Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
3 El trabajo Envejecimiento sin crisis. Políticas para la protección de los ancianos y la promoción del cre-
cimiento (Washington, 1994) contiene los lineamientos de la propuesta del Banco Mundial.
4 Equidad y transformación productiva: un enfoque integrado, Santiago de Chile, CEPAL, 1992.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 177
5 Entre múltiples trabajos sobre la materia pueden citarse las memorias expuestas por su
director general en la 13a. Conferencia de los Estados de América miembros de la OIT (1992)
y en la reunión 80a. de la Conferencia Internacional del Trabajo (1993).
6 Véase el informe de la Comisión de Expertos en aplicación de convenios y recomenda-
ciones, informe III (parte 4 A), Conferencia Internacional del Trabajo reunión 77a., Ginebra,
1990. Véase, también, Gumucio, Juan Sebastián, “Evaluación sobre el cumplimiento de con-
venios de seguridad social en Chile”, Revista Laboral Chilena, diciembre de 1992.
178 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
correctivas y quienes echan de menos una solución que ataque los fundamen-
tos del sistema.
Es un debate que comienza, y para enriquecerlo nada nos parece más
apropiado que revisar algunos aspectos que arroja la observación del modelo
chileno de pensiones cuando éste se acerca a cumplir casi un cuarto de siglo
de funcionamiento.
Como es sabido, Chile fue el país pionero en esta línea de reforma de los
sistemas de pensiones. Inicia su proceso reformista el 1o. de mayo de 1981,7
poniendo en operación un régimen de capitalización individual gestionado
por entes privados con fines de lucro, sustituyendo completamente el sistema
contributivo de reparto forjado desde inicios del siglo XX bajo la modalidad
bismarkiana.8
A partir de esta experiencia pionera, incorporada con entusiasmo en las re-
comendaciones del Banco Mundial secundadas por el Fondo Monetario
Internacional, esta línea de reforma se ha expandido fuertemente en el conti-
nente. En 1993, Perú adopta un sistema similar al chileno; al año siguiente,
Colombia y Argentina ponen en marcha sus reformas; en 1996 lo hacen Uru-
guay, Bolivia y México; en 1997 es el turno de El Salvador; en el 2000 le co-
rresponde a Costa Rica y Nicaragua y, finalmente, en 2003, República Domi-
nicana inicia la experiencia. Por cierto, cada modelo es diferente9 y en algunos
casos difícil de ser homologado con los demás; sin embargo, la constante en
todos ellos es la incorporación de regímenes de ahorro individual gestiona-
dos por entes privados como estructuras que sustituyen total o parcialmente
los sistemas públicos de pensiones por reparto preexistentes. La ola expansi-
va ha excedido los márgenes de América Latina: mientras países de Europa
del Este se han inscrito en la experiencia, la idea reformista amenaza los ci-
mientos de los esquemas de seguridad social de los países desarrollados, po-
niéndose en el centro del debate entre quienes la propician y quienes defien-
7 Esa es la fecha de entrada en vigencia del decreto ley 3.500, dictado en noviembre de
1980.
8 El sistema contributivo de reparto afilia hoy a menos de 200 mil cotizantes antiguos y se
encuentra en vías de extinción. Todos los trabajadores que iniciaron su actividad laboral desde
el 1o. de enero de 1983 han debido obligatoriamente ingresar al régimen de capitalización indi-
vidual. Sólo las fuerzas armadas y policiales se marginaron de la reforma y conservan con plena
vigencia institutos de previsión profesionales con regímenes de reparto.
9 Para conocer las diferencias se puede revisar, entre otros trabajos, La capitalización indivi-
dual en los sistemas previsionales de América Latina, de la Asociación Internacional de Organismos
de Supervisión de Fondos de Pensiones, en www.bcl.cl.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 179
ciales para indigentes, el cual se formaliza adecuadamente en 1975. Al mismo tiempo se crean
sistemas uniformes de prestaciones familiares, subsidios de cesantía y asignaciones por muerte.
182 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
11 La ley contempla la posibilidad de rebaja de edad para quienes han cotizado adicional-
mente por haber sido calificadas sus labores como pesadas. Igualmente, el sistema contempla
un beneficio anómalo denominado “pensión anticipada de vejez” que permite jubilar antes de
las edades prescritas a quienes tienen ahorrados fondos suficientes para financiar una pensión
de monto considerado razonable por la ley.
12 Con cargo a este seguro, las Administradoras de Fondos de Pensiones (en adelante
AFP) financian, también, el costo total de las pensiones de invalidez provisionales (tres años) y
las cotizaciones de quienes pierden la calidad de inválidos en la segunda revisión.
