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TEMA 1
El problema del primer poblamiento de la Península Ibérica
Hace entre 1,5 y un millón de años ocurrió la primera fase de esta expansión, esta hizo
que hubiese presencia humana en los dos extremos africanos, el Magreb y África del Sur,
en una banda ancha que ocupa todo el borde oriental del continente. Después de esta
primera expansión, la migración continuó y hace aproximadamente 1,2 millones de años
se produjo la ocupación humana más antigua fuera de África, en Ubeidiya (Israel), de la
que tan solo se conservan instrumentos de piedra que usaron sus habitantes. Las
herramientas eran de tipo achelense antiguo, con hachas de mano grandes de aristas
sinuosas. Las rocas escogidas tenían diferentes calidades según los tipos de útiles; los
materiales de mejor calidad que son las cuarcitas y los basaltos, se reservan para los útiles
más complejos.
Hace unos 700.000 años los grupos de Homo erectus alcanzaron por primera vez los dos
extremos de Eurasia. En la parte oriental se conocen restos de Homo erectus con esta
cronología en el yacimiento chino de Chukutien y en los yacimientos de la isla de Java,
estos últimos fueron descubiertos por Dubois en 1891, los restos que se encontraron
pertenecen al Homo erectus y los más antiguos responden a una datación de 1,8 millones
de años. Por otro lado, en la zona occidental, destacan los restos encontrados en la sierra
española de Atapuerca, en Burgos, conocidos en 1997, han certificado la presencia
humana en periodos anteriores a 780.000 años.
Los límites que se presentaron al Homo erectus para conquistar nuevos territorios fueron:
en el norte de Europa se encontró con grandes zonas heladas, el mar y las zonas boscosas.
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En Olduvai (norte de África) se produjeron los descubrimientos que llevaron a la
producción controlada de lascas. Los talladores que conocían estas técnicas fueron
capaces de extraer de estos bloques de roca unos fragmentos, las lascas, con las formas
que ellos habían decidido que tendrían previamente.
Los datos que se tienen del Homo erectus en Asia son bastantes diferentes con respecto a
África, por diversas razones algunas de ellas tienen que ver con el nivel de investigación.
A finales del siglo XIX, muchos antropólogos creían que la humanidad tenía sus orígenes
en Asia, esto se debe a la cantidad de yacimientos del Paleolítico Inferior sobre todo en
China e Indonesia. Desde mediados del siglo XX, las investigaciones se volvieron a ser
mayoritariamente en África. Esto hace que la mayor parte de la información obtenida
sobre las formas de vida en el continente asiático proceda de excavaciones antiguas,
planteadas con unos métodos y unos objetivos limitados.
En cuanto a la llegada del género Homo a Europa hay dos hipótesis, la primera defiende
la teoría de una Europa “joven”, esta defiende que el poblamiento de este continente se
produjo hace medio millón de años. En cambio la segunda teoría, que defiende la idea de
una Europa “madura” afirma que este fue poblado a finales del Pleistoceno inferior, esta
última teoría estuvo sobre todo fundamentada en el descubrimiento del yacimiento de La
Gran Dolina de Atapuerca.
Hace 1,2 millones de años los grupos de Homo erectus comenzaron a expandirse fuera de
África hacía Europa. Las pruebas actuales muestran que esta expansión tuvo lugar gracias
al nexo africano-asiático que forma el Sinaí. Ubeidiya es la ocupación más antigua de
esta región. De una época inmediatamente posterior se han encontrado restos humanos en
el yacimiento gregoriano de Dmanisi (en las puertas orientales de Europa), en este se han
encontrado mandíbulas humanas datadas en torno a 1,5 millones de años. Sin embargo,
los restos humanos más antiguos conocidos en Europa aparecieron en la Península
Ibérica. Son los restos de al menos seis humanos antiguos recogidos en el nivel 6 del
yacimiento español de la Trinchera Dolina de Atapuerca, en Burgos.
Todo esto lleva a plantearnos la cuestión de por dónde se produjo la primera entrada de
los humanos en Europa. Es posible que fuese tanto por vía terrestre como por vía marina.
En el caso de aceptar que fue por vía marítima, habría por dos pasos por los cuales los
Homo erectus salieron de África, el primero, atravesarían Gibraltar, el otro cruzaría de
la península Itálica hasta Sicilia cruzando el mar Mediterráneo. Hoy en día es difícil
Prehistoria de la Península Ibérica I
aceptar que este paso se hiciese por Gibraltar ya que este estrecho es profundo y no ha
estado emergido en el último millón de años. Además este estrecho cuenta con muchas
corrientes que dificultan la navegación. Por todo esto es probable que la entrada del Homo
erectus en Europa se produjese por el mar Mediterráneo.
Pero la vía más aceptada para que llegasen los homínidos a Europa fue la del Sinaí hacia
Europa occidental. Los restos humanos no son el único elemento que prueba la presencia
humana, para este cometido también sirven los restos materiales derivados de actividades
humanas, de las épocas antiguas lo normal es que solo se conserven los instrumentos
líticos. Cómo estas piedras aún son rudimentarias, a los arqueólogos a veces les cuesta
distinguir si las rocas han sido fracturadas intencionadamente o si han sido fracturadas
por fenómenos naturales. Otra fuente de dificultades deriva de los métodos de datación,
que no pueden alcanzar grandes precisiones en un periodo tan remoto.
A pesar de todas las evidencias la cuestión de por dónde llegaron los homínidos a Europa
no está cerrada ya que nuevos descubrimientos pueden dar a luz nuevas hipótesis. Otra
hipótesis que no está resulta es por qué salieron los homínidos de África, unos
investigadores defienden la idea de que este fenómeno ocurrió porque estos viajaron
detrás de animales para cazarlos y así poder estar abastecidos de carne, otros
prehistoriadores defienden la idea de que la salida de los homínidos de África se produjo
por la emergencia del Modo 2 (desarrollo técnico). La emergencia de este modo habría
hecho salir del continente a los homínidos que no adoptaron estas nuevas tecnologías.
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invasiones estuvieron protagonizadas por grupos con una mayor organización y por lo
tanto más complejos, mantuvieron estancias mucho más prolongas en el tiempo, los
grupos era mayores y en sus técnicas de trabajo incluían la fabricación de bifaces y de
hachas de mano. Poco más tardías son las primeras evidencias seguras del control del
fuego.
La sierra de Atapuerca, en Burgos, contiene un antiguo sistema de roca caliza, que incluye
en ben número de yacimientos extendidos en unos pocos kilómetros. Los restos hallados
en este yacimiento han sido muy reveladores sobre el conocimiento de los orígenes del
hombre moderno. Los hallazgos hechos públicos en 1997 replantearon la estructura del
árbol evolutivo del género homo al proponer una nueva especie: el Homo antecesor.
La Gran Dolina: Este yacimiento está dividido por la Trinchera del Ferrocarril, este se
empezó a escavar en el año 1993 y los restos hallados a 15 metros de profundidad en la
cueva del yacimiento fueron datados entre 780 mil y 900 mil años de antigüedad. Se trata
de dos niños de entre 3 y 4 años, otro de 11, otro de 13 y dos adultos de más de 20 años.
El estado de conservación de una mayoría de las piezas es bueno, lo que ha permitido
hacer un estudio exhaustivo de las mismas. Uno de los aspectos que más ha llamado la
atención es que en este yacimiento aparecen mezclados restos de animales y restos
humanos en mal estado y con estrías de corte producidas por el filo de un instrumento de
piedra, empelado para separar la carne del hueso. Esto se debe a que fueron descarnados
y consumidos por otros humanos. La Gran Dolina se empezó a escavar con un sondeo de
6 m2 en 1993, y en la campaña de 1994 se alcanzó el nivel 6 (TD6), este nivel proporcionó
unos ochenta restos humanos y doscientos útiles líticos del Modo 1, datados
aproximadamente en torno a 1,7 millones de años. El conjunto de piezas encontradas en
el nivel TD6, sin bifaces ni hendedores se considera que pertenece al Modo 1. En cuanto
a los restos humanos que aparecieron encontramos: fragmentos de frontal, occipital,
temporal, maxilar, mandíbulas, tres clavículas, dos radios, una diáfisis de fémur, costillas,
vertebras, dos rótulas y varios elementos de pies y manos. Estos restos humanos muestran
tanto rasgos primitivos como modernos, esta combinación de rasgos llevó al equipo de
investigación a proponer una nueva especie del género Homo: el Homo antecessor, que
es el último antepasado común de nuestra especie y seguramente de las especies de las
Prehistoria de la Península Ibérica I
poblaciones europeas del Pleistoceno medio que evolucionaron hacia los neandertales.
En cuanto a los rasgos primitivos de este tipo de Homo encontramos que el patrón
morfológico es primitivo, en cambio la morfología de la cara es muy similar a la de los
humanos actuales. En cuento al esqueleto poscraneal muestra una serie de características
que los hace más similares a los humanos modernos que a las poblaciones del Pleistoceno
medio y superior de Europa.
