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Consideraciones sobre la práctica de la interrupción del embarazo y la objeción de

conciencia del médico bajo la (hipotética) regulación del proyecto de Ley contenido en
el Mensaje Nº 1230-362 de 30 de enero de 2015

Sumario: 1. Introducción. 2. El proyecto de Ley. 3. Objeción de conciencia

1. Introducción

El correlato jurídico de la evolución de la vida en sociedad implica que, necesaria y


saludablemente, determinadas concepciones acerca de la reglamentación vigente requieran de
una re-interpretación acorde a las concretas exigencias del presente. En lo concerniente al
delito de aborto, presente en el derecho chileno a partir de la redacción originaria del Código
Penal (1874), el análisis del conjunto de normas de comportamiento tipificadas en los artículos
342 a 345 ha transitado desde una perspectiva estrictamente centrada en la prohibición de
atentar contra la vida de otro ser humano, cuyo estado biológicamente dependiente de la mujer
que alberga su existencia conllevaría un nivel diferenciado (y menos intenso) de protección1, a
una conceptualización centrada en que, adicionalmente a lo ya expuesto, tal regulación
significaría la imposición de un deber legal de solidaridad a la mujer, consistente en soportar y
conservar el estado de embarazo, al nivel de que tal grado de afectación de la capacidad de
auto-determinación no tendría comparación alguna en el ordenamiento jurídico nacional2. Así,
esta tendencia se corresponde con el paulatino reconocimiento, iniciado a fines del siglo XX en
el continente europeo, de que ciertos y determinados casos de interrupción del embarazo no
resultarían punibles per se a título de aborto, sino más bien se encontrarían ligados a un efectivo
reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer3.

De esta forma, la adopción de la primera propuesta de análisis, centrada en el análisis


independiente de la subsistencia del nasciturus respecto a la madre, conlleva inherentemente una
acentuada restricción ante las posibilidades de aplicar una causal (genérica) de justificación o de
exclusión de culpabilidad ante la interrupción del embarazo 4 , mientras que la segunda,
adoptando una posición orientada a la relación simbiótica entre uno y otro, favorece una
marcada apertura conceptual a la posibilidad de legitimar situaciones de interrupción del
embarazo, con la prevención de que en ambos casos el objeto de debate necesariamente se
vincula al carácter absoluto o relativo del bien jurídico “vida humana” que se esté dispuesto a
asumir al momento de una eventual ponderación de los intereses en conflicto5.

1 Por todos: OSSANDÓN WIDOW, Magdalena: “Protección penal de la vida humana. Consideraciones sobre el
bien jurídico”, en: VAN WEEZEL, Álex (ed.): Humanizar y renovar el Derecho Penal. Estudios en memoria de Enrique
Cury, Editorial Legal Publishing (2013), pp. 872-878.
2 WILENMANN, Javier: “El consentimiento de la mujer y el sistema del delito de aborto”, Revista de Derecho, Vol.

XL (2013), p. 287, pp. 294-303. Inicialmente desarrollado por: BASCUÑÁN RODRÍGUEZ, Antonio: “La licitud
del aborto consentido en el derecho chileno”, Derecho y Humanidades, Nº 10 (2004), p. 167.
3 LAURENZO COPELLO, Patricia: “Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: Un nuevo

paradigma para la regulación del aborto”, Anuario de Derechos Humanos, Nº 7 (2011), pp. 99-103.
4 Latamente al respecto: OSSANDÓN WIDOW, Magdalena: “Aborto y justificación”, Revista chilena de Derecho,

Vol. 39, Nº 2 (2012).


