a vos el dicho don Christóbal de la Cueva que tomeys a don


Pedro Manrrique, nuestro corregidor que agora es de la dicha c;iudad, y a sus
alcaldes mayor y tenientes, y alguaziles, y carc;eleros y otros ofic;iales que allí
tiene, la nuestra rresidenc;:ia y la ley fecha en las Cortes de Toledo manda. Y
que ante todas cosas os ynformeys si se a executado lo que se proveyó por la
rresidenc;ia que se tomó a don Juan Pacheco, nuestro corregidor que últi-

16 M.ªL PÉREZ DE CoLOS!A RODRÍGUEZ, ·Corregidores malagueños durante Ja segunda mitad del siglo
XVII», Baetica, 19 (Il), Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1997, pp. 135-147.
17 AMM, L. dep., vol. 18, fols. 115-115vyvol. 17, fols. 337v-341v.
18 J.M. DE BERNARDO ARES, Corrupción política .. ., pp. 351-361.

19 J. CASTILLO DE BOVADILLA, op. cit., libro II, cap. IX, p. 305, n. 2 13, y B. GONZÁLEZALONSO, Supra , pp. 182-
196.
20 En tiempos de Felipe II no aparece ningún juez de residencia nominado expresamente para ejecu-
tar tal proceso, como había sido preceptivo en el reinado de su padre. Cfr. P. YBÁÑEZ WoRBOYS, «Corregi-
dores ... ».
2I F. TOMÁS y VALIENTE, La tortura en España, Ariel, Barcelona, 1994, p. 17. Cfr. L. GARCÍA DE VALDEAVE-
LLANO, «Las Partidas y los orígenes medievales del juicio de Residencia», BRAH, CLIII, 1963, pp. 205-246,
y R. GILBERT, Historia general del Derecho español, Granada, 1968, p. 226.
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mamente fue de la dicha <;ibdad, y lo que hallare por executar lo executare


en bos a costa del dicho don Pedro Manrrique, nuestro corregidor que agora
es de la dicha <;ibdad, y le hagáis cargo de la culpa que contra él rresultare
de la dila<;ión que obo en executarlo, y lo pongáis todo en prin<;ipio de la
dicha rresidem;ia»22 •

Otra obligación que tenían los delegados reales consistía en depositar una suma
en concepto de aval por su residencia, a modo de garantía de la misma y de rema-
nente para pagar las penas pecuniarias que se les pudiera imponer. Tal depósito
debía renovarse cada vez que se le dispensaba una prórroga. Cuando se demoraba el
cumplimiento de este requisito, de inmediato, le era recordado. De manera que a
Pedro Zapata de Cárdenas se le reclamará la fianza de su primera prórroga, «porque
abía muchas personas agraviadas en esa dicha c;:iudad e su tierra de bos el dicho
nuestro corregidor», por cuanto sólo la había entregado al tomar posesión de su
cargo 23 •
Las relaciones con la Iglesia están presentes en los títulos de los funcionarios
regios, refiriéndose a que la institución eclesiástica no se inmiscuya en sus compe-
tencias, razón por la cual se le ordena:

«So pena de priva<;ión del dicho ofic;:io, enbíe al nuestro Consejo rrela-
<;ión, de seys en seys meses, durante el tiempo que toviere el dicho ofi<;io si
el obispo desa <;iudad, o su provisor o otros juezes eclesiásticos della guar-
den lo que por provisiones y cartas nuestras, libradas por los del nuestro
Consejo el año pasado de quinientos e veynte y <;inco, está acordado <;erca
de la horden que los juezes e notarios eclesiásticos an de tener en el llevar
de los derechos de los autos y escrituras que ante ellos pasaren. Y ansímis-
mo, enbíen rrela<;ión so la dicha pena, dentro del dicho término, en qué
cosas y casos el dicho obispo e juezes eclesiásticos an usurpado e usurpan
nuestra jurisdi<;ión rreal»Z4.

La transcendencia del Concilio de Trento también se deja notar en los nombra-


mientos. En el de Arévalo de Zuazo se dispone, en una de sus cláusulas, que vigila-
ra el cumplimiento de las disposiciones tridentinas. A partir de la emisión de dicho
documento esta premisa es una constante, lo cual indica que la mentalidad religio-
sa de la época marcaba hasta las formas de gobierno civil, más teniendo en cuenta
que a Felipe II se consideraba el defensor del Catolicismo.
A dieciséis se elevan el número de los altos enviados regios destinados en
Málaga, cuyo preclaro linaje queda patente porque en su mayoría eran caballeros de
las órdenes militares, predominando la de Santiago, seguida a cierta distancia de las
de Alcántara y San Juan.

22 AMM, L. de p., vol. 17, fo l. 97.


z3 Ibídem, C. de O., n.º 8, fol. 88.
24 Ibídem, L. de p., vol. 15, fols. 36v-37v. Título del corregidor Alonso Ordóñez de Villaquirán.
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Corregidores malagueños (1556-1598)

Nombre Título Toma de posesión


Pedro de Vivero - 11-I-1555
Francisco de Molina Peñuela 21-VII-1557 14-VIII-1557
Fernán Yáñez de Sotomayor 31-VII-1559 2-X-1559
Alonso Ordóñez de Villaquirán 9-I-1561 5-IV-1561
Juan de Borja 30-X-1563 17-I-1564
Francisco Arévalo de Zuazo 5-II-1566 5-VII-1566
Ramírez de Figueroa 11-1-1571 6-IV-1571
Juan Pacheco Maldonado 6-III-1573 23-V-1573*
Pedro Manrique de Luna 26-IX-1575 18-II-1576
Cristóbal de la Cueva 24-XII-1578 25-II-1579*
Pedro Zapata de Cárdenas 5-I-1580 29-II-1580 *
Diego Ordóñez de Lara 4-VIII-1583 9-XI-1583
Mendo Rodríguez de Ledesma - -
Garci López de Chaves y Herrera III-1590* 5-V-1590
Juan Osorio Valdés 27-III-1594 1-VI-1594
Alonso de Luzón 30-I-1597 21-IV-1597
Fuente: AMM, Libros de Provisiones y Actas Capitulares.
* Se ha registrado la fecha del traslado de los títulos, ya que las tomas de posesión no constan por haber-
se perdido los volúmenes correspondientes a estas datas en las Actas Capitulares. En el caso de Garci
López de Chaves y Herrera se desconoce el día de expedición del documento.

Puede observarse que el tiempo que mediaba desde la emisión de su título y la


toma de posesión oscilaba entre una o varias mensualidades. Sin embargo, encon-
tramos algunas excepciones, como en Arévalo de Zuazo y Pedro Manrique de Luna,
que se demorarán cinco meses en presentarse ante el cabildo 25 •

Los corregidores malacitanos.


