Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La vida es un constante sucederse de problemas. El ser humano vive intentando resolverlos, a veces lo
logra total o parcialmente otras los ignora, otras no puede resolverlos. Pero siempre un problema necesita
ser trabajado, analizado y contextualizado. De eso se trata la materia, educar es de por sí un problema para
quiénes tienen esa responsabilidad. En este módulo lo invitamos a adentrarnos en los problemas.
Cuando pensamos en un problema nos estamos refiriendo a un enunciado construido por un actor social
que alude a determinados contextos, espacios, tiempos, actores, restricciones y recursos y que requiere
de una solución.
Si a usted le interesa abordar analíticamente los problemas socioeducativos que se pueden presentar en la
gestión institucional, tenga presente que éstos siempre afectan el acceso y a la continuidad de los
aprendizajes de los alumnos.
Tal como decíamos, en lugar de abordar los problemas como generalidades, hemos decidido realizar un
recorte tomando como criterio la referencia a tres campos donde pueden generarse y analizarse los
problemas socioeducativos que condicionan el acceso, la permanencia y el egreso en las instituciones
educativas:
Advierta que esos tres campos, comparten un escenario mayor que los contiene y en donde se actualizan
sus posiciones especificas con sus roles, la sociedad.
Un problema nos remite a dos instancias claramente definidas, tal como mostramos en el siguiente
esquema: situación inicial y situación final o meta. Comprendemos como situación inicial al producto del
diagnóstico de las condiciones de partida que consiste en el proceso mediante el cual se especifican las
características del contexto, las interacciones de los actores sociales y la existencia de problemas o
situaciones susceptibles de modificación cuyo resultado facilita la toma de decisiones para intervenir. Por su
parte, la situación final o meta a lograr tiene una definición previa de carácter ético; es lo que se considera
posible, adecuado y alcanzable para modificar la situación. Cuando nos referimos a restricciones de diverso
tipo y alcance aludimos a las múltiples dimensiones de la realidad, que pueden ser económicas, políticas,
sociales, culturales, legales, etc. y que condicionan la resolución del problema.
Por ejemplo, dentro del campo de las familias, las expectativas familiares de ciertos asentamientos
poblacionales en nuestro país, con respecto a la educación condicionan no sólo el acceso, sino también la
permanencia y egreso de los sujetos. Para trabajar este problema debemos conocer y comprender cuáles
son las expectativas familiares o por qué no tienen expectativas sobre la educación de sus hijos. Como se
puede observar, el problema tiene, al menos, una doble dimensión: social y educativa, donde una implica a
la otra. Podríamos ubicar otro conjunto de problemas en el campo donde interactúan los grupos de pares.
Merece tenerse en cuenta cómo el liderazgo negativo de algunos jóvenes en las escuelas o en las
comunidades imposibilita garantizar las acciones educativas, por la violencia que generan.
¿Qué le proponemos en esta asignatura? Nos interesa que usted pueda identificar problemas
socioeducativos. Desde los módulos lo ayudaremos para que pueda definirlos, circunscribirlos a los actores,
circunstancias y contextos particulares, etc. y esbozar soluciones. Tenga presente que si el problema no se
piensa, enuncia y comunica a los actores involucrados es muy difícil pensar en su solución.
Lo invitamos a detenerse un momento y pensar en los efectos de alguna crisis social y su repercusión en la
escuela donde usted desempeña sus tareas día a día.
Consideraremos al proceso de globalización como el detonante más próximo para referir nuestro análisis de
la problemática socioeducativa al proceso de. Este fenómeno comunicacional, económico, político y cultural
al que asistimos en nuestros días, trae consigo una profunda reestructuración de los esquemas normativos
de nuestra cultura y cambios en las reglas de juego en el funcionamiento de sus instituciones. Uno de los
efectos más importantes de la globalización es la redefinición del rol de los Estados: Nacional, Provincial y
Municipal, en una transición que consistió en pasar de prácticas reguladoras a prácticas que favorecen la
autonomía relativa de las instituciones y jurisdicciones.
Tal como lo expresa López Néstor en los “Desafíos de la educación en el nuevo escenario latinoamericano”
(2007:23), “la historia de las políticas sociales pone en evidencia la centralidad que adquiere la acción del
Estado como garante de integración social. Las acciones llevadas a cabo por los Estados a partir de la
mitad del siglo XX implicaban de modos muy diversos, una fuerte responsabilidad en promover marcos de
contención y promoción de la solidaridad como formas de mantener la cohesión social y evitar fracturas, sin
que ello implique renunciar al compromiso de garantizar la libertad de mercado y las libertades individuales”.
El repliegue del Estado trajo como consecuencia el recorte a las funciones de promoción del bienestar
social, salud, educación, trabajo y seguridad. Estas fueron áreas que demandaron una recomposición en las
relaciones entre la esfera pública y la privada. Especialmente, la educación exigió nuevas responsabilidades
a la escuela y a las familias para las cuáles no existía referencia alguna. Paralelamente, por el auge de la
empresa global, asistimos a la conquista del espacio público por los medios de comunicación y sus modelos
globales dominantes no siempre en consonancia con los modelos locales.
Si bien en los últimos años de la década de los noventa se registró un crecimiento económico importante,
éste no trajo aparejado un desarrollo social; la menor demanda de fuerza laboral, el crecimiento de una
economía informal, el fin del trabajo como base de integración social, el desempleo y la exclusión
contribuyeron a una creciente fragmentación social. El desarrollo social se refiere no solamente al aumento
de los niveles de ingreso per cápita, o al aumento del producto nacional bruto o de otros índices
significativos de crecimiento económico sino fundamentalmente a mejoras generalizadas en la calidad de
vida, en las expectativas de vida, en el nivel de escolaridad de la población, en los niveles de salud, en las
condiciones de seguridad social, etc.
Las políticas de fin de siglo contribuyeron al debilitamiento del conjunto de las instituciones y la pobreza se
instala como problema de fondo. Cuando nos referimos al debilitamiento de las instituciones la primera en
registrarlo es la familia, la cuál será trabajada como un agente significativo en garantizar el acceso y
permanencia en la escuela.