5 Ejemplificativo de la primera perspectiva es la opinión de VAN WEEZEL: “En ninguna sociedad, tampoco en Chile,

existe o puede existir un aborto lícito de personas. Esto se debe a que la persona nunca puede ser objeto de una ponderación. Por eso,
para legitimar el aborto “para un buen fin” no sirve el estado de necesidad del art. 10 N° 7 CP, sino que es necesario sostener
previamente que la criatura en el vientre materno no es una persona de cara al derecho, sino algo distinto. Y como en esta cuestión
específica el derecho conoce sólo dos posibilidades –o se es sujeto de derechos, o se es objeto de ellos–, para legitimar el aborto primero

1
Como puede verse, la cuestión previa, además de las fuertes implicaciones de moral que
subyacen a las respectivas posiciones dogmáticas enfrentadas, se ve crudamente intensificada
por la vigencia del artículo 119 del Código Sanitario, el que dispone:

Artículo 119. No podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto.

En términos generales, tal redacción ha sido mayoritariamente interpretada como una


prohibición absoluta dirigida a los facultativos para invocar causas de justificación respecto a la
interrupción del embarazo6, zanjando el conflicto de intereses a favor de la conservación de la
vida del feto7, con la notable excepción de la denominada doctrina del doble efecto propia de la
teología moral oficial del magisterio de la Iglesia Católica8, aplicable en ciertos y determinados
casos de riesgo absoluto para la vida para la mujer.

Por contraposición a la realidad chilena, en el marco regulativo comparado se han introducido


específicas causas de justificación aplicables al caso, denominadas en la dogmática del delito de
aborto como indicaciones, las que dependiendo del supuesto de hecho pueden clasificarse
tradicionalmente como: (1) indicación terapéutica, vinculada a un riesgo grave para la vida o
salud de la madre (aunque respecto a la salud psíquica existen matices); (2) indicación
criminológica, consistente en que el producto de la concepción sea resultado de la comisión de un
delito de violación, e; (3) indicación embriopática, relativa a la existencia de graves anomalías
genéticas de cualquier naturaleza o de otros defectos físicos o psíquicos originados en la
concepción o durante el embarazo (aspecto controvertido dado que una excesiva amplitud de
la indicación podría colindar con prácticas de eugenesia)9.

hay que declarar que la criatura en el vientre materno es una cosa, un objeto de derechos”. VAN WEEZEL, Álex;
HERMOSILLA, Juan Pablo: “Contrapunto: El aborto terapéutico”, Revista chilena de Derecho, Vol. 36, Nº 1 (2009),
p. 207. Cabe señalar que a la vigencia de la publicación no se había introducido el actual art. 10 Nº 11 del Código
Penal (2010), denominado “estado de necesidad exculpante”, circunstancia que necesariamente implica una
matización en el contenido de tal declaración. Sin perjuicio de ello y asumiendo una postura que no reconoce la
calidad de “persona” del feto, y de acuerdo al derecho vigente, MAÑALICH sostiene: “El criterio del interés no-trivial
en la propia supervivencia lleva a que la pertenencia de un individuo a la especie humana no sea condición necesaria ni condición
suficiente para exhibir el estatus moral de persona, más allá de que la vida de todo individuo humano ya nacido se encuentre
(justificadamente) protegida por la prohibición del homicidio en tanto norma práxica jurídicamente institucionalizada”.
MAÑALICH RAFFO, Juan Pablo: “La permisibilidad del aborto como problema ontológico” (2014), disponible
en: https://es.scribd.com/doc/235170155/La-permisibilidad-del-aborto-como-problema-ontologico
6 WILENMANN (2013), pp. 315-316. Lo que a contrario sensu habilita a considerar el catálogo de eximentes

generales del art. 10 del Código Penal para eventualmente excluir la imputación del reproche de culpabilidad a la
mujer embarazada. Recuérdese empero, que las causales de exclusión de culpabilidad no afectan al injusto y por
ende, no se comunican a los intervinientes (como el equipo médico).
7 Como bien explican SOTO y HORVITZ: “Según es conocido, desde la dictación del Código Sanitario (15/05/1931) y