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1.3 SITIOS CLAVE: LA CUENCA DE GUADIX-BAZA Y LA SIERRA DE
ATAPUERCA
Los registros antropológicos asociados a industrias y faunas del Pleistoceno son Dmanisi,
Orce y Apauerca (TD6). Estos constituyen una realidad de hallazgos importantes.
se desarrolla de la siguiente manera: más del 25% muere con menos de 15 años, el 55%
entre los 13 y los 20 años y el 21% entre los 20 y los treinta años. Esto confirma lo limitada
que era la esperanza de vida que no supera los 40 años.
La evidencia más antigua de presencia humana en Europa podría estar en Cuevas Victoria
(Murcia). Aquí se encontró la falange de una mano que es sin duda de un primate o de un
antecesor de los humanos. Por desgracia esta falange fue recogida fuera de su estrato y
aunque ha sido datada de más de un millón de años de antigüedad nunca se sabrá con
certeza si estamos en lo cierto.
Cueva Negra del estrecho del río Quipar: ¿Paleolítico inferior o medio?: Se halla en un
macizo calizo de la región de Murcia donde se halla una gran cueva que tiene un potente
depósito. Se encontró un bifaz acheliense de modo 2 y lascas. Además se encontraron
dientes humanos que se le atribuye a homo Heidelbergensis, de época similar a la de la
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Sima de los Huesos. Sin embargo se dirá que la fauna pertenece a la época de inicios del
pleistoceno medio.
Realizan un estudio paleomagnético en la que se deduce que la cueva tiene una datación
de finales del pleistoceno inferior en torno a 780.000.
Sobre este yacimiento ha habido muchas dudas por los propios cambios de opinión acerca
de la datación por parte de sus investigadores. En un principio, con una industria lítica
que llegaron a atribuir casi al Musteriense, lo dataron en el Pleistoceno Medio avanzado,
aunque más tarde lo dejaron simplemente en Pleistoceno medio, en torno a unos 300 mil
años de antigüedad. Después, diversos restos de fauna hicieron que se retrasara a inicios
del Pleistoceno Medio, y el estudio paleomagnético a unos 780 mil.
Vallparadis: Se trata de un yacimiento de hace 1 millón de años en un barranco de
Terrassa, Barcelona al borde de la rambla. Se trata de un yacimiento con muchas capas
superpuestas, muchas de ellas por movimientos fluviales. En la capa 7 se da indicios de
actividad humana aunque mayoritariamente hay indicios de restos de la hiena gigante.
Corresponde con el final del pleistoceno inferior de 1-780.000 años.
Había unos cantos supuestamente tallados y algunas piedras muy pequeñas
supuestamente talladas y algunos huesos con supuestas marcas de corte. Sin embargo
aparecen bastante rodadas y algunos creen que por lo movimientos de tierra no pertenecen
a esa época si no a una más reciente aunque no con un 100% de seguridad. Hoy en día
está en duda a qué época pertenecen esos restos líticos.
TEMA 2
LOS CAZADORES RECOLECTORES DEL PALEOLÍTICO
ARCAICO
Terraza fluvial: se puede definir como una acumulación de cantos rodados por la
pendiente y la fuerza de arrastre de agua. Cuando el agua pierde fuerza de arrastre y
desciende el caudal, comienzan a acumularse depósitos de sedimento en las márgenes. Si
aumenta el nivel marino se forman llanuras de inundación y materiales acumulados,
creándose los suelos: capas alteradas de materiales de sedimento. Por lo tanto, el río va
formando meandros.
En el caso del mar puede haber diferentes plataformas de abrasión marina. El nivel marino
erosiona por el oleaje y crea plataformas de abrasión en forma de acantilados. Al
descender el nivel marino progresivamente y crean terrazas.
Hay una gran variedad de terrazas en Castilla y León donde han aparecido restos de
industria lítica que ha sido derivado de otros yacimientos. En la Meseta Sur, en Talavera
de la Reina, existe un depósito del Pleistoceno medio: una terraza de 14 metros de altura
de 148.000 años, anterior al inicio del mismo periodo, aunque el depósito muestra cierta
discontinuidad cronológica porque hay materiales más recientes.
Monte Pino: En Pinedo aparecieron materiales derivados de una posición cercana: cantos
tallados muy someramente y de tamaño no demasiado grande, semejantes a los bifaces,
los triedos, de unos 250 000 años. En el entorno de estas terrazas de la parte media y baja
del Tajo se han encontrado ocasionalmente piezas aparentemente talladas, situados en
terrazas de 75 y 80 metros. Contienen materiales bastante antiguos, y se discute si son
tallados o no, si se puede conocer si han sido transportados después o pertenecen de
verdad al depósito, ya que se recogen en superficie. Hay dataciones de en torno a un
millón de años y revelan una ocupación continua en la meseta, si bien es difícil de saber,
ya que los métodos de datación no son precisos y se recurre a la microfauna y al
paleomagnetismo.
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Cueva de Lecetxiki: En el área cantábrica las terrazas no están bien estructuradas ya que
los ríos son cortos, aunque hay algunas morrenas glaciares que permiten más o menos
una datación relativa. En la cueva del Cechiqui se han encontrado algunos depósitos de
material, en los que básicamente se observa que estos lugares están habitados por
depredadores dada l presencia de huesos no antrópicos. La fecha es algo inferior a
300.000 años. El nivel correspondiente ha aportado fechas más recientes. El nivel 7 tiene
unos 225.000 años. La fecha del último sondeo se estableció en 128.000 años (pleistoceno
medio). En los yacimientos datados el poblamiento es demasiado tardío pero no
concuerda con el poblamiento tan abundante que se ha producido después.
En la plataforma de abrasión marina los niveles 6-7 son depósitos de materiales de
cronología variada, compuesta por cantos tallados que revelan una ocupación. El nivel 4
comprende sólo arenas estratificadas; el nivel 3 es de gravillas compactas y más o menos
es ahí donde aparece una ocupación achelense. Se excavó en gran extensión y los
materiales están in situ. Hay bifaces y hendedores. No aparecen restos óseos. Lo que
revela la cadena operativa del yacimiento es un momento avanzado en el que se producen
lascas para hendedores simples o bifaciales y otros restos líticos más pequeños.
El nivel 5 de los cantos tallados nos permite conocer algo que ya se conocía, y el
poblamiento cantábrico aún es un enigma. También es cierto que no hay métodos
precisos. En las cuencas de Galicia se están buscando más indicios. Las culturas achelense
y musteriense plantean serios problemas: hay muchos materiales, sobre todo en cueva,
como la de El Castillo, pero todavía se desconoce cómo se definen.
Cuevas del Castillo y Las Monedas: Arsensu y Zabala proponen atisbar la proveniencia
del poblamiento tanto del sur como desde Francia. Los últimos trajeron el musteriense y
del sur llegó el achelense. ¿El poblamiento del Cantábrico es tardío? Tiene unas
condiciones ecológicas óptimas y desde el punto de vista geológico no hay motivo para
que pudiera retrasarse. Es extraño pensar que no hay ocupaciones anteriores a 200 000
años. Es un problema claro de visibilidad arqueológica: la investigación se ha centrado
en depósitos en cueva. La pérdida de información se explica por la energía del relieve y
el cambio climático del cuaternario. La cordillera está muy cerca del mar y los ríos tienen
gran fuerza erosiva, y en el caso d ellos depósitos en cueva, El Castillo y la cueva de Las
Monedas, en ambas se observa en la cobertera grandes cantos rodados adheridos a ella,
lo que significa que en algún momento estuvieron colmatadas de sedimento hasta el techo,
y se han vaciado varias veces, por lo que el nivel fluvial estaba a esa altura. El descenso
del río y el nivel marino las dejó colgadas y en momentos muy húmedos fueron auténticos
Prehistoria de la Península Ibérica I
coladores barridos hacia afuera por la erosión del agua. Esos sedimentos fueron
arrastrados completamente excepto, en ambos casos, los que estaban pegados contra el
techo, en lo que ayudó la formación estalagmítica. Por ello es complicado encontrar
indicios más antiguos de 300 000-250 000 años. No es el sitio adecuado. Pueden quedar
en cuencas lacustres internas algunas acumulaciones difíciles de localizar. Al aire libre
ocurre algo muy semejante.
¿Quiénes son los cazadores-recolectores?: Hay que hablar con dignidad de esta formación
social ya que fue la más densa en cuanto a tiempo de la historia. Su modo de “producción”
se caracteriza por la “apropiación”, ya que estos grupos se apropian de los recursos
salvajes que se encuentran en la naturaleza. Por lo tanto, este modo de producción
depende de las circunstancias climáticas, de los recursos faunísticos y biológicos. Como
se puede observar, el medio natural ejerce una influencia importante en la organización
económica de estos grupos.