En el centro del diagnóstico social, Néstor López entiende a la pobreza desde dos perspectivas; una de
ellas la considera como un efecto de la crisis y otra como causa de todos los problemas sociales
La pobreza se nos manifiesta en las familias y éstas en comunidades de nuestra sociedad pero junto a la
pobreza creciente, en la realidad de las familias que no pueden satisfacer sus necesidades básicas,
aparece una revalorización de la familia, en tanto relaciones de parentesco, como proveedora de protección
con nuevas formas de solidaridad, es un campo social con prácticas específicas y con un capital cultural de
máxima relevancia para entender los problemas socioeducativos.
Por considerarse tan importante el papel de la familia en relación a las expectativas y posibilidades de
educación es que lo trabajaremos específicamente en el módulo 3.
Siguiendo al citado autor considera también que uno de los primeros efectos de la pobreza es la
desaparición del espacio público como espacio de sociabilidad heterogéneo, donde conviven y comparten
sujetos de diferente origen social. Ese espacio público, generalmente forma parte del entorno escolar y
familiar, es la comunidad próxima a la escuela y conforma otro campo social con un capital cultural diferente
al familiar y escolar que para entender la problemática socioeducativa será un referente necesario en
nuestro análisis-
Si nos posicionamos en dos extremos, podríamos decir que en un barrio cerrado o en una villa miseria, las
relaciones se dan entre pares, así los más pobres refuerzan sus vínculos y los más ricos lo hacen del mismo
modo, tanto geográfica como socialmente: “Se vive un proceso de construcción de representaciones de lo
social a partir de una vivencia cotidiana signada por una homogeneidad cercada por barreras que existen
objetivamente, o que se construyen a partir de la necesidad de diferenciación con respecto a los
otros” (López, 2007:47).
Tal como usted podrá observar, en este escenario, son múltiples los obstáculos a los que se enfrenta la
educación. Sumado a lo anterior, la crisis de cohesión trae aparejado cambios en valores y expectativas que
afectan la vida de las instituciones educativas. Ahora bien: los problemas y sus soluciones ¿están en la
escuela o afuera de ella? Desde la perspectiva de la asignatura consideramos que existe una relación
causal entre los problemas y se considera que no es posible brindar una respuesta unidireccional, sino que
es necesario manejarnos desde un abordaje relacional que contemple la complejidad de la situación. Por
eso, hablar de problemas socioeducativos implica referirnos a la inequidad en la educación, a la exclusión
social y educativa, a la desubjetivación y a la violencia social y escolar como los problemas prioritarios, y no
únicos o excluyentes, que amenazan la continua presencia del educador y el educando en una relación
social educativa.
La violencia
La exclusión social
Otro problema socioeducativo que vamos a abordar es la exclusión social, comprendida como el proceso
mediante el cual individuos y grupos de una sociedad, por diferentes situaciones, son total o parcialmente
impedidos de participar plenamente en la sociedad donde que viven.
El concepto de exclusión social es multidimensional y sus dimensiones pertenecen a tres áreas de gran
importancia como son: los recursos, las relaciones sociales y los derechos legales.
1. Ruptura de los lazos sociales y familiares, fuente de capital social y de mecanismos de solidaridad
orgánica y comunitaria.
2. Marginación social.
c. Alteración de los comportamientos sociales.
d. Falta de participación en las actividades sociales y políticas.
e. Deterioro de salud.
3. PRIVACIÓN POLÍTICA:
a. Carencia de poder.
b. Falta de participación en las decisiones que afectan a su vida cotidiana.
c. Ausencia de participación política y escasa representatividad.
En líneas generales, podríamos considerar que la sociedad se divide entre los incluidos sociales y
los excluidos sociales. Mientras que se considera productivo a los primeros, los segundos son
considerados no productivos, ya que merecen atención y ayuda. Los procesos de exclusión social incluyen
factores personales, subjetivos y psicológicos y hacen referencia a una dimensión estructural macrosocial
en donde se advierte la posición del sujeto en la sociedad, en relación con los recursos materiales, derivada
generalmente de la situación de exclusión del mercado de trabajo.
Para explicar la exclusión, podríamos considerar la existencia en este problema de una dimensión
comunitaria caracterizada por la falta de integración en la vida familiar y en la comunidad de pertenencia y
una dimensión subjetiva o personal que se presenta como ruptura de la comunicación y debilidad para
construir capital simbólico. De este modo se observa la necesidad de abordar ambos aspectos que hacen a
la complejidad del fenómeno.
La pobreza y la exclusión
Si definimos a la exclusión como proceso, es importante tener en cuenta los rasgos básicos del proceso del
empobrecimiento como condicionante de la exclusión. La pobreza tiene causas estructurales más allá de las
coyunturales; permanece en el tiempo, se modifica en sus manifestaciones y supone insatisfacción de las
necesidades básicas. Resulta pertinente diferenciar entre pobreza absoluta y pobreza relativa. Nos
referimos a la primera cuando no existe un mínimo, objetivamente determinado, para garantizar la
supervivencia. Hablamos de pobreza relativa cuando no se tiene lo mismo que los otros, o se está debajo
de la media del país, o no se puede acceder a alguna necesidad básica.
Algunos autores comprenden a la exclusión social como la causa de la pobreza y otros consideran la
pobreza como parte de la exclusión social. Las situaciones de empobrecimiento y / o exclusión social tienen,
en sus bases, rasgos de sociedades desiguales. La exclusión social está condicionada por las estructuras
socioeconómicas y políticas, y se encuentra ligada a factores tales como la situación geográfica y a otros
como la discriminación por cuestiones de género, edad y etnia.
La exclusión social se puede considerar como una característica individual que se relaciona con las
condiciones de vida de las personas o los grupos.
Teniendo en cuenta que éstos se encuentran en desventaja, dado que poseen ciertas características como
grupos o segmentos sociales que se refieren a alguna forma de discriminación desde la estructura social y
cultural en la que conviven.
Frente a la pobreza y a la exclusión social se emplean términos como la inserción o la integración social.
Son términos distintos que se tienen que manejar en contextos diferentes; la inserción es una fase de la
integración social.
La pobreza es el mayor determinante individual de mala salud y se relaciona con elevadas tasas de
consumo de sustancias nocivas para la salud: alcohol, tabaco, drogas, etc.
