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Desde el momento en que te vi supe que todo sería diferente.

Que mis días cambiarían. Que mi sonrisa tendría una razón que hiciera que mi corazón latiera más
fuerte.

Que todo podría ser mucho mejor.

Mirarte por primera vez fue una inyección de energía que me inspiró a contemplar la vida de otra
manera. Aunque en un principio tuve miedo de enamorarme, pues no quería que me hicieran daño,
luego me di cuenta de que estaba mirando a la persona que siempre quise y necesité, y por ningún
motivo iba a perderla.

Creo que nos conocimos en el momento exacto.

Es casi como si hubiésemos estado destinados a unir nuestros caminos y no separarlos jamás. Como
si la vida nos dijera que las cosas serían mejor si nos tomábamos de las manos, sin soltarlas. Y por
eso quiero agradecerte, por haber llegado a mi vida y darle un nuevo sentido. Por hacer que mis
días tengan más luz.

Por provocar esas mariposas en mi vientre que vuelan hacia el encuentro con tu corazón. Por poder
reflejar mis ojos en los tuyos y hacer que no quiera dejar de mirarlos jamás.

Eres mi mejor espejo.

Gracias por ser tú, por ser la persona indicada. Por ser a quien amo y amaré por siempre, pase lo
que pase.

Por inspirarme a ser siempre mejor y buscar cumplir mis sueños. Gracias por esa sonrisa que me
motiva. Por esa mirada que me dice mucho, sin necesidad de pronunciar palabras. Por hacerme
sentir especial y saber que contigo puedo ser quien soy, sin ataduras y sin miedos.

Te hiciste parte de mi historia y te convertiste en lo mejor que me ha pasado, y así lo haces cada día
cuando sonríes, cuando me demuestras todo ese amor que llevas dentro y que me hace pensar que
al fin encontré a quien tanto había buscado, sin saberlo.

Te amaré por siempre y sé que tú también lo harás. Lo sabré cada vez que mire tus ojos antes de
dormir y tu sonrisa cuando llegue la mañana.

Gracias por ser mi luz y mi calor. Gracias por llegar a mi vida y hacerla tan llena de felicidad. Eres la
historia más bonita de mi vida. Eres mi mundo perfecto.

Gracias por ser mi hogar...amor de mi vida!!


Desde el inicio de nuestra historia humana, Dios vio que debíamos estar acompañados, por eso dijo
que no era bueno que el hombre estuviera solo. La palabra “bueno” en el original significa
placentero, excelente, próspero, adecuado, inteligente, fuerte. Es decir que no es placentero,
excelente, conveniente, próspero, adecuado, fuerte y mentalmente inteligente que estemos solos.
¡El hombre no está completo sin la mujer!

Cuando leemos sobre la creación del hombre, vemos que Adán fue creado con el propósito de labrar
el huerto, y el propósito de Eva era ayudarlo. Alguien me preguntó: “¿Cómo hace para lograr tanto?”
Y mi respuesta fue que Dios me había puesto la ayuda idónea en el camino. Sonia, mi esposa, me
apoya en todo y juntos trabajamos por lograr nuestros objetivos. Otra clave es dedicarle tiempo a
mi familia, porque si ellos están tranquilos y estables, tenemos paz mental y emocional para hacer
todo lo demás. El éxito inicia o se pierde al escoger a tu pareja. Ambos deben compartir sus
objetivos, por eso, antes de casarse es necesario descubrir el propósito de nuestra vida.

Abraham es buen ejemplo de un padre que se involucró en el proceso de buscar pareja para su
descendencia, ya que al estar convencido del propósito de su hijo, lo apoyó para que encontrara a
la mujer ideal. Lo primero que hizo fue pedir gracia y favor a Dios para que le ayudara a cumplir el
objetivo de la vida de su familia. Entonces, vemos que elegir pareja involucra a los jóvenes, a los
padres de los jóvenes y a Dios, por lo que es una decisión tripartita.

Al leer la historia, descubrimos que la primera condición que Abraham puso fue que se buscara a la
futura esposa de su hijo entre doncellas de la misma cultura, porque era más probable que
comprendiera el propósito de su futuro esposo.

