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Construcción histórica de

la ciudadanía desde la
perspectiva del Estado –
Nación

¿Qué es ser ciudadano?, y, ¿qué significa


ser miembro de una comunidad política?

El concepto de ciudadano y su rol dentro de


una comunidad han sido objeto de debate
desde la antigua Grecia. La ciudadanía no es
un concepto analítico claro y estable, sino que ha sido constantemente modificado a través
de las prácticas políticas, y acomodado de acuerdo con las cambiantes situaciones históricas.
El concepto ‘ciudadano’ se deriva del latín civis o civitas, es decir, miembro de una ciudad
Estado antigua, especialmente de la república romana. Empero, civitas es una
representación romana del término griego: polites, miembro de una polis griega. Los polites
(concepción aristotélica) era la persona que, viviendo en la ciudad, participaba en los
procesos políticos y económicos, alguien que podía gobernar y, a su vez, ser gobernado.
Asimismo, históricamente la ciudadanía fue concebida como la demarcación de una
comunidad urbana de iguales.

Para los griegos no existía una clara distinción entre lo moral y lo legal. El ciudadano era,
esencialmente, un ser político, de lo cual se desprendían obligaciones tanto morales como
legales. La ciudadanía era un privilegio hereditario que, además, incluía el derecho al voto
de elección y de nombramiento o a ser jurado y, en general, a participar en los debates
políticos como miembros iguales de la comunidad. Pero dado que la polis se basaba en un
principio restringido de igualdad, esta configuración social excluía a la mayor parte de la
población de participar en los asuntos públicos. Así pues, desde sus orígenes, el término
‘ciudadano’ conllevó la exclusión porque no todos estaban en posesión del mismo. De hecho,
la mayoría de los habitantes de Atenas incluidos los extranjeros, como el propio Aristóteles
no tenían derecho a participar de los beneficios que otorgaba la ciudadanía, ya que una
ciudadanía que fuese más amplia o inclusiva tenía menos recursos para ofrecer a todos los
ciudadanos. Por consiguiente, debía limitarse. En este orden de ideas, los griegos prefirieron
una ciudadanía que condujese a la exclusión con el fin de restringir los recursos sociales y los
derechos políticos a un pequeño número de personas privilegiadas.

Así que la exclusión podría tomar la forma de ostracismo del territorio geopolítico o
subordinación a la condición de no ciudadano, así como compartir el destino de los esclavos,
las mujeres y los niños (Lape, 2010). Con base en lo anterior, el significado de ciudadano
como sujeto de derechos políticos que participa de forma activa en los procesos de
autogobierno popular es el primer y más antiguo significado de ciudadanía, por lo que
‘ciudadanía’ es conceptualmente inseparable de la gobernanza política. Este viejo ideal de
ciudadanía como autogobierno popular sigue desempeñando un papel importante en el
discurso político moderno y ha servido, a menudo, como fuente de inspiración e instrumento
1
político para lograr una mayor inclusión y participación democrática en la vida política. Sin
embargo, por esa misma razón, el concepto de ciudadanía es con frecuencia políticamente
amenazante para muchos gobernantes que intentaron o intentan suprimir o redefinir dicho
concepto. Este fue, por ejemplo, el caso de los romanos donde la ciudadanía llegó a tener un
significado diferente al establecido por Aristóteles para los griegos.

En principio, la ciudadanía romana también llevaba consigo el derecho a participar en la


asamblea legislativa, la cual había sido el sello distintivo de la ciudadanía ateniense, pero a
medida que la participación en dicha asamblea se hizo cada vez más concurrida y poco
práctica para la mayoría de los habitantes imperiales, la ciudadanía romana se convirtió,
esencialmente, en un estatuto jurídico que se definió por la pertenencia a la comunidad
política romana, es decir, la republica (Smith, 2004).

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, la concepción romana de ciudadanía trataba de


preservar el vínculo, con el énfasis griego de la participación en la vida pública, pero más
conectado con la necesidad de una regulación legal de los derechos de propiedad en una
sociedad más compleja que la polis griega. Así, en la sociedad romana, la ley y la propiedad
se convirtieron en los indicadores fundamentales de la ciudadanía, lo que significó la
participación de la comunidad en el desarrollo del denominado Common law.