hasta la reforma introducida mediante Ley No 18.826 (15/09/1989) -por consiguiente durante más de 58 años- nuestra
legislación, doctrina y jurisprudencia admitió expresamente el denominado aborto terapéutico, establecido primero en el artículo 226 y
posteriormente, a partir del D.F.L. 725, de 11/12/1967, en el artículo 119 de dicho Código”. SOTO PIÑEIRO, Miguel;
HORVITZ LENNON, María Inés: “Consideraciones críticas sobre la regulación del delito de aborto en el
Anteproyecto de Nuevo Código Penal elaborado por el foro del Ministerio de Justicia”, Revista de Estudios de la
Justicia, Nº 9 (2007), p. 83.
8 BASCUÑÁN (2004), pp. 157-160.
9 Por todos, en el contexto del ordenamiento jurídico español previo a la reforma de 2010: ROMEO

CASABONA, Carlos: Los delitos contra la vida y la integridad personal y los relativos a la manipulación genética, Editorial
Comares (2004), España, pp. 181-198.

2
En adelante, dada la semejanza de familia con el derecho chileno, se tomará como referencia
comparada la Ley Orgánica 2/2010 sobre “Salud sexual y reproductiva y de la interrupción
voluntaria del embarazo”, que precisa un sistema combinado de plazo e indicaciones y
establece un estatuto legal acerca de situaciones no punibles a título de aborto.

2. El proyecto de Ley

Texto íntegro

Con fecha 30 de enero del presente año, se presentó por el gobierno el Mensaje Nº 1230-362
que contempla un Proyecto de Ley “sobre la despenalización de la interrupción voluntaria del
embarazo en tres causales”. En concreto, se propone sustituir el actual artículo 119 del Código
Sanitario por la siguiente redacción:

Articulo 119. Mediando la voluntad de la mujer, un(a) medico(a) cirujano(a) se


encuentra autorizado(a) para interrumpir un embarazo cuando:

1) La mujer se encuentre en riesgo vital, presente o futuro, de modo que la


interrupción del embarazo evite un peligro para su vida.

2) El embrión padezca una alteración estructural congénita o genética


incompatible con la vida extrauterina.

3) Es resultado de una violación, en los términos del inciso segundo del articulo
siguiente, siempre que no hayan transcurrido mas de doce semanas de
gestación. Tratándose de una menor de 14 años, la interrupción del embarazo
podrá realizarse siempre que no hayan transcurrido mas de dieciocho semanas
de gestación.

En cualquiera de las causales anteriores, la mujer deberá manifestar en forma expresa,


previa y por escrito su voluntad de interrumpir el embarazo. Cuando ella no sea
posible, se aplicará el articulo 15 de la ley N° 20.584, que regula los derechos y deberes
que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud, sin
perjuicio de lo dispuesto en los incisos siguientes.

Tratándose de una menor de 14 años, además de su voluntad, la interrupción del


embarazo deberá contar con la autorización de su representante legal o de uno de ellos,
a elección de la menor, si tuviere más de uno. A falta de autorización, la menor, asistida
de un integrante del equipo de salud, podrá solicitar la intervención del Tribunal de
Familia competente para que constate la concurrencia de la causal. El Tribunal
autorizara la interrupción del embarazo, sin forma de juicio y verbalmente, a más tardar
dentro de las 48 horas siguientes a la presentación de la solicitud, con los antecedentes
que le proporcione el equipo de salud, oyendo a la menor y, si lo estimare, al integrante
de este que la asista.

Cuando a juicio del medico(a) cirujano(a) existan antecedentes para afirmar que la
solicitud de autorización al representante legal generará para la menor de 14 años un
riesgo de violencia intrafamiliar, coacción, amenaza o maltrato, o una posible situación

3
de desarraigo o de abandono, se prescindirá de esta y se solicitará una autorización
sustitutiva al Tribunal de Familia competente, el que deberá pronunciarse conforme al
procedimiento establecido en el inciso anterior.