Teniendo en cuenta que la OMS define la salud como el bienestar físico, psíquico y social; la protección de
la salud significa la educación y la promoción de la salud, la prevención de enfermedades, la curación de
todas las formas de pérdida de salud y la reinserción social de las personas, individual y colectivamente.
Otro concepto, considera que los sujetos sufren exclusión social cuando: (a) sufren desventajas
generalizadas en términos de educación, habilidades, empleo, vivienda, recursos financieros, etc.; (b) sus
oportunidades de obtener acceso a las principales instituciones que distribuyen esas oportunidades de vida
son sustancialmente menores que las del resto de la población; (c) esas desventajas y accesos disminuidos
persisten a lo largo del tiempo[1].
Si bien, siendo excluido social resulta difícil acceder a la educación básica y obligatoria, son aún peores los
efectos del analfabetismo en este segmento social para poder salir de la exclusión. El advenimiento de la
sociedad de consumo y la pobreza instalada, la globalización, los cambios en el Estado y en el mercado, los
nuevos medios de comunicación y sus mensajes, los cambios en las instituciones tradicionales y las
adicciones, han acelerado el surgimiento de un nuevo problema socioeducativo: la desubjetivación.
La desubjetivación
Este problema está presentado por lo negativo o la imposibilidad del sujeto de reconocerse, y las
consecuencias que trae aparejado. Para desarrollar aún más este tema, le sugerimos realiza la lectura del
siguiente artículo:
Desubjetivación
Uno de los factores que incide en las modificaciones de la subjetividad obedece a que la vida privada ha
sido invadida por lo público y viceversa. Lo privado puede entenderse en términos de: actuar libremente de
acuerdo con las conveniencias de cada uno, en relación con la lógica del mercado, una libertad individual en
la que cada uno haga lo que está a su alcance en su camino hacia el éxito. En cambio, en la vida pública la
propuesta varía sustancialmente. La vida pública se vincula con acciones tendientes a la solidaridad con los
más necesitados.
En los niños a quienes frecuentemente se conoce como: desnutridos escolares, es frecuente encontrar dos
características: son niños portadores de una desconfianza radical hacia el otro y de un rostro con
vergüenza heredada de padres que han perdido la autoestima y la dignidad de sentirse humanos. Hombres
que padecen un quiebre de sus ideales, de sus proyectos de vida, ante la pérdida de dignidad que les da el
trabajo y el lazo laboral, y que transmiten a sus hijos. Estos últimos comúnmente fracasan en sus
expectativas, pues han deseado escolarizarse y por diferentes circunstancias se han visto imposibilitados de
proseguir sus estudios.
En este contexto se presenta un cruce histórico y actual de fracasos, suele ocurrir que los niños resignifican
las vergüenzas heredadas de sus padres asociadas a pérdidas de ideales, a sentimientos de defraudación
hacia el otro social, de compromiso asumido y no cumplido y es entonces cuando el fracaso se
vuelve trauma.
En relación con lo anterior, decir, es interesante advertir de qué manera, cada coyuntura histórica produce
determinadas subjetividades. Cuando se desorganiza la norma social se despoja a los sujetos de su
posibilidad de construir su pensamiento, cuando se pierden los vínculos y la solidaridad está ausente,
cuando el desempleo es prolongado, cuando no se ve un futuro, la subjetividad se encuentra tan debilitada
que le impide al sujeto identificarse, reconocerse, es decir asumirse como sujeto. (Bleichmar, Silvia, 2008)
La inequidad
El otro problema enunciado para trabajar es la inequidad. Resulta difícil definir un problema desde la
negación, ya que podríamos decir que la inequidad es falta de equidad. Se trata de la cualidad que mueve a
dar a cada uno lo que merece por una parte y por otra la justicia distributiva o imparcialidad en un trato o un
reparto.
El concepto tiene una connotación de justicia e igualdad social con responsabilidad y valoración de la
individualidad, llegando a un equilibrio entre las dos cosas: la equidad es lo justo en plenitud. En el campo
educativo la equidad requiere advertir las siguientes igualdades fundamentales: igualdad en el acceso,
igualdad en las condiciones o medios de aprendizaje, igualdad en los logros o resultados, e igualdad en la
realización social de estos logros.
El concepto de equidad está por encima del de igualdad, puesto que en las sociedades homogéneas la
igualdad de la oferta educacional refuerza la homogeneidad social y en las sociedades heterogéneas la
igualdad educativa genera desigualdades sociales. “Establecer un criterio de equidad significa identificar
cuál es la dimensión respecto a la cual se definirá un horizonte de igualdad y en torno a la cuál se
estructuran todas las desigualdades resultantes”...
Al respecto, podríamos considerar que: “la noción de equidad no compite ni desplaza a la de igualdad, sino
que, por el contrario, la integra, ampliándola en sus múltiples dimensiones. No hay equidad sin igualdad, sin
esa igualdad estructurante que define el horizonte de todas las acciones“(López, 2007: 68). Para este autor,
la equidad en educación es una decisión de política educativa e implica optar por alguna de las igualdades
fundamentales, es decir por alguna dimensión de la desigualdad.
“El principio de equidad basado en la igualdad de resultados aparece como el único con opción de
compensar y revertir las desigualdades iniciales, rompiendo dentro del sistema educativo con los
determinismos sociales. Los argumentos a favor de la igualdad en los logros de aprendizaje son
precisamente aquellos que ponen el énfasis en la educación como motor de los procesos de desarrollo
social y fortalecimiento de las prácticas democráticas. Desde esta perspectiva, la educación es considerada
una necesidad básica, e incrementar el nivel educativo de las personas es proveerlas de recursos que les
permitan una mayor participación y capacidad de influencia en la sociedad. Desde la defensa de este
principio de equidad, las nociones de eficiencia y eficacia de los sistemas educativos quedan también
redefinidas. Así, estas dimensiones no sólo deben ser evaluadas a la luz de la capacidad de los sistemas de
elevar los niveles medios de educación de una sociedad, sino también de reducir las brechas entre los
diferentes grupos sociales” (López, 2007: 72).
Podríamos volver al cuadro estadístico que presentamos al iniciar el módulo y hacernos nuevas preguntas
en relación con lo que consideramos un problema. ¿Por qué Argentina está así? ¿Cómo podríamos
comprender esta situación? ¿Qué incidencia en la crisis de nuestro país tendrían los problemas
considerados? ¿Qué podríamos hacer desde nuestra posición en la gestión de la institución?