Abraham y su siervo veían este proceso como un negocio, es decir que era una cuestión que requería
sabiduría. Si atendieras el asunto de buscar pareja como cuidas tú negocio, seguro encontrarías a la
persona correcta, porque no solo buscarías sentir algo especial sino también analizar las opciones y
seleccionar con sabiduría.

Otra cuestión interesante en la historia de la búsqueda de esposa para Isaac es que el siervo de
Abraham fue a buscar al lugar adecuado, al pozo donde llegaban las doncellas. Lo mismo debes
hacer tú, ¿crees que encontrarás a la persona adecuada en una parranda alocada? ¡Hay que buscar
en el lugar correcto!

El siervo fue a buscar a la fuente para encontrar a una joven servicial, digna, educada,
emprendedora. Él no buscó a una mujer hermosa, sino que por añadidura, la joven que se mostró
dispuesta, ¡también era bella! La Biblia dice que una mujer hermosa, pero sin razón es como un
cerdo con un anillo de oro en la nariz. La belleza es ganancia, sin embargo, lo primero es buscar
buenas cualidades. Busca indicios que te digan si la pareja conviene, ¿es buen estudiante?, ¿respeta
a sus padres? ¡Esas son señales que vale la pena tomar en cuenta!

Lo siguiente que el siervo buscó fue antecedentes sobre familia, por lo que Ella le dijo quiénes eran
sus familiares, además, sabía lo que había en casa y ofreció hospitalidad. Rebeca, la joven que Dios
puso en el camino del siervo, fue a su casa a anunciar lo que había sucedido, no escondió nada, fue
directo a su casa. Jovencita, no escondas nada a tus padres, demuestra respeto porque tu futuro
esposo debe ver que eres una mujer sincera y transparente. De esta forma ofreces la impresión
correcta que halagará al hombre correcto, porque un novio que te pide que hagas algo a escondidas
de tus padres es un mañoso que te conducirá a una catástrofe. ¡Aléjate de alguien así porque luego
hará algo a tus espaldas!

Luego de todo el proceso del siervo de Abraham, Rebeca aceptó acompañarlo para ser esposa de
Isaac y se fue hacia su prometido con la bendición de su familia. Buscar pareja es un proceso que
terminará en bendición si haces las cosas correctamente y si involucras a tu familia y a Dios en la
decisión. Escucha consejo, toma las decisiones adecuadas, porque en la elección intervienes tú, tus
padres y por supuesto, el Señor.

Jovencita, toma a Rebeca con ejemplo, recuerda que eres tú quien finalmente acepta o rechaza una
relación de pareja. Si el varón pide sabiduría para buscar, tú debes pedir sabiduría para saber a quién
aceptar.

Hijos e hijas, acérquense a sus padres y juntos pidan al Señor que les guíe para que encuentren a la
persona adecuada que complemente y apoye la herencia de bien que necesitan para perpetuar la
bendición de su descendencia. Dale gracias a Jesús porque guiará tus pasos hacia la persona
adecuada para construir un hogar donde lo amen y lo honren.

Versículos de referencia

1 Génesis 2:15-18 dice: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para
que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto
podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás. Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él.

2 Génesis 24:1-7 comparte: Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había
bendecido a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el
que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por
Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los
cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para
mi hijo Isaac. El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra.
¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de dónde saliste? Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi
hijo allá. Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela,
y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de
ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.

3 Génesis 24: 8-16 continúa el relato: Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este
mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. Entonces el criado puso su mano debajo del
muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio. Y el criado tomó diez camellos de los
camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en
camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad,
junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. Y dijo: Oh
Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia
con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta
ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para
que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que
tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi
señor. Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel,
hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. Y
la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió
a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.

4 Génesis 24:17-29 explica: Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber
un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro
sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos
sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra
vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Y el hombre estaba maravillado de ella,
callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. Y cuando los camellos acabaron de
beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban
diez, y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde
posemos? Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. Y añadió:
También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. El hombre entonces se inclinó,
y adoró a Jehová, y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su
misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. Y la
doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas. Y Rebeca tenía un hermano que se
llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente.