Pedro de Vivero: Es el primero que tratamos, pues está en la transición del reina-
do de Carlos I y Felipe II. El título no se conserva en los Libros de Provisiones, pero
sí tenemos noticias de su comparecencia ante el Concejo, así como del nombra-
miento del alcalde mayor que le asistiría en sus tareas legislativas: el licenciado Arias
de Yebra 26 .
Uno de los hechos más relevantes en los que participó el delegado real fue la pro-
clamación de Felipe II. La celebración se rodeó del fausto que conllevaban dichos
eventos. Entre los diversos actos, ocupaba un primer lugar el cortejo que organizaría
la corporación municipal para el sábado 24 de abril de 1556. Todo se proyecta de

25 Ibídem, fol. 390v, y vol. 17, fo l. 44; AC, n.• 17, fol. 216, y n.• 21, fol. 186. Cabildos: 5 de julio de 1566
y 18 de febrero de 1576.
2 6 Ibídem, AC, n.º 11, fol. 193v. Cabildo: 11 de enero de 1555.
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forma pormenorizada, no dejando a la improvisación el menor detalle y teniendo


presente el ceremonial llevado a cabo en otros tiempos. Para esta ocasión se mandó
que el regidor más antiguo portara el pendón de la ciudad, quien cabalgaría en com-
pañía de los caballeros capitulares desde las Atarazanas hasta las casas consistoriales.
El desfile lo encabezaba el portero del cabildo con maza, cubierto con ricos vestidos
de tafetán carmesí y tocado con una gorra de terciopelo del mismo color. El punto
de encuentro sería la Plaza Mayor, donde se había levantado un escenario. Desde este
emplazamiento el escribano mayor del Ayuntamiento leería las cartas enviadas por el
emperador y «la serenysima prirn;:esa de Portugal, ynfanta y govemadora destos rrey-
nos», en las que se comunicaba la abdicación de Carlos I en su hijo.
Ante el regimiento en pleno y la máxima autoridad religiosa de la diócesis, se
alzaron los pendones del monarca recién coronado. Seguidamente el regidor entre-
garía el pendón al alférez mayor o, en su defecto, al alguacil mayor. Los acordes de
la música, traída de distintos lugares de las tierras malagueñas, acompañarían la
suntuosa ceremonia. La comitiva reiniciaría el itinerario por las calles hasta regre-
sar a la sede municipal, «donde en la ventana prin<;:ipal de la pla\:a del Ayuntamiento
se a de poner el dicho pendón y a de estar los días que pare\:iere a la \:ibdad, aquér-
dase que después de al\:ado el dicho pendón se pongan banderas en la Puerta de la
Mar, y en la Puerta de Granada, y en la Puerta de Antequera y en la Puerta Nueva y
avisar al señor don Yñigo Manrrique, alcaide de las fortalezas del Aka\:ava, que faga
ponellas en su fortaleza».
El día finalizaría con una nuevá marcha de los munícipes por el entramado
urbano, adornadas sus cabalgaduras con «preytales de caxcabeles», portando hachas
encendidas y al son de los tambores, atabales, etc., para mayor regocijo del vecin-
dario, mientras las luminarias encendidas en las ventanas creaban juegos de luces y
sombras que causaba un enorme impacto en los espectadores27 .
El colofón de los festejos tendría lugar al día siguiente, con la tradicional corri-
da de toros, lidiándose un número superior de reses que en otras ocasiones, ya que
salieron a la plaza seis astados, que además servirían para incrementar la dieta coti-
diana durante unos días 28 .
Otro punto a tratar en el programa a cumplir por Pedro de Vivero era la peren-
toria necesidad de disponer de un puerto que estuviera en consonancia con el trá-
fico mercantil y el movimiento de tropas que, constantemente, se daba en la bahía
malagueña. Se trataba de un proyecto que ya, desde tiempos de los Reyes Católicos,
estaba en la mente de los dirigentes de la ciudad y élites comerciales. En una carta
que dirige a la Corona expone la urgencia de construir los muelles que facilitarían
tanto el anclaje de las armadas como que los estibadores pudieran cargar los «pro-
ductos de la tierra», principalmente el vino y la pasa 29 •

27 Ibídem, n. 0 12, fols. 150-150v, 156-157 y 160v-161. Cabildos: 15, 17 y 24 de abril de 1556. Gran parte

de los gastos corrieron a costa de los propios de la ciudad.


28 Ibídem, AC, n. 0 12, fol. 157. Cabildo: 17 de abril de 1556; P. YBÁÑEZ WORBOYS, «Los regocijos de toros
en los albores de la Modernidad», Baetica, 19 (11), Facultad de Filsofía y Letras, Málaga, 1998, pp. 223-232.
29 Archivo General de Simancas (AGS), Sec. Guerra Antigua, leg. 63. Esta carta, fechada el 1 de enero

de 1556, es una de las muchas mediante las cuales el corregidor elevó sus quejas al poder central.
REPRESENTACIÓN REGIA EN LA MÁLAGA DE FELIPE II: LOS CORREGIDORES 3 55

El que disfrutara de un status social privilegiado, puesto de manifiesto por su


pertenencia a la Orden de Santiago, no obstó para que sufriera el consabido juicio
de residencia.
Francisco de Molína Peñuela: En Valladolid, Felipe II nominó, por primera vez
como señor de la Monarquía Hispánica, un corregidor para Málaga. La elección
recayó en el capitán Francisco de Molina Peñuela, con una brillante hoja de servi-
cios, ya que había sido general de la provincia de Guipúzcoa, además de desempe-
ñar los empleos de alcaide de Fuenterrabía y Adra30. A poco menos de un mes de su
nombramiento sería recibido en la ciudad, entregándole su antecesor las varas de
justicia ante la presencia del regimiento.
Una vez que designó a sus oficiales, y al licenciado Pedro Méndez como su alcal-
de mayor, su primera función consistió, según estaba prescrito, en actuar como juez
de residencia a fin de informar a la Corona sobre el gobierno de su predecesor, Pedro
de Vivero, y de sus subalternos 31. En el proceso salieron bien parados el corregidor
y su alcalde mayor, no así sus alguaciles, sobre los que recayeron una serie de car-
gos porque «llevavan los derechos de las exsecuc;iones que hazían antes que las par-
tes estuviesen contentas,,32 .
Al poco tiempo de serle prorrogado el oficio tuvo que asumir la dirección de las
exequias del emperador, que había fallecido en el monasterio jerónimo de Yuste el
14 de septiembre de 1558. En distintas sesiones los capitulares malagueños discu-
tieron sobre la organización y costes de los lutos, la provisión de hachas y velas para
la procesión, el orden y la asistencia al cortejo, etc. Dichas resoluciones se comuni-
caron al obispado, con quien se acordó fijar tales honras para la vigilia de los após-
toles San Simón y San Judas, el 27 de octubre. La misa y demás actos se celebrarían
al día siguiente 33.
Ante las tensiones existentes con los moriscos, en las ciudades portuarias del
Reino de Granada se mantenía un activo espionaje acerca de los movimientos
musulmanes en las costas de allende el mar. Molina de Peñuela activó los medios
de información, generalmente transmitida por los patronos de los barcos que
comerciaban con el Magreb y por los cautivos cristianos rescatados o que lograran
huir de tierras africanas. Gracias a éstos se tenía noticia de los posibles asaltos de la
media luna y, en consecuencia, resultaba más factible organizar las defensas nece-
sarias para repeler con éxito dichos ataques 34 .
La actuación de este dignatario resultó bastante conflictiva, como se desprende de
toda la serie de altercados que tuvo con los munícipes. Éstos le denunciaron, entre otras