En este caso existe un equilibrio entre población y recursos, son sociedades donde no
existe el concepto de acumulación de excedentes por las propias condiciones de
movilidad y de nomadismo, aunque sí que tienen pequeñas reservas para el consumo.
Tanto la productividad como la limitación natural del clima y el acceso a los recursos se
víncula a las peculiaridades de cada región y a su biocenosis (conjunto de organismos de
especies diversas, animales y vegetales, que viven y se reproducen en un determinado
biotipo). La tecnología ayuda a la captación de alimentos. A esto hay que añadir que
conocen el medio: las propiedades de minerales y rocas, lugares de aparición, las
cualidades y durezas de los productos, las costumbres de los animales (desplazamiento,
ciclos reproductivos) y las cualidades y las propiedades de los vegetales.
Este conocimiento del medio natural y sus recursos les permitió desarrollar un modelo de
nomadismo estacional que posibilitó la diversidad funcional como modelo amplio de
completación económica.
La apropiación de recursos dio lugar a una economía racional pero no planificada, esto es
una de las causas de que los cazadores-recolectores no tengan propiedad real sobre los
medios naturales de la producción. Este grupo tiene la disponibilidad y propiedad de los
instrumentos de producción y de su fuerza de trabajo. Por lo tanto, los objetos de trabajo
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son de propiedad social. Tampoco existen clases sociales y todos los miembros de una
estructura social son copropietarios de los instrumentos de trabajo. Las formas de
propiedad se expresan por las relaciones de reciprocidad, este mecanismo permite a los
miembros de la banda disponer del trabajo de los demás.
La organización básica de los grupos está formada por las bandas (unidad domestica de
reproducción), esta organización se debe a las diferentes bases económicas. A su vez
estas bandas están formadas por unidades domésticas, está tiene una estructura social
abierta (formadas por 20 o 30 personas). La reciprocidad dentro de estos grupos es tal que
si un individuo no puede trabajar no se muere de hambre sino que los otros les dan de
comer (hoy por ti y mañana por mí).
Es muy común entre estas sociedad la división natural del trabajo, es decir, por sexo y
por edad. Está precedió a la división social del trabajo. Cuando había escasez de alimento
el grupo se veía en la obligación de partirse en unidades más pequeñas para poder
sobrevivir. Por otro lado, encontramos que los matrimonios eran exógamos y
garantizaban las relaciones entre los diferentes grupos (si nos va mal el otro grupo nos
ayuda porque somos familia, las mujeres se intercambian entre los grupos).
Tecnología y tipología lítica: Este estudio de este ámbito es muy importante para la
arqueología. Desde un punto de visto arqueológico, el Paleolítico Inferior europeo parece
tener unas pautas muy parecidas a las africanas, incluyendo en esta observación la
Prehistoria de la Península Ibérica I
El modo achelense puede ser dividido en cuatro etapas: la primera de ellas es el achelense
antiguo o inicial (abbevillense) en este se pueden incluir los primeros bifaces elaborados
a partir de nódulos o de grandes lascas de sílex o de otras rocas duras y su perfil es sinuoso,
además en esta etapa podemos observar como los utensilios del achelense antiguo
conviven con los cantos tallados. Estos últimos, se elaboran mediante una técnica de
golpeo directo con un percutor duro dirigido en perpendicular contra el borde del guijarro
o canto rodado.
La segunda etapa es el achelense medio primitivo, durante esta fase los taladores se
empiezan a valer de percutores blandos (de hueso, hasta o madera) para el retoque de los
objetos, con estos percutores se eliminan fragmentos más largos y delgados de la roca,
consiguiendo así una mayor precisión en las extrancciones. Los bifaces se obtienen de
cantos o de grandes lascas además van avanzando hacia una sección más aplanada y
formas más ligeras, con retoques regulares. Por otro lado, abundan los hendedores y el
utillaje sobre lascas.
En tercer lugar, El achelense medio evolucionado muestra una continuidad con ciclo
anterior, pero ahora es mayor el número de utillaje sobre lasca; los bifaces muestran
formas más diferenciadas. Por último, El achelense superior y final, se desarrolla en el
interglaciar Riss/Würm, el utillaje ofrece un repertorio variado de bifaces y un conjunto
de instrumentos muy variados sobre lasca como raspadores, puntas, buriles, perforadores.
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se conservan los elementos que no han sido transportados a los hábitats o lugares de
trabajo, esto produce que las industrias no puedan ser diferenciadas.
Por último, los trabajos realizados durante el Paleolítico Medio muestran la aparición de
técnicas de talla especializada y diferenciación industrial de base regional como
adaptación cultural a diferentes entornos. Esta es la explicación de por qué en el
Paleolítico Medio y Superior hay un número tan grande de industrias distintas.
Como hemos podido observar, en los yacimientos arqueológicos más antiguos, se puede
observar ya un dominio de toda una gama de conocimientos técnicos relacionados con la
selección y producción de utensilios cortantes de piedra. Por esto, muchos autores han
propuesto que la adquisición de las capacidades y habilidades básicas para su elaboración
estaban completamente desarrolladas desde hace 2,6 millones de años y que existe una
continuidad total en la tecnología a lo largo del periodo olduvayense.
Los yacimientos de lecho I y lecho II de Olduvai fueron los primeros del continente
africano en ser estudiados de forma sistemática y durante años se han convertido en el
referente indiscutible para la definición de las industrias más antiguas, estas industrias
estaban formadas por utensilios muy simples pertenecientes al Modo 1 y consistentes en
cantos y rocas tallados sin una forma estandarizada, entre estos destacan los choppers
(trabajados por una sola cara), los chopping tools (tallados por las dos caras) y las lascas
Prehistoria de la Península Ibérica I
sin retocar Además de esto utilizaban cantos y rocas sin modificar, a modo de martillos y
yunques. El estudio de Mary Leakey en 1971 sobre los conjuntos arqueológicos de
Olduvai pueden considerarse un clásico que a servido como guía para las clasificaciones
y para la caracterización de este tecnocomplejo en otros lugares del continente. Esta
autora estableció una tipología para agrupar las diferentes formas conocidas, que incluían
cuatro categorías principales: utensilios (herramientas con formas diversas), piezas
utilizadas (aunque no talladas como las destinadas a actividades de machacado y
percusión), productos de desbaste (lascas simples no transformadas) y manuports (cantos
no modificados). Los tipos más destacados, la mayoría de los cuales se agrupan dentro
del primer grupo son: percutores, cantos trabajados unifaciales y bifaciales (tallados en
una o dos caras para obtener un filo cortante distal o lateral); poliedros (cantos angulares
tallados en tres o más caras); discoides (cantos tallados de forma centrípeta en una o dos
caras); esferoides (cantos tallados con forma redondeada); raederas de pequeño y gran
tamaño. Esta analítica dejaba un poco de lado la obtención de lascas.
Pero lo más importante para un artesano de hace 2 y 1,6 millones de años era la obtención
de filos cortantes a través de la reducción de cantos de piedra. Pero como ya hemos visto
el complejo olduvayense se ve condicionado por el tipo de materia prima disponible en
el territorio, siendo las más importantes: las rocas volcánicas, y las metamórficas (cuarzo).
Ambas materias fueron objeto de tallas distintas.
Los conjuntos de objetos elaborados en roca volcánica, el número de lascas por núcleo
es reducido, mientras que en los materiales metamórficos la producción aumenta
significativamente. Ya que estas últimas son más adecuadas para la fracturación.
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Tema 3
El mundo de los Neandertales y sus antecesores: El Paleolítico Medio
A través del Pleistoceno Medio se ha pasado del achelense al modo 2 y, hace 240.000
años empiezan a aparecer otras características líticas, surgiendo el modo 3 y, hace
120.000 años, el achelense final. Esta es la idea de las industrias han evolucionado
linealmente.
Hace 300.000 años aparecen bases para transformar los útiles en materiales más
pequeños, aunque convivan con elementos más grandes. El achelense superior se
caracteriza por los bifaces y las útiles sobre lasca, aunque esta visión es algo anticuada.
El achelense superior plantea problemas de diferenciación, pues hay materiales típicos
del Paleolítico Medio, aunque IRÁN cobrando más importancia los elementos
innovadores frente a los bifaces de tipo africano.
Otra forma de entender el Pleistoceno Medio es plantear una relación filial entre las
industrias del Paleolítico medio y las del achelense final. Para ser que hubo una transición
o una sustitución de unos elementos por otros de manera progresiva. Aparecen puntas de
Levallois, raederas ladeadas, algunas piezas bifaciales se mantienen, así como los
cuchillos. El sílex no se retocaba ya que hay un tipo de sílex que posee un filo óptimo.
Por el contrario son materiales frágiles. Los retoques se usan para dar consistencia al filo
y proporcionar otras funciones que no sean las de corte, por ejemplo para trabajar el
raspado. El retoque da más resistencia mecánica al filo.
