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ORACIÓN
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la
gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la
vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN:
Dios y Señor mío que por mío amor quisiste nacer en un pesebre y morir en la cruz, que grande ha
sido mi ingratitud cada vez que me eh permitido ofenderte, que grande mi atrevimiento cada vez
que eh faltado a tu ley.
Tu Señor ostentando tu Misericordia para conmigo te has mostrado Dios pues solo en un ser infinito
puede caber infinita bondad, a mí cada vez que eh dado pruebas de mi pequeñez, de mi ingratitud y
de mi nada, me has dado pruebas de tu misericordia infinita.
Por eso ahora vengo arrepentido a implorar tu perdón, tanto más necesario, cuando más criminal
me considero, ¡Perdón Dios mío! ¡Perdón Padre amantísimo! Te ofendí y al considerarlo siento
grandísimo temor, pero al verte en la cruz renace mi confianza y puedo esperar ser perdonado.
Así lo espero ciertamente y por eso te digo con David desde el fondo de mi alma, apiádate de mí ¡OH
dios mío! Según tu gran misericordia. AMEN
¡OH Virgen de Guadalupe que nos has descubierto en tu Santo Rosario, conque poder vencer a
nuestros enemigos, el escudo para defendernos de sus asaltos y la escala que nos conducirá al
paraíso, ayúdanos cuando a ti recurramos con esta oración y has que podamos merecer por ella
todas las gracias necesarias, no solo para nosotros sino también para los que amamos, para los
pobres pecadores, para los moribundos y por las almas del purgatorio y todo el mundo
cristiano. Amén.
En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Al iniciar cada misterio,
se lee el pasaje y se hace la petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final,
se canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de Guadalupe.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María,
Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y
de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi
amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
Pedimos a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre,
especialmente en nuestra patria Argentina. Rogamos por todas las mujeres, para que descubran el
valor de su vocación.
Segundo Misterio: Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos de los
hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que a alguno de los principales, conocido, respetado
y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy
un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda”.
Pedimos a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de
corazón, que nos permita ser instrumentos dóciles en las manos de Dios.
Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a
quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso
que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedimos a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás, para que Él
reine en los corazones, en las familias y en la sociedad.
Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y
felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu
corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más
has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no
morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedimos a la Virgen que, como san Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y
el dolor a los que están cerca de nosotros. También rogamos por nuestras familias.
Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante
protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las
vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño,
esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea
en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza”.
Pedimos a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos,
especialmente los de nuestra Fraternidad de Vida Nueva. También rogamos por el papa y los
Obispos en comunión con él.
Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, faro resplandeciente que nos conduce al puerto de
salvación, luz divina que ilumina a los bienaventurados, flor preciosa que esparce suavísimos
olores. Dios te Salve hija del eterno Padre, Virgen purísima y castísima antes del parto: en tus
manos encomiendo mi fe, para que la ilumines.
Llena eres de gracia, el señor es contigo bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre
Jesús
Santa maría, Madre de Dios ruega Señora por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, vida de los Santos, alegría de los Ángeles, esperanza
de los hombre, nube luminosa en cuyo seno bajo el Hijo de Dios, Dios te Salve Madre de Dios Hijo,
Virgen purísima y castísima en el parto: En tus manos encomiendo mi esperanza, para que la
alientes.
Llena eres de gracia, el Señor es contigo bendita
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús
Santa María, Madre de Dios ruega señora por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, paloma castísima, modelo de amor, lirio de pureza,
símbolo de castidad, Dios te Salve esposa del Espíritu Santo, Virgen purísima y castísima después
del parto: en tus manos encomiendo mi caridad, para que la inflames. Llena eres de gracia, el señor
es contigo bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús
Santa maría, Madre de Dios ruega señora por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, océano de gracia. Manantial de misericordia. Soberana
emperatriz del cielo y de la tierra, Dios te Salve Sagrario de la Trinidad augusta, Virgen concebida
sin la culpa original, Dios te Salve Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te Salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en
este valle de lágrimas. ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
Misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡OH
clemente, OH piadosa, OH dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que
seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro señor Jesucristo. Amén.
ALABANZA
Guía: De tus divinos ojos penden nuestras felicidades
Todos: míranos señora y no nos desampares.
ORACIONES FINALES
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en
nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, OH Virgen gloriosa y
bendita. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro señor Jesucristo. Amén.
OH Dios, cuyo unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la vida
eterna; concédenos, a los que recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que
contienen y alcanzar lo que prometen. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
OH Señora Mía OH Madre Mía, yo me ofrezco, enteramente a ti, y en prueba de mi filial afecto, te
consagro en éste día, mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra todo mi ser, ya
que soy tuyo OH Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesió