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La Minera Frisco, propiedad de Carlos Slim Helú, suspendió por completo el proyecto
más importante en la región de San Francisco del Oro de explotación de minerales de oro
y plata a tajo abierto y con una capacidad de procesamiento de mil toneladas por día, para
el cual se anunció una inversión de más de 500 millones de dólares.
Precisó que el proyecto sí se echó andar, hubo un desmonte importante de terreno para la
explotación a tajo abierto, se construyó una planta de beneficio para recibir hasta 10 mil
toneladas de mineral por día y contrató una cantidad importante de trabajadores del
municipio, de otros aledaños e incluso de fuera del Estado.
Sin embargo, al paso del tiempo, los beneficios de la producción no dieron el resultado
que se esperaba, a lo cual se le sumó que desde el año pasado se cayó el precio
internacional de los minerales y eso llevó a los inversionistas a parar por completo.
Rafael Montoya indicó que quizá lo que acabó de animar a la suspensión total del
proyecto fueron los movimientos de huelga.
El alcalde destacó que este proyecto minero era de los más importantes en la región dada
la inversión superior a los más de 500 millones de dólares y el impacto que tendría en la
generación de empleo y reactivación económica.
Señaló que ya desde el año pasado la empresa al ver que el proyecto no daba lo que
proyectó empezó a despedir gente y fácilmente ya liquidó a unos mil colaboradores.
El alcalde informó que actualmente la empresa tiene unos 700 trabajadores, el número
que tenía Frisco en la región, antes de este nuevo proyecto minero.
Rafael Montoya indicó que el municipio y toda la región tenía amplias expectativas en
este proyecto minero, ya que durante el tiempo que duró en operación, realmente reactivó
el pueblo y sus alrededores.
El alcalde dijo que buscará una reunión de trabajo con el secretario de Economía, Manuel
Russek para plantearle un proyecto de minería social, hacer una especie de planta de
beneficio que atienda a unas 200 familias que se dedican a la labor de gambusinos, que
obtienen pequeñas cantidades de mineral en la región, pero que son presa de los “coyotes”
que compran el metal al precio que quieren.
Señaló que esa labor existe por muchos años y es algo que no se puede negar y conviene
buscar cómo apoyarlos.
En otro orden, dijo que hasta este momento, éste y otros municipios netamente con
vocación minera, realmente no saben cómo van a disponer del nuevo impuesto minero.
Informó finalmente que lo que le han dicho es que se requiere formar primero un consejo
estatal que verá cuánto impuesto se genera y vigilar los mecanismos de asignación y gasto
de ese recurso, y mientras no se tenga activo, no se podrían recibir ingresos adicionales
por esa vía, concluyó.