30 J. MORENO DE GUERRA, Los corregidores de Málaga (1487- 1835) , Ayuntamiento de Málaga, 1997, p. 110.
31 AMM, AC, n. 0 13, fol. 192. Cabildo: 14 de agosto de 1557. Meses m ás tarde nombraría alcalde mayor
al licenciado Hernando Trillo de Ávalos. Cabildo: 7 de noviembre.
32 Ibídem, L. de p., vol. 15, fol. 29v-32v. El traslado de la ejecutoria de resid encia lo hizo el escribano
d el cabildo malagueño el 21 de marzo de 1561.
33 V. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Caracteres de la sociedad malagueña en el siglo XVI, Diputación Provincial, Mála-
ga, 1986, pp. 136-138. AMM, AC, n.º 14, fols. 133, 136v, 137, 138, 138v, 139, 140, 140v, 143, 143v y 146v.
Cabildos: 7, 14, 17, 19, 21, 24 y 26 de octubre y 2 de noviembre d e 1558.
34 AGS, Sec. de Estado, legs. 68 y 104. Cfr. J. G11 SANJUÁN, «Málaga y la transmisión informativa en la política
norteafricana de los Austrias (1550-1560)», Baetica, 6, Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1983, pp. 265-273.
356 M.• ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ; PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

razones, porque desconfiaban de su administración, pues sospechaban que cobraba sus


intervenciones en los pleitos de los vecinos y malversaba los fondos de los propios 35 .
De modo que cuando el corregidor reclama el salario debido por los días que
había permanecido en su puesto hasta la llegada del próximo mandatario, un sec-
tor del capítulo, más inclinado a su favor, solicita que los caballeros encargados de
comprobar dicha deuda «Sean sin sospecha y desapasionadas, porque el nombra-
miento del señor Fernán de Torquemada pares~e que no está bien con el dicho
Francisco de Malina». Al parecer, existía cierto enfrentamiento entre ambos, lo cual
haría que el regidor fuera un tanto parcial en su resolución. A pesar de las reticen-
cias, continuó con el caso hasta dilucidar la cuestión del sueldo reclamado 36 •
Este tema siempre era muy debatido en el Concejo, ya que las sumas habían de
salir de los propios y, por ende, iban en detrimento de la hacienda municipal.
Es relevado por un corregidor letrado, el licenciado Fernán Yáñez de Sotomayor,
quien, antes de que Malina Peñuela abandonara la urbe, le hizo comparecer para
instruir el juicio de residencia a que estaban obligados estos funcionarios 37 .
Fernán Yáñez de Sotomayor: Por primera vez no es designado en este siglo un hom-
bre de capa y espada para dirigir los destinos de Málaga, sino un corregidor togado,
que debía de hacer alarde de su inquebrantable autoridad, dadas las dificultades que
se le presentaban para llevar a cabo su misión, ya que en una plaza fuerte como Málaga
predominaban en dichos personajes su experiencia castrense y el mando militar38 .
Aunque era licenciado y, por ello, con amplios conocimientos legislativos, esta condi-
ción no interfirió en el cumplimiento de su derecho a elegir diferentes oficiales que
le ayudasen en el cargo39 . En la documentación manejada no aparece el nombre del
alcalde mayor, pero algunos autores malagueños apuntan que fue Pedro Guerra40 .
Su título fue emitido en Valladolid y la posesión del oficio tendría lugar pasa-
dos tres meses 41 . De él se tienen escasas noticias, únicamente aquellas referentes a
su participación en la dirección de la ciudad y sus tierras jurisdiccionales, registra-
das en las Actas de los capítulos que presidió y en la escribanía del cabildo 42 .
Alonso Ordóñez de Villaquirán: Tras jurar el cargo en el Ayuntamiento malacitano,
dispuso que su alcalde mayor fuese el licenciado Felipe de Armengol 43 . Obtuvo la pró-
rroga de su puesto dos veces, en 1562 y 1563. Según lo dispuesto, hubo de residenciar
a su antecesor e informar si el dicho licenciado había resuelto por fin la controversia
que suscitara la actuación del corregidor Malina y si se ejecutó su residencia44 .

35 P. PEREIRA, Vida cotidiana y élite local: Málaga a mediados del Siglo de Oro, Diputación Provincial, Mála-

ga, 1987, p. 139.


36 AMM, AC, n .• 15, fols . 27 y SO. Cabildos: 10 de noviembre y 1 de diciembre de 1559.
37 Ibídem, fol. 2v. Cabildo: 2 de octubre de 1559.
38 J.M. DE BERNARDO ARES, Corrupción política ... , pp. 260-265.
39 AMM, AC, n.• 15, fols. 2v-3. Cabildo: 2 de octubre de 1559.
40 J.L. EsTRADA Y SEGALERVA, Efemérides malagueñas, tomo II, Imp. San Andrés, Málaga, 1970, p. 126. Archivo Díaz
de Escovar (ADE), caja n.º 85, n .º 27. La fecha aportada para dicho nombramiento es la del 8 de mayo de 1560.
41 J. MORENO DE GUERRA, op. cit., p . 111. AMM, AC, n .º 15, fol. 2. Cabildo: 2 de octubre de 1559.
42 ADE, caja n. 2 85, n.• 27.
43 AMM, AC, n. • 15, fols. 291-291v. Cabildo: 5 de abril de 1561.