La mayor de 14 y menor de 18 años podrá a manifestar por si su voluntad para la


interrupción de su embarazo. Su representante legal o uno de ellos a su elección, si
tuviere mas de uno, deberá ser informado de su decisión. A falta de este, o si existen
antecedentes para afirmar que la información al representante legal generara para la
menor alguno de los riesgos señalados en el inciso anterior, la menor deberá designar
otro adulto que será informado.

El prestador de salud deberá entregarle a la mujer información veraz sobre las


características de la prestación medica según lo establecido en los artículos 8° y 10º de
la ley N° 20.584. En cualquier caso, el prestador de salud deberá entregar a la mujer
información por escrito sobre las alternativas a la interrupción del embarazo,
incluyendo la de programas de apoyo social y económico disponible.

En ningún caso esta información estará destinada a influir en la voluntad de la mujer.

Articulo 119 bis. Para realizar la intervención en los casos que autorizan los numerales
1) y 2) del articulo anterior, se deberá contar con el diagnóstico escrito de un(a)
medico(a) cirujano(a) y con la ratificación de ese diagnóstico, dada por otro(a)
medico(a) cirujano(a), también en forma escrita y previa. En caso de que se requiera
una intervención medica inmediata e impostergable, podrá prescindirse de la
ratificación. Tratándose del diagnóstico de un embarazo ectópico no se requerirá la
ratificación para interrumpir el embarazo.

En el caso del numeral 3) del articulo 119, un equipo de salud, especialmente


conformado para estos efectos, evaluara e informara la concurrencia de los hechos que
la constituyen. En el cumplimiento de su cometido dicho equipo deberá dar y
garantizar a la mujer un trato digno y respetuoso.

Articulo 119 ter. El(la) medico (a) cirujano(a) que sea requerido(a) para interrumpir el
embarazo en las causales descritas en el articulo 119, podrá abstenerse de realizarlo
cuando hubiera manifestado su objeción de consciencia al(la) Director(a) del
establecimiento de salud, en forma escrita y previa. El establecimiento tendrá la
obligación de reasignar otro medico(a) cirujano(a) a la paciente o de derivarla en forma
inmediata para que el procedimiento le sea realizado por quien no haya manifestado
dicha objeción. El Ministerio de Salud deberá dictar los protocolos necesarios para la
ejecución de la objeción de conciencia.

El(la) medico(a) cirujano(a) que ha manifestado objeción en conciencia y es


requerido(a) para interrumpir un embarazo, tiene la obligación de informar de
inmediato al Director(a) del establecimiento de salud que la mujer requirente debe ser
derivada.

En el caso que la mujer requiera atención médica inmediata e impostergable, quien


haya manifestado objeción de conciencia no podrá excusarse de realizar la interrupción

4
del embarazo en la medida que no exista otro(a) medico (a) cirujano(a) que pueda
realizar la intervención.

Asimismo se introducen dos nuevos incisos al Código Penal:

Articulo 344 10 , inciso tercero: “No constituye delito de aborto la interrupción


voluntaria del embarazo en los casos autorizados en el articulo 119 del C6digo
Sanitario”.

Artículo 345 11 , inciso segundo: “No constituye delito de aborto la interrupción


voluntaria del embarazo en los casos autorizados en el articulo 119”.

En tercer lugar, se añaden las siguientes modificaciones al Código Procesal Penal:

Artículo 175, letra d): (denuncia obligatoria) “Los jefes de establecimientos


hospitalarios o de clínicas particulares y, en general, los profesionales en medicina,
odontología, química, farmacia y de otras ramas relacionadas con la conservación o el
restablecimiento de la salud, y los que ejercieren prestaciones auxiliares de ellas, que
notaren en una persona o en un cadáver señales de envenenamiento o de otro delito,
con excepción del delito establecido en el articulo 344 del Código Penal, respecto del cual prima el deber
de confidencialidad, y”.

