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gan freno a su crecimiento. Si el lugar es u n espacio ha- vierte en el objetivo. Gracias a ella, se podrá dejar atrás
bitado tiene que estar cercado, encerrado en unos lí- u n pasado sin sentido. L a vida, hasta entonces, inscri-
mites perfectamente marcados. U n lugar es localizable ta en u n permanente presente, sin porvenir alguno, se
en u n territorio y en u n plano, y tiene que estarlo. carga de un pasado y de u n futuro. D e p r o n t o , tene-
E l lugar es u n espacio acotado. L o que lo acota, y mos futuro, u n futuro a nuestro alcance, que oriente
lo caracteriza, lo que consigue metamorfosear u n es- nuestra vida. L u c h a r para hacerlo realidad es ahora p o -
pacio donde la vida no ha lugar en u n lugar habitable sible. Soñar se vuelve posible. Soñar en dejar el pre-
y, p o r tanto, habitado ya en la imaginación del arqui- sente estado para mejorar las condiciones de vida, para
tecto, es la arquitectura. E l lugar no es u n ámbito, u n vivir al f i n , protegido, acunado detrás de la frontera, de
pueblo imaginario (irreal e imposible, inexistente) sino un m u r o que nos aisla del m u n d o exterior.
u n espacio que la imaginación, gracias a la cual se p r o - Trazar una línea, proyectar, significa dividir el es-
yecta la realidad, y a puebla. Llegamos antes a los luga- pacio en ámbitos exteriores e interiores. L a línea pue-
res gracias a nuestra imaginación. de cerrarse progresivamente sobre sí misma y separar
Proyectar, anunciar la llegada, la materialización un ámbito del espacio. C o n s t r u y e u n interior, u n ám-
de la arquitectura, encarnar una idea — l a idea o f o r m a bito cerrado, protegido, íntimo donde, al f i n , el h o m -
proyectada — , consiste en trazar líneas en u n plano, en bre puede descansar. E l viaje errante ha llegado a su
una superficie que s i m b o l i z a la superficie de la tierra. 1 fin. E l deambular ha c o n c l u i d o . E l viajero se instala, se
Estas primeras líneas hacen visible de inmediato una aposenta. L a línea, la frontera le hace sentirse protegi-
frontera, u n linde. H a s t a entonces, la superficie i l i m i - do. H a encontrado u n ámbito seguro, donde estar
tada e indiferenciada de la tierra se extendía en todas bien, ha hallado su lugar. U n lugar ha sido creado.
direcciones. E n ella, no se podía habitar. D e algún A l habitar, u n lugar se materializa. E l lugar es
m o d o , era u n desierto en el que el h o m b r e se des- donde se está bien, donde se puede estar: "estar", del
orienta, no se ubica y se pierde. E n él, su vida peligra. latín stare, establecer, instalar, fijar u n establecimiento,
Se muere. L o único que le cabe es errar, sin r u m b o . D e anclar la residencia. " E s t a r " significa arraigarse, echar
p r o n t o , una frontera, una marca aparece. Señala el f i - el ancla a f i n de que concluya un movimiento eterna-
nal de u n ámbito (y, quizá, el final de una pesadilla) y mente a la deriva. Estar es levantar una residencia, con
el i n i c i o de otro, que aparece c o m o la promesa de una la que se consigue estabilidad. A l estar se construye la
nueva vida, de una vida posible. C u a n d o la línea se ciudad. Sólo se puede estar si se edifica, si se levantan
inscribe sobre la tierra, el viaje, hasta entonces a la de- estancias. Gracias a ellas, el hombre se vuelve estable.
riva — una vida a la deriva — , adquiere una meta. E l Hasta entonces, era sombra, u n alma en pena deambu-
hombre se dirige hacia la frontera. C r u z a r l a se c o n - lando p o r u n espacio indiferenciado, c o m o los muer-
11 g Pedro Azara
El lugar y la arquitectura 119
mitada p o r u n a muralla de planta rectangular. C o n s - zan de todas las comodidades y de protección —que si
trucciones y plazas se alternan en el interior del recin- no tiene u n origen d i v i n o , al menos es h u m a n a — . L a
to. Éste obedece a u n orden que no se encuentra n i es ciudad donde se puede vivir, donde da gusto vivir, es
posible alcanzar en el exterior, en el valle donde se la ciudad de los muertos, y sólo éstos están autoriza-
apretujan los vivos. dos a cruzar la muralla. E s una ciudad edificada para la
Imhotep, arquitecto, sacerdote e intendente —en- eternidad. C o b i j a a seres o entes que se han librado del
tre sus cargos, oficialmente n o figuraba el de arquitec- mal, esto es, de la vida corpórea, material, a entes que
to, sí el de supervisor de obras públicas — , compuso han escapado a la vida temporal en la tierra y han re-
volúmenes puros, lisos y regulares. Las paredes carecen tornado, o h a n h u i d o , donde viven los seres etéreos,
de ornamentación. Las puertas y las ventanas, cuando las nubes, los espíritus y los dioses.