El concepto moderno de ciudadanía surgió con la creación de un sistema internacional de


Estados y se ha formalizado e institucionalizado a través del ordenamiento jurídico de cada
uno de ellos. Por ende, la ciudadanía moderna nace de ciertos derechos y obligaciones que
el Estado les otorga a las personas que se encuentran bajo su autoridad y jurisdicción.
Asimismo, con el desarrollo de las estructuras administrativas avanzadas del sistema de
gobierno nacional, el Estado fue capaz de movilizar a la ciudadanía con base en el
nacionalismo. Por eso, el nacionalismo consiste en una demanda colectiva de ‘nación’ lo que
implica psicológicamente un reclamo de ‘grupalidad’, que por lo general se articula en una
definición y legitimación del grupo y de sus límites basados en la interdependencia histórica,
territorial, lingüística, religiosa o cultural, entre sus miembros. Todo esto viene aunado a un
mensaje de diferenciación intergrupal, así como de reclamaciones territoriales.
Por esta razón, el nacionalismo implica un proceso de construcción social, por lo que las
diferencias existentes entre los miembros de los diferentes grupos están dotadas de
significado psicológico, de tal manera que las categorías se convierten en parte de un
programa cognitivo de representación colectiva en el que el grupo ahora pasa a ser una
‘unidad’, mas no una masa, con una percepción diferenciadora de otras unidades (Smith,
2002).
Es preciso señalar que lo que se entiende por ciudadanía y por ciudadano ha variado a través
de la historia y entre las distintas formaciones sociales, puesto que se trata de un concepto
que se encuentra relacionado a las distintas formas de organización humana, y las mismas
se van transformando a lo largo del tiempo.

2
Como bien señala François Dubet (2003). Conviene tener presente que no hay una sola
ciudadanía; ésta cambia según las épocas, los países y las tradiciones y sobre todo, no es
homogénea y abarca varias dimensiones más o menos contradictorias entre sí1.
Estos aspectos nos dejan pensar cuan dependientes son las prácticas y las concepciones
acerca de la ciudadanía y la organización social, de las condiciones históricas de una
formación social determinada. Pensamos que las ideas de ciudadanía y de ciudadano son
una construcción social que se van formando y reformando al calor de los complejos
procesos de estructuración social.
Como bien señala Oszlak (1999). La formación del Estado es un aspecto constitutivo del
proceso de construcción social. De un proceso en el cual se van definiendo los diferentes
planos y componentes que estructuran la vida social organizada. En conjunto, estos planos
conforman un cierto orden cuya especificidad depende de circunstancias históricas
complejas (…)2
Dentro del complejo de relaciones que se establecen en la constitución de una sociedad,
tales como las relaciones de producción, la estructura de clases, la creación de instituciones
jerarquizadas con funciones específicas; entre otras variables, el concepto, los atributos y las
prácticas de lo que se denomina ciudadano, se van constituyendo como un producto acorde
a los condicionamientos políticos, económicos y sociales de un período histórico. Por
supuesto que estos procesos no son lineales, ni se hallan determinados de forma absoluta,
ya que, como en toda actividad humana, la voluntad y la acción del hombre tienen un papel
innovador, pero siempre en alguna medida condicionado por éstas complejas variables.
Según Landau (2003). Concibe la ciudadanía como una construcción, en la medida que, si la
ciudadanía es algo que remite a un proceso histórico, siempre vamos a estar hablando de
una construcción de ciudadanía y de que haya también una reconstrucción constante de esa
ciudadanía. En ningún momento la ciudadanía puede pensarse como algo por fuera de las
relaciones históricas3

El Estado
Son múltiples los conceptos utilizados con la finalidad de definir el Estado y entre éstos se
encuentran, desde el punto de vista jurídico, aquellos que afirman que el Estado es una
persona jurídica formada por una comunidad política, asentada en un territorio
determinado y organizada soberanamente en un gobierno propio con decisión y acción.
Además del concepto anterior existen aquellos conceptos con los que quiere hacer
referencia a los fines del Estado, como son los fines siguientes:
- Crear un orden necesario
- Asegurar la convivencia social

1 DUBET, François (2003) “Mutaciones cruzadas: la ciudadanía y la escuela”, En Benedicto, J. y M. Morán (coord.),
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes, Instituto de la
Juventud, Disponible en el área de descarga de www.injuve.mtas.es, Madrid, Pág. 220.
2
OSZLAK, Oscar (1999). La formación del Estado argentino. Orden, progreso y organización nacional, Ariel Historia, Buenos
Aires, Pág. 15.
3
LANDAU, Matías (2006). “Ciudadanía y ciudadanía juvenil”, Conferencia dictada en el marco del Programa de
Transformaciones Curriculares, Materia Construcción de Ciudadanía. La Plata. DGCyE, Pág. 5.
3
- Establecer los medios para el desarrollo cultural, económico, político, moral y social.
- El bienestar de la nación
- La solidaridad social
De esta manera se dice que el Estado, como obra humana ha sido construido para atender
fines sociales, es decir, colectivos, de todos los miembros de una sociedad, y esto es así
porque el Estado se originó como una estructura o entidad política, que a través de un
ordenamiento jurídico impuesto o creado por la sociedad suple las imperfecciones de
nuestra vida llena de relaciones.
Por otra parte, el Estado, se dice también, se originó para que el derecho y la autoridad se
combinen para crear la intrincada red de instituciones del cual el Estado es síntesis suprema.
Los elementos constitutivos del Estado son:
- Población. Es el conjunto de habitantes localizados en un área geográfica determinada o
determinable.
- Territorio. Es la porción de tierra, agua y espacio delimitado geográficamente o
administrativamente.
- Gobierno. Es el conjunto de organismos políticos y personas que dirige un Estado.
- Soberanía. Cualidad del poder del Estado que le permite autodeterminarse libremente
sin la intervención de otro poder de tal manera que el Estado soberano dicta su
constitución y señala el contenido de su derecho.
Según MARX, el Estado constituye la expresión política, la forma de organización política de
la sociedad civil, pero no de cualquier tipo de sociedad civil, sino precisamente de la sociedad
en la que existe una desigualdad de poder entre la clase dominante, la burguesía, y la clase
dominada, el proletariado. El Estado constituye, pues, la forma de organización política de la
sociedad, acorde con los intereses de la clase dominante. «Como el Estado es la forma bajo
la que los individuos de la clase dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se
condensa toda sociedad civil de la época, se sigue de aquí que todas las instituciones
comunes se objetivan a través del Estado y adquieren a través de él la forma política. De ahí
la ilusión de que la ley se basa en la voluntad y, además, en la voluntad desgajada de su base
real, en la voluntad libre. Y del mismo modo, se reduce el derecho, a su vez, a la ley».

