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PROGRAMA No.

0726

PROVERBIOS

Cap. 5:15 - 6:15

En nuestro estudio de hoy, amigo oyente, volvemos al capítulo 5 de este Libro de


Proverbios que estamos estudiando. Y como dijimos antes, vamos a comenzar con el
versículo 15. Usted recordará que en nuestro estudio anterior, en este capítulo 5, se
mencionaba que este joven estaba recibiendo una lección en cuanto al sexo, y se le
aconsejaba que viviera una vida pura por el bien de su hogar. De paso debemos decir que
esta es la clase de educación sexual que Dios da y usted por cierto la encuentra aquí.
Vimos que la mujer extraña debía ser una mujer “extranjera”. Dios había prohibido a
Su pueblo que entrara en esta clase de actividad. Ninguna mujer israelita debía llegar a
ser prostituta. Llegó un día en su historia cuando ellos se apartaron tanto de Dios en
inmoralidad que a ella se le llamó “extraña” – extranjera – como usted recordará cuando
leímos el versículo 17, del capítulo 2, de este Libro de Proverbios, donde decía:

17
La cual abandona al compañero de su juventud,
Y se olvida del pacto de su Dios. (Pro. 2:17)

Así es que, algunas de estas personas también habían llegado a practicar la prostitución. Y
como resultado, se les llegó a considerar “extranjeros” – porque son extranjeros en cuanto a su
relación con Dios.

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Pues bien, Dios nos está advirtiendo en contra de eso. Ahora, Él nos dice algo acerca de la
relación que tiene que existir entre el esposo y la esposa. Aquí podemos observar el
matrimonio en un plano muy elevado. Y usted va a poder notar que se menciona aquí de una
manera maravillosa. Se dice en los versículos 15 al 17, de este capítulo 5, de Proverbios:

15
Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.
16
¿Se derramarán tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
17
Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo. (Pro. 5:15-17)

Es decir, sus descendientes deben ser los descendientes de su propia esposa, de la cual ella es
la madre. Ahora, en los versículos 18 y 19, leemos lo siguiente:

18
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
19
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre. (Pro. 5:18-19)

La Palabra de Dios nos presenta de una manera muy clara allí que el amor físico y el amor
sexual tienen que ser santificados y llevados a un nivel muy alto.

Hubo una época cuando hablar de estas cosas era tabú. Ni siquiera eran mencionadas y se
opinaba que ellas eran cosas quizá inmorales, aun entre las personas casadas. Que era algo
sucio, o inmundo. Pero, usted puede notar que aquí, amigo oyente, Dios eleva esto a un nivel
muy elevado. ¿Por qué? Porque el matrimonio, amigo oyente, es algo que Dios le ha dado a la
familia humana para el bienestar y beneficio de la humanidad. Y esto es algo que muchas

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personas, están tratando de anular en el día de hoy. Ahora, para el hijo de Dios como creyente,
en el hogar cristiano, éste tendría que ser el cuadro de una relación entre Cristo y la Iglesia. Y
uno no puede tener algo más elevado y santo que esto. Dios ha dicho cosas muy interesantes en
relación a esta situación. Ahora mismo, cuando usted escucha de tantos matrimonios que se
están separando, esto tendría que ser algo que causa alarma en nuestras Iglesias y debería hacer
que la Iglesia entera se pusiera de rodillas ante Dios para descubrir lo que anda mal dentro de
ella, cuando una y otra vez un hombre se va de su hogar, lo abandona para irse con otra mujer.
Y ocurre, no solamente una vez, sino dos y hasta muchas veces más. Y la gente de ese lugar
nunca hace nada en cuanto a esa situación. Pues bien, debemos decir que hay algo totalmente
mal en ese asunto. La Palabra de Dios parece que no estuviera penetrando ni su mente, ni sus
corazones y no está influenciando la vida de aquellos que están en ese lugar.

Escuche lo que el escritor de la carta a los Hebreos, dice en el capítulo 13, de esa carta,
versículo 4: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios
y a los adúlteros los juzgará Dios.” Dios ha dicho que esta es una relación maravillosa. No es
algo que tiene que ser tratado como si fuera algo inmundo. Es algo elevado, es algo santo.
Pero debemos notar el otro lado de este cuadro donde se nos dice: “Pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios”. Cierto hombre se acercó al Pastor de su Iglesia en una ocasión y le
dijo que quería irse a vivir con otra mujer. Ahora, todos ellos era miembros de la Iglesia
digamos, no estamos muy seguros si eran cristianos o no; pero él dijo lo que iba a hacer. Y
usted se puede imaginar lo que el joven predicador le contestó en esa ocasión. Él les dijo las
cosas tal cual eran. A lo cual este hombre se levantó y dijo indignado: “¿Me está tratando de
robar usted la salvación?” A lo cual el Pastor le contestó: “Hermano, si usted tiene la salvación
yo no estoy tratando de robársela. Pero quiero decirle lo siguiente: “Quiero que usted recuerde
esto. Si usted no es hijo de Dios, entonces usted está actuando según el camino, según las
normas de los hijos del diablo. Pero si usted es un hijo de Dios, entonces debo decirle esto: uno
de estos días Dios lo va tomar a usted y lo va a castigar de tal manera que usted nunca se
olvidará de eso, y no estoy seguro de si Él le perdonará su vida”. A esto, este hombre
simplemente respondió con una burla.