existen, son falsas: u n muro interior retranqueado cie- E l recinto n o puede estar sometido a los avatares
ga la obertura. E n verdad, los huecos y los vanos s o n del tiempo. D e algún m o d o , tiene que librarse de la
innecesarios. Las edificaciones son formas macizas. N o materia a fin de alcanzar la pureza de las formas idea-
tienen espacios n i divisiones internos. N i falta que les les o celestes. C o m o los hombres no podían —no pue-
hace. L a ciudad está habitada p o r espíritus: éstos pue- den n i podrán (pese a los intentos de la vanguardia del
den atravesar los muros; no necesitan techos para c o b i - siglo X X ) — construir c o n materiales inmateriales, c o n
jarse pues no ocupan n i llenan el espacio. S o n intangi- nada (grandes superficies de v i d r i o , el gran vidrio), se
bles, incorpóreos. diría que trataban de anular la corporeidad, la presen-
cia de piedra delimitándola en una forma perfecta, a fin
Saqqara está enteramente edificada en piedra. S i - de que la ostentación, la pureza, el resplandor de la ge-
llares de gran tamaño, cuidadosamente cortados, enca- ometría ocultase la imperfección, el grano de los mate-
jados y alisados, c o m p o n e n los muros y las construc- riales. L a ciudad estaba hecha de geometría, esto es, de
ciones, a cuya edificación una generación entera dedi- formas geométricas ideales; el p u l i d o de los bloques
có su vida. Sorprende — y maravilla— el esfuerzo de piedras y el d i s i m u l o de las juntas ayudaban a que
físico y mental vertido para construir u n recinto dedi- los muros, si no podían volverse invisibles, al menos
cado exclusivamente a los que y a no están, a seres i n - no parecieran de este m u n d o . D e algún m o d o , la c i u -
visibles y, quien sabe, si inexistentes, a entes imagina- dad de los muertos de Saqqara parecía caída, venida de
rios, ficticios. Mientras los vivos m o r a n de cualquier los cielos, c o m o si los dioses hubieran entregado al
manera, bajo las inclemencias (bajo u n sol de justicia, faraón o al arquitecto una obra perfecta para que la
hirientes tormentas de arena e inundaciones catastrófi- depositaran sobre las dunas inestables, cuyos m o v i -
cas) y mueren antes, en poco tiempo, los difuntos go- mientos, lentos y continuos —semejantes a los que
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La ciudad de los muertos: un modelo de dudad 127
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La ciudad de Los muertos: un modelo de ciudad 129
nubes y se confunden con ellas, necesitan descansar en curvas volátiles, que apenas dejan u n a estela en el p a -
el suelo y h u n d i r sus cimientos en la tierra. U n p r o - pel, se convierten en unos contornos petrificados, i n -
yecto de arquitectura consiste en u n edificio o u n c o n - amovibles. C o n s t r u i r , a menudo, i m p l i c a desdibujar el
junto de construcciones aún p o r edificar; éstas son t o - proyecto. L a nitidez de los contornos se difumina. Su
davía u n sueño, el sueño del arquitecto o del usuario. gracia deja paso a pesadas formas de matrona. C o n s -
Están a la espera de materializarse, de cobrar f o r m a , de truir es matar u n p o c o u n proyecto.
"realizarse". S i n embargo, estos volúmenes ideales se L a arquitectura resulta, entonces, del encuentro
representan mediante documentos gráficos entre los de unas formas ideales c o n la tierra. D i b u j a r o p r o y e c -
que destacan las plantas del edificio. Así, en griego an- tar (sobre el papel o el terreno) i m p l i c a que formas aún
tiguo no se distinguía entre " p l a n o " y " p l a n t a " . Tupos confusas o nebulosas, propias aún del espacio allende
significaba tanto " d i b u j o gráfico" c o m o " d i b u j o o p r o - las nubes, se i n d i q u e n o se circunscriban nítidamente
yección h o r i z o n t a l " .
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(antes que el proceso constructivo las vuelva a embo-
U n a planta es justamente la proyección de u n edi- rronar).
ficio sobre la tierra. L a planta, en verdad, muestra la L a arquitectura ideal es arquitectura. Es la arqui-
huella de la arquitectura apoyándose pesadamente so- tectura. N o cabe más arquitectura que la ideal, esto es,
bre el suelo. Sella el contacto de u n a f o r m a intangible que la arquitectura dibujada, proyectada. E l calificati-
sobre la materia. Gracias a una planta el edificio puede vo, en este caso, es redundante. Toda arquitectura es
"materializarse". T o m a f o r m a o cuerpo. Se hace v i s i - ideal, esto es, nace del encuentro de una forma mental
ble. Mientras no se traza la planta (sobre u n plano, es- (ideal o celestial) sobre u n plano terrenal. L a arquitec-
to es, sobre u n papel o sobre el plano del suelo), el edi- tura, en verdad, sólo puede existir " a n i v e l " de proyec-
ficio sigue siendo una entelequia. L a planta refleja la to, en tanto que proyecto. H a b l a r de "arquitecturas
idea del arquitecto. Gracias a la planta, ésta cobra for- ideales" es hablar de arquitectura, de lo que la arqui-
ma y se hace visible (recordemos, u n a vez más, que tectura "es" —antes que el no-ser de la materia la lastre
" i d e a " , en griego, significaba " f o r m a " ) . Más tarde, la para siempre y la convierta en u n cascarón muerto —.