4 4 Ibídem, L. de p., vol. 15, fols. 34, lOOv y 101, y C. de O., vol. 8, fol. 86.
REPRESENTACIÓN REGIA EN LA MÁLAGA DE FELIPE II: LOS CORREGIDORES 357

Durante su mandato las tensiones entre los moriscos y cristianos viejos fueron in
crescendo. Lo cual ocasionó que en 1563 se mandase registrar minuciosamente las casas
de los neoconversos, sobre todo, en aquellas zonas más escarpadas y abruptas de la geo-
grafía malagueña, a fin de comprobar la posible existencia de armas escondid~s en espe-
ra de poder participar en la sublevación que se preparaba contra el poder establecido 45 .
Otra asunto digno de mencionarse durante este gobierno es el embellecimiento
de la ciudad, ocurrido cuando se esperaba la llegada del príncipe Carlos 46 . El salu-
dable clima de Málaga era ya tan famoso en el siglo XVI que Felipe II pensó en
enviar a su hijo, aquejado de fiebres cuartanas, con la esperanza de su recuperación.
Antes de tomar esta decisión el monarca remitió una serie de cartas a Ordóñez con
el objeto de que le informase sobre la situación sanitaria de la urbe, motivo por el
cual éste realizó, junto con los regidores y cinco médicos, una escrupulosa visita de
inspección por conventos y hospitales, donde se reseña el estado de cada uno y los
miembros que componían cada comunidad 47 .
fuan de Borja: El nuevo corregidor descendía de uno de los personajes más con-
trovertidos de la época, el Papa Alejandro VI, de quien era bisnieto, si bien por línea
bastarda, como hijo natural del tercer duque de Gandía y, por tanto, hermano de
San Francisco de Borja48.
Dado su linaje ingresó en la Orden de San Juan y posteriormente en la de Santiago.
Sus abundantes méritos conforman un notable cursus honorum, ya que entre ellos se
contaba el haber sido gentilhombre . de boca del emperador, comendador de
Villarrubia de Ocaña, además de detentar el grado de coronel de la infantería acuar-
telada en Cartagena y Murcia, dispuestas para marchar en socorro de Orán, tropas que
también se las destinó a luchar contra los moriscos en la guerra de las Alpujarras 49 .
Quizá su parentesco con personajes de tan alta alcurnia le llevó a regir las tie-
rras malagueñas. Su título se fjrmó en Monzón y tomó posesión del corregimiento
meses más tarde. Como otros mandatarios, logró la prórroga en el cargo, fechada el
18 de diciembre de 1565 y recibida en Málaga el 24 de enero del año siguiente 50 . En
las tareas legislativas que se le plantearon buscó la cooperación de los alcaldes mayo-
res, el licenciado Juan de Tamayo y el bachiller Alonso de Porras 51 .
Entre los hechos de mayor relevancia acaecidos en sus tiempos destaca el térmi-
no de la redacción de las ordenanzas de Málaga por las que se rigió la ciudad duran-
te toda la Edad Moderna 52 . Dejaría el corregimiento en manos de Arévalo de Zuazo
en 1566, quien le residenciaría.

4 s Ibídem, fols. 16-20.


46 J. GIL SANJUÁN, «Proyectada estancia del príncipe Carlos a Málaga para sanar de cuartanas», Baetica,
10, Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1987, pp. 261-272.
47 AGS, Sec. de Estado, leg. 140, n.º 144 y 192.
4 8 ADE, caja n.º 85, n.º 29.
49 J. MORENO DE GUERRA, Supra, p. 113.
50 AMM, L. de p., vol. 15, fols. 209v-212v y 273-273v, y AC, n.º 16, fols. 278 y 417v. Cabildos: 17 de enero

de 1564 y 24 de enero de 1565.


51 Ibídem, AC, n.º 16, fol. 278. Cabildo: 17 de enero de 1564; J. MORENO DE GUERRA, op. cit. 112.

52 P. ARROYAL ESPIGARES y M.ªT. MARTÍN PALMA, Ordenanzas del Concejo de Málaga, Universidad de Mála-
ga, 1989.
358 M.ª ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ; PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

Francisco Arévalo de Zuazo: Este caballero de Santiago y regidor de Segovia, cuyo


nombramiento se expidió en Madrid, se personó ante el cabildo malacitano pasados
cinco meses 53 . Sus valores castrenses se pondrán claramente de manifiesto durante
toda la sublevación morisca, lo cual le valió el grado de capitán general del Reino de
Granada 54 .
Con la subida al trono de Felipe II llegaron a su cenit las tensiones entre la
sociedad cristiana vieja y los nuevamente convertidos. Varias fueron las causas, en
primer lugar, las consecuencias que tuvo el Concilio de Trento y la aplicación de los
principios emanados de él, sobre todo los referentes al dogma. En España, la Iglesia
tenía conocimiento de los rituales islámicos que seguían practicando los moriscos,
fundamentalmente los granadinos, cuestión que conllevó una mayor represión
sobre los mismos por parte del tribunal inquisitorial55 .
Otro particular a tener en cuenta consistió en el aumento de la presión estatal,
a la que se unió la crisis de la seda, tan importante en la industria artesanal neo-
conversa. Este conjunto de factores religioso-económicos serán determinantes en la
reacción de los antiguos mudéjares, cuyo levantamiento se inició la víspera de
Navidad de 1568. Pocos días después, el Concejo malagueño recibía las primeras
noticias acerca de la rebelión de las Alpujarras. De hecho, el 29 de diciembre, reu-
nidos los munícipes en la casa del corregidor, trataron sobre la concentración de
gentes de armas en el río de Vélez56 .
La situación geoestratégica de Málaga en el área del Estrecho, junto a su carác-
ter de plaza fronteriza avanzada la impelía, aunque no sufriría ataques directos por
parte de los sublevados, a organizarse ante posibles agresiones procedentes del mar,
prevenir y atajar los brotes disidentes en sus tierras jurisdiccionales, además de
suministrar bastimentos, hombres y municiones a las zonas en guerra57 • La confir-
mación oficial del levantamiento por parte de la Corona, el 1 de enero de 1569,
coincidió con la insurrección de los moriscos malagueños de la villa de lstán58 . A
ella se sumarían otras muchas localidades, comprendidas desde las estribaciones de
la serranía de Ronda hasta la Axarquía59.
Arévalo de Zuazo hubo de supervisar las pertinentes operaciones militares para
dominar a los insurgentes en todo el corregimiento. Entre sus acciones más desta-
cadas se cuenta la defensa de Adra y Motril, la toma del fuerte de Frigiliana, el sorne-

53 AMM, L. de p., vol. 15, fols. 383-390v, y AC, n. 2 17, fots. 215v y 216. Cabildo: 5 de julio de 1566.
54 J. MORENO DE GUERRA, Supra, p. 116.
55 Sobre el tema existe una amplia bibliografía. Entre tas investigaciones referentes a la repercusión
del Santo Oficio en Málaga son de señalar los trabajos de los profesores J. GrL SANJUÁN y M.ªI. PÉREZ DE CoLO-
siA RoDRIGUEZ, una labor de síntesis se encuentra en su trabajo Málaga y la Inquisición (1550-1600), Mono-
gráfico de la Revista fábega, Diputación Provincial, Málaga, 1982.
56 ].]. BRAVO CARO, «Medidas adoptadas por el cabildo malagueño ante la sublevación morisca (1568-