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Bueno, pasaron los años, muchos años, y esos dos que se unieron de esa manera han llegado
a ser dos personas solitarias, tristes, llenas de frustraciones. Y, de seguro que si ellos pudieran,
volverían a comenzar todo de nuevo y evitarse los problemas que tuvieron por actuar en la
manera que lo hicieron.

El Apóstol Pedro, dice que el esposo y la esposa tienen que morar juntos sabiamente. Y,
notemos el propósito de eso que es realmente tremendo, escuche usted: “Para que vuestras
oraciones no tengan estorbo”. Eso lo encontramos allá en el tercer capítulo de la primera carta
del Apóstol Pedro. Usted puede leer los primeros versículos de ese capítulo, y darse cuenta de
lo tremendo que son. Permítanos decirle, amigo oyente, que esto es una prueba verdadera.
Cuando el esposo y la esposa viven de tal manera uno para el otro, que tienen gozo y confianza
el uno con el otro, que pueden arrodillarse juntos y orar juntos, y amar juntos; ese hogar
representa la relación que existe entre Cristo y la Iglesia, y debemos decir, amigo oyente, que
eso es algo que Dios puede y va a bendecir. Amigo oyente, esto es muy importante. Bien,
volvamos ahora al libro de Proverbios y en este capítulo 5, versículo 21, leemos:

21
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus veredas. (Pro. 5:21)

Este es un versículo que nos llama la atención: “Porque los caminos del hombre están ante
los ojos de Jehová”. Usted tiene que reconocer que Dios lo está observando todo el tiempo. Él
siempre lo está mirando.

Hay personas que tienen por costumbre blasfemar y maldecir todo el tiempo. Hay veces que
se encuentran con personas que son creyentes en el Señor Jesucristo, y entonces comienzan a
pedir disculpas por el lenguaje que usan. Pero a esta gente se le debe decir que no se debe
preocupar por las otras personas que las están escuchando, ya que Dios les está escuchando todo
el tiempo. No importa dónde uno esté, lo que usted diga, lo dice ante Dios. “Los caminos del

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hombre están ante los ojos de Jehová, y Él considera...”. Y Él se pregunta por qué usted actúa
en la forma en que lo hace. Creemos que esta es la única oportunidad en que Dios realmente se
pregunta por qué el hombre actúa de la forma en que lo hace.

Tenemos ante nosotros un cuadro tremendo en realidad. Cierto hombre estaba predicando
en una ocasión y dijo: “Yo soy un hombre que se está muriendo y estoy hablándole a hombres
que están muriendo también”. Y eso es lo que somos, amigo oyente. Yo soy un pecador salvado
por gracia hablando a pecadores que si no son salvos por la gracia, pueden ser salvados por la
gracia de Dios. Notemos ahora lo que nos dice el libro de Proverbios, al seguir adelante en
nuestra lectura; aquí en los versículos 22 y 23, de este capítulo 5, leemos:

22
Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
23
El morirá por falta de corrección,
Y errará por lo inmenso de su locura. (Pro. 5:22-23)

Dios dice que se acerca un día – un día donde habrá que rendir cuentas, un día donde
recibiremos retribución. Llegará el día de pago, y ese día se está acercando, amigo oyente.
Usted puede pensar que se está saliendo con la suya; pero eso no es así.

Y ahora, llegamos al capítulo 6 de Proverbios, y encontramos aquí que él está diciendo algo
que es bueno para el mundo de los negocios del presente, sean creyentes o no lo sean; sea que
reconozcan a Dios o no lo reconozcan. Tenemos aquí algunos principios o normas de negocios
muy buenos. Como usted puede notar, amigo oyente, Dios ha dado muy buenos consejos para
la humanidad, ya sean las personas salvas o no lo sean. Es buen consejo para aquel que se
encuentra en este mundo. Y aquí en el capítulo 6 de Proverbios, lo importante que él menciona
al comienzo es lo siguiente: “Ten cuidado de firmar un documento para algún amigo”. Y que
nunca sea socio con una persona extraña. Ese ya es un buen consejo en cualquier ocasión. Y el
hombre que no es salvo puede seguir este consejo y tener éxito en sus negocios, y muchos de