construcción podrá alterar la perfección de las formas. L o s mejores arquitectos como A l b e r t i o Leonardo, p o r
L o s materiales podrán ensombrecer la pureza de las lí- ejemplo, casi nunca construyeron. Las mejores creacio-
neas proyectadas. A medida que se construya, el edifi- nes siempre se quedaron en el papel. Las villas modéli-
cio se irá haciendo cada vez más masivo, cada vez más cas de Palladio nunca se irguieron sobre los tímidos
pesado. Las líneas ingrávidas adquirirán u n a insólita prados del Véneto. L a bruma n i los revoques levanta-
dureza, c o m o la del surco, grueso y p r o f u n d o , marca- dos empañaron la pureza cristalina de sus cuerpos n i de
do p o r u n b u r i l manejado p o r u n a mano inhábil. Las sus alas ideales. Las villas palladianas ejecutadas (en el
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" p o m e r i o " ) , la ciudad de Jerusalén, construida en l o ciará que la ciudad de dios se abrirá a todos los h o m -
alto de una colina, era el reflejo de una Jerusalén res- bres de los tiempos renovados, a los que se habrían l i -
plandeciente, forjada c o n metales preciosos moteados brado del tiempo y de la materia:
de gemas y de cristal de roca, cuya visión sólo estaba al " E s t a es la morada de dios c o n los hombres. P o n -
alcance de los profetas. E n esta ciudad, c o m o en toda drá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él,
ciudad celestial, los mortales no podían vivir. L a Jeru- D i o s - c o n - e l l o s , será su D i o s " .
salén en los cielos descansaba sobre u n delgado apoyo
de nubes, apenas una sombra leve y blanquecina sobre Las ciudades ideales han estado ligadas a los tiem-
un cielo intensamente azul, u n poco de materia de i n - pos nuevos. Están en el centro de las tierras p r o m e t i -
certidumbre sobre u n f o n d o liso esmaltado de añil que das. F u e durante el renacimiento cuando los arquitec-
protegía a los hombres en la tierra de su excesivo res- tos, queriendo dar la espalda a las edades oscuras, se
plandor. Las ciudades ideales están pobladas de seres dedicaron c o n más ahínco a soñar en ciudades celes-
que no son de carne y hueso, sometidos a la gravedad tiales. Ciudades de planta circular c o m o la bóveda del
y a la opacidad de la materia. cielo, circundadas p o r murallas apoyadas sobre la f i -
Ángeles, almas, resucitados y toda clase de seres gura geométrica más perfecta, aquella que nimba la faz
sobrenaturales son los únicos que pueden morar entre de las divinidades, proyectadas a imitación de la Jeru-
los muros broncíneos. Las imágenes renacentistas de salén celestial levantada según una planta circular (el
ciudades ideales muestran calles rectilíneas vacías, p l a - término "levantar" aquí es particularmente adecuado:
zas inmensas y desiertas p o r las que nadie ha cruzado, la ciudad celestial o ideal se yergue y flota sobre la tie-
monumentos de la antigüedad dedicados a los muertos rra c o m o una nube varada). Las ciudades ideales eran
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(arcos de triunfo, obeliscos y estatuas postumas) y ca- el anverso de las urbes de trazas medievales que sub-
sas c o n los postigos cerrados bajo u n cielo inclemente- sistirán hasta mediados del siglo XIX. Se libraban de la
mente l u m i n o s o . N a d a existe salvo el cuerpo mineral red laberíntica, sucia y oscura de callejuelas, en la que
de los monumentos en medio de u n vacío gélido y ten- era tan fácil perderse, que se abrían dificultosamente
tador. P o r ellas no pasa u n alma. Sólo pasa u n ángel por debajo de las casas construidas sobre la vía públi-
que suspende el tiempo. ca, sobre túneles abovedados que robaban la vista de
las calles. Las ciudades ideales carecían de edificios
Sin embargo, tras la apertura del séptimo sello, la amontonados, m a l construidos, sostenidos p o r vigas y
ciudad celestial descenderá de las nubes "engalanada pilares de madera carcomidos, que en cualquier m o -
c o m o una novia ataviada para su esposo" (Ap, 21, 2+). mento podían incendiarse. L a purificadora l u z solar
U n a "fuerte v o z " se hará oír desde u n trono y anun- penetraba uniformemente, a través de arterias ordena-
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* Castillos en el aire
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• Mito y arquitectura
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