Para finalizar consideramos interesante compartir con usted una presentación que expresa, en alguna
medida, lo que a veces los maestros no se atreven a decir Esperamos que el contenido de los próximos
módulos permita aproximarnos a encontrar alternativas de intervención superadoras.
MODULO 2
Educación y educabilidad
La consolidación de la sociedad moderna requirió de la fuerte presión del Estado por imponer educación
homogénea y obligatoria a los ciudadanos. Para la mayoría de los estados Latinoamericanos, la educación
obligatoria era el medio para inculcar la cultura nacional a la masa de inmigrantes, la lengua nacional y los
saberes que serían útiles para conformar la masa de trabajadores que requería la producción incipiente.
La igualdad fue un valor del ideario de la Revolución Francesa que tomaron, como premisa, los nacientes
estados latinoamericanos para su consolidación. En este contexto, la educación actúo como el medio que
posibilitaba el ascenso social y aseguraba el empleo.
Conjuntamente con la formación de los estados se fue formando el Sistema Educativo Nacional,
comprendido como aquel conjunto de instituciones diferenciadas, de alcance nacional, coordinadas y
supervisadas por el Estado que cumple con la tarea de educar.
El proceso de globalización y sus consecuencias fue uno de los principales causales de que el sistema
educativo fuera perdiendo pierda esa posibilidad de articular: nivel educativo y nivel ocupacional, nivel
educativo y posición social, cuestionando con ello la importancia de la educación formal.
Actualmente, los Sistemas Educativos están atravesando una etapa crítica, ya que evidencian más que
nunca su dificultad para mantener una educación de calidad con equidad. A su vez, nos enfrentamos a lo
que la autora del material básico va a definir como discriminación educativa. Con esta última nos referimos a
la imposibilidad del Estado y la sociedad para garantizar igualdad y, menos aún, equidad, a causa de las
diferencias sociales en el acceso a la educación y las diferencias educativas en la oferta y la prestación del
servicio.
Para tratar este tema le sugerimos consultar especialmente el capítulo
4 del material básico en dónde se presenta un breve diagnóstico de
los Sistemas Educativos Latinoamericanos. Cuando esté realizando la
lectura, deténgase en la conceptualización de lo que la autora
considera conceptos fundamentales para entender la situación: tasa
de repitencia, deserción escolar, eficiencia interna y tasa de
graduación.
4. Educabilidad
¿Ha leído o escuchado hablar sobre este tema? Comenzó a hablarse de educabilidad al intentar valorar qué
ocurría con la calidad educativa y la equidad educativa en la institución escuela. Tradicionalmente,
estábamos convencidos que la educación que se brindaba a las jóvenes generaciones de una sociedad
traía por sí misma mayores posibilidades de equidad. Esto equivalía a decir que: a más educación, mayores
condiciones de equidad. Hoy, aceptamos casi sin cuestionar, que para que la educación genere equidad es
necesario un mínimo de equidad social. De lo contrario, la educación no tendría fuerzas para modificar un
estado de situación existente.
Resulta interesante tener en cuenta que muchos problemas educativos son además problemas sociales. Lo
significativo de su causa o efecto es que ambos están, en alguna medida, fuera de las aulas. Por eso, hoy
los docentes consideran necesario hablar de condiciones de educabilidad, entendidas como el escenario y
contexto social y familiar en el que se configuran las condiciones socioeconómicas, culturales y subjetivas
mínimas para concretar la tarea formativa en la escuela (Navarro, 2008).
Valorar la situación de la educación nos lleva a preguntarnos acerca de las condiciones de la educabilidad.
No se considera la educabilidad según principios filosóficos o basados en condiciones orgánicas del sujeto
individual, sino como un constructo que remite y rastrea la huella de la sociedad en el niño pero que se hace
concreta en cada uno de los que participa de procesos escolares. La educabilidad contiene una noción
subjetiva ineludible; la subjetividad debe comprenderse aquí como los significados que las personas
otorgan, cotidianamente, a las estructuras soportantes: familia, trabajo, comunidad y que resultan de
esquemas de percepción e interpretación de significados y saberes que son adquiridos en procesos de
socialización (Navarro, 2008).
En relación con el exterior, generalmente decimos que el primer factor a nivel macrosociológico es la
sociedad, el sistema social, las relaciones Estado-mercado y sociedad que configuran las condiciones de
educabilidad.
A modo de ejemplo, cómo los medios de comunicación, las posibilidades ocupacionales, el lugar de
residencia, los ingresos, los sucesos económicos, políticos, sociales y culturales delimitan un escenario para
la educabilidad.
A nivel microsociológico, otro factor se refiere a la experiencia de socialización primaria de los sujetos:
¿cómo se desarrollaron las interacciones y sus vínculos primarios?, ¿cómo fue la atención temprana del
niño, su estimulación y acceso al lenguaje como posibilitador de procesos cognitivos cada vez más
complejos?
En relación con esto último es prioritario atender a las posibilidades de articulación de la cultura familiar y
escolar y al grado de flexibilidad esperable entre ellas. Uno de los factores que permitiría garantizar
condiciones de educabilidad, es la confianza, tema que pasamos a desarrollar a continuación.
4.1 La Confianza
La confianza puede ser definida como esperanza firme o seguridad que se tiene en que una persona va a
actuar o una cosa va a funcionar como se desea, como las expectativas que las personas ponen en relación
con el comportamiento de los otros para considerar alternativas de acción y decidir el propio
comportamiento.
Actualmente, es un factor de estudio dominante para la Antropología y otras Ciencias Sociales; implica, por
un lado, un objeto o situación y, por otro, acción; por un lado una propiedad y por otro un proceso de
construcción.
La confianza ha sido considerada como un factor válido para medir la distancia social: a mayor confianza
menor distancia social. Puede considerársela como una virtud cultural que tiene que ver con el riesgo y la
incertidumbre. La confianza contiene emocionalidad y expresa el nivel que adquiere la sensación de
vulnerabilidad, es un mecanismo social que puede ser explicado en relación con creencias y motivaciones
personales. Por su parte, la creencia implica que la acción intencionada de algún sujeto será apropiada para
nuestro propio punto de vista.