5 Génesis 24: 55-60 relata: Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la doncella con
nosotros a lo menos diez días, y después irá. Y él les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha
prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor. Ellos respondieron entonces:
Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón?
Y ella respondió: Sí, iré. Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de
Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de
millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos.
Nuestro testimonio tiene poder. Ya sabemos que las palabras son poderosas y más aún cuando las
usamos para hablar de las maravillas que el Señor ha obrado en nuestra vida, porque testificar es
una valiosa y eficaz forma para compartir sobre Jesús. Las personas no esperan un teólogo que les
hable conceptos de Dios, esperan personas que tengan un testimonio qué contar para alentarlos a
no perder su fe y esperar lo que tanto desea recibir. Nuestro Padre nos ha enviado al Espíritu Santo
y espera que le seamos testigos. Nosotros no somos testigos de la resurrección de Jesús o de Lázaro
porque no estuvimos allí para verlo, pero lo creemos porque la Palabra de Dios lo dice, y esa fe es
la que nos mueve a ver milagros aquí y ahora, esos milagros de los que sí podemos dar testimonio.
Cuando el Espíritu de Dios quiere sacar una ola de testimonios, unge a las personas para que seamos
testigos de las maravillas que sucederán.

A través de nuestro testimonio, demos gracias al Señor por Su sangre y por Su sacrificio. A medida
que testificas de lo que Jesús hizo en tu vida, más cerrada mantienes la puerta al diablo y al pecado.
Cuando dejamos de testificar, nuestra pasión disminuye y pareciera que las tentaciones cobran
fuerza. Hace un tiempo, una señora que al entregarle su vida al Señor daba testimonio con
entusiasmo, me dijo: “No dejes esa pasión con la que compartes sobre Jesús. Yo era así, pero la
gente me presionaba preguntándome si sabía de Escrituras, entonces me puse a estudiar. No tenía
tanto conocimiento, pero tenía amor para testificar, ahora tengo mucho conocimiento, pero sin más
testimonio qué compartir”. Mi conclusión es que debemos tener conocimiento de la Palabra de Dios
para compartirla y ¡también dar testimonio!

Cuando Jesús sanó a un leproso, le pidió que no lo divulgara porque sería imposible atender a todas
las personas que se le acercarían necesitadas de un milagro, sin embargo, el leproso no obedeció y
sucedió lo que Jesús había dicho, ¡ya no podía entrar en la ciudad porque demasiadas personas se
le acercaban! Por eso era necesario que Jesús formara discípulos que le ayudaran a bendecir a las
personas. Así que a más discípulos, más milagros. Eso es genial porque si estamos llamados a ser
discípulos de Cristo, estamos llamados a obrar con el poder del Espíritu Santo.

Además, Jesús le pidió al leproso que cumpliera la ley, presentándose al sacerdote y entregando la
ofrenda estipulada, ya que eso sería la mejor forma de testificarle a ellos. Por otro lado, Timoteo
enumera las características que deben tener los obispos y ministros, pero estas características
aplican a todos: irreprensibles, sobrios, prudentes, fieles, amables, apacibles, sin avaricia, y
especialmente, que tengamos buen testimonio.

Entonces vemos dos tipos de testimonio, uno enfáticamente destinado a mostrar una conducta
específica, y el otro implícito en un ejemplo de vida. Ambos testimonios son necesarios, pero
también es necesario compartir verbalmente nuestra experiencia, ya que buena conducta tiene
hasta un ateo, de hecho, conozco varias personas que se portan mejor que algunos evangélicos. Por
lo que es importante que declaremos nuestra fe con palabras y obras, porque sabemos que
recibimos salvación por la gracia de Dios y por el sacrificio de Jesús, no por nuestra conducta. Cuando
recibí a Jesús en mi corazón, yo fumaba, pero no era drogadicto o borracho. Era un pecador con
buenos modales que vivía entre lo bueno y lo malo. No le hacía daño a nadie, pero al decidir que le
entregaría mi vida, lo hice radicalmente. Comencé a obedecer todas Sus instrucciones. Si la Palabra
dice que debo diezmar, lo hago y se acabó el problema. Si dice que debo compartir Su mensaje, a
eso me dedico. Compré la mejor Biblia que pude pagar y también compré trataditos que le regalaba
a las personas. ¿Cómo no hacerlo, si Dios llenó el vacío en mi corazón de una forma sobrenatural?
Así que mi meta era que mucha gente recibiera a Cristo, por lo que testificaba en todo momento.
¿Sabes cuánta esperanza genera un testimonio? No importa qué tan grande o pequeño crees que
es, ¡tu testimonio es valioso! Yo no podía decir que había salvado mi vida de las drogas, del abuso o
de experiencias extremas, solo podía decir que me había llenado, que había perdonado mis pecados
y que de esa forma había cambiado mi vida. Tienes un testimonio que compartir. ¡Recobra la pasión
por hablar sobre lo que Jesús ha hecho en ti!