1570)», fábega, 52, Diputación Provincial, Málaga 1986, p. 15. AMM, AC, n.• 18, fol. 271.
57 M.ªI. PÉREZ DE Cows!A RODRÍGUEZ, «Importancia estratégica de Málaga en el Mediterráneo occiden-

tal durante el siglo XVI», Actas del I Congreso Hispanoafricano de las Culturas Mediterráneas: España Y el
Norte de África. Bases históricas de una relación fundamental, tomo I, Melilla, 1987, pp. 351-362.
58 c. URBANEJA ÜRTIZ y.J.L. CASADO BELLAGARZA, Istán. Una historia por descubrir, Marbella, 1992.
59 J.]. BRAVO CARO, «Medidas adoptadas ... », pp. 16-19; AMM, C. de O., n. 2 6, fols. 620-621.
REPRESENfACIÓN REGIA EN LA MÁLAGA DE FELIPE 11: LOS CORREGIDORES 359

timiento de los neoconversos de la serranía de Ronda y de la Hoya malacitana, sin


dejar de prestar atención al sistema defensivo de la ciudad: fortalezas, baluartes y
murallas 60 .
La participación personal del corregidor en muchos de estos enfrentamientos le
obligaba a ausentarse, quedando al frente del gobierno municipal su alcalde mayor,
el licenciado Diego de Cabezas, nombrado, como era costumbre, el mismo día de
su toma de posesión61 .
Los últimos episodios del conflicto coinciden con el relevo de Zuazo, el 6 de
abril de 1571, por Ramírez de Figueroa62 . Pero su carrera política no le alejará de la
capital ni de la problemática morisca, ya que fue nominado comisario de Población,
puesto que hubo de compatibilizar con el corregimiento hasta la llegada de su suce-
sor. Desde dicho cargo inspeccionó el proceso repoblador, efectuado tras la expul-
sión neoconversa, en Alhama, Málaga, Marbella, Ronda y Vélez-Málaga, razón por
la que siguió muy relacionado con el municipio malacitano y sus tierras jurisdic-
cionales63.
Probablemente tal designación estuvo motivada por su acertada intervención
durante la acción bélica y, por ende, con un amplio conocimiento práctico del pro-
blema64.
Ramírez de Figueroa: Como su predecesor, tuvo que enfrentarse a la difícil y com-
pleja disidencia morisca. Su título de doctor no fue óbice para que designara un
alcalde mayor, el licenciado Angelista Muñoz 65 . El temor a los rebeldes y, principal-
mente, a los monfies se refleja en la documentación al reseñar que, en ocasiones,
los escribanos no querían acompañar al enviado real en sus visitas por zonas donde
aún había focos de insurrectos. Las medidas adoptadas fueron similares a las de
años anteriores y, una vez repelido el peligro y expulsados los moriscos, la principal
tarea que se presentaba a Figueroa era la repoblación de los campos en el obispado
malagueño 66 . Tal vez por ello, se nominó un corregidor letrado que entendiera en
los asuntos legales, al objeto de hacer cumplir y ejecutar las disposiciones emitidas
acerca del repartimiento a los cristianos viejos de los bienes moriscos.
Debido a la desaparición de las actas capitulares correspondientes al período
comprendido entre finales de mayo de 1573 y junio de 1575, no conocemos cuándo
fue relevado de su puesto por Juan Pacheco Maldonado. No obstante, sí tenemos

6 º A. NAVAS AcosTA, «La batalla de Frigiliana o la rebelión de Bentomiz», Jábega, 9, Diputación Provin-

cial, Málaga, 1975, pp. 23 y 24; ].]. BRAVO CARO, «El papel de la ciudad en la política centralista de Felipe
11», Actas del VI Coloquio Internacional de Historia Medieval de Andalucía: Las ciudades andaluzas (siglos
XIII-XVI), Universidad de Málaga, 1991, pp. 116-119; M.ªl. PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ, «Base historiográfi-
ca y documental para la reconstrucción teórica del perímetro amurallado de Málaga en la Edad Moder-
na», II Seminario Nacional: Arquitectura y Ciudad, Ministerio de Cultura, Madrid, 1994, pp. 117-127.
61 AMM, AC, n. 2 17, fol. 216. Cabildo: 5 de julio de 1566.
62 Ibídem, L. de p., n. 2 15, fols. 383-390v, y ADE, caja n. 2 85, n.º 30.

63 J.]. BRAVO CARO, Felipe !!y la repoblación del Reino de Granada. La Taha de Coma res, Universidades de
Granada y Málaga, Granada, 1995, pp. 71-73.
64 ADE, caja n.2 4.
65 AMM, AC, n. 2 19, fol. 257. Cabildo: 6 de abril de 1571.
66 ].]. BRAVO CARO, «El papel de la ciudad .... », pp. 119-120; AMM, AC, n? 19, fols. 440-440v.
360 M.ª ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ; PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

constancia de que aún seguía en su cargo el 20 de mayo de 1573 y suponemos que


tardaría breves días en abandonar la urbe, pues su sucesor traía un título fechado en
El Pardo el 6 de marzo de 1573 67.
Juan Pacheco Maldonado: Tras su toma de posesión, nombró como alcalde mayor
al licenciado Pedro de Arteaga. Su actuación fue bastante nefasta para Málaga y las
acusaciones contra él se acumularon, como constata el corregidor Pedro Manrique
de Luna en el juicio de residencia que le instruyó 68 . Pacheco, lógicamente, en des-
acuerdo con el fallo desfavorable, apeló el dictamen e incluso elevó una petición al
monarca para poder recusar al representante del cabildo malacitano en el proceso
que, sobre su residencia, se desarrollaba en la Real Audiencia y Chancillería de
Granada69 •
Pedro Manrique de Luna: Su título fue expedido en El Pardo, el cual presentó al
tomar de manos de su predecesor las varas de justicia y jurar solemnemente el
cargo. Puso especial empeño en la investigación del desastroso proceder de Juan
Pacheco e informarse de si éste, al menos, había llevado a buen término la ejecución
del juicio de residencia realizado al doctor Ramírez de Figueroa 70 .
En un primer momento designó al doctor Lope de Cuzío como alcalde mayor.
A los pocos días se vio obligado a relevarle, porque había sido destinado a reclutar
hombres para la defensa de Melilla, presidio que siempre se socorría desde Málaga.
Lo sustituyó por Pedro Guerra, abogado y vecino de la ciudad 71 .
Durante su gobierno siguió llevándose a cabo la repoblación de las tierras
moriscas por los cristianos viejos y, para incentivar la inmigración, concedió una
serie de franquezas, como la de no pagar alcabalas por la explotación ganadera ni
por la producción agrícola.
Cristóbal de la Cueva: En San Lorenzo de El Escorial decidió Felipe II enviarlo a
Málaga como su representante. No conocemos la fecha exacta de su recibimiento, ni
a quién nominó para alcalde mayor, dado que las actas correspondientes a los años
de su mandato no se han conservado, pero sí tenemos la data en que el escribano del
Concejo asentó su título en los Libros de Provisiones: el día 25 de febrero de 1579 72 •
Este personaje pertenecía a la familia de los duques de Alburquerque. Mas a
pesar de su linaje su gobierno no fue acertado, motivo por el cual se le incoó un
proceso por turbias cuestiones salariales. Esto ocasionó que fuese muy resonado su
juicio de residencia 73 .
Al parecer era caballero de Santiago, según Moreno de Guerra, quien además
aporta datos sobre su hoja de servicios en las Indias, como conquistador de