La confianza se pone a prueba con los extraños, por lo que las diferencias y barreras entre organizaciones,
barrios, comunidades o sectores aumentan la propensión a vivir entre iguales pero separados de los
diferentes. Para Luis Navarro (2008) la pérdida de confianza en el otro trae aparejados cambios en la
estructura social, se reducen los ámbitos de sociabilidad informal entre clases lo que se puede percibir en
organizaciones y servicios públicos, como hospitales, transportes, escuelas, seguridad, entretenimiento. Se
privatiza la comprensión de los problemas comunes que enfrentan los hogares en la cotidianeidad y los
servicios públicos pierden capacidad de atención a los sectores más bajos.
Como resultado de estas transformaciones se produce la polarización de la sociedad y con ello tiene lugar
un proceso de segregación social, aislamiento progresivo y pérdida de confianza en que la respuesta que el
otro pueda dar sea acorde a las necesidades del que demanda atención.
La polarización de la que somos testigos en la actualidad, trajo consigo la pérdida de confianza en la
escuela y en los docentes como resultado de la dificultad de la primera para dar respuesta a múltiples
demandas que le plantea la sociedad.
Cuando aludimos a la relación familia-escuela la confianza es fundamental y requiere de una actualización
constante, porque muchas veces resulta difícil prever el comportamiento de los actores institucionales. Otras
veces, los actores recurren a prejuicios y presunciones y suponen modos de actuar que debilitan la
confianza entre ambos.
Para Navarro (2008): “el factor confianza es el pegamento simbólico-cultural de la relación familia-escuela,
de las relaciones intrafamiliares y de las relaciones comunitarias. Sin confianza la relación misma es
inestable y no puede asegurarse la efectividad de la interacción porque las decisiones de las partes
exceden los mínimos de incertidumbre tolerables”.
En el siguiente cuadro se pueden observar las relaciones que el autor construye para explicar la confianza
como atributo sociocultural de los vínculos familia-escuela-sociedad.
4.2 Subjetividad
Otro de los factores pertinentes para comprender el alcance de la educabilidad es la subjetividad, que
podríamos definir como los significados que las personas han construido en su interacción con las
estructuras sociales, en especial con la familia, el trabajo y la comunidad que le permiten dar cuenta de sí.
Navarro señala que la subjetividad es importante en dos planos: uno que se vincularía con las respuestas
del sujeto a políticas, normativas y acciones a través de las cuáles decide o no aceptarlas. Y el otro, tiene
que ver con la interacción docente-alumno, donde ingresan las significaciones de ambos que van a definir el
éxito o el fracaso escolar, basados en disposiciones cognitivas y pronósticos de desempeño deseables por
parte de los docentes y experiencias y expectativas de los alumnos respecto al aprendizaje que actúa como
capital.
Para Silvia Bleichmar, en nuestra sociedad la subjetividad se ve amenazada porque carece de herramientas
para simbolizar la realidad como consecuencia de las nuevas formas de socialización. Asistimos a la
proliferación y legitimación creciente de los particularismos culturales, y las desigualdades sociales
complican la tarea de la escuela, institución fundada para homogeneizar y para reducir las diferencias. A
esto podríamos agregarle el fenómeno del debilitamiento de las instituciones.
Es interesante mencionar que, en muchas ocasiones, suele suceder que la falta de confianza es
reemplazada por sentimientos de resentimiento y odio que dan origen a nuevas formas de subjetividad
como resultado de violentos vínculos sociales.
También se habla en relación a la subjetividad de identidades en tránsito que, por lo general se
corresponden a familias y comunidades en tránsito. Hay grupos familiares que, en determinados momentos,
logran armar un entramado de vínculos con los que se sostienen y luego se desarman, desplazan y
rearman. El concepto de filiación, en tanto hijo de o hermano de, permite explicar el carácter transitorio de la
identidad. La maternidad y paternidad precoz, la fragilidad de los vínculos parentales y la rápida
recomposición de alianzas, permiten advertir las dificultades en el proceso de construcción de la
subjetividad.
El factor subjetividad se refiere a la necesidad del ser humano de encontrar sentido a la vida, de poder
modificar las condiciones de existencia y de tener un proyecto.
“No se le puede plantear a un ser humano que el sentido de su vida está en ganarse subsistencia, porque
eso no es el sentido de ninguna vida. Tenemos que terminar con esta idea que les plantamos a los chicos
de que el único sentido de conservar su vida es para que trabajen y sobrevivan: el sentido de conservar su
vida es para producir un país distinto en donde puedan recuperar los sueños. Y la escuela es un lugar de
recuperación de sueños, no solamente de auto-conservación” (Bleichmar, Silvia 2008:133).
Al respecto nos advierte la autora que, en nuestra sociedad, hay un déficit en los jóvenes y niños para
construir la subjetividad porque les resulta casi imposible proyectarse como sujetos en un futuro, ante esto,
los captura la inmediatez del placer que se logra en alcanzar algo ya en las adicciones o en relaciones de
riesgo.
Para esta autora la reflexión sobre nuestra vida y la de la sociedad nos permitirán producir un proceso de
reconversión de nuestra relación con los semejantes, de resolver relaciones traumáticas y de elaborar un
diferente universo simbólico. La escuela necesita favorecer este proceso de reconversión de recuperación
de lo que poseemos en una subjetivación “que permita evitar los efectos de la economía deconstructiva de
la historia despedazante.”
4.3 Reciprocidad
Otro factor condicionante de la educabilidad es la reciprocidad vinculada de manera directa con los otros
factores de la educabilidad. La reciprocidad exige del otro una respuesta semejante a la que el interlocutor
hubiera deseado para sí. Una respuesta basada en la verdad y validez de la práctica, procurando reconocer
en el otro a ese ser humano, al que los actuales modos de vida lo limitan y lo reconstruyen; la reciprocidad
requiere de una conducta ética. A su vez, la ética de la reciprocidad es un principio moral general que
significa algo tan sencillo como lo siguiente: trata a tus congéneres igual que quisieras ser tratado; y se
encuentra como una regla fundamental prácticamente en todas las sociedades. Lo central en esta premisa
es minimizar el daño de los pocos y de los muchos, y maximizar la felicidad de todas las personas.