Artículo 200. Lesiones corporales. Toda persona a cuyo cargo se encontrare un


hospital u otro establecimiento de salud semejante, fuere público o privado, dará en el
acto cuenta al fiscal de la entrada de cualquier individuo que tuviere lesiones corporales
de significación, indicando brevemente el estado del paciente y la exposición que
hicieren la o las personas que lo hubieren conducido acerca del origen de dichas
lesiones y del lugar y estado en que se le hubiere encontrado, con excepción del delito
establecido en el articulo 344 del Código Penal, respecto del cual prima el deber de confidencialidad. La
denuncia deberá consignar el estado del paciente, describir los signos externos de las
lesiones e incluir las exposiciones que hicieren el afectado o las personas que lo
hubieren conducido.

Generalidades

El proyecto establece un sistema estricto de indicaciones respecto a las causales terapéutica y


embriopática, restringidas por la gravedad del supuesto de hecho (riesgo vital para la madre y
relevancia para la sobrevida extra-uterina respectivamente), mientras que respecto a la causal
criminológica una combinación de indicación-plazo, distinguiendo según la edad de la madre. Se
exige el consentimiento informado de la solicitante, con un sistema supletorio de declaración
de voluntad especialmente establecido. Con todo, se regulan específicos requisitos de
acreditación de cada indicación en el art. 119 bis del Código Sanitario.

10 Art. 344. La mujer que causare su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada con presidio
menor en su grado máximo.
11 Art. 345. El facultativo que, abusando de su oficio, causare el aborto o cooperare a él, incurrirá respectivamente

en las penas señaladas en el artículo 342, aumentadas en un grado.

5
Sin perjuicio de lo anterior, en el art. 119 ter se consagra la objeción de conciencia como excusa
legal para realizar el procedimiento, bajo ciertas condiciones que serán examinadas.

Finalmente, se exime al personal de salud de la obligación de denunciar ante el Ministerio


Público los indicios o señales de la realización de un aborto consentido (punible), modificando la
redacción de los arts. 175 y 200 del Código Procesal Penal, particularmente para que la relación
médico-paciente sea honesta y la mujer no se inhiba de entregar información fidedigna acerca
de su condición de salud por temor a la sanción penal, privilegiando el deber de
confidencialidad por sobre el deber de denuncia.

3. Objeción de conciencia

Concepto y fundamento

En términos jurídicos, la objeción de conciencia se puede definir como “el derecho del ciudadano
de objetar, negarse al cumplimiento de algunos deberes jurídicos, incluso jurídico-penales, cuando ello suponga un
comportamiento totalmente inadmisible para su conciencia moral, que por tanto le impone un deber moral
contrapuesto de negarse a cumplir el deber jurídico general”12. Abstractamente, encuentra su fundamento
en el derecho fundamental consagrado en la Constitución Política de la República como la
garantía de libertad de conciencia (artículo 19 Nº 6), en su dimensión de límite a la imposición de
deberes jurídicos por el Estado a determinados individuos, en cuanto evidencia el respeto a sus
propias consideraciones morales, las que deben encontrarse basadas en aspectos objetivos de
naturaleza religiosa e ideológica, y solamente cuando el incumplimiento del deber objetado no
genere una consecuencia social intolerable para el bien común13.

La propuesta regulativa

En este sentido, el artículo 119 ter inciso I del proyecto establece que el médico cirujano
requerido para interrumpir el embarazo en los casos justificados podrá abstenerse de realizarlo
cuando hubiera manifestado su objeción de consciencia al Director del establecimiento de salud, en forma escrita
y previa. Objetado que sea el requerimiento, el establecimiento tendrá la obligación de (1)
reasignar otro procesional a la paciente o de (2) derivarla en forma inmediata para que el
procedimiento sea realizado por un facultativo no-objetor.