67 AMM, AC, n. 2 20, fo l. 386. Cabildo: 20 de mayo de 1573. L. de p., vol. 16, fols. 297v-300v.
68 J. MORENO DE GUERRA, op. cit., p. 119. Entre sus defectos destacaba su extremada vanidad, que le llevó
a esculpir su escudo en la fachada de la cárcel, pero la ciudad se opuso por opinar que únicamente podían
ponerse las armas del rey en lugar tan destacado.
69 AMM, C. de O., n .º 7, fol. 480.
70 Ibídem, L. de p., vol. 17, fol. 39v-45, y AC, n .º 21, fol. 186. Cabildo: 18 de febrero de 1576.
71 Ibídem, AC, n.º 22, fol. 190. Cabildo: 22 de febrero de 1576.
72 Ibídem, L. de p ., vol. 17, fols. 95v-99v.

73 J. M ORENO DE GUERRA, Supra, pp. 126-127.


REPRESENTACIÓN REGIA EN LA MÁLAGA DE FELIPE II: LOS CORREGIDORES 361

Guatemala y capitán en la conquista de Honduras. Era también un hombre con


experiencia en el mundo concejil, puesto que había sido uno de los venticuatro de
Jérez de la Frontera y alférez mayor en la misma población. En su cursus honorum
contaba con la distinción de haber sido gentilhombre de boca de Felipe II 74 .
Pedro Zapata de Cárdenas: De nuevo comprobamos la inclinación de la Monar-
quía por la designación de personas diestras en las lides de la guerra. El elegido fue
el comendador de la Orden de Santiago en Dos Barrios y «capitán de cavallos en el
Reyno de Sisilia». Por las mismas razones que en el caso de su predecesor, debido a
la pérdida de documentos, sólo podemos apuntar que su título, expedido en
Madrid, se registró pasados unos dos meses, por tanto su comparecencia ante el
Ayuntamiento acaecería probablemente a finales de febrero 75 . El primer cabildo que
hemos reseñado del tiempo de su corregimiento fue el del 25 de enero de 1583 y el
último correspondiente al 9 de noviembre de ese mismo año; de resultas, apenas
tenemos información capitular referente a su gestión 76 . El cargo le fue prorrogado
varias veces, pero en la primera de ellas no depositó la fianza de su futura residen-
cia. Francisco Quijano, en nombre de la ciudad, informó a la Corona de tal infrac-
ción y el Consejo le requirió su cumplimiento 77 •
Durante su mandato tuvo que ausentarse para dirigirse a Madrid y exponer ante el
monarca los diferentes asuntos que preocupaban en su jurisdicción, siendo sustituido
al frente del cabildo por su alcalde mayor Jerónimo de Ribera. Así ocurrió en mayo de
1583, cuando ante la mortal epidemia de peste que sufría Málaga viajó a la Corte para
pedir ayuda 78 . Las enfermedades contagiosas eran bastante frecuentes en la ciudad, de
ahí que se incentivara la rehabilitación de conventos y hospitales que atendiesen a los
pacientes. Igualmente se fundaron otros, como el de los Padres Carmelitas Descalzos
que, aunque durante el gobierno de Zapata se iniciaron los trámites para su instala-
ción, no sería hasta 1584 cuando por fin el corregidor, que ya lo era su sucesor, dona-
se la ermita de San Andrés para que se establecieran allí dichos religiosos 79 .
Diego Ordóñez de Lara: Sería recibido por el corregidor Zapata, tres meses des-
pués de haberle sido otorgado el título en la capital española, nombrando como
alcalde mayor al doctor Antonio Gutiérrez de Zarzosa80 • Lo más destacado de su
corregimiento fueron sus gestiones con el poder central para conseguir las órdenes
necesarias que permitiesen construir un puerto en la urbe, al efecto de agilizar su
tráfico marítimo. En la reunión capitular del 7 de enero de 1585 se acuerda que
marche a la Corte para dilucidar el sistema de recaudar los ducados que aportarían,
tanto la Corona como las diferentes ciudades y villas del reino. Antes de regresar a
Málaga, llegó al Ayuntamiento una carta del secretario del rey, mediante la cual se
recomendaba al italiano Fabio Bursoto para que se responsabilizase de tamaña

74 Ibídem, p. 127.
75 AMM, L. de p., vol. 17, fols. 117-122v.
76 Ibídem, AC, n.• 22, fol. 97r. Cabildo: 27 de enero de 1583.
77 Ibídem, C. de O., n.º 8, fol. 88-88v.
7s J.L. ESTRADA y SEGALERVA, op. cit., p. 140.
79 C. GARCÍA DE LA LEÑA (C. de Medina), Conversaciones históricas malagueñas, t. IV, Caja de Ahorros Pro-

vincial de Málaga, 1981, pp. 26-28.