La reciprocidad genera en sí valores éticos y sociales, porque mediante la circulación de los productos o
servicios, dentro de una estructura de reciprocidad precisa, se crea un sentimiento compartido y mutuo entre
partes. Ese sentimiento se expresa en distintos valores humanos según la estructura de reciprocidad que
interviene como la equidad y la confianza. Es decir, que en un sistema de reciprocidad, los valores humanos
(sociales, simbólicos, afectivos) generadores del lazo social no proceden de un espacio ajeno al
intercambio, no son valores constituidos sino que su creación es intrínseca a la relación de dar y recibir.
La reciprocidad tiene un carácter social y recurrente de
interdependencia colectiva a largo plazo. Difiere de la práctica de la “La reciprocidad se refiere
ayuda mutua que la establecen las partes con un objetivo concreto y se a un contexto social cuyo
ordenamiento moral
extingue la obligación cuando se cumple lo acordado: la ayuda mutua produce una serie de
es en esencia un contrato implícito. La reciprocidad, en cambio, se obligaciones que no se
refiere a un contexto social cuyo ordenamiento moral produce una serie extinguen en el
cumplimiento de las
de obligaciones que no se extinguen en el cumplimiento de las mismas.
Así como la reciprocidad filial, la relación educativa también es una mismas”.
relación de reciprocidad, se pone a prueba siempre en los conflictos
docentes.
Responde a las preguntas qué hacen las familias por la educación formal de sus hijos y qué hace la escuela
en relación a las expectativas sobre la educación de sus hijos.
La confianza y la motivación para la acción parecen descansar sobre relaciones sociales duraderas y
continuas de reciprocidad, basadas en lazos emocionales que serían los constituyentes naturales del tejido
social (como el parentesco o la comunidad).
La reciprocidad es un proceso de intercambio no mercantil y equitativo; a menudo también se piensa la
reciprocidad como algo que precede a las relaciones económicas y que es inherentemente bueno. Pero la
realidad es más ambivalente y más histórica. Los afectos que sustentan las transferencias recíprocas, las
solidaridades voluntarias o forzadas, son, sobre todo, el resultado de la experiencia histórica de cada cual
respecto a las diferentes posibilidades que se le han presentado en la vida. Las relaciones de reciprocidad
tal como se observan en la realidad social son ámbitos complejos y ambivalentes, saturados de tensiones,
de manipulación, de diferencias extremas de poder y de injusticia. Pero también son ámbitos que permiten y
sustentan la ayuda mutua y las transferencias de recursos, en ámbitos no regulados por el mercado o el
estado.
A continuación le presentamos un esquema donde se integran los conceptos que trabajamos hasta aquí.
Consideraciones finales
En este módulo se intentó analizar qué pasa con la educación en América Latina y en nuestro país; por qué
existe el fracaso escolar en sus formas de abandono y deserción; por qué la escuela no es esa institución
ponderada por la familia y la comunidad para transmitir la cultura y formar sujetos con un proyecto personal
de vida; por qué se ha perdido la confianza en las instituciones y en la escuela en particular; por qué padres
y docentes no se juegan por igual para educar a niños y jóvenes; por qué la educación ha perdido su valor
social, etc.
De hecho la situación es muy compleja, las lecturas son
múltiples y las respuestas no tienen fuerza y potencial para
cambiar el estado de la situación. No es nuestro ánimo ser
derrotistas, frustrar anhelos y proyectos sino, por el contrario, ¿Qué podría hacer usted en
llevarlo a pensar, reflexionar y comprender el hacer en las su escuela para contribuir
instituciones para estar abierto a propuestas de gestión que a generar, garantizar o
reviertan las tendencias instauradas. recuperar confianza tanto
Considere que pensar en esta problemática es un paso inicial a en sus docentes como en
resolver problemas socioeducativos. No se quede en conceptos las familias de su
teóricos, aprópiese de ellos para transformar la realidad. comunidad educativa?
Siempre un mundo mejor es posible.
¿Qué se podría hacer para que los alumnos se reconozcan
como tales, con posibilidades de acceder a un capital social a
partir de la educación? ¿Qué podría hacer en su escuela para
poner en evidencia qué es lo que cada uno espera del otro,
para así contribuir a su logro?
Escuela y familia
La familia es el primer agente socializador y aporta al sujeto normas, códigos, símbolos y valores
indispensables para insertarse en otras estructuras sociales. El contenido de la socialización familiar puede
considerarse predictor del desempeño escolar y de la trayectoria futura de los sujetos. Patrones de
comportamiento, categorías de valoración, representaciones sociales son parte de lo que las jóvenes
generaciones reciben del adulto que las precedió. La familia es el mecanismo prioritario de integración
social y tiene mucha importancia para comprender los cambios en la jerarquía de posiciones sociales
acorde al proceso de estratificación social.
Grupo de pares
Se trata de un grupo primario de relaciones afectivas, no instrumentales, cara a cara. Tiene una estructura
en donde predominan las relaciones igualitarias. Actualmente, en muchos contextos sociales, el grupo de
pares presenta cambios profundos en sus funciones. Especialmente, para los jóvenes, lejos de proveer un
pensamiento de opinión interviene con un pensamiento de autoridad, poder o producción de conocimientos
con tal fuerza que compite y a veces socava la autoridad familiar. Poder y autoridad son dimensiones que
no perteneces al grupo de pares, sin embargo las familias suelen sentir su fuerza y coerción en muchas de
las decisiones por las que optan sus miembros.
Principios claros son necesarios para una respetuosa relación tanto en la familia como en el grupo de pares,
el autoritarismo es tan nefasto en la política como en la familia pero el igualitarismo es propio del grupo de
pares no de la familia en donde debe existir necesariamente una autoridad.
Para Luis Navarro la relación familia-escuela comienza a ser contradictoria cuando las sociedades modifican
o amplían sus estrategias de formación de las nuevas generaciones. El monopolio de la familia y el Estado
se disputan con los grupos de pares y los medios de comunicación con diferencias según los tipos de
familias. La socialización es un flujo de ida y vuelta, con intercambios múltiples entre actores sociales
diversos, padres, educadores, fans, amigos, líderes de opinión, etc.