Nación
La palabra nación (y sus correlatos en las lenguas europeas modernas) deriva de natio,
vocablo latino que indica principalmente la acción de la generación y del nacimiento (verbo
nascor). Su etimología es común a geno, gigno, gens, , etc, en griego. Sería muy largo de
enumerar la totalidad de palabras de nuestro idioma vinculadas con esta raíz: naturaleza, genético,
genital, gente, etc. etc.4.

A partir de esta idea originaria, y de acuerdo con la historia del vocablo y con las circunstancias que
enmarcaron las sucesivas imposiciones del nombre a realidades diversas o a aspectos diversos de

4
Dictionnaire étymologique de la langue latine de Ernout et Meillet, Paris, Klinscksieck, 1979. Voces: nascor y gigno.
Dictionnaire étymologique de la langue grecque, de P. Chantraine, Paris, Klincksieck, 1980. Voz: gignomai.
4
una misma realidad, podemos enumerar las siguientes connotaciones principales (atinentes, de
algún modo a nuestra indagación):

a) Se pone de relieve un origen biológico común a una multitud.


b) Es un principio vital de crecimiento o desarrollo.
c) Comprende una comunidad de rasgos y caracteres, o semejanza, que constituyen una clase en
sentido lógico y alguna forma de comunidad en el orden real. Semejanza que a su vez se refiere
a la identidad de origen, o se explica por la misma.
d) Se implica, por último, una cierta finalidad inmanente, que rige la fuerza de desarrollo antes
apuntada.

Elabore un cuadro de diferencias entre:

Ciudadanía Estado Nación

5
Construcción de sociedad
Karl Marx consideraba a la sociedad civil como las relaciones económicas que constituyen la
infraestructura y que a su vez determinan la estructura jurídico-política de la sociedad
capitalista. Como afirma en la Contribución a la crítica de la economía política, “las relaciones
jurídicas, así como las formas de Estado, no pueden explicarse ni por sí mismas, ni por la
llamada evolución general del espíritu humano; que se organizan más bien en las
condiciones materiales de existencia que Hegel […] comprendía bajo el nombre de ‘sociedad
civil’”.
Pensadores de la tradición iusnaturalista, principalmente John Locke, Montesquieu y
Rousseau (aunque cada uno con ciertas particularidades), siguieron la idea de que la
sociedad civil era la contraparte del estado de naturaleza en donde el “hombre es el lobo del
hombre”, y para evitarlo los individuos libremente han decidido formar un pacto o contrato
social, el cual se impondrá sobre las voluntades e intereses individuales. La sociedad civil era
considerada una “sociedad artificial” o lo que hoy conocemos como Estado. En general, para
los autores clásicos, la sociedad civil hacía referencia a las relaciones mercantiles, a las
sociedades civilizadas o a la sociedad política y al Estado.
La “plus” en cada uno de nosotros como singularidad, es de lo que se trata en la coyuntura
de crear y sostener una sociedad esclavizante o armónica. Marx trabajó esto en su teoría de
la plusvalía, mostrando como los dueños se apropiaban de este plus y lo dirigían a sus
intereses particulares, que es la base del capitalismo. Pero esta posibilidad se extiende a toda
forma viviente, como por ejemplo una molécula de oxígeno, intercambiando con una
molécula de hidrógeno, transforman su cualidad dimensional (gases) para acceder a una
nueva cualidad (líquidos,) a la que no podrían acceder por sí solas.
En el campo de las relaciones humanas podemos ilustrar esto con el ejemplo de un chacarero
sin movilidad que, con una cosecha de hortalizas que tienen un corto plazo de existencia, se
une con un camionero que tiene camión, pero no tiene trabajo, y juntos consiguen ubicar la
mercadería en zona de demanda, ganando ambos lo que no hubieran podido hacer
separados.

- Equidad
- igualdad
- justicia social
- inclusión.

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