so AMM, AC, n.º 22, fols. 216v y 222v. Cabildos: 9 y 21 de noviembre de 1583.
362 M.~ ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ; PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

empresa. El ingeniero arribaría en la capital malacitana el 7 de marzo de 1586, tras


una estancia de varios meses en Madrid 81 • Nada más llegar procedió al estudio de
los planos existentes sobre los muelles y su emplazamiento. Al finalizar las com-
probaciones y un análisis pormenorizado de las condiciones geográficas, propuso
un nuevo proyecto que se iniciaría con Rodríguez de Ledesma 82 .
El 19 de mayo de 1586 es la última fecha de la que tenemos constancia de su pre-
sidencia en el cabildo, a causa de otra pérdida de libros capitulares, que reaparecerán
a partir de abril de 1589, pero en esa data el corregimiento ya ha pasado a su sucesor83 .
Sabemos por Estrada y Segalerva que su actuación no contó en todo momento con el
respaldo del regimiento, porque, a veces, no cumplía las ordenanzas municipales 84 .
Mendo Rodríguez de Ledesma: A pesar del extravío de la citada documentación y
de no conservarse su título en los Libros de Provisiones, tenemos noticias de esos
años de su gestión gracias a otras fuentes consultadas. Corría el año de 1587 cuan-
do llegó a Málaga la disposición real de que comenzaran las obras del puerto. En
pocos días se organizaron los festejos que rodearon el evento de echar la primera
piedra al mar, símbolo de que se hacía realidad un proyecto tanto tiempo espera-
do85. El corregidor ordenó el aseo y embellecimiento de la ciudad, limpiando el foso
que circundaba parte de la población, quitando muladares, plantando álamos desde
la Puerta Nueva a la de Granada, y hasta llegó a instalar varias fuentes en diversas
plazas 86 . Sobre él recayó la responsabilidad de la empresa, cuyo proceso resultó muy
lento y complejo, entre otras razones por motivaciones económicas. Éste fue el suce-
so más relevante de su mandato, que duraría hasta el 5 de mayo de 1590, cuando
recibió, junto a su alcalde mayor Juan Carrillo, a Garci López de Chaves y Herrera.
Su carrera política continuaría en Saboya como embajador87 .
Garci López de Chaves y Herrera: Por primera vez nombra Felipe II un caballero
de la Orden de Alcántara para ocupar el corregimiento de la ciudad. El nuevo man-
datario, además de ser señor de la casa de Chaves y de las villas de Villavieja, Pedra,
Martín-Hernando, la Barquilla, etc., tenía ya experiencia en las lides del gobierno
municipal, pues había disfrutado de una regiduría en su patria chica, Ciudad
Rodrigo 88 . El día de su llegada nombró como alcalde mayor a Cristóbal de Anaya,
quien sería sustituido por Basurto de Estrada y, más tarde, por Ambrosio Osorio de
Mercado, que le asesoraría hasta el final de su gobierno, el 1 de junio de 159489 .
Desde Málaga, partió a otros lugares a desempeñar diferentes destinos, entre los

81 A. LLORDÉ.N SrMóN, «Los Bursotos, primeros ingenieros del puerto de Málaga», Boletín de Información

Municipal, 3, Ayuntamiento de Málaga, 1969, pp. 19-24.


8Z Archivo Histórico Provincial de Málaga, leg. 436, fol s. 110-126.
83 AMM, AC, n.º 23, fol. 208v y n ." 24, fol. l. Cabildos: 19 de mayo de 1586 y[ ... ] de abril de 1589.
84 J.L. E STR ADA y SEGALERVA, Supra, p . 181.
85 c. GARCÍA DE LA LEÑA (C. de Medina), op. cit., pp. 37-38. Cfr. F.R. CABRERA PABLOS y M. OLMEDO CHECA,
El puerto de Málaga, 30 siglos de vida, 400 años de historia, Junta del Puerto de Málaga, 1988.
86 J. MORENO DE GUERRA, Supra, pp. 129-130.
s7 Biblioteca Nacional, Mss. 2346. AMM, AC, n.º 24, fol. 207. Cabildo: 5 de mayo de 1590.
88 J. MORENO DE GUERRA, op. cit., pp. 130, 132 y 134.
89 AMM, AC, n .º 24, fols. 207v y 319; n.2 25, fol. 9lr y n .2 26, fol. 233. Cabildos: 5 de mayo y 3 de octu-
bre de 1590, 7 de octubre de 1591 y 1 de junio de 1594.
REPRESENTACIÓN REGIA EN LA MÁLAGA DE FELIPE II: LOS CORREGIDORES 363

cuales destacó el de gobernador en el Partido de Alcántara. Su carrera militar adqui-


rió notable protagonismo en las campañas de Portugal, donde sirvió a su costa con
otros parientes90 .
Juan Osario de Valdés: De alto abolengo sería este corregidor, dado que era señor
de Hojarco y caballero de Santiago. Su nombramiento fue prorrogado en la capital
madrileña el 13 de mayo de 1595 91 . El vacío de poder que supuso su muerte en el
ejercicio de sus funciones, el 27 de noviembre de 1596, se resolvió rápidamente con
el gobierno provisional de los alcaldes ordinarios de la ciudad, como prescribía la
legislación emanada en tiempos de los Reyes Católicos.
El Ayuntamiento diputó a los regidores Juan Gabriel de Jeréz y Luis de
Santisteban para que se encargasen del despacho de correos, tanto a Madrid como a
Granada, a fin de notificar la triste nueva y la actual situación, que se vio agravada
por dos contratiempos. Por un lado, el licenciado Cárdenas «pretendía que todauía le
dure su jurisdición contra las rreales provisiones» y, por otro, el contencioso que se
libraba en la Chancillería de Granada a causa del «pleito de preminern;ia que sobre
la elec~ión que tiene hecha de los señores alcaldes hordinarios por muerte y baca-
~ión de don Juan Osorio de Baldés». Proceso que también se seguía en la Corte, a
donde enviaría el regimiento de Málaga al alcaide Pedro Costilla Tapia, para que «siga
el pleito de las preminen~ias que esta ~iudad tiene, pretendiendo que Su Magestad
confirme la elec~ión, que está hecha, de los cavalleros alcaldes ordinarios». El con-
flicto se zanjó al poco tiempo, el 9 de diciembre, al designar Felipe II como corregi-
dor interino al saliente alcalde mayor, Luis de Cárdenas, en espera del nombramien-
to de un nuevo dignatario, quien se personó en abril del año siguiente 92 .
Alonso de Luzón: Habían transcurrido tan sólo unos días desde la presentación
de su título, expedido en Madrid, y del nombramiento de su alcalde mayor, Antonio
de Carvajal, cuando recibió el nombramiento de superintendente y capitán a gue-
rra de la jurisdicción malacitana. Tales cargos se unieron a las dignidades de maes-
tre de campo y caballero de Santiago, que ya disfrutaba 93 .
A los seis meses de prorrogársele el oficio tuvo que participar en la organización
de las honras fúnebres a Felipe JI. Corno máxima autoridad de la ciudad le compe-
tía, junto al obispo llevar a cabo, con la mayor solemnidad y pompa, las exequias
reales 94 . Los conflictos entre ambas instituciones no tardaron en producirse, casi
siempre motivadas por cuestiones financieras. Por ejemplo, los eclesiásticos reque-
rían la colaboración de los fondos municipales para costear el túmulo y el ceremo-
nial que el cabildo catedralicio había acordado:

90 MORENO DE GUERRA, Supra, pp. 132-133.


91 Ibídem, p . 135. AMM, AC, n.º 27, fol. 400v. Cabildo: 19 de diciembre de 1596. De Garci López de
Chaves no se conserva su título de corregidor en los Libros de Provisiones.
92 AMM, AC, n .2 27, fols. 38Sv, 386v, 387, 389, 390, 390v, 399v y 461. Cabildos: 27 y 29 de noviembre

y 2 y 19 de diciembre de 1596 y 19 de abril de 1597. Con anterioridad a Luis de Cárdenas, había nombra-
do otros dos alcaldes mayores: el doctor Paez y el licenciado Gutiérrez. AMM, AC, n. 0 26, fols. 233 y 327.
Cabildos: 1 de junio y 21 de octubre de 1594.
93 Ibídem, L. de p., vol. 18, fols. 115-llSv, y AC, n. 0 28, s.f. Cabildo: 28 de septiembre de 1598.