El pacto familia – escuela es algo tácito y siempre en cuestión. La escuela exige condiciones para educar y
los padres exigen respuestas a la creciente depreciación de la experiencia escolar, demandan más
eficiencia y una oferta complementaria que incluye alimentación, contención emocional y un ambiente
seguro.
Las demandas familiares varían desde lo expresivo a lo instrumental de manera excluyente o mixta. En este
sentido, hay familias que valoran la oferta educativa por las posibilidades futuras que brinda, o por los lazos
emocionales que se crean en ella.
Actualmente, las esperanzas puestas en la educación pareciera que pasan por los recursos disponibles que
tienen las familias, allí donde no hay recursos es donde más debiera llegar el Estado con una mayor y mejor
educación.
La escuela que presupone que los niños y jóvenes que llegan a sus aulas son portadores de un conjunto de
disposiciones, recursos y conocimientos previos, da por sentado que esos alumnos viven en un contexto
familiar que les garantizará el acceso a la educación, que procurará la continuidad de los estudios y que
favorecerá que sigan avanzando en el sistema educativo. Para sostener estas expectativas las familias
deben disponer de recursos no solamente materiales sino culturales, sociales y simbólicos.
En coherencia con lo que venimos planteando hasta aquí, es importante mencionar que la familia es
el agente primario y responsable de garantizar la educación.
El proceso de socialización es universal pero está situado en un contexto sociocultural. Lo que hace la
diferencia es la exposición a experiencias sociales, por eso es tan importante el contexto donde se
desarrollan. El grupo de pares aportará, principalmente, creencias, valores, lenguajes, experiencias, pautas
de conducta y acción que son particulares de esos grupos sociales y funcionan como reglas que instalan
distinciones, inclinaciones y acostumbramientos. De alguna manera, estas reglas reproducen el sistema que
los ha formado.
En relación con la identidad, es importante señalar que no resulta de las normas y valores generales sino
que es el producto de las interacciones y de las historias personales; es resultado provisorio y evolutivo de
la experiencia de relaciones e interacciones que el grupo le provee. Finalmente, es importante señalara que
el grupo de pares puede generar disposiciones y habilidades esperadas por la escuela para favorecer los
procesos de enseñanza y aprendizaje o puede resultar altamente conflictivo y contradictorio para contribuir
con tales procesos.
Medios de comunicación
¿Por qué incorporarlos en nuestro análisis? En la actualidad no caben dudas que los medios de
comunicación tienen un efecto indiscutible para entender la problemática socioeducativa. Por ellos se
invoca, se reproduce y se instala la llamada sociedad de consumo en donde el mercado es el actor
hegemónico. Cuanto más elevada sea la demanda del consumidor tanto más segura y próspera será la
sociedad de consumo, como así también tanto mayor será la brecha entre los que desean y pueden
consumir y aquellos que han sido seducidos pero que no pueden consumir para alcanzar los deseos. Para
Sigmunt Bauman una de las características más fuertes que la sociedad de consumo instala a través de los
medios de comunicación, es decir a través de los mensajes con contenidos simbólicos a un público
disperso, heterogéneo y anónimo es el enaltecimiento de la novedad y la degradación de la rutina.
Pensemos lo que esto significa en las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Sólo lo nuevo vale, hay que
cambiar constantemente no sólo de canal a través del zapping, sino de rutinas, de acciones, de actitudes y
de relaciones, en caso contrario el aburrimiento es una consecuencia inevitable, no tener nada qué hacer ni
a dónde pertenecer.
Pareciera que los medios por su esencia de entretener son un antídoto contra el aburrimiento, por el
contrario, la escuela es causa de él, produciendo desinterés, abulia y hartazgo. Se nos vuelve a presentar
aquí el problema de construir subjetividades, la sociedad actual vació de contenido al sujeto como
ciudadano y en su lugar coronó al consumidor. Debemos asumir lo que la sociedad le ha hecho a los
medios y lo que los medios le han hecho a la sociedad en nombre del raiting, el éxito, la competencia, es
decir el mercado.
La capacidad de organización que tiene una comunidad constituye uno de los aspectos más significativos
para el análisis de la misma, esto nos permitirá considerar el potencial valor de las redes sociales.
Una red social es un entramado de interacciones laxas, flexibles, espontáneas, porosas que tienen algún
soporte material o virtual para garantizar los vínculos. Los detalles de esos vínculos constituyen un medio
para explicar el comportamiento de las personas envueltas en los mismos.
Para Pedro Gallardo (Reflexiones sobre educación popular. Instituciones y ámbitos territoriales.
Wuanceulen, Sevilla España 2008) Las redes tienen cuatro elementos morfológicos: anclaje, accesibilidad,
densidad y rango. El anclaje o localización de la red se refiere al trazo desde un punto o actor inicial y su
proyección, la accesibilidad se refiere al número de intermediarios que se tienen que atravesar para alcanza
un actor determinado. La densidad hace referencia a la cantidad de contactos y frecuencia de los mismos y
el rango hace alusión a la cantidad de personas que se encuentran relacionadas directamente. Hoy por
ejemplo la web nos presenta una red con un altísimo rango. Esto es un aspecto muy positivo si se la emplea
con una finalidad ética. Educar a través de la web es un proyecto democrático, igualitario y de gran alcance
aunque no todos tienen acceso a este recurso.
Aunque la función principal de la red social es la provisión de un sistema de apoyo, las redes sociales tienen
otras funciones importantes como la identidad que adscriben a sus usuarios y el control social que ejercen.
En algunas ocasiones la red social no sólo no facilita apoyo alguno sino que puede ser foco de conflictos y
tensiones. Para muchos jóvenes no estar en Facebook es directamente, no existir.
Toda red social refleja una variedad de relaciones sociales, de las cuales unas serán de carácter más
particularista y otras más universalistas y en la cual un actor social se ve inmerso. En una red local
(vecindario, ciudad, municipio) sus nudos de agarre o sujeción permiten compartir actualidad en noticias y
otros hechos y sucesos de interés para un sector de la comunidad, con lo cual están creando opinión. Las
valoraciones son el comentario, el cotilleo, el recordatorio, los mensajes que perduran y que emergen en
forma inductiva asumiéndose y suponiendo un valor. Hoy muchos movimientos sociales se articular en
forma de red. A modo de ejemplo hoy ciertas tribus urbanas de jóvenes (emos, floggers, darks) tienen un
lugar en la red.