Los neandertales y los heidelbergensis tenían una complexión anatómica muy robusta,
en relación con el clima: tenemos un rango de temperatura corporal por el cual podemos
sobrevivir; sobrepasarlo o reducirlo puede causar la muerte; el balance de nuestro cuerpo
para estar bien también depende de nuestros recursos culturales; las poblaciones que
viven en zonas más frías desarrollan patrones anatómicos para sobrevivir; en poblaciones
de latitudes frías, además de ser necesaria una vestimenta fuerte, requieren de adaptación:
según la relación volumen-superficie, una forma esférica pierde menos calor que una
forma prismática, por lo cual los neandertales y heidelbergensis, con cuerpos compactos,
pierden mayor temperatura. El color de la piel está relacionado igualmente con la
supervivencia: es una defensa frente a la radiación solar y ultravioleta. En latitudes
templadas, una piel muy oscura es un problema, ya que no sintetizan la vitamina D que
permite fijar el calcio a los huesos, y se producen casos de raquitismo. Los neandertales
estaban adaptados a ambientes de poca insolación, por lo que tenían la piel clara. Pero
ello implicaba un esqueleto muy pesado, una musculatura más potente y, desde el punto
de vista de que somos “máquinas biológicas”, necesitan mucha energía, más de la que
necesita el Homo sapiens. El resultado es un callejón sin salida evolutiva y la sustitución
por individuos más gráciles y con más posibilidades adaptativas.
La cueva del sidrón (Asturias): El final del musteriense en la zona cantábrica es visible
en muchos yacimientos. Se piensa que el neandertal es el responsable de la talla lítica
musteriense, aunque hasta hace poco se incluía en el paleolítico medio. Hay un
yacimiento en concreto en Asturias (cueva del Sidrón). En Atapuerca, la Sima de los
Huesos, no hay indicios al contar con una única pieza. En una pequeña galería del Sidrón
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aparecieron los restos humanos, por otra parte, una galería de inundación freática. Se
encontró una mandíbula humana, entre otros restos óseos (en total un hallazgo de 14
muestras).
La posición de la cuenca del Ebro, cuya cabecera se desplazó hacia atrás respecto de la
cuenca del Duero, provoca que la posición de los yacimientos sea diferente y explica su
no contemporaneidad.
Gran Dolina es un gran yacimiento muy excavado en extensión y tiene unos 50m2
abiertos. Allí fue donde se descubrió el H. antecessor (9 individuos), y un modo de
industria lítica pre-achelense. Los huesos presentaban, tanto animales como humanos,
marcas de corte. Los humanos no son cazadores pero tampoco carroñeros. Está más
completo el de mamíferos medianos y grandes, lo que indica un transporte diferencial:
transportan las partes más sustanciosas de los de mayor tamaño mientras que los de menor
dimensión son llevados completos. TD6 fue un lugar de consumo: se habla de un
canibalismo. Por un lado se postulaba un momento en el que pasaban hambre y al morir
un individuo se le comían o es algo habitual en el grupo. Es una actividad que se repite
en todo el yacimiento y es un canibalismo estructurado en un período de tiempo,
defendiendo que es un canibalismo cultural más que un canibalismo por estrés
nutricional. Han calculado que habría suficiente biomasa explotable para ese grupo, por
lo que era un hecho cultural.
La Sima de los Huesos (Atapuerca): Otro yacimiento clave es la Sima de los Huesos, con
28 individuos de Heidelbergensis datados por series de Uranio y SR que los fechan en
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unos 500 000 años. Es la actividad mortuoria más temprana del registro fósil. Muestra
pocos humanos juveniles y seniles (8 machos y 12 hembras), siendo más frecuentes los
adultos de 20-30 años. No hay ningún ungulado y sí que hay carnívoros en muy baja
frecuencia, como león de las cavernas, zorros, lobos y linces. Los sella una capa en la que
está el Ursus deningeri. Tampoco hay restos de consumo ni es una acumulación por
carnívoros. Tampoco fue una trampa natural. En los humanos la representación
esquelética no es completa: faltan los tarsos y metatarsos de manos y pies.
En 1997 se publicó uno de los mejores estudios tafonómicos que explicaba cómo esos
huesos llegaron allí. Indicaban que los huesos fueron rotos en seco tras haber muerto,
pues no hay evidencias de canibalismo. Las marcas de corte inciden en las epífisis y las
dentelladas son atribuibles a los zorros y leones. No fueron cazados. El perfil de
mortandad no es catastrófico según algunos autores. Los individuos juveniles no están
representados porque no se han conservado al ser menos densos. Arsuaga y Boquet
defendía que esa pirámide de edades eran individuos físicamente resistentes y móviles,
capaces de escapar del área de impacto de una catástrofe. Debieron escapar de una
catástrofe desconocida y que bajo condiciones de agotamiento y hambruna, se detuvieron
en el lugar donde se les ha encontrado y murieron. Pero adía de hoy parece ser que no
murieron a la vez, según el estudio tafonómico. Una posible explicación sería que los
cuerpos de éstos fueron trasladados a la cueva o su exterior, fueron expuestos en la zona
del pozo y, por algunos carnívoros, tuvieron un acceso temprano. El proceso de
desarticulación habría perdurado hasta que hubieran caído en la cueva por
desplazamientos de sedimento y lodo. Por otra parte, solo hay un bifaz rojizo aportado
por uno de los enterrados o de los enterradores.
La Sima de los Huesos contiene una importante acumulación de restos humanos que se
depositaron rápidamente, en un rápido intervalo de tiempo. También hay que contar con
que es un yacimiento ya visitado por espeleólogos y otros especialistas, por lo que hay
zonas removidas que contienen igualmente restos de osos de las cavernas. Los huesos de
Heidelbergensis o Neandertal posen gruesas paredes medulares.
Lo que diferencia este yacimiento de otros es que no es azaroso: representa una población,
no un individuo concreto. La mayoría tenían entre 10 y 20 años, habiendo pocos
individuos infantiles y pocos mayores de 30, por lo que es un patrón de elevada
mortalidad, aunque es algo anómalo. Respecto al sexo, es muy variado. El individuo más
Prehistoria de la Península Ibérica I
Igualmente hay otras compilaciones de huesos: las pelvis reflejan nuevamente la robustez
y el tamaño en comparación con Sapiens, más estrecha, lo que tiene una importancia
singular por los problemas que genera: el parto era mucho más fácil para los
Heidelbergensis. Según el Coeficiente de Encefalización, a partir de Heidelbergensis
aumenta el tamaño del cerebro con respecto al del cuerpo, si bien en los Neandertales su
coeficiente cerebral sería menor por poseer también una gran masa ósea y muscular.
Se han recuperado huesos del oído interno. Conociendo la forma y el tamaño de los
mismos se puede saber qué frecuencias eran capaces de oír. En el caso del cráneo 5, éste
era sordo debido a una masificación ósea en el oído, lo que supondría muchas
limitaciones.
Otro cráneo es de un oso de las cavernas. Después, hay piezas dentales de zorros y lobos,
aunque son escasos, por lo que no es una guarida de animales. Seguramente los osos
cayeron atraídos por el olor de la carroña, pues algunos huesos estaban mordisqueados
por ellos. Se ha discutido mucho el por qué llegaron esos huesos humanos y animales allí.
Es posible que hubiera otro acceso más directo a la galería. Parece ser que no llevaron los
restos hasta allí una vez muertos, pues estaban enteros. No hay ningún otro testimonio de
actividad humana aparte de una pieza lítica, una cuarcita roja, bien tallada, que quizás fue
una ofrenda a los muertos, aunque es realmente difícil de demostrar.
Se especula que la Sala de los Cíclopes se hallaba próxima al exterior, pero en todo caso
sigue siendo un enigma la razón por la que esos Heidelbergensis acabaron allí, en un
período a priori corto de tiempo. Seguramente alguien los arrojó y la hipótesis actual es
que se trata de un enterramiento. Las últimas dataciones fechan el yacimiento entre 500
000 y 200 000 años.
21
Cueva Mayor y Galeria (Atapuerca): Otros yacimientos de Atapuerca son: Galería y
Cueva mayor (Sima de los Huesos). En la Sima del Elefante encontraron evidencias de
industria lítica y un fragmento de mandíbula en TD6 (1'2 millones de años). Es donde
mejor estudiada está la microfauna. En el nivel TD9 los micromamíferos demostraban un
período frío y otro cálido, mientras la macrofauna mostraba marcas de corte, asociadas a
la evidencia humana. El resto es de un Homo al que han llamado Homo spp, sin clasificar,
aunque debería ser un Erectus.
En el Würm I se sitúan las ocupaciones del Magdaleniense de: Castillo, Mollet y Cova
Negra; dándose en el Würm II el máximo desarrollo de esa cultura. Pero el complejo
industrial de la Península Ibérica alcanza el inicio del Würm III, esto se puede observar:
en los depósitos superiores de Cova Negra; en los niveles IV y V de Caringüela; en el X
de Beneito y VI de Moros de Gabasa.