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ellos así lo han hecho. Leamos pues, los primeros dos versículos de este capítulo 6, de
Proverbios:

1
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
2
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios. (Pro. 6:1-2)

Esto quiere decir que una persona se ha estado jactando. Aparentemente, una de las razones
por la cual los hombres firman un documento con otra persona, es que quieren parecer
magnánimos; ellos quieren aparentar que realmente son destacados en el ambiente financiero, y
que pueden hacer cosas como esas. Pues bien, aquí se nos dice que esto es algo de lo cual
tenemos que tener mucho cuidado. Leamos los primeros 3 versículos, una vez más:

1
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
2
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
3
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
Ya que has caído en la mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo. (Pro. 6:1-3)

Quizá usted ha descubierto que tiene un amigo y que de una forma o de otra le ha causado
alguna pena. Bueno, no tema el ir a él y tratar de arreglar las cosas. Usted tiene que tratar de
conservar sus amigos y de tener cuidado de sus enemigos. Eso es lo que se nos dice aquí
exactamente, y también se nos dice esto en muchos otros lugares. Ahora, el versículo 4 dice:

4
No des sueño a tus ojos,
Ni a tus párpados adormecimiento; (Pro. 6:4)

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Es decir, que usted debe arreglar las cosas cuanto antes. Y el versículo 5, continúa:

5
Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos. (Pro .6:5)

Usted es como un ave que ha sido cazada en la trampa si va y firma un documento para otra
persona. Veamos nuevamente el versículo 5:

5
Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos. (Pro. 6:5)
No sólo se nos presenta aquí una advertencia, sino que también se nos da el lado positivo de
esto. Usted no solamente tiene que ser prudente en cuanto a sus negocios y a lo que hace y en
cuanto a lo que dice en el mundo de los negocios, sino que también puede aprender algo de las
hormigas. Y esto es algo realmente maravilloso. Creemos que una de las grandes lecciones
para la eternidad son enseñadas aquí por las pequeñas hormigas. Leamos los versículos 6 al 8,
de este capítulo 6 de Proverbios:

6
Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
7
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
8
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. (Pro. 6:6-8)

Nos damos cuenta que la hormiga es una buena maestra. La tía hormiga es realmente una
maestra y ella nos puede revelar grandes verdades. Una de ellas es tan diligente en los
negocios como el que más. Esto es algo que el hijo de Dios debería observar en la hormiga,
ocupada siempre, teniendo cuidado de las cosas que son de suma importancia; recogiendo la

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comida para el invierno. El tener cuidado para el futuro, y el ocuparse de eso en el día de hoy.

Creemos que uno de los grandes pecados en el día de hoy (y quizá hemos mencionado esto
antes) de parte del creyente, es el ser perezoso, y hay muchos de ellos que se encuentran
trabajando a tiempo completo. Pero, ¿qué es lo que hace usted con su tiempo libre, amigo
oyente? ¿Está usted leyendo la Palabra de Dios? ¿Está usted estudiando la Palabra de Dios?
¡Qué lección la que nos puede enseñar hoy, una hormiguita. ¡Qué buena maestra es! Y el
escritor no ha finalizado con esto; continúa diciéndonos algo en los versículos 9 al 12, de este
capítulo 6, dice:
9
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
10
Un poco de sueño, un poco de dormitar,
Y cruzar por un poco las manos para reposo;
11
Así vendrá tu necesidad como caminante,
Y tu pobreza como hombre armado.
12
El hombre malo, el hombre depravado,
Es el que anda en perversidad de boca; (Pro. 6:9-12)

Aquí entramos ahora a otro tema, pero antes de dejar el tema anterior, debemos decir que el
ser perezoso es un pecado para un hijo de Dios. La pereza es un pecado. Es el perder tiempo.

Creemos que una de las peores cosas en este ministerio es la pereza. En cierta ocasión un
joven dijo: “Pienso que yo ya no sirvo más como predicador. He sido Pastor en este lugar por
tres años, y ya se me han acabado los sermones. Pienso que me he secado como un pozo de
agua”. Y por supuesto el lenguaje para eso siempre se hace muy piadoso. Él continúa
diciendo: “He pasado mucho tiempo en oración y meditación”. Y entonces, alguien le preguntó:
“¿Cuánto tiempo pasa usted en realidad en la Palabra de Dios, estudiando realmente la Palabra
de Dios? Bueno, él no pudo dar una respuesta muy exacta pero indicaba que pasaba menos de
una hora por semana estudiando la Biblia. Este hombre era un gran promotor, siempre estaba

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haciendo algo. Pero lo más importante siempre quedaba sin hacer. Así es que, se le aconsejó
lo siguiente: “A no ser que usted cambie su forma de actuar, usted debería más bien, abandonar
el ministerio. Porque es una desgracia el presentarse en el púlpito el domingo por la mañana sin
estar preparado. Usted tiene que tener algo para decir”. Ahora, en el versículo 12, se nos
menciona al hombre malo, el hombre depravado. Leamos los versículos 12 y 13:

12
El hombre malo, el hombre depravado,
Es el que anda en perversidad de boca;
13
Que guiña los ojos, que habla con los pies,
Que hace señas con los dedos. (Pro. 6:12-13)

¿Ha notado usted en algunas personas – especialmente las personas malvadas – que todo lo
que hacen, todos los gestos, son siempre sugestivos? Siempre tienen una connotación o
sugerencia en su mente. Y hay algunos así llamados cristianos que se encuentran en posiciones
similares a esta. Hay personas que siempre dicen algo con doble sentido. En algunos grupos
de creyentes se reúnen y comienzan a contar chistes y esos chistes siempre tienen también un
segundo significado. Tiene que tener algo que sugiere otra cosa aparte de lo que se está
diciendo. Y eso es algo sobre lo cual Dios no muestra Su aprobación. Dios dice en cuanto a
una persona como ésta en el versículo 14:

14
Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
Siembra las discordias. (Pro. 6:14)

Luego en el versículo 15, continúa:

15
Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio. (Pro. 6:15)

Tenemos aquí una persona que se supone ser hijo de Dios y sin embargo cada movimiento

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con su cuerpo es sugestivo. Ahora, no deseamos aceptar modestia en referirnos a la televisión,
pero hay algunos programas que no me gusta mirar, porque están cargados de ideas y
sugerencias de doble significado. Uno de esos programas es el de cierto cómico que siempre
que cuenta alguna historia le da un doble sentido. Y, desafortunadamente, algunos creyentes
son atrapados en cosas así.

Lo que nosotros necesitamos en este día, amigo oyente, son personas que vivan vidas claras,
cristalinas, nítidas; que todo lo que digan y hagan en su vida, sea tan claro y limpio como el sol
del mediodía. Esa es la clase de hombre que se necesita en el día de hoy. Reconocemos que
quizá por decir las cosas que estamos diciendo en este momento, seamos calificados como
chapados a la antigua. Hay algunos que piensan que tenemos que vestir con el último grito de la
moda, que nuestro cabello tiene que estar arreglado según dictan los estilos del presente y que
todo tiene que ser de esa manera. Sin embargo, uno puede ver a estos así vestidos que no dejan
de observar a las muchachas aunque sean casados; su esposa no está muy segura de un hombre
que sea así, y sin embargo, nosotros decimos que tiene una linda o buena personalidad.
Debemos decir, amigo oyente, (y lo vamos a decir tan claramente como sea posible) que en el
día de hoy tenemos demasiadas personas como éstas en el servicio cristiano y no estamos
llegando a ninguna parte así. Y, ¿sabe por qué? Porque Dios no puede ser burlado. No puede
ser engañado. Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Y su usted siembra para
la carne, usted va a segar de la carne corrupción. Y cuando usted siembra del Espíritu, entonces
va a segar aquello que es para vida eterna. Dios no puede ser engañado hoy, amigo oyente.
Nuestro Dios demanda una vida santa de nosotros. Ahora, alguien quizá pregunte: ¿Por qué?
A lo cual contestamos, porque Él es Santo. Él es esa clase de Dios, y Él va a bendecir a esa
clase de persona y también está interesado en personas así. Ah, amigo oyente, usted y yo
necesitamos reconocer que estamos tratando con un Dios santo.

En este capítulo 6 del libro de Proverbios que estamos considerando hoy, y que veremos
también en nuestro próximo estudio, tendremos siete cosas que Dios aborrece. Alguien quizá
nos diga: “¿Cómo es eso?” – no creo haberlo entendido bien. ¿Dijo usted que Dios aborrece siete

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cosas?” Así es, amigo oyente. Bueno, alguien quizá diga: “Yo pensaba que Dios era amor”.
Sí, claro, Él es amor. Pero esperamos que usted piense sobre lo que acabamos de decir hasta
nuestro próximo estudio. Que Dios aborrece algo también. El aborrece algunas cosas. Y El
dice que lo hace. Veremos pues, esto con atención, Dios mediante, en nuestro próximo estudio.
Le invitamos, pues, a sintonizarnos.

Mientras tanto, lea usted el resto de este capítulo, y quizá usted puede descubrir por sí mismo
lo que acabamos de decir, y qué es lo que Dios dice que aborrece. Será pues, hasta nuestro
próximo programa, amigo oyente, es nuestra oración que se mantenga usted ocupado en la viña
del Señor. ¡Que Dios le bendiga!

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