Generalmente en las redes no existe una estructura de poder centralizado, las estrategias y los métodos se
relacionan con las acciones cotidianas, no establecidas formalmente, el poder se concibe como capacidad
de acción y transformación.
Las redes sociales tienen un valor en tanto puedan generar espacios educativos, pero para consolidarlos es
necesario garantizar condiciones culturales, simbólicas y materiales de acceso y permanencia en la red.
Medios de comunicación, nuevas redes sociales y grupos de pares compiten con la familia en la formación
de la subjetividad. Solamente con la familia la escuela está en condiciones de crear un compromiso firme.
Avanzar en este terreno es lo que nos permitirá pensar en una escuela mejor.
Complete la lectura del capítulo 5 del material básico y lea el contenido del Programa Nacional de
Convivencia Escolar que hace referencia al pacto entre Familia y Escuela el que se trabajará en las
actividades del módulo.
En relación con este tema le sugerimos consultar el fragmento de un artículo que describe algunas características de los
nuevos grupos de pares de los jóvenes: Tribus Urbanas: por el devenir cultural de nuevas sociabilidades juveniles
MODULO 4
Algunas respuestas desde la gestión
Hoja de ruta para este módulo
¿Cómo marcha su lectura del material básico? En el último capítulo usted encontrará algunas sugerencias
para comenzar a pensar en alternativas que podrían ayudar a construir una escuela mejor. Lo invitamos a
leerlo y, a continuación, presentaremos otras alternativas que podrían propiciarse para enfrentar los
problemas.
La construcción de ciudadanía es un concepto que aparece en este contexto de crisis social y educativa. El
desafío es construir una democracia participativa, deliberativa o consensual, como único modelo éticamente
legitimable, que potencie el rol crítico y autónomo de la opinión pública y posibilite institucionalizar canales
de diálogo entre el Estado y la sociedad civil, desde los cuales puedan rescatarse y hacerse oír las
reivindicaciones de los sectores más desfavorecidos.
Los mecanismos de participación ciudadana son inoperantes si el ciudadano como tal, no se asume a sí
mismo como persona moral, libre e igual, capaz de formar parte activa, como ser racional y autónomo, de
las decisiones que lo afectan directamente a él, a su comunidad y al país en general.
La ciudadanía debe partir de un proyecto de dignificación, que significa contribuir al proceso de construcción
de una eticidad y una moralidad que favorezcan la dignidad, entendiéndola como el conjunto de las
necesidades radicales que, a lo largo de la historia, se han mostrado como parte constitutiva de la riqueza
humana: la libertad, la conciencia, la socialidad, la objetivación, y la pertenencia a la humanidad.
La dignidad es la necesidad de cada uno de ser una persona libre, social, consciente y creadora de cultura
que busca ser reconocida como tal y, por ende, como miembro del género humano. En este sentido, no es
posible concebir la ciudadanía y la civilidad al margen de las circunstancias que atraviesan millones de
seres humanos cuyas vidas se viven cargadas de dolor, abandono y sufrimiento.
La condición de ciudadano no es algo que se adquiere como un simple estatus jurídico, sino que se trata de
una construcción de subjetividades que requiere ser revitalizada y reanimada día a día, por eso la
educación debe despertar en cada alumno la iniciativa, la disposición y la preocupación por los intereses de
la colectividad. Uno de los desafíos ético-educativo más importantes de nuestro tiempo parecería ser, pues,
además del desarrollo de condiciones adecuadas de deliberación racional que permita consensuar normas
en un proceso discursivo moralmente válido, el movilizar la voluntad de participación lo que requiere una
educación que involucre a los jóvenes en la construcción de pautas de valor y de un modelo de vida buena
y de sociedad deseable.
Sobre este tema puede trabajar los art. De OEA del portal educativo del Ministerio de Cultura y Educación
de Argentina
La resiliencia de los alumnos también se construye creando ambientes escolares caracterizados por los seis
factores constructores de resiliencia: 1. Enriquecer los vínculos. 2. Fijar límites claros y formes. 3. Enseñar
habilidades para la vida. 4. Brindar afecto y apoyo. 5. Establecer y transmitir expectativas elevadas. 6.
Brindar oportunidades de participación significativas.
Se construye mediante interacciones personales con el alumno que le transmitan optimismo y se centren en
sus fortalezas, y mediante la incorporación de los seis factores constructores de resiliencia a la estructura,
las estrategias de enseñanza y los programas de la institución escolar.
Se consideran obstáculos para la construcción de resiliencia la visión que tradicionalmente ha guiado a los
docentes centrada en el déficit y el riesgo del alumno. Esta visión los orienta a esmerarse en detectar
problemas, flaquezas, riesgos y déficit, a catalogar a los alumnos de acuerdo con esos diagnósticos, sin
esforzarse mucho por encontrar y aprovechar sus fortalezas.
El objetivo de las investigaciones sobre el riesgo ha sido identificar la vulnerabilidad de los alumnos a fin de
implementar intervenciones que mitiguen los riesgos, y así promover resultados positivos para el alumno
que debe enfrentados. Los rótulos de déficit atribuidos a los alumnos se han convertido en profecías que se
cumplen por sí mismas, antes que en un camino hacia la resiliencia.
Otro obstáculo es el desconocimiento de los alumnos, de su familia y su entorno, lo que les impedirá
orientarlos en la búsqueda de sus posibilidades de resiliencia. Sin el conocimiento exacto de los factores
que contribuyen a la resiliencia, es también más difícil propiciar cambios programáticos y estructurales que
construyan resiliencia en los alumnos.
La percepción de las limitaciones de tiempo es otro obstáculo, pero debido a que construir resiliencia implica
entablar relaciones, las escuelas que no destinan tiempo a la construcción de relaciones no serán
constructoras eficaces de resiliencia.
Otro obstáculo en la construcción de resiliencia es la controversia sobre el rol de la escuela en la vida de los
alumnos, las características identitarias de la organización, su cultura escolar, su tradición institucional y el
tamaño de las escuelas que exigen revisar maneras de actuar con el fin de hacer más adecuada la gestión
para asegurarla.
Puede leer el artículo sobre Resiliencia de la actividad 2.
Mediación escolar