La datación del carbono 14 ha proporcionado casi todas las fechas absolutas del
Musteriense peninsular y muestra que casi ninguna traspasa el umbral de los 50.000 años
de antigüedad. Además cabe señalar que en muchos lugares de la Península podemos
seguir encontrando dataciones absolutas de Musteriense mientas que en el resto de
Europa, sobre todo en la parte suroeste, se desarrollan las primeras culturas del Paleolítico
Superior. Algunoes expertos explican esta supervivencia gracias a las condiciones de
aislamiento de algunas zonas de la Península Ibérica.
También se aprecian bastantes situaciones intermedias o híbridas entre los diferentes tipos
de Musteriense, este es el caso de Musteriense típico. Además de esto las varias versiones
del complejo Musteriense aparecen en algunos yacimientos estratificados de forma
aleatoria, es decir, en un orden no constante.
Para la elección de los sitios los cuales iban a habitar tenían en cuanta tanto las
condiciones climatológicas como las posibilidades de abastecimiento que ofrecen los
parajes. Los grandes fríos del Würm II impulsaron a los grupos del Musteriense a buscar
el refugio de abrigos rocosos y de cuevas, abandonando progresivamente los sitios de
acampada al aire libre. Las viviendas en el Musteriense (tanto al aire libre como en
abrigos rocosos) estaban habilitadas como hogares, ya que aparecen emplazados en el
suelo o rodeados por algunas piedras.
23
Los mismos grupos de trabajo debieron mantenerse durante temporadas prolongadas (a
lo largo de generaciones que volvían a los lugares que habían habitado sus ancestros de
forma discontinua) durante milenios, tanto a los mismos territorios, cuevas y abrigos. Así
se explica el gran potencial de los niveles arqueológicos depositados durante el
Musteriense en algunos yacimientos, intercalándose con horizontes estériles
representativos de otros periodos de abandono de estas zonas: cerca de 1,5 metros en el
Pendo; 2 en el Castillo y Morín y más de 4 en Cova Negra. Por otro lado, varios
emplazamientos del Paleolítico Medio aparecen concentrados en áreas reducidas, como
por ejemplo, es el caso de Morín, Pinedo, Castillo y Hornos de la Peña que se articulan
en un área de explotación común.
Es posible saber también en que épocas del año se ocuparon preferentemente algunos
sitios: por ejemplo, más de las dos terceras partes de los ciervos cazados por los habitantes
de Cova Negra eran animales jóvenes (menores de 3 años de edad) que habían sido
cazados entre la primavera y el otoño.
En cuanto a los recursos de hueso, asta o marfil que eran necesarios para elaborar algunos
utensilios quedan limitados a un repertorio muy reducido de instrumentos. Se conocen
esquirlas aguzadas a modo de punzones, de espátulas, o puñales. Otros trabajos llegan
mediante retoques a ser raederas, raspadores, denticulados o buriles.
25
TEMA 4
DE NEANDERTALES A HUMANOS MODERNOS: LA
TRANSICIÓN DEL PALEOLÍTICO MEDIO AL SUPERIOR
El Paleolítico Superior de Europa occidental dura unos 25.000 años. El cuadro de sus
divisiones culturales se basa en observaciones hechas en yacimientos del suroeste de
Francia en la segunda mitad del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX. Las sucesiones
de estratos que se repiten en bastantes sitios y una selección de utensilios líticos u óseos
se consideraron características de fases cronológicas y de variantes regionales. Esto se
sabe gracias a la estratigrafía, la cronología absoluta o los análisis tipológicos de los
conjuntos.
En el norte de la Península hay una ocupación continua, más o menos, con ocupaciones
en cueva bien datadas, aunque no se excluyen algunas al aire libre. No se aprecian
procesos novedosos en la producción lítica ni en la explotación de los recursos de caza ni
de materia prima. En una zona relativamente extrema de la Península, podemos decir que
a lo largo del estadio isotópico 5, la mayor parte está ocupada por poblaciones
Prehistoria de la Península Ibérica I
27
como ubicación estratégica, pero en todo caso es un lugar de asentamiento ocasional. En
los momentos fríos se buscan los lugares montañosos de la Meseta y se abandonan las
campiñas, lo que parece perjudicial, pues a mayor altura, mayor frío, y las llanuras de la
época poseen un ambiente adecuado, con numerosa fauna de la que alimentarse, y esta
situación ocurre entre los grupos humanos de Siberia, por lo que la hipótesis no es clara.
Por tanto, el momento en que ocuparon Cueva Corazón, fue un estadio interglaciar cálido.
Seguramente el frío los empujaba a vivir en zonas bajas, pero detectar los yacimientos es
una tarea complicada, porque no hay cuevas y los cantos rodados y el utillaje son escasos.
Desfiladero de Valdegoga: En Valdegoga hay un desfiladero con una cueva de pequeñas
dimensiones, con estratigrafía antigua, sin testimonios de ocupación humana, de unos 350
000 años. En torno al nivel 7 y al nivel 4 aparecen algunos huesos, mientras el nivel 5
sella los materiales entre arenas rojas y blanquecinas. Hay presencia de Ursus deningeri
y otros animales en la parte alta del depósito. La ocupación humana empezó hace 4000
años, en el estadio isotópico 4. Aparecieron toda una serie de restos humanos interesantes:
fragmentos de mandíbula y un premolar aislado. Ésta y el premolar pertenecen a un
neandertal de 14 años, ya que la corona dentaria estaba poco desgastada y poseía dientes
de leche. Otro de ellos es un neandertal (nivel 5), de menos de 15 años, y finalmente un
neandertal adulto. Se recogió también industria lítica de tipo centrípeto-discoide, puntas
Levallois retocadas, raederas transversales, denticulados. Hay un predominio de la
cuarcita sobre el sílex y también son más numerosas las raederas, en relación.
La Cueva de Prado Vargas dio una estratigrafía repleta de costra estalagmítica, junto con
material musteriense de raederas, denticulado, ratificando la presencia humana cerca de
la cordillera cantábrica. Aparecen algunas cadenas operativas. Mientras, en Cueva de la
Ermita, los materiales se corresponden con una cronología tardía: imperan las raederas
convexas y transversales, denticuladas numerosas... lo que es interesante porque hay una
relativa coincidencia: los conjuntos no reflejan grandes diferencias, no se aprecia una
evolución continua de esas industrias, entre 100 000 y 40 000. La de la Ermita y la de
Cueva Millán tienen cronologías limítrofes en torno a 42 000 años, que representarían un
momento ya final del musteriense en la Meseta. Son las últimas cronologías que se
manejan de los últimos neandertales de la Península, a finales del estadio isotópico 3.
Prehistoria de la Península Ibérica I
Algo sobre lo que se ha discutido más es sobre el arte entre los neandertales, ya que por
ejemplo disponemos de depósitos de colorantes y herramientas que se utilizaban para el
procesamiento de pigmentos como morteros y piedras de amolar. Sin embargo hay mucho
debate de si puede ser algo vinculable al universo cultural definido de los Neandertales o
algo casual, si hubo una fase de experimentación, o de si ya en el Chatelperoniense se
estaba desarrollando. Algunos como Pike han retrasado la datación de algunas pinturas
cantábricas pasando a vincularlas con neandertales, como es uno de los discos en la
Galería de las Manos del Castillo, que dató con unos 40 mil años de antigüedad. También
en Málaga se han encontrado en la Cueva de Nerja pinturas vinculadas a 42 mil años, lo
cual sin embargo se debe a que fecharon el carbón del suelo y lo extrapolaron a las
29
pinturas, lo cual realmente solo prueba que el fuego fue encendido hace 42 mil años no
pudiéndose establecer una clara vinculación con las pinturas.
A propósito del uso del fuego cabe mencionar Cueva Bolomor en Valencia, la evidencia
más antigua de uso de fuego, en su Nivel IV, en la península hace 250 mil años, todavía
en el Paleolítico Inferior. Aparecen restos de presas como conejos, pájaros o tortugas,
siendo el fuego usado para su consumo. Las tortugas sabemos que primero eran cocinadas
boca abajo y asadas en el caparazón, que luego se rompía para acceder a la carne. Sin
embargo, donde sí es obvio un comportamiento simbólico es en los enterramientos, donde
se individualiza al individuo, pues no todos son tratados por igual, evidenciando un
comportamiento diferencial. Incluso podría hablarse de un comportamiento funerario anti
neandertal si tomamos la Sima de los Huesos como el primer enterramiento de la
humanidad.
Durante mucho tiempo han estado asentados una serie de prejuicios sobre la superioridad
de los humanos modernos frente a los neandertales, con la cual pretendía explicarse el
motivo por el cual las poblaciones de humanos modernos arcaicos desplazaron a los
neandertales.