El inciso II de la disposición obliga al profesional objetor de informar de inmediato al Director


del establecimiento que la requirente ha solicitado el procedimiento.

Sin embargo, y como concreción específica de la ponderación de intereses en juego, el inciso


III limita la facultad de objetar el procedimiento cuando la requirente necesite atención médica
inmediata e impostergable y no exista otro médico cirujano que pueda realizar la intervención. Es decir, la
libertad de conciencia encuentra una limitación expresa cuando su ejercicio signifique

12 LUZÓN PEÑA, Diego-Manuel: “Actuación en conciencia y objeción de conciencia como causa de


justificación y como causa de exculpación frente a la punición del delincuente por convicción”, InDret: Revista para
el análisis del Derecho, Nº 1 (2013). Disponible en: www.indret.com/pdf/945.pdf
13 NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. Apunte editado para los estudiantes de Derecho de la Universidad de

Talca (2008), pp. 5-8.

6
menoscabo para bienes jurídicos (en un sentido amplio) de mayor entidad 14 , como
evidentemente en este caso lo sería la vida de la mujer embarazada. En casos como éste la
opción de seguir manteniendo los dictados de su conciencia podría ser constitutivo de un
delito de lesiones u homicidio15.

La normativa adolece de un tremendo defecto ya que prevé que sólo pueda objetar quien ha de
actuar en estas intervenciones como médico cirujano, lo que puede dar lugar a una cierta
indefensión del resto del personal sanitario.

Naturaleza jurídica

Con todo, debe aclararse que la objeción de conciencia regulada en el artículo 119 ter no opera
como una causa de justificación para el médico, como lo sería el ejercicio legítimo de un derecho
de acuerdo al artículo 10 Nº 10 del Código Penal, por la sencilla razón de que no existe norma
penal alguna que lo obligue a realizar el procedimiento. En este sentido, resulta ilustrativa la
propuesta de otro proyecto de Ley cuyo origen fue la moción parlamentaria iniciada por los
senadores Gómez, Allende, Lagos y Rossi16, tipificando en el art. 345 ter inciso II del Código
Penal un delito de omisión propia:

“En los casos que indica el artículo 345 bis y 345 ter, la realización del procedimiento
médico respectivo será obligatorio para el médico tratante, salvo que éste haya
manifestado, con anterioridad ante el director del centro hospitalario, su objeción de
conciencia a realizar prácticas abortivas. Serán aplicables las penas establecidas en el
artículo 313 b. al que se negare injustificadamente a realizar un aborto en alguna de las
circunstancias señaladas previamente”.

De esta forma, el diseño planteado por el ejecutivo para el caso de la negativa injustificada o
inclusive, justificada pero existiendo necesidad urgente de practicar el procedimiento, no
genera responsabilidad penal alguna respecto a ese incumplimiento, por lo que se trataría de un
deber jurídico no reforzado punitivamente por norma de sanción alguna. Lo anterior no obsta
a la sanción eventual de tal facultativo por un delito (con dolo eventual) de omisión impropia
de homicidio o lesiones según las reglas generales acorde a la concreta asunción de una
posición de garantía, pero limitado solamente al caso de riesgo vital para la mujer.

Ello es relevante dado que la Ley en este caso no ha explicitado lo que deba entenderse por
atención médica inmediata e impostergable, y si por ejemplo se tratase de la indicación
criminológica dentro del último día del plazo fatal (12 semanas de gestación), de acuerdo a las