94 J. VILLENA JURADO, «Muerte de Felipe JI y la proclamación de Felipe III: repercusiones en Málaga,,,


Jábega, SO, Diputación Provincial, Málaga, 1985, pp. 11-17.
364 M.ª ISABEL PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ; PILAR YBÁÑEZ WORBOYS

«Para el domingo que es el día de octavo de todos los Santos se hagan las
honrras del Rey, nuestro señor, y que el domingo en la tarde se diga la bigi-
lia, y el lunes siguiente la missa y el sermón, y trataron del hordenamiento
que se a de poner en el túnbulo, y se acordó que se hagan munchos escudos
de papel y pergamino y en ellos pintados las armas del rrey, y se pondrán en
el túnbulo, y los pilares y en las más partes que pare<;iere a los comissiona-
dos que para ello están nomvrados, y que se pinten tanvién dos escudos gran-
des en las dos paredes que sierran las dos naves colaterales que están en pro-
porsión con los otros dos que están entallados sobre las puertas del cruzero» 95 •

Con Alonso de Luzón finaliza el reinado de Felipe II. La subida al trono de


Felipe III conllevó algunos cambios, si bien de poca entidad, en la elección de los
delegados regios y de la plantilla de los funcionarios con la que colaboraban en sus
actividades de gobierno.
A grandes rasgos se ha procurado perfilar en este trabajo el entramado de rela-
ciones del poder real con el local, así como el papel de mediador jugado por los
altos funcionarios, quienes debían velar por los intereses de la Corona y procurar
llevar a buen término o solucionar los problemas del corregimiento.

95 Archivo Catedral de Málaga (ACM), AC, leg. 1028, pieza n.0 2, fols. 62v y69. Cabildos: 3 y 29 de octu-

bre de 1598.
Enrique Martínez Ruiz
(Dir.)

MADRID, FELIPE II
y
,,
LAS CIUDADES DE LA MONARQUIA

Vol. 1

PODER Y DINERO

ACTAS
EDITORIAL

MADRID, 2000
Dirección editorial:
Luis Valiente.

Cubierta:
Antonio Otiñano

© De los textos :
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17

ÍNDICE

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Lección Inaugural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Nápoles en tiempos de Felipe JI. Historiografía reciente
,Luis Miguel Enciso Recio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Felipe 11 y las Ciudades........................................ 73

Las ciudades en la época de Felipe JI en el Archivo de Simancas


]ose Luis Rodríguez de Diego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Felipe JI y la defensa de la Monarquía: las ciudades
Enrique Martínez Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Los Concejos aragoneses y la administración de guerra durante
el gobierno de Felipe JI
Enrique Solano Camón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
La formación de milicias urbanas durante el reinado de Felipe JI
María Soledad Santos Arrebola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
La reforma de los caballeros de cuantía de 1562: un intento fracasado
de crear una milicia ciudadana
Ángela Rosario González Fuertes y Manuel Amador
González Fuertes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Las ciudades al servicio del rey. La defensa del Pirineo aragonés ante la
invasión del Valle de Tena en 1592
Porfirio Sanz Camañes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
El pueblo contra Zaragoza en 1591, según el testimonio
de micer Miguel de Santángel
Jesús Gascón Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
El ejército de Felipe JI en Flandes
José Luis Martínez Sanz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

Oligarquías Urbanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

Las formas del discurso urbano


James S. Amelang . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
18 MADRID, FELIPE II Y LAS CIUDADES DE LA MONARQUÍA

El poder municipal aragonés en tiempos de Felipe JI


E. ]arque Martínez y J.A. Salas Auséns . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
Hábitos de órdenes militares y oligarquía murciana en tiempos de Felipe JI:
del conflicto a la afirmación de las señas de identidad
Juan Hernández Franco y Antonio Irigoyen López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217
Poder municipal y oligarquías urbanas. Los marqueses de Mirabel
y el regimiento de Plasencia durante el reinado de Felipe JI
Miguel Ángel Melón Jiménez y Jesús Manuel López Martín . . . . . . . . . . . . . 227
Proyección rural de las élites urbanas: las Hermandades Viejas manchegas
bajo el reinado de Felipe JI
Miguel Femando Gómez Vozmediano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245

Organización Municipal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259


Principios de gobierno urbano en la Castilla del siglo XVI
Jase Ignacio Portea Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Guadalajara dentro del sistema de poder de los Mendoza durante
el reinado de Felipe JI
Adolfo Carrasco Martínez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309
El corregidor señorial
David García Hernán 331
Representación regia en la Málaga de Felipe JI: los corregidores
María Isabel Pérez de Colosía Rodríguez y Pilar Ybáñez Worboys . . . . . . . . . . . . 347
Organización municipal de Galicia en tiempos de Felipe JI
María López Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365
Organización del poder municipal en la ciudad de Huesca
José Ignacio Gómez Zorraquino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385
La situación jurídico-administrativa de los núcleos de población
de la provincia de Guadalajara a la luz de las Relaciones
Topográficas de Felipe JI
Adrián Blázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 399
f un teros y diputados en tiempos de Felipe JI: oficios de origen concejil
en las instituciones provinciales guipuzcoanas
Susana Truchuela García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413
VOL. I. PODER Y DINERO 19

La administración de la justicia en la villa de El Escorial al tiempo


de la construcción monasterial
José Luis Cano de Gardoqui García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 431

Ciudades, Parlamentos y Monedas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 441


Asambleas representativas y fiscalidad en época de Felipe JI:
Castilla, Franco Condado y Hainaut (una aproximación comparada)
Juan M. Carretero Zamora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443
Ciudades y circulación monetaria: la moneda de Felipe II
María Ruiz Trapero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 467
Los problemas monetarios del siglo XVI. Un acercamiento a través de
las opiniones de las oligarquías urbanas
Elena María García Guerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 479
Las Cortes y la política monetaria en época de Felipe JI
José María de Francisco Olmos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 503
Las últimas emisiones de vellón de Felipe JI: su repercusión en la
circulación monetaria madrileña
Javier de Santiago Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 513

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