Se han propuesto varias teorías acerca de cómo pudieron desaparecer los neandertales: 1-
Algunos han supuesto una extinción por confrontación directa entre ambos grupos
humanos, una especie de guerra como se reflejaba en la película La Guerra del Fuego,
basada en un novela de principios del siglo XX. Parece improbable por los datos de
Prehistoria de la Península Ibérica I
31
clima frío, ya que así se consigue un efecto favorable pues precalentaban el aire que
entraba por la boca. En segundo lugar, el otro elemento clave está vinculado a la parte
genética. Existían dos grandes ideas de cómo se adquiría el lenguaje. Unos defendían que
se adquiría por mimesis o aprendizaje durante la vida, sin haber una estructura cerebral
previa. Por otro lado, la gramática generativa defendía que nacemos preprogramados para
el lenguaje, que en determinados momentos vamos adquiriendo. Según esta teoría,
naceríamos con una parte estructural del lenguaje, dando el estudio genético la razón a
esta propuesta.
Esta vinculación a la capacidad infantil la vinculaban por ejemplo con los llamados niños
salvajes y sus dificultades para aprender el lenguaje una vez han sido encontrados. El
lenguaje se trataría así de un elemento programado para la infancia de los individuos,
como pueden ser también otros elementos como la tolerancia a la lactosa. A partir de los
6 años se tiene una mayor dificultad para aprender el lenguaje, y es que los patrones de
identidad cerebral indican que se activan determinadas zonas. El lenguaje básico para la
supervivencia se aprende durante los primeros años de vida, luego no necesitamos más y
el cerebro destinado para otras cosas, teniendo posteriormente mayores dificultades.
Todos estos elementos nos permiten saber que los neandertales ya disponían de un
lenguaje, no pudiéndose encontrar en esto la razón de superioridad de los sapiens. Sin
embargo, los Sapiens tenían un anchura diferente del canal de información,
encontrándose en esto mayor diferencia que en la capacidad de articular el lenguaje, y por
tanto serían capaces de transmitir una mayor información. -Así, aunque el cerebro
neandertal fuera mayor, las circunvalaciones cerebrales eran diferentes, teniendo un canal
de información mucho mayor que sí podemos vincular con cierta superioridad a la hora
del lenguaje
Prehistoria de la Península Ibérica I
TEMA 5
INICIOS Y DESARROLLO DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR: DEL
FINAL DEL AURIÑACIENSE AL SOLUTRENSE.
33
Desde la cueva de Zatolla hasta el Valle del Ebro, partiendo del Pirineo, y pasando por la
cordillera Cantábrica y Navarra, se encuentran tanto yacimientos en cueva como al aire
libre de tipo gravetiense, aunque tradicionalmente se defendía una progresión de las
culturas del paleolítico superior en inferior, medio y superior. Hoy se mantiene una idea
mixta: las formas de talla y retoque difieren en el gravetiense, de forma que poco tiene
que ver ya con el auriñaciense. Yacimientos propuestos que poseen fechas de 25.000 o
34.000 años son por ejemplo el de Sopeña. Las dataciones se empezaron a hacer
analizando puntas de Lagravette, conjuntos de Nualles y buriles característicos.
Hay raspadores quillados o raspadores en hocico (carenados); fragmentos de puntas de
Lagravette, simples cuchillos de dorso; también unas formas amorfas talladas
bipolarmente, llamadas puntas astilladas; puntas de pedúnculo con retoque abrupto y
puntas de Nualles, que son hojas de sílex; buriles laterales, etc.
La evolución del gravetiense general no sirve para el gravetiense peninsular. No hay una
secuencia temporal y hay gran variabilidad entre unos conjuntos y otros. Es la primera
cultura del paleolítico superior estudiada ampliamente. Asociado al gravetiense europeo
es el gran momento en que nos encontramos con una gran cantidad de enterramientos
rituales con ajuares ricos, que no vuelven a producirse hasta el magdaleniense.
Los yacimientos más importantes están en la costa Mediterránea, cuya cronología se
extienden en fechas calibradas de 32.000 a 24.500 años, desde el sur de Andalucía a
Cataluña.
Se define por la presencia y abundancia de conjuntos bien visibles. Se ha basado en los
estudios tipológicos pero no tanto en los procesos de producción instrumental, y parece
que hay una continuidad frente a algunas técnicas novedosas. El desarrollo de estas se
enmarca en el 31.000 en el arco Mediterráneo, y además es cuando aparece el primer H.
sapiens asociado a un conjunto gravetiense en la Península.
En Portugal hay igualmente yacimientos en cueva o al aire libre, siendo la mayoría en
cueva. Nos encontramos con variantes tipológicas, como hojas con retoque marginal, sin
ser abrupto propiamente dicho, pero fechadas en época un poco más antigua que en el
Cantábrico y el Mediterráneo.
Un yacimiento gravetiense es el de la Cueva de la Fuente del Salín: una boca de cueva,
surgencia de agua, con zona inundada, de forma que no se descubrió hasta 1986. En la
parte alta, siempre seca, había una entrada al exterior donde hay pequeñas salas. Fue
sellada por un argayo. Los restos de pinturas quedaron sellados y por ello se conservaron.
Hay dos agrupaciones de manos pictóricas, tanto en positivo como en negativo, sobre una
Prehistoria de la Península Ibérica I
pared que se desconcha, con veladuras estalagmíticas. En el suelo había gran cantidad de
ocre que había quedado después de impregnar la pared. Se excavó una gran hoguera con
restos de comida, con costillas de animales y conchas de lapas, por lo que mariscaban a
menudo, asociadas a los motivos pictóricos. Las conchas y el canino de cérvido
perforados indican que debían pertenecer a un collar.
El Morín y Covalejos: En la cueva de Covalejos revelan un auriñaciense característico;
en El Morín, en el nivel 11, se recoge lo anterior al chaparroniense, siendo la última
ocupación musteriense; en Hornos de la Peña las dataciones son también recientes. Todas
las dataciones muestran un final del musteriense en torno a los 38 500 años, sin calibrar.
Para el paleolítico superior hay una confusión de fechas: el nivel 18 de El Castillo es la
clave, porque hay un proceso de paso del musteriense al auriñaciense, aunque todo se
complicó con una pieza dental que dicen ser de neandertal. En El Morín, con fechas dadas
por radiocarbono, dio múltiples fechas y problemáticas. Hay un nivel auriñaciense inicial,
un musteriense y un chaterperroniense. En Covalejos hay una secuencia musteriense bien
conocida con auriñaciense inicial. En el Cantábrico tenemos buenos datos para ver el
contacto entre el auriñaciense inicial y el musteriense final.
Los problemas que se presentan son la escasez de estratigrafías largas y excavadas con
técnicas recientes; el estado de conservación de los depósitos; la falta de resolución
cronológica para elaborar correlaciones entre yacimientos, así como prejuicios teóricos
muy diferenciados. Últimamente se ha tratado de refinar la datación por radiocarbono, ya
que la más convencional incluso da problemas a partir de los 40 000 años.
35
Hay distintos modelos de colonización y un repertorio reducido, modelos de conquista y
exterminio de población, de convivencia y aculturación, donde sin que haya una acción
eliminatoria, el acceso a los recursos limita la competencia, enfermedades infecciosas
transmitidas a comunidades humanas que no las padecían... El exterminio directo de
neandertal carece de pruebas, pero los neandertales tenían poca variabilidad genética y
no estaban en su mejor momento; si hay una competencia por recursos limitados entre
poblaciones similares, como alguna sea un poco más eficaz, solo un poco más,
probablemente acabe ganando la partida a corto plazo, sobre todo si no hay una
hibridación clara ni una estructura de parentesco ni alianza entre ellos, ya que no se
reconocían entre ellos, porque entonces no entraban en las redes de reciprocidad y
solidaridad de los humanos modernos, así que entonces empezarían a ser cada vez menos;
el modo de reproducción es un hecho social y hay pautas sobre con quién es correcto
reproducirse y con quién no y si no hay hibridación es que no había intercambio de
exogamia.
El gravetiense llega hasta Rusia y, en concreto, hasta el lago Baikal, donde se ha podido
documentar un individuo infantil de cuatro años de edad. En el yacimiento de Ma'lta
(Siberia) se trataba de cabañas circulares que poseen como reborde colmillos de mamut.
En el yacimiento también aparecen algunas venus y otros objetos de adorno. Las venus
tienen cabellos detallados en contraste con las europeas, siendo muchas de marfil, así
como otros objetos. En placas de marfil hay decoración elaborada, como las serpientes;
realizaban pequeñas cuentas perforadas por el centro. Estos grupos solían poseer ricos
ajuares, incluso los niños, como colgantes perforados, conchas de dentalium, vestimenta
específica como faldeillines, etc.