13 En caso de invalidez y sobrevivencia la ley exige un total de diez años de cotizaciones o
de dos años de cotizaciones dentro del quinquenio anterior al siniestro o tener la calidad de co-
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 183
16 Se dice, por ejemplo, que la tasa impositiva de 10% de remuneraciones y rentas, más
que responder a un criterio de suficiencia obedecería al imperativo de rebajar el costo de la ma-
no de obra contemplado en la política económica del gobierno militar.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 185
17 Almansa Pastor, José Manuel, Derecho de la seguridad social, 4a. ed., Tecnos, 1984.
18 El autor de la reforma, José Piñera Echeñique, en su obra El cascabel al gato (Chile,
Zig-Zag, 1999) asegura que su experimento es solidario al mismo tiempo que niega la finalidad
redistributiva de la seguridad social y confunde lo que es la solidaridad con lo que es la unifor-
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 187
midad del régimen. ¡Que existan reglas iguales no implica que ellas aseguren solidaridad...! Es
más, reglas iguales aplicadas a desiguales consolida y no revierte la desigualdad.
19 Almansa Pastor, op. cit., nota 17.
20 Esto para los afiliados con insuficientes ahorros finales que reúnen un mínimo de vein-
te años de cotizaciones, en el caso de vejez, o de dos años en los cinco años anteriores al si-
niestro, o un total de diez años en caso de invalidez o muerte. Se trata de requisitos difíciles de
cumplir, si se observa el bajo nivel de ahorro de los cotizantes, lo que supone extensas “lagu-
nas” de cotización. Se ha estimado que la densidad impositiva bordea en promedio el 50% de
la vida activa de los trabajadores chilenos.
21 Las pensiones asistenciales se otorgan a los indigentes mayores de 65 años o inválidos,
con prescindencia de sus contribuciones.
188 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
22 Dupeyroux, Jean-Jacques, Droit de la sécurité sociale, París, Dalloz, 1975, pp. 179 y ss.
23 Como señala Durand (Politique contemporaine de sécurité sociale, París, Dalloz, 1953), existe
un punto en que capitalización y reparto se encuentran, que es cuando los ingresos por cotiza-
ción del sistema se equiparan a los egresos por prestaciones, cesando la acumulación. Esa
equiparidad tenderá a romperse en la medida que aumenten los beneficiarios de pensión por
encima de la incorporación de nuevos cotizantes, provocando problemas de liquidez. A dife-
rencia del reparto, las bajas de pensionados no alivian al sistema, sea porque benefician a las
compañías de seguro que otorgan las rentas vitalicias, sea porque benefician a los herederos
del pensionado en caso de retiro programado.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 189
29 Ejemplos de lo dicho están a la vista: el “sueldo vital” concebido como expresión sala-
rial mínima en los años treinta en Chile, ya en los años sesenta había perdido toda significa-
ción. Así, ahorros previsionales dimensionados según parámetros de los años treinta y siguien-
tes habrían resultado desastrosamente insuficientes. Este ejercicio lo hizo José Pablo Arellano,
Políticas sociales y desarrollo: Chile 1924-1984, Chile, Cieplan, 1985, demostrando con datos sala-
riales de la realidad pasada y con las tasas de rentabilidad supuestas para el régimen de AFP
que los resultados habrían sido peor para los afiliados que los recibidos del sistema de reparto.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 191
30 Se exigió una permanencia mínima de seis meses. El costo de la fuerza de venta (comi-
sionistas) significó cerca de 200 millones de dólares en 1997.
192 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
so existe un mercado cautivo que está obligado a afiliarse a alguna de las esca-
sas posibilidades de opción que otorga un sistema que realmente no es com-
petitivo.35
Es tan criticada la situación actual que una de las fórmulas que se estudia
es la apertura del mercado a bancos comerciales y otros entes, en términos de
reavivar la competencia.
El movimiento sindical, crítico del sistema, postula la necesidad de incor-
porar como elemento regulador a una administradora estatal que opere con
costos más bajos y sirva de este modo de freno a ganancias excesivas.
35 Obsérvese que el sistema de AFP arroja utilidades sobre patrimonio que han superado
casi siempre el 20%. En los últimos cinco ejercicios se registran utilidades de 50.19%, 24.80%,
25.57%, 26.99% y 33.64%. Incluso se registra el caso de una administradora de las grandes que
en un año obtuvo más del 200% de utilidades.
194 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
36 Estos datos corresponden a 1999 y están contenidos en una estadística del Boletín de la
Superintendencia de AFP de Chile que lamentablemente no se ha mantenido en ediciones
posteriores y que segmentaba a los cotizantes según la edad y el saldo acumulado en sus cuen-
tas individuales. Conforme a esos datos, el 21% de la generación de cotizantes de entre 35 y 40
años de edad registraba menos de $1,000,000; el 41% menos de $2,000,000; el 73% menos de
$5,000,000 y sólo el 27% más de $5,000,000. Para hacer un cálculo, el dólar estadounidense a
ese entonces valía aproximadamente $500.
37 Entre otros, Arenas de Mesa, Alberto y Gumucio Rivas, Juan S., El sistema de pensiones
administrado por el sector privado en Chile: un análisis institucional, Santiago de Chile, Ministerio de
Planificación Nacional, 2000.
38 En 1981 se produjo un traspaso masivo de afiliados desde el sistema antiguo al nuevo.
La razón principal del fenómeno está en el mayor ingreso líquido que obtenían los trabajado-
res al traspasarse, equivalente a más del 11%.
196 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
afiliados, de los cuales sólo 3,250,000 registraban una situación de alta, mani-
festada en la declaración, con o sin pago de las cotizaciones del mes pasado.
El número de afiliados no representa nada, al punto que incluso sobrepasa la
población económicamente activa.39 El dato que interesa es, pues, el de los afi-
liados cotizantes. Si se suma a los cotizantes de la AFP, el número de los traba-
jadores que permanecieron en el sistema antiguo de cajas de previsión (del or-
den de 110 mil personas), más el personal de fuerzas armadas y carabineros,
se llega a una masa total de afiliados cotizantes del orden de 3,400,000, que
equivale a poco más del 58% de los trabajadores ocupados y a sólo el 53% de
la fuerza de trabajo.
Si se compara esta tasa de cobertura con la que registraba el sistema anti-
guo que llegó a comprender a alrededor del 75% de la fuerza de trabajo, se
nota un retroceso grave.
La cobertura ocupacional según la dependencia del trabajador presenta
importantes diferencias. Mientras los trabajadores dependientes presentan
una cobertura ocupacional relativamente razonable, los trabajadores inde-
pendientes muestran una reducida y decreciente cobertura ocupacional en el
sistema privado de pensiones. En la actualidad se estima que cerca de
1,500,000 trabajadores independientes no están cubiertos por el sistema pre-
visional.40 Esto confirma que parte importante de la población sin cobertura
se compone de los trabajadores independientes. Entre los motivos mencio-
nados para explicar esta baja cobertura se encuentran la voluntariedad para
afiliarse y cotizar; los ingresos bajos e inestables en este sector; un porcentaje
de contribuciones estimado gravoso, y la falta de incentivo para afiliarse, ya
que hay alternativas gratuitas de asistencia social, tales como pensiones, servi-
cios de salud y subsidios familiares. El hecho concreto es que una vez más se
comprueba lo que ya establecía Bismarck en 1880, en orden a la necesidad
ineludible de asignar obligatoriedad a los seguros sociales.
Mención aparte merece el sector de trabajadores temporeros o estaciona-
les, entre cuyos componentes se encuentran en número importante mujeres.
Se ha establecido que su densidad de cotizaciones no sobrepasa de cuatro
meses al año, lo que las deja absolutamente imposibilitadas para generar aho-
39 La distorsión se explica porque el dato incluye a todas las personas retiradas de la fuerza
de trabajo. Así, el número de afiliados supera la fuerza de trabajo. Este desajuste en más fuerte
en las mujeres debido a su mayor movilidad laboral.
40 A abril de 2005 sólo registraban cotizaciones vigentes 67,651 trabajadores independien-
tes, lo que representa menos del 5% del total de ese segmento laboral.
MIRADA AL SISTEMA DE PENSIONES DE ADMINISTRACIÓN PRIVADA 197
41 El nivel de las remuneraciones imponibles que aportan las estadísticas del sistema de
AFP es menor que el que registran las estadísticas nacionales.
42 Todas las estadísticas disponibles indicaban que la baja densidad impositiva era un fe-
nómeno masivo. Bastaba ver el índice de rechazos de solicitudes de pensión en el sector obre-
ro durante la vigencia del sistema antiguo, por no haber reunido veinte años en su vida laboral.
198 JUAN SEBASTIÁN GUMUCIO R.
X. OBSERVACIONES FINALES
XI. BIBLIOGRAFÍA
ALMANSA PASTOR, José Manuel, Derecho de la seguridad social, 4a. ed., Tecnos,
1984.
ARELLANO, José Pablo, Políticas sociales y desarrollo: Chile 1924-1984, Santiago
de Chile, Cieplan, 1985.
ARENAS DE MESA, Alberto y GUMUCIO RIVAS, Juan S., El sistema de pensiones
administrado por el sector privado en Chile: un análisis institucional, Santiago de
Chile, Ministerio de Planificación Nacional, 2000.
DUPEYROUX, Jean-Jacques, Droit de la sécurité sociale, París, Dalloz, 1975.
DURAND, Politique contemporaine de sécurité sociale, París, Dalloz, 1953.
Equidad y transformación productiva: un enfoque integrado, Santiago de Chile, CEPAL,
1992.
GUMUCIO, Juan Sebastián, “Evaluación sobre el cumplimiento de convenios
de seguridad social en Chile”, Revista Laboral Chilena, diciembre de 1992.
RUIZ-TAGLE, Jaime, Análisis Laboral, Fundación Friederich Ebert, núm. 7,
octubre de 1998, serie Publicaciones 98.
SALDAIN, Rodolfo, Reforma de los sistemas de seguridades Iberoamérica, visible en:
www.finteamerica.org.
VENTURI, Los fundamentos científicos de la seguridad social, Madrid, Ministerio del
Trabajo y Seguridad Social, 1994, colección Seguridad Social.