14 Igual consideración se observa en la regulación española contenida en la Ley Orgánica 2/2010 “de salud sexual
y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”. Artículo 19 Nº 2 inciso II: “Los profesionales
sanitarios directamente implicados en la interrupción voluntaria del embarazo tendrán el derecho de ejercer la
objeción de conciencia sin que el acceso y la calidad asistencial de la prestación puedan resultar menoscabadas por
el ejercicio de la objeción de conciencia. El rechazo o la negativa a realizar la intervención de interrupción del
embarazo por razones de conciencia es una decisión siempre individual del personal sanitario directamente
implicado en la realización de la interrupción voluntaria del embarazo, que debe manifestarse anticipadamente y
por escrito. En todo caso los profesionales sanitarios dispensaran tratamiento y atención medica adecuados a las
mujeres que lo precisen antes y después de haberse sometido a una intervención de interrupción del embarazo”.
15 GÓMEZ RIVERO, María: La responsabilidad penal del médico, Editorial Tirant lo Blanch (2008), España, p. 577.
16 Boletín N° 8.862-11 de 2013.

7
reglas generales de interpretación, el profesional restaría impune de violentar dolosamente la
pretensión de la solicitante, sin perjuicio de las eventual responsabilidad civil emanada de un
ilícito general. De lo anterior puede concluirse que la relevancia jurídico-penal de la objeción de
conciencia se encuentra dada estricto sensu por la eventual causación de un resultado lesivo para
la requirente en el caso de que pueda configurarse un delito impropio de omisión, sin que el
mero incumplimiento del deber legal acarree este tipo de responsabilidad para el médico o las
autoridades del establecimiento.

La polémica

Recientemente un sector de la sociedad chilena particularmente vinculada a sectores que


promueven una perspectiva restrictiva acerca de la interrupción del embarazo, ha declarado
que de materializarse el proyecto de Ley se negarán a efectuar el procedimiento mediante la
oposición, a nivel corporativo, de la objeción de conciencia. Y ciertamente esto resulta
interesante por dos razones principales.

En primer lugar, la objeción de conciencia se encuentra referida al ser humano como ente
dotado de dignidad, base inmaterial de la que derivan las garantías individuales entre las cuáles
se fundamenta la excepción, hecho que no cabe extrapolar a sujetos de derecho si han de
comprenderse estos como una técnica organizacional para la consecución de ciertos fines
patrimoniales o extra-patrimoniales.

En segundo lugar, en caso de que tales prestadores de servicio impusieran dentro de las
cláusulas de contratación la exigencia de negarse a practicar el procedimiento, se trataría de un
problema propio de las limitaciones aceptables para los DD.FF. que admite el contrato de
Trabajo, y por ende, de la dogmática laboralista.

Todo lo anterior no puede pasar por alto que la misma regulación establece un mecanismo
alternativo cuyo sentido permite interpretar, con relativa claridad, que esta situación ha sido
prevista, y por ende, ponderada al momento de establecer el deber legal. De esta forma, el
inciso I del artículo 119 ter plantea que el establecimiento tendrá la obligación de reasignar otro
medico o de derivar a la paciente en forma inmediata para que el procedimiento le sea realizado
por quien no haya manifestado dicha objeción. Y la posibilidad de derivación a otro
establecimiento donde exista personal dispuesto debería comprenderse como alternativa
aplicable en caso de que, manifestada la objeción por todo el equipo médico en forma previa y
acorde a las formalidades de la Ley (es decir, una defensa corporativa indirecta17), el Estado
haya de asumir la implementación de un sistema de previsión ante la constatación de que un
relevante porcentaje de la población no comulgue con los principios inspiradores del mensaje
presidencial.

Así, nada obsta a que según indica el mismo inciso I del mismo artículo, cuando los protocolos
necesarios para la ejecución de la objeción de conciencia sea dictada por el Ministerio de Salud,
se prevea una solución racional para un problema cuyo origen encuentra la misma raíz tanto
para partidarios como detractores.

17Situación que tampoco debería extrañar pues no resulta ajeno ni tampoco inconstitucional que ciertos y
determinados complejos de salud exijan el respeto de una determinada ideología religiosa para integrar el cuerpo
de trabajo, tal cual igual principio rige en cuanto a la posibilidad de ingresar al sistema privado de educación.

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