En esas sociedades, se piensa que quien es enterrado, pues no todo el mundo lo era, es
porque debía ser importante o había hecho algo importante, lo que contrasta con la tumba
del niño, ya que no pudo ser nadie importante en vida. Esto significa que había conciencia
de identidad de grupo, y por ello invierten un esfuerzo colectivo, ya que se destaca la
importancia de la pertenencia a un grupo de parentesco. Se tomaron muestras del niño de
Ma’lta: se han resuelto las dudas sobre el poblamiento de América y se ha determinado
que las poblaciones pasaron por el estrecho de Bering en un momento frío. En relación a
esto, las fechas cada vez sitúan este hecho más tarde.
Las poblaciones americanas poseen una homogeneidad genética sin igual, como no la hay
en otros continentes. Están emparentados con los grupos que proceden del nordeste de
Asia, pero determinados grupos americanos tenían unos caracteres craneales diferentes
Prehistoria de la Península Ibérica I
37
raramente recubiertos por niveles que nos permitan saber con certeza el periodo al que
corresponden las representaciones
Las grandes zonas de distribución parietal en Europa son las siguientes: Europa
centro-oriental, la cuenca del Ródano-Mediterráneo, Aquitania y su periferia, los
Pirineos, el interior peninsular, el litoral mediterráneo y, por último, la zona de la
cornisa cantábrica compuesta por los territorios de Asturias, País Vasco y Cantabria,
siendo esta última el objeto de estudio de este trabajo, aunque cabe destacar que el arte
presente en esta zona tiene interrelaciones con otras regiones como los Pirineos.
La mayoría de los yacimientos de arte rupestre en Cantabria datan del Paleolítico Superior
y forman un conjunto rico, homogéneo y bien caracterizado de arte rupestre, no tanto por
la cantidad de cuevas encontradas, sino por la calidad de las representaciones presentes
en algunas de ellas como, por ejemplo, en El Castillo, La Pasiega, Hornos de la Peña o
Altamira.
Durante el periodo Auriñaciense, se desarrolla un arte no figurativo compuesto por
líneas más o menos verticales, realizadas con grabados muy profundos. En cambio, en
el periodo Gravetiense, en las cuevas santanderinas, podemos observar santuarios
exteriores en las entradas de las cavidades, con representaciones, sobre de todo, de
animales (entre los que destacan las siluetas de algunas ciervas, uros o caballos) y
algunos pocos signos. En los animales destaca el gran detalle plasmado en la parte
delantera y la trasera representada con una línea cérvico-dorsal. De estas dos etapas
del inicio del Paleolítico Superior, proceden también las composiciones de manos,
presentes en las cuevas santanderinas y Altamira.
Por su parte, el arte que encontramos en el periodo Magdaleniense está casi todo
localizado en las zonas profundas de las cuevas de roca caliza. En cuanto al
Magdaleniense Inferior, la temática dominante es el horizonte de los estriados, por lo
tanto, la fauna es representada con trazos múltiples para los contornos y estriados
modelantes para el cuello y la mandíbula. También a este periodo del Magdaleniense
Prehistoria de la Península Ibérica I
corresponden los claviformes de base triangular hechos de tinta plana y en tonos rojizos.
En la segunda mitad del Magdaleniense se realizan figuras de animales muy realistas,
combinando dos técnicas: el grabado y la pintura.
Las cuevas de Cantabria, como podemos ver en la tabla que adjuntamos, cumplen la
mayoría de los aspectos artísticos que hemos explicado hasta el momento, tanto en lo
referente a las características generales de dicho arte como a su distribución temporal.
Pero no todas las cuevas de Cantabria tiene la misma entidad: hay cuevas menores y
cuevas mayores. Las menores son las cavidades que contienen representaciones tan solo
de una época, mientras que las cavidades mayores son las que contienen más de una
técnica y de diferente cronología. Estas últimas se concentran en el Monte del Castillo,
en Puente Viesgo (El Castillo, Las Monedas y las Chimeneas) y, por último, dentro de
este grupo, incluiríamos a Altamira.
TEMA 6
39
EL APOGEO DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR: LOS TIEMPOS
MAGDALENIENSES.
41
El equipamiento y las actividades de caza varían, lógicamente, según las especies
deseadas. En la caza intervienen diversas prácticas: la espera a la legaba de la presa, el
ojeo y persecución y la conducción de las manadas hacia sitios de trampas o
despeñaderos. Por otro lado, el equipo de aquellos cazadores, requería una gran variedad
de ingenios: camuflajes para la emboscada, elementos sonoros: para el ojeo y para simular
el reclamo, trampas, cercados y redes o lazos, armas…
Durante el Paleolítico Superior en el frente cantábrico predomina: la caza del ciervo y se
especializan en la caza de la cabra montesa y de sarrio. Y por ello son escasos los restos
de reno, jabalí, caballo o corzo. En general se prefieren animales adultos. En cuanto a los
yacimiento del frente Mediterráneo, la caza mayoritaria se distribuye entre ciervos, cabras
montesas y conejos. Por lo tanto predomina la caza de pradera frente a la de bosque.
En cuanto a los vertebrados menores cabe destacar los restos encontrados de: conejos,
liebres, marmotas, castores, lirones y varios micromamíferos que son frecuentes en los
yacimientos peninsulares. De los cuales algunos fueron cazados por los hombres de aquel
tiempo, otros en cambio los aportaron alimañas y aves rapaces que frecuentaron las
embocaduras de las cuevas. También se han recuperado en las excavaciones un amplio
repertorio de huesos de aves: águila real, búho, paloma, perdiz, o aves acuáticas.
Con respecto al marisqueo, se han encontrado conchas perforadas de moluscos marinos
que se emplearon como colgantes: sobre todo en los yacimientos Auriñacienses y
Gravetiense próximos a la costa. Estos se van haciendo más abundante en cuanto más
avanza el Paleolítico Superior.
Con el Solutrense se advierte un interés creciente por el aprovechamiento de algunos
recursos literales que a partir del Solutrense avanzado se intensifica la explotación de
recursos animales del litoral y de los ríos llegándose a convertir en una actividad
importante en la segunda mitad del Magdaleniense. Se han llegado a recuperar en las
excavaciones restos de peces tanto de río como de mar. Las técnicas de pesca se
practicarían desde las orillas, acechando y arponeando los peces o aprovechándose del
flujo de mareas en pequeñas ensenadas o en los bajíos de playas. Mientras que en los ríos
se podrían desviar las corrientes fluviales, apedrear los peces en zonas de poco calado o
cogerlos con la mano, con anzuelo o con trampas.
La recogida de mariscos de las rocas i de arena se va intensificando en el litoral cantábrico
al final del Paleolítico Superior, dominando las lapas o bígaros y similares. Durante el
Magdaleniense avanzado se incluyen abundantes conchas de almejas, mejillones,
berberechos, navajas y vieiras.
Prehistoria de la Península Ibérica I
Otro punto importante son las tecnologías, dentro de esta destaca la utilización del sílex
como materia prima fundamental en la industria de la piedra tallada del Paleolítico
Superior peninsular. Este es acompañado la cuarcita, el cuarzo, la ofita y la cacedonia
entre otras. El progresivo uso del sílex corre en paralelo al desarrollo de las culturas del
Paleolítico Superior a costa de la desaparición de la utilización de otras rocas hasta
entonces habitualmente empleadas (el sílex es más empleado e el Magdaleniense
terminal). Esto esta relacionado con la sustitución habitual de los soportes en lasca por lo
laminares.
Gracias a la utilización del sílex se aumentan los índices de efectividad del instrumental
lítico: se obtiene cada vez más longitud de partes activas del utensilio a costa de menos
cantidad de materia prima. En esta relación (utilidad del objeto-masa de materia) se ha
observado que a fines del Paleolítico Superior hay culturas del occidente europeo que
consiguen entre 40 y 75 metros de bordes cortantes o frentes activos por cada kilogramo
de sílex empelado, mientras que en el Paleolítico Medio, con esa misma cantidad de
materia prima, apenas se habría obtenido de 4 a 8 metros de borde o filo útil.
Diversos modos de retoque producen los diferentes tipos particulares al aplicarse en
distintos grados de orientación, de lineación o concentración sobre el soporte que se
trabaja. Las puntas, dorsos, bases de los instrumentos líticos obtenidos se destinan a usos
especializados. Con el desarrollo del Paleolítico Superior se da una masiva multiplicación
de utensilios fabricados sobre soportes óseos. Las astas de cérvidos, el marfil y diversos
huesos de mamíferos y de aves y conchas van a proporcionar la base material de una
amplia gama. Frente a las esquirlas poco regulares del Paleolítico Medio.
