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1 CORINTIOS 15:9-38
9
Yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10Pero por la gracia de
Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes
he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios
que está conmigo.
Pablo dijo que era el más insignificante de los apóstoles. Aquí él estaba
siendo muy modesto. La inspiración garantiza que esa declaración salió de
su propio corazón. Pablo se consideraba a sí mismo como el más grande de
los pecadores pero sin embargo era el trabajador más incansable de los
apóstoles. Pero, con una gran sinceridad, manifestó que era la gracia de
2
11
Sea yo o sean ellos, así predicamos y así habéis creído.
O sea, que el Evangelio fue predicado a los Corintios. Pablo dijo, “lo
recibisteis, en el cual también perseveráis, y sois salvos.” Pero el apóstol
añadió: “si no creísteis en vano”. Y eso quiere decir creer sin causa. Si su
fe no se apoyaba en los hechos históricos de la muerte y resurrección de
Cristo, no había ningún resultado, y la de ellos no había sido una
conversión genuina. Es que la fe en sí misma no tiene ningún mérito. Lo
importante es el objeto de la fe, es decir, en quien cree uno. Estimado
oyente, ¿ha confiado usted en un Salvador que murió, que fue sepultado y
que resucitó de los muertos?
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Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen
algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?,
Pablo incluyó en este pasaje una serie de declaraciones que comienzan con
la conjunción si, que denota una suposición en virtud de la cual un
concepto depende de otros. Por ejemplo él comenzó su lista de
suposiciones diciendo: si Cristo no ha resucitado. No se trata de evitar
hablar del asunto porque haya dudas. Estimado oyente, yo tengo una base,
y ese fundamento es la Roca. Y la Roca es Cristo Jesús. Él regresó de
entre los muertos. Y entonces el apóstol enumeró estas suposiciones como
una demostración de la importancia de la resurrección de Jesucristo.
Leamos el versículo 13:
13
porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
14
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana
es también vuestra fe.
15
Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado
que Dios resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos
no resucitan.
16
Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17y si Cristo no
resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados.
18
Entonces también los que murieron en Cristo perecieron.
19
Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más
dignos de lástima de todos los hombres.
LA PROCLAMACIÓN DE LA RESURRECCIÓN
20
Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron,
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pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos. 22Así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos tendrán vida.
23
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que
son de Cristo, en su venida.
24
Luego llegará el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre,
cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder.
¿El fin de qué? El fin de las edades. ¿Cómo finalizará esta era? Llegará
una gran tribulación y luego será establecido un reino por mil años en la
tierra. Satanás será liberado una vez más, por un breve tiempo y después
será echado para siempre en lo que el Apocalipsis llama el lago de fuego; y
luego Cristo establecerá Su reino para siempre. Ése será Su reino eterno.
En realidad, el reino eterno será, en cierta forma, una proyección del reino
milenial, sólo que el reino de mil años será como un tiempo de prueba.
Dice aquí: Luego llegará el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre.
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¿Cuándo ocurrirá esto? Al final del reino milenial, cuando Cristo derrote a
todos los señoríos, autoridades y poderes. Ahora, el versículo 25, dice:
25
Preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos
debajo de sus pies.
26
Y el último enemigo que será destruido es la muerte.
27
Porque Él ha puesto todo en sujeción bajo sus pies. Pero cuando dice
que todas las cosas le están sujetas, es evidente que se exceptúa a aquel
que ha sometido a Él todas las cosas.
28
Y cuando todo haya sido sometido a Él, entonces también el Hijo
mismo se sujetará al que sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea
todo en todos.
Está diciendo que cuando Cristo complete Su reino milenial aquí en esta
tierra, y haya establecido Su reino eterno regresará a ocupar Su lugar allí
donde mora la divinidad, en los cielos, donde Él se encontraba al principio.
Y así, como finaliza el versículo, Dios será todo en todos.
29
De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si de
ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan
por los muertos?
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30
¿Y por qué nosotros nos exponemos a peligros a toda hora? 31Os
aseguro, hermanos, por la satisfacción que siento por vosotros en
nuestro Señor Jesucristo, que cada día estoy en peligro de muerte.
32
Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿de qué me sirve? Si
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Es como si Pablo hubiera dicho: “¿Por qué permito ser encerrado en una
jaula con leones a causa de mi fe en Cristo, si Cristo no resucitó de los
muertos? Yo estoy identificado (o bautizado), con Su muerte. Identificado
como un hombre muerto, porque estoy unido a un Cristo viviente”. O sea,
que el estar identificado con Cristo en Su muerte y resurrección era un
hecho tremendo. Ahora, si Cristo no había resucitado y los muertos no
resucitarían, entonces deberíamos adoptar la filosofía hedonista de los
epicúreos, que decían: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
Luego, Pablo dijo en los versículos 33 y 34, de este capítulo 15:
33
No os engañéis: Las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres.34Sed sobrios, como conviene, y dejad de pecar, porque
algunos no tienen conocimiento de Dios. Para vergüenza vuestra lo
digo.
35
Pero preguntará alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué
cuerpo vendrán?
36
Necio, lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes.
37
Y lo que siembras no es el cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo,
sea de trigo o de otro grano.
38
Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio
cuerpo.
Y luego Pablo se refirió a otra área. Todo esto forma parte del misterio de
la vida. Y en realidad, el misterio de la vida es mayor que el misterio de la
muerte. Estimado oyente, le invitamos a confiar en Aquél que por su
muerte en la cruz y su resurrección, es el único que puede dar a quien crea
en Él, la vida eterna, esa vida que va más allá de la muerte.