El milagro de sanidad del ciego de nacimiento también nos enseña mucho sobre dar testimonio.
Este joven fue enviado a lavarse los ojos en un estanque, ya que Jesús hizo lodo con Su saliva y se la
untó. Luego viene lo maravilloso. El joven recibe la vista y los demás comienzan a hacerle preguntas.
Entonces, con sus sencillas palabras, el joven nos comparte el ABC de testificar: ser auténtico, breve
y cristocéntrico. Nada de darle protagonismo al diablo enfatizando lo malo, sino que debemos darle
el protagonismo a Jesús, compartiendo lo bueno que ha hecho.

Este milagro provocó gran controversia porque era día de reposo, pero el joven que recibió sanidad
insistía en que Jesús lo había sanado y eso era lo importante. Tu testimonio puede edificar y también
causar disensión. A algunos duros de corazón les interesan más la forma que el hecho en sí. Incluso
llamaron a los padres para que también testificaran, pero ellos, temerosos, delegaron la
responsabilidad en su hijo. No tengas miedo de dar tu testimonio, que no te importe lo que otros
piensen o critiquen, porque lo importante es que Jesús vea que eres fiel y obediente.

El joven ciego insistía en que no sabía nada más que era ciego y Jesús lo había sanado. Y de esa
forma demostró que tenía más revelación que aquellos engreídos, conocedores de la ley. Lo mismo
sucede con nosotros, no buscamos explicaciones, no nos detenemos en razonamientos, solo
sabemos que Jesús es Hijo de Dios, nos salvó, nos da paz, nos cuida y nos bendice. La gente quiere
estudiar a Jesús, pero ¿cómo estudiar a Dios, cómo la criatura estudia al Creador? No podemos
ponerlo en un microscopio, pero sabemos que existe porque lo vemos en la creación, sentimos Su
presencia y se manifiesta con poder en nuestra vida.

Por supuesto que debemos conocer y aplicar las Escrituras. El mundo no espera que salgas con
teología, espera tu testimonio, que puedas decirle a alguien: “Te invito a un café, quiero contarte
cómo era mi vida y cómo es ahora junto a Jesús”. No te compliques, debemos recuperar el sentido
y el valor del testimonio y la pasión por compartirlo. Dile al Señor: “Gracias por darme el poder de
compartir Tu bendición. Dame las palabras correctas para comunicar la obra que has hecho en mí y
lograr que otros te conozcan y reciban Tu amor”.

Versículos de Referencia:

Hechos 1:8 dice: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Apocalipsis 12:11 enseña: Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra
del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Marcos 1: 40-45 comparte: Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres,
puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero,
sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Entonces
le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve,
muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía
entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él
de todas partes.

1 Timoteo 3:1-7 comparte: Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es
necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias
deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en
sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la
iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito
y en lazo del diablo.

Juan 9:6 relata: Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del
ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se
lavó, y regresó viendo.

Juan 9:8-18 comparte: Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían:
¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo
soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama
Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a
preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los
ojos, y me lavé, y veo. Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios,
porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas
señales? Y había disensión entre ellos. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que
te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que
había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista y les
preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues,
ve ahora? Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació
ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo
sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque
tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que
Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene,
preguntadle a él.
Juan 9:24-33 continúa el relato: Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le
dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Entonces él respondió y
dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir:
¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír;
¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le injuriaron,
y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que
Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y
les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad,
a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego.
Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.