43
en las zonas litorales, los periodos de crecimiento y fructificación de los vegetales,
temporadas de lluvias o de nevadas persistentes y cambios climáticos de larga duración
condicionaron, entre otros factores, la dinámica entre la tendencia al sedentarismo y la
inevitable necesidad de emigrar de aquellas poblaciones. Las respuestas alternativas o
acumuladas de los grupos humanos a todas esas variaciones de recursos fueron la
migración (durante largas temporadas o en estaciones del año), la especialización y el
cambio de actividades preferentes para una explotación muy diferenciada
(aprovisionamiento de unas materias primas: caza, recolección, pesca y marisqueo).
Los movimientos de la población facilitaron en el Paleolítico Superior la trasmisión de la
materia prima, utillaje, técnicas. Modas, usos o ideas. La etnografía conoce bien la
tendencia de los pueblos cazadores y recolectores a reunirse temporalmente en algunos
lugares de designación tradicional: allí acuden los grupos familiares o tribales para
intercambiar sus bienes, comunicarse información, celebrar ceremonias de carácter
común, escoger esposas, etc.
En cuanto a la organización del espacio en los asentamientos, las actividades domésticas
se asentaban en la desembocadura y la zona vestibular de las cuevas, allí donde llegaba
de algún modo la influencia de la insolación y se conseguía suficiente protección contra
el frío exterior, los vientos y las precipitaciones. Los establecimientos de mayor entidad
se hayan en cuevas amplias que dominan parajes de recursos diversificados, que están en
zona de media ladera y que se orientan hacia sur.
Mientras que los sitios de función especializada y de ocupación estacional pueden estar
en cuevas más incómodas (por su mala orientación) pero siempre cerce de donde abundan
los recursos. Del mismo modo, los hallazgos del Paleolítico Superior al aire libre parecen
corresponder a sitios de taller instalados allí mismos donde aflora en sílex. Incluso dentro
de las cuevas se han identificado áreas de uso específico que pueden responder a un
espacio doméstico, a usos de taller y a otros destinos rituales y simbólicos.
Final, en el que se da una simplificación de todo tipo de utillaje, a la vez que se da una
reducción de la industria ósea, probablemente a favor de la talla de madera. Al darse una
reducción de la industria ósea se da paralelamente una disminución del número de buriles
encontrados en este período, pues estos eran especialmente utilizados para el trabajo de
hueso y asta.
La industria ósea constituye uno de los elementos más característicos del Magdaleniense,
existiendo un útil de especial importancia que es el arpón, el cual ha permitido establecer
para la península una división del Magdaleniense en dos períodos: uno primero sin
arpones (Magdaleniense Inferior, hasta el Magdaleniense III propuesto por Breuil) y otro
posterior con arpones (Medio, Superior y Final, que serían los IV, V y VI de Breuil).
Los arpones son útiles de industria ósea de forma alargada y estrecha y con diversos
dientes en uno o ambos lados, siendo utilizados para cazar peces grandes. Los dientes se
fueron definiendo con el tiempo, estando en los protoarpones muy mal definidos y siendo
muy pequeños. Podían ser de una o de dos hileras. Los de dos hileras son más típicos de
la zona francesa, apareciendo en zona cantábrica, sólo en las regiones más cercanas a
Francia. Con el tiempo se desarrollaron sistemas de recuperación, con una cuerda que o
bien estaba atada al rededor de la base como en el modelo francés; o el propio arpón
contaba con un agujero, típico del cantábrico.
Otros importantes elementos de industria ósea eran las agujas, los alfileres, los punzones
o los compresores, observándose así e manera general un incremento de la industria ósea
que conlleva la lógica intensificación de la elaboración de buriles durante el
magdaleniense.
Sin embargo, el otro elemento más destacable eran las azagayas, puntas de caza con
hendidura para encajar o bisel o doble bisel. Con el tiempo en ellas aparecen ranuras que
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serían utilizadas para poner veneno, para que la herida el animal oxigenara o para
incrustar microlitos, y es que hay que tener en cuenta que otra de las características
principales del Magdaleniense es el incremento dela industria microlítica, que se
pondrían en estas azagayas o también en astiles de madera, en los que eran incrustados o
pegados con resina. Algunas de estas piezas en madera han sido encontradas en turberas.
Así, la madera disponible permitía incrustar en ella esas mismas piezas microlíticas que
en las azagayas, que serían lanzadas directamente con la mano o con un instrumento que
comenzó a aparecer a finales del Solutrense y que en estos momentos adquiere mayor
importancia, los propulsores.
Estos permitían alcanzar unas mayores distancias con los venablos o azagayas que se les
insertaran. Estarían hechos de madera, aunque los que principalmente nos han llegado se
encuentran hechos en hueso, y es que fueron adoptando formas escultóricas intuyendo
que estos, con una decoración tan elaborada, no serían utilizados para la caza sino que se
los quedaría el grupo.
Otros objetos de hueso muy decorados eran los bastones de mando, denominados así
cuando se creyeron que eran un símbolo de poder, aunque probablemente se usaran para
enderezar azagayas. Otros objetos en hueso decorados son los rodetes y los contornos
recortados.
Los rodetes solían aparecer más asociados a la zona de los Pirineos, aunque
recientemente ya han sido descubiertos en zonas cantábricas. Normalmente realizados
sobre escápula de cérvido se encuentran perforados en el centro y generalmente grabados
con motivos animalísticos o bien geométricos.
Prehistoria de la Península Ibérica I
Por su parte, los contornos recortados son realizados sobre hioides de bovino o caballo,
en los que se reproducen cabezas de caballos, y en menor proporción cápridos (cabra o
rebeco). Las perforaciones practicadas permiten apuntar a su uso como colgante o aplique
para la ropa. Los hallazgos se distribuyen desde Asturias hasta la costa mediterránea
francesa, aunque su origen parece ser pirenaico.
También las propias azagayas han aparecido en algunos casos con una decoración lineal
que nos permiten identificar diferentes territorios sociales.
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TEMA 7
EL FIN DE LAS SOCIEDADES DE CAZADORES-
RECOLECTORES: LOS TIEMPOS MESOLÍTICOS
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con lo que se percataron de que servían para recoger los bivalvos con facilidad. También
surgen punzones y anzuelos, aunque hay numerosos restos de ciervos y cabras montesas.
El Aziliense cantábrico
Hay yacimientos donde no se manifiesta el incremento de la producción marina, donde
no hay tantos concheros. El aziliense es una continuación del magdaleniense, pero
simplificándose la industria ósea, la lítica, desapareciendo la decoración figurativa y
quedando las puntas de proyectil y los arpones, seguramente más eficaces pero mucho
menos bonitos. En un caso excepcional, tenemos un arpón decorado geométricamente
con bandas, al estilo nórdico. En un yacimiento de Guipúzcoa también hay objetos de
similares características, además de dicha simplificación, lo que no es una decadencia
funcional. Este proceso es análogo a la desaparición de la decoración parietal, quedando
mayoritariamente el arte mobiliar. A diferencia del Mediterráneo respecto del Cantábrico,
hay un incremento al final del Paleolítico superior de la producción marina, conchera, en
los estuarios del Tajo, por ejemplo, que poseen concheras al aire libre, así como los
portugueses, aunque éstos, al igual que los más conocidos, incluyen estructuras de hábitat
y poblamiento. Aparece una cantidad mucho mayor de restos humanos en estos
yacimientos. En el Mesolítico, en general, ya empezamos a encontrar muchos más restos
humanos que en los períodos anteriores, encontrándose enterramientos y hasta auténticas
necrópolis asociadas a los concheros.
También hay un proceso de microlitización, de disminución del tamaño del utillaje, como
las puntitas de dorso, llamado epipaleolítico microlaminar, el equivalente al aziliense
cantábrico, con carencia de arpones. Javier Fortea fue el que definió la fase del Mesolítico
Mediterráneo o Epipaleolítico Geométrico, porque empiezan a aparecer en las industrias
levantinas no ya solo las hojas de dorso sino los microlitos geométricos, con una técnica
específica de producción, con apariencia de pequeños triángulos o trapecios.
El Valle del Ebro, hoy día, se asociaba a este modelo mediterráneo, pero desde los
trabajos de Javier Fortea se publicaron estudios sobre industrias diferentes, que cerraban
el gran abismo entre las cantábricas y las levantinas. ¿Por qué en el Cantábrico no tenemos
más que modelos de industria tan toscos? Se ha atribuido a la visibilidad arqueológica,
con unas técnicas de trabajo poco propicias, aunque en otros lugares sí habían aparecido.
A partir de mediados de los 70s se excavó un yacimiento asturiense con técnicas de
cribado fino y se demostró que le problema no era la visibilidad, sino que en realidad no
lo había. En la zona levantina se daban a esas alturas útiles como denticulados y
macroutillajes sobre grandes lascas, intentándose encuadrar entre el Microlaminar y el
Prehistoria de la Península Ibérica I
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se distribuyen en entornos locales cerrados, porque no hay cabida a distancia de las ideas
ni de los elementos técnicos en otras zonas más lejanas: hay un aislamiento social que
explica la variabilidad tecnológica y cultural