Cada oveja elige a su pareja


¿Cuántos errores se han cometido al elegir pareja? Por eso, debemos aprender a escoger. En
cuestión de seleccionar a la persona con quien pasaremos el resto de la vida, muchos dicen que el
peor gorgojo se termina comiendo la mejor mazorca, porque ¡vemos tantas parejas disparejas! ¿Por
qué la princesa se enamora de Shrek? Porque ella también sabe que lleva un ogro dentro, así que
finalmente son una buena pareja. Pero, ¿qué me dicen de la bella y la bestia?, pues que realmente
el físico importa, aunque no tanto, ya que es factible ser felices, siempre y cuando escojamos a
nuestra pareja con sabiduría, ya que lo importante es acoplarse y aprender a vivir juntos.

Por lo general, las personas se casan con quien quieren vivir; todas quieren a Brad Pitt y todos a
Angelina Jolie, pero hay que buscar con quien se puede vivir, lo que es muy diferente, ya que a veces
no es posible vivir con quien queremos. Las parejas felices son las que se unieron porque se acoplan,
tienen intereses y valores en común. Sonia me cautivó por su espíritu afable y apacible que me
ofrece balance en todo. Gracias a Dios, encontré en ella a la mujer con quien quiero y puedo vivir,
pero la prioridad era encontrar alguien que me apoyara y amara al Señor. Algunos jóvenes buscan
“sentir del Señor” algo que les indique quién es su pareja, pero lo que debemos pedir es sabiduría y
para adquirirla hay que leer la Biblia, donde descubriremos los parámetros para encontrar a la
persona ideal. ¡Deja de sentir y busca ser sabio para elegir! Cuando Sonia y yo nos casamos hicimos
un pacto que recomiendo a toda pareja: “Amarnos tal como amamos al Señor, con todo el corazón,
las fuerza y la mente”, lo que significa amar con sabiduría, no solo dejarnos llevar por el gusto y el
cariño.

¡No hay nada que pueda engañarte más que tu corazón! Así que no te dejes llevar por las emociones
al buscar a esa persona con quien puedes comprometerte en un proyecto de vida. Antes de escoger,
necesitas asesores que te orienten y te ayuden a abrir los ojos a lo que no estás viendo en la otra
persona. Solo Dios conoce el corazón, por eso dejó las Escrituras que son como luz en nuestro
camino. No te apartes de Su Palabra, porque la necesitas para escoger a tu pareja. Siempre le digo
a las jovencitas que jamás se casen por amor al dinero, pero que procuren enamorarse de alguien
que tenga algo que ofrecerles. Responsabilidad es lo primero que debes buscar en una persona. Si
te gusta su aspecto a primera vista, dale una segunda mirada a sus valores y a su visión de la vida.

Sobre todo y para toda elección, hay que adquirir sabiduría e inteligencia. Sabemos que hay tres
decisiones importantes en la vida. Lo primero es pensar más allá de la existencia y decidir dónde
queremos pasar la eternidad, por lo que aceptar al Señor y aprender de Su Palabra es la mejor
opción para asegurarnos la vida eterna a Su lado. La segunda decisión importante es encontrar a
qué nos dedicaremos mientras estemos en este mundo. Y cuando ya lo sabemos, podemos
encontrar a la persona ideal para que nos acompañe y apoye en ese camino que escogimos. Esa es
la tercera decisión, con quién viviré. Toma en cuenta estas tres decisiones y todo lo demás vendrá
como consecuencia de ello.

Cuando un joven de 18 años me preguntó si ya estaba en edad de casarse, yo le dije: “Si ya estás
dispuesto a trabajar para que otro descanse, a dejar de comer para que otro coma, y a morir para
que otro viva, definitivamente ya estás listo para buscar pareja y casarte”. El matrimonio no es
cuestión de edad, sino de carácter, aunque está claro que conforme más edad tenemos, más
preparados estamos porque hemos establecido nuestras prioridades.

¡Evita el sufrimiento! No inicies una relación con alguien a quien no le ves posibilidades para
formalizar. Todo noviazgo tiene dos salidas: rompimiento o casamiento. Parece demasiado radical,
pero los jóvenes deben recordar que en ellos se encuentra la responsabilidad de la siguiente
generación y de sus decisiones depende la bendición que recibirán para sus hijos y los hijos de ellos.
Si lo vemos desde esa perspectiva, bien vale la pena detenerse a pensar, antes de declararle tu amor
a alguien, ¿no crees?

Jovencita, si un joven no sabe lo que quiere, ¿te parece prudente incluirte en esa incertidumbre?
¡Por supuesto que no! Entonces, no tiene sentido que te arriesgues. Creer que nos casaremos con
el primer novio o novia es casi creer en cuentos de hadas, pero hay que ser sensatos y no andar por
la vida con demasiados ensayos y errores. Aunque, como cristianos, también vale la pena darnos
que cuenta de que podemos equivocarnos en el noviazgo. Si algo no resulta, es mejor terminar una
relación de novios que vivir un matrimonio equivocado. En esta cuestión de encontrar pareja,
aconsejo de los padres de familia que no busquen perfección, que amen a sus hijos y los apoyen,
porque ellos necesitan un padre y una madre, no quien los critique y condene.

Elegir pareja es delicado, no es cuestión de gustos. Claro que es válido disfrutar del enamoramiento
y de la felicidad de sentirse complementado por alguien, pero nunca se debe perder de vista el
objetivo de encontrar a la persona idónea para vivir y compartir el sueño de formar una familia. Así
que es determinante que busques a Dios para tomar la decisión. Pídele que te guarde en el proceso
para que tus valores sean más importantes que tus gustos. Si lo involucras, Él te ayudará a encontrar
a alguien que comparta tu anhelo por servirlo y formarán una familia bendita en Su amor.

Dile al Señor: “Hoy decido buscar a mi pareja de acuerdo a Tus enseñanzas. Toda maldición ancestral
de separación y divorcio se aleja de mi familia y de mi futuro. Jesús, abre mis ojos, mente y corazón
a Tu sabiduría. Tú eres esposo de la Iglesia, Tú sabes de matrimonio y de amor a toda prueba, por
eso, sé que me ayudarás a escoger pareja, ¡gracias!”
Versículos de referencia

1 Jeremías 17:9-10 enseña: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su
camino, según el fruto de sus obras.

2 Proverbios 4:7-9 dice: Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;?Y sobre todas tus posesiones
adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá;?Ella te honrará, cuando tú la hayas
abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza;?Corona de hermosura te entregará.

UN CAMINO MÁS EXCELENTE

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia,
más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

1 Corintios 13:4-8

“El amor es sufrido”

Por lo tanto, soportaré la peor conducta de mi cónyuge, sin venganza, a pesar de las circunstancias.

“El amor es benigno”

Por lo tanto, buscaré con diligencia modos de ser activamente útil en la vida de mi cónyuge.

“El amor no tiene envidia”

Por lo tanto, me deleitaré en la estima y honor que se dé a mi cónyuge.

“El amor no es jactancioso”

Por lo tanto, no atraeré la atención de mi cónyuge exclusivamente para mi persona.

“El amor no se envanece.”

Por lo tanto reconozco que no soy más importante que mi cónyuge.

“El amor no hace nada indebido”

Por lo tanto, no involucraré a mi cónyuge en actividad alguna que sea pecado.


“El amor no busca lo suyo”

Por lo tanto, mi orientación será hacia mi cónyuge

“El amor no se irrita”

Por lo tanto, no emplearé la ira para solucionar las dificultades entre mi cónyuge y yo.

“El amor no guarda rencor”

Por lo tanto, nunca guardaré rencor a mi cónyuge.

“El amor no se goza en la injusticia”

Por lo tanto, nunca me deleitaré en la conducta injusta de mi cónyuge, ni me uniré en tal expresión.

“El amor se goza con la verdad”

Por lo tanto, tendré gran gozo cuando la verdad prevalezca en la vida de mi cónyuge.

“El amor todo lo sufre”

Por lo tanto, públicamente mantendré en silencio las faltas de mi cónyuge.

“El amor todo lo cree”

Por lo tanto, mostraré una creencia y confianza en mi cónyuge inamovible.

“El amor todo lo espera”

Por lo tanto, esperaré la victoria futura con confianza en la vida de mi cónyuge, a pesar de las
imperfecciones actuales.

“El amor todo lo soporta”

Por lo tanto, sobreviviré a todo asalto de Satanás por romper nuestro matrimonio.

Todo matrimonio necesita ser renovado continuamente por medio de estas verdades bíblicas.

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